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Consagración a la Santísima Virgen María para mayores

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Consagración a laSantísima Virgen María

para mayores

1¿QUÉ ES CONSAGRARSE A LA VIRGEN?

La consagración a la Santísima Virgen María supone un acto mediante el cual unapersona se entrega totalmente a la protección, guía y amparo de la Virgen para que Ellala conduzca a la unión con Dios, a la santidad y al Cielo.

La persona que se consagra a la Virgen crea un profundo lazo espiritual con Ella.Gracias a este lazo la Virgen ve a la persona consagrada como algo suyo, que lepertenece, y procura protegerla y ayudarla en todo momento. La consagración es, pues,una entrega amorosa a María, un abandono confiado en sus manos.

2PROMESAS DE LA VIRGEN

La Santísima Virgen María ha prometido grandes cosas a las personas que seconsagran a Ella.

*EL CIELO ETERNO: La Virgen promete a la persona consagrada a Ella lasalvación eterna de su alma. Es decir: esa persona, tras morir, no irá al Infierno. Lamismísima Virgen María en persona bajará desde el Cielo a por ella para alcanzarle lasalvación. ¡Qué gran consuelo y alegría!

*UN AMOR ESPECIAL DE DIOS Y DE LA VIRGEN: Las personas consagradasson amadas de una manera muy especial por Dios y por la Virgen. Este amor hace quedichas personas vivan con una gran seguridad en su vida, ya que se saben muy queridaspor el Señor.

*UNA PROTECCIÓN ESPECIAL DE LA VIRGEN: La Santísima Virgen María prometea sus consagrados que los irá guiando, cuidando y protegiendo durante toda su vida.Ellos podrán acudir en toda necesidad y peligro a Ella con total confianza. La Virgen seencargará de darles luz, consuelo y fortaleza para ir superando las dificultades de estavida.

3¿CÓMO HACER LA CONSAGRACIÓN?

1.-Elige un día.- Debes elegir un día para consagrarte a la Virgen. Puede ser cualquierdía del año.

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2.-Confiésate y comulga.- A ser posible el mismo día que te consagres debesconfesarte y recibir la sagrada comunión. Si es muy difícil hacerlo ese día por lo menoshazlo unos días antes (no más de una semana antes).

3.-Conságrate a la Virgen.- Después, si puedes de rodillas, delante de unaimagen de la Virgen, reza el acto de consagración. Rézalo de todo corazón, pensandoque tienes a la Virgen delante de ti, escuchándolo y recibiéndolo.No hace falta hacerlo en una Iglesia (aunque es lo mejor). Lo puedes hacer en tu casa.

La imagen de la Virgen basta que sea un cuadro o una estampa.Cuando lo termines estás consagrado a la Virgen.

A partir de ese día tienes que cumplir las cinco prácticas que te ayudarán a vivirla consagración a la Virgen. Son cinco prácticas sencillas que recogen lo que la Virgennos pidió en Fátima.

Las cinco prácticas son las siguientes:

1.-Ofrecer el día al Señor por manos de la Virgen2.-Vivir con devoción la Santa Misa3.-Confesarse una vez al mes4.-Rezar el Rosario todos los días5.-Ofrecer nuestros sufrimientos al Señor

1.-Ofrecer el día al Señor por manos de la Virgen: Cada mañana, al levantarse,debes ofrecer el día entero al Señor por medio de la Virgen.

2.-Vivir con devoción la Santa Misa: Acudir a la Santa Misa y vivirla con lamáxima devoción posible, glorificando a Dios en ella y comulgando con mucho amorhacia Jesús. Desde luego no faltar a ella los domingos y, si se puede, ir entre semana.Si por enfermedad o por vejez no se puede salir, intentar verla en la tele.

3.-Confesarse una vez al mes: Cada mes hay que confesarse, con humildad,sinceridad y arrepentimiento. Esto nos va haciendo crecer en nuestra unión con Dios.Limpia nuestra alma y la fortalece. La Confesión debe ser breve (1 ó 2 minutos).

Cuando una persona consagrada a la Virgen esté muy, muy, muy enferma y nopueda salir, queda dispensada de la confesión mensual. La puede hacer cada seismeses.

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4.-Rezar el Rosario todos los días: Rezándolo con el corazón (es decir: unaoración que salga desde nuestro interior, con recogimiento, atención y devoción). Si porenfermedad o por imposibilidad debido a la edad no puede hacerlo todos los días, hágalocon la mayor frecuencia posible.

5.-Ofrecer nuestros sufrimientos al Señor: La Virgen en Fátima pidió a losniños que ofreciesen sus sufrimientos, por amor a Jesús, para la salvación de mundo ypor la conversión de los pecadores. Las personas mayores suelen tener bastantessufrimientos (por su avanzada edad, por su falta de salud, por sus enfermedades, porsus disgustos con los hijos, nietos, etc…). Lamentablemente incluso las muy creyentesno suelen usar estos sufrimientos para unirlos a los de Jesús y ofrecerlos por laconversión de los pecadores. Más bien se quejan continuamente, todo lo ven mal, sepreguntan con frecuencia: “¿Por qué me pasa esto a mi, por qué me pasa esto a mi?”.Dejan que la amargura entre en su corazón.

Los que se consagran a la Virgen eligen, ante sus sufrimientos, el camino de lapaciencia, del ofrecimiento y de transformarlos por amor a Jesús en vida y salvación paraotros. ¿Cómo? Muy sencillo: cada vez que les pasa algo malo, no se amargan, ni sequejan, ni empiezan a echar barbaridades por la boca, ni tampoco dejan que su menteles haga ver lo malos que son los demás o lo que están tramando contra ella (lo cual,la mitad de las veces, es pura fantasía). Las personas consagradas a la Virgen cogensu sufrimiento e inmediatamente lo ponen en manos de la Virgen diciéndole: “Madre mía,te ofrezco este mal rato, por amor a Jesús, para que conviertas a algún pecador… o paraque les des luz y fuerzas a mis hijos… o para que santifiques a los sacerdotes… o paraque liberes a las almas del Purgatorio”. Y así hacen el bien con su mal.

Esta consagración debe vivirse con mucha alegría: la alegría del que se sabe enmanos de nuestra buenísima Madre del Cielo.

Los consagrados deben procurar ser personas alegres, positivas, amables, llenasde esperanza. La tristeza, el desánimo, los malos modos, son enemigos de laconsagración.

Esta consagración debe vivirse desde el amor. Sirve para amar más y mejor aDios, a la Virgen y al prójimo. Debe hacerse por amor y debe llevarnos al amor. No sevive bien la consagración si no nos comprometemos a amar al Señor tiernamente y aamar a los demás con un amor verdadero y eficaz.

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“Mi Inmaculado Corazón será tu refugioy el camino que te conducirá hasta Dios”

ORACIÓN PARA EMPEZAR EL DÍA

Hacer la señal de la cruz. Luego decir:

Dios mío: todos mis actos, palabras, pensamientos ydeseos de este día te los ofrezco, por amor a Ti y para tu gloria.Guárdame del pecado y hazme vivir según tu voluntad. Te losofrezco por manos de la Virgen. ¡Madre mía, soy tuyo, guíamey protégeme!

(Sería aconsejable añadir tres veces el Avemaría)

ORACIÓN PARA TERMINAR EL DÍA

Haces la señal de la cruz y dices:

Gracias, Señor, por este día. Perdóname si en algo me healejado de Ti. Virgen María, Madre mía, bajo tu protección quierodormir. Amén.