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CRECIMIENTO, DESARROLLO Y DISTRIBUCIÓN
Cuadernos de Reflexión
Argentina: Estructura Económica y Política Económica 1995 - 2011
Trabajo realizado en el marco del Proyecto de Investigación de Cátedra
“Desarrollo Local En el Moderno Sistema Mundial:
Una mirada Latinoamericana”
PROINC FCE UBA
Resol CD Nº 1557 / 11
Índice
Presentación 1
Estructura del Mercado en
Argentina 2
Actividad Econoómica y
Productividad 4
Tipo de Cambio y Demanda
Externa 6
Composición y Evolución de
las Exportaciones 8
Estructura de Mercado y Ex-
portaciones 10
Economía Estatal 12
Evolución de Ventas y Ex-
portaciones 14
La Economía Invisible 16
Anexo: Notas para el Debate
Teórico 17
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ISSN: Noviembre 2012Volumen 1, nº 0
Presentación
D entro del marco del Proyecto de Investigación de Cátedra
PROINC-FCE-UBA, “Desarrollo Local en el Moderno Sis-
tema Mundial: Una perspectiva latinoamericana”, presen-
tamos aquí un análisis preliminar sobre algunas variables que considera-
mos relevantes, con el propósito de contribuir a la reflexión y discusión
analítica sobre la economía argentina.
El proyecto de investigación pretende indagar y problematizar en térmi-
nos tanto teóricos como empíricos, categorías utilizadas para compren-
der nuestras sociedades y comunidades. Desde una perspectiva de los
procesos históricos de larga duración, en el marco metodológico de los
Ciclos Sistémicos, dialogando con la Teoría de la Regulación y los en-
foques de Paradigmas Socioeconómicos. Se buscará rescatar la propues-
ta del sociólogo peruano A. Quijano de pensar en términos de pensa-
miento decolonial y del antropólogo colombiano A. Escobar, desde la
perpectiva de las múltiples modernidades.
El trabajo que hoy adelantamos sólo es una aproximación, desde datos
empíricos, a la estructura económica argentina y fue realizado por Flo-
rencia Chahbenderian (Trabajo Doméstico), Matías Fernández Piana
(Estadísticas Tributarias), Aldana Feigelsohn (Análisis Presupuesto) y
Martín Orsi (Trabajo y Produtividad), bajo la coordinación de Ricardo
Diéguez.
Asimismo, añadimos un dossier de reflexión teórica con trabajos de Di-
ego Mansilla, Ariel Zagarese y Juan M. Zanabria
![Page 2: Boletín PROINC](https://reader030.fdocument.pub/reader030/viewer/2022020320/568bd7221a28ab20349e9dc9/html5/thumbnails/2.jpg)
E xplicitar cómo opera la confluencia/confrontación de
los diferentes actores sociales en un mercado resulta
clave para entender su funcionamiento. Por eso, cabe
distinguir dos tipos diferentes de centros privados de acumula-
ción: los organizados por el capital concentrado y los organi-
zados por el capital concurrencial. Los primeros se caracteri-
zan por llegar al mercado con Precios Administrados, los cuales se calculan fuera del mercado, y su
fin es obtener un determinado margen de ganancias después de impuestos. No decimos que ponen
cualquier precio, ya que siempre necesitarán de la convalidación social (un determinado nivel de de-
manda efectiva) para alcanzar sus objetivos. Sin embargo, estos centros privados de acumulación están
en condiciones de estimar, dada la experiencia pasada y su capacidad de realizar estudios de mercado,
el precio al que se podrá obtener la ganancia esperada, trasladando así los impuestos que les corres-
ponde pagar a los consumidores, por lo cual se convierten en Formadores de Precios.
Los centros privados de acumulación concurrenciales son aquellos que, por su peso en el mercado, son
Tomadores de Precios. Por lo tanto, sus precios y su ganancia se ven determinadas en el mercado
mediante la confluencia/confrontación de los Procesos Sociales de Producción y de Circulación.
Estructura del Mercado en Argentina
Al hablar de las fuerzas del mer-
cado, pocas veces se hace men-
ción a la estructura del mismo, y
por lo general, ésta es ignorada en
los análisis.
Si bien las fuerzas del mercado
concurren a él en condiciones de
libertad relativa, no todas poseen
la misma capacidad de determinar
los precios.
Los centros privados de acumula-
ción concentrados están siempre
en condiciones de imponer en el
mercado sus objetivos e intereses
respecto a los no concentrados y a
los consumidores en general.
Si en un determinado mercado la
competencia es oligopólica, los
centros privados de acumulación
impondrán a los demás actores
socioeconómicos sus intereses y
objetivos. El cuadro de la izquier-
da muestra la concentración del
mercado en Argentina.
2
Año
Ventas al Mercado
Interno
Exportacio-
nes
Ganancias
Sociedades
1998 82,70% 99,13% 79,76%
1999 82,90% 99,10% 78,08%
2000 83,37% 99,43% 81,85%
2001 84,48% 99,38% 80,97%
2002 83,31% 99,55% 75,51%
2003 80,48% 99,32% 82,71%
2004 80,91% 99,30% 81,95%
2005 81,21% 99,19% 82,61%
2006 80,99% 99,08% 83,08%
2007 81,38% 98,98% 84,36%
2008 81,81% 98,97% 79,27%
2009 81,19% 98,70% 79,34%
2010 81,45% 98,70% 81,14%
2011 82,13% 98,77% S / D
Competencia Oligopólica
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la AFIP
PARTICIPACIÓN DEL 5 % DE LOS MAYORES CONTRIBUYENTES
EN EL MERCADO INTERNO, LAS EXPORTACIONES Y LAS GA-
NANCIAS PAGADAS EN ARGENTINA 1998— 2011
![Page 3: Boletín PROINC](https://reader030.fdocument.pub/reader030/viewer/2022020320/568bd7221a28ab20349e9dc9/html5/thumbnails/3.jpg)
Estadísticas Tributarias
Usar las Estadísticas Tributa-
rias elaboradas por la AFIP
tiene ventajas importantes, si
bien es necesario comprender
que un análisis realizado des-
de una misma fuente de datos
siempre conlleva riesgos.
Por esa razón, utilizaremos
estos datos de manera compa-
rativa con los elaborados por
otros organismos para llevar
adelante nuestro análisis.
Si bien existe un amplio con-
senso entre los tributaritas en
que la evasión fiscal es alta,
rondando el 40%, la ventaja
que contienen estos datos es
que dicha evasión, en el con-
junto de los contribuyentes, es
homogénea, por lo que resulta
confiable en tanto parámetro
indicativo.
A su vez, estos datos son cen-
sales ya que surgen de lo de-
clarado por la totalidad de los
contribuyentes.
Las series utilizadas arrancan
en el año 1998 ya que a partir
de ese año se encuentran a
disposición del público en
www.afip.gov.ar
Estructura de Mercado en Argentina
D e los datos utilizados surge
que nuestro país presenta
un mercado oligopólico.
Si bien en el período analizado, que
arranca con el principio de la fase
de estancamiento de la actividad
económica bajo las políticas neo-
conservadoras implementadas por
el Estado, se puede apreciar que
dicha estructura oligopólica no se
modificó ni con la crisis del año
2002, ni con la política económica,
aplicada por el gobierno a partir del
año 2003.
En estos últimos años las políticas
económicas fortalecieron el creci-
miento del sector industrial, y las
políticas sociales de inclusión junto
a las discusiones salariales en el
marco de los Convenios Colectivos
de Trabajo, propiciaron un aumento
de la demanda interna efectiva.
Más del 80% de las ventas, las ex-
portaciones y las utilidades
(medidas por el impuesto pagado
por los empresas) son explicadas
por el 5% de los contribuyentes.
Siendo el mercado el escenario de
confluencia/confrontación de los
procesos sociales de producción y
circulación, en él se manifiestan los
intereses y objetivos tanto de los
centros privados de acumulación
como de las agencias gubernamen-
tales y de las unidades domésticas.
Desde la perspectiva de la Autono-
mía Relativa del Estado, esta diver-
sidad de intereses y objetivos debe
ser analizada en este contexto de
fuerte concentración para poder re-
flexionar sobre los senderos que el
Estado tiene a su alcance para cum-
plir sus dos funciones básicas y
contradictorias: garantizar la valo-
rización del valor y la armonía so-
cial.
3
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la AFIP
![Page 4: Boletín PROINC](https://reader030.fdocument.pub/reader030/viewer/2022020320/568bd7221a28ab20349e9dc9/html5/thumbnails/4.jpg)
Evolución de los Pre-cios
Dado que los precios
subieron permanente-
mente a partir de la deva-
luación, es necesario de-
flactar las serie de PBI,
lo que permite observar
la evolución del volumen
físico. Como los cam-
bios producidos en el
INDEC a partir del año
2006 no resultan confia-
bles para ser aplicados a
partir de ese momento, se
usó el denominado 9 pro-
vincias para el período
2006/2011. Este indica-
dor aparece como el más
confiable y en términos
generales refleja números
similares a los incremen-
tos de salarios del sector
registrado del mercado
laboral.
Evolución de la Actividad Económica
D ada la estructura del
mercado, podemos
avanzar sobre la dinámi-
ca de la economía argentina en las
últimas dos décadas.
Se observa que el PBI a precios
corrientes pasa de 100 a 714 me-
dido entre puntas. Aun sin que se
hayan producido cambios en la
estructura oligopólica del merca-
do en Argentina, la devaluación
del año 2002 produjo un incenti-
vo para un crecimiento sostenido
de la economía.
Realizando la medición a precios
constantes (100 a 160 medido en-
tre puntas), la tendencia se man-
tiene, aunque no es tan pronuncia-
da, si bien pierde la estructura de
precios relativos.
En ambos casos la serie muestra
que a partir del 2003 la actividad
crece a un ritmo superior al mani-
festado con anterioridad a la crisis
del 2002.
El mercado interno mostró un au-
mento en la ocupación y en los
ingresos de tendencia similar al
aumento de la producción, lo que
permitió la convalidación social
del incremento de la producción
al aumentar la demanda efectiva.
4
22,55
36,01
13,01
44,11
23,23
21,67
28,63
19,37
29,59
30,31
0 20 40 60
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
Aumentos Salariales Promedio en %
Fuente: MTEySS - Subsecretaría de
Programación Técnica y Estudios
![Page 5: Boletín PROINC](https://reader030.fdocument.pub/reader030/viewer/2022020320/568bd7221a28ab20349e9dc9/html5/thumbnails/5.jpg)
C on el propósito de indagar sobre esa evolución, podemos analizar el crecimiento de la productivi-
dad del trabajo para el total de la economía y para la industria manufacturera, observando que la
segunda lo hace a valores superiores a los de la economía en general. Aquí influye tanto el au-
mento de demanda de fuerza de trabajo por parte de los centros privados de acumulación como un impor-
tante crecimiento del uso de la capa-
cidad instalada hasta ese momento
ociosa, producto de la primacía de la
expansión financiera que caracterizó
a los 30 años precedentes.
Para realizar estas mediciones se uti-
lizó el PBI deflactado por el índice
de precios mencionado anteriormen-
te.
C omo puede apreciarse
en el gráfico que se pre-
senta a la derecha, el
uso de la capacidad instalada
pasó del 55.59% al 78.75%.
Esto implicaría que el aumento
en la productividad del trabajo
fue impulsada, en gran medida,
por los rendimientos crecientes
a escala. En la teoría económi-
ca, esta explicación se sustenta
en lo se conoce como el Efecto
Kaldor-Verdoom.
Si bien una parte de la producti-
vidad podría estar explicado
por inversiones que introduje-
ran innovaciones tecnológicas,
la magnitud de la capacidad
ociosa al principio de la serie
hace suponer que los rendi-
mientos crecientes a escala in-
fluyeron en mayor medida en
los aumentos de productividad
señalados.
5
Productividad del Trabajo
Productividad y Capacidad Instalada
![Page 6: Boletín PROINC](https://reader030.fdocument.pub/reader030/viewer/2022020320/568bd7221a28ab20349e9dc9/html5/thumbnails/6.jpg)
Precios y Tipo de Cambio
Hemos afirmado que los pre-
cios, sobre todo en el último
lustro, han mostrado una ten-
dencia alcista sostenida en valo-
res altos.
Razones metodológicas no per-
miten afirmar cuál es el valor
concreto del IPC, lo que no
impide situarlo en un rango de
dos dígitos, entre el 18% y el
25%, es decir, muy por encima
de las devaluaciones adminis-
tradas. Sin embargo, la eviden-
cia empírica parecería mostrar
que el deterioro del tipo de
cambio no ha hecho caer la
competitividad de las exporta-
ciones argentinas, sobre todo en
el sector que más valor agrega-
do genera, es decir, en las Ma-
nufacturas de Origen Industrial
(MOI).
El intervalo en que situamos la
inflación responde a que en el
mismo se mueven los aumentos
salariales promedio.
Lo que asume esta afirmación
es que los centros privados de
acumulación no estarían dis-
puestos a aumentar los salarios
por encima del aumento de pre-
cios en una estructura de merca-
do fuertemente oligopólica.
Tipo de Cambio y Demanda Externa
E l aumento de la actividad
económica se reflejó tam-
bién en un aumento de las
exportaciones. En este caso, a ni-
vel general, el aumento es expli-
cado más por los mayores precios
internacionales que por los volú-
menes exportados.
