Boletin FEBRERO - MARZO 2011
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1
Boletín parroquial Parroquia Nuestra Señora de Ujarrás
Paraíso—Cartago
EN ESTA EDICIÓN:
La Voz del Párroco: Fiesta Patronal, una experiencia transformante.
Inicia el tiempo de Cuaresma.
Mensaje del Papa Benedicto XVI para la Cuaresma 2011
Noticortas: Información sobre las actividades de Cuaresma,
inicio de la Catequesis
Informe Económico del proyecto de reconstrucción del Templo Parroquial
Pág.web: www.parroquiaparaiso.net Apartado postal: 94-7100 Tel. 2574-7376
Febrero . Marzo 2011 #165
FEBRERO
MARZO
2
LA VOZ DEL PÁRROCO
Una experiencia realmente transformante
Acabamos de vivir la experiencia de celebrar como comunidad cristiana nuestra fiesta patronal y debo confesar una vez más mi gratitud a Dios por haberme traído a servir a esta comunidad parroquial que no deja de sor-prenderme.
Y claro que no podemos dejar de sorprendernos ante una manifestación tan grande de fe y de amor a la Santísima Virgen María y a la Iglesia.
Creo no equivocarme al afirmar que en todas y cada una de las celebracio-nes que vivimos pudimos sentir una profunda comunión de fe en la pre-sencia viva del Señor en medio de la Comunidad:
Hicimos una vez más de que somos un pueblo que peregrina; cada madrugada pudimos literalmente inundar las calles de nuestra co-munidad rezando el Rosario como una gran familia. En muy pocos lugares del mundo se puede observar algo parecido.
Hicimos experiencia de que María es una de nuestra raza y que por ello con filiar afecto nos acercamos a implorar su protección y su intercesión ante su Hijo y Señor nuestro Jesucristo.
Hicimos experiencia de encuentro con el Señor en el Sacramento de la reconciliación y en cada una de las Eucaristías que parecían domi-nicales por la gran participación de la comunidad.
Hicimos experiencia de ser comunidad y una comunidad de fe que quiere ver terminado su templo parroquial, pues la colaboración en todas y cada una de las actividades realizadas fue extraordinaria.
Quién no se admiró de ver el esfuerzo y el cariño con que nuestros monaguillos se entregaron con alma y vida para hacer la casa de los sustos; ver la cantidad de hombres y mujeres que se unieron para atender la cocina del turno y que aún así no pudieron dar a vasto por la gran cantidad de gente que se acercó a comprar. Observar a los jóvenes trabajar para que la presentación del grupo Octavo fue-ra un éxito; qué decir de los Señores de la Comisión de San Isidro que visitaron fincas y negocios con la Imagen de Nuestra Señora; la Pastoral Social con el Bingo, los Comités de Barrio con las colectas y colaboraciones, los Ministros en la Librería, en fin, se que se me ol-vidan muchas cosas pero el Señor que todo lo conoce devolverá con creces todo esfuerzo y sacrificio a favor de la Comunidad.
Que Dios les pague y a seguir adelante porque así se construye comuni-dad,
3
El tiempo litúrgico de Cuaresma
La Cuaresma es el tiempo litúrgico de con-
versión, que marca la Iglesia para preparar-
nos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo
para arrepentirnos de nuestros pecados y de
cambiar algo de nosotros para ser mejores y
poder vivir más cerca de Cristo.
La Cuaresma dura 40 días; comienza el
Miércoles de Ceniza y termina antes de la
Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo.
A lo largo de este tiempo, sobre todo en la
liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdade-
ros creyentes que debemos vivir como hijos de Dios.
El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un
tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al
misterio pascual. En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos
invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de
Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir
una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que
por acción de nuestro pecado, nos alejamos más de Dios.
Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día,
durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envi-
dia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma,
aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a
tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.
40 días
La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Bi-
blia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la mar-
cha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la
montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida
pública, de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.
En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros signifi-
ca el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades.
