Copia de seguridad Termalismo

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Dr. Oscar Sergio Millot T E R M A L I S M O Manual de información general para Interesados en la actividad termal

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Dr. Oscar Sergio Millot

T E R M A L I S M O

Manual de información general para Interesados en la actividad termal

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Manual de información general para los interesados en la actividad termal

TERMALISMO es un aspecto de la Medicina general cuyos métodos, procedimientos y técnicas se orientan hacia la estimulación y (re)activación de la capacidad de regulación, adaptación y autocuración existente aún en los organismos no sanos, aprovechando recursos que brindan el medioambiente y la Naturaleza, evitando, hasta donde es posible, todo daño iatrogénico al Curista y conside rando a éste –tanto desde el punto de vista diagnóstico como del terapéutico en su totalidad bio-psico-social y en interdependencia con su entorno medio ambiental. El TRATAMIENTO TERMAL es un conjunto de medidas activas y pasivas que configuran una terapia iterativa estímulo-reacción, cuyos efectos están orien tados, en primer término, hacia los me canismos de reacción del organismo para provocar una conmutación en el seno de los sistemas reguladores teniendo en cuenta el orden funcional rítmico o cronobiológico (bioritmo) de los procesos orgánicos. Tras la lectura de este Manual el lector coincidirá con nosotros en que TERMALISMO es un Sistema terapéutico cuyos conceptos claros y estables forman una armoniosa y bien organizada estructura de conocimientos entre los cuales no hay contrasentido y sí coherencia; obtenido por sagaz y racional observación de la realidad biológica y clínica; fundamentado en sólidos principios; apoyado en leyes que jamás han de variar. Es decir, un sistema rigurosa y auténticamente científico, verdadero y, por ello, permanente; siempre moderno, realista y, sobre todo, vital, con una vitalidad que ha resistido siglos y milenios; capaz de distinguir lo realmente científico de lo artificioso y banal, preservando así de errores a quienes lo sustentan; con posibilidad de asimilar nuevas y útiles ideas para mantener un acrecentamiento progresivo e ilimitado, reforzando y renovando permanentemente la garantía de su certidumbre, de su realismo, de su practicabilidad y, finalmente, con suficiente luminosidad como para colaborar en el esclarecimiento de cuantos problemas se presenten o puedan presentarse a la Medicina hoy y en el futuro.

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T E R M A L I S M O Manual de información general para interesados en la actividad termal

Dr. Oscar Sergio Millot Ex médico del Servicio de Terapia Físico-dietética del Hospital General de Ochsenzoll (Hamburgo), de la Clínica Biológica del Hospital Central (Bremen) y de la Clínica de Rehabilitación “St. Rochus” (Bad Schönborn bei Heidelberg) Alemania.

Médico balneólogo reconocido por la Cámara Médica Alemana.

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“La salud es un estado provisorio que no presagia nada bueno” Louis H. Farabeuf (1841 - 1910)

Dedicado a los pioneros del Termalismo

en la Argentina, la mayoría condenados hoy al olvido en polvorientos anaqueles de biblioteca.

Aguilar Antonio, Aguirre E., Alvarez Antenor, Alvarez Gregorio, Alvarez Héctor, Anibaldi Nicolás, Aráoz Alfaro Gregorio, Arata Pedro N., Balbi A., Barilari David, Beretervide J.J.- Binaghi Pagés A.C., Bolognini Héctor, Brandán Ramón A., Cal- cagno B., Cantón Eliseo, Carusillo Mateo, Castillo Manuel, Castro Rondón Eduar do, Coni Emilio R., Córica Pablo, Corti Hércules, Cuatrecasas Juan, Del Arca En- rique E., Doering Oscar, Doliner Luis, Durignueux J., Dussel Enrique E.,Eguireun Enrique, Fernández Octavio C., Gache Samuel, Galmarini Alfredo G., Gómez Ri- cardo S.,Groeber Pablo, Gunche Félix F., Herrero Ducloux Enrique y Leopoldo, Hoffman J., Isnardi Héctor, Isola Ulises, Jacobucci Alberto, Kaiser Emilio, Kyle Juan J.J.,Lapilóver Simón, Latzina Francisco, Lavenir Pablo, Mera Emilio, Mere-

les Artemio D., Morduchowicz Natalio, Ortíz Velez Pedro, Palau Antonio, Pastore Franco, Pique J., Pisarro Irene, Puiggari Miguel, Quiroga Atanasio, Rechniewski C., Reyes Francisco B., Sales N.M., Salvetti Héctor, Siewert Max, Simondini Manuel E., Stuckert Guillermo V., Sussini Miguel, Tegiacchi Juan, Tejero Rodolfo L.,Terrizzano Víctor, Thierry Mauricio de, Tornú Enrique, Torres Fernando, Ucha Udabe Manuel, Villalobos, Romelio, Viola Blas Antonio, Zani Víctor E. y muchos más.

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J U S T I F I C A C I Ó N Este manual ha sido escrito con la sola intención de servir de información general y, en algunos casos, quizá de orientación para interesados e involucrados en una u otra forma en la actividad termal: Médicos, arquitectos, hidrogeólogos, expertos en política sanitaria, en turismo y en hotelería, fisioterapeutas, kinesiólogos, personal auxiliar especializado (Maestros bañeros, hidroterapeutas, etc.), empresarios, inversores, etc., grupos que, al actuar en consenso multidisciplinario, constituirán, prácticamente, el marcapaso de la actividad termal. El autor no tiene la pretensión de haber tratado el tema exhaustivamente pues, como el lector comprobará más adelante, dicho tema sólo podría ser agotado, ciertamente, por un grupo de trabajo multidisciplinario. El lector deberá tener en cuenta además, que el tema del texto ha sido enfocado con la óptica europea y está basado, en su mayor parte, en la experiencia obtenida por el autor en centros termales alemanes. Se trata, pues, de lo teórico-básico general y fundamental para la actividad termal en sí. Lo práctico realizable en nuestro medio, con los recursos de que se dispone, deberá ser obra de grupos multidisciplinarios como los mencionados más arriba. El Leitmotiv fue exponer algunos aspectos vinculados con el Termalismo en general, con el Tratamiento Termal en particular y con la implementación de un Centro o Complejo Termal considerando lo que un Médico Termalista necesita para poder cumplir su labor y lo que espera de parte de los especialistas, sobre todo en materia de planificación y construcción edilicias, basándose en la función que para la Salud Comunitaria debería cumplir dicho centro y teniendo como punto de mira las consecuencias socio-económicas, político-laborales y sanitario-científicas que la implementación de un Centro o Complejo Termal de tal naturaleza traería consigo. La existencia de esta modesta obra estaría también plenamente justificada si motivara a los expertos a que se hace referencia en el texto, para que con su contribución puedan llenarse los vacíos que en él quedan, dando respuesta al sinnúmero de interrogantes planteados desde el punto de vista económico-financiero, edilicio-arquitectónico, ecológico-medioambiental, hotelero-gastronómico, turístico, etc., etc., y proporcionando así una sólida base de discusión a quienes tienen que argumentar a la hora de tomar decisiones.

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Í N D I C E G E N E R A L Página

J U S T I F I C A C I Ó N............................................................................................................... 5

1 P R Ó L O G O .......................................................................................................................... 8

2 I N T R O D U C C I Ó N ......................................................................................................... 11

3 T E R M A L I S M O ............................................................................................................... 17

3.1 CONCEPTO. CONSIDERACIONES GENERALES ....................................................................... 17 3.2 BREVE RESEÑA HISTÓRICA.................................................................................................. 25 3.2.1 TERMALISMO EN LA ARGENTINA ..................................................................................... 30 3.2.2 TERMALISMO EN EL MUNDO............................................................................................. 33

4 E L T R A T A M I E N T O T E R M A L ........................................................................... 35

4.1 CONCEPTO. CONSIDERACIONES GENERALES...................................................................... 35 4.3 PRINCIPIOS O MECANISMOS DE ACCIÓN DEL TRATAMIENTO TERMAL ..................................... 45 4.4 INDICACIONES GENERALES DEL TRATAMIENTO TERMAL ........................................................ 49 4.5 CONTRAINDICACIONES GENERALES DEL TRATAMIENTO TERMAL............................................ 58 4.5.1 CONTRAINDICACIONES..................................................................................................... 58 4.5.2 RIESGOS......................................................................................................................... 59 4.5.3 COMPLICACIONES ........................................................................................................... 61 4.5.4 REACCIÓN O “CRISIS” TERMAL.......................................................................................... 62

5 MÉTODOS, PROCEDIMIENTOS Y TÉCNICAS UTILIZADOS PARA ADMINISTRAR UN TRATAMIENTO TERMAL ......................................................................................................... 65

5.1 B A L N E O L O G Í A - B A L N E O T E R A P I A..................................................................... 66 5.1.1 Concepto. Consideraciones generales..................................................................... 66 5.1.2 Recursos naturales de uso en Balneoterapia .......................................................... 67 5.1.3 Balneotécnica ........................................................................................................... 73 5.1.4 Aplicaciones en Balneoterapia ................................................................................. 74 5.1.7 Técnica balneoterápica ............................................................................................ 79

5.2 H I D R O T E R A P I A ......................................................................................................... 92 5.2.1 Concepto. Consideraciones generales..................................................................... 92 5.2.2 Mecanismos de acción de las aplicaciones hidroterápicas..................................... 97 5.2.3 Algunas normas hidroterápicas generales .............................................................. 99 5.2.4 Medidas hidroterápicas más corrientes................................................................. 101 5.2.5 T é c n i c a h i d r o t e r á p i c a (16)............................................................... 101

5.3 H I D R O P I N O T E R A P I A............................................................................................. 109 5.4 A T M O T E R A P I A......................................................................................................... 110 5.5 F A N G O T E R A P I A ...................................................................................................... 111

5.5.1 Concepto. Consideraciones generales.................................................................. 111 5.5.2 Mecanismo de acción de las aplicaciones fangoterápicas (6) .............................. 114 5.5.3 Medidas fangoterápicas más corrientes................................................................ 116 5.5.4 Técnica fangoterápica ........................................................................................... 116

5.6 C L I M A T O T E R A P I A.................................................................................................. 117 5.6.1 Concepto. Consideraciones generales................................................................... 117 5.6.2 Efectos del clima..................................................................................................... 121 5.6.3 Tipos de terapia climática...................................................................................... 122 5.6.4 Clasificación de los climas...................................................................................... 123

6. A S P E C T O S C O M P L E M E N T A R I O S DEL TRATAMIENTO TERMAL........ 126

6.1 T E R A P I A E D U C A T I V O-I N F O R M A T I V A ............................................................. 133 6.2 ATENCIÓN Y ASISTENCIA AL CURISTA................................................................................ 145

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7 S A L U D C O M U N I T A R I A ...................................................................................... 149

8 T E R M A L I S M O, T U R I S M O Y C O M U N I D A D ............................................. 154

8.1 TURISMO-SALUD.............................................................................................................. 154 8.2 TERMALISMO SOCIAL ....................................................................................................... 160

9 A S P E C T O S L E G A L E S DEL T E R M A L I S M O. LEGISLACIÓN TERMAL................................................................................................................................................... 167

10 TERMALISMO Y PRINCIPIOS DEONTOLÓGICOS GENERALES ................................... 176

(ÉTICA PROFESIONAL) .......................................................................................................... 176

11 E L C E N T R O O C O M P L E J O T E R M A L ................................................... 179

11.1 CONSIDERACIONES GENERALES....................................................................................... 179 11.2 JUSTIFICACIÓN DE LA INVERSIÓN .................................................................................... 182 11.3 IMPORTANCIA DEL CENTRO O COMPLEJO TERMAL COMO FACTOR ECONÓMICO ................ 183 11.4 NECESIDADES EN MATERIA DE INFRAESTRUCTURA .......................................................... 185 11.5 ETAPAS DE UNA PLANIFICACIÓN...................................................................................... 186 11.6 NECESIDADES DE INFRAESTRUCTURA. AREAS ESPECÍFICAS ............................................. 189 11.7 SERVICIOS A PRESTAR Y PERSONAL AFECTADO. COSTOS ................................................ 197

11.7.1 Tratamiento Termal .............................................................................................. 197 11.7.2 Alojamiento y alimentación.................................................................................. 197 11.7.3 Servicios complementarios.................................................................................. 197 11.7.4 Personal necesario.............................................................................................. 198 11.7.5 Costos................................................................................................................... 200

11.8 CÁLCULO DE TARIFAS, LISTA DE PRECIOS, OTROS INGRESOS, ETC. .................................. 200 11.8.1 Tarifa individual, tarifa global, “paquetes o programas terapéuticos” .................. 200 11.8.2 Aprovechamiento de la capacidad hotelera y terapéutica .................................. 200 11.8.3 Otros ingresos ..................................................................................................... 202

11.9 ALGUNAS REFLEXIONES COMPLEMENTARIAS REFERIDAS AL PROYECTO ............................ 202

“COMPLEJO TERMAL”........................................................................................................... 202

CENTROS O COMPLEJOS TERMALES ARGENTINOS .................................................................... 203

12 R E F E R E N C I A S B I B L I O G R Á F I C A S ........................................................ 204

A P É N D I C E I................................................................................................................. 207 _____________________ .................................................................................................... 207 CENTROS TERMALES ARGENTINOS (POTENCIALES Y EN ACTIVIDAD) .............................. 207 A P É N D I C E II................................................................................................................ 213 ____________________ ...................................................................................................... 213 PROPUESTA PARA UNA HISTORIA CLÍNICA ÚNICA A UTILIZAR EN TODOS LOS. CENTROS O COMPLEJOS TERMALES ARGENTINOS .................................................................... 213 A P É N D I C E III............................................................................................................... 214 __________________________.......................................................................................... 214 PROPUESTA PARA UN DOSIER CON INFORMACIÓN PARA POTENCIALES INVERSORES....................................................................................................................... 214

Cubierta: El “Sprudelhof” (Patio de las fuentes)............................................................... 218 Foto cortesía de Hessisches Staatsbad Ludwigstr. 20-22 61231 - BAD NAUHEIM Alemania........................................................................................................................... 218

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1 P R Ó L O G O Cumpliendo con lo expresado ya en “Justificación” y teniendo como base el concepto general de Termalismo formulado más adelante, informaremos al lector tratando de esbozar, a grandes rasgos, el concepto de Tratamiento Termal, su lugar dentro del sistema médico-asistencial argentino, sus principios o mecanismos de acción, los principales métodos, procedimientos y técnicas utilizados para su aplicación, así como sus indicaciones generales, sus contraindicaciones y sus riesgos. Asimismo expondremos nuestra concepción de cómo debería ser y cómo debería funcionar un Centro o Complejo Termal que ha sido estructurado y opera sobre bases médico-científicas, tratando de compatibilizar su actividad con la de un Balneario termal para vacaciones y tiempo libre (ocio) a la vez que armonizar su función, por un lado, con la de las reparticiones, instituciones y organizaciones vinculadas con la salud comunitaria, el seguro social, la rehabilitación, la tercera edad, etc. y, por el otro, con la de las reparticiones, operadores, empresas y demás entidades vinculadas directa o indirectamente con el turismo, el deporte y la actividad artístico-cultural.

En forma sinóptica, y haciendo una selección ciertamente arbitraria, pasaremos revista a los principales puntos del país que se prestan adecuadamente para el desarrollo de Centros o Complejos Termales o en los que ya funcionan Balnearios termales, por regla general, centros vacacionales, de recreación y esparcimiento para la práctica de Termoludismo, sin mayores pretensiones médicas y/o científicas. Por lo demás, mientras no se aclare específicamente, a lo largo de todo el texto y siempre que nos referimos a un Centro o Complejo Termal, se trata de un centro que opera sobre bases médico-científicas.

En otro orden de cosas y con la esperanza de que en un futuro no muy lejano han de implementarse Centros o Complejos Termales en diversos puntos del país, intentaremos desde esta tribuna y por considerarlo conveniente, proponer la armonización de la nomenclatura, la normatización de los tratamientos y, de ser posible, la utilización de la historia clínica única con registro epidemiológico para análisis estadísticos. Esto, unido a un exacto conocimiento de las características físicas y de la composición química de los recursos naturales con que se cuenta en cada centro termal, su utilización racional y sistemática y un correcto manejo de los efluentes conforme a las normas de protección al medioambiente son, a nuestro entender, requisitos previos indispensables para el buen funcionamiento de los Centros o Complejos Termales y para la marcha hacia el futuro del Termalismo Argentino. Por otra parte, el perfecto conocimiento y aprovechamiento de los recursos naturales de que se dispone permite establecer orientaciones terapéuticas más precisas, lo que redunda no sólo en mejores resultados clínicos y, por ende, en una mayor aceptación por parte del usuario (Curista), sino que también permite alcanzar standards internacionales, de importancia para el caso de que se lleve a cabo investigación clínica sistemática.

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Hay que tener en cuenta que los recursos naturales de que disponen los diversos (actuales y potenciales) centros termales argentinos difieren fundamentalmente entre sí (aguas mineromedicinales termales o no, de diferente composición química, fangos de distintos orígenes y composiciones, microclimas regionales, etc.). De ello, y por el desarrollo diferenciado de los centros termales, resulta una oferta muy diversificada en lo que a recursos terapéuticos y aplicaciones se refiere. A esto se suma el hecho de que las denominaciones individuales de las diversas prestaciones no son siempre uniformes. Es por eso que, debido al gran número de recursos terapéuticos que pueden utilizarse y de servicios que pueden ofrecerse en los centros termales, es necesario hacer más transparentes y comparables entre si tanto los métodos, procedimientos y técnicas de aplica-ción corrientes en todo centro termal, como la oferta de prestaciones complementarias en general, mediante una sistematización de determinados conceptos y valores expresándolos en entidades equiparables, partiendo de una clara definición de métodos, procedimientos y técnicas utilizados para la administración de un Tratamiento Termal (13). Esto permite comparar costos de personal y de recursos, así como de servicios y prestaciones aún cuando, debido a las diferencias de un centro a otro, se deba partir de bases diferentes. Otra ventaja de la sistematización mencionada es la de asegurar, en cada uno de los Centros o Complejos Termales con las mismas orientaciones terapéuticas, que la prestación se haga de acuerdo a normas uniformes. La sistematización propuesta y sobre la que hablaremos más adelante, no pretende ser completa y, con el desarrollo de los centros termales, tendrá que ser revisada, complementada y puesta al día periódicamente. Para finalizar diremos que muchas propuestas contenidas en este manual parecerán, a un determinado sector de lectores, puras utopías. El autor es conciente de ello y las ha incluído a título de provocación. Las reacciones y/o críticas que produzcan, si son constructivas, darán origen a nuevos impulsos y nuevas propuestas para beneficio no sólo del Termalismo, sino también de todos sus propulsores y seguidores. El autor es conciente también del vacío actual que existe en materia de literatura especializada sobre este tema y de la demanda de tal literatura por parte de las generaciones jóvenes de médicos interesados en ampliar el arsenal terapéutico. Este libro, pues, quiere llenar parte de aquel vacío satisfaciendo simultáneamente esa demanda. En la Argentina hubo siempre médicos termalistas de sólida formación, que dejaron indelebles huellas científicas con sus trabajos, pero cuyos esfuerzos individuales fracasaron siempre ante la indiferencia del Estado, el escepticismo de los pontífices universitarios y la reticencia de pusilánimes esponsores potenciales, todos los cuales hicieron poco o nada por elevar el nivel del Termalismo Argentino en su cuádruple vertiente médico-asistencial, docente, investigadora y económica.

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Hace mucho tiempo que el Estado debió erigirse en fundador y administrador de centros termales para ejemplarizar y sensibilizar a los responsables de todas las áreas vinculadas con el Termalismo, ya sea desde el punto de vista económico o desde el científico. De haber apadrinado el Estado el movimiento termal argentino en su hora, hoy serían un hecho innumerables y modernos Centros o Complejos Termales de avanzada, porque de aquel padrinazgo habrían surgido iniciativas y personal capacitado para instaurarlos y elevarlos a la categoría de los más renombrados y prestigiosos centros termales mundiales. Afortunadamente y pese a todas las dificultades mencionadas y a la falta de apoyo que sufre la Medicina Termal en nuestro medio, creemos haber detectado el deseo de un cierto sector de la juventud médica de iniciar el camino de la especialización termalista si, proporcionándole los instrumentos necesarios, se lo capacita para ello. Lo que hace falta sí, es la convergencia de una política decidida, una mentalidad de consorcio competitivo y una apuesta económica de futuro en los sectores público y privado que no tendría precedentes en nuestro país. A pesar del balance negativo, abrigamos la firme esperanza de que los nuevos hombres que han de regir los destinos del país junto con quienes han re-descubierto las posibilidades que ofrece el Termalismo en diversos puntos del territorio argentino, subsanen, en un futuro próximo, tantos años de inactividad industriosa y científica con cuantiosas pérdidas económicas y de muchos otros valores. El éxito de esta empresa dependerá de la honestidad de quienes tienen que regular para evitar distorsiones y abusos, de los depositarios del conocimiento para ponerlo al servicio de la salud y el bienestar de la comunidad y de la madurez social para beneficiarse del progreso médico-científico. Nuevas orientaciones en el campo de las inversiones y de la promoción turística en consonancia con el apoyo legislativo del Estado y el científico de las instituciones correspondientes son requeridas si queremos explotar nuestros ingentes recursos naturales con arreglo a las modernas normas vigentes en muchos otros países del mundo. Sin fanatismos, sin parcialismos, sin discriminaciones separatistas, con bases científicamente cimentadas, abiertos a toda modificación o aporte que signifique progreso y teniendo como meta el bien de la comunidad (32). N.B.: La repetición de algunos conceptos, expresiones y términos en un mismo capítulo o en capítulos diferentes es premeditada y obedece a aquello de que...”la gota horada la piedra”...

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2 I N T R O D U C C I Ó N Bajo el término Termalismo agrupamos a un conjunto de disciplinas científico-médicas que, por sus caracterísitcas y utilizadas “lege artis”, constituyen recursos tera-péuticos altamente diferenciados y desarrollados en permanente evolución, es decir, que son pasibles de ser complementados y ampliados detentando además, la posibilidad de ser adaptados, ajustados y regulados según las necesidades, a todo organismo humano. Concretamente, nos referimos a las siguientes disciplinas:

Balneoterapia, Hidroterapia,

Fangoterapia y Climatoterapia.

Sus principios de acción comunes se basan en el desencadenamiento reactivo de procesos regulatorios y compensatorios, es decir, en la provocación de una respuesta-de una reacción- por parte del organismo El Termalismo integral está llamado a constituir, como lo hacen ya la farmacoterapia, la cirugía y la psicoterapia, una de las columnas que sostienen todo el edificio de la terapéutica médica moderna. El Termalismo ha experimentado un acelerado desarrollo en los últimos 50 años, preponderantemente en gran número de países europeos, en Japón y también en algunos países del continente americano, especialmente debido a las necesidades creadas por el desarrollo tecnológico y la vertiginosa industrialización en muchos países. Para lograr ya al comienzo, una imagen global de esta especialidad médica, haremos un listado sucinto de las disciplinas o subespecialidades que agrupamos bajo el nombre de Termalismo, incluyendo también otras disciplinas que constituyen complementos insustituibles del mismo: Recursos Métodos Procedimientos y técnicas Aguas mineromedici- Balneoterapia Baños totales y parciales: Calientes, nales (Creno- y Talaso- fríos,alternos,de temperatura ascen Aguas marinas terapia) dente,con suplementos medicamen- tosos,etc.(La concentración,tempe- ratura,duración y nivel,dosificados por el Médico Termalista).Baños gaseosos y carbogaseosos (O2,aire, CO2,etc.).Otros:Sauna,Hammam,etc. Aguas comunes o Hidroterapia Chorros de superficie:Fríos,alternos, Mineromedicinales calientes.Chorro fulgurante:ídem.Du- cha de vapor,escocesa,etc.”Paseo por el agua”.Abluciones,envolturas, etc.

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Recursos Métodos Procedimientos y técnicas Fangos,limos,cienos,etc. Fangoterapia Baños totales y parciales.Aplicacio- nes locales:envolturas.Exposición del cuerpo embarrado al sol (Lutotera- pia). Arenas Psamoterapia Baños totales y parciales.Aplicacio- nes locales. Clima,factores atmosféricos Climatoterapia Aprovechamiento de las condiciones y factores atmosféricos y telúricos de una determinada región(microcli- ma)para proteger y/o mejorar las de- fensas naturales del organismo. Aguas mineromedicinales, Atmioterapia Pulverizaciones,nebulizaciones,aero- vapores,gases terapéuticos soles.Al aire libre(instalaciones de pulverización natural por gradiente (“Gradierwerke”),grutas,salas para grupos,cabinas o boxes individuales. Aguas mineromedicinales Hidropinoterapia. Tomas dosificadas de aguas minero “de mesa” Curas por ingestión, medicinales de mesa. “cura de bebida”. Didacto-pedagógicos, Terapia Educativo- Reestructuración del bioritmo,modifi psicológicos,medioambien- informativa y psico- cación de costumbres y hábitos noci tales social vos,concientización del concepto y del estado de salud,utilización de téc nicas de descanso y distensión/rela- jación activas(entrenamiento autóge- no,yoga,etc.).Psicoterapia de apoyo, sofrología.Imponderables del medio- ambiente. Humanos(activos y pasivos). Esparcimiento, Entretenimientos y juegos de salón. Oferta social,artístico-cultural pasatiempos,etc. Charlas de divulgación científica y y deportiva(no competitiva) cultural.Excursiones didácticas.Ca- minatas,cabalgatas,bicicleta,bote, etc.Biblioteca.Discoteca.Cinemateca, vídeo y TV.Conciertos.Teatro.Exposi- ciones.Certámenes literarios.Mesas redondas,debates.Ajedrez.Kermeses, etc.,etc. Disciplinas que deben integrarse al Termalismo como complemento de todo Tratamiento Termal:

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Recursos Métodos Procedimientos y técnicas Alimentos Nutrición Alimentación suficiente,equilibrada y ajustada a cada caso personal.Curas de ayuno.Dieta. Manuales y mecánicos. Fisioterapia Masoterapia:Masajes musculares,del Electricidad,luz,calor,frío tejido conjuntivo,subacuáticos con chorro a presión,bajo ducha(método Vichy),ondulatorios al vacío,periósti- cos,drenaje linfático,presoterapia,etc Quiro- y mecanoterapia:Manipulacio- nes y maniobras quiroprácticas,trac- ciones,extensiones,rotaciones,etc. Aparatos:Bicicleta,remo.escalera sue ca,etc.Electro-,foto-,termo- y criotera pia:Corrientes de baja frecuencia,gal- vánico-farádicas,exponenciales,diadi námicas.Rayos infrarrojos y ultravio- leta (UV-A y B).Helioterapia.Corrien- tes de alta frecuencia,ondas cortas, ultracortas,microondas.corrientes in- terferenciales.Ultrasonido.Horno de Bier.Hielo,Nitrógeno,etc. Movimiento Kinesioterapia Terapia movilizadora y gimnasia mé- dica –activas y pasivas- en sala,al aire libre,subacuáticas(Aquagym), etc.Caminatas dosificadas según lon- gitud del camino o sendero,desnive- les,tiempo a emplear,entorno,carac- terísticas del terreno,etc. Talleres Terapia ocupacional El mismo oficio(reespecialización); (laborterapia) nuevo oficio(readaptación).Hobbies, manualidades,cerámica,artesanía en general,etc.,etc. La descripción más detallada que haremos más adelante y el listado de los recursos, métodos, procedimientos y técnicas nos hablan a las claras de la magnitud que ha alcanzado el Termalismo. Además, la tradición de siglos así como las conclusiones a que llevaron los modernos experimentos de laboratorio y las investigaciones clínicas, la inversión de cuantiosas sumas en la modernización o construcción de Centros o Complejos Termales (balneo-hidro-climatoterápicos) y las cifras estadísticas de dichos centros, de las instituciones de asistencia y seguro social, de las compañías aseguradoras, etc., nos demuestran también el desarrollo alcanzado por la especialidad que nos ocupa en un sinnúmero de países, sobre todo, en los tecnológica e industrialmente más avanzados.

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Sin embargo, al respecto cabe una serie de planteos. ¿No es un contrasentido hablar, en una época tecnológica y computadorizada, de una terapia que tiene siglos de existencia y cuyos efectos aún no pueden ser aclarados totalmente desde un punto de vista estrictamente científico? ¿Puede un médico, con formación moderna, aconsejar a sus pacientes bajo su responsabilidad un tratamiento cuyo éxito depende de tantos y tan variados factores? ¿No es una rémora de los siglos pasados y una inexplicable tendencia hacia usos y costumbres antiguos, cuando aún hoy en día un gran número de personas se dirige a un Centro o Complejo Termal en busca de curación, mejoría o alivio para sus dolencias? Debido al desarrollo histórico de los Balnearios y Centros o Complejos Termales una gran mayoría, vinculada o no con la Medicina, tiene todavía el concepto de que tales centros son punto de reunión de la alta sociedad. El cine, la televisión, las novelas presentan al médico del Balneario o Centro, generalmente, como un médico de moda; el resto lo completan viejas notas gráficas o ilustraciones sobre la actividad en dichos centros así como periodistas con pocos conocimientos del tema. Entretanto, el Termalismo y todas las disciplinas que lo integran han realizado ingentes progresos consolidando así sus pretensiones de Sistema Terapéutico científicamente cimentado con intensiones de alinearse y complementar a la Medicina Integral. Institutos médicos termalistas dependientes de Universidades así como cátedras universitarias en muchos países del mundo son expresiones visibles de este desarrollo.

Un hecho es, sin lugar a dudas, evidente. El uso de aguas mineromedicinales, de peloides

(fangos) terapéuticos y el aprovechamiento de factores climáticos se lleva a cabo, en nuestros días, en mucho mayor medida que antaño y con una serie de refinamientos en materia de equipos e instalaciones proporcionados por la moderna tecnología, que no eran comunes hace poco más de cuatro o cinco décadas y que, a la vez, garantizan un mayor margen de éxito terapéutico. La técnica de las aplicaciones ha sido perfeccionada y modernizada. La investigación en el campo de la balneo-hidro-climatología, que amplió en los últimos decenios el panorama en cuanto a conocimientos de los mecanismos de acción de la mayoría de los elementos que intervienen en un Tratamiento Termal, proporciona al médico elementos de juicio suficientes como para prescribir tal terapia con ajustada precisión en cada caso necesario. El Médico Termalista está, pues, en situación de establecer una adecuada dosificación de las aplicaciones, y las posibilidades diagnósticas de que dispone hoy en día le permiten evitar, con anticipación, posibles efectos indeseables de un Tratamiento Termal. A pesar del notable adelanto que en los últimos tiempos han experimentado todas las ramas de la Medicina, el Termalismo, con su tradición milenaria, ha permanecido invariable en sus fundamentos, habiendo resistido el embate del tiempo, de la moda y de los escépticos.

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Esa misma tradición de tantos siglos obliga, sin embargo, a establecer cuáles son los objetivos de un Termalismo actual y moderno. Dichos objetivos surgen al analizar su vinculación con la clínica médica, que es la que rige, en definitiva, los fundamentos y las pautas de toda actividad médica. No habrá de olvidarse que todo tratamiento balneo-hidro-climático debe ser siempre complementario, no sustitutivo, y que para instituirlo, el médico debe ser, antes que nada clínico. El Curista deberá ser sometido a un completo y exhaustivo examen físico, bioquímico, radiográfico, electrocardiográfico, etc., para poder establecer el diagnóstico con corrección y el pronóstico con la mayor precisión (sobre todo en procesos invalidizantes) para llegar recién al tratamiento médico que, en caso de estar indicado, se integrará con prescripciones balneo-hidro-climáticas. La Medicina ha sufrido, en los últimos tiempos, un extraordinario desarrollo con el que un gran número de médicos no pudo llevar el paso y, menos aún, nuestras Universidades y nuestros vetustos hospitales, sobre todo en lo que hace a ambientación, entorno, concepción edilicio-arquitectónica, estructuras, etc. De allí provienen, en gran parte, las críticas a la formación médica y al estado actual de la prestación de servicios asistenciales. Por su parte, el desarrollo experimentado por el Termalismo ha sido, en su mayor parte, en el aspecto que podríamos llamar social, sobre todo en lo referente a la aplicación preventiva de este tipo de terapia y a su enorme importancia en el campo de la rehabilitación. Pero es evidente que los recursos naturales (aguas mineromedicinales, fangos, etc.) y climáticos seguirán siendo los mismos que al comienzo de los siglos y que la mayoría de los principios sobre los que se basa el Termalismo, seguirá inamovible como en la época de Galeno, como en los tiempos de Hipócrates, como en los albores de la Medicina. Una crítica es, quizá, relativamente justificada. El Termalismo no está aún hoy totalmente libre de cierto halo místico, de cierta aureola mágica.Y es bueno que esto sea así, pues todo buen médico que se precie de tal, valorará siempre como positivas ciertas influencias terapéuticas sugestivas en el marco de un Tratamiento Termal (o de cualquier otro tratamiento). El progresivo aumento del número de personas que necesita de los recursos balneo-hidro-climáticos exige que las posibilidades terapéuticas de los Centros o Complejos Termales sean cada vez más y mejor investigadas científicamente y aplicadas con propiedad. La investigación sistemática de todos nuestros recursos naturales abrirá nuevos horizontes que hoy apenas si son sospechados. De los factores que, en definitiva, posibilitarán el desarrollo ulterior de un Termalismo científico podríamos mencionar: a) Realización de una bien orientada investigación y aplicación de métodos cuantitativa y estadísticamente seguros y exactos, con lo que se logrará una mejor fundamentacion de esta terapia. b) Construcción de Centros o Complejos Termales integrales, en los que puedan llevarse a cabo tratamientos preventivos, curativos, paliativos y rehabilitatorios en sus más amplias acepciones.

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c) Limitación del Tratamiento Termal a los casos claramente indicados, evitando este tipo de terapia cuando es necesaria una terapia farmacológica, etc. o cuando se esté ante el riesgo de que el tratamiento en un Centro o Complejo Termal no surta ningún efecto o pueda tener efectos contraproducentes. Con ello se pone a resguardo el renombre científico del Centro y el prestigio de sus médicos. d) Creación de cátedras universitarias para asegurar una calificada generación de médicos especializados y, a la vez, de institutos de investigación crenológica en estrecha relación con la Universidad y la Clínica. Dichos institutos podrían ser también privados y, de ser posible, deberían actuar en el Centro o Complejo Termal mismo. Se fomentará el trabajo en colaboración entre dichos institutos, las Universidades y Clínicas universitarias, otros institutos afines y reparticiones oficiales vinculadas (Servicio Meteorológico Nacional, etc.). Así, el Termalismo, que hoy aún no posee el rango de especialidad en la llamada Medicina oficial, lo adquirirá en correspondencia con su significado para la salud de la comunidad y con la importancia socio-económica que tiene actualmente el aprovechamiento de nuestros cuantiosos recursos terapéuticos naturales.

De acuerdo a lo que llevamos dicho y a lo que más adelante veremos, las posibilidades del

Termalismo son innumerables, pero el éxito terapéutico no depende sólo del conocimiento de los agentes que se emplean con fines curativos, paliativos, etc. ni del total dominio de las indicaciones y de las posibilidades de combinación de los diversos recursos, sino también de una compenetración total de la especialidad con conocimientos de fondo, de causa, de mecanismo y de fin terapéutico. Imprescindibles son también conceptos básicos de terapia constitucional y un enfoque médico que considere al ser humano como una totalidad y que permita determinar el momento bio-psico-social del Curista, enfoque que, en definitiva, permitirá evaluar la magnitud de las reservas vitales así como las posibilidades de reacción de ese organismo, para la correcta y oportuna dosificación de las medidas terapéuticas balneo-hidro-climáticas, alimenticias, medicamentosas, psicoterápicas, etc.

Con lo dicho hasta ahora hemos querido ofrecer un pantallazo del complejo tema Termalismo

enfocado con criterio integral y como solución para muchos problemas que plantea la sociedad de masas, la revolución industrial e informática, la mecanización y automatización, la perspectiva espacial y la consecuente adaptación del ritmo biológico a tales circunstancias, hoy y en el futuro.

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3 T E R M A L I S M O 3.1 Concepto. Consideraciones generales

El término Termalismo ha sido derivado del vocablo Terma(s) (del griego, therme = calor, en lenguaje popular: Surgente caliente).Con dicho vocablo se designa, generalmente, los lugares donde emergen o son captadas aguas utilizables terapéuticamente (en baños, ingestión, inhalación, irrigación,etc.) y cuyas temperaturas son superiores a los 20º C (“aguas termales”). En sentido general, también se denomina “Termas” a las instalaciones “ad hoc” que se utilizan para el aprovechamiento terapéutico de dichas aguas y otros recursos naturales, como más adelante veremos. Si bien el término Termalismo no es muy apropiado, está ya muy arraigado en nuestro medio y se lo utiliza para designar al-conjunto de actividades que se llevan a cabo en todos aquellos lugares en donde se dispone de recursos naturales (aguas mineromedicinales -termales o no- fangos, vapores, gases, microclimas, etc.) y que pueden ser apro vechados terapéuticamente con una infraestructura adaptada a las necesidades, utilizando métodos,procedimientos y técnicas adecuados,prescriptos y aplicados por un equipo de médicos y auxiliares, en un determinado entorno. Al decir, en forma general, “conjunto de actividades” lo hacemos con el propósito de distinguir, en adelante, las dos orientaciones del Termalismo en nuestro país. Una de ellas está representada por los Balnearios termales para vacaciones, tiempo libre (ocio) y Termoludismo. La otra orientación la representan los Centros o Complejos Termales de Salud propiamente dichos. La primera es la tendencia más difundida hasta ahora y tiene como común denominador, por regla general, el turismo, base sobre la que se ha desarrollado en los últimos tiempos un gran número de los mencionados Balnearios termales, es decir, centros vacacionales, de recreación y esparcimiento que ofrecen, secundariamente, los beneficios que eventualmente pueden derivarse del aprovechamiento de los recursos naturales disponibles en el lugar (aguas mineromedicinales termales o atermales, fangos,etc.). Dicho aprovechamiento, sin embargo, no se hace,generalmente, sobre bases médico-científicas, es decir, las prácticas balneoterápicas, hidroterápicas,etc. en la mayoría de los Balnearios mencionados, no se hacen “lege artis”, son heterodoxas y sin mayores precauciones ni controles. La concurrencia a dichos Balnearios termales está motivada,sin lugar a dudas, por la actual tendencia popular a practicar lo que ha dado en llamarse Turismo-salud y a la cada vez más marcada inclinación hacia un mejor y más útil aprovechamiento del tiempo libre, con vistas a lograr una mejor calidad de vida. La otra orientación del Termalismo , como dijimos, está representada por los Centros o Complejos Termales de Salud propiamente dichos donde, bajo la experta dirección de médicos especialistas (Termalistas, Balneólogos, Fisiatras, etc.) y con la colaboración de personal auxiliar capacitado y responsable se llevan a cabo los complejos Tratamientos Termales.

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El motivo central de la visita a un Centro o Complejo Termal es, en este caso, someterse a un Tratamiento Termal o, según el lenguaje popular, llevar a cabo una “Cura Termal”. De allí que se llame “Curista” al que la realiza. Éste no requiere estar necesariamente enfermo pues el Tratamiento Termal, digámoslo desde ya, es un recurso terapéutico no sólo curativo, paliativo o rehabilitatorio de dolencias de diversa índole, sino también un recurso terapéutico eminentemente preventivo.

Así entendido, el Tratamiento Termal practicado “lege artis”, esto es, sobre bases médico-

científicas, no debe ser considerado como medicina alternativa, sino como terapia complementaria del tratamiento ambulatorio de consultorio o del tratamiento de casos agudos o complejos en el hospital, clínica o sanatorio. Teniendo en cuenta que actualmente en nuestro país el Termalismo se está desarrollando preponderantemente en el sentido de la orientación mencionada en primer término, será conveniente llegar a un compromiso para encauzar también el desarrollo de la otra tendencia, la que trabaja sobre bases médico-científicas, y lograr así compatibilizar las actividades de un Centro o Complejo Termal médico-asistencial (Termalismo) con las de un Balneario termal para vacaciones, recreación y esparcimiento (Termoludismo). De esta forma se lograría un óptimo aprovechamiento de los recursos naturales disponibles y se posibilitaría el acceso a tales recursos a amplios estratos de la población. Para alcanzar tales objetivos es necesario, previamente, superar una serie de obstáculos tales como falta de información o, sencillamente desinformación, falta de conocimientos básicos, inexperiencia, indiferencia, prejuicios, escepticismo, etc. En este sentido, el Termalismo se enfrenta hoy como ayer y quizá también mañana,con dos adversarios difíciles de superar: El escepticismo científico, por un lado y el curanderismo/charlatanismo de los intrusos de la Medicina, por el otro. El primero está condicionado por la formación universitaria de los médicos y el segundo por las características propias del Sistema Terapéutico Termal. Su técnica, algo complicada y la demanda de más tiempo que ocasiona, retraen al profesional concienzudo; su aparente aparatocidad y polimorfismo incitan al embaucador y, finalmente, algunos aspectos aún no aclarados de sus relaciones de causalidad protegen al aventurero.

La lectura de notas y artículos, por ejemplo, que aparecen en diversos periódicos y revistas

con cierta frecuencia y están referidos, en la mayoría de los casos, a los Balnearios termales que hemos mencionado, deja entrever un cierto déficit de información básica médico-científica reflejada en la falta de uniformidad en materia de nomenclatura, conceptos y definiciones, lo que transmite al lector una concepción, sino improvisada, por lo menos demasiado empírica, incompleta y muy unilateral de lo que realmente es la compleja actividad termal.

Si bien el lector lego, en general, acepta dicha información, para el lector más crítico y exigente y, en especial, para el profesional médico, es insuficiente por la falta de cimientos científicos y por no ser adecuada, para este último, a las necesidades de su actividad profesional frente a sus pacientes. Muchas de las notas periodísticas a que nos referimos y que intentan informar al público en general sobre aguas y Balnearios termales, logran, como efecto secundario, que el médico de sólida formación, el político responsable, el jefe competente de repartición pública, el funcionario diligente de obra social, etc. no puedan tomar en serio al Termalismo. Para completar el cuadro, en muchas ocasiones es fácil comprobar que la mayoría de los que discriminan a los recursos naturales utilizados por el Termalismo –entre ellos también algunos Medios- o son escépticos frente a las posibilidades terapéuticas de los mismos o no saben ni de qué recursos se trata ni cómo actúan.

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En vista de esta situación y considerando los esfuerzos materiales, huma- nos y económicos que invirtieron e invierten instituciones y empresas para poner en marcha la actividad termal en diversos puntos del país, habría que implementar, por vía de los Medios, campañas de divulgación y esclarecimiento proporcionando información básica y conocimientos bien fundamentados para que dicha actividad no caiga en la improvisación y el empirismo adquiriendo el carácter puramente mercantil que ya posee en algunos centros en actividad, donde la salud no es considerada ya como un bien social, sino como un objeto de marketing Otro de los factores que desdibuja la imagen del Termalismo está repre-sentado por la forma en que funciona la mayoría de los Balnearios termales actuales. Dada la práctica heterodoxa, es decir, no “lege artis” del Termalismo que caracteriza a la mayor parte de dichos centros, la experiencia de que se dispone es, preponderantemente, anecdótica, lo que ha conducido al escaso prestigio de que goza esta orientación terapéutica entre los profesionales del arte de curar. Justamente quienes deberían respaldar la actividad termal como recurso terapéutico complementario manifiestan, generalmente, no solo escepticismo, sino también una marcada incredulidad académica, signos inequívocos de falta de información, conocimientos y experiencia. De este déficit no puede responsabilizarse al médico argentino pues, durante toda su formación universitaria, no es frecuente que escuche algo coherente en relación con el Termalismo. La actitud de rechazo tan generalizada en la Clase Médica es provocada pues, entre otras razo- nes, por la forma unilateral en que se practica el Termalismo en nuestro medio. Ahora bien, quienes toman tal posición deberían recordar que la actitud realmente científica ante lo dudoso o lo desconocido, no consiste en cerrar los ojos o darles la espalda, sino en examinar, en investigar, buscando la verdad. Lo lógico de esperar de un profesional con criterio propio es un sano eclecticismo médico, en el sentido académico de armonización de todo lo armonizable, o, dicho de otro modo: Lo aconsejable es evitar la actitud de dogmatismo intransigente para acercarse así, en lo posible, a la verdad biológico-médica sin fanatismos, pero también sin prejuicios de escuela.

Pero rechazar sencillamente el Termalismo ya no es suficiente hoy en día para reprobarlo.

Considerando el estado actual de los conocimientos los Médicos Termalistas exigimos, para justificar toda crítica, una refutación responsable y concreta con pruebas revestidas de seriedad, de los principios ya demostrados y establecidos definitivamente por la experiencia y la investigación. No habrá de olvidarse que los progresos de la investigación científica en Medicina han beneficiado, predominantemente y durante largo tiempo, a la farmacología, la cirugía y otras ramas. Por esta razón, los métodos, procedimientos y técnicas del Termalismo y aún de la Medicina Física (Fisiatría) han sido sistemáticamente desplazados, postergados u olvidados, quedando al margen de la Medicina científica. Recién las nuevas orientaciones en la investigación de las regulaciones vegetativas, de las adaptaciones fisiológicas así como de las actividades cronobiológicas han provocado un cambio, posibilitando a la terapia termal, con su “efecto disturbador curativo”, ocupar el lugar que le corresponde dentro de la Medicina.

Ante la situación planteada más arriba surge el interrogante: ¿Cómo revertirla? La respuesta

es relativamente sencilla. El médico informado sobre Termalismo ejercería una importante influencia sobre el poder público responsable de la salud comunitaria. La influencia de la Clase Médica podría dar como resultado la implementación, antes que de sólo Balnearios termales, de Centros o Complejos Termales de Salud bajo la experta dirección de médicos especializados y con personal auxiliar capacitado, como sucede, por ejemplo, en incontables Centros termales europeos.

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Esto traería, como resultado, mayor seguridad y mejores garantías de éxito terapéutico para los usuarios (Curistas), jerarquizando una actividad que, por la forma en que hasta ahora es llevada a cabo en nuestro medio, despierta el natural recelo y escepticismo y, en muchos casos, el rechazo por parte de la Clase Médica, aún cuando dicha actividad está basada en la tradición y experiencia de siglos y avalada por los resultados de las investigaciones sistemáticas de los últimos 100 años. Otra consecuencia sería el surgimiento de una especialidad médica hasta ahora no reconocida, la Medicina Termal, a la que definiríamos como un aspecto de la Medicina general cuyos métodos y procedimientos se orientan hacia las fuerzas reguladoras y curativas del organismo para activarlas, aprovechando recursos que brindan el medioambiente y la Naturaleza, evitando hasta donde es posible un daño iatrogénico al Curista y considerando a éste -tanto desde el punto de vista diagnóstico como del terapéutico- en su totalidad bio-psico-social y en interdependencia con su entorno medioambiental. De existir tal especialidad médica surgiría el consiguiente requerimiento de cátedras universitarias, departamentos de aplicación práctica, centros de investigación, cursos de perfeccionamiento posgrado,etc, además de las necesarias instituciones e instalaciones para la formación teórico-práctica del personal auxiliar.

Finalmente, el todo contribuiría a un mejor aprovechamiento de los ingentes recursos naturales (aguas mineromedicinales, gases terapéuticos, peloides, microclimas, zonas marítimas,etc.) con que contamos en distintos puntos del país, a la mejoría y/o movilización e impulso de las economías regionales y a la creación de considerables y permanentes fuentes de trabajo (médicos, fisioterapeutas, nutricionistas, personal auxiliar especializado,etc.), lo que, a su vez, traería aparejado un dramático incremento de los porcentajes de ocupación en todas las actividades subsidiarias directa o indirectamente vinculadas con el Termalismo la práctica de Turismo-salud y las actividades sociales, deportivas y artístico-culturales a ellos asociadas. Como podrá deducirse, una actividad conjunta, armónica y complementada de los Balnearios termales y de los Centros o Complejos Termales de Salud constituiría no sólo un aporte a la salud y a la economía nacionales, sino también una importante fuente de trabajo y una no despreciable fuente de ingresos para la región y la provincia que los posea. No deberá olvidarse que hay inmensos recursos que esperan su explotación, hay intereses que pueden ser despertados con argumentos plausibles y valederos, hay medios que podrían movilizarse y canalizarse en la dirección adecuada, así como también hay voluntades dispuestas a llevar adelante proyectos de bien común con interesantes e incalculables perspectivas para el futuro. Las consecuencias socio-económicas, político-laborales y sanitario-científicas que justifican la implementación de Centros Termales sobre las bases mencionadas están fuera de toda duda y tales emprendimientos se verían ampliamente facilitados si la Clase Médica y los sectores de decisión dispusieran de la información,de los conocimientos y de la experiencia correspondientes y pudieran ejercer así, una fuerte y decisiva influencia. En otro orden de cosas, un trabajo en colaboración con actividades coordinadas de Balnearios termales y Centros o Complejos Termales de Salud ofrecería a tales instituciones una oportunidad única de constituirse en baluartes de la Salud Comunitaria, así como en centros propaladores de medidas y líneas directrices que promuevan el cuidado y mantenimiento de la salud en general. Esto, unido a la implementación de redes comunitarias preventivas correctamente estructuradas, dinámicas y eficientes, garantizarían un elevado nivel del estado sanitario en extensos sectores de la población. La importante e impostergable función mencionada, que deben asumir los Centros Termales, surge a raíz de plantearse el interrogante de si los recursos terapéuticos termales, aplicados durante escasas 3-4 semanas, pueden compensar las consecuencias que tiene para la salud un estilo y ritmo de vida poco saludable practicado durante todo el año. Teniendo en cuenta la orientación predominantemente preventiva del Tratamiento Termal, si las posibilidades de obtener un efecto positivo se circunscriben solo a los días en que el Curista se encuentra en el Centro termal sin que sus principios y prácticas de prevención y cambios se transmitan

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a su posterior estilo y ritmo de vida alcanzando su entorno familiar y laboral, el Centro termal no habrá cumplido plenamente con sus objetivos.

Estudios sistemáticos de larga duración han demostrado que el proceso de reacción encaminado durante el Tratamiento Termal puede sobrepasar considerablemente la duración de éste. Un Tratamiento Termal llevado a cabo con criterio y responsabilidad exige, por ello,la constante colaboración del Médico Termalista, la que no puede terminar con el alta del Curista, sino que tiene que rebasar los límites del Centro Termal y llegar al lugar de domicilio y de trabajo del mismo. Por otra parte, así como el Médico Termalista respetará el tratamiento prescripto al Curista por su médico de cabecera, así éste deberá tener en cuenta también la posibilidad de mantener y cimentar el efecto del Tratamiento Termal respetando y apoyando los cambios en los hábitos y costumbres de vida, en la alimentación, así como la continuación de ciertas aplicaciones y otras prácticas (gimnasia, entrenamiento autógeno, etc.) aprendidas en el Centro Termal. Esto significa que la Medicina Termal no debe quedar restringida solamente al Centro Termal ya que éste no puede considerarse como una isla solitaria donde encuentran refugio todos aquellos que huyen de la destructiva maquinaria del moderno y tecnificado estilo de vida de las grandes urbes. Ya es tiempo de que los principios terapéuticos de la Medicina Termal, orientados hacia la salud como factores preventivos, paliativos, curativos y rehabilitatorios se proyecten sin solución de continuidad hasta el entorno familiar y laboral del Curista y colaboren también en el mejoramiento de los mismos. Lamentablemente, esta misión centrífuga del Centro Termal está, por ahora, indefinida y tácitamente asignada sólo al Curista. Éste escucha algunas anécdotas y lee algunas notas periodísticas y con esa “preparación” debe enfrentar la seducción conformista y el apremio de su entorno, donde priman la presión del consumo, la hiperexigencia laboral y el exitismo, teniendo que aceptar, eventualmente, la subestimación, por parte de su médico de cabecera, de los métodos, procedimientos y técnicas con los que ha sido administrado el Tratamiento Termal llevado a cabo con evidente éxito. Todo esto muestra, una vez más, la necesidad de desarrollar, con ulterioridad al tratamiento en el Centro Termal, las posibilidades de continuar consecuentemente la atención al Curista en el sentido de una función estabilizadora. El intento de proyectar y continuar aprovechando los principios de acción del Tratamiento Termal en el domicilio y lugar de trabajo, debería hacerse en grupos de trabajo y autoayuda, bajo dirección médica y en el marco de las actividades que desarrollan las redes comunitarias preventivas. La misión es trasladar al quehacer cotidiano, a las costumbres y hábitos del Curista, en definitiva, a su ritmo y estilo de vida, las medidas preventivas y terapéuticas encaminadas ya en el Centro Termal. Así como ya se ha comenzado a reconocer que para el manejo del medioambiente es necesario desarrollar un pensamiento terapéutico que se atenga al orden natural y lo respete, será necesario también exigir una Medicina que esté capacitada para manejar adecuadamente las energías que rigen el orden y el equilibrio de las funciones así como también la recuperación o reversión del desequilibrio en el organismo humano. Tal Medicina puede y debería ser, fundamentalmente, la contribución de los Centros o Complejos Termales de Salud para un futuro más sano.

Hemos utilizado la expresión Salud Comunitaria para referirnos a una actividad multidisciplinaria resultado de la combinación de especialidades biomedicinales y otras ramas científicas tales como las Ciencias Sociales, las Económicas, la Psicología, las Ciencias de la Educación, etc. En principio, nuestro concepto de Salud Comunitaria no debe asociarse sólo con la actividad que desarrollan reparticiones de salud pública o con la mera actividad médico-asistencial de instituciones estatales, etc. Salud Comunitaria tiene una dimensión que desborda los estrechos límites en que ha sido encasillada la Medicina pues, siendo multidisciplinaria, como dijimos, se ha constituído en una ciencia compuesta de diversas ciencias, en una disciplina que aglutina a numerosas disciplinas, lo que le posibilita ejercer una cobertura de amplio espectro con más opciones para resolver problemas que la Medicina, por sí sola, no puede resolver.

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La salud es demasiado importante como para dejarla a merced de las instituciones médicas solamente. Sería entonces ingenuo pensar que Salud Comunitaria le concierne sólo al médico, esto es, que salud es una cuestión relacionada solamente con la Medicina. Tanto ésta como la Clase Médica o las instituciones de salud pública no están en condiciones, por sí solas, de lograr los requisitos y satisfacer las exigencias que requiere la salud. Este tema será tratado con más detalles en uno de los próximos capítulos.

Con lo dicho hemos esbozado una de las tantas importantes funciones que debería cumplir todo Centro o Complejo Termal de Salud correctamente orientado, integrando al Tratamiento Termal, como terapia integral, actividades científico-teóricas (investigación) y su aplicación práctica en relación con los siguientes aspectos: - Educación sanitaria necesaria para lograr un comportamiento conciente en relación con la salud. - Fomento del bienestar psíquico y físico a través de medidas de orden individual, general, multidisciplinarias pero orientadas, en definitiva, hacia la comunidad toda. - Prevención de enfermedades en general y control de las enfermedades transmisibles más corrientes. - Prolongación de la espectativa de vida. - Mantenimiento o logro de un medioambiente sano.

Por su parte, quienes asuman la responsabilidad de la puesta en marcha, del mantenimiento, de la evolución y desarrollo y del perfeccionamiento de la actividad termal en nuestro país, deberían orientar sus esfuerzos en base a pautas claras y precisas, algunas de las cuales podrían ser las siguientes (4): - Fomentar la utilización óptima • de los recursos naturales propios del Centro Termal y de sus recursos terapéuticos específicos, • del terreno, el suelo, el clima, el mar, el paisaje, etc., • de los demás métodos, procedimientos y técnicas fisioterápicos, • de la terapia educativo-informativa, • de normas generales higiénico-alimenticias, para el cuidado y mantenimiento de la salud, así como para la prevención y rehabilitación (en casos dados, curación) de afecciones de diversa índole, preponderantemente de curso crónico. - Incentivar la actividad termal en todos sus aspectos (preventivo, curativo, paliativo y rehabilitatorio) como parte integrante e irrenunciable del sistema médico-asistencial argentino y de una Medicina orientada, preponderantemente, hacia la prevención. - Propender al mejor aprovechamiento y expansión de los servicios y de las estructuras de los Centros Termales para nuevos campos de actividad y, especialmente, para medidas tendientes a evitar o postergar la necesidad de cuidado y atención permanente en la edad avanzada. - Practicar control de calidad de las prestaciones de los Centros Termales, especialmente de la estructura, del proceso de aplicación y del resultado de las diversas formas de Tratamiento Termal. - Buscar el afianzamiento y desarrollo posterior de los Centros Termales como centros de salud, en un medioambiente ecológicamente intacto. - Procurar la integración de la actividad termal en el servicio médico-asistencial argentino destacando ante organismos oficiales, obras sociales, compañías de seguro, organizaciones civiles, etc. la posición especial del Termalismo con sus métodos diferenciados y sus procedimientos terapéuticos específicos, garantizando atención adecuada con costos aceptables tanto para el sector de asegurados (Termalismo Social) como para el sector privado. - Representar y defender los intereses del Termalismo institucional frente a la política, a las instituciones del seguro y a la opinión pública mediante diálogo objetivo y discusión sólida y científicamente fundamentada.

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- Apoyar e incentivar la investigación en el ámbito de la Medicina Termal, así como la creación de instituciones de estudio e investigación en el campo de la actividad termal en general. - Propender a la cooperación con instituciones del seguro, oficiales y privadas, en el campo de la investigación médica general y en el relacionado con la rehabilitación. - Impulsar la creación de un centro de comunicación para la información, asesoramiento y perfeccionamiento de los profesionales y del personal auxiliar interesado, intensificando el diálogo y el intercambio con Centros Termales de todo el mundo. - Procurar mejorar la imagen del Termalismo Argentino en el país y en el exterior incluyendo intensiva cooperación con Asociaciones Médico-termales Internacionales. Hasta llegar a cumplimentar lo expuesto, sin embargo, habrá que recorrer un largo camino. Mientras tanto y como, por las razones mencionadas más arriba, la orientación del Termalismo sobre bases médico-científicas está aún poco desarrollada en nuestro país, ante la peligrosa ambigüedad que pueden adquirir los conceptos y las prácticas mencionadas anteriormente y ante los riesgos a que están expuestos, por un lado, la salud de los Curistas y, por el otro, el prestigio de actividades médico-termales acreditadas en todo el mundo desde hace siglos, nos parece oportuno intentar una breve reseña sinóptica de lo esencial del Termalismo o, si se quiere, de la Medicina Termal, a título de visión panorámica para pasar luego a ampliar detalles en los capítulos siguientes. La terminología que nos parece más apropiada será definida y utilizada oportunamente a lo largo de todo el texto. La Medicina Termal presenta características propias que no se encuentran en otras ramas de la Medicina, por ejemplo: I. Los medios empleados como recursos terapéuticos pertenecen, en gran parte, al medioambiente natural. Es por ello que el fundamento de la Medicina Termal debe constituirlo un conocimiento profundo de los factores medioambientales naturales y sus efectos fisiológicos y patológicos sobre el organismo humano. Dicho conocimiento no debe restringirse a puntos de vista físico-químicos sino que debe incluir las relaciones medioambientales, psicosociales y ecológicas. II. Los tratamientos de la Medicina Termal se aplican de acuerdo a un plan terapéutico, en un medioambiente especial: El Centro o Complejo Termal, es decir, el Tratamiento Termal implica 26 un cambio de medioambiente y la aplicación de recursos terapéuticos en serie y en un determinado lapso de tiempo, en un entorno específico, obligando al Médico Termalista a actuar adecuadamente, con los elementos necesarios, en el momento oportuno. Dado a que en esta forma de tratamiento, junto a los recursos terapéuticos propiamente dichos, siempre actúan complejos factores medioambientales, se hace difícil el análisis del o de los efectos. Al mismo tiempo, la confrontación permanente o regularmente repetida del Curista con los recursos terapéuticos y con el entorno hacen sospechar que procesos de adaptación reactivos, naturales del organismo, que requieren un cierto lapso de tiempo, son componentes esenciales del mecanismo de acción así como de los efectos terapéuticos alcanzados. III. Los efectos primarios o inmediatos de cada aplicación o recurso terapéutico termal, por lo general, no son idénticos con los efectos globales de todo el Tratamiento Termal. Aquí rigen condiciones semejantes a las que se observan durante el entrenamiento corporal, esto es, recargas que provocan cansancio, al ser repetidas regularmente no conducen a un aumento del cansancio, sino a un incremento de la capacidad de rendimiento. El éxito terapéutico del Tratamiento Termal no se basa ni en el mantenimiento repetido de efectos primarios -como es el caso de la terapia farmacológica- ni constituye la suma de los mismos. Tanto los efectos primarios subjetivos como los objetivos de las aplicaciones terapéuticas en el curso del Tra-tamiento Termal dependen de modificaciones secundarias. Éstas estarían basadas en modificaciones del rendimiento reactivo y compensatorio del organismo, las que tendrían el carácter de un proceso autónomo en cuyo transcurso se producirían modificaciones funcionales de valor terapéutico. Un

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componente típico de tales procesos reactivos secundarios son las conocidas reacciones o “crisis” termales. IV. Las indicaciones del Tratamiento Termal son, en su gran mayoría, estados o fases crónicos en los que predominan, en primer plano, regulaciones alteradas o minusvalía funcional o constitucional. Por el contrario, afecciones agudas, especialmente las inflamatorias, constituyen las contraindicaciones. La pérdida de la autotendencia a la curación y de la dinámica del ritmo orgánico que caracteriza a las afecciones crónicas y a los trastornos funcionales, puede ser compensada, al parecer y antes que por otra cosa, por los mecanismos de acción que, con su dinámica propia, se desencadenan en el curso de un Tratamiento Termal. V. Otra característica digna de mención es el hecho de que las orientaciones tera- péuticas del Tratamiento Termal aún en un mismo Centro Termal y para un deter- minado recurso terapéutico, pueden ser muy heterogéneas. Esto señala un fuerte componente inespecífico en el sentido de una terapia general cuyos éxitos se produ- cen también cuando se trata de procesos patológicos especiales sobre la base de un mejoramiento general del rendimiento funcional del organismo. Esto no excluye que participen también componentes de efecto específico con determinados puntos de ataque y justifiquen una estricta y bien delimitada indicación. VI. La importancia práctica y científica de la Medicina Termal y del Termalismo en general acusa grandes diferencias geográficas que no están condicionadas solo por las diferentes disponibilidades locales de recursos naturales. Ellas corresponden más bien a enormes diferencias en relación con la comprensión y evaluación de los principios de acción sobre los que se basa su efecto. Mientras en algunos países existe un Termalismo perfectamente organizado y con bases médico-científicas, en otros no se lo tiene en cuenta como rama de la Medicina y se lo utiliza como medio de distracción y esparcimiento (Termoludismo). Conociendo esta situación y encontrándonos en una fase inicial del desarrollo de la Medicina Termal en la Argentina, sería conveniente, como dijimos al iniciar este capítulo, tratar de lograr una simbiosis entre las dos tendencias mencionadas fomentando, por un lado, la práctica de Turismo-salud y Termoludismo y difundiendo adecuadamente, por el otro, los fundamentos y la utilización de los métodos, procedimientos y técnicas de la Medicina Termal.

Para terminar, sintetizaremos los caracteres más sobresalientes del Termalismo diciendo

que es un Sistema Terapéutico cuyos conceptos claros y estables forman una armoniosa y bien organizada estructura de conocimientos entre los cuales no hay contrasentidos y si coherencia; obtenido por sagaz y racional observación de la realidad biológica y clínica; fundamentado en sólidos principios; apoyado en leyes que jamás han de variar; es decir, un Sistema rigurosa y auténticamente científico, verdadero y, por ello, permanente; siempre moderno, realista y, sobre todo, vital, con una vitalidad que ha resistido siglos y milenios; capaz de distinguir lo realmente científico de lo artificioso y banal, preservando así de errores a quienes lo sustentan; con posibilidad de asimilar nuevas y útiles ideas para mantener un acrecentamiento progresivo e ilimitado, reforzando y renovando per-manentemente la garantía de su certidumbre, de su realismo, de su practicabilidad y, finalmente, con suficiente luminosidad como para colaborar en el esclarecimiento de cuantos problemas se presenten o puedan presentarse a la Medicina hoy y en el futuro.

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3.2 Breve reseña histórica

En el agua se originó la vida y desde tiempos remotos tanto los animales como el hombre conocen sus efectos beneficiosos para el cuidado, mantenimiento y/o recuperación de la salud. Es de suponer que las aguas mineromedicinales termales no pasaron desapercibidas al hombre primitivo. Lo mismo sucedió con aguas surgentes burbujeantes, de cierto sabor, olor o colorido. El hecho de que muchos animales, en determinadas circunstancias (enfermos, heridos,etc,), buscaran sumergirse repetidamente en aguas con alguna de las características mencionadas o las bebían con asiduidad, tiene que haber sugerido al hombre primitivo observador, que algún beneficio se obtendría de tales prácticas. De dichas observaciones y de sus eventuales aplicaciones en el ser humano no ha quedado, lamentablemente, ninguna documentación. Evidente es, como veremos, que el patrimonio de recursos naturales del Termalismo se constituyó desde las primeras edades del hombre por lo que, durante mucho tiempo, la base de la utilización de las aguas mineromedicinales, fangos, gases,etc. fue el instinto. En este contexto cabe agregar que, en la historia de la Humanidad, no se conoce un proceder terapéutico que haya sobrevivido durante tantos siglos a los avatares de las teorías científicas y a las críticas más encarnizadas como el Termalismo En definitiva, lo cierto y comprobable aún en nuestros días es que las propiedades terapéuticas de las aguas mineromedicinales y de los parajes de insólita belleza en los que generalmente se encuentran, han propiciado que dichos lugares sean, desde tiempo inmemorial, punto de convergencia de incontables generaciones de Curistas en busca de lo que podríamos llamar la tríada magna vital: Naturaleza -Descanso - Salud. La mención quizá más antigua con la que se documenta el valor terapéutico de ciertas aguas se encuentra en el Rig Veda, el primero de los cuatro libros sagrados de la India. Escrito en sánscrito (X, 137) el proverbio dice: “Curativas frente a toda enfermedad. Que las ondas de agua te traigan la salud” (29,44). También en la región Indopaquistaní se encuentran ruinas de antiguas construcciones (cerca de 3500 años) con restos de instalaciones para la circulación de aire caliente, aguas y vapor, piscinas y otras dependencias que son testimonios de la actividad termal de aquella época (29). Por estos y numerosos otros documentos es conocido el florecimiento del Termalismo como componente cultural de los pueblos de la antigüedad, así como el destacado lugar que ocupó en la cultura de los pueblos orientales. De los chinos e hindúes sabemos que utilizaron también numerosos recursos naturales, especialmente aguas mineromedicinales, con fines terapéuticos incluyéndolos a la vez, en sus ritos y ceremonias religiosos. En Japón existen referencias que se remontan a 800 años a.C., sobre el uso del agua en enfermos maníacos, histéricos, asmáticos, etc. Las fuentes de aguas mineromedicinales, en los más primitivos documentos de los asirios y caldeos, están invariablemente relacionadas con sus creencias religiosas, pero el criterio de su aprovechamiento posee evidentes e indiscutibles raíces utilitarias al servicio de la salud, en este caso “del cuerpo y del alma”. Los persas, egipcios y hebreos emplearon también el agua en el tratamiento de sus enfermos. Todo esto está confirmado por los hallazgos arqueológicos efectuados en diversos centros termales hoy en auge u olvidados, que demuestran que ya muchos años antes de nuestra era, los pueblos que habitaban esas zonas utilizaban las aguas, fangos, gases, etc. que allí se encontraban, con fines terapéuticos, adjudicándoles, según las circunstancias, origen divino y poderes mágicos. El componente religioso está practicamente siempre presente en los pueblos de la antigüedad y las fuentes y manantiales eran consagrados y puestos bajo la advocación de las divinidades de turno.

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En Grecia, todas las leyendas, superticiones y creencias que hasta allí llegaron se embellecieron, perfeccionaron, ennoblecieron y sublimaron por obra y gracia de sus inspirados sabios, filósofos y poetas. La historia y la mitología griegas nos ilustran sobradamente de todas las variantes que adquirieron entre los helenos, la Balneoterapia, la Hidroterapia, la Helio- y Aeroterapia, la gimnasia médica, la danza y el entrenamiento deportivo. A Esculapio, dios griego de la Medicina, eran dedicados santuarios “sanatorios” -los Asclepion- como el de la isla de Cos, el de Pérgamo en Asia Menor, cuya actividad se extendió durante 700 años (Siglo IV a.C. hasta el Siglo III d.C.) y el de Epidauro, en el Peloponeso. Como hoy sabemos, allí se realizaban, entre otras cosas, baños, hidroterapia, envolturas de barro, kinesiología, dietas, curas de sueño, interpretación de sueños, etc., todo entremezclado con ritos y sacrificios sagrados, llegándose a emplear hasta la musicoterapia. Fue Tales de Mileto (¿640 - 547? a.C.), con su genial concepción de que el agua es “el elemento”, el “proto plasma”, quien dió base hace 2500 años a los posteriores enunciados hipocráticos. También Empédocles de Agrimento, Platón, Aristóteles, Epicuro,etc. se ocuparon en mayor o menor medida de las aguas mineromedicinales. Herodoto (¿484-420? a.C.), el padre de la historia, estableció con precisión y a pesar de su desconocimiento del Síndrome General de Adaptación (formulado por H. Selye en 1936), la duración que debía tener una Cura Termal : 21 días, estableciendo también ciertas “leyes” que presidían la elección de las estaciones del año para la realización de una Cura Termal. Él también se ocupó de la manera en que debían administrarse los baños. Fué finalmente Hipócrates (460-377 a.C.), el padre de la Medicina, quien intentó sistematizar la utilización de todos los recursos naturales y elevarlos a la jerarquía de recursos terapéuticos. Uno de sus célebres tratados lleva el título “De los aires, aguas y lugares”, lo que hace suponer ya una obra sobre Climatología, Balneo-hidroterapia y terapia medioambiental en un Centro Termal. Con sus agudas y acertadas observaciones, estableció normas que aún hoy tienen su vigencia, señalando, por ejemplo, la necesidad de que el agua empleada produzca una reacción corpo-ral para poder hablar de Balneo-hidroterapia. Siglos más tarde, los romanos siguen el camino emprendido por los maestros griegos posesionándose de muchos de sus conocimientos médico-científicos, despojándolos del lastre mítico-religioso y sistematizándolos en el sentido de una Balneo-hidroterapia rudimentaria. Los romanos llevaron a todos los puntos ocupados por sus huestes, la costumbre, el uso y, casi podríamos decir, el culto al baño termal. Las legiones acampaban siempre junto a fuentes surgentes calientes para descansar después de sus campañas y también para curar sus heridas. Las grandes instalaciones balneoterápicas (Caracalla, Aquisgrán, Badenweiler,etc.) de las que aún quedan ruinas, son testigos de la perfección técnica y del adelanto científico que en materia de Balneo-hidroterapia, Medicina preventiva y Rehabilitación, como le llamamos hoy en día, habían alcanzado los romanos. Por crónicas de autores médicos de los primeros siglos de nuestra era (p.ej.: Galeno 130-201) sabemos que por aquella época se empleaban procedimientos balneo-hidroterápicos, especialmente para las enfermedades crónicas Galeno dió gran importancia a las aguas mineromedicinales siguiendo las enseñanzas de Aristóteles, quien había proclamado que las aguas termales poseían “virtudes sobrenaturales”. Plinio el Viejo (27-79), en su obra “Historia Natural”, comenta la aplicación de aguas mineromedicinales en baños y por ingestión, así como la utilización terapéutica de fango. Describe fuentes de aguas mineromedicinales y las clasifica recomendando aguas azufradas para los nervios, aguas de alumbre contra entumecimientos y agua “bituminosa” (sulfatos sódico y magnésico) por sus efectos laxantes. En el Siglo IX, Carlo Magno estableció la sede de su imperio en la ciudad de Aquisgrán (Alemania), cosa que fue atribuída a la predilección del Emperador por los baños con aguas termales.

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Prolegómenos de una Balneo-hidroterapia científica pueden localizarse entre los Siglos X y XII, que es cuando se enriquece la medicina de occidente con los conocimientos aportados por la medicina árabe (Rases 865-925, Avicena 980-1037 etc.), cuya tradición se remonta también a la antigüedad.

Corrientemente, en la Edad Media el privilegio de disponer de establecimientos balnearios termales estaba reservado a los monasterios. El Renacimiento marcó un enorme retroceso en el campo de la higiene y de la actividad termal. Dos fueron los principales factores que contribuyeron a hacer desaparecer un gran número de establecimientos públicos y privados: 1. La prohibición de los médicos de concurrir a los baños por considerarlos centros de contagio (cólera, peste,etc.). 2. La oposición de católicos y hugonotes al uso de baños por razones morales. Tanto en la Edad Media como en el Renacimiento los conocimientos médicos acerca de las aguas mineromedicinales no superaban, con seguridad, a los de los griegos y romanos. La falta de nociones sobre higiene, desinfección y otras medidas profilácticas, hicieron de muchos centros Balneo-hidroterápicos focos de infección y diseminación de las numerosas plagas y pestes que azotaron a la humanidad por ese entonces. Fundamentalmente, como hemos dicho, medidas de legislación sanitaria y edictos eclesiásticos provocaron la desaparición de casi todos los centros termales conocidos y hasta ese tiempo asiduamente concurridos por su fama. En este período, son los médicos judío-árabes e hispano-árabes Avenzoar, Averroes, Maimónides, entre otros, los que mantuvieron la tradición balneo-hidroterápica intentando sacarla de su empirismo y sistematizarla. En la antigüedad, al parecer, los médicos no jugaban importante papel en los centros termales. El mismo Herodoto censuró ya a aquellos que concurrían a dichos centros sin control médico. En tiempos de César, por su parte, y a pesar del uso que los romanos hacían de los baños termales, existían sí médicos militares, médicos ambulantes, pero no se encuentra mención alguna de médicos termalistas (19). El primer médico notable que se ocupó del Termalismo fue, según las crónicas, Antonio Musa, romano de origen griego, liberto del Emperador Augusto, quien curó de una hepatitis gracias a las prescripciones de Musa, el que posteriormente trató también con éxito su ciática y sus dolores articulares mediante tratamientos termales. En 1326 un ciudadano belga llamado Colin de Loup encontró casualmente siete manantiales en el bosque de las Ardenas, cerca de Lieja. Observando que dichas aguas mejoraban notablemente su salud librándolo de sus dolencias, hizo construir un establecimiento de baños en el lugar. En lengua valona, fuente se dice espa, de donde surgió la palabra Spa con que se designa a los centros termales en los países sajones (Spa, probablemente usada por primera vez por el dramaturgo Richard Brinsley Sheridan). La invención de la imprenta permitió que aparecieran y se conocieran los primeros tratados sobre aguas mineromedicinales y sus aplicaciones prácticas, favoreciendo la rápida difusión de esos conocimientos. Alrededor de 1473 apareció la primera publicación sobre tratamientos balneoterápicos. Un folleto de 22 páginas impreso en Padua. El primer libro completo sobre el tema, “De Balneis et Thermis naturalibus omnibus Italiae sicque totius orbis”, fue publicado en Ferrara por Miguel Savonarola en 1485. Giovanni y Jacobo De’Dondi publicaron en 1553 “De Balneis”, una recopilación de aproximadamente 70 escritos sobre Balneología de autores griegos, latinos y árabes conjuntamente con colaboraciones de autores italianos. Andrés Baccius, en su muy leída obra “De Thermis”(1622) establece ya las indicaciones para las envolturas de fango.

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En 1697 el Profesor Alfonso Limon Montero de la Universidad de Alcalá, publicó su obra sobre las aguas mineromedicinales españolas, la que se constituyó en la primera de importancia de esa especialidad en España, solo superada 70 años más tarde por la obra de Pedro Gomez de Bedoya. John Floyer, médico inglés (1649-1714), dió nuevo impulso a la Balneo-hidroterapia influyendo a través de su obra sobre Boerhave, Leyden y los hidroterapeutas silecianos Dres. Hahn, padre e hijo. Friedrich Hoffmann, profesor en la Universidad de Halle (Alemania), dictó cátedra sobre la materia y difundió las aplicaciones balneo-hidroterápicas como medios preventivos y curativos. Karl F. Schwerdtner, alumno de Hoffmann, publicó en 1733 traducciones en idioma alemán de más de 30 obras inglesas, francesas e italianas sobre balneo-hidroterapia Siegmund Hahn (1664-1742), médico en Schweidnitz (Silecia), es considerado como el punto de partida de la Hidroterapia médica con rigorismo científico. Johann S. Hahn (1696-1773), hijo del anterior, escribió un tratado de Hidroterapia llamado a tener gran repercusión un siglo después, en manos del empírico Sebastian Kneipp. Ferdinand Ch. Oertel (1765-1850) fue, en su época, el más significativo propulsor de la Balneo-hidroterapia. Publicó la sexta edición del libro de Hahn: ”De la energía y efecto del agua fría sobre el organismo humano” (1833). Viene luego la época de los empíricos, que hace que esta rama de la Medicina caiga en descrédito y desprestigio ante los ojos de la Clase Médica. Así y todo, fueron empíricos los que más adelante volvieron a llamar la atención y demostraron con ejemplos fehacientes la utilidad e importancia de las medidas balneo-hidroterápicas, dándole el impulso necesario para que el cuerpo médico volviera a tomarlas en consideración. De esa época podemos señalar asimismo, los pioneros en materia de Balneo-hidroterapia: Vinzenz Priessnitz (1799-1851) en Gräfenberg (Alemania), el más representativo propulsor de los procedimientos hidroterápicos, es considerado como el primer mojón de importancia en el camino de esta disciplina en el Siglo XIX. Sebastian Kneipp (1821-1897), párroco de Bad Wörishofen (Alemania), reformador, sistematizador y, en muchos aspectos, padre de la Hidroterapia moderna, completó el tratamiento balneo-hidroterápico al crear los chorros e introducir las envolturas y compresas, al mismo tiempo que integraba la Fitoterapia, la Dietética, el entrenamiento corporal y la reeducación del paciente a su sistema de tratamiento. La fase científica propiamente dicha de la Balneo-hidroterapia se inició a mediados del Siglo XIX al aparecer la obra de Fleury “Traité pratique et raissoné d’Hidrotherapie”.

También en esa época ganó renombre el médico francés Max Durand Fardel, de Vichy, quien en 1853 fundó la primera Sociedad de Hidrología Médica que conoció el mundo. A ambos médicos siguen Liebermeister y Ziemmssen en Alemania y, posteriormente, Winternitz en Austria, quien abre al público de su país el primer establecimiento termal, publicando en 1877 su obra: “Hidroterapia sobre bases clínicas y fisiológicas”.

Segun la leyenda, mucho antes de que los romanos conquistaran Inglaterra, Bladud, padre del rey Lear, se curó de la lepra sumergiéndose en las fuentes de Bath. En el Siglo I, los legionarios romanos descubrieron este sitio y erigieron una ciudad fortificada que llamaron Aquae Solis (Aguas del Sol), construyendo complicados baños forrados de plomo, cuyos restos y los de un templo de Minerva se conservan todavía. El Dr. William Oliver, quien se estableció en Bath en 1725, fue el principal médico de las termas durante 40 años. Con la ayuda de su amigo Ralph Allen inauguró el Real Hospital de Aguas Minerales en 1742

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En diversos países de Europa fueron muchos los continuadores de la obra iniciada por los mencionados, propagando no solo ya las técnicas de las aplicaciones balneo-hidroterápicas, sino perfeccionándolas y publicando obras de importancia sobre la materia. La primera zona termal reconocida en Nueva Inglaterra (EE.UU.) fue Stafford Springs, Connecticut, frecuentada en el Siglo XVII por los primeros colonizadores, que habían oído a los indios Nipmuck ensalzar las virtudes terapéuticas de esas aguas.

