Da Vinci, Leonardo - Escritos Literarios y Filosóficos

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    U n ^ne fantstico

    PRIMERA C A R T A

    La negra cara, a primera vista, es horrible, espan-tosa, y ms an los ojos, hundidos y encarnados, que aparecen bajo las cejas obscuras y pavorosas, que ha-ran nublarse el cielo y temblar la tierra.

    Creedme. No hay hombre tan fiero que all donde l diriga sus encendidos ojos no sintiera deseos de icner alas para huir, pues el mismo Lucifer del infier-no parecera tener un rostro angelical comparado con aqul. La nariz arremangada, con enormes ventanas, de las cuales salan muchas y largas cerdas, y debajo de stas la arrugada boca de labios gruesos, en el ex-tremo de los cuales haba pelos, a estilo de los bigotes de los gatos, y los dientes amarillos. Camina sobre los cuerpos de los hombres a caballo, con el dorso de los 'tries hacia arriba. ' Disgustado por la larga espera, convierte su ira en

    furor y empieza a meterse entre la muchedumbre, dan-do con sus pies, movidos por las poderosas piernas, Patadas que lanzan a los hombres por el aire, y los nacen caer sobre los otros hombres como una espesa granizada. Muchos fueron los que al morir sembraron la muerte, y tanta crueldad dur hasta que el polvo

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    que los pies levantaban, al ascender por el aire, obli-g a aquella furia infernal a retroceder. Nosotros con-' tinuamos huyendo.

    | Cuntas clases de ataques fueron empleados con-tra aquella endemoniada furia, para la cual de nada vala cualquier ofensiva ! Pobre gente ! No os sirven las fortalezas inexpugnables, ni las altas murallas de la ciudad, ni que seis muchos, ni vuestras casas y vuestros palacios ; no os ha quedado ms que los re-ducidos agujeros o cuevas subterrneas, como si fue-, rais grillos grandes o animales por el estilo, j Buscad la salvacin en la fuga !

    Cuntos infelices padres y madres se vieron pri-i vados de sus hijos ! j Cuntas mseras mujeres se qu-,, daron sin sus compaeros ! De veras, de veras, que-rido Benedicto, creo que desde que fu creado el mun-do no se ha visto una lamentacin, un llanto public,,';. producidos por terror semejante !

    Realmente en este caso la especie humana tiene que envidiar a otras generaciones de animales, toda vfflB que si el guila vence por su fiereza a todas las dems aves, al menos no son vencidas por la rapidez del vue-lo, en la cual las golondrinas escapan, por su veloci-dad, de la rapia de otras aves ; los delfines, con su precipitada huida, se salvan de las ballenas y de los cachalotes grandes; pero para nosotros, infelices!, no hay escapatoria que valga, puesto que el gigante, andando despacio, se adelanta sobradamente a la ca-rrera de los ms rpidos corceles. No s qu decir W qu hacer, y hasta me parece que voy nadando por su enorme garganta y que me auedo confusamente muer-to y sepultado en su grandsimo vientre.

    SEGUNDA C A R T A

    Querido Benedicto de Pertarti.

    Al caer el feroz gigante a causa de lo ensangrenta-do y fangoso del suelo, pareci que se hubiera cado una montaa, conmoviendo la campia como con un terremoto y espantando al mismo infernal Plutn. A causa del tremendo golpe se qued en la tierra liana un poco atontado, y en seguida la gente, creyendo que haba muerto porque le hubiera alcanzado alguna fle-cha, regres en gran muchedumbre y a guisa de hor^ migas que corran apresuradamente por el cuerpo del cado gigante, y deslizndose por sus amplios miem-bros le laceraban con numerosas heridas.

    El gigante, al recobrar sus fuerzas y verse casi cu-bierto por la muchedumbre, not en seguida el escozor de los pinchazos, lanz un bramido que pareca un trueno espantoso, apoy una mano en el suelo, y le-vantando el pavoroso rostro, se llev una de sus ma-nos a la cabeza, que hall poblada de hombres afe-rrados a sus cabellos, como si fuesen esos animales pequesimos que entre el pelo suelen nacer, por lo cual, sacudiendo la cabeza, arroj por el aire a los hombres, que cayeron como cae el granizo cuando hace mucho viento, y murieron gran nmero de ellos aplastados por los pies de los que corran, pisotendo-los. Otros, agarrndose a los cabellos del gigante y procurando ocultarse entre ellos, se parecan a los ma-rineros cuando hay tormenta y trepan por las cuerdas para arriar las velas.

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    LEONARDO DE VINCI

    FRAGMENTOS

    Noticias de las cosas de Levante? Has de saber que en el mes de junio apareci un gigante que ve-na del desierto de Libia... A semejanza de hormigas, corriendo furiosas... arriba, por el rbol derribado por el hacha del inflexible campesino.

    Aquel gigante haba nacido en el monte Atalante (Atlas); era un hroe ; tuvo que contender con egip-cios y rabes, medas y persas, y viva en el mar de las ballenas, de los cachalotes y de las naves.

    Temiendo por su vida, Marte se refugi bajo la silla de Jpiter.

    Con la tremenda cada pareci que se estremeca la provincia entera.

    Las profecas de los animales racionales.

    I. PROFECA.Se ver a la especie leonina abrir la tierra con sus garras provistas de uas y esconderse en las cuevas que haga junto con otros animales a ella sometidos.

    Saldrn de la tierra animales vestidos de tinieblas, que con asombrosos asaltos atacarn a la generacin humana, y a feroces mordiscos y anegada en sangre la devorarn.

    Adems, pasar por el aire la nefanda especie vo-ltil, que arrastrar a los hombres y a los animales, en los cuales se cebar dando grandes gritos y llenan-do su vientre de roja sangre.

    Se Ver salir la sangre por las desgarradas carnes y regar las partes superficiales de los hombres.

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    Padecern los hombres tan cruel enfermedad, que con las propias uas se desgarrarn las carnes : ser la roa.

    Se ver que los rboles se quedan sin hojas y que los ros detienen su corriente.

    El agua del mar se alzar sobre las altas cimas de las montaas hacia el cielo, y volver a caer sobre las viviendas de los hombres, es decir, por medio de las nubes.

    Se ver a los mayores rboles del bosque arrastra-dos por la furia de los vientos de oriente a occidente, es decir, por el mar.

    Los hombres echarn al aire sus propias vituallas, es decir, sembrando.

    II. D E LOS NIOS QUE ESTN SUJETOS, ENFAJADOS.

    Oh, ciudad marina! Veo en ti a tus ciudadanos, as hembras como machos, fuertemente atados brazos y piernas, atados por gente que no entender nuestro lenguaje, y slo podris desahogar vuestros dolores y la i perdida libertad mediante lacrimoso llanto, suspi-ros y lamentaciones para vosotros mismos, pues quie-nes os sujetan no os entendern ni vosotros los enten-deris.

    III. D E LAS CRIATURAS QUE MAMAN.Muchos Fran-ciscos, Domingos y Benitos comern lo que antes, y muy cerca, han comido otros, y pasarn muchos me-ses antes de que puedan hablar.

    IV. LOS QUE DUERMEN SOBRE LAS PLUMAS DE LAS AVES.Muchos sern los que, olvidando su existen-cia y su nombre, estarn como muertos sobre los des-pojos de otros muertos.

    V . LOS QUE ESCRIBEN CARTAS DE UN PAS A OTRO.

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    Hablarn los hombres de remotsimos pases unos con otros, y se contestarn.

    VI. LAS PROSTITUTAS CASADAS.Se ver a los pa-dres entregar a sus hijas a la lujuria de los hombres y, premiarlas y abandonar toda la vigilancia anterior cuando se casen.

    VIL' LAS DOTES DE LAS MUCHACHAS.As como la juventud femenina no poda antes defenderse de la lur; juria y la rapacidad de los varones, ni con la vigilancia,!; de los padres ni con la fortaleza de los muros, llegar'f un tiempo en que sea preciso que los padres y parien*! tes de las muchachas paguen grandes cantidades a los, que quieran dormir con ellas, aunque sean ricas, noli bles y bellsimas.

    Esto revela que la naturaleza quiere extinguir la e |H pecie humana como cosa intil para el mundo y estraM gadora de todas las cosas creadas.

    VIII. Los QUE APAGAN LA LUZ CUANDO SE VAN A LM CAMA.Muchos, por expulsar con demasiada prisa el'; aliento, pierden la vista, y despus, todas las sensS ciones.

