ACCIÓN COMUNITARIA
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ACCIN COMUNITARIA EN SALUD MENTAL: multiplicadores y multiplicandos".
Prof. Manuel Calvio. Facultad de Psicologa.
Universidad de La Habana. El tema que desplegar esta compuesto por tres unidades bsicas: ACCIN,
COMUNIDAD y SALUD MENTAL. En el escenario profesional de la psicologa ellas
se potencian mutuamente de manera que se favorecen en su gestionar. Parecera, a
primera vista que hablamos de una obra (la salud mental), puesta en un teatro o
escenario (la comunidad) y con personas que la hacen (la accin de los
protagonistas). Dejo claro de partida, que no me se todos los papeles. El que si me
se (bastante bien) es el mo. Por no se que razn a los cientficos nos pasa mucho
que nos preguntan como entidades sociales y no individuales. Nos piden la
generalidad, raras veces la particularidad. Si algo saqu en claro de mis lecturas
estudiantiles del conocido libro de Metodologa de la Investigacin Psicolgica de
Scott y Wetheimer (quizs los que peinan canas lo recuerden) es que para
generalizar hay que tener, entre otras, ciertas condiciones muestrales de
representacin de los datos. Yo puede que sea una muestra, pero definitivamente no
representativa. En Cuba (probablemente como en la mayora de los pases), el
volumen y diversidad de la interseccin de las tres nociones bsicas apuntadas
anteriormente es lo suficientemente grande como para no resistir una
homogenizacin por dems anquilosante.
En Cuba la actividad comunitaria no es solo una vocacin, es una demanda real de
trabajo. Somos demandados para que nuestra accin sea comunitaria. Los
psiclogos acostumbramos a decir que la Psicologa en nuestro pas, como prctica
profesional, naci en la comunidad. No sabamos bien ni que era ser psiclogo, pero
ya estbamos haciendo trabajos comunitarios. Aos despus nos encontramos con
las propuestas conceptuales y metodolgicas de la llamada Psicologa Comunitaria
y no nos convencieron mucho. Por qu?
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En sentido general, los enfoques comunitarios nacieron en este lado del mundo muy
influidos por prejuicios sociales y profesionales y especialmente asociados a los
paradigmas de control. As como en su tiempo Skinner B.F. estaba convencido de
poder dominar al mundo con la tecnologa comportamental, Rappaport nos indujo a
hacerlo con los procedimientos comunitarios. Muchos olvidaron que, al decir de
Rogers, es un empeo evidente en toda vida orgnica y humanaexpandirse,
extenderse, llegar a tener autonoma, desarrollarse, madurar, es la tendencia a
expresar y activar todas las capacidades del organismo hasta el grado en que dicha
activacin perfeccione al organismo. (Rogers C. 1961. pg. 35). El paradigma de
control responda a una epistemologa positivista y a una concepcin sociopoltica
hegemonista y discriminatoria. La accin de entidades que deban ser transgresoras
del orden establecido se pona en las manos manipuladoras de ingenuos o de
inescrupulosos profesionales.
Esto condicion que muchos profesionales con (des)intenciones sociales
retrgradas y algunos de intenciones sociales proactivas promovieran un desarrollo
de prcticas comunitarias marcadas por actuaciones modelares (Calvio M. 1995,
1996) en las que se concibe ingenua o malsanamente que la condicin de
profesional supone una posicin de predominio sobre la determinacin de las
conductas a seguir en una cierta relacin por parte de los que seran el objeto (en
realidad sujetos) de la accin profesional, en este caso los miembros de la
comunidad. Es el modelo representacional del profesional quien ocupa el lugar de
modelo a alcanzar. En este enfoque modelar subyacen relaciones de poder-
subordinacin, desde las que se ejecuta una suerte de hegemonismo
paradigmtico para el especialista, lo que reduce considerablemente la posibilidad
de una accin verdaderamente comunitaria. No es la comunidad el verdadero
agente de accin, de cambio, de desarrollo.