Al principio, la salud fue el principal motivo de concurrencia a un Centro Termal mas hacia comienzos del Siglo XIX se agregaron otras fuentes de atracción como casinos, actividades culturales, reuniones sociales, etc. Muchos Centros Termales llegaron a ser los lugares de vacaciones más famosos de los Estados Unidos, como Saratoga, White Sulphur Springs, French Lick (Indiana) y los dos de Hot Springs, uno en Virginia y otro en Arkansas. Saratoga fue, durante mucho tiempo, el más famoso Centro Termal norteamericano. En 1770 un médico dictaminó la eficacia terapéutica de sus aguas. En 1803 se inauguró el primer hotel. Debemos recordar también que en el Siglo XVIII, después de los trabajos pioneros de Lavoisier, se aplicaron los descubrimientos químicos a las aguas mineromedicinales, pero pronto se comprendió que eso no bastaba, que en dichas aguas había algo más y esto, por la desproporción que se observó entre la acción de las aguas mineromedicinales y la concentración, potencia y característica de sus componentes conocidos. A fines del Siglo XIX y principios del XX, coincidiendo con los adelantos científicos especialmente de la Físicoquímica y de las Ciencias Naturales, el Termalismo sufre una transformación significativa en función del cambio necesario que los nuevos conocimientos imponen al régimen termalista que imperaba hasta entonces. El antiguo Médico Termalista, basado en el análisis químico de las aguas mineromedicinales y en algunos otros detalles del lugar, el clima, el entorno, etc., hacía sus observaciones clínicas durante la Cura Termal, intentando una explicación científica de sus efectos. Para este Médico Termalista empírico bastaba pues,su propia observación. Con los datos así obtenidos se fue creando un “concepto termalista de especialización” lo que dió por resultado la asignación de “indicaciones” para cada tipo de agua mineromedicinal. Así es como se originaron, a fines del Siglo XIX y comienzos del XX las llamadas indicaciones para el tratamiento de determinadas afecciones en cada uno de los Centros Termales existentes. Esto tiende progresivamente a desaparecer pues, al querer establecer aún hoy en día indicaciones precisas para un Centro o Complejo Termal, no se tienen en cuenta casi los conocimientos diagnósticos y terapéuticos de los últimos 50 años ni los estrictos planteos metodológicos de la moderna ciencia médica. Al producirse los notables adelantos en el campo de la físicoquímica, el descubrimiento de la radioactividad y de los gases raros, junto a los progresos logrados en el conocimiento de las enfermedades del metabolismo y de la nutrición, acompañados de los nuevos métodos exploratorios para estudiar al Curista, al Médico Termalista no le es suficiente ya la sola observación clínica para aclarar los efectos terapéuticos de las aguas mineromedicinales. Para explicarlos, ahora necesita fundamentar todos los fenómenos mediante estudios fármaco-biológicos y obtener la confirmación definitiva con datos provenientes de la investigación clínica convalidados por la metodología moderna. Los primeros europeos que reaccionaron en favor del nuevo régimen termal impuesto por las nuevas corrientes científicas fueron los alemanes, los austríacos y los checos, quienes establecen sus institutos científicos, sus laboratorios y sus hospitales en el mismo lugar en que se encuentran las fuentes de recursos naturales (aguas mineromedicinales, fangos,etc.).

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Surgen así los primeros Centros o Complejos Termales de Salud que comienzan a recibir a toda clase de Curistas. Estos son estudiados con todos los medios más modernos de exploración y tratados no sólo con las aguas mineromedicinales, fangos, gases,etc. disponibles, sino que ahora la Cura Termal se enriquece con gran número de elementos terapéuticos adicionales (Medicina física, Fitoterapia, Nutrición,etc.). En estos verdaderos centros científicos termales se logran notables progresos en el estudio de la farmacognosia, farmacoquinecia y farmacodinamia de los recursos naturales utilizados. El Estado (Salud, Universidad, Seguridad Social) y el capital privado (Medicina, Segu-ros, etc.) crean sus institutos de investigación y los Centros o Complejos Termales correspondientes por lo que el Termalismo toma el nuevo rumbo y el gran impulso que tantos éxitos le ha proporcionado. Junto a la riqueza en recursos naturales se distingue, sobre todo en Alemania, la riqueza de la “industria balnearia”,la que llega a superar a todas las demás”industrias balnearias” europeas, acrecentándose con la colaboración decidida del Estado, de la Universidad y con el esfuerzo económico del capital privado.

El Termalismo en Francia, por su parte, no evoluciona del mismo modo, manteniéndose encasillado en ese concepto que podríamos llamar “termalismo puro”, reminiscencia de la actividad termal a lo largo de todo el Siglo XIX. Con arreglo a ese concepto se intenta la especialización de los Centros Termales, buscando la dominante terapéutica de cada uno, con cierto menosprecio de los modernos métodos, procedimientos y técnicas termales de aplicación y de la utilización de recursos auxiliares y complementarios del Tratamiento Termal. Pero ya en las primeras dos décadas del Siglo XX se crean cátedras universitarias e institutos de investigación termales. En la tercera década, médicos termalistas eminentes, aún cuando apegados a la vieja tradición de la especialización termal, reconocen la conveniencia de dar a los Centros Termales franceses un mayor radio de acción en el campo experimental y terapéutico.

Como no podía ser de otra manera, la influencia francesa sobre la Medicina argentina, manifiesta hasta los años ‘40, alcanza también al Termalismo, con la diferencia de que en nuestro país, dicha actividad no tiene apoyo ninguno, ni del Estado, ni del capital privado. Poco y nada se hace por despertar la vocación por el Termalismo en las generaciones jóvenes de médicos. Esporádicamente y, generalmente gracias al esfuerzo personal, se forman algunos Médicos Termalistas, pero la gran mayoría de los profesionales pasa a engrosar las filas de quienes desconocen la existencia del Termalismo con gran daño para la Medicina, la economía de ciertas regiones y para un gran número de personas que podría recibir grandes beneficios para su salud si existieran las instituciones y los profesionales correspondientes. Lamentablemente, el extraordinario desarrollo que ha experimentado el Termalismo en Europa (Alemania, Austria, España, Francia, Hungría, Italia, Suiza, etc.) y también en Japón (cerca de 2500 Centros Termales), no ha podido ser traspolado a muchos otros países que, como el nuestro por ejemplo, cuentan con innumerables fuentes de recursos naturales aprovechables terapéuticamente. 3.2.1 Termalismo en la Argentina Las aguas mineromedicinales argentinas detentan solo excepcionalmente el prestigio que otorga la tradición y una trayectoria científica lineal ascendente. La gran mayoría posee aún la aureola de la leyenda llegada hasta nuestros días por diversos caminos y con distintos grados de perfección y belleza, dependiendo esto, en gran parte, de los núcleos humanos que les dieron orígen (aborígenes, conquistadores, mestizos, colonizadores de distintas razas, etc.) y las transmitieron, al tiempo que se tergiversaban, deformaban,etc.

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Como quiera que sea, en la descripción de la mayoría de nuestras fuentes jugaron siempre papel fundamental las diversas reacciones de la fantasía y la imaginación del hombre ante los estímulos muchas veces desconocidos del medioambiente y que se exteriorizaban ante situaciones de emergencia fisiológica (sed) o patológica (enfermedad, herida). Factores que determinaron el escaso conocimiento y el ínfimo aprovechamiento y desarrollo de nuestros recursos naturales hasta casi finales del Siglo XIX fueron, entre otros: 1. La enorme extensión del territorio de la Colonia primero, de las Provincias Unidas del Río de la Plata después y de la República Argentina finalmente. 2.Escasa población aborígen y grado de desarrollo muy por debajo del de los Incas o Aztecas, por ejemplo, y el lento crecimiento demográfico posterior. 3. La situación de la gran mayoría de las fuentes, alejadas de caminos transitados o de zonas propicias donde podrían instalarse grupos sedentarios. 4. Falta de población estable y carencia de profesionales de todas las disciplinas vinculadas con el estudio y la utilización de las aguas mineromedicinales, fangos y gases terapéuticos,etc. Así y todo, muchas de nuestras fuentes termales eran ya conocidas por sus propiedades terapéuticas antes de la llegada de los españoles. Las crónicas de la época de la Conquista nos relatan, por ejemplo, que las actuales Termas de Cacheuta (nombre del cacique de los Huarpes que habitaban la región), en Mendoza, habían sido incorporadas un siglo y medio antes de la llegada de Pizarro al dominio de los Incas, al ser conquistadas por Yupanqui, octavo emperador de la dinastía del sol. Lo mismo sucedió con las Termas de Reyes en Jujuy, la fuente termal más antigua que mencionan las crónicas en el territorio argentino. Las primeras referencias concretas sobre nuestras fuentes termales que pueden mencionarse, nos llegaron a través de dos sacerdotes. El R.P. Alonso de Ovalle en su “Histórica relación del reino de Chile”, publicada en Roma en 1646, nos habla de las aguas de Puente del Inca (Mendoza). El Padre Diego de Rosales escribe en 1647 sus observaciones hechas en Pismanta (San Juan), publicándose su obra “Historia general del reyno de Chile” en Valparaíso el año 1877. En 1740, el sacerdote jesuíta Falkner relata la utilidad del vasto territorio al sudoeste de Buenos Aires, de donde los españoles de la capital obtenían grandes cantidades de sal “tan fina y cristalina como la de San Lúcar”. Se refería, sin dudas, a la laguna de Epecuén y al rosario de lagunas vecinas que también cita el Padre Gardiel en 1784. El 1º de abril de 1880 el médico español Dr. Antonio Palau inauguró el Hotel Termal de Rosario de la Frontera (Salta) dotado de todos los adelantos técnicos y del confort de la época y poseyendo, además como anexo, un departamento médico en el que se administraban baños termales de distintos tipos, hidroterapia, fangoterapia, aerosolterapia,etc. Estas características dieron a Rosario de la Frontera renombre internacional. A esta iniciativa siguieron otras. En 1905 abre sus puertas el Hotel de Cacheuta, hacia 1915 surgen los de Carué - Lago Epecuén. Luego vinieron Miramar (Mar Chiquita, Córdoba), Termas de Reyes, etc. Se estableció así una corriente en pro de la utilización de nuestros recursos naturales, aguas mineromedicinales termales o no, fangos y gases terapéuticos, microclimas, etc., basada lamentablemente y salvo honrosas excepciones, en el más puro empirismo. Si bien en la mayoría de los casos se procedió de buena fe, se comprometieron y arriesgaron muchas empresas con tan noble entusiasmo como escaso criterio. Con afán publicitario se exageraron cualidades y efectos sin ningún fundamento científico o, por lo menos, terapéutico empírico, estableciendo indicaciones de las aguas mineromedicinales que ningún médico con sentido común hubiera podido avalar. Se desvirtuaron así conceptos inamovibles, consagrados por la experiencia secular internacional y respaldados por la palabra de científicos de nota, especialistas en la materia.

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Así se llegó a la década del ‘30 en la que la situación creada por los hechos mencionados obligó a encarar con energía la fijación de criterios y normas así como la definición de conceptos que permitieran clasificar, correlacionar y valorar la enorme riqueza termal y climática argentina en base a sus constantes físicas y físicoquímicas, de su composición química y de la naturaleza geológica de las fuentes, hasta tanto la documentación obtenida por la observación y la experimentación en el laboratorio y en la clínica, permitiera fundamentar una clasificación de nuestros recursos termales y climáticos con criterio terapéutico. Con este propósito inició sus trabajos la “Comisión Nacional de Climatología y Aguas Minerales” creada gracias a la iniciativa del Dr. Juan F. Cafferata por Ley 11.621 el 13 de septiembre de 1932. La misma dependía del Ministerio del Interior y estaba integrada por los Dres. Miguel Sussini, Enrique Herrero Ducloux, Ramón A. Brandán, Héctor Isnardi, Manuel Castillo, Franco Pastore, Hércules Corti y el Ing. Alfredo G. Galmarini. La tarea de estos verdaderos pioneros del Termalismo Argentino no podía ser más titánica ni pudo ser más fructífera, constituyendo el mayor y más encomiable esfuerzo realizado en nuestro medio. Disponían para su labor solo de material bibliográfico, monografías y notas sobre las fuentes argentinas que se habían acumulado desordenamente a través de más de medio siglo. Dicho material debía ser catalogado, correlacionado e interpretado de acuerdo con el criterio imperante sobre los problemas crenológicos, puestos a disposición de los investigadores en la bibliografía internacional. Los esporádicos y dispersos estudios hidrogeológicos, meteorológicos, etc. realizados hasta aquella época en el país, debían ser actualizados y completados con métodos, técnica e instrumental modernos de observación, investigación y de medida, ampliando el número de fuentes conocidas con las nuevas descubiertas tras minuciosas exploraciones llevadas a cabo con verdadero espíritu de sacrificio, a lo largo y ancho del país. El grupo de hombres mencionados realizó así el primero y hasta ahora único estudio completo de los recursos hidrotermales y climáticos argentinos condensado en 13 volúmenes que aparecieron entre 1937 y 1948 bajo el título de “Aguas Minerales de la República Argentina”. Este trabajo, basado en algunos estudios anteriores e investigación propia, sigue siendo aún hoy en día la principal fuente de información y la referencia bibliográfica fundamental de la materia. A la Comisión Nacional de Climatología y Aguas Minerales siguió la Dirección Nacional de Climatismo y Termalismo de profícua labor en el campo médico práctico, la que fué disuelta en 1955.

Para completar la obra de aquellos hombres era imprescindible la colaboración de muchos sucesores, sobre todo en el campo de la Medicina, pues, si bien se había logrado determinar las características de casi todas las fuentes y manantiales de aguas mineromedicinales termales y atermales y de las regiones climáticas argentinas, era necesario poder señalar con estricto criterio científico-médico sus aplicaciones terapéuticas. Esta necesidad hizo agrupar a numerosos médicos en la “Sociedad Argentina de Hidrología y Climatología Médica” que desde su fundación y durante muchos años de actuación dentro de la Asociación Médica Argentina, ha desarrollado una persistente labor de estudio de los problemas crenológicos vinculados con las aguas mineromedicinales argentinas, llamando la atención de los poderes públicos sobre la necesidad de fomentar y organizar la actividad de los Centros Termales mediante un amplio plan sanitario y turístico. En 1967 se constituyó la “Sociedad Argentina de Estudios Termales” (S.A.D.E.T.),la que tenía como característica fundamental la de ser interdisciplinaria, ya que aglutinaba en ella a hombres

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y mujeres de muy distintas actividades en el plano de las Ciencias Físicas, Exactas y Naturales, de las Ciencias Biológicas, de las artes y la cultura en general, con lo que por medio del intercambio de lo que sabían, lo que estudiaban, lo que investigaban y lo que podían concretar, se contó con un grupo altamente especializado y funcional que desplegó una verdadera labor de equipo. La S.A.D.E.T. existió hasta fines de la década del ’80. A principios del ’90 se transformó en la Asociación Argentina de Técnica Hidrotermal (A.A.T.H.). En el año 1997 se creó la Cámara Argentina de Termalismo y Turismo Salud (C.A.T. y T.S.) y posteriormente la Red Federal de Turismo Salud y Termalismo. La mención de los esforzados intentos individuales llevados a cabo por verdaderos pioneros del Termalismo Argentino desbordaría el marco de esta reseña histórica, por lo que delegamos el tema a los historiadores. Lo que sí deseamos subrayar es que el Termalismo Argentino ha alcanzado, por lo menos representativamente, rango internacional. Disponemos de una sólida base científica constituída por el conocimiento de las características de casi todas nuestras aguas mineromedicinales. Los hombres que podrían darle su aplicación terapéutica están interesados y dispuestos a trabajar pero, los Centros Termales y las Estaciones Climáticas argentinos necesitan instalaciones modernas y medios para su desenvolvimiento. Es necesario que los conocimientos básicos sobre Termalismo y los procedimientos complementarios se impartan en un plan orgánico de enseñanza en las Universidades argentinas. Es indispensable la creación de institutos de investigación crenológica y de escuelas donde se forme todo el personal auxiliar. Ante este desafío la generación que nos está sucediendo tiene la palabra 3.2.2 Termalismo en el mundo Un vistazo a la historia y desarrollo del Termalismo a nivel mundial deja entrever también la evolución y los cambios sufridos por la estructura social de los usuarios a la vez que demuestra la creciente exigencia en lo que a la fundamentación científica de esta orientación terapéutica se refiere. El Termalismo actual no se conforma con otorgar a las aguas, fangos,etc. cualidades curativas “milagrosas”, sino que tiende a una comprensión científico-natural del efecto terapéutico y a aclarar la relación causal entre las caracterísiticas de una fuente termal y sus efectos. Ésta es una tarea que correponde a equipos de estudio, investigación y trabajo interdisciplinarios. En muchos países existen ya cátedras universitarias de Termalismo vinculadas a institutos de investigación que, junto a la realización de estudios clínicos, llevan a cabo trabajos tendientes a aclarar aspectos geológicos, fisiológicos, farmacológicos,etc. de la acción terapéutica de las aguas mineromedicinales, de los fangos, de los gases,etc. Desde el punto de vista organizativo, los numerosos Centros Termales europeos están agrupados en asociaciones provinciales o regionales y nacionales. A fines de 1995 fue fundada, en Bruselas, la Asociación Europea de Centros Termales, la que agrupó, en un comienzo, a más de 1000 Centros Termales de las asociaciones nacionales de Alemania, Bélgica, España, Eslovaquia, Francia, Grecia, Hungría, Inglaterra, Italia, Luxenburgo, Países Bajos, Portugal, Suiza. Interesados en asociarse estaban también Austria, Finlandia y Rusia. La Asociación Europea de Centros Termales tiene como interlocutores en el seno de la Unión Europea, a las Direcciones Generales V (Asuntos sociales), XVI (Política regional) y XXIII (Turismo) de la Comisión Europea. La moderna organización termal europea ha planeado, como objetivo a breve plazo, un análisis del inventario actual así como la comparación de los fundamentos legales sobre los que se basan la

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prevención y la rehabilitación en los distintos estados y la financiación (reembolso) de las Curas Termales para los Curistas de la Unión Europea. Especialmente importantes son también el intercambio de experiencias entre médicos y personal auxiliar de las instituciones termales así como un análisis comparativo de la nomenclatura termal (conceptos, definiciones, caracterizaciones, etc.). Los planes a largo plazo abarcan la elaboración y el desarrollo de programas de salud equivalentes, mejores standards en los Centros Termales, intensificación de la investigación en el ámbito termal y una caracterización comparable de la especialidad Medicina Termal. Además, deberán definirse programas de formación profesional con el fin de lograr una armonización en el seno de la Unión Europea. Finalmente, también está previsto un marketing común para el exterior (38). Como podrá apreciarse, el Termalismo, actividad basada en la tradición y experiencia de siglos y avalada por los resultados de las investigaciones sistemáticas de los últimos 100 años, se encuentra, en Europa, en pleno auge, implementando las necesarias estructuras con sus programas de trabajo y proyectándose al Siglo XXI.

Tras esta reseña resulta evidente que el inmenso patrimonio del Termalismo actual así como sus implicaciones y proyecciones médicas, no son el resultado del esfuerzo de solo unos pocos. La humanidad toda ha contribuído a formar el cuerpo de doctrina vigente en todos los países civilizados que saben aprovechar científica y económicamente sus recursos naturales. El constante aumento de las afecciones crónicas, la necesidad cada día más imperiosa de medidas profilácticas (preventivas) y el predominante significado que ha adquirido la rehabilitación en todos sus aspectos, han de contribuir, sin dudas en nuestro medio, para que las autoridades sanitarias, los organismos técnicos relacionados, la Universidad y la Clase Médica argentina otorguen al Termalismo el lugar que le corresponde como complemento terapéutico para el cuidado, mantenimiento, preservación y recuperación de la salud, llenando el vacío que actualmente existe entre empirismo y conocimiento científico de los fundamentos que dan al Termalismo su razón de ser.

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4 E L T R A T A M I E N T O T E R M A L 4.1 Concepto. Consideraciones generales El Tratamiento Termal es un conjunto de medidas activas y pasivas que configuran una terapia iterativa estímulo-reacción, cuyos efectos están orientados, en primer plano, hacia los mecanismos de reacción del organismo para provocar una conmutación en el seno de los sistemas reguladores (homeostasis, en general, sistema neuro-endócrino-vegetativo, etc., en particular) teniendo en cuenta el orden funcional rítmico o cronobiológico de los procesos orgánicos. A este respecto se recordará que en los organismos vivientes, a las propiedades físicas de los tejidos: Distensión y retractilidad, se le agrega la sensibilidad, que es la aptitud para recibir estímulos con su correspondiente finalidad efectora (o respuesta). Por lo tanto, todos los tejidos de reacción (p.ej.: Músculo, glándula,etc.) que integran el organismo poseen una organización recepto-efectora.De las propiedades receptibilidad (sensibilidad) y efectividad (respuesta o finalidad efectora) provienen todas las actividades que nos ofrece la materia viviente. No existe practicamente ningún fenómeno vital que, en último análisis, no pueda reducirse al fundamental proceso receptor-efector (a un estímulo se responde con una reacción). Los métodos, procedimientos y técnicas del Tratamiento Termal (baños, chorros, clima, alimentación,etc.) se orientan a una activación y estimulación, de relativa duración, de la capacidad de regulación, adaptación y autocuración existente aún en organismos enfermos. Este tipo de terapia reguladora que tiende a activar, estimular y, consecuentemente, a fortalecer la fuerza curativa natural (vis medicatrix naturae) del organismo**, puede considerarse también como una terapia general inespecífica que se vale de los estímulos medioambientales naturales para volver a confrontar al organismo humano con los, en esta época, ya enrarecidos estímulos fisiológicos, ejercitando así los mecanismos reguladores, de adaptación y autocuración. En principio, se trataría de un moderno “entrenamiento de la salud”. El concepto general para dicho tratamiento es siempre responsabilidad del Médico Termalista quien lo prescribe tras examen individual y conversación con el Curista y lo modifica durante el decurso de las aplicaciones individualmente y según los resultados de los exámenes intermedios y las consultas sistemáticas participando, además, en el trabajo de grupo con los problemas a discutir. En un Tratamiento Termal los diversos aspectos y elementos terapéuticos que veremos, tales como las prescripciones médicas, las aplicaciones balneo- e hidroterápicas, la gimnasia, la alimentación, las técnicas de relajación y los momentos de descanso y actividad están especialmente bien engranados entre sí y sincronizados, tanto des- de el punto de vista del contenido como del tiempo, en un plan que el Médico Termalista estructurará concienzuda y escrupulosamente haciéndolo cumplir sistemática y consecuentemente. El Tratamiento Termal así concebido debe constituirse en un programa terapéutico específico intensivo pero que no sobreexija ni sobrecargue al Curista, con aplicaciones y el tiempo de reposo posterior, las prácticas prescriptas, los grupos detrabajo, círculos de discusión,etc., debiendo encontrar el Curista en él la calidad clínica sin encontrarse en una atmósfera clínica ni estar supeditado a las limitaciones de una clínica. El manejo, la conducción y el control médicos dejará gran libertad al Curista. Esto sienta como premisa no solo captación y comprensión del sentido de la terapia, sino también una cierta fortaleza de parte del mismo.

* ”En toda curación, sépalo o no el médico, quiéralo o no, interviene siempre la fuerza curativa natural” (von Krehl).

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Todo el personal y el mismo Centro Termal deberán ser adaptados y ajustados a este tipo de usuario (Curista o paciente) pues, en contraste con el medio ambiente hospitalario, lo esencial es el mantenimiento y atención de la esfera privada del Curista. Antes de continuar se hace necesario aclarar brevemente dos términos utilizados en el concepto de Tratamiento Termal que hemos dado: Cronobiológico y conmutación. Cronobiología (crono = tiempo) es la ciencia que investiga los ritmos biológicos y sus estructuras temporales. Como se sabe, las funciones vitales de todos los seres vivientes están asociadas inseparablemente al factor tiempo. Practicamente toda actividad biológica es rítmica y la mayoría de los sistemas orgánicos tiene su ritmo propio con períodos de frecuencia y longitud de onda específica. Esto estaría controlado por lo que popularmente se conoce con el nombre de “reloj interno”. Nuestro “reloj interno” ha sido localizado en el núcleo supraquiasmático(quiasma óptico = lugar en el cerebro donde se entrecruzan los nervios ópticos que vienen de los ojos y se dirigen a los centro visuales). De allí, probablemente, la gran influencia de la luz sobre nuestro organismo. Este “reloj interno” regula el ritmo de las funciones de nuestro cuerpo: Temperatura, presión arterial, agudeza visual, producción hormonal, ondas cerebrales,etc.,etc. Esta regulación tiene lugar tanto en vigilia como durante el sueño, cuando estamos activos o cuando descansamos, durante el trabajo mental o cuando trabaja el músculo. El “reloj interno” determina nuestras necesidades en relación con las horas, el día, la semana, el año... la vida. Quien pueda vivir manteniendo sus ritmos en armonía disfrutará de bienestar y salud.

Lamentablemente, el “reloj interno” se ve maltratado a diario por nuestra forma de vivir. Habitamos y trabajamos en “cuevas de cemento”, la luz artificial borra la diferencia entre día y noche, el despertador suena contra la voluntad del durmiente, cruzamos velozmente de unas zonas horarias a otras, disparamos todo el día sin tomarnos tiempo aún cuando algunos ritmos internos reclaman sosiego. Todo ello provoca desgaste, envejecimiento prematuro y predispone al desencadenamiento de diversas afecciones: Depresiones, angustias, trastornos nerviosos, alteraciones del sistema cardiocirculatorio y del aparato digestivo, etc. Todo eso y mucho más corren a cuenta de un equivocado manejo del tiempo con desarmonía de nuestos ritmos vitales. Los procesos vitales rítmicos (bioritmos) o cronobiológicos se comprueban en todos los seres vivientes, desde los organismos unicelulares en adelante. Los marcapasos más importantes de los bioritmos en seres inferiores son claridad/obscuridad y señales térmicas, todas dependientes de la posición del sol. Por su parte, los ritmos vitales del hombre estuvieron regidos, en un principio, por el sol (día-noche), las fases de la luna, las estaciones del año, etc. Actualmente, a esos marcapasos se han superpuesto la luz eléctrica, la entrada al y la salida del trabajo, los programas de televisión, los compromisos sociales, los turnos de trabajo en la industria,etc., etc. De todas formas, tanto en los seres inferiores como en los superiores se originan ritmos circadianos (= + diarios, de aproximadamente 24 horas) con fases ergotrópicas en las que se gastan energías (rendimiento) y fases trofotrópicas que sirven a la recuperación o regeneración. Sistemas o funciones en los que se han comprobado oscilaciones rítmicas durante el transcurso del día son, entre otros, la secreción hormonal, la liberación de neuro-transmisores, la actividad psicomotora, la secreción salival, así como el balance electrolítico y la actividad metabólica del hígado, etc. La periodicidad de las oscilaciones diarias acusa diferencias individuales,(p.ej.: Personas madrugadoras, personas trasnochadoras). Frecuentemente, las condiciones medioambientales en las que se desarrollan normalmente las actividades diarias están en contraposición a los requerimientos de los bioritmos individuales y la

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obligación de rendimiento en un “momento bajo” o el no poder aprovechar un “momento alto” conducen a conflictos y desequilibrios que, de perdurar, se exteriorizan en forma de trastornos y alteraciones funcionales, prolegómenos de diversos estados patológicos. Trastornos del sueño, p.ej., son manifestaciones frecuentes de una desincronización de bioritmos endógenos. Lo mismo sucede con alteraciones inespecíficas del estado general como disminución del rendimiento, nerviosidad, irritabilidad, astenia, etc. Que la mayoría de las funciones fisiológicas está supeditada a un ritmo (oscilaciones de solo segundos u oscilaciones circadianas = + 24 horas, hebdomadarias = + 1 semana, circannuales = + 1 año, etc.) se hace evidente, con frecuencia, sólo en caso de disturbio, disritmia o desincronización de dichas funciones, siendo también llamativo que la distorsión de los ritmos biológicos puede tener influencia sobre el estado anímico-emocional. Por lo dicho,se puede deducir que la capacidad de desarrollar procesos vitales rítmicos tanto para el esfuerzo (o rendimiento) como para la recuperación (o regeneración) puede ser considerada también, como uno de los requisitos básicos del mundo viviente.

De acuerdo al concepto arriba expresado, todo intento de mantener o recuperar la salud

mediante el Tratamiento Termal debe basarse en conocimientos del orden funcional rítmico o cronobiológico del organismo humano y debe de tener en cuenta que las oscilaciones rítmicas espontáneas de todos los procesos vitales, así como los mecanismos de reacción del organismo requieren, a la hora del tratamiento, también el correspondiente ajuste del plan terapéutico termal, respetando el orden funcional arriba mencionado y posibilitando una secuencia natural rítmica de actividad corporal (rendimiento) y fases de descanso (recuperación, regeneración). Una gran cantidad de datos objetivos obtenidos por mediciones en numerosos estudios demuestra el valor de la cronobiología (reconocimiento de los bioritmos) para el efecto de las aplicaciones que se administran durante un Tratamiento Termal. De no tener en cuenta dichos bioritmos, el tratamiento puede resultar inefectivo y hasta ser contraproducente. Por todo lo dicho, es evidente que los bioritmos juegan un importante papel en relación con el bienestar y la capacidad de rendimiento del hombre. Su conocimiento no sólo es de importancia para la correcta prescripción y administración de un Tratamiento Termal, sino que también lleva a recapacitar tanto sobre la dosificación automática de medicamentos (p.ej.: 3 veces por día, absolutamente irracional), como asimismo sobre el horario de las comidas (desayuno, almuerzo, merienda, cena, absolutamente convencional). Cuando la atención se haya fijado con más insistencia en la cuestión de los bioritmos, tendremos que aceptar que toda terapia debe de tener en cuenta el horario fisiológico de cada organismo. Esto es tan individual, que hay que huir de las generalizaciones. Cada individuo tiene su ritmo propio y el Médico Termalista deberá desentrañar, por medio de sutiles observaciones, el ritmo al que se ajusta (u orienta) la personalidad de cada individuo. De esa manera, podrá estructurar su plan de tratamiento con el fin de sincronizar la acción terapéutica con el bioritmo del Curista. Finalmente, el interrogante del efecto patógeno de las disociaciones del bioritmo debe der respondido teniendo en cuenta también el aspecto general de las recargas familiares, sociales y laborales, no olvidando tampoco que, por otro lado, una subestimación o falta de marcapasos, sobre todo en la esfera social (p.ej.: Ancianos solitarios) puede conducir igualmente a trastornos de los bioritmos. La investigación de los procesos vitales rítmicos se lleva a cabo desde distintos puntos de vista y en las más diversas disciplinas: Medicina laboral, fisiología, climatología, farmacología, inmunología, psiquiatría, etc. Esto dificulta una evaluación general de los resultados, especialmente teniendo en cuenta el significado práctico para la actividad del Médico Termalista.

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Al expresar el concepto de Tratamiento Termal hemos dicho que se trata de una terapia a base de estímulos cuyos efectos están orientados hacia los mecanismos de reacción del organismo para provocar una conmutación en el seno de los sistemas reguladores. Aquí deseamos aclarar ahora el concepto de conmutación. En general, conmutación significa, en Medicina Termal, modificación de la reactibilidad (susceptibilidad, irritabilidad o sensibilidad) del organismo frente al estímulo Se trata de un cambio de estado en las funciones vegetativas y en la capacidad de reacción del organismo que debe ser superior a los cambios o variaciones normales (fisiológicos) ya conocidos y provocados por estímulos generalmente habituales (medioambientales,etc.). Como estímulos pueden considerarse todas las modificaciones de las condiciones de vida internas y externas que provocan, al actuar dentro de un lapso de tiempo limitado, una activación o una mobilización de energías orgánicas. Para que los estímulos ocasionen respuesta orgánica deben de poseer cierta intensidad y sobrepasar el llamado umbral de excitación. La intensidad de la reacción o respuesta depende, en muchos casos, de la magnitud del estímulo mientras que en otros, toma carácter general la ley del todo o nada, según la cual, cualquiera que sea la intensidad del estímulo, el órgano sobre el que actúa responde, si lo hace, con la mayor intensidad que puede desarrollar. En la práctica termalista, generalmente el estímulo más suave pero aún efectivo es el mejor. Estímulos de diversas categorías y características (mecánicos,térmicos,luminosos, eléctricos,químicos) pueden provocar una reacción, en cierta medida standard, con modificaciones de la irritabilidad del Sistema Nervioso Vegetativo, siendo consideradas como parte de la conmutación general vegetativa. El desencadenamiento de reacciones propias del organismo como principio terapéutico, exige establecer qué factores son adecuados como estímulos para provocar reacciones aprovechables desde el punto de vista médico. La compleja constelación de estímulos utilizada en un Tratamiento Termal está constituída, por una parte, por estímulos o recargas muy complejos (microclima, alimentación, etc.), que actúan en forma contínua y, por la otra, por aplicaciones estimulativas intermitentes y con un objetivo definido (baños alternos, chorros,etc.). Los diversos componentes de dicha constelación de estímulos provocan modificaciones en el organismo que, según su estado general en el momento de iniciarse el estímulo y su capacidad de reacción, pueden ser compensadas primaria o secundariamente. Esto hace que durante un Tratamiento Termal se produzcan, en el organismo tratado, reacciones cuanti y cualitativamente diferentes que transcurren en forma simultánea influenciándose recíprocamente.

Este conjunto de modificaciones con características reactivas generalizadas en el sentido de un cambio (o conmutación) general vegetativo constituye, en esencia, el mecanismo de acción más importante del Tratamiento Termal. Esta conmutación se produce cuando los cambios vegetativos, que conducen a modificaciones adaptativas en el organismo, alteran las respuestas locales y/o funcionales de tal forma, que modifican cada vez la situación de partida para las nuevas y repetidas reacciones provocadas por aplicaciones en serie durante el Tratamiento Termal. La variedad de estímulos que pueden administrarse durante un Tratamiento Termal posibilita, mediante la correcta elección, dosificación y localización de las aplicaciones individuales, sentar prioridades en el efecto buscado, donde puedan manifestarse las reacciones autoreguladoras y conmutadoras del organismo.

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Los resultados de las modernas investigaciones en el campo de la adaptación y de la cronobiología confirman el concepto de conmutación como modificaciones de la capacidad de reacción del organismo bajo la influencia de cambios vegetativos. Con la utilización de los recursos naturales disponibles (aguas,fangos,vapores, microclimas, etc.) complementados con los recursos de la Fisiatría, en el Tratamiento Termal se integran los métodos, procedimientos y técnicas de la Balneoterapia, la Hidroterapia, la Fangoterapia, la Climatoterapia, la Kinesioterapia o terapia movilizadora,la Fisioterapia (entendida en sentido amplio), la Alimentación, la Psicoterapia, la Terapia Educativo-informativa, etc. en el sentido de una terapia altamente diferenciada, individualmente graduable y adaptable al estado de salud y a la forma de reaccionar del Curista. A este respecto debemos agregar, adelantándonos a un tópico que trataremos más adelante, que el concepto y la orientación diagnóstica de la Medicina Termal son enfocados desde otro ángulo del que lo hace la Medicina en general, pues en el Centro Termal el “momento funcional” está siempre en primer plano. Es por ello que tanto el curso como el resultado de un Tratamiento Termal dependen, fundamentalmente, de la reactibilidad vegetativa individual en función del tipo de afección y de la fase por la que atraviesa la misma, así como también de la edad y de la constitución del Curista. En relación con lo expresado más arriba, debemos agregar que las bases fisiológicas del Tratamiento Termal están representadas por el mecanismo de adaptación en sus tres grados: 1º La conmutación vegetativa. La reactivación general que provocan las medidas terapéuticas aplicadas durante un Tratamiento Termal equivale a una inversión positiva económico-trofotrópica de diversas funciones (circulatoria, secretoria, etc.) con todas las características de una conmutación general vegetativa, es decir, modificaciones en el ámbito funcional. 2º La adaptación funcional. Adaptación significa cambio en órganos o sistemas funcionales provocado por el efecto de un estímulo constante o repetido. Puede entenderse también como modificación de procesos homeostáticos preexistentes. El Tratamiento Termal, con sus estímulos físicos seriados y consecutivamente coordinados, provoca un proceso de adaptación. Durante dicha terapia se aplican estímulos físicos inespecíficos que, en secuencias armonizadas sistemáticamente y con la posibilidad de incrementar la intensidad de los mismos, provocan, como dijimos, una conmutación vegetativa. Se trata, por ello, de una adaptación funcional inespecífica que nada tiene que ver con la adaptación trofoplástica que se logra mediante el entrenamiento deportivo sistemático. De acuerdo a los principios conocidos, cada estímulo desencadena una reacción, pero el efecto terapéutico de una sucesión de estímulos físicos durante un Tratamiento Termal no es la suma de los efectos inmediatos de cada estímulo sino un proceso complejo caracterizado por fases perfectamente definidas en una estructura temporal. Esta dinámica reactiva entre el decurso del tratamiento y los procesos de adaptación debe considerarse como expresión de la reacción del organismo a estímulos externos y puede ser controlada individualmente así como modificada mediante cambios en la dosificación de estímulos, debiendo tenerse en cuenta factores endógenos como la situación organofuncional de partida, las características de la reacción individual, etc. Por todo ello, un Tratamiento Termal requiere una duración determinada para lograr que los efectos reaccionales se conviertan en efectos resolutivos o reguladores. Como vimos más arriba, en el

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Tratamiento Termal es de importanica el factor neurovegetativo y su conmutación, la que sucede en forma de una reacción en fases. El decurso de dicha reacción puede observarse en los Curistas para quienes el comienzo del Tratamiento Termal es el estrés desencadenador de la reacción de conmutación. Las manifestaciones de esta reacción, que en muchos casos sobrepasan los límites de las oscilaciones a que están sometidas las condiciones ordinarias de la vida, son acentuadamente simpaticotónicas y se presentan en la primera semana de tratamiento, para repetirse una vez más, aunque manifiestamente disminuídas, en la tercera semana. Al final de esta tercera semana se completa la conmutación del sistema neurovegetativo al alcanzar éste una permanente anfotonía con acento vagotónico, normalizándose así los mecanismos de regulación que habían provocado el desequilibrio de diversas funciones. Es por todo lo dicho que, desde el punto de vista médico, se recomienda para una Cura Termal un tiempo mínimo de 3 semanas de permanencia en el mismo lugar. Al mencionar el estímulo hemos aclarado que, en Medicina Termal, entendemos por tal a todo cambio externo o interno que provoque una reacción como respuesta al mismo. Esta reacción debe interpretarse como fisiológica en el sentido de un mecanismo defensivo de protección contra influencias extrañas.

El Tratamiento Termal se aprovecha de ella para activar funciones vitales y poner en marcha así la capacidad general de adaptación del organismo y la de cada una de sus funciones. Para ello, la terapia termal dispone de una gran variedad de modalidades de estímulos. A este respecto, para comprender el efecto de un Tratamiento Termal no sólo son importantes las bases termofisiológicas, sino también el conocimiento de los procesos fisiológicos de la regulación, compensación y defensa del organismo, su comportamiento espontáneo y reactivo así como de su capacidad de adaptación, especialmente frente a los factores naturales medioambientales (fisiología de la adaptación). La dosificación y el efecto de los estímulos utilizados en Medicina Termal dependen de condiciones definibles, es decir, del tipo, la forma y la intensidad del estímulo, de la duración del mismo, así como de la localización o zona sobre la que actúa y de su topografía. Por otra parte, las variantes individuales de la reacción a estímulos físicos y térmicos, depende especialmente de influencias o factores individuales tales como edad, sexo, constitución, estado orgánico, etc. Junto a la dependencia de los factores mencionados, el efecto terapéutico del Tratamiento Termal depende también de condiciones tales como hora del día, estación del año, condición climático-atmosférica,etc. Las modificaciones que se presentan en el decurso de procesos de adaptación durante un Tratamiento Termal son mensurables y proporcionan la posibilidad de objetivizar los efectos de dicho tratamiento así como sus resultados terapéuticos a largo plazo. Por su parte, la fisiología de la adaptación incluye la observación sistemática del factor tiempo, lo que permite un mejor estudio y análisis científico de la dinámica propia de los procesos terapéuticos termales y de las fases temporales o secuencias periódicas de los procesos de adaptación. El Tratamiento Termal tiene en cuenta que la base fundamental para lograr un efecto terapéutico es el desencadenamiento y control de reacciones de adaptación. El distintivo más importante de los procesos de adaptación es su periodicidad. Es por ello que el decurso de un Tratamiento Termal está caracterizado, preponderantemente, por una periodicidad reactiva hebdomadaria (aproximadamente 7 días) que puede comprobarse tanto con parámetros objetivos como subjetivos. Esta periodicidad reactiva hebdomadaria parece ser típica de aquellos procesos de adaptación que, en el sentido de una adaptación funcional, conducen a una normalización inespecífica de las diversas funciones orgánicas. Los estímulos, que también pueden denominarse estresores y están representados en el Tratamiento Termal por las diversas medidas terapéuticas que describiremos más adelante,

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provocan, al actuar sistemáticamente, el desencadenamiento de modificaciones reguladoras de adaptación que tienden a restaurar el equilibrio homeostático. Dichas modificaciones reguladoras o procesos de adaptación dependen de la cantidad y calidad, duración, frecuencia, intensidad, periodicidad, etc. de los estresores, representan, en cierta medida, mecanismos defensivos del organismo contra los efectos de los mencionados estímulos o factores estresantes aplicados sistemáticamente y se manifiestan en forma de modificaciones de las funciones fisiológicas, como fueran descriptas ya por Selye (Síndrome General de Adaptación, ver más adelante). En este sentido, las modificaciones de la capacidad de rendimiento observadas durante un Tratamiento Termal no corresponden a cambios inducidos por entrenamiento sino más bien a una tendencia hacia la normalización. Así se observa, por ejemplo, que valores de partida por debajo de los valores normales aumentan, mientras que valores de partida elevados decrecen. Tales efectos normalizadores que pueden comprobarse tras todo Tratamiento Termal en diversos parámetros documentan que con esta terapia, contrariamente a lo que sucede con el tratamiento farmacológico, no solo pueden inducirse modificaciones desde el exterior, sino que el organismo mismo también ejerce influencia decisiva sobre la marcha y dirección del efecto, en el sentido de una autoregulación incrementada y de un autoreordenamiento. La mejoría o curación con dicha forma de tratamiento asientan sobre las bases de esa armonización amplia y general así como también sobre el reordenamiento funcional. Esto significa, por otro lado, que el Tratamiento Termal ejerce sus beneficios, preponderantemente, a través de efectos inespecíficos. Con la denominación de “efecto inespecífico” se quiere significar, generalmente, que no está determinado o hasta ahora no ha sido posible caracterizar el o los lugares de acción específica de un efecto provocado por diversas medidas terapéuticas. Por eso, al utilizar el término “inespecífico” es necesario siempre definir a qué proceso se refiere. En el caso del Tratamiento Termal lo decisivo es exclusivamente el incremento de la resistencia inespecífica, es decir, el aumento de la insensibilidad y de las defensas frente a agentes nocivos de todo tipo (físicos,químicos,infecciosos,etc.). Los procesos, aún no bien conocidos, que participan en la defensa inespecífica no son ni dependientes entre sí, en una forma determinada, ni son efectivos individualmente frente al espectro total de todas las noxas posibles. Así entendido, el Tratamiento Termal puede equipararse con un proceso de adaptación en el cual no es decisiva la adaptación a un determinado estímulo terapéutico, sino, sobre todo, el logrado incremento simultáneo de la capacidad general de adaptación y de la de autoordenamiento funcional del organismo.

Resumiendo y utilizando el lenguaje popular diríamos que la adaptación es la virtud humana que no sólo agudiza el ingenio, sino que también permite la supervivencia. 3º La adaptación trofoplástica. Este grado se alcanza cuando ciertas aplicaciones y prácticas se hacen sistemática y rutinariamente, llegando a constituir un verdadero entrenamiento (deportistas, bodybuilders, etc.).

Como puede apreciarse, el Tratamiento Termal es un procedimiento terapéutico sumamente complejo y polifacético en el que intervienen no solo diversos recursos terapéuticos, sino también influencias medioambientales y un sinnúmero de factores más, mucho de ellos imponderables.

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Es por ello que el Tratamiento Termal puede considerarse como un verdadero acto de equilibrio en una constelación orgánica tal como es el cuerpo humano funcionando con un verdadero y lábil equilibrio dinámico, que requiere permanente proporcionalidad y armonización. Para lograrlo se dispone, entre otros como hemos visto, del empleo racional de recursos naturales, de una alimentación sobria, equilibrada, con alimentos y bebidas adecuados, de una bien balanceada relación entre actividad y descanso, de la razonable sucesión de sueño y vigilia, del control para lograr una regular evacuación de detritus sin olvidar el control o dominio de los impulsos o reacciones emocionales desproporcionados. Aquí es ya necesario recalcar que el efecto y el resultado terapéutico del Tratamiento Termal no dependen solo y exclusivamente de las características, composición y propiedades de los recursos naturales utilizados (aguas mineromedicinales, fangos,etc.), sino también de la influencia que ejercen todos los demás recursos terapéuticos que prescriba el Médico Termalista, tales como medidas complementarias alimenticias, hidroterápicas, fisioterápicas, psicoterápicas, etc. y, además, de una constelación de factores vinculados directa o indirectamente con el entorno del Curista : Cambio de medio ambiente, de alimentación, de clima, desconexión del quehacer y del distrés cotidianos, cambio de ciertos hábitos y costumbres, nuevos contactos sociales, entretenimientos, deportes, hobbies (terapia ocupacional), etc. La eliminación de los factores nocivos y de recarga que están asociados al medioambiente cotidiano del Curista, pertenece al complejo de efectos de un Tratamiento Termal. Para el efecto posterior de éste, ya se ha ganado mucho cuando el médico que aconsejó el tratamiento en el Centro Termal reconoció, en su momento, los factores de efectos desfavorables en las condiciones de vida del Curista. La estadía en un Centro Termal modifica el medioambiente habitual y el sociolaboral como así también el comportamiento del Curista. Con este sólo hecho y aún sin medidas terapéuticas especiales, puede influenciarse su estado psíquico y somático. Según Verzár, la vida es un equilibrio fluctuante de numerosas funciones que se adaptan permanentemente a las modificaciones del medioambiente. Correspondiendo con esto, todo cambio de medioambiente puede actuar favorablemente sobre Curistas con afecciones crónicas o menoscabados en su capacidad de rendimiento, cuando ellos satisfacen las exigencias que la nueva situación especial les presenta y que, individualmente, es muy diferente. Estos factores, que actúan conjuntamente en toda estadía en un Centro Termal, deben ser especialmente delimitados para mayor claridad en la comprensión de los efectos terapéuticos del Tratamiento Termal propiamente dicho.

La persuación y la motivación que ejerzan el médico de cabecera (que aconseja un Tratamiento Termal ) y/o el Médico Termalista (que lo prescribe y hace llevar a cabo) son también factores que juegan un rol decisivo en el éxito de un Tratamiento Termal (como sucede también en cualquier otro tratamiento). Sometiendo al Curista enfermo, al que sólo sufre de trastornos funcionales o al presunto sano a un Tratamiento Termal, se logra una mejoría de su estado general, de sus aparatos cardiocirculatorio y respiratorio, se ejercitan órganos como la piel, los músculos, las articulaciones, las arterias y las venas, las glándulas endócrinas, el sistema inmunodefensivo, etc., los que alcanzan un mejor y más económico rendimiento. El efecto del Tratamiento Termal se ejerce sobre el Curista en forma integral, incrementando sus reservas, despertando sus mecanismos de defensa y posibilitando así la regularización de las funciones alteradas, a la vez que una mejor adaptación a las sobrecargas que trae consigo la participación activa en la vida cotidiana y/o en el proceso laboral diario.

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No está demás subrayar que todo esto se logra sólo si el Tratamiento Termal se lleva a cabo en establecimientos ubicados en zonas propicias que cuenten con instalaciones adecuadas y con personal médico y auxiliar especializado y experimentado para dosificar y administrar con propiedad,de acuerdo a las características de cada Curista, los recursos naturales de que se dispone. No debe olvidarse que para el éxito de un Tratamiento Termal es de trascendental importancia lograr separar al Curista de su medio ambiente habitual, de su clima y de muchas de sus costumbres incorrectas que lo llevaron a enfermar o, por lo menos, a necesitar un Tratamiento Termal. Para ello se tratará de aprovechar al máximo los recursos naturales, el clima y el me-dioambiente natural con que se cuente, combinándolos sensatamente con una alimentación adecuada, con actividad corporal suficiente, actividades sociales, manifestaciones artístico-culturales y medidas de recreación y esparcimiento . El Curista, acostumbrado a alimentarse como le place y, en muchos casos,“a la disparada”, a desplazarse con medios mecánicos (auto, ascensor, etc.), a vivir en ambientes aclimatizados o donde la polución y el smog sobrepasan los límites tolerables, a atrofiar su piel con elementos de abrigo de la más variada naturaleza, debe de aprender, durante un Tratamiento Termal, a alimentarse en forma sencilla, natural y adecuada a su organismo y a sus actividades, a entrenar sus mecanismos de defensa (piel, aparatos circulatorio, inmunocompetente,etc.), a poner en movimiento sus músculos y aparato osteoligamentosoarticular, a tomar, en definitiva, mayor contacto con la Naturaleza. La actividad del Curista durante el tiempo en que recibe el Tratamiento Termal debe de modificarse en razón inversa a la gravedad de la afección que lo aqueja(ba). Esto significa que cuanto más evidente es la mejoría del estado del Curista, lograda mediante conmutación y activación de las energías autocurativas del mismo, tanto más debe de incrementarse su actividad y participación en el tratamiento, intensificándose adecuadamente las medidas y aplicaciones terapéuticas prescriptas.

Así se entiende hoy el tratamiento moderno en un Centro Termal, esto es, como terapia de ejercitación en la cual el Curista, sin el estrés familiar y laboral, reúne todas sus energías para lograr, bajo supervisión médica, el máximo éxito terapéutico posible, de acuerdo a su edad, a su constitución, a sus reservas y a su eventual afección básica. En definitiva entonces, el efecto del Tratamiento Termal estará limitado por la constitución del Curista y por su situación orgánica individual de partida, dependiendo también de factores medioambientales, psicosociales y del comportamiento personal del mismo Curista. Por su parte, la magnitud del efecto terapéutico está determinada, en gran medida, por la duración del Tratamiento Termal así como por la estructura y características del plan de tratamiento aplicado. Finalmente, la duración del éxito terapéutico obtenido por el Tratamiento Termal está temporalmente limitada, sobre todo, cuando la terapia iniciada en el Centro Termal no es consecuentemente continuada, en alguna medida, en el domicilio del Curista y cuando el comportamiento de éste frente a su salud así como también su estilo de vida, no han sido favorable y suficientemente influenciados por dicha terapia. Los aspectos y factores enumerados y muchos otros de no fácil descripción por imponderables contribuyen, en forma conjunta, a que el Curista se forme una clara imagen de lo que es la salud, asumiendo personalmente, desde ese instante, la responsabilidad de velar por la misma, a la vez que contribuye a que el Tratamiento Termal, instituído por el Médico Termalista, alcance el éxito esperado. Con estas últimas consideraciones volvemos a mencionar sucintamente lo que anticipáramos en páginas anteriores, es decir, lo que sostenemos como una de las funciones básicas del Termalismo y que forma parte indisoluble de todo Tratamiento Termal bien estructurado: Crear en el Curista y, por su intermedio, en su(s) acompañante(s) y en el seno de toda su familia y/o allegados,

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mediante una labor esclarecedora, informativa y orientadora adecuada al nivel intelectual de los mismos, la Conciencia de Salud. Sobre este punto, sin embargo, no entraremos en detalles aquí, lo haremos al tratar los principales métodos, procedimientos y técnicas que conforman, por sí solos o combinados entre sí, todo plan terapéutico termal y, especialmente, al referirnos a la Terapia Educativo-informativa. Para terminar, nos referiremos brevemente a la atención postermal. La atención posterior al Tratamiento Termal deberá consolidar a largo plazo los progresos alcanzados durante el mismo. Al terminar la Cura Termal, los Curistas están mejor motivados para integrar, en su propia rutina diaria, las sugerencias recibidas durante su permanencia en el Centro Termal referidas al cuidado y mantenimiento de la salud o a su autoayuda. Esta motivación puede ser aprovechada y fomentada duraderamente a través de una atención postermal dirigida. En el marco de esta atención son de importancia especialmente las cuestiones relacionadas con estilos de vida cotidianos que cuidan y/o conservan la salud como, por ejemplo, continuación de una alimentación equilibrada, prácticas de distensión/relajación, reducción del estrés excesivo y gimnasia médica compensadora o terapia movilizadora. El Médico Termalista deberá transmitir al Curista indicaciones correspondientes para su comportamiento (p.ej.: Reumáticos, diabéticos,etc.). En el examen final y en conversación con el Curista, el Médico Termalista insistirá con recomendaciones para un estilo y ritmo de vida que garanticen un buen estado de salud. Dichas recomendaciones para la continuación de medidas necesarias en la vida diaria, se comunicarán mediante un informe al médico de cabecera para que, mediante esta atención postermal, el efecto del Tratamiento Termal pueda constituirse en un éxito terapéutico a largo plazo. 4.2 El Tratamiento Termal, su lugar en el sistema médico-asistencial argentino

Como ya es conocido, actualmente disponemos de dos sistemas fundamentales de atención médica: • El tratamiento ambulatorio (consultorio médico). • El tratamiento estacionario (internación en hospital, clínica o sanatorio). Un tercer sistema, que constituiría un apropiado complemento de los dos anteriores es: • El Tratamiento Termal (tratamiento balneo-hidro-climatoterápico y terapias complementa- rias en un Centro o Complejo Termal). Los métodos, procedimientos y técnicas farmacoterápicos, quirúrgicos y termales se complementan antes, después y paralelamente, desde el punto de vista cronológico, con respecto a la fase de una afección. Por ello, el Tratamiento Termal no es una alternativa de la farmacología o de la cirugía, sino que complementa, con procedimientos especiales en el marco de un plan de tratamiento óptimo e individualizado, el realizado en el hospital durante la fase a-guda y el del sistema de atención en consultorio. Cumple, además, funciones preventivas, es de importancia en el tratamiento de afecciones crónicas, así como en el postratamiento de problemas traumatológicos y quirúrgicos, tiene aplicación como medida rehabilitatoria y reduce o pospone la necesidad de atención y/o de cuidados intensivos y permanentes al activar las reservas aún disponibles en las personas de edad avanzada.

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El Tratamiento Termal además, permite aumentar los conocimientos sobre las afecciones crónicas y los factores de riesgo, activa las fuerzas autocurativas y colabora en la modificación de comportamientos o hábitos “cronificantes”. Esto, junto con la agudización de la Conciencia de Salud, incrementa la responsabilidad del Curista frente a sí mismo, mediante el mecanismo de ayuda para autoayudarse.

Por todo lo dicho se hace evidente que, en el marco de todo sistema médico-asistencial que se precie de moderno y progresista, el Termalismo debe de ser considerado como disciplina integrada en practicamente todas las ramas del quehacer médico, desde la Medicina Preventiva hasta la Geriatría. Y esto: - porque el Tratamiento Termal constituye una terapia integral para el organismo humano, al provocar -como hemos dicho y más abajo aclararemos- una verdadera conmutación de los sistemas reguladores de la homeostasis, - por servir tanto a la preservación y conservación del estado de salud, como a la recuperación del mismo, - por posibilitar el aumento y fortalecimiento (o consolidación) de las defensas orgánicas naturales, - por ser de gran valor en el tratamiento de los estados premórbidos y en la lucha contra el envejecimiento prematuro, - por ser, en definitiva, insustituible en todo plan de tratamiento rehabilitatorio, se trate ya de estados de agotamiento, de posoperados, traumatizados, ya de convalescientes de enfermedades graves, parálisis,etc. Insistimos en que el Tratamiento Termal, la terapia medicamentosa y el tratamiento quirúrgico no pueden sustituirse sencillamente uno por el otro. Por lo tanto, no es correcto considerar a la Medicina Termal como “alternativa”. En el marco de una Medicina Integral, el Tratamiento Termal debe ocupar su lugar como procedimiento terapéutico complementario. Si bien el Termalismo no es una “especialidad” en el sentido parcelario del vocablo, sí que lo es, y quizá más que ninguna otra, en el sentido criteriológico, terapéutico y sanitario con base antropológica, bionómico-integral. Para su ejercicio, el Médico Termalista debe de tener un criterio sanitario normativo como criterio médico. Con él podrá resolver los problemas que plantean los Curistas y pacientes que no encuadran en los anagramas estudiados en los libros, y que practicamente van a ser todos, pues cada paciente hace su propia afección y su propia curación. El Médico Termalista debe pues tener un criterio médico definido e inamovible porque, debido al veloz desarrollo de la Medicina científico-técnica, no queda tiempo para asimilar, reflexionar y sacar conclusiones de las últimas técnicas y nuevas sustancias medicamentosas cuando ya aparecen otras parecidas, modificadas en esta molécula o en aquel radical, que acentúan el efecto antibacteriano, el antihipertensivo, etc. pero que, al final, hacen olvidar algo fundamental: Que quien realiza la curación no es el agente sino el paciente, y que, como ya la definiera Hipócrates, la Medicina es el arte de curar por aquellos modos por los cuales cura espontáneamente la Naturaleza. 4.3 Principios o mecanismos de acción del Tratamiento Termal

Para una mejor comprensión y evaluación de las posibilidades del Tratamiento Termal y de sus efectos, es necesario saber que el mismo aprovecha principios de acción que difieren de los principios conocidos en el tratamiento farmacológico mediante medicamentos.

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Estos principios de acción tienen en cuenta, preponderantemente, la capacidad de autocuración del organismo y sus posibilidades de desarrollar defensas, tal como se supone que existen, aún en el caso de estar afectado por alguna enfermedad. Dichos principios pueden resumirse así (26): - Exclusión (temporaria o definitiva) de influencias nocivas para la salud (p.ej.: Estres psicosocial y laboral, alimentación incorrecta, exceso de medicamentos, aire contaminado, ruido,etc.). - Entrenamiento de los mecanismos reguladores del organismo (p.ej.: Funcionamiento más económico del sistema cardiocirculatorio, equilibración del sistema neurovegetativo,etc.). - Incremento de la capacidad orgánica mediante adaptación al rendimiento (p.ej.: Aumento de la fuerza muscular y de la resistencia a la fatiga, fortificación del sistema inmunodefensivo,etc.). - Instrucción para el cuidado, mantenimiento o recuperación de la salud (Terapia Educativo-informativa), lo que tiene por objeto hacer tomar conciencia del estado de salud. Los efectos terapéuticos de los recursos naturales del suelo (aguas mineromedicinales, fangos, gases, etc.), del clima y del entorno utilizados para un Tratamiento Termal, no pueden tratar de explicarse mediante un mecanismo de acción específica, como en el caso de un tratamiento medicamentoso (farmacológico). En el caso del Tratamiento Termal se trata más bien de efectos terapéuticos generales, inespecíficos, con características especiales, que los hacen apropiados para el tratamiento de determinadas afecciones en determinados estadíos o fases de las mismas. Más allá de la acción sobre la piel y las mucosas existen, ciertamente, efectos farmacológicos que, para la mayoría de los recursos naturales utilizables terapéuticamente no constituyen el factor decisivo. El objetivo del Tratamiento Termal, en general, es una conmutación y activación de las energías que equilibran y autocuran al organismo. Esto se lleva a cabo según un plan de tratamiento individual, acorde con los hallazgos clínicos, considerando el estado y la actitud del Curista y tendiendo a lograr una estabilización psico neuro-endócrino-vegetativa del organismo. Si se compara el Tratamiento Termal con el tratamiento que se lleva a cabo en el hospital, donde la terapia se orienta hacia los enfermos graves y hacia las enfermedades agudas, vemos que en esta institución el centro de gravedad se encuentra en principios terapéuticos tales como reposo absoluto, tratamiento sintomático, de sustitución, combate y/o eliminación de factores nocivos (infecciones, lesiones, tumores), etc. La terapia hospitalaria está determinada, preponderantemente, por medicamentos y procedimientos quirúrgicos orientados hacia determinados procesos patológicos, generalmente circunscriptos. El Tratamiento Termal, por su parte, está orientado según un principio terapéutico consistente en el entrenamiento de funciones a través de ejercitación y activación para mejorar las regulaciones orgánicas y lograr la estabilización psíquica. Los métodos, procedimientos y técnicas que son parte constitutiva del Tratamiento Termal en un medio ambiente con clima y atmósfera favorables determinan, según lo expresado, la terapia en el Centro Termal. Aquí se dan también posibilidades ideales para la educación e información en materia de salud y aún para una concientización del estado de salud. El Tratamiento Termal, como forma especial de una terapia general, no está orientado hacia determinados sistema orgánicos, como los métodos de diversas especialidades médicas, sino hacia las funciones alteradas de diversos sistemas orgánicos y complementa, terapéuticamente, diversas especialidades como por ejemplo: Medicina interna, Ortopedia, Ginecología, Pediatría, etc. Por todo lo dicho, en Medicina Termal no se plantea el interrogante si una afección será mejor tratada mediante una operación, un medicamento o mediante un Tratamiento Termal, sino cuándo es oportuno un medicamento o cuándo una terapia de reacción, regulación y ejercitación, como la termal, puede contribuir a superar un estado de enfermedad o prevenirlo (24).

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El Tratamiento Termal tiene, como todo tratamiento medicamentoso o método terapéutico, una dinámica especial. Sin embargo, a diferencia de la farmacoterapia, no combate, por ejemplo, un gérmen determinado causante de una infección, como lo hace un antibiótico, ni tampoco la sintomatología provocada por la infección u otro proceso patológico. El Tratamiento Termal actúa globalmente sobre todo el organismo (su constitución, estado, condición, características, etc.), en el sentido de favorecer las defensas generales inespecíficas e incrementar la resistencia del organismo a la repetida acción de noxas endógenas y exógenas. La mejoría o curación de una afección en sus fases decisivas se produce siempre y casi exclusivamente a través de procesos regulatorios del mismo organismo. El Tratamiento Termal tiende a activar y/o estimular todos los mecanismos que propenden a normalizar la homeostasis incluyendo la capacidad de modificaciones adaptativas en el sentido de regulaciones del más elevado orden jerárquico a partir de mecanismos centrales. A diferencia del tratamiento medicamentoso, cuyo efecto inmediato corresponde al objetivo del mismo y cesa tras su interrupción, el Tratamiento Termal no pone de manifiesto inmediatamente su efectividad. La hiperemia cutánea que se obtiene con baños de anhídrido carbónico (CO2) no es el objetivo del tratamiento, como tampoco lo son la taquicardia o la hiperventilación debidas a la gimnasia.

Con estímulos apropiados se provocan respuestas de los sistemas orgánicos mobilizándose fuerzas reguladoras internas. Mediante repetidas respuestas a los estímulos pueden ponerse en marcha procesos de adaptación con efectos terapéuticos. El Tratamiento Termal desencadena, pues, un proceso en el cual, lo decisivo, no es la adaptación a un determinado estímulo terapéutico, sino y sobre todo, el incremento de la capacidad de adaptación y de la de autoreordenamiento logrado simultáneamente. En el Tratamiento Termal se ha demostrado que el “Cómo” de las medidas terapéuticas junto a las pautas temporales “con qué frecuencia”, “cuándo” y “durante cuánto tiempo” pueden ser más importantes que el “Qué” (6). Como dijéramos más arriba, el objetivo del Tratamiento Termal es lograr una mejor, más económica y más adaptada reacción del organismo a todo tipo de estímulo o influencia. Si se considera a la salud no sólo como un estado de bienestar subjetivo, sino como el conjunto de mecanismos y energías que permiten enfrentar exitosamente todo tipo de recarga física o psíquica, el Tratamiento Termal tiene entonces como objetivo, fortificar dichos mecanismos y energías. Según los actuales conocimientos pues, el Tratamiento Termal, considerado como terapia estímulo-reacción, influencia los complicados mecanismos reguladores del organismo provocando conversiones, reajustes y readaptaciones de larga duración. Alcanzado esto, el efecto terapéutico se mantiene durante un tiempo prolongado dependiendo, en muchos casos, de la observación de las nuevas “reglas de juego” aprendidas en el Centro Termal. La observación o investigación sistemática de los requisitos previos para lograr un efecto y de los efectos inmediatos obtenidos mediante aplicaciones terapéuticas aisladas, esto es, el efecto inmediato de un baño, de un chorro, de una inhalación,etc. se asemejan, en cierta medida, a la metodología de la investigación farmacológica, por sus métodos analíticos cada vez más refinados. Con ellos se ha podido hacer una serie de importantes comprobaciones -referidas a las aplicaciones aisladas- que para la comprensión del efecto inmediato y del efecto a largo plazo de un Tratamiento Termal integral no tienen ninguna relevancia. “No se puede explicar el sabor global de un agua mineral explicando qué sabor tiene cada uno de sus componentes minerales”.

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Es por ello que todos los estudios e investigaciones de medidas terapéuticas termales aisladas no pueden aclarar, en ningún caso, el efecto terapéutico global de un Tratamiento Termal integral como efecto farmacodinámico directo. La experiencia ha demostrado que los efectos inmediatos de medidas aisladas no corresponden ni cuanti ni cualitativamente con el resultado terapéutico global definitivo, por lo que el mismo no puede explicarse como el resultado de efectos aditivos, como es corriente en farmacoterapia. Para comprender el resultado terapéutico de un Tratamiento Termal no deben tenerse en cuenta los efectos inmediatos de aplicaciones aisladas (baño,envoltura de fango,chorro,etc.), sino considerar el decurso de tal tratamiento como un proceso que desencadena una reacción global y unitaria. Al analizar la modalidad reactiva de cada Curista se podrá llegar a la comprensión del efecto terapéutico termal en cada caso particular. Para objetivar el efecto de un Tratamiento Termal pueden utilizarse: 1. Métodos médico-fisiológicos, con medición objetiva (mediante aparatos adecuados) de funciones normales o alteradas antes, durante y después del tratamiento. 2. Métodos sociológicos, comprobando en qué medida el tratamiento ha conservado, mejorado o restaurado la capacidad de trabajo visible, al confrontar el ausentismo antes y después del tratamiento. 3. Métodos psicológicos, estableciendo el mejoramiento del estado de bienestar subjetivo por medio de tests adecuados. El Tratamiento Termal no debe ser visto como un tratamiento médico corriente al que hay que sumar los efectos de baños, de la ingestión de agua mineromedicinal, del clima, etc. en un lugar con aire puro y eventualmente bellos panoramas que, si bien no daña, ocasionalmente puede hasta ser de utilidad. Al Tratamiento Termal hay que reconocerle el rango de un verdadero, acertado y, en muchos casos, necesario Sistema Terapéutico, especialmente en el campo de la prevensión y de la rehabilitación. El Tratamiento Termal debe ser considerado, pues, como terapia iterativa de estímulo que desencadena reacciones prolongadas del organismo teniendo lugar,durante su aplicación, modificaciones de los mecanismos reguladores que pueden condicionar profundas conmutaciones o inversiones de la totalidad de las funciones vegetativas, lo que caería en el concepto global del Síndrome General de Adaptación de Selye (ver más adelante). Es por ello que el Tratamiento Termal puede ser considerado como una terapia estímulo-reacción, de regulación y adaptación, más que una terapia meramente inespecífica. Para terminar, si bien es cierto que el efecto terapéutico directo de los distintos recursos naturales aplicados durante un Tratamiento Termal, considerados individualmente, está en mayor o menor grado científicamente documentado, las reacciones globales de cada individuo y la influencia combinada de factores psíquicos, físicos y socio-medioambientales durante un Tratamiento Termal, no son fácilmente mensurables o pasibles de ser analizadas. No debemos olvidar, en resumen, que el Tratamiento Termal, como terapia integral, se compone de diversos momentos ecológicos, físico-químicos y etolo-psico-fisiológicos. La complejidad de las interrelaciones e interreacciones de estos aspectos, sumada a la variabilidad de las reacciones individuales, hace practicamente imposible determinar en cada caso, a cuál de las medidas terapéuticas corresponde el efecto principal de un Tratamiento Termal. Este no es un problema específico de la Medicina Termal, sino también de la investigación en el campo de la salud en general, pero no debe pasar inadvertido que la investigación clínico-terapéutica en ningún otro sector encuentra requisitos previos tan complejos como los que caracterizan a la compleja terapia termal.

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4.4 Indicaciones generales del Tratamiento Termal

De lo dicho anteriormente es fácil deducir las indicaciones generales del Tratamiento Termal, las que pueden sintetizarse de la siguiente manera (13): a) Prevención primaria: Reducción de factores de riesgos y eliminación de trastornos regulatorios que pueden significar pródromos funcionales o estadíos previos de afecciones orgánicas. b) Prevención secundaria: Prevención de complicaciones y recaídas en caso de afecciones crónicas. c) Tratamiento de afecciones crónicas, teniendo como objetivo aprovechar las reservas funcionales aún existentes y entrenar los mecanismo de defensa propios del organismo. d) Rehabilitación después de afecciones graves, accidentes o intervenciones quirúrgicas, teniendo como objetivo una rápida reincorporación a la vida social y laboral. En resumen puede decirse que el Tratamiento Termal está indicado como preventivo, curativo, paliativo o rehabilitatorio de dolencias de la más diversa índole. Como corolario de lo anterior podríamos decir, esquematizando, que el objetivo de la prevención en el Centro Termal es: - Lograr una actitud conciente frente al estado de salud mediante información, motivación y, en lo posible, reeducación de hábitos y costumbres incorrectos. - Reconocimiento y tratamiento precoz de factores de riesgo y amenazas de enfermedad en general. En relación con el aspecto preventivo del Tratamiento Termal, deseamos puntualizar que la Medicina ha considerado hasta ahora como su objetivo principal, la eliminación de lesiones o alteraciones presentes mediante medicamentos o con el bisturí. La Medicina Termal por su parte, como medicina del futuro, se ocupa, ante todo, de incrementar las defensas del organismo. El moderno concepto del Síndrome General de Adaptación de Selye no es otra cosa que una interpretación científicamente documentada del antiguo concepto de la capacidad autocurativa natural del organismo. Desde el punto de vista del Médico Termalista, en lugar de la hasta ahora practicada “Medicina de las enfermedades”, se necesita una “Medicina de la salud”, lo que significa una verdadera conmutación de la Medicina curativa a una Medicina preventiva, como lógica consecuencia del desarrollo que estamos experimentando. La Medicina del Siglo XXI, según se ha postulado en repetidas oportunidades, debe ser en sus dos terceras partes preventiva y sólo en un tercio curativa, con lo que el principal problema, la curación de enfermedades, será reemplazado por el problema de la prevención de las mismas. Una de las más importantes tareas del Médico Termalista y, por cierto, del médico del futuro será por ello, el cuidado preventivo de la salud (17).

Por considerar que la prevención es una de las indicaciones fundamentales del Tratamiento Termal, deseamos referirnos a ella algo más detalladamente y exponer aquí cómo debería ser interpretada desde el punto de vista de un Termalismo Integral (49). La modesta y aún hoy subestimada rama de la Medicina moderna que se ocupa del cuidado de la salud, es la llamada Medicina Preventiva. Lamentablemente, esta expresión ha sido y continúa aún hoy siendo interpretada como sinónimo de una actitud absolutamente defensiva, considerándosela como la Medicina que se ocuparía, preponderantemente, de proteger al organismo humano de influencias externas nocivas, para posibilitar así al individuo una vida más larga y libre de enfermedades, sobre todo, enfermedades transmisibles.

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El desarrollo de la bacterio- y microbiología así como el mejor conocimiento médico del tratamiento de incontables enfermedades posibilitaron el surgimiento de la Higiene, disciplina que se ocupó de divulgar, entre otras cosas, el conocimiento sobre influencias externas nocivas las que, en mayor o menor medida, mancomunadas con hábitos y costumbres de vida incorrectos, provocarían las enfermedades, especialmente las agudas. Por otra parte, y a medida que algunos pueblos industrializados alcanzaban el nivel de sociedades de bienestar, consumo, depredación y desperdicio, se desarrolló el concepto de “enfermedades de la civilización”. Esto dió impulso al entonces moderno campo de la epidemiología acentuándose el interés por las enfermedades crónicas y acuñándose un nuevo término, el de los “factores de riesgo”. Sedentarismo, tabaco, alcohol, drogas, alimentación incorrecta, sobrepeso, distrés, etc., etc. En la lucha contra estos y otros factores de riesgo se crearon los conceptos de reconocimiento precoz y modificación de hábitos, los que pasaron a ser la contraseña de la Medicina Preventiva. Desde entonces acentuó esta rama de la Medicina su actitud pasiva, manifiestamente defensiva a que hicimos referencia más arriba, girando alrededor de los factores de riesgo y caracterizándose por la marcada tendencia a evitar, proteger, reconocer precozmente. El entorno del individuo juega, en dichos conceptos, un papel potencialmente peligroso cuyo contacto, sin tener en cuenta las correspondientes medidas de protección, constituye una amenaza para la salud y la integridad del organismo. La prevención así entendida propaga pues, una actitud expresamente defensiva, entendiendo como estado sano, mantener y prolongar todo lo posible la salud original, tratando de reducir a un mínimo los efectos nocivos que puedan producirse en contacto con el medioambiente. Esta orientación plantea el interrogante: ¿Hay que vivir aislado y protegido para sobrevivir, en lo posible, sin problemas de salud? Las experiencias de los últimos decenios y, sobre todo, después de los trabajos de H. Selye, están mostrando otras posibilidades. Las más importantes han hecho llegar a la conclusión de que un estímulo o una recarga no siempre tiene que ser nocivo sino que, por el contrario, puede ser un importante factor de salud psíquica y física. La consecuencia sería el lema: Exigir en lugar de consentir. Y es aquí donde corresponde analizar el concepto de estrés, acuñado por H. Selye y utilizado o interpretado incorrectamente día a día. Estrés no es solo tensión nerviosa, y agotamiento nervioso no puede considerarse como consecuencia de una fuerte excitación psíquica. Estrés tampoco es el resultado inespecífico del accionar de una noxa. Cualquier ocupación diaria, por simple que sea, puede provocar estrés sin que tenga que producir efectos nocivos. Y, sobre todo, estrés no es algo que deba ser evitado a toda costa. Estrés es, en general, la reacción inespecífica del organismo frente a una exigencia. No importa el tipo de exigencia o estímulo (medicamento, frío, calor, pena, alegría), el organismo reacciona rutinariamente siempre con el mismo patrón bioquímico, la “reacción estrés”. Por supuesto que junto a dicha reacción inespecífica se producen también reacciones específicas. Frente al frío, el organismo reacciona con contracciones (temblores) musculares y vasoconstricción periférica (cutánea); frente a la ingesta de azúcar, con secreción de insulina e incremento de la producción de calor, etc.

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Sin embargo, estas respuestas específicas a diversos estímulos van acompañadas siempre de una reacción estrés bioquímica idéntica que constituye, de por sí , un incremento del rendimiento y de la capacidad de resistencia y representa una adaptación básica del organismo a la recarga o estímulo. La reacción estrés puede ser desencadenada entonces, por un sinnúmero de exigencias (estímulos o recargas) que provocan, ante todo, la activación del Sistema Nervioso Simpático y la producción de las correspondientes hormonas (adrenalina, cortisona,etc.). Los efectos en el organismo son múltiples pero no nos detendremos a describirlos pues rebasaría el marco de este capítulo. Solo agregaremos que dichos efectos (en principio, todas modificaciones fisiológicas) tienen un mismo objetivo: Colocar al organismo en situación favorable para contrarrestar con éxito, sean cual fueren, las exigencias que se presentaron. En esta situación no es de importancia si dichas exigencias son positivas o si son percibidas como desagradables, importantes son exclusivamente la intensidad y la duración del estímulo (o recarga) que provoca la conmutación o la adaptación del organismo. Si la situación de estrés se prolonga, paulativamente se agota el organismo, lo cual puede desembocar en una enfermedad. Para ello, Selye acuñó el término “distrés”, el cual originariamente equivalía a tormento, necesidad. Por medio de la investigación científica se ha comprobado que el distrés puede conducir a una serie de enfermedades físicas y psíquicas.

El distrés se entiende, entonces, como antónimo del eustrés.Éste, como hemos visto, es un mecanismo biológico sensato y vital, al que Selye denominó fenómeno vital universal, considerándolo incluso, como “el condimento de la vida”. El hombre puede enfermar tanto por insuficiente eustrés como por demasiado distrés. Eustrés constituye, como recarga o estímulo del organismo y dentro de límites por él tolerados, un principio otorgador de vida. Como recarga, estímulo o exigencia pueden citarse: Sucesos agradables o exitosos, cariño, erotismo, sexualidad, calor, frío, actividad corporal, dolor, susto, peligro de todo tipo, presión del tiempo (plazos, turnos, vencimientos, etc.), exitismo, intranquilidad, presión de rendimiento, angustias, temores, etc., etc. Todos ellos pueden ser no solo nocivos para la salud, sino también constituir una fuente de energía vital. Su ausencia hasta podría ser desfavorable para la salud. Con lo dicho hasta aquí podemos ubicar a la prevención o, por lo menos, a las prácticas preventivas bajo un nuevo enfoque. Desde el punto de vista de la autoorganización que caracteriza a los organismos vivientes** existen dos posibilidades para ellos. Por un lado, el organismo puede ser recargado en forma antifisiológica, es decir, en una forma que no está prevista para su constitución o estructura. En este caso, si el estímulo se prolonga, el organismo sufre y acusa lesiones. Por el otro lado, y esto es de fundamental importancia en relación con el Tratamiento Termal, necesita el organismo suficiente recarga (estímulo, exigencia). La misma, sin embargo, debe ser fisiológica, es decir, debe de corresponder con un mecanismo interno que es también responsable del proceso de autoorganización. Tal recarga no significa peligro, no necesita ser “sobrevivida”, a lo sumo podría ser neutralizada, pues corresponde al más profundo sentido de la vida orgánica y es por ello, en realidad, otorgadora de vida.

* La posibilidad de la autoorganización se observa en los sistemas alejados del equilibrio. Estos ejercitan un intercambio de materia y energía con el medio ambiente en el que se encuentran y tienen con él un contacto alejado del equilibrio, por lo que recarga significa para ellos una necesidad vital. (Éste es un principio de Física que aquí no vamos a detallar).

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Para la prevención se dan así dos posibilidades que orientarán su estrategia. Una es: Recargas antifisiológicas deben ser, en lo posible, evitadas. Esto coincide con el viejo paradigma de la Medicina Preventiva, como ya hemos visto. La otra: El organismo debe ser permanente y suficientemente estimulado (exigido) en forma fisiológica. Esto coincide con el nuevo concepto de prevención que quisiéramos ver aplicado en nuestros Centros o Complejos Termales. El organismo, como sistema abierto, necesita del intercambio de energía y materia con su entorno. Este intercambio se logra en base a recargas, estímulos, exigencias. Aplicado a la prevención ésta tendría como base el concepto de que el medio ambiente no constituye, primariamente, un peligro, sino una fuente de vida y de salud.

La moderna prevención tiene, pues, como programa básico, actividad corporal, entrenamiento psíquico-intelectual y alimentación adecuada. Las actividades de la moderna sociedad están ya marcando el paso. La difusión del jogging, y la proliferación de centros de fitness, aerobic,etc. son notables. Los modernos conceptos de una alimentación adecuada se ven propagados intensamente por los Medios y practicados por infinidad de personas. La oferta para el aprovechamiento del tiempo libre es cada vez más amplia. Desde cursos de idiomas a cursos de yoga y múltiples actitividades para la tercera edad, proveen cada vez más combustible espiritual e intelectual al fuego encendido por los ávidos interesados en vivir mejor, vivir más sanos, vivir más. Todo esto y mucho más puede y debe ser trasladado al Centro Termal para complementar todos los demás aspectos, métodos, procedimientos y técnicas del Tratamiento Termal. Retornando al punto donde habíamos interrumpido el tema de las indicaciones generales del Tratamiento Termal, agregaremos que el tratamiento de afecciones crónicas en el Centro Termal significa: - Mejoría de la reacción y de la defensa del organismo como totalidad. - Mejoría de funciones afectadas y fortificación de las intactas. - Ajuste de una terapia básica o a largo plazo. - Aprendizaje y ejercitación de una actitud adaptada a la afección. ---Psicoterapia tendiente a suprimir una adaptación social equivocada, condicionada por la afección. Finalmente, el objetivo de la rehabilitación en el Centro Termal es: - Adaptación física a recargas corporales. - Adaptación psíquica. - Adaptación social a exigencias de la profesión, de la familia y de la sociedad en el decurso de una afección y cuando las funciones están todavía debilitadas. Durante un tratamiento rehabilitatorio en un Centro Termal, el que padece una afección crónica, el discapacitado o el que ha sufrido traumatismos o una intervención quirúrgica aprende a asumir él mismo la responsabilidad por su salud. Para lograrlo, la rehabilitación en el Centro Termal integra, a los métodos, procedimientos y técnicas de tratamiento corrientes y como componente igualitario, no sólo la conducción psicológica del Curista sino también una terapia Educativo-informativa de aprendizaje y de remodelación del comportamiento con vistas a influenciar positivamente tanto el estilo de vida como la actitud ante la vida y, en los casos necesarios, facilitar la reinserción en los ámbitos familiar, social y laboral.

