Aleksandr Pushkin

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Una breve biografía del gran poeta ruso Aleksandr Pushkin

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Pushkin o el rayo que no cesa

PorJos Emilio PachecoA doscientos aos de su nacimiento, la gloria del gran poeta ruso Aleksandr Pushkin no disminuye. Pacheco nos narra su vida y su muerte y los problemas que implica traducirlo. No obstante, presenta en limpios endecaslabos su versin deMozart y Salieri, tragedia cuyo engao central an padecemos.

El duelo fue en la tarde. Haca quince grados bajo cero y soplaba un viento rtico. El capitn Georges D'Anths dispar primero. Aleksandr Pushkin se desplom sobre la nieve, envuelto en su abrigo de piel de oso. Crey que slo tena una herida en el muslo y de rodillas apunt a D'Anths. El disparo le atraves la mano y le fractur dos costillas. Sus padrinos llevaron a Pushkin en trineo hacia su casa. Sadler, el primer mdico que lo atendi, se limit a ponerle una compresa. El segundo, Arendt, le dijo que el dao era de muerte y no tena esperanza de recuperacin.

La agona se prolong 48 horas. Pushkin muri el 29 de enero de 1837, antes de cumplir 38 aos. No hubo artculos en los diarios. Todos estaban atemorizados ante el censor, el conde Benkendorf. Slo en un suplemento, losAnexos literarios, Andri Kraievski se atrevi a escribir: "Se puso el sol de nuestra poesa! Ha muerto Pushkin, nuestro poeta, nuestra alegra, nuestra gloria popular". Un joven escritor, Mijail Lirmontov, hizo una elega que le cost el destierro. En ella insinuaba que la muerte de Pushkin fue en realidad un asesinato. Los intentos de acallar lo ocurrido no sirvieron de nada: 32 mil personas asistieron al entierro, autntica multitud en cualquier parte, sobre todo en una Rusia donde slo una minora disfrutaba del privilegio de la lectura.

Una muerte tramada

Muchos creen que en efecto el responsable de la muerte es el zar Nicols I. Tena muchos motivos para deshacerse de Pushkin. El codiciar a su esposa Natalia Goncharova era slo uno de ellos. Pushkin estaba en la posicin insostenible de ser al mismo tiempo el cronista oficial del imperio y el poeta ms popular de Rusia. En los resquicios de la censura lograba filtrar versos y narraciones que expresaban una actitud crtica y una condena del absolutismo. Nicols I no lo dejaba publicar. Sus textos circulaban ensamizdat, pero al no ser pagado por ellos Pushkin viva hundido en deudas. En 1833, con el pretexto de que era la nica posibilidad de que Natalia brillara en los bailes del palacio de Anichkov, el zar nombr a Pushkin gentilhombre de cmara, es decir paje, actividad propia de nios y adolescentes.

En 1829 Pushkin se enamor de Natalia. Consider el matrimonio un modo de escapar a su vida errante y disipada y resignarse a los treinta aos que entonces eran el promedio de vida, equivalentes a los setenta de ahora. Durante la boda hubo malos presagios. Se apagaron las velas y cayeron una cruz y los evangelios.

El barn Heeckeren lleg a San Petersburgo como ministro de Holanda. Lo acompaaba su protegido D'Anths, un joven alsaciano al que adopt para encubrir su relacin con l y logr convertir en capitn del ejrcito zarista. D'Anths fascin a Natalia. El asedio lleg a tal grado que Pushkin lo desafi por vez primera. Su respuesta fue casarse a principios de 1837 con Yekaterina, la menor de las Goncharova. Con el enemigo en casa se redoblaron los annimos enviados a Pushkin. En el ltimo crey descubrir la mano de Heeckeren. Deca en parte: "Los grandes caballeros, comendadores y paladines de la Nobilsima Orden de los Cornudos eligen por unanimidad a A.P. suplente del Gran Maestro e Historigrafo de la Orden". Pushkin desafi al barn. D'Anths, un tirador profesional, se bati por l. Hubo negligencia mdica. Rusia perdi al ms grande de sus escritores. Su viuda se cas con un oficial que haba sido el encargado de la vigilancia en las citas con D'Anths. El asesino de Pushkin vivi hasta el fin de siglo y se enriqueci con la distribucin del gas en Pars.