Todava cuando miramos a los que siguen de espalda a la realidad percibimos que
lo nico que piden a las personas sobre quien recae su trabajo es que se dejen
llevar. Son ingenuamente pensados como cuerpos inertes que sern movidos por la
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accin profesional. Uno de los personajes de la novela de Gabriel Garca Mrquez
Del Amor y otros demonios, Sierva Maria es mordida por un perro rabioso y su vida
peligra. Entonces es que su padre se acuerda que tiene hija y trata de hacer por ella
lo mejor, y dice el autor: Le consagr todo su tiempo. Trato de aprender a peinarla
y hacerle la trenza. Trat de ensearla a ser blanca de ley, de restaurar para ella sus
sueos fallidos de noble criollo...Lo intent casi todo, menos preguntarle si aqul era
el modo de hacerla feliz. Dejo a ustedes las analogas probables.
Otra caracterstica que no satisfizo nuestras expectativas fue una cierta
indiferenciacin de las prcticas profesionales, que parecen disociadas del contexto
cultural, simblico, arquetpico, en el que se desarrollan. He visto que en ocasiones
las ideas y procedimientos de trabajo son los mismos para accionar en una
comunidad indgena que para un asentamiento de trabajadores inmigrantes de una
gran capital. No es casual que se seale entonces el poco uso que se ha dado a
esta considerable objetivacin de los estados - y procesos inclusive - de
conocimientos, creencias, prcticas y comportamientos de grupos poblacionales
especficos en mbitos asimismo muy determinados y concretos (Contreras E.1994
b. pg. 117).
El burocomunitarismo (neologismo con el que pretendo significar al burocratismo
en las prcticas comunitarias) ha ocupado un espacio en ocasiones nada
despreciable en las prcticas comunitaristas (otro neologismo para diferenciar los
comunitarios adecuado de lo malsano). Ms de una vez he visto que los problemas
pretenden resolverse en la mesa de trabajo, o en el bur de los funcionarios de la
regin en la que se supone se realiza una accin comunitaria. Las soluciones son
documentos, resoluciones. Algo as como hagan las tareas y vern que todo saldr
bien. Sin ofender ni restar valor a lo que lo tiene y merece, pero en ocasiones he
llegado a pensar que mejor sera entregar a la comunidad el dinero que se invierte
para pagar, subvencionar y patrocinar ciertos trabajos comunitarios (incluido el
salario de los especialistas).
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Marcas como el inmovilismo la falta de movilizacin social comunitaria, la
valoracin inadecuada (subvaloracin o sobrevaloracin) de las potencialidades y
capacidades de los grupos comunitarios con los que se trabaja, la atencin
concentrada solo en grupos extremos, son comunes en los abordajes comunitarios.
Al fin y al cabo, cuando de prcticas comunitarias de salud se trata, an se siente
con fuerza la presencia del modelo mdico, del modelo de la jerarqua profesional.
Un modelo asistencialista con poca capacidad de responder a las demandas
explcitas e implcitas de las comunidades. Sin profundizar demasiado, lo considero
adems de decadente, poco efectivo en nuestros das.
Diferencindome de los antes dicho mi pretensin es presentar algunos elementos
centrales que serviran de sustento en la realizacin de experiencias prcticas
concretas en el mbito de salud mental comunitaria. En el punto de partida subrayo
un conjunto de consideraciones fundamentales que a continuacin intentar al
menos formular declarativamente.
En primer lugar, la certeza de que son las comunidades los actores reales de la
posible solucin de sus problemas, de la bsqueda de alternativas de mejoramiento.
Coincidimos, de manera total con la idea de que ...the community culture...is an
important consideration in the design and delivery of services. The challenge ...is to
enhance competence by learning about the communities...and incorporating this
knowledge into their framework... (Stroul B., Friedman R.M., Hernndez M., y otros.
1996.p.598). Son los agentes comunitarios quienes tienen que construir sus propios
cambios. Es desde las necesidades de las comunidades, desde sus demandas
reales que se construye un espacio probable y factible de actuacin. Los
especialistas somos mediadores y facilitadores de dichas actuaciones pero nunca
sustituyendo, suplantando, la funcin que corresponde a los actores.
