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Creo en la iglesia católica

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Creo en la IglesiaCreo en la Iglesia77

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Creo en la IglesiaCreo en la Iglesia

«La Iglesia existe para que Dios sea dado a conocer, para que el hombre pueda aprender a vivir con Dios... La Iglesia no existe para sí misma, sino para la humanidad. Existe para que el mundo llegue a ser un espacio para la presencia de Dios, espacio de alianza entre Dios y los hombres». (Benedicto XVI)

Muchas personas han dado la espalda a la Iglesia: Unos porque piensan que es demasiado retrógrada, demasiado

medieval, demasiado hostil al mundo y a la vida. Otros, al contrario, porque creen que la Iglesia está a punto de

traicionar su especificidad y de venderse a la moda del tiempo.

En el fondo, en lugar de la Iglesia hemos colocado nuestra Iglesia, miles de iglesias. Cada uno la suya. Y ha desaparecido «su iglesia», la del Señor.

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Creo en la IglesiaCreo en la Iglesia

En la Sagrada Escritura encontramos muchas imágenesimágenes que ponen de relieve aspectos complementarios del misterio de la Iglesia. El Antiguo Testamento prefiere imágenes ligadas al Pueblo de Dios;

El Nuevo Testamento, aquellas vinculadas a Cristo como Cabeza de este pueblo, que es su Cuerpo, y las imágenes sacadas de la vida pastoril (redil, grey, ovejas), agrícola (campo, olivo, viña), de la construcción (morada, piedra, templo) y familiar (esposa, madre, familia).

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1. Origen y misión de la Iglesia1. Origen y misión de la Iglesia

Hoy estamos tentados a pensar que la Iglesia es como como otras organizaciones o grupos de la sociedadotras organizaciones o grupos de la sociedad, en los que los mecanismos de mayoría o minoría deben intentar darle una forma que sea aceptable por todos sus miembros.

Pero de ese modo somos nosotros somos nosotros y siempre nosotros quienes hacemos la iglesia. Nosotros intentamos mejorarla y disponerla como una casa confortable. Nosotros queremos proponer programas e ideas que sean simpáticos al mayor número de personas.

Al obrar así, como si Dios no existiera, estamos confundiendo la iglesia confundiendo la iglesia con un partido político y la Fe con un programa de partido.

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Compendio del Catecismo 149. ¿Cuál es el origen y la

consumación de la Iglesia?

La Iglesia tiene su origen y realización en el designio eterno de Dios. Fue preparada en la Antigua Alianza con la elección de Israel, signo de la reunión futura de todas las naciones. Fundada por las palabras y las acciones de Jesucristo, fue realizadarealizada, sobre todo, mediante su muerte redentora y su Resurrección. Más tarde, se manifestó como misterio de salvación mediante la efusión del Espíritu Santo en Pentecostés. Al final de los tiempos, alcanzará su consumaciónconsumación como asamblea celestial de todos los redimidos.

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1. Origen y misión de la Iglesia1. Origen y misión de la Iglesia

La misión de la Iglesia es la de anunciar e instaurar entre todos los pueblos el Reino de Diosel Reino de Dios inaugurado por Jesucristo. La Iglesia es el germen e inicio sobre la tierra de este Reino de salvación.

La Iglesia es MisterioMisterio en cuanto que en su realidad visible se hace presente y operante una realidad espiritual y divina, que se percibe solamente con los ojos de la Fe.

La Iglesia es sacramento universal de salvaciónsacramento universal de salvación en cuanto es signo e instrumento de la reconciliación y la comunión de toda la humanidad con Dios, así como de la unidad de todo el género humano.

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2. 2. Pueblo de DiosPueblo de Dios, Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu , Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu SantoSanto

La Iglesia es el Pueblo de DiosPueblo de Dios porque Él quiso santificar y salvar a los hombres no aisladamente, sino formando un solo pueblo. Se llega a ser miembro del pueblo de Dios mediante la Fe en

Cristo y el Bautismo, Tiene por origen a Dios Padre, Por cabeza a Jesucristo, Por condición la dignidad y la libertad de los hijos de Dios, Por ley el mandamiento nuevo del amor, Por misión la de ser sal de la tierra y luz del mundo, Por destino el Reino de Dios, ya iniciado en la Tierra.

