El maestro, un pigmaleon
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EL MAESTRO, UN PIGMALEÓN
Maestro: Jesús Martín Matos Villanueva
En la Antigua Grecia, había un príncipe de nombre Pigmaleón que era un artista consumado.
Un día decidió hacer una estatua y conforme la iba
haciendo le iba tomando un enorme cariño a su obra.
El amor que puso en ella, dio como resultado una
bella estatua de Venus que, acariciada por ese hermoso
sentimiento, cobró vida.
Esta leyenda es conocida como el Mito de Pigmaleón.
En Psicología se conoce como la “Psicología de la Realización
Personal”.
Múltiples experimentos se han realizado al respecto con excelentes
resultados.
Les refiero uno.
Cierto día, un grupo de psicólogos llega a una escuela y pide permiso
al profesor para evaluar a sus alumnos. Luego de evaluarlos, los
clasifican y comunican al profesor:
“Según la prueba, este grupo de alumnos son los de mayor
rendimiento. Volveremos en unos meses para aplicar una nueva
prueba”.
Pasan unos meses y efectivamente regresan los psicólogos. Toman una nueva prueba y, en efecto, ese grupo resulta nuevamente ser
el de mayor rendimiento, el que goza de mayor reconocimiento por parte de sus
condiscípulos y de una positiva evaluación por parte del profesor. Éste confirma: “Tenían
ustedes razón, estos alumnos eran los mejores, lo que confirma la prueba que
ustedes administraron hace meses atrás”.
Los psicólogos confiesan la verdad:
“No es cierto, nosotros ni revisamos las pruebas.
Escogimos unas pruebas al azar y le hicimos creer a usted que eran los
mejores.
Usted los ha convertido en los mejores por las expectativas que puso en ellos y
porque ellos se lo creyeron”.
La psicología de la realización personal comienza con una verdad que en principio es falsa, pero que con
esfuerzo y dedicación se convierte en auténtica.
El maestro líder es un Pigmaleón que trasmite a sus estudiantes un fuerte sentido de autoestima, confianza en sí mismos y en su capacidad para
enfrentar retos y superar dificultades. Los persuade de sus
potencialidades y los impele a desarrollarlas permanentemente.
Hace unos meses, una niña de 14 años se me
acercó. Estaba muy abatida. Pregunté por
qué y me contestó: “Mis compañeros me insultan,
me dicen negra, fea, mona. Yo no quiero
seguir estudiando aquí”. Le pregunté si se sentía
así y no me contestó, sólo lloraba.
Le dije: “¿Sabes? Yo creo que eres muy linda. Lo que pasa es que no todos
pueden verlo porque no miramos con los mismos ojos. Hay que aprender a mirar con el corazón para conocer a alguien. Tú tienes un corazón puro. Dios te ha
hecho un ser muy especial. Hay quienes no pueden o no quieren verlo. No te preocupes. Habrán quienes te digan
cosas desagradables. Haz como el pato, deja que el agua corra sin que penetre tu
piel”.
Después de ese día siempre he visto
sonreír y saltar con alegría a esa niña en
el patio escolar. Asombrado me digo:
“Cuánto podemos hacer los maestros
por nuestros estudiantes con tan
poco trabajo, con tan pocas palabras”.
Y tú, ¿eres un Pigmaleón? ¿Qué actividades podrías
realizar para ser un Pigmaleón en relación a
tus hijos?
P
P P P
M M M
P M P
P M P M
P M P M
P M M P
P M P M P
P M M P M
GRACIAS, POR SU ATENCIÓN…