El doctor Dolittle es un médico original, con tantos ...
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EldoctorDolittleesunmédicooriginal,contantosanimalesensucasaquesuspacientesdecidennovolveravisitarlenuncamás.
Asíseconvierteenmédicodeanimalesyaprendesulenguajeparacurarlosmejor.
Prontosufamaseextendióportodoelmundoyrecibióunainvitacióndelosmonosafricanosquesufríanunaextrañaenfermedad.YparaÁfricaembarcóacompañadodesupintoresca familiaanimal,dondeviviríanextraordinariasaventuras.
Unaobragenial de imaginaciónyhumor, consideradacomoel primer libroinfantilrealmenteclásicodespuésde«Aliciaenelpaísdelasmaravillas».
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HughLofting
LahistoriadeldoctorDolittleePubr1.1
Prpikachu08.09.13
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Títulooriginal:TheStoryofDoctorDolittleHughLofting,1920Traducción:AmaliaMartín-GameroDiseñodeportada:HughLofting
Editordigital:PrpikachuePubbaser1.0
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DedicoestahistoriaATODOSLOSNIÑOS,
niñosporlaedadyniñosdecorazón.
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PRESENTACIÓNDELAEDICIÓNESPAÑOLA
ElpersonajedeJohnDolittleaparecióporprimeravezenlascartasilustradasqueHugh Lofting escribía a sus hijos desde el frente de batalla, durante la Primeraguerramundial.Esascartas seconvertirían,más tarde, enunaseriede librosqueconstituyenhoyunaobrayaclásicadelaliteratura.ElcríticoinglésHughWalpoleescribíaenlaedicióninglesa«losgeniosescaseany,sinserunexageradoentusiastadel pasado, me atrevo a decir que hasta la aparición de Lofting en la literaturainfantil,LewisCarrollnohabíatenidounverdaderocontinuador».
Dolittle es unmédico ruralmuy excéntrico y pintoresco, con gran afición a lahistorianatural,que,pordiversasrazones,decidedejardesermédicodepersonaspara convertirse en médico de animales. Su rasgo más singular es que sabe ellenguaje de los animales, puede comunicarse con ellos, y así atenderles en susenfermedadesydificultadesmuchomejorqueunveterinariocualquiera.
Suinterésporampliarsusconocimientoscientíficos,yporvermundo,lellevanaemprender largos viajes a los más remotos lugares de la tierra. Durante estasexpedicionescorretodaclasederiesgosyseencuentraenpeligrosassituacionesdelasquesalesiempresanoysalvograciasasusfielesamigoslosanimales.
EldoctorDolittle fueconcebidoporsuautorcomounpersonajeesencialmentecómico,pero sus sorprendentes e insospechadasaventurasdespiertanel interésdeniñosymayores.Elprimer tomode laserie,LahistoriadeldoctorDolittleescasiexclusivamentedescriptivo,aunquenoestádesprovistode lapoesía, la ternura, lafantasíayelhumorquesoncaracterísticosde toda laobra.Sinembargo,yaenellibro siguiente, Hugh Lofting empieza a profundizar en el carácter de su héroe y,comolesocurreamuchosautoresconsuspersonajessevaencariñandoconél.Eldoctorsiguesiendounpersonajepintorescoycómicopero,amedidaqueavanzalaserie, se va acentuando su bondad, su generosidad, su desinterés por las cosasmateriales,ysevahaciendomásevidentesurepulsaantecualquiertipodeinjusticiaydeagresividad,especialmenteeneltratoconlosanimales.
Unode losaspectosmás logradosde laobradeLoftinges lahumanizacióndelosseresirracionales.Sindejardecomportarsedeacuerdoconsunaturalezayconlaspeculiaridadespropiasdesuespecie,cadaanimalactúadentrodeunaspautasracionalesquelehacentotalmenteconvincente.Pero,además,elautorutilizaalosanimalescomovehículoparahacerllegaralosniñosunmensajeéticoquesubyaceen todos sus escritos. Y se vale de los animales, no sólo porque le parece que sucomportamientoesmássensatoqueeldeloshombres,sinoporquesuscomentariossobre elmodode ser de los humanos resultanmás sugestivos que si los hiciese elautordirectamente.
A fin dedestacarmejor las diversas facetas del carácter de JohnDolittle y de
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armonizar, a nivel literario, su fantasía cómica y su sentido común, Loftingabandona,apartirdelosViajesdeldoctorDolittle,elpapeldenarradorycedesulugaraotropersonaje:TommyStubbins.AlqueleutilizacomolazodeuniónentrelosdiferentesepisodiosydeportavozdelentusiasmodeLoftingporlashazañasdelpersonajequehacreado.PerfectamentedefinidodentrodesumundodeprincipiosdelsigloXX,Tommyhacedecontrapesofrentealadesbordantefantasíadeldoctor:eselelementoqueequilibraydacoherenciaaldobleplanodelorealylofantásticoenquesedesenvuelvetodalahistoria.
Lasdeliciosasilustracionesdelpropioautoraumentanelvalordelaobraporsuingenuidad,suhumorismoysufaltadeconvencionalismo.
NocabedudadequelaobradeLoftingesyaunclásicodelaliteratura,aunquelos niños españoles no hayan tenido la oportunidad de conocerla completa hastaahora.LasideasdeldoctorDolittlesonintemporalesporqueserefierenalabondadhumana y la importancia del conocimiento científico. Pero, como otros libros deépocaspasadas,debeleerse teniendoencuentaelmomentoenquefueescritoy lamentalidaddelagentedeaquelentonces.
Porsuestilo, los librosdeldoctorDolittlesonperfectosensugénero.Elautorescribe, teniendo muy en cuenta la mentalidad infantil, en un lenguaje sencillo ydirecto,congranprecisiónenlosdetalles.
Lamayordificultadquepresentabaesta traducciónera la transcripciónde losnombrespropios,tantodeanimalescomodepersonas,yaqueenlamayoríadeloscasostienenundoblesentidooderivandepalabrasinglesasquealudenalcarácterdelpersonaje.Porello,sehaseguidoelcriteriodeconservarlossintraducir,enelcasode lospersonajesprincipales.Llamara JohnDolittle «JuanHagapoco», queseríalatraducción,estantocomoconvertirleenundesconocido.Sinembargo,sísehacambiadoenalgunoscasoslaortografíaparaadaptarlaalafonéticacastellana.
Este libro es una obra genial y como escribió H. Walpole, es el primer libroinfantilrealmenteclásicodespuésdeAliciaenelpaísdelasmaravillas.
AmaliaMartín-Gamero
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CAPÍTULO1PUDDLEBY
rase una vez, hace muchos muchos años—cuando nuestros abueloseranniños—,undoctorquese llamabaDolittle—JohnDolittleM.V.—.Estasletras,«M.V.»,quierendecirqueeramédicodeverdadyquesabíamucho.
EldoctorvivíaenunapequeñaciudadllamadaPuddleby-on-the-Marshytodoelmundo —lo mismo los jóvenes que los viejos— le conocían de vista. Así que,siempre que bajaba por la calle con la chistera puesta, la gente decía: «¡Ahí va eldoctor!Esunhombremuyinteligente».Ylosperrosylosniñoscorríanhaciaélyleseguían, y también los grajos que anidaban en la torre de la iglesia graznaban einclinabanlacabezacuandopasaba.
Lacasaenquevivía,en lasafuerasde laciudad,erabastantepequeña,peroeljardíneramuygrandeyteníaunaextensapraderaybancosdepiedradebajodeunossaucesllorones.Suhermana,SarahDolittle,seocupabadelastareasdelacasa;peroeljardínlocuidabaél.
El doctor era muy aficionado a los animales y los tenía de muy diferentesespecies.Ademásdelospecesdecoloresdelestanquequehabíaalfondodeljardín,teníaconejosenladespensa,ratoncitosblancosenelpiano,unaardillaenelarmariodelaropadecasayunerizoenelsótano.Tambiénteníaunavacaconsuternero,yun viejo rocín —de veinticinco años— amaestrado, y pollos y pichones, y doscorderos,ymuchosotrosanimales.PerosuspreferidoseranDab-Dabelpato,Yipelperro,Gub-Gubelcerdito,Polynesiaelloro,ylalechuzaTu-Tu.
Suhermanaprotestabadetenertodosestosanimalesydecíaquelerevolvíanlacasa.Undía,unaseñoraviejecitaque fueaveraldoctorparaconsultarle sobre su
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reuma,sesentósobreelerizo—queestabadurmiendoenelsofá—ynovolviónuncamás, por lo que todos los sábados se trasladaba a Oxenthorpe, una ciudad a docekilómetrosdedistancia,paraconsultaraotromédico.
EntoncesSarahDolittleledijo:—John ¿cómopuedes esperar quevengan a verte los enfermos teniendo tantos
animalesencasa?¡Ningúnmédicobuenotendríaelsalónllenodeerizosyratones!Ésta es la cuarta persona que se hamarchado por culpa de estos bichos. El señorJenkinsyel señorpárrocohandichoqueno sevolveríana acercar a esta casapormuyenfermosqueestuviesen.Cadadíaquepasa somosmáspobres.Si siguesasí,ningunapersonaimportantequerrátenertecomomédico.
—Esquemegustanmáslosanimalesquelaspersonasimportantes—contestóeldoctor.
—Erestonto—dijosuhermanaysaliódelahabitación.Así,amedidaquepasabaeltiempo,eldoctoribareuniendomásymásanimales,
peroteníamenosymenosclientes,hastaque,finalmente,nolequedómáspacientequeelVendedordeCarneparaGatos,alcualno lemolestabaningúnanimal.Peroeste señor no eramuy rico y sólo se ponía enfermo una vez al año—durante lasNavidades—yentonceslepagabaaldoctorcienpesetasporunfrascodemedicinas.
Perocienpesetasalañonoerasuficienteparavivir—inclusoenaquelentonces,hacemucho,muchotiempo—.Ysieldoctornohubiesetenidoalgúndineroahorradoensuhucha,quiénsabeloquehubieseocurrido.
Sinembargo, seguíaadoptandocadavezmásanimalesy,naturalmente,costabamuchoalimentarlos,por loqueeldineroquehabíaahorradoibadisminuyendoconrapidez.
Entoncesvendióelpianoypusoaviviralosratonesenuncajóndelescritorio.Perotambiénfuegastandoeldineroqueledieronporelpiano,asíquevendióeltrajemarrónqueseponíalosdomingosysefuequedandocadavezmásymáspobre.
Yahora,cuandobajabapor lacallecon lachistera, lagente sedecía:«¡AhívaJohnDolittle,M.V.!Hubountiempoenqueeraelmédicomásfamosodelaregión.
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Míraleahora.¡Notienedineroyllevaloscalcetinesllenosdetomates!».Pero los perros y los gatos y los niños aún corrían tras él y le seguían por la
ciudad,lomismoquehabíanhechocuandoerarico.
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CAPÍTULO2ELLENGUAJEDELOSANIMALES
nbuendía, eldoctorestaba sentadoen lacocinaconelVendedordeCarne para Gatos, que había venido a consultarle porque le dolía elestómago.
—¿Porquénodejausteddesermédicodepersonasysededicaasermédicodeanimales?—lepreguntó.
El loro, Polynesia, que estaba encaramado en la ventana contemplando cómollovíamientrascantabaunacanciónmarineraenvozbaja,callóysepusoaescuchar.
—Mire,doctor—continuóelVendedordeCarneparaGatos—,ustedsabemuchodeanimales,muchomásquelosveterinarios.¡Eselibroqueustedescribió,sobrelosgatos,esestupendo!Yonoséescribirnileer,sino,quizáescribiesealgunoslibros.Peromimujer,Teodosia,esunasabia,deverdad,ymeleyósulibro.Bueno,puesesestupendo.Nopuededecirseotracosa,esestupendo.Escomosiustedfueseungato,porquesabecómopiensanlosgatos.Yescuche:puedeganarmuchodinerocurandoanimales.¿Nolohabíapensado?Mire,yoleenviaríaatodaslasviejasquetuviesengatosoperrosenfermos.Ysinosepusiesenmalosdeprisa,podríaecharlesalgoenlacarnequelesvendoparaqueenfermasen.¿Comprende?
—Oh,no,nohagaeso—dijoeldoctorrápidamente—.Esonoestaríabien.—Bueno, no quería decir que para que enfermasen de verdad —contestó el
VendedordeCarneparaGatos—.Noecharíamásqueunpoquitodealgunacosaparadejarlesunpocopachuchos; esoes a loqueme refería.Pero tiene razón,quizánoestuviese bien hacer eso con los animales. De todas formas, se pondrán enfermosporquelasviejaslesdansiempredemasiadodecomer.Ymire,todoslosgranjerosdelacomarcaque tuviesencaballos lisiadosocorderosdébilesvendríanaquí.Hágasemédicodeanimales.
Cuando el Vendedor de Carne para Gatos se marchó, el loro se apartó de laventanavolando,seposóenlamesadeldoctoryledijo:
—Ese hombre tiene razón.Eso es lo que usted debía ser:médico de animales.Abandonealossereshumanos,puestoquenotienenbastantesesocomoparadarsecuentadequeustedeselmejormédicodelmundo.Ensulugar,cuidealosanimales,queellossíquesedaránprontocuenta.Hágasemédicodeanimales.
—Oh,haymuchosveterinarios—dijoJohnDolittlemientrassacabalostiestosalalféizardelaventanaparaquelosmojaselalluvia.
—Sí, haymuchos—dijo Polynesia—. Pero ninguno sirve para nada. Escuche,doctor,ylediréunacosa.¿Sabeustedquelosanimaleshablan?
—Sabíaquehablabanlosloros—contestóeldoctor.—Nosotrosloslorossabemoshablardoslenguas:lalenguadeloshombresyla
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delasaves—dijoPolynesiaconorgullo—.Sidigo«Pollyquiereunagalleta»,ustedmeentiende.Peroescucheesto:Ka-Kaoi-ee,fee-fee.
—¡Diosmío!—exclamóeldoctor—.¿Quéquieredecireso?—¿Estáyacalientelapapilla?,enellenguajedelasaves.—¡Caramba! ¡Noesposible!—exclamóeldoctor—.Nuncamehabíashablado
deesaforma.—¿Dequéhubieseservido?—dijoPolynesiasacudiéndoseunasmigasdegalleta
delalaizquierda—.Silohubiesehecho,nomehubiesecomprendido.—Dimealgunaotracosa—replicóeldoctorllenodeilusiónprecipitándosehacia
elcajóndelaparador,dedondevolvióconelcuadernodecuentasyunlápiz—.Peronovayasmuydeprisa,porquevoyaapuntarlo.Estoesinteresante,muyinteresante,ycompletamentenuevo.Dameprimeroelabecedariodelasaves,perodespacito.
Yasífuecomoeldoctorllegóasaberquelosanimalesteníanunlenguajepropioyquepodíanhablarse.Ytodaesatarde,mientrasllovía,Polynesiaestuvosentadaenlamesadelacocinaenseñándolelaspalabrasqueusanlasaves,paraquelasapuntaseenelcuaderno.
Alahorademerendar,cuandoentróYip,elperro,ellorodijoaldoctor:—Escuche,leestáhablando.—Loquemepareceamíesqueseestárascandolaoreja—contestóeldoctor.—Esquelosanimalesnosiemprehablanconlaboca—respondióelloroenvoz
muyaltaarqueandolascejas—.Hablanconlasorejas,conlaspatas,conelrabo,contodo.Avecesnoquierenhacerruido.¿Noveahoracómomuevehaciaarribaunladodelanariz?
—¿Quéquieredecireso?—preguntóeldoctor.—Esoquieredecir:«¿Novequehadejadodellover?»—contestóPolynesia—.
Leestáhaciendounapregunta.Losperroscasi siemprehacen laspreguntas con lanariz.
Alcabodeuntiempo,conlaayudadelloro,eldoctorllegóaaprendertanbienellenguajedelosanimales,queélmismopodíahablarlesyentendíatodoloquedecían.Entoncesdejódesermédicodepersonasdeltodo.
Tanpronto comoelVendedor deCarneparaGatos contó a todo elmundoqueJohn Dolittle se iba a convertir en un médico de animales, muchas viejecitasempezaronallevarlesuscanichesysusdoguilloscuandoseatiborrabandedulces;yhabíagranjerosqueveníandemuylejosconsusvacasyovejasenfermas.
Undíalellevaronuncaballodetiro,yelpobresepusomuycontentoalencontraraunhombrequesabíahablarellenguajedeloscaballos.
—Verá,doctor—dijoelcaballo—elveterinarioquehayalotroladodelacolinanosabenada.Llevaseissemanastratandodecurarmeuntumoryloquenecesitosongafas.Meestoyquedandociegodeunojo.Nohay razónparaque los caballosno
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usengafascomolaspersonas.Peroeseestúpidodelotroladodelacolinanisiquieramehamiradolosojos.Nohahechomásquedarmeunaspíldorasmuygrandes.Hetratadodedecírselo,peronoentiendeniunapalabradellenguajedeloscaballos.Loqueyonecesitosongafas.
—Naturalmente, naturalmente —contestó el doctor—. Te las voy a ponerinmediatamente.
—Megustaríaquefuesencomolassuyas—dijoelcaballo—,perodecolorverdeparaquemeprotejanlosojoscontraelsolmientrasestoyarandoenelcampo.
—Porsupuesto—dijoeldoctor—.Telaspondréverdes.—Sabeusted, señor, lomalo es—dijo el caballomientras el doctor le abría la
puertaparaquesaliese—,lomaloesquehaymuchagentequecreequesabecuraralos animales sencillamente porque no se quejan. Y, en realidad, para ser un buenmédicodeanimaleshayquesermuchomásinteligentequeparaserlodepersonas.Elhijo demi amo cree que se las sabe todas sobre los caballos.Me gustaría que leviese…,tienelacaratangordaqueparecequenotieneojos,ydesesos,tienemenosqueelescarabajodelapatata.Lasemanapasadatratódeponermeunacataplasmademostaza.
—¿Dóndetelapuso?—preguntóeldoctor.—Oh, a mí no me la puso en ninguna parte—explicó el caballo—. Tan sólo
intentóhacerlo.Letirédeunacozalestanquedelospatos.—¡Vaya,vaya!—exclamóeldoctor.—Soy generalmente un ser muy tranquilo —dijo el caballo— tengo mucha
pacienciaconlagente,normalmentenoarmojaleos.Peroyaerabastanteconqueelveterinariomedieseunamedicinaequivocada,asíque,cuandoeseestúpidodecararubicundaempezóahacerelindioconmigo,sencillamente,nopudeaguantarmás.
—¿Lehicistemuchodañoalchico?—preguntóeldoctor.—Oh,no—respondióelcaballo—.Lediunapatadaenbuensitioyahoraleestá
cuidandoelveterinario.¿Cuándoestaránmisgafas?—Telastendrélasemanapróxima—dijoeldoctor—.Vuelveelmartes.Buenos
días.Entonces John Dolittle consiguió unas bellas gafas verdes muy grandes, y el
caballodetirodejódeestarciegodeunojoyveíamuchomejor.
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EnseguidasehizohabitualveranimalesdomésticoscongafasporelcampoentornoaPuddleby,yyanohabíaningúncaballociego.
Lomismoocurríacon losdemásanimalesque le llevaban.Tanprontocomosedabancuentadeque sabíahablar su lenguaje, ledecíandónde lesdolíay cómoseencontrabany,naturalmente,leresultabafácilcurarlos.
Asíquetodosestosanimalesibanylescontabanasushermanosyasusamigosquehabíaunmédicoen lacasitapequeñaconelgran jardínqueeraunmédicodeverdad.Ysiemprequealgúnbichoseponíaenfermo,nosolamenteloscaballosylasvacasylosperros,sinotodoslosanimalillosdelcampo,comolosratones,lostejonesylosmurciélagos,acudíaninmediatamenteasucasa,enlasafuerasdelaciudad,demaneraquesugranjardínestabacasisiempreatestadodeanimalesquequeríanentrarparaconsultarle.
Erantantos,quellegóeldíaenquetuvoquehacerunaspuertasespecialesparalasdiferentesespecies.
EscribióCABALLOS,sobrelapuertaprincipal,VACASsobrelapuertalateralyOVEJAS sobre la puerta de la cocina.Cada especie animal tenía supropiapuerta;incluso los ratones tenían un túnel diminuto hecho para ellos y que iba a dar a labodega,dondeesperabanpacientementeenfilaaqueeldoctorfueseaverlos.
