El papel de los medios de comunicación en la elección ... · La lectura del IV Informe de...
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Gerardo Parra Hernández Betsabé Guillen Pasillas
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El papel de los medios de comunicación en la elección presidencial.
¿Democracia o mediocracia?
”La información es como un misil no inteligente, que jamás
encuentra su objetivo (ni, ¡lamentablemente!, su antimisil) y que
por lo tanto se estrella en cualquier sitio, o se pierde en el vacío, en
una órbita imprevisible, donde gravita eternamente bajo forma de
residuo.”1
Introducción: Nosotros y la información
La proliferación de los medios de comunicación, a los que, por otro lado, tenemos acceso la
gran mayoría de la población ha contribuido a la consolidación de una sociedad más
informada, y en consecuencia, mejor preparada para la elección y el ejercicio del voto.
Nada más falso. Sucede que sólo nos ha dado esa impresión a un segmento de la población
que tenemos acceso ilimitado a internet y a los grandes flujos de información que llegan al
receptáculo de nuestra bien entrenada mente. Nuestra mente pasiva, receptora, una mente
de la que bien nos valdría preguntarnos, asistidos por la psicología y otras disciplinas, el
impacto que le acarrea en materia de desarrollo u obstrucción de los procesos naturales.
Baudrillard nos advierte “…el contrasentido total es convertir el cerebro en un receptor, en
una terminal sináptica, en una pantalla de imaginería cerebral en tiempo real…”2,
ciertamente Jodorowsky los ha llamado creadores de enfermedades, provocadores de
tragedias.3 Si bien los medios de comunicación por naturaleza se pueden definir como
instrumentos mediante los cuales se comunica de forma masiva, siendo la manera más
eficaz y rápida de transmitir un mensaje pues son las herramientas con las que las personas,
los miembros de una sociedad o comunidad se enteran de lo que sucede a su alrededor a
nivel económico, social, político, sin embargo esta definición solo es palabra muerta frente
al gran “monopolio” comunicador mexicano (con sus honrosas excepciones).
1 Baudrillard, Jean, La guerra del golfo no ha tenido lugar, Ed. Anagrama, España, 1991. Pág. 38.
2 Baudrillard, Jean, ¿Por qué todo no ha desaparecido aún?, Ed. Libros del Zorzal, Argentina, 2009.
3 La Jornada (07.07.2007)
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Tal vez las definición correcta para quienes tenemos una visión más amplia sobre la
información o para quienes no fuimos devorados por la omnipresente Televisión
corresponde a los medios de comunicación como el gran carruaje de manipulación social
mediante el cual los grandes poderes, de nuestro beneplácito sector oligárquico, se hacen
escuchar; obteniendo un resultado benéfico mientras que para el otro sector; que
curiosamente son las masas, en ocasiones nos hacen pensar que es beneplácito ante el
realmente perjudicial efecto que en el produce, engañándonos y apoderándose de nuestras
vidas.
Por ello, no podemos menospreciar el debate que deberá encenderse acerca del papel de los
medios de comunicación en cuanto a instituciones privadas que poseen la capacidad de
lucrar mediante la producción de artículos reproductores de ideología, menuda tarea si se
piensa que pueden inclinar la balanza a uno u otro lado, manipular y maleducar a las masas,
pervertir las cualidades humanas. Tampoco podemos ignorar que ese necesario debate y
reformulación de los medios masivos de comunicación tiene un entrañable vínculo con un
problema recalcitrante que no conoce de fronteras, no es privativo del Estado mexicano y
se encuentra inserto en la agenda internacional, esto puede ser definido de diversas maneras
aunque en el sentido más general se refiere al desplazamiento o transferencia del poder
político hacía la orbe del poder fáctico económico. Dicho fenómeno ha sido advertido por
diversos estudiosos, Jalife- Rahme4 lo destaca como tema central del Foro Global de Davos
en 2007. Destaca así mismo la magnitud de las empresas ahí reunidas que equivalen a 12
trillones de dólares, cifra cercana al valor de toda la economía de los Estados Unidos. Ello
nos habla de un grupo que detenta un poderío fáctico incuestionable que ya ha
transfigurado el poder político. En el caso de México, la cosa no es diferente, los grandes
capitales controlan las grandes industrias y los quehaceres estratégicos como las
telecomunicaciones y los medios de comunicación. No hace falta decir que se acoplan de
manera cínica a las demandas de los tenedores del poder político, ni que estos últimos
trabajan en complacencia de los primeros. La cosa es que el asunto se nos va de las manos,
la élite dominante construye para sí, un mundo en el que no cabemos, un mundo inmoral de
incertidumbre en el que la única cosa segura es la continuación del avance hacía la
acumulación de capital y poder. El avance de la exclusión y de la marginación.
