Alders, Hanny - El Señor de Los Cátaros (Rev2)

download Alders, Hanny - El Señor de Los Cátaros  (Rev2)

of 222

Transcript of Alders, Hanny - El Señor de Los Cátaros (Rev2)

  • 7/25/2019 Alders, Hanny - El Seor de Los Ctaros [Doc] (Rev2)

    1/222

    EL SEOR DE LOS CTAROS

    Hanny Alders

    Ediciones Martnez Roca

    Coleccin Novela Histrica

  • 7/25/2019 Alders, Hanny - El Seor de Los Ctaros [Doc] (Rev2)

    2/222

    ABADA DE ABBECOURT, CERCA DE POISSY

    Invierno de 1207

    ...redime su alma de los castigos del infierno y de la perdicin. Resctala de las fauces dellen, para que no la devore el abismo y para que no caiga en las tinieblas. Que san Miguel, adalid

    de los ngeles, la gue hacia la sagrada luz.El agua bendita salpic de manchas oscuras del, por lo dems, inmaculado sudario. Dos

    gotas como perlas se posaron sobre las plidas mejillas. Pareca llorar. Amaury de Poissy seinclin y las sec con un beso. Not que la piel de ella, hinchada a causa del prolongado esfuerzodurante el parto, estaba fra y tersa. Al incorporarse, Amaury se encontr con la mirada de enojodel sacerdote, que balanceaba el incensario sobre el cuerpo estirado. El espeso humo le dionuseas. Se pregunt si la tapa encajara, pues el vientre con el nio muerto sobresala del bordedel atad.

    Tena catorce aos, uno menos que l. Demasiado joven para morir.Mientras la llevaba hacia la tumba, junto con sus hermanos y los escuderos de stos, el

    nudo que tena en la garganta le impeda respirar. Haban conseguido cerrar la tapa y l apenas

    senta su peso, quiz por el hecho de ser ms bajo que los dems. Lentamente, mientrasrepartan ms oraciones, ms incienso y ms agua bendita, fueron descolgando el atad en latumba. Dej vagar la mirada a su alrededor, hacia el sepulcro de su padre, que haba fundado laabada, y hacia los sepulcros de otros miembros de la familia. El nico que no yaca aqu era suhermano mayor, Gasce, que haba cado en Tierra Santa. Finalmente cogi la bolsa que colgabade su cinto y cont veinte monedas que fue depositando en las manos del cannigo, en aras delreposo eterno de su esposa. Para ser el cuarto hijo sin recursos, se trataba de un importegeneroso. Un artesano cualificado estara satisfecho con un sueldo como ste.

    - Por qu? - Las primeras palabras que pronunci Amaury cuando hubieron abandonadola abada salieron con un sollozo de indignacin.

    Todo haba ido tan rpido que tan slo ahora empezaba a darse cuenta de lo sucedido.

    Roberto, que desde la muerte de Gasce era el mayor, se encogi de hombros.- Si conociramos los designios de Dios, la vida sera menos insegura, - dijo.- Nunca tendramos que haberle dado una mujer que se llamaba Eva, - oy decir a su

    segundo hermano, Guillermo, que cabalgaba a su otro costado - . No poda salir bien.- Por qu? - pregunt Amaury.- Eva era la madre del pecado, - dijo Guillermo - . Todas sus hijas cargan con l. Y ella

    tambin.Al pronunciar estas ltimas palabras seal con el pulgar por encima de su hombro hacia

    la abada que haba dejado a sus espaldas.- Eso no tiene sentido. La Eva del paraso no muri al dar a luz, - replic Amaury.- Algo habr hecho para disgustar a Dios. En cualquier caso, tenemos su dote, aunque no

    sea mucho. Cuando hayas dejado el luto te buscaremos un mejor partido.- Nunca le hizo dao a nadie, - protest el joven viudo fulminando al caballero con lamirada.

    - Y t qu?- En cualquier caso, antes de tomar a otra por esposa tendrais que limpiar todos tus

    pecados, - admiti Roberto - . Una peregrinacin tampoco me vendra mal a mi.Se refera a su propia esposa que an no le haba dado hijos.- Tierra Santa, - sugiri Guillermo, pensando que en tal caso sus posibilidades

    aumentaran considerablemente.Si despus de Gasce tambin Roberto pereca en la lucha contra los infieles, l se

    convertira en el primognito y en el primer heredero. Su entusiasmo era demasiado evidente.

    - El rey de Jerusaln ha firmado un armisticio. Por lo pronto no habr ninguna Cruzada, -le respondi Roberto con sequedad.

  • 7/25/2019 Alders, Hanny - El Seor de Los Ctaros [Doc] (Rev2)

    3/222

    Mientras cabalgaban en silencio, Amaury se devanaba los sesos sobre lo que l o Evapodan haber hecho para merecer semejante castigo. Decan que haba sufrido sobremanera.Parte de ese dolor lo senta l en su interior. Ni siquiera quera pensar en la posibilidad de volvera casarse. Tena que mantenerse ocupado con asuntos que pertenecan al mundo de los hombres,como luchar. A fin de cuentas, para eso lo haban educado. Una Cruzada, eso le atraa.

    SAINT - GILLES 18 de junio de 1209

    Malditos sean siempre y en todas partes; malditos sean da y noche y a todas horasmalditos sean cuando duermen y cuando estn despiertos; malditos sean cuando comen ycuando beben malditos sean cuando callan y cuando hablan.

    Malditos sean de pies a cabeza.Que sus ojos se cieguen; que sus odos ensordezcan; que su boca enmudezca; que su

    lengua se quede pegada al paladar; que sus manos no puedan ya tocar nada ms y que sus piesno puedan ya andar.

    Malditos sean todos sus miembros; malditos sean cuando estn de pie, cuando yacen y

    cuando estn sentados.Que sean enterrados con los perros y los burros, que los lobos rapaces devoren suscadveres."

    El texto de los ritos de excomunin retumbaba en el cerebro del joven cruzado. Los habanledo en voz alta en las iglesias, mucho antes de que el Papa hiciera un llamamiento a lacristiandad para que emprendiera una Cruzada contra los herejes.

    Qu aspecto tendra un hereje? Acaso alguien que adoraba al demonio tena tambinalgo demonaco? Los mrtires, monjes y ermitaos, los hombres que dedicaban su vida a Dios,sos tenan algo noble, casi algo santo, como si en vida ya los iluminara la luz celestial. Eraposible que en el caso contrario se percibiera el ardor del infierno? El papa haba dicho quelos herejes eran peores que los sarracenos. Pero al menos uno poda reconocer a los sarracenos,

    eran como unos salvajes de piel oscura. Cmo se reconoca a un hereje? Porque, por supuesto,no te daban tiempo para hacer preguntas. Y si te equivocabas y matabas por error a uncristiano? Te condenaras para siempre? Y servira entonces de algo la indulgencia que se podaconseguir con esta Cruzada?

    Amaury de Poissy mantena la mirada fija en las espaldas de sus hermanos que estabandelante de l. Por un lado le llenaba de orgullo que a pesar de su juventud le hubieran permitidotomar la cruz y viajar hacia el sur con el ejrcito que deba erradicar la hereja. Pero a medida quese acercaba a los lmites del condado de Tolosa, senta aumentar su temor e inseguridad.

    - Esta es una guerra santa, - le haba dicho Roberto - , por encargo de la Iglesia,bendecida por la Iglesia y a las rdenes de la Iglesia. Se supone que tales cuestiones no han depreocuparte en absoluto.

    Roberto era grande y fuerte, y siempre saba la respuesta correcta. Por supuesto, Robertotena razn. Las anchas espaldas de su hermano mayor, como un escudo protector entre l y elresto del mundo, lo tranquilizaban.

    - Recibimos rdenes y obedecemos, - haba aadido Guillermo, y tambin le habaexplicado que los sacerdotes herejes no estaban tonsurados, sino que llevaban el pelo largo y labarba desaliada. Y que se poda reconocer a los herejes, pues se comportaban como bestias, porejemplo practicando la sodoma. Eso era por lo menos algo.

    En realidad, todo en la vida de Amaury vena determinado por sus hermanos. Por ejemplo,sin ellos nunca habra sido elegido para esta importante tarea. Era un gran honor que lehubieran designado para escoltar al legado papal Milon en su viaje a Saint - Gilles. Milon, elsecretario personal del papa Inocencio III, haba ascendido hasta su actual posicin tan sloporque el conde de Tolosa desconfiaba tanto de los dems legados que se negaba a negociar conellos. Lo cual no quitaba que tambin este legado suplente haba de ser considerado como si fuerael santo padre en persona. Durante el camino hacia Saint - Gilles, el clrigo haba sido recibido

  • 7/25/2019 Alders, Hanny - El Seor de Los Ctaros [Doc] (Rev2)

    4/222

    por doquier con grandes muestras de respeto y humildad. Los caballeros que lo acompaabanhaban participado de estos honores. Eso hizo que por primera vez en su joven vida, y a pesar desu inseguridad, Amaury se sintiera importante.

    Se puso de puntillas y estirando el cuello intent ver, por encima de las cabezas de losnobles, los caballeros y los clrigos, lo que suceda a la entrada de la iglesia. All, debajo de las

    bvedas del zagun central donde las esculturas inacabadas brillaban a la luz del sol, deba dehallarse ahora el conde Raimundo de Tolosa delante del legado, rodeado de obispos y arzobispos.Poda or la voz de Milon, y tambin que sus palabras eran traducidas por otro. Slo de vez encuando un viento clido transportaba algunos retazos que poda entender.

    - Juro que obedecer todas las rdenes del papa... Dicen que he apoyado a los herejes...,que soy sospechoso de estar implicado en la muerte de Pedro de Castelnau... Si violo estosartculos, quiero volver a ser excomulgado... y exonerar a todos mis vasallos de la lealtad, lasobligaciones y los servicios que me deben...

    Una sonora maldicin lanzada por Simn de Poissy, primo de los tres hermanos que sehallaba junto a Amaury, impidi que se oyera el resto.

    - Esa sabandija miente ms que habla! - gru el caballero entre dientes.

    Mientras tanto, el legado haba vuelto a tomar la palabra. Amaury oy que hablaba de losjudos, a quienes haba que negar el acceso a todos los cargos pblicos y privados; de losmercenarios de Aragn al servicio del conde, que haban robado bienes de la Iglesia, y de losherejes y la Cruzada. Al igual que su seor, diecisis vasallos del conde Raimundo juraron en vozalta que obedeceran a la Iglesia y que lucharan contra los herejes y sus protectores.

    De sbito, la comitiva de obispos y arzobispos se puso en movimiento. Rodeados del bajoclero se disponan a dirigirse solemnemente hacia el altar mayor, llevando delante las santasreliquias de la iglesia. Por un momento, las vestiduras magnficamente bordadas se hicieron delado, por lo que Amaury pudo entrever al conde. Con los pies descalzos y el torso desnudo, elnoble permaneca sumiso ante el legado, que acababa de coger la estola de sus propios hombrospara colocrsela alrededor del cuello desnudo. Alguien entreg al legado un flagelo con el cual

    empez a azotar al conde Raimundo mientras le conduca hacia la iglesia.El espectculo provoc sentimientos encontrados en el joven cruzado, en un momento enque hubiera sido ms oportuno sentirse victorioso. Lo que haba esperado ver en Saint - Gillesera un conde de Tolosa rayano en lo demonaco. Un canalla infiel, un saqueador de monasterios eiglesias, un profanador de reliquias, un astuto zorro al que traan sin cuidado las amonestacionesde los arzobispos e incluso del papa. Sin embargo, lo que vea era un hombre bien educado, derasgos suaves, que soportaba con paciencia la humillacin a que era sometido. En Saint - Gilleshaba odo decir que al conde lo apodaban el "Conciliador", por su gran tolerancia y sudisposicin a hacer las paces con sus enemigos. No pareca en absoluto un hereje, fuera lo quefuera eso. El cuerpo de este noble, que deba de tener unos cincuenta aos, era musculoso, comocorresponda a un hombre acostumbrado a manejar las armas, ya fuera en un torneo o en uncombate real, mas tambin delataba que llevaba una buena vida y que gozaba de todos losplaceres que se poda permitir. Su sobretodo, que colgaba doblado sobre el cinto de su espada,era de buena seda y llevaba bordado en oro su escudo. En resumidas cuentas, tena el mismoaspecto que cualquier otro noble ilustre. Tampoco le faltaba orgullo. A pesar de la deshonra que leestaban infligiendo, se mostraba orgulloso y seguro de s mismo, como si su rango le exigierasuperar todo este trance sin perder la dignidad. Slo sus oscuros ojos parecan apagados eimpenetrables.

