De la materia pétrea al verbo. (Interacciones Plásticas y ...De la materia pétrea al verbo....
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De la materia pétrea al verbo.
(Interacciones Plásticas y Expresivas)
Manuel Moreno Espina
De escultura en piedra y poesía quiero hablar:
Escultura y poética: ambivalencia, dualidad equidistante, manifestaciones
disímiles, con las que el artista expresa sus sentimientos y sus emociones. Materia y
texto.
Soy escultor, y como tal, conozco los esfuerzos que se precisan para la creación
plástica escultórica: el material, las condiciones ambientales, y por supuesto, también,
de la presión intelectual, que en el ejercicio del conocimiento planteamos en la
representación y creación de una obra de arte.
Como escultor; todo tipo de materiales, y entre ellos sobre todo, la piedra, con la
que me identifico como si una parte de mí se tratara. Como dijera Miguel Ángel:
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..., así como extrayendo se crea
en piedra alpestre y dura
una figura viva,
que crece tanto más cuanto más
merma la piedra,
la corteza de la propia carne
con su apariencia inculta, cruda y
oculta las buenas obras
del alma que incluso vibra... (1)
La piedra: materia inerte que más que inerte pura vida. Elemento de la
naturaleza que desde su etapa primigenia y a través de sus estratos, nos habla de lo que
aconteció y de lo que ha de acontecer. Como olvidar lo que fuimos, si de la misma
materia partimos. No somos otra cosa que lo mismo de otra forma – no somos piedra –
somos vida y la piedra vida.
Como vida, pura energía, herencia de las verdades más íntimas de nuestro
universo, al que pertenecemos como todo lo que nos circunda, y del que se dice que se
auto-contiene. Como ocurre con nuestras obras, la creación y el creer es cuestión de fe.
Ellas se auto-contienen como formas determinadas con significados indeterminados,
ésta es a las que el escultor da la vida; pero no sólo la vida inerte de una forma, sino la
vida que se abre paso entre los sentimientos del alma.
Según la lectura del Génesis:
...porque eres polvo y al polvo tornarás. (2)
Siempre nuestro recuerdo y nuestra memoria permanecerá en los que nos
quieren, pero como escultores y creadores de imágenes icónicas cargadas con las armas
del verbo, tenemos el privilegio de permanecer en el corazón del espectador, que al
contemplar una escultura contempla un poco o un mucho de nosotros mismos. Es en
este momento cuando la escultura cobra la vida que el material le niega; claro está, que
no necesariamente tenemos que haber abandonado este mundo para que esto ocurra.
Afortunadamente, el milagro de la vida ocurre a diario y es a diario cuando como
escultor ofrezco lo que tanto amo, escultura, piedra y vida.
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Como vida – poesía - y como escultor – poeta –. Narrador de sentimientos y
emociones, luchador incondicional contra el caos y la idolatría, guerrero fiel y esclavo
servil de las artes y la belleza, cualesquiera que de esta sea su definición y alocución.
Por ello, me afano en el ejercicio del trabajo, para ofrecer al hombre la resolución de
mis verdades, que no son otra cosa, que las manifestaciones de mi vida.
Tu vives en mi y yo vivo en ti.
De entre la similitud y la interdisciplinaridad, evocamos ritmos acompasados en
las formas y en las rimas. De entre la musicalidad evocadora de la prosa poética,
paseamos por la sensualidad de volúmenes y composiciones. Para darnos cuenta de que
las emociones y las sensaciones son pareja de hecho.
Tajos y fragmentos vociferan y abren paso a la abrupta conquista de los sentidos,
dando rienda suelta a quimeras y ensoñaciones, en las que partícipes conscientes
intercalamos logros y anhelos. Como osados interlocutores de sueños y realidades, con
timón firme y velas desplegadas navegamos con rumbo definido hacia tierra firme en la
que asentaremos conceptos y clarificaremos ideas, para dar paso a la interpretación
manifiesta de esculturas y versos.
Poeta soy y si no quisiera llegar a serlo.