Así, al cabo de unos pocos años, todo ser viviente, a muchos kilómetros a laredonda, llegó a saber de la existencia de John Dolittle, M. V. Y las aves queemigrabanaotrospaísesen invierno,hablabana losanimalesde tierrasextranjerassobreelmaravillosomédicodePuddleby-on-the-Marsh,quesabíasulenguajeylescuraba cuando tenían alguna molestia. De esta forma se hizo famoso entre losanimalesdetodalaTierra,másfamoso,incluso,deloquehabíasidoentrelasgentesdesuregión.Yerafelizyestabamuycontentoconlavidaquellevaba.
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Una tarde en que el doctor estaba muy ocupado escribiendo en un cuaderno,Polynesiaseencontrabaencaramadoenlaventana—comoloestabacasisiempre—contemplandolashojasqueibandeacáparaallámovidasporelviento.Alcabodeunratosoltóunacarcajada.
—¿QuépasaPolynesia?—preguntóeldoctorlevantandolavistadelcuaderno.—Estabapensando—contestóelloro,ysiguióobservandolashojas.—¿Quépensabas?—Pensaba en los seres humanos —dijo Polynesia—. Me ponen enfermo. Se
creenquesonmaravillosos.Elmundoexistedesdehacemillonesdeaños,¿noesasí?Y loúnicoque lagente comprendedel lenguajede los animales esque cuandounperromenealacolaquieredecir:«Estoycontento».Esgracioso,¿verdad?Ustedeselprimerhombrequehablacomonosotros.¡Ay!Avecesmeindignanloshombres,sedan tanta importancia al hablar de los animales, de los que dicen que son bestiasporque sonmudos. ¡Mudos! ¡Ya! Pues yo conocí una vez un papagayo que sabíadecir«Buenosdías»desietemaneradiferentessinabrirniunasolavezlaboca.Sabíahablar todas las lenguas, hasta el griego.Un viejo profesor con barbas lo compró,peronosequedóconél.Dijoqueelancianonohablababienelgriegoyquenopodíaaguantareloírleenseñar la lenguamal.Avecesmepreguntoquehabrásidodeél.Ese pájaro sabía más geografía que lo que jamás pueda llegar a saber ningún serhumano.Lagente.¡Caramba!Meimaginoquesilagentellegaalgunavezaaprenderavolarcomocualquiergorriónvulgar,¡loquevamosaoírhablardeello!
—Eres un viejo pájaro muy sabio —dijo el doctor—. ¿Qué edad tienes enrealidad?Séqueloslorosyloselefantesaveceslleganatenermuchosaños.
—Noestoydel todosegurodemiedad—contestóPolynesia—.Nosési tengocientoochentaytresocientoochentaycuatro.PeroséquecuandolleguédeÁfrica,el rey Carlos[1] estaba todavía escondido en el roble, yo le vi. Estaba muerto demiedo.
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CAPÍTULO3MÁSDIFICULTADESDEDINERO
uy pronto el doctor empezó a ganar dinero otra vez, y su hermanaSarah,secompróunvestidonuevoysepusomuycontenta.
Algunos de los animales que venían a consultarle estaban tanenfermos, que tenían que quedarse en casa del doctor durante una
semana,ycuandoempezabanamejorar,sesentabanenunashamacasenelcéspeddeljardín.
Con frecuencia, inclusodespuésdeponersemejor,no sequeríanmarchar,pueslesgustabanmuchoeldoctorysucasa.Yaél ledabapenadecirlesquesefueran.Porestarazóncadavezteníamásymásanimales.
Undíaenqueestabasentadoalatardecerenlatapiadesujardín,fumándoseunapipa,pasóporallíunorganilleroitalianoquellevabaunmonoatadoconunacuerda.Eldoctorsedioinmediatamentecuentadequeelmonollevabalacuerdademasiadoapretadaalcuello,yqueestabasucioysesentíadesgraciado,asíquelequitóelmonoalitaliano,lediounduroyledijoquesefuera.Elorganillerosepusofuriosoydijoquenoqueríaquedarsesinelmono,aloqueeldoctorlerespondióquesinoseiba,ledaríaunpuñetazoenlanariz.JohnDolittleeraunhombrefuerte,apesardenosermuyalto,asíqueelitalianosefue,aunquesoltandotodaclasedeinsultos;yelmonose quedó en casa del doctor, donde encontró un hogarmuy agradable. Los demásanimalesdelacasalellamabanChi-Chi,queesunapalabracorrienteenellenguajedelosmonosquequieredecir«pelirrojo».
EnotraocasiónfueaPuddlebyuncirco,yelcocodrilo,alqueledolíamuchounamuela, se escapó por la noche y se fue al jardín del doctor. Éste le habló en ellenguajedeloscocodrilosyleinvitóaentrarensucasa,dondelearreglólamuela.Perocuandoelcocodrilovioquelacasaeratanagradable,conunsitiodistintoparacada especie animal, tambiénquisoquedarse avivir con el doctor ypidiópermisoparadormir en el estanquede lospecesde colores, que estaba al fondodel jardín,prometiendonocomerselospeces.Cuandolosdueñosdelcircofueronabuscarle,sepuso tan feroz y tan salvaje que huyeron asustados. Sin embargo, con los demáshabitantesdelacasaerasiempretanapaciblecomoungatito.
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Pero, entonces, las ancianas del pueblo empezaron a tenermiedo de llevar susperrillosfalderosaldoctorDolittle,acausadelcocodrilo,ylosgranjerosnosecreíanquenosefueseacomerlasovejasyloscorderosenfermosquellevabanparaqueloscurase, así que el doctor le dijo al cocodrilo que tenía que volver al circo.Pero elpobreanimalrompióallorarderramandounaslágrimastangrandes,ylepidiótantoqueledejaraquedarse,queeldoctornotuvovalorparaecharle.
Fueentoncescuandolahermanadeldoctorledijo:—John,tienesqueecharaesabestia.Losgranjerosylasseñorastienenmiedode
traerte sus animales, justo cuandoempezábamos a tener algodedinero.Ahoranosarruinaremosdeltodo.Eselcolmo,ynoaguantomás.Nomeocuparémásdetucasasinoechasalcaimán.
—Noesuncaimán—dijoeldoctor—,esuncocodrilo.—Medaigualcomosellame—dijosuhermana—.Esunserrepugnantecomo
paraencontrárselounadebajodelacama.Ynoestoydispuestaatenerloencasa.—Peromehaprometido—dijoeldoctor—quenomorderáanadie.Nolegusta
elcircoynotengodineroparaenviarloaÁfrica,queessupaísnatal.Nosemeteennaday,engeneral,seportamuybien.Noseastanprotestona.
—Yatelohedicho,noestoydispuestaatenerloaquí—dijoSarah—.Secomeellinóleo.¡Sinoloechasahoramismo,memarcho,memarchoymecasaré!
—Muy bien—contestó el doctor—. Vete y cásate. No puedo impedírtelo. —Cogióelsombreroysalióaljardín.
AsíqueSarahDolittlerecogiósuscosasysemarchó,yeldoctorsequedósolocontodasufamiliaanimal.
Muyprontoseencontróconqueeramáspobrequenunca.Contantasbocasalasquedardecomer,con tenerqueocuparsede las faenasde lacasa, sinquehubieraquien cosiese, y sin ingresar dinero para pagar las cuentas del carnicero, las cosasempezaronaponersemuynegras.Peroeldoctornosepreocupabanilomásmínimo.
—Eldineroesunalata—solíadecir—.Todosestaríamosmuchomejorsinosehubieseinventado.¿Quéimportaeldinerocontaldeserfeliz?
Peromuy pronto losmismos animales empezaron a preocuparse, y una noche,cuando el doctor se había quedado dormido en su butaca ante la chimenea de la
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cocina, empezarona comentarlo entre ellos envozmuybaja.Y la lechuza,Tu-Tu,quesabíamuchodearitmética,calculóquesóloquedabadineroparaunasemana,yesositodosnohacíanmásqueunacomidaaldía.
Entoncesdijoelloro:—Yocreoquedeberíamosrealizarentretodoslasfaenasdelacasa.Eslomenos
quepodemoshacer.Alfinyalcaboespornuestrobienporloqueelamoestásoloyestanpobre.
De esta manera se acordó que el mono, Chi-Chi, guisaría y cosería; el perrobarrería los suelos; elpato limpiaría elpolvoyharía las camas; la lechuza,Tu-Tu,llevaríalascuentas,yelcerdoseocuparíadeljardín,yporserelanimaldemásedad,nombraronaPolynesia,elloro,amadellavesylavandera.
Naturalmente, al principio todos, excepto Chi-Chi, que tenía manos y podíatrabajar como una persona, encontraron sus respectivas tareas muy difíciles, peropronto se acostumbraron a ello y les resultaba muy divertido ver a Yip, el perro,barriendoelsueloconuntrapoverdeatadoalacolaamododeescoba.Ynotardaronmuchoenhacerlascosastanbien,queeldoctordijoquenuncahabíatenidolacasatanordenadaytanlimpia.
Deestamaneratodomarchóbiendurantealgúntiempo,perolafaltadedinerolescreabaseriasdificultades.
Entonces los animales pusieron un puesto de flores y verduras a la puerta deljardínyvendíanrábanosyrosasalaspersonasquepasabanporlacarretera.
Apesarde todo,noconseguíansacarbastantedineroparapagar lascuentas.Eldoctor,noobstante,seguíasinpreocuparse.Cuandoelloroledijoqueelpescadero
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yanolesqueríavenderpescado,contestó.—Noimporta.Mientraslasgallinasponganhuevosylavacadéleche,podemos
comertortillasycuajada.Yquedanmuchasverdurasenlahuerta.Aúnfaltabastantepara que llegue el invierno. No os preocupéis. Eso era lo malo de Sarah, que sepreocupabademasiadoportodo.¿QuétalleiráaSarah?Esunamujerexcelente,enalgunascosas.¡Vaya,vaya!
Perolanieveempezóacaereseañoantesdeloacostumbrado,yaunqueelviejocaballocojotraíamuchaleñadelbosquequehabíaenlasafuerasdelaciudad,paraencender un buen fuego en la cocina, lamayoría de las verduras del jardín habíandesaparecidoy lasquequedabanestabancubiertasdenieve,asíquemuchosde losanimalesestabanverdaderamentehambrientos.
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CAPÍTULO4LLEGAUNMENSAJEDEÁFRICA
quel invierno fuemuy frío, y una noche de diciembre en la quetodos estaban sentados en torno a la chimenea de la cocina,mientraseldoctorlesleíaenvozaltaunodeloslibrosquehabíaescritoenel lenguajede losanimales, la lechuza,Tu-Tu,dijode
repente:—¡Sss!¿Quéeseseruidodefuera?Todossepusieronaescuchary,alpocorato,oyeronquealguiencorría.Entonces
seabriólapuertadeparenparyelmono,Chi-Chi,entróprecipitadamente,casisinaliento.
—¡Doctor!—gritó—, acabode recibir unmensaje deunprimomíodeÁfrica.Hay una grave enfermedad entre los monos. Todos la están cogiendo y mueren acentenares.HanoídohablardeustedylerueganquevayaaÁfricaparacurarles.
—¿Quién ha traído la noticia? —preguntó el doctor quitándose las gafas ydejandoellibro.
—Unagolondrina—dijoChi-Chi—.Estáfuera,enelaljibe.—Tráelaaquíalladodelfuego—dijoeldoctor—.Debedeestarmuertadefrío.
¡LasgolondrinasemigraronhaciaelSurhaceyaseissemanas!Trajeron a la golondrina, que tiritaba muy acurrucada, y aunque al principio
estabaunpocoasustada,prontosecalentóy,posándoseenlarepisadelachimenea,empezóahablar.
Cuandohuboterminado,dijoeldoctor.—Me gustaría ir a África, especialmente ahora que hace este tiempo tan frío.
Pero, desgraciadamente, no tenemos dinero suficiente para los billetes. Dame lahucha,Chi-Chi.
Elmonosubióylacogiódelaúltimabaldadelaparador.Estabavacía,¡nohabíaniunasolapeseta!—Estabasegurodequequedabandospesetas—dijoeldoctor.
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—Síquequedaban—dijo la lechuza—.Perousted se lasgastó enun sonajeroparalacríadeltejóncuandoestabaechandolosdientes.
—¿Que las gasté? —dijo el doctor—. ¡Vaya por Dios! ¡Vaya por Dios!Verdaderamente ¡qué lata es estodeldinero!Bueno,no importa.Sibajo al puerto,quizápuedanprestarmeunbarcoquenoslleveaÁfrica.Yoconocíhacetiempoaunmarineroquemetrajoasuniñoconsarampión.Alomejornosdejasubarco,pueselniñosepusobien.
Al día siguiente por la mañana temprano el doctor se fue al puerto, y cuandovolvió, lesdijoa losanimalesqueestaba todoarreglado,queelmarinero les ibaaprestarsubarco.
Entonceselcocodrilo,elmonoyellorosepusieronmuycontentosyempezaronacantarporqueibanavolveraÁfrica,suverdaderopaís.Yeldoctorlesdijo:
—NopodréllevarmásqueavosotrostresyaYipelperro,aDab-Dabelpato,aGub-GubelcerdoyalalechuzaTu-Tu.Losdemásanimales:loslirones,lasratasdeaguaylosmurciélagos,tendránquevolveralcampo,dedondeproceden,hastaquevolvamos. Pero como la mayoría pasan el invierno durmiendo, no les importará;además,nolessentaríabieniraÁfrica.
Entonceselloro,quehabíahechoyaotrosviajeslargospormar,empezóadeciraldoctortodoloquetendríaquellevarparaelbarco.
—Tienequellevarmuchasgalletassaladas—dijo—,queesloquellaman«pandelnavegante»,yademáslatasdecarneyunancla.
—Supongoqueelbarcotendráancla—dijoeldoctor.—Bueno,porsiacaso,asegúrese—dijoPolynesia—,porqueesmuyimportante.
Nosepuedepararsinotieneancla.Ynecesitaráunacampana.—¿Yesoparaquées?—preguntóeldoctor.—Paradarlahora—dijoelloro—.Setocacadatreintaminutosyasísesabequé
horaes.Ylleveunagrancantidaddecuerda,siempreesútilenlastravesías.Despuésempezaronapensardedóndeibanasacareldineroparacomprartodolo
quenecesitaban.—¡Quélata!¡Eldinerootravez!—exclamóeldoctor—.¡Diosmío,quéagusto
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mevoyaencontrarenÁfrica,dondenonosharáfalta!Iréapreguntaraltenderosinoleimportaesperaraquelepaguecuandovuelva.Yesoque…no.Lediréalmarineroquevayaél.
Asíqueelmarinero fueaveral tendero,yalpoco ratovolviócon todo loquenecesitaban.
Entonceslosanimaleshicieronelequipaje,ydespuésdecortarelaguaparaquelascañeríasnosehelasenydeponerlascontraventanas,cerraronlacasayentregaronla llavealviejocaballo,quevivíaenelestablo.Peroantescomprobaronquehabíabastantepajaenelgraneroparaqueledurasealcaballotodoelinvierno.Llevaronelequipajealpuertoyembarcaron.
ElVendedordeCarneparaGatoshabíaidoadespedirlesylellevóaldoctorderegalounagrantartadeyemaymerengue,porquedijoquelehabíaninformadoqueenelextranjeronohabíaesaclasedetarta.
Tan pronto como hubieron embarcado, Gub-Gub, el cerdo, preguntó dóndeestabanlascamas,pueseranlascuatrodelatardeyqueríaecharsesusiesta,asíquePolynesialebajóalinteriordelbarcoyleenseñólascamas,queestabanadosadasalapared,unasencimadeotras,comosifuesenestanterías.
—Pero¡siestonoesunacama!—exclamóGub-Gub—.¡Esunaestantería!—Las camas son siempre así en los barcos —contestó el loro—. No es una
estantería.Súbeteyduerme.Aestoselellama«litera».—Me parece que nome voy a ir a la cama todavía—dijoGub-Gub—. Estoy
demasiadonervioso.Quierovolverasubiryverlasalida.—Bueno,ésteestuprimerviaje—dijoPolynesia—.Teacostumbrarásaestavida
alcabodealgún tiempo.—Yvolvióasubir lasescalerasdelbarco tarareandoestacanción:
ConozcoelmarNegroyelmarRojo;hedadolavueltaaunaislaBlanca;hedescubiertoelríoAmarillo,ytambiéneldecolorNaranjaalanochecer.AtrásquedaelCaboVerde,yantemíseextiendeelocéanoAzul.Estoycansadodetantoscolores,María,porestovuelvojuntoati.
Estaban ya a punto de emprender el viaje, cuando el doctor dijo que tenía quevolverparapreguntaralmarineroelcaminodeÁfrica.Perolagolondrinalesdijoqueellahabíaidoaesepaísmuchasvecesyquelesindicaríacómoseiba.
EntonceseldoctordijoaChi-Chiquelevaseelancla,conloquediocomienzoel
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viaje.
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CAPÍTULO5ELGRANVIAJE
urante seis semanas enteras estuvieron navegando sin parar sobre elondulantemarsiguiendoalagolondrina,quevolabadelantedelbarcoparaindicarleselcamino.Porlanochellevabaunfaroldiminutoparaqueno laperdiesenen laoscuridad;y losnavegantesque ibanen los
barcos,quepasaban,confundíanlalucecitaconunaestrellafugaz.A medida que navegaban hacia el Sur, cada vez se sentía más y más calor.
Polynesia,Chi-Chiyelcocodrilodisfrutabandelolindotomandoelsol,ycorríandeunladoparaotroriéndoseyasomándoseporlabordaporsiyaseveíaÁfrica.
Peroelcerdo,elperroylalechuzaTu-Tunoteníanfuerzasparanadaconaquelcalor,asíque ibansentadosal finaldelbarcoa la sombradeungranbarril, con lalenguafuera,bebiendolimonada.
Dab-Dab,elpato,serefrescabatirándosealmarysiguiendoelbarcoanado,ydevezencuando,siteníademasiadocalorenlapartesuperiordelacabeza,pasabapordebajodelbarcobuceandoysalíaporelotrolado.Estoleservía,además,parapescararenques,pues losmartesyviernes todos los tripulantesdelbarcocomíanpescadoparaquelacarnelesdurasemástiempo.
Al llegar cerca del Ecuador, vieron que unos peces voladores se dirigían haciaellos.YlospecespreguntaronallorosiaquéleraelbarcodeldoctorDolittle.Cuandoles contestó que sí, dijeron que se alegraban mucho porque los monos de Áfricaestabanpreocupadosdequenofueseallegarnunca.Polynesialespreguntócuántasmillas les faltaban todavía,y lospecesvoladores respondieronqueyanoquedabanmásquecincuentaycincomillasparallegaralacostadeÁfrica.
Enotraocasiónaparecióunbancodemarsopasbailandosobrelasolas,ytambiénpreguntaronaPolynesiasiaquéleraelbarcodelfamosodoctor.Cuandolesdijoquesí,queloera,preguntaronallorosieldoctornecesitabaalgoparaelviaje.
Polynesiarespondió:—Sí.Senoshanterminadolascebollas.—Nolejosdeaquíhayunaisla—dijeronlasmarsopas—dondecrecencebollas
salvajesmuyaltasyfuertes.Continuadenlínearecta,nosotrascogeremosalgunasyluegoosalcanzaremos.
Dichoesto,lasmarsopassalieronatodavelocidadporelmar.Muyprontoellorolasvolvióaver.Veníanpordetrásarrastrandolascebollasporencimadelasolasengrandesredeshechasconalgas.
Lanochesiguiente,cuandoelsolseestabaponiendo,dijoeldoctor:—Dameeltelescopio,Chi-Chi.Estamosllegandoalfinaldenuestroviaje.Creo
quemuyprontodeberíamosveryalascostasdeÁfrica.
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Y, en efecto,media hora después les pareció ver algo a lo lejos que podía sertierra.Peroempezóaoscurecerrápidamenteynoestabansegurosdequelofuera.
Entoncessedesencadenóunagrantempestadcontruenosyrelámpagos.Elvientobramaba,lalluviacaíaacántarosylasolassehicierontangrandesquesaltabanporencimadelbarco.
Alpocoratoseoyóungranestrépito.Elbarcoseparóydiolavueltadelado.—¿Quéhaocurrido?—preguntóeldoctorsubiendodelapartedeabajo.—Noestoyseguro—dijoel loro—,perocreoquehemosnaufragado.Dígaleal
patoquesalgaylovea.
