Ayuntamientos Urbanos, Trampolines Sociales

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Mélanges de la Casa de Velázquez 34-2 (2004) Couronne espagnole et magistratures citadines à l’époque moderne ................................................................................................................................................................................................................................................................................................ Mauro Hernández Ayuntamientos urbanos, trampolines sociales Reflexiones sobre las oligarquías locales en la Castilla moderna ................................................................................................................................................................................................................................................................................................ Avertissement Le contenu de ce site relève de la législation française sur la propriété intellectuelle et est la propriété exclusive de l'éditeur. Les œuvres figurant sur ce site peuvent être consultées et reproduites sur un support papier ou numérique sous réserve qu'elles soient strictement réservées à un usage soit personnel, soit scientifique ou pédagogique excluant toute exploitation commerciale. La reproduction devra obligatoirement mentionner l'éditeur, le nom de la revue, l'auteur et la référence du document. Toute autre reproduction est interdite sauf accord préalable de l'éditeur, en dehors des cas prévus par la législation en vigueur en France. Revues.org est un portail de revues en sciences humaines et sociales développé par le Cléo, Centre pour l'édition électronique ouverte (CNRS, EHESS, UP, UAPV). ................................................................................................................................................................................................................................................................................................ Référence électronique Mauro Hernández, « Ayuntamientos urbanos, trampolines sociales », Mélanges de la Casa de Velázquez [En ligne], 34-2 | 2004, mis en ligne le 14 mai 2010, consulté le 11 octobre 2012. URL : http://mcv.revues.org/1295 Éditeur : Casa de Velázquez http://mcv.revues.org http://www.revues.org Document accessible en ligne sur : http://mcv.revues.org/1295 Ce document est le fac-similé de l'édition papier. © Casa de Velázquez

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O poder municipal como um espaço de ascensão social

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Mlanges de la Casa deVelzquez34-2 (2004)Couronne espagnole et magistratures citadines lpoque moderne................................................................................................................................................................................................................................................................................................Mauro HernndezAyuntamientos urbanos, trampolinessocialesReflexiones sobre las oligarquas locales en laCastilla moderna................................................................................................................................................................................................................................................................................................AvertissementLe contenu de ce site relve de la lgislation franaise sur la proprit intellectuelle et est la proprit exclusive del'diteur.Lesuvresfigurantsurcesitepeuventtreconsultesetreproduitessurunsupportpapierounumriquesousrserve qu'elles soient strictement rserves un usage soit personnel, soit scientifique ou pdagogique excluanttouteexploitationcommerciale.Lareproductiondevraobligatoirementmentionnerl'diteur,lenomdelarevue,l'auteur et la rfrence du document.Toute autre reproduction est interdite sauf accord pralable de l'diteur, en dehors des cas prvus par la lgislationen vigueur en France.Revues.org est un portail de revues en sciences humaines et sociales dvelopp par le Clo, Centre pour l'ditionlectronique ouverte (CNRS, EHESS, UP, UAPV).................................................................................................................................................................................................................................................................................................Rfrence lectroniqueMauro Hernndez, Ayuntamientos urbanos, trampolines sociales, Mlanges de la Casa de Velzquez [En ligne],34-2|2004, mis en ligne le 14 mai 2010, consult le 11 octobre 2012. URL: http://mcv.revues.org/1295diteur : Casa de Velzquezhttp://mcv.revues.orghttp://www.revues.orgDocument accessible en ligne sur : http://mcv.revues.org/1295Ce document est le fac-simil de l'dition papier. Casa de Velzquez91Benot Pellistrandi (coord.), Couronne espagnole et magistratures citadines lpoque moderneDossier des Mlanges de la Casa de Velzquez. Nouvelle srie, 34 (2), 2004, pp. 91-114.dossiercouronne espagnole et magistratures citadines lpoque moderneTras ms de veinte aos de estudio sobre las oligarquas urbanas en la Cas-tilla moderna, va siendo hora de que nos planteemos la conveniencia de orde-nar los hallazgos, importantes algunos, triviales quiz otros, novedosos en suconjunto, aunque hayamos perdido la perspectiva de lo que creamos saber enlos aos ,o del siglo pasado1. De la abundancia de los materiales en bruto parahacer esa sntesis da idea una bibliografa que aumenta cada ao, y a la queresulta difcil seguir el rastro2. Si tomamos como indicador las tesis doctora-les, desde I,,o hasta :ooI se hanledo enlas universidades espaolas unas cua-renta y tres dedicadas parcial o totalmente al estudio de municipios concretosen la poca moderna3. Aun cuando una parte de ellas sean estudios estricta-menteinstitucionales, desdeladcadadeI,8obastantessehanorientadohacia un modelo prosopogrco, que por cierto debe mucho al pionero tra-bajo de Janine Fayard sobre los miembros del Consejo de Castilla4. Que yoconozca, cuentancontrabajos de este tipo al menos Toledo, Madrid, Crdoba,Mlaga, Murcia, Lorca, GuadalajaraySegovia, ademsdenumerosasya1El tema, sugerido por el profesor J.