Amalivaca

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1 Roger Lopez CAMBIMBEANDO

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Roger Lopez

CAMBIMBEANDO

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR

INSTITUTO UNIVERSITARIO DE ESTUDIOS

SUPERIORES DE ARTES PLÁSTICAS

“ARMANDO REVERÓN”

TRABAJO ESPECIAL DE GRADO

CAMBIMBEANDO

Trabajo Especial de Grado presentado como requisito para optar al Título de:

Licenciatura en Artes Plásticas

AUTOR:

ROGER JOSÉ LÓPEZ CAÑA

C.I.: 15.984.934

TUTOR:

VÍCTOR HUGO IRAZABAL

CARACAS

OCTUBRE DE 2008

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AGRADECIMIENTOS

A mi tutor: Víctor Hugo Irazábal.

A mi primo: Yul Goncalves.

A Francisco Brito, Luis Vicente González y Richard Contreras.

Y finalmente como dice: Mercedes Sosa.

Gracias a la vida que me ha dado tanto…

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DEDICATORIA.

A mi madre: Marina Amazona Caña.

A la memoria de mi abuela: María Angelina Caña.

Seres queridos que me dieron la vida. Mecieron mis sueños. Sin el apoyo

incondicional de mi madre jamás hubiese podido realizar esta meta. A ti muy

especialmente te doy gracias por jugártelas todas en mi transitar por el territorio del

arte. Angelina tu recuerdo me alimenta. Mi alma se hace nostalgia al no poder tenerte

a mi lado. Hoy, hecho “hombre macizo”, como en una oportunidad me catalogaste, te

sigo queriendo. Gracias Dios por estas mujeres que me formaron en valores y

principios.

A mis hermanos Ronnald, Frainy,Rober y Noel.

A Caicara del Orinoco. La embajada de la amistad. Allí reposan mis ancestros. Lugar

de gente noble rodeado por el padre rio Orinoco. Sus aguas viven en mí con toda su

magia y encanto. En ellas los antiguos, acompañados por duendes, plasmaron su

memoria con líneas grabadas sobre Piedras, Quien logre percibirlas vuela en su

imaginación.

Roger López.

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ÍNDICE GENERAL

CONTENIDO Pág.

PORTADA……………………………………………………………..…… 1

DEDICATORIA…………………………………………………….….….. 2

AGRADECIMIENTOS…………………………………………….……… 3

ÍNDICE GENERAL…………………………………………….…….…… 4

INTRODUCCIÓN………………………………………………….….…... 8

PLANTEAMIENTO…………………………………………………….…. 11

ANTECEDENTES PERSONALES.....………………….………………… 12

CAICARA DEL ORINOCO......…………………….……………………... 14

Anécdotas y memoria oral………………………………….………………. 20

Andrés Faramalla ………..…………………………………………………. 22

Rechazar, aprehender, experimentar intuir.................................................... 23

Audilio Sifuentes........................................................................................... 23

Jaime Garcia Norvone…………………………........................................... 26

Reverón me despertó……………………..................................................... 28

Antonieta Sosa............................................................................................... 28

Víctor Hugo Irazábal…………………………............................................. 29

Luís Lizardo………………………………………………………………… 30

Teresa Gabaldon………………………………..………….……………..... 32

ANTECEDENTES HISTORICOS ………………………………………… 34

Jannis Kounellis.…………………………………….……………………… 34

Kaisu Koivisto…………….……………………………………………....... 38

Mario Merz…………………………..………………………………...…… 41

Emilia Azcarate…………..….……………………………………………... 44

Cambimbear………………………………………………………………… 51

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MARCO TEORICO………………………………………………………... 53

Cultura, cultura popular y folklore.………………………………………… 53

El folklore contiene lo arcaico y lo local………………….……………….. 54

Cinco veces folklore……………...………………………………………… 56

Folklore: influencia y distancia.……….…………....................................... 56

El impulso del mito…………………………………..…………………….. 57

Vuela la imaginación………………….……………………..……………... 58

Leyenda…...……………………………………..…………………..……... 59

Rumiando el Recuerdo …………………………...………………………... 60

¿Quienes viven en mí?........................………………………………...…... 62

Habla la memoria interna……………...…………………………………... 63

Memoria y otredad………………………………..……………………….. 64

Resonancia con el lugar………………………..…………………………... 65

El pasado habita el presente……….………………………………………. 66

Historia de la abuela………………………………………………………... 68

Hibridación en el lenguaje plástico ……………………………….………. 70

Lo extrapictórico……………………………….………………………….. 71

Interacción de los Sentidos…………..…………………………………….. 73

Del objeto………………………...………………………………………… 74

El objeto un archivo de memoria……….…………………………………. 75

Gracias al Puntum el objeto connota ..……………………………………... 78

Objeto transicional……………………………………………...………….. 81

El animal que también soy……………………………………………...….. 86

La vaca en el horizonte………………………………...………….……….. 87

La empatía con el material…………………………………….….………... 90

Escuchar lo que la materia dice…...……………………………………….. 92

Sobre la Piel……………………………..……………….….……………... 94

Cuernos potencia vital…………………………………………………........ 98

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Chocando con cuernos …………….…………………………………….... 100

La bosta……………………………………………..……………………… 103

Narración de recorridos: la bosta es memoria ………………………..…... 104

Mostrar los dientes………………………………….……………………… 105

La serialidad………………………………….…….……………………..... 110

La serialidad en el universo y la naturaleza……….……...……………….. 112

La serialidad en los ornamentos…………………....………………….….. 112

El herraje…………………………………….............................................. 114

Descripción del proyecto………………………………….......................... 117

Como Piedras Rodantes…………………………………………………… 118

La memoria rueda…………………………….…………............................. 119

Materiales y técnicas………………………………………......................... 122

La taxidermia como apoyo…...……………………………………………. 124

Esferas de piel y dientes............................................................................. 125

Esferas y anillos de huesos........................................................................ 125

Imágenes Como Piedras Rodantes............................................................. 126

De la candela sale humito.......................................................................... 133

CITAS....................................................................................................... 142

BIBLIOGRAFIAS…………………………............................................... 145

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INTRODUCCION.

“De la misma manera que el niño nos imita en sus juegos, el pintor imita el juego de las fuerzas que

han creado y crean el mundo.”

PAUL KLEE

El lenguaje refleja al hombre a través de la palabra. Existen palabras con magia y

personalidad que se siembran en una región o lugar para expresar una manera

especifica de ver, designar y comprender la vida. Son contenedoras de significados

simbólicos inherentes sólo a sus habitantes, pero que, no obstante, pueden ser

compartidas con otros. Ellas tienen la capacidad de viajar e insertarse en otras hablas.

Palabras que se hunden en el imaginario colectivo para dar nacimiento al léxico

popular de un espacio geográfico. Expresiones, de autores desconocidos, cuya

existencia esta necesariamente ligada a la historia de sus estructuras sociales y

culturales. Ya que tal como sentenció Martín Heidegger: “Únicamente donde hay

Palabra habrá Mundo”. Rafael Fauquié (1999, p.38.). 1

Guayana es rica en el uso de palabras bien particulares que dibujan la región.

Construyen la memoria del lugar. Definen signos para nombran y comprender ese

espacio y la conducta de su gente. Desde que era niño me han atraído una serie de

expresiones propias de Caicara del Orinoco. Me resultaban pintorescas, sonoras,

juguetonas, alegres. Allí las escuche por primera vez, Una de ellas la repetía mi

abuela con frecuencia: Cambimbiar. Producto de un arbitrario acuerdo de la

comunidad para designar a quien va de un lado a otro con libertad, al encuentro de las

experiencias que le regala la vida. Creo que durante la acción creativa hay momentos

en que el artista también Cambimbea, cuando convoca las intuiciones durante un

periodo de ocio aparente o de relajación, después de jornadas de intenso trabajo

intelectual o físico. Al cambimbear libremente veo moverme o vagar dentro del

terreno del arte, trabajando, apoyado por el juego, en diversas técnicas que

enriquezcan mi propuesta. Ya que el artista aprende a descubrir husmeando

insistentemente en cada lugar que encuentra abierto. Posiblemente este tipo de

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elucubraciones y connotaciones de la palabra me impulsaron a asumirla como nombre

para este Trabajo de Grado.

Cambimbeando constituye una reflexión sobre mi propuesta plástica. Parte de la

necesidad de juntar los fragmentos puntuales que componen y han marcado el andar

de mi existencia. De allí que me apoye, en parte, en la geografía del entorno, en el

cual se desarrolla mi vida, ya que la creación no existe en el vacío.

Estoy consciente del papel que juega la memoria colectiva, ese almacén común de

recuerdos. En la construcción de lo profundo, por tal razón la considero un aspecto

importante a considerar, un punto clave en la cartografía que dibuja el encuentro con

uno mismo. Ya que el concepto de memoria interior no se limita sólo a la experiencia

de la subjetividad individual en ausencia de lo que acontece en el entorno.

En este trabajo de grado recojo una diversidad de ideas y conceptualizaciones que de

alguna manera forman parte de mis planteamientos artísticos. Estas las extraigo como

objetos de estudio, de observación, que parten desde mis antecedentes. Descubro así

el camino que me permite reencontrarme con mi realidad como artista. Hurgar en la

llamada memoria interior, aquel gran baúl de recuerdos capaz de despertar y hacer

que el alma se manifieste.

Recojo en esta propuesta la presencia de artistas y movimientos que apelando a

conceptos y planteamientos fuera de la pintura ortodoxa, abrazan lo extrapictórico

como parte de su lenguaje conceptual y material., Ellos han sido determinantes en el

curso de mi desarrollo como estudiante de arte. En el marco teórico hago referencia a

la interacción de las culturas que da origen a lo que Néstor García Canclini denomina

Culturas Hibridas. Bajo esta perspectiva, y sin querer dar un orden estricto pero si

referencial, presento algunos temas como: el concepto de cultura, el espacio de lo

popular, el folklore, el léxico, el mito y la leyenda. Desarrollo la importancia de los

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materiales y la interacción de los sentidos. Hago hincapié en cuanto a la significación

de los materiales que utilizo en Como Piedras Rodantes…que es mi obra final en el

trabajo de especial grado.

En la propuesta plástica Como Piedras Rodantes trabajo la serialidad como un

recurso compositivo, donde la repetición o la disposición en serie puede alcanzarse

desde la progresión hasta la permutación regulada, es decir, agrupaciones uniformes o

mixtas, ascendentes, descendentes, con o sin intercambios o quiebres repentinos.

Utilizo piel, cuernos, dientes y la bosta de ganado como materiales orgánicos

precarios revalorizados en el terreno del arte bajo la influencia del arte povera; el

anime y la vela o parafina como materiales sintéticos industriales que empleo en las

piezas. Complementos o contraposiciones, muchas veces inevitables, entre los

diferentes elementos del lenguaje plástico. El herraje como signos que recogen un

lenguaje. Siluetas codificadas de la memoria de antaño, extracción hacia la impronta

en el arte. El objeto transicional, una dialéctica del pensamiento creativo, una visión

psicoanalítica del pensamiento consciente e inconsciente en la producción artística; el

objeto como manifestación e identidad cultural. Por último, presento una serie de

imágenes de la obra. En ellas sintetizo parte del recorrido que hice para su creación.

La experiencia global de lo escrito y las piezas en concreto, en especial Como Piedras

Rodantes, las propongo al lector, para su crítica, observación y entendiendo.

Roger López.

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PLANTEAMIENTO.

Planteo una propuesta plástica, “Piedras Rodantes”, que desde la pintura se abre a la

incorporación de conceptos y materiales tanto de orden pictórico como extrapictórico,

con el fin de asumir la pertenecía a un espacio geográfico, Caicara del Orinoco, sin

dejar a un lado la presencia del mundo. Para tal fin, construyo, desde la hibridación,

un imaginario que se apoya en el objeto, en el animal, en el dolor, en la cultura

popular y en formas expresivas propias del arte contemporáneo.

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ANTECEDENTES PERSONALES.

Una propuesta creativa no nace del vacío. Está solidamente atada, consustanciada,

interconectada, entre otros factores, con el entorno geográfico. Entendido éste, más

allá del territorio, como la realidad espiritual, material, histórica y social de las

particularidades de un lugar concreto sin que deje de estar sujeto al impacto de la

civilización universal. Me refiero al espacio geográfico heredado, que identifica una

tierra y un saber originario arraigado en la cultura de los habitantes de una región

portador de una esencia natural, humana, topográfica, climática, lumínica y tectónica,

muy específica que permite la generación de una cultura regional.

No debemos olvidar que cada comunidad tiene y ejercita un saber o conocimiento

práctico del entorno, de sus características físicas, de su componente humano y de su

memoria. El entorno es una especie de conocimiento territorial que incide en la

comunidad y el individuo. De allí su importancia como manifestación cultural

cargada de un conjunto de informaciones prácticas y representaciones simbólicas,

compartidas y transmitidas socialmente. Lo cual contribuye a crear señales de

identidad, formas de representación que la diferencian de las otras comunidades. De

allí que el entorno debe manifestarse como una densidad y resonancia expresiva en la

obra de arte auténtica de los creadores que lo habitan. Por tal razón acudo

necesariamente a la tierra donde germina el ser humano artista que soy. Es decir,

debo establecer pequeños puentes que conduzcan a la verdad y a la razón de lo que

hoy son meros resultados.

El imaginario que estimula y configura mi obra está compuesto por una diversidad de

información que emanan de mi entorno natal. Entre ellas tiene prioridad el mundo de

mi niñez: espacio y tiempo en los que, a través de los juegos, el escuchar historias

pertenecientes a la memoria local y familiar, los trabajos del campo, la particular

sonoridad de las voces que acunaron mis primeros latidos, los olores y colores de la

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tierra, los montes y los ríos, sigilosamente, fueron gestando el entramado que hoy

constituye la totalidad de lo que soy y expreso en mi propuesta.

“El clima, el paisaje donde nacemos, el vínculo físico y anímico con

nuestros padres y amigos va creando esa oscura linterna que orienta las

acciones”.

José Balza

Fig.1. Sobre las piedras de Cedeño

Autor: Roger López

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Caicara del Orinoco.

Muchas historias, otros cuentos, un clima en el que el sol quema el horizonte y

evapora las aguas que bordean el pueblo. Caicara… allí jugué de niño. Me hice

muchacho divirtiéndome en su naturaleza. Crecí adulto descubriendo y recorriendo en

excursiones cercanas a los diversos paisajes de la región, y escuchando la memoria de

los antiguos. No puedo obviar tocar el tema de Caicara ya que mis antepasados

nacieron y vivieron en esa tierra; en la que en carnavales sus calles se transforman en

verdaderos manantiales de aguas frescas. Aquella, de corridas de toros en el mes de

mayo. La tierra de la coroba. La de disfraces de locos que corren alegres con el diablo

enfrente. La que bebe aguardiente y la derraman en la tierra en homenaje a la

memoria de Marrero. Allí donde en Semana Santa las personas se transforman en pez,

aquella en la que no pasa nada aun cuando nunca dejan de suceder cosas.

Caicara del Orinoco es la parroquia capital del Municipio Cedeño, del estado Bolívar.

Fundada a mediados del siglo XVIII. Se ubica al este del estado Bolívar, en las orillas

del río Orinoco, existen también otras poblaciones satélites cercanas a esta región que

hacen comercios a los turistas, al igual que a pobladores de Caicara del Orinoco.

Su ubicación es muy positiva por el simple hecho de tener agua limpia del Orinoco,

que sirve para variados usos. Además de formar parte de la faja petrolífera del

Orinoco. Esta población está ubicada en el centro geográfico de Venezuela, además

de contar con muchas tradiciones, son muy pintorescas, las Ferias de la Coroba en

honor a la virgen Nuestra Señora De La Luz, celebrada en el mes de mayo y los

carnavales que se celebran en el mes de febrero.

Tres etapas históricas se distinguen en Caicara del Orinoco, el tiempo Prehispánico,

el tiempo Colonial y la era Republicana. El mundo Prehispánico caicareño, se

remonta a miles de años, tal como muestra su patrimonio arqueológico, donde se

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destacan formaciones y yacimientos que tienen edades comprendidas entre los mil y

doce mil años antes de cristo. Este es un período poco estudiado, pero tendría dos

momentos; la de cultura rupestre, con edades entre los ocho mil y doce mil años, y la

etapa barrancoide entre los mil y ochocientos años antes de cristo.

El segundo tiempo histórico es la colonia, que tiene dos fases; La conquista y el

asentamiento. La primera fase comenzó con el viaje de Diego de Ordaz y Alonso de

Herrera, suceso que se concretó en 1530, abarcaría un período de doscientos años de

1530 a 1730. Durante ese tiempo se recorre y explora el Orinoco; y los viajes más

impresionantes fueron los de Diego de Ordaz (1530), Alonso de Herrera (1535),

Antonio de Berrio (1587, 1589,1591), y los viajes de Marcel de Silva en el siglo

XVII. El otro período que compone esta fase abarcaría un tiempo de 80 años de 1728

a 1800. En esa etapa se produce el proceso de asentamiento y establecimiento de los

pueblos de misiones y pueblos hispanos en la antigua tierra de los Tamanacos.

La etapa conocida como el asentamiento comenzó en Caicara en 1732, cuando

Bernardo Rótela y José Gumilla establecen la ciudad real de Uyapi, en las orillas del

río Uyapi, territorio de las Bonitas. Más tarde en 1733, Rótela, Gumilla y Román

establecen el pueblo de misiones, nuestra señora de los ángeles, en el sector del

Guamo. Este pueblo de misiones es destruido en 1735, por un ataque masivo de los

indios Caribes. Años después en 1769, Pedro Bolívar, por órdenes de Centurión,

establece la reducción de Pan de Azúcar, y finalmente, el propio Centurión funda la

Villa de Caicara, el 27 de Septiembre de 1772. Los jesuitas también fundan en ese

tiempo los pueblos de La Urbana, Cabruta, Cuchivero, La Encaramada, y Capuchino.

Hay cuatro sucesos importantes en la historia de Caicara del Orinoco de finales de

siglo XVIII, la visita de la comisión de limites, en 1750, el paso del obispo Mariano

Marti en 1765, la visita del viajero Fray Iñigo Abad en 1773, y la visita del varón

Alejandro de Humbolt. En 1800 todos ellos dejaron datos y aportes para el estudio de

Caicara del Orinoco. El tiempo Republicano, comenzó en 1812, cuando Caicara es

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ocupada por las tropas de Francisco Orozco, y se convierte en apostadero naval

realista. En 1815, el Coronel Manuel Cedeño, ocupa los hatos de Guamalito, el Tigre,

la Orqueta y las Escudillas, desde allí ataca con sus guerrillas a los españoles por

espacio de varios meses, logrando la liberación del Alto Orinoco en Junio de 1815.

Por su parte el General Manuel Cedeño sabía que era necesario organizar el ejército.

A éste dedica el tiempo comprendido, entre finales de 1815 y Noviembre de 1816.

Cedeño, se hace fuerte en Alto Orinoco, y esto lo saben Llanos de Barcelona y el Alto

Apure, el 20 de Noviembre de 1816, llega a Tucuragua el general Manuel Piar, venía

a plantearle a Cedeño la ocupación de Angostura y de las misiones del Carona,

prepara durante los días finales de 1816 y a comienzos de 1817 parten para angostura.

Ya a finales de enero están combatiendo. Cedeño ataca, es la presencia de caicareños

combatientes, ya que Caicara aporto más de dos mil hombres y todo el material

logístico para la guerra.

Cedeño, se convierte así, en una referencia histórica de Caicara del Orinoco,

posiblemente sea el guayanés más prominente que engendró la emancipación. Sigue

esta actividad en el año 1820, participa también en combates en el Apure y en los

llanos de Caracas, en 1821 en la Batalla de Carabobo, La tierra Caicareña conquisto

con su muerte física un capítulo de Venezuela.

Caicara es quemada por el General Ambrosio Tapia, en la Guerra Federal, por no

encontrar aguardiente que satisficiera su vicio, fue refundada en el sitio donde

actualmente se encuentra ubicado el casco viejo de la población por sus habitantes,

entre los cuales podemos destacar al General Pablo Antonio Garrido, José de la Paz

Mendoza, General Juan Díaz Ramos, Pablo Golindano, Eduardo y Enrique Julia

García, los hermanos Riobueno. Para 1800 el Barón Alejandro Von Humbolt, visita

esta región, dejando sus datos e impresiones en la obra “Viaje a las Regiones

Equinocciales”. El General Manuel Cedeño, cuyo apellido ostenta el Municipio, pasó

su infancia y juventud en esta población donde organizó un ejército ayudado por los

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coroneles Víctor y Venancio Riobueno y en 1816 derrota al Teniente Coronel Cerruti

en las inmediaciones del río Cuchivero. En 1901, llega a Caicara del Orinoco, el Dr.

Manuel Salvador Gómez, abogado y en un sueño de patria grande, funda el Colegio

“Cedeño” donde los niños de la época van acudir en busca de conocimientos. Para

1902, se reconoce oficialmente la escuela y Don Manuel Salvador es nombrado

Maestro. La escuela en años siguientes va pasando de unitaria a graduada, hasta

transformarse en lo que es hoy, en el Grupo Escolar Manuel Manríquez.

Caicara, fundada a mediados del siglo XVII con el nombre indio “Pan de Azúcar”,

para ese entonces era un conglomerado indígena, integrado por un grupo de indios

panares, que son evangelizados por los Jesuitas, quienes fueron facilitando las bases

del pueblo, ya que eran ellos los encargados de administrar los recursos que ingresaba

a la comunidad.

Más tarde en 1773, en un acta registrada por la Gobernación de la Provincia de

Guayana, su magistrado Manuel Centurión, le da el nombre de “Villa de Caicara” y

continúa perteneciendo al cantón del “Alto Orinoco”, que tenía como capital Moitaco.

Para ese momento los Jesuitas transfieren la administración de la villa de Caicara para

dejársela a los Capuchinos, hecho éste que nos permite tener una fecha clara de la real

fundación de este pueblo.

En esta población guayanesa desde hace poco tiempo, parte de los habitantes vivían

de la minería de diamantes y oro, de la región de la pesca, la agricultura, y la cría de

ganado vacuno, en la actualidad está en proceso, la contracción de empresas

destinadas al procesamiento de la bausita para la obtención del aluminio y sus

derivados.

