Alonso, Andoni - Carta Al Homo Ciberneticus

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Transcript of Alonso, Andoni - Carta Al Homo Ciberneticus

ANDONI ALONSOE IAKI ARZOZCarta alHorno ciberneticusUn manual de Ciencia, Tecnologay Sociedad activista para el siglo XXI

Cooruinacin de la 'cric Pensamiento: AGLTST.; IZQUIERDO2003. Andon; Alonso e lfiaki AmJlo2003, Del prologo. Carl Mitcharn2003, De esla c metaf-sico que se alumbra en los seres humanos.Esta actitud de admiracin y respeto ante las cosas de-vendr en eldeseo de equilibrio conla naturaleza de algu-nas corrientes ecolgicas. Lainfluencia deHeidegger sermuy poderosa en la filosofa de la tecnologa, en la obra di-versa deHans Jonas, Albert Borgmann o HubertDreyfus.La dcadadelos 50del sigloxxes testigode numerosasadvertencias contra la tecnologa desatada. Jacques Elull y57CARTA AL HaMO ClBERNtTICUSHans Jonas son dos de sus mayores crticos desde una pos-tura religiosa.Elull, un socilogo francs catlico, propon-dr en La societe technologique (El sigloxx y la tcnica) laaparicin de una nueva forma de tecnologa que se determi-na por ella misma y que est fuera de todo control humano.Esta tecnologa, tal como afirmaron Ortega o Heidegger, esmuy diferente de la tcnica tradicional, pues se ha converti-doenunfinensmisma. Jonas, discpulodeHeideggerafincado en EE. UU., tiene la misma impresin y consideraqueal ocurriresteprocesodeensimismamientotecnol-gicocorremos el peligrodedestruirlavida entodoelplaneta. De ah la urgente necesidad de apelara una tica---comosu principio de responsabilidads-c- que sea capazde poner lmites y salvamos de esa destruccin.Pero tambin la tecnologa es, en estosmomentos,unanecesidadineludiblepara reconstruir unaEuropay un Ja-pn destruidos. La eficaciadel desarrollotecnolgico, quesehademostradotanaltaenlaguerra, puedeconvertirseenigualmentebeneficiosaparalapaz. Muchas organiza-ciones cientficase ingenierilesse planteanesta actitud devigilancia y uso correcto de la tecnologa. Al fin y al cabo,la tecnologa es parte de la actividadhumanay por ello essusceptibledevalores, de virtudesen trminosaristot-licos. En1959 Charles Percy Snow habla, en las Conferen-cias Redde, del abismo que ha ido creciendo entre dos mo-dosde culturaoccidental: la cultura cientficay la culturahumanstica (Lasdosculturas). Tal vez si se tiendenpuen-les sobre ese fracturasera posibleun mayor controle ini-ciativa ciudadana, y precisamentelatecnologa puedeseruna tercera va para unir ambas (esta idea ya la haba prefi-guradoJohnDeweyensuThe Publicandits Control aprincipiosdel siglo xx). Ese entusiasmo recorreparaleloalasadvertencias. Esladcadaenlaqueel presidentedeEE. UU., Harry Trumao, promotor del Plan Marshall, afir-ma, en su Inaugural Address (1949) ante el Congresonor-58UNABREVE HISTORIADEL PENSAMIENTO SOBRE LA TECNOLOGAteamericano, que el desarrolloeconmicoaportadoporlatecnologaeslaverdaderabazaparagarantizarel mundolibre y democrtico. Parece cierto que la tecnologa mejoralascondicionesdevida, impulsalaalfabetizacinyau-menta la esperanza de vida, y justo cuando es posible crearun bienestar generalizado, al alcance de las masas, es posi-ble hablarde libertaddemocrtica. La herenciatecnolgi-ca, delaSegundaGuerra Mundial, enprincipiopositiva,tambinesenorme. Se hanproducidoavancesenla ener-ga atmica, la aviacin, la medicina,la informtica ... Loscientficos que antes trabajaban en el esfuerzo blico anun-cian una era de prosperidad que originarun creciente bie-nestar durantela poca de los sesenta. ComosealaLewisMumford, la unin de la investigacin militar con sus apli-cacionescivilessupondrunacontinua cascadade paten-tes y nuevos sistemas al alcance del gran pblico.yjustamenteestebienestar, enfrentadoaunatensinpoltica mundial --el conflictoentrelas superpotencias-e,lleva a temer una vuelta de la guerra que ahoraaparece enconflictoslocalizados comoel de Vietnam. Al tiempoquesurgenestosconflictos, ytal vezcomorespuestadelospropios cientficosy tecnlogos, comienza a generarseunpensamientodeclaraapuestapor el progresoentendidocomoavance tecnolgico. Este es el caso de NorbertWie-ner, quienintenta encontrar un equilibrioentrelas innova-ciones tcnicas y la sociedad (Inventar).5. Nuevas disciplinassobre la ciencia y la tecnologaLa tecnologano fue materiade estudiocontinuadodela filosofa tras la guerra, pero s la ciencia. En los aos cin-cuenta y sesenta el neopositivismocomienza a eclipsarseylacienciaseexplicacomolarepresentacinracional delmundosometidaaunprocesodefalsacin(tal como59CARTA AL /lOMO ClHr.RNn1CUSproponeKarl Popper). En esa tradicin conviene recordar aHansReinchenbach y su divisin entrecontexto de justifi-cacin y contextode descubrimiento, quesercrucial paraentender el quehacercientfico. El primerorefierecmounateoradada seintegradentrodel corpuscientfico; elsegundo, alascondicioneshistricasysociales enlasquese producen tales descubrimientos cientficos. En un princi-pio, solo interesa el primero, pero las comentes posteriores,dondeconfluyelasociologadel conocimientocientfico;lahistoriadelacienciaydelatecnologa, supondrnuncambio radical del planteamientosobrela ciencia. Unhis-toriador, conintersenlafilosofadelaciencia, ThomasKuhn, establece un cambio en la concepcin del desarrollocientfico (Qu son las revolucionescenufcass. En su opi-nin, laciencianotratadelaacumulacinprogresivadedescubrimientos y acercamientos a la verdad(tal como pro-ponaPopper consumtodode falsacin). sinoderevolu-ciones marcadas porparadigmas y conla prctica de dosmodosdistintos de ciencia: ciencia normal (dentro del para-digma) y ciencia posnormal (la practicada por el paradigmaemergente o rival del corriente).Laideadeparadigmaseconvierteenunamonedaco-mnenlos distintossaberes y formaactualmenteparte delbagajecultural contemporneo. El planteamientodeKuhntambin recibiunaradicalizacin, anarquizante, especial-menteenlaobradePaul Feyerabend(Contrael mtodo),dondeel elemento social contamina deformadeterminanteel mtodo de investigacin cientfica, proponiendo la expre-sivasentenciatodovale(anythinggoes)ala horadeal-canzarundeterminadodesarrollocientfico. Por supuesto,estas concepcionesdel pensamientocientficonohansidouniversalmentecompartidas, yhayescuelas defilosofadela ciencia, como el estructuralismo. que aceptanparte de es-tos planteamientos pero no su consecuencia ltima. Sin em-bargo, esciertoquelos trabajos de Kuhny Feyerabend han60LNABREVEHISTORIADEL PENSAMIENTO SOBRELA TECNOLOGApermitidoentenderlacienciacomoalgoms cercanoalarealidadsocialehistricaquenaturalmenteasignamosaotrasactividades humanas. Y estotambinha tenidosu im-pacto en el estudio de la tecnologa. La filosofa de la tecno-loga, contandoconlosprecedentesmencionados, adquiererelevanciaconlaEscueladeFrncfort(especialmenteconJrgen Habermas y su discusin de la tcnica moderna), queen los aossetenta consideraba este tema de gran importan-cia. Porotrolado, hayunacercamiento alafilosofadelatecnologa desde su hermana la filosofa de la ciencia, espe-cialmente conMario Bunge. Bunge, conuna posturaaguda-mente racionalista, considera el camino tecnolgico comoelnicoquepermitir' redimiralacondicinhumanadelospeligrosen los que se encuentra. Pero aparecen pronto otrasfilosofasde latecnologabasadasenel pensamientodeHusserl (DonTIlde), en el deHeidegger (Albert Borgmann)y enDewey(Paul Durbin), quesealan elasentamiento deunafilosofa, acaballoentre lateora(epistemologa) ylatica(activismo), que continan creciendo en laactualidad.Por esohayunadiferencia especfica paralafilosofadelatecnologa, pues si bientieneelementosepistemolgicosprovenientes en parte de la filosofa de la ciencia, es, dentrode la divisin tradicional de la filosofa, de carcter prctico,por sus implicaciones y voluntad ticas.El reflejoms importantedeese acercamientode lacienciaaotras actividadeshumanassepercibems clara-menteenlaaparicinde lasociologadel conocimientocientfico. Existeunprecedentepara estaenlasociologadel conocimiento en Karl Manheim y en la obra primera deRobert Merton, quienesinvestigaron la ciencia no tanto des-desuinteriorsinodesucontextualizacinsocial, estoes,comoelproducto finaldeuna actividad cientfica queseacomoda a la sociedad en la que se desarrolla. Pero si Kuhntienerazny existenrupturas enel pensamientocientfico-c-saltosentreparadigmas-c-, entoncesquizlas razones61CARTAAL I/OMOC/BERNETlCUSpara estos cambiosse encuentren en el contextosocial y noen el mbitocientfico. Merton introducir la nocinde c-digotico, delasnormas, quelascomunidadescientficasincorporanensutrabajoyque suponenunaevidentein-fluenciasocial. Apartirde estairrupcindelo social en eldesarrollodelaactividadcientficasurgirnlos diversosprogramasdeinvestigacincomoel StrongProgramdeEdimburgo(DavidBloor, Conocimientoeimaginariosocial o el trabajo de HarryCollinsy Trevor Pinch (Elgo-lem), dondeel factor social interviene deforma decisivaenelpropioprocesodeproduccindelconocimientocientfi-co. Inclusonaceninvestigacionesdecorteantropolgico,como las de BrunoLatour(Lavie dans le laboratoire), quepractica una etnometodologfa dela ciencia, investigandolas prcticasen ellaboratorioy el discursoque generanloscientficos,esto es, su retrica (qu y cmodicen lo que di-cen). Ensu trabajola cienciaes entendida comoaccin;cmose producendeterminadoshechos, comunicaciones opublicacionesque, luego, se aceptan comociencia. Lgi-camente, estaindiscretaatencindela sociologahacialaciencia ha sido considerada por muchos cientficosy filso-fos de la ciencia como una intromisin inaceptable.y desdeluegonose puedeolvidar elprotagonismo delos propios cientficos en el pensamiento, tanto las extrapo-laciones cientficas haciala sociedad, ladivulgacindelacienciayla crticadela ciencia. Laltima puederesultarquiz la mssorprendente, aunquetiene una larga trayecto-ria. De hecho, el desarrollo de determinadas tecnologas co-locaaloscientficosantedilemasticos alosquedebenresponder individualmente. Esos dilemasalentaronenelperiododeentreguerraselpacifismoantelapotencialidadmortaldela cienciaaplicadaausos blicos. Justodespusde la guerra se fundala asociacin tomospara la paz, ala quepertenece el propio Einstein, en un intento de disua-dir alos gobiernosdeperseverar enuna carrera armamen-62UNA BREVEHISTRlA DEL PENSAMIENT SOBRELA TECNOLOGAtfsticacompletamenteirracional. El movimientodePug-wash es un buen ejemplo de activismo cientfico para evitarel impactodeun conocimiento cientficoincontrolable. Jo-seph Rotblat es otro caso significativo de cientficopreocu-padoporlasimplicacionesticasdelaciencia, pues, aso-ciadoal proyectoManhattan, loabandoncuandotuvoconstanciadequelosalemanesnoibanadesarrollar unabombaatmica. Estole costinnumerablespersecucioneshasta que le fue concedido elprerriio Nobel dela Paz. CarlMitcham sealala importancia deestepensamiento cient-fico ticoenlas diversas asociaciones creadas por lospro-pioscientficos paracontrolar ticamentesu trabajo, comolaFederacindeCientficosAmericanos(FAS)olaAso-ciacinAmericana paraelAvancedelaCiencia(AAAS).Entre todos los eventosy reunionesde este signo merecelapena destacar la conferencia de Asilomar, dondelos cient-ficos autolimitan su campo de investigacin, en este caso elADNrecombinante, establecindose un antesy un despusenla tica cientfica, de carcter indudablemente organiza-da y activista. Con este hecholo que los cientficos apunta-ban ineludiblemente es que no