    IX. Los SUEOS.Andarn los hombres sin rnlffl verse, hablarn con quien no est all y oirn a quien no habla.

    X . MS DE LOS SUEOS.Les parecer a los hom-bres que ven en el cielo nuevas ruinas y les parecer que se levantan en ellas volando y que en ellas huyen, con terror, de las llamas que del cielo bajan ; oirn hablar a los animales de cualquier especie en lengua-je humano ; corrern por cualquier parte del mundo sin

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    moverse; vern n la obscuridad grandes esplendores. Oh, asombro de la especie humana ! Qu frenes te arrastra? Hablars con los animales de todas clases y ellos contigo en lenguaje humano. Te vers caer desde grandes alturas sin sufrir dao alguno. Te acompaa-rn los torrentes.

    XI . DE LA SOMBRA QUE SE MUEVE CON EL HOMBRE. Se vern formas y figuras de hombres y de animales que seguirn a dichos animales u hombres adonde quiera que vayan, y el movimiento del uno ir acom-paado del movimiento de la otra; pero parecer cosa admirable los distintos tamaos que van mudando las spmbras.

    XII. LAS SOMBRAS QUE HACE EL HOMBRE, DE NOCHE, A LA LUZ.Aparecern figuras grandsimas con for-ma humana, que cuanto ms te acerques a ellas ms irn achicando su misma magnitud.

    XIII. LA SOMBRA DEL SOL Y DEL REFLEJO EN EL AGUA AL MISMO TIEMPO.Veris muchas veces que un hom-bre se convierte en tres y que todos le acompaan, y a veces, uno, el ms cierto, le abandona.

    XIV. LOS IDIOMAS DE DISTINTOS PUEBLOS.Llega-r a tal punto la generacin humana que no entende-rn unos lo que otros hablen; es decir un alemn con un turco.

    X V . LOS SOLDADOS A CABALLO. Muchos sern vistos llevados por grandes animales en veloz carrera a la ruina de su vida o a su rapidsima muerte. Por el aire y por el suelo se vern animales de diferentes co-

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    lores llevando furiosamente a los hombres a perder la vida.

    XVI . Los SEGADORES.Habr muchos que avan-zarn unos contra otros llevando en la mano el cor-tante hierro; stos no se harn entre s ms dao que el del cansancio, porque cuando uno avance, el otro retroceder el mismo espacio. Pero pobre del que se meta entre ellos, porque acabar despedazado!

    XVII. Los ZAPADORES.Muchos sern los que,, desollando a su madre, le echarn su piel encima : losl labradores de la tierra.

    XVIII. LA SIEMBRA.Entonces, la mayor parte d e | los hombres que queden vivos echarn fuera de sus! casas las vituallas que tenan guardadas, dejndolas! como presa libre a las aves y animales terrestres, s in | cuidarse de ellas para nada.

    XIX. LAS TIERRAS LABRADAS.Se ver voltear laj tierra, quedando lo de arriba abajo, y mirar al hemis-1 ferio opuesto, y descubrir las guaridas de ferocsimos;; animales.

    X X . Los ZAPATEROS.Los hombres vern compla--cidos cmo se deshacen y se rompen sus obras.

    XXI . LA SIEGA DE LA HIERBA.Se extinguirn in-numerables vidas y se formarn sobre la tierra innu-merables agujeros.

    XXII. DEL GRANO Y OTRAS SEMILLAS.Echarn

    los hombres fuera de sus propias casas las vituallas que dedicaban a sustentar su vida.

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    XXIII. LA TRILLA.Los hombres maltratarn cruel-mente a lo que es causa de su vida : trillarn la mies.

    ' XXIV. Los JUGADORES.Las pieles de los anima-les excitarn a los hombres a abandonar su silencio y proferir grandes gritos y blasfemias : las pelotas de juego.

    X X V . E L SONIDO DE LA ZAMPONA.El viento que

    pase por las pieles de los animales obligar a saltar : la zampona es lo que les hace dar saltos.

    XXVI . Los DADOS.Veris huesos de muerto mo-vindose velozmente y resolviendo la suerte de quien los mueve : los dados.

    XXVII . GOLPEADOS Y AZOTADOS.Los hombres se escondern bajo la corteza de las descortezadas hier-bas, y all, gritando, se martirizarn a s mismos con grandes gritos.

    XXVIII . LAS LENGUAS DE CERDO Y DE TERNERA EN

    LAS TRIPAS. Qu cosa ms sucia ver a un animal con la lengua en el culo de otro!

    X X I X . Lo QUE HA DE VENIR DE ORIENTE.Vendrn de Oriente tinieblas que cubrirn de obscuridad el cie-lo de Italia.

    X X X . LOS BARBEROS.Todos los hombres huirn al frica.

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    Las profecas de los animales irracionales

    I. ARRASTRAN LAS BOMBARDAS.Los bueyes son en gran parte causa de la destruccin de las ciudades, y tambin los caballos y los bfalos.

    II. BUEYES QUE SE COMEN.Comern al amo de las posesiones y a sus mismos trabajadores.

    III. LOS BURROS APALEADOS.Oh, naturaleza des-cuidada ! Por qu eres tan parcial que te portas con algunos de tus hijos como madre piadosa y con otros como cruel madrastra? Veo a tus hijos entregados a la servidumbre de otros sin beneficio alguno, y, en vez de remunerarles los beneficios que hacen, se les paga con grandsimos martirios y consumen siempre su vida en beneficio de su martirizador.

    IV. D E LOS ASNOS.Las muchas fatigas les sern pagadas con hambre, sed, molestias, mazadas, pin-chazos, blasfemias y ruindades.

    V. LAS CAMPANILLAS QUE LAS MULAS LLEVAN JUNTO A LAS OREJAS.Se oirn en muchos sitios de Europa instrumentos de distintos tamaos que producirn ar-

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    monas, con grandsimo cansancio de quien ms de cerca las oye.

    VI. LOS MULOS QUE LLEVAN GRANDES CANTIDADES DE PLATA Y DE ORO.Muchos tesoros y grandes riquezas habr junto a los animales de cuatro pies, que los lle-varn a diversos lugares.

    VII. Los CABRITOS.Volver el tiempo de Hero-des, porque los inocentes hijitos sern arrebatados a sus nodrizas y morirn de tremendas heridas a mano de los hombres.

    VIII. LAS OVEJAS, CABRAS, VACAS Y OTROS ANLO- . GOS.A muchsimas les sern quitados sus hijos pe-, queos para degollarlos y descuatizarlos cruelmente. .

    IX. LAS GATAS QUE SE COMEN LOS RATONES. En vosotras, ciudades africanas, se ver que vuestros na - ; tivos sern descuartizados en su propia casa por crue-vi lsirnos y rapaces animales de vuestro mismo pas.

    X. LAS ABEJAS QUE PRODUCEN LA CERA DE LAS CAN- ' DLAS.Sern ahogados los que dan la luz para el -i culto divino.

    Y los que pacen la hierba harn de noche, da s sebo.

    XI . LAS ABEJAS.-A otros muchos se les privar de sus municiones y su alimento, y por gente insensata sern sumergidos o anegados. Oh, justicia de Dios! Por qu no te despiertas para ver cmo maltratan a los que t creaste?

    XII. LAS HORMIGAS.Son muchos los pueblos que

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    se escondern ellos y sus hijos y sus vituallas en el in-terior de obscuras cavernas, y en ellas, lugares tene-brosos, se alimentarn durante muchos meses, sin ver luz alguna, ni natural ni artificial.

    XIII. LAS MOSCAS Y OTROS INSECTOS.Saldrn los hombres de su sepultura convertidos en aves, y asal-tarn a los dems hombres, quitndoles el alimento de sus propios senos y de su mesa : las moscas.

    XIV. Los MOCHUELOS O BUHOS CON QUE SE CAZA

    CON TRAMPA.Perecern muchos con la cabeza rota y se les saldrn los ojos de la cabeza en gran parte, por culpa de unos animales pavorosos salidos de la obs-curidad.

    X V . LAS CULEBRAS QUE LLEVAN LAS CIGEAS.Se

    ver por el espacio, a gran altura, largusimas sierpes luchando con aves.

    XVI. Los PESCADOS COCIDOS.Los animales del agua morirn en agua hirviente.

    XVII. LOS PECES QUE SE COMEN NONNATOS.Infini-

    tas generaciones se perdern por la muerte de sus ma-

    yores.