Poder ofrecer como escultor la expresión tridimensional de mis pensamientos
pero también, poder ilustrar con el verbo lo que a muchos se les escapa al mirar sin ver;
por que para ver, hay que saber mirar. Y del ver, observar, para valorar y comprender
que lo expuesto no es un trozo de materia sino una verdad que el escultor y poeta quiere
ofrecer a quienes contemplan el producto del trabajo y la dedicación honrada de la
locución de los sentimientos y que en la mayoría de los casos, somos nosotros los que
nos desnudamos como personas, aunque a veces, también como seres humanos que
somos, nos equivocamos.
Notas
(1) BALDINI, Unberto. Miguel Ángel – Escultor. Ed. Ediciones Polígrafas, S.A.,
Barcelona, 1982. Pág. 20
(2) Biblia de Jerusalén. Ed. Desclée de Brouwer, S.A. Bilbao. 1998, Pág.17,
Capítulo. 3, verso 19
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GALERÍA DE OBRAS
Ícaro
Poema, Locos de atar
Sirena
Poema, El cántico de las sirenas
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Sueños
Poema, Me deshago
Torso
Poema, Tras el cristal
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La locura
Poema, De manos hablamos
El pescador
Poema, Susúrrame
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Fetiche I
Poema, A cada poco
Eva I
Poema, Playa del suroeste
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El modelador
Poema, Tus manos sobre mi piel
Canción otoñal
Poema, Las rosas de tu cuerpo
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Andalucía
Poema, Nana
Fetiche
Poema, De aquí allá
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Adolescente II
Poema, Sueños
Adolescente III
Poema, Playa, cala y puerto
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Despertares
Poema, Noctámbulos
Viejo soy y sino quisiera llegar a serlo
Poema, Quimera
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Centauro
Poema, Centauros y lapitas
Cabeza de Ídolo indígena
Poema, Sin rostro y sin nombre
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Eva
Poema, Hijas del olvido
Fetiche V
Poema, A esa morena
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Manos a la obra
Poema, Cómo un extraño
Pelvis II
Poema, Besos inquietos
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Pelvis I
Poema, Un nuevo amanecer
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GALERÍA DE POEMAS
Locos de atar
Locos,
encadenados por otros locos
que se creen cuerdos,
y entre esos cuerdos, estás ¡tú!
De soberbia y locura nos curamos
como si de heridas de guerra se tratara,
unos con más suerte,
otros con menos,
pero siempre derrotados.
Oleadas de mansedumbres
y corazones afligidos ,
campean con desazón
refugiándose de la mentira,
armas de poder empleadas
por diestros y siniestros.
Mira en tu corazón,
detente en tu cruzada
y sobre todo,
recapacita...
No soy Dios,
pero quiero que tu seas mi ángel.
De ángeles y eunucos,
la tierra y el cielo están llenos
y a ti, te quiero en la tierra.
De la locura a la cordura
no existe tanto paso,
solo una delgada línea,
un estrecho margen,
que en la mayor parte de los casos
cruzamos con sigilo sospechoso.
No estamos locos, no.
Pero si a veces la cordura representa
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los sentimientos que manifestamos,
me pregunto...
¿Qué es locura y qué no?
¿Tú lo sabes?
El cántico de las sirena
Soltadme, soltadme!!
Exclamaba Ulises.
Mientras la melodía de sus cánticos
aturdían sus sentidos.
El sonido de tu voz susurrando en mis oídos,
frágil y hábil cántico estimulador de juegos carnales.
Alegorías cargadas con las armas del deseo y la pasión.
Juego seductor de contenidos prohibidos.
Sirena, niña dulce y salada,
explosión de júbilo,
adolescencia pujante.
Sirena, guindilla picante que intencionas la mirada,
provocando en mi la sonrisa.
Niña de sonrisa vivaz,
de temperamento exultante y empaque aguerrido.
Mujer de contrastes arraigados.
De donde tus formas y tus palabras complementan de por sí
el pequeño universo en el que coincidimos.
A sí sois, sirenas.
De niña a mujer,
de mujer a sirena,
y cómo no: niña, mujer y sirena.
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Me deshago.
Me deshago,
me contengo.
Y entre acto y acto
me escurro
y me aguanto.
A izquierda
y hacia abajo,
a un lado y de costado
con el cuello dolorido
me deshago..., y me contengo.
¡¡ Qué sueño...!!
Mis ojos cansados
pesan y se cierran
mientras soplo e insuflo
¡Y de golpe! Sorbo.
Vaya...!! Desperté.
Escribiendo estoy,
me animo y me despierto de
esta ensoñación que a poco me mece.