En esta direccin formulamos seis principios estructurales y funcionales bsicos del
posicionamiento del (los) profesional (es) en un abordaje comunitario.
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POSICIONAMIENTO PROFESIONAL
1. La disposicin a la concesin y a la relacin transaccional.
2. El mantenimiento de una justicia de la equidad relacional.
3. La conformacin de una relacin de poder participativo y plural.
4. El encuentro y la priorizacin de intereses comunes.
5. El libre ejercicio de la contradiccin y la diferencia.
6. La supeditacin a los intereses reales de la comunidad.
En segundo trmino aparece como un lugar de especial cuidado el que se inscribe
desde la propia nocin de salud mental. Habra al menos tres miradas claras en las
que dicho concepto se presenta como nuclear:
1. La mirada clnica mdica, en la que el concepto se asocia a la presencia
ausencia de disturbios emocionales ms o menos severos. La salud mental
esta en la diferenciacin, la distancia relativa, de la enfermedad, siendo esta
ltima el objeto real de trabajo. La accin bsica es, obviamente, asistencial.
Sus procedimientos de accin: las herramientas profesionales (diagnstico,
intervencin, psicoterapia, orientacin, rehabilitacin, etc.), por lo que la
extensin de la accin depende del volumen de profesionales.
2. La mirada laboral educativa o formativa, sustentada en la funcin intelectual
adaptativa. Aqu hacemos referencia sobre todo al desarrollo de capacidades
con nfasis en la adaptacin a las condiciones reales de vida. La salud mental
desde esta perspectiva incluye la accin sobre la preparacin de las personas
y el mejoramiento de las condiciones objetivas de su vida. El aumento de la
empleabilidad, las habilidades de gestin de recursos, el ingreso en le
mercado de intercambios, etc.
3. La mirada sociopersonal constructiva. Hoy se afirma por muchos especialistas
y se reconoce que aproximadamente el 50 % del mejoramiento de la salud
poblacional depende del estilo de vida, el 20 % de la gentica, otro 20 % del
estado del medio ambiente y slo el 10 % de la salud pblica tradicional
(atencin mdica). Se hace evidente la necesidad de un cambio en lo que a
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estrategias de salud mental se refiere. Se trata precisamente del paso
decidido a una orientacin socioprofilctica en la que se intensifica el proceso
sociocomunitario. El discurso ha de ser prioritariamente de atencin primaria,
de humanizacin de las prcticas mdicas, psicolgicas, psiquitricas.
An cuando cada una de estas nociones tiene mucho importante que decir, y
considerando incluso que no necesariamente ellas se excluyen entre si, es sobre
todo en la ltima, en la mirada sociopersonal constructiva, donde me reconozco en
lo que a algunas de mis prcticas profesionales de los ltimos aos se refiere y
donde reconozco necesidades y posibilidades en los contextos reales en que
trabajo.
Como es conocido, la estrategia de Salud de Cuba a largo alcance se ha centrado
en un amplio plan de jerarquizacin de niveles de atencin que va desde la
comunidad primaria, de residencia, como eje organizativo primario de las acciones
de salud, hasta los niveles de atencin especializada. En la definicin general del
modelo cubano de salud, un peso fundamental esta dado a los niveles primarios de
atencin. Es as que de suma importancia resulta el trabajo de Promocin y
Educacin para la salud, encarnacin fundamental de los modelos de actuacin
profilcticos o preventivos.
En los ltimos aos, las definiciones de las Polticas de Salud han pasado a
considerar especialmente el valor de las prcticas de EDUCACIN y PROMOCIN
de Salud, definidas sobre todo en trminos de los necesarios cambios en los estilos
de vida, nocin esta que apunta esencialmente al sujeto, a la persona. Junto a esto
se llama la atencin sobre la prevencin de enfermedades, definida sobre todo
como la proteccin contra las amenazas del ambiente, lo que significa,
inevitablemente la accin mancomunada de las Instituciones de Salud, las personas,
las comunidades, etc. como actores, gestores, responsables de su salud. En la
Primera Conferencia Internacional de Promocin de Salud, realizada en Ottawa en
1986 con el patrocinio de la OMS se seala que de lo que se trata es de facilitar el
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proceso segn el cual se puede movilizar a la gente para aumentar su control sobre
la salud y mejorarlapara alcanzar un estado adecuado de bienestar fsico, mental
y social ser capaz de identificar y realizar sus aspiraciones, de satisfacer sus
necesidades y de cambiar o adaptarse al medio ambiente. Para lograr
verdaderamente esto es imprescindible comprender que el desarrollo de la Salud no
es tarea exclusiva del llamado Sector Salud. La Educacin y Promocin de la Salud
no lo son tampoco. La Salud es tarea de todos. La Educacin y Promocin de salud
son tambin autoeducacin y participacin.
