El Dipló n°26 Entrevista con Evo Morales

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  • 8/19/2019 El Dipló n°26 Entrevista con Evo Morales

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    EQUILIBRIOS INESTABLES Y LIDERAZGO CARISMÁTICO

    LE MONDE 

    diplomatique

    Radiografía del MAS

    «el Dipló»

    Precio del ejemplar Bs.10

    Edición boliviana

    Año 3, número 26 nueva época • Mayo 2010

    F   o  t   o  :   S   e  b   a  s  t  i    á  n H  a  c h   e r   .

    Las trampas dela diversidad

    Chile, anatomíade un mito

    Separata gratisBicentenariosamericanos19   8

    Entrevista con Evo Morales“Algunos dicen ‘no al petróleo y la minería’... pero

    entonces, ¿de qué va a vivir Bolivia?”

     

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    2 | Le Monde diplomatique | el Dipló 26| mayo 2010 

    El Reino Unido da vuelta la páginapor Serge Halimi

    El fantasma del “Generalísimo”por Ignacio Ramonet

    Las ambivalencias dela democracia corporativaporHervé Do Alto y Pablo Stefanoni

    “Algunos nos dicen ‘no’ al petróleo yla minería, pero entonces ¿de qué va a

     vivir Bolivia?”por Fernando Ramón Bossi

    Chile, gobernado por sus “dueños”por Víctor Hugo de la Fuente

    La justicia española ante el espejopor Pablo Bohoslavsky

    El IndestructibleGran Mufti de Jerusalénpor Tristan Coloma

    Los africanos miran a Orientepor Tristan Coloma

    CUADERNOS CLACSOEntrevista a Pedro Páez Pérez:La autonomía financiera de AméricaLatina en la crisis económica mundialpor Carlos Abel Suárez y Guillermo Almeyra

    Las trampas de la diversidad

    por Maurice Lemoine

    Entre lengua y ciudadaníapor Akram Belkaïd

    Los nietos de Alejandro Magnopor Nicolas Autheman

    ¿Revolución social en Kirguizistán?por Vicken Cheterian

    Criollos, “ni indios ni europeos”…por Adolfo Coronato

    Los libros del mes 

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    En esta ediciónStaff 

    Director: Pablo Stefanoni

    Subdirector:Ricardo Bajo Herreras

    Diagramación:Percy Mendoza

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    Edición Cono Sur

    Director: Carlos Gabetta

    RedacciónCarlos Alfieri

    Creusa Muñoz

    Luciana Rabinovich

    Pablo Stancanelli

    SecretariaPatricia Orfila

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    TraductoresTeresa Garufi

    Florencia Giménez Zapiola

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    CorrecciónAlfredo Cortés

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    DiagramaciónDiana de la Fuente

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    Le Mondediplomatique (París)

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    mento mensual, www.ilmanifesto.it/Mon-

    deDiplo/

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    MUNDO ANGLÓFONO. The GuardianWeekly. (The Guardian Weekly, 75 Farrington

    Road, London EC1M 3HQ); distribución por

    suscripción, suplemento mensual.

    MUNDO ÁRABE. 

    La versión árabe es editada

    por la filial Le Monde diplomatique Editions

    Arabes disponible por suscripción (www.

    mondiploar.com); publicada en varios diarios

    de Medio Oriente, el Golfo y el Magreb.

    NORUEGA. Diplo AS. Distribuido enNoruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca

    (Tostrup Terrasse 1, 0271 Oslo); 30.000 ej.,

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    RUSIA. Novaya Gazeta. (Potapovskiypereulok, Moscú, 101990); 90.000 ejempla-

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    En total, la difusión de Le Mondedi plomatique y de sus distintas edicio-

    nes (más de sesenta ediciones inter-nacionales en 24 idiomas) supera los1.900.000 ejemplares.

    EN INTERNETCatalán: www.mondiplomatic.com

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    LE MONDE 

    diplomatique«el Dipló»

    Edición boliviana

    Calendario de fiestas nacionalesDel 1 al 31 de mayo

    3  Polonia  Fiesta Nacional

    15  Paraguay Fiesta Nacional

    17  Noruega Fiesta Nacional

    20  Camerún  Fiesta Nacional

      TimorOriental Independencia

    22  Yemen  Fiesta Nacional24  Eritrea  Independencia

    25  Argentina  Fiesta Nacional

      Jordania  Independencia

    26  Georgia  Independencia

    28  Azerbaiyán   Fiesta Nacional

      Etiopía  Fiesta Nacional

    Residencias para artistas

    La galería Kiosko de Santa Cruz convoca

    a todos los artistas visuales y curadores

    bolivianos e internacionales a presentar

    proyectos para realizar la residencia de

    dos meses y exposición en Santa Cruz

    para la gestión 2010-11. Los artistas ycuradores que quieran postularse deben

    haber completado su etapa de formación

     y estar buscando un período de trabajo

    intensivo de forma independiente para

    profundizar en su proceso y al mismo

    tiempo de compartir ese proceso con

    otros artistas en un ambiente de cola-

    boración. Se seleccionarán 7 ar tistas y 1

    curador. La residencia proporciona espa-

    cio de vivienda y taller, así como gastos

    de pasajes (sujeto a condicionantes), esta-

    día, producción y exposición. La recepción

    de trabajos es hasta el 30 de mayo. Hasta

    comienzos de mayo no se recibió ninguna

    postulación de artistas bolivianos. Mas

    información en www.kioskogaleria.com y

    en el teléfono 3-3396626.

    Taller fondos para cortometrajes

    La productora de cine y publicidad

    Viviana Saavedra ofrecerá un taller para

    conocer como se puede conseguir fondos

    internacionales para la realización de

    cortometrajes en Bolivia.

    Lugar: Martadero de Cochabamba, calle

    27 de agosto entre Ladislado Cabrera y

    Ollantay. Más información en www.mar-

    tadero.org

    Fechas: 13 y 14 de mayo

    Festival de Performance

    El Festival de Performance y Arte Acción

    organizado por el Centro Simón I. Patiño

     y curado por los artistas Alejandra Dora-

    do y Rodrigo Rada se llevará a cabo por

    segunda vez bajo el título de Cimientos.

    El festival presentará como invitados a

    Gonzalo Rabanal de Chile y Roberto de la

    Torre de México.

    Lugar: Centro Pedagógico y Cultural

    Simón I. Patiño de Cochabamba, Palacio

    Portales, calle Potosí, Cochabamba.

    Fechas: 17 al 21 de mayo

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    Le Monde diplomatique | el Dipló 26| mayo 2010 | 3

    Editorial por Serge Halimi*

    por Ignacio Ramonet*

    Se trata de un afiche de campaña inesperado. En él,el primer ministro laborista Gordon Brown pro-clama, divertido: “Aumenté la brecha entre ricos y pobres. Dejénme conti nuar”. La cita es apócrifa, no el

    hecho mencionado. Al finalizar los años Tatcher-Major,el 1% de los británicos más ricos poseía el 17% de la rentanacional; desde que Anthony Blair y Brown tomaron elrelevo, su participación alcanzó el 21%.

    El irónico car tel concluye: “ Vote conservador”. Casicabría imaginarse una batalla electoral con los frentesinvertidos, con laboristas convertidos en abogados delos golden boys de la City mientras que sus adversarios sepreocuparían sobre todo por las clases populares. Nada

    de eso, particularmente en el último caso. Se esboza noobstante un reajuste político en los dos grandes partidos,que los aleja de sus figuras tutelares y de sus principios.Ni Tatcher, ni Blair: el Reino Unido da vuelta la página.

    emas por mucho tiempo prohibidos resurgen en eldiscurso político: clases sociales, intervención del Esta-do, sindicatos (1). Los conservadores privilegiaron en unprimer momento el tema de la deuda, de la austeridadpor venir. uvieron que ajustar la mira, dejar de ocultarque una parte del restablecimiento financiero provendríade nuevos impuestos, y no sólo de recortes presupuesta-rios. Hoy, celebran el National Health Service, ese siste-ma socializado de salud que detestaba Tatcher, y juranque su presupuesto aumentará año a año. Por último, searrepienten de su moralismo homófobo de antaño y sepintaron de verde. Si bien todavía se aferran a su botínsecuritario, resulta difícil distinguirlos en este punto de

    sus rivales. ¿Acaso los laboristas no hicieron pasibles deprisión unos 1.036 delitos suplementarios (2)? Estos últi-mos también apostaron todo a la desregulación, hicieronde Londres la alcoba de las bajezas financieras. La quie-bra está a la orden del día. Un déficit presupuestario abis-mal (11,9% del Producto Nacional Bruto), comparable alde Grecia (13,6%), incita al Parlamento a podar los gastossociales. Con consecuencias extremadamente negativaspara unos representantes que, hace sólo unos meses,

    metían mano en el tesoro público para refaccionar susresidencias de fin de semana, o adquirir pequeñas caba-ñas flotantes para proteger a sus patos. Entonces, tímida-mente, los laboristas rehabilitan las políticas industriales.

     A veces incluso… ¡reprenden a los banqueros!Los liberales demócratas van viento en popa: el sis-

    tema político está enturbiado por los escándalos y elloshan estado menos involucrados que sus competidores.Su presidente, Nick Clegg –hijo de un banquero, educadoen Cambridge, casado con una abogada de negocios, exasesor de Leon Brittan, el muy liberal comisario europeode la Competencia– tampoco dejó pasar la ocasión de

     virar su discurso a la izq uierda. Así, este genuino produc-to de la elite acaba de sugerir que el antiguo paraíso libe-ral de Tatcher y Blair podría sufrir una “agitación socialcomo la de Grec ia”…

    1 Seumas Milne, “The real political battle will begin after the election”, The Guardian,Londres, 8-4-10.

    2 Tony Wood, “Good Riddance to New Labour”, New Left Review, Londres, marzo-abril

    de 2010.

    *Director de Le Monde diplomatique, París.

    Traducción: Pablo Stancanelli

    El Reino Unido da vuelta la páginaGran Bretaña elige nuevo

    gobierno. ras el fracaso de

    la ercera Vía, se esboza una

    renovación política de gran

    magnitud. emas “tabú” vuelven

    al debate público.

    “Disparata do”, “extravagante”, “inau-

    dito”... La pr ensa mundial, las aso-ciaciones de defensa de los derechoshumanos y los más eminentes juristasinternacionales no salen de su estupor.¿Por qué la justicia española, que tantohizo estos últimos años para reprimir loscrímenes de lesa humanidad en distintaspartes del globo, quiere sentar en el ban-quillo a Baltasar Garzón, el juez que mejorsimboliza el paradigma contemporáneo enla aplicación de la justicia universal?

