RÍO IMAGINARIO

Claudio Crusoe

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El río es una cripta azulada. Sobrevuela un búho, los bosques la sintaxis plana u ondulada de tu bello signo. ¡Oh río azul! Se despluman los árboles con sus cuerpos santos. Vigas van hacia la profunda lejanía en el nivel de los espejos de tu azar como el elíxir de las notas de los pájaros en un bello pubis de arenaserena, blanca y esculpida.El puente es un arco para tocar tus cuerdas de violín restallando en hondos aullidos en propagados arpegios cual ensenada de orillas rotas en cada cauce de tu nuez de silencio.Yo, que veo el alma de tu cuerpo desnudo nudo de sogas que se alargan como finos cabellos cubriendo las orillas en una galaxia de simetrías a tu desierto mudo, espejo de laberinto sin rostro como el latido de un compás de totoras esqueleto desplumado en tu torso cual tigre, león o arado.Escama a escama se describe tu seda cultivando el cerco de una avena de oro

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encriptado en tu origen secreto se destapa el carruaje de un cofre que ofrece perlas rojas del sol fluorescente manantial que entibia tu boca como una red inaudita en su sexo de pecho y refugio de estrellas submarinas.

El ejercicio de la limosnadel pájaro infinitola desmesura en la memoriadel alce y los jaguaresque mendigan un trozo de luz en tus aguas.

La medida del hombrey su atávica atadurala mujer en su senopartiendo el esmeril del viento de aceroforjada en su túnicadestela el ejercicio primarioo el límite esencialante el silencio del silencio.

El origen del principioes ante todo un fragmentode lo realy su disoluciónel extracto de la primera gotala primera lluvia blandael primer mar y su río.

Como venas azuladascorren desparejaslas hojas del mar.Sobre tu índice cardíaco.Perímetros salvajesde ondulada desolación.

Los cangrejos salen de sus cuevascon ojos de neóniluminan la nocheirradiando paz, remanso, y quietud.

Un chivo camina solo por la heridade tu tajo ensangrentadotu vino rojo y crudoen la niebla del transmutado puente.

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Piedra inmaculadaen el lodazal de tu cuerpocorazón de aspecciones honestasdonde el crujir de alas se percata de la nochecomo velasvan las barcashacia tu seno de marfil y arcillacorazón roto en la esquirladel deseo acumulado de espejos.

Amada intangible de venas vibranteslecho arcilloso comoseda en la tersura mudaalmizcle que rodea mi cuerpocon su hechizante brújula de barro.

Allí, mi corazón palpitarío - amadacomo un cardo efímeroque alcanza su floraciónen tus caderas de orillas.

Juncos aletean el verde vientode fugaces ornamentosdiscretas fauces sobre tu lomocomo el mirlo cuando sueñacomo el hornero en franco, complejo, fugitivo.

¿Acaso la sangre de un rey?¿El vespertino azogue de los cuentos?Vaya plegaria encadenadade tristes dorados que jubilososllenan el azul cieloen el ocaso marde tu vientre de torrea simples rocas disléxicasque, amorfas, corren en el dinteldel vaporoso margende tu rostro pálido, ahogadocomo una inyección amorfade morfina plácidaplacenta que recorre el alma tuyaallá, en los vestigios aleteadosde un rostro sin máscaras.

Bajo el fugaz desierto líquidoen la abrevatura del páramo

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islotes náufragos y disonantesdespliegan lo animal y salvajeun axioma verde tras tus rocasdesfilan olmos hacia el cielo de álamoscriptogramas, mapas y consortesdel paisaje afanansu premura de linaje príncipea la dureza del hachaen la cóncava cabeza de un tótemen que los indios dispersanen manos, las magias del hechiceropura danza en tu cielo de ojo tácito.

