Cultura, proteínas, beneficios Un comentario al libro de Marvin Harris Caníbales y reyes

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  • 7/29/2019 Cultura, protenas, beneficios Un comentario al libro de Marvin Harris Canbales y reyes

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    Cultura, protenas, beneficios: Un comentarioal libro de Marvin Harris Canbales y Reyes *

    Marshall SAR LINS

    En este libro, de tamao modesto> Marvin Harris explica los ori-genes de la guerra, del capitalismo, del estado y de la supremaciamasculina. Revela e] verdadero significado de la Eucarista, explicapor qu los hindes creen en las vacas sagradas y cul es la lgicasubyacente de las leyes dietticas judas. Tambin explica por qu

    se invent la agricultura, expone las causas dc la descendencia matrili-

    neal y revela la~ razones de los sacrificios aztecas.Tal vez la tarea no fuera tan difcil, ya que, segn la teora deHarris, todos estos logros culturale& tienen esencialmente la mismaexplicacin. La teora se basa en que las costumbres de la humanidadvienen y se van de acuerdo con su rentabilidad.

    En una serie de ensayos> que varian en el tiempo desde la antiguaEdad de Piedra hasta nuestros das, y temticamente desde las guerrastribales en Sudamrica hasta la poblacin de China> Harris consideraque la suerte evolutiva de las formas culturales est determinada porel grado en que contribuyen al bienestar de la humanidad,

    Especficamente, las costumbres aparecen o desaparecen de acuer-do con la cantidad de alimentos que proveen. Es as que toda sociedadest comprometida en la produccin de aquellas costumbres que van

    a hacer uso efectivo de los recursos disponibles. Y toda clase deinstituciones> desde el canibalismo hasta el capitalismo, pueden serexplicadas por un tipo de contabilidad de costos ecolgicos: las ms-

    * E s t a r e s e f l a a p a r e c i e n The New York Review of .Boolcs e l 2 3 d e noviem-bre de 1978, y ahora se publica en castellano con permiso del autor y traduccind ~ Liliana R . G o l d i n , La e d i c i n c a s t e l l a n a d e Cannibais and Kings es de Argos-Vergara, Barcelona> 1 9 7 8 .

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    tituciones aparecen o desaparecen en virtud de los beneficios prcticosque rinden, dados sus costos materiales.

    Este es el clculo del materialismo cultural de Harris, Se com-plementa con una teora del crecimiento acumulativo de la poblacin

    y con la idea de que sta tiene una tendencia natural a excederse enel consumo de los recursos, de forma que la aplicacin del programade costo-beneficio se hace necesaria para la supervivencia cultural.La visin general es que, en la escala de la historia, toda cultura esnegocio.

    En consecuencia, los norteamericanos deberan entenderlo fcil-mente. Para un pueblo que vive y muere segn el mercado, es obvioque la accin humana est motivada por el lucro y dirigida por la ra-zn, porque a pesar de lo grotesco que pueda parecer el modo consue-tudinario de supervivencia, su obtencin requiere un manejo prudentede los medios materiales. Aun cuando desde un punto de vista msamplio actuamos de forma poco prctica, malgastando nuestro po-tencial nacional, al obtener y usar automviles privados, nuestro com-portamiento tiende a ser vivido indiviadualmente como un proyectoutilitario (comprar un coche). Y no importa cuan espirituales o des-interesados sean nuestros fines en si mismos> nuestra relacin conellos es tpicamente econmica: ir a un concierto, crear una vidadecente para los nios o gozar del ocio, aparece como otras tantasutilidades entre las cuales la gente distribuye sus recursos pecunia-rios. En la conciencia que tenemos de nuestra propia existencia> lacultura es como un negocio. Y donde una sociedad hace del consumo

    un fetiche, su antropologa se arriesga a hacer del fetiche un articulode consumo.

    As podemos seguir al Sr. Harris cuando nos cuenta que cientfica-mente el sacrificio humano enre los aztecas tena un base en la nutri-cin. Por cierto, el corazn de la vctima se ofreca al sol> pero losindios hacan a menudo un festn con los brazos y las piernas> ya queno tenan animales domsticos mayores y necesitaban de la protenaanimal. El sacrificio azteca no era una idea religiosa aislada: tambinprovea el porcentaje mnimo de aminocidos recomendado por losdietistas. Harris escribe:

    As, bajo la piel de los Aztecas estaban nuestros hermanos~ hacan lo quehicieron para poder vivir. Eso podemos aceptarlo. Se parecen a los seores delas islas Fiji del siglo pasado> quienes aunque no consideraban a la vctimahumana como un alimento

    1 ya que el canibalismo era sin embargo a loseuropeos que ellos consentan en comer exasperados por las preguntas y criticas de los extranjeros,simplemente deseaban ofrecer alguna excusa que por el momento satisfa-ciera a sus inquisidores (flertoid S E II M A N , Viti: An Account of a Government

    Mission to tite Vitian or Fi/lan Islands, 18604861. Reeditado por Dawsonso f P a l M a l > 1 9 7 3 , p . 1 8 1 ) . Lo i r n i c o d e l u so d e l t r mi no i n q u i s i d o r e s por

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    El canibalismo azteca no fue una negligente degustacin de manja-res ceremoniales. Todas las partes comestibles se usaban de formaestrictamente comparable al consumo de carne de animales domsti-cos, Los sacerdotes aztecas pueden describirse legtimamente como ma-tarifes rituales en un sistema con respaldo estatal orientado a la pro-

    duccin y redistribucin de cantidades sustanciales de protena animalen la forma de carne humana. Por supuesto, los sacerdotes tenan otrasobligaciones, pero ninguna tena un sentido prctico ms importanteque su carnicera.

    Esta teora materialista del canibalismo azteca ha sido adaptada

    por Harris del trabajo de Michael Harner, y ha recibido gran atencinen la prensa antropolgica y popular. La considero en detalle porquecompendia el tipo de anlisis social por el que 1-Jarris aboga, Llama laatencin por lo que no toma en cuenta> ya que la funcin prctica delas instituciones no es nunca adecuada para explicar su estructura

    cultural.No slo se deja como un enigma el contenido de lo que los aztecas

    hacan, al sugerir la idea de que el objetivo era la protena> sino quetal objetivo resulta extravagante cuando se piensa en lo que hacan.

