DESAPARECIDOS. Cartas desde el aula.

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DESAPARECIDOS Exposión fotográfica de Gervasio Sánchez. La impresión de los alumnos. Cartas desde el aula.

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Cartas enviadas a Gervasio Sánchez por alumnos del IES Élaios tras la visita a su exposición "Desaparecidos".

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DESAPARECIDOS Exposión fotográfica de

Gervasio Sánchez.

La impresión de los

alumnos.

Cartas desde el aula.

Para Gervasio Sánchez, Desaparecidos ha sido, según palabras suyas, el

proyecto más duro al que se ha enfrentado en su vida profesional. Realizado entre los años 1998 y 2010 muestra imágenes sobre la desaparición forzosa que constituyen un valioso legado para que en el futuro no podamos dudar del pasado. Se trata de un testimonio inquietante, perturbador, hiriente incluso, que nos revela el cruel vacío de la ausencia y la lucha por rescatar del olvido la memoria sepultada de personas desaparecidas en diez países de América Latina, Asia y Europa. Las fotografías fueron tomadas en Chile, Argentina, Perú, Colombia, El Salvador, Guatemala, Irak, Camboya, Bosnia-Herzegovina y España. Este extenso proyecto emerge con contundencia para reivindicar memoria, verdad y justicia en una geografía martirizada por abusos intolerables.

Gervasio Sánchez documenta las desapariciones desde diferentes ángulos. Visitó centros de detención clandestinos y contactó con centenares de familias que le permitieron fotografiar objetos personales de los desaparecidos que guardan. También estuvo presente en exhumaciones y en el proceso de identificación. El fotógrafo y periodista ha visto tanto dolor que llega a una triste conclusión: su trabajo apenas describe una parte ínfima de este drama.

En Noviembre de 2011 los alumnos de 4º de ESO y 1º de Bachillerato del IES Élaios de Zaragoza visitaron en el Centro de Historia de Zaragoza la exposición fotográfica de Gervasio Sánchez "Desaparecidos".

Para la mayoría de ellos suponía enfrentarse por primera vez a la realidad de un reciente pasado, la de la crueldad de

regímenes dictatoriales del siglo XX en diversos países del Mundo. Una realidad que para muchos sigue presente e incluso hoy en día, y por desgracia para algunos, a punto de materializarse: la desaparición injusta de seres humanos, de seres queridos.

La memoria histórica, los vuelos de la muerte, el genocidio de los jemeres rojos, las matanzas étnicas en la antigua Yugoslavia, las fosas comunes de España, etc., no les dejo indiferentes, todo lo contrario, sentimientos nuevos afloraron y con ellos un espíritu de compromiso pareció despertar en sus conciencias, fue, en palabras suyas, como si su mente hubiese descubierto el abismo de la crueldad humana.

La inquietud generada fue tal que muchos de ellos quisieron hacer partícipe a Gervasio Sánchez de la impresión que su obra les había causado. Con esa intención se enviaron numerosas cartas donde el alumnado exponía su particular opinión.

La reacción de Gervasio no se hizo esperar y algunas de esas cartas fueron contestadas personalmente por el autor, agradecido y sorprendido de las reacciones que en nuestros alumnos había causado su exposición.

Presentamos aquí algunas de esas cartas que muestran una opinión sincera y en ocasiones inocente, pero no por ello ausente de una profunda reflexión interna.

MONICA CASTAÑEDA

Querido Gervasio:

Para empezar, me gustaría agradecerte que me hayas hecho ver la realidad que tiene lugar en algunas partes del mundo, me has enseñado que a veces se cometen grandes injusticias que pueden afectar a cualquier persona de cualquier parte del mundo, en cualquier momento. También he de decirte que a mi no me suelen gustar este tipo de exposiciones, en las que parece que sólo se muestran horrores y dolor, pero debo decir que la tuya, aunque lejos de ser agradable, me ayudó mucho a aprender partes de la historia que no conocía para nada, y que a partir de ahora recordaré para siempre porque me pareció un tema impactante del que deberíamos preocuparnos todos, ya que a nadie le gustaría que sus difuntos seres queridos queden en el olvido después de todo el sufrimiento que pasaron.

Monumento commemorativo a las víctimas de Srebrenica. Potocari (Bosnia-Herzegovina), Julio 2005.

Además me gustó la forma en que tus fotos, sin llegar a producir repulsión, transmitían de alguna forma una tristeza y en parte miedo por pensar lo que pudo pasar en esos lugares, la tristeza que sentían las personas que habían perdido a alguien... La guía hizo muy buen trabajo describiendo cada fotografía y lo que sucedía en cada uno de esos lugares, y también ella nos transmitió esa inquietud que se reflejaba en las fotografías.

