Dissertaçao madres jes_iuperj_2012
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Jorge Edgardo Sapia La Construcción de Espacios Simbólicos de Resistencia: Madres de Plaza de
Mayo y Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas.
Dissertação de Mestrado
apresentada ao Instituto
Universitário de Pesquisas do Rio
de Janeiro como requisito parcial
para a obtenção do grau de
Mestre em Sociologia.
Marcelo Gantus Jasmin (Orientador)
Maria Alice Rezende de Carvalho
Beatriz Schmidt de Araújo
Rio de Janeiro, 2004
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 5 CAPÍTULO I VIOLENCIA E TERROR COMO FORMA DE DOMINACIÓN 13 1) Antecedentes de la Implantación de un Sistema de Terror 19 2) Características del Pronunciamiento Militar 23 3) El Proceso de Reconstrucción Nacional y la Construcción del Silencio 29 4) Las Bases del Consenso y del Disciplinamiento 33 5) La Desaparición como Metodología del Terror 37 6) Detenidos Desaparecidos: nueva categoría jurídica 45 CAPÍTULO II EL RESULTADO NO ESPERADO 1) Las Organizaciones de Derechos Humanos 50 2) La Construcción del Sentido y la Contención 56 3) La Comisión de Familiares de desaparecidos y Presos por Razones Políticas 60 4) La Construcción de un Espacio Público: Madres de La Plaza de Mayo 66 5) Marchas y Contramarchas: Ofensiva Represora 77 6) Apretando el cerco 81 CAPÍTULO III LOS PASOS PREVIOS 1) En Busca de Apoyo Internacional 84 2) Los afectados y el Campeonato Mundial de Fútbol 87 3) El proyecto Massera y los Liberados de la ESMA 94 4) Los Petitorios como Forma de Lucha 96 5) Rompiendo el silencio: la Internacionalización de sus Denuncias 99
a) Clausuras del Espacio Público y Contención 105 b) El crecimiento del movimiento 107 c) Las relaciones entre el MDH y la Iglesia Católica 114
6) La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) 123 a) El Arribo de la Comisión y sus Consecuencias 124 REFLEXIONES FINALES 136 149 BIBLIOGRAFÍA
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RESUMEN
El trabajo discute el proceso de formación y consolidación -durante el último
régimen autoritario en la Argentina – de dos entidades de defensa de los derechos
humanos: Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas y Madres
de la Plaza de Mayo. A través del desarrollo de una acción social de movilización y
denuncia testimonial permanente se constituyeron en la primera y principal forma de
resistencia al autoritarismo
La implantación de una cultura del miedo, con su carga de incertidumbre,
privatización y aislamiento, fue superada con la construcción de un movimiento social
que acabó tornándose protagónico en la fase de colapso del régimen y en los primeros
años del gobierno democrático que heredó la responsabilidad de resolver las cuentas
del pasado. Mostramos también el papel que juega en el inédito juzgamiento a las tres
Juntas de Comandantes y en la reciente movilización por la abolición de las leyes de
Punto Final y Obediencia Debida.
Se discute por lo tanto, el papel del no olvido y la reivindicación de una justicia
para todos que permita re-encantar un mundo desencantado por prácticas destituidas
de valoración ética y colectiva. Se observa una acción en la cual la fuerza de la
memoria pueda funcionar como mecanismo de desconstrucción de la impunidad.
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AGRADECIMIENTOS
Agradezco especialmente al profesor Renato Lessa quien siempre me estimuló a
la realización de este trabajo. Fue ese también el comportamiento del profesor Marcelo
Jasmin quien no sólo me reabrió las puertas de la institución, aceptándome como
orientando, como se empeño personalmente para que se aceptara la defensa de esta
disertación.
A Vicente de Paulo Batista , Jorge de Paula Paixão y Milton Temer que me
ayudaron con sus críticas y valiosas sugestiones.
Agradezco especialmente a Mario Vidal que desde Buenos Aires acompañó en
trabajo desde su retomada y se encargó de municiarme con importantes informaciones.
A Conceição Chermont Sapia cujas sugestiones fueron particularmente importantes
para la finalización del trabajo.
Quiero dejar constancia de mi reconocimiento al Centro de Estudios Legales y
Sociales que abrió las puertas de su Programa de Documentación para pudiese realizar el
levantamiento del material periodismo que sustenta este trabajo.
Y finalmente mi especial reconociendo al IUPERJ, institución que siempre ofreció
todo el apoyo necesario.
Resta compartir con todos las alegrías de la entrega y reconocer que son todos míos los
errores y lo limites de este trabajo.
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INTRODUCCIÓN
El resultado no esperado del intento de refundación
capitalista implementado en el cono sur de América Latina en las décadas
de sesenta y setenta fue la formación de un movimiento de defensa y
promoción de Derechos Humanos, hasta entonces inédito en la región. Su
formación alude, a un tipo de respuesta específica al proyecto de
dominación política autoritaria fundado en la sistemática violación del
derecho a la vida. El “sistema de Terror” implantado por el régimen
autoritario provocó un significativo silencio social, producido por una
creciente percepción de miedo. Silencio social, que a menudo fue
interpretado o re-significado en el monólogo gubernamental, como
expresión de consentimiento de la sociedad a las directivas y a las
prácticas emanadas del régimen.
La formación de un movimiento colectivo dedicado a la
defensa y promoción de Derechos Humanos constituye la primera y
principal forma de resistencia al autoritarismo. A su vez, su formación
enmarcará -con variables grados de imbricación - las relaciones de las
diversas entidades que constituyeron el Movimiento de Derechos
Humanos (MDH) con el régimen y con la oposición polít ica. Esta
relación conflictiva, radical y permanente se expresará en Argentina,
principalmente, a través de la constitución y desarrollo de entidades
formadas por familiares de las víctimas del “sistema de terror”. La
ausencia de un programa de asistencia jurídica que limitase los efectos
perversos del régimen autoritario permitió que la acción desarrollada por
esos grupos embrionarios se caracterizase por un proceso de
movilización y denuncia testimonial permanente, que acabó siendo
responsable por la proyección del tema de los Derechos Humanos.
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Esta experiencia contrastó con la situación similar vivida en la sociedad
brasilera posterior a la intervención militar de 1964. En este contexto, diversos actores
desempeñaron un rol importante en la formulación de denuncias permitiendo dar
resonancia pública a un problema -prisiones, torturas y desapariciones- que exigía
tratamiento silencioso. Papel protagónico desempeño, por ejemplo, la Comissão
Nacional dos Bispos do Brasil (CNBB), manifestando, a través de documentos
oficiales, su denuncia y su claro repudio a las sistemáticas violaciones que ganan
intensidad en el período comprendido entre los años 1968 y 1974. A su vez, la creación
de la Comissão Arquidiocesana de Justiça e Paz permitió – a través de su departamento
jurídico – que se ofreciese asistencia jurídica a las familias afectadas por la represión.
Situación semejante pudo observarse en el contexto del régimen autoritario chileno
con la creación de la Vicaría de Solidariedad. Estas instituciones, inclusive, ofrecieron
en sus respectivas realidades, un espacio físico que sirvió como punto de referencia y
que ayudó en la superación del proceso de atomización de los afectados permitiéndoles
romper la situación de aislamiento social.
En el caso argentino las entidades se constituyen y adquieren
relevancia y trascendencia a partir del esfuerzo denodado que imprimen
madres, esposas y abuelas cuyos hijos, compañeros y nietos fueron
salvajemente arrancados de sus hogares por quienes, en nombre de la
“cristiandad occidental”, se erigieron en cruzados del buen orden de
nuestras inquisiciones contemporáneas. Así, ante el abismo abierto por la
acción del secuestro de un ser querido y por encima de la violenta
ruptura de vínculos afectivos, la madre sale a la calle para indagar, para
buscar, para exteriorizar su dolor en medio a una sociedad cada vez mas
silenciada por el terror, cuando no por la complicidad de algunos y el
consentimiento de no pocos, con los objetivos que encarnaban quienes,
desposeídos de toda valoración ética, acechaban en las sombras,
escudados por la mentira y por la impunidad.
Yo recalco que es la madre la que sale a la calle, no solamente por el motivo que el padre pueda ser el sostén económico de la familia, sino por que hay una fuerza interior que hace que la madre salga a defender a su hijo. Sin fijarse en lo mínimo si ella participaba ideológicamente en la lucha de su hijo, si
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estaba o no de acuerdo que su hijo era militante político o si , cuando se lo llevaron, ella sabia que era un militante político, representante de fábrica o de universidad... en absoluto, eso no impidió la defensa de la vida de su hijo. Corriendo todos los riesgos, exponiendo su vida como ya la expone una madre cuando da a luz a su hijo. Y creo que el primer acto de amor de una mujer, es el acto de dar vida a un hijo, corriendo el riesgo de la propia vida. Y yo creo que eso se da después, nuevamente, cuando nos llevan a los hijos. (Entrevista con Maria del Rosario Cerruti, fundadora de la Asociación de Madres de la Plaza de Mayo)
La si tuación de extrema incertidumbre provocada por la
eficiente política de desapariciones dará lugar a una forma de acción
social de resistencia de carácter afectivo que comienza a gestarse en el
ámbito familiar, entendido como espacio básico de solidariedad. Esto
sugiere y explica el carácter inédito de la movilización y sus particulares
modalidades de acción: coraje, perseverancia y tenacidad, elementos que
permitieron ir abriendo los diques que contenían el silencio social y,
así, superar el aislamiento inicial que el régimen se encargaba de
reforzar.
La soledad, el desamparo y la incertidumbre que tomaba
cuenta de las familias victimadas, fueron superados en la medida de la
construcción de lazos solidarios entre los afectados, que derivaron en la
formación de entidades de movilización y denuncia de la política
represiva. El paso hacia la superación del aislamiento orientó la
formación de los primeros núcleos de afectados que originaron el
Movimiento de Derechos Humanos (en adelante MDH) y, desde los
cuales, en función de su consti tución heterogénea, se plantearon desde el
comienzo estrategias de acción diferenciadas en lo ateniente a la difusión
y denuncia de las violaciones cometidas por el Estado. Esa
heterogeneidad permite visualizar, en el periodo estudiado, la existencia
de diversos conflictos y tensiones resultantes de las también diversas
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orientaciones políticas; de las tareas asumidas por cada uno de los
organismos; de las diferencias de personalidad y estilo de liderazgo.44
De cualquier manera, el resultado del labor de estos
organismos, la centralidad que tubo el tema de la defensa y promoción de
los Derechos Humanos en la fase de colapso del régimen autoritario45 y
en los primeros años del gobierno democrático que heredó la
responsabilidad de resolver las cuentas del pasado, muestran el carácter
de revelador histórico del MDH. A su vez, la trascendencia de su acción
con relación a valores resultó en el desarrollo, a lo largo del país, de
innumeras agrupaciones de derechos humanos en fábricas, sindicatos,
escuelas y universidades. Esa es también una de las características que
puede ser apreciada en las diversas sociedades del cono sur como
resultado de los procesos de transición política que ocurren en los
ochenta. Se trata en realidad de la actualización de la ciudadanía
entendida, básicamente, como el derecho a tener derechos46, abriendo
espacio inclusive, como sugiere Touraine, para la “invención” de nuevos
derechos producidos por los nuevos movimientos sociales que aparecen
en la contemporaneidad.47
A parte de la introducción y de la conclusión, esta disertación se
divide en tres capítulos. El primero examina los antecedentes y las
característ icas del régimen militar implantado en la Argentina en marzo
de 1976, como parte de un proyecto autori tario diseminado en el cono sur
de América Latina en la década de 70. Resguardando las diferencias
necesarias, rescatamos de la reflexión de Hanna Arendt,48 entre otras
nociones, la idea explíci ta en la categoría de “enemigo objetivo” –
44 Sobre las diversas fuentes de conflicto entre las diversas entidades véase JELIN, Elizabeth. 1995, “La política de la memoria: el Movimiento de Derechos Humanos y la construcción democrática en la Argentina”. 45 Sobre los diversos procesos de transición de regimenes autoritarios ver O`DONNELL, G. y SCHMITTER, F. (1988) (org.) Transições do Regime Autoritário: Primeiras conclusões. São Paulo. Ed. Vértice. 46 Véase LAFER, Celso (1991) A Reconstrução dos Direitos Humanos. São Paulo, Companhia das Letras. p. 206-207. 47 Sobre el papel de los nuevos movimientos sociales véase TOURAINE, A.(1994) Crítica da Modernidade. 48 Véase ARENDT, Hannah (1979) As origens do totalitarismo: Totalitarismo o paroxismo do poder.
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categoría central en su análisis sobre el anti-semitismo y a respecto del
total itarismo – para mostrar como el régimen autoritario construye el
consenso interno a part ir del cual legitima su proyecto de dominación.
Examinamos también el papel de la violencia, entendida inicialmente,
como la intervención física voluntariamente impuesta sobre un individuo
o grupo sobre otro individuo o grupo con el objetivo de destruir o dañar
físicamente un oponente real o potencial, y del terror, en la construcción
del silencio social que el autoritarismo exige.
Nuestro propósito es mostrar como el carácter masivo de la
represión contra los sectores populares perseguía el doble objetivo de
someter y silenciar, por medio del terror, a la sociedad. La represión
directa aunada a un proceso de intimidación colectiva permanente,
parecía indicar la escasa posibil idad de que su poder pudiese ser
contestado. Utilizamos las categorías desarrolladas por el Centro de
Estudios Legales y Sociales (CELS) – uno de los organismos que
constituyen el MDH – en el sentido de indicar que para la imposición del
silencio social contribuyó la bipolaridad de la estructura represiva, su
“doble fase de la normatividad". Es decir, la instrumentalización de una
represión legal asentada en el mítico discurso de la existencia de una
“guerra sucia” que ponía en funcionamiento diferentes mecanismos de
intimidación, represión y disciplinamiento, engarzados con la existencia
“de un sistema paralelo normativo de carácter secreto, aplicado por
unidades regulares, subordinadas a las máximas jerarquías mili tares49.”
Se trató de la implementación, como muestra Arendt, de un poder oculto
y de un poder que oculta a través del uso permanente de la mentira. De
esa forma, la proximidad de la violencia y de la mentira como
dimensiones de la coerción, tienen para Arendt, consecuencias que son
destructivas de la comunidad política, una vez que ambas impiden la
libertad de la acción conjunta. Finalmente, mostramos, la construcción
de una nueva metodología represiva en la región y el surgimiento de una
nueva categoría jurídica: Detenidos Desaparecidos.
49 Documento sobre la Desaparición Forzada de Personas elaborado por el Centro de Estudios Legales y Sociales CELS, 1982
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En el capítulo segundo, mostramos como la angustia y la
incertidumbre provocada por la política de desapariciones da lugar a la
formación de un movimiento de defensa y promoción de derechos
humanos, constituido principalmente por familiares afectados por el
terror estatal . Hacemos una breve reseña de los organismos de Derechos
Humanos, cuatro de ellos pre-existentes al golpe militar - y mostramos
como se procesa el surgimiento un nuevo actor colectivo, de naturaleza
espontánea y defensiva, que acaba poniendo un l ímite preciso al accionar
coercitivo del estado. Su identidad fue siendo construida mediante la
realización, o mejor diciendo, a través de la invención de una
multiplicidad de tareas: denuncia; protesta pública en una sociedad
privatizada por el miedo; divulgación de la información sobre la
dimensión del terror; apoyo y solidariedad con las victimas e
internacionalización del tema de los Derechos Humanos. Se trata de una
identidad social construida en una lucha por la vida y por la libertad; se
trata por lo tanto, como enfatiza Marilena Chaui, de la “invención de la
comunicación” desarrollada por una acción de resistencia a los
mecanismos disciplinares50. El presente trabajo se concentró en la
formación de un sujeto colectivo determinado, sin llevar en
consideración el proyecto económico que sustentó la implementación de
ese proceso de terror. Por eso acompañamos, específicamente, la
construcción, el desenvolvimiento y la consolidación de dos organismos
de afectados: Madres de la Plaza de Mayo y Familiares de Detenidos y
Desaparecidos por Razones Políticas. Será a partir de la re-construcción
de esa memoria, que es también la memoria de la construcción de un
espacio público que esa memoria evoca que el presente, tal vez, pueda
ser reordenado. Como sugiere Hanna Arendt en la Condición Humana, la
acción vista como actividad específicamente humana, en la medida que se
empeña en “preservar cuerpos políticos crea las condiciones para la
memoria, es decir, para la historia”51.
50 La autora discute los procesos de invención de la comunicación en su trabajo Conformismo e Resistencia (1986).
51 ARENDT, H. (1991) A Condição Humana. Rio de Janeiro. Forense Universitária.
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En el capítulo tercero, discutimos las tareas realizadas por los
organismos ante la l legada de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos (CIDH). Mostramos el impacto de la CIDH sobre la sociedad y
sobre el movimiento, permitiendo su crecimiento a partir del año de
1980. Pretendemos mostrar la centralidad que el tema adquiere durante la
transición política caracterizada, en este caso, como de colapso. Veremos
como la temática de los Derechos Humanos se proyecta sobre el primer
gobierno constitucional; el papel que él juega en el inédito juzgamiento a
las tres Juntas de comandantes y la posterior promulgación de las leyes
de Punto Final y de Obediencia Debida.
Es oportuno agregar que el trabajo privilegió el método de
historia de vida52. Así fue posible ingresar y vislumbrar los procesos
sociales que se encuentran en la base de la interacción cotidiana; de la
misma manera, permitió una mejor comprensión de la percepción, de las
representaciones y de los significados atribuidos por los actores
estudiados a su propia experiencia individual
A su vez y avanzando algunas conclusiones, discutimos la centralidad y el
retorno de un tema - Derechos Humanos - que pareció perder su fuerza convocante
después de años de aplicación de diversas políticas de cuño neoliberal que llevaron al
país al borde de la desintegración. Como enfatiza Adam Przeworski: “El concepto de
derechos humanos constituye un acuerdo entre las fuerzas políticas de dejar algo fuera
de la política, esto es, fuera de los conflictos entre intereses y valores que dividen a la
sociedad53”. De esa manera y considerando que el contenido de los derechos humanos
52 Entendemos por historia de vida, una técnica de análisis que toma el discurso del actor como verdadero, esto es, el significado e interpretación del actor de su acción y posición en determinados contextos y situaciones. Su discurso requiere todavía, un trabajo de complementación y contextualización por parte del investigador, con otras fuentes de datos, informaciones y documentos ( lo que Dentzin llamó de método de triangulación). La discusión en torno del método de historia de vida y su retomada por la ciencias sociales incluye una amplia literatura en áreas como Antropología, Sociología, Historia y Sicología. Su carácter interdisciplinario (que es parte del propio discurso del actor) posibilita la interpretación de los datos desde perspectivas diferentes y a la vez permite convertir la historia oral en una fuente importante de investigación. Los trabajos de Daniel Bertaux, (1981); Aspásia Camargo; V. Lima y Lucia Hipólito (1983); Norman Dentzin (1978), dan cuenta del carácter interdisciplinario y de la importancia del método. 53 PRZEWORSKI, A. (1995) Juicio, Castigos y Memorias. Buenos Aires, Nueva Visión. P. 15.
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no es algo dado, y si “un compromiso histórico contingente”, como nos indica el autor,
es probable que los mismos puedan ser observados en el futuro si se construye la
capacidad institucional de sancionar las violaciones cometidas y atentar para la
construcción de una democracia social que permita superar los patrones autoritarios de
la sociedad.
Pensamos también que la permanencia de las Madres en el espacio público de la
Plaza de Mayo, insistiendo en la fuerte consigna de “aparición con vida”, permitió al
gobierno Kirchner la elaboración de un proyecto - aprobado por el Congreso - de
anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida - sancionadas durante el
mandato presidencial de Alfonsín. Los últimos movimientos indican que ahora tal vez
sea posible imaginar el cierre de las cuentas del pasado.
Finalmente, resta aclarar, que los diversos testimonios util izados a
lo largo del trabajo son resultados de veintiséis entrevistas realizadas
entre 1986 e 1987, con integrantes de las comisiones directivas de las
dos entidades estudiadas. Diez entrevistas fueron realizadas con
participantes que no ocupaban en la oportunidad ningún cargo directivo.
Las entrevistas tuvieron la forma de conversación, por lo tanto abiertas
y sin cuestionarios a la vista. La investigación de material periodístico,
que abarcó el período de enero de 1976 hasta diciembre de 1983, fue
realizada en el archivo del Centro de Estudios Legales y Sociales
(CELS). Las fuentes utilizadas incluyen los siguientes medios
periodísticos: La Nación, Clarín, La Prensa, La Opinión e The Buenos
Aires Herald.
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CAPÍTULO I
VIOLENCIA Y TERROR COMO FORMA DE DOMINACIÒN
Como veremos, desde el periodo que precede a la intervención
militar, la utilización de la violencia aparece como atributo para la
consecución y manutención del poder político. La violencia fue uti lizada
como instrumento de lucha por parte de organizaciones revolucionarias que
defendían una concepción de violencia que, en las aguas del marxismo, era
concebida como “partera de la historia” y, por otro lado, la violencia fue
frecuentemente util izada como mecanismo de provocación y control social
por parte de grupos militares y para-mili tares.
Inicialmente entendemos por violencia la intervención física
voluntariamente impuesta por un individuo o grupo sobre otro individuo o
grupo. El objetivo principal es, por lo tanto, destruir o dañar físicamente un
oponente real o potencial. Como sugiere Walter en su trabajo sobre el
sistema del Terror, la violencia puede ser uti lizada para destruir, para
controlar o para punir. Si el control y la punición pueden ser vistos como
formas de poder, en contrapartida la destrucción no representa un
mecanismo de poder a no ser que sea utilizada directamente para controlar y
punir.1 1
La utilización sistemática de la violencia apunta básicamente a
conseguir dos objetivos. Primero, como apunta Stoppino, la violencia
directa es “la que afecta de modo inmediato el cuerpo del que la sufre”,
permitiendo la destrucción de un enemigo real o potencial. Como
consecuencia de esa acción ejemplar, es posible, en segundo lugar,
promover las bases para la obtención de consenso y obediencia a un
determinado tipo de régimen político.
11 Walter, E.V. (1969) Terror and Resistance. A study of political violence. P. 15
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En el verbete sobre violencia incluido en el Diccionario de
Sociología y Polí tica, Mario Stopino sugiere que es posible separar
analíticamente el uso de la violencia en dos niveles. El primer nivel alude a
la producción y efectiva utilización de ese recurso de poder, es decir, la
violencia en acto. El otro designa la capacidad intrínseca de producir una
violencia futura conforme las circunstancias lo exijan, es decir, la amenaza de
la violencia. La primera ofrece resultados claros y precisos. La segunda
apunta a la obtención de comportamiento social previsible1 2 . Resulta obvio
afirmar que la uti lización de la violencia directa aliada a la amenaza, confirma
y ratifica la existencia de recursos así como la predisposición con que
cuentan los productores de esa amenaza para llevarla a cabo. Esta separación
analítica permite distinguir la violencia, del poder; este último puede ser
entendido como la capacidad de “modificar la conducta de los individuos o de
los grupos dotado por lo menos de un mínimo de voluntariedad”. El poder
puede mudar la voluntad del otro, “la violencia, en cambio, el estado del
cuerpo o de sus posibilidades ambientales e instrumentales”13. En este sentido
puede entenderse la afirmación de Hanna Arendt de que “o que jamais poderá
florecer da violencia é o poder”, o todavía, que solamente “a pura violencia é
muda, e por este motivo a violência, por si só, jamais poderá ter grandeza”1 4 .
Esas ideas indican que la violencia apunta a la eliminación de la política
entendida por Arendt como constitutiva del campo de la libertad y, por lo
tanto, de la imprevisibilidad inherente a la acción humana; o como agrega
Celso Laffer, la polít ica debe ser entendida como “campo de comunicação e
de interação que assegura, no âmbito de uma comunidade, através da
criatividade da ação, o poder do agir conjunto, resulta da condição humana
de pluralidade e de diversidade”15 .
En ese mismo camino Habermas1 6 , al comentar el concepto de poder
en Arendt dice que
toda ordem estatal degenera numa dominação baseada na violência, quando isola, por desconfiança, os cidadãos
12 Cf. Stopino, Mario.(1982) Diccionário de Sociologia y Política. p.1672 e ss. 13 Idem 14 Arendt, Hanna. A Condição Humana.. p.35 15 Celso Lafer. (1991) A Reconstrução dos Direitos Humanos. p. 252 16 Jurgen Habermas. (1980), “O conceito de poder em Hannah Arendt”. in Habermas – Sociología, .p.105
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entre si, proibindo o intercâmbio público de opiniões. Essa ordem destrói as estruturas comunicativas, as únicas nas quais o poder pode surgir .
En su análisis sobre el totalitarismo, Hanna Arendt discute el peso,
la centralidad, que tiene la noción de “enemigo objetivo”. Esta categoría
designa el grupo que en nombre de la ideología es, a priori, condenado a
desaparecer independiente del comportamiento de los individuos que lo
integran. O sea
o totalitarismo define seu inimigo ideologicamente antes de tomar o poder(.. .)Assim, os judeus na Alemanha ou os descendentes das antigas classes dominantes na URSS não estavan realmente sob suspeita de ação hostil alguma; tinham sido declarados inimigos objetivos do regime em decorrência de sua ideologia, e isto bastava para serem eliminados1 7 .
De esa manera, explica, para el gobierno totali tário, el “enemigo
objetivo” es un “portador de tendencias” como el portador de una
enfermedad. La autora muestra que en la práctica,
o governante totalitário age como alguém que persistentemente insulta outra pessoa até que todo mundo saiba que ela é sua inimiga, a fim de que possa - com certa plausibilidade – matá-la em auto-defesa1 8 .
En el periodo de que nos ocupamos, la violencia asume esa
dimensión radical. La misma fue util izada para sembrar el terror en el
conjunto de la población. Por terror entendemos con Walter, el recurso extremo
al que recurre un gobierno para mantenerse en el poder, ejerciendo una severa
coerción contra individuos o grupos de la sociedad. La situación de terror es
provocada por el grado de arbitrariedad e imprevisibilidad con que se uti liza la
violencia. Estas dos características amplían la gama de posibles víctimas,
regulando en la sociedad una serie de comportamientos y actitudes tendientes a
ocultar cualquier manifestación visible o postura crí tica - por menor y más
tímida que sea - que denote la existencia de una posible oposición. El ejemplo
mas conocido de este forma de util ización del terror fueron los once meses de
17 Hanna Arendt. (1979b) Totalitarismo, O paroxismo do poder.p. 178 18 Idem. p.179
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la dictadura del Comité de Salud Pública comandada por los jacobinos
Robespierre, Marat y Saint-Just en la Francia post- revolucionaria (1793-1794).
A su vez, la arbitrariedad e imprevisibil idad con que pueden ser
aplicadas las sanciones acaba produciendo una sensación de miedo irracional a
ese poder. En su trabajo sobre el Terror en Argentina, Juan Corradi muestra que
el terror es una técnica de desorientación que tiene por objetivo privar a los
sujetos de oportunidad de calcular y poder prever las consecuencias de sus
actos. Y agrega, siguiendo las indicaciones de Arendt, que en realidad el terror
“es una forma de poder en la cual la conformidad no es garantía de seguridad.
Siendo su efecto principal la producción de un clima de ansiedad que resulta en
una cultura del miedo.”1 9 En ese sentido puede comprenderse que el terror
acaba suspendiendo toda capacidad de reflexión y permitiendo, a su vez, que
se acepte como verdadero lo que no pasa de construcción ideológica.
Los comportamientos a que induce esta cultura del miedo se
evidencian en una completa abstención política; a seguir normas “lógicas” de
silencio, pues el discurso en estos contextos puede tornarse equívoco,
restringiendo de esta forma la interacción comunicativa y posibilitando el
aislamiento social. Por lo tanto, el ejercicio de la violencia y, principalmente, la
memoria y la amenaza de su retorno, permite maximizar los mecanismos de
control social con un mínimo dispendio de energía. En este sentido, O’Donnell
e Galli: muestran que:
El mecanismo operativo básico en la búsqueda de seguridad es el miedo, expresión interiorizada de la posibilidad, fantaseada o real de ser sometidos a sanciones imaginadas como terribles – violencia, incluso pero no necesariamente violencia física. Una consecuencia de ese miedo es la abstención. En lo más interiorizado, ella se traduce en la autoprohibición de ponerse frente al orden dado e interrogarlo en su validez; en el plano de la acción, en las múlt iples formas de auto censura, en los silencios, y en la misma dificultad de ser algo más, o algo diferente a, el buen
19 CORRADI, Juan (1982) “The mode of destrution: terror in argentina” en TELOS, nº 54 p. 63
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ciudadano o el buen hijo o el buen alumno y el buen empleado que ese orden interpela.20
Por lo tanto, la finalidad intrínseca del terror es destruir y reducir
anticipadamente toda forma de oposición potencial. Cuando un determinado
régimen político, sin reconocer límites legales, utiliza la violencia sistemática y
arbitrariamente como recurso óptimo de dominación y sobre todo cuando aparte
de la violencia directa, mantiene sobre sus súbditos la constante amenaza de
implementarla nuevamente y toda vez que la arbitrariedad del poder lo estimare
necesario, se constituye un proceso de terror . Walter indica que el proceso de
terror se nutre de tres elementos que lo componen y lo constituyen: 1) los
productores de la violencia; 2) las víctimas escogidas y 3) los probables blancos
o “enemigos sospechosos” de acuerdo con la categoría propuesta por Arendt.
Las víctimas o “enemigos objetivos” tienen su destino trazado. En el proceso
que nos ocupa y en la lógica del discurso oficial que enuncia una actuación
precisa “al enemigo sólo le espera la muerte” conforme se cansaron de repetir y
conforme sabemos que sucedió efectivamente. Los “blancos” se encuentran
insertados en el proceso de terror en grados variables e imponderables de
pertenencia, es decir, pueden o no tener identidades sociales específicas,
dependiendo de las circunstancias, cualquier uno puede tornarse un blanco dada
la arbitrariedad e imprevisibilidad con que actuaron los “mercaderes del miedo”
(según la feliz expresión de Corradi). Esos dos atributos generan, como sugiere
Walter, un miedo irracional que hace que desaparezca toda y cualquier
evaluación lógica, que desaparezcan del universo de lo posible las preguntas que
puedan conferir un sentido a las situaciones vividas. Siguiendo este mismo
raciocinio Renato Lessa observa con pertinencia, a partir del test imonio de
Primo Levi, que la inexistencia de una lógica; de un ¿por qué? resulta en la
primera regla del método sociológico de una sociedad concentracionária,
Um mundo onde não há porquê é um mundo desprovido de relações de causalidade estáveis, onde não há perguntas a serem feitas. O porquê é uma exigência existencial, diz respeito à intel igibilidade
20 O´DONNEL, G. y GALLI, C. (1980) “Sugerencias sobre algunos temas relacionados con la textura celular de la sociedad, en particular, con la sociología del miedo” Relatório presentado al Social Science Research Council.
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do mundo. Um mundo em que a possibilidade do porquê está suprimida está radicalmente privado de sentido21 .
Entretanto, vale la pena no dejar de lado la idea de que el terror
promovido por el Estado solamente es considerado arbitrario desde el punto de
vista de las vict imas, una vez que desde del punto de vista del Estado es
“racional, selectivo, educacional y, sobre todo, permite un control social con
el máximo de eficiencia” , como muestran Loves y Anderson en su trabajo sobre
el terror en Hungria, y l laman la atención para el hecho de que para el régimen
“una vict ima es igual a cualquier otra(.. .)por lo tanto es la forma mas
democrática de control social22”
El período part icularmente intenso del proceso de terror destinado
a destruir toda forma de oposición, y durante el cual crece proporcionalmente la
percepción del miedo, designa una fase de terror . En Argentina, los índices
inusitados de violencia estatal se mantuvieron constantes durante la fase
reactiva2 2 del régimen autoritario, es decir, desde el momento de su
implantación hasta el año de 1979, decreciendo a partir de entonces.
Cuando la violencia y el miedo que ella produce se circunscriben a
determinados grupos de la sociedad, como puede ser el caso de la violencia
racial, o contra minorías étnicas, o en núcleos determinados previamente
definidos como desviantes, queda definida una “zona de terror” y fuera de ese
círculo las relaciones sociales funcionan normalmente. Pero, cuando el terror se
expande sobre el conjunto de la sociedad, cuando penetra en sus tejidos más
celulares, cuando los individuos sienten que sus espacios públicos se achican
cada vez más, cuando como círculos concéntricos que se cierran dejan cada vez 21 Lessa Renato, (2002) “Século XX em chave maligna” en Política e Cultura Século XXI, vol. 2 RRJ. ALERJ-Relume Dumara. P. 68. 22 LOVAS & ANDERSON (1982-83) “Terror in Hungry” en Telos-Winter. P. 79 22 Manoel A.Garretón propone una periodización del régimen autoritario. Una primera etapa reactiva o defensiva da inicio a un período de represión creciente – fase del terror en nuestros términos. Es esta etapa se manifiesta el silencio, el miedo y el desaliento. El segundo momento tiene predominio la dimensión fundacional. Producido el agotamiento o la incapacidad de implementar esa etapa, se plantea un momento de crisis recurrente, período de administración de la crisis y, finalmente su momento terminal. A cada etapa corresponderían diferentes percepciones del miedo. Comunicación presentada al seminario “Cultura del Miedo” patrocinado por Social Science Research Council. Buenos Aires Mayo de 1985.
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menos salidas a los ex -ciudadanos2 3 , estamos en presencia de un “sistema de
terror” o “terror total”. En un sistema tal, todo comportamiento se vuelve
equívoco2 4 . Por lo tanto, su eficacia depende principalmente del grado de
atomización social y, como sugiere Arendt, de la desaparición de todo tipo de
oposición organizada2 5 .
1) Antecedentes de la Implantación de un Sistema de Terror
La característica de la permanente crisis política Argentina en el
siglo pasado se encuentra en la inexistencia de un acuerdo institucional que
permitiese una alternancia regular y legít ima en el gobierno. Para explicar
esta situación fueron recurrentemente utilizados los conceptos de
inestabilidad y empate político. Por inestabilidad, se entiende el resultado
de la confrontación entre diferentes fuerzas sociales, en donde la
movilización y part icipación de los sectores populares, esto es, la clase
operaria y las camadas empleadas y sindicalizadas de los sectores medios,
se encuentran directamente relacionados a las si tuaciones de crisis política,
impidiendo la formación de alianzas estables, suficientemente amplias y
capaces de sustentar un gobierno que ejerza plenamente sus funciones
constitucionales2 6 . El empate político, caracteriza una situación en la cual
las diferentes fuerzas sociales y políticas mantienen constante su capacidad
de veto sobre los proyectos de otras fuerzas políticas, sin contar, no
obstante, con la capacidad y recursos de poder necesarios para imponer, de
forma efectiva, sus propios proyectos polí ticos.2 7
23 La expresión es de O’Donnell y quiere designar el status de minoridad en que se encuentra la sociedad en los regímenes autoritarios provocada por la suspensión de los derechos civiles y políticos. 24 CORRADI, Op. Cit. P. 63 e ss.
25 ARENDT, H.; Da violencia. Brasilia. UNB, 1985, p. 30 26 Véase al respecto Velasco y Cruz, S. Instabilidade Política: o caso Argentino. 1955-1970. Tese de Mestrado,Rio de Janeiro, Iuperj, 1969, p.20 27 Cf. Portantiero, Juan Carlos “Economia y Política en la Argentina 1958-1973”, en Revista Mexicana de Sociología, México, 1980.
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Otra característ ica importante de ese período se encuentra en la
permanente “inversión pretoriana”2 8 que asigna a las Fuerzas Armadas el
carácter de actor legítimo del sistema político. De acuerdo con Rouquie,
las Fuerzas Armadas no se presentan como un grupo de presión o de interés
corporativos sino como el eje de la vida nacional. Esa legitimidad fue
históricamente construida por el continuo apoyo que obtuvieron los
diversos golpes militares de los sectores que, eventualmente, se
encontraban ocupando el rol de la oposición política.2 9
La situación de crisis permanente y de inestabilidad política
encuentra sus orígenes en la década del 30 del siglo XX. Desde entonces y,
hasta la década de 80, la participación militar es constante. Esa presencia
autoritaria originó también diversas formas de protesta social y crecientes
insurrecciones populares con grados variables de violencia política que se
acentúa, en los años sesenta y setenta3 0 , con el surgimiento de varias
organizaciones que asumen la lucha armada como forma de resistencia y de
construcción del poder popular. Entre el las, mencionamos al ERP (Ejército
revolucionario del Pueblo) brazo armado del PRT (Partido Revolucionario
de los trabajadores), inicialmente de origen trotskista y, posteriormente,
guevarista. La segunda organización que tendrá un poder de convocatoria
significativo es la tendencia revolucionaria de la izquierda peronista
Montoneros3 1 , organización de guerril la urbana nacida en 1970 y
autodefinida como de extracción peronista- guevarista.
Los años de 1930, 1943, 1945, 1962, 1966 y 1976 señalan los
sucesivos derrocamientos de gobiernos civiles electos democráticamente; en
28 Véase Huntington, Samuel, A orden política nas sociedades em mudança. São Paulo. Forense Universitária, 1975, p.204. 29 Rouquie, Alan, “Hegemonía Militar,Estado y Dominación Social” en Argentina Hoy.A. Rouquie (comp.) Buenos Aires, Siglo XXI, 1982, p. 25. 30 El Cordobazo de mayo de 1969, fue la primera movilización social espontánea que marco su repudio al estado autoritario de la Revolución Argentina (1966-1973. Su importancia en la desconstrucción del gobierno de Ongania , y en cuanto forma generalizada de protesta social, lo coloca como un divisor de aguas en la movilización popular, Sobre el movimiento remito a Lucha de Calles, Lucha de Clases, trabajo colectivo. Ed. La Rosa Blindada, Buenos Aires, 1973. También Francisco Delich, Crisis y Protesta Social: Córdoba Mayo de 1969. Ed. Signos, Buenos Aires, 1970. 31 Sobre la organización político militar peronista Montoneros, véase el excelente trabajo de Richard Gillespie, Montoneros: Soldados de Perón. Buenos Aires, Grijalbo e. 1987.. Sobre este periodo véase el capítulo.4.
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rigor, sólo los procesos electorales de 1943 y de septiembre de 1973, con la
elección – en ambos pleitos - del General Juan Domingo Perón, fueron
realizados sin ningún tipo de prescripción electoral.
La crisis terminal del régimen autoritario de carácter
tradicional encabezado en 1966 por el general Onganía y la re-
democratización del país, en marzo de 1973, durante el breve mandato
presidencial de Hector Cámpora, acentúan la movilización popular. Crece
también, cuantitativamente, la línea política de la guerrilla peronista
Montoneros. Ese crecimiento abre lugar para la ocupación de importantes
espacios políticos en el nuevo gobierno, lo que permite aumentar su
prestigio ante una militancia juvenil proveniente de algunos segmentos del
movimiento operario, de importantes segmentos de la clase media y del
sector estudiantil3 2 .
El retorno del General Perón al gobierno, después de 18 años
de exilio y de 18 años de resistencia peronista, produce un desplazamiento
y una pérdida de poder político de los sectores de la izquierda peronista
nucleados en las diversas ramas que respondían a la l ínea de la
organización Montoneros. Ese desplazamiento fue acompañado por una ola
de violencia desplegada por fuerzas para-militares en torno de la Alianza
Anticomunista Argentina, organizadas desde el Ministerio de Bienestar
Social por iniciativa de Lopez Rega - súper Ministro, “vidente” y
secretario privado del general Perón. Las acciones de este grupo, es decir,
las constantes intimidaciones, atentados y diversas formas de coerción
sobre militantes populares y buena parte de la intelectualidad,
contribuyeron a introducir en la población las raíces del miedo y la
incertidumbre que se agudizarían pocos años más tarde.
32 O`Donnel, Guillermo, 1966-1973: El Estado Burocratico Autoritario. Triunfos Derrotas y Crisis. Buenos Aires, Edición de Belgrano, 1982, p. 464
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Si agregamos a este cuadro la violencia proveniente de las
organizaciones guerrilleras3 3 , es posible entender que la ampliación del
círculo del miedo e inseguridad sentido por la población permitió la
construcción del no poco significativo consenso con que contó el nuevo
régimen en su fase de implantación.
La muerte de Perón, en junio de 1974, abrió un vacío de poder. Su
liderazgo personal no fue heredado por el grupo que lo sucedió en el
gobierno. A su vez, ese vacío incentivó la lucha interna por la conducción
del complejo Movimiento Peronista, usando el recurso de la violencia como
forma de expresión y de presión política.
Hacia fines de 1975 los señales de una nueva usurpación militar
son inequívocos, mismo faltando pocos meses para la realización de
elecciones generales anticipadas que permitirían la al ternancia regular y
legít ima y la busca de una solución pacífica, el golpe se presiente como
inevitable. Dos lecturas ganan densidad en la época. La primera, en clave
marxista, proveniente de las organizaciones guerrilleras, evaluando el
futuro golpe como una muestra de “la crisis definitiva del capital ismo
dependiente en la Argentina”3 4 y, por lo tanto, como un claro síntoma de
la “agudización de las contradicciones” que acelerarían el desarrollo de la
lucha popular y la consecuente victoria de la revolución. La segunda
lectura, hecha por las Fuerzas Armadas y sus bases de apoyo, - incluyendo
amplios sectores de la sociedad que habían conseguido olvidar rápidamente
el fracaso del último gobierno militar - entendían la futura intervención
como un paso necesario para acabar con el desorden social que la
activación popular y el vacío polít ico producido por la muerte de Perón
habían permitido. De esa manera, las Fuerzas Armadas responderán con
una violencia inusitada y con la implantación del terrorismo de Estado3 5
33 El EPR mantuvo su capacidad operacional prácticamente durante todo el gobierno de Perón. Los Montoneros después del desentendimiento público con Perón en el acto del 1 de mayo de 1974, resuelven pasar a la clandestinidad el 7 de septiembre de 1974 por entender que estaban agotadas todas las medios legales de lucha. Esa decisión acabó militarizando buena parte de la estructura política de la organización. Véase Gillespie. Op. Cit. P.205. 34 Véase “Un balance de 1976” publicado en la revista mensual de la organización con distribución clandestina Evita Montanera, de febrero de 1977. 35 De acuerdo con la expresión empleada por la Comisión de Derechos Humanos de La OEA en su informe sobre la situación de los derechos humanos en la Argentina. Esa categoría designa
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2) Características del Pronunciamiento Militar.
