Dialéctica del Mal. De Que se rie el Diablo

download Dialéctica del Mal. De Que se rie el Diablo

of 11

Transcript of Dialéctica del Mal. De Que se rie el Diablo

  • 7/30/2019 Dialctica del Mal. De Que se rie el Diablo

    1/11

    Dialctica del Mal.

    (De qu se rie el Diablo?)

    JOSE LUIS CARDERO LOPEZ

    Lugo, 1946. Doctor en Ciencias Polticas y Sociologa por la Universidad Complutense deMadrid. Especialidad, Antropologa Social. Ha presentado un proyecto detesis doctoral en la UNED, Facultad de Filosofa, Departamento deFilosofa Moral y Filosofa Poltica (RACIONALIDAD Y PODER: UNATRANSFORMACIN POLTICA DE LOS UNIVERSOS SIMBLICOS).Campo de trabajo: Mitologa, Simbologa, Hermenutica. Es funcionariode la Administracin Civil del Estado y trabaja en el Ministerio deEconoma, Madrid.

    Trabajos publicados:En A Parte Rei. Revista de Filosofa:

    - El miedo del dios.- La furia del dios.

  • 7/30/2019 Dialctica del Mal. De Que se rie el Diablo

    2/11

    Existe una tendencia de anlisis dentro de la modernidadque, cuando vuelve la mirada hacia el interior de los asuntoshumanos, es decir, cuando intenta explicar, sino los asuntos-en-si,

    al menos el aspecto que dichos asuntos presentan, se encuentra,segn parece, con un terrible panorama: detras de las promesas deun progreso indefinido se ocultan las formas siniestras del horror yde la destruccin. La modernidad esconde dentro de s una vadirecta hacia el infierno.

    Es por eso que el Diablo se rie? La risa del Diablo seraentonces el producto de una equivocacin de ruta cometida por loshumanos estpidos? Sera motivo de su risa el hecho que,primero, nos enga en el Paraso y ahora nos hace errar de nuevo

    y de que forma!- en nuestro camino colectivo?Ante todo conviene examinar este asunto de la risa. Algunos

    estudiosos de los acontecimientos ms destacados de la historiahumana ponen de manifiesto tal cuestin. As, Ron Rosenbaum, ensu propsito de explicar a Hitler, hace recuento de las veces en lasque ese individuo tan poco gracioso utiliz la risa como amenaza, ocomo alegora de la amenaza, cuando manifestaba sus intencionesen algunos discursos al referirse a los judos que antes se rean acerca de las predicciones de Hitler sobre su fn (el de los judos)-pero que ahora en pleno desarrollo del Holocausto- ya han dejado

    de reirse 1. Tambin, en relacin con ello, tenemos como ejemploseguramente bien conocido por los lectores, esa actitud exhibidapor Jorge de Burgos, uno de los protagonistas de El nombre de larosa, que dice renegar de la risa como si de un rasgo satnico setratara, ya que transforma al humano en un simio de cara retorciday le aleja de su destino celestial y divino (verba vana aut risui aptanon loqui) 2.

    En realidad, la risa casi siempre ha tenido una pobreconsideracin entre los analistas de la historia humana, gente por lo

    general muy seria y circunspecta. Ellos, por encima de losmomentos gozosos, han preferido invocar directa oindirectamente- el sufrimiento y el dolor, los gritos y las lgrimas,que no han sido escasos, todo hay que decirlo. Tal vez por eso alDiablo, imagen paradigmtica y socialmente bien establecida delEnemigo, se le hace partcipe y hasta generador primero ymalintencionado de la risa (l se re cuando atrapa por fin un almaescurridiza, cuando se la lleva al infierno, cuando consigue que elincauto ser humano tropiece y caiga en el pecado, cuando le induce

    al error, etc.). Pero al Maligno casi nunca se le representa en esosnuestros archivos cognitivos, llorando, gimiendo o lamentndose

  • 7/30/2019 Dialctica del Mal. De Que se rie el Diablo

    3/11

    amargamente, aunque, por la lectura entre lneas de aquello quenos han contado de l los hermenutas que cavilan sobre losasuntos de la salvacin humana y los diversos redentores quetratan de socorrer a esta nuestra especie desdichada, motivos ms

    que sobrados tendra para el llanto, no ya por l mismo o por losresultados de su rebelin fallida o de las remotas conspiracionesurdidas en lo ms alto, sino por nosotros, es decir, por esasextraas criaturas que, tras un quiebro dialctico, de ser los reyesde la Creacin se convierten en el objetivo pre-supuesto yprivilegiado de sus ardides. No obstante y sea como fuere, el Diablono solo se re y de algn modo fabrica la risa. Adems, se leacusa de intentar contagiarnos ese colapso incontenible de muecasfaciales, movimientos corporales convulsos y exhalaciones areasque tanto nos hace de menos, segn algunos.