-P. Dedieu para mi intervencin en la mesa redonda delseminario Couronne espagnole et magistratures citadines a lpoque moderne (Roma, 8 de febrerode :oo:), ha sido enriquecido despus. Agradezco al Dr. Dedieu la sugerencia.2Alo que no ayuda el que bastantes de estos trabajos se publican en editoriales instituciona-les locales, de muy pobre difusin. De su abundancia, da idea el que exista ya desde I,,o unamonografa bibliogrca (Passola i Tejedor, I,,, a), aunque nuevos ttulos han seguido apa-reciendo. Soria Mesa, :ooo, aade algunos y adems ideas de inters.3Segn datos de la base de datos Teseo del Ministerio de Educacin (www.mcu.es/TESEO/).La bsqueda se ha realizado utilizando los descriptores Concejo, Ayuntamiento, Regidores,Municipio y Oligarqua. La base de datos es completa, pero con algunas lagunas: por ejemplo,no aparece la tesis de Francisco J. Aranda Prez sobre Toledo.4Fayard, I,,,.Ayuntamientos urbanos,trampolines socialesReflexiones sobre las oligarquas localesen la Castilla modernaMauro HernndezUniversidad Nacional de Educacin a Distanciamenudo tiles pginas insertas en monografas sobre ciudades o de corte ins-titucional5. Eso en la Corona de Castilla. Para la de Aragn, Catalua disponede una excelente historiografa: desde la tesis de James Amelang sobre Barce-lona, un modelo sin seguidores, al impresionante libro de Torras i Rib sobre,o municipios catalanes, con anlisis detallados para el siglo xviii, pero en lalnea prosopogrca slo conozco el trabajo de Passola i Tejedor sobre la oli-garqua de Lrida bajo los Austrias; por ltimo, en Valencia contamos entreotros con los trabajos de Mara del Carmen Irles Vicente, adems de muchosestudios institucionales6. Como se ve, existe un corpus de monografas queempieza a ser suciente, y es previsible que siga engrosando en los prximosaos. Aello ayudar el que el modelo para estos estudios parece estar consoli-dado tal vez demasiado consolidado, adems de la cada vez mayor des-centralizacin de la administracin en Espaa. En su contra, pueden jugar talvez el predominio de otras modas historiogrcas pero tambin cierto can-sancio respecto a un tema que arroja resultados an magros.Porque lo cierto es que, aunque la produccin de estudios sigue engor-dando, la cuenta de resultados no arroja unbalance demasiado boyante. Desdeluego, hay aspectos positivos. En el haber, gura en lugar destacado el que yanadie pueda seguir sosteniendo que los municipios castellanos, ni los espao-les en general, eran un coto reservado de la nobleza, ni siquiera de la bajanobleza, a lo largo de todos los siglos modernos. Tambin conocemos muybien los mecanismos de venta de ocios municipales, y cmo modicaron elacceso a los cargos de poder en los concejos incluso siglos despus de la ventaoriginal por parte de la Corona. Del mismo modo, la idea del paulatino y con-tinuo recorte de la autonoma municipal a manos de una monarqua crecien-temente intervencionista no se sostiene para el siglo xvii, aunque tal vez spara el xviii. Todo ello sumado a un conocimiento mucho ms detallado delmarco institucional y de las haciendas locales, y a una visible apertura haciatrabajos de orientacin semejante en otras historiografas, especialmente lafrancesa y la italiana.En el debe, en cambio, persisten problemas graves. Por un lado, los traba-jos han ido surgiendo de iniciativas acadmicamente aisladas y metodolgi-camentedistantes.Loprimeroprovocaquehayareasexcepcionalmentebiencubiertas(porejemplo,losmunicipiosgallegos,conlostrabajosdedossiercouronne espagnole et magistratures citadines lpoque moderne925Para Toledo, Aranda Prez, I,,:; para Madrid, Guerrero Mayllo, I,,, a y Hernndez,I,,,; para Crdoba, Cuesta Martnez, I,,, y Soria Mesa, :ooo; para Mlaga, QuintanaToret y Pereiro Barbero, I,8,; los regidores murcianos del siglo xviii cuentan con el estu-dio de Guillamn lvarez, I,8,; tesis inditas son las de Robledo del Prado, I,,, sobreLorca; la ms reciente de Salgado Olmeda, I,,,, para Guadalajara, cuyos resultados recogeSalgado Olmeda, :oo:; la ltima que conozco, la de Moscula Mara, :oo,, sobre Segovia,cuenta con un avance en Moscula Mara, :ooI.6Amelang, I,8o; Torras i Rib,I,8, y :oo,; Passola i Tejedor, I,,, b e Irles Vicente,I,,o.Mara Lpez Daz y Juan Miguel Gonzlez Fernndez7, o los de Crdoba yMurcia, o el mismo Concejo madrileo), mientras que otras apenas se hantrabajado. Es signicativo que de las I8 ciudades y villas de voto en Cortes,slo o cuenten con estudios prosopogrcos de sus oligarquas urbanas, y nosiempre con cronologa comparable. Ms grave an es la diversidad en losplanteamientos, aunque la lectura de obras precedentes y el comn modeloya citado de Janine Fayard parecen contribuir a cierta homogeneizacin, losmarcos tericos, las preguntas formuladas y desde luego los resultados obte-nidos son de lo ms dispar. Empezando por los ms bsicos, como el con-cepto mismo de oligarqua urbana (denida habitualmente por los cargosmunicipalesostentadosporlosvaronesdelasfamiliasintegrantes), ysusrelaciones con el de lite de poder a escala local (una lite que incluye a la altanobleza, a menudo ausente de los concejos)8. Urge por tanto, si esta lnea deinvestigacin est llamada a prosperar, iniciar una discusin sobre proble-mas, mtodos e hiptesis.Sin duda, uno de los problemas que ocupar un lugar central en semejanteproyecto de investigacines el del ascenso social y el papel de los cargos muni-cipales como palancas en los procesos de movilidad ascendente en la Espaamoderna. Sobre ese particular tratan las reexiones de estas pginas.Ascender en qu escala?Cualquier estudio sobre ascenso social debe partir de una determinada ima-gen de la estructura y jerarquizacin de los grupos que componen esa socie-dad. Eso lo tienen claro los socilogos, que abordan de forma conjunta (aun-que distinta) los problemas de la estraticacin y la movilidad sociales.El problema es que las categoras que utilizan los socilogos y espe-cialmente los funcionalistas, con su escala de cinco estratos del upper-upperal lower-lower, a los que luego algunos aaden las underclass no nos sirvede mucho a los historiadores modernistas. Sin embargo, s debera guiar-noslaconvenienciadeestablecercategorassociales(estratos)queseanrigurosas y que permitan una adscripcin clara y relativamente fcil, lo queasuvezharposiblelascomparaciones.Ylarealidadesquedistamosmucho de tal precisin.Un par de ejemplos sacados de los estudios citados permiten ilustrar losproblemas de las categoras que manejamos habitualmente. Mara Lpez Daz,enunartculorecientesobrelaoligarquadeOrenseentreI,,oyIo,o,incluye el siguiente cuadro:mauro hernndezayuntamientos urbanos, trampolines sociales937Lpez Daz, I,,o y :oo: y Gonzlez Fernndez, I,,8.8Vanse las atinadas reexiones de Marcos Martn, I,,,. Menos convincente es la solucinde considerar sinnimos los trminos patriciado, oligarqua y elite de poder, en Soria Mesa,:ooo, p. Io.Cuadro I. Caractersticas socioprofesionalesde los regidores [de Orense], I,oo-Io,oaCategora I,,o-I,,, Iooo-Io:, Io,o-Io, TotalesUsan don I II :, ISeor, hidalgo I , o I:Nobleza titulada I IAdministracin local/reino : : Cargos episcopales I : , oMilitar : I o ,Licenciado, abogado I o 8 I,Ocios de pluma o oComercio, nanzas : :Servidor nobleza I IFamiliar de regidor , 8 8 I,Familiar Santo Ocio Total , :I ,, 8,No consta , I, :aFuente: Lpez Daz, :oo:, p. :,oPara empezar, las categoras de este cuadro no coinciden exactamente conlas que utiliza la misma autora al estudiar las oligarquas de Santiago y deLugo: son diferencias menores, pero all agrega en una sola categora a seoresde vasallos, nobles titulados y titulares de vnculos; en cambio, desagrega losocios jurdicos en dos categoras (por un lado, abogados y procuradores, ypor otro, los que tienen ttulo acadmico de bachiller, licenciado o doctor), noaparecen los ocios de nanzas y los ociales de la administracin se desglo-san entre los de la local, la real y la seorial y episcopal.En general, el cuadro sobre los regidores de Lugo y Santiago es ms estric-tamente socio-profesional no guranlos hidalgos como tales, ni esos fami-liares de regidor aunque tambin se cuelan categoras ms dudosas (y amenudo muy nutridas) como las de quienes ostentan el ttulo de don o losfamiliares de la Inquisicin9.La oligarqua madrilea, enla segunda mitad del siglo xvi, magncamenteradiograada por Ana Guerrero, nos proporciona otro ejemplo, con la pecu-liaridad de que aqu aparecen diferencias de estraticacin en dos obras de lamisma autora y referidas