    Las crnicas espaolas del siglo xvi relatan que los aztecas cele-braban festivales fijos durante cada uno de los dieciocho meses de sucalendario solar; stos se intercalaban con fiestas movibles ajustadasal ciclo ritual de doscientos sesenta das. Los ritos centrales de cadafestival eran sacrificios a uno o ms de los cientos de dioses en unadocena o ms de tiempos. En conexin con estos sacrificios> diferentes

    categoras de gente ayunaran, se sangraran, se pintaran, escalaranmontaas, entraran o saldran de su retiro, montaran farsas> bebe-ran pulque, comeran tierra, ofreceran regalos valiosos a los dioses,tomaran baos ceremoniales> desfilaran por las calles> jugaran> sos-tendran luchas simuladas, practicaran la castidad> cazaran ciervos,cantaran y bailaran durante das> pediran limosna, erigiran y ador-

    naran dolos, prepararan y comeran platos especiales y mucho ms.Cada tipo de ritual requera uno o varios trajes apropiedos, general-mente de costosas y exticas telas. Cada adorno de estos trajes> comodice un erudito del siglo xvi, fray Diego Durn> del vestido sacerdotalestaba cargado de un especial misterio y significado.

    Aparte de los sacrificios humanos habla muchas ofrendas decodornices y otros animales. Los sacrificios humanos comenzabanponiendo a las victimas en el fuego o por una desigual lucha de gla-diadores> o tambin la vctima pasaba directamente bajo el famoso

    S BBMAN es slo superado por el hecho que en 1536 el seor de Texcoco (una delas ciudades de la famosa Triple Alianza del antiguo Mxico) fue quemado porla Inquisicin por intentar practicar un sacrificio humano. No eran los aztecas,ni tampoco los habitantes de Fiji, los que necesitaban que se les enseilara queuno puede acometer sacrificios humanos en gran escala sin tener hambre dec a r n e .

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    cuchillo de obsidiana, sin hablar de aquellos que eran ahogados o em-pujados desde altas plataformas. Estas ofrendas rituales pertenecana categoras sociales prescritas: hombres o mujeres, adultos o nios;

    tenan que estar necesariamente casados o solteros> jvenes inocen-tes o muchachas vrgenes Ms frecuentemente eran cautivos de guerrao esclavos comprados, con menos frecuencia criminales o conciuda-danos. En ciertos festivales las vctimas eran dioses, representados porimgenes hechas de pasta de semillas> a Las que se mataba cererno-nialmente, se trinchaba y se coma. Tambin se coman las extremi-dades de una proporcin desconocida de un incierto nmero de vcti-mas humanas.

    Claramente, el contenido cultural de este prodigioso sistema desacrificios es demasiado rico, tanto lgica como prcticamente> paraser explicado por la necesidad natural de protenas que Harris proponepara justificarlo. Para aceptar su punto de vista, tenemos que hacer

    algn tipo de ajuste con la realidad etnogrfica, trocando lo que sa-bemos para poder comprenderla, O por lo menos ver que conileva unacto heroico de fe utilitaria para llegar a la conclusin que tal siste-ma de sacrificio era un medio que tenan los aztecas para obtenerms carne 2

    Tal vez es por esto que el seor Harris felicita a Michael Harner

    por haber tenido el coraje intelectual de proponer una teora protei-ca ~. La fortaleza cientfica de Harner, segn Harris, rescat, final-mente al canibalismo azteca de la obscuridad a la que haba sidolargamente confinado por una erudicin idealista. Ni siquiera desde

    las tempranas crnicas espaolas Bernal Diaz, Corts> Sahagn, Du-rn, Motolinia, etc. hemos sabido> segn Harris, describir el cani-balismo azteca por lo que era. Pero uno podra decir> a partir delas mismas fuentes histricas> que en realidad el canibalismo como

    categora cultuial fue inventado por los antroplogos modernos, ya

    que para los aztecas el acto era tpicamente un aspecto del sacrificio,

    2 Las famosas descripciones del ciclo ceremonial azteca son de fray Bernar-dino D E SAT-IAGN, Historia Geenral de las Cosas de Nueva Espaa, Porrn, Mxi-co, 1969; y fray Diego Drnt(N, Historia de las Indias de Nueva Espaa e Islas de

    la tierra firme, c d . Porra. Mxico. Un buen resumen est en la Historia Anti-gua de Mxico del abate Clavigero (Porra, Mxico 1 9 6 4 ) . Otra informacin delsiglo xvi aqu citada se puede encontrar en Bernal DIAZ D E L CASTILLO, Historiaverdadera de la conquista de la Nueva Espaa, Mxico, cd. Pedro Robredo, 1944;en las Cartas de Relacin de la con uista de la Nueva Espaa escritas, por

    Hernn Corts al Emperador Carlos G r a z , 1 9 6 0 ; y e n Motolinia, Histria delos Indios de Nueva Espaa, Mxico, 1858.

    Ver Michael HARNEE, The Ecological Basis for Aztec Sacrifice, AmericanEt hn ol o~ i s (ii/1977). BAnus le reconoce a HARNEE haber resuelto el enigmadel sacrificio azteca. Sin embargo, HARNEE indic ~yuehabla llegado a su hipte-sis independientemente del investigador de Oxfor , Edward JOHN P A Y N H , quienpublic lo esencial de ella en 1899. (Histo~y of tite New World called America,vol. 2, Pp. 550-1).

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    que dependia de la asimilacin previa de la vctima al dios que era>por tanto, la forma ms alta de comunin.

    Recientemente tal desacuerdo entre el concepto occidental y la ca-tegora nativa ha dado lugar a mucha chchara positivista Lo que

    importa aqu es que el ritual como tal carece de objeto en una teoraculinaria del canibalismo. Tampoco podra interesar a Harris que la

    lgica del sacrificio azteca concuerde con la de los textos clsicos dela sociologa francesa sobre el tema (especialmente El Sacrificio, deHubert y Mauss). La vctima, ofrecida como alimento al dios> adquie-re la naturaleza de un dios. Consumida por el hombre, la ofrendatransmite a ste su poder divino. La muerte se vuelve entonces vida:lo que le ocurre a la vctima del sacrificio puede ser revertido a aquelque sacrifica (sacrificador es le trmino tcnico para aquel que almismo tiempo provee el sacrificio y se beneficia de l. Entre los azte-

    cas el sacrificador era un guerrero o mercader, proveedor de prisio-neros o esclavos; el acto del sacrificio como tal era realizado porsacerdotes). Pero lograr estos beneficios del sacrificio requera nece-

    sanamente una doble identificacin, que es el propsito mismo delr i t u a l : entre el sacrificador y la vctima y entre esta ltima y el dios.

