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¿Cuáles son las causas de la violencia intraescolar (Bullying) y como el fenómeno afecta a
los estudiantes en sus procesos de socialización y rendimiento escolar?
Nelson Adolfo Argüello Marín
Luis Carlos Bernal Salinas
Carlos Alberto Peña Moya
Jesús Antonio Ramírez Varón
Mayo 2017
Universidad San Buenaventura
Formación Evaluación Diagnostica Formativa
Ibagué
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1. Descripción del problema
Mucho se ha especulado sobre los orígenes del fenómeno bullying que viene azotando
desde vieja data a los escolares en el establecimiento educativo, pero no se ha dicho con certeza
la última palabra. Es necesario reseñar que las investigaciones existentes sobre la violencia en la
escuela y su derivación el acoso escolar, permiten evidenciar que ésta se da con bastante
disposición a la que cabría esperar. Parece que a lo largo de su vida intraescolar todos los niños,
niñas y adolescentes, estarían propensos a verse afectados por este flagelo, como expectantes
pasivos, como víctimas, o como victimarios.
La violencia intraescolar viene en aumento en las instituciones educativas. Cada vez más niños,
niñas y adolescentes son víctimas de estas conductas desadaptativas. La desadaptación puede ser
la incapacidad para adaptarse a una situación determinada, desajuste personal, conflicto con el
medio, fracaso ante los estímulos sociales, existencia de un comportamiento antisocial y
existencia de un comportamiento inestable. La inadaptación del individuo engloba aspectos
físicos, psíquicos y sociales de algunos menores que los llevan al límite, poniendo en peligro su
integridad física y psicológica y con consecuencias aún no estudiadas a fondo ni valoradas lo
suficientemente, pues el fenómeno tiende a confundirse con problemas de disciplina de la
cotidianidad de los protagonistas agresores o con simples quejas de los niños afectados.
Consecuencias como la autoexclusión del sistema, la resolución violenta de los conflictos entre
pares y hasta el suicidio, pueden ser solo ejemplos que ameritan ser estudiados con detenimiento
para entender la complejidad y peligrosidad del problema en cuestión.
1.2 Justificación
Ante el auge de episodios violentos en el aula de clase en distintas instituciones
educativas del país, de los que se ha hecho alusión en diferentes medios tales como prensa,
radio, televisión e internet y que han desencadenado un ambiente de preocupación sobre lo que
está sucediendo entre los pares escolares (estudiantes), resulta de especial interés conocer cuales
son los tipos de conductas violentas más habituales en las Instituciones en estudio, y a partir de
ahí, promulgar las medidas que permitan evitar el acoso, proteger a sus víctimas y frustrar el
inicio y la consolidación de las conductas violentas en el aula.
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Esta investigación surge del interés por estudiar el bullying o matoneo en los estudiantes de
educación básica y media vocacional de las Instituciones Educativas Guillermo Angulo Gómez,
Alfonso Palacios Rudas y Técnica Ciudad de Ibagué, con el fin de conocer el porcentaje de casos
ocurridos en las diversas formas de maltrato entre pares, tal como lo acusan los propios
estudiantes desde sus distintos papeles de testigos, víctimas o victimarios, así como las
estrategias que vienen adoptando las instituciones educativas para la prevención de estos tipos
de conductas antisociales y excluyentes a la luz de la implementación del comité de convivencia.
Nuestras instituciones han alcanzado un alto grado de agresividad en sus estudiantes e incluso los
docentes y la problemática va en aumento, consideramos que este estudio es una buena
oportunidad para clasificar estos comportamientos que no siempre se denominan bullying y de
paso ilustrar a la comunidad.
En el momento no se cuenta con estudios amplios y suficientes a nivel regional sobre el
fenómeno “bullying”, razón por la cual la presente investigación cobra importancia mayúscula
para afianzar un mayor saber sobre la ocurrencia del fenómeno en cada tipo de variante, sus
características principales y los focos de atención más prioritarios.
Por otra parte, este estudio podrá servir para ampliar los datos sobre el acoso escolar a nivel de
la ciudad, para cotejarlos con estudios similares de otras regiones e interpretar las posibles
formas adoptadas de acuerdo al sexo, el grado o curso, el estrato socioeconómico, la operatividad
o gestión de la Institución educativa pública y el grado de incidencia o de pertenencia en la
comunidad educativa.
De igual forma, brindará información o datos que serán de mucha utilidad a toda la comunidad
educativa para mejorar el conocimiento sobre el alcance del problema en la institución y las
formas de prevenirlo. Por un lado las familias, que deben implicarse en la educación de sus hijos,
contribuyendo activamente a su desarrollo social y moral, participando y colaborando junto a los
centros educativos, y por otra, la escuela, como institución socializadora y formativa, que debe
ser un contexto de convivencia pacífica y de valores democráticos, generando un ambiente de
cooperación, confianza, respeto, equidad y de prevalencia de las normas de convivencia, creando
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consciencia en estudiantes y docentes de la importancia y los efectos nefastos del matoneo,
facilitando que los conflictos se resuelvan de forma dialogada y conciliada.
1.3 Descripción de los roles que desempeñan los actores que hacen parte del problema
El problema del bullying no es solo de la víctima y el victimario; converge en su génesis
toda una amalgama de circunstancias y actores algunas veces activos, otras pasivos que median
para que se configure en mayor o menor medida el fenómeno en cuestión.
Para el directivo, en calidad de Rector o coordinador, el matoneo no pasa de ser un simple
problema de disciplina escolar que se soluciona con rigor aplicando el manual de convivencia sin
mediar consideración ni buscar alternativas de solución duraderas y efectivas basado en las
causas que lo generan.
Para el docente, que muchas veces hace de psicólogo además de dirigir la aprehensión del
conocimiento desde su área específica, y casi siempre es conocedor inmediato de situaciones
conflictivas, que fácilmente hacen tránsito a bullying, este fenómeno viene desde la misma
interacción sociofamiliar y ha anidado en las aulas de clase, dónde encuentra el caldo de cultivo
perfecto para su reproducción. Desde esta perspectiva, la solución a la problemática enunciada
está en la base del diálogo y la conciliación; aún cuando otros propugnan por medidas
disciplinarias de choque para enfrentar la situación.
En el caso de los estudiantes en sus distintos roles, bien como víctimas o victimarios no alcanzan
a interpretar los efectos de la situación a corto y largo plazo; solo viven el momento, que para la
víctima puede llegar a ser un calvario insostenible o para el victimario que goza haciendo sufrir a
su compañero de aula o de colegio.
