El acento

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EL ACENTO La definición más popular del acento es “la mayor fuerza de voz sobre una sílaba”, a la cual se llama sílaba tónica. Una definición más exacta es “un rasgo suprasegmental de intensidad”. Se denomina “supra”, puesto que no existe sino en cuanto haya un segmento (sílaba) para su realización. El acento es movible en nuestro idioma. En otras no, caso el quechua o el francés; el quechua es un idioma de palabras graves o llanas; en el caso del francés, palabras agudas. Esta característica nos da uno de los primeros usos en su empleo: la DIFERENCIACIÓN. Veamos el siguiente caso: 1) Tenemos tres sílabas LI QUI DO Estas tres sílabas por sí solas no indican mucho; pero al ponerles una “marca” de intensidad en cada una de las sílabas, obtenemos tres palabras diferentes: LI QUI DO LI QUI DO LI QUI DO Así pues, un primer uso práctico es el diferenciar palabras por el acento. De esta primera característica, se desprende un segundo uso que aprendemos de manera intuitiva y que formalizamos en el colegio: la CLASIFICACIÓN. Así tenemos palabras AGUDAS, GRAVES, ESDRÚJULAS y SOBRESDRÚJULAS. Pero un uso poco conocido de nuestro acento es el que infiere a ciertas palabras cuyas raíces presentan un vocal y luego en su realización de intensidad, dicha vocal se transforma en un conjunto diptongo. Esto sucede en dos casos: la E y la O. Históricamente se refieren a las vocales débiles o cortas de origen latino. Nuestro idioma viene del latín, lengua indoeuropea; en su corpus vocálico tiene vocales cortas y largas ā/ă, ē/ĕ, ī/ĭ, ō/ŏ, ū/ŭ

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EL ACENTO La definición más popular del acento es “la mayor fuerza de voz sobre una sílaba”, a la cual se

llama sílaba tónica. Una definición más exacta es “un rasgo suprasegmental de intensidad”. Se

denomina “supra”, puesto que no existe sino en cuanto haya un segmento (sílaba) para su

realización.

El acento es movible en nuestro idioma. En otras no, caso el quechua o el francés; el quechua es

un idioma de palabras graves o llanas; en el caso del francés, palabras agudas.

Esta característica nos da uno de los primeros usos en su empleo: la DIFERENCIACIÓN. Veamos el

siguiente caso:

1) Tenemos tres sílabas

LI – QUI – DO

Estas tres sílabas por sí solas no indican mucho; pero al ponerles una “marca” de

intensidad en cada una de las sílabas, obtenemos tres palabras diferentes:

LI – QUI – DO

LI – QUI – DO

LI – QUI – DO

Así pues, un primer uso práctico es el diferenciar palabras por el acento.

De esta primera característica, se desprende un segundo uso que aprendemos de manera

intuitiva y que formalizamos en el colegio: la CLASIFICACIÓN.

Así tenemos palabras AGUDAS, GRAVES, ESDRÚJULAS y SOBRESDRÚJULAS.

Pero un uso poco conocido de nuestro acento es el que infiere a ciertas palabras cuyas

raíces presentan un vocal y luego en su realización de intensidad, dicha vocal se

transforma en un conjunto diptongo. Esto sucede en dos casos: la E y la O. Históricamente

se refieren a las vocales débiles o cortas de origen latino. Nuestro idioma viene del latín,

lengua indoeuropea; en su corpus vocálico tiene vocales cortas y largas

ā/ă, ē/ĕ, ī/ĭ, ō/ŏ, ū/ŭ

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Los pares que más nos interesan son ē/ĕ, ō/ŏ; vamos a revisar varios casos en los que

se manifiesta un cambio vocálico producto de este rasgo de intensidad. Veamos un par de

verbos, cuyas raíces tienen la “e” como vocal dominante:

Temer Pensar

Temo Pienso

Temes Piensas

Teme Piensa

Tememos Pensamos

Temen Piensan

temen Piensan

Se pueden percatar que en el caso de Temer no existen variaciones al recibir la sílaba “te”

la fuerza de voz; pero, en el caso de Pensar, vemos la transformación de la sílaba “pen” en

varios casos, en todos los que dicha sílaba recibe la fuerza de voz.

Veamos otro caso:

Comer Poder

Como Puedo

Comes Puedes

Come Puede

Comemos Podemos

Comen Pueden

Comen Pueden

Podemos constatar la misma lógica que hemos visto en el caso de la vocal “e”. Esta

característica se ve en muchas palabras, no sólo de categoría verbo. Otros ejemplos: molar

/ muela; dental / diente; portal / puerta; terreno / tierra; mortaja / muerte.

Hay algunos casos en que la lengua ha tomado su propia evolución como es el caso del

verbo “tener”. Si vemos su conjugación en presente indicativo, la primera persona, “yo”

debería tener por conjugación regular:

Tieno (sería la forma regular) (Pero) Tengo

Tienes Tienes

Tiene Tiene

Tenemos Tenemos

Tienen Tienen

Tienen Tienen

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La conciencia acentual se ve en las formas rioplatenses de conjugación verbal. Así tenemos

la forma “vos” de la segunda persona que desplaza el acento a formas agudas, tenemos:

Tengo Tengo

Tienes (variante peruana) Tenés (variante rioplatense)

Tiene Tiene

Tenemos Tenemos

Tienen Tienen

Tienen Tienen

Esta variante se ve también con el verbo “venir”.

Hay que, entonces, ver cuáles son las consecuencias de este fenómeno fonético. Veamos

los diminutivos o superlativos: caliente calentito, calentísimo; y no calientito, calientísimo,

aunque como variantes ya son aceptadas. Lo mismo sucede con fuerte fortísimos, aunque

fuertísimo. Esto se debe a formas débiles generadas por este acento.

Hay casos notables que incluso generan ciertos cambios ortográficos. Las raíces “ol-“ “ov-”

y “oqu-“ generan las siguientes formas:

Infinito: oler

Yo huelo

Tú hueles

Él/ ella huele

Nosotros olemos

Ustedes huelen

Ellos/ellas huelen

Aquí la explicación es ortográfica, puesto que no se permite diptongos sueltos al inicio de

palabra. En caso de “i” se transforma en “y”; así tenemos “iendo” yendo, “ierro” yerro.

En los casos de “ov-“, ovalado, ovario, pero huevo.

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