Articulo - Cómo llegar a ser Doctor en Sociologia sin posee el oficio de Sociologo

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    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

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    Lahire, BernardCmo llegar a ser doctor en Sociologa sin poseer el oficio de socilogo

    Sociolgica, vol. 18, nm. 53, septiembre-diciembre, 2003, pp. 267-301

    Departamento de Sociologa

    Distrito Federal, Mxico

    Cmo citar? Nmero completo Ms informacin del artculo Pgina de la revista

    Sociolgica,

    ISSN (Versin impresa): 0187-0173

    [email protected]

    Departamento de Sociologa

    Mxico

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    Sociolgica,ao 18, nmero 53, pp. 267-301Septiembre-diciembre de 2003

    Cmo llegar a ser doctor en Sociologasin poseer el oficio de socilogo*

    Bernard Lahire**

    EL SBADO 7 de abril de este ao (2001), laseora Elizabeth Hanselman-Teissier (cono-cida pblicamente bajo el nombre de Eliza-beth Teissier), defendi una tesis de sociolo-ga (titulada Situacin epistemolgica de laastrologa a travs de la ambivalencia, fascina-

    cin/rechazo en las sociedades posmodernas)

    en la Universidad de Pars V bajo la direccinde Michel Maffesoli.1Los miembros asistentes* Publicado en la Revue europene des sciences sociales,tomoXL, 2002, nm. 122,pp. 42-

    65. Traducido, con permiso del autor, por Rafael Farfn, quien agradece a Stphane Beaudy Christine Dtrez por la lectura de las primeras versiones de este texto, as como a CharlesSouli por los datos que le comunic sobre las tesis sostenidas en sociologa entre 1989 y1995.

    ** Autor deA quoi sert la sociologie?(Pars, La Decouverte, 2002) y de Lhomme pluriel: lesressorts de laction(Pars, Nathan Universit, 2001), entre otros libros. Profesor de sociologaen la Escuela Normal Superior, Letras y Ciencias Humanas, de Pars, y miembro del Grupo de

    Investigacin sobre Socializacin.1 No es la primera vez que Maffesoli hace defender una tesis en relacin con la astrologa. As,

    en 1989, S. Joubert sostuvo una tesis de doctorado titulada Politesmo de los valores y socio-loga: el caso de la astrologa,defendida en la Universidad de Pars V, bajo su direccin. Elresumen de esta tesis manifiesta un estilo de escritura de tan dudosa claridad como el quese puede descubrir en la de Elizabeth Teissier: Las figuras politestas lejos de ser las imge-nes obsoletas de un pasado primitivo o concluido son la expresin de una accin metafricaen la cual el enfrentamiento de los dioses testimonia un estallido de valores del cual se tratade reconocer toda la potencia heurstica. El politesmo de los valores pone el conocimientohacia una epistemologa psicomtica que parece hoy sensibilizar tanto a las ciencias exactascomo a las ciencias humanas; en congruencia con esta mutacin epistemolgica surgen in-dicadores sociales que confirman la transformacin paradigmtica en acto en la posmoder-nidad, tal como la astrologa, que el xito que conoce tiende a exacerbar ciertos valores

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    de su jurado que involucraban, adems de a su director de tesis, aSerge Moscovici,2a Franois Bonardel3y Patrick Tacussel4(GilbertDurand5se excus de no poder estar presente y Patrick Watier6no pudopresenciar la defensa debido a la huelga de trenes), acordaron otor-garle la mencin Muy honorable. Este reconocimiento es el msalto que un candidato puede recibir y el hecho de que no haya sidoobjeto de felicitaciones del jurado no empaa en nada la apreciacintan positiva que recibi (numerosos universitarios rigurosos no conce-den la mencin Muy honorable con felicitaciones mas que en loscasos de tesis particularmente sobresalientes). Dos profesores previa-mente haban dado un aviso favorable de la defensa de esta tesis sobre

    la base de la lectura de un documento: Patrick Tacussel y PatrickWatier. Formalmente, la seora Elizabeth Teissier es, pues, hoy doctoraen Sociologa de la Universidad de Pars V y puede entre otras cosaspretender, bajo este ttulo, ensear como encargada de cursos en lasuniversidades, solicitar su cualificacin como maestro de conferen-cias(matre de conferences)o pedir la formacin de un dossier de candi-datura para un puesto responsable de investigacin en el CNRS.7

    Una lectura rigurosa y precisa de la tesis ntegra (que contiene al-rededor de 900 pginas,8si se incluye el anexo titulado Algunas prue-bas irrefutables a favor de la influencia planetaria, p. XII-XL), conducea un juicio bastante simple: la tesis de Teissier no es, en ningn mo-mento ni de ninguna manera, una tesis de sociologa. No se trata de

    que posea un grado menor de calidad (una mala tesis de sociologao una tesis media), pero s de un total ausente punto de vista socio-lgico, as como de hiptesis, mtodos y datos empricos de naturale-za sociolgica.

    como la sntesis, el holismo, la interdisciplinariedad, la complejidad, la analoga, la sincro-nicidad, etc... Sobre la tela de fondo de este encaprichamiento popular se dibuja ms o me-nos claramente un cierto nmero de conflictos esenciales un poco como si lo anodino sirvieracomo motivo de espejo reflejante a contraluz de las orientaciones que la posmodernidad seda a ella misma (S. Joubert, tesis de doctorado 1998/1).

    2 Director de Estudios en la Escuela de Altos Estudios (Psicologa social).3 Profesor de Filosofa en la Universidad de Pars I.4 Profesor de Sociologa en la Universidad de Montpellier III.5 Profesor emrito de la Universidad de Grenble II, fundador del Centro de Investigacin

    Sobre lo Imaginario.6 Profesor de sociologa en la Universidad de Estrasburgo II.7 Que es la instancia oficial ms alta encargada de organizar la investigacin en Francia a tra-

    vs de reas o departamentos a los que se asigna un responsable directo (n. del t.).8 Un trabajo de lectura semejante exige demasiado tiempo y las lecturas hechas al da llevan

    la sombra de la duda, como la de Alain Touraine, quien afirma: Yo fui el primero en presen-tarme y dediqu el da del 15 de mayo a su lectura (Touraine, 2001).

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    Estos son los diferentes elementos que me conducen a este veredictoque quisiramos explicitar en el curso de este artculo al hacer apa-recer que la tesis 1) no hace sino desarrollar el punto de vista del as-trlogo y 2) est desprovista de todo lo que caracteriza a un trabajocientfico de naturaleza sociolgica (problemtica, rigor conceptual,dispositivo de investigacin que desemboque en la produccin de datosempricos...). En fin, concluiremos en el hecho de que, si vale la penahacer su anlisis crtico es porque esta tesis no tiene nada de anodinoo de anecdtico y porque pone gravemente en riesgo la credibilidadcientfica de la sociologa y de todos los socilogos que hacen su oficioy forman estudiantes con todo la exigencia requerida. Es la persona-

    lidad de una astrloga conocida en los medios masivos la que se en-cuentra en el origen del inters pblico y un acontecimiento semejanteplantea, en el fondo, la cuestin ms general del funcionamientocolectivo de nuestra disciplina.

    ELPUNTODEVISTADELASTRLOGO

    Que la astrologa (la existencia muy real de los astrlogos), sus modosde uso y sus usuarios (con una dbil o fuerte creencia) constituyenhechos sociales propios del estudio sociolgico, que racionalmente se

    puedan (y de modo particular sociolgicamente o etnolgicamente,pero tambin desde el punto de vista de una historia de los saberes)examinar hechos cientficamente percibidos como irracionales, queningn socilogo decidi degradar la dignidad de los objetos sociolgi-camente analizables (es completamente legtimo estudiar a la astro-loga como hecho social, tanto como a las prcticas deportivas, elsistema escolar o el uso de portafolios), que un alumno de sociologapueda tomar por objeto de estudio una realidad en relacin con la cualestaba o se mantiene implicado (un trabajador social realizando unainvestigacin sobre el trabajo social, un profesor de enseanza pri-maria llevando a cabo una tesis de sociologa de la educacin, un de-

    portista o antiguo deportista practicando la sociologa del deporte...),est fuera de toda duda frente a nuestros ojos y si las crticas diri-gidas a Michel Maffesoli y a los miembros del jurado fuesen de estetipo, indubitablemente y sin dificultad nosotros nos ubicaramos desu lado. Sociolgicamente, todo es susceptible de ser estudiado, ningn

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    objeto es a priori ms digno de inters que otro, ningn moralismo nininguna jerarqua debe imponerse en materia de eleccin de objetos,9

    slo debe contar la manera de abordarlos.Pero de qu manera Elizabeth Teissier nos habla de la astrologa

    a lo largo de sus 900 pginas? Qu es lo que orienta y estructura suspropsitos? La respuesta es bastante simple, porque no hay ningunaambigedad posible sobre este punto: su texto manifiesta el puntode vista del astrlogo que defiende su ciencia de los astros, desde elinicio hasta el fin de su texto, sin reposo. Y para no dar al lector el sen-timiento de una toma de partido deformante, expondremos mltiplesextractos de la tesis, indicando entre parntesis la referencia de las p-

    ginas (con el fin de tener la posibilidad de regresar fcilmente al texto).

    LOSCOMENTARIOSASTROLGICOS

    La primera caracterstica notable de este trabajo es la ausencia de dis-tancia frente a la astrologa. Se descubren numerosos comentariosastrolgicos sobre personas, acontecimientos, pocas. Por ejemplo,bajo el ttulo Aplicacin del mtodo astrolgico: el anlisis del cielonatal de Andr Malraux, las pginas 120 a 131 de la tesis muestranclaramente un anlisis astrolgico del destino del escritor y antiguoministro (plutoniano de gran arte). Max Weber es calificado de Tau-ro pragmtico (p. 38) y se aprende que Georg Simmel es Piscis, queWilhelm Dilthey es Escorpin, que el psiclogo Carl Gustav Jung esLeo (p. 250), que el antiguo conductor de Antena 2, Marcel Jullian10

    es Acuario, etctera. Cada vez, la autora nos gratifica con una indaga-cin que pone en correspondencia el cielo natal de la personalidady su pensamiento.