El padre de familia que en algunos casos es incapaz de corregir desde la casa situaciones de
matoneo dónde ha participado su hijo como victimario, pues en la mayoría de los casos el
ambiente sociofamiliar no es benigno para la crianza de la prole y el ejemplo prodigado por ellos
no es el mejor. En el extremo opuesto está el padre del niño víctima de matoneo que debe
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enfrentar la situación muchas veces sin ayuda especializada y, en el peor de los casos
promoviendo la violencia como legítima defensa.
2. Pregunta problema
Cuáles son las causas de la violencia intraescolar (bullying) y cómo el fenómeno afecta a los
estudiantes en sus procesos de socialización y rendimiento escolar?
3. Objetivo general
Analizar el fenómeno de la violencia intraescolar y su variante el acoso escolar (bullying) desde
las causas que lo generan, el grado de incidencia o intensidad, el rol de los protagonistas y los
efectos que esta produce en la Instituciones Educativas Guillermo Angulo Gómez, Alfonso
Palacios Rudas y Técnica Ciudad de Ibagué.
3.1. Objetivos específicos
Describir y caracterizar las diferentes modalidades de acoso escolar desde los distintos
roles de víctima, agresor y testigo.
Reconocer las causas del maltrato escolar o bullying entre compañeros desde los ámbitos
endógenos y exógenos, y las consecuencias que pueden llegar a experimentar tanto
agredidos como agresores.
Proponer estrategias para la disminución del fenómeno del matoneo al interior de las
Instituciones Educativas en estudio a fin de mejorar la convivencia escolar.
4. Categorías conceptuales y de análisis del proyecto
VARIABLES CONCEPTUALIZACION DIMENSIONES INDICADORES
Exclusión social Ignorar
No dejar participar
Insultar
Agresión Verbal Poner Sobrenombres ofensivos
Hablar mal de alguien
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Esconderle las cosas
Tipo y Agresión física Romper las cosas
frecuencia indirecta Hurtar las cosas
Agresión física Golpear
directa
Amenazar para intimidar
Amenazas/ Obligar a hacer cosas para miedo
chantaje Amenazar con armas
Acoso sexual Acoso sexual
Violencia a Agresiones a través de teléfono
Conducta negativa, intencional través de TICs móvil o internet (Ciberbullying)
y sistemática de agresión, Curso del agresor
intimidación, humillación, Género y número de quien agrede
difamación, amenaza, acoso o Protagonistas del acoso Unión a grupos para intimidar
incitación a la violencia o Opinión sobre el acoso entre
cualquier forma de maltrato compañeros
psicológico, verbal, físico o
BULLYING O por medios electrónicos de Escenario del maltrato Sitios o lugares donde se lleva
ACOSO manera deliberada contra un a cabo o comete la agresión
ESCOLAR un niño, niña o adolescente Personas a quienes se comunica
de parte de uno o varios de sobre la agresión
sus pares con quienes Personas que ayudan a la víctima
mantiene una relación de agresión
asimétrica, que se presenta Reacciones de los implicados Reacción de las víctimas ante las
de manera reiterada agresiones
a lo largo de un tiempo Reacción de los testigos ante
Determinado agresión entre compañeros
Reacción de docentes ante
agresión entre estudiantes.
Motivos de ser víctimas de
Causas del acoso Agresiones
Motivos por los que se realizan
las agresiones
Consecuencias del acoso Consecuencias para la víctima de
las agresiones
Valoración de la gravedad de
Problemas en el funcionamiento
de la institución
Valoración por los docentes Conocimiento por parte de profesores
de abusos entre estudiantes
Evolución del nivel de conflicto
en la institución
1. Sensibilizar sobre características
personales de los alumnos.
2. Sensibilizar a la comunidad educativa
Primarias: sobre acoso escolar (bullying).
(enfocadas a 3. Fomentar y mantener un ambiente de
mejorar la apoyo y respeto mutuo.
convivencia en la 4. Refuerzo de vigilancia en zonas y
institución) horarios de riesgo.
5. Medidas habituales adoptadas por el
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profesorado.
1. Identificación de la situación de acoso
Secundarias: de forma clara y concreta.
(actuaciones que 2. Capacitación docente para manejo y
En la se llevan a cabo al solución de conflictos en aula.
institución detectarse 3. Brindar oportunidades de
Estrategias Conjunto de situaciones de participación significativa al estudiante
Prevención medidas para acoso escolar) en la gestión de determinados
del acoso evitar la Conflictos
escolar aparición de Terciarias: 1. Tratamiento individualizado con los
(Bullying) situaciones de (pretenden evitar el implicados: desarrollo de la empatía en
acoso escolar agravamiento del agresores/as, desarrollo de la
problema con la asertividad en víctimas, rechazo de
aparición de violencia en espectadores.
efectos 2. Seguimiento y evaluación constante
indeseados)
de las situaciones de acoso.
3. Realización de plantones por la paz “no al
Bullying”.
1. Debatir y acordar en clase las
Normas de Convivencia.
2. Uso metodologías cooperativas y
participativas en el proceso de
Aprendizaje.
En el
salón Primarias 3. Programar actividades para mejorar
las habilidades sociales, solución de
problemas, manejo sano del estrés
4. Cambio de grupo a algunos
alumnos/as
Sugerencias Sugerencias para prevención
5. MARCO CONCEPTUAL
Es importante circunscribir el fenómeno de la violencia intraescolar en el análisis de
varias categorías desde el ámbito sociológico tales como el conflicto, la violencia propiamente
dicha, la escuela y la familia, pues su interpretación permitirá entender el problema en cuestión.
Dichas categorías serán expuestas desde varios autores a lo largo de este marco, y se escogieron
para darle sustento teórico, pues el fenómeno estudiado no puede focalizarse desde una sola
categoría, porque se estaría desconociendo la importancia de las otras en la génesis del
problema. A su vez, es menester la observancia de las perspectivas del conflicto a través de lo
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positivo, lo psicológico, lo sociológico, lo antropológico y lo jurídico. Este estudio se
fundamenta en el reconocimiento del otro, la pedagogía critica los derechos humanos que nos
conduce por el maravilloso mundo de la inclusión “ver en el otro su propio yo”.
5.1. El Conflicto: Es un mal necesario, pues en buena parte de él depende el cambio social, ya
que permite terminar antagonismos de grupos para llegar a un nuevo modelo de socialización.
