ADICCIONES 4
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Magíster en salud familiar y comunitaria Universidad Santo Tomás - Sede Talca
PROBLEMAS DE SALUD GLOBAL
ADICCIONES
INTEGRANTES: Carolina Albornoz
Carolina HidalgoMaría Jesús Velásquez
Ketty Zambrano Pacheco Docente: Dra. Patricia Jara
MODULO: SALUD GLOBAL
INTRODUCCION
Introducción
El término "globalización" ha adquirido una fuerte carga emotiva. Algunos
consideran que la globalización es un proceso beneficioso --una clave para el
desarrollo económico futuro en el mundo-- , a la vez que inevitable e irreversible.
Otros la ven con hostilidad, incluso temor, debido a que consideran que suscita
una mayor desigualdad dentro de cada país y entre los distintos países, amenaza
el empleo y las condiciones de vida y obstaculiza el progreso social. En este
trabajo se analizan de manera general como la globalización ha influenciado el
uso y abuso de sustancias y conductas adictivas, las cuales alteran la calidad de
vida de los individuos y familias.
El problema de las adicciones en nuestro país es muy complejo, y genera sensaciones y
emociones diversas, como preocupación, rechazo y temor, entre otras; además, tiene
severas consecuencias sociales.
Para solucionarlo, se han llevado a cabo múltiples esfuerzos que destacan el trabajo
que el individuo, la familia y la comunidad pueden realizar para reducir los factores
de riesgo que intervienen en el consumo de drogas y promover los factores de
protección para prevenirlo.
Que permitan aplicar conocimientos, habilidades y actitudes básicas que permitan
capacitar y empoderar a niños, adolescentes, padres de familia y/o líderes
comunitarios en la elección y establecimiento de estilos de vida saludable y la
prevención de las adicciones.
La salud pública centra su análisis en el problema de las drogas a nivel poblacional,
apoyándose para ello en un conjunto de disciplinas que incluyen las ciencias
biomédicas básicas, sociales, económicas, ambientales, políticas y poblacionales, la
salud pública busca identificar las necesidades de salud de una población y sus
factores determinantes, así como la organización de la respuesta en servicios
integrales con una base definida de población. Además, el enfoque de salud pública
busca asegurar que los daños asociados con las intervenciones de control no
sobrepasen los daños de las sustancias mismas (1) . El sistema de salud influye en las
consecuencias de la enfermedad, para lo cual el acceso a servicios resulta fundamental (2) . El acceso a la salud pública puede disminuir la vulnerabilidad y ejercer un
impacto sobre la calidad de vida de los individuos y sus familias (3) .
ADICCIONES
Uno de los grandes problemas que afectan a las sociedades de nuestro tiempo es el
consumo de diferentes sustancias o conductas adictivas, las cuales dañan además de
la salud de quienes la consumen afectando a sus familias, a las personas con la que
conviven y a las comunidades a las que pertenecen. Es por eso que el consumo de
sustancias y conductas adictivas concierne a todos y no solo a los directamente
involucrados, por tal razón las adiciones se han transformado en un problema de
salud pública.
El uso de alcohol y drogas es hoy en día uno de los factores de riesgo más importantes en la
mortalidad y la morbilidad en el mundo, en especial en los países de Europa y América,
pero si hiciéramos un recorrido del uso que diferentes sociedades a lo largo de la historia
han hecho de ciertas sustancias evidenciaríamos que las drogas han existido desde siempre
en la historia de la humanidad. De hecho, las drogas se han utilizado como partes esenciales
de los rituales sagrados en la mayoría de las culturas. Baste recordar el uso del fruto del
guaraná por los indios brasileños, el hongo Amanita muscaria por los chamanes siberianos,
el peyote por los indios huicholes, o el hachís por los hindúes (4).
Vivimos en la cultura de la drogas, desde la mañana cuando tomamos cafeína al
desayuno, hasta la noche que podemos relajarnos al volver a casa con un aperitivo
alcohólico o un inductor de sueño recetado por el médico, de alguna manera estamos
utilizando diferentes sustancias que afectan sobre el Sistema Nervioso Central, aun
cuando las drogas han estado presentes en todas las culturas y en todas las épocas, hoy
como consecuencia de la globalización existe un mayor acceso al consumen drogas ,
habiendo también una mayor diversidad de sustancias.(5)
Las adicciones están fuertemente influidas por el ámbito social y comunitario, por lo que la
problemática de las adicciones no reside estrictamente en la existencia de sustancias, sino
en la particular vinculación que los individuos establecen con ellas, en una sociedad y
momento histórico determinado.