    Por otro lado, descubrimos que, por ejemplo, los sistemas filosficos y religiosos

    estaban en correspondencia con los autores va su personalidad (...) Dicho de otro

    modo, que ellos eran altamente relativos y no podan estar mas que a la imagen de

    sus conceptualizadores, resultado de una mirada nica, la de su cielo natal (p. XI).

    9 Es por esto que no podemos seguir a Jean Copans (2001), toda vez que lleva a fundar lacrtica en objetos juzgados demasiado ftiles (Los incivilizados en el 93, Mi portafo-lios, mi computadora y mi bella hija, Lo intercultural entre la calle de Rosiers y barrio dela Rosa).

    10 Reconocida figura de la televisin oficial francesa, locutor de noticieros (n. del t.).

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    El astrlogo no est sorprendido de constatar una divertida convergencia entre

    esta parte flotante, mvil, algo imprecisa o fantstica y los Piscis, signo as-

    trolgico de Simmel; el signo por excelencia, con Cncer (otro signo del agua)

    (...), de la movilidad adaptable, del sueo, del sentido de lo ilimitado y de lo

    csmico, de una intuicin fina y sensorial. Signo doble, reflejando la dualidad

    fundamental de la filosofa simmeliana (...) Es a estos planetas de Acuario que

    Simmel debe su gusto por la alteridad, la comunicacin, pero tambin su origi-

    nalidad, su amor por la paradoja y su naturaleza imprevisible (nota 47, p. 34).

    Pequea inclinacin del ojo del astrlogo: Dilthey, creador de una nueva teora

    del conocimiento fundada en la comprensin, naci el 19 de noviembre de 1833,

    era Escorpin y telogo de formacin... (nota 91, p. 61).

    Despus de haber demostrado mediante un ejemplo concreto (el anlisis del

    cielo natal de Andr Malraux) la aplicacin prctica, vayamos a su historia (p.

    132).

    Ya que aqu se trata igualmente de dar cuenta de una experiencia personal... en

    efecto, es a la edad de 14 aos y medio (a la mitad del ciclo de Saturno, planeta

    de la realizacin de s, sobre todo para el saturniano que es Capricornio) que

    naci nuestro despertar por la astrologa (p. 288).

    Ella (la astrologa) participa de esta mutacin cultural, cientfica, filosfica y

    moral de nuestra poca (...) con el mismo ttulo que la idea de solidaridad y de

    fraternidad libertaria incluidas en el simbolismo de Acuario (p. 509).

    Teissier es, asimismo, muy clara en cuanto a la prioridad de la expli-cacin astrolgica sobre cualquier otro enfoque (incluido el punto devista sociolgico que pretende poner en prctica en el marco de una te-sis de sociologa), para comprender los hechos sociales. Criticando unacita de Serge Moscovici, que evoca las causas sociales de las crisis, escribe:

    Nos parece que oculta (...) la referida dimensin csmica de los fenmenos; una

    dimensin que, segn el paradigma astrolgico y sta es nuestra conviccin

    viene a cubrir lo social. En efecto, lo social est lejos de explicar todas las crisis...que se producen en la sociedad (...) Aprueba las acciones totalmente ilgicas, no

    lineales, no lgicas, e inexplicables de otro modo, por medio del parmetro astral

    que entonces juega el rol de parmetro que esclarece y engloba cubriendo lo no l-

    gico aparente (p. 525).

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    En el marco de una parte titulada La ciclicidad planetaria (p.265-271), es la astrologa la que explica los hechos psicolgicos, so-ciales e histricos:

    Pero es evidente que son los mismos astros, con sus armonas y sus disonancias,

    los que actan sobre los destinos individuales (...) Hasta el da en el que nos rea-

    lizamos, que fue el 2 de diciembre, corresponde a una posicin del Sol de 9-10

    grados en Sagitario, que se encontraba muy involucrada en el tema de Napolen

    Bonaparte (...) El misterio se esclarece una vez que se recurre al ssamo astro-

    lgico: El azar est excluido!; (...) En cuanto a los sueos repetitivos, se explican

    por el ngulo que tena Neptuno (sueos) con ese mismo punto en Escorpin (10

    de noviembre) (pp. 268-270).

    Esta carta y nuestra respuesta, reproducidas in extenso (...) tambin son un ejem-

    plo significativo del desarrollo psicolgico en el cual podemos sumergir ciertas

    disonancias planetarias (p. 321).

    Es as como estuvimos en condiciones de prever, entre otras cosas, el crack burstil

    del 19 de octubre de 1987, as como numerosas turbulencias burstiles excep-

    cionales, muchas veces asimiladas en minicracks... (p. 432).

    Sealemos que, para el astrlogo, este periodo de convulsiones sociolgicas y

    filosficas no se inscribe en el azar, sino que se encuentra reflejado en los grandesciclos csmicos (p. 830).

    Y es Elizabeth Teissier quien concluye su primer tomo medianteun lapsus(sociolgicamente comprensible) o una confesin, comose quiera, que consiste en hablar de su reflexin como si mostrara untrabajo de astrlogo y no de socilogo:

    ...el trabajo del astrlogo ahora ser el de interpretar estos datos, tratar tambin

    de explicarlos. Y esto, as como lo hemos convenido desde nuestro estudio, a tra-

    vs del instrumento de la comprensin. Recordamos as los trminos en los que

    Weber define a la sociologa en Wirtschaft und Gesellschaft... (p. 463).

    La astrologa estructura sus propsitos de tal manera que, muchasveces, la forma en que E. Teissier concibe su relacin con la sociologaconsiste en sacar de los textos de los socilogos elementos que le hacen

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    pensar en lo que dice o hace la astrologa. En la sociologa duermeuna astrologa. En relacin con la nocin astrolgica de interdepen-dencia universal seala que se trata de:

    Una nocin que, en sociologa, puede ser aproximada a las Zusammenhanh des

    Lebens(relaciones de vida cotidiana) de Dilthey, una coherencia de la vida, en

    la que cada elemento es tomado en cuenta y completa el dato social (p. XIV).

    Al notar que la tipologa zodiacal recuerda la teora weberiana del tipo ideal, en

    la medida en que cada signo corresponde al prototipo puramente terico de una

    personalidad, en relacin con el simbolismo del signo (p. 248).

    Ms concretamente, esta empata, piedra angular de la consultacin, obliga al

    astrlogo a ponerse en el lugar de su consultante, de entrar de alguna forma

    en su piel, a fin de comprender su funcionamiento psicolgico. En el caso extremo

    se puede transponer aqu la palabra de Weber, referente al proyecto cognitivo de la

    observacin en sociologa [...] En realidad, esta simpata, esta empata en relacin

    con la experiencia del otro, una de las claves de la sociologa comprensiva, es

    tambin el ssamo de todo practicante, cuyo objeto es lapsiquishumana. El tipo

    ideal del astrlogo deber, incluso si es difcil, satisfacer estas condiciones

    operacionales de la consultacin al comprometer la totalidad de su ser (p. 390).

    PUNTODEVISTANORMATIVOYFUGASPROFTICAS

    El enfoque sociolgico no es una perspectiva normativa dirigida almundo. El socilogo, en su estudio de los hechos sociales, no tienepor qu pronunciarse por el bien o por el mal, tomar partido o recha-zar, amar o no amar, hacer el elogio (Maffesoli, 2001) o condenar.En el caso extremo, una sociologa de tal o cual aspecto del hechoastrolgico no debe, bajo ninguna circunstancia, pronunciarse enfavor o en contra de la astrologa, decir si es una cosa buena o mala.Luego, Elizabeth Teissier se mantiene permanentemente en la evalua-

    cin normativa de situaciones, de personas y de visiones, demostrandoque ella escribe en tanto que astrloga y no en su calidad de socilo-ga de las prcticas astrolgicas. Este juicio normativo se manifiesta,como lo veremos a todo lo largo de esta relacin de lectura, en dife-rentes niveles.

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    1) En la evaluacin positiva (defensa) de la astrologa. Desde estepunto de vista, todos los medios son buenos para probar el inters de

    laastrologa. E. Teissier de manera general se sirve de la legitimidadde los grandes que habran expresado predileccin por la astro-loga,11cualquiera que sea la ndole de su grandeza (as puede citara Balzac, Goethe, Fellini, Toms de Aquino, Bacon, Newton, Kepler,Einstein, Jung, Laborit, el rey Juan Carlos de Espaa o el antiguo pre-sidente Franois Mitterrand): poltica, cinematogrfica, filosfica,literaria y, por supuesto, cientfica.

    2) En la evaluacin negativa de la parte de los astrlogos pocoserios, pero tambin de la videncia12y de otras prcticas mgicas. Si

    E. Teissier no se priva de situarse en los juicios positivos en relacincon la astrologa que califica de seria, no duda en dirigir una miradanegativa a las otras prcticas. Al realizar tales apreciaciones, se com-porta entonces como astrloga en lucha por el monopolio de la defini-cin de la astrologa legtima, y de ningn modo como sociloga:

    Ya se trate de la prensa escrita, de la televisin, del minitel13o del internet, los

    horscopos abundan, ahogados en un contexto que, la mayor parte del tiempo,

    no es mas que una gruesa caricatura del esoterismo la videncia, la cartomancia,

    tarots, numerologa y otros rodeos de simulacin pertenecientes al universo m-

    gico mistificador de las prcticas paranormales (p. 4).

    Fustigando a sus compaeros del minitel

    Raros son los programas verdaderamente serios se puede estimar un nmero

    situado entre 50 y 100 que practican una astrologa digna de este nombre. Y

    los otros? Son avatares ms o menos ldicos, combinaciones hbiles y mistifica-

    doras que usurpan el nombre de la astrologa, sus conceptuadores alimentan la

    esperanza de que eso les dar una coloracin poco o mucho cientfica (p. 74).

    Separar el buen grano (los astrlogos competentes) de la cizaa (los explotadores

    oportunistas de una credulidad general latente) (p. 294).

    11 No confirmaremos aqu la veracidad de los sentimientos positivos hacia la astrologa dediversas personalidades a los que la autora alude.

    12 Como la accin de ver anticipadamente el futuro y como cualidad extrasensorial (n. del t.).13 Sistema de comunicacin desarrollado en Francia basado en el principio del internet, aunque

    con una forma de acceso distinta (n. del t.).

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    Critica a la astrologa rpida de una pobreza a veces lamenta-ble (p. 305), pues los redactores responsables de revistas o peridicosaceptan publicar Las predicciones trilladas minimalistas y de un ni-vel intelectual muchas veces lamentable (p. 556).