Reanimado estoy;
qué pena...,
porque en los entreactos
me sobresalto y es gracioso
cómo me recompongo
con lo que hasta hace poco me mecía.
Cansado estoy
y tal como me compongo,
me descompongo.
A la cama me voy
porque cada vez más,
me escurro..., y me deshago.
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Tras el cristal.
Pequeño soñador, tan especial y tan loco. De tus deseos y tu afanes haces gala, con nobleza y entereza.
Tras el cristal: miras y observas, porque del saber mirar y observar, eres tan especial.
Dulces y golosinas, pastelillos en bonitos envoltorios. Tras el cristal de tus deseos miras, observas y te preguntas...
Pequeño soñador, has de saber que tras el cristal el sabor de la inocencia es harina de otro costal.
Llega la hora, que del cristal te apartes, porque de sus transparentes reflejos rígidos y fríos muros franquean sus puertas.
Rumores y cálidos aromas son los que desde el interior hasta la acera, vociferan ríos de sentimientos, desbordando cauces y lindes.
Pequeño soñador, de tu timidez y saber has de comprender que el paso es hacia delante, donde de sorpresas y afanes llenarás con fuerza,
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abrigando el futuro y lo pasado.
De manos hablamos
De la rudeza de tus manos
los ingratos sorprendidos
quizás no conozcan:
el sol abrasador del mediodía,
ni del helor de las mañanas de invierno.
Manos doloridas,
deformadas por el uso
de la azada y la hoz.
Piel de cuero curtido,
canales y relieves que no distan mucho
de estos paisajes que contemplamos.
Manos encalladas,
manos de piedra ,
que como escultor ya digo:
más que piedra vida
y de la vida sólo puede surgir vida.
Manos aguerridas,
tenazas y mordazas del trabajo,
heridas y difamadas.
Que por manos se entiende lo manual,
lo carente de valor.
Mal valoradas estáis
cuando en ellas caricias
y deseos inviertes.
Manos forjadas a yunque y martillo.
Vigor indomable,
incongruentemente brisa suave
que acaricias con tersura
cordilleras, vaguadas y manantiales.
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Susúrrame
Susurros,
sinuoso acompañamiento
que estimula la percepción
de mis sentidos.
Al oído, susúrrame al oído,
quiero escuchar el grácil murmullo
de las olas.
Formas onduladas por la suave
brisa del crepúsculo.
Volúmenes que como los de la mujer excitan los sentidos y provoca el frenesí.
Atardeceres cargados de espejismos,
prismas cristalinos,
que junto al océano del universo,
crean dos mundos paralelos,
pero a la vez unidos.
El tuyo y el mío.
Nuestro mundo.
A cada poco
Un poco de todo
y a ratos, más de cada poco.
En tus palabras esbozas
logros y anhelos,
en tus ojos contemplo
la ilusión y el acerbo.
Y a cada poco, un poco más.
En las palabras, tus sueños.
En la mirada, el corazón,
y en el alma..., en el alma
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la emoción.
De cada instante ni un poco deshecho.
La razón de lo vivido,
no deja lugar a dudas,
pero de la duda lo razonable,
y de lo vivido la duda.
De cada poco una inmensidad.
Desde la emoción a la pasión,
que no por pasión desordenada
ni mal enjuiciada.
Y desde los confines de lo infinito,
ese poco que conocemos
lo hacemos un poco más hermoso
por momentos.
De cada poco un mucho
para que al cabo de poco,
de todo hablemos,
y mucho más de un poco forjemos.
Playa del suroeste En la playa, al suroeste, espero y me embeleso, contemplando las olas que en su rumorar me dicen... En la playa del noreste en una cala chiquita, una niña bonita, aguarda la espera de galeones y corsarios. De rubios tonos y de oros el reflejo, el brillo de su pelo
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se espejea a sol y fuego.
De aquí, allá, y de allá para acá. A cada ola y cada brizna salpica en mi cuerpo el cantar de sus risas. A pies descalzos y con huellas en la arena: de la playa a la almohada y del sueño a la vida. Ni dueño, ni señor, ni juez , ni parte. Desde la orilla a la cima el viento te grita, ¡Aquí estoy, ...amiga!