Los montes, lejanías próximas¿nunca bebes acaso del juglar oscuro?Río que da su brebajey bebe del vientre del hombre.Arabescos en la cornisa diabólicaque marcas en tu torrentela barca se desliza como cáscarabullendo el infinito salmo de viento.Sí, viento de piedrade mano de azoterefugio del puenteque abre sus piernasdilata su sexoy une isla con islatiempo en que el plúmbeo madrigalembebe camalotes incrédulosensombreciendo la sombrade su destello acuáticoreflejo del cieloqué triste llora en su amarga agonía.

Llueve, y tras la ventanaveo las gotascaeren llanto.

Bebo del néctar del colibrísu faz luminosay la oquedad se bifurcaen tus ramas de árbol fangosocomo un álamo u ombúque invadeel espacio vecino.

El pez de marfilcuece su bocay arranca la carnada

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en un cruel decesosu espíritu vagomuere bagre de río, no si pregona su alarido.

Tú río místico,en poesíareinas...fumando entre las cañasalbergando el silencioesparzo la rueda coloquialal caparazón del tiempo:puro metal de garras como dientes.

Te veo en tu remansorío amorosotenebroso y amable.El bondadoso sol se acurrucóen tu piel de duraznoy como aterciopelando su cariciaveo tu atracción de sexo.

Me llevas en tu corrientey te poseoy tú, me posees.Nos vamos acercandoal ahogo, la síntesis, la petit mortde tu virginal sedamientras nado en tu vientreerecta la pupila disidentepenetro tu vagina azul de mujertersa yandrógina.

Macho como el obúso la campana del jilguerome llevas hacia el estanquepara devolverme muerto, nuevo, naciente.

Pique de andrómedacostillas de madréporasasfódelo de mi sangre ingrávida.

La montaña se eleva como un falloy estamos fragorosos a la rompientedel alba. Tú y yo, somosla naturaleza.

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II

Tomo la tez del árbol sabiogloba de tu corazón ardientenoble acuario de alma nevada.

Ventisca del dragón nocturnopalabras secretas como las del jilguerodonde de Dios que acaso me dierapara poseer tu imagen sintáctica intacta.

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III

Sin embargonunca escuchétu rumor en mis venas.Acaso el lucero azulde la palmasobre el sujeto en perspectivadesandando la agujaque parpadeaal otro lado del inmenso ruegode noche presentidascomo el fragor incandescentede un sueño lunar en mi estrella.

Tú eres signo de las cosascomo una amante dulceblanco deshojado entre mis versosel cielo agónico iluminaen llamarada trágicala pupila del cirio de tu voz.

Un árbol, amadodiluye el manantial desiertoentre jugosas notasque el desolador de almasdescribe en el epitafio

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de una tumba, bosquejadaen el tibio regreso de los robles en su orilla.

Me enamoré de ti, ríola otra faz de una mujer.

Este dulce y terrible doloren soledad.

Sabes que Dioses una sensación eternacon el sentido de vidadentro de un frasquito en el tiempo.Oscilando en el espacio.

Tú eres como yo.Crees en lo que sientes.Irascible y suavetorrente y remanso.

Como cuando los animales hablan en su lenguaje lunarla cripta del cielo se desnudallevada por remos de neónla luna, dormida, en su carruaje.Esparce en tu río hondo, oscuroen la noche, el polvo divinode las semillas de espigas de salsembrando en tu lomo lobunola dulce lechedel terrón de piedray el almizcle blanco del mar.

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IV

En esta nochelos juncos se besancomo si las campanas repicaran.Comienza una lluvia dispersaque se torna en aguacerocomo púas caen en tu torso de celofány pinchan como espinasbreves calypsos del destierroy como la arena al desiertotu vientre se llena aún másmás de tu leche sálmicadiamantada de la nube rojao el vespertino canto de las cotorrasaleladas, desesperadasbuscando un nidoen el abismo asimétricomientras de un dulce fríoque el viento desparramate aíslas y se derramaen inundaciones de tu sexoque se amplía en membranas destejidaspara derramar tu savia de estrellassobre las cabañas desoladas.

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V

En verano el séquito de esquirlasequedad en la brusca humedadconvergen tu cintura marcadaen aceite de oliva trasmutadoy corres lento, un remansobajo el sol rojo-amarillodel crepúsculo tibioen el anclaje de los barcosy las canoas que precipitan un surcode una huella que no hace cultivo.

