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ASPECTOS CONCEPTUALES SOBRE POLITICA CAMBIARIA RELEVANTES PARA AMERICA LATINA ANDRES SOLNANO Página 1. DEVALUACIOK: ENFOQUES TEORICOS Y EVIDENCIA EM- PIRICA 218 A. Enfoques de demanda B. Enfoques de oferta C. Evidencia empírica sobre efectos de una devaluación D. Opciones de política frente a devaluaciones contractivas (y expansivas) 218 220 221 222 2. SISTEMAS Y ARREGLOS CAMBIARIOS 225 A. Tipo de cambio indexado o “crawling peg” B. Tipos de cambio duales, mercados paralelos y otros arreglos cambiarios 1) Tipos de cambio duales 2) Tipos de cambio múltiples y mercados negros o “paralelos” C. Garantías cambiarias e instrumentos financieros domésticos en dólares 226 228 228 229 230 3. TIFO DE CAMBIO REAL DE EQUILIBRIO 231 A. Enfoque de paridad de poder de compra (PPP) 231 B. Enfoque de equilibrio en los mercados de activos 232 C. Enfoque de equilibrio externo y equilibrio interno 234 D. Enfoque de determinación intertemporal de la cuenta corriente 235 4. ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES SOBRE POLITICA CAh4BIARIA 237

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ASPECTOS CONCEPTUALES SOBRE POLITICA

CAMBIARIA RELEVANTES PARA

AMERICA LATINA

ANDRES SOLNANO

Página

1. DEVALUACIOK: ENFOQUES TEORICOS Y EVIDENCIA EM- PIRICA 218

A. Enfoques de demanda B. Enfoques de oferta C. Evidencia empírica sobre efectos de una devaluación D. Opciones de política frente a devaluaciones contractivas (y

expansivas)

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2. SISTEMAS Y ARREGLOS CAMBIARIOS 225

A. Tipo de cambio indexado o “crawling peg” B. Tipos de cambio duales, mercados paralelos y otros arreglos

cambiarios 1) Tipos de cambio duales 2) Tipos de cambio múltiples y mercados negros o “paralelos”

C. Garantías cambiarias e instrumentos financieros domésticos en dólares

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228 228 229

230

3. TIFO DE CAMBIO REAL DE EQUILIBRIO 231

A. Enfoque de paridad de poder de compra (PPP) 231 B. Enfoque de equilibrio en los mercados de activos 232 C. Enfoque de equilibrio externo y equilibrio interno 234 D. Enfoque de determinación intertemporal de la cuenta corriente 235

4. ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES SOBRE POLITICA CAh4BIARIA 237

ASPECTOS CONCEPTUALES SOBRE POLITICA

CAMBIARIA RELEVANTES PARA

AMERICA LATINA*

ANDRES SOLIMANO

La reciente crisis del sector externo que ha afectado a la mayoría de las economías latinoamericanas ha traído nuevamente a la discusión, con renovada importancia, el tema de la política cambiaria.

Los atrasos cambiarios asociados a significativos déficit de cuenta corriente y a procesos de acelerado endeudamiento externo, las deva- luaciones masivas realizadas en el contexto de severos shocks internos no acomodables con financiamiento externo adicional, las complica- ciones introducidas por las fugas de capitales y la deuda denominada en moneda extranjera, la necesidad de establecer sistemas cambiarios que promuevan el equilibrio externo, en un contexto de estabilidad y cre- cimiento, son elementos que sirven como motivación para este trabajo.

El trabajo consiste en una discusión sobre tres temas (hay más, indudablemente) que aparecen como particularmente relevantes para una discusión sobre tipo de cambio en América Latina en la actualidad.

Los temas escogidos se refieren a: (i) los efectos macroeconómi- cos de las devaluaciones, (ii) el diseño y las propiedades de sistemas y arreglos cambiarios pertinentes para economfas latinoamericanas, y (iii) el examen de distintos enfoques para la determinación de tipos de cambio de equilibrio.

El trabajo se organiza en cuatro secciones. En la sección 1 se dis- cuten distintos enfoques sobre los efectos macroeconómicos de una devaluación, distinguiendo entre enfoques de demanda y enfoques de oferta. Enseguida se revisan distintos estudios empfricos disponibles sobre el impacto de devaluaciones sobre el nivel de actividad, los pre- cios y la balanza comercial.

En la sección 2 se examinan varios sistemas cambiarios, i.e. tipo de cambio libre, fijo y tipo de cambio indexado, para pasar enseguida a modalidades cambiarias “no tradicionales” pero de considerable rele- vancia actual, como son la existencia de tipos de cambio duales o múlti-

* 9 agradece a René Cortázar, Ricardo Ffrench-Dava, Raúl E. Sáez, Ernesto Tironi, Roberto Zahler y participantes del Taller de Macroeconomía de CIEPLAN los comentarios a una primera versión de este trabajo.

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ples y de mercados negros (o paralelos) para el dólar. La discusión de es- ta sección termina con un análisis de distintas opciones de “dolarización interna” a traves de la creación de cuentas bancarias en dólares, la emi- sión de bonos del gobierno en moneda extranjera y la institución de se- guros cambiarios, como instrumentos orientados a evitar fugas de capi- tales.

En la sección 3 se analizan distintos enfoques sobre la determina- ción de tipos de cambios de equilibrio. Al respecto se analizan cuatro metodologías: (i) el enfoque de paridad de poder de compra: (ii) el enfoque de equilibrio en los mercados de activos; (iii) el enfoque de equilibrio externo y equilibrio interno; y (iv) el enfoque de determina- ción intertemporal de la cuenta corriente. El trabajo termina con algu- nas consideraciones finales sobre politica cambiaria.

1. DEVALUACION: ENFOQUES TEORICOS Y EVIDENCIA EMPIRICA

Los ajustes discretos del tipo de cambio, i.e. devaluaciones, se rea- lizan, en general, para modificar el tipo de cambio real de modo de me- jorar la cuenta corriente en situaciones en que existen desequilibrios de balanza de pagos. Asi la devaluación es un instrumento, por exce- lencia, orientado al logro del equilibrio externo.

No obstante, considerable atención han recibido en la literatura dos efectos macroeconómicos asociados a las devaluaciones, esto es, su im- pacto inflacionario y sus efectos sobre el nivel de actividad.

El impacto inflacionario de las devaluaciones es visualizado a tra- ves del aumento del costo doméstico de los insumos importados y a través de incrementos en los salarios nominales en presencia de mecanis- mos de indexación.

Un caso límite sería aquel en que los aumentos del tipo de cambio son traspasados integramente a los precios domésticos, dejando in- alterado el tipo de cambio real. Lo que podria ocurrir en condiciones de indexación salarial de 1 OO por ciento. Sin embargo, este caso es más bien extremo, ya que basta que los reajustes salariales se otorguen en períodos discretos de tiempo, i.e. cada seis meses o un año, para que el tipo de cambio real se modifique, entre períodos, después de las deva- luaciones aún en presencia de indexación completa de remuneraciones.

Por otra parte, en modelos en que el nivel de precios se determina endógenamente por la demanda y oferta agregadas. el impacto intla- cionario de la devaluación, ademas de sus efectos sobre el nivel de ac- tividad, depende, crucialmente, del impacto de éstas sobre la demanda efectiva y la oferta agregada.

k ENFOQUES DE DEMANDA

Una devaluación sera expansionaria, es decir, elevará el ingreso real doméstico, si el incremento en el valor de las exportaciones excede al aumento del gasto en importables; ambos medidos en moneda do- mestica. Es decir. si los efectos de sustitución de gasto (desde exporta- bles e importables a bienes domésticos) son dominantes. El modelo

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estándar que produce este resultado supone el producto determinado por la demanda, precios domésticos fijos y se concentra en el valor de las elasticidades precio de la balanza comercial (condición de Marshall- Lerner). El relajamiento de algunos de estos supuestos ha llevado a dis- tintos autores a plantear la posibilidad de que las devaluaciones reduz- can el gasto interno más que aumentarlo, pudiendo ser. por lo tanto, contraccionarias. Hirschman (1949) fue probablemente el primero en mostrar la posibilidad de una devaluación contraccionaria a partir de una situación de déficit inicial de la balanza comercial. En este caso una devaluación puede llevar a una reducción de ingreso real en la me- dida en que el incremento del gasto en importables exceda el incre- mento en los ingresos de exportación. Otro canal por el cual una de- valuación puede afectar adversamente el nivel de actividad es ofrecido por Díaz-Alejandro (1963). Usando un modelo de tres bienes: exporta- bles, importables y no transables. suponiendo una estructura de comer- cio relativamente rfgida a variaciones en precios relativos y propensio- nes a consumir mas altas para perceptores de salarios que de rentas del capital, este autor muestra que una devaluación puede reducir el nivel de actividad. El mecanismo de transmisión para producir este resultado es una redistribución de ingresos desde el trabajo al capital o a tenedo- res de tierra, grupos con propensiones relativamente mas bajas al con- sumo.

Krugman y Taylor, K-T (1978) han sintetizado esta literatura so- bre impactos contraccionarios de una devaluación llamando la aten- ción a un tercer mecanismo, el impacto fiscal de la devaluación, a tra- ves del cual esta puede afectar negativamente el gasto interno. Según K-T, este resultado se originaría por la redistribución de ingresos desde el sector privado al gobierno, el que puede tener una propensión al aho- rro unitario en el corto plazo,

El impacto monetario de la devaluación también ha sido objeto de considerable atención en la literatura (Johnson, 1972). En el modelo monetario una devaluación eleva el nivel de precios domestico, a tra- ves de una ecuación de paridad de poder de compra, lo que, en ausen- cia de acomodación completa de la política monetaria. reduce el stock de saldos reales, eleva la tasa de interes real, deprimiendo la inversión y la absorción doméstica en el corto plazo. En el largo plazo, en este mo- delo, la contrapartida monetaria del superávit de balanza de pagos origi- nado reestablecería el stock real de dinero predevaluación, eliminando así el impacto restrictivo inicial de la devaluación sobre el gasto agre- gado.

Una extensión al enfoque monetario de la devaluación se ha cen- trado en el impacto de esta sobre el stock real de riqueza (la que inclu- ye otros activos fuera del dinero). Este efecto adquiere especial rele- vancia en economías con deuda externa y que han depreciado el tipo de cambio, afectando así el stock real de riqueza neta de la economfa. A nivel agregado hay que balancear el incremento del valor del stock de capital en transables y de la riqueza de los tenedores netos de dóla- res, con el aumento del valor real de la deuda contraída en moneda ex- tranjera, tanto por el sector público como por el sector privado, para

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determinar el efecto neto de una devaluación sobre el stock de riqueza real de la economía (véanse Solimano (1984), Van Wij nbergen (1986) ).

Los efectos financieros de la devaluación, en general, afectan la inversión, a través de sus efectos sobre el patrimonio neto de las firmas (aumento de pasivos en dólares versus aumentos del valor del stock de capital), y a trav& de esta vía afectan su acceso al mercado crediticio. En particular, si el patrimonio neto de las empresas se reduce después de la devaluación, su acceso al mercado crediticio se restringirá con el consiguiente adverso sobre la inversih (véase Easterly. 1985).

En síntesis, los enfoques de demanda del impacto de una de- valuación sobre el nivel de actividad ofrecen una amplia variedad de mecanismos de transmisión en que el resultado dominante de corto plazo puede ser una contracción del gasto y el producto. En definitiva. será una cuestión empírica dilucidar que efecto es dominante y si la de- valuación es expansionaria 0 contraccionaria.

Previo a examinar la evidencia empírica al respecto examinemos los enfoques de oferta de la devaluación.

B. ENFOQUES DE OFERTA

Al menos tres características de la estructura de oferta de las ecw nomías en desarrollo son de especial relevancia al examinar el impacto de un ajuste del tipo de cambio sobre los precios y el producto:

a) El uso de insumos importados en la producción de transables y no transables. En este caso una devaluación nominal tendrá un im- pacto menos que proporcional sobre el tipo de cambio real: natural- mente mientras mayor sea la participación de los insumos importados en los costos unitarios de producción menor la depreciación real asocia- da (véase Bruno, 198 1).

b) Existencia de indexación salarial e impacto sobre salarios reales. En Van Wijnbergen (1986) la canasta de consumo de los trabajadores, sobre la cual se indexarian los salarios nominales. depende directamente de bienes finales importados, por ejemplo, alimentos.

En Solimano (1986a), el costo de la canasta de bienes a los cuales están indexados los salarios nominales es una forma reducida del tipo de cambio, operando a trav& de la participación de los insumos impor- tados en la estructura de costos de los bienes que constituyen la canasta de los trabajadores. El ajuste de los salarios nominales después de una devaluación, dado un coeficiente de indexación. no es necesariamente igual bajo ambas especificaciones, lo que implica distintos efectos de una devaluación sobre la tasa de inflación y el tipo de cambio real.

En relación a los salarios reales en un régimen clásico en que el producto está determinado por la oferta, una devaluación reduciría salarios reales aumentando el empleo y el producto. Naturdlmente. el efecto depresión de salarios reales puede operar en la dirección opues- ta en un régimen keynesiano (Solimano, 1986b).

c) Otro canal que opera a través de la oferta agregada es el del costo real de capital de trabajo. Si la devaluación reduce el volumen real de cr8dito bancario que es usado para financiar capital de trabajo.

ASPECTOS CONCF PrUALCS SOBRE POLITICA CAMBIARI. RELEVANTES 221

la tasa de interés real pertinente aumentará con el consiguiente efecto inflacionario de corto plazo (Van Wijnbergen, 1986: Buffie. 1984).

Nuevamente este efecto introduce una brecha entre devaluaciones nominales y depreciaciones reales.

En síntesis, la conclusión más importante de los modelos que estu- dian el impacto de la devaluación por el lado de la oferta es que ésta (la devaluación) es equivalente a un shock adverso de oferta sobre la economía. Dado un nivel de demanda agregada, la devaluación produci- rá una aceleración de la inflación y una reducción del nivel de producto.

Para terminar es interesante notar que el impacto inflacionario de la devaluación ya fue mencionado en la literatura estructuralista latino- americana (v5anse Sunkel. 1958, Olivera: 1964: una versión formaliza- da aparece en Cardoso 198 1) que enfatizaba el hecho de que cambios en precios relativos en general van acompañados de una aceleración de la inflación, cuando hay otros precios nominales rígidos en la economla. la política monetaria es acomodaticia y/o hay demandas distributivas inconsistentes. Asimismo, el rol de los insumos importados y del costo del capital de trabajo en la estructura de oferta de países en desarrollo también es enfatiLado en esta literatura.

C. IWIDIINCIA EMPIRICA SOBRE EFECTOS DE LYN4 DEVALUACION

Uno de los primeros estudios empíricos sobre el tema es el análisis de Díaz-Alejandro (1965) sobre el impacto de devaluaciones en Argen- tina en el período 1955-l 961. En particular. este autor encontró que. en el caso argentino, los efectos de la devaluación de 1959 eran alta- mente consistentes con su modelo de devaluación contraccionaria de- bido a la redistribución de ingreso desde grupos con baja propensión a ahorrar hacia grupos con alta propensión al ahorro. Además, su estudio muestra que el mejoramiento de la balanza comercial argentina, siguien- do a la devaluación. se debía más a la reducción de la absorción (res- pecto a producto) que originó la devaluación que a un efecto sustitu- ción dominante entre bienes domésticos y foráneos.

Otro estudio sobre devaluaciones es el de Cooper (1971), donde el autor examina 24 devaluaciones para una muestra de 19 países en desarrollo en el período 1959.1966. Las conclusiones de este estudio muestran que las devaluaciones fueron exitosas en mejorar la balanza de bienes y servicios de las economías analizadas, en el plazo de un aiio. No obstante, Cooper (1971) detecta que. “contrariamente a lo esperado”. las devaluaciones fueron seguidas por reducciones en el nivel de actividad económica (ajustando por variaciones en la política fiscal y monetaria). Además el autor encuentra que en la mayoría de los casos estudiados la devaluación va acompañada de un aumento de los precios dom&ticos, en particular de los bienes transables.

Un estudio más reciente es el de Gylfason y Schmid (1983). Estos autores usan un modelo macro que combina elementos de oferta y demanda para estudiar el impacto de una devaluación sobre el nivel de actividad en una muestra de diez países (tanto industrializados como semiindustrializados). Realizando una evaluación emplrica de los principales parámetros del modelo, dichos autores determinan que la

devaluación es expansionaria (aumenta el ingreso real) en ocho de los diez países de la muestra. favoreciendo, según los autores. la hipótesis de efectos sustitución de gasto dominantes.

Otro estudio es el de Edwards (1985) quien estima una ecuación de producto en función del tipo de cambio real, los términos de inter- cambio y v-ariables de política monetaria y fiscal para una muestra de 12 países en desarrollo en el período 1965-1980.

Los resultados de Edwards (1985) muestran que las devaluaciones tienen un efecto contraccionario de corto plazo, el que es revertido después, tornándose éste en expansionario. En el largo plazo, según el autor. las depreciaciones reales serían neutrales en su impacto sobre el producto.

Finalmente en Solimano (1986a) se estudia el impacto de una de- valuación sobre el producto. empleo y la balanza comercia1 usando un modelo macro que destaca el ajuste dinámico de los flujos de exporta- ciones e importaciones. siguiendo una depreciación real (curva-J j, combinado con elementos de oferta como un mecanismo de indexa- ción salarial y la presencia de insumos importados en la producción de transables.

El modelo es simulado para la economía chilena y muestra que una devaluación, ceteris paribus, será seguida de una contracción del nivel de actividad que dura varios trimestres. Por otra parte. la devalua- ción se tornará expansiva en más de ocho trimestres en el caso chileno.

En síntesis. la evidencia empírica examinada, en general, tiende a validar la hipótesis de que las devaluaciones son contractivas en el corto plazo, aunque en el mediano plazo empezarían a operar sus efec- tos expansionarios. Cuánto tiempo demora el mediano plazo en llegar, en distintas economías. es un tema que requiere de mayor investiga- ción empírica.