Los tipos de conflicto son diversos y difíciles de catalogar, debido a la multiplicidad de
situaciones contradictorias que puede darse en cualquier situación humana que requiera unidad y
respuesta positiva al antagonismo. Un estudio realizado por Giner (2008), identificó que los
conflictos más frecuentes son de génesis familiar, lucha de clases, guerras entre naciones,
luchas por el control del poder político, intereses profesionales, ideológicos, discriminación
racial, religiosa y de género; y, modernamente hasta la convivencia escolar generadora de
conflicto que en la mayoría de las veces trasciende hasta la violencia misma entre pares.
5.1.1. Perspectiva psicológica del conflicto: La palabra conflicto supone que hay dos o más
personas cuyos intereses o metas parecen incompatibles. Si se define el conflicto con base a la
percepción y a la oposición, sería entonces el proceso por el cual A hace un esfuerzo intencional
para anular los esfuerzos de B mediante alguna clase de bloqueo que hará que B no consiga
alcanzar sus metas o lograr sus intereses (Salovey & Mayer, 1980). La perspectiva actual,
según la postura de la llamada Teoría Interaccionista de Blumer (1982) respecto del conflicto,
propone no sólo que el conflicto puede ser una fuerza positiva en el seno de un grupo, sino que
señala de manera explícita que cierto grado de conflicto es absolutamente necesario para que
un grupo trabaje bien. Dicha teoría, motiva a las cabezas de grupo para mantener niveles bajos o
mínimos de conflicto, permitiendo de esta manera la autocrítica y la creatividad en el grupo. Eso
sí distingue, entre conflicto funcional y conflicto disfuncional; siendo aquel que mejora la
realización de las metas de un grupo para el caso de la funcionalidad y aquel que obstaculiza la
actividad o disfunción para el segundo. En este sentido, Patterson (1990) afirma que:
“El conflicto es un fenómeno que se da entre personas, las que tienen diferentes creencias,
motivaciones, valores constituyendo visiones de mundo propias, con distintas miradas de la realidad, ellas
actúan en consecuencia con sus percepciones y responden emocionalmente de acuerdo a lo que perciben”.
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Esto permite evidenciar que los seres humanos producen comportamientos y actitudes propios
hacia los pares y congéneres, desempeñan roles diferentes en sus vidas, acceden a decisiones a
diario, indagan defender sus visiones de la cotidianidad y para ello suelen adoptar distintas
posiciones de privilegio y poder; en este proceso se valen de sus capacidades comunicativas y de
su habilidad para persuadir y negociar.
Observar el enfrentamiento social desde una visión moderna, aun cuando ésta tenga evidencias
de apoyo, no es tarea fácil, ya que desde los primeros años de la infancia la influencia dada por
el hogar, la religión cristiana – católica y la escuela ha sido enorme; instituciones que
tradicionalmente han adoptado posturas tradicionalistas, resaltando valores que no van con el
conflicto y acentuando la importancia de llevarse bien con sus congéneres. Así por ejemplo, el
hogar tiende a recalcar y cimentar patrones de autoridad a través de los progenitores, quienes
determinan lo bueno y lo malo para los hijos, los cuales deben absoluta obediencia; de igual
modo en la institución escolar son los instructores y/o docentes quienes tienen el saber y la
autoridad y es el discente el que no sabe y debe aprender. En pocas palabras, en general en estas
instituciones se ha enseñado a no pensar diferente (Léderach, 1988). En el caso de la institución
eclesial el problema es bastante similar y más aún, esta proclama la aceptación más que la
confrontación.
El proceso por el cual se presenta conflicto se genera en cuatro etapas según Burton (1990):
“(1) Oposición: Es la presencia de las condiciones necesarias para producir la oportunidad de un
conflicto, que no necesariamente llevarán a él, pero es necesaria para su aparición. Estos requerimientos
iniciales plantean relaciones con dificultades comunicativas, que se derivan de malos entendidos y
múltiples obstáculos que pueden hacer presencia en el proceso comunicativo. (2) Cognición y
Personalización: Si las condiciones comunicacionales producen desencanto, la posibilidad de oposición se
materializa en la segunda etapa. (3) Comportamiento: En esta etapa del conflicto, cualquier persona en la
situación mencionada protagoniza acciones frustrantes para la obtención de metas de otros o van contra
los intereses de él; es menester que la acción sea pensada, es decir, intencional y que conlleve un esfuerzo
consciente de afectar al otro”.
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En tales eventualidades el conflicto es latente, es decir, los actos conductuales pueden ser
indirectos o muy sutiles como la interferencia, y hasta más directos o abiertos como la
conducta agresiva, violenta o incontrolada. Se ha dicho que un problema generador de conflicto
necesita de la percepción de las condiciones de generación; y si a ésta sigue, el sentimiento de
frustración emocional, pudiendo sentir estrés, ansiedad, desengaño o agresividad, el conflicto
probablemente aparecerá” (Fisas, 1998). Sin duda alguna que los comportamientos
exteriorizados conducirán a resultados o efectos; dichas efectos pueden ser funcionales si han
servido para la satisfacción y mejoramiento del desempeño del grupo, como toma asertiva de las
decisiones, fortalecer la creatividad y motivar a los actores, o disfuncionales si ha generado
obstáculos al mismo, generando descontento incontrolado y destrucción de las relaciones
grupales.
5.1.2. Perspectiva sociológica del conflicto: El conflicto es inherente a los grupos sociales, pues
representa un aspecto primario del cambio social, ya que a través de él se resuelven
antagonismos de grupos para alcanzar un nuevo modelo de convivencia. El análisis del cambio
de la sociedad ha generado esquemas y teorías basadas en el conflicto. Para Coser (1970), los
conflictos tienden a ser múltiples y complicados de clasificar, debido a la cantidad de actividad
conflictiva que suele generar cualquier situación humana que esté inmersa en un antagonismo.
Los más frecuentes tienen su génesis en la familia, la lucha de clases o estratos sociales, las
guerras entre estados, las luchas por el manejo político, las ideologías, la segregación racial,
religiosa, sexual y hasta la convivencia escolar generadora de conflicto que en la mayoría de las
veces trasciende hasta la violencia misma entre pares.