Ese cuadro de incremento de las acciones mili tares de las
organizaciones guerrilleras; de la furia desatada por los grupos de extrema
derecha en la etapa final del Gobierno de Isabel Peron3 6 y de la represión
que desde el gobierno consti tucional se imprimía contra los sectores
populares, dio lugar al diagnóstico de una sociedad enferma que requería
rápida y profunda intervención. Al mismo tiempo, en el segundo semestre
de 1975, las acciones emprendidas por el Ejército en el norte argentino –
con la anuencia gubernamental – con la finalidad de destruir el foco
remante de la guerri lla rural ERP3 7 señalaron el camino que seguirían los
agentes del miedo y la metodología que sería aplicada para ordenar y sanear
la sociedad una vez allanado el acceso al poder.
A part ir del 24 de marzo de 1976, la Fuerzas Armadas mostraron en
la práctica los elementos constitutivos del orden reclamado por importantes
sectores de la sociedad. Desde entonces se avocaron, como veremos a
seguir, a la producción de un proceso de terror que generó aislamiento,
privatización y silencio social: atributos constitutivos de una cultura del
miedo3 8 .
La característica principal de este nuevo tipo de intervención militar
se encuentra en la completa marginalización de los aparatos, instituciones y
sistemas de mediación tradicionales. A su vez, los objetivos, previamente
básicamente, una práctica sistemática de detenciones forzadas, torturas, asesinatos y desapariciones como practica de gobierno aplicada por el Estado. Consultar también Eduardo Duhalde, El terrorismo de Estado en la Argentina. Buenos Aires, Eudeba, 1984. 36 Las organizaciones para-militares que actuaron con rigor en los meses que antecedieron al golpe fueron La Triple A y el Comando Libertadores de América. 37 Como muestra Gillespie, la amenaza de la guerrilla era debilitada por el ocaso del ERP de orientación guevarista ya durante e los meses que antecedieron al golpe y por su virtual desarticulación en los cuatro meses posteriores al mismo.op.cit.pg 282 38 Cf. Moreira Alves, Maria Helena, Estado e Oposição no Brasil (1964-1984), Petrópolis, Vozes, 1984. p.169
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fijados, se encuentran fuera de cualquier plazo como explica el Vice-
Almirante Demetrio Casas:
El Proceso no tiene plazos y sus formales compromisos se cumplen dentro de las previsiones que se establecieron en los documentos básicos. No tiene fechas por cuanto es dinámico y trascendente, en sus propósitos y objetivos. En función de ello se producirán las sucesiones, las aperturas y las convocatorias39 .
La explicitación de objetivos y la ausencia de plazos hacen que
desaparezca el carácter normalizador que adquirieron los golpes
tradicionales. Por lo tanto, no se trató de implementar ciertos ajustes
coyunturales, sino y sobretodo, de implementar profundas y definitivas
transformaciones en las normas de organización y administración de la
dominación4 0 . Otro elemento consti tuyente es que el diagnóstico apunta a
caracterizar la crisis previa por la amenazadora activación polí tica anterior.
Esta situación de amenaza, recuerda O´Donnell, alude al grado en que las
clases y actores dominantes, tanto internos cuanto externos, consideran
eminente la ruptura de los parámetros capitalistas y de las afiliaciones
internacionales voluntariamente buscadas por los líderes políticos del sector
popular4 1
Definida la amenaza, se torna necesario definir al enemigo
principal sobre quien recaerá, con inapelable rigor, el peso de la violencia.
Como fue común en los países del cono sur durante el período examinado, la
categoría acusatoria de subversivo sirvió para indicar la matriz generadora
del desorden y del comportamiento desviado. En la lógica discursiva del
régimen mili tar esta categoría de acusación polí tica contiene otras
categorías más globalizadoras a través de las cuales generalmente se
cuestiona la propia humanidad de los acusados y, por lo tanto, se presentan
39 Mensaje del Vice-Almirante Demetrio Casas leído en la Capilla Stella Maris el 24 de marzo de 1980. Véase Convicción Buenos Aires Abril de 1980. 40 Véase la ponencia de Noé, Alberto y Albizuri, Guillermo, “El síndrome del Cono Sur” presentada a IPSA. RJ, 1982. p. 2. mimeo. 41 O´´Donnell, G. “Desenvolvimento político ou mudança política? En Pinheiro, P.S. (coord.) O Estado Autoritario e Movimentos Populares. RJ, Paz e Terra, 1980ª.
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como más adecuadas para la obtención de áreas de consenso en la
población4 2 . Así , encontramos con frecuencia la utilización de términos
adjetivados que estigmatizan irremediablemente a las víctimas escogidas:
criminales; peligrosos delincuentes subversivos; ateos, que buscan con su
accionar destruir las bases del orden occidental y cristiano. Obviamente, se
excluyen de estas categorías los integrantes de los grupos para-policiales
que tuvieron importante papel en el crecimiento de la violencia y
subsiguiente miedo construido en el período que precede al pronunciamiento
militar. A título de ejemplo elegimos aleatoriamente uno entre la cantidad de
conceptos semejantes:
Mi concepto de subversión se refiere a las organizaciones terroristas de signo izquierdista. La subversión de derecha no es tal . El cuerpo social del país está contaminado por una enfermedad que corroe sus entrañas y forma anticuerpos. Esos anticuerpos no deben ser considerados de la misma manera que se considera un microbio. A medida que el gobierno controle y destruya la guerrilla, la acción del anticuerpo va a desaparecer. Yo estoy seguro que en los próximos meses no habrá acciones de derecha, cosa que ya está ocurriendo, se trata sólo de una reacción natural de un cuerpo enfermo43
Dejando de lado las expresiones organicistas que apuntan a
justificar la necesidad de una profunda intervención quirúrgica en una
sociedad gravemente enferma54, discursos de esa naturaleza tendían también
a responder a algunos medios de comunicación que, en ese momento,
comenzaban a expresar su desconcierto por la creciente ola de atentados
atribuidos a grupos de la derecha que actuarían paralelamente y sin control
del gobierno,4 5 ejerciendo un rol que, en terminos weberianos, es de
42 Gilberto Velho discute el papel que desempeñan las categorías de acusación y rotulación en “Duas categorías de acusação na cultura brasileira contemporânea” en Individualismo e Cultura, RJ, Zahar Ed. 1981, p. 59. 43 Declaraciones vertidas por el entonces canciller Contra-almirante Augusto Guzzetti. La Opinión 3 de octubre de 1976 54 Un excelente análisis del discurso político autoritario se encuentra en Emilio de Ipola e Lilina de Riz, “Un juego de ‘cartas políticas”. Intelectuales y discurso autoritario en la Argentina actual” en América Latina: Ideología y Cultura. Ed. FLACSO, San José, Costa Rica, 1982. 45 Sin conseguir armar, en ese momento, el rompecabezas de la represión, el diario La Opinión publica la materia del secuestro de Zelmar Michelini, ex Ministro y legislador uruguayo y del ex presidente de la Cámara de Diputados de ese país, denunciando la existencia de “una subversión paralela que busca minar al gobierno” y reclamando del Estado para que haga uso exclusivo del
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competencia del Estado, conforme dejara claro el presidente de Junta
general Videla:
Sólo el Estado, para el que no aceptamos el papel de mero espectador del Proceso, habrá de monopolizar el uso de la fuerza y, consecuentemente, sólo sus instituciones cumplirán las funciones vinculadas a la seguridad interna4 6
Decíamos que la asimilación del “delincuente subversivo” como
agente reclutado por la conspiración comunista internacional sedimentó, al
interior de las Fuerzas Armadas, los componentes ideológicos que
permitieron su cohesión. Se trataba, en la evaluación mili tar, de una guerra
contra un poderoso enemigo externo que no permite que se hagan
concesiones ni claudicaciones. En este sentido, la distinción privilegiada
deviene de una definición de la política en los términos propuestos por Carl
Schmitt es decir, de la existencia del par opositivo amigo- enemigo. Como
muestra Bobbio, a partir de esa definición el campo de origen y de
aplicación de la polít ica “sería el antagonismo y su función consistiría en la
actividad de agregar y defender a los amigos y desagregar y combatir a los
enemigos”4 7 Esa visión dicotomica de lo social elimina la posibilidad del
diálogo y exacerba las técnicas de vigilancia, identificación y
aniquilamiento del enemigo. Se trató pues, en última instancia, de eliminar
los irrecuperables delincuentes no consustanciados con el “ser nacional”,
conforme expresó, entre otros, el General Nicolaides, anticipando,
inclusive, futuras respuestas tendientes a “aclarar” la situación de las
personas desaparecidas:
El individuo que está comprometido con la subversión, que ha combatido, es un delincuente para mi, irrecuperable. Si intentara desligarse de ese compromiso, con seguridad le cuesta la vida. Ese es el motivo por el cual mucha gente que alguna vez militó en esas organizaciones, en la subversión,
monopolio de la fuerza al tiempo en que solicita el esclarecimiento del secuestro y de los que fueron denunciados con anterioridad. Su director, Jacobo Timmermam no tardó mucho en descubrir que, desafiando la lógica geométrica, las paralelas se juntaban en los campos de concentración desplegados por el país. Cf. La Opinión 20 de mayo de 1976. 46 Declaraciones Videla, presidente en ejercicio de marzo de 1976 a mayo de 1980 Cf. diario La Opinión 20-5-76 47 Bobbio, Norberto, “Política” en Diccionario de Política, México, Siglo XXI, 1982, p.1247.
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continúa en ellas, más que por convencimiento, por temor a las represalias4 8 .
El hecho de tratarse de “delincuentes irrecuperables” permite que
se definan, con claridad, los niveles necesarios de violencia “reparadora”
requeridos para lograr la destrucción del enemigo y conseguir la tan deseada
seguridad nacional. Quien se encarga de definir la violencia reparadora –
con claridad meridiana - es nuevamente, el comandante de la Junta Militar:
(.. . )daremos, día a día, la batalla en que estamos empeñados, hasta extirpar definit ivamente a la subversión, protegiendo así a la comunidad agredida. Para eso, seremos todo lo duros que sea necesario. De eso no quepa ninguna duda49 .
Como se sabe, la resolución sobre la metodología represiva a ser
implementada fue adoptada por el comandante en jefe del Ejército en
reunión realizada en el mes de septiembre de 1975. En dicha reunión,
conforme declaró el general Camps5 0 , fue definido tanto la clandestinidad
de la represión cuanto la necesidad del exterminio de los opositores5 1
Finalmente, resta apuntar la característ ica medular de esta nueva
intervención militar. A diferencia de las anteriores experiencias autoritarias,
el autodenominado Proceso de Reconstrucción Nacional (en adelante,
Proceso) contó con absoluta homogeneidad de pensamiento de los cuadros de
la institución con relación al diagnóstico de la crisis preexistente.
Homogeneidad que, claro, no se encuentra a lo largo del Proceso. De manera
48 Cf. La Opinión 12 de junio de 1976 49 Mensaje de Videla dirigido al País. Cf. La Nación 25 de mayo de 1976. 50 Camps,Ramón “Apogeo y declinación de la guerrilla en la Argentina” entrevista publicada por el diario La Prensa el 4 de enero de 1981. Véase también Frantaline, Daniel y Caiati, Maria Cristina, El Mito de la Guerra Sucia. Buenos Aires, CELS editora 1984, p. 32 y 33. 51 En el momento en que retomamos este trabajo, vino a la luz entrevista concedida por el general Ramón Dias Bessone, ex Comandante del II cuerpo y ex ministro del gobierno Videla, en la que por la primera vez, un miembro del Proceso, asume públicamente, el acuerdo de exterminio referido en la nota anterior. En la entrevista concedida a la periodista Marie-Monique Robin incluida en el telefilm “Escuadrones de la muerte. La Escuela Francesa”, Bessone admite que 8000 personas fueron torturadas y ejecutadas por la dictadura militar. Cf. el Diário Página 12. del 23 de agosto de 2003.
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que la evaluación previa, conjugada al aprendizaje de los errores cometidos
en las experiencias autoritarias anteriores, delimitó la metodología adecuada
para iniciar la transformación de las bases de la sociedad. Como sabemos, no
se trató simplemente de acabar con el desorden del gobierno peronista, por
el contrario, no había normalización ni continuidad polít ica posible. De
hecho, marzo del 76 debería marcar una nueva etapa histórica en el país.
Requiriéndose por lo tanto unánime conformidad sobre la metodología
adecuada para conseguirlo5 3 . De esa manera, se firman las bases para la
construcción de un pacto de sangre en el cual actuaran en la guerra contra la
subversión todos los hombres en actividad en las Fuerzas Armadas.
Retomando por lo tanto, ese pacto de sangre remonta al mes de
septiembre de 1975 cuando se dispuso, por decisión de todos los
comandantes, el tipo de represión que se aplicaría. Se optó entonces por una
represión clandestina5 3 . El referente que se tomó en esta opción fue sin
duda, la entonces reciente experiencia chilena. Como se recordará, el golpe
de Estado contra el gobierno de la Unidad Popular presidido por Salvador
Allende se caracterizó por la extensión y dimensión pública de la violencia
aplicada. Esa característica no solo consiguió generar terror en la sociedad
–objetivo que se buscaba también en nuestro contexto – sino que, en
contrapartida, generó una significativa protesta moral por buena parte de la
comunidad internacional. Por lo tanto, el carácter sigiloso y clandestino de
la represión buscaba limitar el efecto no deseado por los agentes del miedo.
Por otro lado, se buscaba que en un futuro retorno al orden constitucional
los presos del régimen no fuesen nuevamente sueltos. Al mismo tiempo la
opción por la feudalización y clandestinización del aparato del estado y de
sus acciones tenían el objetivo de reducir la virtual condena del Papa. Esta 53 Como observan Mignone (1986) y Frontalini e Caiati (1984) no todos los que participaron de la reunión de septiembre del 75 concordaron con la metodología definida. Entretanto, no existen todavía, informaciones fehacientes con relación a quienes o con cuales aspectos de la metodología se establecía algún grado de discordancia. No se sabe, en última instancia, el destino de aquellos que discordaron 53 Nuevos documentos desclasificados por el Departamento de Estado norteamericano demuestran que el ex canciller Henry Kissinger pidió en octubre de 1976 a la dictadura argentina que la masacre fuera rápida, para impedir la condena del Congreso por violaciones a los derechos humanos. Los nuevos documentos fueron presentados ayer en Washington por la principal organización no gubernamental especializada en la desclasificación de documentos secretos norteamericanos sobre la represión en Latinoamérica, National Security Archives. Cf. Diário Página 12 del 2 de diciembre de 2003.
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tesis fue apuntada por el ex detenido-desaparecido y ex director del diario
La Opinión Jacobo Timerman5 4 y corroborada, recientemente, por las
declaraciones del General Besonne referidas en la página anterior.
Es sabido que el empleo generalizado y público de la violencia
tiene costos políticos acentuados. Por eso, el método acordado posibilitó el
mismo rigor eliminando la posibil idad de generar protestas, tanto en el
ámbito nacional cuanto internacional. Internamente contaban con la
percepción de caos generalizado, con la inseguridad producida por la crisis
económica previa y con el miedo por la seguridad personal que alimenta la
pasividad. Esos elementos fueron necesarios para llevar adelante la política
de exterminio. La clandestinidad de la represión permitió también, por lo
inusitado, por lo novedoso, que amplios sectores de la sociedad
contribuyesen con su silencio al aislamiento de las víctimas indirectas de la
represión, conforme veremos más adelante. Resta agregar que lo toma
estado público es la amenaza de la violencia. De un lado, como comenzamos
a ver, tal amenaza se efectiviza a través de la lógica discursiva. Por otro,
como será mostrado adelante, a través de la ostentación de los recursos y de
la predisposición para aplicar la violencia con el rigor necesario a los
posibles o eventuales disidentes.
3) El Proceso de Reconstrucción Nacional y la Construcción del
Silencio
Los objetivos básicos del autodenominado Proceso de
Reorganización Nacional se encuentran enunciados en el Acta Insti tucional
nº 1 y ratificados en una serie de Actas, comunicados, leyes y decretos
dictadas con posterioridad. La estructura de poder acordada para regir el
gobierno ha sido la formación de una Junta Militar integrada por los
Comandantes en Jefe de las tres armas, y presidida por el General del
Ejército Jorge Rafael Videla, compartiendo por igual la responsabilidad y la
54 Testimonio de Timerman en el juicio movido contra las juntas militares en 1985. Véase también Timerman, Jacobo. El Caso Camps, punto inicial. El Cid. Editor Barcelona, Caracas, .Buenos Aires. 1982
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tarea de ordenar el país. La Junta creó la Comisión de Asesoramiento
Legislativo (CAL) también integrada por tres oficiales superiores de cada
arma; esta forma organizativa respondió a un criterio proporcional que fue
conocido como la política de los treinta y tres por ciento. Dicho cri terio fue
utilizado para dividir instituciones, vehículos de comunicación, zonas
operativas y prisioneros. A su vez, esa repartición del poder incidió en la
feudalización de la máquina represiva, feudalización en el sentido de
autonomia y descentralización del aparato represivo. Ese cri terio de
proporcionalidad permite diferenciar la experiencia argentina de otros casos
nacionales, como el chileno o el brasileño por ejemplo, en donde una
institución especializada fue la encargada del proceso represivo5 5 . En el
caso que nos ocupa, las Fuerzas Armadas como institución, así como la
fuerza policial en su conjunto, se encargaron de la aplicación y
administración de la represión. Ese principio organizativo creó no pocos
conflictos al interior de las inst ituciones, derivados de cuestiones de poder,
prestigio y dominación.
Su objetivo prioritario – conforme fue indicado anteriormente – y
conforme se explici ta en el Acta Insti tucional Nº 1, ha sido el combate a la
subversión como medida preliminar para la “Restitución de los valores
esenciales que sirven de fundamento a la conducción integral del Estado, a
través de su ubicación internacional en el orden occidental y cristiano”5 6 .
Por la misma Acta Institucional se procede a la disolución del
Congreso Nacional, las Legislaturas Federal y Provincial . Se produce la
remoción de los miembros de la Suprema Corte de Justicia; se suspende sine
die la actividad política y partidaria; colocan fuera de la ley cinco partidos
de la izquierda revolucionaria; se suspenden las actividades gremiales de
trabajadores, empresarios y profesionales. Intervienen también la
55 En contraste con Chile y Brasil que resolvieron el problema de la disención militar y de su falta de cordenación a través de la creación de servicios secretos fuertes e independientes, en el caso uruguayo y argentino las rivalidades y conflictos entre los diversos organismos fueron cruciales para el aumento del grado de incertidumbre y expansión de la represión. Cf. Gillespie. Op. Cit. p.176. 56 Acta institucional nº 1 Cf. La nación 24-3-76
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Confederación General del Trabajo CGT5 7 , confiscan sus obras sociales,
quedan disueltas las 62 Organizaciones y se procede a la detención de sus
dirigentes5 8 .
Este conjunto de medidas clausura el locus de consti tución de los
sujetos sociales. A la vez de suprimir los derechos polí ticos quedan
suspensos los derechos individuales: de igualdad ante la ley, a la libertad,
particularmente de rel igión, al pensamiento, a la privacidad y a la
inviolabilidad de domicilio. Al suspenderse los derechos civiles y los
derechos políticos clásicos, como el derecho de votar y ser votado, de
participar en organizaciones político part idarias, así como organizar
movilizaciones y reivindicaciones políticas, impiden que se avance en las
reivindicaciones que puedan conducir a la conquista de derechos sociales
como, por ejemplo, la reglamentación de las leyes del trabajo, vacaciones y
jubilaciones, para seguir la secuencia propuesta en el clásico trabajo de
Marshall5 9 . De esa manera, la suspensión de la política, entendida como
práctica de mediación entre sujetos portadores de identidades colectivas que
encuentran en lo público el espacio privilegiado para debatir y negociar
diferentes perspectivas y visiones de mundo, anula plenamente los derechos
ciudadanos. Esa perspectiva habermasiana de “esfera pública”, entendida
inicialmente como “la esfera de personas privadas reunidas en un público”60
en el cual las cuestiones que dicen respecto a la comunidad se presentan de
forma discursiva a través de argumentos racionalmente elaborados, no tiene
lugar en una sociedad autoritaria. En esta, desaparece el carácter de
mediación de la esfera pública, entre el estado y la sociedad civil, entre el
57 La CGT es la representante nacional de los sindicatos y federaciones de sindicatos trabajadores y sectores médios. Al movimiento sindical le cupo, desde 1955 hasta el retorno del peronismo al gobierno en 1973, un doble papel Primero, como representante de la clase operaria y segundo como único canal de expresión del movimiento peronista. Su capacidad de negociar directamente con el Estado la colocó como interlocutora válida frente a todos los gobiernos implantados durante este periodo. Su enorme poder de convocatoria e su capacidad en establecerse como mediador de conflictos, legitimó y fortaleció su poder frente al Estado. 58 La mayor parte de la dirigencia sindical fue detenida en la noche del Golpe y en los días subsiguientes. 59 Cf. Marshall, T.H. Cidadania, classe social e status. Rio de Janeiro, Zahar, 1967 60 El modelo discursivo de espacio público se encuentra en Haberlas, Jurguen, Mudança Estrutural da Esfera Pública, RJ. Biblioteca Tempo Universitário, 1986. El autor realizó un revisión de este concepto en el artículo “O espaço público, 30 anos depois” En Caderno de Filosofía e Ciencias Humanas, UFMG, Ano VII, n.12, abril de 1999.
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poder público y los intereses de la esfera privada. En una sociedad
plenamente constituida en donde se establece la interacción comunicativa,
los mensajes producidos en la arena pública requieren una constante
reinterpretación de los sujetos sociales. En cambio, en una sociedad
disciplinaria, se torna potencialmente peligroso exponer concepciones que
puedan dar margen a interpretaciones contradictorias a la normatividad
fácticamente instituida6 2 . Siguiendo Brunner, en estas sociedades rige la
facticidad y no la normatividad del poder puesto que esta última tiende hacia
lo público residiendo “su fuerza en la adhesión a normas compartidas6 3”
Como muestra Foucault, las técnicas de disciplinamiento llevan
“Más que a la división masiva y binaria entre los unos y los otros, (el
disciplinamiento) apela a separaciones múltiples, a distribuciones
individualizantes, a una organización en profundidad de las vigilancias y de
los controles, a una intensificación y ramificación del poder”6 4 . Para Max
Weber el concepto de disciplina incluye la “natureza prática da obediência
em massa,sem crítica e sem resistência”6 5 . En una sociedad disciplinaria que
atomiza, individualiza y objetiva la obtención de un máximo de obediencia
por vía del sometimiento práctico de los individuos6 6 , la no comunicación
será privilegiada, luego, la palabra se torna equívoca. En realidad, mas que
equivoca, la palabra queda soldada a un significado preciso, pierde su
carácter polisémico, su metaforicidad, su riqueza. En tal sociedad, los
mensajes no requieren ningún tipo de interpretación, son ordenes y como tal,
deben cumplirse. El orden disciplinario uniformizó a la sociedad; la silenció
hasta el limite del autismo; recortó ambiciones, proyectos y objetivos;
eliminó en definitivo la capacidad de soñar, elemento fundamental para la
producción de utopías. En fin, como nos recuerda Wanderley Guillerme
62 Brunner, J.J. “Ideología, legitimación y disciplinamiento: nueve argumentos” en Autoritarismo y Alternativas Populares en America Latina. San Jose Ediciones FLACSO, 1982b,p.561. 5563 Brunner, J.J. “La cultura politica del autoritarismo” en Revista Mexicana de Sociología nº2 Mexico, 1982b, p.80 64 Foucault, Michel, Microfísica do poder. Rio de Janeiro, ed. Graal. 1979, p. 202. 65 Weber, Max, Conceitos Básicos de Sociologia. São Paulo, Ed.Moraes, 1989, p.108 66 Bruner, J,J, idem, p.81
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disecando la lógica del autoritarismo en sus Kantianas brasileras: “cuando
los príncipes hablan, los súbditos no piensan, repiten”6 7
4) Las bases del consenso y del disciplinamiento.
Dado el diagnóstico de la crisis social , cuyos síntomas se
expresaban en la activación política previa que fue dibujando el fracaso del
gobierno de Isabel, se optó por una rápida y profunda intervención que daba
cuenta de la visión dicotómica del mundo que caracteriza el discurso de las
FFAA: “La alternativa no ofrecía dudas: o los agentes del caos se hacían
cargo de la situación o las Fuerza Armadas asumían el poder político”68 .
La intervención demandó un proyecto polí tico bifronte: de un
lado a través de la inscripción a un orden económico de corte liberal, por
otro, est imulando la privatización y aislamiento por medio de la producción
del terror, eliminando los enemigos reales y objetivos a ese proyecto
económico, silenciando por el miedo, al resto de la sociedad y avocándose a
la tarea de disciplinarla6 9 .
El régimen llevó adelante su estrategia a partir de dos
dimensiones polí tico-ideológicas. Una dimensión defensiva, sustentada
ideológicamente en la Doctrina de Seguridad Nacional, articulada a un
discurso que prometía el restablecimiento del orden en una sociedad que
venía desintegrándose por una violencia cotidiana y que generaba un estado
de naturaleza hobesiana. Esta si tuación de inseguridad fue sentida por
significativos sectores de la sociedad, lo que permitió que el advenimiento
67 Wanderley Guilherme dos Santos, Kantianas Brasileiras, RJ Paz e Terra, 1984 68 Mensaje de Videla. Cf. La Nación 25-5-1976. 69 Juan Corradi observó que la peculiaridad de las experiencias autoritarias del cono sur radica en la implementación de dos formas de violencia: la violencia del Estado terrorista y la violencia del mercado. Op.cit.
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del golpe no causase demasiada sorpresa. O’Donnell y Galli7 0 realizaron
una investigación el 1978, en la que se proponían entender los procesos de
mudanza resultantes de la violencia y represión aplicada por el régimen en
la vida cotidiana y en diversos micro-contextos. Querían también detectar el
nivel de percepción que sus entrevistados tenían en la época de la
investigación con relación a momentos anteriores. La definición temporal
del período anterior fue dejada en abierto, permitiendo que los entrevistados
delimitasen el período. La mayoría de ellos coincidió en localizar ese
período anterior en los momentos que precedieron al golpe de estado. Esa
memoria del caos social sentida por la mayoría de la población, permitió al
régimen legitimar su discurso dicotómico y la práctica desarrollada que,
como vimos, tenía como premisas centrales el restablecimiento del orden en
una sociedad bastante convulsionada. En cierta medida, cualquier orden era
mejor de que ningún orden. Encontramos una situación en la cual, conforme
sugiere Pollak7 1 , la memoria no es solamente recuerdo, sino que puede ser
también un proceso que puede recalcar, omitir o recodificar datos del
pasado.
El Estado funcionó y se constituyó también en su dimensión
fundacional7 2 . Sobre esta dimensión, se construye el modelo de dominación
implementado. Modelo que permitirá promover una transformación radical
en las formas de producción y reproducción de la obediencia que se torna
efectiva, en el orden autori tario, mediante la reproducción de formas de
disciplinamiento de la sociedad civil. En este modelo de sociedad el orden
70 Cf. O´Doneel, G. y Galli C, “sugerencias sobre algunos temas relacionados con la textura celular de la sociedad y, en particular, con la sociología del miedo” Memo presentado al Social Science Research Council, 1980 71 Véase Michel Pollak. “Memória e esquecimento” en Estudos Históricos nº 3 1980. FGV 72 Existe una basta literatura sobre el proyecto fundacional del autoritarismo nos remitimos, entre otros, a Manuel Antonio Carretón. “En torno a la discusión de los nuevos regimenes autoritarios en America Latina” Santiago,mimeo, 1979; Adolfo Canitrot, “”Teoria y práctica del liberalismo. Politica antiinflaionaria y apertura económica en la Argentina, 1976-1981” en Desarrollo Económico, nº 82, Julio- setiembre, Benos Aires, 1981; Juan Carlos Portantiero, “ Da crise do País popular à Reorganização do País Burguês” en América Latina: Novas Estratégias de Dominação. Petrópolis, Vozes, 1980.
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resultante goza, como sugiere Brunner, de una legitimidad puramente
fáctica; las relaciones disciplinares se legitiman represivamente7 3 .
El autoritarismo, al cerrar los canales de participación política
y de creación artística y literaria, inhibe cualquier forma de expresión que
no implique, como vimos, en un consenso tácito y silencioso. La mente
autoritaria está obcecada por la idea de que el mundo se presente con
claridad y nit idez. La suti leza, la contradicción, la pluralidad de ideas, la
polisemia de la palabra, la heterogeneidad comportamental confunde y
asusta, ultrapasa el límite de lo soportable. Por eso la respuesta eficaz es la
violencia. Al el iminar la política como práctica de mediación entre actores
en conflicto se el imina, por ende, toda tentativa de creación y disenso. De
esta manera, suprimidos los espacios públicos de resolución de conflictos, y
mediante la internalización individual y social del miedo a ser castigado
por un Estado omnipresente que vigila7 4y castiga se hace posible la
despolitización de la sociedad. La privatización de los espacios públicos es
una de las consecuencias de la internalización del miedo. Este opera como
elemento resocializante de actitudes pasivas frente a imposibilidad,
concreta o presentida, de esbozar cualquier forma de resistencia y, como
resultado, se tiene una visión enteramente gris, y mismo uniformizada de la
sociedad. De acuerdo con Delich:
Para la dictadura, restringir la sociabilidad es inicialmente condición de seguridad, pero luego es condición de perduración (.. . )La sociabilidad tiene por lo menos dos funciones: por una parte es el vehículo de la solidariedad o aislamiento y por otra parte expresa la magnitud de la distancia social intrínseca a una estructura social. Cuando se restringe el espacio de la sociabilidad, cuando se crea un clima de sospecha y temor, se crean las condiciones que empujan al aislamiento y por ende disminuye la solidariedad social75 .
73 Bruneer, op. Cit, 1982ª, p.560 74 Sobre esta face oculta Del terror y las complicidades sociales que alimentó ve el ensayo de Guillermo O”Donnel. (1984), “Y a mi, que me importa?: notas sobre sociabilidad y política en Argentina y Brasil. Mimeo. 75 Delich, Francisco, “Teoria y practica política en situaciones de dictadura” en Revista Crítica y Utopía nº 8, Buenos Aires, 1983, p. 15.
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Diversos fueron las técnicas disciplinares7 6 y los métodos utilizados
para promover la privatización de las relaciones sociales; la
individualización, también estimulada por el mercado, contribuyó, en suma,
para construir el orden y erradicar la subversión. Confrontación directa en
las calles; chequeo de vehículos; al lanamientos de barrios enteros;
quinteos; detenciones masivas para averiguación de antecedentes;
secuestros; diversas formas de intimidación; tortura como practica
cotidiana; violación del secreto profesional (Sicólogos) y confesional;
violación de correspondencia; control de bibliotecas públicas y particulares,
dejando en ambos casos a criterio exclusivo de los particulares, hecho que
conduce a una desestructurante autocensura y, completando el cuadro, la
política de desapariciones7 7
El disciplinamiento; la retracción hacia la esfera privada las
practicas de terror implementadas, y la clausura de la polí tica marcando el
retroceso de los movimientos sociales explica también el silencio social que
el autori tarismo exige:
O silêncio é uma autodefesa oculta assassinato, oculta assassino impune, oculta o que sabemos sobre o assassinato e o assassino. O si lêncio é uma estratégia de sobrevivência numa sociedade repressiva7 8 .
Así, despojados los ciudadanos de su condición de tal,
destruidas las instancias mediadoras del Estado y de la política, ausente 76 A título de ejemplo de esas medidas disciplinares podemos citar la reglamentación especial sobre el comportamiento del alumnado en los colegios secundarios. Alunas: vestido, en o posible pollera gris, blusa blanca o celeste, zapatos bajos, medias azules, cabello peinado y tomado, DOCUMENTOS. Alumnos: Traje, cabellos cortos a dos dedos por encima del cuello de la camisa, cara afeitadas, DOCUMENTOS. Cf. La Opinión 7-01-76. Sobre estas formas de disciplinamiento en el ámbito educativo puede consultarse el trabajo de Carina Perelli. Presentado en el seminario sobre el miedo. SSRC. Buenos Aires 1985. No está demás decir que en otros contextos celulares de la sociedad como universidades y establecimientos fabriles fueron adoptadas medidas similares. A pesar de parecer normas básicas de socialización implementadas en cualquier institución, es necesario tener en cuenta que se trata de un contexto póst mayo del 68 y del “destape” producido por la transición política anterior, es decir, la iniciada en 1973. De manera que esas “mínimas” normas disciplinares tienen un peso significativo sobre el conjunto de los sectores juveniles en sus ámbitos básicos de socialización: la escuela y la universidad. 77 Una excelente pintura de ese clima de represión y autocensura puede verse en la novela del escritor uruguayo Mario de Benedetti, Primavera con una Esquina Rota. 78 Barraza, Ximena, “Notas sobre a vida cotidiana numa ordem autoritária” en América Latina: novas estratégias de dominação. Petrópolis, Vozes, 1980,p. 155.
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todo conflicto legítimo, la política se hace imposible como práctica,
transformándose en una actividad privada. En otras palabras, en su propia
negación. La política también desaparece “cuando la confrontación toma la
forma de lucha ‘cuerpo a cuerpo” y también desaparece - como discute
González Bombal - el derecho “cuando la punición no se realiza sobre el
supuesto delito, “sino que es la persona concreta lo que está en juego en el
acto de la punición”7 9
El orden fáctico no precisa de consenso para legitimar su acción
ya que crea los mecanismos necesarios para que el disenso no tenga
expresión social . Hoy sabemos que fue una represión sentida, presentida,
pero desconocida en su momento, inédita, clandestina. Visto que no se
conocían los engranajes del accionar “privado” del aparato represivo ¿De
qué manera se podría públicamente denunciarlo?
La discusión adelantada en las páginas anteriores lleva la
investigación para el análisis de la consecuencia inesperada y más
significativa de ese orden y de esa lógica: la formación y consolidación de
un Movimiento de Derechos Humanos como primera forma organizada de
resistencia al poder coercitivo del Estado. Principalmente, el
desenvolvimiento de organismos constituidos por familiares afectados. A
su vez, se trata de situar y explicitar la categoría a partir de la cual se
produce, aún hoy, un proceso de interacción conflictiva de los organismos
con el régimen y con los subsiguientes gobiernos constitucionales. La
categoría jurídica referida es la del Detenido-Desaparecido.
5) La Desaparición como metodología del terror.
Intentamos demostrar en las páginas precedentes, que la característica
central del régimen militar puede ser encontrada en el empleo sistemático de
la violencia política como método adecuado para la obtención de niveles
79 Cf. Gonzáles Bombal, “Nunca más, el juicio mas allá de los estrados”, en Juicio, Castigo y Memorias. Buenos Aires, Nueva Visión, 1995, p.210.
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óptimos de producción y reproducción de obediencia. Vimos que la
implantación de un sistema de terror perseguía el objetivo de aislar y
atomizar a los individuos; desestimular los lazos básicos de solidaridad
social; destruir toda forma de organización social pre-existente o futura que
pudiese poner en duda los contenidos ideológicos implementados por la
política represora. La intensidad de la violencia aplicada contra los sectores
populares en la fase reactiva-defensiva del régimen, propició la
instauración de un denso silencio social. De esta manera, el efecto
combinado de la represión directa, por un lado, y la permanente intimidación
colectiva, por el otro, parecían indicar la escasa probabilidad de que su
poder pudiese ser enfrentado.
El elemento constituyente del “sistema de terror”, ha sido la
elaboración e implementación de una política de desapariciones forzadas de
personas como metodología represiva. La bipolaridad de la estructura
represiva, según la conceptualización del Centro de Estudios Legales y
Sociales (CELS), su “doble fase de normatividad” permitió el desarrollo de
esta metodología. Es decir, se instrumentalizó, por un lado, una represión
legal, asentada en el mítico discurso de la existencia de una “guerra sucia”.
Esto posibil itó la puesta en funcionamiento de diversos mecanismos de
intimidación y disciplinamiento. Por otro lado, estos mecanismos se
engarzaban con la existencia de “un sistema paralelo normativo de carácter
secreto, aplicado por unidades regulares, subordinadas a las máximas
jerarquías mili tares8 0 .”
El carácter paralelo y secreto de la represión reforzó la imagen
ordenancista del régimen. Su intensa campaña propagandística y la
permanente intimidación colectiva han sido medios adecuados para
explici tar la amenaza y la predisposición de aplicar la violencia, toda vez y
contra quien se hiciese necesario. Estos medios agudizaron diversos
mecanismos de negación, tanto individuales como colectivos, frente a un
poder que demostraba, con argumentos irrefutables, que la simple
80 CELS, (1982) Desapariciones forzadas: elementos para una política.
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conformidad no era, en absoluto, garantía de seguridad. Negación que se
expresaba no sólo en la construcción de un silencio acentuado en diversos
sectores de la población, cuanto en frases proferidas con bastante frecuencia
y que, a rigor, ocultan mecanismos de complicidad social . Fue común
escuchar durante estos años: “algo habrá hecho para que se lo detuvieran”;
o entonces: “por algo sería”. Frases que revelan fórmulas de encontrar
alguna lógica racional a lo que entonces parecía carecer de toda lógica.
Como se puede ver son actitudes similares a las descriptas por Bruno
Betthlein en su registro sobre los campos de concentración en la Alemania
nazista: “La forma más simple de lidiar con el problema (de las
desapariciones) era partir del principio de que apenas la escoria de la
sociedad merecía ese destino8 1”. El autor muestra el papel desempeñado por
tres mecanismos sicológicos diferentes ut ilizados con frecuencia para lidiar
con el problema de los campos: a) se negaba su aplicación al hombre en
general afirmando que la violencia y tortura fueron cometidas por un grupo
reducido de personas generalmente pervertidas o locas – en nuestro caso,
esas personas tendrían cometido excesos en la represión, argumento
utilizado para elidir la responsabilidad del régimen; b) se negaba la
veracidad de los relatos atribuyéndolos a propaganda deliberada y c) se creía
en las noticias pero se reprimía el conocimiento del terror luego que
posible8 2 . La negación de la realidad – como forma de preservación – no
reinaba solamente en el universo de los “blancos”, sino que se instalaba en
el seno de las familias afectadas. Esto explicaría porque, frente a una
represión tan extensa y brutal fueron pocos los que decidieron que su voz
no sea acallada.
La cultura del miedo en la sociedad era alimentada a través de
los resultados visibles de la “guerra sucia”, es decir, el conocimiento de los
operativos de secuestro, las innumerables apariciones de cadáveres en
lugares públicos; el constante amendrentamiento promovido por los
diversos métodos de control social públicos y privados y, principalmente,
los sucesivos pronunciamientos de carácter proféticos emitidos por diversos
81 Betthlein, Bruno, O Coração Bem Informado.RJ, Paz e Terra, 1985,p 221. 82 Bettelheim, op. Cit.p.198.
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miembros de las Fuerzas Armadas. A tí tulo de ejemplo de esta visión
profética, transcribimos el pronunciamiento del General Ibérico Saint Jean:
Primero, mataremos a todos los subversivos; luego mataremos a sus colaboradores; luego (. . . )a sus simpatizantes; luego a quienes permanezcan indiferentes; y por último mataremos a los indecisos8 3 .
Si como se desprende de lo precedente, la ostensiva temática de
la muerte era un elemento fácilmente detectable en la sociedad; en
contrapartida, el lado oculto de esta metodología – pese a su inusitada
frecuencia – permanecía recubierta del más expresivo silencio. En claro
contraste con el régimen chileno por ejemplo, la doble normatividad
operativa, a la que hicimos referencia anteriormente, contribuyó para que el
régimen contase, en un primer momento, con significativo apoyo de la
prensa internacional. Está relación será modificada t iempo más tarde en
función de la desaparición de notorias personalidades públicas nacionales y
extranjeras8 4 . A partir de entonces, es posible verificar un incremento de
denuncias promovidas por las agencias transnacionales de noticias. El
tratamiento dado a las materias por las diversas agencias agudizará, a parti r
de los primeros meses de 1977, el conflicto entre estas y el gobierno
presidido por el General Videla.
En contrapartida, en el plano interno y pese a la frecuencia de las
desapariciones forzadas, la prensa mantenía prudente silencio, cuando no,
complicidad. Pocos fueron los vehículos de comunicación que se atrevieron
a publicar información, datos y denuncias. El Buenos Aires Herald
redactado en inglés fue una excepción8 5 . El diario La Opinión, a pesar de
apoyar inicialmente al golpe, abrió algunos espacios de divulgación sobre 83 Cf. diario Clarin 27 de mayo de 1977. No deja de ser sugestivo que el mismo general hablando sobre la idoneidad halla expresado que “mi mayor aspiración seria no ser duro ni blando, sino razonablemente equilibrado” El subrayado es mil. Cf. La Razón 15 de mayo de 1979. 84 Me refiero al desaparición y posterior asesinato de los ex- senadores uruguayos exilados en Argentina Zelmar Michelini y Hector Gutierrez Ruiz. Así como al ex presidente boliviano Juan Torre, también muerto. Véase Gillespie Montoneros Soldados de Perón. Pág. 311 85 Su editor, Roberto Cox, fue preso y obligado a salir del país. En su testimonio en el juicio publico a los Ex Comandantes informó que recibía diariamente de la Secretaria de Información Publica la indicación de no publicar cualquier información relacionada con las desapariciones sin recibir confirmación oficial. Cf. Diario del Juicio nº 2. p.26 El mismo diario hacia fines de 1976 menciona en dos editoriales la enorme cantidad de cartas que familiares de desaparecidos enviaban a los distintos periódicos.
