Cuba: Cultura y Sociedad Civil en la perspectiva de la Transición

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Ponencia sobre la sociedad cubana actual

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PONENCIA

Cuba: “Cultura y Sociedad Civil en la Perspectivas de la Transición”

José Gabriel Ramón Castillo

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La cultura cubana es un legado histórico con costumbres, tradiciones y concreciones del proceso histórico que ha tenido la nación. Expresión viva del poder y dada para el poder ha dado lugar a una institucionalidad disfuncional muestra evidente de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde vamos. En nuestra historia nacional ha habido momentos cruciales como las primeras conspiraciones y las luchas independentistas contra la metrópolis española en los siglos XVIII y XIX, trascendentales en el proyecto de nación y en la configuración de los distintos factores sociales de la nacionalidad cubana. El estado y la nación tuvieron un surgimiento simultáneo y asintomático y consecuentemente trajo múltiples y variadas contradicciones. El estado-nación tardío consecuencia de una nacionalidad, transculturizada e intervenida, terminó siendo una anti natura nacional radicalizando para siempre las distintas tendencias ideológicas y estableciendo las líneas divisorias en la sociedad cubana. Por más de dos centurias hemos procreado el lastre de la disgregación social, el individualismo, hasta más no poder, e incapacitándonos para trabajar a favor del bien común y asumir las riendas de nuestros propios destinos. El castrismo contribuyó definitivamente a ensanchar las diferencias raciales, de clase y políticas cuanto fomentó el odio y la delación e instituyó la abulia y la desesperanza. Y ahora somos una nación fracturada, dividida, aislada, fragmentada, compartimentada y desperdigada por el mundo entero. En resumidas palabras nos falta responsabilidad civil y responsabilidad social y ese analfabetismo cívico gravita pesadamente en nuestra existencia. Las respuestas a por qué los cubanos subestimamos lo de adentro y sobrevaloramos lo foráneo; porqué huimos, y hemos hecho culto a la huida; por qué decimos “yo no los puse por tanto yo no los tengo que quitar”, en referencia a los gobernantes de turno, esas respuestas, están en los párrafos anteriores. En Cuba, cultura es ideología e ideología es cultura. La ideología total considera marginal todo aquello que esté o actué fuera de sus estructura estatal - partidista. Tener una visión distinta al poder, aun cuando contribuya al bienestar de la nación, no sirve de nada, no se tiene en cuenta para nada y conlleva a la persecución y el encarcelamiento. Ciudadanos y Sociedad son concreciones marginales y expresiones manifiestas de una realidad absorbente y humillante.

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¿Cuándo superaremos el miedo y la impotencia política? ¿Seremos capaces los cubanos de construir definitivamente nuestro modelo democrático? ¿La Oposición y el Exilio serán capaces de implementar estrategias efectivas para inducir el proceso de transformaciones democrática? ¿Cuándo ocurrirá la Transición? Partiendo del presupuesto transvásico transitorial del traspaso de poder de Fidel a Raúl y la eliminación de prohibiciones absurdas previstas para el sometimiento al Régimen, la transición está en su etapa preparatoria y se apresta a salir adelante con el concurso de sus protagonistas principales: Gobierno, léase reformistas, Exilio, léase operativitas, Sociedad Civil Emergente, léase Oposición Cívica . El postotalitarismo castrista va deshaciéndose dando lugar a un régimen autoritario muy singular. Ya el gobierno (léase Dictadura) no puede controlar totalmente la sociedad ni manejarla a su antojo. Desde sus mismas entrañas se levantan voces con preocupaciones valederas. Y cito las palabras de Eliades Acosta, funcionario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba: “Aspiramos a una sociedad que hable de sus problemas en voz alta, sin temor, en la que los medios reflejen la vida sin triunfalismos, en la que los errores sean ventilados públicamente…en la que la gente pueda expresarse honestamente, donde la economía funcione, donde los servicios funcionen, donde los cubanos no se sientan ciudadanos de menor categoría…” Las protestas de estudiantes universitarias en Santiago de Cuba y las intervenciones de los jóvenes comunistas ante Ricardo Alarcón, presidente del parlamento cubano, el año pasado sentaron una pauta dentro de la juventud cubana. Las nuevas generaciones se resisten a pasar lo que han pasado otras en estos años de dominio castrista y sus voces se levantan buscando un espacio en la sociedad. Ya la “Revolución” no es eterna, ni su líder es eterno ni el partido comunista es imprescindible ni nada ni nadie es inmortal. Las instituciones del castrismo (miedo, apatía, servilismo, y abyección política provenientes de la Colonia), se desmoronan; y se desmorona el sistema, no con la celeridad necesaria, pero se desmorona consecuentemente. En un santiamén se desmoronaron la Educación y la Salud Públicas sus pilares fundamentales y ya son muy pocos los partidarios ideológicos del arquetipo castrista.

