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    1/8

    DIOS

    -

    PATRIA-

    FUEROS-

    REY

    G*fi[I

    RGANO

    INFORMATIVO DEL CARLISMO

    TRADICIONALISTA-2."

    TRIMESTRE

    1e86 Apdo

    1268 pAMPLoNA

    La

    hora

    del

    Carlismo

    S. ARELLANO

    Erre

    que

    erre

    no

    nos

    cansaremos

    los españoles de

    dar

    coces contra

    el aguijón.

    No

    nos

    sirven

    las lecciones del

    pasado

    ni

    las

    experiencías,todavía

    recientes,

    que

    advierten

    sin remilgos

    lo

    que

    nos

    puede

    acontecer.

    Nada. Como

    si una

    mano

    misteriosa hubiese

    borrado

    nuestros recuerdos,

    no

    queremos

    saber nada de

    nuestra

    historia; aunque

    tam-

    poco

    nos

    atrevemos

    a alzar

    nuestra

    mirada

    hacia el

    porven¡r.

    Estamos,

    simplemenfe

    es-

    tamos,

    a

    Io

    que

    nos

    caiga

    encima

    o a

    lo

    que

    nos digan

    o a lo

    que

    nos salga, como

    jornale-

    ro

    en

    plaza ajena. A

    cambio

    de un

    trasnochado tópico ignoramos

    la verdad. Toda nues-

    tra

    historia

    por

    un

    puñado

    de

    palabras huecas:

    modernidad,

    progreso

    o de

    lo

    contrario

    oscurantismo

    y

    barbarie.

    Tríste

    acontecer

    para

    un

    pueblo

    como

    el

    nuestro:

    Ia

    leyenda

    ttyg,

    d ta

    tr.t,,

    ,rccrtu

    rlts.ona

    coflarAna

    nues''}os

    potiti'cos

    aqutl

    sin téner

    neces¡a'aA'a'e

    echar

    mano

    de

    los

    de

    allende,

    ¿para

    qué

    más

    testigos?

    ¿Hubieran

    vuelto

    los troyanos

    a

    confiar

    en

    el

    caballo

    de madera

    que

    ofrecían

    en honor

    de

    sus

    dioses

    sus enemigos,

    los

    griegos?

    De ha-

    berles

    dado

    otra

    oportunidad,

    ¿no

    hubieran

    reaccionado

    como un

    solo hombre

    ante

    aeue-

    lla

    estremecida

    voz

    que

    gritaba

    "temo

    a

    los

    grieg¡os y

    a

    los

    dones

    que

    nos

    ofrecen"2

    Han

    transcunño

    casi tescienlos

    airos

    de

    prome..

    sas

    que

    qc

    han

    Cado

    otros frutos

    eue el

    de

    dis-

    cordias

    y

    divisjones, ruina

    económica

    de Espa-

    ña.

    pérdida

    le

    tt

    paderío

    pclítico

    y

    del

    presti-

    gic

    cultural,

    ¡-' todavía seguimos creyendo

    y

    confie,ndo

    en los

    dones

    que

    nos

    protneten

    como

    nuestra liberación

    "¡Trmeo

    danaos" ...

    los traiga

    quien

    los

    traiga.

    Europa

    no

    se encuentra

    a

    sí misma.

    Se

    re-

    beló

    r-ontra

    su

    ser

    y

    ninguno

    de

    los

    tra¡es

    c

    ,n

    que

    se

    disfraza

    Ie

    ajuslan adec¡tadamente.

    O

    les

    sobra o les falta.

    Europa

    ha

    querido

    ccns-

    truirse

    contra su historia

    criginaria y

    así le

    va.

    Se

    horrorizó

    de

    Ia

    intentona

    nazi

    y

    se

    estreme-

    ce

    cuando

    le

    llegan

    los

    gemioos

    de los

    pueblos

    ctel otro

    lado

    dei telón;

    quiere

    quedarse

    en so-

    cial-burguesa

    y

    no

    puede

    confiar ni

    en

    ios

    que

    firnan

    sus

    paclcs

    con

    el

    ánimo

    de los ¡nrcade-

    res

    en

    cohecho. Eu,opa

    es un cuerpo

    sin

    alnta.

    Aspira

    al

    bienestar

    material

    como único

    senticio

    de

    la

    vida

    y

    la

    revolución

    le

    viene

    mordiendo

    los

    talones.

    ¿PoCrá

    rcner futuro?

    ¿Hasta

    cuándo?

    Europa, madre

    de

    pueblcs y ;naestra

    de

    civili-

    Ahora

    bien, el

    control

    del

    votan-

    te

    libre

    es

    mucho

    más

    frágil

    que

    el

    dcl militante y

    ésto

    se traduce

    en

    una

    amplia

    mayoría

    basculante

    que

    ayer votó

    a

    UCD, hoy

    al PSO-

    y

    nrairana, Dios sabe

    a quién.

    Re-

    irenda

    la

    anterior

    consitjeración

    lo

    que

    hemos

    podido

    observar

    elr

    el

    pasado

    referéndum

    sobre

    la

    zactones,

    se

    ha convertido

    en

    Ia

    correveidile

    de

    Ios

    poderosos,

    ccn

    mucha

    cortesía,

    eso sí,

    pero

    nada

    más.

    ¿Y

    España?

    A

    Ia

    zaga

    de

    Ia

    mano

    de

    sus

    dirigentes,

    siempre ilustrados,

    ¡no

    faltaba

    más ,

    haciéndole

    comulgar

    con

    ruedas

    de molino,

    sea

    en

    nazi,

    en socialdemócrata,

    en

    liber::l a

    eÍ'l

    comr

    tnis .

    Tnl¡

    -a^o,

    -a9l¡r--

    si,

    hisloria

    y

    su

    ser: la

    España

    tradiciortal.

    En

    otros

    tiempos

    ur¡a voz

    se

    alzaba, treno

    o

    valladar

    de las

    revolucic¡nes

    y

    profeta

    de

    las

    fnsres

    desilnos,

    el

    Carlismo. lmpresionantesresuenan

    toCavía

    las palabras

    de nuestrct Rev

    Dtn

    Carlos

    Vll

    cuando

    en

    167

    I afumaba:

    "No

    hay más

    renrcciio

    que

    escoger:

    o

    los

    principios

    católico-monárquicos que

    yo

    represento,

    úni-

    cos

    que pueden

    salvar

    a

    España y

    al

    mundo

    del

    total

    Jataclismo

    que

    los

    amenaza,

    o

    el socialis-

    mo',

    las

    llamas,

    no

    bien

    apagadas,

    qtte

    hace

    poco ponían

    espatlto y

    aún han

    de resurgir

    pa-

    vorosas,

    si Dios

    no lo

    remedia

    en

    la

    Babilonia

    tnodernat'.

    ¿Ha

    pasado

    nuestra

    hora?

    ¿El

    mundo

    de

    la

    Tradición

    no ha

    de

    encontrar

    eco

    en

    ningún

    es-

    pañol

    honesto,

    en ningúrr

    pecho

    cristiano? La

    politica

    que

    reccnoce

    coi'no

    límite

    a Dios

    y

    al

    or-

    den natural

    y

    niega

    que

    la

    soheranía

    de la vo-

    luntad

    Ce

    unos

    pocos

    o

    de

    muchos

    sea la

    única

    fuente

    del derecho

    y

    de la

    justicia,

    ¿no

    ha

    de

    encontrar

    su momento

    y

    sus

    defensores?

    De

    sobra conocemos

    todos la

    imoortancia

    de

    la

    hora

    presente

    para

    el

    porvenir

    de España

    y

    del mundo,

    y

    la necesidad

    que

    tiene nueslra

    Patria

    de

    que

    se

    encuentre

    consigo

    misma,

    de

    que

    se fundamente

    en

    su

    propio

    ser

    para

    re-

    montar y

    alejarse de

    sus

    infortunios.

    El

    Carlismo,

    pese

    a

    quien pese,

    marginado,

    denigrado,

    feformada

    y

    escamoteada

    su

    histo-

    ria

    hasta

    el

    olvido,

    es el

    único

    que puede

    y

    debe

    ser la voz

    de

    la

    conciencia

    de

    todos, fiel

    a

    su

    l{:l:""r,"

    y

    fiia

    su

    mirada

    en el

    hombre

    cte ma-

    Pero

    ¿sabremos

    es¡ar a

    la

    altura

    cie

    nues-

    Iras

    circunstanciaS?

    ¿Nuevos

    recelos,

    desa-

    lientos antigucts, roces y

    dintes

    y

    diretes

    de

    siempre

    no

    frertarán

    o imposibilltarán

    nuestro

    resurgir?

    Aldabctnazo

    en

    nuestras

    co¡ciencias, invi-

    lación inexcusable

    para

    que

    todos

    y

    cada uno

    reilexionemos

    sin

    que

    ninguno

    qtede

    exento

    me

    parecen

    las

    palabras,

    no iibres

    de amargu-

    ra,

    que

    escribió

    en

    su diario

    Carlos Vll:

    "He

    dicho,

    v

    he dicho

    conc¡sarnente,

    cuál

    es nuestra

    situación, cuáles

    los sínlomas,

    cuá-

    Ies

    las esperanzas,

    y

    tanhién

    he

    dicho dónde

    están

    las

    esperanzas

    y

    también

    he

    dicho dón-

    de

    está

    el

    triunfo,

    pero

    he

    guardado

    silencio

    so-

    bre

    el

    resultado.

    Claro

    está

    que

    si no hubiese

    tanro majadero,

    el triunfo

    sería

    seguro,

    pero

    la

    particula

    si

    lo

    hace

    dudoso(...)

    pensaba,

    pero

    no

    veía tan claro

    como

    hoy. Como

    hoy

    veía

    el triunfo,

    pero

    no

    creía

    que

    nos

    costaría

    tan caro

    y que quizás

    lo

    pondrían

    en

    peligro

    ambiciones bastardas

    y

    tonterías

    sobre

    todo..."

    CARLIS.MO

    Y

    ESPACIO

    POLIT'CO

    Como

    ounto

    inicial vamos

    a

    considerar

    algunos

    aspectos

    del

    panorama

    polÍtico

    español. En

    é1,

    lcs'¡artidos

    políticos

    mayoritarius

    lienen,

    en relación al

    nún¡erc

    de

    votos que obtienen, una

    muy

    esca-

    sa

    militancia.

    Ejemplo

    significativo

    sería el del

    PSOE

    que

    con

    menos

    militantes

    que

    el

    Partido

    Socialista

    Italiano

    obtiene

    una

    mavo '

    núrnero

    de

    votos

    que

    aqué|.

    Hoy

    como Ayer

    nDurante

    el

    largo y

    accidentado

    período

    de

    mi vida, mil

    me-

    ces

    he oído decir

    en torno mío:

    pasó

    la

    ocasión;

    esta

    vez

    que

    se

    hundió la

    Causa: todo

    se

    acabó.

