Antartida Unesco
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7/24/2019 Antartida Unesco
1/44
UN VENT N IERT SO RE
EL MUNDO
m
ENERO
96
Ao XV ARGENTINA:
pesos
ESPAA
:
9
pesetas
MEXICO:
1 80
pesos
LA NTRTID
TIERR
INTERN CION L
DE
LA C IENC IA
-
7/24/2019 Antartida Unesco
2/44
UN BOCADO PARA EL
BEB.
uando se
incia^el otoo
antartico;?
grandes colonias de pinginos
se
renen en la cos ta de l sexto continente
e
islas
adyacentes
pSra
procrear
y para
criar
a
sus
polluelos.
n
el
invierno
los pinginos
encuentran abundante
alimento
en las aguas
del ocano. Cuando llega
la
primavera y los pequeos pinginos alimen
tados por
sus madres
han
crecido
lo
suficiente,
la colonia emigra
hacia el norte.
Las
otras especies
de
pinginos, al contrario Iegan3-Hi>
durante la
primavera. Vase pjjg
36
Foto Jacques Masson xpditions polaires
franaises.
m
-
7/24/2019 Antartida Unesco
3/44
Mc(ol3
E l
NES
^vUNA
VENTANA ABIERTA
SOBRE
EL
MUNDO
Correo
E N E R O 1962
Sumario
A O
X V
N I
Pginas
PUBLICADO EN
OCHO EDICIONES:
Inglesa
Francesa
Espaola
Rusa
Alemana
Arabe
Norteamericana
Japonesa
NUESTRA PORTADA
La
Antrtida
es
actualmente
escenarlo
de una
Intensa
actividad cientfica.
Hombres
de
diversos pases continan
la s ampl ias Invest igaciones
iniciadas
en 1957 durante el
Ao Geofsico Internacional.
En la foto, dos espec ia l is tas
de
la e x p e di ci n f ra n c e sa en
Tierra
Adelia
extraen
mues
tras
de
hielo a fin
de
estudiar
su fo rmac in y caracterst icas
(vase
la pgina
28).
Jacques Masson
( c) Expedi
tions polaires
franaises
4
LAS PARADOJAS
DE U N C ON TIN EN TE H O ST IL
po r Georges Laclavre
7 LA S
DOS
CARAS
DE LA
ANTRTIDA
se
dibujan
en
el
mapa
9 LA ANTRTIDA, TIERRA INTERNACIONAL
DE
LA
CIENCIA
por Ross C. Peavey y Laurence M. Gould
15 LAS RUTAS D E LA AVENTURA Y DEL HEROSMO
por
Gordon de
Q. Robin
17
LO S
PIONEROS
DE
LA A NT R TID A
18 AMUNDSEN Y SCOTT
Los primeros
hombres en
el Polo Sur
21
LA VIDA A
70 GR AD OS
BAJO CERO
po r
Paul
A. Siple
29 EN
EL
VRTICE DE
LA S
TORMENTAS
MAGNTICAS
por
Alan F.
Moore
32
AL ASALTO
D E LO INACCESIBLE
po r Mikhal
Somov
36
LA
FAUNA
S IL VES TR E E ST
EN
PELIGRO
por el Contraalmirante
Rodolfo
N.
Panzarini
41 LO S LECTORES NOS
E S C R I B E N
42
LATITUDES
Y
LONGITUDES
Publicacin
mensual
de la
Organizacin
de las
Naciones Unidas
para
la
Educacin, la Ciencia
y
la Cultura
Redaccin
y Administracin
Unesco, Place de
Fontenoy,
Paris-7*
Director y Jefe
de
Redaccin
Sandy Koffler
Subjefe de Redaccin
Ren
Caloz
Redactores
Espaol :
Arturo
Despouey
Francs
:
Jane Albert
Hesse
Ingls : Ronald Fenton
Ruso : Veniamln Matchavariani (Mosc)
Alemn
:
Hans Rieben (Berna)
Arabe : Amin Chaker (El
Cairo)
Japons
: Shin-lchl
Hasegawa
(Tokio)
Composic in grfica
Robert Jacquemin
La correspondencia debe dirigirse
al
Director de
la
revista.
Venta
y
Distribucin
Unesco,
Place
de Fontenoy, Paris-7*
Lo s artculos y fotografas
de
este nmero que l levan el signo (copy
right)
no
pueden
se r reproducidos.
Todos
los
dems
textos
e
Ilustra
ciones pueden reproduc irse , s iempre qu e
se menc ione su
origen de la
siguiente manera
:
D e
EL CORREO DE
LA UNE S CO , y
se
agregue
su fecha de
publ icacin. A l reproducir los artculos deber constar
el
nombre de l autor. Po r
lo q ue
respecta a las fo togra flas reproducib les,
stas
sern
fac i l i tadas
por
la Redacc in
toda
ve z
qu e
se la s solicite
po r
escri to.
U n a v ez util izados
es tos mater ia les,
deber n env ia r se
a la
R e d ac ci n d o s
eiemplares
de l peridico
o revista qu e
lo s
publ ique.
Lo s art cu los f irmados expresan la opinin de su s
autores y
n o r ep re
sentan forzosamente
el
punto
de
vista
de la
Unesco
o
de
l os e d it o re s
d e la
revista.
Tarifa de
suscripcin
anual 7 nuevos
francos. Nmero
suelto
0,7 0 nuevos francos -
Argent ina
:
12 pesos
;
Espaa: 9 pesetas; Mxico :
1,80
pesos.
M C 6 1 . 1 . 1 6 5 E
-
7/24/2019 Antartida Unesco
4/44
L S P R
OJ
t
LO S V I E NTOS RUG I E NT E S e l
fr o im p la c ab le
un i nmenso
sierto de nieve el hielo resbala
dizo y las pe ligrosas gr ie tas
disi
muladas convier ten cada paso
de l hombre en
una
penosa y
arr iesgada
aventura Tal
es la
Antrt ida con la qu e
deben
luchar
los hom bres
de ciencia para
arrebatar sus
secretos al
conti
nente
helado a
foto
muestra un
convoy de
la e xp e dic i n p o la r
f rancesa
en
medio
de
la
nieve
F o to J a cq u es
Masson
Expdi t ions pola ires franaises
-
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5/44
E UN
INENTE HOSTIL
por
Georges
Laclavre
L
a
Antrtida, con una super fi cie de 13
millones
de
i
kilmetros
cuadrados
apro ximadamente , tie ne una
extensin tan
grande
como la de Europa y
los
Estados Unidos de
Amrica juntos
Si
se cuentan las inmensas
plataformas
glaciales
que
l lenan tanto l os mares profundos como
las
bahas que recortan
sus
costas dicha
superficie llega
a ser de
14
millones de kilmetros
cuadrados.
Los
mares q ue rodean
a
este continente
se
hielan en
invierno
a
lo largo de centenares de kilmetros; y as
en
la
poca
en
q ue los ban cos
de
hielo de la costa
abundan
ms se
extiende
alrededor del
polo austral una superficie
slida de ms
de
36
millo
nes de kilmetros cuadrados, o sea l a cua rt a
parte
de la superficie
de lo s dems
cont inentes.
L a A n t rt id a es el ms elevado de todos
ellos,
surcada
como
est en
todas par tes po r
poderosas cordilleras cuyas
cimas
sobre
pasan
a
menudo
los 3 000
metros de
altura. Pero estas montaas
slo se mues tran con
claridad
en l a per iferia del cont inente; desde
que uno
se
aventura en el interior, no surgen de l hielo
m s
que
sus
cimas En la
parte
central de la Ant r tid a estas cumbres estn
sepultadas bajo un
inmenso
casquete glacial
que
se eleva
con
un
declive suave a partir de la c osta p ara
llegar
a
una
altura de
4.100
metros en
los alrededores
d el p un to al que
se
ha dado el
nombre
de
polo
de
inaccesibilidad, punto
situado aproximada
mente a 900 kilmetros del polo
sur geogrfico.
El
espesor del hielo
acumulado sobre el continente
sobrepasa
los cuatro
kilmetros
en
determinados
puntos.
Como promedio,
ese espesor es de ms de dos kilmetros,
y
si los 30 millones de
kilmetros
cbicos
de hielo
antartico
llegaran a derretirse, el nivel
de l ma r
se
elevara en unos sesenta metros , con lo cual quedaran
sumergidas la mayor
parte
de
las
grandes
metrpolis
e inmensas
superficies de ricas llanuras costeras
Po r lo que se refiere al clima, ya se sabe que es el
ms riguroso
de l
mundo.
En
la
estacin sovitica de
Vostok,
situada
a
1.300
kil
met ro s de la costa de
la
Antrtida
y
a un a altura d e 3 50 0 metros,
se
ha registrado u n re cord de tempera tu ra : 88 3 C b ajo cero.
En la
costa
el promedio
anual
es de 30 C bajo cero
El
viento,
que
sopla
todo
el
tiempo con
una
violencia
increble,
hace que el
fro resulte an
ms intolerable
Prcticamente
no
hay
vida
vegetal:
slo
se
encuent ra a lgo de
musgo y
algunos
liqenes y algas
Pero
la vida an im al
es
abun
dante en la
costa
y
en
e l ocano:
alrededor
de l
continente
y
ep
las islas que lo
bordean
ha y
inmensas
colonias
de focas
de
pin
ginos
y
de petreles Las aguas de l ocano son
adems enorme
mente r icas en
elementos
nutritivos
p la nc ton y benteak .
