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1.7. TIPOS Y CRITERIOS DE SUSTENTA B I L I D A D Según Guimaraes, se puede hablar de sustentabilidad ecológica, ambiental, social y política (Guimaraes, 1987: 32-35), las que al autor define como se indica a de la siguiente manera: Sustentabilidad ecológica. Se refiere a la base física del proceso de crecimiento y objetiva la mantención del stock de recursos naturales incorporado a las actividades productivas. Al respecto, se pueden identificar por lo menos dos criterios para su operacionalización a través de las políticas económicas públicas: • Para el caso de los recursos naturales renovables, la tasa de utilización debiera ser equivalente a la tasa de recomposición del recurso empleado en la producción. • Para los recursos naturales no renovables, la tasa de utilización debe ser equivalente a la tasa de sustitución del recurso empleado en el proceso productivo. Sustentabilidad ambiental. Se refiere a la capacidad de la naturaleza para absorber y recomponerse de las acciones y agresiones antrópicas. Aquí también existen dos criterios de operacionalización: • Las tasas de emisión de desechos provenientes de la actividad económica deben equivaler a las tasas de regeneración, las que a su vez son determinadas por la capacidad de recuperación del ecosistema. • Un segundo criterio consiste en impulsar la reconversión industrial, orientada a reducir la entropía, privilegiando la conservación de energía y las fuentes renovables. Sustentabilidad social. Se orienta al mejoramiento de la calidad de vida de la población. Se basa en la implementación de criterios de justicia distributiva (distribución de bienes y servicios) y de la universalización de la cobertura de educación, salud, vivienda y seguridad social. Apunta especialmente a disminuir las enormes tasas de pobreza existentes en el mundo. Sustentabilidad política. Se refiere a la necesidad de crear espacios democráticos que permitan el desarrollo de la ciudadanía y la participación de las personas en los asuntos propios de la sociedad. Aquí prevalece el criterio de fortalecer las organizaciones sociales y comunitarias y de democratizar la acción del Estado. Las sociedades modernas se encuentran aún muy lejos de practicar estos diferentes tipos y niveles de sustentabilidad, aunque algunas han avanzado más que otras. Se constatan avances, especialmente en países europeos nórdicos. América Latina se encuentra muy atrasada, con graves problemas de pobreza, depredación de sus ecosistemas e inestabilidad política. La temática ambiental se encuentra en una fase incipiente, introducida sobre todo por las exigencias de la globalización y exportación de sus productos a mercados internacionales exigentes. A menudo, lo ambiental se limita a estudios técnicos sobre impactos, dejando afuera la dimensión social y la protección de los ecosistemas.

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1.7. TIPOS Y CRITERIOS DE SUSTENTA B I L I D A DSegún Guimaraes, se puede hablar de sustentabilidad ecológica, ambiental, social y política (Guimaraes, 1987: 32-35), las que al autor define como se indica a de la siguiente manera:

Sustentabilidad ecológica. Se refiere a la base física del proceso de crecimiento y objetiva la mantención del stock de recursos naturales incorporado a las actividades productivas. Al respecto, se pueden identificar por lo menos dos criterios para su operacionalización a través de las políticas económicas públicas:• Para el caso de los recursos naturales renovables, la tasa de utilización debiera ser equivalentea la tasa de recomposición del recurso empleado en la producción.• Para los recursos naturales no renovables, la tasa de utilización debe ser equivalente a la tasa de sustitución del recurso empleado en el proceso productivo.Sustentabilidad ambiental. Se refiere a la capacidad de la naturaleza para absorber y recomponerse de las acciones y agresiones antrópicas. Aquí también existen dos criterios de operacionalización:• Las tasas de emisión de desechos provenientes de la actividad económica deben equivaler a las tasas de regeneración, las que a su vez son determinadas por la capacidad de recuperación del ecosistema.• Un segundo criterio consiste en impulsar la reconversión industrial, orientada a reducir la entropía, privilegiando la conservación de energía y las fuentes renovables.Sustentabilidad social. Se orienta al mejoramiento de la calidad de vida de la población. Se basa en la implementación de criterios de justicia distributiva (distribución de bienes y servicios) y de la universalización de la cobertura de educación, salud, vivienda y seguridad social. Apunta especialmente a disminuir las enormes tasas de pobreza existentes en el mundo.Sustentabilidad política. Se refiere a la necesidad de crear espacios democráticos que permitan el desarrollo de la ciudadanía y la participación de las personas en los asuntos propios de la sociedad. Aquí prevalece el criterio de fortalecer las organizaciones sociales y comunitarias y de democratizar la acción del Estado.Las sociedades modernas se encuentran aún muy lejos de practicar estos diferentes tipos y niveles de sustentabilidad, aunque algunas han avanzado más que otras. Se constatan avances, especialmente en países europeos nórdicos. América Latina se encuentra muy atrasada, con graves problemas de pobreza, depredación de sus ecosistemas e inestabilidad política. La temática ambiental se encuentra en una fase incipiente, introducida sobre todo por las exigencias de la globalización y exportación de sus productos a mercados internacionales exigentes. A menudo, lo ambiental se limita a estudios técnicos sobre impactos, dejando afuera la dimensión social y la protección de los ecosistemas.