Si se consideran las medidas y recursos con que cuenta la Medicina para la tarea de rehabilitación, teniendo en cuenta el rol que se le asigna al organismo mismo para el logro de sus objetivos, pueden diferenciarse dos principios fundamentales:

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a) El de la Medicina general, que asigna al organismo un rol pasivo. Sus recursos se orientan desde el exterior, primaria e inmediatamente a suprimir las alteraciones patológicas o sus causas ya sea mediante erradicación o química, ya mediante dirigismo farmacológico y contrarregulación en busca de la normalización o mediante sustitución artificial de principios activos orgánicos u órganos completos. Todas estas medidas son, generalmente, específicas, directas, de poco efecto estimulativo para el organismo y conllevan siempre implícitamente la posibilidad de riesgos y efectos secundarios. La duración del efecto está limitada, en principio, sólo a la presencia de los principios activos y otros recursos de ayuda. Además, procesos duraderos son sólo posibles si participan, secundariamente, funciones o procesos propios del organismo. b) El de la Medicina Termal, que se orienta hacia una participación activa del organismo aprovechando sus facultades naturales de regulación y adaptación así como de regeneración y defensa frente a noxas o estímulos e influencias deletéreas. Estas facultades endógenas son activadas, antes que nada, en forma indirecta, es decir, como reacción a una estimulación. Tales reacciones terapéuticas pueden ser muy específicas (p.ej.: Reacciones inmunológicas) pero, con los recursos de un Tratamiento Termal pueden activarse también un gran número de reacciones que tienden a restaurar el orden de las funciones y son compensatorias inespecíficas. Aquí pueden considerarse tres mecanismos de acción: a) Protección o conservación. Mediante reposo, aislamiento y supresión de factores de recarga, alivia al organismo, favorece así los procesos autocurativos y elimina, reduce o amortigua reacciones exageradas. b) Normalización o terapia regulativa. Es el resultado de la estimulación de funciones internas del organismo que tienden a restaurar el orden de las mismas. Dicha estimulación se logra mediante la práctica sistemática de recargas y conduce a una mejor economía de las funciones. c) Fortalecimiento. Se trata de aumentar las capacidades funcionales y el rendimiento de los órganos lo que, en contraposición a la sustitución pasiva, representaría el resultado de la adaptación del organismo a exigencias funcionales sistemáticamente incrementadas. Como se deducirá, mientras las medidas de la Medicina general se dirigen contra las alteraciones patológicas manifiestas y, por lo tanto, están orientadas patogenéticamente, las medidas de la Medicina Termal se orientan, preponderantemente, a estimular y optimizar autorendimientos endógenos, es decir, se orientan, en principio, hacia aquellas facultades y potencias que normalmente posibilitan la salud y la existencia.

En rehabilitación, pues, cuando se trata de devolver la capacidad de rendimiento al Curista a pesar de lesiones corporales y pérdida de funciones, constituye una gran diferencia desde el punto de vista fisiológico, el camino que se elija. Por un lado, la pérdida de funciones puede reemplazarse mediante medios de ayuda artificiales. Por el otro, es posible desarrollar el remanente de las funciones y capacidades mediante una exigencia sistemática, creciente, hasta alcanzar una suficiente capacidad de rendimiento. Los medios de ayuda artificiales alivian o reemplazan la función alterada, mientras que , especialmente los métodos, procedimientos y técnicas del Tratamiento Termal se orientan hacia la capacidad natural del organismo para lograr la regeneración o la compensación. La base más importante de este tratamiento rehabilitatorio es la fisiología de la modificación de la capacidad de reacción, es decir, la fisiología de la adaptación. Ésta aclara los procesos dinámicos desencadenados por el Tratamiento Termal mediante diversos parámetros del organismo

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(pulso, respiración, tiempo de reacción óptica, etc.), comprobando típica ordenación temporal, generalmente hebdomadaria. También es de importancia que no solo parámetros funcionales sino aún los morfológicos (p.ej.: Masa corporal = peso) muestran oscilaciones periódicas durante el tratamiento, lo que indicaría la intervención de mecanismos centrales de regulación. La prescripción de los estímulos kinéticos como terapia movilizadora en rehabilitación se hace, generalmente, en base a la estimación ergométrica de la capacidad de resistencia a la recarga. Para su dosificación se comienza con esfuerzos corporales leves incrementando la dosificación del estímulo en el decurso del tratamiento. En el caso de la gimnasia médica, por ejemplo, en general se comienza con suaves ejercicios relajatorios y respiratorios en posición sentada durante el tiempo de acostumbramiento en los primeros 2-4 días de iniciado el Tratamiento Termal. El esfuerzo corporal equivaldrá a cerca de 25 Vatios. Al terminar la primera semana dicho esfuerzo se aumenta a 25-50 Vatios y una semana más tarde, con esfuerzos corporales de mediana intensidad, se alcanzarán los 75-100 Vatios. Con esfuerzos corporales que lleguen a 100-150 Vatios se comenzará recién en la tercera semana del tratamiento. El esquema dado como ejemplo sugiere la posibilidad de estandardizar el plan terapéutico pero tiene en consideración, tácitamente, la situación de partida individual y, lo que es decisivo, la forma de reaccionar individual. La gimnasia subacuática puede también dosificarse progresivamente comenzando con simples ejercicios natatorios de pocos metros (10-15) durante unos 30 minutos hasta alcanzar los más complejos ejercicios subacuáticos ejercitando contra resistencias y en pareja con otro Curista. Las caminatas se dosifican también individual y progresivamente teniendo en cuenta longitud del recorrido y diferencias de nivel del terreno. Finalmente, recordaremos que para la dosificación sistemática de los estímulos físicos durante un Tratamiento Termal deben de entrar en consideración, además del incremento gradual, el ritmo cronobiológico de las reacciones corporales. Ya sea que la capacidad laboral sea recuperada o substancialmente mejorada, o si una afección es curada o sus síntomas aliviados, o si un estado de incapacidad es resuelto o mejorado, o si la necesidad de cuidados permanentes es evitada, la meta de toda rehabilitación es y será siempre hacer que la vida proporcione las vivencias vitales que todo individuo en aquella situación necesita para valorarla en toda su dimensión y alcance. Recordando lo dicho sobre el lugar que ocupa el Termalismo en el sistema médico-asistencial como complemento de los métodos, procedimientos y técnicas médicos y quirúrgicos y teniendo presente los principios o mecanismos de acción esquematizados en páginas anteriores, se deducirá fácilmente que el Tratamiento Termal puede ser aplicado, practicamente, en todas las ramas del arte de curar. Como medidas profilácticas, en la prevención de un sinnúmero de afecciones, sobre todo de las denominadas “enfermedades de la civilización”. Aplicado al presunto sano para la conservación y fortalecimiento de la salud mediante el entrenamiento de las energías vitales, el Tratamiento Termal actúa como fortificante, roborante, revitalizante, reparando así el desgaste vital causado por la intensidad de la vida a que está sometido el hombre moderno. También encuentra aplicación como medidas terapéuticas, en el tratamiento de diversos cuadros patológicos resistentes o refractarios a otra terapia, ya sea como único recurso terapéutico o como coadyuvante de tratamientos medicamentosos, psicológicos, quirúrgicos, etc.

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Como medidas rehabilitatorias, en fin, el Tratamiento Termal encuentra indicación precisa en la terapia de convalescientes de enfermedades graves como así también de operados, accidentados y discapacitados en general, en los que se trata de restaurar, sino totalmente, por lo menos al máximo posible, la capacidad de rendimiento en base a las reservas que detenta. En resumen y como dijéramos más arriba, puede afirmarse que el Tratamiento Termal está indicado como preventivo, curativo, paliativo o rehabilitatorio de dolencias de la más diversa índole. De acuerdo a esto, la lista de las afecciones que pueden ser tratadas mediante un Tratamiento Termal es, lógicamente, variada y extensa. Esto es objeto frecuente de crítica por parte de los puristas, pero la variedad y el gran número de indicaciones pasibles de un Tratamiento Termal tiene su origen en la esencia misma de esta forma de terapia, donde no sólo tienen fundamental importancia el sobreentendido exacto diagnóstico, sino, y ante todo, el estadío de la afección, el estado general del Curista, su actitud y su criterio con respecto al estado de salud. En base a esto, el Tratamiento Termal sienta como premisas indispensables: a) El Curista debe de estar todavía en condiciones de poder soportar un cierto grado de estímulos físicos y psíquicos. b) El órgano o sistema afectado debe de poder reaccionar todavía a los estímulos terapéuticos. c) El Curista debe de estar decidido a colaborar activamente con el Médico Termalista, sus auxiliares y demás personas involucradas en el tratamiento, durante todo el decurso del mismo. De cumplirse estas tres premisas, el Tratamiento Termal puede ser aplicado sensata y exitosamente para combatir numerosas y variadas afecciones, así como también como medio preventivo de primer orden. Así entendido e integrado en el marco de las terapias médicas y quirúrgicas, las indicaciones más importantes del Tratamiento Termal que responden, preponderantemente, a la aplicación de los recursos naturales del suelo, del clima, del paisaje, del medioambiente en general, etc. mediante métodos, procedimientos y técnicas adecuados y que han sido establecidos, comprobados y ratificados por las diversas especialidades médicas, podrían resumirse, conjuntamente con las contraindicaciones, de la siguiente forma (13):** - Afecciones del aparato de sostén y movimiento Indicaciones:

A. Reumatismos

a) Artritis reumatoide crónica (poliartritis, espondilitis anquilosante, espondiloartritis, artritis psoriásica).

* Como se trata de una sinopsis esquemática que ha de servir únicamente para una orientación general rápida,sólo se hará referencia a las afecciones de determinados sistemas orgánicos. Aquí deseamos recalcar que el Termalismo actual no cae en el antiguo error de hacer indicaciones clínicas de las aguas mineromedicinales contra determinadas afecciones. No sólo por que en Medicina Termal no se tratan afecciones sino pacientes, sino también porque con aquel criterio se haría terapéutica de nombres.Además, las aguas mineromedicinales no actúan contra nada. La fisiología, la patología y la farmacología nos proporcionan puntos de apoyo que nos permiten estudiar y comparar los efectos de las aguas mineromedicinales sobre el organismo sano y enfermo, posibilitándonos establecer cierta selectividad de dichas aguas para el tratamiento de determinadas afecciones. Se tendrá en cuenta que, según su forma de aplicación, sólo actúan modificando funciones orgánicas mediante estímulos y éstos son los que reactivan al organismo enfermo. Es éste entonces, el que volviendo en sí, reaccionando ante las “perturbaciones” producidas, exalta sus propios medios tratando de retornar al equilibrio dinámico vital responsable del mantenimiento del estado de salud.

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b) Afecciones reumático-degenerativas de las articulaciones y columna vertebral (artrosis, osteocondrosis, espondilosis, lumbago, ciática).

c) Reumatismo muscular crónico (reumatismo extraarticular). d) Afecciones metabólicas con manifestación articular (gota crónica).

B. Distrofias musculares. Periartritis húmero-escapular.

C. Osteoporosis. D. Postratamiento y rehabilitación tras accidentes, traumatismos y otras lesiones, como así también tras operaciones (columna vertebral, articulaciones, endoprótesis, etc.). Contraindicaciones: Poussée inflamatorio con eritrosedimentación acelerada, anemia, etc., iridociclitis florida, poliartritis periférica activa. Evidencia de participación inflamatoria cardíaca o visceral. Edad avanzada con muy reducidas posibilidades de reacción. Caquexia. - Afecciones del aparato digestivo (estómago, intestino, páncreas, hígado, vías biliares) y del metabolismo Indicaciones: A. Trastornos funcionales y afecciones orgánicas gástricas (dispepsia funcional, estómago irritable, gastritis crónica, trastornos de la secreción gástrica, diátesis ulcerosa: Úlcera gástrica y duodenal, complejo sintomático gastro-cardíaco). Rehabilitación y postratamiento tras intervenciones quirúrgicas gastrointestinales. B. Trastornos pancreáticos crónicos (insuficiencia pancreática). C. Trastornos funcionales, fermentativos y de reabsorción del intestino delgado(diarreas de causas enzimáticas, síndrome de maldigestión y malabsorción). D. Trastornos funcionales y afecciones orgánicas del intestino grueso (colon irritable/colitis mucosa, constipación, diverticulosis, formas leves de colitis ulcerosa en la fase de remisión de una crisis aguda, hemorroides). E. Hepatopatías crónicas (hepatitis crónica, hígado graso, cirrosis hepática), trastornos funcionales y estados poshepatitis infecciosa. F. Trastornos funcionales de la vesícula y vías biliares, litiasis biliar. Estado pos intervención quirúrgica (colecistectomía). G. Diabetes mellitus, sobrepeso y obesidad, trastornos del metabolismo lípido (hi-perlipidemia), diátesis gotosa (hiperuricemia). Contraindicaciones: Toda afección aguda que haga necesario una internación en hospital (úlcera gástrica o duodenal sangrante, várices esofágicas, afecciones intestinales agudas, hepatitis vírica aguda, colecistitis, pancreatitis, enteritis, diverticulitis, etc.). Coma diabético, tireotoxicosis.

- Afecciones otorrinolaringológicas y del aparato respiratorio -

Indicaciones: A. Afecciones crónicas inespecíficas de las vías respiratorias superiores (rinitis, si-nusitis,faringitis,laringitis). B. Afecciones respiratorias obstructivas crónicas, bronquitis crónica, enfisema pulmonar (estado inicial), asma bronquial (alérgico o no alérgico). C. Rehabilitación tras enfermedades respiratorias agudas, intervenciones quirúrgicas pulmonares e irradiaciones.

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Trastornos de la voz (disfonía) como terapia suplementaria. Contraindicaciones: Tuberculosis pulmonar. Procesos malignos del aparato respiratorio.

- Afecciones del aparato urogenital y vías urinarias -

Indicaciones: A. Inflamaciones crónicas y recidivantes renales y de vías urinarias (pielonefritis, cistitis, prostatitis, uretritis). B. Trastornos funcionales vesicales (retención, vejiga irritable por causa neurohor-monal,incontinencia). C. Litiasis recidivante. D. Hipertrofia prostática. E. Rehabilitación tras intervenciones quirúrgicas urológicas. Contraindicaciones: Afecciones renales agudas. Tuberculosis urogenital.

- Afecciones del aparato cardio-vascular -

Indicaciones: Prevención de afecciones cardiovasculares. Trastornos funcionales circulatorios, trastornos de la regulación ortostática, hipotonía, hipertensión compensada, síndrome hiperquinético cardíaco, afecciones coronarias, trastornos de la circulación periférica (claudicación intermitente, estadío I y II). Varicosis. Rehabilitación tras infarto de miocardio e intervenciones quirúrgicas (corazón y vasos). Contraindicaciones: Vicios valvulares y malformaciones cardíacas congénitas descompensadas, cardiopatías descompensadas (insuficiencia cardíaca, etc.). Afecciones inflamatorias cardíacas, arteriales y venosas. Hipertensión grave.

- Afecciones dermatológicas -

Indicaciones: Psoriasis vulgar. Dermatitis atópicas (neurodermitis,etc.). Acné vulgar. Urticarias. Eczemas. Ictiosis. Esclerodermia. Micosis cutáneas crónicas. Contraindicaciones: Infecciones dermatológicas (bacterianas, micóticas, víricas). Dermatosis con lesiones cutáneas de superficie extensa (pénfigo,etc.).

- Afecciones ginecológicas -

Indicaciones (Fangoterapia): Inflamaciones crónicas (anexitis, cervicitis, colpitis). Trastornos del ciclo debidos a insuficiencia ovárica. Hipoplasia uterina. Aborto habitual. Adhesiones, inflamaciones, infiltraciones y hematomas posquirúrgicos.Climaterio prematuro. Contraindicaciones (Fangoterapia): Inflamaciones agudas. Endometritis. Tuberculosis genital. Hipermenorrea. Neoplasias. Embarazo. Indicaciones (Aguas salobres, acratotermas,etc.):

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Parametropatías (congestión pelviana). Trastornos menstruales (amenorrea, oligo-, hiper-, dismenorrea). Esterilidad funcional. Espasmos tubulares y uterinos.Hipersecreción cervical. Atrofias posmenopáusicas. Prurito vulvar. Trastornos de la líbido. Rehabilitación posoperatoria. Postratamiento oncológico. Contraindicaciones (Aguas salobres, acratotermas,etc.): ver más arriba (Fangoterapia).

- Afecciones neurológicas y neurovegetativas. -

Indicaciones: Parálisis pasibles de recuperación de origen traumático, vascular o inflamatorio. Algodistrofias. Neuropatías periféricas. Rehabilitación tras ictus apopléjico, isquemia cerebral transitoria, intervenciones quirúrgicas cerebrales o medulares, traumatismos, neurolisis y neuropatías de diversa etiología, síndrome de Parkinson, esclerosis múltiple. Distonía neurovegetativa. Contraindicaciones: Ictus apopléjico reciente. Fases agudas de afecciones crónicas (encefalomielitis, etc.). Neoplasias. - Afecciones pediátricas Indicaciones: Debilidad constitucional, minusvalía física, desnutrición, retraso del crecimiento cronopatías en general. Afecciones crónicas de las vías respiratorias incluyendo órganos anexos (amígdalas, senos paranasales, etc.). Asma bronquial. Diátesis exudativo-linfática. Trastornos funcionales circulatorios. Convalescencia lenta tras enfermedades e intervenciones quirúrgicas. Obesidad. Acné vulgar. Eczemas. Tratamientos profilácticos. 4.5 Contraindicaciones generales del Tratamiento Termal Riesgos. Complicaciones. Reacción o “crisis” termal 4.5.1 Contraindicaciones Por la importancia del tema repetimos aquí, sucintamente, las contraindicaciones de un Tratamiento Termal, las que pueden sintetizarse de la siguiente manera: - Procesos infecciosos en general. - Estados inflamatorios agudos y subagudos. - Procesos infecciosos en general. - Afecciones cardiocirculatorias descompensadas o de difícil control. - Enfisema pulmonar avanzado. - Tuberculosis. - Afecciones tromboembólicas. - Afecciones cutáneas exudativas. - Meno- y metrorragias. - Tireotoxicosis. - Psicosis. Estados comatosos o de pre coma. - Procesos neoplásicos. - Caquexia.

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4.5.2 Riesgos En razón de que las reacciones del Curista no pueden ser previstas con exactitud, todo

Tratamiento Termal lleva implícito un riesgo. Algunos factores de riesgo están constituídos también por: - Error del médico de cabecera al aconsejar, equivocadamente, un Centro Termal contraindicado. - Comportamiento erróneo del Curista. - Falta de suficiente preparación profesional por parte del personal auxiliar. - Error del Médico Termalista al evaluar el estado del Curista. De lo dicho se desprende también que, para seguridad del Curista y garantía de un tratamiento exitoso, es necesario un estrecho y franco trabajo en colaboración así como un excelente contacto entre el médico de cabecera del Curista y el Médico Termalista. El médico de cabecera hará bien en dar a conocer a su colega termalista los datos esenciales sobre el Curista y el tratamiento llevado a cabo hasta el momento. Si para el Médico Termalista dichos datos no son suficientes, deberá actuar en consecuencia para llegar al diagnóstico definitivo, pues solo un claro diagnóstico permite estructurar un Tratamiento Termal adaptado al caso, lo que autoriza a esperar el éxito terapéutico del mismo. El fracaso de un tratamiento llevado a cabo hasta ahora por el médico de cabecera, no debe conducir jamás a aconsejar un Tratamiento Termal como salida providencial o como “ultima ratio”. El Tratamiento Termal, como cualquier otra terapia, requiere una exacta y oportuna indicación. En todos los casos, la prescripción de un Tratamiento Termal debe hacerse en el momento oportuno y no condicionada por la época (vacaciones, etc.), la coyuntura u otra circunstancia fortuita.

El médico de cabecera que recomienda un Centro Termal debe de conocer, por lo menos, la orientación terapéutica de dicho centro y no ceder ante las predilecciones de su paciente por uno u otro Centro Termal. Al elegir el Centro Termal habrá de tener en cuenta también la distancia y la duración del viaje en función de la capacidad de rendimiento del Curista. El grado de recarga que cada Curista es capaz de soportar no puede determinarse con parámetros corrientes y, como hemos afirmado en páginas anteriores, el Curista debe encontrarse en un estado en el que se puede exponer a determinadas recargas y estímulos. Finalmente, deberán tenerse en cuenta estrictamente las contraindicaciones mencionadas más arriba. Con mucha frecuencia es el Curista mismo el que, con un comportamiento equivocado, da origen a problemas consecutivos a un Tratamiento Termal. Muchos de ellos viajan al Centro Termal sin consultar previamente al médico y, con frecuencia, se encuentran en un estado que excluye todo Tratamiento Termal. Muchos Curistas tienden a ocultar o subestimar intencionalmente las “reacciones termales” (ver más adelante) ante el Médico Termalista para evitar una reducción del Tratamiento Termal. Esto puede evitarse mediante una adecuada instrucción del Curista por parte del Médico Termalista. Para lograr un cierto equilibrio psico-físico tras el arribo al Centro Termal es necesario, en los primeros días de la estadía, que se den las posibilidades de descanso para el Curista. Esto significa tranquilidad en el alojamiento, en las calles, durante la noche y en la pausa del mediodía. El Curista debe ser ejercitado para que disfrute del descanso aprovechando así el tiempo en el Centro Termal para lograr distensión/relajación y el encuentro con sí mismo. El primer tratamiento o aplicación debería llevarse a cabo, preferentemente, el segundo o tercer día de iniciada la estadía, para que el Curista haya tenido tiempo de acostumbrarse a su nuevo entorno.

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Hecho el plan de tratamiento para los primeros 5-7 días, el Médico Termalista deberá ver al Curista ya después de las primeras 4-5 aplicaciones, para cerciorarse del efecto de y de la tolerancia a los estímulos de los recursos naturales utilizados.

Establecer anticipada y esquemáticamente la capacidad de un Curista para tolerar el Tratamiento Termal se intentó siempre sin resultado. Llevar a cabo determinados exámenes (laboratorio, electrocardiograma,etc.) es siempre necesario para cimentar, desde el punto de vista clínico, la dosificación de los recursos empleados. De gran importancia para el éxito del Tratamiento Termal es pues, comprobar la reacción a las primeras aplicaciones. En razón de que hay muy pocos métodos para objetivizarla, es importante la declaración subjetiva del mismo Curista interpretada en forma muy crítica, pues la fantasía o el temor pueden llevar a hacer ocultar molestias, pero también pueden hacer dramatizar cuestiones banales.

En este sentido, se recordará que la regulación y mantenimiento de la homeostasis no son funciones rígidas sino flexibles, en el sentido de una capacidad óptima de oscilación aún frente a estímulos residuales débiles. Este equilibrio óptimo, aunque ciertamente lábil, de todos los procesos vitales vegetativo-hormonal-bioquímicos, que responde rápidamente a toda modificación, es percibido, por el hombre, como “sensación de bienestar”. Dicha sensación constituye un sensible indicador para saber si una determinada aplicación termal ha influenciado favorable o desfavorablemente las funciones corporales. Solo basta preguntar al Curista 15 minutos hasta 3 horas después de la aplicación terapéutica si se ha sentido mejor que antes de la misma o no (17). El Médico Termalista no podrá nunca imponer al Curista un comportamiento acorde con los requerimientos del Tratamiento Termal. Sin embargo, la mayoría de los Curistas son accesibles a una instrucción e información bien intencionadas y orientadas del Médico Termalista. La forma de aprovechar el tiempo libre por parte del Curista no puede ser ordenada, pero generalmente puede ser dirigida de tal manera, que se evitan así consecuencias nocivas para el Curista. El personal auxiliar encargado de la aplicación del tratamiento asume, al mismo tiempo, la responsabilidad por la correcta realización del mismo. Dicho personal especializado, en inmediata cercanía del Curista, debe de cuidar también que éste reciba la prestación en su necesaria adaptación individual y según prescripción médica. El personal auxiliar, pues, tiene una gran responsabilidad para asegurar también el éxito del Tratamiento Termal, pero sólo podrá hacerse responsable por la administración o aplicación de un recurso natural prescripto por el médico, aquel que ha sido instruído y preparado y conoce los efectos de dichos recursos. Aquí, el Médico Termalista puede evitar problemas a sus Curistas mediante una acertada instrucción y control de su personal auxiliar. La prescripción y supervisión de un Tratamiento Termal deben de estar en manos del Médico Termalista. Deficiencias en su formación constituyen también una fuente de riesgos. Adquirir los suficientes conocimientos y experiencias solo en libros o cursos teóricos es practicamente imposible. De allí la necesidad de que el médico que desea especializarse en Termalismo tenga, por lo menos, un año de experiencia en un Centro Termal trabajando bajo la dirección de un Médico Termalista experimentado con no sólo conocimientos clínicos generales y/o especializados, sino también con experiencia en todo el campo de la Medicina Física. La prescripción de un Tratamiento Termal a Curistas de edad constituye también una fuente de riesgos. El número de Curistas mayores de 70 años ha aumentado en todos los Centros Termales, como consecuencia del envejecimiento general de la población y de las tentadoras ofertas globales de los operadores turísticos (sobre todo para jubilados).

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La edad, en tales casos, lleva a una limitación de las posibilidades terapéuticas existentes. En caso de que debido a achaques de la edad sin manifestaciones patológicas orgánicas evidentes esté indicado un Tratamiento Termal, se preferirán aguas con contenido gaseoso (CO2, etc.). La dosificación de cada aplicación individual se orientará fundamentalmente y en primera línea, según el estado circulatorio. En caso de Curistas mayores de 65 años, el Tratamiento Termal no debería prolongarse más allá de la cuarta semana. Curistas mayores de 80 años no deberían recibir, en general, aplicaciones mayores (p.ej.: Baños de inmersión total). En estos casos es posible el tratamiento con baños parciales, chorros y envolturas. La prescripción de baños de peloides, por ejemplo, tampoco es recomendable para mayores de 70 años. Teniendo en cuenta la correcta indicación y mediante una cautelosa elección de las aplicaciones, también Curistas de edad pueden experimentar mejoría de sus molestias después de un Tratamiento Termal. En todos los casos, sin embargo, es necesaria una estrecha vigilancia y una estricta dosificación de los tratamientos y aplicaciones. Un verdadero riesgo lo constituyen los tratamientos ambulatorios. El Curista trabaja hasta mediodía, va a recibir sus aplicaciones al Centro Termal y regresa al trabajo o al seno de su familia, donde reina, casi siempre, intranquilidad. Distensión/relajación y tranquilidad son, sin embargo, los requisitos previos más importantes para el éxito de un Tratamiento Termal. Si se quiere realizar dicho tratamiento en forma ambulatoria, hay que lograr la completa libertad de toda recarga laboral y garantizar la correspondiente tranquilidad física y mental. Los resultados de un Tratamiento Termal peligran si después de él se prescribe un postratamiento que no es indispensable o, en todo caso, inoportuno. Por ello es una obligación del Médico Termalista informar al médico de cabecera sobre la evolución a esperarse después del Tratamiento Termal y proponer eventualmente tratamientos temporarios posteriores. Por lo general, es válido hacer una pausa de 1 a 2 meses después del Tratamiento Termal, con todo otro tratamiento, siempre que éste no sea vital. Dicho tiempo necesita el organismo para volver a su equilibrio después de un tratamiento estímulo-reacción como lo es el termal. Durante ese tiempo deberían administrarse , si es necesario, solo tratamientos paliativos (medicación sintomática,etc.). El Tratamiento Termal provoca reacciones que generalmente son más intensas que las provocadas por otras medidas terapéuticas. Si se logra activar al Curista mediante el Tratamiento Termal, si se logra una perfecta conducción psicológica del mismo por parte del Médico Termalista y de sus colaboradores especializados, ya mediante conversaciones individuales, ya mediante el trabajo en grupo o por disertaciones, etc., si la atención médica en el Centro Termal se intensifica en mayor medida de lo que actualmente se hace, entonces se podrán esperar resultados positivos del Tratamiento Termal evitando ampliamente molestias, trastornos y daños a los usuarios. 4.5.3 Complicaciones El Tratamiento Termal, como terapia intervencionista que aplica al organismo estímulos de diversa categoría e intensidad provocando reacciones generales y locales inespecíficas y específicas está gravado, como también lo está cualquier otro tratamiento médico, con la posibilidad de reacciones inesperadas, efectos secundarios indeseables o complicaciones. Estos constituyen, practicamente, la confirmación de que el Tratamiento Termal ejerce su efecto sobre el organismo y refutan así toda crítica y escepticismo que puedan existir frente a la acción terapéutica del mismo.

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Una observación hecha por espacio de 15 años en un Centro Termal (46) a un grupo de 32.113 Curistas comprobó complicaciones en 158 de ellos, lo que corresponde a una frecuencia del 0,5 %. Una quinta parte de tales complicaciones fueron serias y se estableció una mortalidad del 0,03 % (11 casos). En detalle, las complicaciones o efectos secundarios indeseables se distribuyeron de la siguiente manera: Infarto de miocardio (7 casos), accidente cerebrovascular (8 casos), embolia pulmonar (3 casos), trastornos del ritmo cardíaco (17 casos), colapso ortostático (10 casos), manifestaciones dermatológicas (48 casos), hemorragia posmenopáusica (22 casos), complicaciones generales (22 casos) ocasionadas por mecanoterapia demasiado enérgica, masajes manuales y subacuáticos a presión, chorros,etc. o por terapia movilisadora forzada (caminatas, gimnasia, remo,etc.). En algunos de estos casos fueron observados cólicos renales o tromboflebitis superficiales. En otros casos pudo constatarse una reactivación de focos (granulomas dentarios, sinusitis, apendicitis,etc.). Molestias o perturbaciones posteriores a un Tratamiento Termal se deben, preponderantemente, a que éste fue muy breve y la interrupción del mismo se produjo en el momento más crítico de la reacción termal. El estudio de grandes grupos de Curistas ha demostrado que la deseada contrarregulación del Sistema Nervioso Vegetativo y del aparato circulatorio recién se establece en la tercera semana de tratamiento (ver también Climatoterapia), por lo que esa debería ser la duración mínima de un Tratamiento Termal. Lamentablemente, esta exigencia no está siempre acorde con las posibilidades de que dispone el Médico Termalista frente a la mayoría de los Curistas. Para el caso corriente en el que el Curista disponga de poco tiempo para un Tratamiento Termal completo, habrá que conformarse con aplicaciones locales sin intentar iniciar un tratamiento intenso. 4.5.4 Reacción o “crisis” termal Durante la aplicación de un Tratamiento Termal juega papel importante la presentación de una agravación pasajera de la afección en tratamiento y de otras molestias que pueden perdurar durante algunos días.

Esta reacción o “crisis” termal puede definirse pues, como el desmejoramiento del estado general de salud del Curista o la presentación de reacciones focales o localizadas provocadas por los estímulos aplicados durante un Tratamiento Termal.

Las reacciones del Curista no son exactamente previsibles, siendo individualmente distintas

en su intensidad y dependiendo, en general, del estado de las defensas orgánicas, pero también, y en gran medida, de la dosificación de las aplicaciones y estímulos (duración, intensidad, etc.). prescriptos al Curista. La “crisis” termal, por sí misma y en principio, no representa mayor peligro para el Curista. Para él, ciertamente, puede llegar a ser desagradable. Una reacción termal muy enérgica debe ser interpretada como un efecto secundario a consecuencia, generalmente, de un Tratamiento Termal demasiado intenso. En general, la “crisis” termal se presenta entre el quinto y el décimo día de iniciado el Tratamiento Termal, pudiendo presentarse casos en los que se inicia antes o después de dicho lapso de tiempo. Su duración es, por regla general, de 3 a 7 días en promedio, en algunos casos puede ser de 1 día y hasta de 2 - 3 semanas. La frecuencia con que se presenta la “crisis” termal está dada en la bibliografía con cifras que oscilan entre un 10 % y un 75 %. Las variaciones del momento de presentación, de la duración y de la

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frecuencia de la “crisis” termal se deben, en su mayoría, al hecho de que la mayor parte de los datos se basan en aseveraciones subjetivas e impresiones (en conocimiento de que puede presentarse una “crisis” termal, la influencia subjetiva sobre el médico y sobre el Curista es inevitable) Lo concreto que aporta la experiencia es que la frecuencia y la intensidad de la “crisis” termal dependen de la dosificación de las distintas aplicaciones y es- tímulos que conforman el Tratamiento Termal. La sintomatología de la “crisis” termal es muy variada y puede agruparse de la siguiente manera: ∗ Reacciones del órgano, aparato o sistema que es objeto del tratamiento. ∗ Reacciones de otros órganos, aparatos o sistemas que padecen también una afección. ∗ Reacciones cutáneas. ∗ Reacciones generales inespecíficas. La sintomatología general de la “crisis” termal puede clasificarse además, en: - Síntomas humorales y - Síntomas neuro-vegetativos. Los primeros se asemejan a los síntomas de una infección general leve, los segundos se manifiestan especialmente, mediante una labilidad del tono nervioso-vegetativo reflejo. Como síntomas generales (muchos subjetivos) pueden observarse:

Trastornos del sueño (insomnio, somnolencia,etc.), postración, sensación de pérdida de la capacidad de rendimiento, apatía, depresión, intranquilidad, irritabilidad , cefaleas, anorexia, náuseas, sensación de plenitud gástrica, meteorismo, constipación, diarrea, trastornos de la micción (nicturia, disuria,etc.), sensación de opresión precordial , punzadas retroesternales, dificultades respiratorias, sensación de pesadez u hormigueo en las extremidades, sudoración, chuchos de frío, etc. El hallazgo clínico objetivo es, generalmente, muy poco o nada manifiesto. Temperatura subfebril, enfriamiento de las extremidades, taqui- o bradicardia, extrasístoles, variaciones de la presión arterial sistólica y diastólica, contracturas musculares, tremor digital, hiperreflexia, dermografismo marcado,etc. Hallazgos de laboratorio típicos o característicos de una “crisis” termal no han sido comunicados, observándose variaciones de la eritrosedimentación y en el cuadro hematológico blanco, así como en diversos otros parámetros bioquímicos. Las reacciones cutáneas que se manifiestan durante una “crisis” termal pueden tener muy diversa etiología. Las más corrientes son: ∗ Dermatitis en zonas sensibles del cuerpo. ∗ Eritemas, urticarias, pruritos. ∗ Agravación de dermopatías preexistentes. Las reacciones de órganos, aparatos o sistemas se presentan muy raramente sin sintomatología general, lo que vale, esencialmente, para afecciones inflamatorias. En la mayor parte de los casos, antes de la manifestación de síntomas locales, se presentan ya los generales. La fisiopatología de la “crisis” termal no tiene aún la adecuada respuesta a un gran número de interrogantes, por lo que la mayoría de las propuestas para explicar la génesis de dicha “crisis” constituye sólo una hipótesis de trabajo. Para el Médico Termalista, sin embargo, no son tan importantes las hipótesis como una respuesta al interrogante si la “crisis” termal es de utilidad terapéutica o si su presentación menoscaba el éxito del Tratamiento Termal.

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En principio, la “crisis” termal no es necesaria para el éxito del Tratamiento Termal pero, por no ser mensurable la forma de reacción de cada Curista, dicha reacción no es siempre pasible de ser evitada. La opinión generalizada es que una “crisis” termal intensa tendrá, antes que nada, consecuencias desfavorables, en el mejor de los casos, sin embargo, ninguna utilidad. Con respecto a las “crisis” termales suaves o moderadas, se considera que las mismas no constituyen ninguna condición previa para el éxito del Tratamiento Termal. Corolario de estas posiciones sería sostener que un Tratamiento Termal debería de ser dosificado de tal forma -cuando no existan razones especiales en contra- como para que no se presenten las reacciones clínicas típicas de la “crisis” termal. Aquí se presenta el dilema entre la necesidad de una suave dosificación, cuando debe evitarse la “crisis” termal y la necesidad de una fuerte dosificación, cuando se requiera alcanzar ciertos objetivos terapéuticos. La decisión debe tomarla el Médico Termalista. Así, por ejemplo, en afecciones de tipo reumático, del aparato circulatorio o del metabolismo (gota) tendrá que optar por una dosificación suave. En afecciones funcionales del tipo neurovegetativo, por ejemplo, tenderá a dosificar más enérgicamente tratando de provocar así la “crisis” termal -cuando ella es inevitable- en un estadío temprano del Tratamiento Termal para “ganar tiempo” y disponer así del suficiente para llevar a cabo un tratamiento completo. El tratamiento de la “crisis” termal es, en la mayor parte de los casos, relativamente sencillo. Mediante reducción cuanti- y/o cualitativa de las aplicaciones y estímulos termales (interrupción pasajera de los baños, reducción de la frecuencia de otras medidas fisioterápicas,etc.) desaparece generalmente en forma espontánea y rápida. En algunos casos puede ser necesario el apoyo medicamentoso sintomático por unos días, hasta que mejore el estado general del Curista. Para terminar, diremos que los efectos colaterales dependientes del Tratamiento Termal propiamente dicho deben ser delimitados de los reacciones psíquicas al cambio de medioambiente, la modificación del comportamiento y de la alimentación y de los contactos sociales que caen bajo la denominación de “efectos generales del Tratamiento Termal” y que se presentan en toda estadía en un Centro Termal en forma muy variada.

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5 MÉTODOS, PROCEDIMIENTOS y TÉCNICAS utilizados para administrar un Tratamiento Termal El plan de tratamiento en el Centro Termal está compuesto de una terapia general y de una especial, en el sentido de un tratamiento integral estímulo-racción, regulador que tiende a movilizar, estimular o desarrollar las reservas energéticas y el poder autocurativo del organismo, teniendo como objetivo la regulación y reestabilización natural de las funciones vitales básicas (p.ej.: Circulatoria, respiratoria, metabólica,etc.). Esto se logra, desde el punto de vista de la terapia general: A través del alivio o descarga que significa dejar de trabajar y alejarse del reglamentado mundo

laboral o de un estresante medioambiente familiar, social, etc., a través de la estructuración armónica del bioritmo diario alternando tensión con

distensión/relajación, sueño con vigilia, ocupación psicointelectual con actividad física, lo que se alcanza mediante participación voluntaria, activa y bien organizada(por terceros) en eventos socio-ludo-artístico-culturales y deportivos,

a través de una sana alimentación integral, rica en fibra, vitaminas y minerales, de bajo valor calórico, evitando el exceso de grasas y proteínas animales así como de harinas y azúcares refinados y evitando o reduciendo el consumo de sustancias no imprescindibles (café, alcohol, tabaco, etc.),

a través de movimiento (actividad física) o descanso, imitando, en parte, las exigencias de la vida cotidiana,

mediante eliminación de factores climáticos y/o ambientales nocivos. La terapia especial, que detallaremos en gran parte a continuación, está representada por las disciplinas que ya hemos mencionado al hablar de Termalismo en general: a) Balneoterapia. Creno-, Talaso- y Psamoterapia. b) Hidroterapia. Chorros, duchas, compresas, envolturas, etc. c) Hidropinoterapia. Cura hidropínica o de agua bebida. d) Atmoterapia. Nebulizaciones, aerosoles, etc. e) Fangoterapia. Baños, aplicaciones locales. f) Climatoterapia. El éxito terapéutico de un Tratamiento Termal estará asegurado si el Médico Termalista estructura su plan de tratamiento en base a estas disciplinas aunadas con los elementos de la terapia general y complementadas sensatamente según las necesidades de cada caso, con las siguientes: g) Fisioterapia o terapia física, cuyos métodos, procedimientos y técnicas más corrientes son: ∗ Masoterapia. Masajes cutáneo-musculares, del tejido conjuntivo, subacuáticos con chorro a

presión, bajo ducha (Método Vichy), ondulatorios al vacío, periósticos, drenaje linfático, presoterapia, etc.

∗ Quiro- y mecanoterapia. Manipulaciones y maniobras quiroprácticas, tracciones, extensiones, rotaciones, etc. Aparatos: Bicicleta, remo, escalera sueca, etc.

∗ Electroterapia. Corrientes de baja frecuencia, galvánico-farádicas, exponenciales, diadinámicas, etc.

∗ Fototerapia. Rayos infrarrojos y ultravioleta (UV - A y B), helioterapia. ∗ Termoterapia. Corrientes de alta frecuencia, ondas cortas, corrientes interferenciales, ultrasonido,

horno de Bier, etc. ∗ Crioterapia. Hielo, nitrógeno, etc. h) Kinesioterapia. Terapia mobilizadora y gimnasia médica (activas y pasivas) en sala, al aire libre, subacuáticas (aquagym), etc. Caminatas dosificadas según longitud del camino o sendero, desniveles, tiempo a emplear, entorno, características del terreno (“Cura de terreno”), etc.

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i) Terapia Educativo-informativa y psicosocial. Concientización del concepto y del estado de salud, modificación de costumbres y hábitos inapropiados, reestructuración del bioritmo, utilización de técnicas de descanso y distensión/relajación activas, etc. Se sobreentiende que una excelente infraestructura (instalaciones edilicias, técnicas etc.) y personal auxiliar con experiencia garantizan, en gran medida, el éxito del Tratamiento Termal. Los requisitos técnicos (equipos) y de personal para muchos de los métodos, procedimientos y técnicas arriba mencionados deben ser seleccionados escrupulosamente. A los equipos corresponde un mantenimiento riguroso, sistemático y muy cuidadoso, al personal, una permanente puesta al día mediante cursos de perfeccionamiento, de posgrado, etc. A continuación pasaremos revista, en forma sucinta, a los principales métodos, procedimientos y técnicas mencionados más arriba como constituyentes de la terapia especial de todo Centro Termal. En el Capítulo 6 mencionaremos los aspectos y terapias complementarios del Tratamiento Termal sin entrar en mayores detalles ni profundizar el tema pues cada uno de ellos, más otros cerca de 200 que no mencionaremos, requiere, por sí solo, un volumen extra. Su descripción exhaustiva desbordaría el marco de este manual, por lo que recomendamos a los lectores interesados recurrir a la literatura especializada existente. 5.1 B a l n e o l o g í a - B a l n e o t e r a p i a 5.1.1 Concepto. Consideraciones generales Con el término Balneología (del latín, balneum = baño) se expresa en sentido amplio, la ciencia dedicada al estudio, análisis e investigación experimental de recursos naturales tales como aguas mineromedicinales (termales o atermales), gases y vapores terapéuticos, peloides (del griego, pelos = fango, barro), etc. que se dan en un determinado lugar, así como también el estudio del efecto que ejercen sobre el organismo humano dichos recursos naturales aplicados en forma de baños de diversos tipos, ingeridos como bebida, inhalados, etc., estableciendo los métodos, procedimientos y técnicas más adecuados a emplear para el aprovechamiento de dichos recursos con fines terapéuticos. De lo dicho se desprende que la Balneología está relacionada, por un lado, con disciplinas tales como la geología, la hidrología, la biología, la física, la química, etc., mientras que por el otro, como disciplina terapéutica, se vincula a la farmacología (diferencia en los mecanismos de acción) y numerosas otras especialidades médicas (desde la Medicina Preventiva a la Geriatría, pasando por la Medicina interna, la ortopedia, la ginecología, la pediatría, la neurología,etc.). Por otra parte, Balneoterapia es el arte de la aplicación de medidas terapéuticas (baños, inhalaciones,etc.) en base a los recursos naturales con que se cuenta en el Centro Termal, mediante técnicas standardizadas y consagradas por la experiencia, según un plan preestablecido e individualizado (adaptado a cada caso personal) y durante un tiempo determinado. En algunos países se ha difundido el uso de términos tales como “Crenoterapia” (del griego, krenos = fuente) definido como el tratamiento con aguas provenientes de fuentes naturales; “Hidrología”, para denominar a la suma de conocimientos relativos al agua, a su composición, a sus usos, etc.; “Hidrología Médica”, para designar al estudio de las aguas minerales desde el punto de vista terapéutico. Así entendido, este último término involucraría, como veremos, a la Balneoterapia y a la Hidroterapia.

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5.1.2 Recursos naturales de uso en Balneoterapia a) Aguas mineromedicinales La Comisión de Climatología y Aguas Minerales Argentinas, Ley Nº 11621 definió al agua mineral natural como “El agua no contaminada que ha surgido del suelo y que por sus propiedades físicas o físicoquímicas, por sus componentes químicos, por los gases disueltos o por todos estos factores, es susceptible de aplicaciones dietéticas o terapéuticas en manos del médico especializado” (25). Con rigor terminológico, sin embargo, “mineral” es también el agua común, ya sea por pertenecer obviamente al reino mineral, ya sea porque toda agua natural contiene en disolución una mayor o menor cantidad de sales minerales. En vista de esto, nos decidimos por el término agua mineromedicinal para designar a las aguas que, desde el interior de la tierra, surgen espontáneamente o son captadas por medios técnicos (perforaciones, etc.). Estas aguas se diferencian de las aguas comunes potables por su contenido en minerales disueltos, por su temperatura así como por sus características físicoquímicas. El agua mineromedicinal puede ser considerada como un conjunto complejo de elementos químicos, por una parte, en estado de disociación electrolítica y,por otra, presentando el estado coloidal, desenvolviendo algunos de sus elementos infinitesimales una acción oligodinámica, en gran parte, de efectos catalíticos. Esto y el conjunto de energías (calórica, radiante, eléctrica,etc.) que pueden detectarse contribuyen a dar al agua mineromedicinal un carácter sui generis. Para conceder a estas aguas propiedades farmacológicas particulares utilizables terapéuticamente, debe de asumirse que satisfacen determinadas exigencias mínimas en relación con sus propiedades químicas y físicas. Éstas deben de estar de tal forma determinadas, que pueda esperarse un efecto biológico acorde con la experiencia y los principios y conocimientos vigentes. En definitiva, sin embargo, el valor terapéutico de las aguas mineromedicinales deberán determinarlo la experimentación farmaco-biológica y la investigación y experiencia clínicas. Origen de las aguas mineromedicinales Los geólogos consideran que los estratos superficiales de la corteza terrestre son permeables a las aguas de origen meteórico (lluvia, nieve, granizo, rocío,etc.) hasta una profundidad no mayor de 15.000 - 18.000 metros. Las aguas atraviesan grietas o capas permeables del suelo hasta encontrar una capaimpermeable donde se acumulan. Estas aguas meteóricas o de precipitación atmosférica, por sus propiedades físicas, por los gases y otros elementos orgánicos e inorgánicos captados en la atmósfera y disueltos en ellas, no pueden considerarse como aguas químicamente puras y son más oxidantes y poseen mayores propiedades solventes que estas últimas. Por otra parte, estas aguas meteóricas, al atravesar el terreno rocoso de la corteza terrestre no sólo se depuran de ciertas sustancias en ellas contenidas, sino que, por lixiviación, se enriquecen de otras que encuentran en el terreno por el que se filtran. Al emerger a la superficie como surgentes o captadas técnicamente, portan disueltas diversos compuestos minerales cuya presencia permite reconocer la constitución geológica de los estratos que han atravesado. Pero las aguas mineromedicinales no tienen sólo este origen. Los geólogos admiten la existencia de otro tipo de aguas denominadas “vírgenes” o “primitivas” que se originarían en las profundas entrañas de la tierra mediante un proceso especial de licuefacción o disolución de rocas profundas, provocado por la elevadísima temperatura y la enorme presión a que se encuentran, sobre todo, en terrenos volcánicos.

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Clasificación de las aguas mineromedicinales La taxonomía termal ha variado a través de los tiempos en función de la constante variación que sufrieron los criterios en que la misma se basaba. Es así como la clasificación de las aguas mineromedicinales ha pasado por distintos tamices, desde el mitológico al físico, al químico, etc. y son numerosas las clasificaciones que se han propuesto y utilizado o que están aún en vigencia. Prescindiendo de enumerar la gran variedad de las mismas interesan conocer, desde el punto de vista práctico, las siguientes: • De acuerdo a la temperatura. Las aguas mineromedicinales pueden ser frías o calientes(termales) según que la temperatura de emergencia sea inferior o superior a 20º C respectivamente. Las aguas con temperatura inferior a 20º C son denominadas también atermales. Cuando la temperatura oscila entre 20º y 30º C se denominan hipotermales; entre 31º y 50º C son mesotermales y las aguas con temperatura superior a 50º C son llamadas hipertermales. Se recordará aquí que la temperatura fisiológicamente indiferente varía según los individuos entre 32º y 34º C. Aguas frías de escasa mineralización se denominan Acratopegas; aguas termales (temperatura superior a 20º C) pobres en minerales se denominan Acratotermas. • De acuerdo a la concentración de los elementos minerales, las aguas mineromedicinales se

clasifican en: - Hipotónicas, - isotónicas e - hipertónicas, según dicha concentración sea inferior, idéntica o superior respectivamente a la de una “solución fisiológica”. • De acuerdo a la composición química. Esta clasificación es útil a los fines de establecer una

eventual indicación terapéutica. Dicha clasificación establece:

- Aguas oligominerales** o escasamente mineralizadas. Aquellas que a 180º C de temperatura dejan un residuo seco (contenido salino) inferior a 0,20 gramos por litro de agua.

- Aguas mesominerales o discretamente mineralizadas. Aquellas cuyo residuo seco a 180º C varía de 0,20 a 1 gramo por litro de agua.

- Aguas mineromedicinales propiamente dichas. Aquellas cuyo residuo seco a 180ª C es superior a 1 gramo por litro de agua.

Para caracterizar a estas aguas se tienen en cuenta los iones que están presentes con un mínimo de 20 mVal % en la concentración total. Aunque en la composición química de las aguas mineromedicinales intervengan numerosos iones, a los cuales se debe también no poca parte de la acción terapéutica, la subdivisón de estas aguas se hace en base a los minerales predominantes: - Aguas cloruradas (cloruradosódicas, cloruradocálcicas, cloruradomagnésicas). Las aguas cloruradosódicas con más de 5,5 gr/l de sodio y más de 8,5 gr/l de iones cloruro correspondiente a

* Las aguas oligominerales o de débil concentración salina actúan como si poseyesen una concentración mucho mayor y esto obedece a que, con arreglo a la teoría de Arrhenius, las soluciones electrolíticas con relación a otras equimoleculares no electrolíticas, poseen una mayor presión osmótica, un punto de ebullición más elevado y un punto crioscópico más bajo., lo que revela que los iones liberados actúan como moléculas y, por consiguiente, la solución se comporta como si tuviera doble o triple número de moléculas que las que realmente tiene. Hay que tener en cuenta que, de acuerdo a los principios de la disociación electrolítica, los compuestos minerales disueltos en el agua no existen en su totalidad, en forma de tales, sino que los llamados electrolitos (ácidos, bases, sales) se encuentran disociados en el solvente en forma de iones.

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240 mVal/l de Na+/Cl- ó aproximadamente 1,5 % de cloruro sódico- son denominadas aguas salobres. - Aguas bicarbonatadas (bicarbonatadosódicas, bicarbonatadocálcicas, bicarbonata domagnésicas). - Aguas carbonatadas. - Aguas sulfatadas (sulfatadosódicas, sulfatadomagnésicas, sulfatadocálcicas, sulfa-tadoferrosas, sulfatadoalumínicas). Independientemente de esta subdivisión es necesario mencionar, sin tener en cuenta el contenido total de minerales, un grupo de aguas que posee en disolución sustancias minerales particulares, especialmente efectivas. El contenido de dichos elementos debe de alcanzar, por lo menos, los siguientes valores para tenerlos en cuenta en la caracterización de las respectivas aguas mineromedicinales: - Aguas ferruginosas 20 mg/l de hierro - Aguas sulfurosas 1 mg/l de sulfuro - Aguas iodadas 1 mg/l de ioduro - Aguas fluoradas 1 mg/l de fluoruro - Aguas radiactivas 600 Bq/l de radón - Aguas aciduladas 1000 mg/l de anhídrido carbónico (CO2) libre, disuelto. Para la evaluación y posterior prescripción de aguas mineromedicinales es fundamental el conocimiento de su composición química mediante los correspondientes análisis así como la determinación de las propiedades físicas. En el caso del análisis químico, el mismo consiste, en principio, en un análisis de iones asumiendo que la disociación de los componentes minerales es completa (Ver también más abajo: Ejemplo de análisis). El conocimiento de la ionización de las sales, del estado coloidal de algunos de sus principios, de la radiactividad de muchos de sus elementos nos permite una explicación cada vez más plausible y lógica de las propiedades terapéuticas de las aguas mineromedicinales, hasta no hace mucho tiempo no bien conocidas, y a formular aclaraciones más actuales, más amplias y más racionales de su actividad farmacológica. De las propiedades físicas, las que más interesan son: - Rendimiento o caudal de la fuente (litros/h o por día). - Temperatura al emerger. - Valor de pH. - Densidad o peso específico. - Diafanidad - Turbidez - Color, sabor, olor. - Untuosidad. - Fluorescencia. - Índice de refracción. - Viscosidad. - Tensión superficial. De las constantes físico-químicas interesan: - Punto crioscópico. - Punto de ebullición. - Presión osmótica. - Disociación electrolítica. - Estado coloidal. - Radiactividad. Los resultados del análisis químico se acostumbra a tabularlos en el siguiente orden (6):

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- Cationes (Na+, Ca++, K+, Mg++, etc.). - Aniones (Cl-, SO4--, CO3H-, etc.). - Sustancias químicas no disociadas (ácid. metabórico, etc.). - Gases disueltos (CO2, O2, etc.). Los valores obtenidos por el análisis se asientan en orden decreciente (de mayor a menor concentración) en mg/l de agua mineromedicinal. En una segunda columna puede asentarse la concentración molar de los componentes en mmol (se obtiene dividiendo la concentración absoluta en gramos por el peso molecular). En una tercera columna se asientan los valores en mVal (ó mEq), obtenidos al multiplicar el valor en mmol por la valencia. Para la caracterización de un agua mineromedicinal en relación con sus componentes, la cantidad absoluta de cada uno de ellos no tiene tanta importancia como la relación entre ellos. Por esta razón, en una cuarta columna se asientan los valores porcentuales (mVal %) de cationes y aniones antes anotados como valores absolutos en mVal. El componente que sobrepasa el valor de 20 mVal % se tiene en cuenta para la denominación química del agua (p.ej.: Agua bicarbonatado-sulfatado-cálcica, cuando los aniones CO3H-, SO4-- y el catión Ca++ sobrepasan los 20 mVal %). Para el caso de oligoelementos de efectos conocidos, como el hierro,iodo, etc. así como para el CO2 disuelto es suficiente que sobrepasen ciertos límites de concentración absoluta (ver antes) para mencionarlos en la descripción del agua mineromedici-nal. Ejemplo de un análisis Nombre y/o número de la fuente: Fecha, hora de la toma de muestra: (para laguna,distancia de la costa y profundidad): Temperatura ambiente: Rendimiento o caudal de la fuente: Temperatura de la muestra de agua: Valor de pH: __________________________________________________________________________ Un litro de agua analizada contiene: ________________________________________________________________________ Cationes: Miligramos Milimoles Milivales Milivales % mg mmol mVal(mEq) mVal % ________________________________________________________________________ Calcio (Ca++) 471,0 11,75 23,50 67,60 Sodio (Na+) 127,8 5,558 5,558 15,99 Magnesio (Mg++) 66,4 2,730 5,461 15,71 etc. --,- --,-- --,-- --,-- _________________________________________________________________________ Total parcial --,- --,-- --,-- 100,00 ________________________________________________________________________ Aniones: ________________________________________________________________________ Biocarbonato 507,7 8,321 8,321 23,93 (CO3H-) Cloruro (Cl-) 169,7 4,772 4,772 13,73 etc. --,-- -,-- -,-- -,-- _________________________________________________________________________ Total parcial ---,- -,--- -,--- --,-- __________________________________________________________________________ Sustancias químicas no disociadas:

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Ác. metabórico 28,0 0,358 etc. --,- -,--- __________________________________________________________________________ Total parcial --,- -,--- -,--- _________________________________________________________________________ Gases disueltos: Anhíd .carbónico 143,0 etc. --,- __________________________________________________________________________ Total general ---,-- Observaciones: No demostrables nitritos, nitratos, amoníaco. Caracterización: Agua cloruradosódica, cálcica, ...etc. Aguas marinas y lagos o lagunas con aguas mineromedicinales El agua de mar constituye un medio viviente sumamente complejo cuya valoración balneoterápica no corresponde solo a su composición química. Ésta, por lo demás, es muy constante y, en general, muy similar en todos los océanos. El total de contenido salino es de 33,5 a 38 gr/l de agua siendo sus constituyentes más importantes los cationes sodio, magnesio, calcio, potasio y azufre y los aniones cloro, sulfato, bromo,etc. El agua de mar es, pues, también un agua mineromedicinal. Por su composición química pertenece al grupo de aguas cloruradosódicas y por la elevada concentración de esta sal es un agua salobre. Por otra parte, llama la atención el relativo elevado contenido en magnesio y sulfatos así como de bromo (poco representado en aguas mineromedicinales surgentes). Desde el punto de vista balneoterápico es significativo también la presencia de un gran número de iones en proporciones mínimas (oligoelementos), entre ellos, el iodo, fluor, cobre, selenio, manganeso, cobalto, hierro, mercurio, etc. Aunque en proporciones infinitesimales, su poder catalítico es reconocible y contribuyen, en parte, a explicar la acción biológica tan compleja del agua oceánica. En el interior mediterráneo existe, por otra parte, un sinnúmero de lagos y lagunas (p.ej.: Epecuén, Guatraché, Mar Chiquita, Melincué,etc.) cuyas aguas acusan (o acusaban) una elevada concentración mineral y que son utilizables balneológicamente. Las más frecuentes son aguas salobres (elevado contenido en cloruro de sodio). El origen geológico de estos lagos y lagunas es muy diverso y, en muchos casos, las teorías que lo sustentan son discutidas. Teorías sobre la acción de las aguas mineromedicinales (19) Desde tiempos inmemoriales, la acción de los distintos tipos de aguas minero medicinales constituyó un problema casi insoluble para cuantos estudiosos trataban de explicarla. En la antigüedad y ante la imposibilidad de encontrar una aclaración satisfactoria se atribuían los evidentes efectos terapéuticos de las aguas mineromedicinales a un misterioso “quid divinum”, el que, si bien no satisfacía el espíritu crítico de los estudiosos, sofrenaban temporariamente la inquietud y la curiosidad de aquellos que comprobaban dichos efectos, aplazando así su explicación.

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La era iniciada por Lavoisier, que permitió a la química y luego a la físico-química realizar notables adelantos, hizo que los diversos descubrimientos producidos en el campo de dichas ciencias contribuyeran poco a poco a develar las incógnitas que giraban alrededor de los efectos de las aguas mineromedicinales. Es así como se empezaron a barajar un sinnúmero de teorías que, en realidad, no alcanzaban plenamente para aclarar los complejos efectos terapéuticos que se logran con las aguas mineromedicinales pero, sin embargo, cada una de ellas podía explicar parcialmente algunos efectos atribuídos a ciertos tipos de aguas mineromedicinales. En primer lugar, podemos mencionar la composición química de las aguas. Sabemos que los elementos químicos predominantes en ellas sirvieron de base para la clasificación de los distintos tipos de aguas, lo que significó concordancia entre la denominación química de un agua mineromedicinal y sus efectos terapéuticos. Así, por ejemplo, a las aguas cloruradosódicas se las relacionaba con las propiedades químicas y terapéuticas del cloruro de sodio, su principal componente; a las ferruginosas , con el hierro, etc. Con la experiencia, sin embargo, poco a poco se advirtió que los efectos terapéuticos de dichas aguas, aparte de ser complejos, no coincidían, en muchos casos, con las propiedades atribuídas a sus elementos predominantes. Además, la teoría de la mineralización no explicaba los efectos de las aguas oligomineralizadas las que, a pesar de su escaso contenido en minerales, demostraban evidentes efectos terapéuticos. Otra teoría atribuía a la temperatura de las aguas termales algunos de los efectos que se observan con su aplicación. Aunque no es posible negar que la temperatura de ciertas aguas mineromedicinales tiene influencia para lograr la acción terapéutica que con ellas se observa, no es posible aclarar porqué aguas comunes a la misma temperatura no provocan efectos idénticos. La teoría que postula la presencia de corrientes eléctricas en las aguas mi-neromedicinales (p.ej.:Las sulfurosas) no explica la totalidad de los efectos de dichas aguas ni menos aún los que producen otras aguas en las que no se puede comprobar la presencia de las mencionadas corrientes eléctricas. Con el descubrimiento de Arrhenius, de la disociación electrolítica, se pudo explicar la gran energía física de aguas oligomineralizadas. Sin embargo, las soluciones preparadas artificialmente están disociadas también, por lo que deberían ser tan activas como las aguas mineromedicinales naturales y no lo son. Cuando Becquerel y luego los esposos Curie descubrieron la radioactividad se creyó que ella sería la responsable de originar ese “quid divinum” de los antiguos, que aún no tenía explicación. Aunque no puede negarse que dicho factor energético tiene participación en algunas aguas contribuyendo a lograr el efecto sedante observado y que además, pueda modificar la propiedad excitante de otras aguas, no puede esperarse que por sí sólo explique el conjunto de efectos que unas y otras producen. También esta teoría se dejó de lado, pues existen incluso aguas ricas en radioactividad sin efectos terapéuticos ostensibles. El descubrimiento de los coloides abrió nuevas perspectivas para aclarar la acción de las aguas mineromedicinales. Los metales, evidentemente combinados a materias coloidales en solución, tienen propiedades similares a los fermentos,es decir, poder catalítico. Desde el momento que en las aguas mineromedicinales existen coloides, puede atribuírseles un papel de importancia en la acción de dichas aguas. Tales elementos han sido denominados “liberadores de energía”. No es, por tanto, equivocado suponer que los iones metálicos libres de ciertas aguas mineromedicinales provoquen en el organismo fenómenos de oxidación.

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Es justamente a tales coloides a los que se les atribuyó el poder catalítico de las aguas de Vichy al comprobarse que unos minutos después de su emergencia, descomponen el agua oxigenada. En definitiva, parece haber una relación entre los coloides de las aguas mi-neromedicinales y su radioactividad, así como también parece haber una correlación entre acción coloidal y la disociación electrolítica de los minerales que entran en su composición, de tal forma, que las tres últimas teorías sobre la acción de las aguas mineromedicinales no se excluyen sino que, al contrario, se complementan. La ionización da por contacto una carga a los coloides, lo que incrementa la actividad de sus micelas, las que son mantenidas en suspensión por efecto de la radioactividad, mientras persista. El agua mineromedicinal pierde su efecto si desaparece su radioactividad pues precipitan sus coloides. Esto explicaría porqué algunas aguas mineromedicinales pierden sus principales propiedades terapéuticas al ser embotelladas, aún conservando la misma composición química. Tampoco las aguas transportadas lejos de su lugar de emergencia tienen las mismas propiedades que cuando se las utiliza al pie del manantial. El conocimiento de la ionización de las sales, del estado coloidal de algunos de sus principios, de la radiactividad de muchos de sus elementos nos permite una explicación cada vez más plausible y lógica de las propiedades terapéuticas de las aguas mineromedicinales, hasta no hace mucho tiempo no bien conocidas, y a formular aclaraciones más actuales, más amplias y más racionales de su actividad farmacológica. b) Gases terapéuticos

De los gases que se encuentran disueltos en las aguas mineromedicinales, que las a-compañan al emerger o que emergen por sí solos a la superficie, los más importantes, desde el punto de vista balneológico, son CO2, SH2 y Radón (emanaciones de Radium como producto radiactivo de su desintegración). Mezclados con ellos pueden encontrarse también pequeñas cantidades de otros gases como nitrógeno, oxígeno, gases nobles, metano, etc. c) Peloides Por su vinculación directa con el tema,este punto será tratado en el capítulo: Fangoterapia. 5.1.3 Balneotécnica La aplicación terapéutica de recursos naturales (aguas mineromedicinales, gases terapéuticos, peloides,etc.) en forma de baños, envolturas, inhalaciones,etc. requiere la disponibilidad de instalaciones adecuadas. El elevado standard técnico de dichas instalaciones exige, para el planeamiento, construcción, puesta en servicio y mantenimiento de las mismas, la intervención de expertos en la materia. Es por eso que dejamos el tema en manos de ellos aclarando solamente que Balneotécnica es la parte de la Balneología que se ocupa del manejo técnico de los recursos naturales. Esto incluye, entre otras cosas, el modo de captación u obtención, el almacenamiento, el procesamiento, la distribución, la evacuación, etc. del agua mineromedicinal, de los gases, de los peloides,etc.

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5.1.4 Aplicaciones en Balneoterapia

La metodología balneoterápica está constituída por la aplicación repetida y regular, según un plan de tratamiento individualizado y adaptado a cada caso particular, de los recursos terapéuticos naturales disponibles en el Centro Termal, en forma de baños, actuando sobre la superficie total o parcial del cuerpo. Los medios que se utilizan en este recurso terapéutico pueden ser, además de las aguas mineromedicinales, los gases terapéuticos (CO2, O2, etc.) y los peloides (fango, turba, etc.), aguas comunes, soluciones acuosas, emulsiones, suspensiones y sustancias semilíquidas, así como líquidos diferentes del agua (sustancias cosméticas). Otros medios también utilizados en Balneoterapia son: Arena (Psamoterapia), aire atmosférico (Aeroterapia), aire calentado (Sauna, baño turco,etc.), vapor, electricidad (baño hidroeléctrico de Stanger), sol (Helioterapia), etc. En general y desde el punto de vista práctico, se distinguen los baños medicinales, en los que se emplean aguas mineromedicinales, gases terapéuticos y sustancias peloides, de los baños en que se emplean sustancias químicas, extractos vegetales,etc., preparados industrialmente y que se agregan al agua u otro líquido que se utiliza para el baño (Balneoterapia preparada)(25). El baño en bañera individual representa hoy la forma más corriente de aplicación de las aguas, gases y fangos terapéuticos y esto, en razón de que la investigación balneológica ha aclarado ya, en esas condiciones y en gran parte, la influencia ejercida durante el baño por factores tales como: Mineralización (composición química, efecto osmótico), temperatura, nivel del agua, presión hidrostática, etc. A este respecto, se hace necesario recalcar que el éxito de un tratamiento balneoterápico está determinado, por un lado, por la forma en que se dosifiquen los estímulos, siendo decisivos: La intensidad de cada estímulo y su duración, así como el intervalo entre estímulo y estímulo; mientras que por el otro lado, entran en consideración factores de disposición y capacidad de reacción individual de cada Curista. Finalmente, para explicar la utilidad terapéutica de la Balneoterapia sería necesario poder separar estrictamente el tratamiento balneoterápico de los efectos del medioambiente, de la acción del cambio de clima, de la nueva alimentación, del reordenamiento de hábitos y costumbres,etc., etc., lo cual, en la práctica, es imposible. 5.1.5 Mecanismos de acción de las aplicaciones balneoterápicas En relación con el mecanismo de acción de los baños, es interesante destacar aquí algunos interrogantes que se plantean al discutir el efecto de los procedimientos balneoterápicos. Por un lado, el intento de explicar el mecanismo de acción balneoterápico por medio del llamado “efecto estimulante general inespecífico”. Por el otro, el conocido fenómeno de la “conmutación biológica” (modificación temporaria de la homeostasis** para lograr, posteriormente, un equilibrio más aproximado al ideal fisiológico) y finalmente, los factores psicotrópicos de la Balneoterapia. En general se acepta que el baño medicinal surte efectos mecánicos, térmicos y químicos, que pueden ser mediatos o inmediatos y que dependen no sólo de la intensidad con que se aplican las medidas balneoterápicas, sino -como queda dicho- fundamentalmente, de la capacidad de reacción del organismo del Curista. * Homeostásis (del griego, homoios = parecido y stasis = estable, constante). Estado de equilibrio dinámico en todo organismo con respecto a diversas funciones y a la composición química de fluídos y tejidos orgánicos (temperatura, frecuencia cardíaca, presión arterial, electrólitos, agua, etc.). También es considerada como la tendencia general de todo organismo viviente a mantener constantes las condiciones de vida (funciones vitales) en el medio interno.

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Los efectos mecánicos se refieren a la modificación de la fuerza de gravedad (provocada por la fuerza de desplazamiento o ascencional) y a la presión hidrostática. La primera, originada por la diferencia de peso entre el cuerpo humano y el peso de un volumen de agua equivalente, actuaría en general, aliviando el trabajo cardíaco; la segunda actúa sobre la piel, el tejido conjuntivo y los vasos sanguíneos. Provoca un cambio de la presión intraabdominal y modificación de la posición del diafragma, con lo cual también se ve influenciada la respiración.

Los efectos térmicos se manifiestan por el estímulo de los corpúsculos co-rrespondientes de la piel, lo que provoca reflejos vasomotores que se exteriorizan por aumento de la circulación cutánea con consecutiva depleción de los depósitos sanguíneos internos (viscerales). Con respecto al efecto químico,la investigación balneológica de los últimos años ha hechado por tierra con la suposición, sustentada durante mucho tiempo, de que pequeñísimas fracciones de las sustancias disueltas en el agua del baño son reabsorbidas a través de la piel. Estudios de la reabsorción a nivel de piel y mucosas mediante el método con isótopos han demostrado que, salvo algunas excepciones como el CO2, el S, el SH2 y el Y, el efecto terapéutico de la generalidad de las aguas mineromedicinales no puede declararse como efecto directo farmacológico de sus componentes minerales.

Lo que sí puede aceptarse, hasta cierta medida, es un efecto de estímulo sobre la piel (¿Diferencia de pH?). Según la concentración iónica del agua utilizada, la piel, como órgano receptor, la interpreta como estímulo, lo que puede dar lugar entonces, a ciertas acciones que se manifestarían por la liberación de sustancias (¿Histamina, acetilcolina?) cuyos efectos sobre diversos órganos y sistemas son mayormente conocidos. En efecto, la conversión o conmutación del tono vegetativo provocada por aplicaciones balneoterápicas ha sido investigada mediante la medición de la cronaxia sensitiva y motora de los nervios periféricos bajo la influencia de los baños, lo que aclararía el papel del simpático, y mediante la medición de la presión interna de los tejidos (medida en los músculos), lo que permitiría interpretar la importancia de procesos humorales (10). En baños templados y calientes se comprobó que la disminución de la presión interna del músculo corre paralela con una prolongación del tiempo de excitabilidad del nervio periférico (cronaxia prolongada), sucediendo exactamente lo contrario en baños fríos. En reumáticos se pudo comprobar, por ejemplo, que el dolor disminuye no solo debido a una prolongación de la cronaxia, sino también debido a la consecutiva distención de los tejidos. Esencialmente, en la reacción mencionada, la piel parece jugar un rol de importancia (experimento con baños parciales sin posibilidad de inhalación) si bien hay acuerdo en que tanto la cronaxia como la presión interna de los tejidos dependen de varios otros factores. De todas formas, en estos experimentos se puso de manifiesto la influencia del simpático y del parasimpático pudiéndose concluir que la conmutación vegetativa interviene también en la modificación de la presión interna tisular, debiendo tenerse en cuenta también -junto al Sistema Nervioso Vegetativo- la presencia de factores humorales (histamina, hialuronidasa, etc.). En conjunto, los efectos de las aplicaciones balneoterápicas logran una serie de reacciones encadenadas. Al obrar sobre diversos sistemas regulatorios y procesos generales del organismo se producen modificaciones cardio-circulatorio-respiratorias y, por ende, cambios en los procesos metabólicos, al mismo tiempo que se obtienen ciertas modificaciones del tono neurovegetativo, procesos todos ellos de importancia vital.

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Todos estos efectos sumados a los de otros componentes del Tratamiento Termal provocan un cambio, una conversión general de todo el estado orgánico el que, al retornar a su equilibrio dinámico, posibilitaría la normalización, la estabilización de la mayoría de las funciones orgánicas. Por su parte, la acción local de los baños parciales se manifiesta sobre todo en la circulación de la piel, de los músculos y articulaciones de las extremidades. Al provocar modificaciones de la circulación en los miembros superiores, obran como derivativos y descongestivos de la región cefálica,cervical y gran parte de la torácica, llegando a ejercer su acción aún sobre la actividad del músculo cardíaco así como sobre la circulación del mismo. Es por ello que están indicados en todos aquellos procesos congestivos de cabeza y cuello (cefaleas, migrañas, sinusitis, faringitis, etc.), así como también en el asma bronquial, bronquitis crónica, angina de pecho,etc. Los baños de piernas obran mecanicamente como derivativos y descongestivos y, por vía refleja, sobre los órganos de la pelvis (aparato urinario, intestino, genitales), del abdómen,etc. 5.1.6 Medidas balneoterápicas más corrientes A continuación y como líneas directrices de orientación general, haremos una descripción sinóptica de las aplicaciones más corrientes. Los datos mencionados deben de entenderse como valores término medio, teniendo como finalidad alcanzar una cierta uniformidad, como lo expresamos en la “Introducción”. La dosificación definitiva (temperatura, duración,etc.) queda, naturalmente, a criterio del Médico Termalista, quien hará las necesarias prescripciones con oportunidad y adecuación, adaptándolas a cada caso particular (33). Para la administración de los baños se utilizan las bañeras comunes de hierro esmaltado, de acero inoxidable o de material plástico (depende de la composición química del medio para baño que se utilice). En dichas bañeras se administran los siguientes baños: Baño total. El nivel del agua debe alcanzar los hombros y el cuello. Baño de 3/4 de cuerpo. El nivel del agua debe alcanzar la región cardíaca. Baño de 1/2 cuerpo. El nivel del agua debe alcanzar la región umbilical.

La capacidad de las bañeras para estos baños es, generalmente, de 200 litros. Baño de asiento. Requiere una bañera especial. El agua del baño debe cubrir toda la región

pelviana. Baños parciales. Se administran en recipientes especiales ya sea para baños de brazos ya para

baños de piernas.(Ver ilustraciones en pág. 93 y 94).

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Según la temperatura, los baños enumerados pueden ser: ∗ De temperatura constante (fríos o calientes), ∗ de temperatura ascendente, ∗ baños alternos (caliente - frío), ∗ baños hiperpiréticos, etc. Para todos los baños mencionados más arriba se pueden utilizar aguas mineromedicinales, aguas comunes o enriquecidas con sustancias tales como: Manzanilla, salvado de avena, flores de heno, extracto de pino, corteza de roble, rubefacientes y otras sustancias medicamentosas, según el efecto que se desee alcanzar. Baño de CO2, O2, de perlas o burbujas, diaforéticos, hidroeléctrico. Requieren implementos e

instalaciones “ad hoc”. Baños colectivos. Se llevan a cabo en piscinas apropiadas destinadas ex profeso a la

hidrokinesiterapia, gimnasia subacuática (aquagym), etc. 5.1.7 Técnica balneoterápica - Baños fríos. Se prescriben preferentemente como aplicaciones parciales(de brazos, de asiento,etc.). La temperatura oscila entre 12º y 15º C (para baños totales o personas sensibles, 18º - 25º C). La duración es de 5 - 20 segundos. El Curista debe introducirse al baño lentamente, respirando tranquila y regularmente. El precalentamiento se logra mediante actividad corporal previa, reposo en cama o frotación con toalla de tejido grueso. Para “entrar en calor” después del baño se practica también actividad corporal o reposo en cama, en este último caso, la duración del reposo será de 30 minutos. Se prestará atención al momento en que se inicia la reacción para dar por terminado el baño. La misma se manifiesta mediante un enrojecimiento suave de la piel o por sensación intensa de calor o frío. De continuar con el baño, se presenta vasodilatación capilar paralítica con aspecto marmóreo de la piel por éstasis venosa y ausencia de la sensación subjetiva de volver a “entrar en calor”. La temperatura ambiente (cabina de baño o sala de hidroterapia) debe mantenerse en alrededor de 20º C. Baño frío total. Previamente se humedecerá brevemente pecho y espalda. El Curista se introduce lentamente en el baño hasta que el nivel del agua alcance los hombros y el cuello. Temperatura: 15º - 25º C. Duración: Hasta 10 segundos. Baño frío de 1/2 cuerpo. El Curista se introduce lentamente en el baño hasta que el nivel del agua alcance la región umbilical. Una vez sentado se humedece brevemente la región cardíaca y la espalda.

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Temperatura: Hasta 15º C. Duración: de 5 a 10 segundos. Baño frío de asiento. El nivel del agua alcanza a cubrir toda la región pelviana (hasta debajo del ombligo). Temperatura: 15º - 18º C Duración: De 5 a 10 segundos.A posteriori, reposo en cama de 30 minutos con bolsa de agua caliente sobre el abdomen. Baño frío de brazos. Se realiza en recipiente adecuado que permita introducir ambos brazos flexionados en ángulo de 90º. El nivel del agua debe llegar hasta la mitad del brazo. Temperatura: 15º C. Duración: Hasta 30 segundos. Al terminar el baño se escurre con las manos la mayor parte del agua que quedó adherida a la piel y se deja secar ésta por sí sola, acelerando el proceso con movimientos de los brazos. Baño frío de piernas. Se realiza en recipiente adecuado que permita introducir ambas piernas comodamente. El nivel del agua debe de llegar hasta unos 10 cm por debajo de la rodilla. Temperatura: Hasta 15º C. Duración: De 15 segundos a 2 minutos, hasta que el Curista manifieste tener la sensación de pies calientes o de dolor cortante. Al terminar el baño se escurre con las manos la mayor parte del agua que quedó adherida a la piel y se deja secar ésta por sí sola, acelerando el proceso caminando o con reposo en cama. - Baños templados. La temperatura de estos baños oscila entre 35º y 37º C. La duración es de 15 a 20 minutos. La temperatura ambiente (cabina de baño) debe mantenerse en alrededor de 22º C. Duración del reposo tras el baño: 30 - 60 minutos. - Baños calientes. Hay que establecer la diferencia entre el baño caliente a una tem peratura de 38º - 40º C y el baño muy caliente a una temperatura de 41º - 45º C. La duración es de 10 - 20 minutos. De prolongarse por más tiempo se produce aumento de la temperatura corporal. Baño templado total. Temperatura: 35º - 37º C. Duración: 5 - 20 minutos. Baño caliente total. Temperatura: 38º - 42º C. Duración: 10 - 15 minutos. Se aconseja comenzar con temperatura indiferente (32º-34º C) y agregar agua caliente hasta alcanzar la temperatura prescripta. Tras el baño es aconsejable una envoltura seca.

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Baño templado de 1/2 cuerpo. Apropiado para personas que no toleran el baño total. Se administra, generalmente, como medida de precalentamiento antes de aplicaciones frías. Temperatura: 35º - 37º C. Duración: 10 - 15 minutos. A posteriori, reposo en cama de 20 a 30 minutos. Baño caliente de 1/2 cuerpo. Se lleva a cabo según la técnica descripta para el baño templado, prescribiéndose, generalmente, en lugar de un baño total como recurso diaforético. Temperatura: 38º - 45º C. Duración: 10 - 15 minutos. Tras el baño se aconseja una ligera ablución fría y luego reposo en cama durante 30 - 40 minutos. Baño templado de asiento. Una vez sentado en la bañera, el Curista es cubierto con una sábana y una frazada de lana. Los pies deben mantenerse calientes (¡Se aconseja no tomar baños de asiento con pies fríos!). Tras el baño se aplica una ablución fría o un breve baño frío. Temperatura: 35º - 37º C. Duración: 10 - 20 minutos. Baño caliente de asiento. Se lleva a cabo como el anterior. Temperatura: 37º - 40º C. Duración: 10 - 15 minutos. Baño templado de brazos. Se administra, generalmente, con suplementos para baño (manzanilla, heno, etc.). Temperatura: 37º C. Duración: 15 minutos. Baño caliente de brazos. Se lleva a cabo como el anterior. Temperatura: 38º - 45º C. Duración: 1 - 2 minutos. Baño templado de piernas. Se administra, generalmente, con suplementos para baño. Temperatura: 35º - 37º C. Duración: 10 - 15 minutos. Baño caliente de piernas. Se lleva a cabo como el anterior. Temperatura: 38º - 45º C. Duración: 10 - 15 minutos. - Baños de temperatura ascendente.Son baños en los que la temperatura, al comienzo, es de 34º - 36º C y, mediante adición de agua caliente, se la eleva lentamente, en 20 - 30 minutos, a 42º - 45º C. En cuanto el Curista comienza a transpirar se da por terminado el baño. Se prescriben, preferentemente, como aplicaciones parciales (brazos, de asiento, etc.).