La form a de l cont inente es notablemente circular, disposicin
geogrfica
que tiene
gran
influencia sobre
las
condiciones
meteo
rolgicas que reinan en
el
continente y cu yo s efectos se hacen
sentir en todo el
planeta.
Hay dos anchos m ares que penetran
profundamente
en la Antrtida:
el de
Ross
y el
de
Weddell. E l
extremo
de l
primero
no
est ms que a 560
kilmetros del polo,
para ll ega r
al cual
Amundsen
y
Scot t s igu ieron
esa
va. Ambos
exploradores hubieron de franquear
una abrupta
cadena mon
taosa
la de
la
Reina Maud,
donde se
encuentran
los p icos
ms
SIGUE EN
L
P G
6
-
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6/44
C O N T I N E N T E PARADJICO
Continuacin)
Bajo
los
hielos, vestigios tropicales
alto s d e la Antrtida, algunos de los cuales miden h as ta 4 .6 00
m etro s. L os do s se abrieron
camino
c on g ra nd es
dificultades,
claro est aprovechando
los g laciares po r
medio de
los
cuales
el hielo
de l casquete polar se
desliza
l en ta me nte h ac ia e l m a r.
El
glaciar
de
Beardmore,
al que
recurri
Scott
para
lograr
su
propsito,
tiene ms de 100
kilmetros
de
largo
y
unos
30 de
ancho, y con todas
esas
proporciones no
es
el mayor de
los
que
pueda uno encontrar en
la
Antrtida. Entre los mares de
Ross
y
de
Weddell,
apuntando
hacia
el
n orte, u na
singular pennsula
montaosa
en forma de cuerno
prolonga
la cordillera
de
los
Andes
hundida,
a partir de
Tierra
de l
Fuego,
en las
aguas
de l
Atlntico.
Si
se
mira
un
mapa
de la Antrtida
un o
se inclina
a
pensar,
como lo h an h echo c ie rt os g e gr af os en un a poca en que nuestro
conocimiento de l continente
era
m s l imitada que en la
actualidad,
que los mares de
Ross
y de
Weddel
deben estar unidos
po r
un
canal que divide el continente en dos partes
y
que se halla total
mente cubierto de h ie lo . D e ah que
surja
la pregunta: la Antr
tida, es u n c on tine nte o u n archipilago?
Slo recientemente
se
ha podido contestar a
este
interrogante.
E n los
ltimos aos las numerosas expediciones que ha n recorrido
la Antrtida ha n
medido
el espesor de la capa de hielo
para
determinar
cul
sera
el
contorno
de las cos tas
si ese hielo
l legara
a
derretirse.
Se aplica para ello una tcnica que consiste en hacer detonar
una
carga
de
explosivo en la
superficie.
La onda explosiva se pro
paga
a
travs
de l hielo,
es
reflejada
po r
la roca subyacente y
vuelve
a la
superficie, donde se registra
su
eco. Conociendo
la
velocidad
de propagacin de
la
onda, se mide
e l tie mp o trans
currido
entre la explosin y la recepcin del
eco,
deducindose
po r
l la
profundidad a la que se halla
la
r oc a. L os
resultados
obtenidos po r este mtodo permiten asegurar que la m ayo r parte
de
la
Antrtida est
constituida
po r una
base
homognea antiqu
sima.
Pese a ello, a orillas de los
mares
de Bell ingshausen y
Amundsen, se encuentra
un bloque
ms reciente
y
de constitu
cin
geolgica muy distinta, bloque que
se
halla separado de l
continente
po r
un profundo
canal
totalmente cubierto
po r
una
capa
de hielo de varios
kilmetros
de espesor.
S:
bien las expediciones que desde el c om ie nz o d el
Ao Geof s ico Internacional se lanzaron a la Antr
tida
han recogido
numerosos datos gracias a
este
tipo de sonda je ,
nuestro conocimiento de la to po gra fa y de
la geologa
de l
suelo
rocoso sigue siendo precario. Quedan todova a este
respecto
nu
merosos
enigmas
por r esol ve r. No se
ha comprobado
acaso
un
estrecho parecido entre ciertas regiones
de
la Antrtida y o tras del
frica de l Sur, cosa qu e vuelve
al
poner
sobre
el
tapete
de la
discusin la teora de Wegener sobre
la
deriva de los
continentes?
N o se
ha n
descubierto,
po r
otra
parte,
depsitos
carbonferos
que
indican
que, en
las
antiguas
pocas geolgicas,
la Antrtida ha
gozado de
un
c lima clido
y
hmedo? Aparte de
todo
eso, lo
que
intriga
a
los
gelogos
so n
los
vest ig ios de un
desierto
qu e
alguna
ve z debi
tener
un clima ardiente.
As
como las cenizas
y las
arenas han permitido que
se conser
varan civi lizaciones antiqusimas,
en el
caso de la A n t rt id a el
hielo ha protegido la historia de la
tierra misma.
Y lo que es
ms,
Ja
nieve convertida
en hielo y
acumulada
lentamente nos
dir cu l
ha
s id o la e vo lu ci n
de
lo s
cl imas
en el
curso
de
mi les
de aos, ya
que el
anlisis
isotpico
de
los
cristales de ese
hielo
permite
distinguir
las
estaciones y conocer la
temperatura
reinante
en
el
momento de su formacin. Se cuenta as co n
verdaderos
archivos
de
nuestro planeta, que no han deter iorado
ni los
factores
naturales, ni
la
vegetacin,
ni la influencia humana.
Desde
hace cuntos centenares
o m illa re s
de siglos
se
han
fi
depositado all las
cenizas volcnicas
y
el polvo
de los
meteoritos?
Quiz en esas regiones
resida
la clave de enigmas apasionantes,
de los o rgenes de
las
pocas glaciales, y las alternativas
climticas.
Sin embargo, dejemos de
o cu pa rn os d el remoto
pasado, porque
la
Antrtida
es ta m bi n u n t ema
de actual idad. Si
la
cant idad de
hielo a cu m ula do v a en aumento, e llo o cu rr e en detrimento de
la s a gu as de
los
ocanos,
c uy o n iv el bajar.
Si,
por
el
contrario,
esa
cant idad d isminuye ,
ser
en
beneficio
de
los
ocanos,
cuyo
nivel habr
de
subir. No
se
trata
de
un peligro inminen te , c la ro
est, aunque
bien puede
concebirse un
derretimiento
acelerado
que
repercutira
en
el equil ibrio e con mico d el
mundo.
L os h om bre s
de
ciencia
se
han preocupado,
en
consecuencia, por saber
si
el
presupuesto de hielo de la Antrtida es positivo
o n eg at iv o.
Para
esos estudios se evala
la cantitad
de vapor de agua que
transportan los v ien tos desde el
ocano
circundante y qu e
se
depo
sita
en
forma de
nieve. Se evalan
po r
o tr a p arte las
prdidas:
nieve arrastrada po r el viento hacia el m ar, icebergs que se des
prenden de la costa
y
parten
a la
deriva,
fus in super fi cial o
interna, etc. Se
han anunc iado
a ese respecto
los
resultados ms
contradictorios.
Hay quines h an p re te nd id o qu e la masa de
hielo es estacionaria. Ciertas observaciones prueban inequvoca
mente
que la lnea de
hielos costaneros se halla e n r eg re sin .
Pero
la
sntesis
de
las
observaciones
real izadas
desde
el comienzo
de l Ao Geofsico
Internacional,
parecen demostrar po r
el
con
trario un aumento de la masa de hielo, qu e corresponde anual
mente
a
la condensacin
sobre
l a An t rt ida de
una pel cu la de
3
milmetros
de
agua repartida
sobre
todos los ocano s.
Sin
embargo,
de las
observaciones
sobre
el
nivel de
lo s m are s reali
zadas
cot id ianamente
en
c en te na re s d e
estaciones
distribuidas
en
todo
el
globo,
no se deduce
nada
qu e
permita af i rmar un descenso
de
la
superf icie marina.
sinmediatos todava son los prob lemas de la meteo
rologa de
la
Antrtida, q ue p ue de n agruparse en las
dos
preguntas siguientes; Qu papel
desempea el continente
antartico en l a c ir cu lac in
atmosfrica
general?
Qu
influencias
ejerce
la Antrtida en las
circulacin
planetaria?
Probablemente
la Antrt ida contiene m s de l
90
% de la cantidad tota l
de
hielo
permanente
d el g lo bo .
Se trata,
pues,
de .
un
inmenso depsito de
fro que
acta sobre
el
clima
terrestre, enfriando la s m as as de aire
que circulan
sobre
su
superficie y las aguas
que la baan.
Por
otra
parte, la
f orma c ir cu la r de l continente,
centrado
en el
polo,
y la falta de
obstculos
en l os m a re s que lo rodean, favorece
la c i rcu lac in loca l . L os v ie nto s a lc an za n
velocidades
increbles,
alzando
gigantescas
olas en el
m ar
a lo la rg o d el paralelo
40 ,
regin a la q ue lo s navegantes h an d ad o
el
nombre de los rug ien
tes
cuarenta.
Esos
v ie n to s f av o re c en
los in e rc a m bio s t rm ic o s
entre
la Antrtida
y el resto del mundo. Pero,
en
qu medida?
Slo un
estudio m inuc ioso
y
prolongado de
la
meteorologa
antartica permiter contestar a esa pregunta,
y una
de las contri
buciones ms
importantes
al
conocimiento
de n ue st ro p la ne ta
durante
el
Ao Geofs ico In te rnac iona l , h a s id o c ie rta me nte
la
re d
meteorolgica de las
57 estaciones
establecidas
en
esa ocasin
sobre e l cont inente o
en
la s is la s de la z o n a s u b an t r ti ca . La
mayora
de
las
estaciones
de dicha
re d estn en
funcionamiento.