    3) En la evaluacin negativa de los cientficos (concretamente as-trnomos, pero no solamente) que no quieren reconocer la legitimi-dad de la ciencia de los astros (cf. infraLa astrologa vctima deun consenso sociocultural y de la dominacin de la ciencia oficial).

    4) En la evaluacin negativa de numerosos periodistas o de losmedios masivos que se burlan de los astrlogos y de la astrologa (cf.infraLos datos: ancdotas de la vida personal, meditica, y mundana

    de E. Teissier).5) En la evaluacin negativa de una parte del pblico usuario de

    las predicciones astrolgicas. E. Teissier exhibe un soberano desprecio,a veces baado de irona, o de una extrema condescendencia, frente auna porcin de su propio pblico.14

    En los llamados a la ayuda del correo, los lectores emiten verdaderos gritos

    de alarma o de confusin lanzados por deprimidos de vivir y de luchar contra la

    adversidad [y algunos] se lanzan entonces en una historia abarcando toda su

    miserable existencia gratificndonos con una carta interminable, incluyendo a

    veces una veintena de pginas de una pequea escritura apretada y superficial

    (p. 312).

    Al referirse a una lectora que quiere saber si ella cree en los hechi-zos, porque piensa que sus vecinos marroques la han embrujado yle pregunta si conoce hechiceros serios que pudieran ayudarla

    Manifiestamente esta lectora estaba afligida de una confusin intelectual si no

    mental evidente. Porque (...) ella asimilaba la prctica astrolgica a la magia y

    a la hechicera, en relacin con las cuales la astrologa est totalmente ajena...

    (p. 372).

    14 En otros momentos ella puede sostener que la verdad sale de la boca del pueblo, porque elmito del buen pueblo obliga estara menos pervertida por las instituciones acadmicas,culturales y meditico-oficiales: Las personas simples, menos vctimas a priori (ya se tratede un terreno intelectual de algn tipo virgen) son ms receptivas, son pues, ms verdaderascon respecto a ese tipo de constataciones, de reconocimiento (p. 483). O, todava: Es ciertoque el instinto popular es muy seguro, porque nos nutre de toda la experiencia humana, de este

    inconsciente colectivo apreciado por el psiclogo C. G. Jung, que desde siempre ha tenidola intuicin de una accin del cielo sobre lo que se vive en la tierra (p. XV).

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    En relacin con un alemn que le enva correo desde 1981, doso tres cartas por semana, a veces pequeos paquetes que contienenchucheras de mal gusto, apunta:

    As invierte una verdadera fortuna en timbres desde hace casi veinte aos desde

    que se ha dado esta relacin unilateral, este monlogo perverso (p. 377).

    Las capas menos cultivadas de la sociedad, obreros y agricultores, son quiz las

    ms vulnerables a esta fascinacin global y no discriminatoria. (...) por poco que

    una idea sea seductora y tan posible como extraa, las personas creen sin discri-

    minacin en aquello que les sirve, tan profundo es el gusto de lo maravilloso y mis-

    terioso como la necesidad de reanudar el dilogo con el orden primordial, con elcosmos (pp. 470-471).

    Respecto a T. W. Adorno que, en una obra crtica de la astrologa,menciona que sta participa de la aceptacin por los dominados delorden establecido, E. Teissier escribe: En el extremo de qu servirahacer sentir a estas pequeas gentes su dependencia, de qu servi-ra convocarlas a la revuelta? Quizs para volverlas ms infelices delo que ya son? (p. 582); y una pgina ms adelante aade, sin darsecuenta de que parece hablar de s misma: En breve, el desprecio y laarrogancia se perciben sin descanso a travs de estos textos, de igualforma que un espritu despojado totalmente de serenidad y de objeti-vidad (p. 583).

    Pero de la misma forma en que no debe ubicarse ni en el elogio nien el repudio, el socilogo estudia lo que es y no lo que ser. Es decir,E. Teissier anuncia el porvenir por medio de numerosas repeticiones,profetizando lo que ella desea o, como se dice ms comnmente,tomando sus deseos por realidades (que llegarn a ser). Si la astrlo-ga critica la lectura del porvenir en el poso del caf, no duda sinembargo en predecir el porvenir sobre la base de sus simples intuicio-nes personales:

    Pero nuestra mirada se dirigir ms lejos y procurar proyectarse en una visin

    prospectiva, tratando de presentir y de calcular dado el contexto social de hoy,la probable evolucin del fenmeno doble que nos ocupa. Existir fusin,

    integracin armoniosa de esta conjuncin de opuestos, en una especie de sntesis

    fecunda y entonces qu forma podra tomar esta ltima? (...) En otros trmi-

    nos, en qu sentido ir, segn toda esta evidencia, este movimiento social? (p. 9).

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    Incluso nos atreveremos a intentar una incursin imaginaria en el porvenir, en

    la bsqueda, de alguna forma, de un tiempo futuro y de la evolucin probable

    del fenmeno socioastrolgico (p. 69).

    Porque la razn seca, la razn raciocinante tuvo su tiempo. He aqu el adveni-

    miento de una era de la razn abierta, de una razn plural, reconciliada con

    la pasin y con lo vital en el hombre, con su libido o pulsin vital vehiculando

    a la vez su sensibilidad y su fuego interior (p. 834).

    ...pero las nuevas energas estn en marcha, como lo anuncia Abellio, el incendio

    de la nueva ciencia har irrupcin en el mundo (p . 850).

    LAASTROLOGAESUNACIENCIA,INCLUSOLAMSGRANDEDELASCIENCIAS

    Contrariamente a algunos lectores impacientes y urgidos de comuni-car a la prensa el resultado de su precipitacin, que sostienen que E.Teissier nunca defendi la idea de que la astrologa era una ciencia,15

    una lectura exhaustiva de la tesis hace aparecer exactamente loopuesto. La autora habla indistintamente de la ciencia de los astros(en numerosas repeticiones a lo largo de la tesis) o de la ciencia em-prica de los astros (p. 258), de La ciencia por excelencia de la ca-racteriologa (p. XI), de la ciencia por excelencia de la personalidad(p. 92 o p. 815), de la ciencia de la cualidad de los tiempos (p. 112),de una ciencia emprica por definicin (p. 769) o de la reina delas ciencias (p. 72).16A veces la astrologa es considerada como unaciencia social entre otras, en ocasiones como una ciencia del esprituantagnica a las ciencias de la naturaleza o una ciencia humana(p. 98) opuesta a la astronoma como ciencia de la observacin.

    ...bajo el defecto de poder ser clasificada en las ciencias exactas, sin embargo

    se trata de un saber con connotacin cientfica A pesar de seguir las vas de las

    ciencias humanas? (...) En gran parte, sta, en tanto que ciencia emprica, es del

    orden de lo verificable y escapa ipso facto a la nocin de creencia. Porque la

    15 ...Yo no le en ninguna parte de su tesis que la astrologa era cientfica (Touraine, 2001).16 Ella tambin escribe: Por otra parte, la telepata no se ha impuesto como disciplina cientfica

    a partir de las experiencias de Rhine? (p. 281).

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    astrologa, en tanto que sistema cultural coherente, tiene como ambicin descifrar

    lo real con ayuda de un referente universal y permanente el alfabeto celeste del

    sistema solar invariable y, por lo tanto, previsible en su rigor matemtico astro-

    nmico (pp. 24-25).

    En efecto, la astrologa es, bajo el mismo ttulo que la psicologa, la sociologa o la

    religin, una ciencia del espritu (...) por oposicin a una ciencia de la naturaleza

    (no obstante que aquella engloba a sta en su objeto), aunque no se trata aqu del

    problema de hacer un llamado a un positivismo racionalista experimental que no

    destacara mas que lo cuantitativo (p. 27).

    La problemtica epistemolgica provocada por la naturaleza de las ciencias so-ciales en general y por la astrologa en particular (p. 48).

    Segn nosotros, la astrologa debera ser comprendida como un sistema coherente,

    matemticamente racional (suprarracional, segn Fischler) y verificable por uno

    u otro astrlogo, teniendo por fundamento los datos astronmicos suministrados

    por los observatorios, en contraposicin a las prcticas ocultas ms o menos gra-

    tuitas (p. 579).

    Pero tambin se encuentran, siempre en el orden de la referenciacientfica, reivindicaciones de la mayor dignidad y superioridad. No

    solamente la astrologa es una ciencia sino que es la ms alta de lasciencias:

    En suma, se puede decir que sin estar clasificada en una u otra de estas catego-

    ras del conocimiento, la astrologa es una emanacin parcial de cada una de es-

    tas disciplinas que aqulla engloba en un sistema ambicioso (p. 22).

    La astrologa es la matemtica del todo (en la Roma antigua, los astrlogos, por

    otro lado, eran llamados los matemticos). sta es holsticamente lgica, al contra-

    rio de una lgica fragmentaria, linealmente racional (p. 501).

    Qu saben todos de esta ciencia? Porque a nuestros ojos, ha sido una cienciahumana mucho ms vigorosa que muchas otras, que han sido respetadas. De

    dnde viene que lo ms verificable justamente ha sido lo ms tab, lo ms man-

    chado, lo ms rechazado? De creer que la verdad estaba maldita en alguna parte

    (pp. 597-598).

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    Sin embargo, no es necesario esperar de la autora demasiada cohe-rencia sobre el tema de la cientificidad de la astrologa, porque ellapuede sostener tambin en determinados momentos que este saberse sita entre el mito y la ciencia o que est finalmente en relacin con lamayor parte de las ciencias humanas y sociales, la filosofa, la poesa,la religin y la mitologa. Esta variedad de definiciones heterogneasparticipa de la voluntad de poner en evidencia la extraordinariariqueza y la irreductible complejidad de la astrologa:

    Al apoyarse en un lenguaje simblico congruente con todos los niveles de realidad

    del Ser, y esto tanto en un plano colectivo como individual, [la astrologa] participa

    ante todo de las ciencias que estudian el hombre, como la filosofa (y en particularla metafsica, a travs de la cosmogona que ella implica), la psicologa, la me-

    dicina, la biologa; flirtea con la poesa; pero igualmente es una parte presente de

    las ciencias que estudian la sociedad humana y sus productos, como la historia

    y las ciencias polticas (a travs de la teora de los ciclos), las ciencias sociales (a

    travs de las modas, los movimientos colectivos y las mentalidades), la prospectiva

    (la va hacia la previsin que ella permite). Y no olvidemos la religin (en relacin

    con su carcter originalmente sagrado, la tica, la esttica que supone) ni, por

    supuesto, la mitologa (p. 21).