A diferencia de los enfoques asistenciales, se trata aqu de enfoque preventivos. Si
los primeros tratan de grupos especficos (los profesionales) brindando servicios a
grupos generales (la poblacin), los preventivos hablan de grupos que se
multiplican, de actores de una accin comn en la que se trata de ser
multiplicadores y multiplicandos.
Partiendo de estas consideraciones no es difcil comprender porque la Organizacin
Panamericana de la Salud ha definido la promocin de la salud como el resultado de
todas las acciones emprendidas por los diferentes sectores sociales para el
desarrollo de mejores condiciones de salud personal y colectiva para toda la
poblacin en el contexto de su vida cotidiana (OPS. 1992. pg. 1). Esto esta
directamente relacionado con las polticas de salud, las medidas ambientales, los
servicios de salud, las organizaciones comunitarias, y lgicamente con los
individuos, con sus actitudes y aptitudes personales, sus creencias, su subjetividad.
No es casual entonces que en la experiencia actual de una buena parte de los
profesionales, hablar de Salud Mental supone una mirada inevitable desde lo
comunitario. Las prcticas socializadoras se presentan como componentes
ineludibles de las acciones de salud mental. As, el trabajo comunitario en salud
mental es realizado en los niveles primarios de organizacin de la sociedad, y
obviamente es acompaado y apoyado por todo el sistema de salud y lo que
probablemente resulta de gran importancia es que tambin es acompaado por
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otros componentes de la red nacional de instituciones gubernamentales y no
gubernamentales. La tesis de partida es que la garanta de la salud mental es sobre
todo la generacin de aquellas condiciones de desarrollo personal, fsico, social,
educativo y cultural que tiendan a facilitar el crecimiento de hombres y mujeres
creativos, con capacidad para la autogeneracin del desarrollo, para la toma de
decisiones, para la realizacin de los proyectos personales y sociales.
En nuestra comprensin tcnica, el camino pasa esencialmente por tres tipos de
gestin: la gestin de salud, la gestin de educacin y la gestin de comunicacin.
Pero esto, que tiene que ver con razones de orden institucional o estratgicas tiene
una razn tambin desde lo conceptual, desde el conjunto de presupuestos
cosmovisivos que fundamentan nuestro trabajo. Intentando resumirlos de manera
esquemtica preciso los siguiente aspectos:
SUSTENTOS COSMOVISIVOS
1. Los erizos nacen sin pas Sin desacreditar los factores orgnicos, las
problemticas dominantes de salud mental son esencialmente el producto de la
accin de los factores ambientales, educativos, de las dinmicas de los grupos
de inclusin (familia, trabajo, comunidad, amigos, barrio, etc.). Por ende su
abordaje correctivo y preventivo ha de ubicarse en este mismo mbito.
2. El que a buen rbol se arrima, buena sombra le cobija Es en la generacin de
las condiciones favorables que est la mxima capacidad para tender a un
desarrollo sano y armnico de las personas. Todo ser humano es el y sus
circunstancias. En espacios de bienestar el crecimiento pleno y feliz no solo es
ms probable, sino ms estable y trasmisible.
3. Amor con amor se paga El establecimiento de climas afectivos
sociocomunitarios favorables, de nexos afectivos positivos y fuertes, la cultura del
dilogo, de la tolerancia, de la comprensin mutua y de la solidaridad, son vas
regias para el logro de una mejor salud mental poblacional.