Por otra
parte, cuando ces
de funcionar la
central
meteorolgica
de
la
estacin norteamericana Little Ameri ca V , organ izada con
ocasin de l
Ao
Geofsico
Internacional,
se cre en
Melbourne
un
centro
meteoro lgico internacional, e nc arga do d e reunir
y
anal izar la s
o b s er v ac io n e s d e
la
totalidad
de
la
red.
Pero el inters
cientf ico
de
la Antrtida
no
se
limita
a estos
estudios geogrficos, geolgicos,
glaciolgicos
y meteorolgicos.
Al
igual
que
la reg in del
rt ico,
c on st it uy e u n lugar d e e le cc i n
pa r el
complejo estudio de
los fenmenos
que se producen
en
las
capas superiores de la
atmsfera,
y
que
son provocados po r
las emisiones solares
de radiaciones
y de
corpsculos,
influidos
a
su vez
po r
e l c amp o ma gn t ic o ter re st re . Bas ta ran
esos
estudios
para
justif icar
el
esfuerzo
extraordinario
de
las doce
naciones
participantes en e l p ro gra ma
de l
A o Geofsico
Internacional,
programa que, auspiciado
po r el
Comit
special
de
Investigaciones
Antrticas,
se
contina de
a o
en ao.
S IG UE EN
LA
PAG.
8
-
7/24/2019 Antartida Unesco
7/44
OCANO PACIFICO
SUR
ISLAS
M A LV I NA S
MAR
DE
AMUNDSEN
MAR D E
BELLINGSHAUSEN
ANTRTIDA.
Quiz
este
contiene
el
descubrimiento
ms
sorprendente
de l
cmo se vera
el
conti
si los
hielos
se derritiesen
tierra de Mara
Byrd sera
serie de islas separadas de l
n tin en te p or
un
brazo
de
r de
5
a 600
km . Liberado
l peso de l
hielo el continente
elevara
de 50 0 a
6 0 0 m e tr os .
MAR DE
ROSS
i Ay
i
TJfe*A DE ;
byRd
ELEVACIONES l
ELLs\w&RTrV
J \
b> BARRERA
E FILCHNER
OCANO
TLNTI O
SUR
\
\
MAR DE WEDDELL
9
^s
POLO
SUR
GEOGRFICO
sa*
B O A DA RE
'M
U
A
i
m
wmk
v
P0LQ>
MAGNTICO
A T E R R A
DELA
0L0
GE0MAGNETIC0
POLO DE
INACCESIBILIDAD
VALLE
A G I
POLO
FRIQ
N
CABO
A N N
N
M ap a de la
marina
de los Estados
Unidos,
adaptado
con ayuda
de l
S.C.A.R.
S DOS R S DE L NTRTID
de
investigaciones
que funcionaron al sur
del
paralelo 60 durante el invierno
de
1961
Isla
Stonington (Ingl.) I 3.
Isla Adelaida (Ingl. ) 14.
Islas Argentinas (Ingl.)
15.
Puerto
Lockroy
(Ingl.)
16.
Presidente Gabriel Gonzlez V ide la (Chi le )
17.
Melchior (Argentina)
18.
Isla Decepcin (Ingl. ) 19.
Decepcin
(Argentina) 20.
Pedro Aguirre Cerda (Chile) 21 .
Arturo Prat (Chile)
22 .
General
Bernardo O'Higgins (Chile) 23 .
View Point
(Ingl.)
24 .
Esperanza
(Argentina)
Oreadas
(Argentina)
Isla Signy (United Kingdom)
Hope
Bay
(Ingl.)
Teniente Matienza (Argentina)
Fossil
Bluff ( Ingl. )
Ellsworth
(Argentina)
Genera l Belgrano (Argentina)
Halley
Bay
(Ingl.)
Estacin
Norway
(Afr. de l Sur)
Novolazarevskaya (URSS)
Showa
(Japn)
25 . Mawson (Australia)
26. Dav is (Australia)
27 . Mirny
(URSS)
2 8. V os to k
(URSS)
29 . Wilkes (Australia)
30 .
Dumont
d'Urville
(Francia)
3 I
Hallen (Nueva
Zelandia
-
EE.UU.)
32 . Estrecho de McMurdo
(EE.UU.)
3 3. S co tt (Nueva
Zelandia)
34.
Amundsen-Scott
(EE.UU.)
35. Byrd
(EE.UU.)
-
7/24/2019 Antartida Unesco
8/44
CONTINENTE PARADJICO
Continuacin)
Si se
excepta
la caza d e la ballena,
el
inters
econmico
de la
Antrtida es prcticamente nulo.
Lo
nico
que parec e
existir
co n
cierta
abundancia es
el carbn,
pero su
explotacin
no sera ren
table.
La
gran riqueza de la
Antrtida
reside en
los
elementos
biolgicos
de l
ocano
que
la
rodea.
El
inventario
de esa r iqueza apenas ha sido e sb oz ad o, y su
explotacin s is temt ica no
podra emprenderse sin
peligro
antes
de que los detallados estudios de b io lo ga m a rin a h ay an
llegado a
su conclusin.
N o
se e xc lu ye la idea de qu e esta reserva
de
ele
mentos
productores
de protena
desempee en el
futuro un a
fun
c i n impo rtan te
en
la
alimentacin
de l
mundo.
Se
ha n
hecho
diversas sugest iones , ms o
menos quimricas,
para
el
aprovecha
miento
de la
Ant rt ida . Hay
quienes h an sug er id o que
se
la
apro
veche como
depsito
frigorfico, para
lo
cual se
congelaran
g ra nd es ca ntid ad es de
carne
en lo s ic eb er gs,
que llegado
el
seran remolcados hasta los lu ga re s d e c on su mo . Tam
bin se ha
propuesto uti l izar
aviones
para
qu e arrojen en
el
centro
del c as quete glacial,
po r
medio de
recipientes apropiados,
lo s desechos radiactivos de la s u s in a s n u c le a re s . El lentsimo movi
miento
de los
hielos
los
llevara
h as ta el ocano
dentro
de a lgunos
miles de aos, pero ya h ab ran p erdido la mayor parte
de su
radiactividad y seran
inofensivos.
Tambin se
ha
sugerido
la
explotacin de lneas de
aviacin
t ransantr ticas entre Africa
de l Sud, Amrica de l Sud y
Australia;
sin embargo, el
trfico
comercia l previs ib le no justifica
e l es tab lec imien to de un a infraes
tructura
extremadamente onerosa.
LA
ANTRTIDA
La
cooperacin de doc e
naciones permiti,
en el curso
de l Ao
Geofs ico Internacio
nal, llevar a cabo la m a yo r o fe ns iva
cientfica
jams realizada en
el continente
antartico.
Vemos aqu
el
barco
sovitico
Lena durante
las
operaciones de descarga.
E
n
e l c urs o
de este a o se celebrar
el
cincuentenar io
i
de l descubrimiento de l
Polo
Su d por Amundsen
y
sus
compaeros, polo al
qu e
Scott lleg
algunas
semanas
ms
tarde en su trgica exped ic in . Cuntos progresos en cincuenta
aos
La s
exped ic iones de l a lm ir an te Byrd
y
la
de
Maudheim,
de carcter internacional
pues
estaba auspiciada
po r
Gran
Bretaa,
Noruega y
Suecia,
constituyen, po r
no
citar
otras,
el preludio de
las
qu e se han efectuado durante el Ao Geofsico
Internacional. Si estas lt imas
no s
ha n val ido
una inmensa
cosecha
c ien t fica , cons ti tuyen
adems, en el continente m s
hostil, y en cond ic iones inhumanas
de
vida, el
esfuerzo
m s
notable de cooperacin cient f ica internacional que jams
se
haya
registrado
en
la h is toria. En
efecto,
en 1955
el
Comit
Especial
de l Ao Geofsico Internacional
decidi
crear un grupo encar
gado de p re pa ra r e l p ro gr am a a nt ar tic o. Pudo t emerse entonces
que las cuestiones pol ti cas comprometieran el xito de l
proyecto.
Felizmente, las dificultades quedaron superadas, y
todas
las
conferencias
cientficas celebradas antes, durante y despus del
Ao
Geofsico Internacional se
d e sa rrol la ro n d e nt ro de
un a
atmsfera cordial
de
comprens in mutua,
que
ha
contribuido
ampliamente al
xito
de
los
trabajos cientficos.
Lo gobiernos die
ron su acuerdo
tcito, para
que
las consideraciones polticas no
afectaran el
trabajo
de
las
expediciones. Esta situacin de hecho
ha quedado consagrada po r
el Tratado de la
Antrtida,
ratificado
po r
las
doce potencias que hab an env iado expediciones a esa
regin en
el curso
de l Ao Geofsico
Internacional.
El
tratado
garantiza la libertad
de
la investigacin cientfica en la Antrtida
por un perodo de treinta aos. Las potencias signatarias se obligan
a
utilizar
con
fines
exclusivamente
pacficos
la
zona del
Tratado,
definida por
el
paralelo de
los 60
de latitud
sud,
a proscribir
las
explosiones nucleares
en esa
zona, a no arrojar
en
ella
desechos
radiactivos,
y, por
ltimo, a
comunicarse
sus
programas
y los
resul tados obtenidos.
