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Don Benjamín Vicuña Mackenna
Distinguido personaje multifacético de nuestra
historia nacional: Una lucha entre sus sentimientos más profundos y un razonar ,en
ocasiones, ligero.
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Lorenzo Çaglevic BakovicUniversidad Gabriela Mistral
Año MMIXDon Benjamín Vicuña Mackenna, distinguido
personaje multifacético de nuestra historia nacional ; Una lucha entre sus sentimientos más profundos y un razonar ,en ocasiones, ligero.
(1831-1886)
I
Introducción:
Pocos personajes en la Historia de Chile poseen un currículum tan rico y
diverso como el de don Benjamín Vicuña Mackenna.
Durante gran parte de su prolífica vida pública, se mantuvo en un primer plano
de los acontecimientos nacionales más relevantes. Fue un revolucionario en
muchos aspectos. En los diversos campos en los cuales participó – siempre
con gran vigor, entusiasmo e inteligencia - nos deja un indiscutible legado.
Lamentablemente, como suele suceder, el inexorable paso de los años va
tendiendo, primero, una tenue cortina la cual se va tornando más densa ,según
transcurre el tiempo, sobre las historias de muchos personajes que fueron
señeros en su época y ,más aún , acerca de las proyecciones históricas que
tuvieron sus obras. El olvido y la ignorancia de la gran masa de nuestros
compatriotas, en este caso acerca de las obras de Vicuña Mackenna, me han
impulsado a tratar de exponer en esta limitada monografía, al menos los
aspectos más relevantes de las distintas facetas en las cuales brilló de este gran
chileno, las cuales todos debiéramos conocer y admirar. Al final del presente
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trabajo me permito expresar algunas conclusiones personales acerca de lo que
considero es su legado a las generaciones de chilenos que lo suceden, como
también algunas pocas apreciaciones personales que pudieran sonar algo
irreverentes, pero que en nada opacan su gran mérito y mi gran admiración por
este personaje y que, por otro lado, como un empeñoso aprendiz de
historiador, honestamente, no podría soslayar.
Trataré de exponerlo de forma clara, separada y breve. Si así consigo lograr,
al menos en parte mi objetivo, me sentiré muy satisfecho ya que habré
contribuido a mostrar al lector interesado y muchas veces carente de tiempo,
aunque sea en una apretada síntesis, las principales facetas de este gran
personaje de nuestra historia republicana.
A pesar de que en el párrafo VI se indica la bibliografía, he querido intercalar,
en ocasiones, algunas opiniones textuales de don Benjamín por considerar, en
este caso, que no existe otra manera mejor de representar al lector el carácter y
la pasión de aquel, sino en sus propias palabras.
II
El hombre:
Don Benjamín , nació en Santiago el año 1831, hijo de doña Carmen
Mackenna Vicuña y don Felix Vicuña Aguirre, de quien hereda su interés
periodístico y su admiración por la prensa, eficaz órgano en esa época para la
difusión de doctrinas políticas. Efectuó sus primeros estudios en un
establecimiento denominado el Colegio de Cueto, donde más bien se destacó
por sus condiciones de niño inquieto e indisciplinado, que por tener
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calificaciones brillantes. Continuó su educación en el Instituto Nacional y
luego ingresó a estudiar Leyes en la Universidad de Chile. Sin embargo no
pudo finalizar sus estudios en dicha Universidad retomándolos sólo el año
1857 para completarlos y titularse de abogado. A los 36 años se casó con su
prima, doña Victoria Subercaseaux Vicuña, hermosa mujer de la sociedad
Santiaguina y fiel compañera quien lo acompañó abnegadamente durante casi
dos décadas de su vida, y con la cual tuvo una descendencia de siete hijos:
Blanca, María, Benjamín, Rosa, Arturo, Eugenia y Gabriela.
En el año 1884, se retira de la prolífica vida pública para vivir sus últimos
años en su apacible fundo, Santa Rosa de Colmo, cerca de Viña del Mar,
donde fallece en el año 1886, a la edad de 55 años.
Tanto por parte paterna cuanto materna, don Benjamín tuvo ilustres
antepasados, lo cual nos vemos obligados a señalarlo, aunque sea brevemente,
con la finalidad de que el lector pueda colegir acerca de su gran generosidad
de alma, al no tomar como suyas las odiosidades que se anidaron en sus
antepasados y, más bien, exponerles las verdaderas lecciones de fraternidad y
reconciliación que nuestro personaje nos entrega en las dedicatorias y en los
prefacios de dos de sus grandes obras, como lo fueron “El Ostracismo de
O`Higgins” y el “Ostracismo de los Carrera”, que bien valdría tenerlas en
consideración en nuestros días. Para entender lo anterior es necesario atender a
los detalles del párrafo que expongo a continuación:
En efecto, por el lado paterno su abuelo, don Francisco Vicuña Larraín,
decidido independentista, tomó partido junto a la familia Larraín, en la rama
de los llamados Otomanos o Familia de los Ochocientos, lo cual lo enemistó
seriamente con los Carrera. En 1814 hubo de sufrir el destierro junto a otros
patriotas a la isla de Juan Fernández.