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Fig.2. Amalivaca: El Noé de los indios del Orinoco

Autor: C. Antolinez

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“El hombre mágico

está en comunicación constante con el universo,

forma parte de una totalidad en la que se reconoce

y sobre la que puede obrar”.

Octavio Paz / El arco y la lira

Fig.3. El día de los locos en Caicara

Autor: Roger López

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Anécdotas y memoria oral.

La memoria oral, los mitos y las leyendas de un entorno contribuyen a pensar,

reproducir, sentir y transformar la realidad desde la cual es posible manifestarse.

Anécdotas y memoria oral, Forman parte de procesos psíquicos y mezclas sensoriales

que se han mantenido desde los orígenes del la humanidad hasta el presente. Pasan a

través del folklore, de una generación a otra, con el fin de satisfacer las necesidades

reales de comunicación dentro de una comunidad. Ellos son el origen de la visión

mágica del mundo, activan el imaginario del espíritu que sueña en la construcción de

una realidad preñada de irrealidades. No debemos olvidar que todo el entorno del

hombre está cargado de mitos, los cuales le ayudan a encontrar el significado a la

vida a través de las propias fabulaciones. Son cuentos que dan sentido a las vivencias

de una comunidad ya que informan y dan a la existencia a imaginarios.

Caicara, es una tierra maravillosa, de memoria oral, mitos, leyendas, cuentos, poesías

y narraciones. Compone una herencia que se remonta a miles de años, el primero de

sus mitos es la historia del dios Amalivaca, civilizador precolombino, que según las

tradiciones indígenas, era un hombre blanco que iba vestido y cubierto de adornos.

Los Tamanacos, lo describen como el creador del mundo y el padre del Orinoco.

“Amalivaca, implantador de la agricultura, de la astronomía incipiente, de las artes

manuales, de las creencias religiosas y de la escritura de jeroglíficos tallados y

pintados, luce el famoso “Sol de Caicara”, imagen cuyo origen se le atribuye”.

(Gilberto Antolinez. p. 93). 2

Cuando gran parte de las costas de Guayana está cubierto por el agua, navegando en

su canoa Amalivaca se movía, de un lado a otro, compartiendo su sabiduría entre los

Tamanacos. El nos legó el mundo gráfico que se manifiesta sobre las piedras pintadas

y en los petroglifos, nombrados como “Tepamereme” en dialecto tamanaco.

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Otro mito famoso es el mito del Cararampio, leyenda que narra la historia de un

animal mitológico que vive en las profundidades del Orinoco y tiene como actividad,

una vez que emerge, devorar costas e islas. El ciclo del Cararampio, está precedido de

unos fenómenos que anuncian el advenimiento, tales cosas son, calentamientos de las

aguas (ebullición) y penetrantes sonidos. Los pobladores lo contrarrestan lanzando

cuchillas, sal y oraciones.

El mito de Catala y Yaduly, son los dioses de las aguas masculino y femenino.

Catala, es el encantador de los jóvenes cuando están en su primer desarrollo, Yaduly

su consorte produce la famosa explosión de las taparas que anuncian el

encantamiento. Los jóvenes indígenas son impedidos de ir a los ríos en esta época. La

llegada de los españoles a tierra del Alto Orinoco, trajo la famosa leyenda del dorado,

que contaba la historia de una región donde todo era de oro.

Esta última leyenda citada, influye en la mente de los conquistadores por más de 300

años. La leyenda de las mujeres sin hombres, tiene su origen en Cuchivero y el

primero que la cuenta es el sir Walter Raleigt, más tarde el sabio alemán Alejandro

Von Humbolt, también hace la referencia. Estas amazonas, dominaban la región y

una vez al año se apareaban con un varón, si nacía una niña la criaban y la protegían,

pero si nacía un varón lo mataban.

Tenemos también historias residenciales, contemporáneas, tales como: El Hospital

Viejo, cuenta el primer centro de salud de Caicara, La Redoma del Mango; es la

historia de este viejo árbol que ha sido testigo de muchas historias, entre ellas la

quema de Caicara y la crecida del Orinoco de 1943. El mercado viejo cuenta la

historia donde se vendían las carnes en las madrugadas, lo cual convertía a esta

actividad en un verdadero festival. El hacendado del Orinoco, es otra leyenda

contemporánea, narra la vida del Sr. José Antonio Fuentes gran pescador de la

Urbana

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“El objeto antiguo es siempre,

en la aceptación rigurosa del término

un retrato de familia”

Jean Baudrillard.

Al traer a mi memoria a Caicara del Orinoco no puedo dejar de nombrar la figura de

Andrés Faramalla, mi bisabuelo, quien, según cuenta mi abuela, después de trabajar

en el conuco, o con el ganado, se dedicaba a raspar cachos con su cuchillo

“amolaito”. Él creaba con los cuernos de las reses, figuras con formas de pájaros,

flores negras que daban miedo y en el apacible letargo del monte también hacía

garzas. Sancochaba un rato con bastante leña los cuernos, para que se ablandaran y

así poderlos abrir y entonces buscar en ellos, como algo oculto. Imágenes que

guardaba la memoria. Ya la flor estaba allí… el gozo era hacerla aparecer. La labor

creativa de mi bisabuelo es un antecedente genuino, honesto y, si se quiere ingenuo y

hasta hermoso. De manera que podría decir que mi interés por materiales como: los

cachos, cascos, cueros, huesos, dientes y bosta del ganado, habitaban internamente

aún antes de la materialización de la pieza. Se trata de un verdadero contacto con el

ser o el soy a través de la obra; contacto originador de retornos constantes, hasta el

punto de hacer de lo transcurrido un signo claro de lo que hago en el presente.

Indudablemente el hacer de mi bisabuelo es un antecedente preciso: él trabajaba con

cachos y cascos de reses, transformándolos mediante el tallado, descubriendo figuras

en ellos; yo, usando los mismos materiales que él, creo formas pero a partir de las

formas que ya posee el material. Es decir, elaboro objetos que surgen del ensamblaje

de los cuernos, creando figuras mayores que se repiten a manera de esferas u otras

formas evocando un ritual y un interés por lo desconocido.

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“El arte no reproduce lo visible,

sino que confiere visibilidad”.

Paul Klee.

Rechazar, aprender, experimentar e intuir.

Audilio Sifuentes. Nace en 1961, en Caicara del Orinoco, Edo. Bolívar. Desde 1990

es profesor de pintura de la Escuela de Artes Plásticas Tito Salas de su pueblo natal;

institución a la que asistí como estudiante cuando contaba con diez años de edad. Aun

cuando fueron una semana de clases las que recibí, debido a mi rechazo hacia la

pedagogía del profesor; ese corto tiempo me sirvió para darme cuenta de mi poco

interés por una pintura o un dibujo que se encasilla en una copia fiel y exacta de la

realidad. El dialogo con los demás niños y jóvenes que soñaban con ser pintores,

sirvió para darme cuenta que si en realidad quería ser un artista no debía copiar o

imitar las enseñanzas de los compañeros mayores que yo, ni tampoco la enseñanza de

los demás pintores. Era preciso encontrar otra vía, en vista de que el profesor no

aceptaba mi manera de interpretar o deformar lo que veía, y yo que no soportaba la

idea de copiar una botella con todas la simetría y transparencia que ésta posee -

ejercicio obligatorio para todos los alumnos de dicha escuela- decidí renunciar

después de discutir varias veces con el profesor y con los alumnos que apoyaban su

pensamiento.

Luego, me dedique a aprender y experimentar la pintura de una manera autodidacta.

Guiado por la intuición. Esto me condujo a tomar la iniciativa de buscar libros y

revistas referentes al arte donde se mostrara lo que para mí era la mejor pintura del

mundo, aquella compuesta por manchas azarosas, líneas “desornadas” que

estructuraban la composición del cuadro. En medio de esa búsqueda me topé,

sorpresivamente, con un libro en el que vi por primera vez las pinturas de Jackson

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Pollock y Salvador Dalí, pintores a los que Audilio rechazaba, pero a quienes yo

consideraba grandes maestros. Pensaba que era imposible la publicación de una

pintura mediocre, por lo tanto estas tenían categoría, por lo que seguí en la búsqueda

de referentes sin escuchar los comentarios de los otros jóvenes caicareños.

En esos días, después de dejar la escuela, me dedique a imitar las obras de Salvador

Dalí. Dibujaba las hormigas que estaban en el patio de mi casa, observaba las nubes

para encontrar alguna figura extraña y pintaba todo lo que mi imaginación pudiera

crear, hasta el punto en que no necesité copiar objetos o imágenes reales o literales.

Me conformaba con encontrarlas, tal como lo recomendaba Leonardo Da Vinci: en

cualquier pared gastada por el tiempo y la intemperie, sobre la superficie de algún

pedazo de piedra o corteza de árbol, sólo el encuentro con mi imaginación me

bastaba para crearlas.

Viviendo en Caicara del Orinoco mi mayor admiración era la pintura de Pollock, aun

cuando sólo había visto pocas reproducciones de sus cuadros, en las que se mostraba

el “action painting”; esa manera de pintar sobre el soporte, literalmente hablando, con

la utilización del dripping –pintura fluida que deja caerse a chorro sobre la tela por

medio de la utilización de potes agujereados, o dejando que el pigmento se desplace

libremente por el pincel sin llegar a tocar la tela con dicha herramienta, todo era la

pintura y la libertad…-. Esta manera de abordar el problema de la pintura con una

fuerte emotividad y carga expresiva, me inquietaba a la vez que me invitaban a

detonar el hacer de mi pintura. A pesar de considerar a este artista como el más

inteligente y extraño de todos los pintores; nunca tuve la necesidad de imitar sus

obras, puesto que las consideraba demasiado “fáciles” en cuanto a la forma pero

advertía y reconocía en ellas una profundidad de espíritu y pensamiento que me

invitaban a admirarlas, contemplarlas y pensar en torno a ellas. La genialidad en la

obra de Pollock radicaba para mí en ese momento, en ser el único que no necesitaba

de ninguna excusa o modelo externo para su creación, (por supuesto desconocía a sus

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25

contemporáneos y demás pintores dentro de la corriente del expresionismo abstracto).

Esto lo hacia grande, en mi mente comparándolo con los demás pintores. Un día dije

viendo una de sus pinturas: viajaré y estudiaré pintura. Me dedicare toda la vida al

arte para, sin hablar ni copiar la realidad cotidiana, poder expresarme.

Fig.4. Pollock.

Autor: Pollock.

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De manera que entre esa admiración por la pintura abstracta, los juegos constantes en

la creación de imágenes ambiguas que aparecían y desaparecían entre las nubes o

sobre cualquier superficie, dibujando a diario, y contemplando el paisaje natural,

transcurrieron mis primeros años de inquietud en torno a la pintura.

Dentro de la búsqueda de los elementos plásticos para la realización de mi obra

escuché hablar de un pintor que vivía en las afueras de Caicara del Orinoco. Ya

estaba decidido mi viaje a Caracas para estudiar Arte. En vista de mi poco manejo del

color y la falta de técnicas que pudiera emplear para la culminación de la carpeta a

entregar el día de la prueba para ingresar al I.U.E.S.A.P.A.R .decidí visitar a ese

pintor de quien había oído hablar: Jaime García Norvone. Artista extranjero, casado

con una mujer nacida en Caicara. En aquella oportunidad su pintura por sus

soluciones cromáticas despertó mi interés. Una pintura paisajista de carácter

impresionista, en la que se observa un manejo de la pincelada, siempre con la

utilización de un trazo espontáneo. Mi necesidad por el color me motivo a buscarlo,

recibiendo tan sólo unas pocas clases, debido a su carácter mercantilista y a su poca

vocación pedagógica: en vista de que no podía atenderme con regularidad, tuve que

continuar con mí búsqueda autodidacta. Siempre recordando una frase que él me dijo

en uno de esos encuentros que sostuvimos. “la pintura no te la puedo enseñar. Eso es

haciéndola y ya”. El hacer y la confrontación con los resultados obtenidos, me

sirvieron para llenarme de voluntad y así poder concluir la carpeta de trabajo para

poder ingresar al Instituto Universitario de Estudios Superiores de Artes Plásticas

Armando Reverón.

Estos personajes me indicaron el camino que no debía seguir. Entonces comprendí

que la obra del artista se traza mediante pinceladas, en ocasiones mediante el

desapego momentáneo de nuestro lugar de origen para perderse en terrenos

desconocidos. Con este pensamiento decidí salir de Caicara, en busca de lo que sería

mi formación artística.

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“Cada hombre está en poder de su espectro

hasta que llega esa hora en que su humanidad se despierta

y arroja su espectro al lago”

William Balke.

Fig.5. Retrato de Roger López.

Autor: Jeser Ramírez.

..

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28

Reverón me despertó.

Primer año de lenguaje plástico: Antonieta Sosa. Durante el primer año de estudio

dentro del I.U.E.S.A.P.A.R., ella nos introdujo en el manejo de los lenguajes plásticos

contemporáneos. Planteó una serie de temas que respondían a una búsqueda que el

alumno debía emprender desde dos polos opuestos: lo interno y lo externo dentro de

una planteamiento autobiográfico, y una propuesta final donde se mostraba una

resolución totalmente diferentes en relación a las planteadas al principio, dando

soluciones plásticas a dichos conceptos por medio de una visión particular.

A través de discusiones grupales entre el alumnado y el profesor, visitas a museos y

galerías de arte, entrevistas con artistas, crearon en mi una visión plural en relación a

los planteamientos artísticos, donde se reafirmó mi concepto de la “obra de arte”, no

sólo entendiendo los problemas técnicos de la elaboración objetual, si no que se

establecía un encuentro con el “pensar el arte” desde una óptica más profunda y

reveladora.

Los trabajos que elaboré para cumplir con las propuestas del taller, se conectaban con

la búsqueda de resultados siempre ligados a lo experimental y la inclusión de los

espectadores en estrecho contacto con las piezas realizadas. Mi cuerpo se transformó

en soporte de la obra. Tortas en forma de esferas dispuestas a ser degustadas por los

compañeros de clases. Ropas de mi uso diario intervenidas y colgadas en el salón de

clase a manera de tienda. Lápices colgando en el espacio y líneas de papeles dispersos

en el piso, estos resultados según la profesora “evidencian el carácter de una obra, un

pensamiento inquieto en busca de una pluralidad de lecturas en el momento de

concebir la propuesta artística”. Considerando esta serie de actos ocurrentes, reflejos

de un momento en el que la búsqueda de respuestas y de nuevas preguntas,

enmarcaban mi exploración personal plástica y conceptual.

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Víctor Hugo Irazábal. El primer maestro en mi especialidad de pintura, quien con su

manera inteligente de abordar a cada alumno dependiendo de la necesidad particular

que éste pueda tener, aceptó la realización de mi pintura con la utilización de un tema

libre, pero con la condición de realizar dicha propuesta pictórica empleando una gama

de tonos derivados a partir de los colores primarios, estableciendo mezclas con el

color blanco, negro y el gris como neutralizante de las tonalidades, para de esta forma

paulatinamente ir agregando otros matices.

El primer semestre de la especialidad fue un “caos pictórico”. La mancha desbordada,

poco manejo de la pincelada, el asfalto trasformado en casi un vicio, posos de esmalte

sobre los soportes, no había cabida para la “reflexión”; sólo tenía el tiempo para

accionar y desbordar el ansia de pintar. El primer semestre de ese año no supe digerir

la frase con la cual Irazábal nos exigía constantemente: “acción, reflexión, acción”.

Una vez terminado ese primer semestre fui encontrando, mediante la lectura, la

investigación y la libreta de trabajo la manera de emplear el término “reflexión” en el

momento de analizar el hacer artesanal y creativo del taller. Fue un proceso de ensayo

y error propio del aprendizaje.

Con una manera de pintar un poco menos azarosa comienza una búsqueda de

resultados en la que el signo como imagen gráfica y la inclusión del objeto fueron

apareciendo sobre el soporte, aun cuando continuaba dentro de la búsqueda de una

pintura que se inscribiera dentro de los planteamientos del expresionismo abstracto.

Para la realización de esas primeras pinturas partí del collage, técnica que abandoné

al poco tiempo: para así crear la obra a partir de la acción misma de agregar la pintura

sobre el soporte, mediante empastes de color, variación de la pincelada, superposición

de manchas, el raspado por medio de espátulas, y el rasgado del papel. Esto sirvió

para construir los códigos, signos y símbolos de las calidades de la pintura que quería

realizar.

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Ese primer año fue de gran avance dentro de mi formación como pintor; más que

resultados de gran valor, obtuve la actitud y disciplina de trabajo. En definitiva, por

medio de esos ejercicios, entendí que el problema no radicaba sólo en el hacer de la

pintura, sino en el pensar para accionar, y si se quiere, hasta en meditar en torno a lo

que se quiere como resultado, comprendiendo así, que la inteligencia y el instinto del

pintor se manifiestan en el fin último: la Obra.

Luís Lizardo. Después de culminar satisfactoriamente el primer año de la

especialidad de la mano de las enseñanzas con Irazábal y el aprendizaje que alcance,

decido recibir clases con el maestro Lizardo, quien con una pedagogía bastante

particular, con su forma un tanto silenciosa y sutil de abordar a los alumnos, nos

plantea ejercicios de collage y continuar la investigación que ya veníamos realizando

en el primer año, con la finalidad de no interrumpir el proceso lineal de la búsqueda.

En el primer semestre de mi segundo año de especialidad continué en la indagación

de una pintura a partir de la utilización del pigmentos: esmalte, asfalto y barniz.

Pintura ligada al expresionismo abstracto, donde las manchas, la atmósfera y una

fuerte pincelada eran las características fundamentales. En cuanto a la linealidad del

proceso de la pintura de la que el profesor hablaba, tuve que luchar contra la falta de

continuidad en el uso de materiales para la resolución de mí hacer plástico. Durante

ese proceso prefería los saltos y los cambios repentinos para poder conseguir el

objetivo y así culminar satisfactoriamente mi investigación.

En el segundo semestre de ese año de la especialidad decidí buscar un taller fuera de

la institución, porque necesitaba mayor espacio. Comencé a establecer una serie de

asociaciones partiendo de esas manchas de color blanco y negro, marrón y tonos

ocres que caracterizan mi pintura, encontrando dichas señales en la piel de animales

como el ganado vacuno. Algunos espectadores relacionaban mi pintura con un

entorno natural ajeno al caraqueño. Lizardo, con su forma sutil de abordar a los

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alumnos, comenzó a hacerme preguntas que más que confrontar técnicamente mis

trabajos, buscaban explicaciones de orden existencial acerca del origen de los

mismos. Entonces comencé a contarle del paisaje de Caicara y los alrededores.

Siempre tratando de ser lo más descriptivo posible. En todas las conversaciones se

repetía las imágenes de las enormes piedras negras que se encuentran por todo el

paisaje, rocas del precámbrico, las corrientes de agua con incalculables formas

rítmicas, los pozos estancados y sombríos, cómo de noche se descubren los miles de

de puntos blancos en el cielo, el brillo o espejo que se forma sobre el Orinoco cada

día al atardecer, los enormes nidos de comejenes en la corteza de los árboles, el canto

de la chicharra y el fósil transparente de ésta que se va gastando una vez que estalla

después de tanto cantar. Así fui narrando hasta el momento que me preguntó acerca

de las flores y comencé a hablarle de la flor blanca de la coroba, con su olor que

invade grandes espacios del campo.

Fig.6. Serie: El fantasma y la mentira.

Autor: Roger López.

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“El fantasma y la mentira”. Esta frase surgió en un momento que hablaba en torno a

mi pintura. Describiendo esas imágenes que se alejaban de lo real, escurriéndose

entre ambigüedades. Pinturas a las que Lizardo bautizó como: “esqueleto de la

pintura”. Fue desde la elaboración del collage donde se me comenzó a revelar esa otra

manera de pintar- sin pigmento, sino desde la utilización del soporte y lo matérico-,

iniciando a partir de aquellos ejercicios (collages), la investigación de nuevas formas

de abordar la pintura, entrando en la disertación de lo que implica el concepto de lo

“pictórico” y empleando mecanismos que condujeran hacia variadas soluciones

artísticas a través de lo objetual, con el proceso de taxidermia, el curtido de pieles y el

empleo de materiales precarios.

Hurgando en lo estable de la materia y en lo amorfo del pigmento diluido, en la

asociación con imágenes reales contrapuestas con las inventadas entre signos

variados, fui organizando códigos y maneras de “hacer pintura”, creando un órgano,

un pensamiento que se engrándese en la medida que se engrana con lo aleatorio de

otros pensamientos y se sintetiza en lo concreto del objeto artístico.

Teresa Gabaldon. Un último año dentro de los talleres del Armando Reverón. Cada

vez más, día tras día iba rechazando los talleres de pintura que la institución brinda al

alumno para que labore y se sienta a gusto. Mi pintura y mi búsqueda pedían un

espacio más íntimo, silencioso y si se quiere lejos de aquellos ojos que merodean por

los talleres del instituto. Entonteces opté por conseguir ese nuevo taller, y lo logré.

Gabaldon atenta y confiando en mi capacidad de respuestas, permitió que me moviera

dentro del espacio del taller asignado por la institución y aquel que mi capacidad y mi

espíritu prefirió, el de fuera, aun cuando cumplí con toda la pauta del taller de pintura,

con resultados que hoy considero satisfactorios. Mi búsqueda no se detuvo allí, en la

mera pintura-pigmento. Por el contrario fue en este tercer año de la especialidad de

pintura, donde logré las piezas que considero más contundentes dentro de mi proceso

artístico, logrando en ellas trasladar conceptos: lo que antes eran líneas y manchas

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sobre soporte bidimensional, tomo cuerpo macizo, peso y volumen. Donde antes

había atmósferas hechas por el pincel, aparecen pieles que recolectaba en mataderos,

objetos recogidos en el entorno. La disciplina del estudio del color y las pinceladas,

se complementaron y en casos fueron sustituidos por el estudio de la taxidermia, el

blanco del esmalte mutó a la blancura de los huesos, las líneas hechas sobre papel se

transformaron y sintetizaron en herrajes marcados sobre pieles mediante el fuego.

Toda esa búsqueda de materiales y soluciones extra-pictóricas se dieron debido a la

experimentación y a la no limitación de mi búsqueda.

Hoy agradezco la amplitud que posee Gabaldon al momento de evaluar y guiar sin

limitaciones y encasillamientos, lo que la hace ser una maestra que sabe de las

inquietudes e interrogantes del alumno, dejando que éste improvise y especule hasta

el punto de encuentro con su yo: la obra.

