Cultura y política en la Argentina: los comunistas en la … de agrupaciones de izquierda como...

Cultura y política en la Argentina:

los comunistas en la huelga de 1929 en San Francisco,

una ciudad del interior de Córdoba

Cultura y política en la Argentina: los comunistas en la huelga de 1929 en San Francisco, una ciudad del interior de Córdoba

Mariana Mastrángelo

PREFACIO

El interés por el tema de estudio de este trabajo estuvo atravesado por elazar más que por una selección a conciencia. Fue una referencia de RobertoFerrero la que disparó nuestra preocupación por el conflicto en San Franciscoen el año 1929. Este autor menciona, en su trabajo sobre el sabattinismo enCórdoba, la existencia de un soviet en la ciudad San Francisco. Esta cita deFerrero, que la había tomado del diputado socialista Nicolás Repetto, llamóprofundamente nuestra atención. Nos preguntábamos qué significaba estaidea de la presencia de un soviet a principios del siglo XX en una ciudad delinterior de Córdoba.

De esta manera fue que sentimos necesidad de saber que había sucedidoen San Francisco. El resultado de esa inquietud nos llevó a la búsqueda deinformación sobre este tema. Lo primero fue consultar en los diarios de laépoca. Estos nos permitieron interiorizarnos sobre lo sucedido en el año1929 en esta ciudad. Los titulares de la huelga en la fábrica Tampieri resulta-ron ser el inicio de una investigación que fue tomando matices muy intere-santes. Lo primero que llamó nuestra atención en las noticias de los periódi-cos de la época fue la presencia de altos niveles de conflictividad. Esto setornó más complejo cuando encontramos partidos de izquierda y distintossindicatos y gremios en el conflicto.

Así, teníamos retazos de un escenario que no lográbamos entender. Estonos llevó a viajar a la ciudad de San Francisco y empezar a preguntar quéhabía pasado en esa huelga. Distintos testimonios fueron dando cuenta de losucedido, no sin inconvenientes ni tropezones. Contactar a los protagonistas,consultar el diario local, buscar bibliografía de la ciudad, en especial aquellaque hiciera referencia al tema fue una tarea que llevó meses de trabajo.

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Este proceso de recolección de datos e información tomó más tiempo delo pensado. Sobre todo porque en el transcurso de la investigación, la vida deuno sigue su rumbo. Combinar la familia, con el trabajo y el deseo de sabermuchas veces suele convertirse en un arte, que requiere de un esfuerzoinmenso. Por suerte, mucha gente ayudó para que este trabajo fuera posible.Quisiera agradecer por sus valiosos aportes al director de este trabajo, alLicenciado Eduardo Bajo. A Alejandro Dughetti y a su compañera Lía, quie-nes desde San Francisco nos abrieron las puertas a esta ciudad y de su gente.A los/as testimoniantes de esta historia, Doña Leticia, Doña Victoria, DonDionisio, Don Cayetano, a Celia y Ernesto Trigueros. Aunque esta historiano podría haber sido contada sin la paciencia que tuvo Tony con su mamá.Pero sobre todo este trabajo no habría sido más que una vaga idea si mi com-pañero, Pablo, no estuviera en cada amanecer y en cada anochecer.

INTRODUCCIÓN

Cuando nos preguntábamos por la elección de una ciudad del interior deCórdoba como protagonista de esta investigación, nuestra respuesta iba

más allá del mero interés geográfico. Nos cuestionábamos porqué en una ciu-dad como San Francisco que recién en 1914 es designada como tal, existíadesde temprano una fuerte radicalización en las prácticas tanto políticas comoculturales. Lo llamativo en San Francisco, es la convivencia de una tradiciónconservadora en el plano social y cultural1 y una cantidad de datos que pare-cerían implicar la existencia de una cultura izquierdista subterránea. Esta cul-tura irrumpió a la luz del día en momentos de alta conflictividad social. Es asícomo se podría explicar la influencia política que anarquistas, socialistas ycomunistas2, sobre todo estos últimos, tuvieron en San Francisco, en la huel-ga de 1929.

En los diarios de la época,3 es posible rastrear la presencia en este conflic-to de agrupaciones de izquierda como Sacco y Vanzetti, Bandera deCombate, el Partido Comunista y el Partido Socialista. Por otro lado, existenuna serie de trabajos, tanto sobre anarquistas como socialistas y comunistas,en el interior del país y en Buenos Aires que son sugerentes. En el caso deBuenos Aires tanto la visión de Iaacov Oved, para comienzos del siglo, comola de Nicolás Iñigo Carrera en torno a la huelga de 1936, plantean una seriede hipótesis interesantísimas. Desde el punto de vista de la historia de la claseobrera argentina fuera de Buenos Aires son sugerentes los estudios de JorgeEtchenique sobre la temprana presencia del anarquismo en la Pampa y el surde la provincia de Córdoba, el de Gustavo Belek sobre los comunistas deMonte Buey, el de Daniel Santamaría sobre los azucareros tucumanos en ladécada de 1920, la investigación de Carlos Tur sobre la Semana Trágica enRosario y de Leonidas Ceruti sobre el 1ro de Mayo en la misma ciudad, elestudio de Víctor Barrios sobre los comunistas de Río Cuarto, las memorias


del anarquista Domingo Varone y por supuesto los varios trabajos citados másadelante de Waldo Ansaldi y de Eduardo Sartelli sobre obreros rurales.4 Entodos estos casos el hilo conductor subyacente parece indicar que existió undesarrollo profundo de tendencias izquierdistas entre los trabajadores de lasciudades y los pueblos de las provincias argentinas cuyas características indi-can, se pueden describir más como una cultura o “sentido común”, quecomo expresiones ideológicas consolidadas.

La huelga del año 1929 nos servirá como hilo conductor para introducir-nos en el problema que nos concierne analizar aquí. Este hace alusión a lasprácticas políticas y culturales de los trabajadores argentinos que, en este caso,se expresaron a través de un partido, el comunista, y a su ingerencia en elmundo del trabajo. Es pertinente aclarar que el siguiente no es un estudio quetiene como objeto hacer la historia local del Partido Comunista (en adelantese utilizará la abreviatura PC)5, sino que apunta a reconstruir una cultura obre-ra subterránea que se canalizó en 1929 a través de distintas expresiones, sien-do la más importante en la ciudad de San Francisco en esa época, el PC.

En este sentido, nuestra hipótesis de trabajo se basa en dos ejes. Primero,que en la ciudad de San Francisco ?una localidad que se erigió como uno delos más importantes centros agropecuario e industrial del interior deCórdoba? la presencia del PC en el año 1929 fue decisiva en la organización,movilización y constitución del movimiento obrero como sujeto colectivo. Ysegundo, esta existencia partidaria también coadyuvó a canalizar una culturasubterránea que se hallaba latente en esa época.

Esto sugeriría un replanteo en torno a la valoración de las expresionespolítico-culturales de las ciudades chicas y los pueblos del interior de laArgentina. Hasta ahora, los enfoques de gran parte de la historiografía consi-deran a la izquierda como relativamente ajena a las tradiciones popularesargentinas. En aquellos que sí consideran relevante a la izquierda, tienden aconcentrar su atención en las grandes ciudades: Buenos Aires, Córdoba,Rosario. Sin embargo, la historia argentina encuentra numerosos conflictosobreros y rurales en ciudades medianas y pueblos pequeños del interior.6

Según el Boletín del Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires,Brinkmann, en el departamento de San Justo en la provincia de Córdoba, asólo unos pocos kilómetros de San Francisco, sería la primera intendenciacomunista de América en 1958.7 Asimismo, según Pablo Pozzi y AlejandroSchneider, en su análisis de la procedencia de la militancia “setentista” pare-cería que muchos de ellos eran oriundos de estos mismos pueblos chicos.Lugares como Cruz del Eje, Río Cuarto, Morteros y San Francisco en la pro-vincia de Córdoba, o Venado Tuerto, Rafaela, Felicia y Reconquista en SantaFe, o Diamante y La Paz en Entre Ríos tuvieron una cantidad importante de

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sus hijos militando en el PRT-ERP.8 Asimismo, en Río Cuarto, ciudad deimportantes terratenientes donde la UCR fue siempre una fuerza políticaesencialmente conservadora, los comunistas tuvieron una temprana organiza-ción y un fuerte arraigo tanto entre la intelectualidad local como entre los tra-bajadores de las fábricas y los talleres agro-industriales de la zona.9 Más aún,distintos testimonios calcularon que de Río Cuarto se habían incorporadocerca de 150 personas a las FAP-PB, al PRT-ERP y, en menor grado, a losMontoneros.10 Villa María, cuna del sabattinismo y la tierra del político con-servador Ramón Cárcano, fue también una ciudad donde el PCA logró orga-nizarse tempranamente.

El historiador inglés Raphael Samuel es quien, a partir de su investiga-ción sobre la militancia del Partido Comunista inglés (CPGB), nos sugiriórepensar qué sucedía con las prácticas políticos-culturales en las ciudades chi-cas. Este autor, centrándose en la zona del East End de Londres,11 a través detestimonios, cartas, poemas, autobiografías y novelas logró reconstruir unrico mundo político y social asentado en una cantidad de tradiciones y expre-siones culturales que mostraban un submundo izquierdista de una riqueza yvitalidad insospechada para la mayoría de los historiadores. El deslizamientoy la resignificación cultural de estas tradiciones en otras nuevas, él las llamólos “teatros de la memoria”.12 Eran pautas y criterios izquierdistas que se viví-an no como “política” o “ideología” sino como “comportamiento correcto”,como “sentido común”.13 La capacidad que tuvo el CPGB, y luego el labo-rismo y el trotskismo, para entroncar con estos “teatros de la memoria” fuelo que permitió su enraizamiento entre amplios sectores de trabajadoresingleses, aun cuando no tuviera casi impacto sobre la superestructura políticay electoral. Así se dio un sincretismo entre nociones izquierdistas y tradicio-nes “radicales” y artesanales del siglo XVIII que generaron una cultura obre-ra inglesa en particular con una fuerte impronta clasista y combativa. Dehecho, se conformaron en tradiciones, memorias, experiencias y un sentidocomún que dieron por resultado una fuerte conciencia “en sí” de los obrerosingleses que fue el elemento subyacente y homogeneizador clasista desde lahuelga general de 1926 hasta las huelgas de los mineros del carbón durantela década de 1980.14


FUENTES SOBRE LA HUELGADEL AÑO 1929: EL “TAMPIERAZO”

El siguiente trabajo se inscribe dentro de un proyecto más amplio quetiene como objetivo analizar la cultura y la conciencia izquierdista en el inte-rior del país.15 Es en este sentido que se inició una búsqueda sistemática deinformación en periódicos locales de la provincia de Córdoba de las décadasde 1920 y 1930. A partir de esta indagación de fuentes es que el conflicto enla fábrica Tampieri toma relevancia en el marco de este proyecto y es el obje-to de estudio del siguiente trabajo.

La huelga del año 1929 en la ciudad de San Francisco es importante porvarias razones. Una de ellas hace referencia a el tratamiento que los diarioscordobeses de la época le dieron a este hecho. Por varias semanas, este con-flicto fue nota de tapa de los más importantes matutinos locales, con corres-ponsales que habían sido enviados a la ciudad de San Francisco para cubrirtodos los pormenores de la huelga, lo cual indicaría el alcance que tuvo esteconflicto ya que traspasó las fronteras localistas, convirtiéndose en un pro-blema de índole provincial.

Otra consideración de la huelga hace alusión al caríz que tomó la misma.Esta se caracterizó por ser urbana e industrial, lo cual revierte la idea genera-lizada de que en el interior del país los conflictos eran principalmente de peo-nes rurales a partir del modelo agrícola ganadero de principios del siglo XX.

Por último, el conflicto del año 1929 se distinguió por haber sido orga-nizado por el PC. A partir de aquí puede rastrearse una cultura izquierdistaque se hizó presente al estallar la huelga. Distintas agrupaciones de izquierdadieron su apoyo a los obreros y obreras sanfrancisquenses, por medio de miti-nes, actos y solidaridad económica que tuvieron lugar tanto en la ciudad deCórdoba como en la de San Francisco. Es significativo remarcar aquí el ele-mento de género que estuvo presente en la huelga ya que la misma fue lleva-da adelante, en su mayoría, por obreras, quienes en un número importantellegaron a conformar la “Asociación Femenina Comunista de San Francisco”y la Juventud del Partido Comunista.

En su conjunto, todos estos datos surgieron de los periódicos de la época.Es por ello que para la reconstrucción del objeto de estudio del consiguien-te trabajo se recurrió a este tipo de fuente escrita. Para ello, se hizo énfasis enlos diarios cordobeses La Voz del Interior y Los Principios de los años 1928,1929 y 1930 en donde se encuentran una serie de notas que registran en el


mes de Noviembre de 1929 el conflicto en San Francisco. De esta manera, sehizo necesario revisar el diario local sanfrancisquense La Voz de San Justo delos años 1929 y 1930.

La revisión de las fuentes periodísticas llevaron a buscar estudios que sehubieran realizado sobre el tema. Algunas crónicas y memorias comoCrónicas de un inmigrante bolognés16 y Joaquín Gregorio Martinez, hijo pró-digo de San Francisco17 así como un manual de los 100 años de San Francisco,editado por el diario local La Voz de San Justo son algunas de las fuentes escri-tas que tratan de forma secundaria el tema. Una referencia en una noticia deldiario La Voz del Interior18 sobre una minuta presentada por NicolásRepetto19 sobre los sucesos ocurridos en San Francisco condujo, a su vez, aindagar en los Diarios de Sesiones de la Cámara de Diputados20.

La recurrente presencia del PC en el desarrollo de la huelga en SanFrancisco que se encuentra presente en la crónica periodística sugirió consul-tar archivos de distintos partidos de izquierda, en particular, se revisó el acer-vo documental del C.E.D.I.N.C.I. (Centro de Documentación eInvestigación para la Cultura de Izquierda en Argentina) en Buenos Aires.Allí se encontraron dos artículos de José Manzanelli21 que describen detalla-damente los pormenores de la huelga. A su vez, pudo consultarse la biogra-fía de Jesús Manzanelli22, quien relata en sus memorias los sucesos de la ciu-dad de San Francisco. También se encontró un extenso artículo del diariosocialista La Vanguardia23 que critica duramente el accionar de los dirigentesdel PC en la huelga.

El otro tipo de fuentes que se utilizaron para esta investigación fueron lasorales. A través de la metodología de la entrevista semiestructurada con finalabierto24 se hizo una aproximación a lo que habían vivenciado los protagonis-tas de la huelga del año 1929. Por medio de un miembro del Archivo del dia-rio La Voz de San Justo, se obtuvo un cuaderno que contenía el nombre de lasafiliadas a la “Asociación Femenina Comunistas de San Francisco”, quienes asu vez algunas de ellas, habían adherido a la Juventud del Partido Comunista.Este cuaderno data del mismo año en que sucedió la huelga, y en su interiorse encuentra, entre sus afiliadas, la obrera Rosa Benegas, quien fuera muertaen el enfrentamiento que tuvo como protagonistas a obreros y policias el día22 de Noviembre del año 1929.25 De este cuaderno surgen varios interrogan-tes que se refieren a la cuestión de género, como ya se remarcó anteriormen-te. Llama la atención que la huelga haya sido llevada adelante en su mayoríapor obreras y que a su vez hayan organizado un partido de izquierda, comofue el PC. Esto no tan sólo indicaría la presencia de una cultura radicalizada,hipótesis que postula esta investigación, sino que también introduce el pro-blema del género dentro del conflicto entre capitalistas y obreros. Mujeres fue-


ron las que encabezaron las primeras filas de las movilizaciones, siendo una deellas la primera víctima del enfrentamiento entre obreros y policías. Fueronobreras las que se agruparon y discutieron los planes de lucha y sostuvieron lahuelga durante meses. Esto sugeriría un replanteo en torno a las relacionesentre hombres y mujeres fuera del ámbito familiar y doméstico ya que la rela-ción social de dominación en donde lo masculino es identificado con lo acti-vo y positivo y lo femenino vinculado a lo negativo y pasivo se pone en cues-tionamiento en el caso de la huelga del año 1929.

A su vez, este cuaderno hizo posible que se pudieran contactar a algunasde las obreras que habían sido particípes del conflicto del año 1929. Variosproblemas se presentaron a la hora de poder comunicarse con estas mujeres.Uno de ellos tuvo que ver con que muchas de éstas habían ya muerto. Otrode los inconvenientes fue que las sobrevivientes de la huelga que vivían eranpersonas mayores de edad. De aquí se puede inferir una de las dificultadescentrales que se plantean a la hora de utilizar testimonios orales, y este serefiere al tema de la memoria. Es importante remarcar aquí lo que AlessandroPortelli planteara en su libro La muerte de Luigi Trastulli y otras historias.26

Cuando este autor quiso entrevistar a la secretaria del anarco-sindicalismo dela ciudad de Terni, esta mujer contaba con 93 años, lo que hizo imposible laentrevista, no sólo por cuestiones propias de la memoria, sino porque estabadébil físicamente. El problema aquí, como apunta este autor, no es sólo lamemoria de la secretaria, sino que en muchos de estos casos la culpa es de loshistoriadores que por distintas razones dejan pasar a estas personas y sus his-torias quedan sin ser contadas. Es sugerente lo que expone AlessandroPortelli para esta investigación, ya que en el caso de la huelga del año 1929se planteó un problema similar. El más recurrente hace referencia al tema dela memoria. Las obreras que se pudieron entrevistar eran en su mayoría per-sonas mayores de edad que mezclaban la memoria con el mito y a su vez aesto se le interponía el olvido. De aquí se pueden derivar algunas reflexionessobre estas problemáticas. Por un lado, el uso del mito así como su elabora-ción, son fenómenos que ocurren siempre desde el presente, en el momentoen que se realizan las entrevistas y al calor de ellas. De ahí que se resignifi-quen y acomoden a partir de las reflexiones que van haciendo los testimo-niantes en diálogo con el entrevistador. Ambos construyen y reedifican elmito en la entrevista puesto que es un proceso que se construye entre dos.Resulta imposible dejar a un costado los a priori que lleva el entrevistador. Elcontenido de las entrevistas no busca reflejar toda la confiabilidad de lamemoria sino que ésta va siendo moldeada por la situación del informante enel presente cuando se realiza la misma. No se trata de una cuestión de hones-tidad del protagonista. De ahí que no sólo proporcionan información sino


que también transmiten creatividad, iniciativas colectivas, experiencia devida, percepciones a través de metáforas y de figuras y formas de pensar.Todos estos elementos en conjunto constituyen una cultura determinada,como es el caso específico de la huelga del año 1929 en la ciudad de SanFrancisco.27

UNA APROXIMACIÓN A LOS ESTUDIOS SOBRE EL TEMA

A pesar que el PC ha tenido una experiencia militante decisiva en la his-toria política del movimiento obrero, la misma no ha sido debidamente inves-tigada, sobre todo como canalizador de una cultura subterránea, aspecto quenos interesa en este trabajo. Los estudios sobre el PC se han centrado básica-mente en las prácticas de inserción y organización de la clase obrera en lasgrandes ciudades, descuidando la penetración del mismo en el interior delpaís. En este sentido, la historiografía tradicional de izquierda ha puesto énfa-sis en establecer un vínculo estrecho entre izquierda, las grandes ciudades ylos obreros de procedencia extranjera. Los trabajos de Rodolfo Puiggrós,Juan José Hernández Arreghi y Jorge Abelardo Ramos,28 de orientación“nacionalista de izquierda”, plantearon que el PC transcurrió históricamenteen la intrascendencia social, dando por sentado que su presencia en el movi-miento obrero en la década de 1930 fue insignificante. En esta postura, estose debería a la impronta “antinacional” y “extranjerizante” de la dirección, lamilitancia y del programa del PCA, un partido que habría representado mejoral inmigrante y al pequeñoburgués que a la joven masa de trabajadores nati-vos, provenientes de las migraciones internas que iban del campo a la ciudad.A su vez, se adjudicó a las estrategias partidarias la causa final de que loscomunistas hubieran perdido el escaso espacio que poseían entre los trabaja-dores: primero con la línea ultraizquierdista de clase contra clase y luego de1935, con la aplicación de la política del frente popular.

Por su parte, el análisis sociológico de Gino Germani sobre el surgi-miento del peronismo29 presentaría la existencia de un corte abrupto entreuna “vieja” y una “nueva” clase obrera en la Argentina, que se habría produ-cido desde los años treinta, a partir del proceso de industrialización por sus-titución de importaciones. La “vieja” clase obrera aparecía como natural-mente inclinada a ideologías de clase, esta era mayoritariamente descendien-te de una inmigración extranjera, que portaba un carácter autónomo, con unaextensa experiencia político sindical, y contaba a su vez, con una larga rela-ción con el mundo urbano y la producción industrial. Los “nuevos” trabaja-dores, provenientes de una migración interna desde las provincias más pobres


del país que se mostraban atraídos por aquella rápida industrialización, encambio, aparecían con valores de heteronomía, asumiéndose como “pobres”antes que como “clase”, y se mostraban carentes de experiencia en el mundoindustrial, urbano y sindical. Por estas razones, Gino Germani encontrabaque estos nuevos contingentes laborales habrían sido esquivos a los partidosde clase como el PC y el PS, y se habrían convertido en “masa disponible”para el ejercicio de proyectos autoritarios y demagógicos como el que lleva-ría a cabo J. D. Perón desde su llegada al gobierno militar surgido en 1943.