    Y

    cada

    vez

    que

    lo oía, enco-

    gíame

    Ae

    nomOros.

    Una

    Causa

    como la

    mía,

    qu'e

    es

    Ia

    Causa

    de

    España

    y

    del

    Derecho,

    no

    perece

    n. nca, es

    inmortal.

    Los

    que

    se

    hunden

    son

    los

    desalentados, los cobardes, los hombres

    de

    poca

    fe,

    los

    que por

    intereses

    particulares,

    o sentimentalismos

    del momento,

    se cobijan de

    paso

    bajo

    nuestra

    gloriosa

    enseña,

    no

    tanto

    para defenderla como

    para

    ser

    defendidos

    por

    ella.

    Al

    presenciar

    esos ciecaimientos,

    contestaba

    desde

    el

    Íondo

    del

    alma:

    adelante,

    que

    tue

    la

    divisa

    de

    mis

    primeros

    años, como

    hoy

    contesto

    : haz

    lo_qge_4ePeg-y_glgggAJg_que

    Dios

    qu

    iera,.

    (cARLOS

    Vil)

    ipasa

    a

    pag.

    7)

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    2/8

    Alqunas

    de

    las

    tentaciones

    deT

    Carlismo

    actual

    guardado

    slemp-re

    Carlismo

    ha

    salva-

    la

    subordinación

    de

    É

    oolítica

    a

    su

    fin:

    el

    hombre

    y

    de

    éste

    al

    suvo:

    Dios.

    Eita

    sobrevaloración

    de

    uno

    Y

    otro

    polo

    se

    ha

    deiado

    sentir

    en

    el

    talante

    del

    Carlismo

    no

    sólo

    en

    su

    proyecclon

    exlerior

    y

    sus

    pronunciam¡entos

    respec-

    to

    a

    los

    áconteceres'

    sino

    también

    en

    la

    tónica

    de

    su

    funcionam¡ento

    Interno'

    sus

    documentos

    públicos'

    etc

    "

    Cuan-

    do,

    a

    efeclos

    dialécticos'

    se

    recurre

    en

    demasía

    al

    argumento

    de

    la

    autoridad

    y

    el

    prest¡g¡o

    moral

    de

    los

    documentos

    re-

    qrs5

    y

    los

    textos

    de

    los

    grandes

    teorlcos

    Éuriit't"t,

    se corre

    el

    grave

    riesgo

    de

    adormec¡m¡ento

    e

    incluso

    de

    atrofia

    de

    la

    creatividad,

    de

    la

    capacidad

    de

    res-

    puesta

    original

    y aiustada

    a

    una

    clr-

    Euñstancia"¡n¿diia,

    a

    una

    problemática

    actual.

    En

    este

    sentido'

    el

    repertorio

    de

    "recelas"

    y

    "soluciones"

    arch¡vadas,

    In-

    terpretada¡

    como

    definiciones

    dogmát¡-

    cas

    (cuando

    en

    su

    mayor¡a

    surgleron

    como

    determinactones

    prudenciales

    en

    covunluras

    concretas)

    pueo'e

    coán'ar

    .7t or"

    estimular:

    "in

    extremis"

    el

    "resoeto

    beato"

    a

    la fórmula

    hecha

    po-

    dría

    ilevar

    a una

    situación

    esperpéntica

    similar

    a

    la

    de

    un

    establecim¡ento

    de

    óptica

    que

    solo

    luviese

    a

    la

    venta

    gafas

    vá ora¿uadas

    o

    una

    tienda

    de

    prendas

    áoníecc¡onadas

    sin

    sección

    de

    sastrería

    v

    adaolacion.

    El

    exagerado Plrrismo

    conlleva

    la

    tendencia

    á

    Ia

    fosilización

    en

    los

    plan-

    teamientos

    políticos, en

    las estrategias

    de

    actuacióñ

    e

    incluso

    en

    la afecciÓn

    di-

    nástica.

    Provoca

    un

    desplazamiento

    del

    centro

    de

    interés

    de

    los temas

    a

    lralar

    de

    lo

    oropiamenle

    polítrco

    a

    lo

    teolÓg¡co

    v

    metafíéico,

    racionalizado

    por

    una

    au-

    íosugestión

    narc¡sista

    que

    atribuye

    al

    Carlismo

    como

    empresa

    histÓr¡ca

    y

    gru-

    Do

    humano

    fines

    que

    son

    exclusivos

    de

    ia iolesia

    como

    instrumento

    de

    salva-

    ción-. v

    eriqe

    aquél

    como

    guard¡án

    y

    fis-

    cat de

    ta ortodoxia

    de

    ésta.

    Congruente-

    mente,

    la

    publicística

    de

    un

    partido

    aquejado

    de

    este

    misoneísmo

    derlva

    hacia

    la

    retór¡ca

    y

    la apologét¡ca'

    A

    la

    comunidad

    errada

    -Y

    cercada-

    que

    de

    ella

    se

    nutre

    se

    le recalca

    el

    carácter

    esencialista,

    transcendente,

    eterno

    y

    hasta

    sobrenatural

    de

    la Causa:

    una

    es-

    tratagema,

    no consciente

    en

    muchos

    casos,

    de

    contrapesar

    Inoperancla

    oráctica

    v

    fracaso

    en

    Ia arena

    de

    la

    lu-

    tna oolitica

    o

    el

    vacío o

    la mediocridad

    de

    unos

    cuadros

    de

    mando

    que,

    Por

    convicción

    o

    por

    comodidad'

    actÚan

    como

    capataces

    de

    una empresa

    que

    no

    es de

    este

    mundo",

    ajenos

    a

    la

    intel¡-

    qibilidad

    de

    su

    lengua¡e

    y

    habituados

    al

    óapel

    irremisiblemente

    testimonial

    de

    i'Don

    Tancredo"

    de

    la

    Política.

    Esle

    aleiamiento

    de

    los

    Problemas

    tanoibles

    puede

    alumbrar

    espellsmos

    de

    áutonedención

    Uno

    de

    ellos

    es

    el

    cle

    o-eel"

    su'¡-aa'ada

    ,b cqLsl"

    'r¡lerJu3

    al

    simple

    englobamiento

    en

    una

    sola

    ent¡-

    ¿ad

    de

    d'lferentes

    grupos afectos

    de

    síntomas

    similares

    sobre

    la base

    de

    so-

    lemnes

    abstracciones

    y

    ambigüedades

    Benditos

    todos

    los esfuerzos

    en

    pro

    oe

    la unidad,

    pero

    hay

    que trabajar

    en

    sus

    cimientos

    estimulando

    al

    máx¡mo

    el

    mu-

    tuo

    conocimiento,

    tejiendo

    y

    ensan-

    chando

    el

    cañamazo

    de

    unos

    efect¡vos

    vínculos

    de

    comunidad

    y

    eliminando

    de

    raíz

    prur¡tos

    "fulanistas"

    o

    "anti-menga-

    nistas".

    La

    constatación

    de

    co¡nc¡denclas

    con

    otros

    grupos enfrentados

    al sislema

    imperante,

    lugares

    comunes lorzaoos

    a

    ménudo oor

    ia dinámica

    de

    oposición'

    puede

    inducir

    a

    otros

    carlislas

    a

    cons-

    iruir

    sobre

    las

    mismas

    las

    Paredes

    maestras

    de

    la

    futura

    estrategia

    del

    Carlismo,

    acomodando

    en él

    los

    trasva-

    sados

    de

    otras

    inlciativas

    frustradas

    y

    convirtiéndolo

    en

    puerto de

    acogida

    de

    la

    "derecha

    ant¡constitucional"

    La

    ten-

    dencia

    de

    la

    generosidad

    en

    la

    política

    de

    "brazos abiertos"

    implica

    el

    pel¡gro

    de diluciÓn

    del

    ser

    carlista

    en

    un

    "totum

    revolutum"

    s¡mplemente

    reaccionario,

    muv

    respetable

    en

    mismo

    por otros

    conceptos,

    pero

    que

    perturba

    la imagen

    del Carlismo

    vinculándola,

    en

    tanto

    que

    iuna

    de

    las

    Fuerzas

    Nacionales",

    al

    coro

    de

    nostálgicos

    reivindicadores.

    del

    réqimen

    anterior,

    el

    cual

    -es

    obvlo-

    ¿¡ió

    mucho

    de

    encarnar

    los

    ¡deales

    tra-

    dicionalistas

    y

    maltrató

    ind¡simulada-

    mente

    a

    dir¡gentes

    y

    militantes

    de

    la Co-

    munton.

    En una

    tentación

    similar

    caYo

    re-

    cientemente

    otra de las

    facclones

    car-

    listas

    al cifrar

    los

    objet¡vos

    prlorltarlos

    de

    su

    política

    en

    el

    hostigamiento

    al

    franouismo

    en

    sus

    últimos

    años

    y

    en

    la

    competición

    demagógica

    con

    los

    "com-

    pañéros de viqie"

    de

    la

    ¡zquierda-en

    la

    l'transición".

    La

    búsqueda

    de

    un

    forza-

    do

    margen

    de

    coincidencia

    con

    luerzas

    ocasionálmente

    enfrentadas

    al

    mismo

    adversario

    llevó a

    un

    importante

    seclor

    del

    Carlismo

    no sÓlo

    a silenciar

    los

    pun-

    tos

    diferenciales

    y

    específicos

    de

    su

    Droqrama,

    sino

    incluso

    a

    renegar

    oe

    blloé etpr"s"tente

    Los

    resultados

    de

    tal

    proceder

    están

    a

    la

    vlsta

    y

    su.enu-

    meiación

    sería

    masoquismo

    estéril'

    Moraleja

    común

    a

    ambas

    "tentacio-

    nes":

    No

    vale

    la

    pena

    buscar

    aplausos

    interesados,

    exlremar

    zonas

    de

    contac-

    to

    v

    camuflar

    m¡méticamente

    lo

    prlvatl-

    vo. las

    prop¡as

    señas de identidad' st'

    a

    Como

    las

    especies

    v¡vas'

    las

    colecti-

    vidades

    políticás

    traspasan

    las

    fronte-

    ras

    de

    las

    épocas

    sr

    a un

    tlempo

    acler-

    ián

    á

    aoaptárse

    Y

    a

    Permanecer'

    Una

    evolución

    que no

    respetase

    las

    caracte-

    iísiicas

    srótantivas

    de

    un

    grupo

    huma-

    no

    políticamente

    diferenclado,

    daría

    lu-

    áát-á

    rnu

    "mutación"

    desnaturalizadora

    óel

    mismo;

    una

    fiiación

    integral

    que

    re-

    ""iut"

    ¿"

    toda

    iniciativa

    renovadora

    lo

    conclenaría

    a

    la

    escleros¡s

    y

    a

    una

    vl-

    oencia

    puramente

    coyunluralista'

    "

    El iarlismo

    ha

    llegado

    a

    sus

    ciento

    cincuenta

    años

    largos

    gracias

    a

    naDer

    loqrado

    combinar

    --no

    siempre

    en

    la

    óñtima

    proporción-

    fidelidad

    y

    renova-

    ci¿n,

    toi

    ingredientes

    básicos

    de

    la

    tra-

    drción

    viva.