todo conocimiento es lcito,ni ticoni moral, aunqueseaposiblegracias ala ciencia.Deformasimilar, losingenierosytecnlogosyacuentandesde el sigloXIX con asociaciones que velan por la correc-ta prcticadeontolgica, ensentidotico, de sus ac-tividades. Setratadeunavisincercanaalhumanismo delatecnologa, comosealaMitcham(ThinkingTroughTechnology). Pero quizel casomsnotabledeautocrticacientficasea el grupolideradopor el fsicoleanMarcLvy-Leblond, que entrelas diversascrticas ---econmica,social, poltica- definela aparicindeuncientificismocomonuevafonnareligiosaquesuplanta alas demsreli-giones del mundo contemporneo ((Auto)crticade la cien-cia). Noobstante, enocasiones, la crticasedirigedesdela ciencia alashumanidades, rechazandolo quese ha eti-63CARTA AL NOMOC/BERNETlCI/Squetadode forma muy vagacomopensamientopos-moderno, caracterizado comoun enfoque crtico con la ra-cionalidad tradicional y cercano a ese anythinggoes de Fe-yerabend. La manifestacin ms palpable de este rechazo laprotagoniz AlanSokal en1996 consu clebre texto paro-diayquefinalmentesematerializenImposturasintelec-tuales(conJeanBricmont). Considerndoseasi mismocomo el Elliot Nessde la intelectualidad contempornea,Sokal criticaaunpensamientoqueabusade laretricacientfica y cuyomayor problema sea quizsu excesivo en-claustramiento en los mbitos acadmicos...Ademsdelasociologadelacienciaaparecelaco-rrespondientesociologadelatecnologa. Ciertamente, elcambioque producelatecnologaenlasociedad, el lla-madoimpacto tecnolgico, es tan evidente queno puedeescaparalamiradadel analistasocial. Larevolucinin-dustrial del sigloXIX esun buenejemplo de cmo se rees-tructura lasociedad dearriba abajo con laintroduccindelosmtodos deproduccin. Unode losprimerosenanali-zarpormenorizadamenteestehechoserprecisamenteKarl Marx. Los mediosdeproduccin, amplificadostec-nolgicamente, sonel motor de la historia. Desde el puntode vistapoltico, esta sociologa es completamente necesa-ria porque la faltade comprensin del impacto tecnolgicoen el tejido socialpuedeconducirnos a situaciones indesea-bles. Esta faltade estudiosprovoc elfracasodesistemastecnolgicosdegranescala comoel Minitel, laredinfor-mticafrancesa. AnlisisejemplarescomolosdeWieberBijketratan de hacer comprensible el entramado de actoresy redes queseconcitanenel hecho tecnolgico, dondelaindustria, el sistema depatentes, lamodaimperante, etc.,son elementos fundamentales para comprender enteramen-te el cambio tecnolgico.Lahistoriay lasociologa dela ciencia tras laSegundaGuerraMundial suponenuna novedadfundamental ala64UNA BREVEHISTORIADEL PENSAMIE"'TQSOBRELA TliCNOLOGIAhorade enfrentarse a la cuestin de la tcnologfa. Sin duda,si la divisin deHans Reichenbach tienevigor para el desa-rrollocientfico, nopuededecirselomismorespectoalatecnologa, yaqueesta esunaactividadsocial, comprendeuna serie de decisiones ante diversas posibilidades y un con-textohistrico ypoltico que esposiblequelaciencianotenga (aunque los socilogos actuales no estaran en absolu-to de acuerdo). A la vez, es en esta mitad del siglo xxcuan-docomienzaaconocerse unahistoria delatecnologa quedifieredel tradicional catlogo dehechosyavancesal usoglorificandolainventivahumana. SigfriedGiedieon(Lamecanizacintoma el mando) y LewisMurnford (Tcnica ycivilizacin) tratandeencontrarfactores queexpliqueneldesarrollo tecnolgico histrico comouna trayectoria social,intentando hallar una visin global de por qu hemoselegi-dolasendatecnolgica porlaquecaminamos. El primeroseala el afn de automatizacin sinlmites, 10queproduceuna tecnologa desbocada. Mumford, por su parte, denunciala creacin de unamegamquinas (un complejo detecno-loga y burocracia queseimponeantetoda la sociedad, noimportasi se tratadela construccin delas pirmides odela bomba atmica). En estosdosautores se hacepatente nosolo el estudio desapasionado o meramente descriptivo de lahistoriadela tecnologa, sinosu deseodeproporcionarso-luciones a unasunto quepara entoncessesenta comounaamenaza global que era necesario analizar.Amenudoresultamuydifcil encontrar ladiferencia-cinnetaentredivulgacinyextrapolacincientfica. Loque comienza siendo el esfuerzo poracercar al profano unconocimiento cada vezmsesotrico y fragmentadoacabaconvirtindose enocasionesenlaproclamacin propagan-dstica deunaideologa quenosequiere manifestar clara-mente, ya que contradice la propia esencia delo cientfico:laclaridad, racionalidad, provisionalidadyneutralidad.Quiz la forma mssorprendente de esta ideologa, denun-65CARTA AL HOMU C1Hl:.'RNETlCUSciadaenpartepor FeyerabendyLvy-Leblond, seauncientificismoqueahora sevuelvesincrticorespectoalareligin tradicional, aceptandosoterradamentemuchos desus mitos trascendentes. Se sabe que la religiosidad, inclusoel misticismo, est presente en muchos de los grandes cien-tficos -Boyle, Newton, Cavendish, Maxwell, Einstein...-,yen la actualidad se ha producido una suerte de nueva recu-peracindeldilogoconla religinalentadapor una ciertaciencia, o ciertoscientficospoco aurocrticos. Estatenden-cia, que hemos denominado tecno-hermetismo. es una resu-rreccinamplificadadeuna cienciaactual conun supuestopodersalvfico. Haaparecidounanutridageneracindecientficosquemezclanlasmsabsurdasextrapolacionessocialesy espiritualesconunasupuestabaseterica. Mez-clando religiosidadesNew Age con antiguallas filosficascomoel pensamientodeJoaqundeFiorey TeilharddeChardin, venenel avance tecnocientficoel caminoparafundar unaagustinianaNuevaCiudaddeDios (AndoniAlonso e Iaki Arzoz). El fsico FrankJ. Tipler no tiene in-convenienteen formular matemticamente el Espritu Santoo muchos constructores deinteligenciaartificial, enpresu-mir de ser descendientesdel rabino L6w y estar creando re-almente el nuevogolem(Wiener, Minskyy Moravec).Otraorientacinde este tecnohennetismo es la tendencia teosfi-ca dealgunosfsicoscomoDavidBhomalmezclarpensa-mientobudista con la fsica de partculas o teoras cristianascon biologa (Rupert Sheldrake).6. Los estudios de Ciencia, Tecnologa y Sociedad(CTS)Todos estos saberes -filosofa, historia, sociologa, dela ciencia y de la tecno1oga- son los que producenel me-dioconceptual yacadmicoparaundebatequecomenz66l;NABREVEHISTORIADELPENSA,\11ENTO SOBRELA TECNOLOGAsiendofundamentalmenteactivistaperoqueprontocontconel respaldo delas universidades. Carl Mitchampropo-ne que el comienzo delos estudios CTStienelugar duran-te lo quese podra denominar comola primera revolucinecologista. Lapublicacin, en 1962, del librodeRachelCarsonPrimavera silenciosa, significalareferenciavisi-bledel nacimientodeunmovimientodecortefilosfico,ideolgico y cientfico. En los aos sesenta se produceunaconfluenciadeinquietudesycorrientesculturales, enlasquela filosofa juegaun importantepapel, que desembocaenuncampodeestudiosactivistayacadmicoconocidocomoCTS. As, el primer programa deCTSseintroduceen 1969enlaUniversidaddeStanford. Aestelesiguenlos delas Universidades deLeigh(Pennsilvania, 1970),Massachusetts Instituteof Technology(M.I.T., 1972) Ylosde Penn StateUniversity(1973). En la actualidad se puedehablar de una corriente CTSnorteamericana, quecontinasiendolamspoderosa, junto ala europea, enla queha-bra queincluir a pases comoNoruega -talleresdecon-sultasobreciencia, oScienceWorkshops-, Dinamarca---comits sindicales de evaluacin tecnocientfica-,Sue-cia -c-estudiossobre el futuro-e, Inglaterra y Francia -so-ciologfade la ciencia yla tecnologa.En estos aossetentasurgeuna delasfigurasms im-portantesdeCTS, Ivn IlIich. IllichcontempllapocaTrumandeentusiasmopor el desarrollotecnolgicoycomprendiprontolasdificultadesqueesta granempresaibaaacarrear. InfluidoporMumfordyElull, percibicmoel hombrecontemporneoseconvierteenunnee-dy- (necesitado) de energa, educacin y medicina. El mo-nopoliode estosservicios, junto a la apuesta porsuilimi-tado crecimiento,eran, aparentemente, las solucionesparala felicidadenestatierra, perodehechoconducanal de-sastreecolgico, la homogeneizacin cultural y la iatrog-nesismdica(enfermedadescausadaspor lapropiamedi-67CARTA AL HaMO CIBERNETICUScina). Illich tambin representa el inicio de la tendencia ac-tivista de CTS (de la que careca su predecesora, la filoso-fadelatecnologa), cuyosplanteamientoscrticos sobrelaeducacin(Lasociedad desescoarzada) haninspira-domovimientos comoelrechazoa lasescuelas regladasde EE. UU. y Canad. Smbolode una pocade transfor-macinycrticacontralasinstituciones, su pensamientocambi en la dcada de los ochenta y noventa, volvindosems pesimista, respecto al poder mediador de CTS.Si es cierta la interpretacin de Mitcham, hay que con-cederalactivismoun fuertepapeleneldesarrollodelosestudios CTS. De hecho,muchos de esos centros CTS tra-tandedemocratizarlatecnologa, ysepuedeafinnarque tienen un evidenteimpacto social, como afirma Lang-domwinner. Lasegunda generacindeestudiososCTScomoCarl Mitcham(ThinkingThrough Technology), Al-bert Borgmann(CrossingthePost ModernDivide), Lang-dom Winner(Laballena yelreactor), Don Ihde(Techno-logyandtheCharacter of ContemporaryLife) oAndrewFeenberg(Critical Theory of Technology) esunbuenejemplo de cmo el pensamiento asimila el problema de latecnologacomoun elementofundamental paraentendernosololasituacinenlaquevivimos, sinoadems unacaracterstica determinante del serhumano: su capacidadparacrear y emplear instrumentos y lanecesidadde esta-blecer un cdigo de valores al respecto. Tambin, y a tenordel panorama intelectualplanteadoanteriormente, es claroque estosestudios handeser forzosamente interdisci-pli nares. Pero tal como seala Stephen Cutcliffe (Ideas, Ma-chines and Values), es necesario ser cuidadoso con estas defi-niciones. Ensuopinin, todavanoexisteunenfoquerealmenteinterdisciplinar quepermitaencontrarunm-todounificado. Losestudios CTShanincorporadotam-bin discusionescomo el gnero, retomandoas los traba-jospionerosdeSandraHardingyotrasfeministas sobre68UNA BREVEHISTORIADEL PENSAMIENTO SOBRELA TECNOLOGAel papel de10 masculinoenel diseodelatecnologa(JudyWacjmannyHelenLongino, ScienceAsSocialKnowledge).Lo importante es que CTS abre un espacio social para ladiscusin sobre temas de tecnologa que no aparece en otrasdisciplinas, debido a ese carcter activista que incide espe-cialmente en los valores puestos en juego por la tecnologa.Tambin es ciertoque sehaproducido un desplazamientode estos estudios hacia la poltica cientfica y la gestin delos programas de investigacin, convirtindose as, engranmedida, en perfectamente institucionales. La poltica asumela tecnociencia como parte de su programa y la universidadforma a los expertos tericamente neutros que median entrecientficos ypolticos. Estotambines CTSyunadelasconsecuencias de su voluntad activista al desplegarse en loscauces institucionales. Como tambin lo es, y muy positiva,su introduccin en la enseanza reglada, y justamente en esemomento cuando la sociedad parece que puede asimilar demanera natural la necesidad de control sobre la tecnologa.No obstante, quiz la crticamsradicala losestudiosdeCTS la haya realizado el propio Illich ( El final de los estu-dios CTS?), precisamente desde el interior de una disciplinaconsagradaacadmicay socialmente. Lasociedadsehaacostumbrado a los desastres tecnolgicos y ya no confa enla ciencia como hace 70 aos, pero se percibe que el desa-rrollo tecnocientffico es la nica posibilidad deseguir ade-lante, porque no se ve otra manera de resolver los problemasprovocados