Desarrollo Sostenible de la Argentina Agroindustrial ... · una matriz menos circular no era...

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1 Desarrollo Sostenible de la Argentina Agroindustrial Agroalimentaria BIOECONOMÍA Aporte al análisis de los problemas y soluciones bajo el aprovechamiento de las ventajas comparativas de Argentina basadas en la disponibilidad de recursos naturales y tecnológicos para producir biomasa. Argentina dispone de una hectárea/habitante con buena capacidad de fotosíntesis los 365 días del año; de allí que con tecnología muy bien desarrollada y aplicada se produce el equivalente energético y proteico para alimentar potencialmente a 440 M/habitantes. Nuevo rol de la bioeconomía, economía circular y biorefinería en el proceso de transformación e industrialización de la biomasa, aumento de la producción granaría (de 110 a 165 M/tn de granos en 10 años), con paralelo aumento de valor en origen, incremento de renta y trabajo genuino en el interior productivo con desarrollo ordenado, sustentable y sostenible manifestado en un aumento de un 20% del valor dolarizado de la tonelada promedio exportada (de los 812 U$S/tn actuales a 1.000 U$S/tn en los próximos 10 años) basados en mejoras de productos de base tecnológica e innovadores. Paralelamente una reducción de costos del sistema productivo (mejorar en infraestructura y logística, reducción de transporte innecesario, reducción de carga impositiva, leyes laborales mejorables, formación de RRHH con mayor y mejor orientación productiva), mejor orientación de las inversiones públicas/privadas en CyT y procesos innovadores de I+D, mejoras de las articulaciones públicas/privadas para el desarrollo de mercados, nuevo rol de actores estratégicos del desarrollo local, Intendentes y Consejos Deliberantes del interior productivo, mejora de la institucionalidad pública y privada donde el uno más uno sean tres (clúster, asociativismo, cámaras), desarrollo de la marca argentina en todos los procesos agroindustriales y agroalimentarios locales, provinciales y nacionales, todo ello con un fuerte énfasis en la mejora y reorientación productiva de la educación pública y privada. Todo ello evidencia un gran objetivo país, poner al sector agroindustrial argentino como el motor del desarrollo de trabajo genuino en el interior del país , darle a este sector mayor protagonismo de lo que hoy representa en el país (15% PBI), pasar de 2.7 M/puestos de trabajo (directo/indirecto) a 3,7 M/puestos de trabajo en 10 años, contribuir con otros sectores a llevar el monto de exportaciones totales de Argentina de 57.000 M/U$S en 2015 a 100.000 M/U$S en 10 años manteniendo la agroindustria el 60% de representatividad, con un fuerte aumento de cantidad de toneladas exportadas y también un aumento del valor de la tonelada y que ese valor sea agregado en origen en su mayoría por empresas Pymes asociativas de escala y tecnología competitiva y sostenible en lo económico, social y ambiental. Argentina en el 2015 terminó con una balanza comercial negativa de 3.000 M/U$S, cuando lo normal para una Argentina sostenible sería como mínimo unos 12.000 M/U$S positiva.

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Desarrollo Sostenible de la Argentina Agroindustrial Agroalimentaria BIOECONOMÍA

Aporte al análisis de los problemas y soluciones bajo el aprovechamiento de las ventajas

comparativas de Argentina basadas en la disponibilidad de recursos naturales y tecnológicos para

producir biomasa. Argentina dispone de una hectárea/habitante con buena capacidad de

fotosíntesis los 365 días del año; de allí que con tecnología muy bien desarrollada y aplicada se

produce el equivalente energético y proteico para alimentar potencialmente a 440 M/habitantes.

Nuevo rol de la bioeconomía, economía circular y biorefinería en el proceso de transformación e

industrialización de la biomasa, aumento de la producción granaría (de 110 a 165 M/tn de granos

en 10 años), con paralelo aumento de valor en origen, incremento de renta y trabajo genuino en el

interior productivo con desarrollo ordenado, sustentable y sostenible manifestado en un aumento

de un 20% del valor dolarizado de la tonelada promedio exportada (de los 812 U$S/tn actuales a

1.000 U$S/tn en los próximos 10 años) basados en mejoras de productos de base tecnológica e

innovadores.

Paralelamente una reducción de costos del sistema productivo (mejorar en infraestructura y

logística, reducción de transporte innecesario, reducción de carga impositiva, leyes laborales

mejorables, formación de RRHH con mayor y mejor orientación productiva), mejor orientación de

las inversiones públicas/privadas en CyT y procesos innovadores de I+D, mejoras de las

articulaciones públicas/privadas para el desarrollo de mercados, nuevo rol de actores estratégicos

del desarrollo local, Intendentes y Consejos Deliberantes del interior productivo, mejora de la

institucionalidad pública y privada donde el uno más uno sean tres (clúster, asociativismo,

cámaras), desarrollo de la marca argentina en todos los procesos agroindustriales y

agroalimentarios locales, provinciales y nacionales, todo ello con un fuerte énfasis en la mejora y

reorientación productiva de la educación pública y privada.

Todo ello evidencia un gran objetivo país, poner al sector agroindustrial argentino como el motor

del desarrollo de trabajo genuino en el interior del país, darle a este sector mayor protagonismo

de lo que hoy representa en el país (15% PBI), pasar de 2.7 M/puestos de trabajo

(directo/indirecto) a 3,7 M/puestos de trabajo en 10 años, contribuir con otros sectores a llevar el

monto de exportaciones totales de Argentina de 57.000 M/U$S en 2015 a 100.000 M/U$S en 10

años manteniendo la agroindustria el 60% de representatividad, con un fuerte aumento de

cantidad de toneladas exportadas y también un aumento del valor de la tonelada y que ese valor

sea agregado en origen en su mayoría por empresas Pymes asociativas de escala y tecnología

competitiva y sostenible en lo económico, social y ambiental.

Argentina en el 2015 terminó con una balanza comercial negativa de 3.000 M/U$S, cuando lo

normal para una Argentina sostenible sería como mínimo unos 12.000 M/U$S positiva.

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El INTA como institución perteneciente al MINAGRO puede constituirse en una herramienta

tecnológica clave para los procesos que se pretenden implementar, posee un Programa Nacional

de Agroindustria y Agregado de Valor muy completo y diversificado temáticamente, muy bien

dimensionado en las disciplinas de investigación básicas y muy bien apoyado en un Proyecto

Integrador 1: “Procesos tecnológicos agroindustriales para agregar valor en origen en forma

sustentable” con una amplia intervención de agentes a nivel del territorio (NOA - NEA - Centro

Patagonia) en más de 18 Experimentales, 35 Agencias de Extensión y Centros Tecnológicos de

INTA, pero además con una fuerte articulación pública/privada con todas las instituciones del

interior del país, por cadenas, por sectores o áreas transversales como el caso de la agricultura de

precisión, eficiencia de cosecha y postcosecha, energía renovable, la bioenergía, la biotecnología,

las buenas prácticas de producción e industrialización y desarrollo de nuevos mercados locales y

globales.

En ese contexto de necesidad de cambios profundos de la matriz productiva, que mejore la

sostenibilidad del país en lo económico, social y ambiental aparecen muchas ideas de cómo

estratégicamente implementar los cambios; cuándo, con qué actores principales, dónde, con qué

inversiones, si es dinero propio que se necesite blanquear de manera lógica para invertirlo en

áreas productivas de riesgo o bien inversiones foráneas que si bien derraman puestos de trabajo,

no poseen otro objetivo más que el de generar ganancias y repatriarlas como indica la lógica, o

bien provocar cambios mixtos donde el estado permita que las empresas agroindustriales y

agroalimentarias se radiquen cumpliendo normativas de sostenibilidad definidas por Argentina y

un compromiso de inversión con el desarrollo local, aspecto lógico de todo objetivo desarrollista

nacionalista, y como se dijo de objetivo mixto donde el 80% de los esfuerzos de los diferentes

estados municipales, provinciales y nacionales sean dirigidos a fomentar y facilitar el desarrollo de

empresas Pymes de base tecnológicas en todo el interior productivo con fuerte apoyo de

estructuras visibles y no visibles para que al finalizar el año calendario el resultado de la renta

generada como ganancia sea reinvertida en el interior productivo y se genere un ambiente de

sinergismo con desarrollo sostenible, claro que en este contexto también existen cabidas de

empresas mixtas de capitales mixtos y también la posibilidad y necesidad que los argentinos nos

asociemos e invirtamos en el exterior si la situación de mercado o de competitividad así lo

amerita.

¿Con quiénes hacerlo? Con los productores primarios hoy sin posibilidad de crecer

horizontalmente y con capacidad de formar Pymes de intervención vertical de escala y tecnología

competitiva y sostenible. La nueva ley Pyme está muy acorde a esta línea de desarrollo.

La palabra y la esencia del cambio poseen un fuerte componente de ASOCIATIVISMO

EMPRESARIAL, que no siempre tiene que ser cooperativismo (que es bueno y positivo que exista)

sino diferentes figuras jurídicas evolucionadas que hoy se pueden concretar.

