AC 1986 2º Trimestre.pdf
-
Upload
anonymous-x1xgo7sc -
Category
Documents
-
view
217 -
download
0
Transcript of AC 1986 2º Trimestre.pdf
-
8/17/2019 AC 1986 2º Trimestre.pdf
1/8
DIOS
-
PATRIA-
FUEROS-
REY
G*fi[I
RGANO
INFORMATIVO DEL CARLISMO
TRADICIONALISTA-2."
TRIMESTRE
1e86 Apdo
1268 pAMPLoNA
La
hora
del
Carlismo
S. ARELLANO
Erre
que
erre
no
nos
cansaremos
los españoles de
dar
coces contra
el aguijón.
No
nos
sirven
las lecciones del
pasado
ni
las
experiencías,todavía
recientes,
que
advierten
sin remilgos
lo
que
nos
puede
acontecer.
Nada. Como
si una
mano
misteriosa hubiese
borrado
nuestros recuerdos,
no
queremos
saber nada de
nuestra
historia; aunque
tam-
poco
nos
atrevemos
a alzar
nuestra
mirada
hacia el
porven¡r.
Estamos,
simplemenfe
es-
tamos,
a
Io
que
nos
caiga
encima
o a
lo
que
nos digan
o a lo
que
nos salga, como
jornale-
ro
en
plaza ajena. A
cambio
de un
trasnochado tópico ignoramos
la verdad. Toda nues-
tra
historia
por
un
puñado
de
palabras huecas:
modernidad,
progreso
o de
lo
contrario
oscurantismo
y
barbarie.
Tríste
acontecer
para
un
pueblo
como
el
nuestro:
Ia
leyenda
ttyg,
d ta
tr.t,,
,rccrtu
rlts.ona
coflarAna
nues''}os
potiti'cos
aé
aqutl
sin téner
neces¡a'aA'a'e
echar
mano
de
los
de
allende,
¿para
qué
más
testigos?
¿Hubieran
vuelto
los troyanos
a
confiar
en
el
caballo
de madera
que
ofrecían
en honor
de
sus
dioses
sus enemigos,
los
griegos?
De ha-
berles
dado
otra
oportunidad,
¿no
hubieran
reaccionado
como un
solo hombre
ante
aeue-
lla
estremecida
voz
que
gritaba
"temo
a
los
grieg¡os y
a
los
dones
que
nos
ofrecen"2
Han
transcunño
casi tescienlos
airos
de
prome..
sas
que
qc
han
Cado
otros frutos
eue el
de
dis-
cordias
y
divisjones, ruina
económica
de Espa-
ña.
pérdida
le
tt
paderío
pclítico
y
del
presti-
gic
cultural,
¡-' todavía seguimos creyendo
y
confie,ndo
en los
dones
que
nos
protneten
como
nuestra liberación
"¡Trmeo
danaos" ...
los traiga
quien
los
traiga.
Europa
no
se encuentra
a
sí misma.
Se
re-
beló
r-ontra
su
ser
y
ninguno
de
los
tra¡es
c
,n
que
se
disfraza
Ie
ajuslan adec¡tadamente.
O
les
sobra o les falta.
Europa
ha
querido
ccns-
truirse
contra su historia
criginaria y
así le
va.
Se
horrorizó
de
Ia
intentona
nazi
y
se
estreme-
ce
cuando
le
llegan
los
gemioos
de los
pueblos
ctel otro
lado
dei telón;
quiere
quedarse
en so-
cial-burguesa
y
no
puede
confiar ni
en
ios
que
firnan
sus
paclcs
con
el
ánimo
de los ¡nrcade-
res
en
cohecho. Eu,opa
es un cuerpo
sin
alnta.
Aspira
al
bienestar
material
como único
senticio
de
la
vida
y
la
revolución
le
viene
mordiendo
los
talones.
¿PoCrá
rcner futuro?
¿Hasta
cuándo?
Europa, madre
de
pueblcs y ;naestra
de
civili-
Ahora
bien, el
control
del
votan-
te
libre
es
mucho
más
frágil
que
el
dcl militante y
ésto
se traduce
en
una
amplia
mayoría
basculante
que
ayer votó
a
UCD, hoy
al PSO-
y
nrairana, Dios sabe
a quién.
Re-
irenda
la
anterior
consitjeración
lo
que
hemos
podido
observar
elr
el
pasado
referéndum
sobre
la
zactones,
se
ha convertido
en
Ia
correveidile
de
Ios
poderosos,
ccn
mucha
cortesía,
eso sí,
pero
nada
más.
¿Y
España?
A
Ia
zaga
de
Ia
mano
de
sus
dirigentes,
siempre ilustrados,
¡no
faltaba
más ,
haciéndole
comulgar
con
ruedas
de molino,
sea
en
nazi,
en socialdemócrata,
en
liber::l a
eÍ'l
comr
tnis .
Tnl¡
-a^o,
-a9l¡r--
si,
hisloria
y
su
ser: la
España
tradiciortal.
En
otros
tiempos
ur¡a voz
se
alzaba, treno
o
valladar
de las
revolucic¡nes
y
profeta
de
las
fnsres
desilnos,
el
Carlismo. lmpresionantesresuenan
toCavía
las palabras
de nuestrct Rev
Dtn
Carlos
Vll
cuando
en
167
I afumaba:
"No
hay más
renrcciio
que
escoger:
o
los
principios
católico-monárquicos que
yo
represento,
úni-
cos
que pueden
salvar
a
España y
al
mundo
del
total
Jataclismo
que
los
amenaza,
o
el socialis-
mo',
las
llamas,
no
bien
apagadas,
qtte
hace
poco ponían
espatlto y
aún han
de resurgir
pa-
vorosas,
si Dios
no lo
remedia
en
la
Babilonia
tnodernat'.
¿Ha
pasado
nuestra
hora?
¿El
mundo
de
la
Tradición
no ha
de
encontrar
eco
en
ningún
es-
pañol
honesto,
en ningúrr
pecho
cristiano? La
politica
que
reccnoce
coi'no
límite
a Dios
y
al
or-
den natural
y
niega
que
la
soheranía
de la vo-
luntad
Ce
unos
pocos
o
de
muchos
sea la
única
fuente
del derecho
y
de la
justicia,
¿no
ha
de
encontrar
su momento
y
sus
defensores?
De
sobra conocemos
todos la
imoortancia
de
la
hora
presente
para
el
porvenir
de España
y
del mundo,
y
la necesidad
que
tiene nueslra
Patria
de
que
se
encuentre
consigo
misma,
de
que
se fundamente
en
su
propio
ser
para
re-
montar y
alejarse de
sus
infortunios.
El
Carlismo,
pese
a
quien pese,
marginado,
denigrado,
feformada
y
escamoteada
su
histo-
ria
hasta
el
olvido,
es el
único
que puede
y
debe
ser la voz
de
la
conciencia
de
todos, fiel
a
su
l{:l:""r,"
y
fiia
su
mirada
en el
hombre
cte ma-
Pero
¿sabremos
es¡ar a
la
altura
cie
nues-
Iras
circunstanciaS?
¿Nuevos
recelos,
desa-
lientos antigucts, roces y
dintes
y
diretes
de
siempre
no
frertarán
o imposibilltarán
nuestro
resurgir?
Aldabctnazo
en
nuestras
co¡ciencias, invi-
lación inexcusable
para
que
todos
y
cada uno
reilexionemos
sin
que
ninguno
qtede
exento
me
parecen
las
palabras,
no iibres
de amargu-
ra,
que
escribió
en
su diario
Carlos Vll:
"He
dicho,
v
he dicho
conc¡sarnente,
cuál
es nuestra
situación, cuáles
los sínlomas,
cuá-
Ies
las esperanzas,
y
tanhién
he
dicho dónde
están
las
esperanzas
y
también
he
dicho dón-
de
está
el
triunfo,
pero
he
guardado
silencio
so-
bre
el
resultado.
Claro
está
que
si no hubiese
tanro majadero,
el triunfo
sería
seguro,
pero
la
particula
si
lo
hace
dudoso(...)
Sí
pensaba,
pero
no
veía tan claro
como
hoy. Como
hoy
veía
el triunfo,
pero
no
creía
que
nos
costaría
tan caro
y que quizás
lo
pondrían
en
peligro
ambiciones bastardas
y
tonterías
sobre
todo..."
CARLIS.MO
Y
ESPACIO
POLIT'CO
Como
ounto
inicial vamos
a
considerar
algunos
aspectos
del
panorama
polÍtico
español. En
é1,
lcs'¡artidos
políticos
mayoritarius
lienen,
en relación al
nún¡erc
de
votos que obtienen, una
muy
esca-
sa
militancia.
Ejemplo
significativo
sería el del
PSOE
que
con
menos
militantes
que
el
Partido
Socialista
Italiano
obtiene
una
mavo '
núrnero
de
votos
que
aqué|.
