Curso Nacionalismo y Socialismo en Latinoamerica Calibri Once(1)

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Curso: nacionalismo y socialismo en Latinoamrica

Bibliografa

Clase 11. Imperialismo, etapa superior del capitalismo de VI Lenin, apartados VI El reparto del mundo entre las grandes potencias y VII El imperialismo, fase peculiar del capitalismo 2. Historia de la Revolucin Rusa, Len Trotsky, Capitulo 1, Las caractersticas del desarrollo de Rusia

3. Len Trotsky en Escritos Latinoamericanos Discusin sobre Amrica Latina, Las expropiaciones mxicanas del petrleo y La industria nacionalizada y la administracin obrera

4. Len Trotsky, La Revolucin Permanente, apartados II La revolucin permanente no es el "salto" del proletariado, sino la transformacin del pas bajo su direccin y VI Sobre el salto de etapas histricas Clase 21. La Revolucin Cubana cumple 50 aos, Equipo Aniversarios, Prensa Obrera2. Resolucin poltica de la Conferencia Latinoamericana de la CRCI, noviembre 20093. Hugo Chavez, Jorge Altamira, en Prensa Obrera 1258 7/3/20134. Las bases sociales de la reeleccin de Evo, Cristian Rath, Prensa Obrera 16/10/2014 5. Un petismo evanglico aliado a la vieja poltica, Jorge Altamira, 9/10/2014, Prensa Obrera. Clase 31. Len Trotsky los sindicatos en la era de la decadencia imperialista Agosto 1940 2. Partido Obrero y el Peronismo, Capitulo I y IX3. Pern y la flexibilizacin laboral, Rafael Santos, En Defensa del Marxismo 134. Poltica Obrera y el Peronismo, Roberto Grammar, Suplemento 5 de Poltica Obrera

Enero/Febrero 1966, p.60

5. La estrategia de la izquierda en la Argentina, Jorge Altamira, Prlogo y apartado III del captulo sobre el MAS, La caracterizacin de la clase obrera6. La izquierda frente a la argentina kirchnerista, Pablo Rieznik, PO 12017. Frente de izquerda: Divergencia, convergencia, divergencia? 8. Un bonapartismo tardo en la crisis mundial y las luchas de los trabajadores, Comisin Poltica XX Congreso PO, abril del 2011, 9. Aportes a la Conferencia Sindical convocada por el Partido Obrero, 22/10/2009.10. Jorge Altamira 18/11/2014 La postal del movimiento obrero y la izquierda

PRIMER CLASETemario

Socialismo y nacionalismo en los pases atrasados. La poca imperialista. Pases opresores y pases oprimidos. Colonias y semicolonias. La ley de desarrollo desigual y combinado. Las reivindicaciones nacionales. La revolucin por etapas y la revolucin permanente. Burguesa de pases oprimidos y bonapartismo sui generis.

las burguesas autctonas han perdido toda su capacidad de oposicin al imperialismo si alguna vez la tuvieron y slo forman su furgn de cola. No hay ms cambios que hacer: o revolucin socialista o caricatura de revolucin Che Guevara, Mensaje a la Tricontinental.

VI Lenin

imperialismo, etapa superior del capitalismoCapituloVI.EL REPARTO DEL MUNDO ENTRE LASGRANDES POTENCIAS En su libro sobre el "desarrollo territorial de las colonias europeas", el gegrafo A. Supan establece el siguiente breve resumen de dicho desarrollo a fines del siglo XIX:

PORCENTAJE DE TERRITORIO PERTENECIENTE A LAS POTENCIAS COLONIALES EUROPEAS Y A LOS ESTADOS UNIDOS

18761900Aumento

In frica . . . . . " Polynesia . . . . " Asia. . . . . . " Australia . . . . " Amrica . . . . .10,8%56,8%51,5%100,0%27,5%90,4%98,9%56,6%100,0%27,2%+79.6%+42.1%+5,1%---0,3%

"El rasgo caracterstico de este perodo -- concluye dicho autor -- es, por consiguiente, el reparto de frica y Polinesia".

Como ni en Asia ni en Amrica hay tierras desocupadas, es decir, que no pertenezcan a ningn Estado, hay que ampliar la conclusin de Supan y decir que el rasgo caracterstico del perodo que nos ocupa es el reparto definitivo de la Tierra, definitivo no en el sentido de que sea imposiblerepartirla de nuevo-- al contrario, nuevos repartos son posibles e inevitables --, sino en el de que la poltica colonial de los pases capitalistasha terminadoya la conquista de todas las tierras no ocupadas que haba en nuestro planeta. Por vez primera, el mundo se encuentra ya repartido, de modo que lo que en adelante puede efectuarse sonnicamentenuevos repartos, es decir, el paso de territorios de un "amo" a otro, y no el paso de un territorio sin amo a un "dueo".

Vivimos, por consiguiente, en una poca singular de la poltica colonial del mundo que se halla ntimamente relacionada con la "novisima fase de desarrollo del capitalismo", con el capital financiero. Por eso es necesario detenerse ante todo ms detalladamente en los hechos concretos, para formarnos una idea lo ms precisa posible de la diferencia existente entre esta poca y las precedentes, as como de la situacin actual. Ante todo, surgen dos cuestiones de carcter prctico: se observa una acentuacin de la poltica colonial, una exacerbacin de la lucha por las colonias precisamente en el perodo del capital financiero? Cmo se halla precisamente repartido el mundo en la actualidad desde este punto de vista?

El escritor norteamericano Morris, en su libro sobre la historia de la colonizacin, intenta resumir los datos concretos sobre la extensin de las posesiones coloniales de Inglaterra, Francia y Alemania durante distintos perodos del siglo XIX. He aqu, brevemente expuestos, los resultados obtenidos:

EXTENSION DE LAS POSESIONES COLONIALES

AosInglaterraFranciaAlemania

Superficie(en millonesde millascuadradas)Poblacin(en millo-nes)Superficie(en millonesde millascuadradas)Poblacin(en millo-nes)Superficie(en millonesde millascuadradas)Poblacin(en millo-nes)

1815-30 . .1860. . .1880. . .1899. . .?2,57,79,3126,4145,1267,9309,00,020,20,73,70,53,57,556,4------1,0---------14,7

Para Inglaterra el perodo de intensificacin enorme de; las conquistas coloniales corresponde a los aos 1860-1880, y es muy considerable durante los ltimos veinte aos del siglo XIX. Para Francia y Alemania, corresponde precisamente a estos veinte aos. Hemos visto ms arriba que el perodo del desarrollo mximo del capitalismo anterior al monopolista, el capitalismo en el que predomina la libre concurrencia, va de 1860 a 1880. Ahora vemos quees precisamente despus de este perodocuando empieza el enorme "auge" de las conquistas coloniales, se exacerba hasta el grado mximo la lucha por el reparto territorial del mundo. Es indudable, por consiguiente, el hecho de que el paso del capitalismo a la fase de capitalismo monopolista, al capital financiero, se hallarelacionadocon la exacerbacin de la lucha por el reparto del mundo.

Hobson, en su obra sobre el imperialismo, destaca el perodo de 1884-1900 como perodo de intensa "expansin" (ensanchamiento territorial) de los principales Estados europeos. Segn sus clculos, Inglaterra adquiri durante ese perodo 3.700.000 millas cuadradas con una poblacin de 57 millones de habitantes; Francia, 3.600.000 millas cuadradas con 36,5 millones de habitantes; Alemania, 1.000.000 de millas cuadradas con 14,7 millones de habitantes; Blgica, 900.000 millas cuadradas con 30 millones de habitantes; Portugal, 800.000 millas cuadradas con 9 millones de habitantes. La caza de las colonias a fines del siglo XIX, sobre todo desde la dcada del 80, por parte de todos los Estados capitalistas, constituye un hecho universalmente conocido de la historia de la diplomacia y de la poltica exterior.

En la poca de mayor florecimiento de la libre concurrencia en Inglaterra, en los aos 1840-1860, los dirigentes polticos burgueses de este pas eran adversariosde la poltica colonial y consideraban como til e inevitable la emancipacin de las colonias y su separacin completa de Inglaterra. M. Beer indica en un artculo, publicado en 1898, sobre "el imperialismo ingls moderno", que en 1852 un hombre de Estado ingls como Disraeli, tan inclinado en general al imperialismo, deca que "las colonias son una rueda de molino que llevamos atada al cuello". En cambio, a fines del siglo XIX, los hroes del da en Inglaterra eran Cecil Rhodes y Joseph Chamberlain, los cuales predicaban abiertamente el imperialismo y aplicaban la poltica imperialista con el mayor cinismo!

No carece de inters saber que la ligazn existente entre las races puramente econmicas, por decirlo as, y las social-polticas del imperialismo moderno era, ya en aquel entonces, clara para esos dirigentes polticos de la burguesa inglesa. Chamberlain predicaba el imperialismo como una "poltica justa, prudente y econmica", indicando sobre todo la competencia con que ahora tropieza Inglaterra en el mercado mundial por parte de Alemania, EE.UU. y Blgica. La salvacin est en el monopolio, decan los capitalistas, fundando cartels, sindicatos, trusts. La salvacin est en el monopolio, repetan los jefes polticos de la burguesa, apresurndose a apoderarse de las partes del mundo todava no repartidas. Y Cecil Rhodes, segn cuenta su ntimo amigo, el periodista Stead, le deca a ste en 1895 a propsito de sus ideas imperialistas: "Ayer estuve en el East-End londinense (barriada obrera) y asist a una asamblea de los desocupados. Al or, en dicha reunin, discursos exaltados cuya nota dominante era: pan!, pan! y al reflexionar, cuando regresaba a casa, sobre lo que haba odo, me convenc, ms que nunca, de la importancia del imperialismo. . . La idea que yo acaricio representa la solucin del problema social, a saber: para salvar a los cuarenta millones de habitantes del Reino Unido de una guerra civil funesta, nosotros, los poltico coloniales, debemos posesionarnos de nuevos territorios para colocar en ellos el exceso de poblacin, para encontrar nuevo mercados en los cuales colocar los productos de nuestra fbricas y de nuestras minas. El imperio, lo he dicho siempre, es una cuestin de estmago. Si no queris la guerra civil, debis convertiros en imperialistas".

As hablaba, en 1895, Cecil Rhodes, millonario, rey financiero, principal culpable de la guerra anglo-boer. Esta defensa del imperialismo es simplemente un poco grosera, cnica, pero, en el fondo, no se diferencia de la "teora" de los seores Mslov, Sudekum, Ptresov, David, del fundador del marxismo ruso, etc., etc. Cecil Rhodes era un socialchovinista algo ms honrado. . .

