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    VOCESVOCES

    DE LA PERIFERIA DE LA PERIFERIA La Feria del Libro de GuadalajaraLa Feria del Libro de Guadalajara

    celebra sus 25 aos con 25 apuestas literariascelebra sus 25 aos con 25 apuestas literarias

    Babelia 1.043Babelia 1.043

    N M E R O 1 . 0 4 3

    . E L P A

    S ,

    S B A D O 1 9 D E N O V I E M B R E D E 2 0 1 1

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    1. Fogwill y la libertad de escribir V I POR PRIMERA vez a Fogwill en Barcelona, a fines de los noventa, en unaferia del libro. Cuando le pasaron el micrfono salud al pblico dicien-do: Les tengo una mala noticia: no soy un desaparecido. Me parecitoda una revelacin, incluso una declaracin esttica. Lo que en elfondo estaba diciendo era: No soy lo que ustedes se imaginan oquieren que yo sea. En suma: no soy el escritor argentino que ustedesestn acostumbrados a recibir, porque ni fui torturado ni luch por lalibertad ni estuve en la crcel. No soy un desaparecido.

    Estas palabras sugeran algo ms: el escritor latinoamericano notiene que ser de un modo especfico. No estaba de ms decirlo, recalcar-lo, pues a principios de los noventa la exigencia europea y probable-mente norteamericana a ese escritor era muy precisa: sus librosdeban contener exotismo, evasin y por supuesto revolucin, y lmismo, de algn modo, ser un hroe de la gesta latinoamericana. Undesaparecido. El que mejor respondiera a esto era el ms exitoso y Europa pareca el nico destino posible.

    2. Crack, McOndo, Lneas areas y otrosMI GENERACINcomenz a publicar en los aos noventa en medio deeste panorama y por eso busc otros modelos. Si el posrealismo

    mgico era el sello que predominaba, mi generacin estuvo entre dospolos: de un lado Vargas Llosa y Fuentes, y del otro Borges.Narraciones que transitan lo real y lo irreal de la realidad, o meta

    narraciones en torno a la literatura. Y en cuanto a los escritores delpost-boom, los preferidos fueron los ms alejados del realismo mgico:Sergio Pitol, Csar Aira, Fogwill, Fernando Vallejo y, en lo relativo a lanovela negra, Paco Taibo II.

    A pesar de que en los noventa an se perciba como necesaria labendicin editorial europea sobre todo espaola, no se escribapara ellos y sus estereotipos. Si con el tiempo fueron ledos en Europafue porque las editoriales europeas y sus lectores cambiaron, compren-dieron que Amrica Latina haba cambiado.

    La antologa McOndo, de 1996, mostr uno de los perfiles de lajoven narrativa de esos aos, y se vio que sta sera como la defini-cin que da Stephen Dedalus del arte irlands, un espejo quebrado.Mil astillas disgregadas en experiencias de todo tipo: nihilismo juvenil,amor y sexo, soledad, drogas, la amistad o la traicin, nuestras turbias y presuntuosas aldeas latinoamericanas.

    En simultnea pero al otro extremo del continente (McOndosali enChile dos meses antes), en Mxico, los jvenes Volpi, Padilla, Palau y Urroz hicieron pblico el manifiesto delCrack (1996), el cual abogaba,entre otras cosas, por novelas complejas, ambiciosas, totales. Unaherencia de la mejor literatura del boom. Hijos de Terra Nostra y Conversacin en La Catedral.Descendientes de Octavio Paz y AlfonsoReyes. Mexicanos que reivindicaron todas las tradiciones, filosofas y literaturas. Mexicanos.

    La antologa Lneas areas, publicada en Espaa en 1999, reuni atodos los anteriores y sum otros tantos hasta llegar a la cifra de setentaescritores, setenta hombres y mujeres nacidos en Amrica Latina queescriban con absoluta libertad, siguiendo cada uno sus propias influen-cias, armando su propio rbol de la literatura, como dice Goytisolo,tal vez con el nico rasgo comn de no seguir ninguno la esttica delrealismo mgico, no por negar a Garca Mrquez sino por habercomprendido es mi hiptesis, fue mi caso que esa esttica seagotaba con su genial creador y, vista la experiencia, no admita segui-dores sino copistas.

    A lo anterior se sumaron otros que por algn motivo sospecho quepor su ao de nacimiento no quedaron en las mencionadas antolo-gas, pero que con el tiempo se convirtieron en la gran delantera de estaliteratura, nada menos que Roberto Bolao, Hctor Abad Faciolince,Mario Bellatn, Rodrigo Rey Rosa, Juan Villoro, Horacio CastellanosMoya, Martn Caparrs, Evelio Rosero o Arturo Fontaine, entre otros.

    Si al principio deca que estas generaciones no empezaron a escribirsatisfaciendo estereotipos europeos, hoy es notorio que sus lectoresson mayoritariamente latinoamericanos. Tal vez con la excepcin deBolao, que fue un best seller en lengua inglesa, los latinoamericanosde hoy tienen muchos ms lectores en sus propios pases que enEuropa o Estados Unidos.

    3. Bogot 39, el siglo XXILOS QUE EMPEZARONa publicar en el siglo XXI, o los ms jvenes de losgrupos anteriores, se reunieron en el congreso Bogot 39, donde elespejo quebrado de la anterior literatura sigui dispersndose haciaexperiencias an ms dismiles e inabarcables lo nico comn, denuevo, es no seguir el realismo mgico. Tendencias? Todas. Laautoficcin en Alejandro Zambra o Ivn Thays, la literatura de la historia

    en Juan Gabriel Vsquez, el inconsciente alterado en Guadalupe Nettel, Antonio Ungar o Andrea Jeftanovic, la novela histrica de Juan EstebanConstan, la Amrica Latina de film y en ingls de Daniel Alarcn.

    Despus del Bogot 39 la rueda sigui girando, y hoy, entre otrosmuy jvenes, han sobresalido Tryno Maldonado y Yuri Herrera enMxico, Andrs Felipe Solano en Colombia o Pola Oloixarac en Argenti-na. Ms todos los que no conozco u olvido.

    En suma, Amrica Latina hoy? Una cantidad de autores de diferen-tes generaciones, con todas las tendencias que existen en la literatura, y que esperan ser ledos ms por su calidad que por la an mgica omtica y muchas veces trgica regin en la que nacieron.

    Santiago Gamboa (Bogot, Colombia, 1965) es autor de libros como Perder es cuestinde mtodo, El sndrome de Ulisesy Necrpolis (Premio La Otra Orilla).

    BabeliaSantiago Gamboa

    De los noventapara ac

    EN PORTADA /Feria Internacional del Libro de GuadalajaraDel 26 de noviembre al 4 de diciembre se desarrolla en la ciudad mexicana de Guadalajara la cita ms

    importante del libro en espaol. Babelia le dedica el tema de portada, que va ilustrado con obras pertene-cientes a la coleccin suiza Daros Latinamerica, una de las ms relevantes del mundo en su gnero.Portada: Lotera I (1989),del guatemaltecoLuisGonzlezPalma,delacoleccinDaros LatinamericaEl escritor en Ciberia Cristina Rivera Garza 4

    Cmo escapar con el circo Antonio Ortuo 6

    Nueva cartografa de la literatura de Winston Manrique Sabogal 7

    LOS ELEGIDOSRetratos autobiogrficos 8

    Entrevista con Guadalupe Nettel Carles Geli / Mara Jos Obiol 10

    Entrevista con Uwe Tellkamp, autor de La Torre J. M. Mart Font 12

    EL LIBRO DE LA SEMANAFrancisco Calvo Serraller 14El puo invisible. Arte, revolucin y un siglo , de Carlos Grans Maya

    Hacerse el muerto, de Andrs Neuman Ana Rodrguez Fischer 14

    IDA Y VUELTALecciones de abismo Antonio Muoz Molina 15

    PENSAMIENTOColgar el hierro Javier Gom Lanzn 17

    SILLN DE OREJASDel romanticismo a la Manuel Rodrguez Rivero / Max 18

    ARTELo que sobra y lo que falta Mariano de Santa Ana 19

    LLAMADA EN ESPERACon perdn, ms de los rusos Estrella de Diego 20

    PURO TEATROCasas Desoladas (Inmobiliaria Albee) Marcos Ordez 21

    OPININGrandes tarados, sin sentimientos Enrique Vila-Matas 23

    Babelia convertir la XXV Feria Internacional delLibro de Guadalajara en un escenario virtual einteractivo con medio centenar de escritores detodo el mundo. Ser a travs de nuestro blog,Papeles perdidos, del 26 de noviembre al 4 dediciembre.Llevamos a su computador la feria dellibroms importante delespaolen compaade

    losNobel Herta Mller y MarioVargasLlosa, y losautores Ingo Schulze, Peter Stamm, Miguel Syju-co y Fernando Savater. El especialBabelia enGuadalajara contar con cinco secciones dia-rias: La cara de los secretos (vdeo con los nuevosescritores),Bitcoradelforastero( narradores reco-nocidos cuentan su experiencia en la FIL),Chat conmediomundo (encuentros digitalescon auto-res internacionales), Latidos de la FIL(crnica dela jornada) y lbum de familia(el da en fotos).http://blogs.elpais.com/papeles-perdidos/

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    Room 02 7,de Nacho Arias,

    expuesto en lamuestra

    Fotonoviembre.

    Alemania es el pas invitadoa la 25 Feria de Guadalajara.

    FIL, escenario virtual

    SUMARIO

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    La cantante mexicana Chavela Vargas es tambin objeto de un documental, El ruiseor y la noche. Foto: Rodolfo Valtierra

    CHAVELA V ARGAS va por su tercer ltimo deseo: dos veces a la semana se mete al estudiopara tener listo en marzo prximo La luna grande , su homenaje a Federico Garca Lorca.Su primer ltimo deseo fue el libro Las verdades de Chavela Vargas, al que sigui, en abrilde 2010, la publicacin del disco Por mi culpa! De este renacer, Chavela, a sus 92 aos,hace responsable al Chalchi, como popularmente es llamado el escarpado cerro tepozte-co que se levanta frente a la casa de la cantante en Morelos, a 69 kilmetros de la ciudadde Mxico. Ven, que te voy a decir una cosa!. Chavela llama a Lola, la favorita de sustres perros xoloitzcuintles que viven con ella. Les voy a contar un cuento de una viejaque se llamaba Chavela Vargas que estaba enamorada del Chalchi.

    La entrevista ocurre en el jardn. Magueyes, flores, palmas y cruces rodean la sencillacasatipo bungal de una sola planta que essu refugio desde hace cinco aos. La citaes almedioda porque el Chalchi y Chavela, como siempre, se han desvelado. En las noches,el chamn me dice, t eres chamana como yo, dime qu te dice en las noches el cerro?. Yo le contesto, nada. No vaya yo a meter la pata y diga una tontera. Porque Chalchi mehabla, y se queda callado de una estrella a la otra, se queda en un silencio armonioso. Es

    muy bello. As hasta el amanecer. El Chalchitpetl, cerro de las joyas, inspira a Chavelaah te acuestas a soar, a soar con la noche, a soar que existes, que s eres verdad,que s ests en la tierra, lugar de mucho sufrimiento, pero ella no sabra decir dednde viene la inspiracin para sus recitales. Es algo espontneo. Nace, pienso yo, de loque llamamos alma; sa es el alma, cuando tocas ms all de ti, ms all del ms all y tediriges con las alas doradas del amor y de la inspiracin, entonces se suelta el alma. Y tematerializas y empiezas a hablar contigo misma, a veces yo he pensado que hablo conotra igual a m de loca, y me da risa.

