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Índice

Introducción

Algunas de las cosas sobre las que preguntanRafaela Martín

Sobre asertividadVicente Barragán

Desarrollo evolutivoVicente Barragán

Conceptos que vertebran esta propuesta: género, sexualidad yeducación afectivo-sexualMercedes Oliveira Malvar

Orientaciones para trabajar con los padresFont, P.

Bibliografía de educación sexual para madres y padres

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Introducción

El presente documento contiene una serie de artículos originales y otros textos relevantes yapublicados pero que merecen difusión por el interés del tema abordado. Su pretensión no es otraque serviros a vosotras y vosotros, madres y padres, que habéis participado en los talleres, deapoyo y refuerzo de los contenidos trabajados en ellos.

La sexualidad por su elevado grado de tabuización social sigue siendo aún objeto de demasiadosmitos que junto a las informaciones, muchas veces contradictorias, que se reciben en la adoles-cencia provocan multitud de dudas sobre las que se pueden formular otras tantas preguntas. Difí-cilmente se pueden tratar todas durante el desarrollo de los talleres porque depende mucho de losintereses particulares de las personas que participáis en ellos, por eso hemos querido plasmar lasmás frecuentes en este documento.

Habilidades como la asertividad pensamos que son de indudable valor a la hora de negociar conhijas e hijos, incluso para que ellas y ellos aprendan a desarrollarla. Hemos creído convenientetambién el hacer un repaso en cuanto a los cambios que presentan desde la infancia hasta laadolescencia, porque entendemos que cada niño y cada niña merecen consideraciones diferentesen cada etapa de desarrollo y que deben ser tenidas en cuenta desde una perspectiva diferente acomo las personas adultas ven, sienten y viven su propia sexualidad.

Tampoco podría faltar una profundización mayor en la problemática de género, en la asignaciónde roles en función de que sea mujer u hombre, creando agravios importantes entre las unas y losotros; esta vez desde una vertiente más pedagógica, dentro de lo que es la Educación Afectivo-Sexual (E.A.S.) y que incorpora un discurso crítico a la educación sexual que habitualmente sesuele hacer en los medios educativos.

Para terminar incorporamos un texto con recomendaciones realmente pragmáticas, a modo deguía rápida y algunas recomendaciones en cuanto posibles lecturas relacionadas con estos conte-nidos.

Esperamos haber llegado a nuestros objetivos, pero sobre todo haber cumplido vuestras expecta-tivas.

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Como está demostrado, uno de los requisitos,aunque no el único, para la vivencia de la sexua-lidad de manera placentera, sin riesgos, es eldisponer de una información-educación correctasobre la misma. Ésta, habría que iniciarla a partirde que se nace y no esperar, como en muchoscasos es habitual, hasta la pubertad que es cuan-do entonces, si se trata, generalmente, será so-bre la genitalidad asociada a la reproducción,los riesgos y las “maldades” de la sexualidad.

Claro que no es una tarea sencilla hablar connuestros hijos e hijas adolescentes de temas que,seguramente, no nos explicaron nunca, o si lohicieron, posiblemente no fue de una maneraadecuada y que, a su vez, están muy acompa-ñados de nuestras propias dudas, temores, inhi-biciones,... y, por supuesto, timidez. Por ello,cuestiones, sobre todo desde lo positivo, comolas del deseo, la pasión, el placer, los sentimien-tos y otras muchas más, la mayoría de las vecesno se mencionan o, si se hace, se solucionan,repetidamente, con respuestas evasivas, pococlaras o falsas.

Pero, el asunto, no se va a concluir ahí. La po-blación adolescente, va a buscar informaciónen revistas, publicaciones, películas, medios decomunicación,..., y, además y desde luego, en-

tre sus pares, sus iguales, entre los compañerosmás “avanzados”y las amigas que “saben”, ob-teniendo respuestas, en muchos casos, no muycorrectas.

Estas informaciones, en alguna ocasión y si tie-nen oportunidad, las van a contrastar o confir-mar con la familia, o, con más frecuencia, conprofesionales a través de los centros escolareso consultas específicas..., y en este ámbito,como en todos los demás ámbitos de la vida,tendremos que intervenir tanto desde los cono-cimientos científicos, como desde la toleranciaactiva y recíproca o sea, desde la difícil y obje-tiva jerarquización de los valores propios y aje-nos, basándonos en que los Derechos Huma-nos y la dignidad de la persona son los valoresuniversales que, sin excepción, se deben deaceptar y respetar.

Son grandes cambios los que se producen en lapubertad y, por ello, son muchas y diferenteslas preguntas relacionadas con la sexualidad -dependiendo del momento evolutivo e inclusodel sexo-, que se plantean.

Todas son importantes pero, como por razónde espacio, hay que seleccionar, abordaremosalgunas de las más comunes:

Algunas de las cosas sobrelas que preguntan

Rafaela Martín

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Masturbación

Hay multitud de términos populares para de-signar el acto de masturbarse; utilizándose, en-tre otros: “Hacerse una paja”, “Cascársela”, loschicos o “Hacerse un dedo”, las chicas.

Tema que suelen plantear más ellos que ellas,dirigiendo sus preguntas, principalmente, ha-cia los efectos negativos que pueda ocasionar;las veces que se puede hacer; cómo influye enel tamaño del pene o en la esterilidad;... aun-que también se solicita información concretasobre la masturbación femenina, por consi-derarse como algo “más novedoso”, más ocul-to y desconocido ya que, como en ocasionesplantean, “Si no tienen pene, ¿cómo se lo hacen?”,“¡¿Pierden la virginidad?!”, oyéndose, a veces,comentarios, en la línea de: “¡Qué guarrada!”,“Eso, solo lo hacen las guarras”.

Se demuestra lo que es evidente: las pautas so-cioculturales, relacionadas con la sexualidad,al igual que en otros muchos campos, son dife-rentes para mujeres y varones.

Desde los conocimientos que se poseen, a lolargo de la historia, la masturbación ha sido unade las prácticas más censuradas y hasta inclusoperseguida, llegándose a atribuirla toda clasede males: ceguera, esterilidad, demencia, etc.,efectos que, a pesar de los pronunciamientoscientíficos, en bastantes ocasiones, aunque conmenos “gravedad”, se siguen validando en al-gunos ámbitos.

Es una práctica valiosa de la vida sexual de lapersona, desde los más tempranos días de lavida, hasta los últimos, pudiéndose decir queno solamente es inocua, sino que constituye unabuena manera de descubrir el funcionamientodel cuerpo y sus respuestas ante determinadasestímulos, ayudando a elaborar un conceptopositivo de la sexualidad.

Virginidad

Se plantea más como tema que atañe “exclusi-vamente” a la mujer, por lo que es convenienteaclarar, desde el principio, que Virgen es todapersona -hombre o mujer- que no ha manteni-do nunca prácticas de penetración pene-vagina(coito).

En los varones, probablemente, no haya mane-ra de comprobarlo; en cambio, en las mujeres,tanto histórica como actualmente, se asocia di-rectamente con el “estado” del himen (la mem-brana fina, frágil, porosa y elástica, que se en-cuentra en la entrada de la vagina). Es impor-tante tener en cuenta que algunas niñas nacensin himen; a otras, se les puede ir “rompiendo”de manera imperceptible al realizar ciertos ejer-cicios, con ciertos movimientos, al utilizar tam-pones..., circunstancias totalmente naturalesque, en ocasiones, crean situaciones angustio-sas que se detectan a través de las preguntasque realizan las chicas: “De cara al futuro,¿cómo puedo saber si tengo el himen entero?”,“¿El chico nota siempre cómo está el himen?”,“Si te metes algún objeto parecido al aparatoreproductor masculino, ¿pierdes la virginidad?”.Otras preguntas, típicas de los varones: “¿Si nome cuesta metérsela, es que ya lo ha hecho?”,“¿Cómo puedo notar que no es virgen y me estáengañando?”.