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los desaparecidos hasta el arresto de su director8 6 . Claro que los canales de
radio y televisión, estatales en su mayoría, apoyaron integralmente la
política del régimen. No podía ser diferente pues siguiendo el criterio de
proporcionalidad instituido por la Junta cada arma controlaba un canal de
televisión y el cuarto estaba bajo la dirección del gobierno.
No ocurría lo mismo con los resultados visibles de la “guerra
sucia”. El material de prensa analizado da debida cuenta del nivel de
violencia que recaía sobre la sociedad. La descripción de la muerte,
cotidiana, sistemática, pone en evidencia el carácter nada utópico de la
profecía transcripta anteriormente. El índice de muertes publicadas es
alarmante. Particularmente en el período comprendido entre los meses de
marzo a diciembre de 1976, es decir, en los primeros nueve meses del
golpe. La estrategia de “guerra” incluía la implementación de diversos
procedimientos: operativos de búsqueda en barrios enteros87; identificación
de control automotor de transportes públicos; irrupción en salas teatrales o
cinematográficas para la identificación – a través de listas – de los
asistentes. Las noticias de la “guerra” se referían a “enfrentamientos”8 8 de
carácter “sigiloso” cuyos detalles se obtenían a t ravés de comunicados y
partes oficiales emitidos por las fuerzas conjuntas de seguridad. Durante ese
período se noticiaba, con asombrosa regularidad, apariciones de grupos de
cadáveres en lugares públicos como muestra incontestable de la voluntad
política de imponer el terror.
Por regla general , los asesinatos masivos coincidían con la
noticia de algún atentado realizado contra las autoridades. Conforme indican
86 Timerman fue preso y torturado hasta que la Corte Suprema de la Nación determinó, para disgusto de algunos jefes militares, su libertad. El libro citado y el testimonio presentado en el juicio a los comandantes impulsionado en el gobierno Alfonsin, tiene informaciones elocuentes sobre la metodología acordada. 87 La prensa de la época hace constantes referencias a esos operativos “rastrillos” en los cuales se instaba a la población a colaborar con las fuerzas de seguridad. Mas adelante estilizaron los operativos procediendo a allanamiento y búsqueda por quinteo es decir, comenzando de un punto determinado se contaban cinco casas y en la quinta procedían a efectuar el allanamiento aumentando, como se puede imaginar, el miedo en la población. 88 La idea de enfrentamientos se tornó lugar común, pero es en realidad un eufemismo. Hacia e l f inal de 1977, por un levantamiento rea l izado por el Diar io la Opinión, se est ima en cuatro mil el número de muertos producidos en esos enfrentamientos.
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las analices del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), con ese
método se buscaba impactar a la opinión pública y, al mismo tiempo,
expresar una severa amenaza a los militantes remanentes de las
organizaciones guerrilleras8 9 que actuaban en el país. Siguiendo todavía el
análisis del CELS, la mayoría de las muertes atribuidas a “enfrentamientos”
correspondería a personas que habían sido arrancadas de sus hogares por los
grupos operativos y mantenidas como desaparecidas en calidad de rehenes,
oficializando su muerte con este ritual macabro. Era este el tenor de las
materias publicadas por la prensa. En contrapartida, las denuncias referentes
a detenciones y desapariciones deberían permanecer ocultas. Junto con la
censura existente, la realidad se encargaba de hacer crecer en los medios
periodísticos una acentuada autocensura que puede dar cuenta del silencio
existente.
Para reforzar esta situación la Junta de comandantes había
previsto en su comunicado nº 19 las sanciones que se aplicarían a quienes
“por cualquier medio difundiere, divulgara o propagara noticias,
comunicados o imágenes con el propósito de perturbar, perjudicar o
desprestigiar las actividades de la fuerzas armadas, de seguridad o
policiales”. Nada mejor entonces, que predicar con el ejemplo. Y el ejemplo
no podía ser más explícito. De acuerdo con los datos recogidos por la
Comisión Nacional de Desaparición de Personas CONADEP9 0 , se elevan a
84 el número de periodistas desaparecidos. A su vez, la misma Comisión
recuerda que se intervino militarmente a la Federación Argentina de
Trabajadores de Prensa y se procedió a la expulsión de corresponsales
89 Uma fundamentación de la capacidad operativa de las organizaciones guerrilleras se encuentra en Frontalini y Caiati. El Mito de la Guerra Sucia, Ed. Del CELS, Buenos Aires, 1984. p. 57-67. 90 La Comisión Nacional de Desaparición de Personas CONADEP, presidida por el escritor Ernesto Sábato, fue creada por el gobierno del presidente Raúl Alfonsin a través de decreto presidencial nº 187 en enero de 1984. Esta Comisión substituye a la propuesta encaminada las diversas entidades que constituyen el Movimiento de Derechos Humanos (MDH) que exigían la formación de una Comisión parlamentar Bicameral de inquerito con amplios poderes y que fuera capaz de emitir una condena política paralela a una posible y deseable condena legal que debería salir en el posterior Juicio Público contra las tres primeras juntas de Comandantes. La CONADEP se encargó de organizar y sistematizar las denuncias efectuados y elaboró un informe que recibió el título de Nunca Más. Ed. Eudeba, Buenos Aires 1984.
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extranjeros9 1 . No es de extrañar, por lo tanto, la dificultad encontrada por
los familiares y por las entidades posteriormente formadas, en la obtención
de algún espacio de denuncia en los diversos medios de comunicación.
De acuerdo con test imonios vertidos por el ex - director del
diario La Opinión, existían cruciales motivos que cerraban la posibilidad de
publicar denuncias recibidas: una constante intimidación a los diarios y una
“casi certeza de que los secuestros denunciados acababan generalmente
acarreándoles mandato de muerte a los secuestrados9 2”. Esta constatación
llevó a los directores de este periódico a adoptar una preliminar estrategia
de denuncia. Esta consistía en sólo publicar aquellos casos que previamente
hubiesen sido denunciados a través de la presentación de recursos de hábeas
corpus.
Al argumento precedente cabe una aclaración tendiente a
demostrar el grado de indefección en que se encontraron, desde un primer
momento, los Familiares de los Detenidos Desaparecidos. La formulación
de recursos de hábeas corpus9 3 , como paso previo en la formulación de
denuncias, presentaba, para los familiares, serios inconvenientes. En ese
momento, encontrar abogados patrocinantes no era tarea fácil. El terror
había dejado su marca indeleble también en esa categoría profesional con
argumentos plenamente convincentes: suman 109 los casos registrados de
abogados detenidos-desaparecidos y un número similar fue detenido y
puesto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional (PEN), sin que pese en
su contra cargo alguno a no ser la presunción de su identificación con la
causa de los defendidos9 4 . A pesar de esos números el Colegio de Abogados
cerró filas a favor del régimen. Se trató, sin duda, de una situación en la que
predominaron argumentos de naturaleza fáctica, situación que dificultó,
91 Cf. Nunca Mas. P. 368 92 Timerman,J. testimonio presentado ante la Corte de Justicia. Diario del Juicio nº 93 El recurso de hábeas corpus constituye una garantía específica para la protección de los derechos individuales; es utilizado contra prisiones arbitrarias e ilegales; puede amparar contra dichas prisiones; tiene un carácter preventivo y puede impugnarse el arresto en lugar no público. El recurso puede ser impuesto por cualquier persona y tiene un carácter unilateral, es decir, el autor de la detención carece del derecho de impugnar la acción en su transcurso. 94 A título de ejemplo resalto el testimonio del Sr. Hagelin en el Juicio a los comandantes: “ Cuando resolví presentar un hábeas corpus empiezo a buscar abogado patrocinante. Yo no quiero mentir, pero fueron arriba de cien los que vi. Nadie me quizo patrocinar por que todos tenían miedo. Finalmente pagué para que me lo hicieran y lo presente sin patrocinio letrado” Diario del Juicio nº 18 p.405.
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seriamente, la asistencia jurídica de los afectados por el terror estatal. Para
completar el cuadro debe consignarse que el 90% de las desapariciones en
estos dos segmentos profesionales fueron realizadas en el periodo
comprendido entre la implantación del golpe y el mes de diciembre de
19769 5 .
Los datos sugieren que se implementó – con éxito – medidas
preventivas y de carácter aséptico, destinada a “desinfectar” instituciones y
personas cuyo compromiso con la libertad de expresión y el derecho a la
debida asistencia jurídica tal vez hubiese contribuido para encontrar un
camino de denuncias de las práctica abyectas puestas en funcionamiento por
la lógica ordenancista.
Siguiendo el raciocinio anterior talvez pueda hablarse de una
especie de ensayo general realizado con alguna anterioridad al
pronunciamiento mili tar. De hecho, en los meses que precedieron al golpe se
habían registrado varios casos de la nueva metodología represiva que se
pondría en práctica a partir de Marzo de 19769 6 . Esta nueva metodología del
terror se anticipará en la ciudad de Córdoba en los primeros días de enero de
1976 con la detención y posterior desaparición de 16 personas, en su
mayoría activistas sindicales y integrantes de comisiones internas de
fábrica9 7 . El hecho generó rápida respuesta por parte de aquellos que
tuvieron el desagradable privilegio de constituir el primer grupo de
familiares afectados. Las denuncias efectuadas contaron con significativa
adhesión y solidariedad de importantes corrientes sindicales y fuerzas
políticas. Fueron realizados una serie de paros en varias plantas fabriles así
como una marcha de silencio frente al palacio de gobierno de la capital
provincial. Esas acciones fueron sucedidas por una serie de intimidaciones
puntuales a los familiares movilizados. No cabe duda que esos hechos
pusieron de relieve – a pesar de su ineficacia – la capacidad de denuncia y
movilización de los sectores populares en una sociedad que, pese al alto
95 datos recogidos por la CONADEP 96 De acuerdo con los datos recogidos por la CONADEP aproximadamente 600 personas habían desaparecido con anterioridad al pronunciamiento militar. 97 Este hecho elevara para 54 el número de desaparecidos en esa provincia desde septiembre de 1975. La Opinión 10 de enero de 1976
45
45
grado de desarticulación existente en el campo popular, no había perdido
aún su capacidad de procesar públicamente su protesta.
Al mismo tiempo esa situación evidenció que el método de la
desaparición forzada con sus principales secuelas: incertidumbre y terror,
requería –como sugiere Delich – la implantación de una situación de
dictadura, de silenciamiento y disciplinamiento de la sociedad 9 8 .
6) Detenidos Desaparecidos: nuevacategoria jurídica
Antes de continuar se torna necesario definir lo que se entiende
por la categoría de detenidos desaparecidos. Esta categoría designa la
situación en la cual se encuentran innumeras personas que han sido
detenidas en su hogar, en sus locales de trabajo o en la vía pública por
unidades fuertemente armadas de las Fuerzas Armadas y de seguridad o por
elementos que, sin ninguna identificación aparente, realizaron los operativos
de secuestro y detención. Frente a estos hechos, en ningún caso fue posible
obtener información fehaciente sobre el destino o la suerte corrida por los
detenidos. Las autoridades han alegado sistemáticamente el desconocimiento
de los hechos denunciados. En razón de esto, los millares de pedidos de
Hábeas Corpus presentados ante la justicia fueron constantemente
rechazados.
Los primeros datos recogidos por la agrupación de Familiares –
de quien hablaremos adelante- y posteriormente sistematizados y ampliados
por la CONADEP, apuntan las siguientes cifras de casos de
desaparecimientos presenciadas por testigos:9 9
Detenidos en su domicilio ante testigos... . . . . . . . . . . . . . 62.0 %
Detenidos en la vía pública... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24.6 %
Detenidos en lugares de trabajo.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7.0 %
Detenidos en lugares de estudio. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6.0 %
98 Delich, op. cit. 1983 99 El 62% de las desapariciones registradas ante esa fuente corresponden a operativos realizados entre media noche y cinco horas de la mañana. El 38 % restante fueron realizados de día. Nunca Mas, p.25
46
46
Desaparecidos secuestrados en dependencias
Militares, penales o policiales estando legalmente
Detenidos en esos establecimientos. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 0.4 %
Según los datos recogidos pela CONADEP en el año de 1984 de
un total de 8.960 desapariciones denunciadas (dos mil a más de las
denunciadas en 1979 ante la CIDH) 30.2% de los casos corresponden a
sectores obreros; 17.9 % a empleados y 21% a estudiantes100 . Los operativos
fueron realizados con violencia en la mayoría de los casos, violencia que
aumentaba en grados imponderables a part ir del ingreso en los pozos de
olvido que constituyeron los campos de concentración1 0 1
En el momento subsiguiente a los operativos de secuestro, el
grupo familiar, o lo que de él restase se avocó a un ritual de búsqueda
individual con el objetivo de determinar el paradero de sus familiares. Sus
angustiantes preguntas se chocaban indefectiblemente con un impenetrable
muro de silencio que, en realidad, respondía a la lógica y metodología
previamente acordada por los mercaderes del miedo. Esta situación
agudizaba la angustia - provocada por la falta de un punto de apoyo para
orientarse en la realidad – y la incertidumbre1 0 2 de las familias afectadas. A
pesar del cuidado con excesivas generalizaciones, es posible apuntar que en
la mayoría de los casos, la incertidumbre provocada por la desaparición se
veía aumentada por una sensación cada vez más acentuada de aislamiento
social . Hacia afuera la situación se percibía primero por la ausencia de
resonancia social de las denuncias realizadas, seguramente como resultado
de la rígida censura impuesta sobre los medios de comunicación. Segundo,
100 Nunca Más. P.375 101 Los Campos de Concentración o Centros Clandestinos de Detención (CCD) existieron en número aproximado de trecientos y cuarenta en toda la extensión del territorio nacional y constituyeron “ el presupuesto material indispensable de la política de desaparición de personas” op.cit., p. 54. Allí vivieron su desaparición y “allí estaban cuando las autoridades respondían negativamente a los pedidos de informes en los recursos de hábeas corpus” y alli estaban cuando las autoridades respondían que los desaparecidos estaban en el exterior. Sobre esas manifestaciones ver el “Informe sobre la Situación de los Derechos Humanos en Argentina” 1980. 102 Kordon y Edelman del equipo psicológico de las Madres advierten que desde el punto de vista del psiquismo individual “nada hay mas difícil de soportar que una prolongada incertidumbre. Es preferible siempre el efecto de una certeza dolorosa que la desestruturación provocada por la incertidumbre. Cf. Efectos psicológicos de la represión. 2ª parte Marzo de 1985.
47
47
quedaba cada día más claro que una insti tución, la Iglesia Católica – a la
que se acudía con frecuencia en busca de apoyo – no brindaba la cuota
mínima de solidaridad requerida. Tercero, la clausura de la actividad
sindical y política part idaria, eliminaba toda posibilidad de obtención de
apoyos corporativos que pudiesen forzar al régimen a brindar cualquier tipo
información. Internamente, el familiar afectado no pocas veces se ha
resentido de apoyos familiares más explícitos. El hecho de la desaparición
ocasionó serias rupturas en el grupo familiar. El temor de la contaminación
familiar ayudo también a aumentar la situación de soledad y aislamiento de
muchos afectados. Testimonios recogidos indican que esta situación se
agudizó en muchas familias que asumieron la decisión de manifestar
públicamente su dolor. Pues en estos casos el temor de la contaminación era,
sin duda, más acentuado. Esa situación recuerda la “culpa por asociación”
conforme surge del registro de la memoria de Nadiejda Mandelstam que
ilustra el análisis del totalitarismo discutido por Hanna Arentd.1 0 3
Si desde la perspectiva de las familias afectadas, la desaparición
implicó en la ausencia del derecho a la obtención de información, para las
victimas directas, la desaparición significó el ingreso a un espacio sin ley,
en un lugar en el
que no existe tercero a quien apelar. La sociedad quedó afuera, y no hay otra instancia que no sea la del imperio absoluto de otro, es decir la instauración misma de una relación dual que es como la negación del orden social mismo. En la escena de la desaparición, el hombre pierde la condición de ser con derechos1 0 4 .
Otra clave de aproximación a esta situación es el concepto, -
propuesto por Primo Levi y comentado por Renato Lessa - de complejidad
del estado de desgracia , cuyas dos dimensiones constitutivas indican
primero, la existencia de una profunda desigualdad entre sus participantes –
perpetradores y victimas y, en segundo lugar, el hecho de que en esa
103 Hanna Arendt, Totalitarismo, o paroxismo do poder. 1979b, p.50-52 104 Gonzalez Bombal, op. cit. p. 211.
48
48
situación todo es posible “tal como indica la supressão da pregunta ‘Por
quê?1 0 6
Por otro lado, estas formas de dominación realizan una
modificación substancial en los conceptos de crimen y de criminosos,
determinando, en consecuencia, la metodología adecuada para castigar a los
individuos encuadrados en cada una de esas categorías. Como muestra
Arendt,
os criminosos são punidos, os indesejáveis desaparecem da fase da terra; o único vestígio que resta deles é a memória daqueles que o conheceram e que o amaram, e uma das tarefas mais difíceis da policia secreta é fazer com que até esses vestígios desapareçam justamente com o condenado1 0 7
Tal vez sea necesario agregar que la política de desapariciones
en América Latina no fue una invención del Proceso. Este procedimiento
había sido aplicado con antecedencia en las diversas experiencias
autoritarias implantadas en los sesenta. En la sociedad brasileña, durante el
régimen militar implantado en 1964, fueron registrados 125 desaparecidos
políticos1 0 8 .
Aquí la mayor parte de las desapariciones tuvieron lugar en el
periodo comprendido entre los años 1969- 73, con la existencia de algunos
hechos aislados en los años posteriores cuando ya se había iniciado el
proceso de transición política1 0 9 . En Chile, durante el régimen pinochetista,
se han consignado aproximadamente 1300 desapariciones. Dados alarmantes
dan cuenta del mismo fenómeno en países centroamericanos, en particular en
106 Renato Lessa, “Século XX em chave maligna”, en Política e Cultura Século XXI, vol. 2 RJ, Relume-Dumará ALERJ. 2002, p. 69. 107 Arendt, H. 1979b p.211 108 Datos levantados por la Subcomisión de Familiares de Desaparecidos constituida en la estructura orgánica del Comité Brasileiro pela Anístia. Con la decretación de la Anístia política de 1979, esta Comisión sufre un proceso de desarticulación. En los primeros meses de 1985, remanentes de este grupo formaron con base en la ciudad de Rio de janeiro el grupo “Tortura Nunca Más” constituido, inicialmente, con la finalidad de denunciar la presencia de antiguos torturadores en diferentes escalones de los diversos gobiernos constitucionales. Sobre este proceso consultar el I seminario del Grupo Tortura Nunca Mais realizado en 1985 y editado por la editora Vozes Petrópolis 1987 109 63% de esas desapariciones corresponden a la acción emprendida por el Ejercito para desactivar los focos de la guerrilla rural que actuaba en la región del Araguaia en el inicio de la década de 70. Recientemente, el gobierno constitucional de Luis Inácio Lula da Silva, desestímulo, cualquier tentativa de abrir los registros secretos sobre esos desaparecidos. Por lo visto, aquí las cuentas del pasado permanecen inalteradas.
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Guatemala. Los datos colectados por la Federación Latinoamericana de
Asociaciones de Familiares de Desaparecidos (FEDEFAM)1 1 0 hablan de
noventa mil desaparecidos en las décadas de sesenta y setenta en toda
América Latina.
110 La FEDEFAM fue criada en 1980 en Costa Rica por iniciativa del Padre Vivres.
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CAPÍTULO 2
EL RESULTADO NO ESPERADO
1) Las organizaciones de derechos humanos
En este capítulo discutimos de que manera la angustia y la
incertidumbre, provocadas por la polí tica de desapariciones, fueron
enfrentadas por un grupo reducido de “afectados” que consiguieron superar
la inacción inicial abocándose a una tarea de búsqueda individual casi
obsesiva, hasta transformarla en una acción colectiva que se despliega en la
formación de un movimiento de defensa de los derechos humanos. La
conformación de ese nuevo actor colectivo resultó de una movilización,
prácticamente imperceptible, oculta, de contención y amparo en la cual
fueron tejiendo relaciones sociales de sentido solidario y de fuerza en la
confrontación con el Estado y en la denuncia internacional. Se trata de un
actor que, originalmente circunscrito al ámbito de las relaciones privadas, se
proyecta en la recuperación de un espacio público de articulación
discursiva, de producción de sentido, de demanda de justicia y de
preservación de la memoria a través de la promoción del no olvido. Se trata
también de la transformación de una acción social de carácter afectivo hacia
una acción social racional conforme fines y valores, que no se agoto en su
dimensión específicamente moral, sino que se proyecto en la construcción
de fenómeno de carácter político complejo e inédito. La percepción de que
el tema de los derechos humanos es consustancial a un espacio público
democrático y esencialmente polí tico1 1 1 permite que la figura del defensor
de los derechos humanos asuma, como enfatiza Gomez, el papel de
revelador histórico1 1 2 .
El resultado no esperado por las acciones desplegadas desde el
Estado en el contexto histórico discutido en el capítulo anterior fue la
111 Lefort, Claude. A invenção democrática. SP, Brasileinse, 1983 112 “Derechos Humanos, Política y Autoritartismo en el Cono Sur” Mimeo 1982.
51
51
formación de un actor colectivo originado por las entidades reseñadas a
continuación.
El Movimiento de Derechos Humanos en la Argentina
El Movimiento de Derechos Humanos1 1 3 se encuentra constituido
por ocho organizaciones dedicadas a la defensa y promoción de derechos
reconocidos jurídica e internacionalmente a través de la Declaración
Universal de Derechos Humanos proclamada y aprobada en 1948 por la
Asamblea general de las Naciones Unidas y por la Declaración Americana de
los Derechos Humanos aprobada en el mismo año. De los organismos que
componen el MDH, cuatro fueron formados con anterioridad al Golpe de
1976. Existen organismos de tipo partidario como la Asamblea Permanente
por los Derechos del Hombre (APDH) y la Liga Argentina por los Derechos
del Hombre (LADH); de tipo asistencial como el Movimiento Ecuménico de
los Derechos Humanos (MEDH); de tipo integral como el Servicio de Paz y
Justicia (SERPAJ); de tipo jurídico, como el Centro de Estudios Legales y
Sociales (CELS) y, finalmente las de t ipo familiar o afectados directos
compuesta por cuatro entidades: Familiares de Detenidos Desaparecidos por
Razones Políticas; Madres de la Plaza de Mayo, Abuelas de la Plaza de
Mayo e Hijos de Detenidos Desaparecidos, esta última formada en los
primeros momentos del gobierno constitucional de Raúl Alfonsin. El
movimiento de derechos humanos no es ni homogéneo ni uniforme. Se
encuentra constituido por diversas entidades autónomas que coordinan sus
actividades sin ningún tipo de vínculo o mecanismo formal, con bajo grado
de institucionalización y jerarquía.
La más antigua de las entidades es la Liga Argentina por los
Derechos del Hombre, fundada en 1937 por el Partido Comunista - al cual
permanece vinculada – para defender sus militantes perseguidos y
torturados, con frecuencia, por la Policía Federal . A partir de 1975 se torna
113 Para esta apretada síntesis de las entidades que constituyentes de MDH segui el trabajo de Emilio Mignone “El movimiento de Derechos Humanos en Argentina” mimeo, 1982 .
52
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uno de los pocos lugares al que acudian la victimas de la represión para
formular sus denuncias. En 1976 ofrece una sala para que funcione –
autónomamente - el embrión de la posterior Comisión de Detenidos –
Desaparecidos por Razones Políticas. Mantiene filiales en el interior del
país y posee vínculos internacionales con entidades semejantes. El vínculo
que esta entidad mantiene con el Partido Comunista y el apoyo que este
prestó a la dictadura de encabezada por el general Videla, fueron fuente de
permanente conflicto con las demás entidades de defensa. Esto pone de
manifiesto, desde un primer momento, la heterogeneidad del movimiento.
El SERPAJ comienza sus actividades en el año de 1974 tras la
iniciativa de Adolfo Pérez Esquivel, Premio Novel de la Paz en 1980. El
SERPAJ adhiere a una corriente de crist ianos comprometidos en la lucha a
favor de los sectores oprimidos y por la justicia social; realiza un trabajo de
concientización y movilización de los sectores populares tomando como
principio ordenador la consigna de la no-violencia activa. El SERPAJ
mantiene instituciones en Bolivia, Perú, Chile, Brasil, Colombia, Uruguay,
así como una regional centroamericana con sede en la ciudad de Panamá.
Desde su formación se dedica a la denuncia de violaciones y a la difusión,
por medio de cursos, seminarios y palestras de la temática de los Derechos
Humanos.
En 1975 época en que se agudizan los asesinatos y comienzan
las primeras desapariciones se constituye la Asamblea Permanente por los
Derechos Humanos (APDH) autodefinida como entidad pluralista en lo
político e ideológico, integrada por diversas personalidades de la vida
política nacional. Desde su creación, y particularmente en la época del
Proceso, actuó activamente en la presentación de solicitadas, petitorios,
formulación de denuncias y presentaciones colectivas ante organismos
judiciales. Realizó minucioso levantamiento - junto con Familiares – de las
denuncias presentadas por los afectados llegando a registrar
aproximadamente 7000 casos de secuestros seguidos de desaparecimiento.114
114 Fueron presidentes honorarios de la Asamblea el obispo católico Jaime de Nevares, - uno de los pocos miembros de la Iglesia Católica avocado a la tarea de la defensa de los Derechos Humanos – y la veterana líder
53
53
En febrero de 1976 se constituye el Movimiento Ecuménico por
los Derechos Humanos. El MEDH recibió ayuda asistencial del Consejo
Mundial de Iglesias y centró sus actividades en la asistencia solidaria a las
familias afectadas, especialmente a los hijos de detenidos desaparecidos a
través de trabajo de apoyo y asistencia. Sobre su formación, Federico Pagura
enfatiza la falta de apoyo de la Iglesia Católica:
(.. . . )en un determinado momento, los representantes de nuestras iglesias relacionadas con el Consejo Mundial de Iglesias – en un diálogo que tuvimos con las máximas autoridades de la Iglesia Católica – les propusimos la creación de una Vicaría de la Solidariedad al estilo de la Iglesia chilena y estuvimos dispuestos a borrarnos como iglesias evangélicas y a prestarles todo nuestro apoyo si así ellos lo decidieran, pero se nos informó que la Iglesia Argentina no estaba dispuesta a esa misma experiencia y que todo el trabajo con derechos humanos estaría encomendado a Caritas(.. .)Lo cual para nosotros significaba dejar ese trabajo en punto muerto. Y eso fue lo que originó precisamente la presencia de nuestro Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos .1 1 5
En Septiembre de 1976 comienza el embrión de lo que más tarde
constituirá La Comisión de Familiares de Desaparecidos y Presos por
Razones Políticas. Nucleadas inicialmente en dependencias de la Liga
Argentina desarrollo, desde su formación, un intenso trabajo de recopilación
de denuncia y presentaciones colectivas a la justicia. El paciente trabajo de
recopilación le permitió ir montado, junto con el trabajo de la APDH, el
organigrama y metodología de la represión. A partir de Julio de 1977 se
avoca a la difícil tarea de organizar a los afectados del interior del país.
Desde su creación se ocupa del problema de los presos políticos que
alcanzaron, en la época del proceso, un total de 8.500 presos reconocidos.
Funcionó orgánicamente con un secretariado electo y renovable y con socialista Alicia Moreau de Justo. Esta unión insólita, para la época, señala una mudanza en la mentalidad de algunos actores políticos. Cf. Mignone. Emilio, Derechos Humanos y Sociedad: el caso Argentino. CELS 1991 p.101 115 Entrevista con Federico Pagura en la Revista Humor , nº 121. enero de 1984. citado. por Jelin. E. “La Política de la Memoria: el movimiento de derechos humanos y la construcción democrática en la Argentina.” 1995, P. 106
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diversas comisiones formadas con el objetivo de ampliar su capacidad de
movilización y denuncia.
El 30 de Abril de 1977 surgen, públicamente, las Madres de la
Plaza de Mayo, ocupando efectiva y simbólicamente la Plaza de Mayo y
constituyéndose en el primer bastión de lucha pública contra el régimen
instalado en Marzo de 1976. En agosto de 1979 constituyeron ante escribano
público una Asociación civil sin fines de lucro. La asociación fue formada
por una comisión fundadora integrada por veinte madres y una comisión de
doce madres elegidas en el momento de la constitución de la asociación. En
1986, ya durante el gobierno consti tucional de Raúl Alfonsín, se produce
una división resultante de una crítica a la conducción de la entidad en lo que
dice respecto a su modo organizacional, con críticas relativas a la existencia
de practicas autoritarias y, principalmente, con relación a la metodología de
la lucha bajo un gobierno constitucional. De esa división surgieron las
Madres de la Plaza de Mayo Línea Fundadora.
En 1980 asumen su actual denominación las Abuelas de la Plaza
de Mayo, grupo de mujeres que trabajan juntas desde octubre de 1977. Su
labor especifico es la búsqueda de información y localización de sus nietos
secuestrados junto a sus padres o nacidos en cautiverio después de la
detención de sus madres. La paciente labor realizada a lo largo de estos años
permitió la localización de 71 niños desaparecidos desde 1976, de un total
aproximado de 500.
Constituido como Asociación civil en Marzo de 1980, el Centro de
Estudios Legales y Sociales (CELS) fue creado por integrantes de las
organizaciones como forma de profundizar la división de trabajo entre las
distinta organizaciones y, principalmente, en función de las limitaciones que
sus miembros tenían en la APDH. Se auto define como un equipo
multidisciplinar, pluralista, integrado por personas comprometidas en la
defensa de los Derechos Humanos y de la democracia. Mantiene desde
entonces un programa jurídico, un programa de documentación y un
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55
programa de investigación y publicaciones. Constituye hoy día un
importante centro de documentación sobre derechos Humanos.
Con la elección del gobierno consti tucional de Raúl Alfonsin,
en noviembre de 1983, se tomó la iniciativa de crear la Oficina de
Solidariedad para Exiliados Argentinos (OSEA), con el objetivo de facilitar
la re-integración de grande contingente de exiliados retornados. Con el pasar
del tiempo y en la medida de la reintegración la OSEA fue perdiendo sus
funciones.
En septiembre de 1983 los organismos mencionados reconocieron
como integrante del MDH al Movimiento Judío por los Derechos Humanos,
agrupación creada en torno del diario Nueva Presencia, vos de denuncia
activa de los desmandos del Proceso.
Finalmente debe acrecentarse la formación de dos nuevas
asociaciones de afectados: HIJOS Por la Identidad y la Justicia contra el
Olvido y el Silencio compuesta por hijos de desaparecidos y, la Asociación
de Ex Detenidos Desaparecidos.
Del conjunto de las agrupaciones que consti tuyeron en
Movimiento de Derechos Humanos – cuatro de ellas preexistentes - vamos a
centralizar nuestro análisis en la acción desarrollada por dos organismos de
afectados, constituidas en el contexto de reclusión política y acentuada
represión física que analizamos en las páginas anteriores. De un lado, la
agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos Por Razones Políticas,
politizando el espacio privado hacia el cual el régimen había recluido a la
sociedad. De otro lado, la formación de las Madres de la Plaza de Mayo,
conquistando y re-politizando el espacio público mediante la ocupación
material y simbólica del espacio histórico constituido por la Plaza de Mayo.
Estas dos entidades responden inicialmente a una situación específicamente
coyuntural transformándose con el correr del tiempo en un movimiento
estructurado al margen de las formas tradicionales de participación y
representación política como sindicatos y partidos. Son vistas también como
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56
nuevas formas de resistencia y expresión, tanto en su contenido como por su
forma de organización. Estigmatizadas inicialmente, consiguieron construir
una identidad que se proyectó en la crisis terminal del régimen y las
transformó en sus actores centrales. Como veremos adelante, la actividad
principal de las entidades giro entorno del acumulo de información, en la
formulación de denuncias en foros nacionales e internacionales y,
principalmente, en la contención, es decir, en el apoyo solidario al conjunto
de os afectados.
2) La construcción del sentido y la contención
Como se sabe, en cualquier proceso de consti tución de un actor
colectivo las primeras estructuras organizativas resultan de la necesidad.
Para que se produzca su transformación en una entidad relativamente
estable que consiga trascender la causa inmediata que lo constituyó es
necesario que se lleven adelante una serie de mecanismos de aprendizaje
que conducen, generalmente, a la comprensión polí tica de la situación que
originó su acción social inicial.
En ese proceso de aprendizaje se va conformando una identidad
colectiva; Habermas, utiliza esta noción:
para os grupos de referência que são essenciais para identidade dos seus membros; que são, de certo modo ‘atribuídos’ aos indivíduos, não podendo ser por eles escolhidos a bel prazer; e que tem uma continuidade que vai além das perspectivas biográficas de seus membros1 1 6
En ese arduo y doloroso proceso de aprendizaje, vivenciado por
los afectados directos del proceso de terror, fue necesario comprender una
serie de situaciones y responder no pocas preguntas que acabaron
116 Habermas, Jurgen, Para a Reconstrução do Materialismo Histórico. São paulo, Brasiliense, 1983, p.23
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57
posibilitando una acción social que permitiese la superación inicial de la
incerteza: ¿Cuál era el significado de la metodología represiva
implementada por el régimen? ¿Cuáles las secuelas de esa estrategia de
disciplinamiento coercitivo dejadas en el ámbito familiar? ¿Que significa
ser un desaparecido? ¿Cuál era la violación cometida? ¿Cuál ha sido la
tragedia de los familiares afectados?
Como adelantamos en el capítulo anterior, la tragedia precisamente era esa:
(.. . )hacer desaparecer a una persona, hacerla entrar en ese terrible cono de sombras a los que se los llevaron(.. .)aislarlos del mundo, en el espacio y en el tiempo; transformarlos en fantasmas, en nadie. Y crean sus responsables un doble martirio: evidentemente, el protagonista de esa violación es nuestro familiar, que padeció todo: la prisión, la tortura, posiblemente.. .muchos, muchos, posiblemente la muerte. Pero también dejó el dolor acá. El dolor terrible de la incertidumbre. Cuando un se fue enterando de todo lo que era(. ..)del infierno que eran esos campos de represión, esos campos clandestinos. La desesperación de saber qué era de su hijo y desesperación que, aún hoy, cada familiar sigue viviendo, porque cuando tiene que decirle buenas noches al retrato de su hijo, nadie se anima a decirle que ese hijo no está más(.. .)(entrevista con la Sra. Juanita de Pergament - Madres de la Plaza de Mayo)
El ritual de búsqueda individual realizado por los familiares de
los secuestrados incorporaba diariamente decenas de personas. Fue natural
que, con el correr del tiempo, fueran reconociéndose en las diversas
dependencias militares, en los ministerios, en las comisarías, en las
iglesias y, en toda suerte de lugar donde se imaginaba poder obtener algún
tipo de información. Sus angustiantes preguntas se chocaban con un
impenetrable muro de silencio que respondía a la lógica y a la metodología
de la represión previamente acordada, haciendo crecer la angustia e
incertidumbre. Angustia e incertidumbre, alimentadas de un lado, por las
constantes negativas de la justicia al rechazar sistemáticamente los recursos
de Hábeas Corpus impetrados, aunado a la creciente dificultad de encontrar
abogados patrocinantes de dichos recursos, y por otro, la permanente
negativa de la alta jerarquía de la Iglesia Católica en brindar solidaridad,
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profundizó el grado de aislamiento de los afectados. Como resultado de esa
interacción fue tomando lugar la idea de crear alguna instancia organizativa
que permitiese aunar esfuerzos. Se trata, en principio, de una idea poco
definida e inclusive poco generalizada. Se buscaba primeramente socializar
la experiencia recogida en la búsqueda individual. Al mismo tiempo se
fueron dividiendo algunas tareas, tratando de que su búsqueda fuese más
efectiva, iniciando el desarrollo de una lucha común, de una acción conjunta
con otros, es decir, del “ejercicio del derecho de asociación, generador de
poder, orientado para un mundo común y compartido” 1 1 7 . La negativa
oficial no reduce la búsqueda, por el contrario, a la incertidumbre generada
por la negativa oficial responden con perseverancia, sólo guiándose – como
reiteradamente dirán las Madres, por su desesperación. Por la fuerza que
brotaba de sus mismas entrañas:
Lo que no adivinó este sistema tiránico de gobierno, es que los familiares, en lugar de sucumbir ante el dolor, se iban a unir en una lucha y la lucha precisamente era esa: denunciar y bregar, decir que esta horrible violación del desaparecimiento de personas era algo condenable. Era un crimen de lesa humanidad, y entonces, nos hemos hecho activistas de los Derechos Humanos.(entrevista con la Sra. Nora de Cortiñas . Madres Línea Fundadora)
Una de las primeras manifestaciones de esa predisposición se
encuentra en una carta, es decir, en un instrumento de comunicación que
permite, por lo tanto, el pasaje de lo individual a lo colectivo como
condición esencial de la vida social; así es una carta que un grupo de madres
envía al diario La Opinión. Este diario a su vez, había publicado con
anterioridad una carta de una madre a su hijo que “habría abandonado su
hogar para incorporarse a la guerrilla”. Es probable que dicha carta haya
respondido a una táctica de contra-información implementada por
integrantes del poder explicitando uno de los argumentos que serán
blandidos con insistencia por los voceros del régimen para explicar las
desapariciones, esto es, los desaparecidos se encuentran en las
organizaciones guerrilleras. De cualquier manera, los editores sugieren que
117 Arendt, H. A Condição Humana. RJ. Forense Universitária, 1991, p.238.
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esa podría ser la carta pionera de “un movimiento de madres que eleven su
voz en un mismo grito de dolor y en un mismo alegato contra la muerte”1 1 8 .
Tal sugestión tuvo respuesta inmediata; fue tomada por un grupo
que se identificó como “ mujeres por el derecho a la vida”. En su carta al
editor hacen saber de su existencia, solicitan un espacio para formular sus
denuncias, y al mismo tiempo, encaminan una propuesta:
(.. . )Queremos llevar a su conocimiento que Buenos Aires ya
existe un grupo de mujeres unidas por la preocupación y voluntad de encontrar un camino para poner fin al drama de violencia y muerte que está viviendo la Argentina. Es nuestro ferviente deseo de unir nuestra voz a la de todas aquellas personas que, por ahora paralizadas por el miedo, sufren en silencio. La violencia y la muerte reinan en nuestro país. Nosotras, las madres, queremos la vida, el amor, la justicia y la Paz. ¡No nos dejemos amedrentar por los que practican la violencia! (. . . )Hagamos nuestras las palabras del Papa Paulo VI – cualquiera sea nuestro credo: ‘Si quieres la paz, defiende la vida’. Escribámosla en una hoja de papel y enviémosla (al presidente de la Republica). Si hacemos esto en ocasión del día de la Madre, nuestro gobierno y el mundo entero verán así que en la argentina hay una gran mayoría silenciosa que quiere gritar: Viva la Vida! Es la Patria misma la que nos pide a sus hijos que le rindamos este homenaje precisamente en el Día de la Madre119
Esta carta es la primera comunicación pública, comunicación en el sentido de
compartir y de compartir la evidencia de una realidad intolerante. A su vez aclara – para
desesperación de no pocos – que la situación vivida por los afectados no podría continuar
atribuyéndose – como durante mucho tiempo se pensó – a alguna circunstancia fortuita que
con el tiempo se vería esclarecida. En realidad es un primer paso para mostrar la idea de que
el sistema de terror sólo es arbitrario desde el punto de vista de las víctimas. Por el
contrario, insinuaba la existencia de una modalidad represiva que afectaba seriamente al
conjunto de la población. La carta también marca el inicio de una irreductible interacción
conflictiva entre los afectados y la Iglesia Católica1 2 0 . Al hacer suyas las palabras del Papa
piden – en vano – que la curia se pronuncie efectivamente contra la “fase de terror”. En la
118 Cf. La Opinión 5 de octubre de 1976. El grifo es mio. 119 Idem el grifo es mio. 120 Una discusión definitiva sobre la relación Del MDH y la Iglesia se encuentra en Mignone,Emilio. Iglesia y Dictadura. Bus As, Ediciones Del Pensamiento Nacional. 1986.
60
60
carta se alude también al mensaje presidencial pronunciado la semana anterior en el cual se
anunciaba que “la paz será el tributo que ofrendaremos a la Nación”. Finalmente, tiene la
virtud de mostrar el camino de la acción colectiva. Nos parece que la propuesta proporciona
la dimensión exacta de la evaluación realizada en ese momento. Se creía que una demanda
masiva, enviada en una fecha cargada de fuerte contenido simbólico, obtendría respuesta
inmediata de las autoridades. Lejos estaban de imaginar que este sería tan solo el comienzo
de una larga y ardua marcha.
3) La Comisión de Familiares de Desaparecidos y Presos por Razones Políticas
¿Quién son esas mujeres que re-significaron el mensaje del diario?
¿En donde se han reunido para la elaboración de dicha carta?
