Bordelois - El País Que No Habla

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El País Que No Habla

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Bordelois, lvonne El pals que nos habla. - 3' ed. - Buenos Aires : Sudamericmrn, 2006. 224 p.; 23x16 cm. (Enst1yo)

ISBN 950-07-2689-0

l. Ensayo Argentino l. Titulo CDDA864

Primera edición: octubre de 2005 Tercera edición: febrero de 2006

Todos los derechos reservados. Esta publicaGión no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte,

ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recupernción de infonnación, en 11inguna forma ni por ningún medio, sea 111rcanico,

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IMPRESO EN LA ARGENTINA

Queda hecho el depósito que previene la ley 11. 723.

C> 2005, Editorial Sudamericana S.A.® H11mberto 1 531, Buenos Aires.

© 2005, lvonne Bordelois

www.edsudamericnna.com.ar

ISBN-JO: 950-07·2689-0 ISBN-13: 978-950-07-2689-4

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Pagaba menos la ano­o-ordo en tiempos en los que se pro 6

rex1~i se me permite una anécdota perso~al, ~ace algu~ hes Una amiga mía tuvo una expenencia muy es

nas noc . · l d 1 · ecial en cuanto a la poética ine~tmgmb e e piropo. \r olvía ella caminando sola, a medianoche, a su casa, por . · lle que sin ser en absoluto siniestra, no es tampo-

uft~ ca ' . d ~n lo acon-co demasiado transitada. De mo o q~e? segu .

. la prudencia y las crónicas policiales del tiempo se3an . b · · <Ta el paso que. estamos atravesando, apreta a 1:11 ª;r1~d .ble' ro~urando alcanzar su puerta lo mas rap:, o pos1 .

JP t al llegar a la esquina de su casa aparec10 de pro~to us o · · udo v1s­

un muchacho veinteañero, de qmen casi no P 1 . . d ntro con a mis-

lumbrar el rostro, caminan o a su-encue . . ma prisa que ella llevaba. Instintivamente, m1 amiga s~

h. un lado a la par que redoblaba el paso. y e~ e izo a ' h h ue el le

mento de cruzarse con el mue ac o, oye q . mo , , al " (D b añadir dice: "Señora, se le ha ca1do un pet ~ . . e º. ' para ilustración de los lectores, que m1 amiga tiene se­tenta años bien llevados, pero sin llegar a parecer mucho má~ joven.) Naturalmente, llegó ella a su casa levitando con la alegría de saber que, a pesar de. los tan~

' d.d l rnrop-o m tísimos pesares, nadie ha po 1 . o matar_ e . r -

erradicar la poesía del cotazón de los porteftos.

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Lenguaje y mediática

Cuando hablamos de la empresa de demolición de lenguaje que cumplen los medios -en particular la te­levisión, por su alcance masivo- estamos pensando ante todo en el lenguaje de los informativos, de las tele­novelas y de la publicidad. No se trata simplemente de una notable reducción del léxico posible, sino de la ino­culación de ciertos giros que desafían toda eventual confrontación con la realidad. La infantilización y la re­ducción del pensamiento crítico que reclama la cultura del consumo van parejas con las de la cultura política capitalista.

Son las mismas de las que habló valientemente Su­san Sontag cuando los Estados Unidos llamaron al ata­que de las Torres un atentado "contra la libertad" y no contn el abuso de poder que ejercen contra el mundo. E1 problema, .por cierto, no es "novedoso: la confusión y la ignorancia que reparten la mayoría de los mensajes que se difunden por el mundo hacen recordar las sabias paltbras de V oltaire: "Si la mayoría gobernada estuviera

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compuesta por bueyes y el pequeño número de gobernan­tes por boyeros, e1 pequeño número haría muy bien en mantener al grande en la ignorancia. La ignorancia es la salvaguardia delos estados bien administrados". En nues­tros días Abelardo Castillo ha vuelto a glosar estos concep­tos: "La instrumentación de la ignorancia es el arma más formidable para aniquilar la libertad de un pueblo".

Tengamos en cuenta que la administración de la ig­n-0Eancia colectiva no es tarea trivial: se necesitan mu­cho poder y mucha sutileza para llevarla a cabo. Tuve la ocasión de señalar, ante una pregunta del periodista Sebastián Lacunza con respecto al papel que cumple la publicidad en la pérdida generalizada de la conciencia del lenguaje, que idiotizar a la gente para que compre lo innecesario o lo excesivamente caro no es tan fácil como parece. Se precisa sobre todo aturdir -mediante la ve­locidad y el aumento de los decibeles- y al mismo tiempo achatar -mediante la vulgaridad que nos hace sentir "como los otros"-. No hay ninguna incapacidad en la diligencia que despliega el sistema de publicidad consumista, sino una gran eficacia y astucia para des­truir los engttnajes más relevantes del lenguaje, que requieren reflexión, claridad, escucha y selección de ex­presiones precisas y complejas, si el caso lo exige.