En muchas culturas, se considera que la “virgi-nidad” es lo que las jóvenes deben conservar a“cualquier precio” hasta el matrimonio; mien-tras que los chicos deben de perder, “antes de”,“para demostrar” (tanto para ellos, como paralos demás),“para aprender”, “para saber”... Enrelación con la “virginidad”, tanto para las mu-jeres como para los hombres, lo más importan-te, no es lo que se tenga o no, lo que se note ono, si no en cómo se siente como persona, ensu “estar de acuerdo” entre sus sentimientos,sus actitudes, sus comportamientos.

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“La 1ª vez”

Siempre hay una primera vez cuando nos ini-ciamos en algo que no se ha hecho aunque, enocasiones, nunca se da esa primera vez. La cues-tión debería de radicar en la voluntad, en el ele-gir libremente si se quiere que la haya, cuándo,cómo y si se comparte, con quien.

Cuando plantean: “¿Duele la 1ª vez?”, “¿Siem-pre se sangra?”, “¿Si no se sangra, es que noeres virgen?”, “¿La 1ª vez, me puedo quedarembarazada?”, “¿Se me va a notar?”, “Cuandofuimos a hacerlo, mi pene estaba empalmado,pero a la hora de metérsela, se me desempalmó¿por qué pudo ser?”, “Apreté, se la metí, y...yano me pude controlar”... Es evidente que, enesta ocasión, se refieren a cuando se mantiene,por 1ª vez, una relación de coito.

Es una experiencia sobre la que se habla, una granmayoría de las veces, con poca realidad -bien porexceso o por defecto-, influyendo en distorsionarlos propios sentimientos hacia “el debut”.

Para la mayoría de las chicas, los sentimientosmás tangibles se asocian con el miedo al posi-ble dolor físico -sangrado- y, posteriormente,con el riesgo de embarazo, mientras que paraellos se orientan las dudas y preocupacioneshacia “su respuesta” y “cumplimiento”. Poresto, un cierto nivel de conocimientos (comopor ejemplo el conocer que el himen es elásti-co, pero puede ocurrir que los músculos de lavagina influidos por el miedo, la tensión, la pre-ocupación..., se contraigan y, entonces, si sefuerza la penetración se produzcan molestias eincluso se sangre), junto a la importancia quetiene que ambas personas se sientan seguras -tanto en el sentido de lo que quieren como res-pecto a la protección ante los posibles riesgos-sería primordial, para vivir la experiencia como“un viaje de grandes descubrimientos”, dondehay que encontrar los propios caminos, a tra-vés de la comunicación, del diálogo, más omenos explícito.

Esta “1ª VEZ”, o la “pérdida de la virginidad”tanto para ellas, como para ellos, no debería serninguna “carrera contra el reloj”, en el sentidode no dejarse influir y “tener que cumplir” antelas modas, las estadísticas, la equiparación consus iguales, ni en empeñarse en demostrar naday, por supuesto, no debería servir para valoraro enjuiciar a nadie. Cada cual, tanto las chicascomo los chicos, deben valorar, elegir y encon-trar “su” momento.

El embarazo

El “embarazo adolescente”, cuya gran mayoríano son deseados o no planificados, por lo gene-ral, aunque dependiendo de la concepción quese tenga sobre el hecho, suele constituir unproblema, debido a las repercusiones psicosocialesque, en la mayoría de los casos, se derivan, no yasólo para las adolescentes directamente afectadassino también para las familias relacionadas.

Los errores que circulan con respecto a los NOriesgos de embarazo, como los de: “Haciéndo-lo de pie...”, “La 1ª vez no...”, “Si se lava, des-pués de...”, “Si me salgo antes de...” son, posi-blemente, la causa principal en que éstos se pro-duzcan. Aunque también hay que tener en cuen-ta otros motivos asociados, como el de la “es-pontaneidad” de la relación y, por tanto, la im-previsión de la utilización de un método anti-conceptivo; el “sentimiento mágico” de invul-nerabilidad que las lleva a decir “Creía que amí, no me iba a pasar”, “Pensaba que esto lespasaba a otras”; la falta de habilidades de ne-gociación y asertividad de la chica ante las de-mandas insistentes e incluso, amenazadoras, delcompañero: “Fíate de mí. Yo me sé controlar,¿cómo voy a querer que te ocurra algo malo?”,“Ya llevamos saliendo bastante tiempo, ya estábien de esperar, así es que ¿o lo hacemos o...?”(O..., suele indicar: me “abro”, me “largo”).

A esto habría que añadir los obstáculos que, enalgunos casos tienen que solventar para dispo-

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ner de métodos anticonceptivos y que se deri-van de la de la “no aceptación” social de lasprácticas sexuales en la adolescencia.

La tarea de la prevención tiene que ser com-partida -hombre y mujer- y no recaer, solamen-te, en ella por que sea quien se embaraza. Elhecho de implicarse, de compartir la responsa-bilidad, es una forma de demostrar que importala pareja.

Y como cierre: Desde nuestro papel, como agen-tes informativos-educativos que somos, comomadre, padre, tío, tía, abuelo, abuela,..., docente,desde el respeto al derecho de “sus” silencios, ten-dremos que realizar la difícil tarea de informar-educar, abordando los estereotipos y desigualda-des que se dan entre hombres y mujeres, paraorientar y facilitar que ellos y ellas sean conscien-tes de la realidad y tomen decisiones adecuadasrespecto a “su” vivencia de la sexualidad.

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Tenía que haber dicho que NO!”.

Con más frecuencia de la deseada puede pasaresta frase por la cabeza y suele ir acompañada deuna sensación de malestar, como de haber perdi-do un derecho, de haber sido víctima de un enga-ño. Muy a pesar de una o de uno mismo se aceptauna responsabilidad no deseada. Entonces, ¿porqué se llega a este tipo de situaciones? Unas ve-ces por no herir los sentimientos de la otra perso-na, o por considerarla superior con respecto a unao uno mismo, y casi siempre por la dificultad paramanifestarle los propios sentimientos.

En otras ocasiones, el tomar una decisión acor-de con los propios deseos, ante la propuesta deotra u otras personas, puede tener consecuen-cias negativas. Esto ocurre cuando la demandaque hacen es interpretada como inaceptableporque vulnera un derecho propio y se acom-paña de atribuciones negativas a esas personas,como el catalogarlas de “caradura”. La conse-cuencia de todo esto suele ser una reacción agre-siva con el consiguiente deterioro de las rela-ciones interpersonales.

Existe otra posibilidad que es la de expresarselibremente, con tranquilidad y serenidad, ma-nifestando la propia opinión ante la demandade la otra persona, en definitiva, ser y mostrar-se como personas asertivas.

La conducta asertiva implica la expresión di-recta de los propios sentimientos, necesidades,derechos legítimos u opiniones sin amenazar ocastigar a los y las demás y sin violar los dere-chos de esas personas. Su mensaje básico es“esto es lo que yo pienso”, “esto es lo que yosiento”, “así es como veo la situación”, y ex-presa quién es la persona, es decir “yo”, dicién-dose sin dominar, humillar o degradar al otroindividuo. Su propósito es la comunicación cla-ra, directa y no ofensiva de las propias necesi-dades y opiniones. En la manifestación de estaconducta, tan importante como la expresiónverbal es la no verbal que tiene que estar ensintonía con lo que se quiere transmitir, congestos, mirada y tono de voz adecuados.

Prácticamente en todas las situaciones de la vidael comportamiento asertivo es más adecuado yreforzante que los otros estilos de comporta-miento, ayudando a la persona a expresarse li-bremente y a conseguir, frecuentemente, losobjetivos propuestos. Pero como anteriormen-te he expresado, no todo el mundo actúa asíporque como cualquier otra conducta necesitade un aprendizaje que no todos ni todas hanpodido desarrollar.