Para dar un panorama lo ms exacto posible del reparto territorial del mundo y de los cambios habidos en este aspecto durante las ltimas dcadas, utilizaremos los datos suministrados por Supan, en la obra mencionada, sobre las posesiones coloniales de todas las potencias del mundo. Supan compara los aos 1876 y 1900; nosotros tomaremos el ao 1876 -- punto de comparacin elegido muy acertadamente, ya que puede considerarse, en trminos generales, que es precisamente entonces cuando termina el desarrollo del capitalismo de la Europa occidental en su fase premonopolista y el ao 1914, sustituyendo las cifras de Supan por las ms recientes de Hubner, que entresacamos de sus "Tablas geogrfico-estadsticas". Supan estudia slo las colonias; nosotros consideramos til (para que el cuadro del reparto del mundo sea completo) agregar unos cuantos datos sobre los pases no coloniales y semicoloniales, entre los cuales incluimos a Persia, China y Turqua; el primero de estos pases se ha transformado casi por completo en colonia; el segundo y el tercero se van transformando en tales.

Como resultado, obtendremos lo siguiente:

POSESIONES COLONIALES DE LAS GRANDES POTENCIAS(En millones de kilmetros cuadros y de habitantes)

PAISESColoniasMetrpolisTotal

1876191419141914

Km.2Habit.Km.2Habit.Km.2Habit.Km.2Habit.

Inglaterra. .Rusia . . .Francia . . .Alemania . .EstadosUnidos . . .Japn . . .22,517,00,9------251,915,96,0------33,517,410,62,90,30,3393,533,255,512,39,719,20,35,40,50,59,40,446,5136,239,664,997,053,033,822,811,13,49,70,7440,0169,495,177,2106,772,2

Totalpara6grandes po-tencias . .40,4273,865,0523,416,5437,281,5960,6

Colonias de las dems potencias (Blgica, Holanda, etc.) . . . . .Semicolonias (Persia, China, Turqua) . . . . . . . . . .Dems pases. . . . . . . . . . . . . . . . . .9,914,528,045,3361,2289,9

Superficie y poblacin totales de la Tierra . . . . . .133,91.657,0

Se ve claramente cmo a fines del siglo XIX y en los albores del siglo XX se hallaba ya "terminado" el reparto del mundo. Las posesiones coloniales se ensancharon en proporciones gigantescas despus de 1876: en ms de una vez y media, de 40 a 65 millones de kilmetros cuadrados para las seis potencias ms importantes; el aumento representa 25 millones de kilmetros cuadrados, una vez y media ms que la superficie de las metrpolis (16,5 millones). Tres potencias no posean en 1876 ninguna colonia, y la cuarta, Francia, casi no las tena. Para el ao 1914, esas cuatro potencias haban adquirido colonias con una superficie de 14,1 millones de kilmetros cuadrados, es decir, aproximadamente una vez y media ms que la superficie de Europa, con una poblacin de casi loo millones de habitantes. La desigualdad en la ampliacin de las posesiones coloniales es muy grande. Si se comparan, por ejemplo, Francia, Alemania y el Japn, cuya diferencia no es muy considerable en cuanto a la superficie y la poblacin, resulta que el primero de dichos pases ha adquirido casi tres veces ms colonias (desde el punto de vista de la superficie) que el segundo y tercero juntos. Pero por la cuanta del capital financiero, Francia, a principios del perodo que nos ocupa, era acaso tambin varias veces ms rica que Alemania y el Japn juntos. Las dimensiones de las posesiones coloniales se hallan influenciadas no slo por las condiciones puramente econmicas, sino tambin, a base de stas, por las condiciones geogrficas y otras. Por considerable que haya sido durante las ltimas dcadas la nivelacin del mundo, la igualacin de las condiciones econmicas y de vida de los distintos pases bajo la presin de la gran industria, del cambio y del capital financiero, la diferencia sigue siendo, sin embargo, respetable, y entre los seis pases mencionados observamos, por una parte, pases capitalistas jvenes, que han progresado con una rapidez extraordinaria (Estados Unidos, Alemania, el Japn); por otra parte, pases de viejo tipo capitalista, que durante los ltimos aos han progresado mucho ms lentamente que los anteriores (Francia e Inglaterra); en tercer lugar, un pas, el ms atrasado desde el punto de vista econmico (Rusia), en el cual el imperialismo capitalista moderno se halla envuelto, por as decirlo, en una red particularmente densa de relaciones precapitalistas.

Al lado de las posesiones coloniales de las grandes potencias, hemos colocado las colonias menos importantes de los Estados pequeos y que son, por decirlo as, el objeto inmediato del "nuevo reparto" de las colonias, posible y probable. La mayor parte de esos pequeos Estados conservan sus colonias nicamente gracias a que entre las grandes potencias existen intereses contrapuestos, rozamientos, etc., que dificultan el acuerdo para el reparto del botn. En cuanto a los Estados "semicoloniales", nos dan el ejemplo de las formas de transicin que hallamos en todas las esferas de la naturaleza y de la sociedad. El capital financiero es una fuerza tan considerable, por decirlo as tan decisiva en todas las relaciones econmicas e internacionales, que es capaz de subordinar, y en efecto subordina, incluso a los Estados que gozan de una independencia poltica completa, como lo veremos ms adelante. Pero, naturalmente, para el capital financiero la subordinacin ms beneficiosa y ms "cmoda" esaquellaque trae aparejada consigo la prdida de la independencia poltica de los pases y de los pueblos sometidos. Los pases semicoloniales son tpicos, en este sentido, como "caso intermedio". Se comprende, pues, que la lucha por esos pases semidependientes haya tenido que exacerbarse particularmente en la poca del capital financiero, cuando el resto del mundo se hallaba ya repartido.

La poltica colonial y el imperialismo existan ya antes de la fase actual del capitalismo y aun antes del capitalismo. Roma, basada en la esclavitud, llev a cabo una poltica colonial y realiz el imperialismo. Pero los razonamientos "generales" sobre el imperialismo, que olvidan o relegan a segundo trmino la diferencia radical de las formaciones econmico-sociales, se convierten inevitablemente en banalidades vacuas o en fanfarronadas, tales como la de comparar "la Gran Roma con la Gran Bretaa". Incluso la poltica colonial capitalista de las fasesanterioresdel capitalismo se diferencia esencialmente de la poltica colonial del capital financiero.

La particularidad fundamental del capitalismo moderno consiste en la dominacin de las asociaciones monopolistas de los grandes empresarios. Dichos monopolios adquieren la mxima solidez cuando renen en sus manostodaslas fuentes de materias primas, y ya hemos visto con qu furor los grupos internacionales de capitalistas dirigen sus esfuerzos a arrebatar al adversario toda posibilidad de competencia, a acaparar, por ejemplo, las tierras que contienen mineral de hierro, los yacimientos de petrleo, etc. La posesin de colonias es lo nico que garantiza de una manera completa el xito del monopolio contra todas las contingencias de la lucha con el adversario, sin excluir la de que el adversario desee defenderse por medio de una ley sobre el monopolio de Estado. Cuanto ms adelantado se halla el desarrollo del capitalismo, cuanto con mayor agudeza se siente la insuficiencia de materias primas, cuanto ms dura es la competencia y la caza de las fuentes de materias primas en todo el mundo, tanto ms encarnizada es la lucha por la adquisicin de colonias.

"Se puede aventurar la afirmacinescribe Schilder --, que a algunos puede parecer paradjica, de que el crecimiento de la poblacin urbana e industrial en un futuro ms o menos prximo puede ms bien hallar obstculos en la insuficiencia de materias primas para la industria, que en la de productos alimenticios".

As, por ejemplo, aumenta la escasez de madera, que va encareciendo cada vez ms, de pieles, de materias primas para la industria textil.

"Las asociaciones industriales intentan establecer el equilibrio entre la agricultura y la industria en los lmites de toda la economa mundial; como ejemplo se puede citar la unin internacional de asociaciones de fabricantes de hilados de algodn de los pases industriales ms importantes, fundada en 1904, y la unin de asociaciones europeas de fabricantes de hilados de lino, constituida en 1910, segn el tipo de la anterior".

Claro que los reformistas burgueses, y entre ellos los kautskianos actuales sobre todo, intentan atenuar la importancia de esos hechos, indicando que las materias primas "podran ser" adquiridas en el mercado libre sin una poltica colonial "cara y peligrosa", que la oferta de materias primas "podra ser" aumentada en proporciones gigantescas con el "simple" mejoramiento de las condiciones de la agricultura en general. Pero esas indicaciones se convierten en una apologa del imperialismo, en el embellecimiento del mismo, pues se fundan en el olvido de la particularidad principal del capitalismo moderno: los monopolios. El mercado libre pasa cada vez ms al dominio de la historia, los sindicatos y trusts monopolistas van reducindolo de da en da, y el "simple" mejoramiento de las condiciones de la agricultura se reduce al mejoramiento de la situacin de las masas, a la elevacin de los salarios y a la disminucin de los beneficios. Dnde existen, como no sea en la fantasa de los reformistas dulzones, trusts capaces de preocuparse de la situacin de las masas y no de la conquista de colonias?

Para el capital financiero tienen importancia no slo las fuentes de materias primas descubiertas ya, sino tambin las probables, pues la tcnica se desarrolla con una rapidez increble en nuestros das y las tierras hoy inservibles pueden ser convertidas maana en tierras tiles, si se descubren nuevos procedimientos (a cuyo efecto un banco importante puede organizar una expedicin especial de ingenieros, agrnomos, etc.), si se invierten grandes capitales. Lo mismo se puede decir con respecto a la exploracin de riquezas minerales, a los nuevos mtodos de elaboracin y utilizacin de tales o cuales materias primas, etc., etc. De aqu la tendencia inevitable del capital financiero de ampliar el territorio econmico y aun el territorio en general. Del mismo modo que los trusts capitalizan sus bienes en el doble o en el triple de su valor, calculando los beneficios "posibles" en el futuro (y no los beneficios presentes) y teniendo en cuenta los resultados ulteriores del monopolio, el capital financiero manifiesta en general la tendencia a apoderarse de las mayores extensiones posibles de territorio, sea el que sea, se halle donde se halle, por cualquier medio, teniendo en cuenta las fuentes posibles de materias primas y ante el temor de quedarse atrs en la lucha rabiosa por las ltimas porciones del mundo todava no repartidas o por un nuevo reparto de las ya repartidas.

Los capitalistas ingleses se esfuerzan por todos los medios para desarrollar la produccin de algodn ensucolonia, Egipto (en 1904, de los 2,3 millones de hectreas de tierra cultivada en Egipto, 0,6, esto es, ms de la cuarta parte, estaba destinada ya al algodn); los rusos hacen lo mismo en la suya, el Turquestn, pues de este modo les es ms fcil vencer a sus competidores extranjeros, les es ms fcil monopolizar las fuentes de materias primas, crear un trust textil menos costoso y ms lucrativo, con produccin "combinada", con la concentracin en una sola mano detodaslas fases de la produccin y de la transformacin del algodn.