    Pero la cuestin de la risa no tiene nicamente relacin conel Diablo. Tambien tiene que ver con el Mal (es decir, con uno delos extremos de lo Sagrado) en un sentido mucho ms amplio. Nosolo porque la risa- est en contacto muy directo, segn losocialmente establecido, con muchos de los personajes malos,malvados, malignos, de nuestro imaginario colectivo, sino porque,adems, la necesidad de su control es el camuflaje de un principioque pretende ser reputado como moral y que se hallacuidadosamente oculto en nuestra mente desde los primeros

    momentos de la socializacin, depositado en ella a lo largo devarias etapas de ese proceso mediante el cual los individuos seintegran en el grupo social.

    Ese principio induce directamente en nosotros la activacinde un modelo cognitivo: aqul por el que se manifiesta unaequivalencia genrica entre violencia y Mal, negando al tiempo lacorrespondencia tambin presente, pese a todo- entre violencia yBien, haciendo de esas dos articulaciones/oposiciones de ideas,aparte de verdades-muestra que funcionan en un universo de

    abstracciones, el producto lgico de la presencia inevitable,quiz hasta necesaria, terminarn por confesarnos algunoshermeneutas- de lo demonaco en el mundo. Sin embargo, si bien laviolencia asimilada al Mal es formalmente rechazada y negadacomo argumento, como propsito, como herramienta y objetivo, locierto es que esa misma articulacin violencia-Mal, continasiendo uno de los signos explicativos ms visibles y omnipresentesde nuestra civilizacin, una civilizacin que, en los ltimos siglos seha desarrollado casi exclusivamente es preciso decirlo- a partir de

    un modo de produccin muy concreto: el capitalismo.

  • 7/30/2019 Dialctica del Mal. De Que se rie el Diablo

    4/11

    Por tanto, hay un uso social intencionado e ideolgicamentecalculado de la relacin violencia-Mal que, sin embargo, espblicamente presentada con un carcter demoniaco y comoproducto de las actividades del Maligno o de sus agentes- y hay

    asimismo un uso y un conocimiento sociales aunque furiosamentenegados- de la relacin violencia-Bien. Cmo explicar semejantecontradiccin?

    Uno de los caminos para llegar a explicarla pasa, primero,por reconocer la necesidad de la existencia y presencia de la propiacontradiccin en s y, segundo, por reconocer su falsa apariencia.En realidad no se trata, segn veremos, de una contradiccinplenamente contradictoria o contradiccin en sentido estricto, sinode una slo aparentemente contradictoria3, condicin deambigedad que tambin forma parte del entramado estructuraloculto del principio moral al que antes me he referido. Asimismoes necesario tener en cuenta que, despus de todo, tambin existenmuchas otras formas de violencia que son social y moralmenteaceptadas, aun cuando su conexin con principios como el Mal oel Bien sean en tal caso pura y simplemente pasadas por alto 4.Incluso, algunas de esas formas de violencia van a ser ademsfomentadas y establecidas como rasgos de comportamientonecesarios para definir identidades individuales y colectivas- opara establecer lmites y valores a diferentes niveles.

    Verdaderamente slo se consideran malas y reprobables en elsentido moral que tales trminos ilustran dentro del conjunto demodelos cognitivos caractersticos de cada grupo social- ciertasformas de violencia, a las que enseguida se confirma adems comoilegtimas 5.