Sin embargo, el incremento se
observa para todas las categorías
de bienes transables.
Al observar el comportamiento de
las exportaciones, sin embargo, se
observa que mientras los bienes
exportados con bajo valor agrega-
do
crecen por precios, las exportacio-
nes de origen industrial, que re-
presentan la tercera parte de las
exportaciones totales, crecen más
por el volumen exportado.
6
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100
150
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1997 1999 2001 2003 2005 2007 2009 2011*
Exporaciones Nivel General
Valor Precio Cantidad
Fuente: Elaboración en base a datos del INDEC
0
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200
300
400
1997 1999 2001 2003 2005 2007 2009 2011*
Combustible y Energia
V P Q
0
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400
1997 1999 2001 2003 2005 2007 2009 2011*
Productos Primarios
V P Q
![Page 7: Boletín PROINC](https://reader030.fdocument.pub/reader030/viewer/2022020320/568bd7221a28ab20349e9dc9/html5/thumbnails/7.jpg)
E n principio, estos datos
parecerían indicar que,
aun con fuertes aumen-
tos en los precios internos, el
tipo de cambio habría sido ad-
ministrado dentro de parámetros
que permitieron, al menos, man-
tener las cuotas del mercado in-
ternacional.
Al mismo tiempo, si bien los
productos de origen industrial
con mayor peso provienen de
los sectores automotriz y metal-
mecánico, estas industrias con-
centradas justifican sus exporta-
ciones fundamentalmente por el
comercio intra-firma y a precios
de transferencia, mientras que
los capitales concurrenciales lo
hacen a precios de mercado (lo
que indica que deben captar y
mantener nichos de mercado) y
su participación en los otros ru-
bros es casi nula.
Por su parte, los otros rubros
fueron impulsadas por aumentos
en los precios internacionales,
explicados principalmente por
movimientos especulativos.
7
Commodities y Especulación
Las ventas a futuro de los produc-
tos agropecuarios son una práctica
que viene de mucho tiempo atrás.
Lo novedoso en estos tiempos es
la aparición de un conjunto cre-
ciente de herramientas financieras
destinadas a la especulación.
Una de ellas es la titularización de
los contratos a término de los pro-
ductos agropecuarios, lo que per-
mite que sean comercializados en
el mercado secundario de valores
y por lo tanto convertirse en he-
rramientas útiles para la especula-
ción financiera, ya que están liga-
dos a mercancías con una deman-
da internacional cierta.
Quienes realizan estas operacio-
nes pueden no saber siquiera el
aspecto o el uso de estas mercan-
cías, y al operar con estos títulos
anclados en ellas, le hacen aumen-
tar (y caer) su valor de mercado,
mostrando subas y bajas en el
corto plazo que no responden al
movimiento de la oferta y deman-
da real de dichas mercancías en el
mercado mundial.
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250
1997 1999 2001 2003 2005 2007 2009 2011*
MOA
Valor Precio Cantidad
Fuente: Elaboración en base a datos del INDEC
0,00
50,00
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MOI
Valor Precio CantidadFuente: Elaboración en base a datos del
INDEC
![Page 8: Boletín PROINC](https://reader030.fdocument.pub/reader030/viewer/2022020320/568bd7221a28ab20349e9dc9/html5/thumbnails/8.jpg)
Alimentos y Especulación
“...Hoy está claro que la crisis
mundial de alimentos no puede
ser analizada ni abordada en
forma aislada de la crisis finan-
ciera internacional […] ambos
problemas están íntimamente
vinculados, fundamentalmente
a través del impacto de la espe-
culación financiera en el precio
de los alimentos... […] mientras
que algunos analistas han apun-
tado hacia la existencia de des-
balances de oferta y demanda,
ese argumento no se sostiene ya
que han existido pocos cambios
en la demanda de alimentos
durante los últimos años. Un
informe de la FAO evidencia
que el ritmo de crecimiento del
consumo total de cereales en la
década pasada fue considerable-
mente inferior al registrado en
los años ’60 y ’70. La afirma-
ción de que los precios de los
granos se dispararon porque hay
una mayor demanda de las pu-
jantes China e India es total-
mente inválida, ya que el consu-
mo agregado y per cápita de
granos en ambos países ca-
yó…” Jayati Ghosh
http://www.pagina12.com.ar/diario/
suplementos/cash/17-6408-2012-11-
19.html
Composicio n y Evolucio n de las Exportaciones
A l analizar la demanda
externa sobre la produc-
ción de nuestro país, po-
demos observar con mayor dete-
nimiento su composición y, por lo
tanto, su impacto en la estructura
económica.
En términos generales, se observa
que alrededor de la tercera parte
de las exportaciones corresponde
a materias primas, mientras que
otra magnitud similar las explican
las Manufacturas de Origen Agro-
pecuario, las cuales no añaden
grandes cantidades de valor a las
materias primas, ya que en gene-
ral, el mismo oscila alrededor del
8%.
Por su parte, el tercio restante de
las exportaciones son manufactu-
ras de origen industrial, es decir,
con mayor contenido de valor
agregado, las que, como ya hemos
observados, son las únicas que
crecen por volumen, mientras los
otros tres rubros lo hacen por el
aumento sus precios en el merca-
do mundial.
Se destaca que a partir de la deva-
luación, la participación de las
MOI en el total de las exportacio-
nes han presentado una alza soste-
nida, cuyos motivos ya hemos
analizado provisionalmente.
Dicha participación creciente se
explica, en principio, por la ten-
dencia que muestran las exporta-
ciones de bienes primarios, que
aún empujados por los precios
internacionales se mantienen esta-
bles y, en los últimos años, com-
bustibles y energía.
8
Prod.
Prim. MOA MOI
Comb. y
Energ.
1993 24,93% 37,60% 28,05% 9,42%
1994 23,58% 36,66% 29,34% 10,42%
1995 22,97% 35,65% 31,03% 10,35%
1996 24,43% 35,44% 27,15% 12,97%
1998 24,98% 33,15% 32,63% 9,25%
1999 22,07% 35,15% 29,88% 12,89%
2000 20,29% 29,85% 31,24% 18,61%
2001 22,80% 28,11% 31,29% 17,80%
2002 20,55% 31,73% 29,63% 18,08%
2003 21,61% 33,42% 26,88% 18,09%
2004 19,82% 34,61% 27,69% 17,88%
2005 20,08% 32,54% 29,68% 17,70%
2006 18,53% 32,80% 31,89% 16,79%
2007 22,30% 34,32% 30,96% 12,41%
2007 23,14% 34,14% 31,51% 11,21%
2008 16,63% 38,12% 33,65% 11,60%
2009 22,22% 33,26% 34,95% 9,56%
2010 22,22% 33,26% 34,95% 9,56%
![Page 9: Boletín PROINC](https://reader030.fdocument.pub/reader030/viewer/2022020320/568bd7221a28ab20349e9dc9/html5/thumbnails/9.jpg)
O bservando el comporta-
miento de las exporta-
ciones en relación al
PBI, lo que se observa es que la
devaluación del año 2002 gene-
ran un impulso de las exportacio-
nes que pasan de ser, en prome-
dio un 10% del PBI en el período
anterior a significar un 24% pro-
medio para el período siguiente.
Tras el impacto de la devalua-
ción, la relación EXPO/PBI pare-
cen mostrar tendencias similares
en un período y en otro. El im-
pacto estaría dado por la obten-
ción de divisas, cambiando en-
deudamiento por una mayor par-
ticipación en el mercado mundial.
Como se desprende del cuadro de
la página anterior ese comercio se
compone por un mayor porcenta-
je de valor agregado
Este comportamiento indicaría,
como ya se señaló, que las manu-
facturas mantienen la competiti-
vidad en el mercado mundial.
Como el aumento en la producti-
vidad en este sector lo explicaría
del mayor uso de la capacidad
instalada, mantener o incrementar
sus participación requeriría intro-
ducir innovaciones tecnológicas.
9
Alimentos y Especulación
“… La desregulación financie-
ra de comienzos de los 2000
catapultó la entrada de nuevos
actores en los mercados de
comodities. Antes de esa fecha
el mercado […] estaba contro-
lado por la CFTC, que reque-
ría a los traders que informa-
ran sus tenencias de cada pro-
ducto e imponía límites estric-
tos para esas posiciones con el
objetivo de impedir la manipu-
lación del mercado. Esos mer-
cados estaban dominados por
los jugadores comerciales que
los utilizaban para cubrirse de
sus riesgos antes que para es-
pecular.
La decisión de eximir a los
mercados OTC de la regula-
ción oficial en 2000 abrió el
camino para que todos los
inversores, incluyendo los
hedge funds, fondos de pen-
sión y bancos de inversión se
lanzaran a comerciar con con-
tratos futuros de comodities
sin ningún mecanismo de con-
trol. En 2007, el monto de las
operaciones en los mercados
desregulados llegó a 9 billones
de dólares, más del doble que
el valor de los contratos tran-
sados en los mercados contro-
lados. A diferencia de los pro-
ductores y los consumidores
que usaban esos mercados
como cobertura, las firmas
financieras entraron en esos
mercados para beneficiarse de
los cambios de precio de corto
plazo…” Jayati Ghosh http://www.pagina12.com.ar/diario/
suplementos/cash/17-6408-2012-11-
19.html
0,00%
10,00%
20,00%
30,00% Exportaciones como % del PBI
0%
2%
4%
6%
8%
10%
En
% d
el P
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erc
ad
o
Exportaciones por grandes rubros
Productos Primarios MOA
![Page 10: Boletín PROINC](https://reader030.fdocument.pub/reader030/viewer/2022020320/568bd7221a28ab20349e9dc9/html5/thumbnails/10.jpg)
Precios de Transferencia
En los análisis de Comercio
Exterior, es necesario tener
en cuenta que del total de
bienes y servicios que se
realizan hoy en el mercado
mundial, el 50% es comer-
cio al interior de la misma
firma.
Esta situación es el resulta-
do de la fuerte fragmenta-
ción de los procesos produc-
tivos favorecidas tanto por
el aumento de las facilida-
des para la movilidad de
capital (no acompañadas por
la movilidad de la fuerza de
trabajo) y la flexibilidad del
nuevo acervo tecnológico
regido por la microelectró-
nica.
Esto significa que más de la
mitad del comercio mundial
no se realiza a través del
mercado y, por lo tanto, los
precios no son precios de
mercado, sino precios de
transferencia.
De esta manera, las firmas
pueden “exportar” a sus
filiales a precios para los
cuales no hay una referencia
nítida en el mercado, y por
lo tanto, los precios se po-
nen en base a los beneficios
impositivos que ofrecen
unos países respecto de
otros.
Estadísticas Tributarias y Exportaciones
S i analizamos el
comportamiento de las
exportaciones, utilizando
nuevamente las estadísticas
tributarias, podemos observar
algunos aspectos interesantes
producto de la estructura del
mercado argentino, que, como se
vio, es oligopólico.
En
estos gráficos podemos ver que el
incremento de las exportaciones
provenientes de los capitales
concurrenciales casi duplicó al de
los capitales concentrados.
Nuevamente, esto parecería indicar
que el tipo de cambio administrado
no ha perdido competitividad a
pesar que los precios internos han
crecido a valores altos.
Al mismo tiempo, esto avalaría, al
menos parcialmente, la hipótesis
antes mencionada respecto a una
mayor participación de los
capitales concurrenciales en las
exportaciones de origen industrial.
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5% de los contribuyentes: Evolución Ventas Mercado
Interno y Exportaciones 1998 = 100
Ventas Mercado Interno del Tramo Exportaciones del tramo
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75% de Los Contribuyentes: Evolución Ventas
Mercado Interno y Exportaciones 1998 = 100
Ventas Mercado Interno del Tramo Exportaciones del tramo
![Page 11: Boletín PROINC](https://reader030.fdocument.pub/reader030/viewer/2022020320/568bd7221a28ab20349e9dc9/html5/thumbnails/11.jpg)
Estadísticas Tributarias y Exportaciones En los cuadros siguientes se ob-
serva que, luego del pico produc-
to de la devaluación en 2002, las
exportaciones en relación a las
ventas al mercado interno mues-
tran una caída, si bien suave,
prácticamente constante para el
total de la economía. Esta situa-
ción se replica para el comporta-
miento del 5 % de los contribu-
yentes, que explican el 99% de las
exportaciones, sin embargo, al
mirar al 75 % de los contribuyen-
tes, vemos que la tendencia ex-
portadora que arranca en el 2002,
mantiene un rumbo creciente has-
ta el año 2011.
Si bien no explican el comporta-
miento de las exportaciones, si
puede considerarse que explican
el sostenimiento de la competiti-
vidad.
11
Precios de Transferencia
La industria automotriz fue uno
de los mayores motores en el
crecimiento de las MOI, básica-
mente por el intercambio con
Brasil, cuya presión tributaria
total sobre el sector es más baja
que en argentina.
El balance comercial de este
sector con nuestro principal
socio comercial presenta défi-
cits crónicos.
Al hacerse a precios de transfe-
rencia, las exportaciones argen-
tinas pueden ser hechas por
debajo de lo que se consideraría
su “precio normal”, (aquí pa-
gan más impuestos), mientras
que las importaciones del país
vecino, con una presión tributa-
ria menor, pueden realizarse a
un promedio más alto, no obs-
tante, estas operaciones entran
dentro del marco legal, mientras
no se constate que los precios
son diferentes a los del merca-
do, para lo que debería existir
un marco de referencia.