La televisión ha jugado su rol político a la perfección dado que la sociedad mexicana se ha
convertido en un ser hipersensible ante ella, la televisión sabe que el espectador es incapaz
de retener la información, cualquiera que sea su tipo debido al incesante bombardeo, ya que
4 Véase Jalife- Rahme, Alfredo, Hacia la desglobalización, Jorale Editores, México, 2007.
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esta información carece de elementos por que ha sido seccionada o mutilada, a la que
muchos han llamado la era de la noticia express, predominando así la forma de la noticia al
instante y causar una mayor relevancia si la noticia es emitida de forma inmediata y para
darnos cuenta solo basta ver un programa de noticias en cualquiera de sus emisiones para
comprobar que la verdadera esencia del periodismo ha sido encarcelada en un calabozo, en
el cual en pocas ocasiones se filtra un rayo de luz pero esté al final del día se vuelve a
ocultar por la tinieblas oligárquicas, y en consecuencia causar un relevante impacto visual o
por lo contario la falsedad de la noticia (sic). El texto sin contexto, la burla al
estructuralismo.
La reproducción de la cultura televisiva
“La televisión hace mucho bien como fuente de información, como factor de cohesión y
como refuerzo de la democracia. El peligro de la semilla de violencia está en una televisión
que narcotice al niño, que fomente estereotipos discriminatorios, que no alimente entre los
jóvenes la necesidad de apreciar la vida, la compasión por el sufrimiento ajeno, que no
estimule la capacidad humana de ponemos en el lugar del otro.”5
Para el psiquiatra Luis Rojas Marcos, la televisión es un elemento de cohesión que puede
coadyuvar a la consolidación de la democracia, sin embrago, advierte de los serios peligros
que el contenido de ésta pude significar
de aquí que debemos que hacer una diferencia
entre información, desinformación y manipulación.
La información la podemos entender como el conjunto de datos y/o elementos procesados,
obtenidos a través de un análisis, los cuales incluyen un mensaje cambiando el estado de
conocimiento del sujeto, ósea que para informar verazmente el comunicador debe de hacer
una retrospectiva de dicha noticia. Por lo que corresponde a la desinformación se puede dar
por falta de celo profesional y otras cosas imputables al canal, pero en la manipulación
existe toda la intención de asaltar el principio ético profesional, de incidir de manera
significativa en la opinión y las acciones del televidente aunque para ello se sacrifique la
verdad.
Ahora veamos si Doña Televisión informa, desinforma o manipula; pero enfoquémonos en
lo que de verdad nos importa, tal vez tengamos que hacernos la siguiente pregunta ¿Existe
la teledemocracia en México? Cuando hablamos de democracia entendemos como la
doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno y también al
5 Luis Rojas Marcos en entrevista. El país (18.09.1995)
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mejoramiento de la condición del pueblo, pero esta no se limita a su forma política sino que
también a su forma social, se puede definir como un estilo de vida basándose en el respeto
de la dignidad humana, la libertad y los derechos de todos y todas quienes formamos parte
de una comunidad.