    Los medios internacionales recuerdanlos méritos del “superjuez”: su trascenden-tal papel en el arresto del dictador chileno

     Augusto Pinochet en Londres, en 199 8; sudenuncia de las atrocidades cometidaspor los militares en Argentina, Guatema-la y otras dictaduras latinoamericanas; su

    empeño en desmantelar a los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) y en enviar alos tribunales a Felipe González; su oposi-ción a la invasión de Irak en 2003, y hastasu reciente viaje a Honduras para adver-tir a los golpistas que los delitos de lesahumanidad son imprescriptibles.

    Como juez de la Audiencia Nacional,Baltasar Garzón ha encausado a unos milactivistas de la organización EA (la dere-cha sugirió que se le concediera por eso el

    Premio Nobel de la Paz…). Lo que ha dado

    lugar a críticas, en particular su decisión deordenar, en 1998, el cierre del diario Egin.O sus órdenes de detención, bajo régimende incomunicación, de personas acusadasde terrorismo. Organismos como el Comitépara la Prevención de la ortura, del Conse-

     jo de Europa, reclaman la abolición de esamodalidad de detención. ambién se ha cri-ticado la inmoderada afición del “juez estre-lla” por los primeros planos mediáticos.

    En cualquier caso, Garzón ha demostra-do ser un juez alborotador, independiente eincorruptible. Por eso ha acumulado tantosadversarios y se ve perseguido hoy por loscorruptos de la trama “Gürtel” (1) y los here-deros del franquismo. En el ribunal Supre-mo hay, en efecto, tres denuncias contra él.Una sobre unos honorarios que habría per-

    cibido por unas conferencias en Nueva Yorkpatrocinadas por el Banco de Santander.Otra sobre unas escuchas telefónicas orde-nadas en el marco de la investigación sobrela red «Gürtel». Y la principal: por investigarlos crímenes del franquismo.

    res organizaciones ultraconservadoraslo acusan de “prevaricación” (2) por haberiniciado, en octubre de 2008, una investi-gación sobre las desapariciones durante laGuerra Civil española de más de cien mil

    republicanos (que siguen yaciendo en lascunetas y fosas, sin derecho a un entierrodigno) y sobre el destino de 30.000 niñosarrebatados a sus madres en las cárce-les (3) para ser entregados a familias delbando vencedor durante la dictadura fran-quista (1939-1975).

    Si lo declaran culpable, Garzón seenfrenta a una suspensión de entre diez

     y veinte años. Ser ía el fin del juez. Y seríauna vergüenza. Porque, en el fondo, esteasunto gira en torno a una cuestión cen-tral: ¿qué hacer, desde el punto de vistasimbólico, con la Guerra Civil? La decisiónadministrativa tomada en 1977, con la Leyde Amnistía (que, en lo inmediato, busca-ba esencialmente sacar de prisión a cien-tos de detenidos de izquierda), fue de nohacer justicia y de no encarar ningún tipode política de memoria.

    Obviamente, a 71 años del final del con-flicto, y al haber desaparecido, por causasbiológicas, los principales responsables,hacer justicia no consiste en llevar mate-rialmente a los acusados de crímenes abo-minables ante los tribunales.

    La naturaleza del franquismo

    Éste no es sólo un asunto jurídico. Si tantoapasiona a millones de españoles es por-que sienten que, más allá del caso Garzón,lo que está en juego es el derecho de las

     víctimas a una reparación moral, el dere-cho colectivo a la memoria, a poder esta-blecer oficialmente, sobre la base de lasatrocidades demostradas, que el franquis-mo fue una abominación. Y que su impu-

    nidad es insoportable. Poder enunciarlo,proclamarlo y mostrarlo en “museos con-sagrados a la Guer ra Civil”, por ejemplo ; enlos manuales escolares de historia; en díasde solemne homenaje colectivo, etc. Comose hace en toda Europa en solidaridad conlas víctimas del nazismo.

    Los partidarios de la “cultura del ocul-tamiento” acusan a Garzón de querer abrirla caja de Pandora y enfrentar de nuevo alos españoles. Insisten en que también en

    el otro bando se cometieron crímenes. Noacaban de entender la especificidad delfranquismo. Se comportan como un perio-dista que, deseando organizar un “deba-te equilibrado” sobre la Segunda GuerraMundial, decidiese: “Un minuto para Hit-ler y un minuto para los judío s”.

    El franquismo no fue sólo la guerra (enla que el general Queipo de Llano afirma-ba: “Hay que sembrar el terror eliminandosin escrúpulos ni vacilación a todos los queno piensan como nosotros.”); fue sobretodo, de 1939 a 1975, un régimen autori-tario de los más implacables del siglo XX,que usó el terror de forma planificada y sis-temática para exterminar a sus oponentesideológicos y atemorizar a toda la pobla-ción. Afirmar esto no es una consideraciónpolítica, sino una constatación histórica.

    La Ley de Amnistía condujo a imponer,

    sobre la “banalidad del mal” franquista,una suerte de amnesia oficial, una “escoto-mizació n”, o sea un mecanismo de “cegue-ra inconsciente” (en este caso, colectiva)mediante el cual un sujeto hace desapare-cer hechos desagradables de su memoria.Hasta que un día regresan a borbotones,en un estallido de irracionalidad.

    Es lo que ha querido evitar el juez Gar-zón. Revelar la naturaleza malévola delfranquismo, para que la historia no puedarepetirse. Nunca más.

    1 Que afecta a personalidades del Partido Popular (PP, dere-

    cha), en especial al empresario Francisco Correa y al pre-

    sidente de la Comunidad Autónoma de Valencia, Francisco

    Camps.

    2 La prevaricación consiste en que una autoridad dicte una

    resolución en un asunto administrativo o judicial, a sabiendasde que dicha resolución es injusta. Es un delito sancionado

    por el Código Penal español (título XIX, cap. 1°, art. 404).

    3 Ricard Vinyes, Irredentas. Las presas políticas y sus hijos en las

    cárceles franquistas, Planeta, Barcelona, 2002. Ver el docu-

    mental Els nens perduts del franquisme (Los niños perdidos

    del franquismo), de Montserrat Armengou y Ricard Belis.

    *Director de Le Monde diplomatique, edición española.

    © Le Monde diplomatique, edición española.

    El fantasma del“Generalísimo”ras las acusaciones contra Garzón la derecha

    alienta el propósito de mantener una ceguera

    obligatoria frente a la índole perversa de la dictadura

    del general Francisco Franco y de sus crímenes.

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     Al constituirse inicialmente como un“instrumento político” de las orga-nizaciones sindicales del mundorural –esencialmente las confederacio-nes conocidas como las “trillizas” (1)–, elactual partido de Gobierno se autopercibecomo la contracara de los “partidos tradi-cionales”, y se presenta como un partidomanejado “desde las bases”, en un intento

    por institucionalizar la participación polí-tica directa y la autorrepresentación de unamplio abanico de sectores sociales, desdeuna visión fuertemente corporativa de lademocracia. Y esa idea de autorrepresen-tación (partido de campesinos al serviciode los campesinos) es el mito fundador o“momento genético” (Panebianco) sobreel cual el MAS se consolidará como partidonacional, desde su núcleo inicial en el árearural de Cochabamba (2).

    Esta forma primigenia se verá afectada,empero, por la creciente penetración enel campo político institucional a lo largode su existencia: desde la conquista de las

    primeras alcaldías en 1995 hasta el accesoa la presidencia de Evo Morales Ayma unadécada más tarde, el partido fue efecti-

     vamente copando espacios cada vez másimportantes dentro del aparato estatal, seaa nivel local o nacional. Un proceso que,en gran medida, se aceleró nítidamenteen junio de 2002, cuando el MAS alcanzóel segundo lugar con el 20,9% de los votosen las elecciones generales, obteniendo,asimismo, la segunda bancada parlamen-taria y, sin duda, llegó a su punto culmi-nante después del triunfo electoral del 18de diciembre de 2005.

    En efecto, el impacto sobre la estructurapartidaria, desde ese entonces, fue triple.Por primera vez en su historia, el “instru-mento político” ve a su “centro de poderreal” (3) desplazarse –en permanente ten-sión– de las direcciones de las organizacio-nes y el propio partido hacia una arena másinstitucional como la bancada parlamenta-ria, espacio de validación de capitales socia-les, culturales, étnicos y simbólicos amplia-mente dominado por grupos sociales aje-nos a los que constituyen precisamente labase social del propio “instrumento”: pro-fesionales, clasemedieros y ex militantes dela izquierda tradicional (4). En este esque-ma, tiende a consolidarse lo que se puedecalificar de incipiente burocracia sindical,intermediaria legítima entre el Estado ylas organizaciones, que actúa como pivote  entre el Poder Ejecutivo y sus bases gra-cias a la posición institucional que ocupan

    (Isaac Ávalos, hasta hace poco, ejecutivode la CSUCB o Fidel Surco, ejecutivo de laCSICB, ambos senadores, y Nemesia Acha-collo, ex ejecutiva de las Bartolinas y actualministra de Desarrollo rural, son ejemplosde este fenómeno). Paralelamente, el éxitoelectoral conocido en ese entonces da lugara una suerte de “expansión forzada” hacialos centros urbanos, con un dilema central:¿cómo preservar la originalidad del pro-

     yecto de Instr umento político en espaciossociales y territoriales ajenos a la lógica deorganización colectiva “orgánica” y corpo-rativa que prevalece en el campo?

    El MAS en el campo:un caso de democraciacorporativa/territorial

    Se suele considerar la democracia en elMAS rural como una serie de mecanismos

     y p rocedi miento s q ue garant izan equi li-brios entre organizaciones y territorios,mediante una amplia participación “desdeabajo”. Sin embargo, si este esquema gene-ral es respetado en sus grandes rasgos,la ausencia de mecanismos formales derepresentación y participación favorecela conformación de redes clientelares en

    torno a los dirigentes sindicales. Uno delos casos estudiados en el marco de estainvestigación, el de la circunscripción 20(Nor Yungas, Sud Yungas e Inquisivi) (5),

    permite poner de relieve esa tensión entrela autorrepresentación de las organizacio-nes sociales (simbolizada por el conceptomismo de instrumento político que fun-ciona como una suerte de “ideal organi-zativo” en el seno del MAS), y la relaciónde fuerzas que existe entre las propiasorganizaciones sociales y el MAS, y entrelas organizaciones entre sí. Asimismo, apesar de un mecanismo de rotación entrelas tres provincias que componen la C.20,que le garantizaba a Inquisivi la obtenciónde la candidatura uninominal en 2009, unacuerdo entre cocaleros afiliados al Conse-

     jo de Federa ciones de Cultivadores de los Yungas (Cofecay) -justificado por el hechode que “la C.20 tiene que quedar en manoscocaleras”- permitiría, finalmente, postu-lar a dos cocaleros de Nor y Sud Yungas, endetrimento de Inquisivi, cuyos represen-tantes quedaban totalmente marginados.El cortocircuito: actualmente la actividadminera aumentó la importancia de losmineros en esta región.