    XVIII. LOS MOLUSCOS ARROJADOS POR EL MAR, QUE SE PUDREN DENTRO DE SUS CONCHAS Y CARACOLES. Cuntos sern los que, por haber muerto, se pudrirn en su propia vivienda, llenando el sitio que les rodea de ftido olor !

    XIX. LOS HUEVOS QUE, POR SER COMIDOS, NO PUE-

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    DEN PRODUCIR SUS POLLUELOS. prohibido nacer!

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    X X . LAS URRACAS Y LOS ESTORNINOS.Los que se

    confan viviendo cerca de ellos, que sern muchedum-bre, morirn todos de muerte espantosa, y se ver a sus padres, sus madres y sus familias devorados y muertos por crueles animales.

    XXI . LAS ABEJAS.Viven en grandes agrupacio-nes ; las ahogan para quitarles la miel. Muchos y gran-dsimos pueblos sern ahogados en sus propias casas.

    LAS DE LOS ARBOLES

    I. LAS NUECES, ACEITUNAS, BELLOTAS, CASTAAS Y OTROS SEMEJANTES.Muchos hijos sern arrebatados de los propios brazos de sus madres a fuerza de palos, tirados al suelo y despus desgarrados.

    II. LAS NUECES GOLPEADAS.Los que mejor lo ha-yan hecho sern los ms apaleados, y sus hijos, arre-batados, descortezados o despellejados y rotos, y tritu-rados sus huesos.

    III. LAS ACEITUNAS QUE CAEN DE LOS OLIVOS NOS DAN ACEITE, QUE PRODUCE LUZ.Caer violentamente al sue-lo el que nos da alimento y luz.

    IV. LA LEA QUE SE QUEMA.Los rboles y los ar-bustos de los grandes bosques se convertirn en ce-niza.

    V. LOS RBOLES QUE NUTREN A LOS INJERTOS.Se ver a padres y madres dar ms ayuda a sus hijastros que a los propios hijos.

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    LAS DE LAS COSAS MATERIALES

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    I. LAS SUELAS DE LOS ZAPATOS QUE SON DE BUEY. Se ver en gran parte del pas a la gente, caminando sobre piel de animales grandes.

    II. LAS CRIBAS HECHAS CON PIEL DE ANIMALES.Se

    ver pasar el alimento de los animales al travs de su piel, por todas partes excepto por la boca, y penetrar por la parte opuesta para llegar hasta el suelo.

    III. Los FAROLES.Los feroces cuernos de potentes toros protegern la luz nocturna contra la impetuosa furia del viento.

    IV. SOBRE EL MISMO TEMA.Los bueyes, con sus cuernos, protegern al fuego contra la muerte : los fa-roles.

    V. LOS MANGOS DE LOS CUCHILLOS HECHOS CON CUERNOS DE CORDERO.En los cuernos de los animales se vern cortantes hierros con los cuales se quita la vida a muchos de la raza de aqullos.

    VI. LOS ARCOS HECHOS CON CUERNOS DE BUEY- Muchos sern los que a causa de los cuernos de buey morirn de dolorosa muerte.

    VII. LAS PLUMAS EN LOS LECHOS.Los animales

    voltiles sostendrn a los hombres en sus propias plu-mas.

    VIII. E L PEINE DEL TELAR.Muchas veces una cosa desunida produce estrecha unin. As es el peine, he-cho de caas separadas que une los hilos de la seda.

    IX. E L HILANDERO DE SEDA.Se oirn los gritos de dolor, los fuertes chillidos, las roncas y encendidas vo-ces de los que son desnudados con tormentos y que por ltimo se quedan sin movimiento y desnudos : esto es por culpa del motor, que todo lo envuelve.

    X. E L LINO QUE SIRVE PARA EL CUIDADO DE LA GEN-

    TE.Reverenciados y honrados sern, y con respeto y amor odos sus consejos, aquellos que antes hubieran sido atados, desgarrados, martirizados con muchos y distintos golpes.

    XI. E L MANGO DE LA SEGUR.Los bosques criarn hijos que sern causa de su muerte : el mango del hacha.

    XII. E L PALO, QUE EST MUERTO.El movimiento de los muertos obligar a huir con dolor, llanto y gri-tos a muchos vivos.

    XIII. TRAMPAS Y LAZOS.Muchos muertos se agi-tarn furiosos y cogern y atarn a los vivos para en-tregrselos a sus enemigos, prxima ya su muerte y destruccin. (

    XIV. EL MOVIMIENTO DEL AGUA QUE ARRASTRA LA LEA MUERTA.Se movern los cuerpos sin alma por s

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    mismos y llevarn consigo innumerables generaciones de muertos, quitando sus riquezas a los vivos que les rodeen.

    X V . CARROS Y NAVES.Se ver a los muertos lle-var a los vivos : los carros y los barcos en diferentes sitios.

    XVI. LAS CAJAS QUE CONTIENEN MUCHOS TESOROS Se hallarn dentro de los nogales y de otros rboles, tesoros considerables bien escondidos y custodiados.

    XVII.- LA NAVEGACIN.Se ver a los rboles de los grandes bosques del Taurus y del Sina, del Ape-nino y del Atlante, deslizarse por el aire de oriente a occidente, de aquiln a medioda, llevando gran '.mul-titud de hombres.

    Cuntos votos ! Cuntos muertos ! j Cuntas se-paraciones de amigos y de parientes ! Y cuntos de ellos no volvern a ver su regin, ni su patria, y mori-rn sin sepultura con los huesos esparcidos por dife-rentes partes del mundo.

    XVIII. LA NAVEGACIN. Habr fuertes vientos, merced a los cuales las cosas de oriente se harn oc-cidentales, y las del medioda, mezcladas en gran par-te con el curso de los vientos, los acompaarn a leja-nos mares.

    XIX. LAS NAVES QUE SE ANEGAN.Se vern gran-dsimos cuerpos sin vida llevar furiosamente muche-dumbres de hombres a la prdida de su existencia.

    XX. Los ANIMALES QUE CAMINAN POR LAS TIERRA3

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    ESCRITOS LITERARIOS Y FILOSFICOS 241

    ANDANDO EN ZUECOS. Habr tanto fango, que los hombres caminarn sobre los rboles de su pas.

    XXI . Los ODRES.-Las cabras llevarn el vino a la ciudad.

    XXII. E L QUITASOL.La percusin de la esfera del sol ser tal que quien crea que la oculta quedar ocul-to por ella.

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    I. PIEDRAS QUE SE CONVIERTEN EN ARGAMASA, CON LA

    CUAL SE HACEN LOS MUROS DE LAS PRISIONES.Muchos que han sido deshechos por el fuego antes de ahora privarn de la libertad a muchos hombres.

    II. E L REFLEJO DE LAS MURALLAS DE LA CIUDAD EN

    EL AGUA DE SUS FOSOS.Se vern las altas murallas de la ciudad, boca abajo, en sus fosos.

    III. Los HORNOS.A muchos se les quitar el pan de la boca : a los hornos.

    IV. MS ACERCA DE LOS HORNOS.A los que se em-bocan por mano ajena le ser quitado de la boca el alimento: el horno.

    V. E L METER Y SACAR EL PAN EN LA BOCA DEL HOR-

    NO.En todas las ciudades, tierras, castillos y casas se ver que el deseo de comer impele a quitar el propio alimento de la boca de otro que no puede defenderse..

    VI. Los HORNOS DE LADRILLOS Y ARGAMASA.Por

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    ltimo, la tierra se pondr roja al encenderse varios hornos, y las piedras se convertirn en cenizas.

    VIL LAS ARMAS OFENSIVAS.Las obras humanas son causa de su muerte : espadas y lanzas.

    VIII. EL HIERRO SALIDO DE DEBAJO DE LA TIERRA EST MUERTO Y CON L SE HACEN LAS ARMAS QUE MATAN A TAN-TOS HOMBRES.Los muertos saldrn de debajo de la tierra y con sus fieros movimientos echarn del mundo a innumerables criaturas humanas.

    IX. LAS ESPADAS Y LAS LANZAS NO HACEN DAO POR Si SOLAS A NADIE.Los que por s mismos son pacfi-cos y no ofenden, se volvern espantosos y feroces me-diante la mala compaa, y quitarn cruelsimamente la vida a mucha gente; an mataran ms si no de-fendieran a ios amenazados unos cuerpos sin alma sa-lidos de las cuevas : las corazas de hierro.

