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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. APUNTES DE REPOBLACIONES FORESTALES GENERALIDADES SOBRE VIVEROS FORESTALES 1.- DEFINICIÓN Y CLASES 2.- AGUA 3.- SUELO 4.- LOCALIZACIÓN, FORMA Y TAMAÑO 5.- CULTIVO DE PLANTA A RAÍZ DESNUDA 5.1.- SIEMBRA 5.2.- RIEGOS 5.3.- ABONADOS 5.4.- ESCARDAS 5.5.- REPICADO 5.6.- TRATAMIENTOS SANITARIOS 5.7.- ARRANQUE, ALMACENAMIENTO Y TRANSPORTE DE PLANTA 6.- CULTIVO DE PLANTA EN ENVASE 6.1.- VENTAJAS E INCONVENIENTES 6.2.- TIPOS DE ENVASES 6.3.- SUSTRATOS 6.4.- SEMILLADO Y OPERACIONES DE CULTIVO 7.- ESTAQUILLADO 8.- CALIDAD DE LA PLANTA FORESTAL 9.- MICORRIZACION

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid.

APUNTES DE REPOBLACIONES FORESTALES

GENERALIDADES SOBRE VIVEROS FORESTALES 1.- DEFINICIÓN Y CLASES 2.- AGUA 3.- SUELO 4.- LOCALIZACIÓN, FORMA Y TAMAÑO 5.- CULTIVO DE PLANTA A RAÍZ DESNUDA 5.1.- SIEMBRA 5.2.- RIEGOS 5.3.- ABONADOS 5.4.- ESCARDAS 5.5.- REPICADO 5.6.- TRATAMIENTOS SANITARIOS 5.7.- ARRANQUE, ALMACENAMIENTO Y TRANSPORTE DE PLANTA 6.- CULTIVO DE PLANTA EN ENVASE 6.1.- VENTAJAS E INCONVENIENTES 6.2.- TIPOS DE ENVASES 6.3.- SUSTRATOS 6.4.- SEMILLADO Y OPERACIONES DE CULTIVO 7.- ESTAQUILLADO 8.- CALIDAD DE LA PLANTA FORESTAL 9.- MICORRIZACION

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. GENERALIDADES SOBRE VIVEROS FORESTALES 1.- DEFINICIÓN Y CLASES Un vivero forestal es una superficie dedicada a la crianza de plantas de especies forestales destinadas a ser utilizadas en la repoblación forestal. Estas plantas deberán poseer unas condiciones morfológicas muy estrictas y se producen en una cantidad importante -alrededor de un millón como mínimo por instalación-, por lo que se aplican técnicas de cultivo específicas. En los viveros para producción de planta ornamental u hortofrutícola se producen en general plantas de gran desarrollo y que en cualquier caso van a ser instaladas en unos medios en los que recibirán toda clase de cuidados culturales, incluidos los riegos, que aseguran su arraigo, supervivencia y máximo desarrollo. Por el contrario, las plantas forestales se instalan en un medio difícil, sin cuidados especiales incluso en los primeros años, por lo que su capacidad de arraigo y supervivencia estará relacionada con una morfología en la que exista un gran equilibrio entre la parte aérea y el sistema radical. Este equilibrio morfológico tiende a ser asegurado utilizando plantas de poca edad, pues en esta situación, el desarrollo ordinario de las plantas proporciona una mayor extensión relativa del sistema radical. Por tanto existe una estrecha relación entre edad, morfología, posibilidad de arraigo y calidad en las plantas forestales. Más adelante, al tratar el concepto de calidad de planta forestal, se comprobará que un frecuente motivo de pérdida de calidad es el excesivo desarrollo, especialmente de la parte aérea, de la planta forestal. Este exceso de tamaño implicará la inutilidad del lote de planta para la repoblación, lo que conduce ordinariamente a la necesidad de destrucción de la planta cultivada. La viveristería forestal produce bienes perecederos, lo que requiere un importante esfuerzo de planificación y coordinación entre la producción de planta y su empleo en el monte. De lo anterior se deduce que lo que caracteriza a un vivero forestal son los dos atributos que definen a la planta forestal: relativamente corta edad y tamaño; y ser producida en grandes cantidades. Todo ello condiciona los procedimientos de cultivo. En todo el proceso de cultivo deberá predominar el objetivo de calidad de planta, equivalente a posibilidad de arraigo posterior, frente al coste de producción, aunque, lógicamente, garantizado el primer objetivo, el costo deberá ser minimizado. Un primer criterio de clasificación de los viveros forestales se refiere a la duración de los mismos, separándose en: viveros permanentes y viveros volantes. Los viveros permanentes o fijos se proyectan y construyen con intención de que tengan una duración ilimitada y a lo largo de su existencia irán cambiando las especies cultivadas, ofrecerán una producción diversa en cuanto a formas, edades y clases de planta y no es infrecuente que incorporen el cultivo de planta ornamental.

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. Los viveros temporales o volantes se proyectan y construyen para abastecer de planta a la repoblación de una comarca de forma que, cuando ésta termina, se abandonan su cultivo e instalaciones y, por tanto, producen únicamente plantas de una o dos especies y con poca diversidad en cuanto a la forma y tipo de las mismas. Las ventajas de los viveros temporales serán: menor coste de instalación; producir planta en el mismo medio o estación que se va a repoblar; no existir desfases temporales de actividad vegetativa entre el vivero y el monte a repoblar; y producir menos daños y costos de almacenaje y transporte. Los inconvenientes de los viveros temporales serán: costos de cultivo mayores por escasa mecanización; y pérdida final de la inversión en infraestructuras. Las ventajas e inconvenientes de los viveros permanentes se pueden deducir de los enunciados para los viveros volantes. Otro criterio que se puede aplicar para la clasificación de los viveros forestales se refiere a los procedimientos básicos de cultivo, aunque es frecuente incorporar ambos en una misma instalación: cultivo de planta a raíz desnuda y cultivo de planta en envase. Las formas de cultivo enumeradas son a su vez criterio básico de clasificación de las plantas forestales. La edad de las plantas forestales se expresa en savias o número de períodos vegetativos que ha pasado en su existencia, pudiéndose distinguir entre la edad de la parte aérea y la del sistema radical cuando en los trabajos de cultivo se procede al corte de alguna de ellas. También se deberá expresar por separado el número de períodos vegetativos que la planta ha pasado en semillero o en diferente localización por causa de trasplantes. La obligada brevedad en la redacción de este capítulo de introducción a la repoblación forestal no permite extendernos en la descripción por separado de los viveros permanentes y temporales, por lo que únicamente se hará mención individual de las dos clases de cultivo. Antes de entrar en esta materia se dedican tres epígrafes a tratar cuestiones relacionadas con la elección del lugar adecuado para la instalación del vivero forestal. 2.- EL AGUA EN EL VIVERO FORESTAL En nuestro ámbito climático, el cultivo del vivero requerirá la posibilidad de regar, incluso en zonas de altas precipitaciones medias anuales. Por tanto, el primer elemento necesario para la instalación de un vivero forestal es la posibilidad de abastecimiento de agua en cantidad y calidad suficientes. La cantidad de agua necesaria será calculada en función de: la evapotranspiración de la estación; del tipo de suelo y su capacidad de retención de agua; y de la superficie del vivero, que a su vez dependerá de la cantidad de planta a producir y de la técnica de cultivo a emplear. En relación con la calidad del agua, hay que garantizar que esté exenta de salinidad, de forma que la concentración de cloruros más sulfatos sea inferior al 2 por mil. Otra analítica de salinidad por vía indirecta, medición de la conductividad a 25ºC, debe comprobar que el agua para regar tenga menos de 0,25 mmohs/cm.

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. El origen del agua para el riego del vivero se puede encontrar en cursos superficiales, en manantiales y en pozos. El empleo de agua de los cursos superficiales suele aportar semillas de malas hierbas, requiere la construcción de azudes y canales preferentemente por encima de la cota del vivero y desarenadores sobre los canales para evitar su colmatación o la llegada de caudales sólidos a las zonas de cultivo. El empleo de agua de manantiales y pozos no aporta semillas de malas hierbas y requiere la instalación de equipos de bombeo y tuberías. El estudio previo sobre la disponibilidad de agua para la instalación de un vivero termina evaluando el tipo de riego (por aspersión o por el pie), la dosis de riego y la frecuencia. Las dosis de riego en relación con la frecuencia determinan el caudal de riego necesario, que si es superior al caudal de suministro, hará imprescindible la construcción de depósitos reguladores intermedios. 3.- EL SUELO EN EL VIVERO FORESTAL Cuando se emplea el método de cultivo de planta en envase, la composición y propiedades del suelo del vivero son indiferentes, pues el sustrato de cultivo con que se rellenan los envases se puede adaptar a los requerimientos de cada especie mediante fertilizaciones o enmiendas. En el método de cultivo de planta a raíz desnuda la influencia de las propiedades edáficas es importante. Para determinar éstas, se procede tomando muestras hasta una profundidad del orden de 45 cm, separando horizontes si existen o cada 15 cm si no existen horizontes, y realizando la analítica correspondiente. Sin entrar en detalles muy concretos, se expresan a continuación las características que debe reunir un suelo para que sea apto para la instalación sobre él de un vivero forestal con cultivo de planta a raíz desnuda: Profundidad.- La profundidad del perfil debe ser preferentemente superior a 40 cm. Valores inferiores a 25 cm descartan totalmente la posibilidad de instalación, por la escasa capacidad de retención de agua, por la imposibilidad de desarrollo de las raíces y por las dificultades de mecanización de las labores. Textura.- Las texturas más adecuadas para instalar un vivero forestal son las arenosas y las francas. En general, se puede proponer como limitante un contenido en limo o arcilla superior al 15% cada uno de ellos. El motivo de esta limitación es que cuando existe impermeabilidad se pueden producir encharcamientos tras las precipitaciones, con riesgos para las plantas y dificultad en las tareas de cultivo. La impermeabilidad es difícilmente corregible, mientras que el mayor inconveniente de las texturas arenosas, escasa capacidad de retención de agua, se puede compensar aumentando las dosis y frecuencias de riego. En otro orden de cosas, y como se verá más adelante, las texturas arenosas favorecerán la micorrización de las plantas cultivadas y el arranque y el repicado de las mismas.

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. La pedregosidad o proporción de partículas superiores a 2 mm de diámetro debe tender a ser nula y, en su caso proceder a despedregados previos, pues su presencia dificultará operaciones muy importantes como los repicados, además de reducir fertilidad y capacidad de retención de agua. Materia orgánica.- Los valores más adecuados son los comprendidos entre 2,5% y 5%. El exceso de materia orgánica en el suelo del vivero, al aumentar la capacidad de retención de agua y la fertilidad, puede producir sistemas radicales de escaso desarrollo. Por otra parte, los altos contenidos orgánicos favorecen la presencia de hongos patógenos del suelo del grupo damping-off (Phytium, Fusarium, Alternaria). El defecto de materia orgánica dará lugar a suelos poco fértiles. Reacción (pH).- El intervalo más adecuado se sitúa entre 5,5 y 6,5 de pH e incluso menor. Los pHs básicos y neutros favorecen el desarrollo de damping-off y limitan las posibilidades de micorrización. Los valores inconvenientes de la reacción del suelo se pueden enmendar con encalados en caso de reacciones extremadamente ácidas y con la aplicación de sulfato amónico o azufre para aumentar la acidez. Caliza activa.- La presencia de caliza activa en alta proporción es un inconveniente grave para el cultivo de planta forestal por los trastornos nutricionales que induce. Lo más conveniente es que se instale el vivero en suelos formados por litofacies silíceas o en suelos descalcificados sobre litofacies calizas. En este último caso hay que prestar atención a la aparición de clorosis férricas (fácilmente corregibles con la aportación de hierro en forma de quelatos) y a la fertilización potásica. Salinidad.- La salinidad de la solución del suelo debe ser muy baja y se tomará como referencia que su conductividad sea menor de 2 mmohs/cm. Fertilidad .- Conviene conocer mediante analítica química el contenido del suelo en los principales macronutrientes, pero éstos valores no serán limitantes para la instalación del vivero pues sus posibles deficiencias se subsanan fácilmente con una enmienda de fertilidad. 4.- LOCALIZACIÓN, FORMA Y TAMAÑO DE LOS VIVEROS Para escoger correctamente la localización del vivero forestal se tendrán en cuenta los siguientes factores: Clima.- Será similar al de la región que se pretende repoblar. Altitud .- Dentro de la España Peninsular, la altitud no será superior a 1.200 m en la mitad norte y a 1.600 m en la mitad sur, todo ello con carácter general y para evitar los riesgos de intensas heladas y que el período vegetativo sea excesivamente corto.

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Accesos.- Estarán facilitados por pistas forestales aptas para la circulación de camiones.

