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    EL ARqUITECTO FRANCISCO FERNNDEZMOLINA (1899-1929)*

    porMara Elia GUTIRREZ MOZO**

    * Recibido 5 marzo 2012 / Received 5th march 2012 Aceptado 24 mayo 2012 / Accepted 24th may 2012.

    Esta investigacin cont con una Beca del Instituto de Estudios Albacetenses Don Juan Manuelen 1999.

    ** Doctora Arquitecta. Profesora del rea de Composicin Arquitectnica del Departamento de Expre-sin Grca y Cartografa de la Escuela Politcnica Superior de la Universidad de Alicante.Domicilio en Albacete, calle Tesifonte Gallego, 11, 7 D. Telfonos 967522953 y 687437178.Correo electrnico: [email protected] de Estudios Albacetenses Don Juan Manuel.

    Nmero57

    Pginas273-306

    OrigenAlbacete

    Ao2012

    EditaINSTITUTODEESTUDIOSALBACETENSES

    DONJUANMANUEL

    AL-BASITREVISTADEESTUDIOS

    ALBACETENSES

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    EL ARQUITECTO FRANCISCO FERNNDEZ MOLINA (1899-1929)

    RESUMEN

    En el perodo de mximo esplendor de la arquitectura urbanade la ciudad de Albacete, primer tercio del siglo XX, destaca y sor-prende la gura del arquitecto Francisco Fernndez Molina por dosrazones: primera, porque sus numerosos proyectos se concentranentre los aos 1924 y 1929 y, segunda, porque todos ellos presentanun especial esmero puesto tanto en la composicin como en los de-talles, a pesar de tratarse, en la mayora de los casos, de encargosmodestos, entendiendo por tales tanto su entidad (viviendas particu-

    lares) como su emplazamiento (perifrico) en el casco urbano.El presente trabajo recopila los datos biogrcos disponibles

    de su autor a la vez que selecciona y analiza en profundidad unamuestra representativa de sus obras con el objetivo de conocer y dara conocer a este arquitecto albaceteo al cual el municipio dedic unade sus calles.

    Para la consecucin de este objetivo, se ha vaciado los archi-vos municipal y provincial, se ha rastreado la ciudad en busca de las

    posibles obras en pie, se ha seleccionado los proyectos, reproducidosu documentacin y dado buena cuenta de sus caractersticas y cua-lidades.

    Se pretende que el estudio de la vida y obra del arquitectoFrancisco Fernndez Molina sirva para valorar la gura de este insig-ne profesional y, con ella, recuperar parte de nuestra memoria que,maltrecha por las demoliciones indiscriminadas que ha sufrido el pa-trimonio arquitectnico de Albacete, ha de nutrirse de esas actas desu pasado llamadas proyectos.

    Palabras clave:Arquitectura, ciudad, Albacete, siglo XX, Fran-cisco Fernndez Molina, patrimonio, memoria, proyecto.

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    ABSTRACT

    In the period of greatest splendor of urban architecture in

    the city of Albacete, rst third of the twentieth century, the gureof the architect Francisco Molina Fernandez stands out and sur-prises for two reasons: rst, because his many projects are con-centrated between 1924 and 1929, and, second, because theyall have a special care taken in both the composition and de-tail, despite being, in most cases, modest jobs, dened as boththe entity (private homes) and its location (peripheral) in the town.This paper compiles the available biographical data of the author as

    well as selectes and analyzes in depth a sample of his works in orderto know and make known this architect from Albacete which the mu-nicipality devoted one of its streets.

    To achieve this goal, we have emptied the municipal and pro-vincial archives, have scoured the city looking for potential preservedworks, the projects have been selected, reproduced their documenta-tion and given a good account of their characteristics and qualities.

    It is intended that the study of the life and work of the architectFrancisco Molina Fernandez serves to evaluate the gure of this il-lustrious professional, and with it, to recover part of our memory that,battered by the indiscriminate demolition which has suffered the archi-tectural heritage of Albacete, must draw on their past records calledprojects.

    Keywords:Architecture, city, Albacete, twentieth century, Fran-cisco Fernandez Molina, heritage, memory, project.

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    EL ARQUITECTO FRANCISCO FERNNDEZ MOLINA (1899-1929)

    0. INTRODUCCIN

    En el Barrio de la Industria de la Ciudad de Albacete, estrat-

    gicamente situado entre la antigua carretera de Madrid y el primitivotrazado de la va frrea (hoy, Parque Lineal), proyectado en el primerensanche hacia el noroeste (1908-11), existe una calle de direccineste-oeste llamada del Arquitecto Fernndez. Considerando que tanslo otros dos arquitectos guran en el callejero de Albacete (Vandel-vira y Julio Carrilero) es inevitable preguntarse quin fue este perso-naje cuyo apellido, demasiado comn, no contribuye a identicarlofcilmente.

    La presente investigacin se propone dar respuesta a ese in-terrogante para su conocimiento y para, perlando su gura, valorarlay reivindicarla en su contribucin al patrimonio arquitectnico de estaCiudad.

    El estudio de la arquitectura de Albacete en el primer tercio delsiglo XX (Gutirrez Mozo, 2001), poca en que se opera su profun-da transformacin para acreditarse como ciudad moderna de hecho,ms all del derecho que le otorga ese ttulo en 1862, arroja las pri-meras luces. El nombre del arquitecto Francisco Fernndez Molina,en efecto, aparece en este perodo, breve pero intensamente, comoautor de proyectos que llaman la atencin por la exquisita delicadezay el cuidado puesto en su diseo, lo que les conere una cierta con-dicin de rarezas.

    As, su presencia en esta historia representa un hito singular:hay un antes y un despus de Francisco Fernndez Molina en la ar-quitectura y en la ciudad de Albacete.

    En slo cinco aos de produccin, de 1924 a 1929, ms de

    150 expedientes de su autora que conserva el Archivo Municipal, loacreditan.

    Adems de sus obras documentadas, en este trabajo se inda-ga cuantos datos permiten trazar una semblanza del arquitecto desdesus orgenes1.

    1Partida de bautismo:LIBRO NOVENO DE BAUTISMOS DE LA IGLESIA DE LA PURISIMA. ALBACETE.

    Archivo Diocesano. 3051 ALB 130. Folio 137 dorso.

    Francisco Gervasio,de Gervasio Fernandez Martinezy Ignacia Molina Molina.En la Iglesia de la Purisima de la Capital de Albacete, Obispado de Cartagena,

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    Francisco Fernndez Molina naci en Albacete, el 29 de ju-lio de 1899 y fue bautizado en la Iglesia de la Pursima el da 7 deagosto. Le pusieron los nombres de Francisco, por su abuelo mater-

    no, y Gervasio por su padre. l siempre utiliz el primero.No tenemos noticia de su infancia y juventud. Pero en la Lis-

    ta general de los arquitectos espaolesde la Sociedad Central deArquitectos de 1926, pgina 55, gura domiciliado en el Paseo dela Veleta (actual Avenida de Isabel la Catlica y antigua carreterade Madrid, en el lmite del Barrio de la Industria), nmero 20, deAlbacete. Su ttulo est fechado en Junio de 1924, poco antes decumplir 25 aos.