por la propia tecnologa.Hemos entradoenlaeradelahipertecnologizacinacelerada, enla quela interpretacincrticadelestudiosodeCTSparecesuperfluaporirrelevanteparalosgrandesplanes del todopoderosoprogreso.El abusode la termino-loga polticamente correcta de la tecnologasostenible pa-recehabersidoelnicofrutodeestosenfoquescrticosquehasobrevivido, peroalgunos, comoI1Iich, entienden69CARTA .. \1. nosoClBER]VETlCI]Sque setrata depuraretrica, porqueel propioenunciadoescontradictorio; si es sostenible, hadepararseenalgnmomento, y, si es desarrollo, sigueteniendo lasmismas ca-ractersticasquelaideatradicional deprogreso. Lani-caalternativaque tmidamenteseabrepasoes ladelosheterogneos movimientos aruiglobalizacn. aunque a ve-cestambin en estosmovimientos caeunasombra de dudasobresueficacia, pues, al igual queenlosestudiosCTS,se puedeproducir el inevitable proceso de institucionaliza-cin, quelospuede convertir en empresasmultinacionalessolidarias, comoaCUITe conalgunas ONGecologistas. Al-gunas organizaciones ecologistas tienen mspoder econ-micoquemuchas de las empresas quedaan el medio am-biente y entran en el juego deinversiones para rentabilizarlos fondos, a vecescolaborandoinvoluntariamenteconladegradacin medioambiental. Loquelos estudios CTS, su-midos enunacierta crisis dexito, nodeidentidad pero sde objetivos y estrategias, no pueden ignorar, es el impactogeneral de larevolucindigital ydelaglobalizacin. Laeradelaglobalizacin esuna consecuencia delas teleco-municacionesylascibertecnologfas, peroal mismotiem-po redefine el pensamiento posible sobre la tecnologa. Dehecho, tal como Manuel Castellsseala (LaGalaxia Inter-net), nos encontramosante unnuevoparadigmainforma-cional queabsorbe y redefinelastecnologas anteriores enclavede bits.Anteestepanorama, losestudios CTS, dado el alcancedel impacto dela ciberculrura, en algunos casos entregadosa unarefundacin terica, empiezana comprender que, sinabandonar suestudiodelastecnologastradicionales, handevolcarse en el estudio deldecisivo impacto de lasciber-tecnologas. Laciberculturahacreadosus propiosmediosde expresin y tambin diversas actitudes activistas que re-quierenun anlisis detallado de los estudios CTS. Losnue-vosmodosdeinvestigacin-superdocumentados, comu-70lTNABREVEHISTORIA DH. PDISAMIENTOSOBREL nuevas tecnolo-gasdigitales, basculando entre la catstrofe y el activismo.Paralelamente a estegnero se ha desarrollado el subgneroprximode la ficcin cientfica, que acasocomienzaconEdwin A. Abbot y su Planilandia, como una ficcin riguro-saypuramentedemostrativade lacienciaconocida, unacercamientoliterarioaladivulgacincientficaque tam-binhan praclicadocientficosdeprestigiocomoel fsicoGeorgeGamow(El pas delas mnravillas). Laciencia-fic-cin se ha convertido, sobre todoa travs del cine, en un g-neropopular quemoldea poderosamente no soloel desarro-110tecnocientffico, sinolas expectativas profundasde lapropiasociedadde laglobalizacin. Desdeeste puntodevista, sehacenecesaria unaseveraautocrtica desucontri-bucin al irracionalismo tecnohenntico del cientificismo ylapropuesta denuevascorrienteshumanistasque promue-vanlas tecnologas alternativas (http://www.1ateral-ed.es/re-vistalarticuloslbarcelo73.htm1).Cientfico. Al cientficoselopodra definir genrica-mentecomolapersona quesededicaprofesionalmentealconocimiento delanaturaleza. Setrata deuntrminobas-187CARTAAL HaMO ClBEkNETfCUStante nuevo enel vocabulariointernacional. En unpnnci-pio, lo que hoy denominamoscomo cientficoera entendi-doenelpasadocomoel hommedesciences, mientrasquecientfico designabasin msal tcnico que operabaconlosinstrumentos (fue enelsigloXIXcuandoWilliamWhewell utilizel trminoscientistporprimeravez).Al convertirsela ciencia en una tarea cada vez ms instru-mental, el sujeto que la realizabatuvo que implicarsepro-gresivamenteconelmanejodeinstrumentos y materiales(hastallegaralatecnociencia). Perodesde el sigloXIXasistimosaunaprogresiva entronizacin delafiguradelcientfico. Enl serenenvariosvalores burguesescomola eficiencia, el sacrificio, el trabajo constante, la seriedady el rigor. Almismo tiempo se contemplala ciencia comouna de las pocasposibilidades que le quedanal gnero hu-mano dealcanzar el equilibriosocialy el bienestar fsico.Estepapel dehroe, instauradoafinales del sigloXIXyprincipios del siglo xx, est presente en la literatura y en elcine, configurascomo Pasteur(Pasteur, SachaGuitry,1936) oGalileo(Galileo, LilianaCavani, 1968). Pocoapoco tambin aparece una contrafigura, la del sabio lococapaz de destruir a sus semejantes o, ms adelante, el suje-to sin escrpulosquetrabaja para corporaciones o gobier-nossinaplicarlamenortica. Esteesel cientficoquepractica frankenciencia(GregEgan)yquelaciencia-fic-cin hapresentadoinsistentemente(pareceser que uncientficoescocs, Lindl, sirvideinspiracinparaesefundacional sabiolocodelaciencia-ficcin, el fusticodoctor Vctor Frankenstein; http://www.terra.comJartelarti-culolhtml/art6937.htm). Esta contrafiguraen el imaginariocolectivoesenparteproductodelosfuertesrevesesquelas sucesivas guerras mundiales y la guerra fra han provo-cado en la sociedad del siglo xx. Pero los cambios no afec-tansolo a la percepcin que el pblico tiene del cientfico,sino tambin a su propia actividad. No es lo mismo encon-188APNDICE Atrarse en los tiempos heroicosde Kepler o Newton que enla erade la tecnociencia. Sin embargo, pese a las crticas,la imagen altamente positiva del cientficosigue ocupandounlugarimportanteenel imaginariocolectivodel sigloXXI, comola delmago osacerdotedeuna visin cientifi-cistadelaculturaylasociedad, quehadadolugarauncierto culto tecnohermtico.Conflicto. Se puededefinirelconflictocomolacon-traposicin de diversos intereses y la lucha para que preva-lezcan unospor encimade otros. El conflicto, lejos deserun elementonegativoenlasrelaciones humanas, esmsbienun principiodearticulaciny cambiosocial, enrea-lidadaquelloquepermitelamejoradedeterminadosas-pectosdelagestindel poderylasrelacionesdelaciu-dadana, estoes, su participacin. Ysi estoescierto, latecnologa, como motor moderno del cambio, es una fuen-teinterminable, parabienoparamal, deconflicto. Laconstruccin de un embalse, que tericamentepuede signi-ficar el crecimiento de la produccinelctricao de los re-gadosdezonas distantes, seconvierteenunproblemapara los habitantesquevern anegadas sus tierras. Lo queestesiglo nos ha enseado es que el conceptode bien tec-nolgico no es algo dado de antemano. Depende del estilode vida que elijamosllevar; podemos imaginar una ciudadcomolasholandesas, dondeel trficosea casiexclusiva-mente de bicicletas y tranvas, en vez de una organizada entomoal coche. Es posible que estesistemasea menos ve-loz(entrminos generales)queaquel basadoenlacom-bustininterna, perotal vezlalimpiezadel aire, latran-quilidad y la ausencia de ruido compensen de la lentitud, oinclusolalentitudpuedeconsiderarseunbienestticoyvital. Esto indica quelos conflictos causados por la tecno-logason el resultadode una interaccinsocialy quesonmotivados porunaseriedeefectostanto esperadoscomo189CARTAALHUMO ClBERNETlCUSinesperados. El errorconsisteendepositarlasolucindeestos conflictosexclusivamenteenmanosdelosexpertosy los administradores, esperando queseanelloslos quere-presenten la voluntad de las diversas partes, o queencuen-tren lamejorsolucinposible, entendidacasi siempreentrminostcnicosyeconmicos. Lassolucionesapro-piadas dependen siempre del contexto en elcual se generael conflicto, y la decisin para elegir untipode vida frentea otro -un modelo tecnolgico por encima de otro- debeestar basada enlosintereses comunes, manifestadosyva-loradospor todalacomunidadimplicada, nosoloenlamayor efectividadtecnolgica, decidida por unatecnocra-ciasuperior. Lasalud poltica de unasociedad debera me-dirseentonces por la capacidad, no de evitar los conflictos,sinoderesolverlos satisfactoriamentey con el mayor con-tentodelos ciudadanos. Las nuevastecnologasdelain-formacinpodranserun buenmedio paraalentar la parti-cipacinciudadana, favorecerel activismoysolucionar oconvivirrazonablementeconlos conflictos. SiguiendolatesisdeTomsMaldonado(Crticadelarazninformti-ca), cualquierapuedeaccederalainformacinnecesariaparatener unaideade loque estenjuegoy, posterior-mente, realizaruna crticasuficientementeslidaal res-pecto. Porotrolado, si existe unasociedad-redciudadanatal como propone Castells. se podra llevar a cabo un act-vismo!hacktivismobasadoenlascomunidades(virtualesy reales) de intereses. Por otra parte, la posibilidad de inte-grar los diversosagentesdel conflicto enlaredpodra serungranpaso para coordinaryflexibilizarlanegociacinde los conflictos tecnolgicos (httpJ/www.cat.org.uk/).Cyborg. Segnel Wehster:s Dictionarvuncyborgesuna persona cuyo funcionamiento fisiolgico est asistidoo dependedeun dispostivo mecnico o electrnico. Aes-tos elementos habra queaadir, ahora, la ingeniera gen-190APNDICEAtca. El objetivodeestatransformacinpuedeser, obienpotenciarsus habilidadespor encimade las barrerasquelanaturaleza lehaimpuestoo biengarantizar susupervi-venciapor mediodelasmquinas. Laideadepotenciarlascapacidades humanas, fuepropuesta por Manfred Cly-nesy Nathan Kline a laNASA en1960: cmosera posi-blequeun serhumano pudiera vivir enel espacio exteriorsinlaasistenciademaquinaria, modificandosus funcio-nes vitales. Una ideatanradical hasidodesarrolladapornumerosasnovelas de ciencia-ficcin(FrederikPohl,HomoPlus; la serie televisiva El homhre que valaseis mi-llonesdedlares; http://www.wam.umd.edu/-abbate/cy-borg/) y va calando en l imaginario popular, especialmen-teenlapresente cibercultura, comoenlas exaltacionesartsticasdeStelarcyMarcel.l Antnez. Laidea de ga-rantizar lavida graciasa lasmquinas pertenecea la me-dicina, lacual ha hechousoconstantede dispositivosmecnicosparala supervivenciade individuos: marca-pasos, corazonesmecnicos, pulmonesdeacero, etc. Laasistenciade las mquinas plantealautopade unserque puedavivireternamente, puesel envejecimientoylas enfermedades no seranotracosaquedefectos depiezas omecanismos, fcilmente sustituibles. El asautoproclarnadoprimer cyborgdelahistoria, KevinWar-wick, defensordeunaevolucinradical del ser humano(http://www.wired.com/wired/archive/8.02/warwick.htrnl),definealaperfeccinel entusiasmotecnocrtico: Nachumano. Peroesto fue unaccidente del destino -simple-mente unacuestin delugar y tiempo. Pienso quees algosobrelo quetenemos poder para camhiarlo-. A partir delapublicacindel textode DonnaHaraway, ACyborgManifesto (enCiencia, Cyborgsy Mujeres), el trmino ad-quiere una dimensin completamente nueva, quese definecomounser hbridoquecompartetantouna realidadso-cial como unmundo de ficcin: El cyborg es un organismo191CARTAAL HOMO ClBERNET/CUSciberntico, U1Ul fusinentre lo orgnico y lo tcnicoforjadoenunaseriedeprcticasculturales, histricas ytcnicas.Los cyborgs no se refieren a la Mquina y lo Humano, comosi tales CosasySujetos existieranuniversalmente. Porlotanto, el individuo de la sociedad occidental moderna, quesedesplaza en un coche con GPS,se comunica por medio de untelfono mvil yllevasu ordenador porttil paratrabajar enlas salasdeesperade los aeropuertoses, de hecho, uncyborg. Latecnologaquelleva encima funcionacomo unaamplificacinopotenciacinde sus sentidos (eaugrnen-ting), ypor ello, enOccidentesomos todoscyborgs, dadanuestra dependencia de lossistemas tecnolgicos. As, el