Hoy
como Ayer
nDurante
el
largo y
accidentado
período
de
mi vida, mil
me-
ces
he oído decir
en torno mío:
pasó
la
ocasión;
esta
vez
sí
que
se
hundió la
Causa: todo
se
acabó.
Y
cada
vez
que
lo oía, enco-
gíame
Ae
nomOros.
Una
Causa
como la
mía,
qu'e
es
Ia
Causa
de
España
y
del
Derecho,
no
perece
n. nca, es
inmortal.
Los
que
se
hunden
son
los
desalentados, los cobardes, los hombres
de
poca
fe,
los
que por
intereses
particulares,
o sentimentalismos
del momento,
se cobijan de
paso
bajo
nuestra
gloriosa
enseña,
no
tanto
para defenderla como
para
ser
defendidos
por
ella.
Al
presenciar
esos ciecaimientos,
contestaba
desde
el
Íondo
del
alma:
adelante,
que
tue
la
divisa
de
mis
primeros
años, como
hoy
contesto
: haz
lo_qge_4ePeg-y_glgggAJg_que
Dios
qu
iera,.
(cARLOS
Vil)
ipasa
a
pag.
7)
-
8/17/2019 AC 1986 2º Trimestre.pdf
2/8
Alqunas
de
las
tentaciones
deT
Carlismo
actual
guardado
slemp-re
Carlismo
ha
salva-
la
subordinación
de
É
oolítica
a
su
fin:
el
hombre
y
de
éste
al
suvo:
Dios.
Eita
sobrevaloración
de
uno
Y
otro
polo
se
ha
deiado
sentir
en
el
talante
del
Carlismo
no
sólo
en
su
proyecclon
exlerior
y
sus
pronunciam¡entos
respec-
to
a
los
áconteceres'
sino
también
en
la
tónica
de
su
funcionam¡ento
Interno'
sus
documentos
públicos'
etc
"
Cuan-
do,
a
efeclos
dialécticos'
se
recurre
en
demasía
al
argumento
de
la
autoridad
y
el
prest¡g¡o
moral
de
los
documentos
re-
qrs5
y
los
textos
de
los
grandes
teorlcos
Éuriit't"t,
se corre
el
grave
riesgo
de
adormec¡m¡ento
e
incluso
de
atrofia
de
la
creatividad,
de
la
capacidad
de
res-
puesta
original
y aiustada
a
una
clr-
Euñstancia"¡n¿diia,
a
una
problemática
actual.
En
este
sentido'
el
repertorio
de
"recelas"
y
"soluciones"
arch¡vadas,
In-
terpretada¡
como
definiciones
dogmát¡-
cas
(cuando
en
su
mayor¡a
surgleron
como
determinactones
prudenciales
en
covunluras
concretas)
pueo'e
coán'ar
.7t or"
estimular:
"in
extremis"
el
"resoeto
beato"
a
la fórmula
hecha
po-
dría
ilevar
a una
situación
esperpéntica
similar
a
la
de
un
establecim¡ento
de
óptica
que
solo
luviese
a
la
venta
gafas
vá ora¿uadas
o
una
tienda
de
prendas
áoníecc¡onadas
sin
sección
de
sastrería
v
adaolacion.
El
exagerado Plrrismo
conlleva
la
tendencia
á
Ia
fosilización
en
los
plan-
teamientos
políticos, en
las estrategias
de
actuacióñ
e
incluso
en
la afecciÓn
di-
nástica.
Provoca
un
desplazamiento
del
centro
de
interés
de
los temas
a
lralar
de
lo
oropiamenle
polítrco
a
lo
teolÓg¡co
v
metafíéico,
racionalizado
por
una
au-
íosugestión
narc¡sista
que
atribuye
al
Carlismo
como
empresa
histÓr¡ca
y
gru-
Do
humano
fines
que
son
exclusivos
de
ia iolesia
como
instrumento
de
salva-
ción-. v
eriqe
aquél
como
guard¡án
y
fis-
cat de
ta ortodoxia
de
ésta.
Congruente-
mente,
la
publicística
de
un
partido
aquejado
de
este
misoneísmo
derlva
hacia
la
retór¡ca
y
la apologét¡ca'
A
la
comunidad
errada
-Y
cercada-
que
de
ella
se
nutre
se
le recalca
el
carácter
esencialista,
transcendente,
eterno
y
hasta
sobrenatural
de
la Causa:
una
es-
tratagema,
no consciente
en
muchos
casos,
de
contrapesar
Inoperancla
oráctica
v
fracaso
en
Ia arena
de
la
lu-
tna oolitica
o
el
vacío o
la mediocridad
de
unos
cuadros
de
mando
que,
Por
convicción
o
por
comodidad'
actÚan
como
capataces
de
una empresa
que
no
es de
este
mundo",
ajenos
a
la
intel¡-
qibilidad
de
su
lengua¡e
y
habituados
al
óapel
irremisiblemente
testimonial
de
i'Don
Tancredo"
de
la
Política.
Esle
aleiamiento
de
los
Problemas
tanoibles
puede
alumbrar
espellsmos
de
áutonedención
Uno
de
ellos
es
el
cle
o-eel"
su'¡-aa'ada
,b cqLsl"
'r¡lerJu3
al
simple
englobamiento
en
una
sola
ent¡-
¿ad
de
d'lferentes
grupos afectos
de
síntomas
similares
sobre
la base
de
so-
lemnes
abstracciones
y
ambigüedades
Benditos
todos
los esfuerzos
en
pro
oe
la unidad,
pero
hay
que trabajar
en
sus
cimientos
estimulando
al
máx¡mo
el
mu-
tuo
conocimiento,
tejiendo
y
ensan-
chando
el
cañamazo
de
unos
efect¡vos
vínculos
de
comunidad
y
eliminando
de
raíz
prur¡tos
"fulanistas"
o
"anti-menga-
nistas".
La
constatación
de
co¡nc¡denclas
con
otros
grupos enfrentados
al sislema
imperante,
lugares
comunes lorzaoos
a
ménudo oor
ia dinámica
de
oposición'
puede
inducir
a
otros
carlislas
a
cons-
iruir
sobre
las
mismas
las
Paredes
maestras
de
la
futura
estrategia
del
Carlismo,
acomodando
en él
los
trasva-
sados
de
otras
inlciativas
frustradas
y
convirtiéndolo
en
puerto de
acogida
de
la
"derecha
ant¡constitucional"
La
ten-
dencia
de
la
generosidad
en
la
política
de
"brazos abiertos"
implica
el
pel¡gro
de diluciÓn
del
ser
carlista
en
un
"totum
revolutum"
s¡mplemente
reaccionario,
muv
respetable
en
sí
mismo
por otros
conceptos,
pero
que
perturba
la imagen
del Carlismo
vinculándola,
en
tanto
que
iuna
de
las
Fuerzas
Nacionales",
al
coro
de
nostálgicos
reivindicadores.
del
réqimen
anterior,
el
cual
-es
obvlo-
¿¡ió
mucho
de
encarnar
los
¡deales
tra-
dicionalistas
y
maltrató
ind¡simulada-
mente
a
dir¡gentes
y
militantes
de
la Co-
munton.
En una
tentación
similar
caYo
re-
cientemente
otra de las
facclones
car-
listas
al cifrar
los
objet¡vos
prlorltarlos
de
su
política
en
el
hostigamiento
al
franouismo
en
sus
últimos
años
y
en
la
competición
demagógica
con
los
"com-
pañéros de viqie"
de
la
¡zquierda-en
la
l'transición".
La
búsqueda
de
un
forza-
do
margen
de
coincidencia
con
luerzas
ocasionálmente
enfrentadas
al
mismo
adversario
llevó a
un
importante
seclor
del
Carlismo
no sÓlo
a silenciar
los
pun-
tos
diferenciales
y
específicos
de
su
Droqrama,
sino
incluso
a
renegar
oe
blloé etpr"s"tente
Los
resultados
de
tal
proceder
están
a
la
vlsta
y
su.enu-
meiación
sería
masoquismo
estéril'
Moraleja
común
a
ambas
"tentacio-
nes":
No
vale
la
pena
buscar
aplausos
interesados,
exlremar
zonas
de
contac-
to
v
camuflar
m¡méticamente
lo
prlvatl-
vo. las
prop¡as
señas de identidad' st'
a
Como
las
especies
v¡vas'
las
colecti-
vidades
políticás
traspasan
las
fronte-
ras
de
las
épocas
sr
a un
tlempo
acler-
ián
á
aoaptárse
Y
a
Permanecer'
Una
evolución
que no
respetase
las
caracte-
iísiicas
srótantivas
de
un
grupo
huma-
no
políticamente
diferenclado,
daría
lu-
áát-á
rnu
"mutación"
desnaturalizadora
óel
mismo;
una
fiiación
integral
que
re-
""iut"
¿"
toda
iniciativa
renovadora
lo
conclenaría
a
la
escleros¡s
y
a
una
vl-
oencia
puramente
coyunluralista'
"
El iarlismo
ha
llegado
a
sus
ciento
cincuenta
años
largos
gracias
a
naDer
loqrado
combinar
--no
siempre
en
la
óñtima
proporción-
fidelidad
y
renova-
ci¿n,
toi
ingredientes
básicos
de
la
tra-
drción
viva.