    La pelea por la candidatura para la Cir-cunscripción Especial Indígena (CEI) deLa Paz, donde la comunidad afrobolivianaes mayoritaria, dio lugar a otro tipo de dis-puta, entre un candidato propuesto por undirigente del MAS y Cofecay, el ex vicemi-nistro de Coca, Félix Barra, y un candida-to, Jorge Medina, dirigente de la principalorganización del sector afro –el Centro

     Afrobo livian o pa ra e l De sarrol lo Integral y C omunita rio (Cadic), afili ado al Cona-

    maq–. A pesar de las maniobras y estrate-gias desarrolladas por el grupo de Barra,a priori  en posición de fuerza gracias a suinserción en el partido oficialista, la excep-cional movilización de los miembros deCadic –que incluyó un fuerte lobby  a travésde los medios de comunicación y el Canci-ller sobre Evo Morales– permitió a Medinareposicionarse como candidato. Una deci-sión excepcional por parte del Poder Eje-cutivo que lleva a subrayar que, a pesar dela autoridad detentada por los dirigentesdel MAS, la demostración de la capacidad,por parte de un líder social, de realizar launidad de su sector y esquivar la amenazadel “voto castigo” sigue siendo una garan-tía de credibilidad política en el campo.

    La toma en cuenta de las relaciones

    de fuerza entre organizaciones y entrelas organizaciones y el propio aparatodel MAS como dinámicas decisivas en laselección de candidatos, encuentra otrarelevante ilustración en el caso del NortePotosí, donde el MAS era el instrumentode los sindicatos agrarios y, más reciente-mente, logró articular a sectores tradicio-nalmente distantes, enfrentados, o (másraramente) aliados coyunturales. Así, paralas elecciones generales de diciembre de

    2009, los ayllus (FAOINP-Conamaq), lascooperativas mineras y los sindicatos agra-rios presentaron sus candidatos a travésdel “instru mento”. La FAOINP obtuvo la

    candidatura uninominal de la C.39 (pro- vincia Bustillos), la Federación campesinalas “unis”  de las circunscripciones 40 y 41,

     y los mi neros un candi dato a s enador (6).Mientras tanto, el Movimiento OriginarioPopular (MOP) –”instrumento político”local ex aliado del MAS, a la cabeza del exlíder de la federación sindical campesinaEduardo Revollo (2000-2005)– realizó unaalianza con la coalición MUSPA-MNR,rechazada por las bases, para llevar a Revo-llo como senador, intentando valorizar sucapital per sonal y “orgánico”. Entretant o,

     Alianza Social buscó explotar la tradicionalrivalidad entre ayllus y sindicatos, el origende René Joaquino en estos ayllus, y que elcandidato masista de la C.39 fue “impuestodesde arriba” con el apoyo del viceminis-tro de Justicia comunitaria Valentín ico-na. Los resultados no dejan lugar a dudassobre la relación costo/beneficio: el MASobtuvo el 82% para la fórmula presiden-cial Evo Morales-Álvaro García Linera en laprovincia Bustillo y llegó en ciertas zonasal 95%. Para las uninominales obtuvo 92%en la C.40, 87% en la C.41 y 62% en la C.39(un porcentaje menor por los conflictos enesa circunscripción) (7).

     A través de estos tres ejemplos, podemos ver entonces que, más allá de la fórmula del“instrumento”, existen rela ciones de fuer-za que configuran, de manera compleja,mecanismos de autorrepresentación cuyocarácter democrático es discutible en variossentidos: la ausencia de reglas formales

    explícitas -pese a lo especificado genérica-mente en los estatutos- o de cualquier otraforma de discusión más política que “gre-mial” se suma al hecho de que la “pertenen-cia sindical” condiciona no solamente lasposibilidades de carrera política, sino tam-bién la de un debate programático en tornoa la definición de un interés general.

    Los invitados en el MAS:¿militantes de segunda?

    La tesis del instrumento político es –en símisma– un imposible (desestabilizada porla clásica tensión entre corporativismo ypolítica) y el desborde urbano del MASobligó a cubrir el hiato entre partido delos sindicatos y partido hegemónico con la

    polémica –e inestable– figura del invitado proveniente de las clases medias citadinas,que se incorpora al “instrumento” , en teo-ría subordinadamente, aunque ello darálugar a una serie de procesos contradic-torios. Y las tensiones inherentes contri-buyeron, sin duda, a la consolidación delliderazgo carismático del presidente delpartido, Evo Morales. Si Morales consolidasu posición dentro como jefe partidario, enbase a la acumulación de triunfos electo-

    4 | Le Monde diplomatique | el Dipló 26| mayo 2010 

    Hervé Do Alto y Pablo Stefanoni*

    Las ambivalenciasde la democraciacorporativa

    Equilibrios inestables y liderazgo carismático en el MAS

    El surgimiento

    del Movimiento al

    Socialismo (MAS) enel escenario político

    boliviano marcó un

    antes y un después en

     varios sentidos. anto

    a nivel programático

    como simbólico, el

    MAS encarna una

    ruptura con el sistema

    de partidos anterior, enmedio de la crisis de la

    democracia pactada y de

    las reformas económicas

     y sociales neoliberales.

     Adicionalmente,

    el MAS ilustra una

    ruptura relativa a las

    formas tradicionales

    de organización delos partidos políticos

    bolivianos.

  • 8/19/2019 El Dipló n°26 Entrevista con Evo Morales

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    Le Monde diplomatique | el Dipló 26| mayo 2010 | 5

    rales personales a partir de 1997, tambiénse impone como una figura imprescindibleen la medida en que, siendo quien tomala iniciativa de “invitar” a clasemedieros 

     y urb anos, se vuel ve un articu lador entreestos nuevos sectores cada vez más diver-sos y heterogéneos, y los grupos socialesde base del “instrumento”.

     Al hablar del MAS “en las ciudades”, enrealidad, se hace referencia a dos procesos

    distintos, pero intrínsicamente vinculados:por una parte, el proceso de integración deprofesionales y clasemedieros al partido,pero sin mediación partidaria real, y conun acceso casi directo a cargos electivos;por otra, el proceso de construcción deun aparato partidario propio en las urbes,específicamente entre los sectores popula-res, quienes, además, suelen tener mayoresniveles de afiliación gremial.

    Los “invita dos”, frecuentement e vistoscomo competidores por los sectores cam-pesinos, se legitiman de tres formas, aun-que estos perfiles deben ser consideradoscomo “tipos ideales” en el sentido en quemuchos de los “invitados” combinan variasfuentes de legitimidad:

    legitimidad vía un trabajo común cona.“las organizaciones”, especia lmentecampesinas –véase el caso de Adol-fo Mendoza o Rebeca Delgado enCochabamba;la legitimidad delegada por el propiob.Evo Morales, que invita personalmentea ciertas “figuras de prestigio” –como loilustran Ana María Romero en La Paz,o Betty ejada en Santa Cruz;la legitimidad acumulada dentro delc.aparato estatal, mediante el ejerciciode cargos públicos –Héctor Arce, exabogado de Evo Morales y ex ministrode Defensa Legal del Estado, o Gabrie-la Montaño, ex delegada presidencial

     y “cabeza” de la resist encia popul aral “golpe cívico-prefectural” de 2008,entran en esta categoría.

    El MAS en las ciudades:una implantación diferenciada

    En el caso de la estructuración del MAS enlas urbes, se puede identificar dos modelos“ideal-típicos” de implantación: por unaparte, una i mplantación po r “difusión”, esdecir, un esfuerzo consecuente y significa-tivo para construir, casi simultáneamentea partir de las elecciones municipales de2004, el instrumento en el área urbana en lamayoría de las ciudades del Occidente (LaPaz, El Alto, Cochabamba, Potosí, Oruro);por otra parte, una implantación por“construcción” en las ciudades del Oriente

    (Santa Cruz, Cobija, rinidad, arija), mástardía y contingente, y menos consolidada–procesos diferenciados de implantacióndel partido que, cada uno a su mane-ra, ejercen una fuerte influencia sobre laselección de candidatos. De hecho, en laelaboración de las listas para las eleccionesgenerales de 2009, las estructuras orgánicasurbanas del Occidente tienen la potestadde elegir “desde las bases” sus candidatospara las circunscripciones en las ciudades(en Cochabamba, las circunscripciones 23,24 y 25; en La Paz, las circunscripciones noasignadas al Movimiento Sin Miedo).

     Al contra rio, en Santa Cr uz o Pando sedestaca primeramente la debilidad de laestructura orgánica masista. En amboscasos, la construcción del MAS urbano

    fue el fruto del esfuerzo de dos tipos de“empresarios políticos” específicos, actuan-do en cierto aislamiento, en un entorno“hostil”: en Santa Cruz, los gremialistas y

     juntas vecinales del Plan res Mi l (8 ); e nCobija, lo s “parientes del Presidente”, pro-

     venientes de ayllus de la región de Orinoca,que reivindican una relación directa conEvo Morales (9) y controlan gran parte delcomercio en Cobija (incluso dirigen actual-mente la Cámara de Industria y Comercio

    del departamento). Esa característica con-tribuyó a dar del MAS la imagen de un “par-tido de collas” y migrantes, ajeno al territo-rio donde evoluciona –un partido cuyosefectivos se ven limitados, en sus orígenes,a algunas zonas y sindicatos en Santa Cruz,

     y a “no más de diez personas” en Cobija.De ahí la tensión entre la existencia

    de grupos “constructores” localmente, yposeedores del monopolio del poder polí-

    tico en el seno de un “ instrumento político”que, de hecho, les pertenece, y la voluntadexpresada por la cúpula del partido de“extender los apoyos” al partido en zonasdonde los grupos existentes no bastan parasalir de una cierta marginalidad política

     ya superada a nivel nacional. Así lo graficaDavid Callejas, un ex dirigente del MAS enCobija, ahora funcionario de la prefectu-ra: “El MAS se divide entre parientes y noparientes. Los parientes querían manejartodo, se atribuían una relación directa conEvo, pero el MAS fue creciendo y ya no sonmayoría” (10). Expresado repetidamen-te por los miembros del gobierno (11), eldeseo de ganarle a la derecha “en su pro-pia cancha” llevó a que el MAS concentresus esfuerzos en el Oriente. Sin embargo,

    ese trabajo político no fue tanto asumidopor el propio partido sino por los miem-bros del Poder Ejecutivo como tal: allí seenmarca, según el conjunto de los prota-gonistas del “instrumento” en Pando, elpapel jugado por Juan Ramón Quintana enla implementación de semejante estrategiade búsqueda de alianzas fue fundamental.