Así que Dab-Dab se sumergió bajo las olas, y cuando volvió a salir, dijo quehabían chocado contrauna roca, y sehabíahechoungran agujero en el barcopordondeentrabaagua,yqueseestabanhundiendorápidamente.
—DebemosdehabertropezadoconÁfrica—dijoeldoctor—.¡Diosmío!Bueno,puesnotenemosmásremedioqueirtodosnadandoatierra.
PeroChi-ChiyGub-Gubnosabíannadar.—¡Cogedlacuerda!—gritóPolynesia—.Yaosdijequenosresultaríamuyútil
¿Dónde está el pato? Ven aquí, Dab-Dab. Agarra este extremo de la cuerda, vetevolando a tierra y átala a una palmera. El otro extremo lo sujetaremos aquí en elbarco. Y los que no sepan nadar que avancen agarrándose a la cuerda hasta quelleguenatierra.Aestoselellamala«cuerdasalvavidas».
Todosllegaronsanosysalvosalaorilla:unosnadando,otrosvolando,ylosquedesembarcaronagarrándosealacuerda,transportaronelbaúlyelmaletíndeldoctor.
Peroelbarcoquedóinservibleacausadelgranagujeroqueteníaenelfondo,ypocodespués, el embravecidomar lohizopedazos contra las rocasy los restosdemaderasedesperdigaronporelagua.
Entoncessecobijarontodosenunacuevabiensecaqueencontraronenloaltodelosacantilados,hastaquepasólatormenta.
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Alsalirelsol,alamañanasiguiente,bajaronalaplayaparasecarseenlaarena.—¡Mi querida África! —suspiró Polynesia—. ¡Cuánto me alegro de volver!
Imaginaros,mañanaharácientosesentaynueveañosquememarchédeaquí.Ynohacambiadonada.Lasmismaspalmeras,lamismatierrarojiza,lasmismashormigasnegras.Nohaylugarcomoelpropiopaís.
Y los demás se dieron cuenta de que tenía lágrimas de alegría en los ojos porhabervueltoapisarsutierranatal.
El doctor echó entonces demenos su chistera, que había volado,mar adentro,durantelatempestad:asíqueDab-Dabsalióabuscarla.Alcabodeunratoladivisó,muylejos,flotandosobreelaguacomounbarcodejuguete.
Cuandoseacercóvioquedentroibaunodelosratoncitosblancos,muyasustado,porcierto.
—¿Qué haces aquí? —preguntó el pato—. Te dijeron que te quedaras enPuddleby.
—No quise quedarme—dijo el ratón—.Quería conocer África; además tengoaquíunosparientes.Asíquemeescondíenelequipajeymesubieronalbarcoconlasgalletas.Cuandoelbarcosehundió,measustémuchoporquenosenadarmuybien.Fuinadandomientraspude,peromecansémuyprontoycreíquemeibaaahogar;sinembargojustoenesemomentopasóflotandoelsombrerodelamoymemetíenélparanoahogarme.
Elpatocogióelsombreroconelratóndentroyselollevóaldoctor,queestabaenlaorilla.Todoslerodearonparaverlo.
—Estoesloquesellama«viajardepolizón»—dijoelloro.Poco después, cuando estaban buscando un sitio en el baúl, donde el ratón
pudieseircómodamente,elmono,Chi-Chi,dijoderepente:—¡Ssss!Oigopasosenlaselva.Todossecallaronparaescuchar,yalmomentosalióunhombrenegrodelbosque
ylespreguntóquéestabanhaciendoallí.—MellamoJohnDolittle,M.V.—dijoeldoctor—.Mehanpedidoquevengaa
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Áfricaparacuraralosmonosqueestánenfermos.—Tenéisquevenirtodosanteelrey—dijoelnegro.—¿Quérey?—preguntóeldoctor,quenoqueríaperdertiempo.—ElreydelosYoliyinki—contestóelhombre—.Todasestastierrassonsuyas,y
atodoslosextranjeroshayquellevarlosanteél.Seguidme.Envistadeesto,cogieronsusequipajesyemprendieronlamarchahacialaselva
detrásdeaquelhombre.
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CAPÍTULO6POLYNESIAYELREY
espuésderecorrerunbrevetrechoporelespesobosque,llegaronaunespacioamplioydespejado,dondevieronelpalaciodelrey,queestabaconstruidoconbarro.
Allí vivía el rey con la reina, Ermintruda, y su hijo el príncipeBumpo. El príncipe se había ido a pescar salmones al río. Pero el rey y la reinaestabansentadosbajounasombrillaante lapuertadelpalacio.LareinaErmintrudaestabadormida.
Cuandoeldoctorllegóalpalacio,elreylepreguntóquéhacíaallí,yeldoctorleexplicócuáleralarazóndesuviajeaÁfrica.
—Nolepermitoviajarpormipaís—dijoelrey—.Hacemuchosañosunhombreblanco llegó a estas tierras y yomeportémuybien con él. Pero después de hacermuchoshoyosenlatierraparasacaroroydematartodosloselefantesparaquedarseconloscolmillosdemarfil,semarchóensecretoensubarcosindarmenisiquieralasgracias.NuncamásvolveráaviajarunhombreblancoporlastierrasdeYoliyinki.
Despuésdedeciresto,elreyeligióunoscuantoshombresdesuguardiaquehabíacercaydijo:
—Llevaosaestemédicocon todossusanimalesyencerradlosen lacárcelmássegura.
Asíqueseisnegrossellevaronaldoctoryatodoslosanimalesylosencerraronenuncalabozodepiedra.Éstenoteníamásqueunapequeñaventanaconrejasenloaltodelmuroylapuertaerafuerteygruesa.
Todos sepusieronmuy tristesyGub-Gub rompióa llorar,peroChi-Chi ledijoquelepegaríasinodejabadehaceresehorribleruido,asíquesecalló.
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—¿Estamos todos?—preguntóeldoctordespuésdehaberseacostumbradoa laoscuridad.
—Sí,creoquesí—dijoelpatoyempezóacontarlos.—¿DóndeestáPolynesia?—preguntóelcocodrilo—.Noestáaquí.—¿Estás seguro? —dijo el doctor—. Mira otra vez. ¡Polynesia! ¡Polynesia!
¿Dóndeestás?—Supongoquesehaescapado—gruñóelcocodrilo—.Bueno,estoestípicode
él.Hahuidoalaselvatanprontocomosusamigossehanmetidoenunlío.—No soy ese tipo de pájaro—dijo el loro saliendo del bolsillo de atrás de la
levitadeldoctor—.Mira,soytanpequeñoquepuedopasarentrelosbarrotesdeesaventanayhetenidomiedodequememetiesenenunajaula.Asíque,mientraselreyhablaba,meescondíenelbolsillodeldoctory¡aquíestoy!Estoesloquesellamauna«estratagema»—dijoalisándoselasplumasconelpico.
—¡Vaya! —exclamó el doctor—. Tienes suerte de que no me haya sentadoencimadeti.
—Ahora escuchad—dijoPolynesia—.Esta noche, tan pronto comooscurezca,medeslizarésigilosamenteentrelosbarrotesdelaventanaeirévolandoapalacio.Yaveréiscomoprontoencuentrolamaneradequeelreynosdejesalirdelacárcel.
—¡Oh!,pero¿quévasapoderhacertú?—dijoGub-Gublevantandoelhocicoyponiéndoseallorardenuevo—.¡Noeresmásqueunpájaro!
—Esoesverdad—dijoelloro—.Peronoolvidesque,aunquenosoymásqueunpájaro,séhablarconlaspersonasyconozcoaestagente.
Así que por la noche, cuando la luz de la luna se filtraba entre las palmeras ytodoslosservidoresdelreyestabandurmiendo,el loropasósigilosamenteentrelosbarrotesysalióvolandohaciaelpalacio.Alguienhabíarotolaventanadeladespensacon una pelota de tenis la semana anterior y Polynesia se coló por el agujero delcristal.
PrimerooyóroncaralpríncipeBumpoensudormitorio,queestabaalfondodelpalacio.Luegosubiódepuntillaslaescalerayfuehastaeldormitoriodelrey,abriólapuertaconmuchocuidadoyechóunaojeada.
Lareinanoestabaesanoche,pueshabíaidoaunbaileencasadesuprimo,peroelreyestabaenlacamaprofundamentedormido.
Polynesia entró cautelosamente,muy despacito, y semetió debajo de la cama.EntoncessepusoatoserexactamentelomismoquetosíaeldoctorDolittle.Polynesiasabíaimitaratodoelmundo.
Elreyabriólosojosydijoadormilado:—¿Erestú,Ermintruda?—(creyóqueeralareinaquehabíavueltodelbaile).Entoncesel lorovolvióa toser,estavezmásalto,comosifueseunhombre.Al
oírloelreysesentóenlacama,completamentedespierto,ydijo:
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—¿Quiénes?
—SoyeldoctorDolittle—dijoelloroexactamenteigualquelohubiesedichoeldoctor.
—¿Quéhaceustedenmicuarto?—gritóelrey—.¡Cómosehaatrevidoasalirdelacárcel!¿Dóndeestá?Noleveo.
Peroelloronohizomásquereír:unarisaprolongada,profundayalegrecomoladeldoctor.
—Dejedereírseyvengaaquíinmediatamenteparaquepuedaverle—dijoelrey.—¡Quéreymástonto!—contestóPolynesia—.¿Haolvidadoqueestáhablandoa
JohnDolittle,M.V.,elhombremásextraordinariodelatierra?Claroquenopuedeverme.Mehe hecho invisible.Nohaynada que nopueda hacer. Pero escuche: hevenidoaquíestanocheparaprevenirle.Sinonosdejacruzarsureinoamíyamisanimales,haréqueustedytodossussúbditosseponganenfermoscomolosmonos.Puesyosoycapazdecurar,perotambiénpuedohacerquelagentesepongaenfermacon sólo levantar el dedomeñique.Envíe inmediatamente a sus soldados para queabranlaspuertasdelcalabozoo,sino,tendrápaperasantesdequehayaaparecidoelsoldetrásdelasmontañasdeYoliyinki.
Entonceselreyempezóatemblarysintiómuchomiedo.—Doctor—exclamó—sehará loqueusteddice.No levante el dedomeñique,
porfavor.—Dichoesto,setiródelacamadeunsaltoysaliócorriendoparaordenaralossoldadosqueabriesenlapuertadelacárcel.
Tanprontocomosehubomarchado,Polynesiasedeslizóalpisodeabajoysaliódelpalacioporlaventanadeladespensa.
Pero la reina, que en ese momento estaba abriendo la puerta de servicio paraentrar,vioallorosalirporelcristalroto,ycuandoelreyvolvióalacamalecontólo
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quehabíavisto.El rey se dio cuenta de que le habían engañado y se puso furioso, por lo que
volviócorriendoalacárcel.Pero era demasiado tarde. Las puertas estaban abiertas y el calabozo vacío. El
doctorytodossusanimalessehabíanmarchado.
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CAPÍTULO7ELPUENTEDEMONOS
a reina Ermintruda jamás, en su vida, había visto a su marido tanfurioso como esa noche. Le rechinaban los dientes de ira. Llamóidiotasatodos.Letiróelcepillodedientesalgatodelpalacio.Anduvoalocadoportodaspartesencamisón,despertóalejércitoyloenvióala
selvaparaatraparaldoctor.Luegoordenóquefuesentambiéntodossuscriados—loscocineros,losjardineros,subarberoyelpreceptordelpríncipeBumpo—,einclusolareina,queestabacansadadehaberbailadotodalanocheconunoszapatosquelequedabanestrechos,fueenviadaaayudaralossoldados.
Mientras tanto, el doctor y sus animales iban corriendo por el bosque, lomásdeprisaposible,hacialaTierradelosMonos.
Gub-Gub,comoteníalaspiernastancortas,secansópronto;yeldoctortuvoquecogerleenbrazos,locualresultabamuypenoso,puestoquellevabantambiénelbaúlyelmaletín.
ElreydeYoliyinkipensóqueasuejércitoleresultaríafácilencontrarles,yaqueeldoctordesconocíaelpaísynosabríaelcamino.Peroestabaequivocado,porqueelmono,Chi-Chi, conocía todos los senderosqueatravesaban la selva, inclusomejorquelosservidoresdelrey,yllevóaldoctoryasusanimalesalapartemásespesadelbosque,aunlugardondejamáshabíallegadounhombre,ylosescondióatodosenungranárbolhuecoqueestabaentreunasrocasmuyaltas.
—Mejor será que esperemos aquí—dijo Chi-Chi— hasta que los soldados sehayanvueltoalacama.EntoncespodremosseguirhaciaelPaísdelosMonos.
Asíqueallísequedarontodalanoche.Con frecuencia oían a los hombres del rey hablarmientras exploraban aquella
partedelaselva.Peroestabanfueradepeligro,puesnadieconocíaeseescondrijo,nisiquieraotrosmonos,exceptoChi-Chi.
Finalmente,cuandola luzdeldíaempezabaa traspasar lasgrandeshojasde lasaltísimascopasdelosárboles,oyeronalareinaErmintrudadecirconunavozmuycansadaquenovalíalapenaseguirbuscando,quepodíanmuybienvolverydormirunpoco.
Tanprontocomotodoslossoldadossehubieronmarchado,Chi-ChihizosaliraldoctoryatodoslosanimalesdelesconditeyemprendieronelcaminohaciaelPaísdelosMonos.
Estaban muy, muy lejos y a menudo se sentían muy cansados, especialmenteGub-Gub.Perocuandollorabaledabanlechedecoco,quelegustabamucho.
Tenían de sobra comida y bebida porque Chi-Chi y Polynesia conocían lasdiferentes variedades de frutas y verduras que crecen en la selva—como dátiles,
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higos, cacahuetes, batatas—, así como dónde encontrarlas. Con el zumo de lasnaranjassilvestreshacíanunrefrescoqueendulzabanconlamielquecogíandelascolmenasquehabíaenalgunosárboleshuecos.Noimportaba loquepidiesen:Chi-ChiyPolynesiasiempreconseguíanloquedeseabano,sino,algoparecido.Undíainclusoencontrarontabacoparaeldoctor,puesselehabíaterminadoelquellevabayleapetecíafumar.
Porlanochedormíanentiendasdecampañahechasconhojasdepalmerasobregruesosysuaveslechosdehierbaseca.Alcabodealgúntiemposeacostumbraronaandarmucho,yanosecansabantanto,ylesdivertíaaquellavidaviajera.
Pero siempre se alegraban cuando llegaba la noche y hacían un alto paradescansar.Entonceseldoctorencendíaunapequeñahogueraconpalos,ydespuésdecenar,sesentabanalrededorparaescucharaPolynesia,quecantabacancionessobreelmar,oaChi-Chi,quelesrelatabahistoriasdelaselva.
Y algunas de las historias que contaba Chi-Chi eran muy interesantes, puesaunquelosmonosnotuvieronlibrossobresuhistoriahastaqueeldoctorDolittleselos escribió, conservan el recuerdo de todo lo que sucede porque se lo cuentan depadresahijos.YChi-Chihablódemuchascosasquesumadrelehabíarelatado—historias de hace mucho, mucho tiempo, de antes de Noé y el Diluvio—, de lostiemposenquelossereshumanossevestíanconpielesdeoso,vivíanenlosagujerosde las rocas,ycomían lacarnecrudaporquenosabíanguisar,puesnoconocíanelfuego.Yleshablódelosgigantescosmamutsydeloslagartos—queerantanlargoscomountren—,quevagabanporlosmontesenaquellostiemposmordisqueandolascopasdelosárboles.Yavecesleescuchabancontantointerésque,hastaquehabíaterminadodehablar,nosedabancuentadequeelfuegosehabíaapagadodeltodo.Yentoncesteníanquesalircorriendoparabuscarmásleñayencenderotro.
Ahora bien, cuando el ejército del rey volvió y le dijo a éste que no habíanencontradoaldoctor,elreylesordenóquevolvieranalaselvaypermaneciesenallíhastacapturarle.Asíque,durante todoeste tiempoenqueeldoctorysusanimalesavanzabanhaciaelPaísdelosMonospensandoqueestabanasalvo,enrealidad,loshombresdelreycontinuabansiguiéndole.SiChi-Chilohubiesesabido,seguramenteleshubieravueltoaesconder.Peronolosabía.
Un día, Chi-Chi trepó a lo alto de una elevada roca para echar un vistazo porencimadelascopasdelosárboles,ycuandobajódijoqueestabanyamuycercadelPaísdelosMonosyqueprontollegarían.
Y esa misma noche, en efecto, vieron al primo de Chi-Chi y a otros muchosmonosquetodavíanosehabíanpuestoenfermos,esperándolesencaramadosenlosárboles al borde de un pantano. Cuando vieron que el famoso médico venía deverdad,empezaronaarmarungranalborotoyleaclamaronconentusiasmomientrasagitabangrandeshojasysecolumpiabanderamaenramaenseñaldebienvenida.
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Todosqueríancargarconelmaletínyelbaúlycontodoloquellevaba,yunodelosmonosmásgrandesinclusocogióenbrazosaGub-Gub,queestabamuycansado.Luego,dosdeellosseadelantaronparaavisaralosqueestabanenfermosqueelgranmédico,alfin,habíallegado.
Lomalofuequeloshombresdelrey,queaúnlesseguían,oyeronelgriteríodelos monos y, así, supieron dónde estaba el doctor, y aceleraron el paso paracapturarle.
El mono grande que llevaba a Gub-Gub, iba el último porque andaba másdespacio,porellovioalcapitándelejércitoesconderseentrelosárboles,yavisóaldoctorparaquecorriese.
Todosecharonacorrerlomásdeprisaposible,yloshombresdelrey,queveníandetrás,empezaronacorrertambién.Elcapitáneraelquemáscorría.
Enesemomento,eldoctortropezóconsumaletíndemedicinasysecayóenelbarro.Elcapitánpensóqueestaveznoseleescaparía.
Peroelcapitánteníalasorejasmuylargasyelpelomuycorto.Yaldarunsaltohaciaadelanteparaatraparaldoctor,seleenganchóunaorejaenunárbolyelrestodelejércitotuvoquepararseparaayudarle.
Mientrastanto,eldoctorsehabíalevantadoycontinuócorriendoycorriendo.Derepente,Chi-Chigritó:
—¡Adelante!Yanosquedapoco.Llegaronaunprecipiciomuyescarpadoalfondodelcualcorríaunrío.Ésteerael
límitedelreinodeYoliyinkiydelotroladodelríoestabaelPaísdelosMonos.Yip,elperro,miróentonceshaciaelprecipicio,queeramuyprofundo,ydijo:—¡Caramba!¿Cómonosvamosaarreglarparapasaralotrolado?—¡Ay! —exclamó Gub-Gub—. Los soldados del rey están ya muy cerca
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¡Miradlos!Tengomiedodequenosvuelvanallevaralacárcel—yseechóallorar.Elmonograndequellevabaalcerdo,ledejócaerenelsueloygritóalosotros
monos:—¡Chicos, un puente! ¡Rápido! ¡Haced un puente! No nos queda más que un
minuto para hacerlo. Han desenganchado al capitán y viene a la velocidad de ungamo.¡Hayqueespabilar!¡Unpuente!¡Unpuente!
El doctor sepreguntaba conqué irían ahacer unpuente, ymiró en torno suyoparaversiteníanmaderosescondidosenalgunaparte.
Perocuandovolvióamiraralprecipicioviounpuentequecolgabadeunladoaotrodelríohechodemonosvivos.Mientrasestabavueltodeespaldas,losmonos,alavelocidaddel relámpago,habíanformadounpuenteagarrándose lasmanosy lospiesunosaotros.
Yelmonograndegritóaldoctor:—¡Crúcelo!¡Crúcenlotodosdeprisa!Gub-Gubteníaunpocodemiedoaandarsobreunpuentetanestrechoyatanta
alturadelríoquedabavértigo.Perolopasómuybien,ylomismolosdemás.JohnDolittle fue el último en cruzar.Y justo cuando estaba llegando a la otra
orilla,aparecieronlossoldadosdelrey,queleamenazaronconlospuñosychillaronde rabia, pues se dieron cuenta de que habían llegado tarde. El doctor y todos losanimalesestabanasalvoenelPaísdelosMonosyelpuentesereplegóhaciaelotrolado.
EntoncesChi-Chisevolvióhaciaeldoctorydijo:—Muchoseminentesexploradoresynaturalistasdebarbagrishanpermanecido
durantemuchassemanasescondidosenlaselvaesperandoveralosmonoshacerestetruco.Peronunca, hasta ahora, hemosdejadoqueunhombreblanco lo contemple.Ustedeselprimeroquehavistoelfamoso«puentedemonos».