También creo que el orden en que estaban dispuestas las partes de la exposición era muy bueno, porque al principio se nos mostraban imágenes en las que se veían los lugares donde tenían lugar estas desgracias, los métodos que utilizaban, y después se

veían imágenes en las que se podía apreciar la

Domicilio de Héctor Veliz Ramírez, desaparecido el 15 de diciembre de 1975. Santiago (Chile), enero de 2008.

enorme cantidad de desaparecidos que había, y para finalizar vimos a las personas supervivientes que perdieron a sus seres queridos, algunos incluso perdieron a toda su familia, y que por medio de vídeos o cartas, describían su sufrimiento. Las cartas que escribieron los niños transmitían todo el dolor, el miedo y la tristeza que causaban en ellos la desaparición de sus padres, hermanos, amigos… y la incertidumbre de no saber realmente lo que les había pasado, si estarán vivos o muertos, si habrán sufrido mucho, si los habrán enterrado y dónde, y pensar que aquello podía pasarles a ellos mismos. Y siempre conservaron la esperanza de que siguieran vivos, ya que no había ningún medio para saberlo, y al no tener su cuerpo no podían realizar el duelo que deben pasar los seres humanos para asumir la pérdida de un ser querido y así poder continuar la vida con más o menos normalidad. Por último, los vídeos en los que aparecían las personas que tenían familiares desaparecidos acentuaron aún más si cabe la sensación de pesar que nos produjeron las imágenes, las cartas y las explicaciones de la guía.

Gervasio, quiero darte mi felicitación por haber conseguido llegar a nosotros, habernos impactado, y habernos hecho recapacitar sobre este tema tan importante y sin embargo tan poco conocido; nos has ayudado a darnos cuenta de que en el mundo hay mucho más de lo que pensamos.

Por último quiero darte la enhorabuena porque creo que el nuestro es un público complicado en cuanto a intentar atraer nuestro interés en temas así, ya que los jóvenes no solemos interesarnos por este tipo de asuntos pero, sinceramente, lo conseguiste con creces.

Gracias por tu exposición, tu tiempo y tu sacrificio.

Doris Meniconi con el oso de trapo de su hijo Isidro Miguel A. Pizarro, desaparecido el 19 de noviembre de 1974. Santiago (Chile), marzo de 2000

Centro de detención Tuol Sleng. Phnom Penh (Camboya), mayo de 2007

SARA FLORÍA

Zaragoza, 5 de enero del 2012

Estimado Gervasio:

Mi nombre es Sara, soy una chica de dieciséis años que estudia en el instituto Élaios de Zaragoza.

Recientemente he visitado, con mi clase, tu exposición “Desaparecidos” en el museo de historia de mi cuidad.

Mi profesor nos informó de lo que íbamos a encontrar, nos explicó que era una exposición fotográfica bastante dura, sin embargo yo no estaba preparada para la gran impresión que me produjo tu trabajo.

Cómo explicar los sentimientos y sensaciones que sentí cuando fui pasando de sala en sala y fui tomando conciencia de todo el dolor y sufrimiento que cada rostro y cada mirada reflejaban.

Había una sala entera de retratos, no me impresionaron tanto sus caras sino la cantidad de personas que habían perdido, un hijo, un padre…. una familia.

La fotografía que más me impactó fue una sencilla habitación con un solitario somier y con la pared salpicada de sangre como si fuera la marca que ha dejado el sufrimiento en ella.

Las rejas que cubrían las ventanas me hablaban de la pérdida de libertad de la cantidad de personas que pasaron por allí y que probablemente no volvieron a salir con vida.

En ese momento sentí un nudo en la garganta, las piernas me temblaban y la angustia me subía desde el estómago, era pena e impotencia.

Me di cuenta que los desaparecidos no tienen nacionalidad son ante todo seres humanos a los que le han arrebatado su libertad, su dignidad y lo más importante la vida.

Los hay por todo el mundo, y como tú nos has recordado no hace falta ir muy lejos para enfrentarnos a este problema, a esta situación. Muchos de nuestros vecinos o incluso amigos están pasando por esta experiencia en nuestro propio país.

Has tratado el tema con mucho respeto, sin dramas pero sin esconder la realidad; pienso que debes de ser una persona muy especial, fuerte y con una gran sensibilidad ya que has sabido mostrarnos con tus imágenes el dolor, la esperanza y los recuerdos de las familias que siguen luchando por saber donde están sus seres queridos.

Espero que sigas trabajando y mostrando al mundo lo que los desaparecidos no pueden contarnos por si mismos, siendo su voz y nuestra conciencia.

Un saludo y hasta siempre.

LAURA CAMBRONERO

Querido Gervasio:

Le escribo para poder darle mi opinión acerca de su exposición “Desaparecidos”, la cual fuimos a ver el pasado 20 de diciembre al Centro de Historias de Zaragoza.

La exposición me pareció tremendamente dura, pues cuesta creer que a día de hoy todavía haya países donde, todos los días, haya personas desapareciendo continuamente. De todas formas, eso no es lo que me pareció más sorprendente: me entristeció bastante el que muchas personas no puedan confirmar si sus familiares y amigos están vivos o muertos, lo cual es terrible, o que, simplemente, no puedan ni siquiera enterrarles porque no disponen de sus cuerpos. Además, como bien nos explicó la guía, para conseguir empezar las etapas del duelo tras la pérdida de un ser querido es necesario el disponer de sus restos, pues así podremos proceder a realizar un entierro con ellos; en caso contrario, no se pueden realizar estas etapas correctamente, por lo tanto, allí aprendimos por qué disponer de éstos es una cosa tan fundamental.