    El proceso total del sacrificio comienza con la unin de la vctimacon el sacrificador.

    - el seor del cautivo no coma de la carne porque hacia de cuentaque aquella era su misma carne, porque desde la hora que le cautiv otena por su hijo y el cautivo a s u seor por padre, y por esta raznno quera comer de aquella carne empero coma de la carne de los otroscautivos que se hablan muertO... 4

    Con frecuencia> el dueo de un prisionero o qsclavo tena que jugarel papel de protector paterno en los rituales que precedan a la muerte.El propio cuerpo del sacrificador podla ser pintado y vestido comocomplemento de la vctima. A su v e z > la vctima pasaba a travs devarios ritos de consagracin, que le acercaba cada vez ms al dios ~.

    S~i-iAoCN, tomo U, cap. XXI> par. 34.5 Admitiendo c l horror que e vo c a e l s a c r i f i c i o humano a z t e c a > e s t o no a~ o tasu descripcin> su funcin o su significado. As> me parece superficial enfatizar

    su crueldad, como lo hace 1-Lutais, aludiendo a prcticas tales como la de arras-trar a los esclavos por el pelo por los escalones del templo, cuyo significadopuede parecer evidente al lector occidental> aunque de hecho el sentido aztecano quede bien comprendido. 1-lAnius no menciona que el arrastrar por el peloaparece raramente en el sacrificio, y que ocurra principalmente en algunosrituales del segundo mes> relacionado por muchos estudiosos con el cultivo delmaz. Tampoco indica que el pelo tena en este mes un valor ritual especial,ya que los duchos afeitaban de antemano una parte de la cabeza de las victimasy guardaban el pelo como una reliquia. Menos an podemos esperar que HA-RRI5 haga referencia al difundido uso del pelo como smbolo generativo> lo quedio lugar al muy citado ensayo de EdmundtnAcn

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    Fray Diego Durn describe la manera en que se honraba a ciertas

    procesiones de prisioneros mientran entraban en la ciudad de Mxico.

    Eran saludadas por los sacerdotes con incienso> de la misma formaen que se saluda a los dioses, Otros les ofrecan panes especiales de

    los templos. Formalmente se les daba la bienvenida a una ciudad cuyosesplendores se les recordaba podan ver slo porque moriran all,pero su muerte, al parecer> estara enmarcada en los mismos esplen-

    dores:

    Te saludamos y alentamos con estas palabras,.. Morirs aqu perotu fama vivir para siempre,d

    Un grupo de prisioneros huaxtecas fue distribuido entre los barriosde la ciudad, donde se les trat como si hubieran siclo dioses>~, bajoel mandato del victorioso comandante azteca:

    Mirad que son hijos del soldadies muy bien de comerque estn gordos y buenospara cuando llegue el da de la fiestade nuestro Dios

    Para ser sacrificadospara que se festeje nuestro Dios con ellospues son suyos.

    As como los enemigos son asimilados a dioses> igualmente Tezca-

    tlipoca> el gran dios azteca> tena otro nombre: Enemigo (Yaotfl.Durkheim dice que dios es una forma en que a los hombres se les

    figura el poder de la sociedad> pero se necesita slo una leve niodifi-

    cacin a su teora para tomar en cuenta el hecho que el poder sobrena-tural e s> con frecuencia, un poder externo a la sociedad. Lo que estms all dc la sociedad> lo que escapa a su orden, es precisamente loque es ms grande que ella> como el muy difundido valor ritual delos enemigos (y de la apropiacin de sus cabezas y cuerpos). Losespanoles se aprovecharan de esto y a la vez lo sufriran. Segn lasinterpretaciones aztecas los conquistadores eran teotl, imgenes,

    dioses. Si esto ayuda a explicar la facilidad inicial de la conquista,tambin sugiere por qu las descripciones espaolas muestran a los

    aztecas como tan sanguinarios. No es que no lo fueran, pero tampocopodan sospechar los espaoles su propio valor como victimas.

    En los sacrificios tradicionales> los cautivos o esclavos indgenastendran que estar ritualmente divinizados. Antes de su ordalfa se les

    vesta y pintaba como dolos, A algunos se les daba un vino divino>

    DUR,(N> tomo I I , c a p . X V I I I , P P . 1 5 9 - 6 0 .7 DURN> cap. XIX, p. 1 6 9 .

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    probablemente conteniendo peyote, cuyos efectos simulaban la pose-

    sin ritual. Finalmente se los mataba> por lo general en la pirmide;

    sus corazones se sostenan frente al Sol y su sangre se desparramaba

    por el santuario del dios. Pero all quedaba el cuerpo, ahora tambin

    sagrado y capaz de efectos tiles.Rodando por los escalones occidentales del templo, en un curso que

    semejaba la ruta del sol y la metfora azteca del nacimiento> el cuerpoera recibido y compartido por los dueos de la muerte. As se cerraba

    el ciclo entre el sacrificador y el dios por la mediacin de la vctima;lo sagrado y lo secular se intercomunicaban y hacan posible el inter-

    cambio de bendiciones, expiaciones> pedidos, favores y regalos. En elltimo momento, vctimas, dioses y comunicantes se hacan uno. Elconsumo de carne humana era entonces deificante y no degradante 8Al concebir el sacrificio como una extensin de las funciones fisiol-

    gicas de la digestin, Harner y Harris abandonan en el acto la posibi-lidad de comprenderlo, sea como un ritual o como una necesidad.El sacrificio humano fue tambin una necesidad cosmolgica del

    esquema azteca, una condicin de la continuacin del mundo. Aunqueesto es ampliamente conocido, creo til enfatizar algunos aspectos.