Los intereses de la exportacin del capital empujan del mismo modo a la conquista de colonias, pues en el mercado colonial es ms fcil (y a veces slo en l es posible) suprimir al competidor por medios monopolistas, garantizarse encargos, consolidar las "relaciones" existentes, etc.

La superestructura extraeconmica, que brota sobre la base del capital financiero, la poltica, la ideologa de ste, refuerzan la tendencia a las conquistas coloniales. "El capital financiero quiere, no la libertad, sino la dominacin", dice con razn Hilferding.Y un escritor burgus francs, como si desarrollara y completara las ideas de Cecil Rhodes[12], que hemos citado ms arriba, escribe que hay que aadir las causas de orden social a las causas econmicas de la poltica colonial contempornea:

"A consecuencia de la complejidad creciente de la vida y de las dificultades que pesan no slo sobre las masas obreras, sino tambin sobre las clases medias, en todos los pases de vieja civilizacin se estn acumulando 'la impaciencia, la irritacin, el odio, que ponen en peligro la tranquilidad pblica; hay que hallar una aplicacin a la energa sacada de un determinado cause de clase, encontrarle aplicacin fuera del pas, a fin de que no se produzca la explosin en el interior'".

Puesto que hablamos de la poltica colonial de la poca del imperialismo capitalista, es necesario hacer notar que el capital financiero y la poltica internacional correspondiente, la cual se reduce a la lucha de las grandes potencias por el reparto econmico y poltico del mundo, crean toda una serie de formas detransicinde dependencia estatal. Para esta poca son tpicos no slo los dos grupos fundamentales de pases: los que poseen colonias y los pases coloniales, sino tambin las formas variadas de pases dependientes polticamente independientes, desde un punto de vista formal, pero, en realidad, envueltos por las redes de la dependencia financiera y diplomtica. Una de estas formas, la semicolonia, la hemos indicado ya antes. Modelo de otra forma es, por ejemplo, la Argentina.

"La Amrica del Sur, y sobre todo la Argentina -- dice Schulze-Gaevernitz en su obra sobre el imperialismo britnico --, se halla en una situacin tal de dependencia financiera con respecto a Londres, que se la debe calificar de colonia comercial inglesa".

Segn Schilder, los capitales invertidos por Inglaterra en la Argentina, de acuerdo con los datos suministrados por el cnsul austro-hngaro en Buenos Aires, fueron, en 1909, de 8.750 millones de francos. No es difcil imaginarse qu fuerte lazo se establece entre el capital financiero -- y su fiel "amigo", la diplomacia -- de Inglaterra y la burguesa argentina, los crculos dirigentes de toda su vida econmica y poltica.

El ejemplo de Portugal nos muestra una forma un poco distinta de dependencia financiera y diplomtica bajo la independencia poltica. Portugal es un Estado independiente, soberano, pero en realidad, durante ms de doscientos aos, desde la poca de la guerra de sucesin de Espaa (1701-1714), se halla bajo el protectorado de Inglaterra. Inglaterra lo defendi y defendi las posesiones coloniales del mismo para reforzar su propia posicin en la lucha con sus adversarios: Espaa y Francia. Inglaterra obtuvo en compensacin ventajas comerciales, mejores condiciones para la exportacin de mercancas y, sobre todo, para la exportacin de capitales a Portugal y sus colonias, la posibilidad de utilizar los puertos y las islas de Portugal, sus cables, etc., etc.. Este gnero de relaciones entre algunos grandes y pequeos Estados ha existido siempre, pero en la poca del imperialismo capitalista se convierte en sistema general, entran a formar parte del conjunto de relaciones que rigen el "reparto del mundo", pasan a ser eslabones en la cadena de las operaciones del capital financiero mundial.

Para terminar con la cuestin del reparto del mundo, debemos todava hacer notar lo siguiente: No slo la literatura norteamericana, despus de la guerra hispano-americana, y la inglesa, despus de la guerra anglo-boer, plantearon esta cuestin de un modo completamente abierto y definido, a fines del siglo XIX y a principios del XX; no slo la litera-desarrollo del "imperialismo britnico", ha juzgado sistemticamente este hecho. Tambin la literatura burguesa de Francia ha planteado la cuestin de un modo suficientemente claro y vasto, en tanto que esto es concebible desde el punto de vista burgus. Remitmonos al historiador Driault, el cual, en su libro "Los problemas polticos y sociales de fines del siglo XIX", en el captulo sobre "las grandes potencias y el reparto del mundo", deca lo siguiente:

"En el transcurso de los ltimos aos, todos los territorios libres de la Tierra, a excepcin de China, han sido ocupados por las potencias de Europa y por los Estados Unidos. Debido a esto se han producido ya varios conflictos y ciertos desplazamientos de influencia que no son ms que precursores de explosiones mucho ms terribles en un futuro prximo. Pues hay que apresurarse: las naciones que no se han provisto corren el riesgo de no percibir nunca su porcin y de no tomar parte en la explotacin gigantesca de la Tierra, que ser uno de los hechos ms esenciales del prximo siglo [esto es, del siglo XX]. He aqu por qu toda Europa y Amrica, durante los ltimos tiempos, fueron presas de la fiebre de expansin colonial, del 'imperialismo', el cual constituye el rasgo caracterstico ms notable de fines del siglo XIX" Y el autor aade: "Con un reparto tal del mundo, con esa caza rabiosa de las riquezas y de los grandes mercados de la Tierra la importancia relativa de los imperios creados en este siglo XIX es completamente desproporcionada al puesto que ocupan en Europa las naciones que los han creado. Las potencias predominantes en Europa, que son los rbitros de su destino, no predominan igualmente en todo el mundo. Y debido a que el podero colonial, la esperanza de poseer riquezas todava ignoradas tendr, evidentemente, una repercusin en la importancia relativa de las potencias europeas, la cuestin colonial -- el 'imperialismo', si queris --, que ha transformado ya las condiciones polticas de Europa misma, las ir modificando cada vez ms".

Capitulo VII.EL IMPERIALISMO, COMO FASEPARTICULAR DEL CAPITALISMO

Intentaremos ahora hacer un balance, resumir lo que hemos dicho ms arriba sobre el imperialismo. El imperialismo ha surgido como desarrollo y continuacin directa de las propiedades fundamentales del capitalismo en general. Pero el capitalismo se ha trocado en imperialismo capitalista nicamente al llegar a un cierto grado muy alto de su desarrollo, cuando algunas de las propiedades fundamentales del capitalismo han comenzado a convertirse en su anttesis, cuando han tomado cuerpo y se han manifestado en toda la lnea los rasgos de la poca de transicin del capitalismo a una estructura econmica y social ms elevada. Lo que hay de fundamental en este proceso, desde el punto de vista econmico, es la sustitucin de la libre concurrencia capitalista por los monopolios capitalistas. La libre concurrencia es la propiedad fundamental del capitalismo y de la produccin de mercancas en general; el monopolio se halla en oposicin directa con la libre concurrencia, pero esta ltima se ha convertido a nuestros ojos en monopolio, creando la gran produccin, eliminando la pequea, reemplazando la gran produccin por otra todava mayor, llevando la concentracin de la produccin y del capital hasta tal punto, que de su seno ha surgido y surge el monopolio: cartels, sindicatos, trusts, y, fusionndose con ellos, el capital de una docena escasa de bancos que manejan miles de millones. Y al mismo tiempo, los monopolios, que se derivan de la libre concurrencia, no la eliminan, sino que existen por encima y al lado de ella, engendrando as una serie de contradicciones, rozamientos y conflictos particularmente agudos. El monopolio es el trnsito del capitalismo a un rgimen superior.

Si fuera necesario dar una definicin lo ms breve posible del imperialismo, debera decirse que el imperialismo es la fase monopolista del capitalismo. Una definicin tal comprendera lo principal, pues, por una parte, el capital financiero es el capital bancario de algunos grandes bancos monopolistas fundido con el capital de los grupos monopolistas de industriales y, por otra, el reparto del mundo es el trnsito de la poltica colonial, que se expande sin obstculos en las regiones todava no apropiadas por ninguna potencia capitalista, a la poltica colonial de dominacin monopolista de los territorios del globo, enteramente repartido.

Pero las definiciones excesivamente breves, si bien son cmodas, pues resumen lo principal, son, no obstante, insuficientes, ya que es necesario deducir de ellas especialmente rasgos muy esenciales del fenmeno que hay que definir. Por eso, sin olvidar la significacin condicional y relativa de todas las definiciones en general, las cuales no pueden nunca abarcar en todos sus aspectos las relaciones del fenmeno en su desarrollo completo, conviene dar una definicin del imperialismo que contenga sus cinco rasgos fundamentales siguientes, a saber: 1) la concentracin de la produccin y del capital llegada hasta un grado tan elevado de desarrollo que ha creado los monopolios, que desempean un papel decisivo en la vida econmica; 2) la fusin del capital bancario con el industrial y la creacin, sobre la base de este "capital financiero", de la oligarqua financiera; 3) la exportacin de capital, a diferencia de la exportacin de mercancas, adquiere una importancia particular; 4) la formacin de asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo, y 5) la terminacin del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas ms importantes. El imperialismo es el capitalismo en la fase de desarrollo en la cual ha tomado cuerpo la dominacin de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido una importancia de primer orden la exportacin de capital, ha empezado el reparto del mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de todo el territorio del mismo entre los pases capitalistas ms importantes.

Ms adelante veremos cmo se puede y se debe definir de otro modo el imperialismo, si se tienen en cuenta no slo las nociones fundamentales puramente econmicas (a las cuales se limita la definicin que hemos dado), sino tambin el lugar histrico de esta fase del capitalismo en relacin con el capitalismo en general o la relacin del imperialismo y de las dos tendencias fundamentales del movimiento obrero. Lo que hay que consignar inmediatamente es que, interpretado en el sentido mencionado, el imperialismo representa en s, indudablemente, una fase particular de desarrollo del capitalismo. Para dar al lector una idea lo ms fundamentada posible del imperialismo, nos hemos esforzado deliberadamente en reproducir el mayor nmero posible de opiniones de economistasburgueses, que se ven obligados a reconocer los hechos de la economa capitalista moderna establecidos de una manera particularmente incontrovertible. Con el mismo fin hemos reproducido datos estadsticos detallados que permiten ver hasta qu punto ha crecido el capital bancario, etc., en qu precisamente se ha expresado la transformacin de la cantidad en calidad, el trnsito del capitalismo desarrollado al imperialismo. Huelga decir, naturalmente, que en la naturaleza y en la sociedad todos los lmites son convencionales y mudables, que sera absurdo discutir, por ejemplo, sobre el ao o la dcada precisos en que se instaur "definitivamente" el imperialismo.

Pero sobre la definicin del imperialismo nos vemos obligados a discutir ante todo con C. Kautsky, con el principal terico marxista de la poca de la llamada Segunda Internacional, es decir, de los veinticinco aos comprendidos entre 1889 y 1914.