Otra es la situación de las
“triangulaciones” realizadas
por las exportadoras de granos,
hacia filiales en otros países,
desde los que se realiza la ope-
ración a precio de mercado,
evadiendo así impuestos en
nuestro país.
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Agregado : Expo / Vtas Mdo. Interno 1998=100
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1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011
5% de los contribuyentes (CC): Expo / Vtas. Mdo. Interno
1998=100
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19981999200020012002200320042005200620072008200920102011
75% de los Contribuyentes (CV): Expo / Vtas.
Mdo. Interno 1998=100
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Capital Estatal
La clasificación entre Capital Esta-
tal y Gasto Social está realizada a
los efectos de distinguir aquellos
gastos del estado que contribuyen a
sostener la dinámica de valoriza-
ción del valor de aquellos que bus-
can sostener la armonía social.
A su vez, dentro del Capital Estatal
podemos hacer una nueva diferen-
ciación, denominando La Inversión
estatal, que está formada por los
proyectos y servicios que realiza el
estado con el fin de incrementar la
productividad de una determinada
cantidad de la fuerza de trabajo y
que, en igualdad de condiciones
aumentan el beneficio del sector
privado (como por ejemplo la crea-
ción de obras de infraestructura,
parques industriales, etc. que son
financiados por el estado y El con-
sumo estatal, que refiere a aquellos
proyectos y servicios que actúan
disminuyendo el costo de reproduc-
ción de la fuerza de trabajo y que,
por lo tanto, también contribuyen a
aumentar la tasa de ganancia del
sector privado, como la educación,
la salud, seguridad social, etc. que
permite aumentar la capacidad de
reproducción de la fuerza de traba-
jo, disminuyendo el costo del traba-
jo para el capital.
Economía Estatal: Tributos y Presupuesto
12
El Estado como actor endógeno en la
dinámica de Acumulación
G eneralmente se suele analizar la dinámica de valorización del
valor desde la perspectiva de los centros privados de
acumulación, asumiendo que el Estado es un agente exógeno.
Nuestro marco teórico asume que el Estado es un agente endógeno, y
así como hemos distinguido en el sector privado las industrias
organizadas por el capital concentrado de las organizadas por el capital
concurrencial, se puede realizar una diferenciación similar para la
economía estatal:
- La producción de bienes y servicios organizada por el propio Estado
(como pueden serlo el petróleo, la electricidad, los servicios postales, la
educación, la salud, etc.).
- La producción organizada por industrias bajo contrato con el Estado
(como es el caso de los suministros militares, la construcción de
viviendas, de carreteras, de infraestructura en general, etc.).
Asimismo, al analizar el gasto del Estado, podemos distinguir entre dos
grandes clasificaciones:
Capital Estatal: son erogaciones que garantizan la valorización del
valor de los centros privados de acumulación y son productivos
indirectamente, ya que hace aumentar indirectamente la tasa de
ganancia pues son necesarios para la producción de mercancías por
parte de las empresas, pero que se socializan, sin que éstas dejen de
apropiarse privadamente de sus resultados.
0,00
20.000,00
40.000,00
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Presupuesto ejecutado de la Administración Nacional
1993-2010 (en millones de pesos)
Gasto social Consumo estatal Inversión estatal Capital estatal
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13
El Gasto del Estado
La clasificación de los gas-
tos del Estado tal como la
hemos propuesto, es tan
arbitraria como cualquier
otra; su uso tiene la ventaja
de mostrar la forma en que
el estado actúa endógena-
mente en la dinámica de
valorización del valor.
Contemplar dentro del gasto
del estado erogaciones aso-
ciadas a lo que se denomi-
nan políticas sociales no
invalidan la clasificación
aquí presentada, al tiempo
que ésta no implica que, por
ejemplo, lo que hemos de-
nominado consumo estatal
no impacte también en los
particulares, sobre todo en
los de menores recursos, o
que las obras públicas que
aquí se consideran inversión
estatal, no signifiquen bene-
ficios para los ciudadanos,
más allá de su impacto en el
sostenimiento de la tasa de
ganancia.
Tampoco sostenemos que
los centros privados de acu-
mulación requieran del gas-
to del estado para funcionar.
Simplemente planteamos
que cuanto mayores sean las
erogaciones que éstos pue-
dan socializar, mayor será
su margen de ganancia.
La Autonomía Relativa del Estado
E ste enfoque asume que el
Estado no es el gerente de
la burguesía, ni tampoco es
garante del bien común, sino que
actúa dentro de una autonomía rela-
tiva para cumplir sus dos funciones
básicas y contradictorias: garanti-
zar la acumulación ampliada del
capital y garantizar la armonía
social.
Garantizar la acumulación del capi-
tal implica que la política económi-
ca busca garantizar la tasa de ga-
nancia tanto en estrategias de valo-
rización del valor basada en la ex-
pansión material como en estrate-
gias basadas en la expansión finan-
ciera. Si bien la economía mundial
se encuentra hace cuarenta años en
una fase de expansión financiera,
con las burbujas y crisis que traen
la primacía de la especulación, en
el gráfico puede verse que eso no
impide llevar adelante políticas que
promuevan la expansión material y
sostenga la valorización del valor
en las dos formas que adopta el ca-
pital-dinero, aun bajo la hegemonía
de la expansión financiera.
El crecimiento de la producción,
del empleo y de la productividad en
la economía en general y en el sec-
tor manufacturero en particular
analizados anteriormente encuentra
aquí una explicación adicional a la
realizada y nos corre de los análisis
monocausales.
Gasto Social: son las erogaciones
que contribuyen al mantenimiento
de la armonía social, y con ello a la
legitimación del Estado, como la
asistencia social. No intervienen en
la generación de la magnitud de la
ganancia, excepto como ingreso no
mercantil, que contribuye a generar
un determinado nivel de demanda
efectiva.
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10%
20%
30%
40%
50%
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70%
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199319941995199619971998199920002001200220032004200520062007200820092010
Dos estrategias distintas dento de la lógica de valorización del valor: 1991-2001, 2003-2010
Capital estatal dirigido al capital financiero
Capital estatal dirigido al capital productivo
![Page 14: Boletín PROINC](https://reader030.fdocument.pub/reader030/viewer/2022020320/568bd7221a28ab20349e9dc9/html5/thumbnails/14.jpg)
EL COMPLEJO YER-
BATERO
El año 2012 presentó un
caso paradigmático (no el
único) de cómo actúa el
capital concentrado en un
mercado oligopólico: el
aumento del precio de la
yerba mate.
El disparador fue una me-
dida del gobierno que es-
tableció valores de refe-
rencia para los distintos
integrantes de la cadena de
valor.
En la producción de hoja
verde se estableció un au-
mento del 90%.
En este mercado, cuatro
firmas manejan el 80% de
la molienda y el 50% del
producto que llega al con-
sumidor: Establecimiento
Las Marías (Taragüí,
Unión, La Merced),
Hreñuk S. A.
(Rosamonte), Molinos Río
de la Plata (Nobleza Gau-
cha) y La Cachuera
(Amanda).
14
Evolución de Ventas y Ganancias
Argentina 1996—2011
L a dinámica explicada por
el gasto del Estado en el
apartado anterior es
compatible con los niveles de
ventas y de ganancias declara-
dos por los centros privados de
acumulación.
En ambos casos, a partir del año
2003 tanto el capital estatal, co-
mo las ventas y ganancias decla-
radas por los centros privados de
acumulación muestran la misma
tendencia, la cual, a su vez, sig-
nifica un quiebre con lo que se
observa desde 1996 a 2002.
Al observar la evolución de las
ventas declaradas, éstas han cre-
cido tanto por la vía de los pre-
cios como de las cantidades.
Pero el impuesto a las ganancias
pagado por los centros privados
de acumulación muestra un au-
mento mucho mayor.
Dado que el capital concentrado
llega al mercado con precios
administrados, el incremento de
las ganancias por encima de las
ventas totales, estaría indicando
que, al menos, gran parte de los
aumentos de precios se explican
por el aumento de las ganancias
del sector concentrado.
Desde nuestra perspectiva teóri-
ca, el dinero es una construcción
social, por lo que la emisión mo-
netaria (tanto pública como pri-
vada) que acompañó la suba de
precios, contribuyó tanto a la
convalidación de las ganancias
de los sectores concentrados,
como a la armonía social.
Esto parecería indicar que los
aumentos de precios a los que
hemos hecho referencia previa-
mente habrían sido impulsados
en mayor medida por los au-
mentos en las ganancias de los
sectores concentrados.
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IVA Neto Ganancias
![Page 15: Boletín PROINC](https://reader030.fdocument.pub/reader030/viewer/2022020320/568bd7221a28ab20349e9dc9/html5/thumbnails/15.jpg)
Dinámica de la Acumulación y Formación de
Precios
15
EL COMPLEJO YER-
BATERO
Ante un faltante inicial en
el mercado, el producto
reapareció con precios que
casi duplicaban a los ante-
riores, es decir, se trasladó
el porcentaje del aumento
en el primer eslabón de la
cadena, el que menos va-
lor agregado genera, al
total del producto.
Según datos del Ministerio
de Economía, entre la mo-
lienda y la comercializa-
ción (los súper e hipermer-
cados que concentran 82%
de la comercialización) se
distribuyen el 70% de la
rentabilidad total que se
produce en el sector.
S i comparamos, a su vez, el
impuesto a las ganancias
pagado por los centros pri-
vados de acumulación, vemos que
las mismas crecieron a u ritmo ma-
yor al que creció el PBI medido a
precios corrientes, lo que, en prin-
cipio fortalecería el argumento que
expusimos, al considerar que la
suba de precios, que sobre todo en
el ultimo lustro ha sido alto, la mis-
ma se vería explicada, en mayor
medida por el aumento de las ga-
nancias de los centros privados de
acumulación durante todo el ciclo
que comienza en el 2003, pero con
más impacto aún a partir del año
2008.
Si se acepta este argumento, y des-
de el marco teórico del precio co-
mo construcción social, el aumento
de la emisión monetaria no hizo
sino acompañar y convalidar las
tasas de ganancia (explicadas prin-
cipalmente por el capital concen-
trado) que, incluídas en los precios
finales de los bienes, los empujan
al alza.
A su vez, al hablar de emisión mo-
netaria, no se suele tomar en cuenta
la realizada por el sector privado
(las entidades financieras) sobre
todo vía los créditos al consumo,
que en el período analizado fue
muy fuerte y a tasas de interés muy
altas, lo que les permitía a éstos
agentes privados de acumulación
sostener la dinámica de la valoriza-
ción financiera, acompañando a la
expansión de la fase material de la
economía.
-200,00%
0,00%
200,00%
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1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011
Evolución PIB e impuesto a las ganancias sociedades
Ganancias Sociedades PIB precios de mercado
![Page 16: Boletín PROINC](https://reader030.fdocument.pub/reader030/viewer/2022020320/568bd7221a28ab20349e9dc9/html5/thumbnails/16.jpg)
16
S iguiendo la tradición de Adam Smith, consi-
deramos que la creación de riqueza de una
comunidad surge de aplicar trabajo humano
a recursos naturales, es decir, trabajo humano ope-
rando sobre la naturaleza.
Considerando el trabajo como todo gasto de
músculo y cerebro humano, la generación de la
riqueza surge entonces de las diversas formas his-
tóricas que adopta el uso de la fuerza de trabajo,
es decir, de la capacidad de trabajar que poseen
mujeres y hombres que habitan una sociedad.
En esa misma tradición, consideramos la riqueza
como la disponibilidad de una cantidad mayor de
cosas agradables y necesarias para la vida.
En una econo-
mía mercantil
capitalista, la
dinámica de va-
lorización del
valor reside en
la mercantiliza-
ción de la fuerza
de trabajo, es
decir, del em-
pleo asalariado,
en su versión
más pura, y por
lo tanto se suele considerar al salario como el
equivalente al costo de reproducción intergenera-
cional de la fuerza de trabajo.
Sin embargo, el salario tan sólo es una porción, ya
que se le debe sumar los ingresos no mercantiles
obtenidos por las familias y el trabajo doméstico
económico que permite la reproducción de la vida,
condición inmanente en la reproducción de la fuer-
za de trabajo.
Las mercancías que se obtienen en el mercado, en
general, requieren de trabajo humano adicional
para convertirse en satisfactores de necesidades, y
este trabajo resulta necesario para sostener la diná-
mica de valorización del valor. Este aspecto en la
generación de riqueza de una sociedad no es gene-
ralmente tenido en cuenta por los economistas al
analizar dicho proceso.