    Para lo que era habitual en Occitania, Raimundo de Tolosa era un buen catlico yseguramente no haba tenido nada que ver con el vil asesinato del legado papal Pedro deCastelnau, pero este crimen haba tenido lugar en territorio suyo y por consiguiente l era elresponsable. Adems, por lo visto el asesino haba actuado a raz de una amenaza proferida por elconde en una explosin de clera. Era como si lo hubiera hecho por orden del noble, aunque mstarde ste se hubiera distanciado expresamente e intentado encontrar al culpable y castigarlodebidamente. Ello no quitaba que la muerte de Pedro de Castelnau encendiese la chispa que hizo

  • 7/25/2019 Alders, Hanny - El Seor de Los Ctaros [Doc] (Rev2)

    5/222

    estallar el prolongado conflicto entre la Iglesia y Tolosa en torno a la hereja. Se intensific elanatema lanzado anteriormente contra l, sus tierras y sus posesiones fueron declaradas fuerade la ley. Por fin cundi el llamamiento que, desde su subida al trono haca diez aos, el PapaInocencio haba dirigido repetidas veces a toda la cristiandad para emprender una Cruzadacontra el sur hereje.

    Dado que sus tierras y su pueblo estaban a punto de caer en manos del primero queconsiguiera conquistarlos, con el beneplcito de su seor el rey de Francia y del propio papa, elconde hizo un ltimo intento por contener la ira de sus seores con un gesto de buena voluntad.El ejrcito de los cruzados, que contaba con miles de caballeros, peones y mercenarios armados,se haba acercado peligrosamente a sus lindes. Tena que ganar tiempo para evitar unadevastadora invasin de sus tierras y sus sbditos, entre los cuales haba muchos herejes,aunque para ello tuviese que ponerse aparentemente contra ellos y unirse a la Cruzada.

    El muro de vestiduras haba vuelto a cerrarse en torno al conde, y Roberto de Poissy hizoseas a sus acompaantes para que le siguieran a fin de ser testigos de la ceremonia deabsolucin. Amaury despert de un sobresalto de sus cavilaciones cuando una manaza le agarrpor el brazo. Se encontr con la cara de su primo Simn, quien con un brusco movimiento de la

    cabeza le indic que tena que acompaarlos. Se sum apresuradamente a sus hermanos antesde que la multitud lo separara de ellos.Dentro de la iglesia haca casi tanto calor como fuera. Amaury sigui las solemnidades

    sudando debajo de su armadura. La muchedumbre que antes se haba congregado delante de laiglesia ya haba logrado entrar. El joven caballero estaba tan sofocado que no tard en perder todointers por la ceremonia y slo anhelaba que llegara el momento en que pudiera abandonar eledificio. Estaban tan apretujados que la mayora ni siquiera poda arrodillarse ni unir las manos.

    Por fin lleg el momento liberador en que se absolvi al conde Raimundo y se levant elanatema. Despus, todos quisieron salir a la vez de la iglesia y ello provoc una aglomeracinpara la cual no estaban preparadas las salidas. En el altar, el legado y el conde comprendieronque tampoco ellos podran abandonar la iglesia y se hicieron guiar por un par de monaguillos a

    travs de la cripta hacia el exterior. Por un momento se produjo una situacin embarazosa. Elrodeo por las glidas bvedas les oblig a pasar delante del sepulcro del asesinado Pedro deCastelnau. Milon, el legado papal, aprovech la oportunidad para recordar una vez ms al condeRaimundo sus promesas. Se detuvo ante la tumba para rendir al muerto un prolijo homenaje delcual todo el grupo fue testigo forzoso.

    Sobre sus cabezas, el forcejeo y el gritero haban llegado a un punto culminante. Hastalas bvedas del sagrado recinto, en lugar de oraciones, se elevaban juramentos que las imgenessantas reciban con el ceo fruncido. Despus de forcejear duramente, los tres hermanos Poissy ysu primo consiguieron salir al exterior. Amaury se levant el yelmo y respir aliviado. El solabrasador del medioda quemaba su rostro mojado por el sudor, pero cualquier cosa era mejorque estar encerrado dentro.

    - Significa esto que la Cruzada ha acabado? - pregunt con voz ronca debido al esfuerzo.Tres rostros acalorados se volvieron casi al mismo tiempo hacia l. Roberto mir primero a

    su hermano menor Guillermo, despus a su primo Simn y a continuacin los tres se rieron delms joven vstago de la familia Poissy.

    - Anda, Guillermo, cuntale que no hemos venido aqu para aceptar por las buenas quetenemos que regresar, - dijo el mayor con indiferencia - . Mientras tanto busquemos algo de beber.

    Amaury mir expectante al otro, que se encogi de hombros irritado.- Pues claro que la Cruzada no ha acabado, - resopl Guillermo mientras seguan a los

    otros dos Poissy - , todava hemos de empezar.- Pero la Iglesia ha absuelto al conde de Tolosa; sus tierras, sus sbditos y l mismo gozan

    ahora de la proteccin de la Santa Sede. Cmo podramos atacarle a l y a sus vasallos?- Pues claro que no le atacaremos, t mismo has visto cmo la Iglesia lo ha neutralizado!

    Tiene que participar en la Cruzada y perseguir la hereja. Por lo pronto, eso lo mantendrocupado, su condado est plagado de esos asquerosos herejes. Nosotros nos limitaremos a

  • 7/25/2019 Alders, Hanny - El Seor de Los Ctaros [Doc] (Rev2)

    6/222

    echarle una mano antes de que olvide cul es su deber. Y luego estn los condados de Bziers,Carcasona y qu s yo cuntos ms, donde la fe est amenazada y donde abunda esa chusmadescreda que practica la sodoma y el incesto. - Guillermo se iba acalorando a medida quehablaba - . Bougres! - escupi. Era el juramento que los cruzados solan utilizar para referirse alos herejes.

    - Pero es un feudo del rey de Aragn.- se no ha movido ni un dedo para luchar contra la hereja.- No se le puede exigir que delate a sus propios vasallos, no? Por cierto, qu crees que

    har el rey de Aragn cuando conquistemos sus ciudades, echemos a sus vasallos a la calle yocupemos su lugar? Pues eso es lo que nos ha prometido la Iglesia. Qu hay de sus derechos?Acaso no es deber del rey, como seor feudal, protegerlos, al igual que el del conde de Tolosa, porcierto? Comprendo sus dudas.

    - Protegerlos? Los herejes no tienen derechos!- Qu pesa ms, un deber feudal o...?- Haz el favor de ahorrarme preguntas tan estpidas. Si Roberto cree necesario que

    comprendas todo lo que hemos de hacer, que te lo explique l mismo. Acabas de orlo: el conde de

    Tolosa es un sacrlego, un traidor, un embustero y un asesino, y su condado est lleno deindividuos como l. Me importa un rbano que las ciudades y los castillos que vamos aconquistar sean suyos o de otra persona. Y no creas que ser llegar y besar el santo.

    Amaury sonri de oreja a oreja.Sabes qu es lo que no entiendo, Guillermo? - pregunt mientras el otro repiqueteaba

    impaciente con los dedos contra la empuadura de su espada.- Qu?- Que t no tengas ni una sola pregunta. En realidad eres como un perro de caza.Por qu?- Te limitas a correr ciegamente detrs de la jaura. Yo quiero saber adnde vamos, con

    quin, cundo y sobre todo por qu.

    - No hace falta que sepas nada. Dios nos gua. Eso es suficiente.- Un perro de caza, que sigue a la jaura con la lengua fuera, - repiti riendo su hermanomenor - , y cuando por fin atrapes a la presa, te la quitarn de las manos. Ve con cuidado.

    - Murete! - le respondi Guillermo sentidamente.El rostro de Simn, con su negra barba, pas delante de su visera.- Escucha bien, mocoso, un seor se debe primero a la Iglesia, luego a su soberano y slo

    despus a su pueblo. El conde de Tolosa, a quien t defiendes con tanto fervor, ha robado bienesde la Iglesia, ha destituido a sacerdotes de su cargo, ha convertido iglesias en burgos, susmercenarios han asesinado a monjes y los han expulsado de sus monasterios y hace aos que esamigo y protector de los herejes.

    - No lo defiendo. Yo...Su primo ni siquiera lo escuchaba.- Un servidor del diablo. As es como lo ha llamado el papa! - sigui rabiando Simn y

    acto seguido grit con fervor - : Adelante, soldados de Cristo, vengad esta ofensa contra Dios ysalvad esta tierra de la pestilencia hertica!

    Entonces fue Guillermo quien ri maliciosamente.Crees que es suficiente o acaso tienes dudas sobre si has de luchar con nosotros? Ya

    sabes que lo ha dicho el abad: quien no responda al llamamiento para unirse a esta Cruzada,que no beba vino nunca ms, no coma nunca ms, ni lleve ropa y que sea enterrado como unperro!

    Ante estas palabras sobraba cualquier discusin.Y adems... - aadi Guillermo - , te convendra ser un poco ms humilde. Despus de la

    metedura de pata con Eva tienes que portarte bien!

  • 7/25/2019 Alders, Hanny - El Seor de Los Ctaros [Doc] (Rev2)

    7/222

    Amaury se puso rojo de ira. Cerr los puos y estaba a punto de saltar sobre Guillermocuando Roberto se mezcl en la disputa. Al tiempo que haca un gesto tranquilizador hacia losotros dos, rode los delicados hombros de su hermano menor con su brazo encorazado.

    - Has de tener cuidado con lo que dices. No sera la primera vez que alguien acabapasando el resto de sus das encerrado en un calabozo por sus palabras. Regresa a nuestro

    cuartel. All corres menos peligro de meterte en dificultades. Nosotros iremos a divertirnos a laciudad.

    BZJERS 22 de julio de 1209

    Esos estpidos han rechazado el ultimtum!Roberto de Poissy apart el toldo con una amplia brazada. No se sent, sino que

    permaneci en el umbral de la tienda de campaa como dispuesto a marcharse de nuevo encualquier momento. En su rostro se lea claramente lo mucho que le sorprendan las noticias queel mismo traa.

    - Rechazado? Pero si hemos ofrecido la libre retirada a todos los habitantes catlicos! -

    exclam Amaury.- Slo el obispo, que tuvo que transmitir el mensaje, ha sido sensato. Y un puado de

    catlicos que le han acompaado. El resto se prepara para defender la ciudad.- Estupendo! - exclam Guillermo - . Por lo que a m respecta podemos asaltar Bziers,

    estoy listo.Amaury no comparta el entusiasmo de sus hermanos. Su sorpresa hizo sitio a las dudas

    que le consuman desde haca semanas:- Cuando ataquemos la ciudad, cmo sabremos quines entre ellos son herejes? Cmo

    los encontraremos entre los ciudadanos inocentes?- Sus sacerdotes llevan mantos y hbitos negros, - dijo Roberto.Y los dems?