    Mientras reflexiona sobre la fuente de la inspiracin, Chavela, de la que tambin seprepara un documental, El ruiseor y la noche, dirigido por Rubn Rojo, entremezcla surespuesta con un verso de DoaRosita, La Costurera: yo anso verte llegar / una tarde porGranada / con toda la luz salada / por la nostalgia del mar; / amarillo limonar Tengoel atrevimiento de querer comunicarme con el poeta y lo hago a travs de mis sueos, atravs de un amanecer que no es nunca igual. Chavela quiere volver al silencio y, dandola espalda al Chalchi, ordena: Preparanos un tequilita. Salvador Camarena

    El cerro de la chamanaEn su refugio mexicano, frente a un escarpado paisaje, Chavela Vargas prepara un disco de homenaje a Garca Lorca

    EL RINCN

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    L A TECNOLOGA DIGITALnos retaconsu exceso textual. Las cabe-zas ruedan en espectculosquebien podran horrorizara Medu-sa. Los indignados toman lasplazas pblicas. Entre una y

    otra cosa, se abre paso desde la periferia ellibro valiente, el libro crtico, el libro verda-deramente literario. Aqu van apenas unascuantas seales de trfico. Y, por debajo detodo ello, ms secreta quelas secretas listas,la poesa. Cmo no.

    A. UN CUADRO COSTUMBRISTAEL ESCRITORse levantabatemprano y ponde-raba, depreferenciaconamargura, el estadodelas cosas.Elhumo delcigarrillo. Lataza decaf. El golpeteo de las teclas sobre el lienzoblanco del papel. El charco es muy grande y

    lospuentes muycortos, murmuraba. Nohay ningn intercambio cultural de relevanciantre lasdistintasregionesdelespaol,espe-ialmenteentre Espaay AmricaLatina,sinejar de lado a la regin puramente latino-mericana. Una pausa. El momento de laensa reflexin. El escritor continuaba, conmargura. Inevitablemente es un adverbio.

    Lacirculacindel libro ensu modo neocolo-ial:partirdel centrotodavaimperial,ubica-o en Espaa, para luego distribuirse, y estolo con suerte, en los territoriosde las anti-uas colonias. El confn empieza aqu. Estos una flecha.El gemido, entonces. Lamanoobre la frente. El halo de humo.

    B. LA VENTANA DEL ESPANTOSE TRATA de un cuadro ms bien lgubre y vertical y, sin duda, amargo. As se mirabanlas cosas desde un cuarto dentro de unatorrede marfil.Laventanadel espanto.Peropor ah, del otro lado entodo caso, hapasa-doya laprimera dcada delXXI.Ese sitio noes ya ms el lugar de residencia de muchosde los lectorescontemporneos.Muchos deellos migraron, y esto hace tiempo, haciaese lugar de la pantalla de cuyo nombre noquiero acordarme.

    C. EL FANTASMA DE LA TUNDRACIBERIANAQUIZ POCASveces como en la poca actualsehanconjuntado lascondiciones tanto tec-nolgicas comoeconmicascapaces deper-

    itirun verdadero cruce de fronterasy unaintercomunicacin cultural a lo largo y an-ho del as llamado mundo de habla hispa-a. El auge de Internet y la constante inter-

    vencin, cuando no dominio, de las plata-formas 2.0 en nuestras vidas cotidianas, y specialmente en nuestras vidas de lecto-es, han abierto, sin duda, canales de flujoara una serie de artefactos textuales quelo con dificultad circulaban enel pasado,

    incluso el ms reciente. Del blog local a lasctividades de intercambiode editorialesin-ependientes, del canje gratuito de material

    textual a travs de PDF a la proliferacin deigas en el trfico de noticias editoriales, el

    apa de latundraciberiana es,sinduda, unapa movedizo. Este auge se superpone y,

    en sus momentos ms felices, logra desviarel flujo de circulacin de mercancas textua-les establecidas por las grandes transnacio-nales del libro.A este retrato habra queaa-dirle la presencia ms o menos activa, almenos enciertas regiones, deun Estado queintentajugarun papeldinmicoenlaexpan-sin del uso del espaol, por ejemplo. Nun-ca,pues, como en nuestros das, el lector dehabla hispanaha podido deslizarsecon ma- yorprestezapor lasvas virtualesy novirtua-lesqueconectan losdistintos mundosenlosque residimos, aumentando as su posibili-dad deacceso allibro escrito enespaol.Sinembargo, como argumentaba Eduardo Gr-ner en ese apasionado tratado que es El finde laspequeas historias, elgran retoen unaeracaracterizada por laglobalizacin delca-pitaly ladisolucin de loslmites delEstado

    nacin noes otra cosams que el proceso y las prcticas des-globalizadoras en lo quetoca a los flujos migratorios y, en general, aldeslizamiento porel globo de lafuerza labo-ral. Algo similar podra ocurrirle al libro ver-daderamente literario, al libro arriesgado oanmalo,allibrovaliente.Un fantasmareco-rre la tundra ciberiana, en efecto, y se es elfantasma del libro crtico. Todas las fuerzasdel viejo mundo sin pantallas y del nuevomundo con ellas se han unidoen santa cru-zada para acosar a ese fantasma: el capital,que es feroz; la moda, que de suyo no tienecontemplaciones; la comercializacin ram-pante, que, en fin, rampa. Por eso el fantas-mahuye,espantado.Por esohay queencon-trar alguna manera de atraparlo.

    D. USTED EST AQU LO QUE TIENESentretus manos, querido lec-tor, es un mapa. No hay nombres propios,sino links. Territorios debsqueda. reasdeaccin. Veamos.

    D1. IMPENETRABLECOMO TU ESPEJOE XISTE UNA lista de secretos en la que elverdadero secreto es la poesa.

    E. GLOBALIZAR, QUE ES TRADUCIRL A ERA DEglobalizacin tendra que ser, porfuerza, laera dela traduccin. Nada, entodocaso, comola traduccinparacombatira lasfuerzasactivasde la desglobalizacin.Acep-tar y asumirque una buenapartede lalitera-tura latinoamericana de hoy se lleva a cabofueradelos lmitesgeogrficos delmundo dehabla hispana, e incluso fuera de los lmiteslingsticosdelespaol,es una tareaa lavezparadjica y urgente. Pero no slo se tradu-ce de unalengua a otra. Escribir es traducir.El libro que se hace hoy mismo, en algnlugar de la Pantalla Cuyo Nombre, es un li-broescritodirectamenteen traduccin. Hay alguien, sin duda, que vive en Otro Lado y,utilizando inclusoconpalabrasde su PropiaLengua, escribe en realidad en Otrolads.

    F. LA HORA DE LA NOVELITADE AMORNO ES UN NOVELN,ni una noveleta ni unanovela corta ni una nouvelle ni mucho me-

    nosuna novelucha. Se trata de la nueva no-vela sentimental latinoamericana. Son libri-tos as, en diminutivo, debido al nmerodesuspginas pero sobre todo porel efectodecercanaquesuscitan. DiceAnbalGonzlezen Love and Politics in the Contemporary Spanish American Novel que las novelitastienen sus races bien firmes en la era delpost-boom, cuando distintosautoresy auto-ras introdujeron, y no de manera aleatoriani secundaria, el tema del amor en sus li-bros. Pero el amor delque tratanlas nuevasnovelas sentimentales esdeltipoquepreten-desanar las divisionesy el rencorgeneradopor dcadas de movilizacin social y polti-ca, ms cercano al gape (el amor hacia elvecino) que a la pasin sbita y carnal quetantas veces domin el espectro emocionalde novelas anteriores. Que muchas de sus

    heronas sean lectoras, y no slo voluptuo-sasy pasionales femmes fatales, tambinha-bla de las cambiantes relaciones de gneroque poco a poco recogen estos libros.

    G. RECICLA ESTO V IVIMOS ENun mundo escrito. Si algo hanhecho las tecnologas digitales es dejar enclaro que estamos rodeados de texto. Algu-nosescritoresconceptualistasnorteamerica-nos, y otrostantosdelmundode hablahispa-na,hanreaccionadoante esteexceso textualdeclarandoqueno hayya necesidadde escri-bir nada original y que la responsabilidaddel escritor en la hora digital es re-escribir,re-ciclar, copiar en sentido estricto, apro-piar, subvertir, re-contextualizar. Se trata delmomento espectacular de la lectura, y loslibros que incorporan este mecanismo, yaseaen papel o enpantalla, trabajan conunodelos hechosmspolmicosdehoy:elescri-toren el proceso decuraraquello quepade-ce de lenguaje. Escritura sin autor o, mejor,convarios autoresannimos y/opblicos.A veces reciclando a los clsicos (de Borges aRulfo, entre tantos otros), pero tambin ex-trayendo lenguaje de esos autores inditosque se encuentran en los documentos dearchivoenunprocesocercanoa lasdistintasformasde escrituradocumental, estos librosnacen fuera de la esfera del s mismo.

    H. AMANECER EN POMPEYANUESTRA CUNA noesya ms esaciudadeter-nadondelas ruinasyacen,capasobrecapa,en un gesto de circular totalidad. Nuestracuna es esa otra ciudad petrificada en lagloriade un instante:Pompeya.Corte.Tajo.Interrupcin.Hubo,alguna vez, esoes cier-to, un homo psychologicus. Se trataba deeseserhumano de lassociedadesindustria-lesque construygruesos murosparasepa-rar lo privado de lo pblico y proteger as una nocin silenciosa y profunda, indivi-dual y estable, del yo.Pero elhomo psycho-logicus ya fue.Ensu lugar se haconfiguradoelhomotechnologicus: un ser post-humanoquehabita losespacios fsicosy virtuales delas sociedades informticas para quien el yo no es ni secreto ni una hondura ni mu-cho menos una interioridad, sino, por el

    contrario, unaformade visibilidad. Conec-tado a digitalidades diversas, el technologi-cus escribe esa vida que slo existe paraque aparezca inscrita en fragmentos decirculacin constante. Una extraa perosugerente combinacin entre el culto a lapersonalidad y una nocin alterdirigidadelyo dentro de un rgimen de visibilidadtotal ha provocado que miles de serespost-humanos se lancen raudos y velocesa transmitir mensajes escritos sobre loqueles acontece en esejustoy pompyicoinstante. De ah el Twitter. De ah, tam-bin, la nueva escritura auto/biogrficaque en el papel imita la movilidad y ladesaparicinconstante deltextoen un Ti-meLine. Leer es, en efecto, una forma deconstatar. No hay secreto.

    I.LA ACCIN COLECTIVA A LA HORA DEla verdad, quees confrecuen-

    cia la hora de la denuncia de la violencia,los libros en papel han optado por contarhistorias en modo realista, ya en trminosde su relacin con el referente o ya por suuso del lenguaje coloquial. Las plataformas2.0, quetantohan contribuido a cuestionarde manera a veces radical el mito del escri-tor solitario,han radicalizadoel poder crti-co de la escritura en tiempo real. CualquierTimeLine nos dice la verdad: el escritor dehoy escribe en comunidad, de preferenciaen el aqu y el ahora. Las tecnologas digi-tales tambin han puesto nfasis en lavecindad del texto con otras formas deexploracin artstica, resaltando la pro-duccin hbrida. Este marcode accingru-pal e interdisciplinario ha dado pie a la for-macin de colectivos que transitan congran libertadentrela produccin virtual y lapublicacin en papel, creando tambin la-zos entre comunidades que trascienden lasfronteras de los Estados nacionales.

    J. AL LENGUAJE POR ASALTOL A ESCRITORA se levantatemprano todavay,contoda seguridad, tambintoma caf. Hay cosas que no cambian. La ventana que seabre, sin embargo, no slo est en la paredsino dentro de la pantalla que examina. Aqu ya no hay torres de marfil. Los brba-ros, que somos todos, hemos tomado porasalto el cielo del lenguaje. SMS. MSN. FB.TW. Blog. eBOOK.LIBRO. Todos y alguieny cualquiera pueden escribir. Y escribimos. Antela cada delcapital culturalde lo litera-rio (y los rituales de lo literario) acontecidohaciafinales delsiglo XX, surgende un ladoa otro en la tundra ciberiana las escriturasdialgicas, intermitentes, colectivas, hbri-das, que producen nuestro presente comoun estado crtico. En eso estamos, y vamos.Este es el ruido casi imperceptible deltecla-do. Usted sigue aqu.