El conflicto social involucra la amplia gama que en la convivencia relación entre seres humanos
va desde situaciones aparentemente simples y sin posibilidad de efectos peligrosos para las
partes, hasta situaciones complicadas y violentas. Desde esta concepción se aduce que la
interacción humana es considerada cuna abundante de conflictos, donde la fuente más pródiga
de molestia son los demás. En este sentido, Lewis A. Coser (1970) sostiene que un conflicto es
social cuando transciende lo individual y procede de la propia estructura de la sociedad; lo cual
quiere decir que un conflicto será considerado como tal si va más allá de lo individual y tiene su
génesis en la sociedad misma.
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El hombre presenta ciertas características de agresividad para conseguir sus propósitos, pero esta
agresividad tiende a ser definida de modo socio-cultural. La configuración estructural de lo
social y el especial modo de articulación de la vida en comunidad puede reprimir o aumentar la
agresividad; por lo que no está bien hablar solo de agresividad en el sujeto sino de agresividad
estructural y cultural de la comunidad. Por lo tanto, el conflicto social se caracteriza por la
agresividad no canalizada por ningún sistema de convenciones que sea capaz de canalizar las
conductas hostiles (Coser, 1970).
Algunos aspectos trascendentales de los estudios del conflicto social sugieren el origen y la
función de los conflictos. Así, por ejemplo, para Ralf Dahrendorf (1979), el conflicto es un hecho
social universal y necesario que se resuelve en el cambio social. Siendo Dahrendorf, uno de los
representantes de la teoría de los conflictos sociales, ha intentado elaborar un modelo teórico
para explicar la formación de grupos de conflicto y su acción social a fin de lograr la integración
mediante los necesarios cambios de estructura en la sociedad.
Variantes de la interpretación del conflicto social dependen de aceptaciones más generales o
básicas sobre la naturaleza humana. Para versiones no tan radicales del conflicto, este no sólo
coexiste sino que asume un papel cooperativo para establecer estabilidad o cohesión social.
Estas observaciones permiten a aprehensiones funcionalistas o estructuralistas, edificar teorías
del conflicto que conlleven tanto el conflicto mismo como otras instituciones negativas.
5.1.3. Perspectiva antropológica del conflicto: Esta perspectiva desarrollada ampliamente por
Morris (1925), sugiere que el conflicto es un fenómeno connatural al hombre, pero a partir del
momento en que la humanidad comenzó a asentarse o establecerse en lugares fijos aumentó,
cuando cambió la vida nómada por el sedentarismo de la villa y los pueblos, superando
definitivamente el estado de recolectores y cazadores. A partir de ese momento histórico,
también se incrementa la magnitud y la condición de las actividades compartidas, lo que origina
de paso la aparición de la competencia con mayor intensidad que en la vida transhumante. De lo
anterior se desliga que el estado de conflicto es un proceso propio de la vida social de los seres
humanos. En consecuencia, los conflictos aparecen a partir de la competencia en que dos o
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más conjuntos de necesidades o intereses intentan competir para que uno de ellos logre la
dominancia sobre el otro o los otros (Morris, 1925).
A través de la investigación antropológica, queda en evidencia que los antagonismos presentes
en una disputa de carácter grupal o social, pueden darse a partir de dos orígenes visiblemente
establecidos según Turner (1980):
“1. Del campo axiológico y costumbres permanentes de los grupos humanos, es
decir, de lo que cada grupo está dispuesto a poner en juego para buscar la victoria, y 2.
De las formas de comportamientos que se hayan envueltas en estilo o de personalidades
que aparecen de las presiones del medioambiente y la cultura”.
En el primer caso, los estudios etnológicos denotan que el conflicto puede ser solucionado dentro
de una sociedad cualquiera, sin alterar la composición de ésta, e incluso beneficiándola al
permear o reacondicionar intereses antagónicos, o bien, la disputa se resuelve alterando de
alguna manera la naturaleza del grupo social, para reacomodarlo a la naturaleza de la realidad
exógena y los factores que sentaron las bases para la existencia del conflicto; en definitiva,
corresponde al llamado cambio social.
En el segundo aspecto, el de la personalidad y la cultura, instancias presentes en el entorno de un
grupo social, pueden darse condiciones que empujen para generar una cultura que motive a
posibilitar personalidades conflictivas frente a ciertos aspectos de las interacciones humanas. En
consecuencia, para Mead (1957), se trataría de individuos que al mostrarse en el nivel grupal o
en el roce con otros, va a tender a crear conflictos a partir de su forma de ser o personalidad,
sin que pueda impedirlo. Situaciones que pueden manifestarse en las relaciones de pareja, por
ejemplo; por los medios de subsistencia; entre roles y status familiares y de organizaciones; por
el control de medios, recursos, poder y del grupo.
5.1.4. Perspectiva jurídica del conflicto: Las acciones humanas están originadas por
necesidades biológicas, afectivas, cognitivas, etc., que nos llevan a comprometernos en un
proceso social de interacción humana, (Suárez, 1.996). De dicha manera, en la socialización de
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los hombres o grupos de individuos y en todos los tipos de competencias, bien sea entre las
personas, a nivel familiar, interinstitucionales, entre distintos grupos sociales, etc., dada esas
variables formas de ser, pensar y actuar, es que, frente a una determinada situación de hecho o
de derecho, sea lógico que se den diferencias de opinión, y por lo mismo, entre los protagonistas
surjan desavenencias; lo que conduce a que las personas se incluyan en un choque de opinión,
que en la cotidianidad de las gentes perciben como problema. Pero, si es necesario acudir a la
decisión de un tercero para que lo resuelva, entonces se le llama pleito, disputa o controversia.
Al respecto Ríos Muñoz (1997), conceptúa que por lo general, los conflictos componen formas
de interacción que necesitan de la implicación de dos partes: personas, grupos sociales o
políticos y a veces Estados, en el acontecimiento de los conflictos entre naciones, sin menoscabo
del concepto de disputa interna o conflicto consigo mismo, a propósito de aquello que se piensa
o se siente. Los actores del conflicto casi nunca se apersonan del problema, pues generalmente se
dice que lo eluden. Todo porque existe la creencia, de manera infundada, que el problema es de
los demás, y todo porque se acostumbra a culpar a los congéneres de todo lo malo que sucede.