El valor agregado de la Producción Agropecuaria Argentina en Origen y la Agroindustrialización de

de Procesos Agroalimentarios, en el 2016 tiene una disciplina muy de moda que engloba gran

parte de lo que se requiere como cambio estratégico de la matriz productiva para que Argentina

sea sostenible en los próximos 10 años. La velocidad con la cual hoy cambian las variables

económicas, políticas, tecnológicas y social, la población mundial del 2050 con más de 9.000

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M/habitantes, el efecto de los gases invernaderos y el cambio climático, que obliga al reemplazo

de la provisión de energía fósil por nuevas y revolucionarias fuentes energéticas donde las

renovables y la bioenergía tienen implicancia directa en la provisión de energía en tiempo, forma y

lugar de manera sostenible pone al mundo frente a un nuevo horizonte de pensamiento que en

cierta forma se engloba mayoritariamente en la bioeconomía, disciplina muy amplia que nada de

lo relatado se escapa y que deja muchos deberes que hay que atender como habitante de un

planeta donde la economía global está con viento en contra, pero a su vez aparecen

oportunidades y desafíos apasionantes como en el que estamos todos los argentinos que hoy

peleamos por una puja distributiva, económica, social y ambiental, donde en lo que todos

coincidimos es que la mejor manera de resolver una puja distributiva de “frazada corta” es

generar trabajo genuino y hacer crecer la frazada donde todos los argentinos seamos contenidos

y esa gran disciplina para lograrlo es la BIOECONOMÍA.

Los objetivos del gobierno actual democráticamente elegido como representante del estado por 4

años están muy comprometidos con este cambio por eso la creación de un Ministerio de

Agroindustria muy superador a la idea de un Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, hoy la

biomasa alimenticia que tiene destino de góndola y que genera trabajo, renta, desarrollo y

sostenibilidad debe incluir trabajo argentino realizado localmente, federalmente y por eso se

busca desarrollar la BIOECONOMÍA en todo el territorio nacional. El INTA está alineado en este

sentido y está al salir un Plan Estratégico Institucional (PEI) 2015 – 2030 “Construyendo el Futuro”,

que propone a la Institución como organismo estratégico para el desarrollo de la BIOECONOMÍA y

el Agregado de Valor en Origen.

Hoy se habla en diferentes congresos, simposios, laboratorios, campos, agroindustrias el mismo

idioma hasta ya es repetitivo y si no es por razonamiento es por insistencia y repetitividad queda

claro que Argentina tiene una puerta abierta para pasar a la sostenibilidad y solo hacen falta

decisiones, planificación, equipo de trabajo, interdisciplinaridad, institucionalidad y también

inversiones y mayor integración con el mundo demandante y a la vez proveedor de tecnologías

apropiadas que pueden hacernos pegar el salto de competitividad en un tiempo menor de lo que

la situación social (falta de trabajo) amerita en Argentina.

Hoy se habla de BIOECONOMÍA donde un conjunto de sectores que usan recursos y procesos

biológicos para producir bienes y servicios podrían impulsar el desarrollo de sostenibilidad de

Argentina como país, superando algunos prejuicios de varias décadas donde la puja de poder puso

al AGRO vs. la INDUSTRIA. En la actualidad, es lógico hablar de Agro + Industria.

El conocido análisis donde todos coinciden sobre el crecimiento poblacional global que pone al

2050 con 9.000 M/habitantes en el planeta, cuestiona las actuales formas de producción y

consumo poniendo en riesgo la sostenibilidad de las sociedades, obligando a buscar procesos

económicos/tecnológicos mucho más circulares y sostenibles.

El cambio climático, los GEI impulsan la necesidad de pasar de la economía del petróleo a la

economía de la biomasa, el uso de efluentes renovables que provienen de la fotosíntesis que

tuvieron lugar hace millones de años (petróleo) a esquemas y procesos renovables que se llaman

de “fotosíntesis de tiempo real” porque emiten y secuestran gases de efecto invernadero (GEI) en

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el mismo momento, en una circularidad que genera más sostenibilidad (Eduardo Trigo, Asesor

MINAGRO).

La Industria de la Biomasa con Agregado de Valor en Origen se está transformando en un sector

transversal que aporta insumos y componentes a sectores industriales a los que el sector

agropecuario aportaba antes, tales como alimentos y bebidas, y también a sectores que antes con

una matriz menos circular no era proveedor, como la química, el sector automotriz, la

construcción, la cosmética, otros.

La bioeconomía engloba conceptos que tratan de capturar la energía libre del sol, el viento, el

agua y convertirla mediante tecnologías innovadoras en biomasa, es decir en granos, fibras, en

la cría de ganado, luego transformarlos en alimentos, energía y en bioinsumos y utilizar sus

desperdicios para convertirlos en materia prima, BIOREFINERÍA.

Todo ello de manera más eficiente y en un lapso de tiempo que permita mantener y resguardar el

equilibrio de la naturaleza (gestión ambiental).

Argentina tiene una oportunidad inigualable como productor de biomasa por la disponibilidad de

sus procesos naturales (una ha/habitante con alta capacidad de fotosíntesis los 365 días del año)

que le permiten pensar nuevos vínculos entre la producción agropecuaria y la industria innovadora

que superen los tradicionales.

La BIOECONOMÍA es para Argentina una disciplina que requiere alinear decisiones de macro

políticas, una buena planificación estratégica de diseño de intervención con una alta

interdisciplinaridad, interinstitucionalidad, fuertes articulaciones públicas/privadas y un gran salto

de desarrollo técnico/científico orientado a la producción, el Ministro de Ciencia, Tecnología e

Innovación Productiva de la Nación, Dr. Lino Barañao, señaló en este sentido la necesidad de

ponderar la calidad y cantidad de trabajo desarrollado en los centros de desarrollo científico por

la cantidad de puestos de trabajo que se genera genuinamente a partir del aporte científico

sujeto de análisis.

En este nuevo paradigma que propone la Bioeconomía están muy presentes el desarrollo

estratégico de la Agroindustrialización del país y la necesidad de aumentar significativamente los

puestos de trabajo genuinos, de una población económicamente activa de 17 M. de habitantes

solo el 50% trabajan en relación de dependencia (normal), lo cual en un país de 42 Millones de

habitantes genera una responsabilidad de proveer recursos para cubrir el alto costo social del

Estado lo que genera una alta carga impositiva que en definitiva se trasforma en un país

empresarialmente caro y de baja competitividad y sostenibilidad.

En ese contexto de “sábana corta” porque Argentina en el año 2013 exportó 85.000 M/U$S y en el

2015 (por varios motivos internos y globales sólo exportó 57.000 M/U$S, donde el sector

commodities y MOAS de bajo nivel de proceso representó algo más del 60% de las exportaciones),

se genera una puja distributiva que enrarece el pensamiento estratégico y la paz social que nos

merecemos todos los argentinos (es importante reconocer los cambios de variables económicas

globales y la caída del precio de los commodities).

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La solución está supeditada a un acuerdo económico, social y ambiental que nos ponga dentro

de un gran “Clúster Argentino” donde el objetivo sea “agrandar significativamente la sábana”

que nos cubra a todos y donde la puja distributiva tenga sentido porque exista la posibilidad que

alguien destapado se cubra y no quede al mismo tiempo otro argentino fuera de la gran sábana

país.

Para que ello ocurra debe existir un ESTADO facilitador, articulador, controlador, estratégico, con

roles bien definidos en la educación, I+D, CyT, legislativo en los acuerdos macroeconómicos y

políticos a nivel global, pero siempre pensando que los que producen riquezas genuinas son las

empresas privadas, las grandes empresas nacionales y multinacionales, y también las Pymes (80%

de las demandas de fuentes laborales) que requieren un apoyo más concreto desde el Estado (la

nueva ley Pyme va en ese sentido).

El diagnóstico estratégico y las bases de desarrollo territorial de Argentina, todas las corrientes

políticas que existen en el país coinciden, por ello nadie cuestiona decisiones del actual gobierno

como la de crear el Ministerio de Agroindustria sobre la base de un anterior Ministerio de

Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación.

Nadie cuestiona poner el mismo rango la Secretaría de Agricultura, Ganadería con Agregado de

Valor, nadie cuestiona la real importancia que se le está dando a la bioenergía o bien a las energías

renovables como aporte ambiental y económico.

Tampoco nadie cuestiona cuando el actual presidente señala una línea de política de estado

conducente a un país con más recursos y trabajo, dice “Argentina además de ser el granero del

mundo debe ser el supermercado del mundo o porque no la feria agroalimentaria del mundo”.

Tampoco se discute demasiado las bases de desarrollo consensuado logrado con el Plan

Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial Participativo y Federal 2010-2020 (PEA), porque ese

documento no fue elaborado unilateralmente por una línea política de turno, sino por todas las

instituciones públicas/privadas y de todos los colores sociopolíticos, pocas veces un documento

tuvo tanto consenso, en ese marco de un país más agroindustrializado, agroalimentario el INTA a

través de un Proyecto PRECOP en el 2007 y 2008 lanzó un trabajo de desarrollo de propuesta de

cambios evolutivos de la matriz productiva de la Argentina hasta ese momento exitosa pero poco

demandante de trabajo existente en gran parte de las 32M/ha sembrables del corazón pampeano

y extra pampeano argentino.

Ese plan INTA de desarrollo destacaba una realidad productiva preocupante basada en caída en

diversidad productiva, predominio del cultivo de soja hoy representa más del 60%, una acentuada

caída de la demanda laboral rural, basada en tecnologías muy convenientes como la Siembra

Directa y la Biotecnología, la mecanización de escala y el desarrollo de las TICs entre otras cosas

aditivas que llevó a producir 3.500 Kg/ha de soja con menos de 1 hora/ha/año de motor total

tranquera adentro cuando 15 años antes se empleaban 3 horas/ha/año, o sea un 66% más de

horas hombre en promedio para producir el mismo grano/hectárea.