D. OPCIOhXS DE pOLITIC.4 FRENTE A DEVALUACIONES CONTRACTIVAS (Y EXPANSIVAS)

La discusión anterior muestra que la devaluación puede ir acom- pañada, en el corto plazo, de una recesión y una aceleración en la tasa de inflación. Desde esta perspectiva surgen las preguntas de entonces: iPor qué se devalúa? ¿Qué otras políticas podrían acompañar a la de- valuación, para evitar, o reducir, sus posibles efectos no deseados sobre el nivel de actividad y los precios?

En general, los gobiernos devalúan. entre otras cosas. porque en- frentan déficit en cuenta corriente insostenibles. que ya no pueden ser financiados con endeudamiento externo adicional, pérdidas de reser- vas internacionales o restricciones cuantitativas al comercio. También una devaluación puede ocurrir en circunstancias menos dramáticas, como seria el caso en que se devalúa debido a una política que otorga alta prioridad a la expansión de la producción de transables.

En cuanto a las políticas que podrían acompañar una devaluación. cabe distinguir dos casos: a) si la devaluación es contractiva y hay de- sempleo en la economía. o b) si la devaluación es expansionaria y la economía opera en condiciones de pleno empleo.

ASPECTOS CONCEPTUALES SOBRE POLITICA CAMBIARI. RELEVANTES 223

Cuadro l.- Devaluación: Enfoques Teóricos

Cnnnl de transmisión Efecto sobre producto

Efecto sobre precios

1. Enfoques de demanda

a) Marsl1all-Lerner Mejoramnznto de la balanza co- Positwo mercial en moneda doméstica

b) Hirschman (1949) Deterioro de la Balanza Co- mercial a partir de déficit Negatwo

c) Díaz-Alejandro (1965) Deprenón del conwno vía efecto redistributivo Negativo

d) Krugman-Taylor (1978) Déficit comercial inicial. efecto distributivo, efecto fiscal Negativo

e) Enfoque monetario Johnson (1972)

f) Efecto riqueza

2. L’nfoques de o.ferta

a) Efecto costo de msu- mos importados (Bruno, 1981)

b) bfccto mdexación sa- larial y salarios reales (Van Wilnbergen, 1984, solimano, 1986 a)

c) Efecto capital de tra- bajo (Van WUnber- gen, 1983). Buffie, 1984.

Reducción de oferta real de dinero

Negativo (corto Plazo) Neutral (largo plazo)

Reducción del stock de ri- queza real en presencia de deuda externa Negativo

Negatwo

Negativo -Positivo

Negativo

Aumentan

El primer caso está representado en la Figura 1, donde la pendien- te negativa de la línea II (condición de equilibrio del mercado de bienes) refleja el caso en que la devaluación es contractiva. La línea EE repre- senta el equilibrio de la balanza de pagos en dólares y su pendiente es positiva (véanse Meller y Solimano. 1985).

En estas condiciones una devaluación (real) llevar& a la economía a un punto como Q. en que se consigue un superávit de la balanza de pagos a costa de una reducción del nivel de ingreso (el efecto inflacio- nario de la devaluación se obtendría de una ecuación de costos). Enton- ces, una opción de política posible sería la de acompafiar la devalua-

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Cuadro 2. Devaluación: Estudios Empíricos

AUtOr Resultados principales

a) Díaz-Alejandro (1965)

b) Cooper (1971)

c) Gylfamn y Schmid (1983)

d) Edwards (1985)

e) Solimano (1986a)

Modelo con efecto distributivo; Argentina 1959

Muestra de 19 países en desa- rrollo en período 1959-66

Modelo macro con elementos de demanda y oferta agregadas. Muestra de 10 países industriali- zados y semiindustriahzador.

Devaluación expansionaria en ocho de los diez países.

Estima una forma reducida de Devaluación wntracciona- ecuación de producto para 12 ria en el corto plazo y ex- países en desarrollo en el pe- pansiva en el mediano pla- ríodo 1965-1980. zo.

Modelo macro con ajuste dinámi- co de la balanza comercial, in- dexación de salarios, insumos importados. Chile.

Devaluación seguida por de- ducción del producto y empleo en varios trimes- t*es.

Devaluación reduce el prcv dueto, la absoraón, sala- rios reales y participación del trabajo en el ingreso. Mejora balanza comercial.

Devaluación mejora balan- za comercial. reduce nivel de actividad y acelera infla- ción en el coito plazo.

elw (cuociente

tipo de cambio/ salarios)

Figura 1

II

I I

y2 y2 (ingreso) (ingreso)

ASPECTOS CONCEPTUALES SOURE POLITICA CAMBIARIA RE:LEVANTES 225

ción con polfticas expansivas de demanda que trasladaran la II al Pun- to R. Así la economía gozaria de un mayor nivel de ingreso en condi- ciones de equilibrio externo (la expansión está “financiada”). Otra al- ternativa seria mantener el nivel de ingreso inalterado después de la devaluación con políticas de demanda, punto P, y reconstituir el nivel de reservas internacionales con un superávit transitorio de la Balanza de Pagos.

El caso de devaluación expansiva con pleno empleo se muestra en la Figura 2 (la II tiene ahora pendiente positiva). En esta situación, la devaluación llevaría la economía al punto Q, creando un exceso de demanda en el mercado de bienes dado por la distancia PQ. Así, la de- valuación podría ir acompañada de políticas de demanda restrictivas punto P, que evitarán presiones inflacionarias por exceso de gasto en la economía.

Figura 2

(cuociente tipo de

cambio/ salarios)

/II’ /

/ / /II

/ / / /-

/

P/ (ehh. 3

cl / ----

,

(440. /

1’ /

/

A

, /

/ / /

/ /

YEE /

YP *1 (ingreso)

2. SISTEMAS Y ARREGLOS CAMBIARIOS

La discusión sobre sistemas cambiarios para economias en desa- rrollo, en especial en América Latina. difiere sustancialmente de aquella para economías desarrolladas. La existencia de altas y erráticas tasas de inflación, la ausencia, en general, de mercados de capitales integra- dos y de mercados a futuro y la fluctuación tradicional de los términos de intercambio, son parcelas propias de las economfas de la región. Por un lado, los tipos de cambio fijo se hacen muchas veces insosteni-

226 ANDRES SOLIMANO

bles, cuando las divergencias entre las tasas de inflación domesticas y externas son muy grandes. (No obstante varias economías “peque- ñas” de Centroamérica han tenido sistemas de tipo de cambio fijo por varios anos). Por otra parte, los tipos de cambio libre, de hecho, se observan raramente en economías como las latinoamericanas con sis- temas fmancieros poco integrados, que pudieran realizar algún arbitra- je estabilizador, y que, además. sufren endémicamente de la volatili- dad de los precios de sus productos primarios de exportación.

Por estas razones, centraremos primeramente la discusión en sis- temas de tipo de cambio indexados o de “crawling peg” para examinar enseguida otros arreglos cambiarios como tipos de cambios duales y múltiples, mercados paralelos, seguros cambiarios y mecanismos de “dolarización” como es la emisión de instrumentos financieros domés- ticos denominados en dólares.

k TIF’O DE CAME INDEXADO 0 “CRAWLIKG PEG”

Se puede decir que una institución de verdadero origen latinoame- ricano es el sistema de tipo de cambio indexado o reajustable. Este sistema fue, primeramente, implementado en Chile (véase Ffrench- Davis (1981)) a mediados de la década de los 60. seguido tambien por Colombia y Brasil, y por otros países en desarrollo en Asia (Williamson (1981) ).

El sistema de tipo de cambio reajustable o indexado puede ser visto como un instrumento generado “endógenamente” por sistemas económicos sujetos a shocks nominales persistentes como la inflación. Indexar el tipo de cambio a un índice de precios domesticos evita, en general, que el tipo de cambio real varíe en función de la tasa de infla- ción, aislando asf la balanza comercial y el producto de shocks infla- cionarios. Otra ventaja del tipo de cambio indexado es la de evitar ajus- tes abruptos del tipo de cambio, como las devaluaciones, siguiendo a procesos de apreciación real prolongados. En general, los gobiernos tratan de evitar grandes devaluaciones por sus efectos adversos sobre la inflación, los salarios reales y muchas veces el nivel de actividad (véase sección B). Asimismo, en el sector financiero los atrasos cambiarios generan expectativas de devaluación y corridas contra la moneda do- mestica, lo que es visualizado como un shock adverso a nivel macroeco- nómico.

Literatura mas reciente sobre el tema (Dornbusch (198 1) ) ha agre- gado una tercera ventaja de los sistemas de tipo de cambio “maneja- dos” o “programados”, la que consiste en facilitar el ajuste macro de corto plazo en economias acercándose a configuraciones de equilibrio interno y externo. Según Dombusch (1981), un tipo de cambio mane- jado permite ganar un instrumento extra de polftica como el tipo de cambio real o los salarios reales, evitando que las sendas de ajuste de la economía requieran excesivo desempleo (socialmente costoso) o déficit comerciales muy reducidos (también costosos en términos de sacrificio de gasto).

Sin embargo, el tipo de cambio indexado no está tampoco exento de problemas. El primero dice relación a la naturaleza de los shocks.

ASPECTOS CONCLPTUALES SOBRE POLITICA CAMBLARLk RELEVANTES 227

La indexación del tipo de cambio a un índice de precios es óptima si los shocks son nominales (ie., inflación) pero no si los shocks son reales, co- mo por ejemplo deterioro de los términos de intercambio o alzas de la tasa de interes externa real. Cuando hay shocks reales adversos como los descritos el logro de equilibrio externo en condiciones de alto em- pleo requiere un ajuste del tipo de cambio real (depreciación), el que no se logra si el tipo de cambio se sigue ajustando a los precios según la regla cambiaria vigente en la situación preshock.

En este sentido, una regla cambiaria más general que la del tipo de cambio reajustable según diferenciales de inflaciones internas y exter- nas sería una que considerara también desviaciones respecto a una ten- dencia de los terminos de intercambio o de la tasa de interés real exter- na. Reglas cambiarias de este tipo son socialmente más eficientes que las de simple indexación a un conjunto de índices de precios nominales ya que permite considerar tanto incertidumbre de tipo nominal como real. Esta consideración es de especial relevancia para la decada de los 80, en que las economias en desarrollo han sufrido de shocks reales de origen externo de enorme magnitud.

Otro problema con el tipo de cambio indexado se refiere a su ten- dencia a aumentar la persistencia de los shocks nominales en su impacto sobre la inflación. (Dornbusch (1981) ). El argumento es simple: mien- tras más se acomoden los shocks nominales para aislar el tipo de cambio real, mayor es el aumento asociado en la varianza del nivel de precios. En otros términos, el tipo de cambio indexado implica un trade-off en- tre variabilidad de precios relativos y variabilidad de precios absolutos.

En economías altamente inflacionarias los términos del trade-off descrito empeoran sustancialmente. Por un lado a altas tasas de infla- ción el nivel de precios será muy sensible a variaciones del tipo de cam- bio (véanse los casos de Brasil desde 1983. Argentina en 1983-85 e Is- rael 1984-85) y por otro, cualquier reducción en el grado de acomoda- ción del tipo de cambio nominal a los precios tendrá un efecto cuanti- tativamente importante sobre el tipo de cambio real.

Hasta ahora hemos considerado. implícitamente, el tipo de cambio indexado respecto a índices de precios pasados. Una modalidad ensaya- da en el Cono Sur a fines de los setenta, por cierto sin éxito, fue la de “indexar” el tipo de cambio a una inflación futura estimada, o deseada mas bien. por las autoridades económicas. Así, en el caso chileno. el tipo de cambio fue fijado a mediados de 1979, haciendo la tasa de de- valuación igual a cero. siendo ésta. tal vez. la inflación-objetivo de las autoridades. En el caso argentino, los experimentos con una tabla de devaluaciones decreciente en el tiempo también perseguían reducir la inflación futura, a través de desacelerar la tasa de devaluación.

En general, estos experimentos consiguieron ciertas ganancias desinflacionarias en el mediano plazo, pero, finalmente, fracasaron al acumular sobrevaluación cambiaria con grandes efectos adversos sobre la balanza comercial y el nivel de actividad interno.

Un aspecto final en la discusión sobre tipo de cambio indexado y crawling peg se refiere a la elección de la moneda o de la canasta de monedas. a que se “ata” la moneda doméstica.

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La solución dada a este problema en la literatura (véase William- son 1982) consiste en determinar endógenamente la forma “atar- se” de acuerdo a alguna función objetivo de politica como minimiza- ción de la varianza del precio relativo de los transables, minimización de la varianza de la balanza comercial o el producto, o incluso la infla- ción. Las recomendaciones de política que se desprenden de este ana- lisis van desde atarse al dólar o a los derechos especiales de giro. a atarse a una canasta de monedas determinadas según la dirección del comercio, con ponderaciones dependientes de las elasticidades precio de las exportaciones e importaciones ajustadas por el poder mono- pólico en el comercio del país en consideración.

EL TIFQS DE CAMBIO DUALES, MERCADOS PARALELOS Y OTROS ARREGLOS CAMBIARIOS

La experiencia reciente con flujos volátiles de capital, crisis cam- biarias y devaluaciones masivas ha traído a la discusión el tema de la aislación de los mercados de activos del resto de la economia. (Vease la discusión al respecto en Ffrench-Davis, 1978).

Esta es, precisamente, una de las motivaciones centrales de la un- posición de tipos de cambio duales o múltiples. y del surgimiento de mercados negros o paralelos del dólar.

Siguiendo a Dornbusch (1985) las siguientes tres ecuaciones sir- ven para ilustrar el problema.

(1) i=i*+ê*+R(.) (2) P= P(eP*)

(3) N= N(eP*/P)

La primera ecuación seriala que la tasa de interés doméstica i se iguala a la externa i*, ajustada por devaluación esperada ê* y riesgo R (.). La segunda ecuación seíiala que los precios domésticos, P, depen- den de los precios externos en moneda doméstica eP*. La tercera ecua- ción muestra que el empleo, N, depende (positiva o negativamente) del tipo de cambio real eP* El problema central es que el tipo de cam-

P bio consistente con equilibrio de portafolio entre activos domésticos y externos, ecuación (1) (la tasa de devaluación esperada ê* depende del nivel del tipo de cambio corriente, e, respecto a algún nivel de largo plazo, e), puede implicar una tasa de inflación, un nivel de salarios reales y de empleo insostenibles macroeconómica y/o políticamente.

En este sentido, lo que se busca es aislar los mercados de activos de otros mercados claves de la economía. En esta sección discutiremos diversas formas de hacer esto.

1) Tipos de cambio duales

Los tipos de cambio duales implican separar el mercado cambiario en dos áreas, instituyendo, por ejemplo, una tasa de cambio para tran-

ASPECTOS CONCEPTUALFS SOBRE POLITICA CAMBIARIA RELEVANTES 229

sacciones comerciales y otra para movimientos de capital y otras tran- sacciones (i.e., turismo). Esta última tasa puede ser libre o fijada, y estar o no restringido el acceso a este mercado. El sistema de tipo de cambio dual busca evitar que el nivel de reservas y la balanza comercial se afec- ten con shocks financieros adversos (i.e., fuga de capitales o pérdida de confianza en la política económica). Implícitamente, está la idea de que los salarios reales no deben pagar el costo de estabilizar las expec- tativas de los tenedores de riqueza de modo de hacerlos volver a los activos domésticos.

Bajo este sistema existirá un diferencial entre la tasa de cambio para transacciones financieras y la tasa oficial (premio). El premio cam- biario, en general, depende (positivamente) de las expectativas de de- valuación de la tasa oficial- de la anticipación de expansiones fiscales, o

de cambios en la situación polftica del país. El comportamiento del premio es clave para determinar en qué

medida la cuenta corriente y el nivel de reservas mantienen aislados de shocks en la cuenta de capitales.

Dos consideraciones son relevantes al respecto: (i) la magnitud del premio. Es obvio que si el diferencial es demasiado significativo, los exportadores tenderán a la subfacturación y los importadores a la sobrefacturación, de modo de vender el remanente a la tasa de cambio más alta y hacer la correspondiente ganancia de capital. Lo mismo su- cederá si algunos ítemes de comercio se excluyen de la tasa oficial (i.e., importaciones prescindibles y/o exportaciones no tradicionales), lo que hará sustituir consumo hacia bienes dentro de la canasta oficial y dedi- cará produccion hacia bienes sujetos a la tasa de cambio de movimien- tos de capital. En ambos casos, el premio afecta adversamente la balan- za comercial y el nivel de reservas. (ii) Un aumento en el premio afecta positivamente la riqueza percibida (cuando el stock de divisas es un activo “neto”, descontados los pasivos en dólares) y por esta via el gas- to agregado, lo que tiende a deteriorar la balanza comercial oficial y el nivel de reservas.

De este modo. aun bajo un sistema de tipo de cambio dual la es- tructura de precios relativos y el grado de estabilidad macroeconómi- ca se verán afectados, en algún grado, por los desarrollos adversos que ocurran en la cuenta de capitales.

2) Tipos de cambio múltiples y mercados negros o ‘@ralelos”

En el caso de tipos de cambio múltiples en que distintos bienes exportables e importables están sujetos a diferentes tasas de cambio, el problema de las distorsiones es serio. En este caso el costo de mante- ner los salarios reales “altos” en terminos de una canasta de bienes esen- ciales lo pagan los productores de transables sujetos aun tipo de cambio real altamente sobrevaluado. Asimismo, la expectativa de un ajuste cambiario en estas condiciones genera un aumento del premio con el consiguiente efecto adverso sobre las reservas. En esta situación. no es claro que el ajuste requerido sea transferir ítemes de comercio de las categorías con tasas de cambio más sobrevaluadas a ítemes con tasas de cambio menos sobrevaluadas. En este caso, un cambio en la direc-

230 ANDRES SOLIMANO

ción de una mayor eficiencia asignativa tendrá un costo en pérdidas de reservas internacionales (por la corrida hacia el dólar en anticipación de una devaluación) que tiene un alto precio sombra.

El caso de los mercados negros es básicamente equivalente al tipo de cambio dual; pero aquf la autoridad monetaria excluye ciertas tran- sacciones del acceso a las divisas reguladas.

En Dombusch et al. (1983) se muestra que el premio del merca- do negro es función de las expectativas de devaluación oficial, de las tasas de interés, de factores estacionales (turismo) y de anticipaciones de política. Variables similares a las que explican el comportamiento del premio en los mercados cambiarios duales.

