Cómo motivar a tu hijo en los estudios
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¿Cómo motivar a tu hijo en los estudios? Obtenido de: http://www.elportaldelhombre.com/con-hijos/item/579-como-motivar-hijo-en-estudios
Muchos padres están realmente preocupados porque sus hijos se encuentran desmotivados en los
estudios: no hacen los deberes, no prestan atención en clase, no tienen interés por sacar buenas notas…
Parece que, a estos niños, todo lo relacionado con los estudios les resulta indiferente. ¿Qué hacer para
motivar a tu hijo con los estudios?
¿Cómo motivar a tu hijo en los estudios?
En primer lugar, ten presente que no todo depende de los padres: no está completamente en tus manos
conseguir que le guste estudiar, y menos de un día para el otro. Hay muchos más factores que están
influyendo en la motivación académica de tu hijo: su entorno escolar (compañeros, profesores, ambiente
en el centro…), sus ideas de futuro profesional, sus expectativas académicas, su propia personalidad, su
situación emocional presente… En una edad de importantes cambios vitales y en la que se da una
progresiva adquisición de autonomía, no es de extrañar que otros asuntos (socializar con amigos,
primeros amoríos, diversión y descubrimientos) le resulten más interesantes que plantarse delante del
libro de texto a hacer deberes o estudiar.
Respeta los intereses de tu hijo
Por eso, es habitual que los hijos pasen por un momento de “crisis” con respecto a los estudios, pero
tras algunos años algunos niños recobran de forma natural el interés y la curiosidad por aprender y
estudiar. Otros, por el contrario, prefieren dedicarse a otras actividades no relacionadas con lo
intelectual pero igualmente respetables que les motivan de una forma más intensa. Es importante tener
en cuenta que no todos tenemos interés por lo mismo: existe una inmensa variedad de opciones, y
cada uno es bueno en lo que le gusta. Aun así, los jóvenes tienen capacidad para comprender que es
muy recomendable terminar la formación escolar mínima para tener una mayor amplitud de
oportunidades de trabajo, siempre sabiendo que nadie les va a obligar a continuar estudiando en el
futuro si no es eso lo que desean hacer.
Consejos para motivar a tu hijo en los estudios
A continuación, trabajaremos algunos consejos para motivar a tu hijo en los estudios (¡o por lo
menos, no desmotivarle aún más!):
- Proporciónale un buen espacio para estudiar. Parece una tontería, pero no lo es. Un espacio
acogedor y organizado, sin distracciones (móvil, ordenador, juegos… ¡fuera!), ordenado y limpio,
bien iluminado, con un escritorio amplio y despejado de cosas inútiles es mucho más motivador que
un lugar incómodo donde sólo colocarse para estudiar ya es un esfuerzo añadido. Si tu hijo estudia
en la cama o en alguna parte de la casa donde haya factores distractores (como la cocina, el salón,
o en el caso de que comparta habitación), te propongo crearle un espacio especial para él que le
invite a sentarse a estudiar como un “adulto maduro”. Además, proporcionarle un sitio exclusivo de
estudio es un símbolo mediante el cual le estás transmitiendo: “Tú tienes derecho a tener tu
espacio, y yo respeto que lo que tú haces, que es estudiar, es algo importante y merece ser
valorado”.
- Ponte con tu hijo delante de un papel donde esté la lista de sus asignaturas, y ve preguntando
por ellas una a una, escuchando lo que el niño tiene que decir de todas ellas. Es importante que
estés enterado a fondo de cuál es su situación en cada materia: dónde ve las dificultades a nivel de
temario, si ha tenido algún problema con el profesor, si posee un bloqueo especial con esa clase
(como puede ser la educación física), si ha habido algún tipo de conflicto… Es positivo que tu hijo
sienta que estás al tanto de su situación y que conoces a fondo cómo se desenvuelve en el colegio,
y así pueda informarte varias veces a la semana de cómo va evolucionando. Con este ejercicio
intento prevenir que tu hijo se encierre en sí mismo y evite contarte las cosas porque creer que tú
no estás enterado de nada y no lo comprenderás. Un padre que no se interesa por el
funcionamiento de su hijo más que para ver sus notas y juzgarle a final del trimestre, implica un
hijo con más probabilidades de fracaso escolar.
- Siéntate con tu hijo para negociar, con tranquilidad y tiempo, hasta llegar a plantearunos
objetivos realistas en cuanto a sus estudios. Si le está yendo mal en muchas asignaturas, no
puedes pretender que el objetivo sea aprobarlas todas y con buena nota, ni aunque le prometas el
oro y el moro si lo hace. Es importante trabajar con metas concretas y accesibles, realistas a la hora
de cumplirlas. Es útil establecer un premio para cada una de esas metas cuando se consigan. Es
preferible que esos refuerzos no sean principalmente de cosas materiales, sino más bien
experiencias o permisos. ¡Y cuidado con los castigos! Mejor no los utilices si no tienes claro cómo
hacerlo.