al mismo grupo humano10.dossiercouronne espagnole et magistratures citadines lpoque moderne949Lpez Daz, I,,o, pp. 8,-,,.10La diferencia en los totales se debe a que el primer cuadro recoge todos los regidores delperiodo, incluyendolosquehabaningresadoantesdeIo,o, mientrasqueelsegundoslorecoge los ingresos a partir de I,oI.Cuadro :. Dos caracterizaciones socialesde la oligarqua municipal de MadridCategoraComposicin socialdel Concejo madrileo,[I,oo-Iooo](Guerrero Mayllo, I,,, a, p. I:,cuadro I)Composicin socio-profesionalde los regidores madrileosque acceden al Concejomadrileo [I,oI-Ioo,](Guerrero Mayllo, I,,, b, p. ,o)TtulosCaballeros de hbito I,Seores de vasallos IITtulo + seoresde vasallos,Ttulo + caballerode hbitoICaballero de hbito+ seor8Ttulo + caballerosde hbito + seoresde vasallosBanquerosy mercaderes:,Burcratas :8Hidalgos ,, o,Hidalgosde ejecutoria,oSin precisar Desconocidos 8 ,Total I,I I,Imauro hernndezayuntamientos urbanos, trampolines sociales95Hayque decir, entodocaso, que Guerrerodiscute conciertodetalle el signi-cadodelahidalgua(suestratoms nutrido) yjusticael empleodedos tipos decategoras distintas: unade rangosocial (laquecorresponde al cuadroprimero)y otra de actividad profesional (que incluye categoras como cargos municipa-les, administracin del Estado, militares, Iglesia, y otras actividades). Lo queocurre es que aparentemente slo aplica esta clasicacin profesional a los ,8casos que guransinprecisarenloque enotrositiollamadistribucinjerr-quica11. Lo que signica, si no me equivoco, que en realidad viene a combinarlos dos tipos de estraticacinque haba queridomantener separados.11GuerreroMayllo, I,,, a, pp. ,,-,. La misma combinacinde categoras distintas se uti-liza para abordar el perl social de los hijos de los regidores (pp. ,:-Io), de donde saco lo de ladistribucin jerrquica.Quede claro que tomo estos ejemplos de trabajos muy slidos, obra de histo-riadoras rigurosas, y por ello lo que sealo aqu es la dicultad de resolver estosproblemas (que otros muchos autores ni siquiera se han atrevido a enfrentar)dada la documentacindisponible y el gradode conocimientode las sociedadesurbanas modernas. Paradisipar dudas, aadircomoltimoejemplolaclasica-cinque utilic yomismoparalos regidores de Madrid(vase cuadro,, p. ,,).El captulo que dediqu al perl social de la oligarqua est centrado prin-cipalmente en explicar las decisiones que hay detrs de este cuadro: la detomar el dato en el momento del ingreso si lo haba; el signicado delas distintas categoras; por qu rechac otras posibles, y los criterios de ads-cripcin cuando haba dos o ms posibilidades. Pero persisten claramente losproblemas. El ms visible es que las categoras no son mutuamente exclu-yentes un criterio bsico para cualquier clasicacin estadstica; de ahque, dada la importancia de la nobleza titulada y su carcter subsidiario conrespecto a otras deniciones, haya tenido que incluir el dato entre parnte-sis. La razn es que las categoras utilizadas no muestran un mismo criterio,social o profesional-ocupacional, sino que mezclan ambos. Son categorassociales la de nobles reservada para los titulados y la de seor de vasa-llos, aunque sta no me resultaba muy convincente. El resto son fundamen-talmente categoras profesionales, salvo quiz la del ocio de la Corte, unpoco a caballo entre ambas. Pero, adems, tampoco con estas categoras que-dan bien resueltos los problemas, pues poda ocurrir que un servidor de unnoble un administrador, por ejemplo fuera a la vez profesional u ocialde la administracin.Muchos de los problemas apuntados tienen que ver con las deciencias dela documentacin, que slo cuando se trata de ocios pblicos o de ttulosnobiliarios hace constar la categora social del individuo. Algo muy distinto delo que ocurre en Catalua, donde cualquier documento ocial o notarial haceconstar junto al nombre de la persona su liacin profesional, y donde la divi-sin de la poblacin ms an la urbana en manos o brazos corporativosconrepresentacinpolticaesunrasgoestable,loqueobligaamantenerpadrones rigurosos y actualizados12. As, Torras i Rib puede agrupar a losregidores, y a los pretendientes y candidatos, de una treintena de ciudadescatalanas del siglo xviii (vase cuadro , p. ,8).Aunque el gruponobles incluye muchas situaciones distintas (sobre todociutadans honrats, perotambintitulados y cavallers), estas categoras sonfun-damentalmente profesionales, mutuamente excluyentes y lobastante homog-neas comopara permitir la comparacina escala del principado. De hecho, sonlas mismas que maneja James Amelang ensuestudio sobre Barcelona, aunquedossiercouronne espagnole et magistratures citadines lpoque moderne9612Debo este recordatorio a James Amelang. Esto, unido a la cantidad y calidad de la docu-mentacinnotarial, de sus archivos y las dimensiones de la ciudad, le ha llevado a calicar a Bar-celona de perfecto laboratorio para la historia social (vase Amelang, I,,o, p. ,:).mauro hernndezayuntamientos urbanos, trampolines sociales97ReinadodeingresoTotal::,8(I:)IoI(I,),,o(I,)III,(:)I,I,o,o,CarlosIV(I,88-I8o8)I,(:)oIIo(,),,I,:CarlosIII(I,,,-I,88)(,)I,(,),Io(,)II:I:,oFernandoVI(I,o-I,,,)I8(,)I:(I)I,I8FelipeV(I,oo-I,o)o,:o(I)I(,)II:,,IoICarlosII(Ioo,-I,oo),I,,():(:):,(:),:I8,FelipeIV(Io:I-Ioo,),I,(I)(,),I,(I),8::I:,FelipeIII(I,,,-Io:I)Io(,):(,),I,:o8FelipeIIAntesdeI,,,,(,)boIIoCategoraNobleCorteAdministracinSeorMilitarServidornoblezaComercio/nanzaProfesionalesNoconstaTotalCuadro,.DenicinsocialdelosregidoresqueingresanenelConcejodeMadrid(Iooo-I8o8)aaFuente:modicadoapartirdeHernndez,I,,,,p.,,.bEntreparntesis,losnoblestituladosdecadacategora.l distingue entre ciudadanos honrados/burgueses y caballeros/nobles, peroprecisamente estudia el proceso de conuencia entre estos dos sectores, que secierra en el siglo xviii con la formacin de una nueva clase dirigente13. Lasmismas categoras que, para la Lrida de los siglos xvi y xvii, utiliza AntoniPassola i Tejedor: militares que equivalen a nobles, ciudadanos y abogados,aunque al conservar en los cuadros la agrupacin por manos diculta unpocola comparacin14.Cuadro . Estructura socio-profesional de ayuntamientoscabeza de corregimiento (I,Io-I8o8)aBarcelona Cervera Girona Lleida TarragonaNobles I:o I, : ,, ::Doctors I 8 : o 8Comerciants I IArtistes I : IPagesos I INo consta , , , I ,Total I:, ,: , : ,,aFuente: Adaptado de Torras i Rib, I,8:, pp. :8-:,o.Pero si volvemos a la Corona de Castilla, debemos reconocer que partiendode semejantes categoras, los anlisis de movilidad social que surjanhabrndeser por fuerza imprecisos, impresionistas y cualitativos. Es cierto que la alter-nativaunascategorassocioprofesionalesbiendenidasymutuamenteexcluyentesno es fcil de construir. La posibilidad de comparacinadems,tampoco queda garantizada. Hay problemas de enfoque territorial y de escalacronolgica seguramente la categora de hidalgo es perfectamente operantepara la Crdoba del siglo xv, pero no lo es en absoluto para el Madrid delsiglo xviii, y otros no menos graves que nacen de considerar sociedadesdonde lo profesional no guarda grancorrelacinconlos niveles de renta porejemplo. Desde luego, las meras categoras estamentales son de poca ayudaaunque acaban colndose por la puerta de atrs a poco que nos descuide-mos15, comotampocoloson, porimprecisas, unasdivisionesdeclasedemasiado burdas entre clases dominantes y clases dominadas. Por otro