    Nos aporta asimismo datos sobre su vida profesional la ins-tancia, de su puo y letra, por la que solicita la plaza de ArquitectoMunicipal, que ha dejado vacante con su renuncia Julio CarrileroPrat en 1927 (Legajo 5787 del AMA).

    Fernndez Molina haba iniciado su andadura profesional, re-cin obtenido el ttulo, como Arquitecto de la Diputacin, sucedien-do a Manuel Muoz Casays. Lo desempe como titular desde el19 de julio de 1924 hasta el 20 de octubre de 1927, y luego comointerino hasta el 21 de marzo de 1928, fecha en la que Julio Carrile-ro Prat toma posesin del cargo de Arquitecto Provincial.

    En este puesto, l mismo destaca su participacin en lasobras de ampliacin y reforma del Palacio de la Diputacin, de locual en los archivos de esta institucin no consta documento, gr-co o escrito. Asimismo, fue arquitecto director de las obras del Ayun-tamiento de San Pedro. Y en septiembre de 1924 y febrero de 1925haba sustituido, sin remuneracin, a Carrilero Prat en sus funcio-nes de Arquitecto Municipal.

    en siete de agosto de mil ochocientos noventa y nueve, Yo, D. Juan D. Marti-nez Gimenez, Pbro. Coadjutor de la misma bautic solemnemente ( ) un nioque dijeron haba nacido el da veinte y nueve de Julio a las diez de la noche yser hijo legitimo de Gervasio Fernandez Martinez y de Ignacia Molina Molina, aquien puse los nombres de Francisco Gervasio. Abuelos paternos Juan y Mara,Maternos Francisco e Isabel, todos naturales de esta. Madrina Valentina Molina, quien advierte el parentesco espiritual y dems obligaciones. Testigos JosGimenez y Ludres del Pual (?) y lo rmo

    Juan D. Martinez Jimenez.

    Nota: El parntesis ( ) indica una palabra ilegible. Van en cursivalas palabras deortografa incorrecta o variable. (?) indica que el apellido no es seguro.

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    Desde 1924, el arquitecto ejerce la profesin liberal. Su pri-mer proyecto, para D. Francisco Molina (su abuelo materno), en laesquina de las calles de Teodoro Camino y Tinte, es ejemplo de su

    quehacer que, en esta ocasin, se da a conocer en un emplaza-miento notablemente cntrico. Y est, desde luego, a la altura delas circunstancias.

    Muchas de sus obras, como veremos, se ubican en la peri-feria de la ciudad y son ms bien modestas. Pero la intensidad conque este profesional se entrega a cada encargo hace que, poco apoco, pero de manera constante, vaya acercndose al centro ur-bano. Su ltimo trabajo recae al Parque de Canalejas.

    Un dato que corrobora su actividad es que, en el ao 1927,ya es autor de 41 proyectos de nueva planta en la capital.En las carreras funcionariales de Fernndez Molina y Carrile-

    ro Prat se observa un juego curioso de relevos. En 1927 Carrilero esArquitecto Municipal y Fernndez Provincial. En mayo aqul dimitedel cargo que ocupaba desde 1919 y el Ayuntamiento pide a steque lo ocupe interinamente, autorizndolo la Diputacin (Legajo420 del AHP).

    En agosto se anuncia vacante la plaza de Arquitecto Muni-cipal, dotada con 6.000 pesetas anuales. Aspiran a ella FranciscoFernndez Molina; Francisco Hernanz Martnez, arquitecto interinodel Ayuntamiento de Zamora; Joaqun Maggioni Castell (autor delPalacio de Pedralbes y del Casino-Teatro de Jaca); Carlos Bailly-Bailliere y Muniesa y Jos Gmez Luengo. Fernndez Molina esnombrado por acuerdo plenario del 10 de octubre de 1927 y tomaposesin el 1 de noviembre. En este cargo permanecer hasta sumuerte en 1929.

    Siendo incompatible con el de Arquitecto Provincial, Fernn-dez Molina comunica su dimisin a la Diputacin, que la acepta conla condicin de que siga como interino hasta que se provea la plazaen propiedad. En enero de 1928, la Diputacin aprueba las basesdel concurso para esta provisin y, en marzo, cesa en su cargo elArquitecto haciendo constar en acta, a propuesta de la Presiden-cia, que dicho seor ha cumplido su misin con el mayor celo ycompetencia por lo que merece el agradecimiento de la provincia y

    se le concede una graticacin por su interinidad, haciendo constarde nuevo en acta la gratitud de la Corporacin a dicho seor por losvaliosos servicios que ha prestado a la provincia.

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    Como tendremos ocasinde comprobar, en el perodo enque Fernndez Molina desem-

    pea los cargos de arquitectomunicipal y provincial, renunciaprcticamente al ejercicio liberalde la profesin, probablementepor exceso de trabajo.

    A punto de contraer ma-trimonio con la Srta. D. JuanaGarca-Saco, Francisco Fer-

    nndez Molina fallece a conse-cuencia de una intervencin (sedesconoce la causa), el da 12de octubre de 1929, con 30 aosde edad. El entierro, probable-mente a peticin familiar, es detercera clase2.

    2Acta de defuncin:Archivo Parrouial de San Juan. LIBRO DE DEFUNCIONES 32, folio 27 an-verso, n 241.En la Ciudad de Albacete, Obispado de Cartagena, provincia de id., a trece deOctubre de mil novecientos veintinueve, Yo, D. Paulino Bustinza Sassuen, CuraPrroco de San Juan Bautista de la misma, mand dar sepultura eclesistica en

    el Cementerio catlico de esta Capital al cadver de mi feligrs Francisco Fernn-dez Molina, natural de Albacete, Dicesis de Cartagena, de treinta aos de edad,hijo de D. Gervasio Fernndez, natural de ( ) y de estado soltero. Falleci a launa de la tarde del da anterior del mes de Octubre en la casa nmero 20 de lacalle Paseo de la Veleta, a consecuencia de colapso cardaco segn certicacinfacultativa, no habiendo recibido los Santos Sacramentos por no avisar.

    Administrado por ( ) otorg testamento en ( ) el da ( ) del ao ( ) ante el notarioD.( ) disponiendo ( ). Se le hicieron los funerales y la Misa exequial, conforme alo dispuesto, de tercera clase.Y para que conste extiendo y rmo la presente, fecha ut supra

    Firmado: Paulino Bustinza.

    Nota: El parntesis ( ) indica una palabra ilegible. Van en cursivalas palabras deortografa incorrecta o variable. (?) indica que el apellido no es seguro.