Kautsky se pronunci decididamente, en 1915, e incluso en noviembre de 1914, contra las ideas fundamentales expresadas en nuestra definicin del imperialismo, declarando que por imperialismo hay que entender, no una "fase" o un grado de la economa, sino una poltica, precisamente una poltica determinada, la poltica "preferida" por el capital financiero; que no se puede "identificar" el imperialismo con el "capitalismo contemporneo"; que, si se incluyen en la nocin de imperialismo "todos los fenmenos del capitalismo contemporneo" -- cartels, proteccionismo, dominacin de los financieros, poltica colonial --, en ese caso la cuestin de la necesidad del imperialismo para el capitalismo se convierte en "la tautologa ms trivial", pues entonces, "naturalmente, el imperialismo es una necesidad vital para el capitalismo", etc. Expresaremos todava con ms exactitud el pensamiento de Kautsky si reproducimos la definicin del imperialismo dada por l, directamente opuesta a la esencia de las ideas explanadas por nosotros (pues las objeciones procedentes del campo de los marxistas alemanes, los cuales han defendido semejantes ideas durante toda una serie de aos, son ya conocidas desde hace mucho tiempo por Kautsky como objecin de una tendencia determinada en el marxismo).

La definicin de Kautsky est concebida as:

"El imperialismo es un producto del capitalismo industrial altamente desarrollado. Consiste en la tendencia de cada nacin industrial capitalista a someter y anexionarse regiones agrarias, cada vez mayores [la cursiva es de Kautsky], sean cuales sean las naciones que las pueblan".

Esta definicin no sirve absolutamente para nada, puesto que es unilateral, es decir, destaca arbitrariamente tan slo el problema nacional (si bien extraordinariamente importante, tanto por s mismo como por su relacin con el imperialismo), enlazndolo arbitraria yerrneamente slocon el capital industrial en los pases que se anexionan otras naciones, colocando en primer trmino, de la misma forma arbitraria y errnea, la anexin de las regiones agrarias.

El imperialismo es una tendencia a las anexiones; he aqu a lo que se reduce la partepolticade la definicin de Kautsky. Es justa, pero extremadamente incompleta, pues en el aspecto poltico es, en general, una tendencia a la violencia y a la reaccin. Pero lo que en este caso nos interesa es el aspecto econmicoque Kautskymismoha introducido ensudefinicin. Las inexactitudes de la definicin de Kautsky saltan a la vista. Lo caracterstico del imperialismonoes justamente el capital industrial,sinoel capital financiero. No es un fenmeno casual que, en Francia precisamente, el desarrollo particularmente rpido del capitalfinanciero, que coincidi con un debilitamiento del capital industrial, provocara a partir de la dcada del 80 del siglo pasado una intensificacin extrema de la poltica anexionista (colonial). Lo caracterstico para el imperialismo consiste precisamente en la tendencia a la anexinno slode las regiones agrarias, sino tambin de las ms industriales (apetitos alemanes respecto a Blgica, los de los franceses en cuanto a la Lorena), pues, en primer lugar, el reparto definitivo de la Tierra obliga, al procedera un nuevo reparto, a tender la mano haciatoda clasede territorios; en segundo lugar, para el imperialismo es sustancial la rivalidad de varias grandes potencias en la aspiracin a la hegemona, esto es, a apoderarse de territorios no tanto directamente para s, como para el debilitamiento del adversario y el quebrantamiento desuhegemona (para Alemania, Blgica tiene una importancia especial como punto de apoyo contra Inglaterra; para Inglaterra, la tiene Bagdad como punto de apoyo contra Alemania, etc.).

Kautsky se remite particularmente -- y reiteradas veces -- al ejemplo de los ingleses, los cuales, segn l, han establecido la significacin puramente poltica de la palabra "imperialismo" en la acepcin de Kautsky.

En la obra del ingls Hobson, "El imperialismo", publicada en 1902, leemos lo siguiente:

"El nuevo imperialismo se distingue del viejo, primero, en que, en vez de las aspiraciones de un solo imperio creciente, sostiene la teora y la prctica de imperios rivales, guiado cada uno de ellos por idnticos apetitos de expansin poltica y de beneficio comercial; segundo, en que los intereses financieros o relativos a la inversin del capital predominan sobre los comerciales".

Como vemos, Kautsky de hecho carece por completo de razn al remitirse a los ingleses en general (en los nicos en que podra apoyarse sera en los imperialistas ingleses vulgares o en los apologistas declarados del imperialismo). Vemos que Kautsky, que pretende continuar defendiendo el marxismo, en realidad da un paso atrs con relacin alsocial-liberalHobson, el cual tiene en cuenta, conms aciertoque l, las dos particularidades "histrico-concretas" (Kautsky, con su definicin, se mofa precisamente de lo histrico-concreto!) del imperialismo contemporneo: 1) concurrencia devariosimperialismos; 2) predominio del financiero sobre el comerciante. Si lo esencial consiste en que un pas industrial se anexiona un pas agrario, en este caso se concede el papel principal al comerciante.

La definicin de Kautsky no slo es errnea y no marxista, sino que sirve de base a todo un sistema de concepciones que rompe totalmente con la teora marxista y con la prctica marxista, de lo cual hablaremos ms adelante. Carece absolutamente de seriedad la discusin sobre palabras promovida por Kautsky: hay que calificar de imperialismo o de fase del capital financiero la fase actual del capitalismo? Llamadlo como queris, esto es indiferente. Lo esencial consiste en que Kautsky separa la poltica del imperialismo de su economa, hablando de las anexiones como de una poltica "preferida" por el capital financiero y oponiendo a la misma otra poltica burguesa posible, segn l, sobre la misma base del capital financiero. Resulta que los monopolios en la economa son compatibles con el modo de obrar no monopolista, no violento, no anexionista en poltica. Resulta que el reparto territorial del mundo, terminado precisamente en la poca del capital financiero y que constituye la base del carcter particular de las formas actuales de rivalidad entre los ms grandes Estados capitalistas, es compatible con una poltica no imperialista. Resulta que de este modo se disimulan, se atenan las contradicciones ms radicales de la fase actual del capitalismo en vez de ponerlas al descubierto en toda su profundidad; resulta un reformismo burgus en lugar del marxismo.

Kautsky discute con el apologista alemn del imperialismo y de las anexiones, Cunow, el cual razona de un modo burdo y cnico: el imperialismo es el capitalismo contemporneo; el desarrollo del capitalismo es inevitable y progresivo; por consiguiente, el imperialismo es progresivo y hay que arrastrarse ante el imperialismo y glorificarlo! Este razona miento se parece, en cierto modo, a la caricatura que trazaban los populistas contra los marxistas rusos en los aos 1894-1895: si los marxistas consideran que el capitalismo es en Rusia inevitable y progresivo, deben consagrarse a abrir tabernas y a fomentar el capitalismo. Kautsky objeta a Cunow: no, el imperialismo no es el capitalismo contemporneo, sino solamente una de las formas de la poltica del mismo; podemos y debemos luchar contra esa poltica, luchar contra el imperialismo, contra las anexiones, etc.

La objecin parece completamente plausible, pero, en realidad, equivale a una defensa ms sutil, ms velada (y, por esto, ms peligrosa) de la conciliacin con el imperialismo, pues una "lucha" contra la poltica de los trusts y de los bancos que deje intactas las bases de la economa de los unos y de los otros, se reduce al reformismo burgus y al pacifismo, a los buenos propsitos inofensivos. Velar con palabras las contradicciones existentes, olvidar las ms importantes, en vez de descubrirlas en toda su profundidad: he aqu en qu consiste la teora de Kautsky, la cual no tiene nada que ver con el marxismo. Y, naturalmente, semejante "teora" no sirve ms que para la defensa de la idea de la unidad con los Cunow!

"Desde el punto de vista puramente econmico -- escribe Kautsky --, no es imposible que el capitalismo pase todava por una nueva fase: la aplicacin de la poltica de los cartels a la poltica exterior, la fase del ultraimperialismo", esto es, el superimperialismo, la unin de los imperialismos de todo el mundo, y no la lucha de los mismos, la fase de la cesacin de las guerras bajo el capitalismo, la fase de la "explotacin general del mundo por el capital financiero unido internacionalmente".

Ser preciso que nos detengamos ms adelante en esta "teora del ultraimperialismo", con el fin de hacer ver en detalle hasta qu punto rompe irremediable y decididamente con el marxismo. Lo que aqu debemos hacer, de acuerdo con el plan general de este trabajo, es echar una ojeada a los datos econmicos precisos que se refieren a esta cuestin. Es posible el "ultraimperialismo", "desde el punto de vista puramente econmico", o es un ultradisparate?

Si se entiende por punto de vista puramente econmico la "pura" abstraccin, todo cuanto se pueda decir se reduce a la tesis siguiente: el desarrollo va hacia el monopolio; por lo tanto, hacia un monopolio mundial nico, hacia un trust mundial nico. Esto es indiscutible, pero, al mismo tiempo, carece de todo contenido, como la indicacin de que "el desarrollo va hacia" la produccin de los artculos alimenticios en los laboratorios. En este sentido, la "teora" del ultraimperialismo es tan absurda como lo sera la de la "ultraagricultura".

Pero si se habla de las condiciones "puramente econmicas" de la poca del capital financiero como de una poca histricamente concreta que se refiere a principios del siglo XX, la mejor respuesta a las abstracciones muertas del "ultraimperialismo" (que sirven exclusivamente al fin ms reaccionario: distraer la atencin del carcter profundo de las contradiccionesexistentes) es la oposicin a las mismas de la realidad econmica concreta de la economa mundial moderna. Las divagaciones inconsistentes de Kautsky sobre el ultraimperialismo estimulan, entre otras cosas, la idea profundamente errnea y que echa agua al molino de los apologistas del imperialismo, segn la cual la dominacin del capital financieroatenala desigualdad y las contradicciones de la economa mundial, cuando, en realidad, lo que hace esacentuarlas. R. Calwer, en su opsculo "Introduccin a la economa mundial", ha intentado resumir los principales datos puramente econmicos que permiten formarse una idea concreta de las interrelaciones de la economa mundial en los albores del siglo XX. Calwer divide al mundo en cinco "regiones econmicas principales": 1) la centro-europea (toda Europa, con excepcin de Rusia e Inglaterra); 2) la britnica; 3) la rusa; 4) la oriental-asitica, y 5) la americana, incluyendo las colonias en las "regiones" de los Estados a los cuales pertenecen, y "dejando de lado" algunos pases no incluidos en las regiones, por ejemplo: Persia, Afganistn, Arabia, en Asia; Marruecos y Abisinia, en frica, etc.