    X . LAS ESTRELLAS DE LAS ESPUELAS.Mediante las estrellas sern los hombres velocsimos, como cual-quier animal veloz.

    XI . E L FUEGO DE LAS BOMBARDAS.Cuntos edi-ficios quedarn en ruinas por causa del fuego !

    XIL LAS BOMBARDAS QUE SALEN DE LOS FOSOS.

    Saldr de debajo de la tierra quien con espantosos gri-tos aturdir a los que estn a su alrededor, y con su aliento matar a los hombres y destruir ciudades y castillos.

    XIII. LA PIEDRA DEL FUSIL DESPIDE FUEGO QUE CON-SUME TODAS LAS CARGAS DE LEA CON QUE SE DESHACEN

    LOS BOSQUES, PARA COCER CON ELLAS LA CARNE DE LAS BESTIAS.'Las grandes piedras de los montes echarn tanto fuego que quemarn la lea de muchos y gran-dsimos bosques y muchas fieras selvticas y doms-ticas.

    XIV. LA YESCA.Con piedra y con hierro se harn visibles cosas que antes no se vean.

    X V . Los METALES.Saldr de la obscura y tene-brosa cueva quien infunda a todo el gnero humano grandes afanes y le ponga en peligro de muerte.

    Proporcionar deleite a muchos de sus partidarios, pero el que no lo sea morir entre trabajos y calami-dades.

    Cometer infinitas traiciones, lo cual aumentar y persuadir a todos los hombres para los asesinatos, los latrocinios y las perfidias; infundir sospechas a sus partidarios; privar de su estado a las ciudades li-bres ; apesadumbrar a los hombres con muchos arti-ficios, engaos y traiciones.

    Oh, animal monstruoso! Cunto mejor sera para los hombres que te volvieras al infierno! Por ti se que-dan sin rboles los bosques y pierden la vida infinitos animales.

    XVI . E L DINERO Y EL ORO.Saldr de los caverno-sos subterrneos quien obligar a sudar y a cansarse a todos los pueblos del mundo, hacindoles sufrir afa-nes, ansiedades y sudores por conseguir su ayuda.

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    ESCRITOS LITEBABIOS Y FILOSFICOS 245

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    LAS DE LAS CEREMONIAS

    I. LOS MUERTOS QUE SE VAN A ENTERRAR.La gen-te sencilla llevar muchas luces para alumbrar en su viaje a los que han perdido la facultad de ver.

    II. OFICIOS, FUNERALES, PROCESIONES, LUCES, CAM-

    PANAS Y ACOMPAAMIENTO.Se tributarn a los homr| bres grandes honras, sin que se enteren.

    III. E L DA DE LOS MUERTOS. Cuntos sern \iffi que lloren a sus antepasados muertos, llevndoles lufij ees I

    IV. EL LLANTO EN VlERNES SANTO.En todas laS naciones de Europa llorar el gran sacerdote la muer-te de un solo hombre que pereci en Oriente.

    V. Los CRISTIANOS.Muchos que tienen fe en el Hijo levantan templos con el nombre de la Madre.

    VI1. E L TURBULO DEL INCIENSO.Algunos, con ves-tiduras blancas, irn amenazando con metal y con fue-go, mediante movimientos arrogantes, a quienes no les hacen dao alguno.

    VII. LOS SACERDOTES QUE DICEN MISA.Para ejer-

    cer su arte muchos se pondrn riqusimas vestiduras, que parecern estar hechas a modo de delantales.

    VIII. LOS SACERDOTES QUE TIENEN LA HOSTIA DENTRO DE SU CUERPO.Casi todos los tabernculos donde se halla el Corpus Dmino se vern entonces caminar por s mismos por los diversos caminos del mundo.

    IX. Los FRAILES CQNFESQRES.: Las desgraciadas mujeres irn, por su propia voluntad, a revelar a los hombres todas sus lujurias y los actos vergonzosos y secretsimos.

    X. LA PINTURA DE LOS SANTOS ADORADOS.Habla-rn los hombres a los hombres cosas que no sientan; tendrn los ojos abiertos y no vern; les hablarn sin obtener respuesta ; pedirn favor a los que no los oyen y encendern luces para quien est ciego.

    XI. LA ESCULTURA. Ay de m, que veo al Salva-dor crucificado otra vez !

    XII. CRUCIFIJOS VENDIDOS.Nuevamente veo ven-dido y crucificado a Cristo y martirizados a sus santos.

    XIII. LA RELIGIN DE LOS FRAILES QUE VIVEN PARA SUS SANTOS MUERTOS HACE MUCHO TIEMPO. L o s que murieron hace mil aos pagarn los gastos de muchos que estn vivos.

    XIV. LA VENTA DEL PARASO.Infinitas multitudes vendern pblicamente y pacficamente cosas de gran-dsimo valor sin permiso de su dueo y sin que nunca hayan estado en su poder; pero acerca de ello no proveer la justicia humana.

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    246 LEONARDO DE VINCI

    X V . IOS FRAILES QUE, GASTANDO PALABRAS, RECI-BEN GRANDES RIQUEZAS Y OTORGAN EL PARASO. Las} monedas invisibles harn triunfar a muchos de los que las venden.

    XVI. LAS IGLESIAS Y LAS HABITACIONES DE LOS FRAI-

    LES.Muchos sern los que abandonarn los ejerci-cios y las fatigas y la pobreza en el vivir y en el ves-tir para irse a habitar entre riquezas y en medio de triunfales edificios, manifestando que tal es el medio de hacerse amigo de Dios.

    LAS DE LAS COSTUMBRES

    I. LA MUDANZA DE TODOS LOS SANTOS. Muchos abandonarn sus propias habitaciones, y llevando con-sigo sus riquezas se irn a vivir a otros pases.

    II. Los HOMBRES QUE DUERMEN EN TABLAS DE R-

    BOL.Los hombres dormirn y comern y vivirn en-tre los rboles nacidos en los bosques y en el campo.

    III. GOLPEAR LA CAMA PARA VOLVER A HACERLA.

    Habr hombres tan desagradecidos que al que les d albergue sin cobrarles nada le abrumarn a palos, de tal modo que gran parte de lo que tienen dentro se saldr de su sitio y dar vueltas por su cuerpo.

    IV. Los MDICOS QUE DUERMEN DE LOS ENFERMOS.

    Habr hombres tan miserables que tendrn por favor que otros triunfen de sus males o de la prdida de su verdadera riqueza, es decir, la salud.

    V . E L COMN.Un mezquino ser burlonamente adulado, y los aduladores sern siempre los que en-gaen y roben y hasta asesinen al mezquin.o.

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    ?48 LEONARDO DE VINCI

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    VI. PROFECA.Se llevar nieve lejana a los luga-res clidos, sacndola de la alta cima de las monta-as, y se dejar caer, durante las fiestas en las plazas, en tiempo de verano.

    LAS DE CASOS QUE NO PUEDE HABER EN LA NATURALEZA

    I. LA FOSA.Habr muchos ocupados en el ejerci-ci de levantar aquello que crecer tanto cuanto se sac.

    II. E L PESO PUESTO SOBRE LA ALMOHADA DE PLU-

    MAS.Al levantar la cabeza de ellos se ver a muchos cuerpos crecer manifiestamente y disminuir su altura cuando se les restituya la antes levantada cabeza.

    III.' LA CAZA DE PIOJOS.Habr muchos cazadores de animales que cuantos ms cojan menos tendrn y tendrn ms cuantos menos cojan.

    IV. SACAR AGUA DEL POZO CON DOS CUBOS ATADOS A

    UNA SOLA CUERDA. Permanecern ocupados muchos, que cuanto ms tiren de ello hacia abajo, ms escapa-r en sentido contrario.

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    LAS DE LAS COSAS FILOSFICAS

    I. E L AVARO. Habr muchos que persigan tenaz-mente, con todo estudio y solicitud, aquello que sienv, pre les asust, por no conocer su maldad.

    II. LOS HOMBRES QUE CUANTO MS ENVEJECEN MS AVAROS SE VUELVEN, CUANDO HABIENDO DE VIVIR POCO,' DEBIERAN TENER LIBERALIDAD.Se ver a los hombres M quienes se cree de mayor experiencia y juicio que, cuanto menos necesitan las cosas, ms vidamente las buscan y las rebuscan.