Esta diferenciación entre “vieja” y “nueva” clase obrera ya ha sido salda-da en los clásicos trabajos de Miguel Murmis-Juan Carlos Portantiero, Hugodel Campo y Juan Carlos Torre, quienes señalaron la existencia de una inte-rrelación entre estos dos sectores.30 Sin negar el fuerte respaldo que el emer-gente populismo concitó entre los nuevos componentes del proletariadofabril surgido en los años veinte y treinta, lo que demostraron estos autoreses que importantes expresiones de la “vieja” clase obrera también fueronparte decisiva en la conformación del peronismo; pero más importante esseñalar que estos autores rescataron el accionar del PC como una experienciarelevante en la historia de la clase obrera preperonista.

Un antecedente en el papel que tuvieron los comunistas en la década del‘30 es el trabajo inconcluso de Celia Durruty.31 La autora incursiona en la cre-ación de la Federación Obrera Nacional de la Construcción y el papel que losmilitantes del PC jugaron en ella. Hay que destacar que la preocupación deeste trabajo se centra en buscar las causas que explican por qué el movimien-to sindical que se había ido constituyendo en las décadas de 1920 y de 1940,en donde los comunistas habían tenido un papel fundamental, derivó hacia laconformación de un partido como fue el Laborismo en 1945 y la alianza conel sector militar encabezado por Perón.

En los últimos años se han realizado algunas investigaciones sobre lamateria. Los trabajos de Edgardo Bilsky, Isidoro Cheresky, Mario Rapaport yJulio Godio32 hacen referencia al movimiento obrero organizado durante elperíodo estudiado, en los que se explora la inserción comunista y se analiza,en algunos casos, la política que esta corriente adoptó hacia los trabajadores.Ninguno de estos trabajos le dedicó la suficiente atención al estudio de losgremios dirigidos y organizados por el PC, así como tampoco a las formas einstrumentos con los que se insertaron en el mundo laboral. En este últimosentido, los trabajos de Torcuato Di Tella y Mirta Lobato33 indagan en acon-tecimientos como fue la organización del gremio textil y los conflictos de lostrabajadores de la carne de Berisso, en donde el accionar del PC fue deter-minante.


Para finalizar, es sumamente sugerente el trabajo de Hernán Camarero34,quien postula que no es posible ignorar que los comunistas, junto con lossocialistas y los sindicalistas, habían logrado constituir un movimiento sindi-cal que poseía una gran importancia tanto a nivel organizativo así como tam-bién en la expansión numérica. Lo que el PC habría logrado en las décadasde 1930 y de 1940, siguiendo el análisis de este autor, fue coadyuvar a laconstitución de un movimiento obrero con dos características nuevas: por unlado, un alto nivel de unificación, tanto sindical como político, por el otro,mayores pretensiones autonómicas frente al Estado y a las distintas fuerzassociales y políticas.

Si bien nuestra intención en este estudio no es el investigar la historia delPC, si nos interesa indagar las implicacias que tuvo este partido de izquierdaen la huelga del año 1929 en la ciudad de San Francisco.

Es por ello que, por un lado, este trabajo cuestiona la postura generaliza-da que tiene como eje principal la idea de que las huelgas en el interior delpaís eran en su mayoría llevadas a cabo por peones rurales35. En el caso delconflicto en la fábrica Tampieri las características del mismo radican en queson obreros industriales los que reivindican la jornada de ocho horas, elaumento salarial y el reconocimiento del sindicato. Esto se complejiza si aña-dimos el elemento de género ya mencionado anteriormente. Por otro lado,esta investigación plantea la existencia de una cultura radicalizada que seencontraba latente en la sociedad sanfrancisquense y que toma carácter con eldesarrollo de los sucesos ocurridos en el año 1929 en la ciudad de SanFrancisco.

SAN FRANCISCO, UNA CIUDAD DEL INTERIOR DE CÓRDOBA

Desde sus orígenes, la ciudad de San Francisco fue cambiando a través deltiempo hasta conformarse, en 1920, en el segundo polo industrial más impor-tante de la provincia de Córdoba. Su historia se enmarca dentro del procesode conformación y desarrollo del capitalismo en la Argentina. El crecimientode la población urbana y la disminución de la rural es un fenómeno que tienesu expresión en gran número de ciudades de diversa importancia y núcleosurbanos menores, dispersos en todo el territorio de la provincia de Córdoba.Su rango es dispar y su distribución por regiones se adecua al marco econó-mico y social conformado por las mismas. Hay en Córdoba más de setentalocalidades, con una población que tiene entre dos y diez mil habitantes cadauna, y trece ciudades con mayor población, incluida la ciudad Capital.


El departamento que aquí nos interesa estudiar es el este cordobés. Desdeel punto de vista geopolítico nacional, esta zona marcaba un punto de ten-sión entre los intereses del Interior mediterráneo y del Litoral fluvial, cuyaexpresión se manifestaba en la relación antagónica entre mercado interno ver-sus exportación regulada. A fines del siglo XIX, con la entrada del ferrocarrilque los ligó directamente al Litoral, y sobre todo a Buenos Aires, y con lainmigración en masa, los departamentos del Este comienzan a poblarse enforma apreciable. La Pampa originaria se transforma sustancialmente por loscultivos extensivos, y sobre los fundamentos de la colonia y el ferrocarril apa-recen en la llanura pueblos nuevos. Es así que en el escenario geográfico dela vieja pampa criolla aparece la nueva pampa gringa.

De los departamentos del este cordobés, el que tiene mayor importanciapor su desarrollo socio-económico es el de San Justo, cuya actividad econó-mica se basa fundamentalmente en la agricultura y la ganadería. Un aspectonotable es la importancia de la industria, que se remonta en sus comienzossobre la base del procesamiento de materias primas agropecuarias, amplián-dose luego hacia otras ramas.

La ciudad cabecera de este departamento es San Francisco, lugar en quese desarrolló la huelga denominada “Tampierazo” en 1929. Fundada en1886 por don Bernardo Iturraspe, casi en la línea limítrofe con la provinciade Santa Fe, ha seguido un ritmo notable de crecimiento: 4.000 habitantesen el año 1902; 7.722 en 1914; 24.354 en 1947; 38.353 en 196036. Estoindicaría que en un plazo de sesenta años esta ciudad decuplicó la población,siendo un ejemplo importante de crecimiento y desarrollo urbano.

La historia de la ciudad de San Francisco tiene su fecha de inicio el 1 deDiciembre de 1881, cuando el gobierno de la Nación procedió a vender ensubasta pública tierra que la provincia de Córdoba había cedido, en el depar-tamento San Justo, como garantía del adelanto de recursos que el gobiernode la Nación le había hecho. Su objetivo era llevar a cabo la expropiación detierras que debía entregar al Ferrocarril Central Argentino para la construc-ción de la línea férrea entre las ciudades de Rosario y Córdoba. Las tierrassubastadas fueron adquiridas por don Crisólogo Oliva y luego vendidas aBernardo Iturraspe. Éste, en 1885, comenzó la campaña de venta de las tie-rras. Por ese entonces, Córdoba no contaba aún con una ley que favorecierala colonización; en la zona no había ferrocarriles y la tarea se tornaba com-pleja. Esto se modificó el 2 de agosto de 1886 cuando el gobernadorAmbrosio Olmos puso en vigencia la ley de colonias de la provincia deCórdoba. Inmediatamente José B. Iturraspe tramita el acogimiento de suproyecto de colonización a los beneficios de la ley provincial. Su pedido decía:


Córdoba, septiembre 9 de 1886.

Exmo. Señor: José Bernardo Iturraspe, vecino de la ciudad de SantaFé, a V.E. como mejor proceda, me presento y expongo: que habiendofundado en esta provincia, departamento San Justo, pedaníaLibertad, las colonias San Francisco, Iturraspe y Freyre con superfi-cie de ocho leguas cuadradas cada una aproximadamente, como lodemuestran los planos que acompaño de las referidas colonias parasu aprobación, vengo ante V.E. solicitando los beneficios que acuerdala ley del 2 de Agosto del corriente año a las colonias que establecie-ron en esta provincia...37

Ante el pedido de J.B. Iturraspe, el Poder Ejecutivo de la Provincia deCórdoba, el 9 de septiembre de 1886 declaró como colonias a San Francisco,Iturraspe y Freyre.

La evolución de la colonia de San Francisco se enmarca dentro del proce-so de organización del modelo agrario-exportador y del régimen oligárquicoque caracterizó a la Argentina entre 1880 y 1916. Según Oscar Oszlak38, enéste período la sociedad argentina se transformó profundamente: por un ladose consolidó un Estado centralizado moderno, por el otro, la economía delpaís se insertó en el mercado internacional, a su vez, la organización de lasociedad criolla se enriqueció con el aporte de otras tradiciones culturales, enparte fruto del intercambio con los cientos de miles de inmigrantes que lle-garon al país en esos años39. Hacia 1880, los gobernantes habían logrado elsometimiento de las oposiciones provinciales, la obediencia al gobierno cen-tral, la unificación de los grupos dirigentes del país, la organización de lasnuevas instituciones del Estado, en particular la del Ejército, y la integracióny delimitación del territorio. Con estos logros, el nuevo Estado nacional estu-vo en condiciones de asegurar las bases del orden social capitalista, y la eco-nomía del país continúo con su incorporación al mercado mundial a través deproductos agropecuarios de clima templado.

Los requerimientos de mano de obra para los nuevos trabajos impulsaronla llegada de cientos de inmigrantes, su integración a la sociedad argentinaplanteó problemas y desafíos a la clase dominante. La burguesía terratenien-te se enfrentó a la crisis de legitimidad de su gobierno, que había sido orga-nizado como un régimen oligárquico40. Esta consistía en una democracia res-tringida, asegurada por la represión y la exclusión de porciones numerosas dela población. En los primeros años del siglo XX, se evidenció que las trans-formaciones económicas y sociales tenían que ser acompañadas por cambiosen el régimen político. La ley Sáenz Peña de 1912 significó el primer paso


hacia una democracia ampliada41. Como explican Ezequiel Gallo y RobertoCortés Conde, el desarrollo de la industrialización en Gran Bretaña y en elcontinente europeo originó la integración de la Argentina a la economía capi-talista mundial de acuerdo con los preceptos de la división internacional deltrabajo.42 Los países industrializados comenzaron a demandar productos delos países productores de materias primas que les servían como alimento parasus poblaciones e insumos para sus industrias. De esta manera, la economía yla sociedad argentina, entre 1880 y 1930, estuvo ligada a la economía mun-dial por medio del desarrollo del modelo agrario exportador. El sector pro-ductivo más importante, en términos de la obtención de divisas de las expor-taciones fue el agrícola ganadero, siendo éste el factor dinámico de desarro-llo económico durante este período. Las exportaciones argentinas consistíanen el trigo, el maíz, el lino, los cueros, las lanas y la carne vacuna.Exceptuando períodos ocasionales de sequía o de graves depresiones econó-micas, la Argentina exportó todos los años a partir de 1890 hasta 10 millo-nes de toneladas de cereales. Luego de 1900, y de la introducción de losbuques con cámaras congeladoras y los frigoríficos, las exportaciones de carnede distinto tipo alcanzaron un promedio de 350.000 toneladas. La superficiecultivada pasó de 580.000 a 24.000.000 de hectáreas entre 1872 y 1915.43

Otro de los rasgos sobresalientes de la economía de esta época fue que elcrecimiento y desarrollo de su infraestructura provino de las inversiones decapital extranjero, el cual provenía, en su mayor parte de Gran Bretaña. Estasinversiones se realizaban de distintas maneras. Una de ellas, y quizas una delas más importante antes de 1880, fueron los empréstitos oficiales. Controlaral Estado significaba gozar de un tratamiento preferencial por parte de losbanqueros extranjeros y de considerables ventajas económicas. Otro tipo deinversiones que se llevaron a cabo en esta época fueron para el trazado delíneas férreas. De Inglaterra provino una oleada masiva de inversiones enferrocarriles. El desarrollo de comunicaciones eficientes fue el principal factorque posibilitó el boom agropecuario. Es por ello que el tendido del ferrocarrilconstituyó el eje articulador del desarrollo urbano de los pueblos y ciudadesde la pampa gringa.

En este sentido, el caso de San Francisco es significativo. La ciudad fuetrazada, orientada y organizada en función de las vías del ferrocarril para quede esta manera la producción agrícola fuera transportada a los puertos deRosario y Santa Fé.44 De esta forma, San Francisco se incorporó al boom agro-pecuario que empezó a desarrollarse en todo el país a finales del siglo XIX.

El Ferrocarril Central Córdoba (sección Este) fue la primera línea quecruzó el departamento San Justo, poniendo en comunicación la ciudad de


Córdoba con San Francisco, extendiéndose luego a la ciudad de Rosario. En1885 una ley provincial autorizaba la concesión de la construcción de la líneaférrea a un particular, finalizada la obra en 1888, esta pasó a manos del ser-vicio público. Luego se continúo con la prolongación del tendido de las líne-as férreas que llegaban a Santa Fé, comprendiendo la línea Frontera deCórdoba-Rosario y el ramal San Francisco a Rafaela.45 Junto a las vías férre-as, Iturraspe, fundador de la ciudad, construyó el primer molino harinero. En1892 se erigió también el molino “Meteoro” de los hermanos Boero, lugareste que será epicentro de conflictos obreros posteriores. La construcción deestos dos molinos se debe a que el agro fue la primera fuente productiva delos colonos de San Francisco, éstos fueron en su mayoría, inmigrantes italia-nos y españoles. En los primeros años la siembra y cosecha de trigo fueron lasprincipales actividades de enriquecimiento de la zona. La ganadería se limita-ba a escasos bueyes que se utilizaban como animales de tiro para los aradosde mancera, e incluso para trasladar de campo a campo las maquinarias devapor utilizadas en la cosecha. No tardarían muchos años para que ingresarananimales holando a la ciudad, y en donde se instalarían los primeros tambos.

La industria46 fue otro de los pilares de desarrollo económico en la ciudadde San Francisco. Sus inicios datan de 1890. Una de las primeras industriasque evoluciona en la zona es una calera que respondía al rápido crecimientode la construcción en la ciudad. Otra fábrica que comenzó en esos años a fun-cionar fue la de fideos Tampieri, Biava y Cía. En 1920, la fábrica, que fun-cionaba sólo con el nombre de Tampieri, contaba con un plantel de 150 ope-rarios, en su mayoría, inmigrantes italianos, polacos, rusos, yugoslavos aun-que también empleaba criollos. La fábrica tenía una producción de 25 milkilogramos diarios de pastas, parte de la cual se exportaba a Bolivia, Paraguay,España e Italia.

En la misma década comenzaron su actividad industrial una fábrica dezarandas para máquinas agrícolas y otra fábrica de sulkis. A estas industrias sesumaron talleres de herrería y reparación de maquinarias agrícolas, talleres decurtiembre, una fábrica de jabones, otra de calzado, una carpintería mecáni-ca, un taller de metalurgia, una fábrica de hielo y gaseosas.

Según José Lencinas, en la ciudad de San Francisco encontramos unasociedad fuertemente polarizada entre ricos y pobres, capitalistas-propietariosy trabajadores.47 Este autor insiste en que esta polarización, junto a la inmi-gración, fueron determinantes en la constitución del entramado social y cul-tural de esta ciudad. Esto se puede confirmar con testimonios que se hanpodido recoger sobre la constitución de la sociedad y la cultura sanfrancis-quenses de la época.48 Agregar lo de Ernesto


Los primeros inmigrantes que llegaron a esta ciudad fueron italianos,españoles, suizos, alemanes, judíos, y algunos árabes, quienes se asentarondesde muy temprano.49 De esta corriente colonizadora, llegaron agricultores,herreros, sastres, carpinteros, médicos, comerciantes y algunos maestros.50 En1889,51 había en la colonia 300 familias, que sumaban 2045 personas, en sumayoría italianos. Sólo 123 eran argentinos naturales, y 360 eran argentinoshijos de extranjeros.

La educación fue uno de los problemas para estos primeros colonos, y esaquí donde se empieza a vislumbrar un fuerte sentimiento clasista. Un ele-mento interesante para rescatar de este incipiente clasismo reside en que losinmigrantes piamonteses, en su mayoría católicos, celebraban la Marcha sobreRoma de Garibaldi en vez de las fechas patrias importantes en la Argentina.

Por su parte, en su obra Su tierra, la aldea, su escuela, el historiador san-francisquense Joaquín G. Martínez, quien fuera un miembro conspicuo de laelite local, escribió:

En 1894 se abre la primera escuela fiscal, pero sus programas de ense-ñanza, abarcando materias para ellos (los inmigrantes) superfluas eimpartidas gratuitamente no cuajaba con el entendimiento de laincipiente próspera colonia de extranjeros [...] La escuela fiscal debíaser para los pobres en solemnidad. Era de mal tono tener hijos en ella.Las escuelas particulares, pues, gozaban de alto predicamento.52

Las primeras escuelas que surgieron fueron por el fruto del esfuerzo dealgunos particulares que dictaban programas estructurados independiente-mente de los planes oficiales; un dato distintivo era la enseñanza religiosa acargo del cura párroco como materia obligatoria. Es entrado el siglo XX,cuando se inauguró la escuela fiscal, la misma quedaba relegada para las fami-lias pobres que no podían mandar a sus hijos a las escuelas de particulares.Ante el crecimiento de la población escolar, las autoridades municipales, al nopoder abrir escuelas propias, subvencionaron por muchos años a estosemprendimientos particulares. Recién en 1913, se creó la primera escuelamunicipal nocturna para niños pobres que no podían asistir a la escuela diur-na. La razón de la existencia de estas escuelas nocturnas para niños era queéstos trabajaban desde muy temprana edad en fábricas y talleres, siendo enmuchos casos el único ingreso familiar. Un ejemplo de ello es el testimoniode una de obrera de la fábrica Tampieri, que con catorce años trabajaba diezo más horas diarias para llevar a su casa una bolsa con carne.53

En San Francisco, el culto religioso era muy importante para los colonos.Lo interesante era que la vida religiosa estaba vinculada a la vida política de


la ciudad. Según testimonios de la época54, el párroco tenía un peso políticosignificativo, que lo unía al partido local Plus Valía. Asistir a misa significaba,por un lado, rendir culto a la Virgen y salvar el alma de los pecados, y por elotro, escuchar sermones con tintes políticos, en donde el cura era el encarga-do de influenciar en la conciencia de los feligreses sanfrancisquenses.

En el aspecto político, la ciudad de San Francisco presentaba sus propiasparticularidades. Se ha considerado hasta ahora en el resto del país, en estasprimeras décadas del siglo XX, que en la estructura política de la Argentinaexistía una marcada dicotomía entre el Partido Conservador y el PartidoRadical. En cambio, en San Francisco, la tendencia fue dividirse entre alinea-mientos ideológicos de derecha o de izquierda. En esta ciudad puede obser-varse que los partidos políticos eran electoralmente en su mayoría vecinalis-tas55. Si bien algunos intendentes fueron simpatizantes o afiliados a partidosnacionales, su proclamación y candidatura local la hacían como integrantes departidos vecinales. Esta situación existió desde la primera intendencia en1915, en la que fue elegido León Sananes por ley 2436, hasta el año 1936,en donde fue electo el Dr. Raúl Villafañe, que respondía a la línea radical deAmadeo Sabattini.

Otra característica de la ciudad de San Francisco era que en estos partidosvecinales, el poder económico estaba fuertemente ligado al poder político,con algunas excepciones como fue el intendente Serafín Trigueros de Godoy.Familias vinculadas a la actividad agropecuaria e industrial, como los Boero,Tampieri, Iturraspe, Lanfranchi, y Fozzatti, que eran miembros y fundadoresde la Sociedad Rural y el Centro Industrial, tenían la mayoría de los cargospolíticos y dominaban las fuerzas de seguridad. Los testimoniantes recuerdana estas familias como los dueños del pueblo, en donde la coerción que ejercíanéstas sobre el resto de la población sanfrancisquense era perceptible en todoslos ámbitos de la vida diaria.

Dentro de los alineamientos políticos locales, uno de los partidos vecina-listas más importantes fue el Plus Valía que respondía a una coalición entrelos dos partidos cordobeses más relevantes, como eran el PartidoDemócrata56 y la Unión Cívica Radical. El otro partido significativo en SanFrancisco fue el Comité Popular de Defensa Comunal, cuya predica radicali-zada tenía su mayor influencia en Henry George57, tanto en el aspecto social,económico como en el area de la educación. Es por ello que los enfrenta-mientos entre Plus Valía y el CPDC fueron una constante en la vida políticasanfrancisquense. Esto sugeriría un complejo entramado de internas políticas,en donde la burguesía, agrupada en su mayoría en el partido Plus Valía, noveía con buenos ojos el discurso radicalizado del CPDC. Más si se tiene encuenta que gran número del voto obrero era para este último partido. Por


ejemplo, ya casi al final de la huelga, encontramos una nota del diario localsanfrancisquense en donde el partido Plus Valía valeó el auto en que se con-ducían José Lencinas, quien fuera diputado por los radicales rojos enCórdoba, el ex-intentendente Serafín Trigueros de Godoy y los corresponsa-les de los diarios Córdoba y El País.58 Este hecho marca claramente la necesi-dad de la burguesía local de borrar cualquier elemento disidente que se opu-siera a sus propios interéses y el CPDC fue una alternativa de poder real yaque Serafín Trigueros de Godoy fue intendente en varias oportunidades enSan Francisco.59 Esto último sugeriría varias cuestiones sobre la composiciónsocial y cultural sanfrancisquense. En parte, esto se debería a que muchos delos inmigrantes piamonteses, en su mayoría católicos, venían con una fuertetradición garibaldina que se dejaba traslucir en las prácticas políticas tantocomo sociales y culturales. A su vez, Esta confluencia de tradiciones y expe-riencias dieron vida a una cultura particular en esta ciudad, que se alimentóde esta práctica radicalizada y que tiene una temprana existencia en SanFrancisco.

