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    EL PATRIMONIO CULTURAL ECLESISTICO

    Hablar del Patrimonio Cultural de laIglesia Catlica es hacer una referencia a la hue-lla del hombre en la bsqueda del sentido, onto-lgica y antropolgicamente hablando, de suorigen y de su destino, del Eros y el Thnatos.La Iglesia cre, recibi, conserv y transformlas estructuras culturales y artsticas que el hom-bre utiliz para expresar sus aspiraciones espi-

    rituales ms profundas con el lenguaje inefabledel arte.

    Este Patrimonio hace referencia a todaexpresin cultual y cultural que la Iglesia utilizy sigue utilizando, para el Culto y laEvangelizacin. Es expresin y testimonio de lafe de un pueblo en el desarrollo histrico deuna civilizacin y una cultura y que comprendeun magnfico conjunto de bienes muebles, inmue-

    bles y bibliogrficos, documentales, antropolgi-cos, musicales y espirituales que depositados enmonasterios, abadas, conventos, iglesias, santua-rios, ermitas, catedrales, archivos, colegiatas,bibliotecas,museos... fueron creados para el cultoy la Evangelizacin, destinados por su propianaturaleza al servicio de un inters comn.

    La Declaracin del Escorial sobre elPatrimonio Cultural, sntesis de las Jornadas

    nacionales de Delegados Diocesanos para elPatrimonio Cultural, celebrada el 27 de Juniode 1996, defini El Patrimonio Cultural de laIglesia como: El conjunto de bienes que laIglesia cre, recibi, conserv y sigue utilizandopara el Culto, la Evangelizacin y la difusin dela cultura. Son testimonio y prueba de la fe deun pueblo. Son tambin creaciones artsticas,huellas histricas, manifestaciones de cultura y

    Museo

    IX Jornadas de Museologa

    JOS FLIX DE VICENTE Y RODRGUEZARQUITECTO ASESOR GENERAL PARA EL

    PATRIMONIO CULTURAL DE LA ARCHIDICESISMETROPOLITANA DE MADRID

    Museo N 11, 2006

    El patrimonioeclesistico.

    Los museoseclesiales:modos de

    organizacin

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    civilizacin (revista Patrimonio Cultural 25-26 1997, p. 10)

    LOS ORIGENES DE ESTE PATRIMONIO

    En el libro de Los Hechos de losApstoles, San Lucas, hombre de una cultura ele-vada y con dotes para la investigacin histrica

    mdico (Co, 4-14) y compaero de San Pablo,que compuso esta obra alrededor de los aos

    80 d. C., quiz en Roma o en feso, nos relatacomo el da de Pentecosts, encontrndose losDiscpulos con Mara, la madre de Jess y algu-nas mujeres, reunidos en una casa para la ora-cin, descendi sobre ellos el Parclito, como enforma de lenguas de fuego, constituyndose deeste modo la Primitiva Comunidad, germen dela incipiente Eclesia.

    En el mismo libro se nos presenta a

    San Pablo reunido en la sala reservada para lasgrandes fiestas familiares, para la predicacin y laFraccin del Pan. As aparece en la casa deAquila y Priscila en el Aventino, en la casa deTito en Corinto, o en la de Filemn en Colosos.De estas narraciones se deduce que a finales delsiglo primero, al no tener un lugar adecuado parala oracin y la Fraccin del Pan, sern las casasparticulares el lugar de la reunin de laComunidad en la concomitancia de la Cena en

    el IN MEMORIAM de la Cena Pascual conJess.

    El Rpido crecimiento de la Comunidad(Eclesia) obliga a la total disponibilidad de la casa,dando lugar a las denominadas DOMUS ECLE-SIAE o Iglesias Domsticas tal como aparece enla obra de San Lucas la CASA DE LIDIA, lacomerciante en prpuras.