Sus
grandes
tenlaclones
han
consistido
siempre
en
descompen-
sar ese
difícil
equilibrio
El
contrapesar
,los
exce-st-c
cle
'qrr
entorno
ha
afectado
frecuentemenle
el
peso específico
de
las
distintas
corrientes
que
en
la
Comu-
nión
h"n
confluido:
Los
períodos
d¡cta-
toriales
han
estimulado
la
potenciacion
de
arqumentos
y
posturas de
defensa
de
tai
t¡bertades;
los
abusos
de
otros
Inomentos
en
que
la
libertad
se
na
ln-
terpretado
preferentemente
como
cllma
oroptcio
a
la
subversión
de
valores
pe-
tanentes
y
como
dimisión
srslemát¡ca
de
las
responsabilidades
del
ejercicto
de
la autoridad,
han
reforzado
en
el
seno
del
Carlismo
las
tesis
favorables
a
un
el¿clivo
ejercicio
del
poder
y
han
po-
tenciado
a los partidar¡os de hact)r valer
la
fuerza
de
la
tey
sin
concesiones
a
prt-
u¡t"qiu¿o.
ni
al-borotadores
En
cual-
qu¡"lt
a"to,
cnfalizando
uno
u
otro
de
Its
elementos
del
ideal
b¡nomro
"l¡ber-
(pasa
a
Pá9.
7)
Y es
oue
los
ropales
populares
que
desenlonan
en
las
poltronas de
los
gobernanles'
tienen
un'lugar
adecúado
en
los
escaños
de
los
lunteros'
No
nos
deiemos
enganar
por
quienes
n9s
plgleje^n
¡mpos¡bles'
No
malg-aste'
mos
nuestras
fuerzas
p"r.ig[i"rüo
una
soberania
política
que
iamás
podfemos
alcanzar.
Dediquemos
nu"""l'o"
afanes
a
recuperar
la
soberanía
social
que
es
lo
il?iiá.
m-ediá-i-llé
elia
po¿ümóshacer
vater
nuestros
derechos.
Y
cufiosamente
J.áiro
n"ai"
se
ocupa,
salvo
nosotros,
los
carlistas'
y
es
que
hoy
está
oe
moi""n-Jolli¿ó'liuertad
sin
saber
en
qué
consisle.
Todos
andan
como
t¡ipnot¡zaoos
cii.l'""¿o
tius
"r
señuelo
de
la soberanía
polít¡ca. Y asi
;;üil;;;;5ii¡te"
a
ioJgobernantes
para
que
cometan
toda
clase
de abusos
y
arbitrariedades
c.
rBAñEz
Como
parle
interesada
en la
cuestión
se
me
ha
requerido
la.firma
para-protestar
por
r" Lá,ii"
Áii¡i,"'óná
rvr"
he
nesado.
rotundamgl -r]lTar'
veamos
por
que
La
ley
en
cuestión
ha
srdo
apóbada
por
un.parlamento
eleoldo
Por
el
pueblo Por
un
narlamento
que,
oe
acueroo
cJñ"-í".[]Jriá
poriii"o
vigente'
me-representa
a
mí
¿Cómo
í;;;'i.";;;ü;i;i
áecisiones oe mis reoresentantes?
Todos
estamos
"onto'rnuI""ánlállo"'r"
consituciÓn.
Debemos
eslar
conformes
oues
fuera
de
ella
"solo nay
oárOarie"
P-ues
bien'
según
la
Constitución'
la
ley
es la
ex-
óresión
de
la
voluntad
de
ru.áyáriu.
Los
ingenieros
f
.arquiteclos
técn¡cos
son
mayorla
í;;r;';;;.;";;ni"t*
v
u,qui"áü"iup"tioÉt
¡Es
nátural
que
sea
lev
lo
que ellos
qute'
'"n'r.ou"
es
absurdo
que
tengan
las
mismas
atr¡buciones
quienes
han
estudiado^tres
"oo:ii
qriá"á.
ñá"t
rr¿iu?ó.á"i
¡Absurdo
es
el sistema
por
el
que nos
goberna-
mos
Es
con el
s¡slema
con
"l
ó'"
h"v
ql"
"cabar'
Lo
demás
es
poner
remiendos
a
una
telaqr€
se
roqpe
porJ:Í3:'3:i::
*ciedad
lo
quele hausurpado'
insenieros
técnrcos
v
suoeriores,
debidamente
representaOos,
expoñdrán,ante
quien eierza
el
po9"-r^:::'':
I#5.;'ril;;iáiliiin""i"-|.iá.
óuéo"n
¿'erimita.l¿.s¡pÍanera
eouitativa
La acruar
sr-
tuac¡ón
en
que
uno",,rtun,
"o-ñ'áñ
y no
traoa¡an'
tiene
que
acabar'
Pero
no es
un
perito
;;;i¿;l;;;ñ;
inleresada-
la
persona
adeóuada
para
ponerla
rin'
Hace
unos
día
hablábamos
con
un
destacado-s¡ndicalista
de
LAB'
Como
es
sa-
bido,
este
sindicato
est¿
¡ieit'ir¡""áo
tón
las
posturas
de
Herri
Batasuna.
El
decia:
-"Ya
les
dile
en
la
reunián
t
en
cuanto
ltegiuemos
al
poder
yo
me
paso
a
la
opo-
s¡ción.'duéi
io'¿os
los
gobeinantes
son
unos
chor¡zos"'
Yo
le
fepliqué:
.^^r-ñ-ñ^c tñc
^artistas:
óroa-
-"Sin
saberlo,
tÚ
estas
pidiendo
lo
mismo
que
reclamamos
los
carl¡stas:
orga
nos
mediante
los
cuales
"i'"J"ipó to"¡"|
pueda
poner un
límite
a
los
abusos
del
oobierno.
Los
partidos
poiii.s
son
incaiaces
de
hacerlo"'
-
cada
vez
se
u"
.¿.
"l"roií
t;;;;;iiüü
"ecesidad
de
distinguir-la
soberanía
."i';;;i;;;ódá-iiá
póLjircá'
Esrb
última
nunca
-reDetimos
NUNcA-
Podrá
ser
eierc¡da
por el
pueblo.
poiiá
"]
i""¡r"
áelir
at.goubrnante
extrayéndolo
de
su
seno.
Pero
el
qu"
"nt".
'o'-t6"'p5ñé?á
l"ébto'
tán
pronto
comienza
a
gobernar'
deia
de
ser
pueoro.
el
camüifi;üi
táll-.
¿"
pan^a
pór
los chaqués,
que
se
critica
sin
razón
a
los
dirigentes
ltroy
goUernántes-
soc¡alistas'
era'algo
inevitable'
Lo
absurdo
es
creer
que
"t
pu"o-tí
do-¡"'nár
vistiendo
de
pana'
estameña
o
mahon'
Existe
en
la
Casa
de
Juntas
de
Guernica
un
cuadro
-que
hoy
no^se-enseñq-
9'e
,"pr-ÁJni"""r'i"-ü¿o
áb.
ó;;ó;iil
aá
la Junta
de
Merindades
del
señorío
Llama
la
atención.
en
el
primer
plan";;;;;""1";taviado
con
el
atuendo
típico
de
labrador
viz-
caíno
de
la
éPoca.
LA
SOBERANIA
POLITICA
Y
LA
SOBERANIA
SOCIAL
-
8/17/2019 AC 1986 2º Trimestre.pdf
3/8
LA
UNIDAD
DEL
CARLISMO
Tema
viejo
como
la
Propia
exis-
tencia
del
Cárlismo
y
tan
estudiado
como
el
Carlismo
mismo'
al
que
venqo,
pobre
de
mí, sin
otra
autori-
¿adquó
la del
cariño
a
la
Causa'
¿ianta
división
haY?,
¿es-Posi-
ble
la unidad?,
¿es
necesaria?
Cla-
ro
que
haY
división'
Porque
su
ger-
men es
innalo
con
la
misma
natura-
leza
humana:
Pero
también
en
ella
con
iqual
o
mayor
fuerza,
eslá
el
sentid-o
de
la unidad.
¿Y
en
el
Car-
lismo?
¿Qué
es el
carl¡smo?,
hemos
de
preguntarnos.