Fisiografía.- Evitar los fondos de valle en que se producen inversiones térmicas. Se preferirán terrenos llanos o de escasa pendiente para que los movimientos de tierra en abancalados no sean excesivos. La exposición preferible en climas fríos será la solana (S, SO) y la umbría (NE, N, NO) en climas cálidos.

En cuanto a la forma del vivero se tenderá a que sea cuadrada para tener los mínimos costos de cercado a igualdad de superficie. Es muy frecuente que sean rectangulares, disponiéndose los caminos, acequias y eras según subdivisiones de esta forma rectangular. Cuando se realizan labores mecanizadas hay que tener en cuenta que la longitud de besana más adecuada deberá ser del orden de 150 m. El vivero se compartimenta con la red viaria compuesta de:

Caminos principales.- De 3 a 5 m de anchura, bien afirmados, pueden rodear todo el perímetro del vivero y lo dividen internamente en cuarteles. Un cuartel dentro del vivero es el conjunto de superficie dedicado al cultivo de una especie y/o a una técnica de cultivo.

Caminos secundarios.- También denominados pasillos, tienen de 2 a 3 m de anchura, sirven para maniobra y paso de tractores y dividen los cuarteles en bancales. Un bancal dentro de un cuartel es el conjunto de la superficie dedicado al cultivo de una única especie, con un determinado método de cultivo y con una única edad.

Sendas.- Tienen menos de 1 m de anchura, normalmente 45 cm, dividen los bancales en eras paralelamente a las besanas. Las eras son la unidad mínima de cultivo en el vivero forestal y también se las denomina platabandas. Por las sendas está previsto que circulen carretillas manuales y en su caso una rueda de tractor, por lo que la separación entre sendas será la longitud de los ejes del tractor. En caso de cultivo manual, la separación entre sendas, o lo que es lo mismo la anchura de las eras, se dimensiona entre 1,5 y 1 m, que es una anchura accesible hasta su mitad por los brazos de los operarios situados en una senda.

En cuanto al tamaño del vivero, hay que indicar que la superficie total del mismo se desglosa en: superficie útil o verde que es la que se dedica realmente a producir planta; y superficie no cultivada, que se dedica a caminos, acequias, depósitos, edificaciones auxiliares, estercoleros, etc...

Por tanto, para evaluar en anteproyecto el tamaño necesario de vivero y comprobar si es suficiente la extensión de que se dispone, se parte de la cantidad necesaria de planta a producir, se determina la superficie útil en función de las densidades de cada método de cultivo y se considera que la superficie útil en un vivero normal representa del 75 al 70% de la superficie total.

La división de la superficie útil de un vivero forestal, en el caso más complejo es:

- Semillero.- Son zonas en que se producen siembras de especies muy delicadas o de semilla muy pequeña, en las que se espera la germinación para posteriormente trasplantar las plántulas obtenidas al plantel. Se incluyen frecuentemente en el invernadero y se montan sobre cajoneras o similares, aunque también se instalan sobre el suelo con protectores laterales y cubiertas transparentes.

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- Plantel.- Es la superficie que corresponde a las eras mencionadas anteriormente. En esta superficie se produce el ciclo completo de cultivo de la planta. Los procesos en plantel son variados: siembra directa sobre él y cultivo de planta a raíz desnuda; siembra en semillero y trasplante a plantel para cultivo a raíz desnuda; colocación en plantel de envases que contienen un sustrato especial con siembra directa sobre envase; y estaquillado directo sobre plantel para producción de planta por vía vegetativa.

- Superficie de descanso.- En cualquiera de los procedimientos apuntados, excepto para cultivo en envase, hay que prever la disposición de superficie suficiente en descanso para aplicar sobre ella tratamientos sanitarios, fertilizaciones o enmiendas y que en la mayor parte de los casos será del orden de 1/3 a 1/4 de la superficie útil o de plantel, según el número de savias de la planta a cultivar. Es decir, en cultivo de planta a raíz desnuda siempre habrá un bancal destinado a descanso, por lo que el número total de bancales será el número de savias más uno.

- Invernaderos.- Son superficies de cultivo cubiertas de forma que se puede controlar en ellos las variables climáticas. Se aplican para semilleros y para las primeras fases del cultivo de planta en envase. Como se ha apuntado, la superficie de plantel se dimensiona en función del número de plantas a obtener, el número de savias que requiere cada tipo de planta, el método de cultivo y las necesidades de descanso correspondiente. Para ello es necesario conocer las densidades más adecuadas en cada caso, que a su vez dependen de la especie a cultivar. A modo indicativo se pueden emplear las siguientes cifras: Cultivo de planta a raíz desnuda (2 a 3 savias) Especie Nº de plantas de calidad suficiente obtenidas por área Resinosas (crec. lento) 20.000 a 30.000 Resinosas (crec. rápido) 10.000 a 20.000 Frondosas 2.000 a 4.000 Estaquillados 100 a 200, siempre menos de 500. Para cultivo de planta en envase, independientemente del número de savias, se determina la densidad de plantas obtenidas por unidad de superficie útil, conociendo el espacio ocupado por cada envase individual en caso en envases independientes o el número de envases por m² en envases situados en bandejas, cifras que dependerán del tipo y dimensiones del que se haya elegido. Se obtienen valores del orden de 20.000 a 40.000 plantas por área útil, siempre menos de 50.000. Hay que tener en cuenta que es necesario incrementar la estimación de superficies en un 10% para tener en cuenta los sistemas de colocación de envases y la imposibilidad material de colocar todo con una perfecta tangencia. Si se hace siembra de varias semillas por envase, el número de envases a emplear será igual al de plantas, pero si se siembra una semilla por envase, se incrementará el número de estos en función de la potencia germinativa del lote de semilla a emplear.

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. En el cultivo de planta a raíz desnuda se suelen hacer las siembras en líneas, para facilitar la escarda mecánica, que son longitudinales o paralelas a las sendas si el cultivo está mecanizado y transversales o perpendiculares a las sendas si el cultivo es manual. En cultivo de planta en envase, éstos se disponen ordenadamente en cajas o bastidores ocupando toda la superficie de la era. Los estaquillados se realizan sobre caballones formados directamente en el suelo de la era y la separación entre caballones es tal que permite la escarda mecánica entre ellos por lo que en este caso no se suelen formar sendas, o lo que es lo mismo, los bancales no se dividen en eras. 5.- CULTIVO DE PLANTAS A RAÍZ DESNUDA Las técnicas del cultivo de planta a raíz desnuda, bien por siembra directa en era, bien por trasplante tras germinación en semillero, son las más complicadas por lo que se describen en primer lugar de manera que sirvan de referencia para los procedimientos de cultivo en envase y por estaquillado. La primera operación de cultivo es la labor previa o de preparación para la siembra, que consistirá en abonados de fondo, enmiendas, desinfecciones, subsolados, alzados, gradeos y formación de eras. Estas operaciones se realizan completas cuando se hace la instalación o establecimiento del vivero y se repiten en parte, según necesidades, tras un período de descanso en el cultivo ordinario. A esta primera operación nos referiremos denominándola formación de eras. 5.1.- SIEMBRAS La distribución de la siembra en el espacio, directamente sobre la era, para cultivo de planta a raíz desnuda se puede hacer según los siguientes modos: - En lleno o a voleo.- Se realiza por reparto uniforme de la dosis de semilla, en dos pasadas por mitades, manual o mecanizadamente. Es un procedimiento casi en desuso por complicar la escarda y el arranque de planta. - En líneas paralelas.- Se separan las líneas de siembra entre 10 y 15 cm en coníferas y de 15 a 20 cm en frondosas, sembrando sobre una superficie de era completamente allanada. El marcado de las líneas se puede hacer con tablas provistas de cuñas de profundidad igual a la de la siembra o marcando con cuerdas para siembras manuales, que se hacen a chorrillo o con simples aperos de molinete o de disco. Para siembras mecanizadas con sembradoras de precisión (mecánicas o neumáticas) que completan una era en una sola pasada, no es necesario el replanteo previo de las líneas de siembra. Este procedimiento es el más usual para planta forestal a raíz desnuda. - En golpes.- Se hace una distribución regular en marco real de la semilla, replanteando con cuerdas cruzadas o tablas con agujeros. Se aplica cuando interesa obtener planta de relativamente gran edad, para trasplante posterior con cepellón a campo, maceta o contenedor, por lo que es más frecuente su aplicación en planta forestal ornamental.

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- En caballones.- La superficie de la era se acaballona, sembrándose en lo alto del caballón. Se aplica poco, especialmente en climas húmedos, por ejemplo para pino radiata. Permite el riego por el pie sin riesgos de formación de costras en cercanía al cuello de la raíz.

Otros aspectos importantes de la siembra en vivero son: la dosificación de la siembra, la profundidad de la misma, la cobertura del semillado, la época de realización, y las protecciones externas del semillado y plántulas.

La dosificación de la siembra se obtiene utilizando la fórmula expuesta el Capítulo de semillas:

P = N / [N1000 x p x g x ki] , donde,

P = Peso de la semilla a emplear en Kg. N = Nº de plantas a obtener. N1000 = Nº de semillas en un Kg. p = Pureza del lote en tanto por uno. g = Potencia germinativa del lote en tanto por uno. ki = Coeficiente de cultivo, menor que la unidad, a determinar experimentalmente por el

viverista para cada zona del vivero, especie, técnica de cultivo y edad de planta producida.

La profundidad de la siembra debe ser de 1,5 a 2 veces la longitud del diámetro máximo de la semilla. Otra regla en este sentido es recubrir con un espesor igual a 5 veces el diámetro mínimo de la semilla. Se consigue graduando las rejas de las sembradoras o realizando surcos con palas graduadas en las manuales. Para siembras en lleno o con semillas de muy pequeño tamaño se procede depositando la semilla sobre el suelo y recubriéndola posteriormente con mantillo o tierra cribada.

La cobertera del semillado consiste en aplicar sobre el terreno sembrado una capa de: paja de cereales, barrujo o pinocha, corteza de coníferas triturada, turba, arena o serrín. El objetivo es impedir desecaciones superficiales y por tanto la formación de costras, además de ocultar la semilla a los predadores. El material más adecuado es la turba y la corteza de coníferas, pues los dos primeros y la arena pueden aportar semilla de malas hierbas y el serrín puede contener terpenos que inhiben la germinación. La práctica de aplicar barrujo tomado del monte como cobertera ha posibilitado en la práctica viverística antigua la micorrización espontánea de las plantas cultivadas.

La época de siembra más conveniente para coníferas es la primavera temprana. El objetivo es prevenir la aparición de damping-off, que se estimula cuando la temperatura del aire alcanza 20 ºC. Esto sucede en nuestras latitudes a principios de mayo, por lo que en esa fecha las plántulas deben estar lignificadas y la siembra ser anterior al menos en un mes. Para frondosas la época de siembra será el otoño, permaneciendo las semillas todo el invierno en el terreno.

La protección de la siembra naciente se debe realizar por dos motivos. Uno es evitar la predación, sobre todo de aves, sobre la semilla y las plántulas y se consigue cubriendo las eras con mallas de plástico y la aplicación de repelentes sobre la semilla. Otro, en especies de temperamento delicado, es evitar una excesiva insolación, lo que se consigue empleando sombrajos construidos con ramaje o mejor con telas de diferente material y textura.