Estas prácticas políticas radicalizadas, que se mencionaron anteriormente,se complejizan cuando se encuentra desde temprano en la ciudad SanFrancisco la presencia de partidos de izquierda. Esto implicaría una convi-vencia entre una sociedad de características conservadoras con experienciaspolíticas radicalizadas. Tanto el PS, como el PC, y no sólo en la ciudad de SanFrancisco, sino en toda la zona circundante, estaban organizados a través deinstituciones culturales, sociales y políticas como la biblioteca “MáximoGorki”, el sindicato Oficios Varios, y a través de agrupaciones como Sacco yVanzetti y Bandera de Combate.60 En las lídes electorales también se puedepercibir su presencia. Un claro ejemplo de esto es el incremento de los votan-tes del PC en este período; éste después de la huelga de 1929, pasó de tener40 a 301 votos.61 Como mencionamos anteriormente, años más tarde, una delas primeras intendencias comunistas en hispanoamérica se dió precisamenteen Brinkmann, una ciudad vecina a San Francisco.62

Todo lo dicho hasta aquí indicaría que en la ciudad de San Francisco exis-tió un complejo entramado que conjugó prácticas políticas que tuvieron,como rasgo distintivo, la presencia de partidos vecinales locales, con una cul-tura izquierdista que ya en 1929 se manifestaba a través de instituciones polí-ticas, culturales y sociales. Estos elementos interactúaban dentro de unasociedad polarizada. Por un lado, esta ciudad del interior de Córdoba deten-taba una burguesía terrateniente e industrial concentrada en pocas familiassanfrancisquenses.63 Esta burguesía local se caracterizó por concentrar tantoel poder político como económico, es por ello que los cargos y las funcionespolíticas estaban en manos de los “dueños de San Francisco”, denominación


que utilizaban varios de los testimoniantes que fueron entrevistados para estainvestigación. Por otro lado, se encontraban trabajadores rurales y urbanosque se relacionaban de forma directa o indirectamente a una economía vin-culada a las actividades agroexportadoras e industriales. El vínculo entre bur-guesía y obreros se distinguió por ser de opresión por parte de la primera, quese manifestaba tanto dentro del ámbito de trabajo como en la arena política.La respuesta de los trabajadores a esta doble coerción fue la resistencia. Esoexplicaría en parte el grado de adhesión y radicalización que tuvo en SanFrancisco la huelga del año 1929.

Sumado a esto, el desarrollo urbano e industrial de la ciudad de SanFrancisco fue creciendo en forma acelerada. El tendido de las vías férreas unióa esta ciudad del interior de Córdoba a los puertos de Rosario y Santa Fé yde esta manera a la economía nacional. Esto posibilitó el incipiente progresode San Francisco ya que había posibilidades de trabajo, tanto en las activida-des agropecuarias como en talleres e industrias. Las consecuencias de este cre-cimiento fue una rápida migración del campo a la ciudad, así como tambiénpromovió la inmigración de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

En este contexto fue que se desarrolló una de las huelgas más importan-tes de la época en el interior de Córdoba. Este conflicto obrero, que comen-zó en la fábrica Miretti y Cía. y que luego se diseminó por otras industriaslocales, tuvo mayor impacto en la fábrica de fideos Tampieri donde la orga-nización y la resistencia obrera fue llevada adelante por obreras que en unbuen número se habían ligado al PC. La presencia de este partido en la huel-ga le dio un tinte particular a la misma ya que reveló una cultura izquierdis-ta que se encontraba oculta.

La huelga del año 1929, con la presencia de partidos de izquierda, comoel PC, es un caso paradigmático para el análisis de la conflictividad obrera enel interior del país. Aquí radicaría la importancia de revisar los conflictos obre-ros más allá de las grandes urbes. El ejemplo de la ciudad de San Francisco sehace extensivo a otras ciudades del interior del país en donde habría queinvestigar qué sucede con los obreros urbanos en estos lugares. Es erróneoseguir restringiendo los estudios sobre conflictos obreros a las grandes ciuda-des, así como que se vincule a los conflictos obreros en el interior sólo conlas actividades agropecuarias. Si bien, los avances que han aportado los estu-dios de Waldo Ansaldi, Adrián Ascolani, Clara Craviotti y Eduardo Sartelli64

sobre los conflictos obreros rurales en la zona pampeana son de suma impor-tancia y de una riqueza conceptual y documental invalorable, es imprecindi-ble analizar lo que sucede en las ciudades y pueblos del interior del país.


CONTEXTO DE LA HUELGA DEL AÑO 1929.LA RELACIÓN ENTRE LOS TRABAJADORES,

LOS PATRONES Y EL ESTADO

Las conflictivas vinculaciones entre obreros, patrones y el Estado quepodemos observar durante la huelga en la fábrica Tampieri del año 1929 enla ciudad de San Francisco debemos enmarcarlos dentro de la relación deconflicto entre capital y trabajo que tuvieron lugar en la Argentina en el perí-odo que se inaugura con los primeros años del siglo XX. Según RicardoFalcón,65 a lo largo del período que transcurre desde principios del siglo XXhasta el año en que se produce la huelga de 1929, las relaciones entre patro-nes y obreros y la ingerencia del Estado frente a los mismos, tuvieron unaserie de cambios sustanciales. Estas alteraciones se debieron a la estrecha vin-culación con las modificaciones producidas a nivel general en las relaciones deproducción y en la organización del trabajo en los establecimientos. A su vez,el fortalecimiento del movimiento obrero y de su capacidad de representar afranjas más amplias de trabajadores fue un factor modificante. Por su parte,los patrones se agruparon en organizaciones que tendieron a endurecer supolítica frente a los trabajadores. Por último, en relación a la actitud delEstado frente a los conflictos entre capitalistas y trabajadores, ésta sufrió uncambio con respecto a la política de laissez faire que había tenido en los últi-mos años del siglo XIX, por una posición activa y de mediación ante los mis-mos.

Hasta el año 1880 el trabajo urbano se desarrollaba en pequeños talleresque tenían muchas veces un régimen de explotación familiar de la mano deobra, en donde el patrón solía ser un antiguo obrero que trabajaba junto a lostrabajadores. El grado de conflictividad era escaso ya que los conflictos que-daban en el ámbito individual, sin alcanzar una dimensión colectiva. Desdemediados de la década de 1880, con el surgimiento de algunas fábricas y talle-res medianos, los propietarios impulsaron nuevas formas de organizar el tra-bajo y establecieron nuevas formas de relacionarse con sus obreros. La com-posición heterogénea de la mano de obra urbana que reconocía orígenessociales y étnicos diferentes y con múltiples tradiciones laborales hacía másnecesario para los patrones imponer una disciplina colectiva de trabajo.

La primera expresión coercitiva de disciplinamiento de la fuerza de traba-jo fueron los reglamentos que los patrones fijaban unilateralmente y quecomenzaron a generalizarse después de 1890. Estos establecían horarios detrabajo rigurosos para el verano y el invierno de diez horas por día; el perso-


nal no podía rehusarse a trabajar durante la noche o los domingos en caso denecesidad. Las infracciones fueron penalizadas con multas, entre ellas, todoretraso que superara los cinco minutos; los obreros no podían fumar, ausen-tarse del taller sin autorización, recibir visitas o entrar y salir con bultos de loslugares de trabajo.66 En el caso de la ciudad de San Francisco, una de las obre-ras entrevistadas67 nos relató que las condiciones de trabajo en la fábrica eranmuy malas, que no había horarios y donde era común que mujeres y niñostrabajaran por salarios inferiores a los de los obreros hombres. Un elementosignificativo a destacar eran las maneras de disciplinamiento explícitos e implí-citos de los patrones hacia sus obreros. Esta se llevaba a cabo por medio deviolencia física, así como también de violencia simbólica. Tampieri le pegabaa sus empleados con un cinturón. Aquí es interesante remarcar que éste asu-mía un rol paternalista, que él interpretaba que era justo ya que era el patróny dueño de la vida de estos obreros. En entrevista del día 12 de Diciembreque le realizó el diario La Voz del Interior68 a Tampieri, éste decía que: no esta-ba dispuesto a conceder que se le quitara el privilegio de pegar a los menores ale-gando que él quería preservar su derecho de reprenderlos “como un padre”. Laotra forma de violencia y de demostrar autoridad por parte de Tampieri erala simbólica. La obrera antes mencionada señalaba que su patrón, Tampieri,recorría la fábrica con un revolver en el cinturón, y que cuando ellas lo escu-chaban que venía “temblaban”. Esta doble dimensión de violencia ejercidapor Tampieri acentúaba su autoridad frente a los obreros, pero la contrapar-tida de esto era la fuerte oposición que generaba entre sus obreros. Los obre-ros que se pudieron entrevistar de la fábrica de fideos Tampieri, tenían encomún un mismo recuerdo sobre su patrón, Tampieri, como sus hijos, que-daron en la memoria de estos trabajadores como personas malas, explotado-ras y violentas. Es por ello que tanto la inflexibilidad de Tampieri, como lacombatividad de los obreros y obreras de su fábrica generaron una de lashuelgas más significativas del interior del país. Es importante remarcar, queaños más tarde, en 1973 se produjo otro Tampierazo. Con características dis-tintas, ya que participaron en el mismo agrupaciones de izquierda comoMontoneros y el ERP, el hecho de que se repitiera en la misma fábrica es depor cierto significativo. Más si se considera que en este segundo Tampierazono tan solo se paralizaron los obreros de la fábrica, sino que también le incen-diaron la casa a Tampieri.

Dos medidas eran particularmente irritativas para los obreros, estas eranlas multas y los certificados de conducta. Por un lado, las multas tenían uncarácter disciplinario, pero a su vez significaban un mecanismo de reducciónde los salarios preestablecidos. A su vez, los certificados de conducta, exigi-dos por muchos patrones, tenían como función establecer verdaderas discri-


minaciones y constituir las famosas “listas negras”. Estos dos mecanismos dedisciplinamiento fueron temas recurrentes entre las organizaciones obrerasque realizaban arduas campañas para abolirlas.

Otro de los puntos de conflicto entre las organizaciones obreras y la patro-nal fue la cuestión del control del reclutamiento de la mano de obra. Al prin-cipio, las organizaciones empresarias y los patrones individualmente no admi-tían restricción a su autoridad absoluta para contratar o despedir obreros sintrabas. Esto empezó a ser cuestionado por las sociedades obreras, generándo-se numerosos conflictos desde comienzos del siglo XX. En el fondo de la cues-tión, esta medida estaba vinculada a un problema más de fondo que significa-ba el reconocimiento por parte de la patronal de los sindicatos obreros. Lasorganizaciones obreras entablaron luchas feroces por el reconocimiento de lossindicatos contra los patrones agrupados en la Unión Industrial Argentina(UIA). Este fue el punto en el cual los patrones mostraron mayor inflexibili-dad. La huelga del año 1929 en la ciudad de San Francisco es un claro ejem-plo de este problema. El reconocimiento del Sindicato de Oficios Varios seconvirtió en la causa de la prolongación del conflicto por meses ya que lapatronal se reusó desde un principio ha aceptarlo.

Un tema urticante para la patronal era la organización obrera, por ello sutenacidad en no reconocer los sindicatos. Las sociedades obreras, y más pre-cisamente una de sus formas de lucha, la huelga, eran captadas como amena-za contra el orden social y político. De hecho el conflicto podía tomar muchasformas pero, como señala David Montgomery (noolvidar nota), darse en elplano del control de la producción el mismo implicaba un desafío implícito ala propiedad privada. En 1903, año en que se sancionó la Ley de Residencia,el presidente Roca expuso lo siguiente: ...se produjeron en esta Capital lashuelgas que hubieron de abarcar una considerable extensión y amenazar lariqueza pública y las fuentes de la prosperidad nacional en el momento de másactivo desarrollo.69 La acción obrera directa era vivenciada como una amena-za contra la riqueza y la prosperidad. La huelga era percibida como un acon-tecimiento negativo y peligroso, que bordeaba la figura del delito. La huelgaera por definición ilegal, amenazaba la riqueza pública y las fuentes de la pros-peridad nacional, deteniendo la circulación del comercio, dificultando la vida,sembrando el malestar y perturbando el orden público.70 El conflicto del año1929 en la ciudad de San Francisco puede ser representativo al respecto.Durante tres meses la ciudad estuvo paralizada por la huelga, alterando “elorden público”. Por esta razón, el comisario de órdenes, que había sido man-dado desde Córdoba por el Poder Ejecutivo, tuvo que autorizar que por lomenos el mercado vendiera pan y leche para asegurar provisiones mínimaspara la población sanfrancisquense.


Un resultado de lo anterior es que si bien el Estado tuvo una política delaissez faire, en relación a los conflictos entre capital y trabajo en los últimosaños del siglo XIX, ésta fue reemplazada en los primeros años del siglo XX, poruna postura activa del mismo ante estos problemas. La manera en que lo hizofue combinando un tipo de represión sistemática, que tendió a resguardar elorden y el uso de la fuerza. A esto se sumaron ciertas tentativas de integraciónque se expresaron a través de una clara intención de arbitraje entre capitalistasy obreros y en la aparición de las primeras manifestaciones de una legislaciónprotectora del trabajo.71

En el año 1912, uno de los objetivos que se había planteado la reformaelectoral había sido incorporar a los obreros al sistema político y debilitar lafuerza de las organizaciones que proponían medidas de acción directa paraobtener mejoras en sus condiciones de trabajo. Sin embargo, como las con-diciones de la economía primaria exportadora estaban basadas en el manteni-miento del bajo costo de la mano de obra, los grupos sociales que controla-ban el sector exportador no estuvieron dispuestos a otorgar aumentos de sala-rios.72 Más aún en condiciones de bajas del ciclo económico a raíz delcomienzo de la Primera Guerra Mundial. Después de 1914, el enfrentamien-to entre los obreros y los capitalistas, que ya era importante, se agravó nota-blemente ya que la situación económica de los obreros se deterioraba por ladesocupación y la inflación.

Según el historiador inglés David Rock,73 en las elecciones de 1916, losradicales tuvieron clara conciencia que la mayoría de los votos obreros loshabía cosechado el PS. Asimismo, era imposible ignorar que amplios sectoresdel movimiento obrero estaban dirigidos por el anarquismo. Aunque, enmunicipalidades como San Francisco, la mayoría de los votos obreros eran delala izquierda de la UCR, los radicales rojos o georgianos. Como conclusión,la UCR trató de establecer una nueva relación entre el Estado y la clase obre-ra urbana. Es por ello que la política laboral que adoptaron los radicales teníacomo objetivos: lograr la integración política de los trabajadores, detener elavance del PS y por último, fijar un nuevo cometido a los sindicatos. De ahíque a partir de 1916 los sindicatos fueron el blanco de la acción del gobiernoradical. Debido a que cualquier esfuerzo por aumentar los beneficios a distri-buir entre los sindicatos y los obreros acarreaba la posibilidad de conflictospotenciales con la oligarquía agroexportadora y los capitales extranjeros, elgobierno no optó decididamente por apoyar a los obreros. Entre 1916 y 1919el radicalismo se inclinó por una política de captación hacia el sindicalismorevolucionario; ya que durante estos años, en el movimiento obrero comen-zaba a consolidarse esa tendencia, y se declaró a favor de los huelguistas cuan-do el movimiento de fuerza afectó a los sectores dominados por el capital


extranjero, evitando enajenarse las simpatías de los empresarios nacionaleshaciendo que las compañías extranjeras pagaran las concesiones efectuadas.

De esta manera, el gobierno radical tuvo una relación ambivalente frentea los trabajadores. Por un lado, debía proteger los intereses de los sectorespropietarios y de la clase media no vinculados a la industria ya que el radica-lismo se propuso expandir y consolidar la economía agro-exportadora y supoder provenía de la coalición con estos sectores. Y por el otro, tomar medi-das que aseguraran el voto de los obreros al partido radical. Según DavidRock, es por ello que los radicales se propusieron la “armonía de clases”.74

Para lograrla, el gobierno sostuvo que el Estado cumplía una función esencialcomo árbitro de los conflictos entre los obreros y los patrones. Pero, en gene-ral, el contacto entre el gobierno y los obreros tuvo lugar sólo durante el perí-odo de huelgas. La verdadera participación del gobierno en las huelgas tuvoun carácter meramente coercitivo, utilizando su facultad de recurrir a supoder de policía para favorecer a uno u otro bando. De hecho, el PCA acusóa la UCR de “fascista” con ciertos elementos de razón por cuanto a lo repre-sivo del movimiento obrero.

El intento de captación de los sectores obreros por parte de la UCR fra-casó entre 1919 y 1921. Tanto en la Semana Trágica (enero de 1919) comoen las huelgas patagónicas (1921 y 1922) la UCR se vió obligada a optarentre su política obrera y las presiones tanto de sectores oligárquicos como desectores medios en defensa del sistema agroexportador. A pesar de sus vacila-ciones iniciales, el presidente Yrigoyen se definió en contra de los trabajado-res generando dos de las más grandes masacres de obreros en la historiaargentina. El general Dellepiane, hombre de confianza del gobierno, repri-mió con sangre a los obreros de Buenos Aires en 1919; mientras que, en1922, otro radical, el coronel Benigno Varela, fusiló a más de 2.000 huel-guistas anarquistas en la Patagonia. El conflicto de intereses entre los distin-tos sectores que integraban la UCR agudizado por las presiones generadas enel ejercicio del poder estatal, estalló en 1924 cuando se escindió lo que fué laUCR Antipersonalista. Las raíces de la escisión provenían de años anteriores.En la práctica, lo que significó la división entre yrigoyenistas y antipersonalis-tas fue el avance dentro de la UCR de los sectores medios. La elección de1928, que llevó a Hipólito Yrigoyen por segunda vez a la presidencia de laNación, reveló el cambio que se había operado en la UCR y por ende en laactitud de amplios sectores de votantes. La UCR obtuvo 839.140 votos, osea el 57,4% del total, mientras que la UCR Antipersonalista recibió 155.371votos, el Partido Conservador 73.048 y el Partido Socialista 65.660.75 Es denotar que esta vez votó el 81,1% de los inscriptos.76 Es evidente que el resul-tado refleja la mayor identificación de los sectores medios rurales y urbanos


con la UCR. Por último, debemos notar que si bien la escisión de 1924 impli-có un avance de los sectores medios dentro del radicalismo, éste conservóentre sus afiliados a varios miembros de familias oligárquicas. Estos últimos,si bien vieron su voz reducida dentro de los comandos partidarios, retuvieronuna gran cuota de influencia.

EL MOVIMIENTO OBRERO EN CÓRDOBA

Luego de 1916, Córdoba será uno de los baluartes de Yrigoyen, siendoesta provincia una de las primeras en que gana en el interior el radicalismo,imponiéndose el ala más conservadora de la UCR, los denonimados “azules”.Dos años más tarde, en 1918, la Reforma Universitaria es el hecho que másse identifica a los logros del gobierno radical a favor de la clase media. Losorígenes de la misma hay que buscarlos en los conflictos que tuvieron la élitecriolla y los nuevos grupos de clase media en torno al acceso a las universida-des, así como al acceso a las profesiones liberales. Los objetivos de la ReformaUniversitaria eran por un lado, modificar los planes de estudio y que se pusie-ra fin a la influencia escolástica y clerical en la educación superior, y por elotro, plantear una democracia educativa en donde los estudiantes pudieranparticipar del gobierno de las universidades.

Los obreros, por su parte, estuvieron presentes en la sucesión de huelgasestudiantiles que comenzaron en las universidades como forma de repudio alconservadurismo universitario. Roberto Ferrero77 plantea que la aproxima-ción obrero-estudiantil fue un fenómeno surgido de la espontaneidad, sinacuerdos ni posicionamientos oportunistas. Mientras los estudiantes se movi-lizaban por la Reforma Universitaria, afloraban las huelgas obreras. Las movi-lizaciones de trabajadores, los mitines y manifestaciones populares se hicieroncorrientes. La huelga ferroviaria del año 1917 tuvo gran repercusión enCórdoba.78 A fines de ese mismo año y principios de 1918, la huelga de losobreros del calzado inauguró la marcha a un conjunto de huelgas que abar-carían varios gremios, entre ellos a Zapateros, Albañiles, Pintores,Carpinteros, Caleros y Molineros, los que en su gran mayoría triunfaron. En1918, estos sindicatos se agruparon en la Federación Obrera Local (en ade-lante F.O.L) en la ciudad de Córdoba. Al mismo tiempo, en el sud y oeste dela provincia agraria, los obreros rurales entraron en pleno período de agita-ción. Delegados de la F.O.L. incidían en pueblos y ciudades importantescomo Marcos Juárez, Bell Ville, Villa María, Leones, Río Cuarto. En el tér-


mino de un mes la ola de huelgas se había extendido por toda la zona agra-ria, organizándose más de veinte sindicatos, entre ellos, Estibadores, Carrerosy Oficios Varios.79 En este ambiente de gran agitación, en 1919, se realizó elCongreso Constitutivo de la Federación Obrera Provincial (F.O.P.), desta-cándose como dirigentes de la misma Pablo López, Miguel Contreras yPedro Magallanes. Más de cuarenta sindicatos ingresaron en la nueva centraldel proletariado cordobés,80 reuniendo a más de cincuenta mil obreros entre laciudad y el campo. Esta cifra es poco probable puesto que de ser cierta estacifra, se puede inferir que Córdoba sería una de las provincias con más traba-jadores organizados en el país. Sin embargo, más allá de su estricta veracidad,la misma refleja la importancia que había tenido la UOP y su peso social.