Fig.7. Pañete.

Autor: Roger López.

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ANTECEDENTES HISTÓRICOS.

Jannis. Kounellis. Nació en El Piero, Grecia 1936. Kounellis inicia su carrera

artística en una coyuntura socio-política marcada por guerras, como él mismo lo

determina: en el período de post-guerra. Los artistas modernos que le llamaron su

atención fueron Burri y Fontana, aunque sus verdaderos maestros eran Wols,

Fautrier, Schwitters y en especial Jackson Pollock

La yuxtaposición de los materiales sin precedentes de Kounellis contra el violento

consumismo en Italia durante la década de 1950 y 1960 hizo que su obra se

hermanara dentro del Arte Povera.

En alguna ocasión, Kounellis afirmó, “soy un pintor” que no necesita lienzo, que

utiliza el espacio entero y no sólo la forma, el dibujo, sino los colores, las texturas y

otras cualidades de los materiales y de los cuerpos. Considera que la idea de cuadro

de la pintura, no es algo superficial sino algo de fondo: “hay que ver el espacio que se

encuentra delante y la posibilidad que ofrece una centralidad; desde el momento que

la hay, ya existe un cuadro”. Además declara: "soy pintor, pues etimológicamente

este término significa dibujo de la vida”. Esto supone una relación con la vida y el

entorno.

Cabe destacar que en las obras de Kounellis se subraya el carácter social del arte y el

papel que juega el artista en la sociedad como divulgador de las expresiones que ella

misma produce, y no como mero artesano que trabaja sin base filosófica alguna, para

satisfacer un voraz mercado, ansioso de regodearse en su propio sinsentido.

Su hacer, afianzado dentro del “arte povera”, lo configuran obras hechas con

materiales humildes y cotidianos, organizados de acuerdo a un ritmo en un

determinado espacio. Justamente es en este aspecto donde establezco la relación de la

obra de Kounellis con mi propuesta artística, en la que llevo una materia como el

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estiércol de las reces, con todo el carácter mísero que ésta posee, a formar parte del

cuerpo y estructura definitiva del objeto estético, (esto en el caso específico de

algunas de mis obras). En la mezcla entre el estiércol, resinas naturales y sintéticas

logro crear una masa compacta, en la que el estiércol se solidifica, quedando con

características similares a las piedras. En tal sentido se puede decir que trabajo con la

pobreza del recurso sin importar qué tan perdurable pueda ser la obra, esto sin entrar

directamente en consideraciones en torno al arte efímero, debido a que las piezas aun

cuando han sido elaboradas con material precario, pueden llegar a durar años sin

perder las características originales. Esta utilización del cuerpo de la materia con toda

su fuerza expresiva, es propio del planteamiento del arte povera. Si bien es cierto que

en este arte se utiliza, en la mayoría de los caso, material-precario, no es éste el único

objetivo de la propuesta de dicho movimiento artístico, puesto que lo realmente

importante en este movimiento, es la carga sensorial y el poder evocador que posea el

material, sin importar que sea tan duradero como el acero, el plomo, el oro, o tan

perecedero como la carne, u otras materias orgánicas.

Kounellis en sus estrategias artísticas empezó a combinar distintas obras, para así

crear (en sus composiciones) nuevos significados y nuevos caminos de arte. Creó una

barrera ante la invasión del pop-art estadounidense, presentando nuevas e inéditas

opciones estéticas que se extenderían e influirían inclusive hasta los artistas en la

actualidad.

Los soportes y la materia que utiliza para la elaboración de su obra, como por

ejemplo: rieles de ferrocarril, bolsas de carbón, piedras, animales, plantas y otros

elementos extraños, son trasgresores, si se comparan con los empleados dentro del

arte académico; de estos materiales le interesa: el peso, densidad, impacto con el que

llegan al espectador siempre que éste los reconozca en un encuentro dialéctico de

conocimiento. Para enfrentarse a esta disparidad de elementos, ajenos a las obras que

habitualmente se presentan en un museo, el espectador debe preparar su sensibilidad

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y entendimiento, abrir la mente para que se de una nueva experiencia estética, con la

mínima utilización de los prejuicios, dejar que sea lo obra quien dicte y seduzca

nuestros sentidos.

¿Cómo mantener la vida, la fuerza poética del arte en un mundo en el que la

repetición obsesiva, agobiante, de signos y representaciones ha terminado por

arrebatarle su potencia inmediata, su capacidad de impacto?

La trayectoria entera de Jannis Kounellis es un intento persistente de dar respuestas a

esa interrogante. Un intento en el que la memoria de la civilización, el recuerdo

atesorado de la cultura material, se proyecta en el arco de la utopía. Kounellis activa

huellas: rastros, índices, indicios, hurga en el tránsito de las cosas, transformando el

mundo en metáfora, tratando de construir un discurso no literal aun cuando la

inclusión del signo, del cuerpo y del objeto sea directa en apariencia.

Jannis se convierte en un rastreador, en una suerte de arqueólogo de la experiencia

vital de una civilización, buscando fósiles, rescatando objetos y en muchos casos

llevándolos a un estado casi sacro - si el arte poseyera algo de esto. Éste es otro de los

aspectos en el que mi propuesta artística guarda relación con la obra de Jannis

Kounellis. Respetando las distancias, esa misma necesidad de recuperar objetos,

rastrear fósiles con el fin de usarlos como cuerpo principal para la realización de la

obra, es lo que caracteriza y fundamenta mi hacer. Dentro de este encuentro con

objetos gastados por el tiempo se establece un diálogo con la memoria que ellos

guardan, revalorizando lo que la sociedad desecha, acto en el que se develan verdades

simples de lo que somos y tenemos en común: una cama desmantelada por el

transcurrir del tiempo, ropas que han perdido el colorido inicial y en ocasiones pasada

de moda; es en ese “volver a ver” y repensar lo cotidiano donde se origina mi obra

plástica, no sólo utilizando las técnicas de la pintura, la escultura , la fotografía, el

dibujo, entre otras, sino más bien en el encuentro con la definición de lo pictórico,

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donde todas la herramientas y los medios se ofrecen con el fin último de expresar la

necesidad del artista. Este no tener prejuicios ni limitación en el momento de diseñar

y construir una pieza de arte constituye mi mayor empatía con el planteamiento de

Kounellis.

Fig. 8 Sin título.

Autor: Jannis Kounellis.

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Gran parte de su obra no pertenece ni a "la pintura" ni a "la escultura", aun cuando se

nutre de ambas. Como ejemplo de esto, cito una de sus piezas: “sin título, 1969”. En

ella el artista se apropia del objeto “cama” despojándola de todo ornamento para

quedarse sólo con la estructura metálica, mostrando la frialdad industrial del material

con que está hecha, contraponiendo dicha estructura a la sensualidad y el carácter

extraño de un “órgano” creado por medio de la aglomeración de lana de oveja,

presentando lo natural sometido a la manipulación del hombre: su "rastro", las huellas

de su vida en la tierra, el signo que imprime sobre todo lo que manipula, fabrica o

utiliza. A partir de allí crea un proceso plástico de organización dramática, - teatral y

performántica-; punto donde se sitúa el carácter intensamente melancólico de toda la

obra de Jannis Kounellis que él mismo ha hecho explícito al hablar de "la melancolía

como propuesta”.

El pasado y las imágenes entre-vistas de un tiempo de plenitud, nos dicen que el

mundo no está aún terminado, que a partir de sus partes se logran construir otros

posibles mundos, y seguir en la búsqueda permanente del arte y la vida: asumiendo

riesgos, soñar lo posible o lo “irrealizable”, andar por el mundo entre perfumes de

flores hermosas y la putrefacción de cadáveres, jugar con la fertilidad del cuerpo de

una mujer desnuda sobre la que reposan pequeñas plumas negras de algún ave de

rapiña probablemente ya muerto, sólo jugando, poetizando, creyendo y viviendo en el

proceso mismo de la creación.

Kaisu Koivisto. Nació en Seinajoki, Finlandia, 1962. Su obra se podría inscribir

dentro de la corriente del arte llamado pos-conceptual o pos-minimal, pero a su vez

ella parte de una revisión histórica de los elementos y conceptos que componen a

dichos movimientos, haciendo una especie de corriente transgresora del

constructivismo y el arte netamente conceptual. Es una artista que se auto define

escultora, que se nutre de lo local y de la relación entre personas y animales

domésticos en toda su extensión, haciendo del animal un ser cercano. Cree que la

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mascota reúne una energía acumulada que posee diferentes niveles, otorgándole la

propiedad de simbolizar una fuerza energética por medio de la cual revalida la

metáfora al mismo tiempo que define una vía para su presentación. Para esto emplea

diferentes técnicas en su trabajo: escultura, fotografía, dibujo.

En sus obras más recientes, según sus propias palabras, considera que ha

profundizado en el dibujo. Este dibujo planteado por Koivisto demuestra su interés

por el retorno de la forma, es decir, por recuperar la figura definida, al tiempo que

redimensiona los conceptos de lo real. Como muestra de esta profundización citaré

una de sus obras escultóricas, en la que se agrupan y sintetizan conceptos e ideas

esenciales de su propuesta: “Cuerno de Vaca”. Honeyhorn, 153 x315 x120 cm.

1997. Colección particular.

Fig.9. Cuerno de Vaca.

Autor: Kaisu Koivisto.

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Esta pieza realizada con cuernos de reces ensamblados, demuestra que su obra

escultórica tiene un elevado componente de dibujo, al plantear una interacción del

material biológico en consecuencia con una linealidad orgánica que, además de

activar el espacio, construye un recorrido mental desde una perspectiva material y

rítmica compuesta por la acumulación de un mismo elemento. En este caso los

cuernos de las reces, abren una lectura que va más allá de lo que se ve; por eso la

corporeidad de la obra.

En el momento que Koivisto introduce la materia orgánica “cuerno” con toda su

volumetría, peso, y dimensiones naturales que lo integran, elabora un “dibujo

tridimensional”, dando de esta forma carácter más denso y contundente a la propuesta

dibujística, llegando a integrar una espacialidad y logrando a su vez una lectura en la

que el espectador puede hacer un recorrido físico alrededor de la obra, logrando de

esta manera los límites del dibujo elaborado mediante técnicas tradicionales, como lo

es el caso del dibujo a lápiz, carboncillo, tinta, entre otros materiales similares,

utilizados sobre una superficie bidimensional como por ejemplo: papel, cartón,

lienzo, y todos aquellos soportes que entren dentro de las características

bidimensionales. Esta pieza trae referencias inmediatas del arte povera, ya que en ella

se muestra la sensibilidad de lo bruto de la materia, impactando con toda la fuerza

sensorial que trasmite por medio de lo concreto del “cuerno”. Es una obra donde la

contundencia de la forma muestra cómo elementos tan rudimentarios y simples se

imponen dentro del llamado arte contemporáneo; es precisamente en este punto

donde mis piezas comulgan con dicha propuesta, ya que aun cuando mis obras han

sido elaboradas en tiempo y espacio diferentes, en relación a la obra de Koivisto, y

sin poseer ningún tipo de referencias previas a cerca de ésta, mis objetos poseen esa

misma conexión con la irracionalidad de la forma, y de igual manera en mi caso, al

construir con estos elementos fosilizados: “cuernos”, se crea una obra atemporal,

debido a lo arcaico de la materia con que se construye.

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En el trabajo de Koivisto el animal se vuelve motivo conceptual, las relaciones entre

el hombre y los animales en pro de la consolidación de una evolución. La

representación del animal construye una doble interpretación, donde entran aspectos

de nuestra vida social: la muerte, la memoria y la naturaleza como agentes

generadores de contenidos mordaces y siniestros, descubriéndose la idea de que el

arte produce siempre, cuando es arte, un efecto que colinda con lo asombroso.

La materia “muerta” se refiere a la muerte y a sus diversas maneras de representación.

En el arte ese término no parece tener sentido, debido al nacimiento de lenguajes y

formas de expresión producto de la descomposición o la completa desaparición de los

cuerpos. Este sacrificio de animales trae consigo un mutar de elementos que crean y

consolidan nuevos “órganos” con la única función que poseen dentro de su inutilidad,

la de ser contemplados y examinados desde una perspectiva artística, por lo que crea

de esta manera, una referencia al control que ejercemos sobre la energía proveniente

de la naturaleza. Koivisto señala como este control, o la falta de él en el momento de

la realización de la obra, causan sorpresa en el artista y en los espectadores. Esto es

característico de toda gran obra de arte.

Lo ancestral es otra característica fundamental que me relaciona con la obra de

Koivisto y los Dibujos que nacen de una reflexión interna, no desde la copia de

estereotipos externos, sino buscando un diálogo con la memoria, con signos que

nacen del imaginario personal y hablan con el colectivo.

Mario Merz. Nació en Milán, 1925. Con 20 años, casi al final de la Segunda Guerra,

fue detenido por su militancia en un grupo antifascista. En la cárcel, rodeado por un

espacio hostil y por la falta de recursos, comenzó a dibujar sobre todo tipo de

material que le proveía el entorno, y comienza a crear un lenguaje desde la

precariedad y el límite de las posibilidades de ese momento. A la edad de veintiún

años hizo su primera muestra individual en Italia. El tema de esas obras estaba

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relacionado con la ecología: esto sucedía un par de décadas antes de que esta

problemática alcanzara un status político y militante.

Dentro de sus primeros años en el campo de las artes plásticas se preocupa por salir

de la pintura clásica, ya que pensaba que ésta se agotaba o no respondía a las

inquietudes que demandaba su pensamiento. Esto originó que saliera a la búsqueda

de soluciones más allá del lienzo creando obras que se inscriben en los conceptos de

la instalación.

A mediados de los años 60 Karl Ruhrberg señala que: “Merz proponía una mitología

personal”. Creando mediante la presentación del objeto y la materia que ésta

contiene, metáforas que replantean la cotidianidad y originan nuevas lecturas;

ampliando de esta manera la forma de entender e interpretar los conceptos artísticos.

Trabajó el concepto de lo “pictórico”, incorporando objetos volumétricos que se

transforman en la estructura definitiva de la pieza con una fuerza igual o mayor a la

que puede tener una pincelada o un trazo hecho de tinta sobre el plano, resaltando y

dando el carácter antropológico del material: “un arte tridimensional pobre en

materiales y rico en significados”, como escribió Celant, Creador del concepto Arte

Povera en el año de 1967.

Lo que Germano Celant había llamado “Arte Povera”, fue el espíritu de la época, un

movimiento contracultural, de estética anti-comercial y una apuesta a valores no

tradicionales. Para Celant el Arte Povera es una operación de delimitación estética,

muy ligada al discurso del arte conceptual, que reniega a las formas y géneros

tradicionales y también se opone a los espacios convencionales por los que circula el

arte. Este movimiento representa un enfoque trivial y anti-formal, cuya máxima

preocupación son las cualidades físicas del medio y la mutabilidad de los materiales.

Esto no por simple capricho o crítica, sino por una necesidad de búsqueda en la que

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se amplié la idea de arte, produciendo así un tejido cada vez más intimo entre los

procesos artísticos y la cotidianidad de nuestra vida.

Merz, se apropia de conceptos que extrae de diferentes ámbitos de la sociedad; con

pensamientos de las artes militares como por ejemplo: “si el enemigo se concentra

pierde terreno, si se dispersa pierde fuerza”, evidenciando como discursos “ajenos” al

arte abren caminos y expanden los planteamientos estéticos. Es un apegarse y alejarse

de las ideas ya establecidas y a la vez profundizar en una búsqueda a partir de la

improvisación de asociaciones extraordinarias en el momento de la elaboración del

pensamiento artístico. Desde entonces esa idea se repetirá a lo largo de su producción,

instalándolos en diversas partes del mundo.

En 1968 Mertz tuvo -como el mismo lo denomina- una iluminación y produce su

primer iglú. “Hice el iglú, declaró el artista, por tres motivos convergentes, el

primero, el abandono del plano mural, la idea de crear un espacio independiente del

hecho de colgar cosas en la pared, o bien de descolgarlas de la pared y ponerlas sobre

la mesa. Entonces surge la idea del iglú como idea de espacio absoluto en sí mismo,

debido a que es simetría apoyada en la tierra; y por último, al iglú se sumó el trabajo

de la escritura como generadora de conceptos aleatorios al objeto y de identidad del

artista. En el iglú Merz encuentra un motivo artístico dentro de su propuesta. Le

interesaba que la semiesfera no fuese de una geometría perfecta, a tal punto que la

forma semiesférica creada por una estructura de metal, cubiertas por bolsitas o pedazo

de material informe, demuestra una obra que refleje la búsqueda de un concepto de

totalidad.

Justamente dentro de esa necesidad de buscar una obra que salgan del plano

bidimensional, en la creación del volumen utilizando materiales humildes, está mi

mayor conexión con la obra de Merz. Obras que se nutren del reciclaje, que burlan lo

nuevo para crear lo original dentro del objeto artístico.

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Fig.10. El Iglú

Autor: Mario Merz

Estas propuestas muestran el valor de la creatividad más allá del valor monetario que

poseen los materiales con los que se construye la obra. Mi búsqueda apuesta de igual

forma a una resolución artística con la utilización de materiales humildes,

traduciendo a la vez el concepto a materia, para que se de lo trascendente y sorpresivo

del objeto artístico.

Emilia Azcarate. Nació en Venezuela, Caracas, 1.964. Su experiencia vital en

diferentes partes del mundo, ha incidido profundamente en lo que es ella como ser

humano, a la vez que entraña su trabajo. Fundamentalmente sus temporadas en la

India, incidieron decisivamente tanto en su forma de pensar y su filosofía de vida,

como en la aplicación de nuevos conocimientos y prácticas espirituales al terreno de

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su trabajo creativo. En su obra se cuela la filosofía hindú: su visión de la realidad, sus

motivos y prácticas espirituales que valoran los remanentes del mundo material. Es

una artista cuya obra parte del uso de materias residuales orgánicas con intención de

resaltar su sentido espiritual.

Azcárate realiza un tipo de trabajo en el que se acentúan simultáneamente el carácter

procesual del mismo, el quehacer manual de recogida, intervención y reciclado, los

aspectos sociales, filosóficos y espirituales de su discurso y las conexiones entre el

arte y la vida cotidiana. Los objetos, los materiales de desecho, son recogidos por la

artista en un proceso de su trabajo cotidiano. Son reciclados como materiales y

objetos artísticos. Aunque, según la opinión de la propia artista, este tipo de trabajos

origina un cierto rechazo al espectador por la materia que se usa, sin que esto detenga

su criterio y su obra.

Dentro de los objetos reciclados por la artista están las chapas de botellas,

recolectadas en diferentes países y localidades: éstas son aplastadas y recortadas en

ocho puntas. Posteriormente se colocan, normalmente en la pared, formando

mándalas geométricos. Mándalas que conformen una serie de círculos concéntricos

que giran uno alrededor del otro. Poseen el símbolo de la cultura local, a su vez son

una suerte de nuevos mapas cartográficos desde ópticas distintas, donde se manifiesta

el reciclaje como elemento esencial en el trabajo de Azcarate. Estas formas circulares

describen visiblemente la evolución de la energía a la materia, formas circulares

como símbolo mandálico de perfección y unidad.

Otras obras dentro de las propuestas de Azcarate, esta vez utilizando la instalación, en

la que rompe con la bidimensionalidad de la pintura, llevándola a una instalación

objetual de cualidades extra-pictóricas son por ejemplo: telas bordadas con objetos

recogidos en las calles y expuestas sobre el piso. Ellas muestran el interés por

subvertir la pintura a una producción objetual, saltando al espacio tridimensional y

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expandiendo los límites de pintar. O en el caso de la obra en la cual presenta en una

sala de exposición, una serie de mesas de madera que contienen múltiples objetos, o

fragmentos de ellos, desechados, y recogidos en los mismos lugares y países que las

chapas, recuerda a los mercadillos de pulgas donde cualquier objeto, por chico, e

inservible que sea, vuelve a cobrar valor, y que Azcarate interviene efectuando

dibujos sobre ellos con tipex blanco.

Otro material que emplea es el cabello. Hace el ritual diario y rutinario de peinarse y

limpiar el cepillo. Con los residuos que quedan en él forma esferas o bolas de

cabellos que va guardando. Eso hace una especie de diario personal, un conteo de la

rutina.

También es frecuente la repetición de los elementos. Para Azcarate se ha convertido

en una especie de obsesión, una necesidad que determina gran parte de su trabajo.

Sean huellas digitales o huellas de la mano, sea pincel, lápiz, puntos o líneas,

constantemente siguiendo al punto que hizo anteriormente, sigue un patrón que tiene

que ver con una matemática o geometría flexible y que se relaciona más bien con la

teoría del caos, en la cual aunque se vean repeticiones uniformes desde lejos, de cerca

hay irregularidades que crean diversidad. Empieza a trabajar con esto a partir de las

huellas digitales pensando en la práctica y devoción hacia el Maha Mantra y en la

necesidad de cantarlo y hacerlo sentir... ella pensaba: “¿por qué únicamente cantarlo

con sus yapas? ¿Por qué no cantarlo mientras pintaba?”. Le gusta la concentración y

admira la paciencia, ya que es imposible este ejercicio sin esta ultima. Y pinza que

básicamente, todo el trabajo artístico no es más que una herramienta para vivir en este

mundo.

Emilia Azcarate recupera en su arte lo que el cuerpo excreta: cera de abejas, bosta de

vaca, leche materna. Su obra medita en el reciclaje y la recuperación, en el desecho

como una bendición natural compleja.

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"La bosta es un elemento espiritual: abono para la tierra, medicina para

enfermedades de la piel, materia prima para la fabricación de inciensos, carbón de

fogatas, adobe para viviendas, defensa contra los malos espíritus, entre otras cosas."

En un catálogo de exposición de Emilia Azcarate (2002, p.14)3, se cita:

La forma de penetración en lo profundo de las estipulaciones

substanciales de la justificación del material y la adecuada elección de

temas para los medios de expresión han sido en la expresión de la historia

del arte claramente corporales al uso de ciertos materiales y colores en el

arte cristiano temprano y en arte medieval donde el material

independientemente de su forma final como un símbolo envuelve una

intensa capacidad de radiación espiritual. (Joseph Beuys life and works).

