Conductas Gobernadas Por Reglas (Debate Ribes) - Traducción de J. E. Vargas-Mendoza

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Revista Latinoamericana de Psicología ISSN: 0120-0534 [email protected] Fundación Universitaria Konrad Lorenz Colombia Clavijo, Arturo La definición de los problemas psicológicos y conducta gobernada por reglas Revista Latinoamericana de Psicología, vol. 36, núm. 2, 2004, pp. 305-316 Fundación Universitaria Konrad Lorenz Bogotá, Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80536209 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Revista Latinoamericana de Psicología

ISSN: 0120-0534

[email protected]

Fundación Universitaria Konrad Lorenz

Colombia

Clavijo, Arturo

La definición de los problemas psicológicos y conducta gobernada por reglas

Revista Latinoamericana de Psicología, vol. 36, núm. 2, 2004, pp. 305-316

Fundación Universitaria Konrad Lorenz

Bogotá, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80536209

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Revista Latinoamericana de Psicología2004, volumen 36, N° 2, 305-316

, ,LA DEFINICION DE LOS PROBLEMAS PSICOLOGICOS

y CONDUCTA GOBERNADA POR REGLAS

ARTURO CLA VIJO *Universidad Nacional de Colombia

Continúa -

* Correspondencia: ARTUROCLAVIJo. E-mail: [email protected]

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INTRODUCCIÓN

Sin lugar a dudas, entre el comportamientoverbal de las personas que acuden al psicólogoclínico y sus problemas existe algún tipo de rela-ción; sobre lo que no hay claridad suficiente esacerca de su naturaleza. Si se le presta demasiadaatención a los componentes verbales, podríanignorarse otros factores importantes para compren-der las razones que llevan a una persona a solicitarayuda psicológica. Un estudiante universitario sepresenta al consultorio de un psicólogo clínicoporque afirma sentirse muy deprimido debido a laseparación de su pareja, que ocurrió nueve mesesantes de solicitar la asesoría. Según él, ella habíadecidido terminar la relación de más de cinco añosporque consideraba que no tenían nada más quecompartir. Desde entonces tiene problemas paraconcentrarse y conciliar el sueño; además, piensaque nunca encontrará a otra persona como ella y quesi no fue capaz de retenerla es porque es feo y pocointeligente, además reporta pensamientos suicidas.Su desempeño en la universidad bajó al punto deponerlo en peligro de ser suspendido. ¿Cómo po-dría ayudarlo el terapeuta? ¿Por qué solicita ayuday a diferencia de otras personas en condicionessimilares a las suyas no parece capaz de solucionarpor sí mismo el problema? ¿Por qué persiste elsufrimiento pese al largo período de tiempo trans-currido entre el momento de la ruptura y la consul-ta? Cualquier intervención psicológica deberesponder a este tipo de preguntas (Amoros, 1980).

Es necesario identificar las razones por lascuales una persona solicita ayuda psicológica ycuándo se amerita una intervención. Hayes, Strosahly Wilson (1999) sostienen que se acude al psicólo-go porque se sufre; en el caso del joven descrito, porejemplo, por una pérdida valiosa. Para ellos, unanimal será feliz si tiene satisfechas sus necesida-des, de modo que "si una mascota tiene vivienda,alimento, comodidad, estimulación, juego y saludfísica estará contenta" (p. 3). Con los seres humanoses diferente pues una persona sufrirá aún cuando nose encuentre en condiciones empobrecidas. SegúnHayes, et al., son muchos los que a pesar de ser bienparecidos, tener una buena pareja, dinero, comodi-dades y acceso a una gran variedad de formas deesparcimiento, se sienten miserables y, por ello,concluyen que los "humanos somos criaturassufrientes" .

Para Hayes, et al., el sufrimiento es una conse-cuencia de poseer las capacidades verbales que noscaracterizan como especie pues gracias a ellaspodemos revivir los acontecimientos dolorosos delpasado e imaginar los que vendrán en el futuro. Sise asume esta posición, no es posible auxiliar aquienes solicitan ayuda psicológica en la ausenciade una explicación de los fenómenos verbales. Sinembargo, los estudios en Percepción Subjetiva deBienestar (Subjective Well Being, en inglés) mues-tran que la mayoría de la gente en el mundo reportasentirse bien, aún a pesar de padecer privaciones,que en algunos casos son severas, y, por con si-

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guiente, podría ser que no sufrimos tanto comoHayes, Strosahl y Wilson (1999) suponen (paramayor información puede consultarse Veenhoven,2002 y Ardila, 2(03). Y, dado que todos los parti-cipantes en estas investigaciones forman parte dealguna "comunidad verbal", no podemos concluirque el sufrimiento sea una consecuencia necesariade la capacidad verbal.