    Cristina Rivera Garza (Matamoros, Mxico,1964) ha publicado recientemente en Mxico Ver-de Shanghai (Tusquets) y El disco de Newton. Diez ensayos sobre el color (Bonobos).cristinariveragarza.blogspot.com

    La actualidad literaria ha extendido su foco ms all de los autores de Europa y Estados Unidos.Los latinoamericanos brillan. La 25 Feria Internacional del Libro de Guadalajara rene a losescritores surgidos en esta dcada, transformada por el paisaje tecnolgico. Por Cristina Rivera Garza

    El escritoren Ciberia

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    LOS LIBROS SE VENpero no setocan.Eso adverta la profesora a los ni-os del quinto grado que, condiez aos, asistamos a la prime-

    ra Feria Internacional del Libro de Guada-ajara, all por 1987. A fuerza de miradas

    torvas y piquetazos en el trasero consi-ui mantenernos a un pedaggico me-

    tro de los estantes metlicos que atesora-an los volmenes en aquella poca. Unuarto de siglo despus he tocado tantosos libros que puedo darme, con la FIL,l lujo de la familiaridad.

    A m, tan luego, hablarme de la FIL.He asistido a las 24 ferias que se hanealizado en Guadalajara y asistir a lae este ao, que ser la nmero 25. Co-enc como alumno en los talleres in-

    fantiles, sentado sobre el piso de cemen-to de las primeras ferias (y que no pas aer alfombrado sino en 1995). En saloneslzados de la nada con tablas, en los quee oa de todo menos al conferencianten turno, atestig mi primera presenta-in de libro en la vida y obtuve mi pri-er ejemplar firmado (Gazapo, de Gusta-

    vo Sinz, en 1991). Entre 1997 y 2008ubr la FIL como periodista y la asisten-ia pas de 300.000 a casi medio millne personas. Me cas durante el ltimoa de actividades de la feria, en 2001,ara no entorpecer la cobertura del dia-io en que trabajaba. Mi hija mayor hizou recorrido inaugural por esos pasillosn 2002.

    El manuscrito de El buscador de cabe-as, mi debut en la novela, cay en ma-os de lvaro Enrigue, quien por enton-es trabajaba en el Fondo de Cultura

    Econmica, en la FIL de 2004. Enrigueo poda publicarme pero cometi la ex-entricidad de buscarme editor. Firmontrato en la feria de 2005 y en esaisma edicin me aplaudi en pblico,

    or primera vez, alguien que no me co-oca desde los paa-

    es. He asistido, a loargo de 25 aos, a

    s de 350 activida-es y trepado a esce-a, a presentar libros

    jenos o perorar so-re los propios, casiuarenta veces. He en-

    trevistado a cien auto-es y consumido unailla nutica de tequi-

    a, vodka, whisky, vi-o tinto y cerveza en

    os ccteles editoria-es nocturnos. La his-

    toria tambin registraue bail merenguen compaa del admi-

    able cuentista Fran-isco Hinojosa, porotivos nunca diluci-

    ados, en la edicine 2009.

    De la FIL he obteni-o, por medios lega-

    es o ilcitos (no meersigan ms, aquello

    ya pas), ms de milibros de todo tipo. Por ella me hice lec-

    tor devoto; por ella, y al calor de lasharlas memorables de algunos ilumina-os o las deplorables de ciertos idiotas,

    supe que quera ser escritor y eleg eltipo exacto de plumfero que aspiraba aser. Total, si la feria se incendiara un dano lo quiera el destino, uno de lospocos fulanos que escaparan con vidaiba a ser yo, que me he estado actualizan-do sobre las rutas de evacuacin desde1998. Mi paso de escolar uniformado a

    escritor cuyos libros se presentan y ven-den en la FIL es la historia del tipo que afuerza de sentarse a ver el circo, una y otra vez cada verano, y a fuerza de admi-rar al domador, execrar al payaso, rela-merse con la trapecista y aterrarse con ellen, termina por colarse en uno de losvagones y escaparse con l.

    Para quien padezca la desdicha de nohaberla visitado, valga aclarar que la FILes, por s misma, una ciudadela. Unavilla efmera de concreto y cristal, contrazas de bazar, que se establece diezdas por ao, y en cuyas tripas se alarganlos pasillos con tenderetes de toda clase,que ofertan las novedades editoriales demoda o los clsicos y que abarcan lomismo la filosofa de Steve Jobs y com-paa o la de los camaradas Mao Zedong y Malcolm X.Nacida bajo augurios de fenecimien-to inevitable en 1987, con slo 38 edito-riales invitadas, la FIL hoy da se extien-de a lo largo de 26.000 metros cuadra-dos, con dos mil sellos editoriales de 42pases presentes y una audiencia que re-bas las 600.000 personas en 2010. Unaparvada de 1.700 periodistas reporta lasperipecias de los 18.000 profesionalesdel libro reunidos (escritores, editores,libreros, agentes, traductores, comprado-res) y lo que acontece en los 50 forosliterarios y 22 acadmicos, la entrega de14 galardones diferentes, las 90 activida-des artsticas, las casi quinientas presen-taciones de libros anuales. Hablamos,pues, de un Brontosaurio editorial.

    Pero la FIL no es slo un encuentrocomo los de Frncfort o Londres (y laprincipal feria del idioma, como no lesgusta recordar a sus similares en Argen-

    tina y Espaa). Es, ante todo, un carna-val. En salones casi siempre colmados(gracias a la presencia de alumnos de laUniversidad de Guadalajara, cuyos profe-

    sores han convertidoen rutina la obligacinde ir, cuando menos,a una presentacinpor ao), en corredo-res donde se dificultaavanzar por las ingen-tes cantidades de co-nocidos que apare-cen, y que van del ve-cino a la ex novia y del profesor de bachi-llerato a Carlos Fuen-tes; en ccteles reple-tos de escritores de to-da calaa, figurones,cortesanos, novatos y resentidos; en los in-discretos maridajes

    de notables de la fa-rndula con sus cole-gas literarios y polti-cos que se dan el lo-bby del vecino hotelHilton secreto cora-zn del circo, la FILalcanza, a fuerza deambiciones cruzadas,de brillantez y belle-

    za, pero tambin de fealdades y vilezasinconmensurables, las proporcionesplsticas y dramticas de una mascara-da renacentista.

    Para Guadalajara, la tierra que la al-berga, la feria es un ciudadano queridopero incmodo. Pese a que los clculosoficiales de la derrama econmica quedeja a la ciudad rondan los 30 millonesde dlares, y pese a la felicidad anualque representa para hoteleros y restau-ranteros, menudean las voces crticas.En una ciudad sin editoriales y con me-nos de cincuenta libreras, con un pro-medio mediocre de lectura en un pasdonde no se lee casi nada (1,1 librosanuales, cuando la media nacional es de1,5), la feria es, necesariamente, un chi-pote descomunal. El Everest en mitad deun pramo. El gasto econmico y huma-no que la Universidad de Guadalajaradebe hacer en cada edicin (si la feria nocrece notoriamente cada ao, la percep-cin general sera que se achica) no esbien visto por algunos, en un clima polti-co enrarecido por las dificultades finan-cieras y la omnipresencia del crimen or-

    ganizado.Lo cierto es que tres generaciones deescolares y universitarios locales han vis-to desfilar ante as y aplaudido a losnobeles y los genios: Garca Mrquez,Saramago, Vargas Llosa, Gordimer, LeClzio, Derek Walcott, Pamuk, HertaMller, Golding, Toni Morrison, Fonse-ca, Amis, Rushdie (con escolta de Scot-land Yard), Mars, Ellroy, Vila-Matas,Goytisolo, Calasso, adems de la prcti-ca totalidad de los latinoamericanos derelevancia durante el ltimo cuarto desiglo (con excepciones dolorosas: Bolao

    Cmo escapar

    con el circoEs una feria, una celebracin del libro, contacto ntimocon lo literario. Un visitante que ha estado en las 25ediciones cuenta su transformacin Por Antonio Ortuo

    L A 25 FERIA Internacional del Libro de Guadalajara ser del 26 denoviembre al 4 de diciembre. Estar abierta para el pblico el 26 y el 27de noviembre y del 1 al 4 de diciembre. Entre el 28 y el 30 de noviembre,solo para profesionales. En 2010 la visitaron 609.000 personas.

    17.700 profesionales y 800 editoriales exhibirn su catlogo desplega-dos en 26.000 metros cuadrados. Asistirn ms de 200 escritores.

    Alemania es el invitado y la literatura latinoamericana menos conocidatendr un tratamiento especial con los 25 secretos.

    Los premios Nobel Herta Mller y Mario Vargas Llosa dialogarn el 27de noviembre.

    Fernando Vallejo recibir el Premio FIL.Se celebrar un Encuentro Internacional de Cuentistas, con presencia deescritores como Fernando Iwasaki, Marcos Giralt Torrente o Peter Stamm.

    Habr eventos especiales con la literatura de Argentina, Brasil, Chile,Colombia, Corea, las letras espaolas representadas por Galicia, Pas Vasco y Castilla y Len.Adems estar el saln de los ilustradores.E. S.

    El mayor escaparateen espaol

    FERIA DE GUADALAJARA / Crnica

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    y Fogwil l murier on sin asisti r). No: notodos los nios que pasan por los talle-res terminarn convertidos en lectores. Y pocos entre ellos podrn decir un daque escaparon con el circo, as sea ru-

    giendo como leones. Pero lo seguro esque desde el momento en que comenza-ron a contrnoslo, en aquel piso de ce-mento de 1987, el de la FIL ha sido uncuento fascinante.

    Antonio Ortuo (Guadalajara, Mxico, 1976) esautor de La Seora Rojo(Pginas de Espuma) y

    Recursos humanos(Anagrama), entre otros libros,ha participado en el libro de relatos Mi madre esun pez (Libros del Silencio, 2011) y ha publicadorecientemente en Mxico la novela nima(Mon-dadori).

    Por Winston Manrique Sabogal

    EN EL SIGLO XXI mediomundoha vuel-to a mirar con expectacin a la literatu-ra latinoamericana. Once aos en losque se ha sabido de unos 80 escritorespoco o nada conocidos que hoy tienendiversos grados de resonancia interna-cional. El inters ha renovado y amplia-do el mapa literario y demostrado quehay mucha vida ms all del boom. Enel periodo de entre siglos coincidierondos cuestiones: la atencin por lo queseescriba enesos 19pasesy que, preci-samente, dichos autores estaban uni-dos por la diferencia como resul-tado de una convergenciade mestizaje gentico,cultural y literario,adems de su voca-cin cosmopolita y estar repartidospor medio mun-do. Y con otra no-vedad: ms muje-resen uncontinen-tedondeno han go-zado de mucha pre-sencia.

    Este renacer empez anotarse en ferias del libro co-mo la de Guadalajara y conlos premiosde editoriales espaoles, a finales del XX y comienzos de este, a latinoameri-canos. Como si quisieran forzar un bo-om ficticio. Aunque sirvi para dar msvisibilidad a una literatura eclipsadapor los grandes creadores, mientras ala bsqueda de nuevas voces se unie-ronm editoriales.A su vezla actividaden Internet fuecreciendo.Las frotneras

    se borraron. La cultura y la literaturahallaron una forma de divulgacin einteractividad de la cual carecan.

    Un ao clave enesteprocesode ha-llazgos e impulsos es 2007. Aparece laprimera lista de nuevos valores litera-rios: Bogot 39,una idea delHay Festi-val y la capital colombiana, que reunia losmejores 39 escritores menores de40 aos. Una iniciativa que dio reso-nancia a esos autores, y confirm a al-gunos como Jorge Volpi, Andrs Neu-man y Santiago Roncagliolo; puso elfoco sobre nombres que empezaban aobtener prestigio: Juan Gabriel Vs-quez, Wendy Guerra, Karla Surez,Ivn Thays, lvaro Enrigueo Alejan-dro Zambra; y llam la atencin sobreotros quese hanido consolidando: Ro-naldo Menndez, Antonio Ungar,Eduardo Halfon, Guadalupe Nettel,Gabriela Alemn, PabloCasacuberta y

    Pilar Quintana. Incluso sirvi para ha-blar de los escritores de origen latino-americano que viven en Estados Uni-dos y escriben en ingls: Daniel Alar-cn (colaborador de revistas como The NewYorker y Bazaar) y JunotDaz (pre-mio Pulitzer).