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Baño ascendente de 1/2 cuerpo. Se lleva a cabo según la técnica descripta más arriba. Por ser una aplicación enérgica, no se prescribe con frecuencia. Se lo administra, preferentemente, cuando se desea alcanzar un efecto diaforético. Baño ascendente de asiento. Se lleva a cabo según la técnica descripta más arriba, cubriendo al Curista como en los baños templados o calientes. Baño ascendente de brazos. Se lleva a cabo según la técnica descripta más arriba. Baño ascendente de piernas. Se lleva a cabo según la técnica descripta más arriba. - Baños alternos (caliente - frío). Se prescriben, preferentemente, a personas de poca capacidad de reacción al calor o al frío solos. Provocan, en principio, una especie de gimnasia vascular con efecto hiperemisante y tonificante de los vasos. Son administrados, casi siempre, como aplicaciones parciales. Para estos baños se requieren dos recipientes, uno para el baño caliente y el otro para el frío. Se comienza siempre con el baño caliente y se pasa al baño frío, repitiéndose la maniobra 2 - 3 veces y terminando siempre con el baño frío. Baño alterno de asiento. Se lleva a cabo según la técnica descripta más arriba, cubriendo al Curista, en la fase caliente, como se indicó en los baños templados o calientes. Temperatura de la fase caliente: 38º - 40º C. Duración de la fase caliente: 8 - 10 minutos. Temperatura de la fase fría: 15º C. Duración de la fase fría: 5 - 10 segundos. Se repite 2 - 3 veces, terminando siempre con la fase fría. Baño alterno de brazos. Se lleva a cabo según la técnica descripta más arriba. Temperatura de la fase caliente: 37º - 45º C. Duración de la fase caliente: 4 - 5 minutos. Temperatura de la fase fría: 15º C. Duración de la fase fría: 5 - 10 segundos. Se repite 2 - 3 veces, terminando siempre con la fase fría. Baño alterno de piernas. Se lleva a cabo según la técnica descripta más arriba. Temperatura de la fase caliente: 38º - 40º C. Duración de la fase caliente: 8 - 10 minutos. Temperatura de la fase fría: 15º C. Duración de la fase fría: 5 - 10 segundos. Se repite 2 - 3 veces, terminando siempre con la fase fría. - Baños de anhídrido carbónico (CO2). Si su preparación se hace mediante transformación química de un preparado, éste debe liberar en el líquido del baño a una temperatura de 35º C, por lo menos, 120 litros de CO2.

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Utilizando un aparato impregnador, éste debe posibilitar que a una temperatura del agua de 16º - 20º C se produzca un enriquecimiento equivalente a, por lo menos, 1150 mg de CO2 libre por litro de agua. Dicha agua se agrega al líquido del baño hasta alcanzar la temperatura prescripta para el baño. No se aconseja utilizar un sistema de serpentina con orificios para incorporar el CO2 al líquido del baño, pues de ese modo es insuficiente la necesaria combinación con el agua para lograr el efecto terapéutico. - Baños de oxígeno (O2). Si su preparación se hace mediante transformación química de un preparado, éste debe producir en el líquido del baño a una temperatura de 36º - 37º C, por lo menos, 12 litros de oxígeno. Utilizando el oxígeno de un tubo, se procurará que el mismo se reparta uniforme y regularmente en forma de pequeñísimas burbujas. - Baños de perlas o burbujas. Mediante una serpentina con orificios se insufla, en el líquido del baño, aire comprimido de un tubo o aire atmosférico mediante un compresor durante toda la duración del baño. El aire puede ser previamente calentado y la cantidad a insuflar será de, por lo menos, 100 litros/minuto. - Baños con preparados medicinales. El efecto de estos baños, en especial los que contienen derivados fitoterápicos, depende, en esencia, del contenido en aceites esenciales (substancias oleosas con fuerte y característico olor, extraídas de diversas plantas e identificadas como aldehidos, fenoles, terpenos,etc.). Un preparado de este tipo destinado a baños medicinales debería contener aproximadamente 5 gramos de aceites esenciales en una dosis para un baño. En agua, los aceites esenciales son poco solubles poseen, sin embargo, gran acción capilar actuando como hiperemisantes. Los aceites ricos en terpenos y los que contienen compuestos azufrados poseen un fuerte efecto estimulante. Por otra parte, los vapores de muchos aceites esenciales, al ser inhalados durante el baño, obran como secretolíticos, expectorantes y antisépticos. Muchos de ellos poseen un aroma característico muy agradable, lo que, desde el punto de vista psicológico, jugaría cierto papel durante el Tratamiento Termal. Efectos secundarios indeseados no se conocen hasta el momento. En los Curistas con afecciones cutáneas, empero, se recomienda precaución, ya que con la piel lesionada, el efecto estimulante y la absorción de las substancias medicinales para baños puede ser mayor que lo normal y deseado. Las opiniones sobre los efectos de los baños con preparados medicinales no son uniformes. En principio, el efecto hiperemisante del baño caliente no se discute. En baños con esencias de pino, tomillo,etc., por ejemplo, se producen, con-comitantemente, efectos inhalatorios demostrables. No fácil de reproducir y de documentar pero, de todos modos, existente es también el componente psicológico del efecto del baño, que va unido al color y olor de la sustancia utilizada. Efecto farmacológico de algunos de los componentes del preparado no debe esperarse, ya que la penetración a través de la piel (si llegara a producirse) es tan insignificante que no alcanza a provocar efectos farmacológicos ostensibles. - Baños de algas. - Baños termo-vegetales constituídos por vegetación endógena de confervas (o ajomate), vegetales criptogámicos que nacen, viven, mueren y se descomponen en ciertas aguas mineromedicinales termales produciendo baregina, glairina, etc. - Baños diaforéticos (provocadores de mayor transpiración)

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Sauna (baño finlandés). Por ser el más popular y difundido nos detendremos en algunos detalles esenciales (52). El nombre de Sauna proviene de Finlandia y a pesar de opiniones contrarias que puedan apoyarse en razones semánticas o fonéticas, utilizaremos aquí la forma femenina y hablaremos de “la Sauna” o usaremos las expresiones “el baño Sauna” o “el baño finlandés”. Sauna es un baño alterno de aire seco caliente y frío, interrumpido por breves oleadas de vapor y aplicaciones refrescantes de agua fría. El baño Sauna es una aplicación fisioterápica en uso popular desde siglos, sobre todo en Finlandia y Rusia, de tipo mixto (termo- e hidroterapia) y de grado extremo, con temperaturas que van de la hipertermia en la cabina al estímulo frío del aire exterior y del agua (o de la nieve, si se dispone de ella). El calor seco de la cabina y el estímulo frío subsecuente constituyen temperaturas ambientales dispares que actúan sobre los procesos regulatorios encargados del mantenimiento de una temperatura corporal central constante, provocando reacciones primariamente en la circulación, especialmente la cutánea. A través de la influencia sobre el Sistema Nervioso Vegetativo se llega, por otra vía, también a efectos sobre la circulación general. El baño Sauna es una valiosa medida preventiva, una fuente inagotable de investigaciones científicas (fisiológicas, balneológicas,etc.) y sus efectos han sido mejor estudiados que los de muchos medicamentos. Una moderna instalación “ad hoc” para la Sauna está constituída por la fuente de calor y una cámara o cabina hipertérmica en la que se pueden sobrepasar temperaturas de 80º C y alcanzar aún los 100º C con una humedad relativa ambiente inferior al 15 %. La regulación y mantenimiento de la temperatura deseada se logra mediante termóstatos. Debido a que la función refrigerante de la transpiración solo se presenta con la evaporación del sudor,la tolerancia al calor en un medio caliente seco es esencialmente más elevada que en un medio húmedo. Esta tolerancia está limitada a 50º-70º C en un baño de vapor. El calor seco de la Sauna, por el contrario, puede tolerarse más allá de los 80º C y aún hasta los 100º C. La cabina para el baño Sauna tiene aplicación preventivo-curativa como ámbito para un procedimiento termoterápico e inhalatorio. Las cualidades de una buena Sauna dependen de los dos elementos mencionados: La fuente de calor y la cabina. La primera no debe constituir ningún peligro (polución del aire de la cabina por humo o gases de la combustión) y su funcionamiento debe ser seguro y sencillo. En la cabina es importante que la atmósfera se caliente practicamente sólo por convección y no por irradiación, pues el objetivo es calentar el espacio y no los objetos que en él se encuentren. Una buena Sauna poseerá una cabina recubierta totalmente con madera blanda y porosa o permeable (para techo y paredes: Abeto blanco o rojo),sin pintura, laca o cualquier otro tipo de película que la recubra, sin clavos, tornillos o tuercas visibles, a menos que se trate de material totalmente inoxidable. La madera no debe contener mucha resina para que la humedad pueda pasar sin dificultad hacia el exterior. La cabina debe estar bien aislada y ser hermética debiendo poseer además, buena ventilación. Un buen aislamiento térmico de la cabina se logra con paredes dobles y una cámara aérea entre el recubrimiento interno y el externo, sin placas plásticas ni folias alquitranadas o metálicas.

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Una buena ventilación se logra colocando ventiletes en paredes opuestas, ubicando uno en la parte superior y otro en la inferior. Con esto se obtiene una ventilación que no tiene influencia sobre la temperatura de la cabina pero que garantiza la renovación del aire y evita el déficit de oxígeno. El alma de la Sauna es la fuente de calor (estufa) que puede ser a leña, carbón, gas, petróleo o electricidad. Sobre la estufa se colocarán piedras para provocar la oleada de vapor al hechar agua (cerca de 1/2 litro) sobre ellas. La producción de vapor en la cabina es de breve duración y tiene como objeto provocar un mayor shock hipertérmico, favoreciendo la sudoración. La humedad relativa asciende por un instante, al verter el agua, para luego descender a los valores iniciales. En la cabina se construirán bancos a distintas alturas, ya que la diferencia de temperatura entre el piso y el techo puede llegar hasta los 50º C. El material a utilizar debería ser madera de álamo o aliso la que, por su escasa conductibilidad térmica, permite permanecer sentado o acostado sobre ella sin inconvenientes (posibles quemaduras, irritaciones, etc.). El saunista no debería estar sentado en la cabina sino durante los últimos 2 - 3 minutos de su permanencia en ella, para permitir que el aparato circulatorio pueda adaptarse mejor a la posición ortostática (de pie). La recarga que significa la Sauna para dicho aparato es 35 % mayor cuando se está sentado que cuando se yace acostado en uno de los bancos. La aplicación de aire caliente seco sobre la superficie total del cuerpo, como ocurre en el baño Sauna, provoca tres efectos principales: 1. Aumento de la irrigación periférica para facilitar la pérdida de calor. La vasodilatación que se produce se constata en la coloración rosada que toma la piel blanca. La temperatura de la piel puede llegar a 40º C. 2. Aumento pasajero de la temperatura corporal central en 0,5 a 1º C. 3. Sudoración profusa (200 - 300 gr. en 10 minutos) como mecanismo defensivo contra el calor. La capacidad de adaptación al calor y al frío es para la salud tan importante como la actividad corporal. Ambas deben ser desarrolladas y practicadas respectivamente, para contrarrestar los efectos deletéreos de la inactividad propia de nuestro actual sistema de vida. El rendimiento del organismo acostumbrado al baño finlandés, en lo que a adaptación se refiere, puede equipararse con el rendimiento deportivo. En estudios realizados con deportistas competitivos se comprobó que una permanencia de 15 minutos en la Sauna a una temperatura de 90º C modifica los parámetros circulatorios en la misma medida que lo hace una carrera de 3000 metros. La práctica de este baño pues, con sus efectos: Vagotonía y bradicardia, provoca modificaciones en la dinámica cardiocirculatoria similares a las del entrenamiento corporal, por lo que el baño finlandés, practicado regular y consecuentemente, vendría a alcanzar, en cierta medida, lo mismo que un trabajo corporal cotidiano. Los efectos fisiológicos generales de la Sauna se ponen de manifiesto, sobre todo, en el metabolismo y en el sistema neuroendócrinovegetativo. Además, y dicho en forma general, la Sauna actúa mejorando las condiciones orgánicas generales aumentando el rendimiento, ya sea para la actividad deportiva o para las exigencias de la vida diaria y tiene efectos defatigantes.

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En estudios realizados con voluntarios sanos, por ejemplo, se comprobó que tanto la presión sistólica como la diastólica ascienden unos 15 - 20 mm de Hg al comienzo del baño Sauna. Durante la permanencia en él, la presión sistólica se incrementa aún en alrededor de 10 - 15 mm de Hg. Los aumentos de la presión arterial, sin embargo, no alcanzaron niveles críticos que pudieran haber afectado el trabajo cardíaco. Después de 1 - 2 horas de haber finalizado el baño Sauna, se comprobó un descenso mantenido de ambas presiones de hasta 25 mm de Hg. Entre otros efectos positivos de la Sauna sobre las funciones cardiocirculatorias se ha descripto una disminución de la resistencia periférica con probable apertura simultánea de anastomosis arteriovenosas y una disminución de la resistencia vascular en la circulación pulmonar y en la región esplácnica (vísceras). No entraremos en más detalles sobre este punto por existir abundante literatura especializada (más de 450 publicaciones científicas) pero recordaremos brevemente las principales indicaciones y contraindicaciones de la Sauna. La Sauna posee un amplio espectro de aplicación no existiendo ninguna duda sobre su efecto positivo. Esto lo demuestran además, el gigantesco experimento popular finlandés desde hace siglos y el uso multitudinario actual de la Sauna. Las posibilidades de aplicación de la Sauna son tan variadas como las necesidades individuales. Como hemos visto, la Sauna incrementa el rendimiento de los deportistas cuando se la utiliza para aumentar el tono simpático (p.ej.: Antes de la competencia, calentamiento breve de solo 3 minutos sin sudoración). Pero también se la puede utilizar para una mejor y más pronta recuperación tras esfuerzos corporales y para combatir el cansancio muscular. La Sauna está también indicada en casos de forunculosis, acné, psoriasis, eczema, heridas tórpidas y sabañones, así como en estados de contractura muscular, lumbalgia, ciática y otros trastornos de origen músculo-vertebral. También se la utiliza contra cuadros neurálgicos, para un gran número de personas que requieren un tratamiento rehabilitatorio, en casos de asma bronquial y para personas que sufren resfriados a repetición o frecuentes. En las afecciones reumáticas, la Sauna tiene efecto calmante del dolor. En estos casos se demuestra fehacientemente cómo todos los efectos del baño finlandés se combinan eficazmente actuando sinergizados desde todos los ángulos sobre los distintos aspectos de dichas afecciones. Por medio de la Sauna se logra estimular la actividad metabólica general. Con la fuerte sudoración van unidos la eliminación de residuos metabólicos y la pérdida de peso. Además de la dicho, la Sauna es especialmente recomendable para la mujer, ya que con ella se logran amenguar o regularizar los desequilibrios hormonales de la época juvenil y del climaterio, lo mismo que las irregularidades del ciclo entre ambas etapas. También se ha comprobado disminución de las complicaciones del embarazo. Para una aplicación razonable y en dosis moderadas de la Sauna se puede constatar que hay muchas menos contraindicaciones que los prejuicios corrientes hacen suponer. Las contraindicaciones absolutas pueden resumirse así: Afecciones coronarias inflamatorias y degenerativas con estenocardia de esfuerzo. Estados pos infarto. Signos de insuficiencia cardíaca descompensada. Estenosis mitral. Cor pulmonale. Todas las afecciones cardíacas inflamatorias en actividad Todas las formas de hipertensión arterial con signos clínicos de insuficiencia cardíaca o de una insuficiencia renal latente. Todas las infecciones febriles agudas y las enfermedades infecciosas, especialmente la tuberculosis.

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Afecciones malignas (cáncer). Lesiones cerebrales. Anemia grave. Epilepsia. Psicosis. Hipertiroidismo. Disregulaciones neurovegetativas severas, personas en tratamiento con diuréticos. En casos dudosos un médico conocedor de la Sauna, es decir, que la haya utilizado personalmente, decidirá la aplicación o no del baño finlandés. En caso necesario se hará un “baño de prueba” bajo su control. La correcta aplicación de este baño requiere que toda Sauna deba estar asistida por personal competente. La aplicación terapéutica de la Sauna debe hacerse, sin excepciones, sólo en aquellas instalaciones que cuentan con la necesaria dirección y control de un médico experimentado en este campo. Para la práctica de la Sauna existen procedimientos y “reglas de juego” bien definidos que esbozaremos brevemente y que deben ser conocidos y observados estrictamente para evitar incidentes. Quien no tolera la Sauna o se resfría tras su uso, es porque transgredió alguna de sus reglas fundamentales. Por razones de higiene, antes de ingresar a la Sauna se lavará el cuerpo con una ducha tibia y jabón. En la cabina debe reinar silencio, para permitir que el saunisa pueda relajarse completamente. Para el baño finlandés es necesario disponer de tiempo. Nada obra tan perturbadoramente y menoscaba en tanta medida el efecto de la Sauna, como la sensación de que hay que apurarse. Procedimiento. 1. No entrar a la Sauna sintiendo hambre o con el estómago lleno. Vaciar la vejiga previamente. 2. Secar bien todo el cuerpo pues piel seca comienza a transpirar más rapidamente. 3. Un baño de pies previo (caliente) asegura el calentamiento de las extremidades inferiores y favorece igualmente la transpiración. 4. Primer pasaje de Sauna, 8 - 12 minutos (máximo 15 minutos). El tiempo de permanencia en la cabina no debería, en realidad, depender del reloj. El saunista experimentado percibe por sí mismo cuándo es tiempo de abandonar la cabina. Es importante que antes de abandonarla, el cuerpo haya transpirado. 5. Siempre sobre el toallón de baño, alternar la posición de acostado con la de sentado utilizando cada vez un banco más alto. Los últimos dos minutos permanecer sentado (evitará posible colapso al levantarse). 6. Salir de la Sauna y caminar 8 - 12 minutos al aire libre. El organismo necesita ahora más oxígeno. Durante este tiempo se evitarán los movimientos excesivos y/o la gimnasia. 7. El descenso de la temperatura que se inicia con el baño de aire se continua y termina con los siguientes pasos: 7a. Refrescarse con un chorro de agua fresca. 7b. Continuar refrescándose con una breve ducha. 7c. Penetrar en la piscina de inmersión (aguas fresca) previo secado de la transpiración. ¡En caso de hipertensión no utilizar la piscina! 8. A continuación, un baño caliente de pies proporciona sensación de calor a todo el cuerpo. 9. Eventualmente, repetición de las aplicaciones frías (como en 7a - 7c). Sirven de entrenamiento para los vasos sanguíneos e incrementan la capacidad de resistencia del organismo. Paso optativo. 10.Una pausa para el descanso favorece la relajación y la recuperación. Deberá hacerse abrigado (manta,etc.). 11.Eventualmente masaje manual o utilización del solario. 12.Descansar, por lo menos, 15 minutos ingiriendo jugo de frutas contra la sed. 13.Nuevo pasaje de Sauna. Repetir todo como desde 4. 14.Más de tres pasajes de Sauna no incrementan los beneficios para la salud de este baño. 15.El tiempo total de permanencia en la Sauna no debería sobrepasar las 2 horas, dependiendo del número de pasajes así como también de la tolerancia individual.

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Es importante que el saunista logre, al finalizar su baño, refrescar su cuerpo lo suficiente como para no continuar transpirando, lo que anularía parte del beneficioso efecto del baño finlandés, y que mantenga sus pies calientes. Se sobreentiende que Sauna únicamente, no es ninguna panacea que mejore o cure todos los males. Debe constituir solo un recurso más en el bien pertrechado arsenal terapéutico de todo Médico Termalista. Hammam o baño turco. Al contrario de lo que sucede con la Sauna, este baño no es de aire seco sino que, mediante vapor de agua, se alcanza una humedad de hasta el 70 %, con lo que se tolera una temperatura máxima de 50º C (en algunos casos hasta 70º C). Baño romano-irlandés. Ver ilustración en pág. 108. -Baños marinos Talasoterapia (del griego, thalassa = el mar) es la utilización del medio marino (agua rica en minerales micronutrientes, plancton, algas microscópicas,clima, radiación solar, arena, fangos) con fines terapéuticos. El aprovechamiento terapéutico del complejo helio-climático-marino se remonta a la época de los griegos y romanos. En la actualidad, la práctica de la Talasoterapia está muy difundida, como lo atestiguan innumerables Centros Talasoterápicos a lo largo de las costas europeas del Atlántico y del Mediterráneo. En dichos centros, situados junto al mar, se aprovechan todos los beneficios del aire, el sol, el clima y el agua marinos.

Saturado de microgotas de agua de mar en suspensión, el aire marino, rico en iones negativos, estimula las funciones del sistema inmunocompetente y del aparato respiratorio favoreciendo la resistencia frente a diversas noxas y a factores estresantes en general. Rico en iodo, el aire marino actúa indirectamente sobre la glándula tiroides participando así en el proceso metabólico general del organismo. Rico en ozono, el aire marino tendría una acción algo similar, en cierta medida, a la de los antibióticos. En la práctica se da importancia a la técnica utilizada (horario, tiempo e intervalos de inmersión,etc.) así como a la rigurosa selección del Curista con la correspondiente indicación terapéutica. Es por ello que si el baño marino provoca algún efecto desfavorable, la causa hay que buscarla en una inadecuada indicación médica o en una técnica inapropiada, especialmente en lo referente al horario y a la temperatura del agua. La temperatura media en verano varía de 20º a 26º C según las latitudes. Al iniciar el Tratamiento Talasoterápico deben observarse, durante los primeros días, reglas de moderación sometiéndose a una progresiva exposición helioterápica preparatoria en un período variable según las condiciones climáticas y las peculiaridades del Curista, evaluadas de acuerdo al criterio médico termalista. Por su temperatura, el baño de mar provoca, al entrar al agua, una vasoconstricción periférica con simultánea vasodilatación profunda (excepto el riñón), la contracción espástica de los músculos, el retardo del pulso con aumento de la intensidad de las inspiraciones. Además de la acción puramente térmica descripta, debe de tenerse en cuenta el efecto de la gran concentración cloruradosódica del agua que, irritando los nervios cutáneos, lleva a una hiperemia de la piel, y la acción kinesioterápica ejercida por el movimiento del mar, el que provoca, a la vez, una suerte de masaje. A todo ello se agrega la actividad física del Curista al realizar movimientos natatorios.

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La gran cantidad de microcristales de cloruro sódico que queda adherida a la piel (manto de Frankenhauser) prolonga la acción hiperemiante cutánea, por lo que no debe aconsejarse la ducha con agua dulce después del baño de mar, sino el secado al sol. La duración de cada baño debe comenzar por ser de 15 minutos y aumentar progresivamente hasta los 30 - 40 minutos, siempre de acuerdo a variantes reaccionales individuales, las que también determinan la alternancia de la inmersión en el agua y la helioterapia. Dicha alternancia puede oscilar con períodos de 30 a 60 minutos, dejando secar, como se dijo, siempre al sol. El baño de mar no debe tomarse nunca con el estómago ocupado (preferiblemente en ayunas ó 3 horas después de haber comido) siendo conveniente no prolongarlo ni un instante más desde el momento en que se comienza a sentir frío, después del frío fisiológico inicial experimentado al sumergirse. Si el baño se prolongara demasiado, al cabo de cierto tiempo aparece el llamado “escalofrío secundario” que traduce practicamente el agotamiento de la reacción iniciada con la entrada al agua(3). La hora más apropiada en zonas de climas templados es la cercana al me-diodía. La duración óptima de un Tratamiento Talasoterápico es de un mes, siendo aún más efectivo si se prolonga hasta dos meses. El Médico Termalista debe elegir para cada Curista el lugar más adecuado dentro de las posibilidades geográficas. La aplicación balneoterápica utilizando agua de mar calentada es una técnica talasoterápica modificada y alternativa, con la que el tratamiento pierde un factor energético importante y el agua marina deja de poseer muchas de sus propiedades biológicas más interesantes. Psamoterapia (del griego, psammos = arena) es la utilización de arenas de playa marítima, de río o lago interior con fines terapéuticos (“baños de arena”). Esta terapia se practica, preponderantemente, en las costas marítimas integrando un plan de Tratamiento Talasoterápico. La arena es un complejo sedimentario cuya estabilidad o inestabilidad depende del aporte del mar (o del río) y de la acción de los vientos. Dicho complejo está integrado también por elementos biológicos. Para su empleo terapéutico en baños parciales o totales se tendrá en cuenta, además de su composición, la porosidad, la permeabilidad, la plasticidad y, fundamentalmente, su granulometría (generalmente entre 0,02 y 0,5 mm). Arenas de granos muy finos retienen mucho los rayos infrarrojos. Las de granos gruesos son menos calóricas por tener más espacios de aire. Los minerales de colores retienen también más calor. Para su utilización, la arena debe estar libre de sustancias extrañas, impurezas y todo otro elemento que pueda lesionar al Curista o influir sobre las propiedades físicas de la arena. N.B. Aún cuando desde el punto de vista de la construcción y de la organización las instalaciones para baños parciales (brazos, piernas, asiento) son ubicadas, casi siempre, en la Sala de Hidroterapia y la mayoría de los autores describe a dichos baños en el capítulo dedicado a la Hidroterapia, nosotros hemos creído más oportuno, no sólo por razones semánticas sino también didácticas, hacerlo en el capítulo dedicado a la Balneoterapia.

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5.2 H i d r o t e r a p i a Toda aplicación terapéutica termal bien ordenada tiene como principios generadores los interrogantes: ¿Qué es curar?, ¿Cuáles son las causas de la curación?, ¿Cuáles sus mecanismos?, ¿Cuáles sus fines? En este contexto, el significado del término Hidroterapia no es sólo una idea de una técnica o de un grupo de técnicas, una idea de la utilización de un agente aplicado sobre el cuerpo humano. Es un concepto de mayor calado, es idea de conocimiento porqué, cómo y para qué se usa el agua como agente terapéutico. ¡Sépalo el aprendiz de Hidroterapeuta! 5.2.1 Concepto. Consideraciones generales Con el término Hidroterapia se designa al uso del agua en aplicaciones ex- ternas con fines terapéuticos. Desde tiempo inmemorial el hombre intuyó que el agua, sin la cual la vida no sería posible en nuestro planeta, debía intervenir como agente curativo en las des viaciones patológicas de su organismo, así como interviene en todas las manifesta- ciones orgánicas fisiológicas. El agua, por lo que sabemos de físicoquímica, metabolismo intermedio, me dio interno, capilaridad, ósmosis, evaporación,etc. y por muchos otros conceptos, es- tá en relación directa con nuestra vida y sus variantes: Salud y enfermedad. Este hecho y lo que veremos a continuación, nos autorizan a hablar del agua como del más antiguo de los agentes terapéuticos utilizados por el hombre. El agua, por lo que es y por sí sola, se sobreentiende que no cura nada. Sin embargo, dado su valor como sustancia fundamental de toda la bioesfera, el agua po see sobresalientes propiedades físicas y químicas que hacen de ella un recurso de gran utilidad terapéutica. Para su estudio detallado deberíamos ocuparnos de una rama de la cien- cia, la Biohidrología, la que atravesando la Biología, la Bioquímica y la Medicina, se engarza en la Geohidrología, la Geoquímica y la Físicoquímica. Este entroncamiento interdisciplinario, si bien de importancia en el sentido de una síntesis de todas las ramas afines sobre una base unitaria científico-natural, no pode mos desarrollarlo en el marco de este manual y solo utilizaremos los elementos que nos faciliten el manejo adecuado del elemento agua desde el punto de vista terapéu- tico. Las propiedades del “agua líquida” son muy anómalas. El tamaño y la es- tructura de su molécula, la covalencia que liga sus elementos y el enlace de hidróge- no que mantiene unidas las moléculas de agua, contribuyen a convertirla en el más útil de los fluídos. Constituye el producto natural que más se aproxima al concepto del disolvente uni- versal y sirve como medio para las transformaciones químicas. Un aspecto importante del agua es su enlace molecular. Si el agua se comportara como los compuestos más semejantes a ella desde el punto de vista químico (p.ej.: H2S), se congelaría a unos -64º C y entraría en ebullición a unos 55º C. Su peculiar estructura molecular la hace estable a temperaturas mucho más elevadas y le permite desempeñar sus funciones especiales. También es importante la reacción de las moléculas del agua a la congelación. Casi todos los compuestos químicos se hacen más densos y pesados cuando se congelan, pero el agua se expande y se aligera (el hielo flota en el agua). La dilatación que sufre al congelarse, su densidad máxima a 4º C, la disminución de la comprensibilidad y viscosidad a unos 30º C, distinguen al agua de los líquidos llamados “normales” o “no polares”.

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El agua tiene poder de absorber y transmitir calor, siendo el cuerpo que a igualdad de peso, mayor cantidad de calor absorbe en el más corto tiempo. Es pues, un excelente conductor de la energía térmica, es decir, posee una gran capacidad calórica, pues ningún otro líquido, a excepción del amoníaco, precisa tanto calor como el agua para elevar su temperatura en una unidad. Por esta propiedad, el agua obra como amortiguador contra los cambios térmicos . Posee, además, una elevada tensión superficial, superada sólo por el mercurio y es un líquido de reducida viscosidad. Químicamente el agua es un electrólito anfótero y es, al mismo tiempo, el solvente en que se ionizan en mayor escala los electrolitos disueltos, lo que significa que el agua posee una elevada constante dieléctrica. Con el significado que tiene el agua para el normal desenvolvimiento de los procesos orgánicos de todas las formas vivientes, no puede sorprender que dicho elemento juegue un rol también importante en el tratamiento de numerosas afecciones. Las características arriba mencionadas hacen del agua no solo el agente terapéutico más versátil, sino que gracias a ellas se obtiene tal variedad de propiedades y multiplicidad de efectos que, inteligentemente utilizadas en relación con la capacidad reactiva del organismo, le confiere un amplio espectro de indicaciones. Al utilizar el agua como estímulo y ponerla en contacto con la superficie corporal con fines terapéuticos, el agua se comporta esencialmente como elemento pasivo ya que no quita calor al cuerpo sino que lo recibe, porque el organismo lo cede al reaccionar. Si recordamos lo dicho en páginas anteriores, que en el Tratamiento Termal y especialmente en Hidroterapia, lo que va a provocar en definitiva la alteración momentánea del equilibrio dinámico del organismo u homeostasis, esto es, lo que va a poner en marcha la “conmutación orgánica” es la “impresión” y no la absorción u otro fenómeno, nos resulta claro que no hay a nuestro alcance otro elemento más útil que el agua para provocar “impresiones” que inicien los “desequilibrios funcionales curativos” del organismo. El agua se utiliza pues, como medio “impresionante” o estímulo térmico,por su temperatura; químico, si contiene en solución sales minerales o sustancias medicamentosas y mecánico, por la forma de aplicación (baños, chorros, duchas, etc.). Por sus características, el agua se adapta como una película a la supericie corporal en tratamiento, factor de gran importancia, como veremos, en la aplicación de chorros. Finalmente, por pasar fácilmente de su estado líquido al sólido y al gaseoso, es útil para las aplicaciones frías con hielo y las aplicaciones de vapor. Así como es importante conocer las características principales del agua, como elemento insustituíble para la práctica de la Hidroterapia, también es de importancia, tanto para el Médico Termalista como para el personal auxiliar correspondiente, conocer algunos aspectos básicos vinculados con la termorregulación del organismo humano. La temperatura corporal, sus caracteres fisiológicos y variaciones así como la influencia de factores externos y las modificaciones de los mecanismos de regulación, pueden ser determinados y estudiados mediante modernos métodos de medición (Termografía). Con ella se han ganado los actuales conocimientos sobre la regulación térmica que fundamentan, en gran parte, las medidas hidroterápicas.

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Para comprender la importancia de la termorregulación corporal en relación con la homeostásis y la aplicación de estímulos térmicos hidroterápicos durante un Tratamiento Termal hay que recordar la diferencia funcional entre los mecanismos centrales termogenéticos y el papel aislante del manto cutáneo. La termorregulación abarca, en este sentido, el total mantenimiento del equilibrio dinámico de la economía térmica corporal, regulando el juego interactivo entre el manto cutáneo y los mecanismos centrales termogenéticos. Los relativamente rápidos mecanismos de regulación física de los elementos efectores en el manto cutáneo posibilitan al organismo su ajuste o adaptación a las cambiantes condiciones del medioambiente, lo que es aprovechado, en la práctica, mediante la prescripción de estímulos térmicos (p.ej.: En Hidroterapia). Lo que es especialmente importante para la termoterapia (Hidroterapia, Fototerapia, etc.), así como también para toda la terapia física, es el hecho de que, mediante el efecto del estímulo físico sistemático sobre el organismo y sus funciones, se logran modificaciones de la forma de reaccionar que pueden ser consideradas como parte de la denominada adaptación fisiológica. Se trata de procesos de adaptación que son desencadenados por los efectos de estímulos externos utilizados en terapia física. Dichos procesos de adaptación constituyen, como ya hemos visto en capítulos anteriores, las bases fisiológicas de la Medicina Termal y, con ello, también de la Fisiatría. La interacción entre irradiación y resistencia térmica en el manto cutáneo y la termogénesis de los mecanismos centrales constituye una función protectora frente a influencias disturbantes térmicas externas. Los estímulos térmicos de la Balneo-, Hidro- y Fangoterapia no significan otra cosa que influencias disturbantes que se utilizan para provocar la reacción del mecanismo de termorregulación.

Para terminar, recordaremos que uno de los objetivos esenciales de todos los mecanismos de regulación es el mantenimiento de la homeostásis cuya esencia es conservación y equilibrio del medio interno merced a las funciones de una asombrosa “sabiduría del cuerpo” (W. Cannon). En Hidroterapia interesa el mantenimiento de la temperatura corporal central entre 37º y 37,5º C (17). Dicha temperatura es indispensable para una actividad metabólica normal de la que, en definitiva, depende la vida. Para lograrlo, el organismo utiliza diversos sistemas reguladores. Para regular la temperatura corporal, su circuito regulador biológico tiene, por ejemplo, un valor de referencia para su ajuste, es decir, que el valor de la temperatura central del cuerpo ha de ser mantenido, en lo posible, constante en relación con dicho valor de referencia. En caso de que deba ser aumentado (ante estímulos fríos, por ejemplo) se incrementa la actividad metabólica o la muscular (tiritamiento o temblor). En caso de que la temperatura central corporal ascienda demasiado, entran en funcionamiento determinados sensores térmicos enviando impulsos a los controles centrales para informar sobre el actual valor térmico elevado y provocando una contrarregulación inhibitoria de la producción química de calor mediante disminución de la actividad hepática y muscular e incremento de la pérdida física de calor (transporte de sangre a la perifería, sudoración, etc.). Esta actividad se mantiene hasta que vuelve a ser alcanzado el valor de referencia para el ajuste de la temperatura central. Calor, como sabemos, es un concepto físico que expresa un tipo de energía cinética y abarca toda la escala de temperaturas por encima del 0º C absoluto (=-273º C).

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Frío, por el contrario, es un concepto subjetivo relacionado con la temperatura óptima de nuestro medio circundante. Se lo vincula con nuestra percepción térmica y abarca toda la escala de temperaturas por debajo de nuestra “temperatura indiferente”. A todo esto, se recordará que, de acuerdo a los conocimientos actuales, los mecanismos fisiológicos de regulación en general, parecen estar ajustados para una vida en un ambiente caluroso y húmedo. Para el cuerpo humano desnudo, la temperatura crítica del aire, por debajo de la cual se activan los procesos metabólicos necesarios para el mantenimiento de la temperatura corporal, se encuentra entre 27º y 33º C. La percepción térmica es subjetiva y depende de las propiedades termofísicas del medio con el que contactamos (aire, agua, peloide, etc.). Es por ello que la temperatura del llamado “punto indiferente” está también determinada por el medio que nos rodea. La llamada “temperatura indiferente” es la temperatura bajo la cual no se percibe estímulo térmico alguno y es, por ejemplo, para el agua común de 34º a 36 º C, para los baños de CO2 de 32º a 34º C, para el fango de 38º C. En relación con estos valores se tendrá en cuenta que la “percepción térmica indiferente” no es idéntica con la “temperatura metabólica indiferente”. La interpretación de los efectos de las aplicaciones hidroterápicas solo es posible si se toman en consideración los factores de la producción térmica química y de la regulación física en función de la actividad del centro termorregulador cerebral. Las aplicaciones de agua están asociadas, en general, con estímulos térmicos y la posibilidad de actuar sobre el cuerpo con dicho medio se basa en el hecho de que el organismo está capacitado fisiológicamente para un permanente y directo intercambio de calor con el medio que lo rodea manteniendo, al mismo tiempo, siempre constante su “temperatura de funcionamiento”, necesaria para los procesos vitales, mediante los siguientes mecanismos reguladores: a) Regulación química. Se lleva a cabo incrementando o disminuyendo la producción de calor. Esto se hace a través de la aceleración o inhibición de los procesos metabólicos que tienen lugar al producirse la combustión de los elementos nutritivos incorporados con los alimentos o de las sustancias propias del organismo con la participación del oxígeno del aire inspirado. b) Regulación física. Se lleva a cabo con la intervención del sistema circulatorio mediante los mecanismos de vasodilatación y vasoconstricción, así como también mediante el aumento o disminución de la actividad cardíaca. Participan además, la función respiratoria y la actividad de las glándulas sudoríparas, éstas mediante el mecanismo de la perspiración y sudoración con su consecutiva evaporación. La regulación física de la temperatura corporal se lleva a cabo pues, mediante aumento o disminución de la pérdida de calor. Dado a que los mecanismos de regulación se manifiestan, preponderantemente, a nivel de la superficie corporal, que está permanentemente influenciada por la temperatura ambiente, no existe en la piel una temperatura constante (contrariamente a lo que sucede con la temperatura central del cuerpo). Por esta razón, la temperatura cutánea, sometida a las variadas influencias circundantes, no puede ser siempre idéntica a la temperatura de la sangre, mientras que la temperatura central sí corresponde con la temperatura de la sangre arterial. La mayor parte de los mecanismos reguladores mencionados se encuentra, a su vez, en directa o indirecta interrelación con el centro termorregulador ubicado en la región anterior del hipotálamo. Dicho centro es un receptor calórico que reacciona instantáneamente frente a modificaciones de la temperatura con una tolerancia sensitiva aproximada al 1/10º C.

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Finalmente, debemos referirnos a algunos de los factores de mayor importancia para la regulación térmica que todo Médico Termalista debe de tener en cuenta al prescribir un Tratamiento Termal donde incluye aplicaciones hidroterápicas. a) La relación entre el núcleo somático y la superficie corporal. Cuanto más se parece el cuerpo a una esfera (pícnicos) tanto menor es la superficie corporal en relación con el núcleo somático. El individuo de hábito pícnico (bajo y gordo) posee una superficie corporal relativamente pequeña y un núcleo somático relativamente grande. Por ello tiene una superficie de intercambio con la temperatura ambiente relativamente pequeña (menor irradiación térmica) y una menor superficie de sudoración (reducida evaporación). Esto significa reducida pérdida de calor y mejor aprovechamiento de la autotemperatura. Esta constelación es relativamente desfavorable para temperaturas ambiente elevadas y relativamente favorable para temperaturas ambiente bajas. El individuo de hábito asténico (alto y delgado) posee, por el contrario, una superficie corporal relativamente grande y un núcleo somático relativamente pequeño. Por ello hace un mal aprovechamiento de la autotemperatura; la superficie de intercambio con la temperatura ambiente es relativamente grande y la superficie de evaporación es también mayor. Esta constelación es relativamente desfavorable para temperaturas ambiente bajas y relativamente favorable para temperaturas ambiente elevadas. b) La presencia y la densidad de una capa aisladora externa representada, en el hombre, por un “colchón aéreo” (vellosidad). En ambiente caliente los vellos se encuentran casi paralelos a la piel, mientras que en un medio frío forman con ella un ángulo que puede aproximarse al recto. Esto se debe a la contracción de los músculos pilomotores. La conocida “piel de gallina”, provocada por la contracción de estos músculos, eriza los vellos aumentando la capa de aire existente y de esta manera se logra que disminuya la pérdida calórica. c) La densidad y grado de sequedad de la capa aisladora interna constituída por la piel y el tejido adiposo subcutáneo. d) La vascularización y la irrigación de la perifería. La magnitud de la irrigación periférica y con ello, la posibilidad del intercambio térmico entre la perifería y el núcleo somático es incrementada por: Mayor velocidad del flujo sanguíneo por aumento del volumen minuto cardíaco. Apertura y/o dilatación de capilares. Cierre de anastomosis arteriovenosas. etc.

El intercambio térmico es disminuído por: Disminución del volumen minuto cardíaco. Espasmos a nivel capilar. Procesos estenosantes u obliterantes. Apertura de anastomosis arteriovenosas. etc.

e) La capacidad conductora para el calor del medio circundante (p.ej.: Baja en el aire, elevada en el agua). f) El volumen de la pérdida de calor por evaporación del sudor, la que depende de la producción sudoral y de la humedad y temperatura del aire de contacto (la evaporación sudoral disminuye en ambiente húmedo y es imposible en un ambiente con aire saturado por vapor de agua).

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Independientemente de estos factores físicos, la regulación térmica está también determinada por un sistema regulador fisiológico, que ya hemos tratado de esbozar en páginas anteriores y cuyas diversas funciones aún no están totalmente aclaradas. 5.2.2 Mecanismos de acción de las aplicaciones hidroterápicas Mediante el contacto del agua con la superficie de la piel se imparten estímulos fríos o calientes. En la piel, como es sabido, un órgano de cerca de 2 metros cuadrados de superficie, se encuentran alrededor de 300.000 puntos o termoreceptores para el frío (corpúsculos de Krause) y cerca de 25.000 termoreceptores para el calor (corpúsculos de Ruffini)** . Estos receptores son los que reciben los estímulos mencionados y los dirigen, mediante vías de conducción aferentes, a la médula espinal. Desde allí se ordenan las respuestas reflejas destinadas a las areas del cuerpo correspondientemente subordinadas y a la amplia red del Sistema Nervioso Vegetativo, especialmente en sus ramificaciones vinculadas con los vasos sanguíneos. Este mecanismo ejerce su influencia, por un lado, sobre la circulación cutánea y alcanza, por el otro, también a órganos internos a través de reflejos cutiviscerales. Desde la médula espinal, vías ascendentes hacen llegar los estímulos recibidos hasta el cerebro donde alcanzan los centros de procesamiento correspondientes (entre ellos, el termorregulador) activando procesos neuro-endócrino-metabólico-vegetativos. La repetición de estímulos pone en marcha los mecanismos de adaptación, parte de los cuales desencadenan la “reacción estrés”, como hemos visto en páginas anteriores. Los efectos descriptos pueden diferenciarse, globalmente, en reacciones inmediatas de origen reflejo y procesos de adaptación a largo plazo. Estos últimos, logrados mediante repetición de las aplicaciones hidroterápicas, son los de mayor utilidad terapéutica. Poco después de algunas aplicaciones alternas (caliente-fría) se puede constatar una disminución de la frecuencia cardíaca y, a largo plazo, se puede comprobar, tras aplicaciones comparables, una reducción del tono simpático-adrenérgico. Observaciones aisladas parecen confirmar también, que los procesos metabólicos y las propiedades reológicas sanguíneas son influenciados favorablemente. Otras observaciones han comprobado efectos de entrenamiento de la microcirculación y de la termorregulación.

En hipertensos pudo demostrarse que la aplicación consecuente de medidas hidroterápicas provocó un descenso y, en muchos casos, una normalización de la presión arterial. Resumiendo, se puede decir que el agua aplicada como estímulo provoca en el organismo una triple reacción: • Nerviosa, que se manifiesta por un incremento de los procesos óxido-reducción (exteriorizado por

aumento de catabolitos en la orina), por reacciones consensuales y por efectos reflejos cutiviscerales (el sistema metamérico juega aquí rol importante).

* De acuerdo con la ontogénesis de la reacción vasomotora, la capacidad para la contracción vascular aparece, en los organismos de sangre caliente, antes que la capacidad para la dilatación. Esta mejor respuesta a los estímulos fríos, garantizada por un número diez veces mayor de termoreceptores para el frío, constituye una apropiada adaptación del organismo de sangre caliente para lograr el mantenimiento de la homotermia central (37º - 37,5º C), de importancia vital frente a la casi siempre más baja temperatura del medioambiente.

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• Cardiovascular-circulatoria, con modificación de la actividad cardíaca, del calibre y del lecho vascular y, por ende, con modificación del riego sanguíneo de los distintos órganos y sistemas corporales.

• Térmica, con modificación de la relación entre la temperatura interna central (o del núcleo somático)

y la superficial del cuerpo, lo que pone en juego, entre otros, a los mecanismos termorreguladores. De lo dicho hasta ahora se puede concluir que el fundamento de las diversas medidas hidroterápicas es el aprovechamiento de las reacciones fisiológicas que se producen al proporcionar o quitar calor. Para la prescripción y aplicación “lege artis” de medidas hidroterápicas se tendrán en cuenta no solo los mecanismos a que nos hemos referido más arriba, sino también las siguientes variables del estímulo térmico (22): a) Tipo de estímulo (más caliente o más frío que la temperatura indiferente). Desde el punto de vista físico, toda temperatura por encima del cero absoluto es equivalente a un determinado “grado de calor”. El concepto de “frío” o “caliente” se refiere, como hemos visto, a la temperatura ambiente en relación con la llamada “temperatura indiferente” y cuando decimos temperatura ambiente, nos referimos a la temperatura del medio que contacta con la piel (aire, agua, peloide,etc.). b) Intensidad del estímulo (diferencia mayor o menor con la temperatura indiferente). La intensidad del estímulo no depende de la diferencia de temperatura, sino de la capacidad de conducción y de la posibilidad de regulación térmica física del organismo. Por ejemplo: La administración y la pérdida de calor se equilibran en un medio ambiente caliente y seco (por eso se toleran hasta 100º C en la Sauna). Por el contrario, en un baño caliente (40º C) ó en un medio ambiente caliente y húmedo, la pérdida de calor está bloqueada, se produce éstasis térmico. c) Duración del estímulo. Esta variable juega un papel decisivo por cuanto el factor tiempo determina también las diferentes fases de la reacción local (p.ej.: Liberación de sustancias vasoactivas), de las contrarregulaciones periféricas (refleja rápida y central lenta, con influencia sobre el metabolismo) y de las funciones de otros órganos (riñón, suprarrenales,etc.). d) Forma de obrar el estímulo (efecto rápido o lento). Ante los estímulos de efecto inmediato (rápido) la reacción y contrarreacción son distintas que frente a estímulos que comienzan y terminan su acción lentamente. Por ejemplo: Al aplicar un chorro fulgurante caliente sin precalentamiento, la reacción es muy distinta a la que se produce si ha habido precalentamiento. Mientras en el primer caso se tiene la sensación de que el agua quema, en el segundo, por adaptación de la perifería (durante el precalentamiento),se percibe como un estímulo agradable. e) Lugar de aplicación del estímulo (la superficie corporal toda o parte de ella). La intensidad de la reacción no solo depende de las variables mencionadas hasta ahora, sino esencialmente también del tamaño de la superficie estimulada. f) Cambio de estímulo en relación a intensidad, duración, frecuencia, así como al tipo de estímulo administrado en último término. Los mecanismos de regulación y contrarregulación son exigidos más intensamente por estímulos alternos que por estímulos individuales (p.ej.: Chorro alterno, caliente-frío). Debido a que la evolución de la reacción en relación al tiempo es diferente (la reacción refleja es rápida, la central lenta), puede provocarse también un efecto muy diferente. Del último estímulo depende la reacción posterior. Por esta razón, las aplicaciones alternas deben terminar siempre con el estímulo frío. De no hacerse así, la vasodilatación provocada por el estímulo caliente ocasionaría una prolongada pérdida de calor con el consiguiente enfriamiento. g) Las particularidades termofísicas del medio utilizado para aplicar el estímulo (determinadas por factores tales como: Capacidad de conducción calórica, calor específico, capacidad calórica, etc.).

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En Hidroterapia se utiliza pues, el agua, como extractora o portadora de calor o de frío con lo que se logra administrar estímulos parciales y graduados, por medio de los cuales se alcanzan reacciones locales y generales (33). Estas reacciones influyen, finalmente, sobre el organismo en su totalidad, dependiendo el grado de esta influencia, como hemos visto,del tipo, el momento, la intensidad, la frecuencia y la duración del estímulo; del lugar estimulado, de la repetición del estímulo, del intervalo entre estímulos, etc. Por lo dicho, la Hidroterapia puede considerarse también como una “terapia reguladora” por apuntar a las regulaciones propias del organismo y aprovechar así la posibilidad del autoreordenamiento natural del mismo. Indicada por un médico especializado y experimentado que cuente con la colaboración de personal auxiliar competente y responsable que la aplique, la Hidroterapia, en sus incontables diferentes aplicaciones y combinaciones ofrece múltiples posibilidades Por todo lo expuesto, puede deducirse que las aplicaciones hidroterápicas no constituyen un recurso terapéutico indiferente que pueda manejarse superficialmente y sin plan.

Para su utilización correcta son necesarios los conocimientos correspondientes y una elevada capacidad de observación. Por sus profundos efectos pertenece al arsenal terapéutico médico y deben ser administradas solamente por personal auxiliar idóneo y bajo prescripción médica. 5.2.3 Algunas normas hidroterápicas generales Antes de entrar a tratar la técnica hidroterápica creemos conveniente hacer una sinopsis de reglas prácticas generales a observar al prescribir y administrar aplicaciones hidroterápicas. Como se recordará, la temperatura llamada indiferente es de 34º - 36º C para el agua. En las aplicaciones hidroterápicas, los efectos son tanto más intensos cuanto más se alejan los estímulos térmicos del punto indiferente y mayor es la superficie cutánea estimulada. Cuanto más sensible o débil es el Curista, con tanta mayor cautela se harán las aplicaciones hidroterápicas frías. Los estímulos fríos solo se aplicarán sobre piel caliente y bien irrigada (con buena circulación). En caso necesario, precalentamiento mediante baño total o parcial templado. Después de aplicaciones frías debe procurarse hacer “entrar rápidamente en calor” al Curista, activamente, mediante movimiento corporal y, si no está indicado movimiento, pasivamente, mediante reposo en cama. Además de graduar progresivamente la intensidad de los estímulos, se debe de tener en cuenta también el intervalo entre ellos. Trastornos circulatorios arteriales se tratarán, preferentemente, con aplicaciones calientes. Trastornos venosos, preferentemente con frías. En caso de proceso arterioescleroso (Lafontaine estadío III y IV) no están indicadas medidas hidroterápicas. Toda aplicación hidroterápica se iniciará, cuando es posible, en el lado contralateral u opuesto de la afección a tratar, para aprovechar las reacciones consensuales. Para una mejor dosificación individual del estímulo, las diversas aplicaciones hidroterápicas pueden ser categorizadas en, por lo menos, tres grados distintos de intensidad (Agregamos también aplicaciones balneoterápicas ya descriptas, para poder establecer comparación y la posibilidad de combinación) : Grado I (estímulo débil)

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Chorro templado de rodilla o de brazo. Baño templado de brazos o piernas. Grado II (estímulo moderado)

Chorro alterno de rodilla, de pierna, de brazo , de pecho. Paseo por el agua. Baño ascendente de piernas o brazos. Sauna. Grado III (estímulo fuerte)

Chorro de 1/2 cuerpo inferior, de espalda, de 1/2 cuerpo superior. Chorro total frío (12º -14º C). Chorro fulgurante caliente (40º - 43º C). Chorro fulgurante dorsal o total, chorro fulgurante alterno. Baño templado total.

La dosificación del estímulo térmico mediante aplicaciones hidroterápicas se orienta según: Número de aplicaciones. Diferencia de temperatura con la de la piel (estímulos fríos actúan fundamentalmente con más

energía). Duración (tiempo que dura la aplicación). Región del cuerpo a estimular. Superficie de dicha región.

Las aplicaciones balneo-hidroterápicas se prescribirán observando un gradual incremento en la dosificación del estímulo. Se recomienda iniciar el tratamiento con cautela, prescribiendo una o dos aplicaciones por día e ir aumentando gradualmente. Al comienzo es aconsejable prescribir siempre aplicaciones parciales para las extremidades. Los estímulos térmicos deberán ser adaptados al ritmo diario biológico del re-calentamiento de las extremidades teniendo en cuenta que el tiempo máximo de re-calentamiento tras un estímulo frío se presenta en horas de la mañana (en la fase matinal de calentamiento fisiológico), mientras que el tiempo mínimo se ha comprobado en horas de la tarde (en la fase de enfriamiento vespertino). Al iniciar el Tratamiento Termal se comenzará, fundamentalmente y sobre todo, en caso de Curistas no acostumbrados a estímulos térmicos, con estímulos fríos por la tarde, prescribiendo aplicaciones calientes, alternas o muy calientes, preponderantemente, por la mañana. Un incremento en la dosificación del estímulo puede alcanzarse en la segunda mitad del plan terapéutico (después de cierta adaptación) prescribiendo estímulos fríos también en horas de la mañana. La situación circulatoria es el parámetro de mayor importancia a considerar para incrementar el estímulo, por lo que es imprescindible el control cardiocirculatorio previo a todo cambio del plan de tratamiento. Como ejemplo de una dosificación del estímulo gradualmente incrementada podría servir el siguiente: Durante la primera semana de iniciado el Tratamiento Termal se prescribirán solo baños parciales, chorros de poca extensión y eventualmente abluciones frías. El incremento se alcanzará mediante baños de 3/4 de cuerpo, chorros de mediana extensión y eventualmente Sauna, para alcanzar, finalmente, el máximo con baños totales y chorros de gran extensión. Este principio de prescripción permite una dosificación sistemática y adaptable, a cada caso personal, de los estímulos físicos.

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5.2.4 Medidas hidroterápicas más corrientes Según la forma de aplicar el agua distinguiremos las siguientes aplicaciones: - Fricciones, abluciones - Envolturas, compresas, vendajes (fríos, calientes) - Chorros (de superficie y fulgurante) - Duchas (escocesa, circular, nasal, etc.) - Aplicaciones de vapor - Otras aplicaciones (“Paseo por el agua”, césped o piso mojado, etc.) Si bien las variantes y combinaciones posibles de todas estas aplicaciones pueden llegar a ser más de 150, nos referiremos aquí solo a las más importantes, poniendo énfasis especialmente en aquellas aplicaciones hidroterápicas de uso más corriente. La escala de intensidad de las sensaciones térmicas para el agua como portadora de estímulos térmicos sería, según diversos autores, la siguiente: muy caliente : 40º - 45º C y más caliente : 36º - 39º C zona indiferente : 34º - 35º C** tibia : 30º - 33º C templada : 20º - 29º C natural : 16º - 19º C fría : 10º - 15º C muy fría : 1º - 9º C Los implementos e instalaciones (Sala de Hidroterapia) necesarios para llevar a cabo la mayoría de las aplicaciones mencionadas son muy sencillos y de bajo costo. Para las primeras aplicaciones arriba mencionadas se necesitan toallas, sábanas, frazadas, lienzos, baldes y/o palanganas, etc. Para los chorros son necesarios, además de la manguera adecuada, una batería mezcladora para agua fría y caliente, un protector de madera, plástico o metal para el hidroterapeuta y un caballete del mismo material para que el Curista pueda apoyarse (p.ej.: Durante el chorro de brazos, ver gráficas pág. 124 a 128

En el capítulo dedicado al Centro Termal se tratarán otros detalles referentes a la Sala de Hidro- terapia.

5.2.5 T é c n i c a h i d r o t e r á p i c a (16) Por ser los de mayor difusión, nos ocuparemos aquí sólo de los chorros. El lector interesado en las demás aplicaciones puede consultar mayores detalles en la amplia bibliografía especializada. ∗ Chorros de superficie

* Se modifica según valor de partida de la temperatura cutánea y del tamaño de la superficie cutánea que abarca la aplicación hidroterápica.

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Por medio de una manguera de 2 - 3 metros de largo y 20 mm de diámetro, se logra un chorro de agua uniforme, contínuo, casi sin presión que, dirigido a la superficie del cuerpo a tratar, la cubre con una película acuosa homogénea. Por el hecho de que dicha película se desliza ininterrumpidamente, el factor tiempo puede ser perfectamente determinado. Teniendo en cuenta que a mayor superficie del cuerpo cubierto por la película acuosa, corresponde un mayor estímulo, ambos factores, tiempo y superficie permiten una fácil y exacta dosificación de esta valiosa medida hidroterápica. La técnica de la administración de los chorros es sencilla pero debe observarse exactamente. El extremo libre de la manguera se toma como un lápiz (entre el pulgar y el índice, apoyado en el dedo medio), el orificio de salida debe ser dirigido siempre hacia abajo y la distancia de éste a la piel debe ser de 5 a 10 cm. La presión del agua se mide colocando la manguera verticalmente. El chorro que de ella sale no debe sobrepasar una altura de 4 - 5 traveses de dedo. Cada chorro comienza en el extremo distal del miembro, siempre del lado derecho y finaliza a la izquierda. Debe de realizarse lentamente para no provocar reacciones desagradables o éstasis sanguíneo. En general, el espectro estimulativo térmico de la Hidroterapia comprende estímulos fríos, calientes, alternos y muy calientes. Para los estímulos fríos se utilizan temperaturas entre 12º - 14º C, para los calientes entre 37º - 39º C y para los muy calientes 40º - 45º C. La duración se rige por la aparición de las primeras reacciones. Estas pueden ser: Hiperemia cutánea reactiva, sensación de calor (generalmente de 1 a 2 minutos), etc. Para los chorros alternos se utiliza: Agua caliente a 37º - 39º C durante 40 - 60 segundos y agua fría a 12º - 14º C durante 10 - 15 segundos. Se repite 2 - 3 veces terminando siempre con el agua fría. Durante la aplicación del chorro debe de observarse cuidadosamente la respiración del Curista que debe ser rítmica, profunda, no acelerada ni interrumpida, procurando que la fase expiratoria sea bien relajada. De acuerdo a la región sobre la que se aplique distinguimos los siguientes tipos de chorros: ∗ Chorros de rodilla. Desde el pie hasta la rótula y el hueco poplíteo respectivamente (esto es, anterior

y posterior). ∗ Chorros de pierna. Desde el pie hasta la cadera. ∗ Chorros de medio cuerpo inferior. Desde el pie hasta la cintura. ∗ Chorros de medio cuerpo superior. Desde la mano hasta la cintura, abarcando sólo el tórax y ambos

brazos. ∗ Chorros de brazos. Desde la mano hasta el hombro. ∗ Chorros dorsales. Desde los talones hasta la nuca. ∗ Chorros totales. Desde los pies al cuello, dorsal y ventral. Para mejor comprensión de la forma en que se administran los chorros, se han reproducido en las páginas siguientes los más importantes (pág. 107 a 108 Tomado de 16). Se sobreentiende que la única forma de llevar a cabo estas aplicaciones con la necesaria corrección técnica que garantice su efecto es en un Centro Termal adecuadamente equipado, que cuente con personal especializado, es decir, fisioterapeutas con formación en esta disciplina.

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Como dijimos, se comienza el chorro en el extremo distal del miembro, siempre del lado derecho, ascendiendo lentamente hasta el límite indicado para la aplicación prescripta. Desde allí se desciende, también lentamente, por el lado opuesto para terminar en el lado izquierdo del extremo distal del miembro sobre el que se inició el chorro. El primer miembro a mojar es pues, siempre el derecho. ∗ Chorros fulgurantes El chorro fulgurante se diferencia del chorro de superficie porque el agua sale a presión. Con ello se obtiene no solo un efecto térmico, sino también un efecto mecánico, el chorro fulgurante obra como un masaje. Para la aplicación del chorro fulgurante se adapta al extremo libre de la manguera un pico especial. La presión a que sale el agua es correcta cuando, manteniendo el pico horizontalmente a 1 metro del piso, el chorro es regular, uniforme y se inclina suavemente hasta tocar el piso a una distancia de 5- 6 metros del pico. La técnica de aplicación de los chorros fulgurantes es prácticamente idéntica a la de los chorros de superficie. Para la prescripción se recordará que el chorro fulgurante es una aplicación enérgica que no siempre es bien tolerada por personas débiles o con poca capacidad de reacción. En muchos casos es aconsejable “preparar” al Curista con algunas aplicaciones suaves previas.

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5.3 H i d r o p i n o t e r a p i a La cura hidropínica o cura de agua bebida es la utilización por ingestión de aguas mineromedicinales apropiadas con fines terapéuticos, durante un tiempo variable, en cantidades precisas y con un ritmo determinado, es decir, a las horas prescriptas por el Médico Termalista, todo en función de las necesidades del Curista. Se bebe en baso graduado en cm3 ó en gramos y, por las rápidas transformaciones que sufren muchas aguas mineromedicinales al contacto con el aire, éstas deben beberse en la misma fuente. Todo otro proceder podrá ser ingestión de agua mineromedicinal, pero no cura de bebida. Ésta constituye, pues, un verdadero procedimiento terapéutico, puesto que se utiliza un agente medicamentoso bajo control médico. Esta práctica es muy antigua. En siglos pasados se exageró, sin embargo, como muchas otras medidas termales. Mientras que hoy consideramos como normal una cantidad que oscila entre los 150 y 1500 ml diarios, por aquel entonces se bebían frecuentemente varios litros, con lo que no raramente se producían graves accidentes. Los efectos de las curas de bebida con agua mineromedicinal son hoy día indiscutibles, aún cuando no siempre se conozca exactamente el mecanismo de acción. Los elementos minerales disueltos en el agua mineromedicinal que se administran por vía bucal ejercen su acción mediante un mecanismo osmótico o también, tras absorción, por su farmacodinamia, como sustancias medicamentosas. Los efectos se pueden manifestar en: 1) Los órganos de recepción, esto es, la vía digestiva. El agua actúa sobre la mucosa del aparato digestivo como tal, por su temperatura, así como por sus minerales en disolución. Agua muy fría o muy caliente es evacuada del estómago más lentamente que agua a temperatura corporal. El peristaltismo gástrico es estimulaldo con agua fría o con la caliente, mientras que no se modifica o es tranquilizado con agua a temperatura indiferente. 2) Los órganos internos, tras la absorción. Ésta comienza en el intestino delgado, desde allí, la mayor cantidad de agua pasa a través del sistema porta al hígado y desde aquí a los diversos tejidos. En ellos se producen fenómenos de transmineralización, complicados pasos metabólicos llegando aún a influenciar al Sistema Neuroendócrino Vegetativo. 3) Los órganos de eliminación, principalmente riñones e intestinos, en mucho menor proporción la piel y los pulmones. Efectos osmóticos y farmacodinámicos pueden producirse combinadamente con un mismo tipo de agua. Así, por ejemplo, aguas magnésicas, sódicas, sulfatadas poseen efecto laxante por ósmosis y colerético por su acción farmacodinámica. La concentración de las sales minerales disueltas en el agua determina su efecto osmótico. Así, por ejemplo, aguas hipertónicas provocan pasaje de agua a la luz intestinal. La clasificación de las aguas mineromedicinales para su utilización en curas de bebida se hace según las características de sus componentes. En general, se pueden agrupar en cuatro tipos: 1) Aguas aciduladas simples. Poseen CO2 en disolución. Provocan una hiperemia de las mucosas, con ello, absorción acelerada de agua y aumento de la secreción de jugos gástrico e intestinal con incremento porcentual del contenido en ácido clorhídrico del primero. 2) Aguas salinas. Poseen cloruro de sodio en disolución y en diversas concentraciones, pudiendo también contener CO2 en pequeñas proporciones. Poseen acción sobre la secreción de los jugos digestivos.

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3) Aguas alcalinas. Son las que presentan el anión bicarbonato y, generalmente, el catión sodio. Este tipo de aguas inhiben y neutralizan el ácido clorhídrico del jugo gástrico y, si son de baja o mediana alcalinidad, estimulan la secreción pancreática. Las de alta alcalinidad la inhiben. 4) Aguas sulfatadas. Contienen asociaciones de sodio o magnesio con el ión sulfato. Son difícilmente absorbidas, por lo que a través de fenómenos osmóticos extraen de 3 a 6 veces su peso en agua, poseyendo un marcado efecto colerético. Estas aguas están indicadas como laxantes y en trastornos hepatobiliares, así como en la obesidad. Con las curas de bebida suministramos, pues, al organismo, una compleja solución de sustancias útiles a muchos de sus mecanismos vitales. Debemos recordar aquí que la absorción de los diferentes iones rara vez se produce con plena independencia de unos y otros, lo que complica considerablemente la acción de las aguas por las numerosas contrarregulaciones y desplazamientos iónicos y sus consecuentes repercusiones terapéuticas. Indudablemente, el éxito terapéutico está asegurado cuando las aguas mi-neromedicinales son indicadas y bebidas en el mismo lugar de origen. No obstante,hay aguas que, por sus propiedades muy estables, permiten su conservación debidamente embotelladas. Esto facilita su prescripción para el tratamiento de afecciones crónicas como gastritis, colitis, trastornos hepatobiliares, pielitis, litiasis, etc. La técnica de la cura de bebida debe ajustarse a las especiales características de las aguas y de los Curistas. La dosis varía, en general, en razón inversa a la mineralización. Las tomas pueden distribuirse durante el día, prefiriendo administrar la mayor dosis en ayunas. Esto, especialmente en los casos en que el agua se utilice como diurético, colagogo o laxante. Las tomas antes y después de las comidas se indican a los dispépticos, distribuyendo uniformemente las tomas durante el día en los casos de afecciones de la nutrición. En todos los casos, la dosificación se ajustará, secundariamente, a la respuesta obtenida siendo recomendable, si la cura es prolongada, interponer días de descanso. 5.4 A t m o t e r a p i a La atmoterapia (del griego, atmos = vapor; iatrike = práctica médica) o técnica atmiática consiste en la administración de gases, vapores y aguas mineromedicinales pulverizadas a través de las vías respiratorias con fines terapéuticos. Se puede llevar a cabo en grutas naturales, salas especiales para grupos de Curistas y mediante aparatos especiales para tratamientos individuales. En todos los casos, las inhalaciones, nebulizaciones o aplicaciones de aerosoles, etc. consiguen una finísima pulverización que permite la fácil penetración en las vías aéreas (enfermedades como la antracosis, la silicosis, etc. son ejemplos claros de este principio). La terapia inhalatoria aprovecha esta vía y este mecanismo para llevar, a la intimidad del árbol respiratorio, gases, vapores o gotas finamente dispersas de agua mineromedicinal. Para la aplicación de esta medida terapéutica deben de tenerse en cuenta una serie de factores que condicionan la eficacia de la misma: 1) El calibre de las vías respiratorias desde la laringe hasta los alveolos. Puede estar disminuído por secreciones, espasmos o procesos orgánicos o aumentado por bronquiectasias, enfisema, etc.

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2) La velocidad del aire en los distintos tractos del árbol respiratorio. Puede modificarse fundamentalmente ya sea por las mismas causas antes mencionadas o por otras como cifoescoliosis, técnica respiratoria falsa, etc. 3) El tamaño de las partículas o microgotas. De él depende hasta dónde llegarán las partículas inhaladas. En caso de ventilación normal y de calibre normal en los diferentes sectores del árbol respiratorio, las partículas podrán alcanzar según su tamaño (22): 3/100 mm = 30 micrones, hasta los bronquios mayores 1/100 mm = 10 micrones, hasta los bronquiolos de 1 a 3 micrones, hasta los alveolos. En el caso de partículas de 0,1 a 0,3 micrones, existe la posibilidad de que las mismas no contacten con las paredes respiratorias y gran parte de ellas sean espiradas como han sido aspiradas, eliminándose sin cumplir su cometido. 4) La frecuencia respiratoria. Cuanto más acelerada y superficial es, menor es el a-provechamiento del tracto respiratorio profundo. Sabemos que la superficie del epitelio respiratorio aumenta casi en progresión geométrica a medida que avanzamos al interior, por ello, la superficie de contacto es mayor cuanto más profundidad pueden alcanzar las partículas. Con una taquipnea de 30 por minuto, se aprovecha solo un 10 % de una atmósfera terapéutica inhalada. Con un ritmo respiratorio de 5 por minuto y aspiraciones profundas seguidas de corta pausa apneica, se puede llegar a aprovechar alrededor del 50 a 60 %. Los factores mencionados muestran lo decisivo que para la terapia inhalatoria es, saber qué sector del árbol respiratorio debe der tratado. 5.5 F a n g o t e r a p i a 5.5.1 Concepto. Consideraciones generales Fangoterapia es la parte de la Balneología que se ocupa de la aplicación de Peloides (del griego, pelos = barro y eidos = semejante, parecido) en forma de baños totales o parciales, envolturas (cataplasmas, compresas), etc. con fines terapéuticos. De lo dicho se desprende que la expresión más correcta sería “Peloidoterapia”, pues fango es uno de los numerosos tipos de peloides, pero el uso ha impuesto el término Fangoterapia, por lo que continuaremos usándolo en el sentido de terapia con peloides. Con el término “Peloide” se designa a sustancias semejantes al barro de origen orgánico, inorgánico o mixto que resultan de complejos procesos geológicos y/o bio-geológicos (desintegración, descomposición, sedimentación, desgaste, etc.) y que se encuentran en la Naturaleza mezclados con aguas mineromedicinales, marinas o de lagos/lagunas o también en estado seco, presentando, según los casos, una granulometría fina o gruesa. Para su aplicación terapéutica, a los peloides -especialmente a los secos- se les agrega agua común o mineromedicinal hasta que alcancen la consistencia adecuada y a los de granulometría gruesa se los somete a molienda o trituración. Según se hayan originado bajo el agua (con exclusión del aire) o si se trata de productos preponderantemente minerales de desintegración y desgaste, los peloides se clasifican en:

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a) Acuáticos. Turba, cieno bituminoso (sapropel), limo, légamo, lama, etc. b) Terrestres. Arcilla, marga, greda, fango (toba volcánica), etc. El origen de muchos peloides (p.ej.:Turba) se remonta a miles y aún a millones de años. En el transcurso del tiempo se han ido depositando sucesivamente, plantas de todas clases, gramíneas, micro y macroorganismos, etc. cuyos productos de desintegración se encuentran como componentes químicos disueltos en muchos peloides: Además de minerales, ácidos acético, fórmico, humínico, tánico, etc., muchas veces combinados con azufre o hierro. En algunos peloides se encuentran componentes orgánicos tales como ceras, grasas, resinas, clorofila, etc. y también sustancias como las esterinas (emparentadas con los compuestos del grupo del ciclopentanoperhidrofenantreno), ergosterinas (pro-vitamina D), carotenos (alfa, beta, gama), etc. Según su composición original pues, se diferencian los peloides predominantemente orgánicos (turba) de los predominantemente inorgánicos (arcilla) y de los mixtos (cieno). Las propiedades físicas y químicas de los peloides deben de ser comprobadas mediante los correspondientes análisis. Para poder establecer qué conjunto de propiedades hacen a un peloide apto para su utilización terapéutica, deben de determinarse propiedades tales como: Peso específico, tensión superficial, capilaridad, grado de hidratación, higroscopía, grado de dispersión, capacidad de absorción, consistencia, viscosidad así como las propiedades termofísicas: Calor específico, capacidad calórica, capacidad de conducción calórica (18,39,50,51). A continuación sintetizaremos en un listado, algunos de las datos de laboratorio que, en muchos casos (según el tipo de peloide), son necesarios para el empleo terapéutico del mismo. A) Composición general: en % referida a masa seca en % referida a “consistencia normal” (saturación hídrica del 100 %, para baños) 1) Agua (a 105º C) Sustancias minerales: Sustancias orgánicas: 2) Composición de las sustancias minerales Cenizas: Arena y arcilla: 3) Sustancias solubles en agua (en sol. 1: 50) Sustancias minerales solubles en agua: Sustancias orgánicas solubles en agua: 4) Sustancias insolubles en agua (en sol. 1: 50) Sustancias minerales insolubles en agua: Sustancias orgánicas insolubles en agua: B) Análisis de los componentes orgánicos Compuestos nitrogenados (calculados en N): Extractos bituminosos (grasas, ceras, resinas, etc.): Pectinas (y otras sustancias solubles en agua): Hemicelulosas (y otras sustancias hidrosolubles con 2 % de ClH): Celulosa (y otras sustancias hidrosolubles con ácido sulfúrico): Ácidos obtenidos del humus (húmico, humínico, etc.,otras sustancias precipitables en ácido y

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solubles previo tratamiento ácido en 0,5 % NaOH), como así también sustancias orgánicas to- tales insolubles en acetil bromhídrico: Lignina, humina (y otras sustancias acompañantes, totales):

C) Análisis de los componentes inorgánicos (Fe, Al, Ca, K, etc.) en % :

Análisis físicos y físicoquímicos

Los valores deben referirse a “consistencia normal” (100 % saturación de agua). 1) Datos generales a) pH en el barro con humedad natural: en el barro con “consistencia normal”: b) Contenido de agua en estado natural: en saturación de agua al 100 % (consistencia para baño): en saturación de agua al 80 % (consistencia para envolturas): c)--Grado de saturación del barro con humedad natural: d)--Capacidad hidrófila (referida a 1 gr de masa seca): e) Volumen sedimentario del barro con humedad natural (referida a 1 gr de masa seca): del barro absolutamente seco (referido a 1 gr): f) Grado de imbibición: g) Densidad a 20º C referida a la masa seca: referida al barro húmedo natural: referida al barro de “consistencia normal”: 2) Propiedades térmicas Curva de enfriamiento con el “método de la esfera” con una temperatura inicial de 45º C y una temperatura ambiente de 20º C: Datos particulares que caracterizan el comportamiento térmico Duración de la temperatura inicial (45º C): Tiempo hasta que comienza el descenso de la temperatura (el primer grado): Mantenimiento calórico, referido a una temperatura promedio de 30º C: Calor específico referido a “consistencia normal”: referido a la masa seca: Capacidad térmica referida a “consistencia normal”: referida a la masa seca: Indice calórico referido a “consistencia normal”:

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Los peloides son, por regla general, sistemas bifásicos sólido-líquidos. La fase sólida absorbe el agua y la mantiene en su medio. La cantidad de agua que puede absorber está determinada por la capacidad higroscópica. Dicha capacidad es tanto más baja cuanto más mineral es el peloide y tanto más elevada cuanto mayor es el componente orgánico del mismo. Esto tiene importancia práctica. Peloides con baja capacidad higroscópica son apropiados sólo para envolturas, los de gran capacidad higroscópica se aprovechan para la administración de baños totales y parciales. El conocimiento de las propiedades arriba mencionadas obtenido mediante los análisis físicos, físicoquímicos y químicos, permite formarse una idea global del peloide que sintetiza sus características cualitativas, a tener en cuenta tanto para la instalación de un departamento de fangoterapia, como para la observación de las normas standard establecidas para la manipulación técnica del material (extracción, transporte, almacenamiento, aereación, eventual trituración, dilución, calentamiento, etc.), las que garantizan la estabilidad de dichas propiedades y, por ende, la constancia del efecto terapéutico de un determinado peloide. Esto es así pues justamente en el caso de los peloides se dan relaciones directas entre las propiedades físicas, la composición química y la posibilidad de efectos terapéuticos. Mientras que para otras aplicaciones balneológicas las propiedades físicas y, especialmente, las termofísicas, por lo general, solo representan condiciones secundarias, para la efectividad terapéutica de los peloides es de importancia primordial. Junto a ello, hay que considerar -según el tipo de peloide utilizado- también los efectos químicos sobre la piel o sobre el organismo en general, de los componentes disueltos en él. Entre las propiedades físicas, las térmicas juegan el rol principal, siendo también de importancia la consistencia, la que, a su vez, está condicionada, entre otros factores, por la viscosidad. Como el contenido natural de agua y la consistencia natural son muy diferentes entre los diversos peloides, se hizo necesario tomar como referencia el parámetro “consistencia normal”, la que está caracterizada por una saturación hídrica del 100 % y el estado semilíquido óptimo para el baño. Tanto el Médico Termalista que prescribe el baño como el maestro bañero que lo administra, deben de tener muy en cuenta la consistencia. Si ésta es muy fluída, las partículas se movilizan muy activamente transportando consigo calor, que se desperdicia así, en gran parte. Si la consistencia es algo espesa, las partículas se mantienen practicamente inmóviles y el calor se moviliza por conducción sin pérdidas apreciables. 5.5.2 Mecanismo de acción de las aplicaciones fangoterápicas (6) El baño de peloide, dadas las particularidades arriba señaladas, se caracteriza por efectos mecánicos, térmicos y químicos. Efectos mecánicos. Están dados, como hemos visto en los baños de aguas mineromedicinales, por

la presión hidrostática y la fuerza ascencional. Por su parte, la viscosidad del peloide actúa en el baño como resistencia frente a los movimientos del Curista. La relativa inmovilidad que esto provoca, sumada a la liviandad provocada por la fuerza ascencional constituyen, junto con la relajación o laxitud provocada por el calor, importantes condiciones del baño con peloides. Sobre el aparato respiratorio el efecto de la viscosidad, sumado al de la presión hidrostática, constituyen un factor negativo, que muchas veces obliga a prescribir sólo baño de inmersión de medio cuerpo.

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Efectos térmicos. Se puede afirmar que en Fangoterapia la administración de calor en forma intensiva y prolongada constituye la característica sobresaliente. Los peloides deben de ser considerados entonces, como portadores de calor.

En un baño de peloide la transmisión del calor ocurre en forma distinta a lo que sucede en un baño de agua. En éste, el intercambio de calor se produce por corrientes de convección rápidas y desiguales con relación a las distintas partes del cuerpo sumergido y al estado circulatorio y de nutrición e irrigación de los diversos tejidos. En los baños de peloides, por el contrario, las partículas en contacto con el cuerpo se colocan en relación con la piel en equilibrio térmico formando una especie de manto aislante intermediario a través del cual la transmisión del calor del resto del material de baño se produce, predominantemente, por conducción y muy secundariamente por convección. Esto depende de la consistencia, como hemos visto y también del movimiento que efectúe el Curista durante el baño. El intercambio de calor se hace así en forma suave y uniforme, protegiendo al mismo tiempo la piel y permitiendo de esta manera, una relativa alta temperatura del baño. Esto aclara porqué el punto indiferente subjetivo para los baños de peloide es más alto que para los de agua. Un baño de peloide a 36º - 37º C se percibe como uno de agua a 34º C. El límite de tolerancia es pues, más elevado en el baño de peloide que en el de agua. Por la misma razón, baños de peloides fríos se perciben correspondientemente menos fríos que los de agua a la misma temperatura. Efectos químicos. Las sustancias minerales disueltas en los peloides actúan con efecto de estímulo

sobre la piel, como en el caso de los minerales contenidos en las aguas mineromedicinales. Los peloides preponderantemente orgánicos (p.ej.:Turba) contienen, por su parte, una serie de sustancias biológicamente activas que, en caso de ser absorbidas, pueden tener efectos farmacológicos. Entre las sustancias mencionadas, las de más interés son las de efecto semejante a los estrógenos. Otro efecto de interés está constituído por la acción inhibitoria sobre la hialuronidasa. Efectos reactivos generales. La aplicación de peloides, especialmente en forma de baños calientes,

constituye la aplicación balneoterápica que provoca las más intensas reacciones generales inespecíficas.

Típicas de la Fangoteralpia son las marcadas reacciones o “crisis” termales, especialmente en casos de afecciones inflamatorias crónicas. Según la intensidad de la aplicación y la forma de reaccionar individual del Curista, pueden observarse todos los grados de manifestación ya sea de síntomas humorales, hematológicos e inmunológicos como también de síntomas subjetivos. De acuerdo a estudios realizados sobre el particular, las reacciones vegetativas parecen constituir la expresión de un proceso que cursa en fases conforme a las regulaciones y contrarregulaciones de la conmutación vegetativa general o del Síndrome General de Adaptación. La participación del sistema endócrino en las reacciones inespecíficas generales debe de ser considerada como uno de los más importantes aspectos de la influencia terapéutica que ejercen los peloides sobre las funciones de los órganos reproductivos femeninos. Debido a que las mencionadas reacciones inespecíficas generales (incluída la “crisis” termal) solo se observan tras la aplicación de baños totales de peloides o de envolturas extensas y se ven incrementadas conforme aumente la temperatura de la aplicación, se sugiere que el grado de hipertermia alcanzado debe de ser considerado, en primera instancia, como el estímulo desencadenante. El incremento metabólico asociado a la hipertermia y la inefectiva contrarregulación frente al calor durante la aplicación, constituyen un intenso estímulo circulatorio con un masivo incremento de la irrigación lo que, bajo ciertas circunstancias, conforma una fuerte recarga para el organismo, llevando a las correspondientes reacciones vegetativas.