El
Tratado
en
cuestin es el primero en proteger la
investiga
cin cientfica y dar la
ms
amplia l ibertad para
establecer los
programas
a
una organizacin no
gubernamental,
el Comit
Espe
cial de Investigaciones
Antrticas
del
Consejo Internacional
de
Uniones Cientficas. Constituye as
un
precedente y
un
paso
ade
lante para lograr una frmula concreta destinada
a reglamentar
las
relaciones entre
la
ciencia y
los
gobiernos. As, paradjicamente,
podemos alegrarnos
de que
el continente ms hostil
para
el
hom
bre
ser
el
que
ms haya
hecho en pro de la
causa
de la
paz.
Georges Laclavre
es
presidente del Com it C ientfico de
8 Investigaciones Antrticas,
y
form parte del Comit Especial del
Ano
Geofsico Internacional.
Dirige
el departamento de cartografa
de l Instituto
Geogrfico
Nacional de Francia.
Foto
Tass
-
7/24/2019 Antartida Unesco
9/44
INTERN CION L L CIENCI
por Ross G. Peavey
and
Laurence
M . ould
D
urante
mucho t iempo
un total
miste
rio ms tarde
escenario
de aventuras y
exploraciones y finalmente una regin
del
mundo cuya r iqueza principal es
la
in formacin cient f ica
que
proporciona:
ta l es para nosotros la historia de la
Antrt ida. Su lt im a y ms
importante
etapa
se ha
caracterizado por
la
coope
racin cientfica internacional
en bene
ficio
de la
humanidad
sin
intrusin algu
na de
las tensiones polticas y
las
rivali
dades
nacionales ta n activas y ev identes
en
otras
regiones del mundo.
SIGUE
A
LA
VUELTA
MN
-?3
mi
mmi
-
7/24/2019 Antartida Unesco
10/44
TIERRA
INTERNACIONAL
(Continuacin)
TRATADO
SIN PRECEDENTES EN LA
HISTORIA
Esta labor
concerniente a la Antrtida
alcanz
su culminacin
el Io de diciembre de 1959, al firmarse en W a shing to n u n tratado
po r el
cual doce
naciones
garantizaban que
l a An t rt ida ,
region
de l globo
tan
vasta como los Estados
Unidos
de Amri ca y Europa,
sera utilizada exclusivamente co n finalidades
pacficas.
E l Tratado de
la
Antrtida,
nico en su gnero en la historia
de
la d ip lomac ia moderna,
debe considerarse
como un o de los
resultados
m s
importantes de l Ao
Geofsico Internacional
de
1957-58.
No cabe duda de que el A G I ha
sido
el mximo esfuerzo
jams
realizado en materia de colaboracin cient f ica internacional ,
y
es
evidente
que los
magnficos
resultados de los
estudios
rea lizados en l a An t r ti da con arreglo a su programa prepararon
el
camino
para la
negociacin
y
feliz conc lus in de l
Tratado.
El
AGI, que constituye la ms
ambiciosa
tentativa
del
hombre
para llegar a
conocer
major su medio
ambiente, se
ocup
parti
cularmente de
la
Antrtida.
El
programa g en era l d el
A G I
con
sista
en observar la
totalidad
d el p la ne ta
y la
atmsfera que lo
envuelve,
a
fin de lograr u na im a ge n c om p le ta de n ue st ro m u n do ;
para ello era necesario
contar
con
la
cooperacin
de los
hombres
de
ciencia de todas
las
n ac io ne s, y coordinar adecuadamente sus
observaciones.
Un
estudio geogrfico general requera
datos
con
cretos de l c on ti nen te aus tra l
conocido
co n
el
nombre de Antr
tida. As, las f in a li da de s g lo ba le s d el A G I
obligaron
a
incluir
a
la Antrtida entre las investigaciones cientf icas, y requerir para
e llo la co laboracin in te rnac iona l sin la cual hubiera sido imposible
llegar a resultados
satisfactorios.
En los ltimos aos este tipo de colaboracin ha a su mido u na
importancia que todos los cientficos del mundo reconocen
un
nimemente. Po r
esta
razn, y
dado que nadie pone en duda
la
necesidad de aumentar los conocimientos sob re el
mundo
en qu e
vivimos,
conviene
e xa min ar la
historia
d el p ro gra m a c ie ntfic o
La
corbeta
argen
tina
Uruguay, que
en
903 resca t
a
la
tripulacin
del
navio sueco
An
trtida, bloqueado
po r
los hielos. Sello
emitido para cele
brar
el
c incuente
nario
de
la hazaa.
cin cient f ica
internacional
en
relacin
con el programa antart ico.
Dichos pr inc ip ios son los siguientes:
1) El conocimiento
cientfico
deriva de
la
sntesis
de
ideas,
prin
cipios e investigaciones resultantes de la labor
de
los hombres
de
ciencia
de
t od os lo s
pases;
2)
La ciencia se
desarrolla
mejor
cuando
existe
amplia
libertad
de comunicacin;
Un pingino antartico
y
el navio
japons
Soya
son el t ema d e e ste sel lo
de
1957, emitido
para
sealar el papel desem
peado
po r
el Japn en
lo s estudios antarticos
co n
motivo de l Ao
Geofs ico
Internacional.
aiBltiXBifflSsE
3)
El
acceso
directo a
los e lementos y
a los
fenmenos
de
la
naturaleza es
fundamental
p ara e l p ro gre so
cientfico
bsico;
4)
La s
normas comunes de
observacin y m e dic i n,
as como
u n c en tr o
de
informacin
accesible
a todos, son esenciales para la
descripcin y comprensin
de lo s fen men os f s ic os que
se
estn
investigando;
5)
Hacen
falta
los medios que p erm ita n la p lena cooperac in
entre
lo s
hombres de ciencia en materia de observacin de
lo s
fenmenos variab les , lo qu e se ap lica par ticula rmente al estudio
de los
f en m e no s f sic o s
t rans i tor ios.
L os med io s mo de rn os de transporte y
comunicacin,
y los ml
tiples
progresos realizados en materia de instrumental
cientfico,
facilitaron
la
aplicacin de estos pr inc ip ios, permi tiendo as el
cumplimiento
de
u n p ro gra ma c oo rd in ad o
de
investigacin
geof
sica
en la Antrt ida durante el A o Geofsico Internacional. Desde
u n c om ie nz o,
el desarrollo
de
d ic ho p ro g ra ma
se vio
favorecido
po r
la
cooperacin
internacional y el deseo de ajustar
los
pro
g ra ma s n ac io na le s a l logro de
los objetivos comunes. En
primer
trmino, los especialistas de cada pas
prepararon sus
propios
planes destinados
a alcanzar las f ina lidades de l
AGI. Lo s
hombres
referente
a la Antrtida, los
factores que contribuyeron
a
su
extra
ordinario
xito , y
las perspectivas
que
se abren
para
el futuro.
El programa de invest igaciones antarticas del Ao Geofsico
In -
terracional fue el
primer
esfuerzo internacional en gran escala
destinado a investigar los secretos
cientficos de
ese inmenso
conti
nente
desconocido.
Po r
sup ue sto , l as
numerosas exped ic iones
y
estudios
cientf icos efectuados en
la s dc adas a n te ri or e s f ac il i
taron
elementos
de
enorme valor,
qu e constituyeron
la
base
de
los
conocimientos
qu e se estn
acumulando
sobre ese
continente. Algunas de las expediciones
mencionadas
te nan un
propsito
eminentemente cientf ico,
y
muchas de
ellas
fueron de
carcter internacional;
en
efecto, pueden
citarse a
este respecto
la expedicin antartica noruego-britnica-sueca
de
1949-52, la bri
tnico-australiana-neozelandesa de 1929-31,
as
como la
britnico-
estadounidense (expedicin
Wilkins-Hearst) de 1928-29.
L a la bo r cu mp lid a po r
los hombr es
de
ciencia
en todas estas
expediciones iniciales
proporcion
una
base inapr ec iab le para
desarrol lar, como parte
principal de l
programa
de l
AGI,
la
esfera
de
las ciencias geofsicas
en
la A n t rtid a. E n esta regin er a evi
dente que e l p rograma
deba
cumplirse con carcter internacional,
dados
los
f ac to re s d el terreno, lo inhspito
de
las
zonas c ircunve
cinas, y la e no rm e e xt en sin de las tierras desconocidas. Esos
10
factores se
relacionan
en forma
tan
directa
con los
principios
orientadores
so bre lo s cu ale s
se bas el
programa
de l AGI, qu e
puede ser til analizar brevemente
los principios de la
coopera-
2-3
Bfitiu-Viumm
El explorador belga
Adrien de
Gerlache, que
dirigi una expedicin
antartica
en
1897,
apa
rece
en este sello
con
memorativo d e l c in c ue n
tenario de
la
expedicin.
BELGIE
BELGIQUE
-.-.,-$
de ciencia de
diversos pases
(Argentina, Australia, Blgica, Chile,
Estados
Unidos
de Amrica,
Francia,
Japn,
Nueva Zelandia, No
ruega, Reino Unido,
Unin
Sudafricana y
la URSS) se
reunieron
lu eg o e n u na s erie
de
conferencias regionales para intercambiar in
formaciones sobre
dichos
planes y
estudiar
la
coordinacin
ade
cuada de los mismos. A l igual
que
en
e l p ro gra ma g lo ba l
de l
AGI, f ue notab le el espritu de colaborac in internac ional y
la
voluntad de
intercambiar
informaciones
qu e
podran
facilitar las
investigaciones
en
l a An t rt ida.