C. GARANTIAS CAMBIARIAS E INSTRUMENTOS FINANCIEROS DOMESTICOS EN DOLARES

La acumulación de deuda en dólares, tanto por el sector público como privado, en distintos países de América Latina, como las fugas de capitales han llevado a las autoridades a usar modalidades cambia- rio-financieras que presentan aspectos conceptuales interesantes. Una de ellas es la institución de seguros cambiarios. Bajo este sistema el Banco Central, o la Tesorería, les garantizan a los agentes endeudados en dólares el acceso a un dólar conocido, spot, antes del repago. Este se- guro busca evitar que las personas endeudadas en dólares adelanten sus repagos en anticipación a dev-aluaciones. con el consiguiente efecto negativo sobre las reservas. Evidentemente, este sistema implica una transferencia del riesgo cambidrio desde el sector privado al sector pú- blico. transferencia que puede ser bastante regresiva si la deuda con- traída financió fugas de capitales (Argentina) o consumo de durables por las clases acomodadas (Chile). Otro instrumento que busca evitar las salidas de capital son los depósitos en dólares ofrecidos por institu- ciones financieras domésticas. Esta alternativa tiene el beneficio obvio de ahorrar, en el agregado, reservas internacionales a la economía. Por otra parte, reduce la inestabilidad asociada a cambios de cartera, al Ile- varlos al ámbito de registros contables de las instituciones financieras y no a cambios en las reservas internacionales o el tipo de cambio.

El problema potencial que tiene este tipo de cuentas es que tien- de a postergar los ajustes cambiarios. por sus repercusiones financie- ras, al estar una parte de los pasivos de las instituciones financieras denominada en dólares. Esto es particularmente serio en el caso de crisis cambiarias que dan origen a corridas sobre depósitos en dólares, obligando al gobierno a intervenir estas instituciones que. en general, mantienen reservas parciales sobre sus depósitos en dólares. El caso de los “Mexdólares”, en México en 1982, es, particularmente, ilustrativo al respecto. Por otra parte, la emisión de bonos del gobierno en dólares (o indexadas a él) tiene el efecto similar de evitar o reducir las salidas de capitales al de las cuentas domésticas en dólares. Sin embargo. si el tipo de cambio es depreciado, el gobierno se verá forzado a transferir recursos a los tenedores de estos bonos, con lo que el gobierno pierde el ahorro que realizó en la prima por riesgo cambiar¡0 que deben pagar los bonos emitidos en pesos.

ASPECTOS CONCEPTUALES SOBRE POLITICA CAMBIARI. RELEVANTES 231

En síntesis, al evaluar las alternativas de “dolarización interna”, a travks de la emisión de instrumentos financieros domksticos denomi- nados en dólares, como mecanismos orientados a detener salidas de ca- pitales, hay que tener en cuenta, al menos, tres dificultades: Por una parte, la dolarización interna aumenta el impacto financiero de los ajustes cambiarios, lo que afectará tanto a los pasivos del sistema finan- ciero privado como al presupuesto del gobierno. Por otro lado, hay que considerar el probable impacto de esta “innovación financiera” sobre la estabilidad de la demanda de dinero, lo que puede dificultar el manejo de la política monetaria. Finalmente, se presenta el problema genérico de indexar deuda al dólar cuando el ingreso nacional no está indexado a esta moneda (salvo los transables), lo que es particularmente cierto para el gobierno (vkase Dornbusch (1985).

3. TIPO DE CAMBIO REAL DE EQUILIBRIO

La discusión anterior sobre devaluaciones y sistemas cambiarios requiere de un complemento adicional: tener algún concepto (y medi- ción) de que es un tipo de cambio de equilibrio. En esta medida podre- mos saber si un tipo de cambio está o no sobrevaluado y cuties son los ajustes requeridos. Podemos distinguir en la literatura cuatro enfoques para determinar tasas de cambio de equilibrio: (i) enfoque de paridad de poder de compra; (ii) enfoque de equilibrio en los mercados de ac- tivos; (iii) enfoque de equilibrio externo y equilibrio interno; (iv) enfo- que de determinación intertemporal de la cuenta corriente.

A. ENFOQUE DE PARIDAD DE PODER DE COMPRA (PPP)

La PPP es una teorfa de determinación del tipo de cambio que plantea que la variación en la razón de intercambio entre dos monedas está determinada por las variaciones en el nivel de precios relativos entre ellos. Sea e = tipo de cambio, P = nivel de precios en el pais “domés- tico” y P* = nivel de precios en el país “foráneo”. Entonces:

(4) e = P/P*

Esta versión “fuerte” de la teoría ha sido modificada para incluir tanto bienes no transables como situaciones en que no hay suficiente arbitraje como para asegurar que la ley de un solo precio se cumpla a nivel agregado. En general, versiones “débiles” de la misma plantean que la ecuación (4) se daría en forma de tasas de variación más que de niveles. es decir

(4’) 6 = p - p*

232 ANDRES SOLIMANO

El enfoque de la PPP busca determinar en qué medida el tipo de cambio corriente no se ha ajustado (esta en desequilibrio) a las varia- ciones en los niveles de precios del país respecto a los niveles de precios de sus socios comerciales. En particular. los índices apropiados a usar para las comparaciones deben representar los costos unitarios, relativos, de los bienes transables en el comercio, más que ser índices agregados como deflactores del PGB o indices de precios al consumidor (véase Artus (1978)).

Aparte del problema de los índices de precios a usar hay al menos dos dificultades con este enfoque: (i) el problema de la elección del año base. Esto se refiere a que nada garantiza que la tasa de cambio de un ano base determinado sea efectivamente la tasa de cambio de equi- librio y que, por ende, el ajuste requerido sea llevar el tipo de cambio al nivel de esa base de comparación. (ii) El problema, mas serio, de en qué medida el tipo de cambio sólo depende de los niveles absolutos de precios y por ende es un fenómeno sólo monetario, o en otros términos que la PPP sea una teoria incompleta de determinación del tipo de cambio y que en realidad haya desviaciones sistemáticas de la PPP. Dornbusch (1985) senala que variaciones permanentes en los términos de intercambio (un shock real) afectaran los tipos de cambio de equili- brio, introduciendo as1 una desviación sistemática a la PPP. Otra desvia- ción de la PPP importante es la asociada a Balassa (1964) quien detectó que las tasas diferenciales de crecimiento de la productividad entre transables y no transables, propias de un proceso de crecimiento eco- nómico, tienden a elevar el precio relativo de los no transables, apre- ciando el tipo de cambio real.

Contra estas objeciones al uso de la PPP para calcular tipos de cambio de equilibrio hay que considerar la simplicidad del metodo, lo que explica en gran medida su extendido uso. Sin embargo, el enfoque no está ausente de problemas y estos deben ser considerados seriamente.

B. ENFOQUE DE EQUILIBRIO EN LOS MERCADOS DE ACTIVOS

Este enfoque, en contraste con la teoria de la PPP, traslada su atención de los mercados de bienes hacia los mercados de activos en la determinación de los tipos de cambio de equilibrio. En particular, este enfoque visualiza una economía integrada financieramente con el ex- terior en que la libre movilidad de capitales iguala los retornos, ajusta- dos por depreciación esperada, entre activos financieros.

Para entender este enfoque. consideremos la condición de arbitra- je

(5) i = i* + ê

donde

i = tasa de interes nominal interna i* = tasa de interes externa ê = tasa de devaluación esperada

ASPECTOS CONCkPTUALES SOBRE POLITICA CAMBIARIA RELEVANTES 233

Si a ambos lados de esta ecuación le restamos la suma de la infla- ción interna y externa (P + P*) y arreglamos términos, se tiene

i-p=i* -P*+è+P*-$

es decir

(6) r=r*+li

donde r y r*- son las tasas de interés real doméstica y externa respecti- vamente, y R es la tasa esperada de depreciación del tipo de cambio real.

Si suponemos que el tipo de cambio real se deprecia según la dis- crepansia entre el tipo de cambio real corriente, R: y aquel de largo plazo R:

(7) ix = X (R-R)

entonces reemplazando (7) en (6) se llega a

(8) R = R +t (r - r*)

Esta -uación señala que el tipo de cambio real estará sobrevaluado, R < R, si la tasa de interés real doméstica es mayor que la externa y viceversa. Es claro que bajo este enfoque son los diferenciales de tasa de interés los que explican los desequilibrios cambiarios. Así la correc- ción de un tipo de cambio “atrasado” requiere no sólo alterar la polí- tica cambiaria, sino también variar la combinación de políticas fiscal y monetaria que afectan las tasas de interés.

Es interesante notar que si la PPP se cumpliera estrictamente, es decir, ê = P - P*, entonces R = 0, y, por ende, el tipo de cambio real siempre estaría en equilibrio,

En la versión nominal de la condición de arbitraje, ecuación (5), si hacemos ê = 0 (e ~ e) y reemplazamos, se llega a

(9) e= é +$-(i-i*>

Esta expresión muestra que son las discrepancias entre tasas no- minales de interés interna y externa las que explican que el tipo de cambio nominal este fuera de línea.

El problema básico de esta metodología, como guía de la polí- tica cambiaria, es el trade-off entre la tasa de cambio consistente con ciertos objetivos macroeconómicos de inflación, salarios reales y empleo y la tasa de cambio consistente con el equilibrio de portafolio de los tenedores de riqueza, un aspecto ya discutido en la sección C.

234 ANDRES SOLIMANO

C. ENFOQUE DE EQUILIBRIO FXTERNO Y EQUILIBRIO INTf-RN0

Un enfoque distinto a los anteriores se centra en el uso del tipo de cambio como un instrumento para el logro de equilibrio externo e interno. Suponiendo que a través de las políticas de demanda la econo- mia logra el equilibrio interno, definido idealmente como pleno em- pleo, o tasa estructural de desempleo, centremonos en el logro de equi- librio externo. Supongamos que el concepto de equilibrio externo relevante fuera el de equilibrio en la balanza de pagos.

Entonces la metodología de ajustar el tipo de cambio al logro de equilibrio externo consiste en ajustar la balanza de pagos corriente a una balanza de pagos de largo plazo

Sea

(10) B = B (n, ejw, Y, v. F)

donde

B = saldo de la balanza de pagos

7-r = terminos de intercambio

e/w = cuociente tipo de cambio a salarios (tipo de cambio real)

Y = nivel de producto

V = vector de política comercial

F = flujo de capitales

Linealizando (10) y expresando las variables en desviación respec- to a sus valores de tendencia de largo plazo se tiene

(11) B-~=&,+j~3~ (ÍT- F) +o* [eiw-(E/w)l- 83(Y-a +

+,% (v-v) + Ps 0-F)

pi > 0 i=o, <.., 5.

De la ecuación (ll) notamos que, para una economfa pequeña, la balanza de pagos normalizada depende de variables (normalizadas) que incluyen factores exógenos como términos de intercambio, 71 - ?r, flujo de capitales, F - F, de parámetros de polftica como e y v (polí- tica cambiaria y comercial) y de la brecha del producto, y - 7. Usando las variables de política del gobierno, es claro que existe un valor del tipo de cambio real consistente con equilibrio externo. Entonces la tarea de la política cambiaria sería la de encontrar y garantizar ese nivel de competitividad externa (véase Ffrench-Davis (1985), cap. V, para una discusión sobre este tópico). Esta metodología es, sin duda, atrac- tiva; sin embargo, tampoco está exenta de problemas. Hay, al menos, dos dificultades principales con ella: (i) por una parte, en general, la respuesta de la balanza comercial a modificaciones en precios relativos

ASPECTOS CONCEPTUALES SOBRE POLITICA CAMBIARLA RELEVANTES 235

no es instantánea. lo que implica que los beneficios o costos de una determinada política de tipo de cambio real se obtendrán principal- mente en el mediano plazo (Edwards (1985); Solimano (1986a) ). (ii) Por otro lado, las devaluaciones (cuando son contraccionarias) pueden afectar adversamente el logro de objetivos de producción y empleo en el corto plazo. Así el tipo de cambio como instrumento para el logro de objetivos de equilibrio externo debe ser acompañado de polfticas de demanda que contrarresten sus efectos no deseados so- bre el logro de objetivos de equilibrio interno (véanse Meller y Sohma- no (1985)).

D. ENFOQUE DEDETERMINACIONINTERTEMPORALDELACUENTACORRIENTE

Este enfoque, desarrollado principalmente por Sachs (198?), visualiza la cuenta corriente como resultado de un proceso de ahorro- inversión de una economfa sujeta a una restricción presupuestaria inter- temporal que senala el límite al endeudamiento externo.

Formalmente, sea

(13) CA= Q+ r*B-C-G-I

donde

CA = saldo de la cuenta corriente

Q = producto geográfico bruto

r*B = servicios de intereses

C = consumo

G = gasto público

1 = inversión

Si el país es prestamista, B > 0, si es prestatario B < 0. Una forma de expresar la restricción presupuestaria intertemporal

de la economía es imponerle que, en el largo plazo, la economía no sea deudora ni acreedora en términos de valor presente, es decir:

(13) lim t-

,-r*t B=O

En otros términos, llamando a la absorción A = C + 1 + G la res- tricción presupuestaria de stock de la economía puede escribirse como

(14) Jo” e-r*t (Q - A) dt = ~ B (0)

Es decir, que el valor presente descontado de superávit comercia- les. Q - A. debe balancear exactamente el nivel de endeudamiento inicial de la economía, -B (0). Así los déficit comerciales de los

236 ANIlRb:S SOLIMANO

períodos iniciales deben ser compensados. en valor presente. por su- perávit en períodos posteriores si B (0) = 0. Entonces políticas que incentivan el endeudamiento externo en los primeros años implican una reducción de la absorción respecto al producto en los períodos siguien- tes.

La solución genera1 del modelo para los niveles de gasto, deficit en cuenta corriente y endeudamiento externo depende de la riqueza, la tasa de interés y la tasa de descuento.

Cuando el modelo se especializa para incorporar bienes transables y no transables. Dombusch (1983), el patrón óptimo de consumo a través del tiempo de la economía depende de: (i) la relación entre la tasa de interés mundial y la tasa de descuento doméstica y (ii) la estruc- tura de precios relativos de los no transables (inversa del tipo de cambio real) a travCs del tiempo.

En particular, el consumo presente sube en relación al consumo futuro si el precio relativo de los no transables crece a través del tiempo (ya que así la tasa de interés real dom&stico baja respecto a la interna- cional), reduciendo el costo de oportunidad del consumo presente en términos de consumo futuro. De este modo- aquí cabe un rol para la politica cambiaria: cuando se desea aumentar el consumo presente se debe reducir la tasa de interés real interna. reduciendo el precio relati- vo presente de los no transables.

En este modelo el efecto sobre la cuenta corriente de cada perío- do de la trayectoria del tipo de cambio real es a priori ambigua: por un lado, una depreciación real presente del tipo de cambio respecto al futuro reduce la tasa real de interés e invita sustitución hacia consumo presente, deteriorando la cuenta corriente; por otra parte, la deprecia- ción real lleva, cada período, a sustituir transables por no transables tanto en producción como en consumo, lo que mejora la cuenta co- rriente. Esta es una faceta que no aparece en los modelos de un período en que una depreciación real mejora en forma no ambigua la cuenta corriente, al menos en dólares.

Haciendo una evaluación sintética de este nuevo enfoque podemos señalar que este llama la atención sobre dos aspectos relevantes a con- siderar en el diseño de la politica cambiaria como son: (i) derivar un patrón dinámico de precios relativos consistentes con algún concepto de optimalidad social, en especial con la noción de que las economías deben ajustarse cuando los shocks son. permanentes y endeudarse cuan- do son transitorios; (ii) centrar la atención sobre un concepto de equi- librio externo de largo plazo, que no exige equilibrio de balanza de pagos o de cuenta corriente, en cada período.

Entre los problemas del enfoque se encuentran: (i) la dificultad de separar entre shocks permanentes y transitorios; (ii) la tendencia, en general del gobierno, a sobreacomodar los dzoeks por un sesgo a considerarlos transitorios y (iii) la ausencia, en estos modelos, de res- tricciones de liquidez externa que son de especial relevancia práctica para países en desarrollo en la actualidad.

ASPECTOS CO?JCEI’T”ALES SOURE POLITICA CAMBIARIA Rt LIXVANTFI 237

4. ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES SOBRE POLITICA CAM- BIARIA

De la revisión anterior surgen algunas consideraciones importantes de destacar en el diseño de la política cambiaria.

Primeramente. en relación a los objetivos de la política cambiaria. la experiencia reciente en el Cono Sur (fines de los 70 e inicio de los 80) entre otras, muestra que usar la política cambiaria para lograr cier- tas metas de estabilización antiinflacionaria, por sobre los objetivos de equilibrio externo. representa un criterio no sostenible en el mediano y largo plazo en economias sujetas a una restricción (intertemporal) de recursos externos,

En esta perspectiva, una política cambiaria orientada a sostener deficit de cuenta corriente financiables en el mediano plazo, dadas ciertas proyecciones realistas sobre la disponibilidad de fondos exter- nos, el nivel de los terminos de intercambio y las tasas de interes exter- nas, parece ser un criterio de política cambiaria apropiado con el fin de evitar atrasos cambiarios y/o movimientos desestabilizadores de capital. A su vez, los niveles del déficit de la cuenta corriente pueden fi- jarse en función de ciertos volúmenes de ahorro externo definidos por la política macroeconómica. Por otra parte, el nivel del tipo de cambio real reflejara, sin duda, las prioridades de asignación de recursos de la estrategia de desarrollo.

La coordinación entre la polftica cambiaria y otras políticas ma- croeconómicas es otro aspecto de especial importancia. En particular, lo es su coordinación con la política salarial y la política monetaria.

Referente a la polftica salarial, ésta debe definir los mecanismos de indexación de las remuneraciones de forma tal de permitir modifrca- ciones en el tipo de cambio real cuando éstos sean requeritios. En rela- ción a la política monetaria, ésta debe garantizar un marco de estabili- dad de precios y un cierto nivel de reservas internacionales compatibles con los niveles de competitividad externa definidos por la política cam- biaria.