    El sacrificio reproductivo> que transforma la muerte en vida a travsde la ofrenda, estaba tan implicado en las relaciones sociales> la po-ltica y la economa que terminaba siendo verdad: la cultura aztecase reproduca con el sacrificio humano. Las relaciones claves en eluniverso azteca se renovaban con la sangre de los cautivos, ya que elacto del sacrificio estaba dirigido a representar estas relaciones. Co-

    menzamos a entender por qu la sangre de los aztecas se asociaba con

    las flores y el gran dios de la guerra era representado como un colibraunque como colibr de la izquierda, Huitzilopochtli quien> ali-mentado con la sangre de los cautivos, restitua la fertilidad a la tierra.

    Cuando las lluvias volvan, el patio y la imagen del dios eran embe-llecidos con tributos forales> y los soldados que haban logrado tomarcautivos bailaban en las afueras del templo con las prostitutas de la

    ciudad. Slo estos valientes soldados tenan permiso para cortejaren pblico> ya que el trmino azteca para prostituta puede ser tradu-cido como .

    As, el guerrero que haba reproducido la ciudad era como unamadre; e inversamente, la madre parturienta estaba inmersa en unabatalla. Si mora, comparta con los guerreros caldos la ms noble

    8 En l a mayor p a r t e d e l o s c a s o s > l a v c t i m a i b a ad o r na da > p i n t a d a y v e s t i d a

    con l o s a t r i b u t o s d e l d i o s a l c u a l s e r e n d a c u l t o . De e s a m an e r a e r a e l d i o smismo q u i e n p e r e c a a n t e s u p r o p i a imagen y e n s u p r o p i o templo t a l c u a ll o s d i o s e s h a b a n ac e p t ad o p e r e c e r , e n l o s p r i me r o s t i e m p o s , p ar a s a l v a r a lmundo. Y en las ocasiones en que se practicaba el canibalismo ritual, era lacarne misma del dios lo que el creyente consuma en una comunicin sangrienta(Jacques SousnLLn, La vida cotidiana de los aztecas, Fondo de Cultura Econmi-ca, Mxico, 1956, Pp. 1034).

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    de las nuevas vidas, en la Casa del Sol (tambin identificada con elcolibr), Sin duda (el parto) es lo que nos hace mortales a nosotraslas mujeres> porque es nuestro combate.

    Si la madre viva y daba a luz> la comadrona lanzaba gritos de

    guerra> que significaban que la mujer.. haba tomado un cautivo> ~.Por lo tanto> los prisioneros de guerra tomados de los enemigos foras-

    teros para alimentar al sol, se complementaban con nios adquiridos

    alrededor de la ciudad en un ejemplo de Motolinia los nios erannobles y sacrificados en invierno al dios de la lluvia. Las lgrimasde los nios eran los signos del final deseado.

    El guerrero tena tambin una contrapartida en el mercader> quientraa desde lejos riquezas a la ciudad> en especial la parafernalia delsacrificio y el consumo de los nobles lO , Los mercaderes provean estascosas corriendo riesgos comparables a los de la guerra. As podan

    llamarse a si mismos capitanes y soldados quienes, de forma oculta,salen a conquistar.En la fiesta del colibr, en el quinceavo mes solar, los comerciantes

    compraban muchos esclavos en el mercado y los sacrificaban junto

    a los cautivos de los guerreros. Los cautivos de guerra de esta fiestahablan sido tomados principalmente de enemigos rituales, en torneos

    formales con las ciudades cercanas, a quienes no tena sentido sometero exterminar, ya que provenan de la sangre vital del Estado. Tantopoltica como culturalmente la estructura del imperio estaba condi-cionada por el sistema del sacrificio humano.

    Este sistema confiri al sacrificio significado suficiente no slo

    para mantener su existencia sino tambin para alentar su evolucin.El origen de su autopropulsin, de su fuerza dinmica, reside esen-cialmente en la forma de su hubris. Tanto en el mito como en el ritualaztecas los hombres funcionan como lo hicieron aquellos dioses legen-darlos cuya autodestruccin original puso al sol en movimiento; aunlos principales receptores del sacrificio, como el gran dios de la

    guerra, fueron hombres una vez> deificados despus de su muerte, alser ofrendados.

    El principio del sacrificio es que el manar de la sangre equivaleal movimiento del mundo; y el sacrificio humano se basa especfica-

    mente en el principio de que uno nutre a su igual, uno da vida a susemejante. Donde el poder sobrenatural es tambin humano debe> porlo tanto, devorar humanidad> por el bien de alguna otra humanidad.

    El sistema entero es una frmula de desastre potencial. La legiti-

    midad divina de cualquier emperador puede calcularse comparando

    el nmero de sus sacrificios con la sangre vertida por sus ms memo-

    S A H A G N > libro II, trad, al espaol de la versin inglesa de Arthur ANOnaS-S O N y Charles DOBLE, Univ. of Utah> 1951-75.

    lO En la medida en que la nobleza comparta caractersticas divinas> estosbienes son equivalentes a la parafernalia del sacrificio.

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    rables predecesores: Y cualquier tipo de presin externa> econmica

    o poltica> podra enfrentarse con un ofrecimiento de sangre igual yopuesto (o mayor), de modo que, como se puede verificar por lossucesos de la historia azteca> la respuesta a una catstrofe era escenifi-

    car otra catstrofe. Hay analogas muy conocidas del modelo azteca>en el Pacifico Sur> donde la presencia europea en el siglo xix haba

    estimulado en gran medida el canibalismo que tanto detestabanaunque las densidades de poblacin declinaban y todava habapeces. Pero cuntos ejemplos exticos necesitamos para conven-cernos de que un pueblo puede acometer el exterminio de seres huma-nos en gran escala por razones que estn muy lejos de beneficios ma-

    teriales?La idea de que el sacrificio azteca estaba dirigido a proveer de

    carne humana tiene de cualquier forma muy poca coherencia econ-

    mica. En realidad> de todos los pueblos del hemisferio que practicaronla agricultura intensiva, los aztecas tenan, probablemente> los msgrandes recursos protenicos naturales: los lagos del Valle de Mxicorebosantes de animalitos y algas> as como peces y , en invierno> millo-nes de patos ~ No haba escasez de carne en los mercados descritospor los conquistadores. Y en lo que hace a costos y beneficios delcanibalismo, las estimaciones histricas indican que el negocio delsacrificio produca prdidas debido a los altos costos del manteni-

    miento de la mercadera y al bajo rendimiento de los cortes de brazosy muslos. Los troncos eran considerados subproductos con los quese alimentaba a los carnvoros del zoolgico de Moctezuma,