En
esPecial
Para
buiénes
no
nos conocen,
les
diré
simplificando,
que
somos
aquella
oarie
del
pueblo
español
que
s¡ente
v
quiere informar la vida política
de'Esbana
en
los
Principios
del
Dere-
cnó
Público
Cristiano,
plasmándolo'
en
lo
pos¡ble,
en
la
vida social
Y
Po-
lítica
de
nuestros
Pueblos.
Si
el
Primer,PrinciPio
es
Dios
Y
lo
reconocemos
como creador
del
hombre,
constituido
en
naturaleza
social,
hemos de
creer en
Dios
Le-
(pasa
a
pá9.
7)
AUTORIDAD
POLITICAY
FGARRALDA
SOBENANN
SOCIAL
EN
EL
CARLISMO
En
toda
Comunidad
es
indispensab¡e
una
Autori'
dad que coordlne
las
voluntades
particulares
oe
sus
.lé.'úto"
v
aplique
los
medios de que
disponga'
a
iá'"oñsé"r"¡ón
del
bien
común
que
constltuye
su
"u¡"tJiian
indispensable
es
el
elemento
de
Autori-
ááü,
órJ
ia docti¡na
escolást¡ca
la concePtúa
como
;""ú"1-rott"l",
sin
la cual
la
Comunidad
ni siquiera
d;Jrü.i¡it.nó¡a,
disgregada
en
las
divergentes
di-
recciones
de
encontradas
voluntades'
'--1"
Áuioiioád,
en
el
carlismo,
vino
asumida
por
la
Dinastía,
y
estuvo
esencial
e
inseparablemente
vin'
;;hü;
ía
reivindicación
de
la
legítima
Autoridad
áe
las
Españas'
De
ahí
que'
en
el
Carlismo'
sean
;;.;;póle¡'uet"o"
"Autóridad"
y
"Gestión.
políti-
óá".
EÍ ientido
y
alcance
de
tal
distinción
resu-lta
evi-
álni"'"p1i"""áó
al
Carlismo
los
conceptos
de
"So'
oáián¡á-p'ol¡tica"
y
"soberanía
social"
que
la
Doctri-
;
üdidiútlaplíca
a
la
Comunidad
cívico-política:
i" oiirn"t",
corrésponde
a
la
Corona
y
viene
"de
arri'
F"-"
áu"¡ó",
comb
deriva
de
Dios;
la
segunda
co-
it""ooñol, "'la
Nación
orgánlcamente estructurada
a
i;;J&¡";rpos
soclaleé
naturales
y
va
"de
abaio
a
arriba",
como
representativa
de
los
diversos
¡ntere-
sei
Oe'aquettos
ánte
la
Autoridad'
Análogamente'
en
ét
C"tl¡"ti'to,
el
d¡spositivo
político orgánica
y
rePre-
---r^r ..^É^árá
óar;rr^rrrrain
"dc
abaio
a
arriba",
sentativamente
estructurado
"de
abalo
a
arrlDa"'
desde
las
Juntas
Locales
a la
Junta
Nacional,
contra
lo
que profesa
el
dogma
demo-liberal
de
la sobera-
nía
popular, no confiere
a aquella
la
A-utoridad
pro'
pia
óe
ia
"soberanÍa
política",
sino
la "Soberanía
so-
cial",
que
además
de
representar
ante
la Autoridad
ceralmente
aleiados
de
"la
polít¡ca"'
muchos
destacados
militantes
se
ano-
rran
las
molestias
del
análisis,
la
refle-
xión,
el estudio
y
la
imaginación
que
¡m-
pl¡can
la
toma
de decisiones
adoptando
gallardías, desplantes
y pretend¡das ac-
titudes
testimoniales,
que
no son
slno
el
ropaje
de
inercias
y
pre.iuic¡os
no aptos
como
metodología
operat¡va
de
una
fuerza
política
que
no
puede
elegir
el
tiempo
y
el
esPacio
en
que
tlene
que
cumolir su misión. No es
mérito la
pure-
za incontaminada
del
que reduce su
pa-
pel
al
de
espectador
Y
crÍtico.
Tampoco
el
Programa
es
un ensayo
de
teología, ética
política
o
de
econo-
mÍa,
aunque
lógicamente
partic¡pe
de
las aportaciones
de
esas
y
otras
disci-
plinas.
La
lejanía
del
"terreno
de
juego",
'comprensibie
históricamente
y
justifica-
ble
a
veces,
se
manifiesta
frecuente-
mente
en
nuestros
escasos
y
benemér¡-
tos
ófganos
de
prensa en
un conllnua-
do
ejercicio
de
escalada
a
los
grandes
principios
y
de
invocación
de
supremas
premisas,
tan olvidadas'
al
parecer'
por
ios
"jugadores"
de
la
lid
política. El
pro-
qrama,
bien
anclado
en
los supuestos
óoctrinales
del
ldeario, debe
descender
hasta el
ámbito
de
lo
discrecional
y
const¡tuir
una
propuesta
alternat¡va
de
las
d¡sfunciones
que
desde
nuestra
op-
t¡ca lamentamos
o
denostamos.
El
nivel de
concentración
de
un
pro-
orama
depende
de
su
finalidad
y
su
es-
óecificidaá.
No requiere
el
mismo
tono
y
el
mismo
abanico
de
obielivos
un
pro-
grama
pensado
para
unas
elecc¡ones
parlamentarias
que
un
programa-marco
de carácter
general
surgido
de
un
con-
oreso
con
vócaciÓn
de
pautas
d¡reclri-
óes
de
la acción
del
partido
como
orga-
nización.
Comicios
regionales
o
munici-
los
intereses
y
aspiraciones
del
Pueblo
carllsta'
constituve,
de
una
parte,
uno
de
los
límites-natura'
i; ;;;dü,
y
de
ottá,
desempeña
una
eficaz
función
d;;;oúáóón
a
la
formación
de
las
decisiones
de
la
Autoridad.
Esta
cuestión'
por
su
trascendencia,
conviene
""a-ten¡Oá
en cuenia en
el
actual proceso
hacia
la
cónst¡tución
de
una
Organización
política
única
para
todos
los carlista,
que
ásuma
unitariamente
la
"ges-
iión'ipolítica
del
báusa,
pero
sin
atribuir-a
tal
Orga-
nnác¡bl
én
que
ha de
cohcretarse
la
"soberanía
so-
ñi2-áclon én
qfue
na
cre
concretarre
rd
sv¡'tÉro¡¡rd¡r]-
cial"
del
Pueblo
carl¡sta,
funciones
pr¡vat¡vas de
la
"Autoridad"
propiamente
dicha.
Confundir
ambas
soberanías
equivaldría
a
renunciar
a
las
reivindica-
ciones
dinástibas
inherentes
al
Carlismo
y
a
reducir-
lo a
mero
grupo
político
ideológico.
oales
exiqirán
incorporar
al
programa
broOlemad
y
aspectos
de
la
realidad
contexlual
diferentes'..
lncluso
cabe
In-
cluir
en
esta
calegorización
un
proyecto
de
estructuración
y
organizaciÓn
¡nter-
nas, un
plan
de
proselitismo
o
difusión
en un
determinado
sector
social o
área
geográfica o
un
estudio
para
la
puesla
en
marcha
de
una
rev¡sta...
En este
hito
histórico
para
la super-
vivencia
y
ulterior
desarrollo
del
Carl¡s-
mo,
iunto
a
la
necesidad
de
reformular
el ideario
y atfevefse
a
componer a paf-
tir de
él
los
programas
que
resuman
su
"oferta
polÍtica",
urge
reparar
en
la ¡do-
neidad
del
lenguale
y
la
"tÓnica litera-
r¡a"
que
solemos
utilizar,
en
funciÓn
de
nueslro
"rol"
de
--guste
o
no--
oe
par-
tido.
Delicada
y
resbaladiza
empresa
la
de
loqrar
una
cierta
correspondencia
entre
éntidad
y
lenguaje,
por
una
parte'
y
conseguir
ser
entendidos
cuanto
me-
nos
por
las
gentes
de "nuestro
espa'
clo
politlco"
y
su contorno.
Difícil
tarea
cuarido
en
este
PaÍs
Y
en estos
d¡as
cada
cual
toca
el
instrumento
que
me-
nos domina
y
dirige
su serenata
a
quien
menos
le ¡nteresa.
¿CÓmo
no hablar
cle
ciertos
temas
con
lenguaje
de
lglesia'
si
los
obispos
callan
o
dis¡mulan,
salvo
honrosas
excepciones?
¿Y
cÓmo
no
ro-
zar
o
chocar
ion
el
lenguaie
"eclesial"
cuando desde baluartes clericales
se
oontifica
sobre
cuestiones
estr¡ctamen-
ie
seculares
y
desde
puntos
de
vista
distorsionados?
A
pesar
de
ello
aunque
sólo
fuera
por
imporativo
estét¡co
o
por
pragmatismo
publicitario
nos
convlene
Jé
una
opinión-
reconsiderar
nues-
tro
lenguajé
polÍtico,
desde
los
.temas'
hasta
el
estilo.