    Entonces, podemos considerar que existen formas deviolencia que se hallan vinculadas al Bien y que el grupo socialpuede llegar a utilizarlas aun cuando no las reconozca en esevnculo concreto? O, dicho de otra manera: Conseguir el Bien -sea

    ste lo que fuere- puede lograrse utilizando algunas formas deviolencia no reconocidas socialmente? En realidad, la nica manerade aceptar sin crispaciones en el grupo social esta dicotomaestablecida entre algunas formas de violencia y el Mal y algunasotras formas de violencia y el Bien, se esconde precisamente bajola contradiccin solo aparentemente contradictoria de la quehablamos al principio. Es decir: el carcter que las relaciones deproduccin vigentes y actuantes en el capitalismo imprimen sobrelos sujetos de dichas relaciones los individuos, en este caso-

    determina la necesidad de una ausencia real y verdadera de Planmoral (el mercado no se gobierna por factores morales, sino por

  • 7/30/2019 Dialctica del Mal. De Que se rie el Diablo

    5/11

    factores productivos). En el campo determinado por tal ausenciareal de Plan moral no sirven valores como Mal y Bien, que en esembito no poseen significado alguno, al menos desde el punto devista funcional del sistema, aun cuando hayan de ser

    necesariamente esgrimidos o agitados como fantasmagorastranquilizadoras (Qu otra finalidad puede tener sino el edificiomoral en el modo de produccin capitalista ahora globalizado?).Sin embargo, lo cierto es que, en el paraso de la libertad (demercado), en el mismo centro de un mundo en el que la risa noposee buena reputacin, no es posible poner de manifiestolibremente el entramado autntico del proceso que reduce a losindividuos a objetos en el funcionar del modo productivo. Por ello esnecesario crear artificialmente una equivalencia o sustitucin,articulada sobre una oposicin virtualmente funcionante, entreprincipios que se inscriben en la mente de los individuos comoantagnicos (por ejemplo, Bien Mal), pero cuyo funcionamiento einterrelaciones reales aparecen en su mayora veladas ydesactivadas.

    Desde luego tal oposicin no queda establecida en solitario,ya que as podra determinarse con una cierta facilidad, a pesar delos aspectos ocultos, su carcter de imposicin ideolgicamentedeterminada. Por ello se coloca en el medio de un juego complejode muchas otras oposiciones concurrentes, constitudas en

    estructuras de conceptos antagnicos (limpio sucio, puro impuro, dentro fuera, derecha izquierda, arriba abajo, normal anormal, ortodoxo - heterodoxoetc.) a lo largo del proceso desocializacin de los individuos. Existen construcciones simblicascomplejas por ejemplo, las religiones- que, a su vez, puedenvincular y activar muchos de tales juegos de oposiciones, haciendoque la estrategia simblica discurra por los cauces socialmenteaceptados; de hecho quiz sea ese uno de los cometidosprincipales de las cosmovisiones religiosas. La mitologa es otro

    instrumento que, en su mbito, tambin ayuda y colabora en esatarea.

    Pero esto no es todo. Si somos capaces de ver ms all deesa niebla conceptual impuesta durante el desarrollo de nuestrapersonalidad a lo largo del proceso educativo al que todos estamossometidos desde que nacemos e incluso desde antes, siconsideramos la preparacin cultural intensiva de que son objeto losotros protagonistas y el propio mbito de nuestra llegada al mundo-tal vez se pongan de manifiesto los entramados ms importantes

    del universo moral en que nos desenvolvemos los seres humanos.

  • 7/30/2019 Dialctica del Mal. De Que se rie el Diablo

    6/11

    En primer trmino, parece extraa tanta y tan continuadainsistencia sobre la cualidad moral de una cosmovisin como laimplantada en los grupos sociales que forman nuestra civilizacin.A qu obedece ese empeo? Este modelo cultural llegar a ser

    cualquier cosa, pero, por ms que se obstine en su desarrolloideolgicamente condicionado y en sus consecuencias, de ningunamanera podr ser moral, al menos en el sentido que, comunmente,cabe deducir de los sistemas morales 6. El Bien y el Mal debernpoder articularse uno en funcin de otro y, precisamente, va a seras como se entienden en algunas cosmovisiones o desdedeterminadas perspectivas. Pero ambos han de funcionar en elseno de un constructo cognitivo en el que vayan a ser posibles almenos ciertos acuerdos o convenios mnimos respecto a unreferente considerado como moral en sentido estricto, aunquedichos acuerdos o convenios no sean otros que los postulados ensu momento por John Rawls 7. Fuera de un mbito semejante, Bieny Mal carecen de significado coherente, por ms que todava seaposible proporcionar a estos conceptos unos cuantosrevestimientos ticos oportunistas, adecuados para su utilizacinen ciertos momentos y circunstancias convenientes para losintereses del Poder.