1.8. MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO SUSTENTA B L ELos problemas ambientales del planeta se agravan por la resistencia de los países más desarrollados e industrializados a cambiar el estilo de desarrollo y asumir conductas productivas más sustentables.Ello se manifiesta, por ejemplo, en la negativa de firmar el acuerdo de Kyoto, que estableció un plan para disminuir las emisiones con efecto invernadero que gatillan los cambios climáticos, cuyos efectos y estragos ya han dejado huellas dramáticas en la población, especialmente entre los más pobres.

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El destacado y prestigioso economista ambiental Herman Daly, ilustra los problemas ambientales del mundo empleando la interesante teoría ecológica del “mundo lleno” y de los cambios de paradigma científico y de desarrollo:“Con una tasa constante de crecimiento, el mundo va a pasar de estar medio lleno a estar totalmente lleno en un periodo igual: el mismo período que tomó para pasar de estar lleno en un 1% a un 2%. Claro que el período se ha acortado, con la engañosa aceleración. Si tomamos el porcentaje de apropiación por parte de los seres humanos del producto neto de la fotosíntesis de las plantas terrestres como un indicador de qué tan lleno está el mundo de seres humanos y sus accesorios, entonces podemos decir que está lleno en un 40% porque usamos, directa e indirectamente, alrededor de un 40% de la producción neta primaria de la fotosíntesis de las plantas terrestres”. “El mundo ha pasado rápidamente de estar relativamente vacío (lleno en un 10%) a relativamente lleno (40%). Aunque 40% es menos de la mitad, tiene sentido pensar que este porcentaje indica una relativa llenura, porque entonces el próximo período de duplicación nos llevará a un 80%, una cifra que representa una llenura excesiva”.Este cambio ha sido más rápido que la velocidad con la que cambian los paradigmas económicos fundamentales. De acuerdo con el físico Max Planck, un nuevo paradigma científico no triunfa porque convenza a la mayoría de sus oponentes, sino porque éstos eventualmente mueren. Aún no ha habido tiempo de que los economistas del mundo vacío mueran, y mientras tanto han estado reproduciéndose (duplicándose) más rápido de lo que mueren, manteniendo un estricto control sobre su gremio. La estructura disciplinaria del conocimiento en la economía moderna, es mucho más rígida que la de la física en el cambio de siglo, que era el modelo sobre el que hablaba Planck. La economía del mundo lleno todavía no ha sido aceptada como una teoría académicamente legitima, ni siquiera ha sido reconocida como un desafío” (Daly,1997: 52)Esta realidad nos obliga a cambiar nuestra visiones sobre el desarrollo y valores humanos, a cambiarde paradigma científico e influir en las generaciones actuales y futuras para que piensen y actúen respetando la vida natural y humana. En este sentido, a la educación y la escuela –actividad e institución base de la sociedad- se le presenta este hermoso y difícil desafío: socializar a los niños y jóvenes en la sustentabilidad del planeta y de la vida. La educación siempre ha sido portadora de mensajes, de esperanzas nuevas, de valores humanos; siempre ha contribuido a mejorar el mundo y la calidad de vida. Las ciencias, la historia, el lenguaje y la tecnología, han sido pedagógicamente traducidos en el aula de clase para dar soporte sólido al desarrollo de niños y jóvenes. La ciencia surgida en la época moderna, ha contribuido a instalar un sujeto activo, libre y responsable en la historia y en la sociedad. Lamentablemente, la educación no siempre logra cumplir con sus objetivos socializadores, otras fuerzas poderosas le impiden cumplir con dicha misión, como sucede actualmente. Por lo mismo que es necesario redoblar los esfuerzos educativos y pedagógicos para reposicionar el papel de la educación y del maestro en la sociedad. para ello se necesitan nuevos impulsos, nuevas ideas, nuevas visiones, nuevos entusiasmos y paradigmas pedagógicos.El medio ambiente se sitúa entre el funcionamiento de los sistemas naturales y los sistemas sociales, se sitúa en el escenario mismo de la vida natural y social. No existe el desarrollo ni la vida humana sin el sustento de la naturaleza. En el presente siglo XXI, ya no es posible ni sustentable pensar en un modelo de desarrollo desvinculado de lo ecológico y ambiental. Los procesos productivos deben ser limpios, no sólo deben propender a disminuir el uso de recursos naturales y energéticos, sino que deben reutilizar residuos, disminuir el uso de energía, fomentar el uso de energías renovables, cuidando en todo momento la biodiversidad y el proceso de reproducción normal de los ecosistemas. El desarrollo debe superar el estrecho concepto del “crecimiento” o del mero “productivismo”, basado sólo en el factor económico o en la ganancia. La calidad de vida no está asociada a la acumulación ilimitada de riquezas o de bienes. Se requiere de bienes materiales indispensables para vivir - los que le faltan, por lo demás, a casi la mitad de la población mundial -, pero junto a ello igualmente imprescindibles son los valores inmateriales, relacionados con la libertad, el paisaje, la belleza, la cultura, la solidaridad, la convivencia humana, la amistad.