El propósito de este artículo es intentar unaevaluación conceptual del papel que podrían tenerlos eventos verbales en el origen de los problemaspsicológicos; en particular, de la conducta goberna-da por reglas. En la primera sección de este artículo,se caracterizará el tipo de problemas que le compe-ten a un psicólogo. En la segunda, se hará una breverevisión del concepto de conducta gobernada porreglas y de la manera cómo se ha empleado para darcuenta de los problemas de comportamiento. En latercera, se discutirá el papel del comportamiento,sea o no un problema, como el resultado de laadaptación de un individuo al medio ambiente delcual forma parte. Y, finalmente, en la cuarta, seevaluará cómo podría contribuir una concepciónalternativa de conducta gobernada por reglas aprecisar el papel del lenguaje en la naturaleza de losproblemas del comportamiento.

LA NATURALEZA DE LOS PROBLEMASPSICOLÓGICOS

Es posible dar cuenta del sufrimiento humanoque le compete al psicólogo sin tener que apelar alcomportamiento verbal y, para identificar cómopodría ser esto posible, se recurrirá a algunas situa-ciones que, al menos en apariencia, son simples. Sedescribirán con la ayuda del comportamiento deuna rata en una caja de Skinner cinco situacionesque representan algunos de los motivos frecuentesen consulta. Se recurrirá a sujetos no humanosporque, contrario a lo que sostienen Hayes, Strosahly Wilson (1999), podría ser que los animales sufrandebido a las características de ciertos tipos deinteracción entre los animales y el ambiente del cualforman parte. El conocimiento de esas característi-cas contribuiría a precisar la naturaleza de losproblemas psicológicos en humanos.

Primera situación:la rata en el mundo ideal

Supongamos que una rata de laboratorio está enuna caja en la que tiene alimento constante, agua,acceso libre a otras ratas y a una rueda de actividad.En cierta forma, tiene las condiciones para ser"feliz"; al menos como lo plantean Hayes, Strosahly Wilson (1999). En estas circunstancias, no tendríaproblemas de los cuales preocuparse ni razonespara sufrir y es claro que no necesitaría ningún tipode "asesoría psicológica". Y sería una rata sinproblemas aún si complicáramos las circunstanciasagregando una palanca cuya opresión fuera indis-pensable para recibir el alimento, siempre y cuandoel programa de refuerzo sea razonable; no serían lomismo su comportamiento y su estado emocionalen un RFl o un RFlO que en un RF2000 o algo porel estilo.

No hay razones para suponer que una rata enestas condiciones sufra o que padezca de algún tipode problema psicológico que amerite consultar a unexperto. De igual manera, habría que preguntarse,¿una persona en estas condiciones necesita de ayu-da psicológica? ¿Qué evidencia tenemos para supo-ner que una persona sufrirá por el sólo hecho detener todas las necesidades satisfechas?

Segunda situación:la rata en un mundo incontrolable

Ahora supongamos que nuestra rata comienzaa recibir descargas eléctricas impredecibles e in-controlables por el piso de la caja. Ahora sí tiene unproblema y podemos inferir que sufre, además hayuna clara discrepancia entre su estado actual y elque preferiría, pero ¿es un problema psicológico?¿Podríamos cambiar su comportamiento de talmanera que modifique el ambiente para estar me-jor? Si tenemos el control de la caja, nos bastaríacon desconectar el dispensador de choques paraauxiliarla, pero eso no es ayuda psicológica, sinohumanitaria. Dado que la psicología se ocupa por elcomportamiento de los organismos, una interven-ción psicológica necesariamente debe modificarlo.Si un psicólogo decide combatir el sufrimiento de

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los pobres consiguiéndoles recursos, por loable quesea su conducta, no estaría actuando como psicólo-go sino como buen samaritano; lo que ademáspuede ser hecho por cualquier persona sin conoci-mientos previos en psicología.

Con frecuencia, las personas buscan ayuda psi-cológica porque se encuentran en situaciones queestán fuera de su control y donde un psicólogo nopodría hacer nada psicológico para ayudarlas. Unhombre mayor que se encuentra sin empleo pese aposeer una excelente hoja de vida, títulos profesio-nes y estrategias de afrontamiento se encontraría enesta situación; su sufrimiento no es de naturalezapsicológica, sino social.

Tercera situación:la rata que escapa y evita

Podríamos darle a la rata de la situación dos, laopción de escapar y así tendríamos varias posibili-dades, que además se observan en el laboratorio(Ayres, 1998). La descarga eléctrica podría seranunciada por alguna señal luminosa o auditiva y lacaja podría programarse para que la rata la eludacon una respuesta propia de su repertorio de defen-sa, como saltar por una compuerta a un lugar seguroo, con una más artificial, como accionar una palan-ca. Por lo general, cuando los choques son anuncia-dos y la respuesta es del primer tipo, las ratas sufrenhasta que aprenden lo que deben hacer para contro-lar la fuente de incomodidad. Sin embargo, dadoque las respuestas del segundo tipo son mucho másdifíciles de aprender, es posible que la rata no lohaga y no logre manejar la situación, y ahora sítenemos un problema psicológico donde la tarea del"terapeuta" sería enseñarle al animal cómo resolversu problema.