En base a los resultados de la Encuesta de Uso del
Tiempo (EUT), relevada en el año 2005 como mó-
dulo de la Encuesta Anual de Hogares (EAH), pro-
cesados por el equipo de Valeria Esquivel
(Esquivel V. (2009) “Uso del tiempo en la Ciudad
de Buenos Aires”, UNGS, Buenos Aires), toma-
mos el tiempo promedio que se destina al trabajo
doméstico por quintil de ingresos, y lo pondera-
mos por las tasas de participación en cada quintil;
usamos como precio sombra el de cada actividad
según la reglamentación vigente en Argentina, y
calculamos los montos de aporte del trabajo do-
méstico a la riqueza social, para el caso de la CA-
BA. Entendemos por
trabajo doméstico no
remunerado, que
contribuye a la re-
producción interge-
neracional tanto de la
vida en general, co-
mo de la fuerza de
trabajo en particular,
todo gasto de múscu-
lo y cerebro humano
destinado tanto al
uso del propio hogar,
el cuidado de niños y/o adultos miembros del ho-
gar y los servicios a la comunidad y ayudas no pa-
gas a otros hogares. En base a una elaboración
propia realizada con datos de la Dirección General
de Estadística y Censos (Ministerio de Hacienda
GCBA), se estimó la contribución a la riqueza del
trabajo doméstico. Los resultados por quintil de
ingresos que se aprecian en el cuadro y que en
general, representan un 33,38% del PBI geográfi-
co de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para
el año 2011.
Estos datos no pretenden ser más que una muestra
preliminar, que profundizaremos en entregas pos-
teriores, ya que dichos guarismos ameritan visibi-
lizar estas actividades en un análisis desde la eco-
nomía política, sobre la dinámica de la valoriza-
ción del valor.
Aporte por Quintil del trabajo doméstico
Quintil 1 33,91%
Quintil 2 38,68%
Quintil 3 35,29%
Quintil 4 29,35%
Quintil 5 29,98%
Total 33,38%
Contribución del Trabajo Doméstico no
Remunerado en la Generación de Riqueza
![Page 17: Boletín PROINC](https://reader030.fdocument.pub/reader030/viewer/2022020320/568bd7221a28ab20349e9dc9/html5/thumbnails/17.jpg)
Crecimiento Desarrollo y
Distribución
Cuadernos de Reflexión
Notas para el
Debate Teórico
![Page 18: Boletín PROINC](https://reader030.fdocument.pub/reader030/viewer/2022020320/568bd7221a28ab20349e9dc9/html5/thumbnails/18.jpg)
El valor en Marx: buscando su contenido social.
Ariel Zagarese
Introducción
Según lo que suele enseñarse en historia del pensamiento económico, Marx realiza una crítica de la economía política. Ésta apunta principalmente a la obra de Ricardo –principal exponente de la ortodoxia de su época-. Hay quienes consideran que los desarrollos de Marx no se alejan de las enseñanzas de Ricardo; otros consideran que su crítica es devastadora y que el sistema propuesto tiene características completamente novedosas.
Aquí nos gustaría tomar una posición intermedia si se quiere. Sostendremos que si bien la crítica a la obra de Ricardo es válida y conducente, la forma que adopta finalmente no es la más prometedora. A partir del análisis de textos marxianos centrales -como el Capital y la Contribución a la crítica-, en conjunto con otros textos que Marx no editó en vida –los famosos Grundrisse y el Capítulo VI inédito del Capital- se procura un análisis de dos categorías centrales: el valor y la forma de valor. Cómo hipótesis de lectura, se plantea que la ley del valor trabajo no se desprende necesariamente en el desarrollo conceptual que hace Marx en el primer capítulo del Capital. A su vez, arriesgamos otra lectura posible que está en consonancia con sus escritos póstumos. De ella se concluye que la imposibilidad de arribar a una ley de valor trabajo no es tan problemático como podría presuponerse. En su lugar se plantea la noción de forma de valor bosquejada por Marx, como una categoría mucho más fértil a la hora de analizar fenómenos económicos.
Hipótesis de lectura
En línea con su crítica a la concepción naturalista de la economía política clásica, Marx da cuenta de la ambigüedad de la noción de dinero y valor presentada por sus
contemporáneos1; en particular la teoría
desarrollada por Ricardo. Para resolver el problema del valor relativo de las mercancías, y la necesidad de una medida de valor –planteo mal encarado, a nuestro juicio, por Ricardo- Marx expone sus pensamientos concernientes la forma de valor (tanto en el primer capítulo del capital, como el capítulo VI inédito del Capital y en las Teorías sobre la plusvalía. En este último texto se pronuncia de la siguiente manera: “Mientras el dinero sirve de medida y expresión del valor de la mercancía en el precio, obtiene la mercancía esta representación. […] Por eso, en cuanto a la existencia de la mercancía como dinero no sólo hay que destacar que las mercancías se dan en el dinero una determinada medida de sus magnitudes de valor –en cuanto expresan todo su valor en el valor de uso de la misma mercancía-, sino, además, que se representan todas como existencia de trabajo social, general abstracto; una forma en la que todas poseen la misma forma; todas aparecen como encarnación directa de trabajo social […].”
2 Si bien obviamente este
reconocimiento del rol jugado por el dinero en el metabolismo social capitalista es fundamental, a nuestro juicio resulta insuficiente por ciertos axiomas que no logra desarraigar; esto es, el trabajo como contenido último del valor. La discusión se presenta como la diferencia y contraposición entre el valor analizado como magnitud, y el valor analizado como sustancia –su análisis cualitativo-. A nuestro entender, la respuesta que esboza Marx es falsa por referir sendas categorías a objetos
1 Esta crítica se halla mucho más extensamente
formulada en las Teorías sobre la plusvalía;
texto póstumo, que proyectaba ser el cuarto
libro el El Capital. 2Karl Marx, Teorías sobre la plusvalía, Fondo
de cultura económica, III, cap. 20, parág. 3, d,
pág. 120.
![Page 19: Boletín PROINC](https://reader030.fdocument.pub/reader030/viewer/2022020320/568bd7221a28ab20349e9dc9/html5/thumbnails/19.jpg)
distintos. Mientras que la magnitud se refiere al tiempo de trabajo abstracto, al hablar de la sustancia introduce –correctamente- el dinero. El problema es que tanto magnitud como sustancia, debieran referirse a un mismo objeto. En ese sentido diríamos nosotros que la expresión monetaria es el supuesto tiempo de trabajo abstracto o el valor; y no, como dice Marx, su simple manifestación.
Convergencias en el Capital
A fin de darle sustento a esta hipótesis proponemos contraponerla con los desarrollos que presenta Marx en su obra maestra. En lugar de hacer una lectura exegética de las primeras páginas del Capital, lo que proponemos es una interpretación más libre. En este desarrollo hay, de cualquier manera, una referencia constante a los distintos momentos de la argumentación marxiana. Se recomienda, por ello, una lectura previa del capítulo primero del Capital para seguir de cerca el diálogo que con aquél se pretende entablar.
Arrancamos por la mercancía tal cual se nos presenta en la vida diaria. Ésta se muestra como un cosa que, gracias a sus propiedades físicas, satisface necesidades; es un objeto para el consumo. El acto mismo de consumo está íntimamente ligado al de producción; tal como señalara Marx en las primeras páginas de sus Grundrisse. Entonces, por el hecho de satisfacer necesidades decimos que la cosa (la mercancía) es un valor de uso. Las propiedades físicas de la mercancía pueden ser descriptas en forma acabada tomando en cuenta la cantidad y la cualidad de ella; tal como lo hace la física y la química. Pero al realizar tal abstracción mental reducimos la mercancía a la mera cosa. Sabemos, sin embargo, que la mercancía posee ciertas particularidades propias.
Avanzando en el análisis nos damos cuenta de que además de valor de uso (propiedades físicas que satisfacen necesidades humanas), la mercancía posee la propiedad de ser intercambiable. Dicha propiedad la
llamamos valor de cambio (no hacemos referencia aún al aspecto cuantitativo).
Buscamos entonces su “valor de cambio” pero nos damos cuenta de que éste no reside en ella. Cuando le preguntamos a la mercancía por su valor de cambio ésta nos dice: tanta cantidad de otra cosa (mercancía). Entendemos entonces que su valor de cambio está en cierta cantidad de otro valor de uso. Nos movemos a esté nuevo valor de uso (que no es ningún valor de uso en particular pero es siempre uno concreto) y le preguntamos entonces por el valor de cambio. Paradójicamente responde que su valor es tanta cantidad de otro valor de uso (mercancía), muy posiblemente de la mercancía que teníamos ante nosotros previamente. En caso de que señalara otra mercancía distinta tendríamos que ir de una a otra y a otra hasta acabar el universo de las mercancías buscando el valor de cambio de la primera. En algún momento se señalaría al punto de partida (nuestra primera mercancía) quedando de manifiesto que hemos perdido nuestro tiempo en dicha búsqueda.
Pero no es así realmente: a partir del camino que se ha seguido se pone de manifiesto que el valor de cambio de la mercancía no reside en ella, pero tampoco en ninguna otra. Su valor de cambio está solo en la relación que adopta con el universo de las mercancías.
La pista sobre el valor de cambio se encuentra no en una mercancía en particular, ni en otra contrapuesta a ella, sino en la relación misma que se produce entre ellas. ¿Qué relación es ésta? La del intercambio.
Para que éste se efectúe es necesario que se presenten dos mercancías, cada una de ellas propiedad de sujetos distintos. El valor del uso del primero será intercambiado por el valor de uso que posee el segundo. Es claro que las mercancías no se intercambian entre sí merced a sus propiedades físicas sino por ser valores de uso (cosas destinadas al consumo). Podemos decir que las mercancías tienen entonces no una, sino dos cualidades que no les son naturales:
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cualidades puestas en ellas por los hombres en calidad de consumidores y productores
3 (valor y valor de uso).
El valor de uso está más asociado al momento de consumo y el de cambio al de producción. Sin embargo esto es un prejuicio falso como se demuestra en los Grundrisse. Las propiedades naturales nada nos dicen sobre el carácter mercantil del objeto de estudio (la mercancía), razón por la cual debemos avanzar sobre su interior (lo no sensible en ellas). Lo interior, sin embargo, se manifiesta en el momento del intercambio. La mercancía que no va al mercando para ser cambiada difícilmente pueda ser considerada más que una cosa o un producto.
A partir del desarrollo previo observamos que el valor de cambio de una mercancía se expresa en el valor de uso de otra. Hay que tomar en cuenta que se trata de dos cualidades interiores a la cosa, pero de distinto orden. El valor de uso es interior a la mercancía pero se manifiesta en el satisfacer una necesidad humana, en el consumo. El valor de cambio es también interior a la mercancía pero se manifiesta en el intercambio y sólo a partir de los valores de uso.
Hemos dicho que el valor de cambio de una mercancía se expresa en el valor de uso de otra cualquiera. Esto es lo que Marx llama la forma simple de valor, en la cual una de las mercancías (relativa) expresa su valor (de cambio) en otra (equivalente).
Para que esto ocurra parece ser necesario que detrás de sus valores de cambio se encuentre una determinación común a ambas. Podemos llamar a esto valor, pero entendiendo que es un algo interior a las mercancías que no se manifiesta por cuenta propia. La forma en que aparece dicho algo común es a partir del intercambio y de los valores
3 El acto de consumir y el de producir no
difieren realmente el uno del otro; y es más, son
dependientes el uno del otro. Ambos implican
un gasto de fuerza (o trabajo) a la hora de
transformar el objeto puesto delante tal como se
sugiere en los Grundrisse.
de cambio de las mercancías. Como no nos es posible prender de manera directa lo interior, porque éste se nos muestra como aquello de lo que no es posible tener una experiencia sensible, nos limitamos a ver sus manifestaciones, los valores de cambio.
Recapitulamos entonces sobre el intercambio. En él las dos mercancías se oponen como valores de uso. Una de las mercancías expresa el valor de cambio de la otra (forma equivalente y relativa respectivamente). El valor sólo se manifiesta a partir de la relación entre las mercancías. La manera en que lo hace es a partir de su objetivación en una cierta cantidad de otra mercancía (de la mercancía equivalente). El valor surge a partir de la expresión de valor de cambio de una mercancía en el valor de uso de otra.
Llegados a este punto sólo podemos seguir indagando sobre las determinaciones de valor a partir de su manifestación sensible; a partir del valor de cambio de las mercancías.
La primera forma que presenta Marx es la forma relativa y equivalente simple. Dos mercancías que expresan sus respectivos valores de cambio en la forma material de la otra
4. Sin embargo
dicha relación nos puede parecer fortuita y podemos creer que lo fundamental no se haya en el intercambio sino en algún otro lugar común de las dichas mercancías particulares. Se extiende el objeto de estudio al universo de las mercancías para evitar la objeción de haber sido parciales en nuestro análisis. De esta forma podemos recorrer el desarrollo del concepto expuesto por Marx en la sección de la forma de valor del primer capítulo del Capital, hasta alcanzar la forma dineraria o el equivalente general. Sin embargo, debemos hacer una omisión importante: cada vez que Marx explique que lo que posibilita el intercambio es la cualidad de las mercancías de ser productos humanos, es decir, cosas que fueron mediadas o
4 La mercancía expresa su valor (la expresión de
su valor es el valor de cambio) en una cierta
cantidad de otra cosa.
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producidas por el trabajo del hombre, diremos que son cosas que poseen valor (un algo interior que todavía no se ha manifestado en sí; sobre el cuál no podemos pronunciarnos aún). Dicho valor está presente siempre que se pone de manifiesto el valor de cambio como la representación que de él hace. El valor de cambio es la representación objetivada del valor. Sabemos que en el intercambio está presente el valor porque el valor de cambio nos hacer ver que existe aquello común a ambas mercancías. En el desarrollo conceptual que sugerimos aquí, las mercancías no se intercambian porque posean valor, sino que el valor se manifiesta a partir del intercambio que real entre las mercancías.