    Ms an> todo lo que servia como alimento de las vctimas delsacrificio en vez de ser consumido directamente, representaba unaprdida del orden del 80 al 90 por 100, porque slo una fraccin de

    los valores nutritivos originales puede recuperarse al convertirse en

    una forma humana intermedia. Fray Bernardino de Sahagn> consi-derado como un informante de confianza en estos asuntos> nos dice

    ti Un influyente historiador del Mxico hispnico, Charles GIEsON, escribesobre la economa azteca: En realidad> pocas reas de toda Amrica estabantan ricamente provistas de recursos alimenticios de origen no agrario como e]Valle de Mxico, y la dieta nativa en el periodo colonial segua siendo extremada-

    mente variada (me Aztecas un der Spanish Rule, Stanford Ijniversty Press,1 9 6 4 > p. 337), Gissow describe y constata esta riqueza en pesca, pequeos anima-les comestibles> sal y caza. Indica que los espaoles no compartan el gusto delos aztecas por los productos nutritivos de los lagos, tales como insectos acu-ticos, lanas y dems vegetales que sobrenadaban en las aguas semiestancadas(p C 341).

    HARRIS utiliza como argumento esta diferencia en las preferencias occidenta-les, estimando que la ente comn estaba disminuida en su nutricin porquetena que comer algas notando en el lago ver tambin DuRN, tomo II, cap. X, p, 93.

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    que los cautivos eran engordados como cerdos: de comida y bebida> l e daban todo a los cautivos; y a los esclavos destinados a los sacri-ficios del ciclo cuatrianual, comidas muy delicadas y lujosas>. En unclculo de costos y beneficios, debemos ingresar en el debe toda la

    sangre propia que los aztecas derramaban, no slo para tomar cau-tivos, sino tambin como ofrendas> producto de las heridas que seinfligan todos los das. Tambin en el debe estaban los ayunos delos das o semanas de preparacin para el sacrificio, durante los cua-les estaba especficamente prohibido comer carne.

    Vemos claro a travs de la contabilidad ms fiable acerca de estas

    transacciones (las notas de Sahagn de los festines de los comercian-tes en el quinceavo mes solar) que los aztecas no estaban en el negociodel sacrificio por su salud, Cada comerciante mataba de uno a cuatroesclavos, comprados en el mercado por valor de 30 a 40 mantas porpieza segn su aspecto y lo bien que poda cantar. Pero en el cursode las cuatro o cinco fiestas preliminares a la ansiada comida delsacrificio los comerciantes se tendran que deshacer de 800 a 1.200mantas, as como de otras costosas ddivas Mataban por lo menosde 80 a 100 pavos y de 20 a 40 perros> sin duda ms carne que la delas extremidades de uno a cuatro esclavos. Construan casas para losbailes de las vctimas y provean rica parafernalia ceremonial, etc. Tangrandes eran los gastos> segn el padre Motolina, que algunos comer-ciantes tenan que venderse a si mismos como esclavos> probando asque> en cualquier parte, los negocios consisten en comerse unos aotros. Sahagn nos habla, por fin> de slo un poco de carne en cadaplato:

    Primero cocan el maz que hablan de dar juntamente con la carne yd e l a c a r n e daban p o c a so b r e e l maz p u e st a ningn c h i l e s e mezclabacon la cocina ni con la carne solamente sal coman esta carne los quehacan el banquete y sus parientes. 12

    Como Harris admite al final en el ltimo prrafo de su informe,

    no poda haber una cantidad significativa de carne humana per cdpita.Si estimamos una poblacin de uno o dos millones en el Valle y unamatanza anual de 15.000 cabezas con un gran desperdicio de tron-

    cos> la cantidad dq carne seria bastante menos que una libra por per-sona y por ao. Es en este punto que Harris decide recalcular todala empresa del sacrificio en relacin con los beneficios polticos: es-pecula que la protena se distribua a la nobleza y a los soldados en

    82 S A H A G N , libro IX, cap. XIV, par27.Sobre las fiestas que incluan carne humana escribe PnnscorT: Esto no era

    una comida ordinaria de canbales hambrientos> sino un banquete al que asistanambos sexos, colmado de deliciosas bebidas y comidas delicadas> artsticamentepreparadas... se comportaban con todo el decoro de una vida civilizada (Misto-ry of 0w Conquest al Mexico, P h i l a d e l p h i a , 1 8 9 1 , v o l , 1 , p . 9 6 > .

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    los perodos ms flacos del ciclo alimenticio. Es un intento desespe-rado de evitar la bancarrota de su posicin> ya que est bien docu-mentado que las clases privilegiadas de la ciudad tenan fcil accesoa la carne para no mencionar a los 1.000 2.000 miembros de la

    nobleza y dependientes a quienes Moctezuma obsequiaba diariamen-te. Esta gente habra sido la ltima en sufrir la escasez.

    Es lgico que la teora de Harris tenga que ver tambin con laeucarista cristiana. Su hiptesis aqu no es exactamente la misma, yaque la gente del Viejo Mundo tena animales domsticos y poda co-mer verdaderos corderos no necesitaban convertirse en canbales.El parecido con la teora protenica del sacrificio azteca consiste en lapremisa comn de que nada est presente en la mente sin que antesatraiga al estmago. As el consumo simblico del cuerpo y la sangrede Cristo parece ser la supervivencia histrica de algunos festines que

    acostumbraban dar los antiguos jefes y sacerdotes israelitas. Estosfestines tenan como pretexto el sacrificio de un animal, pero su valorefectivo resida en los crditos polticos que los candidatos al poderpodan acumular a travs de una generosa redistribucin de ofrendasalimenticias.