Por otra parte, podría ocurrir que se suspendanlas descargas pero no las señales que la anuncian yque, como lo demuestran las investigaciones enconducta de evitación (Ayres, 1998), la rata conti-núe escapando ante ellas; tendríamos algo así comouna rata fóbica. En este caso, el sufrimiento de larata dependerá de la frecuencia con que se presen-ten las señales y de la manera como se vean afecta-

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das otras actividades importantes, como su alimen-tación o la conducta exploratoria. En este escenario,un psicólogo también puede auxiliarla, sólo tieneque implementar los procedimientos de prevenciónde la respuesta de escape que han demostrado sereficaces para extinguir este tipo de conductas. Enterapia estos procedimientos reciben el nombre detécnicas de exposición (Andrews, Crino, Hunt,Lampe y Page, 1994).

En cierta forma, las personas que tienen fobiasse encuentran en esta situación. Si alguien leteme a hablar en público, hará lo necesario parano tener que enfrentar a un auditorio y el psicó-logo podrá ayudarlo si, por una parte, le enseñacómo realizar buenas presentaciones y, por otra,lo obliga gradualmente a enfrentarse con loseventos que teme.

Cuarta situación:la rata que no sabe cómo controlar

Si se establecen condiciones demasiado com-plicadas para que la rata acceda a alguna actividadvaliosa, tendrá problemas. Supongamos que sólopuede alimentarse si responde en una de dos pa-lancas. Por accionar una de ellas, recibe ocasional-mente una pelota de concentrado de muy malacalidad. En la otra, obtendría una gran cantidad deun concentrado muy fino enriquecido con sabores,pero debe completar una secuencia de respuestasque incluye componentes temporales y de razóndifíciles de aprender. En estas condiciones, esprobable que la rata pierda peso y que su dieta nosea adecuada. La ayuda psicológica consistiría enenseñarle a responder en la segunda palanca. Unavez que la rata haya aprendido, responderá sólo enella.

Algunos niños en las calles de Bogotá se droganoliendo pegantes. Es la manera como han aprendidoa solucionar problemas como el hambre, el frío, elmiedo y la falta de afecto. Es el equivalente aresponder en la palanca fácil. Si aprendieran cómoobtener lo mismo de otro modo, probablemente nolo harían. Tendrían que aprender a accionar lapalanca difícil.

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Quinta situación:una rata con temores imaginarios

Vamos a suponer que nuestra rata posee el dondel habla. Ahora podría tener problemas que antesno eran posibles y que no encajan en ninguna de lascondiciones mencionadas. Por ejemplo, podría ocu-rrir que viviera siempre en la primera situación,pero que por escuchar historias de muchas ratas queviven en las condiciones de la situación dos, seinquietara al punto de entrar en una depresiónclínicamente significativa. También puede preocu-parse por saber que morirá en algún momento en elfuturo, por el deterioro de las condiciones ambien-tales del planeta, porque va a envejecer o porque nopuede conquistar el mundo y podría llegar inclusoa considerar el suicidio como la mejor solución parasus dificultades.

¿Cuáles son los problemas psicológicos?

Obviamente, pueden concebirse otros escena-rios, pero los expuestos son suficientes para señalarque hay situaciones problemáticas causantes desufrimiento que no dependen del comportamientomientras que hay otras que sí, lo cual nos permiteidentificar una característica de los problemas psi-cológicos que le atañen a un clínico, sin ser la únicaclaro está: pueden solucionarse si el afectado apren-de cómo actuar de una manera que cambie lascondiciones del contexto del cual forma parte.

La solución para las situaciones tres y cuatro esclara. Los tratamientos en casos de fobias inducenen los consultantes habilidades para manejar loseventos que consideran amenazantes. Una inter-vención exitosa del temor para hablar en públicoculminará cuando se hayan logrado destrezas paramanejar un auditorio; en otras palabras, cuando haycambios importantes en el comportamiento. En lacuarta situación se "responde" en la alternativa queproporciona reforzadores de baja calidad pero quees fácil de aprender en lugar de interactuar conmejores opciones pero de difícil acceso. (véaseMustaea, 2004).

El análisis del tipo de modificación conductualdeseable en la quinta situación es más complicado.

El comportamiento verbal parece jugar un papelimportante en este tipo de problemas y no es tanevidente, como en los otros casos, el cambio quealiviaría el sufrimiento.

REGLAS Y PROBLEMASDE COMPORTAMIENTO

Skinner (1957) intentó construir una explica-ción de la conducta verbal desde la perspectiva delAnálisis Experimental del Comportamiento, perosu trabajo fue bastante cuestionado tanto desdefuera del Análisis Experimental del Comporta-miento (AEC) (Chomsky, 1959) como desde den-tro (Rayes y Black:ledge, 2001 y Ribes, 1999).Según Rayes y Black:ledge (2001), no condujo a unprograma de investigación con excepción de lo queSkínner denominara conducta gobernada por re-glas, concepto que fue mucho más influyente en eldesarrollo de las teorías modernas del lenguaje. Deacuerdo con Poppen, (1989), Rayes, Strosahl yWilson (1999), Wilson y Blak:ledge (1999) y Rayes,Jacobson, Follete y Dougher (1994), también de-mostró su utilidad en la comprensión del tipo deproblemas de los que se ocupa la psicología clínica.