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También es de suponer que, debido a la profusa sudoración y a la consecutiva pérdida de agua y electrolitos (deshidratación), se pone en marcha el mecanismo aldosterónico, lo que sería motivo para reacciones neurovegetativo-humorales (6). 5.5.3 Medidas fangoterápicas más corrientes Como lo hemos hecho en el Punto 5.1.5, haremos aquí una muy breve reseña de las aplicaciones fangoterápicas más corrientes, tomando como referencia dicho punto, sobre todo para los detalles generales. La aplicación de peloides puede hacerse en forma de baños de inmersión (totales o parciales) y en forma de envolturas (compresas o cataplasmas), cuando se intenta una acción localizada e intensa o cuando el estado general del Curista contraindica una recarga como lo es un baño de inmersión.

Para la administración de los baños se utilizan bañeras de madera plastificada, de acero inoxidable o de fibra sintética, dependiendo del tipo de peloide y de su composición química. La capacidad de las bañeras para baños de inmersión es, en general, de cerca de 300 litros. En dichas bañeras, y en las diseñadas para baños parciales, se administran los siguientes baños: ∗ Baño total, de 3/4 de cuerpo, de 1/2 cuerpo. ∗ Baño de asiento. ∗ Baños parciales (de brazos o piernas). Otra aplicación es en forma de baños al aire libre en fosas de poca profundidad cavadas en el suelo para tal efecto (Baños de Felke). Para mayores detalles ver Punto 5.1.5 . 5.5.4 Técnica fangoterápica El manejo y preparación de peloides naturales (turba, fango, etc.) para la administración de baños exige instalaciones técnicamente adecuadas y amplias, que deben de adaptarse a las diversas características de los distintos materiales. Esencialmente, es necesario obtener una mezcla uniforme, es decir, una masa de fina granulometría regularmente distribuída, de consistencia homogenea adecuada a cada aplicación (esto se logra mediante adición de agua común o mineromedicinal). El peloide debe de ser calentado procurando conservar sus características coloidales naturales y, mantenido a temperatura constante, se procurará un rápido transporte a las bañeras. También la organización de la secuencia de las aplicaciones así como la pronta desocupación y limpieza de las bañeras y el tratamiento del material ya utilizado, tienen requerimientos técnicos especiales y de personal capacitado. Para un baño total se utilizan, por lo general, 250 litros de peloide preparado para baño de consistencia normal; para uno parcial (1/2 cuerpo) 150 litros. Para un baño de asiento 50, para uno de piernas 35 y para un baño de brazos 20 litros. La temperatura de los baños oscila, según indicación y estado general del Curista, entre 38º y 46º C y la duración es, por regla general, de 10 - 20 minutos.

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Para Curistas de constitución no muy robusta o cuando su estado general así lo imponga, se acortará la duración a 5 minutos y se irá aumentando el tiempo a medida que transcurra el Tratamiento Termal. Después del baño y el lavado con ducha o baño de inmersión breve (temperatura indiferente) está indicado un reposo absoluto de, por lo menos, 30 minutos. En algunos casos será necesario prescribir un reposo más prolongado, el que dependerá de las características reaccionales del Curista.

El Curista debe de estar controlado por el maestro bañero a intervalos regulares desde que se introduce en el baño hasta que termina su reposo. La cabina de baño debe de estar provista de llamada de emergencia al alcance del Curista, así como de un llamado “enfriador” o “refrigerador” (serpentina en espiral de cerca de 20 - 25 cm de diámetro por la que circula agua fría) para aplicar sobre la cabeza, nuca, frente o el área precordial en caso de necesidad. Por su consistencia pastosa, los peloides preponderantemente inorgánicos (p.ej.: Fango) son apropiados para la aplicación local en forma de compresas o cataplasmas. Para estas aplicaciones es necesario obtener una mezcla homogenea y una temperatura uniforme. Porciones a diferentes temperaturas pueden ocasionar en algunas zonas quemaduras y en otras no tener ningún efecto. Para las aplicaciones locales se utiliza el peloide preparado distribuyéndolo sobre la(s) parte(s) a tratar con un espesor de 2 - 4 cm. El peloide así aplicado se cubre con tela plástica y sobre ella va una frazada de lana. En muchos centros agregan bolsas de agua caliente para mantener el calor en forma más constante y prolongada. La duración de la envoltura puede ser de 10 a 30 minutos y luego de retirado el peloide y lavado el Curista, está indicado un reposo de 20 - 30 minutos. El control del Curista no necesita ser tan estricto como en el caso de los baños por inmersión. En numerosos Centros Termales europeos, donde no existe el peloide como recurso natural propio, se utiliza el llamado “Parafango”, una mezcla de peloide (no indispensablemente fango) y parafina con (aparentemente) mejores propiedades térmicas que el peloide sólo. 5.6 C l i m a t o t e r a p i a 5.6.1 Concepto. Consideraciones generales Antes de tratar el tema específico de este capítulo, la Climatoterapia, deseamos exponer algunos conceptos vinculados a la misma. Climatología es la ciencia que estudia los climas. Con el término “Clima” se designa el estado término medio de la atmósfera en diferentes puntos de la superficie terrestre, originado en la sucesión habitual promedio, durante un largo período, de las manifestaciones atmosférico-telúricas (presión, intensidad de las diferentes radiaciones, temperatura, humedad, nubosidad, precipitaciones, composición química del aire, vientos, estado electromagnético, luminosidad, etc.) y/o de las formas de manifestación del tiempo. Las condiciones telúricas se refieren a la constitución del terreno y al régimen acuoso. Entendemos por “Tiempo” el estado general momentáneo de la atmósfera representado por una combinación efímera y, en algunos casos, excepcional de las manifestaciones arriba citadas, en un determinado punto y en un determinado momento.

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El clima es, en definitiva, el resultado del funcionamiento de un sistema dinámico y abierto, alimentado por una energía procedente del sol y constituído por 5 elementos relacionados e interdependientes. Dichos elementos son: La atmósfera, los océanos, la criosfera o superficie cubierta por los hielos, la superficie terrestre y la bioesfera o conjunto de seres vivos entre los que se cuenta el hombre. Por su parte, la Bioclimatología estudia las relaciones existentes entre los climas (condiciones climáticas) y los fenómenos biológicos (seres vivos), dividiéndose por ello en Bioclimatología vegetal, animal y humana. Esta última comprende: a) La Fisioclimatología, que estudia el rol del clima en la fisiología, b) La Patoclimatología, dedicada a estudiar las relaciones entre ciertas condiciones climáticas y diversos estados patológicos, es decir, investiga las influencias eventualmente nocivas que pueda tener el clima y sus variaciones sobre el organismo humano. De interés en este sentido, son las afecciones debidas a variación de las condiciones de humedad y sequedad (deshidratación) y de temperatura (congelación, insolación) y c) La Climatoterapia, que se dedica al análisis y aprovechamiento de las influencias climáticas con vista al cuidado, mantenimiento y/o recuperación de la salud. Definiremos a la Climatoterapia como el tratamiento de afecciones mediante factores naturales físicos, químicos y biológicos del medio ambiente. La variedad de los componentes físicos y químicos de dichos factores medioambientales, así como sus interacciones e interferencias hacen de este recurso terapéutico -el clima- un agente de acción contínua pero con variaciones a intervalos breves de tiempo (12). En Climatoterapia se ponen en marcha un conjunto de recursos médico-asistenciales, hospitalarios, higiénicos, hoteleros, sociales, etc. con el fin de utilizar terapéuticamente el clima. El clima, como recurso terapéutico, presenta una serie de connotaciones específicas como por ejemplo: a) Es un recurso permanente y renovable, b) se encuentra muy desigualmente repartido, c) no es ni transportable ni almacenable, por lo que el usuario tiene que desplazarse. El efecto terapéutico del clima es conocido desde antaño pero recién a fines del Siglo XIX se comienza a utilizar sistemáticamente para tratar ciertas afecciones. En esa época se crearon los primeros sanatorios (sobre todo en Suiza) destinándolos, especialmente, a la lucha contra la tuberculosis. En 1814 los médicos del Ejército del Norte recomendaron al General San Martín, afectado de frecuentes hemoptisis, una cura climática en las Sierras de Córdoba. El General se recupera en Saldán. En 1867 un discutido médico inglés, Scrivener, escribe elogiando las bondades del clima de las Sierras de Córdoba, especialmente para el tratamiento de la tuberculosis. En La Calera debió construirse el primer sanatorio para tuberculosos en las Sierras de Córdoba con los fondos donados por el Ingeniero Wheelright, que dirigía en esa época la construcción del Ferrocarril Central.

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Estos fueron los primeros pasos de lo que posteriormente constituiría la Climatología médica argentina aplicada al tratamiento de la tuberculosis, que aprovechó las características climatológicas especialmente del Valle de Punilla en Córdoba Desde comienzos de la década del ‘50, época en que comienzan a utilizarse drogas más específicas contra la tuberculosis (p.ej.: Isoniazida, etc.), la Climatoterapia se orientó más y más hacia las afecciones no tuberculosas. Complementando al Termalismo, se amplían sus indicaciones posibilitando el acceso a nuevas categorías de Curistas y pacientes. El clima depende, en gran medida, de la latitud geográfica (“clima tropical, polar”, etc.), de la altura sobre el nivel del mar (“clima de llanura, de montaña”), de la topografía del terreno (“microclimas”), de la cercanía del mar (“clima marítimo”) o de su lejanía (“clima mediterráneo o continental”). Estos factores orográficos determinantes del clima son, a su vez, los parámetros más significativos para el efecto climático sobre el hombre, sobre su salud y sobre su estado general (6). Con otras palabras podemos decir que clima es el conjunto de factores atmosféricos y telúricos que caracterizan una región y que ejercen una influencia más o menos marcada (según sensibilidad) sobre la salud del hombre. En definitiva, dichos factores, ya mencionados en páginas anteriores, constituyen en un Centro o Complejo Termal el marco en cuyo seno se administra el Tratamiento Termal. Sintetizando podemos decir entonces, que Climatoterapia es el tratamiento del organismo sano (preventivo) o padeciendo alguna afección (paliativo, curativo) por medio de climas favorables. De los factores atmosféricos y telúricos enumerados más arriba mencionamos, algo más detalladamente, algunos de ellos. ◊ La composición química. El aire atmosférico está compuesto por 79 volúmenes de nitrógeno y 21 de oxígeno. Estas proporciones no varían de un lugar a otro, pero, con la altitud, desciende la presión parcial de oxígeno provocando la anoxia conocida por los montañistas. En las altitudes medianas (de 700 a 1500 m) esta anoxia estimula en el organismo la producción de mayor número de glóbulos rojos para compensar la reducción del oxígeno y poder captarlo en mayor cantidad. El gas carbónico (CO2) abunda más en el aire de zonas pobladas que en el campo. Disminuye también con la altitud y su rareza en las alturas podría ser la causa de ciertos trastornos del mal de montaña (acapnia) o “Mal de la Puna”. El óxido de carbono (CO) producido por las combustiones hogareñas e industriales y por los automotores puede llegar a proporciones nocivas. Otros gases nocivos (anhídrido sulfuroso, derivados nítricos, etc.) también producidos por las industrias pueden acumularse sobre poblaciones formando parte del conocido “smog” También se encuentran en el aire microorganismos y polvo atmosférico (partículas sólidas y líquidas) siendo su grado más abundante en las zonas pobladas que en el campo y en las alturas. El ozono se encuentra en proporciones variables. ◊ La radiación solar. La mayor parte de la energía disponible en la superficie terrestre procede del sol y de ella dependen todos los procesos físicos y químicos que permiten la vida sobre el planeta. Todas las variables climáticas dependen, directa o indirectamente de la radiación y es un parámetro fundamental para el cálculo de los principales índices bioclimáticos. La radiación solar es la cantidad de calor que, procedente del sol, llega a la tierra a través del aire. Éste posee la cualidad de ser diatermo, es decir, la de dejarse atravesar por los rayos calóricos sin caldearse apenas.

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La radiación solar comprende, además de los rayos del espectro visible, los infrarrojos, cargados de energía, que se transforman en calor al contacto con la piel, causa de las quemaduras por insolación y los ultravioleta, dotados de una acción química llamada “actínica”, que produce la pigmentación (bronceado de la piel). Los infrarrojos llegan al suelo aún en caso de tiempo cubierto y humedad, mientras que los ultravioleta, muy intensos en las altitudes, disminuyen con ellos siendo absorbidos por el aire y el vapor de agua. Los rayos ultravioleta son importantes en el tratamiento de ciertas afecciones de la piel como psoriasis, acné, etc. y también en el tratamiento de afecciones óseas (descalcificaciones, raquitismo, etc.). ◊ El viento. El desigual calentamiento de la superficie terrestre y las diferencias de presión que se originan dan lugar a una serie de movimientos compensatorios que se conocen como vientos, definidos como el desplazamiento horizontal del aire (el componente vertical es solo importante en tormentas, tornados y turbulencias). Los vientos tienen interés climatológico tanto por la fuerza que poseen como por su dirección. En general, el viento aumenta la evaporación y, por lo tanto, produce enfriamiento. Las temperaturas frías se toleran mejor cuando no hay viento. También el calor se nota menos en lugares de vientos fuertes que aumentan la transpiración y evaporación. Cuando la humedad ambiente es insuficiente, el viento fuerte hace insoportable el calor, como ocurre en el desierto. Los efectos del viento, justificadamente temidos por desequilibrar el clima, dependen: a) De su velocidad o fuerza y b) de su temperatura y humedad (vientos continentales y vientos marítimos). Los dos caracteres nocivos del viento son la fuerza y la sequedad. La primera se puede corregir, la segunda es inevitable. Los vientos débiles renuevan la atmósfera y barren los elementos nocivos. Estimulan la respiración y el tono general y son generalmente favorables. Los vientos fuertes e irregulares entorpecen la respiración, resecan la piel y las mucosas y son, generalmente desfavorables. Los vientos marinos húmedos y suavizantes se soportan mejor que los vientos de tierra adentro (Pampero, Zonda, etc.). ◊ El grado higrométrico o humedad relativa del aire. Depende del régimen de lluvias, pero también de la facilidad del suelo para absorber el agua, de su declive, de la vecindad de las grandes extensiones de agua (mar, lago, río) y de la forestación. Un fuerte grado higrométrico suaviza el clima reduciendo las variaciones de temperatura. El aire es seco cuando tiene una humedad relativa del 55 % ó por debajo. Es de sequedad mediana cuando la humedad relativa se encuentra entre 55 y 75 %, de humedad mediana cuando los valores alcanzan el 75 al 90 % y muy húmedo cuando la misma alcanza el 90 % ó más. ◊ La temperatura. Generalizando se puede decir que existen climas fríos y climas calurosos. Lo importante son las variaciones de temperatura entre el día y la noche y entre las estaciones. Un clima con débiles variaciones de temperatura es suave, conveniente para personas nerviosas, inestables, irritables. Un clima con fuertes variaciones de temperatura es duro. Su acción es estimulante y excitante, favorable para convalescientes, asténicos y anémicos. Los climas suaves se encuentran en las regiones marítimas, los climas severos en la altura o lejos de las costas. ◊ Factores telúricos. Siempre se ha considerado que la naturaleza y constitución de los terrenos

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tenían influencia sobre la salud del hombre, pero la constitución del terreno podría tener otros alcances, como por ejemplo, influir sobre la psicología de la población (los hombres de la montaña tienen otra psicología que la de los de la llanura). El ambiente regula las condiciones generales de la vida. Compuesto de elementos distintos actúa sobre el organismo por la intervención aislada o simultánea de dichos elementos. Los bosques, por ejemplo, reducen la radiación solar, producen ozono, moderan los vientos, disminuyen la evaporación acuosa del suelo, absorben CO2 y pueden producir efectos farmacológicos por sus efluvios resinosos (vía inhalación). El terreno de constitución arcillosa conserva más la humedad que el arenoso o silíceo. La orografía e hidrografía influyen mucho en la acción de los vientos, evaporación, nieblas, etc. de una determinada región. 5.6.2 Efectos del clima En Climatoterapia, como en todos los métodos, procedimientos y técnicas termales que ya hemos descripto, la reacción del organismo afectado o no por algún proceso patológico es, frecuentemente, mucho más intensa que la acción del estímulo aplicado.

Lamentablemente, estas magnitudes no son, por regla general, mensurables. Solo pueden ser juzgadas estimativamente y valoradas con mayor o menor seguridad en el decurso de un Tratamiento Termal. Por otra parte, lo que no es mensurable interesa poco actualmente y todo lo que constituye empirismo es mirado con gran escepticismo. Esta actitud lleva a ignorar que las magnitudes no mensurables, frecuentemente, son tan importantes y utilizables como las mensurables. Lo que se olvida es, en definitiva, que la Medicina no es, ni ha sido nunca, una ciencia sino un menester cultural aplicado, cuyas concepciones y técnicas empíricas están basadas en la observación y la experiencia que se obtienen de cada paciente. Es por ello que para la evaluación del efecto de la Climatoterapia es de importancia considerar la situación de partida en que se encuentra el Curista y la capacidad reguladora del organismo. Para lograrlo, estamos supeditados a métodos funcionales cuyos resultados se ven influenciados, a su vez, por las enormes reservas funcionales del organismo. Los procesos vitales en cada uno de los órganos están relacionados entre sí a través de mecanismos reguladores superiores que los hacen engranar e integrarse en una armónica totalidad funcional, sin la cual sería imposible el mantenimiento de la vida. A través de los estímulos aplicados se obliga al aparato funcional del organismo a reaccionar y es aquí donde no debe olvidarse el concepto básico de las interrelaciones e interacciones múltiples, fundamento de todo Tratamiento Termal. El clima tiene efecto fisiológico, fisiopatológico como así también terapéutico, en forma de una suma global de estímulos. La respuesta del organismo, por su parte, es la reacción a ese conjunto de estímulos. La forma y el grado de reacción están en función de las características del estímulo, su duración e intensidad, así como de la capacidad de reacción del organismo. También la falta de ciertos estímulos climáticos, a los que el organismo estaba acostumbrado hasta entonces, puede provocar reacciones.

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La interacción de los estímulos climáticos con la capacidad de reacción del Curista determinan, junto a otros factores, la intensidad del efecto. Es bien conocido el efecto de cambios de tiempo sobre cardíacos, reumáticos, etc. , así como la acción nociva de la polución ambiental (zonas industriales) sobre las vías respiratorias (asma, bronquitis crónica, etc.). De allí que un clima caracterizado por la pureza del aire y por la rareza de cambios repentinos de tiempo, no sólo sea saludable, sino que también colabora en el mejoramiento o curación de diversos estados patológicos. En Centros Balneo-hidro-climatoterápicos donde el clima juega el rol más importante, se agregan otros factores tales como irradiación solar, protección contra los vientos, temperaturas uniformes, riqueza forestal, cercanía de lago o laguna, etc. los que, en muchos casos, crean un verdadero microclima de la zona.

Los factores climáticos actúan sobre el organismo en su totalidad estimulando o despertando las defensas inespecíficas e incrementando la resistencia orgánica. Al cambiar de clima, el organismo es obligado a adaptarse al medio exterior circundante y, con ello, al clima reinante. El cambio de clima obliga al organismo, en el curso de su adaptación, a una nueva homeostásis y condiciona así coactivamente una modificación funcional físico-química y enzimática. Partiendo de la base de que la gran mayoría de las personas que sale de vacaciones cambia de clima, se han hecho interesantes observaciones y comprobaciones que son útiles no sólo para una mejor planificación vacacional, sino que, como climatología aplicada, son ultrapoladas a la función del Centro Termal en cuanto hace a un Tratamiento Termal correctamente realizado. Es así como se ha observado que pasando de un clima de llanura a uno de sierras, por ejemplo, se presentan reacciones con una secuencia de fases caracterizadas por: Vagotonía, anfotonía de altura, renovada vagotonía relativa con un aumento general de la sensibilidad del sistema vegetativo. Muchas observaciones hablan en favor de que tales estímulos sobre el vegetativo se producen, en forma inespecífica, en cada cambio de clima y sus efectos son terapéuticamente eficaces desde el momento que provocan una conmutación en el organismo, estimulándolo hacia una nueva estabilización de todos los mecanismos reguladores. Las reacciones fásicas que produce el cambio de clima, mencionadas más arriba, se caracterizan por presentar un desarrollo lento de las modificaciones que alcanza su máximo en la tercera semana, aproximándose nuevamente a los valores de partida en la cuarta semana. Además, se ha comprobado una disminución del tono del sistema arterial mensurable en la presión arterial. Al regresar al clima habitual se produce nuevamente una conmutación funcional. Estas fluctuaciones fásicas de todo el sistema vegetativo desembocan, como se ha visto, después de 3 - 4 semanas, en una normotonía con acento vagotónico, habiendo pasado por una reactibilidad acrecentada (capacidad de rendimiento disminuída) en los primeros días, luego por una labilidad aminorada (capacidad de rendimiento aumentada) en la segunda semana y, finalmente, por una fuerte capacidad de respuesta en la tercera semana. Después de finalizada la fase de labilidad, generalmente en la tercera semana, se presenta, según observaciones clínicas empíricas hechas en distintos Curistas, una fase de recuperación. Es por ello que, desde el punto de vista médico se recomienda, tanto para vacaciones como para una Cura Termal, un tiempo mínimo de 3 semanas de permanencia en el mismo lugar. 5.6.3 Tipos de terapia climática La Climatoterapia ofrece, en general, dos posibilidades para su utilización (2):

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a) Terapia climática conservadora o protectora y b)--Terapia climática estimulante. a) La Climatoterapia conservadora en un Centro Balneo-hidro-climatoterápico apropiado, tiende a proteger al Curista de la influencia nociva que pueda ejercer el clima de su lugar de residencia. El Curista que visita un centro como el mencionado se ve librado, según el caso, de la polución ambiental típica de grandes ciudades o centros industriales o de un tiempo caluroso y húmedo sin vientos ni brisas (sofocante) frecuentemente combinado con incrementada irradiación infrarroja o de un tiempo con bruscos cambios de temperatura, formación de niebla o bruma, etc. Una estadía en un Centro Balneo-hidro-climatoterápico sin los factores perturbadores mencionados, es saludable no solo para enfermos sino también para aparentemente sanos. El efecto corresponde a una desgravación de las recargas que sufre el Curista en su lugar de residencia, se presenta de inmediato y no requiere adaptación ni acostumbramiento o aclimatación. El Curista se ve afectado a corto plazo por el tiempo que hace, a largo plazo por el clima, definido como la serie de estados sucesivos de la atmósfera, según hemos visto más arriba. En general, y teniendo en cuenta el uso que hace del clima la mayor parte de los Curistas, las exigencias fundamentales serían: El soleamiento, la ausencia de precipitaciones diurnas y, en definitiva, el confort en sentido fisiológico, es decir, el reposo del organismo en relación a la agresión exterior. b) La Climatoterapia estimulante, por su parte, requiere de adaptación o aclimatación del Curista. Su utilidad no reside en el efecto directo del clima, sino en la reacción del organismo, en el ejercicio de las defensas contra un estímulo saludable provocado por los factores climáticos. El clima de alta montaña, por ejemplo, con su presión parcial de oxígeno disminuída significa, para el anémico, un estímulo de su médula roja y, con ello, la inducción de una eritropoiesis reactiva (mayor producción de glóbulos rojos). El clima marítimo, por su parte, con sus cambios de temperatura por la acción del viento, estimula la regulación térmica del organismo, entrenando tanto el sistema circulatorio como los procesos metabólicos, lo que produce un “curtimiento” del Curista, un efecto terapéutico profiláctico de diversas afecciones (respiratorias, gripe, resfriados, etc.). Dado a que el principio terapéutico climático exige una reacción y, consecutivamente, cierto rendimiento por parte del organismo, el estado del Curista debe de satisfacer las premisas que ya hemos mencionado, a saber: i) El Curista debe de estar todavía en condiciones de poder soportar un cierto grado de estímulos físicos y psíquicos. ii) El órgano o sistema afectado debe de poder reaccionar todavía a los estímulos terapéuticos. 5.6.4 Clasificación de los climas

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Todos los mapas climáticos propuestos por diversos autores presentan semejanzas pero también detalles de originalidad. Corrientemente, en las clasificaciones se da importancia a los ritmos estacionales (termométricos y pluviométricos).

A falta de un conocimiento suficiente de los mecanismos de los diversos climas, que permitiría mejores comparaciones y clasificaciones concretas, habrá que limitarse a una descripción general que respete el esquema zonal. Para una mejor y más segura prescripción del Centro Termal más apropiado para el Curista expondremos una clasificación de los distintos climas en base a los factores estimulantes o protectores que predominan en el decurso del año (12): 1. Clima de llanura o poca altitud. Es un clima protector, sus efectos generales: Sedante, conservador, desintoxicante. Provoca: Amortiguación del simpático y suave activación del parasimpático. Protección de las funciones cardíaca, circulatoria y respiratoria. Decremento de la actividad metabólica y escasa estimulación de la producción de calor. Influencia escasa sobre la irrigación y secreción de las mucosas. Sedación general sobre el Sistema Nervioso. -Indicaciones generales: Agotamiento, irritabilidad, constitución asténica (niños), convalescencia, afecciones cardíacas y coronarias, trastornos circulatorios mal compensados, hipertensión, arterioesclerosis, bronquitis crónica, bronquiectasia, enfisema pulmonar, asma bronquial (Curistas lábiles o sensibles), afecciones pleurales (Curistas subfebriles, sensibles o debilitados), afecciones del aparato digestivo y del metabolismo, nefropatías vasculares crónicas, distonía vegetativa, reumatismo crónico degenerativo. 2. Clima de altitud media (500 - 1200 m). Efectos generales: Sedante, suavemente estimulante. Los efectos son como en el clima de llanura con la diferencia de una suave estimulación del organismo en general. Corazón, circulación, respiración y metabolismo no se ven recargados pero sí ya estimulados. Efecto tranquilizante sobre el Sistema Nervioso. -Indicaciones generales: Las mismas que las del clima de llanura con algunas excepciones, como por ejemplo: Trastornos circulatorios solo moderadamente compensados, enfisema pulmonar (condicional), afecciones pleurales (Curistas subfebriles, robustos), hiper- e hipotireosis, mixedema, reumatismo crónico degenerativo (condicional). 3. Clima de altura (más de 1200 m). Efectos generales: Estimulación de moderada a marcada. Provoca: Clara estimulación del simpático con simultánea activación del parasimpático. Estimulación de la circulación y la respiración, conmutación del metabolismo y del sistema endócrino, suave a moderada estimulación del Sistema Nervioso, activación de la eritropoiesis(producción de glóbulos rojos), incremento de la capacidad de rendimiento. -Indicaciones generales: Agotamiento, convalescencia, infecciones crónicas, trastornos circulatorios compensados, hipotensión, bronquitis crónica, bronquiectasia (condicional), enfisema pulmonar (condicional), asma bronquial (Curistas robustos con buenas defensas), afecciones pleurales (condicional, Curistas subfebriles, robustos y Curistas afebriles), afecciones del aparato digestivo y del metabolismo, diabetes mellitus, hiper- e hipotireosis, mixedema, distonía vegetativa, afecciones alérgicas(fiebre del heno, dermatosis), poliartritis crónica progresiva, espondilitis anquilopoiética (ambas en “fase fría”), anemia, leucemia crónica. -Contraindicaciones: Afecciones coronarias y circulatorias periféricas avanzadas, angina de pecho, hipertensión, insuficiencia cardíaca, neurosis. 4. Clima marítimo. -Efectos generales: Fuerte estimulación. Provoca: Expresa e intensa estimulación del simpático con escasa o nula acción sobre el parasimpático. Fuerte estimulación de la circulación, la respiración y del

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metabolismo. Fuerte influencia sobre las defensas orgánicas. Incremento de la capacidad de rendimiento. -Indicaciones generales y contraindicaciones: Como en el clima de altura. Para terminar, diremos que los Centros Termales Climatoterápicos deben satisfacer ciertos requisitos para ser reconocidos como centros aptos para terapia climática. Dichos requisitos pueden resumirse como sigue: Deben de contar con un clima que demuestre tener factores curativos. Estos factores deben

de ser apropiados como para provocar una conmutación en el organismo humano que influya sobre una afección o una disposición a ciertas afecciones o activen la recuperación y fortalecimiento del organismo de tal forma, que pueda esperarse una recuperación o mejoría del estado de salud así como de la capacidad de rendimiento en general y de la laboral en especial. En otras palabras, deben de contar con un clima de características aptas para fines terapéuticos que, reconocidas científicamente y avaladas por la experiencia médica, sean controladas permanentemente por una estación meteorológica habilitada por la autoridad competente. Deben de ofrecer instalaciones climatoterápicas adecuadas.

Deben de preservar y controlar el equilibrio natural y la calidad del ambiente físico.

Deben de especificar las indicaciones y contraindicaciones de las aplicaciones terapéuticas

que se ofrecen. Deben de contar con el reconocimiento científico y el aval médico referidos al beneficio de las

aplicaciones terapéuticas llevadas a cabo en el centro, corroborado por datos estadísticos que abarquen un período no menor de diez años consecutivos Tiempo y clima llegarán a ser real e integralmente captados por la Medicina en cuanto a sus efectos sobre el organismo humano, recién cuando no se conforme como hasta ahora, sólo con los parámetros físicos y sus efectos sobre procesos mensurables, sino cuando se incluya en las investigaciones también el mundo vivencial del hombre.

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6. A S P E C T O S C O M P L E M E N T A R I O S del Tratamiento Termal Antes de entrar a considerar los aspectos complementarios del Tratamiento Termal creemos conveniente rever, recapitulando brevemente, los conceptos vertidos en el Capítulo 4 -a nuestro juicio, base de todo el edificio de la Medicina Termal- para poder comprender mejor, mediante una visión global, la importancia de dichos aspectos complementarios cuando son integrados armónicamente en el marco de un tratamiento complejo e integral como lo es el Tratamiento Termal. Conociendo ahora las posibilidades y las limitaciones del Tratamiento Termal, recordaremos que, junto a la atención en forma ambulatoria en consultorio y a la atención de los casos agudos y complejos en el hospital, el tercer sistema médico-asistencial estaría representado por el Tratamiento Termal en un Centro o Complejo Termal construído, equipado y atendido adecuadamente para tal fin. Este tercer sistema médico-asistencial emplea métodos, procedimientos y técnicas terapéuticos propios, cuyos mecanismos de acción se diferencian de otros métodos, procedimientos y técnicas terapéuticos, por lo que su prescripción, su aplicación y su posterior evaluación sienta, como premisa, también criterios propios y, naturalmente, la especialización de quienes actúan en él. Además, cumple funciones muy peculiares que, por diversas razones (desarrollo y legitimación históricos, singularidad de recursos terapéuticos utilizados, etc.), no pueden ser asumidas, en un todo, por los otros dos sistemas médico-asistenciales. En forma general y sucinta pasaremos revista a las más importantes de dichas funciones: • Prevención en general con acento sobre la educación y el entrenamiento para el cuidado y

mantenimiento de la salud. • Reducción o eliminación de factores de riesgo para la salud y de las influencias nocivas provenientes

del medio ambiente. • Tratamiento de los trastornos funcionales. • Tratamiento y atención de las afecciones crónicas aisladas y en el marco de la multimorbilidad. • Entrenamiento de funciones residuales o aún intactas para lograr rendimientos compensatorios. • Movilización mediante ejercicios activos y pasivos utilizando diversas formas de gimnasia y deporte

médicos. • Distensión/relajación tanto activa como en reposo y armonización terapéutica del ritmo biológico

diario. • Rehabilitación tras enfermedades agudas graves, accidentes, intervenciones quirúrgicas, etc. • Profilaxis en la edad avanzada con atención a las necesidades de la multimorbilidad geriátrica. • Tratamiento y medidas profilácticas y de protección para evitar o postergar la necesidad de cuidado y

atención permanentes. • Fortalecimiento de la autonomía en personas de edad. Estas funciones y otras ya mencionadas o que mencionaremos más adelante, serán cada vez más requeridas y exigidas, tanto cuanti- como cualitativamente, en razón de la creciente actitud conciente y responsable frente a la salud que están asumiendo las nuevas generaciones, del aumento incesante del número de personas con afecciones crónicas y de las mayores necesidades de rehabilitación que la prolongación de las espectativas de vida en general ha traído consigo. En síntesis, podemos decir que la prevención y la rehabilitación son los dos más grandes campos de acción de la Medicina Termal, por lo que el trato prioritario de ellas, por un lado, y el fomento y desarrollo de la Medicina Termal, por el otro, deberían constituir puntos esenciales de toda política sanitaria que se precie de social y económica. Volviendo a los tres sistemas médico-asistenciales mencionados, diremos que no existe un solo método terapéutico que actúe sobre un órgano enfermo o sobre el complejo fenómeno “enfermedad”

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entendido en el sentido de una sencilla causalidad física. En todos los casos, entre el recurso terapéutico y el proceso patológico se encuentra siempre el organismo en su totalidad con sus variadas y tan diferentes regulaciones y posibilidades de reacción individuales. En el caso del efecto terapéutico no se trata entonces sencillamente de un fenómeno de causa y efecto, sino de un complejo proceso en el cual siempre participan dos factores: La intervención terapéutica y la reacción del organismo. Comparando los tres sistemas médico-asistenciales, debemos recordar que la orientación terapéutica de los dos primeros es patogenética. Lo que interesa primariamente son los órganos enfermos. El Tratamiento Termal, por lo contrario, apunta, como objetivo principal, hacia las funciones residuales o aún intactas, hacia la capacidad de compensación y autocuración del organismo, hacia su capacidad de adaptación, para estimularlas, desarrollarlas, regularizarlas y orientarlas terapéuticamente. Tiende pues, a la óptima movilización de las energías autocurativas propias del organismo. Es por eso que sus indicaciones esenciales se encuentran en el marco de la prevención y profilaxis de afecciones en general, de la terapia de trastornos funcionales y afecciones orgánicas (especialmente crónicas) y de la rehabilitación. Al mencionar trastornos funcionales y afecciones orgánicas deseamos aclarar que los primeros son desviaciones de la función normal que dependen de diversos factores externos, internos, psíquicos, etc., constituyendo procesos patológicos sin lesiones orgánicas. Se sobreentiende, empero, que dichos trastornos están relacionados con una estructura orgánica, la que generalmente no sufre alteraciones duraderas al terminar aquellos. Esto, sin embargo, debe entenderse como relativo. Lo esencial en los trastornos funcionales son los cambios, las variaciones, la inconstancia, la fácil reversibilidad, la posibilidad de compensación y su influenciabilidad. En el caso de los trastornos funcionales, los procesos biológicos se encuentran exhacerbados o disminuídos en intensidad, en relación con lo que ocurre en organismos sanos. Dijimos que el concepto de alteración funcional es relativo pues los trastornos funcionales pueden llevar a provocar lesiones orgánicas permanentes. En principio, todo proceso orgánico, tanto inflamatorio como degenerativo, comienza como alteración funcional y el curso, progresión o curación de la afección orgánica, así como su sintomatología, dependen también de lo funcional. Por su parte, los procesos orgánicos se manifiestan con alteraciones de la estructura de tejidos, órganos, aparatos y sistemas, es decir, son procesos que pueden apreciarse morfológicamente. Todo proceso orgánico tiene cierta duración y, en muchos casos, es irreparable e irreversible. Frecuentemente, entre lo funcional y lo orgánico se crea un verdadero circuito sin fin cuando no, una espiral con final infausto. Hoy en día predominan los trastornos funcionales de la regulación que enmascaran una leve modificación orgánica o que pueden ser considerados como pródromos de tal modificación, sin hallazgo orgánico comprobable. Se los designa, y no sin derecho, como “enfermedades de la civilización”, pues sus causas principales están relacionadas con las manifestaciones provocadas por nuestra era técnico-industrializada: Sedentarismo, estrés o tensiones psicomotoras, debilitamiento microclimático debido a una progresiva domesticación y climatización artificial, así como por el acostumbramiento al cómodo bienestar (“sociedad de consumo, abundancia, depredación y desperdicio”) y una alimentación poco integral pero de alto contenido calórico.

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Estas deficiencias en materia de “estímulos vitales” a partir del medioambiente como por ejemplo, los estímulos cinéticos (del movimiento) y los térmicos tienen, según se ha comprobado, una marcada influencia sobre nuestros complicados mecanismos de regulación y adaptación. Fortificar el sistema de adaptación y regulación vegetativo-hormonal, es decir, la fuerza curativa natural del organismo, es el principal objetivo del Tratamiento Termal. Con él no se busca recuperar, por ejemplo, el equilibrio perdido del sistema hipófiso-suprarrenal o los alterados parámetros circulatorios mediante determinados medicamentos más o menos específicos. Con el Tratamiento Termal se busca alcanzar dichos objetivos con la ayuda de las influencias que, en la larga historia de la evolución humana, siempre lograron que los sistemas de regulación y adaptación orgánicas funcionaran a la perfección (17). Los elementos efectivos del Tratamiento Termal son, por ello y filogenéticamente considerados, los elementos con que ya la propia Naturaleza provoca estímulos vitales sobre los seres vivientes (y esto, desde el comienzo mismo de la vida en nuestro planeta), por lo que constituyen factores genuinamente naturales como son el agua, la tierra (fango), el calor, el frío, la luz, el aire, el movimiento, el reposo, los alimentos, las hierbas medicinales, los impulsos psicológicos, etc. La mayoría de estos factores ejerce su influencia sobre uno de nuestros órganos sensoriales vegetativos más importantes, la piel. Utilizados por la Medicina Termal en forma de estímulos dosificados y adaptados a cada caso personal, todos estos factores naturales activan, ejercitan, protegen, fortalecen o regularizan la capacidad propia del organismo para recuperar equilibrios perdidos y para autoregenerarse y lograr la curación. En general entonces, con los métodos, procedimientos y técnicas utilizados por el Tratamiento Termal se busca una participación activa y un aprovechamiento adecuado de la capacidad propia del organismo para lograr la regulación y compensación, la adaptación, la regeneración y un mejor estado defensivo frente a factores nocivos como son, entre otros, costumbres y hábitos de un estilo de vida inconveniente para la salud. Dicha capacidad orgánico-funcional no es activada en forma inmediata o directa, sino indirectamente, es decir, que es puesta en actividad como reacción a los estímulos aplicados apropiadamente, en el sentido de una terapia estímulo-reacción. El Tratamiento Termal apunta pues, a la capacidad, potencia y energía orgánicas que normalmente posibilitan y garantizan la existencia y la salud y que pueden ser activadas , en el organismo sano, para un mejor y duradero estado de salud y rendimiento corporal, y en el organismo enfermo, para la recuperación o mejoramiento de la salud. Una aclaración para todos los procesos mencionados la encontramos al considerar al organismo como un sistema abierto con sus dinámicas interacciones e intercambios energético-materiales internos y con su medioambiente. En este sentido, según R.L.Fossati “la vida sería un complejo proceso caracterizado por la inestabilidad hidrodinámica e isoiónica que se presenta en la intimidad de una estructura orgánica hidro-sol-gel-mixta, como consecuencia del intercambio materio-energético con el medio externo”. El decurso de un Tratamiento Termal posee siempre el carácter de un proceso en el cual son desencadenadas reacciones en un orden temporal así como con un ritmo y una periodicidad determinados que perduran, por lo general, algunas semanas y que conmutan o influyen decididamente el comportamiento psicosomático del Curista. De allí la necesidad de determinar y adaptar individualmente no sólo las medidas terapéuticas físicas, sino también las medidas terapéuticas psicológicas, así como las socio-laborales, ocupacionales y de aprovechamiento del tiempo libre (ver capítulos siguientes).

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De lo dicho se desprende que para la Medicina Termal, que de por sí es psicosomática como, en principio, debería ser toda la Medicina, no existen órganos aislados enfermos, no hay estados pre-enfermedad ni enfermedades que deban ser evitadas o tratadas, sólo hay hombres y mujeres con riesgo de ser afectados por algún problema de salud o ya afectados por él. El Médico Termalista se enfrenta con el ser humano en su totalidad, complejo integral de cuerpo, mente y espíritu involucrado en un determinado entorno. Debe considerar entonces, no sólo los signos de alarma o prodrómicos de una afección o la afección ya establecida, sino también el ambiente que rodea al Curista, su trabajo u ocupación, sus asuntos domésticos, en cuanto dicho entorno tenga relación con su estado físico y mental (que casi siempre la tiene).

Muchos Curistas enfermos o candidatos a enfermarse no sólo sufren molestias físicas, sino que padecen de mentes agotadas, de conciencias intranquilas y de corazones agobiados. Estos problemas son lo suficientemente reales para que gran parte del éxito del Médico Termalista se deba a la comprensión de los mismos y a su habilidad para tratarlos. El Médico Termalista debe reconocer al Curista como persona que vive en relación recíproca con otras personas, que es parte activa del proceso social y cultural de su entorno y que intenta, en muchos casos con mayor o menor éxito, resolver del mejor modo posible los problemas de su existencia. En este sentido, el Médico Termalista no debe centrar su atención exclusivamente en la afección que eventualmente presenta el Curista, para evitar que la misma adquiera autonomía propia con despersonalización de aquél, sino que debe concentrarse en el Curista y, sobre todo, en su capacidad individual de confrontarse con la afección. Esto sobreentiende e incluye una activa colaboración del Curista en el proceso de recuperación, curación o mejoría y excluye definitivamente el rol pasivo de enfermo. Ya hemos dicho, y aquí volvemos a insistir, que el Tratamiento Termal tiene que tener lugar exclusivamente en un Centro o Complejo Termal. Dicho centro, con sus recursos naturales propios y sus instalaciones correspondientes, su equipo médico-asistencial especializado y sus establecimientos hotelero-gastronómicos debe poder ofrecer al Curista un amplio espectro de posibilidades preventivo-terapéuticas. El Curista al llegar debe encontrar, junto a precios razonables, un trato correcto y profesional, una elevada calidad en servicios, instalaciones cómodas y funcionales, una alimentación cuidada y balanceada y un entorno de gran tranquilidad y sosiego para una estadía confortable, saludable y descansada, alejado del ruido, el ajetreo y la polución medioambiental cotidianos añadiendo, a todo lo dicho, una extensa gama de actividades optativas socio-lúdico-deportivo-artístico-culturales. En todo Centro o Complejo Termal, junto al historial de su origen, al de sus alrededores y al de sus recursos naturales se unirán modernas instalaciones y equipamiento balneo-hidroterápico y fisiátrico de avanzada en una equilibrada simbiosis de tradición y confort moderno, como lo demandan los tiempos actuales. El principio terapéutico de las diversas formas de terapia estímulo-reacción en el marco del complejo entrenamiento regulatorio, como el que significa un Tratamiento Termal, requiere como requisitos previos (ver también Punto 4.4): 1.-El Curista debe de estar en condiciones psicosomáticas de poder soportar estímulos físicos y psíquicos. Esto, como criterio de la capacidad de reacción del organismo del Curista, es requisito para la aplicabilidad de la terapia estímulo-reacción típica del Tratamiento Termal.

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Este criterio, la capacidad somática del Curista, incluye (también) el pronóstico favorable de influenciamiento terapéutico de factores de riesgo y trastornos funcionales al aplicar la terapia específica del Centro Termal. Si la capacidad biológica psicosomática está evidentemente disminuída por una afección, una fase de un proceso patológico o por procesos de envejecimiento avanzados, esto constituye una contraindicación para el Tratamiento Termal. Como contraindicaciones se cuentan también procesos patológicos (p.ej.: Inflamaciones) que pueden ser activados o exacerbados mediante la terapia estímulo-reacción. 2. La capacidad psíquica del Curista debe de estar intacta. Esta capacidad debe entenderse como la predisposición para colaborar activamente durante el Tratamiento Termal como requisito para lograr efectos valederos mediante las aplicaciones con los recursos naturales y otras medidas complementarias. El cambio de ambiente y la descarga de obligaciones cotidianas y exigencias familiares-laborales que se producen al realizar un Tratamiento Termal son, entre otros, factores terapéuticos y condiciones marginales para un cambio activo de comportamiento y de ciertas costumbres en el Centro Termal. No habrá de olvidarse tampoco que uno de los factores de gran influencia en la recuperación del equilibrio psicosomático del Curista es esa voluntad de mejorar o librarse de sus molestias que lo ha llevado al Centro Termal y ese profundo efecto sugestivo que ejerce el ejemplo de otros Curistas que comentan, a veces exagerando la nota, el alivio o curación obtenidos en ese Centro Termal. Las medidas aisladas (aplicaciones, técnicas, etc.) de la Medicina Termal no satisfacen solas y por sí mismas las condiciones de un Tratamiento Termal. Recién la aplicación sistemática de dichas medidas en sus combinaciones, adaptadas individualmente al Curista según el cuadro de afecciones o la estructura de los riesgos que presenta, puede denominarse, en su totalidad, Tratamiento Termal. A todo ello se agregará la cooperación del Curista, la que juega un importante papel. Ya durante el examen del médico debe llamar la atención del Curista sobre la necesidad de dicha cooperación para que durante el Tratamiento Termal y aún posteriormente no permanezca en un rol de enfermo pasivo. De acuerdo a lo expresado en páginas anteriores y para referirnos a continuación a algunos de sus aspectos complementarios, podemos resumir diciendo que el Tratamiento Termal se compone básicamente de tres complejos terapéuticos: a) La terapia con recursos naturales complementada con medidas fisiátricas. b) La terapia alimenticia. c) La terapia Educativo-informativa. a) La terapia con recursos naturales complementada con medidas fisiátricas. Mediante ella se administran al Curista estímulos térmicos (baños, chorros, etc.), químicos (aguas mineromedicinales, fango, etc.), físicos (electroterapia, crioterapia, etc.) y mecánicos (masajes, kinesiología, gimnasia médica, etc.). Ya hemos mencionado en capítulos anteriores los métodos, procedimientos y técnicas básicas utilizados en Balneo-hidro-climatoterapia y fisiatría, por lo que ahora sólo haremos un listado de métodos y procedimientos terapéuticos complementarios que el Médico Termalista , según cada caso, ha de saber integrar en todo Tratamiento Termal. De los más de 200 métodos y procedimientos conocidos mencionaremos sólo un cierto número de los más corrientes haciendo al mismo tiempo la salvedad de que, un gran número de ellos, no son

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reconocidos aún por la llamada Medicina Oficial ni por sus más conspícuos representantes. Esto se debe, generalmente, a falta de información, conocimientos y experiencia, así como también al uso indebido y al abuso que hacen de ellos muchos “outsiders” o intrusos de la Medicina, quienes, con su accionar, provocan el descrédito de dichos métodos y procedimientos. He aquí algunos de ellos: Acupuntura, Aurículo-acupuntura, Moxibustión, Aeroterapia, Aromaterapia, Ayuno terapéutico, Cromoterapia (terapia mediante colores), Fitoterapia, Gimnasia respiratoria (ejercicios respiratorios, clapping, drenaje postural), Logoterapia (en el sentido de la IVª Escuela Psicoterápica Vienesa de V.Frankl), Musicoterapia, Reflexoterapia (p.ej.:Reflexoterapia podal o plantar), Schiatsu o acupresoterapia, Reiki, Sofroterapia (Hipnosis, autosugestión, etc.), Terapia floral de Bach, Terapia neural de Huneke, Yoga, etc., etc.

En esta enumeración no queremos dejar de mencionar ciertas corrientes de pensamiento en Medicina con interesantes puntos pivotes para la experimentación y aplicación, cuya integración en el ejercicio de la profesión permitiría un acercamiento cada vez mayor al ideal de la Medicina Integral. Se trata de las corrientes antroposófica, homeopática y ayurvédica, entre otras. Podríamos continuar la lista con gran parte de las terapias que, para nosotros, no son alternativas sino complementarias, pero ello desbordaría el marco de este manual, sobre todo si se tiene en cuenta que una “Documentación de las orientaciones terapéuticas especiales y tratamientos naturales en Europa”, llevada a cabo por el “Centro de Documentación de Procedimientos Curativos Naturales” de la ciudad de Essen (Alemania) en l993, por iniciativa del Ministerio de Economía, Tecnología y Tránsito de Baja Sajonia, ocupó 7 tomos con un total de 4.000 páginas y la colaboración de 200 autores. b) La terapia alimenticia. Mediante ella se intentará corregir los hábitos alimenticios equivocados con vistas a la normalización de procesos metabólicos (diabéticos, hipercolesterinémicos, etc.),del peso corporal (obesidad), etc. El Curista debe ser motivado para que intente aprender a alimentarse de una forma nueva, natural, equilibrada, mediante una esmerada y atractiva gastronomía adaptada a sus necesidades y que practica una cuidadosa elaboración coquinaria utilizando productos seleccionados de primera calidad. El Médico Termalista debe de tener siempre presente que hablar de alimentación con el Curista, sea éste sano, candidato a enfermar o afectado ya por alguna dolencia, es siempre tocar un tema complejo. Dos antecedentes influyen evidentemente sobre el desarrollo del diálogo y sus resultados: Por un lado, el hecho de que el Curista arrastra errores alimenticios de origen familiar, no fáciles de corregir, por haber sido cometidos ya desde la infancia. Por el otro, la tentación que significan las incontables e inagotables ofertas gastronómicas diarias que van desde la “fast food”, pasando por los copiosos buffets fríos y calientes hasta alcanzar los grandes banquetes con que se celebra todo tipo de acontecimientos.

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Así y todo, no debemos olvidar que “somos lo que comemos” o, como lo expresara Hipócrates, “que tu alimento sea tu medicina y tu medicina tu alimento”. Atento a estas máximas, en todo Centro o Complejo Termal se elaborará toda una serie de planes de alimentación integral rica en fibra, vitaminas y minerales, de bajo valor calórico, evitando el exceso de grasas y proteínas animales así como de las harinas y azúcares refinados y de todo tipo de alimento “industrializado”,científicamente controlados por el servicio médico y preparados por personal capacitado y experimentado de una forma agradable al paladar y a la vista. El Curista debe comprender, ya desde el comienzo de un Tratamiento Termal , que acostumbrarse a una alimentación equilibrada, observar normas básicas de higiene alimenticia, evitar transgresiones gastronómicas y no buscar respuestas milagrosas en las incontables “dietas infalibles” de aparición casi diaria, han de ser las bases sobre las que deberán fundamentarse no sólo el aspecto físico, sino también la propia salud, pues la forma física es reflejo del estado de salud. La armonía del cuerpo es también la armonía del espíritu (“Mens sana in corpore sano”).

Las conocidas estadísticas sobre causas de enfermedad y causas de muerte (morbilidad y mortalidad) demuestran claramente los efectos deletéreos del estilo de vida en los pueblos con gran desarrollo. Dichas estadísticas establecen un 30 a un 50 % de decesos causados por enfermedades en cuya etiología la alimentación juega un rol decisivo (arterioesclerosis, por ejemplo). Es por ello que la alimentación es considerada hoy en día como uno de los más importantes factores medioambientales, siendo descriptas las consecuencias de una alimentación errónea, como el factor concomitante de un standard de vida creciente en donde aumenta día a día la discrepancia entre necesidad y consumo de energía. Las enfermedades carenciales clásicas han sido desplazadas por las enfermedades del bienestar y la sobrealimentación, consecutivas a la automatización de la sociedad industrializada, con su exceso de ofertas al consumidor. Una de las consecuencias primarias e inmediatas de la alimentación errónea es el sobrepeso, al que puede considerarse como factor de riesgo por ser, generalmente, el prodromo de trastornos metabólicos, diabetes, gota, hipertensión arterial y afecciones cardiovasculares. Bajo estos puntos de vista, la alimentación en un Centro o Complejo Termal juega un rol cada vez más importante, tanto para la prevención así como también para la rehabilitación. Las medidas alimenticias prescriptas en el marco de un Tratamiento Termal constituyen la terapia de elección en la mayoría de los casos de sobrepeso y trastornos metabólicos. Para asegurar el éxito terapéutico de un Tratamiento Termal es necesario, como ya lo expresáramos, una modificación del comportamiento (hábitos y costumbres) que ha de iniciarse ya en la forma de comer (conducta prandial). No por nada se ha hecho popular como “importante principio” de un sano estilo de vida el consejo: “Coma la mitad, ría el doble y camine el triple de lo que lo ha hecho hasta ahora”. Un cambio duradero de los hábitos y costumbres alimenticios exige, como premisa, una buena motivación del Curista para comprender y aceptar la necesidad terapéutica de una alimentación correctamente equilibrada y adaptada a sus necesidades reales. Para la (re)educación e información del Curista en materia de alimentación existe la posibilidad del asesoramiento individual y del asesoramiento en grupo. Sin embargo, dicho asesoramiento o intento de transmitir teóricamente al Curista las bases prácticas y palpables del arte de cocinar y del de comer correctamente, constituye, generalmente, un emprendimiento sin muy buenas perspectivas.

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La franca confrontación con las tradicionales costumbres de alimentación practicadas desde generaciones, hace el asesoramiento verbal-teórico no sólo difícil sino también oneroso (personal, tiempo, etc.). La experiencia muestra que sólo en casos aislados se logra un cambio duradero de las costumbres alimenticias mediante explicaciones teóricas, por lo que el asesoramiento verbal constituye un instrumento insuficiente para la educación alimentaria.

Las consecuencias pueden ser, por un lado, una alimentación que no satisfase el gusto del comensal y, por el otro, un encarecimiento de la alimentación. Ambos factores conducen, finalmente, a un retorno a las viejas costumbres. Como alternativa y complemento del asesoramiento teórico-verbal se presenta la práctica coquinaria en una cocina escuela, integrada en el Centro o Complejo Termal, donde el Curista adquiere experiencia práctica en el intercambio de alimentos y aprende las mejores y más adaptadas relaciones de elementos nutrientes en composiciones adecuadas para sus necesidades, utilizando las técnicas coquinarias más correctas, efectivas y económicas. c) La Terapia Educativo-informativa. Mediante esta terapia se trata de reeducar, aclarar e informar al Curista, intentando la comprensión/solución de sus problemas personales, familiares, sociales y laborales y proporcionándole recursos tales como las prácticas de distensión/relajación, entrenamiento autógeno, etc. con vistas a mejorar el estilo (hábitos y costumbres) y la calidad de vida. (Para más detalles ver Punto 6.1). Junto al efecto que puedan tener los tres complejos terapéuticos que acabamos de ver, hay que considerar también, como muy importante aspecto complementario del Tratamiento Termal, lo que podríamos denominar “efecto medioambiental termal”, constituído por diversos componentes: Atmosféricos, geográficos, topográficos, sociales, etc., así como también la influencia del ordenamiento, planificación y estructuración de la actividad diaria, del tiempo libre, de las relaciones humanas, etc. 6.1 T e r a p i a E d u c a t i v o-i n f o r m a t i v a El Tratamiento Termal utilizando los recursos naturales de que se dispone en el Centro o Complejo Termal en sus diferentes formas de aplicación, a los que se agregan los procedimientos fisiátricos (kinesioterapia, masajes, gimnasia, etc.) y los métodos, procedimientos y técnicas complementarios, todo puesto en práctica en un entorno confortable, climáticamente favorable y con una alimentación adecuada y equilibrada, deberá ser complementado con lo que hemos dado en llamar la Terapia Educativo-informativa. La Terapia Educativo-informativa comprende todas las medidas pedagógicas, psicológicas, esclarecedoras, socioreguladoras, etc. que, siendo parte integrante y no desglosable de todo Tratamiento Termal, tienen como objetivo, en principio, crear en el Curista la “conciencia de salud”, tomando en cuenta el orden natural de los procesos vitales y su retorno al equilibrio en caso de eventuales trastornos o alteraciones. En sentido general, Terapia Educativo-informativa puede considerarse como la suma de los conocimientos transmisibles al Curista en forma individual o en grupos, que de alguna forma tienen influencia sobre su opinión, actitud o comportamiento en relación con la salud, así como también los métodos y esfuerzos que tienen como objetivo los cambios o modificaciones que sean necesarios para el logro de un estado de salud satisfactorio. Con la Terapia Educativo-informativa se debe intentar conducir al Curista tanto física como psíquicamente, al mantenimiento de un estilo de vida natural, especialmente en lo que se refiere a las

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secuencias adaptables a su propio bioritmo de tensión/relajación, actividad/descanso, etc. Durante las aplicaciones del Tratamiento Termal, el Curista debe hacerse cargo de la situación y enfrentarse con las diversas situaciones como una nueva realidad. Con ello colabora mentalmente a preparar a su organismo para una función estrictamente biológica: Asegurar el régimen de respuestas adecuadas. Así entendido, el Centro o Complejo Termal no sólo debe ofrecer prevención, curación, mejoría o rehabilitación según las condiciones que presente el Curista , sino que también debería proponerle una suerte de “plan de vida”, estructurado individualmente de acuerdo al estado orgánico en que es dado de alta y a las posibilidades que tendrá el Curista al regresar a su medioambiente habitual. Para ello es conveniente que durante el Tratamiento Termal no sólo se lleven a cabo las aplicaciones terapéuticas indicadas en el plan de tratamiento, sino que el Curista comience ya en el Centro o Complejo Termal a practicar las nuevas costumbres y hábitos más apropiados para el cuidado y mantenimiento de su estado de salud, las que reemplazarán, progresivamente, a las costumbres y hábitos inapropiados que constituyen en sí factores de riesgo** o que los favorecen. Todo Curista y según su estado orgánico debería llegar a conocer la forma más apropiada de alimentarse, a desistir de algunas actividades físicas captando los límites de lo que puede tolerar su organismo para obtener el mejor rendimiento, etc. Se le aclarará porqué recibe tales o cuales aplicaciones analizando su historia clínica, para que pueda comprender el plan de tratamiento y captar qué objetivo persigue cada una de dichas aplicaciones. Con libertad de acción por parte del Curista, éste debería lograr lo que otros pueden alcanzar sólo cuando se ven obligados, por lo que se tratará de lograr una perfecta combinación y una relación equilibrada entre la conducción médica y la iniciativa personal del Curista. La base de todo lo dicho está constituída, en primer lugar, por la conversación Médico Termalista - Curista y, secundariamente, por la intervención del personal competente y apropiado. En el primer caso, una detallada anamnesis servirá de introducción a la conversación propiamente dicha, donde una explicación aclaratoria ayudará al Curista a interpretar su estado orgánico y lo que se espera del Tratamiento Termal, con lo que se logra ya desde el primer momento, desencadenar el proceso de recuperación, curación o mejoría. No debe olvidarse que sólo una Terapia Educativo-informativa suficiente y tempranamente iniciada puede conducir a un estilo y ritmo de vida conciente y compatible con un buen estado de salud. De importancia también para lograr el éxito terapéutico del Tratamiento Termal, ya sea preventivo, curativo, paliativo o rehabilitatorio, es la necesaria y activa colaboración del Curista, el que debe ser motivado de forma que abandone su pasividad natural y se torne un integrante activo de todo el proceso en el que participa.

En resumidas cuentas, una de las principales funciones de todo Centro o Complejo Termal es sacar al Curista de su potencial letargo pasivo activándolo mediante un Tratamiento Termal integral, el que deberá proporcionarle, entre otras cosas, la necesaria comprensión de su estado orgánico y de las posibilidades terapéuticas disponibles. Sin la colaboración activa del Curista no puede esperarse un buen resultado, ni aún del mejor y más completo tratamiento prescripto. Como ya lo apuntáramos en capítulos anteriores, el decurso de un Tratamiento Termal posee siempre el carácter de un proceso en el cual son desencadenadas reacciones temporalmente ordenadas y periódicas que perduran, por lo general, algunas semanas y que determinan y conmutan decididamente el comportamiento psicosomático del Curista. * Factores de riesgo son, especialmente, el tabaco, el abuso de alcohol, sedentarismo, alimentación incorrecta, sobrepeso, estrés desmedido, etc. y sus consecuencias son, generalmente, trastornos del metabolismo (diabetes, gota, etc.), hipertensión arterial, trastornos del equilibrio psicosocial, etc., etc.

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De allí surge la necesidad de determinar y adaptar individualmente no sólo las medidas terapéuticas físicas, sino también las medidas terapéuticas pedagógicas, psicológicas y socioreguladoras (familiares, laborales, etc.). Dichas medidas se estructurarán además, de forma que puedan ser sistematizadas e integradas en el marco de todo Tratamiento Termal de cualquier Centro o Complejo Termal. La Terapia Educativo-informativa, llevada a cabo teniendo en cuenta factores y relaciones psicosomáticos, sociológicos, laborales, ecológicos, etc., debe ser orientada a lograr un estilo y ritmo de vida que posibilite un óptimo estado de salud física y psíquica, con una adecuada capacidad de rendimiento, acorde con las características de cada Curista. A través de la Terapia Educativo-informativa el Curista, especialmente aquel que padece una afección crónica y/o está expuesto a determinados factores de riesgo, puede aprender a controlar mejor su afección y la eventual propensión a otras afecciones. Esta terapia complementaria debe transmitir, en forma suficientemente intensiva, elementos de ayuda para la autoayuda del Curista, que debe mejorar la calidad de vida a pesar de la afección crónica presente y de las eventuales restricciones por ella condicionadas. La posibilidad de cambiar o modificar ciertos hábitos y costumbres para mejorar la calidad de vida en el sentido de lo dicho más arriba, es una de las premisas más importantes que debe concientizar el Curista al someterse a un Tratamiento Termal. Al mismo tiempo, él debe saber también qué rendimiento propio debe aportar él mismo para lograr el éxito terapéutico esperado. Comparando los tres sistemas médico-asistenciales mencionados en el Punto 4.2, comprobamos que los dos primeros están orientados según el llamado “principio deficitario”. De acuerdo a este principio, la salud sería un estado anatomo-fisiológico-humoral en equilibrio dinámico y la función de la Medicina sería el tratamiento del déficit (= enfermedad) que produce una alteración de dicho equilibrio.

Este principio pues, no tiene en cuenta que el individuo mismo debe de comportarse responsable, positiva y activamente con respecto a su salud, la que no sólo constituye un equilibrio dinámico en sí mismo, sino también en relación con su medioambiente. Una de las tantas e importantes funciones de la Medicina Termal , que la diferencia de los otros dos sistemas médico-asistenciales, es entonces, transmitir el “principio de responsabilidad” y preparar pedagógicamente al Curista para que, con posterioridad al Tratamiento Termal, cuide y mantenga su salud bajo su propia responsabilidad. La primera tarea del médico que quiera dedicarse al Termalismo es pues, cambiar el “principio deficitario” por el “principio de responsabilidad” tanto a nivel mental como en el de la práctica diaria. De acuerdo a la dicho, el Médico Termalista deberá abandonar, en gran parte, el viejo clichée que lo obliga a transitar por el camino convencional en busca de la patogénesis y de la etiología de la enfermedad, para plantearse el interrogante sobre las causas y mecanismos que intervienen en el mantenimiento de la salud. El Curista necesita ganar conocimientos sobre la coherencia, la relativa previsibilidad así como de la posible influenciabilidad de su propia vida, para lograr que puedan surgir así autoconfianza y responsabilidad frente a sí mismo. En gran número de personas no se ha desarrollado aún suficientemente la capacidad de captar el significado de un cambio en el aspecto personal (enfermedad, accidente, etc.) o en sus relaciones sociales y con el medioambiente, no sólo como pérdida sino, simultáneamente, como chance o desafío.

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La mayoría tiende, por su estructura mental, a reconocer una pérdida sólo como tal, en lugar de comprender que una pérdida, frecuentemente, es un requisito para una nueva chance. Esta costumbre de no analizar las modificaciones o cambios es frecuente en todos los ámbitos de la vida social, la economía, la política y, por supuesto, también en la Medicina. Muchos médicos y sus pacientes no son lo suficientemente concientes de que innumerables cambios o modificaciones que se producen y otros que no se producen pueden llegar a provocar trastornos de la salud, del comportamiento, de la actividad diaria, etc. y buscan con frecuencia, aparentemente racionalizando, causas somáticas sospechosas y demostrables de afecciones que, en realidad, se han originado por razones psíquicas o situaciones sociales, laborales, medioam-bientales desfavorables. La capacidad comunicativa del médico no alcanza, por lo que se ha visto hasta ahora, para hacer al paciente un planteo abierto y orientado tanto hacia el conflicto presente como hacia el objetivo del tratamiento, sobre las causas propiamente dichas de sus malestares. Esto es así aún cuando el médico compruebe que el paciente está apesadumbrado y supone porqué sufre.

Según estudios realizados en este sentido, algo más de un tercio de los pacientes que acuden a un consultorio médico presentan alteraciones indefinidas e inespecíficas de su estado general. Este contingente está constituído por personas que no pueden inducir por sí mismas un cambio necesario en su persona o en su entorno, o que no pueden soportar un cambio ya producido. Para tan gran número de afectados es pues necesario desarrollar un adecuado programa de diagnóstico precoz para prevenir la somatización de trastornos cuyas causas originales son de orígen psíquico, social, medioambiental, etc. y esto, antes de que lleguen a instalarse alteraciones orgánicas (anatómicas), que harían ya inútil o, al menos, muy aleatoria la intervención terapéutica. Si tal acción profiláctica se aplicara ya desde la infancia, ¡cuántos procesos digestivos, respiratorios, cutáneos, nerviosos, etc. podrían ser yugulados aún antes de su aparición! Puede suceder que los Curistas que acuden a un Centro o Complejo Termal vivan aparentemente en una relación social intacta, tengan una buena posición laboral y una vida familiar armónica. A pesar de esta aparente situación favorable, sin embargo, se somatizan problemas familiares no resueltos o recargas psíquicas tales como preocupaciones educacionales o dificultades con la pareja, etc. Poco a poco van apareciendo falta de iniciativa, cansancio frecuente, trastornos del sueño, del aparato digestivo, de la columna verteral, etc., etc. Los trastornos manifestados (todavía funcionales) pueden conducir a que el individuo responda cada vez con menos efectividad a los requerimientos cotidianos hasta que finalmente se “descompensa” y se entrega. Negando las verdaderas causas de la dolencia (por no poder identificarlas) y con ello el propio fracaso, busca esperanzado ayuda en el sistema médico suponiendo, con la primera receta, haberla encontrado. El médico, sospechando las razones más profundas de las dolencias pero, evidentemente, no preguntando por ellas, prescribe medicamentos como tratamiento sintomático de los trastornos acusados o hasta recomienda operaciones. Tanto unos como otras no pueden hacer cambiar el verdadero estado patológico porque no eliminan las causas reales. Finalmente, el individuo pierde la fe en llegar a poder controlarse por sí mismo y se siente dependiente y supeditado a la ayuda y la influencia de terceros. El papel de enfermo que ya había comenzado a asumir intensifica la actitud pasiva. A esta altura de los acontecimientos y ya en plena “carrera de enfermo” es necesario posibilitar al individuo, hasta entonces “medicalizado” sin éxito, el redescubrimiento del camino bloqueado por él mismo y que lo llevará a asumir concientemente la plena responsabilidad ante su salud. En el caso de las afecciones crónicas, donde la recuperación total de la salud no es generalmente posible, debería alcanzarse, a través de la mejoría y la estabilización del resto de órganos y funciones intactas, así como mediante apoyo para la mejor aceptación de la afección (ayuda para la

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autoayuda), un equilibrio entre las energías somáticas y psíquicas, así como entre las exigencias del medioambiente y del medio laboral. En el transcurso del Tratamiento Termal, el Curista debe aprender a reconocer y aceptar que la superación de sus problemas de salud y enfermedad se encuentran, prioritariamente, en el ámbito de su responsabilidad personal y de que en esa situación puede recibir ayuda.

El Tratamiento Termal, por lo tanto, no debe de tener como meta primaria sólo un alivio pasajero o una mejoría transitoria de los trastornos y del complejo de molestias, sino que debe propender activamente a lograr que el efecto positivo, al final del Tratamiento, se convierta en una éxito terapéutico duradero. De acuerdo entonces a lo expresado más arriba, un Tratamiento Termal está también indicado cuando pueden mejorarse o eliminarse trastornos preponderantemente funcionales o de la regulación, presentes antes o después de una enfermedad, un accidente, una intervención quirúrgica, etc., y que requieren tratamiento mediante los métodos especiales de la Medicina Termal, es decir, con el principio terapéutico de una terapia estímulo-reacción practicada en el marco de un entrenamiento funcional y regulatorio. Mediante los métodos, procedimientos y técnicas especiales de esta compleja terapia de adaptación, el Tratamiento Termal complementa las diversas medidas terapéuticas aplicadas en las distintas fases de numerosas afecciones. Afecciones crónicas y diversos factores de riesgo pueden ser influenciados negativamente y aún acentuados o incrementados a través de un estilo y ritmo de vida desfavorable. En estos casos, el Tratamiento Termal no sólo está indicado por el posible alivio de las molestias presentes y/o por la posibilidad de una estabilización y mejoría de las funciones orgánicas, sino también por las medidas generales e individuales necesarias para el cuidado y mantenimiento del estado de salud mediante un entrenamiento del mismo, para fomentar una vinculación más conciente y responsable con la salud corrigiendo metódica y terapéuticamente estilos y ritmos de vida que pueden condicionar o determinar estados previos o definidos de una afección. Desde este punto de vista, el objetivo de la Medicina Termal es lograr un equilibrio vital dinámico, pasible de ser siempre mejorado, aún ante la presencia de un proceso patológico. Esto puede lograrse, como ya lo hemos visto y aquí reseñaremos brevemente, mediante las siguientes medidas en el complejo sistema de la Medicina Termal: Recursos y procedimientos terapéuticos específicos del Centro o Complejo Termal (recursos

naturales propios como aguas mineromedicinales, fango, clima, etc.). Terapia movilizadora activa y pasiva (kinesioterapia), gimnasia médica y deportes adecuados,

tendiendo a combatir las consecuencias del sedentarismo (problemas de columna vertebral, etc.). Procedimientos complementarios de Terapia física y medioambientales.

Entrenamiento especial para la distensión/relajación como medio para combatir noxas estresantes y

medidas para la estructuración y armonización del ritmo diario de actividades.

Según el requerimiento terapéutico deberán integrarse medidas educativo-informativas generales e individuales para la práctica del cuidado, mantenimiento y conservación de la salud, teniendo como objetivo crear la “conciencia de salud”, mediante especiales medidas de entrenamiento ya sea en grupo o individualmente, como por ejemplo: Seminarios para Curistas pertenecientes a determinados grupos de riesgo o de afecciones

(diabetes, hipertensión, alergia, reumatismo, problemas geriátricos, etc.).

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Discusiones en grupos con experiencia propia en temas puntuales para información , aclaración y

análisis de las vivencias experimentadas en ciertas afecciones y de las medidas puestas en práctica para superarlas.

Seminarios sobre alimentación adecuada, integral y balanceada, así como asesoramiento en materia

de nutrición con ejercitación práctica (p.ej.: En cocinas escuelas). Seminarios terapéuticos de comportamiento y ordenamiento de hábitos y costumbres

Desacostumbramientos (tabaco, alcohol, etc.).

Medidas tendientes a la reducción de factores de riesgo para la salud.

Medidas de profilaxis sanitaria en general.

Medidas rehabilitatorias y terapéuticas para lograr mejoría de las afecciones crónicas incluyendo

entrenamiento del rendimiento funcional compensatorio, con miras a evitar o demorar la atención permanente así como fomentar y favorecer la autonomía en la edad avanzada.

Complementando estas medidas especiales, el Médico Termalista incluirá, en el plan de tratamiento, medidas de entrenamiento para el cuidado de la salud (motivación para activar el comportamiento preventivo) individualmente adaptadas a grupos de riesgo y Curistas con afecciones crónicas. Con estas medidas se transmitirán recomendaciones específicas sobre el modo de conducirse con cada una de las afecciones ofreciendo y practicando entrenamiento para ayudar a que el Curista se autoayude. Esto se hará, sobre todo, en casos de afecciones que frecuentemente son la consecuencia de factores de riesgo dependientes del comportamiento. Por lo demás, un Tratamiento Termal idealmente estructurado en forma compacta y orientado hacia la prevención y la rehabilitación de determinados y bien definidos grupos de Curistas debería satisfacer los siguientes requisitos: 1. Estar orientado hacia una indicación específica para Curistas con las mismas o similares afecciones. Esto tiene como objeto hacer conciente en el Curista que su afección puede tener origen o es el resultado de complejos factores condicionados somática y psíquicamente y ofreciéndole una terapia integral contra el desequilibrio psicosomático que ha provocado o es consecuencia de una afección determinada. 2. Estar constituído por conceptos terapéuticos estructurados con participación multidisciplinaria. Para poder llevar a cabo los conceptos terapéuticos vigentes en el Termalismo, deben satisfacer los siguientes requisitos: > Establecer la duración del Tratamiento Termal (ideal: 3 ó 4 semanas). > Plan terapéutico detallado y estructurado según duración del tratamiento e indicación específica. > Detalle y descripción de las prestaciones referidas a medidas preventivas de comportamiento y otras

ofertas de asesoramiento y atención en el Centro o Complejo Termal. > Establecer el contenido de los seminarios-charlas para Curistas, centrados en la indicación. > Asegurar la oferta de una alimentación acorde con las necesidades de la salud del Curista en el

Centro o Complejo Termal. > Nombramiento del equipo de médicos, auxiliares técnicos así como especialistas para las medidas

preventivas de comportamiento.

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3. Aplicación de las medidas prescriptas en grupos estables de 10 a 12 Curistas (15 como máximo). Mediante una organización lo suficientemente estricta y flexible a la vez, se asegurará que para llevar a cabo el Tratamiento Termal se formarán grupos de Curistas divididos según indicación. Cada grupo será estable y estará atendido durante toda la duración del Tratamiento Termal por una persona determinada y adecuadamente calificada. 4. Para las prestaciones se establecerá un control de calidad a llevar a cabo mediante un grupo multidisciplinario. Para el control de calidad de los servicios prestados es necesario un grupo especializado compuesto por todos los involucrados en el Tratamiento Termal, especialmente médicos y auxiliares técnicos, dirigidos por un médico. Se confeccionará un protocolo del resultado de las reuniones que se realizarán regularmente. Para facilitar la evaluación del Tratamiento Termal cada Curista llenará, al finalizar el mismo, un cuestionario evaluativo sobre los intervinientes (médicos y auxiliares) así como de las aplicaciones y procedimientos. Los formularios serán evaluados por terceros y presentados al grupo de control de calidad para su discusión. Desde el punto de vista de la organización general, se informará a los Curistas sobre las características del Tratamiento Termal, sobre los médicos intervinientes y sobre el personal especializado que los atenderá. A este respecto, en todo Centro o Complejo Termal correponde que el personal auxiliar de todos los niveles esté objetivamente bien informado para que pueda aclarar y motivar al Curista durante todas y cada una de las aplicaciones prescriptas, posibilitando así la continuidad de la intención médica a través de todo el tratamiento y durante toda la estadía del Curista. Por otra parte, el Médico Termalista que quiera ir más allá de la sola prescripción de un Tratamiento Termal, es decir, el que quiera ocuparse también de medidas para un comportamiento o conducta preventivos, deberá poseer una formación adecuada que satisfaga ciertos requisitos previos como por ejemplo: • Poseer suficientes conocimientos de Medicina Preventiva, especialmente sobre la relación entre

factores de riesgo y cuadros patológicos tales como afecciones cardiovasculares, osteoarticulares especialmente del tipo reumático (degenerativo e inflamatorio), alergia, trastornos del metabolismo, asma, etc.

• Poseer suficientes conocimientos de educación sanitaria (Terapia Educativo-informativa) con

capacidad para moderar conversaciones, discusiones o charlas con temas centrales y puntuales que conduzcan a una conmutación del estilo y ritmo de vida con plena conciencia del significado de la salud.

• Poseer suficientes conocimientos sobre las posibilidades de grupos de autoayuda (o autoasistencia)

y de procesos dinamizantes de grupo para modificar el estilo y ritmo de vida mediante un cambio del comportamiento en grupos de riesgo.

• Poseer suficientes conocimientos de las posibilidades específicas de su Centro o Complejo Termal

para aplicar medidas individuales de entrenamiento del estado de salud y de las posibilidades de corrección de estilos de vida nocivos para la misma.

• Poseer suficientes conocimientos sobre fisiología de la alimentación. • Poseer suficientes conocimientos sobre Medicina Social. La meta u objetivo de la Terapia Educativo-informativa debe ser contribuir a asegurar en forma duradera los beneficios y mejoras obtenidos durante la estadía en el Centro o Complejo Termal.

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Las instrucciones para el cuidado y mantenimiento de la salud así como para la autoasistencia, recibidas durante el Tratamiento Termal, deben de haber motivado al Curista de tal forma, que éste las continúe practicando en su casa, integrándolas en su vida cotidiana. En este sentido, el Médico Termalista deberá apoyar a sus Curistas y transmitirles las correspondientes sugerencias para su comportamiento subsiguiente de tal manera, que el efecto positivo del Tratamiento Termal pueda llevar a un éxito terapéutico duradero pues, en toda Cura Termal, no solo es importante el efecto del Tratamiento Termal al finalizar la Cura, sino también la eficiencia de dicho tratamiento, esto es, el resultado objetivo y subjetivo a mediano y largo plazo. El Curista (aparentemente sano o candidato a enfermo) debe de ser convencido de que, si bien en la farmacia podrá obtener medicamentos contra sus síntomas o afecciones, la salud no se vende en farmacias ni puede obtenerse por dinero alguno. Fundamentalmente, el Curista debe llegar a comprender que conservar la salud, recuperarla o mejorarla es una meta y un derecho natural del hombre. Conseguirlo con la ayuda de elementos de la propia Naturaleza, sin emplear indiscri-minadamente tratamientos que eventualmente dañen al organismo por su agresividad, es la forma más inteligente de lograrlo. Por otra parte, se evitará que el Curista se fanatice y que llegue a creerse un apóstol de la salud, haciéndole comprender que tratar de mantenerse sano mediante un estilo de vida estrictamente reglamentado constituye, de por sí, ya una seria enfermedad.

A través de la Terapia Educativo-informativa el Curista debe experimentar lo que aprende para poder así interpretar y aprender lo que experimenta. Cuando el Curista ha llegado a interpretar con precisión las reglas de juego y las leyes naturales que regulan su vida en estado de salud, habrá alcanzado la sensatez necesaria para no infringirlas y pasar al estado de enfermedad. Tras la fase teórica de la Terapia Educativo-informativa el Curista tiene que estar en condiciones de elaborar comprensiones básicas de lo adquirido para luego llevarlo al campo experimental de su propia vida. Una acertada aplicación de lo teórico en la vida práctica convierte lo adquirido en conocimiento. Éste despierta e ilumina la conciencia del Curista y fluirá de ella, cada vez que las circunstancias lo exijan, como aptitudes adquiridas. Las aptitudes así adquiridas concientemente se van perfeccionando con el ejercicio habitual. Este mecanismo psicodinámico ejercitado en la práctica cotidiana permite grabar con caracteres indelebles lo transmitido mediante la Terapia Educativo-informativa. Finalmente, para la reeducación del Curista en lo referente a costumbres y hábitos nocivos para su salud, no debe olvidarse lo comprobado ya por Konrad Lorenz:”Lo dicho no significa que haya sido escuchado. Lo escuchado no significa que haya sido entendido. Lo entendido no significa que haya sido aceptado. Lo aceptado no significa que ha de ser llevado a cabo. Llevado a cabo no significa que haya sido retenido”... que el Curista se atendrá siempre a ello. Como dijimos, el objetivo de la Terapia Educativo-informativa es crear en el Curista la “conciencia de salud” para que pueda así asumir responsabilidades frente a su propia salud. Aquí se plantea el primer interrogante:¿Qué es salud? Cuanto más se profundiza en esta pregunta, tanto más se pone de manifiesto lo poco que puede decirse, con relativa cierta claridad, sobre lo que debe entenderse, en realidad, bajo el concepto de salud.