Se
discutieron y resolvieron pro
b lem as c om unes, se sealaron
las
deficiencias de la re d de esta
ciones
de
observacin
en la Antrtida,
completndose la misma
po r el esfuerzo voluntario de varias
naciones,
se trazaron los
planes
para
coordinar
y comp le ta r las
comunicacipnes,
y
se estableci
un
plan eficaz para las comunicaciones
rad ia les en tre
las
diferentes
estac iones.
-
7/24/2019 Antartida Unesco
11/44
De la misma manera,
el programa prctico
de investigaciones
antarticas de l
AG I
presentaba
mltiples
oportunidades
para
una
colaboracin i nternacional. La fa lta de espacio
no
permite
sealar
las en d et al le , p e ro c it ar em o s algunas de las
m s significativas. Se
estableci
un a Centra l Meteoro lg ica In te rnac iona l Antartica de l
AGI, n o s lo para cooperar en las investigaciones
sobre
la meteo
rologa de la
Antrtida,
sino t amb in par a permitir
el
desarrollo
re gu la r y
l a d if us in
cotidiana
de
previsiones
meteorolgicas, tan
importantes para
todas
las estaciones
antarticas en su
planeamiento
diario
de las investigaciones y las
operaciones logsticas.
Si bien
estaba
a
cargo
de
hombres
de
ciencia
de
los Estados
Unidos,
la
Centra l Meteoro lgica tena
carcter
internacional,
y actuaban
en
ella
especialistas de Argentina,
Australia, F ra nc ia , Nu ev a
Ze
landia,
Unin
Sudafricana
y
la URSS,
to do s lo s
cuales partici
paban de l leno
en
los
trabajos.
Se
instituy un
programa
para
el intercambio de hombres
de
ciencia, po r el
c ua l lo s
investigadores de
un
pas se incorporaban
a los programas de otros pases, permitiendo as
un
libre y
pro
longado intercambio
de
informaciones
cientficas,
de
experiencias
en trabajos con
diferentes
equipos, y
de
colaboracin mutua
en
la
normalizacin
o
la
interpretacin
de
los datos recogidos.
La re d
de rad iocomunicac iones antar ti ca
demostr
su eficacia
en
muchos
sentidos:
se recogieron rpidamente los
datos
qu e la
El
territorio
antartico
noruego,
conocido
como
Tierra de la
R ei na M a ud ,
se
destaca en este mapa
de l continente.
El sello
fue
e mit id o p or Noruega
para
sealar su contri
bucin
a
las investiga
ciones
antarticas
de l
Ao
Geofs ico Internacional.
Central Meteorolgica
utilizara
lu eg o p ara
difundir
sus
prons
tico s d el tiempo; se
distribuyeron
anuncios internacionales sobre
acontecimientos geofsicos
de importancia;
se
discutieron proble
mas cientficos
de
inters mutuo,
y
se sealaron los casos de urgen
cia
en que
l a colaboracin
de todos poda resultar eficaz.
Diversos pases l levaron a
cabo estud ios parciales
sobre
el te
rreno, cada
un o de
ellos
c on f ina lidades
concretas dentro
de los
objet ivos cientf icos genera les, de manera de contribuir al conoci
miento
ms
amplio
posible de l casquete
glacial que
cubre
el
inmenso
continente
an ta rt ico , y
efectuar
el
trazado
de
las tierras
ocultas bajo las
capas
heladas.
En
algunos casos las
estaciones
fu ero n d irig id as p or equipos
mixtos , c omo en el
caso
de la
estacin
Hallet, en el
cabo
Adare,
en la
que
los hombres de ciencia
de N uev a Z elan dia y
de
los
Estados
Unidos ha n c o la b or ad o 'd u ra n te c in co aos.
Quiz
el
ejemplo
ms
ilustrativo
de
la cooperacin internacional
en la
Antrtida
y
lo s m are s circundantes lo constituya
la
asisten
c ia d irecta
prestada
a
otras expediciones; en efecto,
los
anales
de lo s esf ue rz os cientficos en esta regin
registran
las diversas
ocasiones
en que los
rompehielos
han acudido a
librar
a barcos
apresados po r los
hielos,
o en que los aviones
han
llevado soco
rros o h an r esca ta do a
los
marinos bloqueados,
sin tener
para
nada
en
cuenta las
cuestiones
de nacional idad.
Si bien
este artculo
no se propone narrar
o
evaluar en detalle
lo s
desc ubr im i en tos c ien t fi cos real iz ados
en
la Antrt ida desde
la creacin
del
AGI, puede ser til resumir aqu tres significa
tivas
contribuciones
de l
programa;
Primero, los resultados
puramente cientf icos.
Tanto en el
plano
regional como global, n o tie ne n paralelo en la historia.
Segundo, y aparte
de
la impor tancia
de' las investigaciones
en
s m is ma s, lo s descubrimientos
realizados
tendrn repercusiones
prcticas
de
gran valor. Baste mencionar los p ro gres os y a rea li
zados
en el conocimiento de la
meteorologa antart ica, y
el consi
guiente mejoramiento de las
previsiones
de l
tiempo en el hemis
ferio
austral,
as
como los
adelan tos que habrn
de
producirse
en
LA S
ROSAS
FLORECEN
EN LA
ANTRTIDA. . .
pero solamente en el paste l de la amistad y la cooperacin
cientfica
internacionales.
Philip
Law, jefe
de
las
expe
d ic io ne s a n ta rt ic a s
de Australia desde
1 94 9, s on re
satisfecho
durante la
recepcin ofrecida
recientemente
po r los
franceses en la
base Dumont d'Urvil le
en honor
de la expedicin australiana. En el paste l
se
lee : Welcome
to our Antarct ic
Friends (Benvenidos sean
nuestros
ami
gos
de
la Antrtida).
las comunicaciones p or r ad io gracias al creciente conocimiento de
los
fenmenos f s icos que se
producen
en la
atmsfera y
la
ionos
fera de l Antartico.
Tercero,
la
colaboracin internacional en
el
programa
ha per
mitido un a asociacin
personal
y
estrecha de
eminentes
hombres
de
ciencia de diversos pases. Esta vinculacin, libre de toda
restric
cin
de
carcter poltico,
ha permitido
el nacimiento de
grandes
amistades,
la apreciacin
mutua de los
problemas y las
finalidades,
y,
quiz, el aflojamiento de
las
tensiones
polticas
de nuestro
tiempo.
Po r ltimo, c ite mos e ntre lo s
resultados
ms positivos
la con-
certacin de l Tratado de la
Antrtida.
A
medida
que se
desarrollaba
el programa cientfico
para
la
Antrtida, se vio que los descubrimientos se sucedan rpida
mente y que su importancia, tanto en el p lano r eg iona l corno en
el global,
e ra n d em a siad o
grandes
para
l imitarla
a
la
termina
cin
oficial de los esfuerzos
de l
AGI. Mucho se haba aprendido ,
pero
los
hombres de ciencia
de
diversas especialidades sealaron
que la
investigacin en
ese
terreno
no
haba
hecho ms que
empezar. Adems,
se
haban
hecho
grandes esfuerzos y empleado
mlt ip les mate ria les par a organiza r las estac iones
y
los
equipos
c ie nt f ic os , tod os los
cuales podan
seguir
cumpliendo
los
obje
tivos
de l
programa
co n
un
gasto
relativamente
moderado. En
consecuencia,
desde los
primeros
meses de l AGI,
se
recomend
al Consejo Internacional de Uniones
Cientficas
(CIUC)
que
buscara
el
medio
de
mantener la cooperacin cientf ica interna
cional
en
materia
de
investigaciones en la
Antrtida
un a ve z fina
lizado el AGI. El
Consejo
decidi
entonces establecer
un
Comit
Especial de Investigaciones Antrticas, integrado po r
represen
tantes de
las
uniones cientf icas
interesadas
y
las academias
cien
tficas de los doce pases encargados de las investigaciones en la
regin.
Siguiendo la
obra
de l
AGI,
el
Comit
Especial
ha mantenido **
e incrementado
el
carcter
y
la
organizacin de
la cooperacin
internacional en
su labor
de p laneamient o y de
e jecuc in an t r -
SIGUE A LA VUELTA
-
7/24/2019 Antartida Unesco
12/44
TIERRA I N T E R N A C I O N A L
Continuacin)
BANCO
MUNDIAL DE LA CIENCIA
ticas. La s
estrechas
relaciones personales creadas e ntre lo s
espe
cialistas
de diversas naciones,
co n motivo
de l
AGI ,
se ha n conso
lidado
a lo
largo
de
las
deliberaciones del
Comit
Especial, ha
b indose sumado adems
a
su s
labores nuevos hombres de ciencia
con amplia
experiencia en
cuestiones antarticas M ediante el
establecimiento
de
grupos de trabajo en cada esfera cientfica
principal,
el
Comit
Especial
ha
incrementado
y difundido
el pro
grama de investigaciones
de l
AGI. A
las
actividades
de orden
geofsico se
han agregado
otras
correspondientes
a la biologa,
geo
loga y
cartografa.
En cada reunin del Comit Especial se eva
lan l as e tapas
de l
programa cientfico, y se l o mod if ica en caso
necesario;
as,
los
hombres de cien cia s de
todos
los pases
parti
cipantes trabajan en
pro
de
finalidad comunes con una
aprecia
cin
internacional
de
los
objetivos de l programa.
E:
1 Comit Espec ia l ha iniciado nuevos
esfuerzos en
i materia de colaboracin internacional.