Ahora bien, sabemos que la Televisión Mexicana juega un papel muy importante en la
democracia aunque muchas veces o mejor dicho la mayoría de éstas, nuestra querida y
muy pero muy adorada Televisión no ha sido participe de ella pues se ha empeñado en
favorecer a un pequeño grupo de personajes que casualmente controlan el poder político y
económico de nuestro país, y es que no es solo ahora sino que ha sido fiel a sus verdaderos
“principios éticos” feroces y voraces, los cuales se definen en la siguiente frase de nuestro
casi Dios El Tigre -“Nosotros estamos en el negocio del entretenimiento y de la
información, y podemos educar pero fundamentalmente entretener, México es un país de
una clase modesta muy jodida, para la Televisión es una obligación llevar diversión a esa
gente y sacarla de su triste realidad y de su futuro difícil”- , es que sólo basta con mirar
hacia el pasado y ver los inicios de nuestra emblemática y patriota televisión y no hay que
retroceder demasiado tiempo sino situarnos en Septiembre 1° de 1950, día en que se
transmite el primer programa, ¿el evento? La lectura del IV Informe de Gobierno del
Presidente de México Lic. Miguel Alemán Valdés, a través de la señal de XHDF-TV canal
4 propiedad de la Familia O’Farril y posteriormente adquirida por XEW-TV; Miguel
Alemán Valdés fuel el primer presidente del PRI, con el se inaugura una relación novelesca
con este medio masivo de comunicación, -y tal y como sucede en las telenovelas la pareja
se enamora, llega el antagonista y se distancian pero ahora con su gran reencuentro vivirán
felices para siempre, ¿o no?
Nuestra televisión –deberíamos de inventar un saludo a la televisión para que cada que
pasemos frente a sus instalaciones le hagamos reverencias o la saludemos, así como le
hicimos con la bandera tricolor- ha tenido una injerencia omnipotente en todas las clases
sociales; aristocracia, burguesía nacional, pequeña burguesía, obreros, campesinos – perdón
pero con eso de la reconquista española- ósea en Ricos y Pobres (si, pobres mexicanos), se
enajeno en vendernos, de la misma forma en que lo han hecho sus clientes, un producto
chatarra pero este no es un producto que nos pueda facilitar el aseo en casa, saciarnos la
sed, darnos energía o satisfacer nuestro antojambre –tampoco los instintos sexuales-, Pocos
fueron los que se dieron cuenta de que aquel era un producto chatarra porque la Tele se
vendió como todo lo demás, se vendió como el producto que no te puede faltar para estar a
la moda, como el producto que tienes que traerlo adherido para ser el centro de atención,
como el producto al que le tienes que dar apapacho cuando está triste, el producto que
necesitamos para ser felices, pero nunca nos dijeron que no debe dejarse al alcance de los
niños porque contiene plomo, no dijeron que el producto también puede ser alcancía o
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puede provocar alergia a las mujeres, la tele se vendió a partir de lisonjas y un
hiperbombardeo de la imagen del producto al cual se le adhirieron espacios en todos los
módulos de información; noticieros, espectáculos, entretenimiento, espacios deportivos,
culturales, programas que irónicamente la gente acostumbra ver y a los cuales lisonjea.
Las personas están en todo su derecho y libertad de elegir el programa que deseen pero
deben de tomar en cuenta que la forma en que son informadas jamás podrán formarse un
verdadero juicio ante alguna noticia; pero al mexicano le han arraigado de tal manera la
Televisión que han logrado cumplir su objetivo de hacerles olvidar su difícil futuro, y lo
peor, se la han creído, el mexicano de hoy vive con la esperanza de que algún día llegue su
amada Dulcinea – o la Gaviota- o su amado Edmundo Dantes –o el muñeco- para ser
felices, y sigue soñando en que pronto les sonreirá la fortuna y se harán millonarios, o lo
peor de todo que un producto chatarra representa la identidad Nacional, pues el producto de
hoy, señoras y señores, acérquense para no dejar de verlo, es nada más y nada menos que
el Candidato del Partido Revolucionario Institucional –aunque suene chusco- a la
Presidencia de la República Lic. Enrique Peña Nieto, nuestro gran representante popular
quien ha sido beneficiado por la gran mayoría de los medios de comunicación
principalmente por la Televisión que se valió de todas las artimañas posibles para imponer
a un, sino es que el mejor, exponente del salinismo en la silla presidencial, pero no
solamente se encargaron de enaltecer su imagen a nivel nacional sino que al mismo tiempo
en que se hablaba bien de este “candidato” se encargo de desprestigiar al candidato de la
fuerzas Progresistas, quien en verdad si es un represéntate popular, mediante injurias y de
esta forma darle un aspecto negativo y de peligro para la sociedad. Y vengan a ver, señoras
y señores, vengan a ver al caos encarnado, al peligro de la nación, al subversivo incitador.