    La táctica desarrollada desde el Gobier-no llevó a que la selección de candidatospara las elecciones de 2009 sea el escena-rio privilegiado para consolidar la expan-sión masista. Según uno de los coordina-dores de campaña del MAS en Pando: “elpresidente no quería un candidato delMAS” (12), lo que llevó a elegir a un jovenabogado y comunicador, Eugenio VonBoeck -cuyo lema de campaña fue “100%Pando”- en la circunscripción 66 corres-pondiente a la ciudad de Cobija. odoello, no sin polémicas, debido al hechode que su familia aparece como vincula-da a los grupos “oligárquicos” de la región(13). En otros casos, también se atribuye-ron las candidaturas a grupos organizadoscorporativamente (como los “Abogadosdel MAS” de Jerjes Mercado en la C.53 deSanta Cruz) o sindicatos urbanos (tal comoel sindicato de transportistas en Pando,cuyo candidato, Manuel Limachi, fue ele-gido como primer candidato a senador porla región). Un caso particular es el del cen-tro de la ciudad de Santa Cruz, correspon-diente a la C.52, para la cual Evo Moralespidió al sindicato petrolero que elija a “un

    candidato blanco, y preferentemente conapellido extranjero”: la elección recayó en Andrew urner, un ingeniero de YPFB connula “pasta” política, quien, como era pre-

     visible, se invol ucró po co en la campaña,para desesperación de los militantes distri-tales cruceños (14).

    En ambos casos, la estructura orgáni-ca del MAS quedó bastante marginada (elMAS urbano cruceño sólo obtuvo una can-didata, Patricia ellería –en el cuarto lugarde la plancha de senadores, sin posibilida-des de ser elegida–, mientras los acuerdoscon nuevos aliados en Pando llevaron aque el aparato urbano no fuera tomado encuenta en Cobija). Sin embargo, esa lógicapuede verse revertida cuando las organiza-ciones sociales aparecen como las estruc-

    turas legítimas de participación y repre-sentación dentro del instrumento: éste esel caso, singular, de El Alto, donde en 2009la Fejuve y la Central Obrera Regional handesplazado al instrumento como cana-les de selección de candidatos. Un primerintento de alianza había fracasado en 2005por la resistencia de los “orgánicos” fren-te a los “invitados” de organizaciones nisiquiera aliadas, en ese entonces, al MAS(15). Adicionalmente, al ser el MAS un

    instrumento de los campesinos, cualquierintento de escalar en la jerarquía del par-tido desde las bases urbanas presupone,necesariamente, un despliegue de estrate-gias de vinculación con el campo: así noslo recuerda el caso de Adriana Arias en elPlan res Mil de Santa Cruz (C.55), cuyo

     vínculo con las Barto linas fue un elemen-to de peso para obtener la candidatura (un

     vínculo que recuerda a la relación partido/

    sindicatos en los primeros movimientossocialdemócratas europeos, autoconcebi-dos como partidos indirectos).

    Las alianzas con partidos de implanta-ción local también influyen sobre las posi-bilidades de desarrollo de un aparato pro-pio al MAS, ya que de ahí surge una ten-sión entre la necesidad coyuntural de esasalianzas para consolidar una hegemoníanacional en elecciones generales (comolo ilustra la alianza del MAS con el MSMde 2005 a 2009, y con el PASO en Pandoen 2009) y la de una construcción propiaen escenarios locales donde las alianzaspueden potencialmente volverse un obstá-culo. Claramente, la ruptura con el MSM yel surgimiento de fuertes tensiones con elPASO en Pando, muestran el afán actual

    del Gobierno por consolidar su hegemoníamediante el fortalecimiento de una estruc-tura partidaria propia –mostrando, asimis-mo, cómo la institucionalización, gracias alos recursos estatales, es entendida comoun proceso a partir del cual  se puede con-solidar la institucionalidad partidaria, seaen La Paz o en el Oriente.

    El empleo público como “pega-mento” de la unidad del partido

    Las condiciones de emergencia del MASson conocidas: la situación particular delChapare, donde la alianza entre cocaleros

     y la izquierda construyó un campo políti-co local sui géneris (articulado a sectorescampesinos del valle de Cochabamba) enmedio de la hegemonía casi sin fisuras delneoliberalismo a nivel nacional. odo elloen el marco de una cultura política sindi-calista (16) que habilitó la aprobación, en1995, de la tesis del instrumento político.Quizás más interesante es su expansión,donde intervinieron –involuntariamente–una serie de oportunidades políticas insti-tucionales: Ley de Participación Popular yReforma Constitucional de 1994, que habi-litaron la elección de alcaldes y las diputa-ciones uninominales: el “instrumento polí-tico” (que se presentaba a elecciones aliadoa Izquierda Unida por carecer de persone-ría jurídica) logró la elección de cuatro par-lamentarios, incluido Evo Morales, en 1997.Posteriormente, la combinación de crisis

     y luchas so ciales provocaron la implosióndel sistema de partidos, dejando un espa-cio vació que el discurso nacional-popularetnizado del MAS (17) logró ocupar, nosolamente contra los partidos de la demo-cracia pactada sino contra formacionesindianistas como el Movimiento IndígenaPachakuti (MIP) de Felipe Quispe.

    La expansión partidaria se vincula a lasiguiente pregunta, cuya respuesta ha dedar lugar a polémicas políticas e intelectua-les: ¿qué mantiene unido al “instrumentopolítico”? Parece claro que es el liderazgocarismático de Evo Morales el único capazde arbitrar entre diferentes organizaciones,culturas políticas y tradiciones organizati-

     vas q ue co nforman el MA S. No obstant e,este liderazgo no opera en el vacío sino

    sobre una realidad sociológica concreta. Y a partir del t rabajo de campo realizado–y de trabajos anteriores (18)– es posibleafirmar que el “pegamento” (19) que man-tiene unido al Instrumento político es laexpectativa de acceso a cargos públicos, enel marco de la fuert e “mentalidad rentista”que arrastra la cultura política boliviana(20). Con el MAS en permanente ascensoelectoral en más de una década, el costode salir del partido suele ser más alto que

    los beneficios, sobre todo en esta etapa enla que funge como partido de Gobierno,observación que es matizada sólo parcial-mente en los comicios municipales.

    Desde el comienzo, en función de las“oportunidades” políticas mencionadas, elMAS fue una vía de acceso al poder local,en unas pocas regiones del país (el Chapare,

     valles de Cochabamba). Y, no casualmente,la avalancha de militantes urbanos masistas

    operó después del éxito electoral de 2002, yantes de las municipales de 2004, cuando elMAS comenzaba a ser una vía seria de lle-gada al Estado y ya no era sólo un partidocampesino. Se pudo comprobar en anterio-res investigaciones que la adhesión al MAStendía a realizarse en períodos anteriores acomicios, y no tanto en relación con la par-ticipación a protestas sociales, en las que seactúa desde los sindicatos. Por lo tanto, la“pega”, que aparece como una “incitaci ónselectiva” decisiva para entender las diná-micas de adhesión política al MAS, tiende aconstituir un elemento importante del ima-ginario de los militantes masistas. Y las can-didaturas, en este sentido, deben ser ana-lizadas como uno de los múltiples canalesde acceso ofrecidos por el partido, entre los

    cuales se encuentran los empleos públicos–pues la participación en campañas elec-torales en apoyo a un/a candidato/a abreposibilidades de conseguir cargos dentrode la Asamblea, desde ujier hasta asistenteparlamentario. La creciente profesionaliza-ción política de los miembros del MAS, quese puede analizar mediante una observa-ción de las trayectorias individuales de losparlamentarios, es una señal fuerte de esta“reconfiguración” de la militancia masista en torno al empleo público o el cargo elec-tivo, entendido como una “pega más” parauno mismo, y como la puerta de accesoa “otras pegas” para el resto. De hecho, laexpansión del mercado de empleos públi-cos que acompaña la creciente hegemoníaelectoral masista permite a los sectores queno logran hacer elegir a sus candidatos con-seguir luego “pegas” en el Estado mediantelos elegidos, lo que no ocurriría si abando-nan el MAS. odos quienes abandonaron el“instrumento” voluntariamente o no (File-món Escóbar, Román Loayza, Félix Patzi)terminaron siendo “muertos políti cos”. Sinembargo, como señalamos, el costo polí-tico y económico de abandonar el MASse reduce en las elecciones muncicipales,como pudo observarse el 4 de abril, dandolugar a una pluralidad de pequeñas siglas(La Asunta, Punata), y al éxito relativo de losdisidentes del Movimiento por la Soberanía(MPS), liderado por Lino Villca, que obtuvounas ocho alcaldías, entre ellas la emblemá-tica Achacachi.

    Esta creciente institucionalización, ilus-trada por el aumento sostenido del númerode parlamentarios masistas en el Congresoentre 2002 y 2009, alimenta una tendencia

     ya presente entre las organizaciones cam-pesinas anteriormente: la falta crónica dedebate político en su seno. Al ser el “instru-mento político” un espacio indiferenciadodel sindicato agrario, el MAS como partidopolítico no aparece como un espacio depolitización, sino como una herramientade “lobby”  para la defensa de intereses cor-porativos, donde importa la acumulaciónde diversos capitales (económico, socialo simbólico) para imponerse como uncandidato legítimo ante sus bases. En lasurbes, la explosión del número de mili tan-tes masistas permite entender cómo este

    proceso fue de la mano con la instituciona-lización del MAS, configurando asimismola militancia en su seno en torno a la bús-queda de un empleo público.