cy-borg, icono de la ciencia-ficcin cibercultural y especialmen-te de ciertas pesadillas tecnoherrnticas, se vuelveuna figuraproblemtica, que es preciso definir polticamente.Determinismo tecnolgico. Se entiende por detenninis-rootecnolgico la concepcin queasigna a latecnologa undesarrolloautnomo, escapandoal control del ser humano.En ciertosentido, esta concepcin se halla relacionada con lacatstrofe, porque considera queal faltar los medios de con-trol puedeocurrir cualquier situacin imprevisible. Lasrazo-nes quese esgrimen para estaausencia de control sonvarias,desde razones econmicas --eldesarrollo econmico, basa-do enla competencia, funciona por su cuenta y exige el cre-cimiento autnomo de la t.ecnologa parasatisfacer esta din-micacompetitiva-, pasando porpolticas --elaumento depoder otorgado por la tecnologa es bsico para establecer unverdaderobienestarsocial; latecnocracia, quecritica Lang-domWinner enTecnologa Autnoma-, hastaculturalesymetafsicas, pues esprecisamenteesaconfianzadesmedidaen la t.ecnologa como medio para conseguir la utopa lo quepermite esafaltadecontrol, como afirma JacquesElull (Elsiglo xx y latcnica) oMartinHeidegger (Lapregunta porlatcnica). Eldeterminismotecnolgico, por lo tanto, lleva192APNDICE Aimplcitaunavisindelatecnologa comoevolucin, aun-quedecortenegativo, como sepuedeverenla obradeSa-muel Butler Erewhon, en la que es precisamente la evolucindelasmquinas, muchoms velozque lahumana, laquepone en peligro a la especie humana. En esteaspecto negati-vo, el determinismotecnolgicoseaproximaal ludismo.Perodel mismomodo quehayuna versin negativa, existeotraversin que lo contempla como una fuerza altamente po-sitiva. Asumiendo que vivimos enuna dinmica de progresoy que el desarrollo tecnolgico ha supuesto un aumento tantodela riqueza como dela esperanza de vida, elmomento ac-tual indica unadireccin quenosepuede torcer pero que,al final, conseguirconstruiruna utopa. Enestesentidosepuedehablardeunimperativotecnolgicocomofor-ma decumplir unamisin queest inscrita en losgenes delosseres humanos y donde la tecnologa asume elpapel deunasegundanaturalezaala que hayquedarcumpli-miento. Este espritudeterminista y positivosemanifiestaciberculturalmenteenla cartamagnade Internet, es-crita por John Perry Barlow, Alvin Toffler yEsther Dyson(http://www.eff.org/-barlowlDeclaration-Final.html) don-depodemos leer que la revolucin digitaldel ciberespacio esunanecesidadhistricaqueconformanuestrodestinoyalcual esimposible negarse. Por otra parte, enlatecnocienciaactual son numerosas las visionesdeterministasdel de-sarrollotecnolgico quesecularizan el misticismo tecnoevo-lucionistadePierreTeilharddeChardin, comoenPierreLvy, RayKurzweill y, especialmente, Frank Tipler. Sin em-bargo, para un enfoque crticoy racional de CTS, este deter-minismo solo puedeser una ideologa supersticiosa, volunta-rista y, probablemente, interesada.Divulgacin tecnocientfica. La divulgacin consistira,de acuerdo con algunos expertos, en hacer accesible al pbli-colegoel significadoyvalor del descubrimientocientfi-193CARTAALHaMOClBERNU1C1JSca. Pero la divulgacin. como todo acto comunicativo, tieneun emisor (el cientficoola'> instituciones de investigacin),un receptor (el pblico lego) y una serie de canales como losmuseosdeciencia. laprensa, loslibros, latelevisiny, re-cientemente, Internet. Cercana comoestal mundodelpe-riodismo, merecela pena preguntar por qu, cundo, cmo,quin y qu.sobre este tipo especialde divulgacin. Bsica-mente, la divulgacinconsisteen hacer accesiblesuna seriede contenidos, peroporqunose divulga elderechoyslascienciasnaturales?Unarpidarespuestapodra ser laimportanciasocialqueestamateria tiene, es decir,setratade ofrecer los elementos de juicio; se nos dice que la divul-gacin es una necesidad poltica, ya que la vida democrticaexigeparasucorrectofuncionamientoquesusciudadanosotorguen su consentimiento informado ante la'! decisionessobrela'! tecnologasysobresu futuro, endefinitiva, paraque su participacin se haga efectiva. El para qu es mlti-ple; dadalacantidaddetextos, libros, noticias, etc., dalaimpresin de que debeexistir un placer ante la divulgacin,tanto por parte de quienla realiza comopor los consumido-resdeestetipodemateriales. Eseplacergeneradineroy,unacadavezms, florecienteindustria deociocientfico.Basta con comprobar la cantidad de colecciones de ensayo odeejemplaresquevendenrevistas comoMuy Interesante,American Scientfco La Rcherche Scientifique. En nuestropasse nosdice quela divulgacincientficadeberaservirparadespertarlavocacindefuturos cientficos, dadasnuestrascarenciasseculares. Elcundotambinparecef-cilmenteaccesible: ahora, msque nunca, latecnocienciaremodela nuestravida y de ah que necesitemos comprenderms que nunca. Y el quin, en su inmensa mayora.se com-ponedecientficos, ensayistas yperiodistas. Hastaaqu setrata de ladoctrina oficial por lo quemerecela pena verlas dificultades. Para empezar,la ciencia,se divulga, popu-lariza o vulgariza?No es casual elegir el primerverbo. por-194APC'lDlCE Aque los dos restantestienen en castellano un claro matiz pe-yorativo. Y elloocurreporlo paradjico de laactividad: elconocimiento superespecializado de la ciencia,que exigeuntrabajoy unadisciplina frreos, no casabiencon lafrivoli-zacion. paralas masas. Vulgarizar significavolvervulgar,ypopularizar equivale a trivializar, hacer concesiones a partirde lo que esunoy puro. Wittgensteinera tajanterespectoala divulgacin cientfica: Todos estoslibros que intentan po-pularizar lacienciasonunaabominacin. Complacenlacuriosidad de la genteque quiere asombrarse con las mara-villas dela ciencia sin tener queesforzarse en hacer el tra-bajoduroque lacomprensindelacienciaimplica. Unbuenlibrocomoel deFaraday ThechemicalHistoryofaCandle, Faradayexaminaun fenmenosencillo, comolacombustin deunavela, ymuestracm() enrealidadesunprocesomuycomplejo. Constantementedemuestraloquedice conexperimentosmuydetallados. Hoy endaexisteuna tendencia entre los centificos a aburrirse con su verda-dero trabajouna vez quehan llegadoa la mitad de su vida,)' seembarcanen absurdas especulacionespopulares yse-mifilosoflcas(enRushRhees, Recuerdosde Wittgenstein).No todoslos cientficosson partidarios de estaposibleper-versin, y a veces la razn para realizarla es convencer a po-lticos ypblicodelanecesidadderealizar grandes inver-sionesenlaciencia, pues estaeslapanaceapara todosnuestrosmales. Apropsitodeestedesapegodemuchoscientficos respectoa ladivulgacin, talvez hayquerecor-dar que estostrabajos, desde el punto de vista literario o en-saystico, forman partedeun gneromenor y ademsalta-mente perecedero (muy cercano al periodismo y por lo tantotiene una rpida caducidad). Si aceptamosla idea de un pro-gresocientfico, estoes, deunaconstante mejora, esclaroquelos textos, los documentales y dems materialesdivul-gativos pierden su validezrpidamente.Quiz en la divulga-cin tecnolgica se note aun ms este fenmeno, pues el an-195CARTAAL HOMOClBERNlJICVSlisisdeunatecnociencia cambiante y acelerada hace obso-letostantoel presenteal que serefierecomo, paradjica-mente, al futuroquetrata depredecir. Actualmente, Inter-net supone unode los medios mspoderosos paraladivulgacin cientfica (vase as el webringsobredivulga-cin: hup://mailweb.udlap.mx/-alepb/webring.html), pero,almismo tiempo, la faltadecontrol sobre la calidad y pre-cisindelaspginaswebsuponeunserioavisosobrelosefectosquepudiera tener enel pblico. La divulgacin esun gnero cuestionable yperecedero, y, sin embargo, siguesiendonecesariatambinparaelaborar una visincrticade la compleja tecnociencia actual.tica/ntica. Si algohan demostrado la ciencia y la tec-nologa modernas, esqueel abandono dela tica porpartedelosfilsofoshasidoexcesivamenteprematuro(StephenToulmin, El puesto de la tica en la razn). Nunca hanapa-recido tantosdilemas ticos como los que proporcionan, porejemplo, las tecnologas punteras de la gentica, la infonn-ticao lamedicina. Setratadeproblemas paraloscualesnoexisten precedentes y donde las respuestas ya no pueden ob-tenersesiemprede unsistematicogeneral, al mododeAristteles oKant. Curiosamente, hansidolosingenieros ytecnlogoslosprimeros encrear cdigos deontolgicos, debuenasprcticas, parael control social delatecnologa, ysolomstardelosfilsofos y pensadores humanistas se haninteresado por esosproblemas. La Conferencia deAsilomar(1975) fueun ejemplo deautolimitacin desdeel lado cien-tfico, pues seestableciuna moratoria para el estudiodelADNrecombinante. La tecnologaes uncontinuoretoanuestrainteligencia tica. Dosejemplospuedenindicarladificultad a la quenos enfrentamos:es permisible la mejo-ra gentica delosfuturos nios", debera existir un accesouniversal y gratuitoa todos loscontenidosqueaparecen enInternet? En el primer casonos enfrentamos a la posibilidad196APNDICE Ade administrar la dotacin gentica de un individuo sin pedirsu permiso, sinqueexista algoas como unconsentimientoinformado, locual contradiceunprincipiobioticobsico(JeanBernard,1hiotica). Elsegundo representa el inten-to de actualizar la vieja tica filosfica, dado el avance de latecnologadigital, comolodemuestra el nacimientodelantica. Adiferenciadeotrossistemastecnolgicos, laredformapartedelavidacotidianademillonesdepersonas,pero nodeformameramentepasiva, sinotambinactiva.En eseinmenso trfico mundial, es necesario establecer unaseriedeprincipiosdel comportamientoquesirvancomopautadeactuacin. Con ellonose tratadelegislar puntual-mentesobrequse debe o se puede hacer. Ms bien, se tratadeimpregnar deunespritudepreocupacintica tantoelpresentecomoel futurodelared. Eneste sentido, unodelosmejores cdigos. porsubrevedad yprecisin,10 ofrecelaComputerSociety [orSocial Responsability, unaasocia-cinnorteamericanadeexpertosinformticospreocupadospor el impacto socialde su trabajo. El cdigo dice as:Solo puedehaber una red.La gente es la supervisora, no la duea de la red.La gente tiene el derecho a comunicarse.La gente tiene el derecho a la privacidad.La red debe estar ahierta y disponihle paratodos.La red dehe reflejarla diversidaddelohumanoynohomogeneizarlo.Larednodebe serdominadaporningn individuo.institucin o gobierno.En realidad, el propsito de estanticao ticaaplicada ala red debiera servir paradotar de herramientas conceptualesala participacinciudadana(hup://www.chem.vt.edu/et-hics/ethics.hrml ). No cabeduda de quedesdeCTSse debenimpulsar la reflexin y la prctica ticasen todas las recnolo-197CARTAAL HOMO C1BERNETfCUSgfas, y ahora, especialmente, deuna nticauniversal, ya quela red y la cibercultura van a mediar nuestra acceso y controla todas ellas.Experto. Vivimosenunasociedadsuperespecializadaquenecesita deexpertos, la cual ha sidocalificada a menu-do, conciertarazn, comouna dictaduradelosexpertos.La complejidaddelatecnocienciaactual requieretambinel asesoramiento delos expertos a la hora detomar decisio-nesde poltica cientfica y de resolver los conflictos tecno-lgicos. yen estecontexto, los expertos pueden convertirseenlos peones deunaestrategia cientificista desesgotecno-crtico. Anteestasituacin, cada vezresulta msfrecuentequelos afectadospor los problemastecnolgicosolasgrandesinfraestructuras busquensuspropiosexpertosparaque les ofrezcanunaposturacrticayalternativa. Deestamanera, lasuniversidadesse hanconvertidoenunafuente,nosolodecientficos ytcnicos, sinodeexpertosconpre-paracin tcnico-cientfica