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Por parte materna, es decir los Mackenna, sus ascendientes provenían de
católicos de origen irlandés (igual que don Ambrosio O¨Higgins) El patriarca
de la familia fue el ingeniero militar, general don Juan Mackenna O´Reilly,
quien prestó en su momento valiosos servicios a la corona española.
Posteriormente, la gran amistad que mantuvo con su compatriota, don
Ambrosio O¨Higgins la prolongó en el hijo de éste ,don Bernardo, al cual le
aportó su formación militar.
Juan Mackenna también se vinculó con la familia Larrraín, en la misma rama
que ya señalamos anteriormente (Otomanos) y ,por lo tanto, contrario a la
posición de la familia de los Carrera. Esta enemistad, que fue adquiriendo
carácter odioso, significará para Mackenna primero el destierro en Mendoza y,
posteriormente, en la ciudad de Buenos Aires , a enfrentarse en un duelo con
Luis Carrera, quien lo derrota acabando con su vida mediante un certero
balazo en su frente.
No obstante todas estas tragedias, sufridas por sus antepasados, no
significaron en don Benjamín, como se podía esperar, sed de venganza
alguna o revanchismo hacia los Carrera, y así pudo convertirse en uno de los
mejores amigos de José Miguel Carrera Fontecilla, hijo del prócer, con quien
se unió en su lucha contra el gobierno de don Manuel Montt.
Como testimonio de lo anterior me permito señalar que en la dedicatoria de su
obra ; El Ostracismo del Jeneral don Bernardo O¨Higgins nos señala:
“Al Señor Don Demetrio O¨Higgins y a la Memoria de D. José Miguel
Carrera i Fontecilla” ambos hijos de los próceres, cuyas historias relatan
estas obras de Vicuña Mackenna. Como muestra, un botón: Un pequeño
párrafo ubicado en las primeras líneas.
“Pero en el presente caso, al inscribir sobre la portada de este libro,
destinado a dar a conocer a un soldado que fue más grande por su
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magnanimidad que por su jenio, los apellidos de dos familias que dividieron
en feudos de odio a nuestros antepasados, llenamos una misión mas alta;i
esta ofrenda que tributamos al parecer a dos nombres ,deja de ser una
dedicatoria para iniciar una reconciliación. Obra santa i necesaria que el
historiador debe a la posteridad reparadora ,encargándola de acercar por el
amor i la clemencia aquellos espíritus que dividió, no la justicia ,sino un error
,una pasión o una calumnia…
Qué condición esencial falta ciertamente con mas intensidad i con mas
urjencia a nuestra sociabilidad i a nuestra politica hispano-americana
preñada de mil rencores, sin la lei del amor, el principio de la fraternidad.
Los américo-latinos somos en verdad perezosos para agruparnos al servicio
de todo bien tranquilo y modesto, pero tenemos una agilidad prodigiosa para
reunirnos a las huestes del exterminio; tenemos el amor como pasion, pero no
como deber; sentimos en nuestras venas el aguijon del apetito, pero no
aceptamos en la conciencia la resignacion del sacrificio; albergamos la ira
del orgullo i no damos culto a la clemencia magnánima.”
III
El político:
Benjamín Vicuña Mackenna, desde muy joven, entró a participar en la vida
pública del país y su gran convicción democrática lo llevó a integrar la
Sociedad de la Igualdad, junto a sus fundadores ; Francisco Bilbao y Santiago
Arcos y tomando parte activa, al final de la presidencia de Manuel Bulnes, en
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la revuelta de Abril de 1851, más conocida como el “Motín de Urriola”
ocasión en que el coronel Pedro Urriola Balbontín, acompañado de los líderes
de la Sociedad de la Igualdad ya mencionada, pretendieron apoderarse del
cuartel de artillería ubicado a los pies del cerro Santa Lucía. Pero, el trasfondo
de aquella acción, consistía en un movimiento liberal que propugnaba la
educación del proletariado en sus aspectos sociales y políticos, y también se
planteaba como rechazo a la candidatura oficialista que propiciaba Bulnes en
relación a Manuel Montt. Sin embargo, el mencionado motín fracasó
estrepitosamente y el gobierno tomó rápidamente el control. Urriola muere de
un disparo en la refriega y Vicuña Mackenna es condenado a muerte por su
participación en él. No obstante logra huir disfrazado dirigiéndose a La
Serena donde, en el mes de Septiembre del mismo año, intenta otro
movimiento armado, también fallido, lo que le significó , gracias a la ayuda de
su padre, poder ser embarcado subrepticiamente en Valparaíso, iniciando así
su primer destierro.
Después de haber recorrido buena parte de América y Europa regresa a Chile
en 1856 año en el cual, todos los que habían participado en la revolución de
1851, fueron amnistiados.