La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a consti-
tuirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del
ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en
las iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más
aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión
4
Queridos hermanos y hermanas:
La Cuaresma, que nos lleva a
la celebración de la Santa Pascua, es
para la Iglesia un tiempo litúrgico muy
valioso e importante, con vistas al
cual me alegra dirigiros unas palabras
específicas para que lo vivamos con
el debido compromiso. La Comunidad
eclesial, asidua en la oración y en la
caridad operosa, mientras mira hacia
el encuentro definitivo con su Esposo
en la Pascua eterna, intensifica su
camino de purificación en el espíritu,
para obtener con más abundancia del
Misterio de la redención la vida nueva
en Cristo Señor (cf. Prefacio I de Cua-
resma).
1. Esta misma vida ya se nos
transmitió el día del Bautismo, cuando
«al participar de la muerte y resurrec-
ción de Cristo» comenzó para noso-
tros «la aventura gozosa y entusias-
mante del discípulo» (Homilía en la
fiesta del Bautismo del Señor, 10 de
enero de 2010). San Pablo, en sus
Cartas, insiste repetidamente en la
comunión singular con el Hijo de Dios
que se realiza en este lavacro. El
hecho de que en la mayoría de los
casos el Bautismo se reciba en la in-
fancia pone de relieve que se trata de
un don de Dios: nadie merece la vida
eterna con sus fuerzas. La misericor-
dia de Dios, que borra el pecado y
permite vivir en la propia existencia
«los mismos sentimientos que Cristo
Jesús» (Flp 2, 5) se comunica al hom-
bre gratuitamente.
El Apóstol de los gentiles, en la
Carta a los Filipenses, expresa el sen-
tido de la transformación que tiene
lugar al participar en la muerte y resu-
rrección de Cristo, indicando su meta:
que yo pueda «conocerle a él, el po-
der de su resurrección y la comunión
en sus padecimientos hasta hacerme
semejante a él en su muerte, tratando
de llegar a la resurrección de entre los
muertos» (Flp 3, 10-11). El Bautismo,
por tanto, no es un rito del pasado
sino el encuentro con Cristo que con-
forma toda la existencia del bautizado,
le da la vida divina y lo llama a una
conversión sincera, iniciada y sosteni-
da por la Gracia, que lo lleve a alcan-
zar la talla adulta de Cristo.
Un nexo particular vincula al
Bautismo con la Cuaresma como mo-
mento favorable para experimentar la
Gracia que salva. Los Padres del
Concilio Vaticano II exhortaron a to-
dos los Pastores de la Iglesia a utilizar
Mensaje de Benedicto XVI, para la Cuaresma 2011
«Con Cristo sois sepultados en el Bautismo,
con él también habéis resucitado» (cf. Col 2, 12)
5
«con mayor abundancia los elemen-
tos bautismales propios de la liturgia
cuaresmal» (Sacrosanctum Conci-
lium, 109). En efecto, desde siempre,
la Iglesia asocia la Vigilia Pascual a la
celebración del Bautismo: en este
Sacramento se realiza el gran misterio
por el cual el hombre muere al peca-
do, participa de la vida nueva en Je-
sucristo Resucitado y recibe el mismo
espíritu de Dios que resucitó a Jesús
de entre los muertos (cf. Rm 8, 11).
Este don gratuito debe ser reavivado
en cada uno de nosotros y la Cuares-
ma nos ofrece un recorrido análogo al
catecumenado, que para los cristia-
nos de la Iglesia antigua, así como
para los catecúmenos de hoy, es una
escuela insustituible de fe y de vida
cristiana: viven realmente el Bautismo
como un acto decisivo para toda su
existencia.
2. Para emprender seriamente
el camino hacia la Pascua y preparar-
nos a celebrar la Resurrección del
Señor —la fiesta más gozosa y so-
lemne de todo el Año litúrgico—, ¿qué
puede haber de más adecuado que
dejarnos guiar por la Palabra de Dios?
Por esto la Iglesia, en los textos
evangélicos de los domingos de Cua-
resma, nos guía a un encuentro espe-
cialmente intenso con el Señor,
haciéndonos recorrer las etapas del
camino de la iniciación cristiana: para
los catecúmenos, en la perspectiva de
recibir el Sacramento del renacimien-
to, y para quien está bautizado, con
vistas a nuevos y decisivos pasos en
el seguimiento de Cristo y en la entre-
ga más plena a él.