Eso llevado de la mano de una siembra en campos alquilados 65% por empresas contratistas de

poco compromiso social empresarial (extra zona) y sin contrato de alquiler más allá de una

campaña lo cual aleja toda inversión productiva que no se pueda recuperar y levantar en un año,

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constituyó un perfecto combo para el anti desarrollo, anti-arraigo y el compromiso con el

desarrollo local, o sea la anti ruralidad y muy pocos (menos del 15%) de los productores de grano

se quedaron viviendo en sus establecimientos productivos (sólo aquellos con actividad pecuaria);

los campos y pueblos del interior se despoblaron engrosando los conos urbanos de las grandes

ciudades (sin trabajo rápidamente se transforman en indigentes y muchas veces una carga social

de por vida).

Frente a esta realidad se impone diseñar un plan de desarrollo productivo sustentable basado en

las ventajas de los recursos, suelo, agua, ambiente y social, donde se cuide estratégicamente el

recurso principal que es el suelo y sus aspectos sociales y ambientales que lo rodean es el desafío

de la década.

Argentina hoy tiene muchos eficientes empresarios para producir soja y venderla como grano en

las Bolsas de Comercio o empresas industrializadoras, el 95% de la soja producida sale del país

como comodities, harina, aceite crudo y grano/biodiesel, todos comodities de muy bajo agregado

de valor porque el componente flete no agrega valor sino solamente costo.

Todos los argentinos de alguna manera resultamos un poco cómplices de utilizar y desaprovechar

de esa manera los recursos productivos y las oportunidades de generar horas de trabajo genuino

local.

Muchos confunden y señalan el valor agregado que aporta el camionero de grano de soja que a

veces le dedica más trabajo por hectárea que el que la siembra, controla y cosecha, pero el

camionero no agrega valor solo agrega costo, el grano de soja tiene para el mercado el mismo

valor a 50 km de Rosario que a 800 km de Rosario, la diferencia es el 20% que representa el flete

que se puede ganar si se industrializa y transforma en origen.

Argentina en estos años desde el 2007 hasta el 2016 no estuvo durmiendo la siesta sino que el

proceso de cambio maduró, sólo pensar que se desarrollaron en los últimos 15 años más de 400

plantas Pymes prensadoras, extrusoras de soja, y hoy ya se lo considera como política de estado,

eso no quiere decir otra cosa más que todos los argentinos estamos viendo la posibilidad de

desarrollo en base a la búsqueda de un plan nacional, provincial y que en cada intendencia se

tenga como meta y objetivo el desarrollo agroindustrial y agroalimentario que nos permita crecer

productivamente en biomasa de manera sustentable, usar todos los recursos biotecnológicos

existentes para aumentar la productividad (sinónimo de competitividad de la producción de

materia prima) aplicando BPA, BGP y BPM, y paralelamente el desarrollo de diferentes cadenas

productivas que aumenten la biodiversidad, disminuyan riesgos y todo ello se produzca

localmente con un ordenamiento territorial coherente de mirada larga (Intendentes con planes de

desarrollo de parques industriales y agroalimentarios).

Estructura visible y no visible (I+D y procesos educativos orientados hacia demandas locales).

Provocar una cultura del arraigo interdisciplinario con fuerte compromiso de la sociedad toda,

planes de desarrollo local no menores a 20 años.

Los gobiernos pasan, el Estado local queda y el compromiso social empresarial es sinónimo del

arraigo con causas genuinas, el desarrollo de trabajo digno local.

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Luego se puede discutir el desarrollo de tal o cual cadena de predominio o conveniencia local,

molienda seca, molienda húmeda, diferentes procesos de transformación agroalimentario que

acerquen más el productor al consumidor a las góndolas o ferias, balanceados para producción

animal, cadenas de transformación proteína animal bovina, láctea, porcina, aviar, ovina, caprina,

piscícola, fruti-hortícola, cultivos bioenergéticos, bioenergía, energía renovable como

herramientas de competitividad y gestión ambiental, todos procesos encadenados sobre lo que

hoy se engloba como bioeconomía, economía circular, biorefinería pero que no es otra más que el

desarrollo de una nueva matriz productiva de esta Argentina que está hoy produciendo materia

prima para potencialmente alimentar a 440 M/habitantes y en el 2026 a 660 M/habitantes, en un

planeta que en el 2050 aumentará el 50% de la demanda de fibra y proteína pero también cabe

señalar que de una comoditie a un producto de góndola en promedio se incrementa el valor en 10,

20 y hasta 50 veces y que cada día los productores primarios perciben menos, los

industrializadores más y los comercializadores más aún. Argentina seguirá en el 2026 exportando

mucha materia prima, pero lo que se pretende es aumentar desde un 20 a 22% actual de

exportaciones agroindustrializadas a un 35%, eso más el incremento productivo nos proyectaría a

una equivalente de hoy de aumento del 100% del valor dolarizado de las exportaciones totales, o

sea superar los 100.000 M/U$S con más de un 1 Millón de nuevos puestos de trabajo del sector

que representa la bioeconomía, menos gasto social (menos presión tributaria), más

competitividad empresarial, mejor desarrollo local, mejor equidad de generación y distribución de

renta, mejores parámetros de cumplimientos de normas ambientales en base a BPA, BPG y BPM,

manufacturas y procesos agroindustriales agroalimentarios, con una matriz energética más basada

en las renovables y las bioenergéticas distribuidas como elemento diferenciador de un país más

desarrollado y ordenado. Por la estacionalidad climática y temporal del recurso sol y viento se

sugiere conveniente cada 3 Mega de energía renovable, que 2 sean solar (fotovoltaica y eólica) y 1

proveniente de biomasa (bioenergética) para que se logre una potencia eléctrica firme o estable;

pero las renovables y sobre todo las bioenergéticas eléctricas, calóricas van asociadas en algunos

casos con la necesidad de industrialización donde las redes de gas y electricidad no llegan, o sea

energía distribuida consumida en origen donde se genera.

Desde el INTA y otras Instituciones trabajamos en extensión desde los Programas y PRETs

(Proyectos Regionales) para lograr concientizar a los productores primarios hacia un país más

tentador para invertir recursos propios en aspectos productivos, la desorientación de los

productores de granos argentinos es tan elevada que en el año 2016 invirtieron 5.000 M/U$S en

camionetas y autos, otro tanto en ladrillos en grandes ciudades y solo 1.550 M/U$S en maquinaria

agrícola, si la mitad de la inversión realizada en los vehículos 0 Km. y ladrillos improductivo la

dedicásemos a inversiones productivas de desarrollo de la cadena en forma asociativa, empresas

de intervención vertical y horizontal, generando Pymes asociativas de escala y tecnología

innovativa, Argentina sería un país más sustentable, sostenible e inclusive más tentador para las

inversiones de otros países, porque un país sustentable y sostenible es tentador para cualquier

empresario global, no estamos en contra de comprar camionetas alta gama o ladrillo como

inversión, las dos actividades generan trabajo directo e indirecto, pero invertidos en procesos

agroalimentarios, agroindustriales, se potencia en más trabajo y renta sostenible y en el corto

plazo genera renta para inversiones de todo tipo.

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Claro que hacen falta políticas globales que generen viento a favor, claro que hacen falta políticas

nacionales acorde a un clima de inversión, también en el aspecto provincial, pero no se puede

ignorar que hay en Argentina pueblos y localidades que poseen nivel de vida, inclusión, desarrollo

y educación que duplican la media nacional y que lo lograron en base a desarrollo local ordenado

por la comunidad toda (Intendente de turno y concejo deliberante y un plan estratégico a 20 años)

y hoy tienen un índice demográfico de crecimiento muy superior a la media de los pueblos y

ciudades vecinas que se quedaron pidiendo que los cambios vinieran de arriba para abajo diciendo

en esta Argentina es imposible hacer y desarrollarse porque… porque… porque…

De ahí los casos exitosos de desarrollo empresarial y de pueblos y ciudades que indican que

cuando un argentino dice que no se puede otros demuestran lo contrario.

Argentina posee muchas oportunidades y posibilidades de reorientar su rumbo y transformar la

producción agropecuaria actual (eficiente en algunas cadenas), basada en “exportadora de

commodities” que sólo genera crecimiento al país, a un país “exportador de alimentos elaborados

para consumo humano directo” con alta demanda de empleo de calidad y aumento de renta

inclusiva, “un país estratégicamente competitivo, federal, sustentable y más desarrollado”.

Los argentinos hasta ahora aprovechamos integralmente las riquezas naturales y el rico potencial

intelectual para agroindustrializar materias primas, aumentar el valor agregado a nuestros

productos en origen, “la producción en Argentina viaja cara” ya que cada 100 camiones de maíz,

30 en promedio se los lleva el flete (Fuente: FADA); el AVO de nuestra producción incrementará

significativamente la renta exportable y provocará un aumento de puestos de trabajo de calidad

en el Interior del país, con alto impacto en el desarrollo inclusivo.

Se puede seguir analizando las ventajas comparativas de Argentina como país frente a una

economía global muy cambiante, donde lo único seguro es la incertidumbre, y la única fuente de

ventaja comparativa duradera y segura es el conocimiento (Ikujiro Nomaka, 1991). La educación

primaria, secundaria, universitaria, técnica, de oficio, genera los RR.HH. (Nativos Digitales) que

Argentina requiere para un país agroalimentario, agroindustrial, competitivo y sostenible.

La Argentina además de ser un eficiente granero del mundo debe ser el Supermercado del mundo

de manera sustentable (Presidencia de la Nación).

Esta fase implica una orientación de Política de Estado de fuerte compromiso de transformación

productiva de muchas cadenas agroalimentarias incluidas las industriales puras, y por supuesto,

las agroindustriales agroalimentarias directas, las políticas públicas a todos los niveles, las

instituciones públicas/privadas, la educación, los poderes ejecutivos, legislativos y judiciales, el rol

de las políticas internacionales y el desarrollo de acuerdos políticos globales.