La artista comenta que no ha hecho análisis psicológicos al respecto, pero sabe que la

figura materna es esencial en ella, artísticamente hablando. Los círculos que hace en

sus trabajos son femeninos, la madre Tierra, el globo. En la India, hace saber que el

círculo es Parvati, la consorte del dios Shiva.

Soy muy romántica con la bosta; sólo utilizo la de ordeño: una bosta

limpia y fresca se produce en el momento en que el becerro se pega a la

vaca y ésta sufre una serie de contracciones que la incitan a cagar.

Después de ordeño la recojo para evitar que las moscas se posen en ella y

crezcan sus larvas. Es importante la limpieza, la pureza; aunque la

veamos como excremento, la bosta es perfecta, pero puede contaminarse.

(Azcarate, p.58)2.

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Fig.11. Sin título.

Autor: Emilia Azcarate.

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Es justamente en este aspecto escatológico del arte donde encuentro la más estrecha

analogía con las propuestas de Azcarate. Las esferas que yo elaboro con bosta de

ganado se hermanan con sus ruedas de bosta modeladas con las manos, que logran

formas concretas e insinuantes. Justamente estas piezas y en las ruedas estampadas

sobre el lienzo o en la pared directamente, es donde nuestras búsquedas se conectan.

Un ritual por lo natural, por el paisaje, por lo que se moldea a mano; una estética de

lo precario y de la obra de arte como organismo vivencial; la bosta con toda la carga

sensorial, la sensualidad de la textura y a su vez los significados que ésta encierra.

Recuerdo la muy conocida frase de Reverón “el arte se hace con azul y mierda” aquí

la frase se ve de manera literal, mostrando una estética de lo precario…el abono, lo

primitivo dentro de lo contemporáneo efectuando la obra sin importar el tiempo que

ésta se sostenga como objeto, ambos evitamos agregar pigmentos. La sustancia.

Meditando ahora intuyo que la razón anterior del uso de este material se origina en el

más innato de los comportamientos. Los seres vivos toman objetos de la naturaleza,

allí donde la materia pueda abundar con el único fin de darle uso, aprovechando los

recursos, aun en situaciones de escasez. Los nidos de pájaros hechos de pajas y fibras

de hojas; el barro de los nidos de comejenes; la cera y saliva de las abejas y avispas

para construir sus panales; la ceda y segregaciones corporales en la tela de araña y en

el capullo de las larvas: son sólo unos pocos ejemplos, del uso noble de recursos

orgánicos naturales por parte de seres vivos. Estas manifestaciones pueden ser unas

sublimes y primogénitas obras artísticas de la naturaleza. Nosotros, como parte de la

naturaleza, llevamos implícitamente el ancestral uso de los recursos naturales, el

artista como ente de expresión plástica recurre a este principio de forma a veces

innata.

Ha continuación presento un fragmento de una entrevista que le realizaros a Azcarate

en el diario El Nacional, cuenta la experiencia, de cómo su obra realizada con bosta

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afectó al publico que visitó una de sus exposiciones, de igual manera expresa algunas

de sus relaciones con la bosta desde su niñez y su vida adulta.

EL NACIONAL - LUNES 23 DE JULIO DE 2001

CopyRight 2000. CA Editora El Nacional. Todos Los Derechos Reservados

CULTURA A FUEGO LENTO CON Emilia Azcárate"La semana pasada en un taller para niños que

di en el Ateneo de Valencia un muchachito de 9 años me dijo: 'Emilia, la experiencia me

gustó mucho porque todo era asqueroso pero rico'. Un guía del museo, un adolescente, me

dijo: 'Esta experiencia fue maravillosa para mí, estás rompiendo programas'. Sí, se trata de

romper programas. Se trata de que te hayan dicho toda la vida que la mierda no se toca.

Cuando era niña me encantaba el olor de la bosta y cuando fui a la India vi cómo las mujeres

trabajan con ella. Me gusta porque es un proceso en el que la elaboración no es un acto

propiamente de pintar. Me gusta el hecho de que puede ser utilizado para muchísimas cosas.

Mis mejores recuerdos de la niñez están mezclados con el olor de la bosta. Luego descubrí

que tiene unas cualidades pictóricas impresionantes. No es lo mismo la huella de la bosta que

la huella de cualquier otro pigmento".

Otro punto de encuentro con esta artista es en la impronta. En muchas de sus obras

utiliza el estampado de huellas, primero con marcas ornamentales de procedencia

hindú, posteriormente con sellos de decoraciones aborígenes de la etnia Panares. Su

intención es encontrar una escritura pictórica guiada por una investigación

antropológica-cultural y mezclada con lo místico y espiritual de sus experiencias. En

mis obras la impronta se recoge en los herrajes, como una escritura, si bien no

aborigen, si pintoresca de la idiosincrasia de hombres recios de los campos y de las

sabanas, que se pasan sus símbolos y leyendas de generación en generación. Mientras

esta emblemática artista usa telas yo uso la piel del animal, papel o madera, para nada

antagónicas. Superficies de expresión con fines del enunciado artístico.

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Cambimbear.

A través de sus creaciones lingüísticas una comunidad establece las diferencias

regionales con el resto del país al cual pertenece y, en un sentido más amplio, con el

mundo. Lo cual da origen al léxico popular de un espacio geográfico. “El léxico es

definido como el vocabulario de una lengua, de una región, de una persona o de una

disciplina. Este conjunto de palabras refleja la manera de ver y comprender el mundo,

las influencias sociales, culturales y las relaciones con los demás”. Fundación Polar y

Últimas Noticias (2000, p. 4)4. Forma parte de sus estructuras sociales y culturales.

Abarcando sus tradiciones y costumbres que la identifican.

La región de Guayana es rica en el uso de palabras bien particulares que le permiten

nombrar y comprender su entorno. Maneras distintas de decir lo que otros dicen con

diferentes palabras. Muchas de ellas resultan incomprensibles para otros hispanos

parlantes. Tal es el caso de la palabra Cambimbear. Expresión guayanesa que muy

bien dibuja, en su sonoridad y repetición de letras, el andar de un lado a otro sin un

propósito definido. Según Diego Ro jas Ajmad (Valera-Trujillo, 1974).

Licenciado en Letras y Magíster en Literatura Iberoamericana por la Universidad de

Los Andes (Venezuela), nos muestra un comentario; “El habla, ya lo había dicho

Saussure, es constante metáfora y movimiento”. Rojas, relata que una vez se

aventuró, con libreta en mano, y se paseó por las calles y avenidas de Puerto Ordaz

para tomarle el pulso al habla guayanesa. Y escribió:

Aquí les obsequio lo anotado:

… Cambimbear: vagar, andar sin oficio. “Seguro andas cambimbeando”.5

Como toda expresión popular nace con la libertad del anonimato. Se trata de una

palabra propia de la región guayanesa, de allí que como el viento, no extraña que

haya llegado a Caicara del Orinoco, donde la escuché por primera vez, y donde se le

ha dado otros calificativos que ya explicare. Dentro del área urbana de la ciudad es

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utilizada para connotar a una persona que va de un lugar a otro buscando

experiencias que enriquezcan la vida, tratando de encontrar otros aires de desahogo

para calmar inquietudes. Investigando con las personas mayores de la ruralidad

extraigo una segunda connotación, la cual se aplica cuando un ejemplar del ganado

muere o es sacrificado, las demás reses de la manada se ponen inquietas y braman.

Caminan de un lado a otro sin un norte definitivo, en una especie de llanto hacia su

semejante desaparecido. Sorprendidas deambulan, quizá buscando explicación al

extraño acontecimiento. Entonces se dice que está desahogándose, cambimbeando.

Tal vez por eso, utilice esta palabra, por mis andanzas entre lugares, por mi dolor, por

utilizar partes del ganado que fue cambimbero en mis obras, estimulando el impulso

artístico que subyace dentro de mis inquietudes.

Me atrevo a considera que el cambimbiar juega un papel muy importante en la

creación artística. La inspiración creativa, como flash instantáneo, es incapaz de

manifestarse sin esos momentos en que nos abandonamos, después de duras horas de

trabajo y reflexión, a vagar, a andar sin oficio, olvidándonos conscientemente del

tema que estamos procesando. Hasta que se dispara una idea que nuestro

subconsciente ha estado procesando en silencio. El cambimbear es una forma de

despertar la imaginación y provocar ideas. Su práctica ayuda a despertar el niño

interno. Al cambimbear libremente me veo mover o vagar dentro del terreno del arte,

trabajando, apoyado por el juego, en diversas técnicas que enriquezcan mi propuesta.

Ya que el artista aprende a descubrir husmenado, insistentemente en cada lugar que

encuentra abierto.

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MARCO TEORICO.

Cultura, cultura popular y folklore.

“(…) la masa dispersa sumerge en sí misma a la obra artística”.

Walter Benjamín.

El hombre, de todos los tiempos, en el proceso de domesticar su entorno natural lo ha

modificado generando lo que conocemos como cultura. La cual está constituida por

los diversos saberes, especulativos y prácticos, de carácter material o espiritual de la

humanidad. A través de la cultura se establecen las bases, el sistema de creencias que

rigen a una comunidad. En gran parte la cultura justifica, con el apoyo de la economía

y la política, el orden social del espacio geográfico en el cual se manifiesta.

Algunos investigadores establecen categorías en la producción cultural y su relación

con sus hacedores y receptores, respecto al público se señala que puede ser burguesa,

de clase media o de pocos recursos. En cuanto a la naturaleza de su producción se

habla de obras de arte, folklore, bienes y mensajes de uso masivo, entre otros.

Cualquiera de estas manifestaciones está enmarcada dentro de los parámetros de

gustos conocidos comúnmente en un extremo como culto, y popular en el otro.

El conocimiento popular o cultura está fundado en los saberes experienciales que

nace del pueblo. Hace referencia a los códigos que se contraponen a la llamada

cultura culta, por tal razón se le conoce como una cultura de resistencia frente a la

cultura hegemónica. Ella es la base y el fundamento de lo que somos y nos identifica

como comunidad dentro de un espacio geográfico regional. Aporte tradicional, moral

e intelectual que arrastramos de nuestros ancestros, el cual se enriquece con el paso

del tiempo y con la interacción con otras herencias culturales foráneas. Este tipo de

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saberes se manifiesta y arraiga, entre otras expresiones, a través de las tradiciones

entre ellas el folklore, las artesanías, la música local y la gastronomía. Sin embargo,

la tradición folclórica y la popular se solapan, las formas populares utilizan de modo

continuo formas genuinamente folclóricas para inspirarse. Por otra parte, el

conocimiento popular a veces llega a ser tan conocido que los grupos folclóricos lo

adaptan a su tradición oral. Es de mi interés, dentro de las categorías que abarcan la

cultura popular y la culta, el punto en que ellas se encuentran, interactúan e hibridan.

En ese espacio sitúo el área de acción dentro del cual se manifiesta mi propuesta. Mi

planteamiento creativo se instaura en un espacio abierto donde el folklore como parte

de lo popular tradicional, producción oral y visual de una comunidad, tienen cabida.

Al igual que el arte como parte de la sensibilidad individual y culta que nos permite

aproximarnos a la realidad. No puedo negar que en mi formación como creador

incide la cultura mundial, con la presencia de la tecnología, el progreso y la

liberación, como elemento de civilización universal. Acudo a los valores esenciales

presentes en el folklore y en la artesanía dentro de planteamientos que implique una

mirada contemporánea. Una concepción donde lo tradicional y lo contemporáneo se

dan la mano, busco en el territorio aquello que genera una dialéctica entre lo popular

y lo culto, lo urbano y lo rural que faciliten la dinámica de los intercambios

simbólicos. Propongo una yuxtaposición de discursos de diferentes campos de

referencias. “Las expresiones artísticas de nuestro tiempo pegotean estilos, copian

otras obras o fragmento de otras obras, traspasan los límites de los géneros clásicos,

aglutinan o expanden los espacios y aceptan tiempos múltiples. Constituyen así un

presente que remite al futuro desde el pasado”. Esther Díaz (2008, p. 49) 6.

El folklore contiene lo arcaico y lo local.

El término folklore fue acuñado en 1846 por el arqueólogo británico William John

Thoms, para sustituir el concepto de antigüedades populares, en un artículo publicado

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en la revista Atheneum. A partir de ese momento el término fue aceptado y se

expandió rápidamente consolidándose a finales del siglo XIX. Palabra constituida por

dos expresiones inglesas: folk, „pueblo‟ y lore, „conocimiento‟. El término define el

cuerpo de expresión de una cultura depositaria del patrimonio cultural popular

tradicional, costumbres, creencias, artesanías, mitos y leyendas, creado a lo largo de

la historia por una sociedad determinada. Los sociólogos acostumbran a relacionarlo

con trasmisiones que se manifiestan por vía oral, visual o corporal, contenedores de la

esencia de lo arcaico y lo local. Este conjunto de material se conserva y transmite de

generación en generación con algunos cambios según la memoria y el tiempo en se

expresan. Los estudiosos consideran que el folklore no se limita a las comunidades

rurales, sino que también aparece en las ciudades y que, en vez de extinguirse,

continúa siendo parte activa del aprendizaje de todos los grupos, desde las unidades

familiares a las nacionales, aunque con formas y funciones diferentes. El folklore

como actividad recreativa y conjunto de afirmaciones y creencias no verificables

sigue vivo. Los diferentes objetivos y procedimientos de investigación de

antropólogos, sociólogos, psicólogos, lingüistas y escritores han modificado

considerablemente la tendencia anterior a pensar la literatura y las costumbres

folclóricas como algo extravagante y romántico o como algo inferior a la cultura

tradicional. El folklore ha llegado a ser tomado como parte del proceso de aprendizaje

humano y como fuente importante de información para la historia de la humanidad

No debemos considerar al folklore como una expresión fosilizada, ya que las culturas

tradicionales asimilan sincreticamente la influencia de las culturas urbanas y

masivas, lo cual genera formas hibridas en las manifestaciones populares. Igualmente

la llamada cultura clásica recibe la influencia de lo popular representado por el

folklore en algunas composiciones de Haydn, Mozart, Chopin, Liszt y Wagner, entre

otros. El folklore ha sido una inagotable fuente de inspiración en todas las corrientes

artísticas en general. Lo cual se ha incrementado después de la modernidad y en la

contemporaneidad, cuando muchos artistas y movimientos han apelado a expresiones

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de las culturas populares para enriquecer sus planteamientos. Permitiendo la

hibridación de lo hegemónico.

Cinco veces folklore.

El material folclórico puede clasificarse en cinco grandes áreas: creencias,

costumbres, relatos, canciones, refranes, y arte popular. Las creencias populares

engloban todo tipo de ideas sobre los temas que por tradición han preocupado al

hombre, desde la causa y curación de enfermedades hasta la especulación sobre la

vida después de la muerte, así como supersticiones, magia, adivinación, brujería y

apariciones fantasmales o de criaturas fantásticas y mitológicas. Las costumbres

comprenden todo el material relativo a modos en festejos, juegos y danzas, aunque

también se refieren a las relativas a cocina y vestimenta. Los relatos abarcan baladas

y diferentes formas de cuentos tradicionales y música tradicional, basados a veces en

personajes reales o acontecimientos históricos. Entre las canciones y refranes se

encuentran nanas y rimas infantiles, trabalenguas y acertijos. El arte popular, con

presencia de la pintura, la escultura, el objeto y el corporal, abarca cualquier

manifestación artística creada por el pueblo de forma anónima y que expresa el

carácter de su vida en comunidad y del entendimiento del mundo.

Folklore: influencia y distancia.

El impulso del mito.

“El mito es la abertura secreta a través de la cual las inagotables

energías del cosmos se vierten en las manifestaciones culturales

humanas”.

Joseph Campbell.

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El impulso del mito.

Cada individuo y comunidad tiene un rico sistema de historias y rituales que lo

diferencian de otras y los hacen únicos. Esto se manifiestan a través de los mitos y

leyendas, dándole un fuerte legado cultural el cual imponen un cierto sentido de

identidad, continuidad y seguridad a la existencia. Haciendo de cada individuo un

depósito de historias que marcan su andar. Ya lo sentencio Santayana al expresar:

“Aquellos que no recuerdan la historia están condenados a repetirla”.

La palabra mito deriva del griego mythos, que significa "palabra" o "historia". Un

idóneo concepto de mito tendrá un significado diferente para el creyente, para el

antropólogo, o para el filólogo. Esa es precisamente una de las funciones del mito:

consagrar la ambigüedad y la contradicción. El mito es una narración maravillosa

situada fuera del tiempo histórico y protagonizada por personajes de carácter divino o

heroico. Con frecuencia interpreta el origen del mundo o grandes acontecimientos de

la humanidad. Es una historia ficticia de personaje literario o artístico que condensa

alguna realidad humana de significación universal. Son personas o cosas rodeadas de

extraordinaria estima, que se les atribuyen cualidades o excelencias que no tienen, o

bien una realidad de la que carecen.

Carl G. Jung decía que los mitos eran los relatos de la raza humana que cargamos con

nosotros desde el pasado en la búsqueda del futuro. Consideraba que existían

analogías “…entre las imágenes oníricas del hombre moderno y los productos de la

mente primitiva, sus imágenes colectivas y sus motivos mitológicos”. Carl G, Jung

(1966, p. 67)7. Todo lo relaciona Jung con lo que denomino “arquetipos” o “imágenes

primordiales”. Ellos constituyen una especie de memoria biológica común a todos los

seres humanos depositada en nuestro inconsciente colectivo.

Joseph Campbell seguidor de las ideas de Jung, e investigador de innumerables mitos

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de diversas culturas alrededor del mundo, tales como: los maoríes, pasando por los

sumerios, hebreos, griegos, incas. En sus profundos estudios sobre el tema reflejadas

en sus libros “El Poder del Mito” y “El Héroe de las Mil Caras”, estableció que todas

las historias contienen diversos elementos estructurales compartidos. Generalmente

estos se encuentran universalmente en los mitos, cuentos de hadas y sueños. Para

Campbell los mitos son sólo la aventura de un héroe, que vive las más increíbles

hazañas, que hurga en el mundo de lo desconocido en búsqueda de la sabiduría y sus

misterios. Sobreponiéndose a las más oscuras pasiones, el héroe simboliza nuestra

habilidad para controlar el animal irracional que habita en nosotros. Las

investigaciones de Campbell definieron el mito como una abertura a través de la cual

fluye la energía cósmica y resaltaron la importancia de la figura del héroe en todas las

culturas humanas de todos los tiempos. Ellos son parte de la aventura del hombre en

su afán de encontrase. De esta manera interpreta la realidad, enriquece la experiencia

vital y explica el oscuro fondo de la existencia. De allí que la función principal del

mito es dotar al hombre de un conjunto de símbolos con el fin de impulsar el espíritu

humano hacia el futuro.

Un mito no tiene por qué transmitir un mensaje único, claro y coherente. No es sino

una alternativa de explicación frente al mundo que recurre a la metáfora como

herramienta creativa. Entonces, los relatos se adaptan y se transforman de acuerdo a

quién los cuenta y el contexto en el que son transmitidos. Los mitos no son

inmutables y dogmáticos sino que son fluidos e interpretables.

Vuela la imaginación.

"El mito son los hechos de la mente puestos de manifiesto en la ficción de

la materia".

Maya Deren.

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¿Cómo interpretar el mito?, la ambigüedad del discurso mítico propone una lectura

alegórica difícil de objetivar. Pero esta aparente dificultad de interpretación, es una

gran oportunidad a la hora de proponer una instancia de reflexión: la riqueza

fascinante de los personajes y los mundos descriptos, los hacen especialmente

atractivos.

Se puede analizar los mitos al estudiar su significado de acuerdo a lo que éstos

representan para su propia tradición en el momento en que estuvieron en apogeo.

Pero también se pude proponer una nueva lectura, una actualización, utilizándolos

como excusa para abordar un problema desde un nuevo ángulo, para revisar

conclusiones, para discutir e intercambiar ideas. Los contenidos mitológicos,

inspiran, motivan, despiertan. Se propone, entre otras cosas, utilizar los mitos como

un original recurso didáctico para propiciar la reflexión y el debate.

Me he nutrido de la irracionalidad que los envuelve, activando utopías, fomentando

temores, estos emergen de la tierra y se anclan en las fantasías, funcionan como

canteras donde el individuo prueba sus esencias, camina y emprende el vuelo de la

imaginación sin, con esto, llegar exclusivamente a una representación literal de los

mismos. Es así, como los mitos llegan a formar parte de la memoria oral, lo audio

visual, lo jetual y lo escrito.

Leyenda.

Relato fantástico o parcialmente histórico que la tradición ha ido elaborando: la

leyenda es un género literario que tiene su sede en la imaginación y se proyecta en la

realidad, pintándola, no como es sino como gustaría que fuese. A veces se da una

mezcla de hechos reales y de ficción, aunque se parte de situaciones históricamente

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verídicas. La palabra procede del latín medieval legenda y significa „lo que ha de ser

leído‟.

La leyenda se sitúa en un lugar y en una época específica y parte de hechos que

fueron reales aunque están idealizados. Se diferencian de la historia propiamente

dicha en el énfasis de la narración y en su finalidad, que siempre es de tipo didáctico

o nacionalista, para dar confianza a un pueblo en sí mismo en momentos en que se

necesita ardor y seguridad para enfrentarse a una situación nueva y peligrosa. Por otro

lado, a diferencia del mito, que se ocupa de los dioses, la leyenda retrata en general a

un héroe humano, como ocurre en el caso de la Iliada y la Odisea (de Homero), la

Eneida (de Virgilio) o el Cantar de mío Cid. Son legendarias también las historias

que nutrieron muchas novelas de caballería durante la edad media y que han servido

de fuente a escritores de épocas posteriores: así ocurre con la leyenda del rey Arturo,

con Carlomagno y con el alquimista alemán Fausto. Si nos vamos a Venezuela,

encontramos muchas leyendas como la de El Silbón, la de María Lionza, Florentino y

el Diablo por nombrar algunas. Particularmente no busco en mis obras plásticas traer

directamente a ningún mito o leyenda, posiblemente ellos se filtren de una manera

indirecta, ya que es cierto, que estos fabulosos recursos imaginarios están presentes

en la idiosincrasia de todos y de alguna manera nos trastocan y se manifiestan.

Posiblemente ellos viven en la esencia de mi propuesta. No es mi intención acudir a

ellos como motivos de “inspiración”.

Rumiando el Recuerdo.