    En segundo lugar, las contradicciones. Por lo general, stassuelen funcionar como elementos catalizadores de cambios

    cualitativos. Es posible entender y hasta describir de un modoamplio el valor de contradiccin de las contradicciones, sobre todosi consideramos que ellas se desenvuelven en universos definidospor grados de libertad en los que no estn permitidas aun cuandofueran tal vez posibles- todas las contradicciones, ni se puedenexpresar absolutamente todos los valores de contradiccin. Quocurre, en tal caso, con la contradiccin manifiestamente expresadaentre el hecho de la negacin social de la violencia asimiladaformalmente al Mal, la negacin furiosa de la violencia asociada al

    Bien y la tolerancia y hasta la aceptacin recomendada- de laviolencia como signo necesario en muchos aspectos de laconvivencia? Y que ocurre, sobre todo, cuando esa contradiccinse produce en un sistema pretendidamente moral que asigna Bien yMal incluso dira ms, Legitimidad e Ilegitimidad- a cadacircunstancia de su acontecer?

    En tercer lugar, hablemos de la asignacin de ciertos tiposde violencia. Pero no me refiero ahora al hecho ya apuntado devincular un tipo de violencia al Mal y otro tipo de violencia al Bien,

    sino al propio hecho de asignar, considerado en s, emanadoaparentemente de una necesidad. Porqu se nos exije asignar,

  • 7/30/2019 Dialctica del Mal. De Que se rie el Diablo

    7/11

    es decir, sealar y distribuir, en este caso tipos de violencia, entreMal y Bien, o entre personas o cosas? 8 Esto es Malo pertenece alMal, aquello es Bueno pertenece al Bien. Este individuo es Malo,aqul es Bueno. Este comportamiento es Malo, aqul otro es

    Bueno. Tales asignaciones llenan con su peso una buena parte denuestra existencia. Al principio, en los primeros aos de vida social,el resultado de las asignaciones que otros hacen por nosotros ysobre nosotros, nos es impuesto, sin que podamos hacerdemasiado por evitarlo o por sustraernos a su influencia. Mas tarde,hasta el momento de nuestra muerte o desaparicin/desactivacinsocial, las asignaciones ruedan, casi, por s solas. En apoyo deestos elementos condicionantes van a actuar la religin y lamitologa, tanto dentro de la familia como fuera de ella, junto con elpoder coercitivo del Estado y el de las diversas instituciones,polticas, sociales o grupales.

    De tal manera, en nuestro Principio fue la asignacin; laherencia de nuestros antecesores adems de la capacidad desimbolizar- es un cierto, determinado y muy disputado, mayor omenor segn el estatus de cada individuo, poder para asignar.Nuestra propia conviccin acerca del derecho que nos correspondea efectuar ciertas asignaciones, se deriva directamente de lanecesidad que el propio sistema tiene de autoperpetuarse. Como elsistema es una organizacin compleja, el poder de asignar crecer

    mientras crezca y se desarrolle la complejidad en s de laorganizacin social. Durante el ciclo creciente, las asignacionessern numerosas y permanecern estrictamente establecidas.Cuando el sistema se torne rgido y poco propicio al cambio, elproceso de asignacin se har mas laxo, menos eficiente y pococondicionante para los individuos aislados. De todo ello resultarncambios cualitativos importantes tal vez decisivos- para lasociedad y para la cultura que es su reflejo.

    Trama desvelada es trama desencarnada, desproveda de

    su oculta carga significante, sacrificio evidente de las escondidassemiosis destinadas al aturdimiento, aunque quiz no en toda suextensin/intensin, o al menos en toda la que sera necesaria parauna completa liberacin de la influencia de los planes cosificadores.Pero, en este caso, no importa tanto la eficacia como el propsitode conseguir la conciencia de una nueva ilustracin. En la lnea denuestra argumentacin, la asignacin/adjudicacin de la risa al Malsupone tambin, por ella misma, la concatenacin moral de otrosmuchos conceptos, cuyos significados no pareceran a primera vista

    vinculados a una traduccin ideolgicamente activada desentimientos y deseos.