Yeldoctorsesintiómuysatisfecho.
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CAPÍTULO8ELJEFEDELOSLEONES
ohnDolittleseencontróconquehabíamuchísimoquehacer,puescientosy miles de monos, de todas las especies, estaban enfermos: gorilas,orangutanes,chimpancés,mandrilesconcaradeperro,titís,micos,monosdepelogris.Yotrosmuchosyahabíanmuerto.
Loprimeroquehizofueaislaralosenfermosdelossanos.DespuésdijoaChi-Chiyasuprimoque leconstruyesenunapequeñacabañadepaja.Luegohizoqueviniesentodoslosmonosquetodavíaestabansanosparavacunarlos.
Ydurantetresdíasytresnochesestuvieronllegandomonosdelaselva,losvallesylosmontesalacabañadepaja,dondeeldoctorsepasabaeldíaylanochesentadovacunandoyvacunandosincesar.
Luegolehicieronotracabaña,unacasagrandeconmuchascamas,yalojóenellaatodoslosenfermos.
Pero eran tantos los que estaban enfermos, que no había bastantes sanos paracuidarles,asíqueenviórecadoaotrosanimales,comolosleones,losleopardosylosantílopes,afindequeviniesenaayudarcomoenfermeros.
Eljefedelosleoneseraunsermuyorgulloso,ycuandollegóalagrancasa,llenadecamas,deldoctor,semostrómuyirritadoydespreciativo.
—¿Seatreveustedadarmeórdenesamí, señor?—dijomirando ferozmentealdoctor—.¿Seatreveustedapedirmeamí,amí,elReydelosAnimales,quehagadecriado de unos cuantos monos sucios? ¡Vaya, si ni siquiera me los comería deaperitivo!
Elleónteníaunaspectomuyferoz,peroeldoctortratóportodoslosmediosde
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quenonotasequeleteníamiedo.—Yonolehepedidoqueseloscoma—dijocontranquilidad—.Yademás,no
estánsucios.Todossehanbañadoestamañana.Lapieldeusted síquenecesitaunbuencepillado.Ahoraescuche,levoyadecirunacosa:puedellegarundíaenqueseponganenfermoslosleones.Ysiustedesnoayudanalosotrosanimalesahora, losleonespuedenencontrarsecompletamentesoloscuandoesténpasandounmomentodifícil.Esolesocurreavecesalosseresdemasiadoorgullosos.
—Losleonesnopasannuncamomentosdifíciles,únicamenteloscrean—dijoeljefedandoun respingocon lanariz, trasde locual se internóen la selvaconpasomajestuoso,conlasensacióndequehabíaactuadomuyinteligenteyastutamente.
Entonces los leopardos se sintieron orgullosos también y dijeron que noayudarían. Y luego, naturalmente, los antílopes, aunque eran demasiado tímidos yvergonzososparafaltarleelrespetoaldoctor,comohabíahechoelleón.Selimitaronapiafaryasonreírbobaliconamente,ydijeronquenuncahabíansidoenfermeros.
Despuésdeesto,alpobredoctorleinvadióunaenormepreocupación.¿Dedóndeibaaconseguirsuficienteayudaparacuidaratodoslosmonosqueestabanencama?
Sinembargo,cuandoeljefedelosleonesvolvióasuguarida,vioasumujer,laleonareina,quesalíacorriendoasuencuentroconlamelenadespeinada.
—Unodeloscachorrosnoquierecomer—dijo—.Noséquéhacerconél.Nohatomadonadadesdeanoche.
Estabatannerviosaquesepusoalloraryatemblar,pueseraunabuenamadre,aunquefueseleona.
Entonceseljefeentróenlaguaridaymiróasushijos:doscachorritospreciososqueestabantumbadosenelsuelo.Aunodeellosseleveíamuypachucho.
Luegoelleóncontóasumujer,llenodeorgullo,loquehabíadichoaldoctor.Yellasepusotanfuriosaquecasileechódelaguarida.
—¡Jamás has tenido el más mínimo sentido común! —gritó—. Todos losanimales,desdeaquíhastaelocéanoíndico,hablandeesehombreextraordinario,y
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dequecuracualquiertipodeenfermedad,ydelobuenoquees.Eselúnicohombredel mundo que sabe hablar el lenguaje de los animales. Y ahora, ahora cuandotenemosaunhijoenfermoencasa,vasyleofendes.¡Soestúpido!¡Hayquesermuyestúpidoparaofenderjamásaunbuenmédico!¡So…!—yempezóatirarledelpeloasumarido—.¡Vuelveinmediatamentedondeestáesehombreblanco!—chilló—,ydilequelosientes.Yllévatecontigoatodoslosestúpidosleonesyaesosestúpidosleopardosyantílopes.Yluegohacedtodoloqueeldoctorosdiga.Yasíquizátengala bondad de venir a ver al cachorromás tarde. Vete ahoramismo. ¡Deprisa! Nomerecesserpadre.
Despuésdeestosefuealaguaridadeallado,dondevivíaotraleonaquetambiénteníacachorros,yselocontótodo.
Asíqueeljefedelosleonesvolviódondeestabaeldoctoryledijo:—Pasaba casualmente por aquí y se me ocurrió hacerle una visita. ¿Ha
encontradoyaquienleayude?—No—dijoeldoctor—.Noheencontradoanadieyestoymuypreocupado.—Es difícil encontrar servicio actualmente—dijo el león—. Según parece los
animales ya no quieren trabajar. Esmuy comprensible en cierto sentido…Bueno,perocomoveoqueestápasandounapuro,no tengo inconvenienteenhacer loquepueda por complacerle, con tal de no tener que lavar a esos bichos.Y he dicho atodos los animales cazadores que vengan a ayudar en algo. Los leopardos estaránaquídeunmomentoaotro…Ah,depasolediréquetenemosuncachorroenfermoen casa. Yo, personalmente, no creo que tenga nada, pero mi mujer está muypreocupada.Sivaporesazonaestatarde,¿leimportaríaecharleunvistazo?
El doctor se puso muy contento, pues todos los leones y los leopardos y losantílopesylasjirafasylascebras,esdecir,todoslosanimalesdelbosque,lamontañaylasllanuras,vinieronaayudarleensutrabajo.Erantantosquesólosequedóconlosmásinteligentes.
Ymuyprontolosmonosempezaronamejorar.Alfinaldelasemana,lagrancasallenadecamasestabamediovacía.Yalfinaldelasegundasemana,elúltimomonoestabasano.
El doctor había terminado su trabajo, pero estaba tan cansado que se acostó ydurmiódurantetresdíasseguidossinnisiquieramoverse.
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CAPÍTULO9LAASAMBLEADELOSMONOS
hi-Chisequedóante lapuertadeldoctorpara impedirqueseacercasenadiehastaquesedespertara,ycuandosedespertó,JohnDolittledijoalosmonosquehabíallegadoelmomentodevolveraPuddleby.
Esto lessorprendiómucho,pueshabíancreídoquese ibaaquedarconellospara siempre.Yesanoche todos losmonos se reunieronen la selvaparacomentarlo.
Entonceseljefedeloschimpancésselevantóydijo:—¿Porquérazónsevaamarcharelhombrebueno?¿Acasonoestácontentoaquí
connosotros?Peronadiesupoquecontestarle.Despuésselevantóelgrangorilaydijo:—Opinoquedeberíamosirtodosapedirlequesequedeconnosotros.Alomejor,
si le construimos una casa nueva, y le fabricamos una cama más grande, y leprometemosquetendrámuchosmonosparaservirleyparahacerlelavidaagradable,quizánosemarchenuncadeaquí.
LuegoselevantóChi-Chiytodoslosdemássusurraron:—¡Ssss!¡Sss!¡Mirad,esChi-Chi,elgranviajero,quienvaahablar!YChi-Chidijoalosotrosmonos:—Queridosamigos,mepareceinútilpediraldoctorquesequede.Debedineroen
Puddlebyydicequenotienemásremedioquevolverparapagarlo.Ylosmonoslepreguntaron:—¿Quéesesodedinero?EntoncesChi-ChilesexplicóqueenelPaísdelosHombresBlancosnosepodía
conseguirnadasindinero,nosepodíahacernadasindinero,queeracasiimposiblevivirsindinero.
Yalgunospreguntaron:—Pero¿nosepuedenisiquieracomerybebersinpagar?Chi-Chimovió la cabeza negativamente y les contó que, cuando estaba con el
organillero,inclusoaéllehabíanhechopedirdineroalosniños.Yeljefedeloschimpancéssevolvióaldecanodelosorangutanesydijo:—Primo,amímeparecequeloshombressonunosseresmuyextraños.¿Quién
puedequerervivirenesepaís?¡Quémezquindad!EntoncesChi-Chidijo:—Cuando íbamosavenir aquíno teníamosbarcopara cruzar elmar, ni dinero
paracomprarvíveresparaelviaje.Perounhombrenosdiogalletasyledijimosquele pagaríamos cuando volviésemos. Y un marinero nos prestó un barco que se
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destrozó al chocar contra unas rocas cuando llegamos a las costas deÁfrica.Y eldoctordicequetienequevolverparacomprarlealmarinerootrobarco,porqueesunhombrepobrequenoteníanadamásquesuembarcación.
Losmonospermanecieronensilencioduranteunrato,sentados,muyquietos,enelsuelomeditandoprofundamente.
Finalmente,elgorilamayorselevantóydijo:—Me parece que no deberíamos dejar que este hombre bueno se marche de
nuestra tierra sin hacerle un buen regalo, que pueda llevarse, en señal deagradecimientoporloquehahechopornosotros.
Yundiminutomonitorojo,queestabasentadoenunárbol,gritó:—¡Yopiensolomismo!Ytodosexclamaronarmandoungrangriterío:—Sí, sí. ¡Vamos a hacerle elmejor regalo que unHombreBlanco jamás haya
recibido!Entoncesempezaronapreguntarseunosaotrosquéseríalomejorpararegalarle.
Unodijo:—¡Cincuentasacosdecocos!Otro:—¡Cienracimosdeplátanos!Asíporlomenosnotendráquecomprarfrutaenel
paísdondehayquepagarparacomer.PeroChi-Chi lesexplicóque todasesascosaspesabandemasiadopara llevarlas
tanlejosyque,además,seestropearíanantesdehabersecomidolamitad.
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—Siqueréishacerlefeliz,regalarleunanimal—dijo—,podéisestarsegurosdeque lo tratarámuy bien.Regalarle algún animal raro que no haya en lasCasas defieras.
Ylosmonospreguntaron:—¿QuésonCasasdefieras?Chi-ChilesexplicóquelascasasdefieraseranunossitiosquehabíaenelPaísde
losHombresBlancosdondesemetíaalosanimalesenjaulasparaquelagentefueseacontemplarlos.Losmonosseescandalizaronmuchoyempezaronadecirseunosaotros:
—Esos hombres son como esos jóvenes alocados y estúpidos que se diviertentontamente.¡Ah!,esoesunacárcel.
LuegopreguntaronaChi-Chiquéanimal raro,quenohubiesenvistonunca losHombresBlancos,podíanregalarlealdoctor.Yeljefedelostitíspreguntó:
—¿Tienenallíiguanas?Chi-Chicontestó:—Sí,hayunaenelJardínZoológicodeLondres.Otrodijo:—¿Tienenalgúnokapi?Chi-Chirespondió:—Sí.EnBélgica,dondemellevómiorganillerohacecincoaños,teníanunokapi
enunagranciudadquellamanAmberes.Yotropreguntó:—¿Tienenalgúntestadoble?AloqueChi-Chirespondió:—No.NingúnHombreBlanco ha visto jamás un testadoble. Eso será un buen
regalo.
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CAPÍTULO10ELANIMALMÁSRAROQUEEXISTE
ostestadoblesestánextinguidosactualmente.Estoquieredecirqueyano loshay.Perohacemucho tiempo,cuandovivíaeldoctorDolittle,quedabantodavíaalgunosenlomásprofundodelasselvasdeÁfrica,aunqueaunentonceseranmuy,muyraros.Carecíanderaboy tenían
doscabezas,unaencadaextremodelcuerpo,yunoscuernosmuyafiladosenambascabezas.Erantímidosymuydifícilesdecoger.Losnegrosatrapana lamayoríadelosanimalesagazapándosedetráscuandonolosven,peroestonopodíahacerseconel testadoble porque, como tenía dos cabezas, siempre estaba de frente. Además,solamente dormía la mitad cada vez. La otra cabeza estaba siempre despiertavigilando.Éstaeslarazónporlaquenoselespodíacapturarynoloshabíaenlosjardineszoológicos.Aunquemuchosde losmejorescazadoresy losdirectoresmáslistosde loszoossepasaronmuchosañosdesusvidasbuscandotestadoblespor laselva,entodaslasépocasdelaño,nuncasehabíacazadoninguno.Inclusoentonces,hacetantosaños,ésteeraelúnicoanimaldelmundocondoscabezas.
Pues bien, los monos se lanzaron por el bosque a la caza de este animal. Ydespuésdehaberrecorridomuchasmillas,unodeellosdescubrióunaspisadasmuyextrañas junto al borde del río que les hicieron pensar que debía de haber untestadoblecerca.
Envistadeesto,siguieronunpocoalolargodelaorilladelríoyencontraronunsitiodondelahierbaeramuyaltayespesaysupusieronqueestabaallí.
Entoncesseagarrarontodosdelasmanosyformaronuncorroalrededordelsitiodondelahierbaeramásalta.Eltestadoblelesoyóvenirytratóportodoslosmediosdeescaparserompiendoelcercodelosmonos.Peronoloconsiguió.Alverquenoleservíadenadatratardeescapar,sesentóyesperóaverquéquerían.
Le preguntaron si estaría dispuesto a irse con el doctor Dolittle para que leexhibieseenelPaísdelosHombresBlancos.
Peromoviólasdoscabezasnegativamentecongranenergíaydijo:—¡Porsupuestoqueno!Leexplicaronquenoleencerraríanenunacasadefieras,sinoque,sencillamente,
lemirarían.Lecontarontambiénqueeldoctoreraunhombremuybueno,peroquenoteníadinero,ycomolagentepagaríaporverunanimalcondoscabezas,eldoctorseharíaricoypodríapagarelbarcoquelehabíanprestadoparaveniraÁfrica.
Sinembargo,contestóqueno.—Yasabéis—dijo—lotímidoquesoy.Detestoquememiren.—Ycasiseechó
allorar.Estuvierontresdíastratandodeconvencerle,yalfinaldeltercerdíadijoquese
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iríaconellosparaver,antesdenada,quétipodehombreeraeldoctor.Entonceslosmonosvolvieronconeltestadoble,ycuandollegaronalachozade
pajadeldoctor,llamaronalapuerta.Elpato,queestabahaciendoelbaúl,exclamó:—¡Adelante!Y Chi-Chi, sintiéndosemuy orgulloso, hizo entrar al animal y se lo enseñó al
doctor.—¿Qué demonios es esto?—preguntó JohnDolittlemirando fijamente aquella
extrañacriatura.—¡SantoDios!—exclamóelpato—.Pero¿conquécabezapiensa?—Medalaimpresióndequenopiensaconninguna—dijoYip,elperro.—Estoesuntestadoble—dijoChi-Chi—,elanimalmásrarodelaselvaafricana.
¡Elúnicoanimaldelmundocondoscabezas!Lléveseloasupaísyseharárico.Lagentepagarácualquierprecioporverle.
—Siyonoquierodinero—dijoeldoctor.—Pero lo necesita —añadió Dab-Dab, el pato—. ¿No se acuerda de lo que
tuvimosquerebuscarenPuddlebyparapagarlascuentasdelcarnicero?¿Ycómovaaconseguirunbarconuevoparaelmarinero,sinotienedineroparacomprarlo?
—Seloibaahaceryomismo—contestóeldoctor.—¡Oh, por favor, tenga sentido común!—gritó Dab-Dab—. ¿De dónde iba a
sacartodalamaderaylosclavosquesenecesitanparahacerlo?Y,además,¿dequévamosavivir?Cuandovolvamos,seremosmáspobresquenunca,Chi-Chitienetodalarazón.¡Llévese,porfavor,esebichotanextraño!
—Bueno,quizátengáisrazón—murmuróeldoctor—.Laverdadesqueseríauna
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buena adquisición parami colección de animales. Pero ¿quiere realmente… no sécómosellama,irsealextranjero?
—Sí, sí quiero —dijo el testadoble, que al ver la cara del médico, se dioinmediatamentecuentadequeeraunhombreenquiensepodíaconfiar.
—Ustedhasidomuybuenocontodoslosanimalesdeaquí,ylosmonosmehandichoqueyosoyelúnicoquesirvo;perotienequeprometermequesinomegustaelPaísdelosHombresBlancos,mevolveráaenviaraquí.
—Bueno, pues claro, naturalmente, naturalmente —respondió el doctor—.Perdone que le pregunte, pero usted debe estar emparentado con la familia de losciervos,¿noesasí?
—Sí —asintió el testadoble—. Con las gacelas abisinias y con las gamuzasasiáticas por el lado de mi madre. El bisabuelo de mi padre fue el último de losunicornios.
—¡Qué interesante!—murmuró el doctor, y sacó un libro del baúl que estabahaciendoDab-Dab,yempezóapasarlaspáginas.VeamossiBuffondicealgo…
—Headvertido—dijoelpato—quesolamentehablasconunadelasbocas.¿Esquenopuedeshablarconlaotracabeza?
—Uy, sí—dijo el testadoble—.Pero laotrabocame la reservo,generalmente,para comer. De esa forma puedo hablar mientras como sin cometer una falta deeducación.Nuestrafamiliahasidosiempremuybieneducada.
Cuando acabaron de hacer el equipaje y todo estaba preparado para partir, losmonos dieron una gran fiesta en honor del doctor, a la que acudieron todos losanimalesdelaselvayenlaquehabíapiñasymangosymielytodaclasedecosasbuenasparacomerybeber.
Despuésdequetodoshubieronterminadodecomerybeber,eldoctorsepusoenpieydijo:
—Misqueridosamigos:yonotengofacilidadparapronunciardiscursosdespuésdeunbanquete,comolesocurrealosotroshombres,yacabodecomermuchafrutaymiel.Sinembargo,deseodecirosquesientomuchomarcharmedevuestrobellopaís,peronotengomásremedioqueirmeporquedebocumplirobligacionesenelPaísdelosHombresBlancos.Despuésdequemevaya,debéisrecordarquenohayquedejarnuncaquelasmoscasseposenenvuestrosalimentosantesdecomerlos;ynodurmáisen el suelo cuando vengan las lluvias. Y…, y… espero que todos seáis siemprefelices.
Cuandoel doctor terminódehablary se sentó, todos losmonos le aplaudieronduranteunbuenratoysedecíanunosaotros:
—Quenuestragenterecuerdesiemprequeaquí,bajolosárboles,estuvosentadoy comió con nosotros. ¡Pues no cabe duda de que es elmásGrande de todos losHombres!
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Y el gran gorila, que en sus peludos brazos tenía la fuerza de siete caballos,empujóunagranrocahastalacabeceradelamesa,justoalladodeldoctor,ydijo:
—Estapiedramarcaráellugarparasiempre.Yactualmente,ennuestrosdías,esapiedraestá todavíaallíenelcorazónde la
selva.Y lasmonas, cuandopasanporelbosquecon sushijos, la siguen señalandodesdelasramasysusurran:
—¡Sss! Es ahí, mirad, donde el Buen Hombre Blanco se sentó y comió connosotroselAñodelaGranEnfermedad.
Cuandoterminólafiesta,eldoctorysusanimalesemprendieronlamarchaparavolveralacosta.Ytodoslosmonosleacompañaron,llevándoleelequipaje,hastalafronteradesupaís,paradespedirsedeél.
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CAPÍTULO11ELPRÍNCIPENEGRO
edetuvieronalbordedelríoysedijeronadiós.Peroladespedidafuelarga,porque todos aquellos miles de monos querían estrecharle la mano aldoctor.
Después, cuando el doctor y sus animales iban caminando solos,Polynesiadijo:
—Tenemosquepisar sin hacer ruidoyhablar bajito, pues estamos cruzando elpaísdelosYoliyinki.Sielreynosoyese,enviaríaalossoldadosadetenernos.Estoyseguradequeestá todavíamuyenfadadopor la faenaque lehice.Loquequisierasaberesdóndevamosaconseguirotrobarcoparavolveracasa…Pero,bueno,alomejor encontramos por la costa alguno que no le haga falta a nadie. No hay queempezarapreocuparseantesdetiempo.
