¿Dijo usted austeridad? Psicopatología de la (ir)racionalidad económica
-
Upload
editorial-proteus -
Category
Documents
-
view
212 -
download
0
description
Transcript of ¿Dijo usted austeridad? Psicopatología de la (ir)racionalidad económica
Colección Repensar
Dirección editorial: Miquel OssetDiseño cubierta: Cristina SpanòDiseño editorial: Ana Varela
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del «co-pyright», bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.
Primera edición: julio 2012
© Jordi Pigem© Para esta edición: Editorial Proteus c/ Rossinyol, 4 08445 Cànoves i Samalús www.editorialproteus.com
Depósito legal: B. 19259-2012ISBN: 978-84-15549-53-6
Impreso en España - Printed in SpainEl Tinter, Soct. Coop - Barcelona
A tres compañeros que supieron verlo que el sistema no ve:
Richard Douthwaite (1942-2011)Ramón Fernández Durán (1947-2011)
Theodore Roszak (1933-2011)
7
Los mercados parecen un tanto esquizofrénicosOlivier Blanchard (economista en jefe del FMI), World Economic Outlook (abril de 2012)
It is utterly mad! (¡Es una completa locura!)Allan Sloan (editor de la revista Fortune) en el documental Inside Job (2010)
Para creer que es posible el crecimiento ilimitado en un planeta finito hay que ser un loco o un economistaKenneth Boulding (economista)
¿Quién no ha sospechado que la economía que hoy impera es una locura? Se rescatan bancos con grandes sumas de dinero público, mientras se recortan servicios de interés general. Se da prioridad a los intereses finan-cieros por delante del bien común. Todo ello, se nos dice, está avalado por la «racionalidad» económica. Pero ¿qué hay de racional en valorar el dinero más que las personas?
Es como si la mirada tecnocrática, limitada por an-teojeras como las que llevan los caballos, sólo viera las cifras y abstracciones que tiene enfrente, y no la reali-dad viva que pisa con sus herraduras y el sufrimiento que genera.
8
Hay, sin embargo, otra posibilidad, más inquietan-te y más certera. ¿Y si en el núcleo del pensamiento económico convencional hay un trastorno de la per-cepción y del entendimiento? ¿Una verdadera psico-patología, hábilmente disfrazada de racionalidad? Veámoslo. Pocas cosas son hoy más urgentes que su diagnóstico y su remedio.
9
Lo áspero y lo fructífero
Austeridad. Palabra de mal gusto, como revela su etimología. En latín clásico, hasta bien entrada la Edad Media, austeritas significa «aspereza» (aus-teritas vini: la aspereza del vino). Este término, a su vez, viene del griego clásico austeros (áspero, seco, amargo, rígido, rudo, severo), que aludía princi-palmente al mal gusto: se aplicaba, por ejemplo, a la mala uva, que provoca una desagradable sen-sación en la lengua. Muy de mal gusto es el hecho de que quienes imponen la austeridad económica no sepan lo que es padecerla.
Cabe mencionar también una cuestión de tacto. La sensación de aspereza se produce cuando una parte sensible de nuestro cuerpo roza contra una superficie llena de desigualdades. Los planes de austeridad económica, en la medida que exacerban las desigualdades, generan aspereza.
Frugalidad. Esencia de todo lo agradable, sano y bueno. El latín frugalis («frugal, moderado») de-riva de frux (fruta), y está por tanto emparentado con todo lo que da fruto, lo que no es infructuoso
10
sino fructífero, lo que nos hace disfrutar (de exfruc-tare: arrancar la fruta del árbol).
Se decía en la Grecia clásica que lo bello, lo sano y lo bueno tienden a ir juntos. La fruta, que es be-lla, sana y buena (hasta hace poco era siempre eco-lógica y a menudo gratuita y de libre acceso), es un modelo de lo que es sencillo y bueno en todos los sentidos. En latín la fruta y la frugalidad implican honestidad: frugem facere (obrar honestamente), homo frugi (hombre honesto), bonae frugi esse (ser hombre de bien). Fructífera es la existencia de quien sabe estar satisfecho con lo que la vida le ofrece.