Comprender la lectura

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TEMA 30 ¿Cómo comprender? Empezar por aceptar que comprender depende de muchas cosas * Del interés que yo sienta por esa lectura. De que tenga en mi mente una clara imagen de los beneficios que obtendré al lograrlo, y de que me interese y si me importa me motivará. * De las palabras que contenga. Si las entiendo. Si conozco su significado. Sus sinónimos y acepciones. Para comprender toda la lectura debo comprender todas las palabras. * Del acomodo de las palabras en la construcción del tema. Porque si el acomodo me resulta incómodo, rebuscado, complejo, me resultará difícil entender. * De las ideas y su acomodo en la composición del tema. Si es prolijo, con retruécanos, barroco, austero, poético, escueto, etc. * De mis conocimientos del tema de esa lectura. Si en mis grabaciones originales están frescas mis interpretaciones, asociaciones de ideas, mis codificaciones, guardadas en los precisos almacenes mentales de datos, sin confusión. * De mi velocidad de lectura, que sea tan veloz que me tenga atento, y que no sea tan lenta que permita distracción. * De mi nerviosismo inversamente proporcional a la comprensión. A más nerviosismo menos comprensión de lectura en crisis. * De mis vicios de lectura; ver tema 14. * De mis manías tranquilizantes. La lentitud por ejemplo: explicada por el dicho "despacio que voy de prisa" y "despacio entiendo mejor". Siendo la mente el órgano más veloz, casi instantáneo, es ridículo forzarlo a ir tan lento como el ritmo del corazón que algunos sicólogos afirman da seguridad a las personas que todo lo hacen a la velocidad del sístole, diástole, muy, despacio, de aquí, para allá, pidiéndole, permiso, a un pie para mover el otro, que por asociación de ideas de nuestra etapa de vida intrauterina caracterizada por la seguridad del cadencioso y rítmico entorno materno. * De mis hábitos de percepción, observación y comprensión. La mayoría de las personas estamos acostumbradas a no comprender; por ejemplo: los esfuerzos que la gente pone en lo que hace.

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TEMA 30 ¿Cómo comprender?

Empezar por aceptar que comprender depende de muchas cosas

* Del interés que yo sienta por esa lectura. De que tenga en mi mente una clara

imagen de los beneficios que obtendré al lograrlo, y de que me interese y si me importa me motivará.

* De las palabras que contenga. Si las entiendo. Si conozco su significado. Sus sinónimos y acepciones. Para comprender toda la lectura debo comprender todas las palabras.

* Del acomodo de las palabras en la construcción del tema. Porque si el acomodo me resulta incómodo, rebuscado, complejo, me resultará difícil entender.

* De las ideas y su acomodo en la composición del tema. Si es prolijo, con retruécanos, barroco, austero, poético, escueto, etc.

* De mis conocimientos del tema de esa lectura. Si en mis grabaciones originales están frescas mis interpretaciones, asociaciones de ideas, mis codificaciones, guardadas en los precisos almacenes mentales de datos, sin confusión.

* De mi velocidad de lectura, que sea tan veloz que me tenga atento, y que no sea tan lenta que permita distracción.

* De mi nerviosismo inversamente proporcional a la comprensión. A más nerviosismo menos comprensión de lectura en crisis.

* De mis vicios de lectura; ver tema 14. * De mis manías tranquilizantes. La lentitud por ejemplo: explicada por el dicho

"despacio que voy de prisa" y "despacio entiendo mejor". Siendo la mente el órgano más veloz, casi instantáneo, es ridículo forzarlo a ir tan lento como el ritmo del corazón que algunos sicólogos afirman da seguridad a las personas que todo lo hacen a la velocidad del sístole, diástole, muy, despacio, de aquí, para allá, pidiéndole, permiso, a un pie para mover el otro, que por asociación de ideas de nuestra etapa de vida intrauterina caracterizada por la seguridad del cadencioso y rítmico entorno materno.

* De mis hábitos de percepción, observación y comprensión. La mayoría de las personas estamos acostumbradas a no comprender; por ejemplo: los esfuerzos que la gente pone en lo que hace.