    Veremos que la astrologa se sita, efectivamente, en alguna parte entre estos

    dos universos del mito inmemorial y de la pura cientificidad... (p. 210).

    El sistema astrolgico est orientado por la ley hermtica delas correspondencias, por la idea de la simpata universal, dicho de otromodo, por la nocin, esencial para el Nuevo Espritu cientfico, de in-terdependencia universal (p. XIV).

    La astrologa (...) no solamente no estara en contradiccin con el paradigma del

    Nuevo Espritu cientfico sino, al contrario, estara desde siempre en congruencia

    total con este ltimo (p. 752).

    Se puede, pues, imaginar que la ciencia no admitir la validez de la astrologamas que una vez que aqulla haya cambiado de paradigma colocndose del lado

    del nuevo espritu cientfico y aceptando reconocer la realidad del espritu. Por-

    que, en ltima instancia, la ciencia terminar por alcanzar sus propios lmites al

    tocar los lmites de la materia... (p. 765).

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    ...esta crisis de la ciencia lleva a una nueva Weltanssachauungque slo pidevolver a nacer, la de la complejidad (Morin). Un giro paradigmtico pues, equiva-

    lente a un desplazamiento de una epistemologa hacia una ontologa, esta episte-

    mologa es la de la complejidad (Morin) (p. 843).

    Pero si la astrologa se encuentra tan avanzada es porque nos loexplica la autora sin rer, a diferencia de la astronoma, que en ge-neral tiene un acercamiento puramente fsico y mecanicista de su cien-cia y que est hipnotizada por la pequeez de los astros, por sualejamiento, por su dbil masa con relacin al sol, a aqulla se lepermite escuchar la msica (p. 98). La tristeza del saber de aqul

    que evala el peso y la materia del disco, sus dimensiones y su tempe-ratura, su densidad (p. 90) es grande frente al gozo de aqul quesabe escuchar la msica de las esferas, apreciada ya por Plotino, an-tes de que ella fuese soada por Kepler (p. 98).

    LAASTROLOGAVCTIMADEUNCONSENSOSOCIOCULTURALYDELADOMINACINDELACIENCIAOFICIAL

    Por qu, se pregunta E. Teissier, la astrologa no se beneficia de lalegitimidad acadmica (universitaria) y cientfica (en el CNRS). Su res-puesta formulada repetidas veces en el texto es la siguiente: la as-

    trologa (la ciencia de los astros) es vctima de una relacin dedominacin que ha llegado a instaurar un verdadero consenso socio-cultural en su contra. La ciencia, continuamente rebautizada cienciaoficial, pensamiento nico o conformista, oprime a la astrolo-ga y hace creer en lo ms grande, cuando se trata de una falsaciencia que oculta la realidad de las cosas (conjuracin del silencio,p. 816). La ciencia oficial es, pues, considerada como una ideologadominante, un lugar totalitario, un imperialismo o un terroris-mo, frente a esta contracultura astrolgica que es mantenida en unverdadero gueto. Peor todava, la ciencia no es mas que asunto (affaire)de moda y de convencin y no llega a mantener su dominacinsino a travs de una enseanza oficial que dicta a todos lo que es

    bueno pensar:

    Ms o menos conscientemente, nos hemos convencido, a la manera de toda perso-

    na cerrada a la astrologa a priori y por convencin, de que la ausencia de toda

    enseanza oficial relegara la ciencia de los astros a las falsas ciencias (p. IX).

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    Casi tan asombrosa sera la ocultacin de este parmetro filosfico en nuestra

    cultura occidental, que se manifiesta en el hecho de que a travs de todos nues-

    tros estudios desde hace veinticuatro aos nunca nos habamos obligado a

    hablar de astrologa. Mejor todava: nos habamos ocultado cuidadosamente

    como se contina hacindolo como lo hicieron los grandes espritus R. Bacon,

    Santo Toms de Aquino, Newton, Kepler, Balzac, Goethe, Einstein, Jung... todos

    ellos haban practicado o, bien, venerado a la ciencia de los astros. Por qu esta

    toma de partido por el ms perenne de los conocimientos humanos? Fue entonces

    que tomamos conciencia de la relatividad del consenso intelectual de una poca,

    volcado a las modas, atrapada por sus corrientes de pensamiento; percibimos

    que la enseanza oficial era un coloso con pies de barro (p. X).

    ...un pas, una cultura, son el reflejo de su enseanza acadmica, que dicta lo

    que conviene pensar, lo bien pensado. La doxa(la opinin), en particular vehicu-

    lada por los medios masivos siempre baados por la coloracin del sentido comn,

    no menos se mantiene bajo la influencia del pensamiento conformista que le

    sirve de referencia (p. XII-XIII).

    ...creencia ilcita, luego perseguida, sus partidarios eventualmente hacen el oficio

    de vctimas (p. 24).

    ...debido al hecho de esta guetizacin, el medio astrolgico puede inscribirse

    entre las minoras culturales (p. 32).

    ...lobby cientfico frente a la astrologa (p. 52).

    ...racionalismo dominante, el cual se encuentra igualmente en la fuente de la su-

    presin de la enseanza oficial de la astrologa (p. 88).

    Es solamente en el siglo XVIIque estas dos ciencias se bifurcan. A partir de entonces,

    la moda es la de la astronoma, hermana materialista de la astrologa (p. 94-95).

    Y, basada en un fuerte consenso sociocultural que la sostiene como un soclo

    confortable, ella [la ciencia] se permite realizar evaluaciones (...) y apreciaciones...

    (p. 736).

    La ciencia aparece como un lugar totalitario que no es necesario volver a cues-

    tionar, en donde la competencia y el mandarinato juegan un rol esencial para

    muchos cientficos (p. 737).

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    Los prejuicios y los clichs se encuentran as del lado de laciencia oficial. Los racionalistas son agresivos, dogmticos, re-tardados y son acusados de falta de curiosidad por no querer inte-resarse en la astrologa y, sobre todo, por no querer encontrarle inters:Hoy, el oscurantismo, la oposicin a la Ilustracin ya no viene dellado que se cree (p. 816).

    La razn, en tanto que tal, no han sido sobrepasadas sus prerrogativas y trai-

    cionada su vocacin de serena soberana para esclerotizarse, tal como un vejete

    tirnico? (p. 7).

    ...dogma implcito y respeto del pensamiento dominante de una sociedad que,por supuesto, es la nuestra (p. 11).

    ...racionalistas agresivos y alrgicos a los astros (p. 42).

    sta es claramente la problemtica de la astrologa frente a la condena de los ra-

    cionalistas puros y duros: la inadecuacin del sistema racionalista. Bajo este

    aspecto, sin duda se puede uno ubicar del lado de Abellio, que trataba a estos

    ltimos de retardados. Toda vez que los representantes de esta tendencia se vuel-

    ven a encontrar en los medios masivos, ellos se convierten en robots del pensa-

    miento, en mercenarios del sistema racionalista (p. 638).

    ELARGUMENTORELATIVISTA

    Se ve claramente que invocando el consenso sociocultural y la domi-nacin, E. Teissier aporta los elementos claves de la posicin ms in-genuamente relativista. Reemplaza las enseanzas de la fsica por lasde la astrologa, llama a sta la ciencia de los astros y la imponea todos aquellos que pasan por la institucin escolar y, as, usted verque la teora de la relatividad no vale ms de lo que vale el anlisisastrolgico del cielo natal. Todo esto es asunto (affaire)de moda y deimposicin puramente arbitrario. Todo es relativo.

    No podemos aceptar ni incluso enfrentar la idea que una sociedad entera,

    sobre todo en nuestra poca posmoderna por lo tanto, evolucionada pueda

    estar equivocada, que sea, tambin, como todas aquellas que la han precedido,

    esencialmente relativa (p. IX).

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    El valor de una disciplina Acaso no es relativo a los que la juzgan; es decir,

    aquellos que pueden juzgarla ex nihilo,desprendidos de todo a priori,de toda

    influencia, de toda determinacin sociocultural? (p. XVI).

    Sera suficiente, pues, con cambiar los criterios cientficos ascomo la concepcin de lo que se hace llamar prueba para hacer pa-sar la astrologa del estado de conocimiento oprimido al de una ver-dadera ciencia:

    Todo el problema (...) reside en la aceptacin que se le pueda dar a la palabra

    prueba, porque lo que los astrlogos alegaran bajo este nombre sera denega-

    do por los cientficos hostiles a la astrologa (p. 743).

    Por otro lado, si E. Teissier insiste en numerosas repeticiones sobrela ausencia de la enseanza de la astrologa en la Universidad y en laausencia de un departamento de investigacin astrolgico en el CNRS,es claramente para defender la tesis del valor relativo de la ciencia ac-tual y de la educacin tal y como es practicada. A partir de un argu-mento semejante, fundado en la idea de la verdad, como puro efectode una relacin de fuerza, se podra tambin llegar a decir que al im-partir oficialmente el arte de leer en las lneas de la mano y al re-bautizar la quiromancia como ciencia de la prediccin de los destinosindividuales, se podra imponer un nuevo estado del pensamiento

    cientfico, ni ms ni menos vlido que el precedente o que el siguiente:

    Un hecho sociolgico sobre todo nos interpela: el vaco pedaggico de la astrologa

    en las instituciones oficiales de nuestra poca. La inteligencia parece ignorar en

    general que esta disciplina fue en realidad enseada en la Sorbona hasta el ao

    de 1666 y en Alemania hasta 1821 (p. XII).

    [Nosotros exigiramos] cules podran ser las oportunidades de rehabilitacin

    oficial de la astrologa ligada a una situacin epistemolgica evolutiva (p. 69).

    La ausencia de investigaciones oficiales para las cuales seran necesarias las

    subvenciones del Estado, el rechazo a tomar en consideracin el paradigma

    astrolgico, no seran (...) mas que los sntomas evidentes de la actitud volun-tariamente parcial, omnipresente en la ciencia oficial (p. 762).