Para terminar es importante seiialar algunas “áreas de ignorancia” que requieren de mayor investigación. Por un lado, sabemos poco res- pecto a la velocidad de ajuste de los precios y cuánto demoran éstos en conversar a ciertos niveles deseados. Esta consideración es importante para la política cambiaria cuando ésta busca corregir desequilibrios de precios en la economía.

El tema de la credibilidad en las politicas también es crucial. Co- mo es sabido, el problema de la credibilidad surge de la combinación de incentivos que enfrentan las autoridades económicas a alterar sus políticas preanunciadas, en forma contingente a la ocurrencia de even- tos no anticipados (i.e.. una recesión externa). y la percepción del público de que estos incentivos existen, Ejemplos en el área de regí- menes cambiarios hay muchos y el problema es, en general, de difícil resolución.

Finalmente, el estudio de los impactos financieros y fiscales de las devaluaciones es también otra área prioritaria de investigación en el campo de política cambiaria.

238 ANDRES SOLIMANO

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EMPLEO Y REMUNERACIONES: MODELOS ALTERNATIVOS DE CORTO

PLAZO PARA AMERICA LATINA

RENE CORTAZAR

Página

1. EMPLEO: MODELOS ALTERNATIVOS

A. Mercado de bienes en equilibrio 1) Economía cerrada 2) Economía abierta

B. Desequilibrio en el mercado de bienes 1) Economía cerrada 2) Economía abierta

C. Los trabajadores independientes y el subempleo

2. SALARIOS: ENFOQUES ALTERNATIVOS

A. Mercado laboral en equilibrio 1) Los nuevos clásicos 2) Trabajadores independientes y esquemas de participación

en los ingresos

B. Mercado laboral en desequilibrio 1) Sindicatos y subsidios de desempleo: los argumentos

prekeynesianos 2) Salarios de eficiencia 3) Modelo keynesiano-institucional 4) Salarios mínimos y políticas de reajuste 5) iSalario real 0 nominal?

243

244 244 246

248 248 249

254

257

258 258

259

261

262 262 264 266 268

7.42 RENECORTAZAR

3. INESTABILIDAD DE LOS MODELOS DE EMPLEO Y SALARIOS: 270

A MODO DE CONCLIJSION 270

APENDICE 274

EMPLEO Y REMUNERACIONES: MODELOS ALTERNATIVOS DE CORTO

PLAZO PARA AMERICA LATINA*

RENE CORTAZAR

El objetivo de este trabajo es realizar una revisión crítica de las hipótesis o enfoques alternativos desarrollados en la literatura respecto de los procesos de ajustes de corto plazo del mercado laboral. evaluando la relevancia de los diversos enfoques en América Latina para el diseño de políticas de empleo y salariales.

Esta área temática ha cobrado recientemente mayor relevancia como resultado dc los aumentos en las tasas de desempleo. conjunta- mente con las reducciones en las remuneraciones reales que se observan en muchos países de America Latina durante la decada de los ochenta (CEPAL, 1985).

En particular, analizaremos cl modo en que los diversos enfoques contribuyen a responder interrogantes como las siguientes: iEs posible reducir las actuales altas tasas de desempleo en el corto plazo? ;En qué medida exigiría lo anterior una reducción adicional en los salarios reales? LDe qué instrumentos de política disponemos para afectar la evolución de dichas remuneraciones reales?

En una primera sección analizamos modelos alternativos respecto de los determinantes de corto plazo del nivel de ocupación, mientras que en una segunda sección describimos hipótesis alternativas sobre el proceso de formación dc los salarios. En la tercera sección. y a modo de conclusión, se argumenta en cl sentido de que las diversas hipótesis de determinación de los salarios y el empleo resultan muy condicionales al contexto macroeconómico? así como al marco institucional y socio- político que prevalezca.

1. EMPLEO: MODELOS ALTERNATIVOS

Clasificaremos los diversos modelos según si estos suponen una si- tuación de equilibrio o de desequilibrio en el mercado de bienes. Al interior de cada una de estas dos categorías haremos una segunda dis-

* El autor agradece los comentarlos recibldos por los participantes en los talleres y seminarios realoador en CIEPLAN, en especial los de Felipe Jiménez, Manuel Mar& Patricio Mella, Ricardo Paredes, Joe Ramos, Andrés Solimano y Víctor Tokman.

244 RENE CORTAZAR

tinción, entre los enfoques diseñados para el análisis de economías cerra- das y los que suponen una economía abierta a: comercio exterior.

No se trata, necesariamente, de perspectivas excluyentes. Como veremos en esta sección es posible que, en una determinada coyuntura histórica- tanto el diagnóstico como el diseño de políticas para redu- cir la desocupación requieran de la utilización simultánea de varios de estos enfoques. De un modo análogo, la trayectoria de la economía entre diversos contextos macroeconómicos pueden ir haciendo variar la validez relativa de las diversas hipótesis respecto de los determinantes del nivel de empleo. Es por ello que muchas veces resulta erróneo, ade- más de pernicioso para la orientación de política económica, el adherir en forma dogmática o irreflexiva a una cualquiera de las hipótesis aquí descritas.

A. MERCADO DE BIENES EN EQUILIBRIO

Tanto las llamadas teorías prekeynesianas, la mayor parte de la teoria neoclásica, e incluso algunas de las interpretaciones del en- foque keynesiano suponen que el mercado de bienes se encuentra en equilibrio. Es decir, los niveles de producción y empleo observados son los escogidos por las empresas dada la estructura de precios relativos que prevalece.

1) Economía cerrada

Para mantener la simplicidad en la exposición, consideremos una función de producción neoclásica con sólo dos factores productivos, trabajo (L) y capital (K), los que suponemos homog&neos (ecuación (1)).

(1) Y= f(L.K)

A partir de dicha función de producción es posible derivar la curva de producto marginal de la mano de obra para un stock de capital da- do, la que coincidiría con la demanda por trabajo de corto plazo. En la Figura 1 registramos dicha demanda por mano de obra (PM~L), y la oferta de trabajo (OL), que suponemos es una función creciente del sa- lario real (w/p).

Según este enfoque. el desempleo, o exceso de oferta de mano de obra, estaría asociado a la presencia de salarios reales (($)0) por sobre su nivel de “equilibrio” ((w/p)*) (Figura 1)’

Existen diversas hipótesis alternativas que pretenden explicar la persistencia de salarios reales por sobre los que equilibrarían el mercado del trabajo (F)*, A ellas nos referiremos con mayor detalle en la sección 2. Van desde los énfasis prekeynesianos respecto del papel de los sindi- catos: los salarios mínimos: los subsidios de desempleo o los desequili- brios sectoriales; y los planteamientos keynesianos que postulan la rigi- dez a la baja del nivel de los salarios nominales o de su tasa de variación.

t En la Figura 1 el desempleo está representado por el trazo E.

EMPLEO Y REMUNERACIONES: MODELOS ALTERNATIVOS DE CORTO PLAZO 245

L

Figura 1

Lo L*

hasta las hipótesis más recientes que enfatizan el papel de los contratos de trabajo y los mercados internos a la firma.

Aunque de acuerdo con este enfoque la reducción del desempleo pasa por una disminución en los salarios reales, las propuestas específi- cas de política difieren según si los modelos son de inspiración neoclási- ca o keynesiana. En el primero de estos casos se postula la necesidad de disminuir el costo de la mano de obra, lo que se reflejaría directamente en un aumento en el empleo. Los modelos de inspiración keynesiana, en cambio, proponen incrementar la demanda efectiva, la que a su vez induciría un aumento tanto en el nivel de empleo así como en los pre- cios, con la consiguiente reducción en los salarios reales*. Ambos enfo- ques aceptan que la relación entre salarios reales y empleo está adecua- damente descrita por la curva de producto marginal, aunque difieren tanto en la dirección de la causalidad como en las medidas específi- cas a implementar (Dornbusch y Fischer, 1978: Mc Combie, 1986).

Al desempleo asociado a un costo de la mano de obra por sobre su nivel de “equilibrio”, ya sea que éste se encuentre interpretado por mo- delos neoclásicos o keynesianos, lo denominaremos “desempleo neocla- sico”.

La relación procíclica entre nivel de empleo y salarios reales que se observa en la mayor parte de los países de América Latina durante las últimas decadas ha sido, en general, interpretada como evidencia que desmentiría los planteamientos del modelo de equilibrio recién descrito

’ Estos das modelos son contrastados en mayoi detalle en la Sección 2

246 RENE CORTAZAR

(PREALC, 1982; Cortázar, Foxley y Tokman, 1984). De un modo con- cordante con 10 anterior, las estimaciones econométricas mas recientes indicarían una muy baja elasticidad-salario de corto plazo de la deman- da por mano de obra, la que en algunos casos resultaría incluso con sig- no positivo. (Figueiredo ei al., 1985)3,

Esta baja elasticidad ha inducido muchas veces, entre quienes utili- zan el modelo recién descrito, una cierta dosis de pesimismo respecto de las posibilidades de resolver los problemas de desempleo en el corto pla- zo. Se desplaza asi el horizonte de las políticas de empleo hacia el me- diano y largo plazo, a la vez que se coloca el enfasis en el llamado desempleo estructural (Casson, 1984).

Aquellos economistas de inspiración neoclásica proponen, para el mediano y largo plazo, políticas tendientes a “flexibilizar” la legislación laboral, las llamadas políticas de “transferencia industrial”, así como otras orientadas hacia la eliminación de las “distorsiones” e “inflexibili- dades” que abundarían en el mercado del trabajo.

Sobre la base del primero de estos enfoques se fundaron, entre otras, las propuestas que acompañaron la ola de políticas neoliberales aplicadas por lo regímenes militares en el Cono Sur, las que tendían a suprimir o reducir los salarios mfnimos y las demás remuneraciones, y a debilitar las organizaciones sindicales.

Por último es necesario destacar que el modelo presentado en esta subsección está diseñado para analizar la demanda por mano de obra del sector privado, el que se supone define su política de contrataciones a partir del criterio de maximización de utilidades, y no el comportamien- to del sector público. Este último emplea en varios países de América Latina a cerca de un quinto de la fuerza de trabajo. Para obtener la de- manda agregada resulta por tanto necesario adicionar a la demanda del sector privado aquella del sector estatal. (PREALC, 1983).

Los cambios en la composición del empleo del sector público son caracterizados en la Figura 1 1 a través de variaciones en el parámetro (X), el que desplaza la curva agregada de demanda por mano de obra4.

2) Economía abierta

Dada la importancia de la actual crisis externa en América Latina, y su impacto sobre el funcionamiento de los mercados laborales, resul- ta hoy particularmente obvia la conveniencia de utilizar en estos paí- ses modelos adaptados a economías abiertas al comercio exterior. En es- te sentido cl modelo simplificado descrito en la subsección anterior pue- de ser fácilmente modificado de modo de introducir la presencia de insu- mos intermedios importados (Bruno y Sachs, 1985)5.

3 Ver también el artículo de Foxley y Vial en ste mismo hbro

4 A travts de vakkmes en este mismo parámetro (h) podemos representar en la composi- chn de la producción del sector prmado que tienen un impacto neto sobre el empleo. Con excepción de las variaciones en la estnctwa productiva inducidas directamente por cambios en los salanos reales, las que están ya consideradas en la derivación de la curva de demanda por mano de obra.

5 Otro modo de introducir Id apertura al corne~c~o exterior es a través de la distinción entre bines kansables y no transabies (ver Dornbusch, 1980)

EMPLEO Y REMUNERACIONES: MODELOS ALTERNATIVOS DE COKTO PLAZO 247

La función de producción se caracteriza por depender, ahora, de tras factores productivos (ecuación (2) ). (2) Y = f (L: K, N),

donde N corresponde a los insumos importados, Si suponemos que las firmas ajustan su intensidad de uso de insu-

mos intermedios importados frente a variaciones en el costo de dichos insumos (27 N )” , entonces la curva de productividad marginal de la mano de obra, la que en este caso coincide con la demanda por trabajo, se des- plaza ante variaciones en el tipo de cambio real o en los terminos de in- tercambio (aumento en el precio relativo internacional de los insumos importados)‘. (Figura 1).

Este segundo tipo de modelo permite, por ejemplo, estudiar el im- pacto que el fuerte deterioro de los términos de intercambio en Améri- ca Latina ha tenido, ya sea sobre 10 niveles de desempleo o sobre las re- muneraciones a los factores productivos. Dichos términos de intercam- bio han sufrido un deterioro adicional en el último quinquenio, el que en promedio alcanzó a un l6,5 Q, mientras que en los casos de Nicara- gua, Chile y Perú superó un 30% (CEPAL, 1985).

Es así como, de mantenerse constantes los salarios reales y los re- tornos al capital, un empeoramiento en los términos de intercambio se traduciría en un desplazamiento hacia la izquierda de la curva de pro- ducto marginal de la mano de obra y, de acuerdo con este enfoque, en un incremento en la tasa de desempleo (Figura 1).

Utilizando la Figura 1 podemos también constatar cómo la fuer- te caída en las remuneraciones reales que observamos en varios de los paises de América Latina en los últimos años, la que fue especialmente dramática en Perú, México y Uruguay (CEPAL, 1985), tendería a com- pensar el impacto negativo que las variaciones en los precios relativos de los insumos importados tienen sobre las tasas de desocupación. Si el deterioro de los terminos de intercambio ha inducido un exceso de ofer- ta de mano de obra, representado por el trazo BC en la Figura 1, una re- ducción en las remuneraciones reales permitiría que la economía se des- place desde el punto B hacia la posición de pleno empleo representada por E.

Tal como ocurría con el modelo de economía cerrada, en este se- gundo caso la propuesta de política de empleo de corto plazo más fre- cuente consiste, finalmente. en reducir el costo de la mano de obra (sa- lario real). En el mediano y largo plazo se proponen tambien polfticas similares a las descritas en la sección precedente.

6 7rN= e P ;/P, donde

e: t,po de cambio nommal

Pi: preuo internacmnal de los insumos importados

P: precio del bien doméstico, el que se puede utilizar también como insumo.

7 Suponemos que un aumento en la cantldad de cualquier factor mcrementa la productividad marginal de los otros dos.

248 RENE CORTAZAR

B. DESEQUILIBRIO EN EL MERCADO DE BIENES

Así como los modelos de equilibrio tienden a asociar salarios reales excesivamente elevados con altas tasas de desempleo, los enfoques de desequilibrio enfatizan las insuficiencias de demanda efectiva (Barro y Grossman, 197 1; Malinvaud, 1977; Cuddington, Johansson y Löfgren, 1984)s.

Es muy común que al intentar caracterizar una determinada situa- ción de desempleo, o al diseñar políticas para superarla, se presenten ambos enfoques como si se tratara de alternativas excluyentes. Sin em- bargo. y como veremos a continuación, se trata de explicaciones que pueden ser en muchos casos complementarias.

1) Economía cerrada

El punto central de este enfoque se puede describir con la ayuda de la Figura 1. La presencia de desequilibrio o “restricciones de ventas” en el mercado de bienes, especialmente en situaciones recesivas, lleva a que las empresas no puedan vender toda su producción planeada a los precios que rigen en el mercado. De darse esta situación, y aun cuando los salarios reales fueran los correspondientes al equilibrio neoclásico9, la falta de demanda efectiva llevaría a que las firmas contrataran sólo aquella mano de obra cuya producción va a encontrar “mercado” para ser vendida. A este desempleo 10 caracterizaremos como “desempleo keynesiano”.

En la Figura 1 la demanda por mano de obra, para un nivel de de- manda efectiva (y producto) YO, y para una cierta composición secto- rial de ésta (h), pasa a ser DLDL. El máximo nivel de empleo a contra- tar por la economía será aquel consistente con el nivel de demanda (Yo ), dado el stock de capital prevalecientelo. Aun cuando el salario real corresponda a aquel del “equilibrio” neoclásico ( (w/p)*). las fir- mas sólo contratarán b trabajadores.

;Por qué las firmas no ajustan hacia abajo los precios para colocar la producción adicional que provendría de la contratación del total de los trabajadores estipulados por la demanda por mano de obra neoclási- ca? Este punto ha sido largamente discutido en la literatura (Stiligtz, 1984)” Aquí basta con reconocer la evidente presencia, desde el punto de vista empírico, de fuertes y persistentes desequilibrios en los merca- dos de bienes, que validan este enfoque del mercado laboral.

Si bien es claro que en este caso la recomendación de política de- biera considerar aumentos en la demanda efectiva, faltaría responder a la segunda de las interrogantes que formulamos en la introducción, es de- cir, iqu6 implican dichos aumentos requeridos en la demanda respecto de la evolución de los salarios reales? Para ello necesitamos analizar el

8 Ver artículo de Melh en este mismo volumen.

9 0 aun inferior a éstos.

lo Y dada la estructura sectorla de la demanda Ch ).

” Ver el trabajo de Meller en este volumen.

EMPLEO Y REMUNERACIONES: MODELOS ALTERNATIVOS DE CORTO PLAZO 249

impacto de las variaciones de los salarios reales sobre la demanda efecti- va y, a través de ésta, sobre la demanda por mano de obra (Figura 1).

Los modelos teóricos y la evidencia empírica tienden a coincidir respecto del carácter expansivo que sobre la demanda efectiva tendrían los salarios reales, especialmente vía su impacto sobre el consumo (Tay- lor, 1983; Meller y Solimano, 1985). En este caso la relación entre sala- rios reales y demanda efectiva se encontraría descrita por la recta II en la Figura 2.

Figura 2.

Es sobre la base de este modelo en desequilibrio de economía ce- rrada que en ocasiones se prescriben aumentos y no reducciones en las remuneraciones reales, como un modo de disminuir la tasa de desocu- pación.

Como ya señalamos más arriba, si se analizan las series de empleo y salarios reales durante las décadas de los 60 y 70, observamos que en la mayor parte de los países lo habitual es que se dé una relación directa entre salarios reales y empleo y no la relación inversa asociada al enfo- que de equilibrio en el mercado de bienes. En algunos paises constata- mos períodos prolongados con tasas simultáneas de expansión (o con- tracción) en el empleo y en los salarios reales, que superan el 5% anual (PREALC. 1982; Cortázar, Tokman y Foxley, 1984).