Algunas personas sienten que su forma de seres inalterable y por muchos esfuerzos que ha-gan jamás podrán cambiar, haciendo comenta-

Sobre asertividad

Vicente Barragán

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rios como “soy así, ¡que le voy a hacer!”. Nadamás lejos de la realidad. Vamos aprendiendo,cambiando, modificando hábitos con lacotidianidad, sin necesidad de cambiar las raí-ces de nuestra personalidad. Así pues, es posi-ble aprender técnicas para ser personas cada díamás asertivas como las siguientes:

l El disco rayado: Consiste en repetir una yotra vez lo que se quiere decir, claro, sin en-fadarse ni culpabilizar al otro.

l Pantalla de niebla: Se basa en buscar algocon lo que se pueda estar de acuerdo cuan-do alguien te ataca verbalmente y mani-festárselo (“Es verdad, en eso tienes todala razón”). Esto ayuda a “templar” los áni-mos al no alimentar el enfado de la otrapersona con afirmaciones de “ataque” o“defensa”. Al defenderse inicialmente, esmuy probable que se haga que la personaatacante se sienta incomprendida o desa-fiada y en consecuencia obligada a pre-sentar pruebas que justifiquen su enfado.Estar de acuerdo con cualquier parte de loque se ha dicho, por pequeña que sea, haráque parezca que se aceptan los sentimien-tos de enfado de esa persona, y consecuen-temente será más fácil llevarle a un lugarcomún en el que esté dispuesta a trabajarsobre el problema.

l Mensaje en “Yo”: Su utilización escribiríalos sentimientos que “yo” tengo cuando laotra persona tiene un comportamiento de-terminado y los efectos que tiene sobre “mi”vida, por ejemplo: “Yo me enfado mucho(afirmación de sentimientos) cuando tu lle-gas tarde a cenar (descripción conductual)porque yo dedico una gran cantidad de ener-gía a preparar comida. Cuando tengo queservir la comida fría o pasada siento que to-dos mis esfuerzos han sido en vano (efectotangible sobre la vida del emisor del mensa-je)”.

l La escucha activa: Mediante esta técnicala persona que habla siente que su mensajees recibido por la que escucha. Incluye es-cuchar atentamente lo que se está diciendoy repetirlo a la persona que habla, a modode parafraseo o resumen del mensaje recibi-do. Este método de comunicación tiene va-rias ventajas: En una discusión, especialmen-te en torno a temas sensibles, es muy impor-tante que la persona que habla sienta que sehace entender antes de estar preparada pararecibir una respuesta asertiva. Una segundaventaja es que los malentendidos puedenaclararse rápidamente si el contenido delmensaje es devuelto a la persona emisora,brindándose a esta la oportunidad de corre-gir cualquier interpretación errónea.

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Desarrollo evolutivo

Vicente Barragán

Desde nuestra perspectiva de personas adul-tas, como padres y madres, no es fácil imaginarque nuestros hijos e hijas posean una rica vidasexual, sobre todo si volvemos hacia ellos y ellasnuestra mirada más protectora. Y eso es por-que tendemos, una y otra vez, a proyectar nues-tras propias vivencias y deseos, es decir, a verel mundo desde la perspectiva de nuestra sexua-lidad adulta, en un entorno social donde ésta,históricamente, ha sido prohibida, ocultada ynegada, y por lo tanto, negativa.

En realidad la sexualidad no tiene un comienzoni un final pues nos acompaña a lo largo de todanuestra existencia, desde que nacemos hasta quemorimos. Sólo que es muy diferente, dependien-do de la etapa de la vida en la que nos encon-tremos. Así, existirán comportamientos, deseos,motivaciones, necesidades sexuales y formasde satisfacerlas diferentes en la infancia, la ado-lescencia, la vida adulta y en la vejez, tan dis-pares como esas mismas etapas evolutivas ycomo lo permita la individualidad de cada per-sona.

Durante la primera infancia la sexualidad estáíntimamente ligada al mundo de los afectos,mediatizada por un contacto físico muy íntimo,piel a piel, con las figuras de apego, fundamen-talmente madre y padre. Esta etapa será decisi-va en el desarrollo de la sexualidad porque es

“cuando aprendemos a tocar y ser tocados, amirar y ser mirados, y a comunicar y entenderlo que nos dicen los demás”, en palabras de (A.Fuertes y Félix F. López). Del correcto desa-rrollo de esta etapa dependerá, en gran medida,la sensación de seguridad y las capacidadesafectivas y de relación en la vida adulta.

Conforme niñas y niños van creciendo y vanampliando su mundo, adquieren nuevas capa-cidades motrices, adquieren la marcha y vandominando sus movimientos cada vez con másprecisión; adquieren la capacidad de represen-tación psicológica, donde las cosas, las situa-ciones y las palabras adquieren significadospropios; y la capacidad de comunicación, nosólo verbal sino también corporal.

Poco a poco van teniendo conciencia de su pro-pio cuerpo y del mundo que les rodea, de loslímites entre uno y otro. La autoexploración yla exploración del mundo les ofrece informa-ción y experiencias valiosas para su madura-ción. Las normas impuestas, sobre todo por lospadres, incapaces de ser cumplidas en un prin-cipio por la falta total de autocontrol a estasedades, serán aceptadas poco a poco; primero,por miedo al castigo o a la pérdida de afecto, yluego, cuando han sido interiorizadas, porqueel incumplirlas les provoca ansiedad, y sonigualmente valiosas para esa maduración. El

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descubrimiento de nuevas zonas erógenas y suestimulación, con especial interés en losgenitales, desarrollando conductas masturbato-rias, el control de esfínteres, los movimientos yactividades incontroladas, las peleas y disputascon sus iguales es decir con otros niños y niñasson el objeto principal de esas normas.

También nuestro comportamiento, como padresy madres, será decisivo en la adquisición de la“identidad de género”, en el sentirse pertene-cer al mundo masculino o al mundo femenino,ya que desde el momento del nacimiento, e in-cluso antes, nuestras expectativas, y las for-mas de relacionarnos con ellas va a ser dis-tinta si son niñas o niños, algo perfectamentevisible en los vestidos y aderezos y en losjuguetes que les damos. Les vamos asignan-do, de forma imperceptible para nosotros, los“roles de género”.

Los intereses sexuales se centrarán fundamen-talmente en las diferencias entre el cuerpo fe-menino y masculino, pero más concretamenteentre la niña y el niño, es decir, la presencia deun pene frente a la presencia de una vulva (o ala inexistencia del pene). Esto se materializaen las preguntas que nos formulan a las madresy a los padres y que se irán haciendo más com-plejas conforme vayan adquiriendo mayores ca-pacidades intelectuales, hasta sorprendernos conpreguntas tales como: ¿de dónde vienen los ni-ños? ¿por dónde salen los niños? ¿cómo se ha-cen los niños?

Es importante que se responda con la mayornaturalidad del mundo, a ser posible con lamisma con que nos las hacen, utilizando unlenguaje que puedan entender fácilmente,simple y concreto, ya que para ellos estascuestiones no tienen las mismas connotacio-nes que para los adultos. Aún así, ellos y ellassiempre tenderán a hacerse una idea propiade todos estos acontecimientos. También esimportante que niños y niñas sepan que en lafamilia se puede abordar cualquier tipo de tema

aunque a los adultos nos pueda parecer esca-broso, ya que si a estas edades no podemos ha-cerlo difícilmente lo haremos cuando sean ado-lescentes.

Hacia los 6 años de edad podemos observarcómo han adquirido ya todas las capacidadesfundamentales, han asimilado las normas deconvivencia en el hogar y les sometemos a unamayor disciplina de horarios y actividades conla escolarización. Su mundo de relaciones esmás amplio (padres, profesores, compañeros,medios de comunicación, contenidos escolares)y a través de él van a seguir construyendo suidentidad, adquiriendo los roles de género yasimilando normas sociales de control de laconducta sexual, para acabar por asimilar lamoral sexual adulta.