lado,nodebemosperderdevistaquecualquierestraticacinsocioprofesionalencierra trampas metodolgicas de las que debemos ser conscientes, comohan demostrado Alain Blum y Maurizio Gribaudi16.dossiercouronne espagnole et magistratures citadines lpoque moderne9813Amelang, I,8o, especialmente pp. o:-o,. Por cierto que tiene el detalle de ordenar las cate-goras de inferior a superior, conlos nobles al fondo de la tabla. El resto de autores, encam-bio, contribuimos a apuntalar el orden estamental.14Passola i Tejedor, I,,, b, Cap. V.15As le ocurre por ejemplo a Ruiz, :oo:, en un libro por otro lado cargado de virtudes.16GribaudiyBlum, I,,o. Personalmente reveladora me result la intervencin de Gri-baudi en el ltimo seminario Familia y elite de poder, celebrado en Murcia en la primavera de:oo,, bajo la direccin habitual de Francisco Chacn y Juan Hernndez Franco.Aun as, sera muy conveniente que tratramos de acordar algn catlogocomndeestratosycriteriosdeclasicacin. Mientrasnosehaga, desdeluego, la mejor solucin es publicar datos en bruto, en forma de apndices,como el muy impresionante de la tesis de Moscula Mara, o los que incluyeAna Guerrero Mayllo para los regidores de Madrid17.Cosas que sabemos sobre la movilidad socialen la Castilla modernaTodos los estudios mencionados, ms algunos otros dedicados a las litescortesanas, las jerarquas eclesisticas y la propia nobleza titulada subrayan laomnipresencia de procesos de movilidad social en la Castilla moderna, comopor otro lado en cualquier sociedad humana.Entre otras cosas, porque el ascenso social desempeaba funciones impor-tantes en las sociedades modernas. La primera, imprescindible, la del relevobiolgicodeunaslitesque, enlascondicionesdemogrcasdelapocapreindustrial, slo en la mitad de los casos eran capaces de engendrar hijosvarones que les sobrevivieran. Ello iba dejando muchos huecos enel escalafn,enunmomento y sta es la segunda cuestinque quera resaltarenel queel nmero de posiciones que haba que cubrir era creciente en unos aparatospoltico-administrativos en expansin. Adems, slo las ciudades estancadaseconmicamente podan permitirse unas lites cerradas. Por ltimo, es inne-gable que cierto grado de apertura de las oligarquas hoy como ayercon-tribuye a garantizar la propia estabilidad social, dando cauce por tortuosoque sea a las aspiraciones de quienes se enriquecen y aspiran a cierto reco-nocimiento social18. De hecho, lo que importa no es tanto constatar su pre-sencia (aunque slo eso representa ya un avance historiogrco importante)como estudiar sus grados para lo cual hay que cuanticar, sus mecanis-mos los terrenos del ascenso, sea la compra de ocios, la pertenencia a deter-minadas cofradas o el matrimonio, sus pautas intergeneracional o intra-generacional, ms o menos rpida y su evolucin en el tiempo.Aeste respecto, s podemos avanzar algunas conclusiones, fruto de muchasde estas monografas locales.a. En Castilla, al menos en los siglos xvi y xvii, es posible e inclusofrecuentela movilidad intrageneracional. Es decir, que una misma personapuede alcanzar en vida el reconocimiento de la hidalgua, los ocios munici-pales honorcos, o incluso el ttulo nobiliario, aun partiendo de ocios con-siderados inferiores o de situaciones econmicas modestas. Es cierto que lamauro hernndezayuntamientos urbanos, trampolines sociales9917Moscula Mara, :oo,; Guerrero Mayllo, I,,, b, pp. :I-:,, y Hernndez, I,,,,pp. ,8:-o8. En su defecto, un buen ndice onomstico puede suplir algunas carencias.18Este carcter abierto de las lites urbanas lo recogenlas dos sntesis a escala europea, Frie-drichs, I,,,, pp. I,:-:oI, con ejemplos espaoles, y Cowan, I,,8, pp. ,,-o,.pauta intergeneracional es decir, que los hijos cambien de estatus respectode sus padres quiz sea la ms habitual, pero lo llamativo es que no es lanica. De hecho, aqu parece existir un contraste importante con la situacinde Catalua, donde el ascenso individual parece excluido.b. Por lo que sabemos, la movilidad ascendente alcanza su culmen en laprimera mitad del siglo xvii: la crisis social y especialmente el desbarajustehacendstico de la monarqua abren innidad de cauces de ascenso: ventas deocios, seoros, alcabalas, pleitos de hidalguas, etc.19. En todo caso, serabueno realizar un esfuerzo de cuanticacin a partir de algunos indicadores:creacin de ttulos nobiliarios, fundaciones de mayorazgos, hbitos de rde-nes, creacin de seoros, etc.c. Como es habitual, sabemos muy poco por decir algo de la movi-lidad descendente, pero es ms que probable que fuera igualmente fuerte enlas mismas fechas. Aqu hay todo un campo de estudio en el que la documen-tacinnotarial (ventas de inmuebles, testamentos, declaraciones de pobres), ytal vez la de hospitales, permitan jar algunos ritmos y pautas.d. En este periodo es cuando ms importancia tienen los cargos munici-pales en los procesos de ascenso, mientras que desde nales del siglo xvii, ysobre todo en el siglo xviii, este papel se va desvaneciendo. De ello tenemosmuy diversos indicios coincidentes: cadas de precios de ocios tanto entr-minos monetarios como reales, quejas reiteradas sobre el abandono de losocios por parte de los mejores, aumento de las vacantes. Aeste respecto, esbien signicativo el caso de vila, donde se hace necesario introducir en I,,ouna serie de regidores trienales, elegidos por votacin, para paliar el absen-tismo: de los :I regidores slo , acuden con alguna frecuencia a las sesio-nes del ayuntamiento. La condicin social de los primeros electos es sucien-temente signicativa de esta degradacin: un guardia montado, eladministrador de la alhndiga, un agricultor y varios ganaderos, el obligadodel aguardiente(uncomerciante, ensuma), undepositariodepenas decmara, y un cerero y contero (artesanos de condicin modesta)20.Esta prdida de valor y sin duda de prestigio de los ocios municipa-les tiene varias explicaciones posibles. Domnguez Ortiz apuntaba sugerente-mente que fueron los recortes que el control del Estado introdujo en los ayun-tamientos los que contribuyerona frenar los abusos de los regidores y conellosel inters por beneciarse de ellos21. Lo cual, a contrario, nos dara algunas pis-tas de su elevada cotizacin en los siglos xvi y xvii.Sin descartar esta explicacin y est claro que la prdida de poder lleva-ra aparejada su prdida de utilidad como resorte de ascenso social, se meocurre como motivo complementario la aparicinde otras vas alternativas dedossiercouronne espagnole et magistratures citadines lpoque moderne10019Es la Espaa en almoneda de la que habla Marcos Martn, I,,8.20Martn Garca, I,,,, p. I::.21Domnguez Ortiz, :ooo, p. :,.ascenso, tambinrelacionadas conel reforzamiento del Estado aunque por vaindirecta: las ms claras son primero la carrera militar y secundariamente lajurdica, lo cual, dicho sea de paso, parece devolvernos a pautas intergenera-cionales de ascenso22.e. Por ltimo, a lo largo de toda la Edad Moderna, hay unrasgo constanteen los procesos de ascenso: la meta es la nobleza, y ms precisamente la aristo-cracia titulada. Qu otra podra ser? La nobleza no es slo el escalafn msalto de la clase dominante en la sociedad tardofeudal castellana, sino funda-mentalmente la fraccin hegemnica en el sentido que dio a este trmino A.Gramsci. Esa hegemona se traduce en el predominio de los valores nobilia-rios: su ideologa, sus formas de vida, el consumo ostentoso sin consideracina