«ALTO TAJO» APROXIMACIÓN GEOGRÁFICA
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«ALTO TAJO»APROXIMACIÓN GEOGRÁFICA
Peña de las Abejas, Buenafuente del Sista l.
PAISAJE INÉDITO
Es frecuente encontrar reportajes dediferentes zonas de la península Ibérica,especialmente de los lugares más cercanos a las grandes ciudades que puedentener atractivos turísticos por su riquezamonumental, paisaje, costumbrismo, tradiciones y fiestas, productos alimenticios,resonancias históricas ...
Cada vez se acred ita más el turismointerior, por el valor que guarda el mundorural y las tierras en las que han transcurrido gestas que han dado forma y carácter a los pueblos y tierras de España. Castillos medievales, torres fortaleza, asentamientos monásticos , casas señoriales ode labranza, molinos y chozones, ermitasy templos parroquiales, pajares y casillas,
son testigos de la vidade hombres y mujeresrecios, que han hecho,por su tesón y trabajo,habitables los rinconesmás escondidos , lasladeras orientadas allevante, los valles feraces, las alturas defendidas, hasta las áridasestepas.
Tenemos la invi tación de acompañar lavisita por las tierrasroqueñas que atraviesa el meandro del ríoTajo, desde su cabecera, a través del Señoríode Malina de Aragón ,en las que se descubreuno de los paisajes
más fascinantes de la Provincia de Guadalajara, declarado «Parque natural» , ydesconocido para muchos, quizá por lasdificultades viarias y la lejanía de losnúcleos de población. El paraje da motivos para la conservación de la naturaleza;sin embargo, quienes habitan permanentemente estas estribaciones resuelvencon dificultad sus necesidades de abastecimiento y servicios. El respeto que merece la natura leza deberá ser compatiblecon la estancia humana de los que aquíviven, que son los defensores más inmediatos y mejores de la ecología, según seha demostrado a través de los síglos.
El escritor José Luis San Pedro, en sunovela «El río que nos lleva», en la quedescribe la bajada de la madera por elcauce del Tajo, por los años cuarenta delpasado siglo, ha inmortalizado el nombre
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de esta arteria viva, de agua color esmeralda, en el tramo que discurre entre Peralejos de las Truchas y Aranjuez.
El paisaje cárdeno, verde y gris de estatierra molinesa, de cerca de cuatro milkilómetros cuadrados , un tercio de la Provincia, se podría describir por las cuencasde los ríos que la atraviesan. El Mesa discurre por la zona más cálida del Señorío,donde florecen los cerezos; sus aguasdesembocan en la vertiente mediterránea ,mientras que las de los ríos Cabrillas,Gallo, Arandilla , y Ablanquejo, pequeñosafluentes del Tajo, vierten hacia el Atlántico entre vegetación de hoja perenne, queda, junto con el reflejo del cielo y de lafronda, el color malaquita a sus aguas.
Es muy díferente adentrarse por lasveredas, caminos forestales, senderos detierra, que hacerlo por las rutas asfaltadasy carreteras, aunque sean más o menosestrechas. Y es muy díferente hacerlo enlas distintas estaciones del año. Lo normales visitar esta zona en verano . Sonmuchos los que escogen estos parajespara acampadas , senderismo o piragüismo. Si se tiene la posibilidad de hacerlo enel otoño, antes de la caída de la hoja, disfrutará de la variedad cromática. Quien
Río Tajo, a su paso por «La Granja»,Buenafuente.
tenga el atrevimiento de asomarse eninvierno, especialmente en días de nieve,se llevará en sus ojos estampas increíbles, que al narrarlas puede que los oyentes no den crédito a que tales escenariosse encuentran en las anónimas tierrasaltas y frías del Alto Tajo, de una limpiezaatmosférica increíble, sobre todo al contemplar el cielo raso en las noches deagosto, o en la travesía del invierno, cuando se puede llegar a 25 grados bajo cero ya divisar el horizonte lejano del Pico Ocejón, con 1.300 metros de altitud.