El valor de cambio de una mercancía se expresa en cierta cantidad de otra mercancía que tiene la particularidad de ser mercancía dineraria; en ésta son expresados los valores de cambio de todo el universo de las mercancías. Cada una de ellas expresa su valor de cambio en cierta cantidad de la mercancía equivalente general (dinero). Ésta tiene la propiedad de ser directamente intercambiable por cualquiera de las demás (mercancías relativas particulares). Ahora vemos que todas ellas comparten entre sí la propiedad de ser intercambiadas por la mercancía equivalente general; abonando nuestra hipótesis de lectura, cabe preguntarnos si no es esta cualidad suya la que se manifestaba en el valor de cambio como común a todas las mercancías.
Aquella mercancía original de la que parte el análisis marxiano, que mostraba su valor de cambio en el valor de uso de otra no es la mercancía a la que se arriba. Sería imposible para nosotros decir que una mercancía expresa su valor de cambio en otra cualquiera. Las mercancías claramente no se intercambian entre sí sino por dinero. Las mercancías particulares expresan entonces su valor de cambio en dinero (el equivalente general). Los individuos pueden intercambiar sus mercancías una vez que su propia mercancía logra manifestarse como portadora de aquella sustancia común a todas las mercancías,
es decir, una vez que ha demostrado que es intercambiable por dinero, la forma que adopta el valor en nuestra sociedad mercantil capitalista. Esta legitimación de la mercancía y de su valor de cambio real ocurre precisamente en el momento fugaz de compra-venta.
¿Qué ocurre en el intercambio? Cada individuo lleva su valor de uso particular para ser acreditado como mercancía y pasar entonces a la esfera social. Lo que cada individuo lleve al mercado debe ser producido en alguna medida por él, pero no será él quien lo consuma efectivamente. Donde quiera que haya división social del trabajo encontraremos que la producción se encuentra escindida del consumo y que sin embargo puede no haber mercancías. Lo característico del intercambio mercantil es que el puente que une ambos momentos toma la forma de un cuerpo concreto, de una mercancía, de dinero. El dinero permite articular el universo de las mercancías como un todo y organizar la producción de manera autónoma por medio de un instrumento real creado de manera inconciente por el hombre. En la sociedad capitalista, la manera en que se realiza la producción y el consumo sociales es a partir de intercambio mercantil. Para que éste se realice la forma que adopta el valor debe ser la de un objeto (no necesariamente tangible).
En el intercambio mercantil se enfrentan por tanto no dos mercancías, sino mercancía y dinero. La mercancía expresa su valor de cambio en cierta cantidad de dinero
5 (concretamente,
debe intercambiarse por él para ser mercancía). El resto del camino es muy
5 El dinero es aquella mercancía que posee un
valor de uso muy particular; es un valor de uso
social: mediante él es posible identificar el
producto propio como perteneciente al mundo de las mercancías. La cosa en la que el dinero
toma forma llega a representar el valor
socialmente por manifestar que sirve como
valor de uso a cualquier individuo. El dinero
aparece entonces como el vínculo real entre la
mercancía individual y la sociedad de las
mercancías; y logra hacer de nexo por tanto
entre el producto (y trabajo) individual y el
producto (y trabajo) del conjunto de la sociedad.
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sencillo dado que el dinero puede intercambiarse por cualquier otra mercancía. El dinero es aquella mercancía equivalente general que se ha osificado como representante del valor de las mercancías. Esto ha sido posible porque todos los individuos ven en sus propiedades corpóreas, directa o indirectamente, un valor de uso. El dinero no sólo es tenido en cuenta como un valor de uso social sino también, gracias a ello, como la forma de equivalente por excelencia: la forma equivalente general. El valor de uso del dinero no sólo satisface a cada individuo la necesidad de mostrar su mercancía como parte del todo social (producción y consumo), sino que además cumple con la necesidad social (de la sociedad mercantil capitalista) de expresar los valores (relaciones variables) de las todas las mercancías en el intercambio.
Lo que aporta el Capítulo VI (inédito)
En este texto, a diferencia de lo que podemos encontrar en el Capital (exceptuando quizá los primeros capítulos), Marx utiliza un dialecto de carácter hegeliano. De alguna manera puede considerarse como un cierre al desarrollo conceptual que había desarrollado en aquellos primeros capítulos: de la mercancía al dinero y de éste al capital, volviendo por último del capital a la mercancía. Todas estas categorías tendrían una supuesta necesidad conceptual de la otra, con lo cual no podría mantenerse ninguna en forma aislada. La razón por la cual Marx pudo haber omitido este capítulo inédito de su obra fundamental pertenece al ámbito de la opinión, de modo que no entraremos en este tipo de discusión.
Si bien uno puede estar más o menos de acuerdo con este tipo de razonamiento dialéctico, la realidad es que Marx se pronuncia sobre las categorías que desarrolla en aquellos primeros capítulos; estas aclaraciones vuelven mucho más plausible y sólida la hipótesis de lectura que aquí hemos propuesto.
En primer lugar, encontramos una crítica a aquel “error” en el que incurrían los economistas de su época de considerar al capital simplemente como aquel valor de uso que actúa en el proceso de producción; es decir, la consideración del capital meramente como una máquina o un insumo del proceso productivo. Establece así la naturaleza del capital como una relación social particular, de una época determinada.
En línea con lo anterior, Marx destaca –y esto nos parece fundamental- que la mercancía y el dinero al cual se está refiriendo son particulares de un modo de producción determinado: “Por tal motivo estos últimos [el poseedor de mercancías o el poseedor de dinero], no son capitalistas en y para sí, de la misma manera que la mercancía y el dinero no son capital en y para sí.”
6 Con
lo cual, si uno pretendiera llevar a cabo un análisis dialéctico que parta de la mercancía y el dinero (formas elementales) para explicar el capital, debería tener muy presente que éstos no son mercancías y dinero cualesquiera, sino que son particulares de una forma de producción particular. Se reconoce entonces la existencia de dinero y mercancías en otros modos de producción, y que éstos no necesariamente engendran la lógica de producción o el metabolismo social descrito en el Capital; con esto se rompe el fuerte determinismo económico que podría aparecer al leer la obra de Marx de forma superficial. De manera que, si bien cierta técnica productiva y los vínculos sociales que se entablan a partir del dinero y las mercancías son condición necesaria para la existencia del capital, no son condición suficiente. El capital requiere que las mercancías y el dinero sean de un tipo particular, es decir, que las relaciones sociales de los hombres adquieran determinada forma. Se derrumba entonces aquel edificio que tenía una supuesta estructura y una superestructura determinada (estrictamente) por la primera tal como
6 El Capital, Libro I capítulo VI (inédito), Pág.
3, Siglo XXI Editores.
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aparece en la introducción de la Contribución a la crítica.
Más adelante dice: “En torno al valor o al dinero como objetivación del trabajo social general medio, cabe aún señalar que el trabajo de hilar, por ejemplo, puede estar en y para sí por encima o por debajo del nivel alcanzado por el trabajo social medio. […] Empero, si el trabajo de hilar se efectúa con el grado de intensidad normal en su esfera, o sea que si por ejemplo el trabajo empleado en una hilaza producida en una hora = al cuanto normal de hilaza que promedialmente se produce en una hora de trabajo de hilar, tendremos que el trabajo objetivado en la hilaza es trabajo socialmente necesario y que, en cuanto tal, guarda una relación cuantitativamente determinada con el trabajo social medio general, que sirve de medida, de tal suerte que aquél representa un cuanto igual, mayor o menor de éste. Expresa pues un cuanto determinado del trabajo social medio.”
7
Dado que es realmente imposible medir dicho tiempo de trabajo abstracto sin entrar en conjeturas arbitrarias, subjetivas o morales, tenemos que en rigor no existe ningún otro dato más que el precio al cual se realiza la mano de obra o la mercancía en cuestión. El tiempo socialmente necesario no puede ser entonces otra cosa que una media a la cual se llega a partir de los precios empíricos.
Somos concientes de que esta forma de encarar el análisis es en cierto sentido contraria a la idea establecida de una cierta transformación de valores en precios. Sin embargo, dicha “transformación” no es otra cosa que una mediación teórica que emplea Marx en el tercer tomo del Capital; puede servir como guía para pensar la naturaleza de los precios, pero si nos atamos a esta idea vemos que se vuelven categorías imposibles de volver operativas. Sin operatividad, no tenemos más remedio que afirmar que se trata de un pensamiento especulativo sin asidero real. Lo que aquí planteamos es el camino inverso si se quiere: partir
7 El Capital, Libro I capítulo VI (inédito), Pág.
53, Siglo XXI Editores.
de los precios para arribar a su interior, una fuerza (valor) que guía el metabolismo social bajo el modo de producción capitalista. Ahora bien, este valor no necesariamente debe hacer referencia a un tiempo de producción o trabajo abstracto, aunque sin duda puede tenerlo en cuenta.
De hecho, “Con anterioridad hemos visto que la mercancía, para estar en condiciones de entrar en la circulación, debe asumir un doble modo de existencia. […] Es menester que su valor de cambio haya recibido una forma diferente y distinta de su valor de uso, autónoma aunque ideal. […] Esta forma autónoma, por entero independiente de su valor de uso, y simple modo de existencia del tiempo de trabajo social materializado, la recibe el valor de cambio de la mercancía en su precio, en esta manifestación donde el valor de cambio está expresado como valor de cambio, o sea como dinero, y está expresado precisamente en moneda imaginaria.”
8 Así, la búsqueda de una
medida que dé cuenta del valor está ya resuelta en el dinero.
Por el contrario, si se analiza el valor de la mercancía simplemente como tiempo de trabajo abstracto, se pierden de vista todas sus determinaciones sociales. Se recae en una explicación del tipo individualista metodológica. Si bien el análisis así encauzado no estará basado en la psicología individual de los hombres, sí lo estará sobre la mercancía como átomo irreductible de la riqueza social. Átomo que luego es vinculado con los demás en una lógica matemática de sumatoria o promedio aritmético. Luego, el análisis del dinero es introducido de contrabando, no sabiendo uno exactamente qué hacer con él.
Conclusiones
El valor, en la sociedad capitalista, es aquella ponderación social de los diversos productos (y por ende de sus trabajos) que se realiza mediada por el dinero: es el dinero el que establece
8 El Capital, Libro I capítulo VI (inédito), Pág.
115-116, Siglo XXI Editores.
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aquello común a las mercancías, permitiendo la abstracción del carácter útil de cada trabajo particular, articulando así la producción social. Para ello no es necesario que exista una equiparación técnica de los trabajos, sino que basta con una equiparación moral (que es lo que realmente podemos observar). A partir de dicho patrón (el dinero y los precios relativos histórico y concretamente determinados por mil y un factores), la producción social adquiere su posibilidad de existencia ya que se establece un espacio estable en el cual los hombres pueden actuar (ni siquiera hay que suponer que los hombres son racionales, sino que a su vez la mayoría de las veces se mueven a partir de factores morales como la reglas generales smithianas). De modo que en realidad no importa si el trabajo contenido en las mercancías (el esfuerzo general, medido quién sabe cómo) es igual o no entre las relaciones de cambio de las mercancías. No hace falta que lo sea, ni es posible saberlo; la pregunta misma es un sinsentido.
A la pregunta: ¿cómo es posible que el trabajo (valor) se exprese en una cantidad de dinero?, los economistas debemos mostrar cierta humildad y buscar la explicación en el campo de otras disciplinas sociales tal como la antropología, la sociología y la historia económica. Los procesos mentales de los hombres, y por ende la lógica de su actuar, es mucho, muchísimo, más compleja que una mera maximización de utilidad o una minimización del esfuerzo; noción que se encuentra por detrás de todo análisis economicista.
La forma de valor es la forma concreta bajo la cual se articulan ambos momentos de la producción capitalista: el momento material y el momento social. Ambos están entrelazados a partir de su vínculo con el dinero. Éste acredita el tiempo de trabajo concreto individual como porción del trabajo social y funciona como equivalente general, otorgando un poder social de compra a su poseedor. Pero el hecho de que el valor tome objetividad, o se cristalice bajo una forma, es un resultado puramente social.
El estudio del capital (algo en lo que no hemos profundizado aquí) muestra que la forma de valor es aquello necesario para comandar la fuerza de trabajo ajena. En este sentido decimos que la postura de Smith respecto al trabajo comandado es mucho más acertada que la de Ricardo, que no percibe la necesidad del dinero como nexo social, y toma al valor como trabajo incorporado, es decir, pasa directamente a su contenido.
La objetivación del valor como tiempo de trabajo hace abstracción de la relación social que se encuentra detrás, entre los individuos. Podemos darle ahora al valor una determinación semejante a la que intuye, con razón, Adam Smith: decimos, entonces, que valor no es el tiempo de trabajo “contenido en los productos”, sino la capacidad de un producto de comandar otras mercancías por su fuerza relativa en el espacio social de las mercancías.