    Tres aos ms tarde, en 2010, la re-vista britnica Granta hizo su apuestaque ampliaba la anterior: 22 mejoresautores en espaol, menores de 35aos: seis espaoles y 16 latinoameri-canos. Confirm a algunos (Ronca-gliolo, Neumany Zambra), dioms im-pulso a otros: Patricio Pron y AntonioOrtuo, y llam la atencin sobre

    otros: Rodrigo Hasbn, Pola Oloixarac, Samantha

    Schweblin, Luca Puenzo, Carlos La-bb y Carlos Yushi-mito. Al mismotiempo, las edito-riales tradiciona-les y las nuevascontinuaban sus

    propias bsquedasde donde hansurgi-

    do autores como Wi-lliam Ospina, Yuri He-

    rrera, Ednodio Quintero y Andrea Jeftanovic.

    Continuando esaestela,la XXVFeriaInternacional del Libro de Guadalajaraha decidido celebrar sus 25 aos conuna lista que incluye 25 secretos litera-rios de Amrica Latina. Narradores, almargen de edades o generaciones quebien merecen tener ms resonancia in-ternacional: Juan lvarez (Colombia,1978), Luis Alberto Bravo (Ecuador,1979), Andrs Burgos (Colombia,

    1973), Fabin Casas (Argentina, 1965),Miguel Antonio Chvez (Ecuador,1979), Carlos Corts (Costa Rica, 1962),Francisco Daz Klaassen (Chile, 1984),JacintaEscudos (ElSalvador, 1961), No-na Fernndez (Chile, 1971), Fernanda Garca Lao (Argentina, 1966), UlisesJurez Polanco (Nicaragua, 1984), Ro-berto Martnez Bachrich (Venezuela,1977), Emiliano Monge (Mxico, 1978),Javier Mosquera (Guatemala, 1961),Diego Muoz Valenzuela (Chile, 1956),EnriquePlanas (Per, 1970), Mara Eu-geniaRamos (Honduras,1959), Luis Mi-guelRivas(Colombia, 1969), Giovanna Rivero(Bolivia, 1972), Hernn Ronsino(Argentina, 1976), Pablo Soler Frost(Mxico, 1965), Daniela Tarazona (Mxico, 1975), Dani Umpli (Uruguay,1974), EduardoVaras (Ecuador,1979) y Carlos Oriel Wynter Melo (Panam,1971).

    M. B. (2000), dptico de Yishai Jusidman.Foto: Coleccin Daros Latinamerica, Zrich

    Nueva cartografa de laliteratura de Amrica Latina

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    Puerto Rico (Guaynabo, 1970)

    Cuba (La Habana, 1972)

    Ecuador (Milagro, 1979)

    Colombia (Cali, 1972)

    Uruguay (Montevideo, 1969)

    Honduras (Tegucigalpa, 1959)

    Argentina (Buenos Aires, 1965)

    Bolivia (Santa Cruz, 1972)

    MENSTRUO cabalgada en un asteroideprximo a chocar con el planeta, cansadade injusticias, de exclusiones, harta de lasdiferencias todas ellas inventadas.Por eso escribo. Susurro la palabra desosi-io en laboca de El Principito. Un susurro-enuncia, como un grito que intenta con-

    vencer a otros que mi enamoramiento poras letras viene por la vena de un diseountico ancestral (muy mo), en dondeos paralelos, los agujeros negros y las su-ernovas me dan el perfecto derecho deesar la boca de hombres y mujeres, parirriaturas con vulva desde mi vulva, y tara-ear a Calle 13:Sentirencimade mis mus-os,el clima detus nalgas fras.Me apasio-a la novela, copulo con el cuento, al finaloy infiel a todos con la poesa. Este es mictivismo.

    Caparazones (Egales). Avalancha (Boreales PR).narrativadeyolanda.blogspot.com.

    Yolanda Arroyo Pizarro

    LOS DATOSacerca de mis libros, premios,traducciones,etctera,se encuentrandisper-sos en Internet. Pero lo ms interesante, pa-ra m, no es lo publicado, si no elwork inprogress: La ltima pasajera, novela en laquehe invertidovariosaosy sigo,escri-biendo encircunstanciasparticularmentedi-

    fciles ac en Cuba. Me motiva lo oscuro denuestra condicin humana pero tambin loridculo. Quiero estremecer, pero tambindivertir.Meimportamuchsimo,como escri-toray como ciudadana,el desvalimientodelindividuo bajo un rgimen totalitario dondela libre expresin est criminalizada. Soy unacriminal. Encima, leoconavidez a otrosqueantaofueroncriminalesall enEuropadel Este. Y en noches angustiosas invoco alfantasma de Bulgakov y a sus diablejos. Djiuna y Daniel (Mondadori). El niopez (Caballo deTroya). La sombra del caminante (Kailas). El viejo, elasesino, yo y otros cuentos (Stockcero).

    A NTROPOLOGA Pop. Presenta: Te espero en Montauk. Actuaciones:LasArdillasdelOrden-Enano, Utolands. Dirigido por: Luis AlbertoBravo. Msica: LaNiaPunk. An pintas?No Pas? Ecuador Intereses?Pop,no los,ciencia-ficcin,MichelGon-dry, Italo Calvino Edad? Me gustaelmes enel quenac. 1979,peromegustaradecirquenac eldaenquemuriJimMorri-son. Qu piensas de? S la lite-ratura en espaol? Ok. Me pondr el chipde serio: ocupa un significativo lugar dentrodelaliteraturauniversal,bla, blaY especial-mentelalatinoamericanaesconstantepoten-ciade renovaciny oferta,gracias a sumesti-zaje y su capacidad de asimilacin de otrasliteraturas, bla, bla, bla. Ahora, te har unapregunta.Ok Has vistoEternal Sunshi-ne? No Te espero en Montauk!Cuentos para hacer dormir a una nia punk (Arle-qun). Las ardillas del Orden Enano (El Quirfano).

    Luis Alberto Bravo

    LO PRIMEROque hice, cuando aprend a juntar slabas, fue escribir un poema.Era malsimo. Un payaso con la cara pin-tada de risa que lloraba por dentro. Loimpresionante es que 30 aos despussigo escribiendo de lo mismo. Las msca-ras que nos ponemos. La Flaca de

    Coleccionistas de polvos raros se ponetetas y un nombre nuevo para no pare-cer de abajo. Mis personajes son simula-dores. Se niegan a ser lo que les toc enla vida y escapan. La deCoquillas en lalengua renuncia a todo lo conocido parairse. Luca, en Conspiracin iguana, en-cuentra ms realidad en el mundo desus sueos. Tal vez, en el fondo, todassean esa nia que descubri, tan pronto,para qu servan las palabras.Coleccionistas de polvos raros (El Aleph, El Co- bre, Norma). Conspiracin iguana (Norma). Co-quillas en la lengua (Planeta).

    FUI CRIADObajo la premisa de que el cono-cimiento es fragmentario, elusivo, parcial,pero tambin posible. Mis padres, amboscientficos, me acostumbraron a conside-rarme un ser vivo rodeado de muchosotros seres vivos, cada uno siendo lo quees en virtud de unos procesos materiales.Se me ense a observar el mundo y aprestarle atencin a lo que cada pequeohecho fsico nos dice al odo. Hay unahistoria que narramos mediante el simpleacto de mirar lo que vemos, de elegirle unorden y de ponerle nombre. Pero no seconstruye verdadero sentido sin darle aesa bsqueda una dimensin amorosa.Del mismo modo que amar a una personasupone desear profundamente conocerla,amar el hecho de estar vivo implica inten-tar comprender por qu. Aqu y ahora (Era / Trilce), Escipin (451 Edito-res). www.pablocasacuberta.com.

    Pablo Casacuberta

    SOY ESCRITORA a retazos. Para escribir hay que concentrarse, y rara vez he podido ha-cerlo. Una maestra de la secundaria medijo una vez, con mucha razn: Es queusted nunca est en misa!. Y es que yofaltaba a clases porque estaba en el grupode teatro, y despus en la organizacin es-

    tudiantil.Eso fueen el novenogrado,cuan-do descubr que la vida fuera del aula eramuchoms interesante y dej deseraplica-da. Por ello, aunque curs estudios univer-sitarios, an no tengo grado acadmico.Esono meha impedido trabajar, casi siem-pre con lo que me gusta: libros y jvenes.Ah!,amo a los animales y soy alrgica a lospolticos y a los quehaceres domsticos.

    Una cierta nostalgia (Editorial Iberoamericana). Los contenidos informativos en la radio y la televi-sin de Honduras: una aproximacin (Comit porla Libre Expresin).

    Mara Eugenia Ramos

    SOY MS LECTORque escritor, me gustaleer esos textos que crecen al tuntn,como las matas de pasto en los intersti-cios de las paredes viejas. Durante trein-ta aos escrib sin que nadie reparara enm, eso fue salvador, me permiti estu-diar los grandes poemas, releer mis pro-pios versos. Ahora escribo poco, slocuando escucho la musiquita en el odo.Los dems das practico karate, una dis-ciplina que te permite mantener el equi-librio. Para m la literatura es algo colec-tivo, no individual. Me inspira tanto BobDylan o Joan Manuel Serrat como la ge-nial Holanda de Rinus Michel y JohanCruyff. Los lemmings y otros (Alpha Decay). Brevesapuntes de autoayuda (Santiago Arcos). Horlacity y otros: toda la poesa 1990-2010 (Emec). El bosque pulenta (Cartonera). fabiancasas.tri-pod.com .

    Fabin Casas

    MI HISTORIA comienza en 1970, con unacancin de Spinetta. O quizs antes, elpunto de partida siempre puede cambiar.Lo cierto es que en 1970 se conocen mispadres y ella abandona Filosofa y Letras y l la idea de vengar la muerte del Che. Y ese estigma, el de los proyectos juveniles

    renunciados, se me transfiere gentica-mente en 1972 y mi cerebro no encuentramejor manera de lidiar con el sntomaque hacer y comer literatura. En el princi-pio fueron las historietas, DArtagnan,Magnum47, con sus detectives grandullo-nes y cnicos. Marqu a fuego mi puber-tadcon los pockets prohibidos de mi abue-lo: El ltimo tango en Pars, Justine, larevista esotrica Duda. Hoy, completa-mente jugada, creo en la promiscuidad y la contaminacin literarias. Nias y detectives (Bartleby). Tukzon, historiascolaterales (La Hoguera).

    Giovanna Rivero

    Retratos autobiogrficos Babelia ha pedido a 16 autores latinoamericanos, poco conocidos a nivel internacional, que cuenten sus

    Ena Luca Portela Pilar Quintana

    FERIA DE GUADALAJARA / Los Elegidos

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    Jacinta Escudos

    Estados Unidos (Boston, 1975) Panam (Ciudad de Panam, 1971)

    El Salvador (San Salvador, 1961) Mxico (Actopan, 1970)

    Per (Lima, 1977)

    Chile (Santiago, 1970)

    Venezuela (Valencia, 1970)

    Costa Rica (San Jos, 1962)

    CUANDO ESTOY enGuatemala todosmeiden-tificancomo gringa; cuando estoy en EE UUmevuelvo hbrida. Sermitadgringa(por par-te depadre) y mitadguatemalteca (porpartede madre) me recuerda continuamente loque significa ser del margen y del centro: lasatisfaccin de ser tan visible; el pavoneodisminuido de ser siempre pero invisible-mente de la periferia. Intento escribir res-petando lacomplejidad polticadeestaduali-dad,y meinspiroen escrituras en ingls y deautores en cierta forma desplazados: Ishigu-ro inventandoJapn;Sebald recordandoAle-mania. He llegadonoslo a aceptarla duali-dad, sino a buscarla: soy mitad escritora deficcin, mitad historiadora. Ver cada mitadpor fuera es una primera comprensin.When the Ground Turns in Its Sleep (Riverhead). At a Great Distance: Reading Documents from the Periphery of the Spanish Empire (ProQuest, UMIDissertation Publishing). www. sellersgarcia.com .