Quizás el principal criterio que utilizó Skinner(1969) para definir la conducta gobernada por re-glas fue su distinción de la conducta gobernada porcontingencias. Él consideraba a una regla como untipo de Estímulo Discriminativo (ED) que describíala relación entre una conducta y sus consecuenciasy que permitía aprender el comportamiento útilpara solucionar un problema sin la exposición di-recta a las contingencias. De acuerdo con Vaughan(1989), Skinner distinguía claramente la conductamoldeada por las contingencias de la que es alteradapor su descripción (p. 102). Diferencia que conside-raba "obvia" al examinar casos de cada una, comoen el ejemplo que sigue.

El comportamiento de un jardinero de béisbolque atrapa una pelota en el aire tiene ciertas seme-janzas con el del comandante de una nave queparticipa en la recuperación de un satélite en sutrayectoria de reingreso a la Tierra... La conductadel beisbolista ha sido casi enteramente moldeada

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por contingencias de reforzamiento, mientras queel comandante está simplemente obedeciendo re-glas derivadas de la información obtenida a partirde situaciones análogas (p. 146).

Para Skínner (1969), las reglas se construíancomo el resultado de la interacción con contingen-cias directas o podían extraerse del análisis desistemas específicos de reforzamiento, como suce-dería si alguien ajeno al mundo de la psicologíacreara estímulos que le indicaran a esa persona o acualquier otra cómo responder ante las condicionesque se pueden programar en una caja de Skínner. Encuyo caso, el aprendizaje sería por inducción, con-siderada no como "la derivación de una regla gene-ral a partir de situaciones específicas", sino como"la construcción de una regla que genera las res-puestas apropiadas para una clase específica decontingencias" (Skinner, 1969, p. 144). Tambiénpodría ser por deducción, que para Skínner era unanálisis de las reglas de primer orden o de lascontingencias descritas por ellas. Consideraba quelas máximas, reglas y leyes eran "objetos físicos" yasumía que podían manipularse para producir otrasmáximas, reglas y leyes.

Virtualmente, desde que Skínner comenzó aescribir acerca de la conducta gobernada por reglasse supuso que tenían la capacidad de producircomportamiento insensible a las consecuencias.Según Catania (1989), la conducta moldeada porcontingencias es, por definición, sensible a susconsecuencias. En contraste, la conducta goberna-da por reglas sólo será sensitiva en la medida en quelas reglas sean consistentes con las contingencias;de lo contrario, las contingencias que mantienen alseguimiento de las reglas harán insensitiva la con-ducta a sus consecuencias directas. La principalevidencia empírica proviene de investigacionescomo las realizadas por Matthews, Shimoff, Catania,y Sagvolden (1977) donde sujetos humanos, estu-diantes por lo general, obtienen puntos respondien-do en programas de reforzamiento mientras quereciben al mismo tiempo instrucciones contrarias alrequisito específico de las contingencias. ParaCatania (1989), es por esta insensibilidad que lascomunidades verbales pueden generar conductagobernada por reglas en todos aquellos casos en los

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que las consecuencias inmediatas de la conductason débiles, como cuando se le pide a un niño queestudie, o cuando es probable que las consecuenciasnaturales mantengan conducta indeseable, como enel caso en que se hacen advertencias en contra delabuso de las drogas.

La conducta gobernada por reglas, concebidade esta manera, sería útil en el aprendizaje decomportamientos que preservan nuestro bienestar yasí, por ejemplo, no es necesario que un niño recibauna descarga eléctrica directamente para que consi-dere peligroso a un toma corriente pues bastaría con"instruirlo" para que aprenda; Vaughan, (1989)anota al respecto que para Skínner las descripcionesde las contingencias tenían con frecuencia un altovalor. Pero, según Hayes, Strosahl y Wilson (1999),la conducta gobernada por reglas también puedeprovocar problemas de conducta cuyas caracterís-ticas se entienden mejor a partir de las tres formasdiferentes de conducta gobernada por reglas descri-tas por Hayes, Zettle y Ronsefarb (1989) y que son:acatar, seguir y aumentar (en inglés pliance, trackingy augmenting respectivamente).

Se supone que acatar es el primer tipo de con-ducta gobernada por reglas que aparece en el proce-so de desarrollo, implica el seguimiento de unaregla con base en una historia de consecuenciassocialmente mediadas por la correspondencia entrela regla y la conducta de quien la sigue. Hayes,Zettle y Ronsefarb (1989) lo ilustran con el caso deuna niña a quien su madre le dice: "deseo que tecoloques un suéter cuando salgas hoy". Si se obede-ce como resultado de las consecuencias que proveela madre, tendríamos una respuesta de acatamiento(pliance) con una topografía de respuesta idéntica ala que se observaría en otras circunstancias simila-res, como vestir el suéter para mostrarlo a losamigos o protegerse del frío, pero controlada porfactores específicos asociados con el comando ver-bal emitido por la madre.