    El caso pandino llama la atención sobreeste proceso de institucionalización y susposibles consecuencias, ya que la conser-

     vación de la prefect ura –ahora gober na-ción– aparece como una base material desostenibilidad del aparato masista  en laregión, ilustrada por la importancia polí-

  • 8/19/2019 El Dipló n°26 Entrevista con Evo Morales

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    6 | Le Monde diplomatique | el Dipló 26| mayo 2010 

    tica adquirida por el Comité Interinsti-tucional Pandino como instancia de coor-dinación y decisión, que asocia la AB (exSuperintendencia Forestal), Aduana, INRA

     y otras instituciones departamentales, conJosé Luis Méndez, cónsul en Brasiléia y exasesor de los colonizadores, a su cabeza.Según algunos cuadros locales, esta institu-cionalización a partir de los recursos esta-tales se habría vuelto tan necesaria parala viabilidad misma del proyecto masista

    localmente, que aquello justificaría, en últi-ma instancia, las alianzas más pragmáticascon mira a las elecciones de 2010, como loilustran las palabras de un dirigente local,que formó parte de la coordinación de lacampaña: “Evo dijo: ‘El MAS está todo eltiempo en la oposición en Pando.’ Si somosgobierno debemos ayudarlo, no podemosseguir así. Acá en Pando tenemos un 45%,debemos hacer alianzas con grupos débilesde la derecha para tener los votos necesa-rios para ganar”.

    De ahí un proceso –incipiente en 2009,evidente en 2010 –de “cooptación de loseslabones débiles de la derecha” (queparece también adecuarse al caso cruceñodesde la integración de grupos desvincula-dos de la Unión Juvenil Cruceñista, ahora

    reorganizados en la agrupación “Juventudpara el Cambio”), desde el Estado y a pesardel desacuerdo de varios dirigentes cam-pesinos –sin que ninguno de ellos pongaen duda, por ahora, su adhesión al MAS.

     Así lo ilustran las listas de candidatos paralas elecciones municipales y departamen-tales en Pando, que muchos dirigentesentrevistados comentan afirmando que“los masacradores [de Porvenir, el 11 deseptiembre de 2008] ahora están en las lis-tas del MAS” (21). De hecho, una observa-ción atenta de la composición de las listasno deja de sorprender al más experimen-tado de los analistas. Pues la candidatura ala gobernación de Luis Flores, ex militantedel Movimiento de Izquierda Revoluciona-ria (MIR), en busca de su reelección comoalcalde –invitado, pero ratificado por “lasbases”, “no sin manipulaci ón por part edel Poder Ejecutivo [en la persona de JuanRamón Quintana]” según varios entre-

     vis tad os–, sól o con fir ma el pro ceso de“cooptación” iniciado por el MAS durantesu alianza con la agrupación del ex alcal-de Miguel “Chiquitín” Becerra, con la pre-sencia de Weimar Becerra en las listas deconstituyentes o la de Mirtha da Costa enla plancha de senadores en 2009. Pero másallá de estos aliados, aparece, en la li sta deconsejeros departamentales, el nombre deJorge Elías Valdéz, quien presidió la CorteDepartamental Electoral pandina durantela realización del referéndum autonómi-co entonces tildado de “separatista” por el

    Gobierno. En el municipio de Ingavi apa-rece como candidato masista Wilson Zela- ya, el esposo de una policía acusada por lamasacre de Porvenir, y conocido como exmilitante de ADN. Max Weber llamaba laatención de que no existía tanto un peligropara la sociedad alemana frente al ascensoelectoral de la socialdemocracia alemana ainicios del siglo XX y más bien señalaba losriesgos para el partido socialdemócrata de

     verse moldeado por el Estado. Las necesi-dades de “quedarse en el poder a cualquiercosto” ilustradas por el caso pandino pare-cen apuntar al inicio de un proceso seme-

     jante para el M AS, ay udado por elites deantaño deseosas de “normalizar al depar-tamento” –y su propia hoja de vida políti-ca– (22) mediante su ingreso al MAS. No

    obstante, existe una visión “andinocéntri-ca”, a la luz de la cual estas al ianzas no alte-rarían el núcleo hegemónico del procesode cambio que naturalmente se encuentraen La Paz y el Occidente boliviano.

    El MAS, un partido en“tiempo heterogéneo”

     Así, el MAS en tanto partido de Gobierno halogrado articular de manera más o menos

    estable, mediante complicados equilibrioscorporativos (“cada organización tuvo sucandidato” , señaló Evo Morales en 2009),

    gran parte de la heterogeneidad nacional:lógicas modernas/occidentales y urbanas/plebeyas, sindicatos agrarios y ayllus, indí-genas de tierras altas y de tierras bajas, etc.Parafraseando a Partha Chatterjee, unasuerte de partido en tiempo heterogéneo(o, más precisamente, producto del tiem-po heterogé neo [“abigarramient o”, en tér-minos de Zavaleta] que caracteriza a lassociedades poscoloniales) (23).

    Con escasos niveles de institucionaliza-ción interna –en el marco del mencionadoliderazgo carismático de Morales (24)– soncasi inexistentes las tendencias ideológicascomo tales y predominan clivajes de tiposociológico (campo/ciudad; originarios/invitados; etc.). Por otra parte, es sintomá-tico el desprestigio del MAS como organi-zación partidaria, a menudo considera-da por los propios movimientos socialescomo un partido de “buscapegas”, al puntoque los dirigentes masistas que no formanparte de organizaciones sindicales/indí-genas/territoriales, corren con una nítidadesventaja a la hora de competir por lascandidaturas. Esto se expresa en la propiaseparación entre el MAS y el “instrumen-to”, inexistente más allá de lo simbólico:“no soy del MAS, soy del “instrumento”, quepuede escucharse por doquier. La ideo-logía y la autoidentificación étnica pare-cen operar, efectivamente, en la adhesiónpopular al evismo, pero no resulta evidenteque sean estas las variables que expliquenla incorporación al MAS como partido. Su

    propia concepción como brazo políticode las organizaciones hace que la lealtadprincipal sea a estás últimas, y así, institu-ciones externas (estas organizaciones) seconvierten en la fuente primaria de legiti-midad y la coalición dominante interna se

     vuelve más difusa (25). El complejo entra-mado de legitimidades dentro del “instru-mento” entre invitados y organizaciones,pasando por el tamiz de Evo Morales, es unbuen ejemplo de ello.

    La evolución de las listas de candidatosen 2009 dejan en evidencia, tamién, una“purga” de los parlamentarios precedentes,“guardados” para las elecciones de 2010–como Cesar Navarro en Potosí–, para car-gos en el MAS –véase el caso de Jorge Silva,promovido vocero del MAS y luego conce-

     jal– o para la administración pública (RaúlPrada o Nilda Copa son algunos ejemplos).Los liderazgos relevantes dentro del propioMAS tienden a afirmarse no tanto desde laspropias organizaciones, sino desde el Esta-do y el ejercicio de cargos en su seno: eneste sentido, Álvaro García es un ejemplode este tipo de trayectoria, cada vez máscomún en el seno del Instrumento, ya queel vicepresidente, a pesar de no haber sidonunca miembro del MAS, mantiene desde

    2005 una presencia regular a los eventos y actos part idar ios. Estos proce sos con- vergentes tienden, entonces, a conso lidar

    la hipótesis de una “oligarquización” delMAS, ilustrada por la emergencia gradualde una elite partidaria, pero una oligarqui-zación “carismática” (ya que está confor-mada en torno a un liderazgo claro, el deEvo Morales) e “inestable” (las elites diri-genciales tienden a cambiar según variosfactores, entre los ellos las evoluciones ins-titucionales y electorales, como lo ilustra elúltimo cambio radical de Gabinete), quelimita también la potestad de los “cuellosblancos” de influir en el MAS.

    El MAS como un casode democratización paradójica

    El MAS puede ser, entonces, analizadocomo un espacio social donde los campe-sinos poseen el casi monopolio del poderpolítico, un monopolio que cuidarán tantomás cuanto su propia presencia en losespacios institucionales es limitada, yaque, por ahora, esos espacios son amplia-mente ocupados por “otros” , aunque seaen su nombre. Ésa es, fundamentalmente,la ambigüedad de la cual nacen muchastensiones internas: si bien el MAS pare-ce carecer de ciertos niveles básicos dedemocracia interna, en virtud de la faltarepetida de reglas y procedimientos cla-ramente establecidos, esa situación es laque permite conservar una cierta lógica de“discrimi nación positiva”, especia lmenteen tiempos de hegemonía tales que el pro-pio MAS va convirtiéndose en el “partido

    de la nación” -y como ocurre en todos lospartidos nacionalistas, la definición de lasfronteras políticas transita sobre una ten-sión/ambigüedad intrínseca –¿quién esla antinación?– que permite moverlas deacuerdo a la coyuntura (26). Por esa razón,el apego de los militantes a la democra-cia no debería evaluarse (sólo) a al luz deestas prácticas: asimismo, la preservaciónde la unidad  (e incluso el verticalismo res-pecto del líder) como condición de triunfopolítico de los sectores populares es valo-rada como un bien político a conservar, noescatimándose medidas para llegar a talfin. Quizás eso sea una relevante ilustra-ción del carácter paradójico de la demo-cratización/ciudadanización q ue vieneatravesando, más allá del propio MAS, la

    sociedad boliviana en su conjunto.  1 Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos

    de Bolivia (CSUTCB), Confederación Sindical de Comunida-

    des Interculturales de Bolivia (CSCIB) –anteriormente lla-

    mados Colonizadores– y Confederación Nacional de Mujeres

    Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia-Bartolina Sisa

    (CNMCIOB-BS).

    2 Ver Jorge Komadina y Céline Geffroy, El poder del movi-

    miento politico. Estrategia, tramas organizativas

    e identidades en Cochabamba (1999-2005), La Paz,

    CESU-UMSS, 2007.

      3 Robert Michels, Los partidos políticos, un estudio

    sociológico de las tendencias oligárquicas de la

    democracia moderna, 2 tomos, Buenos Aires, Amorrortu,

    2003 [1911].

      4 Pablo Stefanoni y Hervé Do Alto, Evo Morales, de la coca

    al Palacio, La Paz, Malatesta, 2006, pp. 79-80.

    5 Hervé Do Alto y Pablo Stefanoni, “El MAS, un partido en

    tiempo heterogéneo”, Working Paper, Programa de Fortale-

    cimiento Democrático, PNUD, 2009, pp. 3-10.

      6 Claude Le Gouill, “Luttes politiques et politiques de déve-

    loppement des organisations paysannes indigènes dans leNord Potosí”, Revue d’Études en Agriculture et Envi-

    ronnement , en prensa, 2010.

      7 Ibíd .

      8 Entrevista con Eduardo Loayza, director de la Radio Integra-

    ción y ex precandidato a diputado en 2009, 4 noviembre de

    2009.