Adecuar
para m€lor
ser-
vrr'
J.
M'
'RTS
Lengua¡e
deario,
Programa,
Un
triple
reto
para
el
Congreso
Carlista
Del
mismo
modo
que
la
Inmtnenc¡a
de
unas
maniobras
militares
o
de
una
acción
bélica
real
induce a
los
respon-
sables
de
un
eiército
a
la revisiÓn
minu-
ciosa
de su
operatividad
a
todos
los
ni-
veles,
a
renovar
material,
a
actualizar
tecnoloqia,
a
verilicar
la
preparaciÓn
de
los
homibres
y
la idoneidad
de
los dispo-
sitivos,
una
organización
política
que
se
dispone
a
hacer
acto
de
presencia,
se-
r¡amenle,
en
el
complejo
escenario
de
la
España
de
las postrimerías del
siglo
XX, debe
pasar
revista
a
sus
recursos'
a sus
efectivos,
a su
intendencia'
y
dis-
ponerlos
y
probarlos
en
funciÓn
de
los
bbjetivos
lejanos,
medios
y
próximos
que
se
hayan
fijado.
En el.caso
del Car-
lísmo,
que
ahora,
reunidos
sus
frag-
mentos
dispsrsos,
se
apresta
a
volver a
la
plena
act¡vidad
polftica, la tarea
no es
fácil
en
absoluto;
debe
emPezar
Por
construir
sobre
la base
de
lo indiscutido
e
indiscutible
-las
ideas-fuerza
de
Dios,
Patria,
Fueros
y
Rey-
la
redefini-
ción
de su
ideario
para
evitar
en
lo
posi-
ble
la coincidencia
artificiosa
y
frágil en
tóD¡cos
declamatorios.
Urge
aunar
cr¡te-
riós
y
convenir
fórmulas
que
plasmen
fi-
delidad
a
las
raíces
y
aPertura
a
nuevas
aportaciones
actualizadoras,
que
con-
tente,
en
la
mayor
proporción
posible'
a
la
mayoría
de los
militantes.
Y
ello
en
poco
tiempo
y
en
Poco
Papel'
1o
que
bignilica
que
el
ideario,
como
tal,
debe
restringirse
al
nÚcleo
de
los conceptos
permañentes
y
def¡nitor¡os
del
ser
car-
lista,
cuya
revisión
deberÍa
abordarse
periódicamente.
'
Fuera
del
meollo
doctrinal
del
idea-
rio es
necesario
dar
campo
al
pluralis-
mo const¡tutivo
del Carlismo,
sin
miedo
a
la dilerenciación
de
posturas y
a
la l¡-
bre
expresión
de las
mismas.
Pero
la
exteriorizaciÓn
de discrepancias
debe
tener sus
cauces
y
sus
reglas,
enlre
las
cuales,
en
su
momento,
está
la discipli-
na
y
la discreciÓn,
virtudes
no demas¡a-
do
arraigadas
entre
nosotros.
Fruto
del
análisis
de
la realidad
y
de
su
conlunción
con
el
idearlo, surge
el
programa,
como
Proyección
de
la
ac-
ción
política
interna
Y
externa.
El
programa
cont¡ene
un
elevado
porcentaje
de
decisión
personal
de
sus
autores, entraña
un
compromlso Y
un
riesgo
indudable
de
fracaso,
que
puede
deberse
a
error de
planteamiento o cle
gestión. En cualquier
caso
el
programa
ño es
ni más
ni menos
que
una
declara-
ción de
intenciones
susceptible
de
mo-
dificaciones,
cuando
la
pertinencia
de
éstas
se
evidencia.
lnteresa
recalcar
esta
faceta
de
los
programas
políticos:
su
delectibilidad
y
consiquiente
modificabilidad'
Y
aunque
esas
iotas
se
dan
en todo
lo
humano'
en lanto
que
humano,
en el
terreno
poli-
tico
es
necesario
llegar
desde
un firme
sent¡do
de
lo
real
y
de los
valores'
a
aventurarse
en
el
"arte de
la conjetura",
en
términos
de
Bertrand
de Jouvenel.
El
político
debe
hacer
posible
lo deseable
axiológicamente,
pero
lambién
ha
de di-
rigir su
esfuerzo
hacia
metas
razonable-
mente
accesibles.
Su
prudencia
le indu-
cirá a
medir,
por
una
parte,
el
grado de
exiqenc¡a
conveniente
en
el
programa
lsu-
maximalismo
o
minimalismo,
su
aproximación
o
leianía
respecto
a
los
fi-
nes
últimos
de
su
partido),
el
nivel
de
sus
concesiones
a
los
gustos de su
h¡-
potética
clientela
y
a
la
"filosofía"
inhe-
iente
a
las
propias
reglas
del
iuego
del
sistema
en
que
ParticiPa.
Para el
Carlismo
también
aquí
el
te-
rreno es
espec¡almente
pantanoso.
Vis-
-
8/17/2019 AC 1986 2º Trimestre.pdf
4/8
Próxima
la celebración
de
un
Congreso
para
la unidad del Carlismo,
cuando
se
está
realizando
un esfuerzo
extraordinario
por
ir
de
la
disgrega-
ción
a
la
unidad
y
de ésta
a
la
acción
política, preguntamos
a
carlistas
de
diversas
regiones
y
diferentes militancias
y
afectos:
1.-
¿Cómo
ve
la situación
de
EsPaña?
Z.-
¿Existe,
tras ese
panorama,
un espacio
político
para
el carlismo?
3.-
¿Cree
necesaria
la unidad
del
carlismo?
+.-
¿aue
estaría
dispuesto
a
hacer
por
esa
unidad?
S.-
¿Oue
pediría
a
los carlistas
cara
a
ese Congreso
para
la
unidad?
FRANCISCO
ASIN
REMIREZ
DE ESPARZA
1) Plena
de
teóricas
libertades.
Agobiada
por
un
poder
que
lo
controla
todo a través de unos medios
dé comunicación
que
"pretenden
ser
de
todos".
Con
unos
representantes que sólo lo son de unos
partidos
y
no
del
pueblo,
pues
de aquéllos
y
no de éste
depende
su
nueva
presenta-
ción
en
las i¡stas.
Con
una
economía
muy
deteriorada
pese
al
alivio
de
la
bajada
del dólar
y
el
petróleo.
con
una
planificación de
la educaciÓn
y
a
cultura
al
servicio
del
más
puro
materialismo,
etc. etc'
2)
Sí, si
sabe
presentar
un carnino
¡nverso
al
anterior
y
slempre
que
pre-
'
sente
un
programa
atractivo,
que
dé
la cara
sin
miedos
ni complelos
y
óu"
áo"nia.
ionsiga
una
organización
dinámica
y
unitaria'
a¡
Ñun."
sin
la unidád
conseguirá
fuerza,
ni espacio,
ni fiabilidad'
+j Sacrificar
un
poco
de
lo
qué
veo
y
quiero
para
comprender
y
adoptar
¡o
que
otros
ven
y
creen
en
lo
que
se
refiere
a aspectos
prácticos' organl-
zativos
y
de
funcionamiento
político'
5)
Que
demuestren
que
quieren
al
Carlismo'
ANTONIO
BARRAU
GARCIA
1)Peorimposib|e,pocasVecessehanVistotanba|ostodos|oSestamen.
'
tos
fundamentales
para
el
perfecto funcionamiento
de
España
como
son,
religión,
ejército,
justicia,
er:onomía,
autoridad,.etc'
Zl
ño'"a
un'espació politico
to
que
ei
Carlismo oÍrece, lo cual seríe
entrar
en
el
juego
liberal,
lb
que
ofrece
el Carlismo
es
la Única
solución
para Es-
óán"'én".u
gran ampiitud
frente
al
liberalismo-capitalista
y
al
marxismo.
e)
-ñecesar¡a
ño,
fundamental
e
inadmisible
e
intolerable
la división.
+) Como
Oficial
del
Requeté
lo
que
se
Íre
ordene'
Si
Oue
se
deiasen
de
protagon¡smos
y
de
puritanismos,
que
todos
vamos
-'¿é
orun"
intención
pues
si
no,
no seríamos
carlistas
y que
Dios
y
la Pa-
tria
nos
lo demandará
el día
de
mañana'
ROBERTO
G.
BAYOD
PALLARES
1)
De
desesperación,
por
la
descomposición
moral,
religiosa
y
política'
'Como
diríá
Joaquín
bosta
"está paralítica
y
regida
por
eunucos"'
2'l
La
doctrina
tradicionalista
puede ser
el
único
medicamento,
porque'
como
he
escrito
muchas
veces,
el
"carlismo
no
puede mor¡r,
pofque.es
inmorlal".