Lo que se interpreta para quien sufre el conflicto, en la incapacidad emocional de actuar frente al
mismo; púes siempre que dos individuos se unen, surge, tarde o temprano, la confrontación. Por
lo tanto, la cuestión no es el conflicto; la prueba real consiste en si los seres humanos pueden
resolver dicho conflicto (McDowell, 1.996). El conflicto es considerado por el común de las
gentes como algo negativo; y frente a la disputa, la persona sujeto de acción opta por evadirlo y
olvidarse del problema, o por atacarlo, dejándolo en manos de un tercero para que lo resuelva,
bien, por una decisión judicial o por la vía extrema, como sería la destrucción moral o material
del otro, (vías de hecho).
En nuestro medio, culturalmente se considera de forma equivocada, que la manera alternativa
para resolver el conflicto es a través de las vías de hecho; la cual se expresa en diferentes formas
de abuso, bien sea por el abuso de la fuerza, el abuso de la libertad, el abuso de la confianza -y lo
que es más grave, mediante el abuso del ejercicio del derecho propio-. Por ello, la gente común y
corriente se inclina a relacionar culturalmente el concepto conflicto con el concepto violencia,
sin percatarse que los dos implican distintas características, pues mientras el primero es el
antagonismo de intereses, la violencia es la manifestación exacerbada de la conducta humana
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irracional, y que lleva al individuo a reaccionar frente a la desavenencia con la ruptura total de
las relaciones entre los antagonistas, y con el rechazo total y absoluto del par (McDowell,
1996).
Podemos de este modo aceptar a Redorta (2004) cuando clasifica los conflictos interpersonales
en dos categorías esenciales; una, correspondiente a los conflictos jurídicos, y otra,
correspondiente a los conflictos no jurídicos; quedando de otro lado por considerar, los
conflictos económicos o de interés, que se suscitan entre empleadores y trabajadores, pero que si
bien es cierto estos tocan al mundo del derecho del trabajo.
5.2. La violencia: La segunda categoría utilizada para el análisis del conflicto escolar es la de la
violencia. El concepto de violencia no es privativo de la sociología; por el contrario, ha sido
trabajado por las más diversas disciplinas. Pero en sociología tiene un lugar de especial
trascendencia como desarrollo de las teorías sobre el conflicto, de la imposición y del cambio
social. Sin embargo, permanece impreciso y se lo utiliza asimilándolo a conceptos como poder,
explotación, coacción y autoritarismo, además de los ya mencionados de dominación y conflicto
(Guzmán B., 1990).
La violencia es una de las muchas exteriorizaciones formuladas al vocablo conflicto y que
permite mesurar la baja o alta magnitud del mismo. Podría por lo mismo decirse que la violencia
es la expresión más difícil y absurda del conflicto (Ríos Muñoz, 1.997). Como en la Legislación
positiva se confunde violencia con conflicto, los gobiernos procuran edificar mecanismos para
contrarrestar la violencia pero no para atender los conflictos, por lo tanto se han generado
múltiples instrumentos para atacar la violencia, mas no al conflicto directamente como tal -
política criminal-. De este modo, el citado autor refiriéndose a los actores del conflicto, afirma
que, los contradictores tienen distintos mapas para atravesar el mismo territorio, todos creemos
tener la razón acerca de una definida situación, a pesar de que la estamos describiendo y
juzgando desde nuestra propia óptica (Ríos Muñoz, 1997). Esta es la primera fuente de
conflictos pero a la vez la fuente de su solución.
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La violencia es el modelo de interrelación de los seres humanos que se presenta en aquellas
situaciones o conductas que, de forma preconcebida, generan, o amenazan con hacerlo,
un perjuicio o sometimiento grave (físico o psicológico) a un sujeto o una colectividad.
El fundamento primordial en la violencia es el perjuicio, que puede ser psicológico como físico.
Según Guzmán Blanco (1990), este tiende a darse de distintas maneras y asociado, igualmente,
a diversas maneras de aniquilamiento: rechazo, lesiones físicas, amenazas, humillaciones y
otras tantas formas. Es importante también el daño (en forma de temor o desconfianza hacia el
otro o sus acciones) sobre el que se edifican las relaciones entre los individuos, pues está en el
origen de los problemas en las relaciones grupales, bajo formas como la polarización, el
resentimiento y el odio que, a su vez, perjudica.
Otra característica de las formas de violencia que hay que tener en cuenta es que no
necesariamente se trata de algo acabado y confirmado; la violencia puede presentarse también
como una admonición sostenida y perdurable, que ocasiona daños psicológicos en quienes la
sufren y con repercusiones negativas en la sociedad, como es el caso del bullying o violencia
intraescolar.
5.3. La Escuela: Como tercer eje de discusión propuesto está la escuela. Esta puede ser
concebida como la institucionalización de la educación, es decir, la organización de todo un
aparato educativo reflejado en una pequeña comunidad donde se establecen relaciones de micro
poder. El término escuela deriva del latín schola y se refiere al establecimiento donde se da
cualquier género de instrucción.
En su función conservadora, el objetivo de la organización es formar y mantener la identidad
personal y nacional de la futura sociedad adulta. En su función compensatoria, la escuela debe
cumplir un papel inclusivo de todos los sujetos que necesitan entrar en el sistema,
universalizándose para lograr una convivencia pacífica que evite la desfragmentación social;
inclusiva en contenidos educativos serios y de importancia.
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Desde la pedagogía crítica se puede decir que se proponen un cambio en la enseñanza, caso
concreto Henry Giroux, gran exponente de esta pedagogía que ha tomado mucho auge en estos
tiempos posmodernos. Este autor propone una educación de la emancipación, los saberes deben
de estar al alcance de todos y no de las clases dominantes, además para ello hay que romper con
las disciplinas tradicionales y crear conocimientos interdisciplinarios en otras palabras, “armar
ruido, ser irreverente, vibrante,” (Giroux 2000), transformar el mundo en que se vive dentro de
su propia cultura, crear espacio nuevos para poder producir formas de conocimiento, subjetividad
e identidad.
Para Durkheim (1924), la institución educativa de carácter escolar surge como producto del
acopio de las riquezas culturales que unas generaciones han de transmitir a otras para asegurar
su permanencia en el tiempo, así como de la tendencia a la especialización y división del
trabajo. Si para la teoría durkheimniana, la función de transmisión cultural es esencial para
interpretar la escuela, en Dewey (1902) esta explicación es radicalmente insuficiente, ya que
ignora el papel de reconstrucción social que conviene a esta institución.
El pensamiento post-estructuralista de Foucault (1966), lleva a una concepción en la que la
escuela se interpreta como instrumento de control disciplinario de los ciudadanos, una suerte de
panóptico para ejercer la vigilancia social sobre poblaciones enteras y una institución de
“normalización” de las conductas, para de esta manera hacerlas compatibles con el orden social
que se fija desde el poder.