He aqu, en forma resumida, los datos econmicos sobre las regiones citadas, suministrados por dicho autor:

Regioneseconmicasprincipalesdel mundoExten-sin (enmillonesde kilo-metroscuad-radosPobla-cin(en mill-ones)Vias de co-municacinComercioIndustria

Vasfrreas(en milesde kilo-metros)Flotacomercial(en mill-ones detonela-das)Exporta-cin e im-portacin(en mill-ones demarcos)Extrac-cin decarbnde piedra(en mill-ones detonela-das)Produc-cin dehierrofundido(en mill-ones detonela-das)Nmerode husosde laindustriaalgodo-mera (enmillones)

1) Centro-europa..2) Britnica .3) Rusa ...4) Oriental-asitica .5) Americana27,6(23,6)*28,9(28,6)*221230388(146)398(355)1313891482041406383798111164125321425124916824515930.021426517219

Vemos tres regiones con un capitalismo muy desarrollado (alto desarrollo de las vas de comunicacin, del comercio y de la industria): la centro-europea, la britnica y la americana. Entre ellas, tres Estados que ejercen el dominio del mundo: Alemania, Inglaterra y los Estados Unidos. La rivalidad imperialista y la lucha entre ellos se hallan extremadamente exacerbadas a consecuencia de que Alemania dispone de una regin insignificante y de pocas colonias; la creacin de una "Europa Central" es todava cosa del futuro, y se est engendrando en una lucha desesperada. Por el momento, el rasgo caracterstico de toda Europa es el fraccionamiento poltico. En las regiones britnica y americana, por el contrario, es muy elevada la concentracin poltica, pero hay una desproporcin enorme entre la inmensidad de las colonias de la primera y la insignificancia de las de la segunda. Y en las colonias, el capitalismo no hace ms que empezar a desarrollarse. La lucha por la Amrica del Sur se va exacerbando cada da ms.

Hay dos regiones, en las que el capitalismo est dbilmente desarrollado: la de Rusia y la oriental-asitica. En la primera, es extremadamente dbil la densidad de la poblacin; en la segunda, muy elevada; en la primera, la concentracin poltica es grande; en la segunda, no existe. El reparto de China no ha hecho ms que empezar, y la lucha por dicho pas entre el Japn, los Estados Unidos, etc. es cada da ms intensa.

Comparad con esta realidad -- con la variedad gigantesca de condiciones econmicas y polticas, con la desproporcin extrema en la rapidez de desarrollo de los distintos pases, etc., con la lucha rabiosa entre los Estados imperialistas -- el cuento estpido de Kautsky sobre el ultraimperialismo "pacfico". No es esto un intento reaccionario de un asustado filisteo de ocultarse la terrible realidad? Es que los cartels internacionales, en los que Kautsky ve los grmenes del "ultraimperialismo" (como la produccin de tabletas en los laboratorios "puede" ser considerada como el germen de la ultraagricultura), no nos muestran el ejemplo de una particiny un nuevo reparto del mundo, el trnsito del reparto pacfico al no pacfico, y a la inversa? Es que el capital financiero norteamericano y otros, que se repartan pacficamente todo el mundo, con la participacin de Alemania, en el sindicato internacional del rail, pongamos por caso, o en el trust internacional de la marina mercante, no repartenactualmentede nuevoel mundo sobre la base de las nuevas relaciones de fuerzas, relaciones que se modifican de una manera absolutamenteno pacfica?

El capital financiero y los trusts no atenan, sino que acentan la diferencia entre el ritmo de crecimiento de las distintas partes de la economa mundial. Y si la correlacin de fuerzas ha cambiado, cmo pueden resolverse las contradicciones, bajo el capitalismo, si no es por la fuerza? En la estadstica de las vas frreas hallamos datos extraordinariamente exactos sobre la diferencia de ritmo en el crecimiento del capitalismo y del capital financiero en toda la economa mundial. Durante las ltimas dcadas de des arrollo imperialista, la longitud de las lneas frreas ha cambiado del modo siguiente:

LINEAS FERREAS (EN MILES DE KILOMETROS)

18901913+

Europa . . . . . .Estados Unidos. . . .Todas las colonias. . .Estados independientes y semiindependientes de Asia y Amrica . .2242688243

\||/

125

346411210137

\||/

347

12214312894

\||/

222

Total . . . . .6171,104

Las vas frreas se han desarrollado, por consiguiente, con mayor rapidez que en ninguna otra parte, en las colonias y en los Estados independientes (y semiindependientes) de Asia y Amrica. Es sabido que el capital financiero de los cuatro o cinco Estados capitalistas ms importantes ordena y manda aqu de un modo absoluto. Doscientos mil kilmetros de nuevas lneas frreas en las colonias y en otros pases de Asia y Amrica, significan ms de 40 mil millones de marcos de nuevas inversiones de capital en condiciones particularmente ventajosas, con garantas especiales de rendimiento, con pedidos lucrativos para las fundiciones de acero, etc., etc.

Donde ms rpidamente crece el capitalismo es en las colonias y en los pases transocenicos. Entre ellos aparecennuevaspotencias imperialistas (Japn). La lucha de los imperialismos mundiales se agudiza. Crece el tributo que el capital financiero percibe de las empresas coloniales y ultra ocenicas, particularmente lucrativas. En el reparto de este "botn", una parte excepcionalmente grande va a parar a manos de pases que no siempre ocupan un lugar preeminente, desde el punto de vista del ritmo de desarrollo de las fuerzas productivas. En las potencias ms importantes, tomadas junto con sus colonias, la longitud de las lneas frreas era la siguiente:

(EN MILES DE KILOMETROS)

18901913

Estados Unidos . . . .Imperio britnico . . .Rusia. . . . . . .Alemania. . . . . .Francia . . . . . .268107324341413208786863+145+101+46+25+22

Total en 5 potencias . .491830+ 339

As, pues, cerca del 80% de todas las lneas frreas se halla concentrado en las cinco potencias ms importantes. Pero la concentracin de lapropiedadde dichas lneas, la concentracin del capital financiero es incomparablemente mayor an; pues, por ejemplo, una masa enorme de las acciones y obligaciones de los ferrocarriles americanos, rusos y otros pertenece a los millonarios ingleses y franceses.

Gracias a sus colonias, Inglaterra ha aumentado "su" red ferroviaria en 100 mil kilmetros, cuatro veces ms que Alemania. Sin embargo, todo el mundo sabe que el desarrollo de las fuerzas productivas de Alemania, en este mismo perodo, y sobre todo el desarrollo de la produccin hullera y siderrgica, ha sido incomparablemente ms rpido que en Inglaterra, dejando ya a un lado a Francia y Rusia. En 1892, Alemania produca 4,9 millones de toneladas de hierro fundido, contra 6,8 en Inglaterra, mientras que en 1912 produca ya 17,6 contra 9,0, esto es una superioridad gigantesca sobre Inglaterra!

Ante esto, cabe preguntar:en el terreno del capitalismo, qu otro medio poda haber que no sea la guerra, para suprimir la desproporcin existente entre el desarrollo de las fuerzas productivas y la acumulacin del capital, por una parte, y el reparto de las colonias y de las "esferas de influencia" para el capital financiero, por otra?

Len TrotskyHISTORIA DE LA REVOLUCION RUSACapitulo I

El rasgo fundamental y ms constante de la historia de Rusia es el carcter rezagado de su desarrollo, con el atraso econmico, el primitivismo de las formas sociales y el bajo nivel de cultura que son su obligada consecuencia.

La poblacin de aquellas estepas gigantescas, abiertas a los vientos inclementes del Oriente y a los invasores asiticos, naci condenada por la naturaleza misma a un gran rezagamiento. La lucha con los pueblos nmadas se prolonga hasta fines del siglo XVII. La lucha con los vientos que arrastran en invierno los hielos y en verano la sequa an se sigue librando hoy en da. La agricultura -base de todo el desarrollo del pas- progresaba de un modo extensivo: en el norte eran talados y quemados los bosques, en el sur se roturaban las estepas vrgenes; Rusia fue tomando posesin de la naturaleza no en profundidad, sino en extensin.

Mientras que los pueblos brbaros de Occidente se instalaban sobre las ruinas de la cultura romana, muchas de cuyas viejas piedras pudieron utilizar como material de construccin, los eslavos de Oriente se encontraron en aquellas inhspitas latitudes de la estepa hurfanos de toda herencia: su antecesores vivan en un nivel todava ms bajo que el suyo. Los pueblos de la Europa occidental, encerrados en seguida dentro de sus fronteras naturales, crearon los ncleos econmicos y de cultura de las sociedades industriales. La poblacin de la llanura oriental, tan pronto vio asomar los primeros signos de penuria, penetr en los bosques o se fue a las estepas. En Occidente, los elementos ms emprendedores y de mayor iniciativa de la poblacin campesina vinieron a la ciudad, se convirtieron en artesanos, en comerciantes. Algunos de los elementos activos y audaces de Oriente se dedicaron tambin al comercio, pero la mayora se convirtieron en cosacos, en colonizadores.

El proceso de diferenciacin social tan intensivo en Occidente, en Oriente vease contenido y esfumado por el proceso de expansin. El zar de los moscovitas, aunque cristiano, reina sobre gente de inteligencia perezosa, escriba Vico, contemporneo de Pedro I. Aquella inteligencia perezosa de los moscovitas reflejaba la lentitud del ritmo econmico, la vaguedad informe de las relaciones de clase, la indigencia de la historia interior.

Las antiguas civilizaciones de Egipto, India y la China tenan caractersticas propias que se bastaban a s mismas y disponan de tiempo suficiente para llevar sus relaciones sociales, a pesar del bajo nivel de sus fuerzas productivas, casi hasta esa misma minuciosa perfeccin que daban a sus productos los artesanos de dichos pases. Rusia hallbase enclavada entre Europa y Asia, no slo geogrficamente, sino tambin desde un punto de vista social e histrico. Se diferenciaba en la Europa occidental, sin confundirse tampoco con el Oriente asitico, aunque se acercase a uno u otro continente en los distintos momentos de su historia, en uno u otro respecto. El Oriente aport el yugo trtaro, elemento importantsimo en la formacin y estructura del Estado ruso. El Occidente era un enemigo mucho ms temible; pero al mismo tiempo un maestro. Rusia no poda asimilarse a las formas de Oriente, compelida como se hallaba a plegarse constantemente a la presin econmica y militar de Occidente.

La existencia en Rusia de un rgimen feudal, negada por los historiadores tradicionales, puede considerarse hoy indiscutiblemente demostrada por las modernas investigaciones. Es ms: los elementos fundamentales del feudalismo ruso eran los mismos que los de Occidente. Pero el solo hecho de que la existencia en Rusia de una poca feudal haya tenido que demostrarse mediante largas polmicas cientficas, es ya claro indicio del carcter imperfecto del feudalismo ruso, de sus formas indefinidas, de la pobreza de sus monumentos culturales.