La eternidad pushkiniana

El 6 de junio se cumpli el bicentenario de Pushkin. Las celebraciones en todo el mundo comprueban que su gloria no ha disminuido. "Todo gran hombre", dice Valry, "muere dos veces: una como hombre y otra como grande". Los escritores pasan con su poca. Slo unos cuantos resisten la erosin del tiempo y aun estos clsicos atraviesan por temporadas de silencio y olvido. Pushkin no. Pushkin se ha salvado de todos los cambios en los gustos y en las modas e incluso ha sobrevivido ileso a los cataclismos histricos. Pushkin nace de nuevo con cada generacin que se acerca a l por vez primera. Es Rusia y la lengua rusa. All todos saben de memoria sus versos, los invocan y citan como una especie de Biblia laica.

A cambio de este privilegio incomparable, Pushkin slo puede ser de verdad entendido y disfrutado por quienes tienen el dominio de su idioma. Los dems debemos conformarnos con leer traducciones. "Poesa es lo que se pierde al traducirse", sentenci Robert Frost. Pero lo corrigi J. F. Nims: "Es ms lo que se pierde alnotraducirse". Y lo sorprendente, agrega A.D.P. Briggs, no es lo perdido sino cunto sobrevive a pesar de todo.

Para entender lo que deben sentir los rusos cuando leen a Pushkin en otra lengua, podemos recurrir a una estrofa de Borges vertida al ingls por un traductor que es tambin un excelente poeta, Richard Wilbur:Turn on my tongue, O Spanish verse,[confirmOnce more what Spanish verse has[always saidSince Seneca's black Latin; speak[your dreadSentence that all is fodder for the worm.Son las ideas de Borges, pero la msica, la fluidez y el laconismo del original inevitablemente han desaparecido:

Vuelva en mi boca el verso castellanoa decir lo que siempre est diciendodesde el latn de Sneca: el horrendodictamen de que todo es del gusano.Vladimir Nabokov conden todas las versiones pushkinianas al ingls. Ofreci a cambio una traduccin literal ilegible ya no digamos como poesa sino tambin como prosa, pero muy til para los traductores que han venido despus. Por desgracia, no lleg a conocer la versin ideal, lasOeuvres potiquespublicadas bajo la direccin de Efim Etkind (Pars, 1981). En ellas un grupo de poetas franceses de ascendencia rusa y bilinges hacen el milagro de traducir a Pushkin en textos que se leen como poesa en francs y conservan el metro y la rima de los originales. La coincidencia no se repetir. Entre leer traducciones o desconocer del todo a Pushkin es mejor lo primero si no se tiene la posibilidad de aprender ruso.

Las palabras de la tribuCuando toda la opulencia europea descansaba en el trabajo esclavo de los africanos, se puso de moda en las cortes la presencia de losnegritos, a semejanza de los albinos que Moctezuma guardaba en su zoolgico. Uno de estosnegritos fue un nio abisinio capturado por los turcos. El embajador ruso en Constantinopla lo compr y obsequi a Pedro el Grande. Ibrahn Hannibal le cay bien al zar que construy San Petersburgo como ventana a Europa y libr una guerra interminable contra Carlos XII de Suecia.

"El Negro de Pedro el Grande" tena talento militar. Se hizo experto en fortificaciones y lleg a ser general en jefe del ejrcito ruso. Casado con una dama de la nobleza, tuvo una nieta, Nadizda, que fue esposa de Sergui Pushkin, descendiente de caballeros goliardos. Aleksandr naci en Mosc y tuvo una infancia triste con una madre que no lo amaba y un padre dbil. Como miembro de la aristocracia, aprendi francs perfecto gracias a sus tutores. La lengua materna la adquiri merced a su abuela y sobre todo por virtud de suniania, Arina Rodivna Matveyeva, verdadera representante del pueblo que le transmiti con las palabras de la tribu la riqusima cultura popular.

Para los jvenes de su clase se abri un liceo en Tsrskoe Sel, donde los zares tenan su palacio de invierno. El objetivo consista en adiestrarlos en dos nicas ocupaciones posibles: las armas o la burocracia. Pushkin era adolescente cuando Napolen fracas en su intento de invadir a Rusia y el zar Alejandro I entr como vencedor en Pars. Concert con el primer ministro austriaco Metternich la Santa Alianza que se propuso reprimir en Europa el liberalismo y los movimientos nacionales.