    Figura 1. Fotografa del entierro deFrancisco Fernndez Molina, arquitectomunicipal de Albacete, 1929. Cedidapor Luis Guillermo Garca-Saco.

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    EL ARQUITECTO FRANCISCO FERNNDEZ MOLINA (1899-1929)

    1. MATERIALES Y MTODOS

    1.1. Materiales

    Tres son las fuentes principales de esta investigacin: en pri-mer lugar, la Ciudad y su arquitectura; en segundo lugar, las publi-caciones disponibles al respecto hasta este momento; y, en tercerlugar, los materiales de archivo.

    En el primero de estos apartados, llama la atencin el que,de los 22 proyectos seleccionados para estudio y realizados en suda, una sola obra permanece en pie: es un pequeo edicio sito en

    la conuencia del paseo de Pedro Simn Abril con la calle de MaraMarn. De la bibliografa damos cuenta al nal de este artculo. Encuanto a los fondos documentales, estos proceden del Archivo His-trico Provincial (AHP) y del Archivo Municipal de Albacete (AMA),Legajos 805 al 815.

    1.2. Mtodos

    La seleccin de obras se ha hecho en base a: 1) el materialgrco y su calidad, 2) su singularidad (por ubicacin, promotor otema), 3) su carcter institucional y 4), la circunstancia de podercontar con fotografas de su poca.

    Partiendo de estos criterios, se ha catalogado la obra por or-den cronolgico, reproduciendo sus planos y consignando sus da-tos: situacin, fechay fuente.

    Se describe luego el edicio y se analiza, como objeto en sy como parte de la ciudad. Y nalmente, en las conclusiones, se

    aventura algunos juicios crticos.Se aade a todo ello una muestra fotogrca que ilustra el

    tema.

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    2. RESULTADOS

    2.01.Teodoro Camino c/v Tinte, 1924. AMA-LEG 805.

    (Gutirrez Mozo, 2001, 199)

    Este proyecto es uno delos primeros encargos particu-lares que el arquitecto, tituladoen junio del mismo ao 1924,recibe. En l destaca el esmerode la fachada que, sobre un es-

    quema de buenas proporciones,desarrolla un juego de texturas yornamentos saturado y, a la vez,disciplinado.

    Desde sus primeros pro-yectos, el arquitecto exhibe unestilo propio y singular, cuyosrasgos iremos perlando a lo lar-go de este anlisis. Pues, en tansolo cinco aos de produccin,se percibe en su obra, por unaparte, una franca evolucin y, porotra, unos invariantes propios deuna fuerte personalidad.

    Este edicio consta dedos plantas: baja y principal. Enambas se dibuja el llagueado y

    despiece del enfoscado. Por elgrasmo se adivina que el zca-lo deba ejecutarse en piedra la-brada en punta de diamante.

    Tambin se resaltan laspiedras que rodean los huecosen sus jambas, dovelas y cla-ves, y una segunda lnea interior

    a mano alzada sugiere la labrarstica. Este recurso se repite enlas medianeras, esquinas y otroslineamentos de la composicin.

    Figura 2. Alzado Teodoro Camino c/vTinte, 1924.

    Figura 3. Seccin Teodoro Camino c/vTinte, 1924.

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    Los huecos de planta baja, rectangulares, muerden el zcalo,como emergiendo de l. Las dos entradas se ubican en puntos sin-gulares: una en el chan y la otra en el eje de simetra de la facha-

    da a Teodoro Camino. Esta remata en arco carpanel cuyas dovelasse traban con la sillera gurada del muro.

    La entrada principal acredita serlo, y no tanto por sus atribu-tos decorativos cuanto por su dimensin y la de los entrepaos asus costados. La ventana oval, a modo de medalln o escudo, con-rma y redondea esa jerarqua.

    Los huecos de la planta alta alternan esbeltas ventanas/bal-cn (o balconcillos planos) con balcones, rematados todos en arco

    carpanel. En el chan un balcn monta la entrada adintelada.A la altura de los montantes de carpintera superiores correun friso esgraado, con aire neo-islmico, que salva las dovelas deliacin manierista. Y, nalmente, un motivo neo-romano ilustra elantepecho que corona esta fachada y corrobora su abierto eclecti-cismo, discreto a pesar de todo.

    El arquitecto dota de am-bigedad a sus motivos, de ma-nera que las claves, por ejem-plo, de los arcos se transformanen mnsulas de la cornisa quesoporta el antepecho superior.Y llama la atencin el diseode las piezas de hierro forjado(protecciones y barandillas) encontraste con la solidez de lascarpinteras de madera, detalles

    que caracterizan los proyectosde Fernndez Molina y su gus-to ornamental, que aplica con lamisma ilusin a todas sus obras,al margen de su entidad materialo de los lazos afectivos que lasmotivan. No nos sorprende que,aun siendo su carrera tan corta,

    el municipio le dedicara una desus calles.Figura 4. Foto conjunto Teodoro Cami-no c/v Tinte, 1924. Demolido.

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    2.02. Callejn de las Portadas, 1924. AMA-LEG 805

    Contemporneo del ante-

    rior y haciendo honor al nombrede la calle a la que recae, Calle-jn de las Portadas, este proyec-to se erige, bsicamente, comouna portada sobremontada porun balcn corrido al que abrendos huecos rectangulares.

    La fachada, de dimensio-

    nes mnimas, alberga en plantabaja un hueco cuadrado (las por-tadas) enmarcado por dos ngi-das pilastras almohadilladas y re-matado por un potente dintel queamojonan dos mnsulas latera-les y punta una central, comosoportes del balcn de la plantaalta. En sta, el llagueado de f-brica se atena y enmarcan loshuecos esbeltas pilastrillas cuyoremate coincide con el montan-te superior de las carpinteras.El orden se corona por entabla-mento y cornisa, la cual se sepa-ra de las medianeras dndose lavuelta, en un sutil gesto de inde-

    pendencia. La seccin muestrala robustez del muro de carga yla ligereza de vuelo del balcn,concebido como una prolonga-cin de la planta.

    Es un proyecto minsculopor su escala, pero representa-tivo de su autor: por el detalle y

    por el rigor de la composicin.

    Figura 5. Alzado y seccin Callejn delas Portadas, 1924.

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    2.03.Barrio de San Ildefonso, 1924. AMA-LEG 807.(Gutirrez Mozo, 2001, 200)

    El Barrio de San Ildefon-so en Albacete, del otro lado deldesaparecido Puente de Maderasobre la antigua lnea frrea, seextenda alrededor de la Crceldel Partido y del Nuevo MataderoMunicipal que, despusde suce-sivos proyectos de Daniel Rubio

    (1917), Julio Carrilero y ManuelMuoz (1920) y, nalmente, conlas reformas denitivas propues-tas por Carrilero (1924), se ha-ba concluido en el ao 1927. La

    barrera, fsica y psicolgica, que el ferrocarril marcaba al nordestede la ciudad, slo haba sido traspasada por edicios dotacionalescuyos usos se estimaba conveniente alejar del centro urbano.