    A sos los reconocers enseguida, - dijo Simn - . Son unos farsantes ofos que no temenni a Dios ni a los mandamientos y que no respetan ninguna ley. Putean a ciegas y sus mujeresson an peores. Adoran al diablo en concilibulos nocturnos. Luego preparan pcimas mgicas,adoran a un gato y le besan el culo, pues el demonio se les aparece con esta forma. Semejantegentuza ha de ser fcil de distinguir de los ciudadanos temerosos de Dios.

    - Pero, evidentemente, todo eso no lo harn cuando estemos nosotros delante, - replicAmaury - , por eso sigo preguntndome: cmo los reconoceremos?

    - Todo el que prefiera quedarse entre las murallas para proteger a esos perros asquerososmerece morir! - estall Guillermo - . Eso suponiendo que haya catlicos. Esa ciudad es un nido deadoradores del diablo y siervos de Satans. Una gran madriguera satnica, eso es lo que es!

    - Se les ha brindado la oportunidad de salvar el pellejo. Si se niegan a entregar a los

    herejes, sern arrasados por el ejrcito de los cruzados. Es que todos estn ciegos? Basta conmirar por encima de las murallas para comprobar nuestra superioridad.Mientras hablaba, Simn buscaba involuntariamente la empuadura de su espada.- Cundo atacaremos la ciudad? - pregunt.- Por lo pronto nos preparamos para un asedio. Los soldados an han de reponerse de la

    marcha hasta aqu.- Era Roberto quien le haba respondido.Ellos apenas haban tenido descanso. El 2 de julio, cerca de Valence, se haban unido de

    nuevo al ejrcito, de eso haca tres semanas. En un principio, las tropas haban mantenido unritmo aceptable, mas al cruzar el Rdano en Beaucaire ya no pudieron seguir transportando elmaterial pesado por el ro, y empezaron a avanzar con mucha ms lentitud. Las ltimas etapas

    bajo el sol de julio fueron muy agotadoras, sobre todo para los soldados de a pie y para losanimales de tiro y de carga. Fue una verdadera suerte que la amenaza de la llegada de loscruzados asustara tanto a algunos seores del sur que stos entregaron sus posesiones sin

  • 7/25/2019 Alders, Hanny - El Seor de Los Ctaros [Doc] (Rev2)

    8/222

    resistencia y se unieron al estandarte de los cruzados. La marcha desde Montpellier, que habanatacado el da anterior al alba, haba durado todo el da y los ltimos soldados slo pudieronasentar sus reales al caer la noche.

    Roberto se dio la vuelta y contempl las murallas de Bziers que se alzaban a pocadistancia de su campamento en la colina sobre la cual se haba construido la ciudad.

    - Cuntas personas deben vivir all, y cuntas han buscado refugio entre sus murallas?Diez mil, veinte mil? - reflexion en voz alta - . Cuntos de ellos son fieles a la Santa Iglesia deRoma? En cualquier caso, todos son igual de obstinados: se niegan a entregar a los herejes, nisiquiera quieren abandonarlos y huir de la ciudad, prefieren reventar con ellos.

    - No te preocupes, hermanito, an tendrs que esperar para ver a un hereje. Este podraser un asedio muy largo.

    En aquel momento, sus cavilaciones fueron interrumpidas por un escudero del duque deBorgoa, que vino a buscarle para acudir de inmediato a un consejo de guerra. Roberto volviapresuradamente a la tienda del conde de Nevers, de donde haba venido minutos antes. Amauryle vio partir en compaa de varios avezados guerreros con los que se haba encontrado a menudoen los numerosos torneos en que solan cosechar grandes aplausos. Senta un profundo respeto

    por algunos de ellos. Como Simn de Montfort, un intrpido combatiente que se haba distinguidosobremanera en Tierra Santa, pero que tambin haba demostrado ser un abanderado de losideales caballerescos y que una unos principios inquebrantables con una conducta intachable yuna devocin ejemplar. Sus propiedades se hallaban al suroeste de Pars, esto es, suspropiedades francesas, pues era conde de Leicester, pero slo de nombre, porque el rey deInglaterra haba confiscado su herencia en ultramar. Junto a Montfort se hallaban como siempreRoberto Mauvoisin, su viejo compaero de lucha en Tierra Santa, y Bouchard de Marly, un primode la esposa de Montfort que desde haca aos era su mejor amigo, aunque tambin un buenamigo de los Poissy. Sus propiedades lindaban con el territorio de caza del rey que administrabanlos Poissy. El hermano mayor de Amaury, Roberto, estaba casado con la hermana de Bouchard,Beatriz.

    Todos los hombres que rodeaban a Montfort pertenecan a la baja nobleza, pero eransuficientemente importantes como para formar parte de la delegacin de caballeros del norte deFrancia capitaneados por el duque de Borgoa. Incluso eran consultados por Arnaud Amaury, elabad del Cister, que ocupaba el mando supremo del ejrcito de los cruzados.

    Amaury recorri con la mirada las tiendas que el conde Raimundo de Tolosa habalevantado con su modesto squito, y que se hallaban algo apartadas, al borde del campamentomilitar, como si en realidad no formaran parte de l. Haba visto cabalgar al conde alguna vez y nose le haba escapado que ahora luca una cruz en su tnica. La bandera de Tolosa ondeabaorgullosa encima de la cpula de su tienda de campaa. Seguramente, el conde no participaraen el consejo de guerra, pens. Hasta ahora slo le haban permitido mirar desde las gradas yquiz fuera este papel el que ms le agradaba.

    El joven caballero regres a la sombra sofocante de la tienda de campaa que compartacon sus hermanos y su primo, y reanud la comida que se haba visto interrumpida por la llegadade Roberto.

    - Un consejo de guerra, tan pronto despus de haber rechazado el ultimtum? No sehaban tratado ya todos los asuntos, no tenamos que prepararnos para un asedio prolongado? -No se lo preguntaba a nadie en especial y nadie le contest. Simn masticaba un pedazo de pan yGuillermo verta vino en su garganta siempre sedienta - . No hemos de ordenar a nuestrossoldados que se armen?

    - No te pongas nervioso, - gru Guillermo mientras se secaba los labios con el dorso de lamano.

    - Slo se har algo cuando llegue la orden del alto mando: del abad del Cister y de nadiems, - aadi Simn - , as que a comer y callar.

  • 7/25/2019 Alders, Hanny - El Seor de Los Ctaros [Doc] (Rev2)

    9/222

    Amaury ya no tena hambre. Sus nervios y sus dudas se tensaban como un nudo cada vezms apretado en su estmago y le quitaban el apetito. Durante unos instantes se movi inquietoen el catre que tambin haca las veces de asiento. Despus se puso en pie y sali de la tienda.

    - Todava es demasiado joven, lo vengo diciendo desde el principio, - oy la voz deGuillermo a sus espaldas, y la respuesta de Simn, atenuada por la lona:

    - Lo hemos trado aqu con nosotros para poder repartirnos entre los cuatro el botn deguerra. De esta manera nos llevaremos ms.- Botn? Eso no parece interesarle. Slo habla de su deber como cristiano y sobre la

    indulgencia plenaria que lograr despus como cruzado. Es evidente que se siente culpable por elfracaso con Eva. Y ahora tiene miedo de perder la indulgencia si en el ardor de la batalla matapor error a otro catlico. De qu se preocupa?

    Se oy una risa desdeosa.Amaury suspir y deambul por el vivaque de los Poissy y sus soldados. Pas delante de

    los sargentos, los palafreneros y los escuderos, despus delante de los arqueros y los ballesteros,que estaban sentados al sol frente a su tienda con el torso desnudo y que revisaban sus armas.Por ltimo pas delante de los mozos de cuadra, los caballos, los peones, los herreros y

    carpinteros. Tampoco ellos parecan tener prisa por prepararse para un asalto. Ni siquiera habandescargado los carros que transportaban las herramientas y el material para construir losarietes, las escalas y las torres de asalto. Los nicos ajetreados eran los mozos encargados delservicio domstico.

    No lejos de all ondeaba el estandarte de Simn de Montfort, un len rampante doradosobre un campo rojo. Su tienda se hallaba sobre una pequea colina, desde la cual poda divisarlos alrededores por encima del resto del campamento. En torno a ella estaban distribuidos loscampamentos de sus compaeros de lucha, todos ellos nobles de Ile - de - France como losPoissy. Amaury escal la posicin elevada y respondi al saludo de algunos caballeros conocidos.Despus se volvi y mir en direccin a la ciudad, que descollaba sobre el campamento de loscruzados como una tarta amarilla rosada, rodeado de una ancha corona de pequeas torres de

    espuma blanca. Su mirada recorri las murallas y despus las orillas del Orbe, a los pies de lameseta, que tambin se poda divisar desde aqu, hasta el lugar donde el puente con sus arcosatravesaba el ro. De repente abri los ojos de par en par. Mir tenso a la otra orilla. Algo empeza moverse de sbito al otro lado del puente, donde las puertas cerradas impedan el acceso a lacodiciada ciudad. Por un momento no pudo distinguir qu suceda, mas poco despus vio cmolas puertas escupan una oleada de peones y lanceros, que se abalanzaban con gran gritero yestrpito sobre el enemigo, protegidos gracias a una lluvia de flechas disparadas por un pequeoejrcito de arqueros que, de forma igualmente inesperada, se haban encaramado a la muralla.

    "Un ataque", comprendi Amaury sbitamente. Se qued petrificado, el corazn lepalpitaba en la garganta. Nunca antes haba visto nada parecido. Era todo un espectculo vercmo la masa, impelida por los jinetes que la seguan, se clavaba como una cua en el cordn quehaban colocado los cruzados en torno a la ciudad.

    - Un ataque! - grit en falsete, cuando por fin volvi en si.En ese mismo momento se arm un tremendo alboroto alrededor y empezaron a sonar las

    primeras rdenes por el campamento. Tropezando y chocando con todo, regres corriendo a supropio campamento para avisar a los dems. El lugar se haba convertido en un verdaderohervidero de animales y personas. Los mozos de cuadra lanzaban juramentos contra los caballosque tenan que ensillar a toda prisa para sus amos. Los peones y los arqueros maldecan ytropezaban unos con otros cuando intentaban recoger sus armas, y los caballeros llamaban agritos a los criados que deban ayudarles a ponerse las cotas de malla. Amaury se dio cuenta deque tampoco l estaba preparado para luchar, pues iba desarmado y llevaba nicamente sutnica, sin ninguna proteccin.

    - Insensatos! Idiotas! A quin se le ocurre atacar ahora? - Con un golpe furioso,Guillermo se coloc el yelmo en la cabeza, con lo que el resto de su arrebato qued reducido a unmurmullo atenuado.

  • 7/25/2019 Alders, Hanny - El Seor de Los Ctaros [Doc] (Rev2)

    10/222

    - Es que no has odo la orden, chaval? A las armas! Antes de que abran una brecha enel cerco! - ladr Simn impacientemente a su joven primo quien, an fascinado por el espectculoen la lejana, se haba quedado de pie delante de la tienda de campaa intentando ver lo queacaeca all. La ciudad pareca volver a tragarse al ro humano con tanta rapidez como lo habaescupido - . Se retiran, - dijo asombrado, pero nadie lo entendi en medio del jaleo. Con la cabeza

    medio girada en direccin a las puertas de la ciudad, dejaba que su escudero le pusiera la cota demallas. Justo cuando se cea la espada, entr Roberto.- Los mercenarios ya han entrado en la ciudad, - dijo sin apenas aliento - . Han

    conseguido entrar detrs de los peones, por lo que ya no han podido cerrar la puerta.- Dios santo! Mira que si esa chusma se nos adelanta. Si no nos apresuramos se largarn

    con todo el botn! - Simn se mont al caballo - . Esta es una ciudad rica. Podis estar segurosde que algo sacaremos de ella!