Nietzche habló en una oportunidad acerca del conocimiento, comparándolo con la

acción de rumiar y como los cuatro estómagos de las reses pasan el alimento de uno a

otro y lo trasladan nuevamente a la boca para mezclarlo ya triturado. Dentro de mi

vive el conocimiento intentado asirlo más allá de los sentidos, alejándome de él para

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verlo mejor, tal como plantea el maestro Bertol Bretch en sus lecciones de teatro, con

su método del distanciamiento. La distancia hace ver mejor que la cercania, la última

por estar tan encima de nosotros nos impide apreciar las cosas. Al venirme a Caracas

se vinieron conmigo todos mis recuerdos, no tuve el complejo de dejar atrás mi

conexión emocional con la provincia. En mi soledad, cuando me sentía perdido en un

entorno ajeno, ellos fueron nuevamente triturados materia prima. Energía que se

activó durante el proceso creativo.

Salvo del factor hereditario y los instintos que heredamos también por

nuestro genotipo, todo lo que nos habita lo hemos sorbido poco a poco de

nuestro contexto y así todo el material que se compulsa en un proceso

creativo proviene de lo que cada cual ha ido asimilando en su convivencia

en un determinado contexto, reciente o lejano. André Ricard (1982,

p.135).8

Para la conformación de una obra artística, se extraen no sólo los materiales tangibles

que provee un entorno determinado, sino que a su vez, existe todo un proceso donde

la energía que habita en un lugar, material he intangible, juega un papel de suma

importancia al momento de la creación. Esta última información puede llegar a

nosotros en forma de cantos, mitos, refranes, cuentos y voces que nutren el

imaginario que rige la estructura intima de nuestra personalidad. Aun cuando en las

piezas que elaboro no existe una referencia literal sobre estos entes, la esencia de ese

material intangible se manifiesta ya que habita en el oscuro fondo de la memoria, la

fuente que alimenta todo acto creativo.

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¿Quienes viven en mí?

Un paisaje que se presenta como relámpago; tierra húmeda, hojas secas, sombras de

cuerpos que se desdibujan, mitos de pueblo: ecos confusos, cuentos de la abuela que

se hunden en la almohada. Historias que aún no terminan y envuelven el corazón.

Cobran un cuerpo transparente. Adelgazan en forma de líneas, manchas, signos como

un puñado de dientes. Huesos retorcidos e imágenes de piel, de cuero seco que

habitan en mi interior. Engranajes que se activan a través de los fragmentos, se

sedimentan y estrujan en el galpón de la memoria. Todos ellos abren espacios en el

torrente sanguíneo de mis manos para luego manifestarse en pintura palpitante y en

afilados objetos.

Desvincular mi arte de la memoria sería una deslealtad con mi existencia. Dentro de

mi mundo interior hay un reguero de espejos rotos. Llegan a un punto ciego en

contacto con el entorno que edifica el recuerdo. Crean un instante que guarda dentro

de sí procesos de tiempos presente y pasado. Vivimos atesorando fragmentos de una

vida a plazos, donde todo respira al compás del recuerdo.

La memoria se reconstruye a diario en el hacer cotidiano. No puede ser vista como un

proceso estático, sino como un espacio donde lo percibido a través de los sentidos se

transforma, muta y puede manifestarse luego con nuevas formas y a modo de síntesis.

Estos nuevos signos y símbolos integrarán la identidad del individuo, dando origen a

otras posibles maneras de pensar ante los otros. Una vez que se exterioriza ese primer

mundo interior que habita en la mente y el espíritu del individuo, se crea un

intercambio de resultados dentro de la basta cultura material que genera el arte y los

complejos mecanismos de comunicación que sostiene la sociedad.

Hablar de memoria es entrar directamente en lo que podría llamarse: los mecanismos

psíquicos; donde se gesta no sólo el pensamiento racional, que archiva la

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información lógica-objetiva; sino que de igual forma, intervienen las áreas del

inconciente, entendiéndolo como un proceso silencioso y espontáneo del pensamiento

y la intuición.

Las experiencias una vez interiorizadas son recreadas dentro de la psique del

individuo. En el caso del artista estas experiencias o vivencias, son expresadas con

características particulares, dependiendo de la personalidad y los prejuicios que

estructuran la identidad del personaje que la ejecuta; mostrándose en los resultados y

la nueva realidad que puede llegar a ser la obra de arte. El arte pasa a ser un ente o

cosa cargada de polisemia, que muestra a través de imágenes realidades y a su vez da

la oportunidad de tener nuevas lecturas del mundo. Son expresiones cargadas de

significado. El tópico más elemental en una comunicación. La imagen no existe en el

vacío, ella está cargada de contenido y se anida en la memoria, es una forma de

conocimiento que se apoya en las referencias conocidas.

Habla la memoria interna.

La Memoria a la que me refiero en mi propuesta artística, es la que se denomina

“memoria interior”. Este concepto alude en primer lugar, a un conocimiento

asimilado, producto de la profundidad reflexiva; es una especie de memoria nocturna,

onírica, inconciente. Es la memoria que se atornilla a las experiencias profundas,

apreciadas por un individuo, y nos redibuja en el instante que toca en lo más profundo

de nuestra alma y nuestros sentimientos. Al respecto Freud tiene el merito de

subrayar cómo la memoria no se funda sólo sobre la racionalidad de los intereses o en

la organización sistemática de los archivos mentales, sino también sobre la bases de

lo emotivo y de los procesos involuntarios.

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64

Es justo en el encuentro con esta memoria interior, donde se gesta un diálogo

verdadero con nosotros mismos. No se trata de obviar el mundo que nos rodea, ni

ensimismarse, tampoco inhibirse de las experiencias. Es dialogando con esencias y

principios, con personas y objetos que verdaderamente llegamos a las fibras internas,

se crea un amplio espacio de referencias, de enseñanzas que en el caso del artista, se

sintetizan en las obras que realiza, sin ser con ello literal en lo que se manifiesta. Esto

permite una lectura abierta. Convocando nuevas imágenes en la mente del espectador,

una vez allí se asumen como un todo mayor, son entonces suma de componentes, las

mismas tocan su memoria interna y se recrean dentro de otras vivencias. Al

producirse esta empatía, al ser visibles a través de los sentidos y el ejercicio de la

memoria, el cerebro recrea la obra y justo así cobra sentido. Ya que una imagen no

comprendida es invisible.

Memoria y otredad.

Para la realización de este proyecto apelo a la memoria y los recuerdos en mi deseo

de entenderme y construir mis señas de identidad, como una alternativa frente a la

masificación del pensamiento creador, sometido por las corrientes de moda o los

autoritarismos culturales imperantes. Hablo de señas de identidad como un camino a

seguir en el proceso de mi auto-construcción. En la necesidad que tengo de decir

quien soy, de afirmarme para encontrarme.

Recuerdo en este momento una clase, del primer año de pintura, donde el profesor

Víctor Hugo Irazábal, hablo sobre este tema, y citó la famosa frase del maestro

Joseph Buys: “En arte sólo se avanza a partir del punto en que uno se encuentra”.

Esta sentencia se clavó en lo más profundo de mí ser y me marcó un norte que me

permitió entender el arte como una manera de construirme y decir quien soy, de

afirmarme y reconocerme. Al reconocerme también abro espacio para que otros se

reconozcan a través de lo que hago, ya que en mi memoria también viven los otros.

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65

Ese otro que soy y sin el cual no existo. Ese otro que como mi sombra me acompaña

y me hace parte de un todo más amplio, de un colectivo. Esa búsqueda implica

abrazar un espacio, un lugar específico, con su propio imaginario y cruzarlo con el

inconsciente particular y el del otro. En este sentido viene a mi recuerdo la voz del

poeta Juan Ramos Jiménez.

Yo no soy yo. Soy éste

que va a mi lado sin yo verlo;

que, a veces voy a ver,

y que, a veces olvido.

El que calla, sereno, cuando hablo,

El que perdona, dulce, cuando odio,

El que pasea por donde no estoy,

El que quedará en pie cuando yo muera.

(Ramos Jiménez)

Resonancia con el lugar.

Siempre he considerado que somos cuerpo y espíritu que habitan en un momento y en

un lugar determinado. Entiendo el entorno como el lugar de lo posible no sólo desde

el ámbito de lo sensible sino también en lo estético. Donde lo conocido y lo

desconocido viven en constante diálogo. Dentro de mi propuesta planteada el entorno

es el lugar donde comienzo a buscarme. Un lugar que va más allá del simple espacio

físico, el cual está porque se acostumbra a que esté en ese sitio. Frente al espacio se

manifiesta una especie de distanciamiento, pasamos a su lado y somos indiferentes

ante su presencia, ya que no forma parte de nuestras vidas, ni satisface las

necesidades internas y externas de quienes lo habitan.

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66

El lugar me brinda un tipo especial de conocimiento, de sabiduría, de fuerte contenido

espiritual. El sentido de pertenencia que me conecta con ese ámbito. Es así como se

manifiesta con claridad lo esencial en la experiencia de vida dentro de ese territorio.

Si realmente queremos conocer el alma de las cosas que llenan el lugar, necesitamos

saber que en muchas de ellas están impregnados de lo sagrado. Lo percibo no sólo

como un ecosistema sensible, capaz de manifestarse en formas, sino también como

una fuente generadora de valores y costumbres que han promovido en mi, parte de lo

que soy a través del aprendizaje generador de cultura. El lugar es parte de mi arraigo

con el entorno ya que genera identidad y es referente de la memoria individual y

colectiva.

Cuando me centro dentro del concepto: (lugar), percibo una fuerte resonancia. “Según

la visión del mundo chino, el universo es un sistema armónico de resonancias; las

partes se corresponden unas a otras y se armonizan en el todo del cosmos. El objetivo

del artista es revelar estas armonías que subyacen en la realidad y que no pueden

percibir los sentidos, porque tales armonías están hechas de materiales más sutiles

que las partículas u ondas electromagnéticas que excitan los cinco sentidos”. Luís

Racionero (1975, p. 37).9

La empatía que se genera con el lugar nos hace penetrar, a través del arte, los

significados secretos de las cosas que lo conforman. No debemos olvidar que el arte

es un don, viene de un lugar de autodescubrimiento, de conocimiento interno. El

lugar nos permite revelarnos en el contexto, en la naturaleza, en el equilibrio que hace

presente la voz de la creación.

El pasado habita el presente.

El pasado se muestra no como simple recuerdo de una época, por el contrario, nuestro

presente se sostiene a partir de aquellos pensamientos o huellas transcurridas. La

existencia tapiza nuestra memoria de situaciones en las que priva “lo constante, lo

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recurrente y lo típico. Tal como señala Sigfried Gideon: “El presente se nos aparece

cada vez más como un mero eslabón entre el ayer y el mañana”. Sigfried Giedion

(1985, p. 22)10

. Todo lo cual nos conduce a salvar la distancia existente entre la

realidad externa y la interna, entre el pensar y el sentir, esta interacción abre paso a la

continuidad. Nuestras vivencias pasadas, se manifiestan en fragmentos, en islas

flotantes que escapan y traspasan el oscuro fondo que las separa de la realidad. Ellas

afloran, como parte de lo que somos, para decirnos lo que debemos expresar. Sin

embargo, muchas veces el pasado es tildado como caduco e inservible. Massimo

Desiato muestra un pensamiento que refleja claramente una postura en relación a esta

idea: “El artista, denominado ahora hombre fuerte, debe incorporar el pasado

cambiándolo de signo, haciéndolo propio, asumiéndolo en fin. (…) el hombre fuerte

crea sus propios hábitos, producto de una renovada reflexión”. Desiato Massimo

(1998, p.191).11

La necesidad de trasladar nuestros recuerdos al presente, transformándolos en nuevos

signos, en música, objetos, poesías, espacios arquitectónicos, entre otros, es en

principio dado por el instinto de sobrevivir, del mismo modo que la pretensión de

hacer que nuestro pensamiento trascienda las generaciones y se sostengan a pesar del

transcurrir del tiempo. Es una necesidad por dejar un rastro mientras se escudriña en

las huellas pasadas. La memoria integra pasado y presente, funde sus horizontes. Para

llegar a las fuentes de cualquier proceso artístico; es necesario hurgar en la memoria.

La memoria es potencia del alma por medio de la cual retiene y recuerda lo pasado.

La capacidad para reflexionar, le permite al hombre inferir, sacar consecuencia o

deducir una cosa de otra y aportar una nueva alternativa a lo existente, es decir…

crear. Por tanto esta es una estructura esencial que guarda los mecanismos para la

construcción del concepto artístico y los lenguajes plásticos.

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Historias de la abuela

Antaño los ancianos eran hermosos.

Porque ellos estaban “más cerca de

Dios” y eran ricos en experiencias.

Son muchas las historias que guardo,

de las vivencias al lado de María

Angelina, mi abuela, para escribirlos

en tan poco espacio. Muchas de estas

historias o cuentos eran narrados

mientras ella realizaba alguna tarea en

la casa: haciendo rollitos de tabacos,

cultivando sus plantas medicinales, o

simplemente mientras fumaba

acostada en un chinchorro.

Fig.12. María Angelina.

Autor: Roger López.

- Mire, después del pasito del morichal, allá en agua linda, donde yo tenía el fundo

viejo, “el asiento viejo” no pase poray en la noche o en la tardecita, porque ahí sale

una garza, ahí lan visto, comienza chiquita como cualquier garza, está ique bebiendo

agua, paro si usté se queda viéndola… esa se crece y crece y llega más alto que los

moriches, y cuidao se queda encantao y se lo lleva. Eso es un encanto. Eso no es una

garza, y a esos encantos les gustan más son los muchachitos porque son bonitos y no

tienen pecado. Bueno aunque Israel era un hombre ya viejo y se lo iba llevando un

encanto desos, porque dicen que ique hay encantos del bien y encantos del

diablo…bicho, así que no ande solo poray, ya se lo dije -.

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- Bueno de esos cachos que usted hace, mi papa me hizo hasta un vaso pa‟ que yo

tomara agua cuando andará en esos lomos de esos caballos, con ese solaso, y le

amarró una cabuya pa‟ que me lo guindara en la espada y no tuviera que bajarme del

caballo cuando andaba por esa sabana con esos muchachos: tu mamá, esa si le

gustaba anda conmigo, pero como fue bordona y nació enmantilla, a esa yo le daba lo

que pedía. Bueno ahora ya esos vasos no se usan, poco a poco las cosas se va

perdiendo, pero llegan otras, ¿verdad mijito?

- ¿Y pa‟ qué es eso?.., bueno pero de verdad que usted sí se parece a mi papá, él era

igualito a usted, en eso pues, de estar trabajando con las manos. El después de

trabajar en el conuco, o con el ganao, llegaba y se ponía a raspar esos cachos, con un

cuchillo amolaito; así como usted lo está haciendo. El sacaba de ahí pájaros, unas

flores negras que daban era miedo y garzas también hacía; un poco de cosas… ¿y

usted estudia eso en caracas?, hay que ver, quien iba a creer que eso que hacía mi

papá era bueno, y que se estudiaba. Poray debe estar uno de esos cachos guardao, de

esos que hacía él… él los sancochaba un rato con bastante leña pa‟ que se ablandaran

y pa‟ después poderlos abrir con un cuchillo. Porque eso si es duro, ¿y usted los abre

con el cuchillo también?, bueno el no trabajaba con dientes, ni eso otro que usted

hace, esas rayas, pero es como yo lo veía a él, me lo va a enseñar cuando lo termine

oyó, deben quedar bien bonito-.

- Por aquí, pero paya pa‟ esa pata e cerro de cocuiza, hay unos hombres que comen es

carbón. Son feos, pero no se dejan ver con la gente, esos ventean como el cunaguaro,

de lejos huelen a la gente y se esconden, pero si usted quiere verlos tiene que meterse

en ese monte, días viviendo ahí; y no bañarse con jabón de olor, y no llevar nada de

olor fuerte, y comé lo que encuentre en el camino, que ellos se confundan y cazalos

callaito pa‟ que no lo vean, pero son feos, blancos, altos y con puro pelo en toel cuerpo,

pero las mujeres no salen, esas si que no salen de donde viven, ay manito, dicen que de

ahí es que nosotros venimos, bueno a lo mejor, quien dice que no se sea verdad, son

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altos pero andan agachao. Bueno es que el hombre es malo y ellos saben que si los ven

los matan, que pecao, por eso viven así, y debe se por eso que es que han durao tanto-

Hibridación en el lenguaje plástico.

Néstor García Canclini (1992, p.228), define hibridación como: “procesos

socioculturales en los que estructuras o prácticas discretas, que existían en forma

separada, se combinan para generar nuevas estructuras, objetos y prácticas” 12

. En el

caso del arte este proceso se da de manera muy visible sobre todo en la

contemporaneidad donde los diversos lenguajes plásticos se entrecruzan por la

necesidad de hallar otros modos de entender el entorno. En los diversos artistas se

crean piezas que no siguen una línea continua pura y ortodoxa, sino que se inscriben en

el más vasto reflejo híbrido de la realidad. José Miguel G. Cortés nos deja un claro

ejemplo cuando afirma que (las inestabilidades en la representación empiezan con las

inestabilidades del lenguaje). José Miguel G. Cortes (1997, p.58)13

. Entendiéndose esta

inestabilidad como un aditivo indispensable del cambio, que nos empuja hacia el ojo

del huracán creativo.

Si bien, la estética purista, define lo híbrido como una estructura y categoría

desordenada del pensamiento donde se dan valores desarmónicos de estilos y técnicas

mal manejadas, en el arte contemporáneo o dentro de este concepto se revaloriza,

correspondiéndose más bien a los productos y resultados del cruce o mezcla para la

integración de elementos y disciplinas de distinta naturaleza que buscan unir la

experimentación con la herencia premoderna y la simbólica popular. Esto nos lleva a

repensar el papel actual del artista como creador de las innovaciones simbólicas en las

propuestas artísticas. Al respecto señala Canclini señala que: “Lo que llamamos arte no

es sólo lo que culmina en grandes obras, sino un espacio donde la sociedad realiza su

producción sensible”. Néstor García Canclini. (1992, p.230) 12

.

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En la búsqueda de apertura y ampliación de sus propuestas creativas un grueso número

de artistas en nuestro continente y el mundo entero se han abocado a elaborar

propuestas que responden al concepto de lo híbrido, lo cual en el plano socio-cultural

abre caminos hacia una multipolaridad sincrética, con el fin de quebrantar los límites

construidos durante la modernidad. Se trata de manifestaciones creativas que proponen

una puesta en escena a favor del mestizaje y el sincretismo estableciendo puntos de

encuentro como por ejemplo: entre el kitsch, el folklore, lo popular y la

contemporaneidad. Ello implica una posibilidad de convocar lo nacional, lo regional o

lo local sin dejar de tomar lo que nos interesa de las manifestaciones inscritas dentro

del llamado espacio global. Una especie de interacción entre sistemas estéticos

dispares que compartan códigos y mensajes contenedores de apropiaciones, se

entrecruzan lo propios de nuestra sociedad.

Mi investigación plástica no escapa a la realidad antes planteada. Ya que me nutro de

todos esos acervos. Me interesa lo popular-tradicional, no como un coto cerrado, sino

como una expresión abierta y amplia que sin olvidar su esencia es capaz de renovarse

al compás de los acontecimientos sociales, sin que deje de ser portador de la

sustancialidad ancestral que conforma la identidad del espacio que uno habite. Dentro

de este conjunto de pensamientos se ve reflejada la identidad como un componente

dinámico, nunca fosilizada.

Lo extrapictórico.

A partir de la aparición del collage y el ensamblaje se comenzó a incluir en las

pinturas materiales de orden extrapictórico. Este gran paso lo dieron los pintores

cubistas, especialmente el artista Kurt Schwitters, agregando fragmentos de papel,

tejidos y maderas al lienzo. Incorporando así elementos del mundo real a la pintura

tradicional. Schwitters escribió al respecto: “Puesto que el material es irrelevante,

tomo el que me parece si el cuadro lo exige. Puesto que puedo comparar entre

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diversos materiales, tengo una ventaja con respecto a la pintura que solo se vale del

oleo, y es que voy estableciendo una valoración no solo de color contra color, línea

contra línea, forma contra forma, etc. sino también de material contra material”.

Karin Thomas (1978, p.130) 14

Desde entonces, la realidad expresada en la pintura se hizo más real y creció el

inventario de materias y objetos que se incorporaron al soporte pictórico. Poco a

poco, el artista se distancia de lo bidimensional para alcanzar, mediante el

ensamblaje, con el dadaísmo, la conquista del espacio real. Marcel Duchamp inventa

los llamados Ready Made, haciendo de la obra un concepto que encuentra en el

objeto en bruto industrial una vía para manifestarse. El llamado De collage irrespeta

el material y el soporte mediante su transformación gracias a la acción del juego, del

borrado, cortes y rupturas, difuminados químicos, entre otras posibilidades. Los

aportes Allan Kaprow con sus ensamblajes liberan al objeto del soporte y pasa a ser

lo que siempre ha sido, un elemento más del más de la realidad. Con el Arte Povera el

objeto adquiere una nueva perspectiva dentro de lo extrapictórico, ya que da a

conocer complejas percepciones dentro del mundo de las cosas a partir de su

conformación marginal.

Javier Hernando, escribe para la presentación de la muestra Pintura sin Pintura,

celebrada en la Junta de Castilla y León, España al referirse al uso de lo

extrapictórico que “la razón de dichas extensiones materiales reside en la vocación

experimentalista propia del arte contemporáneo, si bien tampoco debe soslayarse las

nuevas necesidades expresivas y semánticas para las que una práctica tradicional de

la pintura resultaba ya insuficiente. Por lo tanto la inicial apertura fue alimentada más

tarde por la conceptual, estableciéndose desde entonces una acción reciproca, una

especie de retroalimentación que ya no se ha detenido: Javier Hernado (1978,

p.130).15

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Interacción de los sentidos.

El hombre percibe el mundo a través de los estímulos que el entorno constantemente

emite. Ellos son captados por medio de los tradicionales cinco sentidos, aunque según

algunos investigadores existen otros más. Mediante el sistema nervioso los estímulos,

en forma de sensaciones, llegan al cerebro, en donde mediante una serie de procesos

que involucran a la memoria se transforman en conocimiento que almacenamos o

trabajamos inmediatamente. Ya que existe una memoria sensorial, una a corto plazo o

memoria de trabajo y una a largo plazo.