Campesinos ixhiles trasladan los restos de sus seres queridos. Nebaj (Guatemala), febrero de 2009

Varias madres y esposas de víctimas de Srebrenica lloran antes del inicio de la ceremonia fúnebre. Potocari (Bosnia-Herzegovina), julio de 2010.

Un hombre espera la entrega de los restos de sus familiares.

Los 43 ataúdes de víctimas ixhiles, muertos en los años ochenta y localizados en una fosa común en 2008, forman una fila ordenada en el centro de la iglesia de Nebaj. Nebaj (Guatemala), febrero 2009

A pesar de todo lo anterior, me parecieron muy impresionantes los testimonios de las familias y las fotos y videos de las torturas que se aplicaban a los secuestrados en las casas donde estaban retenidos. Me sorprendí al escuchar como la guía nos contaba que, por ejemplo, había una mujer que llevaba una gran cantidad de años cambiando cada lunes las sábanas de la cama de su hijo porque, realmente, tenía la esperanza de que siguiera vivo y creía que iba a volver; también me parecieron emotivas las cartas que amigos y familiares escribían a los desaparecidos, en especial aquella que nos leyó

Página anterior Arriba. Trabajos de excavación en una fosa que contiene los restos de 3000 desaparecidos. Al Mahawil (Irak), mayo de 2003 Abajo. Víctimas de ejecuciones extrajudiciales. Puebla de Cazalla (Sevilla), junio de 2009

la guía, escrita por una chica a su hermana mayor, todavía desaparecida. Asimismo, me impactaron los distintos videos que vimos, tanto los que grabó mientras familiares de personas desaparecidas expresaban como se habían sentido tras las desapariciones, como se sentían ahora, o como se sintieron cuando obtuvieron los restos (en el caso de que esto hubiese llegado a suceder), tanto como los que fueron grabados, también por usted mismo, en las casas donde retenían a la gente, en los cuales se mostraban como eran estas especies de prisiones y lo que se realizaba en las distintas habitaciones que las componían. Realmente admiro mucho el valor que ha tenido pasándose tantísimos años viajando por tan diversos lugares del mundo, los cuales son muy diferentes entre sí pero, a la vez, muy parecidos. Gracias a usted hemos sabido lo que ocurría en países como Camboya, Chile, Argentina, etc.; hemos podido comprobar el dolor que sienten las personas más cercanas a estos individuos desaparecidos; hemos podido observar, ya sea a través de videos o a través de fotografías, de nuevo ese dolor, aunque en parte también cierto alivio, de los amigos y los familiares, pero esta vez al encontrar los cuerpos de dichos seres humanos.

Sinceramente, le agradezco mucho el que haya realizado esta exposición, pues así nos ha podido mostrar lo que está ocurriendo en dichos países, a pesar de que nosotros no seamos conscientes de eso. Verdaderamente parece impensable que esto esté pasando en pleno siglo XXI, pero ya se sabe, la realidad supera la ficción, y en este caso eso está más que claro. Gracias, de verdad, por sacar a la luz todo esto simplemente con unas fotografías y unos videos.

Un saludo, Laura Cambronero Arregui

Irak. Celda para condenados a muerte.Abu Ghraib (Irak), abril de 2003

Anita Rojas con la maleta de su hijo Alfredo Rojas, desaparecido el 4 de marzo de 1975. Santiago (Chile), marzo de 2000.

SANDRA MILÁN

Querido Gervasio:

Empezaré este e-mail presentándome. Soy Sandra Milán, tengo 15 años y estudio en el I.E.S. Elaios. El departamento de Historia de mi instituto organizó una salida para ver su interesante trabajo. Hoy, le escribo por ello, para intentar expresar con palabras la multitud de sentimientos que me produjo.

Llegamos a la exposición sin preocupaciones, felices, gritando, alborotando, como se espera de nosotros. La guía empezó a hablar. Estuvo relatando lo mucho que le había costado a usted realizar este trabajo y nos advirtió de que era muy duro. Hubo una frase que me marcó: "A mi me encantan los adolescentes, siempre estáis llenos de vida. Por eso me da mucha pena veros salir de aquí, tan cabizbajos y callados". La verdad es que dudaba de que algo así fuera posible, pero al finalizar la visita supe perfectamente que estaba equivocada.

Entramos en la primera sala. Al principio no sabía muy bien cómo iba usted a enfocar esta muestra, pero mis dudas quedaron resueltas al instante. Fotografías de los lugares donde los desaparecidos pasaron sus últimas horas de vida decoraban las

paredes. Las fotos en sí no demostraban el horror que tuvieron que sufrir esas personas, pero las historias relatadas por la guía lo hacían por ellas. Escuchar cómo aquella gente era arrebatada de sus hogares sin dejar rastro es espeluznante.