    La tipologa de la casa romana, proto-tipo de la casa mediterrnea, con el atrio que seabre al impluvium, el peristilo interior y la salade banquetes situada axialmente al fondo del ejeprincipal de la casa, ser la pauta para el desa-rrollo del ritual de la incipiente liturgia cristiana:se conservar el atrio como lugar para los cate-cmenos, el impluvium como fuente ritual parael Sacramento bautismal de iniciacin, el peristi-lo como lugar de reunin de la asamblea y el

    saln de banquetes como lugar para el INMEMORIAM de la Cena Pascual del Seor.

    Algunas de estas Domus Eclesiae, per-tenecientes a la nobleza patricia de Roma, sepusieron a disposicin de la Comunidad, sir-viendo de residencia a los Apstoles y a sussucesores, convirtindose en autnticasDOMUS EPISCOPAE sobre cuyos restos seelevaron a partir del siglo IV, algunas de las

    Baslicas Paleocristianas de Roma.

    La inculpacin del incendio de Romapor Nern a los cristianos, oblig a las comuni-dades a buscar un lugar donde enterrar a susmrtires, para lo cual se utilizaron los restos deantiguas minas de toba, situadas a las afueras deRoma, o bien se cavaron bajo las DOMUSECLESIAE como sepulcros de algunos familia-res patricios de Roma. Estas Catacumbas, fuera

    del tpico que las consideraba como lugar derefugio seguro durante las persecuciones, fueronlugar de enterramiento para los cristianos, quemurieron mrtires dando testimonio de su fe enlas distintas persecuciones de los Emperadoresdel Imperio. En estas necrpolis subterrneas yque se constituan en un laberntico desarrollode corredores y galeras, en cuyas paredes sedisponan los nichos en los que se inhumaba a

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    los difuntos, los LOCULI, y que a veces se super-ponan en distintos niveles, se abran algunosespacios, Cubculos, donde se depositaban losrestos de familias mrtires, ubicndolos enArcosolios y Columbarios, convirtindose enlugares preferentes para la oracin y el cultolitrgico. La importancia de estos Cubculos,debido al enterramiento de algn presbtero odicono, se nos muestra por las pinturas mura-les que los decoran, encontrndose en ellas las

    primeras representaciones simblicas cristianas,con el IXTHYS o el PEZ, el CRISMON y laPAX usndose algunos smbolos clsicos comoel PAVO REAL para representar la inmortalidado el AVE FENIX alusivo a la Resurreccin.

    Las primeras iconografas de Jess noslo presentan bien como un joven imberbe toga-do o como el Divino Pastor, usndose la clsicaiconografa del moscforo helenstico. Mara se

    nos muestra en su maternidad y como repre-sentaciones secuenciales aparecen los magos ata-viados a la usanza frigia o bien el bautismo deCristo y alguna escena relacionada con laEucarista. Bellos ejemplos de esta decoracinmural los encontramos en las Catacumbas deSan Calixto y de San Sebastin en Roma.

    El Edicto de Tolerancia y el posteriorEdicto de Miln en el 313 promulgado por el

    Emperador Constantino, en el que se adopta elCristianismo como religin oficial del Imperio,marca un punto de partida para el desarrollo yesplendor de la liturgia, al adoptarse el proto-colo palatino para el ritual pontificio. El nuevomarco para la magnificencia litrgica ser la bas-lica romana cuya tipologa marcar la pauta parala edificacin de las Baslicas Paleocristianas. Elatrio porticado, el nartex, las naves separadas por

    soberbios intercolumnios sobre los que se dis-pondrn esplndidos mosaicos, coronados en lanave central por ventanales velados por compli-cadas y ricas celosas de alabastro.