    E. Teissier emite, pues, comentarios astrolgicos, se empea en unadefensa de la astrologa que es, para ella, la reina de las ciencias y

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    adopta ininterrumpidamente el punto de vista normativo del astrlogoms que el punto de vista cognitivo del socilogo que estudia la astro-loga Acaso es que, a pesar de todo, este enfoque del astrlogo y suargumentacin en favor de la astrologa se acompaa de una refle-xin y de un trabajo de investigacin sociolgicos? El objeto de nuestrasegunda parte es mostrar que no existe nada de esto.

    UNMALTRATAMIENTODELASOCIOLOGA

    No hay, en el texto de E. Teissier, ningn rasgo de problemtica socio-

    lgica aunque sea un poco elaborada, tampoco datos empricos (cien-tficamente construidos) o mtodos de investigacin dignos de estenombre. La ligera hiptesis anunciada (a saber, esta ambivalenciasocietal en la que, sin embargo, domina la fascinacin, ambivalen-cia que roza a veces la paradoja y que hace figura de esquizofrenia(sic) colectiva, p. 7) no es, por otro lado, mas que una afirmacin en-tre otras que no desemboca en ningn dispositivo de investigacincuyo fin sea tratar de validarla (pero, tal y como es formulada, uno seequivoca al intentar saber si podra ser validada o invalidada).

    En lugar de esto, como lo vamos a ver, tenemos que enfrentar nu-merosos usos dudosos de referencias sociolgicas, con fines claramenteasociolgicos y antirracionalistas, expresados en un estilo de escriturapomposo y hueco, as como datos anecdticos y narcisistas (E. Tei-ssier en la televisin, E. Teissier y la prensa escrita, E. Teissier y loshombres del poder, Correo de lectores de E. Teissier...), seguidos decomentarios de lo ms polmicos (ajustes de cuentas o narracionesde ajustes de cuentas con tal o cual personalidad de la televisin, oste o aquel cientfico, etctera), o una serie de citas de autores quese encuentran raramente en relacin con los propsitos que les pre-ceden y con aquellos que los siguen.

    CONTRASENTIDOSYMALOSUSOS

    La tesis est repleta de referencias sociolgicas casi siempre desola-doras para sus autores (Durkheim, Weber, Berger y Luckmann...), ya veces se lanza a realizar crticas que muestran que los autores cues-tionados no han sido comprendidos. Evidentemente seran necesarias

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    decenas de pginas para destacar cada error de lectura, cada absurdo,cada transformacin de palabras y de ideas de pensadores citados yexplicar por qu lo que se dice no es lo que se quiere decir asumiendoel hecho de lo que los autores comentados quieren afirmar.

    Por ejemplo, el socilogo alemn Max Weber es particularmentemal tratado, sistemticamente invertido en el sentido que eligi laautora de la tesis tomarlo como testimonio. Weber, presentado comoel defensor de un subjetivismo comprensivo (p. 37) es, as, invo-cado de manera inadecuada por lo que se refiere al interaccionismo.

    Respecto a las personas que nacieron el mismo da y que se dancuenta de que tienen puntos en comn: Se plantean as pregun-

    tas como las siguientes: Un hecho en dnde se encontraba usted en1978? Acaso, como yo, no se estaba divorciando? Sin ninguna duda,este tipo de similitudes crea relaciones en la medida en que se vuelvea encontrar, poco o mucho, en el otro y/o lo que se proyecta en l. Atravs del dilogo que se instaura, se crea un verdadero interaccionis-mo que, segn Weber, es una actividad (...) que se relaciona con elcomportamiento del otro, en relacin con el cual se orienta su desa-rrollo (pp. 405-406).

    La sociologa comprensiva es invocada de modo equivocado ycontinuamente. La autora escribe que va a poner en prctica el m-todo de la comprensin (p. VII) al interpretar vagamente la sociolo-ga comprensiva como una sociologa que dara la razn a los actores(y, por lo tanto, a los astrlogos). No rompe con la astrologa, por el con-trario, de entrada le da la razn y ve que todo aquello que se le puedereprochar es de mala fe; he aqu lo que E. Teissier comprende delproyecto cientfico de la sociologa comprensiva aplicada a la astro-loga. Y se podran hacer las mismas observaciones en lo tocante a lasreferencias al interaccionismo simblico, del cual la autora sloparece conocer el nombre.

    A travs de lo que se podra llamar una hermenutica de la experiencia, es la expe-

    riencia del sentido, tan complejo como se muestra, lo que ser el objeto de la segun-

    da parte, en donde practicaremos una especie de interaccionismo simblico (se-

    gn la Escuela de Chicago). Investigacin del sentido subtendido por estaLebensweltde la astrologa, por el dato social, en el alba de estos tiempos nuevos (p. 463).

    Tambin se observan los talentos de la argumentacin crticade la autora en el comentario de Durkheim en el que expone la idea

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    de que tratar los hechos sociales como cosas es abusiva y, por lotanto, difcil de admitir por inadecuada:

    EnLas reglas del mtodo sociolgico,Durkheim afirma que los hechos socialesson cosas, aunque seguramente le hizo falta tomar en cuenta el movimiento

    astrolgico en los hechos sociales, esta identificacin, que consiste en cosificar as

    un fenmeno que es del orden del espritu y de lo vivo, nos parece abusiva y, por

    lo tanto, difcil de admitir por inadecuada (p. 278).

    Y qu hacer, sino rer, frente al bromista contrasentido sobre elpensamiento de Michel Foucault relacionado con el intelectual es-

    pecfico. La autora de la tesis, con toda evidencia, sin haber ledo aMichel Foucault invoca la as llamada crtica de los intelos espec-ficos (sic) por un Michel Foucault que justamente defenda (en granparte contra Sartre) la figura del intelectual especfico contra ladel intelectual universal: cualquier cosa que se pueda decir de losintelos especficos, hostiles al saber transdisciplinario, estigmatiza-dos por Michel Foucault (p. 860).

    DELOSPROPSITOSNOSOCIOLGICOSYAVECESANTIRRACIONALISTAS

    Se ha mostrado que la autora de la tesis privilegia el punto de vistaastrolgico sobre la explicacin sociolgica. Pero muchas veces lasinterpretaciones aportadas son claramente asociolgicas y bastan-te imprecisas y generales para ser consideradas como verdaderas ex-plicaciones. Ya sea que acuda al atavismo o a las disposicioneshumanas atvicas (p. 62), a la parte oscura (p. 8) de cada uno denosotros, la atadura astrolgica intemporal inscrita en el corazn delhombre (p. 62), el reflejo del hombre, arcaico e intemporal, univer-sal y omnipresente, que lo lleva desde la noche de los tiempos a veruna admirable homologa entre la estructura del universo y la suyapropia por una parte, y por otra la de la naturaleza que lo rodea (p.

    200), la herencia gentica y el cielo de nacimiento (p. 243), laUrgrundcomn a toda la humanidad (p. 253), o la permanenciay la similitud de la naturaleza humana, a la vez sobre los planos dia-crnico y sincrnico (p. 483). Todo esto, para E. Teissier, aclara lafascinacin de unos y el rechazo de otros por la condicin humana,

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    los planetas o una vaga intuicin milagrosa. As, comentando losresultados de un sondeo de opinin realizado por el peridicoLe Monde,dejando de lado su polmica con el peridico, E. Teissier se pregunta,frente a la informacin segn la cual las mujeres estaran ms intere-sadas que los hombres por la astrologa: Hace falta ver en esto laconsecuencia de un sincretismo ontolgico que conduce ms a la per-meabilidad espontnea de todo eso que es del orden de la Naturaleza,sin ponerlo en una posicin falsa con una intuicin de la que ella noreniega?... (p. 280). Los ejemplos de este tipo son numerosos:

    ...hace falta ver (en la fascinacin por la astrologa) un recuerdo benigno de la

    memoria colectiva, una intuicin milagrosa del hilo mantenido que la une al cos-mos y a la madre Naturaleza, como su salvaguarda, en suma, en este mundo en

    el que una ciencia mecanicista y una sociedad deshumanizada quisieran man-

    tenerla atada a la tierra? Ms concretamente, esta separacin societal hay que

    vincularla con categoras socioprofesionales particulares, de cierta clase de edad,

    de diferencias de sexo, o hay que buscarla en el mismo individuo, en su parte

    oscura, cualquiera que sea su lugar en la sociedad? (p. 8).

    En suma, se podra comparar la influencia astral a un viento (csmico) que so-

    plara en una cierta direccin, induciendo los climas y los acontecimientos proba-

    bles, sin prejuicio de la reaccin del hombre. sta era una funcin de su propia

    personalidad, ella misma heredada a la vez genticamente y por el cielo que la

    vio nacer (p. 243).

    Pero por lo general lo que explcitamente rechaza la autora es todaexplicacin, aunque sea poco racional. Frente a la gran complejidadde las cosas, sera necesario abandonar cualquier esperanza de lograrvolver verdaderamente a la razn y dejar hablar la intuicin sensibley el lenguaje de los smbolos. Es verdad que en esta va ella recibe lamucha ayuda de los autores que no cesa de citar y que tan claramentese afirman como antirracionalistas:

    Una cuestin primordial parece ser la siguiente: Hay que ver en el enfoque as-

    trolgico una emanacin de lo absoluto que, aun cuando se encuentra alejadode las religiones rebeladas, sera una tentativa humana por aprender, a travs del

    orden csmico concebido por un Dios creador, la manifestacin de una trascenden-

    cia? O bien, debe ser considerado como el cdigo explicativo e inmanente de

    una influencia astral puramente fsica, fenmeno cercano a los de las ciencias

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    de la naturaleza? Y, en este caso, cul sera la fuente ontogentica de esta mi-

    lagrosa adecuacin universal, suprimum mobile? La respuesta a esta pregunta

    ontolgica no puede ser mas que individual, porque se ubica fuera del dominio

    de la Razn pura, en el dominio de lo indemostrable (p. 263).

    [cita de Michel Maffesoli] Conviene superar, sin ningn tipo de nostalgia, todas

    las ideologas que se reclaman de premisas racionalistas (Elogio de la razn sen-

    sible,p. 44) (p. 643).

    [Cita, exergo de Michel Maffesoli] El racionalismo clsico (en sociologa) tuvo su

    tiempo... (p. 813).