El primer domingo del itinerario
cuaresmal subraya nuestra condición
de hombre en esta tierra. La batalla
victoriosa contra las tentaciones, que
da inicio a la misión de Jesús, es una
invitación a tomar conciencia de la
propia fragilidad para acoger la Gracia
que libera del pecado e infunde nueva
fuerza en Cristo, camino, verdad y
vida (cf. Ordo Initiationis Christianae
Adultorum, n. 25). Es una llamada
decidida a recordar que la fe cristiana
implica, siguiendo el ejemplo de Jesús
y en unión con él, una lucha «contra
los Dominadores de este mundo tene-
broso» (Ef 6, 12), en el cual el diablo
actúa y no se cansa, tampoco hoy, de
tentar al hombre que quiere acercarse
al Señor: Cristo sale victorioso, para
abrir también nuestro corazón a la
esperanza y guiarnos a vencer las
seducciones del mal.
El Evangelio de la Transfigura-
ción del Señor pone delante de nues-
tros ojos la gloria de Cristo, que antici-
pa la resurrección y que anuncia la
divinización del hombre. La comuni-
dad cristiana toma conciencia de que
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es llevada, como los Apóstoles Pedro,
Santiago y Juan «aparte, a un monte
alto» (Mt 17, 1), para acoger nueva-
mente en Cristo, como hijos en el
Hijo, el don de la gracia de Dios:
«Este es mi Hijo amado, en quien me
complazco; escuchadle» (v. 5). Es la
invitación a alejarse del ruido de la
vida diaria para sumergirse en la pre-
sencia de Dios: él quiere transmitir-
nos, cada día, una palabra que pene-
tra en las profundidades de nuestro
espíritu, donde discierne el bien y el
mal (cf. Hb 4, 12) y fortalece la volun-
tad de seguir al Señor.
La petición de Jesús a la sama-
ritana: «Dame de beber» (Jn 4, 7),
que se lee en la liturgia del tercer do-
mingo, expresa la pasión de Dios por
todo hombre y quiere suscitar en
nuestro corazón el deseo del don del
«agua que brota para vida eterna» (v.
14): es el don del Espíritu Santo, que
hace de los cristianos «adoradores
verdaderos» capaces de orar al Padre
«en espíritu y en verdad» (v. 23).
¡Sólo esta agua puede apagar nuestra
sed de bien, de verdad y de belleza!
Sólo esta agua, que nos da el Hijo,
irriga los desiertos del alma inquieta e
insatisfecha, «hasta que descanse en
Dios», según las célebres palabras de
san Agustín.
El domingo del ciego de naci-
miento presenta a Cristo como luz del
mundo. El Evangelio nos interpela a
cada uno de nosotros: «¿Tú crees en
el Hijo del hombre?». «Creo, Señor»
(Jn 9, 35.38), afirma con alegría el
ciego de nacimiento, dando voz a to-
do creyente. El milagro de la curación
es el signo de que Cristo, junto con la
vista, quiere abrir nuestra mirada in-
terior, para que nuestra fe sea cada
vez más profunda y podamos recono-
cer en él a nuestro único Salvador. Él
ilumina todas las oscuridades de la
vida y lleva al hombre a vivir como
«hijo de la luz».
Cuando, en el quinto domingo,
se proclama la resurrección de Láza-
ro, nos encontramos frente al misterio
último de nuestra existencia: «Yo soy
la resurrección y la vida... ¿Crees es-
to?» (Jn 11, 25-26). Para la comuni-
dad cristiana es el momento de volver
a poner con sinceridad, junto con Mar-
ta, toda la esperanza en Jesús de
Nazaret: «Sí, Señor, yo creo que tú
eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que
iba a venir al mundo» (v. 27). La co-
munión con Cristo en esta vida nos
prepara a cruzar la frontera de la
muerte, para vivir sin fin en él. La fe
en la resurrección de los muertos y la
esperanza en la vida eterna abren
nuestra mirada al sentido último de
nuestra existencia: Dios ha creado al
hombre para la resurrección y para la
vida, y esta verdad da la dimensión
auténtica y definitiva a la historia de
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los hombres, a su existencia personal
y a su vida social, a la cultura, a la
política, a la economía. Privado de la
luz de la fe todo el universo acaba
encerrado dentro de un sepulcro sin
futuro, sin esperanza.