queasesoran (e incluso viven deasesorar) a instituciones y empresas privadas, cuando no decontraexpertos quenutren las plataformas delas ONG delaglobalizacinalternativa. Confrecuencialos conflictostecnolgicos seconviertenenpolmicasentreexpertosdeunou otro bando, cuando lo quesubyace enel fondo esunconflictoideolgico, polticooticoentre visionescontra-puestasdel desarrollotecnolgico. Enestacoyuntura, losestudiosos y profesores deCTShanactuado como expertosenconferencias oconsejos, notantodelastecnologasim-plicadas, como delospropios conflictossociales que gene-ran. Ensugranmayora, dadoel carcteresencialmentecrtico desu disciplina, hanactuado ticamente, sinservir aintereses espurios, por lo quesuscriterios nohansidoaten-didoscomose merecen. Tambinseha cuestionado, porparte de algunos pioneros de CTScomo Ivnlllich, el inevi-tableprocesodeconformismoinstitucionalizador que su-198APNDICE Aponesupropia regularizacin como disciplina universitariay justamentesu disposicin a suministrar expertos ennego-ciaciones. Frenteaestaciertaderivaelitistadel expertoCTS, laconcepcindeCTS ampliadoimplicael activis-molhacktivismo delasociedad civil, enlaquetodos pue-denparticipar a cierto nivel, asumiendo unpapel informati-vo, valorativoydecisorioquehastaahoracumplenexclusiva e injustificadamente los expertos. Por ellonecesi-tamosdeintelectualesciudadanoscon unapreparacinin-tegral (cientfica, poltica, tica)quesuperen la categora delexperto y se pongan al servicio de la comunidad(http://www.cf.ac.uklsocsilkeslkes-links.html#KESyDa-niel S. Greenberg, The Pouics ofPure Science).Eugenesia. Trminocompuestodeorigengriegoquesignifica buen nacimiento. Enla actualidad susignifica-doproviene delatesispropuesta en1883por Charles Gal-ton, queconsiste enaplicar losconocimientos cientficos alamejora delaraza humana, enformasnomuydiferentesacomoseempleabahastaahoraconlos animales. Ellosignificaba introducir unafonnadeingeniera social basa-daenel conocimientoaportado por labiologa queabara-tase loscostos queel Estado debera emplear engarantizarelbienestar desusciudadanos, restringiendo elnacimientode individuosdesfavorecidos portarasominusvalas. Supropuestatuvosuficientexitocomoparaque sefundaraenLondresunInstitutodeEugenesia, bajoel amparodelGobiernoingls. La historiade laeugenesiatienevariasetapas, atendiendo a losparadigmasdominantes enlabio-logadecadamomento. Laeugenesiasetransform, conel paradigmaracial, en unfactor altamentedestructivo,como enel caso delaAlemania nazi o, enmenor medida,enlaNorteamricasegregacionista. Suaplicacinseex-tendi durante elprincipio delsiglo xx a pases como Ale-mania. Inglaterra, EstadosUnidosySuecia (un juez como199CARTAAL HOMOClRERNf.TICVSOliver Wendell Holmes fueun enardecido partidario de laesterilizacineugnicaqueenSueciadurhasta 1971)ycolisiongravementeconlosderechos fundamentalesdelosindividuos. Laeugenesiaharepresentadounodeloscaptulos ms negrosde la aplicacin cientfica en elpasa-do, por lo que las discusiones deben realizarse con extraor-dinariocuidado, dadassus gravesconsecuencias. En la ac-tualidad, conel paradigmadelaingenieragenticayelestudiodel genomahumano, que proponenlacuradedefectoscongnitos, sevuelveareabrir el proceso. Lapolmicaprovocadapor Peter Sloterdijk(Reglas parael parque humano) y Jrgen Haberrnas (E/futuro de la na-turalezahumana)es un hito en esta discusin que vuelve adividiraquienes apuestan por unadecididaintervencinde la tecnologa genticaa fin de mejorar el pool genti-cohumano yquienes defiendenlalibertaddelosindivi-duos anoser modificadossinsuconsentimientoprevio(circunstancia que elimina todamejoraal margende la sa-luddel futuronio). Denuevoseplanteanproblemasso-bre el uso y abusode la tecnologa que invade la esfera delo privado, estoes, la poltica que alcanza a los individuosparticulares, ya no solo en sus decisiones, sino tambinensupropiaconstitucinfsica. Ypor 10 tanto setratadenuevodeunserioproblemadeticatecnolgica. Enelfondodel debatede estaneoeugenesia gnicase encuentrael problema filosficodel (supuesto)fracasodel humanis-mo.Noobstante, la sustitucindeunavisinobsoleta delhumanismopor uncientificismodesaforadosolopareceuna manera de avivar el problema. ya que no resuelvesinoquemultiplicalos interrogantesticos. Enesteaspecto. sibien son discutibles ciertastecnologas y usosde la genti-ca, laeugenesiaparece un caminosinsalidatica. desi-niestro recuerdoy, enverdad, unadelas amenazas msgravesa la especie humana tal comola conocemosy con-cebimos.200AP",DlCE AEvolucin, El naturalistabritnicoCharles Darwinpropusoen1859 la teoradela evolucin enEl origendelasespecies. Deforma resumida, argumentquehaytresmecanismosoperantesenla evolucinde losseresvivos:la luchapor la existencia (que contrapesa la tendencia a lasuperpoblacindelas especies), laseleccinnatural (esalucha porla existencia lleva a la seleccin naturalo super-vivencia de losmsdotados)y la adaptacin al medio(laseleccin natural ocurreen un entornocambiante y produ-cemutaciones). El aspectomscontrovertidodela teoradarwinistafuetratardeexplicarpor mediodeelementosnaturalesla diversidadde lasespecies, incluidoel serhu-mano. Lasteorasnaturalistasde Darwinfueroncondena-dasensutiempo, peroconocieronciertoxitofilosfico(la filosofa deHerbertSpencer, basadaenel ms puroydurodarwinismo social: solo los aptostienenque sobrevi-vireconmicamente)que acompasulentaperoslidainstauracin. Dehecho, la eugenesia nacede esteesprituevolucionista. SedalaparadojadequeenEE. UU., unpasmuyneodarwinistaenmuchos aspectos, haytodavaestadosdondesuenseanzaestprohibida. Sinembargo,es interesantenotar que el darwinismo se ha trasladado ha-cia otros terrenos, abusandode su concepto central,la evo-lucin.Desdeel puntode vista tecnolgico, este evolucio-nismotiene diversos significados. Unsentidodelaevolucintecnolgicase basaenentenderquelosinstru-mentos y sistemas formanparte de una suerte de ecosiste-ma, en el que losms aptos sobreviven porquesatisfacenmejor las condiciones del mercado. Esta idea se apoya asi-mismoenunconceptomuyparticulardeprogreso. Porejemplo, el expertoeninteligenciaartificial yrobticaHans Moravecconsideraquelatecnologaes unaexten-sin del programa evolutivo dela naturaleza en el serhu-mano. Deah que, segnl, los prximos seresqueocu-parnel vrticedelaescalaevolutivasern los robots201CARTAALHUMOClBERNETfCUSinteligentes(El hombremecnico). Elser humano sera en-tonces un eslabn msen la cadena y su produccin tecnol-gica, el resultado deun determinismotecnolgicoquees-capaasucontrol. Perohayindiciosdequenosiempreocurre de esta manera: el sistema de vdeo2(K)() era muysu-perior al VHSen cuanto a prestaciones y calidad deimagen,y sin embargo las razones empresariales acabaron con l. Latecnologa en s misma parecera una fuerza muy contraria alproceso evolutivo, pues se caracteriza portraer a la existen-ciaentidadesqueaparecengraciasal ingeniohumano, sinformar parte ni defuerzaspreexistentes ni deazares: latec-nologa tiene una finalidad, undiseo yunamente quetratadecontrolar sustransformaciones y deahsuimpredecibili-dad. Aun as, laevolucinse transforma enunreclamopu-blicitarioparaexpresar lacalidaddel productotecnolgicoennumerososanuncios(eevolucionariofrentearevolu-cionario, como deca unanuncio de automviles), transfor-mndose enunmero recurso retricobasado enla credibili-dad delaciencia. Apesar detodo, nocabeduda dequeelevolucionismo tecnolgico esunateoramuyatractiva, quedomina ennumerosasdisciplinasyseudodisciplinas, comolamemticas deRichardDawkins(evolucionismoinfor-macional) y quedesemboca en planteamientos tanirraciona-les como lavisin escatolgica del Punto Omega, del fsicoFrankTipler. Frenteaestacorrientetecnoevolucionista,otrosautores como George Basalla (Laevolucin dela tec-nologa)plantean unavisindiferentey antidetermista delatecnologa, quecoincideconlaexpectativacrticadeCTSde que puede haber tecnologas alternativas, mediadas porotros paradigmas culturales e histricos.Globalizacin. La globalizacinquedesignadifusa-mente elmomentohistrico enelquevivimos secaracteri-za, segndefinicindel FMI, por ser: lainterdependencia202APNDICE Aeconmicacrecientedelconjuntodelos pasesdelmundo,provocadapor el aumentodel volumeny la variedad de lastransaccionestransfroruerirasdebienesyservicios, ascomodelos flujosinternacionalesdecapitales, al tiempoque la difusinacelerada y generalizada de tecnologa. Ob-viamente, estaes ladefinicin cannica delaglobalizacinoficial yneoliberal, queinsiste enelaspecto deinnovacintecnolgica que da lugar a lanueva economa, asociada alfenmenoglobalizador. Portanto, eslatecnocienciaocci-dental, yespecialmente Internet, las que han creado las con-diciones de posibilidad para pensar enunespacio global, enel queserompen lasbarrerasinformacionalesdel espacio-tiempo.Aunque en el pasado yase dieron fenmenos de ca-rcterglobalizadorcomolaextensindeciertasreligionesproselitistas como elcristianismo o elproceso protoglobali-zadordela llamadamundialiracin. conlarevolucindelos transportes y las primeras telecomunicaciones. De acuer-docon Peter Sloterdijk (Esferas), laglobalizacin occiden-tal comienza enel sigloXVI, cuandoaparecenlas primerasesferasarmilares yglobos terrqueos, seintroducelacos-mologacopemicanaylaTierra dejade ser el centrodeluniverso, convirtindose enungloboaislado flotandoenelespacio. El esfuerzotecnocientficosera enrealidadel in-tento decubrir o crear unaesfera decomunicaciones tecno-lgicasquenos protejadel vientoheladordel cosmos. Laglobalizacin tambin se puede definir de manera mscom-pleja como la consecucin planetaria de unanica forma so-cial universal caracterizada por unsistema poltico ---demo-cracia-, unsistemaeconmico -libremercado-e-yunsistemacultural-multiculturalismooccidental-c-, quede-biera ser el patrn unificador para todos lospueblos y nacio-nes. Laglobalizacinsemanifiesta as enlaintemaconali-zacin(mercadomundial), transnacionalizacin(empresasocorporacionesmultinacionales)ylaaparicindeinstitu-ciones globales, sobre todo econmicas, con poder sobre to-203CARTAAL HOMO ClBERNETlCUSdas las naciones como el FMI, la Me, el G-7 y otras pare-cidas. Perotambinexistenotrosaspectos negativosdelaglobalizacin, cuando estano abarcalauniversalizacin, oglobalizacinde losvalores y los derechoshwnanos. Zyg-munt Baumanconsideraque los sistemaspoliticos actualesestntancompletamentesobrepasadosporel flujodelosacontecimientosque esnecesariocrear, conun enormees-fuerzodeimaginacin, otrossistemaspolticoscapacesdehumanizarla globalizacin. Hay, en su opinin, muchos as-pectosnegativos: Laglobaliraciondividetantocomo une,siendo lascausasdela divisinidnticasalasque promo-cionan launiformiraciondel globo. Loqueaparece comoglobalizacin para unosimplicalocalizacin paraotros: loque indicaunanuevalibertad paraalgunosseconviertepara muchos en un destinocruel y no querido.La movilidadescala el rangodel ms altodelosvalores msdeseadosylalibertad paramoverse, unamercancaperpetuamenteescasaydesigual, seconvierterpidamenteenenel ma-yor factordeestratificacindenuestrosltimostiemposposmodemos. Lasociedad individuairada. Los globalistas,o globalizadores, son los dueos del mundo, mientras que losglobalizados localesson quienes sufren todossusaspectosnegativos. Quiz una forma de resistencia sea buscar un es-paciointermedio que hasido definido comoglocal. estoes, una sntesis equilibrada y dinmica entre 10 local y lo