Al morir (o, segn otras versiones, ocultarse en un monasterio) Alejandro I, su hermano menor Nicols se vio enfrentado a los oficiales que durante las campaas europeas haban descubierto la democracia representativa y la monarqua constitucional. La rebelin de los decembristas, llamada as porque estall en diciembre de 1825, fue ahogada en sangre pero result la base de lo que culminara en octubre de 1917.La perfeccin mozartiana

A los 24 aos Pushkin ya era el poeta ms famoso en su patria. Absorbi la tradicin clsica y neoclsica, mediante el francs se adue de la literatura romntica europea, super a todos sus primeros modelos como los casi olvidados poetas franceses Andr Chnier y Evariste Parnu y casi adolescente comprob su maestra en poemas lricos o narrativos, comoRusln y Ludmila, e incluso blasfemos comoLa gavriliada,que le costaron el destierro, primero a Besarabia y luego a Crimea. Descubri otro mundo y ley por vez primera elDon Juande Lord Byron, que iba a ser el punto de partida deYevgueni Oniguin, su obra maestra en verso.

Con una facilidad, una destreza y una infalible perfeccin formal slo comparables a las de Mozart, escribiEl prisionero del Cucaso,La fuente de BajquisarayyLos gitanos. Transferido a la hacienda familiar de Mijaillovskoye, produjo la tragedia shakespereana en verso blancoBoris Godunov.Volvi a la rima enLos gitanos. Para Pushkin, lo afirma en un epigrama, la rima es hija de Apolo y la ninfa Eco y fue adoptada por Mnemosine, diosa de la memoria.

Haba sido miembro de las sociedades Arzams y La Lmpara Verde en que se reunieron los que deseaban modernizar a Rusia mediante la democracia y la liberacin de los siervos. Muchos de ellos participaron en el alzamiento de los decembristas. En los papeles de los sublevados figuraban versos de Pushkin.

Nicols I lo mand llamar y le pregunt: "De haber estado en San Petersburgo hubieras sido uno de los rebeldes?" La respuesta fue: "Sin falta, su alteza. Todos mis amigos estaban en la conjura". El zar juzg que se hallaba ante el hombre ms inteligente de Rusia y le dijo que ya no iban a pelearse: en adelante l sera su censor.

En realidad, Nicols I confi la censura a su servicio secreto. Al ser privado de su legtimo derecho a ganarse la vida con su trabajo, Pushkin tuvo que depender de la corte. Adorado por el pblico, fue vctima de buena parte de la comunidad intelectual: le reprochaba sus poemas de elogio al zarismo comoPoltavay la justificacin de las represiones contra los polacos.

Otra propiedad familiar, Boldino, le sirvi de refugio para escribir lasPequeas tragedias, entre ellasMozart y Salieri, y losCuentos de Belkin, en que figuran "El duelo", "La nevasca", "El constructor de atades" y "Las noches de Egipto". Una vez ms Pushkin deja atrs a sus modelos: las Dramatic Scenesde Barry Cornwall (Bryan Procter), ahora desconocido autor ingls que se propuso escribir un teatro minimalista donde la accin dramtica queda reducida a lo esencial; y losTales of my Landlordde sir Walter Scott. La prosa de Pushkin es tan perfecta como su poesa y parece tan intemporal como la de Jane Austen.

Ya casado con Natalia Goncharova, termin tras ocho aos de trabajoOniguin, novela en verso, poema narrativo que funda la gran tradicin novelstica rusa y al mismo tiempo es la cumbre de su poesa nacional. Para escribirla invent la llamada "estrofa oneguiniana", un soneto que mezcla la forma itlica con la inglesa: tres cuartetas que terminan en un pareado. Como en Lope de Vega o en Daro, para Pushkin la rima no es un obstculo sino un medio natural, una forma de hablar con la que todo puede decirse.

Un viaje a los Urales y sus trabajos como historiador de la corte le dieron material para dos admirables novelas cortas:La hija del capitnyEl bandido Dubrobski. Su trabajo culmin con tres obras maestras: el relatoLa dama de espadas, elbylinyo cuento popularEl zar Saltny el poema narrativoEl caballero de bronce. El hombre comn se ve aplastado por los desastres una inundacin de San Petersburgo bajo el ro Neva y por el poder absoluto que representa la estatua de Pedro el Grande, de Falconet, a quien Voltaire y Diderot recomendaron con Catalina la Grande.