Los datos recogidos insinúan que este pequeño grupo había
comenzado a reunirse en la sede de Liga Argentina por los Derechos del
Hombre, entonces uno de los pocos espacios de recepción de denuncias y
que brindaba algún asesoramiento jurídico. La presuposición inicial , para
algunos, de que all í se obtendría información, hizo que la sede se
transformase en punto de encuentro y reconocimiento de afectados. En poco
tiempo los afectados superaron la capacidad física del organismo, hecho que
ocasionó el ofrecimiento de una oficina en la que pudieran reunirse,
conforme se desprende de la memoria de una de las protagonistas:
Era tal la cantidad de gente que iba a la Liga que ellos no conseguían atender a todos. Los familiares los sobrepasaban. Un día nos ofrecen un lugar físico para que nosotros nos pudiéramos reunir, para poder organizarnos. Entonces decidimos, con otros familiares, que teníamos que transmitir nuestra experiencia(.. . ) (entrevista con la Sra. Cata Guagnini, Comisión de Familiares)
La incorporación a este y a otros grupos de referencia se daba
en función del tiempo disponible y de la superación inicial del miedo a no
comprometer aún más al familiar desaparecido por la decisión de una acción
colectiva. Desde el Ministerio del Interior, por ejemplo, se realizaba una
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sistemática campaña de intimidación y contra información tendiente a
desestimular cualquier iniciativa que condujese a una acción colectiva.
Puntualmente se explicitaba que, la participación en cualquier nivel, en un
local vinculado orgánicamente al Partido Comunista, podía perjudicar la
situación del desaparecido. Era una si tuación en la deberían primar
relaciones privadas y sigilosas entre los afectados y el gobierno. Esas
recomendaciones muestran la ambigüedad de las respuestas. Perversamente,
se negaba la detención pero, a su vez, se incentivaba la incertidumbre al
sugerir los reclamos individuales. Frente a esto, y dada la magnitud de la
represión, este primer grupo trazó el objetivo de ir al encuentro de los
afectados que no habían todavía formulado sus denuncias o no querían
acercarse a la Liga. La Liga era otro pozo de ambigüedad. Sabemos de la
larga tradición de est igmatización de los miembros del PC, desde, por los
menos, el famoso “un espectro ronda a Europa” de Marx y Engels. Y,
aparte, en el caso del Partido Comunista, por su posición ambigua con
relación al golpe. En apretada síntesis el PC argentino veía la existencia de
dos grupos al interior del régimen a través de los cuales se desarrollaría una
dialéctica específica entre este y la oposición. De un lado estarían los
sectores “blandos” del régimen que en esa coyuntura designaban a los
sectores que respondían a Videla.1 2 1 , siendo necesario entonces, preservar y
medir las críticas evitando dar lugar al crecimiento de los “duros”. Como
sabemos, ni unos ni otros se diferenciaron por la capacidad de llevar a las
últimas consecuencias el sistema de terror adoptado. El apoyo crí tico, fue
determinante para que aflorasen no pocos conflictos al interior del
movimiento que aquí comienza a gestarse. También nos da una idea de la
heterogeneidad del mismo.
De cualquier forma y, como decía, se trató de superar esos
inconvenientes con la formación de pequeñas comisiones encargadas de
hacer llegar una primera carta al familiar. Con la misma finalidad, se decide,
121 Esta posición quedará claramente de manifiesto en declaraciones efectuadas por miembros del buró político del partido efectuadas tiempo más tarde en relación a las presiones ejercidas por los Estados Unidos contra las cada vez mas inocultables violaciones cometidas. Dirán sus dirigentes que “la campaña de Derechos Humanos promovida por la administración Carter está siendo utilizada para destruir al actual gobierno argentino(...)está dirigida a apoyar los grupos antividelistas bajo el pretexto de los derechos humanos”
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en los primeros meses de 1977 viajar al interior de país para recoger
testimonios y tratar de organizar los afectados del interior. No era tarea
fácil , había que superar el miedo, el estado de sitio, la existencia de toque
de queda en algunas provincias y, claro, la desconfianza, así fueron:
Recorriendo casa por casa para intentar reunir la mayor cantidad de familiares y muchas veces, por temor no nos recibían o lo hacían con las puertas entreabiertas. Pero esto sirvió para dejar una inquietud, en unos casos y, en otros, el embrión de futuras comisiones que al poco tiempo comenzaron a funcionar. Por otro lado, había gente que nos hacia ir 4 o 5 veces, tenían que discutirlo en familia, se hacían asambleas en la familia para ver si se presentaban o no. El miedo fue colectivo. (entrevista con la Sra. Cata Guagnini, Familiares)
Esa tentativa de organizar a los afectados en sus propios lugares de
residencia buscaba allanar las dificultades ocasionadas por los continuos
desplazamientos hacia la Capital Federal en busca de información. Estas
dificultades se originaban no sólo por el temor como por las dificultades
económicas de los afectados. Como se sabe un número importante era
constituido de víctimas permanentes de la violencia estatal, es decir, los
sectores populares. Recordemos que 32.8 % de las desapariciones
corresponden a sectores obreros. No pocas familias ante el secuestro de sus
familiares perdieron toda fuente de ingresos. Por otro lado, quienes todavía
mantenían vínculos laborales deberían justificar la ausencia de sus locales
de trabajo o solicitar permisos y licencias especiales que no eran fácilmente
concedidas. Además, no fueron pocos también los que tuvieron que ocultar
la situación vivida en virtud de la posible contaminación que significaba
pertenecer, conforme discutimos anteriormente, a una “familia sospechosa”.
Ese temor y, en algunos casos la vergüenza, dio lugar a una creciente
marginalización social y a procesos de disociación que llevaron a definir
ámbitos específicos y compartimentados para tratar de, y comunicar su,
problema personal. Marginación social, disociación y desintegración del
universo familiar serán algunas de las consecuencias del fenómeno de la
desaparición. Por lo tanto, con esa primera iniciativa se pretendía reducir,
en la medida de lo posible, ese conjunto de dificultades.
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En ese sentido, a existencia de un lugar físico posibil itó un
principio de organización que se fue desdoblando en acciones como la
mencionada. En los primeros meses de 1977 el número de afectados que ahí
se reunían llegó, aproximadamente, a trescientos. El crecimiento
cuantitativo condujo al planteo de pautas organizativas diferenciadas y de
nuevas acciones. Siguiendo las lecciones de Weber pueden observarse
acciones racionales con relación a fines y a valores:
Por ‘ação’ (incluindo a omissão e a tolerância) entendemos sempre um comportamento compreensível em relação a ‘objetos’, isto é, um comportamento especificado ou caracterizado por um sentido (subjetivo) ‘real’ ou ‘mental’, mesmo que ele quase não seja percebido.(.. . ) A ação que especificamente tem importância para a sociologia compreensiva é, em particular, um comportamento que: 1) esta relacionado ao sentido subjetivo pensado daquele que age com referência ao comportamento dos outros, 2) está co-determinado no seu decurso por esta referência significativa e, portanto, 3) pode ser explicado pela compreensão a partir deste sentido mental(subjetivamente)”1 2 2
En esa época las acciones se resumían al envío de cartas a las
diversas autoridades, a personas de notoriedad pública, a todos los medios
de comunicación, a diversas entidades y agrupaciones y, principalmente, de
contener al conjunto de afectados. A su vez se redacta, en enero de 1977,
una declaración de principios con tres puntos básicos: 1) La búsqueda de las
personas detenidas-desaparecidas; 2) la libertad de los presos políticos; 3) la
participación de todos los familiares sin restricción religiosa o partidaria .
Con el objetivo de ordenar ese conjunto de tareas se crea entonces, un
Secretariado compuesto por 14 miembros y una secretaria de Prensa y
Propaganda ambos electos en una Asamblea Deliberativa:
(.. . )son elegidas aquellas personas que ‘naturalmente’, se habían erigido en conducción. Naturalmente digo, no autocráticamente, simplemente por que tenían más t iempo para dar(.. .)En el medio en se daba - no existía una disputa por el
122 Max Weber, Conceitos Básicos de Sociología. São Paulo. Ed. Moraes, 1989,
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poder. Porque acá el drama era tan terrible que no acepta los cánones comunes de elecciones. Acá la confianza era el factor principal, Decidimos no tener ningún tipo de autoridad, sino que, la gente elegida por los mismos familiares, por su representatividad (. . . )cada uno de nosotros tenía la misma responsabil idad, sin cargos ejecutivos, sin nada. A lo mejor con una área específica de trabajo. Pero, como en ese momento éramos tan pocos, todos hacíamos todo . ( Entrevista con Graciela Louis, Familiares) Corría el mes de marzo de 1977 cuando la Comisión establece
un contacto con familiares de desaparecidos chilenos nucleados en torno de
la Vicaria de la Solidaridad. De ese encuentro, a parte de socializar
experiencias de lucha y organizacionales, resultó también la adopción de la
denominación de “detenidos-desaparecidos”. Y al promediar ese año
decidieron adoptar su identificación actual, hecho que pone en evidencia el
proceso de concientización política de sus integrantes:
Me Acuerdo que hubo una asamblea en que resolvimos llamarnos “por Razones Políticas). Esa fue una discusión bastante linda. Porque, entender que la razón o motivación era política en gente que bueno(...) la mayoria era gente, bueno, ama de casa; gente de una u otra manera por(.. .)explicar eso y que se entendiera y se aceptara era importante” (entrevista Graciela Louis, Familiares)
Es también en este sentido de paulatina politización que la asociación
irá tejiendo su identidad, como de desprende del siguiente testimonio:
(.. . )En este movimiento fuimos asumiendo, no solamente, el conocimiento del porque habían desaparecido nuestros hijos, sino también la convicción de que nosotros también lo teníamos que asumir como un hecho político. Es decir, que el movimiento de Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas _ que es la de ellos – se fue transformando en un organismo donde cada uno de los que estábamos ahí, iba asumiendo que nuestra solución también tenía que encararse con un razonamiento político y entender que la motivación era política entre personas que en la mayoría era ama de casa, explicar y que se entendiera ha sido una cosa muy importante . (Entrevista con Cata Guagnini, Familiares)
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La actividad de la Comisión de Familiares se centra en torno de
dos ejes principales. Primero, se avocaron a la tarea de recibir denuncias.
Esa tarea requirió un grande desprendimiento, pues cada testimonio hacía
revivir la situación por la cual ellos mismos habían pasado. De otro lado, el
denunciante sentía por vez primera estar frente a personas cariñosas y
receptivas, dos cualidades difíci les de encontrar en aquel entonces. El cálido
acogimiento será fundamental para comprender el proceso de acercamiento.
Pues diferente de los demás organismos que componen el MDH, aquí las
denuncias eran recibidas no por funcionarios burocráticos sino que por los
propios familiares, quienes sobreponiéndose a su dolor, contuvieron
solidariamente a los nuevos denunciantes como se puede ver en el relato de
Lidia Orfanó, integrante de Familiares:
Cuando fui a la Liga (con mi marido), el tipo de preguntas que se nos hizo a nosotros no nos gustó, parecía que eran un poco incriminadoras. Manifestamos nuestro desagrado y ahí nomás se nos indicó que bueno, fuéramos a la otra oficina que eran donde estaban funcionando los familiares de desaparecidos.(entrevista con Lilia Orfanó – Familiares)
En general, ese desagrado provenía de preguntas que tendían a la
identificación política del desaparecido, por eso, una norma fundamental
establecida por los grupos de afectados en las denuncias que recibían era no
indagar sobre la ideología política partidaria del desaparecido o del
denunciante, “para nosotros era absolutamente importante que se respetaran
esas cosas” como confirman la mayor parte de los testimonios.
En segundo lugar y teniendo claro el diferencial político del
pedido conjunto, se avocan como vimos, a la tarea de remitir cartas ,
documentos y testimonios a diversas insti tuciones nacionales y extranjeras.
Por otro lado también, aprendieron y orientaron, la elaboración de recursos
de Hábeas Corpus que, como sabemos, fueron sistemáticamente negados,
en otra clara demostración de la suspensión de todos los derechos. Parte de
esta lucha se materializa en varios petitorios y diversas solici tadas,
entonces, únicos medios posibles a través de los cuales se consiguió a
mucho costo, material y humano, ganar un espacio de publicidad y
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divulgación. Tal vez, más que una estrategia de lucha definida puedan
pensarse funcionando como estrategias de sobrevivencia. De hecho,
entregarse a la tarea de recolección de las firmas que endosarían los
petitorios, representó darse un objetivo preciso a su acción, es decir, puede
verse como la busca de un orden que orientase el accionar cotidiano y es
posible también que para muchos esa actividad representase un mecanismo
de compensación resultante del desorden y la incertidumbre123provocada por
el acto traumático de la desaparición tal vez más allá de los resultados
plausibles que de esta actividad pudiesen resultar.
.
4) La Construcción de un Espacio Público:
Madres de la Plaza de Mayo
Como estamos viendo, la situación de extrema incertidumbre
provocada por la polí tica de desapariciones dará lugar a una movilización
social de resistencia, de carácter esencialmente defensivo, que comenzará a
gestarse en el espacio básico de solidariedad social: el ámbito familiar. Esto
sugiere y de cierta forma explica, el carácter peculiar de este
comportamiento colectivo y de sus modalidades de acción: coraje,
perseverancia y tenacidad. Elementos que permitieron ir abriendo los diques
que contenían el silencio, y a su vez, superar paulatinamente el aislamiento
social que el régimen se encargaba de reforzar.
¿Qué ha incidido en el pasaje de un ritual de búsqueda individual
hacia el desenvolvimiento de una acción colectiva, inicialmente poco clara
e explícita? ¿Cómo fue posible formar un campo de aglutinación de una
acción desde el cual art icular un polo de resistencia? Para avanzar en las
respuestas a esas preguntas trataremos de visualizar el grado de
desorientación y soledad en el cual se encontraron las víctimas del sistema
de terror.
123 Kordon y Edelman indican que, “desde el punto de vista del psiquismo individual nada hay más difícil de soportar que una prolongada incertidumbre. Es preferible siempre el efecto de una certeza dolorosa que la desestructuración provocada por la incertidumbre” Cf. Efectos Psicológicos de la Represión, equipo de asistencia psicológica de las Madres de la Plaza de Mayo 1984.
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En todos los casos, tanto en aquellos familiares que optaron por la
incorporación a grupos de referencia, cuanto aquellos que en proporción
importante, optaron y persistieron en la búsqueda individual de
información, tomaron parte de un penoso ritual de información movidos por
la esperanza. Los primeros, pusieron de manifiesto una predisposición no
esperada por el régimen, conforme puede verse en el testimonio
anteriormente citado. Con diferentes matices de caso a caso y que tal vez
respondiesen a diferentes grados de inserción social o profesional, todos
siguieron el mismo y angustiante recorrido. Personas de notoria actuación
pública, profesionales liberales, clérigos, militares de las más diversa
graduaciones, estudiantes, obreros, todos obtenían la misma respuesta: la
negación oficial de la intervención de las Fuerza Armadas en los constantes
y violentos operativos de secuestro.
La barrera de silencio montada en torno del problema. El dolor por
la agresión sufrida; la soledad a que remitía el si lencio, operaron como
elementos centrales en la formación de los primeros grupos de afectados.
Por lo tanto, su formación remite a un peculiar proceso de interacción
surgido en las diversas reparticiones insti tucionales del gobierno. En medio
a ese perverso enmarañado burocrático kafkiano que manoseaba a los
afectados pasándolos de una repartición a otra, fueron naciendo los primeros
lazos de solidaridad apoyados en un mismo e intenso dolor:
Cuando desapareció mi hijo, yo me había quedado muy sola. No tenía a quien acercarme, me sentía muy sola. Cosa que le pasó la gran mayoría de las madres. Estábamos como perdidas, sin tener a quien recurrir. No sólo a quien recurrir, sino con quien hablar, alguien que participara de nuestra pena y nos comprendiera (.. . )En las oficinas del Ministerio del Interior yo conocí a otras madres que iban por lo mismo ,entonces empecé a tener, por fin en quien apoyarme, a tener un punto de referencia. (Entrevista con la Sra. Lola, Madres y Familiares)
El Ministerio del interior se localiza en una de las arterias laterales
de la Plaza de Mayo1 2 4 . Allí se abrió a mediados de 1976, una oficina
124 La Plaza de Mayo ubicada en frente a la casa de gobierno representa un espacio de lucha de la sociedad argentina. Es parte de la historia de la resistencia nacional y, a partir del 30 de abril de 1977 con la ocupación
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denominada “búsqueda y paradero”. Se buscaba con esto centralizar las
denuncias que diariamente llegaban a las distintas agencias
gubernamentales. Al mismo tiempo se pretendía disminuir el continuo asedio
de los afectados que acudían, desde el día del golpe, a las más variadas
dependencias militares en busca de información. Como fue dicho, el
recorrido incluía las más diversas instituciones civiles y eclesiásticas
dejando de manifiesto la existencia real del problema y la extensión que el
mismo tomaba.
En esta oficina [del Ministerio del Interior] se anotaba en un libraco enorme el nombre y apellido de la persona que iba a buscar información, de la persona buscada y se habría un legajo; a este sitio se iba semanalmente. Por supuesto, no hay respuestas, para nadie. Eso se va produciendo en todas las semanas y es notorio, no hay respuestas, no hay nada, no se recibe de ellos nada (.. . )” (entrevista con Juanita de Pergament, Madres)
Con posterioridad y ante la creciente cantidad de afectados que
allí acudían, el gobierno procederá a una mudanza de local. Sobre está
súbita y significativa mudanza dirán, posteriormente, las Madres:
Muy rápido las autoridades se dieron cuenta que esto no podía durar así . Por la casa de gobierno pasa demasiada gente, turistas y no podían permitir que se agolparan todos los días familiares de desaparecidos sobre las veredas de la presidencia, ya que hubiera terminado por llamar la atención. Entonces, se decidió recibirnos en este anexó, al abrigo de las miradas1 2 5 .
Como vimos, algunas madres formaron el embrión de la Comisión
de Familiares. Otras madres ya se reunían en la ciudad de La plata,
duramente castigada por la represión. Otras, todavía, habían comenzado a
reunirse en una iglesia ubicada en Plaza Flores –zona oeste de la capital. Las
reuniones eran sigilosas, el miedo era una sensación presente y el local
tampoco ayudaba a disipar esa sensación. Los encuentros se realizaban en el
de ese espacio público por las Madres se torna un centro de la lucha por la defensa y promoción de los derechos humanos. 125 Cf. Bousquet Las locas de la Plaza de Mayo., Buenos Aires, El CID, 1983
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subsuelo de la Iglesia, en penumbras. Así fueron reconociéndose y
construyendo mecanismos de apoyo y contención. En esos encuentros
transmitían su experiencia y programaron sus primeras acciones: cartas
enviadas a la Junta, a lo diversos ministerios y los más variados obispos, en
suma, a quienes se imaginase que pudiesen ofrecer apoyo o información.
En una de las tantas e infructuosas visi tas a los obispos, mientras
aguardaban, en el Vicariato de la Marina, en la antesala de monseñor
Gracelli1 2 6 , se pensó en hacer un pedido personalmente a la Junta de
comandantes. La sugestión quedó en el aire hasta que algunas semanas más
tarde, en cuanto aguardaban respuesta en los corredores del Ministerio del
Interior, una de ellas, Azucena Villaflor de Vicenti, propuso nuevamente la
posibilidad de un encuentro en la Plaza de Mayo para redactar el pedido de
audiencia a la Junta. La sugestión no podría haber sido más oportuna y nos
remite a la reflexión arendtiana sobre la acción, al mostrar que el acto de
encontrar “palabras adecuadas en el momento oportuno, independiente de
la información o comunicación que transmiten, constituye una acción”127 . Y
una acción política, habla de lo inusitado, de lo imprevisible, de lo
contingente e indeterminado y, como sugiere Renato Lessa, Arendt realiza
un “elogio de la acción fundada en la calidad mundana del juicio. O sujeto
político arendtiano no precisa tener la llave de la historia, no precisa
comprender el todo para actuar. Lo que importa es que tenga una postura
ética”1 2 8 . De manera que la acción, mismo sin saberlo, sin la clara
conciencia, era la ocupación de la Plaza, lugar abierto, público, localizada
enfrente a la casa de gobierno, lindera a la Catedral , rodeada de ministerios,
reparticiones públicas y de una extensa tradición asentada en la lucha de los
sectores populares. Con ese objetivo y ante la necesidad de información, la
ausencia de resonancia pública de la situación vivida, y en función de la
existencia de plazos cada vez más dilatados, se tomó esta primera e inédita
iniciativa. Existía una necesidad física, visceral, de romper el silencio
oficial, de sensibilizar a la opinión pública, de quebrar las estructuras
126 Ver Mignone Iglesia y dictadura. 1986. 127 Arendt, H. A Condição Humana.1991, p.35 128 Cf. Caderno Idéias Jornal do Brasil del 10-8-88.
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paralizantes del miedo, de demostrar que los argumentos esgrimidos por el
gobierno para enfrentar las primeras presiones de una comunidad
internacional que comenzó a manifestar su preocupación por la creciente ola
de violencia, carecían de fundamento.
Esa primera presión internacional resulta del secuestro y
desaparición de notorias personalidades públicas. Por otro lado, la
incorporación del tema de los derechos humanos, como elemento central de
la política exterior norteamericana bajo la administración Carter1 2 9 , aunada
al papel de actores transnacionales como Amnesty Internacional, de la Liga
Internacional de los Derechos Humanos y de la Comisión Internacional de
Juristas en la formulación de denuncias irá demandar esfuerzos que se
traducen en una sistemática campaña de desinformación. Los comunicados
de la Junta se estructuran ad eternun sobre dos lógicas arguméntales. Una de
ellas obtenía sustento ideológico en la doctrina de Seguridad nacional. Como
vimos, la existencia de un poderoso enemigo interno que contaba con fuertes
aliados internacionales – entre ellos las organización transnacionales y
gobiernos referidos – era enfrentando con determinación por el gobierno y
su población en una guerra que se libraba “más allá del bien y del mal”.
Observamos ya, que ese discurso ordenancista y belicista había contado con
significativos apoyos de sectores sociales y políticos que endosaban, efusiva
o silenciosamente, la acción de la fuerza “redentora”.
129 Si por un lado la política exterior norteamericana causó serios problemas a la Junta es posible ver que la política de Derechos Humanos tuvo dos pesos e dos medidas Lo que cuenta como violación depende no tanto del acto como de la persona que lo comete. Noan Chomsky muestra que la política americana no tuvo una lógica clara, comentando el esfuerzo realizado por la administración Carter para evitar que el Congreso legalice un proyecto de ley que obligaría a los representantes americanos en el banco mundial y en otras instituciones de prestimos internacionales a votar contra los fondos y créditos destinados a las naciones que violan los Derechos Humanos. El argumento de Carter fue en el sentido que ese proyecto podía perjudicar los ‘esfuerzos para impulsar la mejoría de los Derechos Humanos’. Chommsky sugiere que una “interpretação mais razoável é que a lei serviria para permitir alguma pressão sem sentido contra Estados clientes que são campeões na violação de Direitos Humanos” y muestra que la ayuda militar a la Argentina fué reducida de 32 para 15 millones de dólares en función de las denuncias de violación a los Derechos Humanos, pero informa que al mismo tiempo, la Junta recibió um prestimo de 105 millones de dólares del Banco Mundial. Otro de 32 millones de dólares de BID y, del FMI un crédito disponible de 100 millones de dólares. (Chomsky:, Noan, “Administração Carter:mito ou realidade” en Encontros com a Civilização Brasileira nº 15. Rio de Janeiro,1979, p. 30
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El segundo argumento defendía que el eficaz accionar de la Fuerzas
Armadas había conseguido derrotar a la subversión. Entonces, la subversión
derrotada contaba con, y accionaba sus, fuerzas aliadas internacionales con
el objetivo de desprestigiar – a través de cierta “prensa cómplice” – la
imagen del país. Para el régimen, las presiones ejercidas por el gobierno
Carter, aliados naturales en esta guerra sin fronteras, solo podía entenderse
por la manipulación informativa del enemigo derrotado. Esta situación
colocaba al gobierno frente a un “difíci l dilema”: explicar el porque de la
existencia de personas “supuestamente” desaparecidas. No era tarea fácil ,
como el propio gobierno reconocía. No obstante, las explicaciones
difundidas y defendidas hasta el hartazgo, fueron suficientemente efectivas
para crear una especie de “zona de consenso” por la cual muchos
consiguieron transitar. La profusa campaña informativa, tanto interna como
externa, se estructuró en torno de cuatro simples argumentos. Con ellos se
pretendía deslindar el conocimiento y responsabilidad de la junta sobre los
“supuestos” desaparecimientos:
1) Se trata de personas que pasaron a la clandestinidad.
2) Han sido muertos en algún ajuste de cuentas por las propias bandas de
delincuentes terroristas.
3) Abandonaron el país cambiando de identidad.
4) Imposibil idad de reconocer los cuerpos mutilados a raíz de
enfrentamientos.1 3 0
Como se podrá percibir, proponerse a desmontar esa trama - que el
miedo y la negación tornaba lógica – no resultó en tarea fácil. Tampoco fue
fácil mantenerse juntas en medio de las permanentes agresiones e
intimidaciones. De cualquier forma, la decisión del encuentro en el espacio
público de la Plaza de Mayo inició una nueva y fecunda etapa de lucha
contra el autoritarismo que se proyectará en el proceso de transición
democrática, así como, en los diversos gobiernos posteriormente electos.
130 Sobre estas y similares afirmaciones véase el libre editado por el ejercito argentino El Derecho a la Libertad. Buenos Aires. 1980
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Catorce madres aceptaron la sugestión de Azucena y acudieron a la
convocatoria del primer encuentro en la Plaza con el objetivo principal de
redactar un pedido de audiencia a la Junta de Comandantes. Ese primer
encuentro fue marcado, ingenuamente, para el sábado 30 de abril de 1977.
Catorce madres solas, en la inmensidad de la plaza:
Se ve que el sábado es día que la gente va a tomar sol y a ver las palomas. Pero a nosotras nos interesaba el grueso de la gente. Teníamos que gritarlo, hablarlo, informar lo que se pasaba con cada una de nosotras. Que la gente nos escuche, que nos ayude, que nos tienda una mano.
Cuando se contaba un hecho, entonces la gente se horrorizaba, la gente tapa los ojos, los oídos, tapa todo. Son pocos lo que nos escuchan (.. . )porque no creen! Inclusive no nos creen. Ninguna explicación nos creen!” Bueno, resolvimos que se vaya un próximo viernes y se esté en la plaza. Y el viernes vino más gente. Pero, una señora que creía en mil cosas dijo: los viernes son días que no dan suerte, ¿podemos cambiarlo? Y lo cambiamos para el jueves(.. .)(entrevista con Juanita de Pergament, Madres)
Esa decisión y la repetición semanal de sus reuniones toman de
sorpresa a la Junta de Comandantes que demorará algún tiempo para
reaccionar ante el número creciente de madres que, a cada semana, desafían
la prohibición de reunión y las disposiciones del estado de sitio. En ese
momento se reunían en los canteros laterales de la plaza para redactar
alguna carta, firmar petitorios y pasarse lo escasas informaciones. No
demoró mucho para que el grupo inicial de catorce comenzase a oscilar en
torno de 60 o 70 madres. En realidad es un número poco expresivo
principalmente, si se tiene en cuenta la dimensión del terror; aunque
significativamente provocador desde el punto de vista de las autoridades.
Estas, sorprendidas por lo inédito de la situación, amenazaban detenerlas por
asociación ilícita ordenando que “circulasen”. Es interesante notar que por
la primera vez las madres acataron la orden impartida por la autoridad
policial: comenzaron a caminar, de a dos, tomadas del brazo, alrededor de
la pirámide central de la Plaza de Mayo. Caminando se pasaban sus
novedades; firmaban cartas y caminando informaban a donde debían hacer
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el próximo encuentro. Se observa que en esta relación de alteridad con el
otro que representa el orden que se cuestiona, se construye en esos
encuentros y marchas la identidad social de las Madres. Además, la
repetición semanal de sus encuentros instituye un tiempo estructural,
sincrónico “repetitivo, con conteúdos cognitivos e afetivos característicos. È
um tempo social , fortemente ligado à experiência e à visão de mundo de uma
sociedade ou civil ização” como muestra, en outro contexto, Maria Laura
Cavalcanti recuperando la relación existente “entre as formas de marcação
do tempo e a atividade simbólica dos homens”1 3 1discutida por Durkheim en
Las Formas Elementares de la Vida Religiosa.
Durante mucho tiempo, tiempo mayor de lo imaginado, las
marchas siguieron la consigna del silencio y esto respondía a dos cuestiones
principales. Primero, fue un medio de evitar responder las provocaciones de
que, en grados crecientes, eran objeto por parte de las fuerzas de seguridad y
también – como veremos – de no pocos ex - ciudadanos. Segundo, fue una
expresión simbólica de manifestar que la palabra, bajo la dictadura, se
encontraba postergada. Solamente en los últimos meses de 1983 romperán la
consigna del silencio y, como nueva modalidad de acción, dos madres por
semana ofrecen al terminar la marcha un testimonio oral.
El primer paso fue dado y, al mismo tiempo, la resolución de
asumir el pedido conjunto implicó en realizar el pasaje mi hijo - todos los
hijos, pasaje que permitirá a las madres recuperar socialmente su rol
protector extrapolando el rol socialmente definido como esencialmente
doméstico1 3 2 . Esta dimensión de inclusión en lo colectivo resulta de un
proceso de aprendizaje político que transforma la lucha individual en la
lucha por todos. Igualmente, como señala Jean Franco, esta resistencia no
hubiera sido posible si las madres no se hubieran comportado como madres,
recusándose a aceptar los calificativos mediante los cuales el régimen
identificaba a sus hijos. Sugiere también, que este pasaje envuelve una
131 Cavalcanti, Maria Laura Viveiros de Castro. O Rito e o Tempo. Rio de Janeiro, Civilização Brasileira, 1999, p.77 132 Kordon, Diana y Edelman, op. cit. 1984.
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transformación radical de la maternidad, transfiriéndose de una esfera
esencialmente privada para una esfera pública, permitiendo, de esta forma,
socializar la maternidad deslocándola del plano específicamente individual.
De la misma manera, las Madres no solo reaccionaron ante una situación
específica sino que mostraron la posibilidad de transformar su protesta en
una posición ética. Privilegiar su rol materno significó también poner de
manifiesto su particular respeto por la vida humana, por la condición
humana asentada en la pluralidad, en la diversidad y en la esperanza que,
como muestra Arendt, resulta de “la natalidad, es decir, de la permanente
capacidad que tienen los hombres de comenzar de nuevo”1 3 3
(. . . )es la madre la que sale a la calle, no solamente por el motivo que el padre pueda ser el sostén económico de la familia, sino porque hay una fuerza interior que hace que la madre salga a defender a su hijo. Sin fijarse en lo mínimo si ella participaba ideológicamente en la lucha de su hijo, si estaba o no de acuerdo en que su hijo era un militante político o sí, cuando se lo llevaron sabía que era un militante político, representante de fábrica o de universidad(. ..)en absoluto(.. .)corriendo todos los riesgos, exponiendo su vida como la expone una madre cuando da a luz a su hijo. Creo que el primer acto de amor de una mujer es el acto de dar vida a un hijo, corriendo el riesgo de la propia vida. Y creo que eso se da después, nuevamente cuando se nos l levan a los hijos . (entrevista con Maria del Rosario Cerruti - Madres)”
Su rol protector se evidenciará no solo en la tenacidad de su lucha
como también por el hecho de desestimular, desde un primer momento, hasta
bien avanzada la transición, cualquier esfuerzo de los sectores juveniles de
acompañarlas en su marcha semanal:
Nosotras tuvimos una relación con los jóvenes muy particular. Ellos siempre se nos acercaron, pero nosotras los sacábamos de la plaza, para protegerlos y no porque no quisiéramos su presencia. Sabíamos que un joven, sobre todo un joven que tuviera vinculación con la pérdida de algún desaparecido – en ese caso peor, pues era mucho más indicado como subversivo. Nosotras les pedíamos que se fueran, que por favor no se acerque, no queríamos que se lleven más jóvenes, los mantuvimos a raya, era una gran responsabilidad.
133 Arendt.H. op.cit. 1991, p.181.
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Sabíamos que por lo mínimo se llevaba a un joven. Ser joven era un delito en esa época y un joven que intenta dar un paso adelante, prácticamente, se firmaba su propia condena (.. . )les decíamos que no se acerquen, que se vayan(...)llegó un momento que nos sentíamos como leprosos. No queríamos contagiar con el peligro que significaba nuestra presencia, nuestro accionar, contagiar sobre todo a los jóvenes que estaban tan desprotegidos. Era una actitud muy instintiva yo diría un poco como sobreprotección maternal, era como querer alejar del peligro a nuestros propios hijos . (Entrevista con Carmen Cobo, Madres y Familiares)
Su rol protector y su inclusión en el plano colectivo a través del
pasaje mis hijos – todos los hijos, habla no sólo de la consti tución de un
movimiento de resistencia y de formación de identidad social construida en
la relación conflictiva y permanente contra el Estado. Habla también de la
importancia de los lazos afectivos que dan lugar, en los términos de la
tipología ideal weberiana de la acción social , a una acción afectiva
particularmente emotiva y que deviene racional con relación a valores y que
construye la base de la constitución del movimiento. Para muchos, la
participación activa permitió una suerte de compensación frente a la violenta
ruptura de los vínculos afectivos provocados por la desaparición. Rupturas
que se extienden al ámbito de las relaciones familiares, al ámbito laboral y
al de las relaciones interpersonales, como surge de la memória de Maria del
Rosario Cerruti una de las primeras Madres a participar del movimiento:
La única forma de encausar esa desesperación era hablar con otra madre que necesitaba lo mismo que yo. Todo esto no tiene explicación humana, no se puede razonar(. ..)si se ha cometido un delito, que se juzgue, que se lo condene, pero esto no(...)A una mente mediocre como de las madres que estábamos acostumbradas a lavar ropa, a planchar, a hacer la comida y a educar a los hijos y nada más, no podíamos entenderlo. Todo este encause de esta locura nos salvó, porque si no hubiéramos entrado todos en el manicomio. Entonces era descargar toda nuestra tensión, era como una terapia de apoyo, nos dábamos fuerza. Cuando aquella bajaba, yo le daba fuerza; cuando yo bajaba, la otra me daba fuerza. Entonces, todo eso nos fue alentando, fuimos entendiendo muchas cosas (.. . )Nos fuimos dando cuenta de que esta situación era eminentemente política, nuestra lucha y lo que había pasado. Entonces llegamos a una conclusión: que todas las madres –estas que estábamos luchando – buscábamos a
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todos los hijos y que todos esos hijos eran nuestros. Eso lo entendimos, que luchábamos por todos. (Maria del Rosario Cerruti, Madres)
Ese pasaje es también revelador del proceso de polit ización de las
Madres, es decir, marca el pasaje del movimiento individual hacia lo
colectivo. Inclusive de comenzar a explicar lo que hasta entonces se negaba,
es decir, que sus hijos hicieron parte de la lucha colectiva y de la militancia
política anterior y que, por lo tanto esa situación derivaba de un proyecto
económico específico de profundización del modelo de capitalismo
dependiente.
El grupo de Madres que instituyó como punto de referencia el
espacio público de fuerte contenido simbólico de la Plaza de Mayo,
encontraba dificultades para establecer mecanismos de contacto entre sus
integrantes en función de la falta de local para reunirse. Si bien es cierto
que desde un primer momento se compartía el espacio ocupado por
Familiares, diferencias de propuestas y de evaluación determinaron la
división de los afectados en ámbitos diferentes. Esto deja en evidencia desde
un primer momento, el grado de heterogeneidad y diversidad de
orientaciones dentro del MDH. Diversidad que se acentuara en 1983 en el
contexto de la transición y consolidación de la democracia.
Decíamos que una fuente de heterogeneidad era política. En
efecto, el distanciamiento del local ofrecido al grupo de Familiares por la
Liga Argentina por los Derechos del Hombre se fundamentaba en clara
evaluación polí tica. La Madres entendían que compartir un local vinculado a
una corriente política – en el caso el Partido Comunista – podría implicar en
la necesidad de hacer concesiones o negociar determinadas posturas y
posicionamientos. Conforme los testimonios recogidos el grupo de Madres
no cuestionaba la supuesta peligrosidad resultante del vínculo de la Liga con
el PC –conforme se encargaban de enfatizar los funcionarios del Ministerio
del Interior con el objetivo de inhibir la acción colectiva. Lo que se
cuestionaba era la posición y el discurso del Partido Comunista con relación
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al Proceso de terror adoptado y, como vimos, el apoyo “crítico” que este
daba al gobierno de Videla.
Así, la decisión de permanecer en la Plaza fue dada por la
necesidad de marcar una posición política y por la necesidad de trascender
el ámbito privado en el que se movían los afectados. La desesperación y el
“instinto” hicieron de ese espacio previamente clausurado, el ámbito desde
el cual darían públicamente su lucha. Sin fronteras y sin
contemporizaciones. Se entiende también que la Plaza era el espacio
adecuado para interpelar al transeúnte indiferente o desinformado:
Teníamos que gritarlos, hablarlo, informar lo que se pasaba con cada una de nosotras; que la gente escuche, que nos ayude, que nos tienda una mano(.. .)cuando se constata un hecho, entonces la gente se horrorizaba, la gente tapaba los ojos, los oídos, todo, Son pocos los que nos escuchan, por que no nos creen. Inclusive no nos creen. (Entrevista con Juanita de Pergament, Madres)
Arendt había señalado la importancia de la normalidad del “mundo
normal” como elemento de protección contra las denuncias de los crímenes
cometidos por el totalitarismo dejando claro que:
Os homens normais não sabem que tudo é possível e, diante do monstruoso, recusam-se a crer em seus proprios olhos e ouvidos, tal como os homens da massa não confiaram nos seus quando se depararam com uma realidade normal onde já não había lugar para eles 1 3 4 .
5) Marchas y Contra-Marchas: Ofensiva Represora
La actividad de los afectados se orientaba en el sentido de
movilizar la mayor cantidad de familiares posible como forma de
empoderamiento para lograr ejercer presión sobre las estructuras
gubernamentales. Este trabajo se realizaba de forma subterránea. Grupos de
pares transmitían “boca a boca” y - mediante paciente trabajo de
134 Arendt, H. Op. cit. 1979b, p.195
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investigación - peregrinaban de “casa en casa” contactando y estimulando a
los nuevos afectados a realizar su denuncia, y en la medida de lo posible,
incorporarlos a los grupos. Debe prestarse atención para el hecho de que
este contacto inicial significaba en si mismo una acción virtualmente
solidaria. A su vez, continuaban aferradas a la esperanza de obtener la
audiencia solicitada en casa de gobierno.
Será en Junio de 1977, es decir, un año después del golpe, que por
vez primera el Ministro del Interior General Albano Harguindeguy, accedió
al reclamo recibiendo tres Madres en representación del grupo. La
evaluación del Ministro, apoyada en una absoluta soberbia era que: “sus
hijos se habrán ido con alguna muchacha o estarán en el exterior” – sic. La
respuesta de las Madres fue clara y decisiva: informaron de su decisión de
no abandonar la Plaza hasta la aparición con vida de sus hijos. Decisión que
se cumplió inexorablemente.
Conviene detenernos un poco en las modalidades de lucha
implementadas. Ya entonces, las presiones físicas y psicológicas tendientes
a establecer una lógica privada de relaciones disciplinares1 3 5 no eran
suficientes para contener el emergente movimiento. Si es verdad que
muchas puertas se cerraban, otras se entreabrían. La busca incansable por
estas brechas –más allá de los resultados obtenidos – generaba nuevos
ánimos al tiempo de permitir establecer nuevos objetivos. Ese esfuerzo
empezó a materializarse en diversos petitorios y solicitadas. En aquel
momento, estos eran los únicos medios que permitían – a un alto costo,
material y humano – un espacio importante de publicidad. Sobre esa
modalidad de acción nos cuentan que:
Cada solicitada era el paño de lamentos; parece una tontería hacer una solicitada, pero, hasta que se juntara el dinero, hasta que se consiguiera quien la publique (.. . ) Claro, a la distancia, que ganábamos con esto. Pero talvez estábamos empleando meses en eso y, por lo menos, teníamos un objetivo
135 Bruner, J,.J. 1982ª,p.561
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en nuestra vida: hacer una solicitada. Bueno sentíamos que no estábamos solas . ( Entrevista con Cata Guagnini - Familiares)
La primera solici tada resultó de la iniciativa de la Comisión de
Familiares y fue endosada por 136 firmas, aparece en el diario La Prensa,
en septiembre de 1977. Una semana antes de su divulgación, el régimen dio
muestras de que no toleraría la decisión anunciada al ministro del Interior y
procedió a la detención de 15 Madres en la ronda semanal.
A pesar de haber omitido de la dirección del grupo que funcionaba
en la Liga –por temor, desatención, o ingenuidad – 300 nuevas firmas se
incorporarán al mismo texto, repetido y publicado, un mes más tarde. En ese
nuevo texto recuperan la idea de marcar presencia en el día de la madre a
través del envío de 1700 tarjetas individuales al Ministro del Interior. Estas
acciones se constituyeron en paso decisivo en la ruptura inicial de la
“cultura del miedo” y en la propia estructuración de la identidad del grupo.