La conducta sexual no es más que el resultadode un proceso de aprendizaje y se suele adqui-rir a través de la observación de las conductasadultas, de la imitación de las mismas o a tra-vés de los reproches o castigos de los adultoscuando niños y niñas exhiben determinadasconductas, como la masturbación que es muyfrecuente en ésta época.

Llega un momento en que todo el proceso evo-lutivo parece tener prisa. ¡Ha llegado la puber-tad con su derroche hormonal! En pocos añosse producen grandes cambios. Cambios en lafigura corporal, que toma la forma de cuerposadultos. Cambios en la estructura del pensa-miento, se alcanza lo que los expertos llamanel “pensamiento abstracto”, ofreciendo todo unabanico de posibilidades en las que el cuestio-namiento viene a ser la tónica general y la rea-lidad sólo otra posibilidad más. Cambios en elmundo de los afectos, donde el deseo cobra es-pecial énfasis a la vez que se perfila su orienta-ción, la atracción se va haciendo más concretay comienzan los primeros episodios de enamo-ramiento. Y cambios, cómo no, en la esfera re-productiva, que les llevará a adquirir esa capa-cidad.

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Cambios, en definitiva, que van a dar lugar auna nueva forma de relación consigo mismo,con un nuevo cuerpo, pero también cambios ensus relaciones personales con los iguales y conel mundo de los adultos.

Los cambios en la figura corporal pueden serbien recibidos, con un refuerzo de la autoesti-ma, al verse cumplidas las propias expectati-vas y convertirse en objeto de deseo y admira-ción de los demás o, por el contrario, puedenser una fuente de conflicto al generar dificulta-des para reconocerse y ajustarse a los patronessociales, a los estereotipos de belleza, y paracontrolar ese cuerpo (secreciones, erecciones,acné, ruborizaciones, olores).

El grupo de iguales, ya sea la pandilla, la clase,etc., tiene una importancia que trasciende a ladel propio grupo familiar, pues a estas edades,no sólo se asumen sus normas sino también susvalores, actitudes y conductas. El sentirse acep-tados les confiere a los y las adolescentes laseguridad que antes sentían en el grupo fami-liar. Este grupo se convierte en el centro de lavida de relación y a partir de él desarrollan suspropias conductas sexuales conforme a las ex-pectativas sociales y, fundamentalmente, delpropio grupo.

Estos cambios proporcionan a los y las adoles-centes capacidades adultas, tanto biológicascomo mentales, y como tales se sienten. Pero

desde el mundo de los adultos y en particulardesde el propio grupo familiar, con su tenden-cia “natural” al proteccionismo, no se recono-cen estos cambios o al menos no completamen-te, y así serán adultos y adultas para unas cosasmientras que para otras no, en función de losintereses de los propios adultos e incluso de ellosmismos.

En especial, en esta etapa, las necesidadessexuales están negadas, manipuladas y desaten-didas. Negadas en el sentido de que a los adul-tos, y concretamente a padres y madres, noscuesta asumir comportamientos sexuales adul-tos en personas a las que no reconocemos comotales. Manipuladas desde el punto de vista deque muchos mensajes sociales y los publicita-rios persiguen el “consumismo” del que no es-capa el mercantilismo de lo sexual, se fomen-tan y permiten conductas sexuales no acep-tables para la moral tradicional y se crea laconfusión de esta población al ser objeto demensajes contradictorios. Y desatendidas,porque desde nuestra sociedad no les dota-mos de habilidades ni recursos para evitar losposibles riesgos derivados de su conductasexual, sobre todo si se tiene en cuenta que,en las etapas de la adolescencia y juventud,es común el sentimiento mágico de invulnera-bilidad, ese “a mí no me va a pasar nada”, y ladificultad para tener perspectiva de futuro, queen muchos casos no va más allá del próximofin de semana.

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género, sexualidad y educación afectivo-sexual

Mercedes Oliveira Malvar*

*“Perspectiva de género en la organización escolar”. En : Santos Guerra,M. A. (2000). “El harén pedagógico” (páginas 71-102). Editorial Graó.

El género

Las diferencias en el comportamiento de hom-bres y mujeres son una realidad en una buenaparte de nuestra sociedad. Pero lo que hay quedilucidar es si estas diferencias tienen su ori-gen en la naturaleza, en la biología, o por elcontrario, se deben a un fenómeno educacio-nal, es decir, si son de carácter cultural. Por lotanto, si es lo primero, tratar de cambiar esasideas sería ir contra Natura. Si es lo segundo,estamos obligados a reflexionar sobre tales ideasy a intentar corregirlas. La EAS tiene que afron-tar el compromiso de revisar este enfoque enaras de la verdad y de la justicia.

Pues bien, hoy sabemos que, sobre el substratobiológico, comienzan a actuar los componen-tes culturales. El ser humano nace prematura-mente comparado con otros mamíferos supe-riores, es el único animal que, al venir al mun-do, está desvalido para la subsistencia.

Los estudios de psicología apuntan que el há-bitat que rodea a la criatura recién nacida va acompletarla, conformando lo que será su per-sonalidad. La adquisición de hábitos culturalescomienza desde la cuna y no cesará mientrasviva el individuo.

Cada humano es un conglomerado de compo-nentes culturales y biológicos aglutinados en-tre ellos que se influencian mutuamente. Lo quesucede es que los componentes culturales pri-meros están tan arraigados en nosotros que lle-gan a parecernos biológicos.

Esta polaridad (biológico/social), no fue ape-nas cuestionada, sino que, por lo general, fueaceptada como un hecho dado. Por esta razón,se trató de definir las naturalezas de hombres ymujeres sin contar con los factores sociales.

Y, centrándonos en el comportamiento afecti-vo-sexual de mujeres y hombres, cada día sonmás estudios los que indican que la mayor par-te de las diferencias que hoy reconocemos enlas conductas de unas y de otros tienen un ori-

Conceptos que vertebranesta propuesta:

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gen cultural y, en consecuencia, están someti-das a modificación por vía cultural.

Por lo tanto, no podemos comenzar a hablar deafectividad y de sexualidad sin tener en cuentael concepto de género, concebido como la con-dición social de ser hombres o mujeres, a dife-rencia del simple dato biológico.

El género es una categoría de análisis de la rea-lidad, como pueden ser la clase social, el nivelsocioeconómico o la etnia.

En mi opinión, es conveniente hacer un análi-sis previo de en qué consiste el sistema sexo-género y tratar de mostrar cómo este sistemafunciona a nivel biológico, psicológico y po-lítico. Esta finalidad se puede alcanzar anali-zando las aportaciones de las teorías femi-nistas al campo de las relaciones entre lossexos.

Los conceptos básicos de esta propuesta didác-tica están así estructurados:

logía para el consumo, la censura oculta, la des-información, la manipulación de los medios decomunicación y de la sociedad en general; me-canismos de “alta seguridad” que el sistema hadesarrollado para adocenar en el conformismoy en la aceptación del status quo a las concien-cias individuales.

Creo que conviene resistir ante las formas deposesión de nuestra conciencia por los otros queunas veces son más evidentes y otras más sutiles.Esto supone eliminar pilares fundamentales denuestra construcción, poner entre paréntesis creen-cias que nos identificaron, en definitiva, implicaun proceso de crisis. Pero esta resistencia abre laspuertas de un proceso desalienante que nos per-mitirá pensar de otra manera.

El intento es hacer un enfoque coeducativo.Analizar las dos realidades, la masculina y lafemenina, y reconocer lo positivo de cada unade ellas para elaborar pautas de conducta éticamás críticas e independientes, cuestionando asíla dictadura de género que se nos impone en

El funcionamiento de este esquema es tan efi-caz que incluso podríamos hablar de un com-plot tramado por el conformismo de la familia,el control educativo, el desarrollo de la tecno-

nuestra cultura, para poder elegir la propia sin-gularidad y conseguir proyectar la persona quese quiere ser, y, de este modo, poder afrontarcómo se quiere vivir la propia vida.