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. 5.2.- RIEGOS No se tratará en este punto todo lo relativo a cálculo de dosis, frecuencia y equipos de riego. Nos remitimos a lo estudiado en otras asignaturas, dada la brevedad de esta Introducción. Nos limitaremos a describir los sistemas de riego y comentar sus ventajas e inconvenientes en los viveros forestales. Los sistemas de riego son: infiltración lateral; inmersión o imbibición (riego a manta); y aspersión. El riego por infiltración lateral consiste en formar caballones sobre las eras y hacer circular el agua por el fondo de los mismos, estando las plantas situadas en lo alto del caballón. Las ventajas de este sistema se refieren a la economía de su construcción, pues aprovecha estructuras previstas por el cultivo y, en relación con el riego a manta, que no se forman costras en cercanía al cuello de la raíz. Los inconvenientes se refieren al mayor consumo de agua, al coste de mano de obra en la ejecución del riego y al necesario mantenimiento de los caballones, continuamente desmoronados por la circulación del agua. Se aplica preferentemente cuando el desarrollo de la planta forestal es grande, por ejemplo en viveros de chopo que tienden a superar los cuatro metros de altura. El riego a manta o por inmersión se realiza mediante la inundación completa de la era. La única ventaja de este procedimiento se refiere a la sencillez y economía de sus instalaciones. Los inconvenientes son: compactación del suelo; creación de costras superficiales tras la desecación en zonas cercanas al cuello de la raíz; emplear mucha cantidad de agua, pues la dosis de riego tiene que superar la velocidad de infiltración del suelo. En común con el procedimiento anterior, ambos denominados también riegos por el pie, tiene el inconveniente de aportar semillas de malas hierbas sobre las eras, lo que obligará a continuas escardas. El riego por aspersión es el más usual y conveniente. Su empleo requiere la más o menos compleja instalación de equipos de bombeo y de distribución por tuberías y difusores o aspersores, que con distribución del agua en círculos o sectores circulares, requiere un cuidadoso proyecto previo para su correcto funcionamiento. Las ventajas de este procedimiento son numerosas: cálculo y distribución del agua muy precisos; evita la compactación superficial del suelo; se puede graduar la profundidad alcanzada por el agua en el suelo, para tratar de limitar el alcance de las raíces; no requiere nivelaciones previas del terreno muy precisas; emplea poca mano de obra; no aporta semillas de malas hierbas; se pueden incorporar con el riego dosis precisas de abonos, fungicidas, o insecticidas con bajo coste de distribución. Los inconvenientes se refieren a los altos costes de instalación y de mantenimiento, así como a la posibilidad de averías que obliga a tener equipos de repuesto. 5.3.- ABONADOS El planteamiento de la fertilización del vivero a raíz desnuda debe ser doble: por una parte se trata de comparar la concentración en los macronutrientes importantes (nitrógeno, fósforo, potasio, calcio y magnesio) en el momento de la instalación con los valores tenidos por aceptables, para realizar lo que podemos denominar enmienda de fertilidad y por otra parte se trata de compensar las extracciones de nutrientes que se realizan con la saca periódica de planta, a lo que denominaremos fertilización o abonado ordinario.

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. No hay recetas de abonado que cubran todas las situaciones posibles, ni siquiera patrones previos de concentración que se puedan extrapolar a todo tipo de suelos, pues varían con las características físicas y químicas de los mismos y con la especie a cultivar. Nos limitaremos en este epígrafe a plantear algunas generalidades de tipo cualitativo sobre el abonado de viveros. Los abonados orgánicos en vivero tienen como objetivo, más que la restitución de nutrientes extraídos, la recuperación del contenido en materia orgánica que las labores y la extracción tiende a disminuir. Es conveniente mantener este valor entre 2 y 4% para asegurar buena estructura edáfica, mantener un complejo arcillo-húmico capaz de fijar los nutrientes aportados por el abonado mineral, favorecer la vida microbiana edáfica y favorecer los procesos de micorrización. No deben ser excesivos por el riesgo de favorecer los hongos del grupo damping-off. Para este objetivo se procede a hacer estercolados en los períodos de descanso de cultivo, aplicando estiércol bien curado o mejor compost para reducir la posibilidad de aporte de malas hierbas. Como cifras de referencia para abonados orgánicos y reiterando que en cada caso, con la analítica correspondiente, se debe calcular la dosis adecuada, se puede tomar como dosis de enmienda orgánica inicial de 30 a 40 T/ha y para reposición cada 3 o 4 años de 20 a 30 T/ha de estiércol bien curado. Los abonados minerales se pueden realizar anualmente para compensar las extracciones de nutrientes del suelo y deben ser equilibrados para que el desarrollo de las plantas sea armónico y para que su estado fisiológico sea tal que permita una mayor posibilidad de arraigo. Las cantidades a aportar se deben determinar en cada caso en función de la analítica correspondiente y de la riqueza de cada abono comercial. El abonado mineral tiene que procurar no modificar el valor de la reacción del suelo, para lo que es recomendable utilizar: en suelos ácidos, nitrato cálcico, amonitro, escorias Thomas, sulfato potásico y nitrato potásico; y en suelos básicos, sulfato amónico, superfosfatos y cloruro potásico. Un control muy conveniente del estado fisiológico de las plantas del vivero en relación con la fertilidad del suelo y que orienta sobre las necesidades de abonado mineral se consigue con análisis foliares de nutrientes, a comparar con la analítica edáfica y con tablas patrón por especies. 5.4.- ESCARDAS Esta operación consiste en la eliminación de especies vegetales ajenas al cultivo principal o malas hierbas, que entran en competencia con las plantas cultivadas y cuya presencia trastorna todas las operaciones de cultivo y extracción. El principio general en relación con las escardas en vivero es evitar que las semillas de malas hierbas lleguen a las eras. Los vectores de semillas son: el material de cobertera del semillado; el estiércol de abonados orgánicos; el agua de riego; y la diseminación desde la superficie no cultivada del vivero o zonas colindantes. En relación con los tres primeros vectores, la prevención pasa por utilizar turba o corteza de coníferas en la cobertera, emplear estiércol bien curado, y preferir el riego por aspersión. La diseminación lateral es más difícil de evitar, aunque respecto de las zonas no cultivadas del vivero se deberá procurar mantenerlas limpias continuamente.

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. Los tipos de escarda se clasifican según su forma de ejecución en: escardas mecánicas y escardas químicas. Las escardas mecánicas se realizan por corte o siega, por arranque, por enterramiento o impidiendo mecánicamente el desarrollo de las malas hierbas. Se deberán ejecutar antes de la floración de las especies afectadas para evitar su diseminación, aunque esto no es siempre posible por la diversidad de especies implicadas. Además, algunas especies poseen mecanismos de regeneración vegetativa. Los modos de ejecución son: - Laboreo.- Previamente a la instalación del vivero y en zonas de descanso, se realizan de forma habitual y sistemática mediante alzados y gradeos repetidos y se ejecutan con arados de vertedera o de discos. El efecto es un arranque y enterramiento simultáneo. - Escarda manual.- Se puede aplicar en toda clase de siembras. Se procede arrancando las malas hierbas a tirón con la mano y con suficiente humedad en el suelo, o con herramientas de corte o cava de pequeño tamaño. Es una operación de bajo rendimiento y alto coste. Se aplica, por tanto, para rematar escardas mecanizadas o por laboreo, cuando la densidad de malas hierbas es baja y como mantenimiento general del estado del vivero. - Escarda mecanizada.- Se aplica en siembras por líneas. Se procede acoplando al tractor aperos que tienen rejas de diferentes formas, anchuras y separación, que al actuar sobre las entrelíneas, van arrancando las malas hierbas. Posteriormente, se repasa todo de forma manual, sobre todo en las propias líneas de siembra. - Coberturas opacas o acolchados.- Consiste el sistema en colocar sobre las entrelíneas tiras de papel o plástico opaco que simultáneamente impiden la germinación o el desarrollo de las plántulas de malas hierbas por debajo y el contacto con la tierra de semillas que puedan venir por diseminación lateral. Las escardas químicas consisten en la aplicación de herbicidas. Tienen gran facilidad de aplicación y coste reducido, aunque sus inconvenientes se derivan de la eficacia de la selectividad con que actúan y de los efectos sobre el proceso de micorrización, extremo este último que hay que comprobar en cada caso. En barbechos se pueden aplicar herbicidas totales (paraquat, glifosato) como preparación en la instalación y en algunos casos de descanso prolongado. También se aplicarán herbicidas totales de contacto en el mantenimiento de la zona no cultivada del vivero. Después de la siembra se pueden aplicar herbicidas selectivos de preemergencia, como la simazina, en prevención de cara al estado más delicado de las plántulas. En siembras nacidas se pueden aplicar herbicidas selectivos, aunque para esta aplicación hay que hacer pruebas previas para comprobar con detalle: productos, dosis, época de aplicación, edad de las plantas de cultivo, método de aplicación, y especies afectadas. Para cultivo de coníferas se citan como selectivos los herbicidas neburon, linuron, hexacinona y simazina. En cultivo de frondosas la selectividad se consigue mejor sobre especies de hoja caediza actuando en invierno, para especies de hoja persistente el problema es mayor.

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5.5.- REPICADO Y TRASPLANTE

Repicar es seccionar el sistema radical de la planta cultivada con el fin de transformar, mejorando, la forma y estructura de dicho sistema radical. En Hispanoamérica al repicado se le conoce como poda de raíces y el término repicado se aplica a los trasplantes de semillero a era.

La tendencia general de desarrollo de las plántulas en todas las especies forestales es formar una raíz pivotante única que tiende a profundizar, lo que es relativamente fácil en el permeable y despedregado suelo del vivero. Si se mantiene esta forma se producen dos inconvenientes graves de cara al trasplante posterior en campo: longitud muy larga del sistema radical, lo que obligaría a realizar hoyos de plantación de gran profundidad; y escasa longitud del conjunto del sistema radical por ausencia de raíces secundarias, lo que compromete la posibilidad de arraigo.

Por tanto, se trata fundamentalmente con el repicado de seccionar la raíz principal para estimular el crecimiento de raíces secundarias o laterales, con aumento de la masa total en menor volumen del sistema radical.

Los efectos morfológicos del repicado sobre la planta son: retraso del crecimiento en altura de la parte aérea; estímulo del sistema radical; como consecuencia de lo anterior, mejor proporción entre parte aérea y sistema radical de cara al trasplante; y permitir mantener la planta en vivero durante más tiempo con espaciamientos reducidos.

No todas las especies resisten el repicado a profundidades normales o asequibles (entre 10 y 15 cm), por lo que en estos casos estará descartado el método de cultivo a raíz desnuda y será necesario acudir al cultivo en envase (especies del género Quercus y pino piñonero).

En relación con la época más adecuada para realizar el repicado se tendrá en cuenta que la ejecución tardía (final del invierno o principio de primavera) refuerza la reducción de la altura de la parte aérea, al contrario de la ejecución temprana (final de otoño y principio de invierno). Dado que las coníferas presentan un máximo de crecimiento longitudinal al inicio del período vegetativo y un máximo de crecimiento radicular bien entrado éste, le corresponde para el repicado la ejecución tardía. Al contrario, las frondosas tienden a presentar un crecimiento longitudinal escaso en las primeras edades y centran el crecimiento radicular en parte del invierno y primavera temprana, por lo que es más conveniente repicar temprano.

La determinación de la profundidad del corte es muy importante. Si se hace demasiado alto, la planta puede morir y si se hace demasiado bajo, no tiene ningún efecto. La profundidad adecuada para la mayor parte de las coníferas es de 10 a 15 cm. En cualquier caso, antes de realizar el repicado en una era concreta, hay que extraer una muestra suficiente de plantas para, sobre ella, determinar la profundidad más adecuada, lo que se realiza de visu, por lo que muchos autores se refieren al repicado como un arte (MICHEL, 1991). Los procedimientos más usuales de repicado son los siguientes:

- Repicado apical mecanizado.- Se utiliza un apero acoplado al tractor que consiste en una cuchilla horizontal, que se hace penetrar en el suelo a profundidad graduable por su enganche a los tres puntos del tractor accionado por mando hidráulico. Deberá estar bien afilada, se dispondrá de zona de maniobra en los extremos de las eras, el suelo estará despedregado.

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. Algunos aperos tienen movimiento de vaivén que facilitan la penetración, el corte y el avance. Si el plano de la cuchilla está inclinado respecto del suelo, su paso produce un ligero levantamiento de las plantas que produce un repicado adicional de raíces laterales, lo que se consigue también disponiendo una barra horizontal detrás de la cuchilla. Cuando las plantas están sobre caballones se puede emplear un repicador en forma de alas simétricas que afectan a dos caballones contiguos. - Repicado lateral mecanizado.- Se trata de limitar el desarrollo lateral del sistema radical en especies de crecimiento rápido, para lo que se hace un repicado lateral sobre siembras en líneas con un apero que consta de discos afilados verticales, arrastrado por el tractor. - Repicado manual.- Se emplea una pala recta de jardinero que se clava en un lateral de la fila de siembra a una distancia de la planta igual a la profundidad a la que se quiere repicar, con una inclinación de 45º. Es un procedimiento de menor rendimiento y precisión que el mecanizado, quedando frecuentemente muchas plantas sin repicar, que más adelante lo denotan creciendo en altura mucho más que sus compañeras. Únicamente se aplica en viveros volantes de pequeña superficie. En los tres casos, tras el repicado, conviene aplicar un riego para asentar el terreno y asegurar el contacto de las raíces, evitando la muerte de algunas. La operación de trasplante dentro del vivero se puede realizar en tres casos: el ya descrito de trasplante de semillero a plantel para especies de semillas muy pequeñas o de plántulas muy delicadas; para proceder a un repicado con tijera a la vista del sistema radical; y finalmente, para dar mayor espaciamiento a las plantas para permitir un mayor desarrollo, siendo este caso poco habitual en los viveros forestales y frecuente en los de planta ornamental. La planta extraída y repicada se coloca en plantel de forma manual o mecanizada, con los mismos procedimientos que se detallan en próximo capítulo dedicado a la plantación en monte. El espaciamiento tras el trasplante depende del tamaño de planta que se quiera obtener, para lo que se pueden utilizar las siguientes cifras: Altura planta (cm) Sup. (cm2/planta) Densidad (pl/m2) menos de 20 77 a 100 133 a 100 de 20 a 40 100 a 125 100 a 80 de 40 a 60 100 a 150 100 a 66 más de 60 125 a 200 80 a 50