    Fue fcil asimilar la muerte de Jess con el sentido de sacrificiode tales fiestas, ya que la crucifixin ocurri durante la pascua juda.El cordero pascual muerto y comido en la pascua puede convertirseen una representacin simblica de Jess. Sin embargo, la Iglesiaprimitiva, despus de algunos intentos para mantener la tradicin enla forma de la fiesta de amor o gape, tuvo que suspender los festejosdebido al aumento de poblacin y la escasez de alimentos. Abando-nando un rol de comedor popular> que no deseaba> a la Iglesia lebast con una distribucin simblica de hostias y vino durante lacomunin. Era ms econmico ofrecer slo la apariencia del alimento,con lo cual el privar de l a los participantes se reemplazaba por todolo otro que se les ofreca. Harris dice:

    Dando un carcter espiritual a la ingestin del cordero pascual y re-duciendo su sustancia a una hostia de escaso valor alimenticio> lacristiandad se deshizo de la responsabilidad de cuidar que aquellos queconcurran a la fiesta no volvieran a casa con el estmago vacio... Antes

    de felicitar a la Cristiandad por su superacin del sacrificio animal>deberamos notar que la provisin de protenas animales fue tambinsuperada por una rpida expansin de la poblacin.

    En suma, todo sucede como si la Eucarista fuera un gigantescoe histrico experimento pavloviano, en el cual el repiquetear de lacampana de la comunin evoca en los creyentes el recuerdo de suslejanas comilonas.

    La E u c a r i s t a > por s u p u e st o , s u r gi d e l a berajak israelita, una bendicindel pan y del vino> sealada ritualmente en la ltima Cena. Esta era la acostum-

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    II

    Los trabajos anteriores del seor Harris incluyen algunas obras dela ms divertida Antropologa de la ltima dcada, comenzando con

    Rise o f Anthropologicai Theory, una verdadera historia de sabiduramaterialista> pero tambin de sinrazn idealista, en torno a la cultura,Ms recientemente escribi el casi divulgativo Cows, pigs, wars ciadwitches (Vacas, cerdos> guerras y brujas), un entretenido intento dehacer aparecer como realmente prcticas algunas de las costumbresms extravagantes de la humanidad. El sentido comn de esas cos-tumbres exticas se ilustraba por lo irracional de las nuestras> de for-ma que frecuentemente en un mundo de pragmticos disfrazados, slonosotros parecamos misteriosos. Cannibals- and Kings repite en buenamedida este material> pero se lanza ahora como parte de una profecade la inminente catstrofe ecolgica> haciendo el libro todava msapropiado para un amplio consumo.

    Lo que est realmente en juego en estos trabajos es saber si lacultura humana es significativa en si misma. Las costumbres de lospueblos y sus categoras, que tan curiosas parecen, contienen esen-cialmente informacin y programas sobre el estado prctico del mun-do? O es que la gente emplea las costumbres y categoras para orga-nizar sus vidas dentro de esquemas locales de interpretacin> valori-zando as las circunstancias materiales que> segn mostrar la com-paracin cultural> no son nunca las nicas posibles? No; para Harristal distincin, como la que hay entre los animales puros e impuros

    en el Levtico desde el punto de vista ecolgico> no podra ser arbi-traria. Los tabes sobre varias especies deben indicar los costes realespara su obtencin como alimento, todas las prohibiciones pareceranquerer aludir al uso de recursos de carnes molestos y caros. No olvi-demos que los seres acuticos sin aletas ni escamas son difciles deencontrar en cantidades significativas en los limites del desierto delSina o en las colinas de Judea. Pero tenemos que suponer, enton-ces, que los seres acuticos con aletas si estn en el desierto? 1 4

    La doctrina de Harris sostiene que los valores que animan la vidade los hombres son formas camufladas (por ejemplo,, espiritualizadas)

    brada reunin de una pequea hermandad religiosa dentro de la congregacin.En la Cristiandad temprana

    1 las bendiciones transpuestas con propiedad enu no u o t r o idioma d e l s a c r i f i c i o > s e separaban d e l a comida comun (dgape), laque durante una temporada fue parte del culto. La comida se aboli en algunosstos al tomar caractersticas bacanales, De todas formas> la abolicin no sig-nific ningn ahorro para la Iglesia, ya que los alimentos eran provistos por losparticipantes en la comida (ver, por ejemplo> Dom G R E G O R V Drx, The Shape oft h e L i t u r g y , 1 9 4 5 ) , ~ En l a an tr o po l o g a hay c ad a v e z ms b i b l i o g r a f a s e m i o l g i c a s o b r e l a

    naturaleza del tab, como los importantes anlisis de las prohibiciones delL e v t i c o por Mary D ou G L A s. Ver su libro> Pureza y peligro> Siglo XXI, Madrid,1 9 7 3 .

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    de imperativos naturales. Son los nombres que damos a las distincionesobjetivas establecidas por la seleccin natural. Por lo tanto> la culturase convierte en una representacin verbal de la manera en que debe-mos segmentar y concebir el mundo para adaptarnos a l apropiada-

    mente. Lo que se dijo de Kautsky es aplicable a Harris, que para lla historia humana ts un apndice de la historia natural, sus leysde movimiento son meras formas aparentes de las leyes biolgicas.

    Desde este, punto de vista> el hecho de que no hay ningn sentidoevidente para gran parte de la historia y la cultura humanas presentaproblemas. Representar a la naturaleza bajo la apariencia de smboloses como una intil mistificacin Estando seguro que las categorasde los hombres se refieren eventualmente a sus experiencias reales,como guiados por sus intereses zoolgicos> es cierto que para Harrisninguna cultura viva puede ser un error. Simplemente desafa a la

    ciencia occidental retndola a que encuentre la secreta sabidura ma-terial en la aparente peculiaridad de la costumbre> incluyendo losbeneficios de adaptacin que deben estar comprendidos en el procesomismo del disfraz simblico. Harris llama a esta resolucin naturalistadel significado: determinismo cultural,

    Con determinismo Harris quiere decir un anlisis de la culturasiguiendo el rumbo de una ciencia positiva y emprica, como contra-puesto a los caprichos del libre albedro y el idealismo moral. Sin em-bargo, tal como Harris la usa, la idea de que las costumbres expresanun oculto clculo econmico es de hecho un concepto altamente sen-

    timental. En vez de ser emprico> ello supone un heroico desinterspor lo aparente en favor de una teora de las realidades. Poco a pocoel lector se va dando cuenta que Harris no calcular los costos y bene-f i c i o s materiales de ninguna de las costumbres que explica. Si citaevidencias. Pero la Antropologa ya es famosa por tener evidenciaspara todo, y tambin por lo contrario. Harris recurre a tales testimo-nios en vez de verificar sus hiptesis. De este modo la evidencia res-palda imparcialmente todas sus hiptesis y especulaciones> tanto laslgicas como las ilgicas.