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Corrientemente, por salud se entiende el estado ideal o la norma, mientras que enfermedad sería una especie de trastorno operativo o un error de la Naturaleza, que puede ser reparado o corregido con la ayuda de la cada vez más perfeccionada y sofisticada Medicina científico-tecnológica. Directa o indirectamente, la enfermedad es una amenaza a o una alteración de la salud, pero no debe interpretarse como lo contrario de la salud, ya que, de acuerdo a nuestro criterio médico, la enfermedad es el esfuerzo que hace el organismo para volver a recuperar su normalidad perdida. Dicho de otro modo, la enfermedad es una desviación de la norma(lidad) sentida casi siempre subjetivamente, reconocible objetiva así como temporalmente y dependiente de los hallazgos clínicos aunque independiente de las posibilidades diagnósticas condicionadas por el tiempo, que se produce porque los mecanismos de recuperación existentes en el organismo no logran restaurar el complejo constituído por las diferentes formas de equilibrio di-námico.

Si el estado de salud refleja la capacidad del organismo para mantener el orden interno mediante permanentes respuestas de adaptación, enfermedad constituye la manifestación de un estado de regulación modificado por deficiente adaptación, es decir, insuficiente capacidad de respuesta. Los síntomas patológicos serían, desde este punto de vista, expresión de regulaciones homeostáticas exacerbadas o deficientes con pérdida de la capacidad de respuesta y, por ende, de la de adaptación. Enfermedad sería pues, la pérdida parcial o total de la capacidad de adaptación del organismo. Volviendo al planteo hecho más arriba. La inutilidad de las diversas definiciones de salud no sólo se manifiesta en las más elementales como: Es el estado libre de enfermedades o es el estado normal del organismo, sino que es válida también para formulaciones como: Es el óptimo funcionamiento general del organismo. Desde el momento que no es posible definir lo que debe entenderse por normal, resulta entonces muy poco claro si salud puede ser entendida como un estado y si bajo el concepto de organismo sólo se refiere al cuerpo o si deben entenderse también las relaciones psicosomáticas. Si ya es imposible definir lo normal más aún lo será la definición de lo óptimo. No menos problemática es la definición de salud de la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) según la cual, salud es el completo bienestar físico, psíquico y social del hombre, lo que no consiste únicamente en la ausencia de enfermedad o lesión orgánica. No se trata aquí de una definición sino más bien de un concepto político, apropiado para y predestinado a desencadenar exigencias políticas, espectativas y reglamentaciones. Si ahora tenemos en cuenta esta comprensión de salud, podríamos decir simplemente que la ausencia de bienestar físico, psíquico y/o social es enfermedad. Enfermedad es la alteración de todos o cualquiera de los elementos enunciados (45). Otra posibilidad sería definir a la salud en términos de integridad y eficiencia biológicas. De acuerdo a esto, salud sería un estado global de integridad estructural (anatómico) y eficiencia funcional (fisiológica) en armonía con el estado psíquico y con el medioambiente. En definitiva, la literatura médico-científica ofrece muy pocas aseveraciones sobre lo que es salud y sí más interpretaciones que definiciones. De todas formas, debe quedar claro que la norma o lo normal no significan lo mismo que salud, siendo la capacidad de reacción del organismo una manifestación esencial de la salud orgánica. Si ahora recordamos el concepto de homeostasis, entendido como la capacidad del organismo de operar los procesos vitales esenciales mediante mecanismos, en gran parte, autónomos, comprenderemos cómo esta inteligente función pone en evidencia la necesidad de que también manifestaciones patológicas, entendidas como reacciones, deban ser entendidas o interpretadas como pruebas de una “sana capacidad de reacción” del organismo.

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Esto nos lleva a la conclusión de que salud no debe ser entendida como un estado sino como

una activa manifestación de rendimiento del organismo. En este sentido, salud constituiría la expresión de la capacidad del organismo de corresponder a las múltiples exigencias de la vida, esto es, capacidad de rendimiento, capacidad de adaptación, capacidad de resistencia, etc. Además de esta forma de ver las cosas, hay también puntos de vista sociales y éticos utilizables para definir la salud que constituyen objeto y contenido de la interpretación socio-política de la salud y que se han constituído también en poderosos argumentos de la política sanitaria. De seguir analizando este punto comprobaremos que la definición de salud está supeditada a las variables condicionadas por la interpretación, generalmente arbitraria o tendenciosa. Por otra parte, si bien el nivel de exigencia del individuo en lo referente a seguridad en materia de salud se ha elevado, lamentablemente lo que se piensa en primer plano es en más y mejores servicios por parte de las reparticiones e instituciones sanitario-asistenciales, comenzando por la atención médica, siguiendo por las medidas preventivo-profilácticas y terminando por los servicios cada vez más costosos en hospitales y clínicas así como con las diversas medidas rehabilitatorias. Aquí se plantea otro interrogante:¿Qué aporte hace el individuo(aparentemente sano, candidato a enfermo o ya enfermo) para cuidar y mantener su salud o para apoyar y colaborar con el tratamiento que necesita? Otra situación similar a la reseñada para la salud y la enfermedad, la plantea el concepto de curación, término también vinculado directamente a la actividad de todo Médico Termalista. Un enfoque puramento patológico ha falseado nuestra concepción de la salud y de la curación. La Medicina juzga la salud o la curación desde el punto de vista de la enfermedad que comienza o de la enfermedad que termina, siendo un hecho que, cuando una persona no está todavía enferma o no está ya más enferma, deja de tener interés para la Medicina, no así, se sobreentiende, para la Prevención y la Rehabilitación respectivamente. La curación no es la mera desaparición de signos y síntomas y el mero retorno al estado anterior, pues se han de considerar los procesos reaccionales que la determinan. El hombre curado no es ya el hombre simplemente sano, es un estado nuevo que conlleva modificaciones inmunitarias y de sensibilización en proporciones variables según los casos y según los organismos. Cuando se produce la curación de una afección aguda, por ejemplo, se habla de “restitutio ad integrum” (recuperación total), como si el estado de enfermedad no dejase huellas. De hecho, la expresión, que puede ser cierta desde el punto de vista clínico, es muy discutible desde el punto de vista biológico. La huella de la enfermedad, aún la más benigna, no se borra pues se han producido modificaciones orgánicas, funcionales, humorales, etc. irreversibles. El hombre curado no es ya el mismo que era antes de la enfermedad, biológicamente hablando, por lo menos. En este caso hablaremos de la salud del hombre que ha estado enfermo. No se puede oponer la curación a la enfermedad como tampoco la salud a la enfermedad, ya que, en ambos casos, son fases sucesivas.

Retomando el hilo del tema que tratamos en este punto, coincidiremos que una razonable instrucción y educación para lograr un comportamiento y, por ende, un estilo y ritmo de vida compatible con la salud, así como la información y esclarecimiento necesarios sobre la forma de tratar de evitar alteraciones de la salud debidas a actitudes y comportamientos “no saludables”, pueden ser aceptados por todo individuo que posea el suficiente sentido común (en este aspecto, el menos común de los sentidos...). Con esto deseamos anticipar que la Terapia Educativo-informativa, como hemos dado en llamarla, no es tarea de llevar a cabo sólo por el médico, pero no podrá realizarse sin su colaboración.

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Sea como fuere, el Médico Termalista y la Medicina Termal pueden hacer un importante aporte al mantenimiento y a la recuperación de la salud si bien, como veremos más adelante, la salud no es patrimonio exclusivo de la Medicina ni del médico. Ambos pueden y deben ayudar al individuo a mantener y a recuperar la salud. Permanecer sano o volver a ser sano solo puede intentarlo el individuo mismo. Las medidas correspondientes a la Terapia Educativo-informativa debe ser incluídas en el plan de todo Tratamiento Termal como forma de terapia autónoma y al mismo nivel de las demás aplicaciones y procedimientos terapéuticos. El objetivo que persigue esta terapia es, como ya dijéramos, crear la “conciencia de salud” en el Curista. Para lograrlo es necesario reeducar, reorientar al Curista en relación con muchas de sus costumbres y hábitos que lo llevaron a enfermar o, por lo menos, a necesitar un Tratamiento Termal y, en muchos casos, será necesario también ordenar el estilo y ritmo de vida del Curista para adaptarlo de forma que respete su propio ritmo cronobiológico. Durante el Tratamiento Termal el Curista debe aprender a reconocer que la superación de sus problemas de salud y/o enfermedad es, en gran parte, su tarea personal, de la cual no podrá ser dispensado pero para la cual recibirá la ayuda necesaria. En caso de factores de riesgo que dependen manifiestamente del estilo de vida, la concientización de dichos factores, como peligro para la salud, estará en primer plano para motivar el cambio del estilo y ritmo de vida. La implementación de la tarea aquí esbozada no puede ser llevada a cabo por una sola persona, sino por un equipo multidisciplinario que, en principio, deberían integrarlo el Médico Termalista, el psicólogo, el sociólogo, el pedagogo, el trabajador social, el instructor de gimnasia, la nutricionista. En la práctica, como ya adelantáramos más arriba, además de las aplicaciones balneo-, hidro-, fisioterápicas, etc., los Curistas deberían reunirse diariamente en grupos de 10 a 12 para discutir con el equipo mencionado y entre ellos mismos, los problemas especiales de las afecciones que padecen y los problemas particulares de sus existencias con relación a cada caso. Este aspecto del Tratamiento Termal ofrece al Curista la oportunidad de llegar a conocer mejor la afección que padece o que podría llegar a padecer con lo que, posteriormente, puede mejorar el curso de su propia vida a pesar de la afección crónica, de la predisposición a determinadas patologías o de los factores de riesgo con lo que, en parte, tendrá que continuar conviviendo. Vemos así que el requisito previo para el éxito de un Tratamiento Termal es, junto a un estado psicosomático adecuado para dicho tratamiento (ver Punto 4.4), ante todo, la buena disposición del Curista para colaborar activamente. El cambio de medioambiente y el alejamiento de las obligaciones cotidianas así como de las exigencias familiares y laborales constituyen, de por sí, factores terapéuticos para lograr una conmutación duradera del comportamiento, más o menos indiferente ante la salud, y de los hábitos y costumbres nocivos para la misma. De todo ello se deduce que la actividad del personal médico y auxiliar exige una atención del Curista orientada hacia sus problemas y enfocándolo como un ente integral. A largo plazo, el renombre que adquiera un Centro o Complejo Termal que se precie de ser una moderna empresa de servicios altamente calificados, estará basado, esencialmente, en sus ofertas de programas y prestaciones terapéuticas integrales que creen, incrementen o consoliden en el Curista su autorresponsabilidad frente a su propia salud. El Médico Termalista tiene pues la tarea de integrar en el plan de tratamiento, junto a las medidas terapéuticas específicas de la Medicina Termal, otras medidas de reeducación e información individualmente adaptadas al Curista, que le permitan practicar una especie de entrenamiento de la

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salud contra constelaciones de riesgos y enfermedades crónicas. Esto se refiere, naturalmente, a cuadros patológicos que son, frecuentemente, la consecuencia de factores de riesgo influenciados o favorecidos por el estilo de vida del Curista (p.ej.: Alergias, diabetes, afecciones cardiocirculatorias, etc.). Se tendrá en cuenta que la Terapia Educativo-informativa está orientada, en el caso que nos ocupa, hacia adultos, por lo que todas las reflexiones didácticas tales como su contenido, sus métodos, sus objetivos, deben de tener en cuenta ese nivel (10,42,43). Medidas educativas para adultos significan una intervención en una estructura que, desde el punto de vista cognocitivo, motivacional y emocional, está ya relativamente consolidada. El aspecto práctico del aprendizaje exige, además, la puesta en escena, el ejercicio, para que una nueva actitud adquirida teóricamente tenga su correlato correspondiente en una forma de comportamiento práctico. Metodológicamente, en el proceso de aprendizaje para evitar factores de riesgo o actitudes que amenazan la salud y que tiene como objetivo conducir a una “vida sana”, deben de tenerse en cuenta algunas de las premisas más importantes del aprendizaje como son: Premisa de la preparación. El Curista debe encontrarse preparado para iniciar el aprendizaje de los

tópicos a tratar. Premisa de la concatenación. Todos los temas desconocidos por el Curista deben articularse

sistemáticamente. Premisa de la finalidad. Para lograr el auténtico y más fecundo aprendizaje, el Curista debe tener

un claro conocimiento del sentido o designio del mismo. Premisa del procesamiento. El Curista debe adquirir los conocimientos que se le transmita en forma

progresiva (paso a paso) para poder captarlos integralmente. Premisa del ejercicio activo (entrenamiento mental y práctico). La materia transmitida se adquiere

más eficazmente cuando se reconstruye de un modo activo a partir del proceso del conocimiento y/o de la actividad motora (manual, etc.).

Premisa del efecto. El Curista tenderá a repetir y a aprender más rápidamente aquellas nociones o actividades que le son más satisfactorias.

Premisa de la aplicación. El Curista deberá traspolar lo aprendido al ámbito de su propia vida. Premisa del ritmo o periodicidad. El decurso del aprendizaje exige pausas, por lo que no es

indiferente el espacio de tiempo en el que se distribuirán las distintas unidades didácticas (discusiones, mesas redondas, disertaciones, proyecciones, etc.).

Premisa de la repetición. Como conocimiento mínimo deberán fijarse los puntos pivote de los distintos temas. Con regular periodicidad deben refrescarse los tópicos más importantes y se realizarán controles de lo aprendido y practicado.

Por sus interrelaciones deben considerarse también, además de las premisas mencionadas, los siguientes cuatro aspectos: Motivación, estabilización emocional, información y puesta en práctica. Estos cuatro aspectos deben constituir una unidad para que logren su objetivo en la práctica ya que un proceso de aprendizaje que sólo motiva, estabiliza emocionalmente e informa, no asentará sobre bases firmes si no se pone en práctica. Información, motivación y puesta en práctica permanecen como elementos externos para el Curista por faltar la necesaria estabilización emocional. Si falta la información, los otros tres aspectos carecen de contenido y objeto. Finalmente, sin motivación, del resto no se origina actividad consecutiva por iniciativa propia, es decir, todo queda sin consecuencias prácticas. Es conocido que una conducta, un comportamiento no puede modificarse mediante ejemplos que aterrorizen, amenazas o castigos. El aprendizaje de una nueva conducta tiene lugar sólo cuando es recompensado, esto es, cuando la nueva conducta va asociada a condiciones que, individualmente, son experimentadas como agradables.

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Desde el momento que la avizorada “conciencia de salud”, para muchas personas que durante años han descuidado su salud, significa frecuentemente esforzarse, desistir de ciertos placeres, modificar costumbres arraigadas, etc., recae en la Terapia Educativo-informativa una de las más importantes funciones en lo referente a la modificación de ciertas costumbres y hábitos. Es por ello que dicha terapia debe ser ejercitada de forma que provoque un efecto gratificante logrando que los Curistas ganen la sensación de estar unidos armoniosamente, de que pueden intercambiar libremente experiencias y problemas y de que pueden ayudarse mutuamente, todo ello en un clima emocionalmente agradable. El programa de entretenimientos a desarrollar desde el punto de vista de la Terapia Educativo-informativa, debe estar estrechamente orientado hacia los problemas que traen aparejados un estilo y un ritmo de vida equivocados y que, en general, han sido ya epidemiológicamente registrados. 6.2 Atención y asistencia al Curista El concepto de atención y asistencia al Curista involucra todas las posibilidades de actividad ofrecidas por un Centro o Complejo Termal al Curista, que van más allá del alojamiento, alimentación y del Tratamiento Termal (en sentido médico estricto). Así entendida, la atención y asistencia al Curista constituye una forma de “pedagogía del tiempo libre” y de “labor cultural” que dependen de una buena administración, de una perfecta organización (planeamiento y estructuración) y de una atractiva realización de las actividades que aprovechan el tiempo libre. La atención y asistencia al Curista, como medio dinamizante de activación del tiempo libre y de su organización o estructuración creativa, tiene una importancia equiparable a cualquier procedimiento terapéutico utilizado en un Tratamiento Termal y constituye un complemento inseparable del mismo. Descanso, recuperación, esparcimiento, distracción, entretenimiento, adquisición de nuevos conocimientos y experiencias, desarrollo y aplicación práctica de la creatividad personal son los aspectos más importantes de la atención y asistecia al Curista. Teniendo en cuenta lo dicho, una moderna concepción de Centro o Complejo Termal debe reconocer la importancia que para el desarrollo de la imagen y para el marketing tiene la atención y asistencia al Curista. El Curista informado y bien orientado no sólo busca el efecto terapéutico de tales o cuales aguas termales, fangos o microclimas, sino que exige también un entorno apropiado, un “ambiente y atmósfera” socio-ludo-artístico-cultural y deportivos activos, animados y de nivel. Es por ello que al Centro o Complejo Termal pertenecen no sólo las aplicaciones terapéuticas, sino también vivencias activas y una diferenciada estructuración del tiempo libre. Los límites entre terapia termal y actividad socio-ludo-artístico-cultural y deportiva en el Centro o Complejo Termal deben mantenerse siempre fluctuantes. La permanencia en un Centro o Complejo Termal durante 2 - 4 semanas para llevar a cabo un Tratamiento Termal no sólo debe significar cuidado, recuperación o mejoramiento de la salud. Con los componentes complementarios del Tratamiento Termal se busca lograr una pausa compensadora mediante el alejamiento del medio socio-laboral y alcanzar un distanciamiento del quehacer cotidiano, a la vez que ofrecer nuevas y mejores perspectivas de mejorar la calidad de vida mediante un cambio del comportamiento o actitud frente a la misma, permutando costumbres y hábitos inapropiados por otros más adecuados a las condiciones de vida subjetivas y objetivas del Curista.

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Es por ello que junto al Tratamiento Termal propiamente dicho, el Centro o Complejo Termal debe ofrecer la posibilidad de configurar, organizar, estructurar el tiempo libre mediante una adecuada atención y asistencia al Curista. La experiencia ya ha demostrado que una estructuración del tiempo libre del Curista sin apremio ni obligatoriedad pero lo suficientemente motivada para lograr su colaboración contribuye, en gran medida, al éxito terapéutico del Tratamiento Termal. Un tiempo libre diversificado con una estimulante oferta socio-ludo-artístico-cultural y deportiva complementa pues, eficazmente el resultado terapéutico de un Tratamiento Termal. Esto está vinculado con la, desde la antigüedad, ya conocida relación entre el cuerpo y la mente (“mens sana in corpore sano”). Junto a la Terapia Educativo-informativa que, como ya hemos visto, debe acompañar indefectiblemente a todo Tratamiento Termal, el Curista debe poder elegir y aprovechar de una múltiple y variada oferta cultural, social, deportiva, artesanal y de otras posibilidades creativas. Debe poder tomar parte en excursiones informativas y didácticas, visitas guiadas, participar en círculos o grupos de conversación, discusicón y autoayuda, así como en otras actividades de distracción y esparcimiento. La presencia de gente joven en el Centro o Complejo Termal, así como de familias con niños, vacacionistas y gente de paso, exige una oferta diferenciada, una bien estructurada organización y una óptima coordinación. Un amplio espectro de ofertas específicas según edades, grupos mencionados, intereses individuales o especiales, etc. exige, a su vez, personal eficiente y capacitado para poder satisfacer las demandas de los Curistas. Las prestaciones en el ámbito no médico-asistencial deben pues ser consideradas, no sólo desde el punto de vista de la organización y coordinación de medidas para la atención y asistencia al Curista, sino también desde el punto de vista del personal especializado que cumplirá esa tarea. Para atender las demandas y necesidades del cada vez más numeroso número de personas que practican Turismo-salud, es necesario ofrecer una moderna prestación de servicios. Para esto se calcula que para cada 10 Curistas son necesarios 2 puestos de trabajo que serán ocupados, en primera instancia, por el personal médico y asistencial. Si a ello se agrega la necesidad de personal para la atención y asistencia no médico-asistencial al Curista, vemos que esta tarea es un importante factor de ocupación con tendencia al incremento. Se crea así la necesidad de una nueva profesión que podríamos bautizar con el nombre de Asistente de Centro o Complejo Termal. Estos profesionales, dedicados a la atención y asistencia del Curista durante su estadía en el Centro, no sólo deben saber vender pasajes para tours o entradas para el teatro, sino que, siendo de agradable presencia, lenguaje cultivado, buenos modales, infinita paciencia y flexibles con relación al lugar y a las horas de trabajo, deben de poseer conocimientos y experiencia en planeamiento y organización de excursiones y eventos socio-ludo-artístico-culturales y deportivos, debiendo también de estar en condiciones para cumplir tareas en el campo del marketing, del trabajo de prensa y de las relaciones públicas, sin olvidar conocimientos sobre el desarrollo político y económico de la región, nociones de su geo-topografía, antecedentes históricos, anecdotario, etc.

Entre las preocupaciones de todo Centro o Complejo Termal deberá estar entonces, en primer lugar, el ofrecimiento de un servicio de atención y asistencia al Curista paralelo al Tratamiento Termal, que se distinga no sólo cuanti- sino también cualitativamente por su profesionalismo, su eficiencia, su organización y su versatilidad. La plena aceptación de tal servicio por parte de los Curistas no sólo se traduce en una positiva valoración del Centro o Complejo Termal, sino también en la ratificación para el Asistente mismo, de que ha realizado un buen trabajo.

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Lo dicho más arriba implica también una gran variedad de instalaciones para el disfrute del tiempo libre tales como parques y paseos, piscinas con agua termal, campo de golf, etc. De importancia son, además, una bien desarrollada infraestructura, múltiples ofertas en el ámbito gastronómico, en el sector cultural, zonas peatonales y comerciales atractivas, suficiente distanciamiento del tráfico vehicular pero cómodos accesos y estacionamientos en lugares centrales y, lo que suele ser de incidencia decisiva, un medio ambiente intacto y agradable para una placentera estadía. La conclusión es que la infraestructura, la forma de atención y asistencia al Curista así como su organización (planeamiento y estructuración), deben de orientarse siempre hacia las necesidades y exigencias del Curista mismo. La nueva generación de Curistas que practican Turismo-salud a conciencia, se ve influenciada cada vez más por modificaciones de la estructura demográfica así como del estilo de vida de las sociedades posindustriales. Las características más sobresalientes son la creciente individualidad, la mayor disponibilidad de tiempo libre, un más alto nivel de formación y cultura, mayor experiencia en viajes y una participación cada vez más creciente de adultos de mayor edad (¿tercera edad?). Todos estos factores confluyen en el Centro o Complejo Termal provocando una marcada elevación del nivel de exigencias y requerimientos. Sobre todo en el sector del componente “comunicación” es donde se nota la mayor demanda. Si bien el Centro o Complejo Termal satisface, primariamente, una función socio-sanitaria, junto a la actividad médico-asistencial en sentido estricto debe de considerarse este segundo componente, dando también valor al planeamiento de las vacaciones y del tiempo libre en directa relación con la salud y teniendo en cuenta los requerimientos, necesidades y exigencias del cada vez más numeroso contingente de personas que practican Turismo-salud. En directa relación con este aspecto está la atención y asistencia al Curista la que, orientada hacia el mejor y máximo aprovechamiento del tiempo libre, debe integrarse en forma coordinada y perfectamente armonizada a las prestaciones médico-asistenciales ofreciendo, además de los ya mencionados eventos culturales, sociales y deportivos, excursiones, visitas, mesas redondas, etc., también asesoramiento individual o en grupo en torno a la salud, el tiempo libre, la alimentación hasta llegar, incluso, al apoyo psicológico.

Con ello se abren nuevas dimensiones para el desarrollo en el ámbito del Termalismo, que no sólo son de importancia desde el punto de vista socio-sanitario y turístico, sino que también traen aparejados positivos efectos socio-laborales. En este sentido es importante que, tanto desde el punto de vista médico-asistencial, como del económico-financiero y del administrativo, se desarrollen conceptos mancomunados y se intercambien experiencias, pues sólo con la cooperación de todos los participantes se pueden esperar nuevos y adicionales efectos sinérgicos que eviten el estancamiento en las prestaciones y en el nivel del Centro o Complejo Termal , que deben de estar en permanente desarrollo y perfeccionamiento. Por todo lo dicho pues, la atención y asistencia al Curista, como medio de activación del tiempo libre y de su estructuración creativa, como recurso pedagógico y actividad socio-ludo-artístico-cultural y deportiva es un importante componente de los aspectos complementarios del Tratamiento Termal. En el marco de la atención y asistencia al Curista tienen cabida entonces, distracción, entretenimiento, adquisición de nuevos conocimientos, formación cultural e intelectual, desarrollo de la creatividad individual y aún cambios e innovaciones en el decurso de la vida del Curista, etc. Es por ello que, en principio, la atención y asistencia al Curista presta un triple servicio económico, social y artístico-cultural.

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Desde el punto de vista económico, la atención y asistencia al Curista asegura un incremento del número de huéspedes que concurren al Centro o Complejo Termal. Éste, junto con la población circundante deben ser considerados, en este sentido, como una “actividad comercial” que ofrece un “producto”, parte del cual está constituído por un “servicio”: La atención y asistencia. Desde esta perspectiva, este servicio colabora también para consolidar la existencia del personal y de los habitantes del lugar asegurando, además, el mantenimiento y la creación de fuentes de trabajo. Es por ello que la atención y asistencia al Curista debe ser evaluada también con criterios del “éxito económico”, al tiempo que debe exigirse de este servicio, que la oferta al Curista sea de la más alta calidad posible al precio más favorable y accesible. Por todo ello, el modelo (concepción, orientación, etc.) de atención y asistencia al Curista debe contener también pautas para el logro de objetivos económicos. Desde el punto de vista social, la atención y asistencia al Curista apunta tanto al contento como así también a la justicia social, al equilibrio y al mejoramiento de las relaciones sociales. Con medidas adecuadas se garantizará que amplios estratos de la población tengan acceso a los Centros o Complejos Termales (ver Punto 8.2, Termalismo social). Por ello, el modelo de servicio de atención y asistencia al Curista debe contener pautas para lograr mantener y acrecentar el número de Curistas proveniente de todos los sectores de la comunidad. Desde el punto de vista artístico-cultural, la atención y asistencia al Curista deberá fomentar y favorecer el desarrollo personal del mismo tomando como puntos de referencia los déficits de su vida cotidiana, especialmente en el ámbito familiar y en el laboral. Junto al entretenimiento y la actividad física para lograr la necesaria dis-tensión/relajación, se considera también como muy importante componente de la atención y asistenica al Curista, el renovado espoleo de las facultades psíquico-mentales a través de la oferta artístico-cultural y del estímulo que incremente la creatividad del Curista. Un adecuado “control de calidad” de la atención y asistencia al Curista puede lograrse mediante entrevistas y encuestas llevadas a cabo con los Asistentes de Centro Termal involucrados, mediante el análisis de los programas ofrecidos en forma impresa y requiriendo las observaciones hechas por los mismos Curistas. Los resultados de estas tres fuentes de información podrán también ser utilizados como base para el desarrollo de nuevas perspectivas que permitan mejorar permanentemente en teoría y en la práctica, la atención y asistencia al Curista.

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7 S A L U D C O M U N I T A R I A Salud Comunitaria es una orientación en el ámbito sanitario que, analíticamente y con tendencia a la aplicación práctica, intenta la armonización de todas las iniciativas y medidas que, más allá de la investigación del origen de las enfermedades y del tratamiento de las mismas, apuntan al mantenimiento y cuidado o fomento de la salud mediante el desarrollo de normas de prevención. Según criterios internacionales, Salud Comunitaria es la ciencia y su aplicación práctica para: la prevención de enfermedades, la prolongación de la espectativa de vida, el mejoramiento de la calidad de vida de la comunidad o de la población en general, así como de

grupos humanos especiales o amenazados por factores de riesgo, la promoción o el fomento de la salud y eficiencia físicas y mentales a través de esfuerzos

comunitarios organizados para lograr un medio ambiente saludable, el control de infecciones transmisibles, la educación del individuo en materia de higiene personal, la organización de servicios médico-asistenciales para el diagnóstico precoz y el tratamiento preventivo de enfermedades,

el desarrollo de una estructura social para asegurar a todo individuo un standard de vida adecuado para mantenerlo sano,

organizar y coordinar todos los aspectos mencionados como para capacitar a todo ciudadano a ejercer sus derechos primogénitos a la salud y la longevidad.

Salud Comunitaria se refiere, como su nombre lo indica, a una comunidad, una población o, en determinados casos, a un grupo de individuos, mientras que la Medicina, según la usanza actual, se vincula, preponderantemente, con el individuo. El objetivo primordial de Salud Comunitaria no es, en primera línea, la enfermedad y la forma de combatirla, como es corriente en la Medicina en general sino, por lo contrario, la salud y las influencias que pueden fomentarla o afectarla. No se trata de una nueva especialidad médica, sino de una nueva orientación de la Medicina que no se ocupa de la enfermedad del individuo, sino de la salud de la población o de grupos sociales. Tiene, por lo tanto, otro punto de vista que el de la medicina individual corriente ya que plantea, en definitiva, la concesión de un nivel de mayor jerarquía al fomento de la salud de la comunidad frente a la atención médica del enfermo individual. Si bien Salud Comunitaria y Medicina tienen la misma finalidad, esto es, alcanzar la salud y/o vivir mejor a pesar de una enfermedad, ambas difieren en sus perspectivas. En el centro de Salud Comunitaria está, como su nombre lo indica, la comunidad o grupos sociales y no, como en la Medicina, el individuo. La Medicina trabaja, preponderantemente, a nivel de la relación médico/paciente, la Salud Comunitaria abarca desde el nivel político hasta el de la autoayuda. El objetivo de la Medicina es la salud el de Salud Comunitaria es, no sólo la salud, sino también el bienestar general.

Los fundamentos de la Medicina son la anatomía, fisiología, patofisiología, etc. Los de Salud Comunitaria son las ciencias médicas, las del medioambiente, las laborales, la sociología, la política, etc. y, por ser una orientación interdisciplinaria, sus colaboradores son, entre otros, médicos, biólogos, ecotrofólogos, científicos sociales, farmacéuticos, ecónomos, etc., así como trabajadores sociales, social pedagogos, etc., etc. No se trata, por lo tanto, de una revolución en los principios de la Medicina Preventiva convencional, sino de su ampliación, complementación e integración.

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Como ya hemos visto, la salud es demasiado importante como para dejarla a merced de dicha medicina individual. De observación diaria es el hecho de que la curación, en muchos casos, se ha tornado cada vez más infrecuente y las estadísticas documentan esta observación demostrando que las enfermedades incurables (cáncer, arterioesclerosis, etc.) predominan sobre las enfermedades crónicas (reumatismo, asma, etc.) y sobre las epidémicas (cólera, etc.). Casi podríamos decir que responsable de este desarrollo es, en parte, la medicina individual corriente, por haberse constituído, hoy por hoy, en sólo la ciencia de la enfermedad, lo que ha dado impulso a la “ciencia de la salud”, como podríamos llamar también a Salud Comunitaria. Los éxitos puntuales de la Medicina en los últimos decenios habían llevado al convencimiento de que, con nuevos adelantos, sería posible solucionar la gran mayoría de los problemas sanitarios de la población a través de la medicina individual corriente. Este convencimiento ha dado paso a una mayor cautela y sobriedad cuando se opina sobre este tema, al establecerse claramente que en muchos sectores de la Medicina se habían alcanzado límites biológicos imposibles de superar o que mayores progresos solo podrían alcanzarse con un empleo desproporcionadamente elevado de recursos. Simultáneamente se ponía de manifiesto, cada vez con mayor claridad,con qué intensidad el medioambiente, el ambiente laboral, los problemas y conflictos sociales, el estilo y ritmo de vida, etc. influenciaban el origen de enfermedades. Con ello se abrieron las puertas que permiten orientar la atención con mayor intensidad hacia los problemas sanitario-sociales y de comportamiento, dando paso así al nuevo enfoque de la salud que nos ocupa. La razón de ser de la nueva o redescubierta ciencia de la salud se basa en los siguientes postulados: ∗ La actual tendencia hacia el trabajo en equipo interdisciplinario y a la síntesis, depués de muchos

años de especialización y fragmentación. ∗ El predominio de enfermedades incurables pero, en muchos casos, prevenibles y/o postergables en

su manifestación definitiva mediante chequeos sistemáticos, diagnóstico precoz, exámenes colectivos regulares, etc.

∗ La necesidad de analizar a fondo la utilidad de las prestaciones de la medicina individual corriente en el marco del actual y practicamente impagable sistema sanitario y, consecutivamente, establecer prioridades.

∗ La destrucción del medioambiente en el hemisferio norte por las sociedades de bienestar, consumo, depredación y desperdicio y el subdesarrollo social en el hemisferio sur. Ambos aspectos amenazan la salud de sus habitantes.

Esta breve enumeración pone de manifiesto porqué la medicina individual corriente se ve sobreexigida. Aún cuando dicha medicina continúa estando en primer plano, se descuidan, todavía hoy, tanto el mantenimiento o fomento de la salud y la prevención de las enfermedades, como la atención y la rehabilitación de los cada día más numerosos enfermos crónicos y pacientes de edad decrépitos. Aún allí donde la medicina individual corriente se preocupa por la prevención -entendiendo por tal practicamente solo disgnóstico precoz- intenta, generalmente, eliminar únicamente factores de riesgo aislados. Por el contrario, la ciencia de la salud considera como objetivo fundamental dilucidar los requisitos previos sociales e individuales que condicionan la salud, analizar las estructuras causales y fundamentar las intervenciones personales, sociales y políticas dándoles bases científicas. Como hemos dicho, esto es sólo posible mediante un accionar multidisciplinario. Las herramientas metodológicas básicas son, entre otras, la epidemiología, la economía y gestión sanitarias, las ciencias sociales, del comportamiento y médicas, la bioestadística, etc. Sus centros de gravedad están constituídos, en general, por el análisis de la organización de instituciones

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sanitarias, por la metodología de las ciencias sanitarias o de la salud, por el estudio de los determinantes medioambientales, laborales y sociales de la salud así como el análisis de la salud en función de la familia y la comunidad. Diversos aspectos esenciales provienen, naturalmente, de la Medicina, pero también de otras especialidades, sobre todo de la psicología, la sociología, la gerontología, la psiquiatría social los servicios psicosociales, etc., pues el comportamiento individual y las interrelaciones sociales que lo influencian e incluso acuñan determinan, en gran medida, el estado de salud y el de enfermedad. Que esto es válido hasta para las enfermedades infecciosas lo documenta el ejemplo de la tuberculosis. El mejoramiento de las condiciones higiénicas, económicas y sociales en los países industrializados hizo casi desaparecer dicha enfermedad tiempo antes de la aparición de medicamentos efectivos contra ella. Por otro lado, a pesar de que dichos medicamentos están disponibles en el mercado desde hace muchos años, la tuberculosis constituye aún hoy un problema sanitario en muchos países en desarrollo o emergentes, como suelen ser llamados. Por todo lo dicho pues, se puede afirmar que la espectativa de vida está manifiestamente influenciada, en función del estado de salud o enfermedad, por la forma y estilo de vida así como por el medioambiente social. Así entendido, el sistema médico-sanitario de atención de la salud debe de orientarse hacia la globalización de la óptica y hacia el entramado de los distintos puntos de vista para lograr una visión integral del ser humano como microcosmo integrado en el macrocosmo con sus correspondientes relaciones e interdependencias.

A simple vista, algo sobreentendido y sencillo pero que, en la práctica, al parecer, resulta difícil de realizar, sobre todo, en vista del masivo y acelerado desarrollo de la tecnología y aparatología en Medicina. De todas formas, Salud Comunitaria, como entidad independiente y algún día, quizá como disciplina académica, es un necesario complemento de la Medicina, si ésta no quiere llegar a ser un peligro para la salud. El establecimiento de Salud Comunitaria como tal y su rápido desarrollo en muchos países han sido determinados, entre otros, por los siguientes factores: a) El movimiento científico. Tras décadas de creciente diferenciación y especialización, se inclina nuevamente hacia opciones interdisciplinarias, integrales. b) El cambio del espectro patológico que ha pasado de las enfermedades agudas a las crónicas, obliga a observar las cosas en forma multifactorial y preventiva, lo que encuentra su expresión más clara en el fomento de Salud Comunitaria. c) Los crecientes y complejos problemas reguladores y de conducción en salud pública que van unidos, ante todo, a una estabilización del desarrollo de costos, han conducido a reflexionar sobre eficiencia, en el sentido de objetivos sanitarios prioritarios, cuya realización exige más transparencia y participación en caso de decisiones alternativas. d) La amenaza para la salud que significan la destrucción del medioambiente en el hemisferio norte y el subdesarrollo social en el sur, hacen que esfuerzos científico- y también político-sanitarios mancomunados sean impostergables. Con relación a los campos de investigación, de los que Salud Comunitaria obtiene un gran volumen de datos que habrá de traspolar a su aplicación práctica, se pueden mencionar: Investigación epidemiológica orientada a su aplicación con especial evaluación de influencias del

medioambiente y factores antropogénicos incluyendo patrones de comportamiento social. Investigación en el campo de la prevención y desarrollo de conceptos relacionados a la comunidad

para el fomento de la salud. Investigación de los sistemas sanitarios incluyendo economía y gestión sanitarias.

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En su función de promotora de la salud, la disciplina que nos ocupa tiende a establecer un proceso mediante el cual se posibilita a todos los individuos la adquisición de un alto grado de autodeterminación sobre su propia salud, capacitándolos así para el fortalecimiento de la misma. Para alcanzar un amplio bienestar corporal, mental y social es necesario que tanto individuos aislados como grupos, puedan satisfacer sus necesidades, puedan captar y realizar sus deseos y esperanzas y adaptarse al medioambiente o modificarlo según necesidad. En este sentido, salud debe de entenderse como un componente esencial de la vida cotidiana y no como una meta vital prioritaria. Requisitos y condiciones fundamentales para la salud son: Paz, vivienda en condiciones adecuadas, educación y formación profesional, alimentación, un sistema ecológico estable, una cuidadosa utilización de los recursos naturales existentes, justicia social, igualdad de oportunidades.

Toda mejoría del estado de salud de una comunidad va inevitablemente asociada a estas condiciones fundamentales. Es por ello que la responsabilidad por la salud no se encuentra sólo en el sector sanitario, sino en todos los ámbitos mencionados y apunta, más allá del desarrollo de una forma sana de vida, a la promoción de un bienestar de amplio espectro . Un buen estado de salud es condición esencial para un armónico desarro-llo social, económico y personal y constituye un componente decisivo de la calidad de vida. Factores políticos, económicos, sociales, culturales, biológicos así como medioambientales y de comportamiento, todos pueden ser tanto provechosos como dañinos para la salud. Actuar promoviendo la salud significa tener como objetivo influenciar dichos factores positivamente para hacerlos provechosos para la salud. La promoción de la salud tiende a reducir diferencias sociales del estado de salud así como a lograr las mismas posibilidades y requisitos para capacitar así a todos los individuos a consolidar su más grande potencial de salud. Esto incluye tanto seguridad y arraigamiento en un medio social de protección, acceso a todas las informaciones esenciales y el despliegue de destrezas prácticas como así también la posibilidad de poder tomar decisiones por cuenta propia en relación con la salud personal. El individuo solo podrá desplegar ampliamente su potencial de salud, cuando pueda también actuar sobre los factores que influyen sobre ella. El sector responsable de la salud no está en condiciones de garantizar, por sí solo, los requisitos previos y unas buenas perspectivas para el mantenimiento de la salud. La promoción de la salud exige más que eso, una cooperación coordinada con la participación de los responsables en el gobierno, en el sector de salud, en el social y en el económico, en asociaciones e instituciones no gubernamentales, así como en instituciones locales y regionales, en la industria y en los Medios. Personas en las más diversas ocupaciones deben de ser involucradas como individuos, como familias y como comunidades. De esta manera hemos llegado a la manifestación más objetiva y concreta de la Salud Comunitaria, donde desembocan y se ponen en práctica todos los conceptos teóricos mencionados hasta ahora. Se trata de la llamada Red Comunitaria Preventiva, constituída, en principio, por los diferentes eslabones a establecer, en una comunidad o grupo poblacional, entre los organismos gubernamentales y no gubernamentales, así como con todas las demás instituciones que, a diversos niveles (laboral, social, cultural, deportivo, etc.), dan “vida institucional” a dicha comunidad e incluyendo, además, a los líderes sociales de cada sector, reconocidamente comprometidos con la solidaridad que la comunidad necesita.

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En cada sector (p.ej.: En una ciudad puede ser cada uno de los barrios) debe funcionar un minicentro informativo, asesor y preventivo con personal capacitado en todos los niveles, que participará en esta tarea por espíritu solidario (esto hasta que se disponga de una infraestructura nacional, que todo esté reglamentado, el país cubierto por una Red Comunitaria Preventiva Nacional y existan las partidas presupuestarias correspondientes). Todos los sectores estarán eslabonados “on line” de tal forma que las actividades de los mismos estén perfectamente coordinadas a nivel de ciudad, de zona, de región, de provincia y de nación. Esto es de importancia pues un mismo problema que ocupa a un centro puede tener en él carácter familiar, escolar, etc., mientras que en otros centros vecinos, el mismo problema podría haber adquirido carácter psicológico, sanitario, policial, judicial, etc. Terminamos aquí con esta somera descripción de una Red Comunitaria Preventiva así como con el tema Salud Comunitaria para referir al lector a la literatura especializada existente (p.ej. 5, 27). Como colofón agregaremos que, con el respaldo de las diferentes instituciones tecnológicas, universitarias, de investigación, docentes, etc. públicas y priva- das, todo Centro o Complejo Termal tendría las mejores posibilidades de convertirse en Centro de Salud Comunitaria. Para ello es necesario, ciertamente, consenso general, unificación de criterios específicos y apoyo sanitario-político.

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8 T E R M A L I S M O, T U R I S M O y C O M U N I D A D 8.1 Turismo-salud En los últimos 10 ó 15 años el turismo alternativo ha complementado y, en muchos aspectos, sustituído al ya corriente y sobresaturado turismo de sol, playa y sierra. Las cifras estadísticas que ofrecen algunos operadores hablan de un incremento del turismo cultural y del didáctico, del turismo de redescubrimiento (valores autóctonos, étnicos, ancestrales, etc.), del turismo rústico o rural, del turismo de aventura y del llamado Turismo-salud. La actual tendencia popular a practicar este último y la cada vez más marcada inclinación hacia un mejor y más útil aprovechamiento del tiempo libre con vistas a lograr una mejor calidad de vida han permitido, en los últimos tiempos, el desarrollo de un gran número de Balnearios termales para vacaciones, recreación y esparcimiento. Dichos Balnearios se encuentran, en su mayoría, en lugares alejados de centros o conglomerados urbanos, a veces en zonas francamente rurales y apartadas pero, a su vez, muy favorecidas por el entorno y el paisaje, lo que hace que se constituyan en lugares ideales para la práctica de Turismo-salud pues, a la posibilidad de descanso, regeneración de energías, distensión/relajación, etc., se añaden los beneficios que eventualmente pueden derivarse del aprovechamiento de los recursos naturales disponibles en el lugar, tales como aguas mineromedicinales (termales o atermales), fangos, etc. La demanda de tales lugares crece aceleradamente y el número de personas que requieren o se inclinan por la práctica de Turismo-salud aumenta permanentemente. Las características de los lugares de descanso, regeneración, distensión, etc., y aquí hablamos específicamente del Balneario termal, están determinadas por las exigencias que surgen de las características opuestas del lugar de trabajo. Todo lo que le falta a este último lugar o lo que lo hace nocivo tiene que tener su contrapartida en el Balneario termal: Las condiciones de vida alejadas de la Naturaleza exigen acercamiento a ésta. La prisa y el ruido exigen reposo, descanso y tranquilidad. Aire contaminado debe ser reemplazado por aire puro. La falta de movimiento (sedentarismo) del hombre “burocratizado o tecnificado” exige instalaciones para la activación sistemática del cuerpo. El alterado orden horario de la vida moderna requiere un reordenamiento en consonancia con el “reloj interno”. La pobreza de contactos que se incrementa, al parecer, con el crecimiento demográfico, debe ser contrarrestada mediante el establecimiento de nuevas relaciones, actividades sociales, reuniones, etc. Tensión exige distensión/relajación. Para todos estos y otros aspectos de la vida corriente el Balneario termal tiene que estar preparado con instalaciones adecuadas y una oferta suficiente de servicios.

El hecho de que la terapia médica de los últimos años se oriente hacia la Medicina social y a la prevención ha movido a numerosos países europeos a invertir cuantiosas sumas en el reciclaje, ampliación o nueva construcción de modernas instalaciones termales. Si bien en nuestro país no existen ni las instituciones del Seguro Social ni la tradición termal como se las conoce en Europa, en los últimos años y gracias al desarrollo del Turismo-salud, se ha podido constatar la reactivación de conocidos centros termales (Pedro Luro, Cacheuta, Pismanta, etc.) así como la apertura de nuevos Balnearios termales para vacaciones y ocio (Federación, Concordia, Larroudé, Guatraché, etc.).

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Como consecuencia de esto, se ha observado que cada vez más personas, llevadas por iniciativa propia, por consejos de familiares y amigos o, en algunos casos (raros), por sugerencia médica, se inclinan por hacer algo a favor de la salud y de su capacidad de rendimiento y combinan sus vacaciones con una estadía en un Centro o en un Balneario termal, aprovechando así su tiempo libre, practicamente, con fines terapéuticos. No debemos pensar, sin embargo, que tanto Turismo-salud como la utilización de Centros y Balnearios termales son de reciente data. El 11 de septiembre de 1935, el legislador provincial bonaerense Rufino Inda presentó a la Cámara de Diputados de la Nación un proyecto de ley proponiendo la creación del Departamento de Turismo Nacional. El proyecto Inda establecía que la Nación, con la colaboración de las provincias y municipios, propendería al desarrollo del turismo interno, tanto veraniego como de invierno. Como función esencial del Departamento a crear se establecía la de difundir, en la forma más eficaz y mediante la debida e intensa propaganda, las principales características de nuestro suelo, sus bellezas naturales, condiciones de su variado clima, reliquias históricas, parques na-cionales, lugares de salud y de excursiones, lagos, playas y serranías, etc. Además, autorizábase al Departamento a crear una oficina central de información en la Capital Federal y en las capitales de provincias donde el desarrollo del turismo fuera activo o posible, para guía e informe de los turistas, lo mismo que en los pueblos y ciudades serranas, lugares de baños termales y balnearios de alguna importancia. (Lo subrayado es del autor). Como dijimos más arriba, la iniciativa data del año 1935, es decir, que hace 67 años se pensó ya en Centros y Balnearios termales y estaciones climáticas, pero el balance que podemos hacer de la actividad desarrollada hasta hoy es francamente magro. El movimiento termal argentino sufre, evidentemente, inercia crónica endémica. Para captar las perspectivas que se abren para todo Centro o Balneario termal debemos tener en cuenta los factores que determinan su razón de ser y que están directamente vinculados con la salud pública. Por el actual sistema de vida, tecnificado, mecanizado, precipitado y vertiginoso; por el sedentarismo y el permanente estado de tensión emocional en que vive el hombre moderno, por su alimentación inadecuada, etc., etc. existe un numeroso sector de la población que sufre durante largo tiempo de diversos trastornos sin estar por ello lo suficientemente enfermo como para ser enviado al hospital ni lo suficientemente sano como para poder gozar de una vida activa, sin molestias y que tiene que recurrir muchas veces, a medidas terapéuticas drásticas y supresivas para lograr un cierto grado de eficiencia que les permita desempeñarse en sus labores diarias. Junto a este grupo de supuestos sanos, existe el denominado de los “ejecutivos”, amenazados por las hoy llamadas “enfermedades de la civilización” (hipertensión arterial, arterioesclerosis, infarto de miocardio, obesidad, diabetes, etc., etc.). Personas sobreexigidas en las actividades diarias en quienes aparecen prematuramente síntomas de desgaste o en quienes la capacidad de rendimiento disminuye progresiva y rápidamente. Por otra parte, la mayor expectativa de vida del hombre actual hace aumentar el número de los longevos y con ellos, el número de afecciones crónicas. Las enfermedades profesionales, teniendo en cuenta también el mayor porcentaje de mujeres que participa del proceso laboral, han aumentado considerablemente. La industrialización progresiva y el aumento de la intensidad del tránsito automotor, provocan un aumento de las cifras de accidentes laborales y del tránsito, con lo que el número de personas a rehabilitar se acrecienta día tras día. Finalmente, las correlaciones psicosomáticas y sus desequilibrios en la unidad biopsicosocial que es todo presunto sano amenazado por la enfermedad, dan un panorama perfectamente definido de la importancia que tiene para todo Centro o Balneario termal el aprovechamiento racional e integral de

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todos sus recursos naturales (aguas mineromedicinales, fango, microclima, etc.) juntamente con el medio ambiente a crear o mejorar, lo que constituiría, en conjunto, la llamada “atmósfera terapéutica termal”. La eficacia del Tratamiento Termal en la lucha contra toda modificación o alteración de la salud, tanto desde el punto de vista preventivo como paliativo, curativo o rehabilitatorio, es hoy en día un hecho que dejó de basarse en las creencias mágicas y en el empirismo. La tradición de siglos así como las últimas conclusiones a que llegaron las modernas investigaciones experimentales de laboratorio y clínicas; la inversión de cuantiosas sumas en la modernización o construcción de centros balneoterápicos, estaciones hidroterápicas y climáticas, etc. así como las cifras estadísticas de esos centros y de las instituciones del Seguro Social, de las compañías aseguradoras, etc. nos demuestran fehacientemente el desarrollo que ha alcanzado la actividad termal en todo el mundo. El Termalismo se ha constituído así en nuestros días y con plenos derechos, en uno de los más valiosos auxiliares en la batalla por la salud pública y, a su vez, en motivación que promueve e incrementa diversas otras actividades, todas de interés general, por lo que ha de considerarse como uno de los principales componentes activos de la economía nacional.

Baste señalar en qué medida ejerce su influencia sobre el turismo el que, llevado a nivel internacional, constituye una fuente no despreciable de divisas, para no extendernos en el detalle de las actividades comerciales y de la industria artesanal, que encuentran un campo propicio para su desarrollo en todo Centro o Balneario termal. La actividad termal representa así un importante factor de política sanitaria y expansión económica, que reacciona sensiblemente no sólo a las fluctuaciones del estado sanitario de la población, sino también a la forma como se encaren los múltiples problemas que hacen a la vida de un Centro o Balneario termal, como planificación (infraestructura, urbanización, ornamentación, etc.), financiación, organización, dirección, etc. Esto nos habla de la obligación de crear en todo Centro o Balneario termal un ambiente y una “atmósfera terapéutica termal” acorde con el concepto moderno de Termalismo, una receptividad hotelera proporcionada a la demanda y racionalmente articulada, instalaciones balneo-hidroterápicas funcionales y dotadas de equipos modernos, emplazamientos deportivos y de recreo y procurar una abundante y variada oferta socio-ludo-artístico-cultural. El personal médico debe ser especializado con conocimientos y experiencia en Termalismo y el auxiliar, capacitado y responsable. Sólo así un Centro o Balneario termal, con las características particulares que podrá adquirir cada uno de ellos, podrá cumplir ampliamente con los objetivos a los que está llamado a servir, funcionará satisfaciendo las exigencias de todos sus huéspedes, se mantendrá en situación competitiva con relación a los demás centros del país y asegurará definitivamente su desarrollo y porvenir. Así enfocado, con una promoción adecuada y por gravitación propia, todo Centro o Balneario termal se convertiría en punto de atracción de una fuerte corriente turística no sólo regional, provincial o nacional, sino también internacional, como lo ha demostrado la experiencia de siglos en innumerables centros termales europeos como Baden-Baden, Wiesbaden, Bad Wörishofen en Alemania, Karlsbad, Marienbad en la República Checa, Sotchi en Rusia, Eforía Norte en Rumania, Vichy, Aix-les-Bains en Francia, Montecatini, Abano-Therme en Italia, etc., etc., por citar sólo algunos ejemplos. Con los enormes y practicamente inagotables recursos naturales con que cuenta nuestro país y adecuados Centros o Balnearios termales, equipados, organizados y gestionados como ya venimos diciendo desde un comienzo en este manual, cada uno de dichos centros se constituiría en un

“Centro Industrial de la Salud”.

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Como industria de industrias, proveerían a todas las demás grandes, medianas y pequeñas industrias y empresas del resto del país de ejecutivos, empleados y obreros con mayor capacidad de rendimiento, menor ausentismo y, por ende, mayor número de horas-hombre útiles por año, acortamiento del tiempo de convalescencia de accidentados u operados, mano de obra reespecializada o readaptada, postergación de incapacidades por invalidez, etc., etc.

Constituirían pues, como industria de la salud, la vanguardia en el proceso de expansión y desarrollo que sigue el país, ya que a largo plazo y estadísticamente comprobado, es más económico cuidar de la salud que curar la enfermedad. Pero retornemos a la utilidad de las vacaciones y del ocio para la salud. Se sobreentiende que el que sale de vacaciones desea descansar y recuperar energías al interponer una grata pausa al quehacer cotidiano y sus fatigas. Decisión y voluntad para lograrlo no faltan pero, con cierta frecuencia, la realidad muestra la otra cara de la medalla. Se cometen una serie de errores e imprudencias que disgustan y hasta pueden ser nocivas para la salud. Tales errores deben ser conocidos tanto por el principiante como por el experimentado practicante de Turismo-salud para evitarlos. Está ya demostrado que el hombre de nuestros días necesita vacaciones cada vez a más breves intervalos y eso a pesar de la reducción del tiempo laboral y de que muchos procesos laborales se han simplificado mediante automatización o mejor organización. El ritmo con que se trabaja hoy en día tanto en la oficina como en la fábrica es mucho más intenso y rápido que antes. El tiempo libre entre jornada y jornada de trabajo no es tampoco suficiente como para “desenchufarse” del ritmo y la febril actividad cotidianos. El cansancio mental aumenta también allí, donde antes se utilizaba principalmente energía corporal. Durante las vacaciones es por eso, absolutamente necesario, disminuir el tren del trote diario, sin olvidar que apartarse del ritmo cotidiano también cuesta energías. Frecuentemente lo que se hace es cambiar de sitio, como por ejemplo: Del asiento de escritorio al del auto y esto por que no se desea perder ni uno sólo de los preciados días de vacaciones olvidando que, justamente en esos días, el tiempo no debería jugar ningún rol. La primera regla para el practicante de Turismo-salud debería ser pues, no salir inmediatamente del lugar de trabajo hacia el de vacaciones, sino pasar, por lo menos, un día en casa, como tiempo de transición. Así podrá desprenderse más fácilmente del resto de la rutina laboral que aún queda y podrá terminar con los preparativos del viaje sin prisa ni sofocones. Aún cuando parezca mentira, mucha gente debe utilizar los primeros días de vacaciones para descansar y recuperarse de los preparativos llevados a cabo en casa. La segunda regla para el practicante de Turismo-salud debería ser: No regresar recién el último día. De esa manera, la primera semana laboral comienza teniendo que acostumbrarse nuevamente a la rutina diaria ya el primer día, como hubiera sucedido, a la inversa, el primer día de vacaciones, si no hubiera hecho la pausa recomendada. Una vez en casa, después de 2 - 3 semanas de vacaciones, sería conveniente continuar con algunas de las buenas prácticas vacacionales, como por ejemplo: Paseos al atardecer y por las mañanas, si es posible, ir a pie a trabajar. No empezar con el trabajo acumulado queriéndolo realizar todo el primer día, sino dejar que el ritmo normal de trabajo y la rutina se vayan instalando a su tiempo. Sólo así podrá decir que ha aprovechado las vacaciones.

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Pero un punto decisivo para el correcto y “sano” aprovechamiento de las vacaciones es, sin ninguna duda, la elección del lugar adonde pasarlas. No es lo mismo el fuerte clima marino que el excitante de alta montaña o el benigno clima serrano o el suave de llanura. El médico de cabecera aclarará toda duda a este respecto. A continuación damos una tabla de orientación general, de la que se deducirá lo más aconsejable en cada caso, sin querer prescindir, naturalmente, del consejo del médico, quien conoce la constitución, el tipo reactivo y la eventual sintomatología del interesado: ________________________________________________________________________________________ C l i m a ____________________________________________________________________ Afecciones llanura sierra montaña marino Trastornos cardiovasculares 3 1 4 4 Manifestaciones de la edad 2 2 2 3 Tendencia a resfriados y gripe 3 2 2 1 Alergias 4 3 3 1 Vías urinarias irritables 2 3 4 4 Asma 4 1 1 2 Reumatismo crónico 2 3 2 4 Intranquilidad, nerviosismo 2 2 4 4 Trastornos glandulares 3 2 3 4 _Clave: 1 = Muy favorable 2 = Favorable 3 = Favorable condicional 4 = Desfavorable. Una vez mencionadas algunas normas generales a observar por el principiante o el experimentado practicante de Turismo-salud, corresponde analizar algo más detalladamente las posibles consecuencias de una mala práctica de dicha actividad, en otras palabras, las posibles afecciones que pueden ocasionar unas vacaciones no bien planeadas ni disfrutadas. Unas vacaciones efectivas presuponen la posibilidad de una “conmutación” vegetativa, de un fortalecimiento suficiente y el logro de un cierto training o entrenamiento durante un período de 2 - 3 semanas. Un falso comportamiento durante las vacaciones o el tiempo libre o un aprovechamiento inadecuado de los mismos provoca más frecuentemente enfermedades que el trabajo desmedido o indiscriminado.

No es infrecuente que personas que han estado de vacaciones regresen con molestias o alguna afección definida. Especialmente en verano, muchos enferman de procesos digestivos. Este grupo es el de las personas con cierta predisposición, que no se cuidan al comer o beber y que toman escasas medidas de precaución medicamentosa contra posibles contagios por vía oral (disentería, etc.). Un cierto número de vacacionistas sufre serios procesos infecciosos de otra índole, por visitar zonas endémicas. Otro grupo importante muestra marcados trastornos de adaptación climática y cuadros de insuficiencia cardiovascular debida a sobrecarga por equivocada autoestimación de su tolerancia al calor o el frío. Finalmente, un reducido número de vacacionistas muestra desequilibrios psíquicos. El que necesita de unas vacaciones provechosas debería tener en cuenta, para la elección del lugar y en su comportamiento durante las vacaciones, su constitución y estado de salud actual así como su capacidad de reacción. Por ello es necesario, más que frecuentemente, una indicación médica individual.

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El tiempo de vacaciones es un factor especial e importante en el cuidado preventivo de la salud. El hombre necesita del descanso diario, de la pausa y relax de fin de semana y, una o dos veces al año, un descanso de 2 - 3 semanas, para mantener la salud y la capacidad de rendimiento, aún con el paso de los años y, especialmente, cuando desde el punto de vista profesional o laboral se ve sobrecargado de tensiones nerviosas. El individuo siente la necesidad de vacaciones cuando las regulaciones psicovegetativas y los ritmos biológicos se han desestabilizado o alcanzado cierto grado de labilidad. Estabilizarlos correctamente durante las vacaciones presupone, como dijimos, “conmutación”, fortalecimiento y un cierto entrenamiento. En los límites de la salud y la enfermedad es necesario, naturalmente, un minucioso examen médico previo. Para la elección correcta del lugar, del momento y de la duración de las vacaciones es necesario, frecuentemente y en los que las necesitan, un asesoramiento especializado, así puede ser realmente alcanzado el éxito deseado. No raras veces unas vacaciones equivocadas provocan, como hemos visto, alteraciones de la salud. A veces, se contraen o agravan enfermedades orgánicas o se provocan recaídas o recidivas. Esto se ve, con frecuencia, en afecciones de las vías urinarias, del corazón y de los vasos, en tuberculosis y también en tumores malignos latentes. Lo dicho más arriba es especialmente frecuente cuando las condiciones climáticas del lugar de vacaciones no garantizan los necesarios estímulos para la “conmutación”, fortalecimiento y el training y, en su lugar, provocan dificultades de adaptación, hiperestimulación, etc. Personas que realmente necesitan de vacaciones para recuperarse, deberían planearlas con el asesoramiento de un especialista y llevarlas a cabo sistemáticamente. “Conmutación”, fortalecimiento y training deben ser correctamente dosificados de acuerdo a la situación vegetativa de partida, teniendo en cuenta especialmente la capacidad individual de regulación térmica, en un lugar de vacaciones adecuado con una lenta adaptación.

Cuanto más necesitado de recuperación esté el individuo que inicia sus vacaciones, tanto más suaves y cautelosos deben ser elegidos los estímulos bioclimáticos conmutadores y los programas de actividades. El cambio del punto geográfico debe ser terapéuticamente calculable para que no actúe como noxa. Por ejemplo, vacaciones en las sierras (500 - 800 m) sobre todo si son boscosas son, fundamentalmente, recomendables. Las condiciones climáticas allí reinantes provocan una compensación vegetativa y, en caso de curas de terreno activas con aplicaciones hidroterápicas, se muestran siempre con buenos efectos terapéuticos (recuperación, curación, etc.). Vacaciones en playas de zona fría actúan estimulando y tonificando el simpático y, en caso de dosificación individual de las medidas talasoterápicas, actúan, sobre todo, conmutando el vegetativo y fortificando. Vacaciones en playas de zona calurosa pueden ser muy favorables, sobre todo al comenzar y terminar el verano. Vacaciones en alta montaña favorecen un training sano de organismos jóvenes y estabilizan el tono vagal. Junto a estas tres típicas regiones para vacaciones hay otras posibilidades menos diferenciadas. Para el que pasa sus vacaciones en el interior del país, se recomienda que elija un lugar geográficamente más alto que su lugar de residencia. Quien consiguió un lugar de vacaciones al que considera óptimo, no debe dudar de volver al mismo.

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Durante las vacaciones es conveniente tratar de evitar errores de comportamiento nocivos para la salud, como por ejemplo, sobrealimentación, sedentarismo, tabaco y alcohol en demasía, insuficiente sueño, tensiones, excitaciones o emociones violentas, situaciones conflictivas en general, etc. Se buscará lograr un equilibrio entre distensión y tensión; descanso y actividad física, etc., con lo que las vacaciones pueden servir, a veces, para desechar algunos hábitos y costumbres no muy convenientes para la salud. Unas vacaciones correctamente disfrutadas pueden contribuir también a mejorar (y a veces hasta curar) ciertos estados límites entre salud y enfermedad, ciertas predisposiciones y aún trastornos funcionales manifiestos. De regreso en casa, siempre será conveniente tratar de mantener el estado de bienestar alcanzado durante las vacaciones practicando un ritmo y estilo de vida libre de los errores “descubiertos” durante ellas. Turismo-salud es pues algo más que viajar de turista trasladándose de un lugar a otro y puede llegar a constituirse en un factor preventivo de insospechada importancia. Lo que se necesita es una educación sanitaria consecuente y orientada hacia el futuro que despierte la “conciencia de salud”, y esto debe ocurrir ya desde la escuela. 8.2 Termalismo social Una valoración real y sistemática del rico patrimonio en fuentes de recursos naturales (aguas mineromedicinales, fangos, microclimas, etc.) en el marco de una política sanitaria que mire a extender a todos los sectores de la población la posibilidad de aprovechar en su beneficio las propiedades terapéuticas de dichos recursos, debería constituir el motivo inspirador y, al mismo tiempo, el objetivo fundamental de la presencia del Estado en el sector termal para resolver, dentro de lo que a él le compete, los problemas que plantea la incipiente actividad termal en nuestro medio y fomentar su desarrollo desde el punto de vista económico-financiero, tecnológico y médico-social. No debe olvidarse que la legislación que nos rige compromete decididamente al Estado a la tutela de la salud pública, entendida como “derecho del individuo e interés de la comunidad”, confiándole implícitamente una insustituible función de guía y de interventor en todas aquellas actividades que apunten a la realización de dicha finalidad. Por lo dicho, el aprovechamiento de los abundantes y variados recursos naturales de nuestro país debiera ser tratado con seriedad e integralmente dentro de todo programa de investigación y desarrollo de los recursos hidro-minero-climáticos nacionales. Dicha política encuentra, además, su postulado ético y social desde el momento que la riqueza en recursos naturales como los mencionados, compendia un patrimonio común, a cuyo acceso tiene derecho todo ciudadano y cuyo usufructo debe ser también en interés de la comunidad, ya que los beneficios tanto sanitarios como económicos o sociales se vierten a corto o largo plazo a dicha comunidad. Así entendido, los planes de investigación y desarrollo de nuestros recursos naturales no sólo deben encararse con rigor científico-técnico, sino también con una óptica global, para lograr el eslabonamiento de todos ellos en un entramado tal que permita: Medir la verdadera dimensión de nuestra riqueza en recursos naturales,

establecer la rentabilidad de su aprovechamiento y la mejor y más favorable forma de reglamentarlo

y

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fomentar la radicación de los establecimientos e instalaciones más adecuados que posibiliten la obtención de resultados terapéuticos fidedignos, comprobables y reproducibles.

No ha de olvidarse, por último, que tales recursos son de todos y para todos los habitantes del país, por lo que su aprovechamiento no debe dejarse librado a la especulación descontrolada en detrimento de la función social que deben de tener y cumplir. El aprovechamiento sistemático, racional y científico de los recursos mencionados, cuya aplicación terapéutica ha dado origen a lo que hoy llamamos Termalismo, ha ganado, en los últimos decenios, un cada vez más amplio lugar en el campo de la Medicina preventiva, rehabilitatoria y social, habiéndose acuñado ya en el año 1947, en ocasión del primer congreso de la especialidad en Aix-les-Bains (Francia) el término “Termalismo social”.

Este antecedente y el desarrollo que ha alcanzado el Termalismo en todo el mundo y, especialmente en los países técnicamente más desarrollados, constituyen hechos de importancia vital y decisiva para la actividad y el futuro de diversos puntos del país que, por sus antecedentes, riqueza en recursos naturales, topografía, ubicación geográfica, microclima y otras posibilidades (humanas, técnicas, etc.) están llamados a constituirse en centros pilotos del Termalismo Social argentino. Como concepto de lo que entendemos por Termalismo Social diremos que es aquel cuyo objetivo fundamental es prestar servicios médico-asistenciales, esencialmente preventivos, curativos, paliativos y rehabilitatorios, principalmente en el mundo laboral pero también en el ámbito de la clase pasiva y de personas mayores en general, en el de la niñez y juventud, en el del deporte, etc., toda vez que las personas pertenecientes a los grupos mencionados estén afiliadas a una de las diversas formas del Seguro Social (enfermedad, accidente, renta, invalidez, etc.). El Seguro Social, como sabemos, implica una relación contractual que origina el derecho a una prestación determinada (por contrato o acuerdo) a cambio de un aporte monetario determinado (generalmente en función de salarios, sueldos, jubilaciones etc.). Dicha relación contractual no persigue, en la mayoría de los casos (mutuales, obras sociales, etc.), fines de lucro, o sea, que no existe equivalencia monetaria entre la intensidad e incidencia posible del caso a tratar y el monto del aporte que paga el asegurado (la comunidad solidaria a la que pertenece regula el equilibrio económico-financiero en función del número de afiliados, sus ingresos, la diversidad de edades, etc.). La difusión y práctica del Termalismo Social se verá posibilitada mediante la radicación de mayor capacidad de alojamiento e instalaciones termales y, fundamentalmente, mediante la firma de convenios apropiados con entidades del seguro, mutuales y otras instituciones o servicios de salud y seguro social, logrando así la aprobación, bajo determinadas condiciones, de la prestación de servicios por parte de los diversos Centros o Complejos Termales como terapéutica válida, incluída en el nomenclador nacional con reconocimiento arancelario por parte de todas las instituciones privadas y nacionales, provinciales y comunales mencionadas. Comprendiendo el alcance de lo dicho, no habrá duda alguna de que el Termalismo Social debería ser la dedicación principal de los Centros o Complejos Termales ya que constituiría el camino por el cual dichos centros podrían asegurarse resultados económicos que posibilitarían una oferta de servicios cada vez mejor y más completa, tanto bajo el punto de vista técnico como del científico y social. Para lograrlo, sin embargo, hará falta sensibilizar, en primer término, al mundo del trabajo, tanto en su vertiente patronal como en la de obreros y empleados, a las organizaciones sindicales, a los entes de previsión y de asistencia así como a los órganos gubernamentales correspondientes. Hará falta pues, que el mundo laboral adquiera mayor conciencia y convencimiento que hasta ahora del trascendental rol que el Termalismo podría jugar en relación con el trabajo y la producción y, en casos concretos, de la utilidad y necesidad del Tratamiento Termal para lograr el restablecimiento de la

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capacidad laboral en aquellos en que está disminuída y la prevención de numerosas patologías cuya instauración, a corto o mediano plazo, conduce a la invalidez.

La pérdida parcial o total de la capacidad de trabajo, especialmente en los años más activos y antes del “último codo” biológico constituye, en la sociedad industrializada de nuestros días, un grave peligro y tiene, frecuentemente como consecuencia, la degradación social. Por el contrario y dada la evidente prolongación de las perspectivas de vida, la tendencia actual es mantener la capacidad de trabajo a un elevado nivel tratando de postergar el descenso natural del rendimiento para años más tarde. Además, debe prevenirse el mayor desgaste corporal debido a las modernas condiciones laborales. El objetivo es el mejoramiento y el incremento del rendimiento vital. El Estado, el Seguro Social, la industria, etc. reconocieron los peligros amenazantes por lo que cada vez se le da más importancia a los programas preventivos y de rehabilitación. En el caso de muchas afecciones crónicas que podrían ser tratadas exitosamente en sus comienzos, este momento decisivo no siempre es reconocido oportunamente. El Termalismo, como recurso terapéutico que tiene en cuenta la constitución del individuo y su capacidad de reacción, se opone, por su efecto integral sobre el organismo, al origen de tales estados o elimina sus manifestaciones precoces. Con este antecedente, el tratamiento con los recursos naturales del suelo (aguas mi-neromedicinales, fango, etc.) y el clima, en el marco preventivo o de un tratamiento precoz pasa a ocupar el primer plano en el Termalismo Social. La razón por la cual hemos tomado el mundo laboral como referencia al hablar de Termalismo Social es la mejor legislación, reglamentación y documentación disponibles, que la de otros campos como el de jubilados, deportistas, etc. Para las instituciones del seguro el planteo es si el Termalismo, aún en nuestros tiempos, es un sistema terapéutico válido y, de ser así, si se trata de una terapia económicamente aceptable. El segundo planteo sería qué debe entenderse como éxito de un Tratamiento Termal. Este último interrogante debe contestarse desde el punto de vista médico ya que para establecer el efecto económico del Tratamiento Termal es necesario saber qué repercusión ha tenido el resultado (mejoría, empeoramiento, etc.) de dicho tratamiento. Para ello es necesario establecer la capacidad laboral y, tanto sobre la conservación como sobre la recuperación o mejoría de la misma, se apoyará la apreciación del efecto económico (investigación económico-termalista). Se debe entonces considerar primero el punto de vista médico antes de emprender la valoración económica propiamente dicha. Desde dicho punto de vista, ciertamente, tampoco es fácil documentar el éxito de un Tratamiento Termal pues en muchos casos no existe un criterio objetivo que valorar. Como ya hemos visto, el éxito de un Tratamiento Termal es difícil de establecer por un procedimiento métrico. Es un efecto global que se manifiesta no sólo personal y socialmente sobre la capacidad laboral, sino también sobre el estado general dependiendo, además, de los cuidados postratamiento.

El punto de vista médico tiene, por otra parte, por lo menos dos aspectos que no se cubren ampliamente. Son las perspectivas de la clínica, por un lado, y de la Medicina Social (en el aspecto del seguro) por el otro. La clínica se interesa por los hallazgos clínicos, por el estado de salud y establece como éxito la marginación de la afección, esto es, la eventual curación.

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Los médicos del sector asegurador son de la opinión de que si bien este punto de vista vale para las afecciones agudas, en el caso de afecciones crónicas es irreal. Según la Medicina Social un Tratamiento Termal es exitoso cuando la capacidad laboral (de trabajo y profesional) es mantenida (en caso de estar amenazada), considerablemente mejorada o rehabilitada (recuperada). Este criterio lo adopta también la legislación social de algunos países cuando el efecto de un Tratamiento Termal es aplicado al concepto de capacidad laboral y no al problemático concepto de salud. Esto constituye un valioso instrumento económico que permite una mejor valoración del efecto de un Tratamiento Termal. Hoy se tiene muy en cuenta, junto a la curación de afecciones, también su prevención, ya que a la Medicina Social no sólo le interesa la rehabilitación sino también la prevención. Es por ello que el Tratamiento Termal juega un importante rol preventivo pues, por lo dicho más arriba, como éxito de tal tratamiento vale también la preservación o el mantenimiento de la capacidad laboral cuando ella se encuentra amenazada. No debe olvidarse que prevenir es mejor y más barato que curar y que curar es mejor y más barato que pagar jubilaciones y pensiones por invalidez prematura, lo que expolia el producto social bruto significativamente. Lógicamente es más sencilla la apreciación de resultados en los casos de mejoría o recuperación de la capacidad laboral, pues se puede hacer por comparación entre el estado anterior a la Cura Termal y el posterior a ella. En el caso del mantenimiento o preservación de la capacidad laboral no siempre se dispone de valores comparables objetivos. Y esto queda librado al conocimiento y experiencia del médico, quien puede estimar que, aún habiendo realizado el tratamiento, la amenaza de la capacidad laboral ha pasado a ser una disminución de la misma. Una prueba o comprobación del mantenimiento de la capacidad laboral, desde el punto de vista médico-científico es, sobre todo, empírica. ¿Qué medidas prometen en qué momento mantener la salud en el sentido de capacidad laboral normal y porqué, en el caso de no aplicarlas, hay que contar con una disminución o pérdida de la misma? Para la apreciación o evaluación del resultado de un Tratamiento Termal se ofrecen dos aspectos: 1. Se evalúa el Tratamiento Termal a su terminación, hablamos entonces de “efecto del tratamiento” o 2. después del transcurso de cierto tiempo ( 1 - 2 años o más), hablamos entonces de “éxito del tratamiento”, el que, naturalmente, también puede ser negativo. En el primer caso existen fuentes de errores que no deben desestimarse (objetivas y subjetivas), ya que hasta el juicio de alta del Médico Termalista no ofrece garantías de estar libre de criterio subjetivo. El interrogatorio del Curista al final del tratamiento también hay que valorarlo con cuidado pues las respuestas pueden ser, por diferentes motivos, tendenciosas. Así y todo, no pueden rechazarse los juicios de alta de plano, sino solo relativizarlos.

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Como elementos de prueba del éxito duradero de un Tratamiento Termal son los resultados de una evaluación tardía, esto es, hecha tras 1 - 2 años del tratamiento, los más importantes. El método para una evaluación de los resultados de un Tratamiento Termal puede ser un relevamiento catamnésico, entendiéndose por tal, el que se realiza mediante la observación prolongada (a través del tiempo) del proceso patológico que haya dado motivo al tratamiento. Se realiza mediante una encuesta que se hace al Curista, a su médico de cabecera o tratante, a la patronal donde se desempeña y a la mutual o seguro al que pertenece el Curista. Técnicamente es la evaluación más sencilla y económica. La encuesta a la patronal, la mutual o el seguro etc. del Curista sobre tiempo y causa de ausentismo ofrece la mayor garantía para lograr una evaluación exacta y objetiva. La comparación del ausentismo antes y 1- 2 años después del Tratamiento Termal teniendo en cuenta frecuencia, duración y días totales de ausentismo, da una idea de en qué medida dicho tratamiento ha conservado o hecho recuperar la capacidad laboral. Este método permite, con bajos costos, obtener datos relativamente exactos de un gran colectivo; comparando los diagnósticos del médico de cabecera y del Médico Termalista se puede tener idea aproximada del éxito del tratamiento. La comparación se puede llevar a cabo también en dos grupos, uno con y otro sin Tratamiento Termal, pero los resultados pueden no ser muy exactos por factores subjetivos individuales. De los resultados obtenidos en diversos países europeos se deduce que el Tratamiento Termal no sólo tiene un sentido para los interesados en cuanto a mejoría, mantenimiento o recuperación de la capacidad laboral o profesional, sino que es, al mismo tiempo, un factor económico que no debe subestimarse y que los resultados no sólo obran sobre los Curistas, el seguro o la mutual y la empresa donde se desempeña, sino también sobre toda la economía nacional. Es por eso que se hace necesario la comparación de costos y rendimientos entre Tratamiento Termal y otros tratamientos, pero con datos y números fidedignos. Sólo cuando esta comparación sea favorable al Termalismo estará asegurado el futuro del mismo y, especialmente, su aspecto social. Los éxitos alcanzados en Europa con el Termalismo Social han sido confirmados por las evaluaciones estadísticas. Comparando el ausentismo antes y después de un Tratamiento Termal se comprueba una mejoría de la cuota en el período posterior que puede llegar a un 30 - 35 %. Los costos de tratamiento médico ambulatorio durante el año posterior al Tratamiento Termal descendieron en aproximadamente un 60 % frente a los del año anterior. El efecto benéfico-económico calculable es cerca de 3 veces más elevado que el costo del Tratamiento Termal. Naturalmente, los números mencionados y sus efectos sobre la economía en general hacen del análisis del Tratamiento Termal y de sus resultados un postulado imprescindible. El incremento previsible del número de Tratamientos Termales y, con ello, el de los costos relacionados, plantearía también el interrogante sobre su necesidad, efectividad y rentabilidad. Las exigencias legales a imponer al Tratamiento Termal para asegurados deben ser claras e inequívocas: Mantenimiento, mejoramiento y/o recuperación de la capacidad laboral amenazada o disminuída de los afiliados al Seguro Social.

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Complementando esto deberá aclararse el método con el cual han de alcanzarse dichos objetivos y el sistema para la apreciación de resultados que se adapte a todas las exigencias científicas. Con el creciente número de asegurados sociales se hará necesario lograr un aumento de las posibilidades de llevar a cabo Tratamientos Termales para dichos usuarios. Por otro lado, el desarrollo del Termalismo sobre bases médico-científicas con sus exitosos resultados en el ámbito de numerosas afecciones, también contribuirá a alcanzar una mayor aplicación de Tratamientos Termales a usuarios del Seguro Social. El desarrollo de la rehabilitación, especialmente en el campo laboral, posibilitará también acelerar dicho proceso. Las instituciones del seguro responderán a esas exigencias, sin dudas, con un aumento del número de usuarios para Tratamientos o Curas Termales y, eventualmente, con la construcción de establecimientos termales apropiados. En diversos países y en el marco de la legislación social se impusieron los fundamentos que actualmente permiten la utilización del Tratamiento Termal en gran escala para la prevención de alteraciones del estado de salud y la disminución o pérdida prematura de la capacidad laboral de quienes trabajan. El agregado de tratamientos curativos integrales, reeducación profesional y asistencia social caracteriza la ampliación de las posibilidades en el marco de la rehabilitación. Más allá de la simple supresión de manifestaciones patológicas se han incluído pues, todas las medidas sociales y de reeducación laboral necesarias. El Tratamiento Termal para asegurados no debe ser una obligación sino una posibilidad más de atención por parte del seguro, pudiendo ser prescripto, como se dijo, ya en caso de amenaza o disminución de la capacidad laboral. Con respecto a las exigencias que se deberían imponer al Tratamiento Termal para asegurados, diremos que si la amenaza de la capacidad laboral es ya una propuesta difícil de resolver, la exigencia relativa a mantenimiento, mejoramiento y/o recuperación de dicha capacidad podría presentarse aún más problemática, sobre todo porque depende, en la mayoría de los casos, de la colaboración del Curista asegurado. Desde el momento que la gran mayoría de los Tratamientos Termales se prescribirán, preponderantemente, para afecciones crónicas, en dichos casos y por regla general, sólo se puede esperar una mejoría o mantenimiento del nivel de capacidad laboral, esto es, un relativo detenimiento o, en el mejor de los casos, una ralentización de la afección. Una excepción a todo lo dicho lo constituyen las medidas preventivas. El tratamiento preventivo y el precoz deben de ocupar un amplio espacio en el marco de Tratamientos Termales para Curistas asegurados pues las perspectivas de recuperación son, en los casos indicados, las más favorables. Con los Seguros Sociales se convendrá que los Tratamientos o Curas Termales involucren todas aquellas medidas médicas balneo-hidro-climatoterápicas y otras complementarias, las que, como su nombre lo indica, se llevarán a cabo en Centros o Complejos Termales, Centros hidroterápicos, Estaciones climáticas e institutos especializados (sanatorios, clínicas, etc.) relacionados con dichas terapias. Para el envío de un Curista asegurado a un Centro o Complejo Termal es esencial establecer un diagnóstico correcto y elegir el Centro más indicado. Importante es también, en casi todos los casos, la estructuración de un amplio plan de tratamiento médico en el que se incluirá el Tratamiento Termal en el momento oportuno y en el lugar apropiado.