En la actualidad las adicciones, se consideran como una de las problemáticas más graves
que enfrenta la Salud Pública a escala mundial debido a las consecuencias nocivas que
provoca el uso y abuso de sustancias para las personas y sus familias.
Esencialmente, ser adicto a una sustancia significa la pérdida de la libertad por mecanismos
fundamentalmente psicosociales, que determinan que el deseo de consumir esté motivado
por la expectativa de reproducir los "efectos gratificantes" de la sustancia.(4)
En términos simples una conducta es adictiva cuando no se puede controlar aunque la
persona lo quiera, que puede llevar a una dependencia y que se convierte es una
enfermedad que impide vivir sin esas sustancias o conductas. Determinar si una persona
tiene una conducta impulsiva o adictiva dependerá del grado de descontrol.
Por ser un problema biopsicosocial, existen múltiples factores involucrados en que alguien
llegue a convertirse en adicto o dependiente, como lo son la edad, grado de vulnerabilidad,
apoyo social y/o familiar y cantidad de dosis que se consuman, frecuencia, etc.
Se estima que la prevalencia de personas adictas a las drogas en el mundo contemporáneo
es de aproximadamente 400 millones. De ellas 200 millones son adictas a sustancias que no
modifican el comportamiento (tabaco, café y cola) y 200 millones a sustancias que sí lo
modifican (alcohol, marihuana, cocaína, etcétera).1
De las drogas que modifican el comportamiento, la más consumida es el alcohol, pero en
los últimos años ha aumentado el consumo de drogas más poderosas en sus efectos
adictógenos y nosógenos. Las intervenciones realizadas hoy en día se basan en medidas
costosas de ‘tolerancia cero’ que, en general, provocan más daño que beneficio como los
mensajes del tipo ‘dile no a las drogas’, ya que confiar en programas basados
exclusivamente en la abstinencia rara vez generará resultados a largo plazo.( 3)
La visión actual en la que se basan los programas de intervención tiene su fundamento en
políticas de Estado de corte punitivo que aumentan los prejuicios y la reticencia de las
personas, sobre todo los jóvenes, a buscar la ayuda que necesitan. Es más, los estudios
comparativos entre distintos países no revelan ninguna correlación entre la intensidad de las
medidas coercitivas y la disminución en la prevalencia del uso la penalización (4).
Para combatir las drogodependencias hay que hacerlo desde un enfoque multidisciplinario
y mediante la participación multisectorial. Solo así, se consolidarán los esfuerzos del estado
y la sociedad dirigidos a establecer y defender los espacios favorecen el desarrollo integral
y saludable del individuo.
Se debe permitir a las sociedades evitar el consumo de drogas con mayor eficacia y retrasar
la edad de consumo entre los jóvenes, reducir los riesgos para quienes deciden
experimentar con drogas, y proporcionar opciones de tratamiento adecuadas para las
personas con dependencia o trastornos derivados del consumo.(5)
Actualmente en nuestro país las adiciones ocupan el segundo plano de atención
médica y en los presupuestos sanitarios. Lo cual relata la necesidad de prestar mayor
atención a estos problemas dada las graves consecuencias que generan en salud y en la
calidad de vida de la población.
Los trastornos mentales y por abuso de sustancias contribuyen de forma notable a la
carga mundial de enfermedad, lo que representa alrededor de 7,4% de la carga de
morbilidad en todo el mundo. Su carga es mayor que la de enfermedades como el
VIH/SIDA, la tuberculosis, la diabetes. (6)
En concreto, los trastornos depresivos representaron el 40,5% provocados por
trastornos mentales y de abuso de sustancias, los trastornos de ansiedad representan
el 14,6%, los trastornos de consumo de drogas ilícitas el 10,9%, el abuso de alcohol el
9,6%, la esquizofrenia el 4,4%, el trastorno bipolar el 7%, los trastornos
generalizados del desarrollo el 4,2%.