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. 5.6.- TRATAMIENTOS DE PROTECCIÓN Según los diferentes agentes causales de daños sobre la planta del vivero, se aplicarán distintos tratamientos: - Meteoros.- Para defender la planta de las heladas, especialmente de las tardías, se aplican riegos por aspersión, sombrajos y cortavientos. De la insolación excesiva también se defiende con sombrajos. - Hongos.- El ataque fúngico más peligroso es el del grupo damping-off. En este caso lo tradicional ha sido aplicar tratamientos preventivos que se resumen en: no aumentar la materia orgánica en el suelo; adelantar todo lo posible la época de siembra de forma que los tallos se encuentren lignificados cuando la temperatura del aire alcance los 20 a 22 ºC; y mantener una reacción ácida en el suelo aplicando sulfato ferroso o sulfato amónico o azufre. Más recientemente, (ABREU, 1991), los tratamientos preventivos de damping-off se orientan por: lucha química con empleo de fungicidas selectivos que no afecten a organismos no patógenos; lucha biológica mediante empleo de otros grupos de hongos antagonistas; y lucha integrada combinando los dos procedimientos anteriores. La forma de aplicar los fungicidas y los inóculos aludidos es proceder al revestimiento o rebozado (pelliculage en francés, pelleting en inglés) de las semillas con algún adhesivo hidrosoluble que libera los productos en la zona de germinación. - Insectos.- El grupo de insectos que predan sobre las raíces (preferentemente larvas de elatéridos y melolontinos) se tratan por aplicación de insecticidas por espolvoreo y labor ligera si no hay plantas en la era y con insecticidas líquidos si las hay. Los defoliadores se tratan fácilmente con insecticidas específicos para cada caso. Los perforadores de tallos y yemas plantean problemas graves de eficacia en los tratamientos, por lo que lo más indicado será destruir la planta afectada para evitar que sea llevada la plaga a la masa futura. La misma determinación se tomará cuando las plantas de chopo sean afectadas por hongos de corteza. - Nematodos.- Los nematodos patógenos en el suelo del vivero se tratan cuando las superficies de cultivo están en descanso con dicloropropeno. - Aves y mamíferos silvestres.- Se procede según alguna de las siguientes alternativas: aplicación de repelentes sobre la semilla; instalación de cercas y redes protectoras; o empleo de mecanismos sonoros o visuales de ahuyentamiento. 5.7.- ARRANQUE, ALMACENAJE Y TRANSPORTE Estas son operaciones muy delicadas en las que hay que asegurar que las plantas sufran el mínimo daño, lo que las puede convertir en inviables, evitando en todo caso: daños mecánicos a la parte aérea o al sistema radical; desecaciones; y calentamientos que puedan desembocar en fermentaciones. Arranque o extracción.- Consiste en separar la tierra que rodea el sistema radical de la planta. Esta operación, que hay que hacerla sin golpear, se favorece cuanto más arenosa es la textura del suelo del vivero.

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. Se puede realizar manualmente por dos procedimientos: - Clavando verticalmente la pala recta al lado de la línea de plantas hasta profundidad superior a las raíces y basculando 45º para desplazar hacia arriba las plantas afectadas. Es un procedimiento más traumático que el siguiente. - Realizar una zanja suficientemente profunda al lado de la línea de plantas y extraer bloques de tierra con las raíces incluidas cavando por debajo de los sistemas radicales. Los bloques son posterior y cuidadosamente desmenuzados. El arranque mecanizado, el habitual en grandes viveros, se realiza con aperos tales como rastrillos especiales o con la cuchilla de repicar colocada oblicua al suelo de forma que al progresar va ahuecando y mullendo la tierra, para facilitar la extracción manual de las plantas. En todo el proceso de arranque es importante mantener bien ordenadas las plantas en todo momento. Tras la extracción se procede inmediata o simultáneamente a realizar las siguientes operaciones: - Selección.- Consiste en desechar y destruir todas aquellas plantas defectuosas, enfermas y las que no superen los criterios morfológicos de calidad mínima. - Clasificación.- Se pueden clasificar las plantas útiles por tamaños (longitud), para aplicar los lotes obtenidos a diferentes sistemas de plantación en monte. - Conteo.- A la vez que se clasifican se van contando y agrupando en mazos de cantidad conocida, para facilitar conteos posteriores. Los mazos deben ser atados sin presionar, para evitar deformaciones. El conteo es importante desde varios puntos de vista: poder evaluar el coeficiente de cultivo correspondiente y que se ha comentado anteriormente (ki); por control administrativo y económico del funcionamiento del vivero; y para facilitar el control de las labores de plantación posterior. Almacenamiento.- Las formas de almacenamiento de la planta extraída y agrupada en mazos dependerá del tiempo que éste sea necesario. De forma general se deberá proceder a un embalaje que será rígido para evitar golpes del exterior, permeable al aire para permitir la respiración de las plantas y mantener la raíz en oscuridad para evitar el deterioro de las micorrizas (MICHEL, 1991). Para almacenamientos cortos se pueden emplear cajas opacas de cartón encerado, de madera, o de plástico. Para almacenamientos prolongados en los que la falta de luz en la parte aérea puede ser perjudicial, se embala en sacos de plástico transparente, previo recubrimiento de las raíces con arpillera o musgo humedecido. La parte aérea estará seca para evitar fermentaciones. Se dispondrán las plantas verticales y los cierres herméticos. Se conservarán a una temperatura entre 4 y 7 ºC.

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. Otra operación relacionada con el almacenamiento es la denominada aviverado a realizar en el mismo vivero o en monte antes o después del embalaje que corresponda. Se realizan zanjas sobre el suelo natural con una pared vertical y otra inclinada. Se disponen los manojos con las raíces en el interior de la zanja y la parte aérea apoyada sobre la pared inclinada. Luego se recubren las raíces con tierra o musgo y se riega abundantemente. Así pueden permanecer dos o tres semanas sin problema. En caso de helada proteger por la noche con lonas o plásticos. Transporte.- El transporte de la planta debe asegurar que la planta no sufra fuertes corrientes de aire, por lo que los vehículos serán de caja cerrada preferentemente. Se hará lo mas rápidamente posible, con cuidado en las operaciones de carga y descarga y sin apilar los embalajes cuando sean flexibles. Existe riesgo durante el transporte de que las plantas alcancen temperaturas excesivas dentro de los camiones. Para el transporte dentro del monte, mientras el operario va plantando, ha sido tradicional la práctica de una operación llamada embarrado. Consiste en transportar la planta en espuertas de goma con las raíces sumergidas en un caldo elaborado con agua, estiércol y tierra natural, cuya textura deberá ser equilibrada para evitar daños en las raíces por formación de costras de arcilla a la vez que se consigue una buena adherencia del caldo. Sobre esta práctica se ha discutido mucho en relación con la eficacia. En la actualidad se considera, dado el carácter artesanal de la preparación del caldo, que si la planta ha sido bien cultivada, extraída y micorrizada, el embarrado es una operación superflua o incluso perjudicial, siempre que el transporte por el monte asegure que no hay desecación de las raíces.

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. 6.- CULTIVO DE PLANTA EN ENVASE La producción y empleo de plantas para la repoblación cultivadas en envase, que mantienen íntegro el sistema radical y la tierra que lo rodea durante todo el proceso de cultivo, transporte y plantación, tiene una utilidad y necesidad que se derivan del análisis de sus ventajas e inconvenientes respecto del empleo de planta a raíz desnuda. 6.1.- VENTAJAS E INCONVENIENTES

- Ventajas: mayor probabilidad de arraigo al no tener mutilaciones el sistema radical; menor exigencia, por tanto, en la preparación del suelo para la repoblación; es el único método posible de cultivo de planta para especies que no resisten el repicado convencional; y permite su empleo alargar la duración de las campañas de plantación en climas de largos inviernos o sequías tempranas, además de ser el único método posible en estaciones sin parada vegetativa (OCAÑA, 1991).

- Inconvenientes: mayor coste de producción, que será del orden de 5 a 10 veces superior al de la planta a raíz desnuda para igual especie y edad; mayor peso y volumen que la planta a raíz desnuda, lo que complica el embalaje y el transporte; riesgos, según los tipos de envase, de obtener sistemas radicales de tamaño inferior o con retorcimientos de la raíz principal (espiralización); y mayor dificultad de micorrización de la planta al usarse frecuentemente sustratos estériles.

Respecto de la terminología de las plantas forestales no hay que confundir la planta en envase, que por tanto lleva cepellón, con la planta denominada con cepellón, que puede ser una planta cultivada a raíz desnuda que al ser extraída del vivero se le conserva la tierra que rodea las raíces.

6.2.- TIPOS DE ENVASE

Se hará simplemente una breve enumeración y descripción de los tipos de envase.

Los envases en desuso, pero que pueden tener interés en relación con las causas que determinaron su abandono son los siguientes:

Macetas de barro troncocónicas.- Se siguen empleando en planta ornamental, también con fabricación en plástico. Para la planta forestal se han descartado por su peso y fragilidad y por provocar un acusado enrollamiento de las raíces en la base de la maceta. También se emplearon como contenedor para transporte y trasplante de planta cultivada a raíz desnuda, extraída con cepellón, al monte, especialmente con pino carrasco.

Contenedor de madera laminada (CML).- Es un tronco de cono fabricado con una chapa de madera, normalmente de chopo, sujeta con una grapa, que tiene el inconveniente de su poca duración y alto coste de fabricación. También se emplearon como contenedor para transporte y trasplante de planta cultivada a raíz desnuda, extraída con cepellón, al monte, especialmente con pino carrasco.

Envases prismáticos de barro.- Se han fabricado de diferentes dimensiones, en barro prensado o cocido. Los inconvenientes son su fragilidad, alto peso y coste y que para extraer el cepellón es necesaria su rotura.

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. Canutos de caña.- Se construían con trozos de tallo de Arundo donax cortando en longitud de 20 a 30 cm y suprimiendo las oclusiones interiores que se corresponden con los nudos. El diámetro interior debía ser de 1,5 cm al menos. Tienen escasa capacidad y duración, con difícil extracción del cepellón. Reciclado de envases de conservas.- Se intentó reciclar envases de diferentes formas y tamaños de los empleados en alimentación y otros. Se han descartado por su escasa esbeltez, dificultar la extracción del cepellón y provocar enrollamientos radicales. Envase de turba prensada o Jiffy-Pot.- Se fabricaban en diferentes tamaños y formas. Tienen poca consistencia y duración, se planta con el envase. Pueden producir espiralización de la raíz principal. Fueron poco difundidos, principalmente en los países nórdicos. Bolsa de polietileno.- Este tipo de envase lo catalogamos como en desuso, aunque en algunos países y algunas zonas de España todavía se usa. Son bolsas de plástico corrientes, transparente u opaco indistintamente, con agujeros inferiores para facilitar el drenaje. Se definen por su galga (espesor de la lámina de plástico, normalmente de 100 a 200, una galga es igual a un cuarto de milésima de mm), por su manga (longitud de la semicircunferencia cuando está llena, normalmente de 7 a 15 cm), por su longitud total (normalmente de 15 a 25 cm y que es 2 cm menor cuando está llena), y por su volumen (para manga 10 y longitud 17, 475 cm3). Se deben preferir para planta forestal las de forma larga y estrecha, aunque tendrán mayor dificultad en el llenado y manipulación. El llenado, normalmente con tierra natural, es caro pues la mecanización de la operación no ha sido bien conseguida y el rendimiento en llenado manual es de 1.000 bolsas por jornal. Ha sido un procedimiento muy empleado en España, con producción de planta de dos savias y para casi todas las especies. Presenta el inconveniente grave de espiralización de la raíz principal, por lo que se tiende a su abandono, excepto para planta de eucalipto de una savia. Se colocan en eras exteriores formadas mediante una cava de profundidad equivalente a la longitud de la bolsa llena (eras hipógeas) cuando se riegan por el pie, o en eras formadas con caballones laterales o con limitación lateral con listones o alambres para riego por aspersión (eras epígeas). Para la plantación se procede a la rotura y arranque de la bolsa, siendo conveniente practicar dos cortes longitudinales opuestos con navaja sobre el cepellón para repicar raíces laterales que, en espiral, puedan estrangular el cuello de la raíz al crecer el árbol. En su caso, también puede ser conveniente cortar el moño de raíces formado en la base de la bolsa. Estos repicados previos a la plantación mejoran la forma del sistema radical futuro, pero reducen la ventaja de un arraigo más seguro. Los envases empleados en la actualidad se pueden clasificar en no recuperables y recuperables. Los envases no recuperables se destruyen en el proceso de cultivo o de plantación, son los siguientes:

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Paper-pot.- Son envases formados por rectángulos de papel pegados con cola permanente en forma de cilindro, que a su vez se pegan unos a otros con cola hidrosoluble y que se presentan vacíos y plegados como un acordeón. Para su llenado con un sustrato adecuado, generalmente turba, se extienden en bandejas con fondo en rejilla que impide la caída del sustrato y posibilita que la raíz principal detenga su crecimiento al llegar al fondo por causa de la luz, produciéndose un fenómeno que llamaremos autorrepicado. Tras la siembra en los cilindros, se producen los riegos que independizan cada uno de los envases.