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2. Pueblo de Dios, 2. Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu y Templo del Espíritu SantoSanto

La Iglesia es cuerpo de Cristo porque, por medio del Espíritu, Cristo muerto y resucitado une consigo íntimamente a sus fieles sobre todo en la Eucaristía. Cristo y la Iglesia forman el «Cristo total» (san Agustín).

Llamamos a la Iglesia «esposa de Cristo» porque el mismo Señor se definió a sí mismo como «el esposo» (Mc 2,19), que ama a la Iglesia uniéndola a sí con una Alianza eterna.

Mientras el término «cuerpo» manifiesta la unidad de la «cabeza» con los miembros, el término «esposa» acentúa la distinción de ambos en la relación personal.

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2. Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo y 2. Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu Templo del Espíritu SantoSanto

La Iglesia es llamada templo del Espíritu Santo templo del Espíritu Santo porque: el Espíritu vive en el cuerpo que es la Iglesia: en su

Cabeza y en sus miembros; Él además edifica la Iglesia en la caridad con la

Palabra de Dios, los sacramentos, las virtudes y los carismas.

Los carismas son dones especiales del Espíritu Santo concedidos a cada uno para el bien de los hombres, para las necesidades del mundo y, en particular, para la edificación de la Iglesia, a cuyo Magisterio compete el discernimiento sobre ellos.

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3. La Iglesia es comunión3. La Iglesia es comunión A comienzos del siglo XX se contemplaba la Iglesia como «Sociedad «Sociedad

Perfecta»Perfecta». Era más bien una visión apologética para defenderla de los ataques exteriores, sociales, políticos y jurídicos. Se primaba, dentro de ella, a la jerarquía.

Posteriormente, se intentaron dos líneas de renovación y de profundización: la primera, partía del misterio de la Iglesia como cuerpo místico de Cristocuerpo místico de Cristo, cuyos miembros somos los fieles. La otra línea se quería centrar en el tema de la Iglesia como Pueblo de DiosPueblo de Dios.

El Papa Benedicto nos ha invitado a unir estas dos líneas: la Iglesia la Iglesia es pueblo de Dios por el cuerpo de Cristoes pueblo de Dios por el cuerpo de Cristo. Y, desde ahí, se unen la realidad interior y exterior de la Iglesia. Es una unidad de naturaleza sacramental. La Iglesia es Sacramento de Cristo en este mundo. La Iglesia es el nuevo Pueblo de Dios que vive del cuerpo eucarístico de Cristo y de la Pa labra de Cristo; y de esta manera ella se vuelve cuerpo de Cristo.

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3. La Iglesia es 3. La Iglesia es unauna, santa, católica y apostólica, santa, católica y apostólica

La Iglesia es una La Iglesia es una porque tiene como origen y modelo la unidad de un solo Dios en la Trinidad de las Personas.

La única Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia católicasubsiste en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los obispos en comunión con él. Solo por medio de ella se puede obtener la plenitud de los medios de salvación, puesto que el Señor ha confiado todos los bienes de la Nueva Alianza únicamente al colegio apostólico, cuya cabeza es Pedro.

En las Iglesias y comunidades eclesiales que se separaronlas Iglesias y comunidades eclesiales que se separaron de la plena comunión con la Iglesia católica, se hallan muchos elementos de santificación y verdad. Todos estos bienes proceden de Cristo e impulsan hacia la unidad católica. Los miembros de estas Iglesias y comunidades se incorporan a Cristo en el Bautismo, por ello los reconocemos como hermanos.

El deseo de restablecer la unión de todos los cristianos (ecumenismoecumenismo) es un don de Cristo y un llamamiento del Espíritu.

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3. La Iglesia es una, 3. La Iglesia es una, santa, católica y apostólica, católica y apostólica

La Iglesia es santa porque sus fieles lo sonLa Iglesia es santa porque sus fieles lo son. Esta ha sido una característica perenne en la Iglesia. Muchas gentes se quedan defraudadas por el hecho de que no todos los cristianos sean santos. La santidad en la iglesia consiste en que, por pecador que sea el hombre, Dios tiene poder para hacerla santa.

La Iglesia es santa porque Dios santísimo es su autorLa Iglesia es santa porque Dios santísimo es su autor; Cristo se ha entregado a sí mismo por ella, para santificarla y hacerla santificante; el Espíritu Santo la vivifica con la caridad. La Iglesia cuenta en su seno con la Virgen María e innumerables santos, como modelos e intercesores.