Se ha
creado
un
registro internacional
de
hombres
de
ciencia,
gracias
al cual
los investigadores
de cualquier
pas
pueden
da r a conocer sus
inte
reses
en
materia
de
invest igaciones antar ticas
a
los encargados
de
planear
los
programas que
se
estn
desarrollando en
otros
pases.
Este
registro, aunque
s lo h a
sido creado
hace
poco, ofrece amplia
oportunidad
de
utilizar los
servicios de
hombres
de
ciencia
experi
mentados
y
competentes,
que
harn progresar los conocimientos
sin que intervenga
para
nada
la
nacionalidad
de
cada uno de ellos.
En
su
cuarta reunin celebrada
en
septiembre
de
1960, el
Comit
Especial seal
los
problemas especiales de la conservacin de los
recursos
naturales, planteados
po r la continua actividad del
hombre
en
la Antr tida. El
Comit declar que
la zona
antartica
era una
de
las
ms
importantes regiones
bio-geogrf icas del
globo desde
el punto de
vista
cientfico,
y
present una
serie
de
recomenda
ciones
para la cooperacin internacional en la proteccin y con
servacin de esas formas de
vida
nicas en su gnero.
Ademas, el Comit Especial se ocup de que
la
Central Me
teorolgica
Internacional
de l
AG I
siguiera funcionando en
forma
permanente. C on la co lab oraci n del Servicio Meteorolgico de
Australia, en 1959, se cre en M e lb ou rn e u n Centro Analtico
Internacional de la Antrt ida
co n
carcter
permanente; dicho
Centro , que
continuar
las l ab or es d e la
Central Meteorolgica
de l
AGI, se ocupa
especialmente d e la in ve stig ac i n m ete or ol gic a
b s ica e n
el
hemisferio
austral.
Hasta
la fecha
ha n
participado
en
los t rabajos hombres de
ciencia
de
la
Argentina, Australia,
Estados
Unidos de Amrica
y Francia.
En
l as esferas conexas ,
el
Comit
E sp ec ia l h a tomado medidas
para
colaborar con
otros programas internaciona les de
geofsica,
po r ejemplo, el estudio s ob re e l magnetismo mundial, el programa
d el Con se jo Internacional de Uniones Cien t ficas para el
ao
de l
sol en calma, los
estudios
de la corteza terrestre y sus
capas
superiores,
y
la expedicin
al
Ocano
Indico organizada po r el
Comit Especial
de
Investigaciones Oceangraficas.
En
esa
forma,
y
mediante actividades
diversas,
el
Comit
Espe
cial
ha
reconocido la
necesidad urgente de una cooperacin
cient
fica en
materia
de investigacin antartica. Tal como sucedi
durante el A o Geofsico Internacional, esa investigacin permitir
que los
hombres
de ciencia de diversos pases, trabajando en
franca
y total
colaboracin, proporc ionen los
elementos cient
f icos globales necesarios para el mejor conocimiento
de
esa
regin
de
la tierra.
Lo s dirigentes polticos de
todo
el
m und o ha n
reconocido las
caractersticas nicas en su gnero del programa de investigaciones
antarticas,
y
en
1958
se hicieron las primeras
gestiones para
darle
u n carcte r du rad ero . P or invitacin del Presidente Eisenhower,
l os representantes
de
las 12 naciones interesadas
en las
investi
gaciones antarticas
estudiaron
la
preparacin
de un tra tado
que,
segn
las palabras del Presidente aludido, favorecera la libertad
de la
investigacin
cientfica
en
la Antrtida
a
cargo de personas,
organizaciones
y
gobiernos
de todas
las
naciones,
y
el manteni
do miento
de
la cooperacin cientfica internacional que con tanto
xito
se
lleva a cabo en
e l cu rso
d el a ctua l Ao Geofsico Inter
nacional .
EJERCITO
DE
LA
PAZ
Arriba,
un convoy de tractores de
la marina
norteamericana
parte
de
la estacin
de
Little Amrica
para
encaminarse a la base cientfica
de
las
montaas de la
Tierra de Mara
Byrd,
a I 00 0 kilmetros
de
dis
tancia. Al costado, un investigador
norteamericano saca
fotografas
a
pesar de
la tormenta
de
nieve que
le
obliga
a llevar una
mscara
pro
tectora. Abajo, fraternidad
cient
fica: soviticos y norteamericanos
reunidos
en
el
continente antartico.
All
lo s
hombres
n o c on oce n
m s
a dve rsa rio s q ue
los elementos.
Foto USIS
Foto
A .
Maximova
^^^
SIGUE
EN L A P AG .
14
-
7/24/2019 Antartida Unesco
13/44
jt
U S
Navy
a
PO O SUR
Vista area de la estacin
nor teamer icana
Amundsen
Scott a
situacin
d el P olo
Sud se indica con un
crculo
Foto
U S I S
-
7/24/2019 Antartida Unesco
14/44
TIERRA INTERNACIONAL Continuacin)
PROHIBICIN DE
ENSAYOS NUCLEARES
La s
negociaciones culminaron co n
la
conferencia
sobre el Tra
tado
de la Antrtida,
qu e se
reuni en W a sh in gton d el
15
de
octubre al
Io de diciembre de 1959.
E l
Tra tado f ue aprobado
po r
lo s re pre se nta nte s d e la s d oce n acio ne s, y en l se incluyen los
siguientes e
importantes
principios que ha n regir las actividades
cientf icas
futuras en
la
Antrtida:
El Tratado
de
la Antrtida fue
aprobado
po r
los representantes
de
las doce naciones,
y en la
actualidad slo ha de ser
ra ti ficado por
los
gobiernos de
tres pases.
En
el
tratado se incluyen los
siguientes
e importantes
principios
que
han
regir las actividades cientficas
futuras
en la
Antrtida;
Continuacin
de l a cooperacin cient fi ca
internacional que
caracteriz
la s ta reas
de l AG I y de l programa de l Comit
Espe
cial de
Investigaciones Antrticas;
Preservacin
de
la
Antrtida
para activ idades exclusivamente
pacficas;
Mantenimiento del
statu
quo, durante 30 aos, po r todo
lo
que
toca
a las
controversias
sobre cuestiones
territoriales;
las acti
vidades cientficas
realizadas en ese
p erio do n o
debern
servir de
base para reiv indicaciones territoriales;
Prohibicin de actividades co n fines militares; prohibicin
de explosiones
nucleares
en la regin;
Organizacin de un s is tema de inspecc in libre de cualquier
regin de la
Antrtida
po r los observadores de los pases signatarios.
E
14
1 xito qu e
supone
la negociacin
de este
tratado
i slo se
e xp lica p or la
colaboracin
internacional
de
los hombres de ciencia de todo el mundo
cuando p lanearon y
emprendieron
el
programa de invest igaciones
antarticas
de l
AGI .
En
efecto,
ya
en
la
dcada precedente, varias naciones haban
procurado concertar acuerdos
internacionales
sobre la Antrt ida
po r
intermedio de
las
Naciones
Unidas,
pero
todas esas
tentativas
f racasaron frente a las reivindicaciones
territoriales
y a
la
falta
de cooperacin internacional. Por eso la contr ibucin cient f ica
sin precedentes de
la ciencia a
la d ip lo m ac ia in te rn ac io na l fu e
plenamente reconocida por los delegados nacionales
en
el
curso
de
la negociacin del tratado, y
constituye
el
te ma d el
prembulo
del mismo.
No ha de sorprender, pues, qu e
el
ob je to centra l de este
docu
mento
sea el
mantenimiento de l a cooperacin
internacional
en
materia de investigaciones antart icas. El tratado contiene
disposi
ciones
para
que
durante
un plazo de 30 aos
se efecten
inter
cambios
internacionales en
materia
de
programas
cientficos
nacionales
concernientes a la
Antrtida, intercambios
de personal
cientfico
entre
diferentes expediciones
y
estaciones
antarticas, y
libre
intercambio de observaciones y descubrimientos
cientficos.
No cabe duda de
que
durante muchos aos,
la
principal expor
tacin
de
la Antrtida
seguir siendo
la
de elementos y descubri
mientos cientf icos.
L a fe liz
negociacin de l Tratado de
la
Antr
tida
reconoce
que su
objetivo
fundamental
es
de carcter cientfico,
y su
texto
proporciona
el
c lima favorable para la prosecucin de
las actividades cientf icas
internacionales.
El
Comit
Especial de
Investigaciones Antrticas, alineado en l a t radicin del
AGI,
ha
demostrado claramente
su
xito al facilitar l os medios
para
mante
ner tan f ructuosa colabor ac in
internacional.
As,
la ru ta antartica
p ara la ciencia internacional parece tan libre como
promisoria,
y
los
aos venideros seguirn
proporcionando descubrimientos
cien
tficos
de
enormes consecuencias para
la
investigacin en general,
as
como
aplicaciones
prcticas destinadas al bienestar
de la huma
nidad
en su conjunto.
Ross C.
Peavey
y Lau renc e M. Gould desempean
respectivamente
los cargos
de
secretario ejecut ivo y de pres idente del Comit de Inves
t igac iones Polares de la
Academia Nacional
de Ciencias de lo s E s ta do s
Unidos
de
Norteamrica.
E l Dr.
Peavey
es
un o
de
los
directores
de
la
publicacin Science in Antarctica, editada en dos
volmenes por
el
Comit mencionado (publicacin
n 839 y 878). El Dr.
Gould ha
dirigido expediciones a las zonas rticas y a ntartic as, y
fue
director de l
programa
antart ico
de
lo s
Estados U n id o s d u ra n te
el
AGI.