    Sus

    grandes

    tenlaclones

    han

    consistido

    siempre

    en

    descompen-

    sar ese

    difícil

    equilibrio

    El

    contrapesar

    ,los

    exce-st-c

    cle

    'qrr

    entorno

    ha

    afectado

    frecuentemenle

    el

    peso específico

    de

    las

    distintas

    corrientes

    que

    en

    la

    Comu-

    nión

    h"n

    confluido:

    Los

    períodos

    d¡cta-

    toriales

    han

    estimulado

    la

    potenciacion

    de

    arqumentos

    y

    posturas de

    defensa

    de

    tai

    t¡bertades;

    los

    abusos

    de

    otros

    Inomentos

    en

    que

    la

    libertad

    se

    na

    ln-

    terpretado

    preferentemente

    como

    cllma

    oroptcio

    a

    la

    subversión

    de

    valores

    pe-

    tanentes

    y

    como

    dimisión

    srslemát¡ca

    de

    las

    responsabilidades

    del

    ejercicto

    de

    la autoridad,

    han

    reforzado

    en

    el

    seno

    del

    Carlismo

    las

    tesis

    favorables

    a

    un

    el¿clivo

    ejercicio

    del

    poder

    y

    han

    po-

    tenciado

    a los partidar¡os de hact)r valer

    la

    fuerza

    de

    la

    tey

    sin

    concesiones

    a

    prt-

    u¡t"qiu¿o.

    ni

    al-borotadores

    En

    cual-

    qu¡"lt

    a"to,

    cnfalizando

    uno

    u

    otro

    de

    Its

    elementos

    del

    ideal

    b¡nomro

    "l¡ber-

    (pasa

    a

    Pá9.

    7)

    Y es

    oue

    los

    ropales

    populares

    que

    desenlonan

    en

    las

    poltronas de

    los

    gobernanles'

    tienen

    un'lugar

    adecúado

    en

    los

    escaños

    de

    los

    lunteros'

    No

    nos

    deiemos

    enganar

    por

    quienes

    n9s

    plgleje^n

    ¡mpos¡bles'

    No

    malg-aste'

    mos

    nuestras

    fuerzas

    p"r.ig[i"rüo

    una

    soberania

    política

    que

    iamás

    podfemos

    alcanzar.

    Dediquemos

    nu"""l'o"

    afanes

    a

    recuperar

    la

    soberanía

    social

    que

    es

    lo

    il?iiá.

    m-ediá-i-llé

    elia

    po¿ümóshacer

    vater

    nuestros

    derechos.

    Y

    cufiosamente

    J.áiro

    n"ai"

    se

    ocupa,

    salvo

    nosotros,

    los

    carlistas'

    y

    es

    que

    hoy

    está

    oe

    moi""n-Jolli¿ó'liuertad

    sin

    saber

    en

    qué

    consisle.

    Todos

    andan

    como

    t¡ipnot¡zaoos

    cii.l'""¿o

    tius

    "r

    señuelo

    de

    la soberanía

    polít¡ca. Y asi

    ;;üil;;;;5ii¡te"

    a

    ioJgobernantes

    para

    que

    cometan

    toda

    clase

    de abusos

    y

    arbitrariedades

    c.

    rBAñEz

    Como

    parle

    interesada

    en la

    cuestión

    se

    me

    ha

    requerido

    la.firma

    para-protestar

    por

    r" Lá,ii"

    Áii¡i,"'óná

    rvr"

    he

    nesado.

    rotundamgl -r]lTar'

    veamos

    por

    que

    La

    ley

    en

    cuestión

    ha

    srdo

    apóbada

    por

    un.parlamento

    eleoldo

    Por

    el

    pueblo Por

    un

    narlamento

    que,

    oe

    acueroo

    cJñ"-í".[]Jriá

    poriii"o

    vigente'

    me-representa

    a

    ¿Cómo

    í;;;'i.";;;ü;i;i

    áecisiones oe mis reoresentantes?

    Todos

    estamos

    "onto'rnuI""ánlállo"'r"

    consituciÓn.

    Debemos

    eslar

    conformes

    oues

    fuera

    de

    ella

    "solo nay

    oárOarie"

    P-ues

    bien'

    según

    la

    Constitución'

    la

    ley

    es la

    ex-

    óresión

    de

    la

    voluntad

    de

    ru.áyáriu.

    Los

    ingenieros

    f

    .arquiteclos

    técn¡cos

    son

    mayorla

    í;;r;';;;.;";;ni"t*

    v

    u,qui"áü"iup"tioÉt

    ¡Es

    nátural

    que

    sea

    lev

    lo

    que ellos

    qute'

    '"n'r.ou"

    es

    absurdo

    que

    tengan

    las

    mismas

    atr¡buciones

    quienes

    han

    estudiado^tres

    "oo:ii

    qriá"á.

    ñá"t

    rr¿iu?ó.á"i

    ¡Absurdo

    es

    el sistema

    por

    el

    que nos

    goberna-

    mos

    Es

    con el

    s¡slema

    con

    "l

    ó'"

    h"v

    ql"

    "cabar'

    Lo

    demás

    es

    poner

    remiendos

    a

    una

    telaqr€

    se

    roqpe

    porJ:Í3:'3:i::

    *ciedad

    lo

    quele hausurpado'

    insenieros

    técnrcos

    v

    suoeriores,

    debidamente

    representaOos,

    expoñdrán,ante

    quien eierza

    el

    po9"-r^:::'':

    I#5.;'ril;;iáiliiin""i"-|.iá.

    óuéo"n

    ¿'erimita.l¿.s¡pÍanera

    eouitativa

    La acruar

    sr-

    tuac¡ón

    en

    que

    uno",,rtun,

    "o-ñ'áñ

    y no

    traoa¡an'

    tiene

    que

    acabar'

    Pero

    no es

    un

    perito

    ;;;i¿;l;;;ñ;

    inleresada-

    la

    persona

    adeóuada

    para

    ponerla

    rin'

    Hace

    unos

    día

    hablábamos

    con

    un

    destacado-s¡ndicalista

    de

    LAB'

    Como

    es

    sa-

    bido,

    este

    sindicato

    est¿

    ¡ieit'ir¡""áo

    tón

    las

    posturas

    de

    Herri

    Batasuna.

    El

    decia:

    -"Ya

    les

    dile

    en

    la

    reunián

    t

    en

    cuanto

    ltegiuemos

    al

    poder

    yo

    me

    paso

    a

    la

    opo-

    s¡ción.'duéi

    io'¿os

    los

    gobeinantes

    son

    unos

    chor¡zos"'

    Yo

    le

    fepliqué:

    .^^r-ñ-ñ^c tñc

    ^artistas:

    óroa-

    -"Sin

    saberlo,

    estas

    pidiendo

    lo

    mismo

    que

    reclamamos

    los

    carl¡stas:

    orga

    nos

    mediante

    los

    cuales

    "i'"J"ipó to"¡"|

    pueda

    poner un

    límite

    a

    los

    abusos

    del

    oobierno.

    Los

    partidos

    poiii.s

    son

    incaiaces

    de

    hacerlo"'

    -

    cada

    vez

    se

    u"

    .¿.

    "l"roií

    t;;;;;iiüü

    "ecesidad

    de

    distinguir-la

    soberanía

    ."i';;;i;;;ódá-iiá

    póLjircá'

    Esrb

    última

    nunca

    -reDetimos

    NUNcA-

    Podrá

    ser

    eierc¡da

    por el

    pueblo.

    poiiá

    "]

    i""¡r"

    áelir

    at.goubrnante

    extrayéndolo

    de

    su

    seno.

    Pero

    el

    qu"

    "nt".

    'o'-t6"'p5ñé?á

    l"ébto'

    tán

    pronto

    comienza

    a

    gobernar'

    deia

    de

    ser

    pueoro.

    el

    camüifi;üi

    táll-.

    ¿"

    pan^a

    pór

    los chaqués,

    que

    se

    critica

    sin

    razón

    a

    los

    dirigentes

    ltroy

    goUernántes-

    soc¡alistas'

    era'algo

    inevitable'

    Lo

    absurdo

    es

    creer

    que

    "t

    pu"o-tí

    do-¡"'nár

    vistiendo

    de

    pana'

    estameña

    o

    mahon'

    Existe

    en

    la

    Casa

    de

    Juntas

    de

    Guernica

    un

    cuadro

    -que

    hoy

    no^se-enseñq-

    9'e

    ,"pr-ÁJni"""r'i"-ü¿o

    áb.

    ó;;ó;iil

    la Junta

    de

    Merindades

    del

    señorío

    Llama

    la

    atención.

    en

    el

    primer

    plan";;;;;""1";taviado

    con

    el

    atuendo

    típico

    de

    labrador

    viz-

    caíno

    de

    la

    éPoca.

    LA

    SOBERANIA

    POLITICA

    Y

    LA

    SOBERANIA

    SOCIAL

  • 8/17/2019 AC 1986 2º Trimestre.pdf

    3/8

    LA

    UNIDAD

    DEL

    CARLISMO

    Tema

    viejo

    como

    la

    Propia

    exis-

    tencia

    del

    Cárlismo

    y

    tan

    estudiado

    como

    el

    Carlismo

    mismo'

    al

    que

    venqo,

    pobre

    de

    mí, sin

    otra

    autori-

    ¿adquó

    la del

    cariño

    a

    la

    Causa'

    ¿ianta

    división

    haY?,

    ¿es-Posi-

    ble

    la unidad?,

    ¿es

    necesaria?

    Cla-

    ro

    que

    haY

    división'

    Porque

    su

    ger-

    men es

    innalo

    con

    la

    misma

    natura-

    leza

    humana:

    Pero

    también

    en

    ella

    con

    iqual

    o

    mayor

    fuerza,

    eslá

    el

    sentid-o

    de

    la unidad.

    ¿Y

    en

    el

    Car-

    lismo?

    ¿Qué

    es el

    carl¡smo?,

    hemos

    de

    preguntarnos.

    En

    esPecial

    Para

    buiénes

    no

    nos conocen,

    les

    diré

    simplificando,

    que

    somos

    aquella

    oarie

    del

    pueblo

    español

    que

    s¡ente

    v

    quiere informar la vida política

    de'Esbana

    en

    los

    Principios

    del

    Dere-

    cnó

    Público

    Cristiano,

    plasmándolo'

    en

    lo

    pos¡ble,

    en

    la

    vida social

    Y

    Po-

    lítica

    de

    nuestros

    Pueblos.