Se trata de una patente finlandesa que los comercializa con diferentes diámetros y longitudes (el tamaño del alvéolo oscila entre 2 y 10 cm de diámetro y entre 5 y 20 cm de longitud), siendo un procedimiento bastante extendido, apto para casi todas las especies, para planta de una savia y con cultivo en invernadero. La consecución de un buen autorrepicado requiere que las bandejas se coloquen elevadas sobre el suelo para que exista aireación inferior. La poca consistencia del papel permite la plantación con envase, aunque no es conveniente (es mejor quitar el papel al hacer la plantación, pues se ha comprobado la persistencia del mismo hasta 17 años después de plantar). Se comercializa también impregnado de sales de cobre para obtener un repicado lateral de acción química. En envases de plástico, que se describen más adelante, también se puede realizar la impregnación con sales de cobre para repicado lateral químico.

Otros.- Dentro del grupo de los envases no recuperables se pueden mencionar otros sistemas que no responden exactamente al esquema de un continente y un contenido independientes.

Uno de ellos es el empleo de los llamados bloques de propagación, consistentes en un cilindro de turba, de longitud y diámetro variables, recubierto lateralmente por un textil poroso y biodegradable, que se comercializa así y sobre el que se puede sembrar para obtener una plántula o bien conseguir la pregerminación de la semilla, que junto con el bloque será instalada en el terreno.

Otro procedimiento, también de patente finlandesa, es el sistema Vappo, que consiste en sembrar sobre placas de turba continuas de dimensiones aproximadas de 40 por 60 cm, que se sitúan sobre bandejas con acanaladuras laterales a separación constante. Las plantas se desarrollan cada una en el vértice de un marco real y con posibilidad de expansión lateral de las raíces. El fondo de la bandeja es en rejilla para autorrepicado. Cuando la planta debe ser extraída, se cortan las placas de turba con sierras circulares en direcciones perpendiculares, aislando cada planta con un cepellón de forma prismática. Se aplica para planta de una savia y cultivo en invernadero.

Los envases recuperables no se destruyen en el cultivo o plantación y pueden ser empleados, previa desinfección, en más de una o varias campañas, son los siguientes:

Super-leach o SL.- Es una patente estadounidense, fabricada en España por Bardi. Se trata de envases construidos en plástico semirígido, de forma troncocónica, con resaltos u ondulaciones interiores y longitudinales que impiden el enrollamiento o espiralización de las raíces. Colocados de forma exenta, producen el autorrepicado. Están provistos de unas pestañas inferiores que impiden la caída del sustrato, que es generalmente turba. Se disponen en bastidores de malla metálica o de placa de plástico rígido o en cajas de fondo perforado. El llenado es sencillo, similar a paper-pot y se pueden colocar en eras al aire libre.

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. Se fabrican dos modelos: SLC, llamado de coníferas de 3,5 cm de diámetro interior superior (4 cm exterior), 21 cm de longitud y 160 cc de capacidad, con paredes lisas y resaltos interiores; y SLF, llamado de frondosas de 5 cm de diámetro interior superior (6,5 cm exterior), de 16 cm de longitud y 230 cc de capacidad, con paredes onduladas. Se está divulgando bastante en la actualidad y las recuperaciones, tras la extracción del cepellón por simple tracción desde el cuello de la raíz, permiten su uso durante tres o cuatro campañas. Aunque sus capacidades son algo escasas, las especies de crecimiento moderado pueden permanecer dos savias si el sustrato está correctamente fertilizado. CIC.- Sus siglas responden a Colorado International Corporation, es un envase en forma de tronco de pirámide, construido mediante troquel en lámina plástica de escaso espesor, que se dobla y cierra para formar el envase. Tiene un estriado muy denso y eficaz, 3,2 cm de lado en parte superior, 23 cm de longitud y 160 cc de capacidad. Son envases independientes que hay que plegar manualmente, disponer en bastidores y de recuperabilidad bastante dudosa. El espaciamiento escaso de que disponen las plantas no lo hace aconsejable para plantas de dos savias. El coste es relativamente barato. WM .- Se trata de un envase de origen francés, denominado así por estar formado por dos valvas simétricas que se encastran frontalmente, construidas en lámina de plástico semirígido. Se disponen en bandejas con fondo en rejilla y tienden a ocupar todo el espacio. La angulosidad del espacio interno evita los enrollamientos de raíces. Las dimensiones son de 5 por 6 cm abertura superior, de 17 a 20 cm de longitud y capacidad de más de 350 cc. La extracción del cepellón se hace separando las valvas. Con esta forma de alvéolo también se fabrican bandejas de varios elementos. Forest-pot 150 y Forest-pot 300.- Son patentes españolas de reciente creación. Consisten en bandejas de plástico rígido que contienen un número variable de alvéolos o envases en cada bandeja. El primer modelo citado tiene 60 envases por bandeja (478 plantas/m2), y cada envase de forma troncocónica, 4.2 cm de diámetro superior, 2 cm de diámetro inferior, 13 cm de longitud y 150 cc de capacidad. Con estas dimensiones es útil para planta de una savia en invernadero o exterior. El segundo modelo citado tiene 53 envases por bandeja (410 plantas/m2) y los envases son de forma de tronco de pirámide con 5 x 4 cm en lado superior y 4 x 3 cm el lado inferior que es una rejilla que impide la caída del sustrato y posibilita el autorrepicado, la capacidad de cada envase es de 300 cc y la longitud es de 18 cm. Los dos modelos poseen resaltos longitudinales interiores que tienden a impedir la espiralización de las raíces y las aberturas inferiores permiten el autorrepicado. Con ambos modelos, el manejo de las bandejas, provistas de patas desmontables de suficiente longitud, para llenado, semillado, instalación en eras, embalaje, transporte, distribución en campo y recuperación es bastante sencillo y eficaz. Pueden emplearse sin deterioro sensible en más de tres o cuatro campañas.

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid.

En la actualidad, los modelos de Forest-pot que se comercializan, bandejas con alvéolos cuadrados o rectangulares en la abertura y forma de prisma en zona superior y de pirámide truncada en la inferior, tienen las siguientes características:

TIPO

Tamaño bandeja (cm x cm)

Nº de alvéolos por bandeja

Densidad (alvéolos/m²)

Dimensiones abertura (cmxcm)

/ longitud (cm)

Volumen alvéolo (cm³)

FP-200 43 x 30 50 388 5 x 4,8 / 15 200 FP-300 43 x 30 50 388 5 x 4,8 / 18 300 FP-400 43 x 30 38 295 6,2 x 5 / 19 400

La marca comercial Arnabat produce bandejas alveolares similares, con variedad de tamaños y volúmenes.

Rootrainer.- Es un envase de origen alemán o inglés que consiste en placas troqueladas de plástico rígido, que al cerrar alrededor de una charnela que queda en la parte inferior de los envases, forma grupos de cuatro envases por placa, de forma aproximada al tronco de pirámide. Las dimensiones del envase individual son variables, el más común en planta forestal: 4,5 x 4,5 cm la base superior, longitud de 20 cm y capacidad aproximada de 300 cc. El estriado interior consiste en el troquelado de las paredes. Hasta la fecha se ha empleado poco en España.

Bandejas alveolares de poliespán.- Con diferentes tamaños y formas de alvéolo se fabrican varios modelos en poliuretano expandido, de gran resistencia y poco peso, con inconvenientes, por la porosidad del material, en la desinfección y en la fijación de raicíllas al alvéolo. Para evitar estos inconvenientes, se fabrican en la actualidad bandejas de este tipo con un recubrimiento para el alvéolo de plástico extraíble, que permite mantener la bandeja en el vivero cuando se envía la planta al monte, y desinfectar con más eficacia.

Se complementan las clasificaciones de los contenedores realizadas con las dos siguientes: por el tipo de pared (permeables, rígidas y perforadas); y por el tipo de repicado lateral (aéreo en perforadas; químico en papel y rígidas; y mecánico en vappo).

La elección del modelo adecuado de envase se fundamentará en las necesidades de cada especie, edad de la planta a producir, condiciones del medio a repoblar y costos de adquisición y manejo, así como posibilidad de amortización. Para repoblaciones protectoras bajo clima mediterráneo, las dimensiones más adecuadas para un envase son: separación entre plantas 5 cm; longitud del cepellón más de 20 cm; capacidad del envase del orden de 300 cc; y todo ello asegurando el autorrepicado y la imposibilidad de espiralización. Téngase en cuenta que la descripción de envases que se ha realizado, con referencia obligada a marcas comerciales, tiene una intención puramente didáctica. Existen muchos modelos, de coste, material y dimensiones muy variables, lo que favorece la elección más acertada en función de la especie a cultivar y su destino, al margen de consideraciones económicas.

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. 6.3.- SUSTRATOS El sustrato para el llenado de cualquier tipo de envase puede componerse a voluntad, tendiendo a conseguir las siguientes propiedades: higroscopicidad, que permita espaciar suficientemente los riegos; baja densidad para facilitar el manejo y transporte; permeabilidad que permita el desarrollo de las raíces en todo su volumen; esterilidad respecto de posibles patógenos para las plántulas; y fertilidad adecuada para la producción de plantas en buen estado fisiológico. Además, en el momento de la extracción, el cepellón formado debe ser consistente y facilitar la extracción sin adherencias a las paredes del envase. Otras condiciones exigibles se refieren a buena estabilidad en el mantenimiento de sus propiedades a lo largo del cultivo; capacidad de rehumectación después de sufrir déficit hídrico y capacidad de intercambio catiónico para graduar la nutrición al vegetal y retener los productos del abonado. La base más extendida para la formación de sustratos para el cultivo de planta forestal es la turba natural, pura o mezclada con otros componentes, que es biológicamente estéril, de baja densidad, higroscópica y bastante estable. Siguiendo a ABAD (1991), enumeramos los sustratos empleados, clasificándolos por su actividad química: - Químicamente inertes: arena, grava, roca volcánica, perlita, arcilla expandida, lana de roca, poliespán, etc. - Químicamente activos: turbas rubias y negras, cortezas de pino trituradas, vermiculita, materiales ligno-celulósicos, etc. Lo más frecuente es emplear turbas puras o con mezcla de vermiculita o perlita. Esta última se emplea habitualmente para el recubrimiento de las semillas, lo que además evita la formación de musgos en la parte superior del sustrato y alrededor del tallo de la planta. La escasa fertilidad de las turbas obliga a realizar fertilizaciones más o menos continuas. También es frecuente el empleo de corteza de pino triturada. Las dosis para fertilización serán variables en función del volumen del envase, la edad de la planta, la especie y el tipo de sustrato. Las técnicas modernas en fertilización de planta en envase se orientan por: incorporar abonos de liberación lenta en la mezcla del sustrato; o aplicar la fertirrigación que permite variar dosis según la evolución del cultivo. En todo caso, la fertilización debe ser equilibrada respecto de los tres macronutrientes principales. Como cifra orientadora, para un sustrato de turba pura se indica el aporte del orden de 2,5 Kg/m3 de un abono mineral 20-10-10. Con abonado de liberación lenta (Osmocote 16-8-9) con plazo de liberación mínimo del orden de 9 meses, se aplican en la formación del sustrato del orden de 5 Kg/m3, para crecimientos ordinarios. Con la misma dosis pero con formulación 9-13-18, se consigue un mayor endurecimiento de la planta (Oliet et al., 1999)

