Curriculum y Transversalidad
Transcript of Curriculum y Transversalidad
Curriculum y transversalidad:Una reflexión desde la práctica
Abraham Magendzo K. (Chile)
A manera de presentación
Los especialistas en curriculum tenemos siempre la tendencia de
comenzar nuestros trabajos intentando definir qué es el curriculum. Esto
no es, a mi parecer, un inicio trivial, especulativo o simplemente
académico. Por el contrario, hoy con los cambios profundos a nivel social y
del conocimiento se hace muy necesario precisar la complejidad de los
elementos que intervienen en las decisiones curriculares. De esta manera,
el curriculum se hace más pertinente y por sobre todo más inteligible, en
especial para los docentes que son en definitiva quienes lo implementan.
Por su parte, la transversalidad es un enfoque dirigido al mejoramiento de
la calidad educativa, y se refiere básicamente a una nueva manera de ver
la realidad y vivir las relaciones sociales desde una visión holística o de
totalidad, aportando a la superación de la fragmentación de las áreas de
conocimiento, a la aprehensión de valores y formación de actitudes, a la
expresión de sentimientos, maneras de entender el mundo y a las
relaciones sociales en un contexto específico. De esta manera, se hace
posible introducir las preocupaciones de la sociedad, tanto en el diseño
curricular como en las prácticas educativas. Desde esta visión se busca
aportar a la formación integral de las personas en los dominios
cognoscitivo, procedimental y actitudinal; es decir, en los ámbitos del
saber, saber hacer y del ser, a través de los procesos educativos; de
manera tal, que los sujetos sean capaces de responder de manera crítica a
los desafíos históricos, sociales y culturales de la sociedad en la que se
encuentran inmersos.
El hacer curricular
1. La primera pregunta que surge es qué estamos entendiendo por
curriculum y por el acto de hacer curriculum. Por supuesto que
reafirmo lo que dijera hace ya un tiempo, que el curriculum es el
resultado de un proceso de selección y organización de la cultura
para su enseñabilidad y su aprendizaje (Magendzo, 1986). Es
importante reiterar que este proceso no sólo tiene lugar en las
esferas societales, para usar un término acuñado por John
Goodlad, sino que también en el nivel local, institucional y de aula
(Goodlad, 1966). Se selecciona y se organiza la cultura al definir
las políticas educacionales, al identificar los grandes fines de la
educación, al determinar los marcos curriculares mínimos del
sistema, al elaborar los programas de estudio, al redactar y
estructurar los textos escolares, al seleccionar las páginas
computacionales, al desarrollar los instrumentos de evaluación,
entre otros.
1.
Debemos recordar que cuando estamos haciendo referencia al
curriculum, estamos definiendo el conocimiento al que se espera
los estudiantes accedan y aprendan de acuerdo con determinados
procedimientos. El currículo escolar, entonces, representa el
conocimiento que se ha codificado de una cierta forma. Esto es lo
que Michael Apple ha denominado elconocimiento oficial (Apple
1997).
1.
Elaborar curriculum es una tarea bastante más compleja hoy de lo
que lo fue en el pasado. En el presente intervienen, como nunca
antes, una diversidad de actores sociales que antes estaban
marginados de este proceso. Además de los especialistas y
profesores, participan empresarios, trabajadores, padres y madres
de familia, apoderados, miembros de la comunidad, estudiantes,
etc. Cada uno aporta desde sus muy personales visiones de mundo
y desde la concepción que tienen del rol que le cabe a la
educación en la sociedad. En muchas ocasiones estas visiones son
discrepantes y a veces antagónicas ya que están en juego
intereses distintos. Esto significa que para elaborar un curriculum
consensuado necesariamente hay que “negociar saberes”. Por lo
tanto, hacer curriculum hoy, es buscar consensos en las
diferencias, tarea que como todos sabemos no es del todo simple.
1.
Si pudiéramos caracterizar nuestra época debiéramos decir que el
proceso de producción y difusión del conocimiento está en el
centro de los desafíos. Se deben considerar dos planos; el plano
interno, esto es el de la ciudadanía; y el plano externo, que abarca
la globalización y la competitividad internacional (Drucker, P.
1987). En esta perspectiva, si el curriculum desea ser pertinente,
necesariamente debe buscar un equilibrio adecuado entre la
dimensión ético-valorica y los comportamientos propios de la
moderna democracia y ciudadanía. Se exige del curriculum que
tenga en consideración tanto la generación de capacidades y
destrezas indispensables para el crecimiento basado en el
progreso técnico compatible con el crecimiento económico, como
con la equidad social y la democratización política.