Y es que no fueron solamente los buenos comentarios hacia el “candidato” preferido y al
mismo tiempo los malos hacia quien según ellos no le conviene al pueblo Mexicano, sino
que también se utilizaron toda clase de artimañas como lo fueron las encuestas amañadas
siempre favoreciendo al “candidato” del PRI y por una amplia diferencia con respecto a los
demás candidatos y hasta un partido de futbol exactamente a la misma hora en que se
transmitía el primer “debate presidencial”, así como comentarios de sus fieles vasallos. ¿Y
qué más podemos esperar del poder? Acérquense mejor ciudadanos y ciudadanas a ver la
solemne marcha del poder que advertía el subcomandante insurgente Marcos, vea usted al
gobierno que no habrá de representarle, vea usted al gobierno-que-representa-a-la-ley-que-
representa-al-gobierno-que-representa- a-la-ley y así infinitamente para buscar su
legalidad ante la ausencia de legitimidad. Pues muy bien pregona Marcos, y no
precisamente en televisión “El mexicano común y corriente, para saber de la marcha de la
economía no deberá fijarse en su salario, en su poder adquisitivo, en su estabilidad laboral
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o financiera, o en su nivel de vida. En lugar de eso deberá atenerse a las declaraciones de
funcionarios… ¡de otros países o de organismos internacionales!”6
El mexicano común y corriente que sobrevivió al proceso electoral ha encontrado contento
y satisfacción en el discurso televisivo: “Mire usted a la democracia, mire usted una jornada
sana, mire usted que los observadores internacionales dijeron que aquí no pasa nada, mire
las instituciones a su merced, mire reconfortado, mire indiferente, mire, mire, mire” Mire
pero no se dé cuenta, mire pero no se atreva a voltear allá, si, allá donde el poder
oligárquico termina, allá donde empieza la evidencia y se vuelven obscuros y lodosos los
rostros PRI. Al mexicano común y corriente no le importa, se deja convencer, quiere que lo
dejen en paz, quiere que el descontento social se siga ocultando, que siga ausente de las
noticias de las 9, que no aparezca. Su indiferencia le brinda la ilusión de ser especial, y no
vacila en emitir una opinión cobarde, “Si los del IFE ya dijeron que todo fue a la buena”
“Ya que se callen esos que no saben perder”
Hombres y mujeres, ¿Quién ha de callarse? ¿Quién ha de resignarse a ver morir al
mexicano común y corriente? ¿Quién ha de matarlo?
Es cierto que todos tenemos derecho a la libertad de expresión así como libre albedrio para
elegir a quien consideramos la mejor opción para que nos gobierne, por lo tanto los dueños
de la Tele pueden ejercer este derecho inalienable; pero a lo que jamás tendrán derecho es a
querer imponer a un “candidato” en la silla presidencial.
“Los dueños de las televisoras tienen todo el derecho de hacer lo que quieran y poner lo que
deseen por eso son los dueños”. El artículo 27 constitucional establece que el Estado tiene
la propiedad originaria de las tierras y aguas y su dominio es inalienable e imprescriptible,
y en el artículo primero de la Ley Federal de Radio y Televisión se amplía el dominio del
espacio territorial al “medio en el que se propagan las ondas electromagnéticas”. El espacio
en el que circulan las señales de radio y televisión es, en consecuencia, de dominio
exclusivo de la nación y es, por lo tanto, un bien público.