Undía,cuandoestabanatravesandounapartemuytupidadelbosque,Chi-Chiseadelantó para buscar cocos. Y mientras estaba ausente, el doctor y los demásanimales,quenoconocíanbienlassendasdelaselva,seperdieronenlaespesura.Ydieronvueltasymásvueltassinpoderencontrarelcaminodelacosta.
Al no verles por ninguna parte, Chi-Chi se acongojó muchísimo. Trepó a lasramasmás elevadasde los árbolesmás altospara tratar de localizar la chisteradeldoctor;hizoseñasconlosbrazosygritó;llamóacadaanimalporsunombre,peroenvano.Parecíanhaberdesaparecido.
Y,enefecto,estabandeltodoperdidos.Sehabíanapartadomuchodelcamino,yla selva estaba tan poblada de arbustos, enredaderas y matas que apenas podíanmoverseyeldoctorteníaquesacarlanavajayabrirsecaminocortandoplantas.Unasveces tropezaban e iban a caer en lugares encharcados; otras se quedabanenganchadosenlastupidasplantasenredaderas;otrassearañabanconlasespinasy,en dos ocasiones, estuvieron a punto de perder el maletín de las medicinas en lamaleza. Las penalidades se les hacían interminables y no encontraban ningúnsendero.
Finalmente, después de andar totalmente a ciegas, durantemuchos días, con laropahechajironesylacaracubiertadebarro,entraron,porerror,enlapartedeatrásdeljardíndelrey,dondefueronapresadosporsushombres.
Sin embargo, Polynesia subió volando a lo alto de un árbol del jardín, sin quenadieloviera,yseescondió.Eldoctorylosdemásfueronconducidosanteelrey.
—¡Ja, ja!—exclamóel rey—. ¡Asíqueoshanvueltoapescar!Estaveznoosescaparéis. Llevadlos otra vez a la cárcel y poned dobles cerraduras en la puerta.¡Estehombrefregaráelsuelodemicocinaduranteelrestodesuvida!
Así, condujeron al doctor y a sus animales otra, vez a la cárcel, donde les
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encerraron.Yaldoctorleinformaronqueporlamañanaempezaríaafregarelsuelodelacocina.
Todossesentíanmuydesgraciados.—Estoesungrancontratiempo—dijoeldoctor—,pues,realmente,notengomás
remedioquevolveraPuddleby.Esepobremarinerovaacreerque lehe robadoelbarcosinovuelvopronto…¿Estaránmuyapretadasesasbisagras?
Pero la puerta eramuy fuerte y estabamuybien cerrada con llave.Noparecíahaberposibilidaddeescapar.EntoncesGub-Gubsepusoallorarotravez.
Durantetodoesetiempo,Polynesiasiguióencaramadoenelárboldeljardíndelpalacio.Nodecíanadayguiñaba losojos, locualera siempreseñal, enelcasodePolynesia,dequealgopasaba.Quedarsecalladoguiñandolosojosqueríadecirquealguien se habíametido en un lío y que estaba pensando como arreglar las cosas.TodoelquefastidiabaaPolynesia,oaalgunodesusamigos,casisiempreacababadespuésarrepintiéndosedeello.
Al cabodeun ratovio aChi-Chi balanceándosede árbol en árbol buscando aldoctor.CuandoChi-Chilevio,subióasuárbolylepreguntóquéhabíasidodeél.
—Aldoctoryatodoslosanimalesleshanapresadoloshombresdelreyyloshanvuelto a encerrar—susurróPolynesia—.Nos perdimos en la selva y entramos porerroreneljardíndelpalacio.
—Pero¿nopudisteguiarlos?—preguntó.Chi-Chi,quesepusoaregañaral loropordejarqueseperdiesenmientrasélse
habíaidoabuscarcocos.—Tuvo toda la culpa ese estúpido cerdo —dijo Polynesia—. Se apartaba
continuamente del sendero para sacar raíces de jengibre, y como yo tenía queocuparmede cogerley traerle, unade lasveces, cuando llegamosal pantano, torcíhacia la izquierda en vez de a la derecha. ¡Ssss! ¡Mira! El príncipe Bumpo estáentrando en el jardín.Hayque evitar que nos vea. ¡No temuevas, por lo quemásquieras!
Y, efectivamente, allí estaba el príncipe Bumpo, el hijo del rey, abriendo lacancela. Llevaba un libro de cuentos de hadas debajo del brazo y avanzabalentamenteporelcaminodegrava,tarareandounatristecanción,hastaquellegóaunbancodepiedraquehabíajustodebajodelárboldondeestabanescondidoselloroyelmono.Entoncessetumbóenelbancoysepusoaleerloscuentosdehadas.
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Chi-ChiyPolynesialeobservabanmanteniéndoseensilencioymuyquietecitos.Alcabodeunratoelhijodelreydejóellibroysuspiróconcansancio.—¡Siyofueseunpríncipeblanco!—dijoconunamirada lejanaysoñadoraen
losojos.Entoncesellorodijoalto,conunavocecitaagudaysuavecomosifueseunaniña
pequeña:—Bumpo,porventurahayalguienquepodríaconvertirosenunpríncipeblanco.Elhijodelreyselevantódelbancodeunsaltoyempezóamirarentornosuyo.—¿Quéesloqueoigo?—exclamó—.¡Mehaparecidoladulceymusicalvozde
unhadaallendeelfollaje!¡Quéraro!—Respetable príncipe —dijo Polynesia manteniéndose muy quieto para que
Bumpo no pudiese verle—, habéis pronunciado unas palabras cargadas de verdad.PuessoyyoTripsitinca,lareinadelashadas,quienoshahablado.Estoyocultaenelcapullodeunarosa.
—¡Oh!Dime,reinadelashadas—exclamóBumpojuntandolasmanosdealegría—,¿quiéntieneeldondepodermeconvertirenunhombreblanco?
—Enlacárceldevuestropadreestárecluidounfamosohechicero—dijoelloro—.Respondeal nombrede JohnDolittle.Muchoes loque sabedemedicinaydemagia y ha realizado grandes portentos. Sin embargo, vuestro real padre le dejalanguidecer durantemuchas horas interminables y eternas.Acudid a él en secreto,
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valiente Bumpo, cuando el sol se haya puesto y, fijaos bien, os aseguro que osconvertiréis en el príncipemás blanco que jamás haya conquistado a una hermosadama.Yahehabladobastante.TengoqueretornaralPaísdelasHadas.¡Adiós,adiós!
—¡Adiós!—exclamóelpríncipe—.¡Mieternoagradecimientoparati,mibuenaTripsitinca!
Yvolvióasentarseenelbancoconunasonrisaenloslabiosesperandoqueelsolsepusiese.
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CAPÍTULO12MAGIAYMEDICINA
uy,muysigilosamente,asegurándosedequenadieleveía,Polynesiabajódelárbolysefuevolandoalacárcel.
Allí encontró a Gub-Gub sacando la nariz por la reja de laventana para captar el olor a comida que llegaba de la cocina del
palacio,yledijoquellevasealdoctoralaventanaporquequeríahablarconél.Gub-Gubdespertóaldoctor,queestabaechandounasiesta.
—Escuche —dijo el loro, al aparecer la cara de John Dolittle—, el príncipeBumpo va a venir aquí esta noche para verle, y tiene que encontrar lamanera devolverleblanco.Peroprimerodebeconseguirqueleprometaqueabrirálapuertadelacárcelylebuscaráunbarcoparahacerlatravesía.
—Todoesoestámuybien—dijoeldoctor—.Peronoesnadafácilconvertir,aunhombrenegroenunhombreblanco.Hablascomosisetratasedeteñirunvestido.Ynoestansencillo.Claroque…«Sieletíopepuedecambiarsupieloelleopardosusmanchas…»[2].¿Nosabeseso?
—Yo no entiendo de esas cosas—dijo Polynesia con impaciencia—. Pero notienemásremedioqueconseguirqueelpríncipesevuelvablanco.Pienseenalgúnmedioparaello,piénselobien.Lequedanmuchasmedicinasenelmaletín.Haráloqueseaporustedsilevuelveblanco.Eslaúnicaoportunidadquetienedesalirdelacárcel.
—Bueno,alomejoresposible—respondióeldoctor—.Vamosaver…—ysedirigió hacia su maletín murmurando algo así como «cloro desprendido sobre elpigmento, o quizá sería mejor una pomada de cinc, como remedio temporal,esparciendounacapamásgruesa…».
En efecto, esa noche el príncipe Bumpo fue secretamente a la cárcel a ver aldoctoryledijo:
—Hombre Blanco, soy un príncipe desgraciado. Hace años fui en busca de laBellaDurmiente, de cuyaexistenciamehabía enteradoporun libro.Ydespuésdeviajar por el mundo durantemuchos días, al fin la encontré y la besé conmuchadulzuraparadespertarla,comoindicabaellibro.Ylociertoesquesedespertó,peroal verme gritó: «¡Oh! Pero ¡si es negro!» y salió corriendo, y no sólo no se quisocasar conmigo, sinoque,porel contrario,volvióadormirseenotro lugar.Asíqueregresé,llenodetristeza,alreinodemipadre.Ahoramehandichoquesoisunmagomaravillosoyquetenéismuchaspócimaspoderosas.Asíquehevenidoparapedirosayuda. Si me volvéis blanco, de manera que pueda presentarme ante la BellaDurmiente,osdarélamitaddemireinoytodoloquemepidáis.
—PríncipeBumpo—dijoeldoctormirandoconrecelolosfrascosdesumaletín
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—,siospusieseelpelodeunbonitocolorrubio,¿nobastaríaesoparahacerosfeliz?—No—contestóBumpo—.No hay ninguna otra cosa que pueda satisfacerme.
Tengoqueconvertirmeenunpríncipeblanco.—Yasabéisqueesmuydifícilcambiarelcolordeunpríncipe—dijoeldoctor—,
unadelascosasmásdifícilesparaunmago.¿Avososbastaconqueestéblancalacara,verdad?
—Sí,esomebastaría—contestóBumpo—,porquellevaréunaarmadurabrillanteyguanteletesdeacero,comolospríncipesblancos,eiréacaballo.
—¿Esnecesarioquetodalacaraestéblanca?—preguntóeldoctor.—Sí,portodaspartes—contestóBumpo—,ymegustaríatambiéntenerlosojos
azules,perosupongoqueesoseríamuydifícildeconseguir.—Síque losería—dijoeldoctor rápidamente—.Perovoyahacer todo loque
puedaporvos.Sinembargo,tendréisquetenermuchapaciencia.Yasabéisquehaymuchasmedicinasde lasquenosepuedeestarmuyseguro.Quizá tengaquehacerdosotresintentonas.Tenéislapielfuerte¿verdad?Bueno,estábien.Ahoraacercaosaquíalaluz.Ah,peroantesdehacernadatenéisquebajaralaplayayprepararunbarcoconvíveresparaquepuedaatravesarelmar.Masnodigáisunapalabradeestoanadie.Ycuandohayahecholoquemepedís,tenéisquesacarmeamíyatodosmisanimalesdelacárcel.¡PrometedloporlacoronadeYoliyinki!
Elpríncipeloprometióysemarchóparaprepararunbarcoenlacosta.Cuando volvió y dijo que ya estaba preparado, el doctor pidió aDab-Dab que
trajeseunapalangana.EntoncesmezclóenellamuchasmedicinasyledijoaBumpoquemetieselacara.
Elpríncipeseinclinóhaciaadelanteysumergiólacarahastalasmismasorejas.Asílamantuvodurantemuchotiempo:tantotiempo,queeldoctorempezóaponerseterriblementepreocupadoynervioso,ynopodíaestarsequieto.Primeroseapoyabaenunapierna,luegoenlaotra,mientrasmirabatodoslosfrascosquehabíautilizadoen lamezcla y leía sus etiquetas una y otra vez. Entre tanto, un fuerte olor habíainvadidotodalacárcel:olíacomoapapeldeembalarquemado.
Al fin, el príncipe levantó la cara de la palangana respirando profundamente.Todoslosanimalesgritaronsorprendidos.
CuandoJohnDolittle ledejóunespejitoparaqueseviera,sepusoacantaryabailar de alegría por la cárcel. Pero el doctor le dijo que no armase tanto jaleo y,después de cerrar elmaletín de lasmedicinas a toda prisa, le pidió que abriese lapuerta.
Bumpolerogóqueledejaseelespejo,pueseraelúnicoquehabíaenelreinodeYoliyinki y quería pasar el díamirándose. Pero el doctor le dijo que lo necesitabaparaafeitarse.
Entonces el príncipe sacó del bolsillo unmanojo de llaves y abrió las grandes
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cerradurasdobles.Yeldoctorytodossusanimalessalieroncorriendolomásdeprisaposiblehacia elmar,mientrasBumpo, apoyadoenelmurodel calabozovacío, lessonreíafeliz.Alaluzdelalunasugrancarabrillabacomosifuesedemarfilbruñido.
Cuando llegaron a la playa, vieron a Polynesia y a Chi-Chi que les estabanesperandoenunasrocas,cercadelbarco.
—MedapenadeBumpo—dijo eldoctor—.Me temoqueesapomadaqueheutilizadonolevaadurar.Lomásprobableesquecuandosedespierteporlamañanaestétannegrocomosiempre.Poresonoquisedarleelespejo.Claroquetambiénesposiblequecontinúeblanco,pueshastaahora,nuncahabíautilizadoesamezcla.Laverdad es que yomismomequedé sorprendido de que resultase tan bien. Pero noteníamásremedioquehaceralgo.Nopodíaestarfregandolacocinadelreyelrestodemivida. ¡Estaba tan sucia!Laveíadesde laventanade la cárcel.Bueno,pobreBumpo.
—Claro,sedarácuentadequelehemostomadoelpelo—dijoelloro.—No tenían por qué encarcelarnos —dijo Dab-Dab moviendo la cola
airadamente—.Noleshemoshechonadamalo.—Peroélnotuvonadaqueverconeso—dijoeldoctor—.Fueelrey,supadre,el
que nos hizo encerrar. No fue culpa de Bumpo…No sé si volver y disculparme.Bueno…, lo que haré será enviarle unos caramelos cuando llegue a Puddleby. ¿Yquiénsabe?,alomejor,despuésdetodo,sequedablanco.
—La Bella Durmiente no le aceptaría por esposo aunque fuese blanco—dijoDab-Dab—.Amímegustabamáscomoeraantes.Noesporelcolor,esqueesmuyfeo.
—Sin embargo, tenía buen corazón —dijo el doctor—. Era romántico, porsupuesto,peroteníabuencorazón.Alfinyalcabolabondaddelcorazónvalemásquelabellezadelcuerpo.
—Yo nome creo que encontrase a la BellaDurmiente—dijoYip, el perro—.Seguroqueledaríaunbesoaalgunacampesinagordaqueestabadurmiendolasiestabajounmanzano.Megustaría saber aquién irá abesar estavez. ¡Quéhistoria tantonta!
Entonceseltestadoble,elratoncitoblanco,Gub-Gub,Dab-Dab,Yipylalechuza,Tu-Tu, subieron al barco con el doctor. Sin embargo, Chi-Chi, Polynesia y elcocodrilo se quedaron en tierra porque África era su país, el país donde habíannacido.
Unavezenelbarco,eldoctorseasomóporlabordaparaverelmar,yentoncesse acordó de que no iba nadie con ellos para indicarles el camino de vuelta aPuddleby.
Elinmenso,inmensomar,leparecióterriblementegrandeysolitarioalaluzdelaluna,yempezóapreguntarsesinoseperderíanencuantodejasendevertierra.
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Perocuandoestabapensandoenello,oyeroncomounextrañosusurroqueveníadeloaltodelcieloatravésdelaoscuridaddelanoche.Ytodoslosanimalesdejarondedespedirseysepusieronaescuchar.
Elruidofueenaumento.Parecíaqueselesibaacercando:eraunsonidocomoeldelvientodeotoñocuandomuevelashojasdeloschopos,ocomoelqueproducelalluviaalcaerconmuchaintensidadsobreuntejado.
Yip,conelhocicohaciaarribayelrabotieso,dijo:—¡Sonpájaros!¡Milesdepájarosvolandoagranvelocidad!Todosmiraron hacia arriba y vieronmiles ymiles de pajarillos que, comouna
enormemultitud de diminutas hormigas, pasaban volando ante la cara de la luna.Muyprontoelcieloparecióllenarsedeellos,peroseguíanllegandomásymás.Erantantosque,duranteunrato,taparoncompletamentelaluna,conloquedejódebrillary el mar se volvió oscuro y negro, como cuando una nube tormentosa pasa pordelantedelsol.
Al poco rato, todos los pájaros bajaron hastamuy cerca y, al pasar, rozaban elaguaylasuperficiedelatierra.Elcielodelanochevolvióaquedarsedespejadoylalunatornóabrillarcomoantes.Sinembargo,lospájarosnillamaban,nigritaban,nicantaban;noemitíanmás sonidoqueeldel frufrúde lasplumas,queera cadavezmásfuerte.Cuandoempezaronaposarseenlaarena,enlascuerdasdelbarco—encualquier sitio y por todas partes, excepto en los árboles—, el doctor observó quetenían lasalasazulesy laspechugasblancas,yunaspatasmuycortascubiertasdeplumas. Tan pronto como todos encontraron donde posarse, repentinamente, no sevolvióaoírnada:todoquedóenunabsolutosilencio;latranquilidaderatotal.
EnelsilenciodelclarodelunaseoyóaJohnDolittledecir:—No teníani lamenor ideadequehubiésemosestadoenÁfrica tanto tiempo.
Serácasiveranocuando lleguemosacasa,puesestasaves son lasgolondrinasquevuelven.Golondrinas,osdoylasgraciasporhabernosesperado.Esmuyamableporvuestraparte.Ahorayanohaymiedodequenosperdamosenelmar…¡Levadelanclaydesplegadlasvelas!
Alzarparelbarcoyempezaraavanzarsobrelasaguas,losquesequedabanentierra,Chi-Chi,Polynesiayelcocodrilo,sepusieronmuytristes,puesnuncahabíanconocidoanadieaquienhubiesenllegadoaquerertantocomoaldoctorJohnDolittledePuddleby.
Y después de haberle dicho adiós una y otra vez, se quedaron sobre las rocasllorandoamargamenteysaludándolehastaqueelbarcoseperdiódevista.
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CAPÍTULO13VELASROJASYALASAZULES
n la travesía de vuelta, el barco del doctor tenía que pasarnecesariamentefrentealacostadeBerbería.EstacostaesellímitedelGranDesierto y un lugar solitario y salvaje, todo de piedras y arena,dondevivíanlospiratasdeBerbería.
Los piratas, que eran unos malvados, tenían por costumbre esperar a losmarineros quenaufragaban en sus costas.Con frecuencia, si veíanpasar unanave,salían en sus rápidosbarcosdevela y la seguían.Cuando atrapabande esta formaalgunaembarcaciónenelmar,robabantodoloquehabíaenellay,despuésdeobligarabajaralospasajeros,hundíanelbarcoyvolvíanaBerberíacantando,satisfechosdela fechoría que habían cometido. Luego amenazaban a las personas que habíancapturadoparaqueescribiesenasuscasaspidiendodinero.Ysi losparienteso losamigosnoenviabandinero,muchasveceslospiratastirabanalosprisionerosalmar.
Unamañanade sol sepaseabaneldoctoryDab-Dabpor la cubiertadelbarco,parahacerunpocodeejercicio.Unvientosuaveyfrescoimpulsabaalbarcoytodosestabanmuycontentos.Alcabodeun rato,Dab-Dabvio laveladeotrobarcoqueveníadetrás,abastantedistancia,enlalíneaenqueelmaryelcielosejuntan.Eraunavelaroja.
—Nomegustaelaspectodeesavela—dijoDab-Dab—.Tengolasensacióndequenoesunbarcoamigo.Meparecequenosacechannuevasdificultades.
Yip,queestabatumbadoallícercadurmiendolasiestaalsol,empezóagruñiryahablarensueños.