El recorrido cuaresmal encuen-
tra su cumplimiento en el Triduo Pas-
cual, en particular en la Gran Vigilia
de la Noche Santa: al renovar las pro-
mesas bautismales, reafirmamos que
Cristo es el Señor
de nuestra vida,
la vida que Dios
nos comunicó
cuando renaci-
mos «del agua y
del Espíritu San-
to», y confirma-
mos de nuevo
nuestro firme
compromiso de corresponder a la ac-
ción de la Gracia para ser sus discípu-
los.
3. Nuestro sumergirnos en la
muerte y resurrección de Cristo me-
diante el sacramento del Bautismo,
nos impulsa cada día a liberar nuestro
corazón del peso de las cosas mate-
riales, de un vínculo egoísta con la
«tierra», que nos empobrece y nos
impide estar disponibles y abiertos a
Dios y al prójimo. En Cristo, Dios se
ha revelado como Amor (cf. 1 Jn 4, 7-
10). La Cruz de Cristo, la «palabra de
la Cruz» manifiesta el poder salvífico
de Dios (cf. 1 Co 1, 18), que se da
para levantar al hombre y traerle la
salvación: amor en su forma más radi-
cal (cf. Enc. Deus caritas est, 12). Me-
diante las prácticas tradicionales del
ayuno, la limosna y la oración, expre-
siones del compromiso de conversión,
la Cuaresma educa a vivir de modo
cada vez más radical el amor de Cris-
to. El ayuno, que puede tener distintas
motivaciones, adquiere para el cristia-
no un significado profundamente reli-
gioso: haciendo más pobre nuestra
mesa aprendemos a superar el egoís-
mo para vivir en la lógica del don y del
amor; soportando la privación de algu-
na cosa —y no sólo de lo superfluo—
aprendemos a
apartar la mirada
de nuestro «yo»,
para descubrir a
Alguien a nuestro
lado y reconocer a
Dios en los rostros
de tantos de nues-
tros hermanos.
Para el cristiano el ayuno no tiene
nada de intimista, sino que abre ma-
yormente a Dios y a las necesidades
de los hombres, y hace que el amor a
Dios sea también amor al prójimo (cf.
Mc 12, 31).
En nuestro camino también nos
encontramos ante la tentación del
tener, de la avidez de dinero, que insi-
dia el primado de Dios en nuestra vi-
da. El afán de poseer provoca violen-
cia, prevaricación y muerte; por esto
la Iglesia, especialmente en el tiempo
cuaresmal, recuerda la práctica de la
limosna, es decir, la capacidad de
compartir. La idolatría de los bienes,
en cambio, no sólo aleja del otro, sino
que despoja al hombre, lo hace infeliz,
lo engaña, lo defrauda sin realizar lo
que promete, porque sitúa las cosas
materiales en el lugar de Dios, única
8
fuente de la vida. ¿Cómo comprender
la bondad paterna de Dios si el co-
razón está lleno de uno mismo y de
los propios proyectos, con los cuales
nos hacemos ilusiones de que pode-
mos asegurar el futuro? La tentación
es pensar, como el rico de la parábo-
la: «Alma, tienes muchos bienes en
reserva para muchos años... Pero
Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma no-
che te reclamarán el alma”» (Lc 12,
19-20). La práctica de la limosna nos
recuerda el primado de Dios y la aten-
ción hacia los demás, para redescu-
brir a nuestro Padre bueno y recibir
su misericordia.
En todo el período cuaresmal,
la Iglesia nos ofrece con particular
abundancia la Palabra de Dios. Me-
ditándola e interiorizándola para vivir-
la diariamente, aprendemos una for-
ma preciosa e insustituible de ora-
ción, porque la escucha atenta de
Dios, que sigue hablando a nuestro
corazón, alimenta el camino de fe que
iniciamos en el día del Bautismo. La
oración nos permite también adquirir
una nueva concepción del tiempo: de
hecho, sin la perspectiva de la eterni-
dad y de la trascendencia, simple-
mente marca nuestros pasos hacia un
horizonte que no tiene futuro. En la
oración encontramos, en cambio,
tiempo para Dios, para conocer que
«sus palabras no pasarán» (cf. Mc
13, 31), para entrar en la íntima co-
munión con él que «nadie podrá qui-
tarnos» (cf. Jn 16, 22) y que nos abre
a la esperanza que no falla, a la vida
eterna.