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Nadie se atreve a decir que Cuba tiene un sistema de educación y salud pública de Primer Mundo y todo el mundo sabe que en las escuelas cubanas se inculca una doctrina aberrante cuyos resultados son los cientos de jóvenes marginales luchando la vida día a día en las calles y otros acabándose de la existencias en las cárceles cumpliendo injustas condenas. En cuba, no hay delincuentes sino víctimas del Régimen conllevados a delinquir por las circunstancias sociales en el país. La otrora “potencia médica” desapareció y los médicos quedaron para ser enviados al extranjero a recaudar divisa para las arcas del Estado. Sin comentarios. Los intelectuales siguen siendo un sector más sin voz sin voto debatidos entre la complacencia con el Régimen y como dar su aporte al proyecto de nación sin ser acusados de revisionistas ni traidores a la patria. El último Congreso de la Unión de escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) denotó como sobreviven y como se proyectan en la actualidad. Sus planteamientos ante la Dirección Política del país fueron muy interesantes sobre todo los relacionados con que se “acabaran las listas negras” de escritores y artistas foráneos y de cubanos en la diáspora, se pusiera fin a la prohibición de algunos films de homosexuales y por homosexuales y se trabaje en pos de contrarrestar el atraso tecnológico con la adquisición de tecnologías de punta. La problemática cubana es estructural: precariedad de la vida, trabas a la iniciativa privada, falta de libertades y derechos y la permanencia de una gerontocracia en el poder resistente a cualquier cambio. El régimen es irreformable de ahí que nadie en Cuba ni fuera de Cuba se haya propuesto la imposible misión de reformar el sistema, no se lo ha propuesto el gobierno mucho menos se lo ha propuesto la Oposición Cívica y el Exilio. Se dice que “los cambios en Cuba deben venir de adentro, nadie desde afuera es capaz de llevar a cabo lo que sólo los cubanos deben hacer¨…y se responsabiliza al gobierno con dar los primeros pasos en ese sentido. La mayoría de los cubanos temen perder lo poquito que tienen y no se involucran en actividades opositoras. Además creen que cuanto se haga no va a cambiar las cosas.

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Por otra parte, las armas de libertad, las ideas democráticas no han calado en la sociedad cubana. Entonces ¿cómo va hacer posible los cambios en una sociedad analfabeta cívicamente? En cuanto al Gobierno no va hacer ningún cambio estructural que ponga en peligro su existencia y seguirá el camino de los arreglos cosméticos hasta donde se lo permitan sus fuerzas. Las consecuencias del autoritarismo castrista son impredecibles y nadie sabe a ciencia cierta adonde puede ir a parar nuestro país conducido por personas fanáticas e ineptas. El mundo democrático está llamado a jugar un rol mediador bien activo puesto que de esa manera contribuirá decisivamente a la transición. Cuanto más rápido actué será mejor por el bienestar de los cubanos y por sus futuras relaciones con la Isla. La complacencia, la complicidad, el silencio le convierte en corresponsable de lo que sucede dentro de Cuba y la manutención de la Dictadura. La cultura del cambio es la hechura y la garante cívica de la transición. Lo demostró el modelo de transición española, lo demostró la transición checa, lo demostró la polaca y también lo demostró la transición mexicana poniendo a prueba la capacidad intuitiva de los factores políticos y sociales. Cuba no es distinta ni va ser distinto el proceso transformador. Pero hay que gestar la criatura y parirla comparando la gestación y nacimiento de la vida con el hecho cívico de aparición del ciudadano y su extensión institucional la sociedad civil. Una persona dotada de una cultura cívica y una sociedad civil con recursos darían al traste con las aspiraciones castristas de seguir infinitamente en el poder. A disposición están los métodos de la lucha cívica no-violenta eficaces cuando se ponen en acción todo el poder de la nación. Es cierto que el Régimen arremete contra todo vestigio de oposición o disidencia. Evita el cambio y hace todo lo posible por mantener en niveles de insipiencia a sus adversarios. Está preocupado por el derrotero de la Oposición y la sociedad civil en las nuevas circunstancias sociales cuyo desarrollo y fortalecimiento acabarían produciendo la transición. Pensar a Cuba en transición es la mejor evocación por los cambios. La factura de los cambios pasa por allá pero también pasa por aquí. Recuérdese que la Isla es el santuario de la nación y el exilio (su emigración) la capilla ardiente.