Según Follete, Naugle y Linnerooth (2000), elacatamiento puede ser un problema cuando es dé-bil, como cuando un paciente experimenta conse-cuencias desagradables por no obedecer unainstrucción, o cuando es excesivo, porque podría

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impedir que las personas identifiquen por expe-riencia propia lo que realmente funciona. Si supo-nemos que la rata en la tercera situación puedehablar (de aquí en adelante se supondrá que todaslas ratas en todas las situaciones descritas puedenhablar) y que recibe una instrucción de alguien conautoridad, como el experimentador, que le dice:"pase lo que pase quédate quieta", estaría acatan-do inadecuadamente porque por seguir la instruc-ción no escaparía para eliminar las descargas ycomo consecuencia sufriría sin necesidad.

La segunda, el seguimiento (tracking), es con-ducta bajo el control de una historia de correspon-dencia entre la regla y las contingencias naturalessociales y no sociales (Rayes, Strosahl y Wilson,1999); o, en otros términos, entre la regla y lamanera como es el mundo. Rayes, Zettle y Ronsefarb(1989) ponen como ejemplo una simple orienta-ción: "para ir a Madrid, tome la autovía" o "parallegar al décimo piso, tome el ascensor". SegúnRayes, Strosahl y Wilson (1999), es problemáticacuando la regla es imprecisa, inestable o cuandointenta aplicarse en situaciones donde la conductaobjetivo sólo puede ser moldeada por sus consecuen-cias. La rata podría intentar suicidarse por estar"siguiendo" (tracking) una secuencia de reglas como:

"Todos envejeceremos y moriremos algún día"."En la vejez hay dolor y sufrimiento"."Si se está muerto, no se sufre".

El tercer tipo de conducta gobernada por reglases el aumento (augmenting) que "se da bajo elcontrol de cambios aparentes en la capacidad de loseventos para funcionar como refuerzos o castigos"(Rayes, Zettle y Ronsefarb, 1989, p. 206) y ocurri-ría, por ejemplo, con los avisos publicitarios. Laspropagandas que aparecen en algunos cines antesde comenzar la película tienen el objetivo de hacermás probable la compra de los productos que anun-cian aumentando su valor. El aumento, por logeneral, va acompañado de cumplimiento o deseguimiento pues difícilmente existiría puro. Unaregla como "los muertos van siempre al cielo"podría aumentar el valor de la regla "muerto no sesufre" de donde la rata podría extraer "si me matome voy para el cielo ratonil".

ADAPTACIÓN, MEDIO AMBIENTEy CONDUCTA

De acuerdo con Staddon (1983, 2000) y Skinner(1981), el comportamiento presente de un organis-mo es siempre el resultado de su adaptaciónconductual, en el sentido darwiniano, al medioambiente del cual ha formado parte. Podría consi-derarse errónea esta afirmación al observar, porponer un caso, los gritos sin sentido, la auto-estimulación y, con más razón, las auto-lesiones deun niño autista, y ello ocurre porque con frecuenciase confunde adaptación, que presupone asumir quetodo lo que el niño hace cumple una función que lees útil para algo, con ajuste, que es hacer 10 quesocialmente se espera. Smith (1983), explica elsentido de la adaptación así:

"La selección natural es al origen de las espe-cies 10 que el condicionamiento operante al origende la conducta. Así como los miembros de unapoblación de organismos exhiben variación, y lasconsecuencias ambientales de cada variación jue-gan un papel en determinar la probabilidad de queciertas variedades orgánicas vuelvan a ocurrir, deigual manera el conjunto de acciones que compo-nen una población de operantes para un organismoindividual exhiben variación, y las consecuenciasambientales de cada variación determinan la proba-bilidad de que determinadas operantes sean refor-zadas y así influyen sobre la probabilidad de queuna variedad conductual determinada vuelva a ocu-rrir" (p. 136).

El estudio de la manera como los organismossolucionan los problemas que encuentran en elmedio ambiente se ha hecho tradicionalmente conla manipulación de contingencias operantes, que,según Lattal (1995), en el Análisis Experimentaldel Comportamiento son equivalentes a programasde refuerzo. Ocasionalmente, por contingenciastambién se entienden las relaciones entre respues-tas específicas y sus consecuencias inmediatas(Lattal y Poling, 1982). Kemp y Eckerman (1995)señalan tres características distintivas de las contin-gencias. La primera es que son propiedades reales,observables y mensurables del medio ambiente. Lasegunda es que pueden describirse como reglas, que

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además son potencialmente útiles para predecir elcomportamiento. Y, la última, es que pueden des-cribirse como expresiones condicionales del tipo"si. . . entonces ... ".