En síntesis, el itinerario cuares-
mal, en el cual se nos invita a con-
templar el Misterio de la cruz, es
«hacerme semejante a él en su muer-
te» (Flp 3, 10), para llevar a cabo una
conversión profunda de nuestra vida:
dejarnos transformar por la acción del
Espíritu Santo, como san Pablo en el
camino de Damasco; orientar con
decisión nuestra existencia según la
voluntad de Dios; liberarnos de nues-
tro egoísmo, superando el instinto de
dominio sobre los demás y abriéndo-
nos a la caridad de Cristo. El período
cuaresmal es el momento favorable
para reconocer nuestra debilidad,
acoger, con una sincera revisión de
vida, la Gracia renovadora del Sacra-
mento de la Penitencia y caminar con
decisión hacia Cristo.
Queridos hermanos y herma-
nas, mediante el encuentro personal
con nuestro Redentor y mediante el
ayuno, la limosna y la oración, el ca-
mino de conversión hacia la Pascua
nos lleva a redescubrir nuestro Bau-
tismo. Renovemos en esta Cuaresma
la acogida de la Gracia que Dios nos
dio en ese momento, para que ilumi-
ne y guíe todas nuestras acciones. Lo
que el Sacramento significa y realiza
estamos llamados a vivirlo cada día
siguiendo a Cristo de modo cada vez
más generoso y auténtico. Encomen-
damos nuestro itinerario a la Virgen
María, que engendró al Verbo de Dios
en la fe y en la carne, para sumergir-
nos como ella en la muerte y resu-
rrección de su Hijo Jesús y obtener la
vida eterna.
Vaticano, 4 de noviembre de 2010 Benedicto XVI
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Actividades parroquiales para vivir la Cuaresma
NOTICORTAS
Lunes 7 de Marzo: Inicia el Ejercicio de los Siete Lunes; todos los lunes hasta l unes Santo. Santa Misa a las 6:00 p.m. y después medita ción de las Siete Palabras.
Miércoles de Ceniza: 8:00 a.m. Misa en el Centro Parroquial.
9 de Marzo 4:00 p.m. Misa en el Centro Parroquial.
5:00 p.m. Misa en San Francisco
6:00 p.m. Misa en el Centro Parroquial
6:00 p.m. Misa en Ujarrás
7.00 p.m. Misa en Birrisito
Celebraciones cuaresmales Viernes 11 de Marzo: Via Crucis en Piedra Grande, La Cruz Roja y La Estación. Iniciando con la Santa Misa en Piedra Grande.
Jueves 17 de Marzo Hora Santa y Reflexión Cuaresmal a las 6 p.m. en San Francisco
Viernes 18 de Marzo: Via Crucis en La Joya, Los Solares y Goicoechea. Iniciando con la San ta Misa a las 6 p.m. en La Joya.
Jueves 24 de Marzo Hora Santa y reflexión Cuaresmal a las 6 p.m. en Ujarrás..
Viernes 25 de Marzo: Via Crucis en Dulce Nombre, Ciudadela Gutiérrez y Barro Hondo. Iniciando con la Santa Misa en Dulce Nombre a las 6 p.m.
Jueves 31 de Marzo Hora Santa y reflexión cuaresmal en Birrisito.
Viernes 1 de Abril: Via Crucis en San Antonio. La Soledad y el Centro. Ini ciando con la Santa Misa en el Barrio San Antonio a las 6 p.m.
Viernes 8 de Abril: Via Crucis en San Esteban, María Auxiliadora y Florencio del Castillo. Iniciando con la Santa Misa a las 6 p.m. en San Esteban.
Via Crucis en Catzí: Santa Misa a las 6 p.m. y Vía Crucis por las calles de la Urbanización.
Viernes 15 de Abril: Último viernes de Cuaresma, cada Barrio organiza su pro pio Via Crucis.