    H a r r is arguye que la presin de la poblacin sobre los recursoseconmicos, resultado de la actividad heterosexual genticamente

    obligatoria, ha sido hasta ahora (la era de la anticoncepcin) elproblema decisivo de la historia humana, El libro se apoya insisten-temente en esta proposicin neomalthusiana. Instituciones humanastan importantes como la guerra, la supremaca masculina> el estado,se desarrollan segn l como una forma de manejar una irresistiblepresin productiva>. Esta presin puede actuar en relacin dialcticacon el crecimiento tecnolgico; por ejemplo> el aumento de poblacinpuede dispararse con una mayor produccin o viceversa. Pero en todocaso va a tender a aumentar al punto de amenazar tanto la vida comoel ambiente. El buen sentido econmico provocar entonces alguna

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    respuesta cultural apropiada. As se afirma que la guerra se ha des-arrollado conjuntamente con la agricultura> alrededor de diez mil

    a ocho mil aos antes de Cristo, para mantener la densidad depoblacin dentro de proporciones ecolgicas. Lo hizo: 1) obligando alas comunidades a distanciarse; 2) confiriendo valor superior y pri-vativo a los hombres y a la masculinidad. Segn el mismo argumento,el estatus inferior de las mujeres ayudara a dar lugar al infanticidiofemenino, en el que a su vez rebajara la capacidad reproductiva dela poblacin.

    No parece molestar a Harris lo aparentemente ilgico de disminuirel nmero de miembros del propio grupo mientras se fomentan gue-rras. El est atento a la alta racionalidad de su hiptesis, que ofrecenada menos que una explicacin de la condicin de la mujer en lasociedad humana. Como muchas otras ideas de este libro> la teora

    tambin es notable por su intento de dar cuenta de los orgenes deun fenmeno por un atributo que no es caracterstico del fenmenotal como lo conocemos. Es como si alguna vez> en su origen> todo hu-biera tenido un sentido econmico los tabes alimenticios, la Euca-ristia, la inferiodidad femenina, pero luego la costumbre devino in-diferente u hostil a la razn y simplemente sigui perpetundose. Talvez es por eso que varios argumentos de Harris siguen un caminosimilar. En sus principios ya bastante compleja, su teora de la supe-rioridad masculina se inicia haciendo consideraciones con retorcimien-

    tos ptolomeicos, como si estuviera forzado a dar cuenta de la ausenciade alguna relacin necesaria en las culturas que conocemos. Por ejem-po, entre la intensidad de la guerra y la inferioridad femenina> o entreel infanticidio femenino y la densidad de poblacin o la estabilidadde la poblacin, o entre varias combinaciones a la vez.

    Pero aun en su forma ms simple ya haba problemas con la hip-tesis. Segn Harris, las bajas de guerra no tienen un efecto directosobre la capacidad reproductiva del grupo, ya que los varones sobrevi-vientes podran fcilmente servir a las mujeres excedentes. (Noten> depaso, cmo todos estos argumentos biolgica o demogrficamentepresuponen la ausencia de un sistema social.) Por un lado, entonces,es difcil seguir a Harris cuando considera que la guerra mantiene

    baja la densidad de la poblacin creando espacios relativamente des-poblados entre los grupos en guerra> y que tambin es una respuestaa los aumentos demogrficos que acompaan el desarrollo de la agri-cultura. Tierras-de-nadie entre los poblados pueden ofrecer una buenacaza, pero la agricultura> que es ms productiva, no puede practicarseen ellas. Al mismo tiempo, y segn cl argumento del propio Harris,las prdidas militares no afectarn el crecimiento de la poblacin.En este sentido, las guerras, al reducir la cantidad de tierra, sloincrementa la tasa tierra-poblacin, lo que equivale a decir la presindemogrfica.

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    Por otro lado, ya que las bajas masculinas no tienen un efectodemogrfico limitador, uno se pregunta por qu no se les permitaa las mujeres combatir y arriesgar sus capacidades reproductivas direc-tamente, en vez de estar sometidas al chauvinismo masculino para

    fomentar el descuido de las nias. Es una pregunta razonable, concedeHarris, ya que los rcords de jabalina de las olimpiadas femeninasindican que las damas pueden causar verdadero dao. Pero agregaHarris: se, exactamente, es el problema. Podran matar algunos hom-bres, con lo cual pondran en peligro la superioridad masculina, y conello la posibilidad de controlar el crecimiento de la poblacin a travsdel infanticidio femenino.

    Satisfecho con esta determinacin cultural de los origenes dela guerra> Harris piensa que no es necesario dar cuenta del conflictosocial a travs de alguna tendencia intrnseca de la naturaleza hu-

    mana. Harris ha sido un critico importante de la sociobiologla, y esteargumento es tpico de sus desacuerdos con ese punto de vista. Sepregunta cmo una inclinacin constante hacia la agresin puede dar

    cuenta de lo que la historia muestra que es una cambiante disposicin

    a matar. Tal vez el sociobilogo podra responder: de la misma maneraque la teora de Harris propone una heterosexualidad ~ ya que no puede haber satisfaccin sinque el acto y la pareja estn definidos y contemplados socialmentei. e., de acuerdo con un cdigo simblico de personas, prcticas ycaractersticas (no necesitamos siquiera abordar el problema de la

    sublimacin).

    Harris, por el contrario> presupone que el sexo es un impulso bio-lgico abstracto. Esto, tomado con la capacidad fisiolgica genrica

    de las mujeres para dar a luz tantos nios en una vida, da lugar a unarpida presin reproductiva. Entonces, cuando arguye en contra dela explicacin de la guerra por una agresividad natural sobre la base

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    de que las culturas en realidad varan en beligerancia> Harris recuerdapara la agresin lo que olvid para el sexo: que siempre tiene lugardentro de un esquema cultural relativo al cual parten los modelosobservados y las intensidades de las prcticas.