    El eje axial culminar en el bside semi-circular cerrado por bveda de horno, sobre elque se desarrollarn magnficos mosaicos en losque se muestra a la comunidad las iconografassagradas y las simbologas eucarsticas, avivando

    la fe y la esperanza de los fieles. El altar mesade desposorios msticos y altar de sacrificio, semostrar como una suntuosa obra de taraceasmarmreas soporte de ricos frontales de orfe-brera, suplido a veces, por baeras de prfidoromanas como en la Baslica de Santa Mara laMaggiore de Roma, edificada por iniciativa delpapa Sixto III a principios del siglo V.Aqu la larganave central se muestra flanqueada por colum-nas jnicas de una gran belleza, sobre las cuales

    pueden verse unos soberbios mosaicos conescenas de la Vida de Nuestra Seora. De simi-lar belleza se alza en el Aventino la Baslica deSanta Sabina, igualmente del siglo V, con interco-lumnios corintios reutilizados de antiguos tem-plos paganos.

    Presidiendo todo el conjunto la SedeEpiscopal, ctedra que representa la presidenciade Cristo en su Iglesia, elevada sobre un banco

    corrido o Sinetrono que se desplegar a todolo largo del presbiterio y que ser lugar de con-celebracin de los presbteros colaboradores delObispo. Magnfico ejemplo de disposicin depresbiterio se nos ofrece en la Baslica de SanApolinar en Rvena.

    El primer tercio de la nave central senos mostrar ocupado por el "Coro separado

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    del resto de la nave por una rica celosa de mr-mol, donde se ubicarn los cantores durante laceremonia, presidiendo este espacio el Ambn,desde donde el Dicono proclamar las lecturassagradas, iluminado por el pbilo del CirioPascual que elevado sobre un rico pedestal ycandelero, ser smbolo de la luz de Cristo quealumbra a su Iglesia. Un notable ejemplo loencontramos en Santa Mara en Cosmedn enRoma y en Santa Sabina.

    El uso de expresiones como Dominicumo Domus Dei utilizados por San Cipriano oSan Clemente de Alejandra, posiblemente haganalusin a los templos elevados sobre casas, quefueron utilizadas como Domus Eclesiae propiaspara las reuniones comunitarias como las quenos describe San Gregorio Niceno.

    La expansin del cristianismo por el Oriente

    del Imperio promovida por el Emperador, asimi-l su estilo y peculiaridades culturales, si bien lasprimeras Iglesias construidas por Constantino enConstantinopla fueron de estilo basilical, con unparecido, ms o menos exacto, con las cons-trucciones que l mismo haba levantado enRoma.

    La forma realmente innovadora de la arqui-tectura eclesistica bizantina aparece en el rei-

    nado de Justiniano en el siglo VI. Se pas de laplanta rectangular de la baslica romana a unaedificacin de planta centrada con cpula apo-yada sobre pechinas en proyeccin cuadrangular.La Baslica bizantina era, en s misma, una repre-sentacin de los Misterios sobre la tierra. Elgran smbolo de dicha representacin era laarquitectnica para dar la impresin de carecervirtualmente de apoyo en el mundo terrenal y

    que descendiera del cielo hacia la comunidadreunida en la tierra. El friso lateral de ventanasque corren a lo largo del anillo, origina una aure-ola de luz que suspende virtualmente la cpulaen el vaco. De hecho los recursos decorativos:los mosaicos, los iconos, las vestas sagradas y elajuar litrgico, no son meramente elementosdecorativos, son las encarnaciones verdaderas delos valores espirituales. Las formas, los colores,trasladaban msticamente el orden celestial al

    mundo de la experiencia extraordinaria, peronada poda preparar a los hombres para elimpacto del Hagia Sophia, construida por

    Justiniano en el siglo VI. Todo haba sido planea-do por el emperador que deliberadamente dis-puso de algo sorprendentemente nuevo, tanto enlo que se refiere a la naturaleza ideolgica, comoen lo que se refiere a la influencia que con ellase pretenda ejercer sobre las construccioneseclesisticas posteriores.