Lo dif
ícil
es
que
nueslro
enfermo,
que
es
España
o
la
sociedad
española,
tome
el
medicamento,
porque carecemos
de
nredios
(prensa'
etc.).
S)
lmórescindible.
La
falta
de
unión
o
de
comunión
la
considero
una
trai-
ción
a la
Causa.
4)Prescindirde|nombrede|aorganizaciÓnpolíticaa|aquepertenezco'
siempre
que
dé
idea
de
a dónde
vamos
o de
dónde
partimos o de
su
3)
Evidentemente.
Necesaria e
insoslayable.
4)
Todo, en
la medida de mis
modestas
posibilidades.
5) Que
dejasen
de
lado
cualquier
consideración
personal,
egoísta
o secta-
ria
e
hiciesen
un
esfuerzo común
en
pro
de
la
unidad,
olvidando
y
la-
deando
todo
lo
que
nos separa y dando paso
a
todo
lo
que nos une, den-
tro de
los
inmutables
principios
de
nuestro
Tetralema,
pero
soslayando
cualquier
planteamiento
totalitario
o
intolerante
JUAN CASAÑAS
BALSELLS
1
)
La desvirtuación
del
espíritu
de cruzada
religiosa
y patrótica
que
inspi-
ró en
sus
comienzos
el
Álzamiento
del
18 de Julio,
iniciada
ya
durante
la
guerra
y
continuada
por
el
Régimen
que
detentó
la Victoria,
ha
conduci-
áo
gradiat,
progresiüa e
insenéiblemente
a una
situación
análoga
a la de
la
liRepública,-o
más
grave
si
cabe,
por
cuanto
el ataque
a
las esencias
católicás
y
patrióticas
de
la Nación
Española
es
menos
frontal
o
violento
que
entonces,
aunque
no
por
ello
menos-
demoledor,
con
el agravante
de
que
precisamente
por
su
áisimulo,
dificulta
que
se
prod-uzca
reacción:
es
s¡ntomáilco
que,
a
diferencia
de
la decidida
actitud
del
Episcopado
frente
a
la legislación
laicizante
de
la
ll República'
hoy
los
Obispos
apenas
se-
pan
halblar
más
que
de
"reconciliación"
(¿reconciliación
con
la
implanta-
biOn
det
divorcio,
la despenalización
del
aborto,
la tendencia
al
monopo-
lio estatal
y
laico de
la enseñanza,
la inmoralidad
en
los
medios
de
co-
municación, el
intento de
expoliar
a la lglesia de
templos y
monumentos,
imágenes
sagradas
y
obietos
de
culto a
pretexto de
Patrimonio
Artístico
Nacional,
etd'/),
y
só empene
en silenciar
el
testimonio
de
fe, sin
igual
en
la Historia,
que
tantos
religiosos
y
seglares
dieron
con
la
ofrenda
de
sus
vidas
ante
lá
persecuciónenZona roja,
m¡entras
que
la memoria
de
los entonces
perseguidores es
públicamente exaltada
por
sus
secuaces
de
hoy.
2) La eéencia
del
Carlismo
es
la misma
esencia
de
las
Españas
Esto ex-
'plica
su
pervivencia durante
siglo
y
medio'
pues
mientras
España
sea
Éspaña,
en
la Clandestinidad,
en el
marco
político
legal
o en
los
campos
de
batalla
siempre
habrá espacio
para
el carlismo.
Ahora
bien:
en
un s¡-
tema
político
parlamentario de democracia
inorgánica,
por
contrario
a.la
tradici'ón
histórica
de
las
Españas,
no cabe
augurar
un
triunfo
masivo del
Carlismo
en
las urnas,
y
su
misión,
más
que la
de
aspirar
a
gobernar
como
,,partido"
político mayoritario
ha de ser
la no
por
ello
menos
ef¡caz
de
grupo
testimon¡al,
que
en
no
pocas
ocasiones
perm¡te-"gobernar.des-
de
íuera"
y
actuar
en conyunturas
extremas
como
"catalizador"
o
"per-
cutor"
de
lá
conciencia
nacional,
función
que ya
está
visto
no
pueden
de-
sempeñar
ni
tendencias
"ultras" ya
fracasadas
en
la Historia
reciente,
ni
nost'álgica
20-N,
ni cambiantes
conservadurismos de
derecha
o centro
l¡-
beraleé
y
aburguesados,
ni
posiblemente
bienintencionados
intentos
de
nueva
cieación
a base
de
un
patr¡ot¡smo
más o
menos
difuso
pero
sin
raigambre
histórica
ni un
cuerpo
completo
de
doctrina
política'
3)
Ef Carlismo
es
uno, como
una
es
la
verdadera
ReligiÓn'
auque
haya
quienes,
excusable
o
inexcusablemente,
permanezcan
separados
de
la
unidad.
Por
ello,
más
que
de
unidad
del
carlismo
estimo
ha de
hablarse
de unidad
de
los carlistas.
Y
esta
unidad
ha de
lograrse
en
torno
a
los
principios doctrinales
permanentes
y.
al acatamiento
a
una única
Autori-
bad,
iunto
este
especialmente
difícil
dada
la ausencia
de
Príncipe
que
asumá
con
inequívoca
eficacia
las
responsabilidades
políticas
y
dinásti-
cas
y
cuya
solución
requiere
examinar
con extrema
objetividad y
99sa-
pasiánamiento
los avatares
del
Carlismo
desde
la muerte de
S.M.
Alfon-
bo
Carlos
l. Lo
que queda claro
es
que
los carlistas,
ni individual
ni
por
delegación
en
una Junta
de
la organización
política,
pueden
ser
Autori-
dad
óe sí
mismos:
esto
equivaldría
a admitir
el
principio
liberal
de
la
"so-
beranía
popular".
4) Cuando'el'18
de
Julio,
tenía
diez
años.
Ahora
voy
por
los,sesenta
y.no
sé si
en circunstancias análogas tendría valor para empuñar un
fu-sil
o
confesar
con
la oblación
de
mivida
la
fe
católica
y
española
que.profeso.
Aunque
hoy
no se trata
de
aportar,
por
ahora,
a la Causa
un
ptecio
tan
alto,'pero
éí
en cierta
manerá
más costoso:
el esfuezo
personal.cons-
tantb,
desinteresado,
incomprendido
y
criticado
a
veces,
con sacrifico
de
,n"
rayor
dedicación
a
la'propia
actividad
profesional
y
de
sus.
consi'
ouienteé
rendimientos
económicos,
de
un
tiempo
que
se
roba
al
descan-
éo,
a
los
gustos y
aficiones
particulares e incluso
a
la familia'
S) Sú oarticioación,-imbuídos
dé una
idea
fundamental:
que
todos
los car'
-'ti;ta¡
áre'se
mantienen
fieles
a
la oñodoxia
doctrinal
sea
cual
fuere
el
grupo
ó
tendencia
de
que
proceden,
actuaron
de
buena
fe,
y por.lo
tanto
éon
dignos
de
respeto
y
edtima,
sinque
a
ninguno
de ellos
haya
de
pedir-
se cuentas
o
retractaciones
por
sus
actuaciones
pasadas'
doctrina
permanente.
5) a)
Que
prescindan
de
personalismos
tades
anteriores.
c)
Que
no
discutan
dividir
y
que
sean
accesorios.
TOMAS
BARREIRO
b) Que
olviden
rencillas
o enem¡s-
(comentar, sí)
temas
que
Puedan
1)
Que
tiende
a la socialización,
cualquiera
que
sea
el
grupo
político
en el
poder,
ya
que
los
no socialistas
siguen
el
mismo
criterio'
aunque
con
btro
nombre,
tanto
por
la cantidad
dé
empresas
públicas
o semipúblicas,
como
por
la
intervénción
del
Estado
en
la
vida,
en todos
sus
órdenes..
Z)
-Et
cai¡¡smo,
tomando
como
base
los cuerpos
sociales
naturales,
en
el
-'aipecto
económico-social,
debe
lanzarse
a
la vida
política,
para
sustitu.ir
el
iistema
creado
por
el capitalismo
en
el siglo
XVlll
y.comienzos
'l il
XIX
y
et intervencionismo
del
Éstado,
acentuado
en el
siglo
presente'
El ma-
rxismo
es
una
vulgar
dictadura.
3)
ó*
unidad o
sinilla,
el Carlismo debe lanzarse a
la
calle política,
con
su
lema
y
sus
cuerpos
sociales
naturales.
Debe
hacerlo
un
grupo
ioven
óára
qr"'lo" demád
le
sigan,
pues
si
bien
lo mejor
es
la unidad
de
todos
ior
gtirpot, como
esto
eé
muy
difícil
de
consegu.¡r,
hay
que
13f1-,
+)
pre-stáría
toda
mi colaboración
al
grupo
que
Se
lanzase'en
nompre
Oel
Carlismo-Tradicionalista.