las condiciones del ingreso, el desprecio por las formas monetarias de lariqueza, la veneracin hacia la transmisin de los valores por la va de la san-gre, el servicio a la Monarqua no al Estado como funcin social legiti-madora, y por supuesto la conciencia de su propia preeminencia.Otra cosa es que la nobleza diste mucho de ser ese estamento cerrado yencastilladoenlosbastionesdel poderquepintanciertasversionesdelarefeudalizacin del siglo xvii23. Y otra cosa tambin es que esa hegemonadiste mucho de poder imponer de forma unilateral todas las reglas del juego,yqueborrecualquierrespuesta, porclandestinaquesea24. Perotambinparece indudable que enningnterritoriode laEuropamodernanisiquiera en Inglaterra se llegaron a generar hegemonas sociales alternati-vas a las de los valores aristocrticos. As pues, el trampoln debe asegurarsiempreel ascensohacialanobleza,contodoslosmaticesquequeramosintroducir en la denicin de sta.Como se ve, no es mucho lo que sabemos. O, dicho de modo ms positivo,tenemos ante nosotros un importante campo de investigacin.El poder municipal en los procesos de ascenso socialEntre los rasgos apuntados, es en ste en el que voy a detenerme ms. Dehecho, uno de los avances ms claros de los tremendos esfuerzos volcados enlas ltimas dcadas enestudios de historia local enla Espaa moderna es haberdesterrado el tpico del gobierno nobiliario en los ayuntamientos. ste eratodava muy visible en la obra magnca en tantos sentidosde donAnto-mauro hernndezayuntamientos urbanos, trampolines sociales10122Vase al respecto los trabajos de Andjar Castillo, I,,I y Gimnez Lpez, I,,o.23Hay pginas de inters enSoria Mesa, :ooo, aunque no puedo evitar cierto malestar res-pecto a unuso elitista?de los adjetivos cuando habla de linajes manchados, orgenes oscu-ros y nobles preclaros.24En ese sentido, creo que la nocin de hegemona puede resistir bien las atinadas crticas deScott, I,,o, siempre que efectivamente no hagamos de ella una lectura en la lnea del :,8, deOrwell, que por otro lado es un canto a la innata rebelda individual. El tema es apasionante,pero nos llevara lejos.nio Domnguez Ortiz, Las clases privilegiadas en la Espaa del Antiguo Rgi-men, donde armaba que, desde los Reyes Catlicos hasta las reformas de Car-los III, la inuencia del elemento popular en los concejos no ces de dismi-nuirenbeneciodel aristocrticodurantetodaladuracindel AntiguoRgimen25. En cambio, en obras ms recientes haba recticado esta visin;as, al hablar de los concejos andaluces, que calicaba como de los ms aristo-cratizados de Espaa, aada que en todo caso no puede decirse que fueranoligarquas cerradas porque, a favor de la venta de ocios, se haban introdu-cidomuchasfamiliasdeorigenmesocrtico26. Enel quequizfuerasultimo trabajo de sntesis, apuntaba el papel de los ayuntamientos en los pro-cesos de ascenso social:Mientras crece el prestigio de la grandeza, disminua el de los gradosnobiliarios inferiores: la simple hidalgua comportaba benecios y todoaquel que sobresala en poder y dinero procuraba adquirirla, pero nopor el desacreditado mtodo de la compra, sino por mecanismos fci-les de dominar a los que tenan mando en los ayuntamientos27.Ese papel de los ayuntamientos que sealaba Domnguez Ortiz se concretaen al menos seis mecanismos.En el reconocimiento jurdico de la hidalgua: son los ayuntamientos quie-nes confeccionan padrones de hidalgos, listas de exentos de pechos, o bienadmiten a los vecinos a cargos reservados a los hidalgos, o les reconocen otrosprivilegios (como la famosa blanca de la carne de Sevilla). En Madrid, porejemplo, en fecha tan tarda como I,,I, los Estatutos del estado de CaballerosHijosdalgo de Madrid reconocen (art. I) que es el ayuntamiento quien reco-noce la condicin de hidalgo, incluso antes que las sentencias de la Sala deHidalgos de la Chancillera de Valladolid28.Ligado a esto, los concejos refrendan la calidad de hidalgo del aspirante a unocioderegidor enlas numerosas ciudades dondeexistanestatutos denobleza. Quienpasalas averiguaciones pertinentes ybastaleer unadocenadeellas paracomprobar qu clase de farsaeranquedareconocidocomonoble29.En tercer lugar, el desempeo de los ocios municipales abre las puertas alas recompensas de los monarcas, las famosas mercedes como los Mercedesde hoy, ms status symbol que benecio econmico, ya sea por servicios s-dossiercouronne espagnole et magistratures citadines lpoque moderne10225Domnguez Ortiz, I,,,, p. I::. El mismo tpico en Torras i Rib, I,8,, p. ,,.26Domnguez Ortiz, I,,,, p. I,.27Domnguez Ortiz, :ooo, p. :,o. He aqu un reejo tanto de la honestidad intelectual dedon Antonio como de su impecable conocimiento de la produccin historiogrca. Con sumuerte, probablemente hayamos perdido al mejor de los historiadores coetneos de la Espaamoderna.28Archivo Histrico Nacional, Seccin Estado, leg. ,.oI.29Hernndez, I,8,. Insiste sobre lo mismo, con buenos ejemplos, SoriaMesa, :ooo,pp. I:,-I,.cales (la aprobacin de impuestos, servicios de Cortes o de otro tipo) o porservicios polticos y militares (como las mercedes derramadas por Felipe V alos regidores de Madrid tras la Guerra de Sucesin). Este tipo de recompensasincluyen claros atributos de nobleza, como los hbitos de rdenes militares,empleos cortesanos o incluso ttulos de conde o marqus.La visibilidad social especialmente notoria en los ceremoniales urbanos,pero no slo es otra faceta en la que el desempeo de los cargos municipa-les contribuye al ennoblecimiento. La presencia enlos balcones de las estas detoros, los palcos en los corrales de comedias, en ocasiones solemnes como elAuto de Fe de Io8o, y en procesiones y entradas reales son algunos ejemplos.Enel caso de Madrid, esta visibilidadse reeja muy especialmente enlas entra-das reales y anualmente en la procesin del Corpus, en la que los regidoresportan las varas y cordones del palio bajo el que camina el rey, en vecina cer-canaaste. AnlogafuncinlescorrespondienlaprocesinconlaqueMadrid recibi en Io:, al prncipe de Gales, reejada en un precioso grabadoalemn de la poca30.Otromecanismoresideenlas facilidades queofrecenlos empleos degobiernourbanoparael enriquecimiento, yaseaenlos negocios del abastoodelarrendamiento de rentas, en el aprovechamiento privilegiado de los patrimo-nios rsticos concejiles o incluso en los negocios inmobiliarios. Y no hay queolvidar que la riqueza, y suostentacin, sonatributos capitales de la nobleza.Finalmente, el acceso a las redes de sociabilidad de las lites an muypoco estudiado pero importantsimo es otro mecanismo fundamental. Eltrato frecuente conlos altos funcionarios, el acceso a cofradas o a tertulias dis-tinguidas, las ceremonias conjuntas con las rdenes militares o los juegos decaas, toros o sortijas, donde participancuadrillas nobles y municipales enpiede igualdad. Un ejemplo de Crdoba resulta bien signicativo: la Cepa, o elderecho a recibir un redoble especial de las campanas de la catedral, reservadoen principio a los linajes ms antiguos de la ciudad, se conceda de hecho pormecanismos de cooptacin dentro de la lite ciudadana31.Todo esto es relativamente bienconocido, aunque plantea una cuestinqueno he visto tratada antes: por qu los ayuntamientos y no otras institucionesu organismos? Es una pregunta que me he planteado a menudo, y la respuestaprovisionalque se me ocurre alude a que sonel primer escalnenel ejer-cicio del poder, y que su proximidad