Después de constituida la F.O.P. se desataron nuevas huelgas y nacieronnuevos gremios en la ciudad de Córdoba, entre ellos Tranviarios, Luz yFuerza y Cerveceros. A su vez, en el interior se constituyeron nuevosSindicatos en Inriville, Alejo Ledesma y Las Varillas. Sin embargo, en el senodel movimiento sindical comenzaba a aparecer con fuerza la lucha ideológi-ca. Socialistas, anarquistas, sindicalistas revolucionarios, socialistas internacio-nales (más tarde comunistas) disputaban la dirección del movimiento obrero.La lucha entablada en la Capital Federal entre anarquistas y sindicalistas refor-mistas (F.O.R.A. del V Congreso versus F.O.R.A del X Congreso), comen-zaba a agitar las aguas en el movimiento sindical cordobés. El Congreso de laCentral Obrera Cordobesa siguió la linea de la unidad y resolvió no adherir aninguna de las centrales nacionales, aunque las luchas internas entre comu-nistas, anarquistas y sindicalistas fueron desgastando el apoyo de los obreros,sumado a esto el reflujo del movimiento obrero luego del período de agita-ción de 1918-1922, en donde la burguesía retornaba a la ofensiva.

La huelga del año 1929 en la ciudad de San Francisco se enmarcó dentrode este movimiento de agitación obrero-estudiantil que se vivía en Córdobaen esta época. El incipiente desarrollo de este movimiento en la provinciatuvo sus efectos rápidamente en el interior de la misma. Y esto no tan sólo sedio en las zonas agrarias en donde los peones rurales comenzaban a agre-miarse y a organizarse sino que en las ciudades del interior, como es el casode San Francisco, este dinamismo de luchas sociales tuvieron repercusionesque marcarían la historia del movimiento obrero sanfrancisquense. Con elconflicto del año 1929 surgieron los primeros sindicatos en la ciudad, quepronto se adhirieron a la F.O.P y que repitieron las luchas provinciales entreel PS y el PC. Al igual que a nivel nacional, el tema del reconocimiento de lossindicatos fue una de las reivindicaciones más peleadas por parte de los tra-bajadores y en donde encontraron más resistencia por parte de la patronal. Elelemento a destacar de esta huelga es que el problema del reconocimiento del


sindicato se convirtió en uno de los ejes reivindicativos más importantes quellevaron adelante los dirigentes del PC, extendiendo el conflicto por tresmeses ya que la patronal no estuvo dispuesta a negociar al respecto. De estamanera, el PC tuvo una participación activa y determinante en la constitucióny organización del movimiento obrero sanfrancisquense.

LA HUELGA DE 1929 EN SAN FRANCISCO

La huelga del año 1929 en la ciudad de San Francisco involucró a tres delas fábricas más importantes de la ciudad, éstas fueron Miretti y Cía, losMolinos Boero y la fideería Tampieri. En San Francisco, una ciudad del inte-rior de Córdoba, la conflictividad que tenían los capitalistas y trabajadores,que se vivía tanto a nivel nacional como provincial, hizo que la huelga seextendiera por meses, movilizando a miles de obreros que reclamaban por susderechos. La característica de este conflicto reside en que la presencia del PCen el año 1929 ayudó a la organización, movilización y constitución delmovimiento obrero como sujeto colectivo a través de la lucha por la reivin-dicación de la jornada de ocho horas, el aumento de salarios y lo nuevo paraestos obreros sanfrancisquenses, el reconocimiento del sindicato.81 De estamanera, se fue conformando una experiencia82 de clase que hizo que, por unlado se generaran redes solidarias entre los mismos obreros y, por el otro lado,que muchos de estos trabajadores llegaran a politizarse, sobre todo en el casode las obreras de la fábrica Tampieri que conformaron la AsociaciónFeminista Comunista de San Francisco y la Juventud del Partido Comunista.Estos datos indicarían que hubo una buena recepción de los dirigentes del PCdentro del movimiento obrero sanfrancisquense, lo cual sugeriría la existen-cia de una cultura radicalizada, concepto medular de este trabajo que serádesarrollado más adelante.

El historiador inglés Raphael Samuel a partir de su investigación sobre lamilitancia del Partido Comunista inglés (CPGB), nos sugirió repensar quésucedía con las prácticas políticos-culturales en las ciudades chicas. Este autor,centrándose en la zona del East End de Londres,83 a través de testimonios,cartas, poemas, autobiografías y novelas logró reconstruir un rico mundopolítico y social asentado en una cantidad de tradiciones y expresiones cultu-rales que mostraban un submundo izquierdista de una riqueza y vitalidadinsospechada para la mayoría de los historiadores. El deslizamiento y la resig-nificación cultural de estas tradiciones en otras nuevas, él las llamó los teatros


de la memoria. Estos eran pautas y criterios izquierdistas que se vivían nocomo “política” o “ideología” sino como comportamiento correcto, como sen-tido común. Estos conceptos de comportamiento correcto y sentido común pro-vienen de los planteos que utiliza Raymond Williams para explicar queentiende este autor por “cultura social”. Este tipo de definición de culturaimplica para Raymond Williams una descripción de una forma de vida parti-cular, que expresa ciertos significados y valores no sólo en el arte y en el aprendi-zaje, sino también en instituciones y el comportamiento cotidiano […] la teoríacultural es el estudio de las relaciones entre los elementos en toda una forma devida. El análisis cultural es el intento de descubrir la naturaleza de la organi-zación que es el complejo de estas relaciones. […] Una palabra clave en este aná-lisis es ‘patrones de conducta’: es con el descubrimiento de un patrón caracterís-tico […] el cual revela identidades y correspondencias […] El término que uti-lizaría para describir esto es ‘la estructura de sentimiento’.84

Si bien sería complejo hablar aquí de “cultura” como el conjunto de pau-tas y criterios que articulaban la identidad del conjunto de los obreros san-francisquenses, sí se pueden inferir algunas estructuras de sentimientos, comolas denomina el autor inglés Raymond Williams. Lo que se plantea este tra-bajo es ver cómo, a través de una situación coyuntural como fue la huelga de1929 en la ciudad de San Francisco, los trabajadores fueron mostrando unaserie de valores y principios. Estos generaron un comportamiento aceptadocomo “propio” y “correcto” entre los propios obreros, de esta manera fue-ron, organizándose y forjando lazos solidarios entre los mismos. De esta cir-cunstancia es que fue cristalizándose un tipo de cultura particular, cuya carac-terística más significativa fue la fusión de tradiciones que los inmigrantes tra-ían de sus lugares de origen con experiencias radicalizadas que los obreros yobreras sanfrancisquenses fueron adquiriendo a través de la lucha por sus rei-vindicaciones laborales.

Para dar cuenta de ello, se recurrió a los periódicos de la época y a revis-tas de izquierda, este tipo de fuentes escritas sirvieron para estructurar unacrónica del conflicto. Para ahondar en la subjetividad de la huelga y rastrearesta cultura subterránea nos servimos de las herramientas de la Histria Oral.La metodología que se utilizó fue la de entrevistas semiestructuradas de finalabierto, en donde se utilizó un cuestionario-guía que nos sirvió como orga-nizador de la entrevista. Se partió de preguntas muy generales, que hacíanreferencia a una cronología específica, hacia preguntas más particulares.Hubo que tener especial cuidado con las entrevistadas ya que en su mayoría,eran personas mayores de ochenta años, en donde el problema de la memo-ria fue un tema recurrente en las entrevistas. En muchos casos las entrevista-das se ponían nerviosas ya que no podían recordar algo en especial, así como


también hubo saltos temporales entre la época en que se desarrolló la huelgay el segundo Tampierazo. Es por esta razón que se eligió este tipo de técni-ca de entrevistas semiestructuradas ya que la misma nos brindó un espectromás amplio para realizar las entrevistas, sin tener que circunscribirnos a uncuestionario rígido que podría haber sido frustrante para las entrevistadas yaque en muchos casos se sentían acomplejadas por el hecho de no poder recor-dar.

I

La huelga del año 1929 se caracterizó por llevar adelante una metodolo-gía de acción similar por parte de los trabajadores de las distintas fábricas enconflicto. Estos presentaban pliegos de condiciones que apuntaban a reducirel horario de trabajo a ocho horas y a obtener un aumento salarial. Un ingre-diente tradicional, pero que se planteó como novedad para estos obreros fueel reconocimiento del sindicato, que fue creado en esa época bajo el nombrede “Sindicato de Oficios Varios”.

A su vez, la respuesta de la patronal fue siempre la misma: la negaciónabsoluta de aceptar las condiciones de los obreros, es por ello que los obre-ros sanfrancisquenses recurrieron a la huelga que duró varios meses. Por suparte, el gobierno municipal tendió a ocupar una posición que osciló entre lamediación y la represión, defendiendo en muchos casos los intereses de lapatronal. Esto era la repuesta a una burguesía muy concentrada en la ciudadde San Francisco, en donde el poder político estaba fuertemente vinculado alpoder económico. Como ya se mencionó anteriormente, “los dueños delpueblo”, estas pocas familias importantes de esta ciudad, hacían sentir su pre-sencia y su fuerza en todos los aspectos de la vida sanfrancisquense.

Los antecedentes del conflicto en la fábrica Tampieri se remontan al mes deAgosto y fue en la fábrica Miretti y Cía85 donde comenzó la huelga. El día docede ese mes86 los trabajadores de esa fábrica demandaron un aumento en el sala-rio y que se aplicaran las ocho horas diarias de trabajo.

En una entrevista que realizó el diario La Voz del Interior al ex diputadodel CPDC87 por la ciudad de San Francisco J.R. Lencinas, éste decía:

el conflicto comenzó dos meses atrás por causas de órdenes económicasentre trabajadores y capitalistas.88


En otra entrevista del mismo periódico a un profesor de la EscuelaNormal de San Francisco, Z. Alvarez, éste afirmaba que:

la ley de ocho horas no se cumplía, siendo que los trabajadores teníanque trabajar más de doce horas diarias, los salarios se encontrabanpor debajo de la media y el monopolio de las actividades comercialese industriales se concentraba en dos o tres ricachones y que la policíarespondía directamente a estos.89

Por su parte, en una entrevista realizada para esta investigación a una delas obreras que trabajaba en la fábrica Tampieri, ésta relató su experiencia deesta manera:

P: ¿ Y cómo llegan a la huelga Doña Leticia?

R: Éramos menores de edad y hacíamos más de 11, 12 horas por día.

P: ¿Qué pedían ustedes?

R: Y las 8 horas, porque hacíamos 11 o 12 horas por día.90

P: ¿La huelga empezó en Miretti, Doña Leticia?

R: Cuando los Miretti hicieron la huelga nos largamos nosotros también.

La huelga fue el desenlace, para estos obreros y obreras sanfrancisquenses,de una vida de explotación desmesurada por parte de la patronal, y en el casode la mayoría de los trabajadores en estas fábricas, sus ingresos significaban elúnico sostén en la economía familiar. La historia de Victoria Rodríguez,empleada administrativa de la fábrica Tampieri, es un buen retrato de ello. Ensu testimonio ella relató lo siguiente:

Yo empecé a trabajar porque en mi casa hacía falta, de parte de lafamilia de mi padre en España, había mucha gente que estaba bien,en vez nosotros ... cuando murió mi padre le escribimos a los parien-tes de España, los que estaban bien, mi padre murió, trabajaba dePatrucco. Patrucco era una fábrica de cal que estaba frente deTampieri, un poquito mas allá, entonces él trabajaba ahí; porquemis padres no vinieron a quedarse. Vinieron en un contingente quevino mucha gente, ellos pensaban quedarse un tiempo, hacerse unospesitos e irse, pero la fatalidad es que entra a trabajar de Patrucco yél tenía que atender los hornos. Entonces fue un día a abrir el hornopara, no se cómo habrá sido ahí, él abrió la puerta del horno y elmismo vapor del horno lo tiró para atrás y en ese entonces no habíabarandilla, no había nada, y se fue para atrás y cayó de arriba, nose mató enseguida, dice que estuvo 17 días en el hospital hasta que


falleció; pero se imagina mi hermano 10 meses tenía, mi hermana 2años y medio y yo 3 y medio, ¿qué podíamos hacer sin un peso? Porquelo poco que teníamos lo habíamos gastado y ellos vinieron con laintención de volver a España [...] yo trabaje muchos años deTampieri, siendo el único ingreso familiar.91

Estos hijos de inmigrantes, entraban a trabajar en las fábricas desde muypequeños, es por ello que es recurrente encontrar tanto trabajo infantil y demujeres, que se prestaban con facilidad a ser maltratados por sus patrones.Las excesivas horas laborales, en condiciones precarias y con sueldos que nocubrían las necesidades básicas de estos trabajadores hizo que las palabras deldelegado de la U.O.P., Jesús Manzanelli, tuvieran buena recepción entre losobreros y obreras sanfrancisquenses.

Leticia Castelli nos decía lo siguiente:

P: ¿Ustedes le creían a Manzanelli lo que decía?.

R: Bueno, yo era joven ¿qué quiere? A uno lo entusiasmaban, como hací-amos tantas horas.

P: ¿Era justo, entonces, lo que pedía Manzanelli junto con ustedes?.

R: Sí, era justo. Llegó una mañana, yo me acuerdo siempre. Hacíamoscomo una harina, la vendían por semola, pero era fideo molido, en bolsitasde seda y las cosíamos, y yo era el primer mes que cobraba y la compañera mepreguntó: ¿cuánto te pagaron? Le digo yo: 90 centavos y no lo vimos a él acá[se refiere al Sr. Tampieri] y él de atrás me gritó: “demasiado para que pon-gas un pedazo de carne en la olla”. Tenía 14 años.

P: ¿Y para qué le alcanzaba eso?.

R: Y bueno mi padre hacía changas, entre todos ayudábamos.92

La primera respuesta de la patronal a la huelga que se planteó en la fábri-ca Miretti fue decretar un lock out93. Allí mismo se realizó una manifestaciónobrera que logró reunir a más de mil trabajadores que se movilizaron por lascalles de la ciudad en apoyo a los huelguistas de la fábrica Miretti. La huelgase extendió por varios días y se realizaron concentraciones obreras organiza-das por el sindicato de Oficios Varios.

El día 20 de Agosto se llevó a cabo una concertación entre obreros y lapatronal de la fábrica. Estos últimos accedieron al aumento salarial pero no alreconocimiento del sindicato, por lo cual los operarios decidieron seguir conla medida de fuerza. El tema del reconocimiento del sindicato fue un ele-mento de tensión continua entre la patronal y los obreros ya que los prime-


ros no accedían a este pedido y sí al reconocimiento de las ocho horas de tra-bajo y del aumento salarial.

Ante la inflexibilidad de la patronal, se fijó otra concentración obrera enrespaldo a los trabajadores de Miretti y Cía, en donde se anunció la posibili-dad de concretar un paro general si no se hallaba solución al conflicto. Ya paraeste entonces, la huelga fue tomando matices que trascendieron el ámbitocerrado de la fábrica. Aparte de que los dirigentes locales del “Sindicato deOficios Varios” comenzaron a involucrarse, ya estaba presente en la ciudad deSan Francisco el delegado de la U.O.P de Córdoba, Jesús Manzanelli.94 Enlas entrevistas realizadas, Jesús Manzanelli (quien venía de tener una ricaexperiencia en la organización de los obreros en las ciudades de Córdoba yde Cosquín95y era miembro del PC y delegado de la U.O.P) era percibidoentre los trabajadores como el promotor de la huelga, ya desde sus comien-zos en la fábrica Miretti. Su objetivo principal, más allá de lograr las reivindi-caciones laborales como eran la jornada de ocho horas y obtener un aumen-to salarial, era la constitución del sindicato y su reconocimiento por parte dela patronal. Este va ser un punto de inflexión entre la patronal y los trabaja-dores que le costará caro a la clase obrera sanfrancisquense. El PC fue el quepromovió para que el reconocimiento del sindicato fuera parte de la luchaobrera. Es por ello que el conflicto tomó características particulares ya que elmismo se extendió por tiempo indeterminado y esta ola de conflictividad sediseminó en otras industrias. Se sumaron al paro de la fábrica Miretti losobreros del Molino Meteoro de Boero Romano.96 El día 23 de Agosto sellevó a cabo una huelga general en San Francisco en solidaridad con los obre-ros en conflicto y en conmemoración del segundo aniversario de la ejecuciónen Estados Unidos de los anarquistas Sacco y Vanzetti. Es importante remar-car aquí la presencia en el diario local La Voz de San Justo, así como en el cor-dobés La Voz del Interior, de anarquistas en la zona. También, JesúsManzanelli, en su crónica sobre la huelga, afirma que los obreros y obrerasde la fábrica Tampieri entonaban “Hijo del Pueblo” tanto como la“Internacional” mientras trabajaban.97 Jorge Etchenique, en su estudio sobrelo que el autor denomina el anarquismo en el interior, encuentra anarquistasen esta época en dos localidades del sur de Córdoba, Huinca Renancó eHipólito Bouchard.98 Es por ello que sería pertinente, en un trabajo futuro,investigar la existencia de anarquista en San Francisco. Esto nos permitiríaconectar tanto anarquistas, socialistas, comunistas y radicales rojos con estacultura subterránea de la cual venimos haciendo mención.

A su vez, la intervención del gobierno empezó a tener injerencia abiertaen el conflicto. Por su parte, la Asociación Plus Valía solicitó que se constitu-yera un Tribunal Arbitral Permanente para la solución de conflictos gremia-


les. Este tribunal estaría integrado por el intendente municipal,99 un repre-sentante obrero y un representante empresarial. La intervención del Estadocomenzó a tener protagonismo como mediadora entre la patronal y los obre-ros, aunque con el transcurso del conflicto, el gobierno respondió claramen-te a las necesidades de la patronal, que como ya se mencionó anteriormente,en esta ciudad se caracterizó por tener el control de los medios de produc-ción así como también el acceso a los cargos públicos y políticos.

El conflicto gremial se solucionó en la fábrica Miretti y Cía ya que lapatronal aceptó los reclamos obreros, pero en los Molinos Meteoro la dispu-ta persistió. El mes de Septiembre empezó con altos niveles de conflictividad.La Alianza Antifascista Italiana resolvió declarar un boicot contra varias casasde comercio en apoyo a las agrupaciones obreras.100 En la fábrica Miretti sesuscitaron nuevos problemas que tensaron cada vez más las relaciones entrela patronal y los trabajadores. El día tres de este mes, el obrero AgustínBaldezart se opuso a aceptar ordenes de su capatáz por lo que la patronal lodespidió. Los trabajadores no ingresaron a la fábrica y se originó una disputaentre un obrero y un capataz, saliendo herido el obrero. Intervino la policíay detuvo a los protagonistas de los sucesos. El Comité de Huelga de la fábri-ca criticó a la patronal y la acusó de que:

Luis Miretti golpeó a un obrero hasta voltearlo por haber tenido ésteparticipación en la huelga, al operario Agustín Baldezart se le armóun pésimo antecedente para ser despedido.101

Mientras tanto, en los Molinos Meteoro, a diecisiete días de comenzadoel conflicto, el Comité de Huelga acusó al propietario Boero Romano de con-seguir “rompehuelgas” para normalizar el funcionamiento del molino. El día13 de Septiembre, el diario local102 informó que llegó a la ciudad de SanFrancisco un destacamento del escuadrón de seguridad de Policía de laProvincia de Córdoba para garantizar el trabajo en el Molino Meteoro.Horacio Boero, como miembro del Centro Comercial e Industrial, fue quienpidió al ministro de gobierno de la provincia de Córdoba este escuadrón deseguridad. Es de destacar que Boero era, a su vez, delegado departamental dela U.C.R.

El apoyo de los obreros de otras fábricas y distintas agrupaciones gremia-les no tardó en llegar a los trabajadores en huelga, y la misma sociedad seidentificó con la causa obrera, no consumiendo los productos que proveníande los Molinos Meteoro. Un ejemplo de ello es que la ConfraternidadFerroviaria se involucró en el conflicto e intentó interceder entre los obrerosy la patronal. Para ello se entrevistó con los empresarios del Molino Meteoro


sin llegar a ningún acuerdo. De esta manera, resolvieron, en solidaridad conlos operarios en huelga, realizar un mitín y luego una marcha en la plazoletadel Ferrocarril Central Córdoba.103 Una semana después, el día 23 deSeptiembre, el diario La Voz de San Justo anunció que se decidió realizar unboicot a los productos del Molino Meteoro hasta que no se resolviera el con-flicto en esta empresa, de esta manera no se compraría pan elaborado conharina de dicho establecimiento.

