américa y escritura carlos monsivais

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Cuando el destino nos alcance o nos integre / Carlos Monsivais El Silencio Perturbado/ Mariella Sala No se puede negar tampoco que las expectativas de las editoriales y los lectores puestas en la literatura de mujeres, afecten también el "acto de la escritura" en el sentido en que la escritora contemporánea está más que antes, escribiendo desde la vitrina : el lado "público" más que el "privado". El solitario y silencioso oficio de la escritura, estaría entonces siendo invadido por el ruido de la moda. Esta situación puede estar modificando más de lo que creemos nuestra búsqueda como escritoras, nuestra libertad literaria. ¿Entonces es importante que las escritoras escriban literatura femenina o no? Creo que estas preguntas son más importantes para los críticos que para las escritoras. Doris Moromisato, poeta peruana, en un reciente encuentro de escritoras en Lima, planteó que habíamos postergado preguntas más importantes (como la de qué buscamos como escritoras), por responder a la existencia o no de una forma de escribir femenina como si tuviéramos, con ello, que justificar nuestra existencia como escritoras mujeres. Creo que tiene razón y hay que aclarar que esta propuesta no pretende desmerecer la genuina y necesaria reflexión de la crítica literaria y la ginocrítica. Me estoy refiriendo más bien a la presión de tener que responder a una crítica hostil. En el Encuentro "Mujer y Escritora", realizado en 1991 en Santo Domingo, ya Maricécil Mora Ramis, en su ponencia "La Crítica y el Oficio de Escritora" expresa su preocupación por el afán de establecer categorías entre las obras de las mujeres, lo que conlleva según ella" un gran riesgo: el de reducir la vastedad a un solo aspecto. Hay que ver toda obra como una multiplicidad potencial de significados, dice. Lo que me preocupa de todo esto es la libertad que debe sentir todo creador artístico en el momento sagrado en el que se sienta a realizar su obra. Hay que defenderlo contra los críticos, contra los dogmáticos, contra los puristas, contra todo aquello que intente interferir en la gestación de ese nuevo mundo, heredero del real, pero dotado de sus propias características...desde luego que creo legítimo abordar una obra ...desde cualquier punto de vista.... pero escribirla con la intención de que corresponda a los conceptos de estas escuelas de la crítica es absolutamente absurdo, y es en contra de este imperdonable error que se levanta mi protesta, es a favor de la libertad de creación. Más aún cuando se trata de obras escritas por mujeres..." La escritora no sólo se enfrenta con los problemas conocidos de falta de difusión, una crítica prejuiciada, la escasa posibilidad de tener tiempo para dedicarse al oficio sino al reto de preservar la libertad en el acto de escribir.Y claro, más allá de ello, la posibilidad de expresión, en tanto ser humano, su ansia de universalidad, de trascendencia. Simone de Beauvoir, dice que “Una escritora es alguien para quien la existencia entera está regida por el hecho de escribir”. Biruté Ciplijauskaité, al referirse al uso de la primera persona en las novelas femeninas hace una distinción: "El Narciso masculino se mira en el agua y se admira: tiene ya su discurso hecho. La mujer se mira buscando; el agua que la refleja es movida." Es interesante señalar la naturaleza de búsqueda que tiene en sí el acto de escribir y, más aún, en el caso de las últimas generaciones de escritoras. Según Cipliojauskaité, la escritora hasta hace poco tenía que escribir en contra de o defendiéndose de, o casi como una petición pero "su situación más frecuente hoy sigue siendo la de búsqueda en cuanto a la voz y la palabra, aunque su situación social haya mejorado." La diversidad de estilos y géneros literarios que las escritoras adoptan en América Latina refleja una búsqueda compleja que, por lo demás, es un universal en la naturaleza del artista. Muchas veces, esta búsqueda está íntimamente comprometida con la propia identidad femenina. El texto se convierte en el lugar sagrado donde la escritura expresa una búsqueda interior, una visión del mundo y la propia realización como ser humano. Un espacio de silencio, que no debería ser perturbado por las modas, el mercado, o las censuras. Una vez que se acabe la bulla y se acepte como hecho natural que tanto las mujeres como los hombres escriben literatura universal, la literatura se enriquecerá como portadora de una cultura nueva, una visión del mundo más integradora.