Su temperamento inquieto lo lleva entonces a volver a participar en otro
movimiento revolucionario a fines del año 1858 en la llamada “Revolución
del Coligue”, en conjunto a los hermanos Matta y a Angel Custodio Gallo.
Ahora este movimiento se plantea en contra el gobierno del ya presidente don
Manuel Montt Torres, al cual calificaron, en el texto de una proclama conjunta
con los personajes ya nombrados, como un presidente infame y corrupto.
Nuevamente, Vicuña Mackenna ,es sometido a prisión y condenado al exilio
en Inglaterra. Después de permanecer un período en ese país viaja al Perú,
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donde su interés histórico lo hace emprender investigaciones acerca de la vida
del prócer, don Bernardo O`Higgins .
Regresa nuevamente a la patria para volver a participar activamente en
política, labor en la que se destacó durante dos décadas. El año 1872 es
designado, por el presidente Federico Errázuriz Zañartu, Intendente de
Santiago. Desde ese puesto, toda su creatividad es reflejada en la
remodelación de la capital. Como quizás sea esa su actividad más conocida
por la gran masa ciudadana, le dedicaremos, por lo tanto, algunas líneas
especiales más adelante. El éxito de Vicuña Mackenna en su intendencia le
hizo alcanzar tanta fama, que lo catapultó a la candidatura a la presidencia de
la república para las elecciones del año 1875. Fue proclamado por el llamado
partido Liberal Democrático, el que fuera formado por él y sus partidarios
especialmente para prestar el apoyo necesario a su candidatura, campaña que
partió con grandes bríos y entusiasmo. Fue la primera vez que en Chile se
podía hablar de una campaña lo más cercana a la democracia, como la
entendemos hoy, extendiéndose esta hacia afuera del estrecho y exclusivo
círculo oligárquico, dentro del cual ,durante tantos años, se habían manejado
los destinos políticos del país. El popular candidato organizó una novedosa
gira política en ferrocarril hacia el sur del país, donde se celebraron toda suerte
de discursos, banquetes y se podría decir también que se vio, por vez primera,
verdaderas reuniones de masas, en las cuales ya, aunque en forma incipiente,
comenzaban a tomar parte elementos de la clase media e inclusive de
procedencia más popular. Por lo anterior, a esta campaña presidencial, tan sui
generis para la época, se le denominó la “Campaña de los Pueblos” y el propio
Vicuña Mackenna fue motejado por esto como “El Chino del Bombo”, dado
lo bulliciosa de esta campaña, a la cual aún no estaba acostumbrada la
ciudadanía.
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No obstante esta posibilidad tan clara, que barajaba el distinguido candidato,
movió al gobierno de la época efectuar un alto grado de intervención electoral
que finalmente hizo renunciar a Vicuña Mackenna a sus aspiraciones
presidenciales.
Empero, la frustración sufrida por Vicuña Mackenna, como producto de
mezquinas maquinaciones políticas, no fue óbice para que, don Benjamín,
continuara poniendo de manifiesto toda su capacidad al servicio del país
desde el Parlamento Nacional, institución en la cual fue diputado y senador.
También ,don Benjamín, fue el primer presidente de la llamada Sociedad de la
Unión Americana de Santiago, organización que nace durante el año 1862
como un rechazo a las acciones colonialistas de España, Inglaterra y Francia.
Este sentimiento americanista, que prendió primero en las juventudes políticas
de liberales y radicales de la época, luego se extendió a los conservadores y
así por toda la ciudadanía. Se planteaba, como un principio, que cualquier
problema que pudiera existir entre países americanos debía pasar a un segundo
término si se trataba de defender la independencia nacional ante los eventuales
apetitos colonialistas de países europeos.
Vicuña Mackenna, convertido entonces en el adalid de la causa americanista
en nuestro país, no dudó en llamar durante el año 1864, con ocasión de la
ocupación por España de las islas Chinchas del Perú, a la guerra contra el
invasor del país hermano, la que fue declarada en Septiembre de 1865,
tratando de lograr el apoyo de todos los países latinoamericanos posibles y en
especial de los Estados Unidos. Sin embargo, a pesar de sus deseos y del
cumplimiento de una misión como agente diplomático confidencial en los
Estados Unidos no le fue posible obtener el interés de esta importante nación,
la cual prefirió declarase neutral en el conflicto y tampoco le fue posible el
crear una fuerza bélica eficaz de defensa en el continente. Sólo con los
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afectados directamente, es decir el Perú, se llevaron a cabo acciones de guerra
en conjunto contra España en el combate naval de Abato (Feb, 1866) primera
y única vez en que participan, sin resultados decisivos, fuerzas navales aliadas
de Perú y Chile.
Antes de la acciones de Abato, la Armada de Chile había capturado la nave
española, Virgen de la Covadonga, en el combate naval de Papudo
(Noviembre 1865) lo cual trajo como consecuencia el suicidio por honor del
almirante español José Manuel Pareja .