    III. E L AFN DE RIQUEZAS.Los hombres persegui-rn lo que ms temen; es decir, sern miserables por no quedarse en la miseria.

    IV. LAS COSAS QUE SE COMEN Y QUE ANTES SE MA-TAN.Ser muerto por ellos el que los alimenta y mar-tirizado con despiadada muerte.

    V. LA BOCA DEL HOMBRE ES SEPULTURA.Saldrn grandes ruidos de la sepultura de aquellos que han perecido de muerte ruin y violenta.

    VI. E L ALIMENTO QUE HA SIDO ANIMADO.Muchos

    ESCEITOS LITERARIOS Y FILOSFICOS 251

    de los cuerpos animados pasarn por los de otros ani-males ; es decir, las casas deshabitadas pasarn a pe-dazos por las casas habitadas, prestndoles utilidad y llevndose consigo sus perjuicios; de otro modo : la vida del hombre se mantiene con lo que come, y esto se lleva consigo la parte del hombre que est muerta.

    VII. LA VIDA DE LOS HOMBRES QUE TODOS LOS AOS CAMBIEN DE CARNE.Los hombres pasarn muertos por sus propias tripas.

    VIII. LA CRUELDAD DEL HOMBRE.Habr sobre la tierra animales que constantemente lucharn entre s, producindose daos grandsimos y a veces matndo-se mutuamente.

    Su maldad no tendr fin; por sus enfurecidos miem-bros caern a tierra muchos rboles de los grandes bosques del universo; cuando hayan comido, su ma-yor deseo ser matar, excitar, cansar y pelear con cual-quier cosa animada. A causa de su desmesurada so-berbia querrn subir hasta el cielo, pero la enorme pe-sadez de sus miembros les mantendr abajo. No que-dar en la tierra ni en el agua cosa alguna que no sea perseguida, removida o estropeada por ellos y las de unos pases llevadas a otros. Su cuerpo servir de se-pultura y trnsito a todos los cuerpos animados muer-tos por ellos.

    Oh, mundo! Por Qu no te decides a lanzarlos por las altas grietas de tus abismos y de tus concavi-dades, para no ensear ms al cielo tan cruel y des-piadado monstruo?

    IX. LA LECTURA DE BUENOS LIBROS. Felices aque-llos que pongan odo atento a las palabras de los muertos ! Leer las buenas obras es realizarlas.

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    252 LEONARDO DE VINCi

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    X. Los LIBROS QUE. DAN NORMAS.Cuerpos sin al-ma nos darn consejos tiles para bien morir.

    XI. LA FAMA.Las plumas elevarn a los hombres, como a los pjaros, hacia el cielo; es decir, lo escrito por dichas plumas.

    XII. LA PIEL DE LOS ANMALES QUE TIENEN EL SENTI-DO DEL TACTO Y EN LAS CUALES SE ESCRIBE.Cuanto ms se hable con las pieles, vestidura del sentimiento, ms sabidura se adquirir.

    XIII. LA HISTORIA.Las cosas separadas se junta-rn y tendrn tal virtud que devolvern a los hombres la perdida memoria. Es decir, los papiros, que se ha-cen de pieles sueltas y conservan el recuerdo de las'* cosas y hechos de los hombres.

    XIV. E N CUALQUIER PARTE DE LA TIERRA SE PUEDE

    HACER LA DIVISIN DE STA EN DOS HEMISFERIOS.Los'| hombres, todos se mudarn al hemisferio inmediato.,!

    X V . EN CUALQUIER PUNTO HAY SEPARACIN DE RIEN-;, TE Y OCCIDENTE.--Se trasladarn todos los animales de Oriente a Occidente, y tambin de Aquiln a Medio-da, y a la inversa.

    XVI. LOS HEMISFERIOS SON INFINITOS Y POR INFI-NITAS LNEAS ESTN SEPARADOS, DE MODO QUE CADA HOM-BRE TIENE UNA DE ESAS LNEAS ENTRE LOS PIES.Se ha-blarn, se palparn y se abrazarn los hombres ha-llndose en hemisferios distintos, y entendern sus len-guajes.

    XVII. LAS NUBES.Gran parte del mar escapar

    ESCRITOS LITKRARIOS Y FILOSFICOS 253

    hacia el cielo para no volver en mucho tiempo: las nubes.

    XVIII. LA NIEVE QUE CAE ES AGUA.El agua cada de las nubes, aun en movimiento sobre las laderas de las montaas, se detendr mucho tiempo sin moverse, y esto ocurrir en muchas y distintas regiones.

    XIX. LA BOLA DE NIEVE RODANDO POR LA NIEVE. Muchos son los que crecern al derrumbarse.

    X X . LAS LLUVIAS OBLIGAN A LOS ENTURBIADOS ROS

    A SALIRSE POR LAS TIERRAS.Ver distinto cielo el que traslade gran parte del frica que se ofrece a ese cie-lo hacia Europa, y la de Europa hacia frica, y las de las provincias escticas se confundirn unas con otras, con gran trastorno.

    XXI . LOS ROS LLEVAN LA TIERRA ARRASTRADA POR ELLOS DE LAS MONTAAS, Y LA DESCARGAN EN EL FONDO DEL MAR, Y DONDE ENTRA LA TIERRA EL MAR DESAPARE-CE.Las altsimas montaas, aunque estn lejos del lecho del mar, echarn a ste de su sitio.

    XXII . E L AGUA QUE CORRE TURBIA Y MEZCLADA CON TIERRA, Y EL POLVO Y LA NIEBLA MEZCLADOS CON EL AIRE, Y EL FUEGO CONFUNDIDO CON SU ELEMENTO, Y LOS DE-MS CON CADA UNO.Se ver a todos los elementos re-unidos, mezclados con gran revolucin, discurrir, ya al travs del centro del mundo, ya hacia el cielo y a veces por los lugares meridionales, corriendo con vio-lencia hacia el fro septentrin, confundindose por el universo con gran estrpito, estremecimientos y vio-lencias.

    XXIII. DE NOCHE NO SE DISTINGUE NINGN COLOR.

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    254 LEONARDO DE VINCI

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    Llegar a ocurrir que no se conozca la diferencia que hay entre los colores, y todos parecern negros.

    X X I V . E L FUEGO.Nacer muy pequeo al prin-cipio, pero no tardar en crecer ; no preferir a ningu-na cosa creada, de modo que con su poder casi todo estar en condiciones de transformar su ser en otro.

    XXV. EL ESPEJO CNCAVO ENCIENDE EL FUEGO CON EL CUAL SE CALIENTA EL HORNO QUE TIENE AL FONDO, QUE EST BAJO SU CIELO.Los rayos solares encende-rn fuego en la tierra, y con este fuego se quemar lo que hay bajo el cielo, y rechazado por su entorpeci-miento, volver hacia abajo.

    X X V I . HUELLA.Subsiste el movimiento que se-para al movimiento de lo movido.

    XXVII . Los PLANETAS.Muchos animales terres-tres y acuticos ascendern hasta las estrellas : los pla-netas.

    XXVIII . E L CONSEJO. El ms necesario para quien lo necesite ser desconocido, es decir, despre-ciado.

    X X I X . E L MIEDO A LA POBREZA.La cosa mala y espantosa inspirar tanto (temor a los hombres que, como insensatos, creyendo que huyen de ella, coope-rarn apresuradamente con sus desmesuradas fuerzas.

    X X X . LA MENTIRA.-Todas las cosas que en in-vierno se esconden bajo la nieve se quedan descubier-tas y visibles en verano. Dcese esto por la mentira, que no puede estar oculta.

    Agudezas

    I. D E UN FRAILE A UN MERCADER.Los hermanos menores acostumbran en determinadas pocas a obser-var cierta cuaresma suya, durante la cual no comen carne en sus conventos; pero en viaje, como viven de limosna, estn autorizados para comer lo que les pongan delante. Por esto, al detenerse en uno de di-chos viajes un par de tales hermanos en una hostera, con cierto mercader, y sentados a la misma mesa, en la cual, a causa de la pobreza de la hostera slo fu servido un pollo cocido, el mercader, viendo que aque-llo era poco para l, se dirigi a los frailes y les dijo:

    Si no recuerdo mal, ustedes en estos das no co-men en sus conventos ninguna clase de carne.

    A lo cual se vieron obligados los frailes, por su re-gla y sin pensarlo ms, a contestar que era cierto, por lo cual el mercader satisfizo sus deseos y se comi el pollo, y los frailes se conformaron como pudieron.