—Mehueleacarneasada—refunfuñó—,carneasada,pocohecha,ensujugo.—¡Diosmío!—exclamóeldoctor—.¿Quélepasaaesteperro?¿Acasohueleen
sueños,ademásdehablar?—Supongoquesí—dijoDab-Dab—.Todoslosperroshuelendormidos.—Pero¿quéesloquehuele?—preguntóeldoctor—.Aquíenelbarconoseestá
asandocarne.—No—replicó Dab-Dab—. Debe de ser en ese otro barco, allá lejos, donde
tienencarneasada.—Peroestáaquincekilómetrosdedistancia—dijoeldoctor—.¡Nopodríaoler
nadaaesadistancia!—Huy,sí,yalocreo—dijoDab-Dab—.Pregúntele.EntoncesYip,queseguíaprofundamentedormido,empezóagruñirdenuevoy
arqueóellabioairadamentedejandoaldescubiertosuslimpiosdientesblancos.—Mehueleahombresmalos—refunfuñó—.Lospeoreshombresqueheolido
jamás.Mehueleaquevaahaberjaleo.Mehuelealucha:laluchadeseiscanallas
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peligrosos contra un solo hombre valiente. Quiero ayudarle. Se puso entonces aladrar,muyalto,ysedespertóconcaradesorpresa.
—¡Mirad!—gritóDab-Dab—.Esebarcoestáahoramáscerca.Sevenclaramentetresgrandesvelas, todasdecolor rojo.Quienquieraquesea,vienenpornosotros…¿Quiénpuedeser?
—Son malos navegantes —dijo Yip— pero su barco es muy rápido. SonseguramentelospiratasdeBerbería.
—Bueno,puestenemosqueizarmásvelasennuestrobarco—dijoeldoctor—,asípodremosirmásdeprisayalejarnosdeellos.Bajacorriendo,Yip,ytráemetodaslasvelasqueencuentres.
Elperrobajócorriendoysubiótodaslasvelasqueencontró.Pero,aunquelasdesplegarontodasenlosmástilesparaaprovecharelviento,el
barco no avanzaba tan rápidamente como el de los piratas, que cada vez se lesacercabamáspordetrás.
—Esmuymaloestebarcoquenosdioelpríncipe—dijoGub-Gub,elcerdo—.Meparecequeeselmáslentoqueencontró.Creerquevamosapoderescaparenestaviejabarcaza,escomotratardeganarunaregataenunasopera.¡Miradlocercaqueestán!Sedistinguenyalosbigotesdelascarasdeseishombres.¿Quévamosahacer?
EldoctorledijoaDab-Dabquesubiesevolandoydijesealasgolondrinasquelesseguíanunospiratasenunbarcomuyrápido.
Cuandolasgolondrinasoyeronesto,bajarontodasalbarcodeldoctoryledijeronquedesenrollara,lomásdeprisaposible,unoscuantospedazosdecuerdabienlargosyquelosdeshilachaseparaobtenermuchostrozosdecuerdafina.Laspuntasdeestascuerdaslasataronalapartedelanteradelbarcoylasgolondrinaslasagarraroncon
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laspatasyecharonavolartirandoasídelbarcomientrasvolaban.Apesardeque lasgolondrinasno sonmuy fuertescuandosólo sonunaodos,
cuando se juntanmuchas es diferente.Y allí, atadas al barco del doctor, habíamilcuerdas, de cada una de las cuales tiraban dos mil golondrinas, todas ellas muyrápidasvolando.
Deestaforma,enunmomento,eldoctorseencontróconqueibantandeprisaquetuvoquesujetarseelsombreroconlasdosmanos;teníaverdaderamentelaimpresiónde que el barco volaba cortando las olas que, con la velocidad, echaban muchaespuma,comosiestuviesenhirviendo.
Ytodoslosanimalesdelbarcoempezaronareíryabailarenmediodeltorbellinodeaire,puescuandomirabanhaciaelbarcode lospiratas,veíanquesehacíacadavezmáspequeño,envezdemásgrande,ylasvelasrojasibanquedandolejos,muylejos.
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CAPÍTULO14ELAVISODELASRATAS
rrastrarunbarcoporelmaresuntrabajomuyduro.Yalcabodedos o tres horas, las golondrinas empezaron a sentir que se lescansaban las alas y les faltaba el aliento. Así que enviaron unmensaje al doctor diciéndole que, muy pronto, tendrían que
descansar y que arrastrarían el barco hasta una isla que no estaba muy lejos y loesconderían en una profunda bahía hasta que hubiesen recobrado fuerzas paracontinuar.
Alpocorato,eldoctordivisólaisla.Teníaenelcentrounabellamontañaverdemuyalta.
Cuandoelbarcohuboentradosinnovedadenlabahía,dondenopodíaservistodesdeelmar,eldoctordijoqueibaadesembarcarenlaislaparabuscaragua,puesseleshabíaterminadolaquellevabanenelbarcoparabeber.Alosanimaleslesdijoquesaliesentambiényqueretozasenenlahierbaparaestirarlaspiernas.
Ahorabien,mientrasbajaban,eldoctorobservóque,delapartedeabajo,salíannumerosas ratasqueabandonabanelbarco también.Yipempezóacorrerdetrásdeellas, pues perseguir ratas había sido siempre uno de sus juegos favoritos. Sinembargo,eldoctorlemandóestarsequieto.
Yenesemomento,unagranratanegra,queparecíaquererdeciralgoaldoctor,sedeslizóindecisaporlabarandilla,vigilandoalperroconelrabillodelojo,ydespuésdehabertosidotímidamentetresocuatrovecesydehaberselimpiadolaspatillasylaboca,dijo:
—O…oiga,doctor,supongoquesabequeentodoslosbarcoshayratas.Eldoctordijoquesí.—¿Nohaoídousteddecirquelasratassonlasprimerasenabandonarunbarco
cuandonaufraga?
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—Sí,loheoídodecir—contestóeldoctor.—Lagente lo comentadespreciativamente—dijo la rata—,comosi fuese algo
deshonroso. Pero no se nos puede criticar por eso. Después de todo, ¿quién sequedaríaenunbarcoqueseestáhundiendo,sipudieseescapar?
—Es muy natural —dijo el doctor—, muy natural. Lo comprendo muy bien.¿Quieresdecirmealgomás?
—Sí—dijolarata—.Hevenidoadecirlequeabandonamoséste.Peroqueríamosavisárselo antes de irnos. Este barco está en muy mal estado. No es seguro. Loscostadosnosonlosuficientementefuertes.Lamaderaestápodrida.Mañana,antesdequecaigalanoche,sehundiráhastaelfondodelmar.
—Pero¿cómolosabes?—preguntóeldoctor.—Nosotrassiemprelosabemosporqueenlapuntadelrabosentimosunaespecie
dehormigueo,comocuandoseduermeunpie.Estamañana,a lasseis,cuandomeestabapreparandoeldesayuno,notéesehormigueoenlacola.Alprincipiopenséquevolvíaa tenerreuma.Entoncesfuiapreguntaramitíacómosesentía,¿seacuerdausteddeella?,¿delaratalarga,devarioscolores,bastantedelgada,quefueaverleenPuddlebylaprimaverapasadaporqueteníaictericia?Bueno,puesmedijoqueaellale cosquilleaba mucho el rabo. Entonces no nos quedó lugar a dudas de que estebarco se iba ahundir enunpardedías, y todasdecidimosabandonarlo tanprontocomoestuviésemos lo suficientementecercade tierra.Esunmalbarco,doctor.Nosigan navegando en él o se ahogarán con toda seguridad…Adiós, ahora vamos abuscarunbuensitiodondevivirenestaisla.
—Adiós—dijoeldoctor—.Ymuchasgraciasporavisarme.Esmuyamabledetuparte.Recuerdosatutía.Meacuerdodeellaperfectamente…¡Yip,dejatranquilaaesarata!¡Venaquí!¡Túmbate!
Entonces el doctor y todos sus animales desembarcaron, cargados con cubos ycacerolasparabuscaraguaenlaisla,mientrasdescansabanlasgolondrinas.
—¿Cómosellamaráestaisla?—dijoeldoctormientrassubíaporlaladeradelamontaña—.Pareceunsitioagradable.¡Cuántospájaroshay!
—¡Sí, éstas son las Islas Canarias! —dijo Dab-Dab—. ¿No oye cantar a loscanarios?
Eldoctorseparóyescuchó.—¡Vaya, pues, claro! —dijo—. ¡Qué tonto soy! A ver si nos dicen dónde
podemosencontraragua.Entonces los canarios, que habían oído hablar del doctorDolittle a las aves de
paso,vinieronylecondujeronaunbellomanantialdeaguafrescayclaradondeloscanarios se bañaban.Y le enseñaron también unas praderas preciosas donde crecíaalpiste,ytodoloquehabíaqueverenlaisla.
Yel testadobleestabamuycontentodehabervenido,porque legustabamucho
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más lahierbaverdeque lasmanzanassecasquehabíacomidoenelbarco.YGub-Gubempezóagritardealegríacuandoencontrótodounvallellenodecañadeazúcarsilvestre.
Poco después, cuando todos habían comido y bebido en abundancia y estabantumbadosmientras los canarios cantaban, dosde las golondrinas se acercaronmuypreocupadas.
—¡Doctor!—exclamaron— los piratas han entrado en la bahía y todos se hansubidoasubarco.Están,enlapartedeabajoviendoquéhaypararobar.Handejadosupropiobarcosinnadieabordo.Sisedaprisapuedeembarcarenél,esunbarcomuyrápido,yhuir.Perotendráquedarsemuchaprisa.
—¡Esunabuenaidea!—dijoeldoctor—.¡Estupendo!Yllamóasusanimalesysalieroncorriendohacialaplaya.Cuandollegaronalaorilla,vieronenmediodelaguaalbarcopirataconlastres
velas roja, y como habían dicho las golondrinas, no había nadie en él; todos lospiratasestabanenelbarcodeldoctorviendocosaspararobar.
Asíqueeldoctordijoasusanimalesquenohiciesenruidoalandar,y todosseembarcaronconmuchosigiloenelbarcopirata.
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CAPÍTULO15ELDRAGÓNDEBERBERÍA
odo habría ido bien si el cerdo no hubiese cogido un catarro de cabezamientrascomíacañadeazúcarhúmedaenlaisla.Yestoesloquesucedió.
Despuésdehaberlevadoelanclasinhacerningúnruido,ycuandoelbarco empezaba a navegar con mucho, mucho cuidado para salir de la
bahía, Gub-Gub estornudó de repente tan estrepitosamente que los piratas, queestaban en la bodega del otro barco, subieron a toda prisa para ver qué era aquelruido.
Tan pronto como vieron que el doctor trataba de escapar, pusieron el barcoatravesadoenlaentradadelabahía,demaneraqueelmédiconopudiesesaliramarabierto.
Entonceseljefedeestosbandidos(quesellamabaBenAlí,elDragón)amenazóconelpuñoaldoctorylegritó:
—¡Ja, ja! Te hemos atrapado, querido amigo. Pensabas escaparte enmi barco,¿verdad?Peronoeres tanbuenmarinerocomoparabatir aBenAlí,elDragóndeBerbería. Quiero ese pato que tienes, y el cerdo también. Esta noche cenaremoschuletasdecerdoypatoasado.Yantesdequetedejevolveratutierra,tendrásqueconseguirdetusamigosquemeenvíenunbaúlllenodeoro.
El pobreGub-Gub empezó a llorar yDab-Dab se dispuso a salir volando parasalvarlavida.Perolalechuza,Tu-Tu,susurróaldoctor:
Haga que siga hablando, doctor. Sea simpático con él. Nuestro viejo barcoacabaráhundiéndose.Lasratasdijeronqueestaríaenelfondodelmarmañana,antesdequelleguelanoche,ylasratasnoseequivocannunca.Estéamablehastaqueselehundaelbarco.Sigahablando.
—¿Cómo,hastamañanapor la noche?—dijo el doctor—.Bueno, haré todo loposible…;vamosaver,¿dequélehablo?
—¡Oh!Déjelosquevengan—dijoYip—.Podemosconesospillosasquerosos.Nosonmásqueseis.Cuandolleguemosacasameencantaríacontarlealperropastorquevivealladocómolehepegadounmordiscoaunpiratadeverdad.Podemosconellos.
—Tienenespadasypistolas—dijoeldoctor—.No,esonoseríaposible.Tengoqueseguirhablandoconél…Oiga,BenAlí…
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Sin embargo, antes de que el doctor pudiese hablar de nuevo, los piratasempezaronaacercarelbarco,riéndoseydiciéndoseunosaotros:
—¿Quiénseráelprimeroencazaralcerdo?ElpobreGub-Gubestabaterriblementeasustado,yeltestadobleempezóaafilar
loscuernosparalaluchafrotándolosenelmástildelbarco,mientrasYipnodejabadedarsaltosenelaire,deladrarydeinsultaraBenAlíenellenguajedelosperros.
Pero al poco rato algo empezó a irlesmal a los piratas; dejaron de reírse y dehacerchistes;parecíandesconcertados;algolespreocupaba.
EntoncesBenAlí,mirándoselospies,rugiórepentinamente:—¡Truenosycentellas!¡Muchachos,elbarcohaceagua!Losotrospiratasseasomaronporlabordayvieronqueelbarcoseibahundiendo
pocoapocoenelmar.YunodeellosdijoaBenAlí:—Siesteviejobarcoseestuviesehundiendoveríamossaliralasratas.YYiplesgritódesdeelotrolado:—Sozoquetes, ahí nohay ratas. ¡Semarcharonhacedoshoras! ¡«Ja, ja», para
vosotros«queridosamigos»!Comoeslógico,loshombresnocomprendieronloquequeríadecir.Muyprontolapartedelanteradelbarcoempezóahundirserápidamentehastaque
el barco se quedó de cabeza, y los piratas se vieron obligados a agarrarse a lasbarandillas, a losmástiles, a las cuerdas y a todo lo que encontraban para no salirdespedidos.Entonceselaguairrumpióruidosamenteportodaslasventanasypuertasy, por fin, la nave se hundió en el mar con un gran estrépito. Los seis hombresquedaronaladeriva,zarandeadosdeunladoparaotro,enlasprofundasaguasdelabahía.
Algunosempezaronanadarhacialasorillasdelaisla,mientrasqueotrostratabandesubirsealbarcoenqueestabaeldoctor.PeroYiplesmordisqueabalasnarices,demaneraqueteníanmiedodetreparaél.
Derepente,todosgritaronconverdaderopavor:
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—¡Los tiburones! ¡Quevienen los tiburones! ¡Dejadnos subir albarcoantesdequenoscoman!¡Socorro,socorro!¡Lostiburones!¡Lostiburones!
Enaquelmomento,eldoctorvioportodalabahíaloslomosdeunospecesmuygrandesqueatravesabanlasaguasnadandoagranvelocidad.
Ungrantiburónseacercóalbarcoy,sacandolanarizdelagua,ledijoaldoctor:—¿EsustedJohnDolittle,elfamosomédicodeanimales?—Sí—contestóeldoctor—.Yosoy.—Bueno —dijo el tiburón—, sabemos que estos piratas son mala gente,
especialmenteBenAlí.Si leestánmolestando,nos loscomeremosdesuparteconmuchogustoyasínovolveránafastidiarle.
—Gracias—dijoeldoctor—.Estoesrealmenteunaatenciónpor tuparte.Perono creo que sea necesario tanto. Será suficiente con que ninguno llegue a la orillahastaqueyoavise,mantenlosnadando,porfavor.YtenlaamabilidaddehacerqueBenAlívenganadandohastaaquíparaquepuedahablarconél.
AsíqueeltiburónsefuetrasdeBenAlíylehizopresentarsealdoctor.—Escuche,BenAlí—dijoJohnDolittleasomándoseporlaborda—.Ustedesun
hombre malo y, según me han dicho, ha matado a mucha gente. Estos buenostiburonessehanofrecidoacomerlesdemiparte,yseríaciertamenteunabuenacosaque losmaresseviesen libresdeustedes.Perosimeprometenhacer loqueyo lesdiga,lesdejarémarcharsesanosysalvos.
—¿Quédebohacer?—preguntóelpiratamirandodereojoalgrantiburónqueleestabaoliendolapiernadebajodelagua.
—Novolveránustedesamataranadie—dijoeldoctor—.Dejaránderobar;nohundiránningúnbarcomás;tendránquedejardeserpiratasdeltodo.
—Pero¿quévoyahacerentonces?—preguntóBenAlí—.¿Dequévoyavivir?—Usted y todos sus hombres tendrán que quedarse en esta isla y dedicarse a
cultivaralpiste.ElDragóndeBerberíasepusopálidodeira.—¿Cultivar alpiste? —gruñó con cara de asco—. ¿Es que no voy a poder
navegar?—No, no podrá —dijo el doctor—. Ya ha navegado bastante y ha enviado a
muchosbarcosgrandesyademasiadoshombresbuenosalfondodelmar.Duranteelrestodesuvidatendráqueserunagricultorpacífico.Eltiburónestáesperando.Nolehagaperdermástiempo.Decídase.
—¡Truenos y centellas! —refunfuñó Ben Alí—. ¡Alpiste! Y miraba de nuevohaciaelaguayveíaalgranpezoliendosuotrapierna.
—Muybien—dijotristemente—.¡Seremosagricultores!—Y recuerde—añadió el doctor— que si no cumple su promesa y vuelven a
mataryarobarmeenterarédeelloporqueloscanariosvendránadecírmelo.Ytenga
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laseguridaddequeencontraré lamaneradecastigarles.Puesaunqueyonoseatanbuenmarinero como usted,mientras las aves, los peces y todos los animales seanamigos míos, no tengo por qué temerle a un jefe pirata aún cuando se llame elDragóndeBerbería.Ahoraváyase,seaunbuenagricultoryvivaenpaz.
Eldoctorsevolvióalgrantiburónyconungestodelamanoledijo:—Muybien.Déjalosquevayannadandoatierra.
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CAPÍTULO16TU-TULADELBUENOÍDO
espuésdedardenuevolasgraciasalostiburonesporsuamabilidad,eldoctor y sus animales zarparon una vez más camino de casa en elrápidobarcodelastresvelasrojas.
Alemprender la travesíahaciaaltamar, losanimalesbajarona laparte inferiorparaver cómoera sunuevobarco,mientras eldoctor, apoyadoen labarandilla,conlapipaenlaboca,contemplabacomoseibandesvaneciendolasIslasCanariasenelcrepúsculoazuldelatarde.
PensabaenlosmonosyencómoencontraríasujardíncuandollegaseaPuddleby.Sonriente, Dab-Dab subía las escaleras a trompicones, con muchas noticias paracontar.
—¡Doctor!—gritó—.Estebarcodelospiratasesprecioso,¡precioso!Lascamasde abajo son de seda amarilla y tienen cientos de grandes cojines; el suelo estácubiertodealfombrasgruesasysuaves;losplatossondeplata;yhaytodaclasedecosas buenas para comer y beber, cosas exquisitas; la despensa, bueno, esexactamente como una tienda.Yo no he visto nada semejante enmi vida. ¡Fíjese,esoshombres teníancincoclasesdiferentesdesardinas!Vengaaverlo…Ah,yahíabajohemosencontradouncuartitopequeñoconlapuertacerrada,yestamoslocosporsaberloquehaydentro.Yipdicequedebedeserdondelospiratasguardabansustesoros,peronopodemosabrirlapuerta.Aversiustedlapuedeabrir.
Así que el doctor bajó y vio que era efectivamente un barcomuy bonito y seencontró a los animales enfrente de una pequeña puerta, hablando todos a la veztratandodeaveriguar loquehabíadentro.Eldoctordio lavueltaal tirador,pero lapuertanoseabrió.Entoncestodosempezaronabuscarla llave.Mirarondebajodelfelpudo; miraron debajo de todas las alfombras; miraron en todos los armarios,cajones y alacenas, y en los grandes aparadores del comedor; buscaron por todaspartes.
Yalavezquebuscabanencontrabanmuchascosasmaravillosasquelospiratasdebíandehaberrobadodeotrosbarcos:chalesdeCachemira,tanfinoscomotelasdearaña,bordadoscon floresdeoro; tarrosdemagnífico tabacode Jamaica; cajasdemarfillabrado,llenasdetéruso;unviejoviolínconunacuerdarotayundibujoenlaparteposterior;unjuegodefichasdeajedrez,talladasencoralyámbar;unbastóndelquesalíaunaespadaaltirardelmango;seisvasosdevinoconelborderematadodeunafranjadeturquesasyplata;yunpreciosoazucarerotodohechodenácar.
Volvierona lapuertayYipmirópor el agujerode la cerradura,pero lohabíantapadoporelinteriorynoseveíanada.
Estabanpensandoquéhacer,cuandoTu-Tudijorepentinamente:
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—¡Ssss!¡Escuchad!¡Meparecequehayalguienahídentro!