Todos los fieles cristianos se reconocen pecadores, necesitados de conversión y de purificación, pero Dios nos llama a ser santos y nos da el Espíritu Santo que nos hace santos.

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3. La Iglesia es una, santa, 3. La Iglesia es una, santa, católicacatólica y apostólica y apostólica

La Iglesia es católicaLa Iglesia es católica, es decir, universaluniversal, en cuanto que en ella Cristo está presente: «Allí donde está Cristo Jesús, está la Iglesia católica» (san Ignacio de Antioquía). La Iglesia anuncia la totalidad y la integridad de la Fe; lleva en sí y administra la plenitud de los medios de salvación; es enviada en misión a todos los pueblos, pertenecientes a cualquier tiempo o cultura.

Es católica toda iglesia particular formada por la comunidad de los cristianos que están en comunión, en la Fe y en los sacramentos, con su obispo ordenado en la sucesión apostólica y con la Iglesia de Roma, «que preside en la caridad» (san Ignacio de Antioquía).

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3. La Iglesia es una, santa, católica y 3. La Iglesia es una, santa, católica y apostólicaapostólica

La Iglesia es apostólica La Iglesia es apostólica por su origen, ya que fue construida «sobre el fundamento de los Apóstoles» (Ef 2,20); por su enseñanza, que es la misma de los Apóstoles; por su estructura, en cuanto es instruida, santificada y gobernada, hasta la vuelta de Cristo, por los Apóstoles, gracias a sus sucesores, los obispos, en comunión con el sucesor de Pedro.

La palabra apóstol significa ‘enviado’. Jesús, el Enviado del Padre, llamó a doce de entre sus discípulos, y los constituyó como Apóstoles suyos, convirtiéndolos en testigos escogidos de su Resurrección y en fundamentos de su Iglesia. Jesús les dio el mandato de continuar su misión, al enviarlos y al prometerles que estaría con ellos hasta el fin del mundo.

La sucesión apostólica es la transmisión, mediante el sacramento del Orden, de la misión y la potestad de los Apóstoles a sus sucesores, los obispos. Gracias a esta transmisión, la Iglesia se mantiene en comunión de Fe y de vida con su origen

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4. Iglesia y eucaristía4. Iglesia y eucaristía

Dado que la Eucaristía es el centro de la vida y donde se palpa que Dios está cerca de nosotros, el papa Benedicto XVI, ante la Eucaristía, solicita tres actitudestres actitudes: estar, caminar y arrodillarse. Son las tres claves que encierra la solemnidad del Corpus Christi. Estar : Solo la Eucaristía es capaz de unir a las personas de todos los

pueblos, las razas y las culturas. Por eso, en un principio, en la ciudad solo había una Eucaristía y un obispo.

Caminar con el Señor : La Eucaristía nos convierte en peregrinos, y sabemos que Cristo está en medio de nosotros, como pan-sangre y Palabra. Y nos pide que, por donde caminemos, con su Espíritu, transformemos la realidad para hacer no «otro mundo», sino de este mundo «otro».

Arrodillarse ante el Señor: Si el Señor se nos da, solo nos queda inclinarnos ante Él, glorificarlo y adorarlo. No va en contra de la dignidad, de la libertad, de la belleza o de la grandeza del hombre. Al inclinarnos ante Él, nuestra libertad no solo no queda suprimida, sino que es asumida, purificada y elevada. Él mismo se ha inclinado para lavarnos los pies.

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5. Los fieles en la Iglesia5. Los fieles en la Iglesia

Los fielesfieles son: Aquellos que, incorporados a Cristo mediante el Bautismo, han

sido constituidos miembros del Pueblo de Dios; Han sido hechos partícipes, cada uno según su propia condición,

de la función sacerdotal, profética y real de Cristo, y Son llamados a llevar a cabo la misión confiada por Dios a la

Iglesia.

Entre ellos hay una verdadera igualdad en su dignidad de hijos de verdadera igualdad en su dignidad de hijos de DiosDios.