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1. Caracterización de las Ciencias AmbientalesLas ciencias ambientales son un área de conocimiento que comienza a desarrollarse a nivel mundial y nacional desde finales de los años sesenta del siglo XX. Este nuevo campo de estudio y acción surge ante la necesidad de comprender y encontrar soluciones a la grave y compleja crisis ambiental que vive la sociedad globalizada en sus relaciones con la naturaleza, de la cual sólo se ha tomado conciencia en las últimas décadas.

Dicha situación se manifiesta en diversos problemas de orden planetario, tales como el cambio climático global, la pérdida de biodiversidad, la reducción de la capa de ozono, la deforestación y desertificación de grandes áreas, entre otros. Al mismo tiempo se expresa a nivel local, como sucede en los centros urbanos y pequeños poblados con la contaminación del aire, del agua y del suelo, la degradación de ecosistemas estratégicos, la pérdida de recursos naturales, los desastres de origen no antrópico y, en general, el deterioro de las condiciones de vida de la población determinadas por su medio biofísico inmediato.Estos problemas ambientales de diverso orden y escala que enfrentan las sociedades contemporáneas no sólo plantearon la urgencia de una intervención sino que, además, generaron un nuevo objeto de estudio: el ambiente. Para intervenir efectivamente y resolver la problemática ambiental es necesario conocerla y para esto es indispensable entender qué es el ambiente.El conjunto de abordajes de la crisis ambiental y de la categoría general de ambiente por parte de las diferentes disciplinas científicas constituyeron, desde la década del setenta del siglo pasado, una nueva área de conocimiento en la que se reunieron las llamadas ciencias ambientales. Así, en la primera fase de su proceso de constitución, el área de conocimiento ambiental surgió a partir del esfuerzo de las ciencias tradicionales por comprender y contribuir a la solución de los problemas ambientales y por definir el concepto de ambiente.En este contexto surgieron múltiples conceptos de medio ambiente, como se le denominó en Colombia durante bastante tiempo al objeto de estudio de las ciencias ambientales. Luego, varios reconocidos autores demostraron que esta expresión es redundante e innecesaria puesto que utiliza dos términos, medio y ambiente, que significan la misma idea, tanto en su etimología como en el sentido que habitualmente se les atribuye: lo que cerca o rodea algo, es decir, entorno. Por esta razón desde hace ya varios años, en el país se ha generalizado el uso de la palabra “ambiente” en lugar de la expresión “medio ambiente”, tal como lo hacemos en este documento. Dado que tuvieron su origen en distintas disciplinas científicas tradicionales, las definiciones de ambiente fueron, y siguen siendo, muy diversas. Las más comunes entre

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la comunidad académica y científica colombiana que trabaja temas ambientales desde la perspectiva de las ciencias sociales, especialmente desde la sociología, la antropología y la historia, entiende ambiente como el campo de interacciones o relaciones entre sociedad y naturaleza o entre cultura y ecosistema. Igualmente es muy frecuente el concepto propuesto desde la ecología, que define ambiente como el ecosistema del cual los seres humanos hacemos parte.