Todossequedaroncalladosunmomento,hastaqueeldoctordijo:—Creoqueestásequivocada,Tu-Tu.Yonooigonada.—Estoysegura—dijolalechuza—.¡Ssss!Yaestáahíotravez.¿Nolooye?—No,nooigonada—dijoeldoctor—.¿Quétipoderuidoes?—Alguienseestámetiendolamanoenelbolsillo—dijolalechuza.—Pero ¡eso apenas hace ruido! —comentó el doctor—. No podría oírse aquí
fuera.—Perdone, pero yo sí que puedo oírlo —dijo Tu-Tu—. Le aseguro que hay
alguienalotro ladodeesapuertaqueseestámetiendolamanoenelbolsillo.Casitodohacealgúntipoderuido,sisetieneeloídosuficientementefinoparacaptarlo.Losmurciélagospuedenoírauntopocuandoandaporsuguaridabajotierra,porloque presumen de tener muy buen oído. Pero nosotras, las lechuzas, podemosaveriguar, utilizando solamente una oreja, el color de un gato por la manera quepestañeaenlaoscuridad.
—¡Vaya, vaya! —exclamó el doctor—. Me dejas sorprendido. Eso es muyinteresante…Escuchaotravezydimeloqueestáhaciendoahora.
—No estoy segura todavía—dijo Tu-Tu—de si es un hombre. Puede ser unamujer. Levánteme para que pueda escuchar desde el agujero de la cerradura y enseguidaselodiré.
Asíqueeldoctorcogióalalechuzaylaacercóalacerraduradelapuerta.Alcabodeunmomento,Tu-Tudijo:—Ahoraseestárestregandolacaraconlamanoizquierda.Lamanoespequeñay
lacaratambiénespequeña.Podríaserunamujer.Perono.Ahoraseestáretirandoelpelodelafrente.Esrealmenteunhombre.
—Lasmujeresaveceslohacen—comentóeldoctor.—Es verdad—dijo la lechuza—.Pero cuando lo hacen, su pelo largo hace un
ruidomuydiferente…¡Ssss!Queesecerdotanintranquiloseestéquieto.Quetodoscontengan la respiración unmomento para que pueda escuchar bien. Lo que estoy
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haciendo ahora es muy difícil, ¡y esta latosa puerta es tan gruesa! ¡Sss! ¡Todo elmundoquieto,cerradlosojosynorespiréis!
Tu-Tuseinclinóhaciaadelanteyescuchómuyatentamenteduranteunbuenrato.Finalmente,miróaldoctoralacaraydijo:
—Elhombrequeestáahídentrosesientedesgraciado.Estállorando.Hatenidocuidadodenogimotearparaquenosepamosqueestásollozando,peroheoídomuyclaramenteelsonidodeunalágrimaquelecaíasobreunamanga.
—¿Cómosabesquenoeraunagotadeaguaquecaíadeltecho?—preguntóGub-Gub.
—¡Vamos!¡Quéignorancia!—dijoTu-Tudespectivamente—.¡Unagotadeaguaquecaedeltechohubiesehechodiezvecesmásruido!
—Bueno—dijoeldoctor—,siesepobrehombresesientedesgraciado,tenemosqueentraryaveriguarquélepasa.Buscadmeunhachaytiraréabajolapuerta.
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CAPÍTULO17LASCHISMOSASDELOCÉANO
n seguida encontraron un hacha. Y el doctor no tardó en hacer unagujeroenlapuertalosuficientementegrandecomoparaentraragatasporél.
Alprincipionopodíavernada,puesdentroestabamuyoscuro,asíqueencendióunacerilla.
Lahabitación,bastantepequeña,noteníaventanayerabajadetecho.Nohabíaenellamásmueblesqueunapequeñabanqueta,yalrededordelcuarto,adosadosalasparedes, grandes barriles sujetos por abajo para que no saliesen rodando con elmovimiento del barco, y sobre los barriles, colgados en unas perchas de madera,jarrosdeestañodetodoslostamaños.Seadvertíaunfuerteoloravino.Yenmediodelahabitaciónestabaunniñodeunosochoañosllorandoamargamente.
—Estoysegurodequeestoeraelbardondeseembriagabanlospiratas—susurróYip.
—Sí,esun lugarmuyembriagador…,amímebastaelolorparamarearme—añadióGub-Gub.
Elpequeñoseasustómuchoalveraunhombreyatodosaquellosanimalesquelemiraban fijamente a través del agujero que habían hecho en la puerta. Pero, tanpronto como vio la cara de JohnDolittle a la luz de la cerilla, dejó de llorar y selevantó.
—¿Ustednoesunpirata,verdad?—preguntó.Ycuando el doctor echó la cabezahacia atrás y se rio largoy tendido, el niño
tambiénsonrióylecogiólamano.—Usted se ríe como un amigo—dijo—, no como un pirata. ¿Puede decirme
dóndeestámitío?—Laverdadesquenolosé—respondióeldoctor—.¿Cuándolevisteporúltima
vez?—Antesde ayer—dijo el chico—,mi tíoyyoestábamospescandoennuestro
barquito,cuandovinieron lospiratasynoscapturaron.Hundieronnuestrobarcodepescaynostrajeronaéste.Amitíoledijeronquequeríanquesehiciesepiratacomoellos, porque es muy buen navegante con cualquier clase de tiempo, pero él lescontestóquenoqueríaserpirata,puesmatargenteyrobarnoestareaparaunbuenpescador. Entonces, el jefe, Ben Alí, se puso furioso y rechinó los dientesamenazándoleconque le tiraríanalmar sinohacía loque lemandaban.Amímehicieronbajaryentoncesoíquearribaseestabanpeleando.Cuandomedejaronsubirde nuevo, al día siguiente, no vi ami tío por ninguna parte. Pregunté a lo piratasdóndeestaba,peronomeloquisierondecir.Tengomuchomiedodequeletirasenal
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maryquesehayaahogado.Yelniñosepusoallorarnuevamente.—Veamos,esperaunmomento—dijoeldoctor—.Nollores.Vamosatomarelté
enelcomedoryhablaremosdeellootravez.Alomejoratutíonolehapasadonada.Tú no estás seguro de que se haya ahogado, ¿verdad? Eso ya es algo. Tal vez lepodamos encontrar. Primero vamos a tomar el té conmermelada de fresa, y luegoveremosloquepodemoshacer.
Todoslosanimaleshabíanpermanecidoentornoaellosescuchandoconmuchacuriosidad,ycuandoyaestabanenelcomedor,Dab-Dabseacercópordetrásdelasillaaldoctoryledijomuybajito:
—Preguntealasmarsopassisehaahogadoeltíodelmuchacho,ellaslosabrán.—Muybien—dijoeldoctorcogiendounsegundopedazodepanconmermelada.—¿Qué son esos chasquidos tan raros que hace con la lengua?—preguntó el
niño.—Ah, es que acabode decir un par de palabras en el lenguaje de los patos—
contestóeldoctor—.ÉseesDab-Dab,unodemisanimalitos.—Ni siquiera sabía que los patos tenían su propio lenguaje—dijo el niño—.
¿Esos otros animales son suyos también? ¿Quién es ese ser tan extraño con doscabezas?
—¡Ssss!—susurró el doctor—. Ése es el testadoble. Que no vea que estamoshablandodeél,esmuytímido.Dime,¿porquéteencerraronenesecuartito?
—Lospiratasmeencerraronporque ibana robar enotrobarco.Cuandooíqueestabandandohachazosenlapuerta,nosabíaquiénpodíaser.Mealegrémuchoalverqueerausted.¿Creequeencontraráamitío?
—Desdeluegoquelointentaremos—dijoeldoctor—.¿Cómoestutío?—Espelirrojo—contestóelniño—.Muypelirrojo,yllevaunanclatatuadaenel
brazo.Esunhombremuyfuerteyunapersonamuybondadosaconmigo,yademáselmejor marinero de todo el Atlántico Sur. Su barco de pesca se llamaba Sara laSalada,eraunbalandrodeltipocúterconaparejos.
—¿Quéesesodeunbalandrodeltipocúterconaparejos?—murmuróGub-GubvolviéndosehaciaYip.
—¡Ssss!Eralaclasedebarcoqueteníaesehombre—contestóYip—.¿Esquenopuedesestartecallado?
—Ah—dijoelcerdo—.¿Noesmásqueeso?Creíqueeraalgodebeber.Entonces,eldoctordejóalniñoparaquejugaseconlosanimalesenelcomedory
subióparaversipasabaalgunamarsopa.Muyprontoapareciótodounbancobailandoysaltandoatravésdelmar,camino
deBrasil.Alveraldoctorapoyadoenlabordadelbarco,seacercaronparasaludarle.Yel
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doctorlespreguntósihabíanvistoaunhombrepelirrojoconunanclatatuadaenunbrazo.
—¿QuiereusteddecirelcapitándelSaralaSalada?—preguntaronlasmarsopas.—Sí.Éseeselhombrequebusco,¿sehaahogado?—preguntóeldoctor.—Subarcodepesca sehundió—dijeron lasmarsopas—, levimosenel fondo
delmar.Perodentronohabíanadie.—Susobrinoestáaquíconmigoenelbarco—dijoeldoctor—,y temeque los
pirataslehayantiradoalmar.¿Seríaistanamablesdeaveriguarconcertezasisehaahogadoono?
—Oh, no se ha ahogado —contestaron las marsopas—. De haber sucedido,estamos seguras de que lo sabríamos por los crustáceos de alta mar. Nosotrassabemos todo lo que ocurre en las aguas saladas. Los crustáceos nos llaman las«chismosasdelocéano».Dígalealniñoquesentimosmuchonosaberdóndeestásutío,peroqueestamoscompletamentesegurasdequenosehaahogadoenelmar.
Eldoctorbajócorriendoylediolanoticiaalmuchacho,quelealegrómucho.Eltestadoble cogió entonces al niño, se lo subió a lomos y le dio una vuelta por elcomedor y todos los animales les seguían tocando el pandero con las tapas de lascacerolasylascucharas,comosiaquellofueseundesfile.
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CAPÍTULO18LOSOLORES
ldoctordijoenvozalta:—Hay que encontrar a tu tío. Eso es lo que ahora tenemos que
hacer,puesyasabemosquenosehaahogado.EntoncesDab-Dabseacercóaélylesusurró:
—Pidaa laságuilasquebusquenaesehombre.Nohayservivoqueveamejorqueunáguila.Cuandoestánenelaire,amuchoskilómetrosdealtura,soncapacesdecontarlashormigasqueandanporelsuelo.Pídaseloalaságuilas.
Asíqueeldoctorenvióaunadelasgolondrinasabuscaráguilas.Yalcabodeunahora,elpájarovolvióconseiságuilasdediferentesespecies:un
Águila Imperial,unÁguilaParda,unÁguilaPescadora,unÁguilaReal,unÁguilaBuitreyunÁguiladeMarde colablanca.Eran el doblede altas que el niñoy seposaron en la borda del barco, como si fuesen soldados cargados de espaldas,formadasenfila,severas, inmóviles,rígidas,mientraslanzabanmiradaspenetrantesaquíyalláconsusgrandesychispeantesojosnegros.
AGub-Gub le aterrorizaban, y se escondió detrás de un barril.Dijo que sentíacomosisusterriblesojosletraspasasenparaverlacomidaquehabíarobado.
Yeldoctordijoalaságuilas:—Sehaperdidounhombre.Esunpescadorpelirrojoconunanclatatuadaenel
brazo.¿Seríaistanamablesdebuscarlo?Estechicoeselsobrinodeesehombre.Las águilasnohablanmucho,y loúnicoque contestaroncon susvoces roncas
fue:—Puedeestarsegurodequeharemostodoloposible,yaquesetratadehacerun
favoraJohnDolittle.Yemprendieronelvuelo.Gub-Gubsalióentoncesdedetrásdelbarrilparaverlas
partir.Ylaságuilasfueronsubiendocadavezamásymásaltura,hastaque,cuandoeldoctoryaapenaslaspodíaver,sesepararonycadaunasemarchóenunadireccióndiferente:haciaelNorte,haciaelEste,haciaelSuryhaciaelOeste.Parecíanunosdiminutosgranosdearenanegraquesedeslizabanporelinmensofirmamentoazul.
—¡VálgameDios!—dijoGub-Gub en vozmuy baja—. ¡Qué altura!Están tancercadelSolquenosécómonoselesabrasanlasplumas.
Laságuilasestuvieronausentesdurantemuchotiempo.Cuandovolvieroneracasidenoche,yledijeronaldoctor:
—Hemosexploradotodoslosmaresytodoslospaísesytodaslasislasytodaslasciudadesytodoslospueblosenestamitaddelatierra,perohemosfracasado.Enlacalle mayor de Gibraltar vimos tres pelos rojos en una carretilla delante de unabarbería,peronoerancabelloshumanos,sinopelosdeunabrigodepiel.Nohemos
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encontrado rastrodel tíode esteniño enningunaparte.Y sinosotras no lehemosvisto, es que no está visible…Por JohnDolittle hemos hecho todo lo que nos eraposible.
Entonces los seis enormes pájaros pusieron enmovimiento sus grandes alas yemprendieronelvuelohaciasushogaresdelasmontañasylasrocas.
—Bueno—dijoDab-Dab,despuésque sehubieronmarchado—,¿quévamosahacerahora?Hayqueencontraraltíodelchico,deesonocabeduda.Elmuchachoesdemasiadojovenparaandarsolorodandoporelmundo.Losniñosnosoncomolospatitos: hay que cuidarlos hasta que son bastantemayores… ¡Ojalá estuviese aquíChi-Chi!Élencontraríaenseguidaaestehombre.¡ElbuenodeChi-Chi!¿Quétalleirá?
—SiporlomenosestuviesePolynesiaconnosotros—dijoelratónblanco—.Élsíqueencontraríaenseguidaunasolución.¿Osacordáisdecómonossacóatodosdelacárcellasegundavez?¡Caramba,quélistoera!
—Yono tengodemasiada buena opinión de esas águilas—dijoYip—.No sonmás que unas presumidas. Tendránmuy buena vista y todo lo que se quiera, perocuandoselespidequebusquenaunhombre,noloencuentranytienenlacaradurade volver y decir que, de no ser ellas, no hay quien pueda encontrarlo. Sonsencillamenteunasengreídas,comoelperrolobodePuddleby.
Tampocotengomuybuenaopinióndelaschismosasmarsopas.Loúnicoquehansidocapacesdedecirnosesqueelhombrenoestabaenelmar.Nonosinteresasaberdondenoestá,loquequeremossaberesdóndeestá.
—Oh, no hables tanto —dijo Gub-Gub—. Hablar es muy fácil; lo difícil esencontraraunhombrecuandohayquebuscarloporelmundoentero.Alomejoralpescadorselehapuestoblancoelpelodepreocupaciónporelniño,yporesonolehanencontradolasÁguilas.Nosabesnada.Nohacesmásquehablar,peronohacesnadaútil.Túeresaúnmenoscapazdeencontraraltíodelniñoquelaságuilas,túnisiquierapodríashacerloquehanhechoellas.
—¿Quénopodríayo?—dijoelperro—.Túquesabes,¡soestúpido!,¡sopedazodejamónviviente!Yonoloheintentadotodavía.¡Esperayverás!
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EntoncesYipsefuehaciaeldoctoryledijoaúnunpocoenfadado:—Preguntealniñosillevaalgoenlosbolsillosquehayapertenecidoasutío.El doctor se lo preguntó. Y el niño les enseñó un anillo de oro que llevaba
colgado de una cuerdecita alrededor del cuello porque era demasiado grande paraponérselo en el dedo. Dijo que su tío se lo había dado cuando vieron venir a lospiratas.
Yipolióelanilloydijo:—Nosirve.Pregúntelesitienealgunaotracosaquepertenecieseasutío.Entonceselniñosacódelbolsilloungranpañuelorojoydijo:—Estotambiénerademitío.Tanprontocomoelniñosacóelpañuelo,Yipexclamó:—¡Caramba,rapé!Rapédeunabuenamarca.¿Nolooléis?Sutíotomabarapé.
Pregúnteselo,doctor.Eldoctorvolvióapreguntaralniño,quedijo:—Sí,mitíotomabamuchorapé.—¡Estupendo! —dijo Yip—. Ya le podemos dar por encontrado. Es coser y
cantar.Dígalequeencontraréasutíoenmenosdeunasemana.Subamosparaverdequéladovieneelviento.
—Pero es de noche ahora—dijo el doctor—. ¡No puedes encontrarle en estaoscuridad!
—Nonecesitoluzparabuscaraunhombrequehuelearapé—dijoYipmientrassubía las escaleras—. Si el hombre oliese a algo difícil, como a cuerda o… aguacaliente,seríadiferente.Perorapé…¡Vamos,vamos!
—¿Hueleaalgoelaguacaliente?—preguntóeldoctor.—Claroque sí—dijoYip—.El agua calientehuelemuydiferenteque el agua
fría.Perolosoloresmásdifícilessoneldelaguatempladaoelhielo.Unavezseguíaunhombredurantediezkilómetros,enunanocheoscura,porelolordelaguacalienteconquesehabíaafeitado,pueselpobrehombrenoteníajabón…Elvientoesmuyimportante para poder olfatear a distancia. No debe ser un viento muy fuerte y,
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evidentemente, tiene que soplar del lado adecuado. Lomejor de todo es una brisasuave,húmedaycontinúa…¡Ah!EstevientovienedelNorte.
Entonces Yip se fue hacia la parte delantera del barco y olfateó el vientomurmurandoparasí:
—Alquitrán; cebollas españolas; aceite de queroseno; impermeables mojados;hojas de laurel espachurradas; goma quemada; cortinas de encaje que estánlavando… No, me he equivocado, son cortinas de encaje colgadas para secar; yzorros,cientosdezorrospequeños,y…
—¿Huelesrealmenteatodasesascosasconsóloestepocoviento?—preguntóeldoctor.
—¡Pues,claro!—respondióYip—.Yésosnosonmásqueunospocosoloresdelosmás fáciles, de los fuertes.Cualquier perro callejero podría percibir todos esosolores aunque tuviese catarro de nariz. Espere y le diré algunos de los oloresmásdifícilesquetraeesteviento,algunodelosmássuaves.
Entonceselperrocerrólosojos,levantóelhocicoyempezóahusmear,aspirandofuertementeelaireconlabocaentreabierta.
Duranteunlargoratonodijonadaypermanecióquietocomounmuerto.Parecíaque ni apenas respiraba. Cuando al fin empezó a hablar, era como si cantasetristementeensueños.
—Ladrillos—murmuró muy bajito—, ladrillos amarillos muy antiguos que sedesmoronan de viejos en la tapia de un jardín; la dulce respiración de unas vacasjóvenes que están en un arroyo de montaña; el tejado metálico de un palomar o,quizá,deungranerobajoelsoldemediodía;unosguantesdepielnegraenelcajóndeunescritoriodemaderadenogal;unacarreterapolvorientaconunabrevaderodecaballosbajolossicomoros;pequeñassetasquenacenbajolashojaspodridas,y,y,y…
—¿Haynabos?—preguntóGub-Gub.—No—contestó Yip—. No piensas más que en cosas de comer. No, no hay
ningún nabo, y tampoco rapé; eso sí, haymuchas pipas y cigarrillos y unos pocospuros.Peronohayrapé.TenemosqueesperaraqueelvientovengadelSur.
—Sí, es culpa del viento… —dijo Gub-Gub—. Pero yo creo que eres unembustero, Yip. ¡A quién se le ocurre que vas a poder encontrar a un hombre enmediodelocéanosóloconelolfato!Yatedijequenoloconseguirías.
—¡Mira—dijoYipponiéndoserealmenteenfadado—,dentrodeunmomentotevoyapegarunmordiscoenlanariz!¡Nopienses,porqueeldoctornonosdejadarteloquetemereces,quepuedessoltarcualquierimpertinencia!
—¡Dejaddepelearos!—dijoeldoctor—.¡Dejadlo!Lavidaesdemasiadocorta.Dime,Yip,¿dedóndecreesquevienentodosesosolores?
—DeDevonydeGalesensumayoría—contestóYip—.Elvientovienedeesa
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parte.—¡Vaya,vaya!—dijoeldoctor—.¿Sabesqueestoesrealmenteextraordinario?
Tengoqueanotarloparaminuevolibro.¿Acasopodríasenseñarmeamíaolerasí…?Pero,no,quizáseamejorcomoestoy.Dicenque«lomejoresenemigodelobueno».Bajemosacenar.Tengomuchahambre.