    Si

    el

    Primer,PrinciPio

    es

    Dios

    Y

    lo

    reconocemos

    como creador

    del

    hombre,

    constituido

    en

    naturaleza

    social,

    hemos de

    creer en

    Dios

    Le-

    (pasa

    a

    pá9.

    7)

    AUTORIDAD

    POLITICAY

    FGARRALDA

    SOBENANN

    SOCIAL

    EN

    EL

    CARLISMO

    En

    toda

    Comunidad

    es

    indispensab¡e

    una

    Autori'

    dad que coordlne

    las

    voluntades

    particulares

    oe

    sus

    .lé.'úto"

    v

    aplique

    los

    medios de que

    disponga'

    a

    iá'"oñsé"r"¡ón

    del

    bien

    común

    que

    constltuye

    su

    "u¡"tJiian

    indispensable

    es

    el

    elemento

    de

    Autori-

    ááü,

    órJ

    ia docti¡na

    escolást¡ca

    la concePtúa

    como

    ;""ú"1-rott"l",

    sin

    la cual

    la

    Comunidad

    ni siquiera

    d;Jrü.i¡it.nó¡a,

    disgregada

    en

    las

    divergentes

    di-

    recciones

    de

    encontradas

    voluntades'

    '--1"

    Áuioiioád,

    en

    el

    carlismo,

    vino

    asumida

    por

    la

    Dinastía,

    y

    estuvo

    esencial

    e

    inseparablemente

    vin'

    ;;hü;

    ía

    reivindicación

    de

    la

    legítima

    Autoridad

    áe

    las

    Españas'

    De

    ahí

    que'

    en

    el

    Carlismo'

    sean

    ;;.;;póle¡'uet"o"

    "Autóridad"

    y

    "Gestión.

    políti-

    óá".

    EÍ ientido

    y

    alcance

    de

    tal

    distinción

    resu-lta

    evi-

    álni"'"p1i"""áó

    al

    Carlismo

    los

    conceptos

    de

    "So'

    oáián¡á-p'ol¡tica"

    y

    "soberanía

    social"

    que

    la

    Doctri-

    ;

    üdidiútlaplíca

    a

    la

    Comunidad

    cívico-política:

    i" oiirn"t",

    corrésponde

    a

    la

    Corona

    y

    viene

    "de

    arri'

    F"-"

    áu"¡ó",

    comb

    deriva

    de

    Dios;

    la

    segunda

    co-

    it""ooñol, "'la

    Nación

    orgánlcamente estructurada

    a

    i;;J&¡";rpos

    soclaleé

    naturales

    y

    va

    "de

    abaio

    a

    arriba",

    como

    representativa

    de

    los

    diversos

    ¡ntere-

    sei

    Oe'aquettos

    ánte

    la

    Autoridad'

    Análogamente'

    en

    ét

    C"tl¡"ti'to,

    el

    d¡spositivo

    político orgánica

    y

    rePre-

    ---r^r ..^É^árá

    óar;rr^rrrrain

    "dc

    abaio

    a

    arriba",

    sentativamente

    estructurado

    "de

    abalo

    a

    arrlDa"'

    desde

    las

    Juntas

    Locales

    a la

    Junta

    Nacional,

    contra

    lo

    que profesa

    el

    dogma

    demo-liberal

    de

    la sobera-

    nía

    popular, no confiere

    a aquella

    la

    A-utoridad

    pro'

    pia

    óe

    ia

    "soberanÍa

    política",

    sino

    la "Soberanía

    so-

    cial",

    que

    además

    de

    representar

    ante

    la Autoridad

    ceralmente

    aleiados

    de

    "la

    polít¡ca"'

    muchos

    destacados

    militantes

    se

    ano-

    rran

    las

    molestias

    del

    análisis,

    la

    refle-

    xión,

    el estudio

    y

    la

    imaginación

    que

    ¡m-

    pl¡can

    la

    toma

    de decisiones

    adoptando

    gallardías, desplantes

    y pretend¡das ac-

    titudes

    testimoniales,

    que

    no son

    slno

    el

    ropaje

    de

    inercias

    y

    pre.iuic¡os

    no aptos

    como

    metodología

    operat¡va

    de

    una

    fuerza

    política

    que

    no

    puede

    elegir

    el

    tiempo

    y

    el

    esPacio

    en

    que

    tlene

    que

    cumolir su misión. No es

    mérito la

    pure-

    za incontaminada

    del

    que reduce su

    pa-

    pel

    al

    de

    espectador

    Y

    crÍtico.

    Tampoco

    el

    Programa

    es

    un ensayo

    de

    teología, ética

    política

    o

    de

    econo-

    mÍa,

    aunque

    lógicamente

    partic¡pe

    de

    las aportaciones

    de

    esas

    y

    otras

    disci-

    plinas.

    La

    lejanía

    del

    "terreno

    de

    juego",

    'comprensibie

    históricamente

    y

    justifica-

    ble

    a

    veces,

    se

    manifiesta

    frecuente-

    mente

    en

    nuestros

    escasos

    y

    benemér¡-

    tos

    ófganos

    de

    prensa en

    un conllnua-

    do

    ejercicio

    de

    escalada

    a

    los

    grandes

    principios

    y

    de

    invocación

    de

    supremas

    premisas,

    tan olvidadas'

    al

    parecer'

    por

    ios

    "jugadores"

    de

    la

    lid

    política. El

    pro-

    qrama,

    bien

    anclado

    en

    los supuestos

    óoctrinales

    del

    ldeario, debe

    descender

    hasta el

    ámbito

    de

    lo

    discrecional

    y

    const¡tuir

    una

    propuesta

    alternat¡va

    de

    las

    d¡sfunciones

    que

    desde

    nuestra

    op-

    t¡ca lamentamos

    o

    denostamos.

    El

    nivel de

    concentración

    de

    un

    pro-

    orama

    depende

    de

    su

    finalidad

    y

    su

    es-

    óecificidaá.

    No requiere

    el

    mismo

    tono

    y

    el

    mismo

    abanico

    de

    obielivos

    un

    pro-

    grama

    pensado

    para

    unas

    elecc¡ones

    parlamentarias

    que

    un

    programa-marco

    de carácter

    general

    surgido

    de

    un

    con-

    oreso

    con

    vócaciÓn

    de

    pautas

    d¡reclri-

    óes

    de

    la acción

    del

    partido

    como

    orga-

    nización.

    Comicios

    regionales

    o

    munici-

    los

    intereses

    y

    aspiraciones

    del

    Pueblo

    carllsta'

    constituve,

    de

    una

    parte,

    uno

    de

    los

    límites-natura'

    i; ;;;dü,

    y

    de

    ottá,

    desempeña

    una

    eficaz

    función

    d;;;oúáóón

    a

    la

    formación

    de

    las

    decisiones

    de

    la

    Autoridad.

    Esta

    cuestión'

    por

    su

    trascendencia,

    conviene

    ""a-ten¡Oá

    en cuenia en

    el

    actual proceso

    hacia

    la

    cónst¡tución

    de

    una

    Organización

    política

    única

    para

    todos

    los carlista,

    que

    ásuma

    unitariamente

    la

    "ges-

    iión'ipolítica

    del

    báusa,

    pero

    sin

    atribuir-a

    tal

    Orga-

    nnác¡bl

    én

    que

    ha de

    cohcretarse

    la

    "soberanía

    so-

    ñi2-áclon én

    qfue

    na

    cre

    concretarre

    rd

    sv¡'tÉro¡¡rd¡r]-

    cial"

    del

    Pueblo

    carl¡sta,

    funciones

    pr¡vat¡vas de

    la

    "Autoridad"

    propiamente

    dicha.

    Confundir

    ambas

    soberanías

    equivaldría

    a

    renunciar

    a

    las

    reivindica-

    ciones

    dinástibas

    inherentes

    al

    Carlismo

    y

    a

    reducir-

    lo a

    mero

    grupo

    político

    ideológico.

    oales

    exiqirán

    incorporar

    al

    programa

    broOlemad

    y

    aspectos

    de

    la

    realidad

    contexlual

    diferentes'..

    lncluso

    cabe

    In-

    cluir

    en

    esta

    calegorización

    un

    proyecto

    de

    estructuración

    y

    organizaciÓn

    ¡nter-

    nas, un

    plan

    de

    proselitismo

    o

    difusión

    en un

    determinado

    sector

    social o

    área

    geográfica o

    un

    estudio

    para

    la

    puesla

    en

    marcha

    de

    una

    rev¡sta...

    En este

    hito

    histórico

    para

    la super-

    vivencia

    y

    ulterior

    desarrollo

    del

    Carl¡s-

    mo,

    iunto

    a

    la

    necesidad

    de

    reformular

    el ideario

    y atfevefse

    a

    componer a paf-

    tir de

    él

    los

    programas

    que

    resuman

    su

    "oferta

    polÍtica",

    urge

    reparar

    en

    la ¡do-

    neidad

    del

    lenguale

    y

    la

    "tÓnica litera-

    r¡a"

    que

    solemos

    utilizar,

    en

    funciÓn

    de

    nueslro

    "rol"

    de

    --guste

    o

    no--

    oe

    par-

    tido.

    Delicada

    y

    resbaladiza

    empresa

    la

    de

    loqrar

    una

    cierta

    correspondencia

    entre

    éntidad

    y

    lenguaje,

    por

    una

    parte'

    y

    conseguir

    ser

    entendidos

    cuanto

    me-

    nos

    por

    las

    gentes

    de "nuestro

    espa'

    clo

    politlco"

    y

    su contorno.

    Difícil

    tarea

    cuarido

    en

    este

    PaÍs

    Y

    en estos

    d¡as

    cada

    cual

    toca

    el

    instrumento

    que

    me-

    nos domina

    y

    dirige

    su serenata

    a

    quien

    menos

    le ¡nteresa.

    ¿CÓmo

    no hablar

    cle

    ciertos

    temas

    con

    lenguaje

    de

    lglesia'

    si

    los

    obispos

    callan

    o

    dis¡mulan,

    salvo

    honrosas

    excepciones?

    ¿Y

    cÓmo

    no

    ro-

    zar

    o

    chocar

    ion

    el

    lenguaie

    "eclesial"

    cuando desde baluartes clericales

    se

    oontifica

    sobre

    cuestiones

    estr¡ctamen-

    ie

    seculares

    y

    desde

    puntos

    de

    vista

    distorsionados?

    A

    pesar

    de

    ello

    aunque

    sólo

    fuera

    por

    imporativo

    estét¡co

    o

    por

    pragmatismo

    publicitario

    nos

    convlene

    una

    opinión-

    reconsiderar

    nues-

    tro

    lenguajé

    polÍtico,

    desde

    los

    .temas'

    hasta

    el

    estilo.