    9 Entrevista con Filemón Condori, fundador del MAS en Cobija,

    29 enero de 2010.

     10 Entrevista, 27 enero de 2010.

     11 Durante la campaña electoral del MAS en 2009, Evo Morales

    pidió disculpas repetidas veces a su base electoral occiden-

    tal, diciendo explícitamente que “en occidente, sabemos que

    vamos a ganar; donde tenemos que ganar los votos es en el

    oriente”.

     12 Entrevista, 29 enero de 2010.

     13 El padre del candidato, Erick Von Boeck, fue uno de los

    redactores de los estatutos autonómicos sometidos a voto

    en el marco de un referéndum ilegal el 1 de junio de 2008. Suhermano, Gary Von Boeck, fue nombrado director departa-

    mental del INRA por el entonces prefecto Leopoldo Fernán-

    dez, luego de la ola de toma de instituciones de septiembre

    de 2008.

    14 Entrevista, 4 noviembre 2009.

     15 Esta es una ambigüedad característica de los partidos pen-

    sados como brazo político de organizaciones externas.

    16 René Zavaleta, “Forma clase y forma multitud en el prole-

    tariado minero en Bolivia” en René Zavaleta (comp.),Bolivia 

    Hoy, México, Siglo XXI, 1983.

     17 Stefanoni y Do Alto, op. cit.; Fernando Molina, Evo Mora-

    les y el retorno de la izquierda nacionalista. Tra-

     yectoria de las ideologías antiliberales a través de

    la historia contemporánea de Bolivia, La Paz, Eureka,

    2006; Hervé Do Alto, “Cuando el nacionalismo se pone el

    poncho”, en Maristella Svampa y Pablo Stefanoni (comp.),

    Memoria, insurgencia y movimientos sociales en

    Bolivia, Buenos Aires, Clacso-El Colectivo, 2007; Pablo Ste-

    fanoni, “El nacionalismo indígena como identidad política :

    la emergencia del MAS-IPSP (1995-2003)”, en Bettina Levy y

    Natalia Gianatelli (comp.), La política en movimiento.

    Identidades y experiencias de organización en Amé-

    rica Latina, Buenos Aires, Clacso, 2008; Pablo Stefanoni, “¿A

    dónde va el evismo?”, Nueva Sociedad , Número 225, Bue-

    nos Aires, Friedrich Ebert Stiftung, enero-febrero 2010.

     18 Hervé Do Alto, “Un partido campesino-indígena en la ciu-

    dad : liderazgos barriales y facciones en el MAS-IPSP de La

    Paz (2005-2006)”, en Bolivian Studies Journal, Vol. 13,

    2006, pp. 63-86.

     19 Adam Przeworski (2006), citado por Juan Abal Medina

    (comp.), Los senderos de la nueva izquierda parti-

    daria, Buenos Aires, Prometeo, 2006.

    20 Fernando Molina, El pensamiento boliviano sobre los

    recursos naturales, La Paz, Pulso, 2009.

     21 Entrevista con Manuel Lima, ex ejecutivo de la FederaciónDepartamental de Trabajadores Campesinos de Pando y

    actual director del Foro Boliviano sobre Medio Ambiente y

    Desarrollo (Fobomade), 29 enero de 2010.

     22 Entrevista con Erick Von Boeck, 29 enero 2010.

     23 Partha Chatterjee, La nación en tiempo heterogéneo,

    Buenos Aires, Siglo XXI-Clacso, 2008.

     24 En este punto, el “mandar obedeciendo” refleja, sin duda, parte

    del mito fundacional y el real peso de las organizaciones socia-

    les, que modelan un liderazgo carismático situacional pero sin

    duda real, como se vio en la selección de candidatos.

     25 Juan Abal Medina, Op. cit., p. 31. Un caso ilustrativo de

    aquello es la emergencia de las Coordinadoras Regionales

    por el Cambio (Corelcam) en El Alto y Pando, como instancias

    de coordinación de campaña en las elecciones de 2009.

     26 Gerardo Aboy Carlés, “Repensando el populismo”, en Polí-

    tica y gestión (Buenos Aires), nº 4, 2003.

    * Sociólogo y director de Le Monde Diplomatique-Bolivia, res-pectivamente.

    Este documento es un resumen de un texto mayor a publicarse

    próximamente por el PNUD e IDEA Internacional en el libro

    Mutaciones del campo político en Bolivia.  Este artículo ha sido

    presentado y comentados en los coloquios de análisis y estudios

    políticos organizados por el Proyecto de Fortalecimiento Demo-

    crático del PNUD e IDEA Internacional en las ciudades de La Paz

     y Tarija con actores vinculados al MAS.

    © Le Monde diplomatique, edición boliviana.

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    8 | Le Monde diplomatique | el Dipló 26| mayo 2010 

    El terremoto no puede servir de excusapara quitar derechos y postergarsoluciones a los más necesitados. Lacatástrofe puso al desnudo la fragilidad delsistema, la enorme fractura social y las bru-

    tales desigualdades que el exitismo de losque insistían en que Chile era el “jaguar” de

     América Latina ocultaba. ambién quedó demanifiesto la actual debilidad de las orga-nizaciones y redes sociales del movimientopopular (sindicatos, federaciones, juntas de

     vecinos, etc.), tan fuertes y activas durante elsiglo pasado. A pesar de ello, la solidaridaddel pueblo se manifestó con mucha fuerza

     y los habitantes que menos sufrieron entre-garon su apoyo a los damnificados desde el

    primer momento, al igual que las organiza-ciones vecinales, estudiantiles, sindicales,caritativas y otras.

    La debilidad de la organización popu-lar también se manifestó en el triunfo

    de la derecha, con la elección de Sebas-tián Piñera. Los partidos de la Concerta-ción por la Democracia, que lograron elgobierno en 1990 gracias a las protestas ymovilizaciones de la ciudadanía, fueronreduciendo sistemáticamente las redessociales y encerrándose en una cúpulaque los llevó al aislamiento y finalmente ala pérdida del gobierno.

    La llegada de la derecha cambia el esce-nario político ya que, aunque tanto la Alian-

    za por Chile como la Concertación por laDemocracia gobernaron bajo la ideologíaneoliberal, no es menos cierto que la lle-gada al gob ierno de l os “dueños de Chile”,los grandes empresarios, los propietariosde las Instituciones de Salud Provisional(ISAPRES) (1), las clínicas, los bancos e ins-tituciones financieras, grandes tiendas, uni-

     versidades y col egios privado s, empresa sconstructoras, medios de comunicación,etc., sólo puede llevar al país a profundizarlas diferencias sociales y a retroceder desdeel punto de vista de los valores sociales. Noes de extrañar que los grandes empresarios,

    a través de la Sociedad de Fomento Fabril(SOFOFA), se hayan manifestado abierta-mente contra cualquier posible alza de losimpuestos, a pesar de las enormes necesi-dades de financiamiento que dejó el terre-moto (2).

    Nada bueno podemos esperar de ungobierno cuya mayoría de ministros y subse-cretarios tiene conflictos de interés evidentesentre sus antiguas funciones en el mundoprivado y los actuales cargos públicos. Lagran mayoría de los altos puestos provienedel mundo empresarial, con estudios en laUniversidad Católica y colegios privados.Hoy se mezcla, desde el propio gobierno,la política y los negocios. La amenaza deuna sola visión, cada vez más reaccionaria,comienza a hacerse realidad.

    Realmente vergonzosa ha sido laactitud del propio presidente SebastiánPiñera quien, a pesar de haber señaladoreiteradamente en la campaña que ven-dería sus acciones de LAN Chile antes deasumir (3), sólo lo hizo –y de manera muydiscutible– dos semanas después de haberasumido, dejando sin resolver, hasta estemomento, la venta de las acciones delclub Colo Colo y el traspaso del canal detelevisión Chilevisión. Para Piñera primómás su fortuna, su sentido de la especula-ción, que sus propias promesas.

    Más allá de los errores cometidos en lasdos primeras semanas de gobierno, comola lenta nominación de muchos cargos –loque retardó el trabajo del aparato estatal– o

    el incumplimiento de la promesa de no darcargos por cuoteos ni por “premios con-suelo” a los que perdieran las elecciones;o de las fallas en las listas de fallecidos porel terremoto, entregadas tres semanas des-pués a pesar de haber criticado a la ante-rior administración por supuestas fallasen las listas a sólo tres días del terremoto;más allá de todo eso, lo que preocupa es su

     visión neoliberal de privatizar a ultranza, de“externalizar” lo más posible, de debilitar alEstado en lo poco que le queda, dejando enel desamparo a los más débiles, ya que elEstado es el defensor del patrimonio de losque no tienen patrimonio.

    Es necesario defender las conquistasadquiridas, ir más allá del asistencialismo,exigiendo el derecho de los chilenos y chi-

    lenas a la educación de calidad, a la saludpública, a una vivienda decorosa, a un tra-bajo decente, a salarios dignos. Es necesa-rio también proteger el medio ambiente,regular el sistema financiero y luchar poruna nueva Constitución, a través de una

     Asamblea C onstituyente, para eli minar lainstitucionalidad heredada de la dictadura ydemocratizar nuestra sociedad, promovien-do la participación ciudadana.

    Es urgente que los distintos estamentos

    –trabajadores, estudiantes, mujeres, pobla-dores, profesionales, pueblos originarios yotras fuerzas– se organicen y luchen por susintereses, de manera autónoma, pero coor-dinando sus combates por un Chile muchomás justo. Hay que crear nuevos referentes,movimientos sociales, partidos, foros, redesque unan a las diversas asociaciones enla gran tarea de conquistar una auténticasoberanía popular.

    Los medios y el Dipló

    La escandalosa concentración de la pro-

    piedad de los medios de comunicación enChile no tiene parangón en ningún paísdemocrático del mundo. Se nos ha queridohacer creer que la libertad de expresión es lalibertad que tienen los dueños de los mediospara decir lo que ellos estiman, pero no seconsidera la libertad de los periodistas paraexpresarse libremente ni mucho menos elderecho que deben tener los ciudadanosde informarse a través de medios indepen-dientes y plurales. La Concertación tiene alrespecto gran responsabilidad, por haberdejado el tema comunicacional en manosdel mercado, discriminando a los medios decomunicación independientes al negarles lapublicidad estatal, llevando a la gran mayo-ría de ellos a la desaparición. Así, hoy existenen Chile menos medios de comunicaciónindependientes o alternativos que los queexistían a fines de la dictadura.