Pero esto no sucede en México, aunque es en la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos donde se encuentra el artículo 27 –no inventamos nada, pero sabemos
que es escritura muerta- la verdad es que en México se ha monopolizado la Tele y el
6Subcomandante Insurgente Marcos, “México: la luna entre los espejos de la noche y el cristal del día”, en
Octavio Rodríguez Araujo (Coord.) Transición a la democracia, Diferentes perspectivas, La jornada Ediciones/ Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades UNAM, México, 1996. Pág. 219.
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control que ella ejerce sobre la sociedad es monstruosa y peor aún, los que controlan a Tele
representan a la minoría, representan a los que se sientes dueños y amos de nuestra patria.
La Televisión viene creando desde hace décadas modelos, estereotipos o prototipos que son
asumidos por la sociedad como patrones o normas de conducta, por ejemplo, la imagen
difundida por al canon de belleza y del cuerpo perfecto en las pasarelas –“telenovelas”- de
moda se convierten en el modo a seguir por millones de mexicanos –niños, jóvenes,
adultos, ancianos- llegando a crear grandes enfermedades como la anorexia, la bulimia
compulsiva por imitar ese canon de perfección o para olvidar que somos de una clase muy
jodida y olvidar nuestro difícil futuro. Así la Tele ha desarrollado una verdadera “Cultura”
de aspectismo o etiquetismo y todos aquellos que no se ajustan están fuera del círculo
social y hasta económico. De esta misma forma es como la Televisión ha logrado ser el
mejor aliado de los poderes políticos y económicos de quienes controlan el país, entonces
así es como logran que la sociedad elija a quien los gobernara, viéndolo más como lo que
necesitamos para estar a la moda, para ser aceptado en los diferentes círculos sociales, si,
así como un producto chatarra; pero para lograr que la sociedad votara por alguien que no
le conviene al pueblo se tuvieron que inventar un cuento telenovelesco el cual estuviera
identificado con la sociedad, tal vez por eso el “candidato” del PRI comió huevos con
charales -caviar con salmón lo que en realidad comía- o contar la magnífica historia de la
casa de los sustos y mejor aún las lágrimas contenidas al recordar a un ser querido; ósea,
claro que la Tele cumplió el objetivo llegando a las entrañas hipersensibles de los
espectadores que se conmovían al escuchar sus magníficos spots – con eso que casi no se
nos da ser conmiserados- y se sentían identificados con el “candidato” y lo tuvieron que
adoptar como un estilo de vida durante el proceso electoral defendiéndolo ante el mínimo
intento de desenmascararlo. –Detrás de mis mil mascaras, como dice Jodorowsky, estoy yo,
el auténtico.
La Tele nunca se encargo de difundir los proyectos de Nación que encabezaban cada uno
de los candidatos, a pesar que prevalecía la imagen del “candidato” del PRI nunca le
dedicaron un espacio en donde se informaran sus propuestas y como es que iban a
funcionar, la gente inclinada hacia este “candidato” al preguntarles ¿Cuál es para ti la mejor
propuesta del tu “Candidato”, y porque medio te enteras de sus propuestas?, irónicamente
no sabían que contestar porque no las conocían; pero muchas, prácticamente la mayoría, se
identificaban con él y todas coincidían que el medio por el cual se enteraban era la
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Televisión –por el sistema abierto -será que somos un país de pobres y por eso no tenemos
tv de paga- que curiosamente está monopolizada.