    Sylvia Sellers-Garca

    M ANERASde reconocerse (breve presenta-cin). An en la escuela, Carlos Wynter in-tent sersaxofonistay guitarrista de rocksinlograrlo. Adems, jug baloncesto en las li-gasinfantilese intermediaspero nosobresa-li nunca. Crea que si ganaba popularidadno sera visto como un fracasado. Hoy haaprendido a fracasar. Su obra est colmadade personajes que desean reconocerse. Suspalabras se cepillan los dientes, se sientanen el inodoro, se cansan de ser palabras. Y suspalabras secambian el rostro, pero sien-do fieles a s mismas. Carlos Wynter ha pu-blicado ocho libros: El escapista, Invisible,Desnudo y Mismensajesen botellas electrni-cas, entre otros. Y ha sido traducido al ale-mn, ingls, hngaro y portugus, ademsde antologado y reconocido a nivel nacionale internacional. Nio que toc la luna . Mis mensajes en botellas elec-trnicas (Fuga). carloswynterdotcom.wordpress.com.

    Carlos Wynter Melo

    ME GUSTANlas historias que pegan duro,que le muerden a uno el alma sin sernecesariamente violentas, historias quesaben jugar con el lenguaje, las estructu-ras y la imaginacin, que rompen lasconvenciones, que nos dicen algo de larealidad ms ntima de las personas, esarealidad de la cual no hablamos porqueno son noticia para nadie. Me gusta tam-bin la exploracin de lo onrico, de lomisterioso, de la fantasa absoluta comoun recurso para comprender esta dimen-sin de la realidad. Como escritora bus-co en la literatura comprender un pocola realidad, ponerla en orden, asimilarlade la mejor manera posible. Busco pro-

    vocar algo de reflexin, crear sensacio-nes y emociones y, finalmente, contaruna buena historia.Crnicas para sentimentales (F&G). El Diablo sa-be mi nombre (Uruk). jescudos.wordpress.com

    ME GUSTA Dashiell Hammett porque, co-mo Flaubert pero sin miedo a ensuciarse,encuentra siempre la palabra exacta. Megusta Boris Vian, que hace lo que se lepega la gana pero nunca deja al lectorfuera del libro (experimenta, mas no en-fundado en bata blanca). Me gusta MercRodoreda porque sabe hablar de amor sinpena, y de dolor sin lstima. Me gustan losescritores medievales porque inventabanel piso sobre el que caminamos aunqueno lo saban: tambin inventaron abis-mos. Me gusta la poderosa lucidez de losContemporneos, me gustan Daniel Sada y Jess Gardea por su capacidad para sa-carle brillo a la lengua con instrumentos

    romos. Llevo ms de diez aos mudndo-me, pero siempre regreso a mi pas, a milengua y a mis libros.Trabajos del reino (Perifrica). Seales que prece-dern al fin del mundo (Perifrica).

    Yuri Herrera

    CUANDO ESCRIBO,a mme gustalevantarle latela a las cosas, como si le abrieraun prpa-do al que duerme. Pero la gente que no meconoce ms que por mis libros dice que soy demasiado viejo o que les cuesta leerme.Hace diez aos que aparento 24 y en la vidareal las personas pasan por mi izquierda y siempre encuentro formas de arrugarles elmalhumor. Una vezmetun libro moen unsobre y lo mand por va postal. Desde en-tonces hablo demasiadoen pblico.Deotromodo yo sera solo el lector de Felisberto,Faulkner y Vallejo, de David Lynch; y noescribirams queparanoestar solo,y publi-cara endeudando a mis amigos. Ahora ten-go dos libros que siguen creciendo lentos y me da un poco de pena verlos: es como siadvirtieraa unpar decaracolesque searras-tran con optimismo en una autopista. Las islas (Sic). Lecciones para un nio que llegatarde (Duomo). www.carlosyushimito.com

    Carlos Yushimito

    V ENGO DE UN PASque ya no existe. Leer oescribir para saber si soy de aqu o de all.Leer para ir en la direccin opuesta. Escri-bo leyendo en diagonal las noticias del pe-ridico. Escribir para que en un punto m-nimo mi biografa se cruce con la historia. Atreverse a ser otro enunciado. La literatu-ra es un trabajo de orfebrera donde lascosturas siempre quedan a la vista. Leer esrecorrer un hilo, escribir es devanarlo. Enla memoria las cosas ocurren por segundavez. En la lecturapor tercera.Escriboensa- yando una sintaxis emocional. Encumbroimgenes como cometas. El mundo tienealgo de campo minado. El lenguaje puedeser una violencia sensual. Pienso mis li-

    bros como artefactos explosivos. Me guar-do las esquirlas en el bolsillo. No aceptes caramelos de extraos (Uqbar). Geo- grafa de la lengua (Uqbar). Escenario de guerra(Balad. Alfaguara). andreajeftanovic.jimdo.com

    Andrea Jeftanovic

    JOVEN MEDRITORadmite que tiene presbi-cia. No soy un escritor. Lo fui alguna vez.Tampoco un mdico. Lo fui tambin. Escomplicado, lo s, pero no soy un mdicoque escribe ni un escritor que cura. Lomo es diferente, prometo. Soy un mdicoescritor, especialista en psiquiatra, medi-cina del trabajo, narrativa y la confeccinde textos de cinco patas que llamo cuar-tientos: un medritor, pues, no tan jovenporque ya tengo presbicia, canas, lumbal-gia crnica y arrugas. Eso significa queuso gafas y entiendo que toda circunstan-cia puede ser literaria o mdica, segn seanecesario. Conozco varios casos semejan-tes y no escribo sobre ellos en mi ltimolibro, pero procurar hacerlo en el prxi-mo, si los niitos y la vida hospitalaria lopermiten. Amn.Tres novelas (El otro@el mismo). Mdicos taxistas,escritores (Publiberia). cuartientos.blogspot.com.

    Slavko Zupcic

    CIENTO SESENTA Y DOSdas antes de quenaciera, y a la misma hora, fue asesina-do mi padre. Mi literatura es una tentati-va, frustrada, fallida de antemano y a lavez condenada a recomenzar de nuevo,por entender esta verdad inapelable eincomprensible. Saber lo que sucedicon mi padre, con mi madre y con lossecretos de familia que se alojaron en lastres balas que atravesaron aquel rostroel 16 de abril de 1962. Desde que fui a laBiblioteca Nacional, de nio, y ped losperidicos para enterarme de los hechosque mi madre no quiso confesar, tuveclaro que no me librara nunca de escri-bir los trazos de una larga telemaquia

    personal, como lo hice en mi novelaCruz de olvido (1999). La gran novela perdida. Historia personal de lanarrativa costarrisible (Uruk). La ltima aventu-ra de Batman. Cruz de olvido (Veintisiete letras).

    Carlos Corts

    y emociones literariasnicios en la literatura, den algunas de las claves de su escritura y expliquen la esencia de sus libros

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    Por Carles Geli

    L A LITERATURA,algunas veces, es pu-ro azar. Al poco de haber nacido suprimer hijo,GuadalupeNettel (Ciu-dad de Mxico, 1973) recibi el en-

    cargode escribir un textoautobiogrfico pa-ra una revista. Juntar la maternidad con elejerciciode memoriasobremi niez produ- jo una detonacin sobre mi proceso creati-vo, abri el grifo a todos esos temas queesperaban a serabordados; meparasit. Elresultadofue El cuerpoen quenac (Anagra-ma), la extraa infancia de una nia, denuevo inusual e intransferible ejercicio li-terario sobre la trastienda psicolgica, eldesdoblamiento, temas queridosen unaau-tora que muchos ven adalid de la nueva

    narrativa mexicana y que rechaza casi confiereza: No me interesa otroboom ni fen-meno literario-comercial que nos haga visi-bles; tampoco ser cabeza de ningn cartel;prefieropermanecerenlaperiferia. Esami-ada perifrica, esa lucha con el otro queomos, la aplica esta vez a s misma.

    PREGUNTA. El cuerpo en que nac es,ntre muchas cosas, una bofetada a losrogres de los setenta. Qu fue lo critica-le?

    RESPUESTA. No veo la novela como unscupitajo a los aos setenta. Esos jvenesueran acabar con las guerras, establecerociedadesms justas. Fueron valientes,ex-erimentabancon todo: susociedad,su pa-eja, sus mentes y sus hijos. Nosotros, losacidos en los setenta, fuimos sus coneji-

    los de indias, la primera generacin conadres mayormente separados. Esos inten-tosde cambioeran muyradicales y no esta-an muy ajustados. En su ingenuidad noidieron las consecuencias. Haba muchas

    teoras descabelladas y muy nocivas, comoo que sostuvieron socilogos franceses deue los nios podan practicar relacionesexuales con adultos. Mis padres no llega-on a tanto, pero algunos que conoc loacan.

    P. El giro conservador de los nacidosn los setenta y los ochenta respondea esa ducacin?

    R. Supongo. Es como si en la infancia yaubiramos tenido suficiente experimento;

    tambin nos dimos cuenta de los resulta-os, como el sida. Nos toc pensar y hacer-os preguntas sobre nuestra educacin du-ante laniez.Peronosotrosnohemosmos-

    tradoanlas agallas queellostuvieronparaambiar su sociedad.

    P. En los nuevos narradores hispano-americanos se detecta una preocupacinsobre desajustes emocionales fruto de tur-

    ulentas situaciones domsticas.R. La infancia esun cuchilloclavado en

    a garganta,escribeWajdi Mouawaden In-endios. Por esouno la reviveuna y otra vezn loslibros, como quien escupea pedazos.utores que me gustan mucho, como Sin-er, Zweig, Garyo Guinzburg, narran abun-antemente esa poca de su vida.

    P. Hay cierta fascinacin por lo imper-fecto en sus colegas. Tambin en usted.Reflejo de las sociedades tan desestructu-adas desus pases,delpeso delterrorismoel narcotrfico?

    R. Miinters tieneque ver conmi biogra-fa. Tengo males en un ojo y veo bastanteenos que la media. Durante mi infancia

    ircul por el mundo con una visin del10%. Por eso me interesa tanto la normali-

    ad/anormalidad. He tratado esos dos te-as en casi todos mis libros, sobre todo en

    Ptalos y enEl husped. Lonormal y loanor-al son categoras muy estpidas vigentes

    esde siempre, en todas las sociedades, y tienen que ver con valores estticos, mora-es, de clase muy limitados y no slo cona medicina. Estascategoras estnen elori-en de la discriminacin. Yo lo critico. No

    creo que tenga que ver con sociedades des-tructoras. La verdad es que las latinoameri-canas se parecen: son racistas, clasistas, in-fluidas por el catolicismo y llenas de desi-

    gualdades atroces en laeconoma.Tambinhay diferencias: en Mxico no sufrimos unadictadura, tampoco terrorismo. Narcotrfi-co, s, que no hetocadoporquenunca lohe

    vivido de cerca. Sera falso por mi parteabordarlo, como obedecer a una moda lo-cal, no escribir por necesidad.

    P. Lanovela est relacionadacon su an-terior produccin cuentstica: el asunto deldesdoblamiento, cierto miedo psicolgi-co, slo que lo protagoniza usted.

    R. El libro es el relato de cmo naci enm la vocacin de escritora y las claves demi literatura. La obsesin por la ceguera, ladefensa de lasdiferencias,mi debilidadporlos freaks. Al ser autobiogrfico, no estpresente la dimensin fantstica de misotros libros. Pero s se ven las lecturas quedespertaron mi aficin por el gnero. Tam-bin describo mi tendencia a ver cosas ex-traas, esas grietas en la realidad y queconstituyen las puertas a lo fantstico. Merefiero al episodio en que se me aparecan

    los insectos y ese terror psicolgico en unhospital en que se mezcla el sueo premo-nitorio con la realidad.

    P. Hace un ejercicio de psicoanlisisbrutal, anmalo en su generacin

    R. El psicoanlisis siempre estuvo en mivida. Mi padre estudi y ejerci esa profe-sin y fui por primera vez a terapia a lossiete aos por una de esas excentricidadesde la poca. Por eso el psicoanlisis tenaque aparecer, con un toque de irona. Tam-bines un guio a Philip Roth, cuyo humorme fascina, y a su personaje el doctor Spie-gelvogel.El consultorio delpsiclogo es hoy el mximo espacio de intimidad, ha reem-plazado a los confesionarios.