LA S
R U T A S
DE LA
AVENTURA
Y
D E L
HEROSMO
por G. de Q. Robin
-
7/24/2019 Antartida Unesco
15/44
EPOPEY EL
RNEST SHACKLETON hizo tres tentativas
para l legar al
Polo
Sur; la s tres
fracasaron,
pero la
ltima
de
ellas f igura
entre
la s
mayores
hazaas cumpl idas
por
el hombre .
El
5
de
diciembre de 1914 el
Endurance
zarp
de la isla de Geo rg ia de l
Sur l levando a su bordo
la
exped ic in b rit n ic a
comandada
por Ernest
Shack le ton,
que
se
dispona a intentar la tra
vesa
de
la
Antrtida
p as an do p or
el
P olo S ur.
La crnica de esta
expedicin
constituye una de
las m s g randes epopeya s
de
la
Antrtida.
Bloqueado casi de inmediato por los hielos
foto
de la izquierda)
el
Endurance resisti
nueve meses a
la
deriva
antes
de
hundirse. Los
expedic ionar ios tra ta ro n e nto nc es de l legar
hasta
la
i sla Pau le t,
en trineos
y ar ras t rando
sobre
el
h ie lo tr es
pequeas
embarcaciones,
pero se
v ie ro n f or za dos a detenerse
en
Patience Camp
y
pasar all tres meses de duras pr ivaciones.
Shackleton q ue h ab a d ad o el
ejemplo
de conti
nuar
la s investigaciones y los t rabajos sin
arre
drarse
p or lo s i nconven ien tes, dec id i
entonces
embarcarse en
la
poca del
deshie lo
y tratar
de
l legar a
t ierra
f i rme. Despus de cinco das y
cinco noches de terrible lucha, lo s e xpedic io
nar ios
l legaron
a
la isla
Elefante, en la s
Shetland
de l
Sur .
En
es e
refugio inhspito
y precar io,
Shackleton tom la decisin de ir en busca de
socor ros a
la es tac in ba ll ene ra
de
Georgia
de l
Su r, s ituada
a la enorme
distancia
de
1.300
kil
metros
de
la base.
A bordo de la chalupa James Caird ,
el jefe
y cinco de sus compaeros
se
lanzaron a uno de
lo s viajes ms pe ligrosos jams
intentados
po r
el hombr e, m i en tr as el
resto
de la expedic in
se preparaba a invernar cuatro meses, a la espe ra
del
regreso de
Shackleton qu e l os resca ta r a .
El J ames Ca ird tena que hacer frente a uno de
los mares ms embravecidos del mundo. La
l ucha dur 16
das,
y al l legar
a la
costa
de Georgia
del Sur la embarcacin estaba comple tamente
desmantelada.
Dos de
los hombres haban enfer
mado
gravemente
y era imposible que cont inua
ran adelante, pero
lo s socorr os
indispensables
se
encontraban
en el l i toral opuesto
de la isla,
ms
all de
monta a s y g la c ia re s
desconocidos.
S in embargo , nada
poda
quebrantar
la energa
de Shack le ton.
Despus
de
cuatro
das de
des
c an so , y de habe r p reparado un refugio para lo s
enfermos mediante
el recurso de volcar la cha
lupa
c on la quilla
hac ia ar r iba ,
lo s
cuatro
hombres
restantes afrontaron resueltamente
la
ltima
prueba.
Con las
ro pa s des tr oz adas,
casi s in
provisiones,
l levando
un
hornillo una azue la de
carpintero para
romper
el hielo,
y
un rollo de
cuerda,
se
pusieron
en
marcha
el
19
de
mayo
de
1916. Hasta la
tarde
del 20
lucharon contra
las
montaas, buscando un
paso. Por
l t imo,
dejn
dose
resbalar
casi a
ciegas
por
la s
faldas
envuel
ta s
en niebla, l legaron al o tro la do de la isla.
As, a
f ines
de agosto,
y
despus
de
tres
intentos
fal l idos,
Shack le ton
pudo
volver a la
is la Elefante
para rescatar al resto
de
lo s expedicionarios, que
lo recibieron co n el alivio
y
la
alegra
q ue p ue de
imaginarse
foto
de arr iba).
Extraido de un texto de L . M . Fo rbes ,
del
Scott
Polar Research Institute.
E
n la idea de una tierra plana hay algo de aterrador.
i Si
bien
algunos
hombres
cultivados conocan la cur
vatura de la
tierra desde la poca d e los e gip cios
y los
griegos
se c ue nt a s in e m ba rg o
que
los marineros de Critbal Coln tenan
miedo
de
que
las
carabelas
se
precipitaran po r u n a c a ta ra ta s it ua da
al
borde de la
t ie rra. Por
su
parte Coln consideraba que
la tierra
er a esfr ica
y
l os d iv er so s
viajes
realizados en los siglos
xv y
xvi,
y
qu e culminaron
con
el
de circunnavegacin
de
Magallanes
convencieron
a
todos de que la tierra era
redonda.
La distribucin
de
los
continentes
en
e l hem is fe rio norte indujo
a los gegrafos
a
sostener
la existencia
de
un
vasto
continente
en las
altas
lat i tudes
australes
a efectos de
mantener
la
simetra
y el
equilibrio
en la
distribucin de las tierras
y
los mares; ello p ue de a precia rse si
se mira
el
mapa de
Wytfliet,
que
data
de
1598.
Sorprende que
hasta
1765 algunos
hombres de ciencia creyeran
que dicho conti
n en te e ra frtil y
gozaba de
un clima templado cuando la misma
nocin de simetra hubiese
debido
mostrarles su
equiva lenc ia con
las
heladas regiones
de l
rtico.
A
comienzos
de l
siglo xvn, los
viajes
de los holandeses que
culminaron co n
el
de Abel
Tasman
en 1642, revelaron
qu e Aus
tralia no
se
extenda
hacia
el
sur p ar a u nir se ese continente
mtico. Le toc un ingls el capitn James Cook probar a lo
largo
de
sus
viajes de
1768-1771 y 1772-1774 que al sur de
las
tierras c ono cid as no h ab a ningn continente frtil, y que si se
trataba de tierras cubiertas po r los hielos deban hallarse
segura
mente al sur del paralelo 60.
Aparte
de
esta
conclusin definitiva
Cook hizo mucho por e l p ro gr es o de la tcnica de
las
explora
ciones gracias a l e mp le o
de barcos
slidos
y
capaces
de resistir
los efectos d e los hie los
o
los bajos
y su
cuidado en
lo
tocante
a la alimentacin
de
los tripulantes, co n objeto de
evitarles
el
escorbuto.
Cincuenta aos
despus
de los viajes de
Cook
se inici una
poca
muy activa
de
exploraciones antarticas
caracterizadas
po r
el descubrimiento de las isla s She tland del Sur y el viaje de
circunnavegacin
de la Antrtida
realizado
po r e l navegan te ruso
Bellinghausen
1819-21).
En
el curso de su
expedicin,
Bellin
ghausen complet las exploraciones de Cook, o rie n t n do se h a ci a
el su r e n to da s aquellas
regiones
donde Cook haba preferido poner
proa hacia
el
norte.
Si
bien
en ninguna partee excedi del lmite
austral
alcanzado
po r Cook,
redujo
a dos tercios
la super ficie
de
cualquier
hipottico continente qu e
pudiera
imaginarse sobre
la
base
de los m apas d e
Cook.
Adems, a l a vis ta r
colinas
glaciales cerca
del
meridiano
de
Greenwich
y
las
montaas
de
la
tierra
de
Alejan
dro,
a unos 70 O,
contribuy a
sos tener la
hiptesis de la existen
cia
de un
continente
y no de
un mero
ocano helado.
Poco
antes
del v ia je
de Bellinghausen, el descubrimiento de las islas Shetland
de l Su r po r
el
navegante ingls William Smith, seguido al ao
siguiente
po r el de la
pennsula antart ica real izado po r una expe
dic in br itnica comandada po r
Bransfield y el
cazador de
focas
norteamericano Nathanie l Palmer,
abrieron al
hombre
vastas zonas
donde abundaban las focas, c uya matanza indiscriminada durante
muchos
aos
acab po r
empobrecer
las perspectivas
comerciales
de
la reg in. As ,
el
deseo
de agregar
nuevas tierras al mapa de l
mundo , y
el
de descubrir nuevas colonias de
focas
y lobos marinos,
se
tradujeron
en una s erie de
importantes
descubrimientos reali
zados a
bordo
de p equ eo s b arco s de
pesca.
Weddell
lleg
m s
al sud que Cook, penetrando en el mar que
ho y l leva
su nombre
hasta los
74 15
de latitud, a
bordo
de dos
p eq ue a s e m ba r
caciones el bergantn Jane de 160
toneladas
y el
cter
Beaufoy de 65. John Biscoe c ir cunnaveg e l con tinente en
1830-32
empleando
barcos
igualmente
pequeos
y
en
condiciones
muy penosas al punto que
en
algunos
casos el escorbuto
y otras
enfermedades redujeron la tr ipulacin a
tan
slo tres hombres.
Biscoe avist
colinas
nevadas semejantes a
las
que
haba sealado
Bell inghausen, pero c rey que
se
trataba de
formas
caprichosas
15
SIGUE A
LA
VUELTA
-
7/24/2019 Antartida Unesco
16/44
R U T AS DE LA A V E N T U R A (Cong
E l lento
avance hacia
el
sur
en el
mar congelado hasta descubrir cimas
rocosas a
los
50
E,
qu e
denomin Cabo Ann.