II

A un mes de comenzado el conflicto, el día 24 de Septiembre, los obre-ros de la fideera Tampieri y Cía. se sumaron al conflicto y presentaron un plie-go de condiciones por el cual solicitaban un aumento de salarios y la reduc-ción del horario de trabajo. Es así como los obreros de la fábrica Tampierientraron en la lucha por el reconocimiento de sus derechos. Ante la negativade los propietarios de la fábrica Tampieri de recibir a los delegados delSindicato de Fideeros y Anexos, se decretó el paro total para el día 25 deSeptiembre. La policía custodió la fábrica y se produjeron algunos incidentesentre la policía y algunos obreros que se acercaban a la planta fabril, siendodetenidos algunos trabajadores.104 Comenzó aquí una seguidilla de detencio-nes y persecuciones de obreros y en particular, del delegado de la U.O.P deCórdoba, Jesús Manzanelli. La intervención del Estado, a través de la policía,empezó a ser más visible y se fue tornando sistemática, custodiando las fábri-cas, evitando concentraciones obreras y persiguiendo a obreros y delegadossindicales.105

El día 28 de Septiembre, el PS realizó un mitín en frente al Banco Nación,en donde se desempeñaba como director del mismo, Augusto Boero, dueñode los Molinos Meteoro.

Es de destacar que la intervención del PS en la huelga del año 1929 tuvoun papel secundario. Sólo participó realizando repudios a figuras locales des-tacadas, como es el caso de Augusto Boero. También mantuvo discusionescon el PC a través de su diario La Vanguardia, criticando a este partido deque con su sistema comunista de hacer proselitismo106 sólo consiguió una tris-te derrota para la clase obrera sanfrancisquense. Es interesante resaltar que,cuando se le preguntó a un entrevistado107 sobre la presencia e influencia delPS en la ciudad de San Francisco, éste nos relató que era más importante quela del PC, ya sea en cantidad de adherentes como en antigüedad en la zona.


Por cierto es que el PC empieza a tener recien injerencia en esta ciudad des-púes de la huelga del año 1929, y su repercusión duró muy poco. Lo que hayque cuestionarse aquí es porqué el PS, teniendo en la época en la cual se des-arrolla la huelga en San Francisco, un aparato que podía apreciarse tanto anivel electoral, así como también en el fomento de espacios culturales, no par-ticipó, más que de manera accidental, en este conflicto.

Parte del repudio del PS al dueño de los Molinos Meteoro era que eneste establecimiento estaban siendo reemplazados a los obreros por krumirospara realizar las tareas de los huelguistas que ganaban $3,80 por jornada enel momento de pedir el aumento. Mientras que a los krumiros se les daba pordía $8, más la comida, el alojamiento y los cigarrillos. Sin embargo, la pro-ducción diaria de bolsas fue bajando a más de la mitad por la ineficiencia delos contratados. El diario La Voz de San Justo en una nota de este mismo día,planteaba al respecto:

la patronal especula con el hambre y la falta de ahorro de los obrerospara que poco a poco los carneros retornen a la majada. Los señoresdel Molino Boero tienen millones para resistir mucho tiempo el movi-miento, pero no olviden ellos que no lograrán dignificarse ante lasociedad como se dignifica el obrero en esta lucha de justísima rei-vindicación.108

III

Para el mes de Octubre, el conflicto en los Molinos Meteoro y en la fábri-ca Tampieri no encontraba solución. La intransigencia de los patrones hizoque la lucha por los derechos de los obreros se mantuviera firme. La falta desoluciones llegó a alarmar al propio Poder Ejecutivo de la provincia, quienmandó desde Córdoba como comisionado al Dr. M. Ponce Santillán paralograr establecer negociaciones que tendieran a solucionar el problema enestas dos fábricas. El Dr. Ponce Santillán se contactó con los empresarios enconflicto y esta es la respuesta que los mismos le dieron al mandatario cor-dobés: según los señores Miretti ‘se ha llegado a una solución definitiva delconflicto’, según los señores Boero ‘no mantienen conflicto con sus obreros yaque su establecimiento marchaba plenamente y con sueldos diarios de $4,80 a$5,30’ [siendo que los obreros de esta fábrica hace cuarenta y cinco días queestán en huelga y el personal que esta trabajando es contratado]. Por último,el señor Tampieri le ‘anuncia la clausura de su fábrica por la tensión reinan-


te en la población, aclara que no todo el personal acataba la huelga pero que porseguridad se cerraba su establecimiento’”, y le destacó al Dr. Santillán doscosas, por un lado, “que existe entre él y sus empleados buenos vínculos que lle-gan a enorgullecerlo, y por el otro lado, que existe en la ciudad la presencia deelementos extraños al medio que conducen a los obreros por mal camino.109 ElDr. Ponce Santillán, al otro día del encuentro con los dueños de las fábricasen conflicto dió por terminada su intervención y retornó a la ciudad deCórdoba.

Por su parte, el secretario del Sindicato de Oficios Varios también se diri-gió al Ministro de Gobierno de Córdoba reclamando por la decisión policialque autorizaba sólo dos actos públicos por semana y en una misma plazoletacéntrica. Esto se convirtió en un problema para los obreros en huelga ya quela inflexibilidad de los patrones llevó a un plan de lucha por parte de los tra-bajadores donde los mitines y las marchas, el boicot a los productos de estasfábricas y la huelga se sostenían día a día. Esta decisión de la policía provin-cial de contener las manifestaciones obreras por medio de la reducción en lacantidad de actos por semana tenía como fín desmovilizar a los trabajadoresy de contener la protesta social. Lo que hacían estos actos era mantener firmey movilizar a la gente, cuestión que preocupaba y molestaba a la burguesíasanfrancisquense, al gobierno local y provincial. Por esta razón es que larepresión de la policía hacia los obreros fue cada vez más ofensiva, persi-guiéndolos, reprimiéndolos y no dejándolos manifestar. Debido al estadopúblico y la presión ejercida por los obreros y la misma sociedad a través desu solidaridad con estos, el gobierno provincial accedió al pedido del secreta-rio del sindicato y con esta decisión los trabajadores intensificaron la propa-ganda huelguista. El día diecinueve de octubre, el PC realizó una concentra-ción obrera en la plazoleta del Ferrocarril Central Córdoba donde habló JesúsManzanelli. Este criticó el accionar represivo de la policía, que a pesar de queel gobierno provincial había concedido la libre realización de actos y mani-festaciones callejeras, la policía local siguió acosando y reprimiendo a losobreros, entre ellos, a mujeres y niños.

A esta altura, la dimensión del conflicto fue tomando un cariz cada vezmás violento. El día veintisiete de Octubre, un enfrentamiento entre los kru-miros y los obreros huelguistas del Molino Meteoro dejó como saldo a variosheridos de armas blancas y de armas de fuego. El diario La Voz de San Justoen una nota posterior a los enfrentamientos de los obreros, indicó algunasirregularidades que tenían que ver, por un lado, con que el escuadrón deseguridad no respondía a las ordenes del jefe político local, sino a los del pro-pietario del molino, el señor Horacio Boero. Por el otro lado, que la llegadade dicho escuadrón se debió a una gestión del jefe del radicalismo del depar-


tamento de San Justo, Don Augusto Boero, hermano de los propietarios delmolino. Este habría logrado “gracias a sus poderosas influencias políticas, elenvío de aquel destacamento que debía actuar bajo las ordenes directas de susfamiliares.”110 De esta manera, la ofensiva de la burguesía fue girando hacíauna posición cada más dura e inflexible, utilizando todos los medios necesa-rios para detener la lucha obrera. Aquí es interesante remarcar que la expe-riencia de la huelga muestra claramente que una clase como la burguesía esmucho más que una mera patronal. De hecho es una relación social que nosólo se expresa en la extracción de plusvalía sino en una serie de vínculos fami-liares, con el Estado, además de la propiedad de los medios de producción,que son los que permiten y refuerzan su dominación.

LOS SUCESOS DEL 21 DE NOVIEMBRE DE 1929

En la jornada del día 19 de Noviembre el Sindicato de Oficios Varioshabía decretado un paro general para el día siguiente. El paro se llevó a cabocon parcial acatamiento de los sindicatos adheridos y en esa ocasión hablóJesús Manzanelli quien denunció a la policía por la persecusión que venía rea-lizando a los obreros, que en comisiones recorrían los comercios pidiendo elcierre de los mismos. El ambiente de tensión que vivía la ciudad tuvo su coro-lario el día 21 de este mes. La jornada comenzó con el recorrido rutinario quelos obreros y obreras hacían por los comercios pidiendo el cierre de los mis-mos como una forma de solidaridad con los trabajadores en lucha. Es impor-tante señalar que esta es una forma de lucha típica del movimiento obreroanarquista y comunista de la época. Por ejemplo, Hernán Camarero encuen-tra formas similares de lucha en los conflictos de la década de 1920 en BuenosAires, sobre todo en el sindicato de la madera conducido por comunistas.111

La policía a caballo interceptó a los obreros que no eran más de cuarenta,entre mujeres, niños y hombres y que en ese momento estaban cruzando lacalle cuando comenzó a dispararles. Como resultado del tiroteo, murieron unempleado de la empresa telefónica, una obrera de 14 años de la fábricaTampieri y un agente policial. También resultaron heridos y luego detenidosvarios obreros más. Al igual que en otros conflictos, nótese la virulencia de larepresión desatada por la UCR de Yrigoyen sobre los obreros huelguistas.

Este hecho hizo que el conflicto en la ciudad de San Francisco, que yatenía más de dos meses, fuera noticia en los matutinos de la provincia deCórdoba. Esto generó la solidaridad de distintos gremios locales y naciona-


les. Por su parte, la UOP y el PC decidieron profundizar medidas de luchaque tenían como fín realizar un paro provincial, que se llevó a cabo los días29 y 30 de Noviembre. A su vez, las distintas agrupaciones de izquierdatomaron partido y repudiaron con actos y mitines “la brutalidad de la bur-guesía”, como denominaron a los sucesos de San Francisco. El diario La Vozdel Interior dio una larga lista que ocupaba más de una página en donde losdistintos gremios locales y agrupaciones de izquierda como “Bandera deCombate”, la anarquista “Sacco y Vanzetti”, la Federación Socialista cordo-besa112 y la Alianza Antifascista Nel’Argentina llamaban, en su conjunto, a unparo general en toda la provincia como forma de repudio de lo ocurrido enSan Francisco. Este paro general no llegó hasta finales del mes de Noviembre,como ya se mencionó. De todas maneras, estas agrupaciones de izquierdarealizaron distintos mitines en puntos nodales de la ciudad de Córdoba comouna manera de solidaridad con los obreros sanfrancisquenses.

El gobierno provincial también manifestó su preocupación por el carízque estaban tomando los hechos en la ciudad de San Francisco. Este mandóal comisario de órdenes E. Mendilaharzu Corvalán quien enseguida se hizocargo de la situación. Para tratar de descomprimir la situación fue la de levan-tar el sitio que los policías habían puesto en el local obrero. Esta medida res-pondía al hecho de que no se encontraron las armas ni las personas vincula-das al tiroteo de la mañana como afirmaba la Autoridad local. TambiénMendilaharzu ordenó que se dejaran en libertad a los obreros y obreras dete-nidas.

El desarrollo del conflicto en la ciudad de San Francisco fue tomandocaracterísticas que lo llevaron más allá del clásico antagonismo entre capita-listas y trabajadores. El cariz de la huelga va mostrando un complejo entra-mado cultural, en donde se entrecruzan tradiciones con sentidos comunesque no se vinculan a encuadramientos partidarios o ideológicos. De lo que setrata aquí es ver cómo la experiencia de la explotación por parte de la bur-guesía local generó una cultura de resistencia entre los trabajadores sanfran-cisquenses en donde confluyeron una rica mixtura de elementos radicaliza-dos. A medida que el grado de conflictividad fue aumentando, las caracterís-ticas de la huelga se fueron complejizando. Una de ellas hace referencia a ladiseminación que tuvo la huelga en otras fábricas de la ciudad. La mismacomenzó como un reclamo salarial en la empresa Miretti y Cía y en muypocos días los obreros de los Molinos Boero y la fideera Tampieri se sumarona la huelga. Otra característica tiene que ver con el tipo de reclamo que hací-an los trabajadores. A la exigencia de la obtención de un aumento salarial yde la reducción de la jornada de trabajo a ocho horas, se agregó el reconoci-miento del sindicato por parte de la patronal. Al igual que en otros conflic-


tos en la Argentina de la época, este último factor se convirtió en un temafundamental de disputa entre la patronal y los obreros. Para estos últimos,este pedido era visto como una reivindicación revolucionaria puesto que altomarlo como herramienta clave para la lucha en torno al control de la pro-ducción, se convertía ésta en quien tendría el dominio sobre la propiedad pri-vada de los medios de producción.En el caso de la huelga en San Francisco,este hecho hizo que el conflicto continuara y se tornara cada vez más violen-to. La lucha por el reconocimiento del sindicato significó para los obrerossanfrancisquenses que, por un lado, se diera vida al Sindicato de OficiosVarios, lugar en donde los trabajadores encontraron un espacio para reunirsey organizarse. Por el otro lado, que tuviera como promotor de esta disputa alPartido Comunista. Como ya señalamos, a días de comenzada la huelga en lafábrica Miretti y Cía, este partido de izquierda envió a la ciudad de SanFrancisco a uno de sus delegados más importantes, Jesús Manzanelli. El papelque desempeñó Manzanelli en el desarrollo del conflicto tendió a la organi-zación de la clase obrera, así como también logró que muchos de estos tra-bajadores se politizaran. Todos estos factores estarían sugiriendo la presenciade una sociedad receptiva a discursos radicalizados. Uno de los factores másimportantes en esta receptividad sería que gran parte del aluvión inmigrato-rio de finales del siglo XIX provino de Italia, en especial del Piamonte. Estosinmigrantes traían una tradición garibaldina que siguieron prácticando en laArgentina. Al decir de E. P. Thompson,113 estas tradiciones y costumbres encomún son cohesionantes. Si bien en principio son conservadoras, enmomentos de conflicto y de cambio emergen como revolucionarias. Así, el“siempre lo hicimos de tal manera” se convierte en algo cuestionador. La tra-dición garibaldina, recordada como gesta de unificación italiana, tambiéncontiene elementos de protagonismo popular antioligárquico y antieclesiásti-co constituyente de los mazzinianos. Asimismo, la tradición de los “camisasrojas” que participaron de la independencia uruguaya, de las luchas contra elrey de Nápoles y de la defensa de la Comuna de París, eran éstos un antece-dente ineludible para la izquierda italiana. De esta manera, garibaldinos, maz-zinianos, georgianos, anarquistas y comunistas de San Francisco participan deuna cultura en común opuesta a la que había forjado la burguesía local y pro-vincial, más allá de las filiaciones partidarias. Es por ello que podemos postu-lar que la sociedad sanfrancisquense se mostraba receptiva y permeable a prác-ticas solidarias y radicalizadas ya que habría una tradición y una cultura quela sustentara. El elemento paradigmático que demostraría esto sería el llama-do por parte de la Alianza Antifascista Italiana de realizar un boicot a los pro-ductos que se elaboraban en las fábricas en conflicto y que la sociedad san-francisquense recibiera ese pedido como algo correcto que debía hacerse porlos huelguistas. De esta manera es que se sugeriría la presencia de una cultu-


ra radicalizada que puede percibirse tanto en las prácticas que la sociedad san-francisquense llevó a cabo como en la presencia de distintos partidos deizquierda que tomaron parte en el transcurso del conflicto. Asimismo, 75años más tarde, lo que revive en la memoria popular es que los obreros teíanrazón, mientras que se duda de la honestidad de Tampieri.

¿CÓMO REGISTRAN LOS DIARIOS Y REVISTAS LO SUCEDIDO EN SAN FRANCISCO?

En los diarios de Córdoba, así como en algunas revistas y periódicos deizquierda se puede también rastrear esta cultura subterránea que es posiblepercibir en todo lo que rodea a los sucesos de la ciudad de San Francisco. Lahuelga que hacía meses se venía sosteniendo en esta ciudad fue un catalizadorno sólo de la experiencia que los obreros fueron generando a través de la lucha,sino también fue sacando a la luz esa cultura radicalizada de la cual se vienehaciendo mención. Lo que se percibe despúes del 21 de Noviembre es unaagudización del conflicto entre la patronal y los obreros y, sobre todo, el accio-nar del PC a través de la U.O.P. Éste último fue rápidamente cobrando un rolprotagónico, aunque su participación era activa ya desde el comienzo de lahuelga en la fábrica Miretti. El devenir de los hechos que siguieron a esta fechatrágica en la ciudad de San Francisco hizo que este partido se autoproclamaracomo la voz de los obreros y de sus acciones. De esta postura protagónica queasumió el PC en los sucesos de San Francisco, es de donde provendrán las fuer-tes críticas que el PS, a través de su diario La Vanguardia, le realizó en su edi-ción del mes de Diciembre de 1929.114 La burguesía sanfrancisquense en suconjunto, y en especial, el dueño de la fábrica Tampieri, se sumaron a cuestio-nar el accionar del PC. El señor Tampieri fue quien remarcó, en las entrevis-tas que los distintos diarios le realizaron, la “influencia externa” como el prin-cipal factor en la huelga.

Los diarios de Córdoba La Voz del Interior y Los Principios recién sacaronunos días despúes la noticia de los sucesos de la jornada del 21 de Noviembre.El diario conservador Los Principios115 informaba lo siguiente:

la huelga de obreros de los molinos y fideerías ha degenerado en elgrave suceso que ensangrentó las calles de San Francisco... La huelgase había debilitado cuando los obreros sindicalizados resolvieron rea-nimarla, por la actitud de la policía que entorpecía sus reuniones.Lo que la autoridad hacía era garantizar el orden y la libertad de


trabajo a fín de restablecer la normalidad que reclamaba la pobla-ción cansada de vivir entre sobresaltos e intranquilidad... La huelgageneral ha sido decretada por un grupo reducido de trabajadoresque están” influenciados por elementos extraños de la ciudad”116 yque la mayoría de los obreros están reintegrados al trabajo. Estemovimiento no podía mantenerse sino por medio del terror, de la vio-lencia y a ello se debe la actitud de los agitadores y elementos exalta-dos que han provocado el doloroso suceso que se notició en que hancaído victimas inocentes sacrificadas con toda injusticia. La policíase apoderó esa tarde del local obrero, clausurándolo, secuestrándoselas armas que algunos obreros poseían.117

Y en una entrevista que este periódico le realizó al Sr. Tampieri un día des-pués, éste declaraba que:

el 90% por ciento de sus empleados no esta en huelga, ni siquieraagremiado, porque se encuentra satisfecho con el trato y el sueldo quereciben. 118

De los comentarios que realizó el señor Tampieri sobre el conflicto sepueden inferir distintas cuestiones para analizar. La primera cuestión hacereferencia al número de obreros que estaban en conflicto. A pesar de lasdeclaraciones del empresario, hay que considerar que la cantidad de obrerosque se reunían en cada marcha o manifestación obrera, sumaban más de1.000 o 1.500 trabajadores. Siendo que el censo de 1914119 contabilizaba7.722 almas en la ciudad de San Francisco y suponiendo que la población unadécada y media despúes se hubiese duplicado, un 20% de la población adultaque sólo recorre las calles protestando, sin contar aquellos que adhirieronpero que no lo manifiestaban de forma abierta, no es una porción pequeñade trabajadores como para no tenerla en cuenta.

La segunda cuestión para analizar aquí hace alusión a la “influencia exter-na”. Si sólo se tiene en cuenta a ésta como causante de la huelga [en este casoel delegado de la U.O.P., Jesús Manzanelli], se estaría minimizando la capa-cidad que los obreros tuvieron de organizarse, de luchar por sus derechos yde movilizar a la sociedad. Si bien la hipótesis de este trabajo le atribuye unaparticipación importante al PC en la organización y desarrollo de la huelgade 1929, no se puede dejar de observar que la experiencia que los obrerossanfrancisquenses desarrollaron en el transcurso del conflicto es propia deellos.


Por último, cabe remarcar el accionar de la policía. Esta no respondía sóloa la necesidad de poner orden en “el caos que los obreros habían generado”.La fuerza de seguridad acataba directamente las directivas de los patrones delas fábricas, persiguiendo, reprimiendo y maltratando a los obreros, sobretodo a aquellos que estaban sindicalizados.

El diario La Voz del Interior, quien se proclamaba como “la voz de los tra-bajadores”, trató de ubicarse del lado de éstos,120 he intentó indagar con másprofundidad sobre el problema. Es importante remarcar que este matutinodedicó, como ya se estableció en párrafos anteriores, una página entera a lasadhesiones y denuncias de los distintos gremios locales y de las agrupacionesde izquierda. Por otro lado, el mismo envió corresponsales al lugar de loshechos y estos realizaron distintas entrevistas que intentaron explicar porquese llegó a los sucesos del 21 de Noviembre.

La primera entrevista este diario realizó al Sr. Tampieri, este declaró que:

el pliego de condiciones estuvo a cargo de unos aprendices y dos meno-res de edad, la mayor parte del personal desconocía los propósitos dela huelga que se tramaban, el ambiente de los obreros era contrarioa la huelga y los muertos y los heridos no pertenecían a su fábrica, ypor último, la huelga fue provocada por el delegado Manzanelli,quien esta pagado por sus competidores y esta persona a arrastrado amenores y mujeres.121

De las declaraciones del Sr. Tampieri se puede observar, por un lado queéste desmereció en la entrevista que le realizaron que el pliego de condicio-nes presentado por los obreros estuvo a cargo de “dos menores de edad”.Como se pudo averiguar por medio de entrevistas que se realizaron a algu-nos protagonistas de la huelga, y que no aclaró Tampieri, fue que la mayoríadel personal empleado eran precisamente menores de edad y mujeres. Comose citó anteriormente, la obrera Leticia Castelli nos explicó que éstos cobra-ban sueldos de unos 90 centavos por mes, lo que alcanzaba sólo para poner unpedazo de carne en la bolsa.122 Es cierto que no todos los trabajadores de sufábrica estaban en huelga, pero si es claro que no contaba con un 90% del per-sonal trabajando, sino no hubiera pensado en cerrar la fábrica como veníaamenazando desde el inicio del conflicto en el mes de Septiembre con laexcusa de que iba realizar mejoras edilicias en su fábrica.