Para Althusser (1970), al mismo tiempo, y junto con esas técnicas y conocimientos, en la
escuela se reproducen las "pautas" del buen uso, es decir del interés que debe observar todo
agente de la partición del trabajo, según el cargo que está "destinado" a desarrollar; estas,
reglas de moral y de conciencia cívica y profesional, lo que significa en realidad reglas del
respeto a la división social-técnica del trabajo y, en definitiva, reglas del orden establecido por la
dominación de clase. Se aprende además a conversar bien el idioma, a escribir bien, a saber
ordenar, es decir, generar soluciones ideales y saber dirigirse a los otros.
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Sin embargo Habermas, considera el intento de educar para la liberación. Las ciencias sociales
críticas encuentran en la historia una ciencia que conduce a la emancipación del sujeto pues es
conocedor de su bagaje histórico.
Así las cosas, la escuela como elemento macro del sistema social, comienza su desarrollo a partir
de la institución educativa, en el sentido de ejercitar los procesos de inserción del infante en los
aspectos académicos, comportamentales y culturales en su forma más extensa. Pero, dicha
inserción no es pasiva, por el contrario, es altamente activa y conflictiva, lo que lleva al niño,
niña y al adolescente en su interacción con el otro o los otros a generar roces inevitables en
virtud de sus expectativas frente a la vida, diferencias de opinión, raza, credo religioso y hasta de
equidad de género, o por el simple hecho de llenar vacíos afectivos y/o comportamentales de
formación intrafamiliar que conlleva a la búsqueda de reconocimiento o dominio en el ambiente
escolar. En algunos de estos casos, la búsqueda del reconocimiento por el otro o los otros se
torna altamente agresiva y sistemática, llegando a lesionar a sus pares en el aspecto físico y
psicológico, configurándose un conflicto intraescolar, con probabilidad de ser clasificado como
bullying o matoneo, el cual reviste un tratamiento especial por parte de los operadores
educativos si se examinan los antecedentes sociofamiliares del agresor y las consecuencias sobre
la víctima.
5.4. La Familia: Finalmente, es menester fundamentar el propósito del trabajo a través del
componente familiar como categoría de obligatoria revisión. En diversas ocasiones, se ha
mencionado que la familia, es el núcleo de la sociedad; definición, que para muchos, es la más
exacta e idónea para clarificar, no sólo lo que es la familia, sino su importancia dentro de la
comunidad.
La familia suele ser considerada, perfectamente, como un organismo vivo. Se ha llegado incluso
se dice, que es como una célula, dentro de un organismo mayor, que es la sociedad. Es claro que
cualquier problema en su interior, perjudica grandemente la relación de la familia. Esta, en pocas
palabras, se deteriora y difícilmente volverá a ser la misma. Es en la familia, donde el ser
humano, aprenderá todo el contenido axiológico y afectivo; de qué manera hay que potenciarlos
y que es lo correcto a realizar y lo que no, desde el punto de vista de la moral y la ética. La
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formación valórica de la familia no puede ser remplazada por la formación académica de la
escuela o la universidad.
En todas las familias es frecuente la presencia de dificultades o problemas; esto hasta cierto punto
tiende a ser normal, lo imprescindible es cómo se enfrentan y solucionan. Las dificultades pueden ayudar a aclarar
malos entendidos, a reconocer errores y fortalecer los lazos comunicativos entre los integrantes de una
familia.
El contexto familiar tiene un peso específico en las circunstancias de inadaptación social. La
nula presencia de límites por parte de la institución familiar es el denominador común
indistintamente de la clase social a la que se pertenece, estando en el origen de los desajustes,
unas relaciones pocos satisfechas entre sus miembros y con su entorno inmediato. La mayoría de
los niños, niñas y adolescentes inadaptados socialmente son o han sido víctimas de abandonos,
separaciones parentales, violaciones, malos tratos, utilizados para fines de lucro y
aprovechamiento de los adultos (Panchón y De Armas, 2001). Un importante motivo en la
inadaptación a los padres, proviene del estrés generado en la familia y, cuando este nivel de
estrés de los padres es superior a su capacidad para resistirlo, hay grandes probabilidades de que
aparezca la violencia. En este sentido Olweus (1980) sostiene que:
“Han sufrido poco afecto, hábitos de disciplina sin sistemas o inconsistentes, problemas graves de
descomposición de la estructura familiar, problemas derivados de causas psicofísicas, rechazo y malos
tratos en la infancia por parte de sus padres, carencias en la preparación académica, dificultades
intelectuales en alguno de sus padres, lo que trae como consecuencia una situación económica y social
muy deteriorada”.
Diversas investigaciones, entre ellas las de Straus (1980) sostienen que existen relaciones
importantes entre la utilización de la agresión física y psíquica hacia los niños y el empleo del
constreñimiento entre los propios adultos que conviven con ellos. Incluso, se han detectado
dificultades de internalización (resentimiento, miedo, aislamiento) y externalización (agresividad
y conductas desafiantes) en los niños, niñas y adolescentes que conviven con mujeres que han
sufrido violencia intrafamiliar, problemas sumamente parecidos a los que produce el hecho de
ser propiamente maltratado.
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Como lo expresa Pizarro (2012), cuando no se resuelven las dificultades familiares, se
puede ocasionar un ambiente de tensión, enojo o violencia, que afecte el estado de ánimo de sus
miembros. Esto puede conducir a encontrar sus propias salidas al problema, que muchas veces
pueden exponerlos a diversos riesgos. Los niños, niñas y adolescentes formados en ambientes
familiares hostiles, generan en la escuela comportamientos agresivos que los llevan a resolver
sus diferencias de manera violenta.
Mezirow(1981), expresa que nos emancipamos de esa fuerzas libidinales, institucionales,
ambientales que restringen nuestras opciones y el control racional sobre nuestra existencia,
pero que está más allá del control humano, esto puede contribuir que estas emergidas reprimidas
sean unas de las causas de los comportamientos agresivos de los estudiantes que presentan esta
clase de comportamientos.