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. 6.4.- SEMILLADO Y OPERACIONES DE CULTIVO Se tiende en la actualidad a realizar los semillados sobre envases con sembradoras mecánicas o neumáticas de precisión, sobre todo cuando se trabaja en invernadero, disponiéndose en este caso una semilla por envase. Para siembras manuales se puede proceder dejando dos semillas por envase y recubriendo con turba o perlita. Tras la nascencia de más de una planta, con tijera, se elimina la planta peor o más lateral, o bien se extrae para trasplantar a envases en que no existan plantas. El modo de siembra influye en el cálculo de la superficie útil de cultivo. Salvo con el empleo de bolsas de plástico, que dispuestas en eras hipógeas, permiten el riego por el pie, lo normal en cultivo exterior es disponer los envases en cajas o bastidores elevados sobre el suelo y proceder al riego por aspersión, frecuente, y que permite la fertirrigación. Se forman eras de 60 a 120 cm de ancho separadas por sendas o pasillos de 45 cm o más. Los riegos han de ser muy frecuentes para evitar la desecación de la parte inferior del cepellón, fácil al existir las aberturas necesarias para el autorrepicado, que puede producir dos efectos muy inconvenientes: muerte de los extremos de las raíces autorrepicadas o reviramiento con crecimiento hacia arriba de raíces que tienden a encontrar más humedad en la parte superior. Tras la nascencia se eliminan los envases o cepellones con marras y se sustituyen por otros, para completar 100% de supervivencia en toda la superficie. Esto implica, independientemente del cálculo de superficies útiles de cultivo en relación con el número de envases a utilizar, que para el cálculo del peso de semilla a emplear, el coeficiente de cultivo se considere igual a la unidad, ya que todas las plantas producidas, en estas controladas condiciones, se puedan considerar como de calidad suficiente. La escarda dentro de los envases suele ser innecesaria, pues el medio no tiene inicialmente semillas de malas hierbas y se riega por aspersión. Si se produce diseminación aérea, se escarda a mano. Para evitar el crecimiento de malas hierbas en el suelo, debajo de los envases, se recubre éste con una lámina de plástico negro, o de otro material, que impide la germinación de las semillas caídas y el crecimiento de las plántulas o la germinación de las semillas que quedan debajo. El transporte de planta en envase se hace en camiones especialmente preparados según las alturas de las partes aéreas y el tamaño de las bandejas. El aviverado de la planta en envase se realiza manteniendo humedad en el sustrato y en su caso aplicando protección de sombreado, contra insolaciones o heladas. Finalmente, antes de su despacho hacia el monte, la planta en envase puede pasar por una fase de endurecimiento, cuyos objetivos son: detener el crecimiento iniciando la fase de reposo; acumular hidratos de carbono en la cepa y sistema radical; preparar a la planta para resistir situaciones de helada y sequía. Las prácticas de endurecimiento pueden ser: reducción de temperaturas si el cultivo está en condiciones controladas; reducción de la aportación de N y aumento de la de K; aplicación de estrés hídrico moderado.

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. 7.- ESTAQUILLADO El término estaquillado se refiere en términos generales y hablando de viveros, a la producción de planta por vía vegetativa, aunque las técnicas de propagación vegetal pueden ser más diversas que el enraizamiento de partes aéreas, que es lo que estrictamente debe denominarse estaquillado. Otros procedimientos de propagación utilizados son: el injerto, más empleado en fruticultura, y que en el campo forestal se aplica al pino piñonero y a la instalación de huertos semilleros; el acodo, que en el campo forestal se emplea preferentemente con castaños híbridos; y el cultivo in vitro o micropropagación, que se utiliza en investigación y aún no ha pasado a la producción de planta en gran escala. No todas las especies tienen la misma facilidad para la multiplicación o propagación vegetativa, pero las nuevas técnicas de nebulización y de aplicación de hormonas, facilitan el enraizamiento de muchas especies en las que antes no era posible, como es el caso de muchas coníferas. Así, en los viveros forestales de producción, el estaquillado se ha aplicado de forma extensa hasta la fecha únicamente en el cultivo de especies del género Populus y más concretamente a Populus x euramericana. El material para la propagación obtenido de una planta madre, denominado en viveristería estaquilla, puede provenir de: tallo principal o ramas, mantenido con o sin hojas; de raíz; y de hojas (ZAZO, 1992). Las condiciones generales más adecuadas para facilitar el enraizamiento de estaquillas son: - Temperaturas alrededor de 20 ºC. - Las estaquillas con hojas enraízan mejor con la temperatura del suelo algo más elevada que la del aire (cama caliente). - La humedad del sustrato debe ser mantenida pero no ser excesiva para permitir la aireación, evitando las pudriciones. La humedad ambiente próxima a la saturación es favorable. - El suelo en el que se colocan las estaquillas a de ser ligero, permeable y que se caliente fácilmente. Las texturas más adecuadas son las arenosas y los sustratos artificiales más convenientes son: turba, perlita, vermiculita, tierra volcánica y la arena pura. - La luz favorece el enraizamiento, aunque aumenta la transpiración, por lo que en verano se sombrean las eras, túneles o invernaderos. Las estaquillas de hoja se emplean preferentemente en floricultura, las de raíz o de rizomas tampoco son frecuentes en el campo forestal, excepción hecha de Populus tremula que se propaga bien por estaquilla de raíz (BOUDRU, 1992). Por tanto, en el cultivo de planta forestal prácticamente todos los casos de propagación vegetativa se realizan por estaquilla de tallo.

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. La utilización de impregnaciones de la estaquilla con hormonas estimulantes del enraizamiento es una práctica frecuente. Se utilizan los ácidos orgánicos: indolacético; indolbutílico y naftalenacético, o también sus sales; en forma de soluciones acuosas diluidas en las que se sumergen las bases de las estaquillas durante 12 a 24 horas, con luz y de 15 a 20 ºC de temperatura, lavándose posteriormente las bases de las estaquillas. En soluciones concentradas la inmersión sólo dura de 15 a 20 segundos. También se aplican en polvo, humedeciendo la base de la estaquilla que se pone en contacto con el producto para inmediatamente colocarla en el lugar de enraizamiento. Otra práctica para estimular el enraizamiento consiste en lesionar la base de la estaquilla con cortes o descortezamientos parciales, para una impregnación posterior. Las estaquillas de tallo se clasifican en: de madera dura; de madera semidura; y de madera suave. Las estaquillas de madera dura son trozos de tallo de dimensión variable, siempre alrededor de 20 cm, recogidas en invierno sobre tallos de uno o dos años, con más de dos nudos y que a su vez se clasifican en: recta, la más común y que no lleva madera vieja en la base; de talón, que se extrae con una pequeña porción de madera más vieja del tallo o rama en que estaba inserta; y de mazo, que incluye un trozo corto y completo del tallo en que estaba inserta. Las estaquillas recolectadas en invierno y colocadas para su enraizamiento en primavera, pueden ser conservadas en cámara frigorífica a 4 ºC, estratificando en húmedo con arena o no, defendiéndose de la desecación impregnando con parafina los extremos. Sin embargo, es más recomendable realizar el estaquillado inmediatamente después de la recolección de estaquillas. Las estaquillas de madera semidura se recolectan en plena savia sobre ramas del año que, lógicamente, tienen hojas que se dejan enteras o seccionadas para reducir la transpiración. La longitud suele ser de 10 a 15 cm. Se enraízan en cámaras con atmósfera saturada y control de temperatura. Si la estaquilla conserva la yema terminal de la rama se llama estaquilla de cabeza. Las estaquillas de madera suave se preparan sobre madera nueva, de primavera, con tejidos suculentos, de especies de hoja caduca o perenne. Enraízan con más facilidad que las anteriores y en las mismas condiciones, siendo casi siempre de cabeza. Como ha quedado dicho, la práctica habitual de los viveros forestales en el estaquillado se aplica casi exclusivamente al chopo y a ésta práctica nos referimos a continuación. Los tipos de estaquillas de madera dura en la producción de chopos se resumen en el siguiente cuadro con indicación de su denominación, edad, longitud, diámetro, profundidad de enterramiento y alguna observación:

Nombre Edad (años) Longitud

(cm) Diámetro

(mm)

Profundidad de enterramiento

(cm) Observaciones

Estaquilla 1 25 a 30 > 10 20 a 25 4 yemas Estaca 2 a 3 50 a 90 > 15 30 a 50 Vareta 1 a 2 60 a 120 > 10 30 a 50 yema terminal

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. Se recolectan de árboles sanos y de características fenotípicas favorables o de cepas madre, recepadas a turno de un año, precisamente por la recolecta de estaquillas, situadas en parques clonales, más frecuentemente estaquillas de 25 a 30 cm. Tras su recolecta y posible almacenamiento se colocan en tierra en asiento definitivo, practicando previamente un agujero con barra metálica de diámetro igual, en disposición vertical y se aprieta la tierra alrededor. Las estaquillas se colocan en lo alto de caballones que se han preparado en los bancales, separados de 110 a 130 cm según el ancho del apero a emplear en las escardas mecánicas (motoazadas o tractores) y la separación entre estaquillas regula el espaciamiento total, oscilando entre 40 y 50 cm, para planta de una savia (0,5 m²/planta; 200 plantas/área), y 70 a 90 cm, para planta de dos savias (1,0 m²/planta; 100 plantas/área), todo ello según indican González Antoñanzas y Grau (2000) . Después del estaquillado se da un riego de asiento. Tras el arraigo de la estaquilla y la emisión de brotes aéreos, se procede a la selección del más vigoroso y al cultivo ordinario que consiste en riegos por el pie y escardas mecánicas. Se obtienen plantones de 1 o 2 savias con alturas entre 3 y 5 metros. En caso de escaso desarrollo, se pueden pasar las plantas a tres savias para alcanzar el porte debido. A savia parada y cada año y antes de la extracción de la planta se realiza la poda total de las ramas laterales. La extracción de la planta se facilita con el pase por cada caballón de un apero en forma de cuchilla curva que secciona las raíces y descalza las plantas, que son finalmente arrancadas a mano, seleccionadas, clasificadas y contadas antes de su envío al monte. 8.- LA CALIDAD DE LA PLANTA FORESTAL Independientemente de la especie y del método de cultivo, todo lote de planta forestal debe estar dotado de calidad suficiente. Por calidad de planta forestal debemos entender la capacidad de la misma para alcanzar unas suficientes expectativas de supervivencia y de crecimiento posterior, en el monte o estación al que ha sido destinada. Esta capacidad está condicionada por un complejo sistema de condiciones morfológicas y fisiológicas, que deben quedar definidas a través de una serie de atributos de calidad. Tratando de resumir tan amplia discusión, se puede completar el diagnóstico cuando para un lote de planta forestal queda identificada su: - calidad morfológica o calidad exterior: se refiere a la descripción de la forma, tamaño, peso, etc., de la planta. Los parámetros o índices que habitualmente se emplean para describir la calidad morfológica son: altura de la parte aérea, medida entre la inserción de los cotiledones y la yema apical, que debe estar comprendida en un intervalo que define la calidad suficiente; diámetro del tallo en el cuello de la raíz, que debe alcanzar un valor mínimo, y que se relaciona o es expresión de otros parámetros morfológicos y fisiológicos de interés, como es el desarrollo del sistema radical; arquitectura de la parte aérea, a través de la ramificación, superficie foliar, peso seco de la parte aérea; arquitectura de la raíz, a través de su ramificación, longitud total, peso seco; esbeltez, o cociente de la longitud de la parte aérea partido por el diámetro en el cuello de la raíz; cociente de peso seco de la parte aérea partido por peso seco del sistema radical; índice de Dickson,

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. QI=[peso seco total (gr)]/[(altura (cm)/diámetro (mm)) + (peso seco aérea (gr)/peso seco raíz (gr)] que resulta ser directamente proporcional a la calidad. La calidad morfológica tiene una mayor trascendencia en la supervivencia de la repoblación, que en el posterior desarrollo a largo plazo. - calidad genética o calidad interior: se refiere a la valoración del genotipo a través de la identificación de los progenitores, bien los clones en la reproducción vegetativa, bien las poblaciones que dieron origen a la semilla empleada. Queda definida identificando el origen y la procedencia, que se aplica tanto a los lotes de semillas como a los lotes de plantas Cuando una masa natural da lugar a las semillas empleadas para cultivar el lote de plantas, el origen y la procedencia coinciden. Cuando la semilla se obtiene de una masa artificial, ésta es la procedencia, siendo el origen la masa natural de la que se obtuvieron las semillas para crear la procedencia. La calidad genética tiene una mayor trascendencia en el crecimiento, estabilidad y utilidades futuras de la masa creada que en la supervivencia posterior a la plantación. - calidad fisiológica o calidad funcional o evaluación del comportamiento (Birchler et al., 1998): se refiere a la caracterización del estado funcional del lote de plantas que se analiza. Los parámetros o atributos que más habitualmente se emplean para definir la calidad fisiológica son: estado hídrico o grado de desecación, medido más frecuentemente por el potencial hídrico y por el potencial osmótico; estado nutricional, expresado a través de la analítica de nutrientes en hojas, tallos y raíces; contenido en carbohidratos en forma de almidón y de azúcares, expresión de la cantidad de sustancias de reserva de la planta que permitirán el crecimiento del sistema radical en el lugar de asiento; potencial de regeneración de raíces (PRR), que comprueba el número, longitud y peso de las raíces emitidas por un cepellón, tras haberlo trasplantado a un envase de mayor tamaño, al cabo de un tiempo determinado. La calidad fisiológica tiene gran importancia en la supervivencia y es algo que puede decaer en un plazo muy breve si no se cumplen correctamente las directrices de manejo de la planta. - calidad biológica: se refiere al estado de la calidad y cantidad de la micorrización del lote de planta. Estas cuestiones serán tratadas en el siguiente epígrafe. El estado de micorrización de la planta forestal influye tanto en la supervivencia como en el desarrollo inicial de la masa. 8.1.- NORMATIVA SOBRE CALIDAD DE PLANTA FORESTAL Las calidades de los materiales forestales de reproducción comercializados en el interior de la Comunidad Europea inician su regulación por dos normas con rango de Directiva: la Directiva 66/404/CEE que regula la calidad genética (calidad interna o genotípica) y la Directiva 71/161/CEE que concierne a la calidad exterior (calidad morfológica o fenotípica). La Directiva 1999/105/CE del Consejo, de 22 de diciembre de 1999 (DOCE de 15/1/2000), se ha promulgado para sustituir a ambas normas a partir de 1 de enero de 2003. Las dos primeras Directivas han sido trasladadas a la legislación española mediante las siguientes disposiciones, aparecidas ambas en el BOE nº 33 de 8 de febrero de 1989 con los siguientes números y títulos: 3079, Orden del Ministerio de Agricultura de 21 de enero de 1989, por la que se regula la comercialización de los materiales forestales de reproducción; y 3080, Orden del Ministerio de Agricultura de 21 de enero de 1989, relativa a normas de calidad exterior de los materiales forestales de reproducción que se comercialicen.