    El establecimiento de estos, necesarios pero no deseables,haba hecho del Barrio zona propicia para la construccin de casasbaratas. Por otra parte, el Plan de Ensanche de Carrilero y Mu-oz, redactado entre 1920 y 1922, posibilitaba, en teora y desdeel punto de vista legal, que la ciudad se desarrollara al otro lado dela lnea frrea, prolongando la trama indiscriminada de manzanasrectangulares (Zona 1, A y B, del Plan). El nombre de San Ildefonsoha quedado como recuerdo en la calle de la cual fue prolongacinel viejo Puente de Madera.

    Pues bien, para este barrio perifrico realiza buen nmero deproyectos Fernndez Molina. ste es uno, cuya composicin en unrotundo estilo neo-romano es hasta tal punto emblemtica, que msparece un decorado que un edicio real.

    Impresiona la puerta de entrada, nica y solitaria, que impo-ne sus severas condiciones al gran pao ciego que la acompaa.El autor logra, por la rigurosa disposicin y por la elegancia de susornamentos, que una entrada modesta, de dimensiones ajustadas,

    se erija en portal principesco de una gran mansin.El frreo vnculo vertical de los huecos, por una especie demetopa que traba sus jambas, se siente como intercolumnio colosala juego con la citada puerta. Y todo ello, emergiendo de un limpio

    Figura 6. Alzado Barrio de San Ildefon-so, 1924.

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    zcalo y rematado por una sencilla pero enrgica cornisa, colaboraa la solemnidad, a escala reducida, de este asombroso ejercicio desolera arquitectnica.

    2.04. Carretera de Ayora, 1924. AMA-LEG 806

    En el mismo Barrio de SanIldefonso y recayendo a la carre-tera de Ayora que, en el Plan deEnsanche de Carrilero y Muozde 1920-22, divide la Zona 1,

    comprendida entre las carrete-ras de Murcia y Valdeganga, unprecioso dibujo manierista, quecon sombras describe y real-za, matizndolos, el muro y sushuecos, redime del anonimato aeste edicio, modestsimo desdeluego.

    Porque apenas hay otracosa, ni tiene por qu haberla,que un muro y unos huecos: tresy tres en cada planta. En la baja,la puerta interrumpe simplemen-te en el lateral derecho el ritmode huecos de ventana con an-tepecho de balconcillo. Y en laalta, correlativamente, el balcn

    se comprime sobre ella y se ase-meja a los de planta baja.

    Cada hueco resalta sus sillares y dovelas en torno. Y tanto elzcalo inferior, como la imposta intermedia, con una greca, o el frisosuperior, no son sino gradaciones de un mismo juego de sombras,arbitrado por los relieves.

    Los nicos accidentes suplementarios son los balcones envuelo y sus mnsulas. La cornisa es imponente y se subraya con un

    antepecho de obra que la sobremonta y que oculta el canaln (queen la fachada al patio interior se deja visto). Sobresaliente solucina un mnimo problema, primorosamente dibujada.

    Figura 7. Alzado, seccin y plantasCarretera de Ayora, 1924.

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    EL ARQUITECTO FRANCISCO FERNNDEZ MOLINA (1899-1929)

    2.05.Puerta de Valencia c/vLozano, 1925. AMA-LEG 806.(Gutirrez Mozo, 2001, 207)

    Este proyecto de reformay ampliacin de una casa consti-tuye un ejemplo de delicada arti-culacin entre lo viejo y lo nuevo,que contina el paramento a lacalle de la Puerta de Valencia ydobla luego en chan, protago-

    nista de la composicin, hacia lacalle de Lozano. Nos hallamosen el lmite este de la Ciudad.

    La ornamentacin permanece y la escala cambia, con lo cual,el orden remite al encadenado de impostas y entablamentos, quenivela unas y otras lneas, con sus modulaciones.

    La continuidad de la planta baja se asegura por un llaguea-do horizontal, fcilmente escalonado, y por la persistencia de loshuecos en forma de balconcillo plano, con dinteles adovelados. Losmontantes de los huecos nuevos asumen el escaln.

    En la planta alta, las referencias entre ambos entablamentosson ms sutiles, pero estn resueltas. La lnea de cornisa antiguase contina en la lnea del tico nuevo y la cota del antepecho pre-vio da paso al arranque del vuelo de cornisa en lo aadido. Y todoello sucede sin colisin, en una discreta transicin.

    Asimismo, en los balcones planos de esta planta alta, anti-guos y modernos, el salto se confa a la altura de los antepechos, lo

    que quiere decir que se absorbe en la lnea del ecuador: por arribalo de abajo y por abajo lo de arriba. La importancia del friso es unsello del autor.

    El chan no slo es el centro de la composicin, sino quereverbera en ambos costados, comprimido el izquierdo, innecesa-ria y por consiguiente deliberadamente, y dilatado el derecho, conunos modillones que descuelgan del friso y puntan esa dilatacin.Cuatro mdulos, pues, se suceden a los lados del chan: uno viejo

    y tres nuevos. Sus bisagras corean en planta alta el frontn, con o-rones en los faldones y decoracin en el vrtice. La puerta principal,por su singularidad, se basta a s misma.

    Figura 8. Alzado y seccin Puerta deValencia c/v Lozano, 1925.

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    2.06.San Agustn, 38 (Martnez Villena, 38), 1925. AMA-LEG 807.(Gutirrez Mozo, 2001, 208)

    Si la composicin de estafachada es convencional, losdetalles son originales. Al arqui-tecto le basta la holgura de lospaos y el vuelo de los balconespara acreditar como principal laplanta que lo es, rmementeasentada sobre el basamento

    que le brinda el bajo y su triplehueco, neutro salvo en la car-pintera. Ntese la delicadezacon la que dibuja la puerta prin-cipal, de madera con montantede hierro forjado, a la izquierda,y las otras dos, de vidrio ambas,de entrada al local comercial.De nuevo, el matiz lo conerenlas texturas, no las dimensio-nes, esto es, la calidad y no lacantidad.

    En justa reciprocidad, los huecos de la planta segunda cuel-gan de la muy decorada, con motivos de nuevo estilo, cornisa. Laornamentacin, pues, que ellos disfrutan, siendo secundarios comoson, se debe al edicio y no a ellos mismos.

    El autor crea de ese modo un bello vaco central que dota al

    edicio de una notable y consistente unidad. El orden contribuye aque la decoracin no aparezca recargada: las partes estn supedi-tadas al todo.

    2.07. Carretera de Jan, 1925. AMA-LEG 807

    Este proyecto para la Carretera de Jan responde a la tipolo-ga industrial de la poca: una nave de dos plantas, sensiblemente

    equivalentes como vemos en la seccin, cuya estructura se resuelvecon muros de carga paralelos a la larga fachada principal. En plantabaja, aparecen dos crujas. En planta alta, la cubierta de pares demadera resuelve la luz completa y deja el espacio difano.