glo-bal, que minimicelos efectos negativos de la globalizacin,en gran medida gracias a las redes departicipacincvica,basadas en el viejo eslogan: Piensaglobalmente y actalo-camente. En este sentido, los movimientos crticos contra laglobalizacin, mal llarnados antiglobalizacin, en realidadpartidarios de una globalizacinalternativa, han supuesto unilusionante proyecto, que confiere un nuevo sentido cibercul-tural a la poltica, entendida esta como una (hiper)poltica ba-sada en la constitucin deredes de activistas cvicos, aleja-dos de las tradicionales estructuras jerrquicas de los partidos204APNDICE A(http://www.spgloba1.orglspanishlforos/fglobalz.htm).Frentea la globalizacin realmente existente (Joaqun Estefana),consideradacomo la plataforma tecnolgica del enrrbocapi-talismo(Edward Luttwak),surge as un movimientohete-rogneode nueva izquierda que pretende que, como dice sumxima,otro mundoes posible. De acuerdo con esta filoso-fa, los estudios CTS han contribuido a la idea de las tecno-logasy energas alternativas, que haran posible un mundoque distribuya la riqueza y respete el medio ambiente.Ludismo. Seconocecomomovimientoluditaalosgrupos queprotagonizaron las revueltas obrerasorganiza-dasenloscondadosinglesesdeNottingham, Lancashire.Cheshire, Derbysbire, LeicesteryYork, queseproducenentre1811 y 1813. El1der de estasrevueltas, un persona-je ficticio llamado Ned Ludd, induca supuestamente a susseguidores aladestruccinde los por entonces nuevosmolinos que habansustituidoala manodeobradelazona. El Gobiernoinglsse tommuyenserioestosdis-turbiosy envia msde11.000soldados parareprimir alos obreros. El poeta romnticolordByronseerigiendefensor deestemovimiento, interviniendo enla Cmarade los Lores para pedir comprensin ante la desesperacinde trabajadoreshonradosqueseveanforzados a lucharporsusubsistencia(http://trace.ntu.ac.uklwww/webwarp-weft/luddites/story.htm). ComoreflejaensupoemaLacancindelos ludditas, enlaqueescribe: As nosotros,muchachos, as nosotros / moriremosluchandoovivire-moslibres. / i Y abajocontodos los reyesexceptoel ReyLuddl Su impactocultural fue considerableyalgunosconsideran quela clebre novela deSamuel Butler Erew-hon es enrealidad un alegato ludita. En realidad, la histo-rianosmuestra cmo estetipo de rebeliones contra la tec-nologa, debidoa susefectosenel trabajoy el salario, se205CARTAAL HOMO ClRERNET1CUSrepitenenmuchos lugares yenpocas diferentes, comodurantela introduccin delvapor comofuente deenerga.Porextensin, el trminosehaconvertidoensinnimopara todos los que rechazan o tienen miedoal cambio tec-nolgico.JoboKilkpatrick Sale, uno de losmayores estu-diososactuales, afirma:En cualquier sitio en el quese en-cuentrenneoluditastratarndedar testimoniosobre lapequeay secreta verdad que descansaen el corazn de laexperiencia moderna: a tuda lo que se presumecomo bene-ficioso, rpido, fcil, poderosoovalioso, la tecnologain-dustrial le pone un precioyenel mundocontemporneoesepreciosiemprecreceysiempreesms amenazante.Desdeluego, en la medida en queel industrialismoes ine-vitable e inherentemente descuidadocon el destino colecti-vo de la humanidad o de la tierra,deloscualesextraesuriqueza -despues de todo, parael capitalismo eso son ex-temaldades- parececada vez ms ciertollegar a un pa-roxismo de desigualdad econmica y disturbiossociales,sino con la degradaciny el agotamiento de la propia bioes-[era(http://www.ensu.ucalgary.cal-terryIluddite/sale.html).Es cierto que todo cambio tecnolgico supone una profun-datransformacin, que sueleafectar, sinposibilidaddecontestacin, a amplios sectores delapoblacin. Conse-cuentemente, es previsiblela aparicinde gruposque tra-ten de resistirse a la violencia de este cambio, cuyo mode-lo sea una sociedad con un perfil bajo de tecnologa y quese modeleen torno a un neoarcasmocomuntarista y eco-lgico. Elludismo ha sido y sigue siendo una filosofa po-ltica de corte anarquistaque ha proporcionado las crticasms fuertes al tecnologismooccidental, aunquelastradapor cierto irrealismo de principioy las tentacionesviolen-tas del sabotaje(su concepto nuclear), que pueden derivaren las contraproducentes guerrillas urbanascomo el BlackBlocantiglobalizacin(denunciadoporSusanGeorge) einclusoenel puroterrorismo, comoel deUnabomber206APF:NDlCEA(Fheodore Kazynski). No es un movimiento homogneo yel estigma dela violencia puede en ocasionesdesacreditaruna corriente de pensamiento sobre la tecnologa que tienesus elementos interesantes. Contribuciones al Iudismo con-temporneolashanrealizado, entreotros, filsofoscomoJacques Elull, David Noble, Andrew Peenberg o John Zer-zan, y escritores como Thomas Pynchon (El arco iris de lagravedad)quepoco tienenquever conlosms radicales(httpJ/carbon.cudenver.edu/-mryder/itc_datal1uddite.html),aunque el Manifiesto deUnabomber sea uno de los textossobre crtica delatecnologams ledos enlos ltimostiempos .. Entretodos los neoluditas contemporneos,quizelmsextraoseaBill Joy, pues, habiendosido eldirector deuna grancompaa dedesarrolloinformtico,Sun Microsystems,public en Wired un clebre y asustadoartculo, El lado oscuro de la tecnologa(hup://www.com-monweallhc1ub.org/newsletJjoy.html). Paradjicamente,Internet, uno delossistemastecnolgicosms poderososenlaactualidad, sirvedemediodecomunicacin, inter-cambioycoordinacin entrelosluditascontemporneos.Perotal vezlacontradiccinseaaparenteylo quereal-mente busca elludismo es, en el fondo, encontrar una tec-nologams humana. Elludismo bien entendido ha de seruno delosingredientesdel CTScrticoyactivista, no enel sentidotpicode una antitecnologfaradical, sino comoapuesta por una tecnologa alternativa.Mquina. El desarrollo tecnolgico occidental ha esta-do basado en la preponderancia y desarrollo del concepto demquina, como artefacto mecnico que sustituye las laborespesadas queel ser humano llevaba a cabo gracias a ciertastcnicas o herramientas. De origen latino, nuestro dicciona-rio define la mquina como artificio para aprovechar, diri-gir o regular la accin de una fuerza, y su referencia remo-ta est en los molinos y otros dispositivos de la Antigedad.207CARTAAL HOMOClBERNIJIC'SLa capacidad de generar cadavez ms fuerza es lo que sea-lasudesarrollo. Nuestromundohipertecnologizadosehapobladodemquinas, tilesointiles, que convivenconnosotros cambiandoprogresivamentenuestroestilodevida. Dehecho, nuestravida actual sera inconcebiblesinesas mquinas omnipresentes quenossirven o nosesclavi-zan, comoel televisor, el frigorfico, el telfonooel auto-mvil, hasta el punto que devoran y transfiguran a travs delas cibertecnologas el mbito domstico, desde quepremo-nitoriamentelacasaseconvirtiera, tal comosealaraLeCorbusier, elpadre dela arquitectura moderna, enuna m-quinadehabitar (Haciaunaarquitectura). Los mbitosylosobjetos se convierten enmquinas, cada vez ms inte-ligentes}" manejablesypequeos(atravsdel diseomi-niaturizado y la nanotecnologa), hasta el extremo quepue-denproporcionarnosrobots humanoidesyamenazanconconvertimosenhbridasdemquinaycarne, encyborgs.Lavisinmecanicista del hombre desde el Renacimineto aDescartes(Paolo Rossi. Los filsofos y lasmquinas) tienesuexpresinmsclara ensu continuador, Julien Offroy deLa Mettrie y su El hombremquina, queconcibe al ser hu-mano como unmero artefacto biolgico. Eltriunfo deestavisin mecanicista-maquinista en la vida y la sociedad, solocuestionadaporel marginal ludismo, noshaconducidoa las profecasdisparatadas de lalAfuerte, de MarvinMinskyyHans Moravec, acerca deunmundoposhumanopoblado solopor nuestras herederas las mquinas inteligen-tes oal escenariocatastrfico, explotadoporlaciencia-ficcin, delasmquinasautorreplicantesdeVanNewmanqueatacan a la humanidad e infestan eluniverso. Esta con-cepcin, aparte de proyecciones futuristas. yatienesu reali-dadenel conceptodelarnegamquinadeLewisMum-ford(El miro de la mquina) que concibe la sociedad actualcomounainmensamaquinariahumanaal serviciodelasgrandesobrasdelatecnociencia. Estatendenciaadquiere208APNDICE Atoda supotencialidad enla poca dela cibercultura, enlacual sehaproducidolasuperrnquina, el ordenador infor-mticoqueensusdiferentes versiones controlanuestraviday, seaugura, dar lugarinclusoa una mquina expo-nencialmentems inteligenteypoderosa, unaentidadvir-tualmentedivina. Frenteaestaexaltacintecnohermticadelamquina, losestudiosCTScompartenlaideahuma-nistade produccinsolodemquinastiles yde suusoconvivencial ylimitadodeacuerdocon unenfoquepura-mente instrumental (hup:llxroads.virginia.edul-MA01/Lis-le/30homelassimilatelassimilate.html).Paradigma. De acuerdocon HansBlumenberg(Lasrealidades en quevivimos), el fsicoyescritor Georg Lich-tenbergfue unode los primeros en utilizar este trmino apli-cadoala ciencia, enconcretoalaastronoma. En 1962elfsicoe historiador dela ciencia Thomas Khun introdujo enel estudio del desarrollo cientfico la perspectiva social, des-cuidada hasta entonces. Conceptos como revolucin cient-fica) o paradigma indicarfan cmo la ciencia, al igual queotrasdisciplinas humanas, se desarrolla consaltosradicalesy terremotos epistemolgicos. Cuando se establece unpara-digma (por ejemplo, la cosmologa aristotlica, lo queKuhnllamaunmomentodeciencianormal), sus miembroslaexpandene inclusose resistena aceptar quediversosfen-menoslacontradigan. Solamentecuandoseacumulande-masiadascontradicciones, se produceuncambiobruscohaciaotroparadigma conmayor poder explicativo y se pro-duceun avance revolucionario enla ciencia. El trmino, defelizacuacin, hatenidoun xito excesivo y amenudo setri vializasusignificado. El propioKuhnreconocique eltrminoparadigmaeraconfuso, deahf que Margaret Mas-terman (Criticism and the Growth ofKnowledge) presentarauna aguda crtica antela diversidad de significados quese leasignan, almenos tres: metafsico, sociolgico y constructi-209CARTA ALHOMO CIBER.'iETICUSvista (tambin es interesante el artculo The Nature of a Pa-radigm. deImre Lakatos y AlanMusgrave). Encualquiercaso, tienesu utilidad y sentido, comocuandoManuelCas-tells(LaGalaxiaInternet) defineelmomentoactual comoparadigmainformacional, yaquecaracteriza disciplinastanimportantesdenuestrotiempocomolainformtica, lagenticaola nuevaeconoma(http://www.emory.edulEDU-CATION/mfplKuhnsnap.html). Lareflexincrticasobrelatecnologaactualnopuedeas sustraersedel paradigmain-formacional, sobre el cual, no obstante, aparecenvariasver-siones, unoabiertay cibercultural, frenteaotradecarcterdeterminista o tecnohenntico.Participacin. Laparticipacin siemprehasido unodelos elementos distintivosde la perspectiva CTSsobre la tec-nociencia. No cabe duda de que gran parte del esprituy delsentidodelosestudiosCTSes precisamentesupuestaenprctica, a travs dediversosnivelesde participacin.Si ladivulgacin de la tecnociencia ha de servir para hacer cons-cientesalosciudadanosde culessonlospeligrosyhaciadnde se dirigenlos fondos que ellos pagan, el resultadofi-naldeseabledebieraser precisamentehabilitar sistemasdeparticipacin y detomadedecisiones alrespecto. Noobs-tante,la historia dela tecnociencia moderna nos ha demos-tradoqueloscasosdeparticipacinsonsiempreescasos yforzados ensumayoraporel descontentociudadano. Enesta coyuntura, la apuestapor el activismo cvico es una delas vas disponibles ms alentadoraspara regenerar el tejidosocial como garante de una aplicacin tica de la tecnologa.La participacin de redes cvicas, yasea a travs deasocia-ciones, plataformasocomunidades