    RECHAZODETODAOBJETIVACIN

    Se habr comprendido que todo lo que poda permitir objetivar yaprender, incluso parcialmente, la realidad susceptible de ser estu-diada es rechazado por la autora, fascinada, seducida (Simmel porotro lado era y ante todo un filsofo de la vida, bajo el mismo ttuloque Schopenhauer, Bergson o Nietzsche, lo cual igualmente estabahecho para seducirnos..., p. 50) por la vida en toda su complejidad;misma que los racionalistas, los socilogos positivistas, etctera, seempean en querer reducir y hundir. El mtodo que conviene a unobjeto tan complejo y sutil es aquel que es sensible al universo miste-rioso, incluso insondable, del alma humana. Este mtodo es indis-tintamente designado con los trminos mtodo fenomenolgico,empata o sociologa comprensiva.

    El pensamiento de la autora funciona a la manera del pensamientomtico, sin temor de la contradiccin. Para ella, lo cuantitativo seopone a lo cualitativo como lo cuadrado a lo curvo, lo simplea lo complejo (o a lo sutil), lo artificial a lo natural, etctera.Si ella no ama los mtodos cuantitativos es debido a su carcter chatoy artificial (p. 57); si no aprecia las estadsticas, es porque stas sondemasiado cuadradas y lineales (p. 295), etctera.

    Pero si las estadsticas son demasiado groseras para el espritusutil de E. Teissier, tambin pueden ser utilizadas si se les puede hacerdecir cosas positivas sobre la astrologa. Por ejemplo, comentando unsondeo de opinin sobre la astrologa publicado en la revistaScienceet vie junior(pp. 287-290), ella reacciona del siguiente modo al hecho

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    de que aparentemente los jvenes sean los ms interesados por la as-trologa: Se puede por otro lado preguntar Si esto no traduce unarelacin con el cosmos, que se mantiene viva y, por qu no, dirnlos adeptos de la reencarnacin, un residuo de vidas anteriores? (p.288). De un solo golpe, las pobres estadsticas se transforman, tal ycomo el sapo se transfigura en prncipe encantado, en pruebas irrefu-tables de la seriedad y de la veracidad de los anlisis astrolgicos:Existen estadsticas que son favorables a la astrologa de una mane-ra a la vez perentoria y resplandeciente (p. XV). Y la autora se lanzaa veces ardientemente a la evaluacin cifrada, pero totalmente intui-tiva, de los hechos sociales:

    Yo pienso que aquellos que hoy en Francia hacen de la astrologa una profesin y

    los que tienen la especialidad de la astrologa propiamente dicha constituyen

    efectivamente 90% y ms de la prctica profesional, deben ser menos de un mi-

    llar. Esto mas que una impresin es una descomposicin minuciosa, pero cuya

    cifra me parece plausible (p. 302).

    UNEXTRAODISCURSODELMTODO

    El discurso del mtodo en E. Teissier es tan poco preciso como sus hi-ptesis y su problemtica. Para empezar, la objetividad es, segn

    ella, una idea perfectamente inalcanzable (un pargrafo entero estdedicado al tema de la utopa de la objetividad, pp. 28-31). Pero,como es su hbito, poco acostumbrada al principio de no contra-diccin, puede criticar la pretensin positivista a la objetividady decir que los cientficos faltan a sta, o aun afirmar que ella mismaest animada por una preocupacin de objetividad. La cuestin dela posibilidad o la imposibilidad de una objetividad es, pues, mucho mscompleja de lo que un lector racionalista modestamente puede imagi-nar: su suerte depende de la frase en la cual la palabra objetividad seinserte. Y se comprende que la autora reivindique la objetividad siem-pre y cuando sea para defender la astrologa:

    Por el hecho de que la objetividad perfecta soada por la sociologa positivista sesita en un ideal por definicin inaccesible... (p. 34).

    Los puntos que hemos credo nuestro deber poner en relieve son relativos simul-

    tneamente a nuestra experiencia y a nuestra sensibilidad, es decir, a lo que nos

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    hemos propuesto y tratado de comunicar con una preocupacin de objetividad.

    Pero, quin pretende alcanzar la objetividad? (p. 534).

    Para E. Teissier todo es mtodo. Por ejemplo, cuando escribe:de ah la importancia esencial de la operacin metodolgica elegida,que consistir en delimitar las motivaciones y fuentes secretas de lasactitudes y los comportamientos sociales (p. 20). Se constata queuna vaga voluntad de delimitar las motivaciones para ella equivalea una operacin metodolgica. Cuando seala tambin que, en sutesis, el mtodo emprico parece imponerse y que ste ser (su)instrumento de referencia (p. 10), se ve que la palabra mtodo

    equivale a instrumento de referencia, este trmino es utilizado conuna gran imprecisin: el mtodo emprico parece imponerse a otrosmtodos (que no lo son), pero no se sabe concretamente de qu m-todo se trata.

    Los vocablos mtodos, parmetros, factores, instrumentos,etctera, de hecho son, utilizados semnticamente de manera aleato-ria, en tanto la funcin esencial de sus usos lxicos reside en el efectocientfico que la autora intenta producir sobre ella misma y sobre ellector. El hecho de que en la primera cita, E. Teissier diga que los par-metros de los que habla (que aqu quieren decir nociones) aparecie-ron aqu o all, al azar de este estudio, hace aparecer palmariamenteel carcter extremadamente riguroso de la operacin metodolgica

    puesta en marcha...Un pargrafo largo se titula Los instrumentos o parmetros deestudio (pp. 60-86); Si se apunta a la eficacia de un mtodo, steimperativamente debe instrumentalizarse a travs de instrumentos,estos auxiliares del conocimiento. Ellos nos permitirn tomar encuenta las diferentes capas de la poblacin involucradas en el fen-meno astrolgico (p. 60); Un ltimo factor ser mostrado (ya quees demasiado importante para ser tratado en profundidad) con lasrelaciones de la astrologa y del poder (p. 66); En la lista de los ins-trumentos/espejos de esta investigacin... (p. 83).

    Sabiendo todo esto, cualquier lector puede medir el efecto cmicode la pretensin totalmente verbalista del rigor que aflige a la autora de

    la tesis: nos hemos dado la ocasin de desarrollar el espritu de rigorcuya exigencia nos habita desde siempre. A esto se agregaba un cuida-do de racionalidad, de coherencia, pero esto a travs de una fuerte cu-riosidad intelectual al servicio de una investigacin de la verdad (p.VIII). Visiblemente, el espritu no llega a guiar los gestos.

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    LOSDATOS:ANCDOTASDELAVIDAPERSONAL,MEDITICAYMUNDANADEELIZABETHTEISSIER

    Si se entiende por datos empricos los materiales que son seleccio-nados, reunidos o producidos para establecer una interpretacin lo msfundada posible de tal o cual aspecto del mundo social, es decir, mediantecorpus de datos cuyos principios de constitucin y de delimitacinson explcitamente enunciados, se puede decir sin riesgo que la tesisde E. Teissier estrictamente no contiene ningn dato emprico. Si laautora tuviese una concepcin aunque fuera poco emprica de la prc-tica de investigacin sociolgica (recordemos que dice que recurri

    al mtodo emprico) no osara, por ejemplo, escribir con tanta li-gereza e inconciencia emprica que va a seguir la evolucin de laastrologa a travs del tiempo y del espacio en las sociedades msdiversas, desde la noche de los tiempos hasta nuestros das, anun-ciando as explcitamente que se entregar a un rpido sobrevuelo,tanto cronolgico como geogrfico, tanto diacrnico como sincrni-co... (p. 93). Pero porqu tomarse la molestia de formular un ver-dadero dispositivo de investigacin una vez que se piensa que lavitalidad de la astrologa hoy no est sujeta a ninguna duda y quepara probarlo, es suficiente con abrir los ojos y las orejas? (p. 792).

    De la misma forma, cmo aportar una prueba del inters cadavez ms marcado de los medios masivos por la astrologa? E. Teissier

    responde: No hay semana en la que no seamos invitados a participar,aqu o all, en Francia o en el extranjero, en una emisin de este g-nero (p. 274). De hecho, encadena de manera aleatoria las ancdotaspersonales al nivel de asociacin de sus recuerdos: En el contextodel estar reunidos, otra historia nos llega al espritu, en la que fuimosa la vez testimonio y parte (p. 412); Otra historia ejemplar nos lle-ga al espritu (p. 383), etctera. Ella cuenta lo que se le ha dicho oescrito y lo que ha respondido. Sus comentarios, cuando existen, secontentan con prolongar la polmica cuando la hay (con los periodis-tas, los animadores de televisin, los cientficos...) y con sealar elinters para la astrologa a pesar del consenso cultural en contra dela astrologa y el confinamiento de sta en un gueto que ilustran

    ciertas ancdotas. stas, tomadas al azar (sin duda signo de objetivi-dad a sus ojos), siempre forman una prueba:

    Nosotros podramos aumentar indefinidamente la lista de estas cartas que son

    otros tantos testimonios del impacto societal de la astrologa hoy (p. 345).

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    Entre los elementos que tenderan a reflejar la nocin de fascinacin, se puede

    estimar el simple hecho de que el presidente de los franceses nos haya hecho un

    llamado que en s es significante (p. 440).

    Si da cuenta de los intercambios del correo con algunos lectores,para probar la ambivalencia/fascinacin/rechazo frente a la as-trologa (el correo de los lectores y telespectadores, barmetros denuestra sociedad, pp. 311-386), no lo hace para constituir un corpus,ni siquiera para realizar un anlisis sociolgico, sino para dar a leerel correo recibido, as como las respuestas enviadas (he aqu lo que he-mos respondido a este lector... p. 319; He aqu la respuesta que

    dirigimos a esta lectora desorientada, p. 327). Incluso tampocoprocura una evaluacin precisa de los diferentes tipos de correosque le llegan. As, con relacin a las cartas que ella ubica en la rbricaLlamados a la ayuda, escribe de manera aproximativa: Se trata cier-tamente, hablando cuantitativamente, de la masa ms importante decartas recibidas (p. 312) o Entre los llamados a la ayuda, las cartasque vienen de prisioneros no son raras (p. 321).