    El protocolo pontificio tomado delpalatino imperial, dio lugar al desarrollo de lasartes suntuarias para el enriquecimiento y mag-nificencia de la liturgia, crendose bellas obras deorfebrera para el ritual eucarstico, as como reli-carios, broches, cruces votivas ... libros y cdicesricamente encuadernados e iluminados que con-tuviesen la Palabra o las rbricas para compli-cados ceremoniales, ropas y ricas telas para la

    liturgia sagrada, as como para la indumentariadel Pontfice y su corte.

    Desde los orgenes apostlicos laEclesia tuvo un esmerado empeo en la redac-cin de textos catequticos y un meticuloso cui-dado de los libros sagrados que contenan losTextos Evanglicos y las enseanzas apostlicas,as con los rollos profticos y bblicos, como los

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    textos generados por las reuniones conciliares;para ello se construyeron los Aron, armariosespeciales para custodiar las Sagradas Escrituras.Los antiguos rollos y documentos se guardabanen cajas Capsae o Foruli constituyndose deeste modo los primeros archivos y bibliotecaseclesiales.

    La Iglesia, desde un principio, se preo-cup de dictar una legislacin para la conserva-

    cin de su patrimonio litrgico, tal como se nosmuestra en los primeros Concilios, dictando unaestrecha vigilancia y control sobre estos bienes,prohibindose su enajenacin o permitindolapor razones muy excepcionales.

    Este conjunto de normas protectorasdel Patrimonio Eclesistico, se recogi en elDecreto de Graciano y en Las Decretales.Para esta magna obra, el monje Graciano (siglo

    XII) recopil materiales de colecciones anterio-res, principalmente del Decretum de Bucardoy la Coleccin de Anselmo de Luca. LasDecretales se corresponden con la obra deGregorio IX y que fueron precedidas por la obrade Bernardo de Circa, que a su vez completabala obra de Graciano.

    El Concilio de Trento, dio un pasoimportante para la conservacin del Patrimonio

    histrico y artstico, al exigir con obligatoriedadciertas prcticas, que aunque eran usadas enalgunas Dicesis, las hizo extensivas y obligato-rias para toda la Iglesia. As estableci un con-

    junto de normas y disposiciones para laconservacin, construccin y custodia de tem-plos y objetos sagrados y estableci que cadainstitucin eclesistica contase con un archivopropio para guardar la documentacin relativa a

    tal institucin. Por ello en las parroquias tuvie-ron que llevarse los libros sacramentales, defbricas, de fundaciones .... y guardarlos junto ala documentacin referente a la comunidad y conlos inventarios del Patrimonio. Al igual se impu-so en los cabildos catedralicios, conventos ymonasterios. Ms an, para que esto se cum-pliese con la mxima fidelidad, se establecan visi-tas peridicas para velar por su cumplimiento.

    Todas estas normas y disposiciones sonrecogidas en la legislacin posterior que nos llevaal Cdigo de Derecho Cannico de 1917 y de1981.

    En la reorganizacin de la CuriaRomana llevada a cabo por el papa Juan Pablo IIcon la Constitucin Apostlica PASTORBONUS de 28 de Junio de l988, se crea laPontificia Comisin para la conservacin del

    Patrimonio cultural de la Iglesia Catlica. Lafinalidad de esta Comisin ha sido la salvaguar-da, el aprovechamiento y la constante promocindel Patrimonio Cultural, as como la sensibiliza-cin respecto al mismo.

    A este Patrimonio cultural pertenecenen primer lugar todas las obras de cualquier artepasado (Art. 99) que es necesario custodiar yconservar con la mxima diligencia y aquellas que

    no tengan un uso especfico se guardarn con-venientemente para su exposicin en los Museosde la Iglesia (Art. 100), fomentando estaComisin las exposiciones temporales que seorganicen para sensibilizacin y conocimiento delafn de la Iglesia por promover una educacinen la valoracin, el recto uso y la salvaguarda deeste incalculable Patrimonio.

