Eichman in Jerusalen Hannah Arendt

Hay una reacción donde describe cómo cada país en europa trató el tema de los judíos en la guerra.

Dinamarca: el mejor. El rey se puso la estrella amarilla. Cuando vieron que no los podían proteger, los embarcaron hacia Suecia.

Bulgaria: política mixta. Defendía a los judíos búlgaros, pero dejaba libertad con los refugiados. Eran aliados de los alemanes.

Rumania: tuvieron que pararlos (los alemanes a los rumanos) porque eran despiadados con los judíos.

Polonia: pusieron allí la mayoría de los campos porque contaban con la indiferencia de los polacos.

Pensar que el antisemitismo va de la mano de la ignorancia es algo que nos consuela.

Vaide Movie. Kaitia? Stalin invade Poland.

La tesis del libro es que hay un punto en el que hay que reconocer que todas las explicaciones fracasan, hay que reconocer la existencia del mal. Y que el mal nunca muere. Permanece dormido, esperando atacar nuevamente.

Que los perros nunca mueran (que nunca lleguen a matarlos) en el libro es simbólico, siguen conviviendo en Europa y tarde o temprano vemos o escuchamos sobre ellos de nuevo.

La reflexión de Tolstoi al final de La guerra y la paz. Se refiere a la destrucción fenomenal que la 2da Guerra produjo en Europa. Murieron veinte millones de rusos en esa guerra.

Otra cosa que es interesante en este libro es que habla sobre le mal en Europa, no sobre el mal universal. Fijarse en el final.

Hubiera sido más fácil disolver todo en algo más vago, cosa que McEwan no hace.

También el libro ilumina aquello que son los europeos. Los enfrenta a esta creencia arraigada en muchos de que son los creadores y depositarios de la cultura, la civilización, los emisarios de la luz. Y también dice McEwan, somos los que desparramamos los perros negros al mundo. Si fueramos nosotros los que propusiéramos esa idea, se nos acusaría de querer sacarnos la responsabilidad de encima y acusar a Europa. Si lo dice un europeo, es una interesante muestra de reconocimiento.

Una de las epifanías más interesante del libro es la de Bernard, cuando ve a la mujer en la cruz. Leer versión inglesa, pág. 165.

June siente la presencia física de Dios. Y eso es algo que no podemos argumentar en contra. Es una revelación, una experiencia mística. June y Bernard están juntos hasta el final. Aunque no vivan en la misma casa, son psicológicamente inseparables. Funcionan en una secuencia de acción/reacción permanente. Ambos se vuelven cada vez más fanáticos en sus creencias aparte para pelearse más con el otro.