    Y as se va, de una ancdota a la otra. E. Teissier frente a frentecon un astrnomo monoltico en su agresividad (p. 543); E. Teissiery Marcel Jullian, figura de Antena 2 (pp. 588-629) referente a laemisin llamada Astralmente suya; E. Teissier y la emisin alema-naAstro-showrealizada entre 1981 y 1983 (pp. 645 y ss.); E. Teissier

    y el programaComo un lunesde Christophe Dechavanne del 8 de enerode 1996 (pp. 671-685); E. Teissier y el programa Duelo a las cincodel10 de junio de 1988 (pp. 709-725), entre otras. Y cada vez que laautora emite juicios perentorios, polmicos, formula respuestas agre-sivas. No estudia, pues, las reacciones a la astrologa, lo que hace esdefenderla. No realiza el anlisis de las polmicas alrededor de la as-trologa, sino que est en la polmica, contina en esta tesis como siestuviera en el plat de la televisin, en las ondas radiofnicas o en laprensa escrita luchando contra aquellos que consideran que no esuna ciencia.

    En todos los casos, el ingenuo narcisismo es grande, si bien total-mente denegado:

    A pesar de que nos hemos negado en este trabajo a ponernos de frente para dar

    razones a la vez de objetividad y de una decencia de buena ley, se habr observado

    que nosotros fuimos a lo largo de todo el programa los nicos astrlogos en ha-

    ber tomado partido... (p. 686).

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    293Cmo llegar a ser doctor en Sociologa sin poseer el oficio de socilogo

    No solamente las citas tomadas por E. Teissier no conciernen masque a E. Teissier (en tanto que ella misma habra podido interesarseen otros colegas astrlogos), adems los relatos ponen siempre pordelante su heroica o apasionada vida. Es as como cuenta, por ejemplo,cmo su reencuentro con la astrologa fue el cambio ms grande ensu vida: Nosotros tuvimos derecho a nuestra noche de Pascal

    noche boreal en realidad, porque la iluminacin dura unos seismeses, el tiempo para aprender los fundamentos cosmogrficos y sim-blicos del arte real de los astros,17suficiente para ser deslumbradapor convergencias psicolgicas y por acontecimientos relacionadoscon nuestro carcter y nuestra vida, o aqullos de nuestro medio cir-

    cundante (p. X). O aun, haciendo el relato del contexto en el cual fuecontactada para presentar la emisin alemanaAstro-Show:una vezque, al iniciar 1981, a nuestro regreso de un viaje a la India, nos en-contramos tres mensajes consecutivos e impacientes de laARD(prime-ra cadena de televisin alemana), fuimos ms bien sorprendidos. Enefecto, hasta entonces, nuestro radio de accin no haba pasado delos lmites del Rhin (p. 646).

    El narcisismo raya en la indecencia cuando, despus de haber dadoa leer el correo de un lector, un joven magreb encarcelado en las Bau-mettes, escribe con conmiseracin y condescendencia y sin tenerconciencia del ridculo:

    Tenemos conciencia de hasta qu punto el hecho de dialogar puede ser importantepara este joven hombre visiblemente ofuscado, tal y como un zombi, en este bajo

    mundo (...) He aqu el tenor de nuestra respuesta al prisionero: Querido Erick,

    no he tenido tiempo de responder a su carta mas que a mi regreso de una estancia

    en el extranjero. Le envo un anlisis a ttulo completamente excepcional, y por

    la suma puramente simblica de un franco (vista su situacin actual). Su tema

    me muestra que su futuro prspero le permitir enviarme lo que bien le parezca

    en un tiempo que vendr. Sepa que usted debe este regalo por una parte a sus

    buenas estrellas (...) y por otra al hecho de que su carta me ha tocado especialmente

    por que tengo dos hijas, una Piscis, la otra nacida en 1973, como usted!... A

    cambio yo le pido, de buena voluntad, guardar el secreto, ya que divulgarlo

    podra provocar envidias... (p. 323).

    17 Al pasar, el lector habr notado que una formacin de una duracin de seis meses permiteadquirir Los fundamentos cosmogrficos y simblicos del arte real de los astros. Finalmen-te el esfuerzo no es tan grande que impida poder escuchar la msica de los planetas.

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    UNAESCRITURAINFLADAYHUECA

    El problema esencial con el estilo de escritura que se encuentra enuna tesis como la de E. Teissier reside en que se podran bellamentemultiplicar los extractos, repetir las citas con el fin de probar quese trata de una redaccin de jerigonza, poco rigurosa, muchas vecesincomprensible, a veces prxima a lo absurdo, otros veran lo con-trario en los mismos extractos: todas las marcas de la profundidad ode la inteligencia de propsitos. Se podra decir que se trata de unacuestin de costumbres. Si se est habituado a un uso sin control dela lengua, el lector apreciar las acrobacias verbales o las asociaciones

    aleatorias de ideas como si estuviese frente a un gran poema pseudo-sabio. Pero ah radica exactamente el problema: el socilogo no es unpoeta. Se pueden apreciar los poemas de Ren Char o de StphaneMallarm y no aceptar, en materia de ciencias sociales, a aquellosque se empean en hacer pasar lo hueco por lo profundo y lo vagopor lo rico y lo complejo. Frente a un gran nmero de pasajes de estatesis podramos emitir el siguiente juicio: en la medida en que creemossaber lo que quiere decir hablar en sociologa, podemos testimoniarel hecho de que no hemos comprendido nada de lo que se ha dicho.Pero quin habra comprendido cuando no se ha dicho nada verda-deramente?

    Muchos socilogos en Francia han contrado los hbitos de hablary de escribir mal, mismos que tratan de transmitir regularmente adecenas, incluso a centenas de estudiantes. Esto constituye un hechosocial mayor. Sin embargo, despus de muchos dominios, prestigiososo menos prestigiosos, se pueden haber adquirido semejantes malos h-bitos,18y querer deshacerse de ellos una vez que se ha tomado conciencia.Pero algo que se puede llamar hbito de hablar y de escribir mal, apartir de una concepcin incluso poco racionalista de la argumentacin,desgraciadamente es percibido por muchos de aquellos que los ponenen prctica como un signo de inteligencia y de pensamiento originaly profundo. La escritura y el habla desordenadas pueden as transmi-tirse de generacin en generacin, sin que aquellos que transmiten

    ni aquellos que se los apropian sepan exactamente de qu hablan, en laoscuridad de la relacin encantada de ser maestros de alumnos (odiscpulos) es en donde se constituyen usualmente tales prcticas.

    18 Sobre los hbitos discursivos y mentales ver Lahire (1999).

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    Es suficiente con estar cautivado, con encontrar esto bello, profundo,sensible, original, para envidiar hacer lo mismo y parecer a su vezinteligente, original, sensible y profundo. El sentido de todo esto puedeestar totalmente ausente de las palabras que se escriben y se intercam-bian y situarse exclusivamente en la relacin fascinada con el maestro.Poca significacin discursiva, mucha significacin social.

    Delirio semntico o diarrea verbal, placer por las palabras sabiasque suenan muy bien reunidas las unas con las otras para afirmarbanalidades en un tono serio, encadenamiento de citas de autorestan esotricos los unos como los otros, la panoplia de la escritura pseu-docientfica y realmente inflada es bastante completa. Ofrecemos al-

    gunas muestras garantizndole al lector que el efecto de extraezano es producto de una injusta descontextualizacin:

    ...a la bsqueda de este infracasable nudo de la noche que frecuenta el corazn

    del hombre desde tiempos inmemoriales? (p. 7).

    M. Maffesoli habla de sentimiento csmico que inclina hacialo verdadero orgnico, lo vivo, es decir hacia el naturalismo

    Este sentimiento csmico se encuentra cada vez ms implicado como trama de

    fondo en nuestra investigacin del cual constituye alguna forma de tejido, es ob-

    vio que sirve tambin para volver a unir y como ssamo heurstico en nuestroproyecto, es decir, dicho concretamente, sirve de hilo rojo instrumental al servi-

    cio de nuestro proyecto de descifrar el dato social de lo que Dilthey llamara la

    estructura psquica que constituye a la astrologa (p. 49).

    As, como linterna mgica para guiarnos a travs de estos meandros heursticos,

    utilizaremos, como accesoria a la razn objetiva y razonante, la razn sensible

    maffesoliana o la intuicin intelectual de un R. Guenon, tal como es evocada por

    F. Bonardel (p. 53).

    Ms all de esta complejidad que no debe ser una palabra refugio, nosotros cul-

    tivamos la esperanza la utopa? que al final del anlisis, habiendo, inclusoimperfectamente, descrito los arcanos de nuestra problemtica, podemos adherir-

    nos plenamente a la afirmacin del socilogo cuando declara que la complejidad

    es el reto a enfrentar, lo que ayuda a mostrarla, y a veces incluso a sobrepasarla

    (E. Morin, Introduccin al pensamiento complejo) (p. 68).

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    En toda situacin problemtica, se asiste aqu a un triple trayecto o trayectoria-

    lidad, en el sentido durandiano, en un vaivn simmeliano que se inscribe en

    primer lugar entre el consultante y el sistema astrolgico (p. 76).

    Pero igualmente se encuentra otro vector de esta trayectorialidad, a saber, el que

    se da entre el mismo actor social y la real presencia (para retomar una expresin

    cara a G. Steiner) de la consulta, del astrlogo en ltima instancia. En efecto, se

    trata claramente de la manifestacin simblica de un presentismo despojado

    de todo juicio moral, en el que slo interviene el dejar-ser, con la exclusin de

    un aspecto cualquiera de constriccin, de un deber ser (p. 77).

    No dudamos que es en esta efervescencia que se encuentra la verdad societal. Yesta efervescencia se focaliza cada vez ms en el mundo de los astros, como lo

    hemos pensado y mostrado ampliamente en el curso de nuestro sobrevuelo. En

    efecto se asiste cada vez ms y en todos los dominios de lo cotidiano a una infil-

    tracin difusa y efervescente de lo astral en nuestras sociedades posmodernas,

    en resonancia, en alguna parte, de la ruptura epistemolgica, ya evocada, de una

    posmodernidad de la que Maffesoli da la siguiente definicin: Especie de aglu-

    tinacin a la vez disparatada y completamente unida, de elementos de los ms

    diversos, implicando un estilo orgnico, este ltimo se rebelara como una

    buena manera de aprender la razn interna de un conocimiento (prefacio a

    Durkheim, Las formas elementales de la vida religiosa,p. 90) (p. 851).