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    El latir de la Iglesia, recogido en estaConstitucin, ser el conservar los objetos arts-ticos para su uso, es decir, para que cumplan lafinalidad cltica para la que fueron creados. Laimaginera, la pintura y objetos ornamentales ...retablos, rejas, silleras corales ... y el conjuntode bienes catalogados como Bienes muebles,mantnganse en su emplazamiento original y losordinarios del lugar, recordando las normas delDirectorio "Peregrinans in terra (n. 23-25) que

    los lugares y objetos de valor artstico, testimo-nio del culto y de la historia de la Iglesia, seanaccesibles a todos, procurando que nunca debanturbarse las funciones litrgicas que en ellos secelebren.

    En el caso que estos objetos cltico-artsticos hayan perdido su uso especfico, o biendebido a la adaptacin a las nuevas normas litr-gicas, los tesoros seculares transmitidos durante

    siglos, cuiden los Obispos que sean convenien-temente depositados en los Museos Diocesanos,Catedralicios o Monacales, accesibles a cuantosdeseen visitarlos, destinando aquellos edificios oestancias eclesisticas de valor artstico y que nosirvan ya para sus funciones originarias, comosedes de los citados Museos (cfr. Carta circulara los Presidentes de las Conferencias Episcopalessobre la conservacin del Patrimonio Culturalde las Iglesias (11 de Abril de 1971).

    De igual manera se insta a la redaccinde un inventario general de bienes muebles einmuebles donde se describan uno a uno y seindiquen su valor cultual y artstico, as como seinsta a los seores Obispos a tener en cuentalas posibles leyes dictadas por las autoridadesciviles en las diversas Naciones y Estados.

    Las Iglesias particulares, siguiendo la normati-va de la Iglesia Universal, han dictado una seriede normas y decretos para la conservacin delPatrimonio Cultural dentro del mbito de lasConferencias Episcopales y Diocesanas.

    La Conferencia Episcopal Espaolaacord Las Normas sobre el PatrimonioArtstico e Histrico de la Iglesia en la XXXIIIAsamblea Plenaria del 24-29 de Noviembre de

    1980.

    La Comisin Episcopal para elPatrimonio Cultural de la Conferencia EpiscopalEspaola, con fecha Madrid 23 de Junio de2004 ha redactado unos PRINCIPIOS Y SUGE-RENCIAS PARA LA ESTRUCTURA DE LOSMUSEOS DE LA IGLESIA.

    A modo de introduccin a estas suge-

    rencias es bueno recordar que la propia vida dela Iglesia, en el devenir de la historia, gener dosfocos, dos polos fundamentales en torno a loscuales se fueron acrisolando los distintos mode-los arquitectnicos y culturales.

    En un polo el Monacato iniciado porlos movimientos eremticos y anacorticos delsiglo IV en la Tebaida de la orilla oriental delNilo, por San Antonio.

    El estudio sistemtico de la relacin delespritu fundacional de los distintos movimientoseremticos, anacorticos y monacales, con lasinvariantes planimtricas de la arquitectura quele es propia segn el organigrama derivado desu REGLA, es fuente para el estudio de los dis-tintos estilos artsticos, culturales y cultuales quese fueron alternando haciendo ostensible el

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    orden interior como origen del orden externo.

    La Estabilitas Loci que exigi SanBenito fue el requisito fundamental para el ori-gen de la arquitectura monumental de Europa,creando las bases para una Edad Media Latina.

    En este mundo cultural del siglo XXI,cada uno de los espacios donde se desarrolla lavida regular del monje segn la Regla: La Iglesia,

    el Coro, el Captulo, el Dormitorio, el Refectorio,el Escriptorium, la Farmacopea, la Biblioteca, laCilla, la Cocina ... son autnticos espaciosmuseables en s mismos, no slo por su valorarquitectnico, sino por el conjunto de bienesmuebles que los integran.