Para visitar y contemplar las tierras solitarias que vierten sus aguas al padre delos ríos de España, se puede acceder pordiversas entradas. Cabe subir hasta Peralejos de las Truchas y descender despuéspor Taravilla, Poveda, Peñalén, y Zaorejas, los municipios más altos, recorriendoel camino forestal paralelo al cauce del rioen un gran tramo. Cerca ya del encuentrocon el río Gallo, sorprende el puente deherradura, hecho únicamente para atravesar el rio a pie o en caballería hacia Escalera. Siguiendo aguas abajo, se atraviesan montes con densa vegetación. Lalaguna de Taravilla, la Fuente de la Parra,la Falaguera, las cascadas naturales deCampillo, según haya sido el tiempo delluvias, dan siempre alivio al caminante.
Entrando, desde Malina de Aragón, dentro de todo el recorrido, hay algunas recomendaciones especiales. Por ejemplo, lavisita a la ciudad de Malina de Aragón,coronada por el Castillo medieval de susSeñores, en la que aún resuenan los nombres árabes de adarves y alcazabas. Destaca el puente romano, junto al Giralda,las juderías, e iglesias de San Gil, SanFelipe, Santa Clara, con portada y ábsiderománicos, y las desacralizadas de SanFrancisco y la de Santa María del Conde.
Por la carretera de Ventosa o la de Corduente, no se debe perder la ocasión deintroducirse en el Barranco de la Hoz, ysentir el sobrecogimiento dentro de laermita de la Patrona del Señorío. El arrastre de las tíerras durante siglos ha idodejando monolitos rocosos, de altura sorprendente y formas antropomorfas. Lapiedra arenisca, erosionada por el viento yel agua durante miles de años, permane-
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Crucero nevado, Buenafuente
ce aguerrida, formando paredes y cañones de impresionante espectáculo. Esteba rranco y otro enclave mu cho másangosto , desconocido y sobrecogedor,donde también se venera en otra ermita ala Virgen de Montesinos ,guardan las antiguasveredas monásticas delCister, que discurren porlos cauces de los ríosArand illa y Ga llo ; al lívivieron por algún tiempo los mon jes de SanBernardo. Siguiendo elcauce del río Gallo , sellega a la confluencia conel Tajo , al Puente SanPedro.
Otro acceso es desdeAlcolea del Pinar, por lacarretera CM 2113, travesía que tiene el atractivo, en La Riba de Saelices, de la Cueva de losCasares, asentam ientoprehistór ico del período
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auriñaciense ; subiendo, se ve la silueta dela espadaña de la iglesia parroquial deHuertahernado, que como vígía se asomahacia el Sarguillo y el Monasterio de Buenafuente del Sistal, fundado en 11 77. Labajada se hace por Villar de Cobeta hastael Puente San Pedro , con la visión de losmeandros más espectacu lares, a vista deáguila real. En este punto, la cima del Castillo de Alpetea vigila señorialmente toda ladepresión del meandro . Otros accesos , aniveles más bajos , pueden hacerse porTrillo, llamado «puerta del Alto Tajo», o porCifuentes, Ocentejo y Valtablao.
Si en el otro extremo de la Provincia seha hecho famoso el hayedo de la TejeraNegra, en las estribaciones de la Sierra deAlbarracín los pinares dejan un amp lioespacio a la sabina, árbol de hoja perenne, que repuebla los zonas frias y esteparias de los mun icipios de Olmeda deCobeta, de Huertahernando, y los montesde Aragoncillo, planta protegida, olorosa,cuya madera , al ser resistente al agua, alas nieves y al viento, ha sido utilizada enotros tiempos para dinteles de puertas, ysus ramajes han servido para cubrir lostechados de los chozones de carbonerosy apriscos o parideras para el ganado.