    Despus de aquella comida marchronse los comen-sales y siguieron su camino en compaa. Al cabo de un rato de andar se encontraron con un ro bastante an-cho y profundo. Iban los tres a pielos frailes, por su pobreza, y el otro, por avaricia, y fu necesario que uno de los frailes, que estaba descalzo, pasara sobre

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    256 LEONARDO DE Vl'NCI

    los hombros al mercader, por lo cual, dando el fraile sus sandalias al mercader para que se las guardara, se ech a cuestas a aquel hombre.

    Ocurri luego que al llegar el fraile al centro del ro, se acord de su regla, y detenindose como San Cris-tbal, alz la cabeza hacia el que le abrumaba con su peso y dijo :

    Dime : llevas algn dinero ? Claro!-contest el interrogado. Cmo que-

    ras, si no, que anduviesen a mi alrededor los dems mercaderes ?

    Ay de m!exclam el fraile. Nuestra regla nos prohibe llevar dinero encima.

    Y dicho esto, le tir al agua. El mercader comprendi que aquella broma era ven-

    ganza de lo del almuerzo, y risueo, tranquilo, pero ponindose encarnado de vergenza, la soport.

    li . D E UN PINTOR A UN SACERDOTE.Iba un sacer-dote por su parroquia en Sbado Santo, echando, se- gn es costumbre, agua bendita en las casas, cuando dio con la de un pintor, y al echar el agua moj al-gunas de las pinturas, por lo cual el pintor, volviendo-,. se hacia l incomodado, le dijo que por qu haba he- ; cho aquello y le haba mojado sus obras, a lo cual el sacerdote dijo que era costumbre y obligacin suya; que haca bien, y que quien hace bien debe esperar bien y medio, pues as lo prometi Dios, y que por todo el bien que se haca en la Tierra le pagaran cien-to all arriba.

    Esper el pintor a que saliese el otro; se asom a la ventana y le ech encima un cubo grande de agua, dicindole :

    Ah tienes cmo te pago ciento por uno, segn di-jiste que ocurrira con el bien que me has hecho con

    ESCRITOS LITERARIOS Y FILOSFICOS 257

    tu agua bendita, con la cual me has estropeado casi mis pinturas.

    III. D E UN ARTESANO A UN SEOR.Yendo un arte-sano con frecuencia a visitar a un seor sin tener nada que pedirle, el seor le pregunt qu quera. Le dijo el preguntado que iba all para tener una satisfaccin que l no conseguira, puesto que vea a hombres ms poderosos, como suele hacer la gente del pueblo, y el seor no poda ver sino gente ms humilde, por lo cual los poderosos carecen de aquellas satisfacciones.

    IV. BUENA CONTESTACIN DE UN PITAGRICO.Que-

    riendo uno demostrar, con la autoridad de Pitgoras, que haba estado en el mundo otras veces, y viendo que otro no le dejaba acabar su razonamiento, le dijo:

    En prueba de que he estado otras veces, te dir que recuerdo que t eras molinero.

    Entonces el otro, sintindose criticado por estas pa-labras, dijo que todo aquello era cierto y que gracias a tal indicacin recordaba que su contradictor era el bu-rro que llevaba las cargas de harina.

    V . RESPUESTA DE UN PINTOR. Preguntaron a un pintor por qu, haciendo figuras tan bellas que eran cosa sin vida, tena hijos tan feos. El pintor contest que las pinturas las haca de da y los hijos de noche.

    VI. UN AMIGO A UN MALDICIENTE.Dej uno de tra-tar con cierto amigo suyo porque ste sola hablarle mal de sus amigos. Un da, el amigo abandonado, do-lindose con el otro, y despus de muchas quejas, le rog que dijese qu razn le haba obligado a renun-ciar a su amistad, a lo cual respondi el otro :

    No quiero tratar ms; contigo porque te quiero

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    LEONARDO DE VINCI

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    ESCRITOS LITERARIOS Y FILOSFICOS 259

    bien, y si hablas mal de m con otros, stos, como yo, pensarn mal de ti porque les hablas mal de m, que soy amigo tuyo; de modo que dejando de vernos pa-recer que somos enemigos, y aunque me maltrates, como acostumbras, no te censurarn tanto como si si-guiera nuestra amistad.

    VIL DICHO DE UN ENFERMO.Hallbase un enfer-

    mo in articulo mortis, y al or que llamaban a la puer-ta, pregunt a uno de sus criados quin era el que apo-rreaba la puerta, y le dijeron que una mujer que se llamaba la seora Buena. El enfermo levant los bra-zos, dando gracias a Dios en voz alta, y orden al cria-do que dejara entrar en seguida a la que llamaba para que pudiera l, antes de morirse, ver una mujer buena, ya que durante su vida no haba visto ninguna.

    VIII. DICHO DE UN DORMILN.Le dijeron a uno que se levantara de la cama, pues ya haba salido el sol, y respondi :

    Si yo tuviese que hacer tantos viajes y tantas co-sas como l, ya me habra levantado tambin; pero como tengo que andar muy poco, no quiero salir de la cama.

    IX. ARGUCIA.-Viendo a una mujer parada que se ofreca cierto individuo, despus de examinar la tarje-ta dijo mirando su lanza :

    Ay de m ! Este trabajador es demasiado chico para una tienda tan grande!

    X . RESPUESTA A UN CHISTE.Al ver a uno que lle-vaba al costado una espada muy grande, le dijo un chusco :

    Pobrecilio! Ya hace tiempo que te veo amarra-

    do a este arma. Por qu no te desatas, ya que tienes las manos libres, y recuperas la libertad?

    A lo cual contest el otro : Eso no se te ha ocurrido a ti, porque es cosa vieja. Al verse reprendido, replic el primero : Te lo he dicho porque estoy enterado de que sa-

    bes tan pocas cosas, que cre que hasta las ms vul-gares te pareceran nuevas.

    XI. BURLA A UN JACTANCIOSO.Disputaba uno jac-tndose de saber muchos y muy lindos juegos, y otro de los circunstantes le dijo :

    Yo s uno que obligar a quitarse las bragas a quien yo quiera.

    El jactancioso, que no las tena, porfi : A que no ! [ A que no consigues que yo me las

    quite ! Te apuesto un par de medias ! El que propuso el juego acept la apuesta, se procu-

    r varios pares de bragas y se los ech por encima de la cabeza al que apostaba las medias, con lo cual gan la porfa.

    XII. RESPUESTA A OTRO CHISTE.Dijo uno a cierto conocido suyo :

    Se te ha cambiado el color de los ojos : los tienes de un color muy raro.

    El otro le respondi que aquello le suceda con fre-cuencia.

    Pero t no te has fijado.

  • 260 LEONARDO DE VINCI

    Tienes los ojos de un color muy raro. Y el aludido le contest : Es porque estoy viendo esa cara tuya tan rara.

    XIV. UNA FRASE.Afirmaba uno que su pas pro-duca las cosas ms extraas del mundo. Y otro le contest :

    Con haber nacido all demuestras que es cierto lo que ests diciendo, pues no hay rareza mayor que la fealdad de tu persona.

    X V . AGUDEZA DE UN CURA.Estaba una lavando paos, y a causa del fro tena los pies muy encarna-dos. Pas cerca de ella un cura, y le pregunt, admi-rado, a qu se deba aquel color tan encendido, a lo; cual contest la mujer en el acto que ocurra aquello porque tena los pies bajo la lumbre. Entonces el cura, echando mano al miembro a causa del cual era sacer-| dote y no monja, se acerc a la mujer, y con voz dulceI y persuasiva le rog que hiciese el favor de encenderle en su fuego aquella candela.

    XVI . AGUDEZA.Yendo a Moderna uno, tuvo que pagar cinco sueldos de lira de impuesto por su perso-na, y al pagarlos prorrumpi en exclamaciones de ad-miracin, que atrajeron muchos curiosos. Preguntado por stos qu motivaba tanto asombro, respondi Maso :

    Pues no he de asombrarme? De modo que hom-bre entero paga solamente cinco sueldos de lira, y en Florencia yo, slo por meter el . . . t u v e que pagar diez ducados de oro, y aqu meto el c... y el c... y to-do lo dems por tan modesto tributo. Dios salv y conserve a esta ciudad y a quien la gobierna !