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La sexualidad

Toda propuesta de educación sexual implica unaconcepción de la sexualidad, del cuerpo, de lasrelaciones, etc. Existen diferentes modelos, noobstante, podemos decir que actualmente pre-domina el modelo de educación sexual sanita-rizado, centrado en evitar riesgos.

Podemos ver cómo en los programas educati-vos aparecen propuestas de tipo técnico peroadolecen del tratamiento de la formación de lasensibilidad de las personas, que es lo que cons-tituye el aspecto más humano de la pedagogía,tantas veces olvidado.

También nos encontramos con un curriculumoculto. Posiblemente, las personas que elabo-ran los materiales existentes de educaciónsexual no sean muy conscientes de los valoresque están transmitiendo; pero no podemos ol-vidar que lo “importante” es lo que aparece,

aquello a los que se le dedica tiempo y espacio,mientras que otros aspectos, también importan-tes, aparecen en letra pequeña u ocupan luga-res menores en los diseños, pasando a ser inte-riorizados como asuntos poco relevantes.

No podemos olvidar que las relaciones afec-tivas y sexuales se impregnan de los valoresdel contexto social a través de películas, li-bros, chistes, refranes, opiniones, etc. Cadasociedad regula la conducta sexual de susmiembros, del mismo modo que transmitemensajes, normas y valores tanto de formaexplícita como sutil.

La mayoría de las acciones educativas siguenteniendo como referencia una concepción de lasexualidad bajo la sombra reproductivista.Conviene escapar de las reducciones históricasque el concepto de sexualidad sufrió a lo largodel tiempo, a consecuencia de la identificaciónde la sexualidad con la procreación.

sexualidad coitalbusca de la relaciónsexual “completa”

orgasmo como meta

sexualidadgenitalizada

aparecen órganos, noaparece el cuerpo

sexualidad reproductivistareproducción como marco de

referenciaheterosexualidad

edad (personas adultas)

Anatomía y fisiología de lareproducción

Fases de la RSHMétodos anticonceptivos

ETS y SIDA

sexualidad sanitarizadaevitar riesgos

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Todo esto ha tenido una serie de consecuenciascomo son:

Reducir la sexualidad a la edad (personas adul-tas y fértiles) La sexualidad, por ejemplo, co-menzaba para las mujeres cuando tenían la pri-mera menstruación y terminaba con la meno-pausia. Actualmente, entendemos que la capa-cidad de sentir está en nosotras desde que nace-mos hasta que nos morimos.

Identificar sexualidad con genitalidad, olvi-dando el resto del cuerpo. La sexualidad nopuede reducirse a unos órganos concretos, aunas funciones concretas, somos seressexuados, no podemos seguir reduciendo elcuerpo a “las partes” y todo el contacto a losgenitales. Hoy bien podríamos hablar de lapiel y del cerebro como órganos sexuales porexcelencia.

Identificar sexualidad y coito es otra reduc-ción que aún hoy impera en muchos mediosde comunicación; así se habla de “hacer elamor” o de relaciones sexuales “completas”,o de “acto sexual” para indicar el coito. Estoindica la miseria de la reducción de la ampli-tud de un concepto a un solo “acto”. No es el“acto sexual”, es uno de los mil actos sexua-les posibles.

También la identificación de sexualidad conheterosexualidad, cuando la procreación ya noes un objetivo, indica un posicionamiento mo-ralista totalmente desfasado. Por eso la mastur-bación, la homosexualidad, la sexualidad in-fantil, la sexualidad en la vejez, están nega-das y perseguidas. El problema de la hetero-sexualidad es que se convirtió en una normaúnica y universal, convirtiéndose en una “im-posición” en la vida afectivo-sexual de laspersonas.

A este sistema de reducciones le tenemos quesumar la búsqueda del orgasmo, que se convir-tió en una meta imprescindible de toda relación

sexual, cosa que muchas veces implica tratar ala otra persona como si fuese una máquina.Conviene desmitificarlo, ya que muchas vecessu procura lleva al empobrecimiento de las re-laciones.

En esta propuesta, se sitúa la sexualidad enel conjunto de actividades dirigidas, cons-cientemente o no, a la búsqueda de comu-nicación, afectividad y placer, así comola procreación y las formas de evitarla. Elconcepto de goce sería el que mejor recoge-ría la interpretación que hacemos de la sexua-lidad.

Hay muchos valores, miedos, mitos y falsascreencias en torno a la sexualidad que estánpresentes en nuestra cultura, y solo en estosúltimos años han entrado en crisis. Hay quedetectarlos y revisarlos a la luz de una con-cepción de la sexualidad más abierta y mássana, así como cuestionar el bombardeo delconsumismo erótico vigente que ofertan losmedios de comunicación, que muestran unmodelo de sexualidad “atlética”, mecánica ycompulsiva.

La educación afectivo-sexual

Esta propuesta de E.A.S pretende dar una res-puesta globalizadora a las necesidades queactualmente tiene planteadas el sistema edu-cativo como son: el desarrollo integral de lapersona, la transversalidad, la atención a ladiversidad y la orientación del proyecto devida.

Pienso que la EAS tiene que abarcar muchosmás aspectos que la información sobre los ór-ganos genitales femeninos y masculinos, la con-tracepción o la transmisión de enfermedades.Es conveniente garantizar que las fuentes deinformación sobre estos temas sean mejores delo que fueron hasta hace poco y que propicienuna vida digna y equilibrada, en la medida delo posible, a las nuevas generaciones. Por eso

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hay que desvelar los mecanismos que articulanlas relaciones de desigualdad, inseguridad ydependencia.

Estamos en una época de cambio social en laque las mujeres están cuestionando su papel tra-dicionalmente asignado y esta situación reper-cute en las relaciones interpersonales entre loshombres y las mujeres. En este planteamientodidáctico, se proponen nuevas formas de vivirlas relaciones amorosas, más libres e igualita-rias. En este sentido, entiendo Eros como launión entre vida y conocimiento, para hacer looculto cada vez menos oculto.

En coherencia con este enfoque, pienso quela educación sexual hoy tiene que ser enten-

dida y vivida como la forma de desarrollarnuestras capacidades de comunicación, de en-tendimiento, de ternura, de sensibilidad y deresponsabilidad en relación a las otras perso-nas.

Se trata de enseñar que la vida es un proyec-to personal propio, que tenemos que cues-tionar el plan de futuro que sobre nosotros seha construido y buscar el camino propio, vi-vir la propia vida. De esta manera se puedecontribuir a afrontar el miedo a la indepen-dencia, a la soledad, a la no aceptación, a noser querida o querido, a no gustar, al propiocuerpo, al cuerpo ajeno, al deseo, a la expre-sión... en definitiva, el miedo a ser una mis-ma o uno mismo.

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Orientaciones para trabajarcon los padres

Font, P.*

* (1990) Pedagogía de la sexualidad. Barcelona, Grao

Este capítulo no está dedicado directamente alos padres –aunque evidentemente pude serlesútil–, sino a los educadores que, además de rea-lizar actividades con niños y adolescentes, pre-tenden ampliar el alcance de su labor educativaal facilitar a los padres orientaciones que lespermitan complementar el trabajo llevado acabo en la escuela. Asimismo, se pretende con-frontar algunos de los argumentos que en oca-siones se utilizan en contra de la educaciónsexual desde sectores ajenos a la profesión edu-cativa.

1. Algunos errores comunes

Para la mayoría de padres, la educación sexualde sus hijos e hijas ha sido durante muchos añosun tema preocupante, temido en algunos casosy evitado en otros. La falta de conocimientossobre cómo llevar a cabo una correcta educa-ción de la sexualidad ha generado, en muchasfamilias, una importante dosis de inquietud amedida que los hijos han ido creciendo y hanempezado a plantear toda una serie de cuestio-nes alrededor del sexo. El deseo de hacerlo bien,

contrarrestando así la pésima educación recibi-da y manifestando la voluntad de establecer undiálogo sobre el tema, ha colocado muchas ve-ces a los padres en situaciones de las que, porfalta de orientaciones y recursos, les ha costa-do salir airosos.