—Yotambién—dijoGub-Gub.
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CAPÍTULO19ELPEÑÓN
lamañana siguiente,muy temprano, se levantaronde las lujosascamas con sábanasde sedayvieronquehacía un sol radiante yqueelvientosoplabadelSur.
Yip olfateó el viento del Sur durante media hora, luego seacercóaldoctorsacudiendolacabezayledijo:
—Nohuelearapétodavía.TenemosqueesperaraqueelvientocambieyvengadelEste.
Sinembargo,aunquealastresdelatardedeaqueldíaelvientocambióalEste,elperroseguíasinolerarapé.
Elniño,entonces,sedesilusionómuchoyempezóallorardenuevoyadecirquenohabíanadiequepudieseencontrarasutío;peroYipledijoaldoctor:
—Dígale que cuando cambie el viento y venga del Oeste, encontraré a su tíoaunqueestéenlaChina,siesquesiguetomandorapé.
TuvieronqueesperartresdíasaquesoplaseelvientodelOeste.Yestosucedióun viernes por lamañana temprano, justo cuando empezaba a amanecer.Una finabrumacargadadehumedadseextendíasobreelmarenformadeespesaniebla,yelvientoerasuave,templadoyhúmedo.
TanprontocomosedespertóYip,subiócorriendoylevantóelhocico.Entoncessepusomuynerviosoyvolvióabajarprecipitadamenteparadespertaraldoctor.
—¡Doctor!—gritó—.¡Yalotengo!¡Doctor,doctor!¡Despiértese!¡Escuche!¡Yalotengo!ElvientovienedelOesteynohuelemásquearapé.¡Subaypongaelbarcoenesadirección!
Al oírlo el doctor, se levantó de la cama apresuradamente y fue al timón paradirigirelbarco.
—Yo iré en la parte de delante—dijo Yip—, y usted observemi hocico paradirigirelbarcohaciadondeyoseñale.Esehombrenopuedeestarlejos,puestoquehueletanfuerte.Yelvientoeshúmedoymagnífico.¡Ahoraobsérveme!
AsíqueYippermanecióenlapartedelanteradelbarcotodalamañanaolfateando
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el viento y señalando al doctor en qué dirección debía navegar el barco.Mientrastanto,losanimalesyelniñopermanecíanjuntoaélmirándoleasombrados.
Hacia la hora de comer, Yip pidió a Dab-Dab que dijese al doctor que estabapreocupadoyquequeríahablarconél.AsíqueDab-Dabfueabuscaraldoctor,queestabaenelotroextremodelbarco,yYipledijo:
—El tíodelniñoseestámuriendodehambre.Tenemosquehacerqueelbarcovayalomásdeprisaposible.
—¿Cómosabesqueseestámuriendodehambre?—preguntóeldoctor.—PorqueelvientodelOestenotraemásolorqueeldelrapé—dijoYip—.Siese
hombreestuvieseguisandoocomiendoalgo,alafuerzaloolería.Sóloestátomandorapéengrandescantidades.Nosvamosacercandoaél,porqueelolor sehacemásintensocadaminuto,perohagaqueelbarcovayalomásdeprisaposible,puesestoyseguroqueesehombreestáhambriento.
—De acuerdo —dijo el doctor, y envió a Dab-Dab para que dijese a lasgolondrinasquetirasendelbarco,lomismoquehabíanhechocuandolospirataslesperseguían.
Los fuertes pajarillos descendieron y, una vezmás, se engancharon al barco, yéste empezó a navegar cortando las olas a toda velocidad. Iba tan rápido, que lospecesdelmarteníanqueapartarsesaltandoparaquenolesatropellase.
Ytodoslosanimalessepusierontremendamentenerviosos,ydejarondemiraraYip y se volvieron para otear el mar que se extendía delante de ellos, a fin dedescubrirtierraoalgunaisla,dondepudieseencontrarseelhombrehambriento.
Pero pasaba una hora y otra hora y, aunque el barco seguía avanzando a granvelocidadsobrelasuperficieinagotabledelmar,noseveíatierraporningunaparte.
Mientrastanto,losanimaleshabíandejadodecharlarypermanecíansentadosensilencio, preocupados y abatidos. El niño volvió a ponerse triste, y la cara deYipreflejabaunagranpreocupación.
Finalmente, a última hora de la tarde, justo cuando el sol iba a ponerse, lalechuza, Tu-Tu, que se había posado en la punta del mástil, sorprendiórepentinamenteatodosalexclamaragritopelado:
—¡Yip!¡Yip!Veoungran,granpeñóndelantedenosotros;mira,porallí,dondeelmaryelcielosejuntan.¡Elsolsereflejasobreélyparecedeoro!¿Vieneelolordeallí?
YYipcontestó:—Sí.Allíes.Allíesdondeestáelhombre.¡Alfin!¡Alfin!Y al irse acercando, vieron que el peñón eramuy grande, tan grande como un
vastocampo.Noteníaárboles,noteníahierba,nohabíanadaenél.Elgranpeñóneratanlisoytanpeladocomolaconchadeunatortuga.
Entonces, el doctor dio la vuelta al peñón con el barco, pero no se veía en él
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hombre alguno. Todos los animales forzaban la vista y miraban con la máximaintensidad,yJohnDolittlesubióuntelescopiodeloscamarotes.
Sin embargo, no se veía ningún ser viviente, ni una gaviota, ni una estrella demar,niunabriznadealgas.
Todosseguíancallados,aguzandoeloídoporsipercibíanalgúnsonido.Peroloúnicoqueoíaneraelsuavechapoteodelaspequeñasolasalchocarcontraelflancodelbarco.
Luego,todosempezaronagritar:—¡Hola! ¡Hola! —hasta que se quedaron roncos. Pero el eco era la única
respuestaqueserecibíadelpeñón.Yelniñorompióallorardenuevoydijo:—¡Tengomiedodenovolveraveramitío!¿Quévoyadecirlescuandovuelvaa
casa?PeroYipgritóaldoctor:—Tienequeestarahí,tienequeestar.¡Tienequeestar!Elolornovienedemás
allá.¡Leaseguroquetienequeestarahí!Acerqueelbarcoalpeñónydéjemesaltaratierra.
Así que el doctor acercó el barco lo más posible y echó el ancla. Y él y Yipdesembarcaron.
Yipbajó inmediatamenteelhocicoa rasdel sueloyempezóacorrerpor todaspartes:bajaba,subía,ibahaciaadelante,retrocedía,ibaenzig-zag,seretorcía,dabalavuelta,volvíasobresuspasos.Yeldoctorleseguíacorriendo,pisándolelostalones,atodaspartesdondeiba,hastaquesequedósinaliento.
Finalmente,Yipdiounfuerteladridoysesentó.Ycuandoeldoctorseleacercócorriendo, encontróalperromirandohaciaunagujeromuygrandeyprofundoquehabíaenelcentrodelpeñón.
—Eltíodelniñoestáallíabajo—dijoYiptranquilamente—.¡Noesextrañoqueesaságuilasestúpidasnopudiesenverle!¡Paraencontraraunhombrehacefaltaunperro!
Entonces, el doctor bajó al fondo del agujero, que era una especie de cueva otúnel que se prolongaba un buen trecho bajo tierra. Luego encendió una cerilla yempezóacaminarporeloscuropasadizoseguidodeYip.
Aldoctor se le apagó la cerillamuyprontoy tuvoqueencenderotra,yotra,yotra. Por fin llegaron donde terminaba el pasadizo, y el doctor se encontró en unaespeciedepequeñahabitaciónexcavadaenlaroca.
Yallí,enmediodelahabitación,conlacabezaapoyadaenlosbrazos,yacíaunhombrepelirrojoprofundamentedormido.
Yipseacercóyolfateóalgoquehabíaasuladoenelsuelo.Eldoctorsedetuvoylorecogió.Eraunaenormecajayestaballenaderapé.
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CAPÍTULO20LACIUDADDELPESCADOR
on mucha, mucha suavidad el doctor despertó al hombre. Perojustamente en ese momento la cerilla volvió a apagarse y el hombrecreyóqueeraBenAlíquevolvía,porloqueempezóadarpuñetazosaldoctorenlaoscuridad.
Sinembargo,cuandoJohnDolittleledijoquiénerayqueteníaasusobrinosanoysalvoabordodesubarco,elhombresepusomuycontentoypidióperdónaldoctorporhaberlepegado;claroquenolehabíahechomuchodaño,puesestabademasiadooscuroparapegarbien.Entoncesledioaldoctorunpellizcoderapé.
Yelhombre lecontóqueelDragóndeBerbería lehabía llevadoa esepeñón,donde le abandonó, porque no había querido hacerse pirata, y que dormía en eseagujero,puesnohabíaningunacasaenelpeñóndondeprotegersedelfrío.
Luegodijo:—Nohecomidonibebidonadadesdehacecuatrodías.Hevividoderapé.—¡Yaveusted!—exclamoYip—.¿Nolodijeyo?Asíqueencendieronmáscerillasysalieronporelpasadizoalaluzdeldía,yel
doctorllevóalhombrerápidamentealbarcoparadarlealgodesopa.Cuando los animales y el niño vieron venir al doctor y a Yip con un hombre
pelirrojo,empezaronaaplaudiryagritaryabailarporelbarco.Ylasgolondrinas,enlo alto, se pusieron a silbar con todas sus fuerzas—y eranmiles ymiles—, parademostrar que ellas también se alegraban de que el valiente tío del niño hubieseaparecido.Hacíantantoruido,quelosmarinerosqueestabanlejos,enmediodelmar,creíanqueseavecinabaunagrantormenta.
—EscuchadlagalernaquebramaporelEste—decían.Yipsesentíamuyorgulloso,aunquehacíatodoloposibleporquenoselenotase.
CuandoDab-Dabledijo:—¡Yip,noteníaniideadequefuesestanlisto!—elperronohizomásquemover
lacabezaycontestó:—Oh,estonotienenadadeparticular.Paraencontraraunhombrehacefaltaun
perro.Lasavesnosirvenparaunasuntocomoéste.El doctor preguntó al hombre dónde vivía, y les pidió a las golondrinas que
guiasenelbarcohaciaallíprimero.Ycuandollegaronalatierradelaqueelhombreleshabíahablado,vieronunapequeñaciudaddepescadoresalpiedeunamontañarocosa,yelhombreseñalólacasadondevivía.
Echaron el ancla y la madre del niño (que era hermana del hombre) bajócorriendoalaorillapararecibirles,riendoygritandoalmismotiempo.Habíapasadoveintedíassentadaenunacolinamirandoelmaryesperandoquevolvieran.Yledio
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aldoctormuchosbesos,locuallehizoreíryponersecoloradocomouncolegial.YtambiénquisobesaraYip,peroésteescapócorriendoyseescondiódentrodelbarco.
—Esridículoestodelbesuqueo—dijo—.Yonoloaguanto.QuevayaabesaraGub-Gub,siesquequierebesaraalguien.
Elpescadory suhermananoqueríanqueeldoctor semarchase tanpronto.Lerogaron que pasase unos días con ellos. Así que John Dolittle y sus animales setuvieronquequedarensucasatodounsábado,undomingoylamitaddellunes.
Yloschiquillosdelpueblobajabanalaorillayseñalabanelgranbarcoancladoallí,ysedecíanunosaotrosmuybajito:
—¡Mirad! Ése era un barco pirata, era de Ben Alí, el pirata más temible quejamás surcó las aguas de los Siete Mares. Ese viejecito de la chistera, que estáviviendoencasadelaseñoraTrevelyan,lequitóelbarcoalDragóndeBerbería,yleha convertido en un agricultor. ¡Quién lo hubiese pensado de él, que parece tanpacífico…!¡Miradlasgrandesvelasrojas!¡Quéaspectotanterribletieneesebarco!,¡yquerápidoes!¿Noosparece?
Duranteesosdosdíasymedioqueeldoctorpermanecióenlapequeñaciudaddepescadores,lagenteleinvitabacontinuamenteatomarelté,aalmorzar,acenaryatoda clase de fiestas, y todas las señoras le enviaban ramos de flores y cajas dedulces.Ylabandadelaciudadtocababajosuventanaporlanoche.
Finalmente,eldoctordijo:—Tengoquevolveramicasa.Habéissidorealmentemuyamables.Siempre lo
recordaré.Perodebovolveracasa,tengomuchoquehacer.Justo cuando el doctor estaba a punto de marcharse, apareció el alcalde de la
ciudadacompañadodemuchasotraspersonasvestidascontrajesdefiesta,yseparódelantedelacasaenlaqueestabaviviendoeldoctor,ytodoelpuebloacudióparaverloqueibaasuceder.
Después de que seis muchachos tocaran sus brillantes trompetas, para que lagentesecallase,eldoctorsalióalaescalera,yelalcaldepronuncióestaspalabras:
—DoctorJohnDolittle,esungranplacerparamíentregaralhombrequelibrólosmares del peligro delDragón de Berbería este pequeño obsequio de parte de los
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agradecidosciudadanosdenuestraqueridaciudad.Elalcaldesacóentoncesdelbolsillounpequeñopaquetey,desenvolviéndolo,le
entregóaldoctorunmagníficorelojconincrustacionesdediamantesdeverdad.Luego,elalcaldesesacódelbolsillounpaquetemayorypreguntó:—¿Dóndeestáelperro?TodoelmundosepusoabuscaraYip.Finalmente,Dab-Dabloencontróalotro
ladodelpueblo,enunestablo,rodeadodetodoslosperrosdeaquelloscontornos,quelemirabansindecirnada,llenosdeadmiraciónyrespeto.
CuandotrajeronaYipalladodeldoctor,elalcaldeabrióelpaquetemásgrande,enelquehabíauncollardeperroenoromacizo.Delgentíosubióunfuertemurmullodeadmiracióncuandoelalcaldeseagachóyselopusoalrededordelcuelloconsuspropiasmanos.Enelcollarestabanescritasengrandesletrasestaspalabras:YIP.Elperromáslistodelmundo.
Entonces, toda lamultitud se trasladóa laorillaparadespedirles, ydespuésdequeelpescadorpelirrojo,suhermanayelniñohubierondadolasgraciasaldoctoryalperrounayotravez,elgranbarcodelasvelasrojasdiolavueltahaciaPuddlebyyzarpómaradentro,mientraslabandadelpueblotocabaenlaorilla.
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CAPÍTULO21DENUEVOENCASA
osvientosdemarzohabíanllegadoysehabíanido;laslluviasdeabrilhabíanpasado;enmayo,loscapulloshabíanbrotadoyflorecido,yelsoldejunioproyectabasusrayossobrelabellacampiña,cuandoJohnDolittle,finalmente,llegóasupaís.
PeronofuedirectamenteaPuddleby.Primerorecorrióelpaísconeltestadobleenuncarromatodegitanos,deteniéndoseentodaslasferiasdelospueblos.Yenellas,con losacróbatasdeun ladoyelnúmerode lospolichinelasdelotro,colgabanungran cartel que decía: VENGAA VER EL EXTRAORDINARIO ANIMAL CONDOSCABEZASDELASELVADEÁFRICA.EntradaSEISPESETAS.
Yeltestadoblesequedabadentrodelcarromato,mientraslosdemásanimalessetumbabandebajo.Eldoctorsesentabaenunasilladelanteycobrabalasseispesetas,sonriendoa lagentequeentraba.YDab-Dab tenía siemprebastantequehacerconregañarle,porquedejabaentraralosniñosgratiscuandoélnoleveía.
Los dueños de las casas de fieras y de los circos venían y le pedían que lesvendiesetanextrañoanimal,porelqueestabandispuestosapagarunagrancantidaddedinero.Peroeldoctorsiempremovíanegativamentelacabezaylesdecía:
—No. Al testadoble no se le encerrará nunca en una jaula. Tendrá siemprelibertadparairyvenircomoustedesyyo.
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Durante esa vida errante vieron espectáculos curiosos y presenciaron muchosacontecimientosextraños,perotodolesparecíamuynormaldespuésdelasgrandescosasquehabíanvividoentierrasextranjeras.Alprincipioresultabamuyinteresanteformarpartedeuncirco,peroalcabodeunaspocassemanasempezaronasentirsemuycansados,yeldoctorytodosellosestabandeseandovolveracasa.
Pero era tanta la gente que acudía al pequeño carromato y que pagaba las seispesetasporentrarycontemplaraltestadoble,quemuyprontopudoeldoctordejardeserpresentadoryretirarse.
Un hermoso día, cuando la malvaloca estaba en plena floración, volvió aPuddleby, convertido en un hombre rico, para vivir en la casa que tenía un granjardín.
Elviejocaballocojosepusomuycontentodeverle,ylomismolesocurrióalasgolondrinas, que ya habían construido sus nidos bajo el alero de la casa y habíantenidosuscrías.YDab-Dabtambiénsesintiófelizdevolvera lacasaqueconocíatanbien,aunqueteníamuchoquelimpiar,pueshabíatelarañasportodaspartes.
Unavezquehuboenseñadosucollardeoroalpresumidoperrolobodelacasadeallado,Yipvolvióysepusoacorrerportodoeljardíncomounlocoparabuscarloshuesos que había enterrado hacía mucho tiempo y para espantar las ratas de lacarbonera;mientrastanto,Gub-Gubarrancabalosrábanos,quehabíancrecido,hastaalcanzarunmetrodealtura,enunrincónjuntoalatapiadeljardín.
El doctor fue en seguida a ver almarineroque le había prestado el barco, y lecompródosbarcosnuevosyunamuñecaparasuniña;ytambiénpagóaltenderolosvíveresquelehabíadejadoparaelviajeaÁfrica.Ycompróunbonitopianonuevoyvolvió a meter a los ratoncillos blancos en él, pues decían que en el cajón delescritoriohabíamuchacorriente.
Después de llenar la hucha que tenía en una balda del aparador, le seguíaquedandomuchodinero,y tuvoquecomprar treshuchasmás, igualmentegrandes,paraguardarelresto.
—El dinero —decía— es una lata. Pero resulta muy agradable no tener quepreocuparseporél.
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—Sí, ya lo creo que lo es —comentó Dab-Dab, que se estaba tostando unosbollosparalamerienda.
Ycuandovolvióelinviernoylanievetropezabaenloscristalesdelaventanadela cocina, el doctor y los animales se sentaban en torno al gran fuego después decenar,yéllesleíaenvozaltasuslibros.
Peroallálejos,enÁfrica,cuandolosmonoscharlabanenlacopadelaspalmeras,antesdeacostarse,alaluzdelalunaamarilla,sedecíanunosaotros:
—¿QuéestaráhaciendoelHombreBuenoahora,alláenlatierradeLosHombresBlancos?¿Creéisquevolveráalgunavez?
YPolynesiagritabaconsuvozaguda:—¡Creoquesí,supongoquesí,esperoquesí!Yelcocodrilolanzabaentoncesungruñidodesdeelnegrocienodelrío:—¡Estoysegurodequesí!¡Adormir!
Fin
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HUGH LOFTING. Hijo de padres ingleses e irlandeses, nació en Maidenhead,Inglaterra, el 14 de enero de 1886. Su espíritu aventurero y su afición a viajar lellevaron a estudiar ingeniero civil, participando en la construcción de variosferrocarrilesenÁfricayCanadá.
Durantelaprimeraguerramundialfueoficialenelfrentedebatallayallí,enlastrincherasdeFrancia,descubrióqueelescribircartasilustradasasushijosleayudabaasoportarlastensionesdelaguerra.
Cuando,en1919,lafamiliasetrasladóaAméricafueronprecisamentesushijoslos que enseñaron esos valiosos manuscritos a un editor y laHistoria del doctorDolittlefuepublicadaen1920.Desdeentonces,comolapopularidaddesuslibrosibaenrápidoaumento,Loftingsededicóexclusivamenteaescribireilustrarobrasparalagentejoven.
Y así, la famosa serie del doctorDolittle fue creciendo, hasta convertirse en lalecturapredilectadelosniñosdemuchospaíses.Loftingfallecióel27deseptiembrede1947.
TodosloslibrosdeldoctorDolittleestánilustradosporélmismocondeliciososdibujos.
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NOTAS
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[1]N.T.SerefiereaCarlosIIdeInglaterra,queseescondióenlacopadeunroble,despuésdelabatalladeWorcester,septiembrede1651,enlaquefuederrotadoporlastropasdeCromwell.<<
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[2]N.T.CitadelaBiblia.Jeremías,XIII,23.<<
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