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    ESCRITOS LITERARIOS Y FILOSFICOS 261

    XVII . MUY ASTUTO.Caminaban de noche por un camino dudoso dos hombres, y el que iba delante dej escapar una ventosidad estrepitosa, por lo cual le dijo su compaero :

    Ahora me convenzo de que me quieres. Por qu? Porque me das la correggia (1) para que no me se-

    pare de ti ni me pierda.

    XVIII. CONTESTACIN DE UN. JOVEN A UN VIEJO.Un

    viejo despreciaba pblicamente a un joven, afirman-do audazmente que no le tema, y el joven le respon-di que su avanzada edad era para l mejor escudo que la lengua o la fuerza.

    XIX. AGUDEZA.

    cruz doble. -Por qu tienen los hngaros la

    (1) Juego ce palabras Imposible de traducir , pues correggia t iene dos significados: correa y pedo.

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    Notas

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    1. La leyenda que aqu refiere Leonardo carece de fun-damento histrico y debe de proceder, probablemente, del Tratado de las cosas ms sorprendentes y ms notables que hay en todo el mundo, extractadas y coleccionadas en el presente compendio por el valentsimo caballero espue-la de oro, Juan de Mandavilla. Miln, 1480.

    2. Las profundas observaciones contenidas en este pa-saje fueron sugeridas a Leonardo por las contradicciones e incertidumbres que rodeaban a la mecnica en los tiem-pos antiguos. La palanca de Arqulmedes, que no era una palanca slida, sino una lnea geomtrica, slo poda pro-curar a los investigadores resultados matemticos y abs-tractos ; ms adelante, los antiguos fundieron y confun-dieron incautamente los datos de la aritmtica con los de la experiencia, haciendo as ms agudo el contraste entre lo ideal y lo real, que no logr arreglar la ciencia romana. Vinci> percibiendo claramente una ciencia intrprete y le-gisladora de la naturaleza, afirma en este sitio el prop-sito de corregir, merced a la investigacin crtica, las ci-fras discordantes de los textos antiguos.

    3. El pasaje que aqu- se relata procede de las espln-didas pginas de Leonardo contra la hiptesis fllolaico-platnica, que asignaba respectivamente las figuras de cada uno de los cinco poliedros regulares (figuras munda-nas) a los elementos de tierra, agua, aire, fuego y universo.

    &' En sus lentas y fatigosas investigaciones acerca de la cada de los cuerpos pesados, no llega Leonardo a la determinacin de la ley de los espacios proporcionales al

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    264 LEONARDO DE V I N C I ESCRITOS LITERARIOS Y F I L O S F I C O S 265

    cuadrado de los tiempos, que inmortaliz a Galileo Galilei. El, principio aqu consignado es que el peso que cae est sometido a una fuerza de aceleracin constante que influye en que el aumento de distancia entre los pesos descenden-tes sea igual y proporcionado al tiempo de la cada.

    5. Este concepto acerca de las palabras semejantes, ex-trado de la mecnica aristotlica, tiene su certeza afirma-da por Vinci en sus lmites naturales: Si una fuerza transporta un cuerpo en determinado tiempo a una dis-tancia determinada, la misma fuerza transportar la mi-tad de dicho cuerpo en el mismo tiempo a doble distan-cia, o lo que es igual, trasladar, la. mitad de, dicho cuerpo a la misma distancia en la mitad de tiempo. (Manuscrito F. folio 26 v.) Lo que Leonardo combate en el fragmen-to LXII es la arbitraria extensin de la ley ms all de toda experiencia y de toda posibilidad natural; es la \&um dencia ingnita en ciertas mentes inquietas a dar forma metafsica a las leyes fsicas y aplicar la vacua abstrac-cin del Vocablo infinito a la naturaleza que se manifiesta en el espacio y en el tiempo finito.

    6. Este fragmento ha sido completamente aclarado por Ravaisson con la substitucin de la palabra /rafe por la de fructo, que est realmente en el manuscrito.

    7. Leonardo tradujo este pasaje, palabra por palabra, de la Perspectiva de JOAN PECCKHAM, fallecido en 1922.

    8. Segn la doctrina aristotlica,, a la mente humana le era dado conocer la naturaleza de los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego, resultantes de las diversas com-binaciones de lo grave con lo leve, lo hmedo con lo seco, principios componentes de la mltiple variedad de las co-sas. Leonardo niega aqu la posibilidad de conocer la na-turaleza de dichos elementos que constituyen la realidad externa, como en otro lugar (Cdice Atlntico, folio 79 r.) neg, a imitacin de s contemporneo Nicols Cusano, la posibilidad de llegar al conocimiento de los elementos primitivos en general.

    9. Aqu aparecen profundamente entrevistos los efectos d esa cohesin intermolecular que influye en que la got-ta de agua adquiera forma esfrica en torno al centro de

    su propia figura, as como los efectos de la ms amplia atraccin que tiene recogido el elemento lquido alrededor del centro de la tierra.

    10. Pedro del Braccio Martelli, mencionado ya en otro lugar por Vinci, no slo fu un ciudadano de extraordina-ria integridad, sino un matemtico insigne, motivo funda-mental para que se aficionase a l Leonardo. A principios del siglo XVI, aunque enfermo corporalmente, si hemos de creer a Poccianti, compuso las siguientes obras: Libri quattuor in Mathematicas disciplinas, Epitolw plures et elegantes, Epigrammata non pauca et acutissima, que, ex-traviadas durante el saqueo de Roma (1527), nos han pri-vado de un nuevo ejemplo de la influencia que tuvo Leo-nardo de Vinci sobre algunos matemticos de su tiempo.

    11. La ley que aqu sienta Leonardo es la misma que Galileo formulaba en s Dialoghi delle scienze nuove: al descender un cuerpo de varias maneras, desviado por la oblicuidad de sus saltos, llega al mismo punto en que hu-biera cado si no hubiese encontrado obstculos. Todo mo-vimiento hecho con la fuerzaescribe con su estilo lmpi-do y conciso Vincihar su recorrido conforme a la pro-porcin que exista entre la cosa que se mueve y la que la mueve, y. si encuentra oposicin resistente, dar fin a la longitud de su obligado recorrido con un movimiento circu-lar o por otros varios, rebotes y saltos que, computado el tiempo y el recorrido, resultar lo mismo que si se hu-biera realizado ste sin tropiezo alguno.

    12. Leonardo acepta en este fragmento el principio de que la visin se verifica en el interior del ojo, en un punto indivisible y matemtico. Ms adelante, con los progresos de sus investigaciones pticas, alcanz la razonable con-viccin de la existencia de una superficie sensible a la luz y a los colores, es decir, lo que llamamos retina. Gran-diosa conclusin a la cual le llev una serie de descubri-mientos no menos grandiosos, coleccionados en el manus-crito D y dispersos en los manuscritos F, K y E.

    13. El origen de las noticias acerca de las ideas de Pi-tgoras referentes a la armona de las esferas debe atri-buirse, en ltimo anlisis, al De Coso, de Aristteles (Li-

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  • 266 LEONARDO DE V I N O

    bro II, cap. IX). Sin embargo, Vinci procede con indepen-dencia de los argumentos peripatticos. Segn la filosofa pitagrica, todo cuerpo que se mueve rpidamente produ-ce un sonido; los cuerpos celestes, en su eterno movimien-to, tambin producen una serie de sonidos cuya intensidad vara segn la distancia. Los intervalos de los astros co-rresponden, segn los pitagricos, a los intervalos de los sonidos en la octava.

    14. La tentativa de canalizar el Arno para beneficiar toda la llanura de Empoli y sus contornos, sugerida por Lucas Fancelli, lleva a Vinci desde el terreno puramente prctico a los ms arduos problemas de hidrulica y de gieologa. El pen de la Gonfolina, que est entre Signa y Montelupo, constitua antiguamente un dique que sepa-raba dos extensos lagos, llenos, uno de agua salada, y el otro de agua dulce. -Segn Juan Villani (fallecido en 1348), lejos an de toda idea de dinmica terrestre, la mano pr-vida del hombre destruy aquel dique para dejar paso li-bre al ro; Leonardo vea en el lento trabajo del agua la causa del beneficioso efecto. Elevadas y fecundas son las deducciones que Vinci supo extraer de semejantes hechos; pero las pueriles creencias de su tiempo estaban tan arrai-gadas en el alma de los investigadores, que todava dos siglos despus, ANTONIO VAIXISNIEKI, considerado como el padre de la moderna ciencia geolgica, sabe bastante me-nos que aqul en cuanto a la existencia de las conchas f-siles y a la mecnica de las transformaciones terrestres.