Por el otro lado, de nuevo Tampieri acusó a Jesús Manzanelli como elprincipal promotor de la huelga. Sabemos que Manzanelli llegó a SanFrancisco cuando el conflicto ya había comenzado. Sí se considerara que


Tampieri tenía razón, y que Manzanelli fuera el promotor de la huelga, estoimplicaría que los obreros sanfrancisquenses fueron particularmente recepti-vos a lo que planteaba el delegado de la U.O.P. Por lo tanto, si se vinculanambas cuestiones, podríamos deducir que los planteos del delegado de laU.O.P. cayeron en terreno fértil entre los obreros, cuya experiencia y prácti-cas sociales debían haber forjado sentires y nociones que se veían expresadosen los planteos del militante comunista. Por ende, de tener razón Tampieri,se estaría ante una clara expresión de cultura de izquierda que conformaría labase material de la receptividad de los huelguistas a la “manipulación exter-na”.

Estas primeras noticias que se recogieron de los diarios de Córdoba, consus distintos matices, muestran cómo los hechos del 21 de Noviembre hicie-ron que el conflicto trascendiera el ámbito local de la ciudad de San Franciscopara convertirse en un hecho de magnitud provincial y hasta nacional. Con laampliación de las fuentes que registraron estos hechos, se puede ahondar enesta cultura radizalizada de la cual venimos haciendo mención. Por ello esimportante explorar no sólo la recepción que estos matutinos tuvieron sobrelos hechos, sino indagar también sobre lo que decían las públicaciones deizquierda de la época. En la revista El trabajador Latinoamericano,123 JoséManzanelli, hermano del delegado de la U.O.P., escribió un largo artículodonde detallaba los pormenores de la huelga en la fábrica Tampieri. Para él:

La huelga estalló en la fábrica de fideos Tampieri el 24 deSeptiembre, las causas estuvieron dadas por el malestar de la clasetrabajadora a nivel económico y social. En la fábrica trabajaban350 obreros, entre ellos 120 mujeres y 100 jovenes y niños. La jorna-da de trabajo se extendía a más de 10 horas por jornada, en dondeno faltaban los maltratos y golpes a los niños y jovenes... En la fábri-ca se cantaba “La Internacional” e “Hijo del pueblo”... La U.O.P.fue la directora de la huelga, y con ella, el PC, del otro lado se encon-traba la burguesía, los capitalistas de todo color, el gobierno y susfuerzas e instrumentos de violencia, y el PS, sección de la SegundaInternacional...124

De la cita anterior se pueden deducir elementos que hacen a la existenciade esta cultura radicalizada que se encuentra latente en la ciudad de SanFrancisco. Suponiendo la veracidad del informe, el hecho de que en la fábri-ca se entonara tanto “La Internacional” como “Hijo del Pueblo” remarcaque más que estar ante un problema de carácter ideológico y partidario, loque se observa entre los obreros sanfrancisquenses es una cuestión que hace


referencia a una cultura radicalizada. El hecho de que cantaran tanto unhimno comunista como uno anarquista, sin hacer distinción entre uno y otro,sería un ejemplo de ello. Debemos señalar que la Internacional, hacia 1929,estaba vinculada a la III Internacional y al PC. Sin embargo, sus orígenes seremontan a una tradición más amplia relacionada a la Comuna de París, even-to reivindicado por el conjunto de la izquierda. De hecho, la referencia deambos himnos proletarios marca un clara contradicción que trasciende lo par-tidario para anclarse firmemente en las tradiciones de la izquierda obreranacional y mundial.

En el artículo anterior, José Manzanelli destaca el protagonismo que tuvoen la huelga la U.O.P., por ende, el PC. La participación de Jesús Manzanellifue importante en el desarrollo del conflicto, y esto no sólo lo remarca el her-mano del delegado de la U.O.P., sino también una de las sobrevivientes de lahuelga del año 1929.125 Esta nos relataba lo siguiente:

P: ¿Se acuerda de Jesús Manzanelli?

R: Sí, me acuerdo.

P: ¿El las ayudó a organizarse?

R: Si, era una buena persona.

P: ¿ Y cómo era que se organizaban?

R: Nos juntabamos a la mañana, cuando empezabamos ... e hicimos lahuelga.126

P: Ustedes paraban todo, no iban a trabajar.

R: Si, así era.

P: ¿Qué pedían ustedes?

R: Y las 8 horas, porque hacíamos 11 o 12 horas por día.

Es importante remarcar algunas partes de las respuestas de esta obrera. Enprimer lugar, queda claro que el delegado de la U.O.P. tuvo injerencia en laorganización de la huelga y que llegó a dirigir a estas obreras y obreros. Sinembargo, la experiencia que éstas adquirieron en la lucha, en un sentidothompsoniano, hizo que estas obreras se juntaran, se organizagaran y defen-dieran sus derechos, sin que un elemento externo las determinara. El senti-miento de explotación por parte de la patronal era común entre estas traba-jadoras, generando una clara oposición entre un “nosotros” y un “ellos”.Esto fue forjando lazos de solidaridad que se desarrollaron entre las mismasobreras y que esta expresado cuando dicen “nos juntamos”, o más adelantehabla de “sus compañeras”. De esta manera se fue gestando un tipo de con-


ciencia de clase particular, propia de estos obreros y obreras sanfrancisquen-ses. En segundo lugar, esta idea de comportamiento correcto, tal como laplanteaba Raphael Samuel, se evidencia cuando la obrera remarca que JesúsManzanelli era “una buena persona”. La manera en la cual queda grabada enla memoria de esta trabajadora la imagen del delegado de la U.O.P. es reve-ladora. No se lo recuerda como combativo ni revolucionario, sino como unapersona de confianza que las ayudó a organizarse. Se constituye de esta mane-ra una cultura que remarca más allá del grado de politización, una estructurade sentimientos que da cuenta de lo que los obreros entienden como “com-portamiento correcto”. Y esto nos introduce en el último elemento que sequisiera remarcar en este trabajo. Cuando se le preguntó a Leticia Castelli sihablaban de política con Jesús Manzanelli, ésta nos contestó:

“no, de lo que se hablaba, y por eso se fue a la huelga, fue de la jor-nada de 8 horas.”127

Aquí surge nuevamente el problema de la cultura. Lo que planteaba estaobrera con respecto a el grado de politización entre los obreros sanfrancis-quenses es una muestra de ello. Sin embargo, debemos reflexionar qué signi-ficaba que ella recuerde que no se discutía de política. Aquí lo pertinente esplantearse qué entendían estos trabajadores por “política”ya que muchos deellos, en este caso las mujeres, entraron a militar en la Juventud Comunista,así como también en la Asociación Feminista Comunista de San Francisco. Esfactible pensar que en la acepción de Castelli “política” era la actividad quedesarrollaban los partidos tradicionales como Plus Valía. Por lo tanto, pare-cería que era evidente para los obreros sanfrancisquenses que la reivindicaciónpor mejores salarios y por la reducción del horario de trabajo no indicaba dis-cutir sobre “política”, sino que luchaban contra la opresión que la burguesíaejercía sobre ellos y por lo tanto era parte de la vida en general. Así, el accio-nar comunista no parece haber sido considerado “político” en un sentido tra-dicional sino más bien como un planteo “clasista” o sea “de los trabajadores”.En este sentido, esto explicaría que la prédica radicalizada de Jesús Manzanellifuera muy bien recibida entre estos obreros ya que, por un lado, había nece-sidades básicas que llevaron a estos obreros a luchar, pero también había unacultura que fermentó durante el transcurso del conflicto.

Lo nuevo aquí dentro de las reivindicaciones que pedían los obreros, yesta sí es una de las principales peleas del PC de la época, era que el recono-cimiento del sindicato fuera un hecho fundamental en la lucha obrera. Estoqueda bien plasmado en las duras críticas que realizó el diario socialista LaVanguardia128 al devenir de los sucesos en la ciudad de San Francisco, y sobre


todo del accionar de Jesús Manzanelli. Para éste periódico, la llegada del dele-gado de la U.O.P. como colaborador en la organización sindical de diversosgremios no trajo más que problemas ya que “con su sistema comunista dehacer proselitismo”129sólo pudo formarse el “Sindicato de Oficios Varios” sinlograr que ningún sindicato tuviera vida propia. El pedido de reconocimien-to de este sindicato fue lo que, para este diario, entorpeció la lucha obrera,puesto que sin él los patrones habrían cedido en conceder el aumento de suel-dos y en disminuir la jornada de trabajo.

Como ya se mencionó en párrafos anteriores, el PS tuvo poca participa-ción en el desarrollo del conflicto en San Francisco. Sus acciones se limitarona realizar algunos repudios frente al Banco Nación de esta ciudad, en dondese desempeñaba como director Augusto Boero, el delegado departamental dela UCR. En cambio, las críticas que realizó el PS al accionar del PC en la huel-ga fueron variadas, sobre todo las que se referían a la organización de los tra-bajadores sanfrancisquenses. Para el PS, la derrota de la clase obrera se debióa “la intolerancia, los abusos, el charlatanismo y la incomprensión del comunis-mo criollo”.130 Estas discusiones partidarias que despertaron el tema del reco-nocimiento del sindicato hay que enmarcarlas dentro de las disputas internasque tenían el PS y el PC en esta época.

¿CÓMO SIGUE LA LUCHA OBRERA LUEGO DEL 21 DE NOVIEMBRE?

Después de los acontecimientos del 21 de Noviembre de 1929, la huelgase sostuvo en la fábrica de fideos Tampieri, y los Molinos Boero. En cambio,los obreros de la fábrica Miretti habían acordado con la patronal y volvierona sus trabajos. Pero en la fábrica de fideos y en los molinos la intransigenciade sus dueños hizó imposible todo tipo de negociación con la clase obrera.

En una entrevista realizada al secretario de la U.O.P., AntonioMaruenda131 por La Voz del Interior, éste declaraba:

P: ¿Qué puede decir del movimiento de San Francisco despúes de los últi-mos acontecimientos producidos?

R: El conflicto a dejado de tener una importancia puramente localista oprovincial para cobrar el aspecto de un problema de orden nacional.

P: ¿ Ud. cree que no tiene miras de solución el conflicto?

R: Por el momento no, ya que el comité de huelga ha agotado todos los


recursos que tenía en sus manos sin encontrar el espíritu de conciliación enlos patrones. Mientras el poder siga siendo un instrumento de los amos deSan Francisco, o sea de Tampieri y de Boero, es posible la repetición de lossucesos anteriores.132

Lo expresado por el secretario de la U.O.P. se puede observar en los dis-tintos intentos que realizaron los mediadores para interceder entre la patro-nal y los obreros y que no lograron ningún resultado positivo para la clase tra-bajadora ni para la solución del conflicto. La inflexibilidad del Sr. Tampieri ydel Sr. Boero hizo que la intervención que había llegado de Córdoba en lapersona del comisario de órdenes y comisionado del gobierno provincial,Corvalán Mendilaharzu, así como la del diputado radical Angel Gallardo, nolograran ningún efecto. Por su parte, en la ciudad de San Francisco se movi-lizó la burguesía local para buscar una solución al problema entre los obrerosy los patrones puesto que el prolongado estado de huelga y el cierre de losnegocios atentaba no sólo contra el orden sino que afectaba el desarrollo desus negocios. Como prueba de su preocupación, la primera tentativa de éstafue que el Centro Comercial e Industrial conformó una comisión a los efec-tos de intermediar entre patrones y obreros. Sin llegar a ningún acuerdo, laburguesía cambió de estrategia y terminó constituyéndose como agente poli-cial a través de la Liga de Defensa Pública.133 Comerciantes, profesionales eindustriales se apropiaron de uno de los atributos de estatidad que tiene todoEstado Moderno: el que se refiere al control de los medios de seguridad134

para garantizar el orden. El resultado de esto fue que la gente que antes habíademostrado simpatía por la causa obrera y se había solidarizado a partir delboicot de los productos derivados de las fábricas en conflicto, terminó adhi-riendo al llamado de la burguesía. A partir de aquí, la ofensiva hacia los tra-bajadores por parte de la burguesía demostró que los primeros estaban cadavez más solos. A esto se sumó la fuerte represión y persecusión por parte dela policía hacía los obreros, lo que llevó a que el local que éstos tenían parareunirse se cerrara y que los dirigentes pasaran a la clandestinidad, desdedonde seguirían con el plan de lucha. Antonio Maruenda y Jesús Manzanellifueron detenidos varias vaeces, hasta ser brutalmente golpeados por la policíay luego deportados de la ciudad. Luego de este hecho, la clase obrera sufrióun fuerte reflujo, perdiéndose el rastro en los diarios sobre el conflicto en SanFrancisco.

Es así que la lucha de los obreros sanfrancisquenses agotó todas las posi-bilidades que tuvieron a su alcance.Los trabajadores también designaron unacomisión de huelga formada por el secretario de la U.O.P, AntonioMaruenda junto a algunos obreros fideeros. La comisión de huelga no logróobtener ningún tipo de solución, lo que llevó al desgaste de la clase obrera:


la prolongación del conflicto hacía que la falta de trabajo se sintiera en loshogares de los trabajadores, con el agravante de que la represión y la perse-cusión se intensificaron durante el último mes de lucha.

Lo que podemos observar despúes de los sangrientos sucesos en la ciudadde San Francisco es que la participación del PC, a través de la U.O.P, se hizomás visible luego del 21 de Noviembre. El hecho de que viajara a la ciudad deSan Francisco Antonio Maruenda, uno de los máximos exponentes de su par-tido es un claro ejemplo de ello. Como representantes de la U.O.P., los diri-gentes del PC fueron quienes se sentaron a la mesa de negociación en repre-sentación de los obreros, presentando pliegos de condiciones que apuntaron aconseguir la reducción de las horas de trabajo, el aumento salarial y el librederecho a agremiarse.

Retomando el testimonio de Leticia Castelli, ésta nos relató como habíasido participar en esta huelga:

P: Doña Leticia, ¿ Usted participó en la huelga del año 1929?

R: No sé, cosas de juventud, como las compañeras... porque ahí había dossecciones, la sección mía se hicieron huelguistas, yo también me hice huel-guista. Casi me mataron, porque vi morir a dos. La policía nos tiroteo unamañana que salimos en manifestación, vi morir a dos muchachos y una chica.

P: ¿A Rosa Venegas?

R: No me acuerdo más los nombres de ellos.

P: Ella es una de las que murió, tenía 14 años de edad.

R: Claro, si yo entré de 14 años en la fábrica.

P: ¿Y en que sección trabajaba usted?

R: En la de paquete, había tres secciones y yo estaba en esa.

P: ¿Y cuánta gente trabajaba allí?

R: Se calculaba 300 personas.

P: ¿Cómo recuerda eran las condiciones de trabajo?

R: Trabajabamos mal, no había horarios, la mayoría eramos menores deedad, menos en la sección moño (era otra clase de pasta que se hacía), arriba,eran chicas más grandes. Y el Sr. Tampieri le pegaba a los hombres, a los pola-cos, eso lo vi yo.135

En la narración de Leticia Castelli se encuentran los elementos que se vie-nen mencionando hasta aquí. Ahora bien, poco pudo decir esta obrera acer-ca de cómo siguió la lucha en la fábrica de fideos. Otra obrera de la fábrica,


Victoria Rodríguez, aportó otra perspectiva a esta historia ya que ella traba-jaba en la parte administrativa, que quedaba en otra sección de la fábrica. Estomarcaba en la entrevista una clara diferenciación entre un “nosotros”, los quetrabajamos en la oficina administrativa y por ende estamos cerca de Tampieri,y las “otras”, esas obreras que se hicieron huelguistas. Este distanciamientocon las obreras huelguistas lo que reflejaría es el aislamiento no tanto geo-gráfico, sino también de sentimientos que tuvieron las huelguistas ya queéstas no lograron el apoyo de todos los empleados de la fábrica. La versión deVictoria Rodriguez refleja también el alto nivel de conflictividad que habíaalcanzado la huelga, pero sobre todo, demuestra el miedo que ella sentíafrente a como se iban sucediendo los hechos. Esto nos relataba:

P: ¿Había muerto una chica en la en la epoca del ‘29, en la huelga?R: La mataron, no sé, yo ya ni me acuerdo.P: ¿Habían hecho mucho lío?

R: Si, no andaban de acuerdo, los Tampieri... yo agradezco porque medieron trabajo, si yo no tuviera ese trabajo, yo no hubiera podido estar al fren-te de mi casa, y yo no seguí ninguna carrera, no porque no me hubiera gus-tado, ¿no? Porque no se podía, se imagina.

P: ¿Y los obreros eran muchos, en cantidad, que se reunian?

R: Y si, hacían reuniones, había mucho lío, como estaba en la oficinamuchas cosas no las conocía, me llegaban de rebote no más.136

Fue la crónica en los diarios de la época la que proporcionó la informa-ción necesaria para reconstruir este último mes de lucha. Cuando, luego delenfrentamiento entre la policía y los obreros, el día 21 de Noviembre llegó aSan Francisco desde Córdoba el comisario de órdenes MendilaharzuCorvalán para hacerse cargo de poner orden en esta ciudad este se entrevistócon Tampieri y le dejó en claro que:

el gobierno hará respetar las libertades obreras al igual que el tra-bajo libre, pero dentro de un plano de absoluta imparcialidad y quesi se le exigía poner a disposición de los industriales las fuerzas deseguridad renunciaría a su misión.137

Por su parte, si bien Tampieri dió su palabra de que readmitiría al perso-nal en huelga se rehuzó a poner el compromiso por escrito. Esto se debía aque los reclamos obreros no eran aceptados por el empresario, por lo que elparo continuó en la ciudad de San Francisco.


Al quinto día de paro general, en la ciudad de San Francisco se conformóuna comisión que tenía como fín dar por terminada la huelga y de satisfacerlos reclamos obreros. De dicha comisión participaron el diputado radical Dr.Angel Gallardo, quien había viajado desde Córdoba para mediar en el con-flicto, a su vez, el Sindicato de Oficios Varios aceptó que la burguesía estu-viera presente en la mediación, representada por algunos integrantes delCentro Comercial e Industrial. Por último, los obreros tuvieron como dele-gados al secretario de la U.O.P. Antonio Maruenda y a algunos obreros fide-eros.

El diputado Gallardo y la comisión del Centro Comercial e Industrialredactaron un pliego de condiciones que fue presentado a la comisión obre-ra que planteaba como puntos más importantes:

Readmisión de todo el personal en condiciones de sueldo y jornalesiguales a los anteriores a la huelga,

Derecho de agremiación,

Exclusión inicial de readmisión de los obreros Ovidio Navarro,Alejandro Piraino y José Bollatti quienes serían indemnizados con$200 a cada uno y con posibilidades de ser reincorporados a los tresmeses de reanudadas las tareas.

Cuando los obreros recibieron este pliego de condiciones, por unanimi-dad rechazaron las condiciones que en éste se planteaban, haciendo un con-trapliego que contemplaba:

La readmisión total del personal sin exclusiones,

La libertad de agremiación,

El olvido de todo agravio y cumplimiento de la jornada de ocho horasy la ley de trabajo.

La propuesta obrera fue rechazada a su vez por Tampieri quien se negórotundamente a aceptar ningún tipo de aumento salarial, a no reconocer elderecho a agremiarse de los obreros, a no incorporar al personal cesanteado ypor sobre todas las cosas, que él no firmaría ningún pliego de compromisocon los obreros. Y terminó nuevamente amenazando a los trabajadores con laidea de que si la huelga no se levantaba al otro día clausuraría definitivamen-te su fábrica. Ante esta postura de Tampieri, la mediación del diputadoGallardo y del Centro Comercial e Industrial llegó precipitadamente a su fín,sin lograr un posible arreglo entre obreros y patrones. Es importante señalar


que así como los obreros reclamaban el cumplimiento de leyes nacionales quecontemplaban la reivindicación de sus derechos, los patrones y el diputadoGallardo se rehusaron a aceptar cada pliego de condiciones presentado por losobreros.