Ambas acciones, ya mencionadas, fueron verdaderas estocadas que no pasaron
inadvertidas ante el orgullo de España, la cual decidió castigar duramente la
actitud de nuestro país. En el mes de marzo de 1866,, Chile debió soportar
entonces la brutal represalia con el ignominioso bombardeo a Valparaíso por
parte de la escuadra Española, ante la pasividad de las dos escuadras
extranjeras presentes en Valparaíso en esos momentos: La inglesa , al mando
del almirante Denman y la de los EE.UU, al mando del comodoro Rodgers.
Ambos jefes extranjeros, a pesar de las numerosas gestiones de varios
representantes diplomáticos de diferentes países acreditados en ese puerto,
argumentaron diferentes razones y zarparon sin intervenir, dejando a la ciudad
totalmente indefensa de tan cobarde y destructivo ataque.
IV
El Intendente:
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Quizás el mayor recuerdo que, dentro de la conciencia pública, se tenga de
Vicuña Mackenna es la obra realizada como Intendente de Santiago, labor que
desempeñó entre los años 1872 y 1875.
Si bien su obra más notable fue la remodelación del cerro Santa Lucía, hubo
muchísimas otras sobre las que daremos cuenta a continuación. Sin embrago,
permítasenos detenernos unas líneas para referirnos a la transformación de
este solitario peñón que sirvió al conquistador y después Gobernador de Chile,
don Pedro de Valdivia, como un atalaya natural en ese entonces llamado
Huelén, para efectuar la fundación de Santiago de la Nueva Extremadura en el
año 1541 y que , salvo pequeñas variaciones, se había mantenido
prácticamente intacto por el espacio de esos tres siglos, según lo demuestran
los archivos fotográficos logrados, que son anteriores al momento que, don
Benjamín, emprendiera esta hermosa obra urbanística. Según expresó en sus
propias palabras, Vicuña Mackenna, quiso que Santiago contara con una (cita
textual) “plaza aérea” dotada de un “paseo fantástico” donde se pudiera
gozar de una “triple maravilla; natural, histórica y urbana”. Así entonces,
logra cambiar la fisonomía del agreste peñón en un paseo de categoría donde
ocupa elementos arquitectónicos y urbanísticos tanto franceses como
españoles. Es la impronta de la nueva ciudad y que se mantiene hasta nuestros
días.
Pero también este incansable intendente en su plan de transformar a Santiago,
dedicó sus esfuerzos a otras obras menos conocidas pero no por eso carentes
de importancia, como lo fueron: La construcción de un camino de cintura
alrededor de la ciudad. Para situar al lector dentro del trazado urbano de hoy,
este camino comprendía el perímetro delimitado por la actual Avda, Vicuña
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Mackenna (ex Avda. Oriente), la Avda. Matta, Calle Exposición, Calle
Matucana y el Parque Forestal .
La canalización del Mapocho y de otros flujos importantes de agua, como
también el suministro de agua potable, constituyeron importantes obras
hidráulicas durante la intendencia de Benjamín Vicuña Mackenna. La
construcción de mercados; establecimientos educacionales; nuevas calles;
matadero; creación de plazas y la transformación de diversos barrios pobres
ubicados en la zona sur de Santiago contribuyeron a un indiscutible progreso
urbano de la capital.
V
El historiador, literato y periodista:
Sin duda que don Benjamín fue un hombre quien tuvo pasión por las letras y
así lo demuestra su prolífica obra.
No se asombre el lector al saber que él fue autor de nada menos que de 163
libros, no sólo de índole histórica por los cuales suele ser más recordado, sino
acerca los más variados temas. Mencionaremos a continuación sólo los más
conocidos, a modo de un refresco para la memoria de nuestros conciudadanos.
Me permitiré nombrar acá algunos de los más conocidos:
El Ostracismo de los Carrera; El ostracismo de O`Higgins. Las dos
Esmeraldas, ;Tres Años de viaje; Diez meses de Misión en Estados Unidos;
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Historia General de Chile desde la Independencia hasta la década de 1860; La
guerra a Muerte; Historia de Santiago; Historia de Valparaíso; Un año en la
Intendencia de Santiago; Los Lisperguer y la Quintrala; De Valparaíso a
Santiago, Relaciones Históricas; Historia de la Jornada del 20 de Abril de
1851; Historia de la Campaña de Tarapacá; Historia de la Campaña de Tacna y
Arica; Historia de la Campaña de Lima; El libro del Oro; El libro de la Plata;
el Libro del Cobre; Al galope ; y tantos otros.
Como podemos advertir , casi ningún tema le fue ajeno, Escribió sobre
política, asuntos internacionales, asuntos sociales, religión, literatura ,
historia, economía, geografía y minería.