Bibliografía
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![Page 26: Boletín PROINC](https://reader030.fdocument.pub/reader030/viewer/2022020320/568bd7221a28ab20349e9dc9/html5/thumbnails/26.jpg)
9
Estado y Cultura en América del Sur
Juan M. Zanabria
Introducción
Este es un estudio de las relaciones recíprocas entre economía y Estado que parte de un análisis de caso. La investigación se desarrolla en una clave transversal: la producción cultural, intrínseca a la reproducción material de la vida del hombre en sociedad. Así como también son señalados condicionamientos que el Estado y las agencias empresariales ponen sobre el hecho cultural. Ya sea en el lado de las pautas de producción de cultura o en los patrones de consumo.
Sin dejar de señalar que el hecho cultural excede ampliamente el ámbito industrial, aún más el mercantil, se avanza sobre el objeto de estudio que se ha escogido para abordar la cuestión es un sector productivo específico, las industrias culturales. Lo que se buscó en el proceso de delimitación del campo a analizar era justamente salir de discusiones que amplíen demasiado el objeto, optando realizar el corte en esta región de la cultura. No está de más recordar que en este trabajo no se avanza sobre la descripción pormenorizada de las tres ramas principales de las industrias culturales -editorial, fonográfica y audiovisual- sino que nos limitamos a esbozar algunas discusiones sobre distintas maneras de concebir la producción cultural capitalista.
Es en el ámbito de la cultura donde las sociedades desarrollan personas que dan forma a la vida misma. Lucas Rubinich trabaja con la noción de productores privilegiados de visiones de mundo. Propone la posibilidad de identificar ciertos agentes sociales creadores de perspectivas que se impondrán sobre las personas. La capacidad de uno de estos agentes, o grupos de agentes, para imponer su matriz de pensamiento sobre algunos círculos más o menos amplios en la sociedad dependerá de la coyuntura de poder político-económica que se apoya sobre distintas herramientas de difusión. (Rubinich, 2010).
El productor privilegiado de visión de mundo no es un sujeto aislado que luego de estar en solitario se acerca al grupo humano con una batería de verdades que se constituirán como las pautas sobre las cuales se regirán las relaciones sociales. Sino que por el contrario está inmerso en el corazón mismo de la sociedad intentando captar o imponer algún tipo de racionalidad u ordenamiento sobre el movimiento social para explicar su lugar en el mundo con la correspondiente posición relativa de los otros que cohabitan con él en espacio y tiempo compartidos. Así el productor privilegiado de visión de mundo también avanza en las razones de la existencia pasada y problematiza el porvenir
9.
En línea con la propuesta gramsciana Rubinich
10 señala que la mirada dominante
es aquella que se impone sobre otras perspectivas y formas de visión de mundo
9 La producción de visiones privilegiadas de mundo no se da de forma aleatoria. En determinados contextos sociales e históricos la verdad de aquél que va al desierto en busca de una epifanía que luego será transmitida a su grupo no puede ser calificado como
comportamiento aislado o asocial. Sino que por el contrario es la forma social que permite justificar la jerarquía del discurso. Un ejemplo puntual es provisto por Michel Foucault en su "Historia de la locura en la época clásica". Aquí se presenta la transformación que tiene la noción “discurso del loco” a lo largo del desarrollo de la ciencia médica moderna aa lo largo de más de 350 años. El loco
occidental pasa de ser considerado como portador de la verdad a la cual los hombres comunes no pueden acceder por estar atados a lo terreno, a caer en total desprestigio borrándose la capacidad de raciocinio de los lunáticos hasta que la ciencia médica rescata en el discurso de los maníacos órdenes que permiten justificar, por un lado, la racionalidad interna de esos enunciados, y por otro, la responsabilidad de la sociedad en la recuperación del carácter humano de
aquel que dejó de serlo cuando se le negó la capacidad de razonar. 10 Si bien el acento en el texto de Lucas Rubinich está en la potencia disruptiva que los productores privilegiados de mundo tienen sobre el proceso de creación y difusión de discursos se elige en este estudio retomar la parte que Rubinich expone pero no desarrolla, la consolidación de las visiones
dominantes.
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10
aplastándolas en un movimiento hegemónico
11. Esa impronta en la
imposición de la visión de mundo existe en tanto tiene que batirse con otras perspectivas que reconocen otras fuentes de poder. Este liderazgo intelectual y moral es sostenido desde distintas aristas y una vez dominante tendrá que luchar para mantenerse en esa posición. Una visión de mundo se enfrenta con otras, no simplemente en encuentros discursivos en los que por medio de herramientas argumentativas se intentará mostrar la superioridad de esa postura. Más bien todo lo contrario, se abren espacios de contienda que en inconmensurables oportunidades se resolvieron con el aniquilamiento de los productores de otras perspectivas, pasando también por instancias de largas batallas que han alcanzado a materializarse en el campo bélico (militar) y experiencias de resistencia que persisten.
La producción de visiones de mundo se apoya en la capacidad de los grupos sociales para difundir los discursos que surgen de esa perspectiva. Si manejamos una concepción amplia de discurso, un contenido codificado en una clave compartida entre dos actores, observamos que uno juega un rol activo en tanto genera y transmite ese contenido a un otro pasivo que recibe. Inmediatamente el pasivo deja su posición para reconstruir el contenido con las herramientas que ha adquirido para el caso. En muchas oportunidades el receptor decodificará el discurso sin transmitir nuevamente una respuesta directa al emisor. Dependiendo del grado de complejidad del contenido y las capacidades de tanto el emisor como del receptor la transferencia del mensaje se realizará con mayor o menor precisión. Hasta este punto el discurso no se corresponde con una forma específica. Puede tratarse de un lenguaje visual, sonoro, táctil, olfativo, del gusto o cualquiera de sus combinaciones. El
11 En el libro Caos y orden en el sistema-mundo
moderno (Ed. Akal, 1994) G. Arrighi y B. Silver nos recuerdan la idea de hegemonía en Gramsci: "La supremacía de un grupo social se manifiesta de dos modos: como <<dominación>> y como <<liderazgo intelectual y moral>>. Un grupo social domina a sus grupos antagonistas, a los que tiende a <<liquidar>> o sojuzgar recurriendo incluso a la fuerza armada; dirige a grupos afines o aliados". (Gramsci, 1971: 57-
58).
desarrollo de las capacidades vendrá dado por la experiencia que tanto el emisor como el receptor tengan en la construcción de arquitecturas discursivas. Las herramientas técnicas que dispongan ambos agentes para tanto la elaboración/codificación, como el transporte y la recepción/decodificación del contenido de un discurso alterarán las formas en que los constructores de visiones privilegiadas de mundo diseñan y elaboran sus discursos.
El desarrollo industrial aparece transformando y acelerando a velocidades nunca antes conocidas las técnicas de producción de discursos. La producción industrial de contenido simbólico es señalada por la escuela de Frankfurt
12 al
resaltar el evidente hecho de la masificación en la creación de productos cuya materialidad era cruzada de manera intrínseca por la portación de un mensaje. Las transformaciones en las formas de organización de los procesos productivos, junto con la multiplicación de la capacidad para controlar el movimiento de los objetos, como el seguimiento milimétrico de la fuerza aplicada en esos desplazamientos también penetro en los procesos de producción simbólica.
Tanto la industria editorial, como la fonográfica o la audiovisual, se vieron inmersas a lo largo de su historia en transformaciones tanto en la lógica de los procesos productivos como en la conformación de las herramientas. Como en todo proceso singular de producción industrial, las modificaciones pueden surgir por la imitación de los desarrollos en otras unidades productivas y en el propio movimiento interno del proceso singular que logra crear las innovaciones para potenciar el resultado. El caso editorial es muy comentado ya que este sector de las industrias culturales nace con la revolución industrial, se transformó pari passu con el resto de las estructuras productivas, tanto en la matriz de herramientas como en los cambios organizacionales. Por su parte, la industria fonográfica y el sector audiovisual pasaron por expansiones con el advenimiento de nuevos soportes que permitían mejores transmisiones de los
12 Algunos de los exponentes de la escuela de Frankfurt son Theodor Adorno, Max Horkheimer,
Walter Benjamín y Jurgen Haberlas entre otros.
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11
contenidos. A la vez instaban a los productores a llevar al extremo las capacidades de los soportes, hasta que un nuevo salto en la frontera tecnológica permitía un periodo de relativa estabilidad en los modelos de producción.
El cambio en el paradigma de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC´s) pone en jaque el esquema de negocios de las industrias culturales tradicionales. No solo el cambio en los soportes implica la instauración de nuevos esquemas de negocios, sumando algunos actores y desplazando otros, sino que la gramática digital trae implícita una nueva forma de pensar que se manifiesta fuertemente en las capacidades que los llamados nativos digitales -nacidos con acceso a herramientas para la creación, transporte y difusión de contenido simbólico codificado en soporte digital- tienen por sobre aquellos que no han tenido esa experiencia de vida. Colocando a los primeros en una situación de ventaja relativa frente a los segundos.
En cuanto a la delimitación del periodo de análisis, se acota en la primera década del presente siglo, aún así el lector podrá apreciar que en algunos casos puntuales se ha desviado la mirada a épocas pasadas. Se escoge este periodo porque la concepción de cultura que manejaban los Estados elegidos para abordar la problemática no daba cuenta del potencial industrial de la producción mercantil de contenido simbólico. Esta es una de las dimensiones más relevantes, ya que la cultura tuvo que lograr imponer una nueva visión sobre si misma en las mentes de quienes diseñan las arquitecturas de Estado. Por un lado todos los Estados en cuestión elevan en jerarquía al órgano del estado nacional encargado de regir la política cultural en sus territorios. A su vez de manera simultánea, los organismos rectores de la política cultural desarrollan sistemas de información y observatorios culturales que funcionan como proveedores de información que permite a los funcionarios tener una fuente que valide sus argumentaciones a la hora de la lucha política hacia dentro de los estados por los recursos fiscales. Aún así es posible reconstruir las transformaciones que la concepción de lo cultural ha experimentado a lo largo de la consolidación de los Estados a estudiar y como han realizado políticas
públicas que se condicen con esa visión particular de un fenómeno social.
Por último corresponde presentar el recorte territorial con el que se cierra el objeto de estudio. Este se acaba en las fronteras del continente sudamericano. Aunque si bien el estudio pudiese acabarse en las fronteras nacionales, donde además la calidad y la cantidad de información disponible es abundante. Se optó por extender el campo a los países vecinos porque hay indicios de un sendero común, sobre todo desde la perspectiva estatal. Bien es sabido que las diferencias en las estructuras productivas en los países del cono sur son más muchas y grandes. Del mismo modo las estructuras productivas hacia dentro de los países tienen características regionales lo suficientemente importantes como para poner trabas a un estudio basado en los límites fijados por las fronteras internacionales. Con lo cual las diferencias en las estructuras productivas a nivel del bloque continental son del mismo tenor que esas mismas diferencias a nivel nacional. De modo que no se presentan como un problema a tener en cuenta al momento de la delimitación. El hecho que sí debe considerarse es justamente que esas divergencias se acentuarán distintas formas de producir cultura. Aun así encontramos algunos elementos unificadores que superan el argumento de la territorialidad. Así pueden nombrarse la necesidad de los estados por controlar algunos ámbitos específicos de la economía, en clave con el desarrollo tecnológico, el fenómeno de la convergencia digital y la organización mundial en oligopólicos en el mercado de telecomunicaciones, unifica la región.
En síntesis, se busca comprender la relación entre estado, economía y cultura. Para ello se acota el objeto a un sector de la economía, las industrias culturales. En un periodo de tiempo determinado, la última década. En un espacio territorial específico, América del Sur.
Concepciones de cultura en economía
Throsby esboza una definición de mercancía cultural, la cual es utilizada por UNESCO en su marco de estadísticas
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12
culturales13
. Para este autor los bienes y servicios culturales son aquellos caracterizados por la portación de "valores artísticos, estéticos, simbólicos y espirituales". Se propone al lector entender producción cultural como la creación de objetos
14 portadores de contenido
simbólico.
No intentamos escapar de la vaguedad en la concepción de “lo cultural”, esta imprecisión es una cuestión que ronda en la historia de la política cultural del Estado moderno. El asunto no es considerado como un problema de los estadistas para comprender el fenómeno, sino del mismo fenómeno y sus dinámicas de transformación.
Grafico 1. Modelo analítico para el ciclo cultural.
Marco de Estadísticas Culturales de la UNESCO
2009
Para ilustrar la complejidad que el objeto plantea en las mentes de aquellos que se ocupan de pensar la cuestión cultural y su impacto económico desde una perspectiva de Estado observamos lo que UNESCO llama Ciclo Cultural. En este esquema se identifican 5 etapas que van desde la creación del objeto, pasando por producción, difusión, exhibición/recepción/transmisión y el consumo/participación. Todos los estadios son comprendidos como una red, por lo cual el Ciclo Cultural ordenado sería un caso especial dentro de una generalidad en la que los saltos, la repetición y el retorno a etapas contiguas son compatibles.
13 Marco de estadísticas culturales de la UNESCO, 2009. 14 Adoptamos aquí una concepción amplia de objeto,
sin importarnos sus características físicas.