    Con ayuda del escudero, Roberto se puso a toda prisa su armadura y tambin se subi asu caballo. Amaury cabalgaba a su lado.

    - ste ser tu bautismo de fuego, hermanito. Y puedo tranquilizarte. No eras el nico quese preocupaba de si mataba por equivocacin a un buen catlico. De ah que se celebrara un

    consejo de guerra. El abad del Cister tuvo que tomar una decisin apresurada cuando llegaronlas noticias sobre el ataque y omos que los mercenarios lo iniciaban por cuenta propia. Nuestrasrdenes son claras: toda ciudad o burgo que no se entregue al ejrcito de cruzados ha de sertomada. Quien se resista es enemigo de la Iglesia y lo pasaremos a cuchillo. As que si no podisdistinguir a los herejes de los catlicos, dijo, matadlos a todos. Dios ya reconocer a los suyos.

    Amaury sinti un escalofro, pero cuando vio que Roberto se santiguaba y luegodesenvainaba la espada y besaba la empuadura, sigui su ejemplo.

    - Por Dios y el rey! - exclam Roberto.- Y por Poissy! - aadi Guillermo.Los cuatro Poissy repitieron su grito de guerra como si saliera de una sola boca. Las

    callejuelas estaban llenas de gente que hua a uno y otro lado y por doquier haba objetos, ropa y

    fragmentos de enseres dejados atrs por el pnico, entre ellos tambin animales de corral ydomsticos que buscaban refugio. Los mercenarios, armados tan slo con cuchillos y garrotes, yahaban provocado una verdadera carnicera y los cruzados no se quedaron atrs. Agitando losbrazos a diestro y siniestro junto a los flancos de sus corceles, derribaban a golpes de espada aquien estuviera a su alcance. Pronto fue imposible seguir avanzando a caballo. Sus cascospisaban los cadveres y los miembros cortados resbalaban en los charcos de sangre en los queflotaban rganos. En todas partes haba sangre, y su olor nauseabundo que lo impregnaba todo.Y el hedor, sobre todo el hedor, que se intensificaba a medida que el sol ardiente llevaba a cabo sulabor destructora.

    La hoja de la espada de Amaury segua inmaculada. Con los ojos abiertos de par en parcabalgaba inexpresivo entre sus hermanos, sosteniendo el arma en su mano temblorosa,demasiado sorprendido para hacer algo. No tena miedo. A quin poda temer en su envoltorio dehierro? A los indefensos ciudadanos cubiertos tan slo con ropas de lino y de seda que nisiquiera iban armados? Habra sido ms fcil ante un montn de soldados armados hasta losdientes, o incluso toda una guarnicin. Pero no aquello. Estaba horrorizado por lo desigual de lalucha. Incluso se haba bajado el yelmo ardiente, pues hacia ya un buen rato que los arqueroshaban sido derrotados por los mercenarios que l haba visto atravesar el foso y trepar por lasmurallas.

    Segua maquinalmente a los dems, con la mirada perdida. Al frente cabalgaba Simn deMontfort, por supuesto flanqueado por Bouchard de Marly y Roberto Mauvoisin, y detrs de lsus caballeros que bloqueaban la calle de pared a pared para que nadie pudiera escapar con vida.Delante de los caballeros avanzaban los soldados de a pie, que sacaban a todos los que seocultaban en las casas o en otros escondites. Si alguien lograba salvarse de sus lanzas, eraatravesado por las espadas de los caballeros. De esta manera pareca que la lucha empezaba aadquirir cierta estructura. El duque de Borgoa haba conseguido que sus hombres formaran de

  • 7/25/2019 Alders, Hanny - El Seor de Los Ctaros [Doc] (Rev2)

    11/222

    manera que todos los ciudadanos fueran empujados hacia un punto central. Pero el conde deNevers, que desde que el ejrcito saliera de Francia haba mantenido relaciones tensas con elduque de Borgoa, contrariaba como de costumbre los planes de ste y ahuyentaba a laatemorizada poblacin precisamente en direccin a las puertas de la ciudad para ensartar con laespada a todo el que an estuviera con vida. Los mercenarios hacan caso omiso a cualquier

    orden. Irrumpan en muchas casas, asesinaban, violaban y saqueaban, y despus intentabanabandonar la ciudad para poner a buen recaudo su botn. Cargados de riquezas eran detenidos asu vez por los cruzados, que reclamaban el botn y les arrebataban los objetos de valor.

    Cuando el caos haba llegado a su apogeo, la batida de Montfort y sus hombres se quedatascada. Se encontraban delante de la catedral de Saint - Nazaire, en la cual se haba refugiadoun gran nmero de ciudadanos. El siniestro taido del toque de difuntos tapaba el bullicio en lacalle y retumbaba a muchas leguas a la redonda. Los mercenarios, que nunca haban demostradoexcesivo respeto por los santuarios, ya haban destrozado las puertas de la iglesia e invadido eledificio. Los cruzados tampoco tenan demasiados escrpulos.

    - Los herejes han profanado la casa del Seor! La han convertido en la iglesia de Satans!- gritaba el arzobispo de Sens, quien armado acaudillaba sus propias tropas - . Muerte a los que

    han ensuciado el santuario de Dios! Cumplid vuestro sagrado deber y que la venganza de Diossea la vuestra y os d fuerzas! Algunos caballeros tenan tanta prisa que entraron en laiglesia a caballo. Pero Simn de Montfort retuvo a los nobles que lo seguan y a sus soldados conun ademn

    - En la casa del Seor se entra con humildad, con la cabeza descubierta y a pie, - gru.La mayora de los caballeros echaron pie a tierra, colgaron el yelmo de la silla de montar y

    se abalanzaron sobre las puertas destrozadas.- Demuestra de lo que eres capaz, hermanito; hasta ahora no has hecho gran cosa. Crees

    que ganars la indulgencia slo mirando? - se burl Guillermo mientras los cuatro Poissyentraban.

    Viniendo de la intensa luz del sol, al principio no pudieron distinguir nada en la fra

    penumbra de la iglesia, pero los empujones de los que los seguan les obligaron a penetrar ms enel recinto y los gritos y chillidos de la gente atemorizada les indicaron el camino. Los mercenariosse les haban adelantado nuevamente y haban provocado una terrible masacre. Delante del altaryacan los clrigos asesinados en sus sotanas empapadas de sangre. Amaury resbal en el lquidoviscoso, aterriz en medio de un charco y consigui incorporarse justo antes de ser pisoteado porla multitud. Despus ech a correr a ciegas con los dems, detrs de los ciudadanos, queintentaban esconderse en todos los rincones, en las capillas, en la cripta, en la sacrista, en losclaustros. Haba perdido de vista a sus hermanos, tampoco vea por ninguna parte a Simn, ysus propios soldados se haban dispersado en todas direcciones y sembraban la muerte,impelidos por una locura asesina.

    Finalmente se detuvo en una estancia mal iluminada y sin salida. Mir alrededor,blandiendo la espada para defenderse. Frente a l haba un grupo de personas agazapadas en unrincn, que con los rostros crispados por el miedo le miraban como si fuera el mismsimodemonio. Uno de ellos, un hombre delgado vestido con una tnica negra que le llegaba hasta lostobillos, con el rostro curtido, una barba larga y una melena hasta los hombros, avanztranquilamente hacia l.

    - Venga, - dijo, como si quisiera alentar al cruzado - , librame de este sufrimientoterrenal. Atravisame con tu espada y libera mi alma de este cuerpo demonaco. Envame al reinoque cre el seor de la Luz!

    Extendi los brazos y ofreci su pecho desprotegido al enemigo. Amaury lo mir conincredulidad. Detrs del hombre oy que una mujer sollozaba.

    - Defendeos! - le dijo.- Nosotros no llevamos armas, pertenecen al mal. Crees que puedes matar a mujeres,

    nios, viejos y enfermos en nombre del buen Dios? Y eso os llevar al cielo, es eso lo que ospromete Roma? Crees que morirs como un hroe defendiendo la gloria de Dios con la espada? -

  • 7/25/2019 Alders, Hanny - El Seor de Los Ctaros [Doc] (Rev2)

    12/222

    Sacudi la cabeza compasivamente - . Lo llamis guerra santa. Si dejas la vida en esta guerrademencial, tu muerte ser intil y slo te servir para ser devuelto al reino del demonio.

    - Calla, blasfemo! - grit Amaury.Mas el otro sigui hablando sin inmutarse:- He odo gritar a vuestro obispo que sois el instrumento de la venganza de Dios. La

    venganza no puede nacer de lo bueno, la venganza pertenece al mundo del mal y al demonio. Hasde saber que no es nuestra Iglesia la que sirve a Satans. Es la Iglesia romana, la prostituta deBabilonia, la que acumula poder y riqueza, el vil metal, la creacin del dios de las tinieblas! Es laIglesia de Roma la que adora al diablo!

    Amaury tuvo la sensacin de que alguien lo sacuda con fuerza. Las palabras despertaronen l ms belicosidad que Guillermo con todas sus indirectas. Se sinti invadido por unaprofunda nusea.

    "Un hereje! - grit mentalmente - . Un hereje desvergonzado que a la hora de su muerteintenta an confundirme con sus falsos razonamientos y persuadirme para que abrace sudiablica doctrina! " Si se demoraba un poco ms, quin sabe si ese hombre conseguiraparalizarle el brazo con sus blasfemias y conjuros demonacos! En un reflejo llev su codo hacia

    atrs. Con un fuerte grito extendi el brazo y hundi la espada en la carne blanda debajo de lacaja torcica, un golpe que saba conllevara pronto la muerte.La mujer emiti un grito ahogado. Por un momento hubo silencio, despus ella sali de la

    oscuridad y se arrodill junto al cuerpo desplomado que todava se estremeca y que luego sequed quieto. La mujer era muy joven, en realidad an era una muchacha, no deba de sermucho mayor que l. Slo entonces vio que las sombras detrs de ella eran nios. La muchachacerr los ojos del muerto.

    - Ha cruzado la puerta hacia la luz, - susurr a los dems.Alz el rostro y pos su mirada curiosamente tranquila en el caballero - .- Bravo, - dijo suavemente - . Has matado a un Buen Cristiano.En su voz no haba atisbo de reproche.

    - Un buen cristiano? - balbuce Amaury.Por un momento se pregunt si haba entendido bien, pero no, en las ltimas semanashaba odo hablar suficiente en ese dialecto meridional como para no equivocarse ahora.

    - Un Bon Homme, - asinti ella.l trag saliva.- Est muerto?- La muerte no es nada, la muerte es una invencin del demonio.Y acto seguido y para mayor asombro de Amaury, empez a rezar el padrenuestro y los

    nios que se encontraban detrs de ella la acompaaron.Amaury sinti que su mano estaba floja y demasiado dbil para sostener el peso de la

    espada. Le cost limpiar la hoja y envainar el arma. Por un instante rein un silencio mortal, opor lo menos eso le pareci a l, pues en el mismo momento en que se dio cuenta de que lascampanas haban enmudecido, se percat de nuevo del bullicio que haba por doquier, en todoslos rincones de la iglesia y en los edificios anexos. En su cabeza se libraba tambin una intensalucha. Dudaba y miraba atemorizado hacia la entrada que se hallaba a su espalda.

    - Oh, Dios, perdname! - rez en silencio, antes de inclinarse sobre ellos y hacer un gestoapremiante - .

    - Tumbaos, no hagis ruido, haced como si estuvierais muertos!Quiz le obedecieron porque ya no los amenazaba con el arma. Pas sus manos unas

    cuantas veces por el charco de sangre junto al cuerpo del hombre y salpic las gotas sobre losdems. Despus se sec las manos con su ropa.

    - Vaya hermanito! Todo esto es obra tuya? - oy detrs de l.Un estremecimiento recorri su cuerpo. Se volvi con demasiada rapidez, pens,

    claramente sobresaltado, demasiado evidente. Con tal de que no...