Tus manos sobre mi piel
He tocado tus manos, he palpado tu piel y desde entonces, del calor de tu cuerpo y la suavidad de tu tez, convicto encausado soy.
Arropo en mis recuerdos sensaciones y ternuras. En mis pensamientos y en mi memoria, el desahogo de una historia que causa prisa y ansía vida.
Con ángeles y musas tardes y noches de invierno, colman con suficiencia y quietud, los acordes y timbres
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que de la nada al todo encienden abriendo paso a la materia y al texto.
Con tus manos y tu mirada deseo y ansío poder ofrecer a mi desasosiego, la leña y alimento que me cure y me redima. Y así, al tocar tus manos me enamoré, al tocar tus manos soñé con bosques y manantiales, con las caricias de tus manos sobre mi piel.
Las rosas de tu cuerpo
De lino y seda, la suavidad de tu tez, refrenda el cantar de los cantares. De magentas y violáceos, las rosas de tu cuerpo florecen más que nunca, porque de savia nueva y verde, cantan las ramas de la vida que timbran y gritan.
Nana
Tín, tín, tín.
Gotea y golpea
la gota en la lata,
gotea sin parar,
y mientras gotea y salpica
esa niña bonita
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escucha perpleja su cantar.
Niña de ojos azules
y graciosas coletas,
niña risueña, alegre y juiciosa.
Lluvia graciosa,
que con tu sonido y tu cantar
acunas a mi niña en tu costal.
Tín, tín, tín...
Así suena esta lluvia bonita
a la que quiero abrazar,
por dar a mi niña
estos sueños de paz.
Duerme mi niña
duérmete ya,
que en tu velar estoy
sin dejar de cantar.
De aquí allá.
De aquí allá
de allá para acá,
y en la espera desespero
por ver a esa niña que me desvela.
En mi desvelo mis recuerdos
y en mis recuerdos tu ausencia.
Te marchaste de mi vida y sin mirar atrás
golpeaste con ira las compuertas de mi vida.
Niña airada,
Chiquilla insolente,
que de una a otra, crees engrandecer.
Cuando en tu interior sabes
que las verdades son otras
y las falsedades abanderadas de tu causa.
De aquí allá
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de allá para acá
mientras que en la espera aguardo
el desvelo y el olvido de una niña
que un día me quiso y al otro me
por
ver a esa niña que un día me desveló
y que al otro me olvidó.
Sueños.
Sobre nubes de humo
y sabor de albaricoque,
se dejan entrever la luz de tus ojos,
la sonrisa escondida de tu rostro
y el color nacarado de tu piel.
De tus ojos y de tus labios,
conocer quiero el silencio
que cada instante turba
mis pensamientos.
La luz espesa de color melocotón,
la bruma sostenible donde
experimentar tantas sensaciones,
tantas ilusiones, tantos sueños.
De éstos: el espejismo de tus formas,
el incongruente margen
que desata el conflicto
entre la verdad y la ilusión,
la razón y lo efímero.
Esos labios...
Esos ojos...
Esos otros elementos de tu rostro
que tan sinuosos como el resto de tu piel,
me embriagan de sabor y color,
de sueños e ilusión,
de todo lo habido y por haber,
de todo lo inexplicable,
que, como la vida, ni entendemos
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ni queremos entender.
Playa, cala y puerto.
A contraposto y en el frío,
destellos de oro y blanco el reflejo,
la nieve y la escarcha
se funden ante tus ojos.
Entre ritmos de salsa y merengue,
bachata y cha, cha, cha.
Escondida tras el cristal,
observas y sonríes,
mientras...,
te busco en la oscuridad.
Me pregunto si he de dejar
pasar la oportunidad.
Me pregunto si de dar el paso
seré capaz.
Me sorprendo porque casi sin
pensar, me acerco, te miro y sin más,
te digo... ¿Quieres bailar?
Mi mano, en tu mano,
tu mano en mi hombro y
mi abrazo en tu cintura,
con el que acaricio con ternura
y desmesura, tus caderas y tus curvas.
Rígidos arbotantes sostienen con firmeza
mi mano y la mirada.
Mirada iridiscente,
la que por atajos y senderos
de contactos cognitivos sacia
mis preguntas.
Juntos y abrazados,
bailamos refugiados en canciones
de sabroso son y caña de azúcar.