    El seor Harris reitera cun rigurosa y cientfica es su antropolo-ga. Pero su teora no es ni determinista ni cultural Cuando se refierea aquellos momentos en la historia en que la poblacin hace peligrarlos recursos, se muestra sintomticamente ambiguo al referirse al tipode adaptaciones que hacen las sociedades a tales crisis demogrficas.Aqu su anlisis concluye en que alguna gente intensificar -su produc-cin (por riego en la Mesoamrica precolombina) mientras otros tra-tarn de estabilizar su poblacin (por infanticidio femenino entre algu-nos agricultores tribales). Pero en su teora Harris no muestra nin-guna curiosidad por estrategias adaptativas tan contrastantes. Parasociedades con intereses internamente opuestos, como entre clasessociales antagnicas, no deja claro si es una parte o toda la sociedad>la que se adapta. En la India, las clases inferiores se benefician conla preservacin de las vacas sagradas. Entre los aztecas las clasessuperiores se aprovechan del sacrificio humano. Pero cuando cadasubdivisin regional de comunidades neolticas en pugna mata a susninas> es el conjunto el que est en posicin de ganar. El problemano es slo que tales explicaciones son ad oc. Es que en todas estascondiciones cualquier racionalidad material ser irracional desde al-gn otro punto de vista social.

    El problema desaparece para Harris porque l considera a la Po-

    blacin como una cantidad ms que como una sociedad, compuestade organismos con necesidades biolgicas en vez de gente con interesesde carcter cultural. Para explicar una costumbre le es suficiente conmostrar que ella produce para alguien algn tipo de beneficio prc-tico. El materialismo se convierte en un juego de saln acadmicocuyo atractivo tal vez reside en la simplicidad de sus reglas: cualquierclase de valor econmico que se puede sugerir para cualquier prcticacultural merece puntuacin sin importar si la misma costumbreocasiona una falta o irracionalidad en algn otro sector del ordensocial.

    Harris es bien conocido por su explicacin materialista-cultural>,de la vaca sagrada hind, que se repite en este libro, en el sentidode que los tabes en contra del maltrato de las vacas permiten a loscampesinos empobrecidos criar los bueyes que necesitan para cultivar.Si se les permitiera comer carne, la gente estara tentada a destruirsus animales de cra. El tab de las vacas seria entonces una afirma-cin idealista de los harto difciles clculos econmicos de millonesy millones de estos pobres agricultores. Sin embargo, esto puede con-cebirse como la maximizacin material que Harris propugna slo sise dan por supuestas las leyes de propiedad de la India. Como l in-

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    dica en otro libro> la relacin entre habitantes y tierra en la India estal que los campesinos que cran el 43 por 100 del ganado slo poseenel 5 por 100 de los pastos ~

    Igualmente racional resultara decir que el tab del ganado es una

    forma de maximizar el nmero de pobres. (Y cul es la racionalidadde un sistema que promueve la multiplicacin de los pobres?) Por otrolado, los beneficios protenicos del sacrificio azteca correspondenexclusivamente a las clases privilegiadas, negando a los pobres estosvalores nutritivos esenciales. Hasta los guerreros selvticos en Sud-amrica y en otras partes llegan> segn Harris, al colmo cultural dedisminuir su poblacin a travs del infanticidio femenino, Cada grupose priva a si mismo de una ventaja estratgica en favor de un todoinexistente que incluye a sus propios competidores. Vale todo.

    As tambin, en su capitulo sobre los yanomano de Brasil, quienes

    guerrean intensivamente aunque no es evidente una presin demogr-fica, y cuya poblacin aumenta donde el porcentaje de infanticidioes mayor> Harris concluye que los yanomano deben estar respondiendo(a qu si no?) a la escasez de recursos protenicos. A continuacintoma nota de algunos estudios que indican la ausencia de sntomasclnicos de deficiencias protenicas en la regin. Pero esto no puedeser una evidencia negativa concuerda con el argumento que losyanomano se han adaptado a la escasez de protenas. El mismoHarris, en un debate sobre los mayas, puntualiza: Visto desde unaperspectiva terica> la imagen de lo que debe haber sucedido parececlara,>~

    Si una afirmacin omnipresente ofrecida como racional o cient-fica resulta injustificada como tal, ha escrito recienteemnte LouisDumont, hay una fuerte posibilidad de que haya sido impuesta porotro tipo de argumento que se podra identificar como un emergentede una trama ideolgica subyacente ~. Por determinismo culturalpodemos> como he dicho> identificar la ideologa subyacente a la men-talidad occidental mercantil. Al aplicarlo a las explicaciones del cani-balismo azteca o a los tabes hindes, el utilitarismo de Harris iden-tifica los significados que estas gentes dan a sus vidas con el tipode racionalizaciones materiales que damos a las nuestras.

    Sartre llam con propiedad terror> al procedimiento intelectualparecido> el cual se negaba inflexiblemente a aceptar o trazar diferen-ciaciones y cuyo objetivo era la asimilacin total al menor esfuerzoposible>. Sartre se refera al marxismo vulgar que slo poda veren un acto poltico o en un poema de Valry alguna versin del idea-lismo burgus>. Todo en la superestructura social se poda reducir

    5 Marvin HARRTs , Caw, Plgs, Wars an W l t c h e s (Ltndom House, 1 9 7 4 > p. 27 )~6 Louis DUMONT, From Mandevilie to Marx (University of Chicago Press,

    1977), un libro que tiene muchas cosas tiles que decir sobre el tipo de ideolo-ga que conleva Cannibais and Kings.

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    a su funcin econmica. Es as que en Cannibais and Kirzgs el hechosocial est desechado como una mera apariencia cuya verdad resideen otra parte, en algn valor material, Como dijera Sartre, parececomo un ejercicio para llegar a lo bsico en este caso al mnimo de

    requerimientos protenicos o a la supervivencia de la poblacin.Pero tales determinaciones son bsicas slo en apariencia En realidadson abstractas y vacas de contenido social Si caracterizamos a lasprcticas humanas significativas en tales trminos ideolgicos, tendre-mos que abandonar toda antropologa, porque en la traduccin se hadejado escapar todo aquello que es cultural.