5)OuedeienlosgruposyseunanalosjÓvenes,sobrelabasedeDios,
Patria
y'Fueros
y
cuerpos
sociales
naturales.
Más una
regencia'
JULIO
BRIOSO
1) caótica.
No
hay solución
dentro
del
arco
parlamentario ni dentro
de
la
'
confrontación
tradicional
derechas-izquierdas'
2\
Tal
vez.
Pero sin
unidad,
todo
es
inútil.
-
8/17/2019 AC 1986 2º Trimestre.pdf
5/8
HERMENEGILDO
GARCIA
LLORENTE
1)
Mal.
2)
Sí.
3)
Sí.
4)
Trabajar.
4)
Honradez
en las
actuaciones.
sencillez
en
las
exposiciones.
Espíritu
de
sacrificio.
Afirmación
de
los principios
que
nos unen.
claridad
y
lealtad
en
las
discrepancias.
RAFAEL
GAMBRA
CIUDAD
1)
En
trance
de no
haber
ya
"situación
de España',.
2) De
"espacio
político"
sólo
puede
habrarse
tratándose
de
partidos
libera-
les
que
obran
sobre
un
"pluralismo',
parlamentario.
El
Carlismo
o es
el
retorno
de España
a sí misma,
o no
es nada.
3) La
creo necesaria para
una eficaz
acción
politica.
4)
En un
pasado
crecano
hice
cuanto
estuvo
en mi
mano.
5)
Q9e sepan
que
no
bastaría
con
unidad:
será
preciso
que
esta
unidad
se
edifique
sobre
su auténtico
cimiento,
y
éste no
es otro
que
la
unidad
ca-
tólica
y
la
confesionalidad
del
Estado.
ALVARO
D'ORS
1)
La
situación
de España
me
parece
la
más
lamentable
de los
últimos
sr-
glos.
Esto
se
debe
principalmente
a
que
er mundo
se haila
dominado
hoy
por
un
poder.sinárquico,
fundamentalmente
económico
y
tecnológico,
que
ha decidido
ra
conversión de
España en un
aprovechable
reducó
de
consumidores,
enervados
por
el hedonisrno
democrálico y
renegador
de
todo
su
pasado
y
de
su misma personalidad
histórica.
2) El
e-spacio
que
queda
para
er carrismo
no
es tanto
porítico
cuanto
mo-
ral.
consiste
la
conducta
posible
en mantener
viva
una
doctrina
política
ejemptar,
no
sóto
como
reserva
para
un
trturó
Je
i"cñ#;;#Jiil:
sino
sobre
todo
para
dar
paz
y
serbnidad,
aunque
sea
contra
corr¡ente,
a
tas
conciencias.
La lealtad
a
la
Tradición
iegitrma
pueoe
ser
un
punto
de
apoyo para
toda
la
constelación
de las
otás
v¡rtüOes
móia
3)
La
unidad
der
carrismo
no
sóro
u"
n""""áráun
er
sentido
de
ser
conve-
niente,
sino
también
inevitabre,
pr.cis".éÁiu
por
ta
nutaposiu¡i¡i"J
o"
alcanzar
actualmenie
una
parceia
cle
poder.
4) Predicar
con
el
ejemplo.
5)
Orvidar.ras
anriguas
disidencias,
y
ros posibres
errores
que
todos
hava-
1os
ggdid.o
tener, para
aunarse
en
uná
reartao
oe
óóótr'i"á
v
i"iit,i,i"
oral
fundada
en Ia
Religión.
ANGEL
ONRUBIA
RIVAS
1)
caótica
-en
sus
asp.ectos
porÍtico,
sociar,
económico
y
rerigioso
domina-
dos
todos
ellos
por
et
confusionismo
ioeor'ogico
y
po,
á
"p.i,tr"i.*"
üái_
idista
y personal-.
t)
,Pl,:11l1t-1:l,qy
qr"
abrirto y
conquistarto
con fe,
con
decis¡ón,
con
iluston y
conslancia
en
el
esfuerzo.
'3)
Necesaria
e
imprescindible;
sin
ella
será
vano
todo
intento
y
estéril
todo
esfuerzo.
4)
:q:lfi:Ii1
cualquier
cosa,
menos
ta
integridad
de
ninguno
de
sus
prin_
-,
cptos
y
sus
aplicaciones
concretas
básicás.
c)
uu
entusrasta
coraboración
económica
y personar,
Firmeza
en
ra
fe
de
nuestro
ldeal.
Esperanza
en ra
misericoidia
de
Diós
p"rióon
erpán-"
Caridad
para
con
todos.
IGNACIO
DE
ORBE
TUERO
1)
La veo que
camina
ar
caos
y pienso,
aciemás, que
un
tr¡unfo
de
la llama-
da
"derecha"
no
variaría
nádá,
tunóamentáiáente,
la
casa.
2)
Pienso
que
ra
única
sorución,
con
todas
ras
ienovaciones
lue
hagan
fat-
-.
ta,
sólo
la
presenia
hoy
el
Carlismo.
3)
lmprescindible, pero entiéndase bien del
cARLlsMo,
no
de todo
aqué.
que
dice
representarlo.
4)
Todo
lo
que
esté
a
mi
alcance.
5)
Primero
encomendarlo
todo
y
cada
uno
al
Señor, y perseguir
y pedir
en
mucha
oración,
con
humildad,
fidelidad
a la
Verdád
objet-iva.,
,
IGNACIO
SALAZAR
AYERRA
1)
lrrecuperable
como
Sociedad
de
rnoral
cristiana.
4
f?r.a
el
Cadismo
y para
cualquiera
q.ue
,éfáá""ptur.
y
apticar
tas
reglas
-.
del
juego
político
de
ese
engendro
liamadb
democracia.
3)
creo
necesaria
ra
unión
de-homóres¿aú;"r,
responsabres,
honrados
gglslgo
mismos,
leales
a unos
principio's
que
partien¿o
Oef ñnOn
Siñ
Dtos,
sean
capaces
de
desarrorar
urio-'i
piiñó¡ó¡o"
ióáórá¡br,';ñ;:
tivo-s,
tradicionaristas
y
a
mayor
abundamiento,
MEJoR
,i
J;'cÁñirs-
TAS,
4)
.Ejercita.r
capacidad,
responsabilidad,
honradez
conmrgo
mismo,
lealtad
(como
siempre)
a ros
principios
carri¡tas,
esforzarme
en
er
desarroilo
de
su-
condición
societaria,
corporativa
y
Tradicionarista.
Hacerro
ToDb
coN
Dtos
5)
Que
demo.srraran
que
:on
CAHLTSTÁS_(Cosa
difícil
de
ser).
eue estu-
diaran,
anatizaran
y
conteccionaran,
ENThE
Íóóóé,;;
Éüñññií_
tico
con
TODO
EL
CARISMA
que
son
""p"-""
o"
proporctonar
nuestros
PRINC|P|OS.
Casi
nadie
at
aparato
¡ruÁbÁ-Slr.¡
olOSl
FERNANDO
TODA
GARCIA
1)
A
part¡r
der
fin
de ra
Dictadura,
que
tanto
daño
hizo
ar
carrismo,
se vivió
unos
momentos
esperanzadores,
pero
enseguida
ta
situacién
füñ¡dil;
egenerando
y
el
régimen
de
sanas
l¡bertaÉés
que
se
esperaba
se
ha
transformado
en ribertinaje
e inseguridad,
con
ienoencia
a
socavar
todo
el
fundamento
cristiano.que
pervivía
en la
sociedad
española y
en
el
as-
^.
p_ecto
económico perjudicar
o destruir
ra
pequeña
y
mediana'empresa.
2)
creo
que
er carrismo
puede
tener
espacio pórítico
ói
se
dan
tas
siiuien-
tes
circunstancias:
-Unidad
del
Carlismo.
-Adaptar
sus
principios
a las
circunstancias
actuales.
-Aceptar
totarmente
la
doctrina
der
concirio
Vaticano
il
y
ras
conse-
cuenc¡as que de
él
se
derivan.
3) Sl.
Sin
unidad
no
hay
posibitidades.
4)
Lo
que
mis
pocas
posibilidades
me
perm¡tan.
5)
Que se actualice
la
doctrina.
eue
se eviten
las
"capillitas"
y
las
descon-
fianzas.
Que
se dé
paso
a ra
juventud
que
es
ra
que
ha
oe
attüár
e ¡ncru-
so
darles
paso
en la
responsabilidad
de la
dirección.
ANTONIO
DE
URZAIZ
GUTIERREZ
DE
TERON
1)
Desmoralización
de la
sociedad y
en
sus relaciones.
La
clase
política
ha
perdido
toda
noción
de honradez
asÍ
como
sufre
una
amnesia
aguda.