1.
En esta perspectiva, Michael Young (1999) identifica algunos
rasgos centrales que distinguen a un Curriculum del pasado de
unCurriculum del futuro. El primero implica un concepto de
conocimiento y aprendizaje “para sí mismo“ (for its own sake);
está preocupado preferentemente por transmitir el conocimiento
existente; valoriza más el conocimiento de las materias que aquel
referido a las relaciones entre materias; y asume una jerarquía que
establece fronteras entre el conocimiento escolar y el de la vida
cotidiana, creando de esta forma el problema de la transferencia
del conocimiento escolar a contextos no escolares. Por el contrario,
el Curriculum del futuro manifiesta un concepto transformativo del
conocimiento, donde radica su poder y sentido, ya que intenta
mostrar a los estudiantes que ellos pueden actuar sobre el mundo.
Se focaliza en la creación de nuevos conocimientos, así como en la
transformación del existente y hace hincapié en la
interdependencia de las áreas del conocimiento y en la relevancia
del conocimiento escolar en los problemas del diario vivir.
1. Podríamos sumar a la mirada del “Curriculum del futuro” la
definición que Flores (1993) tiene sobre la flexibilidad auténtica o
verdadera para diferenciarla de los extremos de la rigidez y la
hiperflexibilidad, cada una de las cuales encarnan agentes sociales
y espacios sociales diferentes. Según este autor, la rigidez
encuentra su mayor auge en el espacio cartesiano y se entroniza
en la idea del control en la vida intelectual y social. Su estilo
expresa las características de este espacio social, fundado en la
jerarquización, la disciplina y la predictibilidad; donde los agentes
sociales más apreciados eran los de la conocida tríada: burócrata-
experto-planificador. La hiperflexibilidad, por otra parte,
corresponde a la tríada mercenario-especialista en know-how-
nómada-electrónico, tres personajes que expresan las
características de una heterarquía radical (niveles de poder
heterogéneos), siendo el conocimiento dominio de artefactos útiles
y ámbito de acción donde cualquier cosa es posible. La flexibilidad
auténtica ubica a un actor social que no está presente en ninguno
de los modelos anteriores y la tríada que la caracteriza es la de
emprendedor-democrático-solidario. Este personaje, creador de
futuro, es designado con el nombre de “agente transformador”,
una persona que está en contacto con una sensibilidad histórica de
los espacios sociales y sus prácticas, que es donde surge la
identidad de las personas y las cosas. El agente transformador
sabe que en el mundo de la hora presente hay flujo y movimiento
y que es posible aprovechar ese flujo para desplazar poderes y
proponer productos, servicios y nuevas ofertas. No le preocupa no
saber (lo cual paralizaría, por ejemplo, al burócrata y al experto).
El agente transformador se conduce con prudencia y sabe cómo
contactar y fundar redes de gente que le aporten las capacidades
necesarias para llevar a buen fin un proyecto: trabaja en equipo,
los moviliza y los forma. Tiene una sensibilidad atenta a las
situaciones de ruptura y las aprovecha como posibilidades de
atracción a los demás por el futuro que sabe proponer un futuro
destinado a hacer la vida más significativa tanto para él como para
los otros. Se nutre espontáneamente en la vida comunitaria.
Considera la innovación como un fenómeno asociado al trabajo y
no como un rayo que desciende de las elites. Se auto impone el
compromiso de aunar voluntades y sabe aceptar la disidencia y el
conflicto con espíritu positivo, reconoce en ellos la variedad de la
vida humana, componentes indispensables para llegar a una
resonancia y no a la unificación hegemónica.
1. En la literatura curricular existe en la actualidad una marcada
tendencia –como producto de la complejidad de demandas
sociales, culturales, morales y productivas que se le hacen al
curriculum– de dimensionarlo como algo más que una colección de
disciplinas y de contenidos. Se exige precisar, además, las
habilidades, actitudes, competencias y patrones de
comportamientos que deben ser aprendidos, los valores implícitos
y explícitos que se incorporan a la educación, las formas de
enseñar y aprender, los aprendizajes esperados, niveles de logro
que se desea alcanzar (estándares), etc.
La transversalidad
1.
La transversalidad ha sido incorporada en casi todas las reformas
curriculares de distintos países. En algunos en calidad de temas-
contenidos; en otros, como habilidades, actitudes y/o valores
transversales.
1.
La transversalidad se plantea como ligada a una educación cuyo
propósito central es la formación para la vida, atendiendo a
dimensiones personales, sociales valóricas y cognitivas.
1.