Dejamos aquella sala y pasamos a la siguiente. Ya era palpable en el ambiente el cambio que estábamos empezando a dar. Las risas del principio quedaron sofocadas por un pesado silencio. Observamos distintas tomas, una anciana que guardaba una guitarra sin cuerdas perteneciente a su hijo, otra que cambiaba las sábanas todos los lunes para que cuando su hijo volviera tuviera la cama preparada.

Todos esos familiares se aferraban en apariencia a los bienes materiales de los que ya no están, pero en realidad intentaban agarrarse a los recuerdos que tenían de ellos, a cualquier cosa que pudiera traer a su memoria todos los momentos pasados con sus seres queridos. Pensé en la gran pérdida que debió de ser para ellos y la terrible carga que llevan a sus espaldas.

El miedo, la nostalgia, el dolor, todo se reflejaba en sus caras.

En el siguiente tramo de la exposición observamos las cartas realizadas por los familiares y amigos para un funeral en el que por fin podrían dar sepultura a sus seres queridos. Para mí, esto fue una de las cosas más duras de su presentación. Leí cartas en las que agradecían todo lo que habían hecho por ellos, donde pedían perdón por nimiedades, donde volcaban todos los sentimientos que llevaban encerrados desde hace tiempo y todas las palabras que no les pudieron decir antes de que se fueran.

Hubo una carta en especial que me impactó. Era la carta de una niña hacia su hermana de 16 años. En ella escribía lo mucho que la echaba de menos, que la quería, que deseaba que estuviera a su lado y que era una injusticia que no pudieran estar juntas. No pude evitar que se me escapara alguna lágrima. No fui capaz de soportar todo el dolor que había en ese escrito y odié profundamente a la persona que osó arrebatar a una hija, un hermano, una madre, un padre de los brazos de su familia. Después de leer todo aquello, supe que tenía que evitar por todos los medios que pueda tener que tales atrocidades vuelvan a suceder.

La siguiente parte de su trabajo trataba sobre la identificación de los cadáveres. Gracias a un gobierno y unos familiares comprometidos, fueron capaces de identificar y devolver miles de cuerpos a los seres queridos, cerrando así un ciclo para las personas, donde por fin podrían intentar pasar página, aunque jamás olvidarían la vida de las personas que un día les quitaron.

Terminamos la exposición con los vídeos y los testimonios de madres y viudas. Esos testimonios fueron terriblemente duros. Escuchar de voz de las personas que vivieron estos hechos, que tuvieron una vida difícil sin la gente a la que amaban a su lado, fue descorazonador y nada fácil.

Salimos de allí tal y como había predicho la guía. Yo, personalmente, empecé a pensar en todas las injusticias que ocurrieron y ocurren actualmente en el mundo, en todas las cosas que nos ocultan y de las que no se nos informa debidamente, cuando, a mi manera de ver, debería ser lo primero que nos mostrasen para que en el futuro, cuando nuestra generación gobierne, intentemos que tales hechos no vuelvan a suceder.

Muchas gracias por abrirnos los ojos frente a la crueldad del mundo.

Sandra Milán Navarro Recogida y limpieza de restos humanos. Cetina (España), marzo de 2010

Bosnia Srebrenica. Almacén donde se guardan los restos humanos exhumados de 3000 desaparecidos. Tuzla (Bosnia-Herzegovina), septiembre de 2008

Colombia. Almacén de restos humanos exhumados perteneciente a la Fiscalía de la Nación. Medellín (Colombia), enero de 2010

IRENE SERRANO

Zaragoza, 5 de Enero de 2012

Estimado Gervasio:

Le escribo para contarle que el pasado 17 de diciembre, mi clase del I.E.S Elatos, 4 E.S.O letra C, acudimos a la exposición que usted ha realizado muy intrigados por su título “Desaparecidos”. Las demás clases que ya habían ido nos avisaron de que probablemente acabaríamos llorando, ya que describe una realidad muy trágica y dolorosa.

Al llegar, nos recibió una guía que nos anticipó lo mismo, lo triste que iba a ser, pero es la realidad, y teníamos que saberlo, ya que la mayoría no habíamos oído apenas nada de estos terroríficos sucesos.

La primera vez que se visita esta exposición impresiona, ya que no estamos acostumbrados a que nos cuenten la realidad tan dolorosa, pero sirve para que la gente se mentalice y no vuelvan a ocurrir semejantes atrocidades en la sociedad. Al ver los testimonios de las familias, sientes el dolor que deben estar pasando al no saber donde están sus maridos, hijos o incluso nietos, ya que no es el mismo dolor de alguien que pierde a un ser querido, lo entierra, hace luto y se queda más tranquilo al tener un sitio donde poder ir a rezarle. Es el dolor de alguien que no sabe donde están sus familiares, si viven o si están muertos, que necesitan encontrar sus cuerpos, para enterrarlos y cerrar esa herida que llevaba abierta tantos años. Te hace recapacitar de cómo alguien que se hace llamar persona puede hacer sufrir tanto a tantísima gente, por el simple hecho de que no estén de acuerdo con sus ideas políticas.