Además, los padres, al plantearse estas cues-tiones, caen a menudo en una serie de errores,fruto más de una actitud social que de una pos-tura personal. Una revisión de los más frecuen-tes será imprescindible para colaborar tanto enla desmitificación de algunas concepcioneserróneas, como para ofrecer alternativas a lasmismas.

a) Lo aprenden solos

Son numerosas las familias que manifiestan uncierto desinterés hacia el tema, en la confianzade que si ellos aprendieron en su momento, conmayor facilidad lo harán sus hijos, ya que dis-ponen de más oportunidades. En este sentido,para muchos padres todo lo relativo con lasexualidad es algo que uno puede aprender solo,pues es normal que los chicos y las chicas ha-blen de determinados temas e intercambien in-formación; y además, en muchos casos estos

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temas son tratados también en la escuela, conlo que los maestros les ahorran trabajo y pre-ocupaciones.

Independientemente de algunas actitudes par-ticulares hacia la educación sexual, es cierto quetodavía existe un elevado nivel de desinforma-ción sobre cómo actuar desde la familia, lo quefavorece que padres con pocos recursos perso-nales se desentiendan en parte del problema.Es probable que los adolescentes aprendanmuchas cosas por su cuenta, pero nadie puedegarantizar que lo que aprendan sea correcto niveraz.

b) Delante de los niños no

La mayoría de padres no son plenamente cons-cientes de que al igual que educan en muchosotros aspectos a sus hijos, también lo hacen enlo referente a la sexualidad. La expresión deafecto entre una pareja, un beso o un abrazo,pasear cogidos de la mano, etc. pueden ser con-templados por los hijos como una muestra decómo se comportan los adultos en relación conla afectividad, y proporcionará un mayor nú-mero de probabilidades de que cuando elloscrezcan se comporten de modo similar. Por elcontrario, evitar la expresión de afecto delantede los niños les priva de un importante apren-dizaje que, a partir de la adolescencia, es posi-ble que encuentran a faltar.

c) Los niños son aún muy pequeños

En relación con el punto anterior, es conve-niente aclarar que la educación sexual no esalgo que se hace o no se hace, en el sentidode dar una clase de sexualidad a los niños, ode responder a sus preguntas. Cuando los ni-ños son pequeños, y dado lo limitado de sucapacidad de comprensión y razonamiento,aprenden no tanto por lo que oyen sino porlo que ven. Por lo tanto, aunque no hablemoscon un niño de 3 años de sexualidad, igual-mente le estamos educando.

La transmisión de actitudes hacia la sexuali-dad se realiza a través de una gran cantidadde situaciones cotidianas a las que, en gene-ral, no damos importancia. Imaginemos a unniño de 3 años que intenta entrar en el cuartode baño cuando su padre está en la bañera:en función de que el acceso al mismo le seaimpedido por el pestillo de la puerta, o de quepueda no sólo acceder al interior, sino queacabe bañándose con su padre, la actitud quefavorecermos será diferente. En el primercaso puede pensar que no se debe ver a losadultos desnudos, que no es correcto, que noestá bien, mientras que en el segundo caso,su sensación será de naturalidad, de esponta-neidad. Afortunadamente, son muchos lospadres jóvenes que, sin especiales conoci-mientos sobre el tema, pero con una grandosis de sentido común, facilitan a sus hijosuna vivencia espontánea, gratificante y pla-centera de su propio cuerpo, aspecto que a lolargo del crecimiento estará relacionado conel desarrollo de la autoestima del niño. Ello,evidentemente, no quiere decir que los pa-dres deban bañarse con sus hijos, puesto queno existen obligaciones en este terreno, y mássi pueden incomodar a los padres, sino sim-plemente que actuar con naturalidad frenteal hecho de estar desnudos en un momentodeterminado favorecerá que los niños y ni-ñas actúen también con naturalidad en estassituaciones.

d) La sexualidad comienza en la pubertad

Como la concepción general es que el inicio dela sexualidad es post-puberal, la mayoría depadres no se plantean seriamente el tema hastaque sus hijos, y especialmente sus hijas, entranen la pubertad y deben afrontar el proceso decambio que comporta y algunas de sus mani-festaciones, tales como las poluciones noctur-nas o la menarquia. La mayoría de las vecespara los hijos es un poco tarde, pues han tenidoque averiguar por su cuenta aquello que desea-ban conocer. Esto provoca que algunos adoles-

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centes se muestren reacios entonces a estable-cer conversaciones sobre estos temas. A pe-sar de ello, en las familias donde el diálogoabierto y franco haya sido una constante, elhecho de que la sexualidad no haya sido temade conversación especial anteriormente nosignifica necesariamente que no pueda serloahora; por el contrario, en las familias dondeel diálogo en general entre padres e hijos nose haya producido con una cierta frecuenciao fluidez, difícilmente se podrá empezar atratar de según qué cuestiones a estas eda-des. Para que pueda producirse el diálogoentre padres e hijos con una cierta facilidaden la pubertad e inicio de la adolescencia, eldiálogo debe haber sido una práctica corrienteen la infancia.

De todas maneras, ningún niño o niña deberíallegar a la pubertad sin una mínima informa-ción sobre los cambios que se producen en estaetapa y, aunque esta información pueda llegara través de la escuela, es importante que lospadres colaboren en esta tarea ya que, en defi-nitiva, dichos cambios no afectan sólo al ado-lescente, sino también a las personas que vivenen su entorno.

e) Tienen toda la información que quieren

Un error habitual por parte de los adultos espensar que hoy en día los adolescentes dispo-nen de un mayor nivel de información sexuallo que, a su perecer, les libera en parte de suresponsabilidad. Si bien es posible que los ado-lescentes dispongan de un grado de informa-ción impensable en otras épocas, nadie puedegarantizar que esta información sea correcta –y a menudo no lo es–, sobre todo si no pode-mos controlar los canales a través de los que larecibe. Incluso cabría añadir que esta informa-ción a menudo produce un mayor grado de con-fusión, pues contiene en muchos casos datosque se contradicen y ante los cuales el adoles-cente no dispone de criterios para elegir conve-nientemente.

f) Sexualidad igual a reproducción

Para muchos adultos, aún es frecuente la aso-ciación entre educación sexual y reproducción.Así, muchas de las explicaciones que los adul-tos damos a los niños y niñas sobre sexualidadse refieren a diversos aspectos de la reproduc-ción; y curiosamente, les enseñamos qué hayque hacer para tener hijos pero, habitualmente,no les explicamos qué hay que hacer para notenerlos. Deberíamos considerar que para losadolescentes los temas que realmente son rele-vantes se refieren en mayor medida a los as-pectos psicosociales de la sexualidad, que nolos biológicos. Así, para un o una adolescentepuede ser más importante poder hablar con al-guien sobre la práctica de la masturbación osobre las primeras relaciones sexuales, que re-cibir una clase de anatomía.

g) La educación sexual incita a la prácticasexual

Es frecuente también encontrarnos con gruposde padres que consideran que el hecho de reali-zar con los alumnos actividades de educaciónsexual tendrá como consecuencia un mayor gra-do de interés hacia el tema y, en consecuencia,ello incitará a una precoz iniciación sexual,como si las actividades realizadas constituye-ran una provocación a la experimentación. Nadamás falso. Una amplia documentación demues-tra que la educación sexual es una ayuda en elsentido de que fomenta la responsabilidad delos adolescentes, más aún si tenemos en cuentaque el hecho de disponer de información ade-cuada sobre un tema permite que las decisio-nes que ellos tomen estén basadas en el conoci-miento de la realidad, de las distintas opcionesposibles y de sus consecuencias.