  • 7/30/2019 Dialctica del Mal. De Que se rie el Diablo

    8/11

    Qu se desprende de todo ello? Entre otras cosas, semanifiesta el tremendo poder del engao representado por lo serio ycircunspecto. Lo serio y circunspecto que revisten siempre y encualquier caso al Poder. Nada hay ms serio que el Poder y sus

    corolarios. Ah si que no hay motivo para chanzas, porque sonmuchos los siglos de sangre y de carne humanas aventadas ydesgarradas para que se nos asome ni tan siquiera la brizna de unarisa. Pero, precisamente, es en lo tan silencioso y oscuro donderesuena con mayor fuerza la risa diablica. Seal de una profundahuella marcada en nuestro ser, si es que, verdaderamente, somoscapaces de oir aquellas carcajadas demonacas. De manera que elautntico problema ya no es la risa en s, ni tampoco su pretendidoy diablesco agente causal, sino la capacidad o incapacidad depercibirla por encima o por debajo- de nuestro aturdimientoinducido y auto-promovido. Y, particularmente, el hecho de que elacto de reir nos haya sido ya, de manera incuestionable, asignadoen nuestras propias narices a uno u otro campo de una moral queno existe, que, seguramente, no habr existido nunca. El gransecreto del Plan moral es, por tanto, su total y absoluta no-necesidad.

    El asignar tiene entonces que ver mucho y en gran maneracon semejante proceso de revelacin-manifestacin delantagonismo subyacente a esos juegos de oposiciones vicarias. El

    dios de nuestras religiones es un seor serio. Adems de dueo deltiempo y de lo que hay ms all del tiempo, l es el padre de lanegacin y del acotamiento en el sentir y en el expresarse del ser.La seriedad va intimamente ligada cosida, si as se puede decir- almiedo, nuestro miedo, que a su vez es el miedo del dios. Si lospecadores dejan de sentir miedo (al castigo, al infierno), si lostrabajadores dejan de sentir miedo (al despido, a la miseriasocialmente condicionada), si los seres humanos dejan de sentirmiedo (a su cuerpo, al placer libremente recibido y proporcionado),

    entonces, qu sera del dios? Nada de risas, pues. Que se ria eldiablo. Ese es su papel.

    Pero queda algo ms, surgido de ese agitar-se delsimbolismo establecido y aceptado por la norma. El juego de la risahace estremecer las estructuras maestras de la organizacincultural que sirve de soporte justificador a lo poltico y lo econmico.Nada ser como antes despus de que la risa embadurne la carahiertica del Poder y deje al descubierto su cruda calaveraputrefacta. Sin embargo, el Poder intentar quitar importancia a esa

    mueca que, involuntariamente, ha manifestado el resplandor negrocontenido tras la mscara, es decir, intentar controlar la risa,

  • 7/30/2019 Dialctica del Mal. De Que se rie el Diablo

    9/11

    reducindola desde su pagano y diablesco carcter originario alredil aseado y civilizado del teatro del mundo. Si la risa puede salirde sus cauces y convertirse en un orgasmo no legitimado en loscuadros de los placeres oficiales, es necesario desactivarla, o, tal

    vez mejor, reconducir su energa primaria y libre hacia elaturdimiento.Porque, aunque no lo sepamos a travs de la informacin

    contenida en los mapas cognitivos/comportamentales, archivadosen la cadena compleja de modelos cognitivos que nos han sidoimplantados en los procesos de socializacin y mediante lasinfluencias permanentes y condicionadoras que sufrimos en elproceso vivencial, aunque no lo sepamos, digo, o no queramossaberlo, del Poder emana y se alimenta el Sol Negro. No slo delPoder, pero s de l en su mayor parte. Y el Sol Negro es algo muyserio. Por eso, su imagen, su signo, figuraba grabado y an figura,que yo sepa- en el suelo de una sala que hay en cierto castillodonde, en tiempos, anid algo muy oscuro, capaz de helar en suraz cualquier espasmo alegre. El castillo aqul represent duranteun tiempo y representa todava, lo que muchos sectarios del Poderquisieran para nosotros: la seriedad de una vida limitada, hosca ysencilla (para la mayora de dichos sectarios, que sepamos contarhasta quinientos y que aprendamos a respetar el Poder y sussignos es conocimiento suficiente). Una vida, pues, dotada de la

    irresistible capacidad de auto-oscurecimiento que proporciona laresignacin planificable, y, por qu no decirlo, favoreciendo unaexistencia que guarde tambin en sus entraas, como signopreventivo, cierto aroma de crematorio.