a la poblacin (su visibilidad, por tanto)y el tipo de asuntos abordados (la regulacinde la actividad econmica, la ges-tin scal, la ordenacin urbana, la vigilancia de las calles) los hacen especial-mente aptos para esta funcin. Por otro lado, al menos para el caso de Casti-lla, habra que preguntarse: si no era enlos ayuntamientos, dnde? No existenmauro hernndezayuntamientos urbanos, trampolines sociales10330Siguen faltando trabajos analticos sobre el tema; salvo el magnco de Ro Barredo,:ooo.31Soria Mesa, :ooo, pp. I,-Io y I,-I,o.enla mayora de las ciudades castellanas, que se me ocurra al menos, otras ins-tituciones o instancias que hubieran podido hacer sombra a los concejos: nolo eran los gremios, ni siquiera las cofradas, ni tampoco existan, al menosdesde nes del siglo xvi, agrupaciones territoriales operantes que permitierancimentar bandos u otra cosa parecida.Poder poltico, ascenso socialTodoellonos lleva a una segunda cuestinde inters: por qu esos ascenso-res-palancas-trampolines del ascensosocial pasannecesariamente por el poderpoltico, y en concreto por los aparatos del Estado? O dicho en trminos mssociolgicos: por qu tantos de los indicadores/atributos del estatus social(bienes/recompensas, en la jerga funcionalista) tienen tanto que ver con elEstadoy el poder poltico? De hecho, es as. Unsencillodiagrama permite mos-trar cmo el Estado ocupa unpapel central entodos los atributos que caracte-rizan(mejor dicho, distinguen) a las lites enla Espaa moderna (g. I).dossiercouronne espagnole et magistratures citadines lpoque moderne104Riqueza.Cargos municipalesmenores.Empleos religiosos(cofradas, inquisicin).Oficios lucrativos(secretaras, abastecimientos,arrendamientos de diezmos,administracin de casasnobles)Hidalgua.solariega.de privilegio.notoria (litigadaen Chancilleras)Oficiosmunicipalesde gobierno(regidores,jurados)MAYORAZGOEmpleosde CorteOtrosempleosestatalesHbitosrdenesMilitaresTtulonobiliario(marqus,conde,duque)En todos estos atributos, salvo quiz en los menores y no siempre en elenriquecimiento, el papel del Estado es fundamental: la hidalgua recibe elrespaldo denitivo en las chancilleras, los cargos de gobierno son ocios rea-les otorgados mediante real cdula, aunque estn privatizados, el mayo-razgo debe ser aprobado en su fundacin por otra disposicin real, y ademsexige para una gestin ecaz la obtencin de licencias para imponer censos oenajenar partes de su patrimonio. Yqu decir de los empleos de Corte y otrosestatales, los hbitos de rdenes o, nalmente, los ttulos de nobleza, que sonla ms alta de las mercedes que el rey otorga?Ahorabien, unavezconstatadoestehecho, habraquepreguntarsedenuevo sobre la direccin de los ujos. De otro modo son antes los atributosdel poder (poltico) o los mecanismos del ascenso (social)? A este respecto,existe a mi entender un problema de visibilidad derivado del registro docu-mental que nos ha quedado, y por tanto un problema de ptica.Fig. I. Esquema de los mecanismos de ascenso social en la Castilla moderna.Tengola impresinfrutodel estudiode la oligarqua urbana madrileadequeantes ypor debajodel reconocimientoformal queimplicatodaestagamade atributos, hayunos procesos de ascensosocial que se asientan, fundamental-mente en la riqueza y subsidiariamente en el reconocimiento de los pares. Seproducen, por tanto, fenmenos de cooptacin en las lites que son los queluegoautorizanolegitimanalos sectores ascendentes aaspirar alos atributos(bienes/recompensas) visibles del ascensosocial. Pero, insisto, ste se ha produ-cidoantes enmbitos muchoms informales redes de sociabilidad, prestigiolocal y los atributos derivados del poder poltico slo vienen a refrendarlo.Estocoincide enparte conloexpresadopor J. Fayardy M. C. Gerbet:Limportance donne aux dpositions des tmoins dans les probanzas[de nobleza] montre bien que ce qui compte, avant tout, cest lopinionpublique et la reconnaissance des pairs32.Probablemente sea el matrimonio con los miembros de la lite muchasveces previoel indicador ms claro de que esa admisin en el grupo viene deatrs. En ese sentido, discrepo de muchos de mis colegas que consideran elmatrimonio como un mecanismo de ascenso: a mi entender, el matrimonio esms bienla prueba ltima, la piedra de toque del ascenso, la que nos revela biendndeestcadaunadelas partes, pues sloseconcibecomoenlaceentreiguales.Lo que este esquema reeja forma parte del saber comn de los historiado-res de la Espaa moderna: constituye los pasos de lo que Enrique Soria calicacomo ascensos de manual33.El problemaesquenuestrasvisionesnosiempredistinguenadecuada-mente lo que podramos llamar canales, vas o itinerarios de ascenso social,conlas recompensas o atributos que conrman, sancionano hacenvisible esteascenso. Los atributos de la preeminencia social se confunden con el procesomismo del ascenso, que es mucho ms complejo.En este sentido, me parece que es obligado distinguir al menos tres elemen-tos: procesos bsicos, mecanismos de ascenso y recompensas/atributos de ste.Los procesos bsicos son los que preceden a todo ascenso, y creo que puedendescribirse perfectamente como procesos de acumulacin de capital: ya seaste capital cultural (que se acumula por la va del mrito intelectual, la for-macin o el estudio), capital econmico (que se adquiere fundamentalmenteen los negocios, en el trato, como apunta Lope de Vega) o bien capital social34.Este ltimo es el ms complicado de apuntar cmo se acumula, aunque lasrelaciones privilegiadas, el acceso a los crculos de la lite puede venir porlas vas ms dispares, muchas de las cuales tienenque ver conlos servicios per-mauro hernndezayuntamientos urbanos, trampolines sociales10532Fayard y Gerbet, I,8,, pp. o8.33Soria Mesa, :ooo, pp. IoI-I:. La expresin, por ejemplo, en p. Io,.34Por si acaso alguien no se hubiera dado cuenta, tomo estas caracterizaciones de los distin-tos tipos de capital de Pierre Bourdieu. Puede verse, en concreto Bourdieu, I,88.sonalesalospoderosos: piensoenlacomadronadelareinaqueconsigueaupar a su marido, un simple arquero de la guardia, y a sus hijos hasta losempleos de regidores35y los hbitos de las rdenes militares. Pero tambinpienso en los confesores reales y su capacidad para generar redes de patro-nazgo, o en casos ms llamativos de personajes como Rasputn en la Corte deRusia (que por cierto, no fue un personaje tan extraordinario: tuvo al menosun antecesor, un taumaturgo francs mimado por la zarina debido a su per-manente angustia por la hemolia del zarevich), o incluso las relaciones privi-legiadas que los militares africanistas tenan en Palacio durante el reinado deAlfonso XIII en Espaa. Y me estoy limitando a sealar ejemplos de vnculoscon el monarca, pero los hay tambin con otros personajes poderosos que lesabren las puertas de grupos sociales selectos, lo que les da acceso a relaciones,informacin privilegiada y oportunidades de negocio.Ms all de esta acumulacin de capital (previa y bsica) se despliegan losdistintosmecanismosdeascenso, muchomscambianteshistricamente,pero que tienen un carcter claramente social y signican en su mayor parteprocesos de cooptacin dentro de los grupos dominantes. Cules son esosmecanismos? El primero, y ms obvio, es el matrimonio: es la piedra de toquequediscriminaentreclasessociales.Igual queentrelasespeciesanimalesrepresenta la capacidad para tener descendencia frtil (todo lo que se puedecruzar es de la