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. Posteriormente, el Real Decreto 1356/1998, de 26 de junio (BOE nº 153 de 27 de junio de 1998), establece normas aplicables a la producción, comercialización y utilización de materiales forestales de reproducción de especies no sometidas a la normativa comunitaria. El texto de las tres disposiciones se incluye como anexo en el presente capítulo. Complementariamente, y según queda ordenado en el RD 1356/1998, la Resolución del MAPA de 27 de abril de 2000 (BOE nº 114, de 12 de mayo de 2000), publica el Catálogo Nacional de las Regiones de Procedencia relativo a diversas especies forestales, cuyo texto también se incluye en anexo de este capítulo. Finalmente, el RD 289/2003 de 7 de marzo sobre comercialización de los materiales forestales de reproducción, publicado como consecuencia de la Directiva 1999/105/CE (BOE de 8 de marzo de 2003), deroga las disposiciones anteriores o las refunde, expresa un nuevo concepto de región de procedencia con nuevas cartografías. Esta norma no se ha desarrollado aún, por lo que a efectos técnicos siguen teniendo vigencia las regiones de procedencia por especies que contiene la Resolución del MAPA de 27 de abril de 2000. El RD 289/2003 se incluye como anexo en moodle. Para mejorar la comprensión de las disposiciones citadas hay que aclarar que una región de procedencia es el territorio o conjuntos de territorios de condiciones ecológicas uniformes en los que existe una comunidad de árboles potencialmente intercruzables, de constitución genética similar y significativamente diferentes de otras poblaciones de la especie. Además, debe ser definida por fronteras de clara identificación y lo suficientemente grande para permitir la recogida en cantidades significativas para la práctica forestal. A este concepto nos referiremos más adelante, al tratar la elección de especie para la repoblación, como ecotipo. De acuerdo con las disposiciones citadas, el material de reproducción de procedencia conocida se denomina material identificado (etiqueta amarilla). Si la recogida se ha realizado en rodales selectos, se denomina material seleccionado (etiqueta verde). En caso de que se pueda acreditar la superioridad genética, mediante ensayos de progenie, normalmente en huertos semilleros, se denomina material controlado (etiqueta azul). El etiquetado de material procedente de huertos semilleros no testados es de color rosa. El término materiales de base se refiere a las zonas concretas que suministran los materiales de reproducción o fuentes de producción y son los rodales semilleros selectos, los huertos semilleros y los pies padre o árboles "plus". La identificación de materiales de base para algunas especies es oficial y ha sido desarrollada en Ordenes Ministeriales de Agricultura, que han sido ampliadas en disposiciones posteriores, a otras especies y/o lugares, pues en buena parte estas materias han sido trasferidas a las competencias de la Comunidades Autónomas. A título de ejemplo se citan a continuación las primeras disposiciones publicadas:

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. * La Orden de 24 de junio de 1992 publica el catálogo nacional de los clones admitidos como materiales de base para los materiales forestales de reproducción controlados, relativos al género Populus L. (BOE 27 de julio de 1992), según art. 17 de la O.M. de 21 de enero de 1989: * Populus x euramericana (Dode) Guinier.: Agathe F.; Campeador; Canadá blanco; Flevo; I-MC.; I-214; I-488; Luisa Avanzo; Triplo. * Populus deltoides Marsh. x Populus alba L.: 114/69. * Populus deltoides Marsh.: Lux. * Populus nigra L.: Tr 56/75. * Populus trichocarpa Torr. x Populus deltoides Marsh.: Beaupre; Raspalje. * Se publican en la Orden Ministerial de Agricultura de 4 de abril de 1991 (BOE de 20 de abril de 1991) los catálogos de los materiales de base para material de reproducción de Pinus sylvestris L. y Pinus nigra Arn.

Pinus sylvestris: Todas las localizaciones que se expresan a continuación dan lugar a material forestal de reproducción seleccionado, constituyen material de base autóctono por lo que se identifica origen y procedencia y, excepto La Granja, Valonsadero y Javierregay que son huertos semilleros, son todos rodales selectos. Región de Nombre de la procedencia localización Altitud -------------------------- ------------- ------------- Sierra de Guadarrama La Garganta 1500 " Cercedilla 1400-1850 " Valsaín 1350-1700 " Rascafría 1300-1600 " Rascafría 1400-1600 " Navafría 1350-1700 " La Granja 1100 Montaña Soriano-Burg. Pinar Grande 1200 " Pinar Grande 1150 " Pinar Grande 1100 " Covaleda 1200 " Covaleda 1200-1600 " Covaleda 1600-1800 " Santa Inés 1150 " Santa Inés 1450-1700 " Santa Inés 1400-1650 " Santa Inés 1600-1800 " Valonsadero 1200 Pirineos Borau 1400-1700 " Javierregay 1300 Montes Universales Pto. Bronchales 1600-1735 " Vega del Tajo 1500-1700 " La Sierra 1500-1840 Sierra de Gúdar Saladar 1460-1600 " Montes Gúdar 1420-2015

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. Pinus nigra : Todas las localizaciones de Pinus nigra Arn. expresadas son de masas autóctonas, son rodales selectos y dan lugar a material forestal de reproducción seleccionado. Región de Nombre de la procedencia localización Altitud ---------------------------- ------------------------ ------------- Sistema Ibérico Merid. Ensanche Majadas 1360-1490 " Cerro Gordo 1340-1565 " Cerro Candalar 1290-1480 " Palancares 1150-1280 " El Palancar 1300 " Loma Escarbadero 1200 " Madero-Tajo 1200 " Cadorzo-Llecos 1100 " Pinar Hueco 1220-1630 " Pinar Manzanera 1200-1520 " La Sierra 1200-1700 Cordilleras Béticas Navahondona 1200-1500 " Río Madera 1100-1520 " Garganta de Hornos 1100-1500 " Arrancapechos 1240-1800 " Pinar del Risco 1520-1800 * La Orden del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de 29 de enero de 1993 (B.O.E. nº 34 de 9 de febrero de 1993) publica el Catálogo Nacional de Materiales de Base para los materiales forestales de reproducción relativo a la especie Fagus sylvatica L.. Se resume a continuación, haciéndose notar que todas las referencias son de rodales selectos autóctonos y con categoría de material forestal de reproducción seleccionado. Región de Nombre de la procedencia localización Altitud ------------------ ---------------- ----------- Cordillera Cant. Occid. Muniacos 800 - 1000 Cordillera Cant. Occid. Reres 1000 - 1500 Cordillera Cant. Occid. Peloño 1100 - 1500 Cordillera Cant. Oriental Saja 500 - 900 Cordillera Cant. Oriental Pesquera 650 - 800 Cuenca del Alto Ebro Erramuza 820 Litoral Vasco Navarro El Bojeral (Oiz de Santesteban) 500 - 900 Litoral Vasco Navarro Santa Engracia (Huici) 700 - 820 Litoral Vasco Navarro Altube 440 Aralar, Urbasa, Entzia Limitaciones 950 Aralar, Urbasa, Entzia Parzonería de Entzia 970 Aralar, Urbasa, Entzia Marumendi 780 Aralar, Urbasa, Entzia Parzonería de Guipúzcoa y Alava 900 Pirineo Occidental Garayoa 755 - 1200 Pirineo Occidental Espinal 825 - 925 Sierras Exteriores de Navarra Lumbier 1100 - 1220 Pirineo Oriental Baga de Castilla 1100 - 1200 Pirineo Oriental Castilla Carbonell 800 - 900 Pirineo Oriental Fageda Jorda 600 - 700 Pirineo Oriental Monte Rodola 1100 - 1400 Pirineo Oriental Mas Espuña 650 - 900 Montseny Coll de Te y Convento 1000 - 1200

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. * La Orden del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de 17 de marzo de 1994 (B.O.E. nº 75 de 29 de marzo de 1994) publica el Catálogo Nacional de Materiales de Base para los materiales forestales de reproducción relativo a las especies Quercus robur L. y Quercus petraea Liebl.. Se resume a continuación, haciéndose notar que todas las referencias son de rodales selectos autóctonos y con categoría de material forestal de reproducción seleccionado. Quercus robur: Región de Nombre de la procedencia localización Altitud ------------------ ---------------- ----------- Galicia Caldes de Reis 20-30 “ Cartelos 600 “ Casa do Grado 480 Cordillera Cantábrica Central Aa 300-500 “ Ucieda 300-700 “ Canales 450-700 Región Vasco-Navarra La Calzada 640 “ Las Pagaduras 615 “ Murguia 620 Quercus petraea: Región de Nombre de la procedencia localización Altitud ------------------ ---------------- ----------- Cordillera Cantábrica Meridional Poniente 500-700 Litoral Vasco-Navarro Arlabán 630 Pirineo Navarro Garralda 850-700 Litoral Catalán Cant Torrent 400-600 “ Sant Hilari 700-800 Respecto de la calidad exterior del material de reproducción, los comentarios a las normas españolas, traslación de las correspondientes Directivas, son los siguientes: - para la calidad externa de lotes de semillas se limitan las proporciones de impurezas relativas a presencia de semillas de otras especies. - se marcan límites morfológicos para la comercialización de estaquillas, especialmente en las de chopo. - los requisitos que deberán cumplir las plantas forestales se determinan con requisitos relativos a su morfología (altura y diámetro), en relación con la especie y edad, así como con referencias al estado sanitario. - los criterios de calidad de tipo morfológico para la planta forestal, especialmente la evaluación del diámetro en el cuello de la raíz que se relaciona muy estrictamente con la extensión del sistema radical, son imprescindibles pero no suficientes. Se hace necesario reflejar la calidad a través de valoraciones del estado fisiológico de las plantas y de su estado de micorrización.

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. - la valoración del estado fisiológico subjetiva, basada en la experiencia del observador es también conveniente, pero no suficiente. La medida en laboratorio del potencial hídrico y del contenido en sustancias nutrientes debería complementar el diagnóstico. En este campo hay una amplia tarea de investigación. - la valoración cualitativa y cuantitativa del estado de micorrización de las plantas forestales también es posible realizarla en laboratorio y, aunque no está prescrita legalmente, también se debe incorporar en los diagnósticos de calidad de planta. - los defectos excluyentes que figuran en los cuadros de las disposiciones oficiales, aplicados con criterio cualitativo, se valorarán en función de la especie de que se trate, para lo que puede servir de ayuda los siguientes comentarios (PEÑUELAS, 1991): Criterio a): “Plantas con heridas no cicatrizadas”. Es suficientemente explícito. Criterio b): “Plantas parcial o totalmente desecadas”. Sólo concierne a la desecación del tallo o de la parte radical. La desecación de acículas u hojas corresponde al criterio i). El estado de frescor de tallos y raíces puede evaluarse por simple arañazo en la corteza. Criterio c): “Tallos con fuertes curvaturas”. Cierta curvatura en la guía terminal en el abeto de douglas y cierta flexuosidad del tallo y curvatura en la base en algunos clones de chopo, pueden considerarse normales. El criterio se aplica exclusivamente para fuertes curvaturas de tallos, debidos a un mal manejo o accidentes en vivero. Criterio d): “Tallo múltiple”. Por tallo múltiple se entiende cuando del cuello de la raíz de la planta surgen varios tallos susceptibles de desarrollarse independientemente. Criterio e): “Tallo con muchas guías”. Para Pseudotsuga, Fagus y Quercus la presencia de varias guías no es un defecto excluyente. La poda del exceso de guías está permitida en todas las especies, antes de la plantación, con la condición de no generar desequilibrios fisiológicos. Criterios f) y g): “Tallos y ramas con parada invernal incompleta o tallos desprovistos de yemas terminales sanas”. No requieren comentario. Criterio h): “Ramificación inexistente o claramente insuficiente”. Es excluyente para Abies, Picea y Pseudotsuga. Criterio i): “Acículas más recientes gravemente dañadas hasta el punto de comprometer la supervivencia de la planta”. Para que la supervivencia de la planta esté comprometida debe admitirse que es necesario que más de la cuarta parte de las acículas de la última estación vegetativa estén dañadas, desecadas por ejemplo. Criterio k): “Cuello dañado”. Existirá daño en caso de heridas, destrozos por animales o insectos, o estrangulamientos (debidos, por ejemplo, a fitotoxicidad por herbicidas). Criterio l): “Raíces principales intensamente enrolladas o torcidas”. No se excluyen las pequeñas deformaciones debidas a la germinación, ni las divisiones del pivot por la misma causa. Son de temer, y por tanto excluir, los defectos en “bucle”, en “Y”, en “S”, en “L”, y en general, aquellos que originan una raíz principal formando un ángulo igual o inferior a 110º con el tallo.