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4. Un problema mal planteado no tiene solucin Es en la comprensin adecuada
de la salud mental como un fenmeno sociopsicolgico, cultural y econmico que
podemos encontrar los lmites de nuestras prcticas y su real capacidad de
cambio. Pero no para limitarnos, sino para hacer participes de nuestra misin a
otros sectores de la vida del pas.
5. Ninguna medicina cura lo que no es capaz de curar la felicidad El asunto esta
sobre todo en los modos de vida, los estilos de vida. Es sobre ellos sobre los que
hay que actuar.
El trabajo comunitario en salud mental es entonces ms que una poltica, ms que
una estrategia, una necesidad demandante. No hacemos trabajo comunitario por un
afn de socializacin, porque queremos ser sociales, sino porque la demanda real
de socializacin es intrnseca al problema mismo y por ende a las bsquedas de
soluciones probables.
Me gustara ahora compartir con ustedes lo que pudiera llamar algunas exigencias o
caractersticas metodolgicas, de encuadre, en nuestro accionar comunitario.
EXIGENCIAS METODOLGICAS PARTICULARES.
1. LA ACCION SOBRE LO PROBABLE.
Cuando ubico la especificidad de las prcticas de salud mental en los mbitos
comunitarios me parece conveniente demarcar tres zonas epidemiolgicas
fundamentales. No hablo de zonas geogrficas, ni de zonas de distribucin de la
enfermedad. No me agrada la idea de ser un luchador contra la enfermedad, prefiero
siempre definirme como un buscador del bienestar. Por eso hablo de zonas
temporales que son la expresin de la vida real. Porque la vida, para cada ser
humano, es el tiempo, el tiempo de vida. Entonces abro mi mirada al pasado (zona
de lo que fue, los antecedentes, la frustracin y el regocijo). Abro mi mirada al
presente (zona de lo que es, la realidad actual, la zona de la necesidad). Y abro
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sobre todo mi mirada al futuro (zona de lo que ser, la realidad prevista, esperada, la
zona del deseo de la esperanza).
Cada una de estas zonas tiene sus especificidades tcnicas. Los psiclogos
sabemos que las diferencias entre Freud y Lewin estn en gran medida en el acento
temporal. Freud quiso mirar al pasado. Lewin al aqu, al ahora. Y an ms,
Maslow, Rogers y tantos otros, quisieron mirar al futuro, a lo que se podra. Y esto
condujo por diferentes caminos a diferentes lugares.
En nuestro caso la mirada al futuro se expresa en la accin profilctica educativa, de
orientacin. Pero por ser una accin preventiva, necesita hablar no solo de lo
necesario, de lo mejor, sino sobre todo de lo posible. La accin de profilaxis, de
prevencin, de educacin y promocin de salud de salud mental, puede ser
representada, retomando a Vygotsky, como una cierta zona de desarrollo prximo
(fig.1). Se trata a nuestro juicio del establecimiento de las zonas de impacto
probable que realizamos o proyectamos realizar. La expectativa de modificacin
ilusoria, casi alucinante, es usualmente frustrante e inmovilizadora. Alguien dijo que
mientras perseguimos lo inalcanzable hacemos imposible lo realizable.
ZONA ACTUAL DEL
COMPORTAMIENTO
ZONA PROXIMA DE DESARROLLO
ZONA DE DESARROLLO
ULTERIOR
Figura 1.
Lo probable es siempre una zona de desarrollo prximo en la que se negocian las
necesidades con las posibilidades, lo que es posible ahora con lo que ser posible
despus. La accin comunitaria consistente es escalonada, y los saltos estridentes
son usualmente saltos en el vaco que nos devuelven al punto de partida, quien sabe
si incluso nos dejan ms atrs. La no observancia de este principio lleva a serios
errores de idealizacin (sobrevalorada) y deja secuelas negativas.
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1. LA CONJUGACION DE LOS FACTORES DE INFLUENCIA.
Como deca anteriormente, partimos de la consideracin de que la accin de salud
mental comunitaria se define por un punto variable en el espacio conformado por las
prcticas de salud, las educativas y las de comunicacin (fig 2.).