El hombre, desde los más remotos tiempos, percibe el entorno como una serie de

signos a los cuales dota de significado. Transformando a la naturaleza en toda una

cartografía simbólica. Según los estudiosos nos distinguimos del animal, entre otras

cosas, por nuestra capacidad de generar símbolos. Lo cual nos condujo a la expresión

gestual y pictórica y a la creación del lenguaje, permitiendo así la comunicación.

En el arte, se presenta todo un andamiaje que sostiene la totalidad de la obra, y en la

que el espectador indaga hasta lograr percibir su estructura intima, para tal fin una

pieza puede requerir la utilización de los diferentes sentidos. En el teatro se puede dar

el requerimiento de los cinco sentidos al mismo tiempo, hablando de la sensorialidad

corporal. En las artes plásticas contemporáneas dos de los sentidos que más

interaccionan, durante el proceso de percepción de una obra, son la vista y el tacto.

También se puede manifestar, en una apreciación sensible más amplia, la

multisensorialidad la cual puede generar en el espectador una apreciación de mayor

significación en la obra, al permitir una percepción abierta y ampliada de la

información que se quiere transmitir. Tal es el caso del arte corporal con el

performance y el happening, el video, el Land Art e igualmente el arte procesual.

Una vez que la obra tiene la capacidad de producir diferentes lecturas, abre un canal

más amplio para la expresión y el cuestionamiento de los límites de la naturaleza del

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arte. Se logran fusiones entre diversos lenguajes y disciplinas que nada tiene que ver

con el concepto tradicional del arte. El realizador pasa a ser catalogado más como

artista que como pintor, escultor, dibujante y fotógrafo, entre otros. Ya que es

considerado un investigador o comunicador que se vale de las diversas técnicas o

medios para lograr su objetivo.

En mi caso, más allá de lo visual me interesa la interacción de la vista especialmente

con el tacto y con los otros sentidos. Para ello, recurro a la mezcla de estímulos táctiles

que como texturas diversas se manifiestan en las piezas. Ellas pueden, además de ser

vistas, ser tocadas, olidas, abrazadas y si es posible hasta saboreadas por el espectador.

Todo lo cual amplia la identidad del espectador con la pieza. Utilizo medios de

expresión que van desde el dibujo, la pintura, la fotografía, el collage, el objeto, el

video o cualquier medio que permita desarrollar las ideas que me inquieten en un

momento determinado. Puesto que creo que ningún medio muere o se vuelve obsoleto,

ellos están prestos a ser empleados tan vivamente como en sus orígenes. Esto permite

repensar, desde el arte contemporáneo y sus múltiples lenguajes.

Del objeto.

El objeto como parte del entorno no escapa a su inclusión como materia real en una

propuesta creativa. Bien se trate de objetos naturales o artificiales. Los primeros se

manifiestan en el entorno natural: una hoja, una piedra, un palo, un cacho, la piel de un

animal entre otros. Los artificiales nacieron de las manos del hombre en su afán por

dominar el entorno. Los objetos artificiales parten de principios simples que van

adquiriendo nuevas formas y diseños a medida que se ponen en funcionamiento y se

observan sus limitaciones para el desempeño de una determinada actividad. Un objeto

determinado es el resultado de los procesos de revisión, transformación y evolución a

los cuales el hombre lo somete.

Veamos algunas definiciones de objeto, para acercarnos un poco más al asunto:

Abraham Moles (1974) 16

., muestra en su libro:

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75

Etimológicamente (objectum) significa lanzado contra, cosa existente fuera de

nosotros mismos, cosa puesta delante de nosotros que tiene carácter material:

todo lo que se ofrece a la vista y afecta a los sentidos (Larousse). Los filósofos

emplean el término en el sentido de lo pensado, en oposición al ser pensante o

sujeto. (p.29).

Cirlot (1986), señala:

“José Ferrater Mora, en su Diccionario de filosofía, señala que << objeto es un

término multívoco; significa por una parte, lo contra-puesto (ob-jectum, gegen-

stand), con lo que se entiende lo opuesto o contrapuesto al sujeto; por otra

parte, y especialmente en el lenguaje escolástico, el objeto es lo que es pensado,

lo que forma el contenido de un acto de representación, con independencia de

su existencia real >>, esto es el objeto se halla fuera (físicamente) del sujeto,

apareciendo como cosa << que no es él >> y se halla también dentro del sujeto

como algo que << tampoco es él >>; pero que está contenido en su sistema

psicofísico.” José Ferrater Mora (1979, p.19) 17

El objeto un archivo de memoria.

Un objeto a medida que se usa también se carga de significados, lo cual se manifiesta

con mayor fuerza en el objeto artificial, me interesa el desgaste que se produce en

ellos, producto del constante uso. Transformándose en una especie de archivos de

huellas del hombre, del clima, del ambiente, de la intemperie que los consume

lentamente hasta llevarlos al margen donde el paisaje, el moho, el polvo, el asfalto, y

la humedad se instalan en ellos, evocan en mí la presencia de fósiles, materias

consumidas por la tierra y vomitadas por el tiempo. Ellos connotan momentos

trascurridos, y dialogan con la memoria.

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Fig.13. Jay Nobo.

Autor: Roger López.

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En el proceso de construcción de mis objetos los cargo con mi energía, la cual

logro transmitir con mis manos durante su elaboración. Es una actividad con

una fuerte carga artesanal y rudimentaria. Esta forma de construir responde a

mi momentáneo distanciamiento con un tipo de tecnología y medios de

construcción más avanzados. Desde la simpleza de elementos y técnicas,

como el raspado y cortes que hago con cuchillos, voy plasmando mi

imaginario, también los elaboro mediante la construcción de estructuras

metálicas, empleando la herrería. El resultado se inscribe en una especie de

objetos marginales. En ellos se puede hurgar la presencia directa de la mano

del hombre estableciendo síntesis en cuanto a su diseño, y a u vez guardan

toda una carga de memoria.

“En los objetos artesanales, en su mayoría realizados con materias naturales, el

envejecimiento se aprecia y suelen valorarse esas huellas del tiempo”. André Ricard.

(1982, p. 170). 7

.

Fig.14. Detalle: Jay Nobo.

Autor: Roger López.

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78

El objeto que es construido por las “manos” del artista, una vez elaborado funciona

como herramienta necesaria para conformar, el perfil e identidad del mismo. Como

bien es cierto que el artista se construye en la medida que se exterioriza en la obra.

Jean Baudrillard habla en referencia a este tipo de objetos: son los objetos singulares,

barroco, folklóricos, exóticos, antiguos. Parecen contradecir las exégesis casi del

cálculo funcional para responder a un deseo de otra índole: testimonio, recuerdo,

nostalgia, evasión. Se siente la tentación de descubrir en ellos una supervivencia del

orden tradicional y simbólico.

Estos objetos como identidad cultural, pueden llegar al carácter de icono, creando un

perfil social, la imagen característica de un lugar y hasta la representación del estado

profundo de una espiritualidad. En la arquitectura se ve ese carácter en su máximo

desarrollo, son más que meras cosas, todo lo creado en una cultura es reflejo de la

misma, posee un carácter enraizado en la conciencia de una población y por lo tanto

nos transfiere una información del ser y esencia del hombre.

Gracias al Puntum el objeto connota.

No debemos olvidar que un objeto aparte de su funcionalidad es un signo capaz de

connotar y denotar significados dentro de un espacio y un tiempo determinado. Es

una unidad de representación que se expresa a través del lenguaje visual. El discurso

denotativo de un objeto puede ser interpretado de una manera similar entre distintos

espectadores ya que emite un mensaje objetivo. En cambio el connotativo es

diferente, involucra algo personal, es decir de carácter subjetivo. Un objeto que

denota puede pasar a connotar. La clave para esta metamorfosis está en lo que Roland

Barthes, estudiando la imagen, denominó Puntum. El cual no es otra cosa que lo que

punza, detona la objetividad en subjetividad, mediante la participación de las

experiencias y sensaciones individuales. Es así como cada persona aporta significados

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al objeto que hacen que éste abandone su discurso denotativo para convertirse en

connotativo. Esta condición del objeto fue lo que descubrieron y aplicaron en sus

propuestas estéticas algunos artistas a partir de la vanguardia histórica hasta los

momentos actuales.

Kurt Schwitters, ha sido considerado como el artista que introdujo el objeto dentro de

un formato pictórico en las artes plásticas. Sus trabajos, a los cuales denominaba

Merz, se nutrían de objetos sin valor y diversos materiales de desecho. “Puesto que el

material es irrelevante, acotaba Schwitters, tomo el que me parece si el cuadro lo

exige”. Esta posibilidad permitió la entrada del objeto encontrado, buscado o

fabricado como componente de una propuesta plástica. Podemos considerar que el

objeto ha estado presente en los principales movimientos de arte moderno y

contemporáneo, tales como: el dadaísmo, el surrealismo, el pop, el sinetismo,el nuevo

realismo y hasta el conceptualismo.

Marcel Duchamp es sinónimo de inclusión del objeto, tal como lo brinda la industria,

generando el llamado ready-made, propuesta que dio un giro total al concepto de arte

y a la función artesanal del creador. Lo que para otros era simplemente un objeto

industrial, Duchamp lo redimensiona y lo llena de nuevos significados, éste origina

una lectura distinta que abre una polisemia en la obra, donde lo ambiguo y lo

aleatorio es motivo para construir el discurso de la pieza artística. En esta

transformación del objeto, gracias al puntum, puede desaparecer completamente la

función para las que éste fue elaborado, de manera que se activa en el espectador un

imaginario particular fundado a partir de signos que responde a nuevas ideas.

Un objeto puede llegar a transformarse en una alegoría de lo posible, en la medida

que entorno a él establecemos un juego de asociaciones, donde una cosa en concreto

deja de denotar, desde su característica primaria o motivo fundamental, para después

connotar. Este cambio es por medio de sistemas en los que una idea se fusiona con

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otra en la inventiva del artista y en la interpretación del espectador. Se crean lecturas

que pueden ser meras asociaciones desde lo arbitrario del pensamiento; un juego

aparentemente, desinteresado, que recrea al mundo. En este mecanismo se desprende

parte de la elaboración de mi propuesta artística, creo un sistema de asociaciones a

partir de una cosa en concreto. Allí nace parte del proceso de construcción de la obra:

desde lo aleatorio, la pluralidad, ambigüedad y multifuncionalidad de un objeto.

Fig. 15. Porta botella

Autor: Marcel Duchamp

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Objeto transicional.

Antes de hablar del objeto transicional, en este punto, abordare algunos aspectos del

proceso creativo del hombre desde el punto de vista de un psicoanalista. Este enfoque

trabaja la presencia del elemento lúdico como raíz de la cual surge el arte, considero

que el trabajo creativo es una actividad expresiva en la cual el artista juega con los

materiales de la forma que un determinado proceso lo decida. No se trata de lo que

hacemos, sino cómo lo hacemos. De allí que a algunos le interesan más los medios

que en los fines.

Fig.16. Los juguetes de Alejandro.

Autor: Roger López.

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Winnicott (nace en Plymouth, 1896-1971), fue un psicoanalista que dedicó gran parte

de su investigación al estudio del proceso creativo y a la construcción de un

pensamiento en pro de una mayor profundidad en el tema de la creación artística.

Entre sus teorías sustenta e interpreta los cambios repentinos dentro de los procesos

creativos, obteniendo una distorsión de la linealidad del aprendizaje. Ve la manera

como el individuo trastoca la realidad logrando nuevos espacios y nuevas zonas

virtuales. Se asombró observando, como los bebés comienza a hacer sus primeras

creaciones. Winnicott se presenta como un psicoanalista que en principio parte de las

publicaciones creadas por Freud, dando un aporte y una variante al psicoanálisis

profundizando en el tema de la creación de las obras de arte. A partir de Freud,

estamos familiarizados con la apreciación de lo que él denominó mundos internos en

el hombre. Origina una conciencia y una manera de entender el entorno no sólo con la

utilización de agentes externos, sino también con el mundo íntimo de cada individuo,

resaltando su importancia en el momento de elaborar el pensamiento. Posterior a esta

concepción se ha hablado de “objeto interno” que emerge desde el inconciente, como

por ejemplo: las fantasías y los sueños. De igual forma se explora “el objeto externo”

el que captamos con la utilización de los sentidos (gusto, tacto, olfato, audio, vista),

los cuales nos brindan la oportunidad de movernos, comunicarnos y vivir dentro del

contexto en el que habitamos. Winnicott parte de estos principios y plantea una

tercera realidad, una realidad ambigua que se mueve en los márgenes del mundo

externo y el interno.

Una frase leída en la que se expresa el carácter lúdico del niño, detonó en Winnicott

la necesidad de estudiar el comportamiento infantil, para así encontrar respuestas que

se adaptaran a los diferentes niveles y etapas del hombre y sus creaciones. “…En las

playas de innumerables mundos, los niños juegan”, escribió Rabindranath Tagor.

Alfonso Gisbert (2004, p.43)18

, esto bastó para que Winnicott fuese lo

suficientemente agudo en escuchar lo que guarda esta frase. Fue conmovido y

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83

motivado de tal manera, que dedicó parte de su vida a una comprensión psicoanalítica

al respecto.

Él buscó dentro del comportamiento del bebé, a partir del análisis de los actos, vistos

desde la postura del niño y no como era la tradición hasta ese entonces dentro del

terreno del psicoanálisis, que preferían ver al niño como un agente externo casi

incomprensible. Buscando respuestas acerca de la conducta y creatividad del infante,

Winnicott crea lo que denominó “fenómenos transicionales”, partiendo de la

observación y vinculación con esa serie de gestos y juegos que ejecuta el bebé desde

los primeros meses del nacimiento.

El concepto “objeto transicional” es una visión renovada y amplia del sentido de la

creatividad y del comportamiento infantil, dando un aporte de extraordinario valor

que se emplea no sólo para un mayor acercamiento en la primera etapa de vida del

niño, sino que este concepto es trasladado a diferentes etapas de la vida del hombre y

en especial a los procesos creativos del artista. Lo que para el bebé sería el espacio y

el objeto transicional, para el niño mayor es el juego en concreto, y para el artista la

creación de una obra de arte .…Winnicott identifica una zona de ilusión, ubicada

entre la realidad concreta y la fantasía, en la que el niño despliega su inventiva

creando juegos y mundos que lo acompañan diariamente, originando lo que él

denominó “Objeto transicional” ello representa la realidad interna “omnipotente” y

la externa. Es la primera creación del bebé, no es una fantasía ni una ilusión, es algo

real, es un objeto encontrado, pero al mismo tiempo es algo creado por el bebé, ya

que éste le imprime su intimidad o quizá siendo mas certero, le imprime su

temperamento, así crea su primer signo y posteriormente logra el símbolo.“En el

símbolo dice Humboldt, la idea <<permanece eternamente inasible>>; <<aun cuando

se diga en todas las lenguas permanece inasible>>. Este primer símbolo se irá

complementando y conjugando con otros, y así ir formando las ideas y el lenguaje

que lo caracterizará como humano.

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84

Este proceso de espacio transicional se repite, constantemente, creando una zona de

ilusión. A medida que el niño va creciendo encuentra nuevos juegos, dudas y

respuestas que formarán el tejido de su personalidad, lo que sucede de forma similar

dentro del proceso de contracción de lo que denominamos obra de arte.

En referencia a la idea originaría de objeto transicional se coloca la siguiente

lectura, de la cual podemos hacer nuestras propias reflexiones:

A este aspecto hay una interesante y muy conocida observación de Freud

referida a un bebé, nieto suyo, que vale la pena recordar aquí. A este bebé, su

madre lo acababa de dejar sólo en la cuna (para ocuparse de otras cosas) con

un carretel atado a un hilo, a su vez atado a la baranda de la cuna, que el niño

usaba para jugar. Desde un escondido lugar de observación, Freud vio que el

niño, apenas desaparecía su madre, tiraba el carretel fuera de la cuna, de

forma que quedaba fuera de su campo de visión, y en ese momento dijo:

“¡Fort!”. En alemán, esta palabra querría significar algo así como “¡no está!”.

Lo que dejó sorprendido a Freud es que, acto seguido, su nieto haló el hilo el

cual estaba atado el carretel, hasta que éste reapareció ante su vista, momento

en que, lleno de evidente júbilo, exclamó: “¡Da!”, que venía a significar

“¡aquí!” o “¡aquí está!”. Este juego se repitió así por algún tiempo, hasta que

la madre volvió. Freud dedujo que en este juego el carretel era una

representación de la madre, o más exactamente, de la ausencia-presencia de la

madre, que le permitía al niño jugar a que él la desaparecía y regresaba a

voluntad, en vez de sufrir pasivamente su desaparición, y ello le permitía

permanecer tranquilo y absorto, ejercitando su “poder” lúdicamente, mientras

ella no estaba.

Ahora bien, preguntémosno, tal como hizo Winnicott (1971) a propósito de

su conocido “objeto transicional” (pues este juguete, desde luego, entra en esa

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definición): ¿ese dispositivo hilo-carretel fue encontrado por el niño (al fin y

al cabo fue la madre quien se lo suministró), o creado por él (pues fue él

quien lo dotó de sentido al juego)?, según Winnicott, quien trata de ubicarse

en el punto de vista del bebé, esa pregunta no tiene respuesta, porque para

este último ambas posibilidades, encontrado o creado, coinciden en un

“espacio transcional”. Alfonso Gisbert (2004, pp.22-23). 18

En ese territorio especial del juego, y sólo en él, es el niño quien manda. Terminado

el juego, la “realidad” puede retornar, con toda su carga que ésta trae.

El poeta hace lo mismo que el niño que juega: crea un mundo de fantasía al que toma

muy en serio al tiempo que lo separa tajantemente de la “realidad” o lo incluye en

medidas multiplicadas. Es en ese poetizar y en el caso del artista plástico el de crear,

donde encuentro gran empatía con esta teoría. Como un niño que juega con una

“cosa” y le imprime diversos significados; una caja que se transforma en carro, al

poco rato es una casa, un avión, o un sin fin de objetos que nacen de su simplicidad

primaria. En mi hacer varío las técnicas, moviéndome con una diversidad de

inquietudes que originan mi obra sólo con la ligera sospecha que me encuentro y me

comunico en cada uno de los resultados obtenidos, sin identificar si mi obra es

producto de simples recolectas o de un ejecutar desde cero.

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El animal que también soy.

Busco en el animal, el animal que llevo dentro. Aquel que me conduce en la aventura

interior. Indago en su materia la libertad de un Jardín primitivo, allí donde la

imaginación abraza el horizonte. Hablo un lenguaje alquimia. Me dejo seducir por las

manos del artesano que hurga en la materia para transformarla en expresión pura. Por

tal razón en mis objetos he venido explorando la materia animal, en especial la que

me proporciona el ganado vacuno, apropiándome de la contundencia que poseen

algunas de sus parte, como son la piel, cascos, dientes y cuernos, elementos éstos que

más que ser objetos son materia bruta; su forma original la mantengo puesto que

viene dada por un proceso netamente orgánico y biológico en la que el color, la

textura y la temperatura, se manifiestan en su estado natural que sensibilizan mi

hacer. Como señala Marta Harnecker dando alguna definición, “materia bruta, es la

sustancia que proviene directamente de la naturaleza, aquella que el trabajo no hace

sino desprender de ella. Ejemplos: los árboles que esperan ser cortados en los

bosques; el mineral que va a ser extraído en las minas, etc.” Marta Harnecker. (1981,

p.21).19

Esta materia después de ser descontextualizada mediante la creación de ensamblajes

con otras de las partes del animal, adherirás a cualquier soporte, me brinda la

posibilidad de nuevos significados y así lo que antes era sólo masa, peso y volumen,

trasciende al nivel de objeto artístico. Es justamente en ese traslado y manipulación

de la materia por medio de un proceso manual, en el caso de mis piezas, donde entra

el concepto de lo “objetual”. Dejo que el material se manifieste. Tocando su

superficie encuentro la forma definitiva de la obra. Rozando con mis dedos encuentro

el dibujo, el ritmo, y hasta el tono o fuerza del boceto. Busco una obra concreta:

piezas que se inscriben en un apostar por la materia, una obra en la que aplaudo y

encuentro un perfil o una identidad en lo “estable” del objeto. Es desde el hacer,

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desde lo casi artesanal donde se apoya mi búsqueda; es una necesidad de dejar que la

sensibilidad del concepto se instale en la rotunda materialidad.

Hay objetos que construyo mediante la repetida unión de un elemento preciso con

otros de igual características, hasta formar una estructura mayor. El material que

utilizo en la mayoría de los casos es extraído de la naturaleza. La materia orgánica

posee una energía íntima que no se consigue dentro de los materiales industriales. De

igual forma considero que la materia orgánica tiene un carácter ordinario que me

cautiva y da una factura agradable para el resultado final del objeto artístico. Piezas

con una energía arcaica o primitiva en su presencia; producidos dentro del espacio

tecnificado en el que vivo; apuesto a la sensibilidad y expresividad de los elementos

pobres, lo popular, y a la elaboración “artesanal”. Inevitablemente por consecuencia,

estas características me ubican cerca de los planteamientos conceptuales y estéticos

del arte povera. Dentro de esa serie de objetos busco una sinceridad con mi obra,

fundada en lo rudimentario de la materia, en su singular “pobreza”. “Es la pobreza la

que da lugar a la invención”. Jean Baudrillard, (1969, p.15).20

La vaca en el horizonte.

El uso de la impronta animal, de sus dientes, piel, cuernos y excrementos, se

relaciona desde la antigüedad a la invocación que hace el hombre de las facultades

físicas o espirituales del animal. Adueñarse de la piel para vestirse, de los dientes para

adornarse o incluso protegerse, de los cuernos como instrumento de música, de

guerra, o de efecto invocador de propiedades ancestrales, es una constante que viene

de cultura a cultura y resuena hasta nuestros días. Invocación de la fuerza de la

naturaleza, de la estirpe, asimilación del aliento del animal que resulta en la ejecución

de un ritual, de un zoomorfismo del hombre en cuanto éste se asume como un animal

diferente que media desde la asimilación del otro como un objeto con y en el

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mundo, otorgándole además valores simbólicos. El animal representado como un

todo y cada uno de los elementos que de él tomo proyecta, tanto desde lo particular

como desde el conjunto, ideas de instinto primario, trascendencia, continuidad, entre

otros.

Fig.17. Agua Linda.

Autor: Roger López.

Juan Eduardo Cirlot nos señala que la vaca simbólicamente está:

“Asociada a la tierra y a la luna. Numerosas diosas lunares llevan cuernos de vaca.