No necesariamente toda la conducta que tieneconsecuencias está gobernada por contingencias, almenos en el sentido que tiene el término en laliteratura sobre refuerzo. Según Allison (1983),para definir una contingencia basta con estableceruna condición; como cuando se trabaja conparadigmas experimentales basados en la metodo-logía de Premack donde es clara la distinción entrela conducta regulada por la contingencia y la que nolo es. Si en un experimento se defme una reglasegún la cual "si y sólo si se corre en una rueda deactividad durante un determinado período de tiem-po, habrá acceso a cierta cantidad de refuerzo",correr será la única actividad contingente, las otrasno. Staddon (1983) y Staddon y Etinger (1989)distinguen entre conducta operante, que es cual-quier conducta modificada por sus consecuencias,y la conducta reforzada. Hay refuerzo si se ejecutauna actividad durante una mayor cantidad de tiem-po de lo que se haría en libertad. En el caso de la rataen la situación ideal descrita en la primera sección,no hay contingencia alguna. En las situaciones dos,tres y cuatro.

¿De dónde provienen las contingencias? En ellaboratorio las definen los investigadores. El ejem-plo típico en la caja operante es la condición quedice que "si se acciona la palanca de determinadamanera, se accederá a la comida". Fuera del labora-torio, las establece la naturaleza e incluyen laspruebas que un animal debe superar para obteneralimento y para reproducirse. Un ejemplo sería que"sólo si se acecha a la presa en el momento apropia-do, sin delatar su presencia, logrará un predadorcazar". Los sistemas culturales también definencontingencias o normas convencionales, como lasque rigen la conformación de familias en cadacultura; los matrimonios son arreglados por lospadres en algunos pueblos mientras que en otrosson el resultado de un proceso de noviazgo.

Cuando Skinner (1969) definió la conductagobernada por reglas e hizo énfasis en que era

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diferente de la que se aprendía por contingencias dereforzamiento, este último concepto no había adop-tado aún el sentido técnico que adquirió en parte dela literatura disponible sobre el tema a medida queevolucionaba el Análisis Experimental del Com-portamiento; de modo que en el famoso ejemplo delbateador de béisbol, que utilizó para ilustrar ladistinción entre la conducta gobernada por reglas yla que era moldeada por contingencias, hay conduc-ta operante, pero no necesariamente contingenciasde reforzamiento. Si el bateador es profesional yrecibe un pago, las contingencias de refuerzo expli-carían el por qué entrena de determinada manera eintensidad, pero no necesariamente el cómo seadquiere una buena ejecución.

¿Hay realmente insensibilidad ante las contin-gencias, o mejor, ante las consecuencias de la con-ducta? La principal evidencia proviene de losexperimentos que evalúan la ejecución de sereshumanos en programas de intervalo en los cuales unaejecución diferente a la que se ha observado tradicio-nalmente con otras especies, primordialmente ratasy palomas, es considerada insensible. Esto supone,de acuerdo con Madden, Chase y Joyce (1998), quese tiene un patrón estándar de comparación quepermite determinar si hayo no sensibilidad. Pero, enprimer lugar, tal patrón no existe porque, como loseñalan Perone, Galizio y Baron, (1988), la ejecu-ción en programas de refuerzo no es estable ni aúnentre los miembros de una misma especie y, ensegundo lugar, cuando se compara la ejecución de lossujetos experimentales contra ellos mismos siemprese encuentra que las contingencias a largo plazo sonefectivas, pues tal como lo señala Ribes (2000), aúncuando en un principio las instrucciones generenconducta "insensible" la exposición mantenida antelas contingencias produce una ejecución que es cadavez más efectiva (p. 51).

En cualquier caso, el comportamiento actual esel resultado de la manera como se solucionaron losproblemas que se encontraron en el pasado; en otraspalabras, de cómo fue la historia de interacciónentre la variabilidad conductual disponible con lascontingencias definidas en el ambiente. Mientrasque un niño normal llama a sus padres por el nombrecuando requiere atención, el niño autista grita para

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obtener el mismo resultado, si entre su repertorio noestá la capacidad de hablar.

REGLAS, INSTRUCCIONESY SOLUCIÓN DE PROBLEMAS

Tradicionalmente, las reglas se tratan como sifueran sinónimos de instrucciones y de comandos(Catania, Shimoff y Matthews, 1989; Baron yGalizio, 1983). Al respecto, Ribes (2000) propone"reservar el término regla para las descripcionesverbales de contingencias previamente experimen-tadas y el término instrucción para aquellos casosde conducta de seguimiento de reglasen los cualesel individuo no ha experimentado las contingenciasque dieron origen a la regla" (p. 49). No es lo mismoresolver un problema siguiendo instrucciones quededuciendo reglas. Para examinar este punto, revi-semos la situación cuatro de la primera sección deeste artículo. Supongamos que el requerimiento enla alternativa de mejor calidad es una tarea comple-ja de igualación a la muestra y que se empleanvarias ratas que pueden hablar. Dado que la tarea esdifícil, probablemente pocas identificarán lo quetienen que hacer, e incluso es posible que se requie-ra de varias generaciones de animales para hacerlo,los esfuerzos de unos sujetos podrían transmitirseoralmente a sus descendientes quienes probaríanotras estrategias y así sucesivamente hasta dar conla respuesta, lo importante es que llegará el momen-to en que una o varias ratas estén en condiciones deexplicarle a las otras cómo funciona la "regla".