Tampoco podemos omitir que publicó sobre 1700 artículos de su autoría en
diversas revistas y periódicos, tanto nacionales como extranjeros. Imposible
de olvidar, algunos de ellos, que lo fueron en temas tan variados como, por
ejemplo, los que escribió en diario El Mercurio y que pensamos que, del sólo
examen de sus títulos, el lector del presente trabajo, podrá formarse un juicio
acerca de la versatilidad e inquietudes de don Benjamín en las más diversas
áreas del saber. Por lo anterior, permítasenos enumerar algunos:
La logia Lautarina; La cuesta de la Dormida; El primer revólver que se
disparó en Chile; Los grandes cometas históricos de Chile; Aquiles I, rey de la
Araucanía; ¡No solteis el Morro!;Los consejos de Portales; Cosas de don
Diego; Una visita al campo de batalla de Waterloo; Un día en el Rhin;
Memorias inéditas de Lamartine; La herencia de los Chadwick de Chile,
cincuenta millones de pesos; etc, etc.
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También se conservan sus más de 700 agudos discursos políticos en el
parlamento, donde destacan aquellos de su gran apoyo a las actividades
militares de la Guerra del Pacífico. En adición a lo anterior, y en el mismo
orden de ideas, durante los años 1878 y 1879 ya siendo colaborador del diario
El Mercurio y El Ferrocarril, crea otro periódico nuevo, que bautizó como El
Nuevo Ferrocarril el cual si bien, no tenía ni la seriedad ni la ponderación de
los otros periódicos ya mencionados , constituyó una importante obra personal
de Vicuña Mackenna, y que él usó para descargar su incontrolable ímpetu en
el tema de la guerra y, asimismo, despertar el alma nacional e incentivar a la
ciudadanía en llevar adelante la guerra según su decir: sin vacilaciones, es
decir, sin transar, hasta lograr alcanzar la victoria final. No quería armisticios,
ni conferencias de parlamentarios, ni negociación alguna sobre el conflicto.
También lo usó para fustigar al gobierno de Pinto, el que él consideraba un
gobierno perezoso, de posturas tibias, en ocasiones irresoluto y, en parte
importante, desconfiado de las capacidades de sus compatriotas que
participaban militarmente en la guerra. Así fue que, desde su trinchera
periodística y de senador, empujó a la opinión política y pública a no retardar
la decisiva expedición a Lima, calificando la actitud del gobierno como de
pusilánime. Creo que, sin obviar las consideraciones del difícil gobierno que
le tocó al presidente, don Anibal Pinto Garmendia, sus comentarios, dado los
buenos resultados logrados por Chile en la contienda, ratificaron lo acertado
de sus ideas en esta materia.
Vicuña Mackenna, tuvo siempre una alta consideración por aquellos que
debieron tomar las armas y presentarse en el campo de batalla y ,de ese modo,
organizó la Sociedad Protectora de Huérfanos y Viudas de la Guerra, en la que
gastó parte importante de su peculio personal . Como homenaje póstumo a los
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soldados que perdieron la vida en defensa de la patria, publicó la obra llamada
Álbum de las Glorias de Chile, donde exponía breves biografías de ellos.
VI
Algunas Conclusiones :
La pasión que Vicuña Mackenna puso en todas los actos que desarrolló en su
vida, relativamente corta de sólo 55 años, nos deja profundamente
impresionados por la gran versatilidad y fecundidad de su obra en los más
variados aspectos.
En el aspecto político, el legado que don Benjamín dejó a sus conciudadanos
es, sin duda, la transformación de una nación que si bien ya era republicana
durante sus días, distaba mucho de ser una democracia plena. La república de
la época, tenía como reales dueños del país y sus destinos a una poderosa
oligarquía, totalmente excluyente. Con Benjamín Vicuña Mackenna y su
abortada campaña presidencial, se da el primer paso a una transición hacia una
república democrática y universal la que recién empieza a desarrollarse
durante el siglo XX y continúa perfeccionándose hasta la actualidad.
En el aspecto social, su legado se puede apreciar a través de las numerosas
obras públicas ya mencionadas en la parte referente a su intendencia, donde
trabajó abnegadamente y sin descanso en pos de una mejor ciudad, pero
preocupándose siempre de los barrios más pobres y fundando sociedades de
socorros sociales incluso, como ya se dijo, con sus propios recursos.
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En el aspecto moral, nos deja el legado de un ciudadano honrado y ejemplo de
hombre público, el que sería muy digno y adecuado en ser imitado por sus
pares de hoy. Es conocido, y existen distintas fuentes que lo señalan, como
gran parte de su patrimonio, y también el de su esposa, doña Victoria, fue
mermando a través de los años. Sin embargo, llega a rechazar una casa que
quiere entregársele a título gratuito en consideración a su destacada labor y
conocido altruismo. Los principales y más ciertos ingresos, sin considerar los
estipendios que le correspondieron en ocasiones, en razón de ocupar cargos
públicos de los que hemos dado cuenta, provenían mas bien del pago de los
periódicos por sus artículos y de la venta de sus libros, en los cuales trabajaba
día y noche. Invitamos a los interesados en su vida, a visitar, en la pequeña
parte antigua que resta de su casa quinta y que hoy es el museo dedicado a su
persona, para conocer lo que fue su despacho y, arriba de éste, su llamado
“dormitorio de emergencia” del cual don Benjamín debía hacer uso frecuente,
mucho más de lo que él hubiera deseado, para no molestar con su trabajo
nocturno el descanso de su esposa, pero que su compromiso con las editoriales
y los diarios le requerían.