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. Criterio m): “Raicillas secundarias ausentes o seriamente amputadas”. Se excluyen especies como Populus sp. o Quercus borealis, en las que no hay, de forma natural, gran desarrollo de cabello radicular. No obstante, la ausencia total implicará el rechazo de la planta. Criterio n): “Plantas que presentan graves daños causados por organismos nocivos”. Se refiere a insectos, hongos, micromamíferos, etc. Criterio o): “ Plantas que presenten indicios de recalentamiento, fermentación o enmohecimiento debidos a almacenamientos o transportes”. Por indicios debemos entender: elevación anormal en las cajas de transporte; olor característico por fermentación; enmohecimiento en partes aéreas o radicales; azulado de tejidos internos de la raíz principal. La presencia de ciertos enmohecimientos en las raíces de Pseudotsuga es un hecho corriente por el almacenamiento y no resulta perjudicial. Es importante no confundir el enmohecimiento por saprófitos con la presencia de micelios correspondientes a micorrizas. - la recepción de plantas en contenedor no tiene regulación en la normativa que se comenta, con las siguientes excepciones: en la Directiva 1999/105/CE, Anexo VI, parte E, apartado 3, en que se indica el volumen mínimo del contenedor en cm³, valor mínimo de 120 para Pinus pinaster, y valor mínimo de 200 para otras especies; en el RD 1356/1998, anexo VIII, apartado c, para Abies pinsapo. - la recepción de plantas en contenedor no regulada oficialmente puede hacerse teniendo en cuenta los siguientes criterios (PEÑUELAS 1991): considerar como aplicables las medidas de longitud de parte aérea y de diámetro en el cuello dadas para las mismas especies y edades en planta a raíz desnuda, complementando con el criterio de que la altura del tallo sea inferior a 1,5 veces la longitud del contenedor y a 5 veces su diámetro; rechazar sistemas radicales con raíces laterales plagiotrópicas y con raíz principal ortogeotrópica, por ocasionar estrangulamientos, autoestrangulaciones y moño de raíces en la parte inferior del contenedor; rechazar sistemas radicales con raíces laterales orientadas en sentido vertical ascendente (ortotropía); rechazar casos de estrangulamiento de las raíces cuando el contenedor esté formado por una pared penetrable y demasiado resistente mecánicamente para ceder cuando la raíz aumenta de grosor; exigir que la humedad del sustrato en el contenedor, desde la partida de la planta hasta el momento de la plantación, se mantenga siempre en capacidad de campo; exigir que el sistema radical posea ramificaciones suficientes laterales primarias repartidas uniformemente por toda la altura del cepellón; exigir envases autorrepicantes y antiespiralizantes. Independientemente de los criterios a aplicar, se debe comprobar que el lote de planta está compuesto por al menos un 95% de plantas aceptables, lo que en todo caso obliga a la realización de un muestreo. Sobre el lote total, se realiza un muestreo sistemático de manojos de forma que la muestra sea del orden del 10% de la población. Esta muestra se examina total y ordenadamente según los criterios de forma, sanidad y estado fisiológico que se hayan fijado y se van descartando plantas no admisibles, computando al final la proporción de las mismas. Mayor detalle sobre la forma de realizar el muestreo se puede consultar en el texto de NAVARRO y PEMÁN (1997).

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. 9.- MICORRIZACION EN VIVEROS FORESTALES Es importante que la planta forestal producida en el vivero esté micorrizada para asegurarle un buen desarrollo inicial y conseguir estabilidad en la masa creada. Dado que las micorrizas son simbiontes, la estrategia más adecuada consistirá en lograr que la micorrización se produzca en el vivero, para introducirla en el monte con mayor garantía de supervivencia. Recordamos que las micorrizas forestales son sensibles a las siguientes condiciones del suelo o ambientales: escasa aireación, lo que refuerza la elección de sustratos porosos en el cultivo en envase o texturas arenosas para el cultivo a raíz desnuda; encharcamiento, por lo que el drenaje frente a riegos excesivos o precipitaciones abundantes debe estar asegurado; exceso de fertilidad en el suelo, lo que condiciona la fertilización, especialmente la nitrogenada y el porcentaje de materia orgánica; la basicidad, lo que aconseja reacción ácida; la salinidad, que debe ser escasa; la incorporación de fitocidas al suelo, que debe ser evitada; a la alteración del perfil por laboreos, actividad ineludible en el cultivo a raíz desnuda por lo que la inoculación de micorrizas debe ser periódica; y a la iluminación, por lo que el almacenaje y transporte de las plantas debe garantizar oscuridad a los sistemas radicales. En el cultivo de planta a raíz desnuda la micorrización espontánea de la planta es relativamente fácil, especialmente en los viveros volantes, aunque no hay que descartar la inoculación artificial, sobre todo después de tratamientos sanitarios y laboreos profundos y se puede hacer antes o después de la siembra. En el cultivo de planta en envase la micorrización debe hacerse por inoculación en el sustrato que es normalmente estéril, previamente a la siembra o poco tiempo después de la nascencia. El procedimiento de inoculación controlada consiste en seleccionar la especie o especies de micorriza, normalmente perteneciente a los géneros Amanita, Boletus, Laccaria, Lactarius, Paxillus, Pisolithus, Rizopogon, Suilus, etc. Se preparan caldos, para algunas especies o cepas existen comercializados, enriquecidos con esporas de la micorriza obtenidas de órganos de fructificación de la misma triturados. Con dicho caldo y en dosis que dependen de la concentración de esporas, se riega el sustrato o la era cuando las plantas han nacido. Otro procedimiento de preparación de inóculos consiste en desarrollar micelios de micorrizas, que tengan carácter de saprófitos facultativos, sobre sustratos sólidos estériles (turba o vermiculita) con soluciones nutritivas. Este inóculo se mezcla con el sustrato en cultivo en envase antes de la siembra o se incorpora con ligero laboreo en cultivo a raíz desnuda. El inóculo micelar también se presenta incluido en gel de alginato, mezclándose del mismo modo las píldoras con el sustrato o con la tierra de cultivo. Para el cultivo a raíz desnuda, previamente a la inoculación, se puede proceder a la esterilización del suelo con bromuro de metilo, producto de alto riesgo, si se quiere evitar la micorrización espontánea y garantizar la controlada.

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. En algunos casos se ha comprobado que, tras una micorrización efectiva en vivero con alguna cepa determinada, al ser instalada en el monte la planta, la micorriza ha decaído o desaparecido por falta de adaptación al nuevo ambiente. Este hecho obliga a seleccionar cepas de inóculo adaptadas a cada comarca forestal, aunque siempre es mejor inocular aún teniendo dudas sobre la adaptación descrita. Otros métodos de inoculación más artesanales y menos eficaces consisten en: - Aportar al suelo del vivero o al sustrato de los envases, en proporción del 10% al 20%, tierras tomadas de montes con masas naturales de la misma especie en las que se ha comprobado la existencia de micorrizas, lo que puede incorporar esporas y micelios, pero también propágulos de organismos patógenos. - También se puede disponer de rodales seleccionados para la extracción de tierras naturales y seguir el proceso anterior - Se puede añadir directamente al sustrato, suelo, compost o material de cobertura del semillado, órganos de fructificación de las micorrizas triturados, lo que tiende a aumentar la probabilidad de inoculación y a disminuir el riesgo sanitario. - En viveros a raíz desnuda sobre suelos agrícolas, otro procedimiento es plantar en las eras de cultivo planta micorrizada obtenida en otro vivero. La práctica ordinaria y habitual de la micorrización de planta forestal en vivero en España no se ha conseguido todavía y dada nuestra diversidad específica, tanto respecto a especies forestales como de micorrizas, existe una amplia tarea de investigación pendiente en esta línea.

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SERRADA, R. 2000. Apuntes de Repoblaciones Forestales. FUCOVASA. Madrid. 10.- BIBLIOGRAFÍA ABAD, M. 1991. Sustratos para la producción de planta forestal. in Jornadas sobre situación actual y técnicas modernas para la producción de plantas forestales. 7 y 8 de marzo de 1991. Asociación de Ingenieros de Montes y Departamento de Silvopascicultura de la UPM. Madrid. ABREU, M.J. 1991. Enfermedades de las plantas forestales en vivero. in Jornadas sobre situación actual y técnicas modernas para la producción de plantas forestales. 7 y 8 de marzo de 1991. Asociación de Ingenieros de Montes y Departamento de Silvopascicultura de la UPM. Madrid. BIRCHLER, T.; ROSE, R.W.; ROYO, A.; PARDOS, M. 1998. La planta ideal: revisión del concepto de calidad, parámetros definitorios e implementación práctica. Investigación Agraria: Sistemas y Recursos Forestales. Vol. 7. Nº 1 y 2, 1998. INIA. MAPA. Madrid. MICHEL, M. 1991. Técnicas actuales de producción de planta a raíz desnuda. in Jornadas sobre situación actual y Técnicas modernas para la producción de plantas forestales. 7 y 8 de marzo de 1991. Asociación de Ingenieros de Montes y Departamento de Silvopascicultura de la UPM. Madrid. MONTOYA, J.M; CÁMARA, M.A. 1996. La planta y el Vivero Forestal. 127 pp. Ediciones Mundi-Prensa. Madrid. NAVARRO, M. 1980. El catón de los viveros forestales. ICONA. Madrid. NAVARRO, R.; PEMÁN, J. 1997. Apuntes de Producción de Planta Forestal. 267 pp. Universidad de Córdoba. Córdoba. NAVARRO, R,; DEL CAMPO, A.; HURTADO, C.; PALACIOS, G.; CONTRERAS, O.M. 1999. Programa VIFOR: Programa para la docencia y gestión de viveros forestales. CD-Rom. Universidad de Córdoba. Córdoba. OCAÑA, L. 1991. La producción de planta en envase. in Jornadas sobre situación actual y Técnicas modernas para la producción de plantas forestales. 7 y 8 de marzo de 1991. Asociación de Ingenieros de Montes y Departamento de Silvopascicultura de la UPM. Madrid. OLIET, J.; SEGURA, M.L.; MATÍN DOMINGUEZ, F.; BLANCO, E.; SERRADA, R.; LOPEZ ARIAS, M.; ARTERO, F. 1999. Los fertilizantes de liberación controlada lenta aplicados a la producción de planta forestal de vivero. Efecto de dosis y formulación sobre la calidad de Pinus halepensis Mill. Investigación Agraria: Sistemas y Recursos Forestales. Vol. 8. Nº 1 , junio de1998. INIA. MAPA. Madrid. PEÑUELAS, J.L. 1991. La calidad de la planta forestal. in Jornadas sobre situación actual y Técnicas modernas para la producción de plantas forestales. 7 y 8 de marzo de 1991. Asociación de Ingenieros de Montes y Departamento de Silvopascicultura de la UPM. Madrid. PEÑUELAS, J.L.; OCAÑA, L. 1996. Cultivo de Plantas Forestales en Contenedor. 190 pp. Ediciones Mundi-Prensa. Mº de Agricultura, Pesca y Alimentación. Madrid. SIXTO, H; MONTOTO, J.L; VILLAROYA, M.; RUIZ, V.; GRAU, J.M. y GARCÍA-BAUDÍN, J.M. 1999. Primeros resultados de la aplicación de herbicidas de preemergencia en viveros de chopo. Revista MONTES, nº 56: 52-56. Asociaciones y Colegios de Ingenieros de Montes e Ingenieros Técnicos Forestales. Madrid.