Tal como se planteó la situación, en estas condiciones, los pliegos y con-trapliegos que se expusieron, tanto por parte de la patronal como desde lacomisión obrera, no lograron llegar a ningún tipo de acuerdo que pudieraencontrar una posible solución al conflicto en la fábrica Tampieri. La intran-sigencia de la patronal en no reconocer lo que pedían los obreros, sumado almarcado autoritarismo que caracterizá a Tampieri, hizo que la huelga conti-nuara por tiempo indefinido. Y efectivamente, Tampieri cerró su fábrica y elparo general siguió en toda la ciudad.138

Por su parte, los obreros despúes de rechazar el pliego de condiciones,siguieron con su plan de lucha, proponiéndose que hasta la huelga nacionalno se detendrían. Pero la prolongación del paro afectaba a los obreros de dis-tintas maneras, sobre todo en el plano económico. Desde Córdoba, los obre-ros de esa ciudad, a través de la U.O.P., hicieron llegar su solidaridad, orga-nizando colectas para ayudar a los trabajadores sanfrancisquenses. Y no tansólo de esta manera apoyaron la lucha de estos obreros, el paro general queafectaba a toda la ciudad de San Francisco repercutió hondamente enCórdoba, en donde los consejos de la U.O.P. y de la U.O.L. llamaron a unparo general para los días 29 y 30 de Noviembre. Esta huelga contó con elapoyo de la mayoría de los sindicatos cordobeses, entre los que se contabanlos Tranviarios, los Obreros del Calzado, Ladrilleros, Oficios Varios,Carpinteros y Albañiles, Telefonistas, Difundidores de Prensa y Chaufferes.De esta manera, la magnitud del conflicto en San Francisco trascendió elámbito cerrado de la ciudad para convertirse en un problema que la claseobrera cordobesa tomó como propia, en donde distintos sindicatos provin-ciales se solidarizaron con los obreros sanfrancisquenses, así como la U.O.P.y la U.O.L, dirigidas en ese momento por el PC. Pero la prolongación delconflicto en la ciudad de San Francisco hizo que a la larga algunos gremiosdejaran de apoyar la causa, y que los obreros de esta ciudad quedaran cadavez más solos, con un movimiento que fue debilitándose día a día. Para el dia-rio La Voz del Interior, las causas del reflujo de la clase obrera sanfrancis-quense, así como el fracaso de las negociaciones con la patronal, se debierona que:

La huelga general por tiempo indeterminado en San Francisco hagenerado un estado de tirantéz y exacerbación de los ánimos de losobreros, junto a la intransigencia de la patronal... Tardío e inhábilmediador, el gobierno ha contribuido en mucho a crear tal estado de


cosas ya que existe una alianza tácita entre los capitalistas sórdidosy los miembros del ejecutivo.139

Para este diario, la falta de solución del conflicto en la ciudad de SanFrancisco, que se prolongó por meses, tuvo como protagonistas tanto a losobreros, como a los patrones y al propio gobierno. A los obreros los acusa dehaber caído por su propia culpa en el más lamentable fracaso ya que el parogeneral y el “exceso en las exigencias en el pedir” los llevó a la derrota. Porparte de la patronal, el nivel de intransigencia hizo que las posibles negocia-ciones se resintieran entre obreros y patrones. Por último, desde el gobiernono se logró llegar a ningún tipo de solución para poder salir del conflicto ylograr restablecer el orden en la ciudad y sus mediaciones estuvieron desde elprincipio supeditadas a las exigencias de los dueños de las fábricas que seencontraban en huelga. Quizas parte de las explicaciones que planteaba estevespertino sean correctas, pero una de las causas por las cuales el movimien-to obrero sanfrancisquense se fue consumiendo se debió a que después del 21de Noviembre la represión y persecusión contra los trabajadores se sistemati-zó y fortaleció, y esta no llegó sólo desde el gobierno para imponer el ordenen la ciudad, sino que la burguesía se organizó y comenzó a tomar represa-lias por cuenta propia contra los obreros. Sus primeros intentos de mediaciónentre los obreros y la patronal pronto mutaron en ofensiva contra los traba-jadores en huelga. El día 28 de Noviembre el diario local La Voz de San Justoinformó que comerciantes y profesionales mostraron su descontento con lacontinuidad de la huelga y “al calor de tales circunstancias” nació la “Liga deDefensa Pública”, cuya acta de presentación quedó plasmada en un boletínque planteaba lo siguiente:

Pueblo de San Francisco: se invita a todos los vecinos conscientes deesta ciudad a adherirse a la Liga de Defensa Pública cuyo rol prin-cipal es restablecer las garantías que nos acuerda la ConstituciónArgentina de libre trabajo y libre tránsito ya que las autoridades aquienes incumbe esta función han demostrado incapacidad o cobar-día para cumplirlas.140

Es pertinente detenerse en este atributo de estatidad que acusó la bur-guesía sanfrancisquense para sí misma. Como el gobierno se mostró incapa-citado para garantizar lo que entendía la Constitución Nacional, en los pun-tos que se referían al libre trabajo y al libre tránsito, la burguesía creyó nece-sario que ellos, armas en manos, debían cumplir con lo que considerabanderechos básicos para todo “vecino consciente” de la ciudad. Así es como se


presentaron ante la sociedad organizados en la Liga de Defensa Pública, cuyoobjetivo principal fue perseguir y reprimir a los obreros en huelga. En su pri-mer mitín de presentación, se expresó que el estado de huelga debía terminary anunciaron que el comercio abriría sus puertas protegido por la Liga deDefensa Pública. El día 29 de Noviembre, el diario La Voz del Interior sacóuna nota en donde decía:

El día 28 se produjo un tiroteo entre la Liga de Defensa Pública ylos obreros en San Francisco sin que se produjeran desgracias perso-nales.141

Simultáneamente con la organización del mitín de la Liga de DefensaPública, en el Sindicato de Oficios Varios se llevó a cabo una asamblea inter-na donde se intentó plantear en qué posición se colocaban los gremios obre-ros frente a la organización de la burguesía, pero cuando estababan deba-tiendo, disparos provenientes desde afuera del local obrero hicieron que laconcentración obrera se dispersara. Esta fue la primera noticia que encontra-mos despúes del 21 de Noviembre142 de represión sistematizada por parte dela policía y la Liga de Defensa Pública en donde el local obrero se convirtióen un centro receptor de disparos, vigilancia y arrestos de los obreros.

Y no tan sólo se hizo uso de la fuerza contra el local obrero, luego delaccionar de la Liga de Defensa Pública,143 el paro comenzó a ceder y loscomercios céntricos, con la protección de las fuerzas policiales, abrieron suspuertas. Fuera del centro, fueron pocos los comercios que abrieron ya quesiguieron respetando el paro general decretado por la U.O.P. Gradualmente,la huelga general comenzó a quebrarse, con la presencia de la fuerza policialy de la Liga de Defensa Pública.

El día 30 de Noviembre, La Voz de San Justo sacó una nota en dondedecía que:

sin ser detenidos, son alojados en la jefatura de policía los dirigentesobreros Antonio Maruenda y Jesús Manzanelli.144

Ante la detención de los dirigentes de la U.O.P., más de 100 obreros enhuelga se concentraron en la fábrica Tampieri. Esto generó gran consterna-ción dentro de la fuerza policial ya que se había erradicado a los “agitadoresprofesionales” y los que quedaban eran “verdaderos” obreros en conflictocontra una empresa. La detención de obreros se hizo corriente, y las reunio-nes obreras fueron prohibidas, clausurándose el local obrero. Estos pasaron ala clandestinidad y siguieron reuniéndose en casas particulares. Antonio


Maruenda y Jesús Manzanelli fueron finalmente expulsados de la ciudad deSan Francisco y la fábrica Tampieri, con un fuerte dispositivo de seguridad,reanudó sus actividades con obreros viejos que no habían adherido a la huel-ga y algunos krumiros.

De esta manera, la huelga del año 1929 llegó a su fín. Despúes del 21 deNoviembre el grado de conflictividad se tornó más violento. El enfrenta-miento entre capitalistas y trabajadores se complejizó cuando la burguesíatomó el control de los medios de coerción de la ciudad y lo utilizó para des-estructurar la organización obrera y su lucha.

Es notorio cómo ya al final de la huelga se observa una clara división den-tro de la sociedad sanfrancisquense. A la radicalización que llegaron los tra-bajadores a través de su lucha reivindicativa, de donde se pueden inferir tantouna estructura de sentimientos, así como patrones de comportamientos que dancuenta de una cultura izquierdista, se le opuso una burguesía concentradaque ostentó no sólo el control de los medios de producción sino también eldominio de los medios coercitivos y de los cargos políticos de la ciudad deSan Francisco. Esta polarización de la sociedad sanfrancisquense fue matiza-da, en parte, por el partido vecinalista CPDC, que intentaba ser una alterna-tiva real, tanto para los obreros como para la sociedad sanfrancisquense, alpoder desmesurado de la burguesía local. Aunque esta última también hizomucho esfuerzo en tener a este partido vecinalista controlado, siendo susresultados poco exitosos en este caso ya que el CPDC fue gobierno, casi sininterrupciones, en las décadas de 1930 y 1940.

CONCLUSIÓN

Quedan, en este trabajo, varios interrogantes abiertos que servirían paraanálisis posteriores. El primero de ellos hace referencia al aspecto central deeste trabajo y que tiene que ver con esta cultura radicalizada que se encon-traba de manera solapada y que afloró durante el desarrollo del conflicto delaño 1929. A las preguntas de cómo y porqué, en una ciudad del interior deCórdoba, pudieron articularse distintos elementos que dieron por resultadoeste tipo de cultura particular, cabría cuestionarse si este fenómeno es propiode la ciudad de San Francisco o si puede hacerse extensivo al resto de la pro-vincia. Un indicio para inclinarnos por un tipo de cultura radicalizada querondaba, por lo menos en las zonas colindantes a San Francisco, es el hechode que, en 1958, en Brinkmann, se dió lo que fue una de las primeras inten-


dencias comunistas de América Latina que fue permitida hacerse cargo de lamunicipalidad. En este contexto es que sería necesario comenzar a recons-truir las historias de los pueblos y ciudades del interior para poder enlazar ycomprender lo micro con lo macro-histórico.

En el caso de la ciudad de San Francisco, sería pertinente preguntarse quésucedió con la huelga luego de estos tres meses de lucha. Esta cultura radica-lizada, ¿muere con la huelga o perdura en el tiempo? A su vez, cabría cues-tionarse qué vinculaciones tuvieron los sucesos del año 1929, por ejemplo,con el surgimiento del peronismo en esta ciudad. Estos elementos radicaliza-dos, ¿se habrían canalizado en el Partido Peronista?, ¿de qué manera? . Estose complejizaría aun más sí tenemos en cuenta el segundo Tampierazo, ocu-rrido en el año 1973 y protagonizado por la CGT local, en donde tambiénparticiparon distintas agrupaciones de izquierda y que conmocionaron a laciudad de San Francisco por una semana. Es evidente que esta tradición radi-calizada subsistió durante las décadas que separan un hecho del otro, rastre-arla podría constituirse en un futuro trabajo sobre el tema y que enriqueceríael campo de los estudios extracéntricos.

La segunda cuestión que es necesario preguntarse apunta al grado de poli-tización que tuvieron estos obreros y obreras que participaron en la huelgadel año 1929. Ya mencionamos que cuando se le preguntó a una de las huel-guistas si se discutía de política ella lo negó. Pero resulta que tanto esta obre-ra, como su hermana y tantas trabajadoras más se afiliaron a la JuventudComunista y a la Asociación Feminista Comunista de San Francisco. ¿Quéentendían por “política” estas obreras? ¿Cómo era que muchas de ellas esta-ban en una estructura partidaria y, sin embargo, no se sentían que participa-ban en política? Una explicación a este problema quizas resida en que estasobreras relacionaban el discurso político de Jesús Manzanelli con prácticasculturales naturalizadas en ellas. Lo “político” para estas obreras esta relacio-nado en su imaginario como algo negativo. El partido Plus Valía, en dondese aglutinaba la burguesía sanfrancisquense, era lo que ellas entendían porpolítica. Por ende, para estas trabajadoras, en su sistema de representaciones,así como también en su propia experiencia, la política era excluyente, opresi-va, elitista. Esto acentuaría aún más la presencia de una cultura radicalizadaque, precisamente, se enraizaba en una tradición que trajeron los inmigrantescon ellos que confluyó con la experiencia que la lucha forjó en estas y estostrabajadores, más que con una cuestión de índole político e ideológico.

La última cuestión que queda como interrogante en este estudio se rela-ciona con el problema del género. Llama la atención que hayan sido mujereslas que en su mayoría fueron a la huelga y se politizaran. ¿Porqué las mujeresasumen este rol? ¿Se alteran, a partir de la coyuntura de la huelga del año


1929, los vinculos entre compañeros y compañeras? ¿El ámbito domésticoinvade el mundo del trabajo? ¿De qué manera? ¿Son estas mujeres las encar-gadas, a través de su propia experiencia, de transmistir esta cultura radicaliza-da? Es interesante ver entonces cómo esta cultura encuentra su matriz en elámbito doméstico, en donde las mujeres como madres y como obreras críana sus hijos bajo conceptos que estan teñidos de su propia vivencia de lucha,de la experiencia familiar, de ser inmigrantes. De esta manera, el concepto decultura que denota tanto una estructura de sentimiento, así como tambiénuna estructura en sí misma que interactúa e influye en la estructura social,política y económica, se convierte en una herramienta indispensable para elabordaje metodológico de un proceso histórico. Más sí se tiene en cuenta elcomplejo entramado de tradiciones y experiencias que se entrecruzan en lasociedad sanfrancisquense, que puede servir como muestra de un procesomás abarcativo de la historia Argentina.

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Diario: La Voz del Interior

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Diario: La Voz de San Justo.

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Periódico: Diario del Pueblo.

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Otros:

Telegrama dirigido al diario La Voz de San Justo que contiene el informe delComité de Huelga del día 8 de Octubre del año 1929.

Libro de afiliados de la Agrupación Femenina Comunista de San Francisco.

Entrevistas:

Cayetano Bonfiglioli

Leticia Castelli

Victoria Rodríguez

Dionisio Scavino

Celia Trigueros de Godoy

Ernesto Trigueros de Godoy

b) Fuentes secundarias:

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NOTAS

1 Este “conservadurismo” fue la denominación preferida por algunos testi-moniantes, mientras que otros señalaron la importancia de las “tradiciones”en la zona. Si bien el término en sí es de una acepción compleja, el signifi-cado más común y que aquí aceptamos, es aquel por el cual lo “conserva-dor” es aquello que tiende a defender y preservar el statu quo socio-econó-mico. Más allá de lo complejo de este término en sí, aquí lo utilizamos paraseñalar de una sociedad fuertemente segmentada a lo largo de diferenciassociales, económicas y culturales. Cada sector social tenía escasa vinculacióncon otros sectores ?con la notable excepción de la escuela pública? rete-niendo sus lugares de asociación y sus tradiciones. La política de los parti-dos tradicionales, como el Demócrata o la UCR parecía estar reservada a lossectores más acomodados. Asimismo, pudimos constatar el peso del párro-co y de la Iglesia como institución ideológica, moral y cultural con fuertesvínculos con los empresarios y políticos locales. Estas relaciones socialesimplican que, en San Francisco, la lucha de clases era algo vivencial (o expe-riencial en el sentido thompsoniano) y no una mera teorización.

2 Consultar los diarios La Voz del Interior y La Voz de San Justo de los mesesde Agosto, Septiembre, Octubre, Noviembre y Diciembre del año 1929 endonde encontramos mencionadas la agrupación anarquista Sacco y Vanzetti,la organización Bandera de Combate, al Partido Comunista y al PartidoSocialista.

3 Consultar los diarios La Voz del Interior y La Voz de San Justo de los mesesde Agosto, Setiembre, Octubre y Noviembre del año 1929.

4 Véase Iaacov Oved. El anarquismo y el movimiento obrero en la Argentina.México: Editorial Siglo XXI, 1981. Nicolás Iñigo Carrera. La estrategia dela clase obrera 1936. Buenos Aires: Editorial La Rosa Blindada, 2000. JorgeEtchenique. Pampa Libre. Anarquistas en la pampa argentina. BuenosAires: Universidad Nacional de Quilmes, 2000. Gustavo Belek. Los comu-nistas de Monte Buey. Tesis de Licenciatura, Facultad de Filosofía y Letras,Universidad de Buenos Aires, 2005. Daniel Santamaría. Las huelgas azuca-reras de Tucumán, 1923. Buenos Aires: CEAL, 1984. Carlos Tur. LaSemana Trágica en Rosario. Mimeo. Leonidas Ceruti. Historia del Primerode Mayo en Rosario. Rosario: Ediciones La Comuna, 2002. Víctor Barrios.


Rescate a los pioneros. Río Cuarto: UNRC, 2000. Domingo Varone. Lamemoria obrera. Buenos Aires: Editorial Cartago, 1989.

5 La historia del PC argentino es el resultado de la escisión que se produjo enel Congreso del Partido realizado en Abril de 1917. En ese Congreso seenfrentaron dos tendencias que detrás del problema planteado por la gue-rra mundial conmovía a los partidos socialistas agrupados en la IIInternacional. Esas dos tendencias, caracterizadas por la socialdemócrata yla marxista revolucionaria, con distintos matices polarizaron al socialismo entodo el mundo a fines de la primera década del diez. Esa división significó,en la Argentina, que del viejo Partido Socialista se dividiera, en 1918, elPartido Socialista Internacional, que dos años más tarde pasó a llamarsePartido Comunista. Véase Emilio J. Corbieri. Orígenes del comunismoargentino (El Partido Socialista Internacional). Centro Editor de AméricaLatina, Buenos Aires, 1984.

6 En la Argentina los principales aportes e investigaciones en torno a conflic-tos de obreros rurales los ha realizado Eduardo Sartelli. También es intere-sante considerar una primera aproximación en la teorización histórica deeste tema hecha por Waldo Ansaldi desde la sociología histórica. VéaseWaldo Ansaldi, comp. Conflictos obrero-rurales pampeanos. 3 Vols. BuenosAires: CEAL,1993.

7 Jorge Gómez y Andrés Gutiérrez. “Primera intendencia comunista enAmérica Latina”. En Voces Recobradas. Revista de Historia Oral Año 2, No.5 (Agosto 1999: Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires). Estaafirmación parece, por lo menos, exagerada puesto que Cañada Verde, en laprovincia de Córdoba, puede también ostentar dicho título en 1928, sóloque su duración como intendencia comunista tiene corta vida ya que fueintervenida por el gobierno radical provincial de J.A.Ceballos. Véase enJesús Manzanelli. La vida de un dirigente obrero y comunista cordobés.Editado por el Centro de Estudios Marxista-Leninista “VictorioCodovilla”. Buenos Aires, 1971. Asimismo, habría que revisar con mayorprofundidad la historia comunista en América Latina, particularmente enpaíses como Chile y Uruguay donde el PC tiene una dilatada historia comopartido de masas. Sobre Villa Huidobro, véase Roberto Ferrero. Sabattiniy la decadencia del yrigoyenismo (Buenos Aires: Ediciones del Mar Dulce,1981), pág. 63.

8 Véase Pablo Pozzi y Alejandro Schneider. Los setentistas. Buenos Aires:Eudeba, 2000.

9 Véase entrevista con el escritor Juan Floriani (Río Cuarto, 5 de marzo de2004). Programa de Historia Oral, Sección de Etnohistoria, Instituto de


Ciencias Antropológicas. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad deBuenos Aires. Floriani fue militante del PC y responsable de su célula dezona “centro” entre 1942 y 1972.

10 Véase Pablo Pozzi y Alejandro Schneider. Los “setentistas”. Izquierda y claseobrera (1969-1976) (Buenos Aires: EUDEBA, 2000). También PabloPozzi. Por las sendas argentinas... El PRT-ERP, la guerrilla marxista(Buenos Aires: EUDEBA, 2001).

11 Raphael Samuel. “The Lost World of British Communism”. New LeftReview 154 (November-December 1985). Y Raphael Samuel. “The LostWorld of British Communism: Two Texts”. New Left Review 155 (January-February 1986). El texto completo de la investigación fue publicado en1988 como The Lost World of British Communism.

12 Raphael Samuel. Theaters of Memory. 2 vols. (London: Verso Books, 1994).

13 Muchos de estos planteos se basan en la sugerente obra de RaymondWilliams. En particular, véase Resources of Hope. Culture, Democracy,Socialism (London: Verso Books, 1989).

14 Otro caso importante que se dedica a temas similares, particularmente a larelación entre los comunistas y los afro-norteamericanos, es Robin D.G.Kelley. Véase Sidney Lemelle and Robin D.G. Kelley. Imagining Home.Class, Culture and Nationalism in the African Diaspora (London: VersoBooks, 1994). Si bien Kelley tiene una amplia y muy interesante obra paraeste trabajo es particularmente relevante el artículo, en el libro ya citado conLemmelle, titulado “Afric’s Sons with Banner Red: African AmericanCommunists and the Politics of Culture, 1919-1934”. También véase PaulBuhle. Marxism in the US (London: Verso Books, 1987).

15 Este proyecto esta a cargo del Dr. Pablo Pozzi y de la Dra. MarcelaTamagnini.

16 Ricardo M.A. Tampieri. Crónicas de un inmigrante bolognés. Ed. Triunfar.Córdoba, Junio del 2000.

17 Marcela Díaz. Joaquín Gregorio Martinez, hijo pródigo de San Francisco. SanFrancisco, 1988.

18 La Voz del Interior día 12 de Diciembre de 1929.

19 Diputado por el Partido Socialista.

20 Aquí se entabló una acalorada discusión entre el diputado radical Gallardoy el diputado socialista Repetto sobre la huelga del año 1929.

21 José Manzanelli fue miembro del PC y organizador de la huelga, junto a suhermano Jesús Manzanelli. La obra hallada es José Manzanelli. “Las gran-


des luchas del proletariado argentino. La huelga de San Francisco”. El tra-bajador latinoamericano. Revista quincenal de información sindical. Año II,Nro. 26 y 27. Diciembre de 1929 Montevideo, Uruguay y Las huelgas deSan Francisco. Editorial La Internacional, Buenos Aires, 1929.

22 Jesús Manzanelli. La vida de un dirigente obrero y comunista cordobés.Editado por el Centro de Estudios Marxista-leninista “Victorio Codovilla”.Buenos Aires, 1971.

23 “Los sucesos de San Francisco (Córdoba) y la forma en que se desarrolla-ron”. Diario La Vanguardia, Buenos Aires, mes de Diciembre de 1929.