2) Economía abierta

Así como en el caso de los modelos con equilibrio en el mercado de bienes el paso de un enfoque de economía cerrada a uno de econo-

250 RENE CORTAZAR

mia abierta se implementó a través de la inclusión de insumos importa- dos entre los determinantes de la productividad marginal de la mano de obra (oferta agregada), en los modelos en desequilibrio la apertura ex- terna puede ser integrada en tanto afecta a la evolución de la demanda efectiva, y por su intermedio, a la evolución de la demanda por mano de obra. De hecho, en una economía abierta la demanda efectiva es influi- da tanto por los cambios en las exportaciones como por las variaciones en los sustitutos de importaciones (cap. 19 de Keynes, 1936; Cudding- ton, Johansson y Logfren, 1984).

Un caso particularmente interesante de considerar, ya que refleja una situación muy relevante para America Latina en la actualidad, se da cuando existe una “restricción externa” que limita las posibilidades de reactivación interna. Dicha “restricción externa” es habitualmente des- crita como el deficit máximo de cuenta corriente que es posible o desea- ble financiar (Dornbusch, 1980)‘*.

De acuerdo con la evidencia empírica para diversos países, y en particular para la mayor parte de los de America Latina, el saldo de la cuenta corriente, medido en dólares, (B) es una función creciente del ti- po de cambio real (eP*/P)13, las llamadas “políticas comerciales” (U) y del ingreso del resto del mundo y los términos de intercambio (Y*). y una función inversa de la tasa de interés mundial (i*) y del nivel de pro- ducción interna (Y) (ecuación (3) )“‘.

(3) B = B (eP*/P, Jr, i*, Y*, Y).

A su vez, tanto diversos enfoques teóricos como la evidencia empí- rica para América Latina apuntan en la dirección de que el nivel de pre- cios doméstico es una función creciente de los salarios nominales (w), el costo de las importaciones (eP*), los márgenes de ganancias (T) y los ni- veles de productividad (q) (Frenkel, 1984; Modiano, 1984)‘*.

(4) P= P(w,eP*,r,q)

Un corolario de la ecuación (3) es que para un cierto saldo de la cuenta corriente (“equilibrio externo”), términos de intercambio, ingre- so y tasa de interés del resto del mundo y un cierto conjunto de políti- cas de estímulo al comercio exterior (\Ir) dados, existe una relación di- recta entre producto doméstico (Y) y tipo de cambio real (eP*/P). A su vez, un corolario de la ecuación (4) es que para márgenes de ganancias y niveles de productividad dados existe una relación inversa entre el sa- lario real (w/p) y el tipo de cambio real (eP*/P)16.

Iz Ver el artículo de Arellano en este rusmo volumen.

l3 Incluimos las tarifas y wbsidvx en el cálculo del tipo de cambio real

l4 Ver el articulo de Foxley y Vial en este mismo volumen

l5 Por snnplicidad omitiremos cl papel de las tarifas públicas, los impuestos y la tasa de interés. Para evidencia empírica en América Latina ver el artículo de Foxley y Vial en este mismo volumen.

l6 La endemia econométrica para América latina, respecto de las ecuaciones de precios, su- giere. en gran parte de los casos. la constancia en los márgenes de ganancias o la escasa signi-

DMPLEO Y REMUNERACIONES: MODELOS ALTERNATIVOS DE CORTO PLAZO 151

A partir de ambos corolarios podemos concluir finalmente que, pa- ra un cierto “equilibrio externo” dado, existe_ ceteris paribus, una rela- ción inversa entre nivel de producción y salarios reales, que describimos a través de la curva BB en la Figura 2.

De este modo, en el caso del modelo en desequilibrio con restric- ción externa. si bien el desempleo se encuentra originado por una esca- sez de demanda efectiva, la necesidad de resguardar el equilibrio exter- no puede llevar a que un aumento en la demanda agregada, la que de por sí deteriora la cuenta corriente, deba venir acampanado por una de- valuación compensatoria, la que a su vez estaría asociada a una reduc- ción en los salarios reales.

Dicha reducción en los salarios reales tendría, probablemente, co- mo, ya argumentamos antes, un efecto contractivo de la demanda agregada. al considerar su impacto sobre el consumo y la inversión. Sin embargo, en el caso de una economía abierta es necesario, a su vez, considerar el posible impacto expansiv-o de la devaluaciõn sobre la de- manda efectiva como consecuencia del mejoramiento en el saldo de la balanza comercial”, así como los efectos contraccionarios que pueden provenir del déficit inicial en la balanza comercial, de los cambios dis- tributivos entre sector privado y gobierno o entre nacionales y capita- listas extranjeros, así como por la reducción de los saldos monetarios reales y el encarecimiento del servicio de la deuda externara.

Supondremos, para efectos de nuestra exposición, que dominan las fuerzas contractivas de la devaluación. En dicho caso, y al ser dominan- te la restricción externa, para incrementar el empleo, junto con aumen- tar el tipo de cambio real, lo que ceteris paribus se traduciria en una re- ducción en los salarios reales, se haría necesaria una política expansiva de demanda agregada, por ejemplo, vía el uso de política fiscal o mo- netaria.

El conflicto entre salarios reales y empleo aquí descrito puede ser atenuado y hasta superado a través de diversas vfas. En primer lugar, cabría mencionar la posibilidad de incrementos en la productividad, particularmente en el sector de los bienes transables. De igual modo po- líticas que reducen los márgenes de ganancias, las tasas de interés, los impuestos o las tarifas públicas, permiten compatibilizar el crecimiento en los salarios reales con la mejoría en la competitividad externa reque- rida para aumentar el nivel de empleo. (Cortázar, Foxley y Tokman, 1984). Por último, las que hemos denominado “políticas comerciales” ($ en la ecuación (3) ) también atenuarían el conflicto entre salarios

fícación económica de SUE variaciones en el corto plazo. Cuando, por ejemplo, como resul- tado de incrementos en los niveles de incertidumbre se producen cambios en los márgenes, estos últimos resultan, en general, dtfícdmente predecibles (ladresif, 1984; Modiano, 1984; Frenkel, 1984). Esto no significa que las variables de demanda no tengan un papel en la explicación del nivel de precios. sólo que ellas no actuarían en forma sistemática a través de variaciones en los márgenes de ganancia, sino que vía variaciones en los costos primarios. Las variaciones en la productividad, por su parte, pueden atenuar los conflictos aqui des- critos

” Cuando sc cumple la condición de MarshaU-Lerna

” Estos aspectos son analizados en los trabajos de Arellano y Solimano en este mismo volu- men.

252 RENECORTAZAR

reales y empleo descrito más arriba. (Schydlowsky, 1982; Marfan, 1986). De allí que podamos observar en la práctica, y para una restric- ción externa dada, incrementos simultáneos en el empleo y los salarios reales.

Desgraciadamente, ni las llamadas “políticas comerciales” ni aque- llas orientadas a incrementar simultáneamente la competitividad exter- na y los salarios reales han sido analizadas con suficiente atencion en la literatura. De allí que en un recuento de ésta no le dediquemos un espacio concordante con la importancia que estas políticas podrían al- canzar. Mencionamos el vacío por la relevancia que tiene, así como para destacar la necesidad de un mayor esfuerzo de investigación en esta área.

En síntesis, en este caso, y a diferencia de lo que ocurre con el en- foque de economfa cerrada, el instrumental keynesiano requiere para ser aplicado de una holgura en las cuentas externas, la que en muchos casos exige. a su vez; un deterioro en los salarios reales.

Mientras la receta de polftica orientada a aumentar el nivel de em- pleo en situaciones de equilibrio en el mercado de bienes consistía fun- damentalmente en una reducción en el costo de la mano de obra, y la del enfoque keynesiano de economía cerrada en un aumento de la de- manda efectiva, la hipótesis keynesiana de economía abierta con restric- ción externa requiere en muchos casos” de un paquete de políticas que incluya simultáneamente ambas medidas.

Esto último puede ser ilustrado en terminos de la Figura 2. Parta- mos de una situación de desempleo keynesiano con equilibrio externo, representada por el punto A, situación que se encuentra también identi- ficada por el punto A en la Figura 1. El avance hacia una situación de pleno empleo exige, en este caso, el traslado en la dirección A’, el que requiere, ceteris puribus, tanto de una cafda en los salarios reales como de un incremento en la demanda efectiva (posibilitada por el desplaza- miento de 1 1 a 1’ 1’). Al incrementarse la demanda agregada se produce también un desplazamiento de DL DL hacia la derecha en la Figura 1.

Este enfoque keynesiano de economía abierta con restricción ex- terna permite visualizar el deterioro potencial de la situación salarial y de empleo, inducida por los aumentos en las tasas de interés internacio- nales, la reducción en los flujos netos de capitales hacia America Latina, la reducción en la tasa de crecimiento del resto del mundo y el deterio- ro promedio de los términos de intercambio latinoamericanos. Todos estos efectos contraproducentes, que se conjugan durante la primera mi- tad de la década de los ochenta, se traducen en una reducción en la capacidad de importar de dichos países y, por lo tanto, en un desplaza- miento de la recta BB en la Figura 2, hacia la izquierda. Si la economía se encontraba en un punto como A, es posible compensar el desplaza- miento de BB a través de políticas recesivas que incrementan el desem- pleo (se pasa de A a A”); a través de reducciones en 10s salarios reales que incrementan la competitividad (se pasa de A a Al”); o vía una com-

l9 En todos aquellos casos en que no se producen variaciones en otras política? de comercio exterior, en los márgenes de ganancias, o cn las condiciones de productividad.

EMPLEO Y REMUNERACIONES: MODELOS ALTERNATIVOS DE CORTO PLAZO 253

binación de ambo?‘. En la práctica, la necesidad de satisfacer la “res- tricción externa” obligó a los países de América Latina a realizar fuertes devaluaciones y a disminuir el nivel de demanda efectiva, medidas que en general se reflejaron en una caída en los salarios reales y un incre- mento en la tasa de desocupación (CEPAL, 1985).

A lo largo de esta última subsección hemos supuesto que es posible inducir mejoramientos en el saldo de la balanza comercial a través de devaluaciones reale? Sin embargo, existe una larga tradición intelec- tual en América Latina, al menos desde la década de los cincuenta, que postula una inelasticidad del saldo de la cuenta corriente respecto del tipo de cambio real. Se supone que los países en desarrollo tienen una proporción alta de sus importaciones que son no competitivas y nece- sarias para la producción, a la vez que sus exportaciones son inelásticas respecto del tipo de cambio real (Chenery-, 198 1; Bacha, 1984)“.

Dicha situación, captada por los Llamados modelos de “dos bre- chas”, podría ser descrita, en un modelo de corto plazo, a través del tra- mo vertical de la recta BB en la Figura 2. En este caso, si bien reducir el desempleo requiere de una expansión en la demanda efectiva, y ésta, a su vez, se encuentra limitada por la necesidad de satisfacer la “restric- ción externa”, no se da como en el caso precedente un conflicto entre reactivación productiva y tipo de cambio real y, por lo tanto, ceteris @bus, entre variaciones en la tasa de desempleo y evolución de los salarios reales.

Los modelos de dos brechas tienen su origen en los planteamientos “estructuralistas”, y tal como ocurre con las interpretaciones de dicha corriente de pensamiento respecto del fenómeno inflacionario, radican el origen y las soluciones de los desequilibrios de corto plazo en las ca- racterísticas estructurales de la economía, así como en los rasgos más centrales del proceso de desarrollo. De allí que postulen un pesimismo radical respecto de la eficacia relativa de las políticas de corto plazo para superar dichas dificultades.

En las subsecciones precedentes hemos hecho referencia a los enfo- ques de equilibrio y desequilibrio de economía cerrada y abierta, los que en una determinada coyuntura histórica se pueden convertir en perspectivas complementarias, y no necesariamente alternativas. tanto en el diagnóstico como en el diseño de políticas encaminadas a reducir la desocupación.

Para ilustrar esta última afirmación consideremos un país que se encuentra en un punto como A en las Figuras 1 y 2. El enfoque ade- cuado para caracterizar los orígenes del desempleo observado podría ser un modelo en desequilibrio para una economía abierta con restricción externa. Para reducir la desocupación se requeriría expandir la demanda efectiva, lo cual, a su vez, podría exigir una devaluación real con la con- siguiente caída en las remuneraciones reales. Al desplazarse la economía

Za Hacemos los supuestos habituales en el sentido de que las demás variables permanecen constantes.

” Las que, ceterir paribus, producirían caídas en los salanos realea.

” Ver artículo de Arellano en este mismo volumen.

254 RENE CORTAZAR

desde A hacia A’ en la Figura 2, la demanda por mano de obra Dr Dr, en la Figura 1, se desplazaría también hacia la derecha, reduciéndose el desempleo.

El encarecimiento de los insumos importados (TN) como conse- cuencia de la devaluación real, por su parte, al desplazar la curva de pro- ducto marginal de la mano de obra hacia la izquierda, puede transfor- mar parte del desempleo en uno de origen neoclásicon. En ese caso los salarios reales podrían tornarse excesivos como para garantizar la plena ocupación de la mano de obra. Las políticas de empleo deberían basarse parcialmente, entonces, en un enfoque de equilibrio de economía abier- ta.

Adicionalmente, a partir de un cierto punto el saldo de la cuenta corriente se puede tornar muy inelástico a variaciones en el tipo de cam- bio real. Es el caso descrito por los modelos de “dos brechas”, que he- mos caracterizado a traves del tramo vertical de la recta BB en la Fi- gura 2.

En caso de que el nivel de producto de pleno empleo (YPE) se en- cuentre a la derecha de dicho tramo vertical, como sucede en la Figu- ra 2, políticas devaluatorias acompafiadas por políticas monetarias y fis- cales expansivas serían incapaces de asegurar la plena ocupación de la mano de obra.

Por último, los diferentes modelos no solo pueden resultar comple- mentarios para analizar las distintas situaciones por las que transita una economía a lo largo del tiempo, o las diferentes causas de una determi- nada situación global, sino también para analizar la realidad por la que atraviesan diferentes segmentos de la estructura econ6mica (Keynes, 1936). Es asf como, por ejemplo, un modelo de equilibrio de economía abierta puede resultar el más adecuado para el análisis de un sector ex- portador sin restricción de ventas en la economía mundial, a la vez que un modelo en desequilibrio de economía cerrada podría resultar más apropiado para caracterizar a un sector de no transables muy aislado de las relaciones de comercio exterior%.

C. LOS TRABAJADORES INDEPENDIENTES Y EL SUBEMPLEO

Las hipótesis sobre los determinantes del empleo a que hemos he- cho mención anteriormente están referidas al trabajo asalariado. Con escasísimas excepciones (Lindbeck y Snower, 1985) ello es lo que ocurre con prácticamente todas las revisiones de la literatura desarrolla- da en el Norte. Y es natural que ello suceda si consideramos que los trabajadores independientes representan, en dichos países, en general, a menos de un 10% de la fuerza de trabajo. En los países en desarrollo. en cambio, y en América Latina en particular. es común que los traba-

l3 El que esto ocuna va a depender de la magnitud relativa del desplazamiento hacia la iz- quierda de la CUIK+ de producto marginal de la mano de obra, en relación con la caída en los salarios reales inducida po~ la devaluación real.

24 Un modelo global del mercado del trabajo requiere describir, además, las interrelacioncs en- tre estos diferentes segmentos.

EMPLEO Y REMUNERACIONES: MODELOS ALTERNATIVOS DE CORTO PLAZO 255

jadores por cuenta propia abarquen a más de un tercio de la población ocupada.

En América Latina los estudios de PREALC/OIT han reunido un gran cúmulo de evidencia empírica respecto de este sector, el que ha si- do estudiado con referencia al denominado sector informal urbano (PREALC, 1978).

Los trabajadores independientes constituyen, en gran proporción, parte de la “economía subterránea” de las economías latinoamericanas. Entre otros aspectos, sus remuneraciones y producción escapan al cómputo de las estadísticas recogidas por las instituciones gubernamen- tales, a la vez que, y desde otro ángulo, su presencia social frecuente- mente no alcanza la fuerza requerida como para pesar en el proceso per lítico.

Sm embargo, el análisis de su comportamiento debiera ser, sin du- da, una pieza clave de cualquier descripción del comportamiento de los mercados laborales.

La especificidad de esta categoría ocupacional lleva inevitablemen- te a la necesidad de desarrollar modelos del mercado del trabajo que contemplen al menos dos sectores.

Sus remuneraciones se determinan por condiciones que son de otra índoie que aquellas referidas al trabajo asalariado. Es muy común que se suponga, por ejemplo, que los trabajadores independientes compar- ten entre sí el producto medio neto del sector (Fields, 1975; Stiglitz, 1976; Cortázar, 1983), lo que lleva a que sus remuneraciones sean per- fectamente flexibles a lo largo del ciclo económico, y que no se produz- can excesos de oferta de mano de obra persistentes en dicho sector (Figueiredo eta/., 1985; Cortázar, 1983).

Lo antedicho nos lleva, naturalmente, a preguntarnos respecto de las interrelaciones, al interior del mercado laboral, entre los asalariados y los trabajadores independientes.

Un modo de ilustrar el problema es a través del diagrama simpliti- cado de la Figura 3. Distinguimos entre los trabajadores asalariados y aquellos independientes, con empleo y salarios (LA _ w* /P) y (Ll, w’/p), respectivamente.

Supongamos que para un salario real (w* /P)o se ocupa L$ de ma- no de obra asalariadal‘;. Si el exceso de oferta de mano de obra asalaria- da O’L$, se convierte en la oferta de trabajo para el sector indepen- diente, sector en el que suponemos remuneraciones flexibles, los ingre- sos en este último caerían hasta el punto B’, al tiempo que las estadísti- cas laborales registrarían pleno empleo de la mano de obra. De allí que para explicar la presencia de desempleo involuntario debamos suponer cierta inflexibilidad a la baja en las remuneraciones del sector indepen- diente, o que parte del exceso de oferta de mano de obra asalariada no busca empleo como trabajadores por cuenta propia.

” La demanda por trabajo DADApuede ser de origen keynesiano o neoclásica. L L

‘256 RENT CORTAZAR

Figura 3:

En general, los modelos han desarrollado el segundo de estos ar- gumentos, haciendo referencia, por ejemplo, a aspectos de carácter so- ciológico que hacen que muchos trabajadores prefieran permanecer de- sempleados antes que aceptar ocupaciones con status muy discordantes con el de la ocupación originaria (Cortázar, 1983; Cortázar, Foxley y Tokman, 1984).