En el momento creativo se esbozan las ideas y los contenidos de los futuros productos y se manufacturan las obras de arte y artesanías no reproducibles. En el segundo momento los productos concebidos en el estadio anterior como objeto reproducible son materializados, también se incluyen los medios utilizados para la reproducción, tanto materiales como los esquemas de organización. La difusión es para UNESCO exhibición, si se trata de objetos pensados para el mercado debe contemplarse que en esta parte del ciclo se incluyen también redes de comercialización mayoristas y minoristas, que tienen estructuras determinadas según el tipo de bien que intentan difundir. Los objetos culturales que no son creados para realizarse en el mercado serán difundidos por otros medios, organizándose con lógicas regionales basadas en relaciones de cercanía o conocimiento colectivo, a veces apoyadas por el Estado y por otras organizaciones sociales que no esperan recibir lucro. La cuarta etapa hace referencia al lugar donde se realiza la provisión de experiencias culturales en vivo o de acceso restringido
15, siendo también el
espacio de consumo. Por último encontramos el consumo/participación, aquí el acento está puesto en los agentes que participan en las actividades culturales en un rol que puede ser pasivo en tanto no implique una devolución directa al productor (como leer, observar, oír, visitar un museo, bailar, etc.…).
El motivo para exhibir el esquema de UNESCO con respecto a la producción cultural es la dificultad con la que se enfrentan los Estados modernos, y sus respectivos gobiernos, a la hora de estimar mediante las cuentas nacionales o construcciones similares de los respectivos institutos de estadísticas el peso de la cultura en sus estructuras productivas. El pragmatismo que el organismo internacional adopta para generar un modelo de análisis que incorpore las distintas variantes en la producción de contenido cultural fuerza la conceptualización hasta llegar a un esquema bastante vago. Donde el grado de manejo del lenguaje es pobre y confuso. En primer lugar se pretende separar producción de creación, cuando en tanto acción humana
15 Básicamente cine.
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la producción no puede siquiera plantearse por separado del esfuerzo mental que moviliza la capacidad creadora. En segundo lugar, a pesar de plantear de forma explícita la diferencia entre aquellas mercancías culturales pasibles de ser reproducidas y aquellas que no, se comete el error de llamar "producción" a la etapa que debería llevar por nombre "reproducción" o "multiplicación". Algunos podrán pensar que ese es un simple detalle de usos del lenguaje, pero la vaguedad de las categorías es el elemento que empuja a la constitución de un discurso endeble. Por último hay problemas con la definición de consumo, generándose la cuarta etapa para el consumo de servicios y la quinta para el de bienes. Todos estos detalles pueden parecer insignificantes, pero cuando notamos que este es el marco que muchos países adoptan como referencia para la construcción de la información con la cual los investigadores realizarán sus reflexiones nos vemos forzados a por lo menos observar con cuidado y atención los resultados concretos que los institutos de estadísticas brindan como insumo para el desarrollo de argumentaciones. Tampoco bregamos por un descreimiento absoluto, sino que se marca un problema real que deviene de la falta de claridad en las categorías.
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14
Hacia un enfoque no determinista del Cambio
Tecnológico
Diego Mansilla
La centralidad de la tecnología en el proceso productivo y en el desenvolvimiento de las sociedades fue considerada tempranamente por la Economía. Sin embargo, la mayoría de los planteos sostienen una posición determinista (en su mayoría de autonomía técnica) o, mantienen a la tecnología dentro de una ‘caja negra’ (Rosenberg, 1982). Así es pues que son muy variadas las interpretaciones que las diferentes teorías económicas dan al proceso de cambio tecnológico, sus determinantes y dirección. El objetivo de este trabajo es mostrar la utilidad de considerar conceptos tomados de la Sociología Constructivista para el estudio del cambio tecnológico sin caer en determinismos.
La Tecnología desde la Economía
En los clásicos, la tecnología ‘aparece’ en el taller en forma de máquinas o en las maneras de organizar la producción (por ejemplo, el célebre caso de la fábrica de alfileres de Adam Smith
1). Sus
transformaciones podían modificar exógenamente el proceso productivo, por lo que la tecnología entra en sus análisis pero en ningún punto es parte de su teoría. El propio David Ricardo dedica un capítulo entero en sus “Principios” a la maquinaria y su influencia en los intereses de las diferentes clases de la sociedad, pero manteniendo a la tecnología en sí como externa a la economía
2.
Marx, en cambio, expone claramente el papel central de la innovación en el sistema capitalista
3 y su carácter endógeno y
cíclico, ligada tanto a la acumulación como a la centralización y concentración del capital y a la ley tendencial de caída de la tasa de ganancia. Su teoría del ‘progreso’ histórico de la raza humana es un proceso dialéctico entre la técnica (las fuerzas materiales de producción) y lo social (las relaciones sociales de producción) sin que ninguna se imponga sobre la otra. Lo técnico y lo social se modifican y complementan mutuamente. Marx es el primero que, además de reconocer la importancia histórica y social de las
herramientas y máquinas, se propone estudiarlas en profundidad, distinguiendo sus partes y procesos históricos. Su mirada, si bien explicita el carácter social y endógeno de la tecnología
4, no brinda
herramientas para comprender o describir el cambio tecnológico más que como mecanismo para disminuir el trabajo necesario para producir las mercancías. Además, existen pasajes donde Marx cae en grandes determinismos tecnológicos como “El molino movido a brazo nos da la sociedad de los señores feudales; el molino de vapor, la sociedad de los capitalistas industriales”
5.
No obstante, con el triunfo de la revolución marginalista, esta mirada social e histórica de la tecnología fue reemplazada. Al transformarse la mirada neoclásica en ‘mainstream’ dentro de la teoría económica, la innovación desapareció de los estudios económicos, al igual que las clases y cualquier concepto que exceda el mero calculo diferencial. Relegada a un ‘residuo’, la tecnología se ocultó bajo ‘curvas de indiferencias’, ‘isocuantas’ y supuestos de información perfecta. Sólo en algunos modelos de crecimiento apareció el conocimiento o el cambio tecnológico (Arrow, Solow) pero como variable ‘exógena’ al proceso social, mediante una ‘g’ continua, derivable y sobre todo, conocida.
Existe, sin embargo, una tradición que entiende la tecnología como un proceso social y la ubica en un punto central para explicar la dinámica capitalista que parte de Schumpeter
6 y su teoría del ciclo de
desenvolvimiento económico como consecuencia de innovaciones radicales por parte de empresarios innovadores
7. Por
esto la investigación sobre la problemática de la tecnología y la innovación desde la economía se la llama “evolucionista” o “neoschumpeteriana” con autores como Nelson
8, Rosenberg
9, Lundvall
10 y Dosi
11 e
incluye enfoques micro y macroeconómicos
12.
Los planteos ‘macro’ más difundidos son los que utilizan las diferentes variantes de
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15
los Sistemas Nacionales de Innovación13
y los paradigmas tecno-económicos
14. Los
modelos SNI toman una escala nacional o regional y analizan las particularidades de cada sistema y las interacciones entre sus participantes. La conceptualización de paradigmas tecno-económicos, en cambio se concentra en periodizar la historia del capitalismo en ciclos mediante “revoluciones tecnológicas” a lo Schumpeter (1957). Cada ciclo nace de una ‘revolución tecnológica’ que se propaga en forma de bandada por toda la sociedad. Emparentado con el concepto de Kuhn, un ‘paradigma tecno-económico’ se trata de “una combinación de productos y procesos interrelacionados con innovaciones técnicas, organizacionales y de gerenciamiento que incorporan un salto en la productividad potencial para toda o la mayor parte de la economía”
15.
Los planteos más ‘microeconómicos’ suelen concentrarse en la evolución y continuidades de una firma, tecnología o artefacto como los de paradigma o trayectoria tecnológica
16, ‘path-
dependence’17
y los diferentes learning (by doing, using, interacting, buying, learning, etc.).
Los estudios que se enfocan en las continuidades (como el ‘path-dependence’ o los ‘desequilibrios técnicos’ de Rosenberg
18), además de naturalizar los
movimientos tecnológicos como ‘autónomos’, no sirven para analizar cambios radicales en las tecnologías y los artefactos. En los momentos de revolución social y tecnológica, cuando se producen transformaciones disruptivas con las estructuras anteriores estos planteos no son útiles ya que se concentran en la continuidad. En cambio, el concepto de paradigma tecno-económico permite marcar las continuidades y él desarrollo de los procesos técnicos, sociales y económicos a la vez que incluye los momentos de transformaciones drásticas de la tecnología, la economía y la sociedad. Pero debe reconocerse que estos planteos suelen caer, en mayor o menor medida, en miradas determinísticas
19. Por su parte, los
diferentes learning permitirían salvar estas tendencias al considerar en todo momento tanto las variables técnicas como organizativas y sociales para explicar el cambio tecnológico, a costa de perder una mirada sistémica del proceso de desarrollo capitalista, sin capacidad de comprender
las interconexiones entre el estadio de la acumulación capitalista y la forma particular que adopta la acumulación.
Por esto, se entiende que el mejor concepto para estudiar el cambio tecnológico desde la economía sin perder su relación con los ciclos de acumulación capitalista son los paradigmas tecno-económicos. Como se mencionó, los paradigmas tecno-económicos nacen en revoluciones tecnológicas que marcan el inicio de un ciclo de desenvolvimiento a lo Schumpeter (1957). Desde un sector o industria particular, se propagan al resto del aparato económico convirtiéndose en ‘sentido común’ de ingenieros, gerentes e inversionistas sobre cuál es la forma más eficiente de obtener ganancias, cuál es la maquinaria y tecnología de mejor productividad y hasta cuáles son los criterios de ‘funcionamiento’ de las técnicas a desarrollar.
En cada nuevo paradigma tecno-económico se presenta un insumo ‘clave’ con las siguientes características
20:
Costos claramente bajos y decrecientes
Oferta aparentemente ilimitada
Universalidad de Usos para ser incorporado en varios sectores, productos y procesos.
Carlota Pérez identifica cinco paradigmas que se sucedieron en forma cíclica desde fines del siglo XVIII
21. El primer
paradigma se centró en la producción hilandera, la mecanización de la industria y las comunicaciones por ríos y canales. El segundo ciclo fue dominado por el ferrocarril y la máquina de vapor gracias al carbón barato (insumo clave). El Tercero se basó en el insumo clave “acero”, la química y la electricidad. El cuarto ciclo corresponde al modelo Fordista de producción en masa, con petróleo y recursos naturales baratos y abundantes funcionando como insumos claves
22.
Finalmente, estamos viviendo la quinta oleada, era de la informática, la producción flexible en talleres pequeños de productos diversificados mediante el uso de los microprocesadores.
No se sostiene que este proceso es ajeno al conflicto sino que se reconoce la pérdida
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16
de capacidades productivas tanto materiales como humanas que un cambio de esta naturaleza trae aparejado, lo que Schumpeter denomina “destrucción creadora”
23. Esta destrucción llega gracias
a que el furor inicial por el desarrollo de nuevas empresas, productos y tecnologías desemboca en una expansión financiera, guiada por las expectativas de grandes ganancias gracias a la nueva tecnología pero que disocian los valores bursátiles de los ‘fundamentals’. El proceso expansivo culmina en una burbuja especulativa, con lo se producen grandes pérdidas y se destruyen muchas empresas incluidas dentro del nuevo paradigma tecnoeconómico. Este proceso facilita la implementación y difusión del nuevo ‘sentido común’ y deja una infraestructura disponible modernizada gracias a la sobreinversión en servicios anexos y bienes complementarios juntamente con suficiente capital y recursos humanos disponibles para que nuevas empresas puedan entrar en el nuevo paradigma sin realizar las inversiones en capital constante ni en capital humano que debieron afrontar las iniciales
24.
Un paradigma, como nueva forma de comprender la tecnología, la organización de la producción y la relación con la naturaleza, sólo puede crecer cuando el anterior paradigma entra en crisis. Luego de que el factor clave del paradigma anterior empieza a perder su capacidad de proveer la seguridad de abastecimiento, de bajo precio y de posibles innovaciones sucesivas e incrementales, es posible que se desarrolle un nuevo insumo como factor clave que debía haber crecido a la sombra del anterior paradigma.
No se sostiene que es la caída de un paradigma lo que hace nacer al otro ni ‘producir’ la innovación clave que desarrolla el proceso. El nexo entre la ‘madurez’ de un paradigma (donde las innovaciones no obtienen nuevos aumentos de productividad y las posibilidades de obtener ganancias son limitadas) y el ‘despegue’ del nuevo es el capital financiero que busca valorizarse mediante la lógica de expansión financiera D – D’
25,
lo que presenta nuevos puntos de contacto con la teoría de Schumpeter (1957) y los ‘ciclos sistémicos’ de Braudel (expansión productiva – crisis de valorización – expansión financiera que financia el nuevo ciclo)
26. Sin embargo, el concepto de
‘paradigma’ como es enunciado por esta teoría trae una fuerte carga determinísticas, en la que en ocasiones caen los propios autores.
Una mirada sociológica a la
tecnología
Para lograr una teoría que permita incluir a la tecnología dentro de una mirada estructural del proceso de cambio tecnológico y social que a la vez no caiga en determinismos técnicos o económicos, se presenta la necesidad de crear un marco teórico interdisciplinario entre parte de la Economía Evolucionista y la Sociología Constructivista del cambio tecnológico, especialmente la denominada Construcción Social de la Tecnología (SCOT)
27.
La sociología de la tecnología nace como parte de un movimiento constructivista que busca estudiar, la sociedad y la tecnología no como compartimentos estancos sino un “tejido sin costura”
28 donde es imposible
identificar lo “técnico” de lo “social” en la realidad “sociotécnica” que registra la ‘coproducción’ y ‘coevolución’ de lo social y lo técnico.