GESTION DE SALUD
GESTION DE EDUCACION
GESTION DE COMUNICACION
DEM
AN
DA
S EXPR
ESAD
AS D
E LA C
OM
UN
IDA
D
NECESIDADES REALES DEL GRUPO
DEFINICION DE LAS ACCIONES
DE SALUD MENTAL A
REALIZAR POR Y CON LA
COMUNIDAD
Figura 2.
El peso especfico de cada uno viene definido por la ubicacin
de las necesidades reales de la
enfrentamos. Sin embargo, ning
alguno de estos elementos.
Al mismo tiempo la conjugacin
de la conjugacin de los gestor
permita explicar mejor la idea.
Ella no puede realizarse solo to de los componentes comunidad, de la situacin concreta con la que nos
una accin comunitaria en salud mental debe excluir
de los factores de influencia se realiza sobre la base
es (promotores) de influencia. Un ejemplo quizs me
Tomemos como referencia la gestin de educacin.
mando como grupo de accin educativa a la familia,
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o a la escuela. Los gestionadores de cada una de estas reas son instituciones
diferentes, con perfiles diferentes, con dinmicas internas diferentes. Cada una de
ellas tiene su propio discurso y de no establecer un punto real de confluencias los
esfuerzos pueden ser ineficientemente gastados. Por eso, resulta de gran
importancia el esclarecimiento de las alianzas participativas, de los por qu y los
cmo cada parte del todo se integra en la accin de promocin estableciendo
relaciones de costo / beneficio.
3. EL REFORZAMIENTO DE LA COMUNICACIN SOCIAL.
Si bien como sealamos antes los pesos especficos de cada una de las gestiones
se definen con arreglo a las demandas y necesidades, en nuestros trabajos la
comunicacin social se revela como factor que requiere de un tratamiento especial.
A finales del siglo pasado, un ingeniero y socilogo italiano, Vilfredo Pareto, formul
y defendi una idea de gran inters que para algunos es una norma de la economa
del bienestar. Pareto formul en calidad de observacin lo que se denomina la ley
de Pareto: en una serie cualquiera de factores, que hay que someter a control, se
puede distinguir una pequea porcin, desde el punto de vista del nmero, a la que
se puede atribuir una gran influencia en lo que al efecto hace. Por el contrario, la
gran mayora de los factores, siempre desde el punto de vista del nmero, tiene un
significado relativamente menor en cuestin de efecto.
Acompaado a Pareto, incluso sin saberlo, una buena parte de nuestros empeos
profesionales se concentra en buscar no solo ciertos efectos, sino los mayores y
mejores efectos, con un mnimo de costo. Es este el reto de la eficiencia. Al mismo
tiempo, luchamos por lograr esa eficiencia favoreciendo o resguardando la
produccin de un beneficio proporcional. Esto es justicia, o al menos una frmula de
justicia. La propuesta de Pareto pretende favorecer un principio de decisin para la
concentracin y asignacin de los recursos de manera que favorezca un mayor
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efecto sin detrimento de las relaciones equitativas del todo. A esto se denomina una
mejora paretiana o un cambio paretiano.
El asunto del reforzamiento de las prcticas de comunicacin social no es de
caprichos o gustos. Dice Debray R., apuntando a la realidad francesa, pero a mi
juicio transferible en gran medida a otras realidades, que los valores asimilados hoy
por los alumnos pasan por la televisin, la msica, la radio, la moda, la publicidad,
ms que por la escuela y la familia (Debray R. 1995.p. 85). Incluso para un pas
como el nuestro donde las alternativas comunicativas son an pobres, tenemos que
reconocer que las influencias de las mismas son muy poderosas por su extensin y
accin legitimada. A lo dicho hasta aqu me gustara agregarle el hecho indiscutible,
y sin embargo poco reconocido, de que la accin de comunicacin social no es
solamente, como piensan algunos, una accin que se realiza desde y con la prensa,
la radio y la televisin. La comunicacin social supone niveles de representacin y
de accin. Si el hospital comunitario de hoy, no est en condiciones de salir a buscar
a su cliente, a su usuario, est destinado a desaparecer. Ir a buscar a la persona,
grupo, etc. que habita en su entorno para accionar con l con el fin de evitar que
tenga que ir al hospital, es una gestin de comunicacin social. La prevencin y la
promocin de salud no son tareas, sino concepciones de trabajo. Por lo tanto no
pertenecen a un nivel especfico de atencin, sino que son una filosofa que sustenta
las prcticas de salud y sus proyecciones. Esa filosofa se construye cada vez ms
desde la comunicacional incluso en los espacios comunitarios.