Por ello, la educación sexual favorece proce-sos de responsabilización en las propias deci-siones, y puede evitar en cierta medida algunasde las desafortunadas consecuencias que sepueden derivar de la práctica sexual: «Aunque

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las relaciones sexuales no son más frecuentesentre las jóvenes que han recibido educaciónsexual que entre las que no la han recibido, lasprimeras tienen menos probabilidades de que-darse embarazadas» (Instituto de la Mujer,1986).

Aspecto éste a tener muy en cuenta, pues si paraalgunos padres la forma de evitar que su hijaquede embarazada es la vía de la represión desu sexualidad y el mantenimiento de la igno-rancia sobre estos temas, quizá cabría hacerlesreflexionar en que su postura es, paradójicamen-te, favorecedora de aquello que desean evitar,mientras que una correcta preparación, que pa-saría por asumir el derecho a la sexualidad delos jóvenes –y formarlos adecuadamente–, se-ría probablemente el mejor medio para favore-cer el desarrollo de una sexualidad sana, librede perjuicios. Citamos nuevamente a Coleman(1982):

Una mayor libertad sexual por parte delos jóvenes precisa de una mayor respon-sabilidad por parte de los adultos.

h) Sólo piensan en el sexo

Un aspecto importante que se debe desmitificares la creencia de que los y las adolescentes tie-nen una marcada tendencia a la promiscuidady de que poco menos que pasan la mayor partedel tiempo pensando en el sexo.

Si bien puede ser cierto en algunos adolescen-tes, no por ello es posible la generalización. Parala mayoría de los adolescentes, la sexualidadva unida firmemente a una serie de valores que,aunque puedan ser algo diferentes de los de losadultos, no por ello son descalificables. Por unlado, es cierto que manifiestan posturas másabiertas hacia la sexualidad, lo cual les evitaráen su madurez gran número de conflictos inne-cesarios; por otro lado, los adolescentes consi-deran que la sexualidad es más bien una cues-tión de moralidad privada que pública o, dicho

de otro modo, que está en relación a una ética ya una manera de hacer y pensar personal. Y porúltimo, parece ser que, de un tiempo a esta par-te, los adolescentes asocian preferentemente lasexualidad a las relaciones íntimas estables.

Para Coleman (1982): «Un temor corriente en-tre los adultos es que una mayor libertad sexualdará ligar a un aumento de la promiscuidad, perotodos los datos apuntan en sentido contrario.Parece ser que los jóvenes de la presente gene-ración, en lugar de aprobar las relaciones sexua-les como «mera diversión», prefieren conside-rarlas necesitadas de una estructura relacionalque les proporcione un sentido».

i) A sexos diferentes, tareas diferentes

Los padres, como educadores, han de ayudar asus hijos a aceptar su sexo y a adaptarse a él.Esta tarea sólo se puede llevar a cabo a travésde una educación igual para chicos y chicas,que evite cualquier tipo de conducta discrimi-natoria. Ha sido frecuente en los hogares mástradicionales que se produjera un reparto de res-ponsabilidades en función de los sexos, no sóloentre los adultos, sino también entre los más jóve-nes. Así, a menudo se exigía a las chicas que cola-boraran en mayor medida en las tareas del hogar,del mismo modo que lo hacían sus madres, mien-tras que padres e hijos estaban relativamente dis-culpados de estas obligaciones. Conviene no ol-vidar la importancia de que «la división del traba-jo entre los padres en razón de su sexo que obser-va el niño o la niña tiene un papel de primer ordenen la construcción de su propia identidad perso-nal» (Michel, 1987).

Asimismo, también ha sido frecuente que a loschicos se les exigiera un mayor rendimiento ensus estudios, dado que ellos deberían, en el fu-turo, mantener una familia, mientras que paralas chicas esta exigencia era menor, puesto queen el futuro probablemente se casarían, lo queles llevaría a abandonar su trabajo y a cuidar dela casa y de los hijos. Aunque esta descripción

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pueda parecer poco acorde con los años noven-ta, son muchos los hogares españoles en dondese sigue manteniendo una diferenciación de lasresponsabilidades en función del sexo.

Una buena aceptación del propio sexo estaráen parte fundamentada en que éste no sea vivi-do con desventaja con respecto al otro. Así, enel caso de las chicas, cuando a éstas les corres-ponden un mayor número de obligaciones quea sus hermanos de igual edad, cuando la horade regreso a casa los días de fiesta es más tem-prana, mientras que sus hermanos gozan demayor libertad de movimientos, y cuando lasexpectativas familiares hacia su futuro son li-mitadas, mientras que las de sus hermanos sonpotenciadas, es probable que una niña empiecea pensar que ser chica tiene más inconvenien-tes que ventajas, con lo cual se dificultarán al-gunos procesos importantes en su desarrollocomo persona, especialmente la adecuada va-loración de sí misma.

Esta manera de entender los roles asignados acada sexo se encuentra reflejada en gran canti-dad de refranes, frases hechas, etc.:

El padre, trabajando;la madre, en el hogar;los niños en la escuela,y los patos a volar.1

que, confiemos en que dentro de unos años seantan sólo simples anécdotas.

2. Propuestas de actuación en elseno familiar

El planteamiento que sigue está basado funda-mentalmente en una sola premisa: educar lasexualidad no es, en esencia, diferente o más

complicado que educar en otras cuestiones máso menos cotidianas. De hecho, cuando habla-mos de la educación de niños y niñas en térmi-nos generales, hablamos también de la educa-ción de la sexualidad, pues ésta no es más queun aspecto en concreto de la educación globaldel individuo:

La esencia de la educación sexual es eldiálogo a través de la verdad, la espon-taneidad y la naturalidad, el respeto y lacreación de un clima de confianza y se-guridad que permita la expresión de lanatural curiosidad por estos temas, du-rante todo su proceso de desarrollo.

a) Favorecer un clima de confianza y seguri-dad

Para facilitar un ambiente familiar de confian-za, que permita hablar abiertamente de estostemas, es necesario que ya desde pequeños ni-ños y niñas estén acostumbrados a oír hablarde estas y otras cuestiones en casa, de maneranatural y no dogmática. Para ellos será impor-tante saber que cualquier tema es apto para eldiálogo o la pregunta, dado que en su casa lostemas de conversación son plurales. Esta acti-tud familiar favorecerá que, a lo largo del cre-cimiento, niños y niñas puedan efectuar sus pre-guntas, a medida que su curiosidad se lo pida,con la seguridad de que no serán rechazadas nievitadas. Difícilmente se producirá este diálo-go cuando a lo largo de los años los padres hanevitado estas cuestiones en presencia de loshijos. Ello no quiere decir que los niños de-ban estar presentes en absolutamente todaslas conversaciones que se produzcan en elhogar respecto de temas sexuales. Evidente-mente, hay conversaciones que los padresmantienen con otros adultos que pueden con-siderarse inadecuadas en presencia de niños,pero la mayoría de las veces no es éste el caso.Es importante recordar que, cuando el diálo-go sobre estos temas no hay existido previa-mente y los padres intenten iniciarlo, a me-

1 Citado en Instituto de la Juventud (1985) «Sexualidad y juventud».Revista de estudios de juventud, 19.

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nudo a partir de la pubertad, serán los propiosadolescentes quienes lo rechacen en función deuna sensación, harto incómoda pero lógica, deartificialidad.

b) Responder a las preguntas

Si conseguimos favorecer este clima de con-fianza, una cuestión importante que suele pre-ocupar a menudo a los padres es cómo respon-der a las preguntas que los niños y niñas van ahacer. Ya en 1891, F. Wedekind ironizaba so-bre esta situación el la obra teatral El despertarde la primavera:

WendlaTengo una hermana casada desde hace dos añosy medio, y yo misma ya soy tía por tecera vez, yno tengo ni idea de qué pasa en todo esto…¡No te enfades, madre! ¿A quién puedo pregun-tarle sino a ti? (…) ¿Cómo pasa todo? ¡No pue-des exigirme que a los catorce años aún creaen la cigüeña!(…)

Sra. Bergmann¡Esto es para volverse loca!… ¡Ven, criatura,ven, te lo diré todo! Te lo diré todo… ¡Ay, Diosbondadoso!… ¡Pero no hoy, Wendla!… Maña-na, pasado mañana, la semana que viene…Cuando tú quieras, corazón…

WendlaMe lo has de decir hoy, madre; ¡me lo has dedecir ahora! ¡Ahora mismo!… Te veo tan in-quieta, que si no me lo dices tampoco yo podrétranquilizarme.(…)

Sra. BergmannNo puedo, Wendla.(…)

WendlaSé valiente madre.(…)

Sra. BergmannPara tener un hijo… Es necesario que al hom-bre… con el que estás casada… lo quieras…¡como sólo se puede querer a un hombre! Lohas de querer mucho, mucho, con todo el cora-zón, como… ¡como no es posible explicar! Lohas de querer, Wendla, como tú a tu edad toda-vía no puedes querer… Y ahora ya lo sabes.