    Figura 9. Alzado San Agustn, 38,1925.

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    En el alzado, los huecosde planta baja, altos y apaisa-dos, se rematan en arco muy

    rebajado, subrayado por el re-crecido del enfoscado alrededory la clave en punta de diaman-te. Las dos portadas, simtricasrespecto del eje central y, a suvez, centro de simetra de susrespectivas mitades, son comovariaciones a mayor escala dela misma gura, magnicada porlas dos pequeas pilastras queasientan en el zcalo corrido.

    En la planta primera, un nico tipo de hueco, sensiblementecuadrado, ritma la composicin. Destaca el vuelo de su alfizar y re-mata de nuevo su dintel por un recrecido del enfoscado cuya formareproduce el contorno de un arco con su clave. As el alzado ganaen abstraccin a medida que ascendemos.

    Una cornisa ininterrumpida asegura la unidad del conjunto,

    donde hallamos de nuevo frmulas decantadas por la tradicin,pero enriquecidas con originalidad que es fruto del amor al detalle.

    2.08. Huerta de Maas, 1925. AMA-LEG 807

    Un ritmo complejo cuyamatriz es bien sencilla. El jue-go requiere, para no caer en lofrvolo, que las horizontales pre-

    valezcan y as es. Los huecosse distribuyen, de izquierda aderecha, de la siguiente mane-ra: en planta baja, dos ventanas,una puerta y dos ventanas. En laalta, balcn, dos ventanas y bal-cn. Un simptico tresbolillo.

    Esta disposicin hace que estos aparezcan como tendidos

    entre las franjas: la superior del friso, la media de la imposta, y labaja del zcalo. Y a la insercin de los huecos en las franjas el au-tor dedica su cuidado diseo, unas veces suspendindolos y otrassustentndolos.

    Figura 10. Alzado y seccin Carreterade Jan, 1925.

    Figura 11. Alzado Huerta de Maas, 1925.

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    As, las protecciones de los pares de ventanas de planta bajaenlazan con las molduras del zcalo que muerden. Las dovelas so-bre los huecos de esta misma planta se prenden a la imposta que

    las engarza. Y sta sirve de base de sustentacin a los vuelos debalcones de la planta alta.

    Menos nuevo, pero no menos ecaz, es el entretejido de losdinteles sobre los huecos altos con el friso que los enhebra.

    2.09. Carmen, 46, 1925. AMA-LEG 807

    Y he aqu un nuevo en-

    cargo de dimensiones liliputien-ses en un nmero de la calle delCarmen alejado del centro y denuevo la sorpresa de la solucinque se propone: un bajo al queabre la portada a la izquierda, depaso rodado y, a la derecha, dosventanitas siamesas unidas poruna pieza del ngido dintel ado-velado a eje de la cual se colocauno de los huecos de la planta

    alta, siendo el otro su simtrico. Estos huecos altos se concibencomo balcones planos que insertan su dintel en el friso que coronala composicin, subrayado por la cornisa.

    La planta es de una desconcertante sencillez: un dormito-rio, un comedor y una cocina, trazan la secuencia cuyo eplogoes la escalera, accesible desde el patio, que sube a la planta

    alta.

    2.10. Barrio de la Caba, 1926. AMA-LEG 810

    En 1926 proliferan en la Ciudad proyectos de casas bara-tas, pequeas viviendas unifamiliares modestas en lugares aleja-dos del centro.

    Aunque este proyecto se autodene sencillamente como

    casa particular, el espritu es el mismo. Es una miniatura en un ba-rrio en tiempos perifrico, ahora cntrico, el de la Caba, en la laderasur del Alto de la Villa o Villacerrada. Y sorprende por el esmero delalzado, al que no le falta nada de lo que es debido al buen hacer

    Figura 12. Alzado y planta Carmen,

    46, 1925.

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    clsico: zcalo rme, recercadosbien denidos, amplio friso, opu-lentas metopas y poderosa cor-

    nisa (demasiado).Los ornamentos (friso,

    metopas, cornisa) sobrecarganla composicin quiz ms all delo debido. Cabe sugerir que, enesta ocasin, el celo no ayud alarquitecto.

    2.11. Carretera de Jan, 1926. AMA-LEG 808

    Una vez ms el esmeromackintoshiano? por su traba-jo conere a los diseos del ar-quitecto Fernndez una peculiarriqueza plstica y dota a sus es-pacios de un carcter intimista.Es el caso que nos ocupa: sobreuna composicin elemental, elautor despliega un catlogo dediferentes acabados que slo subuen hacer salva de la frivolidado del mal gusto.

    Hagamos un somero repaso. El zcalo, al cual muerde la ni-ca ventana de la planta baja, se aplaca de una piedra pulida que se

    repite en la imposta de separacin entre los pisos. La planta baja,basamento del edicio, presenta un llagueado horizontal que ates-ta directamente contra los huecos. La planta alta se reviste de unenfoscado liso cuyos paos el arquitecto delinea. El friso arrancade una imposta, a la altura del montante de los balcones, resueltaa modo de cordn. La decoracin del propio friso, interrumpida porlos huecos, apunta motivos de azulejera o esgraado. Los despie-ces de la puerta principal, de madera, y la rejera son objeto de un

    precioso y preciso diseo.Pero el ejercicio de estilo no se limita a la fachada: la seccinparticipa de l. As, se diferencia el zcalo de azulejos de la crujarecayente a la fachada principal, del zcalo de madera de la estan-

    Figura 13. Alzado Barrio de la Caba,1926.

    Figura 14. Alzado y seccin Carreterade Jan, 1926.

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    cia que abre al prtico trasero; o la puerta rectangular de casetonesde madera, de la puerta en carpanel con vidrios en las hojas y en elmontante; o los decorados de ambos techos. Slo la planta alta es

    lacnica en sus gestos, correspondiendo a la austeridad de la zonade noche.

    2.12.Pablo Medina, 1926. AMA-LEG 809(Gutirrez Mozo, 2001, 221)

    Dos aos despus de laobra en la calle de Teodoro Ca-

    mino, esquina a la del Tinte, conla que hemos iniciado este estu-dio, Fernndez Molina proyectaeste edicio en la calle de PabloMedina con tales nura y pulcri-tud que su alzado parece unaestampa, como aquellas con lasque los behrensy compaa ilus-traban sus propuestas para laKnstlercolonieen Darmstadt.

    El repertorio iconogrco es ciertamente eclctico, pero suencaje en la armnica composicin clsica es tan absoluto, que losepisodios de su liacin pasan a segundo plano. El adorno est enlas zonas no portantes de la edicacin la cual, por consiguiente, nose resiente en modo alguno disminuida o debilitada por l.