En este sentido son cada vez ms los especialistas que consideran que el
mejoramiento y robustecimiento de la salud mental puede verse especialmente
favorecido si tomamos como instrumento de trabajo la comunicacin social. A nivel
comunitario la comunicacin, bien entendida, en su sentido amplio, viabiliza
aspectos cruciales de democratizacin, equidad y empowerment, adems de cumplir
un no menos central papel de advocacy (Contreras E. 1994 a. p. 95).
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Particularmente, hemos trabajado en los ltimos aos el aumento de la eficiencia de
las prcticas de comunicacin social en salud tomando como modelo de referencia
el Marketing Social. Lo digo ms claramente: consideramos que una accin de
comunicacin social a favor de la salud comunitaria se ve favorecida dentro de un
encuadre de marketing con una finalidad social.
Es cierto que el marketing para muchos evoca como escenario, en el imaginario
social e incluso profesional, la representacin de una empresa capitalista
deshumanizada, ultramoderna y cuyo nico valor es el dinero. El tiene en la
imaginacin de muchos los colores de la bandera de los Estados Unidos de
Norteamrica y con ellos la sordidez de la filosofa de la ganancia con menos costo y
a toda costa: cueste lo que cueste (en costo humano). Pero las evocaciones no son
la realidad.
Para que esta propuesta sea loable, es imprescindible acercarse al sentido
praxolgico y pragmtico del marketing, en el que sus prcticas son definidas como
instrumentos de las intenciones y no como intenciones en s mismas, como medios
al servicio de propsitos que lo anteceden, y no ineluctables consecuencias
conformadoras de efectos deteriorantes de la justicia y el equilibrio social y
econmico. No fue el marketing quien cre la injusticia social, ni el hambre, ni el
desempleo. No fue el marketing quien cre la competencia ni la competitividad. El
marketing apenas intenta aceptar la existencia de un mundo en el que la
competencia y la competitividad estn presentes, y esto hace necesario que
cualquier proyecto de vida, institucional o personal, individual o social, comercial o
de bien pblico, para salir adelante, realizarse y cumplir sus propsitos, tenga que
ser factible, competente, eficiente y atractivo.
4. LA VISION DE UN SER HUMANO SANO.
Si hablamos de salud mental, hablamos tambin de una meta, una conquista: el ser humano sano. Sano no es el ser humano que no tiene enfermedad alguna. Sano es
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el ser humano cuya tendencia de vida reafirma su condicin humana. Lo que
significa:
1. El desarrollo de la capacidad de cuestionamiento (en la ruptura y en la unidad) de
los patrones comportamentales prefijados. La asimilacin crtica de la experiencia
reconociendo sus valores potenciales favorecedores y los entorpecedores.
2. La capacidad de elevacin (separacin proyectiva) del presente.
3. La existencia de metas prospectivas a mediano y largo plazo, de un proyecto de
vida conjugado con sus coterrneos.
4. Aceptacin del riesgo comportamental que supone el cambio.
5. Productividad y eficiencia comportamental elevada ( en funcin de las metas).
6. Compromiso personal e implicacin comportamental.
7. Un modo de realizacin de las demandas que sea generador de bienestar y
felicidad para si y para su entorno.
8. La observancia de una tica humana con todos y para el bien de todos, una tica
de la solidaridad, de la justicia, de la cooperacin.