    Desde el 11 de marzo pasado esta situa-ción se ha agravado y hoy se siente aun másla necesidad de poder contar con diarios,periódicos, radios y canales de televisiónque entreguen una información distinta,amplia y plural. Estamos seguros que sur-girán nuevos medios escritos, a los quedeseamos éxito, sabiendo lo difícil y costosoque es mantener un periódico y desde luegomucho más un diario.

     Ante la nuev a sit uaci ón pol íti ca y laseñalada falta de pluralidad informati-

     va, Le Monde diplomatique   ha decididoampliar sus columnas a la temática delpaís, para aportar con informaciones y

    especialmente con reflexiones y pensa-miento crítico. Los artículos, desde luego,tendrán el mismo carácter profesional quelos internacionales, documentando todaslas fuentes y entregando bibliografía.

    Queremos contribuir así, con nuestrograno de arena, a la diversidad informativa,especialmente al análisis y al debate, tantocomo a la búsqueda de alternativas, man-teniendo nuestra completa independen-cia de los poderes políticos y económicos,basada en depender fundamentalmentede nuestros lectores.

    1 Las ISAPRES –creadas bajo la dictadura en 1981– son ins-

    tituciones privadas que captan la cotización obligatoria de

    salud de los trabajadores (7% de su sueldo). Otorgan servi-

    cios de financiamiento de prestaciones de salud a un 18% de

    la población, mientras que la gran mayoría de los chilenos,con bajos recursos, cotizan en el sistema público del Fondo

    Nacional de Salud (FONASA).

    2 Diario Financiero, Santiago de Chile, 23-3-10.

    3 “Lo he dicho un millón de veces: voy a vender LAN antes de

    asumir como Presidente”, declaración de Sebastián Piñera en

    el debate presidencial por TV, ANATEL, 11-1-10.

    *Director de Le Monde diplomatique, edición chilena.

    © Le Monde diplomatique, edición chilena

    La edición trasandina de El Dipló toma posición

    por Víctor Hugo de la Fuente*

    Chile, gobernado por sus “dueños”

    El terremoto y maremoto del 27 de febrero pasado

    golpearon brutalmente a Chile; como siempre,

    los más perjudicados fueron los más pobres,

    quienes a dos meses de la tragedia siguen en durascondiciones. La reconstrucción del país es hoy una

    tarea prioritaria, que debe llevarse adelante con

    miras a levantar un Chile más justo y no para hacer

    nuevos negocios en los que ganen los de siempre.

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     A fines de los años 90 el juez Garzón(y luego sus tribunales superiores)resolvió que ciertos crímenes, losmás aberrantes, pueden ser investigados y

     juzgados incluso por jueces distintos a los

    del país donde fueron cometidos. Al lesio-narse ciertos principios jurídicos funda-mentales (exterminio de pueblos, por ejem-plo), es la comunidad internacional la queresulta afectada por ese tipo de delitos, loque constituye el fundamento central de la

     jurisdicción extraterritorial y universal para juzgarlos. Este planteo ha sido aceptado pordiversos países europeos (1).

    Con ese argumento Garzón avanzó conlos juicios contra Augusto Pinochet y losrepresores argentinos. Existen ciertos deli-tos que infringen principios jurídicos uni-

     versales básicos que no pueden prescribirni ser amnistiados. Más aun: sus autoresdeben ser juzgados y condenados tantopor las cortes del país donde se perpetra-ron los hechos como por cortes extranjeras

    o internacionales, según cada caso.

    La ley de amnistía de 1977 

    En abril de 2009 la Sala Penal del ribunalSupremo español, a instancia de organiza-ciones fascistas, decidió abrir un procesocontra Garzón acusándolo de prevaricar(dictar intencionalmente una resoluciónsin fundamento legal). Su delito habríaconsistido en realizar investigaciones por

    las desapariciones y asesinatos de espa-ñoles durante y luego de la guerra civil,desconociendo una ley de 1977 que en suartículo 1º dispone la amnistía para “todoslos actos de intencionalidad política, cual-

    quiera que fuese su resultado, tipificadoscomo delitos y faltas realizados con ante-rioridad al 15 de diciembre de 1976”.

    Esa ley de amnistía, sobre todo la expre-sión “cualqui era que fuese su resulta do”,ha implicado la impunidad de gravísimosdelitos de lesa humanidad y no supera losmás elementales tests de Derecho PenalInternacional a los que debe sometersecualquier país: se trata sencillamente dedelitos tan serios que no son prescriptibles

     y cua lquier juez en el mund o se encuen-tra obligado a sancionarlos si los juecesnaturales no pueden o no quieren hacer-lo amparados en leyes internas violatoriasdel Derecho Internacional. Ése es el moti-

     vo por el cual la justi cia español a pidió ladetención de Augusto Pinochet en Londres

     y condenó al torturador Adolfo Scilingo porlos “vuelos de la muerte” en Argentina.

    La foto que acompaña esta nota fuetomada en 1945 en el campo de concentra-ción austríaco de Mauthausen, y retrata lallegada de las primeras tropas de los alia-dos. Franco envió miles de presos políti-cos a ese mismo campo de concentración,muchos de ellos exterminados en virtud deun acuerdo con Hitler. Esos hechos fueronespecialmente considerados en el ribunal

    de Nuremberg para aplicar las condenaspor crímenes contra la humanidad. Comoentre los hechos aministiados en Espa-ña se encuentra la entrega de prisionerospara ser enviados a Mauthausen, sostenerla validez de esa ley y sancionar a quienesla desafían, coloca a España en una posi-ción de abierta contradicción con la Cartade Naciones Unidas, la Convención contrael Genocidio, los Convenios de Ginebra ysus Protocolos, la Convención de NacionesUnidas y su par europea sobre la impres-criptibilidad de los crímenes de lesa huma-nidad e instrumentos legales de similarcalibre. La responsabilidad internacional

    de España derivada de la violación de talesnormas, de aplicación sin duda retroactiva,es un capítulo aún inexplorado pero, comose ve, inquietante.

    El otro defecto legal que se reprocha aGarzón es que ya no existen posibles res-ponsables con vida, con lo que la acciónpenal ya estaría extinguida. Eso podríatener validez si los delitos computables sólofueran aquellos cometidos durante la gue-rra civil (1936-1939), dejando fuera miles dedesapariciones y ejecuciones cometidas alo largo de la dictadura franquista.

    Los jueces que acusan a Garzón nohan aceptado que reconocidos expertosen Derecho Penal Internacional (la ex fis-cal del ribunal Penal Internacional Carladel Ponte, el juez chileno Juan Guzmán–que en 1999 procesó a Pinochet– y el

     juez de la Corte Supr ema argentina Eu ge-nio Zaffaroni), declaren en el procesopara explicar por qué la ley española deamnistía de 1977 es violatoria de princi-pios jurídicos universales.

    Un mensaje nefasto

    ¿Por qué ahora España sanciona el intentode aplicar el Derecho Internacional a loscrímenes del franquismo, cuando hacesólo unos años permitía a sus jueces juz-gar crímenes cometidos en el exterior ydécadas atrás? La falta de una respuesta

     jurí dica cohere nte ha impuls ado a v ícti -mas del franquismo a solicitar a los jueces

    argentinos que, invocando el principio de juris dicció n uni versal reconoc ido expre-samente por el art. 118 de la ConstituciónNacional argentina (2), juzguen a los res-ponsables de esos crímenes ya que enEspaña no están dadas las condicionespolíticas ni institucionales (3).

    Los motivos reales del proceso de preva-ricación contra Garzón pertenecen, antesque al campo jurídico, al de la sociología yla política: resistencia a revisar un pasadoque compromete relaciones de poder delpresente y la necesidad de restringir a un

     juez que investi ga tramas de c orru pciónque involucran a grupos políticos y econó-micos poderosos (4) explican mejor lo queestá sucediendo.

    El problema para España es que la voca-

    ción amnésica de algunos y la estrategia dedefensa procesal de los grupos de corrup-ción están llevando al país al borde de laresponsabilidad internacional por viola-ción de principios jurí dicos universales.

    La acusación contra el juez Garzón es enrealidad una imputación contra el sistemade derechos humanos. En términos genera-les, porque la ley de amnistía viola el llama-do derecho consuetudinario y estándaresperentorios del Derecho Internacional; más

    específicamente, porque en 2008 el Comitéde Derechos Humanos de Naciones Unidas

     ya i ndicó a Es paña q ue deb e dero gar esaley y dictar las normas necesarias para elreconocimiento de la imprescriptibilidadde los crímenes de lesa humanidad por lostribunales nacionales (5).

    Lo más curioso es que en 2007 Españasancionó una “Ley de Memoria Histórica”que dispone algunas reparaciones econó-micas y medidas simbólicas de repudiodel franquismo y reconocimiento a las

     víct imas (6), decla rando expl ícit ament een su exposición de motivos que ciertasactuaciones del gobierno dictatorial de

    Franco eran violatorias de los derechoshumanos y fundamentales.

    oda esta incoherencia jurídica estállevando a España a un escándalo interna-cional. Los jueces que promueven el pro-ceso contra Garzón han sido denunciadospor prevaricato (7). Si España no encauzael problema sin violar principios jurídicosuniversales, la comunidad internacionalprobablemente reaccione para que esosprincipios no continúen siendo vulnera-dos. Por lo pronto, este caso podría serllevado a la Corte Europea de DerechosHumanos, que ya ha reconocido la juris-dicción universal por delitos atroces y laimposibilidad de validar sus amnistías (8).

    El mensaje hacia el campo de los dere-chos humanos es nefasto. al como The  New York Times acaba de señalar en un edi-torial, “en este caso los crímenes reales sonlas desapariciones, no la investigación deGarzón” (9). La gravedad de estos hechos yaha llevado a la sociedad civil a reaccionar endiversas formas en apoyo a Garzón, el juezque intenta aplicar el Derecho Internacio-nal en el juzgamiento de los delitos del fran-quismo. Lejos de haber aplicado incorrec-tamente el derecho vigente (10), respetó elsistema de fuentes jurídicas del que Españaes parte y que no convalida amnistías dedelitos de lesa humanidad (11).

    1 Entre otros pueden verse los siguientes casos: “Jorgic” (1998,

    Alemania), “Cvjetkovic” (1994, Austria), “Generales Guatemal-

    tecos” (2005, España) y “Ely Ould Dah” (2005, Francia).

    2 Carlos Espósito Massicci, Inmunidad del Estado y DerechosHumanos, Civitas, Cizur Menor (Navarra), 2007.

    3 “La justicia universal, ahora de Argentina a España”,

    Página/12, Buenos Aires, 13-4-10.