Hatidza Mustafic, esposa de Selman Mustafic y madre de Nedzad y Nijaz, desaparecidos en julio de 1995 en Srebrenica

Por supuesto esta vez todos acabamos llorando al leer las cartas de los familiares y a mí me causó curiosidad y decidí que iba a volver otro día con más tiempo para indagar más en los detalles de la exposición.

La segunda vez que visité esta exposición, el 4 de enero, iba con una compañera de clase y con una carpeta para apuntar los datos más relevantes.

Fuimos foto por foto, texto por texto, averiguando cosas en las que en la anterior visita no nos habíamos fijado.

En el primer texto se resume toda la exposición, se nombran los países en los que ocurren los hechos (10 países de América latina, Asia y Europa), las diferentes etapas desde que detienen a las personas, pasan por centros de detención, las familias

comienzan su búsqueda, la espera durante años hasta que se encuentran los restos y su posterior exhumación e identificación que supone para los allegados el fin de un duelo prolongado innecesariamente. Cada fosa abierta es una herida cerrada, cada resto inhumado, un alivio anhelado. Después te encuentras con el segundo texto, y sus respectivas fotos, que te describen las penurias que pasaban los desaparecidos en los centros de detención clandestinos. Muy pocos sobrevivían, y los que no, eran escondidos en fosas anónimas, lanzados al mar, o a lugares inhóspitos en los llamados “vuelos de la muerte”. En las fotos que acompañan a este texto te das cuenta de las condiciones en las que tenían que sobrevivir los desaparecidos, poca comida, celdas contiguas a las habitaciones en las que les torturaban, por lo que oían los gritos de sus compañeros etc… Lo que más me impactó fue que después de torturarles, si no habían destapado a sus compañeros, los llevaban a hospitales, para poder volver a torturarles.

En el siguiente texto se hace referencia al lema de los familiares de los desaparecidos “Memoria, verdad y justicia” y se pueden observar las listas de desaparecidos en cada uno de los 10 países que aparecen en la exposición o los monumentos conmemorativos, para que la gente no olvide lo que pasó y no vuelva a ocurrir. A mí el que más me llamó la atención fue el árbol contra el que mataban a los niños. En el siguiente muro podemos ver los objetos que las familias han guardado durante tantos años en recuerdo de los desaparecidos. Las mujeres han sido las que más han sufrido esto, y cada día siguen cogiendo las pertenencias de sus maridos o hijos para recordarles. Me parece un auténtico sinvivir lo que tienen que pasar estas mujeres hasta que consiguen encontrar a sus familiares, ya que muchas veces dejan de lado todo para buscarles, al ver sus fotos

sientes toda la tristeza y la impotencia marcada en sus rostros. Si andamos unos metros más, nos encontramos con la búsqueda de los cadáveres que se convierte en una obsesión, los familiares dedican su vida a revisar los documentos, antiguos centros de detención, cavan fosas etc... Muchos de los cadáveres recibieron sepulturas con las siglas NN (ningún nombre). Cuando se encuentra una fosa común, llega en momento de exhumar los restos, luego se llevan a una bodega, se analizan y se guardan a la espera de ser identificados, después son reubicados en pequeños arcones o en sencillos ataúdes de madera y posteriormente entregados a sus familiares para hacer funerales conjuntos. Esto supone un gran alivio para las familias que pueden enterrar a sus familiares. Opino que en algunos países el gobierno hace un trabajo magnífico para poder darles la tranquilidad a estas familias de encontrar los cuerpos de sus familiares.

Árbol de la Muerte. Campo de Exterminio dChoeung Ek (Camboya)

e

También vi los dos vídeos, el reportaje con varias entrevistas a las madres de los desaparecidos, y el recorrido por las distintas fases que acabamos de ver en la exposición.

Supongo que éste, aparte de su trabajo más relevante, también ha sido el que más le haya costado hacer y el más doloroso personalmente, ya que al entrevistar a las madres, ha podido ver con sus propios ojos el dolor que están pasando esas familias.

Me gustaría darle mi más sincera enhorabuena por su excelente trabajo y decirle que espero poder ir a visitar pronto su próxima exposición que ahora está preparando “Desaparecidos por España” ya que seguro que es tan buena o mejor que esta, y al ser sobre nuestro país, espero que la gente al verla recapacite de estos sucesos y no vuelvan a ocurrir nunca más, ya que parece que es un tema tabú del que casi nadie habla y no se intenta buscar o destapar fosas comunes para acabar con el dolor de tantísimas familias con personas desaparecidas en España.

Atentamente:

Irene Serrano Aldea

Irak.Varios hombres buscan las bolsas con los

restos de sus seres queridos mientras dos

es rezan y lmujer loran. Al Mahawil (Irak), mayo

de 2003

El Duelo

Felisa Matías Ojom, hermana de María Jesús Matías y cuñada de Toribio Chen, desaparecidos el 25 de abril de 1982 en

Chichupac (Baja Verapaz)

JENIFER PALOS

Querido señor Gervasio Sánchez.