Vimos que esto significaba una motivación especial en su lucha. Faltaría
agregar que significó también una superación del prejuicio relativo a la
contaminación que podría resultar del pedido conjunto conforme nos
informa el testimonio siguiente:
Cuando sacamos una primera solicitada con la firma de 136 personas fue también una decisión. En ese momento se miraba mucho si, en un diario, negro sobre blanco, tenía que aparecer mezclado a os nombres de los familiares donde quizás atrás de tu nombre estaba el de un desaparecido que pudiese ser incriminado de Montonero, del ERP, de subversivo, de vende patria. Había un poco de resistencia a que se sacara la primera solicitada (. . . )En nuestro movimiento también hubo que ir venciendo sobre los miembros que lo constituíamos, el concepto de que los desaparecidos era subversivos. (idem)
La segunda solicitada habla de la superación de la idea de
contaminación así como del fortalecimiento de los lazos vinculantes y del
potencial de movilización. Elementos poco compatibles con las
orientaciones del régimen que pronto responderá de su manera habitual. En
la misma fecha, el 14 de octubre de 1977, se programa la entrega de un
petitorio a la Comisión de Asesoramiento Legislativo (CAL). La
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convocatoria fue respaldada, según diversas fuentes periodísticas, por
aproximadamente mil personas. Dicho petitorio demandó el esfuerzo de
meses de trabajo y estaba avalado por 23.972 firmantes. De ese total , 5302
firmas corresponden a afectados; 1300 corresponden a obreros de la fábrica
Mercedes Benz en donde nueve integrantes de la comisión interna habían
desaparecido. El petitorio no fue recibido y, como resultado de la nueva
osadía, 300 madres fueron detenidas. Era claro, entonces para la Junta, que
no se trató de un bluff la comunicación hecha al General Harguindeguy
meses antes de no abandonar la Plaza.
La ausencia de resonancia social por el doble condicionante de la
rígida censura y de la “ausencia de interés” de los medios de comunicación
de registrar esta protesta fue suplida, en parte, por la estrategia de publicar
materia paga arriba mencionada y sobre la cual volveremos adelante. En ese
momento era claro para la Junta que no se podía ignorar el alcance del
movimiento. Sus acciones hacían casi imposible recepcionar cualquier
visitante extranjero pues, con seguridad allí estarían las Madres haciendo
entrega de sus comprometedores testimonios. En los términos de Alfred
Schutz se trata de una “acción expresiva” es decir la acción en que el actor
busca proyectar los contenidos de su conciencia ya sea para retenerlos o
para comunicarlos a otros. Se trata de una acción “genuinamente planejada
ou projetada, cujo motivo ‘a fim de’ é o de que alguém tome conhecimiento
de alguma coisa” . Schutz muestra que esos actos expresivos siempre
poseen un significado para el actor, siendo, por lo tanto, actos
genuinamente comunicativos “que tem por objetivo sua própria
interpretação”1 3 6 . Así, desde la perspectiva de los dueños del poder era
menester entonces adoptar medidas claras y ejemplares para cohibir su
crecimiento.
136 Véase Schutz, Alfred, Fenomenologia e Relações Sociais, RJ. Zahar, ed. 1979, p.174-175
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6) Apretando el cerco
Las dos primeras solicitadas auspiciadas por la Comisión de
Familiares motivaron el deseo de Madres de realizar otra solici tada en
conjunto. La fecha escogida no podría ser más significativa: 10 de diciembre
de 1977, nuevo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos. En ese momento no se imaginaba, claro, que la iniciativa traería
aparejada nuevas y serias consecuencias. Dos días antes de la fecha,
mientras un grupo ultimaba los detalles y recogía las contribuciones en el
atrio de la Iglesia de Santa Cruz, fueron sorprendidos por un operativo que
culminó en el secuestro de 14 de ellos, entre los cuales, las dos primeras
Madres, Mary Ponce de lo Bianco y Esther de Carriaga junto a dos
rel igiosas de nacionalidad francesa Alice Domon y Leonie Renée Duquet. La
faena no estaba completa. En efecto, dos días mas tarde, será secuestrada en
la puerta de su domicilio la fundadora del movimiento de Madres: Azucena
Villaflor de Vicenti. Las informaciones que llevaron a la concepción de esa
operación fueron precisas. Los mercaderes del miedo supieron cuándo y
cómo golpear. El proceso de infi ltración de los grupos, llevado adelante por
integrantes del sector de inteligencia de la Marina de Guerra en los
primeros días de octubre, fue exitoso. Ese operativo señala algunas
dimensiones ya presentes embrionariamente. La primera de ellas es que se
reconoce a través de esa operación represiva la importancia política que
estaba adquiriendo el movimiento iniciado ocho meses antes - el 30 de abril
de 1977. Otra dimensión es que, a part ir de entonces, se agudizan las
relaciones conflictivas entre el régimen y la sociedad internacional, de la
cual provendrán los más significativos apoyos al movimiento de la Madres ,
permitiendo la internacionalización de las informaciones y de la defensa de
los derechos humanos y, a su vez permite, establecer un círculo protector
sobre las familias afectadas.
Ningún medio de comunicación notició el secuestro masivo.
Tampoco mereció denuncia o manifestación de repudio de ningún sector
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nacional. En contrapartida, levantó una fuerte reacción internacional,
producida primeramente por el gobierno francés, desdoblándose en
denuncias formales elevadas a la Junta. Esta llevará dos semanas para
manifestarse. Y lo hace por medio de una burda trama informativa en la
cual imputa el secuestro de las dos religiosas de nacionalidad francesa, al
accionar de la organización guerrillera Montoneros y, claro, omite cualquier
mención al resto de los familiares secuestrados. Según su versión, la
organización en cuestión imponía, como condición indispensable para
liberación de la las rel igiosas, una lista de exigencias que el gobierno
debería cumplir inmediatamente. Nuevamente encontramos una actitud
semejante a aquella que Arendt identifica como una de la características de
la gestión total itaria, es decir, el empleo de la mentira “que desfigura os
fatos para adequá-los a uma ideología”1 3 7
No resta duda que supieron golpear, y golpear bien. Como no
podía dejar de ser el miedo se reinstalará en el seno del movimiento,
provocando una retracción. Después del secuestro de Azucena retornar a la
plaza demandó un esfuerzo denodado conforme recuerda la Sra. Juanita de
Pergament:
Después de cada llevada, de cada represión, la presencia en nuestras marchas disminuía demasiado. Una semana antes (de secuestro) habíamos llegado a cien madres en la Plaza; el jueves posterior éramos solo treinta, las otras tuvieron miedo(.. .)Teníamos que volver a caminar, a dar confianza para que vinieran.
El año de 1977 cierra nuevo ciclo de esperanza, como deja claro
el t radicional mensaje presidencial de final de año. Deja clara y refuerza,
en el plano discursivo, la ofensiva contra las Madres iniciada con la acción
de secuestro arriba referida. El mensaje, que resbala por una orientación
positivista, fue dirigido a la “Familia” por entender que se trata de la
“célula vital de la sociedad por ser “maestras en la fe, por ser escuela de
justicia, por ser templos de amor”, tuvo un destinatario particular: aquellos
que – de la perspectiva del gobierno – no supieron dedicarse a cultivar ese
137 Arentd, H. 1979, p. 215
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conjunto de cualidades. Estas personas tendrán que “pedir perdón al Señor
por los errores cometidos(.. .)seamos severos en considerarlos –advierte-
porque hemos errado tal vez mucho por la acción ,pero, también por que no
es menos grave haber pecado también por la omisión, dejando de hacer el
bien que pudimos realizar1 3 8” Puede observarse una extraña retórica que
justifica lo que la Junta califica de guerra, como siendo una guerra de
carácter religiosa. Y, como se ve, ahí está la respuesta a la Navidad en Paz
reclamada en las solicitadas.
Ese cuadro demandó esfuerzo redoblado, para iniciar un año que
se anunciaba poco revelador y, con el preanuncio de graves obstáculos, que
irían interponerse en la marcha de las Madres. La proximidad del
campeonato mundial de fútbol, disputado en el país, había desatado como
veremos adelante, una campaña de boicot producida por algunos sectores de
exilados residentes en Europa. Tal campaña fue fácilmente revert ida por la
Junta que, a través de actos de manipulación comunicativa inventó
manifestaciones de apoyo auspiciadas por el fervor nacionalista que la
propaganda oficial estimulaba: ” En este mundial tenemos que jugar de
argentinos” era uno de los slogans repetidos continuamente. Si hasta ese
momento, las relaciones de los afectados con la sociedad se caracterizaban
como de incredulidad e indiferencia, a partir de entonces serán
transformadas en desprecio y agresión. Entretanto y por otro lado, las
circunstancias del campeonato abren otras posibilidades con relación a su
visibil idad y a los contactos que a partir de entonces se establecen con
buena parte de la prensa internacional.
138 Mensaje de Videla de encerramiento del año. Cf. El Clarin 24 de diciembre de 1977.
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CAPÍTULO 3
LOS PASOS PREVIOS
1) En busca de apoyo internacional
En este capítulo nos proponemos presentar los conflictos, apoyos y
alianzas que se establecen en dos contextos históricos específicos. El primero es
pautado por la realización del Campeonato Mundial de Fútbol realizado en el país
en 1978 y el segundo se refiere al arribo de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH) para investigar in situ la situación de los derechos
humanos. En ambos contextos el régimen induce una movilización nacionalista
y chovinista – una especie de redención del fascismo - que produce una
interacción perversa entre el régimen y la sociedad56. También hacemos
referencia a los primeros viajes internacionales realizados por las Madres – de
forma absolutamente precaria - en busca de apoyo. Discutimos también las
tareas realizadas por los organismos – recopilación de test imonios - ante el
arribo de la CIDH y mostramos el impacto de esa visita sobre la sociedad y
sobre el movimiento, así como su crecimiento a partir del año de 1980.
Las amenazas concretas y la sistemática campaña de distorsión
comunicativa, aumentaban en grado no despreciable, el aislamiento social de las
familias directamente afectadas. Recordemos que, exacerbando las lecturas de
carácter organicista, los afectados eran vistos como portadores de una seria
enfermedad social. Para esto contribuía – más allá del miedo existente en la
sociedad – la conformidad de no pocos sectores, sobre la validez y legitimidad
del discurso que sustentaba la idea de una guerra sucia. Un segundo elemento,
que tal vez contribuya para comprender el aislamiento, se encuentra enraizado en
lo que parecía ser un difundido y fecundo sentimiento de descreencia – que
funcionó como mecanismo de negación de aquello que se conocía o,
56 Corradi, J. “The mode of destruction: terror in Argentina”
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simplemente, se intuía. Kordón y Edelman57 citando Bruno Bettelheim, observan
que:
La negación es la más antigua, primitiva, inadecuada e ineficaz de todas las defensas psicológicas utilizadas por el Hombre. Cuando el hecho que se niega es potencialmente destructivo, la negación es la más perniciosa de las defensas psicológicas, ya que no permite tomar las medidas apropiadas para protegerse de los peligros verdaderos. La negación, por lo tanto, deja al individuo en una posición sumamente vulnerable ante los peligros de los que ha tratado de defenderse.
Negación y, podría decirse, hasta una cierta complicidad de no pocos
sectores, en particular de las clases medias, que no querían permitir que nada les
empañase la deslumbrante posibilidad de obtener ventajas comparativas de un
mercado que, orientado por un fuerte darwinismo social, premiaba la capacidad
individual. A su vez el mercado, en cuanto elemento fundante de la dominación
social autoritaria, cumplirá la función de disciplinar y re-socializar a los
individuos, acentuando la privatización de las relaciones sociales y la
individualidad, en desmedro de los anteriores sistemas de reconocimiento
colectivos que el propio mercado se encargaba de disolver58. Ambas situaciones,
es decir, el miedo y la descreencia, contribuían para que el silenciamiento social
de estas cruciales violaciones perdurase.
La eficacia de las diversas formas de control social , tanto en la calle
cuanto en la casa, permitía la manutención de la situación arriba descripta.
También es posible notar que en ambas esferas existía una acentuada
autocensura que delimitaba y estructuraba las nuevas normas de comportamiento
social . Esto puede ser visto desde el cuidado extremo con la apariencia física de
manera a no parecer o sentirse extraño, en una sociedad suficientemente capaz de
detectar, y estigmatizar cualquier conducta no conducente con el nuevo orden.
Aquellos ciudadanos que en tal contexto, serían “diferentes” - jóvenes, de pelo
largo; homosexuales; drogados y claro, quien se atreviese a pensar diferente –
corrían serios riesgos. Esta situación corresponde a lo que Lovas y Anderson - -
57 Cf.Kordon, D. y Edelmam, L. “Efeectos psicológicos de la represión – segunda parte”. en Desaparecidos. Boletin del equipo reasistencia Psicológica Madres de Plaza de Mayo. Buenos Aires, Casa de las Madres s/d. 58 Landi, º Crisis y Lenguajes Políticos, Buenos Aires, CEDES, vol, 4 nº4, 1982
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denominan de “fase pasiva del terror” en la cual se consigue el máximo de
control con el mínimo dispendio de energía: autocensura; inexistencia de
comentarios que puedan tornarse dudosos, en síntesis, disminución de la práctica
comunicativa59.
Es lógico pues, que frente a problemas tan candentes, como los
denunciados por las familias afectadas, se mantuviese un “eficaz” silencio. Por
paradojal que pueda parecer esta situación colocaba en un mismo nivel el
discurso de victimas y victimarios: ambos sólo conseguían escuchar el eco de su
propia voz. La diferencia estriba en que, en cuanto el régimen interpretó este
silencio como resultado de la conformidad de la sociedad civil a sus prácticas y
discursos, los afectados colocaban en sus debidos lugares - aún sin saberlo – los
elementos fundantes de esa conformidad: el miedo instalado capilarmente en la
sociedad.
Esta situación dio lugar a que se percibiese que, una vez agotadas las
instancias internas de denuncias, se tornase necesario concentrar esfuerzos para
promover una acción de denuncia testimonial ante diversos organismos
internacionales avocados a la defensa y protección de los derechos humanos en la
región, y a los cuales, con anterioridad, habían sido emitidas comunicaciones
individuales:
Cuando empezamos a hacer el registro de todas las instituciones del exterior a las cuales enviamos nuestras denuncias: OEA, Naciones Unidas, Parlamento Europeo, nos hace comprender que nosotras teníamos que salir a buscar el apoyo del exterior. ( entrevista con la Sra. Elida Galeti, Madres)
Como puede observarse, al constatar que en principio eran pocas y
limitadas las acciones que restaban y podían realizarse en el país, se concluye y
se resuelve avocarse a la internacionalización de sus denuncias. Contribuye para
esta decisión, la clara percepción sobre el apoyo que podían obtener de la
prensa internacional. Era sintomático el hecho de que algunos medios de
comunicación se encontraban desde algún tiempo atrás, formulando con cierta
59 Lovas y Anderson, “Terror in Hungary”
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periodicidad, denuncias relativas a la situación Argentina. Esa pauta resultaba de
la gran cantidad de desaparecidos de diferentes nacionalidades, cuyas familias
presionaban sus respectivas representaciones diplomáticas
De la misma manera, los afectados notan que las noticias publicadas en
el país seguían un curioso camino. Observan que algunas noticias sólo eran
publicadas internamente una vez que las mismas hubiesen sido difundidas en el
exterior. Hay aquí un indicador de la relevancia del papel desempeñado por los
corresponsales extranjeros en la difusión de denuncias hecho que, de un lado
contribuye para la formación de la identidad social de las Madres y, por otro
lado, para la legitimación de sus posiciones.
2) Los afectados y el Campeonato Mundial de Fútbol
Sin duda fue esa la situación creada en el contexto de la realización del
Campeonato Mundial de Fútbol disputado en el país en 1978. No requiere
mayores esfuerzos visualizar el interés que despierta un evento de esta naturaleza.
Fuera del campo estrictamente esportivo el posicionamiento adoptado por cada
uno de los actores discutidos, es decir, los miembros del régimen y sus apoyos de
un lado; y los organismos de derechos humanos, por el otro, delimitaran el campo
de conflicto en esa particular coyuntura. Provendrán de la sociedad internacional
las crít icas más contundentes al régimen y el apoyo y visibilidad buscada con
tanta convicción por los afectados.
Por ocasión de ese evento, diversos medios internacionales de noticias
se volcaron a cubrir la movilización de las “madres locas” que se encontraban en
la Plaza de Mayo. Las Madres reconstruyen, a través de la memoria, ese contexto
histórico:
(.. . )es como un boomerang; cuando acá se hace el mundial, todos los periodistas que vinieron con la premisa de ir a la Plaza de Mayo –por que todos los que vinieron llegaban con esa premisa. Tanto es así, que el gobierno militar organiza el comienzo del campeonato,
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un jueves a las 15 Hs. Y están la mitad de los periodistas en la cancha, fotografiando la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), y otros en la plaza. De ahí van las primeras noticias sobre el lugar de nuestra lucha; con testimonios de las madres contando lo que nos pasa. Entonces vuelve otra vez la noticia del exterior y es cuando, más o menos, el pueblo se va enterando de que, por lo pronto, hay una protesta(. . .)que no lo querían creer cuando uno lo contaba a los vecinos. (Entrevista, Juanita de Pergament, Madres)
No debemos olvidar que con anterioridad a ese evento existía lo que
el régimen había caracterizado como una “sistemática campaña de desprestigio de
la Argentina y de su gobierno montada por la subversión internacional”. De
manera que, como un boomerang, - para seguir la imagen del testimonio
anterior, las noticias retornaban al país60 y estas, por su vez, levantaban la ira
de la Junta y de sus apoyos civiles y eclesiást icos, que endosaban la idea de la
existencia de una “sistemática campaña de desprestigio de la Argentina y de su
gobierno montada por la subversión internacional”. Está será la tónica discursiva
a lo largo de todo ese período y, en torno de el la es que se dará el proceso de
interacción conflict iva de la Junta con las entidades y al interior de la junta,
conforme será trabajado adelante.
Provendrán de la sociedad internacional las crít icas más
contundentes realizadas por una diversificada gama de actores: diversas fuerzas
políticas; organizaciones internacionales de defensa de derechos humanos; la
opinión pública de diversos países y de gobiernos que hicieron de la defensa y
promoción de los derechos humanos el pilar de sustentación de su política
externa. Al tiempo en que formulaba sus críticas, esta diversificada sociedad
internacional, proporcionará reconocimiento público y apoyo solidario a la lucha
de los afectados. Esta conjunción de factores, exigirá del régimen esfuerzos
diplomáticos tendientes a minimizar los costos políticos de dichas denuncias.
60 Un curioso ejemplo de este mecanismo de retorno puede observarse con relación al secuestro masivo de familiares realizado en diciembre de 1977. Durante las dos semanas que se siguieron a este hecho, el silencio fue “gritante”. La opinión pública tomará conocimiento de los hechos a través de la trascripción de una materia publicada por Le Monde. En el comentario de la trascripción se hace referencia a presiones ejercidas por diversas instituciones francesas que buscaban elucidar la situación que comprometía la vida de dos religiosas de nacionalidad francesa secuestradas en el mismo operativo. Solo entonces el hecho será publicado y, solo entonces, la Junta dará su burda versión de los hechos.
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En el contexto histórico delimitado, Francia será uno de los
principales centros de críticas y denuncias. Primero, el gobierno francés exige el
rápido esclarecimiento del secuestro de dos rel igiosas francesas junto con 14
miembros de las entidades que aquí nos ocupan ocurrido en diciembre de 1977.
Como se recordará, primero el gobierno desconoce los hechos denunciados; luego,
antes las primeras presiones de la comunidad internacional, imputará el hecho al
accionar de una organización guerrillera que impondría exigencias para liberarlas
y, posteriormente, ante la ineficacia de sus inverosímiles argumentos, acusará a
los secuestrados de pertenecer a organizaciones guerrilleras. Esa posición no sólo
creará un campo de conflicto entre ambos gobiernos sino que redundará en un
conflicto entre las cúpulas de la Iglesia Católica61 de ambos países. En segundo
lugar, y no menos importante, estas presiones permitieron que ganase credibilidad
las denuncias producidas por un expresivo contingente de exilados.
Apoyándose en estos nuevos elementos, desde el exilio, algunos
grupos intentaron organizar una campaña de boicot al Campeonato Mundial de
Fútbol. Como es de imaginar, esas propuestas no tuvieron resultado. Bousquet62
muestra que esa propuesta no era compartida por los afectados, pues a pesar de
no tener clara conciencia de lo que podría resultar de ese evento se intuía la
posibilidad de su visibilidad. Al mismo tiempo ante la insistente divulgación de
la “campaña de desprestigio” y ante la imposibili tados de expresar públicamente
su posición, los afectados se vieron envueltos por los argumentos que tendían a
vincular su accionar al de aquellos grupos movilizados en el exilio. De hecho, el
boicot, cuya trascendencia sólo fue significativa por las respuestas emitidas por
el gobierno encontrando eco en los más variados medios de comunicación, sirvió
como elemento aglutinante de opiniones en un frente interno, contra los intentos
de “desestabilización política promovidas por la subversión derrotada y sus
aliados internacionales”como repiten los voceros de la Junta.
61 Entre otras cosas y otras críticas, el arzobispo de Paris, Cardenal Marty, en señal de repúdio se negó a oficiar misa en Catedral de Notre Dame para conmemorar el bicentenario del nacimiento del libertador general San Martín.Cf. Revista Humor nº 126/ mayo de 1984. Son centenas los episódios que envuelven tanto personas públicas como simples ciudadanos que a partir de entonces muestran su claro repudio a las diversas representaciones diplomáticas argentinas en el exterior. 62 Cf. Bousquet, J.P. Las locas de la Plaza de Mayo. Buenos Aires, El Cid, 1983.
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Dentro del “campo de la Nación” por vez primera desde el
pronunciamiento militar, él hasta entonces tácito y silencioso acuerdo sobre las
medidas políticas y represivas implementadas, será públicamente endosado por
buena parte de la anterior oposición política así como por diversas instituciones
que hasta entonces habían mantenido un prudencial silencio. Balbín, líder del
Part ido Radical, expresará que “los partidos políticos han comprendido al
proceso” presidido por “un gran general para la democracia” que, bajo su mando,
“el gobierno ha terminado con la parte más aguda del problema. Si se quiere,
cometiendo errores, pero lo ha hecho”. Concluye su posición expresando que “en
el exterior se ha exagerado lo ocurrido en el país”63. La inflación
nacionalista, bien trabajada por los medios de comunicación, repercutió
desfavorablemente sobre los afectados. Al mismo tiempo refuerza y ayuda a
visualizar su aislamiento así como a explicitar los conflictos entre sus demandas
y aquellas valorizadas por el recluido sistema partidario.
El campo de conflicto también se instalará en el espacio de
comunicación y articulación discursiva inventado y re-apropiado por la Madres:
La Plaza de Mayo. Si entonces su acción carecía –salvo raras excepciones – 64 de
espacio en los medios de comunicación; si su presencia en la Plaza era percibida
con creciente incredulidad e indiferencia por los eventuales transeúntes, ahora se
verifica una mudanza orientada por el desprecio y la agresión, aumentando el
estigma social tan bien trabajado institucionalmente. Será en este contexto que
alcanzará su auge la definición elaborada para-oficialmente. A partir de entonces
estas Madres y su “excéntrico” comportamiento recibirán el apelativo
descalificador de “locas”. Hecho que coloca en movimiento las tentativas de
recreación de la “Nave de los Insensatos” con su carga de desarraigo y
aislamiento como rescata Foucault en el Nacimiento de la Clínica. Entonces, se
pone de manifiesto, por primera vez y de forma clara, la complicidad de
significativos sectores sociales que asumen, como natural, el discurso y el 63 Cf. Clarin 1-4-78 64 Los únicos medios de difusión que, con cierta regularidad, llamaban la atención sobre el problema de las Madres fueron el diario la Opinión y el Buenos Aires Herald, publicación en ingles. Fuera de estos medios, la primera noticia sobre la ronda de madres los días jueves en la plaza de Mayo será recién publicada por ocasión del mundial de fútbol. por el diario la Nación en 1/6 de página impar informa “Como viene sucediendo una vez por semana desde hace dos años, un grupo de mujeres – dijeron ser madres, esposas o novias de ciudadanos desaparecidos - El acto, habitualmente inadvertido, no lo fue esta vez a causa de numerosos periodistas extranjeros” . diario La Nación 16 de junio de 1978.
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consecuente rol social que el régimen invocaba para dar cuenta de ese “nuevo
fenómeno”. La denominación de locas busca transformar a la disidencia social en
el lugar del desequil ibrio psíquico, de esta manera se proponen descalificar e
invalidar acciones y opiniones en el plano político.
“Debemos ser locas mismo” cuentan las Madres, pues en contraposición
del país real – de los desaparecidos; sus familiares; los muertos por
enfrentamientos; etc. – la represión y la violencia fueron temas que, por tácito
acuerdo nadie menciona, parece que la necesidad de salvarse impuso el silencio
como norma. Permitiendo, inclusive, que se aceptase la información divulgada
a través de todos los medios de comunicación. Se aceptó, casi pacíficamente, la
versión oficial sobre las denuncias de los desaparecidos y campos de
concentración. Ambos son frutos de la fantasía de esas “locas que insisten en
marchar en la Plaza de Mayo siguiendo directivas del terrorismo internacional”
conforme los portavoces del régimen anunciaban. De esa manera, y tomando la
sugestión de Ximena Barraza es posible percibir que:
numa sociedade onde se substituí o lícito pelo ilícito, onde da noite para o dia se inverte o bem e o mal, e onde tal mudança deve ser vivida como ‘normal’, será necessário a força da ‘idiotia’ para surpreenderse. Será necessário ser ‘louco, para tomar consciência da falsidade, para dar-se conta que o rei está nú 65.
No demorará mucho t iempo para transformar esta categoría acusatoria
en otra aún más peligrosa. Pues ya no se estará mas en presencia de “locas” a las
que bastaba ignorarlas. Se trata ahora de subversivas sobre quienes habrá que
tomar los recaudos necesarios para que el “mal que ellas trasmiten no se
generalice por el cuerpo social”. Esta mudanza de discurso pone de manifiesto,
una vez más, el reconocimiento de su poder movilizador y el aumento de la
presión política contra el sistema represivo.
Como se puede ver, se trata de una si tuación social marcada por procesos
de estigmatización. Recordemos que el estigma es decir, la marca, el señal , la
65 Barraza, X. “Notas sobre a vida cotidiana numa ordem autoritária”. en América Latina: Novas estratégias de dominação. Petrópolis, Vozes, 1980, p. 137.
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cicatriz, pone en evidencia, como muestra Goffman, algún elemento
extraordinario o malo sobre el status moral de su portador. Goffman utiliza el
término en referencia “ a un atributo profundamente despreciativo” y refuerza la
idea de que en realidad se trata de un lenguaje de relaciones e no exclusivamente
de atributos; para el autor:
O estigma envolve não tanto um conjunto de indivíduos concretos que podem ser divididos em duas pilhas, a de estigmatizados e a de normais, quanto um processo social de dois papéis no qual cada indivíduo participa de ambos, pelo menos em algumas conexões e em algumas fases da vida. O normal e o estigmatizado não são pessoas, e sim perspectivas que são geradas em situações sociais durante os contatos mistos, em virtude de normas não cumpridas que provavelmente atuam sobre o encontro66
De ahí su interés por el análisis de las situaciones sociales
producidas en los contactos mixtos, es decir, en los momentos que los
estigmatizados y los normales se encuentran en la misma “situación social”, en
buena parte de los casos la interacción face-to face puede ser bastante violenta.
Goffman sugiere también que los individuos est igmatizados tendrán motivos
especiales para sentir que las “situaciones sociales mixtas provocan una
interacción angustiada”. En ese cuadro de interacción angustiado fue posible que
no pocos convictos de “su normalidad” agredieran física y verbalmente a quienes
en su locura persist ían en hacer oír su voz. El siguiente testimonio deja evidente
la situación referida:
Recuerdo especialmente cuando el mundial. Estábamos haciendo la ronda - yo lo vi bien, porque cuando uno no está en el medio del lío lo ve mejor – Yo estaba en una parte del arco que no fue agredido. Un tipo grandote así, tipo ropero, les dijo a los otros: les empujamos? Entonces fue como una avalancha contra las Madres. Los de adelante pueden haber sido provocadores, pero a mi me dolió más fue la gente que los siguió a los provocadores. La gente que evidentemente no eran provocadores. Eran los mirones que estaban ahí siempre, paseando. Eso para mi fue muy malo, ver de lo que eran capaces . (entrevista con la Sra. Lola participante de ambos movimientos)
66 Cf. Goffman, Erving. Estigma: notas sobre a Manipulação da Identidade Deteriorada. Rio de Janeiro, Zahar Ed. 1975, p.148-149.
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No quiero transmitir la idea de que esa actitud haya sido
generalizada. Me remito específicamente al proceso de interacción conflictiva
entre un sujeto social preciso y estigmatizado: las Madres, y una masa difusa de
individuos que se encuentran en una misma “situación social” y en un espacio
público específicamente delimitado: la Plaza de Mayo. Talvez sea necesario
acotar que el conjunto de la población lejos estaba de saber sobre la existencia de
este sujeto, pues no existían – fuera del grupo de afectados – referencias
concretas sobre el grupo, sus objetivos, sus demandas y sus valores. Hecha esta
salvedad y, para ilustrar lo dicho anteriormente, observamos que si las actitudes
agresivas contrastaban con la anterior indiferencia, contrastan aún más, los gestos
de “tolerancia mínima” de las fuerzas de seguridad. Su ostensiva y agresiva
omnipresencia anterior se transforman en una “discreta”, y bien uniformada,
presencia policial. Esa mudanza de actitud pretendía dejar trasparecer la
existencia de un país “normal” en el cual la disidencia, a pesar de vigilada, no era
castigada.67
Ambas actitudes se explican, pues la Plaza se transformó en punto de
referencia obligatoria de todo correspondiente extranjero que llegase al país para
cubrir el evento deportivo y para documentar la existencia de este grupo de
resistencia que desarrollaba una acción de carácter substancialmente defensivo y
que indicaba, siguiendo la orientación de Bobbio, la existencia de una
movimiento de desobediencia civil, me refiero con ese concepto al proceso que
tiene de “la resistencia colectiva, la característica del fenómeno de grupo” y al
mismo tiempo, como acota el autor, t iene de la “ resistencia individual, el
carácter predominante de la no violencia, es decir, adopta comportamientos que
son característicos del objetor individual”68. Por lo tanto, esa comprensión de
estar en presencia de un movimiento de desobediencia que constituye un “acto de
ruptura contra el ordenamiento existente” despierta un interés que dará lugar a
una primera nota sobre la marcha semanal “habitualmente desapercibida”. Ahora,
después de casi un año de reclusión forzada al silencio, su persistente presencia
adquiría centralidad inesperada. En contraste con la realidad nacional, se les
67 En realidad, la lógica del terror continuaba en pleno funcionamiento. Entre los meses de enero y junio de 1978 desaparecieron 367 personas: 56 en enero; 48 en febrero; 47 en marzo; 40 en abril; en mayo, un mes antes del mundial, desaparecieron 112 personas y 44 durante el evento esportivo. Cf. Diario de los Madres nº 7 junio de 1985. 68 Cf. Bobbio, Norberto, “Desobediência Civil” en Diccionario de Política. p.538.
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reconocía externamente como portadores de un conjunto de valores legitimados
por un mercado mundial de ideas. Hugo Fruling muestra como la progresiva
internacionalización de los Derechos Humanos y su protección ha sido uno de los
grandes procesos que tuvieron lugar en los años 70, con relación a la difusión,
protección y campos de lucha69.
Ese reconocimiento incidirá sobre la posterior decisión de viajar al
exterior en busca de apoyo y espacios para formular sus denuncias. Internamente,
por coincidencia o no, el Mundial, tan crit icado por unos (los menos) tan
defendido por otros y, finalmente, tan esperado por todos, tendrá su ceremonia de
abertura marcada para el mismo día y misma hora de la habitual marcha semanal
de las Madres alrededor de la pirámide central de la Plaza.
3) El Proyecto Massera y los Liberados de la ESMA
A pesar de todo lo referido en las páginas anteriores, es necesario
también salientar, que no todas las informaciones eran ajenas a la verdad. Como
táctica de contra-información y como estrategia política elaborada por el Contra
Almirante Emilio Massera, titular de la Marina de Guerra y miembro de la Junta,
se coloca en práctica un ambicioso proyecto político militar que comienza a
gestarse algunos meses antes del Mundial de 1978. El centro de tal proyecto se
encontraba en las dependencias de la Escuela de Mecánica de la Armada
(ESMA)70 uno de los mayores campos de concentración localizado en la Capital
Federal . El objetivo inicial era desmantelar la campaña de boicot al mundial
promovida por varias entidades europeas. El epicentro se encontraba en Paris y
allí se montó, en dependencias de la embajada Argentina, el denominado “Plano
Piloto de Paris”. El plano pretendía proporcionar a quien los desee material
informativo relativo a la situación nacional que “echaría por tierra las infundadas
denuncias promovidas por agitadores profesionales” – entre los cuales deben
69 Fruling, Hugo. 1986 70 Las atrocidades cometidas en este campo de concentración y exterminio se encuentran hoy debidamente documentadas. Cf. entre otros, testimonios de Mirian Leusine de Garcia y Victor Melchor Bastierra, respectivamente en el Diário del Juicio nº 21 y 22. Ver, También Bonasso, Recuerdos de la Muerte y el Nunca Más.
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incluirse los familiares afectados – y que deberían ser sentidas “por todos los
argentinos como una agresión al país, sobre las opiniones polít icas71”.
El proyecto de Massera incluyó la liberación de un número aproximado
entre ciento y cincuenta y doscientos desaparecidos que habrían pasado por un
proceso de “recuperación” en algunos campos de concentración dirigidos por la
Marina. Esto implicaba, y la idea era, que los liberados denunciasen a los
militantes de las organizaciones maximalistas en el exilio72. Esa estrategia
política que no fue integralmente compartida por las tres fuerzas, respondía y
representaba las aspiraciones políticas de Massera quien jugaba con la posibilidad
de tornarse el “legítimo” heredero del Proceso. Claro que tal proyecto fue posible
debido al grado de descentralización de las fuerzas represivas73. Esa resolución,
a su vez, incidió en la relación de fuerzas al interior del régimen que, hasta
entonces, se había caracterizado por una aparente homogeneidad interna. Esta
actitud de cuño “liberalizante” tenía antecedentes. En repetidas imputaciones,
proferidas generalmente a puertas cerradas, Massera insistía, ante eventuales
interlocutores, que la responsabilidad primaria sobre la represión polít ica
correspondía al Ejército. Esto sugiere que el propósito perseguido era de deslindar
responsabilidad de su arma y de su persona ante los hechos denunciados. A su
vez, había dado muestras de esa voluntad a través de elípticas manifestaciones, en
las cuales, se pronunciaba a favor de una mayor participación de la ciudadanía,
entendida como elemento necesario para dinamizar el programa del Proceso y
contrabalancear los riesgos derivados de la “soledad del Poder”. No nos parece
posible, entretanto, interpretar esas declaraciones como señales de una probable
“liberalización” polít ica; esta comenzará años más tarde. Si bien que a esta altura,
- mediados del año de 1978 - la Junta se pronunciaba claramente sobre la
superación de la etapa reactiva del régimen. El pasaje a otra etapa no implicaba,
claro, perder la capacidad coactiva. Pero se buscaba una mayor participación,
aunque no protagónica, de algunos sectores que concordasen con las directivas del 71 Cf,.declaraciones de //Tomás de Anchorena ex-embajador em Francia, Clarín 5-5-78. 72 Bonasso M. Recuerdos de la Muerte. 1985. Tambiem, Gillespie, R. Soldados de Perón Los Montoneros. María A.Miria, Sara Solarrtz de Osatinsky e Ana Maria Martí, hicieron parte del grupo liberado por Massera para actuaren como agentes duplos no exterior. Sus denuncias ante la Asamblea francesa, en Paris,resultó en un documento de 100 paginas en las que se describen por primera vez la atrocidades cometidas por la Marina. Cf. Gillespie. Op.cit. pág. 300-302. 73 Una experiencia semejante fue posteriormente realizada por el General Galtieri, también con resultados negativos.
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Proceso. La propuesta presidencial tendía a la estructuración de una convergencia
“cívico militar” que algunos años mas tarde recibirá la denominación de
Movimiento de Opinión Nacional (MON), finalmente relegado por la
vertiginosidad de la crisis abierta a raíz de la derrota en el campo militar, que se
siguió a la aventura de las Malvinas. De cualquier forma, en ese momento estaba
claro, como más de una vez repetirán, que en el plano interno había sido
alcanzado su principal objetivo: la derrota de la subversión.
De ahí en adelante, como tendremos oportunidad de ver, cualquier
convergencia política debería resolver el principal problema que cualquier futuro
gobierno heredaría del Proceso: la no revisión de las cuentas del pasado.
4) Los Petitorios como forma de lucha.
Como hemos visto, los diversos afectados se organizaban en dos grupos.
De un lado el grupo compuesto esencialmente por Madres que tenían en el espacio
público de la Plaza de Mayo su punto de apoyo e irradiación. Por otro, la
Comisión de Familiares de Detenidos por Razones Polí ticas, que agrupaba
familiares con distinto grado de parentesco, teniendo como punto de encuentro
una sala en las dependencias de Liga Argentina Por los Derechos del Hombre. La
existencia de esos dos frentes de lucha es vista por sus part icipantes de la
siguiente manera:
Uno, el que la gente veía (Madres) y otro (Familiares) que mediante un trabajo de hormiga, permitía organizarte más, a partir de tener un espacio físico donde reunirte y que, de alguna manera, era la apoyatura de Madres. Porque si bien era muy importante el trabajo de ellas afuera, también es cierto, que se complementaba con nuestro trabajo. (Susana Migues, Familiares)
Por ocasión del Mundial “Familiares” publicó una solici tada, el dia
10 de mayo de 1978, en la que se exigía la publicación de las listas de detenidos
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que el gobierno anunciara con anterioridad. Apoyando esa exigencia fueron
encaminados tres diferentes petitorios a la Comisión de Asesoramiento
Legislativo (CAL) órgano que funcionaba en las dependencias del Congreso
Nacional lugar donde otrora se desenvolvieron actividades más nobles.
El primer petitorio exige la aparición de todos los “detenidos-
desaparecidos”. Como hemos observado, la terminología no es gratuita ni
arbitraria. Por el contrario, señala los pasos seguidos por la represión,
culpabilizando al régimen por las desapariciones. Tampoco es arbitrario, ya
vimos, el desagrado de los personeros del régimen por la utilización de esta
terminología por las entidades de defensa. Debe tenerse en cuenta que en los
rei terados pronunciamientos tendientes a “elucidar” la situación denunciada se
esgrimían las cuatro causas ya mencionadas, es decir, el pasaje a ala
clandestinidad; muertos por sus propios compañeros; abandono del país con
cambio de identidad y, la imposibil idad de reconocer los cuerpos mutilados a raíz
de enfrentamientos.74 A estas causas, debe agregarse el hecho de que algunas
desapariciones podrían haber resultado de posibles excesos de las fuerzas
conjuntas en la lucha contra la subversión.75 Parece que con esta nueva cláusula,
se buscaba deslindar futuras responsabilidades de la cúpula del régimen
imputando las causas a “desvíos” de algunos miembros participantes en los
diversos operativos76.
Volvamos a los peti torios. El segundo de ellos reclamaba la inmediata
libertad de los presos sin causa y sin proceso. El tercero exigía la entrada en
vigor del Derecho de Opción para abandonar el país. El Derecho de Opción se
encuentra estipulado en el artículo 23 de la constitución nacional. Se trata de
74 La cláusula que imputa la desaparición de personas a un virtual pasaje a la clandestinidad fue, uno de los principales -cuando no el único - argumentos utilizados por el régimen brasileño para deslindar cualquier responsabilidad sobre las desapariciones ocurridas en ese país. Véase por ejemplo, la respuesta emitida por el entonces Ministro de la Justicia a las interpelaciones de familiares intermediadas por el arzobispado de la ciudad de São Paulo. 75 Esta nueva versión, hasta entonces inédita, fue divulgada por Videla en entrevista ante corresponsales japoneses. Cf. diário . Clarín Diciembre de 1977. 76 La lista de posibles “excesos” o “desvios” consta del alegato acusatorio presentado a la justicia en el juicio contra las tres primeras juntas: Privación ilegitima de la libertad; aplicación de tormentos; robos agravados; falsedades ideológicas de documentos públicos; extorsión; usurpaciones; reducción a servidumbre; secuestros extorsivos; supresión de documentos; substracción de menores; tormentos seguidos de muerte; encubrimientos; privación ilegítima de la libertad.
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garantía constitucional que ofrece una alternativa temporaria a quienes han sido
detenidos en virtud del estado de sitio y prefieren abandonar el territorio nacional
en lugar de cumplir arresto en el mismo. El estatuto del Proceso procedió a la
suspensión de ese derecho, es más, la ley 21275 promulgada el 29 de marzo de
1976 revoca la vigencia de las solicitudes presentadas con antelación a dicha
ley77. Por otro lado, como discuten Smulovitz y Acuña78 esta violación de las
garantías individuales se vio agravada por que el Poder Ejecutivo decidió poner a
su disposición una numerosa cantidad de detenidos. La CONADEP consigna que
por lo menos, 157 de estos detenidos pasaron a hacer parte de la categoría de
desaparecidos. No resta duda que el respaldo constitucional del pedido no fue
suficiente para que se obtuviese cualquier respuesta.
En Agosto de 1978 se toma conocimiento a través de nueva solicitada de
una nueva dimensión del sistema de terror: la desaparición de niños, secuestrados
junto a sus padres o nacidos en cautiverio, sin que tal nacimiento haya sido
comunicado a su legítima familia. La solicitada auspiciada por 12 abuelas que a
seguir formaran la asociación de Abuelas de la Plaza de Mayo, se dirigirá a “las
conciencias de aquellos que tengan conocimiento, o en su cargo sus nietos
desaparecidos”79.