Este aspecto de que la Tele se encuentra monopolizada es muy importante dado a que es
una amenaza para la libertad de expresión y es que en este proceso electoral mientras la
Tele exaltaba la imagen de su “candidato” se realizaban manifestaciones en contra de la
pretendida imposición, estas manifestaciones no tuvieron un eco tan fuerte en la Tele ya
que la información sobre ellas las mutilaron a más no poder o de plano no salían al aire, y
casualmente estas manifestaciones eran del pueblo, de quienes si luchan por un bienestar
común de quienes si representan a las mayorías que solo exigía la Democratización de los
medios de comunicación y de esto el mexicano común y corriente nunca se entero porque
no lo pasaron en la Tele.
Entonces podemos decir con toda certidumbre que en México no existe la Teledemocracia,
que lo que prevalece es la desinformación y en este proceso electoral la manipulación,
porque la televisión no interviene a favor de las mayorías (del pueblo, de los pobres) y
mucho menos en el favorecimiento de sus condiciones además de que violenta la dignidad
humana y la libertad.
La política del secuestro y el no-discurso de la
política
El quehacer televisivo, que es del secuestro mediático ha configurado su estrategia en una
suerte de estructura bipolar en la que todos jugamos.
La política del secuestro no es otra sino la ejercida por los grandes monopolios televisivos.
El secuestro: multitudinario, masivo, sinvergüenza. Sobra decir que el perfil de la víctima
se corresponde con el de decenas de millones de mexicanos, aquellos que hacen de la
inmediatez su forma de vida, aquellos que sobran en la repartición de los grandes capitales
y que están en la inmediatez de su vida financiera, en la inmediatez de una raquítica
educación, en la inmediatez del entretenimiento que se ofrece ahí, sin salir de casa y a bajo
costo. La política del secuestro es la del livingroom, éste es, por excelencia, el lugar en el
que la familia global se congrega para dar cabida a su pasión voyerista, para asomarse al
mundo sin hacerse presente en él.
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Así, el discurso hueco se abre para contener a los rehenes en un ejercicio de auténtico y
virtual secuestro, se intercepta a las víctimas en el livingroom, se les seduce y se les alienta
a permanecer, quietos frente al televisor.
La televisión sigue siendo, -y está situación no cambiará de un día para otro-, el grande
medio de “comunicación”, su autoridad se pone pocas veces en duda, ejerce una influencia
marcada e irreductible, ¿Por qué? A ello podemos responder que la confianza depositada en
los secuestradores responde a una compulsiva necesidad de confiar en lo que sea, la oferta
del secuestrador se hace posible y deliciosa por su ausencia de realidad, exige la confianza
del rehén a cambio de “nada”. Negación del intercambio. Nulidad del trato. Y es que los
secuestradores se han dado a la tarea, por mucho tiempo y mediante una ardua y constante
labor, de adiestrarnos en eso que debemos saber para ser participes del secuestro-
telenovela. Así, el error de un actor presidenciable se justifica mediante la línea
aprehendida: “se me chispoteo”, frente a su ignorancia, “es que no me tienen paciencia’’,
“fue sin querer queriendo” y el rehén lo perdona todo –víctima de un padecimiento similar
al síndrome de Estocolmo- ¿Qué más da?, si es virtual no hace daño, si la primera dama nos
recuerda el eterno triunfo telenovelero del bien sobre el mal, de lo bello sobre lo feo, del
dinero sobre la miseria. La atracción patológica por nuestro agresor se desata. Todo sucede
en el livingroom. En realidad éste funge como escenario único. Los que desde el estudio, la
biblioteca o la calle gritamos, nos convertimos, aún en contra de nuestra voluntad, en
cómplices. Cómplices porque así lo decidieron los secuestradores, porque era una
necesidad inmediata, porque el principio del drama es la oposición de fuerzas antagónicas y
eso no puede cambiarse, así, el producto telenovela exige la repetición del triunfo de una
figura de bondad sobre una de maldad :
Los secuestradores, dueños de las cámaras, dueños de todo, han decidido que entremos en
escena a hacerla del malo, de aquel insaciable que está dispuesto a todo con tal de
fastidiarle la vida a la princesa.