    15. El problema del fin de la vida en el mundo preocu-paba, como puede verse en los fragmentos LXXXVII y LXXXVIII, a Leonardo de Vinci; pero lo ms admirable es que ste, sin recurrir a una voluntad extramundana, considera el desenvolvimiento final de los seres como con-secuencia natural del trabajo sucesivo de las fuerzas fsi-cas. Dos consecuencias opuestas podran deducirse de la lenta y continua transformacin de la superficie terrestre: al correr de los siglos las aguas se encontrarn encerradas en el fondo de abismos sin fin, abiertos por el trabajo de los ros, que profundizan su propio lecho; al correr de los siglos el agua cercar por todas partes a la tierra, al re-

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    dueirse la altura de los montes a consecuencia del desmo-ronamiento del terreno, producido por el agua. La prime-ra hiptesis fu examinada y rechazada por Aristteles; ambas son expuestas en este fragmento por Vinci.

    16. Segn ANAXGORAS, todas las cosas del mundo esta formadas por un conjunto de componentes de la misma naturaleza que el todo; estos principios se hallan repar-tidos por todas partes y son siempre iguales a s mismos y entran en la composicin de todos los seres inorgnicos y orgnicos.

    17. Las noticias acerca de estas costumbres de los sal-Tajes han sido tomadas del Tratado de las cosas ms sor-prendentes y ms notables que hay en todo el mundo, por MANDAVILLA, Miln 1480, y si estn gordos se los comen en seguida, y si estn delgados los hacen engordar,

    18. El cdice en el cual se halla este fragmento contie-ne, casi exclusivamente, notas acerca del tratado De la luz y de la sombra. El caballo de que se habla aqu es el mo-delo para la estatua ecuestre "de Francisco Sforza. Jaime Andrs, a cuya casa va Leonardo a cenar con su discpu-lo Jaime, es Andrs de Ferrara, gran conocedor de Vitru-bio y arquitecto de altos vuelos, que muri asesinado por orden del general Trivulzio el 15 de mayo de 1500. Marcos es Marcos de Oggiono, pintor y discpulo de Vinci. Galeaz-zo Sanseverino, en casa del cual dirige Leonardo aquella justa que sigui siendo siempre famosa en Miln (26 de enero de 1491), es el capitn a quien Ludovico el Moro confiara su propio ejrcito en el funesto ao de 1499 y pro-fundo conocedor del arte militar. Agustn de Pava est mencionado junto con Leonardo de Vinci en la carta que Bartolom Calco, secretario de Sforza, dirige al Refrenda-rio de Pava con motivo de las bodas de Ludovico con Bea-triz de Este, y de Ana, hermana del duque Galeazzo, con Alfonso de Este, para reclamar el regreso de los artistas aue se encontraban en aquella ciudad (8 de diciembre de 1490). Por ltimo, Juan Antonio es el artista Juan Anto-nio Boltraffio, otro de los discpulos de Leonardo en Mi-ln. El fragmento ntegro es, casi sin duda,un memorial de indemnizacin de daos y gastos.

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    19; Este fragmento es importantsimo p a r a la biografa de Leonardo, particularmente en lo que corresponde a los aos 'de 1513 a 1515. El Maestro Juan de los Espejos y los dems a quienes aqu se recuerda vagamente son ope-rarios o mecnicos alemanes, cuyo trabajo utilizaba Vinel pa ra ejecutar sus numerosos dibujos de aparatos, como por ejemplo el memorable torno ovalado (vase el Cdice Atlntico, folio 121 r.).

    20. No se puede negar, como incautamente lo hace RCHTER, la posibilidad de tal costumbre entre los habi-tantes de la India, dado el escaso cono-cimiento que tene-mos de las prcticas supersticiosas populares, sujetas a. los ms altos principios de las religiones asiticas. Pero ms probable es, y ms natura l al mismo tiempo, que a las palabras como todava en algunas regiones de la In-dia, se refiera Vinci a. las noticias qu empezaban a difun-dirse en Europa a principios del siglo XVI acerca de las-costumbres de los pueblos americanos; y en este caso sus, palabras tendran ms de una luminosa confirmacin en las de FRAZER (The golden bough a study in comparativa religin, Londres 1890, vol. II, pgs. 79-81) y en las de: ACOSTA (Natural and moral history of the Indies, Londres 880, vol. II, pgs. 356-360).

    21. El nombre de Momboso lo emplea FLABIO BIONDO (Roma ristaurata ed Italia illustrata, Venecia 1542, pgi-na 165) pa ra indicar el grupo del Monte Rosa : Los cua-tro ros que riegan en cuatro sentidos contrarios toda Eu-ropa son: el Rdano a Medioda y el Rhin a Tramonta-na, el Danubio o Danoy a Greco (Nordeste) y el P o a Le-vante, La observacin acerca de la cada del granizo y la ms importante y ms en contradiccin con las ideas d | J aquel tiempo, de la mayor obscuridad del cielo a g ran al-1 tura, confirmada tres siglos despus por .DE SAUSSURE y HUMBOLDT, inducen a creer que Leonardo de Vinci reali-zaba ascensiones de ms de tres mil metros de altura.

    22,, Las descripciones de Leonardo refirense general-mente a fenmenos por l observados. A propsito del pa-saje ondas de l .mar del Piombino, todas de agua espumo-sa, recurdese el dibujo de una ola cubierta de espuma.

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    1 que se encuentra en el manuscrito L, y la nota que, le acompaa: hecha en el mar del Piombino (ao 1502).

    23. La cuestin del viaje de Leonardo a Oriente, plan-teada por RICUTER en la Zeitscrift fr bildende Kunst (Vie-na, 1881) y examinada a fondo por DOUGLAS FRESHFIELD en los Proceedings of the Roijal Geographical Society (Lon-dres, 1884), puede decirse que no est resuelta, ni siquie-ra formulada en sus verdaderos trminos. Si, por un lado, la Divisin del libro sugiere la idea de una narracin fan-tstica, aunque parezca hecha con la esmerada exactitud histrica y geogrfica propias del genio de Leonardo, que-da siempre por explicar el origen de determinadas noti-cias, la razn de ciertos bosquejos, groseros y agudos al mismo tiempo, que retratan hombres y cosas asiticos; el sentido de ciertas expresiones muy vagas acerca de perso-najes y costumbres orientales, que brotan inesperadamen-te en los manuscritos como recuerdos de cosas vistas, pues-tas como ejemplos de principios de perspectiva o de m>, drulica. La misma referencia del esplendor nocturno del Taurus puede decirse que es, ms que una copia de los Libros Meteorolgicos, de ARISTTELES, una rectificacin del texto aristotlico hecha con argumentos extrados del conocimiento directo de aquellos lugares.

    24. Si se compara esta especie de boceto del Cenculo con la obra terminada, se encontrar fcilmente algunos de los elementos de la primera, segunda y tercera figuras descritas en la primera figura de la diestra de Jess (San Juan) y en la primera (Santiago el Mayor) y en la cuar ta (San Mateo) de la izquierda. El artificio del cuchillo; el grupo del hombre que habla y el que le escucha; el de-talle de la taza cada, se, encuentran en la actitud de la tercera figura de la derecha del Salvador (San Pedro), en la de las dos ltimas figuras de la izquierda (San Tadeo y San Simn) y en la de Judas. El hombre que pone las mauos en la mesa y mira es, con toda evidencia, el aps-tol San Bartolom de la pintura. La penltima figura, a la izquierda (Santiago el Menor), conserva algunos deta-lles salientes die las ltimas lneas del fragmento.

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  • N D I C E

    Pginas

    Prlogo biogrfico I Fbulas 1 Alegoras 19 Pensamientos acerca de la ciencia 39 Pensamientos acerca de la naturaleza 69 Pensamientos acerca de la moral 117 Pensamientos acerca del arte 149 Paisajes y figuras. ... ... 193 El viaje a Oriente 209 Las figuras 217 Un gigante fantstico 223 Las profecas de los animales irracionales 233 Las profecas de los rboles 237 Las profecas de las cosas materiales 238 Las profecas de las ceremonias 244 Las profecas de las costumbres 247 Las profecas de casos que no puede haber en la

    Naturaleza 249 Las profecas de las cosas filosficas 250 Agudezas... 255 Notas - 263