En la Iglesia, por institución divina, hay «ministros sagrados»«ministros sagrados», que han recibido el sacramento del Orden y forman la jerarquía de la Iglesia. A los demás fieles se los llama «laicos»«laicos». De unos y otros provienen fieles que se consagran de modo especial a Diosfieles que se consagran de modo especial a Dios por la profesión de los consejos evangélicos: castidad en el celibato, pobreza y obediencia.

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5.1. Los fieles en la Iglesia: Jeraquía5.1. Los fieles en la Iglesia: Jeraquía

La jerarquía está formada por los ministros sagrados: obispos, presbíteros y diáconos. Gracias al sacramento del Ordensacramento del Orden, los obispos y presbíteros actúan, en el ejercicio de su ministerio, en nombre y en la persona de Cristo Cabeza; los diáconos sirven al Pueblo de Dios en la diaconia (servicio) de la palabra, de la liturgia y de la caridad.

El Papa, Obispo de Roma y sucesor de san PedroPapa, Obispo de Roma y sucesor de san Pedro, es el perpetuo y visible principio y fundamento de la unidad de la Iglesia. Es el Vicario de Cristo, cabeza del colegio de los obispos y pastor de toda la Iglesia, sobre la que tiene la potestad plena, suprema, inmediata y universal.

El colegio de los obisposcolegio de los obispos, en comunión con el Papa, ejerce también la potestad suprema y plena sobre la Iglesia.

La infalibilidadinfalibilidad del Magisterio se ejerce cuando el Romano Pontífice, o el colegio de los obispos en comunión con el Papa, proclaman con acto definitivo una doctrina referente a la Fe o a la moral. Todo fiel debe adherirse a tales enseñanzas con el obsequio de la Fe.

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5.2. Los fieles en la Iglesia: Los presbíteros5.2. Los fieles en la Iglesia: Los presbíteros

El sacerdocio no es un simple «oficio», sino un sacramentoun sacramento: Dios se vale de un hombre con sus limitaciones para estar, a través de él, presente entre los hombres y actuar en su favor.

Desde la doctrina del Vaticano II y del magisterio de los papas Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI, podemos deducir a modo de siete grandes perfiles: 1. El presbiterado, participación sacramental y ministerial en el

sacerdocio de Cristo 2. El presbítero como evangelizador 3. El presbítero como pastor de la comunidad 4. El presbítero, hombre de oración y de caridad 5. El presbítero insertado en la sociedad: en el mundo sin ser

mundanos 6. El presbiterio y la comunión presbiteral 7. El presbítero y la vivencia del celibato

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5.3. Los fieles en la Iglesia: Los laicos5.3. Los fieles en la Iglesia: Los laicos

Los fieles laicos tienen como vocación propia la de buscar el Reino de buscar el Reino de Dios, iluminando y ordenando las realidades temporales según DiosDios, iluminando y ordenando las realidades temporales según Dios. Responden así a la llamada a la santidad y al apostolado, que se dirige a todos los bautizados.

Los laicos participan en la misión sacerdotal de Cristomisión sacerdotal de Cristo cuando ofrecen como sacrificio espiritual, sobre todo en la Eucaristía, la propia vida con todas las obras, oraciones e iniciativas apostólicas, la vida familiar y el trabajo diario... De esta manera, ofrecen a Dios el mundo mismo.

Los laicos participan en la misión misión profética profética de Cristode Cristo cuando acogen la Palabra de Cristo, y la anuncian al mundo con el testimonio de la vida y de la palabra, mediante la evangelización y la catequesis.

Los laicos participan en la misión regia de Cristomisión regia de Cristo porque reciben de Él el poder de vencer el pecado en sí mismos y en el mundo, por medio de la abnegación y la santidad de la propia vida. Los laicos ejercen diversos ministerios al servicio de la comunidad, e impregnan de valores morales las actividades temporales del hombre y las instituciones de la sociedad.

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5.3. Los fieles en la Iglesia: Los laicos5.3. Los fieles en la Iglesia: Los laicos

El Sínodo de 1987 sobre los laicos y a la exhortación Christifideles Laici nos han descrito perfectamente la espiritualidad laical: 1. Los fieles laicos «son» Iglesia 2. La dignidad de los fieles laicos radica en su inserción sacramental en

Jesucristo, y en una Iglesia que es misterio salvifico de Cristo. Desde aquí están llamados a la santidad.