misma especie, todo lo que no, no lo es), el enlace desempeaun papel anlogo en las relaciones sociales. Todo matrimonio es, por deni-cin, endogmico: nadie se casa fuera de su grupo social. Por eso, los excep-cionales mismarriages son tan perturbadores socialmente. Por eso, una buenaboda aunque en apariencia desigual casi siempre revela un equilibrioentre las aportaciones de los contrayentes y sus respectivos entornos. InclusounmatrimoniodesigualcomoeldellimeoPablodeOlavideconunaviuda riqusima, que le sacaba ms de :o aos puede acabar no sindolotanto: de hecho, hoy nadie se acuerda de D.aIsabel de los Ros y en cambio aOlavide acaban de dedicarle una Universidad en Sevilla36. Aparte del matri-monio, la entrada en crculos de sociabilidad de las lites es otro claro ejemplode mecanismo cooptador: me viene a la cabeza la minuciosa descripcinde lasprcticas de inclusin/exclusinde la buena sociedadneoyorquina de nes delsiglo xix reejada en la novela La edad de la inocencia, de Edith Wharton. Enese sentido, el estilo de vida que debe desplegarse no es tanto un mecanismode ascenso como un medio por el que se demuestra conocer las reglas deljuego, y por supuesto disponer del dinero y del tiempo necesarios para estosrituales. Tales estilos de vida requieren normalmente desembolsos importan-tes, pero eso no es lo ms importante.dossiercouronne espagnole et magistratures citadines lpoque moderne10635Hablo de la comadre Ayala en Hernndez, I,,,, p. I,I.36Sobre Olavide y sus andanzas, sigue gustndome ms que otras cosas la obra de Defour-neaux, I,,, (sobre la boda en particular, pp. ,-,I).Obviamente, hay otros mecanismos de integracin: multitud de ellos, muycambiantes histricamente y de unas sociedades a otras, pero entiendo que lacategora es sucientemente slida. En el caso de la Castilla del siglo xvi alxviii, las ventas de ocios se han considerado tradicionalmente como uno deestos mecanismos. Sin embargo, me interesa resaltar de nuevo el fuerte com-ponente de cooptacin que entraan: cuando era el rey quien venda los o-cios, porque quienes deban recibir al nuevo miembro podan aceptarlo debuen grado o bien ponerle todo tipo de trabas (como se haca por ejemplo atravs de la aplicacin discrecional de los estatutos de nobleza y de la limpiezade los ayuntamientos), y cuando las ventas eran entre particulares, como erahabitual en toda la Edad Moderna. Es fcil intuir que funcionaran formassutiles de presin sobre el vendedor y de cooptacin hacia el comprador demodo que, al nal, era el grupo de regidores el que decida quin se sumaba aellos. Y, si algo fallaba, de nuevo poda recurrirse a aplicar el estatuto37.Por ltimo, tras los procesos bsicos y los mecanismos de cooptacin estnlas recompensas/atributos del ascenso. Aqu s entra la nmina de elementossintetizados en el diagrama ttulos, cargos, hbitos, etc., stos de nuevosumamente cambiantes a lo largo del tiempo y del espacio. Son, por otra parte,el aspecto ms visible, la punta del iceberg de los procesos de ascenso social. Eslo ms estudiado, aunque sin duda an podra sacarse mucho jugo del anli-sis de estos atributos.Unavezsentadoquelofundamental sonlosprocesosdecooptacinsocial (insisto, es para m lo bsico) y los procesos previos de acumulacinde capital, cabe preguntarse desde otra perspectiva por el papel del Estado.En primer lugar podramos preguntarnos: hay procesos de acumulacinde capital poltico, previos al ascenso y por tanto bsicos? No lo creo pro-bable, aunque slo sea porque, en las historias de vida que conocemos elaccesoaloscargos, alpoderpoltico, suelellegarsiempreocasisiempredespus o incluso mucho despus de los procesos de acumulacin ini-cial y de las cooptaciones que marcan el ascenso. El papel del Estado o delpoderpoltico, engeneralparececorresponderfundamentalmentealmbito de las recompensas.Que su papel sea tan importante en este terreno no debera extraarnos.Podra ser de otra manera? Quin, sino el Estado o las formas corres-pondientes del poder poltico, otorga, distribuye, sanciona, los signos delreconocimiento social? A este respecto, no tengo las ideas tan claras, aunqueencajabienconlosviejosesquemasmarxistasdesuperestructuraybase,dondeloeconmicoylosocialprecedenycondicionanlaesferapoltica.Tampoco me convence la respuesta tradicional de la historiografa cuandomauro hernndezayuntamientos urbanos, trampolines sociales10737Sobre ventas en general, vase Hernndez, I,,,, pp. :-,:. Creo haber demostrado elfuncionamiento de las pruebas de estatuto en Hernndez, I,,:; comparte esta visin Mar-cos Martn, I,,,, pp. :8I-:8o.dice que dominio poltico y preeminencia social se dan la mano, sin que unapreceda al otro; la cuestin no est tan clara. En poca de Luis XIV se deca,pointdenoblesse, pointdeMonarchie,peronomenosciertoseraarmarque point de Monarchie, point de noblesse. En otras palabras, el sistema de atri-bucin de recompensas en la sociedad moderna pasa por la Monarqua, peroa su vez la monarqua arraiga y medra en esa sociedad estamental. Y si no, quese lo pregunten a los monarcas espaoles, que creaban ttulos con un entu-siasmo digno de mejor causa.La reexinal respecto me devuelve a nuestras sociedades contemporneas(de clase, capitalistas, liberal-democrticas). Enellas, creemos, los procesos deascenso social se mueven en el mbito de la sociedad, es decir, al margen o enparalelo a los mecanismos estatales de atribucin de recompensas. Es cierta-mente as? Seguramente, pero si lo pensamos bien, ocurre que buena parte delos cuarteles de nobleza social ennuestros tiempos pasanpor el Estado o susaledaos. Pensemos en esos cuarteles de nobleza de nuestros das, y soy cons-ciente de estar citandoal difuntoPierre Bourdieu, merecedor de homenajes dems sustancia que ste: los ttulos educativos, universitarios, los premios, aca-demias y otros reconocimientos ociales en el mbito de la cultura, la visibili-dadsocial que enbuena parte se construye a partir de los medios de comunica-cin(lastelevisiones)pblicos, desdeluegoelpoderpolticoderivadodecargos electos ode designacinministerial. Inclusola riqueza que es, sinduda,el principal de los atributos peroel menos legtimopor s solo, es enparte resul-tado de un pacto con el Estado en sistemas scales donde los tipos marginalesde los impuestos se acercan al ,o%, igual que a participacin del gasto pblicoenel PIB. La analoga me parece reveladora, porque muestra a la vez la centrali-dad de las recompensas estatales y su supeditacin a mecanismos ms infor-males, previos y muchoms sociales.Contodo, insisto, eneste momento no me atrevera a dar una respuesta quevaya ms all de loexpuesto.Problemas del ascenso socialAunque la discusin de los conceptos conviene plantearla al principio, soypor lo comn remiso a empezar por la teora. As, como en este asunto delascenso corren como vlidos una serie de asunciones y planteamientos impl-citos que nos permitenentendernos sincuestionar las bases tericas, he prefe-rido hacer la exposicinde los problemas desde una ptica histrica, y dejar lareexin conceptual para el nal.Con todo, es obligado preguntarse por la nocin misma de ascenso omovilidad social que tomamos los historiadores demasiado a menudo deforma irreexiva, o peor, inconsciente de la sociologa. Pero no de una socio-loga cualquiera, sino de la tendencia dominante en la sociologa anglosajonala mainstream sociology que es la funcionalista.dossiercouronne espagnole et