Me llamo Jennifer Palos, tengo 16 años y soy alumna del I.E.S. Élaios, el cual fue a visitar su exposición, sobre "Desaparecidos", con el mismo nombre, en el centro de Historia en la ciudad de Zaragoza.

Quisiera comentar comentándole que me parece magnífico todo lo que está haciendo, para que el mundo sepa y no olvide jamás todos estos hechos tan surrealistas que el hombre es capaz de hacer por unos ideales.

He de decir que su obra, nos ha marcado tanto a mí, como a mis compañeros. Todos llegamos con curiosidad a pesar de que otros compañeros de otras clases ya nos habían narrado un poco de lo sucedido allí dentro, pero e de decir, que todos nosotros a la salida, estábamos decaídos, e incluso hundidos.

Se muestran situaciones muy frías, imágenes, videos de madres pidiendo que por favor

les devolviesen a sus nietos, o por lo menos los cadáveres de sus seres más queridos para poder enterrarlos y poder hacerse a la idea, de que no volverían a hablar con ellos, no tendrían otra conversación, ni otra discusión, nada.

Seguirían teniendo la angustia de saber si siguen vivos o muertos, torturados o enterrados en fosas, sabe dios donde.

Creo que lo que más me marco no fueron las imágenes de los esqueletos, ni la multitud de cajas y bolsas de plástico apiladas con su correspondiente cadáver dentro aún por identificar, sino, lo que más me marcaron, fueron las imágenes de aquellos objetos sin sentido, gafas de sol, muñecos, una chaqueta, algún sombrero, carnets o bonos de estudiante, aquello a lo que las familias se aferraban como último recuerdo.

Más adelante nos mostraron unos dibujos, que hacían al mismo tiempo de carta de despedida, de niños algunos más jóvenes que otros, pero siempre con el mismo sentimiento. Cada carta marcaba más que la anterior, pero menos que la siguiente, niños que se despedían de sus padres, tíos, primos e incluso de su hermana mayor, a la que le hacia mucha falta en esos momentos.

Creo que ha realizado un buen trabajo en estos tres países a los que ha visitado. Y creo que también es necesario hacerlo en este país donde vivimos, porque a pesar de que no fueron en esas mismas situaciones, si fueron en otras similares.

Hay familias que no saben donde tienen enterrados a sus familiares, y esa no es una elección que les dejaron tomar.

Creo que es necesario poder sacar todo lo que se escondió tanto de un bando, como del contrario, y que todas las familias puedan hacer el duelo correspondiente.

Esto no tiene que servir para buscar culpables, ya que ninguno vive, no se puede castigar a nadie, pero si se puede tomar ejemplo de otros países, y entregar los restos a sus familiares. Ya que ellos tienen derecho.

Un saludo.

Jennifer Palos Sevil.

La necesaria despedida y el continuo recuerdo.

El reto de no olvidar

IRENE SOLANILLA

Querido Gervasio Sánchez:

Me hacía bastante ilusión escribirte esta carta no solo por hacer el trabajo mandado en clase sino también para darte una opinión acerca de tu obra.

En primer lugar quería alagarte por esta magnífica obra y por tu valentía, ya que no te ha importado lo que pensaran los demás acerca de estos temas y te has sacrificado por buscar información y por hacer unas fotos excelentes, todo esto conlleva viajar a otros países; hablar con la gente y luego recopilar toda la información.

Después de visitar tu exposición por segunda vez ya que la primera vez que fuimos con el instituto no me dio tiempo a asimilarla y a tomar apuntes, la segunda vez pude ver las fotos y los videos con tranquilidad y formar una opinión propia , la verdad es que me siento afortunada por vivir en el país en el que vivo aunque por las fotos que vi de los restos de las víctimas en cetina puedo comprobar que mi país también ha sufrido esas situaciones aunque todavía todo eso no ha salido a la luz y espero que en tu próxima obra que es la continuación de desaparecidos expreses toda aquello que ha

pasado tal y como ha sido , sin tapaderas. Sé que mucha gente no está de acuerdo en que lo que ha pasado anteriormente en un país se conozca pero en mi opinión esas personas que opinan solo quieren mirar hacia otro lado, si todo el mundo hiciera lo mismo no se habrían conseguido muchos de los progresos actuales.

Retratos de víctimas asesinadas en Tuol SlengPhnom Penh. (Camboya) Mayo de

Me ha llamado la atención bastantes cosas de esta obra pero quería destacar sobre todo: los regímenes asesinos y todo lo que conlleva vivir bajo un régimen de estas

características, las terribles torturas que se les imponían, los sentimientos que padecen los familiares después de perder a un ser querido, y sobre todo que nadie está libre de poder ‘’desaparecer’’ cuando las cosas no están claras en un país.

Centro de Detención, Toul Sleng, Camboya.