Como símbolo de la madre, corresponde a la diosa primigenia Neith, primera

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sustancia húmeda y dotada de ciertas características andróginas, ginandras. En

Egipto, asociada a la idea de calor vital.” Cirlot, Juan Eduardo. (1991, p.455). 21

De manera general la vaca es símbolo de la tierra nutricia, figura relacionada a otra

esencia femenina: la luna, símbolo de fecundidad ligada a los ciclos del agro, el cuido

y trato de la tierra. Esta primera y reveladora imagen nos presenta la vaca como un

animal primordialmente asociado a la tierra y a las ideas de fecundidad, alimentación,

y a la digestión. El hecho de usar elementos de este animal, y no de otro, puede ser,

quizá porque de algún modo haya cierta resonancia inconsciente con la simbología

que de ella emana como figura matriarcal conectada de manera tan directa a la tierra.

Me interesa la digestión pausada que hace el animal de sus alimentos, de la vida que

brinda la tierra, como una metáfora de la digestión que hago yo mismo del territorio,

del paisaje, que a lo largo de diferentes procesos he traducido hasta llegar a estas

esferas presentadas en el trabajo especial de grado…como piedras rodantes. El rumiar

de la vaca puede ser una imagen para entender el modo en que vuelvo sobre mi

paisaje primario, regurgitándolo para absorber sus esencias.

Fig. 18. Agua Linda

Autor: El Autor

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Fig.19. Matadero.

Autor: Roger López.

La empatía con el material.

Los materiales que empleo acuden a mí por empatía. Los veo como unidades

cargadas de cierta violencia vital sosegada, especies de fósiles míticos, monstruos,

formas de vidas que nos antecedieron pero de las que por alguna razón conservamos

una referencia, un recuerdo previo al conocimiento.

Extraigo gran partes del ganado vacuno, de mataderos (lugar en el que se observan

constantes sacrificios de reses - sufriendo procesos de desmembramiento), dando pie

a una lectura no convencional del animal domesticado, transformando aquellos

elementos en objeto de estudio, tanto estético como conceptual. Al relacionarme con

dicho trabajo de carnicería, me valgo de lo palpable y del recuerdo.

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El recurso fotográfico lo utilizo para registrar huellas, la aglomeración de las partes

del animal que crean escenas que enriquecen mi imaginario. Veo la imagen de un

animal industrializado. Cómo el hombre hace uso de cada una de las partes que

integra a las reces. Me motivo a buscar soluciones y mecanismo para aprovechar al

animal, no sólo desde lo meramente comestible, si no que abro posibilidades para

establecer imágenes que lleven al hombre al terreno de la contemplación; siendo más

exacto, a la contemplación de algunas partes que son desechadas o transformadas en

alimentos para otros animales, los huesos, dientes, rabos, cascos. En el momento que

me apropio de dichas partes, las integro a mí hacer plástico, y las confronto con otras

obras.

Animales que emergen de la psique humana, que identifican al animal simbólico que

le da sentido a nuestra relación con la tierra como órgano madre de las formas

irracionales. Logrando imágenes donde se aborda el espacio pictórico que parece

alimentarse con la alegoría de nuestros temores y sentimientos más primarios y

profundos. Comparto este mismo compromiso por hurgar en los vestigios de nuestra

memoria y el subconsciente, para lograr unas ideas o formas que se inscriba en el

hacer no literal, en el hacer desde la metáfora, abriendo posibles lecturas que escapan

del encierro dentro de la lógica; donde los juegos de asociación entre signos y

símbolos como código abstracto son la columna de casi la totalidad de mis

propuestas.

El arte hace un revelamiento siniestro, convirtiendo lo desagradable, así como lo

fétido, en objeto de belleza y conocimiento. En mi caso creo especies de fósiles

partiendo de la materia áspera y mundana proveniente del animal. Estructuras hechas

con cuernos, y en algunos casos con la utilización de dientes; agrupándolos y

modulándolos entre sí, para crear imágenes extrañas ajenas a los objetos familiares

con las que a diario convivimos; conectándonos con una naturaleza primaria a través

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de una manera personal de abordar el problema artístico, nos recuerdan de qué

estamos hechos; que debajo de nuestros trajes y nuestra piel animal está lo

extraordinario: hueso, dientes, carne, tejido, viseras y demás órganos vitales.

Ya desde la antigüedad el uso de estos elementos ha estado unido a un deseo de

preservar, tal vez la memoria, los gestos o las características físicas y metafísicas del

animal. La invocación de sus fuerzas, su aliento por medio de rituales. Han sido

considerados como mediadores entre el hombre y las fuerzas vitales de la tierra,

incluso de los dioses. Es obvio entender el por qué de su veneración en culturas como

india.

Escuchar lo que la materia dice.

Abordo el problema de la creación de ciertos objetos con la ligera sensación de

escuchar la materia con que trabajo. Entonces se activan los sentidos… el tacto…

mis piezas nunca responden a una representación o imitación de un objeto externo. Es

decir, aún cuando llevo bastante tiempo observando los procesos de relaciones y

convivencias de las reses: el ritmo de su andar, el modo en que se agrupan, sus

alteraciones nerviosas o sus reflejos, la parsimonia y la solemnidad de su presencia, la

singular ingenuidad que viaja en la poesía que evocan sus nombres: “Lucerito”, “Flor

de mayo”, “Perinola”, “Serranía”, “Orinoco”, “Papelón”, “Viene el día”, “Pan

quemao”…; a pesar de ello, nunca he sentido la necesidad de construir o imitarlas tal

como se ven en la realidad. Es en el descomponer, desde el reducir y sintetizar las

formas, donde está mi búsqueda y fundamento. El objeto estético que elaboro tiene

estas características fundamentales al tiempo que se distancia prudencialmente del

contexto urbano en el que convivo a diario, aun cuando en éste también encuentro la

síntesis del objeto. Podría decir que en este mismo diálogo prudente con el entorno,

encuentro ciertos signos presentes en mi obra, los cuales luego de ser digeridos en mi

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interior son expresados o plasmados plásticamente de manera casi inconsciente. No

solamente son principios que están en el mundo material industrializado, sino que

nacen de la tierra misma, como una flor que posee una estructura simple en

apariencia: pétalos que se asemejan unos a otros y se repiten y se repiten hasta

establecer la forma definitiva que la caracteriza. Es el principio lo que conmueve mi

búsqueda, cómo un mismo material muta en diferentes objetos, o una línea varía en

infinitos ritmos y formas más allá de lo que pueda representar en el dibujo.

Fig.20. los cueros

Autor: Roger López

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Sobre la Piel.

La piel de los animales ha sido utilizada por el ser humano, en una variedad de

maneras. La piel nos ha acompañado desde la prehistoria hasta nuestros días. Vemos

la piel presente en diversas manifestaciones:

- En la vestidura: pantalones, sombreros, zapatos, carteras, correas, pulseras, collares,

zarcillos.

- En utensilios u objetos como bolsas, sillas, alfombras, sabanas, látigos, adornos.

- En instrumentos musicales como los tambores y algunos instrumentos de cuerdas

rudimentarios.

- En el arte…

La piel es el mayor órgano del cuerpo humano, o animal. Actúa como barrera

protectora que aísla al organismo del medio que le rodea, protegiéndole y

contribuyendo a mantener íntegras sus estructuras, al tiempo que actúa como sistema

de comunicación con el entorno, y variando en cada especie. Con la piel sentimos o

percibimos a través del sentido del tacto, el mundo que nos rodea. Logramos llevar al

cerebro información del frío, del calor, las texturas, o las formas.

Por todo esto la piel es un órgano y un sentido a la vez, cuando es utilizada en el arte

sigue siendo un órgano y un sentido, se transforma en una extrapolación en todas sus

formas. De ese modo la piel se transforma en un material de trabajo muy particular,

ya que la piel de un animal, ofrece muchas posibilidades como lo son:

-.Colores y pigmentos, que ofrecen huellas del tiempo, asoman la idea de la edad del

animal, su tránsito por la vida, sus marcas, cicatrices.

-.Textura, pliegues, adaptación a la superficie y al volumen.

-.Combinación de apariencias difíciles de reproducir artificialmente, ya que su origen

es natural.

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-.La sensación de que dicha piel a podido tener otra suerte, podrirse y volver al polvo,

pero que ahora puede perdurar como una obra, que rememora al estado salvaje del

animal que una vez fue y que ahora sigue siéndolo desde otra perspectiva.

La sensualidad de un material, seduce al ser tocado o ser visto cuando estamos

relacionados con una obra de arte. La misma puede estar constituida por uno o varios

materiales, ellos muchas veces nos atraen o nos intimidan, en ese juego sensorial se

puede tropezar con la magia de la curiosidad y podemos dejarnos llevar…

Fig.21. Soleruco.

Autor: Roger López.

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En ese dejarse llevar por los detalles, por su extrañeza, por su secreto, se logra

extraer, así, el ritmo de la obra y la lectura más intima que ésta pueda guardar.

Posteriormente en la búsqueda de alguna respuesta caemos en la consciencia de que

hay un número mayor de posibilidades válidas, pero nos ha marcado la experiencia

primaria e inducida percepción.

La piel muestra un paisaje silencioso y abstracto que se abre a la metáfora y el

discurso. La piel para algunos es como un lienzo, en ellas dibuja, hierran y plasman

mensajes. En otras ocasiones la piel es ya una obra que no requiere elementos

aleatorios, recuerdan mapas, cartografías, mostrando siluetas a veces regulares en

otras irregulares o abstractas, pigmentos, puntos, manchas, rayas, toda una variedad

de señales bidimensionales, espontáneas de la naturaleza hacen un símil con rocas

ígneas y metamórficas, ayudan a edificar un paisaje, convirtiéndose en un bloque o

pieza de construcción. Para muchos otros la piel ya en sí no es sólo piel, con su

textura, forma y color sin nada más, habla sin palabras, un código mudo, dejando el

mensaje en el subconsciente.

Retazos de piel recrean una nueva piel, es tal vez esa sensación de lo heterogéneo

compitiendo contra lo homogéneo lo que hace lo hibrido, unir y atar pedazos en la

búsqueda de nuevas formas o simplemente dar vuelta a las cosas, para verlas desde

otros puntos de vista que merecen igual atención. Cayendo ingenuamente en

metamorfosis, creando algo extraño o nuevo, con la herramienta natural del azar, de

la combinación y de la selección. En ese primer juego como de niño que recortar,

pega, y combina, subyace de manera innata la esencia y la clave de la naturaleza, bajo

su forma más idealizada y primogénita.

El tener la libertad de combinar, de crear un mundo propio, donde el reciclar es

empleado, tanto que al unir trozos de piel el límite de un color con otros hacen

contrastes o analogías dando así transiciones y ambigüedades difusas. Cuando se

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intenta esa difusión se tropieza con el efecto de una misma piel, aunque ésta, en su

composición, esté constituida por varios recortes.

En ocasiones elaboro piezas con un solo pedazo de piel, “lo simple a veces es puro”,

donde no hay combinación se crea o se plantea un nuevo acertijo, también

interesante: ¿cómo lograr con una misma piel u objeto el resultado de combinación, el

resultado de originalidad? Es algo que se resuelve algunas veces combinando con

otros materiales u objetos completamente distintos, como la piel del ganado vacuno y

sus cachos, o sus dientes. Otras veces el mismo objeto, la misma piel por ejemplo,

con una sola textura, un solo color, la solución se despejada y se consigue el resultado

esperado, se trata de darle forma a los materiales para que reclame su espacio como

obra de arte. Guardando grandes sentimientos, como una partícula simple en un fondo

ampliado, una forma simple bien sea bidimensional o tridimensional, fácil de

identificar, una piel, una imagen que se unifica en toda su exterioridad, un signo que

abre puertas en su superficie. Sí, un objeto puro en medio de una expansión vasta,

como una cabeza de animal blanqueada por el tiempo, sola, en medio del desierto y

las dunas onduladas de arenas, ese tipo de relaciones incitan a meditar, a reflexionar,

cuán simple somos, cuán solo estamos, sin ser más nada que nosotros mismos, sin ser

más nada que piel, huesos y polvo.

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Cuernos potencia vital.

El cuerno, parte del cuerpo de un animal, o herramienta de penetración y dominio del

territorio, de conquista del espacio sugerido en la representación del paisaje. “El

cuerno tiene el sentido primitivo de eminencia, de elevación. Su simbolismo es el del

poder” Chevalier Jean (1993, p388.)22

. Poder de alcance, abarcando el territorio y

elevándose sobre el cuerpo, conectando las ideas de poder y superación de lo físico:

símbolo dual de dominio y de inmortalidad.

A la vez el cuerno es potencia del cuerpo viril, en hebreo queren, sánscrito singa, (en

argot italiano el pene se llama corno). El cuerno alude de la misma manera al cuerpo,

poder y fuerza. “Es en este punto impreciso donde la Omnipotencia llega a unirse a la

agresividad y todo cuerno acaba por significar poder agresivo, del bien como del mal.

En esta conjunción de los cuernos animales y del jefe político o religioso

descubrimos un procedimiento de anexión del poder por apropiación mágica de los

objetos simbólicos. El cuerno, el trofeo es exaltación y apropiación de la fuerza”.

Otra vez podemos entender este poder como el que se obtiene con el conocimiento y

el dominio del territorio, por la expansión metafísica que hacemos sobre él: paisaje y

espiritualidad.

Vemos al cuerno como instrumento sonoro, en los comienzos de las civilizaciones,

con ellos se alertaba la llegada de alguien, la partida de alguien o el comienzo de una

batalla. Ese sonido profundo, estremecía al hombre y a la vez le daba fuerzas, lo

acercaba al sentido salvaje y bestial, necesarios en una cruel batalla, para defender o

conquistar territorios.

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Fig.22. Soleruco.

Autor: Roger López.

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Fig.23. Choque de cuernos.

Autor: Roger López.

Choque de cuernos.

Al principio mi pintura se asociaba únicamente con el expresionismo abstracto:,

manchas, empastes de color, líneas, signos, atmósferas, luego comenzó a hermanarse

con el informalismo. Aun cuando los resultados eran aceptables sentía la necesidad de

encontrar unos trabajos donde estuviese más en evidencia el carácter sensorial de lo

materico. Esas pinturas se enmarcaban en las escuelas norteamericanas y europeas, lo

que en cierto grado me incomodaba al faltar una raíz regional. En una oportunidad

decido ir a mi pueblo natal, sin ningún tipo de instrumentos, ni materiales propio de

las artes plásticas. Sólo con la inquietud de realizar una pieza nacida desde los

materiales encontrados en Caicara del Orinoco, después de recorridos por las zonas

rurales y por los mataderos de reses fui recolectando pieles, las cuales posteriormente

fui asociando con aquellas primeras manchas obtenidas después de trabajar con tintas

y esmaltes, sobre papel. La diferencia que esta vez se obtenían directamente de la

naturaleza del animal, su piel. En una oportunidad caminando entre los vertederos de

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basura, donde llegan los restos de los mataderos, me vi chocando con cuernos. Al ver

muchos de éstos, supe que su contundencia de objeto extraño se instalaría dentro de la

propuesta a realizar en esos días, su peso, volumen, color y forma que los

caracterizas. Al unir varios de ellos, por medio de alambres obtuve una especie de

garabato tridimensional, el cual tenía gran resonancia con mi mundo exterior. La

tierra que se manifiesta en su superficie, paisaje de Guayana que se revela en su

forma ancestral, forma maciza, unidas con estiércol de vaca y algunas resinas, dieron

una pieza, la primera de toda una serie dentro de esta búsqueda.

Fig.24. Vuela cachos.

Autor: Roger López.

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Fig.25. Densidad del olvido.

Autor: Roger López.

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La bosta.

El residuo de la digestión de la vaca da origen a la bosta, la fase final del proceso de

asimilación que el animal hace del pasto del paisaje, además es el inicio de otros

procesos naturales donde el desecho se convierte en nutriente para todo el sistema

sobre el que se sustenta el ecosistema de la zona. En mi obra la bosta funciona

también como nutriente, como materia primaria de la confección de mis esferas. El

mismo Cirlot señala con respecto a los excrementos algo que Sigmund Freud también

afirma: la estrecha relación que hacemos de los desechos con lo más valioso. Nos

dice: “Por eso, en leyendas y cuentos aparece la sorprendente relación de las heces y

el oro, relación que también surge en la alquimia, pues la nigredo y la obtención del

aurum philosophicum son los dos extremos de la obra de transmutación. Todo este

simbolismo se halla en la frase de Nietzsche: Desde lo más bajo ha de alcanzar su

ápice lo más alto”. (Cirlot, 1991, p.202). 21

Con la deglución del espacio, del paisaje, ocurre un traslado de la energía esencial de

ese lugar, energía que se digiere y que encuentra en la bosta una nueva masa

susceptible de ser moldeada. La bosta como abstracción del paisaje, descomposición

en micro fragmentos, es destino y origen, principio y final, término y comienzo de

nuevos paisajes, de territorios metafísicos. Se crean resonancias entre la conversión

del desecho orgánico en artefacto y la experiencia vital dentro del territorio en

representación de paisajes, en cuanto la digestión de lo físico natural (de la bosta o

del territorio) es inicio, alimento, abono, de la construcción de las esferas y de mi

representación abstracta que hago del paisaje.

Entiendo la bosta como compresión y comprensión del espacio. Residuo de la

conciencia. Puede considerarse un resto de lo diurno. La culminación de un ciclo de

la luminosidad, de la alimentación, el otro lado desde donde vuelve a generarse lo

vital, y para los alquímicos el oro.

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Narración de recorridos: la bosta es memoria.

Mi primer encuentro con la bosta viene desde niño. Cuando dedicaba días completos

a su recolección, en las llanuras y en los corrales, par posteriormente utilizarlo como

abono para los sembradíos en el campo.

Fig.24. Extracción del estiércol.

El Autor: Roger López.

Otra de las labores en la que tuve contacto temprano con la bosta. Era su uso como

parte de la mezcla para la fabricación de casas, para empañetar las paredes. En el

lenguaje del albañil, especie de friso o de revestimiento. La mezcla para empañetar se

compone de bosta fresca y bosta ceca, arena y paja, la cual se amasa con los pies,

hasta obtener el punto ideal, se toma con las manos, se elabora un esferoide y se abate

contra la pared extendiéndose igualmente con las manos de manera uniforme y

nivelada. Este recubrimiento ayuda a que las paredes de barro perduren más, y a que

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la temperatura dentro de la casa sea más fresca. Suerte de ambiente acondicionado

rural.

En mi trabajo plástico la bosta se transforma en objeto, con volumen y peso. Formas

que remiten a las piedras del precámbrico que se encuentran en el paisaje de

Guayana, donde pase toda mi infancia y parte de mi juventud. Objetos escatológicos

que responden una concepción de arte donde lo precario es protagonista.

Fig.26. Dientes sobre trapo.

Autor: Roger López.

Mostrar los dientes.

El enlace, la puerta, que une lo externo del espacio y lo interno de su reconocimiento

como paisaje, encuentra su bisagra en la utilización de los dientes como herramientas,

pero sobre todo como frontera, como limite mediador entre ambos espacios, lo

externo y lo interno, en tanto que como señala Cirlot 19

: “...constituyen las almenas,

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el muro y la defensa del hombre interior, en el aspecto energético material, como la

mirada y los ojos en el sentido espiritual”. Cirlot (1991, p.171). Los dientes están

dispuestos a devorarnos en tanto se distribuyen sobre las esferas como erizos,

preservando el interior de éstas y arrancando de nuestras carnes, de nuestro follaje,

nuestras experiencias del territorio, reales o simuladas, para alimentarse de nuestra

percepciones, convirtiéndose en vehículos donde proyectaremos nuestros discursos

sobre el espacio, la memoria o incluso la muerte.

Fig.27. Dientes sobre trapo.

Autor: Roger López.

A su vez Jean Chevalier y Alain Gheerbrant 22

cierran la referencia señalando que “El

diente sería en fin un símbolo del tiempo”(1993, p.418), similar simbolismo al que

reciben los huesos, que por ser unos de los elementos más imperecederos del cuerpo,

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reciben en mucha culturas la designación de resto vital, siendo considerado en

algunos casos asiento del alma. La relación espacio- temporal con la que el animal se

relaciona con su entorno, es de algún modo, similar a nuestra construcción del paisaje

y de la memoria que de él tenemos.

Fig.28. Dientes sobre trapo.

Autor: Roger López.

Y así como para entender el territorio físico acabamos siempre fragmentándolo en

micro partes que permiten asimilarlo, engullendo nuestras percepciones como

vehículos donde proyectaremos nuestros discursos sobre el espacio, la memoria e

incluso la muerte, así también el diente se compone como símbolo del tiempo:

“instrumento de tomar posesión, o incluso de la asimilación. La muela que tritura,

para asimilar alimentos”. Recuerdan la fuerza de la masticación y la violencia que

encubre el deseo de incorporación del mundo material. Separador de las esencias,

divisor y multiplicador del territorio. Los dientes hablan del modo en que

desmiembran el alimento que recibimos, para digerirlo y transformarlo en síntesis.

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108

Fig.29. Dientes sobre trapo.

Autor: Roger López.

Sin la intención de alejarme de los significados y las simbologías que posee el diente

y el hueso, traigo a mi memoria una frase anónima que se conecta con las sensaciones

que me trasmiten. Una materia o un signo, seducen no sólo con el significado que

sobre éste se emiten, sino en aquello que guarda o esconde celosamente en su interior.

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Fig.30. Dientes sobre trapo.

Autor: Roger López.

La serialidad.

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Antes de hablar e indagar en la idea de lo que representa la serialidad y de su

presencia en mi propuesta, veamos una definición si se quiere técnica del termino.

Arte seriado: Principio de representación desarrollado por el constructivismo con

carácter repetitivo de determinados elementos. El espectro de la disposición en serie

puede alcanzar desde la progresión hasta la permutación regulada. 23

El constructivismo surge en el siglo XX, específicamente en 1920. Rusia es el lugar

de donde se desprende dicho movimiento y su fundador es el escultor y pintor ruso

Vladimir Tatlin; quien se dedicó a la elaboración de piezas escultóricas abstractas,

por medio de la utilización de diferentes tipos de materiales industriales, y es de ahí

de donde surge el nombre.