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En los últimos decenios se ha presentado, en los Centros Termales, un evidente desplazamiento en lo referente a los grupos de Curistas y sus afecciones constatándose que el Curista asegurado está cada vez más en primer plano y numéricamente más representado. Es por ello que los establecimientos sanatoriales y clínicos de los Centros o Complejos Termales deben ser instalados y equipados correspondientemente. El Curista asegurado está supeditado, más que cualquier otro, a las instalaciones del Centro Termal , por lo que toda la tecnología y la actividad general del establecimiento donde se aloja deben de ser adaptadas a sus necesidades. Los Curistas asegurados no serán enviados al Centro o Complejo Termal solo en determinada temporada, sino en cualquier época del año. Esto trae consigo la obligación del Centro de mantener todas sus instalaciones de manera que estén a disposición del Curista durante todo ese tiempo. También es recomendable que la atención y asistencia al Curista se pongan de manifiesto en forma de una intensificación de las medidas a tomar. El Centro o Complejo Termal debe también satisfacer los intereses y las necesidades de este grupo de Curistas y la atención general debe adaptarse también completamente a ellos. Durante el Tratamiento Termal y como hemos visto en capítulos anteriores, el Curista asegurado debe estar ocupado no solo con las actividades que corresponden al mismo, sino también con otras actividades y debe ser sometido a la Terapia Educativo-informativa para que, junto a la recuperación corporal, pueda obtener, no sólo fuerzas mentales, sino también una nueva sensación vital. Todo esfuerzo y emprendimiento que se haga en este sentido se manifiesta en una mejora del resultado terapéutico. El Termalismo Social correctamente organizado, con una gestión inteligente, dinámica y económicamente consolidada constituirá un factor decisivo que permitirá a los Centros o Complejos Termales mejorar constantemente y alcanzar, con medios cada vez más refinados, los fines para los que han sido creados. De esto, como dijimos, deberá hacerse conciente el ámbito laboral-productivo en primera instancia y, muy especialmente, sus complejos organismos preventivos y asistenciales. Solo así el Termalismo Social podrá obtener la validez, la justificación, el historial propio y, por consiguiente, constituirse en un instrumento válido de política económica capaz de concretar, simultáneamente, un progresivo mejoramiento del bienestar social.

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9 A S P E C T O S L E G A L E S DEL T E R M A L I S M O. Legislación termal El panorama institucional argentino referente a las aguas mineromedicinales y a otros recursos naturales para su uso terapéutico en Termalismo presenta grandes vacíos y, tanto la legislación nacional como las provinciales, no están abordadas de una manera uniforme, dando motivo así a confusión. La legislación provincial, por ejemplo, es, por lo general y salvo pocas excepciones, antigua y algunas provincias no registran antecedentes referentes al tratamiento de estos aspectos o bien los mismos son encarados parcialmente. Es por ello que, debido a que los protagonistas y sus organizaciones así como las instituciones afines y subsidiarias que configuran y/o están involucrados en el Termalismo en nuestro país, aún no están suficientemente organizados, reglamentados y funcionando sistemáticamente y, además, debido a la escasa jurisprudencia existente en este ámbito, nos limitaremos a exponer una visión general panorámica de las normas que deberían regular la relación asistencial Médico Termalista -Curista (y sus contenidos) dentro de un ordenamiento jurídico a fin de que constituya, no sólo un aporte útil para el Médico Termalista en su relación con el Curista que re-quiere sus servicios para llevar a cabo una Cura Termal, sino también un acicate para los responsables del ordenamiento jurídico mencionado. Ante la carencia de suficientes fuentes legales, es decir, reglas o normas específicas para regular la relación asistencial a que nos referimos, habrá que detectar en qué leyes se pueden encontrar reglas o normas aplicables en el ámbito termal. Como elementos constitutivos del ordenamiento jurídico, con posibilidad de ser aplicados y ejercitados ante los tribunales y cortes de justicia correspondientes podemos citar, en primer término, los tratados internacionales, constituyendo un ejemplo el convenio sobre los Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica), las normas del Mercosur (tratados, reglamentos, directivas y decisiones) que sean de rango superior a cualquier norma nacional y, finalmente, las normas internas del Estado (Constitución, leyes, reglamentos, etc.). Aquí deseamos recordar la complejidad de las actividades sanitarias señalando que han sido múltiples las disposiciones dictadas en dicho ámbito. Sin embargo, existen aún lagunas, cuya cobertura con normas de rango legal está siendo solicitada por los sectores afectados, como es el caso de la actividad termal. También es oportuno destacar que, en los últimos decenios, se han dado pasos significativos buscando soluciones a los problemas técnicos, económicos, sociales, institucionales, legales, etc., legislando suficientemente sobre aguas en general pero muy poco sobre aguas mineromedicinales (termales o no) en especial. Esto no es ciertamente porque se desconozca la importancia de las mismas, tanto desde el punto de vista sanitario como desde el económico. Ya hemos mencionado la Ley 11621 que dió origen a la “Comisión Nacional de Climatología y Aguas Minerales Argentinas” y a una abundante como así también bien fundamentada bibliografía. El déficit que apuntamos más arriba obedece a numerosas y diversas causas que no analizaremos aquí.

Sólo deseamos recordar que el Derecho Argentino es heredero no sólo del Derecho Romano, sino también y en muchos aspectos, del Español y esto, desde la época de la colonia. Remontando la historia de España encontramos que el primer Decreto de la Real Junta Suprema de Sanidad vinculado con el Termalismo data recién del año 1816 y dispone:”Que en cada uno de los Baños acreditados del Reino se establezca un profesor de suficientes conocimientos de las virtudes de las aguas y de la parte médica necesaria para determinar su aplicación y uso” (19). Esta disposición tiene un antecedente histórico interesante. Se trata de la Ordenanza firmada por la Reina Isabel, La Católica, en 1594, que debía regular la actividad del Centro Termal de Graena en la Provincia de Granada y decía: “Que toda e cualquiera persona que se bañare en el dicho Baño, que

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paguen por cada vez que entraren a bañar y bañaren, cada persona, tres blancas viejas. Si alguno viniese a bañar a dicho Baño con necesidad de enfermedad, que trayendo cédula de Físico, no se le puede llevar derecho alguno, aunque bañare todas las veces que necesidad tuviere de bañar”. Es de pensar que tales disposiciones constituyen el origen, en España, del Médico Termalista y de los derechos sanitarios (¿Obra Social?) en relación con los Balnearios y Centros Termales de Salud. Lamentablemente, esto no fue traspolado, en su tiempo, a nuestro país, quedando el Termalismo argentino huérfano de reglamentaciones que establecieran, por ejemplo, las diferencias entre lo que se entiende por dominio o propiedad y lo que se estima como aprovechamiento de las aguas mineromedicinales. Tampoco ha habido posibilidad de que se organizaran los Médicos Termalistas como representantes de la autoridad sanitaria en los Balnearios y Centros Termales de Salud. El surgimiento de un verdadero Derecho Termal contribuiría, ante todo, a rescatar del olvido la inmensa riqueza argentina en aguas mineromedicinales y a ir formando la conciencia de que tales aguas son, ante todo, agentes terapéuticos, que toda persona tiene derecho a utilizar, según prescripción médica, en beneficio de su salud. Por su contenido, el Derecho Termal debe proteger, en primera línea, al usuario, quien no debe sufrir daños ni perjuicios por el ejercicio de los derechos inherentes al propietario, concesionario o arrendatario del Balneario o del Centro Termal de Salud En su aplicación, el Derecho Termal debe postular la presencia permanente del Estado, por la irrenunciable responsabilidad que a éste corresponde en cuanto concierne a la Salud Pública. Efectivamente, el Estado no debe renunciar nunca al control, la inspección, la supervisión que le corresponde por detentar una función que le es privativa, la sanitaria. Para lograr uniformidad en la legislación termal en todo el país, sin perjuicio de las reglamentaciones complementarias que sean necesarias para su adaptación a las condiciones específicas provinciales o regionales, sería conveniente la creación de una Comisión Interministerial Multidisciplinaria (Salud Pública, Bienestar Social, Medioambiente, Turismo y transporte, Minería/Hidráulica, etc.) que se encargara de refundir y recopilar en un solo texto legal toda la legislación vigente (nacional y provincial)que exista sobre aguas mineromedicinales, Balnearios y Centros Termales de Salud tomando, para tal efecto, todo lo aprovechable del material legislativo y de jurisprudencia existente, desechando lo que ha pasado a ser obsoleto o inservible con el tiempo, complementando lo deficientemente previsto y proveyendo las pautas reglamentarias apropiadas a lo que carecía de previsión o reglamentación legal. La legislación termal que surja del trabajo de la Comisión Interministerial Multidisciplinaria deberá ser estructurada de tal forma, que responda al concepto de función social que corresponde hoy en día llenar a todo Balneario o Centro Termal de Salud, asegurando que el Estado pueda arbitrar las medidas necesarias para que las intenciones y condiciones de explotación garantizen el aprovechamiento de las aguas mineromedicinales y demás recursos naturales en forma apropiada y para beneficio común. Otro aspecto a regular surge de la frecuente observación del riesgo y, eventualmente, peligro que corre la salud pública en numerosos lugares donde se pretende aprovechar aguas mineromedicinales como recurso terapéutico, pero sin control médico previo y librado, dicho uso, al criterio personal y más o menos mesurado del usuario. Lo indicado aquí es el nombramiento de un Médico Termalista (Fisiatra o Balneólogo) como Director al frente del Balneario o Centro Termal de Salud, para que establezca quienes pueden hacer uso de las aguas mineromedicinales y quienes no, prohibiendo a toda persona la utilización terapéutica de dichas aguas sin autorización previa y en los términos que el Médico Termalista lo prescriba.

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Al uso de las aguas mineromedicinales y otros recursos naturales debe preceder, indispensablemente, la consulta médica pues, como todo recurso terapéutico, las aguas tienen sus indicaciones y sus contraindicaciones, que deben ser tenidas en cuenta y observadas estrictamentea. Esto sólo lo garantiza un Médico Termalista con conocimientos de los mecanismos de acción y del efecto de un Tratamiento Termal, por lo que dicho cargo deberá proveerse por oposición y el tribunal examinador correspondiente deberá tener en cuenta, particularmente, la aptitud y capacidad de los candidatos no sólo en lo que hace al conocimiento de los recursos naturales disponibles, sino también en todo lo concerniente a su aplicación terapéutica. Desde el punto de vista de la organización, quedarán subordinados al Médico Termalista Director tanto el propietario, concesionario o arrendatario del Balneario o del Centro Termal de Salud, como todo el personal auxiliar especializado que preste servicio en el ámbito terapéutico, quienes no podrán ejercer sus respectivas profesiones (Maestro bañero, masajista, fisioterapeuta, nutricionista, etc.) sin las previas, expresas prescripciones del Médico Termalista Director. En cuanto al predio en que se encuentre el agua mineromedicinal, debería establecerse una “zona central” que corresponda al propietario, de unas 8 - 10 hectáreas de superficie, cuyo punto central será el lugar de emergencia o de captación de las aguas mineromedicinales y en donde el propietario podrá disponer, además de la parquización y otras mejoras, la construcción de las instalaciones correspondientes para Balneario termal y/o Centro Termal de Salud, tomando los recaudos del caso en salvaguarda del manantial de aguas mineromedicinales. Alrededor de esa “zona central” debería establecerse un “perímetro de protección”, variable, a hacer constar en plano catastral y estableciendo además que, en el caso de que dentro de dicho perímetro surgiera otro manantial de agua mineromedicinal, el dueño de la “zona central” tendrá derecho prioritario a ser propietario (si aún no lo fuera) de dicho perímetro pagando el correspondiente valor de la expropiación. Esta medida es de importancia para poner coto a la codicia de terceros, garantizar una razonable y segura explotación de las aguas mineromedicinales originales, dejar libertad de acción a las explotaciones agrícolo-ganaderas y/o industriales de la zona y, llegado el caso, permitir las expropiaciones que correspondieran en favor de la actividad que se considere prioritaria. Una vez que la Comisión Interministerial Multidisciplinaria propuesta haya cumplido con su cometido, la Autoridad Competente de Aplicación deberá disponer de un cuerpo asesor especializado que le permitirá: Asistir al Poder Ejecutivo en el ejercicio de sus funciones en relación con los recursos naturales de

uso terapéutico, especialmente de las aguas mineromedicinales termales o atermales, reglamentar, supervisar y controlar todas las actividades y obras relativas al estudio, captación, uso,

preservación y evacuación de los mencionados recursos naturales, ordenar la remoción de las obras ejecutadas en contravención a la reglamentación vigente.

Se creará a este efecto una Junta Asesora de la Autoridad Competente de Aplicación que se ocupará de todo lo referente a Balnearios, Centros Termales de Salud, recursos naturales e instalaciones y servicios anexos o en estrecha relación con aquellos. Esta Junta Asesora debería estar constituída por 3 secciones: Una, de asuntos médico-farmacéuticos, otra de asuntos industriales y la última de asuntos hotelero-gastronómicos en el ámbito de Balnearios y Centros Termales de Salud. En cada una de dichas secciones habrá un representante del ramo correspondiente (Médico Termalista, bioquímico, propietario, funcionario del Estado, arquitecto, etc.).

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La competencia para el otorgamiento de la autorización correspondiente a los efectos de la creación, construcción, modificación, adaptación o clausura de Balnearios o Centros Termales de Salud debería radicar en la Provincia correspondiente. Para estos fines sería conveniente la diferenciación entre Balnearios termales de recreación y esparcimiento para vacaciones y tiempo libre (ocio), destinados a la práctica del Termoludismo y los Centros o Complejos Termales de Salud propiamente dichos.

Los primeros son apropiados también para la práctica de lo que hemos llamado Turismo-salud (ver Punto 8.1). En los segundos se llevan a cabo los complejos Tratamientos Termales bajo la experta dirección de médicos especialistas (Termalistas, Fisiatras, Balneólogos) y con la colaboración de personal auxiliar capacitado y responsable (Maestros bañeros, fisioterapeutas, nutricionistas, etc.). Con el objeto de garantizar el correcto empleo de los recursos naturales (aguas mineromedicinales, fangos, gases, clima, etc.) como agentes terapéuticos preventivos, curativos, paliativos o rehabilitatorios de dolencias de diversa índole pero, sobre todo, para el cuidado, mantenimiento y preservación de la salud individual y colectiva de la población, la Autoridad Competente de Aplicación considerará como Centro o Complejo Termal de salud propiamente dicho, a aquellos que cuenten con recursos naturales del suelo, del agua o del aire cuyo valor terapéutico se haya comprobado científicamente y que cuenten con el aval médico correspondiente. Dichos Centros deben de tener condiciones físicas, meteorológicas y bioclimáticas aptas y controladas científicamente. Deben ofrecer instalaciones balneoterápicas, hidroterápicas y fisiátricas adecuadas. Además, se preservará y controlará el equilibrio natural y la calidad del ambiente físico, se especificarán las indicaciones y las contraindicaciones de las aplicaciones y técnicas terapéuticas ofrecidas debiendo contar con el aval científico y la experiencia médica referidos a los beneficios de las últimas, corroborados por datos estadísticos de un período no inferior a 5 años. Dichos establecimientos estarán obligados a reunir ciertos requisitos y condiciones técnico-sanitarias mínimas, como las que quisiéramos bosquejar a continuación: A. Personal a) Un Director Médico, preferentemente especialista en Termalismo, Fisiatría o Balneología, el que será responsable de la supervisión y el control de las actividades sanitarias que se lleven a cabo en el Centro o Complejo Termal y de que los Tratamientos Termales tengan la correspondiente prescripción facultativa. b) Médico(s) asistente(s) para cubrir la demanda sanitario-asistencial del establecimiento. c) Personal auxiliar técnico especializado en número suficiente como para posibilitar el correcto desenvolvimiento de las prescripciones médicas. B.---Documentación clínica Para todo Curista que reciba atención médica en el establecimiento se confeccionará una historia clínica (ver propuesta en Anexo II) adjuntando a ella toda otra documentación que surja de estudios y exámenes complementarios (radiografías, electrocardiogramas, análisis, etc.). Al finalizar el tratamiento se entregará al Curista un informe resumiendo el episodio asistencial en el que constarán los resultados de los exámenes realizados, el diagnóstico y el tratamiento así como las recomendaciones que se hagan en cada caso. Los originales de la documentación se archivarán en el establecimiento durante un período mínimo de 5 años. C. Equipamiento sanitario a) Consultorio(s) médico(s) de dimensiones adecuadas para su uso y equipado(s) con los elementos imprescindibles para la consulta médica.

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b) Sala de primeros auxilios con los medios necesarios para atender los casos que se presenten con carácter de urgencia. Estará bajo la directa responsabilidad del Médico Director. c) Eventualmente, equipos y medios complementarios que faciliten estudios y exámenes para el diagnóstico. D. Instalaciones a) Tanto en lo concerniente al manantial, a la captación del agua y a su perímetro de protección comprendido en la zona de restricción máxima se aplicarán medidas preventivas adecuadas para evitar posibles contaminaciones. b) El transporte del agua para su uso terapéutico se hará igualmente de forma que se evite toda posible contaminación. c) Se dispondrá en todo momento de agua corriente potable fría y caliente, en cantidades suficientes para atender las necesidades y otros servicios del establecimiento. d) Los efluentes deberán ser tratados de acuerdo a las normas vigentes de protección al medioambiente. E. Instalaciones destinadas a las aplicaciones terapéuticas a) Estarán debidamente diferenciadas y señalizadas para una rápida orientación del Curista. b) Deberán estar debidamente equipadas para el uso a que se destinan y libres de barreras arquitectónicas, tanto en sus accesos como en el interior. c) En su construcción o reparación se emplearán materiales adecuados y, en ningún caso, susceptibles de originar intoxicaciones o contaminaciones. d) Los pisos serán impermeables, antideslisantes, lavables e ignífugos, dotados de sistemas de drenaje rápido. e) Las paredes y los techos se construirán con materiales que permitan su mantenimiento en adecuadas condiciones higiénicas. f) La ventilación e iluminación, natural o artificial será apropiada a la capacidad y a la dimensión del local y según la finalidad a la que se destine. g) Deberán mantenerse en buen estado de higiene y pulcritud, lo que habrá de llevarse a cabo mediante los métodos más apropiados de desinfección y limpieza. h) Barandas, pasamanos y similares instalaciones de seguridad serán obligatorios en las zonas de tratamiento, donde habrá también timbres de alarma de fácil acceso para los Curistas y conectados a una central de control con permanente presencia de personal. F. Controles Anualmente y durante el primer trimestre del año, el establecimiento del Centro o Complejo Termal de Salud remitirá a la autoridad Competente de Aplicación un informe del Director Médico en el que se hará constar la permanencia o variaciones de las características físico-químicas y bacteriológicas de las aguas utilizadas con fines medicinales y que originaron su reconocimiento como aguas mineromedicinales (termales o atermales) para uso terapéutico.

A dicho informe se adjuntará copia de los análisis correspondientes realizados por laboratorio autorizado o acreditado. A efectos de llevar a cabo los controles bacteriológicos mencionados, las aguas mineromedicinales destinadas a bebida deberán cumplir con lo establecido en la reglamentación técnico-sanitaria vigente para la elaboración, circulación y comercio de aguas de bebida envasadas. Asimismo, serán de aplicación los métodos oficiales de toma de muestra y análisis correspondientes establecidos en la reglamentación vigente

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Respecto a las destinadas a duchas o baños medicinales individuales o colectivos (piscinas) de uso terapéutico, deberán estar libres de microorganismos indicadores de contaminación fecal (Escherichia coli, etc.) así como de microorganismos o parásitos patógenos. Complementariamente, la Autoridad Competente de Aplicación podrá fijar otros parámetros en casos que sean necesarios. A este fin y durante el período de funcionamiento del Centro Termal de Salud, se realizarán regularmente controles de calidad de las aguas mencionadas anteriormente en los que se determinarán los parámetros preestablecidos. Los resultados serán remitidos a la Autoridad Competente de Aplicación. En el caso de la utilización de aguas mineromedicinales para usos terapéuticos en baños colectivos (piscinas) se garantizará la renovación de la totalidad del agua en tiempo adecuado. Todas las actividades sanitarias que se llevan a cabo en el Centro Termal de Salud se efectuarán bajo la supervisión y coordinación del Director Médico. La instalación y puesta en funcionamiento de un Centro Termal de Salud así como modificaciones de su estructura o de su régimen inicial exigirán siempre la autorización administrativa previa de la Autoridad Competente de Aplicación. Otro aspecto que deberá tener en cuenta la legislación termal es el de la correcta orientación e información del usuario. Es por ello que, atento a la necesidad de poner bajo control médico el aspecto terapéutico de la actividad termal, lo que posibilitaría encauzar dentro de los cánones mundialmente aceptados del Termalismo moderno a ese gran contingente que se dirige, sin mayor criterio científico, precisamente en busca de las propiedades terapéuticas de las aguas mineromedicinales, de los fangos, de los distintos tipos de clima, etc. de que diponemos en nuestro país, se considera necesario la creación de un Centro de Orientación Termal, cuyo objetivo será orientar, informar, divulgar y promocionar a nivel médico-científico, la utilización de los recursos naturales con fines terapéuticos. Dicho Centro llenaría un requerimiento impostergable en lo que hace a la actividad específica de nuestros Balnearios y Centros Termales de Salud, en cuanto por sus características, recursos naturales, antecedentes y posibilidades sean considerados como centros terapéuticos y, por tanto, al servicio de la salud pública.

Entendemos que prestaciones de esta índole son ineludiblemente del resorte médico y, por los fines que persigue, necesariamente oficiales, accesibles a todo público y gratuitas. De hacerlo a nivel exclusivamente privado, los altos costos que se originarían impedirían, en muchas circunstancias, que atenciones de esta naturaleza estén al alcance de todos los interesados. La creación del Centro de Orientación Termal estaría avalada por la necesidad de contar con un centro médico especializado, con el que se asegure a todo aquel que lo consulte, una conveniente orientación y el consejo médico efectivo que le permitirá concurrir al Balneario o Centro Termal que esté indicado en cada caso y obtener así el máximo beneficio de sus recursos naturales aplicados con criterio terapéutico, ya desde el punto de vista preventivo, curativo, paliativo o rehabilitatorio Otra razón de ser del Centro de Orientación Termal es el hecho de que actualmente y salvo honrosas excepciones, el aprovechamiento de las propiedades terapéuticas de los diversos recursos naturales se hace en forma empírica, irracional y sin el necesario control médico previo y posterior a la utilización de dichos recursos terapéuticos. Con ello se pierde una valiosísima información clínica y científica y la posibilidad de evaluación de resultados, documentación que serviría de base para la elaboración de pautas que posibilitarían un cada vez mejor aprovechamiento de nuestros cuantiosos recursos naturales.

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La carencia de orientación médico-científica y la consecutiva falta de documentación ha hecho que numerosos centros y zonas termales y climáticas no hayan sido promocionados ni utilizados como corresponde y, por ende, no se han podido desarrollar en la medida de sus posibilidades. La creación y organización del Centro de Orientación Termal se aleja, en algunos aspectos, de las pautas tradicionales en materia de organización de servicios asistenciales por su carácter de especializado, pero importa, a no dudarlo, una puesta en marcha concreta que permitirá encarar, posteriormente , la organización de una extensa red informativa que, partiendo del Centro de Orientación Termal, cubra todo el país, contando para ello con centros de orientación especializados en cada uno de los Balnearios y Centros Termales en actividad, para poder ofrecer a todos los sectores de la población información, orientación, datos y conocimientos sobre los beneficios que puede otorgar el Termalismo, el cual se verá así fomentado en su desarollo sobre bases médico-científicas y desde un punto de vista socio-económico. La misión del Centro de Orientación Termal es pues asegurar a todo aquel que lo requiera, la orientación terapéutica adecuada y la indicación precisa a cada necesidad en el Balneario o Centro Termal más conveniente. La dirección del Centro de Orientación Termal deberá ser desempeñada por un Médico Termalista, Fisiatra o Balneólogo quien, además de otras funciones, adoptará, dentro del marco de sus posibilidades, las medidas necesarias para que todas las personas orientadas en el Centro, puedan obtener la mejor atención médica con el máximo confort y seguridad en beneficio exclusivo de su salud. Para esto deberá mantener contactos directos y permanentes con todos los establecimientos termales en condiciones de receptar dichas personas.

El Centro de Orientación Termal colaborará también con organismos sanitarios y asistenciales municipales, provinciales, nacionales e internacionales, a fin de asegurar una adecuada coordinación en el flujo y derivación de los Curistas para su mejor atención y tratamiento. De ser posible, el Centro fomentará y/o apoyará la publicación de trabajos de investigación , doctrinarios, experimentales, clínicos, etc. que surjan como consecuencia de su actividad específica y de su trabajo en colaboración con los distintos Balnearios y Centros Termales del país, colaborando también para lograr un activo intercambio de información médica, técnica y científica con entidades afines nacionales y extranjeras. Además, tendrá a su cargo difundir, por medio de la prensa oral, escrita y televisiva así como a través de Internet, todo lo relacionado con la actividad del Centro. Bajo su responsabilidad estarán también estadística y archivo, debiendo recopilar, tabular, elaborar y procesar todos los datos estadísticos referentes a la actividad desarrollada por el Centro de Orientación Termal a fin de coadyuvar y posibilitar la evaluación de la labor realizada y la programación de actividades futuras. El Centro de Orientación Termal debería poder relacionarse, además, con obras sociales, mutuales, compañías de seguros, organizaciones gremiales, instituciones científicas privadas y oficiales así como con toda otra entidad afín nacional o extranjera a fin de llevar a cabo los contactos previos para la posterior firma de convenios de prestación de servicios, en forma colectiva o individual, por parte de Balnearios y Centros Termales, según reglamentación a elaborar. Otro objetivo adonde deberá apuntar la legislación termal es la necesidad de poner bajo control oficial el aspecto terapéutico de la actividad turística en las poblaciones que disponen de recursos naturales tales como aguas mineromedicinales (termales o no), fangos, gases, vapores, microclimas, etc. Para dicho fin sería conveniente la creación de un Centro Médico Termal Municipal que compita con los demás establecimientos provinciales, nacionales, universitarios, privados, etc. ya instalados o por instalarse, absorbiendo gran parte del contingente turístico que llega a dicha población, precisamente en busca de los propiedades terapéuticas de sus recursos naturales y que, por diversas circunstancias, no tienen cabida en los demás establecimientos mencionados.

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El objetivo es disponer en todas aquellas Comunas que reúnan las condiciones requeridas, de un Departamento Médico especializado que controle, a nivel médico-científico, la utilización de los recursos naturales disponibles con fines terapéuticos. La misión de tal Departamento será proporcionar a la comunidad estable y a la turística asistencia integral desde el punto de vista del Termalismo y en lo que hace a tratamientos preventivos, curativos, paliativos y rehabilitatorios, a fin de asegurar a los Curistas la indicación precisa y el tratamiento adecuado a cada necesidad.

Finalmente, no debemos olvidar que, para que la actividad termal en todo el país pueda cumplir con su cometido, son necesarios los médicos especialistas en la materia y el personal auxiliar capacitado para tales fines. La legislación termal nacional, provincial y universitaria deberá entonces contemplar la necesidad de centros de formación profesional adonde puedan concurrir los interesados y de donde salgan los especialistas en Termalismo (médicos, auxiliares, etc.) que han de ocupar las posiciones claves en Balnearios, Centros Termales de Salud y toda otra repartición afín. Como en nuestro medio, sin embargo, esta disciplina no ocupa el lugar que le corresponde como ocurre en muchos otros países, ni integra tampoco el arsenal terapéutico del médico argentino pues, es justamente en la Clase Médica donde, por diversos motivos (entre otros, la falta de información a nivel universitario), no encuentra el reconocimiento correspondiente, nos parece oportuno la creación de un centro de investigación, enseñanza y aplicación práctica, como podría ser un Instituto de Termalismo Médico pensado para posgraduados y, eventualmente, abierto a las inquietudes de estudiantes de Medicina voluntarios. Para tener representación en la Universidad, la disciplina propuesta podría definirse como: La rama de la Medicina que se ocupa de la investigación de los efectos biológicos de los factores físicos especialmente mecánicos, térmicos, acústicos, elétricos, etc. y su aplicación al organismo humano, así como también de su empleo para el diagnóstico y tratamiento de procesos patológicos. Al dominio de esta disciplina pertenecen también la investigación científica y la aplicación de las propiedades físicas y químicas de las aguas mineromedicinales, de los peloides y del clima y sus factores atmosféricos, como así también todo lo referente al campo de la Nutrición, pudiendo considerarse a ésta, como el aspecto químico de la misma. Tanto la aceptación de esta definición como de su denominación definitiva y la formulación de planes y programas de trabajo, deben obedecer, creemos, a una premisa inobjetable: Hay que garantizar, desde un principio, uniformidad de criterios en lo que se refiere a los conceptos a impartir. Hoy ya no puede ser objeto de discusión nuestro punto de vista, en el sentido de que todo médico debería conocer, por lo menos, los fundamentos de la materia, ya que la misma ofrece un grande y variado programa de medidas terapéuticas que, en la práctica médica, encuentran tanta aplicación como los fármacos. Todo médico debería, por ello, saber algo del mecanismo de acción fisiológica de las aguas mineromedicinales, debería poder establecer la correcta indicación para la aplicación de las medidas balneo-hidro-climatoterápicas y debería también dominar él mismo, la técnica de las aplicaciones. Más aún, todo médico debería estar orientado sobre la ubicación de las principales fuentes de aguas mineromedicinales y de fangos y sus posibilidades en el tratamiento de las afecciones para las que estén indicados, y debería conocer las zonas climáticas terapéuticas más importantes del país y estar informado sobre la realización de curas climáticas y sus resultados.

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Hacemos constar que actualmente no solo deberíamos exigir estos conocimientos del médico especialista que actúa en un Balneario o en un Centro Termal, sino también que sostenemos como necesario, que el médico clínico, el cirujano y el especialista, tanto de la ciudad como de la campaña, en el hospital o en su consultorio, posea los conocimientos básicos sobre Termalismo, ya que el consejo y la orientación del paciente que necesita de un tratamiento complementario de este tipo, debe surgir del médico tratante de cabecera. Consideramos pues necesario reconocer y valorar en sus justas proporciones a esta especialidad, el Termalismo, su significado científico y práctico, la peculiaridad de sus métodos y la originalidad de sus puntos de vista, en función de nuestras necesidades y posibilidades, a la vez que nos parece impostergable facilitar a nuestros profesionales jóvenes y a los estudiantes de Medicina, el acceso a esta rama del quehacer médico. Aquí aparece entonces la necesidad de la creación de la Cátedra universitaria, donde se impartan los conceptos teóricos básicos, como así también de Centros o Complejos Termales de Salud a ella vinculados, donde se desarrolle el aspecto práctico de la especialidad. Dependiendo de la Cátedra de Termalismo Médico será necesario el funcionamiento paralelo de Institutos y Departamentos de aplicación correspondientes para la formación teórica y práctica del personal auxiliar (Maestros bañeros, hidroterapeutas, etc.).

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10 TERMALISMO Y PRINCIPIOS DEONTOLÓGICOS GENERALES (Ética profesional) El Médico Termalista, al enfrentarse con una realidad concreta y viva bio-psico-social como es el caso de un Curista, que espera de él la seguridad de un diagnóstico y deposita en él la confianza en la prevención de ciertas afecciones o en la curación o alivio de sus dolencias, deberá observar ciertas normas generales de conducta y de actitud profesionales así como también satisfacer ciertos requisitos vinculados con su formación académica y de posgrado y en su calidad de colegiado de la Clase Médica. Para cumplir con su tarea, el Médico Termalista debe poseer conocimientos y facultades. Los conocimientos los habrá adquirido durante su formación universitaria y a partir de libros y cursos de posgrado. Las facultades se han de desarrollar mediante la práctica diaria. Por la naturaleza de su tarea, el Médico Termalista necesita interés amplio y profundo frente a los procesos naturales, un sentido claro de todo lo humano, comprensión frente a los problemas planteados por los Curistas y, sobre todo, clara inteligencia, buena memoria, discreción, energía y decisión, así como orientación lúcida y seguridad en sus puntos de vista y convicciones teniendo conciencia de su responsabilidad. Para favorecer el respeto efectivo de las indicaciones, prescripciones, sugerencias y demás normas y reglas a que debe ajustarse quien se someta a un Tratamiento Termal, el Médico Termalista necesita exigencia y pragmatismo, persuación y cooperación, interpelación y recomendaciones.

El Médico Termalista ha de tener la capacidad de comprender el detalle y el conjunto, no sólo ha de ver y oír, sino también hablar y actuar, siendo simultáneamente delicado y enérgico. El Médico Termalista que actúa en un determinado Centro o Complejo Termal debe poseer un conocimiento exacto de los recursos con que cuenta, su composición, sus efectos fisiológicos sobre el organismo sano y sobre el enfermo, sus peligros en caso de aplicación en Curistas no indicados y en casos de sobredosificación. Además, deberá dominar la forma práctica de aplicación de dichos recursos y la dosificación, sobre todo en función del tiempo, todo lo cual se apoyará en la experiencia propia y en sus conocimientos teóricos. A todo ello deberá sumar su información y experiencia sobre los efectos climáticos y las influencias del medioambiente donde se encuentra el Curista lo que, como hemos visto, constituye un importante factor para el éxito terapéutico de un Tratamiento Termal. Finalmente, y esto ya es obvio, el Médico Termalista debe poseer una buena formación médico-clínica para poder juzgar con criterio propio la indicación y oportunidad de un Tratamiento Termal, evitando efectos secundarios indeseables o reacciones inesperadas, contraindicando dicho tratamiento en los casos que así lo requieran o complementándolo eficazmente con recursos medicamentosos, quirúrgicos, etc. Por todo lo dicho se comprenderá que la prescripción, supervisión y evaluación de un Tratamiento Termal sólo puede ser incumbencia del Médico Termalista. La actividad médico-termalista exige una atención y una asistencia del Curista que esté orientada hacia sus problemas y que sea integral, tanto desde el punto de vista diagnóstico como, y especialmente, desde el terapéutico. A esta tarea pertenecen, junto a la anamnesis (historia clínica), el examen clínico y otras medidas diagnósticas, también la prescripción y supervisión del complejo sistema terapéutico termal que incluye desde medidas balneo-, hidro- y climatoterápicas hasta indicaciones alimenticias y propuestas para el aprovechamiento del tiempo libre. En caso necesario se continuará también el tratamiento básico medicamentoso.

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Al mismo tiempo, el Médico Termalista tiene que estructurar y organizar el Tratamiento Termal teniendo en cuenta especialmente medidas complementarias y especiales, según indicación, para el cuidado y mantenimiento de la salud, integrando todo en el marco de medidas terapéuticas a aplicar en una situación que puede caracterizarse como de “descarga psicosocial”. Las tareas y obligaciones de rutina y especiales del Médico Termalista pueden sintetizarse de la siguiente forma: Examen de ingreso con anamnesis (historia clínica) orientada no sólo hacia los datos biográficos, la

morbilidad y los factores de riesgo, sino también con orientación social (familiar, cultural, etc.) y laboral. De importancia es la captación especial, objetivación y evaluación de los factores de riesgo como base del plan de tratamiento individual.

Información, esclarecimiento y asesoramiento del Curista (ver también Punto 6.1).

Estructuración por escrito y explicación al Curista de un plan de tratamiento individual con

enumeración de las medidas a aplicar integrando las prestaciones generales e individuales para el cuidado y mantenimiento de la salud que brinda el Centro Termal y motivando al Curista para que tome parte de las actividades correspondientes.

Coordinación de la implementación terapéutica multidisciplinaria.

Asesoramiento y prescripciones complementarias durante el tratamiento y, en casos dados,

modificación de lo prescripto según la reacción del Curista a la terapia estímulo-reacción. Examen final para el alta y asesoramiento del Curista o, en casos dados, de su acompañante,

sobre los resultados objetivos y subjetivos del tratamiento, incluyendo recomendaciones para el cuidado y mantenimiento de la salud a tener en cuenta después del Tratamiento Termal.

Informe final con documentación de las aplicaciones y procedimientos termales utilizados y de los

resultados del Tratamiento Termal, incluyendo recomendaciones para la eventual terapia a continuar y otras medidas pos Tratamiento Termal. Este informe debe llegar a manos del médico de cabecera del Curista.

La finalidad de la tarea del Médico Termalista es, en síntesis, devolver al Curista a su vida cotidiana y familiar, a su trabajo; tarea gratificante que debe ser concebida muy individualmente y que sólo es realizable en permanente y estrecha colaboración con el Curista mismo. En cuanto a las normas generales mencionadas al comenzar este capítulo así como otras “reglas de juego” en relación con la actividad del Médico Termalista y su relación con los demás colegas, podemos sintetizarlas de la siguiente forma: Entre los médicos de cabecera y los Médicos Termalistas se obrará siempre en consenso para

proteger no sólo el interés primordial de los Curistas, sino también el interés y la dignidad de la Clase Médica.

Tanto unos como otros deberán informar y, en cierto modo , educar a sus pacientes en particular y a

la opinión pública en general, para evitar que los Curistas acudan “motu proprio” a los Centros o Complejos Termales.

Se intentará instaurar la costumbre por la que el médico de cabecera enviará al Médico Termalista

una nota detallada de los antecedentes del Curista y de los motivos que le inducen a recomendar el tratamiento en el Centro Termal elegido.

Si el Curista carece de la nota mencionada, el Médico Termalista está obligado a realizar un

examen más completo del Curista para juzgar si la indicación es correcta descartando,

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simultáneamente, las contraindicaciones absolutas y soslayando, en lo posible, las relativas. Para ello debe recoger una completa y detallada historia clínica del Curista (ver también Apéndice II).

En caso de que el Curista se presentara con un informe y el Médico Termalista comprobara

algún error cometido por el médico de cabecera, deberá corregir dicho error (tanto diagnóstico como terapéutico) con el debido tacto y la necesaria prudencia y discreción para no alarmar al Curista protegiendo, al mismo tiempo, la dignidad del colega.

En Termalismo, la situación del Médico Termalista frente al colega que le ha envia- do el Curista es la de un colaborador a cuyo cargo corre una misión especial, con- sistente en la aplicación de un recurso terapéutico especial, que empleará según su mejor saber y entender y con carácter temporal. El Médico Termalista cumplirá mejor su misión si durante el Tratamiento Termal vigila la marcha

del mismo, si varía las prescripciones según los resultados, si interrumpe o prolonga el tratamiento según el caso lo requiera.

Terminado el Tratamiento Termal, si el Curista fue enviado por su médico de cabecera, es

correcto y conveniente informar al mismo dándole cuenta de la marcha y de los resultados del tratamiento mediante el envío del informe final.

Un postulado actual e imperativo es el trabajo en colaboración entre el Médico Termalista y el

médico tratante o de cabecera. Ambos deben estar de acuerdo y saber lo que el colega pesquizó o diagnosticó en el trato con el Curista. Cómo lo trató y qué información y orientación le dió a éste sobre resultados y pronóstico.

Junto a la exigencia puramente lógica está la ética y la que surge del tacto personal frente al Curista y al colega. Por parte del médico de cabecera tanto clínico general como especialista, en la ciudad o en la campaña, en el hospital o en el consultorio, y para que pueda observar también él las “reglas de juego”, deberá haber preocupación por obtener información clara, precisa y concreta sobre todos los aspectos relativos al Termalismo, para que llegue a conocer indicaciones corrientes y las contraindicaciones del mismo. Con ello ya no se dejará librada la elección del Centro Termal adecuado al criterio bien intencionado del pariente o amigo del Curista, con lo que el valor del Tratamiento Termal quedaba totalmente bagatelizado, ni tampoco se subestimarán los riesgos de dicho tratamiento cuando es incorrectamente elegido o ejecutado. Con los conocimientos básicos de la especialidad, el médico de cabecera que desee enviar sus pacientes al Centro Termal, podrá hacer una correcta elección de los casos indicados para ello y una valoración crítica y objetiva del resultado terapéutico que puede esperar de dicho tratamiento. Todo lo dicho sienta como premisa inexorable, que los Centros o Complejos Termales estén dirigidos por médicos y atendidos por personal auxiliar capacitado y responsable, que los tratamientos instituídos por el médico de cabecera y el Médico Termalista se asocien y coordinen racional e integralmente, sin solución de continuidad, que la aplicación del Tratamiento Termal se haga en forma oportuna y precoz (no como “última ratio”) y que dicho tratamiento se repita con la frecuencia y periodicidad que cada caso lo requiera.

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11 E L C E N T R O O C O M P L E J O T E R M A L 11.1 Consideraciones generales El Tratamiento Termal, al que nos hemos referido en páginas anteriores, sólo puede ser llevado a cabo profesionalmente por personal capacitado, competen- te y responsable en un centro adecuado, construído y equipado para tal función en un lugar apropiado, donde se disponga de recursos naturales que puedan ser aprovechables terapéuticamente. Nos estamos refiriendo al Centro o Complejo Termal El Centro o Complejo Termal es pues un lugar mediterráneo o del litoral marino que cuenta con recursos naturales (aguas mineromedicinales, fango, arenas, clima, etc.) y con las instalaciones adecuadas para su aprovechamiento racional y utilización terapéutica, por lo que, con la participación de personal especializado, es apropiado para la realización de Tratamientos Termales. Pero el Centro o Complejo Termal no sólo debe de estar en condiciones de ofrecer como “productos” sus recursos naturales, sino también de satisfacer las crecientes necesidades de la multimorbilidad geriátrica, de ofrecer una mejor calidad de vida a los Curistas con afecciones crónicas, de cumplimentar las funciones requeridas en el campo de la rehabilitación (tras afecciones graves, accidentes u operaciones), tanto en lo que concierne a las instalaciones médico-asistenciales como en lo referente a tratamientos estructurados, complejos e integrales a ser prescriptos por el Médico Termalista y aplicados por personal auxiliar capacitado como medidas preventivas, curativas, paliativas o rehabilitatorias. Desde el momento que la utilización terapéutica de estímulos ambientales sienta como requisito previo la correspondiente modelación y el adecuado tratamiento del medioambiente, como sólo pueden ser alcanzados mediante un estrecho trabajo en colaboración entre diversas disciplinas, la planificación y estructuración de un Centro o Complejo Termal es, bajo todo punto de vista, una tarea multidisciplinaria. Junto al Médico Termalista y sus auxiliares, juegan rol decisivo también el arquitecto, el hidrogeólogo, el metereólogo, el biólogo, el bioquímico, el técnico en prospecciones y perforaciones, el experto en turismo, hotelería y gastronomía, el planificador comunal, el experto en jardinería y parquización, el técnico en obras viales y tránsito, el especialista en ecología y medioambiente, el experto en procesamiento, reciclaje, descontaminación, purificación, almacenamiento, etc. de desechos, aguas servidas y efluentes en general y otros muchos profesionales y expertos más. Los integrantes del equipo correspondiente se ven confrontados con interrogantes que plantea el presente a los que se suman planteos para el futuro, por lo que planificar, en este caso, significa crear infraestructuras para el hacer de hoy de las actuales generaciones, pero con la suficiente flexibilidad en su proyección hacia el mañana, como para que las generaciones que vendrán puedan proseguir, sin solución de continuidad, con la tarea emprendida.

Esto significa también, marchar a la misma velocidad con que lo hace el desarrollo social, económico, científico-técnico, político, etc. de nuestro medio, reaccionando oportunamente ante los cambios, sobre todo, frente a los adelantos de las ciencias médicas, combinando la más avanzada tecnología con los ya acreditados recursos y principios del Termalismo. Sentido y fin de esta armonización debe ser, siempre, el bienestar de la comunidad y de cada uno de sus integrantes. Conociendo esta situación de partida, la planificación y estructuración de un Centro o Complejo Termal se presenta como tarea cuali-cuantitativa, donde las expresiones de anhelos deben cotejarse con lo realmente realizable, transformando así el expansible catálogo de intensiones y deseos en un óptimo conjunto de medidas económico-financieras viables (31).

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El hombre, como los demás seres vivos, ha de adaptarse a los límites impuestos por las condiciones climáticas y a los distintos estímulos que su organismo debe soportar. Sin embargo, a diferencia de los demás seres vivos, el hombre tiene la capacidad de modificar las condiciones ambientales de su entorno, por ejemplo, mediante el vestido, la vivienda, etc.,

Desde antiguo ha sido conciente de esta influencia y todos los pueblos, todas las civilizaciones han mostrado especial interés en definir las condiciones más favorables para la salud y el bienestar de las personas buscando emplazamientos apropiados y diseñando sus habitáculos de acuerdo con las características del medioambiente. El desarrollo tecnológico, sin embargo, ha hecho que el hombre olvide cómo construir teniendo en cuenta la naturaleza y el clima. Los conocimientos arquitectónicos y urbanísticos se exportan como si fueran objetos de consumo, y los edificios modernos se parecen entre sí en todo el mundo, porque se han diseñado para aislarlos de los fenómenos naturales que se desarrollan en el exterior, confiando gran parte del trabajo a las instalaciones técnico-mecánico-electrónicas. Para la instalación de un Centro o Complejo Termal, el uso racional de todos los recursos disponibles impone la adecuación de las construcciones al entorno, como uno de los objetivos más actuales de la moderna arquitectura y planificación termal. Esta adecuación sólo es posible tras determinar y definir las condicones óptimas de confort y bienestar para el futuro Curista, analizando los mecanismos que las condicionan y las variables climáticas, fisiológicas y psicológicas que intervienen. A este respecto, la confortabilidad puede ser definida como el conjunto de condiciones en las que los mecanismos de autorregulación funcionan a “llama piloto” o como la zona delimitada por diversos parámetros en la que el mayor número de personas manifiesta sentirse bien. El concepto de confort admite diversas formulaciones o enfoques, pero en todos se halla presente, como denominador común, el equilibrio energético entre el cuerpo humano y su entorno. Como ya apuntáramos en otro capítulo, además de las medidas balneo-hidroterápicas y fisiátricas, contribuyen a la distensión/ relajación, al descanso y al reposo las circunstancias ambientales, el régimen alimenticio, las actividades al aire libre, el contacto con la Naturaleza, los paseos y excursiones por el campo o el bosque, las visitas culturales o didácticas, la lectura, la música, las tertulias, las amistades y, en fin, también la soledad. En una palabra, es el tiempo para disfrutar, para distenderse/relajarse y para vivir el principal ingrediente que hace que en el Centro o Complejo Termal no sólo encuentren alivio las afecciones del cuerpo, sino que el espíritu también encuentra aquí la serenidad y el sosiego que la vida moderna nos ha hecho casi olvidar. Por todo lo dicho, se entiende que un Centro o Complejo Termal tiene que ofrecer mucho, pero, sobre todo, un lugar auténtico de paz y tranquilidad que difícilmente se olvida y al que siempre se desee volver para encontrarse consigo mismo. Por otra parte, habrá de tenerse en cuenta que la creación y desarrollo de un Centro o Complejo Termal están hoy en día justificados por la progresiva diferenciación y separación entre el lugar donde es exigida la capacidad de rendimiento del hombre (trabajo, etc.) y el lugar donde el hombre puede regenerar sus energías y recuperarse (descanso). La civilización y la tecnificación de la forma de vida del hombre moderno han transformado el habitat del mismo. Donde en tiempos pasados se aunaba el lugar de rendimiento con el de recuperación, se ha transformado hoy -sobre todo en los países industrializados- en el lugar donde sólo se exige la capacidad de rendimiento del hombre siendo, por tanto, inapropiado para la recuperaciòn y regeneración de las energías consumidas.

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Como consecuencia de esta unilateralidad y alteración del equilibrio entre rendimiento y recuperación se presentan trastornos y procesos patológicos hoy bien conocidos como afecciones de la civilización. Esto incrementa cada vez más el gradiente entre el lugar de rendimiento, con todas las influencias nocivas que trae consigo una sociedad “moderna”, y la necesidad de un lugar completamente diferente, apropiado para recuperación, prevención y regeneración. La demanda de tales lugares crece aceleradamente, las indicaciones se amplían, especialmente al incluir medidas preventivas y el número de personas que requiere o se inclina por la práctica de Turismo-salud aumenta permanentemente. Las características del lugar de recuperación, y aquí hablamos específicamente del Centro o Complejo Termal, están determinadas por las exigencias que surgen de las características opuestas del lugar de rendimiento (vivienda y trabajo). Todo lo que le falta a este lugar o lo que lo hace nocivo tiene que tener su contrapartida en el Centro o Complejo Termal: La prisa y el ruido exigen reposo y tranquilidad. Aire contaminado - aire puro. La falta de movimiento (sedentarismo) del hombre de la ciudad exige instalaciones para la activación sistemática del cuerpo. El alterado orden horario de la vida moderna requiere un régimen de tratamiento temporalmente ordenado. La pobreza de contactos que crece, al parecer, con el aumento de la densidad demográfica debe ser contrarrestada mediante el establecimiento de nuevos contactos y actividades sociales, reuniones, etc. Conflictos psicosociales, laborales, etc. exigen medidas para su solución. El creciente número de operados y accidentados exige mayor número de medidas de rehabilitación. Tensión exige distensión,relajación; sobrepeso - reducción de peso, etc., etc. Para todos estos y otros aspectos de la vida corriente el Centro o Complejo Termal tiene que estar preparado con instalaciones adecuadas, un entorno apropiado y personal especializado. La realización de un proyecto como el del Centro o Complejo Termal sienta por sobreentendido la existencia de la legislación necesaria que pone a la actividad termal en el marco jurídico apropiado. Este punto es prioritario pues, el proyecto del Centro o Complejo Termal , por tener no sólo vinculaciones locales sino también regionales y más aún, connotaciones nacionales y eventualmente internacionales, deberá contar con una sólida base legal, sobre todo en lo que respecta al derecho de aguas, a la protección del medioambiente, al mantenimiento del equilibrio ecológico, etc. Por todas estas razones debería intentarse lograr que la zona y/o región donde ha de erigirse el Centro o Complejo Termal sea declarada oficialmente como “Reserva o Area Natural Protegida” (47). Los requerimientos mínimos indispensables en materia de infraestructura y servicios para poner en funcionamiento, en una primera etapa, al Centro o Complejo Termal e iniciar las tareas y funciones específicas del mismo, están representadas por las dependencias e instalaciones que describiremos más adelante, así como por las posibilidades de alojamiento y otras comodidades para los Curistas que recibirán un Tratamiento o Cura Termal y sus acompañantes. Esto puede significar tener que decidir entre dos alternativas. O construir un hotel adecuado a los requerimientos que implica la actividad del Centro o Complejo Termal y donde la Unidad Terapéutica está integrada en el mismo edificio (subsuelo, etc.) o construir un hotel e instalar la Unidad Terapéutica en un edificio “ad hoc” vecino al hotel. En cualquiera de los dos casos, tanto el aspecto edilicio como el ambiental y el de servicios deben orientarse, desde un principio, hacia las exigencias de usuarios de mediano y gran poder adquisitivo.

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Para dicha clientela, el Centro o Complejo Termal debería ofrecer un ambiente y una atmósfera social de características muy particulares. Un aspecto general aseado y muy cuidado, amplia oferta de servicios y actividades sociales, artístico-culturales y deportivas; artículos y mercancías en amplia selección que creen, tanto frente al Curista como a su(s) acompañante(s), un cierto nimbo mundano de lujo, de alto nivel, llegando hasta la sugestión de una marcada exclusividad, de la que el visitante, lógicamente, desea también participar (30). Resumiendo, al planificar, estructurar y poner en servicio un Centro o Complejo Termal y su entorno, es necesario también pensar en la creación del correspondiente y adecuado “ambiente”, para lo cual son significativos y de relevancia los aspectos geográficos, topográficos, bioclimáticos locales, panorámicos, arquitectónicos, técnico-logísticos, viales, sociológicos, médicos, etc. Dichos aspectos no sólo son parte integrante, sino que también determinan el “valor vivencial” del Centro o Complejo Termal y del Tratamiento Termal para el Curista colaborando, de esa manera, para el logro del éxito terapéutico de dicho tratamiento. Si bien es cierto que algunos de los aspectos mencionados constituyen nada más que un estímulo de “ciertas funciones”, no menos cierto es que juegan, en su momento, el papel de “accesorios terapéuticos” y aseguran, como efecto secundario, una publicidad “de boca en boca” sin costos y singularmente efectiva. Esto dará el impulso necesario para un rápido desarrollo, permitiendo la expansión prevista en los plazos estimados. Dicha expansión permitirá, a su vez, la práctica del Termalismo Social mediante la radicación de mayor capacidad de alojamiento e instalaciones termales y la firma de convenios apropiados con entidades del seguro, mutuales y otras instituciones o servicios de salud y seguro social, logrando así la aprobación, bajo determinadas condiciones, de la prestación de servicios por parte del Centro o Complejo Termal como terapéutica válida, incluída en el nomenclador nacional con reconocimiento arancelario por parte de todas las instituciones privadas así como nacionales y provinciales mencionadas más arriba. 11.2 Justificación de la inversión La decisión de invertir en la construcción de un Centro o Complejo Termal debería basarse, entre otras cosas, en las siguientes premisas: a) Conocimiento de que el ejercicio de cierto monopolio por parte del Centro o Complejo Termal debido a la práctica falta de competencia al nivel que se piensa actuar, redituará interesantes beneficios económicos. b) Conocimiento de la importancia que tiene la actividad de un Centro o Complejo Termal como factor económico, cuando éste constituye el núcleo fundamental de una organización dedicada, preponderantemente, al fomento de la práctica de Turismo-salud y del Termalismo Social. c) Conocimiento sobre la función que cumple un centro de tal naturaleza (ver Punto 4). d) Convencimiento de que los principios que fundamentan dicha función son valederos por estar basados en la experiencia de siglos y avalados por los resultados de las evaluaciones de los últimos 100 años. e) Visión de futuro. A continuación analizaremos someramente los puntos a) y b). El punto c) ha sido tratado en un capítulo anterior.

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Beneficios económicos Un Centro o Complejo Termal como se postula en este trabajo, con las características que se le desea imprimir, no tiene practicamente competencia en el escenario termal argentino, salvo muy escasas excepciones. Esta ventaja puede aún acentuarse: ◊ Si el Centro o Complejo Termal está a cargo de personal capacitado, competente y responsable

(tanto administrativo como médico y auxiliar) con dedicación exclusiva. ◊ Si se lleva a cabo promoción sistemática, publicidad bien orientada y un intenso trabajo de

Relaciones Públicas para lograr una amplia cobertura nacional e internacional, así como una acertada elección de los grupos de usuarios que han de ser interpelados.

◊ Si se ofrece un servicio médico-termalista óptimo e integral, enmarcado en un medio ambiente adecuado a las necesidades y exigencias de todos y cada uno de los usuarios y en donde la relación prestación/resultados/costos esté muy bien equilibrada.

Cumpliéndose estos requisitos y atrayendo clientela de mediano y elevado poder adquisitivo, parte de la cual habrá de transformarse en habitué del Centro, la rentabilidad del mismo no puede ponerse en dudas. A este respecto y como dato ejemplificador - salvando las distancias, natu ralmente- se puede mencionar que en el año 1993 los 270 Centros Termales de Alemania (región occidental solamente) obtuvieron ingresos por un total de alrededor de los 12.500.000.000 (doce mil quinientos millones) de dólares, contando con una plantilla de personal de alrededor de 300.000 personas (14). Visto desde otro ángulo económico, el Tratamiento Termal puede constituirse en un importante factor de ahorro de costos pues: Se hacen necesarios menos medicamentos, reduce la dependencia o adición a ciertos fármacos, disminuye el ausentismo laboral por enfermedad, reactiva y prolonga la capacidad de trabajo posponiendo el retiro prematuro por razones de salud.

De los dos últimos puntos se deduce un factor que repercute positivamente a corto, mediano y aún a largo plazo sobre la productividad y, por ende, sobre la economía nacional. Una actividad estructurada y sobre bases médico-científicas de los Centros o Complejos Termales constituiría, en nuestro medio, no sólo un aporte a la salud y a la economía nacionales, sino también una importante fuente de trabajo y una no despreciable fuente de ingresos para la región y la provincia que los posea. Si se considera que el turismo en general ha creado en nuestro país fuentes de trabajo que hoy se estiman en alrededor de 400.000 a 500.000 puestos, habría que multiplicar esta cifra, por lo menos, por tres, para obtener un guarismo aproximado de lo que podría significar la contribución de la actividad de los Centros o Complejos Termales.

Por todo lo que queda dicho no es necesario recalcar las consecuencias socio-económicas, político-laborales y sanitario-científicas que justifican la inversión para la construcción y explotación de un Centro o Complejo Termal. 11.3 Importancia del Centro o Complejo Termal como factor económico La importancia económica de la actividad termal es indiscutida en todos los países donde su práctica está integrada en el sistema médico-asistencial y directamente vinculada con el Termalismo Social. Dicha importancia no sólo está relacionada con el gran número de puestos de trabajo que dependen de la mencionada actividad, sino también con el movimiento turístico que directa o indirectamente la misma genera.

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Por otra parte, la importancia que para la economía de una población con actividad termal tiene el consumo que hacen los huéspedes en general, los Curistas, los turistas, los viajeros de fin de semana, los participantes de congresos, los viajan- tes de comercio, etc. es fácilmente comprobable, sobre todo en época de vacaciones. La actividad pues, de un Centro o Complejo Termal (aquí como “Unidad terapéutica”) sumada a la actividad hotelera, gastronómica y del resto de las personas y empresas que viven directa o indirectamente del movimiento turístico en general y del Turismo-salud en especial, es de una importancia económica de primer orden. Lamentablemente y por falta de los necesarios datos estadísticos no es posible cuantificar la importancia del volumen económico en un Centro o Complejo Termal actualmente en actividad, por lo que todo lo que se puede hacer es enumerar los aspectos decisivos e intentar, con ellos, lograr una estimación aproximada y global de la importancia del Centro o Complejo Termal como factor económico. Entre otros, dichos aspectos podrían ser: Partiendo del número de pernoctaciones o de días de tratamiento multiplicado por un valor promedio

de la tarifa diaria, se puede obtener el ingreso mensual o anual de dicho rubro. Con este ingreso, los propietarios de los diversos establecimientos mantienen sus empresas abonando, entre otras cosas, los costos de insumos y otros servicios locales, los costos del personal, los costos generales, etc.

Está demostrado que los huéspedes de un Centro o Complejo Termal durante su estadía, junto a

los gastos para alojamiento y alimentación, desembolsan también importes no despreciables en diversos locales (cafetería, quioscos, etc.), así como también para diarios, revistas, libros, compras de distintos tipos, peluquería, otros servicios, etc.

Esto vale también para visitantes de paso quienes, si bien suelen permanecer sólo un fin de semana, un día o unas horas, dejan también su contribución económica en el Centro. Un importante aporte lo constituyen también los gastos de los huéspedes del Centro o Complejo Termal en medicamentos y artículos de uso sanitario, así como otras prescripciones, jugando también un rol de cierta importancia, los honorarios médicos, odontológicos, etc. Otro aporte lo constituyen las compras -ya mencionadas en el primer punto- que realizan los

establecimientos envueltos directamente en la actividad termal y turística. Se estima que, por lo menos el 50% de lo que se paga por dichas compras, queda en el Centro o Complejo Termal.

A todo ello se suman los importes que los establecimientos vinculados con la actividad específica del

Centro abonan a las empresas locales en concepto de reparaciones, modernización y otros trabajos, como así también los importes para nuevas inversiones, etc.

Los establecimientos vinculados con la actividad del Centro ocupan un gran número de personas

que obtienen beneficio económico de dicha actividad. Este importe, no despreciable, entra en el circuito económico local por intermedio del personal mencionado en calidad de cosumidor (insumos y servicios: Costos de alimentos, alquileres, servicios públicos, etc.).

Finalmente, los establecimientos envueltos directamente en la actividad termal y turística abonan sus

impuestos y demás aranceles y gravámenes, de lo que aprovecha el fisco e, indirectamente, la población en general.

De todo lo dicho puede estimarse que, del total del producto social bruto que alcanza una población con actividad termal, alrededor del 60 - 65% proviene de dicha actividad termal y de la turística (40).

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11.4 Necesidades en materia de infraestructura El Centro Termal (Unidad terapéutica) es, como dijimos más arriba, el núcleo fundamental y pivote terapéutico de un Complejo Termal. Éste puede construirse sobre la base de una población pequeña ya establecida, en las afueras de una gran ciudad o en una zona aún deshabitada. En todos los casos, lo fundamental es la existencia, en el lugar, de recursos naturales utilizables desde el punto de vista terapéutico. Nos estamos refiriendo a la presencia de aguas mineromedicinales termales o no, fango, limo, turba, gases o vapores terapéuticos, microclimas, etc. La estructuración arquitectónica de un Complejo Termal con su Centro Termal y las demás unidades, instalaciones y dependencias que lo conforman, depende y está en relación directa con la función que cumple. De esto se deduce que la función terapéutica en un Complejo Termal no sólo compete al médico, a sus auxiliares y a la aplicación “lege artis” de los recursos naturales, sino que también es de incumbencia del arquitecto. Si al impulso vital que debe irradiar el medio ambiente y que incrementa la voluntad de mejorar o curar en el Curista, se lo considera como factor terapéutico en todo Complejo Termal, fácil es de deducir la responsabilidad que recae sobre la planificación y estructuración de un Centro o Complejo Termal. Y si ese estímulo vital debe de ejercer su influencia positiva sobre el huésped, no es posible confrontar a éste con situaciones inseguras debidas a un sistema de tránsito ruidoso y caótico, o provocarle reacciones de rechazo o resistencia debidas a una arquitectura desordenada o a deshumanizados edificios de alto, o aburrirlo con interminables locales de venta, obligándolo a que tenga que luchar con muchos obstáculos más para alcanzar, finalmente, el camino hacia la Naturaleza libre. Hemos estilizado así a la Arquitectura y a la planificación de un Centro o Complejo Termal como factores terapéuticos. Dicha planificación será determinada, en lo esencial, por el tipo, la cantidad, la calidad y la ubicación de los recursos naturales que quieran utilizarse terapéuticamente. Con ello, la planificación del Complejo Termal debería tender a ser concéntrica, teniendo como centro orientador, el lugar donde se encuentran los recursos naturales o el lugar donde estos han de aplicarse terapéuticamente.

El núcleo central pues alrededor del cual gira practicamente toda la actividad del Complejo Termal, es el Centro Termal, entendido como Unidad terapéutica. Y esto debe de ser entendido también tanto en sentido geográfico como en el psicológico, pues el camino hacia el centro terapéutico y el tratamiento mismo determinan, en gran medida, la vida diaria del Curista. Dicho camino, que es recorrido día a día y, frecuentemente, varias veces al día, debe de ser planificado y estructurado tan breve y agradable como sea posible. Las zonas de alojamiento (hoteles, pensiones, etc.) deben de encontrarse también en lugares óptimos con relación al Centro Termal, lo mismo que las zonas de esparcimiento y distracción con relación a las dos anteriores. Este principio concéntrico propuesto para la planificación de un Complejo Termal, no debe de conducir, bajo ningún concepto, a una acumulación masiva de construcciones que abrumen al Curista. Esta es una de las tareas más difíciles pero más importantes en la planificación de un Complejo Termal, conjuntamente con la de incorporar armónicamente todas las obras edilicias a la Naturaleza circundante, teniendo siempre consideración con las construcciones preexistentes, con el carácter arquitectónico de la localidad en donde se construye y, finalmente, respetando el paisaje (23).

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11.5 Etapas de una planificación La experiencia de los últimos años ha demostrado, sobre todo en Europa, donde el desarrollo ha sido muy rápido, que la planificación de un Complejo Termal debe de hacerse a largo plazo y previendo una considerable expansión en el futuro próximo. La planificación de un Complejo Termal debe de tener, como figura central del modelo, al huésped que lo ha de visitar, ya sea por razones de salud o simplemente buscando recuperación o recreación. Alrededor de esa figura se creará entonces, un entorno con elementos naturales y ar- quitectónicos que sea propicio para obtener la curación o mejoría deseada o la recuperación buscada. Gracias a los recursos naturales de que disponen, la mayoría de los Complejos Termales se originan en zonas privilegiadas con paisajes únicos. Esto tiene valor inapreciable y deberá de mantenerse como tal, teniendo en cuenta la creciente amenaza a que está expuesto el hombre de la ciudad por la polución del medioambiente. Una de las obligaciones de la planificación de un Complejo Termal es pues, mantener el valor del medioambiente natural e incrementarlo, haciendo de todo Complejo Termal un oasis y un ejemplo de higiene medioambiental. Así encarada, la planificación de un Complejo Termal se hará con método, el que podría consistir en las siguientes etapas (21): - Primera etapa: Inventario Tiene como objetivo formarse una idea del movimiento y desarrollo que ha tenido en los últimos años el lugar donde se asentará el Complejo Termal. Para ello es necesaria una visita de dicho lugar y de sus alrededores, para ganar impresiones ópticas de lo existente y captar la atmósfera reinante. De importancia son también conversaciones informativas con personalidades y vecinos de la zona, quienes aportarán sus experiencias del pasado y sus ideas sobre el desarrollo futuro del lugar. Necesarios son también, datos sobre el terreno, las aguas, el clima y la vegetación, así como particularidades geológicas y topográficas. De interés puede ser también la existencia de planes anteriores, ya sea para un Complejo Termal o simplemente para alguna instalación o establecimiento. Datos catastrales sobre la parcelación de los terrenos y sus propietarios, inclusive los de propiedad fiscal, son de importancia tanto como la legislación, jurisprudencia o precedentes en relación con la utilización de los recursos naturales existentes (aguas, etc.). En lo posible, deberían recogerse datos estadísticos sobre el desarrollo o crecimiento de la población, así como del movimiento turístico, capacidad hotelera (número de plazas), número de pernoctaciones, duración promedio de la permanencia de los huéspedes y utilización terapéutica (indicaciones), hasta el momento, de los recursos naturales existentes. Necesarios son los correspondientes análisis de las aguas mineromedicinales, del fango, de los gases, etc. y un estudio de las condiciones bioclimáticas. Importante es también conocer la estructura económica de la población, para estimar el volumen impositivo aproximado, así como los accesos con que cuenta el lugar (rutas, ferrocarril, aeropuerto, etc.). - Segunda etapa: Evaluación La ordenación sistemática de los datos recogidos en la etapa anterior permitirá obtener una visión panorámica general de los antecedentes y perspectivas que ofrece el lugar así como una evaluación e imagen instantánea desde el punto de vista demográfico-político, económico, social y desde el aspecto termal específico.

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- Tercera etapa: Predicción del desarrollo futuro Es la etapa más importante y, a la vez, la más difícil. La predicción del futuro desarrollo en base a los datos disponibles determina, en forma decisiva, la planificación. El pronóstico se ve influenciado por las características del lugar y su ubicación, por el clima, por los recursos naturales existentes y sus posibles indicaciones así como también por los intereses zonales y regionales y las tendencias populares hacia esta forma del llamado Turismo-salud y del aprovechamiento del tiempo libre. Ímproba tarea es reconocer todos los factores de influencia, evaluarlos correctamente y agruparlos por orden de importancia. - Cuarta etapa: Planificación Los resultados de la etapa anterior se traducen en ésta en forma de un plan de la estructura y el desarrollo del futuro Complejo Termal. En dicho plan deberán de estar previstas las siguientes superficies, construcciones, etc. con tal flexibilidad, que permita su ampliación conforme al desarrollo y expansión que experimente el Complejo Termal. • Zonas de parquización con ampliación estimada y todas las demás zonas verdes (jardines, etc.). • Disposición de las instalaciones destinadas a la actividad terapéutica (Unidad terapéutica, piscina,

galería cubierta con fuente, etc.). • Posición del hotel principal (eventualmente con instalación de un Centro Termal -Unidad

terapéutica- integrado). • Posiciones de los hoteles, pensiones, clínicas, etc. • Posición de los demás alojamientos y viviendas (personal, departamentos de vacaciones,

bungalows, moteles, etc.). • Posición de instalaciones para recreación y distracción, tiempo libre, camping, carpas, etc. • Red interna de calles, senderos para peatones y ciclistas, zonas peatonales, es-tacionamientos,

extensa red de caminos para caminatas, excursiones, etc. - Quinta etapa Aprobación del anteproyecto y preparación de material informativo (Dosier) para los potenciales inversores y los futuros huéspedes. En el Apéndice III el lector encontrará una propuesta para el temario mínimo que debería contener el dosier aquí mencionado. - Sexta etapa: Financiación y prioridades Determinación de los fondos disponibles para la correspondiente financiación y establecimiento de las prioridades en las medidas a concretar. Como puede apreciarse, los problemas que se presentan en la planificación de un Complejo Termal son tan multifacéticos que sólo un trabajo en colaboración y multidisciplinario puede resolverlos. En la planificación de un Complejo Termal se tendrá en cuenta pues, diversos aspectos arquitectónicos, climáticos, medioambientales, de aprovechamiento racional de los recusos naturales, etc., sin olvidar, naturalmente, las necesidades, predilecciones y exigencias de los huéspedes, Curistas y sus acompañantes, por lo que la oferta ha de ser de amplio espectro. Para cubrir dichas premisas y al mismo tiempo actuar con cautela evitando eventualidades no previstas en la tercera etapa, será conveniente llevar a cabo la construcción por módulos. De esta manera, la progresiva expansión edilicia y de instalaciones técnicas podrá ir acompañando paso a paso al desarrollo del Complejo, siendo un fiel reflejo del progreso y sirviendo, al mismo tiempo, de barómetro para el resto de las actividades comerciales, sociales, culturales, de servicio, etc.

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Así entendido, la planificación preverá inicialmente, el mínimo indispensable en materia de infraestructura y servicios para poner, en una primera etapa, el Centro Termal y la necesaria unidad de alojamiento a disposición de los huéspedes, iniciando sus tareas y funciones específicas. Al mismo tiempo, proyectará ya desde el comienzo, las dimensiones que en el curso de los años subsiguientes irá tomando el Complejo Termal hasta alcanzar sus límites y conturas definitivos. Como punto de partida podría tomarse, por ejemplo, un Centro Termal (Unidad de tratamiento) con una capacidad terapéutica inicial para un mínimo de 40 Curistas y un hotel (categoría “cuatro estrellas”) con una capacidad mínima inicial de 80 plazas. En un plazo de 3 - 5 años, dicho hotel debería de alcanzar una capacidad de 250 - 300 plazas y el Centro Termal una capacidad terapéutica para aproximadamente 400 - 500 Curistas por día- Esto, teniendo en cuenta que dichos Curistas no sólo provienen del hotel inicialmente construído, sino también de otros hoteles y pensiones instalados en el transcurso del tiempo mencionado. Además, habrá de preverse capacidad adicional para satisfacer las demandas de un incremento de Curistas durante épocas de vacaciones, fines de semana prolongados, feriados, etc. La planificación del Complejo Termal deberá de tener en cuenta además, el área que el mismo habrá de ocupar en un plazo de 8 a 10 años. Al cabo de ese tiempo, o antes quizá, si el desarrollo ha sido satisfactorio, el Complejo Termal debería de contar con una oferta pluralista como la que proponemos en la lista de más abajo. Excepto las dos primeras posiciones, la lista no pretende establecer prioridades ni tampoco ser completa. La secuencia con que se pongan en servicio las distintas unidades dependerá de la aceptación que tenga el Complejo Termal, así como de las demandas y exigencias de los usuarios, marcapasos que determinarán el ritmo de expansión, todo lo cual estará en función de la promoción y publicidad que se haga y, sobre todo, de la calidad de los servicios que se brinden desde un comienzo. - Centro Termal o Unidad terapéutica (dependencias de tratamiento) - Hotel (categoría “cuatro estrellas”) - Hoteles - Pensiones - Residenciales - Bungalows - Moteles - Centro de Fitness (Sauna, aparatos para musculación, etc.) - Circuito de Fitness (Parcour, jogging, etc.) - Beauty Farm (elaboración propia de productos cosméticos, cultivo de hierbas medicinales, etc.) -..Centro de Terapia Ocupacional (Talleres de artesanía en general, alfarería, floristería, pintura, te lares, etc.) -..Escuela de equitación e Instituto de hipoterapia - Escuela granja - Zoológico infantil - Casino (Ruleta, Black Jack, Bingo, máquinas tragamonedas, etc.) -..Sala polifuncional (Teatro, cine, conciertos, congresos, conferencias, bailes, recepciones, ...festejos, desfiles de moda, exposiciones artísticas, concursos fotográficos, juegos de salón, etc.) -..Polideportivo (Atletismo, tenis de mesa, natación, minigolf, fútbol, basquetbol, voleybol, juegos ...infantiles, paddle, badmington, bochas, pato, polo, ciclismo, etc.) - Hipódromo / Canódromo con posibilidades para exposiciones rurales, fiestas criollas, etc. - Campos de golf - Parque de diversiones (permanente o de temporada). Circo - Autocine - Kermeses -..Club náutico. Deportes acuáticos (yates, botes, surfing, etc.) en el caso de que se disponga de ...lago o laguna apropiada -..Aeroclub. Deportes aéreos (planeadores, paracaidismos y parapentismo, deltavolovelismo, ...vuelos de bautismo y reconocimiento de la región, globos aerostáticos, etc.). - Organización para: Búsqueda del tesoro, safari fotográfico, excursiones didácticas, etc. - Circuito o corredor turístico para visitas guiadas a establecimientos, instituciones, etc.

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11.6 Necesidades de infraestructura. Areas específicas Queda reservado a los expertos el relevamiento de necesidades de infraestructura así como la verificación de razones de diseño, sus características generales, sus posibilidades técnicas y de concreción definitiva a fin de definir lo indispensable para el correcto cómputo y presupuesto de las obras a realizar. Esta tarea ha de partir del análisis del terreno disponible (títulos, superficie, planoaltimetría, etc.) y de los servicios esenciales con que se cuenta (electricidad, agua corriente, gas, teléfono, transporte). Teniendo en cuenta además,los accesos , la red de calles interiores, los senderos para peatones y ciclistas, los espacios verdes, la parquización en general, etc. El proyecto, por otra parte, deberá de prever los espacios para las ampliaciones que se harán de acuerdo al plan de expansión. Con respecto a las áreas específicas de que deberá disponer el Complejo Termal, quisiéramos sugerir : A) Area terapéutica B) Area de alojamiento C) Area de actividades sociales, esparcimiento y recreación A) Area terapéutica El núcleo fundamental del Complejo Termal lo constituye, como ya dijéramos, el Centro Termal o Unidad terapéutica, esto es, las dependencias donde se administrará la gran mayoría de las aplicaciones terapéuticas o tratamientos. Dicha Unidad terapéutica puede estar integrada en el edificio del hotel categoría “cuatro estrellas” (p.ej.: Subsuelo) o encontrarse alojada en un edificio “ad hoc”. En ambos casos, las instalaciones deben ser de fácil acceso para todos los Curistas (internos y externos) que van a hacer uso de ellas. El Centro Termal debería de estar en condiciones de administrar los siguientes tratamientos y aplicaciones (o parte de ellos) dependiendo, naturalmente, de los recursos naturales con que se cuente: Sección Balneoterapia - Baños de inmersión (aguas mineromedicinales, fango, etc.) - Baños de gases terapéuticos (CO2, O2, etc.) - Baños diaforéticos (Sauna, etc.) Sección Hidroterapia - Hidroterapia (chorros, baños parciales, duchas -con o sin presión-, etc.) - Envolturas, compresas, etc. (con agua, fango, etc., frías o calientes) - Aplicación de vapor - Inhalaciones (individual, en grupo) Sección Fisioterapia - Masajes (manuales, subacuáticos a presión, etc.) - Terapia mobilisadora y gimnasia médica (en sala, al aire libre, subacuática,etc.) - Quiroterapia (tracciones, extensiones, rotaciones, etc.) - Mecanoterapia (aparatos diversos) - Termoterapia (tratamiento con calor: Luz, aire, etc.) - Crioterapia (tratamiento con frío: Hielo, nitrógeno, etc.) - Electroterapia (diversos tipos de corriente) - Rayos ultravioleta (UV - A y B) - Ultrasonoterapia - Tratamientos o aplicaciones especiales (baños de arena, grutas con gases terapéuticos, etc.). Para poder administrar la mayoría de estos tratamientos y aplicaciones el Centro o Complejo Termal debería de contar, como mínimo, con las siguientes instalaciones, espacios, equipamiento y dependencias (cuando no se menciona explícitamente cantidad alguna, significa que una unidad es suficiente) (7):

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a) Zona de atención y servicios: Entrada. La entrada al sector de tratamientos del Centro o Complejo Termal debe de ser diseñada de tal forma, que evite que el frío y el viento se manifiesten en el interior. Recomendables son puertas automáticas (apropiadas también para discapacitados). Recepción. El sector de recepción debe de permitir el registro, admisión o control de Curistas, distribución de turnos, eventualmente cobro por tratamiento (caja), la entrega de ropa blanca o su recepción después del uso, etc. Debe de contar, entre otras cosas, con: Escritorio y silla, teléfono, intercomunicador, llamada de emergencia, reloj, armarios, botiquín de primeros auxilios. Sala de espera. La sala de espera debe de estar de acuerdo con la capacidad terapéutica de la unidad. Sirve para aclimatación del Curista antes y después del tratamiento o aplicación, por lo que debe de ser espaciosa y disponer, entre otras cosas, de suficientes asientos, mesa, guardarropa, llamada de emergencia, reloj. - Cabinas vestuarios. Las cabinas vestuarios pueden tener diferentes características: Cabina individual con guardarropa (se construirán solo en casos especiales). Cabina individual de uso múltiple con sus correspondientes armarios guardarropa con cierre a llave y

en una relación de 1 : 3 ó 1 : 4 (cabina : armarios). Cabina combinada vestuario y reposo, si es posible, comunicada directamente con el

correspondiente compartimento de tratamiento. La relación ideal entre ambos es de 3 : 1 (cabinas : compartimento).

Si bien ésta es la forma más preferida por los usuarios, es una construcción que demanda espacio y mayores costos. En casos apropiados, en lugar de ella se puede construir una sala común de reposo dividida en dos secciones (una para cada sexo) de por lo menos 10 m2 cada una, donde cada camilla dispondrá de una superficie de 2,50 m2. Todas las puertas de entrada a cualquier tipo de cabina deben de poseer el dispositivo “libre-ocupado” del lado exterior y estar señalizadas con “salida” del lado interior. Todas las puertas que conduzcan a los compartimentos de tratamiento deben de estar señalizadas con “tratamiento”. La altura de todas las cabinas debe de ser de por lo menos 2,60 m, la superficie de cada una: - Cabina individual mínimo 1,25 m2 - Cabina individual de uso múltiple mínimo 1,25 m2 - Cuatro armarios guardarropa mínimo 3,00 m2 - Cabina combinada vestuario y reposo mínimo 3,00 m2 - Cabina de reposo individual mínimo 2,50 m2 El número de cabinas de reposo (o de camillas de reposo) se calculará según el movimiento de Curistas que se espera, estimando la duración de cada reposo en un mínimo de 20 - 30 minutos. Las camillas se instalarán de tal modo, que los Curistas no sean encandilados por luz alguna. - Instalaciones sanitarias. Los toilettes deben de tener una ubicación central y ser fácilmente accesibles desde la sala de espera, desde la sala de reposo o desde los compartimentos de tratamiento. Se instalará uno para cada sexo y deben de poseer, además de los artefactos indispensables, lavabo, dispensador de jabón, toallero para toallas de papel, papelero, espejo, repisa, percha, etc. Las duchas para limpieza destinadas a los compartimentos de tratamiento (p.ej.: Aplicaciones locales) deben de tener comunicación directa con ellos, una dimensión de por lo menos 0,80 x 0,95 m y poseer una ducha-flor manual. Todos los compartimentos de tratamiento deben de disponer de un lavabo propio con agua caliente y fría o se instalará uno, de ubicación central, accesible desde todos los compartimentos.

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Para la desinfección de pies (p.ej.: Piscina) puede aprovecharse un rincón o un nicho con una depresión y su correspondiente desagüe. La válvula atomizadora se instalará a una altura del piso no superior a los 0,30 m. Se dispondrá también de un espacio para secadores de cabellos y peinado que debe de estar aislado acústicamente de las cabinas de reposo y de los compartimentos de tratamiento. Facilidades para discapacitados físicos (portadores de prótesis, en silla de ruedas, etc.). Es recomendable la construcción de un sector especial para estos casos, consistente en una cabina vestuario combinada con sanitarios. En general, se tendrán en cuenta los siguientes detalles: Todas las construcciones serán hechas, en lo posible, a un mismo nivel. Las diferencias de altura

deben de poder ser superadas mediante ascensores, elevadores, rampas, etc. En los lugares necesarios se instalarán pasamanos.