5.5. Violencia Escolar: Como un componente derivado del conflicto y que puede desembocar
en violencia, está la llamada violencia escolar que no es más que la acción u omisión
intencionadamente dañina ejercida entre miembros de la comunidad educativa (para el efecto la
comunidad educativa la componen directivos docentes, docentes, personal administrativo y de
servicios generales, estudiantes y padres de familia) y que se da dentro de los espacios físicos
que le son propios a esta (instalaciones de la institución escolar), o en espacios directamente
relacionados con lo escolar (cercanía a la institución o sitios donde se producen actividades
extraestudiantiles), según lo estudiado por Díaz Aguado (2005), una forma característica y
extrema de violencia escolar producida entre alumnos es el acoso escolar o bullying. Pero el
acoso escolar no solo se da entre alumnos, sino que puede darse de estos hacia el profesor o
viceversa, hacia el directivo o al contrario.
Es importante resaltar que la violencia intraescolar no se da por sí misma, sino que es el
resultado de una serie de factores que la determinan de una u otra manera y que responden más a
situaciones externas.
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Pero no solo el ambiente familiar inmediato puede ser generador de conductas desadaptativas en
la escuela. Aunque se tenga lucidez de que los medios de comunicación pueden influir
negativamente en los niños y adolescentes en lo que respecta a la formación de personalidades
violentas, no debemos olvidar que determinadas creencias existentes en nuestra sociedad hacia la
violencia y hacia los diversos papeles y relaciones sociales en cuyo contexto se produce, ejercen
una decisiva influencia en los comportamientos violentos.
Para Olweus (1980), los valores que dominan trascienden en creencias y acciones que a su vez
son reflejadas en la conducta. Cada grupo referenciado suele desarrollar un conglomerado de
valores hacia los cuáles los integrantes del grupo están positivamente dispuestos. Dichos grupos
construyen su realidad en términos de estos valores y sus actuaciones están de acuerdo con ellos.
Una gran responsabilidad en toda la problemática en cuestión la tienen
los medios de comunicación. Éstos ponen en contacto a las personas casi constantemente con la
violencia, con la que existe en nuestra sociedad, y con la ficticia propia de los medios virtuales.
Es por esta razón por lo que son tildados con frecuencia como una de los principales causantes
de la violencia en los niños, niñas y adolescentes.
De igual forma “los modelos televisados son tan eficaces para atraer la atención, que los
espectadores aprenden muchas cosas sin ni siquiera necesidad de otros incentivos; ver violencia
puede ser una de las causas de las conductas agresivas en los niños” (Bandura, 1975). En
definitiva, la continua muestra de la violencia a través de los medios de comunicación, conduce a
un cierto acostumbramiento, con el consecuente riesgo que de ello se deriva de creer la violencia
como algo normal y que no se puede evitar, reduciéndose así la enmienda con las víctimas. La
mayoría de Psicólogos sociales, indican tres posibles efectos negativos de la televisión en la
conducta violenta de los individuos expuestos grandemente a ella. Por un lado, en el victimario
se aumenta la reproducción de las conductas violentas y se amplía la violencia dirigida; por otro,
en los afectados, se intensifica el temor y la desconfianza a transformarse precisamente en eso,
en víctimas, aumentándose la necesidad y búsqueda de autoprotección; y en los testigos o
espectadores se da un incremento y despreocupación por hechos que observan o conocen,
aumentándose la frialdad ante los hechos.
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Ahora bien, si nos referimos además del sistema familiar, al sistema escolar, se ha de encontrar
que los estudios realizados sobre la violencia en las instituciones educativas, a la que se ha
denominado con el término inglés “bullying”, derivado de “bull” -toro-, reflejan que ésta se
produce con una frecuencia muy alta a la que se podría esperar. Parece que a lo largo de su vida
escolar todos los alumnos podrían verse perjudicados por este flagelo, como observadores
pasivos, como víctimas, o como agresores. Por todo ello, el Informe Elton (en Cowie y Olafsson,
2000) plantea:
“El clima o atmósfera del centro escolar puede ser crucial en el proceso de cambiar
conductas antisociales, ya que este ambiente puede penalizar claramente las conductas bullying o
violentas, motivar un papel de defensa más proactivo de los compañeros expectantes de episodios
violentos, y construir valores prosociales entre los estudiantes del centro”.
En consecuencia, en centros en los que a los episodios de violencia no se les ha aplicado algún
tratamiento sancionatorio, y ni siquiera evaluados, puede existir sobre los alumnos observadores
de la violencia una presión que no solo les impida intervenir aun sintiendo simpatía por la
víctima, sino que pueden llegar a desensibilizarse ante el sufrimiento de los demás (Erickson,
1969). La interacción individuo-medio ambiente es de doble vía y mutua. El ambiente escolar va
más allá del entorno de la escuela inmediato, incluyendo dominios más extensos y sus
respectivas influencias o interconexiones. Un ambiente inmediato es el lugar donde las personas
suelen con facilidad actuar cara a cara, es decir, motivar sus interacciones de manera pacífica o
violenta según sea el caso.
Los pares también tienden a influir en la consecución de tendencias hostiles que caracteriza a
los niños impulsivos a la agresividad. Algunos niños deducen una situación indeterminada como
hostil y la respuesta inmediata es agresiva, pero si el grupo de pares deduce esa situación como
no hostil, entienden la agresión como no justificada y marcan al compañero como agresivo, al
que manifestarán antipatía, rechazo, desconfianza, y no esperarán nada bueno de él (Dodge,
1980), llegando a tratarles con desprecio y con hostilidad constante, naciendo así un círculo
vicioso de atribución hostil que puede quedar firmemente establecido.
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Ciertamente ninguna circunstancia ni ningún desarrollo psicológico único, puede demostrar por
sí mismo la conducta hostil y primaria que desarrolla el hombre. Diversos autores, sugieren que
la conducta violenta de niños, niñas y adolescentes es relativamente estable a lo largo del tiempo
y de las condiciones o situaciones que se den, debido a experiencias de aprendizaje en la primera
infancia y el núcleo familiar. Según Dodge (1980), parece ser que los pautas de confrontación
están dirigidos por desarrollos cognitivos específicos, y por los distintos dispositivos de análisis
de la información social que el individuo activa al interactuar con su entorno; lo que permite
inferir que el componente social cobra una importancia mayúscula al intentar resolver el enigma
de la convivencia humana.
El acoso escolar suele generarse por medio de conductas disímiles que ameritan ser estudiadas
de manera concreta porque, a pesar de compartir los rasgos comunes de desequilibrio de poder,
más la intención y reiteración, permiten también una especificidad que debe ser colocada en
cuenta al momento de interpretar sus consecuencias y deducir la manera de intervenir o paliar la
situación.