Un signo de preguntasuspendido en el airecomo un ruiseñor de la nocheque se mantiene aleteando.Es éste poemariosobre ti,río extraño.

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VI

Una suave brisarecorre el laberinto de tu estigmahierbas que surgen de tu espejoel sol como enigmayuxtapuesto a las sombrasde álamos y pájaros pinceladoshojas que tocan tu nervaduraeres ahora una larga hojabifurcada en su elementovarias arterias, muelle de ebriosque salivan tu cosmos lunary agregas a tu lomo de leopardosiempre más aguapara albergar el óxidode tus ruedas de locomotorazig-zag cuando como un cielo inventadocanales,dársenas,lanchones y barcosse arriman y atraviesanherido ríoel asfalto marrónacuososombríodulceesperando la estrella del alba

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los monos saltan como grilloslos juncos encallan en tu orillade ciénagade arcilla en la cúpula de tu nervio.Como pan de tu manogusanos de sedososque brillan en sinuosashojas arremolinadasen el centro el eje de tu nerviocuando te encolerizasdibujando un disco con dientesde león de aceroy te llevas al fondo de tiaquéllo que es propiode tu savia,tu sombra,tu estómago.Debajo de tiestá la sirena de ríoplateado en su sexoesperando brotarde tu piel de diademay cantar, como Odiseosu cantata de mujer inmaculada.

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VII

Los cangrejos azulestristes en la agónica vozdel dorado, que se marchitacomo una hoja otoñaldibujando en tu vientreuna huella de hilosobre tu espesa carne.

Alaba, ahora, oh río,tu seno embriagadorla costilla de tu nombre,infinito.¿Qué extraños seresse acumulan como deseosen tu ojo,tu matriz,tu nieve de luna completa?Vibran los coloresen este otoñodentro tuyomujer y arpade los navegantesmarineros y pescadoresse desplaza tu sexo de oxímoronen tus senos embriagadorescolibríes destellantes

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mariposas azabachesnegras y de terciopelo.

Los insectos te corroenmuerden tu piel de bailarinaroen tu ámbar de ciruelocomo en una canciónreflejas la ilusiónperdida de tus piedrasel tesoro escondidoque no muestras y llevas escondidoentre tus piernas cálidas.

Allí,amontonas y escondeslo que es tuyoy en ese misteriode enigma y estilosangras como una brujaa la que le han descubierto el hechizo.

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VIII

El círculo de tus ojosy el ritmo de tu corazónintuyo, no has de mostrarmetu delgada línea de sonrisa fugitiva.

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IX

¿Por qué nuncatu sombrase percatade la soledadde tu alma?¿Nunca muestrastu espejo dividido,aquella sombraen la que sí bebenlos pájaros sibilinos,la nube tormentosael jaguar rojizo?Antílopes de neónes tu belleza extremaextraña y parejaque dibujas en tu contornode margenes capitalesy orillas disuadidas.

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X

Límites oscurosse adentran en torrentecuando declinas la corrientey embraveces tu guanteallá en el marse revuelve tu cóleracomo un viento de óxidodiversificando tu letraen un diálogo uterinocon tu padre o madre:El mar de tu origen y final.

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XI

Siendo en tu abrazote imagino pintadopor el pincel de Brueghel el viejo, con una nube rojacomo alma.

De lejanísima prehistoriatu con garras de azufrelacustres tus brazosacunaron indios prístinospuros en razaorigen,latitud.

Sombra de leopardobajo las piedras del dragón españolque acuñó a los pueblos,origenes americanosque alzaron sus almas al cielode la bestia de fuegohuyendo que fue la “conquista”.Bebo tu liquentus algas, acaso,y el cuerpo tatuadoen tu esteladel indígena mimetizado.

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Oigo el rugir de un pueblodesgarradoen ecosde sigloses como una tanzade tu cuerdasonar una música rotavaga e imprecisa...