La transversalidad adquiere particular valor y fuerza precisamente
para el propósito de alcanzar un equilibrio entre una educación
que prepare para la productividad y el empleo, pero que incluya en
ella una fuerte formación valórica, tanto personal como social.
Efectivamente, la transversalidad apunta a la formación de
personas con autonomía moral e intelectual, capaces de
comprometerse con su propio desarrollo y el de la sociedad,
cualidades centrales para una inserción social responsable y
activa, tanto en las esferas productivas como ciudadanas.
1.
Los temas transversales incluyen tópicos que hacen referencia,
preferentemente, a contenidos emergentes e integradores.
Constituyen nuevos ámbitos curriculares que vienen a enriquecer
la experiencia de los estudiantes. Cumplen con el cometido
educacional de abrir el curriculum y la escuela a los grandes
problemas sociales, éticos, económicos, tecnológicos y culturales
que la sociedad nacional e internacional está confrontando en la
actualidad. Plantean, también, situaciones y problemas que los
estudiantes confrontan en sus vidas cotidianas como resultado de
los procesos de modernización, globalización, cambios culturales y
conflictos sociales… Así, por ejemplo, son temas transversales:
1.
Los derechos humanos
El medio ambiente y el desarrollo sustentable
La paz
El género
La multiculturalidad
La vialidad
La tolerancia y la no-discriminación
La sexualidad
La tecnología
Los medios de comunicación
El consumo
La ciudadanía y la democracia
La diversidad
1.
Cada país, a partir de su propia experiencia y diseño curricular, ha
ido adoptando la transversalidad desde distintas modalidades o
estrategias. En esta variedad, no podemos establecer que unas
sean mejores que otras. Todas ellas parten de un principio
fundamental, el cual es el de definir un conjunto de aprendizajes
que no se inscriben en una sola disciplina y que responden a las
necesidades de formación que la sociedad demanda a la
educación en la actualidad. Es decir, a través de la
transversalidad, la educación avanza desde la superación del
paradigma tradicional enciclopedista, hacia un paradigma
formativo integrador y holístico. “El curriculum –con una visión de
futuro– inscribe temas, contenidos, habilidades y valores que se
relacionan con la cultura democrática, la multiculturalidad, la ética
y la postmodernidad, en definitiva, con un curriculum crítico.”
(Magendzo, 2001)?.
Relación curriculum y transversalidad
1.
La transversalidad se hace cargo con plenitud de la mirada de un
“Curriculum de futuro”. Es así como la transversalidad se inserta
en la línea de formar al estudiante como una persona que, en el
plano intelectual, es capaz de transformar y crear nuevos
conocimientos, a través de la investigación y el procesamiento de
información, de la capacidad de resolver problemas de manera
reflexiva y metódica, con una disposición crítica y autocrítica,
ligándose especialmente con los problemas del diario vivir.
1.
La transversalidad se operacionaliza y encuentra expresión tanto
en el curriculum explícito e implícito, es decir es asumida por el
curriculum en su conjunto. En efecto, se puede afirmar que no hay
asignatura que pueda desligarse de la transversalidad, ni otra que
se los apropie excluyendo a las demás. Su desarrollo es
responsabilidad compartida de todas ellas.
1.
Las disciplinas de estudio se enriquecen al incorporar contenidos,
habilidades, actitudes y valores transversales. Por sobre todo, a
través de la transversalidad, las distintas disciplinas se aproximan
y refuerzan mutuamente en torno a propósitos comunes,
rompiendo así la fragmentación y segmentación del conocimiento.
1.
La transversalidad aporta principalmente una mirada crítica que
permite interrogar a los contenidos programáticos del curriculum.
Se trata de identificar en dichos contenidos, a través del ejercicio
de la pregunta y la problematización, sus aportes al desarrollo de
las dimensiones afectiva, intelectual, ético-valórica y de
convivencia social y democrática.
1.
La transversalidad forma parte integral de los contenidos y
actividades de los programas de estudio, se integra a ellos, es
parte de ellos. Se trata de que los estudiantes alcancen los
contenidos/habilidades/actitudes y valores transversales a medida
que se desarrollan las unidades del Programa, no en forma
separada de ellas. No es preciso “salirse del programa” para
integrar aprendizajes valóricos, afectivos, intelectuales y de
convivencia; la necesidad de avanzar en el programa deja de ser
una excusa para evadir estas dimensiones del desarrollo de los
estudiantes. Las metodologías de enseñanza/aprendizaje con que
se abordan los contenidos y objetivos programáticos son claves
para integrar la transversalidad.