Nos han convertido en rehenes. La no- información, el discurso que no dice nada, el
discurso vacío. La hipertrofia. Un presidenciable en mi televisión que finge recordar de su
infancia un “tocadiscos que tocaba discos”, o la casa del terror que le ha dejado el sabor de
la duda, ¿Se habrá espantado mi madre con ese juego? La negación descarada del discurso
político, el quehacer político sustituido por el no hacer político, o por el hacer
mercadotécnico. Y la imagen intenta seducirnos, y pugna por ser tomada por real.
De la misma manera en que Magritte nos confronta con el “Ceci n’est pas une pipe”, y no
hacemos sino darle la razón ante la falta de dimensiones del dibujo- pipa, la realidad nos
reclama “Ce n’est pas un président”, a falta de las dimensiones que la televisión no ha
sabido proveerle al candidato, pues siempre que éste ha pretendido materializarse y
honrarnos con su presencia real, ha resultado catastrófico y vergonzoso, no sólo para él,
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sino para todo aquel que detenta un cierto pudor hacía la forma política, hacía la figura del
actor político y en última instancia, hacia el ser humano, por eso agregamos: “Ese nunca
fue un candidato”
El secuestro-confusión se mantuvo en pie y se generalizó con la presencia de las campañas
publicitarias, y el no-discurso televisivo ganó porque no hubo negociación, se nos exige
credibilidad y no se nos da “nada” a cambio, vaya oferta; y escribe Baudrillard “…uno se
dice que todavía tenemos, en Occidente, una visión ingenua e hipócrita de la televisión y de
la información, en la medida que, contra toda evidencia, seguimos esperando que se las
utilice correctamente.”7
Prospectiva de la izquierda: “Y conoceréis la
verdad y la verdad os libertará”8
Ante el difícil panorama que aqueja a la sociedad mexicana y que se hizo urgente y
manifiesta durante el proceso electoral, el acto de informar pretende seguir siendo la
esperanza del “débil” que aparece desarmado aún cuando la infamia y el cinismo se han
materializado en toneladas de coacción-basura que son evidencias de todo y que no prueban
nada.
Habría que preguntarnos si la esperanza debe ser puesta ahí, pues el fluir incesante y
desarticulado de datos posee un lado obscuro y explicable que no tiene mucho que ver con
la consciencia. La televisión mexicana es un filtro por medio del cual se cuela la
información y se decide aquello que se nos permite saber.
Pero enfoquémonos ahora en lo que Carlos Monsiváis llamaba “Los medios de
comunicación del Movimiento”, los estudiantes no son ingenuos y ante esta coyuntura
política salieron a las calles para protestar en contra de la imposición y también en contra
de la Tele por violentar a nuestra incipiente democracia, Monsiváis decía que los medios
masivos que teníamos eran las marchas, las asambleas, los mítines, los manifiestos y las
brigadas. Por decirlo pronto, las marchas son espectaculares, anticipos y creaciones
notables de la vida ciudadana. Las marchas son una aportación innegable del Movimiento,
la mezcla logradísima de responsabilidad y relajamiento. Las marchas son exploraciones de
la ciudad, exhibiciones de poderío numérico, concursos discretos entre escuelas y
facultades de récords de asistencia, prácticas políticas expresadas como teatro de masas.