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Al calor del ron y de tu cuerpo,
Gracias, por el momento,
Gracias, por el encuentro,
Gracias, por lo vivido, y por ser
Playa, cala y puerto.
Noctámbulos
Al nacer la mañana,
el intenso frío del alba entrecala mis huesos.
Entre tanto..., mi caminar se aviva,
ofreciendo blanco a las miradas vespertinas.
Noctámbulos,
sombras del crepúsculo,
amaneceres perecederos
que en la ausencia de la luna,
ocultáis vuestros enrojecidos ojos
soslayando la mirada.
Errantes,
figuras empequeñecidas por el sol de la mañana.
Duendes que del refugio de la noche
entráis en campo abierto.
Mientras..., los pájaros circundan vuestras cabezas,
como si de buitres hambrientos se trataran.
La noche sucumbió
ante el inexorable galopar de las uestes de la luz,
y entre nosotros, los sonidos de la mañana,
avivan con alevosía la calma sostenible
de la que hemos sido cómplices,
pero no necesariamente conversos.
Es hora de dormir,
de dar descanso a nuestro abatido cuerpo,
de respirar profundamente.
Mientras..., el sueño nos aploma,
hasta quedar a merced
de nuestros propios monstruos.
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Quimera.
En el despertar de los sentidos
abrimos puertas y rompemos candados,
enmascaramos barreras,
y anhelamos corazones.
Se disfrazan de conceptos extraños,
armonías y poesías.
Cómplices en sueños
y atrevidos desconocidos en el metro.
Osados creadores,
elocuentes aprendices
y entusiastas lazarillos
de árboles sin hojas
e inviernos perpetuos
anquilosados en el tiempo.
Desazón en el alma
y apetito en el seno,
sueños y extraños despertares
que aúpan con ansias
las caricias y los dramas.
Por amor, lucha y juegos.
Abstraídos del entorno
sin indolencia ni elocuencia,
vagamos sin rumbo
en busca de una quimera.
Centauros y lapitas
¿Quién eres realmente?
¿A qué grupo perteneces?
¿Quizás centauro? Lapita, tal vez? En la mirada retrospectiva a esta sociedad, somos
partícipes de palpables realidades de las que debemos sentirnos avergonzados.
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Nosotros, a veces, somos esos centauros que devoran y afligen a todos los que osan
cruzarse en nuestro camino. Productos de nuestro tiempo y sin desmerecer el
sobrenombre, nos vemos obligados a redimir nuestras culpas bajo aspectos que de poco
nos sirve a la hora de afrontar los avatares de nuestro propio tiempo.
Centauros, ¡¡ sí !! Pero con el emblema de las causas perdidas, abanderados de lo
imposible, o casi, ... Pero muy a nuestro pesar, salvaguardando la identidad que se nos
confirió; no somos más que meras marionetas.
De entre los lapitas, algunos desertores, que se pasan galopando a las filas de ideales
faltos de compromisos sociales y humanitarios. Aunque éstos, sí despliegan banderas
políticas, pensando que como políticos son la cream de la cream (éstos sí que me
importan poco), estos desertores son hijos de la mezcolanza, candidatos de lo sublime,
de lo efímero, lo banal y carentes de toda pulcritud emocional; no son menos, pero
desde luego tampoco son más. Lo trágico es que ni ellos mismos saben que están donde
están, y muy a pesar nuestro no creo que sean capaces de saberlo nunca.
Centauros o lapitas ¡Qué más da ! Estamos en la obligación de ser como debemos de
ser: Individuos comprometidos, involucrados en las causas nobles que, valga la
redundancia, nos ennoblecen, porque así es y así debe de ser.
Aunemos nuestros esfuerzos en conseguir esos valores de los que carecemos, ayudemos
a construir y no seamos derrotistas por naturaleza, no nos dejemos llevar por la zozobra
y el desdén.
¡¡Tú centauro, tú lapita, sed hombres contemporáneos que es lo que debéis de ser!!
Sin rostro y sin nombre
Locos, locos, locos,
esos perros locos,
lobos rabiosos
sin honor ni bandera.
Maniquíes sin rostro
y sin nombre,
peor aún, ...sin alma.
Parientes de Caín,
idólatras de lo efímero.
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Hombres de trajeado corsé,
discursistas de fácil verborrea
y palabras vacías,
huecas como un árbol muerto.