3. Los fieles laicos son corresponsales en la edificación de la misma y única Iglesia-comunión mediante el ejercicio de los carismas, ministerios, oficios y funciones propiamente laicales. Todo ello en la Iglesia Universal-Particular, tanto de forma individual como asociada.

4. Los fieles laicos son corresponsables de la única y misma misión eclesial que hoy se denomina «nueva evangelización», tanto en el ámbito de viejas y nuevas Iglesias como en la denominada «missio ad gentes» (evangelización de pueblos y culturas no cristianos). Esta misión de la Iglesia, y por lo mismo del laicado, se define como la defensa de los derechos humanos, según el Plan de Dios para la humanidad (su Reinado).

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5.3. Los fieles en la Iglesia: Los laicos5.3. Los fieles en la Iglesia: Los laicos

Podemos resumir la teología y espiritualidad laical en estos cuatro puntos cardinales: como Norte el amor apasionado y la conversión sincera a

Jesucristo; como Sur, la experiencia de comunión eclesial; como Este, una seria y continuada formación

permanente, y la vivencia de la espiritualidad, para saber dar razón de la Fe y esperanza; y,

como Oeste, la transformación de todas las realidades socioculturales y «mundanas» desde las claves del Reinado evangélico.

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5.4. Los fieles en la Iglesia: Los consagrados5.4. Los fieles en la Iglesia: Los consagrados

La vida consagrada es un estado de vida reconocido por la Iglesia, una respuesta libre a una llamada particular de Cristo, mediante la cual los consagrados se dedican totalmente a Dios y tienden a la perfección de la caridad, bajo la moción del Espíritu Santo. Esta consagración se caracteriza por la práctica de los consejos evangélicos.

La vida consagrada participa en la misión de la Iglesia mediante una plena entrega a Cristo y a los hermanos, dando testimonio de la esperanza del Reino de los Cielos.

El origen del seguimiento de Jesús se funda en una experienciauna experiencia: el encuentro con su persona y hacer de ello una forma de vida. Y esto implica participar de su misión: predicar la Buena Nueva e instaurar el Reino; cumplir con tres exigencias “fundamentales: primero, relativizar los vínculos familiares por amor a Jesús y entrega al Reino, que se traduce más tarde en castidad; segundo, relativizar las riquezas para mostrar que la llegada del Reino no se apoya en medios humanos, sino en la fuerza de Dios y en la total disponibilidad y entrega, que se traduce en pobreza; y, por último, llevar la cruz, que se traduce en obediencia.

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6. La Iglesia y los nuevos movimientos6. La Iglesia y los nuevos movimientos

Los nuevos movimientos eclesiales son «modos fuertes de vivir la Fe»«modos fuertes de vivir la Fe» y una provocación saludable a la iglesia.

Los movimientos rebasan la frontera de la iglesia local para insertarse en «la catolicidad, la universalidad», y legar hasta los confines de la tierra. A los movimientos los une un vínculo muy estrecho con el ministerio y misión del sucesor de Pedro en la Iglesia universal.

Benedicto XVI advierte de algunas claves de discernimiento: advierte a las nuevas realidades de los riesgos de una condición aún «adolescente» (exuberancia, unilateralidad, absolutizaciones, etc.), pero, al mismo tiempo, previene a los pastores a no caer en tentaciones de «vejez», como la uniformidad absoluta en la organización o en la programación pastoral. Solicita «menos organización y más Espíritu Santo».

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7. La Iglesia de sinodalidad7. La Iglesia de sinodalidad

Los sínodos son una llamada del Espíritu para un nuevo Pentecostés misionero y una nueva primavera eclesial. En ellos, como en la Iglesia, el protagonismo es de la Trinidad: el Padre nos convoca de nuevo (ekklesia), en un tiempo de gracia (kairos) en Cristo por el Espíritu.

El sínodo es una convocatoria del Obispo, quien, personificando a Cristo Cabeza, Siervo y Pastor, desde la presidencia de la dimensión eucarística, nos convoca (ekklesia) para redescubrir al mismo Cristo y así fortalecer la comunión y la misión.

Todo ello en un contexto concreto sociocultural, para desarrollar una Iglesia de totalidad, en la que todos somos necesarios, y todos hemos sido dotados con diversos carismas, vocaciones, ministerios y funciones.