En el campo patriótico, creo innecesario volver ahondar sobre lo ya señalado,
en relación a haber sido un paladín de la Guerra del Pacífico, del gran autor
histórico que ensalzó los valores patrios y a distintos próceres nacionales a
través de sus diversas obras en este campo. Pero más que nada, es totalmente
necesario de tener en consideración, su elevado espíritu de fraternidad
ciudadana que debe alcanzarse entre bandos que alguna vez estuvieron en
pugna y que lo relato en la parte II de este trabajo, al referirme a las odiosas
diferencias entre Carreristas y O´Higginistas. También esto constituye otro
ejemplo a seguir por los líderes políticos de nuestros días.
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Sin embargo, para ser ecuánimes en expresar nuestro parecer sobre la obra de
Vicuña Mackenna, creemos que también es necesario plantear algunas
observaciones acerca de lo que podrían constituir algunas liviandades, e
incluso contradicciones, de este Vicuña Mackenna, siempre tan inquieto y
apasionado.
No quisiera sin embargo, dejar la impresión que mis observaciones
constituyen el reflejo de un pensamiento subjetivo y tal vez injusto.
Personalmente ya he confesado mi gran admiración por don Benjamín. Sin
embargo, me surgen algunas dudas que, al menos en algunos temas, haya
sido un personaje de ideas muy profundas. Me atrevo a insinuarlo, por
variados hechos que tienden a mostrar ciertas inconsecuencias las cuales me
permito exponer a continuación para avalar mis observaciones:
Por ejemplo, en el ámbito de sus encendidos discursos senatoriales, que si bien
tuvieron el gran mérito de encender el alma nacional durante la época de la
Guerra del Pacífico, nos muestran cierta liviandad. Cito Textual: “Ignoro, por
completo, la situación política del momento, ni tengo para qué tomarla en
cuenta. La voz que se alza del fondo de mi pecho es la voz del patriotismo, y a
sus dictados sólo obedeceré” Discurso pronunciado por B.V.M. en el Senado
sobre la ruptura de relaciones con Bolivia el 21 de Marzo de 1879.
En esta época de conflicto bélico , su personalidad apasionada y muchas veces
irreflexiva le significó a las autoridades encargadas de la conducción política
de la guerra recibir críticas, algunas injustas y sin gran fundamento, por las
distintas decisiones que estas tomaban . Él usó de la prensa para exigir, en
forma absurda, la revelación de algunos planes que, por razones estratégicas,
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eran imposibles de dar a conocer “urbi et orbi”. Recordemos que, a pesar de
que el gobierno no aceptó sus críticas ni muchos menos divulgó los planes que
Vicuña Mackenna quería, usando una expresión de nuestro días, que se
“transparentaran”, debemos reparar en que las publicaciones de la prensa de la
época, acerca de la guerra, eran con tal cantidad de detalles que estas
sirvieron, como está demostrado en diversas obras del conflicto, de una fuente
gratuita e ingenua de importante información para el enemigo.
Otro ejemplo, ahora de cierta inconsecuencia, lo podemos encontrar en la
publicación acerca de la obra, don Diego Portales. Pareciera que la
personalidad de don Diego cautivó de tal manera a Vicuña Mackenna que este
último, acérrimo y conocidísimo opositor del autoritarismo representado por
Portales, cambió su discurso en esa obra. Lo que anteriormente él criticó y
repudió, en su obra redimió y alabó. Esta actitud le significó airadas críticas de
importantes tribunos de la época como Isidoro Errázuriz o Guillermo Matta.
Más aún, esta obra que había sido dedicada por don Benjamín a su dilecto
amigo, José Victorino Lastarria, es rechazada por el mismo homenajeado.
Podremos estar o no de acuerdo con el juicio que Lastarria hace de Portales
pero, para no dejar lugar a dudas, citamos textual parte de la carta que éste le
dirige, indignado, a Vicuña Mackenna en relación a su obra; “ Me costó
rabias, dolores de estómago, patadas y reniegos….pervierte usted el juicio
público y presenta como grande a un pillo, de los que tiene nuestra tierra a
puñados. No hablemos más porque peleamos y yo no puedo pelear con usted
porque lo quiero mucho”.