El abordaje constructivista de SCOT no busca ser una teoría del cambio tecnológico, sino brindar herramientas para el análisis del proceso de creación, transformación y utilización de artefactos tecnológicos. Centrándose en un artefacto, busca comprender el proceso sociotécnico que sucede a su alrededor. Se entiende al proceso de innovación y cambio tecnológico como ‘multidireccional’ ya que las variantes ‘descartadas’ de cada tecnología y artefacto podrían haber existido sin que exista algún rasgo en la opción ‘vencedora’ que invariablemente la haya impuesto sobre las demás. Todos los artefactos conocidos pudieron ser diferentes. Esto no significa que lo ‘técnico’ no influya (lo que caería en un determinismo social) sino que el funcionamiento de los artefactos es una variable sociotécnica y el objetivo de la investigación sociotécnica debe ser explicar el triunfo y la derrota de las diferentes variantes.
El primer concepto utilizado para comprender el proceso sociotécnico de un artefacto es el de ‘Grupos Sociales Relevantes’
29. Esto es, todo grupo de
individuos organizados o no, que comparta
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17
los mismos significados sobre un artefacto. Los Grupos Sociales Relevantes son los portadores del proceso sociotécnico de cambio tecnológico. Cada grupo de personas entiende y se relaciona de manera distinta con los artefactos, dándole un sentido preciso y definido por la ‘Flexibilidad Interpretativa’ de los mismos. Esto incluye el modo en que se entiende un artefacto específico y está presente desde el momento mismo de su diseño. Esta potencialidad de múltiples significados hace que cada grupo social relevante interactúe con los artefactos con una relación problema/solución específico. Esto es, los ‘problemas’ a los que los artefactos responden (o no) son una construcción sociotécnica y dependen de la interpretación de los grupos sociales relevantes. Así, el ‘funcionamiento’ de los artefactos es una construcción sociotécnica, por lo que el triunfo de un diseño sobre otro no puede deducirse de cuestiones meramente técnicas o sociales, lo que lo hace ‘inconmensurable’
30. Cada
grupo social intentará imponer su traducción del artefacto al resto (y de esta manera, su fijación de sentidos y relaciones problema/solución específicas).
Un concepto clave para relacionar esta aproximación al proceso innovativo con la economía es el de Marco Tecnológico (Technological Frame), que estructura la interacción entre los miembros de un grupo social relevante, da forma y condiciona sus pensamientos y acciones. Según Bijker (2008), un Marco Tecnológico es “una combinación de teorías corrientes, conocimientos tácitos, prácticas de ingeniería (tales como métodos o los criterios de diseño), procedimientos de testeo y prueba especializados, metas y prácticas de manipulación y uso”. La similitud con el concepto kuhnniano de ‘paradigma’ es evidente aunque, según los propios autores, la diferencia fundamental radica en que “marco tecnológico es un concepto que debe aplicarse a todo tipo de grupos sociales relevantes, mientras que el ‘paradigma’ se dirige exclusivamente a las comunidades científicas”
31. Comparten
ambos conceptos el hecho de tratase de un concepto teórico-analítico que no es apreciado por los actores que limita (restringiendo la libertad de elección y creación de nuevas tecnologías y artefactos) a la vez que fomenta (marcando senderos y conceptos de diseño
socialmente aceptados) la innovación y la producción tecnológica
32.
De esta manera, es el Marco Tecnológico el que describe las acciones e interacciones entre los actores y explica de qué manera una tecnología es socialmente construida. Cada Marco Tecnológico se encuentra en constante movimiento, pudiendo registrarse momentos de grandes cambios al interior de ellos, con redefiniciones de las tecnologías, artefactos, procesos, problemas y criterios de ‘funcionamiento’ socialmente aceptados.
Los individuos suelen estar en más de un Marco Tecnológico a la vez, sobre todo teniendo en cuenta que no se trata de un concepto binario (‘dentro’ o ‘fuera’) sino que existen diferentes grados de ‘Inclusión’. Cuanto más ‘sentidos comunes’ comparta y más comprometido se encuentre un actor con un Marco Tecnológico, más incluido en él se encontrará. Con esto se termina de romper cualquier vestigio de determinismo, ya que la existencia de un marco tecnológico no obliga a los ingenieros, productores, trabajadores, compradores y al resto de los actores que se relacionan con un artefacto a reaccionar, pensar u operar de ninguna forma establecida.
Hacia un nuevo Marco Teórico
Interdisciplinario
No se busca aquí igualar estas teorías o incluir ambas en un nuevo marco teórico que las englobe, sino retomar algunos conceptos del marco SCOT para incorporarlos a los habituales análisis de la Economía Evolucionista, ya que entendemos que sus planteos pueden ser enriquecidos con conceptos y metodologías de la sociología constructivistas de la tecnología. En el mismo sentido, son varios los trabajos que relacionan la sociología y la economía del cambio tecnológico
33 y Thomas, H. y
Lalouf, A. (2008) concluyen que las conceptualizaciones de learning de la economía evolucionista son compatibles con el abordaje SCOT.
Si incluimos las nuevas visiones del marco SCOT al estudio del cambio sociotécnico, no sólo los ingenieros y trabajadores son los actores del avance de una tecnología (y de su direccionamiento) sino que se incluyen a todos los Grupos Sociales
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18
Relevantes, concepto que excede a los meros ‘compradores’ de los artefactos en cuestión. Este punto no es analizado por los tradicionales estudios desde la Economía del Cambio Tecnológico.
Al cuestionar y demostrar el carácter de construcción sociotécnica del ‘funcionamiento’ y los ‘problemas’ de un artefacto o tecnología, conceptos como el “desequilibrio tecnológico” y “cuellos de botella” (Rosenberg, 1979) dejan de tener sentido, Sólo ex post es posible identificar los ‘problemas’ de un artefacto. A la vez, se comprende al ‘path-dependence’ como consecuencias de la acción de los Grupos Sociales Relevantes y no de causas ‘técnicas’.
Esto puede ser incorporado a los paradigmas tecno-económicos ya que funcionan como un importante limitante de lo que los grupos sociales relevantes ven como ‘problema’ o ‘mal funcionamiento’ de una tecnología. Por ejemplo, hasta la caída del régimen de acumulación Fordista
34 y su paradigma de uso intensivo
de energía, la eficiencia energética no era un problema ni un indicador de funcionamiento para ingenieros y consumidores. En 1973, la eficiencia energética de Estados Unidos (Energía Consumida sobre P.I.B. real) era igual a la de 1954 y el uso de energía per cápita aumentó un 30% entre esos años. Sin embargo, apenas diez años después, la energía consumida por P.I.B. cayó un 25%. Esto no fue provocado por el aumento de precios, como proponen las teorías clásicas, ya que el mismo cambio radical hacia la eficiencia se vio en todos los insumos industriales primarios (como cobre, zinc, estaño y aluminio) a pesar de que el precio de todos ellos bajó varias veces
35.
Además, la mirada constructivista permite limitar la carga determinista que el ‘paradigma’ puede traer aparejado, gracias al concepto de ‘inclusión’. Como se mencionó, al reconocer la posibilidad de diferentes grados de inclusión en un marco tecnológico o un paradigma tecno-económico, se rompe con cualquier idea que suponga la determinación de trayectorias económicas o tecnológicas. Así es como se comprende el desarrollo de las nuevas formas tecnológicas, contrarias a la lógica del paradigma tecno-económica vigente y que pueden terminar tanto en
significar el ‘big-bang’ de una nueva oleada tecnológica como producto de la baja inclusión de sus innovadores en dicho paradigma tecno-económico (o en el marco tecnológico en cuestión).
La difusión de un paradigma tecno-económico no es otra cosa que la incorporación en diversos marcos tecnológicos de elementos comunes. La mirada SCOT, al centrarse en los artefactos y tecnologías, detecta las transformaciones en los marcos tecnológicos correspondientes pero no tiene herramientas para comprender cuales de los nuevos aspectos son compartidos por todo el resto del sistema sociotécnico, pero que son descriptos por la Economía Evolucionista.
Conclusiones
En este trabajo, se intentó mostrar la utilidad de incluir conceptos y miradas desde la Sociología Constructivista del Cambio Tecnológico para complementar la Economía Evolucionista. Sobre todo, los conceptos de ‘Inclusión’ y ‘Funcionamiento’ que problematizan y muestran la pertinencia de entender a la innovación como un proceso ‘Sociotécnico’, permiten romper las tendencias deterministas o lineales de algunos planteos de la Economía. Si bien tienen sus diferencias conceptuales y metodológicas, mediante algunas ligeras ‘reinterpretaciones’ es posible combinar los postulados del marco SCOT con la teoría de los ‘paradigmas tecno-económicos’, obteniendo una teoría de mayor poder descriptivo del proceso sociotécnico de cambio tecnológico.
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21
1 Smith, 2008.
2 Ricardo, 2004. 3 “La burguesía no puede existir sino a condición de revolucionar incesantemente los instrumentos de producción, y con ello todas las relaciones sociales” Marx, y Engels, 2003. 4 Lastra, 2011. 5 Marx, 2010. 6 Schumpeter, 1957; Schumpeter, 1996. 7 A pesar de partir de conceptualizaciones distintas, son varios los puntos de encuentro entre los planteos de Marx y Schumpeter. 8 Nelson, 1995; Nelson y Winter, 1982. 9 Rosenberg, 1975; Rosenberg, 1979; Rosenberg, 2003. 10 Lundvall, 2009; Lundvall, 2007. 11 Dosi, 2003 12 Ver una presentación completa de las diferentes vertientes de la economía del cambio tecnológico en López, 1998. 13 Lundvall, 2009. 14 Pérez, 1986; Pérez, 2010; Freeman y Pérez, 2003. 15 Freeman y Perez, 2003. 16 Dosi, 2003; Dosi y Grazzi, 2010. 17 David, 1985. 18 Rosenberg, N. (1979) 19 “Each particular body of knowledge shapes and constrains the rate and direction of technical change” (Dosi y Grazzi, 2010) o “New technology systems not only modify the business space, but also the institutional context and
even the culture in which they occur” (Pérez, 2010). 20 Pérez, 1986; Freeman y Pérez, 2003. 21 Pérez, 2005. 22 En Mansilla (2007) presentamos la propuesta de considerar como insumo clave de este período a las fuentes naturales de baja entropía, utilizando la conceptualización de Georgescu-Roegen. 23 Schumpeter, 1957. 24 Pérez, 2005; Pérez, 2009a. 25 Pérez, 2005. 26 Arrighi, 1999. 27 Pinch y Bijker, 2008; Bijker, 1997. 28 Thomas, 2008. 29 Pinch y Bijker, 2008; Bijker, 1997; Thomas, 2008. 30 Bijker, 1997. 31 “technological frame is a concept to be applied to all kinds of relevant social groups, whereas ‘paradigm’ was exclusively intended for scientific communities” Bijker, 2010. 32 Thomas, 2008. 33 Van den Belt y Rip, 1989; Thomas, 2008; Bruun y Hukkinen, 2008. 34 Dieguez, 2011 ; Boyer, 2007; Coriat, 2001 ; Coriat, 1993 35 Mansilla, 2007
![Page 39: Boletín PROINC](https://reader030.fdocument.pub/reader030/viewer/2022020320/568bd7221a28ab20349e9dc9/html5/thumbnails/39.jpg)
Conclusiones Preliminares
Editor Responsible
Ricardo Diéguez
Comité Editorial
Ricardo Diéguez
Diego Mansilla
Guido Perrone
Equipo de Investigación
Florencia Chahbenderian
Aldana Feigelsohn
Matías Fernández Piana
Martín Orsi
Ariel Zagarese
Juan M. Zanabria
E n esta presentación hemos expuesto algunos avances provisorios
de nuestro trabajo de investigación. Los análisis realizados deben
ser considerados como provisionales, ya que serán profundizados
en el avance la investigación.
No obstante, entendemos que tomar datos empíricos surgidos de diferen-
tes fuentes nos ha permitido una aproximación que añade riqueza y com-
plejidad al estudio de la estructura económica argentina y su desenvolvi-
miento.
Los análisis realizados nos permiten asumir al Estado como un agente
socioeconómico que actúa de manera endógena en la dinámica de la va-
lorización del valor, y no como un agente exógeno.
El análisis del presupuesto, desde una perspectiva de la autonomía relati-
va del Estado, muestra los senderos que dicha dinámica puede desplegar
tanto en su fase de expansión material como financiera.
Con las estadísticas tributarias hemos podido dar cuenta de la estructura
oligopólica del mercado argentino, y sus implicancias en el conjunto del
desenvolvimiento de la actividad económica.
El análisis sectorial, realizado hasta aquí de manera provisional, da cuen-
ta tanto de como operan las Formas Institucionales Competencia y Esta-
do en la dinámica de valorización del valor.
Hemos presentado estos resultados con la intención de no sacar conclu-
siones, sino de aportar a la construcción de las mismas, mediante la dis-
cusión y reflexión.
Si bien existe un marco teórico general detrás de estos análisis, el que
será explicitado en entregas sucesivas de artículos de discusión teórica,
el abordaje realizado nos permite, a nuestro entender, realizar reflexiones
que eviten los determinismos y las explicaciones teleológicas, que es uno
de los pilares sobre los que se asienta nuestra investigación.