1. La transversalidad, también, tiene presencia en el curriculum
implícito, en el currículum oculto de la escuela. Pasa a formar
parte central de la “cultura de la escuela”. La cultura escolar hace
referencia a los mensajes valóricos, sociales e intelectuales que se
entregan y que los alumnos y alumnas reciben desde el clima
organizacional, en las formas de gestionar los procesos
administrativos y curriculares, en los estilos de relación
interpersonal, en las normas de convivencia y en los espacios de
participación del estudiantado. En la cotidianeidad de la escuela,
en los procesos de enseñanza y aprendizaje, en las diversas
interacciones que se suceden día a día en las aulas y en todas las
manifestaciones de la vida escolar, son vividos intensamente
valores como la libertad y la autonomía, la generosidad y la
solidaridad, el respeto por los actos justos, la verdad, los derechos
humanos y el bien común.
1.
Abordar el curriculum oculto en la cultura escolar resulta
perentorio, por cuanto en ella los estudiantes están recibiendo
mensajes y construyendo saberes afectivos, intelectuales,
valóricos y sociales que, de no ser evidenciados, analizados y
conceptualizados, pueden resultar contradictorios con los
propósitos de la transversalidad, invalidando desde la cultura
escolar, algunos objetivos que se intencionan desde las disciplinas
de estudio.
Dificultades y obstáculos de la transversalidad en el curriculum
Parece necesario relevar algunas de las dificultades, que en mi opinión, la
transversalidad ha enfrentado en su incorporación al curriculum:
1.
Mirada fragmentada de la escuela: Ha sido característica histórica
de la escuela la fragmentación del conocimiento, la parcelación de
los espacios y de los tiempos, la separación de las disciplinas de
estudio en asignaturas aisladas unas de las otras, la
desvinculación entre la escuela, la comunidad y el mundo
cotidiano de suerte que se han levantado barreras que las
mantienen incomunicadas. Por su lado, la transversalidad por
definición tiene un carácter comprensivo y general, y por lo tanto
requiere de una mirada más holística, integral y sistémica de la
cultura escolar y de su curriculum.
1.
Cultura escolar homogenizadora, autoritaria y discriminadora: No
es exagerado sostener que a la escuela se ha constituido sobre la
base de un discurso y una práctica homogenizante, disciplinadora
y seleccionadora que ha tendido a desconocer la diversidad, a
exacerbar los mecanismos autoritarios que tienden a desarrollar
conductas de obediencia y sometimiento. De igual forma, la
escuela se ha encargado de reproducir –a través de procesos de
selección, marginación y calificación– comportamientos que
refuerzan actitudes discriminatorias e intolerantes. La
transversalidad se sustenta en una concepción educativa que
pretende producir un cambio profundo al respecto, intentando
fortalecer la diversidad y la heterogeneidad, la autonomía, la
creatividad y la autoafirmación de los estudiantes.
1.
Énfasis en el curriculum disciplinario: Las profundas
transformaciones, como fruto de la globalización y del modelo
desarrollo de libre mercado imperante, han repercutido
directamente en los objetivos que la educación se ha propuesto.
Desde comienzos de la década de los 90 del siglo pasado se ha
vinculado a la educación con la transformación productiva, con
una incorporación deliberada y sistemática del progreso
técnico,conducente a elevar la competitividad internacional
(CEPAL/UNESCO, 1992). En esta perspectiva, se ha puesto mayor
énfasis en los objetivos y contenidos disciplinarios tendientes al
desarrollo de habilidades y competencias productivas y sociales
que en los objetivos referidos a la formación ciudadana. Se
sostiene que el conocimiento científico-tecnológico, aquel que se
ha universalizado, globalizado e internacionalizado es el que
otorga el mayor valor agregado a la producción. Pareciera
entonces, que el curriculum se ha inclinado a aceptar con mayor
fuerza la racionalidad instrumental, economicista que acompaña al
objetivo de la competitividad internacional, que la racionalidad
axiológica, integrativa y comunicacional que se liga esencialmente
con la moderna ciudadanía. La transversalidad está llamada a
realizar un aporte que permita articular ambas racionalidades.
Tarea que por cierto no es del todo fácil en el contexto de una
educación que está siendo evaluada con estándares nacionales e
internacionales que preferencia la racionalidad instrumental.
1.
Poca capacidad gestionaria: En general, y pese a los esfuerzos que
se han realizado tendiente a modernizar la gestión de las
instituciones educativas educacionales, se puede sostener que
este proceso se encuentra todavía en sus etapas muy iniciales. Es
muy difícil transitar de sistemas de gestión “artesanal” –que ha
sido la característica histórica en la que se ha desenvuelto el
quehacer de las instituciones– a un modelo de gestión profesional.