    Adecuar

    para m€lor

    ser-

    vrr'

    J.

    M'

    'RTS

    Lengua¡e

    deario,

    Programa,

    Un

    triple

    reto

    para

    el

    Congreso

    Carlista

    Del

    mismo

    modo

    que

    la

    Inmtnenc¡a

    de

    unas

    maniobras

    militares

    o

    de

    una

    acción

    bélica

    real

    induce a

    los

    respon-

    sables

    de

    un

    eiército

    a

    la revisiÓn

    minu-

    ciosa

    de su

    operatividad

    a

    todos

    los

    ni-

    veles,

    a

    renovar

    material,

    a

    actualizar

    tecnoloqia,

    a

    verilicar

    la

    preparaciÓn

    de

    los

    homibres

    y

    la idoneidad

    de

    los dispo-

    sitivos,

    una

    organización

    política

    que

    se

    dispone

    a

    hacer

    acto

    de

    presencia,

    se-

    r¡amenle,

    en

    el

    complejo

    escenario

    de

    la

    España

    de

    las postrimerías del

    siglo

    XX, debe

    pasar

    revista

    a

    sus

    recursos'

    a sus

    efectivos,

    a su

    intendencia'

    y

    dis-

    ponerlos

    y

    probarlos

    en

    funciÓn

    de

    los

    bbjetivos

    lejanos,

    medios

    y

    próximos

    que

    se

    hayan

    fijado.

    En el.caso

    del Car-

    lísmo,

    que

    ahora,

    reunidos

    sus

    frag-

    mentos

    dispsrsos,

    se

    apresta

    a

    volver a

    la

    plena

    act¡vidad

    polftica, la tarea

    no es

    fácil

    en

    absoluto;

    debe

    emPezar

    Por

    construir

    sobre

    la base

    de

    lo indiscutido

    e

    indiscutible

    -las

    ideas-fuerza

    de

    Dios,

    Patria,

    Fueros

    y

    Rey-

    la

    redefini-

    ción

    de su

    ideario

    para

    evitar

    en

    lo

    posi-

    ble

    la coincidencia

    artificiosa

    y

    frágil en

    tóD¡cos

    declamatorios.

    Urge

    aunar

    cr¡te-

    riós

    y

    convenir

    fórmulas

    que

    plasmen

    fi-

    delidad

    a

    las

    raíces

    y

    aPertura

    a

    nuevas

    aportaciones

    actualizadoras,

    que

    con-

    tente,

    en

    la

    mayor

    proporción

    posible'

    a

    la

    mayoría

    de los

    militantes.

    Y

    ello

    en

    poco

    tiempo

    y

    en

    Poco

    Papel'

    1o

    que

    bignilica

    que

    el

    ideario,

    como

    tal,

    debe

    restringirse

    al

    nÚcleo

    de

    los conceptos

    permañentes

    y

    def¡nitor¡os

    del

    ser

    car-

    lista,

    cuya

    revisión

    deberÍa

    abordarse

    periódicamente.

    '

    Fuera

    del

    meollo

    doctrinal

    del

    idea-

    rio es

    necesario

    dar

    campo

    al

    pluralis-

    mo const¡tutivo

    del Carlismo,

    sin

    miedo

    a

    la dilerenciación

    de

    posturas y

    a

    la l¡-

    bre

    expresión

    de las

    mismas.

    Pero

    la

    exteriorizaciÓn

    de discrepancias

    debe

    tener sus

    cauces

    y

    sus

    reglas,

    enlre

    las

    cuales,

    en

    su

    momento,

    está

    la discipli-

    na

    y

    la discreciÓn,

    virtudes

    no demas¡a-

    do

    arraigadas

    entre

    nosotros.

    Fruto

    del

    análisis

    de

    la realidad

    y

    de

    su

    conlunción

    con

    el

    idearlo, surge

    el

    programa,

    como

    Proyección

    de

    la

    ac-

    ción

    política

    interna

    Y

    externa.

    El

    programa

    cont¡ene

    un

    elevado

    porcentaje

    de

    decisión

    personal

    de

    sus

    autores, entraña

    un

    compromlso Y

    un

    riesgo

    indudable

    de

    fracaso,

    que

    puede

    deberse

    a

    error de

    planteamiento o cle

    gestión. En cualquier

    caso

    el

    programa

    ño es

    ni más

    ni menos

    que

    una

    declara-

    ción de

    intenciones

    susceptible

    de

    mo-

    dificaciones,

    cuando

    la

    pertinencia

    de

    éstas

    se

    evidencia.

    lnteresa

    recalcar

    esta

    faceta

    de

    los

    programas

    políticos:

    su

    delectibilidad

    y

    consiquiente

    modificabilidad'

    Y

    aunque

    esas

    iotas

    se

    dan

    en todo

    lo

    humano'

    en lanto

    que

    humano,

    en el

    terreno

    poli-

    tico

    es

    necesario

    llegar

    desde

    un firme

    sent¡do

    de

    lo

    real

    y

    de los

    valores'

    a

    aventurarse

    en

    el

    "arte de

    la conjetura",

    en

    términos

    de

    Bertrand

    de Jouvenel.

    El

    político

    debe

    hacer

    posible

    lo deseable

    axiológicamente,

    pero

    lambién

    ha

    de di-

    rigir su

    esfuerzo

    hacia

    metas

    razonable-

    mente

    accesibles.

    Su

    prudencia

    le indu-

    cirá a

    medir,

    por

    una

    parte,

    el

    grado de

    exiqenc¡a

    conveniente

    en

    el

    programa

    lsu-

    maximalismo

    o

    minimalismo,

    su

    aproximación

    o

    leianía

    respecto

    a

    los

    fi-

    nes

    últimos

    de

    su

    partido),

    el

    nivel

    de

    sus

    concesiones

    a

    los

    gustos de su

    h¡-

    potética

    clientela

    y

    a

    la

    "filosofía"

    inhe-

    iente

    a

    las

    propias

    reglas

    del

    iuego

    del

    sistema

    en

    que

    ParticiPa.

    Para el

    Carlismo

    también

    aquí

    el

    te-

    rreno es

    espec¡almente

    pantanoso.

    Vis-

  • 8/17/2019 AC 1986 2º Trimestre.pdf

    4/8

    Próxima

    la celebración

    de

    un

    Congreso

    para

    la unidad del Carlismo,

    cuando

    se

    está

    realizando

    un esfuerzo

    extraordinario

    por

    ir

    de

    la

    disgrega-

    ción

    a

    la

    unidad

    y

    de ésta

    a

    la

    acción

    política, preguntamos

    a

    carlistas

    de

    diversas

    regiones

    y

    diferentes militancias

    y

    afectos:

    1.-

    ¿Cómo

    ve

    la situación

    de

    EsPaña?

    Z.-

    ¿Existe,

    tras ese

    panorama,

    un espacio

    político

    para

    el carlismo?

    3.-

    ¿Cree

    necesaria

    la unidad

    del

    carlismo?

    +.-

    ¿aue

    estaría

    dispuesto

    a

    hacer

    por

    esa

    unidad?

    S.-

    ¿Oue

    pediría

    a

    los carlistas

    cara

    a

    ese Congreso

    para

    la

    unidad?

    FRANCISCO

    ASIN

    REMIREZ

    DE ESPARZA

    1) Plena

    de

    teóricas

    libertades.

    Agobiada

    por

    un

    poder

    que

    lo

    controla

    todo a través de unos medios

    dé comunicación

    que

    "pretenden

    ser

    de

    todos".

    Con

    unos

    representantes que sólo lo son de unos

    partidos

    y

    no

    del

    pueblo,

    pues

    de aquéllos

    y

    no de éste

    depende

    su

    nueva

    presenta-

    ción

    en

    las i¡stas.

    Con

    una

    economía

    muy

    deteriorada

    pese

    al

    alivio

    de

    la

    bajada

    del dólar

    y

    el

    petróleo.

    con

    una

    planificación de

    la educaciÓn

    y

     a

    cultura

    al

    servicio

    del

    más

    puro

    materialismo,

    etc. etc'

    2)

    Sí, si

    sabe

    presentar

    un carnino

    ¡nverso

    al

    anterior

    y

    slempre

    que

    pre-

    '

    sente

    un

    programa

    atractivo,

    que

    la cara

    sin

    miedos

    ni complelos

    y

    óu"

    áo"nia.

    ionsiga

    una

    organización

    dinámica

    y

    unitaria'

    Ñun."

    sin

    la unidád

    conseguirá

    fuerza,

    ni espacio,

    ni fiabilidad'

    +j Sacrificar

    un

    poco

    de

    lo

    qué

    veo

    y

    quiero

    para

    comprender

    y

    adoptar

    ¡o

    que

    otros

    ven

    y

    creen

    en

    lo

    que

    se

    refiere

    a aspectos

    prácticos' organl-

    zativos

    y

    de

    funcionamiento

    político'

    5)

    Que

    demuestren

    que

    quieren

    al

    Carlismo'

    ANTONIO

    BARRAU

    GARCIA

    1)Peorimposib|e,pocasVecessehanVistotanba|ostodos|oSestamen.

    '

    tos

    fundamentales

    para

    el

    perfecto funcionamiento

    de

    España

    como

    son,

    religión,

    ejército,

    justicia,

    er:onomía,

    autoridad,.etc'

    Zl

    ño'"a

    un'espació politico

    to

    que

    ei

    Carlismo oÍrece, lo cual seríe

    entrar

    en

    el

    juego

    liberal,

    lb

    que

    ofrece

    el Carlismo

    es

    la Única

    solución

    para Es-

    óán"'én".u

    gran ampiitud

    frente

    al

    liberalismo-capitalista

    y

    al

    marxismo.

    e)

    -ñecesar¡a

    ño,

    fundamental

    e

    inadmisible

    e

    intolerable

    la división.

    +) Como

    Oficial

    del

    Requeté

    lo

    que

    se

    Íre

    ordene'

    Si

    Oue

    se

    deiasen

    de

    protagon¡smos

    y

    de

    puritanismos,

    que

    todos

    vamos

    -'¿é

    orun"

    intención

    pues

    si

    no,

    no seríamos

    carlistas

    y que

    Dios

    y

    la Pa-

    tria

    nos

    lo demandará

    el día

    de

    mañana'

    ROBERTO

    G.

    BAYOD

    PALLARES

    1)

    De

    desesperación,

    por

    la

    descomposición

    moral,

    religiosa

    y

    política'

    'Como

    diríá

    Joaquín

    bosta

    "está paralítica

    y

    regida

    por

    eunucos"'

    2'l

    La

    doctrina

    tradicionalista

    puede ser

    el

    único

    medicamento,

    porque'

    como

    he

    escrito

    muchas

    veces,

    el

    "carlismo

    no

    puede mor¡r,

    pofque.es

    inmorlal".