virtuales, yespecial-mentelas decarcterlocal, resulta imprescindible para evi-tar los peligrosdedeterminadas tecnologas yparaavanzareneldesarrollode tecnologasalternativas. El dilogo y la210APNDICE Anegociacindebieraser elcontextohabitual delas relacio-nes entrelasadministraciones, lasempresas privadas ylosciudadanos, pero ennuestrasociedadtecnocrtica, domina-da por los expertos, los escenariosms usualesson la con-frontacin o el desprecio a las demandas cvicas. De ah quese haga cadavezmars urgente la redefinicin delsentidodelaparticipacinpropugnada por CTSolosgruposantiglo-balizacin, enel sentidodeampliar loscauces participati-vosde carcter poltico. En esteaspecto, unade las figurasmsinteresantesdeparticipacindirecta, aunque tambindelasmenosejercitadas, esladel referndum. Porejem-plo, los suizos votaron. si se deba permitir o nola ingenie-ragentica(animalesyplantastransgnicos)ensupas.Finalmente, se aprob continuar conestetipodeestudios(http://www.k1uyver.stm.tudelft.nVefb/tgppb/pdf/eng8.pdf.).Laparticipacin ciudadana es un requisito inexcusable pararesolverlosconflictostecnolgicosdeformapacficayalmismo tiempopara profundizar en una visin ampliaday nosolamenteformalistade10 quedebeser lademocracia(http://www.bisn.orglSpanish/SApdx3.html).Polticacientfica. Lapoltica cientfica aparece enelcontexto dela BigScience(ciencia a granescala) caracte-rizado por el usodeequipamientoscarosyel trabajodeindividuossuperespecializados. El primer ejemplodepo-lticacientficaes seguramenteel proyectoManhattanparaconstruir labombaatmica, enel cual seentiendeque con suficientes medios ypersonal, en unplazodetiempo concreto (2 aos)eraposible conseguir un resulta-doprctico, enestecasola construccin delabomba at-mica. Por 10 tanto, latecnociencia adopta losmtodos demanagementdelaindustria, aunqueesasplanificacio-neshanexistidoantes (por ejemplo, enlaAlemanianaziconel ministrodeIndustriayArmamentoAlbertSpeer).Es cierto queelpersonalcientfico es diferentea otrotipo211CARTAALHOMOClBERNETICVSde trabajadores, por lo que es necesariauna polticaespe-cfica. En la actualidad, el dinero pblico dedicadoa la in-vestigacintecnocientficasehaconvertido enunmedi-dor dedesarrollodelos pases. As, EE. UU. dedicaactualmenteel 6 % desu PIB a esta materia; la EUE, unamediadel 2,3, yEspaa. aproximadamenteel 1,3 %. Eneste sentido, la poltica sobre la ciencia y la tecnologa im-plicaunsupuestoseguroparael futuro. lasbasesdelprogresoeconmicoy social, pueses elmediode conti-nuarsiendocompetitivos. EnEspaase comienza apen-saren estascuestionesconel Acta de1986 para unplangeneral de Cienciay Tecnologa. Y la importancia polticaasignada es tal que en el ao 2000 se crea el Ministerio deCienciay Tecnologa(2000).Ahorala investigacin apo-yada desde la poltica se divide en I + D (R &D, Research&Development: InvestigacinyDesarrollo) e 1 +D + I(R + D+ TResearch, Development andImplementation:Investigacin, Desarrolloe Innovacin). Peroesto es solouna parte; la poltica cientfica debe tambin establecer losestndares ticos ylegalesdel desarrollocientfico. Asi-mismo, deberacomprender la participacin de la ciuda-dana. ya que son sus fondoslos que se gastan.Supuesta-mente, sonloscomitsdeexpertos ypolticoslos quedecidenqupolticatecnolgicaes lamsadecuadaparael pas. Generalmenteestoapareceenlosprogramasdelos partidos, peroraramente sediscutesobreello(http://www.ciencia.cVCienciaAlDia/volumen4/numerol/articulos/articuloz.htrnl). Desdeunaperspectivacrticayglobal de CTS, se hace necesario cadavez ms revisar laspolticascientficas de los gobiernosy los organismosin-ternacionales, demaneraquerespondanalasdemandassociales, a criterios razonables de desarrolloy a valoracio-nesticas. Enesteaspecto, esprecisoser especialmentesensibley cuidadoso, respectodela polticacientficaenel mbito educativo y en la aplicacin de las nuevas tecno-212APNDICE Alogas, terrenos ambos en los que se juega el desarrolloin-mediato de nuestra sociedad.Progreso. El progreso, en la nocin popular del trmi-no, evocalamejora delas condicionespara elgnero hu-manoen eltranscurso deltiempo. Ensu origen. estaideapertenece a la tradicin cristiana, especialmente codificadaporSan Agustnen Laciudad deDios, e implicala com-prensin del tiempo como una lnea recta en la que el futu-ro se presenta como juicio escatolgico, hacia la utopa sal-vadora olacondena eterna. Estaidea del progresofueadoptadaporelpensamientolaico, especialmenteporlosilustrados francesesylos marxistas, para loscuales laleyhistrica predominante nos conduce a una situacin paradi-siaca, bien por la extensin del saber (la razn) o bien porla lucha de clases. Por otro lado, tal como seala Don Ihde,hay dos actitudes simtricas respecto a l. Primeramente, seencuentran los que consideran que en su nombre se justifi-catodo el esfuerzotecnolgico presenteyquenosdirigi-mos hacia una utopa (una evolucin ineluctable, marcadapor un misterioso detenninismo tecnolgico). En este sen-tido, la tecnociencia acta como gua para lograr el equili-brio de la sociedad, a travs de cierta ingeniera social y delosavances tecnolgicos, quedebieranpermitimos vivirmsfelices. Es decir. elfuturosiempreser mejor queelpasado o el p r e s e ~ t e , a pesar de los fallos parciales que ha-llemos en el camino y que iremos subsanando con el tiem-po, progresivamente. En contra de esta opininse halla lade aquellos que consideran que el progreso tecnolgico nosest acercando. progresivamente, al desastre. A pesar de laaparente mejora de las condiciones de vida (mayor riqueza,longevidad, recursosmdicos. etc.), alfinaldel progreso,supuestamente sostenihle, nos encontraremoscon un lmi-te, elagotamientodelosrecursosolaguerra. estoes, eleonictoola catstrofe. Entrelosdenostadoresdelpro-213CARTAAL HOMO ClBERNETlCUSgresose encuentran los que piensanrecuperar el mito de laEdadDorada, unacondicinmtica yprimordial deli-bertady felicidad, confrecuenciaatecnolgica, quevamosperdiendoprogresivamente, comosupone elludita radicalJohnZerzanensuFuturoimperfecto. Enotrosentido,AgustnGarca Calvo, un pensador libertarioms coheren-te y cercano a la visin convivencial deciertastecnologas(el ferrocarril, por ejemplo), denuncialaexistenciadeundevastador progreso progresado que todolo justifica. Enrealidad, resulta tremendamente difcilevaluar si realmenteexiste progresoonoenlatecnociencia. Nos faltan datoscomparativos fiablesy aun debiramos definir previamentelosvaloresimplicadosencadavisin. Perounareflexincomola deKarl Kraus merecealmenos nuestraatencin:Nohayrespiroparalacultura, yenestos tiemposla hu-manidad yace sinvida junto a unos obrascuya invencin lehacostadotantainteligenciaqueyanolequedarestodeellaparamanejarlas. Hemossidolosuficientementecom-plejoscomoparaconstruir mquinasysomosdemasiadoprimitivosparaponerlasen funcionamiento. Estamosim-plantandounsistemadecomunicacinaescalamundialsustentadoenraquticaslneasdepensamiento. Delate-rribledevastacin producida por la prensa impresa aunnopodemos n formamosunaidea. He11Ws inventado el avin,pero nuestra imaginacin avanza a la velocidad de unadi-ligencia. Automviles, telfonosypropagacinmasivadelaestupidez; quinpuedeadivinar cmoestarnconfor-mados los cerebros de la generacin venidera? (Contralosperiodistasyotros contras). Finalmente, lavaloracindelprogreso dependede nuesta visin ideolgica del ser huma-noodelasociedad, msalldel avanceciertodelatec-nociencia, lo cual nos puede llevar a lasparadojasde con-siderarque notodoel aparente progresotecnocientficosuponga un progreso humano o, incluso, queen ciertos as-pectos quiz no sea necesario progresar.214APNDICE ARiesgotecnolgico. Seconocepor riesgotecnolgicolasconsecuenciasnegativasquepodrandarse antelaim-plantacindeunainnovacinodeunsistematecnolgiconuevo. El riesgohasidountrminoempleado enlas cien-cias naturalesy en la matemtica, tradicionalmente con me-todologasestadstica". Se han generadoas diversosinstru-mentosconceptuales comola teoradel juego y losrbolesde variantes, y en fsica y biologa las popularizada" teorasdel caos. Perojuntoalacomprensincuantitativa existeuna percepcin del riesgo que tiene un elemento cualitativo,puesdependedelsujetoque 10 percibe. Estapercepcin nosoloseencuentramediadapor motivospsicolgicos, sinotambinsociales yculturales. Por ellosepuedehablar deunaconstruccinsocial del riesgo; porejemplo, aunqueelviaje en automvil es muchomspeligrosoque el vuelo enavin, una gran parte de la poblacin considerar el segundocomomsaniesgadoqueel primero. En cualquier caso, lapercepcinpblicadebera tenerunaimportanteincidenciaenlatomadedecisiones, comoparticipacin, porqueelconceptoderiesgoevoluciona deacuerdoconestospatro-nes psicolgicos, sociales y culturales. A pesar de la posibledisparidaddeestasperspectivas sobreel riesgo, esciertoqueexisteunaseriedeelementoscomunesatodoestudiosobreelriesgocomolaposibilidaddedaos y beneficiosinesperadosylaincertidumbrerespecto alresultadofinal.De acuerdo con la visin del detenninismo tecnolgico, notiene sentidohablar de riesgo, porqueelsistema se desarro-lla y autorregula por sucuenta y, entodocaso, sepuedenrealizar prediccionessimuladasperonocombatir loscam-bios. Emprender uncambioqueimplicariesgos solotienesentido cuando se puede obtener un beneficio y ello implicaquepuedanocurrir efectos inesperadosydainos. Perodeacuerdoconel especialista eneltemaUlrichBeck(Laso-ciedad del riesgo: haciaunanuevamodernidad). estamosentrando enuna etapadelriesgoqueafectaalaestrucrura215CARTAAL HOMO ClRHINf.IICUSsocial ensutotalidad. Sibienescierto quesiemprehanexistido riesgos, atribuidos a causas naturales, divinas o me-tafsicas, ahora la principal causa del riesgo es la innovacintecnolgica. cuyo control escapa a las instituciones encarga-das de la seguridad de los ciudadanos. Existe por tanto unasensacin difusa de riesgo, aumentada por la falta de con-trol poltico y econmico sobre las innovaciones tecnolgi-cas, que quiz se manifiesta conun perfil de posible cats-trofe, especialmenteen el desarrollogentico (eugenesia),el findelabiodiversidadyladegradacindel medioambiente y las arrnas de destruccin masiva. El desarrollosostenible se convierte as en un modelo de desarrollo parapaliar y controlar estos riesgos.Asimismo, el riesgo se ex-tiende en dos ejes muyamplios en el espacioy el tiempo:abarca a todo el planeta y tambin a las generaciones futu-ras. Beck seala tambin que el riesgo no se reparte igual-mente para todos los individuos; hay quienespueden esca-par o guarecerse mejor de ese riesgo, y hay quien vive a laintemperie detodos losriegos(http://www.gencat.es/me-diamb/revista/rev24-4.htm). Y en este aspecto, la valoracinuniversal de los riesgos ha de ser la prioridad absoluta desdeun CTS crtico y activista, porque no es posible admitir ti-camente los privilegios sociales y econmicos a la hora deintroducir una tecnologa peligrosa.Sostenible. Ladefinicinmstradicional deltrmino,segnelinformeBrundtland(1990)es:El desarrolloquees capaz de satisfacer las necesidades actualessin compro-meter los recursos y posibilidades de las futuras generacio-nes(hup://ccqc.pangea.org/castJsosteni/soscast.htm). Esteinforme sirvi de preparacin para la Cumbre de Ro de Ja-neiro sobre el Medio Ambiente celebrada en1992. Pero esposible ampliar esta definicin aun ms; de acuerdo con lacompaa farmacutica Bristol Meyers Squibb: El desarro-llo sostenible, o sosteniblidad. se