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Cuando el destino nos alcance o nos integre / Carlos Monsivais El Silencio Perturbado/ Mariella Sala

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No se puede negar tampoco que las expectativas de las editoriales y los lectores puestas en la literatura de mujeres, afecten también el "acto de la escritura" en el sentido en que la escritora contemporánea está más que antes, escribiendo desde la vitrina : el lado "público" más que el "privado". El solitario y silencioso oficio de la escritura, estaría entonces siendo invadido por el ruido de la moda. Esta situación puede estar modificando más de lo que creemos nuestra búsqueda como escritoras, nuestra libertad literaria. ¿Entonces es importante que las escritoras escriban literatura femenina o no? Creo que estas preguntas son más importantes para los críticos que para las escritoras. Doris Moromisato, poeta peruana, en un reciente encuentro de escritoras en Lima, planteó que habíamos postergado preguntas más importantes (como la de qué buscamos como escritoras), por responder a la existencia o no de una forma de escribir femenina como si tuviéramos, con ello, que justificar nuestra existencia como escritoras mujeres. Creo que tiene razón y hay que aclarar que esta propuesta no pretende desmerecer la genuina y necesaria reflexión de la crítica literaria y la ginocrítica. Me estoy refiriendo más bien a la presión de tener que responder a una crítica hostil. En el Encuentro "Mujer y Escritora", realizado en 1991 en Santo Domingo, ya Maricécil Mora Ramis, en su ponencia "La Crítica y el Oficio de Escritora" expresa su preocupación por el afán de establecer categorías entre las obras de las mujeres, lo que conlleva según ella" un gran riesgo: el de reducir la vastedad a un solo aspecto. Hay que ver toda obra como una multiplicidad potencial de significados, dice. Lo que me preocupa de todo esto es la libertad que debe sentir todo creador artístico en el momento sagrado en el que se sienta a realizar su obra. Hay que defenderlo contra los críticos, contra los dogmáticos, contra los puristas, contra todo aquello que intente interferir en la gestación de ese nuevo mundo, heredero del real, pero dotado de sus propias características...desde luego que creo legítimo abordar una obra ...desde cualquier punto de vista.... pero escribirla con la intención de que corresponda a los conceptos de estas escuelas de la crítica es absolutamente absurdo, y es en contra de este imperdonable error que se levanta mi protesta, es a favor de la libertad de creación. Más aún cuando se trata de obras escritas por mujeres..." La escritora no sólo se enfrenta con los problemas conocidos de falta de difusión, una crítica prejuiciada, la escasa posibilidad de tener tiempo para dedicarse al oficio sino al reto de preservar la libertad en el acto de escribir.Y claro, más allá de ello, la posibilidad de expresión, en tanto ser humano, su ansia de universalidad, de trascendencia. Simone de Beauvoir, dice que “Una escritora es alguien para quien la existencia entera está regida por el hecho de escribir”. Biruté Ciplijauskaité, al referirse al uso de la primera persona en las novelas femeninas hace una distinción: "El Narciso masculino se mira en el agua y se admira: tiene ya su discurso hecho. La mujer se mira buscando; el agua que la refleja es movida." Es interesante señalar la naturaleza de búsqueda que tiene en sí el acto de escribir y, más aún, en el caso de las últimas generaciones de escritoras. Según Cipliojauskaité, la escritora hasta hace poco tenía que escribir en contra de o defendiéndose de, o casi como una petición pero "su situación más frecuente hoy sigue siendo la de búsqueda en cuanto a la voz y la palabra, aunque su situación social haya mejorado." La diversidad de estilos y géneros literarios que las escritoras adoptan en América Latina refleja una búsqueda compleja que, por lo demás, es un universal en la naturaleza del artista. Muchas veces, esta búsqueda está íntimamente comprometida con la propia identidad femenina. El texto se convierte en el lugar sagrado donde la escritura expresa una búsqueda interior, una visión del mundo y la propia realización como ser humano. Un espacio de silencio, que no debería ser perturbado por las modas, el mercado, o las censuras. Una vez que se acabe la bulla y se acepte como hecho natural que tanto las mujeres como los hombres escriben literatura universal, la literatura se enriquecerá como portadora de una cultura nueva, una visión del mundo más integradora.