- Ayúdale a elaborarse un horario organizado de trabajo, una planificación con todos los días
de la semana y todas las horas del día, anotando qué va a hacer en cada una de ellas, ya sea
colegio, actividad extraescolar, deberes (especificar qué asignaturas trabajará en cada momento),
descansos y otras actividades obligatorias o de ocio. Este horario no ha de ser rígido, porque en
ocasiones resulta imposible cumplirlo y hay que remodelarlo. Aun sabiendo que el horario es flexible
y puede ser modificado puntualmente, la propuesta es seguirlo lo máximo posible. ¿Qué tal si te
elaboras tú también un horario de las horas que estés en casa y os proponéis cumplirlo juntos, cada
uno el suyo? Siempre decimos que la mejor forma de enseñar es el ejemplo; si le pedimos a
nuestros hijos que cumplan algo, nosotros hemos de ser los primeros capaces de cumplirlo…
Haz todo lo posible para que tu hijo no asocie los estudios y los deberes a una obligación
desagradable, riñas, discusiones y gritos… de esa manera es normal que se convierta en un
suplicio y lo evite al máximo. Procura que el momento de hacer los deberes o estudiar sea un
momento más del día, agradable y reforzante para él. Los comentarios positivos cuando ves que se
está esforzando (más allá de los resultados obtenidos) ayudan muchísimo a que se sienta orgulloso
y motivado. Si ves que tu hijo lo acepta bien, puedes ponerte cerca de él mientras estudia a hacer
alguna actividad tranquila como leer un libro o trabajar desde casa. Puede que esta compañía le
resulte agradable (siempre respetuosa y en silencio, cada uno con sus cosas sin distraerse) y le
motive compartir ese momento con un adulto. Déjale claro que no lo haces para controlarle, sino
porque te agrada estar junto a él.
- Reflexiona con tu hijo sobre su futuro: ¿Qué quiere ser de mayor? ¿Dónde quiere llegar a
nivel profesional? Conteste lo que conteste, respeta y apoya. Intenta no reflejar en él tus deseos
personales. Tener objetivos a largo plazo y relacionarlos con las decisiones presentes puede ayudar
al niño a motivarse. Trabaja también con los objetivos a corto plazo. Para ello podéis hacer un
ejercicio: Elabora una lista de “Beneficios de no estudiar” / “Problemas de no estudiar”, y lo mismo
con “Beneficios de estudiar” / “Problemas de estudiar”. Éste es un ejercicio de reflexión donde el
niño puede descubrir que las ventajas de estudiar son más que las de no estudiar, aunque sea difícil
ponerse a ello. Es importante que sea él quien reflexione; ¡No le completes tú mismo el ejercicio ni
le digas lo que tiene que poner! Tú ya te sabes de memoria las razones; no se trata de otro sermón
paterno. Ten paciencia y espera que él las vaya deduciendo. Si no lo hace por sí mismo, no sirve.
- Olvídate de frases comparativas del estilo “yo a tu edad…”o “mira tu hermano…”. Estas frases
no tienen ningún efecto positivo sobre el niño: más bien al contrario; producen una actitud
desafiante y negativa, un rebote con ansias de decir “yo soy diferente”. Teniendo en cuenta que tus
hijos están en proceso de consolidación de su propia identidad, hay que darse cuenta que están
buscando ser ellos mismos… ¿Puede que el fracaso escolar sea un intento de diferenciarse, de no
parecerse a su hermano al que tan bien le va en todo y al que no se cree capaz de superar? En todo
caso, las comparaciones son odiosas: pueden dañar su autoestima y hacer que todo acabe
complicándose más.
Atento por si hay otras razones detrás
Para acabar, ten en cuenta que existe la posibilidad de que la desmotivación de tu hijo con los estudios
no sea el problema en sí, sino sólo un síntoma de una causa más profunda. A veces, el bajo
rendimiento académico funciona como una sirena escandalosa que nos da la señal de alarma: algo está
ocurriendo en ese joven. ¿Qué cambios han ocurrido recientemente en su vida que hayan podido
afectarle, ya sea en el ámbito escolar o en cualquier otro? No siempre encontrar la causa es la solución,
pero sí nos ayuda a comprender y a centrar el foco. En este tipo de casos es recomendable acudir a un
psicólogo infantojuvenil que ayude a resolver la raíz del problema y, cuando éste ha mejorado, la
desmotivación en los estudios se suele reequilibrar.
¡Ayuda a tu hijo a comprender que estudiando no te está haciendo un favor a ti, sino a sí mismo!