Otra leyenda folclrica,El cuento del gallo de oro, que Ana Ajmtova identific como una versin de "La leyenda del astrlogo rabe" de Washington Irving, permite una lectura en clave de su doble conflicto con el zar la censura y la persecucin de Natalia y bien puede haber sido una de las causas que precipitaron el desenlace mortal.

No es posible pensar en lo que hubiera hecho Pushkin de haber alcanzado los ochenta aos de Goethe. Su obra inconmensurable, escrita en las condiciones ms adversas del mundo, basta para darle una dimensin universal. Termina el siglo veinte. Pushkin sigue viviendo para siempre.

Una pequea tragedia

Pero la mejor manera de honrarlo es dejar hablar a Pushkin, cuando menos a travs de una de susPequeas tragedias,Mozart y Salieri. Gracias aAmadeus, la obra de teatro de Peter Shaffer y la pelcula de Milos Forman, se consagr la hiptesis de que Mozart fue envenenado por Antonio Salieri (1750-1825).

Se trata de una gran injusticia. Salieri fue un buen msico y el maestro de Beethoven, Schubert y Liszt. Pushkin dice haber ledo en un peridico viens la confesin pstuma del maestro italiano. En uno de los cuadernos de conversaciones de Beethoven figura tambin esta versin. Pero lo que Salieri dijo a su discpulo Ignaz Moscheles en el asilo de pobres donde muri fue: "Puedo jurarle como hombre de honor que no es verdad esa conseja absurda. Dicen que envenen a Mozart. Pero no es cierto. Slo es maledicencia, pura maledicencia. Dgale al mundo, querido Moscheles, que en su lecho de muerte, se lo confes Salieri".

Hoy sabemos que Wolfgang Amadeus Mozart muri de sus viejas enfermedades y del tratamiento brutal impuesto por los mdicos. Charles Johnson, uno de sus grandes traductores, supone que Pushkin, al escribir la obra, pensaba en s mismo: la crtica que le hace Salieri a Mozart es la misma que enderezaban contra Pushkin sus contemporneos. Y esta pieza teatral es su respuesta.

La versin que presentamos no puede compararse a lasOeuvrescoordinadas por Efim Etkind, pero al menos es fruto de una colaboracin que ha durado quince aos. A partir de una traduccin literal de O. F., se intent conseguir un verso espaol que fuera al menos un eco lejano y aproximado del verso blanco de Pushkin en ruso. No se trata de una parfrasis sino de un texto fiel. La nica traicin, a la que oblig su puesta en escena, fue aadir los dos versos finales que no figuran en el original pero resumen el sentido de la obra entera:

Mozart y Salieri

Escena I

Una habitacin

Salieri: Dicen que no hay justicia en esta tierra.Tampoco habr en el cielo. Para m,esto es ms claro que la simple escala.He llegado a este mundo amando el arte.En la infancia brotaban de mis ojoslgrimas si escuchaba los acordesdel rgano en la iglesia centenaria.Muy pronto abandon las distraccionesy rechac cuanto no fuera msicapara entregarme todo a los sonidos.Hall muy arduos los primeros pasos,fatigoso el camino, y sin embargopude vencer zozobras, contratiempos.Bas el arte sublime en el oficio.Me hice artesano. Di docilidady obediencia veloz a cada dedo.Perfecta afinacin cobr mi odo.Asesin a la msica y despusme puse a disecarla como a un muerto.Y cuando me adue al fin de la tcnicaya pude fantasear, libre y seguro.Me ocult a componer. No ambicionabala fama cruel ni recompensa alguna.A menudo, en mi celda silenciosa,sin comer ni dormir, compuse, ebriode inspiracin y goce, para luegoquemar mis notas y serenamentever convertirse en humo las ideasy los sonidos que de m brotaron.Y esto no es nada: cuando Gluck, el grande,nos revel de golpe sus secretosfascinantes, profundos, misteriosos,manso y humilde renegu de todolo aprendido y amado: aquella msicaque antes supuse la verdad divina.Segu a Gluck sin descanso, ciegamente,como nio extraviado al que sealanel nico camino. Tesonero,me esforc hasta lograr lo ambicionadoen el arte sublime. En ese instantela fama me sonri, mis armonasencontraron espritus afines.Goc feliz el fruto de mi esfuerzo.Mi gloria fue producto del trabajo.No conoc jams celos ni envidia.Me alegr ver triunfar a mis amigos,hermanos en el arte ms hermoso.No me dol siquiera cuando, excelso,Piccini cautiv con sus acordesa los salvajes brbaros franceses.Y vibr al escuchar por vez primeradeIfigeniala msica tristsima.Nadie podr llamarme bajo o ruin.Nadie osara decir: "Pobre Salieri,es un vil envidioso despreciable,una vbora abyecta, pisoteadaque en bestial impotencia muerde el polvo".Y sin embargo debo confesarque a partir de hoy envidio. Me desgarrael tormento rabioso de la envidia.Pido al cielo justicia. No hay derecho:el don sublime, la sagrada llamano son premio del rezo, la fatiga,los sacrificios, el trabajo duro.No es justo, no lo es, que el don, la llamailuminen radiantes la cabezade un loco, un libertino... Mozart, Mozart?(Entra Mozart.)Mozart: Qu lstima. Intentaba sorprendertecon otra de mis bromas.Salieri:Hace muchoque llegaste a mi cuarto?Mozart:No, Salieri:acabo de llegar. Quera mostrarteuna cosita, pero en el caminoo tocar en la taberna srdidaa un violinista ciego. InterpretabaVoi che sapete. T no te imaginasqu gracia me caus escuchar mi obra.No resist: te traje al violinista.Pase usted, amigo. Tquenos ahoraalgo de Mozart como sabe hacerlo.(Entra el violinista ciego y toca un aria deDon Giovanni.)Salieri: No le encuentro la gracia francamente.Mozart: Salieri, es imposible no rerse.Salieri: Jams me ro cuando el pintorzuelode brocha gorda imita la divinaMadona rafaelista, o un poetastroparodia al Dante... Lrguese usted, anciano.Mozart: Espere, an no se vaya. Le darpara unas copas. Beba a mi salud. (Sale el violinista ciego.)Mozart: Salieri, ests de malas hoy en da.Mejor te digo adis. Vuelvo maana.Salieri: Qu me trajiste?Mozart:Una bagatela.Anoche no dorm. Se me ocurrieronunas cuantas ideas y hace ratolas anot. Se me antoj mostrrtelaspara que opines; aunque en modo algunoquiero ser un estorbo.Salieri:Mozart, Mozart,siempre eres bienvenido. Toca, escucho.Mozart: Yo, por ejemplo: un hombre enamorado,enamorado quiz no, tan slofeliz con una nia y un amigot, por ejemplo cuando de repentetodo se altera, surgen las tinieblasy la visin macabra. Escucha, escucha. (Mozart se sienta al piano y toca.)Salieri: Es un prodigio. Cmo t, insensato,pudiste entrar en la taberna inmundaen donde toca un pobre diablo? Ay, Mozart,no eres digno de Mozart.Mozart:Di te gusta?Salieri: Cunta profundidad y qu eleganciay audacia y armona. Eres un diosy no lo sabes, Mozart. Pero, en cambio,yo s que eres un dios.Mozart: Es muy probable,No lo podra jurar porque tengo hambre.Extraa cosa ser un dios hambriento.Salieri: Entonces, Mozart, djame invitartea que cenemos en "El Len Dorado".Mozart: Me parece muy bien. Voy a avisarlea mi mujer que cenar contigo.(Sale Mozart.)Salieri: No puedo resistir a mi destino.Fui el elegido para detenerlo.Si no lo hago, perderemos todoslos sacerdotes del excelso arte,no slo yo con mi pequea fama.De nada servir que Mozart vivay ascienda cada vez cumbres ms altas.No debe todo depender de Mozart.En cuanto Mozart deje este planetala msica sin l se vendr abajo.El genio no se compra ni se hereda.l es un ngel. Trajo sus cancionesy despert en nosotros los terrestresansias inalcanzables. Es precisoenviarlo de regreso a las alturas.Aqu tengo el veneno. Don postrerode mi amada Isidora. Cuntos aoslo he tenido conmigo. Cuntas veceshe sofocado mi deseo de emplearlocon los canallas que mi pobre vidatransformaron en llaga sin cauterio.Hondamente me hieren las ofensas.No soy ningn cobarde, y de la vidamuy poco espero ya. Cuando las ansiasde morirme sent, me dije siempre:"Matarme? Para qu? Tal vez maaname dar la existencia una alegrao una noche inspirada y deleitosa.Tal vez surja otro Haydn y disfrutede su perfecta msica. O acasoofensas me caern aun ms hirientes,si lo quiere el destino que es cruel siempre.Entonces s me servir el veneno".Mi intuicin sali cierta: ya he encontradoal enemigo. Y ya un Haydn nuevollen mi alma de supremos goces.Veneno, don de amor, lleg la hora:voy a echarte en la copa del amigo.