  • 7/25/2019 Alders, Hanny - El Seor de Los Ctaros [Doc] (Rev2)

    13/222

    - Ah, mira! Si slo son nios. - Guillermo dio unas patadas contra algunos de los cuerposque no ofrecieron resistencia ni emitieron sonido alguno. Ri burlonamente - . Pero si hasrealizado un acto heroico!

    Roberto entr jadeando en la pequea estancia. Ech un vistazo a su alrededor.- Dios todopoderoso! Lo has matado t? - Escupi sobre la tnica negra del muerto - .

    Un perfecto, o acaso no lo sabas?Amaury no reaccion y Guillermo mir asombrado a uno y otro lado y luego al cuerpo enel suelo.

    - Esos son los ms peligrosos. - Roberto se incorpor y olfate - . Olis eso?- Fuego.- Dnde est Simn?- Ya es un milagro que nos hayamos encontrado, - dijo Guillermo - . Tenemos que irnos de

    aqu antes de que todo sea pasto de las llamas.Se oyeron gritos de alarma. Alguien corra gritando que los mercenarios haban prendido

    fuego a la iglesia, para vengarse de los caballeros que les haban arrebatado el botn.Amaury empez a sudar al pensar en que alguno de los nios pudiera toser por causa del

    humo.- Un momento, mi bota..., hay algo atascado, - mascull - . Por Dios, id a buscar a Simn,ya saldr yo.

    - La iglesia est ardiendo y l se preocupa por sus botas. Venga, hermanito, a ver si luegose te chamusca la pelusa de la barbilla!

    Por lo visto Guillermo no tena ganas de que el fuego le alcanzara, ya haba desaparecido yRoberto con l.

    - Cmo os voy a sacar de aqu? - pregunt Amaury a la muchacha.- Esperaremos hasta que haya suficiente humo para protegernos, conozco una ruta de

    escape, - contest ella.Ahora, su voz temblaba, pero mantena con decisin a los nios de pie y se apost junto a

    la puerta para ver si el camino estaba despejado - . Por favor, vete!l se demor un instante, sin saber si poda dejarlos as. Quera decir algo, pero no sabaqu. Mientras tanto, el fuego se extenda a toda velocidad y ya haba pasado al claustro y a lascasas que haba junto a la iglesia. Enormes columnas de humo se arremolinaban a lo largo de lasbvedas, y llamas de varios metros laman las imgenes de los santos. Los que todava seencontraban dentro de la iglesia slo pensaban en una cosa: salvar cuanto antes el pellejo.Amaury ech a correr sin mirar atrs, tropezando y trepando por encima de los montones decadveres y sigui corriendo hasta atravesar las puertas de la ciudad. All cay de rodillas sobrela tierra pisoteada y tosi a pleno pulmn.

    Cuando el sol empez a caer, la rica ciudad comercial de Bziers ya no era ms que unaescombrera humeante, en la cual haba que dado reducida a cenizas no slo gran parte de lapoblacin, sino tambin, para disgusto de los cruzados, la mayor parte del botn de guerra. En uninforme extremadamente escueto, el abad Arnaud Amaury escribi al papa:

    "Fue una victoria inesperada y milagrosa. Sin respetar el sexo ni la edad, los nuestrospasaron a cuchillo a casi veinte mil. La ciudad ha sido pasto de las llamas y ya no queda nada deella."

    CARCASONA 15 de agosto de 1209

    A lomos de su caballo, Amaury miraba satisfecho a la muchedumbre. Estaba contento delmodo en que haban evolucionado las cosas desde los espantosos sucesos de Bziers. Losprimeros pueblos y burgos haban sido abandonados apresuradamente por los habitantes, quedejaron atrs todos sus bienes y vveres, y fueron conquistados sin resistencia. Despus empez aaplicarse cada vez ms la poltica de tierra quemada y de ah ya no haba nada que sacar.

  • 7/25/2019 Alders, Hanny - El Seor de Los Ctaros [Doc] (Rev2)

    14/222

    Amaury haba saboreado por fin la guerra de verdad: Carcasona haba cado, un rico botnque proporcionaba suficientes reservas, as como una importante cantidad de sal que podravenderse a buen precio. El asedio se haba ejecutado como Dios manda y slo haba durado dossemanas. Los cruzados haban empezado por conquistar el suburbio amurallado situado en laparte norte de Carcasona. Bast una simple carga para que el barrio cayera en manos del ejrcito

    francs. Despus lo haban incendiado. A continuacin, los cruzados se haban arrellanado en laparte oeste de la ciudad, donde bloquearon el acceso al agua del Aude, por lo cual a partir deaquel momento los ciudadanos dependan de los pozos que se hallaban dentro de los muros y queen los meses de verano se secaban. Unos das ms tarde, el ejrcito de los cruzados atac elsuburbio sur.

    Despus de los sucesos de aquel da, Amaury segua sintiendo una profunda admiracin yrespeto por Simn de Montfort. El noble ya se haba distinguido por su valor durante la primeracarga, pero lo que haba hecho durante el segundo ataque lo elevaba por encima de los demscaballeros cruzados. En un principio, el ataque amenazaba fracasar a causa de la intensaresistencia de los habitantes. Los mercenarios y los soldados de a pie, que formaban lavanguardia, haban descendido con escalas hasta el lecho seco del foso, donde hubieron de

    soportar una lluvia de flechas lanzadas por los ciudadanos, que adems los apedreaban, por locual no tenan la ms mnima posibilidad de escalar la muralla o debilitarla. Finalmenteemprendieron despavoridos la retirada de forma tan desordenada que hubo an ms heridos.Mientras el resto miraba desde una prudente distancia, uno de los caballeros heridos se quedtumbado en el foso, con una pierna rota e incapaz de escalar la escarpada pendiente. En aquelmomento fue Simn de Montfort quien, desafiando todos los peligros, se adentr en la hondonadapara poner a salvo al herido con ayuda de su escudero.

    Finalmente, los zapadores, protegidos por un techo de escudos, consiguieron ahuecar lamuralla hasta socavarla. Los jefes espirituales de los cruzados pusieron sus balistas en posicinde ataque para destrozar con enormes piedras la parte superior de la muralla. Los arqueros, queya no podan encontrar proteccin en el adarve, tuvieron que interrumpir la defensa y los

    soldados de a pie pudieron entrar en la ciudad despus de cruzar el foso y atravesar el tnel.Despus se cerc la ciudadela propiamente dicha, dentro de la cual se hallaba el castillo delvizconde. Desanimado al ver que no llegaba la ayuda que esperaba de su seor, el rey de Aragn,y amenazado con la misma suerte que haba corrido Bziers, despus de una semana, el jovenvizconde Ramn Roger Trencavel se entreg voluntariamente al enemigo como rehn, a condicinde que la poblacin pudiera abandonar inclume la ciudad.

    El xodo de los ciudadanos se organiz bien. Algo haban aprendido los cruzados delcatastrfico ataque de Bziers. Algunos caballeros haban sido destacados en la ciudad parareunir y vigilar el botn de guerra, mientras otros, entre ellos Amaury, controlaban que losciudadanos no se llevaran consigo sus bienes.

    El abad Arnaud Amaury haba establecido que los ciudadanos tenan que abandonar laciudad "desnudos", dejando atrs todos sus bienes, sus armas, su dinero y su ganado. Suspecados seran su nico equipaje, haba dicho. En consecuencia, se condujo a todos losciudadanos hasta una puerta de salida tan estrecha que slo podan pasar de uno en uno, lasmujeres en blusa, los hombres en calzones. Con suma habilidad, los soldados se encargaban dedesplumar a quienquiera que intentara llevarse algo a escondidas.

    Amaury buscaba entre la muchedumbre un rostro fino, enmarcado por una cabelleracastaa, con ojos profundos y graves. Se preguntaba si ella habra conseguido huir de Bziers.Saba que, en su mayora, los pocos que haban logrado escapar de aquel infierno se habanrefugiado en Carcasona. Haba logrado poner a salvo a los nios? Todava recordaba palabra porpalabra lo que le haba dicho y tambin las cosas de las que haba hablado el perfecto, eseadorador del demonio al que ella haba llamado buen cristiano! Aquellas palabras le habanestremecido profundamente, no slo porque eran una peligrosa blasfemia hertica, sino sobretodo por la desfachatez de expresar abiertamente semejantes calumnias delante de un cruzado,que a fin de cuentas era el brazo armado de Dios. A pesar de ello se senta culpable. Una y otra

  • 7/25/2019 Alders, Hanny - El Seor de Los Ctaros [Doc] (Rev2)

    15/222

    vez vea la imagen del perfecto que le ofreca con los brazos abiertos su cuerpo indefenso. Una yotra vez oa el nauseabundo ruido de la espada que se hunda en la carne blanda. En realidad eraextrao que fuera precisamente eso lo que ms recordaba y que por ello la terrible carniceraperpetrada aquel da hubiera quedado relegada a un segundo plano. Apret los ojos y empez asacudir con fuerza la cabeza, como queriendo ahuyentar sus pensamientos. Haba intentado

    contrselo a otros, a sabiendas de lo peligroso que era. No a sus hermanos o a Simn, pues seburlaran de l abiertamente. Haba hablado con uno de los muchos frailes que acompaaban alejrcito. Despus de lanzarle la previsible parrafada de " la - primera - vez - es - siempre - difcil -mas - uno - se acostumbra", le haba cantado las cuarenta. Cmo osaba tener dudas o sentirseculpable ante una orden que haba dado personalmente el venerable abad cisterciense y legadopapal Arnaud Amaury? A partir de aquel momento, el fraile haba ido a verle cada da pararecordarle la indulgencia que producira la Cruzada y para conminarle a no faltar a su deber.Dado que ahora ya no se atreva a confesar que haba dejado escapar a la muchacha y a losnios, cargaba con ese secreto como un lastre en su conciencia.

    Amaury abri los ojos y volvi a buscar entre los rostros desconocidos de lamuchedumbre. La mayora de los casi veinte mil habitantes ya haba cruzado la puerta, pero

    segua habiendo mucha gente que esperaba. Por qu quera verla otra vez? Por curiosidad?Para calmar su conciencia? Se habra sentido mucho ms culpable si no la hubiera dejadoescapar, de eso estaba seguro. Seria capaz de reconocerla si la viera aqu, a la intensa luz delsol? La imagen que conservaba de ella era bastante vaga. La habitacin estaba a oscuras. Msque su aspecto, le haban impresionado su tranquilidad y su actitud confiada, tan alejada de supropia torpeza e inseguridad. S, le gustara volver a encontrarse con ese ser enigmtico, aunquehaba de admitir que era una idea tan irresistible como disparatada.

    El cortejo desfilaba lentamente ante sus ojos. Los nios lloraban. Los viejos, cansados deestar tanto tiempo de pie, eran ayudados por otros. Muchos estaban enfermos a consecuencia dela falta de agua y dems privaciones de las ltimas dos semanas. Todos apestaban y las moscaspululaban alrededor. No haba muchos hombres jvenes. Los soldados de a pie repartan golpes,

    empujones y gritos para que la multitud se pusiera en fila. La corriente humana se fuereduciendo gradualmente. Aquella noche, pens Amaury, sera la primera desde haca meses quedormira en una cama, bajo un techo de verdad. En la cama de quin? En aquel momento eso letraa sin cuidado y adems, seguramente, nunca llegara a averiguarlo. Y si la encontrara aqu,qu hara l entonces? Se le acercara, hablara con ella, mientras todos podan verlos y orlos?O se quedara otra vez con la boca abierta y sin saber qu decir? Y si pudiera convencerla deque estaba equivocada, si pudiera convertirla a la fe verdadera? En su fantasa se imagin que laconduca ante el obispo de Sens, que ella renegaba de la hereja y que la Iglesia la acoga en suseno. Un suspiro escap de sus labios y por un instante esboz una sonrisa. Dnde dormiraella aquella noche?