    En el otro polo la Catedral, como sedeepiscopal, ser una representacin en piedra delpoder ejercido desde la Ctedra, sede del poder

    espiritual, pastoral y jurisdiccional del Obispo.

    Las catedrales fueron levantadas enhonor de unas creencias y aspiraciones de unasociedad. Si la cada del Imperio romano diolugar a la desintegracin de las grandes ciuda-des, dando paso a una cultura eminentementeagraria y cuyo desarrollo dentro de una socie-dad fuertemente feudalizada se cobij a la som-bra de los grandes monasterios, el florecimientodel comercio y la trashumancia de ganados, favo-recieron el comercio de la lana, el nacimiento delas logias constructivas y de los gremios artesa-nales, que junto con las migraciones del campoa los nuevos ncleos urbanos, dieron lugar alnacimiento de los grandes burgos que caracte-rizaron el perfil de la Alta Edad Media. Comosmbolo de un poder espiritual, poltico y eco-nmico, se estableci con la construccin de las

    catedrales el modo de expresin ms ambiciosode sus valores esenciales.

    La Catedral como smbolo de una com-pleja estructura clerical y social, se convirti ens misma, en un museo integral donde cada unode los espacios que la articulan es un museo conuna entidad propia, integrada por los valores quele son propios.

    Volviendo al Directorio de la ConferenciaEpiscopal sobre el Patrimonio Cultural, comointroduccin, una vez definido lo que entende-mos por Patrimonio cultural de la Iglesia, y resal-tando el inters de la Iglesia por su propioPatrimonio, formado a lo largo de los siglos, instaa la fundacin de colecciones y museos ecle-sisticos, con el fin de conservar y salvaguardareste riqusimo Patrimonio, que por alguna raznha perdido su fin o su emplazamiento original de

    carcter cltico.

    Los museos de la Iglesia deben deestar ntimamente ligados a la vida eclesial, yaque son un lugar donde los fondos existentesdocumentan el camino de fe y evangelizacin queha recorrido la Iglesia, as como prestan un ser-vicio a la difusin del humanismo cristiano y elenriquecimiento cultural de la sociedad.

    NATURALEZA Y FINES DE LOS MUSEOSECLESISTICOS

    Los museos de la Iglesia son una institucinde carcter permanente que ella misma hacreado para la conservacin, custodia, valoracin,exposicin y difusin de aquellos bieneshistrico-artsticos que testimonian la vida de la

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    Iglesia y cultivan su memoria.

    Los museos de la Iglesia tienen, entreotros, los siguientes fines:

    Ser un espacio de conocimiento, de goceartstico y catequtico.

    Exponer los testimonios histricos queexpresan el devenir y la memoria cultural de laIglesia.

    Ayudar a hacer una lectura, a travs delhumanismo cristiano, de los acontecimientos cul-turales, artsticos e histricos de un pueblo.

    Facilitar al hombre contemporneo la recu-peracin del sentimiento inefable de lo numino-so, observar la contemplacin de la belleza y dela sabidura de los pueblos que nos han prece-dido en la experiencia de lo ABSOLUTO.

    Fomentar la investigacin cientfica e hist-rica mediante la ordenacin museolgica y sis-

    temtica, la eleccin de las obras y su ubicacinen un contexto determinado.

    INSTITUCIN Y ORGANIZACIN

    Es oportuno e incluso necesario instituir unMuseo Eclesistico, bien sea de alcance episco-pal, diocesano o perteneciente a otras institu-ciones eclesisticas.

    Dicha institucin corresponde al Ordinario oa la autoridad correspondiente.

    Al frente del Museo se nombrar unDirector nombrado por el Obispo, de particularformacin especfica y dedicacin.