Una vez que, por lo menos una rata haya "des-cubierto" cómo acceder a la comida de mejor cali-dad, podrá instruir a las otras para que mejoren suscondiciones de vida y, en consecuencia, disminu-yan su sufrimiento, pero la conducta de las ratas quesiguen instrucciones no es la misma que la de lasratas capaces de identificar el funcionamiento de laregla. Como anota Ribes (2000),

"El rango de respuesta es restringido a prioriantes de haber experimentado cualquiera de las

contingencias descritas por la regla. En este caso, laregla se transforma funcionalmente, para el indivi-duo que la sigue, en una instrucción más que enuna descripción de las contingencias El indivi-duo que sigue una regla podría no experimentarnunca las contingencias' por responder incorrecta-mente ... las cuales sí tuvieron que ser experimen-tadas por quien formuló la regla" (p. 49).

Ahora sí estamos en condiciones de regresar alcaso que aparece al inicio. Podría ser que al joven leocurre más o menos lo mismo que a la rata de lasituación cuatro: no sabe como controlar su am-biente o, dicho de otro modo, ignora que la soluciónpara su problema siempre ha estado a la mano. Escierto que no se pueden manejar directamente lascontingencias que afectan la conducta delconsultante, pero también es cierto que no es nece-sario que el terapeuta intente cambiar su "manera depensar" para ayudarlo, lo que por demás sería demuy poca utilidad; basta con enseñarle lo que tieneque hacer para interactuar con las contingenciasambientales apropiadas. Obviamente eso implicaque el terapeuta las conoce y que incluso puedeformular verbalmente la regla como un conjunto deinstrucciones tan claras que el consultante puedaseguirlas y entrar por sí mismo en contacto directocon ellas.

Una vez que el joven haya adquirido las destre-zas para interactuar con otras mujeres, y lo hayahecho, descubrirá gradualmente que efectivamenteno hay otra como la que perdió, pero que existenmuchas otras posibilidades, algunas de las cualesson mucho más compatibles con él y con las quepuede sentirse mucho mejor. También habrá apren-dido que de él depende, al menos en el mundo de lasrelaciones afectivas, controlar la situación. En estetipo de casos, el papel de las instrucciones seríaponer a los consultantes en contacto con las contin-gencias del medio ambiente.

Las instrucciones serían efectivas bajo determi-nadas circunstancias. Deben provenir de una fuenteconfiable. Quien las sigue hará casó únicamente si

1 Este uso de contingencia es afín al segundo significado del concepto mencionado antes. Podría ser, no experimentar lasconsecuencias negativas.

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considera que quien las proporciona tiene razón.Los niños, probablemente por razones que se en-cuentran en la historia evolutiva de nuestra especie,creen en lo que sus padres les dicen sin necesidad depruebas, pero llega un momento en el cual no todaslas instrucciones son igualmente efectivas. En lasituación cuatro, quien provea instrucciones queefectivamente solucionen el problema, se converti-rá en una fuente confiable y, por el contrario, si sedescubre que no resuelven el problema, la fuenteperderá credibilidad.

Con la concepción de conducta gobernada porreglas que propone Ribes se hace más complicadala explicación de las intenciones suicidas a partir dela conducta verbal que como intentan hacerlo Hayes,Strosahl y Wilson (1999). Posiblemente habría querevisar el papel de algún tipo de contingenciassocialmente convenidas que generen alguna normadel estilo "si no se suicida, le ocurrirá tal o cualconsecuencia negativa"; en particular con la quintasituación. Un soldado capturado por el enemigo ysometido a torturas estaría en un equivalente de lasituación dos, si no puede hacer nada para modificarel comportamiento de los torturadores, no seríamucho lo que psicológicamente se podría hacerpara auxiliarlo. El suicidio podría ser curiosamentela mejor alternativa pues podría estar escogiendoentre una situación donde de todas formas morirá,luego de ser torturado y humillado, o morir por supropia mano ahorrándose el sufrimiento causadopor sus captores. Sería diferente si estuviera en unasituación con condiciones similares a la tres, elsuicidio se consideraría una alternativa precisa-mente o porque no se tiene acceso a las instruccio-nes adecuadas o porque no se tiene la capacidadpara inferir la regla necesaria para afrontar el pro-blema.