    - Soando, hermanito? Acaso no has odo la orden? - Guillermo espole impaciente elflanco del caballo de Amaury que se sobresalt ms que su jinete.

    Algunos ciudadanos tuvieron que apartarse apresuradamente ante los saltos delespantadizo animal - . Y claro est, es a m a quien mandan otra vez para que te llame al orden.Qu demonios sigues haciendo en este lugar? No te parece que ests poniendo demasiadoempeo al quedarte aqu hasta que el ltimo hombre haya abandonado la ciudad?

    Amaury se encogi de hombros y sin decir nada fij la mirada en los ciudadanos que anesperaban delante la puerta.

    - Acaso buscas a alguien?Neg con la cabeza. Guillermo condujo a su hermano hasta el patio del castillo del

    vizconde, donde el abad Arnaud Amaury, subido a un pedestal de mrmol, se diriga a loscruzados que se haban congregado en torno a l. Despus de buscar un tiempo encontr a susparientes.

    - Esta es la ltima vez que traigo a la oveja perdida. Sospecho que se estaba despidiendopersonalmente de cada ciudadano.

  • 7/25/2019 Alders, Hanny - El Seor de Los Ctaros [Doc] (Rev2)

    16/222

    - Este chico se comporta de una forma extraa desde Bziers, - admiti Simn.- Si quieres saber mi opinin, nunca ha sido normal. Por el amor de Dios, Roberto,

    mndalo a casa!- Calla, Guillermo!Las rimbombantes frases finales del discurso de Arnaud Amaury resonaban por encima

    de la multitud de caballeros:- As pues, ya veis los milagros que el Rey de los cielos realiza para vosotros, pues nada seos resiste.

    - Qu ha dicho? - susurr Amaury.- Eso me gustara tambin saber a m. Gracias a tu ausencia, - y al decirlo Guillermo se

    golpe la frente elocuentemente - , me lo he perdido.- Muchas palabras altisonantes para celebrar este "glorioso da de victoria", - respondi

    Simn - . Lo principal es que han hecho prisionero al vizconde Ramn Roger Trencavel. Susposesiones han sido confiscadas. Carcasona y todas las dems poblaciones y castillosconquistados tendrn un nuevo seor. Ha llegado el momento de la cosecha, amigos.

    - Prisionero? Pero si se ha entregado voluntariamente como rehn y ha mantenido su

    palabra. Nosotros tambin hemos de mantener la nuestra y liberarlo, de lo contrario seremostraidores.- Trencavel es vizconde de Bziers y Carcasona y seor de Albi y Razs. Despus del conde

    de Tolosa es el hombre ms poderoso aqu en el sur. Es joven y valiente y lo ha perdido todo. Si loliberamos habremos creado un lder de la resistencia. - Era Roberto quien se inmiscua en laconversacin.

    - Y por lo tanto lo encerraremos en sus propios calabozos y all se quedar por lo pronto, -se ri Simn.

    - Hemos prohibido el saqueo de la ciudad y ordenado que vuestros caballeros vigilen elbotn de guerra, - se oy decir al abad cisterciense - . Todos estos bienes pertenecen a la Iglesia yhan de sernos entregados. Ms adelante los regalaremos a un seor honorable, que mantendr

    estas tierras a entera satisfaccin de Dios.Cerr la reunin con una oracin.- Mierda! - exclam Simon.El reparto del botn result ser ms complicado de lo esperado. Para empezar, el conde de

    Nevers se neg a aceptar el vizcondado de Carcasona que le ofreca Arnaud Amaury. Declar quehaba cumplido sus cuarenta das de servicio militar y que iba siendo hora de que regresara a susposesiones en Francia. Adems, no haba venido para hacerse con un feudo que perteneca enprimer lugar al rey de Francia. Si haba algo que repartir, ese derecho corresponda, segn l, alrey de Francia y no a la Iglesia. Se haba sumado a la Cruzada porque era su deber comocristiano. Ahora ya lo haba cumplido y sus sirvientes ya estaban preparando el viaje de vuelta.

    Entonces, Arnaud Amaury ofreci el ttulo al duque de Borgoa. Por una vez ste estuvode acuerdo con el conde de Nevers. Tambin l rechaz la oferta del abad cisterciense. Despus deuna breve deliberacin se decidi regalar el ttulo a Simn de Montfort, que en las ltimassemanas haba demostrado profusamente su valor y su dedicacin. Montfort, un ejemplo dehumildad, se neg rotundamente a aceptarlo. Se senta indigno e incapaz de aceptar tal honor.Mas, tras recordarle sutilmente la obediencia que Montfort deba como cruzado al legado papal,Arnaud Amaury le orden sin rodeos que aceptara el ttulo. Simn de Montfort tuvo que cederante tanta demostracin de poder eclesistico. Su humildad cedi ante su ambicin y acept elttulo de vizconde de Bziers y Carcasona, a condicin de que pudiera contar con la ayuda detodos los guerreros presentes, en caso de que sus hombres corrieran peligro. Despus convoc asus leales. Unos treinta seores, procedentes en su mayora de Ile - de - France, se hallabanreunidos en el castillo de Carcasona cuando hizo su entrada Simn de Montfort. La figuraalargada y musculosa, de anchos hombros y cabello ondulado, se mova con la agilidad delanimal depredador entre sus caballeros armados y se dio la vuelta para encararse a ellos. Sucabellera rubia se repeta en el len rampante bordado en oro en la pechera de su tnica y

  • 7/25/2019 Alders, Hanny - El Seor de Los Ctaros [Doc] (Rev2)

    17/222

    confera una nota amenazante a su persona. Aparentaba bastantes menos aos que los ms decuarenta y cinco que tena. Con su aguda mirada estudi los rostros vueltos hacia l.

    - Hombres, - dijo con una voz fuerte y sonora - , el santo padre me ha honrado con unttulo que provocar la envidia de muchos, pero tambin me ha encargado una tarea que nadieenvidiar. Los ttulos que puedo aadir a mi nombre a partir de hoy conllevan una gran

    responsabilidad. Las propiedades de Trencavel abarcan un extenso territorio.Se dirigi hacia una de las ventanas, que eran ms grandes que las que conocan losseores del norte en sus propios castillos. Su cabellera brillante y el oro y prpura de su tnicallameaban formando un amplio haz de luz.

    - Hemos ocupado diversos pueblos y ciudades, Bziers, Carcasona, y cerca de doscientoscastillos. Es muy poco comparado con el territorio que todava queda por conquistar: la zona deAlbi y el territorio que se encuentra al sur de donde estamos: el Razs. Es imposible hacerlo antesde que llegue el invierno y el mal tiempo dificulte una expedicin militar. - Seal al exterior, delcual los dems slo podan ver un cielo despejado - . Los enemigos nos rodean por todos lados,un pas montaoso, agreste e inhspito recubierto de bosques tenebrosos en los que se escondenlos faidits. Sin duda, estos desterrados que hemos expulsado de sus castillos y que hemos

    proscrito estarn empeados en recuperar cuanto antes sus propiedades, que nosotros hemos deconservar para la Iglesia. Se esconden en Corbires y en la Montaa Negra, y puedo garantizarosuna cosa: ninguno de vosotros desea morir all y en manos de esos perros herticos!

    Hizo una pausa para mirarlos de hito en hito. Despus alz de repente su voz:- Qu lstima! Algunos cruzados han enfundado la espada de Cristo. Han hecho el

    equipaje y han ensillado sus caballos!Resoll despectivamente y los caballeros emitieron un murmullo de aprobacin. Era

    evidente a quines se refera. No slo al conde de Nevers, sino tambin a Raimundo de Tolosa,quien consideraba que haba cumplido con creces sus obligaciones sirviendo en el ejrcito decruzados y se preparaba para regresar a casa.

    - Eso significa que estoy solo, con un puado de soldados. Y, en el mejor de los casos, ello

    equivale a un suicidio, salvo que pueda contar con vosotros. No dudis en alargar por tiempoindefinido vuestra cuarentena. Sois soldados de Cristo, sois el instrumento de Dios, tenis unatarea sagrada. S lo que os pido..., sabis que por vosotros ira hasta el infierno.

    Simn de Montfort no tuvo que decir nada ms. Sus viejos compaeros de guerra, RobertoMauvoisin y Bouchard de Marly, fueron los primeros en prometerle su apoyo. Los dems,cautivados por la personalidad de Montfort, los siguieron y sin un atisbo de duda tambin losseores de Poissy prometieron permanecer en el sur por tiempo indefinido. Despus, el noble, alborde del llanto debido a la emocin, se dirigi a cada uno de ellos para abrazarlos. Amaury sinticmo le apretaba contra su pecho con unos brazos tan musculosos que casi doblaban a lossuyos. El gesto le llen de orgullo y afecto. Jur que seguira siempre a Montfort, all donde fuera,aunque fuera el infierno.

    - Os dir cul es mi estrategia provisional, - prosigui Montfort - . He pedido al duque deBorgoa que retrase por un tiempo su partida, hasta que hayamos reforzado nuestras posicionesy hayamos puesto pie en los dominios de Trencavel que quedan an por conquistar. Me haprometido quedarse ms o menos un mes. Esto significa que nos prepararemos para una ofensivafulminante durante la cual tendremos que conquistar las principales ciudades y los castillosestratgicos. El conde de Borgoa me ha aconsejado que empiece atacando Alzonne y Montreal yluego Fanjeaux, una encrucijada importante. Una vanguardia de mercenarios aragoneses ya esten camino para preparar el asedio. Despus Preixan, un punto estratgico entre Carcasona yLimoux...

    - Eso es territorio del conde de Foix! - susurr Amaury.No osaba criticar en voz alta a Montfort, pero el guerrero lo haba odo y frunci el ceo.- Tambin l es un hereje? - pregunt Amaury con cuidado, a pesar del empelln en la

    espalda que le dio Guillermo.

  • 7/25/2019 Alders, Hanny - El Seor de Los Ctaros [Doc] (Rev2)

    18/222

    - El conde de Foix protege a los herejes. Nuestra tarea consiste en reprimir la hereja alldonde la encontremos. Se cuidar mucho de estorbarnos, salvo que quiera compartir la suerte deTrencavel!

    Algunos caballeros rieron de buena gana. Despus, Montfort mencion otros lugares yprosigui:

    - Por ltimo, estn los seores de Cabaret en la Montaa Negra, un nido de herejes.Seores, ste promete ser un otoo caliente!Pidi al clrigo presente en la sala que dirigiera el rezo para rogar la bendicin de las

    conquistas que se propona. Los hombres se arrodillaron. Una vez que el clrigo hubo acabado derezar, Montfort retom la palabra.

    - Pondr al santo padre al corriente de la situacin. Sin duda, los legados le pintarn tododel color de rosa, para convencerle del xito de su misin. Nosotros le contaremos la verdad. Mifiel amigo Roberto Mauvoisin har las veces de embajador y llevar personalmente una carta aRoma para estar seguros de que nuestras splicas de ayuda lleguen al santo padre. Pronto nosfaltarn vveres, soldados y dinero. Ahora ya hemos de pagar doble soldada para que los soldadosse queden aqu.

    Los presentes emitieron un murmullo de aprobacin. Los caballeros haban pagado laexpedicin con dinero de su propio bolsillo y a algunos ya no les quedaba nada. Otros tenan anjusto lo suficiente para pagar el viaje de regreso. A pesar de ello, no queran dejar a su jefe en laestacada.

    - Lo nico que os puedo ofrecer como indemnizacin es la tierra conquistada, y no es unaoferta muy atractiva.