Un itinerario practicado por los senderistas es el de la GR 10, que sigue práctica-
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CON LOS CINCO SENTIDOS
Una clave para regocijarse con el ofrecimiento gratu ito que hacen el paisaje y lanaturaleza de estos pagos , es abrir loscinco sentidos y de manera conscientedejarse inundar por las distintas percepciones sensoriales que emiten las extensas latitudes silenciosas del Alto Tajo.
Una de las primeras sensaciones, quearranca exclamaciones a los visitantes, esel silencio que penetra y hasta hiere a losque están acostumbrados a vivir en la ciudad. Según los parajes , estremece la sensación de vacío , de profundidad que abisma, yen las gargantas y desfiladeros si sealza la voz , el eco retumba agigantado.Pero si se permanece en silencio, al tiempo de avanzar a pie, es posible oír en elotoño , al caer la noche , la berrea de losciervos , en primavera el canto del ruiseñor, en lo recio del estío , en tierras sembradas , el de la perdiz, y en los rastrojos ,el de la huidiza codorn iz. Si se recorre elencinar, la cigarra en pleno día, y los gri-
ña del que fue monasterio cisterciense degran renombre, Santa María de Óvila , cuyoclaustro románico fue deportado a los Estados Unidos.
Camino GR 10
mente por las márgenes del río Tajo, desde Peralejos de las Truchas, salvo en laangostura de las hoces más profundas,que dan buena razón de nombre del río,como son la Rinconada , después de pasopor el Puente de SanPedro, en Villar de Cobe-ta, el llamado Castillo deBuenafuente , que entiempos fue asentamiento celta, y el encañonamiento de las aguas, a laaltura del puenteTagüenza, por las tierrasde Huertapelayo. Pasado el Hundido de Armallenes y las juntas de lTajo con el río Salado, seabre algo más el cauce yperm ite disfrutar de susveredas por los términosde Ocentejo y Valtablaodel Río, Morillejo, hastallegar a Trillo. Un pocoantes se deja a la margen derecha la espada-
Espadaña de Huertemando
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Espadaña Monasterio de Buenafuente
1I0s de noche entonan una monodía asonante. El guarrido del zorro, el lamento delbúho y de la lechuza, impresionan en lasoledad nocturna. En dos épocas del añocruzan las grullas , y emiten su canto ,mientras avanzan en forma de V. En la travesía de los pueblos rurales, aún es posible oír las aves de corral , y el gemido de lapaloma.
y surge el poema:
RUISEÑOR
No quiero inventarme los versos del poema
para decirme a mi mismo las voces que
deseo .
Es mejor el desierto , la noche , el hielo,
que el rumor subjet ivo de arrullo
sin presencia .
Nada tengo , ni me afano
por la experiencia de luces especia les
para contar a quienes en ellas
cifran la certeza de la vereda .
Tan sólo sé decirte de un ruiseñor
que esta mañana persiguió mis pasos ,
y, en un momento,
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los dos hicimos intercambiode silbos y requiebros.
No sé por qué razóntembló mi cuerpo, emocionado,con la respuesta del ruiseñoren la chopera.
Sólo sé que en mi camino solitar io,me encontré sonido no inventado,suficiente señal de no estar solo.
Junto al sonido de la fauna, extasia lacadencia del agua, en fuente o cascada,que como mantra meditativo o apotegmadel desierto llega a relajar la mente detodo pensamiento inútil. También es posible escuchar el volteo o tañido de las campanas de las espadañas y de las torres delas iglesias parroquiales , y el aviso de lallegada del panadero .