Un régimen totalitario no implica solamente someterse a una serie de normas impuestas por unas personas que han llegado al poder no precisamente por su propio mérito , también implican muchas otras cosas como la corrupción, la diferencia entre ricos y pobres, y la poco o nula libertad de expresión. Todo esto lleva a que los delitos se tapen no se dé información de lo que pasa en un país ni lo que puede llegar a pasar. Las consecuencias de regímenes extremistas pueden presentarse en genocidios como por ejemplo el holocausto producido por un líder que llego al poder democráticamente, si pero con unos ideales opuestos a los de una democracia.

Después de desaparecer un ser querido en una familia queda un vacío bastante más grande que cuando ese familiar fallece por distintas causas, me fije en una foto de la exposición que ponía tres palabras bases: memoria, verdad y justicia. Esos son los principales objetivos que persiguen las familias de los desaparecidos. ¿Te parecen muy importantes? A mi sí, lo principal es que la memoria no se borre que los desaparecidos se puedan encontrar y enterrar dignamente, que se sepa la verdad es importantísimo para que más tarde pueda haber una justicia que juzgue a las personas como se merecen.

Exhumaciones en el cementerio de personas ejecutadas y desaparecidas en la década de los ochenta. Abu Ghraib (Iraq), abril de 2003

Se podría decir que lo que más me conmocionó y me hizo pensar como se podían sentir las personas ante esta situación, fue la carta que le escribió una niña a su hermana en la que le ponía el vacío tan grande que le había causado su desaparición, la echaba mucho de menos y le estaba costando vivir sin su presencia se le hacía extraño que hubiera desaparecido sin dejar rastro. La verdad no me gustaría pasar por una situación así por eso me imagine como sería mi vida si mis padres o mis familiares más

queridos desaparecieran enseguida deje de mirar la carta, muy mal por mi parte porque esa situación es real.

Más tarde vimos unos videos en los que las madres de los desaparecidos contaban como podían vivir sin ellos, y algunas de ellas vivían sin bastantes familiares, habían perdido varios hijos a su marido e incluso todos ellos. Me parece excepcional que todo esto este recogido en una exposición que la gente pueda visitar gratuitamente e interesarse un poco por lo que pasa actualmente en este mundo injusto.

Y para terminar quería decirte que esperare tu próxima obra y seguramente te vuelva a escribir dado que esa nueva obra me incluye a mi también , suena un poco egoísta preocuparse solo por tu país pero la verdad es que si de mayor puedo contribuir en algo a cerca de este tema en otros países seguramente lo haré.

Gracias una vez más por abrirnos los ojos ante una nueva realidad que muchos desconocen.

Cartas de despedida ante los restos recuperados

Clínica Santa Lucia. Santiago (Chile), enero de 2008

SABELA GARCÍA

Gervasio, soy una de las alumnas de 4ºESO del instituto Élaios, fuimos hace un par de semanas a ver su exposición. No le voy a engañar, si no hubieran hecho la excursión para ir a la exposición, creo, que no habría ido. Pensaría que es aburrido o que unas fotografías no tienen nada que enseñar.

Pero al ir, quería darle las gracias por preocuparse por lo que le ha pasado a toda esa gente, darle las gracias por abrirme los ojos y mostrarme a través de imágenes lo que ocurre más allá de nuestras vidas. Y decirle que gracias a su exposición me voy a preocupar más de ver otras exposiciones y no pensar una opinión sin informarme de que va.

No me podía imaginar como a través de unas fotografías se puedan expresar tantos sentimientos. Las fotografías me parecieron muy emotivas porque a través del rostro de la persona se podían descubrir sus sentimientos, aquellos rostros de tristeza por algo que no tendría por qué haber pasado nunca.

Escuela de Mecánica de la Armada. Buenos Aires (Argentina), febrero 2008

Me sorprendieron mucho los lugares donde los torturaban y las zonas donde algunos de esos lugares se localizaban, porque algunos de ellos estaban en el centro de la capital y no entiendo como nadie se daba cuenta. Me entristece que todas aquellas familias a las que raptaron a un hijo, padre, tío… no pudieran denunciarlo, porque podría ser que a la misma persona que lo denunciaban fuese la que había entrado en su casa y se los había llevado.

Todo el mundo ha perdido a una persona a la que querían muchísimo pero claro, saben que esa persona ha muerto. Pero por mucho que lo intento no me puedo imaginar como se siente la persona a la se le han llevado a alguien de su familia.

El resto de la gente que escucha estas historias sabe que la persona a la que se han llevado la han matado, pero claro a la persona que le ha pasado no lo quiere asumir.

Me parece muy bien que todas aquellas personas que les ha ocurrido esto o algo parecido quieran abrir las fosas solo por la razón de cerrar un capítulo de sus vidas. Otra vez le quiero dar las gracias por mostrar lo que ocurre en la realidad, y enseñarnos lo que los medios de comunicación tratan de alguna manera de esconder.

Muchas gracias por haber viajado y haberte preocupado de hacer los videos y las imágenes que nos han enseñado.

Visitando la exposición.