    Corresponde al Director del Museo, deacuerdo con los responsables diocesanos, tanto

    de Pastoral como de Patrimonio:

    a. Organizar las secciones.b. Seleccionar las piezas de acuerdo con los

    criterios expositivos, musesticos y pastorales.c. Elaborar un programa de actividades, expo-

    siciones temporales, monogrficas, conferen-cias....

    d. Formar y coordinar al personal que pres-ta su servicio al Museo.

    e. Procurar los recursos, tanto econmicoscomo humanos, para la buena marcha del Museo,as como de las diversas actividades.

    f. Proponer las condiciones de prstamos yadquisiciones con la comisin de expertos yatendiendo a la legislacin tanto cannica comocivil vigente.

    g. Presentar el debido informe al Ordinario.h. Cuidar las relaciones de coordinacin con

    la Delegacin de Patrimonio y la colaboracin

    con otros museos e instituciones culturales,tanto eclesisticas como civiles.

    Es responsabilidad del Director la organiza-cin y gestin, tanto cientfica, cultural, adminis-trativa y pastoral del mismo.

    Los museos eclesisticos deben de disponerde un Estatuto y Reglamento propios que regu-len su funcionamiento, aprobado por la autori-dad competente.

    SEDE

    Es importante que el Museo de la Iglesiatenga una sede digna, en coherencia con los bie-nes histrico-artsticos que expone.

    La organizacin de los espacios debe de ate-nerse a unos criterios bien definidos de acuer-

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    do a un proyecto global elaborado por una comi-sin de expertos y siguiendo la normativa vigen-te sobre el espacio, instituciones, conservacin yseguridad.

    Para el buen funcionamiento es necesario ytil disponer de unas dependencias auxiliares(almacn, taller de restauracin, biblioteca, auladidctica, archivo ...)

    SEGURIDAD Y CONSERVACIN

    Los museos deben estar dotados de losnecesarios sistemas de seguridad contra robo,incendio, inundaciones.... sometidos a controlesperidicos.

    La vigilancia de las distintas salas es funda-mental, as como en las dependencias auxiliares.

    Todos los fondos del Museo, tanto losexpuestos como los custodiados en el almacn,

    estarn adecuadamente instalados, protegidos,documentados e inventariados. Se cuidar especialmente de los traslados

    de las obras, de modo que estn garantizadas: laconservacin, la integridad y la seguridad entodas las fases operativas y en los montajesexpositivos.

    En caso de prstamo es necesario concer-tar un seguro que cubra adecuadamente todaslas posibles incidencias, as como embalajes,transportes y condiciones de correo.

    Es importante la conservacin preventiva, laoportuna proteccin y la necesaria coordinacincon el Director.

    GESTIN

    El buen funcionamiento del Museo requie-re contar con un equipo de expertos en los

    diversos campos, que acte bajo la coordinacindel director. Con el fin de asegurar la continuidad de las

    actividades del Museo, es conveniente cuantificara tiempo los costos y reflejarlos adecuadamen-te en presupuestos y balances que deber apro-bar la autoridad competente.

    Para el buen desarrollo de la vida del Museose procurar el personal competente y necesa-rio.

    Es necesario establecer unos criterios y nor-mas que regulen los prstamos, los derechos dereproduccin, el acceso al archivo y a los dep-sitos.

    DIDCTICA

    Dada la dimensin educativa de losmuseos, han de ser concebidos articulados y pre-

    sentados en funcin del mensaje que se quieretransmitir. Conviene que el Museo disponga de un aula

    didctica que facilite la organizacin de confe-rencias, cursos, seminarios ...

    Para cumplir adecuadamente su finalidaddidctica y educativa, deber elaborar materialesdidcticos: guas, trpticos, publicaciones ...

    FORMACIN DE AGENTES

    Para prestar el debido servicio a los visi-tantes, es importante preparar debidamente a losguas mediante un programa de formacin especfica.

    El contenido de este programa integrar dis-tintas disciplinas que ayuden a los interesados aconocer los aspectos necesarios de la historia, litur-gia, la vida de la Iglesia y de la fe de un pueblo.

    Museo

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