Cuando se habla de un país sustentable y sostenible se refiere a lograr una sustentabilidad

productiva, económica y social.

La sustentabilidad agropecuaria, agroindustrial y agroalimentaria, debe ser un sistema integrado

por prácticas de producción vegetal y animal, agroindustrial y agroalimentaria para un lugar

específico de aplicación de largo plazo debiendo:

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a) Satisfacer las necesidades humanas de alimentación y fibra.

b) Mejorar la calidad ambiental y recursos naturales de los cuales depende la economía del

sector agropecuario y agroindustrial.

c) Hacer uso más eficiente de los recursos naturales en cada establecimiento e integrar

donde corresponde el control de los ciclos biológicos naturales.

d) Mantener la variabilidad económica y social de los sistemas de producción.

e) Mejorar la calidad de vida de los agricultores, agroindustriales y de la sociedad en su

conjunto.

Adaptado del Ing. Agr. Ph.D. Alejandro R. Castillo

Universidad de California (Merced, EE.UU.)

¿La producción agropecuaria y agroalimentaria Argentina es sustentable? Pilares de sustentabilidad del sistema agroalimentario

Deberes en lo ambiental: Monocultivos de soja, rotaciones de cultivo, inapropiadas prácticas de manejo en fertilidad química, física y del agua (napas), bosque, fitosanitarios, residuos pecuarios e industriales. Educación formal / no formal, legislación, concientización. (Ley de Alquileres cuidado de los RN.) Tolerancia: falta de información, legislaciones y normativas, enfrentamientos urbanos y periurbanos, aspectos totalmente mejorables.

Deberes en lo económico: Viabilidad: la mayoría de las economías regionales carecen de tecnología, escala y competitividad, falta de infraestructura visible y no visible que las contenga. “Brecha tecnológica y gestión empresarial”.

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Equidad: Economías Regionales un plan integral que las saque de la insustentabilidad para siempre y no sólo contención del Estado. El Cambio Rural de los '90 fue un excelente programa y se puede re-editar aggiornado al 2017. En lo social también existen deberes: Tolerancia: al derecho de producir sustentablemente, cumpliendo con normativas y controles con certificaciones. Información científica clara y trazabilidad de procesos agropecuarios y agroindustriales. Seguridad a lo periurbano, al operario y al consumidor de alimentos. Equidad: derecho a la educación pública de calidad, formación de técnicos para necesidades específicas (Nativos Digitales). Instituciones públicas/privadas de innovación y desarrollo innovativo con asistencia actualizada y prospectiva permanente, fuerte compromiso con el sector productivo. Asistencia del estado crediticia, impositiva, tecnológica, búsqueda de convenios y mercados globales para Pymes. Las Pymes representan el 80% de los empleos en Argentina. La sustentabilidad no se compra, se adapta día a día, nunca olvidar que debe ser ambiental, social y económica, y que debe contener tolerancia, equidad y viabilidad. Argentina puede y debe ser el Supermercado del mundo de manera sustentable. Análisis Prospectivo para un país proveedor de alimentos: viento a favor. Año 1950: 3.000 M. hab. Año 2000: 6.000 M. hab. Año 2050: 9.000 M. hab. Necesidad creciente de alimentos y más posibilidades de producirlos. En 1950 había 0,52 Ha. cultivadas por persona y en el 2000 se contaba con 0,25 Ha. por persona, y en 2050 se calcula que será de 0,16 Ha. cultivables por persona en el planeta; esto quiere decir que indefectiblemente debemos aumentar la productividad y para eso debemos producir más biomasa con menos insumos, y de aquí que los cambios propuestos tienen estrecha relación con la genética, bioquímica, la tecnología de maquinaria agrícola y la ciencia de los datos. El 2050 respecto al 2016 se duplica la demanda de alimentos por: 50% + de población. Más clase media (alimentación con más proteína y de calidad), menos tierras por urbanización, menos agua para los cultivos, más restricciones ambientales para producir (costo y productividad). Cambio Climático. Escenario perfecto para países con muchos recursos naturales y capacidad para producir biomasa alimenticia. ¿Sólo por eso estamos condenados al éxito? Una afirmación nefasta para el desarrollo educativo, científico, tecnológico y productivo – competitivo. Cuando un argentino duerme la siesta sobre los recursos naturales, los países desarrollados innovan y desarrollan. Los argentinos no debemos dormir la siesta y avanzar en el protagonismo industrial, agroalimentario. Los recursos naturales sólo ofrecen oportunidades, el bienestar viene como consecuencia de trabajo y aporte tecnológico para el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales. Los cambios deben comenzar hoy, ningún país se desarrolla sin planificación y la sumatoria de las Instituciones y empresas de nivel global, conectadas e interrelacionadas con el mundo solo así podremos satisfacer la demanda de alimentos producidos bajo normas internacionales y certificaciones de procesos y productos, que garanticen BPA, BPG, BPM y trazado a la vista del consumidor más exigente a nivel global.

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Argentina debe innovar en los procesos agroproductivos y la base será la educación formal e informal, la buena inversión en CyT, el desarrollo sustentable y ordenado del territorio en base a la institucionalidad en todos los niveles. + Asociativismo entre productores Pymes y empresas. + Bioeconomía. + Institucionalidad (asociaciones, Cámaras, Clúster, etc.). + Articulaciones públicas/privadas. Los privados también son responsables de la “CyT” y las inversiones. + Inversiones en generación de conocimiento e innovaciones patentables.

Resumen de sustentabilidad del Sistema Productivo Agropecuario, Agroindustrial y Agroalimentario Argentino: - Entender y solucionar los problemas de sustentabilidad del sistema agroalimentario es el gran desafío de Argentina. - No es sólo un problema de los productores primarios, es responsabilidad de todos. Institucionalidad. - Uso de Buenas Prácticas Agrícolas y Pecuarias, Buenas Prácticas de Manufacturas y Buenas Prácticas Agroalimentarias. - Bioeconomía: la economía de la biomasa en su máxima expresión, bioenergía distribuida producida en origen donde se consume. - La energía más cara es la que no se dispone, margina a las regiones a la primarización. Fuertes inversiones estratégicas en investigación básica y aplicada mediante convenios púbicos/privados. 32 Cadenas Agroalimentarias. Procesos innovativos, bioproductos, innovaciones en agroalimentos, bioenergía de 2da y 3era Generación. Más compromiso social empresarial y más investigadores comprometidos y relacionados con la producción.

Cambio de paradigma: “de la economía agraria a la Bioeconomía” De la Agricultura y Ganadería tradicional a la nueva Agricultura y Ganadería. De la Economía agraria a la Bioeconomía. Del futuro de presente al futuro de futuro. Del crecimiento de la fusión de producción a mover la función de producción. Cuidado del medio ambiente. De la mirada productivista a la concepción integral del

impacto ambiental. Del análisis de márgenes brutos a las nuevas técnicas de evaluación financiera. De la restricción financiera al irrestricto acceso al capital. De los comportamientos estancos a la integración productiva. De la diferenciación entre actores a la integración intergeneracional e interdisciplinaria. De la teoría del derrame (o del nuevo proveedor de divisas) al sector agropecuario,

agroindustrial, agroalimentario como eje del desarrollo nacional. De la destrucción del empleo a la creación de empleo de calidad en base a diferenciación

de producto y agregado de valor.

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Sustentabilidad: medioambiental, con sostenibilidad económica y social con sentido nacional

La Bioeconomía en Argentina posibilitaría a muchos productores hoy primarios y comprometidos en su futuro por escala y baja competitividad, entrar definitivamente al túnel del cambio y el progreso sostenible, donde al final del túnel estén los hijos y nietos de los pueblos del interior arraigados en el territorio productivo. Algo debe quedar en claro, nadie se arraiga a un lugar sin generación de trabajo genuino interdisciplinario.

- La economía argentina necesita aumentar su producción y su saldo exportable nivelando y haciendo positiva su balanza comercial, que en el 2015 fue negativa en casi 3.000 M/U$S (algunas retenciones de liquidación de venta de los granos en noviembre y diciembre de 2015 indican que podría haber sido neutra, pero igual el análisis es preocupante dado que en 2016 también hubieron meses con déficit de balanza comercial).

- La neutralidad de la balanza comercial no deja capacidad de recursos propios para inversiones estructurales, de no ser con préstamos internacionales resulta difícil mejorar estructuralmente el país.

- Lo positivo es que Argentina es un país con muy bajo nivel de endeudamiento y por ende con capacidad de endeudamiento y lo está haciendo con tasas lógicas y planifica importante crecimiento de inversiones públicas estructurales consideradas estratégicas, por ejemplo el Plan Belgrano.

- En un ranking de competitividad de 140 países, donde Alemania está entre los mejores puestos, Chile está en el puesto 35, Brasil en el 85, y Argentina está en el 106; eso nos pone urgentemente a trabajar y mejorar los diferentes factores de competitividad global, de lo contrario será siempre difícil ganar mercado para nuestros productos de agregado de valor y seguiremos atrapados en los commodities.

- Diferentes análisis de especialistas manifiestan que Argentina es un país con una economía mejorable en sus costos impositivos y con algunas debilidades estructurales que desmejora la competitividad de la generación de valor industrial, agroindustrial, energético y de servicio (caminos, rutas, autopistas, ferrocarriles, comunicaciones, redes energéticas de electricidad y gas, conectividad, valor dolarizado de los combustibles elevado, costo de infraestructura laboral alto, a ello se le suma los mejorables planes de estudios para proveer RR.HH orientados a especialidades y habilidades productivas

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determinadas, además un nivel empresarial y sistema de proveedores del estado muy perfectible que en casos duplica el costo de la obra pública, enquistado en los últimos 30 años sin ninguna afinidad partidaria, siempre los mismos.