Si se abren los ojos, se inundarán de labelleza de la variedad de especies vegetales, o de la visión de horizontes al alba plateada, o en crepúsculos morados, rojizos,naranjas . Poder echar la vista más allá,bajo el cielo raso, o el firmamento en nochede luna nueva, es un privilegio para quienes, por la polución lumínica de las ciudades, no pueden nunca ver el titilar de lasestrellas. Estampas de perfiles rocososque dejan intuir esculturas atrevidas, campos labrados , de color mazarrón , ocre ysiena, yen primavera, extensos mantos detrigos verdeales, que poco a poco prestana los campos el oro de la mies madura.Cabe contemplar, en el invierno, el contraste del bosque nevado, entre verde y blanco. Cada tiempo ofrece un cromatismodiferente que embelesa. En el otoño elcolor oro de los álamos , el cobre de losrobles, el verde de los pinos, el rojo de loscerezos. Si se observa el microcosmos delas pequeñas florecillas esparcidas por loscaminos, se verá desde la vara del gamón,a la flor de la jara y del espino, el lirio juntoal fresquedal, el amarillo de la aliaga en laestepa; el romero en el valle, y en la alturala flor del tomillo.
Si lo que se ve y se oye en los parajesextremos de la Provincia de Guadalajara,que lindan con Teruel y con Cuenca, seríasuficiente para atraer los pasos del visitante, a quien se introduzca por las diversas
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curtida de los hombres del campo, el rostro moreno, terso yenjuto, dan fisonomía a las gentes nobles que aún pueblan laspequeñas aldeas . Siete milhabitantes para noventa núcleos, y la mitad de ellos en Malinade Aragón , son la poblaciónrecia que soporta una franja demás de sesenta grados de diferencia, entre los 25 bajo cero enel crudo invierno, y los 35 positivos en el ·estío. Palpar la naturaleza es una experiencia afectiva. El roce de la zarza, de la aliaga o del espino, del abrojo o delcardo deja siempre señal identificadora.
No es esta tierra rica en frutales. Sin embargo, siempre esposible encontrar todavía algúnhuerto junto a los poblados. El
manzano resiste más el frío, la ciruela, lanuez, la cereza, según los años y las heladas, llegan a colmo. El pastor conoce bienla zarzamora , la endrina , el troncho dezarza o el pámpano de la parra. En losribazos de huertos antiguos aún quedanvest igios de árboles añosos que en lasvegas siguen dando frutos sazonados conolor a reineta, a ciruela claudia, a membrillo. Son sobre todo los gustos de la matan-
Flores silvestres
rutas fluviales del Señorío le embargará lafragancia de mil olores. Esta tierra conserva el aroma de la flor silvestre. El tomillo ,la ajedrea, el espliego, la mejorana, elcantueso, el hinojo, la manzanilla , el té deroca, la menta, la flor del espino, el romero, según las épocas remecen el ambiente y embriagan al caminante. El olor a tierra húmeda , a mies madura , a campossegados, a heno despierta en el estío lamemoria labriega. Cuando tomas una
rama de enebro, de sabina , la ===__-:--:--:::=::::=====:::::::==========;espiga del espl iego florecido ylas frotas con las manos , tedejan impregnado de buen olor.El pinar en primavera extiendesus esporas y en lo recio delcalor, la resina y las cortezas delos árboles despiden intensa fragancia, que según haya sido lainfancia pueden traer al recuerdo tiempos de acampada, de itinerancia peregrina.
El tacto es el sentido corporalmás extenso, toda la piel se convierte en sensor del fr ío y delcalor, de la humedad y del viento, del impacto de la lluvia y delhielo, pero son las manos lasque posibilitan tomar la tierra, elbarro, la piedra, el agua. La tez
Colores de otoño
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za del cerdo los que mejor se mantienen,por los fríos que secan los chorizos, morcillas, lomos y jamones. También cabe, enlas tierras altas, saborear la caza. Cadavez más el venado y el jabalí son piezasde trofeo y de merienda.
Tierras altas del Señorío, tierras desiertas y esteparias, tierras frondosas y regadas. Tierras vivas y habitadas, invitación a
no pasar de largo, porque exigen que selas ande con pies de peregrinos, con ojoscontemplativos , manos artesanas, finoolfato y gusto exquisito. No es para multitudes el espectáculo, sino para privilegiados.
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Merienda en el campo
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