    El rigor del esquema es espartano. Incluso el nmero y ordende los huecos, casi equivalentes (el balcn de la planta principal es

    nico y la entrada participa de la mayor holgura, hbilmente contra-rrestada por los llagueados), establece un tres por cinco ureo queconere al todo un aplomo singular.

    El autor hace prevalecer de manera rotunda el todo sobrelas partes: horizontal del basamento llagueado, verticales de hue-cos rmemente trabados y horizontal del entablamento o tico, queunos arquillos lombardos, como ecos, hacen esplender bajo lasnotorias metopas apaisadas.

    No obstante y a pesar de la potencia del conjunto como uni-dad, la delicadeza de los detalles no es menos singular. Por ejem-plo, los huecos de la planta baja interrumpen la lnea del zcalopara reforzar la verticalidad. O la sutil diferencia entre los balcones

    Figura 15. Alzado Pablo Medina,1926.

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    planos de la planta primera y las ventanas de la planta segunda, seconfa a la altura de la proteccin, diseada en hierro forjado.

    Es asimismo notable el enlace entre los huecos de las plan-

    tas primera y segunda: un cuadrado perfecto, rehundido en el planode fachada, como formando parte de las carpinteras y no de la f-brica. Insina un dplex mucho antes de que hicieran su aparicinen la escena urbana. Y ese mismo cuadrado cede la vez al vueloque corona el balcn principal, nico recercado. Y la entrada ligera-mente se acartela por el crecimiento de las dovelas que reciben lasmnsulas del balcn.

    2.13. Abelardo Snchez, 1927. AMA-LEG 830

    Este proyecto elude no-vedades de la modernidad y seajusta, ejemplar, a los viejos c-nones, cuya matriz es clsica(orden riguroso, absoluto), perocuyas notas de estilo son histri-cas y cuyo gusto es romntico.

    El diseo es modlico yunitario. Sobre un podio sencillo,pero enrgico, y bajo una corni-sa suciente, que resuena conun friso generoso e intermiten-temente decorado, enmarcadaslas lneas medianeras por pilas-tras llagueadas, tres rdenes de

    cinco huecos componen una ar-mona ecunime y sin estriden-cias.

    Estos rdenes de huecos, encadenados por las cornisas quesustentan los vuelos, muerden por abajo en el zcalo, con sus ante-pechos planos de rejera, y por arriba en el friso, con sus montantes.Por lo dems, todos los balcones de ambas plantas son idnticos,salvo en la altura de sus huecos, discretsima diferencia que mira a

    la buena proporcin clsica.En la planta baja, un almohadillado rstico de sillares y dove-las condecora los huecos y absorbe la holgura de la entrada, querepercute en el balcn que la sobrevuela.

    Figura 16. Alzado Abelardo Snchez,1927.

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    2.14. Gatos, 4, 1928. AMA-LEG 811

    Curioso alzado concebi-

    do como un cuerpo principal alque se adosa otro, lateral y ver-tical, en correspondencia con elportal y la escalera. Sorprendela angostura de huecos en estengido torren y su independen-cia. Pero lo ms novedoso es elmodo como se articula este ele-

    mento con el resto de la compo-sicin, con la que comparte tansolo zcalo y cornisa, pero de laque se separa, a la manera deun orden colosal.

    El cuerpo principal es untodo en s mismo sin ms refe-rencias al lateral que las alturasa las que se insertan los huecos.Las desnudas claves de sus dosventanas en planta baja apoyan,en funciones de mnsulas, el so-litario balcn de la planta alta, elcual incluso rompe el friso de co-ronacin. Inslito ejercicio.

    2.15. Marzo, 1928. AMA-LEG 812

    Alzado correcto, parco enmatices y con un grasmo un tan-to desmaado, que desdice delos hbitos de este arquitecto.

    El bajo dispone un par delacnicas ventanas a cada ladode la puerta enarcada, corres-

    pondiendo a la disposicin sim-trica de la planta. En el piso encambio se rompe esa correspon-dencia.

    Figura 18. Alzado Marzo, 1928.

    Figura 17. Planta Gatos, 4, 1928.

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    2.17. Abelardo Snchez c/v Prez Galds, 1929. AMA-LEG 813(Gutirrez Mozo, 2001, 244)

    Nos hallamos en la zona de ensanche de la ciudad que seconsolida desde el Alto de la Villa o Villacerrada hacia el Parque deCanalejas, entre la calle Ancha y la de la Feria.

    El arquitecto privilegia este cntrico chan como protagonis-ta de la composicin. Y de l deriva la rplica que aloja, en el lmitederecho, la entrada por la calle de Prez Galds. En ambos cuerposse advierte la inuencia de la Sezessionvienesa.

    En el resto, los lienzos sobrios no registran otros accidentes

    que los huecos y sus ornamentos, el llagueado del semistano y lacornisa.La delicadeza de sta, por otra parte, contrasta con la ener-

    ga de aqul, corroborando una y otro la alusin modernista.El cuidado de los herrajes acenta ese carcter y contribuye

    al seoro del edicio, sin aspavientos, pero con elegancia.

    2.18. 1929. AMA-LEG 10214

    De este Proyecto parala construccin de una Barriadade Casas Humildes por el Exc-mo. Ayuntamiento, slo hemosencontrado la Planta Generala escala 1:200. La propuesta

    contempla 40 viviendas que seorganizan en dos bloques para-lelos separados por una calle,no sabemos si pblica o privada.

    Figura 22. Ordenacin conjunto casashumildes, 1929.

    Figura 21. Alzado Abelardo Snchez c/v Prez Galds, 1929.

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    Cada bloque cuenta con dos hileras de casas que se adosan porsus dependencias traseras, de manera que cada hilera recae a unacalle.

    Las viviendas son mnimas. Cada dos de ellas comparten unpaso franco desde la calle al patio, desde el cual se accede direc-tamente a la cocina/comedor que es, a su vez, distribuidor de tresdormitorios, dos recayentes a la calle y uno al patio.

    Al generoso patio compartido recaen un WC y una depen-dencia que se supone corral o trastero. Esta pieza de servicios se-para longitudinalmente las dos hileras de viviendas, mientras que,en sentido transversal, una tapia divide cada par de casas.

    Hacemos mencin de este proyecto por su singularidad, sinotro documento grco o de situacin.

    2.19. Abelardo Snchez, 1929. AMA-LEG 813

    Los encargos que recibeel arquitecto a partir de 1929 seubican en solares cada vez mscntricos. Prueba evidente deque su trabajo va calando en lasociedad, que pone en l su con-anza. Es el caso de esta vivien-da unifamiliar entre medianeras,con jardn delante y patio detrs,cuya distribucin (zona de da enla planta baja y zona de nocheen la alta, con escalera centra-

    da al fondo) reeja una puesta alda.

    La casa se eleva sobre zcalo empedrado. Los huecos delbajo (portal en el centro y una ventana a cada lado) rematan en arcode medio punto, que subraya el despiece radial de carpinteras enlos montantes. Destaca el diseo de la verja. El balcn que sobre-monta la entrada descansa sobre dos modillones laterales y unaclave/mnsula central.