En el ámbito de sus ideas religiosas también encontramos curiosas
contradicciones. Sabemos que fue uno de sus anhelos durante un viaje a
Europa, en el año 1883, el poder visitar la casa del Abate Juan Ignacio Molina,
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precisamente para rescatar su memoria a la conciencia nacional. A este
eminente jesuita chileno, considerado el primer naturalista de nuestra nación,
oriundo de las cercanías de la ciudad de Talca (sector que hoy es la comuna de
Molina, precisamente en su honor) se le considera, además, como el precursor
de la Historia Natural Chilena tanto vegetal como animal. La obra de Molina,
como lo pudo comprobar el propio Vicuña Mackenna, fue incluso alabada por
el notable Alexander von Humboldt, con quien don Benjamín se entrevista
también en el ya mencionado viaje.
Sin embrago, nuestra opinión queda desconcertada con sus intervenciones en
contra del clero en general y de los jesuitas muy en particular. Permítasenos
mostrar al lector lo siguiente:
Cito textual parte de sus ataques a los jesuitas desde el Senado de la
República, durante la sesión ordinaria Nº48 del 24 de Septiembre de 1884:
“Penetro en la sala obscura y desenladrillada de la Biblioteca Nacional en
que se conservan los manuscritos teológicos de los jesuitas: Allí las obras de
divinidad no se cuentan por volúmenes sino por quintales ¿y qué hay dentro
de esos estupendos monumentos de las controversias humanas? Nada. Polvo y
polilla, orgullo y necedad: Allí está Santo Tomás en más de diez volúmenes y
los comentadores de Santo Tomás en más de trescientos volúmenes ¿Y a qué
ha conducido todo esto? ¿A ilustrar el espíritu humano? No. A oscurecerlo, a
aletargarlo, a sepultarlo bajo una montaña de sofismas y de siglos. Podría a
la verdad, llenarse cúbicamente esta gran sala hasta su alta claraboya con el
inmenso y estéril trabajo de aquellos teólogos que ocupaban su vida entera en
disputas que hoy no tienen siquiera una vislumbre de buen sentido y mucho
menos una vislumbre de sabiduría”
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Aunque Vicuña Mackenna siempre se declaró católico, su extrema posición
anticlerical lo llevó, además, a plantear, en su campaña del año 1864 como
diputado por La Ligua, la supresión del latín en todos los colegios, la libertad
de culto y la reforma de la constitución para que se acogieran plenamente sus
ideas. Durante ese mismo año en un discurso, en este caso en el parlamento,
señaló: Cito textual : “No me gusta la teología. No me gusta ni en las aulas ni
en los libros. Mucho menos me gusta en el parlamento.” Asimismo, fue un
duro crítico a las relaciones del gobierno de Chile con la Santa Sede,
También es posible anotar grandes asperezas en sus opinión acerca del pueblo
mapuche el cual sufrió sus planteamientos, de extrema dureza, como la que
expresó, sin tapujos, acerca de estos indígenas en un discurso pronunciado en
el Senado ,cuyo texto se exhibe hoy en una de las vitrinas del excelente Museo
Vicuña Mackenna . Cito Textual:
“No era (el indio) sino un bruto indomable, enemigo de la civilización,
porque sólo adora los vicios en que vive sumergido, la ociosidad, la
embriaguez, la mentira, la traición y todo ese conjunto de abominaciones que
constituyen la vida salvaje”; El rostro aplastado, signo de la barbarie y
ferocidad del auca, denuncia la verdadera capacidad de una raza que no
forma parte del pueblo chileno.
Es cierto que el indio defiende su suelo, pero lo defiende porque odia la
civilización, odia la ley, el sacerdocio, la enseñanza. La patria que él defiende
es la de su libre y sanguinaria holgazanería, no la santa patria del corazón,
herencia de sus mayores... Es una cosa probada que el indio no sabe nada de
ese tan ponderado heroísmo de sus abuelos, que nosotros por moda les
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atribuimos. A buen seguro que ni Melin ni Kilapan han visto jamás un
ejemplar de La Araucana ni saben quienes fueron Rengo y Galvarino"
Si bien don Benjamín pudo haber tenido buena parte de razón en sus
apreciaciones acerca de las escasas virtudes del pueblo mapuche, no es menos
cierto que en sus obras históricas cumbres, como lo son El Ostracismo de O
´Higgins y El Ostracismo de los Carrera , los propios padres de la patria, a
quien él admira profundamente, registran en sus obras variadas loas a aquella
raza. Evidentemente no es por su intelectualidad, mas sí por su gran bravura,
cualidad que los padres de la patria anhelaban que permaneciera en el
mestizaje de la incipiente nación. Con todo, el propio Vicuña Mackenna, pese
a sus opiniones un tanto irreflexivas y generalizadas, no puede soslayar en su
relato honrar algunas características positivas de este pueblo, que él mismo se
preocupa en denostar en otros escenarios. Cito textual parte de su relación en