A todos los problemas de estructura visible se le deben añadir las no visibles como la calidad y acceso irrestricto a la educación, el desarrollo orientado de la ciencia y tecnología interconectado con el sistema productivo (las escasas incubadoras de empresas de base tecnológica), la falta de incentivos en esa línea de lógica científica nos coloca como un país de buenas inversión en investigación pero con pocas patentes que es una forma de medición de la productividad.

Paralelamente, Argentina posee una matriz exportadora basada y atrapada en producción y exportación de commodities provenientes de los enormes y cuantiosos recursos mineros y fundamentalmente de sus casi 40 M/ha agrícola, ganaderas que producen y transforman biomasa equivalente para elaborar alimentos para alimentar a 440 M/habitantes de un planeta que actualmente posee 7000 M/habitantes pero que en el 2050 seremos 9.000 millones y que por muchos factores aditivos demandará casi el 50% más de los alimentos actuales.

Dentro de ese esquema global surgen paralelamente preocupaciones por lo ambiental y las reducciones de los gases invernadero que los países altamente industrializados emiten. Surgen insipientemente normativas productivas asociadas al control de emisiones y las huellas ambientales que requieren cambios del pensamiento de desarrollo de todo el planeta donde aparecen con un fuerte rol protagónico la energía renovable, las energías híbridas, las energías más limpias, la bioenergía y dentro de esto último la Bioeconomía que se define como área estratégica para el desarrollo sustentable de Argentina.

La Bioeconomía basada en la energía del sol (energía actual) en contraposición con la energía almacenada en el subsuelo como reservas fósiles. La Bioeconomía que a través de buenos y eficientes procesos de fotosíntesis producen biomasa con buenos resultados económicos y ello lo realiza a través de procesos sustentables llamados biorefinerías producen bioenergía de diferentes formas y niveles y bioproductos desde biomasa (nuevos biomateriales), en muchos casos biodegradables y/o reciclables obtenidos bajo procesos holísticos donde nada se tira y todo se aprovecha, el subproducto de un proceso es la materia prima del siguiente. También los avances en biotecnología permitirán nuevos cultivos y en combinación con la genómica nuevos procesos de nuevos alimentos.

Argentina, un país bien posicionado, quizás el mejor del planeta, frente a los cambios que propone la Bioeconomía en los próximos 30 años, esta afirmación se fundamenta en el potencial de recursos naturales biomásicos y en su nivel de tecnología para aprovecharlo.

Como ya se dijo, pasar de 35.000 M/U$S de exportación de commodities agropecuarias y MOA’s, hoy el 60% del total exportado por Argentina en todo concepto a los 100.000 M/U$S en los próximos 10 años será posible hacerlo introduciendo cambios en la matriz productiva de muchas cadenas agroalimentarias, pero se destaca la importancia del aumento de producción de biomasa, principalmente materia prima de calidad basados en soja, maíz, girasol, sorgo, trigo, cebada, arroz, maní, legumbres, cítricos, vitivinicultura, frutales y también un fuerte crecimiento en las MOA’s tradicionales que agregan poco valor y trabajo como commodities de primera transformación como harinas, aceites, biodiesel, todo ello debería aumentar con cambios que mejoren el costo de fletes prioritariamente mejorables y mejores salidas portuarias entre otros factores. Como lo indica Eduardo Trigo la materia prima o la biomasa en Argentina “viaja mal”, como respuesta a ello el Plan Belgrano.

Argentina es un país eminentemente biomásico (ventajas competitivas) y ahí estará la estrategia de desarrollo del aumento de producción de 110 M/tn de grano actuales a 165 M/tn en los

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próximos 10 años, incremento producido de manera sustentable, evitando degradaciones químicas y físicas de suelo, evitando contaminaciones de todo tipo (agua, aire, suelo) mejorando la huella del carbono y del agua, mejorando la ecuación energética por kilogramo de biomasa producida, reduciendo todo tipo de emisiones que contribuyan al cambio climático, utilizando BPA y BPG (buenas prácticas agrícolas y ganaderas, también BPM (buenas prácticas de manufacturas). Ser un proveedor de comodities y MOA’s primarias sustentable, cumpliendo las exigentes normas internacionales y ese complejo agroexportador que hoy exporta casi 70 M/tn de nuestras exportaciones de biomasa comoditizadas seguirlo aumentando hasta 80/90 M/tn en los próximos 10 años, por ello el proyecto es apasionante porque todos crecen y se desarrollan.

Ahora bien, Argentina en el año 2022 alcanzará una producción (150 M/tn) exportará 85 M/t como comodities, con el resto 65 M/tn, 25 M/t serán para cubrir la seguridad alimentaria, pero al menos 40 M/tn deberán procesarse y transformarse de diferentes formas innovativas y alto valor agregado, donde las cadenas pecuarias y las industriales de 2° y 3° generación tengan un fuerte desarrollo y transformación en origen incorporando mayor valor por tonelada de biomasa, más puestos de trabajo en el interior productivo, ello reduciría el costo social, habrá menos carga impositiva, mayor competitividad empresarial y un mayor salario efectivo y por ende un mejor nivel de vida de la población en su conjunto.

Aclaración: la industrialización y transformación de alto valor agregado a la que se hace mención es con obtención de productos que no sean comercializados en bolsa, o sea no commodities, el aceite crudo, las harinas y el biodiesel cotizan en bolsa, si bien son procesos industriales importantes se consideran poco demandantes de puestos de trabajo, y además de escaso incremento de valor, pero no por ello menos importantes su desarrollo.

Industrializar y transformar gradualmente en energía y alimentos de consumo humano directo 40 M/tn y hacerlo en 8 años teniendo como base la Bioeconomía será el desafío estratégico los próximos años. Lo más alentador es que los argentinos estamos alineados para lograrlo. Un grupo de técnicos de INTA desde el 2007 viene trabajando en valor agregado en origen ahora aggiornado a Bioeconomía, siguiendo la estrategia del Ministerio de Agroindustria. Paralelamente el Programa Nacional de Agroindustria y Agregado de Valor del INTA posee una base de investigación básica muy orientada para hacer estratégicos aportes científicos necesarios en este sentido. Como se pudo explicar nadie de las cadenas agroalimentarias saldrá afectado sino por el contrario la propuesta no es dejar de ser el granero del mundo, ni tampoco el país proveedor de commodities biomásicas, sino además de ello y en forma estratégica ser un jugador importante en la producción y exportación de alimentos de alto valor, nuevos alimentos que incorporen I+D+i con mucha base de científica desde el lote con manejo de insumos y cultivos por ambiente (Agricultura de Precisión) con muchas TIC’s incorporadas. Cultivos pensados para alimentos que partan de procesos biotecnológicos encadenados con procesos agroindustriales de 1°, 2° y 3° generación, producidos en su gran mayoría en origen (desarrollo ordenado del territorio con parques industriales, agroalimentarios encadenados de manera holística, o sea verdaderas biorefinerías en origen con bioenergía distribuida (o sea producida donde se consume para que entre otras cosas no marginar el desarrollo a ninguna región o cadena productiva), encadenada con procesos tecnológicos de energía renovable como eólica y solar en algunos casos hidráulica y porque no pensar en energía nuclear, siempre pensando en reemplazar la energía fósil que extrae carbono almacenado y lo emite de diferentes formas a la atmósfera. O sea todos procesos que reduzcan el uso de energía haciendo más eficiente y productivos los recursos y que a su vez sean ambientalmente más limpios y ello se pueda mostrar a través del cumplimiento de normas globalmente exigentes (también en ese aspecto los argentinos nos estamos preparando y capacitando, en relación público/privada).

Trazabilidad de procesos limpios desde el lote hasta las góndolas del mundo. Trazabilidad para inocuidad y calidad.

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Ser supermercado del mundo es una expresión muy desafiante y esa frase que parece es como una definición de política de Estado para los próximos años no la discute nadie y lo pone fuera de cualquier análisis ideológico frente a un país Biomásico como Argentina y su necesidad de crecimiento productivo y generación de nuevos puestos de trabajo. Discutir cómo, dónde y quiénes lo hacen, no vale la pena en un país donde lo propuesto abre oportunidades para todos.

Alimentar al mundo es casi un deber como ser humano de un país biomásico y con muchas posibilidades y oportunidades para crecer tanto horizontal como verticalmente hasta las góndolas globales.

Hacerlo sustentable y gradualmente es un desafío. Hacerlo con inclusión de todos los argentinos un desafío más apasionante. La sustentabilidad hoy engloba y considera lo económico/social/ambiental y entre lo económico y ambiental debe existir viabilidad, entre lo ambiental y lo social debe haber tolerancia y entre lo económico y social debe existir equidad; en estos cambios propuestos existen nuevos roles y dentro de ello el del Municipio, el primer Estado, un Estado presente, proactivo, facilitador y muy dinámico en su trabajo, donde nadie de la comunidad debe quedar marginado o excluido de los beneficios del desarrollo, el Intendente en 4 años puede dejar su puesto pero el proyecto de desarrollo sustentable debe continuar y ahí el rol pasa al Consejo Deliberante y eso debe ser lo bueno y sustentable del proyecto.

Rol del Municipio 2020

Bioeconomías: Estrategia de desarrollo con sustentabilidad

Municipios

Rol del Nuevo Municipio:

Generador de un entorno local competitivo con ordenamiento territorial. Promotor y facilitador de proyectos agroindustriales, agroalimentarios y bioenergéticos en

origen, bajo la definición de la Bioeconomía.

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¿Cómo afianzar el VAO?