Digo que favorecer la salud mental es permitir el acceso de todo ser humano a una
construccin subjetiva personal marcada por:
INDEPENDENCIA PERSONAL ADECUACION DE SU AUTOESTIMA
RESPONSABILIDAD LA FLEXIBILIDAD
SENTIDO EXISTENCIAL CAPACIDAD DE AUTOCUESTIONAMIENTO
ASERTIVIDAD CONFIANZA EN SI MISMO
DESARROLLO VOLITIVO APERTURA AL CAMBIO
AUTONOMIA ASUNCiN DE COMPROMISOS
ETICA PROSOCIAL
Se trata sobre todo de fortalecer las tendencias positivas de su desarrollo. Deca
Maslow que hay dos grupos de fuerzas que arrastran al individuo y no slo una,
adems de las presiones hacia adelante, hacia la salud, tambin hay presiones
hacia atrs, regresivas y de temor, las cuales llevan a la enfermedad y al
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debilitamiento (Maslow A. 1968. pg. 164). Ms que contrarrestar las fuerzas
negativas, lo que tratamos es de robustecer las positivas.
Acercndome al final, y si de sintetizar se trata, dira que lo que necesitamos es
pensar, desde nuestra profesin, comunitariamente. Hablo de un pensar comunitario
que sobre todo es:
1. Reconocer la comunidad no solo como nocin, concepto o como sustento de una
metodologa o modelo de accionar prctico. Lo comunitario como un esencial
existencial en el ser humano. Quin sabe si sustituir el Uno para todos y todos
para uno con un Uno es todos y todos somos uno. Es tambin la certeza de que
fue en comunidades que el hombre lleg a esta altura, y ser en comunidades
que seguir ascendiendo.
2. Ubicarse como parte de un todo no importa cual sea la funcin que se cumple en
un momento, no importa cuanto la realidad fenomnica, siempre detenida y por
ende metafsica, nos haga creer que somos un lugar aislado. Esto significa
sustituir el qu puedo hacer? por el qu podemos hacer?, instaurar el discurso
del nosotros por sobre el discurso del yo y ellos. No se trata de la perdida de lo
individual, sino de otra lectura que lo incluye. Solo la socializacin hace a la
individualizacin, as como aquella es la resultante dialctica de esta.
3. No hacer de los enfoques comunitarios lo que no son. Reconocer sus lmites
actuales, y en sus lmites actuales reconocer sus retos futuros. Hacer de la
democracia y la participacin elementos no solo de la vida poltica, sino sobre
todo de los modos de interaccin al interno de las comunidades en y para las
que trabajamos. Parafraseando a Eduardo Galeano en El Libro de los Abrazos
cuando escribe que los derechos humanos tendran que empezar por casa, nos
veramos precisados a aceptar que esa dinmica social de igualdad, democracia,
respeto a las diferencias, etc. a la que aspiramos tendra que empezar por nuestro
propio gremio profesional. Si a nivel sociopoltico hablamos de sociedad sin
clase, entonces en el campo comunitario se trata de un pensar ajeno al
autoritarismo, a la omnipotencia del profesional o de cualquiera de los miembros
de la unidad indisoluble que ha de ser la comunidad.
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Es probable que algunos encuentren diferencias esenciales. Que otros encuentren
puntos de contacto. En cualquier caso, abro las puertas al intercambio. Entre otras
cosas porque soy de los convencidos de que si ponemos el nfasis en nuestras
ansias, tendremos sobradas razones para encontrarnos. Todos sabemos que el
camino es difcil. Rogers lo dijo a su manera: Yo cultivo el jardn. La maana en que
no me da tiempome siento frustrado. Mi jardn hace surgir la misma pregunta
inquietante que he tratado de contestar en el transcurso de toda mi vida profesional:
cules son las condiciones efectivas para el crecimiento?. Pero en mi jardn,
aunque las frustraciones son tan inmediatas y los resultados sean tambin xitos o
fracasos, stas se hacen evidentes en forma mucho ms rpida. (Rogers C. 1974.
Pg. 122 - 23). Las flores que podamos cuidar hoy , sern los rboles de maana.
Entonces no podemos dejar de intentarlo.
BIBILIOGRAFIA REFERIDA EN EL TEXTO 1. Calvio M. Estudios Comunitarios: Una reflexin de alerta. DOXA. Revista Paulista de Psicologa e
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