    P. Parece que siempreha sido una outsi-der: por lo delojo, por la separacin de lospadres, por practicar el ftbol, por vivir enun barrio perifrico en Francia

    R. Ladiferenciafsica y lasburlas infanti-les me marcaron de forma definitiva. Tam-bin vivir con mi abuela y no saber dndeestaba mi padre Todo eso hizo que mesintiera marginal. Adems del ojo, crec en-tre nios de exiliados de toda Amrica Lati-na, despus entre inmigrantes de frica y rabes. Y eso cuento: ser y vivir en ambien-tes marginales. En ningn lado encajaba y acab resignndome a que as sera el restode mi vida. Lo tom como una causa. Todolo que escribo est imbuido de esa visindel mundo.

    El cuerpo en que nacGuadalupe Nettel Anagrama. Barcelona, 2011200 pginas. 16 euros

    Por Mara Jos Obiol

    H ACE UNOS AOSestuve en un perturba-dor libro de cuentos. Se titulabaPtalos y su autora era Guadalupe Nettel. En unode los relatos, el protagonista era un fot-grafo que plasmaba imgenes de prpa-dos imperfectos. El resto de los cuentos,deunaexcelenciapoco habitual, sepobla-

    badepersonajes cuandomenos raros. Se-res obsesivos. Un observador escatolgi-co, alguien que se reconoce en un cactus,unbuscador deptalosen las manchasdeorn Admir, no sin inquietud, la lumi-nosabellezade aquellas extraasnarracio-nes. Un par de aos antes, Nettel habaescrito El husped, su primeranovela,quenoresultabamenosinquietante, puescon-taba sobre una adolescente que senta suinterior habitado por algo indefinido quela llevaba a realizar acciones no deseadas

    y con quien de cuando en cuando pacta-baparaquele dieramomentosdetranqui-lidad. Ella le llamaba La Cosa y con eltiempo ibaa apoderarse de su visin, qui-tndole luz. No era una novela de terror,sino de un malestar inconcreto que atra-paba al lector, sobre todo en su intensaprimera parte.El nuevolibrode Guadalu-pe Nettel, El cuerpo en que nac, inspiradoen lainfanciade lapropiaautora,se iniciacuando la protagonista cuenta sobre unlunar blanco que tiene en el centro de lacrneadelojo derecho. Noesextrao queesta lectora recordara personajes de otroslibros: la mujer de prpado excesivo, Ana,

    la protagonista de El husped As pues,descubroque Nettel ya escribasobre ella,al tiempoquevindicabalo raro, lodiferen-te.Ellay susotrasellas (yaseansus perso-najes o laautoramisma)desdoblan larea-lidad con una asimetra que por un ladoles ofrece nitidez y por otro les muestra elmundo de lo difuso, pero tambin de loprofundo.

    Lanovelaseplanteacomouna conver-sacin entre unamujer y su psicoanalista,en realidad una oidora para el relato de la

    infanciade quiendice,y en esemonlogo(la doctora no habla) estn los elementosde la celebrada escritura de Nettel: unaalianza hermosa e inquietante no con loextraordinariosinocon lo llamadoimper-fecto. Sus personajes, adems, no se defi-nen por sus excentricidades sino por lacualidad de sus manas, de sus obsesio-nes. Sin embargo, El mundo en que nac es ms frgil que los otros libros de laescritora,pues laatencinen ocasiones sevuelve distrada, tal vez por esa manerams ingenua y conservadora de contar,aunque hay escenas que podran por s mismas ser un valioso cuento,como el de

    Ximena en el marco de la ventana. Peroocurre que abandonada la lectura, en elreposo de lo ledo, llegan rfagas de esaviscosa atmsfera que contiene las clavesde su perturbadora escritura. Algunos desus amigos de infancia bien podran, yaadultos, estar habitando el subterrneodel metro. En este, su ltimo libro, est lasimiente de los personajes que han reco-rrido su obra. Seres imperfectos que nobuscan ni quieren redencin sino confor-mar una realidad que les incluya.

    Mi inters tiene que ver con mi biografa, seala Guadalupe Nettel. Foto: Efe / Andreu Dalmau

    La belleza de lo imperfecto

    Guadalupe NettelPrefiero permanecer en la periferiaLa autora mexicana recrea su infancia marcada por la diferencia en la novela autobiogrfica El cuerpo en que nac

    FERIA DE GUADALAJARA / Entrevista

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    Explicaciones no pedidasPiedad BonnettXI Premio Casa de Amrica de Poesa Americana Visor. Madrid, 201172 pginas. 10 euros

    Por Manuel Rico

    POESA.TODO POEMA es, enel fondo, unaexplicacin que nadie, ni siquiera el hi-pottico lector, ha pedido. Un intentode descifrar el mundo, una mirada, he-cha lenguaje, sobre una experienciapersonalo sobre una parcelade lareali-dad. Aunque Piedad Bonnett (Amalfi, Antioqua, Colombia, 1951) utiliza esetrmino para dar ttulo a su ltimo li-bro, hay que decir que ste asume el desu apartado final, compuesto por unagavilla de poemas de amor/desamorcon los que intenta mostrar la dialcti-ca de la relacin ertico-sentimental co-mo un espacio regido, ms all de cual-quier idealizacin, por la ms extremafragilidad (Trozos / de la cuerda queamarra la costumbre / y cose, mal cosi-do, / todo lo que nos une y nos cobi- ja). Pero contemplado en su conjunto,Explicaciones no pedidas es una re-flexin sobre (y en) lo cotidiano y susaristas y el valor del poema para meta-bolizarlos. Eso se advierte ya en la pri-mera parte, en la que la poeta ironizasobre la indiferencia (La divina indife-rencia, tal es el ttulo) adentrndose enexperiencias ntimas en algunos casos,protagonizadas por seres y objetos aje-nos en otros. Poemas que son ventanasa la meditacin sobre el valor del poe-ma como arma de supervivencia, como

    termmetro emocional: Algo te diceque eres ese fulgor sobre las aguas, / eltriste ronroneo de ese avin a lo lejos, /ese pjaro viejo que alza el vuelo. Lamiradadelsujeto potico no es, en con-trade lo que apuntael ttulo del aparta-do, indiferente. Se implica y saca a la

    luz el dolor, la rabia, la huella de quie-nes nos precedieron, la supervivenciams all de la muerte, los lmites delconsuelo y el valor, apenas visible aun-quede enormecalado, de la rutina:Ce-lebrmosla / como una chica simple y mal vestida / que alza su falda y mues-tra su milagro.En Cuatrohistoriasmi-nsculas, segunda parte del libro, Pie-dadBonnett abordasendospoemasna-rrativosque parten de lo cotidianoparallevarlo a un lugar no deseado: la muer-te o el vaco. Se quiebra la celebracinde la rutina que alentaba en parte delos textos del apartado anterior. La di-vina indiferencia se trueca en historiarota. Esa quiebra de lo cotidiano, aun-que con contornos menos trgicos, estambin posible en el espacio intangi-bleque se despliegaen elcaptulo terce-ro, La inocencia del sueo: es el lugarde lo no racional, de la fantasa, tam-bin de las sombras, de las tinieblas. Lapoesa de Piedad Bonnett es transpa-rente y directa aunque con zonas demisterio. Dira que tiene algo del puen-te entre lo irracional y la realidad alquese refiriera Terry Eagleton al definir lapoesamoderna. En este libro encontra-mos la madurez expresiva de quien tie-ne tras de s una dilatada trayectoria,quiz una de las ms destacadas delpanorama de la poesa colombiana delltimo cuarto de siglo y, ms all, de lapoesa latinoamericana.

    La cotidianidady sus sombras

    NochebosqueJuan Carlos ChirinosCasa de Cartn. Madrid, 2011157 pginas. 14 euros

    N ARRATIVA.Un sueo ertico en el que lamisma soadora es comida por su novioconvertidoenunainslita fuerzadestructi-va. As empieza la tensa narracin que haescrito Jos Carlos Chirinos (Valera, Vene-zuela, 1967) y esa escena es la clave de solpara acceder a la perturbadora historiaque vamos a leer o quizs a tragar como lohacen, vidos y atrabiliarios, los carnvo-ros personajes de dientes pequeos y afilados quedevoran lossuculentospla-tos que, se dice, son como obras de Leo-nardo. En este libro, nuestro mundo estalterado, siempre a punto de caer en elotro lado, innombrable y maldito. Paula,una estudiante de hostelera que aspira aconvertirse en chef internacional, esnuestro gua en ese viaje hacia el lado sal-vaje e incontrolable de la vida. Ella se en-cuentra sola frente a las alteraciones delentorno:el nio, inquietante,sabio y mali-cioso; el bosque milenario, oscuro e impe-netrable y la seora que la ve desnuda consu mirada de guila y expresa sus rdenesen condicional y que quizs sea un hada,pero a lo peor es una bruja (o quizs unasimplemadrastra). El escenarioestprepa-rado parareproducirla historiade Caperu-cita Roja obligada a cruzar el bosque don-de el lobo est al acecho. Hay tiempo paraconocer tambin la casita que visitaron

    Hansel y Gretel y relacionarnos con el se-or Fenris que es un enorme oso de pelu-che,valiente y sereno.Finalmente,untare-mos nuestros prpados con el ungentode hada que permite ver la realidad deuna manera mejor, aunque ello no nosasegura que sea ms benvola. Chirinoscuenta con gran destreza y las cantidadesadecuadas de ambigedad y fantasa estafeliz rememoracin de los cuentos infanti-les para recordarnos a nosotros lectoresadultos que de all venimos y hacernos verque ahora todava se nos puede erizar elpelo de espanto y merecer alguna saluda-ble enseanza. Llus Satorras

    PapiRita Indiana Perifrica. Cceres, 2011210 pginas. 18,50 euros

    N ARRATIVA.Rita Indiana apareci en nues-tro radar como cantante. O mejor, artistamultimedia: sus golosos vdeos son parteindispensable de la oferta. Al resumir2010, en estas pginas destacamos El jui-dero, su primer lbum. Hace unas sema-nas, la dominicana visit Barcelona paraactuar con su grupo, Los Misterios, y pre-sentar su primer libro en Espaa, Papi.Dicen que Rita est saturada del negociode la msica y que desea volver a su voca-cin literaria. Urge sugerir a la artista quereflexione. Efectivamente,Papi es un tour de force pero tambin evidencia que laRita escritora necesitara internalizar las

    disciplinas de la cancin y el disco largo.Paradjicamente, nos resulta ms inteligi-ble la Rita literaria que la cantarina, dedenso acento. En ambas expresiones, ellamoldea a capricho el lenguaje coloquialcaribeo, ocasionalmentetrufado de span- glish y contaminado por los mass mediaestadounidenses. Un torrente canalizadoaqu por una nia que espera la vuelta desu padre. En su delirio, el progenitor es untriunfador, el nio mimado de Quisque- ya. En realidad, deducimos que papi no

    pasa de narcotraficante de segundo nivel,con peligrosos socioscubanos yun conce-sionariode coches comotapadera.La ima-ginacin de la criatura puede ser hastapsicodlica: ah est la ascensin al car wash de las nubes. Cierto que RepblicaDominicana se presta a esos vuelos. Lania repasamodos y maneras de las estre-llas del merengue, incluyendo la famosaexoneracin de Fernando Villalona El Ma- yimbe, cuya marihuana se metamorfosemilagrosamente en cilantro y organo. No

    hay segunda oportunidad para papi: esasesinado y alrededor de su robot nopregunten se desarrolla un culto seudo-rreligioso,cortadode razpor lasautorida-des. Para entonces, Papi ya se ha reveladocomoun festn indigesto y el lector se sien-te vctima colateral de los poderes desata-dos de Rita Indiana. Diego A. Manrique

    Posar desnuda en La HabanaWendy Guerra Alfaguara. Madrid, 2011204 pginas. 18,50 euros

    N ARRATIVA.A NAS NIN (Neuilly-sur-Seine,Francia, 1903-Los ngeles, Estados Unidos,1977) es una de esas escritoras de aura in-tensa; mitificada ms que admirada. Cuan-do su padre el compositor y pianista cu-bano Joaqun Nin abandon a la familia,ella contaba con 11 aos y a partir de eseacontecimiento llev un diario que termi-n por convertirse en su obra ms aprecia-da. Wendy Guerra (La Habana, 1970) caybajo el influjo de esta mujer, y se propusorastrear todos los indicios de su estancia enla isla entre 1922 y 1923. Actuando comosupuesta descendiente de Anas, se sumer-gi en todo tipo de registros y archivos,adems de buscar a quienes pudieran ha-berlaconocido. Posar desnuda en La Haba-na es un diario apcrifo de la autora deHijosdel albatros durante esavisitaa Cuba,uno de los episodios menos anotados ensusfamosos diarios. Elpoder deldocumen-

    to suele ser peligroso para los autores deficcin,pero WendyGuerra ha sabidodige-rir toda la informacin recopilada y trans-formarla en el relato en primera personade una vivencia ntima, extraa, seducto-ra. Y lo hace de forma convincente. Unlenguaje impregnado de emociones, perosincaer en el sentimentalismo.Una inmer-sin en la Cuba de los aos veinte y elretrato de una joven que ya se saba fuerade lugar, para siempre. Fietta Jarque

    Foto de Emmanuel Sougez, de la exposicin lbum de familia,en el Festival Fotonoviembre, en Tenerife

    FERIA DE GUADALAJARA / Libros

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    Por J. M. Mart Font

    U

    WE TELLKAMP(Dresde, 1968) haescrito un libro de esos que re-cogen un mundo, que detallan

    un tiempo, que diseccionanuna sociedad. La Torre , su tercera novela,es el gran fresco al que habr que recurrircuando se quiera saber cmo funcionabala sociedadsocialista, comoviva y respira-ba el mundo de la cultura y, en general, lalite pensante de la Alemania comunista y las razones por las que aquella entelequiacreadapor la guerrafra se vino abajo estre-pitosamente hace ya ms de dos dcadas.