    Y la risa viene, segn parece, a trastocar todo ese plan.Incluso lo hace quiz ms que ninguna otra cosa- la propia risa delDiablo. sta es como el aviso, en cierto modo solidario y cmplice,que nos llega desde la fbrica donde se cuece un proyecto demundo que est ah, ante nosotros, intentando avanzar para

    sumergirnos en su oscuridad, queriendo convertirse en necesario,en la nica alternativa posible. Desde la imagen de una risaculpable, concebida y mostrada como testigo de un propsitopretendidamente hostil y calculado, que, segn nos dicen, slobusca nuestra prdida, hasta la risa-advertencia que nos sugiere:No comais de lo que os ofrecen. Est envenenado y es serio, vaun camino que es tan grande como el mismo universo. Jamspodramos recorrerlo entero nosotros solos.

    Aunque tal vez la risa del Diablo no sea ms que un eco de

    nuestra propia risa desesperada. Sabemos que los viajeros a losque un azar conduce antes de tiempo al mundo de los muertos, es

  • 7/30/2019 Dialctica del Mal. De Que se rie el Diablo

    10/11

    decir, al Ms All, no deben probar nada de la comida o de labebida que, en dicho mbito, puedan ofrecerles. Si comen o bebenen ese mundo, no podrn volver a ste nunca ms. La cuestin es:Comeremos y beberemos nosotros del nuevo mundo que

    algunos nos brindan? Si as lo hacemos, seguramenteescucharemos luego una gran risotada. Pero, en este caso, nopodremos culpar de ella al Diablo.

  • 7/30/2019 Dialctica del Mal. De Que se rie el Diablo

    11/11

    1 RON ROSENBAUM,Explicar a Hitler. Los orgenes de su maldad. Siglo XXI Editores. Mxico 1999.2 No pronunciar palabras vanas o que exciten la risa. UMBERTO ECO,El nombre de la rosa. Editorial Lumen.

    Barcelona, 1988. Pg.100 y s., pg. 121 y s.. Traduccin de citas y textos latinos por Toms de la Ascensin Recio Garca.O.c., pag. 615.3 Es decir, una contradiccin desactivada de su impulso dialctico, porque dicho impulso podra llevar hacia un cambio

    cualitativo, lo que no se desea en este caso.4 Por no citar ms que dos ejemplos entre los muchos existentes, la violencia ligada a la consecucin y conservacin del

    estatus en los grupos sociales o la violencia desarrollada contra la Naturaleza, que conforma la mayora de los actos

    denominados de conocimiento cientfico.5 Si tales formas se examinaran concienzudamente, podra sin duda verse muy bien la correspondencia entre esas formas de

    violencia calificadas como ilegtimas y las actitudes defensivas o protectoras que muchos individuos y colectividadesadoptan frente a las agresiones polticas, ideolgicas y sociales propiciadas por el desarrollo de los intereses de las clases,

    capas o castas dominantes en cualquier tiempo histrico, pero quiz mucho ms evidentes ahora, en nuestro mundo

    globalizado.6 Esto es, en el sentido determinado por aquellas doctrinas que, en caso de duda respecto a la licitud de un acto, permiten al

    sujeto realizar una eleccin justificable. Se trata, principalmente, de resolver la cuestin de las relaciones entre libertad y

    ley, recurriendo a principios universalmente aplicables. VaseEnciclopedia de la FilosofaGarzanti. Ediciones B.,

    Barcelona, 1992. pg. 679 y s.7 En susLecciones sobre filosofa moralo enEl liberalismo poltico, por ejemplo.8 Y no me refiero, desde luego, unicamente, a la necesidad humana que conduce a la clasificacin y ordenamiento del

    Cosmos. Me refiero, en este caso, a una pulsin que puede acompaar a esa necesidad pero que no ha de confundirse con

    ella.