Por otra parte, hay quienes han cnfdtizado la presencia de retornos crecientes, ya sea al trabajo o al capital, los que harían poco rentable el trabajo independiente en muchos sectores (Lindbeck y Snower_ 19s5)26-*7, De más esta senalar que se trata de explicaciones que resul- tan complementarias entre sí.

En todo caso, la presencia de un importante sector dc trabajado- res independientes, cuya incidencia relativa varía a lo largo del ciclo económico. plantea serias limitaciones al uso de la tasa de desempleo como una medición del exceso de oferta de mano de obra correspon- diente al sector asalariado, así como respecto del uso de los salarios pro-

26 Esta necesidad de crear empresas dc un tamaño mínimo, junto con las dificultades organi- zacmnales asociadas a la constitución de nuevas unidades productivas con esas caracterír- ticas y lar dificultadea financieras que surgen de la esistenaa de racmnamlento crediticio en los mercados de capltalcî, harían que en la práctica muchos desocupados tengan que des- cartar la alternativa de constitución de nuevas empresa, en el ECC~DI productivo al que perte- necen, como un modo de combatir la desocupación. De hecho, SC observa que los incremen- tos en el número de trabajadores independientes durante las recesiones tienden a concen- trarse en sectores productivos donde las economías de escala son de menor slgniflcación (especialmente algunas actividade\ dc comercio y servicios).

27 Algunos estudlos motivados en la rcalidad de los paíscs desarrollados han seguido la huella de las teorías dc ‘.búsqueda de trabajo”. interpretando la desocupación como un insrrumen- to para buscar empleo en el rector asalariado (Mc Donald y Solos, 1983). Sin embargo. no nos parece que sea este un enfoque particularmente relevante para la mterprctación del desempleo en América Latina.

EMPLEO Y REMUNERACIONES: MODELOS ALTERKATIVOS DE CORTO PLAZO 257

medios como indicador de las remuneraciones de los trabajadores en ge- neral.

El tipo de desagregación propuesta tiene un carácter complementa- rio y se entrecruza con las que se refieren a la segmentación de sectores al interior de la categoría ocupacional de los asalariados (Doeringuer y Piore, 1971; Mc Donald y Solow, 1985: PREALC, 1978; Solimano, 1985). Por ejemplo, es frecuente que se modele el proceso de formación de las remuneraciones de los asalariados en el llamado sector informal urbano bajo los supuestos de flexibilidad salarial con que aquí hemos caracterizado al segmento de trabajadores independientes (PREALC, 1978).

Esta necesidad de desagregación a nivel de los mercados laborales se suma a la que mencionamos a propósito de los mercados de bienes, de modo de captar el impacto sobre el empleo total de variaciones en la importancia relativa de sectores con diferente intensidad de uso de la mano de obra; y a la que propusimos a nivel de los agentes económicos, de modo de reconocer las diferencias en las funciones objetivo y restric- ciones de las empresas del sector privado y del Estado en cuanto em- pleador.

2. SALARIOS: ENFOQUES ALTERNATIVOS

En la sección precedente nos referimos a algunos enfoques altema- tivos para interpretar los orígenes del desempleo y examinar la validez de políticas tendientes a reducir la desocupación. En cada caso analiza- mos el signo probable de las variaciones en los salarios reales requeridas para validar dichas políticas de empleo, aunque no se descartaron otras formas de ajuste que si bien son potencialmente importantes, no han si- do suficientemente desarrolladas en la literatura.

En esta segunda sección indagaremos sobre los enfoques alternati- vos de determinación de los salarios y, a partir de estos, respecto de los instrumentos de política para inducir cambios en la evolución de las remuneraciones reales.

Tal como dividimos los enfoques sobre los determinantes del em- pleo entre los que suponen una situación de equilibrio y aquellos que postulan la presencia de desequilibrios persistentes en los mercados de bienes, en esta sección organizaremos los enfoques relativos a los sala- rios entre aquellos que suponen equilibrio en el mercado del trabajo y 10s que plantean la presencia de desequilibrios persistentes en ésteZB

x3 Como se desprende de los planteamientos que desarrollarno% en esta sección, le asignamos a

los conceptos de equilibrio y desequilibrio en el mercado laboral un sentido meramente des- criptivo del proceso de formación salarial. Estamos lejos de pensar que las fuerzas económi- cas e institucionales que impiden el eqwlibrio del mercado del trabajo deben ser considera- das como “imperfecaones” que alejan a la economía de una suerte de óptimo, con el que tantas veces se identifica a la situación de equilibrio. Muy por el contrario, varios de los en- foques que explican los desequilibrios en los mercados laboralea apuntan a causas sociológi- cas institucionales o políticas, que son, a su vez, xspuestas a la necesidad de incrementar la productividad, estabilizar las relaciones sociales o garantizar la estabihdad política de esos países.

258 RCNE CORTAZAR

Pero antes de describir los diferentes enfoques parece conveniente distinguir varios segmentos del mercado laboral, los que se encuentran sujetos a esquemas de relaciones industriales de muy distinta naturaleza.

En esta sección argumentaremos que los modelos más apropiados para interpretar la evolución en las remuneraciones no sólo variarán a lo largo del tiempo, según cuales sean los escenarios macroeconómicos o sociopolíticos que prevalezcan, sino que también diferirán entre los diferentes segmentos del mercado laboral.

Consideremos los siguientes cinco sectores: trabajadores sindicah- zados del sector privado; trabajadores del sector privado no sindicali- zados pero que perciben salarios que son significativamente superiores a las remuneraciones mínimas legales: trabajadores del sector público; trabajadores del sector privado que reciben una remuneración en torno al salario mínimo, y trabajadores del sector informal, entre los que in- cluimos a los por cuenta propia y a quienes perciben salarios inferiores a los mínimos legales.

Cada uno de los tres primeros sectores representa, en América Latina; entre un 10~ y un 20% de la fuerza de trabajo, mientras que tanto los trabajadores que perciben remuneraciones en tomo a un sala- rio minimo así como aquellos del llamado sector informal abarcan alrededor de un 30% de la población económicamente activa (PREALC. 1980, 1982).

A MEKCADO LABORAL JiN 1 QUILIBRIO

Dentro de los enfoques que plantean que las remuneraciones son determinadas por el “equilibrio” del mercado laboral distinguiremos. entre los planteamientos de los “nuevos clásicos”, los modelos que des- criben la realidad de los trabajadores independientes y los casos de “participación laboral en los ingresos”.

1) Los nuevos clásicos

Recogen de los planteamientos prekeynesianos la hipótesis de que la flexibilidad en los salarios reales asegura el equilibrio en el mercado del trabajo (punto E en la Figura 1). Asignan, sin embargo. un papel a la incertidumbre e información imperfecta, las que harían que pudie- ran diferir las expectativas de la realidad respecto de algunos precios claves, tales como el salario real (Friedman. 1968), la tasa de interés real (Lucas y Rapping, 1970) o los salarios relativos (Alchiam. 1970). Estos errores en las expectativas podrían, a su vez, hacer diferir la tasa de desocupación observada de la denominada “tasa natural” de desem- pleo, la que es definida como aquella tasa de equilibrio que prevalece- ría cuando las expectativas respecto de los precios y salarios coinciden con los valores efectivos de éstos.

Cuando a esta formulación se le agrega un proceso de formación de expectativas de tipo “racional”, en el sentido de que las variables espe- radas constituyen estimadores insesgados o consistentes de las variables efectivas, las desviaciones de la tasa de desempleo respecto de la “na-

l-MPLEO Y KFMIXERACIONES MODELOS ALTERNATIVOS DE CORTO PL.4LO 259

tui-al” pasan a tener un carácter esencialmente asistemático y transito- rio29-30-31

Resulta sorprendente la presencia tan significativa que ha tenido este enfoque en el debate económico latinoamericano reciente si consideramos que. como se observa con nitidez en las estadísticas de los diversos países (ver Apéndice). tanto el nivel como la persistencia del desempleo sugieren que no se trata de un fenómeno transitorio, a la vez que su evolución desmiente en forma patente que las desviaciones respecto de la tasa “natural” puedan ser descritas como errores siste- máticos. del tipo de los mencionados mas arriba3’. Es por ello que no nos detendremos en el análisis detallado de estas hipótesis. las que han sido discutidas exhaustivamente en la literatura noratlántica durante toda la última década (Gordon. 1976; Lindbeck y Snower, 1985).

2) Trabajadores independientes 1’ esquemas de participaciún en los ingresos

Si bien la hipótesis de que las remuneraciones son determinadas por las condiciones de equilibrio en los mercados laborales parece particularmente contradictoria con la evidencia empírica relevante para el conjunto del mercado del trabajo, ella sí resulta coherente, como ya indicamos antes, con lo que ocurre en el segmento de los tra- bajadores independientes del mercado laboral, que representa a cerca de un tercio de la fuerza de trabajo de América Latina.

En este último caso, las remuneraciones no son mas que el reflejo de ingreso medio neto asociado al total de ventas del sector. De allí que las políticas tendientes a mejorar los ingresos del segmento de tra- bajadores independientes deban orientarse ya sea a aumentar las ventas de éste o a reducir los costos de producción, de modo de incrementar

29 Respecto de este tema ver lo\ artículos de Ramos, Zahler, Marfá” y Meller, en este mismo VOlU”lt?“.

jo Los enfoques de contratos de trabalo mtroduicron a e\tc anáhsia las relaciones bilaterales entre em&doreî y trabajadora, la\-qur. inclu;e” acuerdo\ que so” condicionala a la s~tw- ción macroeconómvza futura. Se basan, en general, c” tres cupuestos respecto del mercado del trabajo: que los trabajadores so” rná, ave~vx al riesgo que las firmas, tiene” menoï äc- CCEO a los mercados financi¿ro~ y so” mmbvder enrre firn~as (Roen, 1985: Lindbeck y Snowcr. 1985). De allí que los contratos de Trabajo incorporen un “eguro” en cuanto a la estabilidad de los ingreros. Por ello el desempleo ex-ante es, c” crta perspectiva, ‘\olu”ta- rio“, aunque ex-post pueda tomar un carácter dc “mvoluntar~o” bste tipo de twríaa no pueden explicar el desempleo de origen cíclico (Stightz, 1984a).

Ha aido habitual que 105 uítlcos dc c\tc enfoque ataque” iimultáneamentc cl wpusto de flexibilidad de precms y la htpóte% de expectativac racionales, cuando bastaría con modl- ticar el primero para que cambie” loc principales resultados del modelo. bn part~culdr aquel que dice relación co” la condxión de equihbrio del mercado laboral. Destacamos eae hecho debido a que en ciertas clrcunstanciaa puede resultar de utdldad el rctcner el supuesto de expectativas racionalc\. Aunque SC trata en muchos casos de una dexrlpclón alramcnrc n- verosímil del procew de formación de expectativas, rewlra, si” cmbargo. wperior a la que se constituye, habitualmente, c” la hlpótesls alternativa, cual e\ el planteamiento dc expcc- tatxx adaptativas.

Esta hipótesis podría resultar de utdidad pana eupljcar por qué subciure u” desempleo “fric- cianal” aun en circunstancia5 en que todo pareciera indaar plena utihzaclón de loî TCCUTSOS productwor.

2.50 RENE CORTAZAR

el valor agregado disponible para los trabajadores. Naturalmente que los intentos por aumentar la producción del sector informal requieren ser acampanados por políticas orientadas a incrementar la demanda por los bienes y servicios producidos en dicho sector. También contribuyen a incrementar los ingresos de los trabajadores independientes las disminu- ciones en el número de personas que buscan empleo en dicha categoría ocupacional. Eso ocurre cuando se produce, por ejemplo, una ex- pansión importante en el empleo asalariado. Una revisión de las polí- ticas enfocadas hacia el sector informal se encuentra en PREALC (1978, 1978a)33.

Pero los modelos de mercados de trabajo en equilibrio no sólo resultan de utilidad para analizar lo que sucede con las remuneraciones en el sector informal sino que también en empresas o actividades en que prevalecen otros esquemas o fórmulas de compensación al trabajo, como las que se dan. por ejemplo, en el caso de los trabajadores “a trato” o en el de los “medieros” en el sector agrícola.

Para ilustrar este punto consideremos una economía cerrada que se encuentra en equilibrio en el mercado de bienes, empleando una cantidad de mano de obra inferior a la de pleno empleo. La Figura 1 sugiere, por ejemplo, que estaríamos en presencia de remuneraciones por sobre las de “equilibrio”34. Si el mecanismo de compensación al trabajo es el salario convencional, éste coincide con el costo marginal de contratar mano de obra y con la productividad marginal del traba- jo, con lo cual las empresas estarían indiferentes. a dicho salario, entre contratar o no a un trabajador adicional. Supongamos que se modifica el mecanismo de compensación al trabajo reemplazándolo por una fórmula que asocia directamente fa remuneración del trabaja- dor al nivel de producción o ventas de la empresa, de modo tal que los trabajadores ya contratados reciban inicialmente la misma remunera- ción que bajo el esquema de salarios tijos. En concreto, supongamos que se fija una remuneración “a trato”, enteramente variable. En este caso, si bien el salario real coincide con la productividad marginal de la mano de obra, ambos resultan, sin embargo, superiores al costo mar- ginal de contratación para la empresa. El costo de contratar un traba- jador adicional equivale a su remuneración, la que suponemos es mi- cialmente igual a su productividad marginal, menos la reducción en los ingresos de los que ya estaban ocupados, por el hecho de que con la contratación del nuevo trabajador disminuye el producto medio total de la mano de obra en la empresa3’.

33 Estos modelos de equilibrio en el mercado laboral también pueden resultar de utilidad, co- mo indicamos más amiba, para el segmento de trabajadores asalariados de las empresas pe- queíias y desprotegidas que han sido agrupadas bajo la denominación de sector informal (PREALC, 1970.

M En esta secaón supondremos, por simphcidad, que las varuxiones en los salarios reales no afectan la producwidad neta de la mano de obra. Es decir, no consideramos la hipótesis de los salarios de eficiencia.

35 Suponemos que, para el rango xlevante, el producto marginal del trabajo es inferior al prc- dueto medio.

EMPLEOYREMUNERACIONES:MODELOSALTERNATIVOSDECORTOPLAZO 261

Para una fórmula de trabajo “a trato” dada, y cuando existe equi- librio en el mercado de bienes36, las empresas siempre desearán au- mentar el número de personas contratadas, reduciendo de este modo el exceso de oferta en el mercado laboral, ya que con elfo incrementa- ran sus utilidades totales.

Existe una amplia gama de esquemas alternativos de compensa- ción a la mano de obra, que significan una participación laboral en los ingresos, es decir, que ligan las remuneraciones de los trabajadores a los resultados económicos de las empresas en que estos laboran. Todos ellos en tanto hacen que. ceteris paribus, la remuneración media varie en forma inversa al nivel de empleo total, crean una brecha entre la productividad marginal del trabajo y el costo marginal de emplear un trabajador adiciona137. Y, cuando existe equilibrio en el mercado de bienes, mantienen de ese modo un incentivo permanente para que las empresas aumenten su nivel de ocupación.

Si bien este mecanismo de ajuste del mercado del trabajo difiere en muchos sentidos del que se observa en los modelos prekeynesianos o en los de los nuevos clásicos (Weitzman, 1984)3”, coincide con ellos en cuanto a que las empresas tienden en forma automática a absorber los excesos de oferta de mano de obra vía reducciones en las remuneracio- nes reales.

Frente a la gran variabilidad en los niveles de empleo durante los ciclos económicos hay quienes han propuesto la modificación de los esquemas de compensación a la mano de obra, de modo tal de incor- porar una parte de ingreso variable, en función de las ventas o utilidades de las empresas” Nuevamente, la también a este respecto exitosa experiencia japonesa, ha sido senalada como un ejemplo de las virtudes de una reforma de esta naturaleza (Weitzman, 1984).

8. MERCADOLABORALENDESEQUILIBRIO

Los modelos con mercados del trabajo en desequilibrio más utili- zados en la literatura del Norte se basan ya sea en la presencia de orga- nizaciones sindicales y subsidios de desempleo como en el enfoque de los salarios de eficiencia.

36 Ver Sección 1.

37 Esta afirmación podría ser cuestionada por las teorías de los salarios de eficiencia, que de- sarrollamos más abajo.

38 hntre otros aspectos no requiere crear la situación de “mestabilidad en el empleo”, para los trabajadores ocupados que está implícita en el mecanismo de ajuste de los modelos prekey- nesianos así como en los de los nuevos clásicos.

” Como se desprende del análisis de la Sección 1, estas variaciones en los salarios reales pw drían contribuir a estabilizar el empleo en determinadas situaciones, en particular en aque- llas en que prevalece un equilibrio en el mercado de bienes o cuando existe una restriccih externa dominante. Por otra parte, la idea de un ingreso variable al trabalo supone que es posible modificar los salarios relativos entre empresas, planteamiento que resulta necesario condicionar a partir de la perspectiva keynesiana-institucional que desarrollamos más abajo.

2.52 RENE CORTAZAR

1) Sindicatos y subsidios de desempleo: los argumentos prekeyne- sianos

Un primer grupo de modelos que suponen la presencia de desequi- librios persistentes en el mercado del trabajo analiza la determinación del nivel de las remuneraciones reales corno el resultado de un proceso de negociación en el que tiene incidencia tanto el poder sindical como el nivel de los subsidios de desempleo. De acuerdo con los prekeynesia- nos, ambos elementos se conjugarían en la fijación de salarios reales por sobre los de equilibrio, con el impacto consiguiente sobre la tasa de desocupación (Casson, 1984; Mc Donald y Solow, 198.5).

En el caso de los mercados laborales de América Latina recorde- mos que sólo entre un 10% y 200~ de la fuerza de trabajo se encuentra sindicalizada. y que aunque estas negociaciones afectaran indirecta- mente a los trabajadores del sector privado no sindicalizados pero que perciben salarios que son significativamente superiores a las remunera- ciones mínimas legales, ellas, de ninguna manera, afectarían a mucho mas de un tercio de la fuerza de trabajo. También debiera señalarse que tanto la cobertura como el nivel de los subsidios de desempleo son ex- tremadamente bajos, en comparación con lo que ocurre en los países desarrollados.