En este análisis, se observó que los trastornos mentales y los relacionados con el abuso
de sustancias eran la quinta causa de muerte y enfermedad en todo el mundo.
Además, según estos datos, las enfermedades mentales y el abuso de sustancias han
aumentado su presencia en las últimas décadas, sobre todo en los países en vías de
desarrollo. De este modo, la carga de estos problemas aumentó un 37,6 % entre 1990 y
2010, lo que hace que el futuro sea aún más preocupante, dado que el aumento en la
esperanza de vida supondrá que más personas con enfermedades mentales y
trastornos relacionados con el uso de sustancias vivirán durante un mayor periodo de
tiempo.(6)
Las intervenciones basadas en el trabajo sobre las determinantes sociales y emocionales,
como la impulsividad o desinhibición, conformidad a las normas percibidas o problemas de
adaptación social, escolar y a la vida familiar han mostrado ser más efectivas que apelar a
la racionalidad de la gente joven enseñándole los riesgos y efectos del uso de drogas( 7 ).
Este problema se constituye un desafío para los profesionales de la salud, dado que su
principal factores de riesgo dentro de la familia es el papel que esta desempeña como
institución, ya que es el principal lugar donde se puede convertir a la persona en
miembro de la sociedad y es por medio de una comunicación efectiva dentro de esta,
que el individuo aprende valores, ideas, reglas y normas de comportamiento (8). Por lo
tanto, la familia debe ser una red de apoyo para sus miembros y la encargada de
prevenir situaciones de riesgo, ya que una de las funciones primordiales de la familia
es propiciar espacios de comunicación entre sus miembros para que estos puedan ser
asertivos.
El sentirse rechazado por la familia resulta en un poderoso factor de incentivo para la
inserción, del individuo, en grupos conflictivos y para la utilización de drogas ilícitas.
La falta de comunicación familiar, es otro factor determinante, Por lo tanto, la
desintegración familiar, los conflictos conyugales, la ausencia de figuras de autoridad,
son elementos que generan y aumentan muchos de los factores de riesgo de incidir en
la adicción, porque desequilibran los fundamentos de la adaptación(6). Una relación
conflictiva con la familia, tiene como resultado que el joven dependa del grupo de
amigos o pares, de los cuales desea conseguir aprobación, o puede que también le
cause dificultad para entablar relaciones interpersonales, lo que puede desencadenar
comportamientos violentos en la solución de sus problemas, como la delincuencia y el
uso de sustancias adictivas(9).
En cuanto, a los factores del contexto social y de la comunidad, la extrema pobreza, la
marginación, la degradación de la vida, la privación económica y social, la percepción
social del riesgo de cada sustancia, la desorganización comunitaria, la disponibilidad y
la accesibilidad a las drogas, entre otros, son factores que incrementan el riesgo de la
drogadicción, los generalmente están asociados con la delincuencia (10-11)
Por lo tanto se hace necesario la creación y fortalecimiento de estrategias y programas
existentes tendientes a la prevención de las adicciones, anticipándose a las situaciones de
riesgo y promoviendo el fortalecimiento de los factores protectores internos del individuo.
El modelo de tratamiento que puede tener los mejores resultados es aquel que se decide
entre la persona y su médico o proveedor de salud, sin interferencia política ni coerción. El
concepto de ‘cuidado holístico’ también es importante y puede mejorar el resultado de los
tratamientos. Éste implica el abordaje no solo de los problemas de la persona que están
vinculados con la droga, sino también con otras áreas de su vida, como la salud mental, la
vivienda y la capacitación profesional.5
CONCLUSIONES
El proceso de globalización/mundialización al que asistimos a partir de los años
ochenta está afectando de manera directa a la evolución del fenómeno de las
drogas ilícitas porque está contribuyendo a la extensión del consumo de drogas
ilícitas y la homogeneización de las tendencias
Aun cuando las drogas han existido siempre y seguirán existiendo, el consumo
problemático se ha manifestado con fuerza en las últimas décadas
transformándose en un problema social que va en aumento ya que cada vez
hay más personas que consumen algún tipo de droga, en mayores cantidades y
a edades más tempranas. Hay una mayor variedad y hay mayores facilidades
para acceder a ellas.