Todas las aberturas tendrán un ancho mínimo de 0,80 m. Los asientos en las cabinas vestuarios tendrán una altura máxima de 0,40 m. Los espejos (mínimo

0,40 x 0,80 m) se colocarán correspondientemente más bajos. En las cabinas vestuarios y en las duchas se colocarán pasamanos, agarraderas, posibilidad para

sentarse y la ducha-flor manual. Para colocar al Curista en posición para su tratamiento pueden ser necesarios elevadores, ginches

móviles, etc. En caso necesario, debe de poder proveerse a los Curistas, en calidad de préstamo, sillas de

ruedas, muletas, bastones y otros medios de ayuda (¡Necesidad de cámaras especiales o depósitos!).

También deben de preverse lugares de estacionamiento apropiados. Superficies necesarias:

- Cabina vestuario 2,50 m2 - Sanitarios 3,50 m2 - Unidad completa (combinada) 6,00 m2 - Cámaras para usos varios. La ropa blanca, los elementos para aplicaciones locales, los suplementos para baños, etc. deben de ubicarse en cámaras especialmente designadas para ello, dotadas de las repisas y los armarios necesarios. Para ropa blanca limpia y sucia se dispondrá de los espacios correspondientemente separados. Superficie necesaria: 4,00 m2. Para los elementos de limpieza (utensilios, detergentes, etc.) se dispondrá también de una cámara para tal fin. Superficie necesaria: 4,00 m2. - Sala para el personal. Dispondrá de una kitchenette, sector de estar (para descanso durante las pausas) y de espacio para vestuario dividido en dos (uno para cada sexo). El toilette para el personal se instalará también en las cercanías de la sala. - Lavandería. Para la instalación de una lavandería propia para el lavado y planchado de la ropa blanca utilizada y otras, es necesario previamente un cálculo de la rentabilidad. - Habitación para preparación de las aplicaciones locales (envolturas, compresas, etc.). Esta habitación debe de estar ubicada en posición central con relación a los compartimentos de tratamiento respectivos. El equipamiento de dicha habitación debe incluir, entre otras cosas: Aparatos para la preparación del material a utilizar (p.ej.: Equipo de calentamiento y mezcla de fango con una capacidad de, por lo menos, 35 litros), máquina productora de hielo, refrigeradora para enfriar compresas, etc., medios de desinfección, recipientes para el material utilizado a desechar,

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para ropa blanca sucia, etc. Además, debe de servir de depósito para las necesidades diarias del material a utilizar en las envolturas, etc. Superficie necesaria: Por lo menos 4,00 m2. b) Zona de tratamiento: Sección Balneoterapia - Baños de inmersión (con agua mineromedicinal, suplementos medicamentosos, etc.). Se instalarán dos bañeras (de material anticorrosivo) con una capacidad de por lo menos 200 litros cada una. La bañera se ubicará en una cabina individual de forma tal, que sea accesible desde tres lados. Sobre la bañera se instalará un aparejo para uso de discapacitados físicos. La cabina tendrá una superficie de alrededor de 6,00 m2.

La superficie necesaria para una cabina completa es de 8,00 m2.

- Baño hidroeléctrico (baño de Stanger). Para estos baños se requiere una bañera especial con una capacidad de por lo menos 600 litros, que generalmente está equipada con dispositivos no sólo para el baño hidroeléctrico, sino también para hidromasajes (con chorro a presión) y para baños hiperpiréticos

Sección Hidroterapia

Para cada Curista se debe calcular un espacio de tratamiento de por lo menos 0,80 x 0,80 m. Para el escurrimiento del agua de los chorros, el piso de este espacio debe de estar cubierto por una rejilla cuyos espacios libres no midan más de 8 mm.

- Baños parciales. Estos baños pueden administrarse en salas divididas en compartimentos para baños de brazos, de piernas, de asiento, etc. Superficie necesaria para cada compartimento: 3 - 4 m2.

En muchos casos será conveniente construir una cabina de baño colindando con cabinas combinadas vestuario y reposo en relación de 1 : 3. En otros, la mejor solución es una sala común de reposo. En caso de utilizar las mismas cabinas para baños con anhídrido carbónico, oxígeno, aire a presión(“baño de perlas”) etc. se deberán construir las instalaciones especiales necesarias y requeridas teniendo en cuenta las normas de seguridad correspondientes (tubos, cañerías, compresores, etc.). En estos casos y por razones de seguridad, no deberán construirse cabinas de reposo junto a la del baño.

- Baño de inmersión (con fango, limo, etc.). Se instalarán dos bañeras (de material anticorrosivo) con una capacidad de por lo menos 300 litros cada una. En la cabina para baño se instalará además de la bañera especial mencionada, otra para el baño de limpieza o, en su lugar, una ducha para tal fin.

Entre la bañera especial y el lugar para la limpieza pos-baño del Curista es recomendable cubrir el piso con una rejilla cuyos espacios libres no midan más de 8 mm para que el fango pueda escurrirse por debajo. Tanto el desagüe de la bañera como el del piso y el de la sección limpieza (ducha, etc.) deben de estar conectados al mismo sistema de desagüe, independiente del sistema de desagüe para aguas.

Para estos baños se requiere una camilla de reposo en las cercanías del lugar de tratamiento (cabina o sala común).

Superficie necesaria: 8,00 m2.

- Sala de chorros. Para la aplicación de chorros de superficie se necesita una superficie de alrededor de 3,00 m2, para el chorro fulgurante, alrededor de 4,00 m2. Para ambas aplicaciones se puede hacer un compartimento en la sala de por lo menos 1,50 x 4,50 m. Las paredes de dicho compartimento deben de estar recubiertas de azulejos hasta una altura de por lo menos 2,00 m. El cielo raso debe ser aquí impermeable (¡el chorro fulgurante salpica!).

- Envolturas, compresas, etc.Pueden ser calientes o frías, utilizando diversos medios. Envolturas de fango, limo, etc. Compresas con agua mineromedicinal, etc. La cabina donde se aplican debe de tener, en forma fácilmente accesible, una ducha para la limpieza. Superficie necesario: 6,00 m2.

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- Crioterapia. Aplicaciones de frío mediante hielo, nitrógeno, etc. El frío puede aplicarse también con un baño total o parcial. Los baños totales pueden administrarse en las cabinas para baños descriptas en la Sección Balneoterapia. Los baños parciales pueden administrarse en las instalaciones para baños de brazos, piernas, etc. descriptas más arriba.

Las aplicaciones de frío pueden realizarse también con compresas empapadas en el agua mineromedicinal, con compresas de plástico conteniendo gelatina, fango, etc. mantenidas en una refrigeradora. En caso de que estas aplicaciones sean frecuentes, será necesario disponer de una refrigeradora especial para dichas compresas.

La crioterapia con nitrógeno requiere un equipo especial.

- Inhalaciones. Para estas aplicaciones se dispondrá de por lo menos dos compartimentos individuales y de una sala común para inhalaciones de grupos de Curistas. En los compartimentos individuales se procurará absorber de inmediato el remanente medicamentoso o de agua mineromedicinal vaporizado que el Curista no aprovecha. Para ello es necesario una instalación adecuada sobre cada aparato de inhalación. Superficie necesaria para cada compartimento: 1,50 m2.

Las paredes, techo y piso de la sala común para inhalaciones deben de estar protegidos contra la humedad y el efecto de los vapores utilizados.

Superficie necesaria para cada cabina: 6,00 m2.

La bañera debe de estar elevada sobre el piso para permitir el paso de aparejos móviles (elevadores, ginches, etc.) para movilizar a ciertos Curistas.

Superficie necesaria: Mínimo de 8,00 m2 (según tamaño de la bañera).

En caso de que las aplicaciones parciales sean frecuentes, será necesario disponer de una máquina productora de hielo en un espacio especial (p.ej.: En la habitación para preparación de las aplicaciones locales) con agua, corriente eléctrica y pileta para el agua de deshielo.

- Ducha de vapor (se utiliza para tratamientos locales aplicando un chorro de vapor sobre la parte a tratar). Estas duchas se instalan, generalmente, en la sala de hidroterapia con otras duchas (escocesa, circular, etc.), siendo controladas desde el mismo panel de comandos.

En una sala pueden ubicarse varias duchas de vapor sobre trípodes o soportes que permitan su movilización.

Sección Fisioterapia - Masajes. Se dispondrá de por lo menos dos cabinas para masajes. La camilla para masajes debe de estar ubicada en el centro de la cabina. El espacio libre alrededor de la camilla debe de medir por lo menos 0,60 m para que el personal que la atiende pueda accionar libremente.

- Hidromasajes. La bañera para estos masajes subacuáticos con chorro a presión (equipada además, con los dispositivos para baños hidroeléctricos e hiperpiréticos) deberá de estar ubicada en el centro de la cabina. El espacio libre a cada lado de la bañera y en el extremo que corresponde a los pies debe de medir por lo menos 0,80 m para que el personal que la atiende pueda accionar libremente.

Para el reposo postratamiento debe de disponerse de por lo menos 2 - 3 camillas por cada bañera.

- Terapia mobilisadora y gimnasia médica. Esta terapia, tanto en sala como subacuática, se lleva a cabo en forma individual o en grupos. Estos no deben ser demasiado numerosos para que el personal que los atiende no pierda la perspectiva.

- Terapia mobilisadora en sala (incluída terapia respiratoria). La sala de gimnasia debería ser, en lo posible, cuadrada o rectangular. Debe preferirse iluminación y ventilación naturales. Es conveniente que tenga comunicación con un espacio abierto al aire libre.

El piso (parqué) debe ser fácil de limpiar, antideslizante, temperado y elástico.

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Las ventanas y las luces deben de estar protegidas contra pelotazos y choques con otros objetos utilizados en la práctica de gimnasia

Superficie necesaria: Mínimo 16 m2.

En general, para una sesión de terapia se calcula aproximadamente 2 horas (incluído reposo).

- Tratamientos por tracción (extensiones). Estos tratamientos se realizan tanto con el Curista acostado como sentado, frecuentemente combinándolos con aplicaciones calientes o masajes. Las mesas y aparejos de tracción deben de ubicarse en cabinas separadas.

Superficie necesaria para cada compartimento: 3 - 4 m2.

- Termoterapia. Calor puede aplicarse mediante envolturas, compresas, etc. o mediante luz eléctrica, rayos infrarrojos, aire caliente, etc. Se dispondrá para ello no sólo de la ropa blanca necesaria, sino también de aparatos de distintos tamaños y tipos y de por lo menos 2 cabinas y 2 - 3 compartimentos.

De ser suficientemente espaciosa, la sala podrá dividirse en dos o más pequeñas salas. Estos espacios deben de disponer de tomacorrientes para otros aparatos (mecanoterapia) y las correspondientes instalaciones en el techo para colgar aparejos, etc. Superficie necesaria por paciente: 4,00 m2, un mínimo de 18 m2 por sala. La altura no debe ser inferior a 3,20 m.

Se instalarán además: Una o más escaleras suecas, alrededor de 2 m de pasamanos sobre una de las paredes, un espejo angosto casi apoyado sobre el piso (para control de la marcha), armarios para instrumentos y utensilios de gimnasia, etc.

Para la gimnasia respiratoria se necesitará un compartimento de por lo menos 8,00 m2 con ventanas que puedan abrirse y que permitan la vista a un espacio libre.

- Terapia mobilisadora subacuática. Puede llevase a cabo en bañeras especiales con forma de mariposa, cuyas medidas aproximadas son 2,20 x 2,30 m. Se utilizan, por ejemplo, para Curistas que sólo pueden moverse con suma dificultad. Bajo las indicaciones del personal que lo atiende, el Curista realiza ejercicios activos y, especialmente, pasivos, sobre una camilla especial con la que es elevado e introducido en el agua.

La forma más corriente de llevar a cabo esta terapia, sin embargo, es en piscinas especialmente construídas para ello. El espejo de agua puede tener una superficie de 12 a 24 m2, la profundidad no sobrepasa 1,30 m y la temperatura del agua puede variar según indicación, entre 28 - 32º C ó 32 - 36º C.

Por la utilidad múltiple que se les da a estas piscinas, las dimensiones y espacios son muy variables. De ser utilizadas simultáneamente por ambos sexos, será necesario construir cabinas vestuarios, sanitarios y salas de reposo por separado para ambos sexos. Si se establecen horarios separados para cada sexo, disminuye la necesidad de instalaciones dobles.

Superficie necesaria para cada cabina: 6,00 m2 (acostado) y 4,00 m2 (sentado).

- Electroterapia. Los aparatos a utilizar se ubicarán en la misma sala, la que mediante cortinas o biombos se dividirá en compartimentos. Los aparatos de alta y baja frecuencia deben de estar separados por lo menos a 3,00 m de distancia, cuando se utilicen simultáneamente.

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Las aplicaciones termoterápicas mediante aparatos pueden ser totales o parciales.

Superficie necesaria: Mínimo 6,00 m2.

Termoterapia parcial. Para este tipo de aplicaciones puede utilizarse una habitación dividida en compartimentos mediante cortinas, biombos, etc.

- Rayos ultravioleta. Se utilizan generalmente para el tratamiento de la psoriasis. Para las instalaciones necesarias ver más arriba “Tratamientos por tracción”.

Algunas generalidades sobre la construcción y la disposición de los ambientes

Se tendrá en cuenta la influencia de la humedad y el calor sobre los materiales a utilizar.

Todos los ambientes para tratamiento se protegerán de las miradas del exterior (ventanas o vidrios adecuados).

Los ambientes para baños y las cabinas para tratamiento deben de poseer paredes cubiertas de azulejos u otro material impermeable hasta una altura de 1,80 -2,00 m.

Los ambientes con ducha o donde se utiliza vapor deben de poseer paredes cubiertas con azulejos u otro material impermeable hasta el techo. Tanto paredes como pisos deben de ser impermeables a la humedad y el cieloraso debe de poder absorber la humedad y no gotear.

El hotel habrá de construirse de acuerdo a la legislación provincial que clasifica y categoriza a los establecimientos a construirse de este tipo y ha de satisfacer los requisitos mínimos para que sea encuadrado, como se propuso, en la categoría “cuatro estrellas”.

La primera etapa de esta construcción debería de disponer, como se sugirió más arriba, de una capacidad mínima de 80 plazas en distintos tipos de habitaciones (simples, dobles, triples y suites) para

Termoterapia total. Se realiza con luz eléctrica, aire caliente, etc. en una cabina con camilla. Tras la aplicación es necesaria una ducha caliente, que debe de ser fácilmente accesible desde la cabina de tratamiento.

El aparato de rayos infrarrojos puede ser transportable o, para ahorrar espacio, fijarse a la pared o al techo.

Superficie necesaria para cada compartimento: 4,00 m2.

- Ultrasonoterapia. Para las instalaciones necesarias ver más arriba “Electroterapia”

Todos los ambientes deben de estar iluminados convenientemente (en lo posible, con luz natural) y deben ser fácilmente ventilables.

Los ambientes para tratamiento tendrán una altura de por lo menos 2,60 m (mejor aún 3,00 m).

Los ambientes para tratamiento deben de contar con sistema de llamado de emergencia y las puertas deben de poder ser abiertas desde afuera.

Los ambientes para tratamiento así como los de reposo y las cabinas vestuarios deben de tener un piso antideslizante y ser fácil de higienizar.

Todos los ambientes donde se aplique agua (Hidroterapia, etc.)tendrán un buen desagüe a nivel del

piso y éste debe ser de material cerámico antideslizante.

Los Curistas femeninos y masculinos deben de ser tratados por separado o en cabinas y salas que permitan el tratamiento alternado de ambos sexos.

La disposición de los ambientes debe de permitir al personal una adecuada observación (vigilancia) de los Curistas.

B) Area de alojamiento

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adaptarse a la demanda. Las habitaciones deberían ser todas externas, amplias, con vista a zonas de expansión propias (balcón, terraza), garantizando confort.

Queda a cargo de los expertos también la descripción de las características de construcción, no debiendo olvidarse el acondicionamiento ambiental mediante equipos apropiados, que posibiliten la actividad del hotel durante todo el año.

La elección del equipo de aire acondicionado debería de hacerse de acuerdo a las características bioclimáticas de la zona. El sistema debería ser sectorizado totalmente con varios equipos que cubran las distintas áreas e inclusive en el área habitacional se sectorizará por grupos de habitaciones, para ser utilizados sólo cuando sea necesario.

Frente a la necesidad de atemperar el agua de las piscinas y al uso de calentadores de aire para el acondicionamiento ambiental, se estudiará el costo de la producción de calor mediante derivados del petróleo comparados con los sistema a gas y eléctricos.

C) Area de actividades sociales, esparcimiento y recreación

Está constituída por todas las instalaciones y dependencias mencionadas al hablar de la planificación general (Punto 11.5) y debería ser, por lo menos, esbozada ya desde un comienzo, estableciendo plazos aproximados para su realización.

Aquí, seguramente, será necesario la creación de una comisión para la evaluación, los estudios previos y la adjudicación, además del trabajo de un equipo profesional multidisciplinario para la elaboración de programas y pliegos de condiciones mínimas para que el todo responda a una planificación racional de desarrollo turístico.

Para el control permanente de la calidad de las aguas (potables, mineromedicinales), del fango, etc., se establecerán convenios con institutos especializados universitarios o privados, que dispongan de los laboratorios de análisis químicos correspondientes.

Bajo control estatal, dichas instalaciones, dependencias, etc. podrían ser adjudicadas en concesión a empresas privadas y/o personas particulares apropiadas. En un principio, sin embargo, y mientras no se disponga de la infraestructura necesaria, todas las actividades sociales,de esparcimiento y recreación tendrán que ser organizadas por el personal del hotel afectado a los servicios complementarios, lo que deberá de tenerse en cuenta al proyectarlo.

Instalaciones complementarias También es cuestión de expertos determinar los equipos y sistemas a emplear para la obtención (bombeo, etc.), almacenamiento (cisternas, piletas, etc.), procesamiento (calderas, etc.), distribución (bombeo, tubería, etc.) de los recursos naturales utilizados (agua, fango, gas, etc.), como así también para el tratamiento de los efluentes correspondientes.

Lo mismo vale para la provisión de agua potable y el tratamiento de líquidos cloacales. En este último caso y de no disponer de una planta de purificación, habrá que pensar en su construcción, para ponerla al servicio de la población y del Complejo Termal.

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Todos los accesos al Complejo Termal así como la red interior de calles y senderos deben de ser pavimentados. Se preverán suficientes y bien distribuídos lugares para estacionamiento de vehículos, amplios espacios libres con juegos infantiles y jardines, así como abundante parquización.

11.7 Servicios a prestar y personal afectado. Costos

11.7.1 Tratamiento Termal

11.7.2 Alojamiento y alimentación

Los Curistas y sus acompañantes se alojarán, en un principio, en el hotel “cuatro estrellas” a construir, pudiéndolo hacer también en otros hoteles y pensiones existentes ya o a construirse posteriormente en las vecindades.

11.7.3 Servicios complementarios

Serán prestados por los concesionarios de las instalaciones, dependencias y entidades que fueron enumeradas en el capítulo dedicado a planificación (Punto 11.5) y servirán para complementar el Tratamiento Termal mediante la práctica de deportes, entretenimientos y recreaciones varias, etc. En

Se llevará a cabo, mientras no surja“competencia”, exclusivamente en el Centro Termal o unidad terapéutica, utilizando los recursos naturales de la zona (en forma de baños, envolturas, inhalaciones, etc.) y otros procedimientos de Medicina Física (masajes, mecanoterapia, gimnasia, etc.).

Tendrán acceso al Centro Termal tanto los huéspedes alojados en el hotel “cuatro estrellas” a construir, como también usuarios externos provenientes de otros alojamientos (pensiones, camping, etc.).

El Centro Termal estará a cargo de personal capacitado, competente y responsable de dedicación exclusiva y la divisa debería ser: Ofrecer un servicio médico-termalista óptimo e integral enmarcado en un medio ambiente adecuado a las necesidades de todos y cada uno de los Curistas y en donde la relación atención/resultados/costos esté muy bien balanceada.

El alojamiento deberá de ofrecerse con pensión completa, media pensión o sin pensión, a lo que debería de agregarse atención médica y un Tratamiento Termal básico o standard, con lo cual se pueden confeccionar diversos paquetes con precios globales para hacer ofertas atractivas al alcance de distintos presupuestos y necesidades. Así como el alojamiento con o sin pensión, etc. tendrá sus precios individuales, así tendrán que tenerlos también la atención médica y cada uno de los distintos tratamientos o aplicaciones ofrecidos, para lograr mayor flexibilidad ante los Curistas que no realicen un tratamiento completo o sistemático (huéspedes de fin de semana, por ejemplo).

La cocina deberá de estar organizada para poder proporcionar comidas dietéticas en los casos que las requieran (obesos, diabéticos, hipertensos, gotosos, etc.), lo que garantizará mejores resultados terapéuticos.

Al margen de toda consideración económico-financiera, pues nutricionistas, personal de cocina y comedor, etc. incidirán naturalmente en los costos, si la alimentación de los Curistas no es controlada como las demás aplicaciones, se corre el riesgo de que un aspecto importante del tratamiento sea descuidado y que todos los esfuerzos terapéuticos que se hagan en el consultorio médico y en el Centro Termal no tengan el resultado esperado, lo que, a la postre, incidirá negativamente en el prestigio naciente y en el desarrollo posterior del Complejo Termal.

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un principio, como se dijo más arriba, gran parte de estas actividades deberán ser ofrecidas por el hotel “cuatro estrellas”.

Esta oferta de amplio espectro justifica y da sentido a lo que hemos descripto más arriba como la práctica de Turismo-salud. La gran mayoría de los usuarios del Complejo Termal estará constituída por personas que, aprovechando sus vacaciones, practicarán turismo al mismo tiempo que querrán hacer algo por su salud. Otro contingente acudirá al Complejo Termal por razones de salud, haciendo al mismo tiempo turismo. Un tercer grupo llegará al Complejo Termal por curiosidad, obteniendo el correspondiente beneficio de esa visita.

De todos ellos se irá cristalizando un núcleo cada vez más considerable que estará constituído, preponderantemente, por habitues del Complejo Termal, es decir, personas que vuelven periódica y sistemáticamente.

11.7.4 Personal necesario

Para el cálculo de personal y sus costos tendrían que tomarse en cuenta los sueldos y salarios pactados últimamente entre el sindicato respectivo y los representantes patronales, entendiendo que todo el personal pertenecería a la categoría máxima del convenio (especial). Esto constituye, además de las razones que se dan más abajo, un factor de alta motivación.

Los cargos jerárquicos (gerente, etc.) deberán considerarse con retribuciones fuera de convenio (superiores). Las cargas sociales se tendrán en cuenta como duplicadoras del sueldo o salario a pagar.

En caso de construirse el Complejo Termal en una población pequeña o en área deshabitada, será necesario contratar personal, sobre todo el especializado, que no sea de la zona. En atención a esto es que se pagarán los sueldos y salarios de la jerarquía máxima del escalafón correspondiente, presumiéndose que por lo menos 30 - 50% del personal total deberá ser provisto de alojamiento para que pueda residir en el lugar o sus vecindades.

De acuerdo a la actividad que atenderá, el personal necesario puede catalogarse en tres grupos:

a) Personal del Centro Termal

c) Personal para servicios generales

> Una secretaria ejecutiva (con dominio del inglés).

> Un técnico de sala de máquinas para atención y mantenimiento de cisternas, calderas, tuberías, instalación de aire acondicionado e instalaciones electro-térmicas en general.

b) Personal de hotelería

a) Personal del Centro Termal Para el Centro Termal podría ser necesaria la siguiente plantilla de personal: > Un(a) médico(a), de preferencia internista, con conocimientos de y experiencia en la actividad termal.

Será el(la) Director(a) Científico(a), tendrá a su cargo la atención médica de los Curistas, el control de los tratamientos y aplicaciones, ocupándose asimismo del perfeccionamiento del personal a su cargo.

> Un Jefe Administrativo que se ocupará de lo concerniente a todo el personal, problemas legales y administrativos, relaciones públicas, coordinación entre el Centro Termal y la parte de hotelería.

> Dos Auxiliares Administrativos para recepción, teléfono, fax, etc., administración y contaduría.

> Un(a) jardinero(a)/peón para limpieza y mantenimiento de áreas verdes exteriores así como plantas y arreglos florales interiores.

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> Tres encargados(as) de limpieza para ocuparse de la limpieza e higiene generales y del manejo de la ropa blanca, mantas, colchonetas, etc.

> Un médico(a) con conocimientos de y experiencia en terapia intensiva. Tendrá a su cargo la

observación y el control de los Curistas así como la atención de las emergencias que eventualmente surgieran.

> Una enfermera. Asistirá a los médicos en la atención de los Curistas. > Una nutricionista. Se ocupará de la confección de los planes de alimentación para los casos que los

requieran, así como del asesoramiento de los Curistas sobre todo lo concerniente a la alimentación. > Tres Maestros(as) bañeros(as). Atenderán las cabinas de baños de agua y fango así como la sala de

reposo. Formación: Paramédica o enfermería. > Dos Hidroterapeutas o Maestros(as) bañeros(as) especializados en Hidroterapia Atenderán la sala

de hidroterapia y la de baños parciales, así como las cabinas de aplicaciones locales (fango, etc.) y las de inhalaciones.

Formación: Paramédica o enfermería.

Un(a) Profesor(a) de Educación Física. Se ocupará de la gimnasia médica en grupos y de la individual, respiratoria, subacuática, así como de las prácticas de relajación, entrenamiento autógeno, yoga, etc.

El personal de hotelería debe de ser calculado por un experto en la materia,de acuerdo a la categoría del hotel y a los convenios laborales vigentes. Aquí sólo se darán sugerencias en líneas generales. El plantel del hotel debería contar con:

> Personal de mantenimiento (Supervisor general, empleados, jardinero, encargado de instalaciones deportivas).

> Dos Fisioterapeutas (uno para cada sexo). Se ocuparán de masajes manuales, hidromasajes, electro-, mecano-, termo- y crioterapia.

Tratándose del personal de un Centro Termal y por ser la suya una prestación especializada, es oportuno hacer algunas acotaciones sobre ciertos requisitos generales (31).

Durante un Tratamiento Termal, en primer plano está la persona especializada, es decir, instruída y formada especialmente para la administración de dicho tratamiento, la que, al mismo tiempo, asume la responsabilidad por la correcta realización del mismo. Dicha persona, en la inmediata cercanía del Curista, debe de cuidar también que éste reciba la prestación con su necesaria adaptación individual y según prescripción médica. Desde el momento que cada una de las aplicaciones balneo-hidro-fisioterápicas en el marco de un Tratamiento Termal constituyen componentes individuales de una terapia iterativa estímulo-reacción, cuyos efectos están asociados a los procesos de conmutación cronobiológicos y rítmicos del organismo, las interrupciones del Tratamiento Termal no deberían ser mayores de tres días. Esto significa un mínimo de tres aplicaciones por semana. Este dato debe de ser tenido en cuenta al estructurar el plan de trabajo por turnos del personal (ausencias imprevistas, etc.) así como también al establecer el plan de tratamiento para cada Curista.

Todas las aplicaciones efectuadas durante un Tratamiento Termal -considerando que se trata de una terapia estímulo-reacción- deben de ser seguidas, fundamentalmente, de reposo en cama, siempre que no esté indicada, ex profeso, actividad corporal a continuación de la aplicación.

b) Personal de hotelería

> Personal de dirección (Gerente, Supervisor general, Encargado de compras, Administrativo general,

Cadete).

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> Personal de servicio (Conserje principal, Conserjes generales, Conserje turnante, Mensajero, Telefonista, Gobernanta, Mucamas, Mucamas turnantes, Cocinero, Ayudante de cocina, Organizador y coordinador de actividades sociales, de entretenimiento y distracción).

Este personal trabajará durante todo el año. En épocas de temporada alta, con altos porcentajes de aprovechamiento de la capacidad hotelera, se deberá contratar personal temporario, para el que generalmente se considera un período de ocupación de la mitad del tiempo normal. Dicho personal podría ser:

c) Personal para servicios generales

Aún cuando existe una tendencia espontánea a concurrir a un Centro Termal en épocas de vacaciones, ya sean de verano o de invierno, el aprovechamiento de la capacidad del hotel y del Centro Termal en otras épocas del año tiene una perspectiva auspiciosa por el hecho de que, para muchos, la oportunidad de practicar Turismo-salud va a constituir una novedad.

> Cadete, empleado de mantenimiento, encargado de instalaciones deportivas, conserjes, conserjes

turnantes, mensajero, mucamas, mucamas turnantes.

Para la prestación de estos servicios en un comienzo, deberá de contarse entre el personal del hotel “cuatro estrellas” con un organizador y coordinador de actividades sociales, de entretenimiento y distracción. En función de la demanda y el desarrollo, podría ser necesario un(a) Profesor(a) de Educación Física (deportes) y, eventualmente, un auxiliar administrativo. 11.7.5 Costos Para la estimación de costos, además de sueldos y salarios para el personal, habrá que tener en cuenta también los servicios a contratar con terceros, como p.ej.: Combustibles, energía eléctrica, gas, teléfono, fax, promoción y publicidad, lavado y planchado, etc. Gastos varios (imprevistos o gastos pequeños no evaluados) podrían calcularse en un 8 - 10% del total de costos estimados. 11.8 Cálculo de tarifas, lista de precios, otros ingresos, etc. 11.8.1 Tarifa individual, tarifa global, “paquetes o programas terapéuticos” Para fijar la tarifa habría que tener en cuenta las tarifas de hoteles en situaciones especiales y/o únicos, como es el caso del que nos ocupa. En temporada baja, la tarifa puede reducirse en un 20%. La tarifa establecida debería incrementarse en un 30 - 40% para agregar al alojamiento (con o sin pensión) los servicios del Centro Termal, consistentes en atención médica y un Tratamiento Termal básico o standard. Al fijar la tarifa para las dos temporadas, no habrá que olvidar el impacto que producirá el I.V.A. en la misma. Para lograr mayor flexibilidad y amplia cobertura entre los usuarios, será necesario establecer precios individuales para cada prestación (alojamiento solo, con media pensión, etc.), para la consulta médica y para cada aplicación (baño de fango, inhalación, masaje, etc.). Con estos valores se pueden confeccionar diversos “paquetes” con tarifas globales que constituirían una amplia oferta para todos los presupuestos.

11.8.2 Aprovechamiento de la capacidad hotelera y terapéutica

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Por otra parte, el envejecimiento natural de la población del país hace que aumente año tras año el número de personas con dolencias tratables en un Complejo Termal y que, a la vez, disponen de mayor mobilidad y flexibilidad, pues no están supeditados a determinadas fechas, como en el caso de las vacaciones, etc. Finalmente, no debe olvidarse que, una vez organizado y en marcha, el Termalismo Social garantizaría Curistas en todas las épocas del año. Teniendo en cuenta lo dicho anteriormente, el aprovechamiento de la capacidad del hotel y de la Unidad terapéutica podría estimarse en los siguientes porcentajes:

Enero (1ª quincena) 60 % (2ª “ ) 70 % Febrero (1ª “ ) 80 % (2ª “ ) 80 % Marzo (1ª “ ) 80 % (2ª “ ) 70 % Abril (1ª “ ) 60 % (2ª “ ) 50 % Mayo (1ª “ ) 40 % (2ª “ ) 30 % Junio (1ª “ ) 30 % (2ª “ ) 30 % Julio (1ª “ ) 40 % (2ª “ ) 60 % Agosto (1ª “ ) 60 % (2ª “ ) 40 %

(2ª “ ) 30 %

- Habitaciones dobles: 20 x 2 camas 40 camas

Septiembre (1ª “ ) 30 %

Octubre (1ª “ ) 40 % (2ª “ ) 50 % Noviembre (1ª “ ) 40 % (2ª “ ) 40 % Diciembre (1ª “ ) 50 % (2ª “ ) 60 %

Teniendo en cuenta estos valores, el porcentaje medio anual de aprovechamiento de la capacidad hotelera y del Centro Termal sería del 50 %. Este valor se puede aplicar en forma directa para cada tipo de habitación. Computando el total de camas ofrecidas se obtiene: - Habitaciones simples: 9 x 1 cama 9 camas

- Habitaciones triples: 7 x 3 camas 21 camas - Suites: 2 x 5 camas 10 camas Total de camas ofrecidas: 80 camas

40 x 365 = 14.600 días

La promoción sistemática, la publicidad bien orientada y un intenso trabajo de Relaciones Públicas para lograr una amplia cobertura nacional e internacional, así como una acertada elección de los grupos de usuarios que han de ser interpelados, serán decisivos para que el aprovechamiento de la capacidad llegue al 100% en la mayoría de los meses del año, lo que permitiría una rápida expansión

80 x 0,5 = 40 camas diarias ocupadas en promedio Total de días de alojamiento vendidos anualmente:

El cálculo del porcentaje de aprovechamiento de la capacidad hotelera y del Centro Termal se ha hecho ex profeso por debajo del 100 % para poder actuar con mayor margen de seguridad.

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pasando del hotel y Centro Termal iniciales al Complejo Termal integral, como se esbozó en el capítulo sobre planificación.

Este desarrollo traería consigo un dramático incremento de los porcentajes de ocupación y, consecuentemente, de los ingresos del fisco y de la población en general. Todas las actividades de promoción, publicidad y Relaciones Públicas deberían de estar, por lo menos en un comienzo, en manos de una agencia de publicidad especializada (¡Costos!).

Finalmente, una operación que reduciría los costos en el hotel y aumentaría los ingresos es la de dar en concesión el servicio de comedor-restaurant y bar. De aquí podrían obtenerse, por ejemplo, alrededor del 10% de lo facturado por el concesionario.

- Establecimiento de plazos aproximados para la concreción de las etapas siguientes, para llegar ....al Complejo Termal integral completo esbozado en páginas anteriores.

11.9 Algunas reflexiones complementarias referidas al proyecto

11.8.3 Otros ingresos Una vez construídos el hotel y el Centro Termal (Unidad terapéutica), es de suponer que el flujo de usuarios irá creciendo permanentemente, por lo que poco a poco, irán surgiendo otros tipos de alojamiento como departamentos amueblados, residenciales, bungalows, hoteles de otras categorías, pensiones, moteles, etc. Los usuarios aquí alojados tendrán acceso también al Centro Termal , por lo que constituirán una no despreciable fuente de ingresos. También aquí podrán establecerse tarifas por consulta médica y por aplicación y ofrecer “paquetes terapéuticos” a precios globales o, como se mencionó al comienzo, firmando convenios con entidades del seguro, mutuales y otras instituciones o servicios de salud y seguro social. Otra fuente de ingresos la constituirían los servicios complementarios del hotel primero y de los concesionarios después. Quienes provean dichos servicios deberán abonar un porcentaje sobre lo facturado en concepto de comisión, administración, etc. Otra posibilidad de ingresos es la construcción de locales comerciales en el hotel o en sitios estratégicos (futuros pasajes, galerías o centros de shopping) para alquilar.

En manos de los expertos quedan, entre otros, los siguientes cálculos: - Lapso de tiempo para la construcción y puesta en servicio del hotel y Centro Termal (Unidad ....terapéutica).

- Cálculo de amortización de inversiones. - Cálculo de costos de servicios. - Cálculo de costos de personal y servicios contratados. - Cálculo de costos que inciden sobre el capital invertido. - Cálculo de costos que inciden sobre la facturación. -..Cálculo de ingresos con 3 alternativas (40, 60 y 80% de aprovechamiento de la capacidad ...hotelera y terapéutica). -..Cálculo del valor presente neto de la inversión (teniendo en cuenta las 3 alternativas anteriores)

“Complejo Termal” La terminación de las obras de la primera etapa e inauguración del hotel y Centro Termal deberían

programarse para el mes de noviembre (comienzo virtual de la temporada alta y próximo a las vacaciones).

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Los meses de septiembre y octubre anteriores a la inauguración deberían de aprovecharse para poner en marcha y a prueba los equipos e instalaciones y para familiarizar al personal con la actividad termal en el Centro.

La promoción, publicidad y toda actividad de Relaciones Públicas deberían de iniciarse, a más tardar, en el mes de abril anterior, utilizando todos los medios posibles (radio, televisión, internet, diarios, revistas, folletos, prospectos, agencias de viajes, correspondencia con usuarios potenciales, etc., etc.). Todas las actividades deberían de estar, en un principio, en manos de una agencia especializada.

El objetivo principal de toda la campaña promocional-publicitaria debería de ser “poner de moda” e imponer en la conciencia del público interpelado, la práctica de Turismo-salud, haciendo conocer y poniendo permanentemente de relieve sus numerosas y beneficiosas consecuencias.

La promoción a nivel hospitalario, de clínica y de consultorio debería postergarse hasta tanto la Clase Médica no disponga de mayor información y experiencia sobre la materia.

Para terminar, habiendo alcanzado el Centro Termal su máxima capacidad y funcionando todo el Complejo Termal satisfactoriamente, habría que pensar en la posibilidad de instalar clínicas especializadas, tanto a nivel oficial (nacional, provincial, universitario) como privado.

Una clínica reumatológica, una dermatológica, una psicosomática, etc. ofrecerían no solo la posibilidad de tratamientos especializados a un sinnúmero de personas, sino que también abrirían las puertas a la docencia y a la investigación, aspectos de fundamental importancia si se piensa en el futuro de las generaciones de médicos, fisioterapeutas, nutricionistas, personal auxiliar especializado, etc. que vendrán y, en consecuencia, en el futuro de todos y cada uno de los Centros o Complejos Termales Argentinos en funcionamiento y a crearse.

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Manual de información general para los interesados en la actividad termal

12 R E F E R E N C I A S B I B L I O G R Á F I C A S

1 Aguas Minerales y Fuentes Termales de la Argentina (1967). Edit.: Servicio Científico Roche S.A.Q.e I., Buenos Aires.

2 Amelung W., Jungmann H. y Schultze E. G. (1962). Klimakuren en: Handbuch der Bäder- und

Klimaheilkunde. Edit.: Amelung W. y Evers A., Schattauer Verlag, Stuttgart.

12 Deschwaden J. S. von (1972). Klima in der Therapie. Schweizerische Verkehrzentrale. Suiza.

13 Deutscher Bäderkalender (1995). Edit.: Deutscher Bäderverband e.V., Bonn. Flöttmann Verlag, Gütersloh.

14 Deutsches Ärzteblatt (1994), 91,B – 1943.

16 Fey C. y Lampert H. (1978). Hydrotherapie. Verlag für Medizin Dr. Ewald Fischer GmbH, Heidelberg, 3ra. Edición.

17 Franke K. y Schumacher-Wandersleb O. (1986). Kneippkuren. Wissenschaftliche Reihe des Deutschen Bäderverbandes. Deutscher Bäderverband e.V., Bonn.

3 Armijo Valenzuela M. y San Martín Bacaicoa J. (1984). La salud por las aguas termales. Edaf, Madrid.

4 Bad Pyrmonter Leitlinien (1955) en: Berichtsband 90.Deutscher Bädertag in Bad Pyrmont, 2 – 5 de octubre de 1994. Schriftenreihe Heft 60, Deutscher Bäderverband e.V., Bonn.

5 Badura B., Elkeles Th. et al.-Edit. (1993). Zukunftsaufgabe Gesundheitsförderung. Mabuse,

Francfort/M.

6 Balneologie und medizinische Klimatologie (1985). Edit.: Amelung W. y Hildebrandt G., Springer-Verlag, Berlín, Heidelberg.

7 Baurichtlinien für Medizinische Bäder (1982). Edit.: Deutsche Gesellschaft für das Badewesen

e.V., Verlag Arno Schrickel, Oberstdorf.

8 Becker F. (1962). Meteorologische Grundlage der Klimaheilkunde en: Handbuch der Bäder- und Klimaheilkunde. Edit.: Amelung W. y Evers A., Schattauer Verlag, Stuttgart.

9 Becker K. et al. (1979). Praktische Gesundheitserziehung am Beispiel einer Kurklinik. Dt.Ärztebl.

Heft 6, 361 – 367.

10 Budelmann G. (1971). Zur objektiven Erfassung der sog. vegetativen Umstimmung während und nach Bäder-Behandlung. Der Internist 12, Heft 7, 281 – 285.

11 Delore P. (1944). Introducción a la Medicina del hombre en salud y del hombre enfermo.

Masson, París.

15 Ficosecco N. H. (1996). Las Termas. Conceptos básicos. [C] Dr. N.H.Ficosecco.

18 Fricke K. (1962). Geologische Voraussetzung für die Entstehung, Beschaffenheit und räumliche

Verbreitung der Heilquellen und Peloide en : Handbuch der Bäder- und Klimaheilkunde. Edit.: Amelung W. y Evers A., Schattauer Verlag, Stuttgart.

19 García Ayuso J. de D.(1942). Tratado completo de Hidrología médica, Climatología y Legislación

balnearia. Instituto Editorial Reus, Madrid. 20 García Ayuso J. de D. (1944). Complementos de Hidrología médica. Nociones de química

fisiológica, metabolismo y procesos metabólicos. Acciones biológicas de las aguas minerales. Instituto Editorial Reus, Madrid.

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Manual de información general para los interesados en la actividad termal

21 Geier R. (1972). Kurortplanung. Heilbad und Kurort Nº 6, 106 – 108.

22 Gillmann H. (1966). Physikalische Therapie. Grundlage und Wirkungsweisen. Georg Thieme Verlag, Stuttgart.

23 Glaus O. (1979). Kurortarchitektur en: Leitlinien für die Planung und Gestaltung in Heilbädern

und Kurorten. Edit.: Deutscher Bäderverband e.V., Bonn

24 Grundsätze für eine zeitgemässe Behandlung in den Heilbädern und Kurorten (1973). Deutscher Bäderverband e.V., Bonn

37 Montaño J., Tujchneider O. et al. (1998). Sistema Acuífero Guaraní – Capítulo argentino-uruguayo. Centro de Publicaciones. Universidad Nacional del Litoral, Santa Fé.

38 Neues aus de E. U. (Novedades de la Unión Europea) (1995). Europäischer Heilbäderverband in Brüssel gegründet. Heilbad und Kurort Nº 12, 352 – 353.

39 Porlezza C. (1965). Considerazioni sui fanghi therapeutici. Thermae Nº 23.

25 Gunche F. F. y Castillo M. (1960). Balneoterapia preparada y aguas minerales argentinas en dermatología. Sophos, Buenos Aires.

26 Hildebrand G. Y Jungmann H. (1995). Die Kurortbehandlung en : Deutscher Bäderkalender. Edit.: Deutscher Bäderverband e.V., Bonn. Flöttmann Verlag, Gütersloh.

27 Hurrelmann K. y Laaser U. – Edit. (1993). Gesundheitswissenschaften. Handbuch für Lehre,

Forschung und Praxis. Beltz Verlag, Weinheim, Basel.

28 Jungmann G. (1976). Was ist Gesundheit? Dt. Ärztebl., Heft 46, 2951 – 2955.

29 Kaiser E. (1967). Guía balneológica de lagunas y termas argentinas. Edit.: Sandoz Argentina S.A.I.C., Buenos Aires.

30 Klöpper R. (1972). Umrisse zur Raumpolitik im Kur- und Bäderwesen. Heilbad und Kurort Nº 6, 111 – 113.

31 Leistungsbeschreibung für physikalische Therapie in Heilbädern und Kurorten (1989). Deutscher Bäderverband e.V., Bonn, 2da. Edición.

32 Millot O. S. (1966). Balneoterapia. Revista del A.C.A., 24 – 25 et 36 – 37, diciembre.

33 Millot O. S. (1967). Terapia físico-dietética (Fisiatría). Concepto, recursos, posibilidades. Orient.

Médica. Año XVI, Nº 745, 73 – 75.

34 Millot O. S. (1967). Balneoterapia. Un recurso fisiátrico de amplio espectro terapéutico. Orient. Médica Año XVI, Nº 770, 477 – 479.

35 Millot O. S. (1967). Fangoterapia. Orient. Médica Año XVI, Nº 784, 808 – 811.

36 Millot O. S. (1973). Centro Balneo-hidro-climatoterápico. Miramar (Mar Chiquita) Córdoba.

Termas Argent. Nº 17, 23 – 28.

40 Rütten H. (1979). Der Kurort als Wirtschaftsfaktor en : Leitlinien für die Planung und Gestaltung

in Heilbädern und Kurorten. Edit.: Deutscher Bäderverband e.V., Bonn.

41 Ruiz – Ibarra C. (1958). Conceptos fundamentales sobre Hidroterapia. Instituto Hipócrates, Madrid.

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Manual de información general para los interesados en la actividad termal

42 Saurbier B. (1981). Didaktische Grundsätze in der Gesundheitserziehung. Dt. Ärztebl., Heft 19, 943 – 949.

44 Steudel J. (1962). Geschichte der Bäder- und Klimaheilkunde en : Handbuch der Bäder- und Klimaheilkunde. Edit.: Amelung W. y Evers A., Schattauer Verlag, Stuttgart.

45 Tarnopolsky S. (1979). Los curanderos, mis colegas. Macondo Ediciones S.R.L., Buenos Aires.

46 Teichmann W. (1974). Komplikationen während Gesundheitsmassnahmen. Dtsch. Med. Wschr. 99, 739 – 741.

Nota

43 Saurbier B. (1983). Praxis der Gesundheitsbildung. Dt. Ärztebl., Heft 33, 41 – 47.

47 Vida Silvestre. Año V, Nº 20, Anuario 1985/86. Citado en: Fauna de vertebrados de la laguna

Guatraché, Bonkewitz. Universidad Nacional del Sur. Departamento de Biología.

48 Weissenberger O. (1979). Vorwort en: Leitlinien für die Planung und Gestaltung in Heilbädern und Kurorten. Edit.: Deutscher Bäderverband e.V., Bonn

49 Zeyer A. (1995). Das Geheimnis der Hundertjährigen. Kreus Verlag AG, Zürich.

50 Zörkendörfer W. (1956). Peloidbehandlung im Rahmen der Balneotherapie. Edit.: Deutscher

Bäderverband e.V., Bonn. 51 Zörkendörfer W. (1962). Peloide en: Handbuch der Bäder- und Klimaheilkunde. Edit.: Amelung

W. y Evers A., Schattauer Verlag, Stuttgart.

52 Zudaire V. de (1965). Correcto uso de la Sauna en Medicina. Ponencia en el VIº Congreso Internacional de Medicina Neohipocrática. Madrid – Ávila, España.

El autor desea aclarar, no sin lamentarlo, que la bibliografía aquí presentada puede no ser completa debido a un desgraciado percance. Entre la terminación, la corrrección del manuscrito y la preparación del listado con las citas bibliográficas se extraviaron, en el transcurso de tres mudanzas consecutivas, las listas provisorias con todas las anotaciones, referencias, etc. correspondientes. La lista de referencias bibliográficas presentada debió ser reconstruída, practicamente en su totalidad, en base a notas y a la literatura disponible en el resto del archivo, por lo que, además de la falta de algunos, no es posible aseverar si, a lo largo del texto, determinados autores han sido citados y si otros han sido citados con la frecuencia que corresponde, existiendo la posibilidad de que a numerosas citas no se les ha asignado un número de referencia por provenir de notas, apuntes y acotaciones hechas por el autor de este manual durante disertaciones del autor citado en congresos, simposios, cursos de postgrado, etc. Es por ello que, ante la inseguridad, se desistió de las comillas en los párrafos citados literalmente.

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Manual de información general para los interesados en la actividad termal

A P É N D I C E I _____________________ CENTROS TERMALES ARGENTINOS (Potenciales y en actividad)

Dado a que la mayoría de los análisis realizados entonces no fueron repetidos ni han sido actualizados, se mencionarán, a título de orientación, los datos publicados en su oportunidad, aconsejando al lector se dirija directamente a la repartición correspondiente en cada caso para obtener así (si los hubiere) datos actualizados.

Con respecto a las recomendaciones para el tratamiento de diversas afecciones (las llamadas “indicaciones”), la documentación clínica existente es, en parte, ya obsoleta y muchas publicaciones contienen solo casuística (¡cuando no anécdotas!). El autor no ha podido obtener trabajos publicados con resultados de investigaciones clínicas sistemáticas utilizando standards internacionales (GCP, etc.).

A continuación haremos una breve reseña de los principales puntos del país donde se dispone de recursos naturales utilizables terapéuticamente (1, 29).

La Comisión Nacional de Climatología y Aguas Minerales Argentinas, Ley 11621, clasificó, en la década del ’30 , a más de 500 aguas mineromedicinales argentinas según sus constantes físico-químicas. Fué el primero y, hasta el momento, el más completo estudio de los recursos hidrotermales del país que, basado en estudios anteriores e investigaciones propias, sigue siendo todavía el principal punto de referencia en la materia. Se trata de una obra de gran envergadura que no ha recibido el reconocimiento que merece y que no tuvo la repercusión ni la extrapolación práctica que debería haber tenido. La orfandad en que se encuentran muchos puntos del país donde se encuentran recursos naturales aún hoy, después de más de 50 años, es testiga muda de esa enorme solución de continuidad entre los estudios técnico-teóricos y su aplicación práctica.

Las recomendaciones que aquí se reproducen son muy generales, basadas en la literatura arriba mencionada y sólo a título de orientación, ad referendum de los estudios e investigaciones clínicos futuros...

Cacheuta (Prov. de Mendoza) Zona de clima templado y seco, protegida de los vientos, ubicada a 1245 m.s.n.m., se encuentra a 38 Km de la capital provincial y a 1088 Km de la Capital Federal. Dispone de aguas radiactivas, alcalinas, sulfatado-cálcico-clorurado-sódicas, bicar- bonatadas débiles. Su temperatura es de 40º - 50º C (mesotermales) y su concentración salina es del 1,15 % . Han sido recomendadas para tratar: Afecciones del aparato de sostén y movimiento, del aparato digestivo, del aparato respiratorio, ginecológicas y dermatológicas (ver Punto 4.4, pág. 63 y siguientes). Concordia (Prov. de Entre Ríos) Ciudad situada a 260 Km al este de la capital provincial y a 440 Km de la Capital Federal. Dispone de aguas alcalinas, cloruradas, bicarbonatadas a una temperatura de 47º C (37).Cuenta con cinco piscinas con diferentes profundidades y temperaturas (3 para adultos y 2 para niños), siendo todas de uso pasivo. Junto al servicio de enfermería y de emergencias médicas por radiollamada, se cuenta con un servicio de transporte para Curistas de puerta a puerta mediante reserva telefónica. El resto de las instalaciones y servicios permite la práctica del Termoludismo. Copahue (Prov. de Neuquén)

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El complejo termal Copahue - Caviahue se encuentra ubicado al pie del volcán Copahue a 1900 m.s.n.m. en lo que constituye una antigua olla del volcán (Caviahue se encuentra a 18 Km al S.E. de Copahue y a 1600 m.s.n.m.). Dista 380 Km de la capital provincial y aproximadamente 1500 Km de la Capital Federal. Es una zona de clima de alta montaña, seco y frío, con grandes variaciones de la presión atmosférica, vientos y temperaturas. La radiación solar es enérgica. La temporada termal en Copahue se extiende desde noviembre a fines de abril. En Caviahue hay temporada invernal con la posibilidad de combinar deportes de invierno con actividad termal.

Siempre y cuando, claro está, que se observen estrictamente las indicaciones y las contraindicaciones, así como las prescripciones médicas.

Lagunas

Laguna del Chancho

La Provincia de Neuquén ha instalado un “Centro de Atención Termal” combinando los antiguos baños tradicionales con un moderno “Centro Balneoterápico”. Los tratamientos son prescriptos, realizados y supervisados por un equipo de profesionales y técnicos: Médicos, fisioterapeutas, profesores de educación física, auxiliares capacitados, etc.

Sin ninguna duda, es el Centro Termal mejor equipado del país. Por otra parte, no existe ningún otro Centro Termal en donde todos los factores terapéuticos (aguas mineromedicinales, fangos, gases, algas, clima, ambiente social, etc.) actúen en forma tan sinérgica, que el éxito terapéutico está muy cerca de poder ser garantizado.

El Complejo Termal Copahue - Caviahue posee variados y abundantes recursos naturales aprovechables terapéuticamente: Aguas mineromedicinales, fangos, gases terapéuticos, algas, etc. que se encuentran principalmente en lagunas, fuentes surgentes, “fumarolas”, etc. Las más importantes son:

. Posee aguas ácidas, sulfatado-silicatadas, sulfuroso-sulfhídricas de fuerte

mineralización. Su temperatura varía entre 30º y 33º C.

Laguna Verde

. Se originó por la acumulación de aguas superficiales (lluvias, deshielo). La temperatura (25º C) y su mineralización son otorgadas por las fumarolas que desembocan en el lecho de la laguna, constituyendo un medio favorable para el desarrollo de algas termófilas responsables de su color. Sus aguas son ácidas, sulfatado-aluminosas, ferruginosas, sulfuroso-sulfhídricas débiles.

Lagunas sulfurosas

. Como su nombre lo indica, son aguas con un elevado contenido de compuestos azufrados. Se encuentran a una temperatura de 70º C. Laguna agria. Se encuentra en el cráter del volcán Copahue. Sus aguas provienen de lluvias y deshielo. La temperatura (25º C) y su mineralización son otorgadas por los gases volcánicos que ascienden a través de las grietas del antiguo cráter. Son aguas ácidas, ferruginosas, sulfatado-aluminosas, sulfhídricas de fuerte mineralización. Aguas mineromedicinales Agua del Volcán, Agua Verde y Agua Sulfurosa. Provienen de las lagunas de sus mismos nombres. Se encuentran, además, diversos manantiales de aguas mineromedicinales bebibles caracterizadas por ser, en general, mesomineralizadas, alcalinas, bicarbonatadas, cálcicas, sódico-sulfatadas. Ellas son: Agua de Mate, Agua Vichy, Agua de Limón, Agua de Hierro (ferruginosa, rica en mineral de hierro). Los fangos provienen, en general, de la disgregación de las rocas magmáticas provocada por los gases ascendientes que, a la vez, les conceden un elevado contenido de azufre, hierro y alúmina. Son extraídos del fondo de las lagunas Verde, Sulfurosa y del Chancho. Gases terapéuticos y vapores La mayor parte de las emanaciones gaseosas está constituída por vapor de agua al que se suman anhídrido carbónico y gas sulfhídrico en distintas proporciones. En diversos puntos, los gases y vapores se abren paso a través de pequeños agujeros o grietas con fuerte silbido (de allí el nombre “La Máquina”

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o “Las Maquinitas”). Las emanaciones de vapor de mayor volumen y emitidas también a fuerte presión constituyen las “Fumarolas”. Cuando no pueden abrirse paso a la superficie y burbujean en una mezcla de agua y fango, forman las denominadas “Olletas”. Indicaciones: Afecciones del aparato de sostén y movimiento, del aparato digestivo, del aparato respiratorio y dermatológicas (15). El Sosneado (Prov. de Mendoza) Situado en el valle del río Atuel (Dpto. San Rafael) a una altura de 2180 m.s.n.m. y a una distancia de 357 Km de la capital provincial. Dispone de aguas radiactivas, clorosulfatadas, sulfurosas, sulfhídricas débiles. Su temperatura es de 31º - 36º C (mesotermales). Han sido recomendadas para tratar: Afecciones del aparato de sostén y locomoción, del aparato respiratorio y dermatológicas. Las ruinas del otrora lujoso Hotel “El Sosneado”, habilitado en 1939 y abandonado en 1955 por que “su explotación resultaba antieconómica”, no sólo son el símbolo de una época de esplendor sino también testigos mudos de la inoperancia y desidia oficial así como de un perfecto fracaso de management. Entre sus huéspedes se contaron J.D. Perón y un habitué, Aristóteles Onassis (“Clarín”, Buenos Aires, 29.04.95, pág. 40). Federación (Prov. de Entre Ríos) Ciudad ubicada junto al lago artificial Salto Grande que forma la represa hidroeléctrica del mismo nombre en el Río Uruguay. Dista aproximadamente 450 Km de la Capital Federal. Dispone de aguas alcalinas, hipotónicas (0,68%), clorurado-cálcicas, sódicas, sulfatado-potásicas, silicatadas a una temperatura de 45º C (37). Son recomendadas para tratar: Afecciones del aparato de sostén y movimiento y dermatológicas. Guatraché (Prov. de La Pampa) Laguna de aproximadamente 800 Ha de extensión ubicada en el sudeste pampeano a 180 Km de la capital provincial y a cerca de 700 Km de la Capital Federal. Sus aguas son alcalinas débiles, hipertónicas (330%), fuertemente cloruradas, sulfatadas, cálcicas, magnésicas, sódicas. Han sido recomendadas para tratar: Afecciones del aparato de sostén y movimiento y dermatológicas. La Laja (Prov. de San Juan) Zona de pintoresca serranía ubicada a 700 m.s.n.m. y a una distancia de 25 Km de la capital provincial. Dispone de aguas sulfuroso-sulfhídricas, cloro-sulfatadas, sódicas. Su temperatura es de 27º C (hipotermales). Han sido recomendadas para tratar: Afecciones del aparato de sostén y movimiento, dermatológicas y ginecológicas. Por una de esas ideas gloriosas que muchas veces hace presa de políticos y gobernantes, el Hotel de La Laja fue concedido a la Universidad Nacional de San Juan. Los sabios de esa alta casa de estudio no tuvieron una idea menos gloriosa que la de instalar allí un museo arqueológico, con lo que la actividad termal quedó abandonada. Después de más de 10 años de inactividad, el Centro Termal La Laja ha sido reactivado como tal, reincorporándose así al patrimonio termal de la provincia. Larroudé (Prov. de La Pampa) Ciudad situada junto al límite con la Prov. de Córdoba, a 130 m.s.n.m., a una distancia de 230 Km de la capital provincial y a aproximadamente 580 Km de la Capital Federal. Dispone de aguas alcalinas débiles, hipertónicas (33%), clorurado-sódicas, cálcico-magnésicas, sulfatadas, silicatadas. Su temperatura es de 30º C (mesotermales).

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Han sido recomendadas para tratar: Afecciones del aparato de sostén y movimiento, del aparato digestivo y dermatológicas. Los Molles (Prov. de Mendoza) Zona situada al oeste de El Sosneado, a orillas del río Salado, a una altura de 1920 m.s.n.m. y a una distancia de 362 Km de la capital provincial. Dispone de aguas hipertónicas (49%), sulfuroso-sulfhídricas, clorosulfatadas, sódicas, alcalinas, bicarbonatadas débiles. Su temperatura es de 38º - 48º C (mesotermales). Han sido recomendadas para tratar: Afecciones dermatológicas, del aparato respiratorio y del aparato génito-urinario. María Grande (Prov. de Entre Ríos) Ciudad ubicada a 65 Km al este de la capital provincial y a 565 Km de la Capital Federal. Estudios preliminares de las aguas indicarían que se trata de aguas mineromedicinales levemente alcalinas, mesotermales, clorosulfatadas, sódicas, cálcicas, magnésicas, ferruginosas. El proyecto preve la construcción no sólo de un centro termolúdico, sino también la de un Centro Termal Terapéutico. Pedro Luro (Prov. de Buenos Aires) Ciudad ubicada a 809 Km de la Capital Federal y a aproximadamente 130 Km al sur de la ciudad de Bahía Blanca. El Hotel Termal dispone de aguas hipertónicas, clorosulfatadas, sódicas, magnésicas, cálcicas, bromoioduradas, ferruginosas. Temperatura en la boca del pozo 70º C Han sido recomendadas para tratar: Afecciones del aparato de sostén y movimiento, del aparato digestivo, del aparato respiratorio, del aparato génito-urinario, dermatológicas, metabólicas, ginecológicas y neurológicas. Pismanta (Prov. de San Juan)

Zona de clima seco y templado ubicada a 1720 m.s.n.m.,se encuentra a 172 Km de la capital provincial. Dispone de aguas pertenecientes al grupo de las Acratotermas, son hipotónicas (0,40%), alcalinas, bicarbonatado-sódicas, débilmente sulfatadas. Su temperatura varía según la fuente, oscilando entre 20º y 45º C. Han sido recomendadas para tratar: Afecciones del aparato de sostén y movimiento, del aparato digestivo y dermatológicas.

Presidencia Roque Saénz Peña (Prov. del Chaco) Ciudad situada a 150 Km al N.O. de la capital provincial y a 1050 Km de la Capital Federal. El Hotel Termal dispone de aguas alcalinas débiles, hipertónicas (31%), cloro-sulfatadas, sódicas, potásicas, cálcicas, magnésicas, fluoradas. Su temperatura es de 42º C (mesotermales). Han sido recomendadas para tratar: Afecciones del aparato de sostén y movimiento, dermatológicas y metabólicas. Puente del Inca (Prov. de Mendoza) Zona situada a 160 Km al oeste de la capital provincial,se encuentra a 2820 m.s.n.m Dispone de aguas aciduladas, alcalinas, clorosulfatadas, bicarbonatadas, sódicas, cálcicas, hipertónicas (16,5%). Su temperatura es de 35º - 38º C (mesotermales). Han sido recomendadas para tratar: Afecciones del aparato de sostén y movimiento, del aparato digestivo, del aparato respiratorio, dermatológicas y neurológicas. Punta Mogotes o “La Salada” (Prov. de Buenos Aires) Centro balneoterápico con pozo semisurgente situado a 2 Km de la Avenida Gral.Paz por Puente de la Noria y del autódromo Municipal de la Ciudad de Buenos Aires. Dispone de aguas hipertónicas (39,8%), alcalinas, clorosulfatadas, cálcicas, sódicas, magnésicas.

Han sido recomendadas para tratar: Afecciones del aparato de sostén y movimiento, del aparato cardiovascular y del metabolismo (obesidad, gota).

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Reyes, Termas de (Prov. de Jujuy) Hotel (temporalmente cerrado) ubicado a 1850 m.s.n.m., a 20 Km de la capital provincial y a 1500 Km de la Capital Federal. Dispone de aguas alcalinas, hipotónicas (0,87 %), sulfatado-sódicas, cálcicas, bicarbonatadas débiles, silicatadas. Su temperatura oscila entre 28º C (hipotermal, Fuentes de El Arroyo) y 50º C (hipertermal, Baños del Bajo). Han sido recomendadas para tratar: Afecciones del aparato de sostén y movimiento, del aparato digestivo ydermatológicas. Río Hondo (Prov. de Santiago del Estero) Centro Termal que, por estar ubicado en zona subtropical, dispone de un clima templado, seco, constante y con lentas modificaciones térmicas durante la temporada de actividad termal (mayo a septiembre). La radiación solar es intensa. Muy pocos vientos. Ubicada a 265 m.s.n.m., a una distancia de 74 Km de la capital provincial y a 1150 Km de la Capital Federal. Dispone de aguas que provienen de manantiales artesianos que afloran en una superficie aproximada de 30 Km2. Son aguas alcalinas, bicarbonatadas, cloro-sulfatadas, débilmente mineralizadas (0,30%).Su temperatura es de 31º - 35º C (mesotermales). Han sido recomendadas para tratar: Afecciones del aparato de sostén y movimiento, del aparato respiratorio, del aparato digestivo, dermatológicas y neurológicas. Rosario de la Frontera (Prov. de Salta) El Hotel Termal -prácticamente el primer establecimiento en su tipo del país- fué inaugurado por el médico español Antonio Palau el 1º de abril de 1880. Se encuentra en una región de clima subtropical seco, a 960 m.s.n.m., a una distancia de 160 Km al sur de la capital provincial y a 1280 Km de la Capital Federal.

La composición química de las distintas aguas difiere según las rocas que hayan atravesado. De acuerdo a la concentración de los componentes minerales y a su temperatura, las aguas de Rosario de la Frontera pueden agruparse en dos tipos:

1. Aguas acratotermas

- Constanza. Agua alcalina, clorosulfatada fuerte, sódica, bicarbonatada. Concentración 4,4 %. Su temperatura es de 26º C (hipotermal).

Las aguas utilizables terapéuticamente provienen de fuentes surgentes. Originariamente, dichas aguas fueron superficiales habiéndose infiltrado a profundidades variables (distintas temperaturas) y emergiendo a través de las fisuras de fallas tectónicas.

- Sulfurosa. Agua débilmente alcalina, hipotónica (0,92%), clorosulfatada sódica, sulfhídrica accidental débil (vestigios de ácido sulfhídrico). Su temperatura es de 84º - 90º C (hipertermal). - Ferruginosa. Agua alcalina, hipotónica (0,70%), ligeramente clorosulfatada, sódica, bicarbonatada débil. Su temperatura es de 80º C (hipertermal). - Silicosa. Agua débilmente alcalina, hipotónica (0,98%), clorosulfatada, sódica, bicarbonatada débil. Su temperatura es de 99º C (hipertermal). - Palau. Agua con composición química semejante a la Silicosa, hipotónica (0,57%). Su temperatura es de 63º C (hipertermal).

2.-Aguas hipertónicas

-. - Laxante. Agua alcalina, clorosulfatada, sódica, cálcica fuerte, bicarbonatada débil. Concentración 11 - 12%. Su temperatura es de 25º C (hipotermal). .-Salada. Agua de composición química similar a las anteriores. Concentración 21,5%. Su temperatura es de 82º - 89º C (hipertermal). Contiene también anhídrido carbónico y oxígeno que se desprenden al emerger.

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Han sido recomendadas para tratar: Afecciones del aparato de sostén y movimiento, del aparato respiratorio, del aparato digestivo y dermatológicas. Santa Teresita (Prov. de La Rioja) Zona ubicada a 700 m.s.n.m. y a una distancia de 95 Km al norte de la capital provincial. Dispone de aguas alcalinas, hipotónicas (0,50%), sulfatadas, cloruradas, bicarbonatadas, sódicas débiles. Su temperatura es de 31º - 37º C (mesotermales). Han sido recomendadas para tratar: Afecciones dermatológicas. Villa Elisa (Prov. de Entre Ríos) Balneario termal situado a 360 Km de la Capital Federal.

Cuenta con seis piscinas de diferentes profundidades (3 para adultlos y 3 para niños).

Las aguas son recomendadas (según prospecto) como estimulantes generales de diversas funciones del organismo, así como también para tratar afecciones del aparato de sostén y movimiento, del aparato respiratorio y ginecológicas.

Dispone de aguas clorurado-sulfatado-sódicas a una temperatura de 40º C (37).

Junto al servicio de enfermería y bañero, el resto de las instalaciones y servicios permite la práctica del Termoludismo. El proyecto, sin embargo, prevé la construcción de un Centro Termal Terapéutico.

Lagos y lagunas

Dentro del gran número de lagos y lagunas con aguas mineromedicinales existentes en el país, quizá las más conocidas sean Mar Chiquita (Prov. de Córdoba) y Epecuén (Prov. de Buenos Aires). Lamentablemente no disponemos de datos actualizados, sobre todo, en relación con la composición química de dichas aguas y, referirnos a los análisis efectuados antes de las desvastadoras inundaciones que modificaron sustancialmente los caracteres físico-químicos de las mismas, no nos parece apropiado.

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A P É N D I C E II ____________________ PROPUESTA PARA UNA HISTORIA CLÍNICA ÚNICA A UTILIZAR EN TODOS LOS. Centros o Complejos Termales Argentinos El formulario para la historia clínica que se propone ha sido concebido para ser llenado, eventualmente, por el propio Curista, si a juicio del médico está en condiciones de hacerlo. De proceder así, ello trae consigo varias ventajas: No existe presión del tiempo. El Curista tiene suficiente tiempo para recordar enfermedades y

trastornos pasados. Al evitar la excitación siempre presente en la conversación médica, no se producen lagunas en el

recuerdo. El Curista puede recurrir a su(s) acompañante(s), generalmente familiar(es) o a su médico de

cabecera para obtener algunos datos complementarios que él mismo no recuerda o no conoce.

La última página del formulario está destinada a asentar notas personales o complementarias de las preguntas standard. En ella debería anotar el Curista la razón por la que se dirigió al Centro o Complejo Termal en donde se encuentra.

Existe una cierta garantía de obtener una anamnesis practicamente completa. El Médico Termalista se informa rápidamente y sin pérdida de tiempo sobre los antecedentes y el

estado del Curista , evitando la repetición de preguntas de rutina y orientándose desde el primer momento directamente hacia el problema que plantea el Curista.

Los casilleros de las preguntas standard deben de ser marcados, de preferencia, con lápiz (Nº 2 ó HB). La marcación se hará de la siguiente manera: CORRECTO Incorrecto Incorrecto Para una más rápida y segura evaluación de los datos, el formulario aquí propuesto debería ser adaptado por expertos para su procesamiento electrónico. Si la historia clínica es recopilada por el Médico Termalista, se recordará que debe contener datos y acontecimientos obtenidos del Curista mediante una conversación adecuada. Durante la misma, se averiguará lo que el Curista sabe sobre su afección, su estado actual y su situación familiar, social y laboral. Sólo cuando el Médico Termalista se ha formado una imagen de la personalidad del Curista podrá interpretar correctamente toda la información que éste le ha transmitido. Resumiendo, durante la entrevista con el Curista, el Médico Termalista deberá informarse sobre la personalidad y situación del mismo así como también sobre los antecedentes de los motivos que lo llevaron al Centro o Complejo Termal. En este contexto tienen también importancia los antecedentes familiares así como la niñez y el desarrollo del Curista, debiendo conocerse también qué actitud ha tenido en enfermedades anteriores, cómo ha reaccionado a los tratamientos prescriptos, cómo soporta las cargas de la vida cotidiana (familia, relaciones sociales, trabajo, embarazo, hijos, etc.) pues no debe olvidarse que las sobrecargas artificiales no son las decisivas ni vitales, siendo importante saber cómo reacciona el Curista corrientemente ante las exigencias de la vida y de su ocupación.

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A P É N D I C E III __________________________ PROPUESTA PARA UN DOSIER CON INFORMACIÓN PARA POTENCIALES INVERSORES

A continuación se propone el temario mínimo que debería contener el dosier para presentar toda la información posible concerniente al emprendimiento, en forma compacta, plausible y convincente.

3.1 Consideraciones generales

5 Descripción del proyecto. Aspectos edilicio-arquitectónicos así como tecnológicos (equipamiento, etc.). Planos, estructuras, etc.

5.2 Descripción del lugar de ubicación y su entorno

5.4 Situación vial y accesos. Comunicaciones

5.6 Proveedores. Estructura logística

6 Costos

7 Rentabilidad. Pronóstico del volumen de ventas y ganancias (tres primeros años) 7.1 Canales de venta

8 Plan de inversión y financiación. Franquicias impositivas

9 Medidas publicitarias, promocionales y de relaciones públicas previstas.

La confección de dicho dosier no significa sólo costos por lo que debería de estar en manos de un ente empresarial local (creado, eventualmente, a tal efecto) o de un grupo multidisciplinario contratado para ello.

El contenido del dosier podría estructurarse de la siguiente forma: 1 Introducción. Generalidades 1.1...Descripción de la población. Ubicación geográfica, características urbanas y demográficas. Economía. Industria, comercio, agro, artesanías 1.2 Actividad turística. Oferta existente. Capacidad instalada. Atractivos. Festejos populares. Circuitos turísticos 1.3 Recursos naturales (aguas, fangos, etc.). Origen, características 2 Justificación de la inversión 2.1 Importancia del Complejo Termal como factor económico 2.2 Función de un Complejo Termal 2.3 Principios o mecanismos de acción del Tratamiento Termal 2.4 Indicaciones generales del Tratamiento Termal

3 El Complejo Termal. Necesidades en materia de infraestructuras

4 Estudio de mercado. Análisis de la situación de la competencia 4.1 Estimación de chances y riesgos 4.2 Identificación de la demanda potencial

5.1 Grado de innovación. Ventajas

5.3 Posibilidades de expansión

5.5 Infraestructuras disponibles

Demás está decir que para la confección del dosier señalado e iniciar la preparación de un plan con vistas a desarrollar un Complejo Termal en un lugar donde se dispone de recursos naturales

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aprovechables terapéuticamente, impulsando al mismo tiempo la actividad turística de la región mediante el fomento de la práctica de Turismo-salud, es necesario conocer algunos detalles previos como los que a continuación se drescriben: 1. ¿Quién posee el título de propiedad sobre todo el predio donde se encuentran los recursos naturales? Esto se refiere no sólo a lo que se haya construído sino también a todo su entorno incluyendo parque, accesos, fuentes, manantiales, instalaciones deportivas, etc. 2. ¿Existen disposiciones u ordenanzas comunales, provinciales o nacionales que regulan el aprovechamiento de los mencionados recursos naturales en general? 3. ¿Quién posee, en caso de existir, el derecho de aguas, es decir, quién dispone de las aguas mineromedicinales existentes?

les? En caso de existir, será necesario también mencionar la denominación y dirección de la correspondiente repartición de Termas, de Turismo, de Recursos hídricos, naturales o similar, que tenga a su cargo fomentar el desarrollo de tales emprendimientos, agregando, si es posible, nombre y dirección de profesionales eventualmente interesados en la actividad termal (médicos, químicos, hidrogeólogos, etc.).

7. ¿Existen legislación, jurisprudencia o precedentes sobre casos como el que aquí se plantea?

9.¿Quién provee la red de gas, agua potable, telefónica y eléctrica?

16..Número de huéspedes y/o pernoctaciones registradas por año o por temporada en los últimos 5 años, especificando, de ser posible, el número de Curistas.

4..¿Qué repartición tiene incumbencia en el caso de realizar estudios, prospecciones, cateos, perforaciones, etc. en el lugar donde se encuentran los recursos natura-

5. ¿Cómo está regulado el aspecto impositivo municipal, provincial y nacional para el caso del asentamiento, en el predio donde se encuentran los recursos naturales, de una empresa médico-asistencial y de una gastronómico-hotelera? ¿Existen además otras franquicias (servicios, accesos, construcción)? 6. ¿Qué repartición autoriza, regula, categoriza, supervisa, controla, etc. tales emprendimientos?

8..¿Cuáles son los costos y valores, a la fecha, de los siguientes items?: Terrenos por Ha, construcción por m2 cubierto, agua potable por mil litros, energía eléctrica por Kw/h, teléfono por pulso, gas por m3, sueldo de un administrativo (promedio).

10. ¿En qué forma emergen las aguas mineromedicinales (pozo, manantial, etc.)? Modo actual de captación y almacenamiento. 11. ¿Se dispone de los correspondientes datos analíticos actualizados (caracteres organolépticos, análisis físico-químico, bacteriológicos, etc.) de todos los recursos naturales disponibles? 12. ¿Se conoce el rendimiento horario o diario de la(s) fuente(s)? 13. ¿En qué indicaciones han sido aplicados hasta ahora (si lo han sido) los recursos naturales? (afecciones tratadas) ¿Existe documentación clínica? (bibliografía). 14. Si existe ya hotelería ¿qué capacidad tiene? (número de plazas). 15. Si ha habido actividad termal ¿qué capacidad terapéutica tienen las instalaciones existentes? (número de Curistas que pueden ser tratados por día).

17. Proveniencia y,eventualmente,grado de formación y/u ocupación de los Curistas. 18. Tiempo de permanencia (promedio) de los mismos y, eventualmente, número de visitas realizadas en los últimos 5 años (repetición de la “cura termal”). 19. ¿Es la actividad termal anual o de temporada? En este último caso, duración de la temporada. 20. Número de habitantes de la población (de ser posible, origen predominante y pirámide etaria). 21. Número de instituciones médicas (hospital, clínica, etc.) ¿Se cuenta con la posibilidad de terapia intensiva en las inmediaciones? 22. Número de médicos radicados en la zona y sus especialidades. 23. Número de personal auxiliar de la medicina (enfermeras, nutricionistas, fisioterapeutas, masajistas, etc.). 24. Actividad cultural (fiestas populares, teatro, exposiciones, etc.). 25. Actividad deportiva (clubes, asociaciones, etc.). 26. Recreación, entretenimientos, distracciones, etc. (Casino, discotecas, juegos electrónicos, kermeses, etc.). 27. Servicio de transporte urbano y conexiones con puntos de interés turístico (corredores o circuitos turísticos). 28. Accesos al lugar (ferrocarril, rutas, aeropuerto más cercano) y distancias a Capital Federal, Rosario, Córdoba, Mendoza.

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29. Contactos o relación con Departamentos, dependencias o Escuelas universitarias o de Institutos de Investigación. 30. Actividad(es) predominante(s) de la población que proporciona(n) los ingresos más importantes. 31. Volumen del producto social bruto (si se conoce, de los últimos 3 años). 32. ¿Se dispone en la zona de una planta depuradora propia? En caso negativo, ¿qué tratamiento se le da a los efluentes?

34. ¿Existe ya un anteproyecto, un boceto, un croquis de lo que se tiene pensado hacer en materia de instalación termal y/u hotelería?

36. Medidas promocionales,publicitarias y de relaciones públicas practicadas en los últimos años y radio de cobertura así como grupo o “clientela” apuntado. Si existe, se adjunta folletería.

33. ¿Hay industrias radicadas en las cercanías del lugar?

35. Si existe una estación meteorológica o un servicio similar sería de interés llenar la ficha “Características bioclimáticas” (ver más adelante) para conocer las de la región.

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CARACTERÍSTICAS BIOCLIMÁTICAS Clave a utilizar en la tabla de más abajo. 1. Complejo efectos térmicos (T). Frecuencia de estímulos fríos. 1 rara 2 frecuente

2. Complejo efectos actínicos (A). Intensidad de la irradiación solar.

2 pobre o escasa

4 moderada

5 permanente / NE, etc.

3 muy frecuente 4 predominante 5 permanente

1 insignificante

3 suave

5 fuerte

3. Vientos (V). Frecuencia y dirección. 1 rara / S, N, NE, etc. 2 frecuente / NE, etc. 3 muy frecuente / NE etc. 4 predominante / NE etc.

Características bioclimáticas en el decurso del año __________________________________________________________________________________________ Verano Otoño Invierno Primavera XII – II III – V VI – VIII IX - XI T A V Horas soleadas p/día (aprox.) Lluvias en mm (promedio)

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El Dr. Oscar Sergio Millot nació

de concurrir a la escuela

sus estudios secundarios en

“Alejandro Carbó” de la ciudad

Fangoterapia, Climatología, Medicina fí-

Investigación Clínica en el campo de la Cardiología desarrollando sus actividades en la

Su actual dirección postal: Apartado Nº 38

E s p a ñ a

Tel./Fax-Nº: 0034 96 572 7602

en San Carlos Centro, Prov. de Santa Fé, el 22 de enero de 1934. Después

cursó

sores

primaria en la Prov. de Buenos Aires,

la Escuela Nacional Normal de Profe-

de Córdoba, de donde egresó con el título de “Maestro normal”. Posteriormente cursó sus estudios de Medicina en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba obteniendo el título de “Médico cirujano”. En 1962 se trasladó a la República Federal de Alemania donde, trabajando en hospitales y clínicas especializados, ganó experiencia en Balneo-, Hidro- y

sica, Rehabilitación y en todo lo relacio- nado con la actividad termal en general. De regreso al país en 1969, intentó aplicar sus conocimientos y experiencia para des- arrollar a Miramar (Mar Chiquita, Córdoba) como Centro Termal Balneo-hidroclimato- terápico. La constelación económico-político-social de aquella época, junto al fenómeno del ale- jamiento de las aguas de la Mar, hicieron fracasar todos los esfuerzos. De regreso en Alemania y ante la imposibilidad de “importar”, en otro intento, sus co- nocimientos y experiencia sobre Termalismo a la Argentina, se dedica, finalmente, a la

División Farmacéutica Internacional de la BASF, Laboratorio Central, con sede en Lud- wigshafen sobre el Rin, Alemania hasta 1997, año en que se retira radicándose, alterna- tivamente, en Alemania y en la costa española del Mediterráneo después de comprobar la imposibilidad de hacerlo en su país, debido a la falta de acuerdos bilaterales entre la Argentina y la Unión Europea en el ámbito de la Seguridad Social.

03140 – GUARDAMAR (Alicante)

e-mail: [email protected] u [email protected] Cubierta: El “Sprudelhof” (Patio de las fuentes) Centro Termal Bad Nauheim (al norte de Francfort del Meno), Alemania. Foto cortesía de Hessisches Staatsbad Ludwigstr. 20-22 61231 - BAD NAUHEIM Alemania

Publicación digital: www.termasalud.com

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