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Escena II(La taberna. Un gabinete reservado. Un piano. Mozart ySalieri se hallan a la mesa.)Salieri: Mozart, te veo muy triste. Qu te pasa?Mozart: No te preocupes, no me pasa nada.Salieri: S, me parece que algo te atormenta.La comida y el vino fueron buenosy ests hurao y triste.Mozart: Bien, de acuerdo:estoy muy preocupado por miRquiem.Salieri: Trabajas en unRquiem? Desde cundo?Mozart: Ya llevo tres semanas. Es un casoextrao. Te he contado?Salieri:No me has dicho.Mozart: Tendrs que orme: har unos veinte dasregres tarde a casa. Mi mujerme inform que haba ido de visitaun ser todo enlutado. No dormpensando en quin sera y qu buscaba.Aquel hombre insisti sin encontrarmeuna vez y otra vez. Pero una tarde,cuando jugaba con mi hijo, el hombrelleg a mi casa y pude recibirlo.Vesta completo luto. Saludcortsmente. Afirm que pagarapor un rquiem. Cuando hubo hecho su encargo,se fue tan misterioso como vino.Jams ha vuelto a verme el enlutado.Empec de inmediato a hacer la msica.Te dir que me siento satisfecho:no quiero separarme de miRquiem.An no te he dicho todo: yo... yo... yo...Salieri: Dilo ya de una vez.Mozart:El enlutado,el enlutado me persigue siempre.De da y de noche como sombra siguetodos mis pasos. Aun en este instantesiento que est invisible entre nosotros.Salieri: Mozart, qu tontera. Por favor,no tengas miedo. Deja de pensaren cosas tristes. Sabes? Beaumarchaissola decirme: "Fjate, Salieri,para ahuyentar los negros pensamientoslo mejor es el vino o la lecturade mi genial comedia sobre Fgaro".Mozart: S, fue tu gran amigo. Para lescribisteTararaque me encanta.Tiene un pasaje fascinante. Adorocantarlo siempre cuando estoy alegre.Escchame, Salieri: ser ciertoque Beaumarchais envenen a un amigo,a no s quin en no s dnde... Dicen.Salieri: No, Mozart, es mentira. Para elloseriedad y coraje le faltaban.Mozart: Beaumarchais fue genial. T y yo lo somos.Crimen y genio son incompatibles.(Salieri echa el veneno en la copa.)Salieri: Si as lo crees, bebe de esta copa.Mozart: Brindo por tu salud, por la amistadde Mozart y Salieri, grandes msicos.(Mozart bebe.)Salieri: Espera que yo tome de la ma.Mozart: No quiero beber ms. Voy a tocartealgo de lo que llevo de miRquiem.(Mozart se sienta al piano y toca.)Mozart: Salieri ests llorando? Por qu? Dime.Salieri: Nunca antes he llorado en esta formalgrimas a la vez dulces y amargascomo el cansancio de un deber cumplido.Me parece que un arma bienhechoraun miembro enfermo me amputase.Oh Mozart, no hagas caso: contina.Y que mi alma se anegue con tu msica.Mozart: Ah, si todos sintieran como tel arte de la msica... Imposible:el mundo acabara. Nadie yase ocupara de asuntos terrenales.La msica iba a ser centro de todo.Somos pocos los grandes elegidos;no abundamos los sumos sacerdotesde la belleza. Imprcticos, dejamosel lucro para otros. No lo crees?...Salieri, no estoy bien. Algo me pasa.Me marcho a descansar. Adis, amigo.(Sale Mozart.)Salieri: Mozart, adis. Ser tu sueo eterno.Pero es verdad lo que dijiste? Sonincompatibles genio y crimen? No:Y Miguel ngel?... O ser invencino engao torpe del infame vulgo?Acaso no mat nunca en su vidael constructor del Vaticano. Y yono soy un genio como l y Mozart.No pasar a la historia por mi msicasino por ser el que ha matado a Mozart.

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