    Lo dif

    ícil

    es

    que

    nueslro

    enfermo,

    que

    es

    España

    o

    la

    sociedad

    española,

    tome

    el

    medicamento,

    porque carecemos

    de

    nredios

    (prensa'

    etc.).

    S)

    lmórescindible.

    La

    falta

    de

    unión

    o

    de

    comunión

    la

    considero

    una

    trai-

    ción

    a la

    Causa.

    4)Prescindirde|nombrede|aorganizaciÓnpolíticaa|aquepertenezco'

    siempre

    que

    idea

    de

    a dónde

    vamos

    o de

    dónde

    partimos o de

    su

    3)

    Evidentemente.

    Necesaria e

    insoslayable.

    4)

    Todo, en

    la medida de mis

    modestas

    posibilidades.

    5) Que

    dejasen

    de

    lado

    cualquier

    consideración

    personal,

    egoísta

    o secta-

    ria

    e

    hiciesen

    un

    esfuerzo común

    en

    pro

    de

    la

    unidad,

    olvidando

    y

    la-

    deando

    todo

    lo

    que

    nos separa y dando paso

    a

    todo

    lo

    que nos une, den-

    tro de

    los

    inmutables

    principios

    de

    nuestro

    Tetralema,

    pero

    soslayando

    cualquier

    planteamiento

    totalitario

    o

    intolerante

    JUAN CASAÑAS

    BALSELLS

    1

    )

    La desvirtuación

    del

    espíritu

    de cruzada

    religiosa

    y patrótica

    que

    inspi-

    ró en

    sus

    comienzos

    el

    Álzamiento

    del

    18 de Julio,

    iniciada

    ya

    durante

    la

    guerra

    y

    continuada

    por

    el

    Régimen

    que

    detentó

    la Victoria,

    ha

    conduci-

    áo

    gradiat,

    progresiüa e

    insenéiblemente

    a una

    situación

    análoga

    a la de

    la

    liRepública,-o

    más

    grave

    si

    cabe,

    por

    cuanto

    el ataque

    a

    las esencias

    católicás

    y

    patrióticas

    de

    la Nación

    Española

    es

    menos

    frontal

    o

    violento

    que

    entonces,

    aunque

    no

    por

    ello

    menos-

    demoledor,

    con

    el agravante

    de

    que

    precisamente

    por

    su

    áisimulo,

    dificulta

    que

    se

    prod-uzca

    reacción:

    es

    s¡ntomáilco

    que,

    a

    diferencia

    de

    la decidida

    actitud

    del

    Episcopado

    frente

    a

    la legislación

    laicizante

    de

    la

    ll República'

    hoy

    los

    Obispos

    apenas

    se-

    pan

    halblar

    más

    que

    de

    "reconciliación"

    (¿reconciliación

    con

    la

    implanta-

    biOn

    det

    divorcio,

    la despenalización

    del

    aborto,

    la tendencia

    al

    monopo-

    lio estatal

    y

    laico de

    la enseñanza,

    la inmoralidad

    en

    los

    medios

    de

    co-

    municación, el

    intento de

    expoliar

    a la lglesia de

    templos y

    monumentos,

    imágenes

    sagradas

    y

    obietos

    de

    culto a

    pretexto de

    Patrimonio

    Artístico

    Nacional,

    etd'/),

    y

    só empene

    en silenciar

    el

    testimonio

    de

    fe, sin

    igual

    en

    la Historia,

    que

    tantos

    religiosos

    y

    seglares

    dieron

    con

    la

    ofrenda

    de

    sus

    vidas

    ante

    persecuciónenZona roja,

    m¡entras

    que

    la memoria

    de

    los entonces

    perseguidores es

    públicamente exaltada

    por

    sus

    secuaces

    de

    hoy.

    2) La eéencia

    del

    Carlismo

    es

    la misma

    esencia

    de

    las

    Españas

    Esto ex-

    'plica

    su

    pervivencia durante

    siglo

    y

    medio'

    pues

    mientras

    España

    sea

    Éspaña,

    en

    la Clandestinidad,

    en el

    marco

    político

    legal

    o en

    los

    campos

    de

    batalla

    siempre

    habrá espacio

    para

    el carlismo.

    Ahora

    bien:

    en

    un s¡-

    tema

    político

    parlamentario de democracia

    inorgánica,

    por

    contrario

    a.la

    tradici'ón

    histórica

    de

    las

    Españas,

    no cabe

    augurar

    un

    triunfo

    masivo del

    Carlismo

    en

    las urnas,

    y

    su

    misión,

    más

    que la

    de

    aspirar

    a

    gobernar

    como

    ,,partido"

    político mayoritario

    ha de ser

    la no

    por

    ello

    menos

    ef¡caz

    de

    grupo

    testimon¡al,

    que

    en

    no

    pocas

    ocasiones

    perm¡te-"gobernar.des-

    de

    íuera"

    y

    actuar

    en conyunturas

    extremas

    como

    "catalizador"

    o

    "per-

    cutor"

    de

    conciencia

    nacional,

    función

    que ya

    está

    visto

    no

    pueden

    de-

    sempeñar

    ni

    tendencias

    "ultras" ya

    fracasadas

    en

    la Historia

    reciente,

    ni

    nost'álgica

    20-N,

    ni cambiantes

    conservadurismos de

    derecha

    o centro

    l¡-

    beraleé

    y

    aburguesados,

    ni

    posiblemente

    bienintencionados

    intentos

    de

    nueva

    cieación

    a base

    de

    un

    patr¡ot¡smo

    más o

    menos

    difuso

    pero

    sin

    raigambre

    histórica

    ni un

    cuerpo

    completo

    de

    doctrina

    política'

    3)

    Ef Carlismo

    es

    uno, como

    una

    es

    la

    verdadera

    ReligiÓn'

    auque

    haya

    quienes,

    excusable

    o

    inexcusablemente,

    permanezcan

    separados

    de

    la

    unidad.

    Por

    ello,

    más

    que

    de

    unidad

    del

    carlismo

    estimo

    ha de

    hablarse

    de unidad

    de

    los carlistas.

    Y

    esta

    unidad

    ha de

    lograrse

    en

    torno

    a

    los

    principios doctrinales

    permanentes

    y.

    al acatamiento

    a

    una única

    Autori-

    bad,

    iunto

    este

    especialmente

    difícil

    dada

    la ausencia

    de

    Príncipe

    que

    asumá

    con

    inequívoca

    eficacia

    las

    responsabilidades

    políticas

    y

    dinásti-

    cas

    y

    cuya

    solución

    requiere

    examinar

    con extrema

    objetividad y

    99sa-

    pasiánamiento

    los avatares

    del

    Carlismo

    desde

    la muerte de

    S.M.

    Alfon-

    bo

    Carlos

    l. Lo

    que queda claro

    es

    que

    los carlistas,

    ni individual

    ni

    por

    delegación

    en

    una Junta

    de

    la organización

    política,

    pueden

    ser

    Autori-

    dad

    óe sí

    mismos:

    esto

    equivaldría

    a admitir

    el

    principio

    liberal

    de

    la

    "so-

    beranía

    popular".

    4) Cuando'el'18

    de

    Julio,

    tenía

    diez

    años.

    Ahora

    voy

    por

    los,sesenta

    y.no

    sé si

    en circunstancias análogas tendría valor para empuñar un

    fu-sil

    o

    confesar

    con

    la oblación

    de

    mivida

    la

    fe

    católica

    y

    española

    que.profeso.

    Aunque

    hoy

    no se trata

    de

    aportar,

    por

    ahora,

    a la Causa

    un

    ptecio

    tan

    alto,'pero

    éí

    en cierta

    manerá

    más costoso:

    el esfuezo

    personal.cons-

    tantb,

    desinteresado,

    incomprendido

    y

    criticado

    a

    veces,

    con sacrifico

    de

    ,n"

    rayor

    dedicación

    a

    la'propia

    actividad

    profesional

    y

    de

    sus.

    consi'

    ouienteé

    rendimientos

    económicos,

    de

    un

    tiempo

    que

    se

    roba

    al

    descan-

    éo,

    a

    los

    gustos y

    aficiones

    particulares e incluso

    a

    la familia'

    S) Sú oarticioación,-imbuídos

    dé una

    idea

    fundamental:

    que

    todos

    los car'

    -'ti;ta¡

    áre'se

    mantienen

    fieles

    a

    la oñodoxia

    doctrinal

    sea

    cual

    fuere

    el

    grupo

    ó

    tendencia

    de

    que

    proceden,

    actuaron

    de

    buena

    fe,

    y por.lo

    tanto

    éon

    dignos

    de

    respeto

    y

    edtima,

    sinque

    a

    ninguno

    de ellos

    haya

    de

    pedir-

    se cuentas

    o

    retractaciones

    por

    sus

    actuaciones

    pasadas'

    doctrina

    permanente.

    5) a)

    Que

    prescindan

    de

    personalismos

    tades

    anteriores.

    c)

    Que

    no

    discutan

    dividir

    y

    que

    sean

    accesorios.

    TOMAS

    BARREIRO

    b) Que

    olviden

    rencillas

    o enem¡s-

    (comentar, sí)

    temas

    que

    Puedan

    1)

    Que

    tiende

    a la socialización,

    cualquiera

    que

    sea

    el

    grupo

    político

    en el

    poder,

    ya

    que

    los

    no socialistas

    siguen

    el

    mismo

    criterio'

    aunque

    con

    btro

    nombre,

    tanto

    por

    la cantidad

    empresas

    públicas

    o semipúblicas,

    como

    por

    la

    intervénción

    del

    Estado

    en

    la

    vida,

    en todos

    sus

    órdenes..

    Z)

    -Et

    cai¡¡smo,

    tomando

    como

    base

    los cuerpos

    sociales

    naturales,

    en

    el

    -'aipecto

    económico-social,

    debe

    lanzarse

    a

    la vida

    política,

    para

    sustitu.ir

    el

    iistema

    creado

    por

    el capitalismo

    en

    el siglo

    XVlll

    y.comienzos

    'l il

    XIX

    y

    et intervencionismo

    del

    Éstado,

    acentuado

    en el

    siglo

    presente'

    El ma-

    rxismo

    es

    una

    vulgar

    dictadura.

    3)

    ó*

    unidad o

    sinilla,

    el Carlismo debe lanzarse a

    la

    calle política,

    con

    su

    lema

    y

    sus

    cuerpos

    sociales

    naturales.

    Debe

    hacerlo

    un

    grupo

    ioven

    óára

    qr"'lo" demád

    le

    sigan,

    pues

    si

    bien

    lo mejor

    es

    la unidad

    de

    todos

    ior

    gtirpot, como

    esto

    muy

    difícil

    de

    consegu.¡r,

    hay

    que

    13f1-,

    +)

    pre-stáría

    toda

    mi colaboración

    al

    grupo

    que

    Se

    lanzase'en

    nompre

    Oel

    Carlismo-Tradicionalista.