    Guard silencio por unos instantes para que pudieran reflexionar. La perspectiva no eraen efecto muy alentadora. La poblacin enemiga los consideraba unos intrusos que seabalanzaban como lobos hambrientos sobre sus posesiones. Por lo pronto no deban hacersedemasiadas ilusiones sobre los beneficios, y adems haba que entregar una parte a la Iglesia. Sunuevo feudo sera una propiedad precaria que habra de defender con uas y dientes contra una

    posible resistencia.- Os adjudicar los castillos y las poblaciones que ahora son feudo mo. La defensa deestos dominios ser a partir de ahora responsabilidad vuestra. En los burgos que hemosencontrado abandonados es preciso estacionar de inmediato guarniciones compuestas de unaparte de vuestros soldados para que mantengan el orden y la paz. Vosotros me acompaaris conel resto de los soldados en mis expediciones militares. A Bouchard de Marly le regalo Saissac...

    A continuacin sigui una larga enumeracin en la que se conceda a algunos de losseores presentes el ttulo de vasallos del nuevo seor, en muchos casos de un feudo que antena que conquistarse en el transcurso de las siguientes semanas. Amaury esper con el coraznpalpitando fuertemente a que nombrara a sus hermanos.

    - El castillo de Alaric a Guillermo y Amaury de Poissy...El joven caballero esboz una amplia sonrisa y se creci de orgullo, pero Guillermo volvi

    de un tirn la cabeza y le lanz una mirada de pocos amigos.- Envale con Nevers de vuelta a Francia! - susurr en el odo de Roberto - . Puedo

    encargarme yo solo de Alaric!Record el fuerte que desde su posicin elevada atalayaba como un centinela el. valle del

    Aude, un punto estratgicamente importante.- No se protesta contra las decisiones de Montfort! - le espet Roberto.Se daba cuenta de lo difcil que sera mantener las posiciones con el ejrcito fuertemente

    diezmado, sobre todo una vez que, despus de la ofensiva de otoo, se hubieran aadido msciudades y castillos. En una situacin tan insegura cada hombre contaba, tambin Amaury.

    En cualquier caso, a l y a Simn les haba tocado poca cosa. Eso no preocupaba aRoberto. Hasta entonces, Montfort siempre le haba consultado antes de tomar una decisin.Seguramente tena otros planes para l y con el tiempo sera recompensado con generosidad.

    - Demonio! - exclam Simn.

  • 7/25/2019 Alders, Hanny - El Seor de Los Ctaros [Doc] (Rev2)

    19/222

    CASTRES Principios de septiembre de 1209

    Los dos herejes estaban arrodillados con la cabeza agachada a los pies de Simn deMontfort. No lo hacan por respeto, sino obligados por los soldados que los haban arrestado

    despus de que los denunciaran sus conciudadanos.- Un perfecto, - constat Montfort - . Y el otro?En la pequea escolta, con la cual haba cabalgado a toda prisa hacia Castres despus de

    que una delegacin le comunicara que los habitantes de la ciudad estaban dispuestos aentregarse y a reconocerlo como su soberano, no haba ningn clrigo. Por ello haba hechollamar a un sacerdote del lugar para que contestara a sus preguntas a travs de su correo, quehablaba los dialectos del sur.

    - Un seguidor de la hereja, seor, un "simple creyente", como se llama a s mismo, que haprometido convertirse en perfecto y que est pasando un periodo de pruebas. Un novicio, lollamaramos nosotros.

    Montfort observaba al clrigo a travs de la rendija que formaban sus prpados apretados.

    No se fiaba de nadie en este pas dejado de la mano de Dios, tampoco de los sacerdotes. Los habaque eran amigos de los herejes. Los haba que los protegan e incluso los haba que habanabrazado su doctrina. En cualquier caso, los ciudadanos de Castres haban comprendido que seesperaba algo ms de ellos aparte del tributo feudal a su nuevo seor: tenan que entregar a losherejes. Asinti y pos una mirada llena de aversin sobre los prisioneros.

    - Que vengan mis hombres, - orden.Con su largo cuerpo descollando sobre ellos, observ desde lo alto las figuras encogidas

    que se encontraban a escasa distancia de sus pies calzados en medias de malla. Cuando hubollegado el ltimo de los caballeros que le acompaaban en la expedicin, dijo sin apartar los ojosde los prisioneros:

    - He aqu el estircol del diablo por el cual arriesgis vuestras vidas. Sabis lo que les pasa

    a los herejes. Qu queris que hagamos con stos?Algunos tenan ya decidido su juicio, entre los dems se entabl una acalorada discusin.Montfort abandon su sitio y se acerc a sus compaeros de guerra. Pos su mirada sobre eljoven Poissy, que se mantena en segundo plano y apenas intervena en la discusin sobre lasuerte de los herejes. Coloc su mano sobre el hombro de Amaury, lo atrajo hacia el lugar que lmismo haba ocupado antes y pidi la atencin de sus hombres.

    - Roberto me ha contado que en Bziers nuestro benjamn mat con sus propias manos aun perfecto. Qu hemos de hacer, Amaury?

    El joven caballero sinti que todos los ojos se posaban de sbito sobre l. Era posible quesu actuacin en Bziers hubiera causado realmente tanta impresin en el comandante, o acaso lasimpata con la que pronunci su nombre se deba tan slo al hecho de que su propio hijo se

    llamaba tambin Amaury? En la sala reinaba el silencio y l mantena la mirada clavada en lascabezas inclinadas. La tnica negra que tena tan cerca otorg a sus recuerdos una desagradableclaridad. Haba odo historias de cmo en tiempos pasados, en su patria, la muchedumbrefuriosa haba atacado y asesinado a unos herejes. Tambin saba que la Iglesia quera evitar estetipo de tribunales populares, y por ello juzgaba a los culpables ante un tribunal episcopal ydespus de su condena los entregaba al gobernante del lugar para que se ejecutara la sentencia.Haca apenas cincuenta aos, un grupo de doce herejes flamencos haban sido condenados a lahoguera en Colonia. Despus volvieron a encenderse hogueras en Vzelay y en Arras. De esohaca mucho y l nunca haba presenciado ninguna.

    - Quiz lo mejor sea llevarlos a Carcasona para que el obispo pueda juzgarlos en untribunal eclesistico, - respondi.

    - Tonteras! Estamos en guerra y no hay tiempo para tribunales. La decisin la toma unconsejo de guerra y yo lo he convocado aqu. Estas vboras que se ocultan en este pas que ahoraes mo y que dispersan su ponzoa han de ser castigadas duramente, para que sirva de

  • 7/25/2019 Alders, Hanny - El Seor de Los Ctaros [Doc] (Rev2)

    20/222

    escarmiento y para desalentar a otros. Acaso no conocemos el juicio de la Iglesia? Muerte en lahoguera, donde los herejes sufren temporalmente en las llamas palpables para luego sufrireternamente en las llamas del infierno. No es sta la nica respuesta correcta, Amaury?

    El joven caballero no dudaba de la sabidura del noble. Trag saliva.La..., la hoguera, - balbuce.

    Montfort gru y Amaury no logr adivinar si se trataba de un gruido de aprobacin o dedesdn. Acaso consideraba el comandante que su respuesta haba sido demasiado titubeante?Despus, Montfort dirigi una mirada interrogante a cada uno de los presentes. Todos sinexcepcin asintieron aprobatoriamente.

    - Que sea la hoguera! - exclam Montfort y apoy su mano sobre el hombro de Amaurycon tal fuerza que casi lo clav en el suelo.

    Con un breve ademn indic al intrprete que explicara a los prisioneros lo que se habadecidido sobre ellos. Por lo visto, el perfecto ya lo haba comprendido. Apenas escuchaba, peroalz la cabeza y mir a Amaury a la cara con ojos escrutadores, penetrantes como los de unhalcn. El novicio mir nervioso a Montfort, luego al sacerdote, y otra vez al primero.

    - Seor! - dijo con voz entrecortada - , me arrepiento de mi error, juro que ser fiel a la fe

    catlica!- Qu dice este miserable? - pregunt Montfort.Mientras el sacerdote repeta las palabras y el correo las traduca, el novicio agach la

    cabeza hasta tocar las baldosas y alarg la mano hacia los pies del noble, que dio un paso atrs.- Os prometo que renegar de la fe falsa y que volver al seno de la Iglesia de Roma! -

    Levant la cabeza hacia Montfort y luego mir suplicante a Amaury. Las lgrimas caan sobre susmejillas. El perfecto se volvi hacia l con una mirada llena de compasin y perdn, mas elnovicio no os mirarle a los ojos. En lugar de ello mantuvo alzada la vista hacia Amaury. Alarg elbrazo y con la mano agarr el tobillo del joven caballero, que no se atrevi a moverse - . Seor,tened piedad de un simple trabajador. No soy ms que un siervo de Dios que nunca ha hechodao a nadie, - se lament.

    - Si quiere abjurar de la hereja, no puede ser condenado a la hoguera, no? - pregunttitubeante Amaury al sacerdote.Mientras el intrprete hablaba y el sacerdote asenta, Amaury vio de soslayo que un ceo

    de disgusto una las cejas de Montfort.- Es un hereje. Merece morir! - exclam Guillermo.Su grito fue recibido por Montfort con una sonrisa de aprobacin. Otro se sum a l:- l mismo ha admitido que es un hereje! De nuevo se desencaden una intensa disputa

    en la cual las opiniones estaban ms divididas que antes.- Si quiere abjurar de la hereja y obedecer a la Iglesia de Roma, ha de drsele una

    oportunidad de regresar al buen camino.- Slo demuestra arrepentimiento porque tiene miedo de morir en la hoguera.Se oyeron unas risas escarnecedoras procedentes del grupito de caballeros que rodeaban a

    Guillermo.- Si est dispuesto a hacer lo que dice, no se le puede condenar, - opin otro.- Lo promete ms por miedo a la muerte que porque desee volver a la fe catlica.- Teme ms a la hoguera que a Dios!- Su culpabilidad est fuera de toda duda. Ha quedado demostrado que es un hereje y a

    los herejes hay que quemarlos.- Hemos venido a estas tierras para exterminar a los enemigos de Cristo, no para

    concederles nuestro perdn, - se oy decir a Bouchard de Marly.- Pero est dispuesto a abjurar de la hereja. Por lo tanto, est dispuesto a jurar y esto

    significa que no es un hereje, pues es sabido que los herejes no quieren prestar juramento, -adujo Roberto - . Su fe se lo prohbe. Preguntad al perfecto.

  • 7/25/2019 Alders, Hanny - El Seor de Los Ctaros [Doc] (Rev2)

    21/222

    El perfecto sacudi piadosamente la cabeza y permaneci en silencio, mientras el novicioestrechaba cada vez ms el tobillo de Amaury y empezaba a alargar la otra mano para coger eldobladillo de su manto.

    - Seor, tened piedad de un pobre mortal! Prometo hacer todo lo que la Iglesia desee dem. Lo juro por todos los santos!

    - Su arrepentimiento es sincero. No deberais concederle el perdn? - pregunt Amaurydirectamente al eclesistico. El hombre alz los ojos al cielo y no dijo nada.- No te dejes engaar, - gru Bouchard de Marly - , utiliza su conversin slo como tabla

    de salvacin.- Basta ya! - Montfort dio una patada contra la mano extendida y despus, con su zapato

    recubierto de hierro, pis el brazo del novicio que solt el tobillo de Amaury y, con un rostrodesencajado por el dolor, pidi perdn. El noble no movi el pie - . Basta de debate! Estos dosculpables han sido condenados a la hoguera. Uno porque es un hereje empedernido, el otroporque ha abrazado la fe falsa. Incluso es un novicio y por tanto est a punto de convertirse enperfecto. Si realmente se arrepiente, lo cual dudo, el fuego le servir de castigo por sus pecados ylo purificar. Si las promesas que ha hecho aqu son falsas, entonces es un farsante y la muerte

    en la hoguera es el justo castigo por su traicin. Llevoslo y preparad la hoguera.Amaury lanz un suspiro de alivio. Por fin haba conseguido apartar su mirada de los dosprisioneros y ahora observaba con profundo respeto a su comandante, colmado de admiracinpor sus sabias palabras. Mientras segua a los dems para salir, vio que Guillermo se colocaba asu lado.