En todo caso, si bien el grupo afectado por el proceso de negocia- ción colectiva es minoritario, al estar concentrado en los sectores más modernos de la economía, puede tener, de hecho, una gran incidencia sobre la competitividad de los sectores exportadores o sustituidores de importaciones, así como sobre las empresas más dinámicas en terminos de inversión y progreso tecnológico.

De acuerdo con este enfoque, las variaciones en la tasa de afilia- ción sindical o en el marco institucional y sociopolítico al interior del cual se desarrollan los procesos de negociación colectiva, debieran afectar la evolución de las remuneraciones reales y, por lo tanto. los parámetros de las ecuaciones de salarios que habitualmente se estiman. De allí que no debiera sorprendernos encontrar una cierta inestabi- lidad en dichos parámetros, al analizar diferentes períodos históricos caracterizados por marcos institucionales y sociopoliticos diversos. A este punto nos referiremos en detalle en la Sección 3.

2) Salarios de eficienciaa

En esencia, las teorías de los salarios de eficiencia plantean que la productividad neta de los trabajadores es una función de las remunera- ciones que estos perciben. Menores remuneraciones podrían reducir la productividad más que proporcionalmente, aumentando de este modo los costos netos de la mano de obra. Si este fuera el caso, las empresas evitarían reducir los salarios, aun frente a excesos de oferta en el mer- cado laboral. De allí que el equilibrio competitivo sería consistente con la mantención de desequilibrios persistentes en el mercado del trabajo.

4o lrna excelente síntesis de esto5 enfoque\ ce encuentra en Stlplitz (1984)

EMPLEO Y REMUNERACIONES, 14ODELOS ALTITRNATIVOS DE CORTO PLAZO 263

Este enfoque explicaría, a su vez, la existencia de diferenciales salaria- les entre sectores y empresas, para trabajadores con las mismas carac- terísticas personales.

Hay varias hipótesis alternativas que pueden servir de base al en- foque de salarios de eficiencia. Tal vez el primero de los modelos de este tipo fue el diseñado para países muy pobres. en el que se argumen- taba que los salarios podían afectar la productividad vía su impacto en las condiciones nutricionales de los trabajadores (Leibenstein, 1957; Stiglitz, 1976a). Este modelo podría ser tal vez de utilidad en el estudio de los segmentos más pobres del mercado laboral, especialmente en aquellos paises de menor desarrollo.

Una segunda hipótesis se basa en el impacto económico de la rota- ción de la mano de obra. la que induciría costos para el empleador, especialmente en los sectores en los cuales tienen importancia el entre- namiento en la firma así como los costos de contratación y despido (Stiglitz, 1974, 1976, 1984; Lindbeck y Snower, 1985). A menor sa- lario mayor rotación de la mano de obra con el consiguiente costo para el empleador y reducción en la productividad neta de los trabajadores.

Una tercera hipótesis surge a partir del supuesto de información imperfecta, tanto respecto de las características de los trabajadores como en relación a la acción de éstos en el proceso productivo. Un aumento en los salarios contribuirá a mejorar la calidad media de 10s

postulantes a los empleos, así como a desincentivar el deterioro en 10s

niveles de eficiencia laboral (Stiglitz, 1984; Yellen, 1984). Por último, y más allá de los problemas habituales de informa-

ción imperfecta, existen diversos mecanismos a traves de los cuales los trabajadores pueden afectar su productividad sin que los mecanismos de control del empleador lo puedan evitar. Pueden graduar el esfuerzo y la creatividad desplegada en el trabajo, la disposición a facilitar el proceso de entrenamiento en el empleo o simplemente involucrarse en variados mecanismos disruptivos del proceso productivo (Doeringuer y Piore, 1971; Hicks, 1974). Existirían dificultades prácticas insalva- bles para medir estos diversos aspectos, así como dificultades socioló- gicas y legales para que el empleador pueda controlarlos o sancionar- los al margen de la voluntad de los trabajadores involucrados. Respecto de este último punto, han resurgido en la literatura una serie de teorias sociológicas para explicar el impacto de los salarios sobre la producti- vidad así como las dificultades inherentes a los mecanismos de control laboral (Akerlof, 1984: Weitzman, 1984). La productividad laboral sería el resultado no sólo de las relaciones tecnológicas de producción sino que tambien de las relaciones sociales que prevalezcan en la em- presa.

Valdría la pena destacar que estas tres últimas hipótesis, asf como aquellas referidas a las organizaciones sindicales, tienden a tener una mayor validez en los segmentos mas modernos del mercado laboral. Son precisamente en las empresas más modernas y de tecnología más sofisticada en las que resulta mas difícil monitorear la productividad; en las que tiene mas importancia el entrenamiento en el trabajo; en las que existe mayor protección del empleo y, por tanto, costos mas

264 RENE CORTAZAR

altos para despedir; y en las que se observan tasas de sindicalización mas elevadas,

Desde otro ángulo, las teorías de los salarios de eficiencia resul- tan muy complementarias con algunos planteamientos de los estruc- turalistas latinoamericanos y, en particular, con aquellos referidos al tema de la heterogeneidad estructural (Pinto, 1970; Foxley y Mufioz, 1976). La hipótesis de la heterogeneidad estructural destaca la coexis- tencia en el aparato productivo de tecnologías que corresponden a épocas históricas muy diferentes y a muy distintas intensidades de capital. Dicha heterogeneidad tecnológica estaría estrechamente aso- ciada a la heterogeneidad en los mercados del trabajo y en la estructu- ra de salarios. Las hipótesis de los salarios de eficiencia permiten expli- car los diferenciales salariales sin recurrir a supuestos respecto de seg- mentaciones en la oferta de trabajo o de falta de movilidad ocupacio- nal. Bastaría que frente a un cambio en los salarios variara mas la pro- ductividad media en los sectores más modernos e intensivos en capital que en los tradicionales, para que pudieran darse diferenciales salaria- les permanentes entre segmentos, para trabajadores de iguales caracte- risticas personales.

Finalmente, estas teorías de los salarios de eficiencia, con excep- ción de la primera4’, pueden explicar la rigidez a la baja en las remune- raciones nominales o reales, según cuáles sean las variables objetivos perseguidas por los trabajadores.

3) Modelo keynesiano-institucional

Este modelo puede ser visto como un desarrollo del anterior. Si los trabajadores pueden afectar su productividad o incrementar el cos- to de la mano de obra vía una mayor rotación laboral, cabe preguntarse respecto de la función objetivo que orienta su comportamiento.

Tanto el planteamiento de Keynes (1936) como los de los insti- tucionalistas norteamericanos (Dunlop, 1944; Ross, 1948) y los seg- mentacionistas (Piore, 1978) enfatizan la importancia que cobran en las demandas laborales la estructura de salarios relativos asf como las condiciones de estabilidad en el empleo.

La importancia que los trabajadores otorgan a los salarios relati- vos fue la base de la argumentación de Keynes para explicar la mayor resistencia que opondrian los trabajadores cuando una disminución en los salarios reales se da via una caída en los salarios nominales, y no a traves de un incremento en el nivel de precios (Keynes, 1936; Trevithick, 1976). Si en la economía existe un sistema de negociación salarial descentralizado, la reducción de los salarios nominale? en una fuma normalmente no sólo afecta a sus salarios reales sino que a su vez deteriora dichas remuneraciones en relación a las de los trabajadores de otras empresas. En cambio cuando la variación en los salarios reales

4’ La que está necesariamente referida a los salarios reales.

42 0 de su tasa de variación cuando nos referimos a una economía inflacionaria.

EMPLEO Y REMUNERACIONES: MODELOS ALTERNATIVOS DE CORTO PLAZO 265

se produce a través de cambios en el nivel de precios, la estructura de salarios relativos permanece inalterada.

Este interés de los asalariados por su bienestar relativo ha sido modelado a traves del concepto de “funciones de utilidad interdepen- dientes” (Thurow, 1975). y en el caso de enfoques más sociológicos utilizando la noción de “deprivación relativa”. Los trabajadores, así como en general los consumidores, evaluarían sus condiciones de vida contrastándolas con las de algún “grupo de referencia”, ya sea del mis- mo sector o región, o de empresas con un nivel tecnológico y de pro- ductividad similar. Ello otorgaría una cierta interdependencia al proceso de formación de los salarios de determinadas empresas o grupos de tra- bajadores, dando origen a lo que se ha denominado los “contornos de salarios”. Al interior de cada uno de dichos “contornos” los salarios relativos tenderían a perder flexibilidad, pudiendo variar con mayor facilidad aquellos que pertenecen a “contornos” salariales distintosa

La estructura de salarios relativos al constituir, a su vez, un me- canismo bastante practico de control de la eficacia de las directivas sin- dicales por parte de sus bases, cobra también por este motivo una gran importancia en los procesos de negociación colectiva.

La constatación del ímeres de los trabajadores por su situación relativa tiene una serie de implicancias para el diseño de polltica eco nómica. Por ejemplo, de allí derivamos la asimetría en la resistencia a una disminución en los salarios reales cuando esta se da vía reducciones en los salarios nominales en comparación a la que se induce cuando las remuneraciones caen vía un aumento en el nivel de precios. También resultaría pertinente distinguir entre la reacción laboral inducida por la oposición de una empresa a un aumento en los salarios nominales por sobre los del “contorno de salarios” al que pertenece, la que sería muy inferior a la que se suscitarla si se intenta evitar ese mismo au- mento en las remuneraciones, cuando éste sólo busca recuperar una posicibn relativa que ha resultado deteriorada (Piore, 1978). Por este motivo la política salarial no debiera ignorar el impacto que la secuen- cia de negociaciones colectivas pudiera tener sobre los resultados fi- nales de éstas44. Por último, la importancia de los salarios relativos en los objetivos laborales es uno de los nexos a través de los cuales se pro- duce una interdependencia entre los procesos de determinación sala- rial de los diversos segmentos del mercado laboral descritos más arriba. En particular, las políticas de remuneraciones del sector público no sólo afectarían a los trabajadores legalmente considerados en ellas, sino que también a otros segmentos del mercado laboral influidos indirectamente como consecuencia de los límites a la flexibilidad en las remuneraciones relativas, inducidos por la presencia de los llamados “contornos de sa- larios”. De igual modo existiría un cierto nexo entre las remuneracio-

43 De acuerdo con esta hipótesis, el mercado laboral, especialmente en los segmentos asociados a los sectores más modernos de la economia, estaría conformado por una serie de “contor- nos de salarios”, algunos muy interconectados y otros relativamente independientes entre sí.

44 De negociar primero las organizaciones sindicales más poderosas del “contorno de salarios”, elIo tendería a reflejarse en un mayor aumento salarial promedio.

266 RENE CORTAZAR

nes de los trabajadores del sector privado sindicalizado y los no orga- nizados.

Esta interrelación entre las remuneraciones de los diversos seg- mentos del mercado laboral es de una naturaleza diferente, aunque complementaria, a la postulada por el enfoque neoclásico, el que en- fatiza las variaciones en la escasez relativa de la mano de obra inducida por la variación en los salarios relativo?‘.

Por último, la importancia que los trabajadores otorgan a las con- diciones de estabilidad en el empleo explicaría su oposición a dejar operar los mecanismos prekeynesianos o neoclásicos de ajuste del mer- cado laboral, pudiendo, en cambio, respaldar “mecanismos de partici- pación en los ingresos”, como los descritos más arriba, que permiten incrementar la flexibilidad salarial no sólo sin aumentar sino que, al contrario, reduciendo las probabilidades de despido.

Los modelos de mercados laborales en desequilibrio enunciados pueden contribuir a explicar la presencia en América Latina de situa- ciones de desempleo alto y persistente, así como los resultados de las estimaciones econométricas de ecuaciones de salarios, que resultan fuertemente concluyentes en cuanto a que las tasas de desempleo no serían un determinante económicamente significativo46 de la evolución de los salariosq7 (Mediano, 1984; Corbo, 1982; Figueiredo et al.. 198%.

41 Salarios mtnimos y poltticas de reajuste

Como senalábamos al inicio de esta sección, alrededor de la mitad de la fuerza de trabajo de América Latina está conformada por emplea- dos públicos o asalariados que son afectados directamente por los sa- larios mfnimos4*, Las remuneraciones de estos dos segmentos del mercado laboral se encuentran estrechamente condicionadas por las políticas públicas.

De allí que las políticas oficiales sean uno de los principales de- terminantes del nivel de remuneraciones de corto plazo en estos paí- se?.

45 Este mecanismo neoclásico de interrelaclón entre los mercados laborales ya fue descrito en nuestra sección referida a los trabaJadore\ independientes.

4b Algunos estudios detectan coeficientes cstadísticamente significativos para la tasa de desocu- pación en la ecuación de salarios, pero en Ia mayor parte de los casos es sólo para contirma~ que éstos no son sigmficativos desde el punto de vista económico (Mediano, 1984; Coey- mans, 1985). Ver cl articulo de Foxley y Vial en este mismo volumen.

4’ Para más evidencia empírica referida a América Latina WI el artículo de I,oxley y V1a1 en este mismo volumen. Debiéramos condicionar estas afirmaclones por las limitaciones de la tasa de daocupación como medida del exceso de oferta de mano de obra asalariada cuando cxirte una p~eacncia significativa dc trabajadora por cuenta propia, a la que hemos hecho referencw más arriba.

48 Dentro de esta categoría consideramos a los asalariados que peraben entre uno y dos sala- rios mínimos (PRF,ALC, 1980).

49 Las políticas de remuneracmnes, tal como el resto de las políticas públicas (fiscal. moneta- 11% cambiarla. etc.), se encuentran condicionadas a su vez por un conjunto de restriccio- nes económicas. sociales y polítIcas que enmarcan el “espacio de maniobra” posible para la acción del Estado.

Más aún, en muchas circunstancias ias políticas de remuneracio- nes oficiales han cobrado una importancia que sobrepasa al 50s de la fuerza de trabajo habitualmente afectada por ellas. Ha sido el caso, por ejemplo, de Argentina y Chile. en la segunda mitad de la decada de los setenta. Tanto las variaciones en las remuneraciones del sector público como las del sector privado fueron fijadas directa y coercitivamente por el Estado a través de disposiciones legales.

Es así como diversos estudios econométricos recientes en Amé- rica Latina han enfatizado el papel de las políticas de reajustes en la evolución de los salarios nominales. En algunos casos se trata de polí- ticas de remuneraciones que sólo afectan a los salarios mínimos (Uthoff- Pollack, 1984). mientras que en varios de los países se comprobó que en la dinámica de corto plazo de los salarios medios totales fue deter- minante la imposición de los reajustes periódicamente decretados por el gobierno (Frenkel, 1984; Cortázar. 1983; Chahad-Luque, 1983).

La constatación del rol central de las políticas de remuneraciones en la evolución de estas últimas tiene una serie de implicancias respec- to de los estudios sobre el mercado laboral.

En primer lugar. encontramos en ellas una explicación coherente para la rigidez a la baja en los salarios y la utilización de modelos en desequilibrio para caracterizar el ajuste en dicho mercado.

En segundo lugar. las políticas de reajustes. así como las cláusulas de indexación en general, se encuentran en la mayor parte de los ca- sos referidas a determinados indicadores estadísticos, en particular al Indice de Precios al Consumidor (IPC)“. Esto nos debiera llevar a re- conocer la importancia decisiva que puede tomar el modo concreto en que se comporta dicho índice. Son conocidos los debates a este respec- to en Brasil. En el caso de Chile, la manipulación sistemática del IPC tuvo una gran incidencia sobre las remuneraciones, el tipo de cambio nominal y. por lo tanto, sobre la desaceleración en la tasa de inflación efectiva (Cortázar. 1983)‘l

En tercer lugar, la experiencia en América Latina confirma que las políticas de reajustes son, frecuentemente, orientadas por metas que sobrepasan los estrechos límites de los objetivos de corto plazo, para incorporar otros aspectos económicos, sociales y políticos relevantes. Lo cual. a su vez. plantea la necesidad de desarrollar, en su interpreta- ción, enfoques más amplios, del tipo de economía política, que sean capaces de reconocer los nexos que existen entre la evolución de las variables económicas y los acontecimientos sociales y políticos en los que se encuentran insertos, o a los que pueden condicionar.

5o Un área de mucha importancia práctica, pero a la cual se ha hecho poca referencia en la II- teratura, eh la referida al unpacta macroeconámxo de políticas de reajustes diferenciados, wgún nivel wlariol.

” Por otra parte, algunos estudios, como cl de Calmfors y Vmtti (19821, han analizado el im- pacto sobre la balanza comercial. el empleo y la estabilidad de precios, del indexar los sala- rios nommales a indica de precios dlfeerenteî al IPC. como, por ejemplo, los preciou de los biena tran\ablc\ (cn cl cuso del modelo tscandinavo).

268 RENE CORTAZAR

5) iSalario real 0 nominal?

En las pAginas precedentes, al referimos a los diferentes modelos que suponen una situaci6n de desequilibrio en el mercado del trabajo, hemos ido variando de perspectiva, y en algunas partes mantenido una cierta ambigüedad respecto de si se trata de la fijación de los salarios reales o nominales. Es así como mientras las vertientes prekeynesianas y neoclásicas tienden a enfatizar la fijación de salarios reales, los enfo- ques de inspiración keynesiana, sin desconocer el interés de los trabaja- dores en el nivel de éstos, habitualmente describen un proceso de fi- jación de salarios nominales. Los contratos laborales tanto del sector público como privado estarían especificados en términos nominaless*.