    5)OuedeienlosgruposyseunanalosjÓvenes,sobrelabasedeDios,

    Patria

    y'Fueros

    y

    cuerpos

    sociales

    naturales.

    Más una

    regencia'

    JULIO

    BRIOSO

    1) caótica.

    No

    hay solución

    dentro

    del

    arco

    parlamentario ni dentro

    de

    la

    '

    confrontación

    tradicional

    derechas-izquierdas'

    2\

    Tal

    vez.

    Pero sin

    unidad,

    todo

    es

    inútil.

  • 8/17/2019 AC 1986 2º Trimestre.pdf

    5/8

    HERMENEGILDO

    GARCIA

    LLORENTE

    1)

    Mal.

    2)

    Sí.

    3)

    Sí.

    4)

    Trabajar.

    4)

    Honradez

    en las

    actuaciones.

    sencillez

    en

    las

    exposiciones.

    Espíritu

    de

    sacrificio.

    Afirmación

    de

    los principios

    que

    nos unen.

    claridad

    y

    lealtad

    en

    las

    discrepancias.

    RAFAEL

    GAMBRA

    CIUDAD

    1)

    En

    trance

    de no

    haber

    ya

    "situación

    de España',.

    2) De

    "espacio

    político"

    sólo

    puede

    habrarse

    tratándose

    de

    partidos

    libera-

    les

    que

    obran

    sobre

    un

    "pluralismo',

    parlamentario.

    El

    Carlismo

    o es

    el

    retorno

    de España

    a sí misma,

    o no

    es nada.

    3) La

    creo necesaria para

    una eficaz

    acción

    politica.

    4)

    En un

    pasado

    crecano

    hice

    cuanto

    estuvo

    en mi

    mano.

    5)

    Q9e sepan

    que

    no

    bastaría

    con

    unidad:

    será

    preciso

    que

    esta

    unidad

    se

    edifique

    sobre

    su auténtico

    cimiento,

    y

    éste no

    es otro

    que

    la

    unidad

    ca-

    tólica

    y

    la

    confesionalidad

    del

    Estado.

    ALVARO

    D'ORS

    1)

    La

    situación

    de España

    me

    parece

    la

    más

    lamentable

    de los

    últimos

    sr-

    glos.

    Esto

    se

    debe

    principalmente

    a

    que

    er mundo

    se haila

    dominado

    hoy

    por

    un

    poder.sinárquico,

    fundamentalmente

    económico

    y

    tecnológico,

    que

    ha decidido

    ra

    conversión de

    España en un

    aprovechable

    reducó

    de

    consumidores,

    enervados

    por

    el hedonisrno

    democrálico y

    renegador

    de

    todo

    su

    pasado

    y

    de

    su misma personalidad

    histórica.

    2) El

    e-spacio

    que

    queda

    para

    er carrismo

    no

    es tanto

    porítico

    cuanto

    mo-

    ral.

    consiste

    la

    conducta

    posible

    en mantener

    viva

    una

    doctrina

    política

    ejemptar,

    no

    sóto

    como

    reserva

    para

    un

    trturó

    Je

    i"cñ#;;#Jiil:

    sino

    sobre

    todo

    para

    dar

    paz

    y

    serbnidad,

    aunque

    sea

    contra

    corr¡ente,

    a

    tas

    conciencias.

    La lealtad

    a

    la

    Tradición

    iegitrma

    pueoe

    ser

    un

    punto

    de

    apoyo para

    toda

    la

    constelación

    de las

    otás

    v¡rtüOes

    móia

    3)

    La

    unidad

    der

    carrismo

    no

    sóro

    u"

    n""""áráun

    er

    sentido

    de

    ser

    conve-

    niente,

    sino

    también

    inevitabre,

    pr.cis".éÁiu

    por

    ta

    nutaposiu¡i¡i"J

    o"

    alcanzar

    actualmenie

    una

    parceia

    cle

    poder.

    4) Predicar

    con

    el

    ejemplo.

    5)

    Orvidar.ras

    anriguas

    disidencias,

    y

    ros posibres

    errores

    que

    todos

    hava-

    1os

    ggdid.o

    tener, para

    aunarse

    en

    uná

    reartao

    oe

    óóótr'i"á

    v

    i"iit,i,i"

    oral

    fundada

    en Ia

    Religión.

    ANGEL

    ONRUBIA

    RIVAS

    1)

    caótica

    -en

    sus

    asp.ectos

    porÍtico,

    sociar,

    económico

    y

    rerigioso

    domina-

    dos

    todos

    ellos

    por

    et

    confusionismo

    ioeor'ogico

    y

    po,

    á

    "p.i,tr"i.*"

    üái_

    idista

    y personal-.

    t)

    ,Pl,:11l1t-1:l,qy

    qr"

    abrirto y

    conquistarto

    con fe,

    con

    decis¡ón,

    con

    iluston y

    conslancia

    en

    el

    esfuerzo.

    '3)

    Necesaria

    e

    imprescindible;

    sin

    ella

    será

    vano

    todo

    intento

    y

    estéril

    todo

    esfuerzo.

    4)

    :q:lfi:Ii1

    cualquier

    cosa,

    menos

    ta

    integridad

    de

    ninguno

    de

    sus

    prin_

    -,

    cptos

    y

    sus

    aplicaciones

    concretas

    básicás.

    c)

    uu

    entusrasta

    coraboración

    económica

    y personar,

    Firmeza

    en

    ra

    fe

    de

    nuestro

    ldeal.

    Esperanza

    en ra

    misericoidia

    de

    Diós

    p"rióon

    erpán-"

    Caridad

    para

    con

    todos.

    IGNACIO

    DE

    ORBE

    TUERO

    1)

    La veo que

    camina

    ar

    caos

    y pienso,

    aciemás, que

    un

    tr¡unfo

    de

    la llama-

    da

    "derecha"

    no

    variaría

    nádá,

    tunóamentáiáente,

    la

    casa.

    2)

    Pienso

    que

    ra

    única

    sorución,

    con

    todas

    ras

    ienovaciones

    lue

    hagan

    fat-

    -.

    ta,

    sólo

    la

    presenia

    hoy

    el

    Carlismo.

    3)

    lmprescindible, pero entiéndase bien del

    cARLlsMo,

    no

    de todo

    aqué.

    que

    dice

    representarlo.

    4)

    Todo

    lo

    que

    esté

    a

    mi

    alcance.

    5)

    Primero

    encomendarlo

    todo

    y

    cada

    uno

    al

    Señor, y perseguir

    y pedir

    en

    mucha

    oración,

    con

    humildad,

    fidelidad

    a la

    Verdád

    objet-iva.,

    ,

    IGNACIO

    SALAZAR

    AYERRA

    1)

    lrrecuperable

    como

    Sociedad

    de

    rnoral

    cristiana.

    4

    f?r.a

    el

    Cadismo

    y para

    cualquiera

    q.ue

    ,éfáá""ptur.

    y

    apticar

    tas

    reglas

    -.

    del

    juego

    político

    de

    ese

    engendro

    liamadb

    democracia.

    3)

    creo

    necesaria

    ra

    unión

    de-homóres¿aú;"r,

    responsabres,

    honrados

    gglslgo

    mismos,

    leales

    a unos

    principio's

    que

    partien¿o

    Oef ñnOn

    Siñ

    Dtos,

    sean

    capaces

    de

    desarrorar

    urio-'i

    piiñó¡ó¡o"

    ióáórá¡br,';ñ;:

    tivo-s,

    tradicionaristas

    y

    a

    mayor

    abundamiento,

    MEJoR

    ,i

    J;'cÁñirs-

    TAS,

    4)

    .Ejercita.r

    capacidad,

    responsabilidad,

    honradez

    conmrgo

    mismo,

    lealtad

    (como

    siempre)

    a ros

    principios

    carri¡tas,

    esforzarme

    en

    er

    desarroilo

    de

    su-

    condición

    societaria,

    corporativa

    y

    Tradicionarista.

    Hacerro

    ToDb

    coN

    Dtos

    5)

    Que

    demo.srraran

    que

    :on

    CAHLTSTÁS_(Cosa

    difícil

    de

    ser).

    eue estu-

    diaran,

    anatizaran

    y

    conteccionaran,

    ENThE

    Íóóóé,;;

    Éüñññií_

    tico

    con

    TODO

    EL

    CARISMA

    que

    son

    ""p"-""

    o"

    proporctonar

    nuestros

    PRINC|P|OS.

    Casi

    nadie

    at

    aparato

    ¡ruÁbÁ-Slr.¡

    olOSl

    FERNANDO

    TODA

    GARCIA

    1)

    A

    part¡r

    der

    fin

    de ra

    Dictadura,

    que

    tanto

    daño

    hizo

    ar

    carrismo,

    se vivió

    unos

    momentos

    esperanzadores,

    pero

    enseguida

    ta

    situacién

    füñ¡dil;

    egenerando

    y

    el

    régimen

    de

    sanas

    l¡bertaÉés

    que

    se

    esperaba

    se

    ha

    transformado

    en ribertinaje

    e inseguridad,

    con

    ienoencia

    a

    socavar

    todo

    el

    fundamento

    cristiano.que

    pervivía

    en la

    sociedad

    española y

    en

    el

    as-

    ^.

    p_ecto

    económico perjudicar

    o destruir

    ra

    pequeña

    y

    mediana'empresa.

    2)

    creo

    que

    er carrismo

    puede

    tener

    espacio pórítico

    ói

    se

    dan

    tas

    siiuien-

    tes

    circunstancias:

    -Unidad

    del

    Carlismo.

    -Adaptar

    sus

    principios

    a las

    circunstancias

    actuales.

    -Aceptar

    totarmente

    la

    doctrina

    der

    concirio

    Vaticano

    il

    y

    ras

    conse-

    cuenc¡as que de

    él

    se

    derivan.

    3) Sl.

    Sin

    unidad

    no

    hay

    posibitidades.

    4)

    Lo

    que

    mis

    pocas

    posibilidades

    me

    perm¡tan.

    5)

    Que se actualice

    la

    doctrina.

    eue

    se eviten

    las

    "capillitas"

    y

    las

    descon-

    fianzas.

    Que

    se dé

    paso

    a ra

    juventud

    que

    es

    ra

    que

    ha

    oe

    attüár

    e ¡ncru-

    so

    darles

    paso

    en la

    responsabilidad

    de la

    dirección.

    ANTONIO

    DE

    URZAIZ

    GUTIERREZ

    DE

    TERON

    1)

    Desmoralización

    de la

    sociedad y

    en

    sus relaciones.

    La

    clase

    política

    ha

    perdido

    toda

    noción

    de honradez

    asÍ

    como

    sufre

    una

    amnesia

    aguda.