LAURA SUAREZ

Querido Gervasio:

Soy Laura Suárez, una de las alumnas de Secundaria del IES Élaios que visitó tu exposición “Desaparecidos” en el Centro de Historia de Zaragoza. Te escribo esta carta con el motivo de dar mi opinión personal acerca de ella. Por lo que nos dijeron en la exposición, que era uno de los mejores proyectos en los que habías trabajado hasta el momento, debo decir que sí, sí es uno de tus mejores proyectos. A mí me gustó mucho, simplemente por hacernos ver la realidad, lo que ocurre a nuestro alrededor. Vivimos en un mundo de injusticias y de desigualdades en el que gran parte de la población no debería vivir tal y como vive ahora y en el que gran parte debería conocer más sobre los hechos y acontecimientos que suceden en nuestro planeta, y no sólo contarnos lo que les interesa.

“Desaparecidos” no es una exposición como las demás, sino que es especial. El hecho de que veas como vivía la gente hace muy poco tiempo, en que condiciones de vida y los problemas sociales por discriminación solo por creencias políticas, te aterroriza. Yo lo he pensado muchas veces, y se que si yo lo hubiera vivido en aquellos momentos no hubiera sido capaz de afrontarlos. También sé que la mayoría de la población actual es ignorante ante la realidad y tampoco se imaginaría tener que vivir así. Que hayan secuestrado a millones de personas en todo el mundo (entre ellas niños) y tratarlas como las han tratado, torturarlas tanto física como sicológicamente, intentar reanimarles cuando tienen un aspecto deplorable, para seguir torturándoles…en fin, me parecen verdaderas barbaridades.

Jeferson Hernández, hijo de Emerson Daniel Hernández, desaparecido el 19 de septiembre de 2002 en Villavicencio (Meta)

A veces me hago las siguientes preguntas a mi misma: ¿Cómo es posible que el ser humano haya cometido semejantes atrocidades a lo largo de la historia? ¿Cómo es posible que no se de cuenta de sus propios errores y no haya sido capaz de evolucionar nunca en ese sentido? Yo me pongo en el lugar de aquellos familiares que han perdido a sus seres más queridos y no puedo describir con palabras la pena, la tristeza, la agonía y la angustia que en mi interior vagara.

Son cosas en las que jamás te has parado a pensar, pero dices “es la realidad”. Cosas que jamás las has vivido personalmente, pero dices “es la realidad”. Historias las cuales quisieras no creerte, pero “es la realidad”.

Si tuviera algún familiar desaparecido al cual lo hubieran raptado, lo hubieran torturado y finalmente me dijesen que había muerto pero no se había encontrado físicamente no pararía hasta encontrarlo. Creo en todas esas personas que han sufrido y pagado por ello y las ayudaría hasta el final. Por eso, en mi opinión, quisiera que se hablase más de esas cosas en las noticias, que nos enseñasen más en el colegio, que nos ayuden a analizar dichos hechos….es decir, a conocer la realidad.

“El que algo quiere algo le cuesta” ¿No dice eso el refrán? Pues bien, si no queremos que haya injusticia en el mundo, si no queremos que se produzcan desigualdades ni guerras, si queremos que haya libertad, paz, compañerismo, solidaridad, unidad…debemos ser fuertes, afrontar la vida tal y como se presenta ante nosotros y luchar para conseguir nuestras metas. Por eso debemos aprovechar la vida que tenemos y dar gracias por ello. Porque todos deseamos la igualdad humana, porque todos queremos…un mundo mejor.

Gracias por todo.

Ximena Guiza Peñaranda permanece pensativa al lado de los restos ya identificados de su hermano Santa Marta (Colombia), febrero de 2010

Gervasio Sánchez es autor de varios libros fotográficos: El Cerco de Sarajevo (1995), y los publicados por la editorial Blume, Vidas Minadas (1997 y 2002); Kosovo, Crónica de la deportación (1999); Niños de la guerra (2000); La caravana de la muerte. Las víctimas de Pinochet (2002); Latidos del tiempo (2004), junto al escultor Ricardo Calero; Sierra Leona, guerra y paz (2005); Vidas Minadas, Diez años (2007); y Sarajevo, 1992-2008 (2009). En 2001 coordinó, junto a Manuel Leguineche, el libro Los ojos de la guerra, en homenaje a Miguel Gil; y en 2004 publicó el libro literario Salvar a los niños soldados. Desde 1998 es enviado especial por la paz de la UNESCO y desde 2001 dirige el Seminario de Fotografía y Periodismo de Albarracín. Las instituciones aragonesas le han concedido la Medalla de Oro de Santa Isabel de Portugal y la Medalla al Mérito Profesional, además de nombrarle hijo adoptivo de Zaragoza. Galardonado con numerosos premios entre los que destacan el Cirilo Rodríguez, Club Internacional de Prensa, Andalucía de Cultura, Derechos Humanos de Periodismo, Liber Press, Javier Bueno, Ortega y Gasset y Premio Nacional de Fotografía 2009, entre otros.