Luego
de pasar el invierno en Tasmania,
descubri
las islas
Adelaida cerca de la pennsu la
antartica.
Otros
dos cazadores de focas, Kemp y
Balleny,
descubrieron nuevas
tierras
en
el
crculo polar antartico, a
los
60 E y
165
E,
pero
en el periodo de 1837
1843
los descubrimientos m s importantes
fueron realizados po r expedic iones nacionales.
La prim era
de
ellas fue la expe dici n
francesa
de 1837-40,
dirigid a p or D um on t
d'Urville que, partiendo de l a p en n su la ,
circund el
continente avanzando
hacia el poniente.
El 22 de enero
de 1840 descubri T ie rra A d elia a los 138 E,
desembarcando
para tomar
posesin
de
la
misma en nombre de Francia.
Nueve
das- ma s
tarde Dumont
d'Urville
avist o tra fra nja
de
tierra,
pero po r un o de esos extraos
caprichos
de
la fortuna
que abun
dan en la h is to ria de la Antrtida,
se
supo que la
expedicin
norteamericana de 1838-42,
dirigida
po r Charles
Wilkes, haba
descubierto esas mismas tierras unas pocas horas antes. Esta
ltima
expedicin haba
zarpado para responder a
los
vehementes
deseos
de
la
opinin pblica,
que insista en
que
el
gobierno
estadounidense iniciara
actividades de
exploracin anlogas a las
que estaban llevando
a cabo
los
pases europeos. Wilkes sostuvo
habe r des cubi er to
un
l i toral de unas 1.500 millas,
desde
los
166
E
a
los
106
E. A u nq u e p a rt e de la
regin
oriental de este
l i toral continental result luego inexistente, lo s datos reunidos
po r
Wilkes
eran
correctos
en
su
gran
mayora.
L a e xp ed ic i n
britnica de
1839-43,
enviada
po r
la
Royal
Society de
Londres
y el
Almirantazgo,
y comandada po r James
Clark Ross,
descubridor
de l
Polo Norte
m agn ti co tena tambin
un a
doble f in al id ad , la de
descubrir
tierras y e fe ctu ar investiga
ciones cientficas.
Ross
contaba
con un
mapa
de
los
descubri
mientos de W ilkes, y estaba enterado de la
ruta
de Du mo n t
d'Urville. Comprendiendo
que
no le sera posible llegar al Polo
Sur magntico s igu iendo sus huellas, busc m s al
este
un paso
que le permitiera avanzar hac ia el sur. No
pudo
llegar
al
polo
magnt ico , pero hizo el
trazado
de unas 500
millas
de l
montaoso
l i toral de la
T ie rr a V i ct or ia ,
y
de 500 millas de un a barrera de
hie los f lo tantes ,
conocida
h oy co mo B arre ra de Ross, la cual
le
impidi
segu ir navegando hacia el sud. Ross complet
su circunna
veg ac i n con el descubrimiento
de otras
is las e n
la
regin
de la
pennsu la , en
la
zona oriental m s i nacces ib le hasta entonces.
Los descubr imien tos rea lizados
po r
barcos
pesqueros
y expedi
ciones nacionales se
reflejaron en el
mapa de Colton, trazado
en
1855, que
mostraba
un a
silueta de l continente a nta rtic o m uy
semejante
a
la
que
ho y
conocemos.
Teniendo
en
cuenta
lo s barcos
y lo s m ed io s t cn ic os de la poca, los resultados conseguidos entre
1819 y 1943 no tienen paralelo en la historia.
El
inters po r la Antrtida disminuy
en
los
cincuenta
aos
siguientes,
aunque
continuara la
caza
indiscriminada
de
focas,
lobos
marinos
y
ballenas
en
las regiones
subantrt icas.
Sin em
bargo,
el
viaje*
de l Challenger
r ep resent una
notable contri
bucin en este
perodo
(1872-76). Adems
de
sus muchos descu
brimientos en materia de
oceanografa
fsica y biolgica, y sus
mapas
de diversas
islas
subantrt icas, la
expedicin
demostr que
las rocas arrancadas po r l os icebergs
y
depositadas en el
fondo de l
mar
eran de or igen continental .
La navegacin a vapor, coincidiendo
con
el co mie nzo de l
siglo xx ,
proporcion un nuevo medio p ara n av eg ar
entre
los
hielos. De resultas de los llamamientos hechos
po r
la
Unin
Geo
grfica Internacional, numerosos
pases
organizaron
expediciones
en
los veinte aos que precedieron
a la
primera guerra m u nd ia l. E n
1893-94,
una
expedic in ballenera
noruega
d ir ig id a p or C .A . Lar-
sen traz el mapa oriental de la pen nsu la a los
68 10'
S,
y
regres sin h ab er sufrido
el
menor
dao, p roeza
que
jams ha
vuelto a repetirse en esa latitud de la costa, cuya prolongacin
austral
slo ha podido ser trazada
po r aerofotografas o
expe
d ic io ne s con t rineos t irados
po r
perros.
L a p rim era expedicin nacional de importancia en este perodo
fue
la
de l
Blgica ,
dirigida po r
D e G erla ch e, que
contaba
con
un grupo internacional
de
hombres
de
ciencia
y de
tripu
lantes. El
primer
piloto era Roald
Amundsen,
quien m s
tarde
llegara
a
ser el descubr idor
de l Polo Sud.
El
mdico
de
a
bordo,
F.A.
Cook,
merece
ser mencionado pues
algunos
aos despus
sostuvo
haber
sido
el
primer hombre que haba llegado
al
Polo
Abajo
se ve
al Gauss , barco de
la
expedicin antartica alemana
(1901-1903), dirig ida por
E.
von
Drygalski,
fotografiado desde un globo cautiyo. El empleo de
este
ltimo
ampliaba considerablemente
el campo de
observacin
;
inflado
con
hidrgeno,
el
globo
ascenda
hasta los
300 metros ,
y
el
observador
estaba
conectado
po r
telfono
con el
barco.
La fotografa fue tomada po r un miembro de
la
expedicin, Emile Philipp , poco
antes
de
que se pusiera el sol, el 29 de marzo
de
1902.
Extrado de
E.
vo m
Drygalski,
Deutsch Sud
Polar-expedition,
1901-1903 (1912,
Berlin
Reimer)
;v
*->
A,
W
16
y
J
1
\ jflrtrTSf;-
-
7/24/2019 Antartida Unesco
17/44
James
Cook
F
Bellingshausen
J
Dumo nt-d Urvil le
A.
de
Gerlache
J
Clark
Ross
E.
von
Drygalski
Julian
Irizar
Baptiste Charcot
E. Shackleton
Roa ld
mundsen
R.
Falcon
Sco t t
Richard Byrd
LOS PIONEROS DE L NTRTID
JAMES
COOK
(1726-1779). Navegante
britnico, el
primero
en cruzar el Crculo
Polar
Antartico
(1773)
y trazar
el mapa
de las
latitudes
australes.
No
logr descu
brir
las tier.ras
antart icas , pero qued
convencido
de
su
existencia
FAB IEN BELL INGSHAUSEN
(1778-
1852). Explorador ruso,
el primero
en
llegar
a
la Antrtida el 28
de
enero
de
820
y
circunnavegarla
en
8
9-
821.
Su barco,
el
Vostok ,
iba
acompaado po r
el
Mirny , comandado po r
M.P. Lazareff.
Los
expedicionarios
avistaron
montaas
que probaron la existencia
de
tierras
en
esas latitudes
JULES
DUMONT D URVILLE
(1790-
842). Su expedicin francesa
fue
la
primera
en
pisar
tierra
antartica el 22
de
enero de 1840, en
la
regin que se llam
Tierra delia
JAMES
CLARK ROSS (1800-1862).
Jefe de la expedicin c ient fica bri tn ica
que traz el mapa
de
500 millas de la
Tierra
Victoria
y
de
50 0 millas
de
la
barrera
de hielos
flotantes
que hoy recibe su
n ombre), m ie ntr as los
expedicionarios
buscaban el Polo Magntico Sur
(1839-42).
ADRIEN DE GERLACHE (1866-1934) ,
cuya expedicin
(1897-99)
en el
Blgica
qued atrapada po r los hielos, siendo la
primera en invernar
al su r de l
Crculo
Polar
ntartico
ERICH VON
DRYGALSKI
(1865-1949)
dirigi una expedicin alemana en un
buque
especialmente construido,
el
Gauss ,
a fin de e fe ctuar impo rt an te s est ud io s
cientficos
J UL IA N IR IZ AR
(1869-1935),
oficial
de la
marina a rgen ti na , cuyo barco, el
Uruguay ,
rescat en 1903 a los miem
bros
de la expedicin sueca de Otto Nor-
denskjold, refugiados en la
isla
Paulet.
JEAN-BAPTISTE CHARCOT
(1867-
1922), hombre de ciencia y
explorador
francs, que
traz
el mapa de vastas
regiones
de la
Antrtida
occidental.
ERNEST
SHACKLETON
(1874-1922),
cuya
expedicin
britnica (1907-1909) se
aproxim
a 170
kilmetros
del
Polo Sur
y
lleg hasta el Polo Magntico.
Su
tenta
tiva
de
atravesar
la
ntrtida
fu e
un a
verdadera epopeya, vase la
p.
5).
ROALD
AMUNDSEN (1872-1928).
Explorador de las regiones rt icas
y antar
ticas, dirigi la primera
expedicin que
lleg al Polo S ur
vase
la p. 18).
ROBERT FALCON SCOTT (18