    La cornisa se interrumpe en su centro y el antepecho se ele-va para acoger una suerte de emblema. Mnimo, pues, y cuidadoejercicio con delicadezas dispersas (herrajes, emblema, doble cor-nisa) como es habitual en su autor.

    Figura 23. Alzado y seccin AbelardoSnchez, 1929.

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    2.20. Prolongacin Abelardo Snchez, 1929. AMA-LEG 814

    Es sta una composicin

    donde el lenguaje de FernndezMolina se decanta en ejemplarequilibrio de sensibilidad y rigor.

    Rige la fachada un cuer-po central de simetra que res-ponde al ncleo vertical de co-municacin. La puerta, en arcode medio punto, se abre limpia

    en el lienzo, ligeramente sobre-saliente, y la sobremonta unacartela estilizada que empuja

    hacia arriba el remate en antepecho de este cuerpo, al que danrplica las dos pilastras que, en las medianeras, segregan la com-posicin de sus linderos, en un gesto cvico que insina la transicina las edicaciones adyacentes.

    Entre tales mojones, que se funden con el zcalo, se inser-tan dos cuerpos apoyados en l, cuyos pares de huecos, trabadosverticalmente, coneren a la fachada un orden gigante y la dotande escala urbana. Las mnsulas de los balcones de la planta altaanquean los dinteles de las ventanas de la baja.

    Los fancos poseen su propio remate en cornisa quemuerde los cuerpos emergentes. El faldn de cubierta de tejasirve el teln de fondo a esta escenografa urbana, ldica yprecisa.

    2.21. Prolongacin Abelardo Snchez, 1929. AMA-LEG 814

    En este edicio en chanFernndez Molina reincide en sucomposicin favorita. Se men-ciona la Prolongacin de la ca-lle de Abelardo Snchez, actualdel Rosario, pero no su auente

    sin nombre o en proyecto, ale-jada por tanto del centro urbanoe indicio del nivel de consolida-cin del ensanche sur.

    Figura 25. Alzado prolongacin Abe-lardo Snchez en esquina, 1929.

    Figura 24. Alzado prolongacin Abe-lardo Snchez, 1929.

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    El chan sin cornisa, almenado y muy ornamentado, sugiereinuencia modernista. En los lienzos, sin embargo, que recaen acada una de las calles, un elegante entablamento corrido, en cuyo

    friso se insertan los dinteles de los huecos, conserva el gusto ro-mntico-eclctico. Llagueados de sillares a todo lo alto, en un ordennico de doble altura, puntan ostentosamente el chan, la entra-da de carruajes y las medianeras. Las mnsulas bajo los balconesaseguran el engarce vertical de los huecos.

    El conjunto se muestra ligero, tal vez por el juego equvocode macizos y vanos que intercambian papeles, con su toque dedistincin.

    2.22.Parue de Canalejas c/v Joaun Costa.AMA-LEG 814 (PLANERO)(Gutirrez Mozo, 2001, 245)

    Figura 26. Alzado Parque de Canalejas c/v Joaqun Costa, 1929.

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    Como puede todava vericarse en los contados ejemplosque en la actualidad siguen en pie, alrededor del Parque de Canale-jas (hoy, de Abelardo Snchez) los edicios adoptan un aire propio

    de Ciudad Jardn, residencial y saludable.En la esquina que forma el actual Paseo de Simn Abril con

    la calle de Mara Marn, Fernndez Molina interpreta la invitacina lo pintoresco con una respuesta personal que afecta ms a losdetalles que a las pautas de composicin, las cuales son, salvo latorrecilla en ngulo, severas y consiguientemente urbanas.

    Partiendo de la torre sin-gular, un lienzo de cuatro vanos

    en dos alturas sobre semistano,compone con ella una secuenciaserena de huecos a eje, discre-tamente alternos, carpaneles yrectos, parcos, unos y otros, ensus ornamentos. El ritmo verticales regular y el horizontal se dilatatan slo, y con moderacin, en elentrepao de transicin, sin msgestos que el de la torre, dondeaumenta una planta.

    El diseo de los huecosse introvierte adentro de ellos.Tan slo el sillarejo rstico delbasamento, como la bella y bienresuelta cornisa, en los puntosde discontinuidad, del cuerpo

    principal y del torren, anan yenriquecen el conjunto.

    La prgola sobre la entra-da, que la obra (mermada con re-lacin al proyecto y en aceptableestado de conservacin) sustitu-ye por un alero semejante al delbalcn de la torre o al del mirador

    lateral bajo, juega sin ms su pa-pel de postizo oportuno.Figura 28. Foto torren Simn Abril c/vMara Marn, 1929.

    Figura 27. Foto esquina Simn Abril

    c/v Mara Marn, 1929.

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    El resto se inscribe (no se circunscribe) en los huecos: alfi-zares primorosos, montantes originales (incluso en los tragalucesdel semistano), galera de arquillos en lo alto de la torre, canecillos

    que segregan el palomar, rejeras y otros herrajes (atencin a laveleta) y despieces de carpintera.

    Los mritos del inmueble, nunca y en nada ostentoso y elnico conservado de toda la obra de este autor, estn en los deta-lles. El ornamento nunca es ajeno a ellos. Vase, por ejemplo, lascolumnillas que perlan las aristas emergentes de la torre.

    3. CONCLUSIONESEl estudio de la obra del arquitecto Francisco Fernndez Mo-

    lina nos permite sostener que nos hallamos ante una gura sin dudasingular: un hombre sensible, delicado y discreto.

    Suponemos que formado en la Escuela de Madrid, su carrera(primeros aos 20) debi discurrir a la sombra de algunas gurasde primer orden, como Antonio Flrez, Pedro Muguruza o ModestoLpez Otero, maestros todos ellos de maestros.

    La admiracin que, por otra parte, se profesa, en esos aosy en esa escuela, hacia la personalidad de Otto Wagner, arquitectoviens que conjuga lo clsico y lo moderno con genio singular, de-bi hacer mella en el estilo del joven estudiante, que har de ellocontrasea en su propio quehacer, afectuoso sin alarde y, a la vez,equilibrado sin afectacin.

    Otra referencia adquirida en esa misma escuela, ms cerca-na y domstica, puede ser la de Secundino Zuazo, cuyo racionalis-

    mo empricoalaba con razn el profesor Urrutia en su indispensableArquitectura espaola. Siglo XX.

    Al mismo tiempo y entre los compaeros de su generaciny escuela, algunos nombres han pasado a la historia con fundadoreconocimiento: anotamos los de Luis Blanco Soler (1894-1988),Carlos Arniches (1895-1955), Regino Borobio Ojeda (1895-1976),Casto Fernndez-Shaw (1896-1978), Fernando Garca Mercadal(1896-1985), Martn Domnguez Esteban (1897-1970), Luis Lacasa

    (1899-1966) de su misma edad, Luis Gutirrez Soto (1900-1977),Josep Luis Sert (1902-1983) y Luis Moya Blanco (1904-1990), paracitar slo los ms relevantes.