El pescador lanzala boyacon ilusión peregrinay donas de tu panzael dorado oleoso y carnudo.

Gotaa gotalasalde tu cielose inviertey estás viéndoteen el lago de aire y nubes.

Herida abierta cicatriz de trueno terrestrede orilla a orillasin suturasvas llenando el margen áspero de la página en blancocon tu dolor por amor es una larga lágrima sagrada.

Un oscurodeseosoen su frenesíte custodia.Todos los árboles bajola luz del farol del cielonocturnoson columnas clavadasen el panteón forestal.

Fluyes en el albael torrenteque en cascada caede tu brújula hieráticatu acento divino.

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Espejo de la nocheun sediento parpadearen el astro superiorestridentes notasde los pájaros urutaúesaguiluchos espacialesque en zonas órficassiembran estrellasconfiscan el lechoy lo guardanen sus bolsitas de nochecomo césped de un nuevo abrillos epicentros marcando la sincroníade los relojesla buena espinadel maren su eclosióncomportándosecomo un esturión,estira sus patasanhelantes quecreciendo en su jaguar de otoñodestila monosílabossólo en la artemisa del acuarioen el artejo del grilloen la muerte del insectoun bocadoque destroza el sexo.

Cuando reinemosen un nuevo soldestrozaremoslas piernas ylas arterias de la iglesiacopularemosen la sombra de los nogalesbajo el río abiertode vena ululantessangrandoen la memoriacomo un pájaro sempiternoque resguardaen su almaun cuerpo muertouna estrellaun devenirsobradas sonlas mercancías

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de un espejodilatado,tajadocomo una hozcomo una luna menguantedonde chorreaen su sangre saviay polenfertilizandoel cielo de la tierracoleando la compasióny el amorel deveniraxioma del entibiado cuerpocomo una diademaque guardaen tu hocicoquizás, dentrode tu vientrecopuladotu noción de heridarío amante - mujerinconmensurablerío en su laberintoo, acaso,das la sierpe del pantanoen tu gleba de junco con guijarrossobre los muellesdonde las canoasflotan en su vaivén musical,que despiertasuna nota de semblanzay pazarmoníaen espesadode surgimientode tu lluviaque ahora caegravitalmentesobre un estuario dormidoquizás un pozoque ha descubiertosus gusanostrepitardespiertosentre la nochecomiendo las lágrimas

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del cieloadormecidoen su frágiltemporalidady un vacíoignotoen la compañíaacerba de un esmaltetiznado,sin piedrassin barroespejados tus ojos,tu nube,tu follaje,tu noción de asimetríaen la tierra despejadacon tu nominarío mío:eres mi amante,mi hermano,mi amigo.Ahora te enojasy llevas río abajolos palos santosrosasque navegany algún ahogadopide cuentatu devuelvescada asesinatocada cuerpo dormidoque hinchadose acerca a la orillay aúllasporque sabesel dolor y la angustiaenrollada en ese tronco perdido.

Con sensacionesdispersasen el globo terrestreanimal heridopez, pájaros, tigressibilinosque despiertanla auroraen este rocyclerde espejosen esta nochetus hojas se deshacen

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como una pluma al vientoun ave reflejadaen el pico de la nochejaguar o pumaacechando en el bosquemuestran sus dientesen ese instanteque dormidoque duermesquisieras despertar.Al albala tardeen el crepúsculome surgen las espinasmás indecentesconfortándoseen la espinaen el rostrode la rosaen el silencio nocturno.

Al albate despiertasrío,hondanado de sombrasy peces que sucumbentus piedrasque muerden en tus piedrasronroneando el escrúpulodel zorzal profundolos peces, desfallecidosse agotany renuevan sus fuerzasen tu vino ebriode espigacomo una sal,te desfallecesla sombrade la sombrade un cuerpoque no estáy está lejosy aún rememorassu formade sed yespacio.