    4 Otro motivo por el cual se acusa a Garzón de prevarica-

    ción es que habría dispuesto escuchas irregulares contra

    los implicados en el conocido caso “Gürtel”, una red de

    corrupción que involucra a los máximos dirigentes del

    Partido Popular.

    5 CCPR/C/ESP/CO/5, disponible en www.sgep.org/modules/

    contidos/60ANIVERSARIO/PDF/Mellorar.pdf, 27-10- 08.

    6 “La ley de memoria se aprueba entre aplausos de invitados

    antifranquistas”,El País, Madrid, 1-11-07.

    7 “Dos asociaciones acusan a los jueces Varela y Saavedra de

    prevaricación”, El País, Madrid, 13-4-10.

    8 “Ely Ould Dah v. France”, 2009.

    9 “An Injustice in Spain”, The New York Times, 8-4-10.

    10 Manjón-Cabeza Olmeda, Araceli, “Prevaricación e interpre-

    tación judicial”, La Ley, Madrid, 23-4-10.11 Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos

    Humanos, “Rule of Law Tools for Post Conflict States. Amnes-

    ties”, Nueva York y Ginebra, 2009.

    *Director de la Maestrí a en Derecho Administrativo Global,

    Universidad Nacional de Río Negro, Patagonia, Argentina.

    © Le Monde diplomatique, edición Cono Sur 

    El juicio contra Baltasar Garzón y los derechos humanos

    por Pablo Bohoslavsky*

    La justicia española ante el espejo

    Impulsada por la actuación de sus jueces, España

    se había convertido en un faro para el derecho

    internacional y los derechos humanos. Empero, el

    proceso de sanción contra el juez Baltasar Garzónpor intentar investigar delitos de lesa humanidad

    cometidos durante el franquismo implica un

    gravísimo retroceso, difícil de entender y aceptar en

    el marco de una Constitución democrática.

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    En los últimos años ha recrude-cido espectacularmente la guerrade propaganda que opone Israel a

    los palestinos y a los árabes, con la activaparticipación de los partidarios de ambosbandos, tanto en Europa como en EstadosUnidos. Esta dimensión particular del con-flicto árabe-israelí siempre ha sido crucialpara el Estado de Israel: constituido desdesu origen en 1948 en una fortaleza encla-

     vada en un ambiente regional hostil, leresulta imperativo cultivar el apoyo de lospaíses occidentales a su causa.

    La primera vez que la imagen de Israelen Occidente se deterioró sensiblemen-te fue durante la invasión del Líbano, en1982. El largo sitio de Beirut, marcado por

    las masacres de los campos palestinos deSabra y Chatila, perpetradas bajo supervi-sión israelí, resultó chocante a la opiniónpública mundial. En el propio Israel, estetrauma –comparable con el que se produ-

     jo en Estado s Unidos durante la guerra de Vietnam– sigue presente (1).

     Así, entre ese momento y el de la prime-ra Intifada, en 1987-1988, el Estado hebreofue el teatro de una notable revisión crí ticade los mitos centrales de la ideología sio-

    nista por parte de aquellos a los que se hadado en llamar los “nuevos historiadores”(2). Esa reescritura de la historia de losorígenes de Israel hizo surgir una corrien-te, por cierto minoritaria pero cualitativa-mente importante: el “post-sionismo”. Ell ono impidió, sin embargo, el deslizamientode la sociedad israelí hacia la derecha, poretapas, desde el empantanamiento precoz

    de los acuerdos de Oslo hasta la afirmaciónde un “neo-sionismo” agresivo.

    Un objetivo persistente

    Según la definición del sociólogo israelíUri Ram, “el post-sionismo es de orienta-ción ciudadana (sostiene la igualdad delos derechos y, en este sentido, tiene unapreferencia por un Estado de todos susciudadanos en las fronteras de la Línea

     Verde [frontera de Israel antes de la guerrade 1967]), universal y mundial. El neo-sio-nismo es particularista, tribal, judío, etno-nacionalista, integrista e incluso fascistaen los márgenes” (3).

    El sabotaje de las negociaciones de pazpor parte de Israel, su colonización acele-rada de Palestina y sus ofensivas asesinasen el Líbano (2006) y en Gaza (2008-2009)acentúan inexorablemente la degradaciónde su imagen. Para intentar contenerla, lasinstancias oficiales israelíes y sus partida-rios incondicionales en Occidente invocan,como siempre, la memoria de la Shoah, dela que esperan extraer la legitimación de suaccionar (4).

    Es más: siempre intentaron implicar alos palestinos y a los árabes en el genoci-dio nazi. Con este objetivo, desde el fin dela Segunda Guerra Mundial, las instanciassionistas pusieron el foco en el tri stementecélebre “Mufti de Jerusalén”. Mascarón deproa del nacionalismo palestino durantelos años 20 y 30, Amin Al-Husseini, exiliado

    de Palestina por las autoridades británicasen 1937, se unió al bando de las potenciasdel Eje en 1941, tras una estadía en Irak.Desde Berlín y Roma, contribuyó activa-mente con la propaganda de los regímenesnazi y fascista, así como con la implemen-tación de unidades bosníacas musulmanasde las SS (que sin embargo no cometieronexacciones antijudías).

     Am pl ia me nt e de sa cr ed it ad o en elmundo árabe –si no en Palestina–, antesincluso de su exilio europeo, Amin Al-Hus-seini tuvo tan poco eco que, a pesar de todassus exhortaciones para unirse a las tropasdel Eje, sólo 6.300 soldados originarios delos países árabes, según los cálculos de unhistoriador militar estadounidense, “pasa-ron por las diferentes organizaciones mili-

    tares alemanas”, entre ellos 1.300 or iundosde Palestina, Siria e Irak; el resto proveníadel norte de África. Estas cifras deben com-pararse con los 9.000 soldados árabes sólode Palestina que se enrolaron en el ejércitobritánico y con los 250.000 magrebíes quelucharon en las filas del ejército francés dela Liberación y proveyeron la mayor partede sus muertos y heridos (5).

    No obstante, el Mufti fue erigido comorepresentante de los palestinos y de los

    árabes por la propaganda del movimientosionista que, en 1945, exigió –sin éxito– q uese lo llevara ante el tribunal internacionalde Nuremberg, como si hubiera represen-tado un engranaje esencial de la maqui-naria genocida nazi. La propaganda israelíinspiró tal número de artículos, folletos ylibros para conducir a Husseini a la vin-dicta pública que, a juzgar por ellos, habríaefectivamente razones para imaginar que

    el Mufti estuvo entre los principales ver-dugos nazis. Por cierto, su figura permitepresentar a los palestinos como correspon-sables del genocidio hitleriano y, bajo esetítulo, justificar que su patria se conviertaen un “Estado judío”.

    Esta motivación se convirtió en una cons-tante de la propaganda del Estado de Israeldespués de su creación, y explica la impor-tancia extraordinaria otorgada al Mufti por

     Yad Vashem, el memor ial de la Shoah, enJerusalén. om Segev advirtió que el muroque le está dedicado pretende dar la impre-sión de una convergencia entre el proyectogenocida antisemita del nazismo y la hos-tilidad árabe hacia Israel (6). Peter Novickseñaló, por su parte, que el artículo sobre elMufti en la Encyclopedia of the Holocaust ,

    publicada en colabo ración con Yad Vashem,es mucho más largo que los artí culos sobreHimmler, Heydrich, Goebbels o Eichmann,

     y solo es superado –a duras penas– por elartículo sobre Hitler (7).

    Con la escalada de racismo antiárabee islamofobia desatada por los atentadosdel 11 de septiembre de 2001, se ha asis-tido a una proliferación de publicacionesque apuntan a establecer que en 1948, los

     judíos enfrentaba n en Palestina u na ame-naza de genocidio. ¿Acaso los árabes noestaban movidos –y acaso no lo siguenestando– por el mismo odio a los judíosque los nazis, liderados por el Mufti? ¿Enesas condiciones, la expulsión de los pales-tinos durante la fundación del Estado deIsrael y su sometimiento continuo porparte de éste no proceden acaso de la legí-tima defensa?

    Entre esa masa de ob ras de propaganda,hay dos que se distinguen por su aparienciaseria, debido a un trabajo sobre los archi-

     vos nazis : la de Klaus-Micha el Mallman yMartin Cüppers (8), y la de Jeffrey Herf (9).En ambos casos, los autores conocen muypoco el mundo árabe e ignoran su lengua.Puede encontrarse un excelente dossier  crítico sobre la obra de Mallman y Cüppersen la revista de la Fundación Auschwitz, Témoigner. Entre histoire et mémoire   (10).En su contribución al dossier , Dominiquerimbur señala que parece insertarse “enuna corriente histórica marcada por cierto‘aire de los tiempos’: el de comienzos de

    la década de 2000 (…). La integralidad dela demostración difícilmente dé pruebasde matices, sobre todo cuando se trata de‘los’ árabes y ‘el’ mundo musulmán; unaasimilación que halla su ejemplo en el res-cate –si no en la integración asumida– de laexpresió n ‘choque de civilizaciones’”.

    A pesar de todo...

    Como reacción a la explotación de lamemoria de la Shoah por parte de el Aviv,

     y para legitimar las aspiraciones palestinas,del lado árabe se desarrollaron dos ten-dencias contradictorias: por una parte, lacomparación de las acciones de Israel conel nazismo, recíproco árabe de la antiguatradición israelí que consiste en comparar

    a diversos palestinos y árabes con los nazis;por otra parte, la negación de la Shoah.

    El hecho de que numerosas personasen el mundo árabe puedan combinar estosdos discursos contradictorios –uno con-sidera que el nazismo es el nivel supremodel mal, y el otro implica que es menoscriminal de lo que se pretende– lo indicaclaramente: se trata de un intento de com-pensar por un recurso a la violencia sim-bólica la incapacidad de replicar con efi-

    cacia a la violencia real. El ascenso de esenegacionismo reactivo y emocional es loque el presidente iraní Mahmud Ahmadi-nejad intenta explotar en su competenciacon el reino saudí para ganarse la simpatíadel islam sunnita árabe.

    En realidad, aquellos que en el mundoárabe adhieren seriamente y con conoci-miento de causa al discurso patológico delnegacionismo occidental constituyen una

    ínfima minoría; en su caso, el negacionis-mo se convierte en un “antisionismo delos imbécil es”, para parafras ear la célebreexpresión que considera al antisemitismo“el socialismo de los imbéciles”.

    La gran mayoría de las actitudes nega-