24 Este tipo de entrevistas se caracteriza por tener un cuestionario muy abier-to que sirve para ordenar los temas y sub-temas que pueden llegar a tratar-se en la entrevista y preguntas-guías que serán utilizadas en la medida queel entrevistador lo considere necesario. Véase: De entrevistadores y relatos devida. Introducción a la Historia Oral. Laura Benadiba y Daniel Plotinsky.Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires, 2005.

25 La Voz del Interior, 23 de Noviembre de 1929.

26 Véase: Alessandro Portelli. The death of Luigi Trastulli and others stories.Form and Meaning in Oral History. En State University of New York Press.New York, 1991.

27 Estas reflexiones son producto de discusiones que surgieron sobre el temacon el Profesor Pablo Pozzi.

28 Rodolfo Puiggrós, Las izquierdas y el problema nacional, Buenos Aires,Cepe, 1973, El peronismo: sus causas, Buenos Aires, Cepe, 1974. Juan JoséHernández Arreghi, La formación de la conciencia nacional (1930-1960),Buenos Aires, Plus Ultra, 1973, Jorge Abelardo Ramos, El partido comu-nista en la política argentina, Buenos Aires, Coyoacán, 1962.

29 Gino Germani: Política y sociedad en una época de transición. De la sociedadtradicional a la sociedad de masas, Buenos Aires, Paidós, 1974, 5ta. Ediciónmodificada (1era. edición : 1962), “ El surgimiento del peronismo: el rolde los obreros y de los migrantes internos”, en Mora y Araujo e IgnacioLlorente (comps.), El voto peronista. Ensayos de sociología electoral argenti-na, Buenos Aires, Sudamericana, 1980.

30 Miguel Murmis-Juan Carlos Portantiero, Estudios sobre los orígenes del pero-nismo. Tomo I, Siglo XXI, Buenos Aires, 1972. Hugo del Campo,Sindicalismo y peronismo. Los comienzos de un vínculo perdurable, CLACSO,Buenos Aires, 1983. Juan Carlos Torre, La vieja guardia sindical y PerónSobre los orígenes del peronismo. Sudamericana, Buenos Aires, 1990.


31 Celia Durruty, Clase obrera y peronismo, Pasado y Presente, Buenos Aires,1969.

32 Edgardo Bilsky, Esbozo de historia del movimiento obrero argentino: desde susorígenes hasta el advenimiento del peronismo, Buenos Aires, Biblos,Cuadernos Simón Rodriguez, s/f. Isidoro Cheresky: “Sindicatos y fuerzaspolíticas en la Argentina preperonista (1930-1943)”, en Pablo GonzálezCasanova (coord.), Historia del movimiento obrero en América Latina, Vol.4. México, Siglo XXI, 1984. Mario Rapaport, Los partidos de izquierda, elmovimiento obrero y la política internacional (1930-1946), Buenos Aires,CEAL, 1988. Julio Godio, El movimiento obrero argentino (1930-1943).Socialismo, comunismo y nacionalismo obrero, Buenos Aires, Legasa, 1989.

33 Torcuato Di Tella, “La Unión Obrera Textil, 1930-1945, en T. S. Di Tella(comp.), Los sindicatos como los de antes... Buenos Aires, Biblos, 1993. MirtaZaida Lobato, La vida en las fábrica, Trabajo, protesta y política en unacomunidad obrera. Berisso (1904-1970), Buenos Aires, Prometeolibros/Entrepasados, 2001.

34 Hernán Camarero, “Los comunistas argentinos en el mundo del trabajo,1925-1943. Reflexiones historiográficas e hipótesis exploratorias”, enCiclos, Año XI, Vol. XI, N. 22, 2do. Semestre de 2001.

35 Véase Waldo Ansaldi, comp. Conflictos obrero-rurales pampeanos. 3 Vols.Buenos Aires: CEAL,1993.

36 Alfredo Terzaga. Geografía de Córdoba. Editorial Assandri, 1963.

37 Tomado del libro Los 100 años de San Francisco editado por el diario local“La Voz de San Justo” Tiempo Impresiones Gráficas, San Francisco, 1986.

38 Oscar Oszlak. La formación del Estado argentino. Editorial de Belgrano,Buenos Aires, 1982.

39 Vicente Vazquez-Presedo. Estadísticas históricas argentinas (comparadas). Iparte, 1875-1914. Ediciones Macchi, Buenos Aires, 1971 y Estadísticas his-tóricas argentinas (comparadas). II parte, 1914-1939. Ediciones Macchi,Buenos Aires, 1976.

40 Natalio Botana. El orden conservador. La política argentina entre 1880 y1916. Sudamericana, Buenos Aires, 1977.

41 Torcuato Di Tella, Gino Germani y otros. Argentina, sociedad de masas.Eudeba, Buenos Aires, 1971.

42 Ezequiel Gallo y Roberto Cortés Conde. Argentina. La república conserva-dora. Paidos (Historia Argentina, 5) Buenos Aires, 1982.


43 David Rock. El radicalismo argentino, 1890-1930. Amorrortu editores.Buenos Aires, 1977.

44 Ricardo Ortiz. El valor de los puertos argentinos. Editorial Losada, BuenosAires, 1946.

45 Información extraída de una reseña histórica en homenaje a los cincuentaaños de la fundación de la ciudad. La misma se titula Departamento SanJusto, su pasado, su presente. De José Lencinas (1936)

46 Los datos consultados para realizar un análisis del desarrollo de la industriaen San Francisco fueron tomados del Tercer Censo de la Nación del 1ero.de Junio de 1914 Tomo IV. La información del censo fue tomada pordepartamentos, lo que dificulta el acercamiento a la cantidad real de indus-trias y sobre todo obreros que había en esta ciudad. La clasificación y can-tidad de las industrias a sido tomada de Los cien años de San Francisco.Editado por el diario local La Voz de San Justo. Tiempo ImpresionesGráficas, San Francisco, 1986.

47 Estas categorías de análisis las encontramos en las noticias de los diarios: Lavoz del Interior y La voz de San Justo en los años 1929 y 1930. También sedesprenden de las entrevistas realizadas a Leticia Castelli y VictoriaRodriguez obrera y administrativa de la fábrica Tampieri en el mes deOctubre de 2002.

48 Entrevista realizada a Celia Trigueros de Godoy en el mes de Julio de 2002.

49 Tercer Censo de la Nación del 1ero. de Junio de 1914. Tomo II, Población.

50 Tercer Censo de la Nación del 1ero. de Junio de 1914. Tomo IV. Poblaciónpor profesión, oficios y medios de vida.

51 Datos tomados de estadísticas citadas en el libro “Los 100 años de SanFrancisco” editado por La Voz de San Justo. Tiempo Impresiones Gráficas,San Francisco, 1986.

52 Joaquín G. Martínez. San Francisco, su tierra, la aldea, su escuela. Ed. FioreHnos., San Francisco, 1963.

53 Entrevista realizada el 30 de Octubre de 2002 a Leticia Castelli, obrera enla fábrica Tampieri durante la huelga del año 1929.

54 Entrevista realizada a Ernesto Trigueros de Godoy en Julio de 2002.

55 Los partidos vecinalistas serán, en estas primeras décadas del siglo XX, unacaracterística común en el interior del país. Véase, por ejemplo el caso neu-quino en Orietta Favaro y Mario Arias Bucciarelli: “Pensar el peronismodesde los Territorios Nacionales. El caso de Neuquén, 1943, 1955”.


Cuadernos del Sur. Editorial de la Universidad Nacional del Sur, 30, 31.2001, 2002.

56 El Partido Demócrata en Córdoba fue creado en 1913. Véase Efraín U.Bischoff. Historia de Córdoba. Ediciones Plus Ultra, Buenos Aires, 1979.

57 Henry George. Progreso y Misería. Editorial Francisco Beltrán, Madrid,1925.

58 Véase La Voz de San Justo del día 29 de Noviembre de 1929.

59 Serafín Trigueros de Godoy fue intendente por el CPDC en 1921, 1922-1927, 1928, 1932-1936 y 1948-1949.

60 Consultar La Voz del Interior y La Voz De San Justo de Agosto a Diciembredel año 1929.

61 La Voz de San Justo, 29 de Marzo de 1930.

62 Jorge Gómez y Andrés Gutiérrez: “Primera intendencia comunista enAmérica Latina”. En Voces Recobradas. Revista de Historia Oral. Año 2 Nro.5.

63 En entrevista a Victoria Rodriguez, empleada administrativa y DionisioSacavino, obrero de la fábrica Tampieri, ambos describen a las familiasMartinez, Tampieri, Boero como dueños de la ciudad de San Francisco.

64 Waldo Ansaldi (comp.). Conflictos obreros rurales pampeanos. (1900-1937).Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1993.

65 Ricardo Falcón. El mundo del trabajo urbano (1890-1914). Centro Editorde América Latina, Buenos Aires, 1986.

66 Ricardo Falcón. El mundo del trabajo urbano (1890-1914). Centro Editorde América Latina, Buenos Aires, 1986.

67 Entrevista a Leticia Castelli del mes de Octubre de 1929.

68 Véase: La Voz del Interior del mes de Diciembre de 1929.

69 Jorge N. Solomonoff. Ideologías del movimiento obrero y conflicto social.Tupac Ediciones, Buenos Aires, 1988. Pág. 234.

70 Definiciones como estas encontramos en: Jorge N. Solomonoff. Ideologíasdel movimiento obrero y conflicto social. Tupac Ediciones, Buenos Aires,1988. Pág. 245.

71 Esta se manifestaría en la aparición de una primera legislación del trabajo,expresada en las leyes del descanso dominical y que reglamentaba el traba-jo de niños y mujeres, y en la creación en 1907 del Departamento Nacionaldel Trabajo. En: Ricardo Falcón. El mundo del trabajo urbano (1890-1914).


Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1986. Pág.: 74.

72 Marta Bonaudo y Elida Sonzogni. Sufragio libre y cuestión social. Argentina,1912-1922. En Cuadernos del CLAEH, 50, Uruguay, 1989.

73 David Rock. El radicalismo argentino, 1890-1930. Editorial Amorrortu,Buenos Aires, 1977.

74 Los radicales apuntaron a lograr una integración política y una situación dearmonía de clase, manteniendo la estructura socioeconómica existente peropromoviendo la participación política institucionalizada fuera de los marcosde la clase gobernante tradicional. En: David Rock. El radicalismo argenti-no, 1890-1930. Editorial Amorrortu, Buenos Aires, 1977. Pág. 111.

75 Darío Cantón. Elecciones y partidos políticos en la Argentina. Historia, inter-pretación y balance, 1910-1966. Buenos Aires: Siglo XXI, 1973. Pág. 269.

76 David Rock. El radicalismo argentino, 1890-1930. Editorial Amorrortu,Buenos Aires, 1992.

77 Roberto A. Ferrero. Historia crítica del movimiento estudiantil de Córdoba.(1918-1943). Ed. Alción, Córdoba, 1999.

78 Véase para el tema de la huelga ferroviaria en Córdoba: Mónica Gordillo.El movimiento obrero ferroviario desde el interior del país (1916-1922).Centro Editor de América Latina. Buenos Aires, 1988.

79 Sobre conflictos obreros-rurales, véase: Waldo Ansaldi (comp.). Conflictosobreros rurales pampeanos. (1900-1937).Centro Editor de América Latina,Buenos Aires, 1993.

80 En bastardilla ya que la frase es tomada de: Jesús Manzanelli. La vida de undirigente obrero y comunista cordobés. Centro de Estudios Marxistas-Leninistas “Victorio Codovilla”. Buenos Aires, 1971. Pág. 17.

81 Lo que implicaría un alto nivel de conciencia de clase, según los planteos deWaldo Ansaldi para los conflictos obreros-rurales. Véase: Waldo Ansaldi (comp.) Conflictos obreros rurales pampeanos. (1900-1937).Centro Editor deAmérica Latina, Buenos Aires, 1993.

82 Este concepto de experiencia lo tomamos de E.P.Thompson. Este autorplantea que: “las personas se encuentran en una sociedad estructurada enmodos determinados, que pueden ser relaciones de producción, experi-mentan la explotación ( o la necesidad de mantener el poder sobre losexplotados), identifican puntos de interés antagónico, comienzan a lucharpor estas cuestiones y en el proceso de lucha se descubren como clase, y lle-gan a conocer este descubrimiento como conciencia de clase. La clase y laconciencia son siempre las últimas y no las primeras fases del proceso real


histórico”, en E.P.Thompson. Tradición, revuelta y consciencia de clase.Estudios sobre la crisis de la sociedad preindustrial. Editorial Crítica. España.Tercera Edición 1989.

83 Raphael Samuel. “The Lost World of British Communism”. New LeftReview 154 (November-December 1985). Y Raphael Samuel. “The LostWorld of British Communism: Two Texts”. New Left Review 155 (January-February 1986). El texto completo de la investigación fue publicado en1988 como The Lost World of British Communism.

84 Raymond Williams. The Long Revolution (Harmondsworth: Penguin,1965), págs. 57-70.

85 Esta fábrica se dedicaba a la elaboración de ladrillos.

86 Diario La Voz de San Justo del 12 de Agosto de 1929.

87 Las siglas corresponden al partido vecinalista Comité Popular de DefensaComunal.

88 En La Voz del Interior del día 23 de Noviembre de 1929.

89 Ibid.

90 Entrevista a Leticia Castelli en el mes de Octubre del año 2002.

91 Entrevista a Victoria Rodríguez, empleada de la fábrica Tampieri, realizadaen el mes de Octubre de 2002.

92 Entrevista a Leticia Castelli del mes de Octubre de 2002.

93 Lock out significa que la patronal cierra la fábrica y deja afuera a los emple-ados de la misma.

94 Jesús Manzanelli era miembro del Partido Comunista, y la Unión ObreraProvincial por esos años estaba en manos de este partido, luego de habertenido largas disputas con los anarco-sindicalistas. Véase: Jesús Manzanelli.La vida de un dirigente obrero y comunista cordobés. Centro de EstudiosMarxistas-Leninistas “Victorio Codovilla”. Buenos Aires, 1971.

95 Véase: Jesús Manzanelli. La vida de un dirigente obrero y comunista cordo-bés. Centro de Estudios Marxistas-Leninistas “Victorio Codovilla”. BuenosAires, 1971.

96 La familia Boero era una de las más influyentes en la ciudad de SanFrancisco, sus integrantes ocupaban cargos políticos y administrativos desuma importancia. Por ejemplo, Augusto Boero era director del BancoNación en esta ciudad y su hermano, Horacio, era delegado departamentalde la U.C.R.


97 Véase: Jesús Manzanelli. La vida de un dirigente obrero y comunista cordo-bés. Centro de Estudios Marxistas-Leninistas “Victorio Codovilla”. BuenosAires, 1971.

98 Véase: Jorge Etchenique. Pampa Libre. Anarquistas en la pampa argentina.Universidad Nacional de Quilmes, Buenos Aires, 2000.

99 El intendente era César Ferrero del partido vecinal Plus Valía, gobernó de1928 a 1930., su mandato se vió interrumpido por el golpe militar.

100 Del día 4 de Septiembre de 1929. Diario La Voz de San Justo.




104 El día 25 de Septiembre de 1929, el diario La Voz de San Justo publica losincidentes en las cercanías a la fábrica Tampieri, en donde se detienen aobreros que luego son liberados.

105 Como puede verse el día 26 de Septiembre de 1929 en el diario La Voz deSan Justo.

106 La Vanguardia, Diciembre de 1929.

107 Segunda entrevista a Ernesto Trigueros de Godoy, Agosto de 2005.

108 La Voz de San Justo del día 28 de Septiembre de 1929. El día 30 deSeptiembre, este diario local aclara en otra nota que sus informaciones sobrelos conflictos gremiales no son parciales contra la patronal sino que son el resul-tado de la realidad.

109 Véase el día 4 de Octubre en el Diario La Voz de San Justo.

110 Véase en el día 27 de Octubre La Voz de San Justo, las comillas son nues-tras.

111 Comunicación personal de Hernán Camarero con la autora. 12 de Abril de2004. Esto demuestra la colectivización de la experiencia clasista, más alláde lo estrictamente local o sanfranciscano.

112 La Federación Socialista, culpa de los hechos al gobierno provincial y a laburguesía y hace un llamado a la clase trabajadora para reforzar las organi-zaciones obreras. En La Voz del Interior del día 23 de Noviembre de 1929.Es interesante remarcar que la Federación Socialista cordobesa apoyó lahuelga, mientras el PS nacional la criticó a través de su diario, sobre todocuestionó el accionar del PC.


113 Véase: E.P.Thompson. Tradición, revuelta y consciencia de clase. Estudiossobre la crisis de la sociedad preindustrial. Editorial Crítica. España. TerceraEdición 1989.

114 Diario La Vanguardia de Buenos Aires del mes de Diciembre de 1929.

115 Su mirada sobre los hechos de esta jornada tiene una fuerte impronta ten-densiosa ya que responde a los comentarios que han podido recoger sólo delos patrones de las fábricas en conflicto.

116 Las comillas son nuestras.

117 Véase: diario Los Principios del día 22 de Noviembre de 1929.

118 Véase: diario Los Principios del día 23 de Noviembre de 1929.

119 Véase: Censo Nacional de 1914.

120 Prueba de ello fue la página que concedió repudios y adhesiones de los gre-mios locales y agrupaciones de izquierda sobre lo sucedido en SanFrancisco. Con el paso del tiempo, y sobre todo, con el devenir ensombre-cido que siguió al 21 de Noviembre, este diario se enfrentó duramente conel boletín del Partido Comunista, acusándolo a éste en una nota del día 2de Diciembre de 1929 de haber provocado el fracaso del movimiento obrero.Véase: La Voz del Interior de la fecha citada.

121 En La Voz del Interior del día 23 de Noviembre.

122 Esto nos relataba Leticia Castelli en la entrevista realizada el día 30 deOctubre de 2002.

123 José Manzanelli. “Las grandes luchas del proletariado argentino. La huelgade San Francisco”. El trabajador latinoamericano. Revista quincenal deinformación sindical. Año II, Nro. 26 y 27. Diciembre de 1929.

124 En: José Manzanelli. “Las grandes luchas del proletariado argentino. Lahuelga de San Francisco”. El trabajador latinoamericano. Revista quincenalde información sindical. Año II, Nro. 26 y 27. Diciembre de 1929

125 Entrevista a Leticia Castelli realizada en el mes de Octubre de 2002.

126 Lo escueto de las respuestas se debía a que Leticia Castelli no se acordababien. Es interesante pensar aquí lo que plantea Alessandro Portelli sobre elproblema de la memoria. Véase Alessandro Portelli. The death of LuigiTrastulli and others stories. Form and Meaning in Oral History. StateUniversity of New York Press. New York, 1991.


128 La Vanguardia de Buenos Aires de Diciembre de 1929.



130 Véase: La Vanguardia, de Buenos Aires, de Diciembre de 1929. Pág.3.

131 Antonio Maruenda fue uno de los dirigentes más importantes del PC de laépoca en Córdoba.

132 Entrevista en el diario La Voz del Interior del día 3 de Diciembre de 1929.

133 Desde 1916-1917 y hasta comienzos de la década de 1930, en Argentinaaparecen – unos quedan, otros desaparecen- gran cantidad de organizacio-nes políticas reaccionarias que toman de modelo a las europeas y su objeti-vo es combatir y reprimir el desarrollo de entidades y agrupaciones obrerasy populares, así como su activismo, movilización y planes de lucha y huel-gas. Al respecto se puede recordar: Asociación del Trabajo (1918), LigaPatriótica Argentina (1918), Partido Nacional Fascista (1923), LigaRepublicana (1927), Confederación de Partidos de Derecha (1928),Legión de Mayo (1930).

134 Véase: Oscar Oszlak. La formación del Estado argentino. Editorial deBelgrano, Buenos Aires, 1982.

135 Entrevista a Leticia Castelli en Octubre de 2002.

136 Entrevista a Victoria Rodríguez en Octubre de 2002.

137 La Voz de San Justo, 22 de Noviembre de 1929.

138 Para entender el estado de paralización que sufría la ciudad de San Franciscopor la huelga general que ya llevaba varios días, el comisario de órdenes E.Mendilaharzu Corvalán había autorizado que por lo menos el mercado ven-diera pan y leche para asegurar provisiones mínimas para la población.

139 Véase: La Voz del Interior del día 28 de Noviembre de 1929.

140 La Voz de San Justo del día 28 de Noviembre de 1929.


142 No hay que olvidar que la represión hacía los obreros por parte de la poli-cía fue una constante en todo el transcurso del conflicto en la fábricaMiretti. El dato nuevo aquí es el accionar de la Liga de Defensa Pública.

143 La Liga de Defensa Pública fue desarmada el día 29 de Noviembre por elcomisario de órdenes E. Corvalán Mendilaharzu.


INDICE

Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Fuentes sobre la huelga del año 1929: el “Tampierazo” . . . . . . . . . . . . . .

Una aproximación a los estudios sobre el tema . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

San Francisco, una ciudad del interior de Córdoba . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Contexto de la huelga del año 1929.

La relación entre los trabajadores, los patrones y el Estado . . . . . . . . . . . .

El movimiento obrero en Córdoba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

La huelga de 1929 en San Francisco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Los sucesos del 21 de Noviembre de 1929

¿Cómo registran los diarios y revistas lo sucedido en San Francisco? . . . . .

¿Cómo sigue la lucha obrera luego del 21 de Noviembre? . . . . . . . . . . . . .

Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Cultura y política en la Argentina: los comunistas en la … de agrupaciones de izquierda como...

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