Los pases atrasados se asimilan las conquistas materiales e ideolgicas de las naciones avanzadas. Pero esto no significa que sigan a estas ltimas servilmente, reproduciendo todas las etapas de su pasado. La teora de la reiteracin de los ciclos histricos -procedente de Vico y sus secuaces- se apoya en la observacin de los ciclos de las viejas culturas precapitalistas y, en parte tambin, en las primeras experiencias del capitalismo. El carcter provincial y episdico de todo el proceso hacia que, efectivamente, se repitiesen hasta cierto punto las distintas fases de cultura en los nuevos ncleos humanos. Sin embargo, el capitalismo implica la superacin de estas condiciones. El capitalismo prepara y, hasta cierto punto, realiza la universalidad y permanencia en la evolucin de la humanidad. Con esto se excluye ya la posibilidad de que se repitan las formas evolutivas en las distintas naciones. Obligado a seguir a los pases avanzados, el pas atrasado no se ajusta en su desarrollo a la concatenacin de las etapas sucesivas. El privilegio de los pases histricamente rezagados -que lo es realmente- est en poder asimilarse las cosas o, mejor dicho, en obligarse a asimilrselas antes del plazo previsto, saltando por alto toda una serie de etapas intermedias. Los salvajes pasan de la flecha al fusil de golpe, sin recorrer la senda que separa en el pasado esas dos armas. Los colonizadores europeos de Amrica no tuvieron necesidad de volver a empezar la historia por el principio. Si Alemania o los Estados Unidos pudieron dejar atrs econmicamente a Inglaterra fue, precisamente, porque ambos pases venan rezagados en la marcha del capitalismo. Y la anarqua conservadora que hoy reina en la industria hullera britnica y en la mentalidad de MacDonald y de sus amigos es la venganza por ese pasado en que Inglaterra se demor ms tiempo del debido empuando el cetro de la hegemona capitalista. El desarrollo de una nacin histricamente atrasada hace, forzosamente, que se confundan en ella, de una manera caracterstica, las distintas fases del proceso histrico. Aqu el ciclo presenta, enfocado en su totalidad, un carcter confuso, embrollado, mixto.

Claro est que la posibilidad de pasar por alto las fases intermedias no es nunca absoluta; hllase siempre condicionada en ltima instancia por la capacidad de asimilacin econmica y cultural del pas. Adems, los pases atrasados rebajan siempre el valor de las conquistas tomadas del extranjero al asimilarlas a su cultura ms primitiva. De este modo, el proceso de asimilacin cobra un carcter contradictorio. As por ejemplo, la introduccin de los elementos de la tcnica occidental, sobre todo la militar y manufacturera, bajo Pedro I se tradujo en la agravacin del rgimen servil como forma fundamental de la organizacin del trabajo. El armamento y los emprstitos a la europea -productos, indudablemente, de una cultura ms elevada- determinaron el robustecimiento del zarismo, que, a su vez, se interpuso como un obstculo ante el desarrollo del pas.

Las leyes de la historia no tienen nada de comn con el esquematismo pedantesco. El desarrollo desigual, que es la ley ms general del proceso histrico, no se nos revela, en parte alguna, con la evidencia y la complejidad con que la patentiza el destino de los pases atrasados. Azotados por el ltigo de las necesidades materiales, los pases atrasados vense obligados a avanzar a saltos. De esta ley universal del desarrollo desigual de la cultura se deriva otra que, a falta de nombre ms adecuado, calificaremos de ley deldesarrollo combinado, aludiendo a la aproximacin de las distinta etapas del camino y a la confusin de distintas fases, a la amalgama de formas arcaicas y modernas. Sin acudir a esta ley, enfocada, naturalmente, en la integridad de su contenido material, sera imposible comprender la historia de Rusia ni la de ningn otro pas de avance cultural rezagado, cualquiera que sea su grado.

Bajo la presin de Europa, ms rica, el Estado ruso absorba una parte proporcional mucho mayor de la riqueza nacional que los Estados occidentales, con lo cual no slo condenaba a las masas del pueblo a una doble miseria, sino que atentaba tambin contra las bases de las clases pudientes. Pero, al propio tiempo, necesitado del apoyo de estas ltimas, forzaba y reglamentaba su formacin. Resultado de esto era que las clases privilegiadas, que se haban ido burocratizando, no pudiesen llegar a desarrollarse nunca en toda su pujanza, razn por la cual el Estado iba acercndose cada vez ms al despotismo asitico.

La autocracia bizantina, adoptada oficialmente por los zares moscovitas desde principios del siglo XVI, dome a los boyardos feudales con ayuda de la nobleza y someti a sta a su voluntad, entregndole los campesinos como siervos para erigirse sobre estas bases en el absolutismo imperial petersburgus. Para comprender el retraso con que se desarrolla este proceso histrico, baste decir que la servidumbre de la gleba, que surge en el transcurso del siglo XVI, se perfecciona en el XVII y florece en el XVIII, para no abolirse jurdicamente hasta 1861.

El clero desempea, despus de la nobleza, un papel bastante importante, pero completamente mediatizado, en el proceso de formacin de la autocracia zarista. La Iglesia no se remonta nunca en Rusia a las alturas del poder que llega a ocupar en el Occidente catlico, y se contenta con llenar las funciones de servidora espiritual cerca de la autocracia, apuntndose esto como un mrito de su datarios del brazo secular. Los patriarcas cambiaban al cambiar los zares. En el perodo petersburgus, la sujecin de la Iglesia al Estado hzose todava ms servil. Los doscientos mil curas y frailes integraban en el fondo la burocracia del pas, eran una especie de cuerpo policiaco de la fe: en justa reciprocidad, la polica secular amparaba el monopolio del clero ortodoxo en materia de fe y protega sus tierras y sus rentas.

La eslavofilia, este mesianismo del atraso, razonaba su filosofa diciendo que el pueblo ruso y su Iglesia eran fundamentalmente democrticos, en tanto que la Rusia oficial no era otra cosa que la burocracia alemana implantada por Pedro el Grande. Marx observaba, a este propsito: Exactamente lo mismo que los asnos teutnicos desplazaron el despotismo de Federico II, etc., a los franceses, como si los esclavos atrasados no necesitaran siempre de esclavos civilizados para amaestrarlos. Esta breve observacin refleja perfectamente no slo la vieja filosofa de los eslavfilos, sino tambin el evangelio moderno de los racistas.

La incidencia del feudalismo ruso y de toda la historia rusa antigua cobraba su ms triste expresin en la ausencia de autnticas ciudades medievales como centros de artesana, de comercio. En Rusia el artesanado no tuvo tiempo de desglosarse por entero de la agricultura y conserv siempre el carcter del trabajo a domicilio. Las viejas ciudades rusas eran centros comerciales, administrativos, militares y de la nobleza; centros, por consiguiente, consumidores y no productores. La misma ciudad de Novgorod, tan cercana a la Hansa y que no lleg a conocer el yugo trtaro, era una ciudad comercial sin industria. Cierto es que la dispersin de los oficios campesinos, repartidos por las distintas comarcas, creaba la necesidad de una red comercial extensa. Pero los mercaderes nmadas no podan ocupar, en modo alguno, el puesto que en Occidente ocupaba la pequea y media burguesa de los gremios de artesanos en el comercio y la industria, indisolublemente unida a su periferia campesina. Adems, las principales vas de comunicacin del comercio ruso conducan al extranjero, asegurando as al capital extranjero, desde los tiempos ms remotos, el puesto directivo y dando un carcter semicolonial a todas las operaciones, en que el comerciante ruso quedaba reducido al papel de intermediario entre las ciudades occidentales y la aldea rusa. Este gnero de relaciones econmicas experiment un cierto avance en la poca del capitalismo ruso y tuvo su apogeo y suprema expresin en la guerra imperialista.

La insignificancia de las ciudades rusas, que es lo que ms contribuy a formar en Rusia el tipo de Estado asitico, exclua, en particular, la posibilidad de un movimiento de Reforma encaminada a sustituir la Iglesia ortodoxa burocrtico-feudal por una variante cualquiera moderna del cristianismo adaptada a las necesidades de la sociedad burguesa. La lucha contra la Iglesia del Estado no trascenda de los estrechos lmites de las sectas campesinas, sin excluir la ms poderosa de todas, el cisma de los creyentes viejos.

Quince aos antes de que estallase la gran Revolucin francesa se desencaden en Rusia el movimiento de los cosacos, labriegos y obreros serviles de los montes Urales, acaudillado por Pugachev. Qu le falt a aquella furiosa insurreccin popular para convertirse en verdadera revolucin? Le falt el tercer estado. Sin la democracia industrial de las ciudades, era imposible que la guerra campesina se transformase en revolucin, del mismo modo que las sectas aldeanas no podan llevar a cabo una Reforma. Lejos de provocar una revolucin, el alzamiento de Pugachev sirvi para consolidar el absolutismo burocrtico como servidor fiel de los intereses de la nobleza, y volvi a demostrar su eficacia en una hora difcil.

La europeizacin del pas, que comenz formalmente bajo Pedro el Grande, fue convirtindose cada vez ms, en el transcurso del siglo siguiente, en una necesidad de la propia clase gobernante, es decir, de la nobleza. En 1825, la intelectualidad aristocrtica, dando expresin poltica a esta necesidad, se lanz a una conspiracin militar, con el fin de poner freno a la autocracia. Presionada por el desarrollo de la burguesa europea, la nobleza avanzada intentaba, de este modo, suplir la ausencia del tercer estado. Pero no se resignaba, a pesar de todo, a renunciar a sus privilegios de casta; aspiraba a combinarlos con el rgimen liberal por el que luchaba; por eso, lo que ms tema era que se levantaran los campesinos. No tiene nada de extrao que aquella conspiracin no pasara de ser la hazaa de unos cuantos oficiales brillantes, pero aislados, que sucumbieron casi sin lucha. Ese sentido tuvo la sublevacin de los decembristas.

Los terratenientes que posean fbricas fueron los primeros de su estamento que se iniciaron hacia la sustitucin del trabajo servil por el trabajo libre. Otro de los factores que impulsaban esta medida era la exportacin, cada da mayor, de cereales rusos al extranjero. En 1861, la burocracia noble, apoyndose en los terratenientes liberales, implanta la reforma campesina. El impotente liberalismo burgus, reducido a su papel de comparsa, no tuvo ms remedio que contemplar el cambio pasivamente. No hace falta decir que el zarismo resolvi el problema fundamental de Rusia, esto es, la cuestin agraria, de un modo todava ms mezquino y rapaz de como la monarqua prusiana haba de resolver, a la vuelta de pocos aos, el problema capital de Alemania: su unidad nacional. La solucin de los problemas que incumben a una clase por obra de otra es una de las combinaciones a que aludamos, propias de los pases atrasados.