Proporcionando infraestructura requerida (parques industriales, agroalimentarios e incluso parques bioenergéticos donde sea necesario.

Potenciando y coordinando Servicios de Apoyo a la Producción.

Vinculando sistema educativo y productivo local (RR.HH afines).

Gestionando en forma conjunta y articulada con actores públicos, privados y la sociedad civil (incrementando interacciones horizontales y verticales).

Mejorando sus capacidades institucionales (internas y externas) orientadas al VAO.

Impulsando formas asociativas (Pymes, CNG –cooperativas de nueva generación-, Consorcios, Redes, Cámaras, etc.).

Efectos:

Mayor industrialización y/o transformación de materias primas en origen.

Mayor distribución de la renta agrícola en el pueblo (calidad de vida).

Mayor empleo genuino (con base local).

Mayor arraigo de la población rural.

Mayor recaudación municipal.

Mayor empoderamiento, gobernanza y capital social para el desarrollo económico local.

Mayor seguridad alimentaria.

Casos Ilustrativos: Algunos de los municipios ya orientados en esa dirección son Villa María, Oncativo y Río Cuarto (Córdoba), Avellaneda, Las Parejas y Rafaela (Santa Fe), Tres Arroyos (Buenos Aires), Crespo (Entre Ríos), entre muchos otros desarrollados en el país, bajo un nuevo rol municipal. A estos ejemplos se le suman muchos otros municipios con capacidad de trabajos estratégicos para el desarrollo local.

¿Cómo?

Gestionando de forma conjunta con el sector privado y la sociedad civil (formación de redes).

Articulando actores públicos privados (incrementar interacciones horizontales y verticales).

Mejorando sus capacidades institucionales (internas y externas).

Una infografía con cierta historia pone en sintonía lo que se pretende hacer de la producción agropecuaria, agroindustrial en Argentina, pasando por el 2020 para llegar a ser realidad allá por el 2024. Un país más sustentable, donde la Bioeconomía y el agregado de valor en origen sean políticas de Estado, pero el verdadero cambio lo realizará el sector privado con inversiones y la utilización de herramientas sinergizadoras del desarrollo como el asociativismo, el crecimiento de la institucionalización de las cadenas de valor y los procesos educativos necesarios formales y no formales para un país agroindustrial, agroalimentario basado en el desarrollo de la Bioeconomía.

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También en una infografía queda más claro cómo se propone llevar adelante esta transformación de la Biomasa en Origen hoy englobada en lo llamado Bioeconomía y para ello nada mejor que alinear esfuerzos políticos de estado y mucha institucionalidad público/privada donde el objetivo común supera cualquier diferencia ideológica partidaria.

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Visión:

Proceso iniciado e implementado por los actores del territorio para potenciar las capacidades y RR.HH locales, consolidando el entramado socio-institucional y la base económica-productiva.

Considera al conjunto de las actividades en el territorio (agroindustria, comercio, servicios).

Supera el enfoque dicotómico urbano-rural.

Integración vertical y horizontal del productor en procesos agroindustriales y agroalimentarios.

Asociativismo y cooperativismo, más renta distributiva, más trabajo, más arraigo.

Incorpora la participación estratégica de los Gobiernos Locales.

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Dentro de esta línea de desarrollo de país eficiente agroexportador se pretende además ser el Supermercado del Mundo, siempre se cuestiona si somos capaces de lograrlo y para ello hay mucha sintonía en mostrar casos exitosos que alcanzan un nivel de desarrollo muy apropiado y cercano a la competitividad global.

El INTA viene trabajando con varios programas y proyectos en la línea de la agregación de valor desde hace muchos años en diferentes niveles de escala de productores y diferentes cadenas de valor extensivas y en cultivos regionales, el grado de adopción de lo propuesto se lo considera bueno fundamentalmente porque en todas las cadenas el INTA posee casos exitosos para mostrar el desarrollo económico, social el respeto por el ambiente y lo social. En lo económico el método más exitoso fue siempre buscar ampliar la escala, incorporar tecnología innovativa y la herramienta fue el asociativismo empresarial Pyme con equidad distributiva en algunos casos cooperativas, en otros sociedades anónimas y otros diferentes figuras asociativas que aumente la escala, mejore los procesos y los haga más competitivos, mejoren la gestión y participación en las rentas que ofrece la búsqueda de nuevos mercados, en lo posible llegar lo más cerca posible de las góndolas, ocupando espacio que ocupaban los intermediarios que solo agregaban en algunos casos costos y extracción de renta del circuito donde en una punta está el productor primario y en la otra el demandante final del producto.

Se sabe que el productor primario que vende su producción en puerta del campo, en la gran mayoría percibe en el mejor de los casos el 20% de lo que ese mismo producto vale en la góndola, el industrial de primera y segunda transformación recibe entre el 30 y 40% y el que maneja la logística y las cadenas de comercialización se quedan con el 40/50% del valor góndola y si eso lo extrapolamos a nivel de país es prácticamente igual, cada día pasa en los países proveedores de comodities, quienes poseen menos peso específico dentro del agronegocio de los alimentos, siendo que si se organiza en la cadena puede llegar exitosamente a la góndola y Argentina en ese aspecto puede llegar a ser el supermercado del mundo. Alguien dijo en Argentina, que los alimentos los producen los argentinos, se los venden a los súper multinacionales y luego la población lo vuelve a comprar al doble de lo que se lo vendió en un supermercado vecino.

Así sucede con las toneladas que exportamos, por ejemplo de soja casi 50 M/tn y luego importamos el 2014, 4.450 tn de concentrados de soja y 2.250 tn de aislados de soja y productos específicos (productos farmacológicos y cosméticos en base a soja), esto significa más de 19 M/U$S, es solo un ejemplo de lo que se puede hacer y no estamos aprovechando. En un reciente viaje de exploración tecnológica a EE.UU. organizado por INTA en el mes de agosto de 2016, 53 productores pudieron ver como una empresa de productores de Iowa en medio de un pueblo de 1.200 habitantes y lleno de soja y maíz a su alrededor producían muy exitosamente 75 productos innovativos en base al aceite de soja. Polysoy TM Iowa, Natural Soy Products, 275 Industrial Drive, Brooklyn IA 52211 (641) 522 9559

Volviendo al tema que dio origen a este razonamiento y a la importancia que los sectores desarrollan y pueden agregar valor a la propuesta de desarrollo nacional, se analiza una importante cadena de valor como la Maquinaria Agrícola y Agropartes Argentina de baja y alta complejidad.

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20 años de evolución prospectiva del Sector Máquinas Agrícolas y Agropartes Argentinas

AÑO 2002 2011 2012 2014 2015 2020

Mercado Total de la industria Nacional M/U$S

$ 340,00 $ 1.450,00 $ 1.300,00 $ 1.500,00 $ 1.450,00 $ 2.230,00

Ventas Producción Nacional M/U$S (Mercado Interno)

$ 225,00 $ 820,00 $ 800,00 $ 820,00 $ 912,00 $ 1.360,00

Importaciones M/U$S $ 115,00 $ 630,00 $ 500,00 $ 680,00 $ 538,00 $ 600,00

Exportaciones M/U$S $ 10,30 $ 260,00 $ 260,00 $ 280,00 $ 138,00 $ 1.000,00

Balanza Comercial M/U$S -$ 104,70 -$ 370,00 -$ 240,00 -$ 400,00 -$ 400,00 $ 400,00

Puestos de trabajo Directos e Indirectos

35.000 90.000 90.000 95.000 95.000 117.500

Cantidad de países donde se exporta

12 32 52 52 52 65

Cantidad de empresas que exportan

15 100 100 100 100 150

Fuente: INTA Manfredi – CIDETER 2016

La importancia de este cuadro estadístico es que merece un análisis y razonamiento más lógico con la realidad que representa el sector de Máquinas Agrícolas Argentinas y sus proveedores de agropartes y repuestos que le dan trabajo a mucha gente en el interior del país siendo en algunas pequeñas ciudades y pueblos el motor generador de puestos de trabajo y del desarrollo sustentable. Este análisis muestra actualidad y merece extenderse porque una estrategia público/privada sale al mundo en busca de nuevos mercados, productos y capacidades, siendo frecuentes las salidas al exterior los stands y pabellones argentinos y el apoyo multisectorial como en noviembre 2016 se hace en EIMA (Italia), del 08 al 13/11/2016. El INTA aporta videos y publicaciones técnicas en 6 idiomas, donde se promocionan las virtudes del proceso tecnológico sustentable argentino como valor agregado a la compra de máquinas, agropartes e insumos argentinos.

En el país aproximadamente existen unas 600 empresas Pymes terminales que venden máquinas agrícolas y unas 260 empresas proveedoras de agropartes del sector que en total suman 860 empresas en su gran mayoría Pymes que están radicadas en el interior productivo, en parques industriales y otras en pueblos muy pequeños en un alto porcentaje de muchos años de tradición familiar. La distribución es 46% Santa Fe, 28% Córdoba y 19% Buenos Aires. Recientemente, el gobierno actual creó la Dirección Nacional de Máquinas Agroindustriales, localizada dentro de la Secretaría de Agregado de Valor. Esta dirección y secretaría está gestando una nueva ley promocional para este importante sector que promete ser prospectiva y generadora de crecimiento y desarrollo estratégico. El sector cuenta con el apoyo de INTA, INTI, Universidades, Secretaría de Ciencia y Técnica, MINAGRO, Industria y Comercio. En lo privado CAFMA, CIDETER ASIMA, AFAMAC, MAGRIBA, otros como Fundación ProCórdoba, Cancillería de la Nación con sus Embajadas, también las grandes Expo como Agroactiva, Expoagro, SRA Buenos Aires, etc.