Misa en La Misión a las 6 p.m. y Via Crucis organizado por el MFC.
Misa y Via Crucis en Ujarrás.
Lunes 18 de Abril: Vía Crucis en Las Vicentinas y El Caíz organizado por el Movimiento Familiar Cristiano.
Confesiones: Durante toda la Cuaresma habrá confesiones en la Oficina parroquial y, en la medida de lo posible brindaremos confesiones los sábados y domingos en el horario de las Misas en el Centro Parroquial. La ultima semana de Cuaresma habrá horario especial que se incluirá en el Programa de la Semana Santa
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El próximo Sábado 12 de Marzo inicia la Catequesis 2011 en nuestra Parroquia.
- Centro Parroquial:
III Nivel: 7:15 a.m. en el templo parro-quial. La salida será a las 8:45 a.m. por el costado este del templo.
La I Reunión con Padres de Familia será el Lunes 21 de Marzo a las 6:30 p.m. en el templo parroquial.
II Nivel: 9:00 a.m. en el templo parroquial. La salida será a las 10: 15 a.m. por el costado este del Templo.
La I Reunión con Padres del Familia será el Jueves 24 de Marzo a las 6:30 p.m. en el templo parroquial.
I Nivel: 10: 30 a.m. en el Templo. La salida será a las 12 m. d. por el costado este del templo.
La I Reunión con Padres de Familia será el Miércoles 23 de Marzo a las 6:30 p.m. en el templo parroquial.
LA MISA DE INAUGURACION DEL AÑO DE LA CATEQUESIS PARROQUIAL SERÁ
EL DOMINGO 13 DE MARZO A LAS 10:00 A.M. EN EL TEMPLO PARROQUIAL
La Catequesis de preparación para el Sacramento de la Confirma inicia este mismo sábado según horario escogido por los jóvenes. Al grupo de adultos se les estará llamando por teléfono para coordinar el hora-rio de la primera sesión.
- En las Comunidades Filiales: los catequistas informarán con anterio-ridad los respectivos horarios de cada uno de los nivel.
Inicia la para Catequesis 2011
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Muchísimas gracias a todas las familias que continúan colaboran-do con las tarjetas, quiera Dios que sigamos adelante para que
pronto podamos ver este sueño hecho una realidad.
INFORME ECONÓMICO
TOTALES POR BARRIOS DEL MES DE ENERO
Barrio Cruz Roja ₡ 103.000,00
Barro Hondo ₡ 34.500,00
Ciudadela Gutiérrez ₡ 22.780,00
Dulce Nombre ₡ 169.970,00
El Centro ₡ 215.000,00
Florencio del Castillo ₡ 112.400,00
Goicoechea ₡ 36.150,00
La Estación ₡ 188.350,00
La Joya ₡ 127.800,00
La Soledad ₡ 68.000,00
Los Solares ₡ 37.135,00
María Auxiliadora, Cerro Chiquito ₡ 16.225,00
Piedra Grande ₡ 118.500,00
San Antonio ₡ 100.732,00
San Esteban ₡ 32.700,00
₡ 31.500,00
₡ 1.414.742,00
TOTALES POR BARRIOS DEL MES DE FEBRERO
Ciudadela Gutiérrez ₡ 54.135,00
Dulce Nombre ₡ 88.855,00
El Caiz ₡ 33.000,00
El Centro ₡ 182.500,00
Goicoechea ₡ 111.700,00
La Estación ₡ 181.380,00
La Soledad ₡ 73.650,00
María Auxiliadora, Cerro Chiquito ₡ 26.715,00
₡ 751.935,00
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Otros ingresos
Rifa Viaje aTierra Santa ₡ 10.000,00
Parqueo ₡ 53.000,00
Donaciones ₡1.420.000,00
Venta chatarra ₡ 2.000,00
Rifa de Computadora ₡ 5.000,00
Rifa pantalla plana ₡ 50.000,00
Parqueo ₡ 176.040,00
Bonos ₡ 35.000,00
Ventas Tita ₡ 111.635,00
Rifa carreta ₡ 100.000,00
Turno de la Candelaria ₡ 9.807.327,60