Pero donde se revela de un modo ms indiscutible la ley del desarrollo combinado es en la historia y el carcter de la industria rusa. Nacida tarde, no repite la evolucin de los pases avanzados, sino que se incorpora a stos, adaptando a su atraso propio las conquistas ms modernas. Si la evolucin econmica general de Rusia salt sobre los perodos del artesanado gremial y de la manufactura, algunas ramas de su industria pasaron por alto toda una serie de etapas tcnico-industriales que en Occidente llenaron varias dcadas. Gracias a esto, la industria rusa pudo desarrollarse en algunos momentos con una rapidez extraordinaria. Entre la revolucin de 1905 y la guerra, Rusia dobl, aproximadamente, su produccin industrial. A algunos historiadores rusos esto les parece una razn bastante concluyente para deducir que hay que abandonar la leyenda del atraso y del progreso lento. En rigor la posibilidad de un tan rpido progreso hallbase condicionada precisamente por el atraso del pas, que no slo persiste hasta el momento de la liquidacin de la vieja Rusia, sino que an perdura como herencia de ese pasado hasta el da de hoy.

El termmetro fundamental para medir el nivel econmico de una nacin es el rendimiento del trabajo, que, a su vez, depende del peso especfico de la industria en la economa general del pas. En vsperas de la guerra, cuando la Rusia zarista haba alcanzado el punto culminante de su bienestar, la parte alcuota de riqueza nacional que corresponda a cada habitante era ocho o diez veces inferior a la de los Estados Unidos, lo cual no tiene nada de sorprendente si se tiene en cuenta que las cuatro quintas partes de la poblacin obrera de Rusia se concentraban en la agricultura, mientras que en los Estados Unidos, por cada persona ocupada en las labores agrcolas haba 2,5 obreros industriales. Adase a esto que en vsperas de la guerra Rusia tena 0,4 kilmetros de lneas frreas por cada 100 kilmetros cuadrados, mientras que en Alemania la proporcin era de 1,7 y de 7 en Autria-Hungra, y por el estilo, todos los dems coeficientes comparativos que pudiramos mencionar.

Como ya hemos dicho, es precisamente en el campo de la economa donde se manifiesta con su mximo relieve la ley del desarrollo combinado. Y as, mientras que hasta el momento mismo de estallar la revolucin, la agricultura se mantena, con pequeas excepciones, casi en el mismo nivel del siglo XVII, l la industria, en lo que a su tcnica y a su estructura capitalista se refera, estaba al nivel de los pases ms avanzados, y, en algunos respectos, los sobrepasaba. En el ao 1914 las pequeas industrias con menos de cien obreros representaban en los Estados Unidos un 35 por 100 del censo total de obreros industriales, mientras que en Rusia este porcentaje era tan slo de 17,8. La mediana y la gran industria, con una nmina de 100 a 1.000 obreros, representaban un peso especfico aproximadamente igual; los centros fabriles gigantescos que daban empleo a ms de mil obreros cada uno y que en los Estados Unidos sumaban el 17,8 por 100 del censo total de la poblacin obrera, en Rusia representaban el 41,4 por 100. En las regiones industriales ms importantes este porcentaje era todava ms elevado: en la zona de Petrogrado era de 44,4 por 100; en la de Mosc, de 57,3 por 100. A idnticos resultados llegamos comparando la industria rusa con la inglesa o alemana. Este hecho, que nosotros fuimos los primeros en registrar en el ao 1908, se aviene mal con la idea que vulgarmente se tiene del atraso econmico de Rusia. Y, sin embargo, no excluye este atraso, sino que lo complementa dialcticamente.

Tambin la fusin del capital industrial con el bancario se efectu en Rusia en proporciones que tal vez no haya conocido ningn otro pas. Pero la mediatizacin de la industria por los Bancos equivala a su mediatizacin por el mercado financiero de la Europa occidental. La industria pesada (metal, carbn, petrleo) se hallaba sometida casi por entero al control del capital financiero internacional , que se haba creado una red auxiliar y mediadora de Bancos en Rusia. La industria ligera sigui las mismas huellas. En trminos generales, cerca del 40 por 100 del capital acciones invertido en Rusia perteneca a extranjeros, y la proporcin era considerablemente mayor en las ramas principales de la industria. Sin exageracin, puede decirse que los paquetes de acciones que controlaban los principales bancos, empresas y fbricas de Rusia estaban en manos de extranjeros, debiendo advertirse que la participacin de los capitales de Inglaterra, Francia y Blgica representaba casi el doble de la de Alemania.

Las condiciones originarias de la industria rusa y de su estructura informan el carcter social de la burguesa de Rusia y su fisonoma poltica. La intensa concentracin industrial supona, ya de suyo, que entre las altas esferas capitalistas y las masas del pueblo no hubiese sito para una jerarqua de capas intermedias. Adase a esto que los propietarios de las ms importantes empresas industriales, bancarias y de transportes eran extranjeros que cotizaban los beneficios obtenidos en Rusia y su influencia poltica en los parlamentos extranjeros, razn por la cual no slo no les interesaba fomentar la lucha por el parlamentarismo ruso, sino que muchas veces le hacan frente: bate recordar el vergonzoso papel que desempeaba en Rusia la Francia oficial. Tales eran las causas elementales e insuperables del aislamiento poltico y del odio al pueblo de la burguesa rusa. Y si sta, en los albores de su historia, no haba alcanzado el grado necesario de madurez para acometer la reforma del Estado, cuando las circunstancias le depararon la ocasin de ponerse al frente de la revolucin demostr que llegaba ya tarde.

En consonancia con el desarrollo general del pas, la base sobre la que se form la clase obrera rusa no fue el artesanado gremial, sino la agricultura; no fue la ciudad, sino el campo. Adems, el proletariado de Rusia no fue formndose paulatinamente a lo largo de los siglos, arrastrando tras s el peso del pasado, como en Inglaterra, sino a saltos, por una transformacin sbita de las condiciones de vida, de las relaciones sociales, rompiendo bruscamente con el ayer. Esto fue, precisamente, lo que, unido al yugo concentrado el zarismo, hizo que los obreros rusos se asimilaran las conclusiones ms avanzadas del pensamiento revolucionario, del mismo modo que la industria rusa, llegada al mundo con retraso, se asimil las ltimas conquistas de la organizacin capitalista.

El proletariado ruso tornaba a producir, una y otra vez, la breve historia de sus orgenes. Al tiempo que en la industria metalrgica, sobre todo en Petersburgo, cristalizaba y surga una categora de proletarios depurados que haban roto completamente con la aldea, en los Urales segua predominando el tipo obrero de semiproletario, semicampesino. La afluencia de nuevas hornadas de mano de obra del campo a las regiones industriales renovaba todos los aos los lazos que unan al proletariado con su cantera social.

La incapacidad de accin poltica de la burguesa se hallaba directamente informado por el carcter de sus relaciones con el proletariado y la clase campesina. La burguesa no poda arrastrar consigo a los obreros a quienes la vida de todos los das enfrentaba con ella y que, adems, aprendieron en seguida a generalizar sus problemas. Y la misma incapacidad demostraba para atraerse a los campesinos, atada como estaba a los terratenientes por una red de intereses comunes y temerosa de que el rgimen de propiedad, en cualquiera de sus formas, se viniese a tierra. El retraso de la revolucin rusa no era tan slo, como se ve, un problema de cronologa, sino que afectaba tambin a la estructura social del pas.

Inglaterra hizo su revolucin puritana en una poca en que su poblacin total no pasaba de los cinco millones y medio de habitantes, de los cuales medio milln corresponda a Londres. En la poca de la Revolucin francesa Pars no contaba tampoco con ms de medio milln de almas de los veinticinco que formaban el censo total del pas. A principios del siglo XX Rusia tena cerca de ciento cincuenta millones de habitantes, ms de tres millones de los cuales se concentraban en Petrogrado y Mosc. Detrs de estas cifras comparativas laten grandes diferencias sociales. La Inglaterra del siglo XVII, como la Francia del siglo XVIII, no conocan an el proletariado moderno. En cambio, en Rusia la clase obrera contaba, en 1905, incluyendo la ciudad y el campo, no menos de diez millones de almas, que, con sus familias, venan a representar ms de veinticinco millones de almas, cifra que superaba la de la poblacin total de Francia en la poca de la Gran Revolucin. Desde los artesanos acomodados y los campesinos independientes que formaban en el ejrcito de Cromwell hasta los proletarios industriales de Petersburgo, pasando por los sansculottes de Pars, la revolucin hubo de modificar profundamente su mecnica social, sus mtodos, y con stos tambin, naturalmente, sus fines.

Los acontecimientos de 1905 fueron el prologo de las dos revoluciones de 1917: la de Febrero y la de Octubre. El prlogo contena ya todos los elementos del drama, aunque stos no se desarrollasen hasta el fin. La guerra ruso-japonesa hizo tambalearse al zarismo. La burguesa liberal se vali del movimiento de las masas para infundir un poco de miedo desde la oposicin a la monarqua. Pero los obreros se emanciparon de la burguesa, organizndose aparte de ella y frente a ella en los soviets, creados entonces por vez primera. Los campesinos s levantaron, al grito de tierra!, en toda la gigantesca extensin del pas. Los elementos revolucionarios del ejrcito sentanse atrados, tanto como los campesinos, por los soviets, que, en el momento lgido de la revolucin, disputaron abiertamente el poder a la monarqua. Fue entonces cuando actuaron por primera vez en la historia de Rusia todas las fuerzas revolucionarias: carecan de experiencia y les faltaba la confianza en s mismas. Los liberales retrocedieron ostentosamente ante la revolucin en el preciso momento en que se demostraba que no bastaba con hostilizar al zarismo, sino que era preciso derribarlo. La brusca ruptura de la burguesa con el pueblo, que hizo que ya entonces se desprendiese de aqulla una parte considerable de la intelectualidad democrtica, facilit a la monarqua la obra de seleccin dentro del ejrcito, le permiti seleccionar las fuerzas fieles al rgimen y organizar una sangrienta represin contra los obreros y campesinos. Y, aunque con algunas costillas rotas, el zarismo sali vivo y relativamente fuerte de la prueba de 1905.

Qu alteraciones introdujo en el panorama de las fuerzas sociales el desarrollo histrico que llena los once aos que median entre el prlogo y el drama? Durante este perodo se acenta todava ms la contradiccin entre el zarismo y las exigencias de la historia. La burguesa se fortific econmicamente, pero ya hemos visto que su fuerza se basaba en la intensa concentracin de la industria y en la importancia creciente del capital extranjero. Adoctrinada por las enseanzas de 1905, la burguesa se hizo an ms conservadora y suspicaz. El peso especfico dentro del pas de la pequea burguesa y de la clase media, que ya antes era insignificante, disminuy ms an. La intelectualidad democrtica no dispona del menor punto consistente de apoyo social. Poda gozar de una influencia poltica transitoria, pero nunca desempear un papel propio: hallbase cada vez ms mediatizada por el liberalismo burgus. En estas condiciones no haba ms que un partido que pudiera brindar un programa, una bandera y una direccin a los campesinos: el proletariado. La misin grandiosa que le estaba reservada engendr la necesidad inaplazable de crear una organizacin revolucionaria propia, capaz de reclutar a las masas del pueblo y ponerlas al servicio de la revolucin, bajo la iniciativa de los obreros. As fue como los soviets de 1905 tomaron en 1917 un gigantesco desarrollo. Que los soviets -dicho sea de paso- no son, sencillamente, producto del atraso histrico de Rusia, sino fruto de la ley del desarrollo social combinado, lo demuestra por s solo el hecho de que el proletariado del pas ms industrial del mundo, Alemania, no hallase durante la marejada revolucionaria de 1918-1919 ms forma de organizacin que los soviets.