Ahora bien, la transversalidad, por su naturaleza holística y
movilizadora requiere –para su implementación– de una gestión
que promueva la autonomía, la participación, el diálogo y la
comunicación. En otras palabras, en modelos gestionarios
jerárquicos, unipersonales y burocráticos; la transversalidad
encuentra serios obstáculos para su implementación.
1.
Falta de disposición, comprensión y preparación y de los
docentes: Es incuestionable que la incorporación de la
transversalidad a las instituciones educacionales requiere por un
lado de docentes dispuestos a reconocer, aceptar y disponerse al
cambio y por el otro a comprender cabalmente el sentido de la
transversalidad.
Estrategias para superar los obstáculos de la transversalidad en el
curriculum
Se pueden levantar algunas hipótesis de trabajos tendientes a superar las
dificultades y obstáculos antes mencionados. Entre ellas ubicamos las que
siguen:
1.
Mientras se mantenga en las instituciones educacionales los
patrones culturales que tienden hacia la fragmentación del
conocimiento y la desvinculación entre la escuela y su contexto
social, la transversalidad tendrá serias dificultades de ser
incorporada en la cultura escolar y en el curriculum. Las
estrategias deben tender, consecuentemente, a desarrollar en las
instituciones miradas más sistémicas y holísticas respecto a todo
su quehacer educacional, a vincular y articular conocimientos de
manera transversal y a relacionar el curriculum con los contextos
comunitarios y el mundo cotidiano de los estudiantes.
1.
En la medida que se avance en las instituciones educacionales en
crear una cultura y una pedagogía aceptadora de la diversidad y la
tolerancia, promotora de esquemas de trabajo participativos y
horizontales, estimuladora de la autonomía, la creatividad y la
autoafirmación de los estudiantes la transversalidad tendrá
mayores posibilidades de éxito.
1.
Mientras exista una separación entre los objetivos disciplinarios y
los objetivos valóricos, la transversalidad tendrá dificultades de ser
implementada. Las estrategias debieran tender a “infundir” la
transversalidad en los contenidos-objetivos y actividades de los
programas de estudio.
1.
Es de suponer que en la medida que las instituciones
educacionales tomen conciencia que hay necesidad de gestionar
con una mirada profesional la incorporación de transversalidad se
irán superando las limitantes objetivas y subjetivas que dificultan
su operacionalización.
1.
La capacitación de los docentes y directivos aparece como una
condición necesaria, si bien no suficiente, para que la
transversalidad pueda instalarse en el curriculum explícito e
implícito y en las prácticas docentes.
Bibliografía
Apple, W., Michael. (1997). Official knowledge: Routledge, London -
England.
Beyer, Elandon y Michael W. Apple. (1998). The Curriculum: Problems,
politics and possibilities State University of New York Press.
Drucker, Peter. (1987). La cambiada economía mundial. Investigación
Económica, Facultad de Economía UNAM, núm. 180, México.
Flores, Fernando. (1994). Creando organización para el futuro: Editorial
Dolmes. Santiago, Chile.
Goodlad, I. John. (1966). Un nuevo concepto de programa escolar.
Magisterio Español. Madrid, España.
Magendzo, Abraham. (1986). Currículum y cultura: en América Latina. PIIE.
Santiago, Chile.
Magendzo, Abraham. (1996). Curriculum, Educación para la Democracia en
la Modernidad, PIIE, Instituto para el desarrollo de la Democracia, Luis
Carlos Galán. Bogotá-Colombia.
Magendzo, A.; Donoso, Patricio; Rodas María Teresa. (1997). Los Objetivos
Fundamentales Transversales: Editorial Librería Universitaria. Santiago,
Chile.
Magendzo, Abraham; Dueñas, Claudia. (2000). Ser y Conocer: Objetivos
transversales en los sectores de aprendizaje; Ministerio de Educación.
Chile.
Magendzo, Abraham, Transversalidad y Curriculum. (2003). Cooperativa
Editorial Magisterio. Bogotá, Colombia.
Young, Michael. (1999). Knowledge, Learning and the Curriculum of the
Future, Institute of Education. London, England.
Webb, Rosemary. (1996). Cross Curricular. Primary Practice: Taking a
Leadership Role; The Falmer Press London.
? Abraham Magendzo (2001). Curriculum y Objetivos Fundamentales
Transversales. Documento de Trabajo. Unidad de Curriculum y Evaluación.
Ministerio de educación de Chile.