El bullying es una palabra de origen inglesa que denota atemorizar o intimidar. Esta palabra
cobra importancia en los tiempos actuales debido a los múltiples casos de persecución y de
violencia intraescolar que se están presentando en las escuelas y colegios, y que están llevando a
muchos estudiantes a vivir situaciones verdaderamente complicadas.
El fenómeno en mención se refiere a las formas de comportamientos agresivas, intencionadas y
repetitivas, que se presentan sin razón evidente, adoptadas por uno o varios estudiantes contra
otro u otros. Estudios realizados en países como Argentina y España, evidencian que la persona
que practica el bullying, lo hace para imponerse sobre los otros, a través de persistentes
amenazas, intimidaciones y agresiones, y así poseerlos bajo su pleno dominio a lo largo del
tiempo.
No todas las agresiones entre compañeros pueden considerase situaciones de abuso o maltrato
(bullying). Es frecuente que los alumnos a determinadas edades intenten resolver sus conflictos
mediante enfrentamientos físicos, pero estas agresiones se producen en un nivel de pares, y
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aunque definen un problema de convivencia y de disciplina en los centros escolares, no pueden
considerarse maltrato.
6. COMPONENTES DE INTERVENCIÓN
6.1. Prevención temprana: Son las medidas para evitar la aparición de situaciones de acoso
escolar, es decir, actuaciones genéricas estratégicas dirigidas a mejorar las relaciones de los pares
en la institución escolar, prevenir los problemas derivados de la convivencia y evitar el
advenimiento del trastorno.
Algunas orientaciones generales recomendadas para prevenir la violencia escolar desde el ámbito
organizacional son:
Retroalimentación a toda la comunidad educativa en el conocimiento y manejo de la ley 1620 de
2013 y decreto 1965 de 2013 por la cual se crea el sistema nacional de convivencia escolar y
formación para el ejercicio de los derechos humanos, la educación para la sexualidad y la
prevención y mitigación de la violencia escolar.
-Sensibilizar a la comunidad educativa sobre el fenómeno del acoso escolar y fomentar en el
estudiantado el debate sobre el mismo.
-Crear una buena atmósfera escolar en la institución educativa, haciendo de este un lugar
agradable donde los estudiantes se sientan aceptados como tal y posean modelos positivos del
rol de adulto.
-Incluir la educación en valores y actividades para el desarrollo de habilidades sociales y
personales desde un debate democrático y participativo.
-Establecer estructuras para la mediación y resolución de conflictos, si no existieran.
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-Generar un sistema de pautas de convivencia referido a las conductas y comportamientos que
tengan significatividad para los estudiantes y que sea negociado con ellos.
-Integrar a la familia y desarrollar una actitud colaboradora con los padres, informando y
capacitando sobre cómo abordar situaciones de acoso, ya se trate de niños, niñas o adolescentes
que han sido acosados como con los agresores, bien sea a través de las escuelas de padres.
-apoyar el comité de convivencia para generar espacios de capacitación.
-realizar plegables y/o cartilla con las pautas básicas esenciales del bullying.
6.2. Prevención secundaria: Se implementa cuando se detectan las primeras situaciones de acoso
o maltrato nacientes, para sortear su consolidación. Son las medidas preventivas que se
introducen si se tiene conocimiento de la existencia de una situación de matoneo en la
institución educativa y hacen referencia a un programa de actuación propiamente dicho.
Mediación o solución conciliada de conflictos:
Solidaridad entre pares: El objeto de un programa de ayuda entre pares es que niñas, niños y
adolescentes con problemas encuentren en la conversación y el apoyo con otros, un espacio de
reflexión para afrontar y dialogar por ellos mismos sus problemas. Se trata de crear en la
Institución una red de apoyo explícita para el estudiantado que sienta tener algún problema.
Círculos de interacción participativa y social (CIPS): Es un grupo de personas, entre cinco y
diez, que se reúnen regularmente (1 vez por semana), motivadas por el reconocimiento de
problemas comunes de coexistencia, analizarlos de manera objetiva y resolverlos lo mejor
posible.
6.3.Prevención terciaria: Son aquellas tácticas centradas en estudiantes con problemas
establecidos (víctima de bullying, acosadores, y otros) y generadas para resolver ese conflicto,
mitigarla duración y sortear los efectos negativos. Estas estrategias de ayuda se acogen, con
aquellos estudiantes que ya se han clasificado como protagonistas de los casos de acoso escolar,
como víctimas o agresores. Ante la corroboración de un caso de acoso escolar es menester frenar
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de inminente los ataques, generar un ambiente de auxilio por parte de todas los individuos
implicadas y garantizar la no divulgación de datos o información.
Entre los programas de intervención directa, para atender a los estudiantes comprometidos en
episodios de acoso escolar, se destacan: los programas de desarrollo de asertividad en las
víctimas, desarrollo de la empatía entre agresores y reparto de responsabilidades.
Asertividad en las víctimas: Ambiciona enseñar a los discentes a defender sus derechos sin
violentar los derechos de los demás, proporciona sentimientos de seguridad, autoconfianza,
reduce el miedo y aumenta la resistencia a la frustración que produce el ataque o bullying social.
El objetivo primordial es lograr un alejamiento afectivo y sensible hacia la persona acosadora;
que conozcan y, a la vez, dominen los sentimientos y sensaciones, así como sus conductas,
ademanes y lenguaje corporal; y, en última instancia, que defiendan el derecho de todo ser
humano a decir NO. El estudiante víctima responderá al victimario expresando sus propósitos y
sentimientos de forma directa.
Desarrollo de la empatía en agresores: La empatía es la competencia para apreciar las emociones
y lo que siente el interlocutor en una postura de comunicación con él o ella, es decir, la
disposición para colocarse en el sitio del otro. El desarrollo de niños y niñas en contextos
escolares en los que imperan hábitos de desapego, bajos niveles de relaciones entre pares, y
sistemas de comunicación poco estructurados, puede favorecer el déficit de estas habilidades
sociales básicas.
Reparto de responsabilidades: Este método de intervención es para cuando se presenta casos de
acoso grupal, en los que se produce una dilución de la responsabilidad. Se compone de tres
etapas o fases: 1. De charlas o entrevistas con los actores del acoso de manera individual; 2. De
diálogo de seguimiento con victimarios, víctimas y observadores; 3. reunión con el grupo.
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