    A lo largo de toda nuestra tesis hemos, bajo la instancia de lo que es la vocacin

    objetiva del investigador, tratado de descubrir las premisas subyacentes, las con-

    mociones de lo que est a punto de nacer y que se hacen sentir en la realidad

    societal actual. Esto practicando lo que G. Durand llama un pensamiento

    concntrico, es decir, un pensamiento formando un sistema abierto que recha-

    za matenerse en el centro, pero que va a recoger lo que pasa y se propaga en la

    periferia en la bsqueda del humus subyacente. Dicho de otro modo, se trata de

    seguir un proceso de ir y venir, en vasos comunicantes, siempre rechazan-

    do mantenerse prisionero de una idea, de ir al encuentro de lo desconocido, de

    lo que se vive en el dato social, de lo que emerge en el campo experimental del

    investigador. De todo esto vivido, observado, hemos tratado de desprender la

    dinmica a travs de una sinergia del pensamiento, deslizando su contrario:el pensamiento nico, bajo una forma de doxa,sinnimo de apariencia. As hemos

    podido hacer un estado de esta malla mltiple, de estas innumerables pasarelas

    que se realizan entre intercambios de saberes, en un deseo comn de abrirse a

    otros conocimientos y compartir su inters, pero tambin a travs de sus nuevas

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    tecnologas, ampliamente evocadas, en donde cada uno forma un palmo de narices

    a este pensamiento conformista representado por aquellos que detentan un pseu-

    dosaber un semisaber segn J. C. (sic) Domenach. Al hilo de nuestro trabajo

    hemos podido poner el dedo en la confusin que surge con respecto a estos

    datos, que son planteados mal por aquellos que creen detentar el saber, este

    pensamiento bien guardado, convenible, intelectualmente correcto, muestra com-

    pletamente que su imperialismo poco a poco se desagrega y esto a pesar de un

    combate de retaguardia que se ve orientado a un fracaso de largo trmino. Como

    lo hemos mostrado, pensamos, la inanidad de un intelectualismo desechado. El

    reino absoluto de la idea no se puede establecer ni sobre todo mantenerse: porque

    esto es la muerte (en El suicidiode Durkheim citado por Maffesoli en su prefacio

    a las Formas elementales de la vida religiosa,p. 11). Parafraseando a K. Jaspers,se podra decir que es en la comunicacin en donde se alcanza el fin de la as-

    trologa (de la filosofa) (Introduccin a la filosofa,p. 25), en este intercambiocaluroso (dionisaco?) entre espritus ramificados en intereses parecidos, orien-

    tados en el extremo por los arcanos celestes (p. 861).

    LOQUEOSCURECEREALMENTEALADISCIPLINA

    En Londres, si bien ya no hay ms ctedra de sociologa en la universidad, al

    menos se puede obtener un doctorado en astrologa, si bien esta disciplina oficial-

    mente es dependiente de una rama de la psicologa; incluso existen vas posibles

    en Francia pero a condicin de elegir un tema de tesis que se encuentre en los l-

    mites de la sociologa, de la filosofa o de la historia de las religiones y de ubicarse

    oficialmente bajo la gida de estas disciplinas: se est obligado a camuflarse, a

    engaar, a rodear las instituciones que manifiestamente se encuentran retrasadas

    sobre la realidad de un consenso cada vez ms evidente (pp. 815-816).

    La verdad de la tesis de E. Teissier es anunciada manifiestamenteen sus pginas. Para defender la causa de la astrologa, es necesarioavanzar disfrazndose: filosofa, historia de la religin o sociologa,de entrada pueden ser posibles para la astrloga. Pero si pueden ima-ginarse semejantes estrategias de legitimacin es porque nuestra co-

    munidad cientfica las vuelve posibles. Y, fundamentalmente, ste es elproblema, ms all del caso particular de esta tesis. Que las cosassean claras: E. Teissier no puede ser identificada como responsablede lo que pasa en la Sorbona, e incluso no habra tenido la idea de gol-pear la puerta de nuestra disciplina para encontrar un lugar de

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    legitimacin de sus propios intereses de astrloga, si sta no fuese elrefugio de profesores-investigadores desprovistos de seriedad y, aveces, visible y explcitamente antirracionalistas.

    Regresemos a nuestro punto de partida: los colegas (abundan-temente citados en esta tesis) han otorgado el derecho de defendersu tesis a su autora, y despus, con otros, decidieron darle la mencinMuy honorable. Al concluir la lectura de ajuste de cuentas prece-dente se comprende hasta qu punto es grande el sentimiento de es-cndalo del lector de esta tesis.

    Evidentemente, su director, Michel Maffesoli, es profesor de socio-loga en la Universidad de Pars V e incluso ha sido promovido a la

    primera clase por el Consejo Nacional de Universidades, tambin pu-blica regularmente obras, hace prefacios de clsicos de la sociologa,dirige una revista y hace defender tesis a un ritmo particularmenteelevado.19l seala, con el aplomo cnico de aquel que sabe pertinente-mente que la tesis no ser leda en su totalidad por los estudiantes niincluso por los socilogos profesionales que, generalmente, tienenotras tareas ms urgentes que hacer, que la tesis de E. Teissier es so-bre la astrologa (con algunos patinazos confiesa l,20aadiendode manera insultante para todos los socilogos que hacen su trabajo deevaluacin de tesis de modo serio: Con toda honestidad, cul, de en-tre nosotros, director de tesis, no ha dejado pasar tales patinazos?)y no una tesis de astrologa. l puede, pues, utilizar el argumentode la muerte de una escuela de pensamiento21(No sera necesa-rio que esta tesis sirviera de pretexto para un nuevo ajuste de cuentascontra una de las diversas maneras de encarar la sociologa)22y de-

    19 Al contar el nmero de tesis de doctorado sostenidas por un director de tesis, en Franciaentre 1989 y 1995, se encuentra que Michel Maffesoli se halla ampliamente a la cabeza con49 tesis (es decir, alcanza una media de 7 tesis por ao); le sigue de lejos Louis-Vincent Tho-mas (33). Vienen despus Pierre Ansart (22), Jean Duvignaud (22), Pierre Fugeyrollas (19),Raymond Boudon (17), Annie Kriegel (14), Alain Touraine (14), Jacques Lautman (12), Ro-bert Castell (11), Jean-Michel Berthelot (10) y Roger Establet (10).

    20 M. Maffesoli, circular fechada el 23 de abril de 2001, dirigida a numerosos socilogos.21 Y contribuye an ms a banalizar su presencia en el seno de la disciplina en sus manuales

    universitarios respetuosos de la pluralidad de las escuelas y las sensibilidades, como lomenciona la cuarta de forros de su obra La Sociologie franaise contemporaine(bajo la di-reccin de J.-M. Berthelot, Pars, PUF, 2000); obra que incluye un captulo, firmado porPatrick Tacussel, titulado La sociologa interpretativa. Un giro postempirista en las cienciashumanas en Francia, p. 117-125.

    22 Carta de M. Maffesoli dirigida por correo electrnico el 23 de abril de 2001. Otra variantese vuelve a encontrar en el texto que acompaa al correo: Una pregunta de buen sentido se

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    nunciar la cacera humana que se ha lanzado contra l: Acasoesta tesis no es un simple pretexto para marginalizar una corrientesociolgica y, digmoslo crudamente, para realizar una cacera hu-mana, cuyo objeto sera yo mismo?23Y es patentemente de esta maneracomo algunos colegas han interpretado las reacciones negativas aesta defensa de tesis y a la atribucin de un ttulo de doctor en socio-loga.24Es decir, es evidente que no se trata de cuestiones de querellasde escuelas involucradas en este escndalo sino de rigor cientfico (eincluso, ms ampliamente, de rigor intelectual) y de definicin deloficio del socilogo.

    Nos parece que las verdaderas cuestiones de fondo que plantea

    un asunto (affaire)semejante son: cmo llegar a transformar colecti-vamente los productos de una historia (acadmica y cientfica) malhecha (atribuciones abusivas del ttulo de doctor en sociologa, reclu-tamientos universitarios poco estrictos, revistas cientficas con dbilcontrol cientfico...)? Cmo defender, sin parecer injusto y terrorista,la afirmacin segn la cual Michel Maffesoli (entre otros) no es socilo-go y no est capacitado para formar estudiantes a los que l dirigetrabajos de investigacin de oficio sociolgico? stas son preguntasque los socilogos deben enfrentar. Sin una toma de conciencia colec-tiva de nuestra comunidad cientfica no hay ninguna razn para queeste tipo de hechos no se vuelva a repetir, con menos estruendo(porque los candidatos no tendrn el honor de la gran prensa).

    Michel Maffesoli escribi: Pero servirse de esta tesis, para unajuste de cuentas, puede sonar algo extremo, no me parece sano y, entodo caso se arriesga uno a oscurecer nuestra disciplina, en general.25

    Esperamos haber contribuido aqu a mostrar que lo que es nuestranoche de la disciplina y lo que no es sano es precisamente el tipode espectculo del que la Sorbona fue escenario bajo la responsabi-lidad de un jurado, en gran parte compuesto de socilogos. Personajecnico,26estratega fino, manipulando hbilmente el arte de la inversin

    plantea, acaso, finalmente, esta tesis no leda, no es un pretexto para un ajuste de cuentascontra un tipo de sociologa que yo represento?

    23 M. Maffesoli, circular fechada el 25 de abril de 2001, dirigida a numerosos socilogos.24

    As se puede leer en la prensa que Elizabeth Teissier podra llegar a ser el pen que se haceavanzar hacia la superficie para ajustar cuentas de asuntos ms subterrneos, mostrandoas querellas de capillas o juegos de poder entre los grandes de la sociologa (Piriou, 2001).

    25 M. Maffesoli, circular fechada el 25 de abril de 2001.26 M. Maffesoli calific, de manera completamente insultante, la jerga enojosa de los socilogos

    de argot de proxenetas en el prefacio al libro de Alfred Schtz, Le Chercher et le quotidien(Maffesoli, 1987, I).

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    de las situaciones, Michel Maffesoli quisierahacernos creer que los defectuosos no sonaquellos que cometen las faltas (...) sino aque-llos que tienen la impudicia de denunciarlos(Bouveresse, 1984: 114). Apostemos a que lasdiversas reacciones sanas a este asunto(affaire)malsano puedan ser la ocasin para una re-flexin colectiva sobre el oficio de socilogoy sobre las condiciones de entrada en esta pro-fesin.

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