Si bien los medios masivos de comunicación juegan un papel importante en el
proceso socializador del hombre y en la conformación de esa "aldea global",
también influyen negativamente, mostrando realidades que atentan contra los
individuos de dicha sociedad. Las pequeñas comunidades se encuentran
cotidianamente invadidas y saturadas por elementos ajenos (y muchas veces
desconocidos) a ellos, produciendo una crisis en su propia identidad cultural,
como ser cambio de costumbres, adquisición de nuevas modalidades, etc.
El consumo abusivo de drogas afecta a las personas, a las familias, a la
sociedad, es decir, un problema que nos afecta a todos y que requiere ser
enfrentado por los diferentes sistemas o grupos de nuestra sociedad (Familia,
escuela, establecimientos de salud, iglesia, empresa, municipio, etc).
La colaboración de todas las entidades debe ser total, desde las instituciones de
salud manejando la intervención directa hasta las instituciones
gubernamentales revisando y modificando sus leyes.
Es necesario unir esfuerzos en el país con representantes de todos los sectores,
para promover la participación comunitaria con programas más completos
que posean mayor capacidad para disminuir los factores de riesgo y aumentar
los factores protectores.
Existe necesidad de diseñar estrategias no solo para prevenir el consumo de
sustancias y conductas adictivas, sino que también idear estrategias realmente
efectivas en el tratamiento de rehabilitación, fortaleciendo el autoestima y seguridad
de las personas.
Las intervenciones basadas en la evidencia la son de suma importancia si los
equipos desean generar cambios efectivos y permanentes en las personas
diagnosticadas como adictas.
El desafío para los profesionales de salud es lograr una intervención efectiva y
desprovista de prejuicios, con real comprensión y compasión por las personas.
La globalización hace que las viejas costumbres desaparezcan y sean
reemplazadas, y es frente a esto que los fundamentalistas reaccionan.
BIBLIOGRAFIA
1.- Public Health Perspectives for Regulating Psychoactive Substances: What We Can Do
About Alcohol, Tobacco, and Other Drugs (Vancouver: Health Officers Council of British
Columbia, 2011), p. 20.
2.- M. Villar, “Factores determinantes de la salud: Importancia de la prevención, Acta Med
Peruana (2011), 28(4):237 - 24.
3.- OMS, A Conceptual Framework for Action on the Social Determinants of Health
(Ginebra: Organización Mundial de la Salud, 2007).
4.- Escohotado A. Historia General de las Drogas. Madrid: Alianza Editorial 2004.
http://etikyval0res.blogspot.com/
5.- Clayton R. Transitions in drug use: Risk and Protective factors. In: Glantz M, Pickens
R. Vulnerability to drug abuse. Washington, DC: American Psychological Association;
1992. p. 15-3.-Global Comission on Drug Policy, Asumiendo el control: caminos hacia
políticas de drogas eficaces, Septiembre de 2014.
6.- Referencia del artículo: Whiteford, H.A.; Degenhardt, L.; Rehm, J.; Baxter, A.J.;
Ferrari, A.J.; Erskine, H.E. et al. (2013). Global burden of disease attributable to mental and
substance use disorders: findings from the Global Burden of Disease Study 2010.
Published Online: August 29, 2013, http://dx.doi.org/10.1016/S0140-6736(13)61611-6.
7.- http://www.emcdda.europa.eu/topics/prevention#%20Accedido%20el%2008.07.14
8.- Rice P. Desarrollo humano. Estudio del ciclo vital. México: Prentice Hall;
1997. [ Links ]
9.- San Lee L. Factores de riesgo y protectores en el medio universitario costarricense. San
José: Taller Publicaciones Instituto Alcoholismo y Farmacodependencia; 1998.
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10.- Sánchez C, Aguilar, I Jiménez J, Castanyer M. Servicios sociales y drogodependencia.
España: Ministerio del Interior: Secretaría General Técnica; 1998 [ Links ]
11.- Becoña E. Bases científicas de la prevención de las drogodependencias. Madrid:
Ministerio del Interior; 2002. p. 215-26. [ Links ]