Ahora penetroen brazadastu lomo

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tu cuerpoes una orgía de pájarosvolando en mi cuerposintiendo el saborde tu vozque ahora me ofrendas.Veo al hornero pacificador de vallesy el gallo negrosobre la alfombradel verdecrepitar en su silenciolabrado,escuchando la notael timbre de la oscuridadque su silencioes un latir de vocesentre grillos,palmeras, árbolesdonde en sus manospenden frutos y piñas.

Viento y tierrapolvo,esparcidoconvergiendoentre la nubey la lomael valleque se desgrabaen esta voz, inusitadade tiempo inexactocompungiendo el bravobravío, de un serhendidoque esta nochecantasobre las palmasde tus manos.

Allí la nota es gravecontenidaaugurando una lluviaque ahora se proclamasublime en su estandartede banderaentre tu dorado colorde radapielde granitoque se desmoronaentre el lenguaje

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de las palabrasrío - amantepenetro tu ser - tu semillatu vértigo precisotu ser que me devuelveun grabadosobre una rocauna rosa, de tu bocaen la tarde en las sombrascomo un rugirde rocasen la paz y el sentirque es un sentimientocompartido, tuyo y mío.

En esta noche de olimpoen esta noche en que el cieloencrespadotúrío poetacomo las arcillasde tu vientreel fluir y reflujodel candorosode las canoasen la travesíaal costado, totorasy juncales, gorriones simultáneosse adentranen el río turbiodorado,melosocomo una especiede fantasmagoríaun abejorro se paraaleteando, en una aguja de pinodel tiempoun espejo doradoen tu vientrey los guijarrosen la orillaen tu arenadesterradode tanto andarsucumbiendo al rugirde las cotorraso charlar el vago anhelodisperso de los techosde un suspiro claudical

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que despierta sobre aquellacanoa, que vami vozque vadesplazándosesobre tu cuerpo únicoplácidosexualcomo un puente de violetascontemplotu piel hechizaday aterciopeladaen blanco estanquede esteros y camalotessobre tus ramasde plomocomo venastus canalesenvilecidostus nerviosacunándomeen tu senocomo mi mujer; penetrándoteen tu sexo divinoeres, ¡oh río!(¡Dios y destino!)(¡Dios que me ama!)

Esta tarde de primaveratu mano mansatu abrigo decoloridoel sereno semblantedel universo íntimocomo culebras te dilatascreando un espacioun lugar,tu tiempo.

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XII

Un mirlo sintácticose veen tu ojoy veuna mujerque atrapas un pájaroen tu espejo.

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XIII

Por tus renglones de aguauna sinfonía proponescon tu oleaje desérticocomulgando con el bosquey sus alaridosy su milonga de zorzalesque forma una completamelodía nocturnaque avecina las vidriosas lágrimasdel cielo que llora al verse.

Coleteas,golpeas manso y bravíode esquina a esquinaen un tiempoeres varios momentosestá allá.Alláy en todos ladosy sin embargote siento en mícomo un reflejo del tiempoy un lugar único:

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al que veo con mis ojostransgredir tiempo, lugar y espacio.

Como una víboradesde tu dentelladahasta tu cola de cascabelatraviesas sin permisosel estómago de la tierray el arenoso vientreen que has tomado por atracopara ser amado-amante.

XIV

Bebo tu néctarde vino y vacíopisando tu fuente ciegade almendros y olivos.

¿Acaso el fragor de olímpica sangrenarcotizas mi mentecon tu suave vaivénde sedosa drogabrisa, niebla y estío?

Sangras por tus porosy pares la compacta formalíquida que se desvaneceentre mis dedos...¡Oh, amante invisible y esquiva!Dejas sobre mi cuerpouna marca indescifrabledonde el placer fugazse tercia en efímeroen que no puedo conquistarni contenereres de todosno sólo mío.

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XV

Eres tambiéntú en ti mismo.Poseesy sos poseído.En el muelle donde las barcasencallan silenciosasbajo la tarde azulde veranoposeído,ya eres río.Tú amas, y eres sólo un espejo dentro mío.

Río amanteRío imaginario,Río - Río.

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