Sombras sin árbol,
Saturnos impredecibles,
figurantes sin sentido,
de los que salvaguardarme quiero.
A vosotros dedico estas delicadas palabras.
Hijas del olvido
De entre los latidos del corazón,
busco en demasía
el calor humano
y los acordes del silencio.
Entre las fatigas
y las armas del rechazo,
este corazón apesadumbrado,
rompe con rabia
los impíos vestigios del pasado.
Ascuas y cenizas,
turban y alimentan,
con desazón y desconsuelo,
las apariencias y engaños
que en la ribera dejamos.
Burdos maniquís,
testigos mudos,
idólatras de dioses
sin cielo u olimpos.
Falsos reinos son
esos en los que os cobijáis,
desangelados y tristes episodios
que sin continuación ni fin
-
permanecen latentes sin ser olvidados.
Figuras que sin afán ni retros,
enjuagáis la hombría
en aguardientes y blasfemias.
Siniestros figurantes
de los que guardarme quisiera,
que de idólatras y fantasmas
no más noticias quiero.
Sin saber, si en la espera,
nuevos cielos y luces
aguarden a este corazón,
que ver mis ojos
y mis sentidos quieran.
A esa morena.
Morena,
morena,
morena.
Morena de ojos oscuros y mirada serena.
Morena de pelo rizado y sonrisa jocosa.
Morena de enjutas formas
y movimientos de cadencia acompasada.
Morena de labios carnosos
de los que fluyen palabras sonoras,
dulces como el vino dulce.
Mientras sin mesura, bebo agradecido
de tus heridas y tus gozos.
Entusiasta en la espera adormecida
que desate con bravura y casta,
lo que esta morena,
me alimenta y me arrebata.
Por todo ello y más,
así es esta morena,
morena,
morena.
-
Cómo un extraño
De aquí soy.
Mientras sueño
que a la otra orilla
y a tu alma,
puedo regresar redimido.
De sueños vanos
y esperanzas perdidas,
los corazones doloridos
claman justicia.
Con amores vanos y
melodías iridiscentes,
y ante el desafío infinito
de mi angosto pesar,
el jugo de tu savia
solivianta la pesadumbre
de mi alma.
Y entre tanto,
linternas y luciérnagas
avivan el esplendor de la noche.
Que el día ya cae,
mientras los grillos cantan.
Besos inquietos.
Prisa tengo.
Inquieto me siento en el atardecer
y la sobremesa de cafés y pastas.
Entre luces y sosiego
pienso y me acurruco.
Soñoliento en mi hamaca
espero contenido
tus caricias y tus besos.
Besos y sigilos acunan mi espera,
más mi aguardo y probidad, surcan
-
y navegan por las dunas y los mares
de los sueños y de la espera.
Un nuevo amanecer
A las nueve,
tu sonrisa y tu dulce rostro
me apresta a ser tu escriba.
Treinta minutos antes,
una más de entre el tumulto,
y desde mi almenara,
vigía siempre presto,
la mirada al horizonte alzo
en busca y al encuentro
de Naos y barquetas.
En este momento, sones de Soul
abrigan el elíptico camino
que nos separa,
un arco iris de color
que me lleva hasta ti.
Tres minutos pasadas las nueve,
algo más de lo pasado,
pero nada más de lo existente
me seduce el pensamiento.
Al cabo de dos minutos,
al menos tus recuerdos quedan,
mientras la música suena
con nuevos sones y horizontes,
que despiden al pasado
para dar la bienvenida
a un nuevo amanecer.
-
Abrázame
Abrázame con fuerza,
aprieta aún más fuerte.
Quiero sentir el sinuoso movimiento de tu cuerpo,
quiero sentir tu respiración profunda,
tu hondo ahogo,
tu acelerado palpitar.
Quiero sentir el desvanecimiento de tus formas.
Sí..., así quiero sentirlo,
una y otra vez..
Capitán de tus deseos
Entre las sábanas,
olas de blanca espuma
rompen con fuerza
entre las orillas de tus andas.
En tu interior,
en el mar azul,
un velero de insignia valerosa
remonta con fuerza
los acantilados de tus formas.
Y es ahí,
en el silencio de las profundidades,
donde las batallas se convierten en juegos
y las olas de bravura
son remanso de deseos.