7 Baudrillard, Jean, La guerra del golfo no ha tenido lugar, Ed. Anagrama, España, 1991. Pág. 45.
8 Evangelio según Juan 8:32
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Las marchas exacerban al gobierno, y les permiten a los estudiantes instaurar el diálogo
consigo mismos (el reparto de lo colectivo en lo individual). Y lo que le otorga su
dimensión especial a estas demandas actuadas, es el poder de convocatoria. Ya no son las
manifestaciones simbólicas o sintomáticas que el tamaño de la ciudad ahoga, y gran parte
de la emoción, como suele suceder, se desprende del júbilo demográfico. Y es que no solo
son los estudiantes sino que a estos se adhirieron obreros, empleados, profesores, amas de
casa, adolescentes expresando consignas como ¡El Pueblo consiente se une al contingente!,
¡Pueblo escucha, está es tu lucha!, ya un tanto inútil porque en estos momentos quien si no
el pueblo consiente el que se manifiesta y quien sino el mismo pueblo el que está luchando
deberías gritar como decía Carlos ¡Únete Elite!. Ahora más que nunca debemos de
permanecer unidos como verdaderos hermanos haciendo nuestra cada una de las injusticias
acometidas a nuestra ya destrozada patria debemos permanecer juntos Electricistas,
aviadores, mineros, obreros, estudiantes simplemente para hacer frente a la injusticia y que
de una vez los gobernadores entiendan que son solamente trabajadores de nosotros y no
amos y señores de México, solo queremos democracia ósea dignidad humana y Libertad.
El movimiento 132 ha venido a poner en tela de juicio la información oficial, ha venido a
ser un llamado contra la autoridad televisiva. El Movimiento a Favor de la Verdad quiere
atreverse a plantear una reformulación de la media en nuestro país “La verdad os hará
libres” es el lema de la institución donde surge el movimiento y una sugerente frase a
menudo adoptada por los estudiantes. Lejos de detenernos a analizar cada una de las
propuestas y protestas que éste movimiento ha hecho suyas, convendremos en destacar el
ya muy estimable logro de haber puesto en el banquillo de los acusados al corrupto y
perverso duopolio televisivo. Ahora, en honor a la verdad, debemos darnos a la tarea de
aprovechar esta coyuntura que nos permite poner este tema sobre la mesa y hay dar lugar a
los cuestionamientos propuestos por Isaiah Berlín: ¿Libera siempre el conocimiento?9 ¿La
conciencia de una disposición o de una característica causal de mi parte es idéntica al poder
de manipularla o cambiarla, o me proporciona necesariamente tal poder?10
Entonces, ¿Será suficiente con el debate o la evidencia más diáfana de la corrupción
mediática? ¿Nos liberará la verdad que ha salido a la luz? ¿Será suficiente con auto-
convencernos de apagar la televisión? ¿Habrá que convencer al otro, al mexicano común y
corriente que también somos nosotros de ponerse fuera del alcance del secuestro televisa?
¿O habrá que hacer tanto ruido como para permitir que avance en silencio la simulación de
reformas o democratización de los medios?
9 Véase Berlín, Isaiah, Conceptos y categorías, Fondo de Cultura Económica, México 2004. Pág. 281.
10
Ibid. Pág. 285.
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No, es claro, por todo lo que hemos expuesto en el presente ensayo, que mientras dejemos
con vida a esos prepotentes y egoístas intereses económicos y con ellos a su infame aparato
de manipulación, la democracia seguirá agonizante, porque la democracia no cabe donde se
suprime de manera tan tajante el interés popular.
Solo resta hacer un llamado al pueblo de México a seguir luchando y si la Tele no educa
entonces empecemos a educar nosotros, como decía Lucio Cabañas “ser pueblo, hacer
pueblo y estar con el pueblo”…………Venceremos………
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Bibliografía
Baudrillard, Jean, La guerra del golfo no ha tenido lugar, Ed. Anagrama, España, 1991.
--------------------, ¿Por qué todo no ha desaparecido aún?, Ed. Libros del Zorzal, Argentina, 2009.
--------------------, De la seducción, Ediciones Cátedra, 9 a
ed., España, 2001.
Berlín, Isaiah, Conceptos y categorías, Fondo de Cultura Económica, México 2004.
Jalife- Rahme, Alfredo, Hacia la desglobalización, Jorale Editores, México, 2007.
Pérez, Zoghbi, Jorge Alberto, ¿Cómo ver a los Simpson?, Radiografía de una caricatura global, Edición
privada, México, 2012.
Subcomandante Insurgente Marcos, “México: la luna entre los espejos de la noche y el cristal del día”, en Octavio Rodríguez Araujo (Coord.) Transición a la democracia, Diferentes perspectivas, La jornada Ediciones/ Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades UNAM, México, 1996.