Hace unos años, se conoce la historia de Pablo Rodríguez, empresario dueño de una gran cadena de medios televisivos.

Pablo era el hombre al mando de la institución, el era el que manejaba lo que se transmitía en los medios y por lo tanto, era el que mas dinero ganaba.

Acostumbrado a transmitir lo que las masas consumian, lo unico que reflejaba en los medios eran casos policiales, desastres mundiales y desgracias.

Pablo no paraba de generar dinero, su empresa era definitivamente un éxito aunque solo se enriquecía el mismo, ya que era muy avaro y no les daba un buen sueldo a sus empleados para poder quedarse con una mayor parte de las ganancias.

Su familia lo veía diferente, ya no recibían el mismo trato y hasta a veces no lo veían por días. Además, cegado por el dinero, trataba de recortar puestos de trabajo para seguir cosechando aun mas riqueza, dejando mucha gente en la calle, puesto que el país atravesaba una crisis.

Con el paso del tiempo, se fue convirtiendo en una persona egoísta, perdió los valores y solo creía en si mismo, creyendo que los demás no estaban a su altura.

Un dia, una humilde familia fue a pedirle trabajo a su oficina. Pablo trato de echarlos, pero no pudo hacerlo, ya que quedo cautivado por la mirada de la niña pequeña.

Al ver a esa familia, y en particular a la niña, sentía algo que no había sentido antes, creía ver a todos los pobres del mundo, a todos los necesitados.

Pablo quedo conmovido, por lo que les pregunto como podia ayudarlos, a lo que ellos respondieron “No se trata de ayudarnos a nosotros, se trata de ayudar a cada persona en nuestra situación” y se fueron.

Rapidamente, llego la reaccion del empresario. Decidio repensar la manera de trabajar de su equipo, contrato a casi toda la gente desempleada que vio, les dio buenos sueldos y hasta repartio su fortuna en donaciones.

Finalmente, dedico su empresa a cubrir malestares sociales y transmitirlos públicamente, brindando ayuda y convirtiéndose en un medio aun mas popular que antes.