Se enfrentan los artistas de ésta época con un nuevo rol, por el hecho de retomar las

formas de las que solemos rodearnos y crear nuevas obras. Tatlin introdujo con el

constructivismo una cultura de los materiales, una cultura aséptica y nada

sentimental. Según Tatlin, hacer arte significaba formar el material, producir formas

con materiales. El constructivismo es un tema extenso para hablarlo, simplemente lo

he traído a acotación para ubicar puntos de referencia y notar que la serialidad es un

recurso de representación del constructivismo. Sin embargo, habría que precisar que

la serialidad, en su representación espacio-temporal, pudiera ser tan antigua como el

universo mismo.

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Fig.31. Corteza de árbol.

Autor: Fundación Tecnoconsult.

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La serialidad en el universo y la naturaleza: si la palabra serialidad, nos da la idea

o noción de agrupar elementos en serie, de manera progresiva o con algún cambio

regulado, notamos inmediatamente que esta noción es más antigua que la palabra. La

manera como se agrupan los satélites, alrededor de los planetas, y éstos alrededor de

una estrella y como estos sistemas planetarios se agrupan para constituir una galaxia,

y éstas para formar cúmulos, y los cúmulos al agruparse forman súper-cúmulos. Toda

una progresión, un orden que nos llega desde los confines del universo, ¿será que esto

nos influye? La naturaleza está llena de serialidad, si observamos cualquier planta,

vemos como la naturaleza a resuelto el mismo problema para dar energía a las

plantas, al crear las “hojas”. Sus tipos se repiten en distintas formas, tamaños y

pigmentos, forrando al árbol o la planta. Si vemos las cortezas de los árboles el

resultado es semejante. Dentro de mi propuesta me apoyo en algunos elementos

seriales de origen natural como son los cachos, los dientes, los cascos, entre otros.

La serialidad en los ornamentos: desde los comienzos de las civilizaciones, el ser

humano a tenido la necesidad de adornarse y adornar, de allí que se creara el

ornamento. Un elemento o composición que sirve para embellecer personas o cosas.

El variadísimo conjunto de adornos usados por los artistas para embellecer objetos u

obras arquitectónicas puede distribuirse en dos clases: simples (o elementales) y

compuestos. Los primeros consisten en un solo motivo, ya aislado, ya repetido y

combinado con otro en serie. Los segundos, son una combinación de los elementales.

Los ornamentos los encontraremos presentes, en cualquier civilización, con su toque

peculiar, en ellos notaremos distintos tipos: Caligráficos: hechos con trazos, signos,

propios de la escritura. Geométricos: diseñados a partir de formas puras

especialmente líneas rectas y curvas. Orgánicos: los elaborados mediante elementos

de diseño que proceden de la naturaleza, bien sean referencias animales o vegetales.

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Fig.32. Herrajes.

Autor: Roger López.

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El herraje.

Todo herraje es un diseño, una marca que se imprime sobre la piel del animal, una

especie de firma del ganadero, para ello se utiliza un signo o figura esquemática

fabricada en hierro. Esta figura esquemática se crea por medio de líneas de un mismo

espesor, en tal sentido la imagen - metal, al ser calentada, por el fuego, Comúnmente

en los llanos de Venezuela este hierro es calentado atizando trozos de madera en una

fogata, hasta que el metal consiga un color rojizo y de esta manera proceder a

estampar el dibujo sobre la piel del animal. Esta figura debe medir quince centímetros

de diámetro.

Fig.33. Herrajes.

Autor: Roger López.

El animal es herrado antes de cumplir el primer año de nacimiento. Esta primera

marca se efectúa en la pierna derecha, pudiendo ser la única que se le realice al

animal, siempre que éste no cambie de dueño, de lo contrario debe ser marcado

nuevamente; pero esta vez en la pierna contraria. Si el animal continúa cambiando de

dueños será marcado en los lomos.

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Esta marca personalizada mayormente son imágenes abstractas que parten del

alfabeto español, pudiendo significar u originarse de alguna combinación de los

nombres del propietario o por el contrario, son un dibujo que éste considere lo

identifique como criador.

Este requerimiento de todo ganadero, tiene una tradición dentro de las generaciones

de mi familia, hecho que tomo como referencia, hasta el punto de apropiarme de esta

tarea y así trasladarla a mi búsqueda dentro de los lenguajes plásticos. Una vez

extraídos estos signos del contexto originario. Los llevo al taller de estudio donde se

trasforman en motivo para la exploración artística. Acá por ejemplo realizo marcas

sobre madera convirtiéndose en piezas; uniendo varios de estos signos hechos en

hierro y posteriormente los instalo sobre piel de ganado vacuno, a manera de

ensamblajes… tensada la piel sobre bordes de metal; en otras piezas realizo bocetos y

estampo estos dibujos sobre papel, repitiendo una misma marca para encontrar otros

signos mayores; también tomo estas imágenes de herrajes para intervenirlas de

manera digital.

Fig.34. Herrajes.

Autor: Roger López.

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116

Por medio de la explicación y las características antes expuestas, los herrajes, entran

dentro de la pintura o lo pictórico de mis obras. Me tomo la tarea de fotografiar cada

una de estas marcas que encuentro en los mataderos o en los registros, donde se

guardan los archivos de herrajes, dibujándolos, ampliado las imágenes mediante

impresiones digitales, logrando con esto, que la imagen y el contenido de la propuesta

sean la estructuras que están me regalan. En vez de dibujar el animal o el paisaje que

lo circunda tomo preferencia en estas señales, fragmentándolas, creando veladuras,

superposiciones, fusionándolas con otras, internalizándola en mi pensamiento

mediante la repetición, para lograr que al dibujar resulten espontáneas o aparezcan de

manera fluida, dando en torno a estas piezas una lectura definitiva de ejercicios

plásticos. Son en ocasiones son alfabetos absurdos que hablan de fusiones,

transferencias y una memoria local que se expande en la medida que se explora en

torno a ella.

Preguntándome ¿como llegue a usar el herraje el los elemento artístico de mi

propuesta artística?, puedo llegar a decir, que fue de manera espontánea como

también han sido, mi propuesta al usar de la piel, cachos y la bosta.

Desde pequeño estos signos estaban rodando por los patios del campo donde crecí,

estaban en la tierra, jugaba a estamparlos en el suelo arenoso. Igualmente veía como

eran tomados por las orejas a los becerros, se le daba vuelta al cuello hasta tumbarlo,

para evitar que pateara se le metía el rabo entre las piernas y se prensaba alrededor de

una de ellas. Luego con el herraje al rojo intenso, con un solo pulso se quemaba el

cuero con dicho instrumente, y llegaba ese momento sadomasoquista de reacción

donde el animal brincaba y berreaba. Esta impresión pictórica forma parte de mi

recuerdo, esos signos estarían predeterminados a formar parte de mis obras, de la

crueldad y de lo crudo de los materiales que uso al momento de hacer arte.

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Descripción del proyecto

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Como Piedras Rodantes.

FICHA DE LA OBRA.

Nombre: Como Piedras Rodantes

Técnica: Instalación objetual a partir de materiales diversos.

Tamaño: Políptico integrado por seis piezas tridimensionales en forma de esferas, de

tamaños variados, donde se aprecian los siguientes diámetros en centímetros (cm):

12.4, 20, 26.7, 38.2, 19.4 y 95.5. Colocadas sobre una superficie cuadrada de vinil,

color blanco, abarcando un área de 3.5 x 3.5 m.

Ubicación espacial: Debe ser ubicada sobre el piso en un espacio despejado,

protegido de la intemperie, de acuerdo a la siguiente distribución: La pieza necesita

un área central, de 3x3m para la colocación de sus componentes, Alrededor de esta

área debe establecerse un corredor de 1,50 m para la circulación de los espectadores.

Fecha: 2008

Concepto: Como Rocas Rodantes es una propuesta que surge en principio del paisaje

de Guayana. Una geografía donde la morfología exuberante se hace paisaje común.

El paisaje Guayanés con sus inmensas rocas del Precámbrico expresan la identidad

visual de la zona. Son piedras que han rodado por siglos arrastradas por las corrientes

de las aguas desde los tiempos de Amalivaca. Rodeada de estas moles minerales y

muchas veces sobre ellas vive una población que se nutre de lo mágico de las

leyendas e historias.

En ella me propongo decir y construir con metáforas que hablan de tiempos, de

hombres, de espacios, conceptos que viven en mí. Recurro al empleo de una memoria

onírica, “oscura”, que se mueve en el inconsciente, aun cuando proviene de la

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superficie de los horizontes, de lo externo; se trata de otra manera de decir, de seducir

nuestros sentidos. Es la forma suspicaz en la que se manifiesta el arte.

Sabemos que el paisaje es una construcción mental con la que el hombre elabora un

esquema del espacio, que ordena, clasifica y estructura de acuerdo al punto de vista

desde el que lo observa, y de las rutas que trace dentro de él. Este observar y transitar

el espacio, codifica la relación que establecemos con el territorio, y articula una

imagen que se configura desde la acumulación de fragmentos o trozos que a nivel

sensorial son más resaltantes para nosotros. El paisaje implica siempre un encuadre

sensorial o emocional que delimita dentro de una imagen lo que percibimos y lo

reordena de acuerdo al modo en que éste nos afecta. Podemos hablar entonces de una

representación del paisaje desde los elementos que lo componen en su estado original,

para re-contextualizar o reordenar sobre la esfera una idea de territorio.

En el silencio de la forma, del volumen, de las texturas, del brillo, las manchas,

tonalidades y las diversas características, se dictan las memorias de los pueblos.

Logrando paisajes abstractos que hablan de una geografía natural y urbana. Es desde

la síntesis de la forma, de la repetición y de volúmenes que nace una antítesis de mi

pintura, siendo contundente la inclusión del los remanentes objetuales.

La memoria rueda.

La memoria esta compuesta de imágenes y experiencias gratas o ingratas que se

mueven en nuestro mundo interior. Ella rueda de una lado a otro como un eco,

producto de la meditación que nace en lo profundo del espíritu. Al convocarla nos

recuerda lo que hemos sido, es el patrimonio que nos queda de lo vivido

individualmente y colectivamente. Punto de entrecruzamiento e integración entre

memorias diversas que se hacen identidad individual e historia grupal.

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La memoria rueda por ser algo fluido, por tal razón acudo a la esfera como forma de

totalidad y forma movible. Desde el punto de vista físico y simbólico: tocare

brevemente este aspecto en la obra. Los elementos con los cuales trabajo se les

atribuyen significados que van desde ideas locales y conceptos más universales, el

artista tiene la tarea de ampliarlos y dar aportes en pro de su crecimiento, la esfera es

símbolo de totalidad, como el rotundus alquímico homogeneidad y unicidad, en este

caso es empleada como una representación del movimiento de la memoria, se logran

especies de microcosmos. Volver sobre nosotros mismos, es un ver hacia adentro,

reordenando sobre la esfera la idea de la memoria del territorio.

La característica física inmediata de la esfera es su movilidad: su capacidad de

desplazamiento en cualquier dirección. Estas piezas, si bien no son pensadas para ser

empujadas a rodar, buscan sugerir el movimiento de la memoria, que es básicamente

aludir a mi experiencia del paisaje. Esto lo hago ensamblando fragmentos de

elementos naturales recolectados, que resuenan en mi, como trozos de memoria del

espacio. Desde su natural precariedad estos desechos orgánicos son capaces de

funcionar como elementos constructivos de microcosmos, donde desde la

conservación del fragmento animal, y su ensamblaje acumulativo, construyo micro

paisajes que parten de mi experiencia con el territorio.

En la simbología, lo esférico esta asociado a lo infinito, podríamos decir que a los

ciclos vitales de todos los seres vivos y de los procesos naturales que rigen la vida. Es

decir, que es una figura de gran arcaísmo que en muchas culturas alude a la idea de

continuidad, recreación, resurrección, etc. Uno de los mitos más hermosos donde esta

forma es asociada a la unicidad y continuo de la vida, lo encontramos en el mito del

Andrógino, narrado por Platón.

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El filosofo griego señala que la naturaleza humana se manifiesta desde sus orígenes

en esta forma perfecta que es la esfera. Nos dice:

“Es preciso que conozcáis la naturaleza humana y las modificaciones que ha sufrido,

ya que nuestra antigua naturaleza no era la misma de ahora, sino diferente: en primer

lugar, tres eran los sexos de las personas, no dos como ahora, masculino y femenino,

sino que había, además, uno tercero que participaba de estos dos, cuyo nombre

sobrevive todavía aunque el mismo ha desaparecido…la forma de cada persona era

redonda en su totalidad, con la espalda y los costados en forma de círculo…Caminaba

también recto como ahora, en cualquiera de las dos direcciones que quisiera; pero

cada vez que se lanzaba a correr velozmente…se movía en círculos rápidamente

apoyado en sus miembros que entonces eran ocho. Colección escolar de filosofía.

Platón. Mitos. (1998, p. 48).24

Es quizás ésta una forma para Platón referirse a un estado primigenio del hombre

cuando conocía y se dejaba conducir por los ciclos naturales o circulares que lo

arropaban en la naturaleza, y de los que aún somos parte irremisible, introduciendo

por medio de la narración del mito, la característica espiritual del hombre y su

relación con el entorno.

Simultáneamente a la conciencia de la esfera como forma primordial a nivel físico,

encontramos una correspondencia de la vida como un ciclo que nos permite volver

sobre nosotros mismos. La imagen vendría a ser la de un círculo formado por la

intersección de lo esférico: como representación de lo infinito o eterno, con un plano:

analogía de la realidad donde habitamos, es decir, el territorio. De este cruce entre lo

infinito y nosotros surge un espacio delimitado: esto es el paisaje.

El movimiento del Andrógino primordial girando, deja ver de modo tácito el

desplazamiento del hombre en su entorno, y su apreciación del paisaje, como una

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certeza construida por medio del movimiento y la observación del territorio y la

conciencia que va adquiriendo del espacio que habita.

Materiales y técnicas.

En Como Rocas Rodantes entrecruzo materiales naturales y artificiales. Esta reunión

de materiales se sitúa en la corriente histórica de movimientos como el ensamblaje y

arte povera, que parten de la utilización de objetos encontrados, reunidos de tal modo

que crean una sola pieza generalmente abstracta. La unión de elementos

fragmentados no artísticos y el énfasis por la utilización de elementos naturales más

bien repulsivos o poco nobles, acentúa esta poética de lo precario, quizás como

regresión de un estado primario-arcaico. Para este fin, se utiliza la técnica más no el

sentido de la taxidermia como vehículo para conservar los fragmentos animales, sin

pretender dar la ilusión de vida en el animal como en la taxidermia tradicional. Lo

innoble de los materiales es reconvertido por la ordenada composición a la que

obedecen los elementos sobre la esfera.

La necesidad de expresión y su autoidentificación con un material determinado llevan

al artista a hurgar en la materia, ver su comportamiento, entenderla para logar

mutarla, transformado su fisonomía a través de la manipulación, mediante la

descomposición, las posibles combinaciones con otros elementos, provocando

hibridaciones que dan pie a la conexión entre el pensamiento que idealiza y la materia

que se objetiva, para así producir finalmente un objeto que genere resonancia con el

espectador.

El aspecto de los materiales fue ampliamente expuesto en el marco teórico, no

obstante, reseñare brevemente los más utilizados en la propuesta que presento. El

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cuerno se eleva con sus significados y alusiones, aquello que sobrepasa el concepto

de razón…

El cuerno tiene el sentido primitivo de eminencia. Es símbolo dual de dominio.

La piel: en la piel del animal vive la pintura, es un material de trabajo muy particular

ya que ofrece muchas posibilidades como lo son: colores, huellas, textura, pliegues,

adaptación a la superficie y al volumen. Expresiones difíciles de reproducir

artificialmente. Rememora el estado salvaje de donde provenimos, seduciendo al ser

tocado o ser visto cuando estamos relacionados con una obra de arte. Contrasta y hace

un juego con los materiales industriales.

Parafina: este material fue extraído de velas que se adquieren en las tiendas

comerciales. Hablo de la vela, porque ella ilumina al hombre. Le trajo la luz cuando

había oscuridad. Lo hizo reflexionar al contemplarla. Lo hizo acompañarse alrededor

de ella con su familia. Lo hizo seguir una lectura profunda, ¿Quién no se ha sentado

frente a una vela?, ¿Quién no ha jugado con ella y con su sombra?, ¿Quién no ha

pedido un deseo o un milagro frente a ella?

Los materiales varían y mutan asociado a la misma manera como lo hace el ser

humano, ya que hay que recordar que la condición principal del hombre es de cambio

y transformación, ya que somos seres Geo-Bio-Psíco-Social y por ende respondemos

a estos principios.

La taxidermia como apoyo.

Se define Taxidermia (del griego "arreglo o colocación de la piel en su sitio"), como

el arte de disecar animales para conservarlos con apariencia de vivos y facilitar así su

exposición y estudio. Si bien es una práctica que, comúnmente, se lleva a cabo con

mamíferos, es utilizada de igual manera con otros grupos de animales. Se suele

poseer conocimientos técnicos en aspectos tan variados como la anatomía, la

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124

escultura, la pintura, la disección o el tratado de pieles para poder practicar este

peculiar arte. 19

La taxidermia ha sido usada en el mundo del arte. En nuestro país el artista Miguel

Von Dangel hizo uso de esta técnica en varias de sus propuestas en las cuales utilizó

animales disecados, como caballos y perros. En mi caso me apoyo en ella ya que me

brinda información sobre la conservación de las partes de lo que en un tiempo fue un

animal vivo, en este caso la res o ganado vacuno. Se trata de presentar partes como

detonantes de un nuevo imaginario, cientos de dientes extraídos de las mandíbulas de

este animal para posteriormente mediante por medio de la taxidermia lograr el

blanqueo idóneo.

Fig.35. Pieles curtidas

Fuente: Internet

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Con fines ilustrativos presento fotografías de las esferas que integran la pieza Como

Rocas Rodantes.

Esfera de piel y dientes: para esta pieza me apoye en la técnica de la taxidermia, el

cuero fue recolectado en mataderos, extraído de los cráneos de las reces, despostando

toda la carne y el exceso. Una vez limpio procedí al salado del los mismos, dejándolo

al sol durante una semana aproximadamente; una vez seco los sumergí en agua donde

anteriormente se había disuelto sal y alumbre, bajo altas temperaturas. Los dientes

igualmente se consiguen en mataderos de ganado, estos fueron limpiados de toda

carnosidad y los blanquee en agua oxigenada de concentración 10 % v/v, durante

veinticuatro horas. La esfera es forrada con la piel, sosteniendo la misma por medio

de remaches de aluminio, al estar tensa completa la superficie, se procede a extraer

los remaches y en lugar de éstos, se incrustan dientes.

Esferas y anillos de huesos: revestí la esfera con bosta mezclada en resina, al estar

uniforme y seca, se procede de la misma manera como en el caso de las esferas con

cuernos, se perforan con el uso del taladro, dos agujeros en la esfera, de tal manera

que se pueda pasar de un extremo a otro un trozo de alambre, cada anillo de hueso

posee de igual manera dos agujeros, el alambre una vez aferrado a la esfera se pasa

por los agujeros del hueso, con la utilización de un alicate se da vuelta al alambre

enrollándolo para lograr la estabilidad del hueso sobre la pared de la esfera.

La esfera recubierta por el anime fundido en gasolina, logrando una masa amarillenta

y ocre que crea un juego de tonalidades una vez aplicada en la totalidad de la

superficie.

A continuación presento una serie de imágenes de las pieza terminadas:

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Imágenes como piedras rodantes

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De la candela sale humito

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Imploro tu recuerdo

Canto tranquilo

Mi pecho se enfría con un rose de serpiente

Tiemblo y rió al mismo tiempo

Quiero reinar en mi mísera juventud

Queda solamente rememorar mi ser

Lo que fue aquella tarde

Lo que el reloj consumía en su mecánico andar

Pasos extraviados en un paisaje cotidiano

Vuelvo al mismo lugar mil veces y lo desconozco

Busco la luz y la llave

La risa y el canto que me sostiene.

La sombra que fue una tarde hoy me persigue

Juego con ella a las escondidas

Cararampio escucho el zumbido del ánima de río

Bola de fuego

Noche de antaño

Noche entre tus arrugas

Voces que nunca volverán.

Recuerdo el ojo de agua de la sabana

Las marcas en la piel

La brisa fría

Luna de ojos negros

Lluvias que no están

Revivo al pensar en esto

Ayer estuve en medio de un paisaje de monte y animales.

Era uno más del campo aun cuando ya no estaba

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Di nombre a los pájaros mientras volaba entre las hojas

Me di la vuelta y desperté

II

Blanco y negro crean texturas de cuerpos aglomerados

Rayas que se cruzan unas encima de otras

Otras que se hacen una

Piedras negras como sueños antes de estar vivo

Crecí en un paisaje donde el calor y el agua invadían mis pies

Hoy como ayer regreso a las piedras negras

Ya es inevitable no recordar

Ruido de calles que no interrumpen el silencio de aquel recuerdo.

Sombras que se agrandan y se pierden

Blancos que nunca terminan de formarse

Una flor

Un animal

Un silbido

Ambos son rastros de lo efímero

El desierto y la montaña

Rutas torcidas que traen secretos

Canaletes dormidos entre canoas

Alma serena

Alba perfumada

La vida no existe en mi locura

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III

Caminando en un patio

Paseando con brisa nada encuentro

Sólo recuerdos

Pensé en ti por un momento

Noches y matas asfixian mi alma

Mi pintura ya fue estoy seguro

Marrón siego

envidio

Codicio cada gota de sudor

Sentado en la mesa

soy como un zamuro esperando

sombras para perderse

IV

No quiero que el color excite mis pupilas

Prefiero una gama de cenizas que recreen

grises y secos que persigan susurros que se apagan

Los montes cantan tu recuerdo

Se alegran esperando mi partida

No existe buena voluntad en ellos

Las manos son puñales

Latidos que azoran los pasos desolados

Tos seca entre flores atormenta mi conciencia.

V

Algunas pinturas poseen un espíritu blanco que se transparenta

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Un olor de imagen muerta que hipnotiza

Un susurro, que abre brecha y da paso a mil posibles cantos

Pequeño ser que evoca el vuelo y la eterna imagen

Gestos sordos que nacen del bramido de vacas

del craquear de dientes

Manos que estrujan llantos

Danzas de pies descalzos que invitan a perderse

Todo se vuelve nube pasajera

Notas de infinitos acordes

entre piedras y piedras.

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