    - Has sido estpido, hermanito, realmente estpido. Montfort te concede el honor de dictarsentencia durante un consejo de guerra, una oportunidad que slo se te presenta una vez en lavida, y t te pones a dudar. Y pensar que l te lo serva en bandeja! Y para colmo lo contradices!No lo olvidar fcilmente. Dios mo, cmo lo consigues? - Enfatiz sus palabras con un gestoteatral alzando ambos brazos al cielo. Para su sorpresa, Amaury lo agarr con un puo que erams fuerte de lo que haba pensado.

    - Yo no era el nico en tener objeciones! Por qu me tratas siempre como si todava fueraun cro?- Porque lo eres: ingenuo y demasiado joven.- Eso no es cierto y t lo sabes. - Se coloc frente a su hermano y le cerr el paso,

    impidiendo as que los caballeros que venan detrs pudieran seguir su camino hacia elespectculo que les esperaba afuera - . Me detestas tanto porque eres demasiado estpido paracaptar mis ideas? Reflexiono ms que t sobre las cosas.

    - Tendras que pensar menos y actuar ms, - resopl Guillermo con desdn.- Actuar?! - Amaury se arremang furioso y mostr a su hermano unas feas cicatrices - .

    Quemaduras, de Bziers. - Coloc el dedo sobre una herida mal curada que le cruzaba la mejilla -. Carcasona. - Con ambas manos seal un moratn en el fmur - . Y este hematoma, de Preixan.

    Guillermo hizo caso omiso de sus palabras.- Slo rasguos, eso no te convertir en un hombre, - dijo rindose desdeosamente. En

    sus ojos apareci una mirada de odio que, a pesar de todas sus burlas, Amaury nunca anteshaba visto.

    Estaban muy cerca el uno del otro, como dos machos cabros batindose con las cabezas.A Amaury le irrit ms que nunca que Guillermo le ganara en estatura.

    - Qu, entonces?- Pregntaselo a Montfort, cagn!Amaury lanz el puo hacia arriba, pero Guillermo esquiv con igual rapidez el golpe

    certero y le agarr el brazo como una empulguera. Acerc su boca al odo de Amaury y susurr:- O acaso crees que nadie se dio cuenta de que dejaste escapar al grupo de herejes de la

    iglesia de Bziers? Alguien vio huir de la ciudad a esa chusma despus de que supuestamente loshubieras matado.

  • 7/25/2019 Alders, Hanny - El Seor de Los Ctaros [Doc] (Rev2)

    22/222

    El joven caballero palideci. Sinti que toda la rabia y la fuerza abandonaban su cuerpo ymir consternado a su hermano.

    - Por supuesto, yo he mantenido la boca cerrada. Por miedo a que tu infamia memanchara tambin a m. Pero te he observado y no te perder de vista ni un instante.

    Amaury quera decir algo. Balbuce algunas palabras que pretendan ser una excusa.

    - Eran criaturas! - exclam por fin. Lo que quera aadir qued tapado por las rdenesque llegaban hasta ellos desde fuera y por las protestas de los dems caballeros que empezaban aperder la paciencia.

    - Si se presenta la ocasin de librarme de ti, no lo dudar, - susurr Guillermo - .Andando, hermanito. Has dictado la sentencia y por consiguiente has de ser testigo de ellacuando sea ejecutada.

    Llegaron justo a tiempo para ver cmo los dos herejes eran atados espalda contra espaldaa una estaca alrededor de la cual haban erigido la pira. El sacerdote pregunt al novicio en qu fedeseaba morir.

    - Reniego de la doctrina hereje. Quiero morir en la fe de la santa Iglesia romana, y ruego aDios que este fuego me purifique, - llor el penitente.

    - Las falsas plegarias no son escuchadas, sucio hereje! - oy Amaury que decadesdeosamente Guillermo a su espalda.Mientras el sacerdote prosegua con su perorata, el fuego empez a llamear. El novicio

    gritaba y chillaba, el perfecto rezaba en silencio, con una mueca de dolor en su demacrado rostro.Amaury saba que su hermano tena puestos los ojos en l, mientras que l no apartaba la vistadel fuego y senta el trasudor correr por su frente. De sbito, el novicio se solt, liberado como porarte de magia de sus ataduras. Empez a cruzar las llamas dando saltos atemorizados como sibailara para salir de la hoguera, mientras las lgrimas corran por sus mejillas. Sin aliento y sindejar de saltar sobre sus pies medio quemados, alz sus manos al cielo y exclam:

    - Santa madre de Dios, sois mi salvacin! - Despus se desmay.El sacerdote esboz una sonrisa.

    - Un milagro! - exclam.Los cruzados repitieron su grito y se hincaron de rodillas.

    LOMBERS Finales de septiembre de 1209

    La invasin relmpago de Simn de Montfort empezaba a salirle cara. Ciertamente habalogrado sin mayores dificultades ocupar una gran parte de los dominios de Trencavel e instalarsus guarniciones en ellos, mas no poda hacer nada contra la firme oposicin de los seores deCabaret, que en el corazn de la Montaa Negra controlaban un verdadero bastin hertico. Enrealidad debera haber atacado al mismo tiempo los tres castillos y el pueblo bien fortificado. Mas,al no disponer de suficientes soldados, haba tenido que renunciar despus de un nico ataque

    en el que sufri muchas bajas. Acto seguido, el duque de Borgoa haba puesto tierra por medio,dejando atrs a Montfort y al puado de leales con unas tropas an ms diezmadas. A pesar deello, prosigui su marcha hacia Pamiers. El hecho de que esta ciudad fuera propiedad del condede Foix, con quien haba firmado un pacto de no agresin, no le impidi en absoluto firmar uncontrato con el abad de Pamiers, que posea la otra mitad del seoro. Destituy al conde, seproclam sustituto suyo y recibi el apoyo de todos y cada uno de los nobles que lo seguan. EnPamiers, Roberto y Simn de Poissy firmaron en calidad de testigos la escritura en la cual sefijaba la cesin del seoro.

    Montfort no habra provocado de tal forma al conde si la ciudad no ocupara una posicinsumamente importante desde el punto de vista estratgico: la invasin de Pamiers hunda unacua entre los territorios del conde de Tolosa y el de Foix, los gobernantes a quienes ms temaMontfort. Con el mismo propsito haba tomado Mirepoix, camino de Pamiers, tras lo cual ocupSaverdun. Ambas poblaciones se encontraban tambin en los dominios del conde de Eoix. Dadoque, a partir de entonces, Simn de Montfort controlaba en gran medida todo el territorio al sur

  • 7/25/2019 Alders, Hanny - El Seor de Los Ctaros [Doc] (Rev2)

    23/222

    de Carcasona y dominaba la frontera con el ducado de Foix, regres a Fanjeaux para avanzarhacia el vizcondado de Albi a fin de someter tambin al ltimo de los cuatro vizcondados deTrencavel.

    A finales de septiembre, el comandante se encontraba con lo que quedaba de susexhaustas tropas ante las murallas de Lombers, a la que haba prometido perdonar, puesto que

    una delegacin de la ciudad ya haba acudido a Castres para ofrecerle su sometimiento. Ahoraque por fin haba llegado el momento de rendir tributo a su nuevo seor, los caballeros de laciudad le recibieron con todos los honores en el castillo y le propusieron que pasara la noche enl. La ceremonia de vasallaje poda esperar hasta la maana siguiente, cuando hubieradescansado del viaje y todo estuviera listo.

    Amaury estir sus doloridos miembros y dio buena cuenta de la cena que los anfitrionesofrecieron a los nobles en su campamento. Bebi un buen trago de vino y mir los rostros de susacompaantes, que tambin estaban plidos del cansancio. No obstante, Roberto mantena unaanimada conversacin con Bouchard de Marly.

    El grupo, al que se haban unido tres caballeros de Lombers, se haba congregado en latienda de campaa de Montfort, que era suficientemente grande para una reunin de este tipo.

    Mientras Amaury recorra la mesa con la mirada, se traslad mentalmente hasta elcastillo de los Poissy, donde los mismos hombres se reunan a menudo, cansados de los festines ytorneos, y donde disfrutaban del vino y de los cnticos. En realidad, estaba contento de que elconde de Nevers y el duque de Borgoa se hubiesen marchado con su squito. Ahora volvan aestar entre ellos, los viejos amigos y camaradas de guerra de Montfort, que los apoyaba en lasbuenas y en las malas, y que nunca se separaran de su lado. El nico ausente era el propioMontfort, que haba sido acogido con suma consideracin en el castillo donde ahora seguramenteestara cenando.

    Incluso Guillermo estaba de buen humor y por un momento haba olvidado la mana quele haba cogido a su hermano menor. Se recost, alz su copa y exclam:

    - Lo que ms me gusta de este pas es el vino. Lo nico que falta ahora son mujeres y una

    buena cancin! Los tres caballeros que hacan de anfitriones no reaccionaron. Por lo vistono estaban de humor para organizar una verdadera fiesta, aunque dejaban que el vino corrieraabundantemente. Bouchard de Marly interrumpi su conversacin con Roberto y se puso en pie.

    - Para servirle, Sir Guillermo, - dijo haciendo una reverencia exagerada, como si fuera unvulgar juglar - , pero mi msico ha bebido demasiado. - Sacudi a Simn, que se haba tumbadosobre la mesa, borracho perdido. Amaury ri. Todos saban que Simn era incapaz de tocar uninstrumento, incluso estando sobrio.

    - Bouchard, canta algo, hombre! - dijo Roberto en tono jovial.- Slo si Roger canta.Roger des Andelys, un guerrero temible cuyos dominios a orillas del Eure tambin se

    hallaban cerca de los de Montfort y que por consiguiente se apuntaba a menudo a las fiestas, selevant del banco de madera y cogi a Bouchard por el hombro. Eran los nicos poetas entre losnobles del grupo, y en casa, en Francia, amenizaban a menudo las fiestas de sus amigos con suscanciones.

    - Qu ser, camarada, tus versos o los mos?- Ambos! - propuso Roberto y tambin sus acompaantes insistieron ruidosamente.- Vale, vale, - los acall Roger, y luego susurr algo al odo de Bouchard. Este asinti y casi

    al unsono entonaron la primera cancin.Los dems no tardaron en animarse y cantaron con ellos algunas frases. Mientras tanto,

    los caballeros de Lombers los escuchaban en silencio e intercambiaban con el ceo fruncidomiradas de complicidad, pero sonrean a los nobles franceses como si apreciaran sobremanerasus obras poticas. Llamaron a sus criados para que sirvieran ms vino. Durante la terceracancin, Roberto se inclin detrs de su vecino hacia Amaury.

  • 7/25/2019 Alders, Hanny - El Seor de Los Ctaros [Doc] (Rev2)

    24/222

    - No bebas ms, hermanito, - dijo en voz baja - . Nuestros anfitriones son demasiadogenerosos. No lo hagas notar, pero mantn la cabeza en su sitio y los ojos y odos bien abiertos.Medio Poissy est como una cuba, eso ya es suficiente.

    Amaury sinti que un escalofro le recorra la espalda. Alz su copa mirando a Roberto ehizo un esfuerzo para poner cara de despreocupacin y participar de la alegra, como si de

    repente todos los ojos hostiles estuvieran puestos en l. Escuchando a medias a Bouchard deMarly y a Roger des Andelys empez a preguntarse si tambin ellos estaban en e