Esta distinción tiene implicancias de importancia desde el punto de vista de las recomendaciones de política. A modo de ilustracibn su- pongamos un modelo de economfa cerrada con equilibrio en el mercado de bienes, de modo tal que la demanda por mano de obra coincida con la curva de productividad marginals’, La pendiente de la oferta agrega- da diferid según si son los salarios nominales o reales los que se en- cuentran fijos en el corto plazo. Para salarios reales constantes se ge- nera un determinado nivel de producción (Figura 1 y ecuación (1)) independientemente de cual sea el nivel de precios. La oferta agregada vertical queda representada por la curva OA, en la Figura 4. El único modo de disminuir el desempleo e incrementar el nivel de producción es reduciendo directamente los salarios reales. Cuando los salarios no- minales están fijos, en cambio, la oferta agregada corresponde a la curva OA en la Figura 4. En este caso el multiplicador del gasto deja de ser nulo, y aumentos no anticipados en la demanda agregada (DA), en tanto suben el nivel de precios, inducen una caída en los salarios reales, la que, finalmente, produce una reactivación en el nivel de pro- ducto y empleos4.

Desde el punto de vista empírico, cabria señalar que los estudios econométricos en. America Latina enfatizan la importancia de la “in- flación pasada” (Pr., ) en la explicación de la inflación salarial del pe- ríodo presente (Wt) (Frenkel, 1984; Cortázar, 1983). Ello le daría una cierta rigidez a los salarios nominales, o más bien a su tasa de va- riación, al interior de cada periodo”.

Hay quienes han visto en este resultado la presencia de “expecta- tivas adaptativas” en la predicción de la inflación futura. Sm embargo,

52 Al hablar de salarios nominales incluimos la posibilidad de que los contratos tengan cláusu- las de reajustabilidad, las que al estar habitualmente referidas a la inflación de períodos pa- sados y tener una periodicidad predeterminada, no pueden asegurar la estabilidad de las re- muneraciones reales.

53 El desempleo sería de origen neoclásico.

54 A este punto nos refenmos en la Sección 1 al discutir los modelos de equilibrio de economía cerrada. Un fenómeno análogo OCUIIB con cualquier otra política que haga subir el nivel de precios en relación a los salarios nominales. De acuerdo con algunos de los modelos ya descritos, aumentos anticipados en el nivel de precios también podrían reducir los salarios reales.

55 El “piso” keynesiano quedaría de este modo reformulado en términos dinámicos.

EMPLEO Y REMUNERACIONES: MODELOS ALTERNATIVOS DE CORTO PLAZO 269

Figura 4

DA P

0-41

/

se ha empezado, últimamente, a reconocer que se trata mas bien del reflejo de un hecho institucional fundamental, cual es el surgimiento de la práctica de la indexación, la que requiere necesariamente ser de- finida respecto de la “inflación pasada’lS6. La indexación sería, a su vez, una respuesta racional frente a la presencia de altos costos de in- formación y negociación, en escenarios de inflaciones variables y cíclicas.

Desarrollar las negociaciones colectivas sobre la base de la “in- flación esperada” plantea incurrir en costos de información (respecto de las variables relevantes y sus interrelaciones) y en costos de negocia- ción (dado que las disputas respecto de la inflación esperada crearían necesariamente una fuente de conflicto potencial adicional entre las partes) que mas que compensarfan las ventajas de la potencial mayor precisión en la estimación de la tasa de inflación.

Por otra parte. el principio de la reajustabilidad del 100% de la “inflación pasada”, como una fórmula que es considerada “equitativa”, está, sin duda, presente en un gran número de países en América La- tina (Frenkel, 1984; Cortazar, 1983), de modo que respetarlo se ha convertido en un instrumento que contribuye a estabilizar las relacio- nes sociales, frente a la realidad de una inflación persistente.

56 Las implicancias dc política serían diferentes en este segundo caso, si se acepta el hecho de que las instituciones tienen una mayor “viscosidad” 0 “inercia” que las expectativas, y no se ajustan en forma inmediata a variaciones en estas últimas.

270 RENE CORTAZAR

Respecto de las políticas de remuneraciones del sector público, si bien estas también especifican reajustes nominales, habitualmente, en base a una cierta regla y periodicidad prefijadas, ellas no son entera- mente exógenas y pueden, por tanto, ir modificándose según lo que va- ya ocurriendo con el nivel de precios. De allí que dependerá de cuáles sean las “reglas de política” seguidas por el sector público. si son los salarios nominales o los reales los que deberán ser considerados como la variable predeterminadas7, En todo caso. pareciera que, al menos en el corto plazo, las políticas de reajuste no se adaptan con entera flexibi- lidad a las variaciones en la tasa de inflación, debido a lo cual los sala- rios reales muestran un grado significativo de variabilidad, y políticas que modifican el nivel de precios se tornan en instrumentos eficaces para afectarlos.

En un plazo más largo, en cambio, en la medida en que los tra- bajadores del sector privado o público intentan recuperar las caídas en el nivel de salarios reales deseado, ya sea vía un acortamiento de los períodos entre reajustes o a través de incrementos salariales por sobre el 100% de la “inflación pasada”, la mantención de un menor nivel de remuneraciones exige una aceleración en la tasa de inflación. Proceso en algunos aspectos análogo al que fue descrito en otro contexto. por las tesis “aceleracionistas” de la Curva de Phillips (Gordon, 1976). A diferencia de estas últimas. sin embargo. las hipótesis que plantean la existencia de mercados laborales ue en el largo plazo pueden per- manecer en desequilibrio, como las escritas en este trabalo. no supo- 8 nen que la detención de dicho proceso de aceleración inflacionaria sig- nifique la vuelta al mismo salario real que prevalecía antes de que éste se iniciara. De hecho, frente a variaciones en las tasas de inflación, las políticas de reajustes del sector público no sólo pueden. en teoría, cambiar la meta en cuanto al salario real deseado, sino que es. ade- más, muy común que ello ocurra en la práctica5’. De un modo análo- go, las hipótesis keynesiano-institucionales, con su énfasis en los sala- rios relativos, son consistentes con la existencia de más de una alterna- tiva de solución respecto del nivel de salarios reales de mediano plazo.

3. INESTABILIDAD DE LOS MODELOS DE EMPLEO Y SALARIOS: A MODO DE CONCLUSION

En la primera sección de este trabajo hemos enfatizado que los determinantes del nivel de empleo varían al cambiar el contexto macro-

57 A este reqxcto cabría señalar que se ha detectado que cuando se quiebra el carácter cícli- co de la inflación, produaéndose tendencia\ fuertemente ascendentes o descendentes en el ritmo de crccmknto de los pwxx, los períodos entre reajuîtes tienden d rariar en forma mversa con la tasa de inflación, dc modo tal de atenuar la inestabilidad cn los ~larms rcâ- Ics.

58 Rewlta frecuente que en período7 dc fucrtes aceleraciones inflacmnarias 10, tmbiernos er- tén dispuestos a cargar con las dificultades, tanto económicas como polítxa, asociadas â una caída en las rcmuneraciunes realeî. con tal dc no mducir prtxonss inflacionaria? adicio- nales. Es el caso, por qemplo, de la Umdad Popular en Chile (Bltar, 1959).

EMPLEO Y REMUNERACIONES: MODFLOS ALTERNATIVOS DE CORTO PLAZO 271

económico vigente. Así, en los modelos con equilibrio en el mercado de bienes, existiría. por ejemplo, una relación inversa entre los salarios reales y el empleo, la que se transformaría en una asociación directa en el caso de los modelos en desequilibrio de economía cerrada; para con- vertirse, a través de mecanismos de transmisión y parámetros de diferen- te naturaleza que los neoclásicos, nuevamente en una relación inversa en el caso del modelo keynesiano de economía abierta con restricción externa.

En distintos momentos del tiempo las economías se pueden en- contrar en estos diversos contextos macroeconómicos, por lo cual la validez de cada uno de dichos enfoques resulta condicional a la situa- ción concreta que se está analizando. Las categorías para clasificar a los modelos macroeconómicos mencionados son, por lo tanto, las de “útil-inútil”, mas que las de “verdadero-falso”.

De lo anterior se concluye, a la vez, que los parámetros de las ecuaciones de empleo, al ser condicionadas por el contexto macroeco- nómico en que son estimadas, serán necesariamente inestables a lo largo del tiempo. De modo tal que. por ejemplo, es muy probable que las ecuaciones de empleo estimadas en América Latina en la década pre- via a la crisis de 1982, las que, en general, tienden a validar la hipótesis keynesiana de economía cerrada (Figueiredo et al,, 1985). resulten inapropiadas para describir la realidad de los últimos años, la que es, probablemente, mejor analizada a través de la utilización de modelos cuyas raíces se encuentran en enfoques keynesianos de economía abier- ta con restricción externaS9.

Del mismo modo, al hacer el recuento de las diversas hipótesis res- pecto de la formación de salarios, enfatizábamos la variabilidad en la validez relativa de las diversas teorías, en diferentes circunstancias his- tóricas, y para distintos segmentos del mercado laboral.

Esto podría sorprender a quienes desconfían de las hipótesis ins- titucionalistas y creen, como Lipsey. que resulta posible encontrar “pa- trones de comportamiento (económico) increíblemente estables para... períodos muy largos de tiempo” y que hay que trabajar en el estudio de la formación de salarios bajo la “hipótesis original de que los cam- bios institucionales no tienen efecto en las relaciones (económicas)” (Lipsey, 1962).

La orientación de los trabajos econometricos, “a-la-Lipsey”, fue criticada por Lucas. quien argumentó que “dado que la estructura de un modelo econométrico consiste en reglas de decisión óptimas de los agentes, y dado que las reglas de decisión óptimas varían en forma sis- temática con los cambios en la estructura de las series relevantes para el decisor, se sigue que cualquier cambio en las políticas alterará sistemá- ticamente la estructura de los modelos econométricos” (Lucas, 1976). Los cambios de política afectarían a las variables endógenas tanto al modificar las variables predeterminadas como los parámetros de com- portamiento de los agentes económicos.

Por ejemplo, si un gobierno elabora reglas de políticas que mantie- nen a la economía en torno al pleno empleo de sus recursos, es proba-

59 Ver Sccc1ón 1

272 RENE CORTAZAR

ble que los salarios reaccionen frente a una disminución en el nivel de actividad en forma diferente a que si las reglas de política son tales que la economía experimenta profundas recesiones y expansiones a lo lar- go del ciclo.

La hipótesis de Lucas nos sugiere, como una primera conclusión, que es probable que se dé una mayor inestabilidad en las relaciones econometricas y, en particular, en aquellas referidas al mercado labo- ral, en los países de América Latina, en comparación con los países desarrollados, dado que habitualmente se observa una mayor inesta- bilidad en las políticas económicas de los primeros.

Sin modificar la presentación formal de la hipótesis de Lucas, sería posible extender su línea de argumentación, para incorporar la discu- sión de las secciones precedentes, incluyendo, en primer lugar, dentro del concepto de políticas, tanto a las políticas en su definición más estrecha, como al marco macroeconómico. Distinguiendo, por ejemplo, las situaciones de equilibrio o desequilibrio de los diversos mercados así como considerando el grado tanto de apertura como de restricción externa. De igual modo y por la importancia que cobra tanto en los procesos de negociación colectiva al interior del sector privado como en la formación de los salarios directa o indirectamente influidos por las políticas públicas, resulta necesario extender el concepto de “po- líticas” de modo tal de considerar como parte de éstas a las variaciones en el marco institucional y sociopolítico60.

En el lenguaje utilizado por Ragnar Frish en su disertación al reci- bir el Premio Nobel de Economía en 19706r, postulamos que el merca- do del trabajo en America Latina, y en particular el proceso de forma- ción de salarios, debe ser caracterizado como un “institutionally sensiti- ve core”. en el sentido de que las ecuaciones relevantes, así como los límites de las variables, son sensibles a los cambios en las instituciones y aspectos sociopolíticos.

Grandes variaciones en el marco institucional y sociopolítico son aparantemente también mas comunes en los países de America Latina que en países desarrollados. En los primeros la varianza del marco ins- titucional y sociopolítico en relación con la varianza de los fenómenos propiamente económicos es probablemente mucho mayor que en el caso de los países desarrollados. 0, utilizando las categorías de Tin- bergen (1955, 1956), la varianza relativa de las reformas con respecto a las políticas cuantitativas es mucho mayor en los países de América Latina que en los países desarrollados. De allí que si se desconocen estos aspectos se hace, por ejemplo, muy difícil la explicación de los cambios en los salarios, en especial cuando se suceden cambios en los regímenes políticos o variaciones de importancia en las alianzas de go- bierno. Y son, justamente, los cambios que se generan al variar los re- gímenes o gobiernos. los que normalmente resultan de mayor impor- tancia en la explicación de la varianza total de los salarios.

60 Se sigue, corno plantea Lucas, que los cambios en el marco macroeconómico, institucional o soclopolítico pueden alterar la ~S~IUCIUI~ de la ecuación a estimar.

61 Frisch (1981).

EMPLEO Y REMUNERACIONES: MODELOS ALTERNATIVOS DE CORTO PLAZO 273

Es frecuente que basta con que ocurra un cambio de gobierno para que los economistas tengan que replantearse las teorías con las cuales interpretar la realidad al interior del mercado laboral. Con el cambio de gobierno es común que se produzcan modificaciones en la estructura de regulación del mercado de trabajo. Se pone a veces en duda la actividad o aun la existencia de los sindicatos, se generan fuertes variaciones en las normas que rigen la negociación colectiva, o se modifican las sanciones a quienes desarticulan el proceso productivo (que pueden ir desde pe- quenas sanciones en sistemas democráticos hasta drásticas medidas en regímenes autoritarios).

Resulta, naturalmente. muy difícil incorporar estos fenómenos dentro del marco de la teoría económica convencional. ;,Cómo prede- cir. a partir de la teoría económica convencional, lo que ocurrirá con los salarios al pasar de un sistema económico socializante y democrático a uno autoritario y de tipo capitalista liberal? Preguntas como éstas no son formuladas en el contexto de la macroeconomía anglosajona y no cabe duda de que su instrumental teórico habitual no resulta apropia- do para responderlas.

El estudio de los determinantes de los salarios en los países en de- sarrollo requiere, por ello. normalmente, de dos aproximaciones teóri- cas complementarias. Por una parte, de un análisis de la lógica que está detrás del diseño de las politicas públicas, así como de los cambios estructurales que se dan en el marco institucional y sociopolítico, y que necesariamente requiere de un enfoque del tipo de economía política. Pero, por otra parte, se requiere de un análisis con más énfasis en lo más estrechamente económico, al estudiar la evolución de los salarios al interior de cada conjunto de reglas de políticas, instituciones 0 marco sociopolítico en particular.

Por último, la inestabilidad en los parámetros, o en la validez rela- tiva de las diferentes hipótesis, tanto respecto de los determinantes del empleo como de los salarios, punto sobre el cual hemos insistido a lo largo de todo el trabajo, tiene una enorme importancia desde la pers- pectiva de la actitud que corresponde asumir en relación con las diferen- tes teorías así como respecto de la investigación empírica. En esta cir- cunstancia resulta absurdo, además de peligroso, el adherir en forma dog- mAtica a un determinado enfoque macroeconómico. Por su parte. des- de el punto de vista empírico. dicha inestabilidad se traduce, como ha destacado Solow (198.5), en la ausencia de series de tiempo largas bajo condiciones “estacionarias”. Y en esa situación resulta muy difícil discriminar entre alternativas. “Bajo estas circunstancias. argumenta Solow, con un poquito de astucia y persistencia se puede obtener cual- quier resultado que se desee. Yo creo que es por eso que tan pocos econometristas se ven forzados por los hechos a abandonar sus más sólidas preconcepciones”.

APENDICE

DESEMPLEO Y SALARIOS EN AMERICA LATINA

Cuadro 1.- América Latina y el Caribe: desempleo urbano (tasa porcentual promedio anual)

PAIS 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981 1982 I983 1984 1985

Argentina Bolivia BI& Colombia C. Rica Chile Honduras México Nkaraglla Panamá P%IgUZt~ Perú UWFY Venezuela

- ll,0

15,o -

7,2 -

66 -

8,3

4.9 3,3 - 7,9 - -

10,6 9,0 5,4 5,1

16.3 13,P

6,8 8,3

9.0 6,l 5,4 8.4 9,4

12,7 11,s 6.8 5.5

3,3 4,s 638 %O 5,s

13.3

69

9,6 4,1

10,4 10.1

5.1

25 2.6 4.7 5.3 4.6 4.6 6x3 7,6 1,5 9,7 9,4 634 1,2 7,P 6,3 8.9 9.7 8.2 9.3

12,l 12,6 6,7 7,1

11.8 13.5 5:3 6;0 9:l 919 816 6,6

13,4 ll,7 kP,O 20,o 19,0 18,5 8,8 9,0 9,2 9,s 10,7

S,l 4,5 4,2 4,l 6,7 6,0 18,3 15,8 19.9 15,2 16,3

ll,6 9,a ll,8 10,3 ll,4 ll,1 $9 4,l 2,2 5,6 8,4 7,4

11.2 10,P 10,4 10,6 13,9 16,4 8.3 1,4 6,7 ll,9 15,5 14,0 5.8 6.6 6.8 7.8 10.5 12.9

5,3 14.1

6:7 17,0 ll,7

5,O -

ll,5

13,l 13.3

Fuente: CEPAL (1985)

Cuadro 2% America Latina y el Caribe: evolución de los salarios reales promedios

PAIS 1975 1974 1977 197X 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985~

lndice anual promedio 1980= l OO

Argentina 119,6 SO,5 79,3 77,P 89,5 100,o 89,4 80,l 103,6 131,5 114,3 Brasil so,9 28,7 89,l 93,P 95,1 100,O 108,5 121,6 112.7 105,l 113.1 Colombn 86,5 aa,5 83,5 93,2 99,3 100.0 101.4 105,2 110,4 118.7 114,O C. Rica 70,2 79,6 87,0 94,7 99,2 100,O SB,3 70,s 72,5 84,7 92.2 Chile 69,5 70,5 79,6 84.7 91.8 100.0 109,l 108,7 97,1 97.4 93.0 MéXiCO 98,s 107,4 109,l 106,2 104,5 100,O 103,O 107,5 76,2 71.7 73,l Perú 119,9 130,O 108.7 94,9 88,P 100,O 98.2 100,4 83,6 70.8 59,7 UIUgKiY 136,s 128,s 113,2 109.1 100.3 100.0 107,5 107.2 85.0 77.3 88.0

Fuente- CEPAL (1985)

c’ estimado

EMPLEO Y KEMUNFKACIONFS: ,,ODELOS ALTERNATIVOS DE: COKTO PLAZO 275

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