    Estuve en Dresde, le explico, en diciem-bre de 1989, pocas semanas despus de lacada del muro, cuando Helmut Kohl sereuni con Hans Modrow, efmero presi-dente de la RDA. Tras el encuentro, a Kohlle esperaba un grupo numeroso de perso-nas en torno a la montaa de escombrosque entonces era la Frauenkirche, la bell-simaiglesia barroca arrasada por los bom-barderos britnicos en 1945 y ahora mi-lagrosamente reconstruida. Hasta aquelmomento el lema que haba movilizadolas protestas en la RDA eraWir sind das volk (nosotros somos el pueblo); de pron-to se transform en Wir sind ein volk (no-sotros somos un pueblo). Lareunificacin, que no esta-ba en la agenda, se hizo pre-sente en aquel momento;fue all donde Kohl vio quese abra una ventana deoportunidad y decidi lan-zarse por ella

    Yo estaba entre la multi-tudeseda, me interrumpe,y mi padre era miembro delos movimientos ciudada-nos de protesta. Kohl les ha-ba dicho que la reunifica-cin era muy complicada,especialmente a causa de lagran cantidad de armamen-to ruso que haba en el pas.S que Kohl dudaba, porqueme lo dijo mi padre, y queaquel episodio le decidi aseguir adelante.

    La familia Tellkamp vivaen el mismo bloque de apar-tamentos que Modrow, en elmismo rellano. Era un veci-no atpico, porque pese a serun alto cargo no viva en esoslugares cerrados para la no-menklatura, como Wandlitz,sino enunpiso normal, entre

    lagente,en unode esos clsi-cos edificios de apartamen-tosquellenabanelbloqueso-vitico.Mipadrenos avisdequeera unhombreimportan-tey nosadvirtique nohabl-ramos mucho con ly que nole contramos nada. No eramuy amistoso.

    En el modelo referencialde La montaa mgica, de Thomas Mann,Tellkamp teje a travs de la historia de tresmiembros de una misma familia de Dresdeque reside en el antiguo barrio de La Torre,

    una zona noble pero ya desvencijada, aun-que detrs de las paredes descascarilladasseencuentrenbellos muebles decaoba,anti-guos pianos de cola, bibliotecas exquisitas y jardines decadentes.

    El protagonista, un alter ego del autor, esun jovenquequiere estudiarmedicina y de-

    be pasarpor el Ejrcito y estar atento a cadapalabra, cada confidencia, en un ambientedonde la delacin era algohabitual y prove-choso. Tellkamp tambin estudi medicina

    y slomuchoms tarde seconvirti enescri-tor profesional, aunque su vocacin fueramuy temprana. Trat de escribir desde los14 o 15 aos, pero mis padres estaban com-pletamente en contra. Adems, no haba laposibilidad de ir a escribir a un caf. No es

    queno hubiera cafs,perosiescribasen uncaf, en pblico, como ahora podra hacercualquier persona abriendo su porttil, erapeligroso.Escribirera comoespiar. La gentete poda reconocer y se preguntaba: Questarescribiendoeste tipo?, est espindo-nos?, y podran volverse muy desagrada-bles. Ya me haba pasado cuando hice elserviciomilitar; cada vezque intentabaescri-biralgo enmicuaderno,venana preguntar-me: Qu es lo que ests escribiendo? Nosests espiando?Djamever lo queescribes. As que estudi medicina, una carrera larga y difcil que no me dejaba tiempo para laescritura. Acabados los estudios ejerci co-mo mdico, pero en sus ratos libres co-mo un experimento y de acuerdo con mimujer escribi sus dos primeras novelas:(Der Hetch, die Trume und das Portugiesis-che Cafe (2000) y Der Eisvogel (2005)). Sloentoncesse pas de lleno a la escritura,unadecisin que le ha llevado directamente alxito. La Torre gan en 2008 el DeutscherBuchpreis.

    La delacin era algo enfermizo en laRDA, reconoce. Ahora estoy escribiendo una secuela deLa Torre, y trato estos temas,especialmente los relaciona-doscon laStasi (lapolicapo-ltica).Heledomiles depgi-nas de los informes y lo quesedescubre acercadeesteve-nenoso animal es que susmiembros, losconfidentesdela Stasi, bsicamente no sa-ban lo que estaban hacien-do. Por qu lo hiciste?, lespreguntas. Soy un luchadorpor la paz o por cualquiercosa, te responden. No heconseguido ni una sola res-puesta satisfactoria. PorqueTellkamp rechaza las justifi-caciones autocomplacien-tes, especialmente las quedescargan cualquier respon-sabilidadsobreel sistemaco-munista. No creo que nin-gn sistema haya cambiadoel carcter de los alemanes,asegura, pienso queel nacio-nalsocialismo lo que hizo fueque surgieraelcarcterde losalemanes. Pero es cierto quebajo una dictadura, cuando

    llamanpor la noche a tu casa y te dicen que si quieres ha-cer carrera, ser mdico, tie-nes que contarnos algo sobretus amigos, y si no lo hacesarruinaremos tu carrera, lamayorahace loquele piden.Estaesuna parte.La otra par-te es el dinero. El espionajeest muy bien pagado, un jo-

    ven de 21 aos, en el nivel ms bajo delespionaje, ganaba unos 1.000 marcos, loqueera muchomsque loqueganabacual-quier profesional medio. El tercer motivo es

    la envidia; la parte ms fea de la gente: lapuraenvidiadel vecino.Tiene unbuenpiso,lo quiero yo, voy a la Stasi, lo denuncio por-que escucha la radio occidental y le echandel piso.

    Muy feoS, es lo que producen los sistemas de

    este tipo, sacan lo ms oscuro del alma hu-mana. Lo cierto es que no haba guerra y lagente tena lo suficiente para comer. Las vi-viendaseranun pocodesastradas,pero loimportante, en mi opinin, es que el siste-ma te fuerza a ser feo, y no hay manera deno serlo.

    En la dcada de 1980, la literatura de la Alemania occidentalpasaba porunmomen-to mediocre, con excepciones notables co-mo Gnter Grass. Sin embargo, en la RFA laliteratura de la Alemania comunista gozabade un granprestigio. EscritorescomoChris-ta Wolf o Stefan Heym y dramaturgos comoHeiner Mller eran muy populares y apare-can a menudo en los programas de televi-sin. Tellkamp es implacable con ellos. Noquiero ningunear a mis colegas, se defien-de, no me gusta y me considero realmenteun patriota cuando se trata de defender la

    antigua Alemania del Este, mi parte de pas,pero no por sus polticos y dirigentes, sinoporel paisajey lahistoriay poralgunagentede destino trgico como por ejemplo mispadres,la gentequeestuvo enlosmovimien-tos pacifistas o en los movimientos por losderechos humanos y cuyas carreras profe-sionales fueron anuladas. Pero hablando demediocridad, figuras como Stefan Heym oChrista Wolf,por citara dosde las queustedmenciona, tenan mucha fama porque lagente pensaba que escriban sobre sus pro-blemas, los del pueblo, pero no era verdad,nolohacan. Lodescorazonador deestagen-

    Un pas podrido

    y desaparecidoUwe Tellkamp ha creado un revelador fresco sobre la Alemania comunista y su estrepitosa cada. La Torre , su tercera novela, ha impactado a pblico y crtica. No creo que ningn sistema haya cambiado el carcter de los alemanes

    LITERATURA, MSICA,expresiones artsticas y realidad actualalemanas tienen cita en esta edicin de la feria. Un total de 35editoriales, ocho instituciones y 25 autores e ilustradores enlengua alemana intensificarn las relaciones con el mercadohispanoparlante. Entre los escritores Ingo Schulze, RdigerSafranski, David Safier, Peter Stamm, Wolfgang Korn o SaaStaniic encabezados por la Nobel Herta Mller que dialogarcon Mario Vargas Llosa.

    A excepcin de los clsicos, la literatura en lengua alemanasiempre ha ocupado un lugar menor en espaol. Pero empiezana llegar ttulos interesantes. Anagrama, por ejemplo, que ya hapublicado La Torre , acabade hacerse conlos derechosdelltimoDeutscher BuchpreisEn tiempos de luz menguante , de EugenRuge, y ha editadoHammerstein o el tesn, de H. M. Enzensber-ger, y El arte de no decir la verdad, de Adam Soboczynski. Cuidaespecialmente sus letras Acantilado, que rescat la inacabableobra de Stefan Zwei g (Los milagros de la vida y Las hermanas) y personajes tan peculiares como Karl Kraus, editor deLa antor-cha; el austriacoJoseph Roth, (Zipper y su padre); el inclasificableHeimito von Doderer y suUn asesinato que todos cometemos olas Conversaciones sobre msica del maestro WilhelmFurtwngler, adems de ensayistas como Emil Ludwig y suTres dictadores: Hitler, Mussolini y Stalin. Tambin apuesta por con-temporneoscomoel rumano dehablaalemanaEginaldSchlatt-

    ner (Guantes rojos ), y especialmente ha hecho suya la obra delsuizo Peter Stamm (Siete aos). Adems, se anuncia la salida delos Relatos completos de Heinrich von Kleist.J. M. M. F.

    Alemania es el pas invitado en la 25 Feria de Guadalajara. www.alema-nia2011.com/es

    El autor Uwe Tellkamp. Thomas Lohnes / Getty Images

    Alemania en la FIL

    FERIA DE GUADALAJARA / Alemania Pas Invitado

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    tefue quecuandose produjoelcambio,trasla cada del muro, siguieron hablando de lomismo. Nosotros somos socialistas, de-can, seguimos sindolo y no nos gusta elmodelo de la RDA, pero queremos seguirteniendo una RDA slo que mejor. Pero elpueblo pensabade unmodo completamen-te diferente: No queremos una mejor RDA,no queremos ninguna RDA. Y este era elgran abismo entre estas figuras y elmomen-to histrico que les toc vivir. Y en cuanto asu mediocridad Yo siempre trato de leer-los como simple literatura, nada ms quecomo literatura, y como literatura, para ser-

    le franco, tanto Heym como Wolf son igual-mente mediocres. El papel de la literaturaera completamente diferente en aquellosaos. Buena parte de su fama en el Este lesvenadel hecho deque podanviajaralOes-te, y gran parte de su xito en Occidente eraporque procedan de la RDA y estaban ro-deados de un halo de opositores, un valoraadido paraalgunosde loscrticos occiden-tales que les alababan. Con estos halagosvolvan al Este y fabricaban una mezcla deliteratura y poltica que en mi opinin notiene nada de literatura. Lo cierto es que, apartir de 1990 su popularidad cay comple-

    tamente. Siguieron teniendo algunos lecto-res, pero, honestamente, ni Wolf ni Heympueden compararse con Gnter Grass. Mesiento orgulloso de Grass, no pienso comol en poltica, pero es un gran escritor. En laRDAno hayningunanovelaque puedaresis-tir la comparacin con El tambor de hojala-ta, la primera de Grass, aunque creo que supoder como novelista se ha debilitado lti-mamente.