    2)

    como

    abanderado

    der

    pensamiento

    tradicionar

    españor,

    tiene

    rñucho

    que

    decir.

    En

    concreto:

    comprorniso

    católico,

    region'alismo,

    principio

    de

    subsidiariedad,

    autarquia...

    3)

    No

    necesario,

    imprescindible.

    4)

    Todo

    lo

    que

    esté

    al alcance

    de mi

    mano.

    5)

    una

    gran

    dosis

    de torerancia

    y

    comprensión

    hacia

    todas

    ras

    posturas,

    para

    lograr

    la

    discrepancia

    dentro

    de ra

    unidad

    y

    no creando grupúscu-

    los.

    JOSE

    M.'CUSELL

    MALLOL

    1)

    Mal.

    BaJo

    una

    capa

    de

    aparente

    mansedumbre

    y

    modernidad.

    oueden

    ,.. ,.,:

    sps,v,,rv

    rrrqrroeuuilrutE

    y

    iltuueililuao, pueogn

    toeiltttcarse

    innegables

    avances

    de la

    Flevolución.

    .

    trsros

    avances,

    no

    empezaron

    en

    los

    últimos

    años

    más

    recientes.

    Las.

    bases

    de.

    que

    partieron,

    se

    establecieron

    en

    1gg7.

    HOy'

    no

    sóro

    se regisra

    de

    espardas

    a

    Dios,

    sino incruso

    contra

    ra

    Ley

    de

    Dios.

    .

    En

    lo

    sociar,

    aunque

    se

    eruden

    ros

    enfrentamientos

    descarados,

    está

    v¡va

    y

    se fomenta

    la

    rucha

    de

    crases.

    cada

    vez

    es

    mayor

    ra inseguridad

    ciudadana

    y

    son

    constantes

    ros

    actos

    de

    tárrorsmo

    que

    no

    t¡enen

    ra ré-

    plica

    adecuada.

    .

    En

    el orden político,

    bajo las

    apariencias

    de

    ecuan¡m¡dad,

    anidan

    el

    despot¡smo

    y

    er espíritu

    de revancha.

    Además

    de

    un

    notorio

    favorit¡smo,

    se rncu.mplen

    las promesas

    electorales

    con

    todo

    cinismo.

    En

    lo

    econórnico.

    la

    presión

    fiscal

    ha

    baticto

    todos los récords

    imagr-

    nabtes,

    así

    como

    el

    endeudamiento público

    p"ráfét.

    sóro

    un

    cambio

    totar

    de

    criterios

    y

    prantbamientos

    puede

    arumbrar

    una

    solución,

    no

    exenta

    de

    sacrificios.

    '

    2)

    Sí.

    El

    Carlismo

    es

    la

    ú.nica

    fuerza

    que

    constituye

    un

    valladar

    contra

    el

    avance

    de la

    Flevolución.

    .Y

    es

    así

    porque

    las

    tá.cticas

    de

    los

    partidos

    con

    ettquetas

    de

    conser-

    vadores,

    democráticos.y

    riberares,

    partén

    de ra

    tesis

    revolucionarias

    me-

    nos

    avanzadas,

    pero

    hijas

    de

    la

    Revolución

    al fin,

    y

    er

    progáina

    á;ii;;-

    lismo,

    es

    el

    establecimiento

    del

    orden

    social

    cristiano.

    3)

    Sí.

    Para

    ofrecer

    a ros

    españores

    ra

    sorución que

    ras

    Españas

    necesitan,

    l?V

    9y"

    hacerto

    partiendo,

    de

    una

    Unidad

    Doctr¡ná,

    ;";

    ú;,dJ;"

    Disciplina,

    y

    de

    una

    Unidad

    de

    Acción.

    4)

    Todo.

    Sin

    renunciar

    a ninguno

    de

    los

    principios.

    Llevamos

    tiempo

    aportando

    cuanto

    está

    a

    nuestro

    alcance para

    la

    preparación

    de

    este

    próximo

    Congreso

    del

    que

    ha

    de

    partir

    iá i""6nqr¡r-_

    ta

    social

    y

    política

    de la

    patria.

    5)

    Generosidad.

    La

    misma que

    tuvieron

    ros

    carristas

    ar ir

    a

    ra

    cruzada

    o

    ar martirio.

    E -OY

    LANDALUCE

    1)

    Social y políticamente

    no

    veo

    solución,

    sino

    camino

    a la

    ruina

    y

    a

    una

    situación

    irremediabre

    de inestabiridad.

    La intervención

    der

    Estácío

    ro

    económico

    corno

    en ros

    demás

    aspectos

    de ra

    vida

    es incontestabre.

    n¡ol

    ral

    y

    religiosamente

    deduzco

    se

    siguen

    unas

    consignas

    de

    ra

    Revorución

    con

    toda

    fidelidad.

    2)

    existe

    espacio

    porítico,

    pero

    visto

    desde

    una

    óptica

    diametrarmente

    orsanla'

    renernos

    en frente

    con toda

    su

    porencia

    ar riberarismo

    en

    sus

    ra-

    mas

    políticas

    y

    económicas y

    ar

    socialiimo,

    que

    con

    una

    careta

    de

    so-

    cial-democracia

    avanza

    inexorable

    por

    ros prebios

    de ra intervenc¡on

    éi-

    tatar.

    Er carrismo

    debe

    mostrar

    su autenticiüa¿

    ranzándáse

    á r" ;ü;

    ñrr-

    t¡ca

    mostrándose

    como

    rearmente

    es,

    ant¡tét¡co

    a

    esos

    s¡stemas.

    Los

    Cuerpos

    Sociales

    naturales,

    los

    Fuero's

    a todás

    las

    R;gio;;;

    i

    Mrnñ;

    p¡os

    y

    la

    justicia

    social

    potenciada

    desde

    esos

    Cuerpos

    jo"¡"teí

    árt¿.,ti

    ca representación

    y

    única verdadera

    democrac¡a.

    3)

    La unidad

    del

    Carlismo

    es imprescindible,

    pero

    sin imposición

    a los

    oru_

    pos.

    ldentidad

    en la

    doctrina,

    una

    autorídad'prestigiosá

    áir¡oá

    vl"

    ,iüá..

    :,"jl"iq{

    _d", Tq1

    glrpo

    jqto

    e

    ta

    mayor

    coiaboráción

    "on¡*í".

    e"

    p'rá_

    crso

    que

    a

    grupos

    como

    el

    partido

    Carlista

    se les

    demuestie

    que

    el óar_

    lismo

    es

    antitético

    ar

    sociarisrno,

    aún

    con

    ciertas

    coincidenciaó

    soc¡aléÁ.

    Porque

    siendo

    er

    hombre

    ro

    más

    grande,

    es además

    sociar

    por

    ñátri"ié:

    .ze

    y

    en

    el

    Carlismo

    encaja

    de lleno.

    4)

    fraba¡ar

    lo

    más posibre

    d'esde

    er

    propio

    grupo

    y

    en

    ra

    un¡crad.

    considero

    Í:,FIT|11

    importanc¡a

    enconrrar

    a unás

    peréonas

    de verdadero pres_

    rgro

    en

    cuanto

    a

    ortodoxia

    y

    dignidad personar,

    activas y

    ro

    más

    jóv'enes

    posíble,

    para

    que

    desde

    todos

    los

    punios

    se reconozcan

    como

    autoridad

    con

    el mayor

    respeto.

  • 8/17/2019 AC 1986 2º Trimestre.pdf

    6/8

    5)

    Reconocimiento

    explícito

    y

    categórico

    de

    nuestros Principios sintetiza-

    dos

    en

    nuestro

    Lema

    y que

    nuestra actitud sea de

    la máxima responsa-

    bilidad,

    arrinconando

    protagonismos

    demasiado

    frecuentes. Mirada

    es-

    pecial

    a los

    jóvenes

    de

    ambos

    sexos

    y

    mayor

    protagonismo

    a

    la

    mujer

    dentro de

    la

    Causa.

    LUIS

    LUNA

    1)

    Caótica

    pero del cuadro surrealista que

    podrÍa

    pintarse, conv¡ene desta-

    car

    la atonía

    de nuestro

    pueblo, la merma

    de su capacidad

    de reacción,

    su caída

    en la

    masificación, frutos del desencanto,

    de

    la

    falta de

    ilusio-

    nes

    y

    de esperanzas,

    de

    la

    sensación

    de

    impotencia

    ante

    un

    Estado ab-

    sorbente, dirigista

    y

    totalizante,

    manelado hasta

    la

    arbitrariedad

    por

    unos

    políticos profesionales, partid¡stas

    y

    teorizantes, divorciados de

    nuestra

    Sociedad

    y

    de

    sus

    realidades.

    2) Si

    por

    espacio

    político

    se entiende otro

    lugar

    más entre

    los

    partidismos,

    la respuesta es

    NO. Pero

    la

    respuesta es Sl, si

    por

    espacio

    político

    en-

    tendemos un

    campo de

    lucha

    para que

    la Sociedad

    reaccione, recobre

    su

    pulso,

    sus

    ilusiones, sus esperanzas

    y

    desempeñe el

    papel que

    en

    justicia

    le corresponde

    en el orden

    político-social y,

    al mismo tiempo,

    para

    lograr

    que

    el

    Estado

    se

    ajuste

    a su

    verdadero

    fin de órgano cumbre

    de

    la

    Sociedad

    organizada

    y garantizador

    de

    las libertades

    y

    del bien co-

    mún.

    3)

    El Carlismo

    siempre

    ha estado unido,

    porque

    el Carlismo es único

    y

    nunca ha habido dos Carlismos.

    Las

    discrepancias

    han surgido entre

    los

    carlistas,

    pero

    debe salvarse

    en todos

    la

    absoluta buena

    voluntad. Ha

    de

    hablarse más

    propiamente

    de unidad de

    los carlistas

    para

    contestar con

    un

    Sl

    rotundo, puesto

    que

    nuestra unidad

    es

    hoy más

    que

    necesaria, im-

    prescind¡ble

    y

    urgente

    para que

    el

    Carlismo recobre

    la

    plenitud

    de su

    luerza.

    4) Todo lo

    que

    fuera menester

    y

    alcanzaran

    mis fuerzas,

    con

    la

    ayuda de

    _D_iqs.

    Petsonalmente,

    como

    todos, he tenido mis altibalos,

    mis

    optimis-

    mos

    y

    pesimismos,

    pero

    debemos

    enfrentarnos

    al

    momento actual

    con

    t¡n

    "alti"

    esperanzado,

    pidiendo

    fervientemente

    al Sagrado

    Corazón

    nos

    conceda

    a los

    carlistas

    la disposición

    de

    ánimo

    necesaria

    para

    marchar

    unidos

    "siempre p'alante".

    5) La superación

    de

    los formalismos

    discrepantes

    que

    aún

    pe