Este concepto de ambiente también se ha definido institucionalmente en varios ámbitos. En el marco del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, el Programa Nacional de Ciencias del Medio Ambiente y el Hábitat lo definió como el entorno natural de la población humana. A su vez, en el contexto del Sistema Nacional Ambiental, la PolíticaNacional de Investigación Ambiental precisó su objeto de estudio como el entorno físico –biótico, su relación con la estructura sociocultural y las dinámicas que tal relación conlleva.Además, es común el uso del concepto de ambiente que propone el Programa de lasNaciones Unidas para el Medio Ambiente como el conjunto de factores naturales,sociales, económicos y culturales que rodean al hombre. Como se puede apreciarfácilmente, un elemento común a todas estas definiciones institucionales es el conceptode ambiente como entorno, específicamente, entorno natural o biofísico de los sereshumanos.Un riesgo de esta concepción institucional de ambiente, es que la distinción entresociedad y naturaleza, entre cultura y ecosistema, entre los seres humanos y su entornonatural se interprete como la separación de estos dos elementos de la relación. Estalectura corresponde a una escisión entre sociedad y naturaleza propia de la cosmovisiónde la primera modernidad, que identifica a los seres humanos como sujeto y a lanaturaleza como objeto para poner ésta al servicio de aquellos, justificando así prácticassociales predadoras del medio natural. Tal interpretación es la que sigue predominandoen las sociedades contemporáneas, en buena medida apoyada en los aportes de lasdisciplinas científicas tradicionales con los que se intenta entender el ambiente y dar

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solución a los problemas ambientales.Sin embargo, la complejidad de los problemas ambientales y del propio concepto deambiente ha hecho evidente la incapacidad de las ciencias clásicas para cumplir conestos objetivos. Dadas la fragmentación, especialización y linealidad del pensamiento quecaracterizan al desarrollo científico de la primera modernidad, las diferentes disciplinascientíficas no han podido dar cuenta satisfactoriamente de la multiplicidad de elementos,interrelaciones y determinantes de las situaciones en que se expresa la crisis ambientalcontemporánea, ni del concepto de ambiente que podría explicarla.Para quienes trabajamos en el área de conocimiento ambiental cada vez es más claro quelos objetos de estudio e intervención de los que nos ocupamos son de naturalezacompleja, puesto que abarcan interrelaciones dinámicas y variadas entre estructuras,procesos y funciones de los ecosistemas y las culturas. Pero la comprensión de estacomplejidad y la posibilidad de intervenir eficazmente sobre ella son imposibles desde lasdisciplinas científicas tradicionales que mantienen un enfoque reduccionista y simplificadorpropio del modelo de las ciencias del siglo XIX.Para estas disciplinas científicas tradicionales, con su característico enfoque positivista,también ha sido muy difícil definir el concepto de ambiente y precisar en qué consisten losproblemas ambientales, porque se trata de objetos de estudio e intervención que no sepuede delimitar en términos físicos. El ambiente no es posible entenderlo desde laperspectiva de la ciencia clásica porque no es un objeto empírico medible y acotable. Es,más bien, un campo de interrelaciones entre objetos factuales y teóricos, que exigenaproximaciones diferentes y complementarias para su comprensión. Esto explica enbuena medida las dificultades para la consolidación de las ciencias ambientales desde lasperspectivas de las ciencias clásicas.16

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En estas circunstancias, se ha hecho necesaria la construcción de una nueva forma depensamiento que supere las limitaciones de las disciplinas científicas tradicionales paraofrecer soluciones eficaces a la grave crisis ambiental que vivimos desde las últimasdécadas del siglo pasado y para construir un concepto de ambiente que preciseadecuadamente el objeto de estudio. Estos son los retos que asumimos en la segundadetapa en la que se encuentra actualmente el proceso histórico de consolidación de lanueva área de conocimiento que constituyen las ciencias ambientales.Para responder a estos desafíos prácticos y teóricos los investigadores y pensadoresambientales recurren cada vez más a modos de conocimiento que trascienden el campode la ciencia clásica surgida en la primera modernidad. Entre los nuevos enfoquesadoptados por la comunidad académica y científica ambiental del país uno de los quetiene cada vez mayor acogida es el del pensamiento complejo. Ante la necesidad deentender la complejidad del objeto de estudio e intervención propio de las cienciasambientales, se ha hecho necesario un nuevo tipo de saber, un nuevo tipo de ciencia enla que el pensamiento complejo es una de sus características más destacadas.Desde el pensamiento complejo, las ciencias ambientales han desarrollado nuevasformas de investigación basadas en un enfoque interdisciplinario y transdisciplinario que,además, reconoce la validez e importancia de otras formas de conocimiento con lascuales se mantiene en permanente diálogo. En su actual fase de desarrollo, las cienciasambientales se nutren de los incesantes intercambios, no sólo entre las más variadasdisciplinas científicas sino, también, entre distintos modos de producción de conocimiento.En ello radica la fuerza y especificidad de sus nuevos métodos de trabajo.

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