Cuando se analizan los puestos de trabajo que se ocupan en el Sector Maquinaria Agrícola Argentina en el 2015 entre directos e indirectos unos 95.000 puestos de trabajo, o sea 95.000

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familias que viven de esta cadena y que exportan en promedio en los últimos años 200 M/U$S a 52 países y lo hacen unas 100 empresas de las 860 existentes, pero con este simple análisis fino se cae en un error de interpretación que merece una aclaración para elevar la importancia estratégica del sector.

En promedio en los últimos años el sector metalmecánico destinado al sector agropecuario facturó en total unos 1.000M/U$S en todo concepto, 800 M/U$S en el mercado interno y 200 M/U$S de exportación como máquinas, agropartes y repuestos.

Ahora bien, como en Argentina las máquinas del mercado interno son utilizadas en su mayoría para producir comodities biomásicas dentro de las diferentes cadenas agroalimentarias (agrícola, ganadera, frutihortícola), luego del total de la producción se exportan en promedio los últimos 5 años unos 45.000 M/U$S como comodities y MOA’s y eso representa casi 8 unidades exportadas de cada 10 producidas, indicaría que los 45.000 M/U$S exportados del sector agroalimentario en su conjunto el 80% de lo facturado como trabajo, hierro, chapa y acero van incluidos en las exportaciones agroindustriales.

Luego de este lógico razonamiento se puede decir que las máquinas agrícolas argentinas agregan valor a las exportaciones por 800 M/U$S y como el 80% es destinado a exportación el análisis es: 800 x 0,80 = 640 M/U$S son exportados como agregado de valor incluido en comodities biomásicas desde Argentina.

Además eso representaría que de los 95.000 puestos de trabajo del sector 640 + 200 = 840 M/U$S, el 84% de esa mano de obra es esportada, o sea 95.000 x 0,84 = 79.800 puestos de trabajo serían incluidos en las exportaciones del sector, esto es muy importante desde donde se lo analice. También es muy estratégico exportar 200 M/U$S como máquinas a 52 países porque eso hace que muchas empresas (las más importantes) se internacionalicen y alcancen la competitividad global y eso pone a la industria de Maquinaria Agrícola Argentina en un plano de competitividad también en el mercado interno (muy exigente) donde anualmente se venden 1.500 M/U$S y las máquinas argentinas representan más del 53%, el resto es todavía importado de varios países (materia pendiente).

Mantener a los productores argentinos bien informados y capacitados sobre la mejor tecnología provoca que la industria nacional esté preparada para mercados exigentes y hoy el productor argentino está tecnológicamente en la punta siendo el 2° del mundo y el 1° en Latinoamérica en adopción de Agricultura de Precisión, existiendo 20 empresas nacionales (AP) de primer nivel, fabricantes de componentes precisos, donde todo es nacional, lo cual permite que la electrónica, software y TIC’s facturando anualmente unos 40 a 50 M/U$S permiten a las máquinas argentinas ser inteligentes, sensorizadas, autoguiadas y cada vez más automatizadas y autónomas o sea altamente competitivas.

El valor agregado que la Maquinaria Agrícola introduce a las exportaciones argentinas es valor estratégico siendo muy importante para el desarrollo sustentable que se pretenda y necesita Argentina.

También en el futuro cercano gran parte de estas empresas agrandarán su portafolio de productos y parte de su capacidad productiva y departamento de desarrollo se dedicarán a la fabricación de máquinas innovativas de procesos agroindustriales, agroalimentarios, como así también bioenergéticos como por ejemplo los procesos de acero inoxidable o las máquinas robotizadas que automatizan las líneas de productos alimentarios que incorporan nuevos robot para envases funcionales y muchos otros equipos, unos años atrás se realizó un análisis del sector y había 600 M/U$S de balanza comercial negativa en máquinas de procesos agroalimentarios se calcula en la

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actualidad una cifra muy superior, esto pone a la industria nacional muy alerta para sustituir importaciones en un mercado de creciente demanda de Pymes Agroalimentarias, en estos rubros los Parques Industriales de Rafaela (Santa Fe), Villa María, San Francisco y Río Cuarto (Córdoba) llevan la delantera.

Argentina puede ser el Supermercado del Mundo y todo el esfuerzo debe dirigirse en esa dirección, inversiones estratégicas, políticas de Estado orientadas y un cambio donde lo que se hace bien potenciarlo y las oportunidades hoy desaprovechadas aprovecharlas.

Todo ello genera cambios muy importantes y Argentina los viene realizando, y en el horizonte sociopolítico macro y micro existe el ambiente de cambios evolutivos, pensar el futuro de la Argentina de otra manera, el mundo y las nuevas reglas globales, los nuevos actores, las nuevas tecnologías, el crecimiento poblacional, el cambio de matriz energética acelerado por los GEI y el cambio climático, la revolución de las TICs, los Nativos Digitales que manejan “la conciencia de los datos” y que analizan de otra manera el presente y futuro, ponen a los países en vía de desarrollo como Argentina en un proceso complejo de resolver; haciendo lo mismo sólo se puede esperar resultados similares y hoy la puja distributiva en un país de “frazada corta” es difícil de resolver, Argentina no es sustentable y sostenible haciendo lo mismo, por eso hay que planificar cambios profundos y este documento de INTA sólo trata algunos cambios que se pueden hacer en algunas cadenas agroalimentarias, y es por ello que el equipo de Mecanización Agrícola con Sede en el INTA EEA Manfredi, que es Sede del Proyecto Nacional de Agricultura de Precisión y ya organizó el 15° Curso Internacional de Agricultura y Ganadería de Precisión con Agregado de Valor en Origen durante dos días (28 y 29/09/2016) con 3 salones simultáneos de conferencias, 85 empresas de nivel internacional exponiendo, 60 disertantes (10 de ellos extranjeros) y 2.500 personas asistentes, deja como conclusión de ese encuentro científico, tecnológico de alta transferencia práctica, cómo deberá ser la Maquinaria Agrícola del 2025.

La Maquinaria Agrícola Argentina, una mirada prospectiva al 2025.

Grandes cambios de paradigmas; prepararse es un desafío y una actitud responsable

Difícil es predecir la maquinaria agrícola al 2025 frente a los cambios bruscos que se avecinan en

los sistemas productivos, la demanda de alimentos (50% más al 2050), avance de la demanda de

biomasa para transformar en bioenergía, energía renovable que mueven las máquinas (más

eficiencia y mayores controles de emisiones), cambio y variabilidad climática muy preocupantes,

tendencia de demanda hacia máquinas con más capacidad de trabajo, autoguiadas y robotizadas

(menos horas/hombre/ha), más livianas para evitar agresiones al suelo (traslados con menos

presión específica, nuevos neumáticos y bandas de caucho), materiales constructivos livianos y

resistentes (aleaciones, materiales compuestos y biomaterial, bioplásticos y fibras vegetales). La

caída del precio del petróleo de 100 a 47 U$S/barril, los commodities alimenticios en valores

medio a bajos dejan a la industria mundial de máquinas agrícolas global con una capacidad ociosa

y una situación de alta oferta y necesidad de reducir precios y achicar márgenes para recuperar

rentas y reducir capacidad ociosa que resulta crítica para los costos de producción. (América

Latina no escapa a la crisis global y el líder Brasil tampoco).

Dentro de las tendencias técnicas del sector metalmecánico destinado a la agroindustria estará en

los avances revolucionarios en electrónica, software, comunicaciones y conectividad,

robotización, revolucionarios sensores capaces de identificar objetos, plantas, estado de

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humedad y nutricional de suelo (micro variabilidad de suelo y cultivo), variables climáticas como

humedad relativa, temperatura, velocidad del viento, lluvia, evapotranspiración actual y

potencial, entre otras; con capacidad de escanear grano y detectar daño mecánico, impurezas,

contenido de aceite y proteína sobre una cosechadora de grano o forraje (NIRS), sensores capaces

de detectar el estado nutricional de un cultivo y/o la presencia de malezas, sensores de torque en

órganos importantes de las máquinas, sensores en sembradoras (caída de semilla a centímetros

del suelo), sensores que ayudan a la autorregulación de las sembradoras (uniformidad de

profundidad), sensores que guían una máquina entre líneas de cultivos, sensores que detectan

hormonas que guían cosechadoras de frutas para sólo recoger la fruta madura, sensores de

madurez de fruta (NIRS), sensores de biomasa, sensores de insectos en grano almacenados,

sensores de CO2 con varias aplicaciones, sensores remotos colocados en Drones como cámaras

multiespectrales, satélites de alta resolución espacial, temporal, nanosatélites, inteligencia

artificial, sensores para ganadería de precisión que detectan el estado corporal de los animales,

sensores que conforman robot de ordeño automático, etc.

Estos sensores ayudarán a recoger datos que alimentarán software con inteligencia (big data,

algoritmos que se autoprograman para resolver distintas situaciones a una velocidad mayor que el

más específico especialista), cargada instalados sobre la máquina, o bien operativos sobre nube

web interconectada con la máquina que posee “bibliotecas” conocimiento para transformar datos

electrónicos en información agronómica útil en tiempo real, elaborar un diagnóstico que

modifique el comportamiento de las maquinas en fracciones de segundo a nivel de 1 m2,

(semilla/densidad), selectividad, fertilizante (mezcla y dosis), fitosanitario (maleza, enfermedad o

insecto), estiércol orgánico (según el suelo), al igual que las enmiendas (corregir el PH).