magistratures citadines lpoque moderne108Como no soy socilogo, aunque a veces me interesa leer sus trabajos, mebasarenlamuyargumentadacrticaquedelanocinfuncionalistadelascenso social y sus anclajes en la teora de la estraticacin socialha for-mulado Lorenzo Cachn Rodrguez en su Movilidad social o trayectorias declase? Elementos para una crtica de la sociologa de la movilidad social.Cachn describe con detalle el concepto funcionalista, trazando su gne-sis histrica y sus bases tericas, lo que permite apreciar en qu medida lasnociones corrientes entre los historiadores se anclan en esta visin, aunquesea de modo inconsciente. Y lo que Cachn viene a resaltar son los proble-mas que esta nocin encierra. En primer lugar, por los presupuestos en losque se basa: fundamentalmente el de considerar a la sociedad como un mer-cado nico, donde las diversas situaciones personales tienden a homoge-neizarse (como los productos en un mercado), cuando la estructura de lasociedad se aproxima ms bien a una serie de mercados parciales (cultural,poltico, econmico), no todos bien conectados, y a la vez, an mercadosmuysegmentados,dondelasreglasyoportunidadessonmuydiferentesparalosdistintosagentesqueenl semueven: hombres/mujeres, blan-cos/negros, jvenes/ancianos.Por otro lado, la sociologa funcionalista parte del individuo como unidadde anlisis, pero introduce ocasionalmente a la familia como agente bsico.ste es un problema muy tpico cuando estudiamos histricamente los pro-blemas de ascenso social, que solemos centrar sobre todo enlas familias, y slocuandotenemosdatossucientesparaindividualizar, enalgncasoquenunca ser ilustrativo, precisamente porque es todo lo contrario, excepcional.De hecho, resulta ser un problema sumamente acuciante el que no se hayaresueltoanquineselsujetodeestudio: individuosofamilias?Pocosepodr avanzar mientras soslayemos cuestiones bsicas como sta.El tercer presupuesto problemtico de los funcionalistas se comenta por smismo: suconcepcinde la igualdad como simple igualdad de oportunidadesen origen, mientras que la desigualdad en la condicin de las personas es con-cebida como undato unhecho dado, que no se presta a otra reexinqueno sea clasicar sus grados o caractersticas.Comoresultadodeestos presupuestos perotambindesupropiodesarrollo como disciplina, la sociologa funcionalista plantea sus anli-sisenunaperspectivaqueresultasumamenteinsatisfactoria.Enprimerlugar, porque equipara la movilidad social a la movilidad ocupacional: seconsidera que la ocupacin es un indicador sinttico de otros elementos nivel de renta, de estudios, etc. pero nunca se ha demostrado seriamenteque lo sea. Y ello es mucho ms complicado an para las sociedades prein-dustriales que nos ocupan aqu, donde buena parte de los smbolos de esta-tus estaban completamente desligados de las ocupaciones. Es ms, la ocu-pacin(el empleo, ladedicacinprofesional)eraunindiciototalmenteinadecuado. Al comienzo de este texto me he referido a las dificultades demauro hernndezayuntamientos urbanos, trampolines sociales109establecer cuadros de clasificacin social y los problemas de las divisionesocupacionales, que parecen servir sobre todo para los estratos inferiores dela tabla, pero que se diluyen y confunden en los superiores.Otro problema que se deriva de los anlisis funcionalistas y eso es anms claro en los estudios histricos es que se tiende a ignorar la movilidadsocial descendente (aunque se haga siempre hincapi retrico en que debetenerse en cuenta). Y eso tampoco es una opcin terica balad, ni sus reper-cusiones ideolgicas son insignicantes.No pretendo resolver con esto los complejos problemas abordados, pero sllamar la atencin sobre su existencia. Y tal vez proponer una alternativa, quepasara por el abandono de las categoras de la sociologa funcionalista, insa-tisfactorias para el anlisis de las sociedades actuales pero sencillamente inser-vibles para el trabajo histrico.Mucho ms fecundas me parecenlas vas que propone Pierre Bourdieu, quepasan por una concepcin de la sociedad como una estructura de clases (nocategoras ocupacionales, sin ms), ordenadas en torno a tres ejes: el del capi-tal econmico (riqueza, renta, etc.), el del capital cultural (complejo de habi-tus, conocimientos, cultura, gusto), y el del capital social (relaciones sociales,honorabilidad, respetabilidad). A su vez, cada uno de estos tres ejes se debenconsiderar en tres dimensiones: el volumen del capital (cuanticable a veces,pero no siempre), su estructura (peso y jerarqua de sus componentes) y ms delicada, pero no menos importante, la evolucin de ambas (volumeny estructura) a lo largo del tiempo.Sin duda, existen otros autores que nos ofrecen visiones ms complejas dela estructura y el movimiento en la sociedad. Me limito a sealar, de los que heledo, el que me resulta ms sugerente.Yo creo que una visin de este tipo sera mucho ms fecunda, aunque tam-bin ms complicada de poner en pie de cara a un estudio histrico. Esto nospermitira incluir, sin graves conictos, el tpico literario y poltico de toda laliteratura del Siglo de Oro, y probablemente de toda la literatura mundialdesde la Iliada hasta Todo un hombre, de Tom Wolfe: el lamento por el domi-nio de la riqueza sobre el linaje y la virtud. Est en boca de Sancho Panza: doslinajes solos hay en el mundo, el tener y el no tener, y de nuevo en los versosde Lope en La dama boba:No ves que el sol del dinerova del ingenio adelante?El que es pobre, se es tenidopor simple; el rico, por sabio.No hay en el nacer agravio,por notable que haya sido,que el dinero no lo encubra,ni hay falta en naturalezaque con la mucha pobrezano se aumente y se descubra.dossiercouronne espagnole et magistratures citadines lpoque moderne110Insisto en que es un tpico, probablemente ms universal de lo que parece.Perosuvigencia es perfectamente compatible conel discursosocial de la hege-mona nobiliaria, basada exclusivamente en la sangre (igual que en nuestrassociedades el dominiode clase de los propietarios de los medios de produccines compatible con el discurso social que basa la preeminencia en el mrito).En todo caso, un anlisis basado en los parmetros de Bourdieu invita adejar de pensar en la movilidad social en trminos meramente de ascenso (yocasionalmente de descenso) para concebirlos como desplazamientos latera-les, dentro del plano social, pasando de unas reas donde priman ciertos tiposde capital a otras donde la proporcin de ingredientes en el cctel es algo dis-tinta. Por eso, Bourdieu habla ms que de ascenso, de reconversin social.Ello viene a recordarnos que lo que hay por debajo de la ocupacin delespacio social son las dotaciones relativas de esos capitales entre los agentesimplicados, y que la poltica y lo poltico son una derivacin de esa estructurade clases. Por tanto, el papel del Estado o de los municipios en los pro-cesos de ascenso social debe concebirse en otros trminos, sabiendo que losprocesos de movilidad se libran, no en el mbito poltico, sino en otros mbi-tos, aunque buena parte de los atributos o recompensas que lo jalonan s seotorgan en ese campo de lo poltico.Hasta aqu, me temo, ms asuntos para la reexin que conclusiones cier-tas. Claro que eso es lo divertido de este trabajo.BibliografaAmelang, James S. (I,8o), La formacin de una clase dirigente. Barcelona(:,,o-:,:,), Barcelona.Amelang, James S. 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