En ese momento el caudal de acusaciones sobre las violaciones
cometidas parecía incuestionable. Contrastaba, claro, con el silencio oficial y
social existente. En medio de ese clima se desarrollará una nueva operación
dispersiva con el objetivo de contrarrestar esa desfavorable situación, es decir, el
régimen procuró ampliar sus bases de apoyo; deslegitimar las presiones ejercidas
por los afectados; desestimular su creciente movilización; de reforzar la creencia
de que toda solución vendría – a través de comunicaciones individuales - con el
tiempo. Dando inicio a esa nueva operación, el jefe de la Policía Federal será el
encargado de emitir, en el mes de agosto de 1978, un sucinto comunicado que 77 Véase a este respecto Buerguental T. Norris, R. Shelton, D. La protección de los derechos humanos en las Américas. San Jose,Costa Rica. Ed. Juricentro. 1983, p 160-161; Groisman Enrique. “O sistema jurídico argentino diante das seqüelas do ‘proceso de reorganização nacional”, en Rouquie, Lamonier e Schvarze (org.) Como Renacen as Democracias. São Paulo, Brasiliense, 1985. 78 Op. Cit. P. 25 79 Diario La Prensa 5 agosto de 1978. Desde que iniciaron sus actividades la organización recibió 240 denuncias y estima en quinientos el número de niños robados. Su trabajo permitió encontrar 77 “nietos” el último fue encontrado en enero de 2004 con la edad de 25 años . Cf. O Globo de 30 de enero de 2004.
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acompañó una nómina de 201 personas “cuya desaparición había sido denunciada,
pero que luego aparecieron...”80. Este enigmático comunicado junto con la nómina
referida fue confeccionado por la división de búsqueda y paradero que funcionaba
en el Ministerio del Interior. En la comunicación se hace saber que a partir de esa
fecha serán confeccionadas mensualmente “listas similares”. Todo parecía indicar
que, finalmente, se arribaría a una solución. Al final de cuentas, haber anunciado
esta posibil idad abría esperanzas en los afectados. No obstante, la fuente omite
indicar ¿Cómo ha sido posible establecer el paradero? ¿Cómo aparecieron, y
dónde se encontraban? A rigor, el único interrogante que tiene eventual respuesta
es este último, es decir, como parte del proceso de desinformación y como clara
muestra del principio de distorsión comunicativa, se hace saber que parte de ese
grupo se encontraba en el exterior, dando muestra del carácter circular del
discurso oficial. Claro que no existió ninguna indicación sobre los criterios que
serian utilizados para la elaboración de futuras l istas. Tampoco era necesario,
pues esa fue la primera y única publicación.
5) Rompiendo el si lencio: la internacionalización de sus denuncias.
Interesa rescatar que en ese momento se percibe un campo fértil en
la comunidad internacional – en cuanto campo de denuncias y presiones. Esto
condujo a que el grupo que poco más tarde conformará la agrupación de “Madres”
realizase su primera salida al exterior al finalizar el año de 1978. En esa fecha
salen, simultáneamente, dos grupos de Madres comisionadas. El primero con
destino a Chile, con el objetivo de marcar presencia en el acto conmemorativo de
la Declaración Universal de los Derechos de Humanos, aprobada, como se sabe,
en 1948, por 48 estados miembros y resolviendo, como dice Bobbio, el problema
de la fundamentación de los derechos restando, a partir de entonces, el grave
problema de protegerlos81 . El acto al cual acuden, promovido por entidades de
defensa chilenas, abre la posibilidad de establecer contactos con representantes
de organismos internacionales gubernamentales y no gubernamentales que allí
estuviesen presentes. Una segunda comisión seguirá a Estados Unidos y
80 Cf. entre otros La razón 8 de agosto de 1978 81 Bobbio, Norberto A era dos direitos. Rio de Janeiro, Ed. Campus, 1992, p.27
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continuará una gira por diversos países europeos. En Washington y Nueva York
realizan los primeros contactos con diversas representaciones diplomáticas y
rat ifican, ante organismos internacionales – OEA y Naciones Unidas – las
denuncias previamente realizadas a través de comunicaciones personales.
Concederán también sus primeras entrevistas siguiendo una norma que sólo será
quebrada dos años más tarde: el sigilo sobre la identidad de las Madres, condición
necesaria para evitar posibles intimidaciones por parte de los servicios de
seguridad a su retorno al país:
En ese viaje fuimos a hablar a la OEA; a la sede de las Naciones Unidas; fuimos recibidas por embajadores europeos que tenían noción del problema pero que nosotras los informábamos y era una cosa totalmente nueva (.. . )dimos conferencias de prensa pidiendo que no pusiesen nuestros nombres y contando todo lo que sabíamos. La pregunta que nos hacían en el exterior a fines del año 1978, era la misma que nos hacían algunas personas que miraban nuestra marcha en la Plaza de Mayo cuando preguntaban: ¿por qué? ¿Qué es un desaparecido? ¿Pero ustedes los ven, no? ¿Lo visitan? No era posible hacer comprender que la tragedia, que la violación, que la brutalidad que se hacia era justamente esa: hacer desaparecer una persona, hacerla entrar en ese terrible cono de sombras a los que se los llevaron. Porque nadie sabia nada de él . Eso es lo que han inventado como una nueva violación: el desaparecimiento. Aislarlos del mundo, en el espacio y en el tiempo: transformarlos en fantasmas, en nadie. (entrevista con Juanita de Pergament, Madres)
Con renovadas esperanzas siguieron para Europa en busca de nuevos
apoyos. En realidad, el objetivo principal era la obtención de una audiencia con el
Papa de la cual pudiese resultar una seria condena a las prácticas abyectas de la
Junta Mili tar y que, a su vez, ofreciese respaldo suficiente para movilizar a su
favor a una cúpula eclesiástica que hasta entonces, salvo raras excepciones, se
había caracterizado por su omisión frente a este crucial problema. Lejos estaban
de saber que sus propósitos, y esperanzas, serían frustrados por el súbito
fal lecimiento del Papa Paulo VI, encontrándose con una comunidad eclesiástica
envuelta en complicados problemas de sucesión del más alto representante de la
Iglesia Católica.
Pese al duro revés las Madres no desistieron; tampoco estuvieron solas
en Roma. Allí se encontraron con María Isabel de Mariani, integrante del núcleo
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inicial de lo que más tarde será la agrupación de Abuelas de Plaza Mayo. Ella
aprovechaba las circunstancias de un viaje realizado a título personal para
difundir la situación de esa más nueva, y aún más atroz, violación que el régimen
había creado: la desaparición de niños, su más nuevo y tenebroso “botín de
guerra”82. Por su intermedio consiguieron un alojamiento en pequeño
departamento desocupado. El trecho a seguir nos habla de la precariedad, de la
urgencia y de la espontaneidad de las acciones y actitudes asumidas.
Era un departamento así, vacío(. . .)Vimos que en la terraza había una frazada. Entonces se pone un cartel que decía: retiramos esa frazada para cubrirnos pero, inmediatamente nos retiremos del departamento la devolveremos. Y así se pudieron tapar con una única frazada para las cuatro. Hacia mucho frío. ..pero a pesar de todo no se consiguió ninguna entrevista. ..” (Entrevista con Juanita de Pergament, Madres)
De la estadía en Roma se entrevistaron con varios diputados y con el
Cardenal argentino Pironio, entonces apuntado como posible sucesor del Papa. Su
logro principal fue la realización de entrevista personal con Sandro Pertini
presidente italiano en quien encontraron apoyo y solidaridad manifestada en
rei teradas interpelaciones públicas a la Junta de Comandantes.
Como no podía dejar de ser, la salida de la Madres y de las Abuelas
al exterior, con sus consecuentes repercusiones en el plano interno y externo,
comenzaron a preocupar seriamente al régimen. Este abandonará su política de
virtual desconocimiento de las denuncias efectuadas para adoptar una posición
más firme y directa sobre ese embrión organizativo. Vimos que un serio anuncio
de esa disposición, resultó en el secuestro masivo de familiares producido en el
mes de diciembre del año anterior. Esa disposición fue también corroborada por
el discurso presidencial de encerramiento del año. La alocución de Videla hechó
por tierra esperanzas alentadas por familiares ante los discursos previos que
habían prometido una “Navidad en Paz”. De hecho, sobre el filo del año fue
explicado que ‘Navidad en paz’ no significaba necesariamente, la aparición de
los ciudadanos secuestrados o la regularización de las prisiones y condenas de
significativo número de personas que se encontraban a disposición del Poder
82 La expresión y sus consecuencias son analizadas por Julio Nosiglia , Botin de guerra..cooperativa Tierra Fértil, s/d.
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Ejecutivo Nacional (PEN)83, conforme querían interpretar los núcleos de
afectados. Significaba, de hecho, como informó Videla, “la disminución de
actividades que envolvían unidades regulares de las fuerzas de seguridad en
algunos lugares del país”.
Junto a la acción propuesta en el plano internacional, el movimiento
se mantuvo constante durante el año de 1978 - pese al primer momento de
desarticulación producido por el secuestro del final del año anterior.
Continuaban, todos los jueves, ocupando la Plaza; continuaban buscando brechas
en instituciones gubernamentales nacionales y continuaban proponiendo
acciones legales colectivas, traducidas en presentaciones de Hábeas Corpus y
denuncias sobre privación ilegitima de la libertad. A su vez, pudo notarse un
aumento en la participación de encuentros semanales en la Plaza de Mayo. Ese
aumento tal vez haya sido fruto de dos órdenes de factores que se retro-
alimentaban. El primero se inscribe en la permanencia de la represión sobre la
sociedad – que aumentaba el número de victimas - y, en función de esto, debido a
la repercusión oblicua que el movimiento había tenido por ocasión del Mundial,
las nuevas víctimas contaban ahora, con un espacio de referencia que propiciaba
apoyo y solidaridad. En segundo lugar, un elemento que colocaba en contacto
unos y otros, resultaba de la utilización de espacios pagos de publicidad en la
prensa escrita que, hasta ese momento, era uno de los pocos canales de
divulgación con el cual contaban no sólo los sujetos que aquí nos ocupan, cuanto
el conjunto de los sectores que manifestasen algún grado de oposición al
régimen.
Como ya observamos, el pronunciamiento militar no generó cualquier
tipo de resistencia social. Por el contrario, frente a la sensación de “amenaza” y
ante el “caos” precedente, las más variadas corrientes políticas y ideológicas
parecían confluir – pese a la diversidad de lecturas – en un mismo punto: nada de
lo que sucediese podría ser peor. No pocos sectores de la sociedad tendían a
interpretar esta nueva intervención como – en última instancia – un mal
83 El número de presos puestos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional PEN desde marzo de 1976 fue de 5.182. En los nueve meses restantes del 76 de detuvieron 3485 y en 1977 otras 1264. De ese total 157 liberados del PEN, desaparecieron. CF.CADEP, Nunca Mas. Buenos Aires, EUDEBA, 1984. p. 409.
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necesario. En ese contexto, cualquier orden era preferible a la sensación de
“caos eminente”.
Entretanto, la realidad demostraría con rapidez cuál era el
fundamento y las características del orden encarnado por el régimen. Con la
misma rapidez, el apoyo explícito de unos y el acuerdo tácito de otros, se
transformará en un abrumador silencio, expresión interiorizada del miedo,
percibido y perceptible en el conjunto de las relaciones sociales. El silencio, el
miedo y una indiferencia generalizada – sobre lo que se veía o presentía pero
que se evitaba aceptar como parte inst ituyente de la nueva realidad - aumentaba
el aislamiento social de los afectados directos por el “sistema de terror”.
Observamos también que el resultado no esperado por la lógica ordenancista fue
la reacción esbozada desde la familia - ámbito básico de solidaridad – y el
consecuente pasaje de una primera etapa de busca individual hacia la
incorporación fáctica de grupos de referencia y acción solidaria. Este pasaje
ayudó a superar en parte, la soledad que se abatió sobre los familiares afectados.
Es así que frente al desenvolvimiento de una acción colectiva no ponderada y
nada recomendable, el régimen responderá públicamente de manera “ejemplar”
con el objetivo de desestructurar el primer embrión organizativo, demostrando la
preocupación existente con la labor de estos grupos de afectados.
Este espació delimitado de comunicación – la Plaza - tal vez pueda
ser considerado como un termómetro adecuado para medir tendencias. Es probable
que si ese espació hubiese sido sub dividido en otros similares, la proyección
obtenida no hubiese sido tan grande. Sobretodo porque predominaban mecanismos
de defensa ante una demanda excesivamente peligrosa por su alto poder de
“contaminación”, pues es sabido que, más allá de la conformidad o no con esas
demandas prevalecía la sensación de peligro eminente de la cual eran portadores
los miembros de esas agrupaciones.
Claro, no todo era silencio, ni distancia. Existieron también gestos
de adhesión y solidaridad que reforzaban internamente la cohesión de los grupos
constituidos por afectados. Muestra de ello es el aval de 17.005 firmas que
endosaban tres nuevos petitorios encaminados por la Comisión de Familiares a la
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CAL. En ellos se exigía la aparición de los ciudadanos “ilegalmente
desaparecidos”; la inmediata liberación de los “detenidos sin causa y sin
proceso”; la publicación de las listas – que el gobierno se comprometiera de hacer
publicas con antecedencia - de personas puestas a disposición del poder ejecutivo
y, por último, la entrada en vigencia de la “opción que otorga la constitución
nacional para salir del país”, anteriormente mencionada.
A su vez y como ya fue observado el reconocimiento abrió dos
caminos. Hacia afuera, presiona a la prensa “autóctona” a registrar por primera
vez la marcha de las madres. Hacia adentro, reforzó la identidad de los grupos;
permitiendo, inclusive, que sus integrantes pudiesen re-significar los contenidos
de la imagen hasta entonces prevaleciente. Su connotación descalificadora y
estigmatizante será resignificada por los actores tomándola como elemento de
identidad con el cual pasaran a identificarse, a reconocerse y ser reconocidos. En
efecto, en ese contexto, ninguna otra definición podría haber sido más acertada.
En contraposición con el país real , sobrecargado de miedos, angustias e
incertidumbres, era preciso estar bien “locas” para enfrentar los “cruzados del
buen orden”. Como los propios actores reconocen, nadie duda que su lucha ha sido
una locura:
(.. . )pero una hermosa locura que nos ha permitido sobrellevar la lucha. Es una locura de amor.. . porque nos han llevado lo mejor de cada casa(. ..)salir a defender a un hijo es lo más hermoso que se puede hacer. Además, lo más hermoso que tiene una mujer en la vida son los hijos, porque no hay otro momento más hermoso que tener un hijo. Es una hermosa locura(.. .) (Entrevista con Maria del Rosário Cerruti, Madres)
Será en función de ese triple reconocimiento - el conferido por el
régimen con sus acciones y amenazas; el proveniente de la sociedad internacional
y el de su propia identidad como grupo social - que su actividad se irá
desplegando en múltiplas acciones. En ese momento, el caudal de acusaciones de
nuevas denuncias –que eran siempre respondidas con viejos desmentidos - y la
activación de las entidades parecía irreversible. Esa situación, l levará al régimen
a dibujar nuevos caminos que permitan minimizar las presiones externas y
consolidar el ‘frente interno’. En este sentido, se anunciará el inicio de una nueva
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etapa que desembocaría ulteriormente en la construcción de una democracia
restringida. Para ello se indicaba con la posibilidad de viabilizar una “mayor
participación de la ciudadanía, con la finalidad de vertebrar una convergencia
cívico-mili tar que el país persigue como una necesidad84”.
La indicación de la construcción de una futura democracia, presente
en el discurso oficial desde el momento de su instalación, enunciando - como ya
anotara O’Donnell - el carácter esquizofrénico de un régimen que acaba con la
democracia y promete, al mismo tiempo, construir una nueva en el futuro - no fue
suficiente para que disminuyeran las acusaciones puntuales a un gobierno cuyo
poder de disuasión y negación ante organismos internacionales se tornaba cada día
mas estrecho. En este sentido pueden ser vistas las declaraciones formuladas por
Patricia Derian85, Secretaria del Departamento de Estado norteamericano, quien
acusará a los conductores del Proceso por las sistemáticas violaciones de los
Derechos Humanos.86 La posición del gobierno Carter será duramente criticada
por el Partido Comunista Argentino. Este entiende que las declaraciones arriba
mencionadas deben ser comprendidas en el marco de una campaña de desprestigio
que objetiva “destruir el actual gobierno Argentino” (sic), una vez que se dirige a
“apoyar los grupos antividelistas bajo el pretexto de los Derechos Humanos”.87
a) Clausuras del espacio público y contención de los afectados.
Vamos a tratar de seguir la historia del movimiento a través del sentido, de la
recuperación de la memoria de aquellos ciudadanos afectados que consiguieron sobreponerse a
su dolor e inventaron y propusieron la defensa de la vida y la promoción de los derechos
humanos como valores fundamentales. En las páginas anteriores, adelantamos algunas actitudes
84 Pronunciamiento de Videla. Cf. La Razón 2 de agosto de 1978. 85 Patricia Derian visitó por primera vez el país como representante oficial de su gobierno en diciembre de 1977 trayendo como carta de presentación ante el régimen, la preocupación por las constantes violaciones de Derechos Humanos. Algún tiempo después, la Sra. Derian formará un Comité de Apoyo y Solidariedad con la Madres de la Plaza de Mayo 86 Las declaraciones de Patrícia Derian, formuladas ante la Cámara de Representantes en Washington. Suscitaron duras críticas de la chancillería argentina, siendo al mismo tiempo refutadas, entre otras entidades, por La Bolsa de Comercio y por Cámara Argentina de anunciantes. Cf. La Prensa 11 de agosto de 1978. 87 Cf. Diario La Nación del 11 de julio de 1978.
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tomadas con el sentido de producir una abertura, de ampliar y llevar su denuncia al ámbito
internacional. Dijimos que esa orientación resultó, en parte, de la dimensión que su acción
ejemplar gana en ocasión del campeonato Mundial. Esa percepción orientó la iniciativa de su
primer viaje al exterior que, como vimos, se llevó adelante en el nuevo aniversario de la
Declaración de los Derechos Humanos. Si una comisión se encontraba en Chile y pronta para
continuar su viaje, el resto del movimiento continuaba dando sentido a su militancia desplegando
diversas acciones en el país. Una de ellas se cristalizó en una nueva petición elevada a la Corte
Suprema de Justicia a favor de 1551 desparecidos. Este nuevo recurso fue suscripto por 1221
familiares quienes, nuevamente, se encontraron con un poder judicial carente de autonomía88.
Algunos meses antes la Corte Suprema se había declarado incompetente para dar curso normal a
los insistentes y cada vez más numerosos recursos de Hábeas Corpus, la misma había
denunciado que esta situación representaba y caracterizaba una efectiva privación de Justicia89.
Diez días más tarde, y coincidiendo con el nuevo aniversario de la Declaración, se
realiza una nueva acción que resulta en un nuevo conflicto con la Iglesia Católica. “Curioso
episodio” - notició la prensa - protagonizado por el párroco de la Iglesia de Santa Cruz, ubicada a
pocas cuadras de la Plaza de Mayo. La Comisión de Familiares convocó una misa en la parroquia
que vio colmada su capacidad por la presencia de más de 600 personas que allí acudieron en
busca de conforto espiritual.
Nuevamente, sus expectativas se verán frustradas. La concurrencia pasó de la
sorpresa a la indignación cuando se escuchó que, desde el púlpito, se esgrimían los mismos
argumentos levantados oficialmente para justificar la existencia de los desaparecidos. No demoró
para que la atónita e indignada asistencia se retirara, y se dirigiera al espacio que, se imaginaba,
ayudaba a reconstruir sus fuerzas: La Plaza de Mayo.
Pero como anticipamos, esa esperanza será temporariamente interrumpida. De ahí
las echarán más de una vez, principalmente cuando queda claro – aunque no sin asombro – que
88 Conviene recordar que el primer recurso de este tipo fue presentado por la APDH en el mes de Abril de 1977 peticionando a favor de 450 personas desaparecidas. Durante el Proceso fueron presentados 5500 recursos de hábeas corpus que transitaron por diversos juzgados, indagando a las fuerzas de seguridad sobre el destino de los detenidos. En ninguno de esos 5500 casos “se logró detectar una sola persona que estuviese secuestrada por personal de las FFAA o de seguridad”. Datos recogidos del alegato de la fiscalía en el Juicio Público movido contra las tres primeras juntas militares. Cf. Diario del Juicio nº 24. 89 Cf. La Opinión 2 de agosto de 1978
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sus marchas congregaban más gente que lo deseable. Lo que queda claro también, es la lucha
emprendida en el sentido de una práctica política afirmativa y, por la conquista, de tan simbólico
espacio público. Si el año anterior se había cerrado con el secuestro masivo de familiares y, entre
ellos, la desaparición de quien había intuido la importancia de la ocupación de la Plaza. Este
nuevo final de año resultará en el “cierre” de la plaza. Se cierra, en el mismo momento, en que se
autoriza - muy a contra gusto - como veremos, la visita de una misión de investigación de la
(CIDH), Comisión Interamericana de Derechos Humanos. La CIDH aceptó la “invitación” y,
arribará, para sorpresa de muchos e, irritación de no pocos, algunos meses más tarde. La decisión
de cerrar la Plaza se toma en diciembre de 1978:
Fue el resultado de tres jornadas de denuncia, dos jueves seguidos. Se prometió en ese momento la publicación de listas. Cuando todo el país se presentó a la Plaza a buscar la respuesta se dijo que se volviera al otro día. Se volvió y ya estaba cerrada la Plaza de Mayo, incluso, estaba cerrada la Catedral, que es donde la gente podía buscar refugio. Al decir cerrada quiero decir que la plaza estaba rodeada por la policía. El día anterior, el jueves 28 de diciembre, cuando había gente de todo el país, fue rodeada por carros de asalto, policías con perros, policías de particular, gente en los tejados del Banco Hipotecario y de edificios altos, por ahí armados, apuntaban hacia la plaza. No obstante eso y del gran calor reinante, (la policía ni siquiera dejaba que la gente se refugiara a la sombra de los árboles) nadie se movió. Después la policía empezó a desalojar la Plaza90.
Como nos informa el testimonio de arriba se cerró también, por tiempo prolongado y
aparentemente para reformas, la Catedral Metropolita. Claro que esto tiene un sentido. En más de
una ocasión, para sorpresa y disgusto de la jerarquía, ese espacio se había tornado punto de
refugio de las madres acosadas por la represión que semanalmente se desataba en la Plaza.
También está claro, que eso no impedía que de allí también se las retirase y detuviesen. Parece
obvio que ese cierre haya producido una cierta discontinuidad en el movimiento.
b) El crecimiento del movimiento.
Puede resultar contradictorio que hayamos encerrado el párrafo
anterior hablando en discontinuidad y titulemos este tópico como de crecimiento. Es que
por una serie de circunstancias que iremos viendo, será a partir de la acciones y conflictos
producidos en este nuevo año, que estos pequeños grupos irán definiendo los contornos de
90 Testimonio de un miembro de la Comisión de Familiares extraído del mensuario Denuncia Febrero/Marzo de 1981. Año 6 nº 58. P. 6
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lo que, más adelante, será caracterizado como un movimiento de defensa y promoción de
los Derechos Humanos.
Si el año se encerró con la clausura coercitiva del espacio público, resignificado
desde el 30 de abril de 1977, es decir, como la aparatosa presencia policial impedía, y
desestimulaba, el acceso a ese punto de encuentro, fue necesario crear nuevos espacios de
reunión; nuevas formas de acción; nuevas prácticas y nuevos reconocimientos que
permitiesen la continuación de su lucha. Era necesario entonces, reforzar y mantener, los
vínculos afectivos en el interior del grupo. Vínculos que permitieron canalizar angustias e
inquietudes y que permitieron la construcción de una identidad particular. Los encuentros
realizados a partir de entonces, en otras plazas y, claro, en otras iglesias, fueron
determinando nuevas estructuras organizativas y nuevos comportamientos. De un lado
existieron reuniones ampliadas franqueadas a todos los participantes; otras, más
compartimentadas. De estas últimas saldrán, posteriormente, aquellas Madres que
conformarán la Comisión directiva de la agrupación. Queda claro que en ese momento,
tanto en una como en la otra, era necesario adoptar algunas medidas de seguridad. Los
encuentros - compartimentados generalmente - obedecían la norma del sigilo pues, como
se realizaban en las casas particulares de algunas de ellas esto podía traer aparejados
nuevos riesgos para el grupo familiar. Así tuvieron que incorporar – no sin asombro para
ellas mismas – determinadas exigencias y normas de funcionamiento típicas de cualquier
movimiento clandestino. Para la mayoría de las Madres que hasta entonces habían pautado
su vida por códigos “normales” de funcionamiento, la nueva situación fue todo un
aprendizaje y acabó promoviendo un proceso de concientización. Es decir, si alguien
todavía tenía alguna duda sobre el motivo de las desapariciones, esa duda fue
desapareciendo y fue, al mismo tiempo, incorporándose cada vez con mayor claridad, la
idea de que sus hijos se encontraba en esa situación por haber llevado adelante una lucha en
defensa de los sectores populares. Cada vez más, las banderas defendidas por los
desaparecidos, serán las banderas defendidas por las Madres. Esa percepción resultó,
también, de las nuevas formas de socialización:
A veces decíamos entre nosotras: ¿si nuestros hijos nos vieran, no? Porque nuestros hijos eran luchadores populares, defensores de una liberación del país. Entonces evidentemente tenían una actividad. Y nosotras, nos íbamos rotando, no llegábamos más de dos juntas a la casa donde habíamos concertado la reunión. Nos comunicábamos los materiales que había que
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llevar en forma así...muy en clave. Por ejemplo: un día que hay que hacer una reunión imprevista se dice: ¿sabes que hoy nos vamos a reunir en casa de fulano? ¿Podes venirte vos también? Además, andábamos siempre con un bolsito que le llamábamos el bolsito de las Madres, que era la secretaría ambulante que teníamos, porque cuando nos reuníamos había que pensar en la solicitada que se iba a escribir, la carta, la consulta que había que hacer; que cosas podíamos implementar(...)y todo eso iba en el bolsito, a la mano, en todas las reuniones. ( entrevista con Juanita de Pargament, Madres)
Esa característica, así como la precaria estructura organizativa, dio lugar a un
funcionamiento bastante jerarquizado. Si bien era comprensible que en esa coyuntura las
pautas organizativas respondiesen a un principio jerárquico, más adelante este modo de
actuación será motivo de algunas críticas, produciendo inclusive, la escisión de las
Madres originando una nueva asociación - durante el gobierno democrático - denominada
“Madres: Línea Fundadora”. En el caso de la Comisión de Familiares, por ejemplo, la
existencia de un local permitió que, desde un primer momento las reuniones semanales
tuvieran un carácter más deliberativo. En ese momento, la ausencia de un local de
encuentro impedía un funcionamiento más abierto. A su vez, la inexistencia de un punto
fijo de referencia debido al “cierre” de la Plaza, por un lado, y a su vez en función de la
implementación de las medidas de seguridad adoptadas en ese período, es decir, la
mudanza semanal de los locales propuestos para nuevas acciones, acababa ocasionando
desencuentros entre la conducción y las bases, siempre que, por un motivo u otro, algunas
madres no hubiesen conseguido comparecer a la última cita. Por razones que en ese
momento no se explicitaban, ni eran naturalmente necesarias, se desconocían la identidad
de la mayoría de los participantes, viene de ahí también la dificultad en reengancharse. Esa
dificultad era subsanada, en parte, por la implantación de algunos mecanismos de control
que se establecieron entre los afectados. Básicamente, se habla de la formación de grupos
de pares, establecidos entre aquellas Madres que, por un motivo u otro, tuvieran mayor
afinidad.
Sin embargo, la rotación permanente de los lugares de encuentro permitió la
construcción de mecanismos de comunicación importantes. No se puede decir que los
resultados fueran inmediatos, pero seguramente, habrán tenido alguna influencia en el
posterior procesos de difusión y concientización de la sociedad sobre el verdadero rol
jugado por estas mujeres en la reciente historia de la lucha contra la dictadura. Las tácticas
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de “resistencia” asumieron una variedad de formas que muestran como la capacidad
creativa de las madres fue minando paulatinamente la credibilidad del discurso autoritario
del régimen. De hecho, en cada encuentro, y en cada nuevo local, se producía una
significativa distribución de cartillas y documentos de difusión de su problema. A veces se
lo hacia de forma subrepticia, dejándolos depositados en lugares estratégicos. Otras veces,
en determinados contextos, en los cuales se enunciaba oblicuamente el tema de la represión
y conexos, se aprovechaba la oportunidad para complementar las informaciones por
intermedio de esos materiales. Esta tarea de difusión de la información no se reducía a
lugares previamente delimitados, por el contrario, era una practica constante que bien
podía realizarse en una reunión semi pública; en un supermercado; en los diversos
negocios del barrio; taxis y transportes colectivos. Otra cosa que se inventó, cuenta Hebe
de Bonafini, presidente de las Madres:
Fue escribir el dinero, los billetes, poner primero ‘tengo un hijo que se llama tal y se lo llevó en tal fecha la policía’; escribías todos los pesos que tuvieras en tu casa y salíamos todas juntas a la feria, o tomábamos ómnibus todas juntas; entonces, en épocas de plena represión asesina, el que lo recibía quería pasarlo y deshacerse rapidito del mismo; circulaba por eso muy rápido y esto era muy bueno porque lo leía muchísima gente; nosotras nos quedábamos mirando cómo la gente iba corriendo a cambiar esa plata en otro lugar, es que se trataba también de un volante bien clandestino. Así fuimos recorriendo todos los pasos del ingenio popular, cuando no había otra manera de expresarse, cuando no tenés radio, televisión, diarios, nada.91
Como se puede ver, se trata de procedimientos de la cultura popular análogos a los
discutidos por Marilena Chaui en Conformismo y Resistencia . La autora entiende por
Cultura popular la existencia de “um conjunto disperso de práticas dotadas de lógica
própria, mas de uma lógica que se constitui durante os acontecimentos, durante a ação”
de esa manera, continua, “as ações e representações da Cultura popular, se inserem num
contexto de reformulação e de resistência à disciplina e à vigilância”92 Lo que aqui está
en juego es la construcción de una acción no prevista por los sectores dominantes; lo que
está en juego es, como sugiere la autora, “invención de la comunicación”93; se trata en
suma, de la creación de una dimensión esencialmente política -en el sentido que Arendt 91 Citado por Diago, Alejandro. Hebe Bonafini: Memoria y Esperanza. Buenos Aires, Ed. Dialéctica, 1988, p. 122 92 Chauí. Marilena, Conformismo e Resistência: aspectos da cultura popular no Brasil. São Paulo, Brasiliense, p. 33. 93 Idem. p.45.
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emplea el concepto - es decir, en cuanto campo de la libertad y de la imprevisibilidad por
eso, como observa Lafer en su interpretación del pensamiento arendtiano, la política “en
cuanto campo de la comunicación e de interacción que asegura , en el ámbito de una
comunidad, a través de la creatividad de la acción, el poder de acción conjunto, resulta de
la condición humana de la pluralidad y diversidad” 94
Observamos el despliegue de una serie de acciones dotadas de una lógica
propia que pueden ser entendidas como practicas de resistencia y de comunicación creados
por las Madres aprovechando toda y cualquier brecha para ampliar los espacios de
denuncia. Esas formas de acción abren, como enseña Weber, nuevas posibilidades dotadas
de sentido.
O´Donnell, siguiendo los pasos de Albert Hirchman, llama la atención para la
existencia de formas de comunicación que pueden ser encontradas en contextos
represivos y que él denomina de “voz oblicua”. Esta forma de comunicación representa
“un tipo especial de voz que puede ser entendido por los otros ‘como yo’ en nuestra
oposición a un régimen autoritario sin ser notada por los agentes de la represión”. De esa
manera se crea un espacio, aunque incipiente, de comunicación que permite rescatar
gestos, señales, enunciados, etc. y que, en contextos autoritarios, tienen grande
importancia emocional e cognitiva, pues permite sentir que uno no se encuentra
absolutamente solo en su oposición al régimen. Por lo tanto, gestos, medias palabras, un
suave guiño de ojos, y hasta la ocupación de espacios anteriormente clausurados devienen
posteriormente en un proceso de comunicación horizontal, es decir, un tipo de voz que
permite la construcción de un “nosotros” , de un sentido compartido que puede dar lugar a
la formación de una identidad colectiva95. En nuestro caso, luego de la “resurrección de la
sociedad civil” producida por el debacle de Malvinas, la acción colectiva desplegada por el
(MDH) tuvo significativa importancia en la lucha por la conquista del propio derecho a la
ciudadanía que presupone la existencia de una sociedad en la cual la “voz vertical” no sea
reprimida, permitiendo que individuos o grupos puedan interpelar a las autoridades en una
misma línea de sentido. En otro registro, se trató también de la transformación de una
estructura monologal del discurso hacia una estructura dialogal. Esa estructura dialogal es
94 Lafer, Celso, A reconstrução dos direitos humanos. São Paulo, Companhia das Letras, 1991, p. 252. 95 La discusión sobre ciclos de politización y privatización se encuentra en O”donnell, G. “’Voz horizontal” e repressão política. en Contrapontos Autoritarismo e democratização. São Paulo, Vértice. 1986, p.113; ver también Hirschman, A. Saída, Voz e Lealdade. São Paulo Ed.Perspectiva, 1973.
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una de las características de la idea de espacio público contemporáneo visto también como
espacio de conflicto.96 Transcribo, entre centenas de situaciones semejantes otro ejemplo
de lo dicho arriba:
Nosotras en la comisaría (cuando ibamos presas) tampoco nos quedábamos quietas. A medida que nos identificaban y nos preguntaban quiénes éramos y nos mandaban a un lugar, decidíamos rezar también en ese lugar. Pero rezabamos pidiendo para que no fueran tan asesinos los de esa comisaría, para que no torturara el comisario; o sea que mientras tanto aprovechábamos el rezo para decirles asesinos y torturadores a los que teníamos ahí adelante. Y era una acción muy fuerte, muy fuerte, pero como era dentro del rezo, del Ave Maria y del Padre Nuestro, como hay tanto respeto, y los militares se la pasan haciéndose la señal de la cruz cuando entran y salen de la comisarías, no podían decirnos nada, porque entre Padre Nuestro y Ave María los acusábamos de asesinos”97
Es importante consignar que, más allá de las tareas informativas realizadas,
asumiendo inclusive la decisión de ultrapasar las fronteras nacionales, lo que entonces
prevalecía era la necesidad de fortalecer los lazos grupales, de trabajar en el sentido de la
contención con aquellas madres que habían conseguido ultrapasar la barrera del miedo y de
la búsqueda individual. Mas allá todavía, del objetivo preeminente y de la fuerza obtenida
por el desarrollo de estas modalidades de acción colectiva, se buscaba – tal vez no de forma
conciente – estrechar los lazos de solidariedad del grupo y, principalmente de preservar,
contener y fortalecer a aquellos integrantes tocados por el desanimo. Por lo tanto,
encontramos en ese primer momento, la conformación de núcleos de referencia altamente
afectivos. La necesidad, y la capacidad, de brindar afecto es el eje central de estos
movimientos. Este aspecto será constantemente enfatizado:
Quitarle a una un hijo de esa forma es para volverse loca. Si uno, en la casa o con los miembros de su familia estuviera todo el día hablando de ese hijo, se volverían todos locos. Pero la madre lo necesita. Yo tengo que hablar de mi hijo. Mucha gente de mi familia me decía: no quiero llamarla, no quiero preguntarle por el hijo para no hacerla sufrir. Y yo quería que me preguntaran. A mí el que no me preguntaba por ese hijo me lastimaba: yo quería hablar de él. La única forma de encauzar esa desesperación era hablar con otra madre que necesitaba lo mismo que yo. Todo el día hablando de su hijo, de esas atrocidades que estaría sufriendo; necesitábamos hablar de eso. Eso fue un
96 Véase Miége, B. “O espaço público: perpetuado, ampliado e fragmentado”. Revista Novos Olhares, nº3, São Paulo, USP, 1999. 97 Conferencia pronunciada el 6 de Julio de 1988 en Liber/Arte por Hebe de Bonafini presidenta de la asociación Madres de Plaza de Mayo.
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encause para nuestra locura, por que si no, nos hubiéramos vuelto locas todas, dándonos la cabeza contra la pared en la casa. Todo esto no tiene explicación humana, no se puede razonar. Todo esto no tiene explicación, porque, si se ha cometido un delito, que se juzgue, que se condene, pero esto no. A una mente mediocre como la de las madres que estábamos acostumbradas a lavar ropa, a planchar, a hacer la comida y a educar a nuestros hijos y nada más, no podíamos entenderlo. Todo este encause de esta locura nos salvó porque si no hubiéramos entrado todas en el manicomio. Entonces, era descargar toda nuestra tensión, era como una terapia de apoyo. Nos dábamos fuerza: cuando yo bajaba la otra madre me daba fuerza y viceversa. Entonces, todo eso nos fue alentando, fuimos entendiendo muchas cosas. Nos fuimos dando cuenta que esta situación era eminentemente política: nuestra lucha y lo que había pasado... ( Entrevista con Maria del Rosario Cerruti, Madres)
Ese objetivo fue cultivado con inmenso cariño por todos los afectados:
preservarse, contenerse, fortalecer los lazos solidarios de una “hermandad” nacida de un
mismo y profundo dolor, y construida, por un mismo e intenso amor. En su arduo caminar
y como resultado de los vínculos creados, fue posible trascender la negación social
proyectando, con su acción, la construcción de un espacio ético que permitió a grandes
sectores de la sociedad – hasta ese momento silenciada por el miedo – encontrar un punto
de referencia que ultrapase las fronteras de la cotidianeidad dominadas por relaciones
sociales esencialmente privadas. Esto sólo será reconocido mas tarde. En ese momento
predominan relaciones pautadas por el aislamiento. Por eso, inclusive, se tornaba imperioso
continuar inventando acciones y mostrando a la gran masa de afectados que no todas sus
acciones eran en vano como en algún momento se pudiese suponer. Sí es verdad que la
resonancia social interna de su accionar era casi nula, también es verdad que, fuera de las
fronteras nacionales se estaba consiguiendo obtener resultados que reflejaban un recorte
del espacio del régimen con relación a las diversas afiliaciones internacionales de las
cuales aspiraba apoyo. Eso también reforzaba, individual y colectivamente, la percepción
de que su lucha contra el silencio y la indiferencia comienza a ofrecer algunos resultados.
Dentro de ese cuadro y con la finalidad de reforzar los vínculos endogrupales se tomó
primero, la decisión de transformar en encuentros mensuales los encuentros semanales
programados para distintas plazas o iglesias y, como consecuencia de esta primera
resolución se decide ocupar, nuevamente la Plaza de Mayo.
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c) Las relaciones entre el MDH y la Iglesia Católica
Estábamos enfatizando el hecho de que esos nuevos espacios de lucha fueron
provocados por la clausura de la Plaza con el objetivo de limitar el contenido simbólico de
su ocupación por los miembros del movimiento. También observamos que la Iglesia optó
por la adopción de medidas similares con el cierre de la Catedral metropolitana. Eso nos
conduce a un nuevo espacio de interacción conflictiva. Desde un primer momento, las
relaciones entre el MDH y la Iglesia fueron tensas. Esta última, durante el proceso
examinado, jugó un claro papel de legitimación de la propuesta ordenancista del régimen.
Solamente un limitado numero de obispos - tres, de un total de noventa y tres - brindaron
apoyo solidario desde el primer momento, ayudando en la organización, firmando diversas
solicitadas y petitorios y marchando siempre con las madres. Esa actitud solidaria
proveniente de un clero de base supone una valorización desde el punto de vista cristiano
de la lucha por los Derechos Humanos y alude, a su vez, a un conflicto particular en
interior de la iglesia católica. Su cúpula, como dijimos, avaló la represión.
Si se lleva en consideración, por ejemplo, la posición de varios miembros de la
jerarquía en los años que precedieron a la implantación del régimen y en los años
caracterizados como de aplicación de una política reactiva, tal vez puedan notarse algunas
pequeñas diferencias de postura. Entretanto, todas apuntan hacia la temática de la
construcción del orden. En efecto, en la reunión de la Conferencia Episcopal de 1974, la
Jerarquía se pronunció clara y críticamente sobre la profunda crisis moral que había tomado
cuerpo en el país. Durante 1975 se manifestó, claramente, contra la ola de violencia
existente y profundizó las críticas sobre la crisis. Al promediar ese año el pro vicario
castrense Monseñor Bonamin, en clara adhesión a las Fuerzas Armadas, destaca el papel
protagónico y el accionar ejemplar del Éjército contra la guerrilla en la provincia de
Tucumán98y claro, critica el vacío de poder existente en los últimos tramos del gobierno de
Isabel Martinez. Haciéndose coro de las declaraciones anteriores monseñor Zaspe Obispo
98 Segundo el testimonio de Matilde de Cerviño en el juicio a los comandantes es que la acción elogiada por Bonamin en la lucha contra la guerrilla había determinado que la provincia de Tucumán se transformase en un grande campo de concentración “...se mataba en la calle, las personas llevaban fotos de los diarios de las manifestaciones estudiantiles ampliadas y, al ver las caras de los que se encontraban ahí se les disparaba...” Diario del Juicio nº 16 pag. 363
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de Santa Fé, realiza un claro llamamiento al orden: “La Argentina se reconstruirá cuando
cada uno diga lo que haya que decir y pueda decirlo; cuando la Iglesia evangelice; la
Universidad enseñe; los colegios eduquen; los estudiantes estudien y los trabajadores
trabajen”99. Si, como hemos visto, la violencia se agudiza durante el régimen, el silencio es
el medio de expresión privilegiado por la jerarquía católica a no ser, cuando se hace
necesario explicar lo inexplicable, como demuestra Monseñor Pio Laghi al hacer referencia
a la violencia:
El país tiene una ideología tradicional y cuando alguien quiere imponer otro ideario diferente y extraño, la nación reacciona con anticuerpos frente a los gérmenes, generándose así la violencia...en ciertas situaciones la defensa exige tomar determinadas actitudes, con lo que en este caso habrá de respetarse el derecho hasta donde se pueda.100.