Gran parte del sufrimiento humano puede ser elresultado de una estrategia de adaptación. Supon-gamos que ahora la rata se encuentra en una situa-ción, la sexta, en la cual tiene todas sus necesidadesbiológicas satisfechas, pero donde vive en unacomunidad ratonil que luego de una larga historiadefinió normas sociales que exige ciertos compor-tamientos de sus miembros. Sólo las ratas con colascortas tienen la posibilidad de ser aceptadas; si la

CLAVUO

nuestra la tiene muy larga tiene dos opciones: o sela corta o vive en el ostracismo. Cualquiera de lasdos implica algún grado de sufrimiento. En algunoscasos, la depresión podría ser la alternativa para quequien la padece ha encontrado para enfrentar lascontingencias del medio social del cual forma parte.

En este sentido, la utilidad de las categorías deacatamiento, seguimiento y aumento propuestaspor Hayes, Zettle y Ronsefarb (1989) requeriría derevisión. El acatamiento, por ejemplo, no seríarealmente un tipo de conducta gobernada por reglassino un patrón típico de conducta ante contingen-cias convencionales y, así, la aparente insensibili-dad no sería más que el resultado del conflictoresultante de tener que escoger entre dos tipos decontingencias que, en un momento dado, seráncompetitivas entre sí. Supongamos que un sumosacerdote ratonil instruye a la rata de la situacióntres, cuando ya aprendió a escapar, en uno de losdogmas de su religión según el cual no deberíaescapar porque ese sufrimiento le asegurará unavida eterna. Acá la rata tendría que escoger entre lasconsecuencias sociales de su desobediencia a lanorma, que pueden incluir sanciones físicas o elrechazo de sus pares, y las consecuencias por noproducir la respuesta que elimina la descarga; esca-paría, si sabe que no hay consecuencia social algu-na. Acá es necesario hacer una salvedad.Supongamos que le colocamos a la rata de la prime-ra situación, cuando ya habla, una palanca que noproduce consecuencia alguna, pero le decimos quesi la acciona, el mundo se va a acabar. La instruc-ción es falsa y podría hacer que la rata jamás lapresione. Esto no sería un caso de insensibilidaddado que la rata no se ha expuesto a la contingencia.Puede que las instrucciones que impiden el contac-to con las contingencias sean efectivas hasta cuan-do por alguna razón se produzca contacto directocon ellas.

El estudio del comportamiento verbal desde laperspectiva del AEC es relativamente nuevo. Indu-dablemente, tiene mucho que aportarle a la cienciabásica como a la aplicada, en concreto a la psicolo-gía clínica, pero aún hay mucho camino por reco-rrer. Desde un punto de vista práctico, la distinciónque propone Ribes entre conducta gobernada por

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LA DEFINICIÓN DE LOS PROBLEMAS PSICOLóGICOS Y CONDUCTA GOBERNADA POR REGLAS 315

reglas e instrucciones parece ser de mucha utilidadpues abre, por lo menos, dos áreas de investigacióny desarrollo. Por un lado, habría que investigar quéhace efectiva a una instrucción y en qué medidaciertas instrucciones podrían ser las responsablespor problemas psicológicos. Por el otro, es necesa-rio identificar las condiciones bajo las cuales deter-minadas personas son capaces de identificar yformular las reglas que les permiten afrontar losproblemas que encuentran en su vida cotidiana yque les permiten una mejor calidad de vida.

CONCLUSIÓN

El estudio sistemático del comportamientoverbal es indispensable para comprender el tipo deproblemas que tienen las personas que solicitanayuda clínica, pero será de mayor utilidad en lamedida que no induzca a los investigadores aignorar los otros factores relevantes. Tradicional-mente, se asume que el comportamiento de quie-nes solicitan ayuda clínica es una manifestaciónde pobre adaptación, cuando en realidad es unamuestra de cómo se está adaptando la persona alambiente del cual forma parte. Otra cosa diferentees que una persona no se ajuste a las normassociales precisamente como resultado de la mane-ra como se adapta. Suponer que la conducta gober-

nada por reglas es sólo aquella que se opone a laque regulan las contingencias puede conducir aeste tipo de confusión.

Las personas siguen instrucciones, que paraalgunos autores es lo mismo que seguir reglas, bajociertas condiciones que en realidad describen con-tingencias definidas por los sistemas sociales; unaforma de adaptación que ocasionalmente puede sercausa de sufrimiento. De acuerdo con Ribes, laconducta realmente gobernada por reglas es aquellaen la cual una persona ha podido identificar cómofunciona un sistema de contingencias y ha formula-do una regla verbal que utiliza como guía paraactuar. Desde este punto de vista se puede intentarotra forma de examinar el papel de la conductagobernada por reglas donde éstas no entran encompetencia con la idea de la conducta como resul-tado de la adaptación. Una persona podría sufrircuando debe adaptarse sin lograr identificar y for-mular las reglas que operan en una situación deter-minada. Bajo esta concepción, hay todo un campode investigación cuyo propósito sería identificar lascondiciones bajo las cuales se identifican y formu-lan las reglas que operan en una situación, ¿por quéalgunas personas pueden hacerlo y otras no?, ¿ladiferencia está en la historia de interacción o encondiciones individuales no alteradas por la expe-riencia?

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