El Ostracismo de O´Higgins:
“…Mas, para su ventura, por aquel mismo tiempo se sucedió en las fronteras
del Sur uno de 1os mas formidables levantamientos de 1os araucanos,
provocados por el fogoso e imprudente capitán jeneral Gonzaga. E1 empuje
de las hordas sublevadas fue tan brioso i sus avances tan rápidos, que
barrieron todos 1os puestos militares de ultra Bio-Bio, y se hicieron dueños
de la estensa isla de La Laja, riñón de la frontera i núcleo de sus lineas de
defensa. Derrotaron sucesivamente a todas las divisiones que se les opusieron
al paso,i en verdad fue tan serio el conflicto ,que llegó a temerse la pérdida de
todo el reino”
Por último, para finalizar nuestras observaciones sobre don Benjamín y los
mapuches, invitamos al lector interesado a revisar las primeras páginas de su
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obra, El Ostracismo de los Carrera, en la cual él ,precisamente, elige ilustrar
una página completa de su libro con un proyecto de monumento a don José
Miguel Carrera, donde aparece el prócer de pie con una espada en su mano y,
en una evidente actitud de acercamiento hacia este, una hermosa joven india,
en cuya mano derecha sostiene un cóndor y en la izquierda ,junto a su seno, un
libro con el título de Libertad. Creo que es un manifiesto homenaje, consciente
o inconsciente, que don Benjamín brinda a la unión de estas dos razas de
características y culturas tan distintas- una de ellas tan vapuleada por él- en las
cuales se fundaron los pilares originales de una parte importante de nuestro
pueblo chileno.
Podríamos decir que varios libros de Vicuña Mackenna dejan traslucir que su
interés y admiración era más bien por el culto a la personalidad que él tenía
por los distintos personajes históricos, que por las obras de aquellos. El
propio Andrés Bello quien, desde su cargo de rector de la Universidad de
Chile, era un convencido que la historia debe enfocarse estrictamente a partir
de hechos concretos que tengan sustentación en documentos, le advirtió a don
Benjamín ,de quien admiraba su talento literario, que “se hiciera más amigo
de la lógica” en sus trabajos. Otra opinión al respecto, en el mismo sentido, la
podemos recoger de Guillermo Feliu Cruz; cito textual “ A toda costa (Vicuña
Mackenna) quiere formarles héroes a un pueblo que resultan, en la intimidad
de sus vericuetos morales, demasiado vulgares y prosaicos”.
También su personalidad como lo dijimos, en extremo inquieta que, en
ocasiones, corría a la par de su alocada pluma lo hizo trastabillar en la
política: Francisco Antonio Encina nos da cuenta sobre el particular: “…..por
su afán (de B.V.M.) de renovar la opinión a toda hora y con todo motivo,
Errázuriz astutamente, resolvió distraerlo del teatro político encausando su
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dinamismo en el desempeño de la Intendencia de Santiago y en la
transformación de la ciudad. Así lo dejaría gobernar en paz”
Hasta sus propios camaradas de partido le tenían en el fondo un cierto temor,
por lo ligero e impredecible de las actuaciones que su amigo, Vicuña
Mackenna, solía tener. Prefirieron desplazarlo en sus aspiraciones
presidenciales por un hombre más ponderado, como Aníbal Pinto.Los
acontecimientos demostraron que no estaban lejos en sus apreciaciones por
cuanto, a pesar que el partido le retira su apoyo, don Benjamín funda su propio
partido ,lo que sin embargo no sirvió a sus aspiraciones presidenciales que
muy pronto se ven frustradas, como ya lo relatamos en su oportunidad.
Pero por otro lado; ¿Qué otra cosa era dable esperar de un personaje de
carácter tan apasionado, laborioso y acelerado? Quien mucho hace, mucho
yerra y don Benjamín, como buen ser humano que era, también tuvo sus
yerros que ,eso sí, no alcanzaron a restarle brillo a su gran obra y estas salidas
de madre que podemos registrarle nos harán, cuando más, exclamar como los
hacían sus compatriotas de la época: ¡Son cosas de Vicuña Mackenna, pues.. !
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VII
Bibliografía:
-“Semblanza histórica de Benjamín Vicuña Mackenna”: Dr. En Historia ,
Sergio Grez Toso.
-“Páginas Olvidadas, Vicuña Mackenna en El Mercurio”: Ricardo Donoso y
R.Silva Castro
-“Benjamín Vicuña Mackenna”: Myriam Duchens y Ricardo Couyoumdjian
-Bejamín Vicuña Mackenna ; “El Ostracismo de O´Higgins”
-Benjamín Vicuña Mackenna.: “EL Ostracismo de los Carrera”
Nota del autor; Me he tomado la licencia, con el debido respeto que profeso
por don Benjamín, de usar como separación de los temas tratados en este
trabajo, números romanos, a modo de un pequeño recuerdo hacia su persona
quien los usaba de forma invariable, dentro de los capítulos de sus obras,
cuando quería señalar alguna variación menor de los temas.
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