Los datos recogidos muestran como el desestímulo a la búsqueda colectiva
provenía tanto del régimen cuanto de la iglesia. Esta también se negó a recibir cualquier
comisión de afectados que solicitase apoyo o, cuando menos, comprensión. Los datos
recogidos y hoy plenamente divulgados, muestran que muy a contra gusto se atendía única
y exclusivamente a quienes concurrían individualmente en busca de información y apoyo.
Es decir, la Iglesia católica argentina se mostró claramente sin disposición de tornarse
interlocutora de los afectados ni de colocarse, como se esperaba, en canal de interpelación
al régimen. Es revelador el contraste con la Iglesia chilena y brasileña en lo actuado, por
cada una de ellas, en contextos autoritarios similares. En Chile, la Vicaria de la
Solidariedad y en Brasil, la Comisión Arquidiocesana de Justicia y Paz, fueron piezas
claves en la asistencia jurídica y en la contención a los afectados. Tanto una, cuanto otra,
ofrecieron, más allá del apoyo moral y solidario, un espacio físico desde el cual pudieran
organizarse, protegidos por la autoridad religiosa. Sin duda que esa actitud permitió la
superación de los inconvenientes más serios que este tipo de movimiento enfrenta a lo largo
de su lucha: el aislamiento social. En Brasil, la mayor parte de los documentos oficiales
elaborados por la Comissão Nacional dos Bispos do Brasil (CNBB) demostraron una clara
actitud de repudio al conjunto de violaciones que ganan intensidad en el periodo
99 La Opinión 3 de enero de 1976.El papel desempeñado durante la represión por Zaspe puede verse en el Diario del juicio, nº 16 pag. 363. 100 La Nación 26 de junio de 1976. El subrayado es mio.
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comprendido entre 1969 y 1973101. Por ejemplo, la Curia Metropolitana de São Paulo
presidida por Dom Paulo Evaristo Arns, fue desde temprano, punto de referencia
obligatorio de los familiares afectados.
Na cúria nos reuníamos não só para buscar informação, mas fundamentalmente, para encontrar pessoas com as quais pudéssemos falar, desabafar. Lá começou esta organização de mães de desaparecidos que iam todas as tardes à cúria, onde tivemos um apoio efetivo da igreja. (Rosalina Santa Cruz, Comissão de Familiares de desaparecidos do Brasil)
La primera acción conjunta de este grupo de familiares recibió apoyo y la
mediación de Dom Paulo, para la obtención de una entrevista con el entonces Jefe de la
Casa Civil Golberi do Couto e Silva . La reunión fue realizada en el mes de agosto de
1974. En ella se procedió a la entrega de una nómina de 22 desaparecidos políticos cuyas
denuncias se habían realizado hasta ese momento. A pesar del apoyo obtenido, la respuesta
se hizo a pública un año mas tarde a través de un mensaje difundido en red nacional de
radio e televisión por el titular del Ministerio de Justicia. El anuncio oficial vino en
respuesta a una intensa campaña de difusión “boca a boca” desarrollada por los familiares.
Las dos primeras y últimas entrevistas con el general Golberi habían ganado estado público
y eso propició el aumento de afectados que concurrían a la curia. A su vez, como estrategia
de difusión los afectados consiguieron publicar en el diario Estado de São Paulo, copias de
hábeas corpus impetrados, cuyos resultados se caracterizarían – también en este contexto –
por la negativa oficial de la existencia de detenidos desaparecidos. Al mismo tiempo la
dimensión que el problema ganaba fue públicamente manifestada en artículo del Doctor
Alceu Amoroso Lima publicado en el Jornal do Brasil y titulado “Os esperantes”. Es
probable que la sensibilidad con la cual el Dr. Alceu trato de un tema tan dramático haya,
finalmente, acelerado una respuesta oficial. Ella misma se pondrá nuevamente de
manifiesto la similitud de la modalidad operacional de las fuerzas armadas en el cono sur
de América latina. La nota distribuida por el Ministro de la Justicia se transformo en doble
respuesta. Primero, al conjunto de familiares y, segundo, al pedido de informaciones que, a
través de comunicaciones individuales recibidas había originado la solicitación de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA en el mes de agosto de 1974195.
101 Véase el trabajo de Maria Helena Moreira Alves, 1984 p. 200/208 195 Véase Desaparecidos, Rio de Janeiro 1979. p 148
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En la respuesta se consignaba que los desaparecidos denunciados “se encontraban, en
realidad, en la clandestinidad”. Como vemos, ese comportamiento y esa justificativa, hizo
escuela.
Sólo para retomar, estaba haciendo referencia al conflicto permanente ente la
Iglesia Argentina y los afectados. Si los primeros persistieron en la construcción del vacío,
en el desconocimiento del otro, los afectados, por el contrario, asimilaron el conflicto con
el episcopado como ellos mismos se encargan de mostrar:
Las permanentes visitas a los obispos (era una de nuestras tareas), aunque rechazaran, volver a ellos. A pedirles. Cada vez que se reunía el concilio de los obispos en San Miguel – que lo hacen anualmente. (Fuimos) con el agua hasta las rodillas, 100, 150, 200madres, ir allá. ¿Y que te digo? Por supuesto, encontrar las puertas cerradas...renovar, insistir en cada parroquia; insistir en cada lado; volver, llorando, pidiendo, exigiendo. Cuando llegábamos a San Miguel – con el agua hasta acá – encontrábamos la policía adelante, frente al portón de los obispos(...)y no se recibía la mayor parte de las veces. Últimamente fuimos recibidas y ellos, uno, dos tres, cuatro de ellos, ir a conversar con nosotras. Y los demás, estar mirando por detrás de las cortinas. De manera que, todo lo que se pudo hacer en ese sentido fue hecho. Pero el sentimiento de ellos fue(...)muy duros, muy insensibles; y las promesas(...)”(Lola)
Ese era el tenor, era esa la característica del proceso interactivo. Claro que eso
no amilanó la voluntad de llegar a la máxima jerarquía de la Iglesia católica. Con ese
propósito a comienzos de 1979 viajan dos comisiones - una de Madres y otra de
Familiares - para participar de la Conferencia Episcopal Latinoamérica (CELAM) reunida
en Puebla. Ahí consiguieron hacer entrega de un documento al copresidente de la CELAM
en cual solicitan una urgente solución para su problema. Solicitan también que se
demande al Papa para que “intervenga de manera directa ante el gobierno argentino con el
propósito señalado”102 es decir: que se solucione el problema de las constantes
desapariciones; que se someta a proceso a quienes corresponda y que se libere a quienes no
tienen ninguna acusación concreta en su contra, tales eran los puntos del documento. Al
mismo tiempo, solicitan que la CELAM disponga, en los respectivos episcopados
102 El 28 de octubre de 1979 Juan Pablo II menciona el problema de los desaparecidos en Argentina desde la Plaza de San Pedro.
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latinoamericanos, la organización de un servicio de protección y asistencia a los
perseguidos y sus familias103.
Ese viaje no pasó desapercibido para la Junta. Al retornar al país un matrimonio
fundador de la Comisión de Familiares sufrió un violento atentado, como una seria
advertencia para desestimular la movilización que podría tornarse aún más amenazadora
ante la proximidad de a visita de CIDH, esperada para julio de ese año:
Cuando vinimos de Puebla nos pusieron una bomba en el coche. Ya nuestra Comisión estaba trabajando muchísimo (preparándole material para presentar a la CIDH) y el 8 de marzo nos meten dos bombas en el coche porque nosotros éramos la cabeza visible, porque en ese momento había que dar la cara. Nos ponen la bomba para desintegrar la Comisión...para desmovilizar a todo el movimiento de familiares, cosa que no lograron. Cuando nos revientan el coche tuve toda la solidariedad del barrio esa noche. Al otro día yo fui al Ministerio a hacer la denuncia, solita, porque mi marido tenía que trabajar, pero te juro que iba por la calle y pensaba que en cualquier momento me mataban en la calle. En ese momento, los Familiares colectaron el dinero para que mi marido pudiera comprar otro coche, porque él lo usaba para trabajar y así la gente también siguió viniendo. ( Entrevista con la Sra. Lilia Orfanó, Familiares)
Esas medidas de fuerza fueron complementadas con nueva medidas “legales”
elaboradas por el gobierno. El célebre pronunciamiento del general Viola - Jefe del
Ejercito y futuro presidente - leído en el día del ejército, después de explicar – una vez más
– que la campaña del exterior está destinada a ocultar la derrota de la subversión, deja claro
que:
Esta guerra, como todas, dejó una secuela: tremendas heridas que el tiempo y solamente el tiempo puede restrañar. Ellas están dadas por las bajas producidas; los muertos, los heridos, los detenidos, los ausentes para siempre...La delincuencia subversiva integrada por hombres y mujeres circunstancialmente nacidos en nuestro suelo...engañaron a los suyos cuya ansiedad ellos mismos provocaron y nadie hoy puede legítimamente consolar...104
103 Cf. diario mejicano El Sol de Puebla 30 de enero de 1979. En realidad esa propuesta ya había sido considerada y aprobada en la anterior reunión de la CELAM promovida en diciembre de 1976. Decisión concomitante con la resolución adoptada por el congreso norteamericano – bajo la administración Carter – de supeditar la ayuda económica a los países que tuvieran una política avocada al respeto de los derechos humanos. Cf.; Diario El Clarín 5-12-76 104 Mensaje del General Viola Cf. Diario La razón 29 de mayo de 1979
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Se trata de la primera respuesta explícita a las permanentes solicitaciones.
Respuesta que irá se transformando en diversas acciones implementadas por el
movimiento y diversas declaraciones de sectores de la sociedad política. Los familiares
reaccionan inmediatamente a la presunción de fallecimiento invocada por el presidente
Viola:
Cuando Viola hablo de los ausentes para siempre, nosotros, ahí nomás, auspiciamos una solicitada, donde ya no poníamos los nombres de los familiares, sino (colocamos) los nombres de los desaparecidos, fundamentos que no eran ausentes para siempre y, lógicamente, nos la recibieron como de costumbre. Pagamos, se había diagramado toda la solicitada y, al día siguiente, nos llaman del diario La Prensa – sin dar explicaciones – diciendo que no podían publicarla y que nos devolverían el dinero. Pero además, (esa solicitada) no era la cuarta como consecuencia de las tres primeras, sino que fue una repuesta específica a las declaraciones de Viola (Sra. Guagnini, Familiares)
Quisiera resaltar que la mención a lo ausentes para siempre, envuelve una
mudanza substancial en el discurso gubernamental y en la acción de los afectados. Estos
últimos, por ejemplo, al decidir colocar el nombre de los desaparecidos como firmantes de
la nueva solicitada en respuesta al gobierno, confieren el status de individuos que el
régimen hasta entonces negara. Son estos miles de ciudadanos que hablan por mediación de
sus familiares, los portadores de una identidad específica. La necesidad de reponer las cosas
en sus lugares, de hacer prevalecer la identidad real sobre la ambivalente identidad de las
“no personas” que se desprende de la categoría de desaparecidos ya había sido expresada
por las Madres de Plaza de Mayo, cuando resuelven bordar el nombre de sus hijos en los
pañuelos blancos que cubren su cabeza en las marchas semanales y que se transformó en
un símbolo que particulariza la entidad. Los pañuelos surgieron por primera vez en primero
de octubre de 1977 en una tradicional procesión promovida por la iglesia católica a la
capilla de Luján y de la cual participaron las Madres. Como varias de ellas se incorporarían
a la procesión en diversos lugares, fue sugerido que como forma de identificación, como
señal; como elemento visible por lo tanto, se usase un pañal en cabeza para poder
reconocerse. Desde entonces el pañuelo se transformó en un símbolo de las Madres y acabó
siendo incorporado por otras entidades similares como las Madres salvadoreñas e chilenas.
Las últimas usan un pañuelo negro encuanto las madres por hablar de vida y esperanza
adoptaron el color blanco.
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Sabemos que toda identidad social es relacional, es decir, que supone la
existencia de un nosotros y de un ellos, sabemos también que la identidad social se
construye en encuentros, reuniones, y en nuestro caso, en diversas formas de movilización.
Novais al discutir los procesos de contrucción de la memoria colectiva a través del análisis
de las Ligas Camponesas en el nordeste brasileño, nuestra que la relación conflictiva,
antagonica se instaura también en el momento en que alguien encuentra la palabra,la actitud
adecuada que impulsa el movimiento originando la acción . Acción que construye la
identidad social a través del desdoblamiento de acciones, enfrentamientos, redefiniciones
de espacios y de la consolidación de símbolos identitários, como los pañuelos que hoy
marcan el símbolo de la resistencia212.
De cualquier manera la dinámica del régimen seguía su lógica
perversa por el camino anunciado en el discurso del general y futuro
presidente Viola, es decir, comenzaron a dibujarse las primeras propuestas
de carácter “paliativo” con el objetivo de poner punto final a una situación
que se prolongaba más allá de lo imaginado. Con anterioridad al arribo de
la CIDH, sobre la cual hablaremos adelante, comienzan a presentarse
medidas que mostraban la “predisposición” del gobierno de reestablecer y
subsanar las garantías y “eventuales violaciones de derechos humanos; así
como los posibles “excesos” cometidos, “tal vez, por fuerzas subalternas”
en la lucha contra la subversión. En ese momento –mediados del 79 – se
nota una clara intención de formular acciones orientadas a aplacar posibles
sanciones y recomendaciones de este organismo interamericano.
También era necesario prevenirse sobre las acciones
desplegadas por el MDH. Es así como con alguna antelación al arribo de la
CIDH se procedió, apoyado en fallo judicial, a realizar el allanamiento de
las sedes de la APDH y de la Comisión de Familiares. Una causa abierta y
caratulada “instigamiento para presentar falso testimonio” dio sustentación
jurídica a este fallo. En esos allanamientos procedieron al secuestro del
folleto editado por las entidades y titulado ¿Dónde están? Se trataba en
realidad de una copia mimeografiada del texto de la solicitada que había
212 Véase Novaes, Regina Reyes.”Lembranças camponesas: repressão, sofrimento, perplexidade e medo, DP&A Ed., 2001.
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sido rechazada en el diario La Prensa semanas antes. A su vez, se procedió
a incautar toda la documentación elaborada hasta ese momento y que
constituía un valioso material que se pondría a disposición de la CIDH. El
fal lo judicial fue basado en un supuesto recurso de hábeas corpus
presentado por una madre que había contado – como era de costumbre – con
la orientación de Familiares y en el cual se consignarían “datos falsos”
tendientes a “engañar a la justicia” y aumentar “las imágenes distorcionadas
del país en el exterior”. Con este procedimiento – dirá el juez interviniente-
se buscaba secuestrar documentación que “resultaría de interés para
establecer los medios y los métodos utilizados maliciosamente en perjuicio
de la imagen del país”2 1 3 . Cuatro días más tarde, apoyados en la misma
causa, se determina nuevo allanamiento a los locales secuestrándose, en esa
oportunidad, un listado de personas desaparecidas, ficheros conteniendo
informaciones de casos individuales, modelos de test imonio y modelos de
recursos de hábeas corpus. Fue justamente en la existencia de esos modelos
que el juez pretendió sustentar su fallo sobre “instigamiento a presentar
falso testimonio”. Desconociendo, o alegando desconocer, que dichos
modelos representaban sobre todo, una muestra de la creatividad y
aprendizaje de los afectados quienes, frente a la dificultad para encontrar
abogados patrocinantes no tuvieron otro recurso que aprender ellos mismos:
Con respecto a eso empezamos a realizar entre los organismos un intercambio de información, que unos se fueron completando con otros. Hicimos también un modelo de testimonio...le dimos características de standard. Después lo fuimos perfeccionando más cuando hicimos un trabajo de computación, para hacerlo con más detalles. Porque nadie de nosotros llegamos a creer que íbamos a durar tantos años y nadie pensó que esto tenía que tener las características de una “oficina”, con archivos, con fichas, con computación, con servicio jurídico, con servicio psicológico. Todos creíamos que(...)bueno, agitabas y a los seis meses(...)para la Navidad(...)cuántas navidades felices nos anunció Videla. En nuestro movimiento hubo gente que pinto la casa para la navidad, porque Videla había dicho que iba a ser una Navidad feliz. Entonces todo eso fue creando la convicción de que teníamos que avanzar en nuestros reclamos, junto con las frustraciones...(Entrevista com Cata Guagnini, Familiares)
213 Cf. diario La Prensa 11 de agosto de 1979.
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Con esa medida de fuerza se intentó destruir el trabajo de años de Familiares y de la
APDH. Como explicamos adelante, una de las principales tareas fue la de recepcionar
nuevas denuncias sistematizándolas y elaborando un padrón que les permitiese mostrar
gráficamente los alcances de la represión. Fue una manera de mostrar que no se trató,
como se pensó inicialmente, de una situación fortuita. Por el contrario la metodología
aplicada respondía a un proyecto racionalmente concebido. Nuevamente vemos de
manifiesto la tenacidad de los miembros de esas entidades. Esa nueva violación,
amparada en un fallo judicial, no fue suficiente para desalentarlos:
En un tiempo record, volvimos a reunir más de 1000 testimonios y tuvimos la oportunidad de llevar a la CIDH no solamente esos testimonios, sino también, gráficos que nos habíamos ocupado de hacer a raíz de esos testimonios. Donde estábamos en condiciones de mostrar que porcentaje de estudiantes, de obreros, qué porcentaje de profesionales. Cuando la represión había sido más intensa: entre 1976 y 1977; cómo iba declinando en el 78, etc. Les mostramos las pirámides por edades, etc. Nosotros, Familiares, habíamos empezado a hacer este tipo de programación porque entendíamos que la realidad entra por los ojos y que los gráficos eran los que más nos servían(...)en esos también fuimos pioneros...(idem)
Como veremos más adelante, la proximidad del arribo de la
CIDH coincidió con una nueva campaña para-oficial de desprestigio de los
movimientos. Campaña a la cual se acoplaron no pocos sectores de la
sociedad externalizándose en un trágico y eficaz juego de palabras. Los
panfletos lanzados por las calles céntricas y las calcomanias que inundaron
la ciudad explicaban que ”los argentinos somos derechos y humanos”. Debe
consignarse también que la proximidad de la visi ta contribuyó a la
polarización de posiciones entre los grupos e instituciones que desde
siempre brindaron apoyo2 1 4 al régimen, cuanto de aquellos sectores de la
oposición que hasta entonces habían guardado un prudencial silencio.
214 Entre las diversas instituciones que se manifestaron en apoyo al gobierno rescatamos las emitidas por el Colegio de Abogados en respuesta a un documento emitido por el Colegio de Abogados de la Ciudad de Nueva York y considerado agravante por sus pares nacionales. En su respuesta informan que el documento y los juicios que en el mismo e formulaban sólo eran posible por haber recogido denuncias provenientes de entidades que no poseen ninguna representatividad, tratándose en la mayoría de “sellos de gomas” (Cf. Clarín 1 de agosto de 19879. Claro que las congratulaciones del régimen por el “coraje en publicar la verdad” no se hicieron esperar. En efecto, se tomaran estas declaraciones como un símbolo y un ejemplo de lo que cada institución debería defender.
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La contra-ofensiva no se redujo a la campaña para-oficial aludida. Se
instrumentalizará también una propuesta oficial de carácter “reparatório”. Esta medida,
implementada por la ley 22062 que entró en vigencia el día 28 de agosto de 1979 preveía
beneficios previsionales para los familiares de personas desaparecidas214. Por otro lado y
como complemento entrará en vigor la ley de “Presunción de fallecimiento”215, ambas
medidas fueron categóricamente rechazadas por los afectados iniciando una nueva etapa en
su lucha.
6) La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)
La visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en adelante,
representó efectivamente el reconocimiento internacional del conjunto de los afectados; y
representó también un aumento de las contradicciones en el interior del régimen; así como
dejó claro la heterogeneidad del movimiento y sus tensiones más evidentes como la que
resultó de la oposición a la visita de la CIDH por parte de la Liga Argentina por los
Derechos del Hombre. La Liga entendía que el vínculo de la OEA con el gobierno
norteamericano no la acreditava a producir cualquier juzgamiento al régimen
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos es un órgano
intergubernamental creado a partir de la resolución adoptada en la V Reunión de Consulta
de Ministros de Relaciones Exteriores, en un esfuerzo por establecer un marco
institucional que permita la protección y vehiculice la promoción de los derechos
humanos. Su estatuto, promulgado por el Consejo de la OEA definía inicialmente a la
Comisión como siendo una entidad autónoma. Su autonomía no la dotaba de autoridad
política legitimada constitucionalmente. Su status político será conferido a través de la
Carta Reformada de la OEA que elevará a la Comisión a uno de sus órganos principales. A
partir de entonces, sus acciones se organizan en torno de dos ejes principales: 1) proteger y
promover los derechos humanos; 2) actuar como órgano consultivo de la OEA en materia
de derechos humanos, esto es, aquellos establecidos en la Declaración Americana. Como
indica Bobbio, el principal problema de los derechos humanos no es el de fundamentarlos, 214 La ley establecía en su artículo primero que “La ausencia de una persona del lugar de residencia o domicilio en la republica, sin que de ella se tenga noticias por el término de un año, faculta a quienes tuvieron derecho reconocido por las leyes nacionales de jubilaciones y pensiones o de prestaciones no contributivas, subordinando a la muerte de esa persona, a ejercerlo en la forma prescripta por esta ley”. Cf. Informe: p.141) 215 La ley entra en vigor el 12 de septiembre de 1979
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solución encontrada en la Declaración de 1948, sino el de su protección. A su vez, la
promoción indica el conjunto de medidas orientadas para “inducir a los Estados que no
tienen una disciplina específica para la tutela de los derechos humanos a introducirla” e
“inducir a los que ya la tienen a perfeccionarla”216
La comisión está capacitada para recibir comunicaciones individuales y de
entidades privadas. Comunicaciones que son, posteriormente, transmitidas a los estados
miembros y que sirven de base para la elaboración de estudios tendientes a elucidar las
situaciones planteadas y requerir soluciones específicas por parte de los estados y
gobiernos imputados en las denuncias recibidas.
En ocasiones especiales, como fue el caso de la Argentina, la Comisión tiene
la prerrogativa para realizar trabajos de investigación in loco y emitir, posteriormente, un
informe detallado sobre su investigación. Entretanto, este procedimiento requiere, para su
realización, el cumplimiento de algunas condiciones formales y preliminares. Una de ellas,
es que deben considerarse agotados los “recursos internos” relativos a la efectiva resolución
de los casos presentados a través de comunicaciones personales. Otra condición sine qua
non, es que la visita deberá contar con la anuencia de los gobiernos imputados.
Es evidente que el mero enunciado de la posibilidad del desplazamiento de la
Comisión trae aparejado una serie de problemas políticos dada su repercusión en la
comunidad internacional. En el foro interno, la visita puede tornarse un factor de
aglutinación de sectores y actores del campo de la oposición que aprovechan los espacios
anteriormente clausurados para manifestar su posición sobre temas suficientemente
polémicos. Esa posibilidad tiene que ser adecuadamente evaluada por los gobiernos
interpelados de manera de minimizar las consecuencias negativas que podrían redundar de
una visita de esa orden.
Negarle esta prerrogativa a la Comisión, por lo general, no produce serias
consecuencias. Como máximo estos gobiernos se harían acreedores de una fuerte
recomendación en la cual se incluirían las denuncias puntuales sobre los casos conocidos y,
también, por lo general, tales recomendaciones quedan encerradas en el recinto en donde
216 Bobbio, N. A era dos Direitos. RJ, ed. Campus, 1992, p. 40.
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secciona el organismo, sin que excedan ese contexto. Para esta situación ayudan, por vía de
regla, los rígidos controles accionados por la censura sobre los medios de comunicación –
cuando no cuentan con su complicidad - de los países imputados. La ausencia de
repercusiones negativas, es decir, la ausencia de la posibilidad de que estos organismos
intergubernamentales puedan promover sanciones específicas sobre los países miembros,
puede haber sido lo que pesó, en el régimen brasileño post 64, a no permitir la propuesta
de investigación in situ formulada por la Comisión en mediados de la década de 60. La
solicitud fue categóricamente rechazada por el gobierno bajo la fundamentación de que los
casos presentados no habían agotado totalmente los recursos “internos” tendientes a
solucionarlos para, finalmente, rechazar la solicitación alegando que, un pedido de tal
orden, era lesivo a la soberanía nacional217.
En el caso argentino, no obstante el hecho de que argumentos semejantes
pudieron ser presentados, el gobierno optó por una invitación formal. Tal invitación resultó
de una significativa presión ejercida por el gobierno americano bajo la presidencia de
Jimmy Carter, conforme enuncian en sus respectivos trabajos Sikkind, citado por
Mignone; Mignone y Noan Chomsky, al discutir la influencia de la política de derechos
humanos del gobierno americano en Guatemala y Argentina:
En septiembre de 1978 el Vice-Presidente Mondale (de los Estados Unidos) y el presidente Videla de la Argentina, mantuvieron una entrevista privada en Roma para discutir la preocupación del gobierno de los Estados Unidos por la situación de los derechos humanos en la Argentina. Durante el encuentro los dos hombres hicieron un trato: a cambio de la invitación por la Argentina a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA para realizar una investigación in situ de las prácticas sobre los derechos humanos, los Estados Unidos autorizarían el desembolso de fondos del Export-Import Bank, para la Argentina, que estaban bloqueados por los abusos del gobierno argentino en materia de derechos humanos. Efectivamente, semanas más tarde los Estados unidos aprobaban el otorgamiento de recursos por parte del Eximbank para la Argentina y en diciembre de 1978 este país invitaba a la CIDH a realizar una misión investigadora en su territorio218.
217 Buerguental, op. cit. P. 193 e ss. 218 Cf. Mignone, E. Derechos Humanos y Sociedad. El Caso Argentino. Buenos Aires CELS, 191, p. 109/10; Chomsky, N. “Administração Carter: Mito ou realidade” em Encontros com a civilização Brasileira nº15, 1979.Rio de Janeiro, Civilização Brasileira
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Claro que esta invitación formal no indicaba que estuviesen limadas todas las
asperezas resultantes de las diversas evaluaciones de los distintos sectores de las Fuerzas
Armadas y de la sociedad. En todo caso se imaginaba que el informe sería complaciente.
No fue lo que sucedió. El informe final fue lapidario y, para eso es necesario considerar el
trabajo realizado por los organismos de derechos humanos y, en especial, por aquellos
constituidos de afectados en lo atinente a la sistematización de denuncias.
a) El arribo de la Comisión y sus consecuencias.
El arribo de la CIDH fue precedido y sucedido por diversas y significativas
manifestaciones institucionales y sectoriales que tuvieron la finalidad de descalificar ante la
opinión pública la legitimidad y la idoneidad de la misma y de sus miembros. No faltaron
tampoco manifestaciones de repudio sobre los afectados que, venciendo el miedo, llevaron
sus denuncias a la CIDH con la esperanza de encontrar una solución para un problema que
ya tenía tres años. Muchos acudieron por primera vez a presentar su denuncia; otros, para
ratificarla o ampliarla.
Ejemplos de la primera conducta surgen de las reflexiones enunciadas por el
pro-vicario castrense Monseñor Bonamím: “Imaginamos que vendrán personas serias”
levantando dudas que se conciliaban con el contra mensaje gubernamental; “supongo –
continuará – que no discutirán nuestro derecho a disentir, incluso (como quien adelanta
previas conclusiones) a disentir de lo que ellos opinan, por que me imagino que no será una
Comisión infalible219”. Ilustrará la segunda posición referida, el rector de la Universidad
Católica, Monseñor Derisi al solicitar que la Comisión “no se deje influenciar por aquella
gente que ha creado este problema en la Argentina: las familias de aquellos guerrilleros que
mataron secuestraron y robaron220”
A su vez, el gobierno, por intermedio del Ministro del Interior hace entrega a
los miembros de la Comisión y a diversos periodistas extranjeros dos mil volúmenes de un
“Documento especial sobre la agresión del terrorismo a la Nación221” y adelanta la
219 Cf. La Razón, 5 de septiembre de 1979 220 Cf. La Razón, 12 de septiembre de 1979 221 Cf. La Razón, 23 de septiembre de 1979
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promulgación de la Ley de Presunción de Fallecimiento222. Como no podía dejar de ser, la
ley fue duramente criticada por los organismos que defienden el esclarecimiento por parte
de la autoridades de las personas detenidas y desaparecidas, es decir, se privilegia una
demanda por la justicia y la verdad explicitada en la consigna aparición con vida.
Al lado de las manifestaciones “formales”, en el arribo de la Comisión se
produce desde el gobierno un nuevo acto de manipulación comunicativa, es decir,
del tipo de influencia sobre el comportamiento social que se manifiesta siempre de forma subrepticia, escondida detrás de otras manifestaciones que tienen la función específica de ocultar la finalidad real que persiguen los manipuladores, y que es la de crear subrepticiamente una disposición difusa a aceptar positiva o negativamente ciertos mensajes y órdenes” 223.
Por lo tanto, repitiendo viejos ejemplos y nuevas consignas se desenvolvió una
campaña de movilización similar a la creada un año antes durante el campeonato mundial
de fútbol. Por coincidencia, la CIDH inicia su trabajo un día después de la conquista, por la
selección juvenil de fútbol, del campeonato mundial realizado en Tokio. La victoria se
traduce en un festejo popular orientado desde los diversos medios de comunicación desde
los cuales se convoca a la población a salir a las calles para demostrarle a los miembros de
la Comisión que “en el país no existe nada que ocultar224”.
La manipulación producida dio lugar a un festival grotesco y contradictorio. De
un lado, una fila afectados que, disciplinadamente, ocupaban casi cinco cuadras, cargando
sobre sus hombros el peso de años de búsqueda y silencio, peso mitigado ciertamente por
las esperanzas que se habrían con la llegada de la CIDH. Del otro lado, una multitud que
insistía en sus micro despotismos; estableciendo también la dicotomía característica de
222 Por esta ley podrá declararse el fallecimiento presunto de la persona cuya desaparición del lugar de su residencia, sin que de ella se tenga noticias, hubiese sido fehacientemente denunciada entre el 6 de noviembre de 1974, fecha de la declaración del Estado de Sitio por el decreto 1368/74 y la fecha de la promulgación de la presente ley. Indica todavía que los familiares de estas personas – una vez acreditados los certificados y declaraciones legales – tendrán derecho reconocido por las leyes nacionales de jubilaciones y pensiones “subordinadas a la muerte de esas personas, a ejercerlo en la forma prescripta por la presente ley” Cf. La Razón 23 de septiembre de 1979. 223 Véase el verbete de Luciano Pelicani, “Manipulación” en el Diccionario de Política, México Siglo XXI, 1982, p. 957. 224 Este era el mensaje emitido por José Maria Muños, popular locutor de la Radio Rivadavia quien instigava a la población a movilizarse por la Av. De Mayo. A su vez, se lanzaron desde los balcones de la casa de gobierno antes que el General Videla saliese a saludar al público reunido - que conmemoraba en la Plaza de Mayo la victoria de la selección , impresos que consignaban que “Los Argentinos somos Derechos y Humanos” Cf. La Razón 7 de septiembre de 1979.
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todo comportamiento etnocéntrico en cuanto representación negativa del otro. Buena parte
de esa multitud era formada por estudiantes secundarios - quienes aprovechando el feriado -
levantaban, con una disposición proporcional a su ignorancia las consignas creadas por el
gobierno: “Los Argentinos Somos Derechos y Humanos” sic. Dos generaciones diferentes,
dos propuestas diferentes y un punto en común: el desconocimiento de lo que estaba
sucediendo en el país. Esta situación es evocada por la Sra. Carmen Cobo, en el testimonio
siguiente, poniendo nuevamente de manifiesto la preocupación de Goffman a respecto de
las relaciones que se establecen en los contactos mixtos, es decir los momentos en que los
estigmatizados y los normales se encuentran en la misma “situación social” y así es
evocada por uno de nuestros informantes:
La cola de la OEA era impresionante, era impresionante. Todo el mundo estuvo en esa cola. Salió de sus casas, se apoyaron para ser valientes y fueron a declarar a la OEA. Entonces, ¿Qué hacen ellos? Por las calles hacen manifestaciones, con chicos secundarios, los incentivan para hacer payasadas, para provocarnos...pero, no hay que olvidar el estoicismo de la gente, para dar testimonio, cumpliendo su misión con la OEA. La fila de la OEA fue terrible. Cuando estábamos en la cola, pasaban los camiones y nos gritaban cosas muy desagradables. La gente que adhería nos decía por lo bajo, con mucho miedo. Recuerdo que venía gente del interior, con su bolsito, de la manera más precaria y más pobre. Recuerdo que una señora se descompuso y yo entré a un a un bar a comprar un café y no me lo vendieron. Le quería dejar lo que costaba la taza. Y no había caso. Les pedía un vasito de papel para llevarle café y no!. Entonces le digo: ¿y si le compro un vasito de papel y vengo acá? No. No vendemos café para afuera. Ese era el clima y eso me pasó en tres bares distintos.(Carmen Cobo, Madres y Familiares)
De cualquier forma, vale la pena recordar que prevalecía entonces un creciente
sentimiento de hostilidad hacia los afectados que se manifestaba en los mínimos detalles,
reforzando como vimos, el estigma social que recuerda los trabajos sobre pureza y peligro
de Mary Douglas. Sí en relación con el estado los sectores estigmatizados se encuentran
condenados a una permanente exclusión por el peligro que representa para el orden societal
su presencia contaminadora. La pureza de los “ideales nacionales” no podía ser
contaminada por los portadores del virus. A los ojos del régimen las Madres eran
“insolentes”, por lo tanto, no puede esperarse que “hallan educado seres probos,
inteligentes y rectos” – léase – obedientes. El otro argumento, como hemos visto, fue
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interpelarlas en su sanidad mental, lo que tornó la disidencia no una cuestión política, sino
una cuestión de salud mental. Esos argumentos parece que fueron interiorizados por buena
parte de la sociedad como se puede percibir en la descripción arriba transcripta.
Es probable que el resultado de las filas haya tomado de sorpresa tanto a unos
como a otros. En efecto, los afectados venían bregando para difundir su situación y alcanzar
algún esclarecimiento. Por lo tanto, se habían avocado a la tarea de convocar a la mayor
cantidad de afectados poniendo un excesivo énfasis en el trabajo con las familias que hasta
entonces no hubiesen presentado su denuncia. No se puede olvidar que, hasta ese momento
las personas movilizadas constituían un grupo de tamaño reducido, no ultrapasando las 250
personas, no todas participantes activas. Como ya vimos, uno de los motivos para esa
situación puede encontrarse en las constantes insinuaciones veladas o amenazas concretas
realizadas con el objetivo de inhibir cualquier manifestación que implicase la formación de
un movimiento colectivo. Vimos como, desde las dependencias oficiales, se negociaban
recompensas individuales - nunca obtenidas - con aquellos que siguiesen la normas de
conducta propuestas por el régimen.
Los testimonios recogidos indican que la concurrencia masiva sorprendió
doblemente a los participantes de las entidades convocantes. Primero, porque a pesar de
conocer, de imaginar, de haber trabajado en la elaboración de las listas que serán
entregadas, la multitud que acudió al llamado dejó claro, por la primera vez, la dimensión
del terror. Por otro lado, realimentó no pocas esperanzas. Quedó claro, a su vez, y para
todos los participantes de esa interacción conflictiva que lo que sucedido no podría
continuar permaneciendo oculto. Pese a lo contradictorio de la situación, el mismo régimen,
al incentivar a la población a mostrar que los “argentinos eran derechos y humanos”
proporcionó un público que, a pesar de ser hostil, tomó contacto con una realidad que
insistía en no mostrarse en su totalidad. Independientemente de la evaluación que los
manifestantes, que imbuidos de un acentuado nacionalismo pudiesen tener de la realidad
con la que en ese momento se enfrentaron, ellos serán también los encargados, de
transmitir a grupos de referencia mayores y mas diversificados (familia, grupos de amigos,
grupos vecinales, etc.) la existencia de aquellas personas que en ese momento – aunque no
será la última vez que esa interacción perversa se presente – eran sus “enemigos”. De
manera que es posible suponer, a largo plazo, que la exaltación nacionalista de carácter
fascista estuvo lejos de redituar en algún tipo de beneficio para el régimen.
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Por otro lado, el encuentro con la CIDH cumple un papel fundamental en la
constitución y crecimiento del MDH, particularmente en lo que concierne a la categoría de
afectados. Si bien es cierto que el año se había iniciado con un movimiento de repliegue
como resultado del cierre, por parte de las fuerzas policiales, de la Plaza de Mayo, lo que
llevo a proponer otras pautas organizativas así como otros lugares de encuentro, es el año
en que ganan notoriedad internacional. Primero la propia CIDH les confiere estatus y
respaldo significativo al encontrarse con ciento cincuenta madres en el inicio de sus
trabajos. Segundo, por iniciativa del Partido Socialista Español, Las Madres son
recomendadas al premio Nobel de la Paz, concedido finalmente, al representante del
SERPAJ Adolfo Perez Esquivel, un duro golpe que la comunidad internacional asesta
contra el régimen. Tercero comienzan a recibir aportes financieros, principalmente a través
de la SAM, aportes que abren la posibilidad de compra de un local en el cual reunirse así
como la decisión de constituirse como entidad civil registrada ante escribano público.
Al margen de lo mencionado arriba, se produce en ese momento la necesidad
de precisar e informar cuál era la situación que había causado este movimiento. Era preciso
que la CIDH definiese con claridad el significado de la categoría “desaparecido”. Como
dijimos fue acordado que la CIDH entrevistaría ciento cincuenta madres:
...Hubo que pelear para ver a quién de nosotras se le daba la tarjeta para entrar, porque hubieran querido ir muchas, En ese momento me designaron como portavoz del grupo. Las palabras que dije, en la primera impresión que hace la OEA las incluye, pero después (como también incluía el nombre de algunos represores) hubo un acuerdo con el gobierno y eso prácticamente se quitó. Una de las cosas que yo decía, era que había que precisar y decir al mundo lo que es un desaparecido. Porque se nos pueden escapar muchas cosas de la mano, o puede desaparecer una persona por una amnesia que tuviese en la calle. Pero a esos seres que nos llevaron a nuestra vista, como les vamos a decir desaparecidos? Cómo puede desaparecer una persona, si era un objeto...y la gente tenía que comprender que decir desaparecido era decir muchas cosas más. Era decir una persona que se había secuestrado, que había sido llevado en auto sin patente. Ahí comenzaba el proceso de desaparecimiento, ahí empieza la verdadera vía crucis.(Entrevista con Maria del Rosário Cerruti, Madres).
Antes que se conociera el informe las madres habían tomado la decisión de
legalizar su lucha. En Agosto constituyen ante escribano público una asociación civil,
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sin fines de lucro, denominada Madres de Plaza de Mayo. La asociación compuesta
por veinte socias fundadoras elige una comisión directiva de 11 miembros. De acuerdo
con Hebe de Bonafini la decisión resultó de la convicción de que su lucha era contra el
olvido que la Junta trató siempre de implementar. Tenemos por lo tanto la memoria de
un lado y el olvido del otro, como elementos que estructuran un nuevo conflicto. Así,
en el contexto de “cierre de la plaza” se hace claro que “esto tiene que quedar, porque
si la represión se hace brutal y no podemos retomar la Plaza los jueves, esto tiene que
quedar”235. La decisión fue tomada el 14 de mayo y se firmó, casualmente, el 22 de
agosto, una fecha de fuerte valor simbólico en la historia de la resistencia236.
Es también de esa época la decisión de tener un local propio que permitiera
superar los desencuentros resultantes del “cierre de la Plaza” y a su vez, tener un punto
de referencia que permitiese desarrollar una serie de tareas solidarias con relación al
conjunto de los afectados. Esas actividades ayudaron a minimizar las dificultades
encontradas en lo cotidiano por los afectados de menores recursos así como
permitieron, posteriormente, con la vigencia del estado de derecho, la implantación de
diversos programas de ayuda, entre ellos el programa atención psicológica brindado
por el equipo de psicólogos de las Madres. Esas actividades fueron facilitadas gracias
al apoyo de entidades del exterior así como de diversos premios internacionales que
recibieron desde 1980. Como resultado del aporte solidario recibido de un grupo de
mujeres holandesas congregadas en la Asociación de Apoyo a la Lucha de las Madres
(SAM) consiguen comprar su local dando un paso decisivo en la superación del miedo:
Primero pensamos en alquilar...se nos ocurría decir que íbamos a poner un local para reunión de jubiladas, para enseñar a tejer, etc. Después pensamos mejor ...y llegamos a la conclusión de que la única oportunidad que teníamos era ser dueñas de un departamento...Se encontró uno en la calle Uruguay que tenía algunas ventajas: era un edificio chico, sin ascensor ni porteros para vigilarnos; quedaba cerca de otros organismos de derechos humanos. Pero, las primeras veces íbamos con muchísimo miedo y discutimos en la asociación, reconociendo la necesidad de tener un local pero, al mismo tiempo daba
235 Hebe de Bonafini Conferencia pronunciada el 6 de Julio de 1988 en Liber/Arte publicada por la Asociación de Madres de Plaza de Mayo. 236 . El 15 de agosto de 1972, veinticinco presos políticos se fugaron del Penal de Rawson. Seis consiguieron llegar a Chile. Los Diecinueve restantes se entregaron luego de acordar garantías para su integridad física. No obstante, el 22 de Agosto fueron fusilados en el interior del penal. Tres consiguieron sobrevivir a la”Masacre de Trelew.