Capitán de mi velero soy,
instigador de rebeliones,
por las que líder y compañero,
espero con mi empaque aguerrido
no encontrar murallas
sino la bajamar de tus sentidos.
La lucha termina,
La batalla se convierte en conquista
-
y las murallas, en tu vientre conquistado,
porque de tu vientre y de tus océanos
capitán de tus deseos soy.
De guante blanco.
Alto amor, alto al desamor.
Que me es más fácil imaginar
que amar, si imagino no me hieren,
porque para amar he de mentir.
Si mientes, me condenas,
pero si te hieren... sonoras
sombras, penumbras y despechos,
gimen resarcimiento.
De guante blanco se disfraza la muerte
en la mañana presurosa,
ávida en el deseo de la vida:
pólvora, bruma y muerte,
forcejean en su macabro juego.
¿Quién da la vez?,
¿Quién alza la voz rompiendo
los cristales del rocío?
Alto amor:
pólvora, fuego y heridas
son tus esponsales.
Guante blanco,
sombrero de copa y
niebla borrascosa son tus padrinos.
Amor, alto amor;
porque ni padrinos
ni esponsales quiero
si el arropo de tu amor
son: muerte, sangre y fuego.
-
Nata y chocolate
Rojo, rojo.
Rojo, naranja y amarillo,
con cálidos matices
y fuego en el alma,
la pasión y la emoción
devora con ansias
el pudor y la coacción.
Uhmmm...
Esponjoso sabor,
sabor a bizcocho,
nata y chocolate.
Sí!!
Tu cuerpo mórbido,
caliente y dulce.
Morder tus labios quiero,
lamer tu cuello.
Derramando mi savia sobre tu cuerpo.
Esponjoso bizcocho de almíbar
y mermelada.
Licor de fresa y avellana
con los que enjuago mis deseos
y mis ansias.
En el recuerdo.
¿Qué puedo decir...?
No sé...
¿Cómo puedo expresar
este sentimiento que me invade?
Maravilloso, mórbido y gentil,
que como rescordo latente,
pasa a modo de tiovivo por mi mente,
una y otra vez.
Al igual que una canción especial,
-
cuya melodía incandescente
perdura salvaguardada
por su manto de ceniza.
Tu imagen serena,
espejo icónico de tu alma,
lo más profundo de ti.
Esencia que se espejea sobre mi cuerpo,
al igual que el rocío de la mañana
descansa sobre la fresca hierva.
El roce de tus manos.
Tus manos sobre mi piel,
caricias que desatan en mi interior
un frenesí sin pausa,
una desbordada locura,
un fuego intenso.
Marcado por la cadencia acompasada
del tic-tac de mi corazón,
un ritmo mágico que desata
mis verdades más íntimas,
el verdadero yo,
el que se muestra a ti
sin tapujos ni prejuicios.
Tu piel, tu olor, tu fragancia...
Suave y delicado aroma
que penetra en mis sentidos
como auténtico maná de vida,
como aliento fresco
que renueva paraísos perdidos,
como la ineludible cita
de dos enamorados,
como el indescifrable jeroglífico
que encierra su secreto.
Así es tu piel,
así es tu aroma,
así es tu delicada sonrisa,
Así eres tú.
-
Entre lobos
A izquierda y derecha.
En cada entreacto una mirada,
un interfaz obligado,
una pausa rítmica,
que tras los acordes sonoros del blues y el funky
encienden la noche.
Mientras tanto...
Los aullidos de las bestias
aclaman por la sangre de su ofrenda.
Rubio, rojo, negro y carmín.
Rubio, rojo, negro y carmín.
Pinceladas de color
que ante tu áurea de cristal
espejean la dulzura de tu piel.
Luz de noche,
de tu noche, nuestra noche.
Entrecortada silueta en la que se vislumbra
el plenilunio de tus formas.
De tus ojos tu mirada,
de tus labios tu pasión
y de tu sonrisa mi ilusión.
De tu mirada serena,
que adormecida en mi regazo despierta sorprendida.
Pero no es tu mirada lo que endulza mi pasión
sino la intención de tu mirar.
Mirada y miradas hay.
De tu boca y de tus labios.
El ardiente elixir de la pasión,
flujo que enjuaga mis deseos
y rebosa con ira la zozobra incontenible
de la ilusión perdida,
ilusión que aviva en mí la espera adormecida.