Como dice acertadamente Germán García, "la mer­cancía hace a su cliente y después el cliente hace a la mercancía; Marx tiene razón. La publicidad es el arte de eso mismo, el arte de generar sujetos para una mercan­cía. Se fabrica la mercancía y después se fabrica quién la va a consumir. Por ejemplo, esas cosas con distintos

nombres, biopuritas, defensis, cosas inver , ·1 venden, y la gente se siente bien cree . os1z1 es que da: 'Co~emos significantes'. N~ es lo en _eso. acan de­yog;~r miserable que uno con biopurita;ismo comer un un cierto tipo de salud d -1 · El nombre de

. o e una a eo-ada d. b dispensar una vao-a con . . d b leta asta para

o ciencia e pertenen · do luminoso y más r li cia a un mun-

.Le z, una suerte de b , toayuda accesible para tod L enevola au-d . os. as marcas

es1gnar los ob1etoc 0 prº d 1 h. que pasan a • , J u 1...n as que as ex ib

bien la muestra manifiesta d d - en son tam-e un merca o cad ,

voraz en sus monopolios y l d ª vez mas . en a aveza a corn . que requiere de los consum"d A , petenc1a

I ores. s1, no pod nocer la marca de un auto . dad er reco-Air , en una cru como B

es, pasa a colocarnos en la d . bl uenos l . esprecra e categ , d os sem1analfabetos urbano oria e s.

En realidad, no sólo son los enQTana· es del 1 . los que busca alterar la publicid d t:; J , engua3e

a sino, aun mas perv samente, los de nuestro propio deseo P . 1 er-

. or ejemp o la manera actual de monitorear ciertas eleccione ' de los teleoyentes es particularm il s_ por parte

. ente ustrativa Hace un tiempo, una modelo retratada al lado d .

, · · e una gaseosa parec1a incentivar conJ.Untamente el d 1

eseo por os plac res ~º?llevados en ambas imágenes; actualmente 1~: ausp1ciantes han descubierto que el sexo -om :. ,

d d ' L o agu13on pue e errotar en eficacia al producto anu . d ¡ ' 1 ncia o en a mente y a memoria del espectador y los m . conse · h ' ensa3es, en

cuenc1_a, se an vuelto curiosamente ambivalent en este sentido. es

d Así, lube?o de ~na potente y prolongada exposición

e una ru ia curvil' ¿· mea, se nos ice explícitamente que

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el producto tal es mejor que la modelo exhibida. En otro caso, una propaganda comercial ~uestra a ~na mu­chacha atractiva que hace pasar a su JOVen .amigo a un departamento, donde el chico se preci~ira_ hacia Int~~­net, abandonando por completo a su desalentada an!l­triona. De este modo, la conjunción sexo-consumo se ha vuelto, inesperadamente, una dialéctica de consumo­CQfltra-sexo. Desde luego, se trata aquí sobre todo del lenguaje de las imágenes, aunque la apoyatura verbal existe casi siempre. Un mercado prepotei:te b~sca a todo precio desarrollar consumidor~s zo~b1es o impo­tentes, y un espectador acrítico y pasivo de~a ~tlt~ar estos mensajes, donde quienes figuraban al pnnc1p10 ~orno mujeres-objetos-estímulos han pasado a ser muJeres­objetos-desdeñabfos, desaparecidas a. favor de los pro­du<:tos publicitados. (Acaso es pos1Me entrever una lectura según la cual estos mensajes se interpretarían como una crítica. irónica al machismo omnipresente en nuestra cultura, pero es muy probable que estas sutilezas estén fuera de la conciencia del espectador común y no sean las intentadas por los publicistas.) El camino del progreso hacia la reificación total del deseo del tele­oyente se va afirmando indeteniblemente.

"~almáda, desangelada, mal hablada, llena de pro­cacidad,.: así define Alberto Migré -que insertaba poe­mas de Neruda en Rolando Rivas, taxista- a la televisión de hoy. Los ejemplos y las anécdotas que mue*8:n elá~ a. lo más vivo del lenguaje en los.me­dios no son difíciles de encontrar. Recuerdo por e3em­plo una telenovela, Franco Buenaventura, el profe, donde

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Osvaldo Laport encarnaba a un profesor que, ante el duelo de sus estudiantes por la muerte del docente a quien él había venido a remplazar, les leía unas estrofas de la preciosa elegía de l\/Iiguel Hemández a su amigo muerto. El paneo de la cámara a través de los rostros de los chicos al tiempo de la lectura era en sí mismo otro poema. Pero unos pocos días después, un diario criticó ásperamente esta escena -no se había leído toda la ele­gía, la lectura no era perfecta-y este tipo de represen­taciones no se volvió a repetir, mientras se caía en la acostumbrada trivialid~ ·de los amores del profesor con estudiantes y docentes, etcétera.

Haber suspendido por falta de auspiciantes el pro­grama televisivo del librero y poeta Héctor Y ánover, en el cual se leían, se revivían y comentaban hermosos poe­mas, fue otra muestra más de una profunda desidia, de una incapacidad por enfocar lo que nos hace. bien, lo que nos libera, lo que nos hace volar, aquello que nos da la poesía: un aleteo sobre el abismo.

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