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cierto miedo. Nunca se quedaba una persona sóla de noche, no nos ibamos muy tarde. (Entrevista con Juanita de Pergament)
Fruto de la transcendencia de su lucha fue la indicación de las Madres para
el Premio Nobel de la Paz propuesto por el partido socialista español. El premio fue
finalmente otorgado al coordinador general del Servicio de Paz y Justicia en América
Latina (SERPAJ) Perez Esquivel quien lo hace co-extensivo al movimiento de
derechos humanos y, en particular, a las Madres reforzando de esa manera la legitimidad
de sus demandas en el plano internacional y dando un nuevo paso hacia la superación
del aislamiento interno. El premio representó otro duro golpe para la Junta quien
nuevamente, en un acto de distorsión comunicativa, trata de deslegitimar a su ganador
presentándolo en los medios como siendo un ex - preso político del Proceso.
Nuevo golpe fue dado en ocasión de la divulgación del informe de la
CIDH. Contrariando las expectativas de la Junta, el informe no tuvo complacencia y
sorprendió a todos por su dureza, agudizando como defienden Acuña y Smulovitz, la
fractura del frente interno de las FF.AA238. Las reacciones más fuertes provinieron de
aquellos que se habían opuesto a la invitación como los generales Suárez Mason y
Benjamín Menéndez, responsables respectivamente del primer y tercer cuerpo del
Ejército239 La publicación del informe fue prohibida en el país y la Junta sólo autorizó la
publicación de las conclusiones acompañada de una refutación gubernamental en la cual
se esgrimían viejos argumentos centralizados en el discurso que enfatizaba la idea de la
“victoria en la guerra contra la subversión”240
Como vimos, cuando la Comisión visitó la Argentina el primer
argumento de la Junta fue que la investigación no podía hacerse fuera del contexto
238 Op.cit. 1995. 239 Suarez Mason luego del inicio del proceso a las tres primeras juntas militares iniciado en la etapa democrática, se fugó a los Estados Unidos. Encontrado y repatriado fue dado de baja de los cuadros del ejército. Finalmente fue juzgado y sentenciado el 6 de diciembre de 2000 en Roma en el juicio que el estado italiano se presentó como querellante. En ese proceso judicial fueron condenados dos generales retirados y cinco oficiales y suboficiales de la Prefectura Naval Argentina. La justicia italiana los encontró culpables de homicidios aberrantes y atroces. Hoy cumple su sentencia en prisión domiciliar. 240 Después de una descripción minuciosa en sus conclusiones el informe recomienda 1) “en relación a aquellas muertes que han sido imputadas a autoridades públicas y a sus agentes, abrir las investigaciones correspondientes y enjuiciar y sancionar, con todo el rigor de la ley, a los responsables por esas muertes. Informe de la OEA sobre la situación de los derechos humanos en Argentina en El Informe Prohibido. Buenos Aires, 1984. Pag. 291. El grifo es mio.
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creado por la “subversión”. La OEA rechazó estos argumentos señalando que investigar
la violación de los derechos humanos por parte de grupos subversivos equivalía
equipararlos al Estado y añadió que todo gobierno que combate la subversión debe elegir
entre respetar el derecho o caer en el “terrorismo estatal”, esa fue la expresión empleada
por la Comisión en su informe. Las conclusiones de la CIDH acabaron también
legitimando el accionar del MDH y postergaron la intención de la Junta de “cerrar las
cuentas del pasado” como se pretendió, al dar el primer paso rumbo a la organización de
la actividad política a través de la convocación al “diálogo político”241 anunciado por
Videla en Marzo de 1980. La respuesta del MDH llegó en forma de solicitada, una de
APDH y otra de Madres, condicionando el diálogo al esclarecimiento sobre los
desaparecidos. En ese momento el líder del Partido Radical, Ricardo Balbín, formula
polémicas declaraciones a la televisión española que tendrán repercusiones políticas
importantes:
Creo que no hay desaparecidos; creo que están muertos, aunque no he visto el certificado de defunción de ninguno, lo que me preocupa es aliviar dolores, pero también evitar dolores(...)Preferimos a las Madres llorando que mendigando una respuesta241
Cómo puede saberlo? Que tipo de datos maneja para llegar a esa conclusión?
Son preguntas que se hacen las Madres y que cuestionan esa lectura con la que muchos
hubieran querido cerrar esa etapa en carta enviada al líder del partido radical y publicada
por La Prensa:
...Nos consta que aún hoy, muchos de nuestros compatriotas ignoran este drama, hasta hace poco tema tabú e inclusive en la actualidad no muy comentado en la prensa nacional y huérfano de referencias en la radio y televisión salvo alguna rara excepción...Sepa ud. Dr. Balbín que las madres no mendigamos una respuesta, la estamos exigiendo en nombre de la más elemental justicia, pues es lo que corresponde242
241 Un análisis detallado del “diálogo” se encuentra en Acuña, Carlos H.; “El ‘diálogo’ del gobierno”, en Revista del Centro de Investigación y Acción Social, Buenos Aires, Año XXIX, nº 295/296, Agosto/Septiembre de 1980. 241 Tiempo mas tarde, Raul Alfonsín entonces candidato a la presidencia por el partido Radical, trató de establecer distancia con esa declaración de Balbín al afirmar durante su campaña que: “creo que hay desaparecidos con vida. Ello quedsrá absolutamente aclarado en cuanto asumamos el gobierno y dispongamos de la información”. Cf. El Clarin del 23 de octubre de 1983. La prueba de esta sospecha es, entre otros, la aparición con vida, del detenido desaparecido Victor Melchor Bastierra liberado de la ESMA en Julio de 1984 ya durante el gobierno constitucional. Cf. Diario del Juicio nº 5. 242 Cf. el Diario La Prensa del 4 de mayo de 1980.
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Surge también en l980 y en el medio de la discusión por la apropiación
de la historia, una consigna implacable: “aparición con vida”. La consigna, de fuerte
carga emotiva tiene un potencial político y estratégico inigualable, reúne en tres palabras
demoledoras un potencial movilizador mayor que la simple exigencia de
“esclarecimiento de la situación” o de “listas de muertos” negociables individualmente
con cada familiar que predominó en el momento anterior105. Tuvo también este sentido
la intervención de Julio Cortazar en el encuentro internacional de juristas realizado en la
Asamblea Nacional Francesa para tratar de esta novedad histórica: la desaparición
forzada de personas y búsqueda de estrategias legales contra este tipo de crímenes. En su
discurso sobre la “Negación del Olvido” expresó:
Hay que mantener en un obstinado presente, con toda su sangre y su ignominia, algo que ya se está queriendo hacer entrar en el cómodo país del olvido; hay que seguir considerando como vivos a los que acaso ya no lo están pero que tenemos la obligación de reclamar, uno por uno, hasta que la respuesta muestre la verdad que hoy se pretende escamotear243
La consigna, que se convertirá en la principal bandera de la
transición244y en torno de la cual se irán moviendo los diversos organismos en
movimientos de aproximación o distanciamiento, fue elaborada por algunas Madres
que habían acompañado Perez Esquivel a Suecia. Dicha consigna impugna a su vez las
declaraciones de Balbín referidas anteriormente al tiempo que reedita la consigna “con
vida los llevaron, con vida los queremos” que aparece en 1978 en una de las rondas de
la Plaza en ocasión del mundial cuando varios médicos que participaban del Congreso
Internacional del Cáncer acompañaban a las Madres:
Los médicos van a adelante, desafían a los vigilantes, una voz femenina se alza y les grita, protegida por las espaldas de los médicos: ‘Con vida los llevaron, con vida los queremos’, lo vuelve a repetir, se convierte en
105 Ver al respecto Jelin, E. “La politica de la memória: el movimiento de Derechos Humanos y la Construcción de la Democracia en la Argentina” en Juicio, Castigo y Memorias: derechos humanos y justicia en la politica argentina. Buenos Aires, Nueva Visión, 1995, p. 114.
243 Cf. Periódico de las Madres nº 1, Segunda Epoca, Noviembre de 2001. 244 La consigna puede parecer contradictoria, pero no sólo fue eficaz en su potencial movilizador como acompañaba también las informaciones de la época. Entonces se sabia, y durante mucho tiempo fue una certeza – inclusive durante la implantación del estado derecho- que existían desaparecidos con vida como muestra el proyecto de Massera discutido en páginas anteriores. Es de esa época también el relato de tres sobrevivientes de la ESMA – María Alicia Miria, Sara Solartz de Osatinsky y Ana Maria Marti, realizado ante la Asamblea Nacional Francesa. Editado por CADHU (Comisión Argentina de Derechos Humanos) S/d.
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un grito, las demás repetimos...No era nada y, a la vez, era todo: lograba sintetizar nuestras emociones, denunciaba245
A partir de 1981 los acontecimientos se precipitan con pasmosa velocidad.
El General Viola designado por la Junta en septiembre de 1980 asume la presidencia en
marzo de 1981 en medio de un clima de incertidumbre generalizado. Su designación
expresa la crisis interna del régimen militar agudizada por la constatación del fracaso del
proyecto económico implementado por Martinez de Hoz, con el consecuente
distanciamiento de diversos sectores empresariales así como de un creciente descontento
social 246 En ese clima y a menos de un mes de la asunción de Viola, las Madres marcan
presencia en la Plaza para conmemorar su cuarto aniversario junto con la sorprendente
adhesión de mas de dos mil manifestantes. De la marcha participa la presidente del
comité de solidaridad holandesa (SAN)
En el mes de junio se constituye la Multipartidaria - un frente político
integrado por cinco partidos - el Partido Justicialista, la Unión Cívica Radical, el
Movimiento de Integración y Desarrollo; la Democracia Cristiana y el Partido
Intransigente. Este frente realizó un primer movimiento rumbo a la consolidación de una
oposición política con capacidad de negociación con los sectores militares en un contexto
de crisis de régimen. En diciembre de 1981 el sector duro de las fuerzas armadas,
encabezado por el general Galtieri, desplaza al general Viola del gobierno finalizando su
breve mandato (marzo-diciembre de 1981). Es dentro de ese contexto también que l las
Madres realizan - para conmemorar el 33° aniversario de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos - su primera Marcha de la Resistencia. A la marcha, que se extendió
por 24 horas en la Plaza de Mayo, adhirieron todos los organismos de Derechos Humanos,
dejando claro la ruptura de su aislamiento social. Moviéndose al ritmo de la crisis social
acentuada por los efectos deletéreos de las políticas económicas implementadas, se
produce la primera manifestación de protesta callejera que contó con la participación de
partidos políticos, sindicatos y estudiantes que adhirieron a la convocatoria de la CGT.
Las Madres también acudieron al acto convocante luego de una decisión tomada en
asamblea y, como no podía dejar de ser, la movilización, no autorizada por las
autoridades, fue severamente reprimida. El entonces ministro del Interior General Alfredo
245 Hebe de Bonafini, citada por Jelin, op. cit. p.160. 246 Andrés Fontana “Fuerzas Armadas, Partidos Políticos y Transición a la Democracia en Argentina”, Buenos Aires, CEDES,1989. p.11
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Saint Jean calificó la movilización como un “ejercicio subversivo”, aclarando que “eso no
podría permitirse”247.
Dos días después, el 2 de Abril de 1982, se produce el movimiento de fuga
hacia adelante que constituyó la invasión de las Islas Malvinas tratando de prolongar la
dominación militar e iniciando una guerra – la única real – contra un enemigo externo: la
Gran Bretaña. Ese movimiento eclipsó nuevamente la memoria popular y dejó
nuevamente, a las Madres y Familiares, aislados del resto de la sociedad pues fueron
ellas las únicas, junto con el SERPAJ en mantener la lucidez en ese momento al
cuestionar la legitimidad de la acción bélica propuesta.
REFLEXIONES FINALES
La derrota de Malvinas en 14 de Junio de 1982 - impuesta por los mismos
miembros de la coalición que en 2003 ocupó Irak - precipita la desintegración de la Junta
Militar. Con la ruptura del pacto de los 33% debido a la salida de la Marina y de la
Aeronáutica resta, como única posibilidad, la retirada de la escena política mediante la
convocatoria de elecciones y sin fuerza para negociar los términos de la transición. El 22
de junio de 1982 asume el general Reynaldo Benito Bignone248 indicado por el Ejército.
Los partidos nucleados en la Multipartidaria reclaman la suspensión del estado de sitio y
la convocatoria a elecciones, entretanto, debido a la velocidad de la crisis, toman cuidado
para no precipitar el proceso electoral. En ese momento no constaba en la pauta político
partidaria ni en las organizaciones sindicales cualquier mención a lo actuado por la
represión. A pesar de la inexistencia de un pacto formal y de la presión ejercida sobre las
liderazgos partidarios por el MDH, la no revisión de las cuentas del pasado parecía ser la
palabra de orden de un sistema partidario que re-emergía después de años de silencio.
247 Y complementó con la lógica circular que enmoldura su arguto pensamiento: “Hubo infiltrados facilmente identificables por su forma de comportarse e incluso, de vestirse...los grupos juveniles, muy bien vestidos, pero calzando zapatillas para poder moverse mejor; que hemos detectado lo dice todo” Cf. Diario El Clarin 1 de Abril de 1982.
248 Fervoroso defensor del exterminio de la subversión había manifestado a fines del 1976 que “o se está del lado de la legalidad impuesta el 24 de marzo de 1976 o se está en contra de esta situación institucional. Un pueden existir indiferentes, por que ellos en mayor o menor medida son cómplices de un sector o de otro”.
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Pero también, será a partir de la derrota de Malvinas que el MDH rompe
definitivamente el aislamiento social en que se encontraba desde el inicio del Proceso.
Ahora, el MDH como único portador de la verdad,, consigue imprimir un dinamismo
sorprendente al proceso de transición constituyéndose en punta de lanza de lo que
O’Donnell denominó la “resurrección de la sociedad civil”, produciéndose una
vertiginosa recreación de la escena pública.. Es también en este contexto que la
consigna “juicio y castigo a todos los culpables” se torna una demanda hegemónica del
MDH. Recuperando la recomendación del informe de la CIDH de “enjuiciar a los
responsables” y evidenciando la inclinación hacia una oposición más frontal y abierta
sustentada en una opinión pública que tendía a enfatizar el no olvido. En esa trama de
nuevos significados se irá construyendo por un lado una especie de pacto cultural
sostenido en el deseo de no retornar al pasado traumático de violencia política y crisis
recurrente y, por otro lado la hasta entonces inédita valorización del Estado de
Derecho. Esa posición ganaba fuerza debido a la mudanza con relación a las claves
interpretativas del pasado - descartando las versiones hasta entonces predominantes
que insistían en la “guerra contra la subversión” - para enfatizar un discurso que
sustentaba la idea de “violaciones a los derechos humanos”249.
Las Marchas por la Vida de octubre y diciembre de 1982 y de abril, junio y
agosto de 1983 marcan con claridad la hegemonia del MDH encabezado por Madres,
Familiares y SERPAJ durante el proceso de transición. Indican también el rol
desempeñado por el movimiento en la reconstrucción de un nuevo espacio público en el
cual, como dijimos arriba, la recuperación de la historia reciente será leída desde la
perspectiva de la sistemática violación de los Derechos Humanos. Una muestra es la
obtención de más de doscientas mil adhesiones a un petitorio dirigido al gobierno en el
mes de septiembre de 1983, y representa también la conquista del espacio público por
tanto tiempo interdicto.
En ese contexto, será elaborado por la Junta, a fines de 1983, el
Documento Final por el que se pretende cerrar cualquier debate sobre el tema
reproduciendo los mismos argumentos esgrimidos en ocasión del Mundial y de la
publicación de las conclusiones del informe de la CIDH, es decir, justificando la acción
249 Véase el trabajo de Oscar Landi y González Bombal, (1995. “Los derechos en la cultura política”. In: derechos humanos y Justicia en la politica argentina.
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represiva en virtud de la guerra contra la subversión internacional y, finalmente, dando
por muertos, sin explicaciones adicionales, a los detenidos-desaparecidos.
Como no podía dejar de ser el Documento Final fue duramente criticado por
los organismos de derechos humanos. Estos mostraron una capacidad de convocatoria
y movilización callejera también inédita que acabó arrastrando buena parte de la
sociedad que empezaba a despertar del letargo luego de la derrota militar. El casi
unánime repudio250 al “Documento Final” llevó a la sanción de la “Ley de Pacificación
Nacional”251, conocida popularmente como la ley de “Autoamnístia”. Por la misma se
declaran extintas “las acciones penales emergentes de los delitos cometidos con
motivación o finalidad de combatir el terrorismo entre el 25 de mayo de 1973 y el 17 de
julio de 1982”.
La mayor parte de los comentaristas concuerdan que el posicionamiento
ambiguo de Ítalo Lúder, candidato del Partido Justicialista, con relación a dicha ley y
el compromiso públicamente asumido por Raúl Alfonsín, candidato de la Unión Cívica
Radical, de anularla fueron decisivos en la victoria electoral del segundo. Así como fue
determinante su mayor identificación con la consigna originaria del MDH del “derecho
a la vida”.
Las Elecciones del 30 de octubre de 1983 que consagraron la candidatura de
Alfonsín también propiciaron la elección, como Diputado orgánico del movimiento, de
Augusto Conte, militante del MDH y vicepresidente del CELS. Las elecciones
generales del 30 de octubre marcan el inicio de otra etapa del MDH em la cual se
desarrollarán distintas formas de lucha. En esta nueva etapa el tema de los derechos
humanos continúa en el centro de la escena política. No obstante los acontecimientos
dejan en evidencia el agudo potencial conflictivo de la relación entre el gobierno
democrático y las entidades pues cada uno de estos actores estructuran su
250 Como muestra Emilio Bignone el Documento Final fue defendido únicamente por la comisión ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina. Cf. Iglesia y Dictadura – El papel de la Iglesia a la luz de sus relaciones con el régimen militar. p.79/80. 251 La ley numero 22.924 fue promulgada el 23 de septiembre de 1983 poco antes de las elecciones que conducirían al restablecimiento del estado de derecho. A lo que debe agregarse el decreto nº 2726/83 que dispuso la destrucción de los documentos relativos a la represión militar.
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comportamiento según lógicas específicas y distintas252. De esa manera, si la victoria
de Alfonsín marca el retorno al estado de derecho, marca también el inicio de un
proceso conflictivo con las entidades del MDH, principalmente aquellas formadas por
afectados. Luego de su elección, el presidente pone en práctica lo que había
manifestado elípticamente en su campaña electoral con relación a la revisión de las
cuentas del pasado, sancionando los decretos 157 y 158. El primero determinaba la
persecución y arresto de líderes guerrilleros253; el segundo somete a juicio sumario a los
integrantes de las tres primeras juntas militares254. Esa estrategia gubernamental dio
lugar a la “teoría de los dos demonios”. A través de esa estrategia el gobierno pretendía
eludir cualquier crítica sobre su parcialidad. Fue también la formula a través de la cual
se pretendió pasar del fundamentalismo de la doctrina de la Seguridad Nacional, con la
cual la dictadura legitimó su acción, a la democracia. Como vimos a lo largo de este
trabajo, la construcción del demonio subversivo que justificó el golpe resultó durante
mucho tiempo en una operación cultural victoriosa por la cual el régimen construyó el
silencio social suprimiendo toda voz discordante.
Contrariamente a las propuestas emanadas del MDH, que pretendían un
juicio político a las Fuerzas Armadas a través de la constitución de una comisión
investigadora bicameral, el gobierno sanciona la ley 23.049 de Reforma del Código
Militar que otorga, en primera instancia, a los de tribunales militares la jurisdicción
inicial del proceso penal. Esa estrategia resultó de un claro intento de minimizar los
problemas con las Fuerzas Armadas y permitió colocar en funcionamiento lo que
posteriormente derivaría en la ley de “Obediencia Debida”. De acuerdo con la
caracterización del problema por el gobierno, que enfatiza las violaciones como
resultado de excesos, la ley estableció una distinción entre aquellos que dieron las
órdenes, en rigor, los comandantes de las tres primeras juntas - y que ya se encontraban
en situación de retiro de servicio, los que se excedieron en el cumplimiento de dichas
órdenes y finalmente aquellos que las ejecutaron sobre quienes la justicia debería
252 Al respecto véase Palermo, Vicente, 1983 p.12;Gomes, José Maria, “Direitos humanos e redemocratização no Cone Sul” em Direitos Humanos: um debate necessário. São Paulo, Brasiliense, 1988.
253 Entre ellos Fernando Vaca Narvaja, Enrique Goriaran Merlo, Roberto Perdía y Mario Eduardo Firmenich, este último preso en Rio de Janeiro y extraditado. 254 Varios autores concuerdan que la cuarta Junta no fue juzgada pues se tomó como presupuesto que la convocación electoral la eximia de cualquier culpa. Se imaginó también que durante su corto mandato las arbitrariedades y las torturas habían acabado. Hoy se sabe que no sólo continuaron dichas practicas como ordenaron la destrucción de importantes documentos públicos.
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operar con benignidad. Estos últimos, en su mayoría, se encontraban todavía en
actividad255. El argumento “lógico” que se desprende de esa fórmula indica que, como
subordinados y habiendo cometido crímenes de lesa humanidad, no pueden responder
ante la justicia pues se encontraban en una situación sin salida en que la no-obediencia
llevaría al castigo.
Luego de asumir el cargo el presidente envía al Congreso un proyecto de ley
declarando la nulidad de la ley de Pacificación Nacional conocida como
“autoamnistía”256 y envía el proyecto que establece una distinción en lo actuado por la
represión que dará lugar a ley 23.049. Esta ley fue ligeramente modificada por el
Senado que consiguió incorporar dos cláusulas que acabaron mudando el sentido
original de la propuesta alfonsinista. Una de ellas establecía que, en caso de demora
injustificada o de cualquier irregularidad constatada en el juzgamiento del Consejo
Supremo de las Fuerzas Armadas, la Cámara Federal podría determinar la remisión del
proceso a la juridisción civil. Fue lo que sucedió, dada la demora y dada la negativa en
determinar la sentencia. La segunda modificación exceptúa de la “obediencia debida”,
los “actos atroces y aberrantes”. De esa manera todos aquellos involucrados en torturas
y asesinatos de prisioneros no podrían ampararse en la ley de obediencia. Como
observa Mignone, por esas dos modificaciones el “delicado mecanismo puesto en
marcha por Alfonsín se le fue de las manos257”.
Como dijimos anteriormente, la negativa del Tribunal Supremo de las Fuerzas
Armadas de realizar su propia catarsis juzgando a sus pares, así como los argumentos
utilizados desde siempre para justificar la represión ilegal dio lugar, en virtud de las
modificaciones introducidas por el Senado en la ley 23.049, a que la Cámara Federal
asumiese el caso como previsto legalmente. Mignone hace notar que “por razones de
coherencia jurídica y por la magnitud de las acusaciones, la Cámara decidió utilizar el
procedimiento sumario en tiempo de paz del Código de Justicia Militar, lo que implicó
la realización de un juicio público y oral.”
255 Cf. Mignone, 1991. p. 150,151 y Méndez: 1991. p. 63 256 El 27 de diciembre de 1983 es sancionada por unanimidad del Congreso la ley 23040. 257 Mignone, op. Cit. 1991, p. 156.
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El juicio a los ex comandantes llevado adelante en 1985 representó un hecho
inédito por su extensión y por su significado, es decir, fue el resultado visible de la
lucha desarrollada por el MDH y, en particular por Madres y Familiares. En el período
que se inicia con la derrota de Malvinas y que se extiende al juicio, los diversos relatos
sobre el pasado inmediato se conjugaban con un proceso de multiplicación significativa
de acciones políticas y manifestaciones artísticas que se encargaban de llevar nuevas
informaciones a la sociedad. Junto a esas manifestaciones se asiste a la proliferación, a la
eclosión, del tema de los derechos humanos a través de la creación de diversas
agrupaciones de promoción de estas ideas en escuelas, fábricas, sindicatos, organismos
barriales, etc. Es oportuno indicar que prácticamente todas ellas solicitaron el aval, tanto
de las Madres como de los Familiares, en concurrencias permanentes a sus respectivas
casas. Estos movimientos van creciendo al compás de la difusión de la información
sobre las atrocidades cometidas, como la resultante de la compilación de denuncias
confeccionadas por la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas
(CONADEP)258 Informaciones que, al final de cuentas, acabaron transformándose en
pruebas jurídicas presentadas en el juicio. Esa nueva realidad es contrastante con todo lo
vivenciado en términos de información en el período anterior. La ambivalencia y
ambigüedad reinante en buena parte de la población con relación al juicio, -
acompañando con vivo interés durante semanas en transmisiones televisivas que
disociaron la imagen del sonido - resulta de lo inédito de la situación, es decir, de ver en
el banco de acusados a quienes dispusieron sobre la vida y la muerte durante su triste
reinado. Durante esas semanas la realidad se presentó de forma inexorable contra todos
aquellos que insistían todavía en la perspectiva predominante hasta Malvinas259.
Es innegable que el juzgamiento y posterior condena de cinco de los nueve
acusados representó un hecho inédito en la historia de la región. Por primera vez un
258 La CONADEP fue criada a través del decreto 187 el 15 de diciembre de 1983. El trabajo de investigación llevado adelante por la CONADEP resultó en un informe de 490 páginas que traen una radiografía completa del esquema represor acordado en la reunión de septiembre de 1975. La CONADEP recibió 8.960 denuncias. Localizó 340 centros clandestinos de detención. Su informe final editado en seis idiomas, vendió en Argentina más de 300.000 ejemplares.
259 Nuevamente esa lectura queda clara en el descargo que el Almirante Massera pronuncia en el juicio “Nadie tiene que defenderse por haber ganado una guerra. Y la guerra contra el terrorismo fue una guerra justa...Pero aquí estamos. Porque ganamos la guerra de las armas y perdimos la guerra psicológica...Soy responsable de todo, pero culpable de nada” Cf. El Diario del Juicio nº 20 8 de octubre de 1985.
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tribunal de Justicia de un gobierno democrático consigue juzgar a las cúpulas militares
responsables de la ruptura democrática anterior. De hecho, el juicio público fue portador de
una dimensión cultural que se proyecta significativamente sobre el imaginario popular; es
a través del rito jurídico que ira tomando cuerpo la idea de que la justicia para todos,
finalmente, formará parte del universo de lo posible260.
A pesar de haber quedado clara la existencia de un plan previamente elaborado
de desaparición de personas y, como aún no existía en el código penal esa figura jurídica
los comandantes fueron condenados por delitos de homicidios y secuestros. Como es de
imaginar, la sentencia no agradó al movimiento de derechos humanos, principalmente
aquellos constituidos por afectados directos. Tampoco agradaron las voces que se
escucharon - poco tiempo después de haber sido anunciadas las sentencias - a favor de un
“punto final”. Estas vinieron en términos de “instrucciones” del Ministerio de Defensa al
fiscal militar y relativas a la aplicación de la cláusula de “obediencia debida”. Como
muestra Juan Méndes en el relatório de Americas Watch ,
las instrucciones estaban disfrazadas como un mecanismo administrativo para acelerar el proceso, pero el mensaje principal era que los fiscales debían anular los cargos en aquellos casos donde la ´obediencia debida` era un factor exculpante 261.
Como resultado de las instrucciones y de una interpretación del Punto 30262 del
fallo contra los ex comandantes, el Consejo Supremo absolvió a Alfredo Astiz, responsable
por el secuestro de Azucena y otros familiares en 1977 y del secuestro de la ciudadana
sueca Dagmar Hagelin y al teniente Coronel Luciano Benjamím Menéndez263. De la misma
manera, en la víspera de la promulgación de la ley de “punto final” el consejo supremo
declaró, en el sobreseimiento de quince almirantes en el caso ESMA , que eran infundadas
260 La discusión a respecto de la dimensión cultural del Juicio se encuentra en Gonzáles Bombal, op.cit, 1995. 261 Cf. Mendes, Juan. “Verdad y justicia en Argentina: actualización”. Buenos Aires CELS, 1991, p.64. 262 En el párrafo conocido como “punto 30” del fallo contra los comandantes la Cámara decidió,
“cumpliendo nuestros deberes legales de informar sobre delitos, transmitir esa prueba al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas para que se pudiese procesar a oficiales superiores que comandaban las áreas y sub-áreas de defensa durante la campaña contra la subversión y contra todos aquellos que tuvieron responsabilidad operativa en las acciones”. Es decir, si el acusado tenía algún grado de oder en la toma de decisiones, la cláusula de “obediencia debida” no lo beneficiaría. Cf. Juan Mendez, Verdad y Justicia en la Argentina: actualización. Americas Watch y CELS 1991. pg. 45.
263 Absolvido en el caso Maria Amelia Inzauralde
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las acusaciones por las cuales la Cámara de Apelaciones condenó a los almirantes Massera
y Lambruschini, enfatizando que los comandantes habían emitido órdenes legitimas.
El proyecto de Ley de “Punto Final” fue enviado por el presidente al Congreso
a fines de 1986 como mecanismo de “preservación de la democracia” y, a pesar de
desmentir insistentemente los rumores sobre presiones militares, tenía como objetivo
reducir el problema de juzgamiento de los militares a proporciones consideradas
manejables o absorbibles en términos de gobernabilidad. La ley aprobada el 24 de
diciembre de 1986 establecía un plazo de 60 días – a contar de la fecha de su promulgación
– para la presentación de denuncias. Durante ese plazo, “las denuncias previamente
presentadas serían consideradas nulas a menos que los tribunales hubiesen recibido
declaración indagatoria de los acusados o intentado indagarlos”. La estrategia del gobierno
era minimizar el número de denuncias debido a la exigüidad del plazo y a la proximidad de
las ferias judiciales. La ley implicaba también una transferencia de responsabilidad a los
tribunales impidiéndoles procesar aquellos que no hubiesen sido todavía denunciados
cuando el plazo legal se agotase. Presionados por la exigüidad de los plazos, las diversas
entidades de trabajaron intensamente, en los dos meses del verano, en la formulación de
nuevas denuncias y en la presentación de nuevas pruebas que redundaron en números que
superaron en mucho las expectativas de un gobierno que acabó saliendo del episodio con
su credibilidad avalada264
Dos meses después, tienen lugar los episodios de Semana Santa que dieron
lugar a la elaboración de la Ley de Obediencia Debida en nueva capitulación de Alfonsín a
las fuerzas armadas. La ocupación de una unidad del ejercito por parte de una oficialidad
joven que exigía una ley de amnistía y la baja de todos os generales en actividad, fue
enfrentada por el gobierno que apeló para el apoyo popular en la defensa de la democracia.
Las movilizaciones que se realizaron en diversos puntos del país, el cerco de los sectores
populares a la unidad sublevada y, finalmente, el desembarque del helicóptero de Alfonsín
en la unidad en donde mantuvo una corta conversación con el coronel Aldo Rico, jefe de
los “caras pintadas”, fue suficiente para acabar con la rebelión.
264 El numero de acusados fue superior a las estimativas oficiales. Entre ellos se encuentran mas de 40 generales, 8 almirantes y Brigaderes, 2 ex - presidentes y 2 ex - comandantes en jefe del ejército. Cf. Informe de America Watch e CELS Ediciones. Página 67.
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El episodio fue leído por buena parte de la prensa y anunciado por el
gobierno como una victoria; entretanto, antes que se apagasen totalmente la luces de la
rebelión y sedimentase la victoria, el Gobierno elevó al Congreso un nuevo proyecto de ley
que fue finalmente sancionado en junio de 1987 y conocido como la Ley de “Obediencia
Debida”. Esta nueva ley modifica la cláusula de `obediencia debida` ya incorporada en la
ley 23.049 de 1984. Como apunta Méndez, en la versión original, se había instruido a los
tribunales que tratasen la obediencia debida como una presunción de inocencia en el
sentido de que los acusados actuaron con error insalvable sobre la legitimidad de las
órdenes que se les habían impartido.
Esa presunción era, en lenguaje legal argentino, `juris tantum´, lo que significaba que se le permitía a los tribunales recibir pruebas en contrario. En la nueva ley, la presunción se convierte en `juris et de jure`, es decir, irrefutable. No se establece ninguna excepción para los ́ actos aberrantes y atroces`, como fue el caso en la ley anterior después de las modificaciones realizadas en el Congreso al proyecto original. La ley exceptúa sólo a tres delitos: violación, robo, y falsificación del estado civil, el crimen por el cual se otorgó a los hijos de desaparecidos identidades falsas y se los entregó a otras familias.265
A pesar de la promulgación de la Ley de Obediencia Debida sectores de las
fuerzas armadas liderados primero por el Coronel Aldo Rico y luego por el Coronel
Seineldein produjeron dos nuevos levantamientos durante el gobierno Alfonsín y otro
durante la presidencia de Carlos Menen. El Coronel Aldo Rico, después de su prisión y
juzgamiento se fugó de la detención en enero de 1988 y organizó un nuevo
levantamiento, también sofocado sin derramamiento de sangre. Juan Méndes enfatiza que
en ambos casos los autores fueron juzgados por “motín” en jurisdicción militar en lugar de
haber sido acusados por “rebelión”, caso que hubiera determinado el juzgamiento en
tribunales civiles.
Caso semejante ocurrió con el alzamiento de diciembre de 1988 liderado
por el Coronel Mohamed Ali Seineldin y controlado nuevamente por el gobierno de
Alfonsín. Diferente de los dos anteriores, el alzamiento de villa Martelli terminó con la
muerte de un policía y de dos civiles, asimismo nadie fue responsabilizado por esas
265 Mendes, op. Cit. 1991, p. 69.
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muertes y nuevamente los rebeldes fueron acusados de “motín” y poco tiempo mas tarde
beneficiados por el indulto presidencial de Carlos Menen, en octubre de 1989. El indulto
benefició no solamente a las centenas de oficiales rebelados sino también a los oficiales
de elevada graduación condenados por los tribunales civiles por lo actuado contra la
“subversión”. Las actitudes benignas de Alfonsín y de Menen no evitaron el cuarto
levantamiento de los carapintadas en diciembre de 1990 que dejó un saldo de más de 20
muertos entre militares y civiles. El primero, Alfonsín, obtuvo su mandato presidencial
después de haber denunciado la existencia – nunca comprobada – de un pacto sindical-
militar y por paradojas de la historia, acabó entregando anticipadamente su mandato
después de la generalizada sospecha de haber pactado con los militares sublevados. El
segundo, Carlos Menen, después de haber acentuado la crisis económica y social por la
implementación de políticas de corte neoliberal que permitieron la flexibilización de la
economía, la descalificación del trabajo y su degradación moral, el aumento de los índices
de desempleo, el aumento de la miseria y de la degradación del espacio urbano, en suma,
políticas que permitieron ir desestructurando un tejido social ya horadado por años de
autoritarismo. A su vez, y para acompañar ese proceso, desarrolló un proyecto político
encaminado a la solución de la cuestión militar a través de una serie de decretos que
sancionaron indultos a los militares y a las cúpulas de las organizaciones políticos
militares que actuaron en los setenta, en reedición de la teoría de los dos demonios106. En
esa misma línea de actuación el transitorio presidente Eduardo Duhalde firmaría en mayo
de 2003 el decreto 1228 definido como un “aporte a la pacificación del país” el indulto
para Gorriaran Merlo y Seineldín jefes guerrilleros y carapintadas.
Concluyendo
Después de más de una década de implantación de gobiernos democráticos el
actual diagnóstico no es muy promisor. Se puede constatar que en este corto período
fueron siendo minadas las esperanzas, alguna vez imaginadas, de justicia para todos. Se
observa también en las diversas experiencias del Cono Sur una acentuada erosión de los
ya escasos valores colectivos de solidaridad, verdad y justicia. Hay claras evidencias de la
106 Las medidas del Gobierno Alfonsín a parte de las reseñadas arriba fueron: la Ley 23.492 – punto final (1º Ley del Olvido). Y la 23.521 Obediencia Debida ( 2ª ley del Olvido). Al gobierno justicialista de Carlos Menem le corresponde los decretos 1002/1003/1004/1005 – Indultos - del 7 de diciembre de 1990. Decretos 2741/2742/2743/2744/2745/2746 – Indultos – del 30 de diciembre de 1990
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supervivencia de practicas sociales que Paulo Sergio Pinheiro107 llama de “campos
negativos” que la democracia no hizo desaparecer, entre otros, “la existencia de una
sociedad política con bajos índices de prestigio y poco sometida al control de las no
elites”, que se expresan en la Argentina bajo la consigna “que se vayan todos”, y un “no
Estado de derecho para la mayoría de las no elites, conjugado con un no-acceso a la
justicia” que estructuraría una “democracia sin ciudadanía”.
Después de la perdida de la centralidad del discurso y la práctica de la defensa
de los derechos humanos reencontramos una sociedad cada vez más atemorizada por la
violencia cotidiana que tiene como blanco principal a las “victimas de siempre”.
Violencia que, al ser espectacularmente difundida por los medios de comunicación,
permite que se desarrolle una conciencia colectiva de apoyo y justificación de las
recurrentes prácticas de torturas y violaciones policiales que permanecen en las diversas
experiencias democráticas. En ese clima de individualismo perverso que ordena esa
nueva configuración social se perfila la construcción de un universo en el que
predominan, - como señala Jurandir Freire Costa al analizar las formas de sociabilidad en
el contexto de la sociedad brasileña contemporánea - el “distanciamiento del otro” y la
“irresponsabilidad con relación a sí mismo” prácticas culturales que conducen a la
despolitización radical del mundo108. En su conjunto, es posible pensar que esas ideas
acaban estimulando las prácticas que conducen al olvido y el perdón.
En medio de ese clima de desencanto, entretanto, se puede verificar la
presencia de prácticas político culturales orientadas hacia la construcción de áreas de
igualdad y que pretenden responder al desafío de re-encantar este mundo. Las Madres, ya
escindidas desde 1986, no desisten en su lucha contra el no olvido y la justicia. Unas,
Madres de la Línea Fundadora, participan de los diversos actos convocantes de las
instituciones democráticas. Apuestan en su transformación, insisten en la promoción de los
derechos humanos a través de proyectos de educación, inclusive en instituciones policiales.
Otras, Madres de Plaza de Mayo, nucleadas en torno de la carismática presencia de su
presidenta, Hebe de Bonafini, re-significaron su discurso al asumir los ideales
107 Véase Pinheiro, P.S. , “O Estado de Direito e os não privilegiados na América Latina” en Democracia, Violencia e Injustita: o não estado de directo na América Latina. Mendes, O”Donnell e Pinheiro, (org) São Paulo, Paz e Terra, 2000 108 Costa Freire, Jurandir, “A ética democrática e seus inimigos: o lado privado da violência pública” en Ética, Rio de Janeiro, Ed. Garamond 1977, p.78
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revolucionarios de sus hijos y de avanzar una crítica a los que aplaudieron entusiastamente
el “fin de la historia” al considerar a los desempleados del nuevo sistema económico
mundial “como los nuevos desaparecidos”
Las Madres, a partir de la desaparición de nuestros hijos nos fuimos haciendo revolucionarias. Hablamos de revolución en momentos donde nadie hablaba, porque creímos en ella, porque la revolución no es violencia. Están en revolución permanente, porque defienden lo que quieren, lo que aman. Tenemos que aprender a hablar de revolución, a hacernos revolucionarios, a no tenerle miedo ni a la lucha armada, ni a la guerrilla... Nuestros hijos, nuestros amados y queridos hijos, que dieron su sangre por este pueblo, los miles y miles de compañeros que dieron su sangre por este pueblo, era sangre maravillosa que nosotras no vamos a dejar morir, ni vamos a vender, esa sangre querida que nos alimenta. (Discurso de Hebe de Bonafini, en el acto por los 49 años del asalto al Cuartel Moncada, realizado en la Facultad de Medicina, el 26 de Julio de 2002)
Tanto en la apuesta de la promoción de derechos, cuanto en la resignificación
de su identidad y luego de 26 años de lucha y reconocimiento, vuelven hoy a ocupar el
centro de la discusión política como dejó claro el presidente Néstor Kirchner en su
discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas:
Somos los hijos de las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo(...)La defensa de los derechos humanos ocupa un lugar central en la nueva agenda de la República Argentina y por ello insistimos en apoyar en manera permanente el fortalecimiento del sistema internacional de protección de los derechos humanos y el juzgamiento y condena de quienes los violen"109
Posición que celebra el valor de la Justicia Universal en oposición a la
territorialidad que excluye el juzgamiento internacional de los delitos de lesa humanidad y
corrobora la decisión de la Cámara de Diputados de declarar inválidas e inconstitucionales
las leyes de “Punto Final “ y “Obediencia Debida”. Ratificando así la idea de que
secuestros y desapariciones son delitos contra la humanidad, es decir, categoría de ilícitos
que repugnan a la conciencia universal:
109 Cf. Diario Página 12 del 26 de septiembre de 2003.
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Los crímenes de lesa humanidad son serios actos de violencia que dañan a los seres humanos al golpear lo más esencial para ellos: su vida, su libertad, su bienestar físico, su salud o dignidad. Son actos inhumanos que por extensión y gravedad van más allá de lo tolerable para la comunidad internacional, la que debe necesariamente exigir su castigo.110
En una Plaza desbordada por una presencia multitudinaria que festejó la
nulidad de las leyes renovando las exigencias de “Juicio y Castigo a todos los Culpables” se
reinicia una lucha contra la impunidad del pasado y la implementación de la justicia en el
presente concluyendo así, con las Madres que “La fuerza de la memoria destruye la
impunidad”.
110 Citación de los juices Cattani e Irurzun al confirmar la invalidez de las Leyes de Obediencia Debida y Punto Inicial. Cf. Página 12 13 de agosto de 2003
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