definecomo la actividad216APNDICE Aeconmicaquesatisfacelasnecesidadesdelageneracinpresentesin afectarla capacidad de las generaciones futu-ras de satisfacer sus propias necesidades. La sostenibiidadsebasaentres componentes: el econmico, elsocial yelambiental. Los aspectoseconmicosdelasostenibilidadcomprenden, entreotros, el rendimientofinanciero, lare-muneracindeempleadosylas contribuciones a la comu-nidad. Comoejemplosdelosaspectossocialesestnlaspolticas de beneficio pblico, las normas de equidad labo-ral y el trato justode empleados. En losaspectosambien-tales seincluyen losefectosen el aire, agua, tierra, recur-sos naturalesysalud delos humanos. Ntesequeenlasegunda definicinse emplean conceptos que van ms allde los medioambientales.La cuestin es hasta cierto puntosimple; lacapacidadderegeneracindelanaturalezaeslimitada. Y frente a la forma tradicional de entender el cre-cimiento econmico,que no tiene en cuenta el medioam-biente, se propone como solucin un modelo econmico al-ternativo queinstaure ciertos lmites. As que se plantea ladialctica entre crecimiento y desarrollo como dos trminosantagnicos, aunque en algunos discursos tiendan a confun-dirse. Pero estemodelono esnada sencillode establecer.En la globalizacinla distribucin de las fuentes de rique-La es muy desigual. Controlar los recursos naturales es mssencillo en EE. DU. o en Europa que en los pases el TercerMundo, porque estos ltimos tienensu principal fuente deingresosenlaexplotaciny exportacindemateriaspri-mas. ynecesariamente surgen conflictos entre los interesesindustriales, los culturales y los ecolgicos. Desde el puntode vista social hay que buscar un equilibrio, una participa-cin de la sociedad y la preservacin de las diferentes cul-turas. Desde el punto de vista econmicohay que lograr laremuneracin justade los trabajadores, satisfacer las nece-sidadesindividualesyundesarrolloagncolaeindustrialadecuados. Desde el puntode vista ecolgicoes necesaria217CARTA AL HOMO C1BERNETlCUSlapreservacindelabiodiversidad, el mantenimientodelos recursosnaturales y la limpieza del agua y el aire. Pero.en realidad, el sistema econmico en el que vivimosno tie-ne casi nada quever con esto. A pesar de las diferentesac-tasy comisionesministeriales, loquerealmenteocurreesquevivimosenunaeconoma decrecimiento,competitivay que arrasa los recursosnaturales. El desarrollososteniblese ha convertido en la palabramgica, en una idea quesir-veparatranquilizar esaconciencia ecolgica difusay parael marketingde las grandes compaas, que muestranas sucara msamable. Siendoconscientesde estamanipulacinretrica, desdeCTSesimportanteutilizar conprecisinyverdaderosentido este concepto. aunquela inquietante pre-guntadefondo essi, realmente, a partirde lavisinactualdel progresoydelatecnoclencaoccidental, esposibleunaverdadera sostenibilidado todo esun espejismoy unafalacia que desembocar en la catstrofe. Quiz sea tiempode buscar otras opciones, otrasacepciones ms restringidasyautocrticasdel concepto. oacasodesustituirlodefiniti-vamente por otro menos problemtico y engaoso.Tcnica. Comnmenteseentiendecomolahabilidadparaconseguir unresultado, yaseaconel empleodeins-trumentos onicamente gracias a la destreza manual, y sediferenciara delatecnologa porque no media todava unconocimientocientfico de carcter terico. Su origenestenel trminogriegotechnysuversinlatinaesars;deah la expresin. por ejemplo. deartes mecnicas. tan enbogaenel RenacimientoylaprimeraRevolucinIndus-trial. En la actualidad es un trmino con mltiples acepcio-nes. en ocasiones difciles de precisar. Carl Mitcham reco-gelas siguientesdefiniciones: 1) El cmoserealizanlascosasusualmente. 2) El esfuerzoparasuperar el entornofsico... y losintentos desojuzgar o controlar el medio f-218Asco por mediodel uso imaginativo o ingenuo de todos losrecursos disponibles. 3)No es otra cosa que el rea de in-teraccinentre nosotros, comoindividuales, y nuestroen-torno, seanaturalo espiritual, naturaloartificial(Thin-kingThmughTechnology).Tambinhayquerecordar quela tcnica es una delas fuerzasen el proceso de hominiza-cin, acasolamsimportante, loquelellevaaunautorcomoJuanDavidGarcaBaccaasudefensaapasionadacomofactoresencial delo humano(Elogiode la tcnica).Si bienesciertoque algunasespeciesanimalesempleantilesrudimentarios paraadaptar elmedioa susnecesida-des(entrelos primates. los chimpancs y losgorilas), nin-gunaotra especie las ha desarrollado comoel ser humano.DeacuerdoconLewis Mumford, latcnicase extiendeacasi todos los dominios de la actividad humana. incluido ellenguaje. por 10 queinclusoformara partedenuestra his-toria evolutiva.Tecnociencia: Este trminofue acuadoenlos aossesentaporel filsofo dela cienciaGastanBachelardalproponerqueenlaactualidadesmuydifcil separarlosdosmbitos: el conocimientopuroy suaplicacinprcti-ca. En 1987el filsofoposmodernoBrunoLatourlare-tomaylahace popularcomomodeloexplicativodelaactividad cientfica en general. En este contexto, lasinves-tigacionestericasdelos cientficosseemprendencadavez conms frecuencia para conseguir un resultado prcti-co. lo quese conocecomoI + D (Investigacin msDesa-rrollo). por lo quees justo adscribir una fuerterelacin, defacto, entrelacienciaylatecnologa. Por otro lado. lacienciareclama la construccindeaparatoscadavezmssofisticadosparapoder continuarsus investigaciones, yante 10 cual Carl Mitchampropone(Thinking ThroughTechnology) quepodemosentenderque latecnologaesciencia aplicada (las teoras y leyes quese encuentran en la219CARTAALHOMOC1BERNETICf../Sciencia), perotambinquela cienciaestecnologaaplica-da (el usode instrumentos cadavez ms sofisticados,creadosex profesopara la investigacincientfica). En esteaspecto, es preciso recogerla crticaqueHans Blumenbergsealarespectodelasnuevasimplicacionesinterna'>delatecnociencia: Tendencialmente, y debido ala separacin deinstrumento y observador, el aspecto exterior de la teora,enlo queserefiere asu modode proceder, se va haciendoms normal mientrassealejalaciencia intencionalmentedel deseo de saber y de la capacidad de saber de la personacorriente. Estosignifica, ytambinsobre todo, quecual-quiera no es capaz ya de comprender qu es lo que en aque-llos objetos puede absorber una vidadetrabajo. Para con-trarrestar estadivergenciadelanormalidad, grupos cadavez ms numerosos de publicistas intentan que la teora y eltericomantenRansuintersparaun pblico que paga.Paraello, comono podra serdeotro modo, altrabajadortericose le respeta con mayor rapidezcuanto ms se acer-ca al fenotipo familiar del burcrata y reivindica justamentela seriedad queconfieresobre todoel tratocon fuertessu-masde dinero(Larisa dela muchacha tracia). En este co-nexto social, un nuevo tipo de cientfico, como representan-te del conglomerado tecnocientfico, se conviertea menudoen un servidor de losintereses espurios de los Estados y lasempresas, ala bsquedade unbeneficioinmediato.(http://babitat.aq.upm.eslboletin/nI6/aefer.html ).Tecnologa. leanPierre Sris consideraqueenreali-dadtcnica y tecnologa designan lo mismo, y quesimple-mente el segundotrminosuenarnejorylesencantaalos polticos(estoes propiodelos polislabos). Por otraparte, IgnacioQuintanillaproponeuna definicinparacada trmino, a fin de permitir su diferenciacin;as, Tc-nicaseraelconjunto de habilidades v conocimientos quesirvenpararesolver problemasprcticos, mientrasque220APNDICEATecnologa, serael conjunto deconocimientosbasados asuvez enconocimientoscientficosquepermitenlades-cripcin, laexplicacin, el diseoy laaplicacin depro-cedimientos pararesolver o conseguir determinadosresul-tados(Tecnologa: unenfoque filosfico). Si admitimosestadiferencia, consecuentemente,debemosestablecer unnetoantesydespusenlahistoria, apartir del mo-mentoenel quelatcnicadalugaralatecnologa. Deacuerdocon JosSanmartn, no podemos hablar en sentidoestrictodetecnologahastaqueaparecela cienciamoder-na, conGalileoyNewton. Loque seproduceantes, pormuyespectacularesque seansus resultados -pinsese,porejemplo, enlaarquitecturaegipciao laingeniera ro-mana-, no puedeser considerado ms que como habilida-desodestrezasdecarctertcnico. Estaperspectiva, su-pondraapoyarla conviccindeMarioBunge, dequelosverdaderosproblemashumanossonaquellosque se pue-denplanteardeformaingenieril. esdecir, enlos que sepuede establecer un sistema de soluciones basadas en prin-cipiostericos. En ciertomodo, esta divisin coincide conel cambioqueexisteenla filosofa conrespectoalossa-beresprcticos, alastecnsclsicas. Noescasualqueelprimer filsofoque desarroJle una preocupacin por lo tec-nolgicosea PrancisBacon, unode losprimeros en inten-tar cambiar tambin el modo de hacerfilosofa. Resulta es-pecialmente reveladora su consideracin del conocimientocomoconocimientode causas -siguiendohastaciertopuntoaAristteles-, perosolodel conocimientodelacausaeficientecomola fuenteparaconocerlasleyesquerigenel calor, lamateria, etc., parapoder transformarlas.Estoes, loimportantedeese conocimientoesel poderprcticoquegenera. Enestamisma lnease puedeencua-drar elpensamiento crticodeHeidegger sobrela tecnolo-ga. La ciencia moderna es precisamente la que transformael mundoenunestar alamanoo estaradisposicin221CARTAAL HOMO ClHf.RNErtCUSde. Es interesantenotarquela definicindeQuintanillasirve tantoparaaquellosqueconsideranlotecnolgicocomounprocesoaltamentepositivo -como Bunge-como para aquellos que consideran que la tecnologa supo-neladecadenciadel pensamientooccidental, comoHei-degger. Pero ya en los aos cincuenta comienza a replantear-selacuestindelatcnicaconotraperspectivamsglobal. De acuerdo con Jacques Elull (El siglo XXy la tc-nica), la technique. un conceptocentral para su crtica a lanuevasociedadtecnolgica, esentendida comolatotali-dad delosmtodos alcanzadosracionalmente yquetieneabsoluta eficiencia en cualquier campo de la actividad hu-mana. Esto es, la tecnologa forma un sistema que imponesus propiasnecesidades, de forma independienteal clculoracional indicadoantes, al menos desdela perspectivaso-cial. Finalmente, latecnologase encontrarenvuelta enunanuevaycontrovertidaasociacin, atravs del neolo-gismotecnociencia, quemanifiestaacaso lavisindeunciertofindelacienciaterica(JohnHorgan)derivadode una visin tecnologicista de la misma. La tecnologa si-gue siendo el tema terico central de CTS, que requiere serrevisadocrticamenteyde maneraconstanteparair acla-rando sus paradojas y problemas.Utopa. Ensu origengriego, utopa significalugarinexistente. por lo que su territorionatural hasido el pa-pel impreso, a partir de su primera ubicacin, laUtopadeToms Moro. Estos territorios o ciudadesimaginarias, en-tre la literatura y la poltica,siempre han sido proyectadasconla esperanzade que posibilitenuna vida perfecta,eli-minandoeldolory elsufrimiento. Y ya desdeelRenaci-mientoel esfuerzotecnolgicooccidental seha orientadohacia la consecucin de ese estadoideal, de mximo bien-estar, cuyoimaginariocristalizaenlafigura dela utopa.Lewis Mumford escribe al respecto de estas fundacionales222APNDICE Autopas renancentistas: Las utopasmsimportantesdeltiempo, Crstanopois. laCiudaddel Sol, por no decirnadadel fragmentodeBaconodelas obrasmenoresdeCyranodeBergerac, todasgiranalrededor dela posibili-daddeutilizar la mquina paralograr queel mundoseamsperfecto:la mquina fueel sustituto dela justicia, defa sobriedad ydel valor dePlatn; inclusosi loeraasi-mismodelos idealescristianosdelagr