Wendla¡Dios… inmenso… del cielo!

Para intentar evitar que situaciones parecidas aésta sigan repitiéndose, veamos algunas normaselementales:

1. No evitar la respuesta

Algunas veces los padres experimentan un ciertogrado de inquietud ante las preguntas que les plan-tean sus hijos. Así, en algunos casos intentan qui-tar importancia a la pregunta calificándola de «ton-terías»; aplazan la respuesta: «ya te lo contarécuando seas mayor», ahora no tengo tiempo», etc.;remiten a la pareja para que sea ésta quien res-ponda: «pregúntale a mamá»; o dan cualquier otrotipo de respuesta que, en definitiva, es recibidapor el niño como una evitación del tema.

2. Contestar siempre a aquello que se pre-gunta, en el momento en que se pregunta

Cualquier pregunta por parte de un niño o unaniña debería obtener generalmente respuesta,en el mismo momento, si puede ser, en que esformulada y, si se diera el caso de que los pa-dres no tuvieran la respuesta adecuada en esemomento, una buena solución podría ser inten-tar buscarla en colaboración con los hijos a tra-vés de algún libro u otro tipo de material didác-tico. Una respuesta sólo debería aplazarse cuan-do dicho aplazamiento pueda suponer una me-jora de la calidad de la misma.

Al contrario de lo que muchos padres creen, noes malo mostrar ignorancia ante un tema deter-

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minado: lo malo es no saber resolver la situa-ción.

3. No adelantar las respuestas a las preguntas

Algunos padres se adelantan a las preguntas delos hijos creyendo que con ello les prestan ungran servicio. Si bien en algunos casos puedeser así, también puede suceder que un excesode detalles antes de tiempo pueda confundirloso que sean asimilados de forma incorrecta. Unbuen educador debe adaptarse al propio proce-so evolutivo del niño, sin forzarlo ni adelantaracontecimientos para los cuales no está todavíapreparado. Habitualmente, niños y niñas danpistas más que suficientes para saber qué lesinteresa y qué no.

4. Las respuestas han de ser sencillas, bre-ves y adecuadas al momento evolutivo delniño o niña que hace la pregunta

No se ha de contestar a las preguntas con con-ferencias magistrales sobre el tema; las respues-tas han de ser claras y concretas, utilizando unvocabulario y un tipo de explicación que puedaser comprendido.

No debe extrañar a los padres que las mis-mas preguntas se repitan en momentos dife-rentes. Ello no quiere decir necesariamenteque las respuestas no hayan sido satisfacto-rias, sino que a medida que se va creciendose pueden captar matices diferentes en lasrespuestas. De todas maneras, si las pregun-tas se repiten, puede ser síntoma de que hayun buen nivel de confianza entre padres e hi-jos.

5. Utilizar los nombres correctos de los ór-ganos genitales

Siempre que sea posible, se utilizarán los nom-bres correctos de los órganos genitales, pues ellofacilitará que desde niños se conozca el voca-bulario adecuado.

La utilización de láminas o dibujos de algunoslibros didácticos puede ser de gran utilidad, tan-to para los padres como para los hijos. Esto noquiere decir que en todos los casos dejen deutilizarse apodos o diminutivos familiares delos órganos genitales, sino simplemente quetanto adultos como niños y niñas han de sercapaces de expresarse de forma adecuada se-gún las circunstancias.

6. Vincular la respuesta a los aspectos afec-tivos

Es importante que se establezca, siempre quesea posible, la conexión con los aspectos afec-tivos de la sexualidad, pues así se facilitarála integración paralela de los dos conceptos:«Es importante transmitir una visión positi-va que relacione la sexualidad con el placer,los sentimientos y el amor. Si sabe que lospadres cuando se unen lo desean y les causaplacer, le da (al niño) más sentimiento de se-guridad que si lo vive con la sensación de quees algo feo, desagradable o incluso dolorosoy agresivo para la madre. No hay que escati-mar esta información, que es tan importantecomo los aspectos fisiológicos, anatómicos oreproductivos» (Junta de Castilla y León).

7. Las respuestas han de ser responsabilili-zadoras

Las respuestas han de facilitar información so-bre por qué suceden los acontecimientos, y delas responsabilidades acerca de estos sucesos.

Conviene destacar que responsabilizar no essinónimo de culpabilizar.

Antes hemos señalado la importancia del diá-logo. Evidentemente, no podemos desperdi-ciar las múltiples oportunidades de mantener-lo a través de las propias preguntas que hijose hijas nos van a formular. Cualquier ocasión,cualquier excusa, será válida para actuar pe-dagógicamente.

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c) Naturalidad y espontaneidad

Es importante para el desarrollo del niño queeste proceso se produzca en un ambiente exen-to de tensiones, relajado y natural en la medidade lo posible; donde no tenga que sentir ni mie-do ni vergüenza ante sus sentimientos ni com-portamientos; donde el cuerpo no sea algo quehaya que esconder y que los demás esconden,favoreciendo así que haya partes del cuerpo quesean tabú. Educar bajo esta perspectiva favore-cerá un desarrollo sexual sano, natural, placen-tero y sin prejuicios.

d) Cualquier educador lo es de cualquier sexo

Otros aspecto que cabe considerar es que cual-quier educador lo es de cualquier sexo: debe-ríamos dejar atrás la idea de que los padres edu-can a los hijos y las madres, a las hijas. Estassituación se ha producido generalmente porqueen la educación de los hijos existen una seriede temas, generalmente relacionados con pro-cesos biológicos, que se han asociado a la mu-jer. Así, preguntas relacionadas con la mens-truación ha parecido más lógico que las respon-diera la madre que el padre, con lo que se hareafirmado la percepción de que determinadostemas «son cosa de mujeres» y otros, «cosa de

hombres». Si bien es cierto que las hijas apren-den identificándose con la madre y los hijos,con el padre, unas y otros necesitan de ambosprogenitores para su educación y, aunque enalgunas cuestiones concretas prefieran pregun-tar al padre o a la madre, han de saber que losdos están disponibles para abordar estos temas.

Todas estas cuestiones, y muchas otras, son fac-tores importantes que tener en cuenta por lospadres ante la educación sexual de sus hijos ehijas. Por todo ello, padres y maestros deberíantrabajar en colaboración –y no sólo en este tipode enseñanza–. Los primeros, porque son losprincipales responsables de la educación de sushijos, y los segundos, porque como profesiona-les pueden sugerir las orientaciones y pautasmás adecuadas.

Todas estas orientaciones deberían ser facilita-das a los padres a través de actividades especí-ficamente dirigidas a ellos, realizadas por elmismo profesorado que participa en el progra-ma de educación sexual en la escuela: Para fa-cilitar esta tarea se incluyen a continuación dospropuestas de trabajo diferentes: la primera,sobre cómo realizar una charla informativa parapadres y la segunda, sobre cómo llevar a caboun ciclo de educación sexual para padres.

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Materiales de educación para la salud en laEnseñanza, Cómo evitar que mi hija (o mihijo) se quede embarazada o se contagie elSida

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