    Tellkamp es un escritor de largo recorri-do,que encauzala accinde forma parsimo-niosa,recreando lamortecina danzadelfun-cionario que vacila entre la prepotencia y el

    miedo, entre la arrogancia y el pnico, bsi-camentea travsde ladescripcindelpaisa- je, de la diseccin del detalle. Es un escritorvisual.Lo admite y lojustifica. Deberamosir a la cuestin bsica: qu es un novelista?Paramunnovelistaes uncontadordehisto-rias, quepuedencontenermso menospar-tes de ensayo. Yo, personalmente, trato deexcluir los ensayos de las novelas. A vecesno hay ms remedio queintroduciresapar-te de ensayo, cierto, pero es una prcticaqueconsiderouna enfermedad alemana. Y cuando se le pregunta si puede destacar al-gn escritor que tenga la talla de Grass o deBhl,daun quiebroy responde:Estoyorgu-lloso de poder decirlo: Javier Maras. Es ungran escritor.

    Sobre el proceso de reunificacin, sobrelas quejas de algunos alemanes del Este deque fueron comprados por el Oeste, es muy poco complaciente. Para Tellkamp, los ale-manes orientales tuvieron mucha suerte de

    ser absorbidos por la Alemania Federal,comparado con las dificultades que tuvie-ron que afrontar los dems pases del blo-que sovitico. No somos esclavos, ironiza,enun lado estaba el pas podrido en el queno haba nada que comprar y no me gustaque se insista en esta visin tan simplista,que no es ms que un clich excesivo.

    Sobre el presente, sobre esa Alemaniaque parece volver a reclamar una hegemo-na, tampoco est deacuerdo.Hay unacier-ta parlisis, indica,creoque tenemosmuy claroqueestamostodos enun mismobarco y que las voces del ro llegande todos lados.No creo que Alemania est en camino deconvertirse en un coloso; la sociedad ale-mana esta dividida por muchas lneas, eincluso a a veces pienso que estamos algolocos Por ejemplo, el asunto del medioambiente se haconvertido paramuchagen-te en lo ms importante, y como buenosalemanes tratan de hacerlo lo mejor posi-ble, hasta el punto de que a veces pienso enellos como un movimiento terrorista, por-quesoy un buen ciudadano,pero no puedoaceptarquehayahasta 14distintos contene-dores para dejar los residuos, y que la gentellegue a denunciarte si te equivocas y nopones las cosas exactamente en su sitio.

    La Torre. Uwe Tellkamp. Traduccin de CarmenGauger / Pilar Estelrich. Anagrama / Empries.Barcelona, 2011. 896 / 984 pginas. 29,90 euros.

    Fotografa tomada en Dresde en septiembre de 1989.Foto: Shepard Sherbell / Corbis Saba

    Creo que tenemosmuy claro que estamostodos en un mismo barco y que las voces delro llegan de todos lados

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    El puo invisible. Arte, revoluciny un siglo de cambios culturalesCarlos Grans Maya III Premio Internacionalde Ensayo Isabel PolancoTaurus. Madrid, 2011496 pginas. 22 euros

    Por Francisco Calvo Serraller

    FLAMANTE GANADOR del Premio Internacio-nal de Ensayo Isabel Polanco, en su terceraedicin de 2011, El puo invisible. Arte, re-volucin y un siglo de cambios culturales,de Carlos Grans Maya, es, de entrada, unaobra sorprendente por su ambicin, puesabarca toda la prolija y compleja historiade la agitacin cultural de vanguardia delsiglo XX, incluyendo en ella los movimien-tos epigonales de la misma hasta prctica-mente la actualidad, dentro de esa alarga-da vaguada que hemos dado en llamar

    uestra era posmoderna. Con slo el enun-iado del tema abarcado por Grans Maya,a perspectiva de su investigacin es, cuan-

    titativa y cualitativamente, abrumadora,pe-o lo verdaderamente asombroso es cmoa logrado hacer viablesu lectura,ya que el

    ibro resultante, que consta de medio mi-lar de pginas, mantiene viva la atencinin que el inters decaiga en ningn mo-ento. Es obvio, por tanto, que est muy

    ienescrito segn el patrn delmejorensa- yismo anglosajn, cuyas principales cuali-

    adespodramos resumir comola suma deapacidad de sntesis, claridad expositiva y n formidable ritmo narrativo, que engan-

    ha y transporta al lector no especializadoe la primera pgina a la ltima.

    A travs de este amplio recorrido histri-o, la tesis principal de Grans Maya es laonfrontacin entre el xito de la agitacin

    cultural vanguardista frente al fracaso de lasrevoluciones polticas, lo cual supone algo

    as como volver sobre una dicotoma clsi-ca,la de la comparacin e interdependenciaentre vanguardia artstica y poltica, pero,en este caso, invirtiendo el punto de vistatradicionalal respecto. Divididoen dosgran-des partes, lacnicamente tituladas PrimerTiempo y Segundo Tiempo la primerade las cuales recoge el relato completo delimpulso de la vanguardia hasta el triunfodel Pop como prembulo a nuestro posmo-dernomomento actual,y la segunda,centra-da precisamenteen este ltimo, el ensayode Grans Maya se remata con un eplogomelanclico, en el que augura un prontofinal pattico al vanguardismo pico por elagotamiento de su sentido histrico. Aun-que, como espero que se comprenda, estoy simplificando en extremo la tesis de estebrillante ensayoy hurtando suricaargumen-

    tacin, lo que se colige al final es que suautorconsidera ya definitivamenteobsoletaporconsuncin esta estrategia de la innova-cin cultural vanguardista, en la medida enque, en efecto, por as decirlo, ha triunfado

    operativamente, y parala modernizadaso-ciedad actual la ansiosa voluntad de ruptura

    ha perdido el aura que hasta hace poco lalegitimaba, convirtindose en un vacuoges-to retrico, tan previsible como aburrido.

    En cierto sentido, se puede afirmar quelacrnica histricade este convulsivo y apa-sionante proceso termina por donde empe-z: en el nihilismo. No en baldeGrans Ma- ya usa como referencias bsicas iniciales aMax Stirner, autor de El nico y su propie-dad, un vitrilico panfleto anarquista dondeelegotismose elevahasta suensima poten-cia solipsista, y a Friedrich Nietzsche, cuyopensamiento arras todos los principios y valores de la filosofa occidental. Hasta qupunto estos dospensadores,Stirner y Nietz-sche, no hicieron sino poner al rojo vivo lacontradiccin existente entre el ideal deemancipacindel sujetomoderno elde lalibertad y el ideal de su planificacin so-

    cial operativa el de la igualdad, o, si sequiere, que ambos fueron los aguafiestas dela ilusin de la modernidad en s misma?Como se ve, en cualquier caso, el asunto estodo menos simple, si bien Grans Maya

    tampoco se pierde por demasiados vericue-tos abstrusos, sino que se cie a levantar elmapa de esa batalla de la modernizacincultural rampante del siglo XX, que recogiel legado progresista del siglo anterior y loconvirti en unamquina para el descuarti-zamiento de formas artsticas tradicionales y en una fbrica de experiencias existencia-les y de experimentos de toda ndole.

    Iniciando su crnica del vanguardismomilitantepor el antipasadistaMarinetti, ade-cuado prembulo para luego deambularpor los puntos lgidos de la destruccin delas vanguardias histricas, como el dadas-mo y el surrealismo, uno de los aciertos, ami juicio,msrotundosdel recorridohistri-co llevado a cabo por Grans Maya es, porun lado, la atencin quepresta a lo ocurridoen la vanguardia cultural entre 1930 y 1970,sin desdear meterse de lleno en todos losfenmenos contraculturales habidos eneste feraz y explosivo periodo alargado, y,por otro, todava ms, dar la importanciaadecuada a lo que supuso entonces y desdeentoncesa lasplataformasideolgicas y ope-rativas del llamado Tercer Mundo, a pro-psitoo a costa del cualse alimentla din-mica revolucionaria de la vanguardia cultu-ral y poltica del ltimo tramo del siglo XX,por lo menos hasta la simblica cada delmuro de Berln y el fin de la Historia quealumbra u oscurece nuestra situacin ac-tual. En este segmento, me parece particu-larmente esclarecedora toda la parte queGransMaya dedica a lagnesisy eldesarro-llo de la Internacional Situacionista y a losideales revolucionarios fraguados en la hir-viente caldera latinoamericana con el mitode la revolucin cubana a la cabeza.

    En fin, es casi imposiblesintetizar toda la

    urdimbre de acontecimientos con queGrans Maya traza su gran relato sobre elrevolucionario cambio cultural vivido ennuestra poca, cuyopuo invisibleha gol-peado nuestra identidad hasta el aturdi-miento. Se trata, en todo caso, de un relatoque admirablemente se sostiene en pie aunen el filo de la navaja o en la cuerda floja deun momento histrico como el del presen-te, el cual se ha autodefinido como el de lacrisis de los grandes relatos. Si ha podidolograr salir victorioso en el empeo es qui-zsporque GransMayaha optadopor asu-mir el punto de vista de las historias en vezdel de la Historia, el del seguimiento de ladiseminacin en vez del restablecimientode un orden central normativo, lo sinuosoenvezde locursivo. Por loquesi laaventuravanguardista termina donde empez, no

    puededecirsequeestadeambulacin hist-rica haya sido slo una crnica de unamuerte anunciada o, si se quiere, no, almenos, una muerte de la conciencia crtica,ese despertador de las ilusiones.

    Reenactement (de la serie Post-Mxico en X-paa ) (2005), imagen de una de las performances del artistamexicano Guillermo Gmez-Pea. Foto: Coleccin Daros Latinamerica, Zrich

    Hacerse el muerto Andrs NeumanPginas de Espuma. Madrid, 2011138 pginas. 15 euros

    Por Ana Rodrguez Fischer

    IGNORO cundo escribi Andrs Neumanlos dos nuevos Dodeclogos de un Cuentis-ta quese editancomo ApndicecuriosodeHacerseel muerto (donde rene suscuentosde 2004 a 2011), aunque me inclino a pen-sar que estas breves reflexiones sobre el g-nero brotaron al hilo de la escritura de losrelatos, algunas al modo de pequeascon-clusiones en marcha, como las denominasu autor, si bien otras anotaciones parecenms bien apuntar sendas o planteamientos

    posibles, quizs pendientes an de tantear y desarrollar, dado que algunas se postulancomo duda e indagacin. No conforman uncorpus doctrinal ni dibujan un territorio ce-rrado porque no lo es este libro, quecontie-ne seis constelaciones independientes, consus respectivas variaciones. Del juego de lamuerte trata el primer conjunto: de los im-pulsos, tentaciones o pesadillas que la ideade la muerte puede desatar en un generalconpoderde fusilar, en un niocon necesi-dad de espantar sus miedos, en un suicidarisueo o en un hombre que al perder a sumujer decide perdonar a sus enemigos, pe-ro en realidad se venga de ellos dejndolostan clausurados por dentro como se sientel.La figura de la madre su enfermedad y muerte, su ausencia y sus retornos soa-dos agavilla un brevegrupo de relatos tan

    poticos como elegacos, que contrastanmucho con los reunidos en Sinopsis delhogar, donde el humor amable que se des-prende de cierta pica infantil va tindosede otros matices el desasosiego que pro-voca en el narrador la hija nnfula de unamigohastaestallar en el delirio de Juan,Jos, donde terapeutay paciente intercam-bian sus respectivos papeles, sin que el lec-tor tenga medio de saber quin es quin.Tambin el humor preside los relatos quetratan del amor ertico, si bien Las cosasque no hacemos es un clido poema enprosa, un canto al estar sencil