-
De tu sonrisa mi ilusión.
Grácil gesto que provoca a mi intención,
expresión que inunda mi alma
ofreciendo la paz que anhelo,
envolviendo con tus dulces gestos
cada uno de mis pensamientos.
Tempranillos.
Hojarasca bulliciosa,
corre ve y dile mañanera.
Tempranillos y jacarandas,
con pausa y mesura,
despejan y ennoblecen,
a cuantos madrugan
y Dios les ayuda.
En la mañana: frío, sueño
y desparpajo,
amenizan los entrepaños
de raso y azul.
Desperezos vespertinos,
reminiscencias entrecortadas
de bellas gestas y desafíos heroicos.
Tiemblan los cristales en mi ventana,
mientras el viento de poniente
arrastra y pasea de arriba a bajo
la hojarasca bulliciosa.
Navajas y témpanos
cicatrizan las enrojecidas heridas.
Flujos de vida escapan
por las chimeneas humeantes
de la colina.
Y yo,
entre tanto, respiro
mientras mi figura se pierde
entre la atmósfera rojiza
de las lámparas de mercurio.
-
En mi caminar,
hojarascas bulliciosas
saludan y dan los buenos días.
Mientras toldos, pitos y chapoteos
bostezan al alba tempranillo.
La máquina humana
Metamorfosis:
¿Somos realmente conscientes de lo que somos? El hombre se precipita a una carrera
frenética donde la meta parece inalcanzable, se lanza en un dramático movimiento
acelerado en el que la forma física se descompone en un concepto armónico, marcados
ritmos envolventes que nos conducen a un final presumiblemente inalcanzable. Como
consecuencia de ello, lo único que conseguimos es un caos que nos transporta a la
locura.
Tinguili tinguili
Tinguili tinguili estaba cayendo,
piensa que piensa estaba fraguando
y rumore rumore estaba turbando.
Tingili tinguili caía y caía,
y en cada caída, sonaba y golpeaba.
Mientras..., piensa que piensa
teclea y teclea,
pero era frío que frío
quien incomoda a piensa que piensa.
Extrañamente, rumore rumore, apaciguó su rumor,
seguro que por cerrar y escuchar;
pero de vez en cuando
se les notaba rumorar.
Así qué, piensa que piensa
pudo empezar a pensar,
y por fin tecleando,
pudo empezar a fraguar.
-
Del pensar y teclear,
pudo surgir este texto
que aquí se muestra.
Y tras esta reflexión, vuelve a escuchar
a tinguili tinguili, rumore rumore,
y ahora también a extraños en su pensar.
Vanidades y leyendas
Preso el ánimo,
yerguen vanidades y leyendas.
Sucumbe la indolencia,
que atestigua lo efímero y lo vano.
En la apoplejía convulsiva de cien soles,
la ira que despliega sucumbe
mientras elocuentes vástagos
arrullan y forjan.
Impíos despojos,
que en el rastrojo blando,
surcan y brindan
sombras y lindes.
Con presión y flujo
sobre las hogueras del pasado,
abandonemos los recuerdos
y avivemos futuro y presente.
-
Bibliografía
1982. BALDINI, Unberto. Miguel Ángel – Escultor.
Ediciones Polígrafas, S.A., Barcelona.
1998 Biblia de Jerusalén.
Ed. Desclée de Brouwer, S.A. Bilbao
1987. DE VILLENA, Luis Antonio. Miguel Ángel Buonarroti. Sonetos Completos.
Ediciones Cátedra, S.A., Madrid.
1990. FAYARD, Jeanne. Rodin, una vida apasionada.
Espasa – Calpe, Madrid.
HERNÁNDEZ, Mario. Federico García Lorca Libros de Poemas 1921.
1984, Alianza Editorial, S.A., Madrid.
1970. NÁCAR FUSTER, Eloíno, COLUNGA, O.P., Alberto. Sagrada Biblia.
Biblioteca de Autores Cristianos, Editorial Católica, S. A., Madrid.
1975. Obras escogidas: poesía y prosa – Colección Fontana Mayor. Textos Clásicos.
Madrid Felmar, Madrid.
1976. SCHLOSSER, Julius. La literatura artística.
Ediciones Cátedra, S.A., Madrid.