Todo eso y mucho más constituyen una parte de la complejidad de las máquinas del futuro, a lo

que se le agregarán los actuadores que gobiernan las máquinas que en un altísimo porcentaje

serán eléctricos de 12 y 24 voltios de bajo amperaje y muy precisos con respuestas exactas.

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Cómo funciona la ciencia de los datos y su aplicación agronómica

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La ciencia de los datos en un modelo de Argentina y su proyección

La metodología de producción permitirá trazar y certificar procesos con BPA partiendo de una

materia prima especialitis para iniciar procesos de industrialización y agregado de valor que

definan a esa biomasa en un alimento humano de góndola con trazabilidad QR, por ejemplo.

Las máquinas autopropulsadas tendrán una fuente de energía provista de un motor de

combustión interna alimentado por gas-oil, biodiesel, metano o bien híbridos, no descartar el uso

del hidrógeno H2, New Holland NH2 ya posee un tractor experimental de funcionamiento 100% de

hidrógeno; esos motores endotérmicas de los nuevos tractores y cosechadoras alimentarán un

generador eléctrico y una bomba hidráulica, los movimientos precisos de bajo requerimiento de

potencia el 100% serán eléctricos y los de alta hidráulicos, las máquinas no tendrán engranajes,

cadenas, poleas, correas, sólo mangueras y cables inteligentes CAM BUS, en su gran mayoría

serán robotizadas, autoguiadas y autoregulables de acuerdo a la incorporación de sensores y de

la nube web que estará el 100% del tiempo enviando y recibiendo información que mejoren su

autoguía y fundamentalmente su trabajo variable en tiempo real, como así también la

grabación de su proceso de trabajo y el envío de datos de sus múltiples sensores.

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En los próximos 10 años se producirá una revolución tecnológica en la maquinaria agrícola

global que provocará cambios de paradigmas productivos, comparables a lo que produjo la

irrupción del tractor “gasolero con asistencia hidráulica” en las décadas del ´50-´60 del siglo

pasado.

Innovaciones y agregado de valor en origen: necesidad de cambios y reconversiones en

la agroindustria metalmecánica argentina

Tendencias: Habrá cada día menos máquinas por hectárea y de mayor tamaño y capacidad

operativa, la globalización en la producción primaria de biomasa será cada día mayor, los

productores arraigados y la ruralidad se desarrollarán a partir de sistemas productivos que

agreguen valor en origen a esa biomasa obtenida de cada metro cuadrado del campo; en origen

seguirá un proceso de industrialización (con muy poco costo de transporte), continuando con las

transformaciones en proteína animal (pollo/huevo, cerdo, bovino carne y leche, ovino

lana/carne/leche, cabra carne y leche, piscicultura continental, otros), y también la bioenergía en

origen y la energía renovable aportarán a los procesos de alimentos de góndola todo realizado con

crecimiento ordenado en parques agroalimentarios siguiendo procesos de buenas prácticas

agrícolas, ganaderas y de manufacturas. Los campos tendrán energía distribuida renovable, donde

sea posible habrá molinos eólicos, grandes paneles solares fotovoltáicos con nuevas baterías de

alto almacenaje y duración, también se utilizará la radiación para generar energía calórica (agua

caliente), biodiesel, bioetanol en pequeñas plantas asociadas a feed lot, cerdo, leche y de allí

biogás y bioelectricidad. La idea es ahorrar fletes (energía) y hacer sistemas productivos holísticos,

o sea a campo, desde un grano de maíz hacer etanol, carne, leche; con subproducto biogás,

electricidad, biofertilizante y con el CO2 hacer carbonato de calcio y luego hacer un frigorífico y

despostar y desde allí abastecer con cortes envasados al vacío llegando al consumidor con los

menores intermediarios que agregan costo y muy poco de valor.

Este tema de industrializar y transformar la biomasa en origen desconcentrado territorialmente

responde a ahorro de fletes y también a un razonamiento lógico del manejo de los efluentes

pecuarios e industriales, que hoy se evalúa y controla como un costo ambiental y económico

insostenible, los países altamente poblados no pueden hacerlo en destino, el costo ecológico,

ambiental es insostenible. Análisis de ciclo de vida de un producto, huella del carbono, huella del

agua; será todo regulado por el Manual de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), Buenas Prácticas

Pecuarias (BPP) y Buenas Prácticas de Manufacturas (BPM).

La trazabilidad de productos y procesos, con códigos QR y otros métodos serán priorizados, el comprador de un alimento argentino de cualquier parte del mundo sabrá qué y cómo se le dio origen a ese alimento desde la elección genética, el lote y el manejo hasta la góndola, con un seguimiento certificado de proceso que asegure inocuidad y respeto por las normas exigidas en mercados exigentes. En este proceso la eficiente mecanización de máquinas agrícolas y agrocomponentes de baja y alta complejidad jugarán un rol muy estratégico.

En resumen, las máquinas del 2025 serán:

Precisas, inteligentes, automatizadas, robotizadas con inteligencia precargada.

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Automatismo de funcionamiento programable (robótica / sensorizada). Máquinas interconectadas a través de una plataforma web y otros sistemas de

comunicación en tiempo real, objetivo de adaptar y guiar las máquinas respetando todo tipo de variabilidad de suelo, de cultivo, de clima, y las variables que se puedan detectar y segregar en cada m2 de la unidad productiva.

Las máquinas del 2025 serán robotizadas en un 90%, no serán conducidas sino programadas y asistidas con potentes software sobre la máquina y/o virtuales en la plataforma web.

Las máquinas robotizadas permitirán más productividad, menos consumo de energía, serán más amigable con el suelo, el ambiente y el operario, y no sólo serán inteligentes para producir granos y forrajes sino en cultivos regionales e industriales, producciones pecuarias, todos con procesos y productos trazados y certificados.

Los fabricantes del sector diversificarán al 2025 su producción hacia máquinas de procesos agroalimentarios con fuerte crecimiento tecnológico que le otorgará una buena competitividad sistémica incrementando la demanda de PT calificados.

Las máquinas tendrán como energía primaria motores endotérmicos muy eficientes de muy baja emisión de gases contaminantes (gas-oil, biodiesel, etanol, metano, hidrógeno), accionarán generadores de electricidad 12 y 24 voltios y bombas hidráulicas; los actuadores serán eléctricos e hidráulicos (sólo cables y mangueras).

Serán máquinas más grandes y eficientes para producir granos y quizás robot más chicos (muchos) en fruti-horticultura y cultivos especiales. Los minirobots podrán trabajar con energía eléctrica (baterías recargables), o bien directamente con energía solar. Argentina dispondrá del servicio de muchos satelitales propios y alquilados, redes de radares y un buen servicio de sensoramiento remoto portable sobre satélites, aviones, drones, para optimizar el manejo de insumos variables. Argentina liderará un servicio de imágenes y datos de sensores a través de nanosatélites con frecuencia de 2 horas.

Las máquinas serán fabricadas con materiales aleados o materiales compuestos de alta resistencia y bajo peso, muchos biomateriales y sistemas de traslados que no agredan el suelo, de muy baja presión específica, o sea, casi sin huellas (materiales de mayor resistencia y menor peso).

Como el agua dulce será una limitante, el riego evolucionará en eficiencia, desapareciendo el riego por manto reemplazado por el de aspersión inteligente; gran futuro del riego por goteo y riego por goteo subterráneo.

En cada campo y lote habrá más máquinas que operarios, 3 o 4 “volantes” y 1 o 2 operarios, la era de la robótica y las máquinas programables como hace año ya ocurrió en la industria y los robots industriales.

Las máquinas ofrecerán una total trazabilidad del proceso realizado y cada movimiento será controlado en tiempo real; sus operaciones serán comunicadas al celular del interesado (la robótica y las TICs en la máxima expresión).

El 2025 tomará al sector de máquinas y agropartes / agrocomponentes argentinas muy actualizados y tremendamente diversificado con competitividad sistémica, y nuevos Puestos de Trabajos ganados (50 %).

El gran avance de competitividad empresarial del sector maquinaria agrícola Argentina, vendrá del lado del crecimiento y desarrollo de procesos agroalimentarios, dependerá de una buena antena tecnológica, un avance en las inversiones en desarrollo donde el Estado aporte y apueste a la Ciencia y Tecnología con innovación, a la capacitación formal y no formal de RR.HH., y por supuesto a la profesionalidad de las Instituciones

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que sean capaces de sumar y socializar conocimientos, con un buen desarrollo de mercado (nivelar siempre prospectivamente).

Nadie se desarrolla y logra competitividad sistémica trabajando solamente para el mercado interno (lo ideal un 30% de la facturación en el exterior).

Nadie se salva solo, trabajando juntos y asociados puede ser más lerdo, pero se llega más lejos y seguros. En Argentina existen cámaras empresariales de manejo casi unipersonal.

Argentina y el sector metalmecánico de baja y alta complejidad tienen buenas posibilidades de

desarrollo mirando prospectivamente al 2025. Tiene el mayor desarrollo de Sur América

considerando la industria nacional.

La oportunidad genera desafíos

Aumento de productividad, más área de producción sustentable, más producción de biomasa agroalimentaria, forestal y bioenergética.

Aumento de industrialización y transformación de biomasa en proteínas animales y productos de consumo humano directo con alto valor agregado.

Sustentabilidad medio ambiental. Mayor utilización de Buenas Prácticas Agrícolas y Pecuarias, Buenas Prácticas Agroindustriales y Agroalimentarias. Trazabilidad hasta la góndola de procesos y productos de excelente calidad e inocuidad.

Creación de empleo de calidad en base a la diferenciación de productos y agregado de valor, principalmente en origen mediante Pymes asociativas con escala y tecnología competitiva.

Crecimiento agroindustrial ordenado (parques industriales agroalimentarios).

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