La Revolucin de 1917 persegua como fin inmediato el derrumbamiento de la monarqua burocrtica. Pero, a diferencia de las revoluciones burguesas tradicionales, daba entrada en la accin, en calidad de fuerza decisiva, a una nueva clase, hija de los grandes centros industriales y equipada con una nueva organizacin y nuevos mtodos de lucha. La ley del desarrollo social combinado se nos presenta aqu en su expresin ltima: la revolucin, que comienza derrumbando toda la podredumbre medieval, a la vuelta de pocos meses lleva al poder al proletariado acaudillado por el partido comunista.

El punto de partida de la revolucin rusa fue la revolucin democrtica. Pero plante en trminos nuevos el problema de la democracia poltica. Mientras los obreros llenaban el pas de soviets, dando entrada en ellos a los soldados y, en algunos sitios, a los campesinos, la burguesa segua entretenindose en discutir si deba o no convocarse la Asamblea constituyente. Conforme vayamos exponiendo los acontecimientos, veremos dibujarse esta cuestin de un modo perfectamente concreto. Por ahora queremos limitarnos a sealar el puesto que corresponde a los soviets en la concatenacin histrica de las ideas y las formas revolucionarias.

La revolucin burguesa de Inglaterra, planteada a mediados del siglo XVIII, se desarroll bajo el manto de la Reforma religiosa. El sbdito ingls, luchando por su derecho a rezar con el devocionario que mejor le pareciese, luchaba contra el rey, contra la aristocracia, contra los prncipes de la Iglesia y contra Roma. Los presbiterianos y los puritanos de Inglaterra estaban profundamente convencidos de que colocaban sus intereses terrenales bajo la suprema proteccin de la providencia divina. Las aspiraciones por que luchaban las nuevas clases confundanse inseparablemente en sus conciencias con los textos de la Biblia y los ritos del culto religioso. Los emigrantes delMayflowerllevaron consigo al otro lado del ocano esta tradicin mezclada con su sangre. A esto se debe la fuerza excepcional de resistencia de la interpretacin anglosajona del cristianismo. Y todava es hoy el da en que los ministros socialistas de la Gran Bretaa encubren su cobarda con aquellos mismos textos mgicos en que los hombres del siglo XVII buscaban una justificacin para su bravura.

En Francia, donde no prendi la Reforma, la Iglesia catlica perdur como Iglesia del Estado hasta la revolucin, que haba de ir a buscar no a los textos de la Biblia, sino a las abstracciones de la democracia, la expresin y justificacin para los fines de la sociedad burguesa. Y por grande que sea el odio que los actuales directores de Francia sientan hacia el jacobinismo, el hecho es que, gracias a la mano dura de Robespierre, pueden permitirse ellos hoy el lujo de seguir disfrazando su rgimen conservador bajo frmulas por medio de las cuales se hizo saltar en otro tiempo a la vieja sociedad.

Todas las grandes revoluciones han marcado a la sociedad burguesa una nueva etapa y nuevas formas de conciencia de sus clases. Del mismo modo que en Francia no prendi la Reforma, en Rusia no prendi tampoco la democracia formal. El partido revolucionario ruso a quien incumbi la misin de dejar estampado su sello en toda una poca, no acudi a buscar la expresin de los problemas de la revolucin a la Biblia, ni a esa democracia pura que no es ms que el cristianismo secularizado, sino a las condiciones materiales de las clases que integran la sociedad. El sistema sovitico dio a estas condiciones su expresin ms sencilla, ms difana y ms franca. El rgimen de e los trabajadores se realiza por vez primera en la historia bajo los soviets que, cualesquiera que sean las vicisitudes histricas que les estn reservadas, ha echado races tan profundas e indestructibles en la conciencia de las masas como, en su tiempo, la Reforma o la democracia pura.

Len Trotsky en Escritos LatinoamericanosDISCUSION SOBRE AMERICA LATINA[1]

4 de noviembre de 1938

Trotsky: Varios camaradas nuestros han propuesto una discusin general sobre la situacin poltica en Mxico y en Amrica Latina, en funcin del regreso del camarada Charles Curtiss[2]. Esta ser una discusin de carcter general, con el nico objetivo de informar a los camaradas sobre la situacin.

Curtiss: Pas los ltimos das tratando de poner un poco de orden y de unidad en mis apuntes. Conozco mejor la situacin de Mxico que la del resto de Amrica Latina.

Me parece que los camaradas en Puerto Rico, en Cuba, en Mxico y en los otros pases, hasta donde pude darme cuenta, abordan de manera muy mecnica los problemas de la revolucin permanente. Toman una idea, la sacan de su contexto y pienso que esto es en parte el origen de las dificultades de las que ustedes escucharon hablar en la situacin mexicana.

Ante todo, hay una incomprensin de la cuestin del salto por encima de las etapas. La literatura del movimiento revolucionario est redactada principalmente desde el punto de vista de los pases industriales avanzados, y slo comprendida a la luz de esos pases. As, por ejemplo, es como nuestros camaradas mexicanos comprenden esta cuestin de saltar por arriba las etapas. Por qu en Mxico no saltar las prximas etapas y llegar directamente a la de la revolucin proletaria?

No se ha hecho ningn esfuerzo por considerar al movimiento desde el punto de vista de la realizacin de las tareas democrticas. No se tiene la costumbre de pensarlas de esta manera y se dio origen as a mltiples malentendidos e incomprensiones. Por ejemplo, es un verdadero problema en Mxico, las relaciones entre la burguesa liberal y nuestro movimiento, la IV Internacional. Cuando se trata de corregir a los camaradas mexicanos, estos plantean la revolucin permanente como una abstraccin y retoman su cantinela: El camarada Trotsky niega sus principios para Mxico, porque quiere conservar su asilo. No se expresa siempre as tan claramente, pero ese es el pensamiento de los camaradas.

Es fcil discutir contra esta idea utilizando el caso de China, ya que es muy similar. Nuestra actitud es en general idntica en el caso de los otros pases con problemas semicoloniales. Aqu los camaradas no leyeron particularmente y no estn tampoco interesados especialmente en estos problemas. Lo que les interesa es lo que los golpea inmediatamente.

Hay que dar una explicacin sobre las relaciones entre nuestro movimiento y el movimiento democrtico general. Hay que poner el acento sobre el estudio de cada caso concreto. Por ejemplo, si el socialismo se realizara en EE.UU., sera posible para todos los pases el saltar estas etapas intermedias. Hay que tomar en cuenta todas las circunstancias particulares y tratar de analizarlas en un lapso de tiempo ms corto

Trotsky: Sobre la cuestin de la revolucin permanente en los pases coloniales

Curtiss: Un minuto ms, si es posible: quisiera subrayar una cuestin suplementaria. La incomprensin de esta cuestin concreta por parte de los camaradas dirigentes provoca dificultades y obstculos que nos vuelven prcticamente imposible en Mxico abordar al movimiento de masas, al movimiento popular de forma general.

Trotsky: S, yo creo que el camarada Curtiss tiene razn. La cuestin tiene una enorme importancia y el esquematismo en la frmula de la revolucin permanente puede convertirse, y se convierte cada tanto, en extremadamente peligrosa para nuestro movimiento en Amrica Latina.

Que la historia pueda saltar etapas, es evidente. Por ejemplo, si se construye un ferrocarril en las selvas de Yucatn, es saltar etapas. Esto a nivel del desarrollo americano de las comunicaciones. Y cuando Toledano jura por Marx, tambin es saltar etapas, porque los Toledano de Europa, en tiempos de Marx, juraban por otros profetas. Rusia salt la etapa de la democracia. No totalmente, la ha comprimido. Esto es bien conocido. El proletariado puede saltar la etapa de la democracia, pero nosotros no podemos saltear las etapas del desarrollo del proletariado.

Creo que nuestros camaradas, en Mxico y fuera de l, tratan de manera abstracta, en lo que concierne al proletariado, e incluso a la historia en general, de saltear, ya no con las masas por encima de ciertas etapas, sino por encima de la historia en general, y sobre todo por encima del desarrollo del proletariado. La clase obrera de Mxico participa y no puede ms que participar en el movimiento, en la lucha por la independencia del pas, por la democratizacin de las relaciones agrarias, etc. De este modo, el proletariado puede llegar al poder antes que la independencia de Mxico est asegurada y las relaciones agrarias reorganizadas. Entonces, el gobierno obrero podr volverse un instrumento de resolucin de estas cuestiones.

La sociedad latinoamericana, como toda sociedad -desarrollada o atrasada- est compuesta por tres clases: la burguesa, la pequeo burguesa y el proletariado. En la medida en que las tareas son democrticas en el amplio sentido histrico, son tareas democrtico burguesas, pero ac la burguesa es incapaz de resolverlas, como lo ha sido en Rusia y en China.

En este sentido, durante el curso de la lucha por las tareas democrticas, oponemos el proletariado a la burguesa. La independencia del proletariado, incluso en el comienzo de este movimiento, es absolutamente necesaria, y oponemos particularmente el proletariado a la burguesa en la cuestin agraria, porque la clase que gobernar, en Mxico como en todos los dems pases latinoamericanos, ser la que atraiga hacia ella a los campesinos. Si los campesinos continan apoyando a la burguesa como en la actualidad, entonces existir ese tipo de estado semi bonapartista, semi democrtico, que existe hoy en todos los pases de Amrica Latina, con tendencias hacia las masas.

Estamos en el perodo en que la burguesa nacional busca obtener un poco ms de independencia frente a los imperialismos extranjeros. La burguesa nacional est obligada a coquetear con los obreros, con los campesinos, y tenemos ahora al hombre fuerte del pas orientado a la izquierda como hoy en Mxico. Si la burguesa nacional est obligada a abandonar la lucha contra los capitalistas extranjeros y trabajar bajo su tutela directa, tendremos un rgimen fascista, como en Brasil, por ejemplo. Pero all la burguesa es absolutamente incapaz de constituir su dominacin democrtica, porque, por un lado tiene el capital imperialista, y por el otro, le tiene miedo al proletariado porque la historia, all, salt una etapa y porque el proletariado se volvi un factor importante antes que haya sido realizada la organizacin democrtica del conjunto de la sociedad.

Incluso en estos gobiernos semi bonapartistas democrticos, el Estado necesita del apoyo de los campesinos y es gracias a su peso que disciplina a los obreros. Es ms o menos lo que ocurre en Mxico.

Ahora la IV Internacional reconoce todas las tareas democrticas del Estado en la lucha por la independencia naci