2)
como
abanderado
der
pensamiento
tradicionar
españor,
tiene
rñucho
que
decir.
En
concreto:
comprorniso
católico,
region'alismo,
principio
de
subsidiariedad,
autarquia...
3)
No
necesario,
imprescindible.
4)
Todo
lo
que
esté
al alcance
de mi
mano.
5)
una
gran
dosis
de torerancia
y
comprensión
hacia
todas
ras
posturas,
para
lograr
la
discrepancia
dentro
de ra
unidad
y
no creando grupúscu-
los.
JOSE
M.'CUSELL
MALLOL
1)
Mal.
BaJo
una
capa
de
aparente
mansedumbre
y
modernidad.
oueden
,.. ,.,:
sps,v,,rv
rrrqrroeuuilrutE
y
iltuueililuao, pueogn
toeiltttcarse
innegables
avances
de la
Flevolución.
.
trsros
avances,
no
empezaron
en
los
últimos
años
más
recientes.
Las.
bases
de.
que
partieron,
se
establecieron
en
1gg7.
HOy'
no
sóro
se regisra
de
espardas
a
Dios,
sino incruso
contra
ra
Ley
de
Dios.
.
En
lo
sociar,
aunque
se
eruden
ros
enfrentamientos
descarados,
está
v¡va
y
se fomenta
la
rucha
de
crases.
cada
vez
es
mayor
ra inseguridad
ciudadana
y
son
constantes
ros
actos
de
tárrorsmo
que
no
t¡enen
ra ré-
plica
adecuada.
.
En
el orden político,
bajo las
apariencias
de
ecuan¡m¡dad,
anidan
el
despot¡smo
y
er espíritu
de revancha.
Además
de
un
notorio
favorit¡smo,
se rncu.mplen
las promesas
electorales
con
todo
cinismo.
En
lo
econórnico.
la
presión
fiscal
ha
baticto
todos los récords
imagr-
nabtes,
así
como
el
endeudamiento público
p"ráfét.
sóro
un
cambio
totar
de
criterios
y
prantbamientos
puede
arumbrar
una
solución,
no
exenta
de
sacrificios.
'
2)
Sí.
El
Carlismo
es
la
ú.nica
fuerza
que
constituye
un
valladar
contra
el
avance
de la
Flevolución.
.Y
es
así
porque
las
tá.cticas
de
los
partidos
con
ettquetas
de
conser-
vadores,
democráticos.y
riberares,
partén
de ra
tesis
revolucionarias
me-
nos
avanzadas,
pero
hijas
de
la
Revolución
al fin,
y
er
progáina
á;ii;;-
lismo,
es
el
establecimiento
del
orden
social
cristiano.
3)
Sí.
Para
ofrecer
a ros
españores
ra
sorución que
ras
Españas
necesitan,
l?V
9y"
hacerto
partiendo,
de
una
Unidad
dé
Doctr¡ná,
;";
ú;,dJ;"
Disciplina,
y
de
una
Unidad
de
Acción.
4)
Todo.
Sin
renunciar
a ninguno
de
los
principios.
Llevamos
tiempo
aportando
cuanto
está
a
nuestro
alcance para
la
preparación
de
este
próximo
Congreso
del
que
ha
de
partir
iá i""6nqr¡r-_
ta
social
y
política
de la
patria.
5)
Generosidad.
La
misma que
tuvieron
ros
carristas
ar ir
a
ra
cruzada
o
ar martirio.
E -OY
LANDALUCE
1)
Social y políticamente
no
veo
solución,
sino
camino
a la
ruina
y
a
una
situación
irremediabre
de inestabiridad.
La intervención
der
Estácío
eñ
ro
económico
corno
en ros
demás
aspectos
de ra
vida
es incontestabre.
n¡ol
ral
y
religiosamente
deduzco
se
siguen
unas
consignas
de
ra
Revorución
con
toda
fidelidad.
2)
Sí
existe
espacio
porítico,
pero
visto
desde
una
óptica
diametrarmente
orsanla'
renernos
en frente
con toda
su
porencia
ar riberarismo
en
sus
ra-
mas
políticas
y
económicas y
ar
socialiimo,
que
con
una
careta
de
so-
cial-democracia
avanza
inexorable
por
ros prebios
de ra intervenc¡on
éi-
tatar.
Er carrismo
debe
mostrar
su autenticiüa¿
ranzándáse
á r" ;ü;
ñrr-
t¡ca
mostrándose
como
rearmente
es,
ant¡tét¡co
a
esos
s¡stemas.
Los
Cuerpos
Sociales
naturales,
los
Fuero's
a todás
las
R;gio;;;
i
Mrnñ;
p¡os
y
la
justicia
social
potenciada
desde
esos
Cuerpos
jo"¡"teí
árt¿.,ti
ca representación
y
única verdadera
democrac¡a.
3)
La unidad
del
Carlismo
es imprescindible,
pero
sin imposición
a los
oru_
pos.
ldentidad
en la
doctrina,
una
autorídad'prestigiosá
áir¡oá
vl"
,iüá..
:,"jl"iq{
_d", Tq1
glrpo
jqto
e
ta
mayor
coiaboráción
"on¡*í".
e"
p'rá_
crso
que
a
grupos
como
el
partido
Carlista
se les
demuestie
que
el óar_
lismo
es
antitético
ar
sociarisrno,
aún
con
ciertas
coincidenciaó
soc¡aléÁ.
Porque
siendo
er
hombre
ro
más
grande,
es además
sociar
por
ñátri"ié:
.ze
y
en
el
Carlismo
encaja
de lleno.
4)
fraba¡ar
lo
más posibre
d'esde
er
propio
grupo
y
en
ra
un¡crad.
considero
Í:,FIT|11
importanc¡a
enconrrar
a unás
peréonas
de verdadero pres_
rgro
en
cuanto
a
ortodoxia
y
dignidad personar,
activas y
ro
más
jóv'enes
posíble,
para
que
desde
todos
los
punios
se reconozcan
como
autoridad
con
el mayor
respeto.
-
8/17/2019 AC 1986 2º Trimestre.pdf
6/8
5)
Reconocimiento
explícito
y
categórico
de
nuestros Principios sintetiza-
dos
en
nuestro
Lema
y que
nuestra actitud sea de
la máxima responsa-
bilidad,
arrinconando
protagonismos
demasiado
frecuentes. Mirada
es-
pecial
a los
jóvenes
de
ambos
sexos
y
mayor
protagonismo
a
la
mujer
dentro de
la
Causa.
LUIS
LUNA
1)
Caótica
pero del cuadro surrealista que
podrÍa
pintarse, conv¡ene desta-
car
la atonía
de nuestro
pueblo, la merma
de su capacidad
de reacción,
su caída
en la
masificación, frutos del desencanto,
de
la
falta de
ilusio-
nes
y
de esperanzas,
de
la
sensación
de
impotencia
ante
un
Estado ab-
sorbente, dirigista
y
totalizante,
manelado hasta
la
arbitrariedad
por
unos
políticos profesionales, partid¡stas
y
teorizantes, divorciados de
nuestra
Sociedad
y
de
sus
realidades.
2) Si
por
espacio
político
se entiende otro
lugar
más entre
los
partidismos,
la respuesta es
NO. Pero
la
respuesta es Sl, si
por
espacio
político
en-
tendemos un
campo de
lucha
para que
la Sociedad
reaccione, recobre
su
pulso,
sus
ilusiones, sus esperanzas
y
desempeñe el
papel que
en
justicia
le corresponde
en el orden
político-social y,
al mismo tiempo,
para
lograr
que
el
Estado
se
ajuste
a su
verdadero
fin de órgano cumbre
de
la
Sociedad
organizada
y garantizador
de
las libertades
y
del bien co-
mún.
3)
El Carlismo
siempre
ha estado unido,
porque
el Carlismo es único
y
nunca ha habido dos Carlismos.
Las
discrepancias
han surgido entre
los
carlistas,
pero
debe salvarse
en todos
la
absoluta buena
voluntad. Ha
de
hablarse más
propiamente
de unidad de
los carlistas
para
contestar con
un
Sl
rotundo, puesto
que
nuestra unidad
es
hoy más
que
necesaria, im-
prescind¡ble
y
urgente
para que
el
Carlismo recobre
la
plenitud
de su
luerza.
4) Todo lo
que
fuera menester
y
alcanzaran
mis fuerzas,
con
la
ayuda de
_D_iqs.
Petsonalmente,
como
todos, he tenido mis altibalos,
mis
optimis-
mos
y
pesimismos,
pero
debemos
enfrentarnos
al
momento actual
con
t¡n
"alti"
esperanzado,
pidiendo
fervientemente
al Sagrado
Corazón
nos
conceda
a los
carlistas
la disposición
de
ánimo
necesaria
para
marchar
unidos
"siempre p'alante".
5) La superación
de
los formalismos
discrepantes
que
aún
pe