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    El arquitecto Fernndez no conocer el trance de la guerracivil y su breve etapa de ejercicio activo coincide con la primera pos-guerra europea y un tanto al margen de ella. En lo que atae a las

    fuentes de su estilo (porque el ocio, en aquel tiempo, se le supo-ne), el recin titulado se halla entre dos frentes inciertos: una bellepoqueen franca liquidacin (la Gran Guerra la ha desmantelado)y un Movimiento Modernocuyos maestros an apenas conocidosse apresuran a formular.

    En una situacin como esa, de abierto desconcierto, la tablade salvacin (y la Escuela de Madrid la registra) no puede ser otraque un prudente y sabio eclecticismo tocado por alguna vena, o

    veta, autctona y discreta. Entre el reciente pasado modernistayuna modernidad que est por llegar, el arquitecto Fernndez se re-fugia con buen sentido en el hogar confortable, y hasta cierto puntoinfalible, de lo clsico, amueblado con un gusto eclctico, tolerantey culto, renado y sin prejuicios.

    Este sentido domstico, abierto y moderado a un tiempo, dotaa sus proyectos de intimidad, que no escatima el espacio debido acada propsito, sin eludir la conciencia cvica de su insercin en latrama urbana.

    Y todo ello se ajusta a proporcin, para que cada pieza sehalle en su lugar y el todo se adece a l, con el talante casuista,singular, que caracteriza a la mejor arquitectura.

    En su obra se conjugan ingenuidad y nobleza a partes igua-les, sencillez y elegancia. sta esplende en su (tal vez) opera primaen el cruce de las calles del Tinte y Teodoro Camino, demolida nohace mucho. Su fachada para el Callejn de las Portadas es unmodelo de proporcin clsica. Y el neo-romanosui generisque des-

    pliega en el barrio (marginal) de San Ildefonso no puede por menosde causarnos asombro en su poca.

    Su propuesta para la Carretera de Ayora, asimismo en situa-cin perifrica, reeja la honradez con la que el arquitecto entiendesu quehacer profesional y a la vez denota el acento puesto en eltratamiento de los muros y sus cualidades tctiles.

    En la ampliacin y reforma de la casa y tienda de la esquinade las calles de Lozano y Puerta de Valencia, luce por otra parte su

    sensibilidad en el modo de articular lo viejo y lo nuevo.

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    EL ARQUITECTO FRANCISCO FERNNDEZ MOLINA (1899-1929)

    A partir de 1925, los diseos de Fernndez Molina prescin-den de licencias decorativas y se atienen a la disposicin de sushuecos que, o bien asientan en el zcalo del edicio, o bien penden

    de su cornisa, lo cual conere a sus alzados la levedad propia delas imgenes especulares (una leccin aprendida en El EscorialdeJuan de Herrera, fachada de los frailes).

    Al ao siguiente, el arquitecto lleva a cabo una sntesis ensus composiciones del muro (la tesis) y los huecos (sus anttesis).Sus diseos eluden todo ornamento en las piezas activas de la f-brica y decoran tan slo sus zonas pasivas. As, el adorno se instalaen el reposo, siguiendo el ejemplo de la metopa clsica.

    1927 y 1928 son sus aos de arquitecto municipal y provin-cial, en los que desciende el nmero de proyectos realizados y suacabado adolece de cierto descuido, que no afecta al conjunto, peros a los detalles.

    Y 1929 es el ao de su denitivo (y pstumo) reconocimiento,en el que sus obras jalonan el eje de la ciudad, paralelo a su CalleAncha, que conguran las de San Antonio y del Rosario.

    Consciente de su mayora de edad profesional y de su creci-da responsabilidad urbana, el arquitecto Fernndez asume el salto

    a que se obliga la casa en relacin con la ciudad y agrupa los hue-cos domsticos con vistas a una imagen urbana. Un orden gigantea la manera palladianamide ahora y ritma sus alzados, cuyo len-guaje ornamental se decanta por la sezession vienesa.

    La promocin de casas humildes para el Ayuntamiento (decuyo aspecto no tenemos noticia) constituye el contrapunto socialque se intuye en la vocacin de este arquitecto siempre atento a ladignidad de sus obras al margen de su rango y situacin.

    La arquitectura de Fernndez Molina posee la virtud del mimoen el detalle sin descuido del rigor en el conjunto. Es por ello muyde lamentar que de su obra, tan abundante en tiempo tan breve, seconserve slo (y un tanto desgurada) la casa adyacente al Parquede Canalejas (hoy de Abelardo Snchez), de 1929 (el ao en queMies van der Rohe alza en Barcelona su Pabelln Alemn, paradig-ma de la Modernidad) que hemos registrado.

    En ella, el arquitecto albacetense juega un juegopintorescocon discrecin que le redime del absurdo fantstico. Para ello, ador-

    na hacia adentro, en un gesto de introversin que quiz nos hablade su propia personalidad.

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    Arquitecto Municipal a sus 28 aos, Francisco FernndezMolina muere sin haber alcanzado los 30. Y lo que pudo haber lle-gado a ser su contribucin al naciente proyecto urbano de Albacete

    se nos ha quedado en un rico, pero insuciente, anecdotario dearquitecturas cuya memoria duerme en los archivos.

    De su carcter humano cabe decir, porque sus obras as loacreditan, una inteligencia lcida, una slida cultura, una na sensi-bilidad y una ms que notable laboriosidad. Su innato sentido de lajusticia queda patente en la dedicacin indistinta que presta a todossus clientes y a todos sus trabajos. Es obvio que Fernndez Molinaentenda su profesin como un servicio a la sociedad y la oportu-

    nidad de construir mbitos para la vida humana, pblica y privada,festiva y cotidiana, que la hicieran ms amable y naturalmente com-partida.

    El mundo diminuto(haciendo uso de la frmula semperiana)que fabrica el arquitecto hace mutuamente habitables la ciudad y lacasa porque, pensndolas con calma y atendiendo a todos y cadauno de sus pormenores, cuida de ellas y nos cuida desde ellas.Ahora, cuando la constelacin de stars architectsdeslumbra desdesu efmero rmamento meditico, el mensaje de Fernndez Molinanos insta a la modestia que es inherente al sentido humano del que-hacer arquitectnico.

    Ms all de la curiosidad inicial de averiguar por qu Albacetepuso el nombre de Arquitecto Fernndez a una de sus calles, esteartculo quiere ser un homenaje a su labor profesional y una invita-cin a reconsiderar el perl de una profesin que tiene encomenda-do el disponer de espacios para el ejercicio pleno de la habitacinhumana.

    4. REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS

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